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1Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

El 24 de abril de 1981, la prensa daba cuenta que el entonces rector de la Universidad de Chile, el General Alejandro Medina, se lanzaba en paracaídas en medio del campus Antumapu de la Universidad de Chile en el marco de la celebración de la semana mechona. El insólito hecho fue consignado ampliamente por la complaciente prensa de la época, que calificó al rector designado por la dictadura como “un avezado paracaidista militar”.

Este episodio, transformado con el correr de los años en una suerte de mito urbano entre las distintas generaciones de académicos, estudiantes y funcionarios, tenía como correlato dos hechos brutales para la Universidad de Chile.Uno, cometido el 3 de enero de 1981, cuando se le arrebataban sus sedes regionales. Y un segundo, un mes más tarde, el 17 de febrero, cuando a través de un nuevo decreto ley el régimen militar le asestaba a nuestra Universidad otro golpe, quitándole el Instituto Pedagógico.De allí que la imagen del militar lanzándose en paracaídas sobre un campus de la Universidad de Chile a pocas semanas de ambos atentados, además de grotesco, resultaba una metáfora con que el régimen intentaba desviar la atención y ocultar un despojo.Un despojo que no ha sido reparado y que deviene en deuda del Estado chileno con su principal universidad.De ahí el nombre de este nuevo medio destinado a la comunidad de la Universidad de Chile, que cada mes pretende dar cuenta del quehacer de nuestras Facultades e Institutos en un contexto de futuro y de mirada-país.“El Paracaídas” es un guiño a nuestra historia; una deuda pendiente, o un gesto contra el olvido.Cualquiera sea la opción, el objetivo es recordar que cuando el rector-paracaidista saltó de un avión del Ejército para celebrar la semana mechona en un campus de la Universidad de Chile, lo hacía sobre las heridas aún abiertas de ese brutal despojo.

UN PARACAÍDAS EN LA UNIVERSIDAD DE CHILE

Editorial

Por Faride Zeran Ch.

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Septiembre tiene para la Universidad de Chile una triste carga. El mismo día del golpe de Estado que desencadenaría represión y desapariciones a lo largo de todo el país, comenzaría a funcionar también la pesada maquinaria que en 1981 le arrebató al plantel sus sedes regionales y uno de sus polos de desarrollo más preciados: el Instituto Pedagógico. Ese mismo año se aceleraría, por ley, la privatización de la educación superior.

TRES DÉCADAS SIN “EL PEDA”La historia de cómo arrebataron la formación de profesores a la Chile

Por Jennifer Abate C. / Fotos: Colección Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile / Fotos “Miradas”: Felipe PoGa

3Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

E l 11 de septiembre de 1973 co-menzó temprano para la actual Vicedecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la

Universidad de Chile, María Eugenia Horvitz. Llegó cerca de las seis y me-dia de la mañana al Campus Oriente del plantel (que en ese tiempo com-prendía a las Facultades de Filosofía y Humanidades, de la que dependía el Instituto Pedagógico, la de Ciencias Sociales y Ciencias) con una sola cer-teza: el golpe se venía.

La joven directora del Departamento de Historia había hablado temprano con su entonces marido, hoy detenido desa-parecido, el doctor Enrique Paris, quien estaba en La Moneda acompañando al presidente Salvador Allende y le había dicho que la situación era irreversible. “Empezamos a sacar cosas, a ordenar, porque ya sabíamos que el golpe había llegado. La información era que se ha-bía rebelado la Marina y que venían las tropas arrasando desde Valparaíso. Em-pezamos a ordenar los papeles para que la gente no fuera incriminada. También tratamos de dejar en orden la situación de los estudiantes”. Sin embargo, en ese momento Horvitz mantenía la esperan-za de que, pasado un tiempo, los acadé-micos siguieran ejerciendo sus labores en la Universidad. No fue así.

En primer lugar, la Fuerza Aérea, que tomó control del recinto, en el que había entre 500 y mil personas en ese momento, según recuerda Horvitz, pa-ralizó las actividades académicas hasta marzo de 1974. Muchos académicos fueron exonerados casi inmediatamen-te, en octubre de 1973, aduciendo que eran “problemáticos para la convivencia universitaria”. Muchos de ellos desapa-recieron. En el Informe Rettig figuran 42 víctimas relacionadas con el Institu-to Pedagógico. Horvitz recuerda que el nuevo director designado en su unidad, César Ruiz, le dijo, cuando ella regresó a buscar algunos papeles a su oficina: “Es tan bueno el plan que ustedes tenían para mejorar el trabajo académico, que lo vamos a poner en práctica de todas formas”. Horvitz respondió tristemen-te: “¿Con qué profesores lo va a hacer?”.

LOS DOCENTES EN LA MIRA

El Instituto Pedagógico fue fundado en 1889 gracias al decreto Nº 1.113 del ministerio de Justicia e Instrucción Pública e impulsado por Valentín Le-telier, quien había sido enviado a Ale-mania años antes para aprender de la experiencia pedagógica en dicho país. Por ese tiempo, en Chile la educación estaba en las manos de profesionales de diversa índole, como abogados o mé-

dicos, y ni siquiera la educación básica era obligatoria.

