un fragmento sobre el gobierno

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Colección Clásicos del Pensamiento fundada por Antonio Truyol y Serra Director: Eloy García Jeremy Bentham Un Fragmento sobre el Gobierno Estudio preliminar, traducción y notas de ENRIQUE BOCARDO CRESPO SEGUNDA EDICIÓN Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos. Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

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  • Coleccin Clsicos del Pensamiento

    fundada por Antonio Truyol y Serra

    Director: Eloy Garca

    Jeremy Bentham

    Un Fragmento sobre el Gobierno

    Estudio preliminar, traduccin y notas de ENRIQUE BOCARDO CRESPO

    SEGUNDA EDICIN

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  • CAPTULO I

    FORMACIN DEL GOBIERNO

    1. Materia del pasaje a examinar en el presente capitulo El primer objeto que nuestro Autor parece haberse

    propuesto en la disertacin que vamos a examinar es el de darnos una idea de la manera en que se forman los gobiernos. Ocupa esto el primer pargrafo, junto con una parte del segundo: pues la divisin tipogrfica no parece cuadrar muy exactamente con la intelectual. Como el examen de este pasaje se sostendr inevitablemente en gran medida sobre las palabras, ser conveniente que el lector lo tuviera ante sus ojos,

    2. El pasaje reproducido El nico fundamento verdadero v natural de la sociedad,

    (dice nuestro Autora) son las necesidades y los temores de los individuos. No es que podamos

    a I Comm. p. 47.

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  • 56 JEREMY BENTHAM creer, con algunos escritores tericos, que hubiera habido un tiempo en el que no haya existido algo as como la sociedad; y que, por un impulso de la razn, y gracias a un sentido de sus necesidades y debilidad, los individuos se reunieron en una gran planicie, y entraron en un contrato original, y eligieron al hombre presente ms eminente para que fuese su gobernador. Esta nocin de que exista realmente un estado de naturaleza aislado, es demasiada disparatada para que sea admitida seriamente; asimismo es claramente contradictoria con las explicaciones desarrolladas sobre el origen primitivo de la humanidad, y con su preservacin dos mil aos despus; que fueron efectuados en ambos casos gracias a familias individuales. stas formaron la primera sociedad entre nosotros; que cada da extiende sus lmites y que cuando creci demasiado para subsistir con conveniencia en el estado pastoral, en el que los Patriarcas aparecen haber vivido, se subdividi necesariamente en otras por varias migraciones. Despus, cuando aument la agricultura, que emplea y puede mantener un nmero mucho ms grande de manos, las migraciones fueron menos frecuentes; y varas tribus, que se haban separados anteriormente, se reunieron otra vez; unas veces por la fuerza y la conquista, otras por accidente, y otras quiz por acuerdos. Pero aunque la saciedad no tuviera sus orgenes formales en ninguna convencin de individuos, actu por sus necesidades y sus temores; con todo, es el sentido de su debilidad e imperfeccin el que mantiene unida a la humanidad; y demuestra la necesidad de esta unin; es sa por consiguiente el fundamento slido y natural, as como el cemento de la sociedad: Y esto es lo que se quiere dar a

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 57 entender con el contrato original de la sociedad; que aunque quiz en ninguna instancia haya sido expresado formalmente como la primera institucin de un estado, debe empero en la naturaleza y en la razn ser entendido siempre e implicado en el acto mismo de asociacin conjunta: a saber, que el todo tendra que proteger a todas sus partes, y que cada parte debera de obedecer a la voluntad de el todo; o, en otras palabras, que la comunidad tendra que proteger los derechos de cada miembro individual, y que (a cambio de esta proteccin) cada individuo se tuviera que someter a las leyes de la comunidad; a las que sin la sumisin de todos fue imposible que la proteccin se extendiera ciertamente a los dems.

    Pues una vez que la sociedad se ha formado ya, el gobierno resuita desde luego, necesario para preservar y mantener aquella sociedad en orden, A menos que se instaure a alguien superior, cuyas ordenes y decisiones estn obligados a obedecer todos los miembros, permaneceran todava en un estado de naturaleza, sin juez alguno sobre la tierra, que defina sus varios derechos y reparare sus diversos errores. Hasta aqu nuestro Autor.

    3. Confusin entre sus principales trminos Cuando se fabrican prominentes trminos para suprimir y

    cambiar sus diversas significaciones; dando unas veces a entender una cosa, y otras otra, y al final acaso nada; ste es el comps del pargrafo; uno puede juzgar cul ser la complexin de todo el contexto. ste, lo veremos, es el caso con lo principal que hemos estado leyendo: por ejemplo, con

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  • 58 JEREMY BENTHAM las palabras Sociedad, - Estado de naturaleza, -contrato original -, por no aburrir a! lector con ms. Sociedad, en un sitio significa lo mismo que un estado de naturaleza: en otro significa lo mismo que gobierno. Aqu se nos exige creer que nunca hubo algo como un estado de naturaleza: se nos dio a entender all que haba habido. De manera similar con respecto al contrato original, se nos da a entender que tal cosa nunca existi, que su nocin es ridcula: al mismo tiempo que no se puede hablar ni moverse sin suponer que hubo uno. 4. Sociedad puesta como sinnima de estado de naturaleza - opuesta al Gobierno -y de la que se habla como si hubiera existido Primero, la Sociedad significa un estado de naturaleza. Pues si por un estado de naturaleza un hombre significa alguna cosa, es el estado, segn lo considero, en el que los hombres estn o se suponen que estn antes de que se encuentren bajo un gobierno: el estado que los hombres abandonan cuando entran en un estado de gobierno; en el que an estaran si no hubiera habido gobierno. Pero con la palabra sociedad est claro que por una vez significa ese estado. Primero, de acuerdo con l, viene la sociedad; despus viene el gobierno. Pues cuando la sociedad, dice nuestro Autor, una vez formada, el gobierno resulta desde luego, necesario para preservar y mantener aquella sociedad en ordenb. - Y una vez ms, inmediatamente despus, - Un estado en el que un superior ha sido establecido, cuyas

    b Ver supra p. 57.

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    rdenes y decisiones estn obligados a obedecer todos los miembros, lo pone l como explicacin (que no es una inadecuada) de un estado de gobierno: y a menos que los hombres estuvieren en un estado de esa descripcin, an permaneceran, dice l, como en un estado de naturaleza. Por sociedad, por consiguiente, quiere dar a entender, una vez ms, lo mismo que con un estado de naturaleza: la opone al gobierno. Y haba de ella como de un estado, en este sentido, que realmente existiera. 5. Sociedad puesta como sinnima de gobierno Segundo, esto es lo que l nos dice al comienzo del segundo de los dos pargrafos: pero durante todo el tiempo que dur el primer pargrafo, la sociedad signific lo mismo que el gobierno. Al cambiar entonces de un pargrafo a otro, ha cambiado su naturaleza. stos son los fundamentos de la sociedadc, de los que primeramente empez a hablar, e inmediatamente sigue a explicarnos, segn su manera de explicar, los fundamentos del gobierno. ste es el comienzo formal de la Sociedadd, del que habla poco despus; y con este comienzo formal, nos dice inmediatamente, que significa, el contrato original de la sociedade, por el que se contrae un estadof, nos da a entender, que es as instituido, y que los hombres deciden someterse a la leyg. Mientras

    c I Comm. p. 47. d I Comm. p. 47, supra p. 56. e I Comm. p. 47, supra p. 56. f I Comm. p. 47, supra p. 56. g I Comm. p. 48, supra p. 57.

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  • 60 JEREMY BENTHAM

    transcurre este primer pargrafo, sociedad, creo que, est claro, no puede tener otro significado que el mismo que gobierno.

    6. Estado de naturaleza del que se habla como si nunca hubiera existido Tercero, todo esto tambin en tanto que este mismo estado

    de naturaleza al que hemos visto como Sociedad (un estado del que se habla como si existiera) con el que lo hace sinnimo, y en el que no haba gobierno, los hombres, nos informa, en 1a siguiente pgina, habran permanecidoh en un estado en el que nunca habran estado. As expresamente nos los dice. Esta nocin, dice l, de un existente aislado estado real de naturalezai (esto es, segn se explica despus, un estado en el que los hombres no tienen juez para definir sus derechos y reparar sus errores), es demasiado absurda para ser seriamente admitidaj. Cuando el mismo lo admite, como lo hace en la siguiente pgina, hemos de entender, parece, que se estuviera burlndose de nosotros: y que el siguiente pargrafo es (lo que uno de otra manera no tendra por otra cosa) una pieza jocosa.

