trece cielos nahuasa y cuerpo humano dossier corto

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Rev Fac Med UNAM Vol.50 No.4 Julio-Agosto, 2007 169 medigraphic.com I El presente trabajo tiene como objetivo abordar un tema que tanto historiadores como antropólogos de la medicina to- camos en mayor o menor medida cuando hablamos de la medi- cina prehispánica. El tema al que me refiero es el de la existen- cia de diferentes cielos sobre el plano de la tierra. Se encuentra información en documentos prehispánicos como en los códi- ces Vaticano Latino 3738, Borbónico y otros más, así como en documentos del periodo colonial escritos tanto por españoles como por indios. 2 Así mismo, son muchos los estudios que durante el siglo XIX y XX también se han escrito al respecto mostrando un esfuerzo por encontrar la lógica de dicha figura multiceleste; no obstante continuamos con la incógnita y se- guimos sin entender adecuadamente dicha representación. La especulación con respecto a esta particular idea multi- celeste se debe al hecho de querer explicarla por correlacio- nes o analogías equivocadas, y desear relacionarla con la teogonía propia del pueblo mesoamericano o compararla con la forma escalonada que tienen las pirámides e incluso con fenómenos astrales como son el Sol, la Luna, las estrellas, los planetas, etcétera. No obstante no se tiene hasta hoy teoría alguna que per- mita armonizar todas las contribuciones con la idea de la existencia de múltiples cielos por arriba de la tierra. Esto ha llevado a que se constriña la estructura del mito estudiado para que coincida con el marco explicativo que plantea algún investigador. Hasta ahora, las explicaciones que han intentado dar cuenta, de manera lógica y razonable de los múltiples cielos, dejan mucho que desear. Dada la serie de soluciones parciales e insuficientes que circundan esta idea multiceleste y los problemas que de ello se derivan al desarrollar el tema en los espacios académicos, me he interesado con el fin de poder ubicar información que me permita disponer, de manera hipotética, de una nueva analogía y admita conectar una determinada región anatómi- ca con la estructura del mito en cuestión. II «El cuerpo desborda su continente; es a la vez marcador de espacios y calendario que norma incluso el transcurrir Tema de reflexión Los trece cielos nahuas representados en el cuerpo humano Humberto Mariano Villalobos Villagra 1 1 Profesor de Antropología Médica del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM. del tiempo con sus cargas fastas o nefastas. Cuerpo, imagen microcósmica del universo que el mesoamericano inventa, domestica y nombra a su imagen y naturaleza. Cosmos, espe- jo magnificado del cuerpo. ¿Cómo extrañarse que uno y otro requieran, para su supervivencia, de una interminable entrega, de una eterna correspondencia?». 4 Para establecer dicha correlación imagine un modelo hi- potético, que puede corresponder al del cuerpo humano pues la representación que los nahuas forjaron de los múltiples cielos tiene una clara correspondencia con ciertas estruc- turas del cuerpo humano. Esta afirmación lleva a preguntar- se: ¿Por qué el cuerpo humano puede ser tomado como la base para ordenar tanto fenómenos terrenales como cósmicos que aparecen en el mito nahua de los cielos? Recordemos que en muchas filosofías: el orden interno del cuerpo humano es la representación del orden externo del cosmos. La relación que guarda el cuerpo humano con el cosmos es uno de los referentes primordiales en el mundo nahua y prehispánico en general, en donde el cuerpo además reproduce de manera muy clara la geografía terrenal –muy especialmente las montañas y las oquedades–; en otras pala- bras, el cuerpo para los nahuas es el medio por el cual la persona entra en contacto con lo sagrado. El cuerpo refleja el macrocosmos 7 porque de la misma manera en como lo universal está en lo particular, lo particu- lar está en lo universal, es decir el orden del microcosmos refleja fielmente el orden del macrocosmos; cuando los nahuas y otros pueblos mesoamericanos, comprendieron el orden contenido en las estructuras anatómicas del cuerpo humano, proyectaron este orden hacia el macrocosmos para de esta manera humanizarlo. Esto permite comprender tam- bién el inframundo. Se crea así una relación indisoluble entre cuerpo y universo, entre las estructuras y procesos de uno con el otro. Al respecto refiere Mercedes de la Garza 8 «…el hombre en el pensamiento religioso náhuatl…no constituye un orden existencial autónomo y desvinculado, como no lo son tampoco la naturaleza y los dioses; el hom- bre es el mundo – entendiendo por «mundo» «naturaleza» o «mundo natural» –; se trata de una explicación antropo- céntrica del cosmos. Pero al mismo tiempo, según la ley dia- léctica de lucha de contrarios y de muerte y renacimiento se llega a una explicación cósmica del hombre. Todo esto sig- Artemisa medigraphic en lnea

