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TEMAS DE ÉTICA Eje Crítico V Estudios Generales www.admycontuna.multiply.com

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  • TEMAS DE TICA Eje Crtico V

    Estudios Generales

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    Presentacin

    Usted tiene en sus manos un conjunto de materiales que le servirn para el curso de tica. La UNA le ofrece hoy la oportunidad de pasearse por una serie de Temas de tica. La tica. Quin no ha odo hablar de tica en los ltimos tiempos?. Est por todas partes. De ella hablan los empresarios y polticos, los periodistas y la opinin pblica. Todo el mundo pide tica. Que hay una demanda de tica en nuestra sociedad y en sus instituciones es algo innegable. Lo que quizs no est tan claro es a qu se debe este inters.

    Algunos piensan que ha surgido en gran parte como reaccin contra la

    corrupcin. Otros, ms escpticos, creen que slo se trata de una moda pasajera, ya que la tica no es ms que una ilusin inoperante, que nicamente servira para escamotear una realidad insuperable o para suavizar los efectos de la mala conciencia. Casi como decir que ms que ser tico lo que se busca es parecerlo. Sin embargo, creemos que el inters por la tica expresa el comienzo de un autntico cambio en la concepcin de la vida moderna. Estamos pasando de una concepcin de la vida basada en la racionalidad calculadora a una visin ms amplia de la racionalidad moderna, donde tanto las personas como las instituciones tendremos que acostumbrarnos a asumir nuestras propias y especficas responsabilidades morales.

    Sabemos que esto que acabamos de decir choca con una realidad que

    lo que muestra es el ms contundente convencimiento de que la tica no sirve de nada en la sociedad actual, ya que lo que mueve es el dinero y el poder. O es que puede hacerse compatible la tica con la economa y con la poltica? Tiene algo que ver el derecho con la justicia como valor moral? No es la igualdad de oportunidades una mentira y la igualdad ante la ley una continua farsa? Ciertamente, no parece que la tica funcione en los centros de poder poltico y econmico, ni tampoco sirve mucho para resolver los problemas personales de la vida cotidiana. Porque cuando se tiene un problema se acude al tcnico, al experto, pero no al tico.

    Alguno, incluso, nos dir, y nos lo deca recientemente un profesor

    universitario, que en muchas ocasiones la formacin moral de las personas entra en conflicto con lo que exigen la vida profesional y las organizaciones en

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  • Tema 2

    LAS TEORAS TICAS Y

    EL PLURALISMO MORAL

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  • Tema 3

    EL SUJETO TICO

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    UNIDAD

    Tema 34

    EL DESARROLLO MORAL

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  • TEMAS DE TICA APLICADA

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    Hagamos una pausa antes de pasar a la ltima parte de este tema. En relacin con los dos aspectos estudiados de la biotica aplicada, el Proyecto Genoma

    humano y la clonacin, a pesar de que se los hemos ofrecido fundamentalmente con carcter informativo, creemos importante que retenga algunos aspectos relacionados con ellos. El resumen que le presentamos a continuacin podr ayudarle. En l se sealan los aspectos ms importantes que debe retener, al tiempo que le seala los contenidos relacionados con ca da uno de esos aspectos (comprensin)

    Aspecto estudiado Contenido de respuesta 1. En qu consiste el Proyecto Genoma Humano?

    Pretende realizar una especie de mapa del conjunto de genes que estn presentes en la especie humana

    2. Implicaciones del Proyecto Genoma Humano

    - Ofrece claves para realizar diagnsticos y terapias de propensiones a enfermedades hereditarias

    - Tiene riesgos, pues implica conocer datos de la intimidad de una persona, con consecuencias discriminatorias en el trabajo, etc.

    3. Justificacin tica del Proyecto a) predecir y prevenir enfermedades b) ello nos hara ms sanos c) al ser ms sanos, seramos ms dueos de nuestro propio cuerpo

    4. Exigencias que se derivan de l a) que las investigaciones se acerquen a la sociedad, de modo que los sujetos puedan codecidir contando con la informacin necesaria

    b) concientizar a los individuos: son ellos quienes han de decidir c) educar a los individuos en la responsabilidad por decisiones que

    afectan a ellos y a la especie. 5. Qu es la clonacin? Creacin del iberada de otro ser idntico 6. Interrogantes ticos de la clonacin humana

    a) implica riesgos sustanciales para la salud y el bienestar de los clones iniciales;

    b) reduce al hombre a la condicin de cosa fabricada en serie; c) contrario al derecho a la intimidad de que goza todo ser humano

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  • Tema 6

    TICA ECOLGICA

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  • Tema 7

    TICA DE LOS CIUDADANOS

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  • Tema 8

    TICA DEL TRABAJO PROFESIONAL

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    Introduccin

    Uno de esos campos donde la tica aplicada encuentra expresin muy concreta, diaria y cotidiana, es el campo profesional o del trabajo especfico de cada quien, el trabajo profesional. Por eso, un tema, el ltimo, que deseamos tocar, en este recorrido por temas de tica, es precisamente este. El planteamiento del tema, por ms aplicado que quiera ser, al estar dirigido a todos los estudiantes-profesiones de la universidad, necesariamente tendr que ser general. No podemos escribir una tica profesional del ingeniero o una tica profesional del educador o del administrador. Lo que podamos decir, as lo esperamos, pretende mostrar un esquema de tica profesional, en genrico, y que las distintas profesiones podrn validarlo y hacerlo aplicable a sus campos particulares, enriquecindolo, modulndolo y modificndolo. Slo as podr adaptarse a las diferentes profesiones e incluso a situaciones muy dispares dentro de cada profesin.

    Lo hacemos conscientes de que, como lemos alguna vez sin recordar

    dnde, hoy ms que de tica o moral profesional habra que hablar de inmoralidad profesional, ms que de profesionales comprometidos con su medio social, su pas, su comunidad o su pueblo, el que tienden a servir de la mejor manera, habra que hablar de profesionales para quienes la profesin no es sino una propiedad privada, para uso exclusivo de quien la posee, convertida con harta frecuencia en la puerta, medio o camino para obtener, ms o menos legtimamente, todo lo que la persona quiere, busca y ansa.

    Una de las preocupaciones observadas en la sociedad venezolana -

    leemos en la presentacin de una de las publicaciones de la Ctedra Fundacin SIVENSA, tica e institucionalidad en Venezuela, 1996-, es la concepcin de ser humano que asumen algunas organizaciones, expresada sta en la prdida del respeto y de la consideracin hacia los destinatarios de productos y/o servicios. Esta conducta se manifiesta en una especie de inversin de valores donde, a veces, predomina la dictadura del oferente, y no la libertad del demandante. En ms de una oportunidad, cuando una persona se dirige a adquirir, por ejemplo, un apartamento o un vehculo, siente que se le hace un favor, en cuyo caso no le es dable reclamar deficiencia o hacer valer sus derechos.

    Si echamos una somera mirada a nuestro medio, observamos que la

    estructura psicosocial de la poblacin venezolana (valores, actitudes,

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    motivaciones, esquemas o modelos de comportamiento, etc.) en relacin con la tica individual y familiar aparece en abierta contradiccin con lo que esa misma poblacin declara a niveles imperativos tericos o despersonalizados: moral en la que la conculcacin de los deberes profesionales se manifiesta plenamente justificada. Nuestro libro Valores del Venezolano es una clara muestra de esto. En definitiva, la conciencia profesional recta es una flor extica, rara, entre las personas obligadas a seguir sus dictmenes.

    Y es que mal podra ser de otra manera si, como han sealado

    reiteradamente personalidades de nuestro pas, lo que define a nuestra sociedad es el dinero, o si la corrupcin en nuestro pas es un lamento nacional, en el que se est creando una situacin de impunidad generalizada. Y quizs podramos decir que lo peor de todo esto no es el robo o la corrupcin econmica en s, sino el desprecio del trabajo y la sustitucin de la moral por la picarda. Es lo que escriba Jos Luis Tapia hace ya algunos aos en El Nacional (31-05-81): En Venezuela lo importante no es trabajar ni hacer las cosas con decencia. Hemos perdido los principios fundamentales sobre los cuales se cimenta nuestra vida. El afn es consumir, vivir la vida con el menor esfuerzo, con hermosas quintas y dinero, en fin, la vida bonchona.

    No es necesario abundar en comentarios. Para nosotros, los profesionales, los

    que hemos sido favorecidos por el poder estudiar y capacitarnos, esta situacin es por dems conocida. Por qu todo esto?

    La respuesta no es fcil, entre otras razones, porque tampoco es nica. Sin

    duda son muchos los elementos que influyen en esta situacin. Nosotros, en esta unidad vamos a insistir, en tono afirmativo, en algunos aspectos que, de ser interiorizados y asumidos por cada uno de nosotros, indudablemente que algo aportaran al adecentamiento nacional: son los temas de la tica profesional y del trabajo. Sin embargo, el tema de la tica profesional es extraordinariamente difcil. Ante todo, porque la moral del individuo entra o puede entrar en colisin con la moral de la sociedad que suele conllevar a situaciones de injusticia. Y ante esta situacin generalizada que con frecuencia puede rodear nuestras acciones y ejercicio profesionales, el sentimiento de no hay nada que hacer, de qu sirve mi aportacin en medio de tanta vagabundera?, o yo no quiero ser el ms tonto de todos, puede constituirse en una autntica tentacin.

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    Sin embargo, las tentaciones son para vencerlas, y el motivo de nuestras acciones no puede ser lo que los dems hagan o dejen de hacer, digan o dejen de decir. No creemos que a ninguno de nosotros nos gustara escuchar lo que Otto Ren Castillo, en forma potica y figurada, escriba en 1975, bajo el ttulo Intelectuales Apolticos.

