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La socialidad del sexo dispersor: Naturaleza de los lazos y relaciones sociales de las hembras en un grupo de monos araña café, Ateles hybridus, en el Magdalena Medio de Colombia. Ramírez Amaya, Sebastián. Director: Dr. Andrés Link Trabajo de Fin de Grado Departamento de Ciencias Biológicas Universidad de Los Andes Enero de 2014 RESUMEN El mantenimiento de relaciones sociales fuertes, equitativas y duraderas a través del tiempo, confiere un sin número de beneficios directos sobre el éxito reproductivo de los individuos. En primates, el uso de diferentes recursos críticos determina las diferentes estrategias sociales que tienen los machos y las hembras. Varios estudios han sugerido que los lazos más fuertes y duraderos surgen entre individuos del sexo filopátrico. Sin embargo, investigaciones recientes en chimpancés y monos araña han evidenciado lazos sociales fuertes entre individuos del sexo dispersor, aun en la ausencia de cualquier parentesco genético. Este estudio describe el comportamiento social de un grupo de 13 monos araña café (Ateles hybridus) en un ecosistema altamente fragmentado y amenazado principalmente por sistemas de pastoreo en el Magdalena Medio colombiano. Desde el 2009 y hasta el 2012 se colectaron datos comportamentales sobre patrones de asociación, proximidad y comportamientos sociales de un grupo de monos araña, con los cuales se calcularon índices de asociación para todos los individuos del grupo. Nuestros resultados evidenciaron patrones de agrupamiento selectivos y constantes para las hembras a lo largo de los cuatro años de estudio. Todas las pruebas realizadas reflejaron índices de asociación más altos para hembras que para machos. Adicionalmente, mediante pruebas de permutación se discriminaron las relaciones sociales mayores y menores a lo esperado por el azar. Los resultados de este estudio sugieren que para el sexo dispersor, la formación de lazos sociales no sigue una distribución esperada por el azar, donde los individuos se agrupen egalitariamente por razones ecológicas, sino que por el contrario se asocian como una consecuencia de sus

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La socialidad del sexo dispersor: Naturaleza de los lazos y relaciones sociales de las hembras en

un grupo de monos araña café, Ateles hybridus, en el Magdalena Medio de Colombia.

Ramírez Amaya, Sebastián.

Director: Dr. Andrés Link

Trabajo de Fin de Grado

Departamento de Ciencias Biológicas

Universidad de Los Andes

Enero de 2014

RESUMEN

El mantenimiento de relaciones sociales fuertes, equitativas y duraderas a través del tiempo,

confiere un sin número de beneficios directos sobre el éxito reproductivo de los individuos. En

primates, el uso de diferentes recursos críticos determina las diferentes estrategias sociales que

tienen los machos y las hembras. Varios estudios han sugerido que los lazos más fuertes y

duraderos surgen entre individuos del sexo filopátrico. Sin embargo, investigaciones recientes en

chimpancés y monos araña han evidenciado lazos sociales fuertes entre individuos del sexo

dispersor, aun en la ausencia de cualquier parentesco genético. Este estudio describe el

comportamiento social de un grupo de 13 monos araña café (Ateles hybridus) en un ecosistema

altamente fragmentado y amenazado principalmente por sistemas de pastoreo en el Magdalena

Medio colombiano. Desde el 2009 y hasta el 2012 se colectaron datos comportamentales sobre

patrones de asociación, proximidad y comportamientos sociales de un grupo de monos araña, con

los cuales se calcularon índices de asociación para todos los individuos del grupo. Nuestros

resultados evidenciaron patrones de agrupamiento selectivos y constantes para las hembras a lo

largo de los cuatro años de estudio. Todas las pruebas realizadas reflejaron índices de asociación

más altos para hembras que para machos. Adicionalmente, mediante pruebas de permutación se

discriminaron las relaciones sociales mayores y menores a lo esperado por el azar. Los

resultados de este estudio sugieren que para el sexo dispersor, la formación de lazos sociales no

sigue una distribución esperada por el azar, donde los individuos se agrupen egalitariamente por

razones ecológicas, sino que por el contrario se asocian como una consecuencia de sus

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interacciones sociales. Interacciones que incluso pueden ser más fuertes y estables en el tiempo

que las del sexo filopátrico.

Palabras claves: Hembras, índices de asociación, socialidad, filopatría, pruebas de permutación,

monos araña, Ateles hybridus.

ABSTRACT

The consolidation of strong, equitable and long lasting social relationships confers a great number

of benefits to individual´s reproductive success. In primates, the optimal use of different resources

determines different social strategies for males and females. Many studies have suggested that

strong and long lasting bonds generally appear within individuals of the philopatric sex.

Nonetheless, recent findings on chimpanzees and spider monkeys have demonstrated the

consolidation of strong social bonds between individuals of the dispersal sex, even in the absence

of close genetic relations. This study describes the social behavior of 13 brown spider monkeys

(Ateles hybridus) on a highly fragmented and threatened habitat in the Magdalena Valley of

Colombia. From 2009 and until 2012, we collected behavioral data on spider monkey´s social

behavior and association and proximity patterns for all individuals of the group. Our results

revealed selective grouping patterns for females throughout the duration of the study. All our

analyses evidenced higher association indexes for females than males. Also, through permutation

tests we were able to find higher and lower associations than expected by random chance alone.

These results suggest that for females, the dispersing sex in spider monkeys, the formation of

social bonds does not follow a random distribution, where individuals aggregate on an egalitarian

basis due to ecological reasons, but instead, they aggregate as a consequence of their selective

social interactions. These interactions are more frequent, and as strong as those expected for male

spider monkeys.

Key words: Females, association indexes, sociality, philopatry, permutation tests, spider monkeys,

Ateles hybridus, dispersal sex.

