UN CACHO DE ESPERANZA

Es un personaje de cualquier barrio. Le llamamos Cacho, porque su nombre verdadero está en el corazón de cada uno de nosotros. Esta es parte de su historia, que bien puede ser la nuestra.

Acción 1: se ambienta una plaza o esquina de barrio humilde, aparecen dos amigos de características bien diferenciadas. Pueden estar sentados o caminando.

ROQUE: (disconforme) Me querés decir por qué llamamos a este barrio “La Esperanza”, si justamente lo que menos hay es eso: esperanza.

TITO: (despreocupado) Pará, Roque, pará. No hay nada que te venga bien, che. Ahora te la agarrás con el barrio, ayer con no sé que otra cosa. Así no podés vivir viejo.

ROQUE: ¿Qué yo no puedo vivir? (enojado) ¿Y vos? ¿Qué me decís de vos? No te calentás por nada, para vos no hay nada bueno ni malo, todo es igual. Por eso este barrio te da lo mismo. Macho, acá no hay esperanza. Lo que hay es calles sucias, chorros, vagabundos. No tenemos cloacas. Eso sí, hay gente, pero que no se calienta por nada (señalándolo).

TITO: ¡Ufa che! Cortala querés. Eso que decís de mí, que se yo, capaz que tenés razón. Pero reconocé que a vos nada te cae bien. Que si pudieras, agarrás un fierro y hacés bolsa todo ¿no? (se ríe) La verdad ¡sos un tipo muy peligroso para la sociedad!

ROQUE: ¡Qué te reís, jetón! Prefiero ser así y no un pusilánime como vos.

TITO: ¿Un “pusi” que?

ROQUE: Encima sos medio bruto. Serás mi amigo pero también sos un brutazo genial (se ríe)

TITO: Ya, ya, ya...dejemos de lado este “entredicho” y quedemos con que el barrio tiene el nombre que se merece, La Esperanza, ¿okey?

ROQUE: La Esperanza, La Esperanza...de qué esperanza me hablás si nadie se acuerda de nosotros.

TITO: Mirá que sos un tipo difícil. ¿Por qué no hacés como doña Clarita? Ella es una santa ¿viste?

ROQUE: (despectivo) ¿Doña Clarita? ¡Vos sos loco!

TITO: No me digas que también tenés problemas con la “santa” de Doña Clarita.

ROQUE: ¡No! Lo que pasa es que no la trago. Todo el tiempo metida en sus reuniones de “ayuda humanitaria”, se la pasa de casa en casa. Para mí que lo único que le interesa es chusmear, como toda vieja de barrio.

TITO: No querés a nadie Roque, esa es la verdad...¡ni vos mismo te querés!

ROQUE: (enojado) ¡Escuchame pusilánime! No te permito que me agredas. Después de todo, yo vivo más tiempo que vos en este barrio. Y para que sepas conozco a casi todos los vecinos, incluída doña Clarita.

TITO: ¡Cierto que vivís en el barrio desde que se inició! ¿Y no habrás sido vos quien le puso el nombre?

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ROQUE: Mejor no te contesto.

TITO: ¿Estás enterado que llegó un vecino nuevo al barrio?

ROQUE: No, no sabía ¿cuándo llegó?

TITO: (canchereando) Ves que no estás en todas. Llegó hace tres días.

ROQUE: Bueh...eso ahora no importa. Decime ¿quién es? ¿qué hace? ¿dónde vive?

TITO: ¡Pará! ¡pará! Mucho no sé, sólo lo que me contaron: que se está haciendo amigo de todos, que es un tipo muy bueno, que sabe hacer de todo: mecánica, albañilería, jardinería, carpintería...

ROQUE: Entonces, de hambre no se muere. (los dos se retiran por un costado y siguen charlando no miran a los que están entrando)

Acción 2: mientras dialogan Tito y Roque, aparecen por detrás Clarita y Sergio Daniel. Ella con bolsa de hacer los mandados, él viste deportivamente con raquetas de tenis u otro deporte.

CLARITA: ¿Ya conoció a Cacho, el nuevo vecino, Sergio Daniel?

S. DANIEL: (sobrador) ¡Por supuesto, Clarita, por supuesto! Usted sabe que yo no puedo perderme nada de lo que pase en La Esperanza (juguetea con las raquetas)

CLARITA: (también sobrándolo) ¡Ah, me olvidaba que usted siempre está en todas, en primer plano. Parece un periodista estrella, no se pierde una!

S. DANIEL: Bueno, bueno...me alegro que lo reconozca. Así soy, ché.

CLARITA: Y dígame ¿qué le pareció Cacho?

S. DANIEL: Estimada Clarita, grábese bien lo que le voy a decir: me dijeron que sabe hacer de todo y es magnífico, pero hasta que no lo vea con mis propios ojitos (se los señala)...para mí es un tipo segundón.

CLARITA: (horrorizada) ¿Cómo se le ocurre una cosa así? A mí me parece una persona sensacional. Tiene un carisma bárbaro (hace gestos de rezo). Ya mismo lo voy a invitar para mi próxima reunión de “ayuda humanitaria”.

S. DANIEL: (casi indignado) A propósito Clarita, ¿por qué nunca me invitó a sus reuniones? Usted sabe el tipo de personalidad que soy yo ¿no?

CLARITA: (socarrona) ¡Sí, justamente por eso, quiero decir, porque usted es una personalidad muy ocupada...y no tendría un poco de tiempo para nuestras humildes labores ¿vió?

S. DANIEL: Bueno, bueno, pasemos por alto esos detalles. Después de todo, es como usted dice: soy una personalidad muy ocupada.

CLARITA: En cuanto a Cacho, yo creo que tiene muchas cosas importantes para dar a este barrio.

S. DANIEL: (despectivo) ¿Qué cosas importantes puede darle, alguien que no tiene casa fija, no tiene trabajo estable? ¡No me haga reír doña Clarita!

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CLARITA: Si vamos al caso...mucha gente en el barrio no tiene ni casa ni trabajo.

S. DANIEL: Ay sí, pero eso de andar de barrio en barrio, pidiendo limosnas...¡por favor! ¿dónde se ha visto?

CLARITA: ¿En qué planeta vive? Lo que pasa mi querido Sergio Daniel Cifuentes Melgarejo, es que usted nunca sufrió necesidades, entonces no puede ver bien lo que pasa a su lado ¿o me equivoco?.

S. DANIEL: No, no se equivoca. Igualmente digo que este tipo no llega a nada. No lo olvide: no llega a nada.

CLARITA: Mire que es porfiado usted. Se parece a Roque.

S. DANIEL: ¡Ni me lo nombre! Es de esos resentidos sociales que todo lo ven negativo. Con un vecino así, nuestro barrio no debería llamarse La Esperanza, sino “La Desgracia”.