    7. El contrato original su realidad negada Cuarto, el contrato original es una cosa, hemos de entender, que nunca tuvo existencia; tal vez no en ningn estado: ciertamente por lo tanto en ninguno. Tal vez, en ninguna instancia, dice nuestro Autor, haya sido alguna vez formalmente expresado en la primera institucin del estadok.

    h I Comm. p. 48, supra p. 58. I I Comm. p. 48, supra p. 56. j I Comm. p. 47, supra p. 56.

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    8. afirmada Quinto, a pesar de todo eso, debemos suponer, parece, que

    se encontraba en todo estado: tanto en la naturaleza como en la razn (dice nuestro Autor) debe ser siempre entendido e implicadol. Hacindose ms audaz en el comps de cuatro o cinco pginas, donde habla de nuestro propio gobierno, rotun-damente afirmam que tal contrato fue actualmente contrado con su primera formacin, El legislativo sera cambiado, dice, por aquello que originariamente estipul el consentimiento general y la ley fundamental de la sociedad.

    9. Intento de reconciliar estas contradicciones - la sociedad distinguida entre natural y poltica

    Veamos si acaso no fuera posible que se pueda hacer algo para extraer la importancia de estos trminos fuera de la niebla en la que nuestro Autor los ha envuelto. La palabra SOCIEDAD, creo que aparece utilizada por l, y sin darse cuenta, con dos sentidos que son opuestos. En un sentido, SOCIEDAD, o ESTADO DE SOCIEDAD, es sinnima a ESTADO DE NATURALEZA; y se encuentra opuesta al GOBIERNO, o al ESTADO DE GOBIERNO: en este sentido, se la puede designar, como comnmente se hace, como sociedad natural. En el otro, la hace sinnima a GOBIERNO, o ESTADO DE GOBIERNO; y se

    k I Comm. p. 46. supra p. 57. 1 I Comm. p. 46. supra p. 57. m I Comm. p. 52.

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    la opone a ESTADO DE NATURALEZA. En este sentido, se la puede llamar, como corrientemente se hace, SOCIEDAD poltica. Una idea tolerablemente distinta de las diferencias entre estos dos estados, creo, que se puede dar en una o dos palabras.

    10. Idea de sociedad poltica La idea de una sociedad natural es negativa. La idea de una

    sociedad poltica es positiva. Con esta ltima, por consiguiente, tendramos que empezar.

    Cuando un nmero de personas (a las podramos llamar sbditos) se suponen que tienen el hbito de obedecer a una persona, o a una agrupacin de personas, de una conocida y cierta descripcin (al que podemos denominar gobernador o gobernadores) a tales personas juntas (sbditos y gobernadores) se dice que estn es un estado de SOCIEDAD poltican.

    11. Idea de sociedad natural La idea de un estado de SOCIEDAD natural es, como hemos

    dicho, negativa. Cuando un nmero de personas se supone que tienen el hbito de relacionarse entre s, a la par que no tienen el hbito mencionado anteriormente, se dice que estn en un estado de SOCIEDAD natural.

    12. Dificultad de trazar la lnea entre los dos estados

    Si reflexionamos un poco, percibiremos que, entre estos dos estados, no existe aquella explcita separacin que estos dos nombres y estas definiciones pudieran ensear a alguien, a

    n Ver infra. par. 12, nota o.

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    primera vista, a esperar. Ocurre con ellos lo que con la luz y la oscuridad: por distintas que puedan ser las ideas, son, como se mencion primeramente, sugeridas por aquellos nombres, las cosas en s mismas no tienen un determinado lmite que las separe. Las circunstancias de las que se han hablado para constituir la diferencia entre estos dos estados, es la presencia y la ausencia de un hbito de obediencia. Este hbito, en consecuencia, se ha dicho simplemente que est presente (esto es, que est efectivamente presente) o, en otras palabras, hemos hablado como si hubiera un perfecto hbito de obediencia, en un caso: se ha hablado simplemente como ausente (esto es, que est efectivamente ausente) o, en otras palabras, hemos hablado como s no hubiera en absoluto un hbito de obediencia, en el otro. Pero ninguna de estas dos maneras de hablar, quiz, sea estrictamente justa. Pocas, si no ninguna, son las instancias en las que este hbito estn realmente ausente; ciertamente, ninguna hay en la que est efectivamente presente. Los gobiernos, en consecuencia, en proporcin a que el hbito de obediencia sea ms perfecto, se aleja de, en proporcin a que sea menos perfecto, se aproxima, al estado de naturaleza: ejemplos se pueden presentar por s mismos en los que ser difcil decir si un hbito, efectivo, en el grado en que constituya un gobierno, se crea necesario que tenga que ser completo, subsista o noo.

    o 1. Un hbito Un hbito no es sino una agrupacin de actos: bajo cuyo nombre yo

    incluira tambin, por el presente, las abstenciones voluntarias.

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    2. Un hbito de obediencia Un hbito de obediencia es una agrupacin de actos de obediencia. 3. Un acto de obediencia Un acto de obediencia es un acto realizado en la consecucin de una

    expresin de la voluntad por parte de algn superior.. 4. Un acto de obediencia poltica Un acto de obediencia POLTICA (que es lo que aqu se quiere decir) es

    cualquier acto realizado en consecucin de una expresin de la voluntad de parte de una persona que gobierna.

    5. Una expresin de la voluntad Una manifestacin de la voluntad es o bien expresa o tcita. 6. Una manifestacin expresa de la voluntad Una manifestacin expresa de la voluntad es aquella convenida por los

    signos llamados palabras. 7. Una manifestacin tcita de la voluntad Una manifestacin tcita de la voluntad es aquella convenida por

    cualquier otros signos cualesquiera: entre los cuales ninguno son tan efectivos como los actos de castigo aadidos en el tiempo pasado, a la no-realizacin de los actos de la misma clase, que eran objetos de la voluntad en cuestin.

    8. Una orden Una manifestacin expresa de la voluntad de un superior es una orden. 9. Una orden ficticia Cuando una manifestacin tcita de un superior se suporte que ha sido

    emitida, se la puede llamar orden ficticia. 10. rdenes - quasi-rdenes Si tuvisemos la libertad de acuar palabras segn el modo de los

    abogados romanos, podramos hablar de quasi-orden. 11. Ilustracin - Derecho Estatutario - Derecho Comn El Derecho Estatutario se compone de ordenes. El Derecho

    Comn de quasi-rdenes. 12. Deber - cuestin de deber Un acto que es objeto de una orden real o ficticia; tal acto considerado

    antes de que se realice, es llamado un deber o una cuestin de deber. 13. Uso de la anterior cadena de definiciones Asentadas estas definiciones, estamos ahora en condicin de dar la idea

    de lo que se quiere decir con la perfeccin o la imperfeccin de un hbito de

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 65

    obediencia en una sociedad, que pueda resultar tolerablemente precisa. 14. Hbito de obediencia - medida de su perfeccin Un periodo en la duracin de una sociedad; el nmero de personas que la

    componen durante ese periodo; y el nmero de cuestiones de deber que le incumben a cada persona que le sea dado; - el hbito de obediencia ser ms o menos perfecto, segn la proporcin entre el nmero de actos de obediencia y los de desobediencia.

    15. Ilustracin El hbito de obediencia en este pas parece haber sido ms perfecto en el

    tiempo de los Sajones que en el de los Bretones: incuestionablemente es ahora ms que en el tiempo de los Sajones. Todava no es tan perfecto como bien construido y con leyes compendiadas a tiempo, si bien se hade esperar que pueda serlo. Pero absolutamente perfecto, mientras que el hombre no deje de ser hombre, jams podr serlo.

    Una ingeniosa e instructiva visin del progreso de las naciones, desde los estados menos perfectos en la unin poltica hasta los ms perfectos estados en los que vivimos, se puede encontrar en los Historical Law Tracts (Tratados de la Ley Histrica) de Lord KAIM10(sic).

    16. Unin poltica o conexin Por la conveniencia y precisin del discurso puede ser til en este lugar

    zanjar la significacin de unas pocas expresiones relativas al mismo tema. Las personas que, con respecto entre si, estn en un estado de sociedad poltica, se puede decir tambin que estn en unin o conexin poltica.

    17. Sumisin sujecin Algunos de ellos como tales son sbditos, en consecuencia, se dira que

    estn en un estado de sumisin o de sujecin, con respecto a los gobernantes: los cuales como gobernantes estn en un estado de autoridad con respecto a los sbditos.

