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37 TETANOS GRAVE I. VERGARA, A. GOMEZ, G. PEREZ, R. RINCON, G. FERNANDEZ, F. CALDERON, E. ALVAREZ, A. RODRIGUEZ, F. BUITRAGO Se revisaron 40 casos de tétanos grave aten- didos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital San Juan de Dios de Bogo- tá, 26 hombres y 14 mujeres con edad prome- dio de 33 años. Veinticinco pacientes prove- nían de áreas rurales y 15 de zonas urbanas, incluyendo en estos últimos, a 9 de Bogotá. Las heridas tetanogéneas ocasionaron el 75% de los casos, dos más (5%) fueron causados por inyección intramuscular con equipo rees- terilizable, 15% fueron de origen ginecológico y en el 5% no se pudo determinar la puerta de entrada. A menor tiempo de progresión ma- yor gravedad del cuadro clínico. El tratamien- to se basó en la sedación y relajación muscular con diazepan y bromuro de pancuronio, venti- lación mecánica y manejo quirúrgico de la puerta de entrada de la infección. La mortali- dad fue del 50%, influenciada ampliamente por las complicaciones respiratorias especial- mente infecciosas (7 pacientes) y la aparición de disautonomía (7 pacientes con hiperten- sión arterial y arritmias cardíacas usualmente mortales). INTRODUCCION El tétanos es una enfermedad conocida desde la antigüedad, y a ella hizo referencia Dr. Ignacio Vergara: Profesor Asociado, Jefe de la Sección de Neurología. Dr. Alonso Gómez D.: Instructor Asistente, Jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos. Dr. Germán Pérez R.: Instructor Asociado. Departamento de Medicina Interna, Sección de Neurología. Daniel Rincón C.: Residente Medi- cina Interna, actualmente Internista Hospital Regional, Dui- tama, Boyacá. Dr. Gilberto Fernández, Dr. Fernando Calde- rón, Dr. Ernesto Alvarez, Dr. Alvaro Rodríguez. Dr. F rancisco Buitrago, Médicos de planta, Unidad de Cuidados Intensivos. Facultad de Medicina, Universidad Nacional, Hospital San Juan de Dios, Bogotá. Solicitud de separatas al Dr Vergara. Hipócrates en sus aforismos. A pesar de ser prevenible mediante la vacunación, su fre- cuencia en nuestro medio persiste elevada y ha reaparecido en países desarrollados, espe- cialmente ligada a la drogadicción. En Colombia, la primera referencia aparece en el "Diario de Observaciones" (1761-1762) de don José Celestino Mutis quien en forma vivida describe el tétanos neonatal o "Enfer- medad de los 7 días" que afectaba mortal- mente a los recién nacidos en el área de Carta- gena de Indias (1). La enfermedad continúa siendo frecuente en la costa norte del país y en los climas cáli- dos. Según la OPS/OMS en 1976 se informa- ron 7.146 casos en las Américas, con 691 de- funciones, disminución notable en Norte América, y prevalencia persistentemente alta en Centro y Sur América, correspondiendo al Brasil la mitad de los casos informados. Para el mismo año (1976), Colombia informó 510 casos pero probablemente la cifra sea mayor (2). Esto, sumado a la severidad del cuadro clí- nico, la alta mortalidad que. en las formas gra- ve llega al 50% y a la enorme demanda de esfuerzos y medios que su atención exige, mo- tiva el análisis de los casos de tétanos grave atendidos en la UCI del Hospital San Juan de Dios en los últimos 13 años. MATERIAL Y METODOS R. Veronesi (3) ha propuesto la clasificación clínica de la enfermedad en leve, moderada y grave. Son leves aquellos casos con rigidez muscular con trismus y opistótonos, siendo el paciente incapaz de deglutir por espasmo de los músculos de la faringe; los casos graves presentan espasmos musculares de gran inten- Acta Médica Colombiana VoL 9 No. 2 (Marzo-Abril) 1984