CLARITA: (mirando su reloj) ¡Uy qué tarde se me hizo! Tengo una reunión importante con la Representante Legal del Colegio ¿Sabía que estamos organizando un gran comida por los niños pobres del barrio?

S. DANIEL: ¡Qué maravilla! Es decir que van a dar de comer más o menos a cien chicos.

CLARITA: (dudando exageradamente) No exactamente...aunque me parece que sí...pero creo que no...

S. DANIEL: ¡Clarita! Póngase de acuerdo con usted misma ¿si o no?

CLARITA: Es que pensamos hacer un gran festival, vendiendo tarjetas anticipadas, con varios artistas, con rifas y con todos los chiches para recaudar fondos ¿vió?

S. DANIEL: ¿Qué van a hacer con lo que recauden?

CLARITA: (muy inocente) Bien bien, no sé. Hay otra comisión trabajando en eso. Creo que lo van a distribuir equitativamente. ¡Esos chicos necesitan tanto! (solloza)

S. DANIEL: Ah sí, ya entiendo.

Acción 3: Aparece Cacho, joven, viste de overol, tiene una caja de herramientas, una escalera chica, lleva mochila con varios libros. Llegan las vecinas una por una. Todas lo tratan con deferencia. En un momento entra Tito y se queda mirando la escena.

LAURA: ¡Cacho, por fin lo encuentro!

CACHO: Siempre estuve acá Laura. ¿Qué necesita?

LAURA: Necesito que me arregle el calefón. No anda, no sé que puede ser.

CACHO: Bueno, veamos qué le pasa ¿dónde está?

LAURA: En mi casa ¿puede venir? (antes de contestar aparece otra vecina)

SILVIA: ¡Cacho, por fin lo encuentro!

CACHO: Siempre estuve acá Silvia. ¿Qué necesita?

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SILVIA: Se trabó una ventana de mi casa ¿podría arreglarla?

CACHO: Claro, pero primero tengo que terminar lo de Laura...

ESTER: ¡Cacho, por fin lo encuentro!

CACHO: Siempre estuve acá Ester. ¿Qué necesita?

ESTER: Mi hijo anda mal en matemática ¿podría darle una ayudita?

CACHO: Claro, pero primero tengo que terminar lo de Laura, luego paso por lo de Silvia y más tarde voy a su casa ¿está bien?

ROSA: ¡Cacho, por fin lo encuentro!

CACHO: Siempre estuve acá Rosa. ¿Qué necesita?

ROSA: El domingo nos reunimos en la Sociedad de Fomento para tratar un tema importante para nuestro barrio, y queremos que vengas, ¿podés?

CACHO: Por supuesto Rosa. Allí estaré y gracias por invitarme.

TODAS: ¡Gracias Cacho! Te esperamos. (salen todas juntas por lugares distintos)

TITO: (sorprendido) ¡Qué arrastre que tenés maestro! Todas están con vos. ¿Qué tenés, viejo?

CACHO: ¿Y por qué me lo preguntás Tito?

TITO: ¿Cómo por qué? En menos de cinco minutos, todas las viejas del barrio te pidieron algo. ¿Cómo hacés? Me parece que lo tuyo no es normal.

CACHO: Es que, ellas necesitan que alguien les de una mano. Y si yo puedo dárselas, con mucho gusto. Para eso vine. Además...

TITO: (interrumpe) Pará, Cacho, pará. Está bien que quieras ayudar, pero nos dejás mal parados a todos nosotros.

CACHO: ¿A quiénes te referís?

TITO: A nosotros, los hombres del barrio. ¿No te dás cuenta?

CACHO: Mirá, de lo que me doy cuenta es que, acá, nadie parece dispuesto a ayudar a quien lo necesite.

TITO: ¿Y por eso agarrás todos los laburos? ¿Qué te pasa chabón?

CACHO: Tito, yo vine al barrio porque me interesa participar de la vida de esta gente, quiero ser útil ¿me entendés? Mi viejo siempre decía que si quería ser felíz, ayudara a los otros y entonces SI sería feliz.Y por lo que veo, acá nadie es felíz.

TITO: (socarronamente) ¡Uy, uy, uy! Miralo al moralista. Cuando se enteren los muchachos...se van a matar de risa ¿qué querés que te diga? Las cosas no son como vos las ves.

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CACHO: ¿Y cómo son Tito? Decime ¿cómo son las cosas en La Esperanza?

TITO: Acá no hay que calentarse por nada. Hay que vivir y dejar vivir, ché. Nadie te va a reconocer nada de nada. Haceme caso, no te calentés Cacho. (en ese momento entra una señora corriendo, asustada, desesperada)

SEÑORA: ¡Cacho, Cacho! Por fin lo encuentro.

CACHO: ¿Qué le pasa doña?

SEÑORA: ¡Mi hijito! ¡Mi hijito!

CACHO: Tranquila, tranquila ¿qué pasó?

SEÑORA: (más calmada) No sé que le pasa. Tiene convulsiones y está tirado en el piso. ¡Venga por favor!

CACHO: Voy ya mismo (hace una pausa) pero no se preocupe, no tiene nada. Se va a recuperar (le toma la mano), crea lo que le digo, se va a recuperar.

TITO: Lo que faltaba ¡sos un “mano chanta”!

CACHO: (mientras se va yendo) ¡Tito, acordate lo que te dije, esta gente necesita que alguien le de una mano! Chau, pronto te voy a ver.

TITO: (despectivo) Sí, sí, tenés razón. Nos vemos cuando quieras. (pausa) Ayudar a los demás...¡Qué va a tener razón, si está más loco que una cabra!

Acción 4: casa de Laura. Aparece Cacho trabajando en un viejo calefón

LAURA: ¿Tiene arreglo eso?

CACHO: Sí, creo que algo se puede hacer.

LAURA: No se imagina lo que es el invierno sin agua caliente. Los chicos no se bañan porque se congelan.

CACHO: (mirando el calefón) Bueno, pero este aparato...hace rato que nadie lo limpia.

LAURA: Es que mi marido está todo el día fuera de casa, y no tiene tiempo de nada.

CACHO: ¿Se llama Roque, no?

LAURA: Sí, sí ¿lo conoce? Pobre, trabaja todo el día, porque con lo que gana haciendo pozos, no se come todos los días. Entonces se las rebusca por ahí.

CACHO: ¡Ah! Hace changas.

LAURA: No, no. Levanta quinielas en el barrio.

CACHO: ¡Qué buen muchacho Roque!

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LAURA: ¡Me lo va a decir a mí, Cacho!

CACHO: (terminando el trabajo) Bueno, esto ya está. Espero que no tenga más problemas Laura.

LAURA: Muchas gracias ¿cuánto le debo?

CACHO: (limpiándose las manos y mirándola de frente) A mí no me debe nada. Pero ¿sabe una cosa? Todo el calor que logre del calefón, repártalo en su casa. Parece que hace mucha falta.

