tumbas principescas etrusco-laciales · ajuar- de la t-179 de la necrópolis de salciatello di...

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Coinpluturn Extra, 6(1), 1996: 279-285 TUMBAS PRINCIPESCAS ETRUSCO-LACIALES Juan A. Santos Velasco * Rsstw~v. - Sucinio repaso a las denominadas tumbas principescas de la Finiría y el Lacio primití vos, cuy. importancia como documento arqueológico ha quedado eclipsada ante las inmensas riquezas de ciertas tun;- bas orieníalizaníes del siglo EH a. 12.. más conocidos. AssmAcr. - Thís paper revises tite so cali princely burialsfrorn ¡he ¡ron Age Etruria aná tatíum. lis meaníng in (he archaeologícal record has been underestimared in comparison fluí; sorne orientalizing graves wíth enor- maus weahh of ¡he VHrh cenuy B.C. PAL R9AS CLA 1$: Cultura vilanoviana. Cultura lacioh Tumbas principescas flr Woprs: Villanovan culture, Lacio culture, Princeiv burtais. Antes de comenzar con este pequeño texto dedicado a la memoria de Manuel Fernández-Miran- da quisiera, en unas pocas líneas, recordar a la perso- na y al profesor con quien mantuve una estrecha vin- culación a lo largo de los años de la carrera y el doc- torado, y a quien debo las sugerencias de los temas de mi Memoria de Licenciatura y de la Tesis docto- ral, que obviamente han marcado mi trayectoria pro- fesional hasta la actualidad. El tema que he elegido par-a este homenaje no lo ha sido al azar, quiero con ¿1 subrayar los muchos lazos que mantuvo el home- najeado con la arqueología mediterránea y. en con- creto. con la italiana, así como la reivindicación - blica que hacía de la misma, frente a la presión histo- riográfica que las corrientes anglosajonas ejercían y ejercen en la investigación prehistórica española. La aparición de las llamadas “tumbas prin- cipescas” de la Protohistoria europea es uno de los acontecimientos arqueológicos más interesantes de este periodo, como exponente de los profundos cam- bios económicos y sociales que afectan a las comuni- dados de la Prehistoria reciento do nuestro continen- te; constituyendo un fenómeno característico en el desarrollo de buena parte do sus culturas más signifi- cativas tanto continentales (Halstatt) como medite- rráneas (la Edad del Hierro etrusco-lacial). a lo largo dell milenio a.C. Uno de los ejemplos más espectaculares, por- lo inusitado de la riqueza de algunos depósitos fune- ranos con los que se enterraron ciertos principes, es el de Etmria y el Lacio entre los siglos VIII-VII a.C. Son de sobra conocidos por todos los grandes ateso- ramientos de las tumbas Barberini, Eer-nardini y Re- golini-Galassi. datables entre 675-650 a.C., durante el periodo orientalizante. En sus ajuares se acumulan ricas armas de parada, objetos de bronce, joyas fina- mente trabajadas con las técnicas orientales del gra- nulado y la filigrana, e importaciones fenicias y grie- gas. Desde el punto do vista histórico, estos sepulcros ponen en evidencia la total y definitiva ruptura de la antigua comunidad de parentesco igualitaria y la concentración, en unas pocas manos, de las riquezas y excedentes do producción; los cuales, en el caso de Etruria y el Lacio, debieron ser enormes, dada la li- beralidad con que se amortizaron objetos suntuarios en las tumbas, sin parangón en otros centros del Me- diterráneo. No obstante, hemos de considerar- que las tres tumbas citadas en el párrafo anterior- forman un conjunto único en Italia y por ello no deben conside- rarse como la regla sino, más bien al contrario, como la excepeión. De hecho, sus riquezas son de tal mag- nitud que han dejado en un segundo plano una larga serie de sepulcros que no por menos espectaculares dejan de poseer la misma relevancia documental in- * Departamento de Ciencias llumanas y Sociales. Universidad de La Rioja. C/La Cigúoña, 60. 26004 Logroño.

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Coinpluturn Extra, 6(1), 1996: 279-285

TUMBAS PRINCIPESCAS ETRUSCO-LACIALES

Juan A. SantosVelasco*

Rsstw~v. - Sucinio repasoa las denominadastumbasprincipescasde la Finiría y el Lacio primitívos, cuy.importancia comodocumento arqueológicoha quedadoeclipsadaante las inmensasriquezasdeciertas tun;-basorieníalizaníesdelsiglo EHa.12.. másconocidos.