Según Iván Páez, Director Ejecutivo del Programa de Educación Continua para el Magisterio de la Universidad de Chile, la experiencia internacional traí-da por Letelier, junto a la que se había acumulado en nuestro país fruto del trabajo de las Escuelas Normales, hizo que localmente se comprendiera que el saber pedagógico tenía una relevancia específica y que era necesario comenzar a preparar docentes. “El Estado le pidió a la Universidad de Chile que se hiciera cargo de esta nueva institucionalidad y el Instituto Pedagógico logró conver-tirse en uno de los más importantes centros de formación de profesores de Latinoamérica. De hecho, llegó a tener cien estudiantes latinoamericanos de intercambio todos los años. Era un polo de desarrollo regional”, explica Páez.

En esas aulas, explica el docente, “se relevaba la formación de ciudadanía, la participación, las relaciones internacio-nales y la valorización de la profesión docente”. Es por eso que una de las primeras medidas de la dictadura fue intervenir el Instituto Pedagógico el mismo día del golpe. Posteriormente, en 1981, el régimen decidió separarlo definitivamente de la Universidad.

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Páez señala que, a su juicio, la principal razón para este des-pojo tenía que ver con que “la dictadura requería aulas que no estuvieran formando personas que tuvieran la capacidad de deliberar, reflexionar, participar, ser ciudadanos. Cuando hay una formación de ese tipo, evidentemente eso puede molestar a un poder que se constituye como autoritario. Ellos necesi-taban que la ciudadanía no estuviera pensando en por qué se estaban haciendo las cosas”, sentencia.

Con eso concuerda Rodrigo Roco, ex Presidente de la FECH y actual asesor de gabinete del ministerio de Educación, quien explica que la extirpación del Instituto Pedagógico se debió, entre otras causas, “a una visión político ideológica muy con-creta, que buscaba facilitar el control sobre el profesorado, el cual era identificado como parte de la difusión de ideas marxistas entre la juventud”. Según Roco, “el aislamiento de la formación docente del resto de la Universidad le daría a esta, según los militares, “un carácter más específico, orienta-do exclusivamente a la instrucción y a los valores que buscaba promover la dictadura”.

Víctor Orellana, investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, dice que “a los militares les parecía que la Universidad era muy grande, muy caótica y con mucha gente. Lo que hacen los militares es disfrazar una especie de ánimo anti Universidad de Chile, porque esta era un componente relevante de la alianza social del régimen nacional popular. La Universidad era el núcleo de la izquierda. Yo diría que no hay un ensañamiento contra los profesores, pero sí contra la unidad nacional, que es lo que representaba la Universidad”.

En efecto, el despojo del Instituto Pedagógico fue sólo una de las medidas que la dictadura tomó en el verano de 1981 y que debi-litaron al plantel público. El 3 de enero de ese año había entrado en vigencia el DFL 1, que separaba a la Universidad de Chile de sus sedes regionales y que, a la vez, fomentaba la creación de universidades privadas. Otros cuerpos legales, como el DFL 4 de ese mismo año, disminuirían en los años siguientes el aporte del Estado a sus universidades, llegando en 1985 al 50 por ciento del aporte fiscal correspondiente al año 1980. “La desregulación de todo el sistema empezó ahí y la gente que lo impulsó lo sabía y lo quería”, sentencia María Eugenia Horvitz.

En un artículo publicado por la Revista Anales de la Uni-versidad de Chile el 2012, Carlos Hunneus resume este des-mantelamiento: “mientras el ‘gremialismo’ lograba que el go-bierno respaldara a la UC para que creciera y llegara a tener un tamaño que le permitiera tener un rol de liderazgo en la

educación superior, con la Universidad de Chile los nuevos gobernantes se propusieron reducir su tamaño para que de-jara de ser un actor dominante en la educación superior, la investigación científica y el desarrollo cultural del país”. La suerte de la educación superior pública estaba echada.

El 17 de febrero de 1981, a través del DFL 7, el Instituto Pedagógico se convertiría en la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, lo que le quitaba su rango de institu-ción universitaria y convertía la carrera docente en una técnica.

LA CHILE SIN “EL PEDA”

María Eugenia Horvitz reflexiona que hasta el día de hoy la separación del Instituto Pedagógico es “una pérdida irrepara-ble” no sólo para la Universidad de Chile, sino también para el estatus de los profesores. “Separar tempranamente las sedes de la Universidad es un daño, obligar al autofinanciamiento es otro daño. Pero lo del Instituto Pedagógico tiene que ver con el destino de lo que estamos viviendo en este instante. Es decir, sacar la formación de profesores de la universidad más com-pleta, más competente, más abierta que tenía el país, fue grave.”

El año 1985 la Academia Superior de Ciencias Pedagógi-cas de Santiago recuperaría su carácter universitario, pasan-do a llamarse Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), pero sólo en 1990 alcanzaría la validez de sus títulos profesionales. Por su parte, recién en 1993 la Universidad de Chile retomaría, lentamente, la formación de docentes, con la creación del Programa de Investigación en Estudios Pedagógicos, actual Departamento de Estudios Pedagógicos. Pero la deuda sigue.