LAURA: ¡Ay, Cacho, muchas gracias! ¡Qué buen tipo es usted! ¿Le puedo decir algo? ¿Usted es lo más rescatable de La Esperanza.

ROQUE: (sorprendido) ¿Qué hace este tipo acá?

LAURA: ¿Qué te pasa querido? Saludalo al Cacho. Acaba de arreglarme el calefón (molestándolo, Cacho amaga saludarlo, Roque se niega)

ROQUE: ¿Y por qué él? ¿Por qué no me esperaste? ¿Acaso no sabés que yo también conozco de calefones? ¿Por qué trajiste un extraño?

LAURA: ¿Cómo “extraño”? El te conoce, me dijo que sos un buen muchacho y todo.

ROQUE: ¿Me conoce? ¿De dónde? Si yo nunca lo ví en mi vida.

CACHO: Tranquilo Roque, tranquilo. Te puede parecer extraño, yo...

ROQUE: (interrumpiendo) ¡Un momento! ¡No me tutee! ¡Yo no le dí ninguna confianza!

CACHO: Esta bien Roque, como usted diga. Yo lo conozco porque todo el barrio habla de usted.

LAURA: (sorprendida) ¿Cómo “todo” el barrio? ¡Roque, explicate! Sabía eso de levantar juego pero de ahí a que todos hablen de vos...¡Explicate Roque!

ROQUE: Pará Laura, pará. No es así como vos pensás. Tranquilizate. Y usted, dígame, ¿qué significa que todo el barrio habla de mí?

CACHO: Bueno, parece que en La Esperanza todo es negativo. No hay agua, no hay cloacas, no hay tranquilidad, hay chorros y vagabundos, sobran delincuentes...parece que todo es así, ¿no Roque?

ROQUE: ¿Y qué? ¿Acaso no es verdad? La Esperanza está podrida.

LAURA: (sollozando) ¡Nunca me lo dijiste Roque! ¿Todo es así? ¿Yo también?

ROQUE: ¡Callate que con vos no se puede hablar! Te la pasás chusmeando con tus vecinotas de taradeces. Andá...

LAURA: Pero, si vos ni nos escuchás. ¿Cómo podés decir que son taradeces? Además, no estás nunca en casa. No sabés las cosas que necesitamos, no te das por aludido para ayudar a tus hijos...Decime Roque ¿en qué andás?

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ROQUE: Eso lo vemos después. (se dirige a Cacho)Y usted ¿no se da cuenta que todo esta podrido en este mísero barrio?

CACHO: (persuasivo) Yo no vine a discutir con ustedes, Roque, yo sólo quiero...

ROQUE: (interrumpe riéndose) ...¡sí, sí, ya se lo que usted quiere! ¡Me lo contó Tito! (sigue riéndose)

LAURA: ¿Qué te contó Tito?

ROQUE: ¡No te imaginás!...Este tipo quiere la felicidad de la gente!...(carcajada) ¡Está re loco!

LAURA: Perdónelo Cacho, creo que no sabe lo que dice.

CACHO: No se preocupe Laura, conozco bien esa actitud. Si me necesita, no dude en llamarme.

ROQUE: (despectivo) Pero tomátelas rayado...Con todos los despelotes que hay ¿vos querés la felicidad?. Haceme el favor, gilún. ¿Quién te creés que sos? (Cacho sale tranquilo, mirándolo sin bronca)

LAURA: (enojada) Escuchame una cosita Roque “picapiedra”, si todo esta podrido, como decís, ¿qué somos nosotros, nuestra familia, nuestros hijos? ¿cómo solucionamos los despelotes?

ROQUE: (gritando) ¡No me hablés así! Acá la solución es agarrar un palo (hace ademán) y empezar a repartir a los cuatro vientos. No queda ni un Cacho suelto. Se arregla enseguida.

Acción 5: Casa de Silvia y Tito. Cacho trae elementos de carpintería. Hay una ventana rota.

SILVIA: (trae a Cacho del brazo) La verdad Cacho, pensé que no iba a venir. Creí que era como esos que dicen “sí te ayudo”, y después se borran.

CACHO: Mire doña Silvia, si alguien lo necesita, me gusta darle una mano. Parece que en este barrio, nos es común actuar así. Me sorprendió.

SILVIA: ¿Qué cosa lo sorprendió? CACHO: (sonríe pícaro) Parece que le gusta estar bien enterada de todo ¿no?

SILVIA: ¡Ay Cacho! ¿sabe qué pasa? Acá me aburro como una ostra. No pasa nada. Hay una apatía terrible. Entonces, cuando aparece algo que rompa la rutina, una se prende, ¿vió?

CACHO: Y ahora ¿qué rompe la rutina y es tan atractivo para usted?

SILVIA: ¡Usted, Cacho, usted!

CACHO: (sorprendido) ¡Yo!

SILVIA: ¡Sí, usted! ¿no se dio cuenta cómo lo mira la gente?

CACHO: No, para nada. Además no ando pensando si me miran o no. Eso no es lo mío.

SILVIA: ¡Ay Cacho! No sabe lo que se pierde. Y con esa pinta que tiene, las jovencitas del barrio mueren por usted. (acosándolo)

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CACHO: (separándola) Por favor señora, manténgase en su sitio. Sólo vine a arreglar su ventana.

SILVIA: Bueno, bueno, no se ponga así Cacho. Acá está la ventana

CACHO: ¡Está destrozada! Nunca la cuidaron, nunca le pasaron un poquito de aceite. ¿Y su marido? ¿Qué hizo?

SILVIA: Que va a hacer mi marido, si no sabe hacer nada. Tito es un vagoneta. Me casé con él...por cosas del destino ¿vio? (tomándose el vientre) Me dijeron que usted sabe bastante de carpintería.

CACHO: Sí. Es mi oficio. (mirando la ventana) Y ésta me llevará un buen tiempo. Mire como está.

SILVIA: (muy sensual) ¡Ay Cacho! Haga nomás...derrame su experiencia de carpintero sobre mi ventana, y después me llama. (Cacho comienza a trabajar con la ventana, Silvia sale por un costado)

TITO: ¿Eh, qué hacés en mi casa?

CACHO: (sorprendido) Creí que Silvia te dijo. Ella me pidió que le arregle esta ventana.

TITO: ¿Será posible? No me banco más esta mina. ¡Silvia! ¡Silvia!

SILVIA: ¡Ah, por fin llegaste! Era hora que vinieras por esta casa ¿no?

TITO: Decime una cosita ¿qué hace Cacho acá?

SILVIA: Podés verlo por vos mismo ¿o también te cansa mirar?

TITO: No me cargues. Este tipo no tiene por qué estar acá. Es un desfachatado.

