temas actuales en torno a la tutela cautelar

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http://www.academia.edu/227417/ Temas_actuales_en_torno_a_la_tutela_cautelar Temas actuales en torno a la tutela cautelar Juan José Monroy Palacios Ha sido Profesor de Derecho Procesal de laPontificia Universidad Católica del Perú.Miembro del Instituto Iberoamericano y de laAsociación Internacional de Derecho ProcesalSUMARIO1. Introducción. – 2. La tutela cautelar más allá de la jurisdicción estatal: ideas generales. – 3. La medidacautelar como garantía y la irreparabilidad del daño. – 4. La tutela cautelar según la SUNAT. A propósitode un reciente suceso; a ) Justificación de las medidas cautelares atípicas; b ) El “poder general de cautela”de la SUNAT; c ) Colofón. – 5. Cosa juzgada y estabilidad de las resoluciones cautelares. 1. Introducción Los cuatro trabajos aquí reunidos, junto con otro publicado en la décima tercera ediciónde la Revista Peruana de Derecho Procesal (titulado Las relaciones entre fumus boni iuris y periculum in mora . ¿Interdependencia o subordinación? ), fueron escritos durante losúltimos dos años y forman parte de una empresa mayor que constituye la reelaboraciónde mi tesis de

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http://www.academia.edu/227417/Temas_actuales_en_torno_a_la_tutela_cautelar

Temas actuales en torno a la tutela cautelar

Juan José Monroy Palacios

Ha sido Profesor de Derecho Procesal de laPontificia Universidad Católica del Perú.Miembro del Instituto Iberoamericano y de laAsociación Internacional de Derecho ProcesalSUMARIO1. Introducción. – 2. La tutela cautelar más allá de la jurisdicción estatal: ideas generales. – 3. La medidacautelar como garantía y la irreparabilidad del daño. – 4. La tutela cautelar según la SUNAT. A propósitode un reciente suceso;

a

) Justificación de las medidas cautelares atípicas;

b

) El “poder general de cautela”de la SUNAT;

c

) Colofón. – 5. Cosa juzgada y estabilidad de las resoluciones cautelares.

1. Introducción

Los cuatro trabajos aquí reunidos, junto con otro publicado en la décima tercera ediciónde la

 Revista Peruana de Derecho Procesal 

(titulado

  Las relaciones entre

fumus boni iuris

  y

 periculum in mora

. ¿Interdependencia o subordinación?

),

fueron escritos durante losúltimos dos años y forman parte de una empresa mayor que constituye la reelaboraciónde mi tesis de grado sobre la tutela cautelar sustentada hace poco más de ocho años ydada a conocer a la comunidad jurídica algún tiempo después.Por esa razón, lejos de representar una unidad discursiva, los tópicos quedesarrollaremos a continuación, independientemente del tema en común que loscongrega, abordan cuestiones no necesariamente conexas entre sí. Pese a ello, consideréoportuno reunirlos porque, en buena medida, tocan los aspectos no sólo más actuales,sino quizás más problemáticos alrededor de la tutela cautelar. Aquellos donde doctrina,legislación y jurisprudencia aún no se ponen de acuerdo, pero que resulta necesarioadvertir y comprender, en la medida de lo posible, por ser parte de la realidad cotidianade nuestra justicia civil.Lejos 

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de dar respuestas, buscamos proponer líneas de análisis y de reflexión sobre lostemas aquí planteados. Esperamos que la labor no haya resultado del todo estéril.

2. La tutela cautelar más allá de la jurisdicción estatal: ideas generales

Aún no es claro si el fin del monopolio estatal sobre la tutela cautelar (que seexperimenta desde hace algunos años no sólo en el Perú) supone una evolución o más bien una involución en la materia. En el contexto de la duda planteada cabe recordar,además, que en las primeras décadas del siglo XX los procesalistas alemanes e italianosno se ponían de acuerdo acerca de la “naturaleza” jurisdiccional o administrativa nosólo de la medida cautelar, sino también de la ejecución forzada.Que en los procesos no jurisdiccionales (como en los seguidos ante el INDECOPI o enel marco de un arbitraje) se cometan abusos por medio de las medidas cautelares tal vezno constituya un elemento suficiente para encontrar una respuesta, pues es de sobrasabido que en sede jurisdiccional ocurre lo mismo y, probablemente incluso, en unamayor cantidad de casos.

 

Creo que una primera forma de acercarse eficazmente a la problemática planteada esvariar parcialmente el enfoque tradicional que contrapone a la categoría jurisdicción conla administración o con el arbitraje. Ambos cotejos son errados si no se tiene en cuentaun dato previo: la realidad procesal, el proceso como tal, constituye un fenómeno que puede desarrollarse fuera de los parámetros de la jurisdicción estatal, sea en sede puramente administrativa, arbitral o, incluso, internacional.Este dato aparentemente inocuo posee un elevado valor sistemático:

a

) en el plano procesal constitucional permite advertir que fuera de la jurisdicción, y conlas necesarias adaptaciones propias de cada contexto, también existen procesos(arbitraje y procedimientos administrativos) que para ser válidos deben estar provistosde las garantías constitucionales del debido proceso o, dicho en otras palabras, en ellosdeben considerarse plenamente vigentes los derechos y principios que dan contenido alderecho a la tutela procesal efectiva, bajo pena que su validez o, peor aún, suconstitucionalidad sea cuestionada. De tal forma, derechos como el de defensa, a la prueba o a una decisión motivada o principios como el de igualdad procesal o el decontradictorio tienen pleno vigor en el proceso, siendo irrelevante que éste se desarrolleen sede jurisdiccional.