El 7 de septiembre de 2000, a raíz de una profunda crisis en la UMCE que sumaba 102 días de paralización, la ministra de Educación de la época, Mariana Aylwin, anunciaba que “el Peda” sería traspasado a la Universidad de Chile, debido a que no tenía la capacidad de funcionar como una institución autónoma. En la Casa de Bello y en la UMCE esta decisión produjo apoyo entusiasta y expectación, pero también rechazo. Si bien algunos creían que “el mencionado traspaso es un hecho de decisiva im-portancia, no sólo para el presente y futuro de ambas institucio-nes”, como señalaba una declaración de académicos publicada en El Mercurio en el 2000, otros se oponían férreamente.

Iván Páez estima que en este proceso faltó generosidad. Gene-rosidad y responsabilidad. “La UMCE tenía un proyecto que se estaba construyendo, con sus desafíos propios, y la Universi-dad de Chile también tenía sus propias complejidades, como el

“La dictadura requería aulas que no estuvieran formando personas que tuvieran la capacidad de deliberar, reflexionar, participar, ser ciudadanos. Cuando hay una formación de ese

tipo, evidentemente eso puede molestar a un poder que se constituye como autoritario”, dice Iván Páez.

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MIRADAS

6 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

tema del presupuesto, de las relaciones de poder entre las unidades académicas y la unidad central, además del tema de la participación de los estudiantes y los académicos. También estaba el asun-to del rigor, de cómo se integraba a la Universidad de Chile otra universidad que no tenía sus pergaminos. Hay una serie de interrogantes que generaron desconfianza y desapego”. Finalmente, en 2001 el Consejo Universitario esti-mó que este traspaso era inviable.

Actualmente, gracias a diversas unida-des académicas, la Universidad de Chi-le forma a profesionales aptos para tra-bajar en casi todo el ciclo de enseñanza. Sin embargo, septiembre recuerda, una vez más, la deuda del Estado con un sistema vigoroso de formación de pro-fesores dispuestos a introducir en las aulas públicas no sólo los contenidos del currículum, sino también la impor-tancia del ejercicio de la ciudadanía y los valores de la democracia.

“La Universidad era el núcleo de la izquierda. Yo diría que no

hay un ensañamiento contra los profesores, pero sí contra la

unidad nacional, que es lo que representaba la universidad”,

explica Víctor Orellana.

Rodrigo Roco, Doctor en Educación y asesor de gabinete del Ministerio de Educación“Queremos que la educación se conciba como un bien y un derecho social”Si bien es parte interesada en el debate por la aprobación de la Reforma Educacional propuesta por Michelle Bachelet, Roco, ex Presidente de la FECH, asegura que algunas de las medidas del gobierno apuntan a devolverles a los maestros su estatus dentro del sistema.¿En qué ayuda la Reforma a los docentes?-Desde el momento en que se propone realizar el tránsito desde el pa-radigma actual, que asume la educación como bien de consumo regu-lado por el mercado y en donde cada quien compra lo que puede, a un paradigma que concibe la educación como un bien y un derecho social, se está dando un marco que permite encauzar el conjunto desde el sis-tema, desde las prácticas micro en las comunidades educativas hasta las reglas del juego y el financiamiento y organización del sistema.¿Cuál es la propuesta específica de la Política Nacional Docente que impulsa la Reforma?-La Política Nacional Docente abarca varios elementos y acciones, pero su eje central es crear una nueva Ley de Carrera Profesional Docente, que deberá contemplar, entre otros aspectos, el ingreso a las carreras de pedagogía para atraer al ejercicio a jóvenes con alta vocación y con las mejores capacidades para ello; mayores exigencias para las instituciones responsables del proceso de formación inicial; un plan de inducción al ejercicio profesional para docentes nóveles; y una Carrera Profesional Docente para convertir a la profesión docen-te en una de las más exigentes y valoradas socialmente.

María Eugenia Horvitz, Vicedecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile

“Nunca nos imaginamos que la dictadura sería tan cruel”Su primera aproximación con el golpe de Estado fue en el Insti-tuto Pedagógico, que los militares intervinieron definitivamente desde el 11 de septiembre de 1973. Debido a su ingenuidad, dice, muchos de los estudiantes, funcionarios y académicos que estaban en ese momento en lo que hoy es la UMCE pusieron en riesgo sus vidas.¿Por qué no se fueron, a pesar del miedo a ser asesinados o desaparecidos?-Esa pregunta tiene que ver con la visión de ahora, que no era la de entonces. No estábamos pensando en el peligro. La gente en esa época no caía detenida así como así o era asesinada en la calle, como fue el leit motiv de la dictadura. No teníamos ninguna experiencia al respecto. Nada había tenido esa crueldad antes. ¿Usted era partidaria de que la gente saliera de la Universidad?-Sí, porque en el análisis que habíamos hecho varios historiado-res de esta asonada, a nuestro modo de ver, fascista, no podíamos hacer mucho frente al regimiento que teníamos frente a nosotros. Mucha gente decidió, llorando, irse y entregar sus carné de mili-tantes. No los quemamos, sino que cavamos la tierra y los metimos ahí. Nunca más los han encontrado. La gente de la UMCE todavía los anda buscando.

7Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

Las deudas de la justicia chilena a propósito del fallo de la CIDH

EN EL MES DE LA PATRIA, REPENSAR NUESTRO ESTADO

En el sistema judicial chileno recae la mayor responsabilidad de tomar esta condena como un punto de inflexión que permita

desnudar los juicios y prejuicios de nuestra sociedad.