    18. Sumisin sujecin Cuando la subordinacin es considerada como resultando originariamente

    de la voluntad (quiz sea ms apropiado decir) del placer de la parte gobernada, usaramos mejor la palabra sumisin; y en el caso de la parte que gobierna, la palabra sujecin. Sobre esta explicacin resulta que el trmino a duras penas se puede utilizar sin apologa, a menos que con una nota de desaprobacin: especialmente en este pas, en donde el hbito de

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  • 66 JEREMY BENTHAM 13. Un perfecto estado de naturaleza no ms quimrico que

    un perfecto estado de gobierno Sobre estas consideraciones, la suposicin de un estado

    perfecto de naturaleza, o, como se le puede denominar, un estado de sociedad realmente natural, puede, quiz, ser justamente concebido, lo que nuestro Autor por el momento pareca pensar, como una suposicin extravagante: pero en ese caso el que un gobierno en este sentido perfecto; o como se le puede llamar, un estado de sociedad perfectamente poltica, un estado de perfecta unin poltica, un estado de perfecta sumisin en los sbdito, y de perfecta autoridad en el gobernador, no lo es tanto menosp.

    considerar el consentimiento de las personas gobernadas como si en algn sentido u otro estuviera relacionado con la nocin de totalmente legtima, es decir, cuando todo gobierno que gobierna ha ganado una base tan firme. Es por esta razn, pues, por la que el trmino sujecin excluye como lo hace, o al menos, no incluye tal consentimiento, es usado comnmente en lo que se llama MAL SENTIDO: esto es, en tal sentido que, junto con la idea del objeto en cuestin, transmite la idea adicional de desaprobacin. Esta idea adicional, sin embargo, vinculada como lo est al trmino abstracto sujecin no se extiende al trmino concreto sbditos - una clase de inconsistencia de la que existen muchos ejemplos en e! lenguaje.

    No es una unin familiar, por perfecta que sea, la que puede constituir una sociedad poltica - por qu

    p Es verdad que cada persona debe estar, por algn tiempo, despus de su

    nacimiento, necesariamente en un estado de sujecin con respecto a sus padres o con quienes estn en lugar de sus padres; y se es uno perfecto, o al menos tan cerca de ser perfecto como no hemos visto en algn otro. Pero, en todo esto, la clase de sociedad que es constituida por un estado de sujecin as ocasionado, no surge la idea, creo, de que est generalmente considerada por

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    14. Estado de naturaleza una expresin relativa Hay una observacin, que, por clarificar mejor nuestras

    nociones sobre esta materia, pueda ser apropiado hacer aqu. Para algunos odos, las frases estado de naturaleza, estado de sociedad poltica pueden tener la apariencia de ser absolutas en sus significaciones: como si la condicin de un

    quienes hablan de una sociedad poltica. Para constituir lo que en genera! se quiere decir con esa frase, un mximo nmero de miembros es requerido, o al menos, una duracin capaz de una continuacin mayor. De hecho, para este propsito, nada ms que, creo, se requiere una duracin indefinida. Una sociedad, para llegar a la nocin de lo que originariamente se quera decir con poltica, debe ser tal, por su naturaleza, que no sea incapaz de continuar para siempre en virtud de los principios que le dieron nacimiento. Esto, est claro, no es el caso con la sociedad de una familia, en la que uno de los progenitores o los dos estn a la cabeza. En tal sociedad, el nico principio de unin, que es cierto y uniforme en su funcionamiento, es la debilidad natural de aquellos de sus miembros que estn en estado de sujecin; esto es, los hijos; un principio que no tiene sino una corta y limitada permanencia. Yo cuestiono si ha de ser el caso incluso con una sociedad familiar, que subsiste en virtud de la consanguinidad colateral; y eso por la misma razn. Ni siquiera en este caso un hbito de obediencia, tan perfecto como cualquier ejemplo que veamos, puede subsistir por un tiempo; a saber: en virtud de los mismos principios morales que puedan prolongar un hbito de obediencia filial ms all de la continuidad de aquellos [principio] fsicos que le dieron nacimiento: quiero decir, afecto, .gratitud, respeto, la fuerza del hbito y similares. Pero no pasa mucho tiempo, incluso en este caso, antes de que el vnculo de la conexin deba llegar a ser imperceptible, o pierda su influencia al ser demasiado extenso.

    Estas consideraciones, por consiguiente, ser conveniente tenerlas en cuenta al aplicar la definicin de la sociedad poltica dada anteriormente (en el par. 10) y con el fin de reconciliarla con lo que se diga en adelante (en el par. 17).

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  • 68 JEREMY BENTHAM

    hombre, o de una compaa de hombres, en uno de estos estados, o en el otro, fuera un asunto que dependiera en todo de s mismos. Pero no es este el caso. A la expresin estado de naturaleza, no ms que a la expresin estado de sociedad poltica, se le puede relacionar cualquier significado preciso, sin referencia a un sentido diferente del que se habla como es en el estado en cuestin. Pronto se comprender esto. La diferencia entre los dos estados se halla, como hemos observado, en el hbito de obediencia. Con respecto pues al hbito de obediencia, ni puede ser entendido como si subsistiera en persona alguna, ni como si no lo hiciera en alguna, sino con referencia a alguna otra persona. Para que obedezca alguna parte, debe de haber otra parte que sea obedecida. Pero esta parte que es obedecida, puede en tiempos diferentes ser diferente. De aqu que una y la misma parte se pueda concebir que obedezca y no obedezca al mismo tiempo, as como es con respecto a diferentes personas, o como podemos decir, con diferentes objetos de obediencia. De ah que, entonces, se pueda decir que una y la misma parte est en un estado de naturaleza, y que no est en el estado de naturaleza, y que en uno y al mismo tiempo, segn sea este o aquella parte la que se tome por el otro objeto de comparacin. El caso es que en el habla comn, cuando no se especifica objeto alguno de comparacin, se da entender a todas las personas en general: de manera que cuando un nmero de personas se dice simplemente que estn en un estado de naturaleza, lo que se entiende es que lo estn tanto en relacin de unas con las otras, como con todo el mundo.

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 69

    15. Diferentes grados de sumisin entre los gobernadores De la misma manera podemos entender cmo el mismo

    hombre que es gobernador con respecto a un hombre o conjunto de hombres, puede ser sbdito con respecto a otro: cmo entre gobernadores algunos pueden estar en un estado perfecto de naturaleza con respecto de unos a otros: como los REYES de FRANCIA y de ESPAA: otros, de nuevo, en un estado de perfecta sujecin, como los HOSPODARES de WALACHIA y MOLDAVIA, con respecto al GRAND SIGNIOR: otros, una vez ms, en un estado de manifiesta pero de imperfecta sujecin, como los ESTADOS ALEMANES con respecto al EMPERADOR; otros, de nuevo, en un estado en el que pueda ser difcil determinar si estn en un estado de imperfecta sujecin o en un estado perfecto de naturaleza: como el REY de NPOLES con respecto al PAPAq.

    16. La misma persona alternativamente en un estado de sociedad poltica y natural con respecto a diferentes sociedades

    De la misma manera, tambin, se puede concebir, sin entrar en detalles, cmo cualquier persona individual, nacida, como lo hacen todas las personas, dentro de un estado de perfecta sujecin a sus padres, que est dentro de un estado de una

    q El Reino de Npoles es feudatario de la Sede Papal: y a cambio de su lealtad, el Rey, en su ascensin, entrega al Santo Padre un caballo blanco. El vasallo real a veces no trata a su Seor sino como un caballero: pero siempre le enva su caballo blanco.

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    sociedad poltica perfecta con respecto a sus padres, pueda desde ah pasar a un estado perfecto de naturaleza; y de aqu sucesivamente a un nmero de diferentes estados de sociedades polticas ms o menos perfectos, pasando por diferentes sociedades. 17. En la misma sociedad poltica las mismas personas alternativamente gobernadores y sbditos, con respecto a las mismas personas De la misma manera tambin se puede concebir cmo, en cualquier sociedad poltica, el mismo hombre, con respecto a los mismos individuos, est, en perodos diferentes, y en ocasiones diferentes, alternativamente, en el estado de gobernador y de sbditor: hoy que concurra, quiz activamente, en la ocupacin de emitir una orden general para la observancia de toda la sociedad, entre ellos algn hombre en calidad de Juez: maana castigado, quiz por una orden particular de ese mismo Juez por no obedecer la orden general que l mismo (quiero decir la persona que acta en calidad de gobernador) haba emitido. Apenas si necesito recordarle al lector lo feliz que este estado alternativo de autoridad y sumisin est ejemplificado en nosotros mismos. 18. Sugerencias de que algunos puntos deben de abandonarse ste puede ser el lugar para, enuncias las diferentes partes que diferentes personas pueden tener en dar la misma orden: de explicar la naturaleza de la accin corporativa: de enumerar y distinguir media

    r Vide supra, par. 13, nota p.