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trece cielos nahuas reflejado en el cuerpo humano

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  • Rev Fac Med UNAM Vol.50 No.4 Julio-Agosto, 2007

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    medigraphic.com

    I

    El presente trabajo tiene como objetivo abordar un temaque tanto historiadores como antroplogos de la medicina to-camos en mayor o menor medida cuando hablamos de la medi-cina prehispnica. El tema al que me refiero es el de la existen-cia de diferentes cielos sobre el plano de la tierra. Se encuentrainformacin en documentos prehispnicos como en los cdi-ces Vaticano Latino 3738, Borbnico y otros ms, as como endocumentos del periodo colonial escritos tanto por espaolescomo por indios.2 As mismo, son muchos los estudios quedurante el siglo XIX y XX tambin se han escrito al respectomostrando un esfuerzo por encontrar la lgica de dicha figuramulticeleste; no obstante continuamos con la incgnita y se-guimos sin entender adecuadamente dicha representacin.

    La especulacin con respecto a esta particular idea multi-celeste se debe al hecho de querer explicarla por correlacio-nes o analogas equivocadas, y desear relacionarla con lateogona propia del pueblo mesoamericano o compararla conla forma escalonada que tienen las pirmides e incluso confenmenos astrales como son el Sol, la Luna, las estrellas, losplanetas, etctera.

    No obstante no se tiene hasta hoy teora alguna que per-mita armonizar todas las contribuciones con la idea de laexistencia de mltiples cielos por arriba de la tierra.

    Esto ha llevado a que se constria la estructura del mitoestudiado para que coincida con el marco explicativo queplantea algn investigador. Hasta ahora, las explicacionesque han intentado dar cuenta, de manera lgica y razonablede los mltiples cielos, dejan mucho que desear.

    Dada la serie de soluciones parciales e insuficientes quecircundan esta idea multiceleste y los problemas que de ellose derivan al desarrollar el tema en los espacios acadmicos,me he interesado con el fin de poder ubicar informacin queme permita disponer, de manera hipottica, de una nuevaanaloga y admita conectar una determinada regin anatmi-ca con la estructura del mito en cuestin.

    II

    El cuerpo desborda su continente; es a la vez marcadorde espacios y calendario que norma incluso el transcurrir

    Tema de reflexin

    Los trece cielos nahuas representados en el cuerpo humanoHumberto Mariano Villalobos Villagra1

    1Profesor de Antropologa Mdica del Departamento de Historia y Filosofa de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM.

    del tiempo con sus cargas fastas o nefastas. Cuerpo, imagenmicrocsmica del universo que el mesoamericano inventa,domestica y nombra a su imagen y naturaleza. Cosmos, espe-jo magnificado del cuerpo. Cmo extraarse que uno yotro requieran, para su supervivencia, de una interminableentrega, de una eterna correspondencia?.4

    Para establecer dicha correlacin imagine un modelo hi-pottico, que puede corresponder al del cuerpo humano puesla representacin que los nahuas forjaron de los mltiplescielos tiene una clara correspondencia con ciertas estruc-turas del cuerpo humano. Esta afirmacin lleva a preguntar-se: Por qu el cuerpo humano puede ser tomado como la basepara ordenar tanto fenmenos terrenales como csmicos queaparecen en el mito nahua de los cielos?