INTRODUCCIÓN

Desde su comienzo en la década de los años 60, la teoría socioecológica ha buscado resaltar las

diferentes maneras en que factores sociales y ecológicos influyen sobre el surgimiento y el

mantenimiento de las relaciones sociales en primates humanos y no humanos. {Wrangham, 1980

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#10717;van Schaik, 1989 #4287;Sterck, 1997 #7777;van Hooff, 1994 #4010}. El modelo

socioecológico propone que la formación de lazos o relaciones fuertes y afialiativas entre

individuos del mismo sexo, está fuertemente limitado por situaciones donde los recursos

requeridos para optimizar el éxito reproductivo de los individuos, estén distribuidos de tal manera

que [1] permitan el uso simultaneo por varios individuos, [2] sean defensibles ante otros

competidores y [3] sean lo suficientemente valiosos para que valga la pena defenderlos. Debido a

que en primates los recursos críticos que limitan el éxito reproductivo son diferentes para machos

y para hembras {Trivers, 1972 #6629}, la naturaleza y calidad de los lazos sociales de cada sexo

también va a ser diferente entre estos.

Según lo anterior, se esperaría que se formen fuertes lazos sociales entre las hembras de un

grupo social cuando, mediante la cooperación con otras hembras, éstas sean capaces de mejorar

el acceso a recursos críticos para optimizar su reproducción, lactancia y el cuidado de sus crías

{Wrangham, 1980 #10717;van Schaik, 1989 #4287;Sterck, 1997 #7777}. Así mismo, se espera que

estos involucren principalmente a individuos emparentados genéticamente, en parte, debido a los

beneficios inclusivos en términos de éxito reproductivo. Alternativamente, para muchas de las

hembras en sociedades de primates, los individuos disponibles para formar una coalición por lo

general están emparentados genéticamente debido a que la explotación de los recursos

necesitados por las hembras favorece la filopatría de este sexo {Isbell, 1991 #3761;Isbell, 2002

#1142}.

Para los machos, que por lo general invierten menos energía que las hembras en el cuidado de las

crías, su éxito reproductivo se encuentra principalmente limitado por el acceso a la reproducción y

a las oportunidades de copular con hembras fértiles {Trivers, 1972 #6629}. Por ende, se esperaría

que dichos lazos y cooperación sean menos comunes entre los machos que entre hembras. Así,

esta cooperación tendrá lugar principalmente por el acceso a hembras, donde varios individuos

realizan el mismo comportamiento para alcanzar una meta en común. De esta manera, la

socialidad de los machos se puede definir como una estrategia colectiva para el control del acceso

a la reproducción {Stanford, 1998 #15}. Sin embargo, existe evidencia clara de la formación de

lazos entre machos emparentados genéticamente {van Hooff, 1994 #4010}. En efecto, en

diferentes especies de primates se determinó que los lazos sociales más fuertes y persistentes

surgen entre individuos del sexo filopátrico, como es el caso de machos en chimpancés {Mitani,

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2009 #5622} y de hembras en babuinos que viven en pequeños grupos de individuos

emparentados y reflejan relaciones sociales estables y duraderas {Silk, 2012 #14}.

En la última década, varios estudios han encontrado que los miembros del sexo “dispersor”

(quienes tienen una menor probabilidad de vivir como adultos en un grupo social donde haya

individuos cercanamente emparentados en términos genéticos) también forman y mantienen

fuertes asociaciones con otros miembros del mismo sexo, aun cuando no existe parentesco

genético {Lehmann, 2009 #8649;Langergraber, 2009 #11067;Schülke, 2010 #11838;Ramos-

Fernández, 2009 #1456}. Este patrón de asociaciones entre individuos no emparentados también

se podría explicar considerando que individuos del mismo sexo que se dispersan de su grupo natal

pueden obtener beneficios al formar lazos entre sí.

Lo anterior sugiere un rol reducido de la selección por parentesco en los patrones de formación

de los lazos sociales, mientras que la distribución de los recursos y la competencia entre los

miembros del grupo, influencian en mayor medida la naturaleza de las relaciones entre

individuos del mismo sexo. Estos cambios en la socialidad pueden estar determinados por las

diferencias en la competencia intragrupal debido a disponibilidad de recursos y también por

efectos de presión por depredación {Lehmann, 2009 #12}. Es en este punto donde explicaciones

alternas para entender la evolución de la formación de lazos sociales y otros comportamientos

afiliativos, sin tener en cuenta el parentesco genético –basadas en mutualismo, reciprocidad y

mecanismos políticos donde la cooperación y otros comportamientos prosociales pueden

emerger-, se vuelven relevantes (de Waal 1982; Noë and Hammerstein 1994; Nowak 2006;

Clutton-Brock 2009).

En la actualidad se conoce que el mantenimiento de relaciones sociales fuertes, equitativas y

duraderas a través del tiempo, confieren un sin número de beneficios directos en el éxito

reproductivo de los individuos{Silk, 2012}. Es un mecanismo eficaz para reducir índices de

competencia entre individuos del mismo sexo, aumentar la tolerancia entre individuos

dominantes y subordinados y reducción en los niveles de stress{Lehmann, 2009 #12}. Por lo tanto

una buena interacción social puede asegurar el éxito reproductivo de los individuos y en el caso

de las hembras puede proporcionar medios adecuados para la cría y supervivencia de los

infantes{Eberle, 2006 #4}.

