testimonios y disoluciones en la construcciÓn de la

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Universidad de Chile Facultad de Arquitectura y Urbanismo Carrera de Arquitectura TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA URBANA DE SANTIAGO DE CHILE: EN TORNO AL MANEJO DE LOS VESTIGIOS DEL PERÍODO 1973 - 1990 Tesis para obtener el título de Arquitecta Alumna: Carmina Arcos Salvo Profesor guía: Alberto Gurovich Weisman Septiembre 2013

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Universidad de Chile Facultad de Arquitectura y Urbanismo Carrera de Arquitectura

TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA URBANA

DE SANTIAGO DE CHILE: EN TORNO AL MANEJO DE LOS VESTIGIOS DEL

PERÍODO 1973 - 1990

Tesis para obtener el título de Arquitecta

Alumna: Carmina Arcos Salvo Profesor guía: Alberto Gurovich Weisman

Septiembre 2013

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“Un dictador a quien llaman el Gran Hermano gobierna de forma estricta a la gente. Se restringe

la información y se reescribe la Historia incesantemente. (…) Al construir una nueva Historia, la

vieja se suprime por completo. Para ello se van sustituyendo también las palabras o se cambian

sus significados. Como la Historia se reescribe con tanta frecuencia, llega un punto en el que ya

nadie sabe qué es verdad. Nadie sabe quién es aliado y quién enemigo. De eso se trata.

-Reescribir la Historia.

Arrebatar la Historia legítima es igual que arrebatar una parte de una

personalidad. Es un crimen.”1

1 MURAKAMI, Haruki (2011). Libro 1Q84. p. 329. En este relato, uno de sus protagonistas, Tengo, explica el

contenido del libro 1984, de George Orwell.

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“La ciudad es una palma abierta en donde podemos leer y descubrir su pasado

en las formas, medidas y proporciones de sus espacios”.

Italo Calvino. Las ciudades invisibles (1972)

“Ese día, la gente trabaja normalmente,

y nadie, o casi nadie, recuerda (...)” Eduardo Galeano. El libro de los abrazos (1989)

“(…) Este sutil temblor de la memoria que no debe nada al azar (una mala memoria es algo que se cuida, se cultiva) tiene como efecto correr un velo de incertidumbre sobre el movimiento del tiempo.”

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Marc Augé. Les formes de l'oubli (1998)

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Exordio acerca de la memoria en lo urbano.

“El pasado se actualiza en un esfuerzo por rechazar el olvido, anular la distancia y recuperar la historia que justifique nuestro presente”.

Silvia Hamui Sutton. Sentidos de la memoria. 2010

En el cometido de rescatar su pretérito y cultivarlo en beneficio del sentido secuencial de la

identidad y cultura de su población, la ciudad puede dejar de ser un escenario pasivo y conjugar

las huellas que rememoran y sostienen la dimensión del tiempo en sus espacios y construcciones,

tratando de vivificar lo acaecido, antes de que sea conquistado por el olvido.

En la tarea de hacer efectiva y traspasar aquella memoria ,los lugares se cargan de significado,

hablan a través de la expresión simbólica de sus denominaciones y de las vivencias que desarrollan

en ellos los ciudadanos, quienes, mediante ese quehacer, construyen su visión del mundo y

formalizan el nutriente del imaginario que guiará su voluntad de intervención, lugarizándolos2,

practicando por tanto las argumentaciones clásicas acerca de la notación significativa de los

elementos de la ciudad, en la línea trazada por Camillo Sitte (1889), Raymond Unwin (1909), Kevin

Lynch (1960) y Philippe Panerai (1997), desde que van siendo descubiertos, registrados y

metafóricamente compartidos como “calle”, “plaza” y “límite”, para luego encarnar la

representación de todas las calles, plazas y límites, y después transmutarse en “la calle donde tú

vives”, “la plaza de nuestros juegos” y “el umbral de aquel vecindario que todos reconocemos”.

Ahora bien, la cuestión en la que se trabaja en este documento gira alrededor de qué se destaca,

para qué hacerlo y quiénes utilizan tales notaciones para elaborar las resonancias de la memoria

de una ciudad -en nuestro ejercicio Santiago de Chile-, aquellas que durante este proceso se

convierten en comunes o colectivas.

2 LYNCH, Kevin (1975) ¿De qué tiempo es este lugar? Para una nueva definición del ambiente. Colección

Arquitectura y crítica. Barcelona: Ed. Gustavo Gili, 285 p. / ALEXANDER, Christopher (1981) El modo intemporal de construir. Barcelona: Ed. Gustavo Gili, 413 p. / SUBIRÓS, Pep (1998) Breve historia del futuro y otras dispersiones. Barcelona: Editorial Destino, Planeta de Libros, 189 p. / VASQUEZ Rocca, Adolfo (2005) Espacio e identidad. Poética de la memoria; Holderling, Heidegger, Trakl y Teiller. Art. en Revista Literaria digital OXIGEN, Edición Núm. 18, agosto del 2005, Madrid.

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En lo particular, nos centraremos en la relación de influencia del transcurrir socialmente relevante

(historia) incorporado a las situaciones ejemplares de tal invocación (memoria). Sea por los

recuerdos que autónoma y libremente rescatamos y mantenemos, o por aquellos

deliberadamente orientados por terceros -interesados en su “presencia”-, y en ambas alternativas

atendiendo al papel desempeñado por la arquitectura y el urbanismo.

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La memoria intencionada, a lo largo de la historia de la ciudad.

Plazuela situada en frente a la iglesia de La Merced, en Merced con San Antonio, donde estuvo el emplazamiento original de la puerta del oriente, la principal de la ciudad, en el muro edificado tras la destrucción provocada por el ataque de Michimalonco.

Muros existentes de la Capilla de la Victoria de Maipú, ordenada construir en 1818 por Bernardo O’Higgins.

Monumento a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María (sic) erigido en el lugar donde estuvo la Iglesia de la Compañía de Jesús, con el fin de marcar el tabú de la ocupación ulterior de aquel espacio,

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como manifestación de la persistencia del dolor de los santiaguinos por el incendio del 8 de diciembre de 1863.

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0. ÍNDICE DE CONTENIDOS

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Exordio acerca de la memoria en lo urbano. 09

A. Presen

tación del tema 17

A1. Introducción 18

A2. Enfoque metodológico 23

B. Marco teórico 25

B1. Tiempo: memoria y olvido 34

B2. Memoria y olvido en la ciudad: a través de su arquitectura y patrimonio 51

B3. Monumento y ruina: ¿qué olvidamos, qué recordamos? 66

C. Contexto chileno: dictadura y post –dictadura 79

D. Tensiones e intervenciones. Casos 89

D1. Invisibilización a través del abandono. Hospital de Ochagavía 93

D2. Invisibilización a través de la destrucción. Colegio Latinoamericano de Integración 101

D3. Invisibilización a través de la construcción. Museo de la Memoria 108

E. Conclusiones 115

F. Bibliografía 129

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A. PRESENTACIÓN DEL TEMA A1. INTRODUCCIÓN

“(...) Se puede aprovechar la ocasión de la tesis (…) para recuperar el sentido positivo y progresivo del estudio no entendido como una cosecha de nociones, sino como elaboración crítica, como adquisición de una capacidad (buena para la vida futura) para localizar los problemas, para afrontarlos con método, para exponerlos siguiendo ciertas técnicas de comunicación”

Umberto Eco. Cómo se hace una tesis. 1977

Esta tesis pretende cumplir aquella consigna, entre los meridianos de la disciplina y los paralelos

de la ideología y la política, en una postura que refiere a la historia reciente, oculta en parte o

débilmente legible en los testimonios encuadrados por versiones contrapuestas de una sociedad

que aún se mantiene dividida.

Dado aquello, algunas afirmaciones de esta investigación podrán ser leídas como discutibles, pero

son sostenidas en el intento de construir una mirada honesta.

Se pretende dialogar acerca de la memoria y el olvido en la ciudad de Santiago, su situación y lo

que su desarrollo significa como señal de experiencias que se desdoblan en un tejido de sitios cuya

densidad y presencia invocan las resonancias del tiempo y el vigor de los intereses que, mediante

aquello, se enfrentan.

Como aproximación al tema, se sostiene que cuando los espacios de la ciudad retienen presencias

reveladoras de lo que ya no está presente, pero que puede ser percibido por quienes los habitan,

es que se han convertido en facilitadores de la evocación, soportes de la nostalgia o resonancias

de lo ausente, atestados de cierta memoria, “potencia del alma”.3 Pero no de una memoria

hecha de reminiscencias insustanciales, sino dialogante e inspiradora de nuevos pensamientos y

renovadas acciones.

La ciudad se transmuta entonces en un conjunto de “lugares de memoria” que dialogan en la

conciencia del nosotros, adquiriendo en ese giro sorprendente un valor singular, motivador de

filiación y refugio.

3 Según Aristóteles, junto con la inteligencia y la voluntad.

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En relación a lo que se indaga, cabe destacar que entre los principales sentimientos a ser

memorizados resaltan los dolores del temor -la emoción más necesaria, antigua e intensa de la

humanidad, como define H.P.Lovecraft– en este caso particular asociado a una política de

terrorismo de Estado.

En adición, ocurre que los ideales que predominan en este tiempo, manifestados en la ciudad,

tienden hacia un avanzar apresurado, sin mirar atrás. La memoria y creatividad quedan superadas

por la acción de los agentes inmobiliarios asociados al neoliberalismo.

Conviene considerar que la concepción preponderante del pasado reciente ha supuesto marchar

hacia adelante sin anclarse en la historia, lo cual, por diversas razones, ha terminado generando el

efecto contrario: configurar una sociedad preocupada más que nunca antes de revivir su pasado,

protegiéndolo y rescatándolo como componente clave en la alineación de su presente y futuro.

Gracias a ello, el concepto de patrimonio y las acciones de resguardo que se le asocian, han

adquirido energía suficiente tanto para enfrentar la estrategia de prejuicio y tabula rasa, como

para propugnar cambios que nos permitan caminar con conciencia de nuestro pasado.

Pero aquellas condiciones no resultan fáciles de conquistar. A las dificultades que aún plantean los

resabios culturales del período autoritario, se añade la sensación de que la calidad de vida global,

empeorada durante aquella etapa, no logra repuntar con las nuevas acciones. La cuestión que se

exterioriza, aparentemente como insuperable, tiene que ver con la reconquista de la conciencia y

la solidaridad social como paso trascendental para la transformación del modelo neoliberal

vigente.

Las sociedades poseen historias que recordar y la mayoría, de una manera u otra, apuntan

esfuerzos hacia la gestación y cultivo de una memoria. Pero aún cuando necesaria, la sola

preservación de la memoria colectiva no garantiza un aprendizaje cuestionador que instituya un

nivel de conciencia en la sociedad, ni menos proveer un cierre definitivo a los hechos dolorosos.

La memoria puede ser manejada por quienes detentan el poder, con distintos procedimientos que

van desde enfatizarla, cultivarla, neutralizarla, desviarla, reorientarla, cercenarla y hasta

suprimirla en beneficio o al servicio de ciertas voluntades que se imponen por la fuerza o a través

del convencimiento persuasivo.

La generación de espacios de memoria no implica que la sociedad recuerde y valorice lo que

necesita conmemorar. Recordar es una acción selectiva que establece afinidad, individual y grupal,

y desde una perspectiva utilitaria, permite proveer de sintonía a los tratos interpersonales y de

grupo.

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Pero, ¿cuáles son los sucesos que se recuerdan? y ¿cuál es el rol funcional de tales evocaciones en

la producción de ciudad? Y aun cuando aceptáramos las intervenciones externas sobre tales

procesos, ¿qué motivaría y dimensionaría el ascendiente de la lógica social involucrada en la

gestación de los recuerdos?4

La demanda de memoria se relaciona con la fugacidad del transcurso de lo actual, en cuanto

pueda dar paso a la pérdida de referentes que se deriva en el abrumador dominio de lo

perecedero.

Tener un pasado es también sentirnos vinculados, no para inmovilizarnos en él, sino más bien para

comprender quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde continuamos avanzando.5

En la actualidad, predominan la velocidad de los viajes, la virtualidad y la telecomunicación que

vence distancias y abrevia las relaciones interpersonales. Todas ellas cambian el significado del

tiempo y el espacio, y tienden a anular las particularidades e identidades, dañando las

posibilidades de vinculación efectiva entre las distintas tramas sociales.

Los soportes virtuales permiten crear la sensación de una comunicación más fluida y en cierto

grado dar autenticidad a la existencia de identidades globales que cruzan las fronteras geográficas.

Esto, hasta cierto punto puede ser positivo, pero muchas veces más que la velocidad con que nos

comunicamos importa la capacidad de transmisión del mensaje, intentando prolongar su vigencia

para ser comprendido.

“(…) las redes globales de intercambio instrumental conectan o desconectan de manera selectiva individuos, grupos, regiones o incluso países según su importancia para cumplir las metas procesadas en la red, en una corriente incesante de decisiones estratégicas. De ello se sigue una división fundamental entre el instrumentalismo abstracto y universal, y las identidades particularistas de raíces históricas.”

Manuel Castells. La era de la información, Tomo I. 19996

¿Y qué pasa cuando uno de estos soportes caduca? En palabras simples: la información se pierde,

la identidad se desmorona y la historia, aunque contingente, se fragmenta. La obsolescencia

4 AGUILERA, Carolina et allis (2010) Ciudad y memoria, desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.

Santiago: Corporación Parque por la Paz, Villa Grimaldi; Fundación Heinrich Böll – Cono Sur; Unión Europea; Universidad Academia de Humanismo Cristiano; Instiututo de Estudios Urbanos y Territoriales, PUC; Instituto de la Vivienda, Universidad de Chile; Memópolis, 238 p. 5 PIPER Shafir, Isabel & Evelyn HEVIA Jordán (2012) Espacio y recuerdo. Archipiélago de memoria en Santiago

de Chile. Santiago: Ocho Libros Editores, 136 p. 6 CASTELLS, Manuel (1999) La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura. México: Siglo XXI

Editores, 592 p.

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precoz7 de ciertos formatos efímeros de relación genera una inestabilidad, si no nueva, mucho

más marcada que en el pasado. En una cultura de flujos, lo que rápidamente se establece, también

rápidamente se puede perder, y si aún no es propio de la conciencia de la sociedad, instiga

acciones de rescate del pasado como forma de forjar pausas que nos puedan remitir a quiénes

somos.

Ciertamente existen más razones que explican los deseos de una sociedad de vincularse con el

pasado, pero cobran sentido junto con la relación de la memoria con el olvido. Importante es

pensarlo también, porque el dejar atrás y desconocer lo anterior se ha asumido como un acto

negativo y no como complemento del recordar, como postulan Marc Augé y Andreas Huyseen8,

entre otros.

Para Augé, “llevar a cabo el elogio del olvido no implica vilipendiar la memoria, y mucho menos

aún ignorar el recuerdo, sino reconocer el trabajo de la omisión en la primera y detectar su

presencia en el segundo. La memoria y el olvido guardan en cierto modo la misma relación que la

vida y la muerte”9. Entonces, éste puede ser asumido como un elemento primordial en la

construcción social e histórica del pasado, pero entendiendo como base que sumar y restar

experiencias, retomar algunas y bloquear otras, constituye parte de la dinámica de vida del sujeto.

(…) el olvido está lleno de memoria (…)

Mario Benedetti. Ese gran simulacro. 1995

Porque si bien hay muchas formas de olvido y aceptando que la memoria está llena de él, es

importante clarificar que no siempre es parte de un proceso consciente, sino que tiene relación

con voluntades políticas que impiden la recuperación de la memoria para frenar la aparición de la

historia en el futuro.

Debido a esto último, la memorialización -como acción que busca establecer marcas mediante las

cuales la sociedad recuerde su pasado- puede jugar un doble papel, en el sentido de que al mismo

7 SANTINI, Simone (2011) La obsolescencia precoz pone en peligro la memoria colectiva. En Rev. Rebelión de

28 de marzo del 2011. (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=126711). 8 HUYSEEN, Andreas (2010) Modernism after Postmodernism. Art. en Rev. Barcelona Metròpolis. Barcelona:

Ajuntament de Barcelona, Tardor. Otoño del 2010 (donde empalma el contenido de sus artículos Twilight Memories: Marking Time in a Culture of Amnesia, de 1995, y Present Pasts: Urban Palimpsests and the Politics of Memory, del 2003) 9 P. 19, en AUGÉ, Marc (1998) Las formas del olvido. Barcelona: Editorial Gedisa, 45 p. / Ver también en LE

GOFF, Jacques (1991) El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona: Paidós Ibérica, 275 p.

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tiempo que mantiene y revive unas historias, hace olvidar otras, como saldo de una intervención

que legaliza ilusiones, escribe discursos falaces e impone simulacros de identidad.

En este contexto, es válido preguntarse qué argumentos funcionan detrás de ciertas acciones

urbanas tras la dictadura y posterior retorno a la democracia. Porque lo que se concreta y hace

visible en la ciudad tiene causas y produce efectos sobre la individualización y la credibilidad que

nutre los recuerdos.

Así como la historia puede ser manipulada en algún sentido por conducto de los textos que la

comunican, también es posible transformar la cultura y las relaciones sociales a través de la

elocuencia innegable de las actuaciones arquitectónicas y urbanísticas.

----------------------------------------------------------------------------------------------

Hemos escogido el periodo 1973 – 1990, correspondiente al gobierno de facto asumido tras el

golpe de Estado, porque es el hecho de dolor y separación social más largo temporalmente de la

época republicana del país y por lo tanto, permite que existan instancias distintas de

conmemoración, posibles de ser analizadas y comparadas. Es importante decir que la sobre-

memorialización actual de la dictadura -nunca suficiente y no siempre bien hecha- genera a su vez

el bajo recuerdo de otros sucesos trágicos, como por ejemplo la matanza de la Escuela de Santa

María de Iquique en 1907 (“señoras y señores / venimos a contar / aquello que la historia no

quiere recordar”10) o la matanza del Seguro Obrero en 1938, los cuales también se representan en

edificios y en la ciudad.

10 ADVIS, Luis (1969). Pregón de la Cantata Santa María de Iquique. Editado por el grupo Quilapayún el año

1970 en el disco Cantata Santa María de Iquique. Santiago: Sello DICAP.

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A2. ENFOQUE METODOLÓGICO.

A partir de lo anteriormente comentado y de las reflexiones insinuadas, la pregunta que origina

esta investigación interroga sobre qué lógicas e intereses existen detrás de la conmemoración en

la ciudad, a través de la arquitectura y la planificación urbana, de ciertos hechos históricos, y de

otros no, por parte de grupos hegemónicos que se instalan en el poder. El objetivo general apunta

a dilucidar las razones ideológicas que existen tras las diversas tensiones e intervenciones que

actúan sobre el territorio, y si éstas manipulan el tiempo y la memoria. ¿Qué argumentos validan

qué se protege o no, qué se conmemora o no?

A modo de hipótesis general, se sostiene que tanto la generación como la difusión de aquellos

mecanismos que permiten recordar y propiciar la memoria en la ciudad, durante el período que

abordamos, se originan, reproducen, legitiman y difunden a partir de determinados fines

funcionales. Estos, son capaces de consolidar ciertas regularidades de expresión, traducidas en el

comportamiento del habitante de la ciudad, que a partir de su persistencia, se transforman en

paradigmas o incluso en tipologías de intervención. De esta manera, podemos reconocer una

suerte de lógica de poder que a través de la destrucción, abandono e incluso construcción y

protección de edificios, condiciona nuestros vínculos con los hechos históricos presentes en la

ciudad, direccionando nuestra identidad.

A su vez, se plantea la existencia de cuatro tensiones, en la ciudad, entrelazadas entre sí:

La primera, que llamaremos desgaste, asociada a la anulación rutinaria o convencional del nivel de

conciencia de la población, que en cierta medida se funde con el letargo cultivado por los medios

de información de masas que persiste y se incrementa hasta nuestros días.

La segunda, definida por la indiferencia o negligencia de quienes nos desinformaron y continúan

haciéndolo, compartiendo los valores de los aparatos de represión, manifestándose en

operaciones de ocultamiento y su tarea de silenciar.11

11

Cuyo epítome se ubica en el ejemplo de la España post franquista / Ver en PÉREZ Serrano, Julio (2004) Experiencia histórica y construcción social de las memorias. La Transición española a la democracia. Pp. 93 - 124, Art. en Rev. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, Núm. 3, La memoria del pasado, Alicante. Departamento de Humanidades Contemporáneas, Área de Historia Contemporánea, Universidad de Alicante, 333 pp.

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La tercera, emparentada con la anterior, esencialmente nostálgica y legitimadora de la acción de

desorientación, que apelando a una “táctica de diversión”, promueve intervenciones que van

desfigurando, reapropiando, contrarrestando, invisibilizando y borrando las evidencias del periodo

represivo.

Y finalmente una cuarta línea de acción, motivada y propiciada por las demandas destinadas a la

producción y acumulación de capital, generando procesos de gentrificación, destruyendo

creativamente sectores consolidados, garantizada por una política neoliberal12 que enmascara sus

raíces de desregulación y competencia, apelando a la eficiencia técnica, la viabilidad económica y

hasta en ocasiones, a una sustentabilidad de las operaciones, aunque francamente desprovista de

justicia y solidaridad social.

Si bien lo expuesto podría impugnarse desde la contingencia del choque entre lo subjetivo y lo

objetivo, lo ideal y lo material, la memoria, al menos en el ámbito de la ciudad, debería dejar de

ser considerada como “natural y espontánea”, y ser asociada a herramientas de intervención al

interior del contexto socio-espacial, económico y cultural, tanto en plano de lo correcto -lo

apropiado, lo implantado y lo edificado-, como lo imaginado, en la calificación de proyectos a

plazos diferidos, e incluso el relato literario y discursivo sobre la ciudad.

12

“El neoliberalismo se ha convertido en un discurso hegemónico con efectos omnipresentes en las maneras de pensar y las prácticas político-económicas hasta el punto de que ahora forma parte del sentido común con el que interpretamos, vivimos, y comprendemos el mundo”, texto de . HARVEY, David (2007) Neoliberalism as Creative Destruction. pp. 22 - 44, Art. en The ANNALS of the American Academy of Political and Social Science, 2007; 610; 21. Ed. University of Minnesota / American Academy of Political and Social Science, SAGE Publications, 2 Sept. 2007, (http://ann.sagepub.com/content/610/1/21.abstract) / ver también en ELDEN, Stuart; GREGORY, Derek, & SEVILLA Buitrago, Álvaro (2011) Espacios del pasado, historias del presente en torno a los rastros de las historia espacial. pp. 91 - 114, Art. en Rev. URBAN, Revista de Revista de investigación y reflexión urbanística, NS02, septiembre del 2011. Madrid: Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, DUyOT, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, ETSAM, Universidad Politécnica de Madrid, UPM.

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B. MARCO TEÓRICO

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Consideraciones teóricas acerca de la memoria.

El estudio de la retención y persistencia de los recuerdos en los sujetos, de modo que perduren

aún después del pensar, el despertar o la desaparición física de lo observado, proviene de

Aristóteles, continua con los trabajos del psicólogo William James (1890), la temporalidad en el

psicoanálisis de Sigmund Freud (1901), la neurociencia y la psicología conductivista de Karl

Spencer Lashley (1930), la epistemología genética de Jean Piaget (1950), las señales fisiológicas de

George Sperling (1960) y la psicología cognitiva de Ulric Neisser (1967), para continuar

desarrollándose en nuestros días.13

No obstante, el dominio de la memorización puede llevar a una suerte de ruptura con la realidad

en vigencia, dificultando tanto el ajuste como el aprendizaje, o en algunas situaciones provocando

una tensión depresiva de alejamiento del consciente. La memoria actúa sobre la base de nuestras

necesidades presentes en cuanto a que contemplar el pasado y planear el futuro, corresponde a

una condición vital que se resuelve utilizando tan solo una fracción equivalente a diezmilésima

parte del potencial del cerebro.

Las bases orgánicas de la memoria, considerada en tanto mecanismo de sobrevivencia, raciocinio

creativo y adaptación, se hallan en un conjunto de conexiones sinápticas entre neuronas. Los

traspasos viabilizados por estos enlaces refuerzan la intensidad de las sinapsis, proporcionando un

sentido de continuidad temporal cuando permiten retener imágenes y experiencias acontecidas,

que se manifiestan como reproducciones generalmente simplificadas o idealizadas de lo vivido y

pensado.14

En la consolidación de la memoria interviene el hipocampo, cuya amígdala se asocia con la

expresión, modulación y regulación de las emociones que obran sobre los recuerdos15, cuestión

decisiva en la formación de las estructuras sociales interiorizadas, adheridas y colegiadas en forma

de esquemas de percepción. Valoración, pensamiento y acción que identifican los llamados

“habitus” en el presupuesto conceptual de Pierre Bourdieu (1979).16

13

MORGADO, Bernal, Ignacio (2005) Psicobiología del aprendizaje y la memoria: fundamentos y avances recientes. Art. en Rev. Cuadernos de Información y Comunicación, Núm. 10. Madrid: Universidad Complutense de Madrid. (http://www.neurologia.com/pdf/Web/4005/s050289.pdf). 14

DAMASIO, Antonio (2011) The Quest to Understand Consciousness- Nueva York, Ed: TED Ideas worth spreading. Emisión de 19 de diciembre del 2011 (http://www.ted.com/talks/lang/es/antonio_damasio_the_quest_to_understand_consciousness.html) 15

PASSIG, C., Op. Cit. 16

BOURDIEU, Pierre-Félix (1988) La distinción. Criterios y bases sociales del gusto; Madrid: Edit. Taurus, 597 p.

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Estos ejercicios de conservación y almacenamiento de información se clasifican en memoria a

corto plazo, cuando derivan de la excitación de la sinapsis para reforzarla o sensibilizarla

transitoriamente; y memoria a mediano y largo plazo, resultantes de un robustecimiento durable

de la sinapsis por efectos de la activación de algunos genes y la síntesis de ciertas proteínas.

Ahora bien, la memorialización de experiencias urbanas y en general territoriales, las cuales

involucran estímulos multidimensionales de captación penetrante, retención combinatoria y

procesamiento, son probablemente de las más complejas. Y todavía más, cuando se vinculan a

componentes portadores de significación (a veces calificados como patrimoniales), dando lugar a

la fusión colectiva o común de los recuerdos, y particularmente cuando estos devienen de

circunstancias asociadas al miedo, como las que examinaremos en esta tesis.

Finalmente, para completar la visión de la complejidad que nutre la memoria, podemos acudir al

neurocientífico contemporáneo David Eagleman, quien sostiene que en el plano de la

memorialización, la conciencia opera como un diminuto polizón en un trasatlántico, que se lleva los

laureles del viaje sin reconocer la inmensa obra de ingeniería náutica que hay debajo17, es decir,

cotidianamente somos conscientes de la realidad y sus acontecimientos, sin necesariamente

evidenciar los sustratos de memoria que nos conducen y determinan.

Según lo aportado por la teoría sociocultural del aprendizaje de Lev S. Vigotsky (1924) -

posteriormente consolidado por la neuropsicología de Aleksandr R. Lúriya (1947), el aprendizaje

significativo verbal de David Paul Ausubel, (1963), y el paradigma dialéctico de la epistemología

propuesto por el filósofo Adam Schaff, en “Historia y Verdad” (1987)-, la memoria forma parte de

las funciones superiores de la conciencia, definida a su turno como un conjunto de capacidades

cognitivas interrelacionadas gracias a la adquisición cultural del “signo” de interpretación,

mediador entre el sujeto y el mundo, siempre socialmente constituido.

Proporciona pensamientos y recuerdos, a más de relaciones lógicas de temporalidad y

significancia.

“…quien controla el pasado, controla el futuro”

George Orwell (Eric Arthur Blair), “1984”

17

EAGLEMAN, David (2013) Incógnito. Las vidas secretas del cerebro. Barcelona: Ed. Anagrama, 352 p.

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A nivel agregado, los conjuntos sociales atesoran recuerdos que fusionan, comparten, retienen y

transmiten, concertando la llamada “memoria colectiva”, activa en el plano de la construcción de

una cultura, de un sistema de comunicaciones cotidianas y un conjunto de representaciones

alusivas, según fuera definida en 1925 por Maurice Halbwachs, como parte de su obra Les cadres

sociaux de la mémoire18, y perfeccionada después mediante la edición póstuma de La mémoire

collective, en 195019.

Se producen algunas diferencias conceptuales respecto a la memoria compuesta y fusionada de un

escalón colectivo, con el acto de transferencia de un legado común, habitualmente fragmentario y

singular, así como con la disposición de monumentos que intervienen a manera de indicadores

declarativos de homenaje al pasado.

La memoria colectiva es modelada por una cierta ideología20 que influye sobre la especificidad de

lo recordado y la práctica social a través de la cual se evoca, direcciona, reproduce su propia

vigencia y nutre la identidad del cuerpo social que abona21. Como el recuerdo social se configura

en las esferas comunicativas de la vida rutinaria, corrientemente penetradas por conflictos, el

pasado suele resultar de visiones contrapuestas. Las ideologías intervienen en la construcción de

la conciencia histórica en el imaginario22, implicando “lecturas interpretativas” del pasado, como

efecto del juego de dichas ideologías, las cuales silencian lo contradictorio y avalan lo necesario a

sus intereses u objetivos.