    Recordemos que en muchas filosofas: el orden internodel cuerpo humano es la representacin del orden externodel cosmos. La relacin que guarda el cuerpo humano con elcosmos es uno de los referentes primordiales en el mundonahua y prehispnico en general, en donde el cuerpo ademsreproduce de manera muy clara la geografa terrenal muyespecialmente las montaas y las oquedades; en otras pala-bras, el cuerpo para los nahuas es el medio por el cual lapersona entra en contacto con lo sagrado.

    El cuerpo refleja el macrocosmos7 porque de la mismamanera en como lo universal est en lo particular, lo particu-lar est en lo universal, es decir el orden del microcosmosrefleja fielmente el orden del macrocosmos; cuando losnahuas y otros pueblos mesoamericanos, comprendieron elorden contenido en las estructuras anatmicas del cuerpohumano, proyectaron este orden hacia el macrocosmos parade esta manera humanizarlo. Esto permite comprender tam-bin el inframundo. Se crea as una relacin indisoluble entrecuerpo y universo, entre las estructuras y procesos de unocon el otro. Al respecto refiere Mercedes de la Garza8

    el hombre en el pensamiento religioso nhuatlnoconstituye un orden existencial autnomo y desvinculado,como no lo son tampoco la naturaleza y los dioses; el hom-bre es el mundo entendiendo por mundo naturaleza omundo natural ; se trata de una explicacin antropo-cntrica del cosmos. Pero al mismo tiempo, segn la ley dia-lctica de lucha de contrarios y de muerte y renacimiento sellega a una explicacin csmica del hombre. Todo esto sig-

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    nifica que aunque hay en el pensamiento religiosonhuatluna diferenciacin hombre-mundo, el uno no seexplica sin el otro, ms bien se explica por el otro y ambospor lo divino, lo cual nos habla de una concepcin unitariade la realidad, no intelectual, sino vivencial, en la cual hayuna unidad dinmica ordenada por un principio superior.

    Ms adelante sostiene9En los mitos cosmognicos se hace expresa la relacin

    hombre-naturaleza y hombre-dios, con la idea central deque los dioses crean el mundo para que habite en el hombre,y al hombre para venerarlos y sustentarlos. La creacin delcosmos se explica como un proceso generador en el que vanapareciendo sucesivamente los grandes elementos y los di-versos entes, con la finalidad de provocar en el hombre unaevolucin que lo lleva a constituirse en el ser que los diosesnecesitan para subsistir. Es decir, que el hombre es el factordeterminante del proceso entero de la gestacin del cos-mos Y para poder entender el orden y las caractersti-cas que los nahuas dieron a los diferentes cielos que estnpor arriba de la tierra, primero debe reconocerse lasemejanza que la estructura de stos tienen con la estructu-ra del cuerpo humano.

    III

    Conviene decir que los nahuas conceban estos cielos amodo de regiones csmicas superpuestas y separadas entres por una especie de travesaos, que constituan al mismotiempo lo que pudiramos llamar pisos o caminos sobre loscuales se movan los varios cuerpos celestes..10 Los trececielos11 se dividen en tres grandes grupos que a saber son: 1.Cielos en donde se aprecia predominantemente el movimien-to: luna, estrellas, sol, venus y cometas. (Del 1 al 5 cielo) 2.Cielos donde se aprecia predominantemente el color: Negro,verdiazul, blanco, amarillo y rojo. (Del 6 al 11 cielo) 3.Cielos que son predominantemente duales y que estn porarriba de los dems. (12 y 13 cielo) en donde el 13 presentauna caracterstica prcticamente compartida por todos losinvestigadores y que se refiere a considerarlo, por excelen-cia, el lugar donde radica la dualidad: Ometotl; Ometecuht-li - Omechuatl.

