tres décadas y media de lucha contra los problemas sociales

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60 Lancelot Nº 26. Noviembre 2016 Redacción Fotos. Suso Betancort/ Archivo Cuando comenzaba la década de los ochenta, Lanzarote ya había iniciado la senda de los avances sociales. Ya existía en toda España una sanidad y una educación de muy buena calidad. El Psoe había iniciado la senda de la transforma- ción social del país y, si había algo negativo que destacar en aquellos años, era sin duda el fenómeno de las drogas que afectó duramente a todo el país. En Lanzarote sin ir más lejos, los drogadictos se hicieron durante muchos años dueños de diferentes zonas de la ciudad, ge- nerando una batalla social contra la drogadicción que se desempeñó principalmente desde los Servicios Sociales del Cabildo. Sin embargo, no fue la única batalla social librada desde enton- ces. A comienzos del año 2000 la llegada de pateras se convirtió en un hecho crónico. El problema, en la actualidad visible para todo el país por el aumento de llegada de pateras a la península, pasaba des- apercibido fuera de Canarias, pero llegó a convertirse en un terrible drama humano para la isla. Por reportaje Tres décadas y media de lucha contra los problemas sociales Las drogas, la llegada de pateras, la crisis económica, los desahucios, el maltrato... Lanzarote ha sabido enfrentarse a sus demonios y adaptarse al ritmo de los nuevos tiempos para sobrevivir como sociedad La lucha contra el maltrato de las mujeres ha sido una constante potenciada en los últimos años.

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60 Lancelot Nº 26. Noviembre 2016

RedacciónFotos. Suso Betancort/ Archivo

Cuando comenzaba la décadade los ochenta, Lanzarote ya habíainiciado la senda de los avancessociales. Ya existía en toda Españauna sanidad y una educación demuy buena calidad. El Psoe habíainiciado la senda de la transforma-ción social del país y, si había algo

negativo que destacar en aquellosaños, era sin duda el fenómeno delas drogas que afectó duramente atodo el país. En Lanzarote sin ir máslejos, los drogadictos se hicierondurante muchos años dueños dediferentes zonas de la ciudad, ge-nerando una batalla social contrala drogadicción que se desempeñóprincipalmente desde los ServiciosSociales del Cabildo.

Sin embargo, no fue la únicabatalla social librada desde enton-ces. A comienzos del año 2000 lallegada de pateras se convirtió enun hecho crónico. El problema, enla actualidad visible para todo elpaís por el aumento de llegada depateras a la península, pasaba des-apercibido fuera de Canarias, perollegó a convertirse en un terribledrama humano para la isla. Por

reportaje

Tres décadas y mediade lucha contra losproblemas socialesLas drogas, la llegada de pateras, la crisis económica, los desahucios, elmaltrato... Lanzarote ha sabido enfrentarse a sus demonios y adaptarse alritmo de los nuevos tiempos para sobrevivir como sociedad

La lucha contra el maltrato de las mujeres ha sido una constante potenciada en los últimos años.

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otra parte, la crisis económica ini-ciada hacia 2007 puso en marcha unincremento imparable del númerode personas que pasaban a engro-sar las listas del paro. Aumentó elnúmero de lanzaroteños que per-dió además su vivienda y acabóregresando a la casa familiar y, enmuchas ocasiones, tenía que recu-rrir a los servicios sociales, a Cáritaso a otras organizaciones socialescomo Calor y Café para podercomer.

Precisamente en este sentido hajugado un papel importantísimo,Sor Ana, presidenta de la Asocia-ción de Acogida y Prevención deRiesgos ‘Calor y café’, para quién latransformación de la isla deLanzarote desde el punto de vistasocial ha sido ingente, sobre todopor el propio cambio de los tiem-

lias», recuerda. «Era un ambientecercano y entrañable donde desta-caban la sencillez, la cercanía y lapreocupación por el bienestar delotro».

Otros tiempos, sin duda. «Elcambio demográfico que ha sufridodesde entonces la isla ha sidoimpactante en muchos aspectos, ya

pos y el aumento de la poblacióninsular.

Ana María Rodríguez Arango lle-gaba a la isla en diciembre de 1989,y lo hacía para incorporarse a laplantilla laboral del Hospital Insu-lar como enfermera. «Al llegar meencontré con algo muy peculiar ybonito: todo el personal conocía atodos los pacientes y a sus fami-

A comienzos del año

2000 la llegada de pateras

se convirtió en un hecho

crónico”

La asociación Mararía ha jugado un papel muy relevante en lucha insular por losderechos de la mujer.

comio, daba miedo. Era realmentedesesperante».