El recuerdo colectivo, así como la historia, son en resumen productos sociales en los que subyace

la ideología que conduce a imprimir en ellos los deseos, simpatías, sospechas y presunciones del

presente, con el objeto de preservar y alterar el pasado a fin de conservar una determinada

orientación de sentido en la colectividad.

18

HALBWACHS, Maurice (1925) Les cadres sociaux de la mémoire. Paris, Librairie Félix Alcan, 299 p. (Édition électronique Collection: Les travaux de l'Année sociologique. Paris: Les Presses universitaires de France: Collection: Bibliothèque de philosophie contemporaine, Nouvelle édition, 1952, 211 p.) / Traducido en (2004a) Los marcos sociales de la memoria. Barcelona: Anthropos Editorial, 431 p. 19

HALBWACHS, Maurice (1950) La mémoire collective. Paris: Les Presses Universitaires de France, 204 p. / Traducido en (2004b) La memoria colectiva. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, PUZ, 192 p. 20

LAVABRE, Marie - Claire (2000) Pour une sociologie de la mémoire collective. Resumen de una Intervención de 25 de enero del 2000 en el « Transversales du CNRS » organizado sobre el tema "Memorias", por la Delegación de Información Científica y Técnica del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, CNRS. (http://www.cnrs.fr/cw/fr/pres/compress/memoire/lavabre.htm) 21

LAVABRE, Marie - Claire (2009) La memoria fragmentada. ¿Se puede influenciar la memoria? Pp. 15 - 28, Artículo de reflexión, en Revista de Antropología y Sociología, VIRAJES, Núm. 11, (sobre) Memoria y Reparación, Enero - Diciembre del 2011. Manizales, Caldas: Universidad de Caldas. 22

CASTORIADIS, Cornelius (1993) La institución imaginaria de la sociedad. Vol. I. Marxismo y teoria revolocionaria. Buenos Aires: Tusquets Editores - Argentina, 285 p.

Page 29: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

29

Así como la realidad es una construcción social23, la naturaleza intrínseca del recuerdo social es

ideológica y activamente contextualizada. La memoria, desde una perspectiva socio -

constructivista, se muestra como un proceso y un producto relacional, donde el lenguaje y la

comunicación desempeñan un papel central.24

Posiblemente, la síntesis contemporánea más lúcida respecto de la manipulación de la historia

para sancionar el presente y mantener en vigor aquella versión del pasado, ha sido redactada por

Enrique Florescano, historiador mexicano.

Al respecto, aquel autor sostiene que “(…) en tanto que la reconstrucción del pasado es una

operación que se hace a partir del tiempo actual, los intereses de los hombres que deciden y

gobiernan ese presente intervienen en la recuperación del pasado. De este modo, cada vez que un

movimiento social triunfa e impone su dominio político sobre el resto de la sociedad, su triunfo se

vuelve la medida de lo histórico: domina el presente, comienza a determinar el futuro y reordenar

el pasado, define el qué recuperar del inmenso y variado pasado y el para qué de la recuperación.

Así, en todo tiempo y lugar, la recuperación del pasado, antes que científica (es) primordialmente

política: una incorporación intencionada y selectiva del pasado lejano e inmediato adecuada a los

intereses del presente para juntos modelarlos y obrar sobre el porvenir (…)”. Y continúa,

aseverando que “(…) la construcción parcial y pragmática del pasado (…) asume todas las formas

de identificación, de explicación de los orígenes, de legitimación del orden establecido, de darle

sentido a la vida de los individuos y las naciones, de inculcar ejemplos morales, de sancionar la

dominación de unos hombres sobre otros, de fundar el presente y ordenar el futuro inmediato, ( …)

recoger aquello que sanciona y legitima el poder establecido, (…) e imponer en el presente y a las

generaciones venideras el culto ritualizado de la memoria (de tal poder)”.25

Y termina afirmando que “si para los poderosos la reconstrucción del pasado ha sido un

instrumento de dominación indispensable, para los oprimidos y perseguidos ha servido como

memoria de su identidad y como fuerza emotiva que mantiene vivas sus aspiraciones”.26

23

BERGER, Peter L. & Thomas LUCKMANN (1999) La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu Editores S. A., 240 p. 24

VÁSQUEZ, Félix /2001) La memoria como acción social. Relaciones, significados e imaginario. Temas de Psicología. Barcelona: Paidós Ibérica, 184 p. 25

FLORESCANO Mayet, Enrique (1980, 2005) De la memoria del poder a la historia como explicación. Pp. 91 - 128, Cap. en PEREYRA, Carlos et allí, “Historia, ¿para qué?”, Vigésimo primera edición, México: Siglo XXI Editores S. A. de C. V., 249 p. / Se complementa, según el mismo autor, con otros ejemplos de esa tradición, como PLUMB, John. Harold (1974) La muerte del pasado, Barcelona: Barral Editores, 123 p., particularmente el capítulo titulado “La sanción del pasado”, en Pp. 17 - 52; y también con la publicación de LEWIS, Bernard (1979) La historia recordada, rescatada, inventada, editada en Series: Breviarios del Fondo de Cultura Económica, Núm. 282; México: Fondo de Cultura Económica, 132 p. 26

Florescano, 2005, Op. Cit.

Page 30: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

30

En resumen, y adoptando posiciones que se han venido precisando entre las contribuciones de

Halbwachs (1925) y Florenzano (2005), la memoria colectiva resultaría de un campo de

intervención de factores cuya proyección se va estructurando como resultado de balances de

fuerzas políticas, incluso cuando se valida como fórmula de persistencia.

A lo utilizado para construir nuestro marco conceptual, debemos agregar dos cuestiones: una que

implica la relación objetual de la memoria en el ámbito de los espacios concretos e imaginarios de

lo urbano, y otra que alude a la estrategia de dominación hegemónica del poder.

No obstante ciertas actitudes de desatención ante la profundidad y significado paradigmático de

sus contenidos teóricos -como acontece en la monumental obra de siete volúmenes sobre los loci

memoriae de Francia, editada por Pierre Nora27- durante los últimos años se ha revalorizado el

trabajo acerca de la consonancia entre la memoria y los lugares de memoria de Maurice

Halbwachs, particularmente su texto La Topographie légendaire des évangiles en Terre sainte de

1941.28

Para Halbwachs, la memoria -que define como una reconstrucción del pasado a partir de datos y

marcos sociales del presente- estaría encuadrada por referencias espaciales que la precipitan y

admiten anclar y ordenar los recuerdos, hasta tal punto que la alteración sustancial de los lugares

de evocación puede conducir a la modificación igualmente medular de los recuerdos, e incluso, si

así aconteciera, de su desaparición.

En ese proceso, el espacio va siendo simbólicamente delimitado, mientras los recuerdos

transfiguran los lugares a los que están asociados. Lo que recordamos debe haber tenido lugar en

alguna parte y de hecho, al evento rememorado no se le puede tener presente sin imaginar el

lugar. Y aunque la memoria pueda convertirse en una especie de invención después de los hechos

que son retenidos, el lugar en sí “es y se considera como real”, al igual que se hacen efectivas las

consecuencias espaciales de los recuerdos. Por lo mismo, una memoria que carece de localización

corre el riesgo de no ser sancionada como verdadera29.

27

NORA, Pierre, Ed. (1984, 1986, 1992) Les lieux de mémoire. Col. Quarto, París Gallimard, 3 tomos, 4751 p. (Entre Mémoire et Histoire, t. I, La République, 1984; De la République à la Nation», t. I, La République; La Nation, Territoires, t. II, La Nation, vol. 2, 1986; Les Mémoires d’État, t. II, La Nation, vol. 2, 1986; La Nation - mémoire, t. II, La Nation, vol. 3, 1986; Comment écrire l’histoire de France?, t. III, Les France, vol. 1, 1992) 28

HALBWACHS, Maurice (1971) La topographie légendaire des évangiles en Terre Sainte. Étude de mémoire collective. 2 ͤ Édition, Paris: Presses Universitaires de France, 174 p. / También en TRUC, Gérôme (2010) Esquisse d'une sociologie de la théologie. Une relecture de La topographie légendaire des évangiles en Terre Sainte de Maurice Halbwachs. Pp. 155 - 173, Art. en Rev. Archives de sciences sociales des religions, ASSR, Núm. 150, Juillet 2010. Paris: Les Éditions de l’École des hautes études en sciences sociales, EHESS. 29

Truc, G., 2010, Op. Cit.

Page 31: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

31

La sustancia espacial que sirve de basamento a la memoria colectiva no es estática ni indiferente,

sino que va siendo estimulada por los pensamientos y sentimientos.

La densidad moral del recuerdo fusionado en aquella memoria, garantiza la cohesión social30,

neutralizando, en cierto sentido, la propensión individualista desencadenada por la diferenciación

funcional de la modernidad y acto seguido, por el ritmo vertiginoso de la postmodernidad31. El

espacio es un entorno natural socialmente marcado y simbólicamente procesado, desde haber

sido el lugar de las cosas hasta convertirse en una estructura coherente de imágenes colectivas32.

A su vez, en su condición destacada por su versatilidad y tensionada exposición33, los espacios

ostensiblemente urbanos son acuñados y diferenciados por una pluralidad de memorias que se

entrecruzan y van siendo sucesivamente regrabadas por diferentes grupos de actores que rivalizan

y se esfuerzan por apropiárselos, mediante la imposición para localizar sus huellas como marcas

simbólicas de sus recuerdos: memorializando testimonios o institucionalizando lugares, reforzando

imágenes previamente difundidas, nombrando calles, creando parques, erigiendo monumentos, y

hasta inventando lugares inencontrables y casi míticos, si así lo considerasen necesario34.

La verosimilitud del suceso cuya evocación patrocina el lugar de la memoria conjugada y

localizada, perdura y se renueva en tanto va conectándose con un ritual conmemorativo y encarna

el peso específico de los intereses que congrega.

El desenlace de los procesos entre fuerzas antagónicas puede entonces inscribirse en el espacio

que encauzan tales retentivas, con la interposición de una variedad de tratamientos divergentes

que gradualmente se resuelven, y los cuales van desde la simple creación, la merma de visibilidad,

el vaciamiento o desnaturalización del significado, la obliteración y hasta la liquidación de aquellos

lugares35.

30

JARAMILLO Marín, Jefferson (2010) El imperativo social y político de la memoria. Pp. 45 - 68, Art. en Revista Colombiana de Sociología, Vol. 33, Núm. 1, enero - junio 2010. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. 31

BERIAÍN Razquín, Josexto (2008) Aceleración y tiranía del presente. La metamorfósois de las estructuras temporales de la modernidad. Serie (de) autores, textos y temas (de) Ciencias Sociales, Núm. 61. Barcelona: Anthropos Editorial - Rubí - Divisjón de Ciencias Socieles y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, 222 p. 32

BASTIDE, Roger (1970) Mémoire collective et sociologie du bricolage. Pp. 65 - 108, Art. en Rev. L'Année sociologique, Núm. 21. París, Presses Universitaires de France, PUF / BOURDIEU, Pierre (1980) L'identité et la représentation. Pp. 63 - 72, Art. en Rev. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Núm. 35, París: Les Éditions de l’École des hautes études en sciences sociales, EHESS / CANDAU, Joël (1998) Mémoire et identité. París: Presses Universitaires de France, PUF, 225 p. 33

LYNCH, Kevin (2012) La imagen de la ciudad. Colección GG Reprints. Barcelona: Ed. Gustavo Gili, 228 p. 34

Truc, G., 2010, Op. Cit. 35

Truc, G., 2010, Op. Cit.

Page 32: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

32

Destacan la obliteración y la rectificación. La primera, supone anular o inutilizar el valor del lugar

de memoria, borrando toda señal del evento acontecido, para que parezca que nunca sucedió; en

tanto que en la segunda, se des-localiza o se altera el lugar para tergiversar el significado de la

memoria, rectificando o transformando los rastros de lo ocurrido y por lo habitual, acudiendo de

modo complementario a la designación tutelada de un indicador que busca modificar la expresión

o bien desviar la acepción del significante36.

Los otros tratamientos rescatables de esta enumeración, de todas maneras incompleta, se refieren

a las operaciones de invisibilización del sitio de recordación y al montaje de lugares de memoria

destinados a canalizar alusiones de remembranza enmarcadas en cierta estrategia de autoridad

proveniente de un dominio hegemónico.

La invisibilización deviene de un concepto utilizado para designar los efectos (tanto irrecusables

como sutiles) de ciertos mecanismos políticos y culturales que se proponen ocultar, desaparecer u

omitir la perceptibilidad de un determinado lugar de memoria, como resultado de relaciones

asimétricas de dominación.

De igual modo, la invisibilidad fructifica cuando se disimula o encubre la realidad del lugar bajo

una forma generalizada o estereotipada, o también cuando se le resta o todavía no se le asigna

una denominación que la contenga o identifique37.

Por su lado, la hegemonía, en la visión de Antonio Gramsci38, se trata de un hecho cultural, moral y

de concepción política del mundo que se despliega y legitima en conductas orientadas a deliberar

y conciliar, lograr persuadir y socializar decisiones de alcance genérico.

Generalizando, la hegemonía puede ser entendida como el sistema de relaciones de poder

ejercido por un liderazgo de influencia política y que en el encuadre de una interacción que define

decisiones de intervención, le permite estructurar el campo de actuación posible de los otros

actores, soberanos, libres de salir del juego o de generar impugnaciones u obstrucciones, y cuyas

alternativas se concertan con aquellas del hegemón, que lidera las relaciones.

36

En adaptación de lo señalado en Truc, G., 2010, Op. Cit. 37

CALVINO, Ítalo (2013) Las ciudades invisibles. 23ª Ed., Col. Biblioteca Calvino 3. Madrid: Ediciones Siruela S. A., 172 p./ Ver también en ILABACA Z., Marcela (29 de noviembre 2012) NOMADISMO Y DESAPARICIÓN: Formas de itinerancia e invisibilidad de la escultura en el territorio urbano. En blog Esculturas CL, esculturas contemporáneas. (http://esculturas.cl/nomadismo-y-desaparicion-formas-de-itinerancia-e-invisibilidad-de-la-escultura-en-el-territorio-urbano/) 38 GRAMSCI, Antonio (1999) Cuadernos de la cárcel. Tomo cinco: 1932 - 1935 (incluye Cuadernos Núms 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19) Edición crítica del Instituto Gramsci, a cargo de Valentino Gerratana, seis tomos. México DF: Ediciones Era - Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 556 p.

Page 33: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

33

Tiene la capacidad creativa para imprimir la dirección de un orden político, el cual se proporciona

un estatus de legalidad o legitimidad que se revierte (y reproduce) hacia el mismo accionar

directivo. El liderazgo, en conclusión, trata de las cualidades para generar mociones de orden y

proyectos, y posibilitando su obtención.

Resulta ser entonces una síntesis entre dirección y dominación, entre consentimiento y fuerza, a

partir de lo cual el poder no se estaría ejerciendo por medio de la compulsión intimidatoria, sino

porque logra imponer su visión del mundo, su moral y costumbres sintetizadas en un "sentido

común", que favorece, justifica y habilita el reconocimiento de su dominio, situación que se

verifica en la ciudad.

Por el contrario, el conflicto social emerge en el momento en que entra en crisis la capacidad de

incorporar y procesar un mayor número o un desbalance de intereses al bloque hegemónico,

cuestión, que al igual que la hegemonía, también se hace evidente en el espacio urbano.

En resumen, como productos sociales y aglutinadores de la socialización, tanto el significado,

localización e influjo de los lugares de memoria, como su subsistencia, emergen, se preservan,

desgastan y cambian, atados a la citada dualidad de dominio versus hegemonía, en un pareo

intrínsecamente adherido a la dinámica de variaciones culturales dispuestas desde los intereses

políticos y económicos de las fuerzas que, mediante su concreción e imagen, dialogan y se

enfrentan39.

Para complementar el encuadre, podemos adelantar que la combinación de las estrategias de

invisibilización y hegemonía se ha consolidado como una de las expresiones más interesantes en el

análisis que presentaremos.

39

Al respecto, encontramos coincidencias con la dinámica de los entornos en el paradigma post – materialista descrito en el texto de LÉVY, Jacques (2010) Actores, objetos, entornos: inventar el espacio para leer el mundo. Pp. 83 – 90, Cap. en Alicia LINDÓN Villoria y Daniel HIERNAUX, Dirs., “Los giros de la Geografía Humana. Desafíos y horizontes”, Barcelona: Anthropos Editorial, Rubí - División Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana, UAM, Unidad Iztapalapa, México, 301 p.

Page 34: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

34

B1. TIEMPO: MEMORIA Y OLVIDO.

“En ocasiones se trasladaba con la imaginación a un mundo donde la vida era vida y la muerte, muerte; donde el hombre tomaba decisiones irrevocables; donde el mal no podía ser atajado ni el bien alentado, y donde la Batalla de Waterloo, una vez perdida, quedaba perdida para siempre. Tenía unas páginas de poesía, que guardaba con indecible cariño, donde se podía leer que lo que una mano había hecho nunca podía deshacerlo.”

Isaac Asimov. El fin de la eternidad. 1955

En El fin de la Eternidad, su protagonista, Andrew Harlan, es un ejecutor de los Eternos, que

cuenta con el privilegio de velar por la felicidad de todos los seres humanos de la Eternidad. ¿De

qué manera? Trasladándose temporalmente por distintas épocas y ejecutando Cambio Mínimos

Necesarios (CMN), mediante los cuales se modifica la realidad, existiendo entonces múltiples

posibilidades de éstas en el tiempo. Estos cambios aseguran, se cree en la novela, la perpetuidad

de la especie humana.

Harlan es un buen Eterno, convencido de que estos CMN, que algunas veces incluso implican la

muerte de personas, son necesarios para la sobrevivencia de la humanidad. Pero cultiva una

pasión desbordante por la Historia Primitiva (la nuestra, la que alguna vez fue de él), algo por lo

que todos los miembros de la Eternidad “sentían una fuerte tendencia, (...) a regresar, no

necesariamente a su propio Siglo, pero cuando menos a un Tiempo definido; a formar parte de un

Siglo, en vez de pasar incesantemente a través de todos ellos”.40

Y debido a esta última razón es que la historia, en el libro, termina mal para la Eternidad y de

buena manera para el Infinito.

La manipulación de la historia y las formas en que se significa no son temas ajenos ni para la

literatura ni para disciplinas humanísticas y científicas. Lo ocurrido en el pasado influye

directamente en lo que pasa y en lo que pasará, y debido a esto es que para controlar las

consecuencias de la historia muchas veces los sucesos acontecidos son más bien construcciones

de pasado, en las cuales la experiencia real se encuentra anulada o modificada.

Para el filósofo Bolívar Echeverría, el ser humano es en sí histórico, debido a que las acciones que

una generación lleva a cabo comprometen a las que preceden: al transformar nuestro presente se

modifica inexorablemente el de las siguientes sociedades, lo que ocurre hoy es la fundación de los

acontecimientos futuros. Así, diversas experiencias que transforman la realidad se van

40

ASIMOV, Isaac (1986) El fin de la Eternidad. pp 37. Buenos Aires: HYSPAMERICA Ediciones.

Page 35: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

35

conformando como memoria, teniendo además las acciones del pasado “la actualidad de lo

inconcluso, de lo que está abierto a ser continuado en un sentido o en otro”41, ya que pueden ser

constantemente re-significadas.

Es por esto que para quienes necesitan la amnesia colectiva como base para crear ciertos patrones

de poder y conducta, la construcción de pasado, en el sentido de establecer una historia inmóvil,

sin posibilidad de reinvención, es un arma propicia para generar sensación de estabilidad.

“Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.

Walter Benjamin42

La metáfora refiere a la base en la cual, hacia comienzos del siglo XX, se había fundado la idea de

modernidad: un presente al cual el progreso empuja fuertemente hacia un futuro que no necesita

de las ruinas de un pasado que sorprende. El ángel se vuelve hacia éste y quiere volver, no para

estancarse, si no para releerlo, re-sentirlo, entendiendo que al recomponer lo acontecido logra

verdaderamente fundar el camino de su vuelo hacia delante.

La representación de la idea sigue vigente en la actualidad: ¿quiénes son el progreso y empujan

insistentemente al futuro? Y ¿quiénes son el ángel que necesita volver la vista atrás?

Para el teórico y crítico cultural alemán Andreas Huyssen, aproximadamente desde la segunda

mitad del siglo XX ha existido una preocupación por la memoria como foco central de la cultura y

política de las sociedades occidentales, contrastando con la tendencia de la modernidad, ya

mencionada, de privilegiar una visión hacia el futuro.

41

ECHEVERRÍA, Bolívar (2003) La historia como desencubrimiento. pp. 29 – 34, en Rev. Contrahistorias, Vol.1, México 42

BENJAMIN, Walter. Tesis de filosofía de la historia. [en línea] Traducción de Jesús Aguirre, Taurus, Madrid, 1973.

Page 36: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

36

En sus propias palabras, ha habido un relevo de “futuros presentes” por “pretéritos presentes”43

conceptos usados para recalcar que si antes se tendía a privilegiar un desprendimiento de lo

pasado para apuntar hacia una renovación, ahora es éste el foco fundador en el cual se centran las

miradas, llegando casi a una “obsesión memorialista”. El interés en estos pretéritos presentes ha

dado pie a, por ejemplo, la restauración y puesta en valor de centros urbanos históricos, a la

multiplicación de formas de exposición de la historia (documentales, artes, música) o la

proliferación de monumentos y placas recordatorias.

Si bien desde ya mediados del siglo pasado se le empezaba a otorgar importancia a la historia y a

la memoria, es a partir de la década de los 80 que el tema comienza a ser abordado con mayor

precisión y ahínco, sobre todo en Europa. La memoria, inicialmente excluida por tener un carácter

fragmentario y subjetivo, comenzó a incluirse en el debate acerca de las reglas de construcción del

discurso histórico44, incorporándose también la memoria ‘pequeña’, aquella más cotidiana.

Al tomar ésta un puesto fundamental, se ha ido haciendo patente a la vez su papel como un hito

importante en el rol del poder en las sociedades, conformándose políticas de Estado en base a su

recuperación y mantención en el tiempo. Se ha entendido, como alguna vez se entendió con el

objeto monumento, que el manejo de la memoria es una forma de conformar poder y país y que

el hecho de nombrarla, de que exista una reposición lingüística al menos, otorga la sensación de

que se está trabajando con ella y de que se respeta.

Es necesario aquí definir qué entendemos por memoria y su relación con la historia.

Biológicamente, si se quiere, la memoria es la capacidad que tenemos, como personas o como

grupo humano, de conservar experiencias propias y ajenas, y en base a las huellas de éstas,

reaccionar en situaciones actuales y futuras. La función mnésica en medicina consiste en cuatro

fases: 1) fijar los acontecimientos, 2) almacenarlos, 3) evocar o recordarlos y 4) localizar y

reconocer los recuerdos, en el espacio y en el tiempo.45 Es por lo tanto la memoria un ejercicio de

movilización de los recuerdos, una reconstrucción del pasado, no restituyéndolo de forma

idéntica, si no más bien comprendiéndolo y re-pensándolo con la perspectiva que da el tiempo y

un nuevo espacio. Así, podría pensarse entonces el presente como tiempo inconcluso, en posición

de mientras tanto, de espera, descifrando y entendiendo el pasado para proyectar lo que está por

43

HUYSSEN, Andreas (2002) Pretéritos presentes: medios, política, amnesia. Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Extraído de pp. 13 – 40, Cap. 1 de En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, México: Ed. del Fondo de Cultura Económica, Goethe Institut. 44

WALDMAN, Gilda (fecha) La ‘cultura de la memoria’: problemas y reflexiones. Revista Política y cultura N° 26, pp. 11-34.México. (http://scielo.unam.mx/pdf/polcul/n26/n26a2.pdf) 45

Revisado en el sitio web El ergonomista, Psicopatología de la memoria. (http://www.elergonomista.com/enfermeria/memoria.htm)

Page 37: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

37

venir. En palabras de Marc Augé “(el presente) organiza el paso de un antes a un después del que

es intermediario y a la vez referencia”.46

En relación a la historia, para el antropólogo francés Joël Candau, ésta y la memoria suelen

mezclarse, pues ambas se definen como representaciones de pasado, pero se diferencian en las

funciones que cumplen: “(…) La historia busca revelar las formas del pasado, la memoria las

modela, un poco como lo hace la tradición. La preocupación de la primera es poner orden, la

segunda está atravesada por el desorden de la pasión, de las emociones y de los afectos. La

historia puede legitimar, pero la memoria es fundacional. Cada vez que la historia se esfuerza por

poner distancia respecto del pasado, la memoria intenta fusionarse con él.”47

La historia entonces, como ciencia de hechos acontecidos (más o menos verídicos), es la parte

racional de la ecuación. La memoria es la visceral, aquella que al desbordarse puede desestabilizar

las estructuras sociales, por lo que se encuentra en permanente contención, propia y externa.

Del concepto de memoria colectiva se habla también hace años y sobre todo en el último tiempo

se hace referencia con más fuerza a ella, como forma de entender el sentido de comunidad en los

grupos humanos mediante su identificación con historias y vivencias comunes. Es aún tema de

discusión el cómo se construye esta conexión, cómo es que distintos recuerdos pueden volverse

algo unificado para un grupo de personas diferentes.

Para Candau el hecho de que existan experiencias comunes no significa que éstas sean entendidas

como una misma representación, si no más bien existe el hecho de creer en la existencia de una

memoria colectiva, creencia que al ser compartida otorga la sensación de que se está viviendo de

una misma manera en el mundo. Poniéndolo en palabras pertenecientes a la publicidad, la

decodificación de los mensajes de la historia es siempre individual, aunque estos sean los mismos

entregados frente a muchas personas. El sistema de relación mensaje (qué se cuenta, qué no, de

qué manera y a quién) asociado a la decodificación (quiénes reciben, quiénes quieren recibir,

cuáles son sus experiencias anteriores) aunque pueda apuntar a lograr identificación masiva no

podrá generar una interpretación totalmente unitaria. Una imagen, un texto, un relato no dicen

más que lo quiere o puede interpretar la gente que los recibe, por lo que las formas de descifrar la

historia son variadas, y es por eso que la idea de memoria colectiva sigue siendo difusa.

46

P. 65 en AUGÉ, Marc (1998) Las formas del olvido. Barcelona: Editorial Gedisa, 47

CANDAU, Joël (2002) Memoria y amnesias colectivas. Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Extraído de pp. 56 - 86, Capítulo V, de Antropología de la Memoria, Buenos Aires, Ed. Nueva Visión.

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38

“(…) aun cuando existiera un corpus de recuerdos constitutivos de la memoria colectiva de una sociedad dada, las secuencias de evocación de estos recuerdos estarían obligatoriamente diferenciadas individualmente, simplemente porque los individuos no piensan todos las mismas cosas en el mismo momento.”

Joël Candau48

Y aunque no se pueden negar las múltiples formas en que las sociedades intentan construir

memoria común (religiones, mitos, leyendas, discursos) la significación personal de cada

acontecimiento o relato es muy difícil de envolver en una sola representación.

La generación de recuerdos colectivos pasa también por la repetición de hechos vividos por otros

(tu bisabuelo llegó en barco al puerto de Valparaíso en el año…) y la mecánica de ésta es contraria

a aquella individual, donde los recuerdos inundan a la persona por diferentes y sobre todo propios

hechos catalizadores (un olor, una imagen, una canción, frases de un libro). La repetición de

experiencias vividas por otros para la conformación de memoria colectiva se define entonces

dentro de un marco social49, que ayuda a entender mejor la construcción de recuerdos comunes o

el intento de articular tal convergencia. Este marco sí tiene un rol global, en el sentido de que ahí

el recuerdo personal se mueve en parámetros sociales.

“(…) la memoria emblemática es un marco y no un contenido concreto. Da un sentido interpretativo y un criterio de selección a las memorias personales, vividas y medio-sueltas, pero no es una sola memoria, homogénea y sustantiva. Los contenidos específicos y los matices no son idénticos ni de una persona a otra, ni de un momento histórico a otro. La memoria emblemática es una gran carpa en que hay un show que se va incorporando y dando sentido y organizando varias memorias, articulándolas al sentido mayor”.

Steve Stern50

Es necesario entonces entender el concepto de memoria colectiva desde la idea de que ‘mi

recuerdo con tu recuerdo’ se relacionan y articulan entre sí y con los de otras personas para

conformar un sistema de memorias individuales interrelacionadas. Este sistema, estos marcos,

sostienen la memoria, la integran y nutren, pero son estructuras posibles de sufrir modificaciones

e incluso de ser destruidas. Hay por tanto fragilidad en ella, pues si las bases de relación donde se

mueven las múltiples memorias cambian o dejan de existir, pueden ser reemplazados por otras y

48

Ibídem. 49

Ibídem. 50

STERN, Steve (fecha) De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998). (http://www.lapetus.uchile.cl/lapetus/archivos/1302552396stern.pdf)

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39

mutan las representaciones que se hicieron, siendo difícil entonces que exista identificación con

los hechos ocurridos y por lo tanto es complicado fijar identidades bajo la cual se aúnen grandes

grupos humanos.

