teoria de la definición - heinrich rickert

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Texto sobre epistemología de las ciencias sociales

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTóNOMA DE MÉXICORector Dr NABOR CARRILLO

Secretario General Dr EFRÉN C DEL POZO

Director de Publicaciones Lic HENRIQUE GONZÁLEZ CASANOVA

CENTRO DE ESTUDIOS FILOSóFICOSColección CU DERNOS·

Director EDUARDO GARciA MÁYNEZ

Secretario R F E L MORENO

ConsejeroROBERT S HARTMAN

CUADERNO 9

HEINRICH RI KER T

TEORÍ DE L DEFINICIÓN

Traducción de

LUIS VILLORO

CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

1960

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::: ; ~ : : ; 7 :

/ Título original:Zur Lehre von der Definition

1 1- ed. 1888; 31- ed. Verlag van ].e.B. Mohr [paul Siebeck],

•Primera edición en español: 1960

•Derechos reservados confonne a la ley

Tübingen 1929

© 1960 Universidad Nacional Autónoma de MéxicoMéxico 20, D. F.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTóNOMA DE MÉXICODirección General de Publicaciones

Impreso y hecho en MéxicoP rinted

and made in Mexico

l

Dedicado a la Seccidn de Ciencias de la ultura e la Escuela Técnica Su-perior de a j o n i a ~en Dresde.

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PRóLOGO A LA PRIMERA EDICIóN

L SEÑORprofesor doctor Windelband debo la sugerencia deuna investigación especial del concepto de definición.

L a forma en que esta investigación se presenta causará talvez extrañeza pues lo que tiene de más importante el in·tento de reformar la teoría tradicional del concepto rebasalos límites del tema y por ello sólo ha podido quedar alu-dido de modo enteramente superficial. En una exposiciónsistemática tendría que cambiarse esencialmente el orden

secuencia de los pensamientos. Con todo he preferidoconservar la presente forma porque señala el camino por elque fui constreñido a aceptar en el curso del trabajo esteresultado: el gran error de la teoría de la definición se basaen una falsa comprensión dél concepto. Para exponer de ma·nera convincente la justeza de este resultado me pareció laforma más apropiada una que permita reconocer la génesisde la propia convicción.. Para u n conocedor de la literatura especializada apenas ne -cesito recalcar expresamente que de todas las nuevas inves·tigaciones lógicas la obra de Sigwart ha ejercido sobre m í lainfluencia más fuerte. - l método de investigación lo deboa la enseñanza a los escritos de mi venerado maestro señor

profesor doctor Windelband a quien deseo expresar tambiénen este lugar mi más efusiva gratitud por sus múltiples sugerencias

ESTRASBURGOjunio de 1888.

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8 HEINRICH RICKERT

DEL P R ó L O G O A LA SEGUNDA E D I C I ó N

DURANTE algun tiempo tuve escrupulos en volver a publicarm i disertación doctoral, escrita hace más de veintisiete años.Sólo los repetidos informes de mi estimado señor editor deque en l a librería solicitaban el pequeño escrito agotado, ysu amistoso deseo de publicar una segunda edición, me indujeron a examinarla por si pudiere dejar imprimirla de nuevo.N o podía: pensar, por supuesto, en volver a redactarla comol escribiría hoy, si tuviera que tratar de la teoría de la defi-nición. De hacerlo, se convertiría en u n libro enteramentenuevo cuya redacción no cabe dentro de mis planes de trabajo. M e he limitado a algunas mejoras que, en su mayorparte, sólo tienen carácter explicativo; he tachado algunasaseveraciones cuya responsabilidad ya no quisiera asumir hoy,y he hecho algunas adiciones; éstas toman en cuenta sobretodo la penetrante crítica que, hace veinticinco años, dedicóSigwart al pequeño libro, la cual me causó entonces una

gran alegría.Aparte de esto, no tengo mucho más que indicar en este

lugar. Ya no concedo una importancia particulartnente grande a la cuestión tertninológica acerca del objeto a que mejorse aplique la palabra definición . Se puede l lamar así c o m o

quiere Sigwar t - unicamente a l a oración que iguala e sig-nificado de dos expresiones. Luego, la teoría de la definición,pese a todo, no es importante para la lógica. Si nos atenemos,por lo contrario, al significado original de OPO l'ó., si, por lotanto, vemos en la definición no sólo la explicación verbalsino también la determinación del concepto, entonces, ten

dré que sostener aun ahora, frente a la crítica de Sigwart, loque antes había escrito. En mi libro sobre los límites dela formación de los conceptos de la dencia natural he des-arrollado y fundado detenidamente, sin tomar en consideración la doctrina de la definición, la teoría del concepto ex-puesta por primera vez aquí. Con todo, allí sólo se trata deuna continuación de lo aquí empezado; por ello, tampocohoy me parece enteramente desprovisto de valor este escritoprimerizo. Además, no hay ninguna monografía general co-nocida sobre la definición, y esto me ha inducido asimismo adejar imprimir de nuevo este ensayo. Las cuestiones de que

tratanecesitan

aún,como

siempre,de

mayor esclarecimiento.FRIBURGO DE BRISGOVIA abril 1 de 1915.

TEORÍ DE L DEFINICIÓN 9

P R ó L O G O A LA TERCERA E D I C I ó N

Lo QUE DIJE en 1915 en el Prólogo a la segunda edición deeste pequeño libro vale también para la tercera. Al revisarel texto para una nueva edición, que ya se había vuelto ne-cesaria, no pude pensar, por desgracia, en reformar mi tra-bajo científico de juventud tal como lo escribiría si hubierade exponer hoy monográficamente la teoría de la definición.Me he limitado, en lo capital, a correcciones de orden gramatical; el contenido de las pocas frases añadidas tiene la mismadirección que desde antes era la determinante en este escrito.No obstante, no creo que e viejo trabajo esté de todo anticuado: No necesito pues recatartne en dejar imprimir portercera vez las disquisiciones con que empecé, hace más decuatro decenios, mis publicaciones científicas. Más aun, talme parece como si justamente ahora fuera de nuevo particularmente necesario subrayar lo más importante de mi diserta

ción doctoral; quisiera decir brevemente de qué se trata.Si se conecta la teoría de la definición con los problemas

lógicos tan discutidos en nuestros días, no puede dejarse ensegundo plano la cuestión controvertida de la relación queguardan en nuestro conocimiento experiencia y pensamiento o intuición y concepto . Cualquier verdad conocida o expresamente .puesta ante la conciencia tiene la fortnadel juicio, y a su contenido lógico corresponde necesariamente tanto un momento intuitivo como uno discursi-vo . El uno es tan imprescindible como e otro, aun cuandocada uno de ellos tiene que existir por muy distintas razo-

nes. Caemos en error si creemos bastarnos de la sola intuiciónempírica o del sólo pensamiento racional para aprehenderalguna verdad teórica. En e curso de la historia se ha repetido y demostrado esto de modo convincente; y debiera pensarse -par t icu la rmente desde K a n t que ya no podemosdudar de ello: No obstante, de cuando en cuando surge denuevo la tendencia a poner de relieve uno de los dos momentos de la verdad a costa del otro; y hoy estamos particularmente inclinados a sobreestimar fenomenológicamente laintuición, esto es, a creer' en la posibilidad de aprehenderuna verdad de tipo teórico mediante la mera visión . En lafilosofía poskantiana, particulartnente Fries ha subrayado

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1 0 HEINRICH RI KERT

el conocimiento inmediato en su Crítica antropológicade la razón para justificar su significación ha expuesto que eljuicio es lógicamente secundario; sólo repetiría ante nuestraconciencia el otro conocimiento, el inmediato. Tendenciasintuicionistas semejantes parecen cobrar vigencia doquierase reduzca la filosofía a mera antropología o a una descrip-ción de vivencias . Entonces se rechaza el juicio, justamente por sospechoso de ser el genuino portador del conoci-miento teórico, incluso por representar la muerte de laverdad .

En esas circunstancias, aun reconociendo plenamente laexistencia del momento intui t ivo en cualquier conocimiento,hay que subrayar particularmente que la sola intuición nobasta para aprehender la verdad teórica. En nuestros tiempostal vez hagamos bien en no invocar a un lógico como. Kant,quien tenía inclinación por las construcciones , y que re-sulta por eso de antemano sospechoso a los amigos de la intuición; mas podemos citar a Goethe, quien era u n hombre

visual por entero y apreciaba como pocos el papel de la intuición en la ciencia. También él en su trabajo científico,particularmente en la eoría de los colores d o n d e sin dudaconcede el primer lugar. a la visión-, había observado que

el simple mirar una cosa no puede ayudarnos ; y en conexión con esa idea, se había percatado de que en cada miradaatenta hacia el mundo ya formulamos teorías .

Así es de hecho. La teoría de la ciencia tiene por tanto latarea de investigar una y otra vez hasta dónde llega la visión en el conocimiento de una verdad, y dónde empiezala forrímlación de teorías que ya no puede retraerse a una

pura intuición. Con estos problemas está vinculado tambiénel presente trabajo. Trata la definición como una formacióny división de conceptos e intenta mostrar que el conceptoacabado o definido no es anter ior lógicamente al juicio,sino debe comprenderse, en cuanto' a su contenido lógicocomo un producto del juicio. Juicios formados científica-mente enlazan entre sí formaciones que son ya resultado dejuicios. Si hemos comprendido esto desde esa particular pers-pectiva, debemos percatarnos cuán poco posible resulta en elconocimiento apoyarnos solamente en la intuición y tenerluego por secundario el juicio, el cual no puede ser meraintuición. Mientras veamos en el juicio

unenlace de concep-

TEORÍ DE L DEFINICIÓN

tos como meras representaciones , podremos ciertamentecreer en la necesidad de encontrar su contenido, esencial alconocimiento, en las representaciones que el juicio pone enreferencia; entonces podremos considerar intuitivas las re-presentaciones del juicio. Y con este supuesto, fácilmentellegaremos a considerar inesencial, para el contenido de ver-dad del juicio, a la relación de las representaciones entre síque ha de ser algo más que intuitiva; llegaremos a cree 7 q u :para la verdad sólo importan, en el fondo, los factores mtuItivos inherentes a las representaciones. Por lo contrario, sinos percatamos de que las formaciones referidas entre sí comoconceptos de juicios solamente mediante juicios se originan como conceptos definidos, y están pues muy lejos detener un carácter meramente representativo y por ende, puramente intuitivo, si nos percatamos de eso resultará patentecuán imprescindible es para cualquier conocimiento científico el momento discursivo, no intuitivo.

U n desarrollo más detallado de estas ideas re basaría con

mucho los límites de u n prólogo; en todo caso aquí no estáen cuestión el lugar del momento intuitivo en l juicio científico dentro de semejante estructura lógica de todo conocimiento. Me contento aquí con indicar el carácter imprescindible del momento discursivo; para ello, sólo quería. mostraren qué puntos mi escrito de juventud puede, aún hoy, enlazarse con cúestiones actuales muy discutidas. Desde antesestuvo al servicio de una lucha contra el intuicionismo ycondujo esa lucha -como siempre lo he hecho y o - ptecisamente en interés de la intuición fructífera para la cienCia;es decir, al indicar la diversidad de los métodos, trató de

poner ante la conciencia la multiplicidad y pleni tud de. laintuición, multiplicidad que tan fácilmente cae en olVIdotras las construcciones unilaterales del intuicionismo.

Con la dedicatoria de la nueva edición, he querido expresar m i grat i tud por el honor que me ha impartido la EscuelaTécnica Superior de Dresde, a propuesta de su Sección deCiencias de la Cultura, al conferirme el grado de Doctoren Ciencias de la Cultura. En el diploma, el nombramiento semotiva en mis servicios a la metodología y a la elaboraciónde la ciencia de la cultura . Puesto que m i disertación doc-toral contiene ya los primeros comienzos de las ideas quemás tarde fueron desarrolladas y dieron forma a una teoría

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12 HEINRI H RI KERT

de las ciencias de la cultura. en mis libros sobre los límites de ~ a formación de los conceptos de la ciencia natural ,s o b r ~CIenCIa de la cultura y ciencia de la naturaleza y sobre. , l?s p r o b ~ e m sde .la filosofía de la historia , no me parecIO mapropIado dedIcar esta nueva edición de m i escritode juventud a la Sección de Ciencias de la Cultura de laEscuela Técnica Superior de Dresde.

HEIDELBERG, septiembre 16 de 19 2 9

HEINRICH R r C K E RTDoctor en iencias de la ultura

I N T R O D U C C I ó N

1 Tarea método

V Z acerca de ninguna de las formas del pensamiento,(:j.erltíhco difieran tanto entre sí las opiniones como acerca de

definición Por más corrientes que para nosotros sean lasdefinición y definir , resultaría muy difícil indi

~ s i g u i e n d olos textos modernos de lógica, lo que propiamente significan en sentido lógico. La gran variedad deopiniones sobre este punto es aún más sorprendente porquelas teorías de la definición se presentan ordinariamente con

tal precisión y brevedad que parecería que no se tratara deuna cuestión disputada. Sólo contados autores se ven preci-

, sados a tomar en cuenta opiniones ajenas y a entrar en discusión con ellas. De hecho, doquiera se hable de la definición,se encuentran también u n par de fórmulas que nadie disputay que parecen ser u n bien común de todos los sistemas ló

, gicos. Con todo, si vemos las cosas con mayor cuidado y tra,tamos de formarnos con esas fórmulas una opinión determinada sobre el concepto de definición, especialmente sobre supuesto en' el sistema de la lógica, observaremos que esas

, fórmulas sólo adquieren un sentido comprensible con las in -

terpretaciones subsecuentes, y esas interpretaéiones muestrantan fuertes divergencias que no queda casi nada de su apa rente concordancia.

La razón de ello puede fácilmente señalarse. Las fórmulasque por doquiera se repiten proceden de Aristóteles y tienenuna estrecha conexión con su metafísica, de tal modo quecarecen de significación sin ella. La lógica moderna, salvopocas excepciones, ya no se mueve en el terreno de la meta- ,física aristotélica; no obstante, ha conservado las fórmulaslógicas y les ha infundido un nuevo contenido; éste tieneque depender de nuevo de otras suposiciones metafísicas oepistemológicas (de filosofía trascendental) para no carecer

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'4 HEINRICH RICKERT

completamente ~ ~ sentido. E n efecto, puede considerarse ge.~ e r a l m ~ ~ l t eadmItId? que la lógica aristotélica nunca es lógica

fO,r:n al en el sentIdo de estar libre de toda suposición me.tafIsIca o de otros supuestos efectivos

. En consecuencia, esperaríamos que en todas las formas ló'gIcas que la ciencia moderna ha tomado de Aristóteles exis.tiera la m . i ~ m ac o n e x ~ ó ;entre las formas lógicas y los aspec.tos metafIsIcos u obJetIvos. Por qué no es éste el caso, esasunto q u ~no podemos señalar aquí con detalle. Con todo,quede I ~ ~ I c a d ode a ~ t e m a n oel puesto apropiado que ocupala definIcIón en el sIstema aristotélico, y señalada así la ra.zón de que se 'p.'-'eda desprender de los supuestos metafísicoscon m e n ~ r . f a c I h d a d . q u eotras formas. Mientras que las otrasf o ~ a s10gIcas. . c : n s t I . t u y ~ nmiembros del proceso de investi.g ~ c l O ny ~ X l : ' 0 s ~ c l O nCIe';'tIficas, mientras que el silogismo - p o reJemplo- SIgnIfica .un mstrumento con cuya ayuda progresa.mas de un pensamIento a otro, la tarea de la definición con.si.ste - s e g ú n A r i s t ó . t ~ l e s -en concluir la investigación y en

? p r de ~ o d o.defi.nItIvo la esencia del correspondiente ob.Jeto. ~ e mvestIgaCIón. Esta distinción tiene una significacióndecIsIva para el carácter propio de la definición de ser algom á ~que formal. Pues si bien podemos desprender de su con.tenIdo a todas las demás formas de pensamiento y considerar

. u . ~ asimple h ~ p ó t e s i sl a v ~ r d a dque procuran, en la defini.c ~ o nno es p . o s ~ b l etal cnteno, sin despojarlo del sentido quetIene en Anstoteles.

. En la teoría de la definición representa un gran papel - p o reJemplo- el concepto de género. Nos bastaría con destacareste único punto para señalar cuán variadas suertes ha te.

nido que sufrir la antigua teoría de la definición por culpade las interpretaciones modernas, con tal de c o ~ s e r v a rlasfórmulas aristotélicas.

·optup.ós ECTTL ,, óyos o 76 Ti ~ v €tvat U7JJLalvwv dice A r i s t 6 t e l e s ; ~

lo q,;,e ~ u e l et r a d u c ~ r ~ ; :L a ~ ~ f i n i c i ó nes el concepto quen . o ~mdIca l ~ esencia. TambIen se la llama expresamenteovu.as yvwp.up.os. Su tarea es pues ésta: debe ofrecer el conoci.miento de la esencia de una cosa, es decir, debe determinarel c ~ n c e p t og e n ~ r a lintemporalmente válido cuya expresiónpartIcular constItuye la cosa individual del mundo sensible.De esta tarea suya se puede inferir la forma en que ha de

T ópicns., VII 5.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 15

prlesentan;e para alcanzar su fin; Aristóteles indica esta formacon la misma precisión que el contenido: o ¡ plup.ór;; f yfvOV'i

· ,al 8 a<popwv <un; es decir, la definición consta del género y ladiferencia. El género indica justamente la esencia y, porlo tanto, a él debemos subordinar el objeto por definir paraconocer su naturaleza o su esencia. La adición de l diferen·cia sirve para designar el modo part icular en que se presenta

fenoménicamente la esencia.Ahora bien, en la filosofía moderna no suelen identificarse

esencia y género y, por lo tanto, los modernos lógicos de ladefinición no pueden compartir, sin mayores supuestos, la tao

de indicar la esencia de una cosa mediante género y dife·rencia. Cuanto más clara y comprensible resulta esa tarea enel sistema aristotélico, con determinados supuestos objetivosde tipo metafísico; tanto más incomprensible debería ser enuna lógica moderna, que ya no supone una metafísica. No

, obstante, casi por doquiera leemos: l definición consiste enla indicación del genus proximum y de la difJerentia specifica;

debemos preguntar, por tanto: ¿Qué significa postular el genussin un supuesto metafísico, .Las respueStas son muy distintas, como fácilmente puede

, mostrarse ·en algunos ejemplos.· U eberweg parece ser el más cercano a Aristóteles. Para éll a definición es la expresión de la esencia essentia) del

· objeto del concepto , en cuanto indica todos los elementos· esenciales contenidos en el objeto del concepto, o todas sus· notas esenciales .3 Los elementos necesarios contenidos en

el objeto - d i c e Ueberweg- son, por un lado, tales que el' \ ;oncepto definitorio los comparte ,con los conceptos de su,mismo orden y, por consiguiente, forman parte también delcontenido del concepto de orden superior; por otro lado,son tales que,gracias a ellos, el concepto definitorio se distin·gue de los conceptos del mismo orden y de orden superior.Ahora bien, puesto que la oposición entre género genus) y

'especie species) también sirve para designar la oposiciónentre cualquier clase superior y cualquier clase inferior, loselementos esenciales del concepto definitorio pueden divi·dirse en genéricos y específicos. En esto se basa el postulado

Tópicos; 1 8

8 UEBERWEG System der ogik Sistema de l ó g i c a ) ~§ 60 5 ~ ed. 1882 p. 165.

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HEINRICH RICKERT

de que la definición contenga el concepto de orden superioro concepto genérico y la diferencia específica .

Es claro que estas proposiciones carecerán de contenidomientras no sepamos cuáles son propiamente las notas esen-ciales. Ueberweg dice: Esenciales (essentialia) son aquellasnotas a) que contienen el fundamento común y permanentede una multiplicidad, y b) de las cuales depende la consistencia del objeto y del valor, así como la significaciónquele corresponde, en la serie ordenada de los objetos, comomedio para otro conocimiento, en sÍ, o como u n fin propio.' Cuando Ueberweg determina así las notas esenciales,sus proposiciones o bviamente sólo tienen sentido, si es quealgo significan, en conexión con una metafísica o con unateoría del conocimiento (una filosofía trascendental).