Por Claudio Millacura Salas*

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó por unanimidad al Estado de Chile por su errada política de criminalización del pueblo mapuche,

a partir del caso de Aniceto Norin, Pascual Pichun, Victor Ancalaf, Juan y Florencio Marileo, José Huenchunao, Juan Millacheo y Patricia Troncoso. La CIDH declaró por unani-midad que el Estado de Chile violó el derecho a la libertad de pensamiento y expresión, los derechos políticos y el derecho a la protección de la familia. Con esto evidenció que las conde-nas en contra de los ocho implicados fueron arbitrarias e in-compatibles con la Convención Interamericana de Derechos Humanos. ¿Qué vieron los jueces de la CIDH que los jueces nacionales fueron incapaces de ver?

Desde el siglo XVI se ha buscado el sometimiento del araucano (hoy mapuche), con el fin de consolidar nuevas relaciones de dominación bajo la idea de inferioridad del indio; concepto que se consolidó en la segunda mitad del siglo XIX con la imagen del araucano como un impedimento para el desarrollo del joven país. Esto permitió que sus autoridades políticas se abocaran a la tarea de civilizar al indio y despojarlo de sus territorios para consolidar las fronteras de la república. El camino a seguir fue construido bajo los parámetros eurocentristas que el gobierno reclamaba como propios en oposición a la barbarie del araucano. Como el indio se opuso al proceso civilizador, se construyó entonces una verdadera ideología de la ocupación y la agresión, de fuerte contenido anti indigenista que adelantó y legitimó la acción del Estado-Nación. El mismo que en pleno siglo XXI se niega a la posibilidad de incluir a su población indígena dentro de los beneficiados por la

* Doctor en Historia mención Etnohistoria, Universidad de Chile.

implementación de políticas diferenciadas que promuevan su fortalecimiento, su autonomía y una mejor participación democrática so pretexto de que lo anterior atenta contra de la unidad nacional. Un buen ejemplo de esto es la aplicación de la Ley Antiterrorista contra del mapuche. De lo que estamos hablando es de la incapacidad del hombre de aceptar a un otro distinto.

En el sistema judicial chileno recae la mayor responsabilidad de tomar esta condena como un punto de inflexión que permita desnudar los juicios y prejuicios de nuestra sociedad, asumiendo que el actuar de la justicia en una comunidad

crea la ilusión de que el modelo de justicia fuera a-histórico. Lo naturaliza, cuando la historia de la relación entre pueblos indígenas y Estado-Nación nos muestra precisamente lo contrario. Justicia, no meros actos jurídicos es lo que demandan los pueblos indígenas. Menos fiscales y ex fiscales ocupando los editoriales de la prensa justificando u ocultando su racismo.

En este escenario los medios de comunicación son invitados a dejar de actuar como cajas de resonancia de los

grupos económicos que insisten en montar una escenografía en donde el mapuche es violentista. Si lo hicieron en el siglo XIX y en el siglo XX, hoy no tienen excusa. El silencio de los medios de comunicación respecto de la inocencia de los ayer culpables, solo perpetúa el dolor de un significativo número de familias mapuche y no mapuche que no encuentran empatía hacia su dolor. Nadie pide que se sea afín con su lucha. Lo que se exige es que se sientan identificados con su inocencia. Sin justicia para el pueblo mapuche no habrá justicia para el pueblo chileno. Así de simple, así de complejo.

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“La destrucción de la educación pública es un factor disgregador

para la nacionalidad”

Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile:

A tres meses de instalarse en la Rectoría de la Universidad, Ennio Vivaldi revisa sus definiciones para este período que recién comienza y que buscan relevar el sentido de pertenencia e identidad, el valor del espacio público y la potencia que debe tener esta reforma educacional. Un giro en la mirada sobre la Universidad, desde la óptica del

primer rector de izquierda en cincuenta años.

En agosto, Ennio Vivaldi (64) fue nombrado hijo ilustre de Concepción, ciudad donde nació y vivió hasta que emigró a la capital para estudiar en la Universidad de Chile, en 1967.

- La Chile para mí representaba una gran institución de la república, con un gran sentido de identidad nacional y exce-lencia académica. Lo que la Universidad había hecho por la salud en Chile era algo conocido. Lo que habían hecho con las artes, también- dice.

Vivaldi recuerda que en esa época había un humorista, Jorge Romero. Su personaje, Pepe Pato, imitaba la forma de hablar de una clase socioeconómica superior. Vivaldi pensaba que el asunto era un invento hasta que llegó a San-

tiago y se encontró por primera vez con gente que hablaba -de verdad- como Pepe Pato.

-En provincias no existía esa “elite socioeconómica” que marcaba un territorio aparte. No tenías esta cosa brutalmente segregada, casi un apartheid que te encuentras en Santiago- dice el rector.

Sus recuerdos más importantes de Concepción tienen re-lación con esto: una ciudad de tamaño ideal, caminable, de mucha amistad e interacción social. Un lugar mucho más in-tegrado socialmente.

-Es lo que tantas veces se ha repetido que representa la edu-cación pública, en términos de hacerte sentir parte de un pueblo, de un país, de un tejido social- explica.

Por Ana Rodríguez S. Fotos: Alejandra Fuenzalida y Felipe PoGa

10 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

Después de 50 años es el primer rector de izquierda en esta Universidad. ¿Qué significa eso para usted?-Mucho. Es un desafío enorme, sobre todo por el sentido de identidad y de capacidad constructiva que tiene la izquierda. Me parece tremendamente importante que un pensamiento de izquierda tenga la oportunidad de aparecer como una al-ternativa viable de conducta y de transformación.