b

) en el plano intraprocesal su valor no es menos importante porque permite apreciar,descartando inaceptables prejuicios conceptuales, que muchas categorías quetradicionalmente pertenecieron al proceso jurisdiccional pueden utilizarse fuera de aquélcomo el caso de los principios de instrumentalidad de las formas, de fungibilidad de lasimpugnaciones o el recurso a la tutela cautelar. A este respecto, si resulta fácilmenteconstatable que, al igual que en el proceso judicial, durante la tramitación de un procesoarbitral o administrativo existe el peligro que la decisión favorable a una de las partes setorne ineficaz, entonces debemos reconocer que no hay motivo para negar la posibilidadque en este contexto se dicten medidas cautelares.Hoy por hoy, entonces, debe admitirse que la universalidad alcanzada por el

 proceso

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noestuvo acompañada de una expansión de la

  jurisdicción estatal 

(éste es un giro a loescrito en mi monografía ocho años atrás). Otros fenómenos se han añadido o parcialmente se han superpuesto a ésta, limitando su campo de acción sin que por ello el proceso, entendido como la mejor herramienta que el hombre ha creado para solucionar sus diferencias, haya perdido (más bien ha ganado) valor. Ello puede constatarse no sóloen la administración y en el plano privado (arbitraje), sino con la irrupción y potenciación, en las últimas décadas, de las jurisdicciones internacionales, sobre todo enmateria comercial y, más aún, en la penal.De esta manera, admitidos tanto el retroceso de la jurisdicción estatal como launiversalidad del proceso (fenómenos de escala mundial y muy recientes), creo que el punto no está tanto en preguntarse sobre la legitimidad de la medida cautelar en sedeadministrativa (SUNAT, INDECOPI, etc.) o arbitral, sino más bien en identificar loslímites y adaptaciones que resultan necesarias para que aquel instituto se desarrolleválida y eficazmente en procesos con estructura y función diversa a aquél para el cualestuvo originalmente destinado: el proceso jurisdiccional.Así, por citar un par de ejemplos, el tema no es si la SUNAT puede dictar una medidacautelar de oficio, sino cuáles son los límites de ese poder o si, sabiendo que ella es juez

 

y parte en sus procedimientos (al menos en primer grado), es razonable que posea un poder que le permita disponer medidas cautelares más allá de las expresamente previstas por la ley. Por su parte, en el plano arbitral, la cuestión no es saber si el árbitro puede ono disponer una medida cautelar, sino entender con claridad que si bien la puedeconceder, jamás podrá encargarse de su ejecución (límite infranqueable) porque carecede poder para ello (entre otras razones, porque un árbitro no puede desplegar poderesque no le han sido concedidos por las partes y… como éstas no puede trabarsecautelares entre sí…).Para proteger su autonomía, muchas veces, los especialistas en procedimientosadministrativos y, más aún, en arbitraje han dicho, a veces con gran impericiaconceptual, que las reglas propias del proceso jurisdiccional no pueden aplicarse arajatabla en otras sedes. Esto es sustancialmente correcto. El problema es que, en lainmensa mayoría de casos, cuando se afirma aquello se aprecia sólo una cara de lamoneda. Sin embargo, ¿qué hay del poco conocimiento que muchas veces estosespecialistas poseen de los principios que gobiernan el proceso jurisdiccional? Advertir la universalización del proceso acaecida en las últimas décadas, al menos en la cultura jurídica occidental, pasa también por reconocer, necesariamente, que:

mientras loscultores de procesos no jurisdiccionales sigan mirando con desdén a la teoría general del proceso, sus conocimientos sobre sus propias materias estarán condenados a ser exiguos, meramente pragmáticos, casi casi de sentido común, ajenos a  todaconsideración científica

. Observemos, si no, los masivos, cuando no fastuosos, eventosque suelen celebrarse en el Perú sobre arbitraje: los expositores, en su gran mayoría,vienen a contar su experiencia acumulada en otras latitudes, sea como árbitros o comoabogados de parte… escasean los juristas… es como si a un Congreso Mundial deCocinas Eléctricas se convocara sólo a los 

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cocineros y a los comensales, dejando delado a los ingenieros que, sospecho, tienen algo tan o más trascendente qué decir.Por ello,

tan importante como advertir que los jueces no deben desnaturalizar los procesos ajenos a  la  jurisdicción estatal con categorías prestadas irreflexivamente deésta, es que  los cultores de aquellas disciplinas paralelas a  la experiencia jurisdiccional, pero hermanadas a ésta por el proceso, no hagan suyas  formas deactuación propias de  la  jurisdicción, sin antes  realizar una  labor de adecuacióninterpretativa

. Esta práctica, tan común como errada, suele concretarse (por razones deconveniencia, ignorancia, crisis de identidad o la que fuere) a través de normas o prácticas cotidianas: en realidad, el mismo efecto deformante produce una preclusióntotal e irrestricta en sede arbitral como un poder cautelar genérico en sedeadministrativa. En ambos casos el proceso se estropea; difícilmente alcanzará sufinalidad precipua: solucionar una controversia con justicia.Hoy más que nunca resulta importante valorar, en su adecuada dimensión, la teoríageneral del proceso; entender su carácter transgresivo, sustancialmenteinterdisciplinario, pues ya no sólo está adscrito al plano trascendental, peroconceptualmente estrecho de la jurisdicción estatal. De lo contrario, en el futuroinmediato, seguiremos siendo testigos de procesos no jurisdiccionales hechos de injertosque, a diferencia del personaje de Mary Shelley, resultan altamente nocivos para losciudadanos.