Las actuales unidades de saludmental no tienen nada que ver conaquella imagen lóbrega ydesoladora. «Hoy tenemos claroque la mayoría de las personas queahora sufren un trastorno, con untratamiento adecuado y la terapiaoportuna, se resinsertarán social-mente sin problemas», señala. «Elcambio ha sido impresionante»

➛que de 45.000 censados en aquellafecha, hoy esa cifra casi se multipli-ca por 4 y, con ello, se ha idoperdiendo ese ambiente de familia-ridad del que hablaba, ya somosmás los que nos desconocemosque los que nos conocemos», ase-gura Sor Ana con cierta tristeza.

En cualquier caso, «creo queLanzarote, y sus gentes, se hancaracterizado siempre por ser unpueblo acogedor, humilde, senci-llo, sufridor y muy solidario, aveces respondiendo a llamadas desolidaridad y, otras muchas, por-que la solidaridad nace del mismolugareño compartiendo generosa-mente el fruto de su duro trabajoen la tierra con el que menos tienede manera anónima y humilde»,afirma. «Y aunque éste sigue siendoel espíritu, la realidad demográficay social influye en que esto vayacambiando con el tiempo, ya que elno saber quién es el otro generadesconfianza y la realidad de dejarla puerta de casa abierta ha pasa-do a poner rejas».

Cambio de mentalidad

Para el presidente de la Asocia-ción El Cribo, Jesús María Fernández,la transformación de la sociedadlanzaroteña en lo que se refiere asu manera de comportarse con losenfermos mentales ha sido increí-ble. «Ha exigido mucho trabajo ymucha paciencia, pero hemos con-seguido que se pase de considerara las personas que sufren enferme-dades mentales seres raros, extra-ños y hasta peligrosos», señala,apuntando que eso es lo que ocu-rría a finales de los ochenta. «Enestos 35 años hemos logrado darpasos agigantados, pero ha sido afuerza de mucho trabajo y de con-tar con grandes profesionales».

Fernández recuerda que en losaños ochenta las personas que su-frían enfermedades mentales seencontraban recluidas en centrosmentales o manicomios y se lesconsideraba personas peligrosas.«Una vez que alguien entraba enuno de estos centros, la familiatenía claro que no volvería a salir»,cuenta, apuntando que era unamanera de aislarles del resto de lasociedad. «La misma palabra, mani-

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féminas de todo el país comienzan atomar conciencia de sus derechos ylos exigen. Se trató de un avance deenormes proporciones que enLanzarote tomó forma con Mararíay llegó a mediados de los añosnoventa.

La asociación social y culturalpara las mujeres Mararía nacía en1994 de la mano de un grupo demujeres, muy implicadas en el cam-po social, que detecta que enLanzarote no existía ninguna asocia-ción, ni pública, ni privada, queofreciera servicios específicos paralas mujeres. «Cuando nos dimoscuenta de la realidad, nos confor-mamos en ONG con el objetivo desuplir esas carencias», señala supresidenta, Nieves Rosa Hernández.«Las mujeres de Lanzarote por aque-llos tiempo tenían la misma necesi-dad de contar con políticas y recur-sos destinados a resolver sus pro-blemas que en el contexto regionalo nacional, dónde ya desde la déca-da de los ochenta se disponía delos mismos».

Mararía se puso en marcha conmucha fuerza y con un compromisoque avanzaba en dos vertientes, una«social, creando el único centro deorientación de la mujer y, otra cul-tural y reivindicativa, orientada parahacer valer los derechos de igual-dad ante los poderes públicos y,sobre todo, ante la sociedad cone-jera en su conjunto», apuntaHernández.

La manera de hacerse un hueco,un lugar firme en la sociedad no eraotra que «salir a la calle ante losmedios de comunicación tratar dellegar al mayor número de ciudada-

Eso no supone que esté todohecho. «Seguimos necesitando mu-cho apoyo, pero es verdad queestamos en una época muy buena,en la que se ven los resultados»,señala.

Lucha por los derechos de la mujerEn los años setenta la situación

de indefensión de las mujeres fren-te a la realidad social, muchasveces hasta llegar a extremos demarginalidad, era un hecho en todaEspaña. En los años ochenta, las

Fernández recuer-

da que en los años

ochenta las personas

que sufrían enfermeda-

des mentales se encon-

traban recluidas en

centros mentales o

manicomios y se les

consideraba personas

peligrosas”

El incremento de los desahucios debido a la crisis ha hecho que aparezcanasociaciones que luchan por los derechos de las víctimas.

