tratados de límites de perú. vergüenza

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EL FALLO DE LA HAYA SOBRE EL DIFERENDO MARÍTIMO PERÚ-CHILE Es la misma clase política dominante de antaño, en Perú, la causante de que Perú esté de rodillas ante nuestro enemigo histórico, que es Chile. En 1,922, el presidente Augusto B. Leguía, aprovechando la derrota de los revolucionarios loretanos, suscribió en secreto el Tratado con Colombia, Tratado Salomón-Lozano que para vergüenza de la diplomacia peruana se entrega “a sola firma” el importante puerto de Leticia (que le otorgaba a Colombia el acceso al Amazonas), además de 120 mil km2. Lo peor: se “obsequian” 25 mil compatriotas boras, huitotos que por dicho acuerdo pasaron a ser colombianos de un día para otro: la clase dominante de Perú, representada por Augusto B. Leguía, por el tratado Salomón-Lozano, en 1,922, le cedió a Colombia el Trapecio de

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EL FALLO DE LA HAYA SOBRE EL DIFERENDO MARÍTIMO PERÚ-CHILE

Es la misma clase política dominante de antaño,  en Perú, la causante de que Perú esté de rodillas ante nuestro enemigo histórico, que es Chile.

En 1,922, el presidente Augusto B. Leguía, aprovechando la derrota de los revolucionarios loretanos, suscribió en secreto el Tratado con Colombia, Tratado Salomón-Lozano que para vergüenza de la diplomacia peruana se entrega “a sola firma” el importante puerto de Leticia (que le otorgaba a Colombia el acceso al Amazonas), además de 120 mil km2. Lo peor: se “obsequian” 25 mil compatriotas boras, huitotos que por dicho acuerdo pasaron a ser colombianos de un día para otro: la clase dominante de Perú, representada por Augusto B. Leguía, por el tratado Salomón-Lozano, en 1,922, le cedió a Colombia el Trapecio de Leticia: 100,000 kilómetros cuadrados de territorio de la heredad nacional: con el exclusivo propósito de que Colombia lograra a través de dicho trapecio, su acceso al río Amazonas. No sólo Leguía: el propio Congreso de la República aprobó esta entrega de la heredad nacional, bajo la presión de los Estados Unidos.Es muy noble el gesto del alférez peruano Hildebrando Tejada al mando de la guarnición del Puerto de Leticia, a quien el Prefecto de Iquitos le ordenara entregar dicho puerto peruano a Colombia. Estas fueron sus palabras:“Yo no soy traidor a mi patria. Esta orden no la cumplo porque es inmoral. Yo soy un militar loretano que está obligado a

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defender el territorio nacional y no voy a entregar ni un centímetro de suelo peruano al extranjero.” (Al momento de ser relevado, por orden del prefecto de Iquitos, para que Colombia ocupara Leticia. Luego sería encarcelado.). Era el mes de Julio de 1,930.

La clase política dominante de Perú, siempre lo puso al país de rodillas ante la voracidad expansionista de los vecinos. Es el caso, que la clase política ha cedido ingentes territorios de la heredad nacional. Augusto B. Leguía, por el tratado Velarde-Río Branco celebrado con Brasíl en 1,909, este miserable cedió al Brasil, 169,977 Km. cuadrados de la heredad nacional !!!  ¡¡como si fuera su chacra!! Más tarde y en el mismo año, por el tratado Polo- Sánchez Bustamante, este miserable le vuelve a otorgar al Brasil, un

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territorio adicional: 91,726 Km. cuadrados de territorio nacional.

En cuanto al Ecuador: ya mediante el protocolo de Río de Janeiro de 1,942, el Perú le concedía al Ecuador, el acceso al río Amazonas. El protocolo no tenía por qué ser cuestionado, pues la línea de frontera había quedado por él definida. Sólo faltaba que los garantes colocaran los hitos, por la línea definida en el protocolo.

Alberto Fujimori tomándose el nombre del Perú, habiéndose reunido con Mahuat, cedió al Ecuador, en 1,995, 100 hectáreas de la heredad nacional, en cuyo centro se encuentra la base de Tiwinsa. Como si esto fuera poco, declaró ante el país, que el Perú había recuperado “un símbolo de la soberanía nacional, Tiwinsa”.