SILVIA: (enojada) Me parece que el desfachatado sos vos, mi amor. ¿Sabés cuanto hace que hay que arreglar esa ventana? ¿Tenés alguna idea de cómo se usa un martillo (muestra uno)? ¡Qué vas a tener ideas, si sos un vagoneta! ¡Mirá cómo está la casa, destrozada!

TITO: Si está así, es porque vos no hacés lo que debés. Además...

CACHO: (interrumpe) ¡Tito, Silvia! Paren, no se pelen...por favor.

TITO: ¡No te metás y mandate mudar! ¿querés?

SILVIA: ¡No te permito que le digas así! ¿qué te creés que sos? CACHO: ¡Escúchenme por favor!...sólo les pido eso.

TITO: Bueno, dale. Hablá y andate.

CACHO: Cuando en un matrimonio se gritan, me acuerdo de mi viejo. El decía “lo que mancha al hombre no es lo que entra por su boca, sino lo que sale de ella.”

TITO: ¿Y eso a qué viene? No te das cuenta que en el barrio, los que te escuchan hablar así, se matan de risa. ¡No le interesás a nadie! Tomátelas.

CACHO: Les digo así para que, cuando la gente se ría de mí, no les hagan caso. Son como ciegos que guían a otros ciegos.

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SILVIA: Claro, entonces los dos ciegos se caen en un pozo ¿no? (riendo)

CACHO: Por supuesto, entonces ustedes parecen esos ciegos.

TITO: ¡A mí no me vengas con sermones baratos!

SILVIA: (reflexiva) Ay, yo creo que lo entiendo Cacho.

CACHO: Creo que mejor me voy. Si me necesitan, no duden en llamarme. (sale)

TITO: Eso, eso, andate. (a Silvia) ¡Y vos escuchame bien: no quiero que vuelvas a llamar a ese intruso ¿me escuchaste?

Acción 6: en una esquina del barrio

TITO: (llama gritando) ¡Roque! ¡Che, gordo chanta! ¡vení!

ROQUE: (de lejos) ¿Qué te pasa que gritás tanto pusilánime? (ya está cerca) ¡Eh, estás nervioso! Cosa rara en vos. A ver, decime que te pasa.

TITO: ¿Sabés quien estuvo en mi casa?

ROQUE: ¡Un fantasma! Porque te dejó blanco como la leche (risas)

TITO: No te rías, esto es muy serio.

ROQUE: Bueno, dale. Supongo que no fue un fantasma, entonces ¿quién fue, che?

TITO: (suspira profundo) El susodicho.

ROQUE: ¿Cacho?

TITO: El carpintero.

ROQUE: ¡No me digas!

TITO: ¡Sí te digo!

ROQUE: (se pone serio) En casa también estuvo, pero arreglando el calefón.

TITO: Es como vos decís, de hambre no se muere.

ROQUE: Decime una cosita ¿cómo te cayó esa visita inesperada?

TITO: No fue tan inesperada. La “jabru” de mi señora lo invitó ¿qué me contursi?

ROQUE: Que en mi casa pasó exactamente lo mismo. Y eso me reventó el hígado.TITO: ¿Y qué hiciste?

ROQUE: Lo saqué a patadas. Ese tal Cacho, no pisa más mi casa.9

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TITO: (se pasea nervioso pensando) Creo que tenemos que hacer algo enseguida.

ROQUE: Tenés razón. Un tipo de esa calaña no puede vivir en La Esperanza.

TITO: Bueno, pero, ¿qué hacemos Roque? Vos tenés ideas brillantes ¿qué hacemos?

ROQUE: (piensa un instante) ¡Ya sé! Vení, vamos al barsucho, nos tomamos un trago y te cuento mi plan. Te va a encantar (ríen los dos) ¡vamos!

Acción 7: casa de Ester y Sergio Daniel, son los “chetos del barrio”. Después del diálogo de Juani y su mamá,Cacho entra con mochila, libros, escuadra, regla, transportador, todos grandes de maderas. Hay una mesa.

JUANI: (fastidiado) ¡Ufa mamá! ¡No quiero saber nada con esta materia!

ESTER: (cómplice) Pero Juani, hijito querido, no te pongas así.

JUANI: ¿Y qué querés? Me mato estudiando y “ella” no me llama, no mira mi carpeta, ni me nombra. ¡es una triste jovata!

ESTER: (horrorizada) ¡Ay, mi amorcito, mi hijito, mi Juanito! ¿cómo decís eso de tu educadora? Un chico como vos, de tu prosapia, de tu status, no debe decir esas cosas.

JUANI: (fastidiado) ¿Y qué querés que haga mamá?

ESTER: (sollozando) ¡Ay querido mío! Para eso te educamos bien y en los mejores colegios ¿no? Pero no te preocupes, le pedí a Cacho que venga para darte una mano en matemática.

JUANI: ¿Cacho? ¿El tipo nuevo del barrio? ¿Y qué puede saber un jardinero?

ESTER: ¡Ay Juani! No me des dolor de cabeza. Cuando venga Cacho, te sentás tranquilito con él, y aprendes. ¿Me oíste?

JUANI: (suspirando) Ta’ bien.

CACHO: (desde lejos) ¡Hola! ¿Hay alguien en casa? ¡Doña Ester!

ESTER: ¡Hola Cacho! ¿Cómo le va? Pase, pase, es un gusto tenerlo en casa.

CACHO: El gusto es mío. Me llamó y aquí estoy, ¿qué tengo que hacer?

ESTER: Como le dije el otro día, quiero que le de una mano a mi Juani. Anda bastante flojo en matemática, su rendimiento en el Colegio bajó mucho y estamos muy preocupados. Imagínese nosotros...nuestra gente...qué se yo ¿vió?

CACHO: Bueno, veré qué puedo hacer.

ESTER: (tomándolo de las manos) ¡Ay Cachito querido, muchas gracias! (llamando al hijo) ¡Juani, vení que llegó Cacho!

JUANI: (entra desganado) ¿Este es Cacho? Pensé que era...que se yo, más jovato.

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CACHO: (sonriendo) Bueno, tampoco soy un ogro ¿no?

JUANI: Pero... ¿sabés algo de matemática? Porque me dijeron que vos sos...

CACHO: Ya sé. Vos pensás que sólo soy un jardinero, o un carpintero ¿no?

JUANI: Y...sí, disculpame si dudé, o dudo de vos Cacho.

CACHO: Está bien Juani, no tenés que disculparte de nada. ¿vemos la materia?

JUANI: (dudando) Mmm, bueno, vamos. (salen por un costado, queda Ester que está emocionada)

ESTER: Vayan, vayan. (se sienta en el sofá)

SERGIO: ¡Por fin te encuentro mujer!

ESTER: ¿Me buscabas Sergio Daniel Cifuentes Melgarejo?