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Los monos araña, junto con los chimpancés, bonobos y humanos, constituyen unas de las pocas

especies de primates donde las hembras se dispersan de su grupo natal, mientras que los machos

son principalmente filopátricos {Di Fiore, 2009 #8388;Shimooka, 2008 #11677}. Por ende, estos

primates constituyen un buen modelo para analizar y comparar la existencia e importancia de las

relaciones sociales del mismo sexo entre hembras, en este caso en sociedades patrilocales. En los

monos araña, los machos dirigen la mayoría de sus comportamientos afiliativos hacia otros

machos adultos {Link, 2009 #11665;Slater, 2009 #382;Fedigan, 1984 #9222}, mientras que

agresiones intragrupales entre machos son poco frecuentes.. A su vez, los machos se asocian

preferencialmente con otros machos en comportamientos riesgozos como patrullajes y defensa

del territorio{Aureli, 2006 #10095;Link, 2011 #11844}.

No obstante estos trabajos, es poco lo que se conoce en cuanto a la socialidad del sexo dispersor

en primates. Existen pocos estudios para el género Ateles, y los que tratan este tema están

concentrados en estudios en Centroamérica para Ateles geoffroyi, en donde se examinan estas

relaciones sociales en detalle {Slater, 2007 #64;Slater, 2009 #382;Fedigan, 1984 #9222;Asensio,

2008 #2094}. Todos estos estudios concluyen que las asociaciones entre hembras son mas débiles

que las asociaciones entre los machos{Fedigan, 1984 #9222} y enmarcan las relaciones sociales de

las hembras en la categoria de dispersión-egalitaria {Sterck, 1997 #16}. Se asume que las hembras

habitualmente se dispersan de un grupo a otro, y no forman coliciones ni lazos estables o

relaciones jerárquicas a través del tiempo{Kappeler, 2002 #8}. Sin embargo, nuestros análisis

preliminares y las publicaciones recientes de Ramos-Fernandez et al 2009, sugieren que los

índices de asociación entre diadas específicas de hembras en ecosistemas perturbados y pristinos,

reflejan valores extremos (altos y bajos). Estos resultados aportan evidencia de la existencia de

relaciones sociales diferenciadas, no egalitarias, y probablemente afiliativas (y antagónicas) entre

las hembras en monos araña. Para chimpancés y bonobos, donde la dispersión por parte de las

hembras es común, estudios recientes han demostrado que las hembras pueden llegar a formar

lazos sociales fuertes y estables en el tiempo, aún al no estar genéticamente emparentadas

{Lehmann, 2008 #6512;Lehmann, 2009 #8649;Parish, 2000 #11847;Furuichi, 2011

#11848;Wakefield, 2008 }.

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Al analizar en conjunto los factores que influyen sobre las relaciones que existen entre las

hembras en un grupo de monos araña en condiciones naturales, este estudio aporta al

conocimiento sobre la naturaleza de las relaciones sociales de las hembras en primates {Lehmann,

2009 #8649;Ramos-Fernández, 2009 #1456;Langergraber, 2009 #11067}, y ayuda a la

caracterización de un modelo socioecológico de las relaciones sociales de las hembras. Así mismo,

este proyecto aporta al conocimiento de la historia natural de este linaje, que ha tenido una

marcada convergencia comportamental con chimpancés y bonobos, ya que aporta información en

varios aspectos del comportamiento y la organización social. Por último, genera un marco teórico

acerca de la naturaleza de las relaciones sociales entre hembras de sociedades humanas de

pequeña escala (ej, cazadores y recolectores).

MÉTODOS

Este estudio se realizó sobre un grupo de monos araña café (SJ-1) el cual ha sido estudiado

ininterrumpidamente desde el año 2009 en la Hacienda San Juan del Carare, municipio de

Cimitarra, departamento de Santander, Colombia. Esta zona del Magdalena Medio, ha sido

fuertemente explotada por el hombre para actividades como la ganadería extensiva y los

monocultivos, por lo que gran parte de su cobertura vegetal histórica ha sido transformada en

paisajes con diferentes niveles de fragmentación. El área de estudio comprende un fragmento de

bosque de aproximadamente 70 Ha, y se encuentra completamente rodeado por potreros

dedicados al pastoreo, sábanas inundables y el Río San Juan. El régimen de lluvias en el área de

estudio es bimodal, con sus máximas precipitaciones hacia los meses de Mayo y Noviembre. El

bosque permanece inundado por aguas blancas provenientes del Rio Magdalena por periodos que

oscilan entre unos pocos días y varias semanas.

El grupo de estudio de monos araña café se habituó durante el año 2008 y a comienzos del 2009

ya se encontraba habituado a la presencia humana, y cada individuo podía ser fácilmente

reconocido desde entonces por rasgos faciales, o marcas únicas en su cuerpo (ej: manchas en

genitales, ausencia/fractura de dedos, cicatrices).Para este estudio solo se tuvieron en cuenta

individuos adultos, ya que los juveniles e infantes generalmente están asociados con sus madres.

Por ende, no solo reflejan niveles de asociación relativamente altos sino que sus asociaciones

sociales no son independientes de las de sus madres {Whitehead, 1997}.

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Se obtuvieron 59140 observaciones para los cuatro años de seguimiento. El número de individuos

para fue de 27 individuos donde se registraron 6 hembras adultas, un total de 12 crias, 2 juveniles

y 7 machos adultos.

Composición de cada subgrupo

Los individuos del grupo de estudio fueron seguidos durante aproximadamente 20 días del mes,

utilizando el método de muestreo de animal focal (Altmann 1974), con seguimientos que

comenzaban desde el amanecer hasta el anochecer. Durante estos seguimientos se tomaron datos

comportamentales sobre los patrones de asociación, patrones de proximidad y comportamientos

sociales, afiliativos ó antagónicos. Debido a que en las sociedades del género Ateles, los individuos

se encuentran muy espaciados entre sí (patrones de agrupación de fisión-fusión), no fue posible

implementar un cronograma en donde todos los individuos tuvieran la misma intensidad de

muestreo. La selección del animal focal fue escogida de acuerdo a las oportunidades presentes en

el momento de encontrar el grupo (presencia-ausencia de un individuo), procurando balancear en

lo posible la intensidad de muestreo.