En cambio, las teorías de Lotze sobre la definición estánlibres, en términos generales, de hipótesis epistemológicas.Llama a la definición la descripción' metódica, y piensa que

el curso arbi trar io y caprichoso de la descripción queda li

mitado por la postulación del género.5

Sin emplear muchosconceptos generales tampoco ella [la definición] alcanzaríasu fin; en vez de elegir éste arbitrariamente, la definiciónrequiere part ir del concepto general en que se encuentra ya,acabado y completo, la mayor parte del trabajo de construcción por efectuar y que pueda ser designado verbahnentecon u n nombre unívoco; ese concepto puede darse por supuesto en toda conciencia, como una intuición ya conocida;resulta apropiado como u n esbozo que sirva para diseñarlas notas singulares con las cuales habrá de completarse laimagen. ASÍ, Lotze postula el concepto genérico principalmente en atención a la precisión y brevedad de la definición;mas no parece serie necesario a ésta.

Según Sigwart, por fin, la definición es un juicio en elque se indica la significación de una palabra que designa unconcepto ;· la determinación del género próximo y la diferencia específicatiene la tarea, del todo independiente de la

definición de Sigwart, de indicar al concepto su lugar enel sistema ordenado de conceptos,Aquí ya no ha quedado

j op c i t . ~§ 55, pp. 147 Y ss.5 LOTZE, o g i k ~1874 ( 2 ~ OO., 1880), § 160, pp. 198 Y ss. La numeración de

las páginas en la nueva y cuidadosa edición de Georg Misch lg12) concuer-da con la de la edición original.

6 SIGWART o g i k ~l 1873 ( 4 ~ ed., 1911), § 44, p. 385

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN '7de Aristóteles. Para Sigwart la definIción - c o m o

mostraremos en d e t a l l e - no es más que un mediotraducir o fijar lospensamientos mediante el lenguaje.

Si bien las teorías de la definición ya difieren mucho entrerespecto del género y la diferencia - c o m ? acabam'.'s. e

ve r- aún encontraremos mayores diferenCIas de opInlOn, cuando se trata de la definición nominal y la definición real;

, podemos a ~ r m a rque no hay ? . ~lógic,os , ; o d e ~ n o sque en-lo mIsmo sobre la defimclOn.Mas aun: SIgwart p o r

.e m p l o - dice: Si llamamos definición a la ind,icacióndetodas las notas de un concepto o del genus prox,mum y ladilffe:rel,t,'a specifica, resulta claro que no puede tratarse entC)fl(:esde una explicación del concepto sino, si es que algo se'el<plliea,sólo puede tratarse de una exPlicación ,de palabras ;'

en cambio, piensa con razón: Los nombres pueden, expresarse o traducirse; sólo podemos ~ e f i n i rempero su con-

'tenido, es decir: nuestra representacIón de lo que debendesignar.' Resulta así que estos dos lógicostratan, ?a10 el

nombre de definición , de dos formas enteramente dIstmtasque ya casi no tienen de común má.sque el n o m b r ~ ; .~ e s u l t a ,

. todo caso, que uno de ellos entIende por defilllCIo,: .algono puede ser idéntico a lo que se llamaba así ongmal

mente.. Esta situación de la teoría de la definición se explica en

' medida por la relativamente poca atención que se presta, 'ahora a nuestra forma de pensamiento, la cual estaba antaño

en el centro del interés. A menudo Se la considera u n apén'dice de la teoría del concepto, desprovisto de sentido, sinque se juzgue necesario vincularla con las c u e s ~ i o n e sprincipales de la lógica y comprenderla p o ~su conexIó,ncon ellas;,puesto que no se la considera u n mI.embro orgalllcode. u,:todo, se la puede descuidar con relatlvamente escaso peYJ :u-cío como los errores cometidos sin demasiadas consecuenCIaspa;a la conformación del sistema lógico en su conjunto.

Sin embargo, ese perjuicio tal vez no sea tan escaso comopudiera parecer. La razón por la que es menester prestarparticular atención a la definición llegar a una doctrinageneralmente reconocida acerca de ella, está en conexióncon una tendencia, que cada vez tiene mayor vigencia en los

. SIGWART, op c i t . ~p. 387.9 LOTZE, op cit. p. 201 .

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HEINRICH RICKERT

trabajos modernos de lógica, y que - e s p e r a m o s - nunca volverá a desaparecer. Sigwart ha denominado a su significativaobra: u n intento de configurar la lógica desde el punto devista de la metodología y de ponerla, así, en relación vivacon las tareas científicas actuales .9 Ahora bien, no es menester pensar que la lógica sólo conoce problemas metodológicos; incluso podemos pensar que la lógica de Sigwart haresultado demasiado unilateral por culpa del punto de vistametodológico. No obstante, la metodología aún debe teneruna gran significación como parte de la lógica; y al prontoquedará claro cuán importante es para ella dilucidar laesencia de la definición, si observamos las ideas metodológi

cas que desarrollaron las distintas ciencias particulares al comienzo de sus investigaciones especiales o en el curso de ellas.La definición desempeña a menudo un gran papel enesas ciencias; lo que han dicho de ella representantes de lasciencias particulares p o r ejemplo Jhe r i ng - parece tenermayor valor e importancia para la metodología que la ma

yoría de las ideas al respecto que se encuentran en manualesde especialistas en lógica. Tal vez sea bueno, por tanto,someter de una vez la definición a una consideración par-ticular desde una perspectiva metodológica.

La siguiente investigación -que emprende esa tarea habráde comprobar por lo pronto cuál es la formación de pensamiento que recibe la designación de definición ; pues -como ya ind icamos- algunos lógicos han perdido la nociónde este problema. Por supuesto, semejante comprobaciónsólo puede ser histórica. Preguntaremos pues qué cosa erala definición entre los griegos para determinar cuál es la

formación de pensamiento que, en una lógica independientede la metafísica aristotélica, ocupa un lugar tal que haya deser designada con el nombre de definición .

Pero antes de dirigimos a esta investigación histórica esmenester justificar y caracterizar con un par de palabras elmétodo que aplicaremos en lo sucesivo.

N uestro principal punto de vista ya ha sido indicado. Quienpone c o m o Sigwar t - el punto central en la metodología,puede part ir de las tareas que las ciencias plantean y preguntar por los medios que ha de utilizar el pensamientohumano para cumplir esas tareas. En cualquier caso, éste es

I SIGWART op cit. p. XVII.

374

TEORÍA. DE LA DEFINICIÓN

punto de vista justificado entre otros. La definición cons-. tituye para la metodología el medio de realizar un fin cien

tífico. Como nosotros, al reflexionar sobre la tarea de la defi'nición, fácilmente nos hemos percatado de aquello que enAris:tótel.es la distingue de las otras formas de pensamiento,el siguiente punto de vista puede dirigir toda la investiga-

, ción metodológica: tratar de comprender una forma metodológica por el fin al que sirve.

El pensamiento intencionado, dirigido por la voluntad,que se enfrenta en la vida anímica del hombre a la corriente natural de representaciones condicionada por leyes' ¡ ' SWJl r j ' , ,COC<, quiere conocer; con ese fin, quiere ser lógico.

propia disposición e i n c l i ~ a c i ó nse dirige este empeñouna parte mayor o menor de lo que llamamos el mundo orealidad; pero u fin es siempre encontrar, entre las múl

tiples opiniones posibles sobre las cosas que abarca el pensamiento, la opinión correcta o verdadera.

Se añade u n segundo fin, tan obvio como el primero mas

no siempre suficientemente observado ni especificado con.. precisión. En la mayoría de los casos, el hombre no piensa. sólo para sí mismo; también se esfuerza por comunicar a los

demás los. resultados que ha encontrado, y para eso no tiene,.otro medlO que el lenguaje. El pensamiento que le parece,correcto o verdadero sólo está disponible para la cienciacuando ha recibido una expresión comprensible por mediod e p·alabras.

Ahora bien, quienquiera haya trabajado científicamente alguna vez sabe que ambos esfuerzos l a búsqueda de la verdad brevemente podemos decir) y su formulación

ven)al para comunicarla a los d e m á s - fallan a menudo sumeta. Cualquiera ha cometido un error alguna vez en suvida y se ha percatado de ese error; cualquiera se ha equivocado alguna vez y ha notado la equivocación.

Tan pronto como haya comprendido su error, tiene quellegar a convencerse de que su pensamiento ha cometido unafalta contra algo contra lo que no debería faltar si quierealcanzar su fin. Ahora bien, ese algo contra lo cual chocaa veces el pensamiento humano en su tendencia a la verdad,no puede ser una ley psicológica no puede ser en modo,alguno una ley natural, pues de poder cometer una faltacontra ella ya no habría ley natural. Considerado con u n cri-

375

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20 HEINRICH RICKERT

terio psicológico todo pensamiento es i g u a l I I l : e n t ~necesario.En la búsqueda de la verdad y en su comunlcaClOn se tratapues de algo distinto digamos de una norma . de una reglade una prescripción que no tiene que segu:rse ~ e r o ue

debe seguirse; la cual reconocemos como oblIgatona mIentras partamos de ella para encontrar algo v:erdadero y co.mu-nicarlo a los demás. Y así creemos poder eVItar con segundadel error si esclarecemos completamente esas reglas. A part irde esa idea se ha tratado de erigir u n sistema. de esas reglas.

Si la metodología ha comprendido esa tarea lógica, nuncapuede querer erigir leyes p s i ~ o l ó g i : a snecesarias para el pensamiento; solamente puede mvestlgar las formas de pensa-miento adecuadas al fin que s e tiene en mente y comprobarcómo han de estar constituidas para que el pensamiento al-cance con ellas su fin. Su necesidad es, por lo tanto te leo-IÓgicao

De por sí se comprende que esta teleo.log.ía. ~ ~ atü:,ne q u ~

ver con la que convierte el fin en u n pnnClplO explIcatlvo

del ser. Aquí no hablamos del fin sin más sino de u,n finpart icular que tenemos que señalar para p o d ~ ~realIzarlocientíficamente. Así pues en nuestra m v e s t l l ? a . c ~ o nprocede:-remos primero a indicar el fin de la d e f i ~ l C l o nDetermInaremos con precisión cuál es su tarea partIcular en ~ l proceso de pensamiento que quiere encontrar y c o m u ~ l 1 c ~ rlaverdad para después establecer sus reglas. Por conSIguIentee m p e z ~ m o spor a c l a r a r ~ o sel fin al cual. debió su g é n e ~ i sladefinición entre los grzegos La formaClón de pensamIentoque en la ciencia modeTlla sirva al mismo fin, tendrá que

llamarse hoy definición. .

2 Genesis y significado original de la definición

Nuestra primera pregunta es pues: ¿ d ~.qué tendencia delpensamiento humano se genero la definlClón?

Aunque para responder a esta pregunta nos volvamos, ~ lahistoria del desarrollo del pensamiento griego la exposICIón.siguiente no tiene la pretensión de ser u n panorama histórico completo. Sólo se t rata aquí de destacar los motivos fun- .

:1 Véase WINDFL]).A,ND, Kritische oder genetische Methode? ( ¿Métodocrítico o método genético? ). en P r i i l u d i e n ~1884 4 ~ ed., 19 11 . t. 11, pp

1 9 Y ss.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 21

damentales que suscitaron en el pensamiento humano laconciencia lógica y, con ella, la definición; para esto bastanuestra exposición aunque sólo consista en una caracterización algo esquemática y descuide caracterizar individualmente los teoremas griegos, por más importantes que ellospuedan ser en sí mismos.

La filosofía griega empieza a interesarnos por supuesto

en el momento en que comienza a dedicarse al estudio delproceso del pensamiento humano. Esto sucede con los sofis-tas. La metafísica de Heráclito y de los Eléatas estaba aún

p o r así deci r lo- más dirigida hacia fuera; pero cuando susteorías científicas naturales sobre la constitución del mundocayeron en paladina contradicción con los hechos, despertóla duda en la capacidad del pensamiento humano para en-contrar la verdad y obligó así al espíritu humano a convertirsu propia actividad en objeto de investigación.

Esto aconteció de u n modo notable. En algunos sistemasmetafísicos de los filósofos de la naturaleza el principio pro

piamente impulsor había sido evitar la contradicción. LosEléatas no podían pensar el devenir por ser contradictorio;para Heráclito al contrario no había nada permanente sinosólo el devenir. Se hipostasiaba así el principio de contradicción en una realidad metafísica pero ninguno de los pensadores se había percatado expresamente del principio. Si sequería sostener una o la otra doctrina de todas maneras parecía resultar una consecuencia: El mundo de los sentidostal como se presenta al hombre como mezcla de cosas permanentes cambiantes es apariencia. El hombre no conoce

. las cosas tal como son, sino tal como le aparecen; tal como. se le presentan a él en cuanto individuo. U n saber objetivoes pues imposible; sólo hay opinión subjetiva. Protágoras apart ir de la metafísica heraclitiana Gorgias a partir de laeleática, combatieron la posibilidad de u n conocimientocierto.

Los hombres que desesperaban de la posibilidad de todo. saber, debido a l a inconsciente hipóstasis metafísica del principio de contradicción llegaron a dudar ahora de la validezde ese mismo principio. Si sólo hay opinión no hay di-ferencia alguna entre verdad y error y las afirmaciones con-tradictorias están igualmente justificadas. Estos pensadoresnegaban así la validez del mismo principio con cuya ayuda

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habían desarrollado su demostración; y esto tenía la mayorsignificación. Las leyes lógicas, que se habían seguido hastaentonces sin conocerlas expresamente, nunca hubieran podido ser descubiertas; de no haber sido controvertidas antes,al menos una vez. Así, los sofistas ayudaron al pensamientohumano a parar mientes en la lógica. La conciencia de losprimeros metafísicos había sido en cierto modo alógica lade los sofistas era antilógica; y en ese instante la lógica fuesacudida de su sopor; con Sócrates se originó la conciencialógica.

Había que recordar brevemente esta conexión de ideas,para representarnos toda la significación que tenía en esascircunstancias requerir definiciones.

Si queremos hablar de una filosofía teórica en Sócrates,que se separaría de sus doctrinas éticas, el curso de su pensamiento puede exponerse aproximadamente así: Sócrates estaba ,de acuerdo con los sofistas en que, de hecho, no existíaun saber. Pero a la vez estaba firmemente convencido de que

todas las opiniones distintas contenían algo en lo cual concordaban; y precisamente el conflicto de las opiniones le parecía indicarlo. N o es cierto lo que el individuo haya encontrado por sí mismo; la verdad es lo común, y el camino paraencontrar la verdad consiste en comprobar lo que todos reconocen bajo las distintas opiniones.

Al perseguir este pensamiento se originó en Sócrates, debido al comportamiento característico de sus adversarios, lanecesidad a que debe su existencia la definición. Las demostraciones que daban los sofistas de la relatividad de toda opinión se basaban en designar con la misma palabra variosconceptos distintos. Esto lo comprendió Sócrates; por esoexigía de quienquiera disputara con él que determinara conprecisión los conceptos que deberían estar ligados a las palabras utilizadas. Reconoció que sólo podiamos llegar a dilucidar con certeza algo, si los conceptos usados en la investigacióneran conceptos determinados y comunes. Así, la definición erapara Sócrates el medio de crear conceptos determinados ydesignados de manera inequívoca

Si este hecho tal vez a muchos no parece indiscutible, esporque la definición apareció en Sócrates en una fonna peculiar, detenninada una vez más por el comportamiento de 'sus adversarios. Los sofistas demostraban con palabras; y el

37 8

TEoRÍA DE LA DEFINICIÓN 23

lenguaje, que también en muchos otros sistemas filosóficosse ha vuelto causa de errores fundamentales, los engañó respecto de sus falacias. Sócrates, al través de la maraña del lenguaje y de la equivocidad de las palabras, trató de llegar aconceptos detenninados; para esto era menester partir siempre del nombre en sus investigaciones y enlazarle la definición del concepto. Debido a la circunstancia de que la defi

nición se originó en el diálogo e n el cual la formulaciónverbal del pensamiento tenía tanta significación como elpensamiento mismo--, ese acto de pensamiento se puso enuna relación tan estrecha con la palabra, que podía parecerque su tarea capital consistía en indicar la significación deuna palabra. Sin embargo, la definición servía también de explicación nominal, solamente en la medida en que era menester p a r a Sócrates- evitar en el diálogo los errores originados por los elementos ilógicos del lenguaje. Pero su finmás propio consistía siempre en detenninar el concepto nÉste es el primer punto esencial para nosotros.

El paso que dio Platón más allá de Sócrates, respecto de ladefinición, es significativo en dos aspectos. Hasta ahora he·mos considerado, la definición como un medio para fonnarconceptos detenninados indicando lo general, lo que tieneun valor para el conocimiento por ser lo común Ahora sepropone un nuevo punto de vista teórico acerca del valorde la d ~ f i n i c i ó nlo comprenderemos mejor a partir de latendenCIa por superar el relativismo tal como se hahía desarrollado en Protágoras en conexión con la metafísica heraclitiana,. Platón se adhirió también a la opinión de Heráclito según la cual las cosas singulares del mundo sensible noson sirio sólo devienen; por 1 tanto, el conoómiento de losingular no era para él un auténtico conocimiento. Mas las

, cosas singulares tienen también algo' en común, y este carác- ter común es, a la vez, lo que tienen de permanente Esto

no sólo deviene sino que es; y a ello tiene que dirigirse elconocimiento para ser conocimiento del ente verdadero. '

Esta dilucidación de Platón no pierde significación teóricapor sufrir en seguida una reinterpretación peculiar,' cuandoPlatón adscribe a lo general en cuanto idea una existenciaseparada de las cosas singulares y lo convierte francamenteen causa aiTia) de las cosas singulares. Para la teoría de la

11 JENOFONTE e m o r a b i l i a ~IV 6.

7 856379

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definición es importante destacar, distinguiéndolo, el elemento puramente lógico de esa doctrina. La definición, quepara Sócrates era un medio de conocimiento verdadero porque formaba el concepto común, suministra ahora un conocimiento en la medida en que determina la idea general,cuya forma de aparecer es la cosa singular por conocer.

Platón todavía le prestó a la lógica un segundo beneficio

gracias al cual la definición llegó a ser por vez primera loque aparece como definición en Aristóteles. N o sólo tratóde conocer por separado las distintas ideas verdaderas; también hizo el primer intento de coordinar esas ideas en un sistema. Así como las ideas comprenden bajo ellas las distintascosas singulares, así también pueden ellas mismas unificarsebajo una idea de orden superior; si Platón hubiera proseguido ese intento, hubiera surgido así la pirámide de ideascuya cúspide constituye la idea del Bien, en cuanto idea delauténtico principio del mundo.

Esto le da a la definición platónica su forma particular.

Conocer un objeto quiere decir: señalar su lugar en esa pirámide. Lo subordinamos a una idea y le añadimos aquellopor lo cual el objeto se diferencia de las otras cosas subordinadas a la misma idea. Así queda completo el conocimientode una cosa; pues -según PlatóIÍ- ha sido indicado supuesto en relación con el principio del mundo. Así se originalo que más. tarde se llamó la definición por el genus proxi .m u m y la differentia specifica. Op,up.6. es pues siempre p a r aP l a t ó n el conocimiento de la esencia de una cosa mediantela indicación de la idea que la comprende, cuya forma deaparición es la cosa de la cual participa la cosa - o comoquiera decirse.

Como vemos, en Platón se encuentra ya la definición, incluso con su forma propia. Platón tiene un método científico que maneja con seguridad. Pero en ninguna parte convirtió ese método mismo en objeto de una investigación

2 Platón no lleva hasta su término el pensamiento de que el Bien es lacúspide de la pirámide de las ideas, puesto que 10 aya óv aún está más

allá de la oysía . Aristóteles fue el primero en darle una nueva forma a esepensamiento: la Deidad, en cuanto v&7J(J't<; Jlo,JO €w<;, representa en todos sen·tidos la cúspide de una pirámide. Sobre ese tema, véase mi ensayo: DieErkenntniss der inteIligibeln Welt und das Problem der Metaphysik ( Elconocimiento del mundo inteligible el problema de la metafísica ), o os

XVI, pp. ,85-,86.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 5

particular; no formuló teoría alguna acerca de su forma deconocimiento; en suma, no dio ninguna definición de ladefinición. Esto lo hizo por vez primera Aristóteles. Él nodescubrió la definición, le bastó con analizar lo que ya Platón había hecho. Platón había preguntado cuál era el objetodel conocimiento verdadero y había respondido: la idea.Aristóteles preguntaba, en cambio: ¿cómo conocemos? Y res

pondía: determinando el concepto al indicar l género y ladiferencia. Metodológicamente no hay entre Aristóteles y Platón, respecto de la definición, ninguna diferencia fundamental; pues tanto la idea como el concepto tienen por tareaindicar la esencia de una cosa y por lo tanto, con ellos hade definirse ésta. Que entre las significaciones metafísicas deidea y de concepto haya una diferencia, no hace ahora alcaso.