    Un da los intelectuales apolticos de mi pas sern interrogados por el hombre

    sencillo. Se les preguntar sobre lo que hicieron cuando la patria se apagaba lentamente, como una hoguera dulce, pequea y sola. No ser interrogados sobre sus trajes, ni sobre sus largas siestas despus de la merienda; tampoco sobre sus estriles combates con la nada, ni sobre su ontolgica manera de llegar a las monedas. No se les interrogar sobre la mitologa griega, ni sobre el asco que sintieron de ti cuando alguien, en su fondo, se dispona a morir cobardemente. No se les preguntar sobre sus justificaciones absurdas, crecidas a la sombra de una mentira rotunda. Ese da vendrn los hombres sencillos los que nunca cupieron en los libros y versos de los intelectuales apolticos, pero que llegaban todos los das a dejarles la leche y el pan,

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    los huevos y las tortillas, los que cosan la ropa, los que le manejaban los carros, les cuidaban sus perros y jardines, trabajaban para ellos, y preguntarn: Qu hicisteis cuando los pobres sufran, y se quemaban en ellos, gravemente, la ternura y la vida? Intelectuales apolticos de mi pobre pas: no podris responder nada. Os devorar un buitre de silencio las entraas. O roer el lama vuestra propia miseria y callaris avergonzados de vosotros.

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    Vamos a dividir el tema en dos grandes partes. En la primera parte, clarificaremos dos puntos claves, sustantivos: los

    referidos al trabajo y a las profesiones, ubicndolos en un contexto histrico, primero, hasta llegar a describirlos o caracterizarlos por el significado que tienen hoy.

    En la segunda parte haremos algunos planteamientos para una tica

    profesional: diferenciar la tica de la deontologa profesional, la tica profesional y el corporativismo de las profesiones, y los principios que estructuran la tica profesional, sern los aspectos en los que insistiremos.

    Y para sensibilizarnos un poco con el tema , le propongo antes la lectura del

    siguiente texto del Profesor Augusto Hortal, extrado de su ponencia La tica profesional en el contexto universitario, includa en el libro La tica en la Universidad, Bilbao, Universidad de Deusto, 1995, pp.57-71.

    La enseanza de la tica profesional

    Si hubo un tiempo en el que se aprenda la moral a la vez que se aprenda a vivir, ese

    tiempo no es el nuestro. Vivir, es decir, alimentarse, cuidad la salud, relacionarse con otras personas, trasladarse de un sitio a otro, ejercer una actividad productiva o artstica, participar en la cultura de la propia sociedad, etc., todo ello es algo que hoy no se aprende con la inmediatez con que se poda aprender a cazar, pintar bisontes, hacer hachas o venerar a los antepasados el adolescente del neoltico. Muchas parcelas de la vida humana se han hecho opacas a la experiencia inmediata de los individuos. La educacin moral se ha hecho problemtica, y su problematicidad surge de la necesidad de reflexionar para orientarse.

    Para captar los presupuestos y consecuencias de las propias acciones, para tener lucidez y sentido crtico frente a las opiniones circulantes, para formarse una opinin personal acerca de situaciones complejas, se requiere disponer de conocimientos y adquirir habilidades que no son inmediatamente accesibles. Algo de esto puede proporcionar una enseanza bien planteada acerca de estos temas. Lo dicho vale para aprender a comportarse como persona moral en general; pero tiene mayor relevancia an para la formacin moral de los profesionales.

    Se escribe y se dice con frecuencia que el progreso tcnico no ha ido debidamente acompaado del correspondiente progreso moral. Esta verdad global acerca de las sociedades industriales encierra tambin la constatacin de un hecho lamentable: No hay comparacin posible entre el tiempo, las energas y el ingenio que se invierte en la formacin tcnica y lo poco que se hace por la formacin moral de los profesionales. No cabe duda que el profesional tiene hoy que ser un buen tcnico para ser un buen profesional; pero hace falta formarle adems para asumir las responsabilidades tica que lleva consigo su profesin. A ello puede contribuir modestamente un curso de tica.

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    El objetivo fundamental de la asignatura de tica profesional dentro de un curriculum universitario es proporcionar conocimientos y mtodos bsicos para hacerse cargo reflexiva y crticamente de la dimensin moral que lleva consigo el ejercicio de la profesin que se va a ejercer. La asignatura de tica, para ser formativa, no tiene que convertirse en un plpito de predicacin moral. No es eso lo que se pretende y quien lo intente no encontrar mucha receptividad por parte de los alumnos, salvo que tenga dotes especiales de demagogo.

    La clase de tica no se propone directamente hacer profesionales honrados, sino ayudar a reflexionar sobre qu debe hacer un buen profesional para serlo. Ciertamente, para actuar profesionalmente de modo competente y responsable es ms importante la moral vivida que la moral pensada. Habr muchos profesionales que en determinadas situaciones acten bien sin necesidad de haber asistido a ningn curso de tica. Por otra parte, tampoco hay que hacerse ilusiones: quienes quieran actuar mal no van a dejar de hacerlo slo por haber pasado en la universidad por un curso de tica profesional. Y, sin embargo, no es suprfluo tratar de promover lenguaje y sensibilidad sobre los temas ticos. Adems de la clarificacin personal que se pueda proporcionar, de la sensibilidad que se pueda suscitar y de las perspectivas que se puedan abrir a cada alumno, es importante que existan conocimientos socialmente compartidos y hbitos intelectuales para desarrollar debates pblicos y formas de argumentar racionalmente sobre estos temas.

    Es una necesidad social de todos, que de cualquier universidad salgan profesionales formados para ejercer su profesin con un hondo sentido de responsabilidad, solidaridad, justicia, etc. Todos debemos ser honestos, justos, veraces, etc., en nuestro trabajo profesional; y todos tenemos derecho a contar con ser atendidos por profesionales que en el ejercicio de su profesin, con independencia de sus convicciones religiosas, son ticos. Por eso no est de ms que en cualquier carrera universitaria de cualquier universidad se ensee a reflexionar sobre lo que esto significa en el ejercicio de cada profesin.

    Digamos una palabra sobre los contenidos bsicos de la tica profesional que conviene ensear.

    Lo primero y ms fundamental sobre lo que se tiene que reflexionar en un curso de tica profesional es sobre los fines o bienes intrnsecos a lo que tiende el ejercicio de cada profesin. Apelando a ese fin o bien intrnseco es como se justifica y juzga si una actuacin profesional merece aprobacin o desaprobacin tica. El buen profesor es el que ensea bien, es decir, logrando que los alumnos aprendan. El buen mdico es el que cura a los enfermos o al menos el que pone todo su saber y todas sus habilidades al servicio del cuidado de la salud de las personas. Habra pues que empezar plantendose cules seran los bienes y servicios especficos que proporciona un buen abogado, un buen pedagogo, un informtico, ingeniero, administrador o economista.

    En segundo lugar hay que ofrecer las consideraciones ticas que se derivan del respeto a los derechos, legtimos intereses y puntos de vista de los usuarios y clientes de los servicios profesionales, as como las obligaciones que cada profesional contrae con el colectivo profesional del que forma parte.

    El primer ncleo tiene un carcter ms tico; el segundo ms deontolgico. tica y Deontologa se usan muchas veces como sinnimos. Hay, sin embargo,

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    ciertas diferencias. La tica se ocupa del bien: qu es bueno hacer, quin es buen profesional, al servicio de qu bienes est su profesin... La deontologa se ocupa ante todo de deberes y obligaciones, busca formular el conjunto de normas exigibles a todos los que ejercen una misma profesin.

    No todo es exigible a todos. Por eso mismo hacen falta normas. Ellas buscan salvaguardar unos mnimos obligatorios. Sin normas no hay ni universalidad ni igualdad en las exigencias. La deontologa profesional se ocupa de lo que es vinculante para todos los que ejercen la misma profesin.

    La tica esta referida a la conciencia de los individuos. La deontologa se mueve preferentemente en el campo de los criterios compartidos por el colectivo profesional. Sin la perspectiva tica, la deontologa carece de horizonte de referencia. Para justificar las normas hay que apelar a los bienes que se supone que pretende promover cada una de las diferentes profesiones.

    Para completar el cuadro de los ncleos fundamentales de la tica profesional, hay que situar el ejercicio profesional en el marco de una tica social. La tica social abre la perspectiva en la que se articulan las mltiples necesidades e intereses con las posibilidades y recursos disponibles conforme a criterios de justicia. De esta manera se corrige la tendencia al corporativismo en que tienden a caer los planteamientos de la tica profesional cuando no se toma en cuenta esta perspectiva. Las profesiones, y con ellas la tica profesional, corren el peligro de constituirse en un espacio segregado, alejado de las necesidades sociales, para crear un mundo plenamente autnomo, al margen de lo que la sociedad necesita de ellas, o de la escasez de recursos con que cuenta para financiar sus actividades.

    Tampoco es posible silenciar que hoy hay que ejercer las responsabilidades profesionales en contextos en los que la corrupcin y la confusin estn muy extendidas. La reflexin tica no se limita a hacer propuestas ideales; tiene tambin que reflexionar sobre las condiciones reales en que dichas propuestas tienen que llevarse a cabo.

    1. Significado del trabajo Tres conceptos importantes contiene el ttulo de este tema: tica, trabajo

    y profesin. Sobre el primero ya hemos hablado bastante en la primera. Vamos a tratar de clarificar los otros dos y, despus, los relacionaremos con la tica o aplicaremos la tica al trabajo y a la profesin o, si preferimos, al trabajo profesional.

    Sobre qu es trabajo se ha dicho y escrito bastante. Y ello, porque cada

    aproximacin disciplinar intenta explicar y describir el trabajo con base en sus fundamentaciones tericas y empricas, y todo ello ha llevado a considerar el concepto de trabajo como un trmino complejo y multicategorial que no es

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    posible definir en forma simple. Con todo, podemos sealar que la conducta o actividad llamada trabajo se realiza en una situacin o contexto fsico-ambiental que la hace posible, y tanto una como otra son subjetivadas por las personas. La actividad laboral se puede realizar en contextos organizacionales o no (e. el trabajo del ama de casa, el trabajo autnomo, agrcola, etc.) y en muchas ocasiones el contexto de trabajo determina la actividad laboral que se realiza en l. El concepto trabajo ha sido reservado para cualquier actividad laboral en general, en cualquier contexto o situacin de trabajo, diferencindolo de otros trminos similares como empleo u ocupacin.

