un mal fin de año
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Relato de Carla Dono, alumna de 1º ESO del IES A Basella. Secuestros de fin de año.TRANSCRIPT
MISTERIO
Relato de Carla Dono
UN MAL FIN DE AÑO…
Hoy es fin de año, el día en el que toda la familia se reúne para cenar.
Samuel, un empresario, salió de su casa por la mañana para comprar la cena.
Eran las dos de la tarde y Samuel aún no había
llegado a casa. Su mujer estaba preocupada, así
que lo llamó por teléfono, pero Samuel no
contestaba. La mujer pensó que se había
encontrado con alguien conocido y se había parado
a tomar algo con él, así que no le dio importancia. Pero llegaron las cuatro de la tarde y Samuel
seguía sin aparecer y ni si quiera había avisado de
que iba a tardar.
La mujer, que se llamaba Saray, se
empezó a preocupar de verdad y fue a
buscarlo.
Después de dos horas buscándolo, no lo
había encontrado. Lo llamó una y otra vez,
pero seguía sin contestarle al teléfono.
Saray llamó a la policía, pero le dijeron que solo si
pasaba 48h sin aparecer se consideraría una
desaparición.
Ella, sin poder hacer nada, se volvió a su casa. Unas horas más tarde llegaron todos sus familiares para la cena, estaban todos menos Samuel, que aún no había aparecido.
Todos preguntaban por él y Saray no sabía qué
responderles, así que les dijo toda la verdad, que
Samuel había salido por la mañana y aún no había
regresado, que había llamado a la policía, pero le
dijeron que no podían hacer nada hasta que no
pasaran dos días de su desaparición.
La cena fue la más seria de todas las que habían
tenido hasta ahora. A las once de la noche se fueron
todos para sus casas, nadie de esa familia se tomó
las uvas ese año.
Al día siguiente el teléfono de esa casa
sonó a las diez de la mañana. Era una voz
desconocida, le dijo que la esperaría a las doce de
la mañana en la Plaza Mayor, que fuera ella sola.
A las doce de la mañana Saray estaba en la plaza.
El teléfono que había en la plaza sonó. Saray lo
cogió. Era esa voz desconocida que la había
llamado esa misma mañana. Le dijo que si quería
volver a ver a su marido tenía que…
No le dio tiempo a terminar de oír la frase porque
Saray soltó el teléfono. Le habían tapado los ojos
con una venda. Ella se desmayó del susto.
Cuando se despertó, estaba en un coche negro. De
repente, el coche se paró, las puertas se abrieron y
un hombre con pasamontañas la sacó del coche, la
metió en una cabaña de madera en mitad de un
bosque.
El teléfono de su casa volvió a sonar. Una de sus hijas
lo cogió. La voz desconocida le dijo que si quería volver
a ver a sus padres, tenía que hacer tres cosas: Sacar
dos millones de euros del banco, meterlos en una bolsa
de basura y sacarla al cubo de basura. Después de
hacer esto, la volverían a llamar para decirle dónde
podría recuperar a sus padres.
La niña hizo todo lo que la voz le pidió.
Al día siguiente el teléfono volvió a sonar.
Era otra vez la voz, le dijo que sus padres
la esperarían en la plaza a las ocho de la
tarde de ese mismo día.
La niña a esa hora estaba allí, pero no
había nadie más que ella. El teléfono de la
plaza sonó, la niña lo cogió, pero no le dio
tiempo a decir ni “hola”, porque alguien le
tapó los ojos y la intentó secuestrar.
Pero la niña no era tonta y como la voz al
hablar con ella no le había dicho nada de
que fuera sola, había llamado a la policía,
que esperaba escondida por la plaza.
Cuando el secuestrador la intentó
secuestrar, la policía disparó contra su
pierna. El secuestrador cayó al suelo del
dolor. La policía fue corriendo junto a la niña. El
coche que estaba esperando para secuestrar a la
niña escapó. Dos patrullas fueron detrás de él. Lo
cogieron y se lo llevaron a declarar.
El conductor del coche, confesó todo.
Rescataron a los padres, les devolvieron
sus dos millones de euros y los
secuestradores fueron a la cárcel.
La familia volvió a estar reunida y feliz.
FIN