¿Cuál es la importancia que tiene hoy la Universidad de Chile y qué relevancia puede llegar a tener en el panorama actual, después de tantos años de despojo y sobrevivencia? -Hoy día está el gran tema de la reconstrucción, de la refor-mulación, de la universidad estatal. Ante la discusión sobre el presupuesto, que está tan en boga, uno entra a sospechar muy fuertemente que más que un tema económico, lo que real-mente está detrás es algo ideológico y político. ¿Queremos o no que vuelvan a haber universidades estatales en Chile? A lo mejor a lo que se están oponiendo no es a que les den plata, sino a que se les reconozca una condición diferenciadora de universidad estatal. Esta idea que ha tratado de imponerse en Chile de que estatal es poco menos que sinónimo de estali-nismo, es una locura. El Estado es una creación del desarro-llo del capitalismo, la educación pública es un desarrollo del Estado nacional. El rol que juega el Estado en la sociedad es un rol que no es patrimonio en absoluto de la izquierda. A la construcción de un nuevo Estado están llamados todos y nosotros como Universidad de Chile felices de albergar a todas las posiciones ideológicas para reconstruir un sistema educacional. Hay temas sensibles que no se han conversado: la importancia de la educación pública en la reafirmación de patria, de cohesión nacional. La destrucción de la educación pública es un factor disgregador para la nacionalidad.

Entonces, ¿A qué cree que respondió esta idea de disgregar, cercenar, la educación pública?-Yo diría disgregar el país al destruir la educación pública. No querer asumir que la educación pública juega un papel muy importante en la cohesión que el país quiere. La idea de que

para todo era buena la libre competencia, que el Estado no tenía que meterse en nada, llevada al extremo es ridícula. Está demostrado que la competencia no genera mejores sectores de educación y que en Chile lo que tú terminas pagando es la segregación social más que la calidad de la educación. Y que cuando una familia paga más por el colegio de su hijo está pagando para que su hijo no se junte con niños de niveles socioeconómicos más bajos. Este es un buen momento para todos de repensar. Cada uno tendrá el derecho de plantear sus opciones y alternativas.

En este escenario, ¿cómo se plantea la Universidad frente a la reforma?-Lo fundamental es la reconstrucción del espacio público y de la educación pública. En el debate sobre educación no siempre hemos estado a la altura de la gran meta que es reconstruir un sistema de educación para todos los chilenos y en torno a eso uno debería armar la discusión. Por el contrario, lo que uno ve es un afán de enfatizar cosas que son más bien adjetivas, accesorias. Lo relevante es el esfuerzo por volver a financiar como país un sistema educacional público. Me parece válido que todos tengan qué decir sobre los objetivos de la educación pública y la reforma. Pero en torno a ese gran objetivo.

Usted ha dicho que el tema de la gratuidad es un problema conceptual y no económico.-Sí. Lo es cuando lo que se espera es que el futuro profesional sienta un vínculo con su pueblo, en contraposición a un profe-sional que siente que llegó a serlo a pesar de los obstáculos, que logró conseguir los préstamos, y si bien ahora está endeudado, espera de alguna manera compensarlo. Al obtener financia-miento individual el tema cae en la transacción comercial que tenga un estudio universitario.

¿Cómo evalúa la gestión del ministro Eyzaguirre?-Bien. Creo que es honesto en lo que está haciendo, que está genuinamente comprometido con la reconstrucción de la educación pública.

“Esta idea que ha tratado de imponerse en Chile de que estatal es poco menos que sinónimo de estalinismo, es una locura”.

11Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

¿Qué le parece que lo haya entrevistado Carlos Peña para El Mercurio? - Es absolutamente increíble. Un diario con una línea editorial que no oculta, manda a un columnista, que a su vez es director de una universidad privada, a entrevistarlo. De ahí hacen un gran qué por el tema de la gratuidad por cuatro años, pero van a hacer un qué por todo. Los dichos de Eyzaguirre no son analizados en su mérito, sino en función de crear un ambiente, de instalar la idea de que el ministro es errático. Hay mucha intencionalidad en el debate.

Y una tendencia a generar pánico entre la gente.-Por supuesto. Es clave y categórico hablar desde el respe-to, desde la voluntad de diálogo y no con esta tendencia de que, para llamar la atención, para recibir más prensa, se parte insultando y casi que la guerra mundial empezó por estos dichos. Eso es absurdo. Si realmente uno tiene una responsa-bilidad para con el país, tiene que estar dispuesto a un inter-cambio decente, a un diálogo de ideas.

LEGADO Y PARTICIPACIÓN

Ennio Vivaldi cursaba el último año de medicina cuando fue el Golpe de Estado. En esa época, junto a algunos com-pañeros publicaron un artículo en la revista Nature relatan-do el ambiente que se vivía en la Universidad. Cosas que comenzaban a hacerse cotidianas: la tortura, las violaciones a los Derechos Humanos, la desaparición de los amigos. La pérdida de valores como el respeto por el mundo intelectual o la autonomía universitaria.

-Conceptos destruidos, que los hicieron desaparecer. Eso es una experiencia tremendamente poderosa y marcadora hasta el día de hoy- asegura.