SERGIO: (sobrador) Claro que sí. Ya me voy al club y no encuentro mis raquetas. ¿Dónde están?

ESTER: Mira Sergio Daniel, yo no tengo tiempo de atender tus vicios. Si quieres algo, pregúntale a la mucama o búscalo tú mismo. Mi tiempo es oro ¿has entendido?

SERGIO: (sorprendido) Pero qué carácter ché. Un tipo importante como yo, no puede andar discutiendo estas...nimiedades. Mejor me voy al club. Ah, decile a Juani que, cuando vuelva, repasamos esa materia ¿okey?

ESTER: De eso, ya no te preocupes.

SERGIO: No me digas que ya aprendió todo. ¡Qué bueno! ¡Una luz el joven! ¡Una luz! Se nota que es hijo mío.

ESTER: Bajate un poquito del caballo Sergio Daniel. TU hijo anda cada vez peor en matemática, y parece que en otras materias también. Pero ya tomé cartas en el asunto.

SERGIO: ¿Y qué hiciste?

ESTER: Le pedí a Cacho que lo ayude.

SERGIO: ¿Cacho? Ese tipo no sabe nada. No estudió en Cambridge, ni en La Sorbona. Es más, creo que nunca estudió. ¿qué puede saber?

JUANI: (está escuchando la discusión) Mucho papá. Sabe mucho, y me parece que vos tendrías que aprender de él.

SERGIO: Decime mocosito ¿qué tengo que aprender yo? O te olvidas mi cuna, mi posición social, mis amistades. Acá el que tiene que aprender sos vos.

CACHO: (entra desde atrás con su mochila) Disculpen que me meta, pero yo quería...

SERGIO: (interrumpiendo) ¡Ah, pero estaba acá el tal Cacho!

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ESTER: (con firmeza) Sí, porque como vos te dedicás a tus cosas trascendentes, tuve que pedirle que venga a casa. Yo tampoco quiero que nuestro hijo ande por ahí.

CACHO: Bueno, yo sólo quería decirles que si mi presencia los incomoda, me voy.

JUANI: ¡No Cacho! Vos te quedás. Papá ¿vas al club o no?

SERGIO: Por supuesto. Hoy es mi día libre, además tengo que visitar gente importante. ¡Tengo un día de locos!

JUANI: Y decime una cosa: yo, tu hijo, ¿soy gente importante para vos?

SERGIO: ¡Qué mocoso insolente! Estos muchachos de hoy en día...habráse visto semejante actitud...increpar al padre.

CACHO: Disculpe don, pero creo que Juani merece una respuesta.

SERGIO: ¡Ustedes me fastidian! Mejor me voy. Ya se mi hizo tarde. (sale presuroso)

ESTER: Espera Sergio Daniel. No olvides...tus raquetas.

JUANI: ¿Viste Cacho? Es lo que te decía: a los jóvenes de hoy no nos comprenden. ¿Y vos mamá?

ESTER: No sé que pensar, hijo mío. ¡Qué bochorno!

CACHO: ¿Puedo decir algo?

JUANI: Claro, largá tus pensamientos. Me interesan.

ESTER: Vea cacho, yo no es que quiera impedirle su pensamiento, pero en el barrio dicen cosas suyas y yo...no sé...

JUANI: Mamá ¿te vas a dejar llevar por el chusmerío?

CACHO: Me gusta hablar de los niños y los jóvenes, porque el futuro les pertenece. Si hasta el cielo es de ellos. Entonces, a aquellos que no los tengan en cuenta en sus proyectos de vida, más vale que le aten una piedra al cuello y lo tiren al Riachuelo. Ustedes saben muy bien lo que es un escándalo ¿no? Siempre los hubo, pero ¡ay! De aquél que los provoca.

Acción 8: en el bar “Sucho” sentados a la mesa están Tito y Roque tramando algo y tomando “algo”

TITO: (enojado) ¡Es un bar de mala muerte! Siempre oscuro. Húmedo. Con olor a alcohol ¿nadie limpia acá?

ROQUE: Y pensar que yo creía que no te calentabas por nada ¡Te volviste de los míos, Tito! (lo abraza)

TITO: Dejate de pavadas y concretemos. ¿qué hacemos con Cacho? La mano no me gusta como viene.ROQUE: Dejame pensar, dejame pensar...(se toma la cabeza)

TITO: ¿Vas a pensar? ¡entonces me voy! (se ríe) ¡es perder el tiempo! Además, vos no pensás, actuás por impulsos.

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ROQUE: (levantándose con furia) ¡Mejor cerrás el pico, o sino mis impulsos van derecho a tu trompa! ¿entendiste?

TITO: Bueno, bueno...no te sulfures y seguí.. pensando... ROQUE: Mañana hay una reunión en la Sociedad de Fomento. Va todo el barrio. Creo que ahí podemos

hacer algo.

TITO: ¿Y qué vamos a hacer? ¿Limpiar las calles? ¿Juntar la basura? ¿Arreglar la plaza? ¿qué vamos a hacer?

ROQUE: ¿No te das cuenta pusilánime? ¿No ves la posibilidad que se nos presenta?

TITO: ¿Darme cuenta de qué? Si el que está pensando sos vos.

ROQUE: Decí que tenemos una causa en común, que sino te rompo los dientes, te rompo. ¿En serio no te das cuenta la posibilidad que se nos presenta?

TITO: ¿Por qué no me lo explicás y evitamos “rencillas”?

ROQUE: ¡Mirá quien va por allá!

TITO: Don Sergio Daniel Cifuentes Melgarejo, el copete de La Esperanza.

ROQUE: Y parece que va muy enojado, calentito diría yo.

TITO: ¿Querés que lo llame?

ROQUE: No estaría mal. Por ahí nos resulta a favor “don Sergio Daniel”. Dale pegale el grito.

TITO: (grita finito) ¡Don Sergio Daniel! ¡Don Sergio Daniel! Es más sordo que una tapia.

ROQUE: No, no...ya te escuchó. Ahí viene.

SERGIO: (entra enojado, raqueta en mano) ¿Me llamaron ustedes?

TITO: ¡Eh, qué le anda pasando mi amigo!

ROQUE: Venga siéntese, queremos conversar con usted.

SERGIO: Miren que tengo poco tiempo, eh.

TITO: No se preocupe, no nos demoramos nada.

Acción 9: nuevamente Juani y Cacho en diálogo. Están caminando por el barrio.

JUANI: ¿Seguro que no te molesto?

CACHO: No me molestás para nada. Pero ¿qué dirán tus padres?

JUANI: Hasta que no se den cuenta de muchas, cosas no pienso volver.

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CACHO: No me parece. Tendrías que hablar con ellos. Que conozcan tus ideas. Tus inquietudes. Tus victorias y tus derrotas. Además ya te dije que hoy estoy acá con vos, mañana no sé.