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 71

    docena o ms de diferentes maneras en las que la subordinacin entre las mismas partes puede subsistir; de distinguir y de explicar los diferentes sentidos de las palabras, consentimiento, representacin y de otras con significados parecidos: consentimiento y representacin, esas interesantes y, sin embargo, desconcertantes palabras, fuentes de tantos debates: y fuentes o pretextos de tanta animosidad. Los lmites empero de la presente intencin no admitirn en manera alguna tan prolongadas e intrincadas discusiones. 19. La misma sociedad alternativamente en un estado de naturaleza y en un estado de gobierno

    Asimismo de la misma manera, se puede concebir cmo el mismo conjunto de hombres considerados entre ellos mismos, puede unas veces estar en el estado de naturaleza, y en otras en un estado de gobierno. Pues el hbito de obediencia, en cualquier grado de perfeccin que tenga que ser necesario que subsista para constituir un gobierno, puede entenderse, est claro, que sufra algunas interrupciones. En instantes diferentes puede tener lugar y cesar.

    20. Instancia - los Aborgenes de Amrica Instancias de este estado de cosas aparecen no ser infrecuentes. La clase de sociedad que ha sido observada que subsiste entre los INDIOS AMERICANOS nos puede ofrecer una. De acuerdo con los relatos que tenemos de esos pueblos, en la mayora de sus tribus, si no en todas, el hbito del que estamos hablando parece que se produce slo en tiempo de guerra. Cesa

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  • 72 JEREMY BENTHAM de nuevo en tiempo de paz. La necesidad de actuar de acuerdo contra un enemigo comn, somete a toda la tribu a las rdenes de un Jefe comn. A la vuelta de la paz, cada guerrero reanuda su difana independencia11.

    21. Caractersticas de la unin poltica Subsiste an una dificultad que no nos abandona. Ha sido en

    efecto comenzada, pero no resuelta. - Se trata de encontrar una nota de distincin, - un signo caracterstico con el que distinguir una sociedad en la que existe un hbito de obediencia, y con un grado de perfeccin que sea necesario para constituir un estado de gobierno, de una sociedad en la que no exista: un signo, quiero decir, que tenga un comienzo visible determinado; hasta el punto que en el instante de su primera aparicin, sea distinguible de la ltima en la que an no hubiese aparecido. Y esto slo con la ayuda de una distincin semejante con la que podamos estar en condicin de determinar, en cualquier tiempo, si una sociedad dada est en el estado de gobierno o en el estado de naturaleza. No puedo encontrar dicho signo, debo de confesar, en cualquier parte a menos que sea esta; el estableci-miento de nombres en un registro: la aparicin de un cierto hombre, o conjunto de hombres, con un cierto nombre, que sirva para registrarlos como objetos de obediencia: tales como Rey, Sachem, Cacique, Senador, Burgomaestre y otros semejantes. Esto, creo, puede servir tolerablemente bien para distinguir un conjunto de hombres en un estado de unin poltica entre s, del mismo conjunto de hombres que no est en tal estado.

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 73 22. Entre la personas que ya estn en un estado de unin

    poltica en qu momento se puede decir que una nueva sociedad es formada por defeccin de una anterior

    Supongamos, empero, que una sociedad poltica incuestionable, que sea amplia, se formara; y que de ella se separase un cuerpo ms pequeo: con esta ruptura el cuerpo ms pequeo, cesara de estar en un estado de unin poltica con respecto al mayor: y se situara a s mismo, con respecto al cuerpo mayor, en un estado de naturaleza - Qu medios dispon-dramos para saber la ocasin precisa en la que tuvo lugar este cambio? Qu es lo que se ha de tomar en este caso por su signo caracterstico? El nombramiento, se puede decir, de nuevos gobernadores con nombres nuevos, Pero supongamos que no tuviera lugar tai nombramiento. Los gobernadores subordinados de los que slo todo el pueblo estara con derecho a recibir sus ordenes bajo el viejo gobierno, son los mismos que aquellos que reciben bajo el nuevo. El hbito de obediencia en el que se encontraban estos gobernadores subordinados con respecto aquella persona individual, diremos, que era el supremo gobernador del todo, se rompe imperceptiblemente y gradualmente. Los viejos nombres con tos que eran caracterizados estos gobernadores subordinados, mientras eran subordinados, se mantienen ahora que son supremos. En este caso parece bastante difcil responder5.

    s Por los recuerdos, tengo alguna duda sobre si este ejemplo seria encontrado histricamente exacto. Si no, que la defeccin de los Nabobs del Indostn pueda contestar al propsito. Mi primera eleccin cay sobre el primero; suponindolo ser que era mejor conocido.Es

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    23. 1., en el caso de defeccin de todos los cuerpos polticos, ejemplo las Provincias Holandesas Si se requiriera un ejemplo, podemos tomar el de las

    provincias HOLANDESAS con respecto a ESPAA. Estas provincias fueron una vez ramas de la monarqua espaola. Se ha hablado ahora de ellas, durante largo tiempo, universalmente como estados independientes: tan independientes de Espaa como de cualquier otro. Estn ahora en un estado de naturaleza con respecto a Espaa. Estuvieron una vez en un estado de unin poltica con respecto a Espaa: a saber, en un estado de sujecin a un gobernador individual, a un Rey, que era el Rey de Espaa. En qu preciso momento tuvo lugar la disolucin de esta unin poltica? En qu preciso instante cesaron estas provincias de ser sbditos del Rey de Espaa? Sobre esto, dudo que ser bastante difcil de ponerse de acuerdo.

    24. 2., en el caso de defeccin por los individuos - ejemplos, Roma - Venecia

    Supongamos que la defeccin hubiera comenzado, no con todas las provincias, como en el ejemplo acabado de mencionar, sino por un puado de fugitivos, aumentado por la suma de otros fugitivos, una y otra vez, gradualmente, hasta un cuerpo de hombres demasiado fuerte para ser reducido, la dificultad aumentar an ms. En qu preciso instante fue ROMA, o la VENECIA moderna cuando se convirtieron en estados independientes?

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    25. Una sublevacin, en qu coyuntura se puede decir que ha tenido lugar

    En general, qu preciso instante es aquel en el que las personas sujetas a un gobierno, alcanzan, por desobediencia con respecto a ese gobierno, un estado de naturaleza? Cundo, en suma, se considera que ha tenido lugar una sublevacin; y cundo una vez ms se piensa que tal sublevacin tenga tal xito que se haya asentado en independencia?

    26. Desobediencias que no llegan a ser una rebelin

    Como es la obediencia de los individuos lo que constituye un estado de sumisin, as tambin es su desobediencia la que debe constituir un estado de sublevacin. Tiene en ese caso todo acto de desobediencia la misma importancia? La afirmativa, ciertamente, es lo que nunca se puede mantener: porque entonces no habra tal cosa como el gobierno que se pueda hallar en alguna parte?. Aqu, empero, una distincin o dos obviamente se plantean. La desobediencia se puede distinguir entre una consciente y otra inconsciente: y eso tanto con respecto a las leyes como a los hechost. La desobediencia que es inconsciente con respecto a alguno de los dos,

    t 1. Desobediencia inconsciente con respecto al hecho La desobediencia se puede decir que es inconsciente respecto al hecho, cuando la parte es ignorante o bien de haber realizado el acto mismo, que es prohibido por el derecho, o de haberlo realizado en aquellas circunstancias en las que est slo prohibido. 2. Desobediencia inconsciente con respecto al Derecho La desobediencia se puede decir que es inconsciente con respecto al derecho; cuando, si bien l puede saber que ha realizado el acto que est en

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    ser rpidamente reconocida, supongo, no como una subleva-cin. Asimismo la desobediencia que es consciente con respecto a los dos, se puede distinguir entre secreta o abierta; o, en otras palabras, entre fraudulenta y forzosau. La desobediencia que es slo fraudulenta, ser por lo mismo, supongo, instantneamente reconocida que no supone una sublevacin.

    27. Desobediencias que llegan a ser una rebelin La dificultad que se mantendr tendr relacin con la desobediencia que sea en ambos casos consciente (tanto con respecto a las leyes como a los hechos) y forzosa. Esta desobediencia, habra de parecer, que no hubiera de estar determinada ni por los nmeros (esto es por las personas que se suponen que son desobedientes) ni por los hechos, ni por las intenciones: los tres caben ser tenidos en consideracin, Pero habiendo llevado la dificultad hasta este punto, en este punto

    realidad prohibido, y que, bajo las circunstancias en las que est prohibido, no sabe que est prohibido en esas circunstancias.

    3. Ilustracin En tanto que el encargo de extender al extranjera el conocimiento del

    derecho contine estando en la negligencia en la que hasta ahora se ha encontrado, ejemplos de desobediencia inconsciente con respecto al derecho, no pueden ser de otra manera sino abundantes.

    u Si se creyera necesarios ejemplos, el hurto puede servir como ejemplo de desobediencia fraudulenta; el Robo, de forzosa. En el Hurto, la persona de la parte desobediente, y el acto de desobediencia, han de intentar por todos los medios mantenerse en secreto. En el Robo, el acto de desobediencia, al menos, cuando no la persona del que desobedece, es manifiesta y reconocida.