Durante los seguimientos focales, se identificaron los integrantes iniciales del subgrupo que

contenía al animal focal y posteriormente, cada 15 minutos se realizó un muestreo donde se

determinó la composición del subgrupo a través del día. Se registraron eventos de “fusión” cuando

se detectó la presencia de nuevos individuos, y se determinaron eventos de “fisión” cuando un

miembro del subgrupo focal se alejó y ausentó del subgrupo por más de una hora (excluyendo los

eventos de descanso). Todos los individuos que se registraron para cada observación de 15

minutos, fueron catalogados como pertenecientes al mismo subgrupo para esa observación en el

tiempo. De esta manera, se obtuvieron a lo largo del seguimiento los diferentes subgrupos en los

que el animal focal participó en el día.

Índices de asociación

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Los índices de asociación son una medida de la proporción del tiempo que dos individuos se

encuentran juntos, balanceado por el muestreo que se realizó sobre los miembros del grupo. Para

este estudio estos índices fueron calculados de dos maneras diferentes [1] para determinar y

poder graficar (Ver Redes Sociales abajo) con NetDraw la manera en que varían los lazos sociales

en el tiempo, y [2] para determinar las relaciones sociales con valores mayores y menores que lo

esperado por azar a través del tiempo, y así representarlas gráficamente mediante NetDraw.

Para el primer caso el índice de asociación utilizado es el propuesto por Lehman y Boesch(2009)

Donde AB corresponde a las observaciones donde el individuo A y B se encuentran en el mismo

subgrupo, las observaciones donde se evidenció al individuo A pero no el B, y

observaciones donde se encontró el individuo B sin el A. Este índice determina la proporción del

tiempo que pasan juntas cada una de la parejas (diadas) consideradas en el estudio.

El índice de asociación utilizado en el segundo caso es el predeterminado para el programa

SocProg 2.0 versión compilada, propuesto por Caims y Schwager (1987):

Donde x representa las observaciones en las cuales los individuos A y B se encuentran juntos; y

las observaciones donde se encuentra al individuo A sin el B, ó al individuo B sin el A,

respectivamente; y corresponde al número de observaciones en las que se encuentra cada

individuo en subgrupos diferentes.

Análisis de datos

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Para determinar la manera en que varían los lazos sociales en el tiempo, con los índices de

asociación obtenidos se agruparon las asociaciones en tres grupos: a)Asociaciones entre Hembras,

b) entre Machos y c) entre Hembras y Machos. Una vez discriminados, mediante el programa R-

3.0.2 para Windows, se realizaron graficas que permiten evidenciar y comparar la manera en que

se distribuyen estas asociaciones para cada categoría. Adicionalmente, para obtener un

acercamiento valido a la manera en que se distribuyen estas asociaciones entre las hembras, se

tomaron los valores de las hembras y se separaron en dos grupos claramente diferenciados en los

seguimientos focales: Hembras del Norte y Hembras del Sur. Una vez separados, mediante el

programa R-3.0.2 para Windows, se realizaron las gráficas y pruebas estadísticas Kruskal-Wallis y

Tukey con un intervalo de confianza del 95%, para cada interacción entre hembras, machos, entre

sexos y dentro de las hembras, para todos los años de estudio.

Análisis temporal

Para el análisis temporal se utilizó el programa SocProg 2.0 versión compilada, el cual permite

caracterizar las relaciones sociales a través del tiempo. Mediante éste se determinó la importancia

del esfuerzo de muestreo a partir de la variación máxima y mínima que reflejan las asociaciones

observadas entre diadas en el tiempo con respecto a lo esperado por el azar. Esta razón de cambio

significa la probabilidad de que dos individuos una vez asociados en un tiempo inicial t0,

continúen asociados después de diferentes lapsos o intervalos de tiempo. En particular, para este

estudio evaluamos este caso a lo largo de 500 y 1200 días de seguimiento. En especies gregarias

donde los individuos se juntan y segregan independientemente sin evidenciar preferencias, esta

relación cae abruptamente a medida que pasa el tiempo, mientras que en grupos cohesivos donde

las relaciones son constantes, estos valores serán estables en el tiempo y cercanos a la unidad

{Ramos-Fernández, 2009 #10}.

Estas asociaciones observadas se calculan a partir de la relación con la suma de todos los posibles

individuos con los que podría asociarse para diferentes periodos de tiempo. Es decir, con los

individuos que se encuentra en el tiempo inicial t0, con respecto a las asociaciones repetidas que

se evidencien del momento inicial al final de un periodo de tiempo específico. Mientras que las

asociaciones por el azar, representan los valores de asociaciones de un grupo donde no existen

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amistades ni preferencias en la composición entre subgrupos, lo que significa una asignación

azarosa de los individuos con los que un individuo puede evidenciar asociaciones repetidas a lo

largo del periodo de tiempo comprendido. Estas asociaciones observadas y azarosas, están

representadas en una misma gráfica para dos esfuerzos de muestreo diferentes, arrojando

información pertinente para determinar la estabilidad de las relaciones sociales de un grupo de

monos araña café durante periodos aproximados de dos y cuatro años.

Prueba de permutación

Además de establecer las asociaciones o lazos fuertes y débiles entre los miembros del grupo, este

estudio pretende encontrar aquellas relaciones estadísticamente diferentes a lo esperado por el

azar, mediante la realización de las pruebas de permutación. Esta prueba consiste en generar una

matriz de los datos observados, de presencia (1) y ausencia(0) para todos los individuos en cada

una de las observaciones en el tiempo especificado. En este estudio procedimos a analizar las

relaciones entre los miembros del grupo para cada uno de los cuatro años de estudio.

