teología de la liberación: camilo torres. latinoamérica: cuadernos de la cultura latinoamericana...

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LATINOAMERICA CUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA 57 SAMUEL SILVA GOTAY TEOLOGIA DE LA LIBERACION LATINOAMERICANA:  CAMILO TORRES UNAM COORDINACION DE HUMANIDADES CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS/ Facultad de Filosofía y Letras UNION DE UNIVERSIDADES DE AMERICA LATINA

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http://hdl.handle.net/10391/3001 Samuel Silva Gotay (1935), sociólogo puertorriqueño, profesor de Sociología y Cultura en la Universidad de Puerto Rico; miembro del Centro de Estudios del Caribe en la misma Universidad. Tiene varios trabajos sobre las relaciones de la Iglesia con la sociedad Latinoamericana. Entre ellos se cuenta el titulado El Apóstol y la Iglesia y la pobreza en Puerto Rico: Una interpretación histórico-social. Conoce, ampliamente, la discutida Teología de la Liberación que surge en Latinoamérica, a partir de la reunión del Celam en Medellín, Colombia. Publica una Bibliografía mínima de la Teología de la Liberación. Ingresa al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM donde prepara y presenta la tesis de doctorado en 1977 que titula El desarrollo del pensamiento Cristiano marxista de la Iglesia Católica Latinoamericana de 1960 en adelante. Como miembro del Seminario de Historia de las Ideas en Latinoamérica del citado Centro de Estudios, publica en 1972 en el Anuario Latinoamérica, que es órgano del Centro el trabajo que llevó el título de Teoría de la Revolución de Camilo Torres: su contexto y sus consecuencias continentales, que aquí publicamos en su casi totalidad. Al terminar sus estudios, y para preparar la tesis citada, Silva Gotay recorre la totalidad de los países Latinoamericanos estudiando todas las expresiones de esa teología, o teoría de liberación latinoamericana.

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  • LATINOAMERICACUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA

    57SAMUEL SILVA GOTAY

    TEOLOGIA DE LA LIBERACION LATINOAMERICANA:

    CAMILO TORRES

    UNAM

    COORDINACION DE HUMANIDADES CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAM ERICANOS/ Facultad de Filosofa y Letras UNION DE UNIVERSIDADES DE AMERICA LATINA

  • SAMUEL SILVA GOTAY TEOLOGIA DE LA LIBERACION

    LATINOAMERICANA: CAMILO TORRES

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    COORDINACIN DE HUMANIDADES

    CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

    Facultad de Filosofa y Letras

    UNIN DE UNIVERSIDADES DE AMRICA LATINA

  • Samuel Silva Gotay (1935), socilogo puertorriqueo, profesor de Sociologa y Cultura en la Universidad de Puerto Rico; miembro del Centro de Estudios del Caribe en la misma Universidad. Tiene varios trabajos sobre las relaciones de la Iglesia con la sociedad Latinoamericana. Entre ellos se cuenta el titulado El Apstol y la Iglesia y la pobreza en Puerto Rico: Una interpretacin histrico-social. Conoce, ampliamente, la discutida Teologa de la Liberacin que surge en Latinoamrica, a partir de la reunin del Celam en Medelln, Colombia. Publica una Bibliografa mnima de la Teologa de la Liberacin.

    Ingresa al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM donde prepara y presenta la tesis de doctorado en 1977 que titula El desarrollo del pensamiento Cristiano marxista de la Iglesia Catlica Latinoamericana de 1960 en adelante. Como miembro del Seminario de Historia de las Ideas en Latinoamrica del citado Centro de Estudios, publica en 1972 en el Anuario Latinoamrica, que es rgano del Centro el trabajo que llev el ttulo de Teora de la Revolucin de Camilo Torres: su contexto y sus consecuencias continentales, que aqu publicamos en su casi totalidad. Al terminar sus estudios, y para preparar la tesis citada, Silva Gotay recorre la totalidad de los pases Latinoamericanos estudiando todas las expresiones de esa teologa, o teora de liberacin latinoamericana.

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  • TEOLOGIA DE LA LIBERACIN LATINOAMERICANA:

    CAMILO TORRES

    Samuel Silva Gotay

    La Iglesia Catlica en Amrica Latina constituye una tercera parte de los catlicos del mundo y en los prximos treinta aos constituir la mitad del total de los catlicos del globo. Este dato, lleva al socilogo colombiano, Germn Guzmn a concluir que en las circunstancias actuales de Amrica Latina, la fuerza mayor para enfrentar cualquier forma de imperialismo y neocolonialismo externo o interno est en la Iglesia Catlica. Esta posibilidad, desde luego, va condicionada a que ocurran cambios radicales en esa institucin social.

    El desarrollo de los camilistas en Amrica Latina es una seal que apunta a la posibilidad de esos cambios.

    A pesar de la importancia de la Iglesia como factor social que opera en la dinmica de las sociedades de Amrica Latina, ha sido poco estudiada por nuestros historiadores y cientficos sociales. El propsito de este ensayo (que es parte de un estudio sobre estos desarrollos en la dcada de 1960) es examinar el contexto en que se dan las ideas del sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo, analizar su teora y su teologa de la revolucin para entender sus consecuencias continentales, y examinar algunas de las preguntas que plantea este fenmeno a la historia y la sociologa de la religin.

    I. SU CONTEXTO

    La Iglesia y las clases dominantes

    La Iglesia Catlica en Amrica Latina ha sido estudiada generalmente desde el punto de vista de una de las instituciones que cumple la funcin de guardin de la estabilidad social y poltica en beneficio de las clases dominantes, a cambio de lo cual recibe la proteccin de sus privilegios. Loyd Mecham en su prestigiosa obra, Church and State in Latin America, recuenta no menos de 36 ocasiones en que la Iglesia organiz, financi, provoc, influenci y apoy golpes de Estado a gobiernos liberales. Durante el desarrollo colonial y mientras dur el viejo rgimen, la Iglesia fue

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  • considerada con el departamento de asuntos religiosos del Estado a causa del Patronato Real que pona en manos del rey ms poderes administrativos sobre la Iglesia colonial, que los que tena el sumo pontfice sobre ella. Esa relacin implicaba a su vez, una fidelidad y defensa al Estado y al sistema por parte de la Iglesia.

    Con el cambio producido en el sistema sociocultural cuando el advenimiento del liberalismo, la Iglesia fue despojada de su poder poltico (y en algunos casos econmico) por su alianza con los regmenes conservadores. Eventualmente, la Iglesia se reconcili con las libertades econmicas y polticas del liberalismo (lo cual la llev a recobrar algunos de sus poderes), para comenzar de nuevo en nuestro siglo con otro conflicto con el advenimiento de otro sistema socioeconmico: el socialismo.