    Ahora bien, como todos los investigadores delimitan muybien la importancia y trascendencia del 13 cielo en relacincon los otros doce, ste debe encontrar su referencia anatmi-ca en una estructura trascendente del cuerpo humano, mien-tras que los restantes deben encontrar su representacin enotra parte especfica; el paso del 11 cielo al 12 tiene elmayor nmero de problemas explicativos. Por esta razn seda cuenta, en un primer momento, de los primeros doce cie-los y en un segundo momento del dcimo tercero.

    1. Los doce cielos y su representacin en el cuerpo humano

    Habiendo hecho la anterior precisin se establece la si-guiente pregunta: En qu parte del cuerpo humano pue-de ubicarse la estructura corporal que permita establecerel nmero doce, que adems presente una superposicinvertical y contenga espacios intermedios? Primero se pen-s en la columna vertebral, pero el nmero de vrtebrassuperaba en mucho el nmero de doce y adems los es-pacios intervertebrales estn ocupados por los discos in-tervertebrales con lo cual no queda corredor alguno. Es enlas costillas12 en donde se encontraron ciertas regularida-des estructurales con el mito de los cielos, que empezarona apreciarse como demasiado coincidentes no slo por elnmero, sino adems por las caractersticas que se marcansobre los doce cielos. stas son las siguientes: 1. Son enun nmero de doce pares, 2. Estn sobrepuestas en unplano vertical, 3. Entre cada una de ellas existe una separa-cin llamada espacio intercostal, 4. En el borde inferior decada costilla, se encuentra una estructura triple compuestapor un nervio, una arteria y una vena, cuyo flujo sanguneoes primordialmente en un plano horizontal.De acuerdo a la disciplina anatmica13 las costillas pue-den ordenarse en tres grandes grupos: 1. Siete pares decostillas verdaderas por estar unidas directamente al ester-nn por medio de tejido cartilaginoso (1 a 7) 2. Trespares de costillas falsas por estar indirectamente unidas alesternn por medio de tejido cartilaginoso, (8 a 10) es-tos 10 pares de costillas prcticamente abrazan en sutotalidad a los rganos del trax. 3. Dos pares de costi-llas flotantes, llamadas as por estar unidas slo en su por-cin posterior con las dos ltimas vrtebras torcicas (11y 12).Los dos pares de costillas flotantes como los tres pares decostillas falsas pueden equipararse con fenmenos csmi-cos que tienen la caracterstica de estar permanentementeen movimiento; mientras que los siete pares de costillasverdaderas pueden identificarse con colores excepcinhecha para el 5 par costal que estara relacionado con el8 cielo que corresponde a la tempestad, as como el 12par que pertenecera al lugar de la dualidad.Tanto las costillas flotantes como las falsas pueden co-rresponder a procesos mviles propios de la bveda celes-te y, a excepcin del Sol, los dems fenmenos se ob-servan durante la noche o por la madrugada. Mientras quelas costillas verdaderas, el V, VI y VII par (6, 7 y 8 cie-los) pueden ser correlacionadas con fenmenos propia-mente terrqueos: viento, tierra, tempestades. Los pares II,III y IV (9, 10 y 11 cielos) se correlacionan con colores:blanco, amarillo y rojo. El primer par costal (12 cielo) secorrelaciona con la regin de la dualidad; no es la costillala que representa el cielo sino que es el techo de un pisoas como el piso de otro cielo y es el espacio intercostalel que representa al cielo como se muestra en la figura 1.