    As se ha definido el trabajo como

    aquel conjunto de actividades humanas, retribuidas o no, de carcter productivo y creativo, que mediante el uso de tcnicas, instrumentos, materias o informaciones disponibles, permite obtener, producir o prestar ciertos bienes, productos o servicios. En dicha actividad la persona aporta energas, habilidades, conocimientos y otros diversos recursos y obtiene algn tipo de compensacin material, psicolgica y/o social ( J.M. Peir, Motivacin de la conducta laboral en L. Mayor Martnez y F. Tortosa Gil (eds.), mbitos de aplicacin de la psicologa motivacional, Bilbao, Descle, 1990, pp.456-457).

    Esta definicin implica una concepcin global del trabajo que recoge la

    posibilidad de que: - ste sea o no remunerado y con diverso tipo de remuneracin; - sea una actividad observable (mecanografiar un escrito) o no (elaborar

    mentalmente un poema); - permite obtener resultados asociados a determinadas recompensas

    intrnsecas o extrnsecas al trabajo mismo; - la persona aporta algo (energa, habilidades, conocimientos) - recibe algo, en compensacin por su aporte El trmino empleo se refiere al trabajo o actividad realizada en condiciones

    contractuales por el que se recibe una remuneracin. La ocupacin es un aspecto importante del trabajo que introduce el concepto de rol, es decir, el puesto que ocupa. La ocupacin es aquella actividad realizada por la persona

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    para obtener una fuente de ingresos y que determina su posicin social en la sociedad, su rol social identificable, y con significado tanto para el agente concreto de ese rol como para las dems personas que interactan con l.

    El trmino trabajo es ms global e incluye, pero no equivale, al empleo ni a

    la ocupacin, ya que puede referirse tambin a otras formas de trabajo que no implican relaciones contractuales y/o beneficios econmicos para el que los desempea (ej. trabajos por cuenta propia, la mayor parte del trabajo domstico, trabajo voluntario con fines sociales, etc.).

    Trabajo, empleo y ocupacin, son tres conceptos relacionados, aunque no

    idnticos. Pero para una tica Profesional lo ms importante es hacerse la pregunta

    sobre si realmente el trabajo es una esclavitud o una liberacin. Es verdad que para la tradicin judeocristiana y para la filosofa antigua, trabajar ha sido sinnimo de maldicin y de esclavitud, si bien el cristianismo trat de conferirle un sentido redentor, como a todo esfuerzo humano. La industrializacin moderna lo ha convertido en una necesidad para adquirir un salario que permita al hombre subsistir y satisfacer sus necesidades y gustos, aunque tambin se hayan dado pasos para conferirle un sentido humanizador.

    Reflexiones ms recientes intentan analizar el sentido del trabajo en la

    sociedad contempornea desde otros ngulos y perspectivas. Victoria Camps, en su libro Paradojas del individualismo (Barcelona, Crtica, 1993), tiene un captulo, el cap.9, dedicado a este tema y titulado precisamente El sentido del trabajo (pp. 138-157). No dudamos en recomendarle su lectura.

    All la autora (pp. 141-144), distingue dos tipos de trabajadores: los

    profesionales, que poseen un trabajo culto, especializado, creador y bien remunerado; y los manuales, que realizan un trabajo inculto, no especializado, montono y deficientemente remunerado. Los primeros estn, por lo general orgullosos y satisfechos de su trabajo. Los segundos estn, por lo general, descontentos de su suerte laboral y, en muchos casos, de su salario. Adems, existe otro tipo de trabajo, el de las amas de casa, que, aun siendo un servicio a los dems, en parte creativo, es fuente de frustracin y descontento para la mayora de las mujeres de las nuevas generaciones.

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    En el primero de los grupos, siempre resumiendo a V. Camps, se encuentran los privilegiados, porque realizan un trabajo selectivo, emprendedor y bien remunerado. El segundo grupo lo integran los que se sienten ms bien esclavizados de su trabajo. El tercer grupo, con honrosas excepciones, considera su ocupacin pesada, frustrante y escasamente valorada y reconocida.

    Se puede afirmar que slo en el primer grupo, el de los profesionales, el

    trabajador se encuentra, en general realizado y, hasta cierto punto, a gusto con el trabajo que realiza. Aun as, el trabajo exige un esfuerzo para quien lo realiza, convirtindose en una carga necesaria en cualquier caso. Para liberarse psicolgicamente de ella, no hay ms remedio que recurrir a la filosofa del ocio.

    Ante este panorama, V. Camps apunta tres direcciones de solucin (pp.150-

    157). La primera consiste en una redistribucin del trabajo, ms solidaria y racional, creando as una sociedad ms humana. La segunda direccin consiste en una desmitificacin del trabajo, especialmente el remunerado, y en una revalorizacin de los llamados trabajos secundarios o de servicio que hasta ahora han realizado las amas de casa, haciendo una llamada a la responsabilidad solidaria. La tercera va de solucin se caracteriza por una bsqueda del libre desarrollo de la individualidad mediante lo que ella llama la sociedad del tiempo libre.

    No dudamos en compartir, en muchos aspectos, esta visin y opinin, aunque

    tampoco dudamos en sealar que se presenta una visin del trabajo un tanto negativa y, como contrapartida, una visin del ocio excesivamente romntica. Nuestra experiencia nos dice que hay mucha gente que se halla muy a gusto con su trabajo, a pesar de que no est exento de dificultades y esfuerzos en su realizacin y necesita de espacios y tiempos de ocio y de descanso para su recuperacin. Tambin sabemos que hay mucha gente que no sabe qu hacer con el tiempo de ocio y que ste, con demasiada frecuencia, se convierte en una oportunidad de consumo irracional de las ms variadas cosas (compras, alcohol, juego, etc.).

    Lo que s nos parece es que hay una concepcin del trabajo, la concepcin

    clsica del trabajo referido a la sociedad industrial y nacido de ella, que ha muerto o, al menos, ha cambiado radicalmente. El trabajo sigue siendo tan necesario como antes, pero su funcin, la razn por la que es necesario, es exclusivamente la de medio o instrumento. Un anlisis excelente en esta lnea es el que encontramos en una breve ponencia de Antonio Marzal F., El ethos del trabajo en

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    la sociedad actual, en J.L. Fernndez y A. Hortal (comp.), tica de las Profesiones (Madrid, UPC, 1994, pp.35-52). No nos detenemos en este punto por no estar directamente relacionado con los objetivos de este tema.

    2. Sobre el concepto de profesin El otro concepto que necesitamos aclarar y precisar es el de profesin o

    trabajo profesional. Definir en qu consiste, al menos tericamente, la profesin como forma especial de desempear una ocupacin, no es difcil. Pero la versatilidad de las profesiones, el ritmo acelerado de la vida profesional y la profesionalizacin creciente, como ambicin y tendencia de muchos oficios, hacen difcil la conceptualizacin de la profesin.

    Rastreando un poco lo que se ha dicho sobre las profesiones, nos

    encontramos con algunos datos: Entre los estudiosos que ms han profundizado en el cambio radical que la

    aparicin de las profesiones supuso para el mundo occidental, nos encontramos con Max Weber quien, en una de sus obras importantes, La tica protestante y el espritu del capitalismo (Barcelona, Pennsula, 1979, Cap.III) mostr que el concepto de profesin posee una importante reminiscencia religiosa: la idea de una misin encomendada por Dios, segn la cual cada hombre haba de seguir su llamada (vocacin) en las tareas especficas de sus circunstancia laboral, impregnndola de un fuerte carcter religioso-moral. Fue sobre todo el protestantismo quien le concedi un sello claramente tico-religioso a cada profesin, hasta el punto de que propona sentir como un deber el cumplimiento de las tareas especficas profesionales a las que Dios haba conducido a cada uno a travs de su historia personal. El trabajo, gracias al protestantismo y en contraste con la tradicin catlica, adquira as un sentido sagrado que implicaba una exigencia moral: el cumplimiento en el mundo de los deberes que a cada cual impone la posicin que ocupa en la vida, y que por lo mismo se convierte para l en profesin, dir el mismo M.Weber en la obra citada (p.90).

    Bien es verdad que en nuestro contexto secularizado ha perdido vigencia

    para la mayora el sentido religioso de la profesin, sin embargo, las profesiones ms relevantes mantienen sus juramentos, cdigos y reglas bsicas, un sentido moral de la profesin, que aunque se adaptan histrica y culturalmente, prevalece

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    en ellos el deber fundamental de trabajar buscando prioritariamente el bien de los dems antes del propio.

    M. Weber hace una clasificacin de las profesiones entendidas como

    servicios prestados por una persona y con una particular especificacin y coordinacin, servicios que fundamentan la probabilidad duradera de subsistencia o de ganancia para sus prestatarios. Utiliza un triple criterio en su clasificacin:

    Una divisin servil de las profesiones y otra libre. La primera se realizara por una

    atribucin heterognea de servicios con asignacin de medios de subsistencia. La segunda, por una orientacin autnoma segn la situacin de mercado de los servicios mismos.

    Una divisin del trabajo basada en la especificacin de servicios, segn la cual la

    persona o ejecuta todos los servicios exigidos por el resultado final o el resultado final es conseguido mediante servicios simultneos o sucesivos de varias personas.

    Una divisin del trabajo basada en el tipo de especificacin; autocfala, como la

    del mdico o la del abogado, u heterocfala, como la del empleado.

    Norbert Elas, en el Diccionario de las Ciencias Sociales, distingue tres usos del trmino profesin:

    Un uso ms antiguo y ms estricto aplicado exclusivamente a las profesiones de

    Medicina, Derecho y Teologa, que fueron las primeras ocupaciones no serviles que proporcionaron a las gentes que no vivan de sus rentas o de sus dominios la posibilidad de vivir honestamente sin tener que dedicarse al comercio o a una profesin manual; ms tarde se aadira la carrera militar y naval.

    Un uso ms amplio y ms moderno, segn el cual pueden llamarse profesionales

    todas las personas con una preparacin especfica y un grado acadmico o su equivalente, como educadores, administradores, ingenieros, economistas...

    Un uso de acuerdo con fuertes tendencias culturales que propugnan el empleo del

    trmino profesin para muchas ocupaciones que requieren cierta preparacin y conocimientos cientficos aunque no tengan rango universitario, pero con diploma o certificado basado en exmenes, que conceden derecho para el ejercicio de sus habilidades especficas.