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TETANOS GRAVE I. VERGARA, A. GOMEZ, G. PEREZ, R. RINCON, G. FERNANDEZ,

F. CALDERON, E. ALVAREZ, A. RODRIGUEZ, F. BUITRAGO

Se revisaron 40 casos de tétanos grave aten-didos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital San Juan de Dios de Bogo-tá, 26 hombres y 14 mujeres con edad prome-dio de 33 años. Veinticinco pacientes prove-nían de áreas rurales y 15 de zonas urbanas, incluyendo en estos últimos, a 9 de Bogotá. Las heridas tetanogéneas ocasionaron el 75% de los casos, dos más (5%) fueron causados por inyección intramuscular con equipo rees-terilizable, 15% fueron de origen ginecológico y en el 5% no se pudo determinar la puerta de entrada. A menor tiempo de progresión ma-yor gravedad del cuadro clínico. El tratamien-to se basó en la sedación y relajación muscular con diazepan y bromuro de pancuronio, venti-lación mecánica y manejo quirúrgico de la puerta de entrada de la infección. La mortali-dad fue del 50%, influenciada ampliamente por las complicaciones respiratorias especial-mente infecciosas (7 pacientes) y la aparición de disautonomía (7 pacientes con hiperten-sión arterial y arritmias cardíacas usualmente mortales).

INTRODUCCION El tétanos es una enfermedad conocida

desde la antigüedad, y a ella hizo referencia

Dr. Ignacio Vergara: Profesor Asoc iado , J e f e de la Sección de Neurología . Dr. Alonso G ó m e z D.: Ins t ruc tor Asis tente , J e f e de la Unidad de Cu idados Intensivos. Dr. G e r m á n Pérez R . : Ins t ruc to r Asociado. D e p a r t a m e n t o de Medicina In terna , Sección de Neuro log ía . Daniel R i n c ó n C.: Res iden te Medi-cina In terna , a c t u a l m e n t e In tern is ta Hospi ta l Regional, Dui-tama, Boyacá. Dr. Gi lber to Fe rnández , Dr. F e r n a n d o Calde-rón, Dr. E rnes to Alvarez, Dr. Alvaro Rodr íguez . Dr. Francisco Buitrago, Médicos de planta , Unidad de Cuidados Intensivos. Facul tad de Medicina, Universidad Nacional, Hospi ta l San J u a n de Dios, Bogotá.

Sol ic i tud de separa tas al Dr Vergara.

Hipócrates en sus aforismos. A pesar de ser prevenible mediante la vacunación, su fre-cuencia en nuestro medio persiste elevada y ha reaparecido en países desarrollados, espe-cialmente ligada a la drogadicción.

En Colombia, la primera referencia aparece en el "Diario de Observaciones" (1761-1762) de don José Celestino Mutis quien en forma vivida describe el tétanos neonatal o "Enfer-medad de los 7 días" que afectaba mortal-mente a los recién nacidos en el área de Carta-gena de Indias (1).

La enfermedad continúa siendo frecuente en la costa norte del país y en los climas cáli-dos. Según la OPS/OMS en 1976 se informa-ron 7.146 casos en las Américas, con 691 de-funciones, disminución notable en Norte América, y prevalencia persistentemente alta en Centro y Sur América, correspondiendo al Brasil la mitad de los casos informados. Para el mismo año (1976), Colombia informó 510 casos pero probablemente la cifra sea mayor (2).

Esto, sumado a la severidad del cuadro clí-nico, la alta mortalidad que. en las formas gra-ve llega al 50% y a la enorme demanda de esfuerzos y medios que su atención exige, mo-tiva el análisis de los casos de tétanos grave atendidos en la UCI del Hospital San Juan de Dios en los últimos 13 años.