AssmAcr.- Thíspaperrevisestite socali princelyburialsfrorn¡he ¡ron AgeEtruria anátatíum.lis meaníngin (hearchaeologícalrecordhasbeenunderestimaredin comparisonfluí; sorneorientalizinggraveswíth enor-mausweahhof ¡he VHrh cenuyB.C.

PAL R9ASCLA1$: Cultura vilanoviana.Cultura lacioh Tumbasprincipescas

flr Woprs: Villanovanculture, Lacio culture, Princeivburtais.

Antes de comenzarcon estepequeñotextodedicadoa la memoriadeManuelFernández-Miran-da quisiera,en unaspocaslíneas,recordara la perso-na y al profesor con quien mantuve una estrechavin-culacióna lo largo de los añosde la carreray el doc-torado, y a quien debo las sugerenciasde los temasde mi Memoria de Licenciaturay de la Tesisdocto-ral, queobviamentehanmarcadomi trayectoriapro-fesionalhasta la actualidad.El tema quehe elegidopar-a estehomenajeno lo ha sido al azar,quierocon¿1 subrayarlos muchoslazosque mantuvoel home-najeadocon la arqueologíamediterráneay. en con-creto. con la italiana, así como la reivindicación pú-blica quehacíade la misma, frentea la presiónhisto-riográfica que las corrientesanglosajonasejercíanyejercenenla investigaciónprehistóricaespañola.

La apariciónde las llamadas“tumbas prin-cipescas”de la Protohistoriaeuropeaes uno de losacontecimientosarqueológicosmás interesantesdeesteperiodo, como exponentede los profundoscam-bioseconómicosy socialesqueafectana las comuni-dadosde la Prehistoriarecientodo nuestrocontinen-te; constituyendoun fenómenocaracterísticoen eldesarrollode buenapartedo susculturasmássignifi-cativas tanto continentales(Halstatt) como medite-rráneas(la Edaddel Hierro etrusco-lacial).a lo largodell milenioa.C.

Uno de los ejemplosmásespectaculares,por-lo inusitadode la riquezade algunosdepósitosfune-ranoscon los que se enterraronciertos principes, esel deEtmria y el Lacioentrelos siglos VIII-VII a.C.Son de sobraconocidospor todoslos grandesateso-ramientosde las tumbasBarberini,Eer-nardini y Re-golini-Galassi.datablesentre675-650 a.C., duranteel periodoorientalizante.En susajuaresse acumulanricasarmasde parada,objetosde bronce,joyas fina-mentetrabajadascon las técnicasorientalesdel gra-nuladoy la filigrana, e importacionesfeniciasy grie-gas.Desdeel puntodo vista histórico,estossepulcrosponenen evidenciala total y definitiva rupturade laantigua comunidadde parentescoigualitaria y laconcentración,en unaspocasmanos,de las riquezasy excedentesdo producción;loscuales,en el casodeEtruria y el Lacio, debieronserenormes,dadala li-beralidadcon que se amortizaronobjetossuntuariosen las tumbas,sin parangónenotroscentrosdel Me-diterráneo.No obstante,hemosdeconsiderar-que lastres tumbascitadasen el párrafoanterior- forman unconjuntoúnicoen Italia y por ello no debenconside-rarsecomola reglasino, másbien al contrario,comola excepeión.De hecho, susriquezassonde tal mag-nitud quehandejadoen un segundoplano una largaseriede sepulcrosque no por menosespectacularesdejan de poseerla mismarelevanciadocumentalin-

* DepartamentodeCienciasllumanasy Sociales.UniversidaddeLa Rioja. C/La Cigúoña,60. 26004Logroño.

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trínseca.Es a estasseptílturasa las quequierodedi-car las líneasque~‘ienena continuación.