JUANI: No me vengas con eso de que te vas, y te vas, y te vas. En La Esperanza nos hacés mucha falta Cacho.

CACHO: Puede ser, pero las cosas están escritas de otra manera.

JUANI: Uy, mirá quién viene.

CACHO: ¡Doña Clarita! ¿cómo le va?

CLARITA: ¡Por fin lo encuentro! Mire que había resultado un hombre muy ocupado usted, eh.

CACHO: Bueno, parece que en La Esperanza hay mucho por hacer.

CLARITA: ¡Justo! De hacer se trata mi búsqueda. ¡Me hablaron tanto de usted que, ahora que lo tengo delante de mí, no me salen las palabras!

JUANI: ¡Qué mujer complicada, Clarita!

CLARITA: Mire niño Juancito, no le permito que me diga eso. Yo soy muy clara en mis pensamientos. Además soy tan buena, pero tan buena, que no se me ocurre pensar nada malo ni raro de otra persona. ¿me entendió?

JUANI: ¡Sí! Ya sé que es muy buena.

CLARITA: Cacho, lo buscaba porque necesitamos una persona buena y amable (señalándolo) para dirigir la próxima fiesta de los niños.

CACHO: ¿Fiesta dijo?

CLARITA: ¿No está enterado? Mire que le dije, a casi todo el mundo, que vamos a hacer una fiesta por los niños pobres del barrio. ¿Y usted no lo sabe? ¡y falta tan poco! ¡Ay, qué tristeza!

CACHO: ¿Y de qué se trata? ¿por qué una fiesta?

CLARITA: ¿Sabe cuántos niños pobres tiene La esperanza?

CACHO: Claro que lo sé. También conozco lo que hacen ciertos grupitos que se dicen “benefactores”

CLARITA: ¿Qué me quiere decir con eso, Cacho?

CACHO: Usted sabe bien lo que digo. Mucha gente sin escrúpulos, se escuda en tareas benéficas o solidarias, para hacer su propio negocio. Primero se llenan los bolsillos y después, si sobra algo, lo reparten. Claro, si sobra algo ¿no?

CLARITA: (sorprendida) ¡Ay Cacho! Me extraña que diga esas cosas.

CACHO: ¿Y por qué se extraña?

CLARITA: Porque las vecinas del barrio tienen otro concepto de usted. Parece que ayudó a todas...y mucho. Pero ahora creo que no es así, Cacho.

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CACHO: Sin embargo, me parece que mi ayuda...

CLARITA: (interrumpiéndolo)¿Su ayuda? Con lo que dijo recién prácticamente me está acusando (sollozando) ¿no se da cuenta?

JUANI: ¡Eh, Clarita! Yo no escuché que la acusara de nada. En todo caso fíjese bien con quien se junta. No vaya a ser que, después, sea verdad lo que dice Cacho. (se ríe)

CACHO: ¿Sabe que pasa Clarita? A esos “grupitos” les gusta dar sólo limosnas. Y usted ya sabe aquello de la limosna ¿no?

CLARITA: ¿Limosna?

CACHO: ¿No se acuerda? Cuando des una limosna no lo grites a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en algunos templos y en las calles. Cuando des una limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace tu mano derecha. Para que quede en secreto. Entonces sí se benefician losque más necesitan. ¿verdad Clarita?

CLARITA: (solloza) Pero yo soy muy buena Cacho. A mí no me engañan. Yo no hago nada malo, no robo, no miento, no lastimo a nadie.

CACHO: ¿Y eso es todo lo que necesita, para que esos niños puedan saciar su hambre?

CLARITA: No lo entiendo Cacho, no lo entiendo.

CACHO: Tenga en cuenta esto: aquellos que trabajan por y para los demás, son como la sal. Y usted, como buena ama de casa, sabe bien qué pasa si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada. Entonces se la tira y todo el mundo la pisa ¿verdad?

CLARITA: ¿Seré tan cuadrada que no entiendo nada de nada?

JUANI: Pero Clarita, lo suyo es de última. Vaya a su fiesta y controle que la platita sea distribuida correctamente ¿sabe? Vaya, vaya tranquila.

Acción 10: en el bar “sucho” están tramando algo. Mesa y sillas

ROQUE: (riéndose) ¡Imagínense cómo va a reaccionar el tipo cuando se de cuenta!

TITO: Eso no es nada, esperá que los que lo siguen quieran saber cómo pudo ser.

SERGIO: Sí, sí...mucho ja, ja...pero todo depende de mí.

ROQUE: Por supuesto “copete”, nosotros confiamos en vos. Después de todo nos une un mismo objetivo.

TITO: Bueno, bueno...pero, ¿a qué hora empezamos? ¿cómo nos damos una señal? Hay que pensar en eso, no sea cosa que no resulte y después tengamos que aguantar a todo el barrio.

ROQUE: De eso no se preocupen. Yo les digo cómo vamos a hacer. ¡Ahora brindemos por el operativo Cacho! ¡Salud! (brindan los tres, ríen neviosos)

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Acción 11: en la Sociedad de Fomento del barrio. Cartel pidiendo “soluciones ya”. Están los vecinos reunidos en asamblea barrial. Todos hablan al mismo tiempo. No se entiende nada. En una tarima está Rosa.

TODOS: ¡Esto no puede ser! // ¡estamos cansados de lo mismo! // ¿para cuándo las soluciones? // ¡vivimos pagando impuestos! // ¡nadie escucha nuestros reclamos! // ¡algo tenemos que hacer! // ¡si seguimos así se acaba La Esperanza!

ROSA: ¡Vecinos, vecinos, presten atención por favor!

ROQUE: ¿Qué quiere Rosa? ¿No se da cuenta del descontento popular?

ROSA: ¡Claro que me doy cuenta! Lo único que pido es que nos organicemos. Acá estamos incómodos y encima gritamos todos. no nos entendemos. Organicémonos.

LAURA: Tiene razón Rosa. Demos ideas y no solamente gritos. Yo creo que lo primero es tener una Sala de Primeros Auxilios.

TITO: ¡No hace falta, acá somos todos sanos! Primero que asfalten todo el barrio y que pongan video juegos, bares, billares...

SILVIA: ¡Qué marido más insólito que tengo! ¿Cómo vas a pedir esas cosas Tito? ¿No te das cuenta que hay cosas más importantes?

TITO: ¿Qué cosas son más importantes que la diversión?

CLARITA: (sollozando) ¡Los pibes pobres del barrio! Me parece que tendríamos que trabajar juntos, para solucionar las cosas que podemos.

ROQUE: ¡Usted está loca! ¿Para qué están los gobernantes, los políticos? Ellos nos representan y son ellos los que deben dar las soluciones.