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    2. El treceavo cielo y su representacin en el cuerpo humano

    Este cielo corresponde al Omeyocan,14 lugar de la duali-dad, de donde emana la vida con sus dos caras contra-rias, fuerzas opuestas, es el ms all metafsico, es el cen-tro del mundo, es el ombligo de ste. El Omeyocan estpresidido por Ometotl15 que es el ser supremo, que ejerceprimordialmente su accin sustentadora como un princi-pio dual. Ometotl mora en lo ms alto de todos los cie-los y da fundamento a la tierra. Segn Len Portilla16 elhuehuetlatolli refiere lo siguiente:Y saban los toltecas/que muchos son los cielos,/decanque son doce divisiones superpuestas./All vive el verda-dero dios y su comparte. El dios celestial se llama Seorde la dualidad,/y su comparte se llama Seora de la dua-lidad,/Seora celeste. Este huehuetlatolli marca claramenteque el sitio principal de residencia de Ometotl el Omeyo-can, lugar de la dualidad, est ms all de todos los pisoscelestes.En la Historia de Mxico de 1543 y probablemente es-crita por Marcos de Niza y A. de Olmos, segn informa-cin vertida por el padre A. Ma. Garibay K.17 se refiere losiguiente: En el treceno y ltimo, ms alto, hay un diosllamado Ometecuhtli, que quiere decir dos dioses, y unaes diosa). En el Tratado de los dioses y ritos de la gen-tilidad documento atribuido, por A. Ma. Garibay K.18 a

    Pedro Ponce de Len, escrito en 1569, se dice lo siguiente:En el 13: Ometecuhtli - Omechuatl, de los cuales dicenvivan sobre los doce cielos.Y sobre la presencia de la dualidad Ometecuhtli - Ome-chuatl, es importante recordar cmo el propio M. Len-Portilla destaca, el sentido de la palabra comparte, endonde i-nmic deriva del verbo namiqui y del prefijo pose-sivo i-, significando, segn Alonso de Molina, su igual ocosa que embona con otra indicando as la relacin deldios supremo con su igual o lo que con l embona.19Esta naturaleza doble, Ometotl, se divida en dos natura-lezas que en su esencia son lo mismo y en su contenidoson diferentes: Ometecuhtli20 y Omechuatl21 as para M.Len-Portilla, Ometotl y su comparte Omechuatl no cons-tituyen principios o realidades distintas, sino que com-parten una misma naturaleza, caracterstica de un ser su-premo: Ser nico y dual a la vez.Ahora, cabe preguntar: Qu estructura del cuerpo huma-no est por encima de la caja costal - de los 12 cielos - ytiene una estructura dual, esto es, tiene dos caras contra-rias, que sean fuerzas opuestas y que adems tenga su igual,esto es, con lo que embona bien? La nica estructura ana-tmica que responde a estas preguntas es la cabeza, enparticular, el crneo. Como el Omeyocan no slo por es-tar arriba de las costillas - los 12 cielos - y en particular porarriba del 1 par costal, sino adems posee una doble natu-

    12 cielo, OMEYOCAN, I par

    11 cielo ROJO II par

    10 cielo AMARILLO III par

    9 cielo BLANCO IV par

    8 cielo TEMPESTADES V par

    7 cielo VERDIAZULTIERRANEGRO, VIENTO

    VI par

    6 cielo VII par

    5 cielo COMETAS VIII par

    4 cielo VENUS IX par

    3 cielo SOL X par

    2 cielo ESTRELLAS XI par

    1 cielo LUNA XII par

    Figura 1.

