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Dos visiones del alzamiento del 18 de julio de 1936.
Se ha frustrado un nuevo intento contra la República. El Gobierno no ha querido
dirigirse al país hasta conseguir conocimiento exacto de lo sucedió y poner en ejecución
las medidas urgentes e inexorables para combatirlo.
Una parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en
armas contra la República, sublevándose contra la propia Patria y realizando un acto
vergonzoso y criminal de rebeldía contra el poder legalmente constituido.
El Gobierno declara que el Movimiento está exclusivamente circunscrito a
determinadas ciudades de la zona del Protectorado, y que nadie, absolutamente nadie, se
ha sumado en la Península atan absurdo empeño. Por lo contrario, los españoles han
reaccionado de un modo unánime y con la más profunda indignación contra la tentativa
reprobable y frustrada ya en su nacimiento.
Comunicado emitido por radio la mañana del 18 de julio de 1936.
Españoles: el Ejército es dueño de toda España, menos de algunos puntos
aislados donde luchamos con ventaja. Las columnas victoriosas que se dirigen a Madrid
están en el Guadarrama a pocos kilómetros de la capital, que no tardará en caer en
nuestras manos. El general Franco se encontraba ayer en Córdoba al frente de una fuerte
columna de tropas procedentes de África.
Es inútil oponerse al avance de la mayor parte del pueblo español sano, que sólo
desee una España libre de odios.
El intentar resistir sólo conducirá a derramar sangre que el Ejército quiere evitar,
pues está convencido que, libre de los errores y malas pasiones que en el pueblo han
querido encender malos españoles, podemos, todos unidos, conseguir la grandeza de
nuestra Patria.
General Mola, 19 de julio de 1936.
«Españoles: A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en la filas del
Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a
cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os
llama en su defensa. La situación de España es cada día más crítica; la anarquía
reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento
gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistola y
ametralladoras se dirimen las diferencias entre los asesinos que alevosa y
traidoramente se asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la
justicia. [...] La Constitución por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse
total: ni igualdad ante la ley; ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni la fraternidad,
cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni la unidad de la
Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, por los regionalismos que los
poderes fomentan. [...]
¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos
dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la
Patria, con poder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia? ¡Eso
no! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla.
Justicia, igualdad ante las leyes, ofrecemos. Paz y amor entre los españoles;
libertad y fraternidad exenta de libertinajes y tiranías. Trabajo para todos, justicia
social, llevada a cabo sin encono ni violencia, y una equitativa y progresiva
distribución de riqueza, sin destruir ni poner en peligro la economía española. Pero
frente a esto, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los
engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que,
directa o solapadamente, intentan destruir España.
Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!»
Manifiesto hecho en Tetuán el 17 de julio de 1936
Bando del general Mola proclamando el estado de guerra
"Una vez más el Ejército unido a las demás fuerzas de la Nación se ve obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de los españoles. Se trata de establecer el imperio del ORDEN, no solamente en sus apariencias externas, sino también en su misma esencia; para ello precisa obrar con JUSTICIA, que no repara en clases ni categorías sociales, a las que ni se halaga ni se persigue, cesando de estar dividido el país en dos bandos, el de los que disfrutan del Poder y el de los que son atropellados en sus derechos. La conducta de cada uno guiará la de la AUTORIDAD, otro elemento desaparecido en nuestra Nación, y que es indispensable en toda colectividad humana. El restablecimiento del principio de AUTORIDAD exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos ni vacilaciones. Por lo que afecta al elemento obrero, queda garantizada la libertad de trabajo, no admitiéndose coacciones ni de una parte ni de otra. Las aspiraciones de patronos y obreros serán estudiadas y resueltas con la mayor justicia posible en un plan de cooperación, confiando en que la sensatez de los últimos y la caridad de los primeros, hermanándose con la razón, la justicia y el patriotismo sabrán conducir las luchas sociales a un terreno de comprensión con beneficios para todos y para el País. El que voluntariamente se niegue a cooperar (...) será el que primero y principalmente sufrirá las consecuencias. (...).Para llevar a cabo la labor anunciada,ORDENO Y MANDO:Artículo 1º. Queda declarado el ESTADO DE GUERRA en todo el territorio de la provincia de Navarra y como primera providencia militarizadas todas sus fuerzas, sea cualquiera la AUTORIDAD de quien dependían anteriormente, (...)".Diario de Navarra, 19 de julio de 1936
¡NO PASARÁN!