Para Huyssen es también cada vez más difícil encontrar consenso en relación a la memoria

colectiva. Si bien ésta se comenzó a instaurar luego de los procesos de descolonización o

independencia de algunos países y con fuerza también luego, por ejemplo, de la caída del muro de

Berlín, en tiempos actuales, en que existen diferencias sociales y políticas importantes y donde no

hay verdades históricas rígidas, sino más bien memorias parciales y antagónicas, se da, en palabras

de él, una “batalla de la memoria”. En esta pugna de diferentes actores sociales se estructuran, en

base a los mismos hechos objetivos, distintos relatos del pasado y cada cual a través de ellos

expresa su visión de presente y futuro, por lo tanto siempre existirá la necesidad de anteponerse

al otro. En este territorio, es que la memoria y el marco social en el que se encuentra puede ser

(ha sido y será) modificada según los grupos que lideren el poder.

Al hablar de estos parámetros de movilidad de la memoria es necesario hablar también de olvidos,

entendiendo que una persona y una sociedad se fundan también en lo que ya no se recuerda. La

RAE define el olvido como la cesación de la memoria o afecto que se tenía51, dando a entender

que es algo opuesto al acto de recordar. En medicina muchas veces es asumido como una

disfunción de las operaciones mnésicas y en general es pensado como el fracaso de la memoria, lo

opuesto a ella, es representado como ausencia y por tanto cae sobre él una visión negativa, sobre

todo frente a la idea y convicción de que es la memoria crucial para la cohesión social y cultural de

una sociedad. 52 Pero ¿es entendible sólo de esa forma? Para Marc Augé, si se recordara todo, la

memoria quedaría prontamente saturada, siendo el olvido el que moldea las huellas de los

hechos, ayudando a constituir nuestra identidad. En ese sentido, éste acompaña constantemente

al ejercicio de hacer, deshacer y rehacer el pasado y será necesario siempre para su conformación.

Desde esta posición se ‘limpia’ la imagen negativa sobre el olvido y se comienza a entender dentro

de un trabajo en conjunto con la memoria, como sistema unitario y no con ella cumpliendo un rol

predominante constantemente sobre él.

51

Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=olvido) 52

HUYSSEN, Andreas (2004) Resistencia a la Memoria: los usos y abusos del olvido público. INTERCOM – Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da Comunicação, XXVII Congresso Brasileiro de Ciências da Comunicação, 31 de 2004 – Porto Alegre

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40

“Toda acción exige el olvido, como todo organismo necesita no solamente luz, si no también

oscuridad”

Nietzsche53

Si bien no existe suficiente material escrito que hable del olvido tanto como de la memoria54,

existen los esfuerzos por revalidarlo y ponerlo a su mismo nivel, tratando de entender que si el

hecho de recordar requiere un trabajo detrás, el olvido, que al parecer sólo acontece, también

puede ser trabajado y direccionado. Esto, en el sentido de que debe existir un ejercicio individual y

colectivo de concientizar que se están dejando de recordar acontecimientos o historias para seguir

avanzando en una conformación propia, tanto de ser humano, como de grupo social. Cuando ese

olvido es consciente, debiera seguir estando lleno de memoria, porque es una amnesia voluntaria

de filtración de hechos, sobre todo cuando estos son dolorosos.55 Por lo tanto se trata de poner un

velo sobre ciertos recuerdos que de una u otra forma no dejan avanzar, pero sobre los cuales sí

hubo (o debe haber) una elaboración propia y una decisión de dejarlos a un costado.

También para Candau el olvido son vacíos llenos de memoria, es la ausencia necesaria que la

conforma. Para él “la memoria olvidadiza no es siempre un campo de ruinas, también puede ser

un lugar de trabajo. Por consiguiente, no hay que percibir obligatoriamente el olvido como una

privación, un “déficit” (…) El olvido es una censura pero también puede ser una carta de triunfo

que le permita a la persona o al grupo construir o restaurar una imagen de ellos mismos

globalmente satisfactoria.”56

Esta forma de ver el olvido sana de cierta manera el ‘pánico’ actual que hay frente a él, dentro de

una cultura, más que nunca antes, preocupada de memorializar constantemente la historia. Esto

último, argumenta Huyssen, posee un límite difuso con el hecho de llegar a mercantilizar la

memoria, siendo difícil además saber cuánto tiempo se mantendrá ésta vigente en los individuos,

si realmente se logra generar conocimiento e identificación o solamente termina siendo un

bombardeo mediático que no genera raíces. La nostalgia y el pasado muchas veces se convierten

en mercancía, en un bien valorizado, intercambiable, vendible, una estrategia de marketing para la

venta de algunos productos, que suele consolidarse a partir de las pocas ganas de proyección a

53

Friedrich Nietzsche, citado en P. 20 de CANDAU, Joël. (fecha) Memoria y amnesias colectivas. 54

HUYSSEN, A., Op. Cit. 55

STERN, Steve (fecha) De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998) ( http://www.lapetus.uchile.cl/lapetus/archivos/1302552396stern.pdf). 56

CANDAU, Joël (2002). Memoria y amnesias colectivas. , pp. 56-86. Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Extraído de Candau, Joël. Antropología de la Memoria, Capitulo V, Nueva Visión, Buenos Aires.

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41

futuro, de avanzar hacia el final. Por esto es que en una cultura donde el carpe diem57 y el hoy es

siempre todavía58 ganan cada vez más fuerza frente a la perspectiva del mañana, es que se ha

comenzando a hablar del abuso de la memoria, de la intención de que todo se recuerde o al

menos de la necesidad de creer que es así.

“El pasado está de moda” afirma una casa comercial chilena y bajo ese slogan vende distintos

objetos de estilo ‘antiguo’, para volver al origen (preguntarse cuál es este origen no es parte del

juego), un origen moldeado y pauteado, de la misma forma como maderas nuevas se tratan para

parecer viejas. Es una venta además con fecha de caducidad, los catálogos duran de tal día a tal

otro, por lo que el tiempo posible para adquirir lo ‘antiguo’ está regulado y lo dicta el mercado.59

Una inmobiliaria promociona nuevos condominios con la frase “con grandes espacios, con grandes

recuerdos”, ¿qué recuerdos se pueden tener de un espacio que aún no existe y que por lo tanto

aún no es vivido? Si no es ciencia ficción, ninguno probablemente. La empresa apunta a vender un

lugar en el cual las experiencias serán tan placenteras que se tendrán bonitos recuerdos,

utilizando la futura memoria como estimulo de venta.60

Un celular moderno y de uso cada vez más masivo, otorga la posibilidad de envejecer las

fotografías. Ya no solo es posible tomar imágenes en blanco y negro o tonos sepia, además puede

simularse que son tipo polaroid, con texturas que den sensación de abandono, de haber sido

encontradas en el desván de una casa antigua.

Estas imágenes son subidas una y otra vez a los sitios de Internet (mal) llamados redes sociales, los

que hacen pensar en que, como su (mal) nombre dice, se crea sociedad a través de ellos, cuando

son soportes virtuales posibles de caducar, llevándose con ello nuestra información.

Si bien la posibilidad de comunicarse en tiempo real con personas en prácticamente cualquier

parte del mundo (que tenga acceso a Internet) es un avance en la creación de identidades

globales, éstas son inmaduras, porque no hay trabajo en el tiempo detrás de ellas61, no hay

sustento real, sino más bien la inscripción en medios de flujo, donde la información viaja

velozmente por plataformas que en cualquier minuto pueden desaparecer. ‘Identidades’ que se

57

Locución latina que significa “aprovecha el día”. Revisado en Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Carpe_diem. 58

Fragmento de un poema de Antonio Machado (1875-1939). 59

La casa comercial es Falabella, el catálogo estuvo vigente desde el 02 hasta el 18 de septiembre de 2011. 60

La inmobiliaria es Almagro. Publicidad en Rev. Vivienda y Decoración del diario El Mercurio del sábado 20 de agosto de 2011. 61

OLIVER, Bruno. En charla "Identidades, memorias y soportes de comunicación: ¿Un nuevo paradigma con el web 2.0?", enmarcada dentro de la 5ta Escuela Chile-Francia, organizada por la Universidad de Chile y la Embajada de Francia. Lunes 9 de mayo de 2011. Apuntes propios.

Page 42: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

42

crean en formatos establecidos que imponen poder, aunque parezcan desideologizados, y que por

lo tanto es poco probable que lleguen a tener vuelo propio.

Es paradójico además que gran parte del ejercicio de memoria e identidad actual (propio e

inducido) se haga a través de estos medios precarios, en el sentido de que su temporalidad es

frágil y no depende de sus usuarios. Este hecho lo reconoce también otra inmobiliaria, que vende

su proyecto (similar a aquellos de la película “The Truman Show”) con la frase “aquí la red social

de tus hijos no sólo está en Internet”62, haciendo una crítica sutil a estos sitios, pero con el fin

último (y primero) de marketing más que de análisis.

“No soy un coleccionista de libros antiguos, pero tengo en mi biblioteca algunos libros impresos hacia la mitad del siglo XIX. Después de 150 años desde su impresión, cualquiera puede leerlos sin el menor problema, incluso las notas al margen que manos desconocidas han dejado en este siglo y medio. Por otro lado, tengo en casa algunos discos floppy de 5 pulgadas y media con algunos de los primeros programas que escribí durante la carrera. Casi 20 años después de su escritura, me resulta imposible leer estos programas. Por falta de dispositivos que puedan leer los discos, y por el natural desgaste del soporte magnético, es como si no hubieran existido nunca. Otros programas están, por el momento, a salvo en CD y pendrives, pero ya sé que las leyes de la mecánica cuántica harán que en 50 años todos estos datos desaparezcan. En la era de la informática (lo declaró en una entrevista el director de cine Jean-Claude Carrière) no hay nada más efímero que un soporte permanente.”

Simone Santini63

Se produce actualmente una saturación de archivos de memoria, pero en formas generalmente

frágiles, que pueden quedar obsoletas en corto tiempo sin que dependa de nosotros su control. Y

si bien la destrucción de archivos no es algo nuevo, anteriormente era mucho más lento: los libros

podían desaparecer si había incendios en las bibliotecas, pero por lo general habían sido creadas

copias para preservar su existencia.64 Ahora los métodos de memoria están tendiendo a una

monopolización, las relaciones individuales y humanas se realizan mediante medios informáticos y

virtuales que varían muy rápidamente. Con esto, además de transformar la nostalgia en

mercancía, se transforma la mercancía en nostalgia65, porque la velocidad de actualización de los

soportes es tan alta que obliga a ir actualizándose a la par, por estar involucrados en un sistema de

62

Proyecto Vista Cordillera, de Parque Cousiño Macul. Publicidad en Revista Vivienda y Decoración del diario El Mercurio del sábado 20 de agosto del 2011. 63

SANTINI, Simone (2011). La obsolescencia precoz pone en peligro la memoria colectiva. En Rev. Electr. REBELIÓN. (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=126711) 64

Ídem. 65 ARAUJO, Alejandro (2011). Deseo de futuro: viajar como ventana al mundo.

(http://www.istor.cide.edu/archivos/num_44/ventana.pdf)

Page 43: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

43

consumo, pero también porque los productos se desgastan de manera más rápida que

antiguamente.

Hablar de la mercantilización de la memoria no es hablar solo de empresas que a través de

productos lucran con ella. La recuperación y revitalización de barrios, libros, documentales,

músicas, exposiciones conmemorativas, los recorridos por barrios históricos, la construcción de

museos son también formas de sobre-memorializar. Y más allá de una crítica hacia estas maneras

de conmemoración (de las cuales se hablará más adelante), lo que está presente es la pregunta

¿Por qué nuestro momento actual está siendo llamado como el de ‘la cultura de la memoria’?,

¿por qué es cada vez más necesario recordar? Y ¿cómo se diferencia el ejercicio de recordar versus

el de sólo acumular?

La movilidad y fluidez en que nos contextualizamos parece ser el gran motivo que envuelve varias

manifestaciones: el temor al olvido se relaciona con el rápido acontecer de las cosas, con la

sensación de que a diario suceden y se suceden distintos acontecimientos que van ‘saturando’ la

memoria; Los parámetros de tiempo y espacio han variado, se pueden abarcar mucho más lugares

en menos tiempo, siendo estos físicos o virtuales; Los barrios de una ciudad se modifican cada vez

más, de manera constante y no es fácil retener cómo eran antes, qué edificio había ahí o qué

personas lo habitaban, a la vez que comunicarse instantáneamente con una persona que está a

kilómetros de distancia, con diferencias de horas e incluso días, ya es normal.

La tecnología y el consecuente desarrollo de las comunicaciones han logrado comprimir el mundo

(el mundo que tiene acceso a estos medios) a un solo gran espacio, donde la globalización se hace

cada día más patente, pero donde ya no es tema de discusión ni de análisis. La pérdida de

fronteras y la sensación de ser parte de un solo gran lugar, pero a través de soportes que

paradójicamente también desvinculan con el exterior, induce a la necesidad de tener que fijarse

en un punto del espacio y del tiempo y eso se hace a través de la memoria y la historia, que

refuerzan la real pertenencia a un lugar. Para Huyssen “el giro hacia la memoria recibe un impulso

subliminal del deseo de anclarnos en un mundo caracterizado por una creciente inestabilidad del

tiempo y por la fracturación del espacio en el que vivimos”.66

66

HUYSSEN, Andreas (2002) Pretéritos presentes: medios, política, amnesia. Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Extraído de p. 13 - 40, de “En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización”, México: Fondo de Cultura Económica, Goethe Institut, Mexico,

Page 44: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

44

Esto se suma a que muchas de las formas de pertenencia tienen relación con hechos traumáticos y

dolorosos que algunos países vivieron durante el siglo XX67, y que una gran mayoría no quiere

volver a repetir. En este contexto existen dos realidades (ciertamente hay matices, pero como

ejemplificación): quienes recurren a la constante memorialización de estos hechos para no olvidar

y quienes quieren olvidarlos, recurriendo por tanto a una constante invisibilización. Ambas

visiones nunca niegan el hecho del cual nadie escapa: el inexorable ir hacia el futuro. Pero varían

las formas de pensar en cómo éste se construye y qué porcentaje de recuerdos/olvidos debe

contener.

En este contexto es que es válido preguntarse ¿quiénes definen día a día qué recordamos? Y si son

esos recuerdos todos los que pudiéramos tener o movilizar de forma personal (dime qué olvidas y

te diré quién eres, plantea Augé).

O en otras palabras, expuestas al comienzo: ¿quiénes son el progreso y quiénes el ángel?

¿Quiénes definen qué memoria se explota, mercantiliza y “musealiza”?

Y en conceptos para el desarrollo de esta tesis: ¿quiénes definen qué historia se monumentaliza y

cuál se convierte en ruinas?

Desde la filosofía, Walter Benjamin postula que la historia (la oficial, la contada, aquella que se

consolida) es funcional a los vencedores, a quienes ejercen el poder en la sociedad y que son a su

vez, por lo general, herederos de los antiguos dominadores. Es funcional porque cuentan con las

herramientas para sesgarla y así manipular los hechos en los cuales se basa la historia actual, ya

que el bloqueo y filtración del pasado es servicial para la ignorancia de las mayorías.

En las Tesis de Filosofía de la historia, Benjamin define al materialista histórico como aquel cuyo

cometido será “pasarle a la historia el cepillo a contrapelo”68, en el sentido de poder observar los

hechos ocurridos con cierta distancia que permita sacudir el carácter consolidado con que suelen

ser contados. Esta consolidación, la idea de pasado cerrado y asumido, es útil para el

ordenamiento y estructuración de la vida cotidiana, la cual innegablemente va dejando tras de sí

pequeños rastros, indicios que no se ‘compilan’ oficialmente y con los cuales pueden

reinterpretarse el sentido de los acontecimientos.

67 Hechos de los cuales, como veremos más adelante, no estará exento Latinoamérica, incluyendo nuestro país.

68 BENJAMIN, Walter (1972) Tesis de filosofía de la historia, Madrid: Taurus,

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45

“Con aquella desaparición, comprendió Harlan, mientras Noys se acercaba lentamente hacia sus brazos, había llegado el fin de la Eternidad… Y el comienzo del Infinito”

El fin de la Eternidad

Noys, la mujer de la cual se enamora Andrew Harlan en el libro de Isaac Asimov, lo hace entender

que los constantes cambios de realidad, las modificaciones de la historia sutiles, pero sostenidas a

través de diferentes siglos, no lograban la felicidad plena de la humanidad, si no más bien su

adormecimiento y literal extinción. Al manipular la historia, indirectamente no permiten que el

hombre pueda desarrollar tecnología necesaria para conquistar otros planetas, quedando

atrapado en su finita Eternidad terrestre, sin poder habitar el Infinito espacio.

Harlan decide entonces destruir la Eternidad y vivir con Noys en algún siglo antiguo, en un tiempo

donde la vida era vida y la muerte, muerte.

¿De qué manera se construye, a través de la arquitectura, nuestra finita Eternidad? Y ¿en qué

momentos se asoma el Infinito?

Page 46: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

46

Tiempo, Memoria y Postmodernidad: Imágenes sin espesor.

"Quizás logramos concordar en un señalamiento-tipo de la categoría ‘postmodernidad’, reuniendo sus rasgos predominantes en una síntesis abarcadora: la fractura de los ideales sujeto-historia-progreso, como absolutos de la razón que regulan monológicamante el proceso civilizatorio de la modernidad occidental dominante.”

Nelly Richard69

La discusión que hasta aquí hemos tenido, bien puede ser enmarcada teóricamente en el tránsito

que va desde la modernidad hacia la postmodernidad. Como ha sido mencionado, la consolidación

de la modernidad como paradigma de orden social y cultural es posible, en buena medida, gracias

a la influyente recepción de la idea de progreso como objetivo estratégico por parte de una

sociedad occidental cada más industrializada. Una idea por definición mesiánica, que tal como es

comentado por Benjamin en su Tesis de filosofía de la historia, establece la comprensión del

tiempo como aquella sucesión de acontecimientos que se desplazan en una única dirección

posible: el futuro como fase de superación de las condiciones socioculturales que definen el

presente.

Bajo estos parámetros es posible identificar una aproximación a la historia marcada por la

permanente tensión que se produce entre lo “nuevo”, alineado con la vocación de progreso propia

del mundo moderno, y lo “antiguo”, como señal de aquellas etapas ya superadas. De esta manera,

es posible plantear que la conciencia histórica que predomina al interior de la modernidad piensa

al pasado en términos clasificatorios, como por ejemplo ocurre con el recurrente ejercicio de

periodización de aquello proceso culturales, sociales o políticos precedentes. En otras palabras, la

modernidad se presenta a ella misma como la inauguración de una nueva etapa.

En el caso de la arquitectura y la planificación urbana, tal autoconciencia se hará evidente a partir

de la hegemónica presencia del zeitgeist (espíritu de la época) y su decidida influencia en los

arquitectos de la primera mitad del siglo XX. Pese a lo injusto que sería plantear aquí un divorcio

total entre la arquitectura del Movimiento Moderno, la historia y los antecedentes del pasado, sí

es posible establecer que la modernidad arquitectónica se construye desde la novedad, como

queda de manifiesto en la búsqueda de un nuevo lenguaje, estableciendo a la abstracción como

69

RICHARD, N. (1996). “Latinoamérica y la postmodernidad”. Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, N° 13-14, enero-febrero. p. 272. México, Universidad Autónoma de Puebla.

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47

recurso prioritario. De esta manera, la modernidad articula un campo unitario y estratificado de

comprensión de la realidad, ámbito en el cual el pasado será entendido como una trama

concatenada de acontecimientos.

Por el contrario, hacia la segunda mitad del siglo XX, en un contexto marcado por la consolidación

de los mecanismos de estimulación consumista y la ebullición de los medios de comunicación, la

llamada postmodernidad supondrá la dispersión de aquel bloque unitario que parecía caracterizar

a la modernidad.70 Una crisis en la uniformidad del modelo que quizá, tal como es planteado por

Nelly Richard, se hace aún más evidente y significativo en el contexto latinoamericano. Un

contexto por definición periférico a los polos de centralidad occidental, donde todavía cabe la

pregunta por la efectividad de aquellos procesos de modernización y donde la contaminación de

sentidos propiciada por la postmodernidad parece darse de forma natural, a partir de una historia

marcada por el mestizaje cultural. De esta manera, si a nivel global la paradoja de la

postmodernidad supone la disolución de la profundidad de los lazos sociales en un contexto cada

vez más interrelacionado, Latinoamérica no será la excepción, evidenciando las particularidades

de su propia coyuntura política y social.

La trama comunitaria consolidada en varios países latinoamericanos será rápidamente

fragmentada, no sólo por la incorporación de nuevos medios de comunicación, sino también por la

violencia de los quiebres institucionales a los que estos países se deberán enfrentar, dando paso a

gobiernos autoritarios, dictaduras y sistemas represivos organizados. En otras palabras, la

fragmentación postmoderna encuentra un “aliado” en los procesos políticos latinoamericanos y en

la dispersión de sus comunidades a partir de la consolidación de la persecución ideológica. Como

también es planteado por Nelly Richard, tales quiebres democráticos dan cuenta de la crisis de

comprensión de la historia como un todo unitario y monolítico. Esto, en la medida en que la

conciencia de sucesos históricos evolutivos y ascendentes, son violentamente abortados por la

70 Que precisamente romperá con la comentada separación entre lo antiguo y lo nuevo “Tradición y modernidad- en

lengua posmoderna-dejan de contraponerse. Bajo el signo rupturista del antagonismo entre lo viejo (repetición) y lo nuevo (transformación): la postmodernidad desorganiza y reorganiza la procedencia de las fases gracias a conexiones transversales que intercalan pasados y presentes en secuencias trastocadas por la operación de la cita histórica”. RICHARD, N. (1996). “Latinoamérica y la postmodernidad”. Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, N° 13-14, enero-febrero. p. 272. México, Universidad Autónoma de Puebla.

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irrupción casi simultánea de una serie de golpes militares que dan por finalizado el proceso de

emancipación.71

En términos generales uno de los rasgos a partir de los cuales es posible evidenciar esta fractura

de la cosmovisión moderna, es el cambio que se produce en la relación entre el hombre y el

tiempo y por tanto, en la comprensión de la historia. Bajo estos términos, es posible reconocer un

cierto descrédito sobre aquel sistema de relaciones articulado entre el hombre, la historia y el

progreso, que precisamente se establecía como la fuente de comprensión del tiempo y su lógica

secuencial en el contexto de la modernidad. De esta manera, si -como fue explicado- el camino

hacia el bienestar asociado al progreso configura un tiempo unidireccional y una historia

categorizada, la heterogeneidad de significación propuesta por el contexto posmoderno supondrá

una incorporación más activa de los signos del pasado al interior del presente. Una incorporación

que, por ejemplo, podemos reconocer en la arquitectura de corte historicista que proliferará a

partir de la década de los setenta del siglo pasado.72

El tiempo propuesto por la postmodernidad es un tiempo que se ofrece como discontinuo,

irrumpiendo en la línea de sucesión lógica entre pasado, presente y futuro. Una condición que por

ejemplo permite resignificar y actualizar memorias históricas aparentemente obsoletas. Así, ni

sucesivo ni antagónico, el tiempo pensado desde la posmodernidad propicia y permite un cruce

permanente entre presentes y pasados, desordenado la contemplación histórica racional

aprendida en los ámbitos de la modernidad.73 Tal como es planteado por Andreas Huyssen, nos

enfrentamos a un periodo que estimulará la recuperación del pasado.

71

“Una primera zona de parentesco trae la política a escena. No cuesta mayores esfuerzos armar relaciones-por muy torcido o retorcido que parezca el marco de comparación- entre la “disolución del lazo social” que torna allá incoherente cualquier perfilamiento de unicidad bajo condiciones postmodernas y el fragmentarismo de la trama comunitaria aquí delineada por la violencia del quiebre institucional en las regiones victimas del poder represivo”. En p. 277 de RICHARD, N. (1996). Latinoamérica y la postmodernidad. Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, Núm. 13 - 14, enero – febrero 1996. México, Universidad Autónoma de Puebla. 72 Si pensamos críticamente este proceso, siguiendo la línea argumental de Marina Vaisman, esta recuperación histórica

da paso a lectura ilusorias, carentes de significados, que de una u otra manera terminan por vincularse con la estimulación consumista consolida por la sociedad occidental a partir de la segunda mitad del siglo XX. En el caso de la arquitectura postmoderna vinculada con el historicismo, el pasado se convertirá en una imagen estereotipada, en formas lingüísticas despojadas de su sentido y carácter histórico, convertidas en elementos ornamentales alusivos a ciertos periodos históricos. 73 Una especie de multitemporalidad que se construye a partir de relaciones e interacciones temporales discontinuas

que dan paso a la emergencia de memorias segmentadas, dificultando la recepción unitaria o la construcción

homogénea de grandes verdades históricas.

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49

Ahora bien, como también es reflexionado por Nelly Richard, pese a esta comunicación e

incorporación más directa con los símbolos del pasado, también es posible reconocer en tal

recuperación la pérdida de densidad retórica en las abundantes imágenes que circulan

repetidamente ante nosotros. El nuevo paisaje cultural, influenciado por la amplia difusión que

permiten los mass-media, abre el acceso a las imágenes del pasado propiciando la

descontextualización del sentido y significado de éstas, apostando por la abundancia y

multiplicidad, pero disminuyendo las posibilidades y oportunidades de una lectura profunda y

crítica de tales elementos del pasado traídos al presente.74

La situación anteriormente descrita, tal como es planteado por Fredric Jameson, genera el efecto

contrario a lo deseado, en la medida en que la recurrente proliferación de imágenes instala a la

sociedad contemporánea en la dinámica de un presentismo absorbido por la novedad.75 Para

Jameson, esta condición afecta de manera directa el desarrollo del sentido histórico de nuestra

sociedad, perdiendo la capacidad de apropiación sobre los acontecimientos del pasado y más aún,

impidiendo la dotación de sentido y su utilización para la comprensión del presente y la

construcción del futuro.

“Creo que el surgimiento del posmodernismo se relaciona estrechamente con este nuevo momento del Capitalismo tardío o multinacional. Creo también que sus rasgos formales expresan en muchos aspectos la lógica más profunda de este sistema social particular. Sin embargo, solo puedo mostrar esto con respecto a un tema principal: la desaparición de un sentido de la historia, la forma en que todo nuestro sistema social contemporáneo ha empezado poco a poco a perder su capacidad de retener su propio pasado, ha empezado a vivir en un presente perpetuo…”

Fredric Jameson76

74

Tal como es explicado por Nelly Richard, la mirada crítica sobre el pasado como orientación regulatoria de nuestra comprensión histórica es acompañada por una apertura y circulación considerablemente mayor de estímulos que interfieren en la vida cotidiana del sujeto, quien no necesariamente aprehende y otorga sentido y orientación sensible a la información recibida. 75

Un ejemplo en esta dirección es la misma idea de “noticia” en el ámbito de la información, entendida como una novedad superpuesta a otra ya anterior, siempre dispuesta y destinada a un nuevo remplazo sucesivo que da cuenta de la fugacidad del mensaje entregado. “Uno siente la tentación de decir que la misma función de las noticias es relegar tales experiencias históricas recientes lo más rápidamente posible al pasado. La función de los medios de comunicación sería así la de ayudarnos a olvidar, la de servir como los mismos agentes y mecanismos de nuestra amnesia histórica”. JAMESON, F. (1983).Posmodernidad y sociedad de consumo. En La Posmodernidad (Hal Foster Ed.).p 186, Barcelona: Editorial Kairós. 76

JAMESON, F. (1983).Posmodernidad y sociedad de consumo. En La Posmodernidad (Hal Foster Ed.).p.185 Barcelona: Editorial Kairós.

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50

Frente a un panorama que en términos temporales apuesta por la hegemonía del aquí-ahora,

parece necesario estimular una suerte de conciencia situacional que nos permita enfrentarnos

críticamente a la sobreabundancia de información, aproximándonos a los proceso históricos sin

renunciar a la profundidad de significación que su memoria puede ofrecer. De este modo, junto

con reconocer la transformación de la realidad en una sumatoria de imágenes incompletas y del

tiempo en un presente perpetuo, resulta oportuno preguntarnos por la posibilidad de resistencia

crítica frente a este panorama abrumador

"Es posible argumentar a favor de un interés latinoamericano en el debate postmoderno diciendo que somos parte interdependientes de la red planetaria de las influencias que ponen en contacto tele comunicativo el aquí-ahora de todos los sujetos receptores diseminados. En el centro y en la periferia de la información cultural esta mundialización de la cultura nos obliga de por sí a tomar posición para no perder ‘conciencia situacional’.”

Nelly Richard77

77

RICHARD, N. (1996). “Latinoamérica y la postmodernidad”. p 272. Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, N° 13-14, enero-febrero. México, Universidad Autónoma de Puebla.

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51

B2. MEMORIA Y OLVIDO EN LA CIUDAD: A TRAVÉS DE SU ARQUITECTURA Y PATRIMONIO. Espacio y Memoria.

“En cada instante hay más de lo que la vista puede ver, más de lo que el oído puede oír, un escenario o un panorama aguarda por ser explorado. Nada se experimenta en sí mismo, sino siempre en relación con sus contornos, con las secuencias de acontecimientos que llevan a ello, con el recuerdo de experiencias anteriores”.

Kevin Lynch78

La aproximación a la ciudad, a los objetos arquitectónicos que configuran el tejido urbano de ésta,

se produce en primera instancia a partir del despliegue de los sentidos de percepción presentes en

el sujeto. Sin embargo, más allá de esta primera constatación y tal como es sugerido por Kevin

Lynch en el texto La imagen de la ciudad79, el vínculo que se produce entre el hombre y el espacio

físico no pude ser reducido a la activación de estas capacidades perceptuales derivada del

encuentro con un determinado contexto construido.

