teoríafeminista-bell hooks cap3y5

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Teoría Feminista: del margen al centro – bell hooks Capítulos 3 y 5 3. La importancia del Movimiento Feminista El movimiento feminista contemporáneo en Estados Unidos llamó la atención sobre la explotación y opresión de las mujeres globalmente. Eso fue una gran contribución a la lucha feminista. En su afán por resaltar la injusticia sexista, las mujeres se centraron casi exclusivamente en la ideología y práctica de dominación masculina. Desafortunadamente, esto hizo ver al feminismo más como una declaración de guerra entre los sexos que como una lucha política para eliminar la opresión sexista, una luche que implicaría cambios por parte de mujeres y hombres. Mucha de la retórica liberacionista de las mujeres blancas tenía como base la implicación de que los hombres no tenían nada que ganar con el movimiento feminista, que su éxito los haría perdedores. Mujeres blancas militantes estaban particularmente deseosas de hacer que el movimiento feminista privilegiara a las mujeres sobre los hombres. Su ira, hostilidad y rabia era tan intensa que eran incapaces de resistirse a convertir el movimiento en un foro público para sus ataques. Aunque a veces se consideraban a sí mimas “feministas radicales”, sus respuestas eran reaccionarias. Fundamentalmente, argumentaban que todos los hombres son los enemigos de todas las mujeres y propusieron como soluciones (sic) a este problema una nación utópica de mujeres, comunidades separatistas, e incluso la subyugación o exterminación de todos los hombres. Su ira pudo haber sido un catalizador para la resistencia liberadora y el cambio individuales. Pudo haber fomentado la vinculación con otras mujeres para crear conciencia. No fortaleció la concepción pública de la importancia del auténtico movimiento feminista. La discriminación sexista, la explotación y la opresión han creado la guerra entre los sexos. Tradicionalmente el campo de batalla había sido el hogar. En años recientes, la batalla se lleva a cabo en cualquier esfera, pública o privada, habitada por mujeres y hombres, niñas y niños. La importancia del movimiento feminista (cuando no es cooptado por fuerzas oportunistas y reaccionarias) es que ofrece un nuevo punto de encuentro ideológico para los sexos, un espacio para la crítica, la lucha, y la transformación. El movimiento feminista puede acabar con la guerra entre los sexos. Puede transformar las relaciones para que la alienación, competición y deshumanización que caracterizan la interacción humana pueda ser reemplazada con sentimientos de intimidad, mutualidad y camaradería.

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Teora Feminista: del margen al centro bell hooksCaptulos 3 y 53. La importancia del Movimiento FeministaEl movimiento feminista contemporneo en Estados Unidos llam la atencin sobre la explotacin y opresin de las mujeres globalmente. Eso fue una gran contribucin a la lucha feminista. En su afn por resaltar la injusticia sexista, las mujeres se centraron casi exclusivamente en la ideologa y prctica de dominacin masculina. Desafortunadamente, esto hizo ver al feminismo ms como una declaracin de guerra entre los sexos que como una lucha poltica para eliminar la opresin sexista, una luche que implicara cambios por parte de mujeres y hombres. Mucha de la retrica liberacionista de las mujeres blancas tena como base la implicacin de que los hombres no tenan nada que ganar con el movimiento feminista, que su xito los hara perdedores. Mujeres blancas militantes estaban particularmente deseosas de hacer que el movimiento feminista privilegiara a las mujeres sobre los hombres. Su ira, hostilidad y rabia era tan intensa que eran incapaces de resistirse a convertir el movimiento en un foro pblico para sus ataques. Aunque a veces se consideraban a s mimas feministas radicales, sus respuestas eran reaccionarias.Fundamentalmente, argumentaban que todos los hombres son los enemigos de todas las mujeres y propusieron como soluciones (sic) a este problema una nacin utpica de mujeres, comunidades separatistas, e incluso la subyugacin o exterminacin de todos los hombres. Su ira pudo haber sido un catalizador para la resistencia liberadora y el cambio individuales. Pudo haber fomentado la vinculacin con otras mujeres para crear conciencia. No fortaleci la concepcin pblica de la importancia del autntico movimiento feminista.La discriminacin sexista, la explotacin y la opresin han creado la guerra entre los sexos. Tradicionalmente el campo de batalla haba sido el hogar. En aos recientes, la batalla se lleva a cabo en cualquier esfera, pblica o privada, habitada por mujeres y hombres, nias y nios. La importancia del movimiento feminista (cuando no es cooptado por fuerzas oportunistas y reaccionarias) es que ofrece un nuevo punto de encuentro ideolgico para los sexos, un espacio para la crtica, la lucha, y la transformacin. El movimiento feminista puede acabar con la guerra entre los sexos. Puede transformar las relaciones para que la alienacin, competicin y deshumanizacin que caracterizan la interaccin humana pueda ser reemplazada con sentimientos de intimidad, mutualidad y camaradera.Irnicamente, estas implicaciones positivas del movimiento feminista fueron a menudo ignoradas por los organizadores y participantes liberales. Ya que las mujeres blancas burguesas insistan en que las mujeres repudiaran el rol de servir a otros, no estaban interesadas en convencer a los hombres o incluso a otras mujeres que el movimiento feminista era importante para todos. Narcissticamente, se concentraron slo en la primaca del feminismo en sus vidas, universalizando sus propias experiencias. Construir un movimiento de mujeres con base en las masas nunca fue el tema central en su agenda. Despus de que muchas organizaciones se establecieron, las lderes expresaron un deseo de mayor diversidad de participantes; queran que se unieran mujeres que no fueran blancas, privilegiadas materialmente, de clase media, o con estudios universitarios. Nunca se consider necesario para las activistas feministas explicar a las masas de mujeres la importancia del movimiento feminista. Creyendo que su nfasis en la igualdad social era una preocupacin universal, asumieron que la idea tena su propio atractivo. Estratgicamente, la falta de nfasis en la necesidad de un movimiento con base en las masas, la organizacin popular, y el compartir con todos la importancia positiva del movimiento feminista; ayudaron a marginalizar el feminismo hacindolo parecer relevante slo para esas mujeres que se unan a organizaciones.Crticas recientes del movimiento feminista enfatizan estas fallas sin recalcar la necesidad de revisin de la estrategia y el enfoque. Aunque la teora y la prctica del feminismo contemporneo con todas sus fallas e insuficiencias ha llegado a estar bien establecida, incluso institucionalizada, debemos intentar cambiar su direccin si queremos construir un movimiento feminista que sea verdaderamente una lucha para acabar con la opresin sexista. En el inters de esta lucha debemos, al inicio de nuestro anlisis, llamar la atencin al impacto positivo y transformativo que podra tener la erradicacin de la opresin sexista en las vidas de todos nosotros.Muchas activistas feministas contemporneas argumentan que erradicar la opresin sexista es importante porque es la contradiccin primaria, la base de todas las otras opresiones. El racismo as como la estructura de clase es percibido como derivado del sexismo. Implcita en esta lnea de anlisis est la asuncin de que la erradicacin del sexismo, la opresin ms antigua, la contradiccin primaria, es necesaria antes de que la atencin pueda concentrarse en el