Por otro lado, de aquí resulta a la vez cuán estrechamenteligada está la doctrina metafísica de Aristóteles con la teoríade la definición. La forma es vacía y arbitraria sin ese deter

minado presupuesto metafísico. No obstante y esto es loque ahora nos importa ante t od o-- e n Sócrates Platón yAristóteles, la palabra op,u 6. designaba siempre la forma depensamiento sobre la cual recaía la tarea de determinar elconcepto; y podremos utilizar la palabra definición para significar la determinación del concepto, más aún, tendremos,que hacerlo. Ahora no podemos señalar todavía en qué medida podemos también atribuirle a la definición la otra tareaque para nosotros no tiene ya el mismo sentido inequívoco quetenía para los griegos a saber: indicar la esencia de unacosa.

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1 D E T E R M I N A C I ó N GENERAL DE LA DEFINICIóN

1 xPlicación verbal y definición

N os DIRIGIMOS ahora a una investigación sistemátic del con-cepto de definición. Casi todos los lógicos principian su doc-trina sobre la definición con una discusión. del conocidohecho siguiente: en la comunicación de pensamientos las -l br s empleadas en el lenguaje no significan siempre lomismo para el comunicante que para quien recibe la comunicación. Incluso los autores que enseñan cómo al definirno puede tratarse de una definición de nombres se incl inan

hacia el punto de vista siguiente: tarea de la definición seríaayudar a poner en relieve ante la reflexión los equívocos provocados por el lenguaje. Esto es fácil de comprender a part irde la historia de la lógica: esos equívocos están estrechamente ligados a la forma peculiar en que la definición tuvoque presentarse por primera vez - c o m o hemos vis to- enSócrates

Por ello no· sin intención expresamos repetidas veceS alcomienzo de la investigación la idea en apariencia obviade que la búsqueda de l verdad y la formulación verbal convistas a la comunicación son dos procesos diferentes. N o sepuede distinguir. con precisión suficiente entre estas dos for-mas y los fines que persiguen; pues aun cuando todos concedieran sin condiciones su diferencia justo en la forma enque la hemos presentado el asunto adquiere otro aspectotan pronto nos volvemos a una cuestión conectada muy es-trechamente con esa distinción la cuestión de la relaciónentre lenguaje y pensamiento en general. Este problema tantratado tiene que tocarse aquí al menos antes de entrar enuna investigación del concepto de definición.

Que todos aprendemos a pensar de la mano del lenguajey cóntinuamos pensando con ayuda del lenguaje es cierto

1 Por ejemplo LO IZE, op c i t ~pp 192 Y SS

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sin duda. En efecto, podemos decir que sin lenguaje sólopodríamos pensar de modo incompleto o tal vez no podríamos pensar lógicamente en modo alguno; por lo tanto, noes posible en la lógica ignorar el lenguaje. Pero la razón deello no radica en que pensamiento y lenguaje coincidan.Una simple reflexión lo aclarará: Por un lado hay palabrasy oraciones que comprendemos, por el otro las hay que nosson incomprensibles; con éstas, por lo tanto, tampoco podemos pensar nada. La distinción estriba en que muchaspalabras u oraciones tienen una significación o u n sentido,mientras que para otras no es tal el caso. Así pues, por másestrechamente ligadas que estén las palabras y sus significaciones, pueden separarse conceptualmente; más aún, tienenque ser diferentes unas de otras, precisamente para poderdecir que están ligadas unas con otras. El p uro hablar carece de sentido o significación y por lo tanto, de pensamiento. El pensamiento, por su propia esencia, no se encuentraen el campo de las palabras y de las oraciones, sino en el de

las significaciones y formaciones de sentido.Así, no hay que decir --como ya hicimos n o t a r que po

damos pensar aun sin u n medio como el lenguaje, sino tansólo que el lenguaje no constituye un elemento concep-tualmente inseparable del pensamiento. Que el hombre; conejercicio, pueda o no llegar a pensar sin palabras, nada importa aquí. Sólo se t rata de lo siguiente: puesto que pensamiento y lenguaje, palabra y significación, sentido y oraciónno son idénticos, el empleo del lenguaje en el proceso depensamiento que prescinde de comunicar las ideas a otroshombres, desempeña por principio otro papel que en los in

tentos expresametne dirigidos a dar una forma verbal, comprensible para los demás, a los resultados que haya encontrado el pensamiento. Si en el primer caso el lenguaje es sóloalgo secundario que se añade desde fuera a u n q u e tal veztambién algo de hecho imprescindible- , en el segundo casoel lenguaje constituye el objeto propio a que se dirige nuestro pensamiento.

Teníamos que destacar esto para mostrar q u e está justificado t ratar del pensamiento según su sentido o su significación, aun sin tomar en cuenta su formulación verbal convistas a la comunicación con los demás; de lo cual resultaque la definición que sólo tenga por fin indicar la significa-

TEORÍ DE L DEFINICIÓN 29

ción de una palabra es por principio distinta de la definiciónque trate de determinar el contenido de un concepto. E n elprimer caso importa la palabra misma; el concepto ligado aella se da por supuesto de antemano. En el segundo caso, encambio, tenemos que ver con las significaciones y fprmaciones de sentido inherentes a las palabras, significaciones queal hablar mentamos o comprendemos; lo que está en cuestión

es precisamente el concepto que pensamos y debemos ligar auna palabra.

Pero dirijámonos ahora a la definición formulada verbalmente y determinemos la tarea que tiene que cumplir. Lógicamente considerada es muy sencilla. Quienquiera expreseuna oración tiene la pretensión de ser comprendido, es decir,deseará que quien oiga o lea su oración enlace con las palabras empleadas en ella l s mismas significaciones o conceptos que él, o - c o m o también suele decirse- que tenga lasmismas representaciones . Mientras se trate de significaciones simples, es decir no analizables en otras, o bien presu

pondrá que se conocen las palabras y lo que designan, o biens i tal no es el caso- estará en situación de señalar los

objetos que mienta con las palabras o, al ,menos, de lograrque de algún modo su oyente experimente directamente ensí mismo lo que él quiere decir; de lo' contrario no tienemedio alguno de explicarle sus pensamientos. Pero en el casode una palabra que designe un concepto compuesto, la situación es otra. Puede dividir ese concepto en significaCionessimples o en otros conceptos compuestos, e indicar entoncesque el nombre utilizado debe designar el concepto compuesto de tales o cuales significaciones o conceptos, los cuales

supone conocidos tanto en su contenido Como en su designación; o bien, en caso de que los conceptos utilizados tampoco se designen verbalmente, de modo inequívoco, puededividirlos de nueva cuenta y proseguir así hasta resolver porfin todo el concepto en significaciones verbales simples, quehará comprender a su oyente o lector señalando los objetosmentados o nombrando palabras. Si efectúa esa operacióncompletamente, estará seguro de que su oyente pensará conlas palabras utilizadas lo mismo idem) que él mismo (ipse)haya pensado con ellas.

Es obvio que la vía, acabada de indicar, de dividir unconcepto en significaciones verbales elementales es a veces

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muy complicada y sólo habrá de seguírsela, de no alcanzarel objetivo por otros medios. Ahora bien, puesto que podemos suponer que la mayoría de los hombres conocen ungran número de conceptos con significaciones utilizadas demodo concordante, ordinariamente bastará, para indicar elsignificado de una palabra, nombrar otra, que evoque en laconciencia del oyente el mayor número de elementos del concepto por trasmitir, y añadirle luego aquellas palabras queevoquen l resto de las significaciones mentadas por l

que habla. L a forma de esta operación se presentará siempre así: éste o aquel nombre designa un concepto cuyos elementos constituyen significaciones designadas con éste o aquelotro nombre.

Este procedimiento se llama también en lógica definición;Sigwart sostiene que en la definición sólo puede tratarse deuna explicación de pnlabras no de conceptos. Sólo la pa-labra que es extrínseca y contingente respecto del concepto

. - d i c e - precisa de una explicación de una rememoraciónde su contenido siempre renovada.' De aceptaT esta afirmación de Sigwart, resultaría necesariamente que la teoríade la definición sólo tendría su lugar en la parte de la lógicaque trata de la formulación verbal de los pensamientos y quela lógica sólo podría indicar las reglas para expresarse verbalmente de la mejor manera. En efecto, el concepto no debedefinirse, t iene que estar dado de antemano para 'que seaposible la explicación nominal. Estaría justificado llamar definición a la explicación nominal por cuanto en ésta se tratade limitar a determinadas significaciones o conceptos el campo de vigencia de la palabra, esto es, se t rata en cierto sen

tido de definir u n nombre.Hay que hacer notar que la teoría de esa definición se

agota metodológicamente por entero con lo que acabamosde exponer. La lógica, en cuanto metodología, sólo indicará

s e g ú n S i g w a r t - lo que hay que efectuar si se quiere u nfin determinado. El fin de esa definición consiste en evocarel pensamiento de determinadas significaciones, al nombraruna palabra. De allí resulta el postulado de poner palabrasligadas con una sola significación en lugar de una palabra ligada con varias o con .ninguna de manera que es equívocao carece de sentido. Puesto que, además, se tenderá a alcan-

2 SIGWART opc i t ~

p 387

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 3 zar ese fin del modo más rápido y sencillo posible, la lógicapuede añadir aún las reglas para encontrar palabras, queindiquen de una sola vez el mayor número posible de significaciones mentadas, de manera de necesitar l menor núme·ro .posible de palabras para agotar el total de significacionesque se desea aparezcan en la conciencia ajena. Todo estosigue siendo lógicamente secundario.

Sin admitir otros supuestos, de ninguna manera se puedeinferir de ese fin de la definición la regla de definir por genusproximum y differentia specifica. Al contrario, podemos penosal muchos casos en que llegaremos mucho más rápidamentea nuestro fin, indicando u n nombre que designe u n concepto del mismo orden lógico o incluso de orden inferior, yno indicando u n concepto de orden superior. Tampoco elpostulado de indicar las notas esenciales de un objeto tieneaquí sentido alguno. Al definir, sólo se trata, en efecto, desuscitar en ot ro hombre, nombrando un nombre, las significaciones que yo ya tengo y deseo que él también tenga. Mi

voluntad es lo único que determina las significaciones queel otro debe pensar; yo sólo puedo querer que él piense lasmismas significaciones que constituyen los elementos de miconcepto; sólo puedo querer que las piense todas; de lo con·trario no tendría mi concepto completo. Lo que yo haya incluido en m i concepto tengo que designarlo también conpalabras que el otro comprenda; y todos sus elementos sonesenciales, pues si fueran inesenciales no los hubiera incluidoen mi concepto y, naturalmente, mucho menos los hubieradesignado con u n nombre en m i definición.

Pero contra esto Se suscitará con razón la objeción de que

siempre se ha definido en otra forma, que nose

t rata sólode indicar con la definición la significación de una palabra;pues quien ha de definir, parte de determinados supuestoscientíficos y tiene que formar su definición indicando el ge-nus y la differentia así como las notas esenciales. El mismoSigwart dice: N adie llama definiciones a las explicacionesmeramente verbales como: 'lógica' quiere decir ' teoría delpensar', 'democracia' significa 'dominio del pueblo'; ni a lasexplicaciones de abreviaciones verbales como: una ' recta' es

una ' l ínea recta' ' Esto es cierto. Pero en la doctrina de Sigwart no puede verse por qué esas explicaciones de palabras

3 SIGWART op c i t ~p. 388

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no se l laman definiciones. Pues - según é l no se define elconcepto sino la palabra; y ¿qué otra cosa puede ser la definición de la palabra sino una mera explicación verbal ?¿Cuál es la diferencia fundamevtal entre ésta y la definiciónsigwartiana?

No hay ninguna; y no puede haberla si la definición essolamente explicación de la palabra y no determinación del

concepto. Sigwart se ha contradicho en este punto; precisa.mente su observación de que nadie llama definición a m ~ r s

traducciones de palabras, conduce a la cuestión que qUIereesclarecer esta investigación.

En efecto, antes de que alguien quiera indicar l a significación de una palabra que designa un concepto, tiene quehaberle precedido u n proceso de pensamiento en el campodel sentido lógico; pues sólo entonces puede encontrar su expresión verbal; y es del todo arbitrario llamar definiciónúnicamente a esa expresión verbal. N i designa la palabraóp p.ó> en Aristóteles sólo la explicación nominal, ni se uti

liza hoy la palabra definición en ese sentido. Se la empleamás bien por igual para el proceso de pensamiento para laexpresión verbal. Pero ese proceso de pensamiento tampocoes, en la acepción actual de la palabra, otra cosa que laformación del concep·to. El acto lógico de pensamiento, encuanto definición propia de u n concepto, tiene que estar yaconcluido antes de formularlo verbalmente; pues sólo unavez que haya determinado completamente un concepto, puedo expresar una oración que diga que determinado nombredebe usarse en el lenguaje como signo del concepto definido por mí. Cualquier definición que queramos exponer,

con Lotze, en la fórmula S f a, b, c . . . ) - p a r a formularlaen su expresión más general 4 - puede resolverse en dos juicios, si se la formula verbalmente: 1. f a, b, c . . . ) es unconcepto; 2. este concepto debe llevar el nombre S . Decualquier modo, para la lógica constituye la parte esencial elacto de pensamiento lógicamente significativo que formae l concepto; por consiguiente, no es arbitrario designarlocomo la definición propiamente dicha. Lo que Sigwart llamadefinición es la formulación verbal del proceso de pensamiento precedente, a la que hay que distinguir con cuidado

• LoTZE, op cit. § 28, p. 47.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 33

de esta definición propiamente lógica o determinación delconcepto; aquella formulación verbal se reduce a una traducción en el sentido más amplio de la palabra, es decir, adar nombres comprensibles en lugar de otros incomprensibles o incomprendidos.

N o siempre se ha distinguido con precisión entre las formaciones lógicas y las oraciones verbales; esto s debe sinduda a que el lenguaje, incluso en el proceso lógico del pensamiento, desempeña u n papel peculiar, que se confundiócon su significación y a d i sc u ti d a- e n la definición; pues ellenguaje sólo es u n medio para traducir pensamientos. Sinembargo, sólo más adelante podremos investigar la relaciónque tiene el lenguaje con el pensamiento dirigido a encontrar y exponer la verdad; 5 entonces se. destacará aún conmayor claridad la importancia de la distinción que hemoshecho aquí. Entonces reconoceremos que, de todas maneras,la palabra es indispensable, en cierto aspecto, para la definición en cuanto determinación del concepto, aun sin tomar

en consideración la comunicación del pensamiento.

2 El fin de la definición

Volvámonos ahora hacia el acto lógico de pensamiento quesiempre se ha llamado definición, es decir, hacia la determi-nación del concepto en la que prescindimos expresamentede todos los intentos por fijar la significación nominal convistas a lograr una comunicación sin equívocos. Consideremos la d e f i n i ~ i ó ncomo el proceso de pensamiento de laformación del concepto, sin referencia a la trasmisión de

pensamientos,~ o o

instrumento y auxiliar de la exposicióncientífica. Creemos haber probado la justificación de esemodo de considerar la definición. Para los otros campos dela metodología, apenas hubiera sido necesaria semejanteprueba, aunque de hecho todo pensamiento está ligado apalabras y a oraciones. La definición conserva aún algo desu origen que la pone en estrecha relación con el lenguaje:se generó en· la lucha por la verdad al través del diálogo.Pero su origen no es decisivo para su esencia. lógica. Ladefinición es medio para un fin que no consiste solamenteen indicar la significación de un nombre. Así -conforme a

¡¡ Véaseinfra

cap. JlI, § 4, p 70, _ El. concepto y la palabra

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34 HEINRICH RICKERT

nuestro método- trataremos por lo pronto de conocer conmayor precisión ese fin, que consiste, en términos muy ge-nerales, en la determinación del concepto. Sólo entoncespodremos comprender la naturaleza lógica de la definición.

Las opiniones acerca del fin último del conocimiento humano divergen extraordinariamente entre sí, quizás no tantoacerca del fin deseado cuanto del fin posible; de cualquiermodo con ellas está en conexión un hecho: muchos hombres ya no desean abrigar aspiraciones cuyo cumplimientotienen por enteramente imposible y las combaten por su-perfluas.

Pero, sea que nos limitemos a calcular el mundo -paraemplear la expresión de Lotze-, sea que vayamos más alláy queramos también comprenderlo,· en algunos puntoscoincidirán todos los que no sean pragmatistas , preteóricos, es decir, todos los que tiendan a conocer sin tomar encuenta fines prácticos. Nadie trata de realizar una cienciasin fundarse en una idea -d ice Kant - y, bajo el dominiode la razón, nuestro conocimiento no puede consistir enuna rapsodia tiene que constituir un' sistema.

N7 Esto ~ p e n a s

si ha sido controvertido por las gentes que toman en serIO a la •ciencia. El positivista, para quien la filosofía no significa o ~ r a

cosa que un pensamiento del mundo conforme con el p:mcipio del menor esfuerzo ,s y el hegeliano de más estrIctaobservancia estarán de acuerdo en este punto. El hombreprecientífico, ateórico, se contenta con un agregado de conocimientos que necesita en la vida cotidiana. El h o ~ ~ rdeciencia tiende a hacer surgir, del agregado de conOCImIentosque posee, un sistema; cualquier progreso efectivo de la

ciencia es para él un paso hacia esa meta.·J LOTZE op. cit." p 608. .1 KANT Kritik der reinen Vernunft J

S. W. Hartenstem), III, p 549·8 Véase R1CHARD AVENARIUS, Philosophie als Denken der Welt gemiiss dem

Princip des kleinsten Kraftmasses. Prolegomema zu einer Kritik der r e i n ~ n

Erfahrung (Filosofía como pensamiento del mundo c.0ntorme con el ,pn1' -cipio del menor esfuerz.o., Prolegómenos a una cnt%ca de la expenencza

pura) 1876. ' .I Cuando en mi juventud escribí esta frase, no podIa saber que se tratarla

de volver a quitarle a la filosofía su tendencia sistemática y, por ende, ~ u

carácter de ciencia, ni que se vería un progreso en este regreso al estad:oprecientífico. Por ello no consideré necesario f u n ~ a ~mi aserto. La refer:nclaa Kant me pareció suficiente. Aún hoy sólo me dIrIJO a lectores .que qUler:nque la filosofía sea ciencia. Si falta esa voluntad, carece de sentIdo una dIS-

cusión lógica.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 35

Respecto de su forma lógica, esa meta suele determinarsediciendo: nuestro conocimiento se completaría si lo convirtiéramos en un sistema de juicios que abarcaran todo, y cuyossujetos y predicados fueran conceptos perfectamente determinados. De aquí resulta con necesidad, para la definicióncomo determinación del concepto, lo signiente: la defini-ción. tiene que formar los conceptos de tal manera que, apartzr de ellos se pueda construir un sistema de juicios se-mejante. Es pues un instrumento para elaborar los materiales con que se edifica la ciencia como sistema; a partir deese fin hemos de tratar de comprender el instrumento.

Pero antes será menester hacer una distinción que deberemos sostener rigurosamente en lo sucesivo. En efecto, pres-cindiendo de que también se llame definición a la meraexplicación verbal, la palabra definición entraña ademásotra ambigüedad que encontramos más a menudo en l lenguaje. Tomemos por ejemplo estas dos oraciones: La cons-trucción de esa casa avanza con rapidez y Ésa es una her

mosa construcción ; es claro, desde luego, que la palabraconstrucción se.usa en las dos oraciones en dos significadosdistintos. En un caso designa el proceso en que se hace unacasa, en el otro la casa misma. Casi todas las palabras en-ión y en -miento tienen ese doble sentido; así, sucede

también con la palabra definición . Por más obvio que pa-rezca, es muy importante poner en claro que por definiciónpodemos entender en un caso el acto de definir definitio) yen otro el producto de ese acto de definición definitum).Esta distinción, justo tal vez por ser obvia, nunca se ha he-cho expresamente ni se ha sostenido en la lógica. w

Por lo pronto sólo indicamos esa distinción para aclararque cuando en lo sucesivo se hable de definición e n casode no señalar expresamente lo contrario- por ahora sólose designará con esa palabra el acto de definir. Construimoscasas, pero el constructor no tiene que ver por lo pronto conla casa, sino con. madera o piedras, o con un plano conformeal cual ensambla las piedras. Resultan así dos preguntas:¿Cuál es el material de la definición? y ¿Cómo ha de formarlos conceptos con ese material?