    Sin embargo las condiciones de cambio social en el mundo, la crisis de la cultura y la revolucin social han llevado esta vez el conflicto al seno mismo de la Iglesia, y sta ya no puede presentar un frente tan unido como lo present en el siglo xix en Amrica Latina a partir de las guerras de la independencia. Si echamos un vistazo a esta situacin de crisis y cambio social veremos cmo estos factores inciden sobre el conflicto interno en la Iglesia revelndonos el surgimiento de otro clero jugando una funcin social contradictoria a la que juega la Iglesia (religin institucional) y en apoyo de los intereses de otra clase social. Ese nuevo clero juega el papel de agente de cambio y de apoyo a los intereses de la clase baja y grupos marginales.

    La crisis de la cultura

    Nuestro siglo presente est marcado por dos revoluciones fundamentales, la revolucin tecnolgica que ha llevado al hombre a la Luna y la revolucin de los pueblos coloniales y las minoras oprimidas. Estas dos revoluciones revelan la naturaleza de la crisis de nuestra cultura en el sentido de un mundo que muere para dar a luz a otro que apenas ha perfilado su contorno.

    Esta crisis va caracterizada por el proceso de secularizacin y por la rapidez de los cambios sociales.

    El proceso de secularizacin

    A pesar de que desde el siglo xix el hombre va descubriendo con fuerza y reafirmando la historicidad de los conceptos y de los valores y creencias, que ese hombre ha

  • ba sacralizado y crea eternos o determinados por una ley natural, no es sino hasta nuestro siglo que las consecuencias de ver el mundo y la cultura como creacin del hombre se agolpan y se precipitan en un proceso de desacralizacin que anuncia que el hombre religioso ha descubierto que Dios le ha hecho completamente autnomo y responsable de s mismo y de su historia. El hombre de mediados del siglo xx ya no puede justificar las condiciones socioeconmicas y la estructura poltica alegando la existencia de una ley natural, porque la sociologa le ha explicado la naturaleza de la formacin de las ideologas y de las convenciones sociales; las normas, instituciones y valores que el hombre haba sacralizado como absolutos y universales ya han sido secularizados. Ya ninguna ley, estructura social, o sistema econmico puede considerarse como ordenado por Dios o como revelado, sino producto del quehacer poltico y social de los hombres.

    Los rpidos cambios sociales

    La otra caracterstica de la crisis de nuestra cultura la constituye la rapidez de los cambios. El conocimiento se duplica ya en periodos tan cortos que a veces no pasan de cinco aos, mientras que antes fue proceso de siglos; la tecnologa, la moral, las concepciones teolgicas, los procesos econmicos, la cultura material manufacturada (edificaciones, mquinas, la ciudad), las tcnicas educativas, las tareas especializadas, las profesiones y aun las comunidades, estn sujetas a cambios tan rpidos en los ltimos aos que hace imposible al hombre mantener un conocimiento tal de su mundo como para reclamar ser una autoridad. En un mundo permanente, los ms viejos constituyen la autoridad porque tienen ms conocimiento y dominio de la realidad, pero en un mundo cambiante, las autoridades tradicionales pierden su valor y su relevancia. En este mundo no hay autoridad, excepto la que los hombres reconocen. En nuestro siglo la autoridad ha muerto.

    Junto con esto y en parte como consecuencia de ello, ocurre una tendencia que (a falta de otro nombre) llamaremos tendencia a la democratizacin, en la cual, la participacin de la persona en los sucesos que afectan su vida comienza a afirmarse porque las autoridades al estilo de antes no son posibles ya. Cada hombre tiene que decidir lo que le conviene. El hombre comn tiene opiniones, un mnimo de educacin y escucha la radio y la televisin. Este hombre sabe que muchas de las verdades son relati

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  • vas y no absolutas; vengan del papa o del rector de un claustro. El aconsejar paternalista de antes es sustituido por el counceling indirecto, la conferencia autorizada por el seminario de participacin y los sermones dogmticos por los grupos de estudio. Esa participacin del hombre que de pronto se descubre como responsable de las fuerzas del destino, es inherente al proceso de secularizacin que nos ha ido dando a la luz ese nuevo mundo que nace.

    Cuando los elementos de la cultura tales como la moral, la costumbre, la comunidad, los trabajos y otros no son lo suficientemente permanentes como para realizar la funcin de formar la persona mediante el proceso de socializacin, se hace ms urgente que en ningn otro momento en la historia que la gente joven bregue activamente con su mundo formndolo y definindolo para llenar sus necesidades en lugar de vivirlo en actitud pasiva y de dependencia.

    Esto lo vemos en la fuerte y desesperada bsqueda y forja de una nueva moralidad no slo en los jvenes, en quienes la relatividad de su medio circundante por los rpidos cambios no ha podido imprimir unos patrones normativos de vida, sino aun en los filsofos, telogos y profesionales que formulan concepciones ticas para la brega con problemas humanos.

    Los clrigos de avanzada de Amrica Latina son generalmente personas que han estudiado y se han formado intelectualmente en ese ambiente peculiar de nuestra cultura en crisis. A pesar de que esas caractersticas de la crisis de nuestra cultura no son tan evidentes en las sociedades tradicionales de la mayora de nuestros medios rurales y recientemente urbanizados de Amrica Latina, sin embargo se advierte que el liderato de los clrigos de avanzada y especialmente los llamados rebeldes han tenido una formacin intelectual en los centros urbanos europeos o norteamericanos donde el efecto de la crisis se hace sentir ms y donde ms se reflexiona sobre ella. Todo el ambiente de la cultura del siglo xx hace presin sobre estos hombres, forjndolos en hombres de su siglo,

    Teologa de la revolucin

    Ese clero ha tenido acceso a toda la discusin teolgica sobre la renovacin de la Iglesia que procedi por muchos aos al concilio, particularmente en los seminarios del norte de Europa, en cuyos centros de estudios, la teologa bblica producto de la crtica bblica protestante y juda puso

  • bajo fuego los viejos dogmas escolsticos de la Iglesia, la vieja liturgia latina y las concepciones no cientficas del mundo, del hombre y de la sociedad a lo cual ayudaron grandemente las ramas de la sociologa, la antropologa y la psicologa freudiana.

    As, este clero joven (igual que los que se haban mantenido al tanto de los cambios del mundo y de la teologa) tiene una concepcin diferente sobre la religin, la Iglesia y sobre la misin de la misma, que no es compartida por sus superiores, generalmente de ms edad y producto de las sociedades rurales estables.