MATERIAL Y METODOS R. Veronesi (3) ha propuesto la clasificación

clínica de la enfermedad en leve, moderada y grave. Son leves aquellos casos con rigidez muscular con trismus y opistótonos, siendo el paciente incapaz de deglutir por espasmo de los músculos de la faringe; los casos graves presentan espasmos musculares de gran inten-

A c t a Médica Co lombiana VoL 9 N o . 2 (Marzo-Abri l ) 1 9 8 4

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sidad con opistótonos severos que pueden producir fracturas y limitación de la respira-ción. Según la localización, se divide en gene-ralizado, localizado o monoplégico, cefálico y toracoabdominal, siendo más frecuente el primero de ellos (3-7).

Se define como período de incubación el tiempo transcurrido entre la contaminación y la aparición de la sintomatología general y como período de progresión el lapso entre la iniciación de los primeros síntomas generales y la primera contractura generalizada (3, 8). Con estos criterios se revisaron las historias clínicas de los pacientes con diagnóstico de tétanos grave atendidos en la UCI del Hospital San Juan de Dios, entre 1969 y 1981. Se ana-lizaron los datos de edad, sexo, procedencia (sitio donde se adquirió la enfermedad), puer-ta de entrada de la infección, períodos de incubación y progresión, curso de la enferme-dad, complicaciones y tratamiento.

RESULTADOS Se revisaron 40 casos, 26 hombres y 14 mu-

jeres, con edades entre los 12 y los 67 años (promedio de 33 años). El mayor número se presentó en la segunda y tercera décadas de la vida con una incidencia importante en la quin-ta (figura 1). Se atendieron 15 pacientes pro-cedentes de áreas urbanas y 25 de áreas rura-les; 29 venían de clima cálido y 11 de clima

fr ío; llamó la atención que 9 casos provenían de la Sabana de Bogotá, y de estos ,7 del área metropolitana de Bogotá (Figura 2).

Las llamadas heridas "tetanógenas" produ-jeron 32 casos de tétanos grave, siendo esta la puerta de entrada más frecuente. De ellas tres correspondían a heridas por armas de fuego, dos a inyección intramuscular y una a cirugía electiva (laparotomía) realizada en hospital regional de clima cálido. Seis casos fueron de origen ginecológico: tres por aborto provoca-do, dos por parto sin atención médica y uno por laparoscopia para esterilización. En dos casos no fue posible identificar la puerta de entrada.

El promedio del período de incubación fue de 9.8 días con un máximo de 40, y un míni-mo de un día. El período de progresión fue en promedio de 3.5 días con un máximo de 11 días y un mínimo de 11 horas.

Correlacionando estos datos con el resulta-do final de la enfermedad, se encontró que para los pacientes fallecidos el período de in-cubación fue de ocho días y el de progresión de 2.5 días, contra 11.5 días y cuatro días respectivamente, para los que se recuperaron. En ninguno de los casos fue posible obtener antecedente cierto de inmunización.

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En los 12 pacientes con heridas contamina-das se practicó limpieza quirúrgica, incluyen-do una histerectomía y una enucleación. La gammaglobulina humana antitetánica se utili-zó en ocho pacientes a dosis variables, según disponibilidad, entre 750 y 3.000 unidades. El suero heterólogo se aplicó en 11 pacientes sin complicaciones y el toxoide tetánico en 25 (al menos una dosis IM de 0.5 cc). A partir de 1978 se agregó heparina profiláctica a dosis de 5.000 u. cada 8 horas; se usaron antibióticos en todos los pacientes: en 30 penicilina G. cristalina en dosis de 20 a 30 millones de uni-dades diarias por 15 a 20 días; en los restantes se aplicaron combinaciones de ampicilina-gentamicina.

Todos los pacientes recibieron diazepan intravenoso en dosis variables con un máximo de 249 mgs/día inicialmente, agregando luego otros medicamentos para obtener relajación muscular, siendo las asociaciones bromuro de pancuronio-fenobarbital (14 pacientes) y bromuro de pancuronio-diazepan (10 pacien-tes) las más utilizadas en dosis variables de acuerdo a las necesidades; en dos pacientes fue necesario recurrir a sedación permanente con tiopental.