. 1 No tenemos más que seguir sus consecuencias para percatamos de queSIempre hay que s e p a r a r ~por principio, el acto anímico de pensar y el con-tenido lógico de lo pensado.

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Tratemos primero de conocer el material. La lógica suelesubordinar el concepto a la representación . '·El concepto (no tia, conceptus) es la representación en que el conjuntode las notas esenciales o la esencia essentia), del objeto co-rrespondiente es representada - d i c e Ueberweg. l Puestoque se considera esencial para el concepto que sea general,dado ese supuesto se le subordinará a la representación ge-neral . Según esto la tarea que tendría la definición seria,por lo pronto, hacer conceptos con representaciones generales. El pensamiento precientífico se distingue del científicoen que el uno tiene que ver con representaciones generales,el otro con conceptos. El material que tiene que elaborar ladefinición son - s e g ú n esta doc t r ina- las llamadas represen-taciones generales.

Pero se ha sostenido que no puede haber representacionesgenerales; que toda representación sería individual. Nadietendría una representación general de una flor sino sola-mente de una flor siempre determinada, de una rosa de un

clavel etc.; ni siquiera de una rosa en general, sino sólode una TOsa determinada, con una forma enteramente precisa con determinado tamaño, etc. Esto es cierto tal vez.Considerada con u n criterio psicológico, mi representaciónpodría ser siempre una representación individual determinada. Pero la cuestión está justamente en saber si n lassignificaciones de las palabras que comprendemos aun sinhaber definido el concepto, hay algo que podamos designarcon razón como representación , en el sentido que la entiende la psicología. Sin adentrarnos más en esta cuestión,podemos invocar el hecho de que· aun el hombre científica-

mente ineducado, que nodispone de

ningúnconcepto

defi-nido, comprende bajo significaciones verbales generales cosasque aún no ha visto; lo que resulta manifiesto porque lasdesigna con los misrnos nombres que las cosas conocidas.Con lo cual no decimos en modo alguno que ese hombrese haya percatado expresamente de cuáles sean determinaciones esenciales del objeto designado y cuáles no; ni dequé elementos consiste por lo tanto, la significación verbalgeneral que emplea. Una palabra puede tener varias signi-ficaciones; de modo que pensemos ora en ésta ora en aquélla. Entonces lo que pensemos con ellas será, en gran me -

op cit., § 56. p. 147.

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TEORÍA. DE L DEFINICIÓN 37

dida, indeterminado; podremos decir pues que con losnombres estaría ligado un contenido significativo indeterminado, que utilizamos para designar las cosas o bien quelas palabras tendrían significaciones indeterminadas . Debido a esta indeterminación, el hombre no científico y elcientífico divergirían fuertemente entre sí acerca de la com-prensión de muchas cosas bajo representaciones generales.

La conciencia precientífica subordinará siempre la ballena-como·su nombre alemán, Walfisch, lo ind ica- a una noción general ( pez ; en alemán: Fisch) distinta a la nocióna que lo subordina la conciencia científica.

Ahora bien, el concepto se distingue de las significacionesverbales indeterminadas en el sentido indicado, es decir, va-riables, o de las llamadas representaciones generales , enque las partes constitutivas o elementos de que debe com-ponerse el concepto están expresamente fijados y en que,por consiguiente, sólo se liga a la palabra el contenido sig-nificativo único, indicado con precisión. Así se ha podido

considerar el concepto, en cierto respecto, distinto sólo engrado de la llamada representación general o de la signifi-cación verbal sin definición; se ha podido verlo como elperfeccionamiento del trabajo espiritual que ya había co-menzado la conciencia precientífica al formar la significaciónverbal general. Por lo pronto vamos a dejar establecido siesto es cierto o no En u n respecto, el concepto es ciertamente, por principio, distinto de la significación verbal indeterminada en el sentido indicado; esta distinción se basaen el valor lógico del concepto para el conocimiento de loverdadero. Mientras que la significación verbal indetermina

da no sólo procuralU

conocimiento incierto sino que in-cluso desde un punto de vista científico, conduce a errores,lo característico del concepto consiste en hacer ver conabsoluta certeza y necesidad cuáles son los objetos que debecomprender; el valor de la definición en cuanto delimitaciónse basa justamente en determinar con precisión el campode vigencia del concepto. El pensamiento humano formalos conceptos al analizar los objetos comprendidos bajo lassignificaciones verbales generales, y al poner luego en co-nexión - según principios que aquí no cabe todavía discutirdeterminado número de notas de esos objetos con la con-ciencia de que esas notas se implican recíprocamente en

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cuanto elementos del concepto. Si tal cosa sucede, quedadefinida no la palabra o el nombre, sino la significacióninherente a él o la representación general ; es decir, queda ésta delimitada rigurosamente frente a otras significacio-nes o representaciones, y puede ser utilizada científicamentecomo concepto . Incluso para Sigwart, la constancia es lanota característica por la que se distingue el concepto dela representación general.

Por lo demás, pueden formarse, por supuesto, conceptos,sin que los elementos utilizados para la determinación estu-vieran antes presentes y juntos en alguna llamada representación general. Podrían igualmente estar reunidos en elobjeto de que se les tome. También esta reunión de loselementos del concepto es una definición, pues también conella queda el concepto determinado con precisión, al indicar su contenido y al delimitarlo rigurosamente frente aotros conceptos, a modo de poder utilizarlo en el pensamiento científico.

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11 NOTAS ESENCIALES Y NOTAS INESENCIALES

1. La insuficiencia de l s teorí s existentes

EN CORRESPONDENCIA con la división acabada de indicar dela formación del concepto en dos clases la lógica distin'gueentre ciencias analíticas y sintéticas . Las unas, a lasque pertenece con mucho la mayoría, derivan su nombrede la circunstancia de que en ellas el trabajo científico co-

mienza con un análisis. Su material son las representaciones generales , acabadas de caracterizar, que abarcan unamultiplicidad de objetos y ya están presentes antes de em-pezar a pensar científicamente. En caso de ser divisibles secomponen de significaciones verbales elementales es d:circontienen ya algunas síntesis de elementos surgidas espon:táneamente; estos elementos son notas de los objetos quecomp:enden las significaciones verbales; y sobre aquellas'sínteSIS se ~ j e r c ela crítica científica. Ésta no sólo aceptarálos complejOS como algo dado, también dará cuenta de lacomposición de sus partes constitutivas. Las analizará paraluego; volver a com]?oner los elementos que parezcan serlese ~ e n c I . a ~ e scon conCIencia del fundamento de su perteneno reCl proca.

El procedimiento de la ciencia sintética es otro. N o en-cuentra su material del modo indicado, sino lo produce.Su trabajo comienza pues, desde el principio, con una sín-tesis de elementos; conceptos -creados por ella misma- deobjetos, en los que se encuentran los elementos como notas,forman la base de las investigaciones ulteriores. El ejemplo

1 Los conceptos de elemento y de nota no están rigurosamente dife·renciados, a propósito. Podria hablarse de elementos de los conceptos adiferencia de notas de los objetos. Sin embargo, tanto las notas de 'lascosas como los elementos de los conceptos, para ser designados verbalmente,tienen que ser signific ciones de palabras y en es medida coinciden loselementos conceptuales y las notas objetivas. Por 1 demás, toda la teoriade las notas sólo se acepta provisionalmente. Véase infra p. 70 Y ss.

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más perfecto de una ciencia sintética semejante es la matemática.

Dirijámonos primero a las llamadas ciencias analíticas. Sutarea consiste - c o m o hemos visto- en formar conceptos determinados a part ir de significaciones verbales o representaciones generales, las cuales son indeterminadas en elsentido indicado. A este procedimiento se le llama también

abstracción, porque hace abstracción de las notas de la cosaque se encuentren como notas individuales en objetos sin-gulares. E n cambio, las notas comunes a todos los objetosse componen para formar u n concepto, como elementos delcontenido significativo por establecer y por ligarse con unapalabra. A los elementos individuales también se les denomina notas contingentes o inesenciales. En cambio, los elementos con que se forma el concepto, y que han de estarindicados en su definición verbalmente formulada, se llamannotas esenciales.

Así pues, la respuesta a la segunda pregunta que planteábamos antes: ¿Cómo tiene que elaborar la definición las significaciones verbales generales o representaciones ?, rezaríaasí (y esta respuesta también la da la lógica): l definicióntiene que determinar l s notas esenci les de los objetosformar con ell s el concepto

Pero esta respuesta acepta un supuesto que tiene que ponerse a prueba. Habíamos identificado las notas esencialescon las notas comunes que se encuentran en todos los objetos considerados. Ahora surje la pregunta: ¿Qué cosasdeben comprenderse bajo el mismo concepto? ¿Qué criteriotenemos para saber que justamente estos objetos y no otrosestán comprendidos bajo u n concepto?

El único criterio que podemos indicar ahora sin supuestoscientíficos es el lenguaje Formamos u n concepto comúnpara los objetos que el lenguaje designa con el mismo nombre. Pero este criterio no es suficiente. De cualquier modo,puede servirnos de guía en cierta medida; más aún: si elpensamiento precientífico no hubiera empezado ya ciertaclasificación, para la cual necesita de significaciones verbalesgenerales, el trabajo científico de formación del concepto,en las ciencias analíticas no encontraría ningún punto enque pudiera implantarse. Ciertas notas de las cosas llamaronla atención del hombre no científico; gracias a ello, se reunió

TE:ORÍA DE LA DEFINICIÓN 41

en una clase los objetos que tenían esas notas; se les nombró con el mismo nombre y, por consiguiente, se les subordinó a una misma significación verbal general. Pero la reflexión científica tiene que someter a prueba también larazón de que la atención se haya dirigido con particular intensidad a ciertas notas; y es un hecho que a menudo se veprecisada a considerar como esenciales, notas del objeto dis

tintas de las que provocaran la atención del hombre precientífico, esto es, se ve obligada a comprender bajo unconcepto común otras cosas que las que el pensamientoprecien ífico nombrara con el mismo nombre - por ejemplo,a no contar a la ballena entre los peces. ¿Cuál es ese criterio?¿Cuándo es esencial una nota y cuándo no?

La lógica tradicional no da una respuesta suficiente a esacuestión. La mayoría de las veces, sus precisiones terminanen señalar que se llama esenciales a las notas que tiene encomún u n objeto con el concepto que lo comprende. Peroel concepto sólo pudo formarse si ya se sabía cuáles eran lasnotas esenciales. Así, la respuesta cae en un círculo. Si queremos saber en qué consiste propiamente la tarea de la definición y cómo ha de formar el concepto, no podremoscontentarnos con la respuesta corriente, que nada dice, de·que la definición ha de indicar las notas esenciales del objeto. Tenemos que investigar, más bien, qué notas· debetener u n concepto científico y por qué nos p recen· esenciales, sin que el pensamiento tome por pauta lo designadopor el lenguaje, o presuponga el concepto que sólo ahoradebe formar.

A la distinción entre notas esenciales e inesenciales. sele ha llamado a menudo distinción caduca; se ha tratadode fundar esta afirmación en la observación de que, paraun espíritu capaz de concebir la totalidad del mundo, todosería por igual esencial o inesencial. Lo cual es tal vez cierto.Mas sólo se justificaría dejar de reconocer esta distinciónen la lógica y especialmente en la metodología, si nos propusiéramos encontrar u n método universal del conocimiento científico con cuya ayuda el espíritu humano dominara

l mundo en su totalidad Una vez más hemos desistido, porlo común, de descubrir un método universal semejante. i

bien algunos representantes de la doctrina que sustenta quesólo el procedimiento científico natural está justificado

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todavía creen estar en posesión de un método con el cual sepuede conocer unitar iamente la totalidad del mundo , estehecho es indicio del escaso monto de su formación lógica yfilosófica, más que u n fenómeno de que tenga que ocuparseseriamente la metodología. Cada ciencia tiene, más bien, suspropios métodos, que ella misma crea y deben estar ade-cuados a sus fines y propósitos. Por consiguiente, los méto

dos de las ciencias particulares sólo han de concebirse a part irde sus fines específicos. Así pues, para comprender lo quesean las notas esenciales e inesenciales debemos considerarcada ciencia part icular por sí misma. Para un método universal todo sería, sin duda, igualmente esencial en el mundo.Pero el método de una ciencia particular, que se planteauna tarea limitada, sólo toma en consideración, para la for-mación de sus conceptos, una parte del universo; por lo tantono puede eludir la distinción entre lo esencial y lo inesencial. U n criterio de esa distinción sólo puede obtenerse apart ir de la tarea que una ciencia plantea?

2 Definiciones jurídicas

Por cierto, no siempre puede señalarse con la misma precisión el fin que una ciencia persigue. Pero hay una ciencia'famosa desde antiguo, por la claridad lógica de sus proposiciones y la precisión de sus conceptos: la jurisprudenciaVamos a t ratar de mostrar en ella lo que significa la proposición de que la definición ha de indicar las notas esenciales.

Se cuenta a la jurisprudencia entre las ciencias analíticas.El material que la precede es la suma de pensamientos reu-

2 En mi libro sobre los límites de la formación de los conceptos de lasciencias naturales (1896-1902, 5 ~ ed., 1929). he presentado la fundamentacióndetallada de estas proposiciones. Su fundamento decisivo puede exponersetambién brevemente de la siguiente manera: El material inmediatamentedado de todo conocimiento es inmensamente variado o infinito , Por locontrario todo conocimiento accesible al hombre finito lleva el carácter dela finitud. Si no obstante queremos llegar a un conocimiento universaldebemas contemplar el mundo desde varios puntos de vista. Sólo una multi·plicidad de métodos. hace justicia a la inmensa riqueza del mundo de laintuición. De ello resulta a la vez, que todo conocimiento precisa de unaformación de sus conceptos, o -dicho de otro modo- que en la ciencia nopuede haber un conocimiento puramente intuitivo. Quien se haya percatadode la neCesaria finitud del conocimiento deberá descartar de la teoría delconocimiento cualquier intuicionismo. El conocimiento intuitivo tendría queser infinito.

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 43

nida bajo el nombre de derecho ; éste consiste en un con-junto de proposiciones juridicas, de cuyo contenido f.ormanparte significaciones verbales, más o menós determmadas,ligadas a juicios. La validez de estos juicios se basa en la

voluntad del legislador ; pues aunque la indagación his-tórica ha demostrado que el derecho no debe su existencia-como antes se suponía- a prescripciones meramente arbi

trarias, sino que el hombre más que crear el derecho loencuentra, ' ese hecho carece de significación para nuestrainvestigación. De todos modos las proposiciones jurídicassingulares tienen que ser reconocid s por hombres, antes quepueda haber una ciencia jurídica. De aquí se sigue que suvalidez para los juristas se basa en la voluntad conscienteque establece fines; y éste es exactamente el caso, puesto queel derecho se trasmite en la forma de una ley; puede haberseoriginado como quiera, pero su validez y, por tanto, la necesidad del enlace entre sus elementos depende de la voluntaddel legislador.

N o hemos de determinar aquí, en todo su alcance, elconcepto de jurisprudencia como ciencia. Basta con sentarque una de las tareas del jurista ante las proposiciones jurídicas consiste en cuidar que la voluntad del legisladorllegue a expresarse en todas las circunstancias. O, como diceJhering: El derecho existe para realizarse .4 Así pues, -

tamos en situación de señalar con entera precisión, al menospara esa parte de la jurisprudencia, el fin supuesto en susesfuerzos científicos; y nos limitaremos a esta especie deformación del concepto jurídico.

Aun cu¡¡ndo ti · aparezcan en esa forma, las proposicionesjurídicas contienen siempre un juicio hipotético . ' Si al-guien ha hecho esto y aquello, debe suceder esto y esto otro.Se trata siempre de un supuesto y de una consecuencia quequiere el legislador se encuentre ligada al supuesto. Y paraque se cumpla esa voluntad del legislador, resulta obviamente necesario definir con precisión y finura los conceptosutilizados en las proposiciones jurídicas. La proposición jurídica no puede aplicarse antes de que . los fenómenos de la

3 Véase JHERING Geist des romischen Rechts El espíritu del derecho ro·mano), 3 ~ ed. 1873, t. 1 p. 26.

' Op cit., t. I1 p. 322.¡ Véase JHERING op. c i t . ~t. 1 p. 52; Y RÜMELlN ]uristische Begriffsbildung

(La formaci6n iuridica del c o n c e p t - Q ~p. 9.

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realidad le estén subordinados; para ello, los conceptos uti-lizados en las proposiciones jur ídicas t ienen que estar com-puestos de elementos o notas tales que cualquier fenómeno,al cual quiera ligar el legislador una consecuencia determi-nada, pueda ser comprendido con certeza bajo el conceptoque forma parte de la proposición jurídica correspondiente.Pero mientras el supuesto del juicio jurídico hipotético sólo

sea una significación verbal general indeterminada, siemprepodrá discutirse si comprende un fenómeno de la realidady si, por tanto, debe ligársele la consecuencia que desea ellegislador. En cambio, si sus notas están fijadas con precisiónen un concepto, sólo será menester ligar la consecuencia correspondiente a cualquier circunstancia que muestre las mismas notas que el concepto empleado en la proposiciónjurídica; y podremos estar, seguros de dar satisfacción a lavoluntad de legislador. Por lo tanto llamamos notas esen-ciales, en un concepto jurídico a las que contribuyen a quese siga la voluntad del legislador o a que se realice el

ere ho n. 6

Las proposiciones jurídicas que contienen la voluntad dellegislador deben constar pues de conceptos que puedanser referidos de modo inequívoco al proceso de la realidad.Pero tal como se le presentan al jurista, a menudo estánligados 'a fenómenos meramente transitorios; puede sucederque los conceptos así utilizados, antes inequívocos, ya nopuedan emplearse con seguridad para una situación distinta,más aún, que ya ni siquiera se les comprenda. Por eso losesfuerzos del jurista tendrán que dirigirse a establecer conprecisión e "sentido" originario de esas proposiciones; locual significa establecer con precisión la voluntad del legislador e investigar luego cuáles de sus inserciones en larealidad están sujetas a cambio, para poder formar los con- ,ceptos con estos dos componentes. Si concluye esas investi-gaciones, el jurista ya no tendrá duda acerca de las notasque deba aceptar como esenciales en su concepto.

U n ejempIo sencillo puede aclarar esta cuestión. El legislador quiere que la falsificación de "dinero" implique

6 RÜMELIN op. c i t . ) ~determina de manera semejante lo que debe incluirun concepto jurídico. Sin embargo no siempre separa con precisión los pen-samientos que sólo atañen a la formulación verbal de los que atañen a laauténtica formación del conéepto; esto sucede expresamente cuando se adhie-re a la teoría de Sigwart acerca de la definición diagnóstica.

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TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 45

determinada pena. 7 Ahora bien, en una época en que eldinero se hacía exclusivamente de metal, habrá promul-gado su voluntad en la siguiente forma: si alguien falsificamoneda debe ser penado de tal o cual manera. Puesto quese sabía que el concepto "moneda" comprendía todas laspiezas de metal con determinado cuño, no había n i n g u n ~

dificultad para aplicar esa proposición. El concepto de dInero estaba definido de tal manera que comprendía todoslos objetos a que se refería la pena. "Metal acuñado" eransus notas esenciales. Pero desde el momento en que hubopapel moneda, la definición Se volvió i n u t i l i z a ~ l ey el ju -rista tuvo que cambiarla. Para el legislador obvIamente nose trataba de imponer una pena a la falsificación de monedaen cuanto tal; la pena aplicada a la falsificación de dineroera para él un medio de dar seguridad a los cambios o algosemejante, y si definía el dinero como metal acuñado eraporque, al no haber aún papel moneda, su voluntad I 0 ~ . í a

expresarse con ayuda de esa definición. Pero la defimclOn

antes correcta contiene ahora notas inesenciales y no alcanza a caracterizar los fenómenos punibles. Debe pues trans-formarse a modo de comprender también el papel moneda.Pero esto no es todo. Puesto que se ha visto que no es esencial al concepto de dinero estar hecho de metal, o c o n s i s ~ i r

de u n material determinado, sino que no debe ser falSIficado en su carácter de medio para el comercio, no se aceptará en la definición de dinero la "designación del material.