racismo o el clasismo. Sugerir que existe una jerarqua de la opresin, con sexismo en el primer lugar, evoca un sentido de problemas en competencia que es innecesaria. Aunque sabemos que las divisiones de roles sexuales existieron en las civilizaciones ms tempranas, no se sabe lo suficiente sobre estas sociedades para documentar conclusivamente la afirmacin de que las mujeres eran explotadas u oprimidas. Las civilizaciones ms tempranas descubiertas hasta ahora han estado en la arcaica frica negra, donde probablemente no haba un problema racial ni sociedad de clases como la conocemos hoy. El sexismo, racismo y clasismo que existen en Occidente pueden parecerse a sistemas de dominacin globalmente, pero son formas de opresin que han sido formadas principalmente por la filosofa occidental. Pueden entenderse mejor dentro de un contexto occidental, no mediante un modelo evolucionario del desarrollo humano. Dentro de nuestra sociedad, todas las formas de opresin han sido sostenidas por el pensamiento tradicional occidental. La contradiccin primaria en el pensamiento cultural occidental es la creencia de que el superior debe controlar al inferior. En La Base Cultural del Racismo y la Opresin de Grupo, los autores argumentan que el pensamiento occidental religioso y filosfico es la base ideolgica de todas las formas de opresin en los Estados Unidos. La opresin sexista es de importancia primordial no porque sea la base de todas las otras opresiones, sino porque es la prctica de dominacin que la mayora de la gente experimenta, sea su rol el de discriminador o discriminado, explotador o explotado. Es la prctica de dominacin que la mayora de las personas son socializadas a aceptar antes de que sepan siquiera que hay otras formas de opresin de grupo. Esto o quiere decir que erradicar la opresin sexista eliminara otras formas de opresin. Ya que todas las formas de opresin estn vinculadas en nuestra sociedad porque son sostenidas por estructuras sociales e institucionales similares, un sistema no puede ser erradicado mientras los otros permanecen intactos. Desafiar la opresin sexista es un paso crucial en la lucha para eliminar todos los modos de opresin.A diferencia de otras formas de opresin, la mayora de las personas presencian y/o experimentan la prctica de dominacin sexista en el entorno familiar. Solemos presenciar y/o experimentar el racismo y el clasismo mientras nos enfrentamos a la sociedad en general, el mundo fuera del hogar. En su ensayo Dualist Culture and Beyond, el filsofo John Hodge enfatiza que la familia en nuestra sociedad, tanto tradicional como legalmente, refleja los valores Dualistas de la jerarqua y el control coercitivo autoritario los cuales son ejemplificados en las relaciones padre/madre-hijo, y esposo-esposa:Es en esta forma de familia donde la mayora de los nios aprenden por primera vez el significado y prctica de la regla jerrquica y autoritaria. Es aqu donde ellos aprenden a aceptar la opresin de grupo contra ellos mismos como no-adultos, y donde aprenden a aceptar la supremaca masculina y la opresin grupal de las mujeres. Es aqu donde aprenden que es el rol del hombre trabajar en la comunidad y controlar la vida econmica de la familia e impartir los castigos fsicos y econmicos as como las recompensas, y es el rol de la mujer proveer la calidez emocional asociada con la maternidad mientras se encuentra bajo el poder econmico del hombre. Es aqu donde la relacin de superordinacin-subordinacin, de superior-inferior o amo-esclavo, es aprendida por primera vez y aceptada como natural.An en las familias donde no hay hombres presentes, los nios pueden aprender a valorar la norma dominante y autoritaria por medio de su relacin con las madres y otros adultos, as como una adherencia estricta a patrones de rol definidos de manera sexista.En la mayora de las sociedades, la familia es una importante estructura de parentesco, un lugar en comn donde las personas que estn unidas por lazos de sangre, herencia o lazos emotivos; un ambiente de cuidado y afirmacin, especialmente para los ms jvenes y los ms viejos que pueden ser incapaces de cuidarse a s mismos; un espacio para el intercambio comunitario de recursos. En nuestra sociedad, la opresin sexista pervierte y distorsiona la funcin positiva de la familia. La familia existe como un espacio en el cual se nos socializa desde nacimiento para aceptar y apoyar formas de opresin. En su discusin de la base cultural de la dominacin, John Hodge enfatiza el rol de la familia:La familia occidental tradicional, con su norma autoritaria masculina y su norma autoritaria de adultez, es el principal campo de entrenamiento que inicialmente nos condiciona para aceptar la opresin de grupo como el orden natural.Incluso si somos amados y cuidados en las familias, simultneamente se nos ensea que este amor no es tan importante como tener poder para dominar a otros. Las luchas de poder, la norma autoritaria coercitiva, y la afirmacin brutal de dominacin dan forma a la vida familiar de modo que es a menudo un entorno de sufrimiento intenso y dolor. Naturalmente, los individuos huyen de la familia. Naturalmente, la familia se desintegra.Anlisis feministas contemporneos de la familia a menudo implicaban que un movimiento feminista exitoso o bien comenzara o llevara a la abolicin de la familia. Esa sugerencia era terriblemente amenazadora para muchas mujeres, especialmente para mujeres no blancas. Si bien hay mujeres blancas activistas que pueden experimentar a la familia principalmente como una institucin opresiva, (puede ser la estructura social en la que han experimentado abuso grave y explotacin) muchas mujeres negras ven a la familia como la institucin menos opresiva. An con el sexismo en el contexto familiar, podemos experimentar dignidad, autoestima, y una humanizacin que no se experimenta en el mundo externo donde confrontamos todos los modos de opresin. Sabemos por nuestras experiencias de vida que las familias no son slo hogares compuestos por esposo, esposa e hijos o incluso lazos sanguneos; tambin sabemos que los patrones destructivos generados por la creencia en el sexismo abundan en diversas estructuras familiares. Deseamos afirmar la primaca de la vida familiar porque sabemos que los lazos familiares son el nico sistema de apoyo sostenido para la gente explotada y oprimida. Queremos librar a la vida familiar de las dimensiones abusivas creadas por la opresin sexista, sin devaluarla,La devaluacin de la vida familiar en la discusin feminista a menudo refleja la naturaleza de clase del movimiento. Los individuos de clases privilegiadas confan en un nmero de estructuras institucionales y sociales para afirmar y proteger sus intereses. La mujer burguesa puede repudiar la familia sin creer que al hacerlo renuncia a la posibilidad de relacin, cuidado, proteccin. Si todo lo dems falla, ella puede comprar cuidados. Ya que muchas mujeres burguesas activas en el movimiento feminista fueron criadas en el hogar nuclear moderno, fueron particularmente sometidas a la perversin de la vida familiar creada por la opresin sexista; pudieron haber tenido privilegio material y ninguna experiencia de amor y cuidad familiares. Su devaluacin de la vida familiar alien a muchas mujeres del movimiento feminista. Irnicamente, el feminismo es el nico movimiento poltico radical que se concentra en transformar las relaciones familiares. El movimiento feminista para acabar con la opresin sexista afirma la vida familiar en su insistencia en que el propsito de la estructura familiar no es reforzar patrones de dominacin en inters del estado. Al desafiar las creencias filosficas occidentales que imprimen en nuestra conciencia un concepto de vida familiar que es esencialmente