Pero no sólo eso: cedió además al Ecuador, 34 kilómetros de la heredad nacional, pues el Ecuador mantuvo el puesto “Teniente Ortiz” (la Fuerza Armada de Perú, nunca pudo recuperar esta base militar). Fujimori no sólo ocultó ante el país esta entrega, sino que mintió, declarando ante el país, “que el Perú había ganado aproximadamente 7 kilómetros en la zona del Yaupi-Santiago”. Estas entregas fueron ratificadas y avaladas por los congresistas, entre ellos, Lourdes Flores Nano.

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La bandera que la derecha dominante levantaba para justificar esta vil política entreguista era, la “reconciliación” y la “integración”. Esto es una falacia, que no resiste ni el más elemental análisis: que con el fin de lograr la paz, tengo que regalar territorio.

En lo que respecta a Chile: este país nunca fue nuestro vecino. Los rotos, forajidos y cobardes, sin bandera ni principios morales, declararon unilateralmente  en 1,879, la guerra a Perú, en su afán expansionista y gangsteril. Perú lo único que hizo fue defenderse de la agresión lumpenezca (que muchos ayayeros le llaman "guerra".) Perú no provocó ni agredió, ni pretendió quitarle un milímetro de territorio a ningún vecino. Perú lo único que hizo fue, defenderse de la agresión criminal de los chilenos. Por eso es, que todo el teatro de operaciones del conflicto, se llevó a cabo en el territorio y mar peruanos: Iquique, Angamos, Pisagua, Dolores, San Francisco, Tarapacá, Arica...Para cometer este atropello, Chile se preparó durante diez años; además, recibió de Gran Bretaña apoyo en armamento, mientras que la cúpula oligárquica peruana despilfarraba el erario público y descuidaba por completo la defensa nacional.

Es la clase política dominante en Perú, la única dueña de las decisiones. al pueblo nunca se le toma en cuenta para sus arreglos…: solamente lo toman en cuenta para colocarlo como carne de cañón en los momentos confrontacionales. Fue la oligarquía guanera de antaño, la causante de la debacle de Perú ante el agresor chileno del '79. Esa misma oligarquía, desde el poder político, se alió con el enemigo invasor, en contra de patriotas como Cáceres, que pugnaban por defender la dignidad nacional. Conocido es el sucio papel desempeñado por el General Iglesias y Nicolás de Piérola: entre otras felonías, acordaron con los jefes de las fuerzas chilenas de ocupación, liquidar a Cáceres y a su movimiento.

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El general Miguel Iglesias, después de Enero de 1,881, actuaba ya como parlamentario chileno, proponiendo la rendición total ante el invasor. En Cajamarca, ante la arremetida de las tropas chilenas, este mariconazo se escondió en la hacienda Montán, donde el 31 de agosto firmó un Manifiesto, que se inscribiría entre las más execrables páginas de la infamia. Fue el tristemente célebre Manifiesto de Montán, en el que se pronunció a favor de la rendición absoluta, aceptando la paz bajo las condiciones que Chile imponía, comprometiéndose a servir en ese propósito. Esto, en su condición de “Presidente regenerador del Perú”.  

Esta traición de Iglesias, ocurría precisamente cuando se lograba con grandes esfuerzos la reorganización y equipamiento de las unidades patriotas, cuando llegaban partes dando cuenta del resurgimiento de la resistencia guerrillera en varias zonas del país, cuando afluían en gran número contingentes de humildes campesinos reclamando un puesto en la resistencia; en fin, cuando habían renacido las esperanzas de variar el desenlace de la guerra.En cuanto a Nicolás de Piérola: Que a Piérola más le interesó el fracaso de Cáceres que la causa del Perú lo demuestra su actitud asequible ante el general chileno Patricio Lynch para que Iglesias se encargase de firmar la paz, a condición de perseguir hasta liquidar a Cáceres y a sus tropas.La organización del llamado "ejército pacificador" -integrado por soldados chilenos y peruanos- la propugnó Piérola en concordancia con Iglesias para enfrentarse a Cáceres en el centro del país, donde éste hacía esfuerzos por conseguir dinero para sostener a sus tropas, hasta el extremo de vender sus bienes desesperadamente. En sus memorias, Cáceres se queja de no

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haber contado con armas suficientes, aunque pudo vestir a sus tropas gracias a las módicas ayudas del pueblo. 