1. LA SITUACIÓN EN ETRURIA

El largoprocesode transformacioneseconó-micasy socialesque hacenposible la actímulacióndel poder en manosdo estosgrandespersonajesquedenominamospríncipes se remontaal final de laEdad del Broncee inicios de la Edad del Hierro,cuandoen las necrópolis se observa que algunosajuaressobresalende la homogeneidadgeneralconla inclusión de algún elementoexternode riqueza.No obstante,do acuerdoconla mayorpartedelos es-tudiosos.hastael siglo IX a.C. la estructurasocialvi-llanoviana es relativamentesencilla, en la cual tansólo so enfatizatina rígida diferenciaciónpor- sexosy

edad,con elementosde ajuarexclusivamentemascu-linos o femeninos,entrelos quepuedenaparecer-deforma máso menosesporádicaotros objetoscon unafuer-tecargaideológicay sociológicacomo las armas.especialmenteel yelmo y la espada.quenosadvier-ten del papel relevantede algunoshombresadultosen el senode unacomunidadaúnpoco estructurada,

Durante la segundamitad del siglo IX a.C.la situaciónqueso advierte esmáscompleja. La fun-ción social del guerreroso remar-cay, en opinión deTorelli (1984)y Bartoloni (1989), ya existirian fuer-tes diferenciacionessocialesen el seno del grupo.aunqueéstasno se representaríantodavíaenel regis-tro arqueológicofunerario debido al peso de tinaideología dominante tendentea resaltarla igualdadde los miembrosde la comunidad.No obstante,con-tamosva con ejemploselocuentesde las mutacioííessocio-económicasque se estánproduciendocomo elajuar- de la T- 179 de la necrópolisde SalciatellodiSoprapertenecientea un guerrerode alto rango.quese enter-ró con tín yelmo do cerámicay ricos objetosde broncey ámbar-(d’Agostino 1985: 55).

Peroen el siglo VIII a.C. los cambiosvan aserrápidosy drásticos,Ya durantela primera mitaddel siglo se data la T-l de Poggiode Vímpicato (fig.1). con un yelmo de broncoy cerámicasde diversasprocedenciascentroeuropeasy meridionales(d’Agos-tillo 1985: 57), como los vasosgriegosprocedentesde las coloniassuritálicasde Cuma y Pithecusa,fun-dadasambashacia770-750a.C. y queabrendefiniti-x’amente el áreatirrena al comercioa larga distanciacon el Mediterráneooriental, sobrela basedel inter-cambiode materiasprimas (minerales,metales,ma-dera, cereales,sal) de las que Etruria contaba enabundaííciacon productosdc lujo quese acaparanenlas tumbasde la élite dominantevillanoviano-etnísca

Figura 1 .. Ajuar de la iunil,a 1 dc t’oggio dell Inípicalo (larquinia).Prñhis¡orischeBronzefunde.9-1. 1970, ng. 79.

(Camporeale1985:84).Dos elementosde cuya importanciaideoló-

gica y social no vale la penainsistir: los bocadosdccaballoy el carrosubrayarán,a partirdo ahora,el pa-pel dominantedel personajeenterrado.Los primer-ossedocumentanaisladamente,desdefiíícs del siglo IXa.C.. pero sobre todo durante el siglo siguiente;mientrasqueel carro sedocuinentaen Etnír-ia a par-tir de 750-725a.C.. en el momentofinal del villano-viano. Por las mismas fechas (mediadosdel sigloVIII a.C.)nos hallamos,asimismo,ante otrasnove-dadesfunerarias,como la aparicióndetumbaseíí cir-culos, en Vetulonia. que coíítituyon una evoluciónhacia los sepulcroscolectivosde cámarade un claíx ogen.s-.propios del siglo VII a.C.v que traslucenyalos progresosquese estánproducieíídoen la afirma-ción de una sociedadde caráctergentilicio (Campo-reale¡992: 92).

Durantela segundamitad dcl siglo VIII a.C.culmina el procesoqueestamosviendo en sus graíí-des líneas.Es ahoracuandoapareceíílas ttímbasquepodemos considerar propiamenteprincipescas: latumba del Guerrero do Tarquinia (l-leíxcken 1968:Kilian 1977).en cuyo ajuar- encontramosbocadosdecaballo,objetosde bronce,ftbulas de plata y ámbar.tín pectoral de bronce y oro, así como variosvasosgriegos;la tumba AA 1 (750-730a.C.) de la ííecrópo-lis dc Qtíattro Fontanili de Veio (Bar-toloní 1989:200) (fíg. 2); o la tumba 871 de Grotta Gramicia,Velo (hacia 730 a.C.) (Múller-Karpc 1974), en lascualeshallamostodos los objetospropiosde losprín-cipesde esteperíodo, las armas(cascocrestado,es-pada,escudo,hachasde talón). trípodesde broncoycopas griegas.