El Golpe, dice, fue un cambio drástico de la autoimagen del país. Por eso hay que erradicar elementos que son aún un legado vigente.

¿Qué le parece la derogación del DFL2?-Un signo de civilización. Veo una voluntad de que no si-gamos sujetos a cosas que se hicieron en un momento de la historia de Chile realmente excepcional. Es básicamente decir, replanteemos la discusión en términos del Chile con-temporáneo. No lo veo para nada como un gesto a favor de la triestamentalidad en sí. En discusiones ulteriores se debatirá qué se quiere hacer respecto a la participación de estudiantes y funcionarios, es un debate pendiente. Pero lo del DFL2 yo lo veo como una voluntad de liberarnos de una normativa que se impuso y que recuerda al orfelinato de Oliver Twist. Un estilo, un lenguaje que no tiene nada que ver con el con-cepto de comunidad universitaria o la valoración del aporte que los estudiantes pueden hacer.

Aún así hay detractores. Los estudiantes de derecho de la Católica salieron a decir que la derogación del DFL2 podía supeditar los fines universitarios a voluntades políticas.-Yo no conozco un caso de supeditación de los fines universi-tarios a las voluntades políticas como el que sucedió el ‘73 y el ‘81, si es por eso. Ahí uno tiene que tener cuidado y decir si está hablando de política o tomando un partido. Esta tan manida expresión “de cara al siglo XXI” no puede significar solamente la incorporación de tecnologías. Para mí es dejar atrás un siglo que estuvo lleno de dictaduras, totalitarismos y guerras.

Más allá de lo material, ¿cuál cree que fue la consecuencia más grave del despojo que sufrió la Universidad? -Esta fue una Universidad sometida, intervenida. Hubo un esfuerzo por cambiar el espíritu, esta vocación de ser-

“Veo la eliminación del DFL2 como una voluntad de liberarnos de una normativa que se impuso y que recuerda al orfelinato de Oliver Twist”

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vicio público fue avasallada; el sentido de pertenencia, esta voluntad altruista, brutalmente diezmados. El espíritu de colaboración pública no puede ser confundido con una ideología política porque esa vocación no es privativa de ninguna ideología.

¿Cómo ve usted al movimiento estu-diantil hoy día?-Hay que hacer una reflexión sobre cómo la política terminó enajenando a la mejor juventud. Ese es el gran tema que está en juego: que las opciones preponderantes en la política nacio-nal no fueran capaces de seducir a los jóvenes de elite universitaria. Sobre el movimiento estudiantil no tengo duda alguna sobre su vuelo intelectual. Los dirigentes estudiantiles, al menos los de la Chile, suelen ser muy inteligentes y de gran compro-miso social.

De hecho, el que estemos discutiendo una reforma educa-cional viene de un largo movimiento estudiantil.-Absolutamente. Ellos fueron los que lograron imponer un nuevo capítulo en la Universidad de Chile. Además, yo nunca he visto un movimiento estudiantil que defienda una educa-

ción menos exigente. Por el contrario, siempre se quejan por lo que consideran una calidad deficiente en la educación que están recibiendo.

¿Cree que el debate de la reforma está conectado con el mo-vimiento estudiantil? ¿Hay diálogo ahí?

-Lamentablemente ha habido una se-paración entre los grupos políticos del país y el movimiento estudiantil que es indudable. Eso se nota en los sectores llamados progresistas o centro izquier-da y en la poca relevancia que han lo-grado tener en cuanto a captar masiva-mente al estudiantado universitario.

Es importante porque los estudiantes tienen un rol en la reflexión crítica so-bre cómo se construye el país.

-La juventud es la más interesada porque son quienes están viendo la sociedad en la que van a vivir. En general -puede llamarse idealismo o como sea- se plantean la mejor sociedad concebible por encima de los intereses directos que ellos ten-gan, lo que le da una connotación muy especial al movimiento estudiantil. En América Latina los estudiantes suelen asumir un rol de progresismo social por la dificultad que tienen otros sectores de la sociedad para expresarse.

“Los estudiantes fueron los que lograron imponer un

nuevo capítulo en la Universidad de Chile”.

13Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

A treinta años de la primera muerte por Sida en Chile

En las últimas tres décadas, la realidad del VIH ha cambia-do radicalmente. La enfermedad se reportó en Chile, en mayo de 1984, y la primera muerte se registró en agos-

to. Comencé a tratar pacientes con VIH a comienzos de los noventa, cuando el escenario era muy complejo. El primer tratamiento apareció en 1987: la mo-noterapia AZT concedía un poco más de tiempo a los pacientes y no ayudaba casi nada a la mejoría de su calidad de vida. En esa época, el diagnóstico era una sentencia de muerte y socialmente había mucha estigmatización. Por mie-do y desconocimiento, incluso el per-sonal de salud tenía miedo de atender a estas personas por temor a infectarse.

A comienzos de los ´90, los pacientes llegaban en etapas muy avanzadas de la enfermedad. Había mucho desconocimiento y terror al diagnóstico. En ese tiem-po era muy distinto. Los pacientes decían “¿Para qué voy a saber, si igual me voy a morir?”. Y era verdad: poco se podía hacer desde el punto de vista médico. Hoy existe más con-ciencia y la gente está consultando más tempranamente. Es importante insistir en que la población se haga el examen tal como se hace un perfil bioquímico o un hemograma.