Conocido es el vergonzoso tratado de Ancón, por el que el general Iglesias cede Tarapacá a los forajidos chilenos, como si fuera su chacra.

Más tarde Augusto Leguía, tomándose el nombre de Perú, firmó el tratado de Lima de 1,929, regalando a los forajidos chilenos, Arica.

Ambos tratados, el de Ancón y el de Lima, son jurídicamente nulos, por haberse firmado bajo coacción. Según la Convención de Ginebra, estos tratados son nulos.

El gobierno chileno se aferra a que “respeta los tratados”: lo que oculta en sus arrogantes amenazas es, que aquellos “tratados”, fueron tratados impuestos por la fuerza por un ejército de ocupación, tratados que por ende, ante la ética más elemental, ante los fueros internacionales y ante el más elemental sentido común, son nulos.

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El primer gobierno aprista, en lugar de desconocer ambos tratados, por ser nulos, lo que hizo fue, fedatear y reconocer ambos tratados. ¿Cree usted que Chile hubiera reconocido tratados lesivos a su soberanía, impuestos por la fuerza de las armas? ¡por supuesto que no! Ningún país que se respete a sí mismo, podría aceptar semejante humillación!!

Con el Fallo de La Haya, griegos y troyanos se frotan las manos, haciendo creer a la gente políticamente atrasada que lo importante es reanudar las buenas relaciones comerciales y la integración. Lo que la clase política dominante le oculta al pueblo ignorante es, su complacencia en renunciar a reivindicar los territorios peruanos bajo la ocupación chilena: Arica, Tarapacá, y su correspondiente franja oceánica, su actitud traidora y entreguista de avalar tratados nulos, de avalar la entrega de los territorios de la heredad nacional a los invasores.

Las expresiones del General Donayre contra la agresión chilena, no gustaron a la derecha peruana. “Representantes” de la sociedad peruana, y el mismo Donayre, recurrieron ante el gobierno chileno, como perros con la cola dentro de sus patas, a pedir perdón por los exabruptos. ¡Qué vergüenza! ¿Pidió Chile alguna vez, disculpas por la destrucción y cobardes crímenes de guerra que cometió cuando sus tropas invadieron territorio peruano durante la “guerra del Pacífico? ¿Pidió el gobierno chileno, disculpas por el espionaje realizado en agravio de la seguridad nacional, descubierto en Noviembre del 2,009?

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Todo esto pone de manifiesto, la doble moral y el doble discurso de la clase política dominante, la derecha: ante la gente políticamente atrasada, ofrecen la imagen triunfalista de que “se resolvieron los conflictos para que trabajemos por la integración y el desarrollo”; pero lo que le ocultan a la gente es, la otra cara de la moneda: el costo de ello, consistente en la entrega de territorios.

Véase el mapa del Perú en 1,823, (Fuente:Fielding Lucas, Jr. 1823. A General Atlas Containing Distinct Maps Of all the Known Countries in the World, Constructed from the Latest Authority. B. T. Welch and Co. Sc. Baltimore.): para ser comparado con el actual. Se pueda apreciar la magnitud del daño que estos políticos sin pudor ni escrúpulos morales, han ocasionado a la heredad nacional.

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Mapa del Perú en 1,865. Imagínese toda la extensión que hasta hoy, le han recortado estas clases entreguistas, traidoras y vendepatrias.

Es muy significativo, que entre traidores y vendepatrias se apoyan y condecoran: por Resolución Suprema Nº 254-2011-DE, el gobierno peruano ordenó el traslado de los restos del traidor Miguel Iglesias, ¡¡ a la Cripta de los héroes!!

Todo esto pone de manifiesto la bajeza y cobardía de la derecha en el Perú, hábil para lucrarse de las arcas fiscales, pero que tiembla de miedo ante el poderoso, de paso que lo único que cuida es sus cuentas bancarias. Por eso es que ante el fallo de la Haya se muestran jubilosos. Nuevamente como antaño (el Protocolo de Río y el caso Tiwinsa), levantan las banderas de la “reconciliación” y la “integración”, pero ofenden la memoria de Grau, Bolognesi y Cáceres.

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