CLARITA: El otro día, Cacho me dijo que demos a las autoridades lo que es de ellos. Pero también me dijo que hay cosas que no van a tener solución si nosotros no nos ponemos las pilas, y colaboramos como verdaderos hermanos.

ROSA: ¡Eso es muy interesante!

ROQUE: ¡Ma’ que interesante ni que interesante! ¿No se dan cuenta que el tipo quiere embaucarnos? Seguramente él está del lado de los que nos pisan la cabeza.

ROSA: Tranquilo Roque. No se exaspere. Eso que dice Cacho...a lo mejor se puede poner en práctica. Creo que deberíamos escucharlo ¿no les parece?

ELLOS: ¡No vale la pena! // ¡Es un vagabundo! // ¿Qué puede saber de nuestras necesidades?

ESTER: Yo creo que debemos escucharlo. Muchas de las señoras aquí presentes, fueron ayudadas por él desinteresadamente. Y seguramente, en sus casas, quedó una imagen de Cacho ¿si o no?

ELLAS: ¡Por supuesto! // ¡Ese hombre vale la pena! // ¡Tenemos que escucharlo!

SERGIO: (apartándolo del escenario) Ché Roque, esta gente parece que lo quiere a Cacho ¿qué vamos a hacer con el plan?

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ROQUE: No les hagas caso “copete”, son todas viejas sin alma.

SERGIO: Cuando venía para acá, vi a Cacho con un grupo de gente del barrio ¿qué estaría haciendo?

TITO: Seguramente está tramando algo contra nosotros. ¡Este es el momento de nuestro plan!

ROQUE: ¡Vecinos, vecinos! Dicen que Cacho está en una esquina, con un gran grupo de gente, tramando algo contra La Esperanza. ¡Vamos a buscarlo y darle su merecido!

ROSA: ¡Esperen! ¿dónde van? ¿ya se olvidaron para qué era esta asamblea?

ESTER: Para buscar soluciones a los problemas de La Esperanza, Rosa.

ROSA: Bueno, entonces ¿para qué se van a buscar a Cacho? El no es el problema. Incluso yo misma lo invité para que venga. Ya va a llegar.

CLARITA: Tiene razón mi amiga. Si vinimos para una cosa, no hagamos otra que no tiene nada que ver.

ROQUE: (enojado) Cacho, también es un problema para el barrio ¿o no se dieron cuenta?

TITO: El otro día dijo que, si queríamos soluciones, primero teníamos que amarnos como verdaderos hermanos. Ta’ loco el tipo ¿cómo voy a amar a la colifata de Clarita. (risas de los hombres)

CLARITA: (firme delante suyo) ¡No se lo voy a permitir, jovencito!

TITO: No se preocupe, yo tampoco me lo permito (ríen todos los hombres)

ROQUE: ¡Pará Tito! No discutas más. No tiene sentido. Vayamos a buscar a Cacho y démosle su merecido.

ESTER: ¿Por qué? ¿Qué hizo?

ROQUE: Se metió en nuestras vidas. En nuestras familias. En nuestro barrio. Nos arruinó todo lo que teníamos.

LAURA: (se dirige a Roque) ¡Un momento! ¡A mí no me arruinó ninguna vida, ni nada! Me parece que a vos y a tus amigotes, sí se las está arruinando.

ROQUE: (en tono de burla) ¿por qué decís eso, mi amor?

LAURA: ¡Porque son unos vagonetas y no le dedican tiempo suficiente a sus familias! ¿o me equivoco?

ROQUE: ¿Qué te pasó? ¿Te picó el bicho del amor? (ríen todos)

SERGIO: ¿Por qué no dejamos de pelearnos y hacemos lo que tenemos que hacer? ESTER: Sí, como dijo mi esposo. Busquemos soluciones

TITO: ¿Arrugaste “copete”?

SERGIO: Mientras discutían estuve pensando en qué me había perjudicado Cacho..

ROQUE: ¿Y? El otro día nos dijiste que no aguantabas verlo en tu casa.

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SERGIO: Creo que no era como les dije...

TITO: ¡Aflojaste, cobarde! Ahora tendremos que ejecutar el plan, nosotros solos

ROSA: ¿Qué plan?

ROQUE: Nada que a ustedes les importe. Vamos Tito. Los que quieran poner las cosas en orden ¡sigannos! (salen corriendo del lugar)

CLARITA: ¿A dónde van?

ROSA: (golpea las manos) ¡Bueno, bueno, sigamos con lo nuestro! ¿quién tiene otra idea?

SERGIO: Tendríamos que tener un lugar para hacer deportes con nuestros hijos. Nada privado ni elitista. Ni nada separe las familias.

TODOS: ¡Bien dicho! (aplausos)

JUANI: ¡Papá!

SERGIO: ¡Juani! ¿dónde estabas?

JUANI: Con Cacho. Escuché que dijiste algo sobre no separar a la familia ¿vos diciendo eso? ¡no lo puedo creer! ¿Escuchaste Cacho?

CACHO: Claro que lo escuché. Y siempre pensé que tu papá podía pensar así.

ROSA: Bienvenido Cacho. Gracias por venir y ayudarnos a resolver algunos problemas. Pase. Pase.

Acción 12: en la comisaría. Está el comisario y dos agentes. Escritorio y bandera.

COMIS: ¡Agente! Que pasen esos dos. (entran Roque y Tito)

ROQUE: Permiso don comisario ¿cómo le va?

COMIS: ¡Hola mis viejos amigos Roque y Tito! ¡Si habremos chupado juntos! Y díganme ¿qué los trae por acá?

TITO: Un problemita sencillo comisario. Usted sabrá darle solución.

ROQUE: Como siempre, viejo amigo.

COMIS: No me digan que tenemos otra vez bolonqui con los números. (rie) la última vez fue grossa ¿No?

TITO: No comisario, no tiene nada que ver la quiniela.

COMIS: ¿Contrabando del norte?

ROQUE: No, tampoco.

COMIS: ¿Se dedican a desarmar autos?

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TITO: No, comisario.

COMIS: Bueno, entonces debe ser algo pequeño ¿no?

ROQUE: Más o menos.

COMIS: A ver, a ver ¿en que andan mis amiguitos? (los abraza)

ROQUE: Es un tipo.

TITO: Sí, un tipo raro.

COMIS: No me digas que se dedican a...

AMBOS: ¡NO! Ni locos.

ROQUE: Hay que dar una lección fuerte...

TITO: Sí, muy fuerte.

COMIS: Mmm...¿a quién?

Acción 13: en la Sociedad de Fomento.

ROSA: Entonces, vecinos, llevamos este petitorio a las autoridades y discutimos en la mesa las posibilidades que tiene La Esperanza, de ser un barrio como la gente. (APLAUSOS)

SERGIO: Yo los acompaño a la delegación vecinal. Conozco a los políticos de turno.