Bajo la mirada de Lynch, los distintos hechos urbanos que configuran la ciudad no sólo adquieren

valor en sí mismos, sino que también, forman parte de un sistema de relación mayor en el cual la

experiencia anterior y acumulada en el transcurso del tiempo resulta fundamental. En otras

palabras, la percepción sensorial de la ciudad es complementada y enriquecida por la conexión

emotiva que el hombre puede lograr establecer con los lugares que habita a lo largo del tiempo.

Una percepción que para Kevin Lynch es por definición parcial80, determinada tanto por nuestra

incapacidad de absorber todos y cada uno de los acontecimientos que ocurren en la ciudad, así

como también, por el filtro de atención constituido por nuestros propios intereses. Por tanto más

que una aproximación única y estandarizada, es posible hablar de la presencia de la ciudad

asociada a las distintas construcciones emotivas elaboradas por sus habitantes.

78

LYNCH, Kevin. (1998). La imagen de la ciudad. p 9. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 79

Lynch, K (1998). La imagen de la ciudad. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. Texto originalmente publicado bajo el título The Image of City, en el año 1960, Massachusetts Institute of Technology Press. 80

Al respecto Lynch sostiene “Los elementos móviles de una ciudad, y en especial las personas y sus actividades, son tan importantes como las partes fijas. No somos tan sólo observadores de este espectáculo, sino que también somos parte de el y compartimos el escenario con los demás participantes. Muy a menudo, nuestra percepción de la ciudad no es continua sino, más bien, parcial, fragmentaría, mezclada con otras preocupaciones. Casi todos los sentidos están en acción y la imagen es la combinación de todos ellos”. LYNCH, Kevin. (1998). La imagen de la ciudad. p. 10 Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Page 52: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

52

En esta dirección es posible relevar la presencia del sujeto en el proceso de construcción de su

vínculo con la ciudad, en la medida en que su presencia excede la de un mero espectador, dotando

de sentido al medio ambiente construido que transita. Una participación activa que también

determina las posibilidades de legibilidad por parte del habitante sobre su entorno, configurando

aquello que el propio Lynch define como imagen mental. Una comprensión de la ciudad que como

ya fue mencionado, no sólo está vinculada a su configuración física, sino que también a los modos

y posibilidades de percepción por parte de sus habitantes, a los vínculos significativos y emotivos

que a partir de esta relación se pueden, o no, construir y consolidar.

Bajo estos términos, la lectura de la ciudad supone siempre una relación bilateral entre el espacio

y el habitante, interacción que precisamente permite a este último situarse y orientarse al interior

del espacio físico en el cual se desplaza. Un estado de ubicuidad que, una vez más, no sólo remite

y apela a una cuestión física, pues está directamente relacionado con la capacidad de vinculación

significativa entre el habitante y ciertos lugares o edificios arquitectónicos presentes en la ciudad.

Precisamente a partir del concepto de imágenes ambientales81, Lynch reconoce y conceptualiza la

importancia del habitante como aquél participante activo que otorga sentido al espacio urbano.

Pues bien, en esta construcción de sentido resulta fundamental la memoria, en cuanto

acumulación de experiencias que nos permiten vincularnos o distanciarnos de la ciudad y sus

diversas instancias espaciales. De esta manera, la memoria resulta fundamental en el proceso de

orientación del habitante en la ciudad anteriormente descrito, en la medida en que direcciona y

enfatiza nuestra percepción y comprensión del entorno urbano, tanto de manera individual como

colectiva. Así, podemos entender a la ciudad como el escenario que posibilita esta vinculación,

aquello que Kevin Lynch define como imaginabilidad, es decir, la capacidad de suscitar o despertar

en el habitante determinadas conexiones emotivas.82 Un conjunto de relaciones que sólo son

81

“En el proceso de orientación el vínculo estratégico es la imagen ambiental, la representación mental generalizada del mundo físico exterior que posee un individuo. Esta imagen es producto al mismo tiempo de la sensación inmediata y del recuerdo de experiencias anteriores, y se la utiliza para interpretar la información y orientar la acción. La necesidad de reconocer y estructurar nuestro contorno es de importancia decisiva y tiene raíces que calan tan hondo en el pasado, que esta imagen tiene una vasta importancia practica y emotiva para el individuo”. LYNCH, Kevin. (1998). La imagen de la ciudad. pp 12-13. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 82

Lynch sostiene que “Esto lleva a la definición de lo que podría denominar imaginabilidad, es decir, esa cualidad de un objeto físico que le da una gran probabilidad de suscitar una imagen vigorosa en cualquier observación de que se trate”. LYNCH, Kevin. (1998). La imagen de la ciudad. p. 19 Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Page 53: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

53

posibles en la medida en que los estímulos emitidos por el espacio físico logren conectarse con la

experiencia del habitante, con el registro emotivo que articula su memoria, propiciando la efectiva

visibilidad de la ciudad y sus significados.

Para Aldo Rossi también es el tiempo un actor fundamental en el proceso de aprehensión de la

ciudad por parte de sus habitantes. Una instancia que presenta una condición polivalente, en la

medida en que constantemente se reconfigura la comprensión y sentido de tal vinculación. Rossi

sugiere que la geografía de la ciudad es indispensable para la comprensión de la historia y sus

sucesos, en la medida en que se convierte en testigo y signo de la humanización de la

configuración física de los asentamientos urbanos.83 La ciudad es depositaria de los cambios y

transformaciones históricas a partir de una doble condición: por un lado como hecho material que

registra la huella del paso del tiempo y por otro lado como la manifestación del conjunto de

sentidos y valoraciones que determinan su configuración.84 Por tanto, como ya ha sido

mencionado, la ciudad está íntimamente vinculada con la generación de memoria por parte de un

pueblo o una nación, permitiendo su manifestación en el espacio físico, dando cuenta de los

modos de actuación y también de las posibilidades de lectura de tales hechos históricos.85

Ahora bien, a partir de lo anteriormente señalado y tal como es sugerido por Phillipe Panerai y

David Mangin en el texto Proyectar la ciudad86, es posible entender a esta última asociada a un

campo de producción cultural que precisamente tiene la capacidad de intervenir o bien

direccionar la construcción de sentido por parte de sus habitantes. De esta manera, los distintos

proyectos urbanos y/o arquitectónicos que intentan diseñar la ciudad dialogan y son influenciados

por el conjunto de variables políticas, sociales y económicas predominantes en el marco temporal

de su ejecución. En tal dirección, el tiempo, definido como fuerza creadora por Parenai y

83

Al respecto Aldo Rossi sostiene: “He dado la hipótesis de la ciudad como manufactura y como obra de arte; podemos observar y describir esta manufactura o intentar comprender sus valores estructurales. Pero en todo caso la geografía de la ciudad es inseparable de su historia, y sin ella no podemos comprender su arquitectura, que es el signo concreto de esta ‘cosa humana’”. ROSSI, Aldo. (2010). La arquitectura de la ciudad. p. 171 Barcelona: Editorial Gustavo Gili. Originalmente publicado bajo el titulo de L’Archittetura della citta, el año 1966. 84

“(…) se refiere directamente no sólo a la estructura de la ciudad, sino también a la idea que tenemos de la ciudad como síntesis de una serie de valores; se refiere a la imaginación colectiva”. ROSSI, Aldo. (2010). La arquitectura de la ciudad. p. 222 Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 85

“(…) la ciudad misma es la memoria colectiva de los pueblos; y como la memoria está ligada a hechos y lugares, la ciudad es el locus de la memoria colectiva”. ROSSI, Aldo. (2010). La arquitectura de la ciudad. p 226 Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 86

PANERAI, Phillipe; MANGIN, David. (1998). Proyectar la Ciudad. Madrid: Celeste Ediciones.

Page 54: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

54

Mangin87, resulta una condicionante fundamental, en la medida en que el transcurso de la historia

supone un reposicionamiento permanente de aquellas variables que configuran el campo cultural

anteriormente descrito. Así es posible establecer, en una cuestión que resulta fundamental para

nuestra investigación, que el vínculo significativo entre el hombre y la ciudad, el sentido otorgado

a ciertas expresiones de memoria, no responde necesariamente a condiciones permanentes y

preestablecidas, abriéndose a nuevas resignificaciones a lo largo del tiempo.

Tal como es planteado por Aldo Rossi, la permanencia de las obras de arquitectura y de los hechos

urbanos no responde a una condición continua, por tanto no pueden ser analizados

exclusivamente a partir de la valoración autónoma de sus cualidades, en la medida en que son

permanentemente reanimados por las prácticas sociales. Un conjunto de prácticas capaces de

activar a la ciudad, que definen la condición dialéctica entre estructura física y sentido, asumiendo

la importancia de la comunidad y su capacidad de apropiación sensible y efectiva, incluso sobre

aquellos escenarios urbanos pretendidamente neutrales. Una mirada que recupera la dimensión

cualitativa de la ciudad, vinculando directamente al hombre con el entorno urbano, propiciando

una aproximación sensible sobre el espacio construido, enriqueciendo y ampliando las

posibilidades de la permanente relación entre sujeto y objeto, entendiendo la importancia de la

memoria como instancia que refuerza el vínculo entre comunidad y el lugar a lo largo del tiempo,

relacionando pasado, presente y futuro.

“Y así la unión, entre pasado y el futuro está en la idea misma de la ciudad que la recorre, como la memoria recorre la vida de una persona y que siempre para concretarse debe conformar la realidad pero también debe tomar forma en ella”.

Aldo Rossi88

87

“Así, es un tema recurrente de este libro la consideración del tiempo como gran fuerza creadora constructora y transformadora de las ciudades. El tiempo con sus múltiples cadencias, reflejadas en las huellas superpuestas dejadas por las vidas y actividades de las generaciones sucesivas, seria parrafraseandfo a Marguerite Yourcenar, el gran constructor de la ciudad”. PANERAI, Phillipe; MANGIN, David. (1998). Proyectar la Ciudad. p. 3 Madrid: Celeste Ediciones. 88

ROSSI, Aldo. (2010). La arquitectura de la ciudad. p. 228. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Page 55: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

55

La ciudad como fuente de significación en el tiempo.

“(…) diré que la ciudad misma es la memoria colectiva de los pueblos; y como la memoria está ligada a hechos y a lugares, la ciudad es el locus de la memoria colectiva.”

Aldo Rossi89

A día de hoy, la ciudad es pensada como lugar de interacción social y de permanente

retroalimentación con los hechos que suceden en ella. No es un espacio neutro donde sólo se

posan los acontecimientos: es el contexto y el hecho al mismo tiempo. Es el lugar que se va

reinventando a medida que acoge y absorbe las experiencias que se viven en él. Pero es también,

actualmente, el espacio del cual nos desarraigamos cada vez más, del cual intentamos prescindir,

aunque no lo logramos completamente.

No hay posibilidad de que el cuerpo, nuestro cuerpo físico, prescinda de un espacio acotado y real

del que es parte inevitablemente. Y tampoco nuestras emociones logran desprenderse de él, de lo

vivido. Nuestro cuerpo, alma y memoria necesita lugares, y esos lugares son la ciudad. Es ella el

locus de la memoria colectiva, tal como establece Aldo Rossi.

Al concebirse la ciudad como soporte y contenido, como contexto y experiencia al mismo tiempo,

se genera la necesidad de su resguardo: proteger sus capas de historia, los hechos que han

acontecido en el lugar, los sucesos que los han modificado e incluso destruido, para dar paso a

nuevos lugares, siempre enriquecidos, en mayor o menor medida, de aquéllas vivencias de sus

habitantes.

Porque cuando la ciudad se construye o se pretende construir como incertidumbre, surge la

necesidad de crear certezas en ella. La conciencia de la historia, marca característica de la época

actual, se plasma también, desde la arquitectura y el urbanismo, en la forma de proteger el

patrimonio creado. Aunque también a través de nuestra disciplina, con la destrucción o

modificación de los lugares y sus edificios, es posible eliminar sucesos históricos.

Hablar de patrimonio es hablar, en su concepción inicial y lingüística, de lo que se hereda desde el

padre. Actualmente nuestros padres (y madres) son siglos de formas de pensar, concebir y vivir los

espacios. Los estratos de experiencia y aprendizaje que se marcan en el territorio se traducen en

arquitectura tanto en objeto ‘edificio’ u objeto ‘monumento’, como en ciudad.

89

ROSSI, Aldo. “La arquitectura de la ciudad”. p. 226. Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1982. Página 226.

Page 56: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

56

Si la aparición, a mediados del siglo XIX, de una conciencia histórica acerca del pasado trajo, en

arquitectura, la valorización de los edificios como obras a no sólo proteger, si no que idealmente

recuperar, hoy podemos sumar la pregunta ¿cómo se decide qué patrimonio se resguarda y cuál

no?

En ese entonces surge la teoría y práctica de la restauración arquitectónica. La idea central

respecto al patrimonio tenía relación con una visión desde la academia de los estilos y formas de

construcción, puestas en el tapete a partir de la arquitectura neoclásica, que representó un volver

a mirar atrás más conciente y direccionado (entre otras cosas, como respuesta a la revolución

industrial).

La revolución industrial representó para muchos intelectuales una ruptura traumática del

tiempo90, la modificación del ritmo de vida, de las formas de moverse en la ciudad y el uso de

nuevos materiales y técnicas constructivas dieron paso a las discusiones acerca del resguardo del

patrimonio arquitectónico, las cuales tuvieron relación inicialmente con la formas de abordarlo,

principalmente en las maneras de acercarse a la restauración y por tanto a cómo mantener de la

mejor forma posible las características originales de la obra, y cuánta representación de la época

en la cual se estaba llevando a cabo el trabajo había en él.

“En efecto, la toma de conciencia del advenimiento de una nueva era y de sus consecuencias creó, con relación al monumento histórico, una nueva mediación y un nuevo distanciamiento, al mismo tiempo que liberaba las energías dormidas a favor de su protección”

Françoise Choay91

En ese sentido, Viollet Le Duc, arquitecto e historiador francés, fue uno de los precursores en la

discusión. Sus planteamientos apuntaban a que el valor del monumento estaba en el estilo y sus

formas, viendo la restauración como medio para recuperarlas. Para él, el arquitecto

contemporáneo podía perfeccionar la obra, llegando incluso a completarla con formas presentes

de ese edificio o de otros de la misma época.92 La mirada de Viollet Le Duc, apuesta de alguna manera

por la actualización de las obras de arquitectura a partir de los rasgos históricos que las define.

90

CHOAY, Françoise. “Alegoría del Patrimonio”. p.120. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, edición castellana (traducción: María Bertrand Suazo), 2007. 91

Ídem. 92

HERNÁNDEZ, Ascensión. “Documentos para la historia de la restauración”. p. 25. Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte, 1999.

Page 57: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

57

“Restauración.- La palabra y la cosa son modernas. Restaurar un edificio no es mantenerlo, ni repararlo, ni rehacerlo, es devolverlo a un estado completo que pudo no haber existido nunca”

Viollet Le Duc93

Sus ideas fueron criticadas, principalmente al ser asumidas como intervencionistas y poco

respetuosas de la obra original, aunque en su texto Restauración hace mención a la necesidad de

entender que cada obra es un caso particular y por tanto los criterios de intervención también lo

son, entendiendo que la mantención y puesta en valor de las características del edificio pueden

ser importantes para su historia.

Al mismo tiempo, surge un movimiento ’en contra’ de la restauración, iniciado por el poeta y

crítico del arte inglés John Ruskin y continuado por el artista William Morris. Ruskin tiene una

concepción biológica de la arquitectura, con un nacimiento y una muerte, cuyo testimonio natural

son las ruinas.94 En base a eso, crea una conciencia de intervención mínima, pues los edificios no

pertenecen únicamente a nosotros, sino también a nuestros antepasados y a nuestros

descendientes.

“X. Cuando construyamos diremos, pues, que construimos para siempre. Que no sea tan sólo por la alegría de la hora presente y por la única utilidad de ésta. Que sea un trabajo por el cual nos estén agradecidos nuestros descendientes; pensemos, colocando piedra sobre piedra, que llegará un tiempo en el cual estas piedras serán conceptuadas sagradas porque nuestras manos las tocaron y que los hombres dirán considerando la labor y la materia trabajada: “¡Mirad: he aquí lo que nuestros padres hicieron para nosotros!”. La mayor gloria de un edificio no depende, en efecto, ni de su piedra ni de su oro. Su gloria toda está en su edad, en esa sensación profunda de expresión, de vigilancia grave, de simpatía misteriosa, de aprobación o de crítica que para nosotros se desprende de sus muros largamente bañados por las olas rápidas de la humanidad. (…) Sólo cuando un edificio ha revestido este carácter, cuando se ha visto confiar a la fama de los hombres y santificar por sus hazañas, cuando sus muros han sido testigos de nuestros sufrimientos y sus pilares han surgido de la sombra de la muerte, su existencia, más duradera que los objetos naturales del mundo que les rodea, se ve por completo dotada de lenguaje y vida”.

John Ruskin95

93

Ibídem. Página 26. 94

HERNÁNDEZ, Ascensión. “Documentos para la historia de la restauración”. p. 36. Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte, 1999. 95

RUSKIN, John. La lámpara del recuerdo, de la obra Las siete lámparas de la arquitectura (1849). En libro “Documentos para la historia de la restauración”, citado anteriormente.

Page 58: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

58

William Morris fundó en 1877 la Sociedad para la Protección de los Monumentos Antiguos, y en su

‘declaración de principios’ habla de la restauración como una actividad destructiva para la

arquitectura histórica, sobre todo por la posibilidad de que el profesional que la lleve a cargo llene

de significado incorrecto a la obra, eliminando la pátina del tiempo. Él, como discípulo de Ruskin,

también plantea que antes de la restauración, debe existir la conservación y protección de los

edificios, con lo cual se libra la necesidad de tener que recuperar los edificios.

Para Françoise Choay, se puede tener la impresión de que para ambos, Ruskin y Morris, el destino

de todo monumento histórico es la ruina y la desagregación progresiva96, pero también es posible

que no sea éste el resultado querido, si no que a través de la prevención no se llegue a ese estado,

admitiendo a la vez su consolidación, toda vez que ésta pase desapercibida.

“Para éste último [Morris], los monumentos antiguos forman parte del “mobiliario de nuestra vida cotidiana”. La expresión es hermosa. Designa claramente la precariedad que los inserta en la gran secuencia temporal y los coloca, a la inversa que a los objetos de un museo, en el mismo plano de los edificios del presente, llamados por su parte a desempeñar el mismo papel y a encontrar el mismo destino.”

Françoise Choay97

Las ideas de Ruskin y Morris son retomadas luego por el historiador del arte Alois Riegl y el

arquitecto Camillo Boito. El primero continúa la idea de que el verdadero valor de un monumento,

más que sus formas, es su historicidad. Boito agrega que esa historicidad hace del edificio un

documento que hay que proteger.98

Riegl plantea la particularidad de los casos, al enfrentarse a los distintos valores que posee cada

monumento. Además, plantea la reflexión acerca de la importancia para la sociedad de la

existencia del culto a los monumentos, los cuales serían la manifestación de un orden inalterable

frente a los rápidos cambios del mundo contemporáneo99, esto en la segunda mitad del siglo XIX,

contexto en el que se manifiestan los cambios derivados de la revolución industrial y el

surgimiento de la ciudad moderna.

96

CHOAY, Françoise. (2007). “Alegoría del Patrimonio”. P. 134. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, edición castellana (traducción: María Bertrand Suazo). 97

Ídem 98

HERNÁNDEZ, Ascensión. (1999) “Documentos para la historia de la restauración”. p. 20. Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte. 99

Ídem.

Page 59: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

59

En 1903 Alois Riegl escribe el texto “El culto moderno a los monumentos” y en él queda plasmada

la concepción profesional del tema, pero también el monumento histórico es tratado como objeto

social y filosófico, estando estructurado el análisis con dos categorías de valores: los de

“rememoración” (ligados al pasado, vinculándose con la memoria) y los de “contemporaneidad”

(ligados al presente).100

“Frente al valor de antigüedad, que valora el pasado exclusivamente por sí mismo, el valor histórico ya había mostrado la tendencia a entresacar del pasado un momento de la historia evolutiva y a presentarlo ante nuestra vista con tanta claridad como si perteneciera al presente. El valor rememorativo intencionado tiene desde el principio, esto es, desde que se erige el monumento, el firme propósito de, en cierto modo, no permitir que ese momento se convierta nunca en pasado, de que se mantenga siempre presente y vivo en la conciencia de la posteridad. Esta tercera categoría de valores rememorativos constituye pues, un claro tránsito hacia los valores de contemporaneidad.”

Alois Riegl101

Finalmente, Boito genera su visión en base a la oposición entre Le Duc y el trabajo de John Ruskin

y William Morris, y se funda en la idea de autenticidad de estos últimos. Para él, se debe preservar

la pátina del tiempo, las sucesivas modificaciones y adiciones hechas con el tiempo, los estratos de

la historia del edificio. Y tomando la concepción de Viollet Le Duc, no se opone a la restauración,

pero sí la piensa como último recurso, en el entendido de que falle el trabajo de preservación.

Con Le Duc como iniciador y Riegl como recogedor en su texto del pensamiento en relación al

cuidado, protección y restauración del patrimonio, se da inicio a una cuestión que sigue vigente

hasta el día de hoy: la constante actualización de la historia urbana, del patrimonio y la posibilidad

de re-significarlo a través de los trabajos sobre él y las interpretaciones que se generan.

En ciudades con carácter cada vez más móvil, donde la tendencia apunta al desarraigo espacial, el

esfuerzo patrimonializador pretende fijar los recuerdos a través de la recuperación de edificios y

lugares urbanos. Esto, como forma de hacer patente que la sumatoria de vivencias son franjas en

el territorio que deben ser asumidas, por el hecho primero de que el recuerdo histórico puede y

debe ser la base para la generación de mejoras en la vida social. La ciudad es inexorablemente

diversidad de sitios en los cuales necesitamos situarnos, como forma de reconocerse dentro de

una historia general y dentro de la propia particular, en permanente construcción.

100

CHOAY, Françoise. (2007) “Alegoría del Patrimonio”. P. 142. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, edición castellana (traducción: María Bertrand Suazo). 101

RIEGL, Alois. Extracto de “El culto moderno a los monumentos”. En libro “Documentos para la historia de la restauración”, citado anteriormente.

Page 60: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

60

La práctica de la creación de certezas en el espacio, o de la lucha para que no sean eliminadas, se

transforma en el intento de generar lugares sin fracturas, donde se simula la continuidad del

tiempo a través, muchas veces, de la mercantilización del patrimonio. El equilibrio es delicado por

cierto, porque si bien pudiese reconocerse una manipulación por parte del mercado de las ansias

de pasado, principalmente lo que se está demostrando es una crisis de los fundamentos de la

modernidad, la cual generó una desterritorialización y por tanto pérdida de vínculos sociales, en

parte por el solo hecho de pasar menos tiempo en los lugares. Esto provoca la poca o nula

identificación de las personas con los sitios y por tanto, que no haya identidad, si no colectiva, al

menos representativa de pequeños grupos de gente.

“[Hoy] Cada sentido de la relación humana se reduce a la producción, el intercambio y el mercado. Es aquí donde se concentra toda relación; entonces todo lugar de la ciudad es visto, proyectado, reproyectado y transformado en función de estas variables fijas, de su Valor. Los lugares simbólicos sólo se convierten en estos anteriores y desaparecen aquellos que habían sido los lugares simbólicos tradicionales, sofocados por la afirmación de los lugares del intercambio, expresión de la movilidad de la ciudad […]. Las nuevas construcciones son macizas, dominan, son físicamente voluminosas, grandes contenedores […] cuya esencia consiste, no obstante, en ser móviles, en dinamizar la vida. […] Estas presencias disuelven o ponen entre paréntesis las presencias simbólicas tradicionales que, de hecho, se reducen al centro histórico. Es así como nace el “centro histórico”: mientras la ciudad se articula ya en base a la presencia dominante y central de los elementos de producción e intercambio, la memoria se convierte en museo, dejando así de ser memoria, porque ésta tiene sentido cuando es imaginativa, recreativa, de lo contrario se convierte en una clínica donde llevamos nuestros recuerdos. Hemos “hospitalizado” nuestra memoria, así como nuestras ciudades históricas, haciendo de ellas museos.”

Massimo Cacciari102

La postura expresada por Cacciari presenta a la ciudad con un centro histórico ‘musealizado’, en el

sentido de que termina por convertirse en un foco duro dentro de la ciudad, limitado y

determinado, terreno por el cual ya no pasan decisiones actuales ni importantes y en el cual se

“hospitaliza” la memoria.

Por el contrario, otra postura habla más que de musealizar la ciudad, de ‘ciudadanizar’ y vivificar el

museo103:

“La evocación de la historia para los que habitan en ella y para sus visitantes, se ha convertido en parte de su propia vida social, el cambio social se ha transformado en patrimonio y la ciudad recuerda y muestra su pasado, acompañado por sus propias vivencias”.

José Fernández de Rota y Monter104

102

CACCIARI, Massimo. (2010). “La ciudad”. pp. 31. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, edición castellana. 103

FERNÁNDEZ DE ROTA Y MONTER, José. (2008) “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”. p. 10 Madrid, Editorial Akal.

Page 61: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

61

La obsesión por la memoria se plasma entonces en la ciudad, ya sea ‘musealizando’ a ella misma o

‘ciudanizando’ el museo, a partir de la conservación del patrimonio como forma de dilatar el

espacio y también el tiempo. En arquitectura, es la manera de resistir el creciente desarraigo con

los lugares, la sensación de que todo está en permanente circulación y de que la ciudad es sólo un

lugar de paso. Cada día más son los propios habitantes los que se organizan y exigen la

recuperación o al menos la no destrucción de sus barrios y edificios emblemáticos. Destruir un

barrio o un edificio implica dejar en el aire las relaciones sociales que se han creado en ellos,

quebrar el marco social en que la memoria colectiva, entendida como sumatoria de experiencias

personales que llegan a formar un todo, se construye y mueve. Se queda entonces sin locus y en

palabras de Rossi “la ciudad que cambia cancela constantemente nuestros recuerdos”105, lo que

muchas veces es funcional para el debilitamiento de las redes sociales (las verdaderas), de la

organización comunitaria y por lo tanto, de la construcción de recuerdos comunes que tejan la

historia.

“Concebida más allá de los objetos, la memoria urbana no es una objetivación institucional sino una marcación colectiva; no es una construcción terminada sino una configuración en construcción que emerge aquí y allá. Así concebida, la ciudad tiene otra manera de ser vivida.”

Pablo Sztulwark106

La marcación colectiva de la que habla Sztulwark es la que se va perdiendo a medida que no hay

base física que soporte la interacción de experiencias, ya que la memoria requiere de un lugar

donde acontecer, porque la memoria es un diálogo complejo e indeterminado entre tiempo y

espacio107. En ese sentido, la memoria no es ni debe sólo ser un objeto conmemorativo posado en

un lugar, no se debe institucionalizar ni congelar en soportes establecidos, sobre todo cuando el

tema que convoca es cómo lograr que los traumas en la trama urbana no sean invisibilizados en la

ciudad. Traumas que se han provocado durante épocas claras de dolor en la historia, pero también

en momentos históricos democráticos, aunque de manera menos obvia y algo subterránea.

104

Ibídem. 105

ROSSI, Aldo. (1982). “La arquitectura de la ciudad”. p. 105 Barcelona, Editorial Gustavo Gili. 106

SZTULWARK, Pablo. (2006). Artículo “Ciudad de la memoria”, en versión digital de Página/12, 01 de junio de 2006. 107

Ibídem

Page 62: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

62

“Podemos hablar de un sistemático borrado de la memoria colectiva que se produce en situaciones no explícitamente traumáticas, sin conflictos sociales aparentes, de una manera lenta y oculta, como consecuencias del desarrollo tardocapitalista y neoliberal de las grandes urbes, que quieren impostar identidades simples para el control interno y para la comunicación externa, hacia las inversiones y el turismo, y que se transmiten convenientemente edulcoradas a través de campañas publicitarias.”

Josep Maria Montaner108

En relación a lo anterior, es difícil lograr discernir la ambigüedad entre memoria real y memoria

creada, en el sentido de saber y sentir cuán propios son los espacios simbólicos actuales y si lo que

representan realmente es nuestra historia. En Chile se construye la torre más alta de

Latinoamérica, la cual se intenta convertir en un nuevo símbolo del país, o al menos de Santiago.

Símbolo de desarrollo comercial, económico y de poder frente a los países vecinos. Pero ¿Es éste

rascacielos del 2012 nuestro patrimonio del futuro? ¿Quién recuerda el espacio anterior existente

ahí, a quién le importan las pocas viviendas que quedan tras él? ¿Cuál es nuestro patrimonio

actual y quién lo define? Porque más allá de la instalación mercantilista de ciertos edificios de

posible importancia para la ciudad (¿cuál?, ¿para quién?), la memoria histórica se mueve en otros

estratos, en otras dimensiones, algunos menos palpables a gran escala, pero trascendentales a la

hora de dejar huellas en el lugar.

La Villa San Luis, en Las Condes, es un ejemplo de olvido en la ciudad, emplazada en un lugar que,

en democracia, fue demolido y vuelto a construir como uno de los centros empresariales de la

ciudad. Lo que en 1971 fue una población que intentaba eliminar la segregación en la ciudad, hoy

es un reducto-ruina en medio de la ‘modernidad’ segregada, convirtiéndose en estorbo más que

en un trozo de historia necesario de preservar. Lo que pudo haber sido patrimonio de una época,

actualmente es ruina provocada.