De esa matriz observada, se generaron 1000 matrices adicionales, cada una con intercambios (o

“flips”) para romper el patrón de lo registrado en los datos observados. Un “flip” consiste en

intercambiar dos individuos para dos diferentes momentos en el tiempo; En el primer momento el

individuo A está presente y el B ausente, mientras que en la observación dos, el A esta ausente y

el B presente. El “flip” reemplaza el 0 por un 1 y en el otro caso el 1 por un cero. De esta manera al

no introducir o extraer individuos de los subgrupos (simplemente reemplazar) se asegura que el

número de individuos para cada subgrupo se mantenga constante y a su vez el número de

subgrupos en la matriz degenerada sea igual al de la matriz inicial.

Se analizaron en total 1000 matrices (todas con la matriz de datos observados como base inicial)

con 1000 “flip”s cada una (ya que en este valor se estabilizó el p-value), para generar una

distribución y obtener una media de la asociación esperada bajo el azar y su respectivo coeficiente

de variación. Es importante resaltar que más allá de las diferencias del promedio de la asociación,

el coeficiente de variación por si solo puede indicar preferencias en las asociaciones entre los

individuos. Cuando el coeficiente de la matriz observada es mayor que el de la matriz degenerada

es posible atribuir esto a relaciones de acompañamiento o exclusión, a pesar de que las medias

sean idénticas ({Ramos-Fernández, 2009 #10}.

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Se realizó una prueba de dos colas bajo un alpha de 0.05 para determinar las asociaciones

significativamente diferentes (bajas y altas) del azar, mediante el módulo de permutaciones del

programa SocProg 2.0 versión compilada, realizando un ordenación de Jacknife de 418

submuestras para cada análisis.

Redes sociales

Para la visualización de las redes en el tiempo se utilizó el módulo de Netdraw del programa

Ucinet 6, con el cual es posible obtener representaciones gráficas de las asociaciones entre los

individuos del grupo. Cada individuo es representado como un nodo y las líneas entre estos

representan las asociaciones. Los números en cada línea denotan el índice de asociación entre los

individuos. Para la elaboración de las redes de las asociaciones de largo plazo, se determinó la

media de las asociaciones entre hembras y se discriminaron y graficaron únicamente los valores

mayores a esta.

Para la segunda parte solo se tuvieron en cuenta las asociaciones diferentes al azar (altas y bajas)

obtenidas mediante las permutaciones por SocProg 2.0 versión compilada. Se realizaron

representaciones para los diferentes años de estudio y para cada año independientemente las

asociaciones mayores y menores a lo esperado por azar.

Fuerza

Por último, se determinó para cada hembra una medida que agrupa todas sus asociaciones con el

resto de los individuos del grupo. Esta medida se denominó FUERZA. Se discriminó qué tanto de la

fuerza de una hembra está destinada para hembras y para machos, corrigiendo la fuerza total de

para cada sexo de un individuo, sobre el número de hembras y el número de machos

respectivamente para cada año de estudio. Esta medida, como mencioné, establece el promedio

de la fuerza de una hembra hacia el resto de hembras y hacia los machos, más no la manera como

es distribuida con respecto a cada individuo dentro de cada categoría(Hembras-Machos).

El manejo de gráficos y las pruebas estadísticas fueron realizadas mediante el programa R-

3.0.2 para Windows.

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RESULTADOS

Asociaciones entre hembras

Al comparar la distribución de las asociaciones entre hembras, entre machos y las relaciones entre

sexos (machos-hembras), no se encontraron, excepto para 2012, diferencias significativas entre sí:

lo que sugiere patrones de asociación similares entre machos, hembras y entre sí. Sin embargo, al

analizar solo las relaciones sociales de las hembras del grupo se encontró que las relaciones entre

estas(hembras que están más frecuentemente en la zona sur del territorio (desde ahora Hembras

del Sur) y aquellas que están más frecuentemente en la zona norte del grupo (desde ahora

Hembras del Norte)) evidencian una marcada especificidad. Por ende, los altos índices de

asociación entre hembras de la misma zona y los muy bajos índices entre hembras de diferentes

zonas (Norte vs. Sur) explican en parte la alta variación encontrada en los índices de asociación de

las hembras del grupo de estudio(Figura 1 a).

Estos resultados son consistentes cuando se analizan independientemente los datos tomados

para año de estudio, y no cuando se analizan todos los datos de los cuatro años de estudio (Figura

1 (a-e)). Las interacciones entre sexos en la izquierda (Hembra-Hembra, Hembra-Macho y Macho-

Macho) y la gráfica a la derecha (Hembras del Norte-Norte, Hembras del Norte-Hembras del Sur y

Hembras del Sur-Sur) muestran la manera en que se distribuyen esos índices entre sexos y al

interior de las hembras del grupo.

Cuando se analizan las asociaciones para el periodo comprendido por los cuatro años de estudio,

no se encuentran diferencias significativas (Prueba Kruskal-Wallis y Prueba Tukey, alpha=0,05), lo

anterior evidencia la importancia de estudiar por separado cada año estas asociaciones en el

tiempo. Para dos de los cuatro años 2010(p-value=0,009) y 2012(p-value=0,022) se encontró que

las interacciones entre las hembras del Norte (NN) y las hembras del Sur (SS), son

estadísticamente diferentes entre sí. Además, se evidencia una alta selectividad a la hora de

agruparse para las Hembras del Sur, ya que para 2009 (p-value=0,01), 2010 (p-value=0,00006) y

2012(p-value=0,04), se encontró una diferencia significativa entre las asociaciones de estas y las

hembras del Norte. Este patrón evidencia una preferencia por parte de las hembras del mismo

grupo a agruparse preferencialmente (o entablar lazos sociales fuertes), y así mismo una

“repulsión” o “exclusión” entre hembras de diferentes grupos.