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    raleza: la masa enceflica, que se divide en dos hemisfe-rios: derecho e izquierdo y cada uno de ellos es de natura-leza contraria.22 As los hemisferios cerebrales pueden re-presentar de manera extraordinaria la idea prehispnicadel Ometotl que se divide en Ometecuhtli y Omechuatly puede aceptarse que el crneo corresponde al 13 cielo.Los hemisferios cerebrales, adems de ser iguales, son doscaras encontradas, una es el reflejo de la otra, esto es, sonreflejo en espejo, embonan bien a pesar de tener fuerzasopuestas. Los hemisferios cerebrales, en esencia, son igua-les y parecen el reflejo el uno del otro. Este ltimo dato esde gran relevancia porque puede decirse, desde la cosmo-visin nahua, que son gemelos: Son coatl.La cabeza y sus rganos reciban los siguientes nombres:23En la cabeza interna. 1. Sesos: Quatetextli o Quateteztli.Cerebro: Quatextli o Quatetexotl.24 Traduccin: Cuatex-tli. Coatl = gemelo; Textil = cuado, blanco.25 As Quate-textli puede traducirse como Los gemelos blancos. 2.Cerebro: Cuanepantla. Coatl = Gemelo. Nepantla = Enmedio de.26 As Cuanepantla puede traducirse como Losgemelos que estn en medio de la cabeza.27 3. Otra mane-ra de nombrar al cerebro era Cuayollotli. Coatl = Gemelo.Yollotli = yollotli qu itiquitinemi = tiene la razn por gua.28As Cuayollotli puede traducirse como Gemelos de larazn.Los hemisferios cerebrales son dos estructuras iguales, ge-melas y si se utiliza la traduccin del trmino coatl comoserpiente se refuerza el nombre que los nahuas daban alcerebro en la medida que gracias a las circunvolucionescerebrales, tienen la forma de serpientes.As el trmino nahua de cua es lo mismo que el de coatlque se traduce como gemelo o serpiente.29 La masa ence-flica al tener forma serpentina tambin puede encontrarsu traduccin en las serpientes blancas o serpientes de larazn.En resumen, el crneo bien puede ser la representacin delOmeyocan, lugar donde se alberga Ometotl el encfalo desdoblado en sus dos expresiones fundamentales: Ome-tecuhtli - Omechuatl - hemisferio derecho e izquierdo - yde esta manera ser la representacin corporal del 13 cielodel mundo nahua mexica.

    Conclusin

    El presente trabajo es una primera aproximacin a la ex-plicacin de los 13 cielos del mundo nahua y mesoamerica-no, a partir de un modelo que hasta ahora no ha sido tomadoen cuenta para tal explicacin: el modelo anatmico. Esto noes una especulacin ni mucho menos una simple ocurrencia,sino una hiptesis de trabajo derivada del estudio de trabajosde investigacin que tratan sobre el cuerpo y el universo,realizados por distinguidos investigadores. Otras correlacio-

    nes pueden ser los nueve vados del inframundo, el axis mun-di, que me niego a considerar que sean solamente accidenta-les o casuales pero se precisa ms investigacin para enrique-cer ambos modelos.

    La importancia de continuar con este trabajo radica en elhecho de que permitir fundamentar una serie de explicacio-nes en torno a ideas y prcticas propias de los nahuas y engeneral de los pueblos mesoamericanos v. gr. la importanciaque daban a tepeyollotl, la asociacin de Quetzalcoatl con lasabidura; y no menos importante es el hecho de tener enmente que pueden fundamentarse muchas de las representa-ciones que del cuerpo, la enfermedad y la prctica mdicatenan estos pueblos, que hoy da persisten entre algunosgrupos de poblacin.

    Por ltimo, el principal problema que an encuentra estapropuesta hipottica, por ahora, es que falta an un mayorsustento documental de carcter prehispnico en donde pue-da encontrarse de manera explcita y clara esta correlacinceleste-corporal y en ello se est trabajando, analizando in-formacin de carcter arqueolgico, y de carcter histrico,principalmente del periodo de la conquista y novohispano,as como de carcter etnogrfico.

