un dialogo sobre el poder y otras conversaciones

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Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones MICHEL FOUCAULT/GUILLES DELEUZE.

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Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones

MICHEL FOUCAULT/GUILLES DELEUZE.

Michel Foucault

Poitiers, Francia, 1926-París, 1984

Historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés.

Fue profesor en varias universidades francesas y estadounidenses y catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collage de France.

Dirigió su interés hacia la cuestión del poder, y en Vigilar y castigar (1975) realizó un análisis de la transición de la tortura al encarcelamiento como modelos punitivos, para concluir que el nuevo modelo obedece a un sistema social que ejerce una mayor represión sobre el individuo y su capacidad para expresar su propia diferencia.

Guilles Deleuze

París, 1925 – 1995

Filósofo francés, considerado entre los más importantes e influyentes del siglo XX.

Categorizado académicamente como uno de los principales filósofos de la diferencia junto a Michel Foucault y Jacques Derrida.

Deleuze:

La práctica se concebía como una aplicación de la teoría, como una consecuencia, o mejor al contrario como inspiradora de la teoría. Las relaciones teoría-practica se concebían bajo un proceso de totalización, sabiendo que esta relación es mucho más parcial y fragmentaria, pues una teoría siempre es un pequeño campo. Desde que la teoría profundiza en su propio campo, se encuentra con obstáculos que hacen necesario que sea relevada por otro tipo de discurso (la práctica) la cual hace pasar a otro campo diferente.

La práctica es un conjunto de relevos de un punto teórico a otro, y la teoría un relevo de una práctica a otra. Con todo esto ya no hay representación, hay acción, acción de la teoría, acción de la practica en este sistema de relevos o redes.

Foucault:

La politización de un intelectual, se realiza a partir de su posición de intelectual en la posición burguesa y en la ideología de que produce o impone su propio discurso en cuanto que revelaba cierta verdad, en tanto descubría relaciones políticas allí donde no se percibían.

El intelectual decía la verdad a los que todavía no la veían y en nombre de los que no podían decirla, la conciencia y elocuencia.

Después de las recientes luchas, los intelectuales han descubierto que las masas no los necesitan para saber, pues ellas saben aún mucho mejor que ellos, pero existe un sistema de poder que invalida ese saber y ese discurso, y los intelectuales hacen parte de ese sistema.

El papel del intelectual consiste en luchar contra las formas de poder, allí donde es a la vez su objeto e instrumento: en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso, por esto la teoría no traducirá, no aplicara una práctica, es una práctica.

Deleuze:

La teoría no se totaliza, se multiplica y multiplica y está por naturaleza en contra del poder. Desde que una teoría penetra en el punto del poder, choca con la imposibilidad de tener la menor consecuencia práctica sin que se produzca una explosión. Es por esta razón que la noción de reforma es tan estúpida e hipócrita. Si bien, la reforma es elaborada por gente que se pretende representativa o hace profesión de hablar por otros, con lo cual se produce una instalación del poder, una distribución de poder a la que se añade una represión acrecentada.

Si bien, también puede ser una reforma que es reclamada, exigida por aquellos a quienes concierne, con lo cual deja de ser una reforma para convertirse en una acción revolucionaria, que se ve obligada a poner en cuestión la totalidad del poder y de su jerarquía.

Este sistema en el que vivimos no puede soportar nada, de ahí su fragilidad radical en cada punto, al mismo tiempo que su fuerza y capacidad de represión global.

Foucault:

Cuando los prisioneros se han puesto a hablar, ya tenían una teoría de la prisión, de la penalidad, de la justicia. Esta especie de discurso contra el poder, esta en contradiscurso mantenido por los prisioneros, eso es lo que cuenta y no una teoría sobre la delincuencia.

Tener a alguien en prisión, mantenerlo allí, privarle de alimento, de calor, impedirle salir, hacer el amor, allí tenemos la manifestación de poder mas delirante que alguien se pueda imaginar.

La prisión es el único lugar donde el poder puede manifestarse en su desnudez, en sus dimensiones más excesivas, y justificarse como poder moral; su bruta tiranía aparece como dominación serena del bien sobre el mal, del orden sobre el desorden.

Deleuze

No solo los prisioneros son tratados como niños, los niños son tratados como prisioneros.

En el proceso de reforma a las prisiones, se establece un sistema circular en el que la prisión renovada sirve de modelo, y en el que se pasa insensiblemente de la escuela a la manufactura, de la manufactura a la prisión. Esta es la esencia del reformismo.