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Debido a la muerte de una hembra del Norte (RA), a partir de 2011 el grupo de Hembras del Norte

solo tuvo una asociación entre las dos hembras que aún permanecían (DU y BA). Para todos los

años del estudio, las Hembras del Sur tienen una alta preferencia entre sí en el momento de

agruparse, ya que tienen índices de asociación más altos que los de las Hembras del Norte o entre

las hembras de Norte y del Sur.

Asociaciones en el tiempo

A partir de los criterios utilizados por Lehman y Boesch (2009) para determinar relaciones

“duraderas” entre hembras de chimpancés, definimos una asociación de largo plazo o “duradera”

como aquella que prevalezca en el tiempo por tres o más años. Estas asociaciones (n=4) se

encuentran representadas en la Figura 2, donde es posible evidenciar asociaciones a largo plazo

para todas las hembras del sur (n=3) a lo largo de los cuatro años de estudio, mientras que para las

hembras del norte, a excepción del año en que muere Rasta (Ra) (2011), es posible evidenciar

una asociación de largo plazo entre estas(n=1), y algunas asociaciones probablemente duraderas

antes de la muerte de Ra(n=2). En el 2012 es el único año donde se evidenció la formación de un

lazo entre hembras del norte y del sur. Por parte de la hembra del Norte(Du), este lazo es tan

fuerte( Du-Ba=0,7; Du-Pe=0,7) como lo es con la otra hembra del mismo grupo (Ba).

En 2010 se registró el valor más bajo del promedio de los índices de asociación del grupo

(X=0,171), mientras que en 2012 este valor fue el más alto(X=0,668). Lo anterior permite inferir

los años de menor y mayor cohesividad en el grupo entre las hembras, ya que es un resultado

directamente asociado a la proporción del tiempo que se encuentran agrupados los individuos.

Para el 2012 entre las hembras del sur es posible apreciar para todos los individuos un índice de

0,8 que significa un asociación preferencial cercana al 80% del tiempo del año; mientras que en

2010 se evidencian valores correspondientes incluso al 20% del tiempo.

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Figura 1. Distribuciones de los índices de asociación para cada año de estudio a) 2009, b)2010,

c)2011, d)2012 y e) 2009-2012.. Para cada recuadro, el diagrama de cajas de la izquierda muestra

las asociaciones entre: hembras (HH), machos(MM) y entre machos-hembras(HM); y el de la

derecha solo entre hembras: Hembras del Norte(NN), Hembras del Sur(SS) y entre Hembras del

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Norte-Hembras del Sur(NS). Asteriscos del mismo color denotan diferencias estadísticamente

significativas entre grupos (Pruebas Kruskal-Wallis y Prueba Tukey, alpha=0,05).

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Figura 2. Índices de asociación entre hembras mayores al valor promedio(X) para cada año de

estudio. a) 2009: b) 2010; c) 2011; d) 2012

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Permutaciones

A partir de la prueba de permutación se logró evidenciar que aunque los valores promedio de los

índices de asociación observados y permutados son muy similares entre sí, existen diferencias

entre los coeficientes de variación (C.V.). Para los cuatro años de estudio (2009 a 2012) los C.V.

son mayores en los índices de asociación observados, en comparación con los índices generados

por las permutaciones. Este patrón sugiere que en existen valores más alejados de la media para

los índices de asociación observados. Ya que esta es una medida que establece una proporción

entre la desviación estándar y la media, es válido afirmar que en el grupo de estudio existen

asociaciones entre individuos de preferencia ó de repulsión entre sus individuos(Tabla 1).

Tabla 1. Valores promedio y coeficiente de variación de los índices de asociación observados y esperados

por el azar(permutados) para los cuatro años de estudio; Numero de diadas con valores más altos y bajos a

lo esperado por azar

.

Año

Índice de asociación (±C.V) N° de diadas con

asociaciones diferentes a lo

esperado por azar

Total

asociaciones

Observado

(media)

Permutado

(media)

p-value

para

C.V.

Altas Bajas Total

2009 0,4688 (±0,29) 0,465 (±0,17) 0,998 8 7 15 55

2010 0,2951 (±0,70) 0,286 (±0,56) 0,999 13 19 32 55

2011 0,6872 (±0,19) 0,682 (±0,08) 0,999 11 16 27 55

2012 0,7241 (±0,26) 0,722 (±0,23) 0,999 7 9 16 45

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Tabla 2. Número de diadas con un valor de asociación diferente a lo esperado por azar,

describiendo cada asociación para entre Machos (MM), Macho-Hembra (M-F) y Hembras (F-F).

El número de diadas significativas, es decir aquellas diadas con índices de asociación mayores o

menores a lo esperado por azar, fue en promedio de 42 ± 14% del total de diadas (rango 27 – 58

%, N = 4 años). El hecho de que para todos los años de estudio a excepción de 2009, se encontrara

un mayor número de diadas con asociaciones bajas que altas de lo esperado por azar, sugiere una

selectividad por parte de los individuos a lo hora de agruparse. En el caso particular de nuestro

grupo de estudio (SJ-1) los individuos tuvieron un mayor número de relaciones de “repulsión”

relativa que de “preferencia”. Además se puede evidenciar que las relaciones entre las hembras

del grupo (como se mencionó anteriormente), está caracterizada por asociaciones fuertes entre

algunas hembras que pasan tiempos relativamente más altos de tiempo en los mismos subgrupos ,

y relaciones relativamente débiles entre hembras que se asocian mucho menos entre ellas (Tabla

2) .