Villa San Luis. Imágenes propias.

108

MONTANER, Josep M. y MUXÍ, Zaida. (2011). “Arquitectura y Política”. p. 159 Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 2011.

Page 63: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

63

La placa en el edificio, en pleno barrio cívico de Santiago, donde ocurrió la Matanza del Seguro

Obrero, en el año 1938, no cuenta explícitamente qué sucedió ahí, ¿a quiénes informa entonces el

dolor acontecido?

Un barrio antiguo de Santiago, de tradición en restauración de muebles, sufre la proliferación de

su mismo trabajo, pero a mayor escala en las antiguas viviendas restauradas de fachada continua.

Trabajos contemporáneos, que atraen más y nuevos tipos de arrendatarios y visitantes, lo que

hace subir los precios de los arriendos y termina por expulsar a los trabajadores y residentes

originales. Proceso de gentrificación producido por las ansias de valorar la esencia del lugar y que

termina por impostar, si no una nueva, al menos una diferente memoria del sitio.

La oficina salitrera Chacabuco (declarada Monumento Histórico en julio de 1971) fue un lugar de

reclusión de prisioneros políticos durante la dictadura militar. En el documental Nostalgia de la Luz

(34’46’’), de Patricio Guzmán, se muestra el estuco incompleto de un muro en el cual se

escribieron nombres de algunos de esos prisioneros.

Captura documental Nostalgia de la luz.

Simbólico y a la vez una muestra, quizás literal, de la arquitectura como soporte de la memoria,

como auxiliar de los recuerdos. En este caso específico, el lugar, que fue desmantelado luego de

finalizar su uso, cuenta con protección estatal (bajo la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales),

lo que permite preservarlo como testimonio y evitar de alguna manera su destrucción definitiva.

Page 64: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

64

Uno, dos, dos y medio ( ) tres, cuatro, cinco, seis ( ) siete ( ) y medio ( ) uno, dos ( ) tres, cuatro, cinco, seis, siete ( ) uno, dos, tres, cuatro, cinco ( ) seis, siete, ocho, nueve ( ) eso es.

Miguel Lawner109

Ejemplos de memoria en la arquitectura y la ciudad son muchos, si no prácticamente todos. La

memoria no es una producción institucional que se define de una vez y para siempre110, y por lo

mismo, está en constante construcción, en paralelo y a veces en oposición a la de los espacios

urbanos. La memoria urbana no es ni debe ser objetivación de hechos a través de unos pocos, sino

más bien debe reconocerse como marcas en el territorio que inevitablemente van haciendo

ciudad y que terminan por convertirse en ella.

“(..) la ciudad es un hipertexto que hay que descifrar, un hipertexto hecho de estratos, muchos de los cuales han quedado ocultos o borrados no solo por guerras, sino también por procesos de destrucción planificada y sistemática del tejido histórico para ser sustituidos por nuevos productos urbanos.”

Josep Maria Montaner111

Debido a lo anterior, es que es necesario conocer qué es lo que se mantiene, qué se transforma,

qué se destruye y quiénes llevan a cabo el proceso, de qué forma. La resignificación de la ciudad y

su patrimonio es algo continuo e inherente a su existencia, análisis, discusión y crítica, pero

cuando aparecen nuevos hitos urbanos impuestos que serán simbólicos (con grandes espacios,

con grandes recuerdos), es difícil y peligroso no perderse en la ambigüedad de la memoria real y la

memoria impuesta.

“Espacio y ciudad hacen confluir en la práctica y en el discurso las necesidades presenciales de la memoria, como la retórica que argumenta y desarrolla los principios de regulación del cotidiano; es decir, la memoria permite que a través de los recuerdos, simbolismos, prácticas, olvidos y de las ausencias, la historia se registre localizando en la experiencia el lugar de reunión, separación y organización de los diferentes grupos sociales que habitan la ciudad. Por ello, la ciudad se convierte en un espacio cargado de discontinuidad y diversidad (…)”

Rafael Pérez-Taylor112

109

En el documental de Patricio Guzmán, Nostalgia de la Luz (2010), el arquitecto chileno Miguel Lawner explica cómo contaba los pasos para lograr medir, memorizar y luego dibujar los espacios donde se encontró detenido durante la dictadura militar. 110

SZTULWARK, Pablo. (2006). Artículo “Ciudad de la memoria”, en versión digital de Página/12, 01 de junio de 2006. 111

Libro Le territoire comme palimpeste et autres essais, de André Corboz, citado en MONTANER, Josep M. y MUXÍ, Zaida.(2011). “Arquitectura y Política”. p. 160. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 2011. Página 160. 112

PÉREZ-TAYLOR, Rafael. “El cuerpo simbólico de la ciudad”. En libro “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”, citado anteriormente.

Page 65: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

65

A diario se construye lo que serán los monumentos o ruinas del futuro y a través de ellos se

conocerá nuestra historia, cuando los edificios se doten por completo de lenguaje y vida.

Y si además las ciudades son el texto de la historia113, es importante preguntarse de qué manera

actualmente esta última se escribe a través de la arquitectura, en un hoy donde el pasado se

asume como resistencia y proyecto114 y por ende, su presencia se exige cada vez más en las

construcciones de presente. En un proceso de sustitución constante que no aguanta

preexistencias, se generan de manera constante ruinas y vacíos en la ciudad, espacios inciertos a la

espera de, haciendo patente el presente como conector entre el pasado demolido y el futuro.

Al mismo tiempo, se sobre-memorializan otros espacios, se construyen monumentos, edificios

nuevos para recordar, en una continua objetivización y direccionalidad de la memoria (Recuerde

acá, no allá. Recuerde esto, no eso).

Ambos, monumento y ruina, son necesarios para el desarrollo de la ciudad, la pregunta

fundamental es qué traumas urbanos representan y qué sentido toman, entregado por quiénes y

para cuántos.

113

ROSSI, Aldo. (1982). “La arquitectura de la ciudad”. p. 222. Barcelona, Editorial Gustavo Gili. 114

FERNÁNDEZ DE ROTA Y MONTER, José. (2008) “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”. p. 11. Madrid, Editorial Akal.

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66

B3. MONUMENTO Y RUINA: ¿QUÉ OLVIDAMOS, QUÉ RECORDAMOS? Monumento (Del lat. monumentum).

1. m. Obra pública y patente, como una estatua, una inscripción o un sepulcro, puesta en memoria

de una acción heroica u otra cosa singular.

2. m. Construcción que posee valor artístico, arqueológico, histórico, etc.

3. m. Objeto o documento de utilidad para la historia, o para la averiguación de cualquier hecho.

4. m. Obra científica, artística o literaria, que se hace memorable por su mérito excepcional.

5. m. Obra en que se sepulta un cadáver.

Ruina (Del lat. ruīna, de ruĕre, caer).

1. f. Acción de caer o destruirse algo.

2. f. Pérdida grande de los bienes de fortuna.

3. f. Destrozo, perdición, decadencia y caimiento de una persona, familia, comunidad o Estado.

4. f. Causa de esta caída, decadencia o perdición, así en lo físico como en lo moral.

5. f. pl. Restos de uno o más edificios arruinados.

El diccionario es claro: el monumento conmemora, tiene valor. La ruina representa destrucción, es

pérdida.

Sin duda es el monumento el objeto físico que desde siempre ha sido relacionado con la puesta en

memoria de hechos acontecidos en el pasado.

Por su parte, la ruina es representación de lo olvidado, de la decadencia, de lo que ya fue y que

espera lentamente su desaparición.

La revolución industrial, entre sus muchos cambios, realzó al monumento histórico como

elemento conectado con un pasado más artesanal y al cual difícilmente se volvería. El impacto de

la industrialización, de las nuevas construcciones, de la modernización y al mismo tiempo, en

muchos casos, tugurización de las ciudades, provocó crisis y crítica. Si bien en los distintos países

europeos las discusiones fueron particulares según cada caso, por la forma en que se llevaba a

cabo el proceso y las necesidades que creaba, ciertamente la sensación común, hermosa por lo

demás, es que los monumentos del pasado son necesarios para la vida del presente, no como

Page 67: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

67

ornamentos ni como arcaísmo, no únicamente como portadores de conocimientos y de placer, sino

como parte de la cotidianeidad.115

El monumento, y la arquitectura como disciplina que lo lleva a cabo, se constituyen como el

vínculo con el pasado, que logra mantener nuestra identidad y estabilizarnos en el presente. La

arquitectura se plantea con el papel dual de ser la herramienta mediante la cual se construyen las

nuevas ciudades, destruyéndose por tanto a ella misma, a la vez que se erige como patrimonio y

como la forma de materializar la memorialización en la ciudad.

“La mutación que transforma a la vez los modos de vida y la organización espacial de las sociedades urbanas europeas marca la obsolescencia de los tejidos urbanos antiguos. Los monumentos que allí se insertan aparecen bruscamente como obstáculos o como frenos que hay que derribar o que romper para dejar el campo libre al nuevo modo de urbanización, a su sistema y a sus escalas viales y parcelarias. Además, el mantenimiento de los edificios antiguos está más y más descuidado, y su restauración deja de obedecer a los conocimientos establecidos. De esta manera, nos enfrentamos a dos nuevos tipos de vandalismo (…): el destructor y el restaurador”.

Françoise Choay116

La reflexión de Françoise Choay hace referencia a la idea que en Francia comienza a instaurarse

acerca de que al mismo tiempo que se descuidaban tanto los edificios como la trama urbana, las

acciones restauradoras no aportaban mayormente, pues en muchos casos no se enmarcaban en

las líneas de conservación académicas. Lo anterior implica el comienzo del establecimiento de

leyes y disciplinas para realizar estos trabajos, como resultado y parte de una mentalidad

restauradora.

Es importante destacar que desde el comienzo se habla de la obsolescencia de los monumentos,

pero también de los tejidos urbanos antiguos, estando presente por tanto la concepción de que la

ciudad es portadora de memoria, porque es en ella donde ocurren los sucesos y son éstos las que

la van moldeando y conformando.

Es posible entonces pensar a la ciudad y a los monumentos como un sistema conectado de

conmemoración, aunque por lo general, son solo estos últimos los que se plantean o se piensan

como la forma de memorialización, como los dispositivos portadores de recuerdos, objetivando así

la memoria.

115

P. 123 n CHOAY, Françoise (2007). “Alegoría del Patrimonio”. Barcelona, Ed. Gustavo Gili. 116

Ibídem. p. 126.

Page 68: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

68

“Las persistencias se advierten a través de los monumentos, los signos físicos del pasado, pero también a través de la persistencia de los trazados y el plano. Este último punto es el descubrimiento más importante de Poète; las ciudades permanecen sobre ejes de desarrollo, mantienen la posición de sus trazados, crecen según la dirección y con el significado de hechos más antiguos que los actuales, remotos a menudo. Muchas veces estos hechos permanecen, están dotados de vitalidad continua, y a veces se destruyen; queda entonces la permanencia de las formas, los signos físicos, del locus. La permanencia más significativa está dada así por las calles y por el plano.”

Aldo Rossi117

Mantener esta idea última expresada por Rossi, que supone que la permanencia más significativa

se da en calles y plano, otorga una línea importante de discusión acerca de la creencia, o

imposición más bien, de que es solo a través de objetos (archivo, placa, estatua, libro) que se

puede recordar.

Incorporar, o retomar, que es la ciudad y su trazado la primera portadora de la memoria es

trascendental a la hora de pensar esta última como un elemento que pertenece a todos y cuya

aprehensión es propia, en base a análisis y comprensiones individuales, lográndose esto a través

de la accesibilidad a la historia a través de los lugares.

“La cosa más sorprendente de los monumentos es que nunca los vemos. Nada en el mundo es tan invisible”

Robert Musil118

La frase de Musil, referenciada en el texto de Sztulwark que se ha citado anteriormente, es una

crítica provocadora a la objetivización de la historia, al modo de construir memoria a través de una

forma, a la concentración de ésta en un objeto.

El ejercicio de movilización de los recuerdos pierde espontaneidad cuando se dirige a través de

una construcción preestablecida en un lugar fijado por su ejecutor. En la ciudad hay lugares

generadores de sentido y es éste el paso generador de la memoria, el paso inicial y previo a

cualquier conmemoración a través de objetos.

117

Teoría de las permanencias de POÈTE, Marcel en p. 99 de ROSSI, Aldo (1982). “La arquitectura de la ciudad”. Barcelona, Editorial Gustavo Gili. 118

MUSIL, Robert, citado en artículo de PIGA, José. “Memoriales como obra pública: concursos y encargo”, en p. 68 de AGUILERA, Carolina et allis (2010) Ciudad y memoria, desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual. pp.238. Santiago: Corporación Parque por la Paz, Villa Grimaldi; Fundación Heinrich Böll – Cono Sur; Unión Europea; Universidad Academia de Humanismo Cristiano; Instiututo de Estudios Urbanos y Territoriales, PUC; Instituto de la Vivienda, Universidad de Chile; Memópolis,

Page 69: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

69

Berlín es, en Europa, una ciudad renovada. Tras la caída en 1989 del muro que la dividía, se decidió

políticamente que ésta fuera la capital de Alemania y volvió a unirse de forma tan natural como si

nunca hubiese sido de otro modo119. Berlín es representación de muerte y dolor, de recuperación y

mirada al futuro. Pero al mismo tiempo, su reestructuración mediante, entre otras cosas, la

construcción de arquitectura solemne que se ajusta a su vocación de nueva ciudad capital, implica

que las nuevas construcciones pretendan ser una forma de expresión reconciliadora de la historia

y modernidad. No solo en esta ciudad, algunos edificios bombardeados durante las guerras fueron

terminados de demoler completamente o rehabilitados o dejados tal cual como forma de decir

“nunca más” (la torre de la iglesia de San Nicolás en Hamburgo es un ejemplo de ello). La

arquitectura por tanto también juega un doble rol, es expresión de lo ocurrido (como ocurre por

ejemplos con los edificios bombardeados o destruidos a partir de catástrofes naturales) y es

materialización de la reconciliación, ya sea con nuevas construcciones o reconstruyendo las

antiguas.

“Una nueva construcción es considerada aquí como un verdadero éxito sólo si al llevarla a cabo sobre una edificación antigua, no destruye el “aura” de la misma.”

Michael Imhof120

Aquí, es la ciudad la que se vuelca a recordar, con diferentes acciones tomadas respecto a las

marcas de la época de guerra: Existen monumentos, existen edificios dejados como ruinas, existen

edificios reconvertidos, existen construcciones nuevas, existen trozos del muro a la venta para los

turistas. Difícil analizar, porque no es la razón de esta tesis, si en este proceso no hubo pérdida, si

no se provocó olvido, pero al final de la sumatoria parece ser que Berlín actual es resultado de una

lógica general de modernización de la ciudad pero que ha sabido preservar su memoria histórica.

Actividad de moda en Berlín: jugar en golf en edificios abandonados en la ciudad. Imágenes Internet.

119

IMHOF, Michael (2008) Berlín. Nueva arquitectura. Guía de la construcción desde 1989 hasta nuestros días”. Berlín, Michael Imhof Verlag GMBH & Co. 120

Íbidem, p. 13.

Page 70: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

70

En la ex Yugoslavia existe un hecho paradójico. Veinticinco monumentos mandados a construir a

escultores y arquitectos por su otrora presidente Josip Broz Tito (Mariscal Tito) se encuentran

actualmente abandonados. Fueron elaborados entre las décadas del ’60 y ’70 para conmemorar

lugares en los cuales hubo batallas o campos de concentración durante la II Guerra Mundial. Hasta

la división de Yugoslavia (1991), estos monumentos atrajeron millones de visitantes, por razones

de corte patriótico, pero también por su arquitectura de tipo futurista y monumental. Hoy se

encuentran en abandono, perdiendo su significado inicial, pero haciéndose cargo a la vez del

devenir histórico de la división de esta república, que se fragmenta y cuya ideológica política se

difumina.

El monumento se convierte en ruina, va quizás camino a la desaparición, pero sigue significando y

con más fuerza, porque es un dispositivo que tuvo un comienzo que lo determinaba a

conmemorar ciertos hechos, pero que se re-significó a partir de la década de 1990 y por tanto, su

simbolismo va mutando a la par con la historia.

Spomenik, imágenes de Jan Kempenaers 121

121 Información e imágenes en página web (http://www.cracktwo.com/2011/04/25-abandoned-soviet-

monuments-that-look.html).

Page 71: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

71

Spomenik significa monumento en esloveno o serbio. Al buscar en Google se llega fácilmente a

una página web que declara querer ser un monumento digital para las victimas encontradas en

fosas comunes (600 conocidas) en Eslovenia:

“Spomenik.org was setup initially to look and using internet and mobile technology to allow people to create their own dynamic and digital monuments”

Spomenik Monument122

Existe hoy un nuevo soporte para la memoria, vigente y aparentemente más estable y

permanente: Internet. Lo digital gana terreno en varios ámbitos, y también en el conmemorativo.

Y si bien, al igual que en la ciudad, no es accesible para todas las personas, ayuda a masificar la

información. ¿Pero cómo sabemos que la información es actual y cierta? ¿Y de quién depende que

este soporte no caduque, que no comience a desaparecer como los monumentos de Tito?

La página Spomenik pretende tener el dinamismo y la participación que probablemente no se

encuentra, ni allá ni aquí, en la trama urbana. Pretende no ser un objeto ni una web, si no un

lugar.

Paradójico es que en lo virtual se piense que pueden tomar mayor realidad y significado los

recuerdos, desplazando lo palpable, lo recorrible y asible.

¿Pero no son estos monumentos en la ex Yugoslavia dinámicos también? En el sentido de que al

estar convirtiéndose en ruina ¿no hacen palpable la historia que pasa a través de ellos? ¿Es, en

este caso, un proceso más sensato que una conmemoración ‘asistida’?

Mostar es una ciudad en Bosnia y Herzegovina. Durante la guerra que tuvo lugar entre 1992 y

1995, el puente más significativo de la ciudad fue destruido, a pesar de no ser infraestructura

posible de usar estratégicamente, sino más bien un puente peatonal que desde el siglo XVI era

considerado representación de la sociedad multiétnica.

Fue una destrucción con una fuerte carga simbólica, pues dejó incomunicada a la ciudad. A través

entonces de la desaparición de una construcción, se expresa toda la lógica política-social de la

guerra.

122

La página web “se configura inicialmente para mirar y usar Internet y la tecnología móvil para permitir a la gente crear sus propios monumentos dinámicos y digitales”. (http://www.spomenik.org/home/index.php)

Page 72: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

72

Imágenes del momento de la destrucción y del puente provisorio.123

Tras el conflicto, el puente fue reconstruido con ayuda de UNESCO, inaugurado en el año 2004 e

inscrito en lista de Patrimonio Mundial en 2005. Los habitantes lo quisieron una réplica del

original, para que volviera a ser lo de antes. Es por tanto la reconstrucción una forma de alcanzar

la paz, en una ciudad donde siguen conviviendo distintas culturas y siguen en pie edificios en

ruinas que fueron bombardeados. Aquí se escogió en primer lugar reconstruir el puente por su

simbolismo y por su futura atracción turística, y como segunda etapa, se plantea la recuperación

de otros edificios como viviendas o escuelas.

Es ejemplo de la lógica política-cultural que hay detrás de la monumentalización, por un lado, y el

dejar “que sea ruina”, por otro.

Un grupo de hombres cruzan el puente en ruinas con un cadáver / Un periodista corre por el puente para esconderse de

los balazos. 124

123

De página web http://www.slobodanpraljak.com/english/knjiga_most_eng.htm

Page 73: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

73

La ruina es un elemento ampliamente considerado como representativo de la etapa final de, en

nuestra disciplina, un edificio. Significa pérdida, decadencia, algo a punto de desaparecer y que

por lo tanto, no merece atención ni siquiera re-aparecer. En la práctica, si llegase a no existir es

mejor, porque se convierten en estorbos.

Dentro de la ciudad es difícil encontrar una visión amable sobre ellas. Si no son arqueológicas,

difícilmente serán tratadas como patrimonio, como soportes de historia, como instrumento de

movilización de la memoria, y por lo general no son elementos hacia los cuales se genere un

interés de apropiación, sino más bien todo lo contrario.

La ruina es una discontinuidad en el paisaje construido, ¿no representa entonces una

discontinuidad histórica? Porque si la ciudad es el texto de la historia, las ruinas son el silencio, el

cambio de página, y son entonces parte constitutiva de ella.

Cuando Choay hace referencia al shock en términos de pérdida de patrimonio que produjo la

industrialización en Inglaterra, cita a John Ruskin al decir que los ingleses no se resignaban a la

desaparición de sus edificios antiguos en pos de una modernización que, representada en

Norteamérica, construía “un mundo sin recuerdos, sin una ruina”.125 Y si bien es cierto se refiere a

la pérdida de la historia construida, es importante que se hable de la ruina como un dispositivo

también a salvaguardar frente a las acciones arrolladoras de la revolución, que planteaba tabula

rasa con lo ya existente y una arquitectura nueva, pulcra y sin ataduras con el pasado.

¿Puede ser la ruina asumida con una condición de promesa? Es ella un vacío que marca ausencias,

es contenedora del pasado y sobre la cual el tiempo actúa a su propio ritmo, por lo que por tanto,

todo está por suceder. La imposibilidad de control sobre ella genera rechazo, pero a la vez

atracción, porque se reconoce un pasado caduco, lo que fue y lo que podría haber sido, pero que,

de una forma distinta, continúa siendo.

En Mostar, la reconstrucción del puente fue la paz, la promesa. Es la representación del ‘nunca

más’, a la vez que recordatorio del horror acontecido. ¿Pero no son los edificios en ruinas una

representación, más descarnada, de lo mismo? Representan el horror, la muerte. ¿Es desidia que

sigan arruinados o es haber entendido su carga simbólica y la importancia de que existan tal cual

quedaron y de que el tiempo siga corriendo sobre ellos?

124

Imágenes extraídas de reportaje East Mostar -1- Hell on Earth 93, www.youtube.com 125

John Ruskin, “On the opening of the Crystal Palace”, citado en p. 123 de CHOAY, Françoise (2007) Alegoría del Patrimonio. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, edición castellana (traducción: María Bertrand Suazo).

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74

En Afganistán, el año 2001 fueron destruidos los budas de Bāmiyān, debido a que el gobierno

talibán consideró que era hora de eliminar estatuas relacionadas a una religión preislámica. Los

budas son ídolos para sus seguidores, lo que es rechazado por el Islam que no es iconoclasta, y por

lo tanto, desde el punto de vista del gobierno, no tenía sentido la existencia de ellos en su

territorio.

Fue también una forma de criticar el trabajo de UNESCO para el resguardo de las estatuas, pues en

este caso el cuidado del patrimonio se convierte en una forma de hacer reverencia a una religión

que no es la oficial.

La destrucción fue por tanto una muestra de poder y de recordar a creyentes de otras religiones

que no hay cabida para su memoria y que las marcas potentes en la ciudad o en el territorio que

recuerdan otras historias podrían y pueden ser fácilmente borradas.

Actualmente, los nichos donde se ubicaban los budas están vacíos, aunque en algunos puntos es

posible percibir lo que existió. UNESCO ha decidido no intervenir ni generar proyectos de

reconstrucción, porque dejarlo tal cual quedó es remarcar lo ocurrido, es entregar, a través del

vacío, un simbolismo mayor a las estatuas que ya no están.

Durante la destrucción / Antes y después.126

La obra “De Los Ángeles y demonios. Modelo de un retrato de familia” del artista chileno

Sebastián Preece es certera en ese sentido. En 2004 vuelve a la casa, en ruinas, que su familia

tiene en el campo. Se instala ahí durante un año, estudiando y acompañando el proceso del paso

del tiempo sobre ella. Cuando vuelve a Santiago, decide traer con él un muro de adobe de la

vivienda e instalarlo en un local, con los cuidados necesarios para que la ruina siga viviendo: aire,

humedad, insectos, musgo. Todo sigue ocurriendo en el muro, la vida sigue su curso natural.

126

Imágenes de http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com/2011/07/el-grito-de-bamiyan-el-lamento-de-la.html

Page 75: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

75

"Es divertido, esto es una especie de condena. Debo generar una situación médica para mantener viva la última porción de casa, mi herencia"

Sebastián Preece127

128

Reconocer la ruina como parte e interpretación de su pasado, dejarla seguir, pero en un ambiente

creado para ello. La valida y deja ser, porque no hubo la intención de restaurar la vivienda

completa, si no de recuperar los recuerdos a través de la sutileza de controlar el ambiente en el

cual un trozo de ella sigue latiendo. Es una forma de rescatar la historia.

Una ruina es un inmueble que trabaja en mínima energía, que se plantea, porque debe ser así,

como parte constitutiva de la ciudad, pero que no es asida por sus habitantes, no es reconocida.

Un terreno vacío (de los muchos que actualmente dejan las constructoras esperando el mejor

momento para construir) no es de interés para el ciudadano, es invisible hasta que comienza a ser

intervenido y ‘vuelto a llenar de vida’. ¿Por qué no puede validarse por el solo hecho de ser

representante de una etapa del proceso? Porque el abandono no tiene carácter positivo, porque

implica que algo no funciona, que existe un algo inacabado o que se está destruyendo, que hay un

vacío por llenar.

Porque no sabemos, sobre todo en la época actual, convivir con el silencio.

127

Entrevista en diario El Mercurio, sábado 25 de junio de 2011. 128

Imagen en (http://galeria.uarcis.cl/main.php?g2_itemId=6361)

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76

“La ciudad contemporánea es en gran medida, el reflejo o materialización actual de la historia en el espacio construido. La historia es lo que se hace presente del pasado, dándole una continuidad y coherencia con que se hace pleno de sentido en la actualidad. Según Benjamin, la historia es contada y articulada por los vencedores, por la fuerza dominante, obliterando aquello que se desvanece en la marcha del progreso. El correlato de esto en la ciudad, se propone que correspondería a los lugares del pasado inscritos en el hábitat presente, que le son funcionales y que conforman parte integrante de su identidad. Aquello que escapa a esto, es destruido o transformado para restituir su coherencia con el todo, en el sentido ideal, moderno, de una ciudad planificada, de un orden urbano eficiente.”

Felipe Lanuza129

Retomando entonces a Walter Benjamin y sus Tesis de Filosofía de la Historia tiene sentido la

inscripción de la ruina dentro del contexto de una ciudad escrita por los vencedores, planificada

para que constantemente se reordene, se limpie y reescriba.

No hay cabida para visibilizar las huellas que la propia ciudad arma. Y en ese juego, la ruina es la

posibilidad de ‘mostrar, pero no’, de que siempre exista incertidumbre acerca de su significación o

de los hechos que ocurrieron en ella, de lo que quiere expresar.

Ambos, monumento y ruina, siempre permiten una cierta dosis de imaginación al enfrentarse a

ellos. No plantean cien por ciento una historia cerrada, sobre todo las ruinas, porque es posible

recrear múltiples historias a través de ellas, toda incertidumbre se hace parte de su imagen.

Tomando las palabras de Joël Candau, la preocupación de la historia es poner orden y la de la

memoria está atravesada por el desorden de la pasión, de las emociones y de los afectos130,

pudiendo extrapolar esto a monumento y ruina. El primero como dispositivo de anclaje de la

historia en la ciudad y en los individuos, y la segunda como catalizador de diversas emociones y

diferentes historias pasando por sobre él. Pero también esta última como instrumento patente

(por parte de los vencedores) de negación de lo ocurrido, de dejar estar la historia.

Y también el monumento puede provocar la negación a través, por ejemplo, de la construcción de

infraestructura “musealizadora” de un hecho específico, a la vez que otras obras, otros edificios en

la ciudad que expresan el mismo hecho se caen a pedazos.

129

LANUZA, Felipe. (2009). “Ruina, Alegoría y Anamnesis. El ejercicio de la memoria sobre la des-aparición del ex-ferrocarril de cintura de Santiago”. Revista De Arquitectura N° 18, Santiago, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. 130

CANDAU, Joël 820029 Memoria y amnesias colectivas. En Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Extraído de Antropología de la Memoria, Capítulo V, Buenos Aires: Ed. Nueva Visión.

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77

“El patrimonio no debiera ser confundido con la historia. La historia trata de convencer a través de la verdad y sucumbe a la mentira. El patrimonio exagera y omite, inventa con sinceridad, olvida francamente y prospera gracias a la ignorancia y al error. (…) El patrimonio puede ser más fácilmente corregido. Si los historiadores no pueden ignorar el conjunto de los conocimientos pasados sin peligro de su identidad profesional, en cambio el patrimonio puede transgredirlos a la ligera.”

David Lowenthal131

El patrimonio tanto monumento, tanto ruina, puede transgredir los conocimientos del pasado, es

decir, manipular la historia, generar recuerdo u olvido según el fin para el cual sean concebidos y

por quienes.

La definición del diccionario no siempre es correcta:

Monumento es anamnesis y amnesia.

Ruina es amnesia y anamnesis.

Y habitamos una finita Eternidad.

131

LOWENTHAL, David (1999) La fabricación de un monumento. De “Documentos para la historia de la restauración”. p. 162. Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte.

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C. CONTEXTO CHILENO. Dictadura y post dictadura

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80

La Memoria como construcción: Hegemonía y sentido.

"Una historia no es nunca definitiva, pues responde a intereses y preocupaciones del momento en que se estudia, y además, nuevos acontecimientos producen siempre el reacomodamiento del sistema.”