" Púesto que, además, al suprimirse la nota de acuñación, nospercatamos de ,que el, concepto de algo c u ~ d osólo eraesencial en la definición anterior, en la medIda en que el

legislador quería penar la falsificación del a

certificaciónlegal que le confería al metal su valor apropIado como me-dio de cambio; y puesto que, por fin, el concepto de papellegalmente certificado también comprendería. las letras ~ e

cambio, cuya falsificación quiere penar el legIslador de dIS-

tinta manera que la falsificación de dinero, añadimos a lanota de certificación legal la de su carácter público, y definimos e dinero: un medio de cambio, público legalmentecertificado. Ahora podemos estar seguros de que todo lo quesea medio de éambio y, a la vez, público y legalmente cer-

1 Véase JHERING. op c i t ~t. 1 p 33. Apéndice. Con todo allí se usa elejemplo en un contexto algo distinto.

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tificado, está comprendido en el concepto de aquellos objetos con cuya falsificación quiere el legislador esté ligadadeterminada pena; por ello, esas notas del concepto dineroson ahora las .esenciales.

Se comprende fácilmente que no siempre es menester laaparición previa de un nuevo invento o descubrimiento,para cambiar y perfeccionar un concepto jurídico en la for-ma que acabamos de exponer. Aun sin una ocasión exteriores posible reflexionar si. hay una nota que pudiera suprimirse del todo en una definición, o al menos, hacerse másgeneral, sin perjudicar la seguridad en la aplicación delconcepto. Solamente debemos señalar que la supresión ogeneralización de notas encuentra su l ímite cuando la aplicación del concepto se vuelve insegura y por lo tanto, lavoluntad del legislador ya no se expresa con pureza; el findel derecho, que consiste en realizarse, constituye el criterioúlt imo para decidir si una nota es esencial o no a la for-mación de u n concepto jurídico.

Así es claro que esta determinación de las notas esencia-les es por principio distinta de las teorías lógicas que lla-man esenciales, o bien a las notas que un concepto compartecon el concepto genérico superior, o bien a las notas comunes a las cosas que el lenguaje designa con una palabra.Ambas denominaciones también vienen aquí a cuento. Ellenguaje llama, de hecho, dinero tanto a las monedascomo a los billetes de banco; pero la definición de dinerono es medio de cambio público y certificado porque éstasea la nota común de las cosas que el lenguaje designa conel nombre dinero , sino a la inversa: porque ambos sonmedios de cambio públicos y certificados, tanto la monedacomo los billetes serán designados con el nombre de dinero ; lo cual aún hoy no quiere fácilmente entrar en la ca-beza de algunos hombres de poca cultura. Asimismo, a la moneda o a los billetes no les es esencial ser medios de cambiopúblicos y certificados porque ésas sean las notas del génerosuperior dinero , sino que esas notas están incluidas enel género dinero porque, gracias a ellas podemos con se-guridad comprender bajo ese género todos los objetos cuyafalsificación desea penar de tal o cual manera e l legislador.

Hemos evitado así el círculo en que incurre ordinariamente la lógica con su teoría de las notas esenciales.Hemos

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TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 7

visto que, para poder distinguir las notas esencialesde lasinesenciales, es menester determinado fin la proposición deque la definición ha de indicar las notas esencialesdel objeto ha cobrado, para ·nosotros un sentido claro en relacióna la jurisprudencia.

Pero a la vez hemos mostrado que las notas esenciales nopueden distinguirse de las inesenciales por medio de re

flexiones puramente lógicas sin ayuda de un punto de vistamateriaL De aquí resulta ahora necesariamente que también en las otras ciencias llamadas analíticas es imposible'formar conceptos sin un punto de vista semejante, y que,de hecho, nadie puede tratar de realizar una ciencia sinbasarse en una idea . Cuando Jhering dice con la mismacerteza apodíctica con que podemos afirmar que los principios del método matemático permanecerán los mismos, sinvariación, por todos los tiempos, podemos afirmar algo se-mejante de los métodos jurídicos } puede tener razón res-pecto de esa parte de la jurisprudencia; y el fundamento

de esa afirmación no puede buscarse precisamente más queen esto: que la idea a que deben su existencia esas for-maciones de conceptos debe ser decisiva siempre para esosconceptos si ellos han de tener algún sentido.

3 eftnicionesde l ciencia natural

¿Pero qué sucede con las otras ciencias analíticas, ante todocon las ciencias naturales? ¿Cuál es la idea en que se basan,conforme a la cual podemos formar conceptos y distinguirentre las notas esenciales y las inesenCÍales?

El metodo moderno de las ciencias naturales remite convigor al concepto de fin como principio explicativo; y hacebien, sin duda. Tampoco cabe duda, además, de que laciencia natural quiere conocer } con sus conceptos en unsentido enteramente distinto a como puede conocerse conlos conceptos de la jurisprudencia antes tratados; la validezde sus conceptos, particularmente, no depende de una vo-luntad que establezca fines. N oobstante, tampoco la ciencianatural se pasa sin un fin; por cierto, no sólo tiene el fingeneral, el fin que comparte con todas las ciencias el deconocer; tiene además, como la jurisprudencia, sus particu-

op cit } t. I1, p. 311.

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lares puntos de vista directores que determinan con mayorprecisión ese fin y sin los cuales no podría alcanzar su metacognoscitiva. Esos puntos de vista difieren unos de otros enlas disciplinas particulares y están sometidos a múltiples variaciones, de manera que es imposible indicarlos todos aquí.

No obstante, podemos en términos generales dejar sentado lo siguiente. Lo que para la jurisprudencia era el findel derecho, para la ciencia natural e n caso de no utilizarel lenguaje como pauta para la formación de sus concept o s - es o bien una mera clasificación de sus obj etos quetratará en lo posible de no ser arbitraria, o bien una teorí

compuesta de juicios generales, bajo la forma de una hipótesis científica. Cuando p o r e jemplo- el químico define el agua como l a materia cuyas moléculas se componende u n átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno, incluyecomo notas esenciales en el concepto agua el hidrógenoy el oxígeno, porque éstos se cuentan entre los llamados

elementos químicos en la teoría general de los procesos

químicos, es decir, porque e les considera hipotéticamentecomo unidades indivisibles; la determinación de ese concepto supone además la teoria atómica y molecular comootra hipótesis general ulterior. En cambio, las notas que sedestacan en el agua cuando se la compara con el hielo o elvapor, carecen de significación para el químico y sólo resul tan esenciales p a r a el físico con tal de considerar el aguadesde el punto de vista de las teorías o hipótesis generalessobre los estados de agregación.

Destacar con vigor en la ciencia natural la significaciónde las hipótesis o supuestos generales, suscitará tal vez ob

jeciones, pues todo lo hipotético ha caído en descrédito paramuchos investigadores de la naturaleza. Se quisiera tenerque ver solamente con hechos ; este deseo puede comprenderse si consideramos que la ciencia natural moderna aúngusta de oponerse a la filosofía antigua de la naturaleza. Unareacción contra la forma antigua de investigación se justificaba sin duda. Pero si la ciencia natural cree poder arreglárselas sin hipótesis alguna, es decir, si cree prescindir desupuestos generales que contengan algo más que hechos, seengaña a sí misma. Los fenómenos sensibles singulares, quedebemos comprender bajo conceptos, en cuanto intuicionesindividuales son de una multiplicidad incalculable; harían

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 49

mofa, por tanto, de cualquier elaboración científica si nopudieran clasificarse y simplificarse, de modo que la elaboración científica tomara en cuenta este fenómeno por esencial y dejara de lado aquel otro por inesencial. Pero semejante clasificación conceptual requiere necesariamente de unprincipio director general. .

Por eso el investigador de la naturaleza ha estado a me

nudo en la situación de tener que establecer arbitrariamente un punto de vista para distinguir entre las notas esencialese inesenciales del objeto y fotInar así sus conceptos - porejemplo cuando decidió considerar como notas esencialesde una planta el número de estambres de sus flores. Los investigadores se dieron cuenta claramente de lo insatisfactoria ~ u resultaba semejante formación de conceptos arbit rana y puramente clasificatoria; el gran éxito que hantenido las ideas de Darwin se debería en parte a que élsuministraba a la biología, para la elaboración conceptualdel mundo orgánico, un punto de vista para separar lo esencial

a su finde

la cantidad incalculable de fenómenos múltiples cada uno de los cuales era a su vez una intuicióninmensamente variada. A menudo se escucha la afirmación deque el darwinismo ha suprimido la necesidad de definiciones en el campo de la zoología y la botánica. Lo ciertoes precisamente lo contrario. Sólo con la teoría de la evolución se ha hecho posible la formación de conceptos auténticamente científicos porque esa teoría puso, en lugar deuna clasificación arbitraria, una hipótesis fundada que -p iénsese lo que se quiera de su justeza intr ínseca- suministrabaun punto de vista natural para determinar las notas esenciales de las cosas y sus síntesis en conceptos. Ya no tomamospor datos las distintas formaciones del mundo orgánico ninos limitamos a agruparlas; tratamos de concebirlas de modonecesario como distintos miembros de un proceso evolutivo; tratamos de establecer entre ellas relaciones basadas enla comprensión de una conexión causal genera la conforme a leyes. Ya no comprendemos en un 'concepto fenómenosque parecen pertenecer al mismo grupo debido a algunacaracterística externa; obtenemos u n punto de vista para laclasificación conceptual, considerando las distintas etapas delproceso evolutivo que uno u otro organismo representa antenosotros

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HEINRICH RICKERT

Apenas SI es menester añadir expresamente que la hipótesis darwiniana pierde todo valor al rebasar e l campo dela biología. Mas esos intentos de rebasarlo son mteresant,:s,de todos modos, para la lógica. Cuando hoy se trata de ~ S -

tinguir entre lo esencial y lo inesencial, conform.e a ? r n ~ -

cipios darwinianos, incluso en el ~ m p ode la V l d ~ espIritual o histórica, o cuando se qUIere fundar la enca enleyes biológicas, estos empeños no sólo comp.arten con las es-

peculaciones ~ e la filosofía n ~ t l ~ r a lde l ~ prImera mItad delsio-lo XIX la lIgereza metodologlCa, mamfiesta en la generali;ación carente de crítica también revelan la misma ten-dencia del espíritu humano hacia la unidad, la cual requiere de un punto de vista para captar lo esencial en todo eldominio de sus contenidos de conciencia y comprenderloen conceptos.

Adentramos más en la formación de los conceptos de lasdistintas ramas de la ciencia natural, no lograría exponer conmayor claridad el proceso de pensamiento de que aquí se

trata. Siempre se trataría de lo mismo: señalar el punto devista director en un campo particular de investigación y verluego cómo, en los conceptos de la ciencia. respectiva, quedaincluido en el objeto lo que resulta esenCial para ese puntode vista director. Sin un principio de selección la separació nentre lo esencial y lo inesencial Pierde su sentido y sin esaseparación no hay ciencia:; .

A manera de confirmaclOn puede bastar un ejemplo; consideraremos con cuidado cómo separa lo inesencial la definición de enfermedad que da Cohnheim. La patología es lateoría de la vida enferma; surge ahora la pregunta: ¿qué

es enfermedad? El hombre no científico definiría simplemente la enfermedad como lo contrario de la salud, y puesto quesabe aproximadamente cómo se ve un hombre sano, se contentará con esa definición. Todo lo que no esté sano, estaráenfermo. Para la ciencia esa definición resulta insuficiente.Por lo pronto, tampoco ella puede decir más que la enfermedad es una anormalidad; pero, incluso suponiendo queel concepto de lo normal estuviera definido con precisión,esa definición no basta. Un hombre con labio leporino muestra una divergencia del tipo normal, pero no está enfermo.En cambio, si conocemos el punto ~ e vista director de l ~

ciencia, conforme al que debe defimrse la enfermedad, S

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN

nos percatamos de que la patología debe lograr con la vidaenferma lo que la fisiología logra con la vida sana, entonces,patentemente resulta esencial para el concepto de enfermedad que se trata de un proceso anormal, no de una anormalidad cualquiera; entonces comprendemos por qué el concepto de enfermedad no comprende un labio leporino. Puestoque es esencial al concepto de enfermedad que algo acon-tezca Cohnheim define la enfermedad: una divergencia delproceso vital normal, es decir, sano .' Así quedan excluidasdel número de las enfermedades, anormalidades como ellabio leporino.

Las reflexiones que hemos efectuado hasta ahora, sobrela formación de los conceptos en las ciencias analíticas, hanmostrado que sólo el punto de vista director de una cienciaparticular puede ser el criterio decisivo para determinar lasnotas del material empírico que deban incluirse en un concepto científico. Hemos logrado así una determinación delas notas esenciales libre de cualquier supuesto metafísico;

ésta sólo se apoya en el hecho, o digamos en la hipótesis, deque hasta ahora no se ha descubierto un método universalpara la comprensión científica del mundo en su totalidad.De esta idea se sigue, sin duda, cierta relatividad en la formación de los conceptos de las ciencias naturales; no· sólopor cuanto el aumento de nuevo materÍal empírico puedealterar el concepto, pues eso es obvio en toda ciencia, sinotambién por cuanto los puntos de vista directores cambianen las ciencias particulares; la transformación total de la biología por las hipótesis de Darwin es un ejemplo de esos cambios. Pero de esa circunstancia no puede inferirse objeción

alguna contra la interpretación intentada aquí. Si el conocimiento de la realidad quiere progresar, no puede dejar quesu aparato conceptual se vuelva rígido.

4. Definiciones matemáticas

Si nos dirigimos ahora a las ciencias sintéticas, particular.mente a las matemáticas, resulta claro, desde luego, que enellas la formación de la definición debe efectuarse de mododistinto al que vimos en las ciencias analíticas. A la matemá-

9 COHNHEIM Vorlesungen über llgemeine p thologie Lecciones de p to-logia general)J t. 1 p 3 Y ss.

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5 HEINRICH RI KERT

tica no le precede, al comienzo de sus investigaciones, ma-terial dado alguno del cual tuviera que separar las n ~ t a s

esenciales para sus conceptos; más bien l l ~ crea el matenal ;de ello se sigue que no creará nada inesencIal e n el senudoacabado de ind icar- que luego tuviera que abandonar. Aquíno cabe hablar de una formación de conceptos por abstrac-ción. Podría parecer que la geometría, al considerar figuras

dibujadas, tuviera que hacer abstracción de la materia y elcolor con que están dibujadas, aún más de la imperfecCIónde las líneas y puntos dibujados, los cuales son SIempre dehecho puras superficies coloreadas. Pero esa especie de abs-tracción no coincide con la que antes consideramos. Antesde poder dibujar una figura geométrica debo haber formadosu concepto. Si luego, por la naturaleza misma de las cosasse mezclan elementos inesenciales en su representación sen-sible, m i concepto no queda afectado por ellos y no tengonecesidad de hacer abstracción expresa de ellos.

Otra cosa sucede a buen seguro si c o n algunos sensualis-

tas extremos para quienes el carácter lógico de la matemáticaresulta una instancia negativa muy incómoda contra susteorías- queremos ver también en esa d i s c i p l ~ n a.solamenteuna ciencia analí tica. E n caso de consIderar JustIficada esateoría, no tenemos necesidad de someter a una consideraciónpart icular a la matemática, pues aquí ~ nos concier:ne:> lasconsecuencias de esa teoría para la t eona del conOCImIentoy para la filosofía trascendental. Las definiciones m a ~ e ? á t i -

cas no se dist inguir ían en nada, entonces, de las definIclOnesde las ciencias naturales obtenidas por inducción. En cam-bio, si suponemos que la matemática no fonna sus conceptos

por abstracción sino por construcción y que esto su :edeal menos en algunas matemáticas, no pueden negarlo nI losmás audaces sensual is tas- resultará claro que no puede haber.una distinción entre notas esenciales e inesenciales delos objetos, en el significado de esas palabras consideradohasta ahora. a mayor parte de lo que se ha escrito sobre lasdefiniciones matemáticas corresponde al campo de la teoríadel conocimiento o filosofía trascendental, que plantea el pro-blema de la verdad o de la objetividad de los conceptos.Si prescindimos de esa cuestión, podemos fonnar como queramos u n concepto matemático: en él todo será igualmenteesencial y por lo tanto, a la metodología le es imposible

4°8

TEORÍ DE L DEFINICIÓN 53

estatuir reglas para la formación de conceptos matemáticos,del t ipo de las que regulan los conceptos de las cienciasanalíticas.

N o habrá que interpretar mal estas observaciones. De ningún modo debemos decir que no hay límite lógico fijo alguno para la fonnación de definiciones matemáticas; de ellose seguiría que la matemática sería un juego sin valor cien

tífico. Sólo se trata de esto: los conceptos matemáticos no serefieren, como los de las ciencias naturales, a objetos sensi-bles reales, de cuya incalculable multiplicidad haya que sepa-rar determinadas notas como esenciales; valen para un ser

ideal , en el que tqdo es igualmente esencial o falta ladistinción entre lo esencial y lo inesencial. Por lo tanto, unconcepto matemático nunca puede ser fonnado falsamente , en el sentido en que puede serlo u n concepto jurídicoo científico natural, es decir, formado de tal modo que con-tenga notas inesenciales de los objetos que comprende.

El problema de la corrección de los conceptos matemáti

cos no tiene nada que ver con nuestras consideraciones m ·

todo lógic s sobre la definición. Aquí sólo lo hemos mencionado porque hay una literatura relativamente extensa sobrelas definiciones matemáticas, en la que desempeña un Rapella cuestión de las llamadas definición nominal y definición real , y se discuten los intentos por definir las formacionesmatemáticas más simples, como la línea recta, etc. Apropósito de otros temas, aún tendremos que ocuparnos, de.

. nuevo, con las definiciones matemáticas. Aquí, en la teoría

. de las notas esenciales sólo se trataba de dejar sentado quehay una especie de fonnación conceptual que podemos deno

minar una construcción libre mediante síntesis de elementosconceptuales; a ésta no precede análisis alguno que separelas notas esenciales a la formación del concepto, entre unamultiplicidad de notas parcialmente inesenciales. El trabajoque precede a la síntesis matemática y que se refiere a ele-mentos de los conceptos matemáticos, no constituye un problema metodológico de la teoría de la definición y no corres-ponde, por lo tanto, a este tema.

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III . D E F I N I C I ó N y CONCEPTO

r. iferencia entre definiciones analíticas y definicionessintéticas

HEMOS H E C H O conocimiento, así de dos especies de definiciones que suelen llamarse - según las ciencias a que se aplic a n - definiciones analíticas y sintéticas. Con todo, esos nombres son poco significativos. En Ueberweg encontramos laobservación de que esa distinción atañe no tanto al carácterde la misma definición cuanto a su t ipo de génesis en elsujeto. 1 Pero también esta afirmación es sólo relativamentecierta. En efecto puesto que en la definición, por cuanto esformación de un concepto se trata siempre de la composiciónde varias notas, la génesis de la definición no puede llamarse

analítica , en sentido estricto. La distinción se basa másbien en que el trabajo preparatorio a la formación del con-cepto en un caso ha obtenido el material por un análisisde sus elementos y ha logrado excluir las notas inesencialesa part ir de representaciones generales , en el otro caso encambio, ha compuesto en un concepto elementos de la defi-nición que aún no habían estado reunidos en una representación y no necesitaban por lo tanto obtenerse por análisis.

No parece de por sí adecuado l lamar analítica a unadefinición, siguiendo la denominación del acto de pensamiento que la precede pero que ha concluido antes de quepueda efectuarse la auténtica definición, como determinaciónconceptual; ese nombre resulta tanto menos pertinente cuanto que la definición, al formar el concepto, representa siempre una síntesis. Según esto la definición analítica, en cuanto formación del concepto, sería una síntesis analítica. Perohabría que abandonar completamente esta designación sipudiéranlOs mostrar que estas dos especies de definición pue-

1 op c i t ~ 61 p 172 .

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den ponerse en contradicción con otro acto de pensamientoaún no considerado; y ese acto -pues to que es a la vez definición y análisis-'- debe llamarse con toda propiedad definición analítica.

En un lugar anter ior de este escrito' indicamos que, antesde que la definición pueda encontrar su expresión verbal,debe haber transcurrido u n proceso lógico de pensamientoen el que se forma el concepto. Nuestra investigación se haocupado provisionalmente sólo de ese proceso de formacióndel concepto; la definición se nos ha presentado e n la medida en que la hemos tratado hasta ahora- como la síntesisen conceptos de las notas esenciales de los objetos. Estos conceptos debían servir de sujetos o predicados en los juicioscuyo sistema constituye lo que llamamos una ciencia. Unaciencia no surje de golpe, sino al través de una elaboraciónprogresiva de la experiencia o mediante una construcción deconceptos. Cada concepto forma uno de los elementos conque se construye el sistema. En él está cristalizado, al mismo

tiempo, u n resultado de trabajo científico. Hasta aquí habíamos llegado.