destructivo, el feminismo liberara a la familia para que pudiera ser una estructura de parentesco positiva sin dimensiones opresivas basadas en diferenciacin de sexo, preferencia sexual, etc.Polticamente, el estado patriarcal supremacista blanco depende de la familia para adoctrinar a sus miembros con valores que apoyen el control jerrquico y la autoridad coercitiva. Por lo tanto, el estado tiene un gran inters en proyectar la nocin de que el movimiento feminista destruir la vida familiar. Introduciendo una coleccin de ensayos, Repensando la Familia: Algunas Preguntas Feministas, la sociloga Barrie Thorne establece que la crtica feminista de la vida familiar ha sido aprovechada por grupos de Nueva Derecha en sus campaas polticas:De todos los problemas planteados por las feministas, aquellos que tratan de la familia entre ellos, demandas por derecho al aborto, y por legitimar una variedad de disposiciones sexuales y del hogar, y desafos a la autoridad de los hombres, y la dependencia econmica y la responsabilidad de la crianza exclusivas de las mujeres- han sido las ms controversiales.Las posiciones feministas sobre la familia que devalan su importancia han sido fcilmente cooptadas para servir a los intereses del estado. Las personas estn preocupadas por la ruptura de las familias, porque las dimensiones positivas de la familia son opacadas por la agresin, humillacin, abuso y violencia que caracterizan la interaccin de miembros de la familiares. No deben ser convencidos de que el anti-feminismo es la manera de mejorar la vida familiar. Las activistas feministas necesitan afirmar la importancia de la familia como una estructura de parentesco que puede sostener y nutrir a las personas; para abordar grficamente los vnculos entre la opresin sexista y la desintegracin familiar; y para dar ejemplos, tanto actuales como visionarios, de la manera en que la vida familiar es y puede ser cuando la norma autoritaria injusta es reemplazada por una tica de comunitarismo, responsabilidad compartida, y mutualidad. El movimiento para acabar con la opresin sexista es el nico movimiento de cambio social que reforzar y sostendr la vida familiar en todos los hogares.Dentro de la estructura familiar presente, los individuos aprenden a aceptar la opresin sexista como natural y estn preparados para apoyar otras formas de opresin incluyendo la dominacin heterosexista. De acuerdo con Hodge:La dominacin usualmente presente dentro de la familia de nios por adultos, y de mujer por hombre- son formas de opresin de grupo que son fcilmente traducidas a la opresin de grupo legtima de otras personas definidas por raza (racismo), nacionalidad (colonialismo), religin, o por otros medios.Significativamente, la lucha para acabar con la opresin sexista que se enfoca en destruir la base cultural de dicha dominacin refuerza otras luchas de liberacin. Los individuos que luchan por la erradicacin del sexismo sin apoyar luchas para acabar con el racismo o el clasismo socavan sus propios esfuerzos. Los individuos que pelean por la erradicacin del racismo o clasismo mientras apoyan la opresin sexista estn ayudando a mantener la base cultural de todas las formas de opresin de grupo. Aunque pueden iniciar reformas efectivas, sus esfuerzos no llevarn a un cambio revolucionario. Su relacin ambivalente con la opresin en general es una contradiccin que debe ser resuelta o diariamente minarn su propio trabajo radical.Desafortunadamente, no son solamente los polticamente ingenuos quienes demuestran una falta de conciencia en que las formas de opresin estn interrelacionadas. A menudo brillantes pensadores polticos han tenido grandes puntos ciegos. Hombres como Franz Fanon, Albert Memmi, Paulo Freire, y Aime Cesaire, cuyos trabajos nos ensean mucho sobre la naturaleza de la colonizacin, el racismo, el clasismo y la lucha revolucionaria; a menudo ignoran problemas de opresin sexista en su escritura. Hablan en contra de la opresin pero luego definen liberacin en trminos que sugieren que slo son los hombres oprimidos quienes necesitan libertad. El importante trabajo de Franz Fanon, Pecados Negros, Mscaras Blancas, dibuja un retrato de opresin en el primer captulo que equipara al colonizador con los hombres blancos y al colonizado con los hombres negros. Hacia el final del libro, Fanon escribe sobre la lucha para superar la alienacin:El problema que se considera aqu es uno de tiempo. Esos Negros y hombres blancos sern des-alienados que se rehsan a dejarse encerrar en la materializada Torre del Pasado. Para muchos otros Negros, de otros modos, la des-alienacin llegar a ser por medio de su negativa de aceptar el presente definitivo.Yo soy un hombre, y lo que tengo que recapturar es todo el pasado del mundo. No soy responsable solamente por la revuelta en Santo Domingo.Cada vez que un hombre ha contribuido a la victoria de la dignidad del espritu, cada vez que un hombre ha dicho no a un atento de subyugar a sus semejantes, he sentido solidaridad con este acto.En el libro de Paulo Freire, Pedagoga de los Oprimidos, un texto que ha ayudado a muchos de nosotros a desarrollar conciencia poltica, hay una tendencia a hablar de la liberacin popular como una liberacin masculina:La liberacin es un parto, y uno doloroso. El hombre que emerge es un nuevo hombre, viable solamente si la contradiccin opresor-oprimido es suprimida por la humanizacin de todos los hombres. O por decirlo de otro modo, la solucin para esta contradiccin depende de la labor que trae al mundo a este nuevo hombre: ya no opresor, ya no oprimido, sino hombre en el proceso de alcanzar la libertad.El lenguaje sexista en estos textos traducidos no impide a las activistas feministas identificarse con o aprender del contenido de los mensajes. Disminuye, sin negar el valor del trabajo. Tambin apoya y perpeta la opresin sexista.El apoyo a la opresin sexista en mucha de la escritura poltica sobre la lucha revolucionaria as como las acciones de los hombres que defienden polticas revolucionarias, mina toda la lucha de liberacin. En muchos pases donde la gente est involucrada en lucha libertaria, la subordinacin de las mujeres por parte de los hombres es abandonada a medida que la situacin de crisis empuja a los hombres a aceptar y reconocer a las mujeres como compaeras en la lucha, por ejemplo Cuba, Angola, Nicaragua. A menudo cuando el periodo de crisis ha terminado, los viejos patrones sexistas emergen, se desarrolla el antagonismo, y la solidaridad poltica se debilita. Se fortalecera y afirmara la prctica de cualquier lucha libertaria si un compromiso por erradicar la opresin sexista fuera el principio base que diera forma a todo el trabajo poltico. El movimiento feminista debera ser de importancia primordial para todos los grupos e individuos que desean el fin de la opresin. Muchas mujeres que quisieran participar plenamente en las luchas de liberacin (la pelea contra el imperialismo, racismo, clasismo) ven consumida su energa porque estn continuamente confrontando y lidiando con la discriminacin sexista, la explotacin y la opresin. En el inters de la lucha continua, la solidaridad y el compromiso sincero con erradicar todas las formas de dominacin, la opresin sexista no puede continuar siendo ignorada y menospreciada por los activistas polticos radicales.Una etapa importante en el desarrollo de conciencia poltica es logrado cuando los individuos reconocen la necesidad de luchar contra todas las formas de opresin. La pelea contra la opresin sexista es de gran importancia poltica no es slo para las mujeres. El movimiento feminista es vital tanto en su poder para liberarnos de los terribles lazos de opresin sexista como en su potencial para radicalizar y renovar otras luchas de liberacin.