Marina Vaisman132

La búsqueda de una historia y por tanto de una memoria entendida como definitiva, parece ser un

ejercicio por definición incompleto. Esto, en la medida en que el hallazgo de nuevos antecedentes

o la relectura de la historia siempre nos ofrecen nuevas posibilidades de interpretación. Pero

también en la medida en que entendemos la conciencia histórica como una construcción de

sentido elaborado a partir de los intereses predominantes en una determinada época.

Una construcción que, como se ha mencionado a lo largo de esta investigación, no sólo tiene la

capacidad de hacer evidente, de exponer ciertas “verdades” históricas propuestas como

apropiadas, sino que también intervenir la visibilidad de todos aquellos signos que puedan

interferir en la construcción de tal memoria. De esta manera, es posible sostener que aquello que

logramos observar y que participa en la significación de nuestros propios recuerdos sobre la

historia, por lo general lleva implícita una restricción, que permite encausar el panorama

conmemorativo de una nación, grupo social o cultura. Como sostiene Edward W. Said en el texto

Antagonistas, públicos, seguidores y comunidad, tal orientación puede incluso estimular la

ignorancia de los grupos dominados por parte de los dominantes, propiciando un status quo que

propicie y asegure el normal transcurrir de las cosas.133

De esta manera, el dominio sobre la historia muchas veces tiende a restringir las posibilidades de

lectura e interpretación de los acontecimientos históricos, orientando el sentido y limitando la

significación, dejando afuera todo aquello que no es validado al interior del campo de dominación

132

VAISMAN, Marina (1991) El postmodernismo arquitectónico y la cultura posmoderna. Bogotá: Escala. 133

“Estoy convencido de que la cultura trabaja con mucha eficacia para hacer invisible e incluso ‘imposible’ las verdaderas afiliaciones que existen entre el mundo de las ideas y la intelectualidad, por un lado, y el mundo de la política bruta, del poder empresarial y estatal y la fuerza militar por otro. El culto de la pericia y el profesionalismo, por ejemplo, han restringido tanto nuestro panorama de visión que se ha establecido una doctrina positiva (opuesta a otra implícita o pasiva) de no interferencia entre campos. Para esta doctrina es mejor que el publico permanezcan en la ignorancia, y es mejor dejar las cuestiones cruciales que afectan a la existencia humana a los ‘expertos’…”.SAID, E., W. (1983). Antagonistas, públicos, seguidores y comunidad. En La Posmodernidad (Ed. Hal Foster). Barcelona: Editorial Kairós.

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81

que define qué y cómo recordar y también qué olvidar. En definitiva, un proceso de

homogeneización de la información que al mismo tiempo supone un síntoma de ocultamiento.

En este contexto resulta oportuno hacer referencia al concepto de hegemonía desarrollado por el

filósofo italiano Antonio Gramsci. Para Gramsci los distintos puntos de vista, los distintos campos

del saber luchan por ocupar un lugar, desplazando a aquellos anteriormente consolidados. Así,

tales campos adquieren poder, asumiendo la hegemonía sobre la orientación de sentido de la

producción del conocimiento y su difusión al interior de la sociedad.134 De este modo, la

generación de conocimiento está directamente relacionada con la aceptación social de tal

conocimiento. Bajo la mirada de Gramsci, la política no sólo interpreta los acontecimientos que

ocurren en el mundo, sino que también los transforma en acción, en la medida en que

precisamente orienta su comprensión por parte de la sociedad. Más aún, el concepto de

hegemonía desarrollado por Gramsci excede lo estrictamente político, en la medida en que tal

visión hegemónica actúa sobre los modos de pensar, sobre el modo de conocer, entender y

relacionarse con las cosas, otorgando sentido a los sucesos que transcurren alrededor del hombre.

El aparato hegemónico supone un artefacto que establece direcciones en nuestra comprensión de

las cosas, fuertemente apoyado por los medios de comunicación que tiene a su alcance, capaz de

articular un campo ideológico que determina nuestra conciencia sobre los hechos históricos,

absorbiendo incluso, como ya fue mencionado, las visiones emanadas desde el Estado.

Esta situación da paso a la generación de normas sociales que establecen las condiciones

vinculadas con la autoridad, contexto en el cual la orientación de memoria resulta fundamental en

la medida en que construye los signos de identidad que muchas veces otorgan coherencia y

adhesión al proceso político en curso, manifestando su relato histórico.

La historia, la construcción de memoria, puede funcionar como discurso de legitimación de las

decisiones tomadas por aquellos grupos que en el presente asumen una posición hegemónica. Es

por ello que la práctica de ocultamiento resulta tan recurrente y atractiva, dando como resultado

134

Una hegemonía que por definición es contradictoria, al intentar imponer una estructura homogénea sobre un cuerpo social por definición diverso. Tal como plantea Luciano Gruppi, leyendo el concepto de hegemonía en Gramsci, “La hegemonía es esto: capacidad de unificar a través de la ideología y de mantener unido un bloque social que, sin embargo, no es homogéneo, sino marcado por profundas contradicciones de clases. Una clase es domínate mientras con sus acción política, ideológica, cultural logra mantener junto así un grupo de fuerzas heterogéneas e impide que la contradicción existente entre estas fuerzas estalle…” En p. 92 de GRUPPI, L. (1978). El concepto de Hegemonía en Gramsci. México: Ediciones de Cultura Popular.

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82

la recuperación de una historia contaminada o derechamente capturada por las ideologías que se

apoderan de las instituciones gobernantes.

Si la sociedad en su conjunto recepciona una conciencia histórica impuesta por el contexto

político, social y cultural en el cual habita, resulta fundamental estimular al mismo tiempo una

conciencia crítica por parte del hombre. Una conciencia que nos permita discernir frente a

memorias históricas aparentemente homogéneas y ampliamente aceptadas sin cuestionamiento

alguno. Para esto, deberemos partir por comprender que tal como sostenía Marina Vaisman, la

historia supone una construcción activa, en constante movimiento, que incluso es capaz de

revelarse críticamente frente a los grupos dominantes. En otras palabras, si la historia es una

construcción, tal elaboración no sólo depende de la mirada orientadora de las visiones

hegemónicas, sino que también de cada uno de los actores que participan y constituyen a la

sociedad y sus expresiones culturales.135

"Elaborar la propia conciencia, concepción del mundo de manera consciente y crítica y, por lo mismo, en vinculación con semejante trabajo intelectual, escoger la esfera de actividad, participar activamente en la elaboración de la historia del mundo, ser el guía de sí mismo y no aceptar pasiva y supinamente (recostado) la huella que se imprime sobre la propia personalidad.”

Antonio Gramsci136

Como veremos a continuación, en el caso de nuestro país, específicamente a partir del período de

tiempo que comienza con el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, la captura de las

fuentes de emisión de la memoria por parte del bando “vencedor” y desde ese momento

hegemónico, será cada vez más evidente. Esto en la medida en que la instalación de la Junta

Militar en el poder, fomentará la conciencia de la iniciación de una nueva fase histórica, que

pensado en clave moderna, permite superar los años de “estancamiento” de la Unidad Popular y

guiar al país hacia el progreso. Para esto, se evitará la presencia de cualquier síntoma relacionado

con el pasado reciente, reforzando la visibilidad de aquéllos símbolos tradicionales de la

“identidad” nacional, articulando el relato de lo que para muchos fue la recuperación del país

luego de que éste desviara el camino.

135

Al respecto, es posible sostener, tal cual lo hace el propio Antonio Gramsci, que los procesos de lucha y construcción de las hegemonías son en sí mismos procesos históricos abiertos, en permanente tensión entre dominantes y dominados, entre gobernados y gobernantes: “(…) la unidad de la teoría y la práctica no es, de ninguna manera, algo mecánicamente dado, sino un devenir histórico…” GRAMSCI. A. (1975). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. p. 12 México: Juan Pablos Editor. 136

En GRAMSCI. Antonio (1975). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. p. 12 México: Juan Pablos Editor.

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83

La Memoria en Chile a partir de 1973: Institucionalización del olvido / Construcción de identidad.

Moneda de diez pesos con la leyenda “libertad” difundida por la dictadura / El Palacio de la Moneda en plena reconstrucción luego de su bombardeo el 11 de septiembre de 1973.

Siguiendo la línea argumental de Gramsci, a partir del quiebre democrático sufrido por nuestro

país, el grupo social que dominará el rumbo político de Chile recurrirá a la historia y a sus símbolos

para dar coherencia a un proceso que se entiende así mismo como fundacional.

Tal como mencionamos anteriormente, a partir del Golpe de Estado del año 73’, no sólo se dará

inicio a un periodo histórico que cortará de manera abrupta la tradición democrática y republicana

que caracterizaba y enorgullecía al país. También, podemos observar el intento de posicionar, para

posteriormente consolidar, un nuevo imaginario de identificación social, asociado a un modelo

cultural que según trascurren los años, se situará bajo el marco conceptual del neoliberalismo,

para no salir más de ahí. Así, ideas como el emprendimiento o la eficacia, no sólo adquieren

importancia desde el punto de vista político y/o económico, sino que también, serán sugeridos

como valores simbólicos del desarrollo social del país en su conjunto, paradójicamente cada vez

más asociado al individuo y cada vez menos a lo colectivo.

El contexto chileno en el que nos enmarcamos es de un país fracturado por una época de dolor y

terror. Época en la cual se negó una historia anterior y se construyó una nueva identidad,

definiendo un nuevo modelo de desarrollo.137 Desde el primer día, el bombardeo al Palacio de

Gobierno representó la voluntad de “tabla rasa, de crear un nuevo Estado sobre las ruinas del

137

En MOULIAN, Tomás (2002) Chile actual. Anatomía de un mito. p.31. Santiago: Lom Ediciones.

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84

otro”.138 Luego, vino una fase de negación del pasado, en la cual hubo medidas fuertemente

represivas, tendientes a confiscar la memoria de lo colectivo, que aún retenía la fuerza ideológica

y simbólico-cultural del gobierno de la Unidad Popular.139 Un segundo momento, de fundación,

vino a fabricar una imagen y a afianzar la hegemonía del gobierno, afiatando todo tipo de

relaciones en base a un modelo neoliberal.

Bajo estos términos, asociados a una fuerte política represiva que “facilitó” la tarea, la dictadura

en Chile intenta establecer una “disciplina” social140, reorganizando económica, social, política y

culturalmente al país. Un intento de reorganización que utilizará todas aquellas herramientas que

encuentra a su alcance. De este modo, la instalación de las verdades/mentiras históricas

impuestas por la oficialidad ocupará todos los canales de difusión masivos disponibles, incluyendo

a una gran mayoría de los medios de comunicación de la época, dando paso por un lado a la

omisión y/o censura o bien a la resistencia cultural de alto riesgo.

“El quiebre de todos los pactos vigentes de legitimación simbólica y social causado por la dictadura hizo que lo que se daba anteriormente por seguro (convicciones y adhesiones al mito de la Historia) cayera bajo desconfianza. (…) De ahí, entonces, la incansable actividad de reformulación de los signos llevada a cabo, dentro del arte, por la escena de “avanzada” y su manía de la sospecha que impulsan a revisar cada maniobra de discurso: a desocultar los artificios de representación oficial puestos al servicio de las mentiras dictatoriales; a denunciar los ilusionismos de la tradición con los que el régimen militar cita fraudulentamente el pasado para darle un origen a su impostura.”

Nelly Richard141

138

Íbidem. Al respecto Steve J. Stern, también nos entrega señales al respecto: “Cualquier persona que escuche, o lee, la grabación de las conversaciones entre el Genaral Leigh y el general Pinochet en el mismo día del once se dará cuenta que los mismos militares se preocuparon, desde el primer día, del poder del cuerpo humano como nudo convocante de la memoria. No por nada enterraron a Salvador Allende discretamente en Viña del Mar, no por nada se destruyeron los hornos de Lonquén y los cuerpos allí descubiertos”. STERN, Steve J. “De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)” en GARCÉS, M., [et al]. (2000. “Memoria para un Nuevo Siglo. Chile, Miradas a la Segunda Mitad del Siglo XX”. p 24. Santiago: Lom ediciones. 139

P. 125, en RICHARD, Nelly (fecha) Márgenes e instituciones. Arte en Chile desde 1973. 140

“Una dictadura con un afán de “disciplina social” y reorganización dela economía como una manera de alcanzar logros modernizadores. Si en lo primero la violación sistemática de los DD.HH, se asemeja a las demás dictaduras del continente, los otros objetivo la diferencian pues se trata de la primera dictadura latinoamericana que cuenta con un grupo de economistas bien formados y que tienen la posibilidad de aplicar un modelo económico y social “neoliberal” sin oposición de la ciudadanía 8 partidos políticos, intelectuales, sindicatos), por estar anulada por la presión de las Fuerzas Armadas”. Pinedo, J. (2011). p 124. “Intelectuales, literatura y memoria en el Chile post-dictadura. 1995-2005”. Taller de Letras N° 45. 141 Íbidem. En el texto “Márgenes e instituciones. Arte en Chile desde 1973”, Nelly Richard analiza la llamada escena de avanzada, movimiento artístico y cultural, que precisamente desde la producción artística establece una suerte de estética de la resistencia frente al nuevo imaginario impuesto por la dictadura militar. Es interesante destacar que muchas de las acciones realizadas por la escena de avanzada se desarrollan en el espacio público, intentando hacer visible aquello que se mantenía oculto por la oficialidad, tal como evidencia los trabajos del grupo CADA o Lotty Rosenfeld.

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Así, la dictadura intentará encausar a la ciudadanía hacia los logros de modernización prometidos

por el nuevo modelo económico, comprometiendo así a la ciudadanía, una vez más, en la

construcción del camino hacia el anhelado progreso. Un anhelo de progreso que en términos

históricos, clausura las evidencias del pasado reciente, leído y entendido como las ruinas de un

país en pleno estancamiento.

A partir del panorama anteriormente descrito, es posible plantear, tal como es sugerido por José

Bengoa142, que desde el punto de vista institucional la dictadura propicia la construcción de una

sociedad amnésica. Esto, en la medida en que para llevar a cabo el proceso de modernización,

basado en el relato de la fundación de un “nuevo” Chile, es necesario evitar cualquier tipo de

conciencia histórica que se vincule con aquél tiempo “superado”, con el tiempo que antecede a la

dictadura. Para Bengoa, esta forma de aproximarse a la historia apuesta por otorgarle la mayor

importancia posible al presente, tiempo en que precisamente se está fundando la nueva y mejor

etapa del país.

En otras palabras, la estrategia institucional con respecto a la historia consiste en hacer sentir a la

sociedad que es parte del inicio de una nueva era, fundacional como se ha mencionado, y que

participa directamente en su construcción, exacerbando aquéllos rasgos nacionalistas que

aseguran el compromiso con la causa nacional. Un presente comprometido que traza la dirección

y sentido del camino hacia al futuro.

“En esta perspectiva, la historia de la memoria y el olvido colectivo es un proceso de deseo y de lucha para construir memorias emblemáticas, culturalmente y políticamente influyentes y hasta hegemónicas. Es una lucha para crear ciertos tipos de puentes entre la experiencia y el recuerdo personales y sueltos por un lado, y la experiencia y el recuerdo emblemático y colectivamente significativo por otro lado.”

Steve J. Stern143

De esta manera, si consideramos la definición de “memoria emblemática” desarrollada por Steve

J. Stern, que intenta dar un sentido compartido a las grandes experiencias humanas, podemos

advertir que la dictadura se empeña en la construcción de ésta. Una memoria emblemática que en

142

BENGOA, J. (1996). “La comunidad perdida. Ensayos sobre identidad y cultura: los desafíos de la modernización en Chile”. Santiago: Edición sur, año 1996.

143 STERN, Steve J. “De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como

proceso histórico (Chile, 1973-1998)” en GARCÉS, M., [et al].(2000). “Memoria para un Nuevo Siglo. Chile, Miradas a la Segunda Mitad del Siglo XX”. p 13. Santiago: Lom ediciones.

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este caso, tal como plantea el propio Stern, apostará por el imaginario de la “salvación”, de la

recuperación del país de un estado desastroso y destrozado gracias a la ineficiencia de la Unidad

Popular.144 Así, la dictadura intenta construir una mirada común que otorgue un sentido

compartido al momento histórico en curso, enfatizando la idea de que gracias a este proceso se

está superando el trauma de la inestabilidad propio del gobierno anterior.

Una memoria ideada y construida desde la institucionalidad, que como fue mencionado, goza de

una amplia circulación pública, consciente de la importancia de su difusión para compartir y

aprehender el mensaje emitido.145 La dictadura propicia la construcción de su propia conciencia

histórica, al tiempo que intenta borrar o invisibilizar cualquier signo perteneciente al imaginario

que predominaba antes de su instauración, intentando contener también la fuerza

conmemorativa de aquellos sitios o espacios físicos vinculados con ese pasado que se intenta dejar

atrás.

Una clara señal de esto es la imposición de acciones sobre el territorio urbano, donde la política

de expulsión de habitantes a la periferia fue muestra de algunos de los requerimientos del

neoliberalismo: terrenos ‘limpios’ en comunas céntricas y ricas, donde poder instalar complejos de

nuevos y ‘modernos’ edificios. La pérdida del derecho a la ciudad fue una manera también de

violentar las relaciones colectivas establecidas y de fracturar la cohesión social.

“Desde un punto de vista simbólico, la destrucción progresiva y la inminente desaparición hoy en día de lo poco que queda de la Villa San Luis de Las Condes representa un proceso de creación y selección de la memoria de la ciudad, que se compone también de un olvido entre todos aquellos relatos de los lugares que se pierden en el fluir de la historia”

Claudio Pulgar146

144 “Una primera memoria emblemática es la ya mencionada, la memoria como salvación. Sus elementos claves

plantean que el trauma fundamental se ubica en el periodo antes de septiembre de 1973, que la económica andaba por un camino catastrófico y lleno de arbitrariedades y que la violencia se había vuelto peligrosa, llevando al país al precipicio de una guerra civil o una masacre inminente”. STERN, Steve J. “De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)” en GARCÉS, M., [et al]. (2000). “Memoria para un Nuevo Siglo. Chile, Miradas a la Segunda Mitad del Siglo XX”. p. 15. Santiago: Lom ediciones.

145 “Las memorias emblemáticas potenciales necesitan contar con una elaboración y circulación más o menos

publica, sea en los medios de comunicación públicos de amplia circulación; o en los espacios de elaboración cultural e intelectual como las universidades; o a través de redes semi-públicas de información organizada…” STERN, Steve J. “De la memoria suelta a la memoria emblemática: Hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)” en GARCÉS, M., [et al]. (2000). “Memoria para un Nuevo Siglo. Chile, Miradas a la Segunda Mitad del Siglo XX”. p. 19. Santiago: Lom ediciones.

146

PULGAR, Claudio. (2011) “Lugares de memoria y olvido, el derecho humano a la ciudad”. En libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual”. p. 113. Santiago: Corporación Parque por la paz Villa Grimaldi.

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Bajo el argumento del inicio de una nueva era, la memoria se convierte en una especie de caja

cerrada de difícil y controlado acceso, que estimula un olvido consciente para evitar cualquier

interferencia no deseada por el nuevo régimen político y económico. Una caja de memoria que

sólo podrá ser abierta, no siempre de la manera más amplia deseada, a partir del retorno a la

democracia y los sucesivos gobiernos de la Concertación.

Ahora bien, tal como podremos observar a través de nuestros casos de estudio, es posible

sostener que esta apertura e impulso de memorializacion que predomina desde la década de los

noventa hasta el día de hoy, también implica una nueva clausura. Una clausura que en este caso

apuesta por la anhelada reconciliación de una sociedad partida en dos, intentando componer una

memoria y conciencia histórica convergente, que nuevamente tienda hacia la institucionalización

conmemorativa de la historia reciente del país.

Un cierre institucional que, una vez más, prescinde de entender a la historia, a la relación entre la

memoria y el olvido, como un proceso en constante reacomodo entre los recuerdos personales e

individuales y los recuerdos colectivos. La desarticulación de la historia y la ruptura de la

organicidad social del sujeto, necesita de la reinvención del lenguaje –textura intercomunicativa-

para volver a ser capaces de nombrar los restos sobrevivientes de la catástrofe. Esto, como forma

de evitar el ‘blanqueamiento’ de la historia que supone su deslegitimación, o dicho de otra forma,

para evitar la imposición de la cultura del olvido.

El retorno a la democracia si bien implicó el levantamiento de algunos modos de censura y la

recuperación de espacios, ha mantenido y profundizado una forma de desarrollo que invalida de

cierto modo la memoria, reafirmando prácticas de su deslegitimación. Por ejemplo, no debemos

olvidar que fue en democracia cuando la Villa San Luis fue vendida y demolida en gran parte para

la construcción de edificios de oficina. Pero en paralelo, se han construido espacios de memoria

como forma de reparar el dolor, para un repetido ‘nunca más’.

Pierre Nora declara “hay lugares de memoria, porque ya no hay ámbitos de memoria”147, y es lo

que ciertamente ocurre en nuestro país actualmente: la memoria se trabaja como sistema de

representación, dejando a un costado, en el olvido, as marcas en el territorio, los registros visibles

de la historia.

147

Pierre Nora citado en LAGOS, Tamara. “Un museo para Chile”. En libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual”. p. 145. Santiago: Corporación Parque por la paz Villa Grimaldi.

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D. TENSIONES E INTERVENCIONES. CASOS.

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Tensiones e Intervenciones Como hemos podido apreciar, las posibles instancias de conmemoración al interior de la ciudad, a

través de la arquitectura y del diseño planificado, no responden exclusivamente a la emergencia

de vínculos espontáneos de memoria entre el ciudadano y el territorio que habita. Por el

contrario, como fue planteado al comienzo de esta investigación, la ciudad puede ser entendida

como un escenario en permanente tensión, en el cual interactúan un conjunto de intereses o

puntos de vista que de acuerdo a su capacidad de imponerse, determinan qué hechos históricos

pueden ser recordados y al mismo tiempo qué hechos históricos deben ser olvidados.

De este modo, estas verdaderas construcciones de orientación derivadas desde quienes ostentan

el poder, determinan nuestra comprensión del tiempo, condicionando finalmente nuestra

experiencia de memoria. Tal situación, como fue sugerido en la hipótesis general de esta

investigación, da paso no sólo a la decisión sobre qué inmueble o edificio se conserva o no, sino

que también determina nuestros actos y comportamientos en la ciudad, condicionando nuestros

vínculos cotidianos, guiados por el grupo de intereses que se manifiesta en el espacio.

Una manifestación que en términos concretos se produce a través de un conjunto de

intervenciones/acciones que operan de manera directa sobre el tejido urbano y su historia.

Intervenciones que dan paso a aquella erosión de memoria señalada anteriormente, a la afección

de ésta por parte de un conjunto de operaciones que aquí hemos agrupado en función de cuatro

tensiones presentes en la ciudad: Desgaste / Indiferencia / Desorientación / Producción y

acumulación.

El desgaste, asociado a la anulación de aquella evidencia que permite nuestra mirada consciente y

reflexiva sobre la realidad y su historia; la indiferencia, traducida en el ocultamiento, abandono y

en el silenciamiento de manifestaciones no deseadas; la desorientación promovida a través de la

desfiguración, traslado (fuga) e invisibilización de los antecedentes del pasado; y finalmente la

producción y acumulación derivadas de las demandas del modelo económico, asociado a la

destrucción y reapropiación de zonas históricas de alto valor significativo para la ciudad y sus

habitantes.

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Así, cada una de estas tensiones da paso a acciones concretas sobre la ciudad y/o el territorio,

como podemos apreciar, a modo de ejemplo, en el siguiente listado que reúne sitios y lugares

vinculados con la memoria (olvido) reciente en la historia de nuestro país.

Lugares de tensiones e intervenciones - Santiago.

Villa Grimaldi: fuga – desfiguración - invisibilizar

Estadio Nacional: desfiguración

Estadio Víctor Jara: desfiguración

Hospital Ochagavía: fuga - abandono – invisibilización

Londres 38: desfiguración – reapropiación - invisibilización

Paseo Bulnes: borrar - reapropiación

Maestranza San Bernardo: abandono - desfiguración

Oficinas Yarur Machasa: abandono

José Domingo Cañas: fuga – abandono - borrar

Palacio de La Moneda: desfiguración – reapropiación

Plaza de Armas: reapropiación

Memorial de Paine: reapropiación - contrarrestación

Universidad técnica del estado: reapropiación

Tres y Cuatro álamos: desfiguración

Ex estación Yungay: abandono

Villa San Luis: fuga – abandono – reapropiación - invisibilización

Colegio Latinoamericano: desfiguración – reapropiación - invisibilización

Museo de la Memoria: desfiguración – reapropiación – invisibilización

Memorial Tres Sillas: desfiguración – invisibilización

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Pues bien, a partir del reconocimiento de estas tensiones e intervenciones, es posible sostener

que una de las acciones más recurrentes sobre la ciudad, en la historia reciente de nuestro país, es

la invisibilizacion. Una operación que cruza las cuatro tensiones descritas con anterioridad y que

intenta hacer explicita la omisión de cierto tipo de recuerdos o símbolos culturales asociados con

aquellos grupos sociales desplazados y despreciados por la dictadura militar. Cómo veremos a

continuación, tal invisibilización puede manifestarse a través de distintas formas y estrategias:

abandono; desplazamiento o fuga; construcción o reapropiación. Para ahondar en tales

operaciones abordaremos tres casos emblemáticos presentes en la ciudad de Santiago: el Hospital

Ochagavía (abandono); el Colegio Latinoamericano de Integración (desplazamiento) y el Museo de

la Memoria (reapropiación).

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D1. Hospital Ochagavía: Invisibilización de la historia a través del abandono.

El hospital Ochagavía se empezó a construir durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva,

retomado en 1971 durante la Unidad Popular y abandonado (con aproximadamente 80.000m2

construidos en obra gruesa) desde 1973 hasta el día de hoy.

Es el elefante blanco de la comuna de Pedro Aguirre Cerda y se erige como una enorme mole en

ruinas, teniendo a su alrededor conjuntos de viviendas con una escala de barrio.

Imagen Google Earth.148

El hospital no ha contado con un plan estatal de recuperación, siendo vendido por el fisco en el

año 1999 a una inmobiliaria149, que lo demolería y construiría viviendas en el terreno. Desde el año

2010 a 2013, la empresa privada estuvo demandada por el SERVIU por incumplimiento de

contrato, pues ningún proyecto de los comprometidos se ha llevado a cabo.

Actualmente se mantiene cercado y con vigilancia, semi ocupado como estacionamiento, como

ocasional escenario fotográfico y de juegos, pero principalmente vacío, porque su estructura

148

Imagen en http://skyscrapercity.bloggerteam.com/entry.php?u=skyscrapercity&e_id=259229 149

Periódico digital el Ciudadano. Artículo “El fantasma de otro Estado en la periferia”. http://www.elciudadano.cl/2009/04/20/7395/las-sombras-de-otro-estado-en-la-periferia/

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construida a medias no atrae a las personas, más bien inspira peligro e inseguridad y deseos de

que sea demolido completamente o reacondicionado con servicio públicos.

150

Es un edificio que antes de empezar a serlo, a ser vivido como tal, comenzó a convertirse en ruina,

por un abandono provocado y conciente.

El edificio es en sí mismo generación de violencia urbana, un foco de peligro en una comuna y a la

vez, generación de rechazo hacia una estructura de arquitectura colosal y hacia la historia que

representa: en su concepción inicial, sería el hospital público más grande de Latinoamérica, que

reemplazaría al demolido hospital San Borja, ubicado donde actualmente está la remodelación del

mismo nombre, en Av. Portugal con Marcoleta.

“Si la carga simbólica de un monumento o lugar está en exceso marcada o no puede reconvertirse en un símbolo coherente con los valores dominantes se procede a su eliminación; que no tiene por qué ser física, sino que, más frecuentemente, consistirá en su abandono u ocultación.”

Amalia Signorelli151

Si se asume que la historia es un instrumento político, los monumentos y ruinas no quedan al

margen de usos ideológicos, que se postula ocurre en este caso. El abandono concertado durante

la dictadura y posterior democracia es funcional para abandonar y olvidar la historia. Es deber

150

Imágenes de página web www.elciudadano.cl 151

SIGNORELLI, Amalia. Antropología de las ciudades históricas, citada en ORTIZ, Carmen. (2008). “Uso y abuso de las estatuas. Reflexiones en torno a las funciones del patrimonio urbano monumental”, en libro “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”. p. 66. Madrid, Editorial Akal.

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estatal y de los gobiernos hacerse cargo de infraestructuras de este tipo, que en su momento se

pensaron para mejorar deficiencias de un sistema de salud, en este caso, sistema que además

continúa hasta el día de hoy con un déficit importante de establecimientos.

La invisibilización de una parte de la historia de la Unidad Popular se genera a partir del dejar estar

el edificio, de arruinarlo tanto material, como simbólicamente, hasta el punto de convertirlo en

una molestia urbana, un foco de disgusto en una comuna ya de por sí de bajos recursos y baja

calidad de vida.

Si durante la dictadura desde la villa San Luis de Las Condes se expulsó a sus habitantes, al

paralizar la construcción de este hospital se expulsó e invalidó una política estatal, un sueño no

funcional a la doctrina política imperante hasta hoy. Es por tanto, una ruina provocada a

conciencia, donde el Estado en vez de hacerse cargo del inmueble, lo vende a privados, a quienes

además demanda para acelerar su demolición y construcción de nuevos proyectos, que nada

tienen que ver con su idea inicial.