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    Talcott Parsons, lcido estudioso del mundo profesional norteamericano, en Essays on Sociological Theory (Ensayos sobre Teora Sociolgica) (Glencoe, The Free Press, 1954, pp. 35-49) caracteriza a las profesiones con las siguientes notas:

    La atipicidad en los objetivos: en una sociedad adquisitiva, dominada por el afn

    de lucro personal, el profesional se dedica a la realizacin de servicios para sus clientes o a la realizacin de valores impersonales como la ciencia;

    Racionalidad: la bsqueda del estado de la cuestin, de los datos del problema y

    de la eficacia de los medios, as como de la frmula ms eficaz para desempear la tarea, olvidando las frmulas consagradas por el tiempo y la tradicin;

    Autoridad: basada en una competencia tcnica superior que autoriza al profesional

    a dar rdenes, a imponer criterios y a recetar dentro del mbito de su competen cia;

    Especificidad funcional, segn la cual las relaciones entre el profesional y su cliente debe discurrir dentro de unos lmites pre-establecidos, y exigidos por la funcin especfica del profesional, lejos de la difusividad tpica de la relaciones familiares.

    En esa misma publicacin (p.382), Parsons aade una nota en la que muchos

    socilogos discrepan. Las profesiones, dice, son mecanismos de control social: el profesor socializa al nio en las normas y las expectativas de la sociedad. El abogado previene la desviacin social asesorando al cliente sobre las formas de mantenerse dentro de la legalidad. El mdico hace retornar al enfermo, estigmatizado como desviado, a la zona de la normalidad...

    Adela Cortina. Finalmente, la profesora A. Cortina, en uno de sus ltimos libros

    (Hasta un pueblo de demonios. tica pblica y sociedad, Madrid, Taurus, 1998), dedica un pequeo captulo al mundo de las profesiones (Cap. X, pp. 147-152). All nos dir que una profesin es un tipo de actividad social, a la que se han atribuido desde Max Weber un buen nmero de caractersticas, de las que destaca tres:

    1) Se trata de una actividad que presta un servicio especfico a la sociedad en

    forma institucionalizada. El servicio ha de ser indispensable para la produccin y reproduccin de la vida humana digna, como se hecha de ver en el hecho de que personal sanitario y docentes, juristas, ingenieros, arquitectos, empresarios, economistas y administradores, y un largo etctera sean imprescindibles, no slo para mantener la vida humana, sino para promover una vida de calidad.

    2) La profesin se considera como una suerte de vocacin, lo cual no significa

    que alguien se sienta llamado a ella desde la infancia, sino que cada profesin exige contar con unas aptitudes determinadas para su ejercicio y

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    con un particular inters por la meta que esa actividad concreta persigue. Sin sensibilidad hacia el sufrimiento de la persona enferma, sin preocupacin por transmitir el saber y formar en la autonoma, sin afn por la justicia, mal se puede ser mdico, enfermera, docente o abogado. Y as podramos seguir con el resto de las profesiones.

    3) El profesional, el ingresar en su profesin, se compromete a perseguir las metas

    de esa actividad social, sean cuales fueren sus mviles privados para incorporarse a ella. Cada actividad profesional justifica su existencia por perseguir unos bienes internos a ella, bienes que ninguna otra puede proporcionar. Transmitir conocimientos y educar en la autonoma es el bien de la docencia; ampliar la informacin de los ciudadanos y proporcionarles opiniones diversas es el de la actividad informativa Metas todas ellas que comienzan a borrarse del horizonte cuando, por poner un ejemplo, dice el abogado al cliente que entra en su bufete: Si lo que usted busca es una solucin justa al problema, ha errado el camino; aqu no vamos a tratar de justicia, sino de sacar todo lo que podamos. Y qu sentido tiene a fin de cuentas una profesin, si no proporciona los bienes sociales que de ella se esperan?.

    La profesin, si tenemos en cuenta las conceptualizaciones que de ella han hecho diferentes autores, est asociada con: misin, vocacin, preparacin especfica, grado acadmico, desempeo de tareas, competencia tcnica, funciones especficas, actividad social, etc.

    3. Definicin del profesional

    Si hemos identificado algunos elementos de la profesin, nos ser fcil

    identificar y definir al profesional o definir la profesin, que es otra forma de definir al profesional.

    Podemos definir al profesional, segn la propuesta de Edward Grooss (The

    World and Society, en H.Borrow (ed.), Man in a World at Work, Boston, Houghton Mifflin, 1964, p.69) como :

    personas que poseen un amplio conocimiento terico aplicable a la solucin de problemas vitales, recurrentes pero no estandarizables y que se sienten en la obligacin de realizar su trabajo al mximo de sus competencias, al mismo tiempo que se sienten identificados con los dems profesionales del ramo.

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    Esta definicin, para su mejor comprensin, merece un comentario adicional sobre dos puntos especficos:

    1) el dominio de la teora, lo que exige amplia base cientfica y

    considerables esfuerzos de preparacin, pero que es manipulado a veces para cortar el acceso a la categora social de profesin a los que dominan ms bien la praxis, las aplicaciones. Aqu encaja perfectamente la insistencia, por ejemplo, de muchos mdicos para que las enfermeras se contenten con las mini-teoras o con resmenes de las teoras cientficas.

    2) no estandarizables. El sentido del trmino es que el profesional maneja

    casos individuales, cada uno con rasgos nicos, de manera que su trabajo constituye el polo opuesto de una tarea repetitiva, rutinaria, en serie. Esta nota o caracterstica tiene hoy especial inters ya que, entre los cambios que han transformado parcialmente el perfil de los profesionales, figura, adems de una creciente burocratizacin de sus tareas, la estandarizacin en el trato con los clientes, lo que amenaza con un progresivo deterioro de la esencia misma de las ms notables y viejas profesiones.

    Una definicin de profesin, e indirectamente de profesional, nos la ofrece

    Daniel Bell en su libro El advenimiento de la sociedad postindustrial (Madrid, Alianza, 1976, pp. 426-427):

    Una profesin es una actividad aprendida (es decir, escolarmente), lo que implica por tanto una preparacin formal, pero dentro de un amplio contexto intelectual. Integrarse dentro de una profesin significa estar reconocido, formal o informalmente, por los colegas o por algn organismo establecido dentro de la profesin. Y una profesin engloba una norma de responsabilidad social . Lo que no quiere decir que los profesionales sean ms benficos o ms magnnimos que sus compaeros, sino que las expectativas sobre su conducta proceden de una tica de servicio que, como norma, est por delante de una tica del inters propio. Por todas estas razones, la idea de una profesin implica las de competencia y autoridad, tcnica y moral, y ocupacin por el profesional de un puesto consagrado dentro de la sociedad.

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    El hecho es que desde Weber, los socilogos han intentado ofrecer definiciones de profesin a travs de una serie de rasgos comunes cuya mayor realizacin social nos indicar el acercamiento a lo que podra considerarse una profesin-tipo. Aunque todos los rasgos no tienen por qu cumplirse completamente, la ausencia de algunos de ellos mostrara escaso nivel de maduracin profesional en unas determinadas tareas ocupacionales.

    El profesor Augusto Hortal sugiere en un trabajo (tica de las profesiones,

    Dilogo Filosfico, n.26, 1993, p.207) una definicin tipolgica de profesin en los siguientes trminos:

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    Profesiones son aquellas actividades ocupacionales: a) en las que de forma institucionalizada, se presta un servicio especfico a la sociedad; b) por parte de un conjunto de personas (los profesionales) que se dedican a ellas de forma estable, obteniendo de ellas su medio de vida; c) formando con otros profesionales (colegas) un colectivo que obtiene o trata de obtener el control monopolstico sobre el ejercicio de la profesin; d) y acceden a ella tras un largo proceso de capacitacin terica y prctica, de la cual depende la acreditacin o licencia para ejercer dicha profesin. Hemos encontrado que otros autores mencionan un tercer elemento

    adicional, alto grado de control de la conducta mediante un cdigo tico interiorizado a travs del fuerte proceso de socializacin en los valores de la profesin, y a travs del control externo ejercido por asociaciones ms o menos oficiales, los colegios profesionales organizados y dirigidos por los mismos profesionales, amparados muchas veces por la Ley correspondiente del ejercicio.

    4. El paradigma profesional Despus de haber precisado el concepto de profesin y lo que significa el

    ser profesional, hagamos un esfuerzo de sistematizar los rasgos, notas y caractersticas asociadas con el profesional y su actividad y trabajo. A este conjunto de rasgos lo llamaremos el paradigma profesional. Nos parecen importantes los siguientes:

    1. Una profesin es, ante todo, un servicio a la sociedad nico, definitivo y esencial. .

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    nico en cuanto los profesionales de una profesin reclaman para s mismos el derecho exclusivo de realizar las tareas propias de la profesin ( ensear, administrar, gerenciar, etc.), rechazando y persiguiendo la piratera o la competencia desleal.

    Definitivo o definido estrictamente, en cuanto que el pblico debe saber a

    qu atenerse sobre las funciones de cada grupo profesional y sobre sus competencias. El grupo profesional debe ponerse de acuerdo sobre las lneas maestras que definen su tarea profesional, sus derechos y deberes. Esencial, porque se trata de un servicio que ninguna sociedad desarrollada puede permitirse el lujo de que quede sin atender, sin recursos, sin profesionales competentes... De hecho, hoy la mayor parte de los servicios prestados por los profesionales (enseanza, ingeniera, medicina, etc.) estn sujetos a presiones institucionales, para que mediante procesos diversos de intervencin estatal puedan llegar a todos los grupos sociales.

    2. A la profesin se la considera vocacin.

    Y ello porque se piensa y espera que el profesional se dedique a su profesin

    de por vida; se identifique con las pautas ideales de su profesin; se sienta en profunda hermandad con los dems profesionales de su rama; rompa con la creciente dicotomizacin entre tiempo laboral y tiempo de ocio, dedicando a su profesin y al enriquecimiento de sus conocimientos y tcnicas profesionales buena parte de su tiempo libre; y no abandone nunca su profesin, so pena de enfrentarse con el estigma de traidor o de fracasado, en ciertas profesiones, si lo hace. El convencimiento profundo y la adhesin personal a la profesin como vocacin puede desembocar a veces, sobre todo si se suman o intervienen otros factores (poder, prestigio), en una cierta sacralizacin de la profesin.