5. Hombres: compaeros de lucha.El feminismo definido como un movimiento para acabar con la opresin sexista permite a mujeres y hombres, nias y nios, participar equitativamente en la lucha revolucionaria. Hasta ahora, el movimiento feminista contemporneo ha sido generado principalmente por los esfuerzos de mujeres los hombres rara vez han participado. Esta falta de participacin no es solamente consecuencia del anti-feminismo. Al equiparar la liberacin de las mujeres con el que stas ganen igualdad social con los hombres, las feministas liberales efectivamente crearon una situacin en la que ellas, no los hombres, designaron el movimiento feminista trabajo de mujeres. Incluso mientras atacaban las divisiones de trabajo por rol sexual, el sexismo institucionalizado que asigna el trabajo no pagado, devaluado, sucio a las mujeres, ellas estaban asignando a las mujeres incluso otra tarea de rol de sexo: hacer la revolucin feminista. Las activistas por la liberacin de la mujer llamaron a todas las mujeres a unirse al movimiento feminista, pero no enfatizaron continuamente que los hombres deberan asumir responsabilidad por luchar activamente para acabar con la opresin sexista. Los hombres, argan, eran todo-poderosos, misginos, opresores el enemigo. Las mujeres eran las oprimidas las vctimas. Semejante retrica reforzaba la ideologa sexista al postular de forma invertida la nocin de un conflicto bsico entre los sexos, siendo la implicacin que el empoderamiento de las mujeres debera ser necesariamente a expensa de los hombres.Como en otras cuestiones, la insistencia en un movimiento feminista slo de mujeres y una virulenta postura anti-masculina reflejaban el trasfondo de los participantes. Las mujeres blancas burguesas, especialmente las feministas radicales, sentan envidia y enojo ante los hombres blancos privilegiados por negarles una parte igual en el privilegio de clase. En parte, el feminismo les provey de un foro pblico para expresar su enojo, as como una plataforma poltica que pudieran usar para llamar la atencin sobre problemas de igualdad social, exigir cambio, y promover reformas especficas. Ellas no deseaban llamar la atencin sobre el hecho de que los hombres no comparten un status social comn; que el patriarcado no niega la existencia del privilegio de raza y clase o la explotacin; que no todos los hombres se benefician igualmente del sexismo. Ellas no queran reconocer que las mujeres blancas burguesas, aunque a menudo eran victimizadas por el sexismo, tenan ms poder y privilegio, era menos probable que las explotaran u oprimieran, que a los hombres pobres, sin educacin, no blancos. En ese momento, a muchas liberacionistas de las mujeres blancas no les importaba el destino de los grupos de hombres oprimidos. En consonancia con el ejercicio de privilegio de raza y/o clase, ellas consideraban las experiencias de vida de estos hombres indignas de su atencin, las desecharon y simultneamente desviaron la atencin de su apoyo a la continua explotacin y opresin. Afirmaciones como todos los hombres son el enemigo, todos los hombres odian a las mujeres, colocaban a todos los grupos de hombres en una categora, sugiriendo de este modo que participaban igualmente de todas las formas de privilegio masculino. Una de las primeras declaraciones escritas que se esforz por hacer de una postura anti-masculina la posicin central del feminismo era The Redstocking Manifesto. La clusula III del manifiesto dice:Identificamos a los hombres como agentes de nuestra opresin. La supremaca masculina es la ms antigua, ms bsica forma de dominacin. Todas las otras formas de explotacin y opresin (racismo, capitalismo, imperialismo, etc.) son extensiones de la supremaca masculina; los hombres dominan a las mujeres, unos pocos hombres dominan al resto. Todas las situaciones de poder a travs de la historia han sido dominadas por los hombres y orientadas hacia los hombres. Los hombres han controlado todas las instituciones polticas, econmicas, y culturales y han respaldado este control con fuerza fsica. Han usado su poder para mantener a las mujeres en una posicin inferior. Todos los hombres han oprimido a las mujeres.Los sentimientos anti-hombres alienaron a muchas mujeres pobres y de clase trabajadora, particularmente mujeres no blancas, del movimiento feminista. Sus experiencias de vida les haban mostrado que ellas tenan ms en comn con los hombres de su propio grupo de raza y/o clase que con las mujeres blancas burguesas Ellas conocen el sufrimiento y las dificultades que las mujeres enfrentan en sus comunidades; tambin saben del sufrimiento y las dificultades que los hombres enfrentan y sienten compasin por ellos. Ellas han tenido la experiencia de luchar con ellos por una vida mejor. Esto ha sido especialmente verdadero para las mujeres negras. A travs de nuestra historia en los Estados Unidos, las mujeres negras han compartido la misma responsabilidad en todas las luchas para resistir la opresin racista. A pesar del sexismo, las mujeres negras han contribuido continuamente en igual modo a la lucha anti-racista, y frecuentemente, antes del esfuerzo contemporneo de liberacin negra, los hombres negros reconocieron esta contribucin. Hay un lazo especial que une a la gente que lucha colectivamente por la liberacin. Las mujeres y hombres negros han sido unidos por estos lazos. Ellos han tenido la experiencia de solidaridad poltica. Es la experiencia compartida de lucha de resistencia la que llev a las mujeres negras a rechazar la postura anti-masculina de algunas activistas feministas. Esto no quiere decir que las mujeres negras no estaban dispuestas a reconocer la realidad del sexismo de los hombres negros. Quiere decir que muchas de nosotras no creemos que combatiremos el sexismo o el odio a las mujeres atacando a los hombres negros o respondindoles del mismo modo.Las mujeres blancas burguesas no pueden conceptualizar los lazos que se desarrollan entre mujeres y hombres en la lucha de liberacin y no han tenido tantas experiencias positivas al trabajar con hombres polticamente. La norma blanca masculina patriarcal usualmente ha devaluado las contribuciones polticas femeninas. A pesar de la prevalencia del sexismo en las comunidades negras, el rol que juegan las mujeres negras en las instituciones sociales, ya sea primarias o secundarias, es reconocido por todos como importante y valioso. En una entrevista con Claudia Tate, la escritora negra Maya Angelou explica su comprensin del rol diferente que juegan las mujeres negras y blancas en sus comunidades:Las mujeres negras y las mujeres blancas se encuentran en extraas posiciones en nuestras comunidades separadas. En los encuentros sociales de personas negras, las mujeres negras siempre han sido predominantes. Esto quiere decir, en la iglesia siempre est la Hermana Hudson, la Hermana Thomas, y la Hermana Wetheringay que mantienen la iglesia viva. En reuniones laicas siempre est Lottie quien cocina, y Mary quien va a casa de Bonita donde hay una buena fiesta. As mismo, las mujeres negras son las criadoras de nios en nuestra comunidad. Las mujeres blancas se encuentran en una posicin diferente en sus instituciones sociales. Los hombres blancos, son en efecto sus padres, esposos, hermanos, sus hijos, sobrinos y tos quienes les dicen a las mujeres blancas, o en todo caso lo implican: Realmente no te necesito para manejar mis instituciones. Te necesito en ciertos lugares y en esos lugares debes quedarte en la recmara, en la cocina, en la guardera, y en el pedestal. A las mujeres negras nunca se les ha dicho estoSin la contribucin material de las mujeres negras, como participantes y como lderes, muchas instituciones dominadas por hombres en las comunidades negras dejaran de existir; este no es el caso en todas las comunidades blancas.Muchas mujeres negras se rehusaron a participar en el movimiento feminista porque sentan que una postura anti-masculina no era una base slida para la accin. Ellas estaban convencidas de que las expresiones virulentas de estos sentimientos intensifican el sexismo al aadir al antagonismo que ya existe entre mujeres