PREVENCIÓN, LA GRAN DEUDA PENDIENTE

Afortunadamente, cada vez menos personas asocian el VIH con la muerte; aunque aún hay quienes lo hacen, sobre todo en los sectores más vulnerables. Frente a estos temas, la Universidad de Chile tiene un rol clave, más aún cuando se trata de temas a los que se trata de poner paños fríos por una cuestión valórica. La

evidencia científica y el avance en el cono-cimiento tienen que ir por delante.

La aparición en 1996 de la triterapia cam-bió el panorama, transformando una enfer-medad mortal en una enfermedad crónica y controlable, como la diabetes o la hiperten-sión arterial. Consiste en la combinación de tres medicamentos que permiten suprimir la replicación del virus en el organismo, lle-vando la carga viral a niveles indetectables y permitiendo reconstruir el sistema inmune,

lo que mejora la sobrevida y la calidad de vida de las personas. Se ha avanzado y queda mucho por hacer, sobre todo en materia de prevención. Tres debilidades de las campañas chilenas son no ser directas, no llegar a los sitios donde deben llegar –como los cole-gios-, y estar diseñadas sólo alrededor del día mundial del Sida. Se necesita una campaña clara, directa y permanente de educación sexual. En esto el rol de la Universidad es evidente: tenemos que alzar la voz desde nuestra experticia y cambiar las cosas.

Afortunadamente, cada vez menos personas asocian el VIH con la muerte; aunque aún hay quienes lo hacen, sobre todo en los sectores más vulnerables.

*Inmunólogo Jefe del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

Por Alejandro Afani*

14 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

Episodios de la intervención militar en la Chile

EL DÍA QUE PINOCHET LLEGÓ A DERECHOTestigo de cómo la dictadura entró para descalabrar la Universidad, la abogada y académica de la Escuela de Derecho, María Angélica Figueroa, cuenta cómo fue vivir los cambios estando dentro y el complicado regreso a la democracia. “Yo no creí que iba a pasar tantos malos ratos como los que tuvimos que pasar”.Por Simón Boric F. / Foto: Alejandra Fuenzalida B.

María Angélica Figueroa, abogada y académica de la Escuela de Derecho, recuerda el ingreso de Augusto Pinochet como si fuera ayer. Corría el año 1987 y el país, especialmente la capital, se en-contraba envuelto en un álgido ambiente de manifestaciones en

contra de la dictadura militar. Los estudiantes de la Universidad de Chile estaban movilizados desde hacía varios meses, empecinados en restituir la democracia tanto en el país como al interior de la casa de estudios.

Ese día de octubre, María Angélica estaba mirando desde la ventana del segundo piso de la facultad hacia el parque José Domingo Gómez Rojas frente a calle Pio Nono, cuando de repente aparecieron unos autos color acero.

-“De adentro salió Pinochet con su traje y su capa directo a revisar el sitio de los hechos”- recuerda Figueroa.

El día anterior, los alumnos habían bajado la oficina del decano al pórtico de la escuela, trasladando el decanato simbólicamente afuera de la Facultad. La medida era una reacción de los estudiantes ante la designación de José Luis Federici como rector de la Universidad, conocido por ser fiel operador del régimen y artífice de la privatización de varias empresas del Estado.

-“Ver a Pinochet llegar a la Facultad como reacción de lo que había pasado el día an-terior me pareció grave, triste y muy sorprendente. No podía creerlo”- dice Figueroa.Ese día, Pinochet entró al edificio de Derecho y subió por la escalera hacia el de-canato. María Angélica Figueroa se acercó a las secretarias y bibliotecarias que estaban ahí y les dijo, “viene Pinochet”.

15Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

-Nadie me creía. Todos corrieron hacia las escaleras y desde el otro lado obser-vamos cómo subió escoltado por unos profesores de Derecho Público. De ahí no supimos más. Lo vimos solamente después, cuando desaparecieron los au-tos- dice.

Para María Angélica, que empezó a vincularse con la Universidad de Chile a mediados de la década del 50’, cuan-do entró a estudiar Derecho –para lue-go incorporarse rápidamente al mundo académico- la visita de Pinochet a la Escuela marcaría un hito en la inter-vención de la Universidad y también del país: la Chile estaba de pie y poco a poco se comenzaba a levantar el resto del país. Era el principio del final de la dictadura. Casi un año más tarde, sin que muchos se lo esperaran, se realiza-ría el plebiscito que terminaría con 17 años de botas y fusiles.

LIBERTAD DE ACCIÓN

La visita de Pinochet a Derecho fue sólo un día en los 17 años de interven-ción, la que se empezaría a tramar y a sentir en los días previos al golpe. En 1973 la Casa Central de la Universidad de Chile era punto neurálgico tanto de las protestas como de reuniones para decidir el futuro del país.

-No sabíamos bien qué iba a pasar, pero las opciones eran dos: aquí venía un gol-pe o se iba a producir el plebiscito. Lo que sí estaba claro era que el ambiente se hacía insostenible- señala Figueroa.