A 33 pacientes se les practicó traqueosto-mía y en 26 de ellos se utilizó asistencia venti-latoria mediante sistemas de presión o de volumen, métodos utilizados a partir de 1972. El promedio de permanencia en el ventilador fue de 13 días con un máximo de 45. En dos pacientes se utilizó intubación orotraqueal solamente. A diez se les practicó simultánea-mente gastrostomía, abandonada en 1979 desde cuando se prefirió alimentarlos por tubo nasogástrico. El promedio de estancia en la UCI fue de 22 días.

Una o más complicaciones afectaron a 35 pacientes, siendo más frecuentes las de tipo respiratorio, infeccioso o mecánico; la disau-tonomía se presentó en siete casos, la hiper-tensión arterial afectó a cuatro pacientes y las arritmias cardíacas a los restantes. Desde 1980 se utiliza propanol a dosis crecientes hasta 80 mgs/día para prevenir esta complicación. De los pacientes estudiados 20 fallecieron lo cual da una mortalidad del 50%, siete por disauto-nomía. siete a consecuencia de complicacio-

nes respiratorias, y dos por sepsis. De los pa-cientes traqueostomizados, dos presentaron estenosis traqueal fatal de presentación tardía después de la recuperación total del tétanos. No fue posible realizar seguimiento de los casos recuperados.

DISCUSION El Clostridium tetani, agente causal de la

enfermedad es un bacilo Gram-positivo, anae-róbico estricto, que tiene dos formas: la espo-rulada, muy resistente a los antisépticos y menos al calor, que en medio apropiado se transforma en la forma vegetativa productora de la exotoxina y por ella de la enfermedad (3, 8). Cuando el bacilo contamina una herida lo hace en su forma esporulada la cual sólo se transforma en forma vegetativa si hay reduc-ción local del potencial de óxido-reducción, que puede ocurrir por necrosis tisular, presen-cia de cuerpos extraños o desarrollo de supu-ración por infección con otros gérmenes. La forma vegetativa del bacilo inicia su replicación y producción de dos toxinas: la tetanolisina que no produce patología y la tetanospasmina productora de la sintomatologia característica del tétanos, siendo en realidad la enfermedad una toxiinfección (3, 7).

La tetanospasmina, segunda toxina en po-tencia después de la botulínica, es una proteí-na de peso molecular de 150.000, producida localmente en la herida y transportada por los nervios periféricos sensitivos, motores o auto-nómicos. Este transporte es básicamente axo-nal y mediante técnicas autorradiográficas se ha confirmado su carácter retrógrado, avan-zando hasta 75 mm/día; existe un transporte menos importante a través del epineurio (9). La toxina no atraviesa la barrera hematoence-fálica y sólo penetra al SNC por la vía ya descrita, de donde se deduce que sólo la toxi-na circulante es neutralizable con el trata-miento. La toxina se acumula en las astas anteriores de la médula cuando es transporta-da por nervios raquídeos o llega al cerebro acumulándose en los ganglios basales y en tallo cerebral si ha sido transportada por los nervios craneanos.

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Parece estar bien establecido que la acción convulsivante de la tetanospasmina en el SNC de los mamíferos resulta del bloqueo presi-náptico de la liberación de transmisores inhi-bidores, en especial del GABA y la glicina. Su acción a nivel medular se realiza a nivel de las motoneuronas alfa y gamma. A pesar del co-nocimiento cada día más amplio sobre la toxi-na su acción resulta difícil de explicar debido a que desaparecen las manifestaciones clínicas a pesar de la persistencia de la toxina en el siste-ma nervioso (9, 10). Es posible detectar la toxina fuera del SNC como por ejemplo en el hígado o riñon, pero sólo en este último se han informado alteraciones como la necrosis tubular, responsable en muchos casos de inba-lances hidroelectrolíticos que agravan las alte-raciones neuromusculares (9-11).