y hombres. Por aos las mujeres negras (y algunos hombres negros) han estado luchando por superar las tensiones y antagonismos entre mujeres negras y hombres negros que son generadas por el racismo internalizado (por ejemplo cuando el patriarcado blanco sugiere que un grupo ha causado la opresin del otro). Las mujeres negras les decan a los hombres negros, no somos enemigos unos de otros. Esta afirmacin de unin entre mujeres negras y hombres negros era parte de la lucha anti-racista. Pudo haber sido parte de la lucha feminista si las liberacionistas de mujeres blancas hubieran insistido en la necesidad de que las mujeres y hombres resistan la socializacin sexista que nos ensea a odiarnos y temernos mutuamente. Ellas optaron por enfatizar el odio, especialmente el odio masculino hacia las mujeres, sugiriendo que no poda ser cambiado. Por lo tanto no poda existir ninguna solidaridad poltica viable entre hombres y mujeres. Las mujeres de color, de varios orgenes tnicos, as como mujeres que eran activas en el movimiento gay, no slo experimentaron el desarrollo de la solidaridad entre mujeres y hombres en la lucha de resistencia, sino que reconocieron su valor. Ellas no estaban dispuestas a devaluar esta unin alindose con mujeres burguesas blancas anti-hombres. Fomentar la vinculacin poltica entre mujeres y hombres para resistir radicalmente la opresin sexista habra llamado la atencin al potencial transformativo del feminismo. La postura anti-masculina era una perspectiva reaccionaria que hizo que el feminismo pareciera ser un movimiento que les permitira a las mujeres blancas usurpar el poder blanco masculino, reemplazando la norma supremacista blanca masculina con la regla supremacista blanca femenina.Dentro de las organizaciones feministas, el problema del separatismo femenino era inicialmente separado de la postura anti-masculina; fue slo a medida que el movimiento progres que ambas perspectivas se unieron. Muchos grupos slo de mujeres, o de segregacin de sexo fueron formados porque las mujeres reconocieron que la organizacin separatista poda acelerar la toma de conciencia femenina, sentar las bases para el desarrollo de la solidaridad entre mujeres, y generalmente impulsar el movimiento. Se crea que los grupos mixtos seran obstaculizados por alardes de autoridad masculinos. Los grupos separatistas eran vistos como una estrategia necesaria, no como una va para atacar a los hombres. En ltima instancia, el propsito de estos grupos era la integracin con igualdad. Las implicaciones positivas de la organizacin separatista disminuyeron cuando las feministas radicales, como Ti Grace Atkinson, propusieron el separatismo sexual como el objetivo final del movimiento feminista. El separatismo reaccionario est enraizado en la conviccin de que la supremaca masculina es un aspecto absoluto de nuestra cultura, que las mujeres slo tienen dos alternativas: aceptarla o retirarse de ella para crear subculturas. Esta posicin elimina cualquier necesidad de lucha revolucionaria y no es de ninguna manera una amenaza para el status quo. En el ensayo Separate to Integrate, Barbara Leon insiste que los hombres supremacistas preferiran que el movimiento feminista se mantuviera separado y desigual. Ella da el ejemplo de los esfuerzos de la conductora de orquesta Antonia Brico para cambiar de una orquesta solamente de mujeres a una orquesta mixta, slo para encontrarse con que no poda encontrar apoyo para sta ltima:Los esfuerzos de Antonia Brico eran aceptables mientras que se limitara a probar que las mujeres eran msicas calificadas. Ella no tuvo problema para encontrar 100 mujeres que pudieran tocar en una orquesta o conseguir financiamiento para que lo hicieran. Pero encontrar el respaldo para que hombres y mujeres tocaran juntos en una orquesta verdaderamente integrada result ser imposible. Pelear por la integracin result ser una amenaza mayor para la supremaca masculina y, por lo tanto, ms difcil de conseguir. El movimiento feminista est en el mismo punto ahora. Podemos tomar el camino ms fcil y aceptar la segregacin, pero eso significara perder las metas mismas por las que el movimiento fue creado. El separatismo reaccionario ha sido una manera de detener el empuje del feminismoDurante el curso del movimiento feminista contemporneo, el separatismo reaccionario ha llevado a muchas mujeres a abandonar la lucha feminista, y aun as permanece como un modelo aceptado para la organizacin feminista, por ejemplo los grupos autnomos de mujeres dentro del movimiento pacifista. Como una poltica, ha ayudado a marginalizar la lucha feminista, a hacerla parecer ms como una solucin personal a problemas individuales, especialmente problemas con hombres, que como un movimiento poltico que apunta a transformar la sociedad en su conjunto. Para regresar al nfasis en la lucha feminista como una lucha revolucionaria, las mujeres no pueden permitir que el feminismo se convierta en otra arena para la continua expresin de antagonismo entre los sexos. Ha legado el tiempo para que las mujeres activas en el movimiento feminista desarrollen nuevas estrategias para incluir a los hombres en la lucha contra el sexismo.Todos los hombres apoyan y perpetan el sexismo y la opresin sexista de una forma u otra. Es crucial que a las activistas feministas no se les obstaculice al intensificar nuestra conciencia de este hecho al extremo de que no insistamos en el punto menos enfatizado que es que los hombres pueden llevar vidas reafirmadas y con sentido, sin explotar y oprimir a las mujeres. Como las mujeres, los hombres han sido socializados para aceptar pasivamente la ideologa sexista. Aunque ellos no deben culparse a s mismos por aceptar el sexismo, deben asumir la responsabilidad de eliminarlo. A las mujeres activistas que promueven el separatismo como una meta del movimiento feminista, les enfada or el nfasis colocado en los hombres siendo victimizados por el sexismo; ellas se aferran a la versin de la realidad de todos los hombres son el enemigo. Los hombres no son explotados ni oprimidos por el sexismo, pero hay maneras en las que sufren a causa de ste. Este sufrimiento no debera ser ignorado. Aunque de ninguna manera disminuye la seriedad del abuso y opresin masculina hacia las mujeres, o niega la responsabilidad de los hombres por acciones de explotacin, el dolor que los hombres experimentan puede servir como un catalizador que llame la atencin a la necesidad de cambio. El reconocimiento de las dolorosas consecuencias del sexismo en sus vidas llev a algunos hombres a establecer grupos de toma de conciencia para examinar esto. Paul Hornacek explica el propsito de estas reuniones en su ensayo Anti-Sexist Consciousness-Raising Groups for Men:Los hombres han reportado una variedad de razones diferentes para decidir buscar un grupo C-R, las cuales tienen un vnculo subyacente con el movimiento feminista. La mayora estn experimentando dolor emocional como resultado de su rol sexual masculino y no estn satisfechos con l. Algunos han tenido confrontaciones con feministas radicales en encuentros pblicos o privados y han sido criticados repetidamente por ser sexistas. Algunos vienen como resultado de su compromiso con el cambio social y su reconocimiento de que el sexismo y el patriarcado son elementos de un sistema social intolerable que necesita ser alteradoLos hombres en los grupos de toma de conciencia que Hornacek describe reconocen que se benefician del patriarcado y aun as son lastimados por l. Los grupos de hombres, como los grupos de apoyo de mujeres, corren el riesgo de sobre enfatizar el cambio personal a costa de la lucha y el anlisis poltico.La ideologa separatista anima a las mujeres a ignorar el impacto negativo del sexismo en la personalidad masculina. Insiste en la polarizacin entre los sexos. De acuerdo con Joy Justice, las separatistas creen que hay dos perspectivas bsicas sobre el tema de nombrar a las vctimas del sexismo: Est la perspectiva de que los hombres oprimen a las mujeres. Y est la perspectiva de que las personas son personas, y que a todos nos hacen dao los roles rgidos de gnero. Muchas