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    debo de contentarme con dejarla. Proceder ms all en el empeo de resolverla, sera entrar en una discusin de jurisprudencia local particular. Sera adentrarse en la definicin de Traicin, como algo distinto del Asesinato, Robo, Motn, y otros crmenes semejantes, como, en comparacin con la Traicin, se dicen que son de una naturaleza ms privada. Supongamos que la definicin de Traicin est resuelta, y que la comisin de un acto de Traicin sea, en la medida en que afecte a la persona que lo comete, el signo caracterstico que hemos estado buscando.

    28. Inacabado estado de las anteriores sugerencias Fcil sera extender estas observaciones a una distancia mucho mayor. De hecho, sera necesario, a fin de darles su apropiado acabado, mtodo y precisin. Pero no podra hacerse sin exceder los lmites del objetivo presente. Como estn, podran servir de sugerencias que como tales, pudieran procurarle a la materia una investigacin ms precisa y ordenada. 29. La proposicin de nuestra Autor Que el gobierno resulta, desde luego no es verdadera De lo que se ha dicho, sin embargo, podemos juzgar qu hay de verdad en la observacin de nuestro Autor de que cuando la sociedad (se entiende sociedad natural) una vez transformada en gobierno (esto es, en sociedad poltica) (cualquiera que sea la cantidad o el grado de Obediencia que se necesite para constituir la sociedad poltica) resulta desde luego necesario

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    para preservar y mantener a la sociedad en un orden. Con las palabras desde luego se quiere decir, supongo, constante e inmediatamente: al menos persistentemente. De acuerdo con esto, la sociedad poltica, en cualquiera de sus sentidos, ha debido de haberse establecido hace ya mucho tiempo por todo el mundo. Que sea ste el caso, que cualquiera lo juzgue a partir de los ejemplos de los Hotentotes, de los Patagonios, y de tantas tribus brbaras que se le omos a los viajeros y navegantes.

    30. Ambigedad de la sentencia Pudiera ser, despus de todo, que hayamos confundido su

    significado. Que hayamos estado suponiendo que l hubiera querido dar a entender la afirmacin de una cuestin de hecho, y haber escrito, al menos empezado, esta sentencia en calidad de un observador histrico: cuando, todo lo que quera decir con ella, quiz, fue hablar en calidad de Censor, y sobre un caso supuesto, expresar un sentimiento de aprobacin. En suma, lo que quiso l decir, acaso, fue persuadirnos de que no era que el gobierno resultara efectivamente de la sociedad natural; sino de que hubiese sido mejor que tuviera que ser as; a saber: por ser necesario para preservar y mantener a los hombres en aquel estado de orden, en el cual es de su provecho que tuvieran que estar. Cul de entre los caracteres antes mencionado quiera dar a entender, es un problema que debo de dejar que sea determinado. La distincin, tal vez, es lo que nunca se le ocurri; y en verdad el imperceptible cambio, y sin aviso, de uno de esos caracteres a otro, es un error que parece

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    inveterado en nuestro Autor; y del que probablemente tengamos ms ejemplos, de los que uno pueda darse cuenta.

    31. La oscuridad de todo el pargrafo mejor demostrada Al considerar todo el pargrafo en su conjunto (con su apndice), algo, se puede observar, que nuestro Autor se esfuerza por deshacerse, y algo por establecer. Pero cmo se habra de deshacerse, y qu habra que establecer, son cuestiones que debo de confesar que soy incapaz de resolver. La preservacin de la humanidad, observa l, fue realizada por familias individuales. Esto es lo que sobre la autoridad de las Sagradas Escrituras, asume l; y desde aqu es donde nos habra concluido que la nocin de un contrato original (la misma nocin que el despus adopta) es ridcula. La fuerza de esta conclusin, debo de reconocerla, no la veo. La humanidad fue preservada por familias individuales - Sea. Qu hay en esto que entorpezca a los individuos de aquellas familias, o de las familias que descendan de esas familias, para reunirse juntos despus, en una amplia llanura, o en cualquier otro sitio, entrando en un contrato original, o en cualquier otro contrato, y eligiendo al hombre ms eminente, o cualquier otro, presente o ausente para que fuera su Gobernador? La llana contradiccin que nuestro Autor encuentra entre esta supuesta transicin y la preservacin de la humanidad por familias individuales, es lo que debo de reconocer que soy incapaz de descubrir. En cuanto a lo de el estado realmente existente de naturaleza aislado del que l habla, cuya nocin, dice,

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    es demasiado absurda para ser admitida seriamente, qu se ha de hacer con ella, es lo que, puesto que l no nos ha dado nocin alguna de ella, no puedo juzgar.

    32. Ms pruebas todava de la oscuridad de todo el pargrafo Algo positivo, sin embargo, en un lugar, parece haber. Estas familias individuales por la que fue efectuada la preservacin de la humanidad; estas familias individuales, nos da a entender, formaron la primera sociedad. Esto es algo con lo que proseguir. Una sociedad pues de una clase o de otra; una sociedad natural, u otra poltica, fue formada. Pondra aqu un caso, y despus propondra una cuestin. En esta sociedad diremos que an no se haba entrado en contrato alguno, ningn hbito de obediencia se haba todava formado. Era sta entonces meramente una sociedad natural, o era poltica? Por mi parte de acuerdo a la nocin de las dos clases de sociedad explicadas anteriormente, no puedo tener dificultad alguna. Era simplemente natural. Pero, de acuerdo con la nocin de nuestro Autor, qu fue ella? Si ya era una poltica, qu nocin nos dara l de ella para que hubiera de ser natural, y por qu azar se habra vuelto la precedente natural en una poltica? S sta no era poltica, qu clase de sociedad entonces vamos a entender que sea poltica? Con qu seal vamos a distinguirla de la natural? A esto, est claro, nuestro Autor no ha dado respuesta alguna. Al mismo tiempo, darle una respuesta, era, si es que era algo, el declarado propsito del largo pargrafo en frente de nosotros.

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    33. Una idea general de su carcter Es hora de que este pasaje de nuestro Autor sea despedido -

    Como entre sus expresiones algunas son de lo ms sorprendente que proporcionan el vocabulario para la materia, y stas se hallan en el ms armonioso orden, desde una miranda distante nada puede ser ms justo: una ms que hermosa pieza de oropel, que rara vez uno ver respuesta en el escaparate de la erudicin poltica. Un paso adelante, y la ilusin se desvanece. Se ve, pues, que consiste, en parte de observaciones autoevidentes, y en parte de contradicciones; en parte en lo que todo el mundo sabe ya, en parte de lo que nadie puede en absoluto entender.

    34. Dificultad en atender este examen A lo largo de ella, lo que me aflige es, no encontrar

    proposiciones como tales, creyndolas falsas, encuentro una dificultad en demostrarlo as: sino el no encontrarse con proposicin alguna, verdadera, o falsa (a menos que haya aqu o all una autoevidente) que pueda encontrarle un sentido. S no puedo encontrar nada positivo a lo que acceder, tampoco puedo por ms contradecirle. De esta ltima clase de trabajo, en efecto, hay mucho menos que hacer para quien quiera, habindolo realizado nuestro Autor mismo, como lo hemos visto, tan dilatadamente.

    Todo ello es, debo de confesarlo, para m un enigma: ms agudo, con diferencia, de lo que soy, debe ser Edipo el que pueda resolverlo. Felizmente no es necesario, a cuenta de lo que quiera que se siga, que tenga que resolverse. Nada se concluye de l. Pues en cuanto a lo que yo encuentre, en s mismo no tiene uso, y ninguno se hace de l. All est, como podra estar

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    en cualquier otra parte, o en ninguna.