Discurso de Dolores Ibárruri pronunciado el 19 de julio de 1936
¡Obreros! ¡Campesinos! ¡Antifascistas! ¡Españoles patriotas!... Frente a la sublevación militar fascista
¡todos en pie, a defender la República, a defender las libertades populares y las conquistas
democráticas del pueblo!...
A través de las notas del gobierno y del Frente Popular, el pueblo conoce la gravedad del momento
actual. En Marruecos y en Canarias luchan los trabajadores, unidos a las fuerzas leales a la
República, contra los militares y fascistas sublevados.
Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre !... los obreros y campesinos
de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República
alzados en armas. Los comunistas, los socialistas y anarquistas, los republicanos demócratas, los
soldados y las fuerzas fieles a la República han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que
arrastran por el fangode la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado.
Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y
popular en un infierno de terror y de muerte.
Pero ¡NO PASARÁN!
España entera se dispone al combate. En Madrid el pueblo está en la calle, apoyando al gobierno y
estimulándole con su decisión y espíritu de lucha para que llegue hasta el fin en el aplastamiento de
los militares y fascistas sublevados.
¡Jóvenes, preparaos para la pelea
!
¡Mujeres, heroicas mujeres del pueblo! ¡Acordaos del heroísmo de las mujeres sturianas en 1934;
luchad también vosotras al lado de los hombres para defender la vida y la libertad de vuestros hijos,
que el fascismo amenaza!
¡Soldados, hijos del pueblo! ¡Manteneos fieles al gobierno de la República, luchad al lado de los
trabajadores, al lado de las fuerzas del Frente Popular, junto a vuestros padres, vuestros hermanos y
compañeros! ¡Luchad por la España del 16 de febrero, luchad por la República, ayudadlos a triunfar!
¡Trabajadores de todas las tendencias! El gobierno pone en nuestras manos las armas para que
salvemos a España y al pueblo del horror y de la vergüenza que significaría el triunfo de los
sangrientos verdugos de octubre.
¡Que nadie vacile Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada antifascista debe considerarse
un soldado en armas.
¡Pueblos de Cataluña, Vasconia y Galicia! ¡Españoles todos! A defender la República democrática, a
consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero.
El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos,
intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la
República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los
antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!
EL DECRETO DE UNIFICACIÓN
Llegada la guerra a un punto muy avanzado y próxima la hora victoriosa, urge ya acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación (...) precisa tener en cuenta que (...) Falange Española y Requetés han sido los dos exponentes auténticos del espíritu del alzamiento nacional iniciado por nuestro glorioso Ejército el diecisiete de julio. Como en otros países de régimen totalitario, la fuerza tradicional viene ahora en España a integrarse en la fuerza nueva. Falange Española aportó con su programa masas juveniles, (...) los Requetés [aportaron], junto a su ímpetu guerrero, el sagrado depósito de la tradición española (...). Por todo lo expuesto, DISPONGO:
Artículo 1º. Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que de momento se denominará Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. Esta organización, intermedia entre la sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar al Estado el aliento del pueblo y de llevar a éste el pensamiento de aquél a través de las virtudes político-morales, de servicio, jerarquía y hermandad (...). Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos.
Artículo 2º. Serán órganos rectores de la nueva entidad política el Jefe del Estado, un Secretariado o Junta Política y el Consejo Nacional (...)
Artículo 3º Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés, conservando sus emblemas y signos exteriores (...). La Milicia Nacional es auxiliar del Ejército. El Jefe del Estado es el Jefe Supremo de la Milicia (...).
Dado en Salamanca a diecinueve de abril de mil novecientos treinta y siete.-
FRANCISCO FRANCO, Boletín Oficial del Estado (Burgos), 20 de Abril de 1937.
Tras el final de la batalla del Ebro.
Negrín, huido de Cataluña a Francia, había vuelto a entrar en España. En
Albacete, una de las capitales más alejadas del frente, convocó a los altos mandos
militares: el general Menéndez López, jefe del Ejército de Levante; los también
generales Miaja, Escobar y Matallana; los coroneles Casado y Moriones, todavía todos
con mando directo en sendos sectores, además de los coroneles Camacho, de Aviación,
y el jefe de ase en Cartagena, vicealmirante Bernal García (...). Los altos militares de
carrera, no purgados y aún fieles a la República, se reunían para arreglar lo irreparable,
sin presiones de partido y con profesionalidad adecuada. Prácticamente todos los altos
mandos militares expresaron la opinión de que se debía negociar la rendición. Hubo
discrepancias. Negrín y el nuevo jefe de todas las fuerzas, Miaja, se opusieron con
hipotéticos planes de resistencia.