El período orientalizanteaíítigtío (720-65<)a.C.). fase de apogeode la sociedad principescaetrusca.podemosconsiderarloiniciadodesdeel pun-to de vista de la arqueologíafuneraria comí la tuínbade Boccoris do Tarquiíiia. llamadaasí por el ~‘asoogipeio do favonza, fechado durantecl reinadodoaquelfaraón (Heíxcken 1968: 158-166)que da nom-

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Figura 2.- Parte dem ajuar metálico de ma tumba principesca AAt de lanecrópolis de Quattro Fontanili (Veio). Según l3artoloni 1989.

brey fechala tumbahacia720 aC.A partir- de este momento, el número de

tumbasprincipescasaumentaconsiderablemente.En-tre ellas se cuentanla 39 de la necrópolisde BenacciCaprarade Bolonia (725-700 a.C.) (Tovoli 1989)(fig. 3); la 24 de Olmo Bello, Bisenzio, datablea fi-nes del siglo VIII a.C. (d’Agostino 1985: 78); latumba de carrode la necrópolisdell’Osteria (Vulcí).en el Museo de Villa Giulia. con importacionesgrie-gasquepermitenfechar-la hacia700-675 a.C. (Cris-tofaní 1985: 214); o la tumba VIII do Saturniademediadosdel siglo VII a.C. (Donati 1989).

Pero todas ellas quedaneclipsadaspor- lasenormesriquezasde la conocidatumbaRegolini-Ga-lasside Cerveterí(675-650a.C3. de los MuseosVa-ticanos.

En el siglo comprendidoentre750-650 a.C.so haconsolidadoel procesode emergenciay afirma-ción de lo que se conoceen Etruriacomo lasociedad

de los¡ príncipes, siendo sustumbasla demostración

más fehacientede ello. Ha surgidoy se haconsolida-do una sociedadaristocrática,en el seno de la cualhemosde pensarqueexistenya institucionescomo lapropiedadde la tierra y la herencia,quepermitenelrefuerzoy perpetuaciónde la clasedominante.Mien-tras tanto, la fuerzadc trabajo la proporcionaríalaclaseo clasesdominadasbajo formasdo clientelaoesclavitud(Cristofaní [984: 112). Es el períododu-ranteel cual quedanfijadas las dosgrandescatego-rías socialesdel mundoetrusco:la aristocraciay lossiervos.Estructurasocial que, conpequeñasvarian-tes, pervivehastala conquistaromana.

2. LA SITUACIÓN EN EL SURDEL LACIO

SegúnCristofani y Zeví (1985),en el planode la culturamaterial,duranteel períodocomprendi-do entrefinesdel siglo VIII y principiosdel VII a.C.hay unacomunidadde costumbrese ideologíaorien-talizantescomnunesdesdeEtmria a Campania,Lacioincluido. Los influjos tar-do-~’illanovianosen la cultu-ra lacíal sontanfuertesenla segundamitaddel sigloVIII a.C. y en épocaorientalizamíteque se puedeha-blar de un alto gradode aculturaciónetruscaen Ro-ma y enel conjimnto del Lacio meridional (Cristofaní1984: 101).

No obstante,la cultura lacial tiene las sufi-cientesseñaspropiasde identidadcomoparadiferen-ciar-se netamentedel áreavillanoviano-etruscadesdelos inicios de la Edad del Hierro. Graciasa ello, enlos añossetenta. Mñller--Karpe hizo una propuestacronológica regional. autónomade la villanoviana.basadaen la evolución tipológica de cienoselemen-tos decultura materialprocedentesde Romay de losCollí Albani. Pr-opuestaque ha sido precisadaporColonnamás tarde. Esta periodizaciónreconocecua-tro fases(1, II. III y IV), quea su vez se dividen endossubperíodos(ay b). datablesentreel siglo X a.C.y el 580 a.C. aproximadamente,fecha queseñalaelfin del periodoorientalizante.El momentoque másnos interesaes el comprendidoentrolos períodosIIt-IVa.

Durante la Fase III (770-730/720a.C.) elLacio meridional se abre a las relacionescon losgriegos de Cumna y Pithecusa (Anzidei 1985), ini-ciándoseparalelamenteun rápido procesodo jerar-quizaciónsocial,análogoal que hemosvisto en Etru-ria. Es ahoracuandose consolidanlos cultivos devidy olivo, con lo queello suponeen los procesosde in-tensifmcacióndo la pr-odumccióny acumulaciónde losexcedentesagrarios.En el mundofunerariolos cam-

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Figura 3.- Elementos más importantes del ajuar de la tumba 39 de la necrópolis Benacci di Caprara (Bolonia). Según Tovoli 1989. La heroiza-ción del difunto se hace manifiesta con la deposición de bocados de caballo.