Pero esto no basta para concluir la teoría de la definición.El concepto ha de dividirse también en sus elementos, paradestacar su significación en la totalidad del conocimientocientífico. Con lo cual volvemos de nuevo a la definición enel sentido bien conocido en que casi exclusivamente sueleconsiderársela, es deór, en e sentido de un análisis del con-cepto. Entonces aparece siempre como una proposición queindica la significación de una palabra. Con todo, tampocoahora es una explicación verbal; "explica" el concepto pen

sado con el nombre. Lo cual es necesario, pues el conceptoen cuanto tal - que , como sabemos, es una síntesis de lasnotas esenciales del o b j e t o - resulta sin fruto para las investigaciones científicas, de considerarlo solamente en su carácter de simple composición. La definición como síntesis haconsignado en el concepto los resultados de un trabajo científico precedente; y e concepto debe conservar esos resultados hasta necesitarlos de nuevo para u n trabajo ulterior.Pero para utilizarlos, tenemos que extraerlos del conceptofijo, ya constituido, volverlos en cierto modo vivos de nuevo;y lo mejor es l lamar "definición analítica" al acto de pensa-

2 Véase supr p 33

TEORÍ DE L DEFINICIÓN 7

miento que divide e concepto en sus elementos, con ese fin,para distinguirla de la anter ior formación de concepto, la"definición sintética".

Nosotros emplearemos en adelante las expresiones "definición analítica" y "definición sintética" en u n sentido enteramente distinto al que suele emplearse en la lógica. N ose trata de la distinción entre dos especies de ciencias, unade las cuales empezaría sus investigaciones con u n análisis deobjetos dados, y la otra con construcciones libres mediante síntesis de elementos; por lo cual unas tendrían e nombre de "ciencias analíticas" y las otras el de "ciencias sintéticas". Se trata, más bien, de dos actos de formación y divi-sión de concepto, que se efectúan por igual en ambas especies de ciencias, y que operan en las matemáticas exactamente en la misma forma que en cualquier ciencia empírica. Hay que separar con precisión entre sí estos dos actosde pensamiento; por eso empleamos nosotros dos términosespecíficos para los dos procesos, uno de los cuales expresa

una síntesis conceptual de las notas esenciales del objeto, elotro u n análisis del concepto en sus notas. Según esto, es

obvio que una definición analítica sólo puede efectuarse sila precede una definición sintética; por lo tanto, la definiciónanalítica implica la sintética y, por fin, podemos hablar dedefinición sin agregarle ningún adjetivo para designar el actode pensamiento en su conjunto, que comprende tanto la síntesis como e análisis.

2 Concep to y juicio.

Antes de abandonar la definición sintética, trabajo preparatorio de la definición propiamente tal, la analítica; antes deprecisar las reglas de la definición como división de concepto, tenemos que investigar e lugar que ocupan ambosactos de pensamiento en e sistema de las formas lógicas.Con tal fin, no haremos sino sacar algunas consecuencias delo antes expuesto.

Cuando hablábamos hasta ahora de definición, siemprenos referíamos ·con esa palabra - c o m o expresamente indicamos- al acto de definir. Sin embargo, como sabemos, ellenguaje'emplea también la palabra definición para designare producto que se origina en el acto de definir, esto es, lo

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definitum. Según lo que expusimos antes, ahora ya no podemos dudar de que la definición en este segundo sentido s

totalmente , déntica al concepto.Por más obvia que parezca, esta idea sólo se encuentra

expuesta expresamente por primera vez a nuestro conoci-m i e n t o - en Sigwarl. Una representación d i c e sólo es unconcepto si es clara, es decir, si lo pensado en ella es perfec

tamente consciente. La definición es pues el mismo con·cepto; no algo distinto del concepto.' Esta proposición deSigwart no concuerda con su determinación de la definicióncomo mera explicación verbal, pero es sin duda correcta;sólo es sorprendente que Sigwart, quien llama juicio a la de-finición considerada según esta perspectiva, no haya sacadouna consecuencia que no sólo resulta sencilla, sino quetambién significa fundamentalmente una elaboración ulte·r ior de la lógica en la dirección que él mismo le imprimió.

La definición en cuanto producto o en cuanto definitumes - c o m o sabemos- el concepto. Ahora bien, ¿qué es, según

esto, el concepto mismo?Si consideramos el proceso de división del concepto, senos presenta éste bajo la forma del juicio. La lógica tambiénllama juicio a la definición analítica, ordinariamente llamadadefinición a secas; aquí por juicio debemos entender todala formación de pensamiento correspondiente a la oraciónexpresada o por ella mentada, a diferencia de la significaciónde la palabra singular, que sólo representa una parte delcontenido lógico. En la mayoría de los casos y en sentidoestricto, deberíamos llamar un complejo de juicios a ladefinición que enumera varias notas; pues la indicación decada nota es siempre un juicio, y en la definición se tratade un complejo de juicios analíticos que destacan expresamente todo lo que antes estaba pensado en el concepto.La definición analítica, por lo tanto, transforma el con-cepto en un juicio o en una serie de juicios, cuyo sujetorepresenta en cada caso el concepto por analizar y cuyo predicado representa las notas que la definición sintética hayaincluido previamente en él como notas esenciales.

Si observamos ahora que la indicación del contenido de unconcepto, lo que la lógica llama enumeración de sus notas,consta de una serie de juicios, podemos concluir que la defi-

a op c i t ~p 387

TEORÍ DE L DEFINICIÓN 59

nición sintética, la cual designábamos como una composiciónde notas, debe constar también de una serie de juicios. N onos percatamos tan claramente de esto, porque nunca te-nemos ocasión de llevar al cabo verbalmente ese acto de for-mación del concepto, expresándolo en una oración; pero esclaro que la síntesis de elementos no puede efectuarse deningnna otra manera que por medio de juicios. Así pues, la

definición sintética que compone las notas se nos aparececomo el acto de pensamiento que la definición analítica sóloutiliza para invertirlo, para dividir el concepto en sus juicios; en consecuencia, podemos designar la definición sintética: el tránsito del juicio al concepto y, a la inversa, ladefinición analítica, que separa de nuevo las notas: el trán-sito del concepto al juicio.

Ahora sabemos que el ideal lógico de nuestro conocimiento consiste en u n sistema completo de juicios cuyos sujetosy predicados son conceptos constantes, esto es, conceptos defi-nidos. Pensemos que esta sistematización de nuestro saber se

hubiese llevado al cabo en todas direcciones: podríamos en-tonces comparar el contenido de nuestro conocimiento conuna red de hilos, en la cual los puntos nodales fijos representarían los conceptos los ,hilos que van de u n nudo a otrodesignarían las relaciones entre conceptos, es decir, los jui-cios. Si concebimos a los hilos en su dirección hacia los puntos nodales, tenemos una analogía de la definición sintética;pues aquí los juicios se reúnen en un concepto. Por otra

. parte, tambiéri podemos comprender la cuestión en estaforma: en cierto modo, los hilos irradian e ~ eel puntonodal. en direcciones distintas; esta imagen ofrecería unaanalogía de la definición analítica; pues aquí el conceptose divide en sus juicios. Si pensamos realizada la sistematización científica del contenido del pensamiento humano, éstenunca intuir ía ese contenido en su totalidad, ni lo captar ía de modo inmediato; únicamente podría recorrerlo detal modo que tan pronto formaría conceptos con los elementos relacionados entre sí, esto es, con los juicios, tan prontoresolvería de nuevo esos conceptos en juicios; y siempreprocedería, por tanto, de modo discursivo . En sentido s-

tricto, el pensamiento sólo se movería entonces en el planodel juicio y este hecho arroja luz sobre la teoría del con-cepto.

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60 HEINRicH RICKERT

Si Juzgar parece ser la f u n c i ó n ~fundamental de nuestrop e n ~ a m i e n t ocon la que captamos la verdad, los conceptos-aS como los nudos de la red sólo constan de hi los - noson nada más que el punto de paso de juicios que se entre-cruzar:. El pensamiento vivo no puede, en verdad, permane:e r nI un momento en un concepto. Sólo puede formarloJuzgando, p a ~ ade i,:me?iato dividirlo juzgando de nuevo;

u ~ en una SIstematIZaCIón completa del saber, sólo se movena en el plano de las definiciones analíticas y sintéticas.E c.oncepto no es 'p?r lo tanto, en su contenido lógico, algod,stmto .de los ]U.'CIOS que lo forman. Cuando más, representa -SI se p ~ r ~ 1 l l t e .la e x p r e s i ó ~ _el punto ideal en que se~ n . u d a nlos JUICIOS sIngulares. SI hacemos abstracción de losp: ICIOS, n,? queda más q u ~el pensamiento de pensar los jui .CIOS reumdos en una unIdad . Mas este postulado, de pensar el ~ o n c e p t ocomo una unIdad, no puede cumplir lo elpensamIento humano; ~ n consecuencia, también podemos~ l a m a ral concepto ';Ina ,dea en sentido kantiano, a saber, laIdea de una tarea Impuesta al pensamiento humano; estatarea, t ~ n pronto se nos esclarezca su naturaleza, habrá deacompanarse de la conciencia de no poder cumplirse. DoqUIera hablamos .del con:epto c,?mo de algo unitario, perom a n e n t ~en sentIdo estnct,o .forjamos una ficción, aunqueuna ficcIon de gran valor 10gICO. Hacemos como si hubiésemos cumplid? una tarea que nunca podremos cumplir, yluego ~ e n o m I . n ~ m o sal concepto, lo mejor que podemos, uncomplejO de .JU'CIOS pensa.dos como si fueran fijos.

Esta doctrIna, que .eqUIpara el contenido lógico del concepto con el contemdo del juicio, está en contradiccióncon las teorias tradicionales de la lógica. 4 Ordinariamen e se

4 En principio, también en este respecto ha sido abandonada la tradiciónpor a I g ~ n o sautores. Sigwart, por ejemplo, se ve impelido con necesidad a la~ o n : e p C l ó ndel concepto desarrollada arriba; lo que, por cierto, na parece~ c h n a d oa conceder, co:nforme a algunas explicaciones de su doctrina diri.g : t ~ a s~ o n t r a~ u u d . ~ .~ é a s e :Logische Fragen [ Cuestiones· lógicas ], enV z e r t e l l a h T s s ~ h r z f tfu: wzssenschaftliche Philosophie, 1880, t. IV, p. 4s 6}. Enla Erkenntmstheorettsche Logik (Lógica según l teoría del conOcimiento)de SCHUPPE',,1878, p. 1:7. >: s ~ ; se e n c ~ : n t r aexpresamente la doctrina de q u ~el : o . n ~ e p t o c 0 n . s ~ a . d e J U l C I O ~.-Tamb1en A. RIEHL dijo, en su PhilosophischerK.ntlclsm us C ~ l t ~ ~ t s ~ of i l o s o f i c o ) ~1879, II. 1, p. 224: Los conceptos son juiCIOS en. p o ~ e n C I a .Sm ~ m b a r g o ,posteriormente, en sus Beitriige zur Logik(Contnbuctones a la l ó g l c a ) ~18g2, pp. 14 Y ss. ha aclarado que las definicio-nes no ~ o nsentencias, aU?9.ue tienen la forma de sentencias ; en corres-pondencIa, en la nueva edICIón del Kriticismus (t. II, p. 259), la oración los

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN

considera el concepto como una etapa anterior del pensamiento, y el juicio como una relación entre dos conceptos.La afirmación de que el concepto definido no es, en su con-tenido lógico, nada más que un juicio en una forma pecu-liar, un juicio en cierto modo puesto de lado para su usoposterior, parecerá a muchos una paradoja. Si bien, conforme a lo anterior, tal vez se conceda que la definición como

producto solamente puede distinguirse del acto de definición,en que aquella trata de comprender los juicios en una unidad, sin embargo se verá en el concepto mismo algo dife-rente del juicio. Vamos a t ratar de mostrar, por lo tanto, larazón de la gran difusión de esta concepción errónea aaclarar así, a la vez, nuestra opinión desde otra faceta; locual es necesario para llegar a una doctrina definitiva sobrela definición y su significación lógica.

J Insuficiencia de la teoría tradicional del concepto

Sabemos que la lógica considera el concepto como la re-presentación general que se distingue por su constancia delas demás representaciones generales; y la relación entreel concepto lógico y la representación general suele ilustrarsecon ejemplos de la ciencia natural descriptiva, como tambiénlo hemos hecho nosotros. Sin embargo, hay que tener cuidadocon esos ejemplos; pues si se utiliza para ilustrar esas relaciones el concepto de un animal o de una planta, fácilmentese introduce una imagen sensible determinada en el conte-

nido ~ ~ < l eesos conceptos; las proposiciones acerca del con-cepto aparecen entonces como si el c;oncepto fuera, no unasignificación verbal, sino una imagen intuitiva, general aunque determinada con, precisión. Por ejemplo, si por u n ladohablo de la representación general de un árbol y por el otrodel concepto de árbol, y trato de dilucidar mejor uno de losdos, el concepto o la representación, tal vez lo logre mejorsi me represento la imagen intuitiva de un árbol y a la vez

conceptos son juicios en potencia se encuentra cambiada en: los concep tos sondefinici<mes en patencia .-Luego, WINDELBAND ha abierto el camino a unatransformación de la teoría tradicional en su escrito. Beitrage zur Lehre vomnegativen Urteil ( Contribuciones a la teoría del juicio negativo ) (Véase:Strassburger Abhandlungen zur Philosophie, zum 70 Geburststage van E.Zeller 1884, pp. 180 Y ss.).-Véase también, por fin, E. LASK, Die Lehre vomUrteil (Doctrina del juicio), 1912, pp. 49 Y SS., Y la literatura allí citada.

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· HEINRICH RICKERT

t ~ n g oel ~ e n ~ a ~ i e n t ode que no importan las distintas propIedades mdI.vIduales de esa imagen. En la representaciónno se .determma cuáles sean las propiedades que importan;hoy p.,enso en otras distintas que mañana; en el concepto, encambIO, las notas están fijadas, una vez por todas comodementos esenciales de la cosa. '

Mientras se trate de cosas semejantes a un árbol esta ma

nera de considerar la cuestión parece del todo co ;vincente.¿Pero es posible, en verdad, agotar la cuestión con tales ejemplos? Lotze, cuya teoría del concepto ha justificado una mult I tud de errores, distingue ya expresamente entre los conceptos generales que captamos en una intuición y los que sóloc ~ p t a m o sen un pensamiento ; pero aun éstos pueden llevarSIempre - s e g ú n é l - a una configuración intuitiva aunq.'-'e enteramente divergente del concepto . ' Así, la ' intuiCIón todavía desempeña aquí un papel importante en el concepto; aunque Lotze ha rebasado también con mucho la~ e o r í _ ac o r r i ~ n t edel concepto, no ha l l e g a d ~lo bastant: le

JOs. El smtIo claramente la insuficiencia de la doctrina de queel concepto s e ~ a .una suma de notas. Arriba aceptamos supro¡;uesta de utIlIzar, en vez de la fónnula S = a b c . . . ,la fonnula S = F (a, b, c . . . , la cual debería indicar quea, b, c, para dar el valor de S, deben enlazarse en una fonnaque puede i n d i ~ a r s eCOI) precisión en u n caso singular, peroresulta muy vanable en lo general ; pero con esto no se halogrado mucho todavía. La construcción de esas fónnulas nopuede acercarnos, por principio, a la verdadera dilucidaciónde la cuestión. El aparato de letras, círculos, etc., inventadopor el f o n n a l i ~ ~ ológico, puede tener un valor pedagógico;mas es muy faol llegar : la idea de que con ese aparatose capta la verdadera esenCIa del pensamiento lógico, y entonces conduce a los errores más graves. ¿No ha querido demost rar u n hombre como. Fr. A. ~ a n t ? econ toda seriedad ygran agudeza, que el ngor del sIlogIsmo se basa en la intuición m a t e ~ á t i c aque se .nos impone al mirar las figuras usadas para Ilustrar los dIferentes modos del razonamiento?

~ d ala teoría de las notas, y la teoría ligada a ella queconCIbe el concepto. . ~ m ouna representación general y detennmada con precIslOn, es esquemática y superficiaL To -

> op cit., pp 49 Y sso Logische Studien Estudios de lógica . editados por H. COHEN 18 77 .

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN

memos por ejemplos cosas distintas de animales o plantas,digamos la enfennedad . También de ella tengo una representación y u n concepto. A la representación sólo puedoacceder si pienso en un hombre enfermo, justamente en unoque padezca de una enfermedad detenninada, y prescindoluego deliberadamente de sus caracteres individuales. Con elconcepto de enfennedad se trata, en cambio, de algo entera

mente distinto. Cohnheim - p o r e jemplo- define la enfermedad: el estado de un cuerpo en que la divergencia respectodel proceso nonnal , es decir, sano es tan fuerte que losmecanismos reguladores de una o varias qmdiciones vitalesya no alcanzan a efectuar sin obstáculo los distintos procesosvitales ;7 aquí resulta difícil comprender lo que queremoshacer con la teoría usual de las notas para tratar con unconcepto semejante, y cómo podemos hablar aquí todavíade una intuición sensible como de u n elemento esenciaLEsta definición, de haberla comprendido, evocaría más bienante todo en la conciencia una serie de leyes fisiológicas; y,

en caso de intuir algo además de esas leyes, lo esencial noradicaría en esas intuiciones sino en l especie de rel cionesque pensamos se efectúan entre las intuiciones.

Debemos por tanto liberarnos completamente de la opinión de que la imagen intuitiva sensible representada tengaalgo que ver con el concepto; debemos percatarnos de quesólo concebimos efectivamente una cosa cuando podemosprescindir de la intuición sensible. Precisamente los ejemplos tomados de las ciencias naturales descriptivas, de las que-procedió toda la teoría de las notas, nos muestran cuán pocoha captado la teoría corriente del concepto el proceso quellamamos exposición científica. Si sabemos que el caballopertenece a los solípedos, ¿hemos concebido, por ello, lo quees un caballo? Una detenninación semejante del concepto¿es acaso algo más que u n expediente al que recurrimos tansólo porque no existe todavía u n verdadero principio científico que ofrezca algo más que una clasificación externa?Toda la división en clases, géneros, especies, etc., ¿ acaso noexpresa tan sólo - c o m o ya vimos antes - un intento tosco deobtener una visión de conjunto del mundo orgánico? Noobstante, en esas ciencias que fonnan el peldaño más bajodel conocimiento humano, escoge la lógica una y otra vez

7 op cit. p 6

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HEINRICH RICKERT

sus ejemplos. Lotze ha señalado muy acertadamente qU e lasubordinación de algo a las representaciones generales animal o planta , no comprende realmente un objeto. bajoun concepto, sino tan sólo difiere esa tarea, pues a m m ~ l

y planta sólo son imágenes generales. Pero lo que propIamente sea un concepto tampoco lo aprendemos de Lotze.Lotze difunde sobre la cuestión una luz indeterminada; acer-

tamos a ver que no todo sucede como habitualmente se loexpone; resulta, por tanto, m u ~sugerente; pero n.o arrojasobre las cosas un claro rayo lummoso que nos permIta conocer lo que en verdad sucede con ellas. Prescindiendo de lasexcepciones mencionadas, 8 la teoría del concepto a veces pa-rece no haber rebasado fundamentalmente las teorías de laépoca en que la ciencia, en plena concordancia con las doc-trinas lógicas, esperaba fabricar oro cociendo en una marmitajuntas sus notas, como peso, brillo, etc.

Aquí no es nuestra tarea dar una teoría acabada del con-cepto. Sólo debíamos mostrar que se comprende falsamenteel concepto si en su lugar se coloca un esquema intuitivo oun esbozo imaginativo, en el cual quedaran registradas lasnotas singulares para luego repasarlas. Debíamos m o s t r ~quela teoría de la definición como instrumento de la exposICIónconceptual científica, no puede comprenderse si se intentadilucidarla con ejemplos tales como el hombre es un bípedoimplume .

El remanente que parece tener el concepto respecto de. ladefinición, en la mayoría de los casos, es la imagen intuitivasensible a la que nos referimos en los ejemplos usuales de lalógica; pero ésta es completamente in esencial y por tanto,nada tiene que ver con el concepto mismo. Debemos consi-derar el concepto definido científicamente como una formacaracterística del juicio. Con ejemplos tomados de las cienciasexplicativas podría mostrarse fácilmente cómo los conceptos·pueden traducirse en juicios de modo tan completo quenada quedaría sin traducir, salvo el pensamiento de que, s o s

juicios deben formar una unidad. Conceptos de la frslCa,como el de la gravitación, y otros conceptos de leyes, aclarandel todo este punto. El concepto de gravitación, en su con-tenido científico, es idéntico a la ley de la gravitación; y lasleyes son siempre juicios.