    Amando de Miguel, en su obra Sociologa de los profesionales (Madrid, CIS,

    1982), recurre a la metfora religiosa para expresar grficamente la sacralizacin de las profesiones, especialmente algunas. Ha sido tradicional ver algunas profesiones como un apostolado o como una especie de sacerdocio. La profesin del maestro o docente era vista as por muchos en el pasado, la persona consagrada a una labor abnegada, entregada, desinteresada, por un noble ideal. Otro tanto podra decirse de la profesin mdica.

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    3. Toda profesin se basa, predominantemente, en conocimientos y tcnicas intelectuales.

    Unos y otras, conocimientos y tcnicas profesionales, parecen ser tan

    necesarios para la realizacin del servicio que presta y la tarea que realiza que, a veces, se identifica equivocadamente al profesional con el intelectual.

    El nfasis de las tcnicas profesionales se debe a que la clave del xito

    profesional consiste en saber definir el problema, buscar los datos importantes, formular y aplicar las conclusiones posibles y ms recomendables. La sociedad exige que el profesional piense de una manera objetiva, inquisitiva y crtica, a veces hasta incluso se le permite y premia por pensar y actuar de forma heterodoxa, desvindose de pautas tradicionales y aceptadas. El hombre de la calle y el empleado en otras ocupaciones no profesionales pueden actuar dejndose guiar por sentimientos y tradiciones, el profesional no; si lo hace, traiciona su deber profesional.

    A estas exigencias y cautelas se unen otras, procedentes de la posesin y el

    manejo de conocimiento culpable que caracteriza a bastantes profesiones, de tal forma que el militar sabe cmo matar, el mdico sabe cmo sajar, extirpar... en un cuerpo vivo, el abogado, cmo aplicar las leyes que regulan el disfrute del honor, propiedad, vida, incluso libertad... El profano acepta todo esto , de buena o mala gana, respeta, ama, a veces teme y odia al profesional.

    Por eso la historia nos brinda episodios de arrebato popular contra

    determinados profesionales, vctimas de su dominio exclusivo sobre materias determinadas: economistas que han desfalcado entidades financieras; ingenieros y arquitectos que construyeron un edificio que no resisti...

    4. Toda profesin necesita un perodo de preparacin especializada y formal.

    Este dominio de tcnicas intelectuales exige que el profesional se someta a

    un perodo de preparacin especializada y formal, habitualmente en instituciones educativas superiores. Debido, en parte, a esta larga, penosa y costosa preparacin exigida por la profesin, los profesionales reclaman ms tarde recompensas econmicas y sociales superiores a las que se obtienen en la mayora de las ocupaciones. Recordemos, por ejemplo, en nuestro pas, los

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    constantes conflictos educativos o mdicos por las mejoras salariales proporcionadas a la preparacin previa y a la responsabilidad de su ejercicio, o por la simple razn de que otras ocupaciones, que exigen mucho menos, tiene remuneraciones o recompensas econmicas muy superiores.

    5. El profesional reclama un amplio campo de autonoma.

    Y esto tanto para l como para el cuerpo al que pertenece. Se trata de una

    autonoma para desempear sus tareas profesionales con fidelidad slo a su propio juicio y a la experiencia. La sociedad, los profanos, no es un juez idneo sobre la calidad del servicio prestado por el profesional, slo sus colegas pueden ser jueces de sus errores, Tan es as que cuando se trata de que un colegio profesional decida sobre la accin de uno de sus afiliados, la opinin pblica tiende a ser escptica, porque piensa que ellos se cubren las espaldas o no van a escupir para arriba. De esta forma, es verdad que el profesional trata de tranquilizar al cliente, pero simultaneamente exige que el profano renuncie a pedir responsabilidades salvo en casos extremos.

    A esta autonoma personal se une la del grupo profesional, por ejemplo un

    Colegio Profesional, que reivindica autonoma para decidir sobre materias como condiciones de admisin al ejercicio de la profesin, o criterios para la suspensin de un miembro o para juzgar la eticidad de una conducta.

    6. La contrapartida de la autonoma es la responsabilidad personal sobre los juicios emitidos, los actos realizados y las tcnicas empleadas en el ejercicio de la profesin.

    Este es un aspecto que se explica por s mismo y que no necesita comentarios

    adicionales. Efectivamente, un profesional, obrando autnomamente, debe hacerse responsable de sus actos. Es importante sealar que la responsabilidad personal no depende del resultado de un hecho ocurrido cuando hizo tal o cual acto, cuando tom tal o cual decisin. La responsabilidad ms bien depende de otra serie de factores, entre los que podemos mencionar:

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    1. La seriedad del acto cometido u omitido. Es decir, la gravedad del acto que hizo la persona. Esta gravedad se mide en trminos de las previsibles consecuencias malas de tal acto.

    2. El conocimiento que tuvo la persona a cerca de su deber moral en el momento de actuar. Hasta qu punto saba la persona que lo que iba a hacer era malo, estaba mal o iba a tener unas consecuencias fatales? Para que exista algo de responsabilidad moral es suficiente que esta conciencia haya estado presente en alguna forma, aunque sea slo como intuicin.

    3. La intencin de la persona cuando hizo el acto. Qu pretenda hacer? Tener una buena intencin no es una justificacin vlida para utilizar un medio moralmente no aceptable para lograr un fin bueno. El fin no justifica los medios.

    4. El grado de libertad con el que la persona actu. Es decir, hasta qu punto actu libremente, por voluntad propia?

    7. El nfasis est puesto en el servicio prestado ms que en las ganancias

    obtenidas. Esto, sin negar que el profesional puede tener en su vida de trabajo el mismo

    tipo de motivaciones o afanes materiales que otros trabajadores. El sentido de este rasgo puede ser doble: por una parte, el profesional autntico no puede sustraerse a ciertas obligaciones y a ciertos servicios independientemente de sus sentimientos e intereses personales; por la otra, las ganancias no deben convertirse en el criterio para juzgar la vala y triunfo de un profesional, por ms que como nos dice la Profesora V. Camps en el trabajo ya citado, el valor del trabajo sigue siendo el dinero que se obtiene por l. De acuerdo con este criterio, slo adquiere sentido el trabajo bien remunerado...El trabajo, como casi todo, se ha mercantilizado; por s mismo ya no hay un trabajo que valga ms que otro: vale ms el que mejor paga (pp.140-141).

    El sentido correcto de entender las profesiones, por su carcter moral, es el

    de un servicio altruista a la sociedad. El predominio de los intereses personales, el nimo de lucro y la obtencin de beneficios propios de un estatus, suelen conllevar la desvirtuacin, e incluso degeneracin de una profesin. Esto tiene mucho que ver con lo sealado en el punto 2, la profesin como vocacin. Defender este carcter servicial o moral es ineludible para conceder un sentido autntico a la realidad social de las profesiones y no significa que estamos

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    represando a una mentalidad religiosa de la que provenan, como sealamos antes, tanto el concepto de profesin como el de vocacin. Daniel Bell, uno de los ms prestigiosas analistas de las sociedades futuras, y a quien hacamos referencia antes, nos seala que va a ser este espritu de servicio el rasgo distintivo de las venideras profesiones ms reconocidas socialmente.

    8. Existe una organizacin de profesionales

    Este tipo de organizacin se da en muchas ramas; la organizacin es creada

    y autogobernada por ellos mismos, cuyas misiones son crear criterios de admisin/exclusin, impulsar el alto nivel de competencia y elevar el status socio-econmico de los miembros. A esta organizacin corresponden lo que nosotros conocemos como los Colegios Profesionales, Colegios en los que se inscriben los profesionales con sentimientos de intensa solidaridad . Estos Colegios establecen cdigos deontolgicos con los que pretende expresar la visin moral que tienen de sus profesiones, la toma de conciencia del grado de responsabilidad que asume, y su inesquivable vinculacin a la defensa de ciertos derechos humanos, todos ellos concreciones de la dignidad de la persona, base antropolgica de toda profesin. Algunos autores van tan lejos que, como Enrique Bonet Perales, llegarn a decir que si no existe un cdigo deontolgico puede hablarse de oficio, de actividad, de ocupacin, de tarea, e incluso de vocacin, pero no de profesin en sentido pleno del trmino. En verdad, nos encontramos ente una profesin siempre y cuando cuente con un cdigo moral propio que la respalde y la presente como digna socialmente ( Etica de la informacin y deontologa del periodismo, Madrid, Tecnos, 1995, p.48). Ms adelante retomaremos este punto de la deontologa y de la tica de las profesiones.

    Quermoslo o no, nuestra cultura nos lleva a ser profesionales. Aqu, quien no es doctor no es nadie. Si, efectivamente, ser profesional significa preparacin, esfuerzo, capacitacin..., para despus contribuir, hacer, prestar un servicio de excelente calidad, profesionalizmonos todos! Pero, con frecuencia, no es eso lo que realmente buscamos cuando queremos ser o deseamos para nuestros hijos que sean doctores. Por eso, para concluir esta primera parte, queremos dejarle dos textos de lectura para su reflexin.

    El primer texto, de Juan Gonzlez Anleo, es un pequeo extracto de su

    ponencia Las profesiones en la sociedad corporativa, incluida en el mismo libro

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    antes citado (Etica de las Profesiones, pp.24-34) y en el que nos apunta algunos peligros:

    La hegemona de las profesiones y la sociedad corporativa

    En un libro provocador, Le Chomage crateur, Ivan Illich denuncia el peligro de la

    que ser conocida como Era de las profesiones y de la escolaridad. En sntesis, los cuerpos de especialistas que presiden hoy la creacin, adjudicacin, y la satisfaccin de las necesidades humanas, constituyen un nuevo cartel de ilimitado poder. Los comerciantes nos venden lo que tienen en depsito, los comerciantes confeccionan los encargos segn las medidas necesarias y los gustos personales. Y los profesionales determinan de qu tenemos necesidad, decretan lo que es correcto y justo para cada uno, tienen autoridad para crear clientes (por ejemplo, los nios escolarizados obligatoriamente hasta los doce, catorce, diecisis y dieciocho aos) y hasta redactar directrices que determinan roles sociales para los ciudadanos: (rol de enfermo, de sano, de loco, de til para el trabajo, de incapacitado permanente, de rehabilitado, de merecedor de prolongar su vida, etc.).