    35. Uso que se puede hacer de l Si fuera, pues, posible, no habra utilidad alguna en que se

    resolviera: pero siendo, como lo creo, realmente irresoluble, sera til que se viera que as es. Que la paz sea restaurada en el pecho de tanto estudiante desanimado, que, atrado por las esperanzas de una rica cosecha de instruccin, comete un crimen contra s mismo por su incapacidad de cosechar lo que, en verdad, su Autor no ha sembrado,

    36. El Contrato Original, una ficcin En cuanto al Contrato Original, abrazado a veces y otras

    ridiculizado por nuestro Autor en unas pocas pginas, quiz, puede que no estn mal empleadas en esforzarse por llegar a una nocin precisa sobre su realidad y su uso. La importancia puesta en l anteriormente, y an, quiz, por algunos es tal que lo hace un objeto que no desmerezca de atencin. Mantena las esperanzas, no obstante, hasta que observ la atencin que nuestro Autor prest a esta quimera, que habra sido eficazmente demolida12 por Mr. Humev. Creo que no omos tanto de ella ahora

    v 1. La nocin del contrato original derribada por Mr, Hume. En el tercer volumen de su TREATISE on (sic) HUMAN NATURE (Tratado

    sobre la Naturaleza Humana). Nuestro Autor, pensara uno, jams habra abierto lo suficiente aquel

    celebrado libro: en el que la criminalidad a los ojos de algunos, y los mritos a los ojos de otros han sido desde entonces casi borrados por el esplendor de las ms recientes producciones de la misma pluma. La magnanimidad de nuestro Autor despreciada, acaso, por su circunspeccin temerosa de

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    procurarse instruccin de un enemigo: o, lo que es aun ms probable, que no supiera que aquella materia hubiera sido tratada tanto como aquel penetrante y agudo metafsico, cuyas obras se hallan tan lejos de camino trillado de lo libros acadmicos. Pero aqu, como ocurre, no hay motivos para esos temores. Esos hombres, que tent se alarman ante los peligros de una investigacin libre; aquellos que estn tan ntimamente convencidos de que el ms seguro camino hacia la verdad no es sino el de no or nada ms que la de un lado, nada encontrarn, casi roe atrevo a responder, en lo que ellos consideran veneno en este tercer volumen. No deseara remitir al Lector a ninguna otra parte ms que a esta que, si recuerdo bien, se encuentra libre de las objeciones que se haban precipitado ltimamente, con tanta vehemencia, contra la obra en general* [Por el Dr. Beathe13(sic), en su Essays on the Immutability of the Truth (Ensayos sobre la inmutabilidad de la Verdad).] En cuanto a las dos primeras, el Autor mismo, estoy inclinado a pensar, que no estara l mal dispuesto, por el momento, a unirse a quienes son de la opinin de que se poda, sin una gran prdida para la ciencia de la Naturaleza Humana, prescindir de ellas. Lo mismo se podra decir, tal vez, de una considerable parte de ella. Pero, despus de todas las limitaciones, an habr suficiente para dejar prescritas para la humanidad algunas indelebles obligaciones. Que los fundamentos de toda virtud se hallan en la utilidad, est all demostrado, despus de hechas unas pocas excepciones, con la evidencia de la ms vigorosa fuerza: pero no veo, ms de lo que Helvtius14 vio, qu necesidad haba para las excepciones,

    2. Historia de una mente perpleja por la ficcin Por mi propia parte, recordar, apenas tan pronto como haba ledo aquella parte de la obra en la que se toca esta cuestin, sentirme como si las escamas se hubieran desprendido de mis ojos15. Entonces, por primera vez, aprend a llamar la causa del pueblo la causa de la virtud.

    Quiz un breve bosquejo de las andanzas de una mente sin refinar pero bien intencionada, en su bsqueda de las verdades morales, pueda, en esta ocasin, que no resulte intil: pues la historia de una mente es la historia de muchas. Las escritos del honesto, pero llenos de prejuicios, Conde de Clarendon16, a cuya integridad nada le faltaba, y a su sabidura poco, excepto la fortuna de vivir algo ms tarde; y el contagio con la atmsfera frailesca;

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  • 84 EREMY BENTHAM estas, y otras causas concurrentes, haban odo mis afectos infantiles sobre e! lado del despotismo. El Genio del lugar donde moraba, la autoridad del lugar [Oxford], la voz de la Iglesia con sus solemnes oficios; todas estas cosas me ensearon a considerar a Carlos como a un Mrtir, y a sus oponentes unos rebeldes. Yo vi innovacin, en donde, en efecto, haba innovacin; pero una gloriosa innovacin, era, en sus esfuerzos, sufrirle. Vi falsedad, en donde de verdad la haba, en sus oposiciones a la innovacin. Vi egosmo, y una obediencia a la llamada de la pasin, en los esfuerzos de los reprimidos para salvarse de la opresin. Vi una recia tolerancia consentida en los sagrados escritos del movimiento monrquico: pero ninguna en otro alguno. Vi una pasiva obediencia profundamente estampada con el sello de las virtudes cristianas de la humildad y de la abnegacin.

    Conversando con abogados, los encontr repletos de las virtudes del Contrato Original, como una receta de soberana eficacia para reconciliar la necesidad accidental de la resistencia con el deber general de sumisin. Esta droga suya me la administraron a m para calmar mis escrpulos. Pero mi inexperto estmago se revolva contra su opiato. Les ped que me abrieran aquella pgina de la historia en la que la solemnidad de este importante contrato fuese registrada. Retrocedieron ante mi desafo; tampoco podan ellos, cuando de esta manera se les presionaba, hacer otra cosa que la que nuestro Autor ha hecho, confesar que todo era una ficcin. Esto, pens, saba mal. Me pareca reconocer una mala causa traer una ficcin para apoyarla. Para probar una ficcin, en realidad, me deca, existe una necesidad de ficcin; pero es una caracterstica de la verdad no necesitar de otra prueba que no sea la verdad. Tenis, pues, realmente tal privilegio de acuar los hechos? Estis desperdiciando un argumento sin propsito alguno. Permitos la licencia de suponer que es verdadera, que no lo es, y por lo mismo podis suponer que la proposicin misma es verdadera, que es la que deseabais probar, por medio de la otra que esperbais probar. As continuaba yo, descontento e insatisfecho, hasta que aprend a ver que la utilidad era la prueba y la medida de toda virtud; tanto de la lealtad como de cualquier otra; y que la obligacin de administrar la dicha general, era un obligacin primordial e indispensable para todo el mundo. Habiendo as obtenido la

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    como antes. Las indestructibles prerrogativas de la humanidad no necesitan ser apoyadas sobre los arenosos fundamentos de una ficcin.

    37. Las ficciones en general peligrosas en el presente estado de cosas Con respecto a esta, y a otras ficciones, hubo un tiempo, quiz, en el que tuvieron su utilidad. Con instrumento de esta calaa, no negar sino que algunas obras polticas se han hecho, incluso tiles, que, bajo las circunstancias de las cosas de entonces, difcilmente se habra hecho con otras. La temporada de la Ficcin, sin embargo, se ha acabado ya: tanto ms cuanto que lo que anteriormente poda tolerarse y aceptado bajo ese nombre, sera, si ahora se pretendiera ponerlo en pie, censurado y estigmatizado bajo las ms arduas apelaciones de robo o de impostura. Intentar introducir uno nuevo, sera ahora un crimen: para cuya razn existe mucho peligro, sin utilidad alguna, en jactarse y propagar lo que ya se ha introducido. Al punto del criterio poltico, el universal avance del conocimiento ha ascendido en cierta manera a la humanidad a un mismo nivel entre s: tampoco ahora se encuentra hombre alguno tan elevado por encima de sus semejantes, que se tuviera que permitir la peligrosa licencia de engaarles para su propio bien.

    instruccin de la que me hallaba necesitado, me sent para sacar provecho de ella. Me desped del contrato original: y se lo dej a quienes se divierten con este chisme, que podan pensar en necesitarlo.

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  • 86 JEREMY BENTHAM

    38. sta tena un uso momentneo En cuanto a la ficcin que tenemos ahora delante, por su

    carcter de argumentum ad hominen que vino cuando lo hizo, y que se utiliz como fuera, obtuvo su admiracin.

    Que los contratos, cualquiera que sea el que los suscriba, deben de ser respetados; - que los hombres estn obligados por los contratos, son proposiciones que los hombres, sin saber o preguntar por qu, estaran universalmente dispuestos a aceptar. La observancia de las promesas es algo a lo que haban estado habituados a ver constantemente reforzado. Haban estados acostumbrados a ver a los reyes, as como a otros, a comportarse como si estuvieran obligados por ellas. Esta proposicin, pues, de que los hombres estn obligados por contratos; y esta otra, que, si una parte no cumple la suya, la otra est libre de la suya, siendo proposiciones que ningn hombre disputa, fueron proposiciones a las que ningn hombre se le exigi demostrar. En teora fueron asumidas como axiomas: y en la prctica fueron observadas como reglasw. Si, en cualquier ocasin, se pens que era apropiado montar un espectculo para demostrarlas, era ms por razn de la forma que por cualquier otra cosa: y, antes a manera de un recordatorio o instruccin para ganarse a la audiencia, que a la manera de una demostracin en contra de sus oponentes. En una ocasin semejante la comitiva de frases de lugares comunes estaba

    w Un acuerdo o contrato (pues las dos palabras en esta ocasin, por lo menos, son usadas con el mismo sentido) puede, creo, ser definido, como un par de promesas, hechas recprocamente entre dos personas, la que promete en consideracin de la otra.