Año valor más ALTO que azar Valor mas BAJO que azar

M-M M-F F-F M-M M-F F-F

2009 1 4 3 - 5 2

2010 1 7 5 2 8 9

2011 2 8 2 3 9 3

2012 - 2 5 - 9 -

Total 4 21 15 5 31 14

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Análisis Temporal

Figura 3. Análisis temporal de tasas de asociación observadas (lagged) y esperadas por el azar(null), para

todos los individuos a través del tiempo, para dos diferentes esfuerzos de muestreo. A la izquierda los 500

días iniciales y a la derecha los 1200 días de estudio.

En la Figura 3 se evidenció la variación de la probabilidad de que dos individuos permanezcan

asociados en el tiempo, dada su asociación el tiempo , a partir de las tasas de asociación

observadas y esperadas por azar para todos los individuos del estudio. La gráfica de la izquierda

corresponde a un esfuerzo de muestreo de 500 días (2009 a2010) y la de la derecha comprende

los 1200 días de duración del estudio (2009 a 2012). A medida que pasa el tiempo se evidenció

una disminución en las asociaciones observadas, de tal manera que con un esfuerzo de muestreo

menor esta disminución es abrupta en los primeros 100 días, algo no evidente en la gráfica de la

derecha en donde se observa una caída a partir de los 600 días de estudio.

De acuerdo a la variación temporal de las asociaciones, con un esfuerzo de muestreo de 500 días,

los patrones de asociación entre los individuos de un grupo se “rompen” cuando se hacen

indistinguibles de lo esperado por el azar, es decir, aproximadamente a los 200 días cuando las

curvas se sobrelapan. Mientras que para un esfuerzo de muestreo mayor, los patrones de

asociación denotan una estabilidad en el tiempo de aproximadamente 1000 días. Lo anterior

sugiere que para un óptimo entendimiento de las relaciones sociales de los monos araña, son

necesarios estudios a largo plazo que puedan evidenciar la supervivencia de estas asociaciones en

el tiempo, que como se evidencia pueden llegar a ser estables en el tiempo por casi 4 años.

Sin embargo, debido a la variación presentada y con el fin de obtener un acercamiento detallado,

1 año fue el periodo máximo de tiempo escogido para analizar cómo operan estas relaciones entre

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los miembros del grupo, teniendo en cuenta los eventos de migración, emigración o muerte de

algunos individuos.

Fuerza de las Asociaciones

Figura 4. Distribución de la fuerza de cada hembra para otras Hembras (izquierda) y para los

machos(derecha), a través de los cuatro años de estudio.

Estas dos gráficas muestran para cada hembra la manera en que reparte su fuerza con respecto a

todos los individuos del grupo, corrigiendo para hembras (izquierda) y machos (derecha). A pesar

de que la fuerza varía considerablemente entre los años, es posible evidenciar una mayor fuerza

destinada por una hembra hacia las otras hembras que por una hembra hacia los machos

(Prueba Wilcoxon pareada , valor-p=0,011). En conjunto, al analizar la fuerza disponible de todas

las hembras, los niveles de fuerza destinados por una hembra hacia el resto de hembras son

significativamente diferentes y mayorer que los destinados hacia los machos. Es interesante

también recalcar que dentro de las hembras existe también una diferencia en cuanto a la manera

en que se reparte dicha fuerza. Puntos tan distanciados para 2009, 2010 y 2011 hace posible

inferir niveles diferenciales de cómo se reparte la fuerza total dentro de las hembras, lo que

refleja una alta variación y asimetría en los patrones de asociación dentro de las hembras,

dejando claro la selectividad que existe dentro de las relaciones sociales entre el sexo dispersor.

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Redes sociales Prueba de Permutaciones

A partir de las pruebas de permutación realizadas para cada año, y la determinación de las

relaciones más altas y bajas que lo esperado por azar, se representaron gráficamente para todas

los años estas asociaciones (Figura 5). Se evidenció un mayor número de lazos afiliativos entre las

hembras que entre machos para todos los años de estudio (Wa-Ky en 2010 y Nw-Rk 2011). Acorde

a los resultados obtenidos para las asociaciones entre hembras (arriba), las relaciones

“duraderas” entre hembras son consistentes con lo encontrado por las permutaciones.

En cuanto a las relaciones más bajas a lo esperado por el azar, se evidenció una “repulsión” entre

las hembras del sur y del Norte. Así mismo estas asociaciones reflejan lazos afiliativos ( y de las

hembras de cada grupo a machos específicos, que a su vez su vez son discriminados por las

hembras con las que no tienen asociaciones positivas.

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A)

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B)

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C)

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D)

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Figura 5. Redes sociales para machos (rojo) y hembras (azul) del grupo, para los cuatro años de estudio. Para cada año se

representan por separado las asociaciones con valores mayores y menores a lo esperado por azar. a) 2009: b) 2010; c)

2011; d) 2012

Discusión

Este estudio encontró asociaciones fuertes y de largo plazo entre las hembras de los monos araña

café (Ateles hybridus). Nuestros resultados evidenciaron patrones de agrupamiento selectivos y

constantes a lo largo de los cuatro años de estudio. Algunas hembras del grupo pasaban una alta

proporción del tiempo con otras hembras del grupo y esto fue soportado por las pruebas de

permutación que permitió discriminar las asociaciones más altas y más bajas que lo esperado por

el azar. Las tres Hembras del Sur tuvieron fuertes asociaciones a lo largo de los cuatro años,

mientras que para las tres Hembras del Norte, se mostró una asociación inicial fuerte que

probablemente fue influida por la muerte de Ra en 2011. En el 2012 se volvieron a evidenciar

relaciones afiliativas entre las dos Hembras del Norte restantes, lo que sugiere una estabilidad en

la formación de los lazos sociales a través del tiempo. La disponibilidad de individuos para formar

una “amistad” cercana en primates, puede ayudar a disminuir los niveles de stress en momentos

de inestabilidad (ej: muertes) (Engh et al. 2006), ó entre hembras en chimpancés estas

asociaciones pueden asegurar la vida de la cría en caso de la muerte de la madre (Lehman y

Boesch 2009).