    El concilio en sus discusiones se haba hecho eco de esas ideas de avanzada y haba abierto el camino a seguir para una transformacin en el concepto de la Iglesia: la Iglesia como comunidad (el pueblo de Dios en lugar del clero y la jerarqua); la libertad religiosa y libertad de conciencia; reconocimiento del valor de las realidades terrestres; reconocimiento de la corresponsabilidad de los cristianos en la construccin de la comunidad humana.

    Pero lo ms importante haba sido la superacin de la antinomia entre lo temporal y lo eterno. La condena del mundo y lo terrestre, como cosa degenerada frente a lo divino, es superada con la reafirmacin de la creacin como obra de Dios y el reconocimiento de la historia como la arena de la accin de Dios. Con esto viene el reconocimiento de la vida cotidiana, el trabajo y la poltica como medios de servicio a Dios mediante el servicio ai prjimo y, por otro lado, el reconocimiento de la naturaleza histrica de la Iglesia.

    La nueva teologa produce una brecha insalvable entre el nuevo clero y su vieja jerarqua en cuanto al entendimiento de la relacin iglesia-mundo. Mientras la jerarqua est orientada por la funcin histrica que como institucin ha desempeado, la nueva generacin de telogos y estudiantes seminaristas est orientada por la preocupacin de los telogos europeos de la posguerra; por el ambiente cultural de universidades y seminarios invadidos por la cuestin de la revolucin colonial, la revolucin racial, la cuestin universitaria, la guerra de Vietnam y la actitud crtica que domina la cultura juvenil. Pero sobre todo, perturbados por las condiciones de miseria, hambre, enfermedad, desempleo y explotacin que se agudiza en la Amrica Latina a partir del fracaso de las esperanzas puestas en el capitalismo industrializado, y a partir de las nuevas esperanzas presentadas por la Revolucin Cubana. No slo es una generacin en contacto directo con la miseria que surge

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  • de la explotacin sino que, tiene tambin instrumentos conceptuales para entenderla e, interpretarla. Conocen el desarrollismo de Lebret y el dilogo cristiano-marxista estimulado por M anuel Mounier en Francia. Esto, los hace diferentes al clero que por muchos aos haba educado la Iglesia.

    Las condiciones econmicas de Amrica Latina en la dcada de 1960-1970

    Para el comienzo de la dcada de 1970 los signos de fatiga de la sustitucin de importaciones, que haba determinado la historia de las tres dcadas anteriores, apuntaba que sta ya haba llegado a su agotamiento. Con la crisis de la depresin del 30 las economas de Amrica Latina que tenan infraestructuras desarrolladas, haban hecho el intento de industrializacin, transfiriendo sus esfuerzos de la inestable produccin primaria a la produccin industrial. El Estado tom una funcin de dirigente controlando la poltica fiscal, fomentando, distribuyendo y arbitrando. Los pases donde el enclave extranjero, no haba permitido el desarrollo de una burguesa nacional, de acumulacin de capital, ni de una infraestructura administrativa, no pudieron hacer esos intentos despus de la Segunda Guerra Mundial y vivieron esos aos bajo dictadores al servicio de la hegemona extranjera que explotaba sus recursos.

    El liberalismo econmico puro haba fracasado en Amrica Latina. El Estado adquiri una funcin econmica con los modelos populistas y con los reformistas llamados demcratas de izquierda. Surgi una clase obrera que pugnaba por participar en decisiones polticas y mejores beneficios. Avalanchas de campesinos invadieron las ciudades creando arrabales que llevaron el desequilibrio social a su mximo; creando situaciones crticas por la falta de facilidades y sus consecuentes problemas de salud, vivienda, desempleo, delincuencia, presiones polticas e inestabilidad. El desequilibrio de la infraestructura urbana afectaba an a la clase media y a la industria. Los gobiernos populistas hicieron esfuerzos distributivos para la incorporacin de las nuevas clases, pero resultaban en medidas inflacionarias y contradictorias a las necesidades de concentracin de capital en una industrializacin que haba agotado su mercado y que exiga el control de las presiones de las clases populares. Pero las clases populares no podan esperar. Especialmente la infraclase de marginados y los que componan el subempleo. La mortalidad, el hambre en algunas

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  • regiones, la enfermedad, el hacinamiento y el contraste cada vez ms grande con los que tienen, contraste que la diseminacin de los medios de comunicacin haca ms evidente y desafiante la explotacin del campesinado que ya no se sostena en los campos; llevado todo a proporciones insoportables por la alta tasa de crecimiento poblacional, haca la situacin muy dolorosa y difcil para que estas clases esperaran.

    El imperialismo norteamericano, que haba comenzado a fortalecer los vnculos de dependencia de esas economas perifricas mediante medidas de inyecciones de capital y ayuda econmica, iba a exigir garantas de estabilidad (contra las presiones populares) a esos gobiernos, los cuales controlara usando la OEA como instrumento de control.

    El desarrollismo advertir que esas economas no se salvarn con medidas keynesianas porque son economas perifricas condenadas a ser sacrificadas para la supervivencia de las economas centrales del mercado mundial que controla su propio ritmo de produccin, precios, sistemas de comercializacin, etctera, por lo cual slo una transformacin integral podra crear el equilibrio necesario. Con qu recursos? Ahorro nacional? De dnde? Inversin extranjera? A qu precio? Todo qued en magnficos diagnsticos (lo cual era magnfica contribucin pero no resolva el problema). El mismo curso sigui la posibilidad de reforma agraria para la modernizacin de la produccin, para absorber la mano de obra, para expandir el mercado interno, y para aliviar las tensiones sociopolticas. El poder explotador sobre indios y campesinos era absoluto. Las dificultades polticas de la modernizacin superaban las dificultades tcnicas. La burguesa nacional y por ende los sectores polticos poderosos estaban ntimamente ligados a la oligarqua tradicional. Imposible renovar el sector rural pacficamente.

    En esa situacin surge Cuba como una opcin para la Amrica Latina, Significa independencia de los Estados Unidos, reforma agraria, reforma urbana, alfabetizacin y poltica distributivas con medidas hacia la industrializacin. La teora del foco guerrillero como vanguardia de la revolucin con el campesinado como pueblo, es la revolucin que va enmarcada en un marxismo flexible y nativo, que no necesita que las condiciones objetivas estn maduras ni que ocurra una revolucin burguesa (que de todos modos esas economas perifricas coloniales no generarn).

    Esta perspectiva revolucionaria que ensalza la imagen del guerrillero como reformador social moralizante y como ex

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  • presin del hombre nuevo desenajenado, es la revolucin esperada y por eso impacta poderosamente a la Amrica Latina con el signo de la esperanza definitiva.

    Esa esperanza crea una atmsfera en los pueblos que viven esas condiciones descritas y los sacerdotes de formacin europea impactados por la naturaleza de los tiempos segn se refleja en la cultura, la teologa y la tica social, van a vincularse a la revolucin por motivos religiosos pero aceptando la revolucin en sus propios trminos.