    Referencias

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    3. Seler E. Gesammelte Abhandlungen zur Americanischen, ED.Berlin: Ascher und Co. (y) Gehrend und Co, 1902; Thevet A.Historie du Mechiqe, ED. Pars, 1905; Caso A. El Pueblo del sol,ED. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1978; Fernndez A.Dioses prehispnicos de Mxico, ED. Mxico: Secretara de laDefensa Nacional. 1985; Lpez AA. Cuerpo humano e ideolo-ga, ED. Mxico: Instituto de Investigaciones Antropolgicas dela UNAM, 1989; Len-Portilla M. Filosofa Nhuatl, ED. Mxi-co: Instituto de Investigaciones Histricas de la UNAM, 1983,La religin de los mexicas, en De la Garza M - Valverde V. Teo-ra e historia de las religiones, ED. Mxico: Facultad de Filosofay Letras de la UNAM, 1998; Daz CS. Meses y cielos, ED.Mxico: Coordinacin de Humanidades de la UNAM, 1994;Gonzlez Y. El culto a los astros entre los mexicas, ED. Mxico:Secretara de la Defensa Nacional, 1994; Ulrico K. ChonbilalChlelal-Alma vendida, ED. Mxico: Instituto de Investigacio-nes Antropolgicas de la UNAM, 1995; De la Garza. M. - Val-verde VMC. Teora e Historia de las religiones, ED. Mxico: Fa-cultad de Filosofa y Letras de la UNAM, 1998.

    4. Ruz MH. De cuerpos floridos y envolturas del pecado. Arqueo-loga mexicana. 2004; 65; 24

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    ESTE DOCUMENTO ES ELABORADO PORMEDIGRAPHIC

    5. Villalobos VH. La trinidad dialctica de los antiguos nahuas re-presentada en el cuerpo humano. Laborat-acta. Archivos mexi-canos de laboratorios. 2005; 17: 59-62.

    6. Lpez AA. Cuerpo humano e ideologa, ED. Mxico: Institutode Investigaciones Antropolgicas de la UNAM, 1989; De laGarza M. El hombre en el pensamiento religiosos nhuatl ymaya, ED. Mxico: Instituto de Investigaciones Filolgicas de laUNAM, 1990:19-20; Ruz MH. De cuerpos floridos y envolturasdel pecado, Arqueologa mexicana. 2004; 65: 22-27.

    7. Adems de contener al mesocosmos de la misma manera encmo ste est contenido en el macrocosmos.

    8. De la Garza M. El hombre en el pensamiento religioso nhuatl ymaya, ED. Mxico: Instituto de Investigaciones Filolgicas de laUNAM, 1990: 19-20.

    9. De la Garza M. El hombre en el pensamiento religiosos nhuatly maya, ED. Mxico: Instituto de Investigaciones Filolgicas dela UNAM, 1990: 129-130, 130-131.

    10. Len-Portilla M. Filosofa Nhuatl, ED. Mxico: Instituto de In-vestigaciones Histricas de la UNAM, 1983: 113.

    11. Con el fin de dejar lo ms claro posible la propuesta que a conti-nuacin se presenta preciso sealar que si bien es cierto que de-pendiendo del documento prehispnico, novohispnico o con-temporneo que se est estudiando se encuentra referida la exis-tencia de 7, 8, 9, 12, 13 cielos, no obstante esta diferencianumrica de cielos para poder establecer una primera estructura-cin trabajar con la idea de la existencia de los 13 cielos tenien-do en mente, aunque no de manera exclusiva, las lminas 1 y 2del Cdice Vaticano Latino 3738 y dejar para un prximo tra-bajo el demostrar que estas diferencias numricas no se contra-ponen, en esencia, entre s.

    12. La variabilidad de las costillas torcicas es muy relativa y suelesuceder en casos de agenesia del 12 par, por trisonoma 21 laobservacin simultnea de una costilla o par de costillas adicio-nales en la regin cervical y lumbar constituye una rareza y enel caso de las lumbares suelen ser muy pequeas (MooreKL. Anatoma con orientacin clnica, 3 ed. ED. Buenos Aires,Argentina: Panamericana - Williams & Wilkins, 2000: 36-37).