Las actuales formas de represión se totalizan desde el punto de vista del poder, las represión racista contra los inmigrantes, la represión en las fabrica, la represión en la enseñanza, la represión contra los jóvenes en general.

Toda clase de categorías de profesionales van a ser invitadas a ejercer funciones policiacas cada vez más precisas.

Foucault:

Sabemos que no son los gobernantes quienes tienen el poder ilegítimamente; sin embargo la noción de clase dirigente no está bien desarrollada, pues no sabemos quien tiene el poder exactamente pero sabemos quien no lo tiene.

Cada forma de lucha se desarrolla dentro de un lar particular de poder; y designar los lares, denunciarlos, constituye una forma de lucha contra el poder.

La arqueología del saber.

MICHEL FOUCAULT.

Inscribe su trabajo dentro de una tendencia de su época que busca renovar los modos de hacer historia. En esta introducción muestra cómo su propuesta que llamará Arqueología, hace parte de este movimiento de renovación historiográfica; precisa qué toma de allí, en qué se distancia y toma posición frente a la discusión. La tendencia de renovación historiográfica busca en primer lugar dar cuenta de los grandes períodos (larga duración), en contra de la historia episódica que se quedaba en el recuento de sucesos muy puntuales que no dejaban ver los ritmos de los cambios a la distancia.

Esta nueva historia buscaría más los equilibrios y las tendencias a la estabilidad, antes que los relatos sobre peripecias políticas de personajes sin tiempo. Señala cómo hicieron uso de herramientas prestadas de la economía, de la climatología, de la demografía, de la sociología. De esta manera se habría podido romper la secuencialidad lineal de unos hechos, como pertenecientes todos a un mismo orden de cosas, sin diferenciar la temporalidad de procesos que poseerían naturalezas diferentes.

Ya no habría entonces sucesiones lineales, sino desgajamientos en profundidad, esto es, historias paralelas, cada una de las cuales tendría sus propios ritmos y sus propias lógicas; al tiempo que habría que recorrer en dirección vertical (sincrónica), no horizontal (diacrónica), para ir conociendo sus características, antes que su evolución.

Más que sucesión de gobiernos lo que se buscaría ahora serían fenómenos cuyo movimiento temporal no importaría en principio: El fenómeno de la navegación marítima, el del oro, el trigo, en fin, historias de relaciones entre el hambre y el clima, por ejemplo, como una constante en la historia. Ya las preguntas no se referían a las continuidades o los cambios, sino a las permanencias y las estabilidades. Para eso se propuso mirar las series, las periodizaciones independientes, cuadros que muestran relaciones internas, en el marco de un fenómeno.

Se comenzaban a hacer entonces la historia de la literatura, de las ciencias, de la filosofía, no como una preocupación historiográfica, sino de las disciplinas mismas. Ya la historia no daría cuenta de una cronología, sino de unos fenómenos que interesarían por su temática a profesionales de áreas del conocimiento especializadas. Lo que se buscaría entonces no serían las continuidades, sino las interrupciones, que le serían propias a cada campo.

Los ejemplos que Foucault escoge se refieren especialmente a la historia de las ciencias, pues ese era el ámbito donde se movía y al cual se refirió de manera privilegiada con su propuesta de arqueología del saber.

Se hablará entonces de umbrales epistemológicos (Bachelard). Más que una secuencia acumulativa la ciencia habría tenido saltos, de un lugar a otro, sin que hubiera secuencias.

Desplazamientos y transformaciones (Canguilhem). Los conceptos no evolucionarían, en este caso tampoco, sino que mutarían o simplemente cambiarían de lugar. Así un concepto no progresaría ni maduraría, sino que en ciertas condiciones jugaría un papel, en otras, otro. • Escalas macro y microscópicas. Los descubrimientos tendrían valor diferenciado en escalas distintas, sin que eso diga algo sobre la importancia o la validez de uno u otro

La historia memorística hacía de los monumentos unos documentos, de la materialidad de los rastros, hacía una historia como si estuviera tejida previamente esperando salir a la luz. La nueva historia, al contrario, transforma los documentos en monumentos. Los deja ver en su materialidad pura, en su aislamiento y su dispersión. Tal como lo hace la arqueología. Las distancias entre los vestigios hay que conservarlas, porque revelan cosas, así mismo hay que dejarlos en los estratos en los que se hallan, porque eso también dice cosas. Los arqueólogos que buscan conectar los vestigios sin respetar su lugar de emergencia, tienden a la historia. Ahora se trataría de que los historiadores tiendan a la arqueología, dejando los hallazgos en su lugar de dispersión, sin pretender hilar lo que no estaba hilado.