Véase supra p. 62 n. 4.

4 2 0

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN

Sin embargo, precisamente este juicio puede también provocar reservas, es decir, puede suscitar la apariencia de quenuestra teoría sólo abarcaría una parte de los conceptos científicos y, por lo tanto, habría que añadirle algo más paraexplicar nuestra doctrina y descartar objeciones.

Hicimos resaltar que el contenido esencial del conceptono consiste en las imágenes intuitivas que fácilmente acuden

al comprender la significación verbal, sino q.ue ha de h a l l a ~ s een las relaciones que - s e g ú n pensamos- eXIsten entre las In-tuiciones; o p a r a emplear las expresiones usua les- que en elconcepto no se trata de representaciones sino de : r e l a c i ~ -

nes entre representaciones . Así pues, parece como SI hubleramos opuesto conceptos de relaciones a conceptos de cosas;y Sigwart enlazó con esta distinción una objeción. contranuestros argumentos.- Según Sigwart, nuestra teoría tendríarazón al sostener que el concepto debe comprenderse comopunto de unión de juicios y en ellos se desarrolla; con todo,iría demasiado lejos. Si cualquier concepto es tan sólo un

complejo de juicios, ¿qué serán los sujetos y predicados desos juicios? Nosotros habríamos pasado por alto que en

nuestros conceptos están contenidas determinadas síntesis quehacen posible reunir efectivamente en una unidad una can-tidad de juicios . Aun si concedemos que el concepto degravitación es idéntico a la ley de.]a gravitación, sólo es talpor ser un concepto de relación, no u n concepto de cosas;presupone masas gravitacionales . En suma, nuestra exposI-ción sería unilateral -p iensa Sigwar t - porque sólo subrayaun punto de vista en sí mismo correcto. .

Para juzgar de esta objeción hay que separar dos argu

mentos. Primero, en lo que respecta a la distinción entre con-ceptos de relaciones y conceptos de cosas, no hay que identificar esta distinción con la que media entre representacionesy relaciones entre representaciones . N o sólo el conceptode gravitación, como concepto de una relación entre masas,consta de juicios; también el concepto mismo de masa , ensu contenido esencial, es un complejo de juicios, en la medidaen que se trata de u n concepto d e . f i n i ~ o~ e masa 1: no de u ~

representación general en el sentIdo mdrcado. DIcho en ter-minas generales: no sólo los conceptos e relaciones están

\ Véase la crítica de SIGWART a este escrito en la Gottinger gelehrte n-z e i g e n ~18go n pp. 49-55.

4 21

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compuestos de relaciones en su contenido lógico; de cualquierotro objeto, por lo tanto también de una cosa puede for-marse un concepto que consta de relaciones o de conexionesentre representaciones.

De lo cual se sigue que nuestra teoría no sólo es válidapara conceptos de relaciones. No hay que confundir la estruc-tura del contenido del concepto con la estructura de losobjetos que comprende el concepto. Las definiciones deconceptos de cosas traducen en juicios representaciones ge-nerales de cosas de la misma manera que las definicionesde conceptos, de relaciones. Por más importante que puedaser en otros respectos,10 la distinción entre conceptos de cosasy conceptos de relaciones carece de toda significación en estacuestión.

Con todo, aún no nos hemos referido a otra objeción másgeneral de Sigwart. Si cualquier concepto es un complejode juicios, ¿qué serán los sujetos y predicados de esOS juicios?Esto puede preguntarse con razón y pensar que tendríamos

que llegar finalmente a conceptos que ya no se pudieran traducir en juicios.

Pero tampoco esta objeción atañe a la teoría del concep-to aquí sustentada; pues por conceptos entendemos nosotrosaquÍ solamente conceptos definidos Contra esto tampocopuede objetarse nada desde el punto de vista de Sigwart, puestambién él distingne entre el concepto y la representacióngeneral aún indeterminada. Es cierto, sin duda, que la reso-lución de los conceptos en juicios no puede proseguirse indefinidamente y que, por tanto, no todos los juicios tienen sujetos y predicados que consistan en conceptos definidos esto

es en juicios. De hecho, tenemos que llegar finalmente ajuicios cuyos sujetos y predicados son elementos últimos denuestro conocimiento, ya no definibles. Pero nuestra teoríano necesita adaptarse a esos conceptos . Nosotros distinguimos entre conceptos definidos y simples significaciones verbales elementos indefinibles del concepto. Todo está pues enregla: aquÍ sólo se trataba de mostrar que el concepto, en

1 Sobre este punto, véase mi libro: Die Grenzen der naturwissenschaft-lidIen BegrifJsbildung. Eine logische Einleitung in die historischen Wissen-schajten Los límites de la formación de los conceptos de las ciencias natu-rales. Introducción lógica a las ciencias h i s t ó r i c a s ~1896-1902 (5 j. ed., 1929),en especial pp. 66 Y ss.) el capítulo: Conceptos de cosas y conceptos derelaciones , Allí he discutido con Sigwart esta cuestión más detenidamente.

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TEORÍA DE LA DEFINICIÓN

l medida en que s definido consta de juicios. Los argumentos de Sigwart en nada cambian la justeza de esa doctrina.

Si se quiere impugnar nuestra teoría es· menester abandonar el terreno de la lógica sigwartiana. Según ésta el juicio es una síntesis de representaciones que se lleva al cabojunto con la conciencia de su validez objetiva; y puesto quela relación válida entre esas representaciones también formaparte del contenido lógico del concepto definido, el conceptocientífico válido -precisamente según Sigwart- tiene queser una forma de juicio. La diferencia sólo puede encontrarseen la expresión verbal; en ella puede reducirse a la distinción, lógicamente inesencial, entre palabra y oración. Porlo contrario, para que también el contenido lógico del juicio-único de que aquí se t r a t a ~fuera por principio distinto delcontenido del concepto, habría que mostrar que el juicio presenta lgo más que una síntesis válida de representaciones.Resultaría, entonces, que de hecho habríamos mostrado cómoel concepto es una forma de juicio, pero sólo en l sentido

de la tradición, la cual considera el juicio como una síntesis de representaciones.

P 1; fin si queremos llegar a una teoría global del con-cepto, habremos de plantear la cuestión de si el juicio puedecomprenderse, o no, como mera relación entre representaciones; para ello parece necesario abandonar la tradicióntambién en este punto. En efecto se puede mostrar que acada sentido verdadero o f lso de una expresión correspondeun sí o un n que se añade como un nuevo momento a larelación entre representaciones;l' lo cual tiene una importancia decisiva para la relación del concepto con l juicio,

por cuanto al concepto parece faltarle precisamente ese sío no En atención a esto tampoco el concepto definido po-dría ser considerado como un complejo de juicios.

Así surge, de hecho, un problema enteramente nuevo. Sinembargo la solución fundada de esta cuestión rebasaría con

1.1. Véase S I G W . A R T ~ L o g i k ~t. 1, pp. 68 Y ss, 104 y ss.; en especial la nota ala p. 162 Y ss.

1.2 Véase mi libro: Der Gegenstand der Erkenntni s El objeto del oonod-m i e n t o ~18g2 6 1- ed., 1928), pp. 165 Y ss., Y la literatura allí citada. En eselibro discutí en especial la teoría del juicio de Sigw-art quien, comO essabido, sólo para el juicio negativo acepta el no como un cuarto elemen-to al lado del sujeto, el predicado y la cópula; en cambio rechaza el correspondiente sí para el juicio afirmativo.

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mucho los límites de una investigación sobre la definición.Nosotros sólo queríamos mostrar aquí que en el concepto hayque encontrar ya la "relación entre representaciones" quese considera decisiva para la esencia lógica del juicio; en esamedida el juicio y el concepto definido no son distintos ensu contenido lógico. Sólo de manera implícita hemos hechoreferencia al sí o no en el sentido del juicio verdadero, ya los respectivos actos de afirmación o negación, al llamaral concepto un complejo de juicios "concebidos como fijos",y separarlos así del juicio "vivo". Aquél debe carecer, porsupuesto, de, actos de afirmación y negación expresamenteejecutados.

N o obstante, esta circunstancia no excluye que su contenido lógico tenga la misma validez que el contenido deljuicio en que se efectúa la afirmación o la negación, el cuales, por tanto, u n juicio vivo." En efecto, tendrá que corresponderle esa validez para que tenga valor científico, estoes, verdad. Esta teoría sólo se ha sostenido para conceptos

científicos valiosos, no para "complejos arbitrarios de notas".Por consiguiente podemos atenernos, como antes, a la proposición siguiente: u n concepto definido y científicamente valiosoconsta, en su contenido lógico, del contenido lógico de juicios.

4 El concepto la palabra

Pero si el concepto definido, en su contenido lógico, no esnada fuera de los juicios que lo forman, y si no es posiblecumplir la tarea de comprender tácitamente esos juicios enuna unidad, ¿qué significación tiene el concepto para nuestro

conocimiento? ¿ qué quiere decir "pensar conceptualmente"?De hecho sería imposible para nosotros u n pensamientoconceptual si na se añadiera a los juicios concebidos comofijos un nuevo elemento al que todavía no hemos prestadoatención expresa. Este elemento q u e hasta ahora hemosrechazado de propósito al segundo plano de nuestras investigaciones, porque teníamos que separar entre la definición

-J.3 En mi libro sobre los limites de, la formación de los conceptos de lasciencias naturales. he ofrecido la prueba de que los conceptos científicostienen también la validez de juicios. Véase en especial el capítulo La va·lidez del concepto . Alli traté de mostrar también cómo puede fundarsey exponerse con independencia de la teoría de la definición. la teoría delconcepto aquí ,desarrollada.

4 4

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 69

como determinación del concepto y la definición como explicitación verba l - es e lenguaje. Ahora podemos ver fácilmente la peculiar significación que tiene la palabra parael proceso conceptual del pensamiento, prescindiendo enteramente de que sirva para comunicar pensamientos. Launidad del pensamiento que consideramos tarea irresoluble,se traduce por la unidad de la palabra De hecho, nunca po

dríamos llegar a un pensamiento conceptual tan complicado,si no estuviera a nuestra disposición e lenguaje para designar con una palabra los complejos de juicios que nuncapodemos aprehender como unidades; esa palabra toma elugar del. concepto, se asocia al cabo indisolublemente conlos juicios pensados como fijos y puede ser utilizada entonces como un elemento de proceso de pensamiento. Conayuda de las palabras podemos fácilmente utilizar de nuevolos resultados de la investigación científica reunidos en unconcepto, pues podemos formar nuevos juicios mediante síntesis de las significaciones implicadas en él; por fin, podemos

sentar todo un sistema de juicios cuyos sujetos y predicadosson complejos de juicios, y cuya necesidad resulta por símisma, tan pronto resolvemos l complejo en sus juicios singulares, es decir, tan pronto definimos los conceptos y dejamos que se destaquen así las relaciones en que se encuent ran respecto de otros conceptos o complejos de juicios.

Por otra parte, en la circunstancia de que todo conceptotenga .que ser designado necesariamente con una palabra, encontramos una nueva explicación de nuestra creencia de quetenemos que ver con una unidad aun en e caso de un concepto definido cuyo contenido lógico esencial {Carece de in

tuición sensible: sólo la palabra -forma la unidad y engañaacerca del hecho de que, prescindiendo de lenguaje, sólohay juicios, los cuales, al formularse expresamente, t ienenque recibir la forma de oraciones. .

No es menester hacer notar que esta teoría no es un "nominalismo". Pero la dilucidación de la verdadera esencialógica de concepto puede servir para comprender por quése defiende todavía, una y otra vez, e nominalismo, conobstinación y con cierta apariencia de justificación. Si sepregunta por lo que en la realidad corresponde propiamente al concepto general, nada general encontramos en ella,

.pues todo lo real es individual. Entonces se busca en una

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palabra la esencia de una cosa que el concepto debe ex-presar, y se piensa que lo general no es más que u n complejo de sonidos. Nosotros vemos en cambio que la palabra sóloes u n expediente para utilizar, en el proceso de pensamiento, un complejo de juicios como algo unitario, permanente;también vemos que lo general consta del contenido de losjuicios.

Ahora nos dirigimos de nuevo a la definición que hemosllamado analítica, cuya esencia ya podremos concebir fácil-mente. La definición analítica -como ya sabemos- es el juicio'que extrae de nuevo del concepto los resultados del pensamiento incluidos en él; ahora comprendemos que, en laoración que formula verbalmente ese juicio, el sujeto gra-matical será siempre la palabra que forma la unidad quesustituye a los juicios concebidos como fijos. En este sentidoes cierto que en una definición se t rata de definir la palabra. Pero sólo en ese sentido es cierto; por lo tanto, la ex-presión definición verbal nos parece tan poco adecuada

como antes. En efecto, la palabra sólo se ha introducidoaquí como un expediente externo y podría sustituirse porcualquier otra cosa. Lo esencial lógicamente no es la explicación verbal sino el análisis de su significación consistenteen juicios, es decir, la determinación del concepto.

Vemos además que la definición analítica, en atención asu formulación verbal, puede denominarse con razón un

juicio de identidad , pues indica exp'licite en una serie dejuicios el mismo contenido lógico que es pensado implicitecon una palabra; se presenta así como un juicio analíticoen el sentido de Kant. Pero de ello tampoco se signe -como

ha pensado Sigwart- 4

que la definición no procure una ex-plicación del concepto sino sólo de la palabra; pues en ellano está de u n lado la pura palabra y del otro su explicación. El sentido lógico de la proposición que define es másbien tal, que por un lado debemos pensar la significaciónde la palabra en cuanto unid d del concepto, por el otrola mism significación en cuanto divi dida en sus elementos.Sobre este supuesto, y solamente sobre él, es cierto tambiénque toda definición formulada verbalmente debe poder invertirse; su sujeto designa el mismo contenido de pensa-

lJ Véase su crítica a este escritoop

c i t ~p 54.

TEoRÍ DE L DEFINICIÓN

miento que su predicado, sólo que en forma distinta; y esindiferente que ese contenido de pensamiento aparezca enuna o en otra forma, como sujeto o como predicado. Encualquiera de los casos, hay juicios: en un caso pensadoscomo fijos en el concepto, en el otro expresamente formulados y enumerados.

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IV. GENUS P R O X I M U M y DIFFERENTl SPECIFIC

l El género y la esencia en las ciencias emp íricas

DESPUÉS DE HABER visto lo que ha de ser la definición en sucontenido lógico para ser algo más que una mera explica·ción verbal pasamos a una investigación de la forma en quesuele presentarse.

Como es sabido al definir no procedemos indicando todoslos juicios pensados en un concepto uno por uno sino quenombramos otro concepto con ayuda de una palabra y e n ·tonces le añadimos otro u otros juicios. Eventualmente esto

puede suceder por consideraciones puramente prácticas. En·tonces la metodología t a l como vimos antes- sólo podríasentar el postulado siguiente doquiera se tratara de la foromulación verbal de un pensamiento: proceder hasta dondesea posible con arreglo a un fin, es decir escoger el concepto indicado primero a modo que contenga la mayor cantidadposible de juicios del concepto por definir para necesitarenumerar la menor cantidad posible de juicios por separa·do. Pero la lógica no se contenta con ese postulado. En

ristóteles reza opurp.6 i € y ~ V 0 1 J ia ~ 8 t a - < p ~ p w v€rrn y tambiénla lógica moderna requiere que se indique el género y la

diferencia específica. Hay que tratar de aclararnos el sentidológico de ese postulado; limitaremos primero nuestras con·sideraciones a las llamadas ciencias analíticas.

Ante todo vemos que hay casos en que la indicación delgenus proximum puede ser postulada exclusivamente porconsideraciones externas de conveniencia con el supuesto deque el contenido de la ciencia respectiva tiene una formasemejante a la pirámide platónica de conceptos. En el s so

tema de Lineo la mejor manera de determinar un animalo una planta será por género y diferencia por ser la víamás corta para señalar al organismo correspondiente su pues·

to en el sistema. El postulado de indicar elgénero

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74 HEINRICH RICKERT

plica aquí porque esa forma de definición es la más cómoda.Pero -como ya señalamos- esa división completa de ~ s

ciencias descriptivas es sólamente el resultado de una clasI-ficación más o menos arbitraria; aunque es muy útil también, por cuanto hace posible una visión de conjunto y unafácil ordenación de la mayoría de los fenómenos nuevos,respecto del conocimiento de la esencia de las cosas no logracasi nada. Tenemos que prescindir pues de los sistemas delas ciencias naturales descriptivas y preguntar por el valorque tenga indicar el g nus proximum en las ciencias que nosólo tratan de clasificar'sus objetos. Aristóteles requería quese indicara el ylvo precisamente por ser la expresión de la

esencia ; cuando la definición subordinaba al ylvo un ob-jeto, debía por ello mismo a la vez concebirlo. Surge así lapregunta: si prescindimos de las razones externas de conve-niencia, ¿la indicacióp del género tiene todavía un valorteórico autónomo para quien haya abandonado la metafísica aristotélica y ya no pueda pretender de la definición unaindicación metafísica de la esencia en el sentido antiguo?La palabra esencia tiene una significación múltiple. Encaso de significar como en Aristóteles el fundamento últimode las cosas, o como en Hegel el ser absoluto frente a laexistencia meramente dada de las cosas, la metodología nadatiene que ver con ella. Mas también las ciencias empíricashablan de fundar la esencia de una cosa. Entonces, patentemente no entienden por conocimiento de la esencia más queel mayor conocimiento a que pueden aspirar, a saber, ladilucidación del nexo de las l y s de la naturaleza. Ahorabien, ¿la indicación del género, en cuanto indicación de la

esencia de una cosa, cobra sentido también para las cienciasnaturales, de modo que tengamos razón en conservar lafórmula aristotélica en la lógica moderna?

Nos aclararemos esto más fácilmente con dos ejemplos.Cuando el zoólogo define un perro como un mamífero contales y cuales características, no podemos decir que haya indicado la esencia de un perro; pero antes vimos que lasciencias naturales descriptivas no nos ofrecen los ejemplosque necesitamos para comprender el proceso de un conoci-miento científico efectivo. Vamos mejor a aclararnos quécosa logra el físico cuando subordina un fenómeno a unconcepto; escogeremos otra vez el concepto de gravitación.

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TEORÍ DE L DEFINICIÓN 75

Cualquier hombre sabe, aun sin física, que un cuerpotiene la tendencia a venirse a tierra y cae si no se leimpide. Cualquiera tiene una representación general deesta caída de los cuerpos, pues a menudo ha visto caer pie-dras, manzanas, plumas u otros cuerpos ; entre otras cosas,sabe que unos cuerpos caen más rápida, otros más lentamente. Ahora bien, el físico convierte cualquier representacióngeneral de caída en un concepto científico, es decir, porrazones sabidas, rechaza por inesencial la mayor o menorvelocidad y conserva el resto: un movimiento uniformementeacelerado de los cuerpos hacia el centro de la tierra. Ahorael físico concibe cualquier caída de uñ cuerpo como expresión particular del movimiento general de caída y determina las diferencias específicas a partir de las condiciones delmedio por el que cae el cuerpo y de la magnitud de su pesoespecífico. Posteriormente el físico descubre que todos loscuerpos parecen conducirse en el espacio universal como sise atrajeran, de modo que su atracción es proporcional al

producto de sus masas e inversamente proporcional al cua-drado de su distancia. Con este descubrimiento también lacaída general hacia la tierra queda concebida como un casoespecial de la gravitación- más general. ¿Qué significa estodesde una perspectiva lógica?

Cuando el físico define la caída de una manzana ,indicando el concepto general de caída, y este concepto indicandola gravitación universal, obviamente ha logrado mucho másque el zoólogo cuando indicaba en la definición de un perroel concepto de mamífero, y definía éste con el de vertebrado.El zoólogo subordina su' objeto a una representación gene-

ral que no necesita ser más que una imagen indeterminada;con la definición le señala Su lugar en el sistema. El físico,en cambio, concibe el caso singular como fenómeno de unal y general que regula todos los cuerpos.