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    a la mano; la Justicia, la Razn Verdadera lo requera, la Ley de la Naturaleza lo ordenaba, y otras parecidas; todas las cuales no son sino tantas maneras de intimidar a un hombre para que est firmemente persuadido de la verdad de sta o de esa proposicin moral, aunque ni l lo crea ni lo necesite, o encuentre que no pueda decir por qu. Los hombres estaban demasiado obvia y generalmente interesados en la observancia de estas normas para entretener dudas sobre la fuerza de cualquiera de los argumentos que vieron empleados en su apoyo. - Es una vieja observacin cmo el Inters suaviza el camino a la Fe.

    39. Los trminos del supuesto contrato estipulados Un contrato, pues, se dijo, fue contrado por el Rey y el Pueblo: cuyos trminos fueron a este efecto. El Pueblo, por su parte, prometi al Rey una obediencia general. El Rey, por su parte, prometi gobernar al pueblo siempre de tal manera particular que tuviera que estar al servicio de su felicidad. No insisto en las palabras: me ocupo solamente de los sentidos; en la medida en que un compromiso imaginario, tan libre como distintamente acuado por quienes lo han imaginado, sea capaz de cualquier decidida significacin. Asumiendo entonces, como una norma general, que las promesas, cuando son hechas, deben de ser cumplidas; y, como punto de hecho, que una promesa a este efecto en particular hubiera sido hecha por la parte en cuestin, los hombres estaran ms dispuestos a considerarse ms cualificados para juzgar cuando fue rota aquella promesa, que a decidir directamente y abiertamente sobre la delicada

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  • 88 JEREMY BENTHAM

    cuestin de cundo fue que un Rey actu tanto ms en oposicin a la felicidad de su pueblo, que mejor hubiera sido que no le obedecieran por ms tiempo.

    40. Establecido as generalmente, no podra eximir a los hombres de entrar en la cuestin sobre la utilidad, como se pensaba

    Es manifiesto, sobre muy poca consideracin, que nada se gan con esta maniobra despus de todo: ninguna dificultad se elimin con ella. Si era an necesaria, y lo era tanto como nunca, que la dificultad que los hombres procuraron evitar se tendra que decidir, a fin de determinar la cuestin que ellos pensaran sustituir en su lugar. Aun era necesario determinar si el Rey en cuestin haba o no actuado en oposicin a la felicidad de su pueblo, que fuera mejor que no le obedeciera por ms tiempo; a fin de determinar si la promesa que se supuso que l haba hecho, se haba o no roto. Porque cul era la supuesta significacin de esta promesa? No era otra que la que ya ha sido mencionada.

    41. Tampoco si se estableciera particularmente, podra responder a lo que era propuesta por ella

    Sea dicho, que parte, al menos, de esta promesa era la de gobernar en sumisin a la Ley: de ah que un norma ms precisa se haya establecido para su conducta gracias a su supuesta promesa que otra norma ambigua y general gobierne al servicio de la felicidad de su pueblo: y que, gracias a esta, sea la letra de la Ley la que forme el tenor de la norma.

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    Ahora bien, verdad es que el gobierno en oposicin a la Ley es una manera de gobernar en oposicin a la felicidad al pueblo: el resultado natural de semejante desprecio hacia la Ley es que, si, en efecto, no la destruye, la amenaza con la destruccin de todos aquellos derechos y privilegios que se fundan en ella: derechos y privilegios de cuyo disfrute depende esa felicidad. Pero sin embargo no es que esto se pueda seguramente tomar como todo el apoyo de la promesa en cuestin: y eso por varias razones. Primera, porque el ms malicioso, y bajo ciertas constituciones el ms factible, mtodo de gobierno en oposicin a la felicidad del pueblo, es el de establecer la Ley misma en oposicin a su felicidad. Segunda, porque es un caso muy verosmil un Rey puede, en un alto grado, daar la felicidad de su pueblo, sin violar la letra de ninguna ley en particular. Tercera, porque pueden ocurrir ocasiones extraordinarias, ahora y entonces, en las que la felicidad del pueblo se pueda promover mejor actuando, por el momento, en oposicin a la Ley que bajo su sumisin. Cuarta, porque no hay una sola violacin de la Ley, como tal, que pueda propiamente ser tomada como una ruptura de su parte del contrato, de manera que se haya de entender como si el pueblo hubiera sido relevado de la obligacin de cumplir la suya. Pues, para abandonar la ficcin, y resumir el lenguaje de la verdad llana, apenas si hay una sola violacin de la Ley que, al ser cometida, pueda producir tanta desgracia que sobrepase la probable desgracia de resistirla. Si cada instancia de cualquiera que sea esa violacin se fuera a considerar una completa disolucin del contrato, un hombre que llegue a

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  • 90 JEREMY BENTHAM

    reflexionar apenas encontrara alguna parte, creo, bajo el sol, en la que el gobierno se le pueda ayudar a subsistir ms de veinte aos. Est claro, por consiguiente, que para aprobar cualquier coherente decisin sobre la cuestin que los inventores de esta ficcin sustituyeran en lugar de la verdadera, todava an era necesario que la ltima se decidiera. Todo lo que ganaron con su artilugio fue la conveniencia de decidirla oblicuamente, como as fue, y a golpe de veleta - es decir, de una manera cruda y precipitada, sin una directa y segura investigacin.

    42. Tampoco es este un principio original e independiente Pero, despus de todo, por qu razn los hombres deben de cumplir sus promesas? Al punto en el que se da cualquier razn inteligible es sta: que es por el beneficio de la sociedad que se tengan que cumplir; y si no lo hace, entonces, por lo que respecta al castigo, se le ha de hacer que las cumplan. Es por el beneficio de todo el nmero por lo que las promesas de cada individuo se debera de cumplir: y antes de que no se tengan que cumplir, los individuos que no las cumplan deberan de ser castigados. Si se preguntara qu os parece?, la respuesta est a mano: -Tal es el beneficio que se gana, y la desgracia que se evita al cumplirlas, en tanto que compensa mucha ms la desgracia de tanto castigo como requisito para obligar a los hombres. Si la dependencia de beneficio y desgracia (esto es, de placer y de dolor) sobre la conducta de los hombres a este respecto, como aqu se ha establecido, es una cuestin de hecho, se ha de decidir de la misma manera que todas las cuestiones de

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    hecho se han de decidir, por testimonio, observacin y experienciax.

    43. Ni puede valer para probar cualquier cosa, sino lo que se puede demostrar mejor sin l Si es entonces sta, y no otra, la razn por la que los hombres han de cumplir sus promesas, a saber, que lo hagan por el beneficio de la sociedad, es una razn que bien se puede dar de un vez de por qu los Reyes, por una parte, al gobernar, tendran en general que mantenerse dentro de las Leyes establecidas, y (por hablar universalmente) abstenerse de tales medidas que tiendan a la infelicidad de sus sbditos; y, de otra parte, por qu los sbditos tendran que obedecer al Rey en tanto que se conduzcan as, y no por ms tiempo; por qu en suma tendran que obedecer en tanto que las probables desgracias de la obediencia sean menores que las probables desgracias de la resistencia: por qu, en una palabra,

    x La importancia que la observancia de las promesas tiene para te dicha de la sociedad, es situada en un sorprendente y satisfactorio punto de vista, en una pequea fbula de MONTES-QUIEU, titulada The History of the Troglodytes17 (La Historia de los Trogloditas)*. Los trogloditas son un pueblo que no presta consideracin a las promesas. Ante las consecuencias naturales de esta disposicin, van cayendo de una escena de miseria en otra; hasta que al fin son exterminados. El mismo filsofo, en su Spirit of Laws (El Espritu de las Leyes), copiando y refinando sobre la misma jerga, se inventa una ley para este y otros propsitos, despus de definir una Ley como una relacin. Cunto ms instructivo resulta en esta cabeza la fbula de los Trogloditas que la pseudo-metafsica sofistera del Espirit des Loix!

    Ver la Coleccin de sus Obras.

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  • 92 JEREMY BENTHAM tomando todo el cuerpo en su conjunto, es su deber obedecer, slo en tanto que sea por su inters y no durante ms tiempo. Siendo este el caso, qu necesidad hay de decir de uno que PROMETI as gobernar; y de los otros, que PROMETIERON as obedecer, cuando la realidad es de otra manera?

    44. El Juramento de la Coronacin no surge de esta nocin

    Es verdad que en este pas, de acuerdo a las antiguas formas, alguna clase de vaga promesa de buen gobierno se realiza por los Reyes en la ceremonia de su Coronacin: y dejemos que las aclamaciones, quiz dadas, quiz no, por personas casuales fuera de la multitud que los rodea, sean instituidas como una promesa de obediencia de parte de toda la multitud: toda la multitud misma, una pequea gota reunida junta por casualidad en el gran ocano del Estado: y dejemos que las dos promesas as hechas se consideren que hayan creado un contrato perfecto: - no que uno de los dos sea declarado que sea de la consideracin del otroy.