GALLEGO, J. A.; DE LLERA, L; VELARDE, J. y GONZÁLEZ, N. España actual.
La Guerra Civil (1936-1939), Madrid, Gredos, 1989. Págs. 295-296.
Destrucción de Guernica
La versión franquista.
Guernica está destruida por el incendio y la gasolina. La han incendiado y la han convertido en ruinas las hordas rojas al servicio criminal de Aguirre, presidente de la república de Euskadi. El incendio se produjo ayer y Aguirre ha lanzado la mentira infame –porque es un delincuente común- de atribuir a la heroica y noble aviación de nuestro Ejército Nacional ese crimen. Puede probarse en todo momento que la Aviación no voló ayer a causa de la niebla ni
por Guernica ni sobre ningún otro punto del frente de Vizcaya. Hoy sí ha volado la Aviación sobre Guernica. Ha volado y ha tomado fotografías del incendio de Guernica que aparece casi totalmente destruía.
Aguirre acaba de intentar la más trágica y despreciable de las farsas. Ha quemado, ha destruido Guernica, la ciudad Santa de los Vascos. Dentro de poco no le quedará al mundo duda alguna; pero, además de las pruebas que se han aportado ya sobre la infamia de Aguirre y las que se aportarán todavía aquí está a la vista de todo el mundo, la España reconquistada por Franco, serena, tranquila, libre, feliz junto a su Ejército, que vence al enemigo y reconstruye su patria, mientras las hordas rojas, asesinan, martirizan, incendian, destruyen y llevan el caos por todas partes.
Diario de Burgos (29-4-1937)
La versión republicana
Se comprende que las emisoras y los periódicos al servicio de los fascistas españoles y sus aliados de Alemania e Italia nieguen porfiadamente los actos vandálicos, sin precedentes en la historia de la humanidad, cometidos en la histórica villa de Guernika y en Durango. El mundo entero ha acogido estos hechos con un gesto de horror, la conciencia universal se ha estremecido al conocer manifestaciones tan inconcebibles de bestialidad. Ha podido ver el mundo, demasiado pasivo, suicidamente indiferente ante los desmanes fascistas, a qué extremos de aberración es capaz de llegar el fascismo cuando se propone extender su hegemonía.
Por eso, por táctica y no por arrepentimiento, el fascismo español niega estos hechos horrendos y pretende alejar de si la responsabilidad de los mismos, pretendiendo hacer creer lo increíble: que fueron las fuerzas defensoras de Euskadi las que incendiaron Guernica, como si el mundo pudiera caer en tanta inocencia como para admitir que sean quienes han de defenderse los que se destruyen a si mismos.
¿Qué podrá alegar en justicia quien no vacila en destruir un pueblo indefenso? ¿Qué otro recurso les cabe que negar, que sentirse asustados de su propio crimen por las consecuencias que él les acarrea en el concierto de la humanidad?
Diario de Bilbao (5-5-1937)
Carta colectiva del episcopado español: la postura de la Iglesia.
“El 27 de de febrero de 1936, a raíz del triunfo del Frente Popular, la Komintern rusa decretaba la revolución española y la financiaba con exorbitantes cantidades. El 1º de mayo siguiente centenares de jóvenes postulaban públicamente en Madrid “para bombas y pistolas, pólvora y dinamita para la próxima revolución”.
La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha de los comicios de 1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no habían logrado en las urnas, se transformó por la contienda cívico-militar, en la lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente en un gran sector, para la defensa de la religión; y de otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir, la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima civilización de los soviets rusos (…)
Primero. Que la Iglesia, a pesar de su espíritu de paz y de no haber querido la guerra ni haber colaborado con ella, no podía ser indiferente en la lucha: se lo impedía su doctrina y su espíritu, el sentido de conservación y la doctrina de Rusia (…)
Cuarta. Hoy por hoy no hay en España más esperanza para reconquistar la justicia y la paz, y los bienes que de ellas derivan, que el triunfo del movimiento nacional. Tal vez hoy menos que en los comienzos de la guerra porque el bando contrario, a pesar de todos los esfuerzos de sus hombres de gobierno, no ofrece garantías de estabilidad política y social
1 de julio de 1937