    El poder del profesional procede de una lite cuyos intereses son protegidos por los

    que ejercen la profesin, similar al sacerdocio que ofreca como va de salvacin a los sbditos el obedecer a un rey ungido y a un poder legitimado a cambio de los privilegios y poder que el poderoso conceda a los sacerdotes. Los profesionales reclaman el monopolio de la definicin de las desviaciones y la prescripcin de las soluciones a ellas. As los mdicos, los profesores y los funerarios se convierten en burcratas, gnosecratas y tanatcratas... cmo? Creando la necesidad legal de su mediacin, convirtindose en misionero que busca almas perdidas, inquisidor que persigue a los desviados. Dejemos ya a Ivan Illich y sus denuncias, algo desmesuradas y panfletarias, pero no olvidemos la tentacin y el peligro evidente, en el mbito profesional, que mejor corresponde al paradigma de la profesin, el de los mdicos. La tentacin se llama medicalizacin.

    La medicalizacin de la sociedad en un contexto cultural marcado por el

    consumo, narcisismo, individualismo, rechazo a la cultura sacrificial, ha conducido a que la salud, sobre todo la mental, se haya convertido en sustituto de la salvacin, y la terapia en sucesora tanto del crudo individualismo como de la religin, pero sin trascender las necesidades inmediatas del paciente. Medicalizacin del mundo desarrollado en el que los profesionales aspiran todos a convertirse en terapeutas del gran cuerpo social, partiendo del gran mito de la sociedad enferma, que legitima la pretensin de arquitectos y urbanistas, de psiclogos y socilogos, mdicos y psiquiatras, empresarios y hombres de negocios, incluso intelectuales, a curar ese cuerpo enfermo.

    Cierro esta precipitada reflexin con un interrogante: Quin curar a los curadores?.

    El segundo texto, referido ms a nuestro contexto nacional, pone nfasis en la

    necesidad de la valoracin social y personal que necesita el trabajo, todo trabajo, entre nosotros. Es un texto con el que finaliza sus reflexiones sobre La valoracin del trabajo productivo el actual Rector de la Universidad Catlica

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    Andrs Bello, Dr. Luis Ugalde, con ocasin de una ctedra sobre Valores del Trabajo por parte de la fundacin SIVENSA (5 de octubre de 1993). Una reflexin que, creemos, no tiene desperdicio.

    Valoracin social y personal del trabajo

    Venezuela necesita con urgencia de primera necesidad una alta valoracin del trabajo bien realizado, del trabajo de excelente calidad. Conviene preguntar si nuestra sociedad es capaz de transmitir esa conviccin, de tal manera que las virtudes propias del trabajo de calidad vayan constituyendo hbitos hasta formar una segunda naturaleza. No estamos hablando slo de ideas, sino de una valoracin integral que lleva a la efectiva produccin del trabajo de calidad que necesitamos. Esto incluye la valoracin social y la valoracin personal, de manera que se aprecia como virtud clave para la realizacin de la sociedad y la realizacin de la persona.

    Esta valoracin del trabajo se lograr en la medida en que de manera sistemtica y cotidiana se vaya viendo la relacin entre los males sociales y la baja valoracin del trabajo y la falta de calidad en el trabajo sea preciada como causa importante del fracaso personal y familiar.

    En Venezuela existe un repudio a situaciones actuales de miseria, injusticia social, mala calidad de los servicios de educacin, salud, comunicaciones. A nuestro modo de ver, la ctedra que hoy se crea para fomentar la valoracin positiva del trabajo bien realizado debe desarrollar en el pas la conciencia colectiva y personal de la relacin causal que hay entre esos males que repudiamos y la falta de trabajo bien hecho, as como de la relacin de causalidad entre las soluciones deseadas y el trabajo de calidad. De la misma manera debe desarrollarse con claridad la conciencia del bienestar personal y familiar de cada persona y su relacin causal con la buena calidad del trabajo.

    En general la gente no establece espontneamente el vnculo causal entre los problemas nacionales que nos aquejan y la mala calidad de vida suya y de su familia con la mala calidad de su trabajo, con la poca profesionalidad con que se hace. No identificamos ciertas cualidades costosas e incluso antipticas que tiene el trabajo bien realizado como pueden ser la puntualidad estricta, la precisin minuciosa, la constancia en las rutinas, la continuidad, la superacin permanente para realizar cada da mejor y de manera ms cualificada lo que se est haciendo, la responsabilidad como respuesta a quienes ponen su confianza en nuestra profesionalidad y la produccin de los bienes y servicios que necesitamos familiar y nacionalmente. El no engaar, ni defraudar a quienes han puesto su confianza en nosotros, etc. tiene una relacin no explicitada con nuestro deseo de que otros no nos engaen ni defrauden. Todas estas, podramos decir, son virtudes odiosas, que slo sern atrayentes en la medida en que aparezcan claramente como productoras de vida.

    La educacin es un medio valioso para desarrollar la valoracin del trabajo, siempre que se tenga presente que la educacin en valores es siempre ms prctica que terica, ms basada en la experiencia que en las ideas, ms arrastrada por el ejemplo de las lites y de quienes ocupan lugares de direccin y de xito en la sociedad. En este sentido, para producir en una sociedad cambios masivos y significativos en la actitud hacia el trabajo, no basta la introduccin de una educacin formal para el trabajo. Ms an, esa educacin continuamente ser contrarrestada y bloqueada por los valores opuestos de

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    la sociedad que cada da invalidan la prdica formal, incluso dentro de la escuela. Hay que llevar la reeducacin al funcionamiento de la sociedad y de su sistema de premios y de castigos en cuanto al trabajo hecho con calidad.

    No es lo mismo la alta valoracin del trabajo realizado con profesionalidad y eficiencia que la valoracin moral del mismo. La mafia de la droga, la organizacin de sicarios, los torturadores y las mafias bien organizadas de ladrones exigen profesionalidad en su trabajo y castigan y excluyen a quienes no demuestren eficiencia en l.

    La valoracin moral del trabajo viene de la relacin que se establezca con los dems. Un trabajo que produce vida y bienestar recibe su sentido moral de esa realidad positiva que engendra. La valoracin de la persona humana es fundamental para el sentido tico del trabajo y no basta el aprecio a la profesionalidad, pues ste tambin lo exigen los malhechores.

    Fundamentalmente la tica requiere una valoracin de uno mismo, de las otras personas y de la mutua relacin. Y la valoracin tica del trabajo se desarrolla en la medida en que se vea que la cualificacin del trabajo propio se identifica con el mejoramiento de esa relacin.

    Todo nfasis o indoctrinacin terica de estos aspectos del trabajo resulta intil si en

    una empresa y en una sociedad en la que sea evidente que esto no es as para quienes tienen cargos superiores o desempean puestos de mayor responsabilidad. Queremos decir que la valoracin personal debe ser reforzada y confirmada con la valoracin de la sociedad y de su sistema de premios y castigos.

    - Si en la sociedad o en la empresa es evidente que se puede subir, tener xito, recibir ms reconocimiento y ganar ms, sin desarrollar las cualidades de perfeccin del trabajo, ser intil toda prdica en este sentido.

    - Por otro lado, si el trabajador que desarrolla esas cualidades no recibe el ascenso, el reconocimiento, la satisfaccin humana, la valoracin social y el ingreso mejor, fcilmente se ver frustrado en esa valoracin y su experiencia negativa desautorizar toda insistencia a favor del trabajo.

    Est dems decir que en Venezuela la asignacin social de los premios y reconocimientos durante mucho tiempo no ha estado vinculado a la calidad del trabajo. Hay otros caminos ms cortos y ms eficaces, como pueden ser la viveza, el compadrazgo, el carnet del partido, el poder o el apellido que derrotan al trabajo como nico camino al premio personal y social.

    El desarrollo de la valoracin del trabajo de calidad exige un profundo reordenamiento cultural de la actitud de la gente frente al Estado y frente a la profesionalidad. Frente al Estado, puesto que los recursos y favores de ste, usados discrecionalmente, han fomentado la irresponsabilidad en el trabajo y su papel de sancionador y de premiador de agresiones o de aportes sociales se ha utilizado de manera que el mal trabajo no reciba sanciones y la labor bien realizada no sea premiada.

    Pero aun en las reas donde no entra directamente el Estado, el trabajo no ha sido la nica, ni la principal fuente de enriquecimiento, de reconocimiento social, de aprecio. Mientras esto no sea una caracterstica en las lites empresariales en su desarrollo profesional, resultar siempre cnico e inconsciente cualquier intento de inculcar este

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    sentido a los trabajadores de menos ingresos. Las extravagancias consumistas en una sociedad de desarrollo econmico ms avanzado pueden resultar hasta funcionales y no daar la calidad del trabajo, pero en una sociedad como la nuestra urgida de una nueva valoracin hacia el trabajo, es profundamente desmoralizadora y estimula la anomia y la conducta social desviada para acceder a la riqueza.

    Hay que desarrollar sistemticamente, sin esperar que todo el pas funcione as, culturas empresariales donde sean claros los sistemas de premios y castigos, las oportunidades de mejorar a base de trabajo bien hecho y los reconocimientos de alta gratificacin hum ana. Sin esto, es difcil que determinadas unidades educativas puedan realizar un impacto decisivo en la valoracin del trabajo.

    Es necesario que en la prctica la gente vea que el problema de los servicios de salud, de educacin o de seguridad son problemas del trabajo bien realizados. La falta de premio a la calidad del trabajo de enfermeras, de mdicos y de educadores o la falta de sancin cuando el trabajo es fraudulento y de mala calidad invalida todo esfuerzo educativo basado en la insistencia terica en los valores.