, Según lo anterior, podemos fácilmente comprender el sen-tido que aún puede tener hoy el postulado lógico de definirmediante la indicación del género. La definición que indicael género, en el último caso que consideramos, logra formalmente lo mismo que la optul'Ó' aristotélica. Para Aristótelesel ylvo era la expresión de la forma pura, que siempre es yse aparece fenoménicamente en las cosas individuales y transitorias; para nosotros, el género es ' la expresión de la ley

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válida intemporalmente, que siempre encontramos de nuevo en los fenómenos cambiantes. Si el concepto consta dejuicios que contienen una ley, de hecho procura el mayorconocimiento acerca de la esencia de las cosas al que podamos aspirar dentro de las ciencias empíricas. Basada en estesupuesto, la metodología requiere con razón de una defini-ción que indique el género. Definir significa pues d e nue

vo como en Aristóteles- concebir la esencia de una cosa.Al mismo tiempo, esto vuelve a confirmar nuestra inter

pretación del concepto como una forma peculiar de juicio.Afirmar que el concepto expresa una ley carece de sentidomientras se entienda- por concepto una representación ge-neral ' con notas fijadas con precisión; y no se comprendelo que podrían lograr para el conocimiento de la esenciaconceptos semejantes. Pero si hemos admit ido que el con-cepto es un. juicio utilizado como unidad con ayuda de unapalabra, resulta claro de inmediato que la ciencia debe tratarde formar conceptos que consten de juicios necesarios y que,

por lo tanto, ya no se distingan de una ley en Su contenidoy procuren así un conocimiento concluso. Como ya dijimos,el concepto de gravitación y la ley de la gravitación, en atención a su contenido teórico, son completamente idénticospara el conocimiento; una definición que subordine u n fe-nómeno a ese concepto expresa su esencia , en la medidaen que esta palabra pueda tener u n sentido en las cienciasempíricas.

2 El género en la matemática

En las ciencias llamadas sintéticas,se

presentanlas cosas

enotra forma, por la naturaleza misma del asunto. La lógicasuele escoger a menudo ejemplos de la matemática paraaclarar las relaciones de subordinación y supraordinación delos conceptos. Entonces define el cuadrado como el rectángulo de lados iguales, el rectángulo como el paralelogramode ángulos rectos, el paralelogramo como el cuadrángulo dediagonales iguales, etc. Pero apenas es menester hacer notarque esas subordinaciones al genus proximum en la lógica sólotienen valor de ejemplos, pero no pueden expresar el procedimiento metodológico propio de la formación matemática de los conceptos. Así como en matemáticas tiene escaso

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TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 77sentido hablar de notas esenciales e inesenciales del objetoy respectivamente, de elementos esenciales e inesenciales delconcepto, tampoco hay que pensar que en la matemática sea ~ e p t ela definición por genus proximum y differentia spe-czfica por razones distintas a la conveniencia externa.

Lo anter ior se vincula al carácter peculiar de los objetosde la matemática. En ella no hay fenómenos reales contin

gentes , que nos esforcemos por comprender como formasespeciales de una ley general y en los que separemos lo esen-cial de lo inesencial; cada objeto singular, si es un objetomatemático, forma, en cuanto ser ideal , la expresión perfecta del concepto matemático, Lo inesencial no cabe en unobjeto matemático. En este respecto, el ser matemático esdistinto por principio del ser empírico sensible.

Lo cual no debe entenderse en el sentido de que coinci-dan en la matemática el concepto y el objeto. El conceptomatemático de triángulo es distinto al triángulo matemáticomismo. Lo cual se desprende de que el concepto matemáti

co de triángulo es uno y el mismo, es idéntico, mientras quehay muchos triángulos matemáticos a discreción, que a lomás pueden ser iguales entre sí. Sólo queremos decir lo si-guiente: nunca podemos tener duda acerca de cómo definiranalíticamente u n concepto matemático que haya sido ad-quir ido por síntesis. Sólo es menester indicar lo que hicimoscuando lo formamos; el. género al cual está subordinado notiene significación lógica alguna; a lo' más será importantepara la formulación verbal, por razones de conveniencia.

Esta observación suscitará tal vez una objeción, porque enlas disertaciones sobre la definición matemática no suele

distinguirse - a h o r a menos que antes - entre lo que sólo esuna formulación verbal exteriormente conveniente y lo queen . verdad corresponde a l a forma lógica necesaria de ladeterminación del concepto. Y si ambas cosas se confunden,resulta claro que en la matemática sólo puede postularse ladefinición por genus proximum y differenti a specifica cuando se quiere llegar lo más rápidamente posible a la meta,

l. Cuando se piensa en otra fonna. y no se distingue por ejemplo, entreel concepto del número uno y el número uno mismo se confunde igual-dad con identidad. Véase este punto en mi ensayo: Das Eine, die Einheitund die Eins ( Lo uno la unidad y el número uno ), Lagos t I1 191.2pp 26 Y ss., ~ ed. en Heildelberger bhandlungen ZU PhilosoPhie und ihrerGeschichte 1 1924.

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8 HEINRI H RICKERT

s decir, cuando resul ta la fonna más cómoda de exposiciónerbal. Y esto no lo será, en modo alguno, en todos los casos;un prescindiendo de ello, el género común no tiene en lalatemática, de todos modos, el sentido lógico que puedeobrar en las ciencias naturales. En éstas - c o m o vimosa.bía q ~ dar una nueva significación al antiguo postuladoTlstotéhco, puesto que la comprensión de la ley natural too

laba el lugar del conocimiento metafísico de la esencia.obre este supuesto, el género en cuanto concepto de l eyes1 forma más alta de conocimiento que aprehende la esen·ia; así también queda lógicamente justificada la subordi,ación a ese concepto: lo aprehendido como caso especiale la ley general es concebido verdaderamente n sus eleClentos esenciales . El postulado de indicar el genus proxi-~ u y la differentia specifica no proviene aquí, en modo19uno, de la necesidad de una exposición verbal lo másómoda posible. Por lo contrario, en la matemática no pue~ e hablarse de una jerarquía de conceptos semejante a

1 que existe en las ciencias naturales. Pero sin ella tampocoe puede fundar lógicamente el requerimiento de definir,or género y diferencia. Más bien, en los conceptos mate áticos hay que fonnular expresamente todos los juicios de[ue. constan, para que sean completamente definidos, esleclT, para que cobremos plena conciencia de su contenidoi e ~ t í f i c oPor ~ n ose justifica la proposición de que la di ISIOnmatemátIca de los conceptos ha de corresponder exacamente a su formación, y de que no existe ninguna otraegla metodológica particular para efectuar definiciones maemáticas por medio del análisis de conceptos.

434

V. D E F I N I C I ó N NOMINAL y DEFINICIóN REAL

1 Nombres cosas y conceptos

SÓLOnos queda ahora dilucidar explícitamente, tomando porbas.e .nuestros, resultados, las teorías muy socorridas de la defimcIón nommal y la definición real.

Hemos mostrado que no debería usarse la expresión definición nominal como lo hace Sigwart. De hacerlo, definición significaría algo que nada tiene ya en común con elóp 'p.ó, aristotélico, También podemos decir con Sigwart, sinduda, que es conveniente para el lenguaje distinguir entrela formación del concepto y la definición, y entender pordefinición únicamente la oración que establece la significación de una palabra. Sólo que en lo anterior no hay quefundar la doctr ina de que, bajo el rubro definición enlos tratados de lógica, no se encuentran procesos de pensamiento sino oraciones formuladas verbalmente;l pues en loslibros se, encuentran oraciones fonnuladas verbalmente, bajotodos los rubros; no obstante, la lógica no trata en modoalguno de las oraciones, sino de los pensamientos inherentesa ellas, o de su contenido lógico.

En efecto, la pregunta acerca del objeto a que mejor seaplique la palabra definición es una pregunta tenninológica -'- como por lo demás acepta Sigwart. Por consiguiente,si se quiere llamar definición únicamente a las explicaciones

verbales, puede hacerse tal cosa. Pero con ese supuesto, laexpresión definición nominal resulta completamente errónea porque suscita la apariencia de que hubiera otra especiede definición; además, la teoría de la definición ya no constituye, entonces, una parte esencial de la metodología. N otrata de ningún problema lógico, sino tan sólo de la formade expresión verbal más adecuada.

Lo que corresponde a la lógica como óp,up.ó, es siempre ladetenninación del concepto; o - c o m o vimos con mayor precisión- tanto la fonnación como la división del concepto,

: En la crítica a este escrito, op c i t ~P 50.

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80 HEINRICH RICKERT

Mientras se disputaba sobre si los conceptos definidos eransólo nombres generales u objetos generales, aún tenían sentido las designaciones definición nominal y definiciónreal . Pero sin esa cuestión metafísica sobre realidades generales, las expresiones han perdido esa significación y deberían:, por lo tanto, abandonarse.

Tampoco se las puede justificar diciendo que una defini

ciónes

real cuando le corresponde un objeto real al concepto definido, y nominal cuando no le corresponde en larealidad más que un nombre. Pues hemos visto que la palabra u otro signo cualquiera es necesaria en cualquier definición; y a esa palabra corresponde siempre algo, a saber,su significación lógica. Si se ha definido el concepto, esasignificación consta del contenido de los juicios pensadoscomo fijos; no es pues ni un objeto ni un nombre. La diferencia que se tiene en mientes conduciría más bien a admi-

t i r que los juicios que forman los conceptos pueden ser unasveces falsos y otras ciertos; y para esta alternativa, que nopuede decidirse por razones metodológicas, son inadecuadossin duda los nombres definición nominal y definiciónreal . Con el mismo derecho podríamos hablar de juiciosnominales y juicios reales o de razonamientos nominales y razonamientos reales . En suma: no se define ni elnombre ni el objeto, sino tan sólo l concepto.

2. Definiciones provisionales definiciones conclusivas

No obstante, con las expresiones definición nomi; 'a l y definición real se quiere designar - c o m o piensa Lotze ' - algo

que vale la pena ; pero no siempre resulta claro lo que

esto sea propiamente; de lo contrario no se conservarían esosnombres para designarlo. Hemos hecho notar la relatividadde los conceptos de las ciencias analíticas frente a los conceptos absolutos de la matemática. Lotze sólo quiere conservar para las ciencias analíticas las designaciones definiciónreal ·y definición nominal . En esas ciencias servirían deúti l advertencia; mientras que en la matemática la definición nominal ya no puede distinguirse de la real. Lo queLotze quiere decir es claro. Con el nombre definición realquiere designar la que posee una validez absoluta semejante

j op cit J p 202

TEORÍA DE LA DEFINICIÓN 8

a la de las matemáticas. Según esto la definición real repre'sentaría una especie superior de conocimiento.

También en Sigwart - qu i en destaca expresamente quepostular una definición real su pone una confusión entre elpensamiento lógico y el metafís ico- encontramos emperouna oposición semejante. Distingue entre tres sentidos dela palabra concepto . Por una parte, concepto designa un

producto psicológico natural , una representación general.A esta significación empírica se opondría una significación ideal , según la cual designaría el concepto la meta

e nuestro esfuerzo cognoscitivo ; por cuanto en el conceptohabría que buscar una figura adecuada de la esencia de larealidad . Entre aquel concepto empírico y este concepto

metafísico pone Sigwart el concepto lógico , el cual estádeterminado exclusivamente por el postulado de que nuestros juicios sean ciertos y universalmente válidos . Sigwartsólo requiere de este concepto - c o m o sabemos- permanenciay carácter determinado, gracias a los cuales quede aseguradala conformidad entre todos los individuos pensantes; expresamente excluye la cuestión de la relación de lo pensado conel ente real. Quiere distinguir el uso formal del conceptopara los fines del juzgar de su adecuación metafísica.

Nada habría que objetar contra esto, si esa distinción- sirviera únicamente para descartar cuestiones metafísicas. Perono es el caso. La distinción se basa más bien en un determinado supuesto noseológico o metafísico; este supuesto hacontribuido a que la teoría del concepto y, sobre todo, lateoría de la definición de Sigwart no tenga una forma tanesclarecedora y convincente como otras partes de su obra.

Antes consideramos la distinción entre el concepto' empírico y el concepto lógico en sentido propio; sabemos queSigwart al producto psicológico natural no quiere llamarloconcepto sino representación general, con tal de reservarel nombre de concepto para la representación cuyas notasestán fijadas con precisión y cuyo trabajo consuma el trabajo empezado por el pensamiento natural. Nosotros hemoscreído necesario cambiar las denominaciones, porque hablamos de concepto en dónde se efectúe una relación entre representaciones o entre elementos conceptuales, y porque vemosen esa relación y por lo tanto en el contenido lógico del

8 op cit J pp 330 Y ss

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HEINRlCH RlCKERT

ju ic io la esencia peculiar del concepto. ¿Qué relación tieneahora el concepto lógico con el metafísico?Cualquier concepto metafísico - según Sigwart- ha de ser un concepto ló-gico; de él se distingue en ser también una figura adecuadade la esencia de la cosa.

Vamos a prescindir completamente de si puede expresarsealgún pensamiento con las palabras figura adecuada de la

esencia de la cosa ; esa cuestión no pertenece a la metodo·logía sino a la teoría del conocimiento o filosofía trascen-dental. Vamos a investigar, más bien, si al concepto lógicoy a una lógica que quiere ser metodología, puede oponérselecomo meta de nuestro conocimiento t a l como hace Sig-w a r t - u n concepto por princiPio distinto de él. Una y otravez en efecto aparece en Sigwart la opinión de que el co-nocimiento que nos procura u n concepto formado lógica-mente es de segundo rango, incluso en l mejor de los casos;como si la definición de un concepto semejante fuera algoaccesorio y como si sólo nos procurara una verdadera com-

prensión el concepto metafísico que trata de aprehender laverdadera esencia de la cosa en la definición real . Estadistinción parece discutible, no sólo porque carece de sen-tido sin un supuesto metafísico determinado, sino tambiénporque encubre otra distinción que resulta imprescindiblejustamente en la metodología.

De hecho no podemos deshacernos enteramente de la si-guiente cuestión: ¿Cuándo son propiamente verdaderos nuestros conceptos, es decir, cuándo constan de juicios válidos?Puesto que es patente qlie puede haber conceptos formalmente perfectos que no sean verdaderos. N o nos referimosa esos conceptos cuya formación mediante algún jugueteológico constituye una discreta diversión, y que se crean conconciencia de que carecen de validez para nuestro cOÍlOci-miento. Sólo hablamos aquí de conceptos, originados en elcurso del trabajo científico, pero respecto de los cuales no'podemos decididamente librarnos de la convicción de queun día se les encontrará falsos por más perfectos que puedanser lógicamente en su forma. Abrigaremos esa sospecha res-pecto de todos los conceptos empíricos; en otras palabras:consideramos provisionales todos los conceptos empíricos.

¿Pero es esto válido también respecto de todos los con-ceptos? No lo es en todo caso en el sentido de excluir otra

TEORÍ DE L DEFINICIÓN

posibilidad. Por ello la metodología de hecho enfrentará alos conceptos provisionales conceptos ideales que señalanla meta del esfuerzo de nuestro conocimiento; mas no por

. que se busque en ellos una figura de la esencia de la cosasino porque son conceptos conclusivos, constituidos de talmodo que comprendemos debieron ser formados de tal ocual manera y nunca más podrán ser alterados. Esta hipó

tesis no constituye ningún supuesto metafísico. Tenemos lafirme convicción de que el concepto de triángulo plano im-plica e implicárá siempre p o r más que se ampliare nuestroconocimiento empí r ico- que la suma de sus ángulos sea iguala tres rectos. Pero no por ello estamos obligados a creer quese trata de un concepto que representa una figura metafísicamente adecuada del ente. La certeza con que consideramosverdadero un concepto semejante o mejor dicho, los juiciosde que constan, se basa exclusivamente en la necesidad depensamiento con que se nos imponen.

Aquí no investigamos en qué consista el criterio de verdad

de nuestro conocimiento, pues ése no es un problema metodológico. Pero sí tenemos que preguntar: ¿Se puede hablaren la metodología de u n criterio distinto a la necesidad depensamiento, sin introducir falacias en ella?

El mismo Sigwart, e n la Introducción a su Lógica ha dis:cut ido cómo tiene que enfrentarse la lógica a la relaciónentre pensamiento y ser. Resume su opinión en las siguientes palabras: Si no producimos nada más que un pensamiento necesario y universalmente válido, en él está compren-dido el conocimiento del ente; y si pensamos conforme al findel conocimiento, sólo querremos llevar al. cabo un pensa-miento necesario y universalmente válido. Ese conceptoes también el que agota la esencia de la 'verdad' .. • Lo cual escierto mientras nos limitemos la metodología y descarte-mos por tanto, cuestiones metafísicas o de filosofía trascen-dental. De ello se sigue necesariamente que no podemoshacer ninguna distinción de princiPio entre los conceptosformados dentro de las ciencias particulares según reglas ló-gicas como las que vimos y los conceptos que consideramoscomo la meta de nuestro conocimiento.

Una lógica que ponga el acento en la metodología sólopodrá efectuar una distinción gradual entre esas dos especies

op. cit. p 8

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de conceptos. La teoría de la definición no rebasa las consi-deraciones metodológicas; por lo tanto sólo puede decir losiguiente: si alguien formula una definición, siempre tendrála intención de conocer o concebir un objeto mediante suconcepto; en consecuencia tratará de formarlo correctamente.La metodología sólo puede indicar las reglas que han deseguirse. Comprobará que las definiciones de las ciencias em-píricas, por su propia naturaleza probablemente son sóloprovisionales, porque podría oponérseles cualquier materialempírico nuevo. La metodología puede enfrentar a esas defi-niciones provisionales ejemplos de un género de definicionesque comprendemos que siempre serán válidas, como las defi-niciones matemáticas y en cierto sentido también _ las jurí-dicas; pero nunca puede distinguir entre definiciones o de-terminaciones de conceptos falsas y verdaderas, llamando alas unas definiciones nominales y a las otras definicionesreales . Si se busca una denominación para las distintas defi-niciones, lo mejor sería denominarlas definiciones provisio-nales y definiCiones conclusivas o definitivas.

Por fin suele también emplearse la palabra definiciónnominal para las definiciones colocadas en la cima de unaciencia y destinadas a indicar únicamente el campo que sepiensa trabajar. Éstas implican ordinariamente una clasifica-ción como su tema esencial. Respecto de los juicios de queconstan tales definiciones, sólo se recurrirá ante todo a jui-cios de validez hipotética , es decir, provisional. Su justezasólo puede verse al final de la investigación. El nombre de -finición nominal está aquí tan fuera de lugar como siempre.Más apropiada sería tal vez la denominación definiciónhipotética , o aun problemática , en caso de querer utili-

zar expresiones de la tabla kantiana de los juicios. Res-pectivamente, las definiciones de la ciencia natural podríanllamarse asertóricas , y las matemáticas, apodícticas . Así secaracterizarían siempre los juicios de que consta la definicióny el concepto; las distintas definiciones sólo deberían distin·guirse según esos juicios.

Por lo demás, no existen varias especies de definición sino,prescindiendo de la mera indicación de la significación de lapalabra, hay solamente una determinación del concepto, quesometimos a una consideración precisa como síntesis y como

análisis del concepto.

44°

í N D I C E

Prólogos. 7

INTRODUCCIÓN

1. Tarea método. 132. Génesis significado original de la definición. 20

I DETERMINACIóN GENERAL DE LA DEFINICIóN

1 Explicación verbal y definición. 272. El fin de la definición. 33

II NOTAS ESENCIALES Y NOTAS IN ESENCIALES1 La insuficiencia de las teorías existentes. 392 Definiciones jurídicas . . 423. Definiciones de la ciencia na ural. 474. Definiciones matemáticas . 51

III DEFINICIóN y CONCEPTO

1. Diferencia entre definiciones analíticas d e f i n i i o ~

nes sintéticas. 552. Concepto y juicio

5 7Insuficiencia de la teoría tradicional del concepto. 61

4. El concepto la palabra. 68

IV GENUS PROXIMUM y DIFFERENTI SPECIFIC

1. El género la esencia en las ciencias empíricas 732. El género en la matemática. 76

V DEFINICIóN NOMINAL y DEFINICIóN REAL

1. Nombres, cosas y conceptos . 792 Definiciones provisionales y definiciones concIusivas 8

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Este cuaderno se terminó de imprimirel día 20 de agosto de 1960 en la

I M P R E N T N U E V O M U N D O S. A.Alemania 8 al 14 México :n D. F.Se tiraron 2 000 ejemplares y en sucomposición se utilizaron tipos Basker-ville. La edición estuvo al cuidado del

tradúctor y de Huberto BatisDiseño tipográfico: A A M. Slols