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bios se vislumbran en los ajuar-es; la panoplia delguerrerose enriquece(yelmo, escudo,coraza),y apartir del torcer- cuartodel siglo VIII a.C. se acumu-lan, en ciertastumbas,tanto masculinascomo feme-ninas, ricosbienesdeprestigio.como es el casode latumba de carro 94 de El Esquilmo (Gjer-stad 1956:232).

Tambiéncontamospara estemomentoconotros documentoscomo la, recientementepublicada,tumba 600 de la necrópolisde l’Osteria doll’Ossa,quese dataentre750-725a.C., cuyo ajuar- (fags. 4 y5) constadeunapanopliacompleta,objetosde bron-ce (un carrito incensarioy un abanico,ambos ele-montospropios de un ajuar- principesco)(Bietti-Ses-tieri 1993: 877). Asimismo, mencionarla tumba decarro21 de Casteldi Decima(VV.AA. 1975:241).

La aparición de las tumbasprincipescasla-cialesso acompañade importantescambiosen el há-bitat de Roma.dondese produceel sinecismode laszonasdel Palatino, Esquilmo y Quirinal, dejándoseel Foro como unaamplia zona do intercambio,másque de residencia, dada su inestabilidad hidraúlica(Cr-istofani 1984: 37).

La fase lacial IVa correspondeal Orientali-zante Antiguo (720-670a.C.) y Medio (670-630a.12.). Es el periodo de la graneclosión del comerciogriego; cuandoel Foroy la Vía Sacraasumenla fun-ción de centrode la vida pública romana;cuandoaparecela arquitecturamonumentalpública y reli-giosa<hacia650 a.C.); y cuandosepavimentael Fo-ro,hacia625 a.C.

Datablesa fines del siglo VIII a.C. conta-moscon importantesvestigiosfunerariosde carácterprincipesco,como la tumba femenina de Rocca diPapade comienzosdel Orientalizanteantiguo(Ario-tti y Mar-telotta 1987: 217); la T-l0 do Acqua CertosaLaurentina(Bedini 1984); la tumba de cano 15 deCastelídi Decima, en cuyo ajuar se documentóunser-vicio completo para el banquete,armas,joyas ycinco vasosprotocorintios;y la T-í0í femeninay decarrodel mismoyacimiento(VV.AA. 1975: 241).

Do estosgrandesconjuntospasamos,ya enel segundocuartodel siglo VII a.C.,a los másespec-tacularesentrelos sepulcrosprincipescoslaciales: lassepulturasBarberini. Bornardini y Castellani dePraenoste(Anzideieta/ii 1985), fechablosentre675-650 a.C. y síntomade la consolidacióndefinitiva delas aristocraciaslocales,conlo quepodemosdar por-terminado el largo procesode diferenciaciónsocialque se habíaabiertoen la FaseIII. La espectaculari-dad de susajuar-eses tal que, en cierto sentido,hadistorsionadouna realidad regional que no es tanapabullante.Cristofaní y Zoví (1985: 122) sonde laopinión de que las tumbasde Palestrinason algo

Figura 4.- Casco crestado de bronce y patera de plata de la tumba 600de la necrópolis de Osteria dell’Ossa (Roma). Según Bietti-Sestieri,1993.

Figura 5.- Restos de la urna y de un carrito incensario de bronce de latumba 600 de Osteria dellOssa (Roma>. Según Bietti-Sestieri 1993.Las intensas relaciones entre la EÉn,ria y el Lacio primitivos son pal-pables precisamente en elementos como el carro-incensario de cuatromedas, propio de ambientes villanovianos y probablemente proceden-tes de Vejo (Bietti-Sestieri 1993: 877). Exponente, a su vez, de uno delos fenómenos más corrientes de esta época, la circulación de bienes deprestigio, que cambian de unas manos a otras, como presentes entre lasaristocracias locales; prueba, asimismo, de la profunda etrusquizacióndel Lacio romano entre los siglos VIII al VI nC., circunstancia que semanifiesta a través del mito en la figura de L.ecumone, qtnen marchade Tarquinia a Roma donde será rey con el nombre de LudoTarqui-mo; o en aquel otro pasaje mitico en donde se relata que los latinos pa-gaban tributo al rey etrusco Mesenzio de Caere.