    45. La obligacin de una promesa no se mantendr contra la de utilidad: en tanto que de utilidad lo har en contra de esa promesa Saquemos el mximo partido de esta concesin, un experimento hay por el que todo hombre que reflexione puede satisfacerse, creo, ms all de toda duda, ste es la consideracin de la utilidad, y no

    y Vide supra par. 38, nota w.

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 93 otra, que secretamente pero inevitablemente, haya gobernado su juicio en todos estos asuntos. El experimento es fcil y decisivo. No es sino darle la vuelta, en suposicin, en primer lugar al significado de la promesa particular as simulada; en siguiente lugar, el efecto en el punto de utilidad de la observancia de la promesa en general. - Supongamos que el Rey prometiera que l gobernara sus sbditos no de acuerdo a la Ley; no con la idea de promover su felicidad: le obligara esto a l? Supongamos que el pueblo prometiera que le obedecera a l en todas las circunstancias, que gobierne como l quiera; que gobierne para su destruccin. Les obligara esto a ellos? Supongamos que el constante y el universal efecto de una observancia de las promesas fuera a producir desgracia, sera entonces un deber de los hombres cumplirlas? Sera entonces acertado hacer Leyes, y aplicar castigo para obligar a los hombres a observarlas?

    46. Una falacia sorteada No (quiz se pueda responder) pero por esta razn;

    entre las promesas, algunas hay que, como todo el mundo admite, son invlidas: ahora bien estas que habis estado suponiendo, son indisputablemente de ese nmero. Una promesa que es en s misma invlida, no puede, es verdad, crear una obligacin. Pero permitid que la promesa sea vlida, y es la promesa misma la que crea la obligacin, y nada ms. La falacia de este argumento es fcil de percibir. Porque qu es aquello, pues, de lo que depende la validez de la promesa?, qu es aquello que estando presente la hace vlida?, qu es lo que estando ausente la hace invlida? Reconocer queEs

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  • 94 JEREMY BENTHAM

    cualquier promesa puede ser invlida es reconocer que si cualquier otra es obligatoria, no lo es meramente porque sea una promesa. Esa circunstancia, pues, cualquiera que sea, sobre la que depende la validez de la promesa, esa circunstancia, digo, y la promesa misma debe, est claro, ser la causa de la obligacin que una promesa es capaz en general de llevar con ella.

    47. La obligacin de una promesa, incluso si fuera independiente, no se hara lo suficiente extensiva para el propsito Ms lejos an. Admtase, por razn del argumento, lo que hemos rebatido: admtase que la obligacin de una promesa sea independiente de cualquier otra cosa: admtase que una promesa es obligatoria propi vi - A quin obliga entonces? Al que ciertamente la hace. Admtase esto: Por qu razn es la misma promesa individual la que tiene que obligar a quienes nunca la hicieron? El Rey, hace cincuenta aos, prometi a mi bisabuelo gobernarle de acuerdo a la Ley: mi bisabuelo, hace cincuenta aos, prometi al Rey obedecerle de acuerdo a la Ley. El Rey, ahora mismo, prometi a mi vecino gobernarle de acuerdo con la Ley: mi vecino, ahora mismo, prometi al Rey obedecerle de acuerdo con la Ley. - Siendo as - Qu son, todas o algunas de esas promesas, para m? Para dar una respuesta a esta cuestin, a algn otro principio, es manifiesto, se debe de recurrir antes que el de la obligacin intrnseca de la promesa sobre aquellos que la hacen.

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    48. Pero el principio de UTILIDAD es enteramente suficiente Ahora bien, este otro principio que todava recurre sobre nosotros, qu otro puede ser que el principio de UTILIDAD?Z El principio que nos suministra esa razn, que no depende slo

    z Esta denominacin ha sido despus aadida, o substituida por el principio de la mxima dicha o mxima felicidad: ste, por brevedad, en lugar de decir, por extenso, que es el principio que establece la mxima felicidad de todos los que tienen inters en la cuestin, siendo el fin correcto y adecuado, y el nico correcto y adecuado y universalmente deseable de la accin humana: de la accin humana en cada situacin; y, en particular, en aquella del funcionariado, o del conjunto de funcionarios, que ejercen los poderes del gobierno. La palabra utilidad no apunta claramente a la idea de placer y dolor, como las palabras dicha y felicidad lo hacen: tampoco nos conduce a la consideracin sobre el nmero de los intereses afectados: al nmero, como a la circunstancia que contribuye, con la mayor proporcin, en la formacin de la medida que est aqu en cuestin; la medida de lo bueno y de lo malo, que por s sola es la propiedad de la conducta humana, en cada situacin, que pueda ser debidamente procurada.

    Esta carencia de una conexin suficientemente manifiesta entre las ideas de dicha y placer de tina parte, y la idea de utilidad por otra, la he encontrado aqu y all actuando, y no sino con demasiada eficiencia, como una obstculo para su aceptacin, que de otra manera hubiera logrado este principio.

    Para una ulterior elucidacin del principio de utilidad, o del principio de la mxima dicha, le puede resultar de alguna satisfaccin al lector, ver una nota insertada en la segunda edicin, ahora en prensa, de la ltima obra del Autor, titulada An Introduction to the Principles of Morals and Legislation (Una Introduccin a los Principios de la Moral y de la Legislacin). En el captulo I, adjuntado al pargrafo xiii hay una nota con estas palabras: El principio de utilidad (he odo que se ha dicho) es un principio peligroso: es peligroso en ciertas ocasiones consultarlo. Esto es tanto como decir - qu?, que no est en consonancia con la utilidad consultar la utilidad; en suma, que es no consultarlo, consultarlo. Es

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  • 96 JEREMY BENTHAM

    En la segunda edicin, a esta sota se le aade el siguiente pargrafo. Explicacin, escrita el 12 de julio de 1822, relativa a la nota anterior.

    No mucho tiempo despus de la publicacin del Fragment on Government, Anno 1776, en el que, en calidad de principio que todo lo abarca (all-comprehensive) y por lo que todo se determina (all-cammanding), el principio de utilidad fue puesto en consideracin, una persona que daba a entender una observacin que hizo Alexander Wedderburn, en ese tiempo Fiscal o Procurador General, despus sucesivamente Magistrado Jefe del Tribunal de Apelaciones, y Canciller de Inglaterra, bajo los ttulos sucesivos de Lord Loughborough y Conde de Rosslyn. Fue hecha no, en efecto, en mi presencia, sino en la presencia de otra persona, que fue la que casi inmediatamente me la comunic a m. Lejos de ser contradictoria, fue (lo s ahora y lo confieso) una sagaz y verdadera observacin. Para aqul distinguido funcionario, el estado del gobierno era perfectamente comprendido; para el oscuro individuo, en ese tiempo, no tanto como se supona ser; sus disquisiciones aun no se haban aplicado, con algo de consideracin genrica, al campo del Derecho Constitucional, ni por consiguiente a aquellas caractersticas del gobierno ingls, por el cual la mxima dicha del que manda, con o sin la de los pocos favorecidos, son ahora tan claramente vistas que son los nicos fines a cuya finalidad ha sido en cualquier tiempo dirigido. El principio de utilidad era un apelativo, en ese tiempo empleado - empleado por m, como lo haba sido por otros, para designar aquello que, en una manera ms perspicua e instructiva, puede ser como antes designado por el nombre del principia de la mxima felicidad. Este principio (dijo Wedderburn) es uno peligroso. Al decirlo as, deca lo que, hasta cierto punto, es estrictamente verdadero; un principio, que establece, como e1 nico correcto y justificable fin del gobierno, la mxima dicha para el mximo nmero - cmo se puede negar que sea peligroso?, peligroso para cualquier gobierno, que tenga por su fin real u objeto, la mxima felicidad de unos cuantos, con o sin la adicin de algn nmero comparativamente pequeo de otros, a quien le resulta una cuestin de placer o de acuerdo admitir a cada uno de ellos, a compartir su preocupacin, sobre la base de tantos participantes ms jvenes.

    UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO 97

    de razn mayor alguna, sino que es en s mismo la nica y la suficiente razn completa en toda cuestin de prctica, sea la que sea.

    Peligroso realmente era, por consiguiente, para el inters - el siniestro inters de todos aquellos funcionarios, incluido l mismo, cuyo inters era el de potenciar al mximo el retraso, la vejacin y el gasto en los procedimientos judiciales y en otros, por el bien del beneficio que extraan del gasto. En un gobierno que tuviera a la vista el fin de la mxima dicha para el mximo nmero, Alexander Wedderburn podra haber sido Fiscal General y Canciller despus; pero no habra sido Fiscal General con 15.000 libras al ao, ni Canciller, con nobleza, con veto sobre toda justicia, con 25.000 libras al ao, y con 500 sinecuras a su disposicin bajo el nombre de beneficios eclesisticos adems et caeteras - Nota del Autor, 12 de julio de 1822.

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