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nos posible, algo que hemos veni-do haciendo durante los últimos 23años de manera ininterrumpida»,señala la presidenta de Mararía.«En estos años hemos constatadoen Lanzarote que la sociedad haestado influenciada y no se han idopermeando lo suficiente las situa-ciones de igualdad, ni en lo econó-mico, ni en lo político, ni en losocial, ni en lo científico... en ningu-na de las facetas, aunque es ciertotambién que las leyes han ido cam-biando hacia una mayor igualdad yque, poco a poco, las institucionesconejeras han creado servicios paralas mujeres. En cualquier caso,siguen siendo insuficientes».

En efecto, se han producido avan-ces en este tiempo, pero no lossuficientes. Nieves Rosa lo tieneclaro. «Las mujeres en Lanzarote,hoy día, después del esfuerzo ycompromiso de nuestra asociación,han experimentado cambios tangi-bles. No en vano ahora son visiblesen política, en la sociedad civil y enel mundo laboral, pero también escierto que las mujeres siguen ocu-pando los primeros puestos en loslugares menos deseados de la so-ciedad conejera, y me refiero a lapobreza, a las listas del paro, delos salarios precario y las denun-cias por violencia de género», seña-la. «Nos queda mucho camino porrecorrer para llegar a conseguiruna isla ideal, con una igualdadreal. En cualquier caso, estamosagradecidas a todas esas mujeres y

personas que presentan alguna ne-cesidad de apoyos».

«En la actualidad se utiliza eltérmino persona con discapacidad,pasamos de destacar ladiscapacidad a ver primero a lapersona, queda en un segundo pla-no sus circunstancias.

Hace no muchos años en la islade Lanzarote las personas condiscapacidad intelectual vivían enuna opresión contínua no solo ellossino sus familias, ya que únicamen-te predominaba en la isla paraatenderlos el modelo médico, estehacia que hubiera una desventaja,segregación y una inaccesibilidad arecursos comunitarios, ésto carac-terizaba las vidas de las personascon discapacidad», explica. «Dichapráctica social se basaba en elhecho de la insuficiencia biológica yenfermedad, y por tanto en ladiscriminación social. Por eso, latarea actual parte de la clave deasegurar que la sociedad se organi-ce y ofrezca todos los recursospara que no haya barreras al acce-so a la participación».

Muchos han sido los cambios enestas tres décadas y media. «He-mos dejado de trabajar las poten-cialidades de las personas condiscapacidad dentro de talleres yespacios cerrados a hacerlo apro-vechando los recursos de la comu-nidad, visualizando las capacidadesde estas personas. Y de todo estoes partícipe la sociedad de

hombres que nos han ayudado a lolargo de los años para mejorar ycrear una vida mejor y más justapara todos».

La batalla de Adislan

Desde la Asociación de Perso-nas con Discapacidad de Lanzarote,Adislan, que lleva trabajando paralas personas con discapacidad inte-lectual y sus familias, desde el año1969, su presidenta, Ángeles Pérez,señala que «entre el año 1981 y el2016 se ha experimentado un cam-bio importante a nivel social delpapel que juegan las personas condiscapacidad intelectual en la vidade los demás. La discapacidad inte-lectual ha sufrido innumerablescambios, partiendo incluso de suconceptualización, aún hoy está in-merso en un proceso de cambioconstante y transformación», expli-ca. «Hasta 1986 se seguían utilizan-do términos como subnormalidad,es a partir de esta fecha cuando através del RD 348/1986 se sustituyepor minusválido o persona conminusvalía para referirnos a las ➛

La asociación social y

cultural para las mujeres

Mararía nacía en 1994 de

la mano de un grupo de

mujeres, muy implicadas

en el campo social”

La lucha contra el tráfico deestupefacientes y la llegada a laisla de pateras han sido dosproblemas recurrentes en lasúltimas décadas. A finales de los años 90 la llegada de pateras parecía un fenómeno imparable.

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➛Lanzarote, que se ha adaptado conmucha naturalidad en estos cam-bios sociales», señala. «La isla deLanzarote, al igual que el resto delas comunidades, ha experimenta-do muchísimos cambios en los ser-vicios para las personas condiscapacidad. El cambio más gran-de ha sido el movimiento de loscentros estancos y segregados, asícomo el concepto únicamente mé-dico, ya que anteriormente, la ma-yoría de las personas condiscapacidad intelectual vivían encentros asistenciales y hospitala-rios o permanecían en los domici-lios familiares, en donde teníanlugar todas las actividades y lasfamilias cuidaban a sus miembroscon discapacidad intelectual sinayuda y aislados», apunta. «Esto sedeja atrás para comenzar hace va-rias décadas con la presencia yparticipación, así como laimplementación de modelos deservicios integradores, movimientopromovido en un inicio por el em-puje de las familias que empezarona organizarse y crear entidadespara hacer cumplir los derechos delas personas con discapacidad».

