TEXTO 2: MANIFIESTO CONJUNTO UGT-CNT

Se trata de un fragmento escrito por los trabajadores en el “Manifiesto conjunto UGT-CNT de 1917” que tiene como finalidad, denunciar la crítica situación que sufre el pueblo español. Este documento es una fuente primaria de naturaleza político-social, con un carácter público dirigida fundamentalmente al gobierno, en la toma de decisiones referentes a la corrupción del sistema pero también a la sublevación y al apoyo de la huelga del proletariado. Fue redactado en 1917, durante la etapa política desarrollada bajo el sistema monárquico de los Borbones (La Restauración), concretamente, en el reinado de Alfonso XIII que supuso el agotamiento del sistema monárquico español. Hace alusión a la crisis del 1917, que afectó a diferentes ámbitos como el militar, el político y el social. En el ámbito militar se organizaron las Juntas de Defensa, que reclamaban un aumento salaria, la reivindicación de la antigüedad para los ascensos y un mayor protagonismo, hasta el punto que la solución al desgaste del régimen de la Restauración era una dictadura militar de carácter colegiado. En el ámbito político, los nacionalistas catalanes organizaron una Asamblea Parlamentaria que exigía la formación de un gobierno provisional para reformar el sistema político y descentralizar el Estado. Y en el ámbito social, hace referencia a la huelga general revolucionaria convocada por UGT y CNT. El autor del documento es el intelectual de izquierda, Julián Besteño, dirigente de la UGT, el PSOE y catedrático de la universidad de Madrid con un amplio sentido ético.

El análisis del texto es una visión sobre los problemas políticos, sociales y económicos del país. Con el término “advertencias serenas” se refiere a que la realización de huelgas que reivindicaban las mejoras laborales, sociales y políticas. Pero que no siempre fueron “serenas”, como la Semana Trágica de Barcelona - en la cual los jóvenes españoles se negaron a embarcarse en los barcos con destino al Riff – y durante el Sexenio revolucionario y democrático donde se quemaron iglesias y catedrales (anticlericalismo). Con la “carestía de las subsistencias y falta de trabajo” se define el agravamiento de la miseria, causada por el estallido de la I Guerra Mundial, que supuso una extraordinaria oportunidad para la economía del país, permitiendo la exportación de productos industriales y agrarios, lo que posibilitó el enriquecimiento de las clases adineradas. Sin embargo, al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios de los productos sufrieron unas alzas desorbitadas que provocaron inflación, que iba en desemparejada con la subida de salarios y las clases con menor poder adquisitivo continuaron empobreciéndose.

Con el término “amparadores de la explotación” alude al gobierno bipartidista, turnista, oligarca, caciquista, etc. Ante esta situación plantea la expresión “organizados y unidos” que hace referencia a la organización de sindicatos y partidos políticos con ideologías de izquierda semejantes en el colectivismo, oposición a la sociedad de clases, igualdad, etc. Pero durante la I Internacional, el socialismo se dividió en dos tendencias el anarquismo y el marxismo. El anarquismo defendía un modelo anti- estado proponiendo comunas federadas y el marxismo defendía una dictadura transitoria hasta la expansión mundial del comunismo donde se establecería una sociedad sin clases sociales ni propiedad privada, y el Estado desaparecería. Durante la II Internacional, el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), renunció a la corriente marxista revolucionaria y adoptó la social democracia. Además se opusieron a la colaboración conjunta con partidos dinásticos burgueses, aceptaron el sistema capitalista, buscaron el acercamiento con los republicanos federal e hicieron una formidable crítica al sistema contra “los amparadores de la explotación” que eran propietarios, empresarios, banqueros, etc. que gobernaban en beneficio propio, enriqueciéndose y que “a pesar de sus buenos deseos”, es decir, las reformas que habían realizado Maura y Canalejas presionados por el regeneracionismo de Joaquín Costa, eran incumplidas por esta oligarquía dominante, por la carencia de inspectores, un sistema judicial favorable a la patronal y la minimización del movimiento obrero justificando que se trata de cuestión de desorden social no de derechos humanos.

Finalmente, hace referencia a la huelga general revolucionaria convocada por UGT y CNT (1917) que a pesar de sus diferencias se asociaron y reivindicaron el malestar provocado por la inflación y reclamaron el fin de la monarquía y el establecimiento de una república democrática. Esta situación supone el “arma más poderosa” para obtener reivindicaciones sociales, laborales y políticas, ya que ocasionan perdida de riqueza dentro de la burguesía; propietaria de los medios de producción. Estos acontecimientos pasaron factura a la descomposición del sistema que recurrió a los Gobiernos de Concentración, en los que no había un sistema basado en el bipardismo ni turnismo por lo que la situación se agravó. En algunas ciudades como Cataluña surgió el pistolerismo – que era la contratación de pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros – y la Ley de Fugas – que es el derecho que tienen los guardias civiles o policías de matar a un detenido -. En Andalucía, la situación de miseria dio paso al trienio bolchevique que impulsó las revueltas campesinas imitando a los campesinos que se revolucionaron en Rusia (1917). Con todo este panorama, el general Miguel Primo de Rivera con el consentimiento de Alfonso XIII encabezó un golpe de Estado en 1923.