    La formacin en la alta valoracin y estima del trabajo de calidad tiene, al menos, tres aspectos:

    - Primero, una clara distincin entre el ser y el deber ser, entre el buen trabajo y el mal trabajo, y entre los efectos de uno y otro. El mal trabajo debe estar terica y prcticamente relacionado con los malos efectos y consecuencias personales y sociales. Ha de ser visible la condicin de productora de vida y de bienestar del trabajo que se exige y valora como debe ser.

    - Segundo, es fundamental que cada persona en su conciencia tenga esta valoracin personal del trabajo y en consecuencia, quiera superarse, hacer las cosas a la perfeccin. La valoracin de la perfeccin en el trabajo.

    - Tercero, la valoracin de la perfeccin del trabajo. Una cultura del trabajo de calidad es aquella que logra crear hbitos virtuosos, una especie de segunda naturaleza, que llevan a que espontneamente uno rechace la mediocridad, la impuntualidad, el engao a quienes se debe servir con el trabajo...Los buenos hbitos facilitan la virtud. Las personas no decidimos en cada accin entre el bien y el mal, sino que la mayora de nuestras acciones ya estn orientadas por los hbitos adquiridos. Las virtudes que adornan el trabajo de calidad deben ser parte de los hbitos creados a lo largo de los aos en la persona, en la sociedad o en determinada empresa.

    El camino para la recuperacin nacional y para la elevacin de nuestro lugar en el mundo, pasa por este coherente encuentro entre la transformacin del sistema social de premios y castigos y la transformacin de las conciencias y de los hbitos. de tal manera que cada persona vea que la valoracin moral del trabajo de calidad que se inculca en su conciencia va respaldado por el premio social y el acceso a los deseados bienes y servicios de calidad.

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    Despus de haber revisado los conceptos de trabajo, empleo y ocupacin, as como los elementos que definen o caracterizan a una profesin y al profesional, hagamos una breve pausa y repasemos todo lo dicho.

    1. En las pginas anteriores, A. Hortal seala cuatro caractersticas tpicas de

    una profesin. A saber:

    a) presta un servicio especfico a la sociedad de forma institucionalizada;

    b) las personas (los profesionales) que se dedican a ellas de forma estable, obteniendo de ellas su medio de vida;

    c) con otros profesionales (colegas), constituyen un colectivo que obtiene o trata de obtener el control monopolstico sobre el ejercicio de la profesin;

    d) acceden a ella tras un largo proceso de capacitacin terica y prctica, de la cual depende la acreditacin o licencia para ejercer dicha profesin.

    De acuerdo con esta definicin, seale si las ocupaciones que se sealan a continuacin pueden ser o no ser consideradas como profesin o como simple ocupacin:

    Profesin Ocupacin 1. Administrador 2. Escritor 3. Ingeniero 4. Barbero 5. Actor de teatro 6. Educador

    De acuerdo con la definicin, usted debi haber indicado que el

    administrador, el ingeniero y el educador, constituyen profesiones, ya que satisfacen los criterios sealados en nuestra definicin.

    Las dems son ocupaciones, pues ni el escritor, ni el barbero ni el actor de

    teatro cumplen con todos los criterios sealados. Para ser escritor, entre otras cosas, no se requiere una acreditacin o licencia para ejercer dicha actividad. El barbero puede dominar el arte y la tcnica de cortar el pelo, pero ello no se fundamenta en largos aos de preparacin universitaria. El actor de teatro

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    pertenece a un sindicato, pero no a un colegio profesional; debe saber interpretar, para tener xito, pero ese conocimiento lo puede obtener de diversas maneras. Es posible que usted personalmente no clasifique a un escritor e incluso a un actor de teatro como no profesional. De hecho, si le aplicamos los criterios del perfil profesional, al que nos referiremos ms abajo, la cosa no es tan clara.

    2. En primer lugar, retengamos los rasgos, notas y caractersticas asociados

    con el profesional y con su actividad o trabajo:

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    Paradigma profesional 1. Un servicio a la sociedad nico, definitivo y esencial. 2. A la profesin se la considera una vocacin . 3. Toda profesin se basa, predominantemente, en conocimientos y tcnicas intelectuales. 4. Exige un perodo de preparacin especializada y formal, normalmente en instituciones educativas superiores. 5. Reclama un amplio campo de autonoma, tanto para el profesional como para el cuerpo al que pertenece. 6. Tiene una responsabilidad personal sobre los juicios que emite, los actos que realiza y las tcnicas que utiliza en su ejercicio 7. El nfasis se pone ms en el servicio prestado que en las ganancias obtenidas 8. Existe una organizacin profesional (Colegio profesional)

    3. Apliquemos ahora este perfil profesional a tres ocupaciones, indicando

    en la casilla correspondiente si cada una de ellas posee o no esos rasgos del profesional que hemos descrito:

    Rasgo Administrador Carpintero Actor de

    teatro 1. Servicio a la sociedad nico, definitivo y esencial.

    2. Se la considera una vocacin 3. Se basa en conocimientos y tcnicas intelectuales.

    4. Preparacin especializada y formal en instituciones educativas superiores.

    5. Reclama un amplio de autonoma, para l, como profesional, y para el cuerpo al que pertenece.

    6. Responsabilidad personal sobre los juicios que emite, los actos que realiza y las tcnicas que utiliza en su ejercicio

    7. El nfasis se pone ms en el servicio prestado que en las ganancias obtenidas.

    8. Existe una organizacin profesional (Colegio profesional)

    Obviamente, en el caso del Administrador, todas las casillas deberan estar

    llenadas. En el caso del carpintero y del actor de teatro, no necesariamente. Por el contrario, el carpintero, como norma general, no entrara en ninguno de los rasgos. El actor de teatro, por el contrario, puede tener algunos y otros no.

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    5. Valor tico del Trabajo y de la Profesin Teniendo en cuenta cuanto hemos venido diciendo sobre el trabajo y la

    profesin, y considerndolas como medios y no como fines en s, podemos hablar de una tica Profesional o una tica del Trabajo? Evidentemente que s. Pero en este caso hemos de juzgar al trabajo profesional en funcin de las consecuencias que deparan en orden a lograr los fines propuestos, que son la promocin de la persona, por un lado, y la cohesin de la sociedad, por el otro.

    Pero antes de fundamentar la vida profesional y su dimensin tica,

    deseamos hacer dos comentarios previos. 5.1. tica o deontologa profesional? En la lectura introductoria, la enseanza de la tica profesional , se hizo una

    referencia a este punto que ahora deseamos precisar un poco ms. Porque, en efecto, tica y deontologa son dos palabras que, a veces, se presentan como intercambiables. Y hasta cierto punto suelen serlo ya que tratan de hablar de lo mismo. Aqu vamos a distinguirlas, a marcar las diferencias, aunque sin separarlas radicalmente, tratando de mostrar la necesaria complementariedad de perspectivas que representan.

    En el Tema 1 desarrollamos el significado etimolgico e histrico de la palabra

    tica. Ahora nos toca hacerlo de la palabra deontologa. El trmino deontologa tiene procedencia griega: to don (lo conveniente,

    lo debido) y loga (conocimiento, estudio...). Viene a significar, en trminos generales, el estudio o la ciencia de lo debido. Fue el padre del utilitarismo ingls, J. Bentham (1748-1832), quien invent el vocablo en su conocida obra, publicada pstumamente, Deontologa o Ciencia de la Moral (1834) y que, de una u otra forma, tuvo su influencia en lo que son hoy los cdigos deontolgicos de la prctica profesional.

    En primer lugar, para Benthan tal trmino se aplica fundamentalmente al

    mbito moral, a las acciones que no estn sometidas al control de la legislacin pblica. Esto nos sugiere una de las intenciones de la redaccin de los cdigos deontolgicos de las diversas profesiones: explicitar la dimensin estrictamente moral de una profesin, aquellos comportamientos exigibles a unos profesionales,

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    aunque no est delimitados jurdicamente, o quizs, por ello mismo. As pues, deontologa, en una primera versin, viene a significar una especie de tica de los deberes prcticos, basados en la accin libre de la persona, en su conciencia moral, carentes de reglamentacin jurdica. Benthan la considera tanto un arte como una ciencia, por referirse a un estilo de vida moral y a un conocimiento de los medios para aspirar a fines ticos. Esta doble dimensin que Bentham le otorga a la disciplina Deontologa es de sumo inters para el mundo profesional. Por lo general, las profesiones comportan una elevada responsabilidad social, y viene a desarrollarse buscando el equilibrio entre un determinado estilo de vida moral (lo que en el Tema 1 llambamos ethos o carcter moral, siguiendo la procedencia griega del trmino tica) y un alto nivel de profesionalidad tcnico-cientfica. Aplicando esta primera definicin de Bentham a las profesiones cabra afirmar que stas son un arte, una genuina y especfica manera moral de vivir y de trabajar, y una ciencia, es decir, la adquisicin de tcnicas y medios adecuados para conseguir los fines especficos de cada una de las profesiones. Esta doble dimensin de toda profesin (la moral y la tcnica) ha de vivirse con armona y equilibrio para una mayor dignificacin de cualquier actividad laboral.

    Hasta aqu la referencia el origen de la deontologa. Sin embargo, como

    sealbamos al comienzo, tica y deontologa no se identifican completamente. La tica profesional se centra, ante todo, en el tema del bien: qu es bueno

    hacer, al servicio de qu bienes est una profesin, cul es el tipo de bien que busca como finalidad la ingeniera, el trabajo profesional del educador, etc.

    La deontologa profesional se ocupa ante todo de deberes y obligaciones

    (deon en griego significa deber), busca formular un conjunto de normas exigibles a todos los que ejercen una misma profesin.

    Sin la perspectiva tica, la deontologa se queda sin su horizonte de

    referencia. No acaba de quedar claro el sentido y el por qu de las normas deontolgicas; no se ve claro hacia dnde apuntan, qu clase de bien tratan de conseguir. La deontologa exige acciones. La tica propone tambin y pide motivaciones.