    La Iglesia y las clases explotadas

    Una mutacin surge en el sacerdocio latinoamericano como resultado de esas condiciones del mundo en que vive, surgen: Camilo Torres, Francisco Lage, Carlos Zaffaroni, el padre Allaz, Jordan Bishop, Helder Cmara, los sacerdotes para el Tercer Mundo, la Iglesia joven de Chile, los curas del Golconda en Colombia, y otros sacerdotes en Uruguay, Argentina, Bolivia, Per, Guatemala, Repblica Dominicana, Cuba y Puerto Rico.

    Sociolgicamente este clero llena una funcin opuesta a la de mantener la estabilidad poltica y social. Son agentes de cambio al servicio de una clase social diferente a la que la Iglesia como institucin social ha estado sirviendo polticamente. Aqu advertimos que la religin institucionalizada y la religin como movimiento ideolgico-evanglico realizan dos funciones sociales contradictorios que sirven a dos clases sociales opuestas en sus intereses. Esta contradiccin se agudiza en pocas de crisis econmicas y cultural. Los estudios sociolgicos sobre las sectas mesinicas y subversivas nos indican que ponen en juego la seguridad que ofrecen la funcionalidad de la cultura y de la vida comunal.

    La caracterstica fundamental de las sectas en su relacin de antagonismo con el mundo oficial, con las instituciones religiosas oficiales, con las autoridades eclesisticas y con la moral pblica y la tica del clero oficial. Este antagonismo se traduce en su visin apocalptica de la destruccin del mundo corrompido, de la inminente salvacin de los pobres y puros que no se han contaminado con el mundo y en el rechazo de las costumbres y las instituciones aceptadas por las clases superiores que las dirigen. Hasta ahora en la mayora de las sectas, como dice Williams en su estudio de las sectas en Chile y Brasil, ese antagonismo que se manifiesta en un rechazo del mundo y la inversin de los valores de la moral oficial, constituyen una subversin del orden tradicional en el lenguaje del

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  • simbolismo religioso, subversin que resulta en la inutilizacin de la accin poltica real. Si es cierto que constituyen una rebelin contra la injusticia del orden material o imperante, no pasa de ser una rebelin simblica. En ese sentido constituyen rebeliones enajenadas.

    Aunque estos grupos camilistas no responden en todas sus caractersticas a la tipologa de secta, como la conocemos en la sociologa de la religin, sin embargo, s encontramos en los camilistas esa caracterstica fundamental de la rebelin contra el orden socioeconmico y religioso imperante y en favor de esos grupos marginados, pero con la diferencia, que la rebelin de los camilistas no es simblica, sino que es poltica. La rebelin de los camilistas contra el sistema de explotacin no toma el carcter simblico de la apocalptica destruccin del mundo ni de la salvacin celestial como consuelo a los explotados, sino que toma el carcter revolucionario de los movimientos hussitas y de los movimientos campesinos alemanes del siglo diecisis. El cami- lismo es un movimiento que lucha por la salvacin del hombre mediante la promocin de la revolucin socialista, aunque la revolucin no agota la lucha por el nuevo hombre.

    Qu condiciones determinan que la religin sirva de opio de las masas y qu condiciones determinan que la religin sirva de ideologa? No sabemos an. La bsqueda de la contestacin a esa pregunta es an muy nueva. Camilo Torres Restrepo y los camilistas sern a largo plazo parte de esa contestacin. Por eso la importancia del continuo estudio de estos grupos.

    II. TEORIA Y TEOLOGIA DE LA REVOLUCIN EN CAMILO TORRES RESTREPO

    Introduccin, los das de Camilo

    El pensamiento de Camilo Torres es la expresin peculiar de las condiciones existentes en Colombia, expresin que es estimulada por la naturaleza de los tiempos. Su pensamiento es el grito del pueblo que sufri la matanza de los dos mil obreros y sus familias asesinadas en el 1928 por la oligarqua y la pseudoburguesa que les cerr su entrada al sistema social y econmico; es la expresin articulada del pueblo frustrado que ve morir sus esperanzas en el asesinato de Gaetn; es el clamor de los 300 000 colombianos muertos en la matanza de la dcada del 50 30 000 por ao, dos mil quinientos por mes, ochenta y tres diarios,

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  • cuatro cada hora ; es la amenaza de los miles de campesinos que tienen que arrancar la supervivencia del minifundio, mientras un puado de familias poseen el 64 por ciento de la superficie agrcola, la misma que se adue del Banco de la Repblica en 1951 para emitir su moneda y decidir su ms conveniente poltica monetaria; es el gemido de los trescientos mil nios que mueren anualmente de hambre y miseria; es el arma de los pequeos agricultores de la monoproduccin del caf, explotados por los comerciantes colombianos y norteamericanos; es el fusil de los campesinos asesinados diariamente en la meseta y en los bosques por el ejrcito a sueldo de liberales y conservadores que han cerrado el sistema a la participacin de los obreros, campesinos y marginados. Es la respuesta de la violencia revolucionaria a la violencia institucional. Pero tambin es el acto de libertad de un hombre que toma sobre s la explotacin de su pueblo y ofrenda su propia vida.

    Con la intervencin militar de 1964 en Brasil, cambia el foco de la Iglesia rebelde a Colombia, donde ya el padre Camilo Torres, capelln universitario y socilogo interesado en el desarrollo comunal y la Reforma Agraria, ha comenzado a entrar en conflictos con su jerarqua por sus intentos de unificar el pueblo colombiano en un Frente Unido para tomar el poder y lograr cambios radicales en las estructuras sociales y econmicas.

    Ya para 1964 Camilo escribe:

    Los progresistas somos muy inteligentes. Hablamos muy bien. Tenemos popularidad. Pero, la reaccin mueve uno de sus poderosos dedos y nos paraliza. No podemos seguir sin organizacin y sin armas iguales, por lo menos. Ya hablaremos de todo esto.

    En diciembre, conversa con su grupo sobre la obligacin del revolucionario y sobre su ingreso a las guerrillas.