separatistas sienten que sta ltima perspectiva es un signo de cooptacin, que representa el rechazo de las mujeres a confrontar el hecho de que los hombres son el enemigo ellas insisten en la primaca de la primera perspectiva. Ambas perspectivas describen nuestro predicamento de manera precisa. Los hombres s oprimen a las mujeres. Las personas son lastimadas por los patrones rgidos de rol sexual. Estas dos realidades coexisten. La opresin masculina de las mujeres no puede ser excusada por el reconocimiento de que hay maneras en que los hombres son lastimados por los roles rgidos de sexo. Las activistas feministas deberan reconocer ese dolor existe. Eso no borra o minimiza la responsabilidad masculina por apoyar y perpetuar u poder bajo el patriarcado para explotar y oprimir a las mujeres de una manera mucho ms grave que el estrs psicolgico o el dolor emocional causado por la conformidad masculina a patrones rgidos de rol sexual.Las mujeres activas en el movimiento feminista no han querido concentrarse de ningn modo en el dolor masculino para no distraer la atencin del enfoque en el privilegio masculino. La retrica separatista feminista sugiri que todos los hombres compartan igualmente el privilegio masculino, que todos los hombres cosechaban beneficios positivos del sexismo. Y aun as, el hombres pobre o de clase trabajadora que ha sido socializado por medio de una ideologa sexista para creer que hay privilegios y poderes que debera poseer slo porque es hombre a menudo encuentra que pocos, si acaso algunos de estos beneficios le son automticamente otorgados en la vida. Ms que ningn otro grupo en los Estados Unidos, l est constantemente preocupado por la contradiccin entre la nocin de masculinidad que le fue enseada y su inhabilidad de vivir conforme a esa nocin. Usualmente es lastimado, marcado emocionalmente porque no tiene el privilegio o poder que la sociedad le ha enseado que los hombres de verdad deben poseer. Alienado, frustrado, enfadado, puede atacar, abusar y oprimir a una mujer o varias, pero no est cosechando beneficios positivos de su apoyo y perpetuacin de la ideologa sexista. Cuando golpea o viola mujeres, no est haciendo ejercicio de su privilegio u obteniendo recompensas positivas; puede sentirse satisfecho al llevar a cabo la nica de dominacin que se le permite. La estructura de poder masculino de la clase dominante que promueve su abuso sexista sobre las mujeres obtiene los verdaderos beneficios materiales y privilegios de sus acciones. Mientras que l ataca a las mujeres y no al sexismo o al capitalismo, ayuda a mantener un sistema que le permite pocos, si acaso algunos beneficios o privilegios. l es un opresor. l es un enemigo para las mujeres. l es tambin oprimido. Su abuso hacia las mujeres no es justificable. Aunque ha sido socializado para actuar como lo hace, existen movimientos sociales que podran permitirle luchar por la auto-recuperacin y liberacin. Al ignorar estos movimientos, elige mantenerse tanto como opresor como oprimido. Si el movimiento feminista ignora su predicamento, desecha su dolor o lo hace ver como slo otro enemigo masculino, entonces estamos condonando pasivamente sus acciones.El proceso por el cual los hombres actan como opresores y son oprimidos es particularmente visible en las comunidades negras, donde los hombres son de clase trabajadora y pobres. En un ensayo Notes For Yet Another Paper on Black Feminism, or Will The Real Enemy Please Stand Up?, la activista feminista negra Barbara Smith sugiere que las mujeres negras no estn dispuestas a confrontar el problema de la opresin sexista en las comunidades negras:Al nombrar a la opresin sexista como un problema, parecera que tendramos que identificar como amenazador a un grupo al que hemos asumido como nuestros aliados los hombres negros. Esta parece ser la zona de mayores obstculos para comenzar a analizar las relaciones sexuales/polticas sexuales de nuestras vidas. La frase los hombres no son el enemigo descarta el feminismo y la realidad del patriarcado en un solo aliento y tambin pasa por alto algunas realidades importantes. Si no podemos concebir la idea de que algunos hombres son el enemigo, especialmente los hombres blancos y en un sentido diferente los hombres Negros tambin, entonces nunca seremos capaces de entender todas las razones por las que, por ejemplo, somos golpeadas todos los das, por qu somos esterilizadas en contra de nuestra voluntad, por qu somos violadas por nuestros vecinos, por qu nos embarazamos a los doce aos, y por qu estamos en casa con apoyo del gobierno con ms nios de los que podemos cuidar o mantener. Admitir el sexismo de los hombres Negros o quiere decir que nos convirtamos en odia hombres o necesariamente los elimina de nuestras vidas. Lo que quiere decir es que debemos luchar por una base diferente de interaccin con ellos.Las mujeres en las comunidades negras han sido reacias a discutir pblicamente la opresin sexista, pero ellas siempre han sabido de su existencia. Nosotras tambin hemos sido socializadas para aceptar la ideologa sexista y muchas mujeres negras sienten que el abuso de los hombres negros hacia las mujeres es un reflejo de la masculinidad frustrada tales pensamientos las llevan a ver este abuso como comprensible, incluso justificado. La vasta mayora de mujeres negras piensan que slo declarar pblicamente que estos hombres son el enemigo o identificarlos como opresores hara poco para cambiar la situacin; ellas temen que eso simplemente lleve a mayor victimizacin. Nombrar las realidades opresivas, por s mismo, no ha trado la clase de cabos para los grupos oprimidos que puede traer para los grupos ms privilegiados, quienes demandan una diferente calidad de atencin. El nombramiento pblico del sexismo generalmente no ha resultado en la violencia institucionalizada que caracteriz, por ejemplo, la respuesta a las luchas negras por los derechos civiles. (El nombramiento privado, sin embargo, es a menudo respondido con opresin violenta.) Las mujeres negras no se han unido al movimiento feminista no porque no puedan enfrentar la realidad de la opresin sexista; la enfrentan diariamente. No se unen al movimiento feminista porque no ven en la teora y prctica feminista, especialmente aquellos escritos que se pusieron a disposicin de las masas de personas, soluciones potenciales.Hasta ahora, la retrica feminista que identifica a los hombres como el enemigo ha tenido pocas implicaciones positivas. Si las activistas feministas hubieran llamado la atencin hacia la relacin entre los hombres de clase dominante y la vasta mayora de hombres, quienes estn socializados para perpetuar y mantener el sexismo y la opresin sexista incluso si no obtienen ningn beneficio que afirme su vida, estos hombres podran haber sido motivados a examinar el impacto del sexismo en sus vidas. A menudo, las activistas feministas hablan sobre el abuso masculino hacia las mujeres como si fuera un ejercicio de privilegio, en lugar de una expresin de ruina moral, locura, y deshumanizacin. Por ejemplo, en el ensayo de Barbara Smith, identifica a los varones blancos como el grupo opresor primario en la sociedad americana y discute la naturaleza de su dominacin de otros. Al final del pasaje en que se hace esta declaracin, comenta: No slo son los ricos y poderosos capitalistas los que inhiben y destruyen la vida. Violadores, asesinos, linchadores, y los intolerantes ordinarios tambin hacen y ejercen un poder muy real y violento, por este privilegio de varn blanco. Implcita en esta declaracin, est la asuncin de que el acto de cometer crmenes violentos en contra de las mujeres es o bien un gesto, o bien una afirmacin de privilegio. La ideologa sexista lava el cerebro de los hombres para que crean que su abuso violento hacia las mujeres es benfico cuando no lo es. No obstante, las activistas feministas afirman esta lgica cuando deberamos nombrar constantemente estos actos como expresiones de relaciones de poder pervertidas, falta de control general sobre las acciones de uno, impotencia emocional, irracionalidad extrema, y en muchos casos, simplemente locura. La