No hay monumentalización ni patrimonialización del hospital Ochagavía ni de todo su significado.

Por el contrario, el Estado se deshace de él y clama porque deje de existir, en vez de generar un

plan de desarrollo que lo potencie como lo que iba a ser, o con un nuevo uso acorde a las

necesidades actuales de los habitantes de la comuna.

“Cuando se habla de lugares de memoria – en el sentido corriente que esta denominación ha ido adquiriendo – se hace referencia a sitios patrimonializados, es decir reconocidos y marcados por las autoridades del Estado como lugares emblemáticos de una memoria que cabe preservar. En realidad, la existencia de lugares de memoria no implica necesariamente su patrimonialización – proceso vinculado estrechamente a los mecanismos del uso político de la historia – ya que su significado simbólico tiene que ver con su capacidad de convocar memorias en las personas que los transitan o los visitan, más allá de que sean objeto de conmemoración o institucionalización.”

Claudio Pulgar y María Chiara152

Entonces, se hace presente la pregunta ¿quién define que se monumentaliza y qué no? ¿Qué se

recuerda y qué se abandona? El olvido, como fue desarrollado en el marco teórico de esta

investigación, es parte fundamental de la memoria, como moldeador necesario de los recuerdos,

filtro de ellos y por ende, de la historia. Pero en este caso, es un olvido gestado a través de una

ocultación no física, pero sí social y simbólica. Es un olvido provocado institucionalmente y no de

152

PULGAR, Claudio y CHIARA, María. (2008). “Villa San Luis de Las Condes: Lugar de memoria y olvido”. pp. 28-29 Revista De Arquitectura N° 18, Santiago, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.

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manera individual, para borrar huellas del texto de la ciudad, para generar discontinuidad, pero

sobre todo para evitar la apropiación de este edificio por parte de los habitantes, lo que implica

que la historia que encierra no es tampoco apropiada por ellos y termina por ser bloqueada.

En el centro de Santiago, el edificio de la UNCTAD (Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo

de las Naciones Unidas), construido durante el gobierno de Salvador Allende para ser sede en

1972 de esta reunión fue luego convertido en Ministerio de Educación, pasando a llamarse Centro

Cultural Metropolitano Gabriela Mistral. Luego del golpe militar pasó a ser sede de gobierno y

denominado edificio Diego Portales. En los gobiernos de la concertación fue utilizado como

Ministerio de Defensa (sin cambiar el nombre otorgado por la dictadura).

Debido al incendio (hubo que esperar un siniestro de ese tipo para su recuperación) de marzo de

2006 se llamó a concurso público para volver a su idea inicial y convertir el sector de la placa en el

Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), cuya primera etapa fue inaugurada en el año 2010.

El edificio recién inaugurado en 1972153

Actual Centro Cultural GAM154

Es un caso de intervención por parte del Estado de un edificio céntrico, siempre presente en la

vida urbana de la ciudad, cuyo punto de inflexión (el incendio) fue impactante y provocó un

retorno obligado al inicio del edificio, con una mirada desde el tiempo actual

En el caso del hospital Ochagavía, su condición de ruina paulatina se ha convertido en la

naturaleza del edificio, que se muestra dormido esperando por su propio punto de inflexión que le

permita volver a ser visible dentro de la ciudad, recuperar un lugar dentro del texto de la historia.

153

Imagen de http://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Cultural_Gabriela_Mistral 154

Imagen de http://www.loogares.com/lugar/gam-centro-cultural-gabriela-mistral-santiago-de-chile/galeria

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El año 1978, en plena dictadura, se realizó el mundial de fútbol en Argentina, atrayendo una

enorme cantidad de turistas al país. El barrio General Belgrano, una villa miseria, fue literalmente

ocultado detrás de un muro para evitar que la mirada extranjera se posara sobre él y hasta el día

de hoy es conocido como “ciudad oculta”. Además de la violencia humana que se vivió en este

lugar durante la dictadura, el muro es violencia urbana, de represión y de literal borrado de la

trama, un ‘no queremos que existan’ que actualmente se traduce en un incremento y

profundización de la pobreza del lugar, que se inició como población de inmigrantes durante el

periodo de industrialización, en niños drogadictos y una desolación que difícilmente podrá ser

subsanada. Durante los primeros gobiernos de Juan Domingo Perón (1947-1955)155 se comenzó la

construcción de un hospital, cerca de esta villa, que todavía estaba en formación.

Hoy, el hospital está en ruinas, llamado el elefante blanco. El edificio sería el más grande centro

de salud de Latinoamérica hasta que en 1955 el gobierno de Perón fue derrocado por los militares.

156

El edificio está en ruinas 57 años después, siendo espectador de cómo la villa que crecía a su

alrededor fue ocultada y siguió creciendo en la miseria.

Y al igual que el hospital Ochagavía, no es un elemento de ‘orgullo’ patrimonial, a pesar de ser

soportes y espectadores de décadas de historia.

155

http://es.wikipedia.org/wiki/Elefante_Blanco_%28Villa_Lugano%29 156

http://www.oxonianreview.org/wp/the-hidden-city/

Page 98: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

98

Elefante blanco, Buenos Aires. Elefante blanco, PAC, Santiago.

“(…) Se ha señalado que la base más importante de la utilización de los monumentos es cuando se les hace intervenir en la construcción de una historia práctica; una historia para sostener una determinada forma de orden social, ya se trate de legitimar o reforzar un sistema, o de estimular o incluso desencadenar una revolución.”

Carmen Ortiz157

En ese sentido, ambos edificios en ruinas, ambos hospitales dejados a medio construir por

decisión de regimenes dictatoriales, no califican para ser monumentalizados. No califican porque

representan una historia que es preferible que no sea contada y terminan convirtiéndose en

estorbo. No son serviciales a la historia práctica de los vencedores.

Tampoco es que debieran ser vistas como patrimonio ruinoso como por ejemplo ocurre con el

Coliseo romano o alguna otra ruina de la antigüedad, debieran ser simplemente vistas como parte

constitutiva importante de la trama urbana, como dispositivos que llevan 57 y 39 años

respectivamente pulsando la historia de su entorno y que aunque ésta ya no esté vigente, sus

ruinas son sus cimientos, los de una ciudad inconclusa158, de unos sueños caducados y

abruptamente interrumpidos.

La diferencia es trascendental: en Argentina, el edificio no fue vendido a privados, si no cedido a la

Asociación de Madres de la Plaza de Mayo para generar un centro de salud para la ciudad oculta.

157

ORTIZ, Carmen. (2008) “Uso y abuso de las estatuas. Reflexiones en torno a las funciones del patrimonio urbano monumental”, en libro “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”. P. 66. Madrid, Editorial Akal, 2008. 158

LANUZA, Felipe .(2008) “Ruina, Alegoría y Anamnesis. El ejercicio de la memoria sobre la des-aparición del ex-ferrocarril de cintura de Santiago”. Pp. 20-28.Revista De Arquitectura N° 18, Santiago, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.

Page 99: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

99

Es utilizado además como comedor gratuito diario para sus habitantes y tiene un jardín infantil, el

jardín de los abrazos.

En marzo de 2008, Hebe de Bonafini, presidenta de la asociación anunciaba que “esa poderosa

torre muerta que yace vencida de espaldas al barrio en cinco años será un vigoroso centro de

salud y de odontología. La recuperación comenzará en abril. Y ahí harán además una sala de cine,

una escuela primaria, un secundario, un centro cultural y hasta viviendas en los últimos pisos con

ascensor. “¡Y todo el mundo va a querer venir a vivir en este barrio!””159 Una forma distinta de re-

visibilizar e integrar el edificio a un nuevo capítulo del texto de la ciudad.

159

Artículo “El recuerdo del elefante blanco”, del periódico digital Página/12, 25 de marzo de 2008. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/101269-31906-2008-03-25.html

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100

2013.

En relación al Hospital Ochagavía y su proyección a futuro, se ha difundido recientemente la

noticia respecto a su pronta reconversión en un edificio-núcleo empresarial. Una recuperación que

en términos espaciales y morfológicos apuesta por el reciclaje y por la renovación de su imagen

externa, modificando las condiciones de interacción que actualmente determinan el vínculo entre

el edificio y su entorno inmediato. Pese a la preliminar buena acogida de la comunidad y del

municipio involucrado hacia el proyecto, no deja de llamar la atención que sea una empresa

privada quien por fin se hace cargo de las huellas de un edificio/ruina emblemático para la historia

reciente de la ciudad de Santiago, evidenciando la visión del Estado (o la falta de ésta) respecto de

la importancia de conservar y reactualizar estos lugares de memorias tan fuertemente vinculados

con nuestra propia historia.

La pregunta que queda latente a partir de esta intervención es si esta obra respetará la capacidad

conmemorativa del edificio o más bien tenderá hacia una práctica desorientadora, asociada a

aquella táctica de diversión que desfigura las evidencias del pasado.

160

160

Imágenes extraídas de reportaje Proyecto de reconversión del histórico Hospital Ochagavía, el Elefante Blanco del sur de Santiago, http://www.plataformaarquitectura.cl/2013/05/21/proyecto-de-reconversion-del-historico-hospital-ochagavia-el-elefante-blanco-del-sur-de-santiago/

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D2. Colegio Latinoamericano de Integración + monumento "Lugar para la Memoria: Nattino, Parada y Guerrero": Invisibilización a través de la destrucción y cambio de emplazamiento.

Entre el 28 y 29 de marzo de 1985 fueron secuestrados Santiago Nattino, en Las Condes, y José

Manuel Parada y Manuel Guerrero, desde las puertas del colegio Latinoamericano de Integración,

en la comuna de Providencia. El 30 de marzo del mismo año, fueron encontrados muertos –

degollados- en la carretera Américo Vespucio, cerca del aeropuerto de Santiago, en la comuna de

Quilicura.

En el año 2006 fue demolido el colegio del cual secuestraron a Parada y Guerrero, en la esquina de

avenida Los Leones con calle El Vergel. Ya no existe el lugar del ‘comienzo del delito’ y en cambio

se construyó un edificio de departamentos. La única huella palpable es el acto –velatón- que los 29

de marzo de cada año se sigue realizando en el lugar, como forma de conmemorar lo sucedido.

Meses antes de la demolición, en marzo del mismo año, se inauguró el monumento "Lugar para la

Memoria: Nattino, Parada y Guerrero", (o “tres sillas”), enmarcado dentro de una política

gubernamental de reparación161, por la cual la dirección de arquitectura del Ministerio de Obras

Públicas realizó concursos públicos para la construcción de diferentes memoriales.

“La localización fue un aspecto crucial: ¿dónde estarán estos memoriales, en qué parte? Visibilidad y relación con los sucesos fueron parte de la búsqueda, al tiempo que una relativa incomodidad aparecía al momento de las decisiones entre los responsables de tal o cual espacio específico. En ninguno de los casos hubo terrenos disponibles, si no que fue necesario una búsqueda, siempre difícil. En algunos casos se trató de retazos de terreno a la vera de autopistas, los que en el proceso de definición de los trazados viales fueron consolidándose como espacios residuales relativamente disponibles…”

José Piga162

En el caso específico de las tres sillas, su localización tiene sentido, pues está emplazado en el

lugar donde fueron encontrados los cuerpos. Y si bien este hecho tiene tres lugares donde

sucedió, Las Condes, Providencia y Quilicura, es en éste último donde la historia terminó, y volvió a

comenzar desde otro punto de vista.

161

PIGA, José. “Memoriales como obra pública: concursos y encargo”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.” P. 64. editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi. 162

Ibídem. Página 68.

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102

Lugar del secuestro de Nattino en Badajoz con Apoquindo, y lugar de secuestro de Parada y Guerrero, en Los Leones con El Vergel. Abajo: lugar de encuentro de los cuerpos.

El memorial según sus autores (dos arquitectos y un artista) apela a ser un hito dentro del

entorno, generando tres grandes sillas escolares vacías (cada uno, de diferentes profesiones, se

relacionaba con la docencia). La velocidad de movimiento de Américo Vespucio obliga a que deba

ser un monumento visible, que, si no es visitado, al menos genere interrogantes del por qué de su

presencia.

Imagen objetivo del proyecto ganador163

Situación actual ex colegio. Imagen propia.

163

En documento digital “Memorial histórico en Quilicura”, sitio Archivo Chile, web del Centro de Estudios Miguel Henríquez; http://www.archivochile.com

Page 103: TESTIMONIOS Y DISOLUCIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA

103

Bajo las sillas, existe un sendero que conduce hacia el lugar donde fueron encontrados los

cuerpos, en un recorrido que remarca la ausencia a la vez que se aleja del borde de la carretera,

generando por tanto mayor intimidad en el reconocimiento del lugar.

“El memorial [dentro del llamado a concurso público] debía responder a una demanda pedagógica y cívica muy clara: este monumento es un testimonio del horror y de la deshumanización y debe ser formativo para las futuras generaciones. (…) El memorial debía significar también la aparición pública de nombres y apellidos, despejando un manto de dudas y de temor: estas personas no son culpables, si no victimas de la represión.”

José Piga164

La ubicación de este memorial tiene sentido y es coherente, por emplazarse en el sitio donde

fueron encontrados los cuerpos. Pero casi al mismo tiempo que se llamaba a recordar el horror y

la muerte mediante el monumento, se demolía y borraba de la ciudad el espacio físico desde

donde fueron secuestrados Parada y Guerrero ¿Es coherente la monumentalización y destrucción

del hecho en paralelo? En este caso sí, porque es un acontecimiento que nació para ser

invisibilizado urbanamente de esta forma.

Pensado o no en su momento como acto político-urbano, surgió de este modo y terminó siendo

representación, de distinta manera, de la expulsión durante la dictadura de habitantes de escasos

recursos hacia la periferia y en este caso, expulsión de la memoria desde una comuna céntrica y

una de las más ricas de Santiago, hacia el borde de una carretera que por definición implica

velocidad, sin pausa, una mirada fija hacia delante. El progreso que empuja al ángel de Benjamin.

“Porque la política es siempre un descubrimiento, y porque la primera decisión política –en cualquier actividad de teoría, historia y crítica del arte y la arquitectura- radica en lo que se visibiliza y en lo que se ignora, en lo que se promueve y en lo que se oculta, en lo que se dice y en lo que se calla y a quién se silencia.”

Jordi Borja165

El Estado, en post dictadura, generó la posibilidad de construcción de memoriales como forma de

reparación, de decir que no se podía evitar lo que había pasado, pero sí se podía reconstruir la

memoria, darle espacio a la significación. Pero no evitó la destrucción de los soportes vivos, de

164

PIGA, José. “Memoriales como obra pública: concursos y encargo”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.”. p. 67. Editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi. Referencia entre [ ] de la autora de la tesis. 165

En prólogo a MONTANER, Josep M. y MUXÍ, Zaida.(2011). “Arquitectura y Política”. p. 16. Barcelona, Ed. Gustavo Gili.

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104

sitios de la ciudad que de por sí eran la memoria, el texto de lo ocurrido, igual y más potentes

para contener y transmitir la historia.

Los lugares de secuestro son parte del triángulo de “fuga” de las clases altas desde el centro de la ciudad

hacia el oriente. El lugar de arrojo de los cuerpos y actual sitio de memoria es parte de la periferia.

¿Es posible lograr reparación de esta forma? ¿Hubiese sido posible que además de concursos

públicos para la construcción de monumentos se diera la orden desde el Estado de no eliminar los

lugares-huella del dolor? ¿No era igual de importante potenciar el lugar desde el cual fueron

secuestrados, donde se cortó el tránsito para facilitar la acción, donde se baleó a un profesor para

evitar que los protegiera?

Si la villa San Luis de Las Condes es un caso emblemático de expulsión durante la dictadura de

habitantes desde comunas céntricas hacia la periferia, en el caso degollados es la memoria la

expulsada, la que es obligada a que en algunos años después se signifique en un sitio residual, con

un alto flujo de tránsito, pero poca detención. Y aunque sea el lugar correcto para la

conmemoración, en paralelo debiera seguir existiendo aquel otro, el del comienzo.

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105

La esquina de Los Leones con El Vergel era un trauma en la trama urbana, el cual fue borrado y

vuelto a zurcir por leyes urbanas que poco consideran la memoria. Los habitantes del nuevo

edificio no saben de lo ocurrido, resultado esperado (y exitoso desde cierto punto de vista) para

un urbanismo cuya estrategia sobre el territorio tiene que ver más con la especulación de

presente y futuro, que con la historia; que tiene relación con la eliminación de la memoria real y la

impostación de memorias temáticas e inventadas.

“Si la vivencia como tal está desaparecida, se hace necesaria una traducción a términos físicos –soportes- que contienen la memoria y cuya función es fundamental en el traspaso a una memoria activa. Esta traducción implica la selección de aquellos elementos significativos que construyen esa memoria y le dan sentido y coherencia, proceso en el cual la ciudad y el lugar tienen una función preponderante como articuladores y referentes territoriales de este sistema de reconstrucción.”

Fernanda Rojas y Macarena Silva166

El secuestro y asesinato, la identificación de los lugares ocurrió durante la dictadura. La

monumentalización de un lugar (el periférico) y la destrucción del otro (el céntrico), durante la

democracia. Hablando en términos de acciones en la ciudad, la democracia sana, pero a medias,

facilitó que este acontecimiento fuese así, para que su conmemoración ocurriese fuera de los

límites más poderosos y visibles de la ciudad.

Y en ese sentido, la traducción física –el soporte- que se crea para que la vivencia desaparecida

siga existiendo no es completo, no representa toda la historia, está supeditado al espacio que

dejen libre las concesionarias o inmobiliarias, es decir, se rige bajo el mercado.

Es análisis ya hecho durante el siglo XX la direccionalidad que se le otorga al monumento durante

su creación y la significación de los modos posibles de apropiación por parte de los ciudadanos.

Si para Signorelli “los grandes mediadores en la relación entre ciudadanos e historia son los

monumentos”167 y para Robert Musil no hay nada más invisible que estos mismos, es posible

pensar en la fragilidad de mantener viva la memoria de ciertos hechos a través sólo de un objeto y

166

ROJAS, Fernanda y SILVA, Macarena. “El manejo urbano-arquitectónico de la memoria urbana traumatizada”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.” p. 82. Editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi. 167

SIGNORELLI, Amalia (2008) Antropología de las ciudades históricas, citada en p. 64 de ORTÍZ, Carmen. “Uso y abuso de las estatuas. Reflexiones en torno a las funciones del patrimonio urbano monumental”, en libro “Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido”. Madrid, Editorial Akal.

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106

no enmarcado y complementado con una lectura urbana del trauma, donde se permita

comprender lo que se escribió en ella durante un periodo histórico doloroso.

La obra “Una y tres sillas” (casualidad, pero no tanto), del artista Joseph Kosuth168, realizada en

1965, se alza como una reflexión artística y filosófica que cuestiona el concepto de representación

en el arte, bajo tres posibilidades: el objeto silla, la fotografía de la silla y la definición de "silla" en

el diccionario.169Con tres formas de representar y transmitir el mismo concepto, esta obra realza

el desarrollo de la idea por sobre la técnica y estilo, lo que era impensado antes del siglo XX,

tomando como base el ready-made de Duchamp, y el Ceci n’est pas une pipe170 de Magritte.

171

La silla es lo real. La fotografía es una forma de mostrar lo real. El texto es la definición del objeto.

Es el hecho (secuestro y asesinato) lo real. Es el monumento (tres sillas) una forma de mostrar y

conmemorar lo real. Es el texto la representación individual y colectiva del monumento.

168

Artista estadounidense, Ohio 1945. 169

Joseph Kosuth y el concepto ampliado del arte, en página web http://www.yoelmagazine.com/2008/11/joseph-kosuth-y-el-concepto-ampliado.html. Artículo de fecha 02 de noviembre de 2008.

170 “Esto no es una pipa”. 1928/1929.

171 http://cv.uoc.edu/~04_999_01_u07/percepcions/perc130b.html

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107

¿Pero es la fotografía/el monumento la única forma válida de representar lo real? ¿Representa

una imagen o un objeto el hecho tangible? ¿Quién escribe el texto que leemos en el diccionario

como realidad acerca de un objeto? ¿Quién define qué nos significa un monumento y qué nos

podría haber significado un lugar ya inexistente (dígannos qué se ha destruido…)?

“Ya que la memoria es verdaderamente un importante generador de luchas (de verdad, de hecho, luchas que se desarrollan como maneras concientes de avanzar o mover la historia), si uno controla la memoria de la gente, uno controla su dinamismo”

Michael Foucalt172

Un monumento puede acompañarse de la frase esto no es la historia y es válido, porque no se

espera que lo sea, si nomás bien que forme parte de un pasado construido y armado desde el

presente a partir de múltiples recuerdos, múltiples huellas, retazos y lugares donde ha acontecido.

Pero la dualidad de monumentalizar y al mismo tiempo destruir no hace más que entregar migajas

de memoria, genera discontinuidad en la ciudad e impedir que la historia se mantenga viva donde

debe mantenerse, porque ahí sucedió.

No hace, entonces, más que parcializar lo ocurrido, impedirnos saber qué podríamos haber sido.

172

FOUCALT, Michael. “Film and Popular Memory: An Interview with Michael Foucault” Radical Philosophy (1975). Citado en RENEDO, Claudia. (2008). “Huellas de una pérdida _ Huellas de un Poder”, p.42-51. Artículo en revista De Arquitectura N° 18 perteneciente a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

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D3. Museo de la Memoria: Invisibilización a través de construcción de nueva infraestructura.

“(…) Parece un hospital, pero es museo. Entre. Gracias. ¿Y por qué tan blanco? Bueno, para salir un poco de la estética del dolor. Bueno, para mí el blanco es terriblemente doloroso. Ah, bueno señorita, eso es privado. Personal. Entonces tú entras y hay un salón blanco con una bandera rojinegra que dice: los que murieron aquí eran marxistas. Ya. Impactante. Me interesa. Y eso ya te da una idea de lo que viene. Porque claro, estás en un museo que por fuera es como blanco, así como con espejos, como concurso internacional de arquitectura, que el fondo es la estética del capitalismo contemporáneo. Y uno dice: esto es súper contradictorio. (…)”

Fragmento de Villa173

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos fue inaugurado en enero del año 2010, bajo el

gobierno de Michelle Bachelet, dentro de una política general de reparación en democracia, que

se concretó a través de diferentes actos. Fue erigida una obra monumental, como espacio

destinado a dar visibilidad a las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de

Chile entre 1973 y 1990; a dignificar a las víctimas y a sus familias y a estimular la reflexión política

y ética para que se fortalezca la voluntad nacional para que nunca más se repitan en Chile hechos

que afecten la dignidad del ser humano.174

El proyecto fue adjudicado a través de un concurso internacional, cuyo proyecto ganador tuvo

como principio que “un museo de la memoria debe ser pensado a partir del carácter no lineal del

tiempo y sus imágenes, entendiendo la memoria no como un deseo juvenil de volver atrás, de

sustituir lo insustituible, ni como un arrepentimiento, si no como un mirar al futuro sabiendo del

pasado.”175

Ubicación, Imagen Google Earth Fachada principal

173

CALDERÓN, Guillermo. Dramaturgo chileno. Fragmento de su obra de teatro Villa, en Teatro II: Villa – Discurso – Beben, P. 29, editado por LOM Ediciones. 174

Historia del museo, en (http://www.museodelamemoria.cl/el-museo/sobre-el-museo/historia-del-museo/) 175

Texto de los arquitectos ganadores, en sección Arquitectura de la página oficial del museo. (http://www.museodelamemoria.cl/wp-content/uploads/2011/11/Texto-arquitectos1.pdf)

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“La memoria evidenciada, emergente, flotante, suavemente elevada. Una arca donde se puede depositar todas las reminiscencias de la historia chilena. Proyectada para crear lugares y marcas físicas o mentales donde se pueda ofrecer condiciones [entornos operativos] para que el conocimiento germine del interior de cada individuo. Solamente aquello que una persona descubre por ella misma puede acumularse como memoria activa. Un espacio dedicado a la memoria puede no solamente transmitir información, más también provocar la reflexión sobre los recuerdos y los deseos.”

Mario Figueroa176

El párrafo anterior describe la ‘esencia’ del museo, la base de su concepción. Pero ¿es un arca

donde se puede depositar todas las reminiscencias de la historia chilena? Toda no, sólo la historia

dolorosa entre 1973 y 1990. ¿Y toda la historia entre esos años? Probablemente, no.

El museo se planteó como un espacio donde se consolida la memoria oficial (Estatal

principalmente) acerca de ese período en el país. Entendido así, la memoria que se construya ahí

dentro es sólo una de las posibles, algo opuesto a pensar que “la memoria es la vida, siempre

encarnada por grupos vivientes y, en ese sentido, está en evolución permanente, abierta a la

dialéctica del recuerdo y de la amnesia, inconsciente de sus deformaciones sucesivas, vulnerable a

todas las utilizaciones y manipulaciones, capaz de largas latencias y repentinas revitalizaciones”177

La existencia de un museo denominado de la memoria no implica que actualmente no sigan

existiendo hechos que afectan la dignidad humana. Y tal como se pregunta Tamara Lagos en su

texto, ¿las vulneraciones actuales a los derechos humanos se guardan como material para un

futuro museo?

El cuestionamiento no es acerca de la existencia de espacios que conmemoren hechos dolorosos

del país, si no más bien a que sean expuestos como la manera de generar y mantener la historia,

aplastando de cierto modo así la existencia de lugares en la ciudad donde ocurrieron los hechos,

que son memoria en sí.

Porque ¿Puede un museo con una exposición permanente ser representación de la memoria,

dinámica de por sí, y provocar la reflexión sobre los recuerdos y los deseos? ¿No es en los

territorios de la ciudad donde una persona puede descubrir lo que se acumulará como memoria

activa?

176

Arquitecto integrante oficina proyectista Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Ponencia “Museo de la Memoria, Centro Matucana. Santiago, Chile”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.” p. 133. Editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi. 177

Pierre Nora, citado en LAGOS, Tamara. Ponencia “Un museo para Chile”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.” p. 138. editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi.

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110

El museo se presenta como el espacio donde se consolida la memoria oficial del país. Necesario es

que el país tenga y aborde su memoria, pero peligroso que ésta se construya de manera estática,

unitaria y entre las paredes de un edificio monumento.

El manejo del pasado como herencia base de presente y futuro no puede consolidarse sólo a

través de una gran infraestructura, no podemos pretender cerrar capítulos (o sanarlos, más bien) a

través de un edificio que en sí no tiene historia, totalmente pulcro, totalmente contemporáneo,

totalmente invicto de cualquier rasgos de significación emotiva.

Es posible y necesario preguntarse ¿Es sólo un museo lo que se necesita cuando en la ciudad

existen aún, centros de tortura y detención, lugares de dolor abandonados y no solo relacionados

con la dictadura?

“El museo, a través de sus exposiciones, trae a colación el pasado en términos de representación, sin embargo este rescate no significa que el objeto sea comprendido dentro del contexto del que fue desterrado, así el museo al hacerlo aparecer simultáneamente los desaparece.”

Tamara Lagos 178

El presupuesto millonario para la construcción del Museo de la Memoria pudo haberse replicado,

en dinero y/o en esfuerzos públicos políticos, para evitar la demolición de algunos inmuebles

(como el de José Domingo Cañas, en Ñuñoa) que provocó un segundo dolor en las víctimas que

sobrevivieron, en sus familias y en los familiares de los muertos, ¿Por qué deben generarse

colectivos, asociaciones, corporaciones que postulan a fondos para lograr reconstruir los lugares

desaparecidos? ¿Por qué el Estado no pudo generar una política de compra de los inmuebles

marcados por la dictadura para recuperarlos como lugares de memoria?

Es éste el museo con mayor presupuesto nacional mientras un centro de detención, declarado

Monumento Histórico, reconocido como patrimonio del país, aún no puede ser restaurado de los

daños acumulados a lo largo del tiempo y pos terremoto 2010.

178

LAGOS, Tamara. Ponencia “Un museo para Chile”, en P. 145 de AGUILERA, Carolina et allis (2010) Ciudad y memoria, desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual. pp.238. Santiago: Corporación Parque por la Paz, Villa Grimaldi; Fundación Heinrich Böll – Cono Sur; Unión Europea; Universidad Academia de Humanismo Cristiano; Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, PUC; Instituto de la Vivienda, Universidad de Chile; Memópolis.

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El hospital Ochagavía podría haber albergado un museo de la memoria. Pero está en ruinas y el

Estado espera su demolición, cuando ese edificio ya es memoria en sí. ¿Es una construcción

demasiado marcada ya, no funcional al discurso de poder respecto a la recuperación de la

memoria?

“El museo entero es una muestra del triunfo ideológico y político de la dictadura de Pinochet por sobre quienes –a contrapelo de la Historia- intentaron La Vía Chilena al Socialismo convertida, por coacción o comodidad, en The Chilean Way. Es el triunfo también de la imposición de un relato oficial –y por tanto, hegemónico- que clausura la posibilidad de un debate abierto y polifónico entre esta memoria y las otras: aquellas que fueron y son acalladas o sistemáticamente negadas. Con esto, triunfa la obcecación de reconocer que no es posible –ni deseable- la institución monolítica de una sola memoria reconocible y legítima; sino que son justamente las memorias –plurales, contradictorias- las que dinamizan –cuestionando- la historia y permiten la construcción de un presente y futuro.”