Aunque tradicionalmente se ha considerado al tétanos una enfermedad adquirida en me-dio rural de clima cálido, en esta revisión se encontró un número sorprendente alto de pacientes que la adquirieron en clima fr ío (27.5%) y específicamente en el área metropo-litana de Bogotá (17.5%). De acuerdo a ella debería corregirse la idea de que el tétanos es patrimonio del clima cálido y por tanto toda herida contaminada adquirida en clima fr ío debe tratarse como potencial puerta de entra-da del tétanos (3,12). La proporción hombre-mujer fue de 2:1 posiblemente causada por la mayor exposición ocupacional de la población masculina.

Por el tipo de población que atiende nues-tro hospital se explica la distribución etaria y por la misma razón no analizamos casos de tétanos neonatal. Sobre este particular se han revisado recientemente 70 casos en el Hospital Infantil de Barranquilla, de los cuales el 80% provenían del área urbana con un período de incubación promedio de ocho días y una mor-talidad especialmente baja del 4.28%. (U. Es-cobar Barrios,' XIII Congreso Colombiano de Pediatría, Cartagena, mayo 1983.)

Como en otros estudios, en el presente las llamadas "heridas tetanógenas" fueron la puer-ta de entrada más frecuente, generalmente producidas por trauma o arma de fuego. Lla-man la atención dentro de los casos estudiados los dos producidos por aplicación de inyeccio-

nes intramusculares con jeringas reesteriliza-bles. Dentro de los casos de tétanos ginecoló-gico, la mitad de ellos fueron producidos por aborto provocado. No fue posible determinar la puerta de entrada en el 5% de los paciente lo cual es frecuente en todas las series (3, 8, 13). Hay una relación inversa entre el período de incubación, el período de progresión y el pronóstico: a más cortos períodos, peor pro-nóstico; esta relación es significativa para el período de progresión (3, 8).

La sintomatología inicial del tétanos puede ser tan vaga o general que haga difícil sospe-char la enfermedad manifestándose como irri-tabilidad, cefalea, mialgias (por lo cual no es infrecuente el diagnóstico de histeria en este período) o presentarse en forma más definida, con risa sardónica y trismus (3, 8, 12).

La característica clínica de los casos de tétanos generalizado grave, es la presencia de espasmos musculares generalizados de gran intensidad, con opistótonos severos que se acompañan de espasmos de la glotis y de la laringe, lo cual interfiere con la respiración y la oxigenación, pudiendo llevar al paciente a estados de hipoxia importantes, de lo cual se deduce la necesidad de traqueostomía tempra-na y asistencia ventilatoria. En estos pacientes es más frecuente el compromiso del sistema nervioso autónomo manifestado por la llama-da disautonomía, que se expresa por labilidad tensional y térmica, arritmias cardíacas, diafo-resis, que pueden ser causa de muerte inespera-da a veces en el curso de maniobras como succión o movilizaciones (3, 8, 9). En el pre-sente estudio esta complicación se observó en 7 casos y fue mortal en todos ellos; la mani-festación más frecuente fue la hipertensión arterial.

Como se anotó al comienzo, el tétanos es una enfermedad 100% prevenible. El toxoide o anatoxina tetánica fue obtenida por Gastón, Ramón, Descombey y Zoeller en 1924, me-diante inactivación con formol de la toxina tetánica purificada y desde 1935 se regularizó para su utilización en humanos. Sin embargo, como lo demuestra el presente estudio, en el cual ninguno de los 40 pacientes pudo dar antecedente cierto de inmunización, el cubri-miento con la vacuna es muy bajo en el país

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especialmente para la población adulta (3, 14). La vacuna utilizada en la actualidad propor-

ciona una inmunidad útil por 10 años, por lo cual debe aplicarse un refuerzo con esa perio-dicidad, en especial a personas con alto riesgo (15, 16). La enfermedad no confiere inmuni-dad y en consecuencia todo paciente que la sufre debe recibir la vacunación. Esta se reali-zó sólo en 25 casos de este informe (3, 15).