En la actualidad más reciente es«cuando se está creando el caminocon un movimiento de entidadesprofesionalizadas que junto con lasfamilias y personas con discapacidadestán realizado un cambio hacia laconcepción de apoyos personalespara el respeto de la ciudadaníaplena, caballo de batalla de lasociedad actual», señala la presi-denta de Adislan. «Donde el defi-ciente mental pasa a ser personacon discapacidad intelectual, quetiene derecho, como el resto de losmiembros de la comunidad a la quepertenece, a vivir dignamente, enigualdad de condiciones, de dere-chos y deberes; a no ser discrimina-do por su deficiencia, a ser tratadocon respeto y con justicia; a serfeliz, a participar en las tareasútiles de la sociedad y a proyectarel destino de su vida, según suspropias capacidades». «En esta épo-ca se hace necesaria la utilizaciónde un mayor número de recursosdirigidos a mejorar la calidad devida de estas personas, y especial-mente, la necesidad de disponer deestructuras adecuadas para cada

“ Las mujeres siguen

ocupando los primeros

puestos en los lugares

menos deseados de la

sociedad conejera”

insuficiencia biológica y enferme-dad, y por tanto en la discrimina-ción social. Por eso, la tarea actualparte de la clave de asegurar quela sociedad se organice y ofrezcatodos los recursos para que nohaya barreras al acceso a la parti-cipación.

Esto se deja atrás para comen-zar hace varias décadas, no hacemuchos años, con la presencia yparticipación, así como laimplementación de modelos deservicios integradores, movimientopromovido en un inicio por el em-puje de las familias que empezarona organizarse y crear entidadespara hacer cumplir los derechos delas personas con discapacidad, enun primer momento con una aten-ción basada todavía en el modelobiomédico y psicológico.

Es en la actualidad más recientees cuando se está creando el cami-no con un movimiento de entidadesprofesionalizadas que junto con lasfamilias y personas con discapacidadestán realizado un cambio hacia laconcepción de apoyos personalespara el respeto de la ciudadaníaplena, caballo de batalla de lasociedad actual. Donde el deficien-te mental pasa a ser persona condiscapacidad intelectual, que tienederecho, como el resto de losmiembros de la comunidad a la quepertenece, a vivir dignamente, enigualdad de condiciones, de dere-chos y deberes; a no ser discrimina-do por su deficiencia, a ser tratadocon respeto y con justicia; a serfeliz, a participar en las tareasútiles de la sociedad y a proyectarel destino de su vida, según suspropias capacidades.

Muchos han sido los colectivosque han trabajado para que la islamejore desde sus diferentes cam-pos de actuación y la realidad esque Lanzarote ha experimentado unnotable impulso hacia delante, contra-rrestado en ocasiones por el incremen-to poblacional y las propias circuns-tancias económicas del país. Lancelotha estado siempre ahí, reflejando latransformación social experimenta-da año tras año, y seguirá estándoloen los años venideros. Queda mu-cho por hacer pero, a lo largo deestos 35 años, la isla ha logradosituarse en el camino correcto paraseguir avanzando.

etapa de la vida. En definitiva, todoun camino lleno de interrogantesque se hace necesario aclarar paradesarrollar nuevas estrategias diri-gidas a proporcionar mejoras en elbienestar de estos ciudadanos», yañade. «Estamos en el camino deestablecer en la isla de Lanzarotenuevas formas de apoyo, abriendoespacios para la individualidad ypersonalización como derecho, perotodavía con muchas carencias, porello Adislan pone todo su esfuerzoy énfasis en cómo debe cambiarseel contexto próximo para respetar losderechos como ciudadanos de laspersonas con discapacidad intelectual».En la actualidad se utiliza el términopersona con discapacidad, pasamosde destacar la discapacidad a verprimero a la persona, queda en unsegundo plano sus circunstancias.

Hace no muchos años en la islade Lanzarote las personas condiscapacidad intelectual vivían enuna opresión contínua no solo ellossino sus familias, ya que únicamen-te predominaba en la isla paraatenderlos el modelo médico, estehacia que hubiera una desventaja,segregación y una inaccesibilidad arecursos comunitarios, ésto carac-terizaba las vidas de las personascon discapacidad. Dicha prácticasocial se basaba en el hecho de la

En los años 89 la droga fue la granlacra social del país, también enLanzarote.