Jorge Sepúlveda e Ilze Petroni179

La dualidad entre la existencia de un edificio dedicado a la memoria y personas que aun buscan a

sus muertos detenidos desaparecidos es difícil de comprender.

Que exista un museo, pero que exista como parte de un total de acciones que conforman una

reparación real, dentro de una lógica política global e integrante de múltiples variables. Sobre todo

porque la proliferación de archivos y monumentos no asegura la valorización del pasado, ni mucho

menos una reparación judicial. Toda vez que el museo se establece como parte del sistema de

representación de la sociedad, se va borrando cada vez más la memoria traspasable de sujeto a

sujeto: “Lugares rescatados de una memoria que ya no habitamos, semioficiales e institucionales,

semiafectivos y sentimentales; lugares de unanimidad sin unanimismo que ya no expresan

convicción militante ni participación apasionada, pero en los que palpita todavía una suerte de

vida simbólica. Vuelco de lo memorial a lo histórico, de un mundo en que teníamos antepasados a

un mundo de la relación contingente con lo que nos hizo, pasaje de una historia totémica a una

historia crítica; es el momento de los lugares de la memoria.”180

179

Curador e investigadora de arte, respectivamente. Artículo “Un museo de la memoria” de enero 2011, en página web http://www.curatoriaforense.net/niued/?p=953 180

Pierre Nora, citado en LAGOS, Tamara. Ponencia “Un museo para Chile”, en libro “Ciudad y memorias. Desarrollo de sitios de conciencia en el Chile actual.”, p. 146. Editado por Corporación Parque por La Paz Villa Grimaldi.

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112

Capturas documental Nostalgia de la Luz.

Cuando yo era niño, mi madre me traía al museo para observar el esqueleto de una ballena

Yo me quedaba mucho tiempo debajo de esta osamenta que hoy está en el mismo lugar

Imaginaba que era el techo de una casa donde podrían vivir otras ballenas

Hoy en día, existen otros huesos que no están en ningún museo

Son de calcio, el mismo calcio que tienen las estrellas

Pero al revés que ellas, no tienen nombre, no se sabe a qué alma pertenecieron

Son restos de restos

Restos de los desaparecidos de la dictadura militar que aun esperan ser identificados

Yo me pregunto:

¿Cuánto tiempo reposarán adentro de estas cajas?

¿Algún día serán depositados en un monumento?

¿Tendrán derecho a un museo, como la ballena?

¿Algún día tendrán sepultura?181

181

Patricio Guzmán, documentalista chileno. Nostalgia de la Luz (2010).

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E. CONCLUSIONES

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La arquitectura y la ciudad como activación de la memoria. “Cualquier interpretación debe partir del conocimiento de la historia. Las relaciones entre arquitectura y política no son recientes, sino que tienen unas tradiciones, unos hechos y unos personajes. Tanto la exigencia de una posición crítica y una ética por parte de arquitectos y diseñadores como la búsqueda de nuevos modos de existencia basados en la cooperación y la vida comunitaria tienen su origen en los siglos XIX y XX. Esta voluntad de los arquitectos de aproximarse a la realidad y a la sociedad les ha llevado a actuar como si fueran sociólogos, antropólogos y políticos.”

Josep Maria Montaner y Zaida Muxí182

Comenzamos esta investigación preguntándonos por aquellas condiciones que propician el vínculo

entre la ciudad, las obras de arquitectura y la generación de memorias individuales y colectivas.

Una vinculación que fue propuesta a modo de construcción, en la medida en que las posibilidades

conmemorativas no sólo dependen del encuentro espontáneo entre el habitante, los objetos

construidos y los lugares específicos que definen al escenario urbano. La memoria es también,

como hemos intentado dejar en evidencia a lo largo de todo este escrito, una elaboración de

sentido consciente, que muchas veces intenta condicionar y direccionar nuestra comprensión de

los hechos del pasado.

Bajo estos términos, tal como sostienen Montaner y Muxí, el diálogo con la arquitectura y la

ciudad por parte de los estamentos de poder se torna inevitable, en la medida en que esta última

ofrece una oportunidad de alto impacto para hacer evidente aquella orientación de sentido acerca

de la memoria, a través de operaciones de visibilización e invisibilización, según corresponda. De

esta manera, tal como fue planteado por nuestra hipótesis inicial, podemos sostener que así como

aquellos grupos hegemónicos descritos por Gramsci se apoderan de los distintos campos del

saber, también lo hacen con la memoria, para de esta manera encausar el relato de la historia que

ellos intentan consolidar en el presente.

Así, tal como ha ocurrido en la historia reciente de nuestro país, tanto en dictadura como en

democracia, la memoria se ha convertido en una especie de gran juego de elección y omisión

simultáneo, según sea el interés de las autoridades o grupos sociales que definen y orientan la

construcción de sentido anteriormente descrita. En términos espaciales, lo anteriormente

señalado da paso por un lado a la generación de estrategias de conservación y/o construcción de

182

MONTANER, Josep M. y MUXÍ, Zaida (2011). “Arquitectura y Política”. P. 159.Barcelona, Ed. Gustavo Gili.

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117

espacios conmemorativos, y por otro lado al abandono y/o destrucción de espacios o edificios

“molestos” para el presente.

De este modo, utilizando como referencia los casos de estudio analizados en esta tesis, si el

contemporáneo Museo de la Memoria y los Derechos Humanos hace visible, “da lugar” a hechos

ocultos por mucho tiempo, la destrucción de la antigua sede del Colegio Latinoamericano de

integración borra los vestigios iniciales de uno de los sucesos más atroces ocurridos durante la

dictadura chilena. Ahora bien, como también hemos analizado, las acciones edificantes de la

memoria, materializadas a través de alguna obra de arquitectura o diseño de algún espacio

conmemorativo, no necesariamente aseguran una mayor intensidad en la significación del hecho

histórico que se intenta traer al presente. Por el contrario, tal como sostiene Walter Benjamin183,

la destrucción, el abandono o el estado ruinoso de ciertos espacios o edificios, también poseen la

capacidad de liberar información significativa para el habitante, alimentando la construcción de la

memoria emotiva de éste, y por cierto de la comunidad en su conjunto. Aún más, en muchas

ocasiones la ausencia o la parcialidad de elementos, desarrolla una carga emotiva mucho más

poderosa que las operaciones constructivas o edificantes, precisamente a partir de la evidencia de

aquel relato faltante. En otras palabras, las estrategias tendientes a formalizar la memoria no son

necesariamente más efectivas que aquella ruina que nos advierte sobre una fractura que

interrumpe la continuidad y homogeneidad que suele definir a la forma urbana de la ciudad. Pese

al carácter constructivo y edificante que representa el monumento, es muchas veces la ruina

quien alcanza altos grados de significación conmemorativa, liberándose de la operación de

invisibilización que intenta su ocultamiento.

En este contexto, el objetivo principal de la presente investigación apuntó a dilucidar de qué forma

el Estado de Chile (los grupos hegemónicos que en él se instalaron) se ha hecho cargo de los

traumas históricos en la trama urbana y cómo priorizan, o no, la comprensión de la historia a

través de acciones en la ciudad, cuestión que hemos abordado a partir de cuatro tensiones

(Desgaste / Indiferencia / Desorientación / Producción y acumulación) presentes en la ciudad y las

respectivas operaciones o intervenciones derivadas de estas.

183 GALENDE Federico. (2009) “Walter Benjamin y la destrucción”. Santiago, Chile: Metales Pesados.

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118

En base a un marco teórico cruzado por los conceptos de memoria y olvido, analizados desde

varios ámbitos vinculados con la arquitectura y la ciudad, y contextualizando y ejemplificando tal

marco teórico a través de tres ejemplos de invisibilización de la memoria en Santiago, se ha

intenta comprobar la hipótesis inicial que plantea la existencia de ciertos mecanismos de

conmemoración, asociados a fines y objetivos específicos, que se manifiestan en la ciudad

orientando el comportamiento y las conductas de sus habitantes. Así, el poder, la hegemonía de

ciertos grupos y la manifestación de sus intereses en la ciudad a través de las cuatro tensiones del

análisis, condicionan nuestras posibilidades conmemorativos.

Por otro lado, a partir de los casos estudiados, es posible plantear la inexistencia de políticas

estatales de valorización de la memoria. En Chile no existen criterios claros para el reconocimiento

urbano, en los casos específicos analizados, de los hechos dolorosos ocurridos en el país durante la

dictadura militar.

No hay políticas globales de memoria, en el sentido de entender y llevar a la práctica que recordar

y conmemorar no se realiza sólo a través de un objeto-monumento, sino que también, y sobre

todo, a través de asumir y rescatar la memoria que sucede y se impregna en los lugares de la

ciudad. Y en ese sentido, el trabajo más importante de reconocimiento tiene que ver con la puesta

en valor de esos lugares y sus huellas.

Una política de la memoria debe apuntar a transmitir versiones y sentidos sobre lo ocurrido, tanto

de hechos específicos como sobre el conjunto del período, a través de mecanismos diversos que

compartan su naturaleza como vectores de memoria (oficiales, organizacionales, culturales y

eruditos)184.

No es suficiente una mera representación del pasado por parte del Estado para mantener

presente la historia. Es necesario además que los vectores de memoria nazcan a raíz de la

posibilidad de que la sociedad en general posea mecanismos de exigibilidad y derecho a la no

repetición del dolor.

184

ANTEQUERA, José. “La memoria histórica como relato emblemático”. Versión digital, entregada por autor.

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119

“¿Qué clase de versión sustenta el tipo de política a desarrollar, y a su vez, qué clase de sentido interpretativo debe impulsarse de acuerdo al consenso y la corrección política, jurídica y ética? Dichas narrativas hegemónicas conformadoras de un régimen de memoria que existe en cada contexto particular, “[…] son el resultado de relaciones de poder, y a la vez, contribuyen a su reproducción. Sin embargo, si bien su configuración y expansión en la esfera pública son producto de la relación entre fuerzas políticas, también obedecen a la integración de sentidos sobre el pasado producidos por actores que, al calor de sus luchas contra las ideas dominantes, logran elaborar e imponer sus propios marcos interpretativos””

José Antequera.185

Si asumimos como cierto que el manejo de la memoria es funcional al poder (Benjamin), y que por

tanto hay un pasado que se moldea y/o invisibiliza en la trama urbana según la necesidad de

manejo de la historia, se debe trabajar hacia una política urbana estatal que construya, reivindique

y haga objetivos relatos emblemáticos. Y si bien es poco probable la conformación de una sola

historia, porque no existirán nunca relatos uniformes, se debe garantizar que existan acciones en

la ciudad cuya función sea mantener siempre el debate sobre la mesa, y no, por ejemplo, la

construcción de edificios que pueden dar por terminado el análisis y la reflexión.

Acciones que deben estar muy bien enmarcadas en una línea constante de trabajo, y que no solo a

través de concursos, por ejemplo, se estabilicen las huellas de memoria, apuntando además a un

trato global de los hechos y no a ir marcando aisladamente la ciudad y sólo cuando un grupo social

lo reclama.

Una política de memoria debe traducirse a la ciudad, como mínimo, con criterios de qué se

elimina, qué se mantiene y de qué manera se lleva a cabo la conmemoración. Si bien los traumas

marcados en los lugares pueden y deben analizarse caso a caso, su valorización (o no) no debe ser

una decisión unilateral ni mucho menos del momento. Esto último, en el sentido de que si existen

marcaciones de dolor en los lugares, debe existir un marco legal que defina cómo se lleva a cabo la

significación de los recuerdos:

¿Definen los instrumentos de planificación territorial un ítem de memoria?

¿El plan regulador de la comuna de Providencia, por ejemplo, declara de qué manera se visibiliza

el secuestro de profesionales en la esquina de Avenida Los Leones con El Vergel? ¿Tiene ese lugar

un tratamiento distinto que el resto de los espacios?

185

Ibídem.

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120

“Lo que está pasando aquí es una destrucción violenta del paisaje, del entorno visual, me están matando el pasado, me están matando mi cultura personal, mi historia está ligado a esto, todas estas panderetas eran mis lugares de juego cuando niño, yo todos estos árboles los he trepado, entonces cada árbol que cae es parte de la infancia que se va ya irremediablemente, es como la muerte de un familiar en cierta forma, a uno lo que hacen es quitarle algo que lo sustenta en el pasado, si eso no es dolor del alma no sé qué es el dolor del alma.”

Documental Aquí se construye186

¿Se dicta legalmente que por el hecho de haber sido lugares de tortura, no es posible demoler

tales inmuebles en tales comunas?

¿Puede la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales definir que por el sólo hecho de haber sido

lugar de vejaciones a los derechos humanos un inmueble es Monumento Histórico?

¿Y si por diversas razones ya no existe o nunca existió edificación, es el Estado capaz de exigir la

marcación del lugar frente a la ausencia?

Eliminar trazos importantes de la ciudad es silenciar el relato e inevitablemente hace que ésta se

vaya resintiendo, ¿cuántos vacíos y nuevas construcciones más es capaz de aguantar?

Un proceso de forestación en la ciudad (plantar, crecer, cortar, descansar y volver a plantar) es

desequilibrante, porque no permite el anclaje de la historia.

186

AGÜERO, Ignacio (2000). Documental Aquí se construye (o ya no existe el lugar donde nací).

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121

“El capitalismo (…) es un sistema que no puede dejar de reinventarse. Si se fatiga, sucumbe. Por eso, el capitalismo genera una cultura del cambio continuo, que se halla estructuralmente amarrada a un programa de negación de la memoria. La sistemática liquidación del pasado y la apuesta al presente, como si éste fuera sólo un momento en el tránsito hacia el progreso futuro, en el que se hallaría la felicidad, (…) forma parte de esa visión del mundo.”

Grínor Rojo.187

“Para abrir el pasado, y con él el presente y el futuro, hay que hacerlo encontrando las coordenadas de sentido de ese pasado y, al mismo tiempo, los sentidos que el mismo adquiere a la luz de las necesidades del presente. La fidelidad de la memoria reclama, pues, un doble movimiento: recuperar los sentidos que el pasado tuvo para sus protagonistas y, al mismo tiempo, descubrir los sentidos que esa memoria puede tener para el presente. Se trata, por lo tanto, de una conexión de sentidos que permita reconocer y vincular los procesos como tales, con sus continuidades y sus rupturas, antes que la rememoración de acontecimientos, entendidos como sucesos extraordinarios y aislados […] La transmisión reiterativa, punto por punto, una y otra vez, sólo es apropiada para aquello que se tiene que repetir –como las técnicas y los rituales–, pero no para aquello que es materia de aprendizaje por medio de la experiencia.”

Pilar Calveiro.188

La ciudad es locus de la memoria colectiva y también, por tanto, es el escenario de batalla de la

memoria. Es en ella donde los diferentes actores, con sus distintas significaciones de la memoria,

expresan sus relatos del pasado, y se anteponen sobre otros.

En nuestro país, es el Estado quien ha ido definiendo principalmente qué historia se

monumentaliza y cuál se convierte en ruinas. Han sido los diversos gobiernos desde el fin de la

dictadura hasta el día de hoy quienes arrastran irresistiblemente hacia el futuro, anulando, por

acción u omisión, los traumas históricos en la ciudad.

Si los monumentos, como expresaba Riegl, son la manifestación de un orden inalterable frente a

los cambios del mundo contemporáneo, son entonces el objeto funcional al poder: lo que

representen, anclados en un lugar de la ciudad, difícilmente se podrá cuestionar.

Si bien no se niega la existencia de memoriales en diversos sectores urbanos, la mayoría de estos

han surgido de necesidades y acciones ciudadanas, que han obtenido apoyos estatales puntuales,

y algunas veces no, pero que no se enmarcan, como comentamos antes dentro de políticas claras

e integrales de reparación.

187

ROJO, Grínor. (2010). Prólogo al libro “Recordar para pensar-Memoria para la democracia. La elaboración del pasado reciente en el Cono Sur de América Latina”. P. 15. Santiago de Chile, Ediciones Böll Cono Sur. 188

Cientista política argentina citada en ANTEQUERA, José. “La memoria histórica como relato emblemático”. P. 77. Versión digital, entregada por autor.

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122

En un proceso territorial de innegable lucha por imponer hegemonías mnésicas, y donde se apunta

a un territorio libre de obstáculos del pasado, es donde hay que preguntarse ¿de quién es la

memoria?

Y es donde hay que apuntar a que sea de nosotros.

“Tengo una idea, capitán. Podríamos quemar esta casa. No, mi coronel, mejor demoler. Mejor dejar todo en el suelo. ¿Y los escombros? Los podríamos tirar al mar. Buena idea. Y entonces cerraron y quemaron y demolieron. Y tiraron al mar. Porque querían un crimen perfecto. Pero bueno. ¿Qué pasó? Pasó el tiempo. Pasó el tiempo.”

Fragmento de Villa189

(silencio)

189

CALDERÓN, Guillermo. Dramaturgo chileno. Fragmento de su obra de teatro Villa, en Teatro II: Villa – Discurso – Beben, P. 29, editado por LOM Ediciones.

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123

“nihil non iisdem verbis redderetur auditum”

Jorge Luis Borges.190

“Éste es el costado barroco del nuevo milenio. Como en una iglesia del siglo XVII, no quedan espacios vacíos. El mundo es hipersemiótico en la medida en que hay más signos de cosas, más signos de signos.” “Entre la aceleración del tiempo y la vocación memorialista hay coincidencias. Precisamente la aceleración produce el vacío de pasado que las operaciones de la memoria intentan compensar. El nuevo milenio se abre sobre esta contradicción entre un tiempo acelerado que impide el transcurrir del presente, y una memoria que busca dar solidez a ese presente fulminante que desaparece comiéndose a sí mismo.”

Beatriz Sarlo.191

Si pensamos, tal como es sugerido por Zygmunt Bauman, que la modernidad puede ser entendida

como la “historia del tiempo”192, en la medida en que organiza la conciencia sobre los hechos

históricos, resulta oportuno preguntarnos por la aproximación a tales sucesos y por cierto a la

memoria, en el contexto de la sociedad contemporánea. Una sociedad que para el propio Bauman

está entendiendo al tiempo como algo insustancial e instantáneo193, dando paso a una sucesiva

superposición de acontecimientos sin un sentido aparente. Un tiempo que al estar anclado en la

novedad de un eterno presente, cuestiona a la memoria como aquél estado de significación y

otorgación de sentido de los hechos ya ocurridos, articulando eso que llamamos experiencia. Por

su parte, la ciudad también parece estructurada a partir de este privilegio del presente, que trae

como consecuencia la imposición recurrente de novedosas obras de arquitectura sobre lugares ya

consolidados, interfiriendo en el vínculo identitario entre la comunidad y el lugar.

190 “nada que ha sido oído puede ser repetido con las mismas palabras”. En cuento: “Funes el memorioso”. Revista

Petrotecnia, Junio 2004. En línea. Texto originalmente publicado en el libro Ficciones, el año 1944.

191 SARLO, Beatriz. (2010). “Tiempo presente. Notas sobre el cambio de una cultura”. Pp. 96-98. Siglo Veintiuno

Editores, Buenos Aires. 192

“La historia del tiempo comenzó con la modernidad. Por cierto, la modernidad es, aparte de otras cosas y tal vez por encima de todas ellas, la historia del tiempo: la modernidad es el tiempo en el que el tiempo tiene historia”. BAUMAN, Zygmunt. (2004). “La modernidad líquida”.P. 119. Buenos Aires: Fondo Cultura Económica. 193 “El tiempo insustancial e instantáneo del mundo del software es también un tiempo sin consecuencias.

“Instantaneidad” significa una satisfacción inmediata ‘en el acto’, pero también significa el agotamiento y la desaparición inmediata del interés”. BAUMAN, Zygmunt. (2004). “La modernidad líquida”. P. 127. Buenos Aires: Fondo Cultura Económica.

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124

La sociedad contemporánea, definida por el propio Bauman como la época de la modernidad

líquida, apuesta por el corto plazo, definiendo una sociedad que articula su vinculación y

estrategias de comunicación a partir de lo transitorio. En este contexto, resulta oportuno volver a

pensar el rol que cumple la memoria en el panorama contemporáneo: las estrategias para su

generación, activación y conservación como base de la construcción social y cultural de un país. Si

asumimos, tal como fue planteado al inicio de este capítulo, que la memoria está asociada a la

generación de sentido, ¿cuál es el sentido de recordar y estimular la memoria en el mundo que nos

toca vivir? Pues bien, para comenzar o al menos intentar balbucear una respuesta a esta pregunta,

creemos necesario dejar de pensar a la memoria como un todo coherente y unitario. Esto, en la

medida en que más allá de su presencia institucionalizada, siempre subyacen un conjunto de

vínculos emotivos con el pasado que se independizan de la memoria oficial. Esa “otra” memoria

que posibilita esos “otros” sentidos, que acompañan la vida de individuos y comunidades, y que

también permiten una aproximación significativa con la ciudad, incluso con aquellos lugares no

visualizados por la historia oficial.

Bajo estos términos, es posible que nos aproximemos a la memoria entendida como un ejercicio

constante de resignificación, reconociendo la pluralidad de sentidos que contienen sus fuentes y

sus sucesivas interpretaciones, entendiéndola siempre como un acto pendiente de ser

completado, tanto en el presente como en el futuro.194 En resumen, lo que aquí proponemos es

una memoria activa, que no intente congelar o superar los hechos del pasado, sino más bien,

traerlos al presente para volver a dotarlos de sentido cuantas veces sea necesario y partir de todas

aquellas miradas interesadas en observarlos. De esta manera, tal como postula Oscar Terán en su

texto Pensar la memoria, es posible enfrentarnos críticamente a la delgadez del presente, a la

sucesiva circulación de acontecimientos que evitan encontrar un lugar y otorgar de esta manera

espesor a nuestros sentidos y significados.

194 “En suma, todos tenemos el derecho de poseer una herencia en la que insertarnos, porque esa herencia es el marco

del hallazgo de sentidos. (…)Por eso recordar es también aquí intentar esa labor que imaginó Walter Benjamin, según la cual el papel del historiador es cambiar el presente entendiendo el pasado como heredad, ya que la herencia no es algo dado de una vez y para siempre (…) Heredar es la única posibilidad de crear, criticar, progresar. Solo quien tiene una herencia puede elegir desprenderse de ella. De lo contrario, queda prisionero de las sombras de una infancia cuyo sentido desconoce”. TERÁN, Oscar. (2000). “Pensar la memoria”. Ponencia leída en el I Congreso Internacional de Filosofía de la Historia, Buenos Aires, 25 al 27 de octubre de 2000.

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125

La memoria es una herencia que nos sitúa y nos orienta, que precisamente permite construir el

presente y pensar el futuro y que encuentra en la ciudad un escenario privilegiado para esta

constante resignificación de los acontecimientos y sus sentidos.

“Ahora bien: los acontecimientos que ocurren en una sociedad pueden ser saludados con aquiescencia y aun con encomio, o lamentados con tristeza y aun con furor. Lo que en una sociedad resulta insoportable o al menos disolvente es que esos acontecimientos carezcan de sentido, esto es, que aparezcan como restos inertes del naufragio de una nave cuyo puerto de partida e itinerarios se hubieran perdido para siempre.”

Oscar Terán.195

Tal como es sugerido por Pilar Calveiro196, la sociedad contemporánea, todavía determinada por el

predominio capitalista, configura un ámbito de relaciones humanas por definición violento, que

junto con dar paso a manifestaciones evidentes de violencia física, también permite el despliegue

de aquella violencia más silenciosa, que a partir de su aparente inexistencia, condiciona nuestra

contrariedad. En esta dirección, como es planteado por Walter Benjamin en el texto Para una

crítica de la violencia197, la recurrente homologación de los deberes y obligaciones que se

institucionalizan como normas de conducta al interior de una determinada sociedad, también

pueden ser entendida como un acto de violencia impositiva, en la medida en que condiciona

nuestra manera de vincularnos con la realidad y la manera en que nos vinculamos con el otro. Una

normatividad que tiende a sancionar y reprimir todo acto que intente transgredir los límites

impuestos, tal como hemos podido apreciar con las expresiones de invisibilización consciente que

se producen en la ciudad y el territorio.

Frente a esta mirada, hemos intentado sugerir a lo largo de esta investigación, una memoria

activa, capaz de vincularse con el pasado para actualizarse de manera crítica en el presente198,

siendo incluso capaz de contradecir los pactos de normalización consolidados en el tiempo, dando

paso a miradas múltiples. En este sentido, podemos recordar lo planteado por el historiador

195

TERÁN, Oscar. (2000) “Pensar la memoria”. Ponencia leída en el I Congreso Internacional de Filosofía de la Historia, Buenos Aires, 25 al 27 de octubre de 2000. 196 Al respecto véase CALVEIRO, Pilar. (2012). Violencias de estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen

como medios de control global. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores. 197 BENJAMIN, Walter. (2010). Para una crítica de la violencia. España, Biblioteca nueva. 198

Tal como sugiere la propia Pilar Calveiro: “Si el ejercicio de memoria se practica como una suerte de retorno maniático al pasado, no tiene utilidad política, o puede tener otras utilidades políticas, pero no tiene, en todo caso, un valor resistente. La memoria que es útil al presente es aquella que arranca desde las necesidades actuales y desde aquí mira el pasado. Cuando una memoria se ancla en el pasado, no permite procesarlo ni conectarlo con otras experiencias, lo clausura”. Revisado en Revista Ñ, Diario Clarín, versión digital: Entrevista con Pilar Calveiro: El Mundo actual es muy violento. Junio 2013. www.revistaenie.clarin.com/ideas/politica-economia/Pilar-Calverio-entrevista_0_937106653.html

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126

francés Roger Chartier, quien precisamente entiende a la memoria como una insurgencia, capaz

de hacer visible lo invisibilizado y de delatar la falsificación del pasado como una construcción

homogénea y clasificatoria:

“La historia no puede ignorar los esfuerzos que trataron o tratan de hacer desaparecer no solo a víctimas, sino también la posibilidad de que sean recordadas sus existencias. En este sentido, la historia nunca puede olvidar los derechos de una memoria que es una insurgencia contra la falsificación o la negación de lo que fue.”

Roger Chartier.199

199

CHARTIER, Roger. (2007) “El pasado entre literatura, memoria e historia”. Historia, Antropología y Fuentes Orales N° 37. Pp. 127-140. Edición online: http://www.jstor.org

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127

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129

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En línea:

- Artículo “El recuerdo del elefante blanco”, del periódico digital Página/12, 25 de marzo de 2008.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/101269-31906-2008-03-25.html

- Sebastián Preece. Artista chileno. Entrevista en diario El Mercurio, el día sábado 25 de junio de

2011.

- Imágenes de http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com/2011/07/el-grito-de-bamiyan-el-

lamento-de-la.html

- Periódico digital el Ciudadano. Artículo “El fantasma de otro Estado en la periferia”.

http://www.elciudadano.cl/2009/04/20/7395/las-sombras-de-otro-estado-en-la-periferia/

- Documento digital “Memorial histórico en Quilicura”, sitio Archivo Chile, web del Centro de

Estudios Miguel Henríquez; http://www.archivochile.com.

- Joseph Kosuth y el concepto ampliado del arte, en página web

http://www.yoelmagazine.com/2008/11/joseph-kosuth-y-el-concepto-ampliado.html. Artículo de

fecha 02 de noviembre de 2008.

- Fundamentos del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en su página web oficial.

http://www.museodelamemoria.cl/el-museo/sobre-el-museo/fundamentos/

- Historia del museo, en su página web http://www.museodelamemoria.cl/el-museo/sobre-el-

museo/historia-del-museo/

- Texto de los arquitectos ganadores, en sección Arquitectura de la página oficial del museo.

http://www.museodelamemoria.cl/wp-content/uploads/2011/11/Texto-arquitectos1.pdf

Otros:

- ADVIS, Luis. Pregón de la Cantata Santa María de Iquique. Editado por el grupo Quilapayún el año 1970 en el disco Cantata Santa María de Iquique. Santiago: Sello DICAP.

- GUZMÁN, Patricio. Documental Nostalgia de la Luz, año 2010.

Charlas:

- OLIVER, Bruno. En charla "Identidades, memorias y soportes de comunicación: ¿Un nuevo

paradigma con el web 2.0?", enmarcada dentro de la 5ta Escuela Chile-Francia, organizada por la

Universidad de Chile y la Embajada de Francia. Lunes 9 de mayo de 2011. Apuntes propios.

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Agradecimientos

A mis papás, hermana y amigos, por la paciencia infinita y el vuelo constante.

A Felipe, por la calma y el apoyo fundamental.

Al profesor Alberto Gurovich.

“En definitiva, hacer una tesis es como adiestrar la memoria. De viejo se tiene buena memoria si se ha ejercitado desde muy joven. Y da lo mismo que se haya ejercitado aprendiendo de memoria la alineación de todos los equipos de primera, los poemas de Carducci o la lista de los emperadores romanos desde Augusto hasta Rómulo Augústulo. Desde luego, puestos a ejercitar la memoria, mejor es aprender cosas que interesen o sirvan; pero, de todos modos, también aprender cosas inútiles supone una buena gimnasia. Y así, aunque sea preferible hacer una tesis sobre un tema que agrade, el tema es secundario respecto del método

de trabajo y la experiencia que de él se extrae.”200

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ECO, Umberto.(1977). “Cómo se hace una tesis” Versión castellana, en digital. Página 20.