absorcin pasiva de los hombres de la ideologa sexista les permite interpretar positivamente este comportamiento trastornado. Mientras a los hombres se les lave el cerebro para equiparar el abuso violento hacia las mujeres con el privilegio, no tendrn ningn entendimiento del dao hecho a ellos mismos, o del dao que hacen a otros, y ninguna motivacin para cambiar.Los individuos comprometidos con la revolucin feminista deben abordar maneras en las que los hombres puedan des-aprender el sexismo. En el movimiento feminista contemporneo, las mujeres nunca fueron motivadas para sealarles a los hombres su responsabilidad. Algunas retricas feministas menosprecian a mujeres que se relacionaban con hombres en absoluto. La mayora de las liberacionistas de mujeres deca las mujeres han criado, ayudado, y apoyado a otros demasiado tiempoahora debemos valernos por nosotras mismas. Habiendo ayudado y apoyado a hombres durante siglos, al actuar en complicidad con el sexismo, las mujeres fueron motivadas de pronto a retirar su apoyo cuando se trat de la cuestin de la liberacin. La insistencia en un nfasis centrado en el individualismo, en la primaca de uno mismo, considerado liberador por las liberacionistas de mujeres, no era un concepto visionario, radical de libertad. Sin embargo, s provey soluciones individuales para las mujeres. Era la misma idea de independencia perpetuada por el estado imperial patriarcal que equipara independencia con narcisismo, y falta de inters en el triunfo sobre otros. De esta manera, las mujeres activas en el movimiento feminista simplemente estaban invirtiendo la ideologa dominante de la culturano estaban atacndola. No estaban presentando alternativas prcticas al status quo. De hecho, incluso la declaracin los hombres son el enemigo era bsicamente una inversin de la doctrina supremacista masculina de que las mujeres son el enemigo la vieja versin de Adn y Eva de la realidad. En retrospectiva, es evidente que el nfasis en el hombre como enemigo desviaba la atencin del enfoque de mejorar las relaciones entre mujeres y hombres, maneras para que hombres y mujeres trabajaran juntos para desaprender el sexismo. Las mujeres burguesas activas en el movimiento feminista explotaron la nocin de una polarizacin natural entre los sexos, para llamar la atencin sobre el esfuerzo de la igualdad de derechos. Tuvieron una inversin enorme en describir al varn como enemigo y a la mujer como vctima. Era el grupo de mujeres que poda descartar su lazo con hombres una vez que tuvieran una parte igual en el privilegio de clase. En ltima instancia, estaban ms preocupadas por obtener una parte igual en el privilegio de clase, que en la lucha para eliminar el sexismo y la opresin sexista. Su insistencia en separarse de los hombres realzaba el sentido de que ellas, como mujeres sin hombres, necesitaban igualdad de oportunidades. La mayora de las mujeres no tiene la libertad de separarse de los hombres debido a la inter-dependencia econmica. La nocin separatista de que las mujeres podan resistir el sexismo retirndose del contacto con hombres, reflejaba una perspectiva de clase burguesa. En el ensayo de Cathy McCandless Algunos pensamientos sobre racismo, clasismo, y separatismo, sostiene que el separatismo es en muchas maneras una falsa cuestin, porque en esta economa capitalista, ninguno de nosotros est verdaderamente separado. No obstante, aade: Socialmente, es enteramente otra cuestin. Mientras ms rico seas, menos tienes que reconocer generalmente a aquellos de los que dependes. El dinero puede comprarte una gran distancia. Con suficiente de sta, incluso es posible jams portar ojos sobre un hombre. Es un lujo maravilloso, tener control sobre en quin pones los ojos, pero hay que admitirlo: la supervivencia diaria de la mayora de las mujeres an involucra contacto cara a cara con hombres, ya sea que les guste o no. Me parece que por esta sola razn, criticar a mujeres que se asocian con hombres no slo tiende a ser contraproducente; se acerca mucho a culpar a la vctima. Particularmente si las mujeres que se asignan a s mismas el establecer los estndares, son blancas y de clase alta o media (como en mi experiencia ha sido a menudo el caso), y aquellas a las que aplican estas reglas no lo son.Devaluar las necesidades reales de vida que llevan a muchas mujeres a permanecer en contacto con hombres, as como no respetar el deseo de mantener contacto con hombres, cre un conflicto de inters innecesario para aquellas mujeres que pudieran haber estado muy interesadas en el feminismo, pero que sintieron que no podan vivir a la altura de los estndares polticamente correctos. Los escritos feministas no decan suficiente sobre las maneras en que las mujeres podan comprometerse directamente con la lucha feminista en contactos sutiles, da con da, con los hombres, aunque ha abordado las crisis. El feminismo es polticamente relevante para las masas de mujeres que interactan diariamente con hombres tanto pblica como privadamente, si aborda maneras en las que esa interaccin, que usualmente tiene componentes negativos porque el sexismo es tan penetrante, puede ser cambiada. Las mujeres que tienen contacto diario con hombres necesitan estrategias tiles que les permitan integrar al movimiento feminista en su vida diaria. Al tratar inadecuadamente o al no abordar las cuestiones difciles, el movimiento feminista contemporneo se localiz a s mismo en la periferia de la sociedad, en lugar de su centro. Muchas mujeres y hombres piensan que el feminismo est pasando, o pas, all afuera. La televisin les dice que la mujer liberada es una excepcin, que es principalmente una profesionista. Comerciales como el que muestra una profesionista blanca cambiando de vestimenta laboral a ropa delgada exponiendo carne, cantando mientras puedo traer a casa el tocino, frerlo en el sartn, y nunca dejarte olvidar que eres un hombre, reafirman que su profesionalismo no la escudar de asumir el rol estereotipado de objeto sexual, asignado a las mujeres en la sociedad supremacista masculina.A menudo, hombres que dicen apoyar la liberacin de las mujeres, lo hacen porque creen que se beneficiarn al no tener que asumir especficos, rgidos roles sexuales que les parecen negativos o restrictivos. El rol que estn ms dispuestos y entusiasmados por cambiar es el de proveedor econmico. Comerciales como el arriba descrito aseguran a los hombres que las mujeres pueden ganarse el pan, o incluso ser la que se gana el pan, pero aun as permitirle a los hombres que las dominen. El ensayo de Carol Hanisch La liberacin de los hombres, explora el intento de estos hombres de explotar las problemticas de las mujeres para su propia ventaja, particularmente las que se relacionan con el trabajo:Otra cuestin relevante es el intento de los hombres de desertar la fuerza de trabajo y poner a trabajar a sus mujeres mantenindolos. A los hombres no les gustan sus trabajos, no les gusta la competencia feroz, y no les gusta tener un jefe. Eso es sobre lo que son realmente todos los quejidos sobre ser un smbolo de xito u objeto de xito. Bueno, a las mujeres tampoco les gustan esas cosas, especialmente porque son pagadas 40% menos que los hombres por trabajar, generalmente tienen trabajos ms aburridos, y en raras ocasiones les es siquiera permitido ser exitosas. Pero para las mujeres, trabajar es usualmente la nica manera de lograr cierta igualdad y poder en la familia, en su relacin con hombres, cierta independencia. Un hombre puede renunciar a su trabajo y bsicamente seguir siendo el seor de la casa, ganando para s mismo mucho tiempo libre, puesto que el trabajo que hace no se acerca a lo que su esposa o amante hace. En la mayora de los casos, ella an est haciendo ms que su parte del trabajo domstico, adems de trabajo de esposa y de su trabajo. En lugar de pelear para hacer mejor su trabajo, para terminar la carrera de locos, y de deshacerse de los jefes, manda a su mujer a trabajarno muy distinto de la vieja prctica de comprar un sustituto para reclutamiento, o incluso proxenetismo. Todo en nombre de romper con roles estereotpicos o alguna tontera tal.