    A principios del ao 65, cuando le ha fallado el proyecto para publicar una serie de estudios sobre Colombia, redacta la plataforma de Frente Unido en la que dice que en vista de que una minora es la que toma las decisiones fundamentales del pas contra la mayora, y que en vista de que aqullos no han de afectar sus intereses ni los extranjeros, es necesario que las mayoras tomen el poder para hacer los cambios necesarios para el desarrollo econmicosocial, y procede a llamar a una unidad que sustituir los desprestigiados partidos polticos. La Plataforma del Frente Unido

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  • del Pueblo Colombiano contena los siguientes objetivos:

    una reforma agraria sin indemnizacin reforma urbana que dara las residencias en propiedad

    a los que las viven planificacin obligatoria de inversin pblica y privada impuestos progresivos sobre la renta; no habr insti

    tuciones exentas nacionalizacin de bancos, compaas de seguros, hos

    pitales, centros de fabricacin de medicinas, trasportes pblicos, radio y televisin, y explotacin de recursos naturales

    relaciones internacionales independientes con todos los pueblos

    seguridad social y salud pblica garantizadas; el personal mdico funcionar en calidad de empleados pblicos

    sanciones para los padres de nios abandonados (miles en Bogot)

    presupuesto adecuado a fuerzas armadas y defensa de la soberana nacional a cargo de todo el pueblo

    igualdad poltica para la mujer

    En marzo Camilo ley la Plataforma a un club de la Juventud Conservadora y de aqu se difundi rpida y ampliamente. Durante los motines por causa de la intervencin norteamericana en Santo Domingo que parecieron derrocar al gobierno de Valencia en Colombia, Camilo habl a los estudiantes en su homenaje y los inst a organizarse con armas iguales contra las fuerzas. De aqu en adelante la Plataforma del Frente Unido se extiende como un fuego arrollador y Camilo no descansar visitando campos, y ciudades, sindicatos y universidades en una veloz y urgente carrera por comunicarse con todo el pas. A esto el rgimen responde con una creciente represin.

    En mayo los grupos de oposicin aceptan su plataforma. Durante el verano la jerarqua declara sus actividades incompatibles con el carcter sacerdotal mientras Camilo se encuentra con el Frente de Liberacin Nacional y planean juntos la lucha en las ciudades. Lo haban relevado de las rdenes por peticin suya, cuando Camilo sale a las guerrillas en octubre 18 de ese precipitado ao de 1965. Cuatro meses despus muere en combate.

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  • La motivacin cristiana: teologa de los motivos revolucionarios

    Camilo encuentra la razn de su vida y de su misin revolucionaria en su amor al prjimo. Las veces que menciona su trayectoria biogrfica menciona que primeramente encontr el cristianismo como una forma de vivir el amor al prjimo y luego, al ver su importancia dice que resolvi dedicarse al amor al prjimo completo y por eso se hizo sacerdote, Pero como para ser sincero y verdadero tena que ser eficaz, y por esto vio que era necesario unirlo a la ciencia, y se hizo socilogo. Pero al estudiar sociologa se dio cuenta de que para darle comida a las mayoras no bastaba con la beneficencia del paternalismo. En otras palabras, concluy que la revolucin no solamente es permitida, sino que es obligatoria para los cristianos que vean en ella la nica manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos.

    As fue que lleg a sus lineamientos principales:

    1. El poder para las mayoras sin el cual no hay cambio social.

    2. El rechazo de la va electoral como camino para la toma del poder.

    3. La lucha armada como un mal necesario que impone la burguesa como condicin para la entrega del poder.

    Para l, es el amor cristiano lo que lo induce a dejar el sacerdocio por la revolucin:

    Abandon el sacerdocio por las mismas razones por las cuales me compromet con l. Descubr el cristianismo como una vida totalmente centrada en el amor al prjimo. . . Fue despus de esto cuando comprend que en Colombia no se poda realizar este amor simplemente por la beneficencia, sino que urga un cambio de estructuras polticas, econmicas y sociales que exigan una revolucin a la cual dicho amor estaba ntimamente ligado.. .Esta experiencia personal la teologiza cuando habla en

    La Revolucin, Imperativo Cristiano sobre el apostolado cristiano. El apostolado cristiano consiste en todo aquello que lleve a los dems a tener la vida sobrenatural . . . el resultado ltimo y esencial es invisible ya que es la misma vida sobrenatural. Pero dice que el amor es el ndice externo de la presencia de esa vida sobrenatural. Los me

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  • dios ordinarios (de la teologa catlica) para obtener la vida sobrenatural en ausencia de la caridad. Y cita a I Cor. 13 y Sant. II 15-15 entre otros para fundamentar que fe y rito sin caridad no es indicio de vida sobrenatural, a la vez que cita a Rom. XIII 8. Porque el que ama al prjimo cumple con la ley. De aqu va a pasar en este y muchos otros artculos, al anlisis de las condiciones de opresin y de la imposibilidad de lograr el cambio social sin la toma del poder para la revolucin de las estructuras. Si el cristianismo va a aplicar su amor a la realidad humana, concluye, tiene que ser haciendo la revolucin. En esta conferencia mencionada dice:

    queda muy claro que el cristianismo, en los pases pobres, no solamente puede sino que debe comprometerse con el cambio de estructuras para lograr una mayor planificacin tcnica en favor de las mayoras. Y procede a analizar la colaboracin con los marxistas, en la carta al obispo coadjutor de Bogot le incluye un estudio donde dice

    Esto se llama revolucin, y si es necesario para realizar el amor al prjimo, entonces para un cristiano es necesario ser revolucionario. Y en el reportaje de Gilly en Monthy Review, que Marcha public en Espaol dice: Por eso un poco en broma, pero tambin bastante en serio, me pongo intransigente y le digo a mi gente: el catlico que no es revolucionario y no est con los revolucionarios, est en pecado mortal.

    Esta conviccin la repetir mltiples veces en artculos y discursos.

    En este sentido, Camilo Torres es definitivamente un revolucionario cristiano a pesar de que el anlisis de la situacin, la estrategia y la tctica sean seculares, como analizaremos ms tarde. Camilo es un conservador en su teologa. No ir tan lejos, como otros cristianos radicales han llegado a teologizar sobre la revolucin desde un punto de vista secular humanista aun como motivacin. Su conser- vadurismo teolgico lo vemos en el reportaje de peridico El Tiempo cuando dice: En cuestiones bblicas no soy partidario del libre examen. En cuestiones cientficas soy partidario de la libre discusin basada en la libre investigacin; y la misma actitud se revela con la nitidez con que observa las reglas y el protocolo de obediencia cannica con sus superiores, hasta el momento de romper con ellos y la consideracin que les guarda an despus. Es en el

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  • anlisis de esta caracterstica de Camilo donde se observa con ms claridad lo fuerte y poderoso de su compromiso (su amor) con el pueblo y lo doloroso del rompimiento con la jerarqua.