El tratamiento se puede dividir en: 1. Tra-tamiento de la puerta de entrada. 2. Inactiva-ción de la toxina circulante (ya que no se puede inactivar la toxina fijada, productora de los síntomas). 3. Tratamiento sintomático de las contracturas. 4. Tratamiento de las compli-caciones.

Aunque toda herida con las características de "herida tetanógena" debe ser tratada ade-cuadamente para la prevención del tétanos, 12 de los 40 casos (30%) en el momento del ingre-so con la enfermedad en el período de estado, presentaban heridas contaminadas, las cuales requirieron la limpieza quirúrgica, incluyendo una histerectomía y una enucleación (3, 13).

El tratamiento incluye la aplicación de anti-bióticos, así como gammaglobulina humana antitetánica 3.000-5.000 U. por vía intramus-cular (cuando se usa profilácticamente bastan 250 U.). La alternativa para la globulina hu-mana es, aunque cada vez menos utilizada por el alto riesgo de causar enfermedad del suero (hasta 50% de los casos), el suero heterólogo antitetánico el cual se aplicó a once de nues-tros pacientes sin observar complicaciones. Debe aplicarse en forma simultánea al toxoide tetánico, 0.5 c.c. por vía IM, en sitio distante al cual se aplicó la gammaglobulina antitetáni-ca; esta dosis servirá de refuerzo o iniciará la vacunación según los antecedentes inmunoló-gicos del paciente y en todo caso ésta deberá completarse según los esquemas recomenda-dos (3, 17, 18).

La relajación muscular como tratamiento de las contracturas es difícil de lograr en las formas generalizadas graves obligando en algu-nos casos (5% de los nuestros), al uso de la anestesia general. La mayoría de los pacientes responden a la utilización de diazepan (a dosis variables, pero generalmente altas), a su aso-ciación con bromuro de pancuronio, fenobar-

bital o D-tubocurarina, o una mezcla de ellos ( 3 , 8 , 19).

Las implicaciones que sobre el aparato res-piratorio tienen las contracturas, se manejaron en nuestros pacientes con traqueostomía en 33, y asistencia ventilatoria en 26. En dos pa-cientes más se utilizó la intubación orotra-queal solamente. Parece estar bien definido que la traqueostomía debe realizarse de prefe-rencia cuando aparezcan las contracturas ge-neralizadas estando el paciente intubado y con tratamiento mio-relajante, o bajo anestesia general (3).

El 87% de los pacientes de este estudio pre-sentaron una o más complicaciones derivadas directamente de la enfermedad (disautono-mía) o indirectamente (infecciones, atelecta-sias), las cuales influyeron para que la morta-lidad total llegara al 50%; esto debe llevar a la revisión y refinamiento de la técnica de tra-queostomía, la utilización de elementos apro-piados y el esmero de los cuidados respira-torios.

El promedio de estancia hospitalaria en la UCI fue de 22 días incluyendo casos extre-mos, en los cuales se requirió la asistencia ventilatoria hasta por 45 días.

SUMMARY We have reviewed forty cases of severe te-

tanus treated in the intensive care unit of the Hospital San Juan de Dios, Bogotá. There were 26 men and 14 women, with a men age of 33 years; 25 of the patients came from rural areas and 15 from urban zones, including 9 from the metropolitan area of Bogotá. Wounds which are typically associated with tetanus caused 80% of the cases, and of these, two cases followed intramuscular injections. Gynecological procedures were responsible for an additional 15% of the cases. Fatal cases were associated with significantly shorter in-cubation and evolution stages. Surgical debri-dement was required in 30% of the cases.

Antitoxin use depended on availability: human tetanus immunoglobulin being admi-nistered in 8 cases and heterologuous antise-rum in 1 1 patients without adverse reactions.

Maintenance treatment consisted in muscle relaxation, assited ventilation and tracheosto-

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my which was required in 82.5% of those affected. Overall mortality was 50%, of which 17.5% died from pulmonary complications and 17.5% died from autonomic dysfunction.

Pathophysiology, local epidemiology, clini-cal manifestations and treatment are reviewed.

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