Es importante resaltar que la socialidad de los individuos difiere entre sexos, ya que el éxito

reproductivo de machos y hembras se encuentra determinado por diferentes requerimientos: en

el caso de las hembras el acceso a recurso alimenticio (Lehman y Boesch 2009), mientras que para

los machos el acceso a hembras fértiles y oportunidades de reproducción (Trivers 1972). Por lo

anterior, no resulta del todo contra intuitivo pensar que las hembras en sociedades patrilineales

puedan construir relaciones fuertes y duraderas como se ha planteado anteriormente. De hecho

las hembras pueden optar por asociaciones duraderas (una vez dispersadas) teniendo en cuenta

que son poco frecuentes los registros de dispersión secundaria, y por ende la formación de un

lazo social con otra hembra del grupo también será beneficiosa debido a la relativa estabilidad y

“tranquilidad” de las hembras al compararlas con los machos en el grupo. Para estos últimos las

condiciones dentro del grupo (ej: defensa de territorio, patrullajes), y la búsqueda de hembras

fértiles para copular, significan una necesidad de ajustarse a las condiciones cambiantes de su

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entorno; razón por la cual un lazo social entre machos significa una estrategia entre individuos

para alcanzar una meta en común que cambiante en el tiempo (Lehmann and Boesch 2009;

Stanford 1998 ).

Lehman y Boesch (2009) también reportaron la formación de lazos fuertes y estables para

hembras de diferentes grupos de chimpancés a lo largo del tiempo a partir de los patrones de

asociación y tasas de acicalamiento. Esta similitud aporta al conocimiento de la importancia de la

socialidad del sexo dispersor para sociedades que evidencian sistemas de organización social de

fisión-fusión. Además estos resultados convergen con los de este estudio y aumentan el repertorio

de comportamientos sociales o estrategias que tienen los machos y hembras en las sociedades de

chimpancés y monos araña.

A diferencia de los resultados del estudio de Ramos-Fernández (2009) quien también encontró

índices de asociación mayores para diadas entre hembras, nuestro estudio evidenció una

selectividad en la manera en que se agrupan las hembras. Para las hembras del grupo de estudio

(SJ-1) existe una clara preferencia en las asociaciones entre algunas hembras, mientras que

también se ve una clara repulsión entre las asociaciones de algunas otras ´parejas de hembras.

Esto sugiere, que a pesar de haber caracterizado la socialidad de las hembras mediante una

dimensión (índices de asociación) (Ramos-Fernandez 2009), es válido descartar la posibilidad de

que los índices de asociación sean el reflejo de simples patrones de agrupamiento, debido a que

los individuos por la disponibilidad y la manera en que están repartidos los recursos se agrupen en

estos sitios durante eventos de alimentación, tal y como lo describe Ramos Fernandez después de

realizar una modelación bajo sencillos parámetros de eficiencia en el forrajeo (Fernandez et al.

(2006). De esta manera, la formación de lazos entre las hembras no sigue una distribución

esperada por el azar, donde los individuos se agrupen egalitariamente por razones ecológicas,

sino que por el contrario se asocian como una consecuencia de sus interacciones sociales: Esto

implica relaciones sociales y un uso del espacio diferencial y específico para hembras en el interior

del rango de hogar del grupo (core áreas), que puede llegar a disminuir la competencia intragrupal

al estar fisionados y maximizar así la eficiencia en el uso de recursos diferentes para cada

subgrupo, ya que para hembras está documentado un menor sobrelapamiento de territorios entre

las hembras que entre los machos (Langergraber 2009).

Como varios estudios lo han resaltado, no es posible determinar la relación entre el

mantenimiento de fuertes lazos sociales y el éxito reproductivo (Langergraber 2009; Ramos-

Page 28: un grupo de monos araña café, Ateles hybridus, en el

Fernandez 2009). Sin embargo, estudios en chimpancés han evidenciado algunos casos donde se

ha visto la utilidad de mantener los lazos sociales, debido a la competencia entre hembras por la

colonización de los mejores áreas dentro del área de vida. Es en estos pocos casos donde se

forman coaliciones entre hembras altamente asociadas para defender el territorio de hembras

distantes o inmigrantes (Langergraber 2009). Por lo anterior, es indispensable determinar el rol del

parentesco genético en la consolidación de las relaciones sociales para el sexo dispersor y así

proponer un modelo socioecológico para esta especie de primates, ya que si los resultados

genéticos de este proyecto no evidencian ninguna relación entre las hembras, se estaría

reflejando una mayor calidad y estabilidad de las relaciones sociales en Ateles hybridus para el

sexo dispersor, y no para los machos filopátricos. Algo contrario a lo propuesto por varios autores,

que establecen que el sexo que mayor beneficio reciba del establecimiento de los lazos sociales,

es el que tendrá acceso a la filopatría y por ende refleja un elevado parentesco genético entre los

individuos (Le Galliard et al., 2006; Perrin &Goudet, 2001; Perrin & Lehmann, 2001; Langergraber

2009). Adicionalmente, queda en evidencia la necesidad de estudiar a fondo, la manera en que

operan los lazos sociales en el tiempo para los machos, y así, sumado a un estudio genético, poder

inferir y comparar la importancia de los lazos sociales para el mantenimiento de la estructura

social de un grupo de monos araña café, teniendo en cuenta la condición filopátrica de los machos

y dispersora de las hembras.

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