    La accin secular, y la ciencia sin ideologa

    A pesar de que Camilo considera que el motivo para la participacin del cristiano en la revolucin es una de naturaleza religiosa, considera que la accin de los cristianos en el mundo se da como personas, como ciudadanos del mundo, y no como integrantes de una institucin religiosa. Camilo, al igual que los telogos de avanzada, rechaza el triunfalismo y el integralismo de la Iglesia y mantiene una distincin entre lo que es realmente divino o especficamente cristiano (en cuanto pertenece a Cristo) y las obras de los hombres (resultado de la motivacin del hombre y de su formacin cultural, aun cuando ese hombre sea cristiano ).

    Camilo cita al telogo espaol Jos Mara Gonzlez Ruiz quien explica este cambio en la teologa de la Iglesia que dejar las puertas abiertas para la colaboracin con los marxistas.

    La Iglesia no puede tener la proteccin de instalarse en el mundo como un enclave territorial dotado de autonoma y con los recursos de su propia independencia. La gracia no viene a suplir ni a suplantar las glndulas segregadoras de valores humanos; slo viene a potenciarlos y elevarlos. La Iglesia no ha recibido de Cristo la misin de producir tcnicas, polticas, sociales o culturales. . . Por eso la Iglesia no tiene por qu crear una poltica cristiana, una sociedad cristiana.

    Hablando sobre las soluciones del subdesarrollo, dice:

    Esas soluciones no deben ser cristianas, ni protestantes, ni bautistas, ni materialistas. Esas soluciones deben ser cientficas, eficaces: y la eficacia no tiene ideologa.

    Esta posicin teolgica de Camilo va ligada a su concepcin sobre la relacin entre ciencia e ideologa, como ya vemos despuntar en la cita anterior. Los primeros aos Camilo descubre en la sociologa el camino como antes lo haba descubierto en el sacerdocio y como ms tarde lo va a descubrir en la revolucin. Con esa pasin que lo carac

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  • teriza, predic la objetividad de la ciencia como el camino para encontrar la solucin de los problemas. Aun cuando ya no crea que eso sea suficiente, todava le quedar su concepcin de la objetividad de la ciencia. En un excelente (aunque sencillo) artculo, ataca por un lado la cobarda disfrazada de objetividad de la sociologa empiricista (sin anlisis estructural de los problemas y que escoge problemas insignificantes que no revelan las condiciones politicoeconmicas de la mayora) y por otro lado, ataca la concepcin de los falsos discpulos de Marx (que dicen que la ciencia es inseparable de la ideologa de clase que la produce lo cual implica que en este caso habra necesariamente una sociologa burguesa y otra proletaria sin recordar que ni Marx ni Engels pertenecan a la clase proletaria y que, si se discutiera que ellos son excepcionales, esto cerrara el caso porque precisamente, los cientficos son excepcionales). Dice Camilo:

    Llegar a ser esa excepcin es la base para llegar a ser cientfico. . . excepciones que no se logran sino a base de disciplina y formacin cientfica, a base de valor moral y tica profesional, a base de una autocrtica y del reconocimiento de los propios juicios de valor, para preservarse de ellos en la indagacin objetiva de los hechos. . .

    Son estas dos concepciones, la teologa y la cientfica lo que habilitar a Camilo Torres a trabajar en la colaboracin con los no cristianos y a la unidad en la revolucin por una sociedad socialista.

    Cristianismo y marxismo

    El cristiano y el marxista pueden trabajar juntos por lo que tienen en comn. Camilo entiende que el marxismo adems de ser una filosofa, es tambin una ciencia sobre la sociedad y una tcnica para el desarrollo, y con esto ltimo l est de acuerdo (por lo objetivo que puede ser la ciencia y porque la Iglesia ya no requiere que las soluciones sean cristianas ).

    Dice en su publicacin Frente Unido:

    es necesario definir que esta plataforma tiende al establecimiento de un Estado Socialista, con la condicin de que el socialismo lo entendemos en un sentido ni

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  • camente tcnico y positivo, sin ninguna mezcla con elementos ideolgicos. Se trata de un socialismo prctico y no terico.

    A la pregunta de que si es marxista, Camilo contesta al periodista francs Jean Pierre Sergent:

    El hecho de ser marxista es algo complejo, yo creo que ellos tienen algunas soluciones y algunos puntos de vista que estn exactamente en el dominio de la tcnica econmica, sociolgica y poltica y entonces, si sus puntos de vista son cientficos como son los mos con respecto a la realidad colombiana habr coincidencia en estos dominios que, aunque yo no sea marxista, puedo conciliar.

    Por eso, con respecto a Colombia afirma:

    Yo podra verdaderamente colaborar con los comunistas en Colombia porque creo que entre ellos hay elementos verdaderamente revolucionarios y porque en cuanto son cientficos tienen puntos que coinciden con la labor que yo me propongo. Y como nosotros lanzamos la consigna de que seramos amigos de todos los revolucionarios y enemigos de todos los contrarrevolucionarios, nosotros somos amigos de los comunistas e iremos con ellos hasta la toma del poder, sin descartar la posibilidad de que despus habr discusin sobre temas filosficos. Pero lo que importa por el momento son las cuestiones prcticas.

    En vista de esta concepcin prctica que Camilo tiene del marxismo, hace uso de la apertura que abre la encclica de Juan XXIII, Pacem in Terris, en cuanto dice que distinguiendo cuidadosamente entre las teoras filosficas, podran ser tiles y provechosos los contactos con estos otros grupos de iniciativas prcticas cuando y donde los hombres cristianos en su mundo creen que dichas medidas prcticas responden a la recta razn y a las justas aspiraciones del hombre.

    El punto en comn entre cristianos y marxistas segn Camilo, es la prioridad que tiene la accin para servicio de los dems en el mundo presente. As, el elemento comn est constituido, precisamente por lo que es esencial en el cristianismo. En su pensamiento, el pueblo (mayora oprimida) se convierte en el punto de validacin; la redencin del pueblo es el criterio para evaluar para dar

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  • valor, para juzgar; y en el caso de los marxistas el pueblo juega el mismo papel. As la Revolucin del pueblo es el punto en que se apoya la colaboracin cristianomarxista en el movimiento de Camilo.

    A partir de esto todos sus discursos sobre la unidad harn resaltar el compromiso con la Revolucin del Pueblo por encima de todas las estriles diferencias.

    Por esto dir:

    A todos nos van a decir comunistas. . . y van a decir que el Partido Comunista se va a apoderar del movimiento; pero nosotros los que queremos hacer es la revolucin, sabemos que los que se apoderan del movimiento sern los que tendrn respuestas ms populares y ms revolucionarias y los que tengan ms valor en la lucha y entonces, si se apoderan del movimiento, es porque se lo merecen.

    Su concepcin de la accin secular de los cristianos, apoyada por su concepcin sobre el marxismo como ciencia y por su concepcin de la relacin entre ciencia e ideologa, tienen el efecto de esclarecer la separacin de la Iglesia y el Estado de tal manera que Camilo estar seguro, que un cambio en la estructura poltica o econmica del pas, no implica la muerte de la Iglesia.