    Las normas no son superfluas, intiles; no sobran. El bien es siempre un

    predicado no saturable: nunca es ni ser posible dar una enumeracin exhaustiva o caracterizacin completamente precisa de lo bueno. Porque el bien

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    es pluriforma; tiene muchas facetas. De ah que no sea exigible a todos en todos sus aspectos. Por eso hacen falta normas, Ellas tratan de salvaguardar unos mnimos obligatorios para todos, compartidos por todos, que pueden y deben ser interpretados por todos en los mismo trminos y que a todos se deben aplicar con los mismos criterios, Sin normas no hay universalidad ni igualdad en las exigencias y sin igualdad y universalidad en las cuestiones necesarias, la cooperacin social consagra y legitima desigualdad y arbitrariedades. Recuerde lo que ya vimos en el Tema 4 sobre las leyes abstractas. La deontologa habla de lo que es vinculante para todos. De los espacios abiertos y plurales que quedan para el bien se ocupa la tica.

    La tica tiene como instancia ltima la conciencia individual, como ya vimos.

    La deontologa se mueve ms en el campo de lo que es aprobado por un colectivo. Se puede apelar a la propia conciencia del deber de cada profesional, pero lo normal es que cuando se habla de deontologa profesional se entienda por tal los criterios compartidos por el colectivo profesional y normalmente convertido en texto normativo por el correspondiente colegio profesional. Los colegios profesionales representan a los profesionales; por eso no es extrao que en la redaccin de sus normas mezclen la defensa de intereses del propio grupo profesional.

    Nos hemos referido mucho a los cdigos deontolgicos que rigen a muchas

    de las profesiones. Una pregunta es obvia, dado que no podemos referirnos a todos los cdigos especficos de tica: de qu tratan los cdigos deontolgicos? Si usted tiene la oportunidad de revisar algunos, el de su propia profesin, encontrar:

    a) En primer lugar, enuncian deberes para con la profesin. b) De una u otra manera, en segundo lugar, todos los cdigos deontolgicos

    hablan de la competencia profesional, por un lado, y de la correspondiente responsabilidad de los profesionales, por el otro. El que es competente, tiene que ser responsable. Responde o debe responder de su nivel de capacitacin profesional, y tiene la obligacin de hacer bien aquello que le compete.

    El buen profesional tiene que ser competente en aquello en que consiste

    precisamente su profesin. Esa competencia ha sido adquirida tras un largo

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    esfuerzo de estudio y socializacin dentro del correspondiente grupo profesional. No se es ingeniero si uno es el nico ingeniero. Se es profesional por pertenecer a un grupo de profesionales; y para pertenecer a ese colectivo hay que haber pasado por una preparacin prolongada.

    Ser competente y ser experto significa inicialmente lo mismo. Pero

    competencia significa adems el mbito en el cual uno es competente. El concepto ya no es tanto tcnico como jurdico. Uno es competente en aquello que a uno le compete. Decimos que un juez o tribunal es competente o no para atender tal asunto o caso.

    Una de las cosas que presuponen y regulan o tratan de regular los cdigos

    deontolgicos es cul es el mbito de competencia de la propia profesin; qu es lo que cae dentro y qu es lo que queda fuera de su ejercicio; cundo alguien tiene licencia para ejercer esta profesin y cundo no est facultado para ejercerla, de modo que si la ejerce, es un intruso.

    Esto plantea la demarcacin de competencias. En principio, cada profesin

    busca el monopolio del ejercicio profesional en el mbito de su competencia. Pero dicho monopolio no est consolidado de la misma manera en todas las profesiones ni en todos los pases y culturas dentro de la misma profesin. Los conflictos no se resuelven siempre en los mismos trminos, ni responden a una lgica puramente terica. Cirujano y medicina, por ejemplo, fueron durante siglos profesiones diferentes y enfrentadas. El mdico que haca el juramento hipocrtico se comprometa a no practicar la ciruga. Llega un momento en que la ciruga avanza y plantea a la medicina una fuerte competencia. El conflicto se resuelve haciendo que la ciruga pase a ser parte de la medicina. Hoy nuestros mdicos reciben el ttulo de mdico cirujano. As podramos mencionar otros casos, donde las demarcaciones no son tan claras.

    Por tanto, competencia y responsabilidad constituyen el primer ncleo

    temtico de los cdigos deontolgicos profesionales. c) Un tercer ncleo de esos cdigos de tica profesional se ocupa de

    regular las relaciones entre los profesionales: la necesidad de pertenecer al colegio profesional para poder ejercer la profesin dentro de un determinado territorio, cmo se adquiere la condicin de colegiado para ejercer dicha profesin y cules son los supuestos que

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    hacen perderla transitoria o definitivamente, los deberes de solidaridad para con los colegas y los familiares de estos.

    d) Finalmente, un ltimo ncleo temtico que abordan los cdigos

    deontolgicos es el de los deberes y obligaciones para con los clientes o usuarios de lo servicios profesionales.

    Las cosas se complican cuando se trabaja en organismos y empresas. Los

    cdigos, normalmente, se hacen desde presupuestos de autonoma e independencia en el ejercicio profesional que muchas veces no responde a la realidad. Porque las profesiones hoy se ejercen predominantemente en contextos corporativizados, en organizaciones.

    Normalmente y a grandes rasgos estos son los temas que suelen regular los

    cdigos deontolgicos. Pero para ir un poco ms a la raz de esos cdigos hay que enfocar el tema

    de cules son los bienes a los que se supone que pretende servir cada una de las diferentes profesiones. Porque el conjunto de actividades que constituyen una profesin se propone alcanzar determinado tipo de bienes o prestar determinado tipo de servicios en relacin con determinado tipo de problemas recurrentes. Ese tipo de servicio, ese tipo de finalidad que se persigue de forma institucionalizada por los profesionales, se es el ncleo orientador para juzgar ticamente los temas profesionales. A ellos nos vamos a referir de inmediato.

    5.2. La tica profesional y el corporativismo profesional. Pero antes de tocar esos ncleos ticos, queremos transcribirle un texto. As

    como antes, al hablar del trabajo, hablamos sobre la hegemona de las profesiones y la sociedad corporativa, ahora queremos hacer algunas consideraciones sobre lo que se ha venido llamando el corporativismo profesional. Y sobre este punto, el Profesor A. Hortal, a quien estamos siguiendo muy de cerca en estas reflexiones, tiene unos agudos comentarios. ww

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    No siempre es tico todo lo que reluce. Hablar de tica profesional no es siempre un discurso inocente; menos an cuando se ha puesto de moda. Puede y suele ser un discurso interesado.

    En el mundo profesional se repite algo de lo que Maquiavelo deca al poltico en El Prncipe. No es necesario, ni siquiera conveniente, que el prncipe sea siempre bueno. Para conquistar, conservar y aumentar el poder, conviene que unas veces lo sea y otras no. As le amarn y le temern y l har en cada momento el clculo que le convenga, se servir de la proporcin cambiante de amor y miedo que las circunstancias aconsejen. Tiene entonces que ser capaz de ser bueno y capaz de no serlo. Lo que s es necesario es que parezca bueno. Con otras palabras, parecer ticos es socialmente rentables, sobre todo cuando uno est dispuesto a no serlo.

    El creciente inters por formular normas ticas para las empresas y para las diferentes profesiones o grupos profesionales, puede responder a necesidades de imagen corporativa; una forma de captar la confianza del pblico. Sin un mnimo de confianza mutua las relaciones sociales no fluyen, degeneran; y al decaer la estimacin mutua decae tambin la autoestima. Toda profesin necesita imagen, aprecio, reconocimiento social de las capacidades tcnicas de los profesionales, y tambin de su comportamiento tico Cuando se busca slo el xito econmico y el reconocimiento social, a veces basta con que aparezca cierta imagen de honradez; no es necesario que esa imagen se corresponda con la realidad, con tal de que esa discrepancia no sea conocida.

    En ocasiones los cdigos deontolgicos y las consideraciones ticas que se hacen en el mbito profesional parecen ms aptas para proteger o promocionar la imagen, el status de los profesionales, y para legitimar su monopolio, que para garantizar un buen servicio a los potenciales clientes y usuarios. Unas cosas que se exigen y reivindican son muy plausibles desde el punto de vista tico, habida cuenta de la funcionalidad del servicio profesional que se pretende prestar en cada caso; pero otros son lisa y llanamente un secuestro patrimonialista del ejercicio profesional. En concreto, el juicio sobre la calidad de los servicios profesionales rara vez se ejerce con sentido de servicio y autocrtica; se establece un muro protector de silencio, tras el que se alberga un feudo de impunidad para las deficiencias y negligencias profesionales. Se elude de forma sistemtica el ejercicio efectivo del autocontrol y la proteccin de los usuarios de los servicios profesionales frente a dichas deficiencias y corruptelas. El axioma bsico del corporativismo es que lo que es bueno para la profesin, es bueno para los clientes o usuarios de la misma. Dudar de esto constituye una ofensa para el orgullo profesional.

    Para que, efectivamente, la profesin sirva para lo que dice servir, no basta que las regulaciones deontolgicas y los considerandos ticos sean correctos y plausible en teora; hay que tratar de garantizar en la prctica que se apliquen efectivamente en beneficio de un buen servicio profesionalizado; distinguiendo eso de las proclamas que tan slo tratan de proteger la imagen, los intereses y el status del colectivo profesional y de cada uno de sus miembros.

    (...) No hay que confundir nunca las instituciones con lo que con ellas se busca. Cuando las confundimos perdemos la capacidad de juzgar si son buenas o malas, tiles o perniciosas, si sirven a los fines para los que se establecieron o a otros menos confesables. De la misma manera no hay que confundir las normas y proclamaciones

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    ticas de un colectivo profesional con el fin al que se pretende que sirva dicha profesin.

    Las profesiones tienden a definir sus actos profesionales en trminos de prestacin de asistencia, no en trminos de resultados garantizados. El profesional tiende a decir que ha cumplido cuando ha hecho las cosas como se hacen entre los colegas de su profesin; y por lo mismo suele desentenderse de los resultados, por quedar stos fuera de su control y responsabilidad. Sin embargo, es en funcin de esos resultados deseables para lo que existe esa profesin; por referencia a esos resultados (no siempre garantizables del todo) se juzga un buen ejercicio profesional.

    Sera injusto exigir responsabilidades cuando la profesin no puede garantizar esos resultados; pero tampoco hay que renunciar a mantener la tensin tica que supone juzgar la profesin por lo que hace y los resultados que obtiene en trminos del servic