ESTER: ¿Cómo hacemos para ayudar a los pibes que viven en la calle o en el arroyo?

CLARITA: Propongo que cada familia se haga cargo de uno de ellos. Como si fueran padrinos postizos.

ROSA: Eso va a ser difícil para las familias que no tienen una entrada económica fija. Todos sabemos cuántas son.

SILVIA: Creo que eso tiene solución.

CLARITA: ¿Cómo Silvia?

SILVIA: Que cada familia ayude a la familia que va a tener en su casa a uno de los chicos, con algún alimento o ropa usada.

ESTER: Tiene razón vecina. Desde ya cuente con nuestra ayuda.SERGIO: ¡Ah! Podemos arreglar la plaza. Las hamacas, los subibajas, todo esta destruido. Si nos

proponemos, los dejamos como nuevos y así los pibes tienen un lugar de juegos.

LAURA: Cacho puede darnos un buena ayuda ahí ¿qué dice?

CACHO: Por supuesto. Cuenten conmigo. Empecemos cuanto antes, porque mi tiempo se acaba. Tengo que irme. Va llegando el momento de alejarme de La Esperanza.

JUANI: ¿Otra vez con eso? ¡Ya te dije que vos no te vas del barrio! ¿Qué dicen vecinos?19

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TODOS: ¡Por supuesto! // ¡No te vas Cacho! // ¡Esta es tu casa! // ¡Cacho, Cacho!

JUANI: ¿Ves? La gente no quiere que te vayas

ROSA: Mañana vamos a ver a las autoridades municipales con este pedido del barrio ¿querés acompañarnos?

LAURA: ¡Qué venga! Tenemos muchos reclamos que hacer y su palabra seguro nos dará fuerzas.

CACHO: ¿Saben lo que pienso de las autoridades?

JUANI: No me digas que también tenés algo para ellos.

CACHO: Hay algunos que se creen dueños del mundo ¿verdad?

TODOS: Es cierto.

CACHO: Y esos poderosos hacen sentir su autoridad.

ESTER: Si lo sabremos en este barrio.

CACHO: Bueno, yo digo que eso no debe suceder así.

SILVIA: Todos decimos lo mismo Cacho ¿y entonces?

ROSA: ¿Qué hacemos? Todos los días hay casos de corrupción.

JUANI: Todos los días se la agarran con los más chicos.

ESTER: Todos los días alguien sale lastimado por alguna causa, Cacho.

CACHO: Miren, seguro que hay que luchar, pero el que quiera ser grande, primero tiene que ser servidor de ustedes. Y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Una autoridad que respeta a los más pequeños, será respetada también.

ROQUE: (entra corriendo con el comisario) ¡Ahí está! ¡Agárrenlo! ¡Que no escape!

Acción 14: se instalan en la sociedad de fomento. Se prepara el final.

COMIS: (señala a Cacho) ¿Este es el tipo? ¿Este es el violento?

ROQUE: (lo tiene agarrado por un brazo) ¡Sí comisario!

TITO: (lo tiene por el otro brazo) ¿Qué espera? ¡empiece a darle!

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COMIS: Pero si es un simple carpintero. O albañil, o jardinero, ¿quién es usted?

CACHO: (soltándose de los que lo tenían) Yo, comisario, soy yo.

ROQUE: (lo agarra nuevamente) ¡Se va a escapar! Comisario, este hombre es un vagabundo con ideas raras.

COMIS: ¿Ideas raras? (lo mira, lo estudia, se preocupa) ¿qué ideas raras puede tener este pobre hombre?

TITO: ¡Está poniendo al barrio en contra de las autoridades!

TODOS: ¡No, para nada! // ¡Mentirosos!

COMIS: ¿Estás en contra de la autoridad? ¡Eso es muy grave!

ROQUE: Claro que es grave. Lo agarramos justo que estaba incitando a la rebelión. Justo lo agarramos.

TITO: Usted sabe, querido comisario, que la única autoridad es usted.

COMIS: Gracias Tito, no necesito adulones. (dirigiéndose a Cacho) ¿Qué tenés contra la autoridad?

CACHO: Nada, siempre y cuando hagan lo que es correcto y sobre todo con justicia.

COMIS: ¿De dónde venís? ¿a dónde vas?

CACHO: Eso lo saben mejor ustedes que yo mismo (muestra sus brazos tomados)

ROQUE: ¡¿Ve comisario?! ¡Tiene ideas locas!

TITO: ¡Acabemos con esto de una buena vez! (SILENCIO EN ESCENARIO)

COMIS: A ver, vamos a ver.

ROQUE: ¿Qué pasa comisario?

TITO: Hagamos lo que habíamos pensado.

ROSA: ¿Qué van a hacerle?

SILVIA: Cacho, no hizo nada malo.

ESTER: Nos ayudó a todos en La Esperanza.

ROQUE: Hay que sacárselo de encima.

TITO: Es una molestia para todos nosotros.

ROQUE: Métalo unos día a pan y agua, y que se vaya.

TITO: ¡Y que no vuelva más! CACHO: Pero muchachos, si querían que me fuera, me lo decían y listo. No tienen necesidad de quererme.

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JUANI: Pero nosotros te queremos (mirando a todos) ¿no es verdad amigos?

COMIS: Yo no encuentro nada malo en Cacho.

ROQUE: ¡Comisario! Usted nos prometió que...

TITO: ...que lo metería en la cárcel con los otros presos comunes...

ROQUE: ...que le iba a dar un escarmiento...

CACHO: Me juzgan como un delincuente. Siempre estuve al lado de ustedes, y tuvieron que confabularse para agarrarme y castigarme. Me parece que ustedes no quieren hacerse cargo de la realidad de La Esperanza.

ROQUE: ¡Que se calle!

TITO: Comisario ¡haga lo que tiene que hacer y terminemos con esto!

COMIS: ¡Muy bien! (alguien acerca una jarra con agua y un recipiente. Lo mira un instante y no lo acepta) Vamos a ir todos juntos a la Municipalidad para reclamar mejoras en La Esperanza.

TODOS: (aplauden) ¡Bravo! // ¡Ahora sí! // ¡Viva La esperanza!

ROQUE: ¡¿Y nosotros, comisario, en qué quedamos?!

COMIS: Ah, ustedes. Primero me presentan un denuncia formal contra este hombre. De qué lo acusan, por qué lo acusan. Luego me presentan una declaración jurada de todos sus bienes. En papel sellado por el Juzgado Federal de primera instancia. Además agregan a qué se dedican cada uno. De qué trabajan, desde cuándo trabajan, cuánto ganan, etc. etc. etc. me mandan toda la documentación por correo simple, cuando me llegue yo los llamaré para conversar sobre la denuncia y veremos si es procedente. ¿de acuerdo? ¿Cuándo empiezan con todo el papelerío?

TODO: ¡Cacho no se va!

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