    La Iglesia no est casada con ningn sistema temporal y el haber tratado de ligarla a esos sistemas nos ha acarreado que cuando los brbaros invadieron a Roma, se dijera que se haba acabado la Iglesia, que cuando sobrevino la Revolucin Francesa, se haba acabado la Iglesia porque se haba derrumbado el antiguo rgimen y la monarqua, y que hoy en da cuando se est acabando el sistema capitalista, alguna gente cree que se est acabando la Iglesia, y consideran que el cristianismo no tiene suficiente virtualidad para cristianizar un mundo socialista hacia el cual parece que vamos.

    Camilo trabaja conjuntamente con sus compaeros revolucionarios marxistas, pero mantiene las diferencias claras: En Frente Unido les dice:

    yo no pienso hacer proselitismo con respecto de mis hermanos los comunistas. . . y los comunistas deben saber muy bien que yo tampoco ingresar a sus filas, que no

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  • soy ni ser comunista ni como colombiano, ni como socilogo, ni como sacerdote.

    Nace la Iglesia rebelde

    Camilo constituye un hito en la historia de la Iglesia y en la historia de la teora revolucionaria. Con su praxis y con la reflexin sobre ella plantea un desafo a la concepcin marxista conservadora sobre la religin y en particular sobre el cristianismo, y abre con claridad meridiana un nuevo camino a la Iglesia para redimirse de sus errores pasados y justificarse como institucin y como ideologa en el mundo del futuro. Toda una generacin de clrigos tomar este camino para enfrentarse con la opresin frente a la cual se sentan impotentes por las restricciones teolgicas y polticas de su medio cultural o por la falta de solucin a sus crisis de lealtades divididas. Muchos haban pensado como Camilo, quizs tengan a su haber mejores trabajos sobre algunos de los temas de Camilo, quizs sean ms audaces teolgicamente, pero ninguno haba ofrendado con tanto entusiasmo, espontaneidad y generosidad todo lo que tena, lo poco y lo mucho para usarlo inteligentemente para la redencin del pueblo, y mucho menos con la certidumbre radical y con el amor con que Camilo lo hizo.

    Sin embargo, este camino que Camilo abri y que no podr volver a ser cerrado por ninguna autoridad, no podr ser copiado con exactitud y cada uno de los clrigos de la Iglesia rebelde tendr que responder creadoramente a su situacin, enriquecida de este modo la tica social de Camilo, su teora revolucionaria y ensanchando el camino.

    III. CONSECUENCIAS

    La muerte de Camilo da inicio al camilismo. Lo mejor de la generacin de sacerdotes de esa dcada, preparados en Lovaina, Pars y en otros seminarios de Europa deciden adoptar definitivamente la lnea revolucionaria de Camilo y se lanzan contra las estructuras sociopolticas que apoyan la explotacin econmica y la miseria en Amrica Latina. En un creciente movimiento que pareca encender toda la Amrica Latina, comenzaron a brotar por todo el continente incidentes, manifiestos, protestas y denuncias en contra de la violencia institucionalizada y en favor de la violencia revolucionaria y de la socializacin de los medios de produccin,

    Surge la revista Cristianismo y Revolucin en la Argen

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  • tina; aparece la Pastoral del Tercer Mundo aprobando la revolucin; se publican las conclusiones del Seminario Sacerdotal de Chile, donde se ataca el capitalismo y piden comprensin para la violencia revolucionaria; en Uruguay, el padre Carlos Zaffaroni se convierte en el Camilo uruguayo (y huye a la clandestinidad hasta el da de hoy); en Guatemala curas y monjas norteamericanos se unen a la guerrilla; hacindose claro que la Iglesia latinoamericana no tiene ms que un camino ante s: la revolucin; en Cuba, Fidel Castro llega a reconocer pblicamente la legitimidad revolucionaria de los cristianos y a admitir ante el Congreso Cultural de La Habana, la necesidad de reexaminar la posicin marxista sobre la religin; en Brasil el obispo Antonio Fragoso contina desafiando pblicamente al rgimen de las torturas cuando dice: puede ser que la lucha armada sea necesaria y cuando es necesaria puede ser evanglica, en Panam el padre Prez Herrera organiza un encuentro nacional exhortando al pueblo a la violencia revolucionaria y contra el imperialismo, condicin que deben asumir los cristianos, en Colombia, Germn Guzmn contina el trabajo de Camilo; en Bolivia ochenta sacerdotes piden una revolucin en la Iglesia, en Brasil se hacen pblicas las notas del telogo Comblin sobre el material preparatorio para la Reunin Episcopal de Medelln donde l hace claro que la toma del poder por el pueblo mediante al fuerza y la socializacin de todos los medios de produccin por medio de un gobierno dictatorial son condiciones imprescindibles al desarrollo; de Brasil sale el manifiesto de los Trescientos Cincuenta Sacerdotes reconociendo la eleccin del camino revolucionario como un llamado que puede provenir de lo ms puro de la conciencia, manifiesto ste que circular por toda la Amrica Latina y llegar a la Reunin del Episcopado en Medelln con casi mil firmas de sacerdotes.

    Ante esta avalancha de acontecimientos que ya amenazaba la seguridad de las clases dirigentes en Amrica Latina, como nunca antes en la historia reciente, y ante la posibilidad real de la metodologa de la guerrilla como vehculo de la dcada para la expresin de esta rebelda clerical, el Vaticano se convence que es responsabilidad suya venir a la Amrica Latina a poner un muro de contencin a esa fuerza desbordante, Ante la magnitud del movimiento revolucionario cristiano, peligroso por su importancia estratgica ms bien que numrica, el papa Pablo VI decide venir por primera vez en 476 aos a la Amrica Latina, y venir precisamente a Colombia, donde Camilo regara con

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  • su sangre ese florecimiento revolucionario. Ese florecimiento y esa visita dramatizan la magnitud de las consecuencias continentales del acontecimiento de Camilo Torres Restrepo.

    A pesar de las numerosas cartas de movimientos cristianos, sindicales y sacerdotes pidindole que no viniera a desautorizar la revolucin de los oprimidos, Pablo VI vino a Colombia a enfrentarse con el espectro de Camilo y all departi con las clases dirigentes y habl a los campesinos representativos trados en camiones por el gobierno para la ocasin. Sus tres discursos fueron dirigidos contra la revolucin y contra el uso de la violencia revolucionaria.

    La apotetica visita result un fracaso histrico. Camilo haba vencido. Las consecuencias continentales de su pensamiento revolucionario continuaron siendo enriquecidas con nuevos actos y nuevas reflexiones sobre la teologa y la teora de la revolucin.