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marginalenel Lacio. De hecho,durantela fase lacialIVa se documentanotrastumbasprincipescasen lasque la amortizaciónde riquezasno ha sidotan masI-va, entreotras las tumbasde carro femeninas70 dcAcqua CertosaLaur-entina (Bartoloni 1984). o lastumbas 13 y 121 del mismo yacimiento (Bediní1984).

3. UNA CUESTIÓN PARTICULAR:LAS TUMBAS FEMENINAS

El problemaesencialqueplanteanlas sepul-tinas principescases el de la aparicióny consolida-ción dc unasociedadnuevaen la protohistoriaeuro-peaen la que se ha roto el cuerpocomunitariodeba-se igualitariade parentesco,y en la que las diferen-cias socio-económicasy políticas de los distintos li-najesestánbien bar-cadastanto en el mundo de losvivos como en la esferafuneraria.Este esun aspectoqueya ha sido tratadoextensamenteen otraspartes,por- otros autoresmás cualificados,por- lo queno voya insistir- en ello.

Sin embargo,hay un temasobreel que megustariallamar la atención,aunqueseasólo somera-mente.En el siglo IX a.C., cuandose estángestandolas profundasdesigualdadessocialesdo las comuni-dadesdel final de la Edad del Hierro. ciertosobjetosdepositadosen los ajuaresmar-canuna dicotomíase-xual claramente(navajasde afeitar-, determinadotipode fmbulas o husos,sólo se documentanbien en tum-bas masculinas,bien en tumbasfemeninas).Perocuando emergen los sepulcros principescos el papeldel sexoen la organizaciónde aquellospueblospasaa un segundoplano. Lo que interesarásubrayarapartir- de ose momentoes la pertenenciaa un linajeprincipesco,documentándosea partirde ahoralas r-i-

castumbasde mujeresy niños, en las que sondeposi-tados ciertosobjetosque son de usoexclusivo de laclasedominante.Así, el carro, primerode cuatrome-dasy luegode sólo dos,apareceen sepulcrosfemeni-nosaristocráticosennecrópolislacialescomo Castelídi Docimay Acqua Cer-tosaLaurentina; como tam-bién en ambientesvillanovianosy etruscosor-ientali-zantes. Capena o Vetulonia, tal y como hemospodi-do comprobaren los apanadosanterior-es.Es el pre-cedentede lo que sabemosquesucedeen épocahistó-rica cuandolas matronasromanasde la clasedomi-nanteteníanderechoa circularen carro por la ciu-dad; en pilentum (carro lento de cuatroruedastiradopor dosbueyes)o en carpenturn (canoligero de dosruedastirado por- mulos). Gr-as en 1983 mantuvolaidea del relevantepapel social de la mujer- romana,basándoseprecisamenteen el derechoa usarcarroya consumirvino, como se deducíade las ánforasvi-nanasasociadasa las ricas tumbasde mujer- de lasnecrópoliscitadas(ver flartoloní 1984).

Asimismo, entrelos etruscos,el derechodela mujer- a participardel banquetelo tenemosatesti-guadoen cierta documentacióniconográfica dc fe-chasrecientes(del siglo VI a.C. en adelante),peroyaen estosmomentostempranoscontamoscon indiciosarqueológicosquecorroboranesto particularcomolaaparicióndel ¡mimos,vaso parael banquete,en ricastumbasfemeninasde Tarquinia de fines del sigloVIII a.C. (Camporeale1985),asi como en otrosvaci-mientos. La mujer de la aristocraciavillanoviano-etruscano juegaun papel secundariocomo entre loscoetáneosgriegos,sino todo lo contrario,y estostes-timonios dc épocastan antiguasse confirman conposterioridad, en época histórica, cuandosabemospor las fuentesescritasque la mujer-es tambiéndepo-sitaria y transmisoradel oikos aristocráticoen Etru-ría (Bartoloni y Grottanelli 1984).

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Page 8: TUMBAS PRINCIPESCAS ETRUSCO-LACIALES · ajuar- de la T-179 de la necrópolis de Salciatello di Sopra perteneciente a un guerrero de alto rango. que se enter-ró con tín yelmo do