Un movimiento de liberacin del hombre slo poda ser formado como reaccin a la liberacin de las mujeres, en un intento de hacer que el movimiento feminista sirviera los intereses oportunistas de hombres individuales. Estos hombres se identificaban a s mismos como vctimas de sexismo, trabajando para liberar a los hombres. Identificaban roles sexuales rgidos como la fuente primaria de su victimizacin, y a pesar de que queran cambiar la nocin de masculinidad, no estaban particularmente preocupados por su explotacin sexista y opresin de las mujeres. El narcisismo y la auto conmiseracin caracterizaron a los grupos de liberacin de los hombres. Hanisch concluye su ensayo con la declaracin: Las mujeres no quieren fingir ser dbiles y pasivas. Y no queremos hombres falsos, dbiles, que acten pasivamente, tanto como no queremos falsos superhombres llenos de bravuconera y no mucho ms. Lo que las mujeres quieren es que los hombres sean honestos. Las mujeres quieren que los hombres sean audaces, audazmente honestos, agresivos en sus bsquedas humanas. Audazmente apasionados, sexuales y sensuales. Y las mujeres quieren esto para ellas mismas. Es tiempo de que los hombres se vuelvan audazmente radicales. Atrevindose a ir a la raz de su propia explotacin y viendo que no son las mujeres o los roles de sexo o la sociedad lo que ocasiona su descontento, sino los capitalistas y el capitalismo. Es tiempo de que los hombres se atrevan a nombrar y pelear contra stos, sus verdaderos explotadores.Los hombres que se han atrevido a ser honestos sobre el sexismo y la opresin sexista, que han elegido asumir la responsabilidad por oponrsele y resistirla, a menudo se encuentran aislados. Sus polticas son menospreciadas por hombres y mujeres anti-feministas, y son a menudo ignorados por mujeres activas en el movimiento feminista. Escribiendo sobre sus esfuerzos para apoyar pblicamente el feminismo en un peridico local en Santa Cruz, Morris Conerly explica:Al hablar con un grupo de hombres, el tema de la Liberacin de las Mujeres surge inevitablemente. Algunas risas, sonrisas disimuladas, murmullos enfadados, y denuncias se siguen. Hay un consenso grupal de que los hombres estn en una posicin de disputa y deben cerrar filas contra los ataques de las mujeres mal encaminadas. Sin falla, alguien me preguntar por mi punto de vista, el cual es que estoy 100% a favor de la Liberacin de las Mujeres. Eso los sorprende y comienzan a mirarme como si mis cejas estuvieran infestadas de piojos.Estn pensando, Qu clase de hombre es l? Soy un hombre negro que entiende que las mujeres no son mis enemigas. Si yo fuera un hombre blanco en una posicin de poder, uno podra entender la razn para defender el status quo. Incluso as, la defensa de una doctrina carente de moral que explota y oprime a otros sera inexcusable.Conerly insiste en que no fue fcil para l apoyar pblicamente al movimiento feminista, que tom tiempo:Por qu me tom algo de tiempo? Porque tena miedo de la reaccin negativa que saba que vendra hacia m al apoyar la Liberacin de las Mujeres. En mi mente poda orlo de los hermanos y hermanas. Qu clase de hombre eres? Quin lleva los pantalones? Por qu ests en esa mierda blanca? Y as en adelante. Ciertamente los ataques vinieron como lo haba previsto pero para ese momento mi creencia era lo suficientemente firme para soportar el desprecio pblico. Con el crecimiento viene dolor y esa cuestin evidente ciertamente aplicaba en mi caso.Los hombres que luchan activamente contra el sexismo tienen un lugar en el movimiento feminista. Ellos son nuestros camaradas. Las feministas han reconocido y apoyado el trabajo de los hombres que toman responsabilidad por la opresin sexista el trabajo de los hombres con golpeadores, por ejemplo. Esas liberacionistas de mujeres que no ven valor en esta participacin deben repensar y reexaminar el proceso por el cual la lucha revolucionaria avanza. Los hombres individuales tienden a involucrarse en el movimiento feminista por el dolor generado en relaciones con mujeres. Usualmente una mujer amiga o compaera ha llamado la atencin a su apoyo de la supremaca masculina. Jon Snodgrass introduce el libro que edit, Un Libro de Lecturas: Para los Hombres Contra el Sexismo, diciendo a sus lectores:Aunque haba aspectos de la liberacin de las mujeres que atraan a los hombres, en general mi reaccin era tpica de los hombres. Me senta amenazado por el movimiento y respond con enojo y ridiculizacin. Crea que los hombres y las mujeres eran oprimidos por el capitalismo, pero no que las mujeres fueran oprimidas por los hombres. Yo argumentaba que los hombres tambin son oprimidos y que son los trabajadores los que necesitan liberacin! Yo era incapaz de reconocer una jerarqua de desigualdad entre hombres y mujeres (en la clase trabajadora) ni atribuirla a la dominacin masculina. Mi ceguera ante el patriarcado, ahora pienso, era una funcin de mi privilegio masculino. Como miembro del gnero masculino, o bien ignoraba o suprima la liberacin de las mujeres.Mi plena introduccin al movimiento de mujeres vino a travs de una relacin personal A medida que nuestra relacin se desarrollaba, empec a recibir crticas repetidamente por ser sexista. Al principio respond, como parte de la reaccin masculina, con enojo y negacin. Con el tiempo, sin embargo, comenc a reconocer la validez de la acusacin, y finalmente incluso a aceptar el sexismo en mi negacin de las acusaciones.Snodgrass particip en los grupos de hombres de toma de conciencia y edit el libro de lecturas en 1977. Hacia el final de los aos 70, el inters en los grupos de hombres anti-sexismo disminuy. Aunque ms hombres que nunca apoyaban la idea de la igualdad social para las mujeres, como las mujeres no ven este apoyo como sinnimo de esfuerzos para acabar con la opresin sexista, con el movimiento feminista que habra de transformar la sociedad radicalmente. Los hombres que apoyan el feminismo como un movimiento para acabar con la opresin sexista deben hacer su oposicin al sexismo y la opresin sexista ms ruidosa y pblica. Hasta que los hombres compartan igual responsabilidad en luchar para acabar con el sexismo, el movimiento feminista reflejar las mijas contradicciones sexistas que queremos erradicar.La ideologa separatista nos anima a creer que las mujeres por s sola pueden hacer la revolucin feminista no podemos. Ya que los hombres son los agentes primarios que mantienen y apoyan el sexismo y la opresin sexista, slo podrn ser erradicadas exitosamente si los hombres se sienten obligados a asumir responsabilidad por transformar su conciencia y la conciencia de la sociedad en su conjunto. Despus de cientos de aos de lucha anti-racista, ms que nunca las personas no-blancas estn llamando la atencin actualmente al rol primario que las personas blancas deben jugar en la lucha anti-racista. Lo mismo es verdadero respecto a la lucha para erradicar el sexismo los hombres tiene un rol primario que interpretar. Esto no quiere decir que ellos estn mejor equipados para dirigir el movimiento feminista; lo que quiere decir es que ellos deberan compartir igualmente en la lucha de resistencia. En particular, los hombres pueden hacer una gran contribucin a la lucha feminista al exponer, confrontar, oponer y transformar el sexismo de sus pares masculinos. Cuando los hombres muestren una disposicin para asumir igual responsabilidad en la lucha feminista, realizando cualquier tarea que sea necesaria, las mujeres debern afirmar su trabajo revolucionario reconocindolos como compaeros en la lucha.