    Seis meses despus de la visita del papa Pablo, surgi el movimiento de Los Curas del Golconda en Colombia. Proclama que se necesitan cambios estructurales, que la presin para los cambios ser

    pacfica o violenta de acuerdo con la actitud que asuma la clase dirigente y que el cambio debe ser revolucionario [y] la revolucin debe ser popular o no ser... con miras a lograr la instauracin de una sociedad de tipo socialista que permita la eliminacin de todas las fuerzas de explotacin del hombre por el hombre y que respondan a las tendencias histricas de nuestro tiempo y a la idiosincrasia del hombre colombiano.

    Los curas del Golconda incorporan el lenguaje progresista de Medelln para mostrar el vnculo de su oposicin con la de la Iglesia; de Camilo, adoptan su entendimiento de las causas estructurales de la miseria y del subdesarrollo, la necesidad de la revolucin, su actitud revolucionaria, su sentido de compromiso y de entrega, su entendimiento teolgico del amor como gua de la decisin revolucionaria y su entendimiento de la compatibilidad de la revolucin socialista y la fe cristiana. Pero diferente a Camilo, deciden actuar como movimiento de sacerdotes con rdenes ministeriales y no como individuos o revolucionarios aislados, lo cual los lleva a desarrollar ms la justificacin teolgica de su funcin revolucionaria dentro de la Iglesia y dentro de la revolucin.

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  • En Argentina se organiza el movimiento de Los Sacerdotes para el Tercer Mundo. Siguen las lneas del pensamiento de Camilo con la diferencia que llevan ms lejos an la secularizacin del pensamiento camilista cuando dicen:

    No necesitamos justificar con citas bblicas ni con apelaciones evanglicas esta exigencia de participar con toda nuestra vida en la transformacin del mundo de los explotados, de los hambrientos y despojados.. . Si el anlisis de las condiciones sociales, polticas y culturales y morales en que sobreviven millones de hermanos; si la muerte permanente de otros hermanos. . . si los datos de la violencia institucionalizada.. . alfabetismo, enfermedades. . . desocupacin, prostitucin. . . si ninguna de estas realidades nos compromete a la accin, a la lucha y a la vida revolucionaria, no habr papas ni evangelios, ni telogos, ni profetas que puedan convertir nuestro corazn.

    En Chile surge La Iglesia Joven. Es este camilismo el que hace ms explcito y ms pblico su dilogo y cooperacin con los marxistas. Sobre todo hacen claro, superando los expresiones de Camilo, que el socialismo al cual aspira no es un socialismo aguado con los motes de cristiano o de democrtico, como se ha querido aguar con frmulas pequeoburguesas, sino que aspiran al socialismo cientfico que la teora y la prctica del marxismo han contribuido de una manera sin igual a elaborar. Al momento del triunfo de Allende, ya la extensin del movimiento era tal que numerosos sacerdotes y organizaciones catlicas salieron a la defensa pblica del triunfo socialista para sorpresa de la Democracia Cristiana.

    Estos son slo los movimientos ms conocidos y articulados, pero el camilismo avanza por toda la Amrica Latina sumando cristianos a la revolucin en virtud de los elementos ideolgicos de la fe cristiana e incorporndolos al dilogo cristiano-marxista en la lucha misma donde se perfila el futuro de Amrica. Desde el cono sur, donde se afinc primero la revolucin de la independencia, hasta la indmita isla de Puerto Rico, que an lucha por su primera independencia, las consecuencias de la vida y pensamiento de Camilo Torres contina creciendo.

    Continuar creciendo este movimiento? Lograr modificar la mentalidad de los jerarcas de la Iglesia, o se mantendr entre los crculos de los oprimidos y marginados? Cul ser su impacto en la historia de la Amrica Latina, cuando la mitad de los catlicos del globo se encuentren en

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  • nuestro continente? Podr el Vaticano mantener sus resistencias a la revolucin por ms tiempo? Creo que stas son preguntas que merecen una seria consideracin por parte de los historiadores y cientficos sociales de Amrica Latina.

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  • Siendo director general de Publicaciones Jos Dvalos se termin de imprimir en los talleres de Imprenta M adero, S. A.,

    Avena 102, Mxico 13, D. F. en septiembre de 1979.Se tiraron 10, 000 ejemplares.

  • TOMO V:41. Jos Figueres, LA A M E R IC A DE HOY. 42. Juan Bautista Alberdi, SO B R E LA C O N V EN IEN C IA DE UN C O N G R ESO G EN ERAL AM ER ICAN O . 43. Guillermo Francovich, SO B R E EL PO RVEN IR DE LA CU LTU RA BOLIV IANA. 44. Diego Portales, C A R T A S SO B R E CHILE. 4 5 . Frank Tannenbaum, E ST A D O S U N ID O S Y A M E R IC A LATINA. 46. Alcides Arguedas, PU EBLO EN FERM O (fragmento). 47. Harold Eugene Davis, LA H ISTO R IA DE LA S ID E A S EN LAT INO AM ER ICA. 48. Samuel Ramos, EL PERFIL DEL H O M BR E Y LA CU LTU RA EN M EX IC O (fragmento). 49. Diego Domnguez Caballero, MOTIVO Y SEN T IDO DE U N A IN V EST IG A CION DE LO PAN AM E O . 50. Csar Zumeta, EL CONTINENTE ENFERM O .

    TOMO VI:51. George Robert Coulthard, PA R A LE L ISM O Y D IV ER G EN C IA S ENTRE IN D IG E N A S Y NEGRITUD. 52. Benito Jurez, CARTAS. 53. Germn Arciniegas, N U E S TRA A M E R IC A ES UN ENSAYO. 54. Aim Cesaire, D ISC U R SO SO BRE EL COLO N IA L ISM O (fragmento). 55. Jos Mara Arguedas, EL IN D IG E N ISM O EN EL PERU. 56. Justo Arosemena, PROYECTO DE TRATADO PA RA FU NDAR U N A LIGA SU D A M E R IC A N A .

    RECTORDr. Guillermo Sobern Acevedo SECRETARIO GEN ERAL ACADEM ICO Dr. Fernando Prez Correa SECR ETAR IO GENERAL ADM INISTRATIVOIng. Gerardo Ferrando BravoDIRECTOR FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRASDr. Abelardo VillegasCENTRO DE ESTUDIOS LATINOAM ERICANOSDr. Leopoldo Zea.COORDINADOR DE HUM ANIDADESDr. Leonel Pereznieto CastroCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA UNIVERSIDADLic. Elena Jeannetti DvilaUNION DE U N IVERSIDAD ES DE AM ERICA LATINADr. Efrn C. del Pozo.