    13. Moore KL. Anatoma con orientacin clnica, 3 ed. ED. BuenosAires, Argentina: Panamericana - Williams & Wilkins, 2000.

    14. Omeyocan. Ome, dos; yo, de yolli, esencia o naturaleza - sagra-do -; can, lugar. Lugar de la doble naturaleza o de la dobleesencia sagrada.

    15. Ometotl, Ome, dos: totl de te (impersonal) y yolli (naturalezao esencia) Doble naturaleza o doble esencia sagrada.

    16. Len-Portilla M. La religin de los mexicanos. En: De la GarzaM, Valverde VM. Coordinadoras. Teora e historia de las reli-giones. Mxico, Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM1998: 106-107.

    17. Garibay KA. Teogona e historia de los mexicanos, ED. Mxi-co: Purra, 1979: 103.

    18. Garibay KA. Teogona e historia de los mexicanos, ED. Mxi-co: Purra, 1979: 121.

    19. Simen R. Diccionario de la lengua nhuatl o mexicana, ED.Mxico: siglo XXI, 1981:301, traduce la palabra Namiqui comoestar cerca, vecino. Namique como Esposo, esposa.

    20. Ometecuhtli. Ome, dos; tecuhtli, masculino o seor. Dos mas-culino.

    21. Omechuatl. Ome, dos; cihuatl, femenino o seora. Dos feme-nino.

    22. Hoy da sabemos que estos hemisferios, en su funcin, son con-trarios en ms de una situacin: el hemisferio derecho coordinala parte izquierda del cuerpo, es pictogrfico, intuitivo, subjeti-vo y sinttico mientras que el hemisferio izquierdo coordina laparte derecha del cuerpo, es verbal, lgico, objetivo y analtico.(De la Fuente R. Psicologa mdica, 2 ed. ED, Mxico: Fondode Cultura Econmica 1996: 282).

    23. Tanto los nombres como la traduccin de las diferentes partesdel cuerpo que menciono en este trabajo, las investigu en elDiccionario de la lengua nhuatl o mexicana, de Rmi Si-mon, (1981) as mismo deriv algunas posibles traduccionesde la palabra, que de ninguna manera deben ser atribuidas aRmi Simon.

    24. Simon R. Diccionario de la lengua nhuatl o mexicana, ED,Mxico: Siglo XXI, 1981: 405.

    25. Simon R. Diccionario de la lengua nhuatl o mexicana, ED,Mxico: Siglo XXI, 1981, 543, 544.

    26. Simon R. Diccionario de la lengua nhuatl o mexicana, ED,Mxico: Siglo XXI, 1981, 1981: 331.

    27. No se olvide que el Omeyocan es el centro del mundo, es el om-bligo de ste.

    28. Simon R. Diccionario de la lengua nhuatl o mexicana, ED,Mxico: Siglo XXI, 1981; 198: 200.

    29 . Estoy muy claro en lo que representa establecer el trmino deCa como sinnimo de coatl. Cabrera L. Diccionario de azte-quismos, ED. Mxico: Oasis, 1980: 54, seala que Es muyfrecuente la confusin ortogrfica entre los aztequismos deri-vados de catl, culebra, que deben escribirse coa, y los de-rivados de cuuitl, cabeza, o de cuhuitl, rbol, que debenescribirse cua o cuau No obstante esta observacin seencuentra que Rmi Simon (1981:130) traduce Cuachtli oCuechtli s. como Crtalo, anillo de serpiente cascabel, y aun-que ste no es el lugar para discutir sobre este tipo de trmi-nos, slo baste reflexionar en dos aspectos 1. El rbol, cu-huitl, en mltiples culturas es asociado al rayo y a la lluviafenmenos ambos relacionados con la serpiente. 2. De la mis-ma manera en como hoy da puede haber confusin en la es-critura y pronunciacin del nhuatl, los espaoles del sigloXVI en adelante, as como muchos extranjeros, se confundenen la utilizacin de trminos nahuas tan finos como los queaqu me ocupa.