El 11 de septiembre todo se produjo muy rápido. María Angélica no alcanzó ni a

llegar a la facultad. Pocos días después del golpe, el rector citó a los integrantes del Consejo Normativo a una reunión en el Salón de Honor. Figueroa era represen-tante académica en aquella instancia, la cuál sería la última actividad oficial de Edgardo Boeninger al mando de la Chile.

-Fue una reunión muy breve. Boeninger nos dijo que había tenido conversaciones con la gente de la Junta de Gobierno acerca de cuál era el destino de la Uni-versidad. La conclusión de él era que no habían condiciones para persistir como rector, que no las podía aceptar. Y que por lo tanto, dejaba en libertad de acción a los demás.

Figueroa no recuerda aplausos ni otras manifestaciones, sólo un silencio pro-fundo. Después de que el rector se pro-nunció, todos se pararon y se fueron.

-Recuerdo haber salido y no sé si me lo inventé en mi cabeza, pero el rector cerró por fuera la Casa Central. Yo no volví a entrar hasta 1990, ya no tenía nada que hacer ahí-dice Figueroa.

La intervención ya estaba anunciada. Rectores y decanos designados, reducción de presupuesto y amputación de las sedes regionales y del Instituto Pedagógico se-rían las principales heridas infringidas durante la dictadura militar, que a juicio de Figueroa no terminaron de cicatrizar en democracia.

RUMBO EQUIVOCADO

En 1990 María Angélica Figueroa vol-vió a pisar Casa Central. Esta vez traía promesas de cambio. En sus manos

estaban los estatutos que permitirían llamar a elecciones y terminar así con años de autoridades designadas y por sobre todo, reconstruir una institución dañada económica y moralmente.

-Toda parecía muy raro, muy ajeno. La Casa Central lucía encerrada, me abrie-ron la puerta personas uniformadas. No era el mismo lugar que conocía- recuerda.

Tiempo más tarde, los estatutos harían posible la elección de Jaime Lavados, con quien Figueroa trabajaría mano a mano como Directora Jurídica para hacer a un lado los 17 años de agonía que sufrió la casa de Bello.

De todas maneras, el resultado no sería tan optimista como se pensó. El des-calabro financiero y los daños ocultos que se fueron encontrando llevaron a las nuevas autoridades del país a discu-tir qué hacer con la alicaída Educación Superior. En esa línea, las medidas no fueron las óptimas. Es más, sólo “con-solidaron un sistema que la dictadura creó y muchas veces consolidar es peor que retroceder”, señala Figueroa.

Y ahora que todo sigue igual ¿No se arre-piente de haber luchado tantos años?-Desde los 17 años hasta ahora, no he salido nunca de acá y no me arre-piento. Jaime Eyzaguirre, profesor de la época, me dijo: “tenga cuidado, esta opción de vida es una opción difícil, no es para hacerse rico, es para pasar malos ratos”. Yo no creí que iba a pasar tantos como los que tuvimos que pasar. Pero es la vida de la Universidad, hay otras personas a las que les tocan gue-rras mundiales.

16

17Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

Los pasos de Evens Clercema

UN HAITIANO EN CHILE

A partir del 2010 el número de inmigrantes provenientes de Haití se elevó drásticamente, pasando de 300 personas a más de 4 mil documentados actualmente. La falta de oportuni-dades laborales y la crisis institucional que sufre la antigua

colonia francesa, son algunas de las razones que han impulsado a bue-na parte de los emigrantes a partir hacia nuevos rumbos. Con mayores oportunidades de trabajo y posibilidades para estudiar, Chile ha sido un destino privilegiado para miles de ellos.

En Santiago, las comunas de Estación Central, Quilicura, Recoleta y Peñalolén son las que concentran a la mayoría de los inmigrantes hai-tianos. La académica del Instituto de la Comunicación e Imagen, Ximena Póo, ha trabajado el tema de la inmigración en el país y asegura que la mayoría de los haitianos que habitan en Chile se desempeñan en áreas como “la construcción y el servicio doméstico y cuentan con una precaria organización”.

Evens Clercema (33) llegó a Chile el 2010. Bailarín de profesión, estable-ció un vínculo con el país en 2005 debido a diversos proyectos que realizó junto a la Embajada de Chile en Haití, y participó en algunos intercambios con el Ballet Folclórico Nacional el 2007. Aquí trabajó como modelo para catálogos, hizo clases de salsa y baile entretenido. Actualmente estudia so-ciología en la Universidad Católica Silva Henríquez y divide su vida entre sus estudios, las clases de baile y sus actividades como productor, mientras atesora el sueño de regresar a su país para trabajar en el área social.

Por Felipe Ramírez S. Fotos: Alejandra Fuenzalida B.

18 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

EL GOLPE EN LA UNIVERSIDAD

“A pesar de todo, no vimos venir el golpe de Estado ni sus consecuencias para la Universidad. Esa mañana yo no alcancé a llegar a la Casa Central, porque cuando venía caminando por la Plaza Bulnes me encontré con un mayordomo de la U que me mandó para la casa diciéndome que había un golpe y estaban los militares por todas partes. Eran las 8 de la mañana. Cuando volvimos, un par de días después, era un lugar total-mente diferente, nadie hablaba siquiera. El rector Boeninger ya no regresó y lo reemplazó el señor César Ruiz Danyau, primer rector designado por los militares. Poco a poco quie-nes estaban más inmersos en la política fueron despedidos y se perdieron las sedes regionales, adonde viajábamos a vera-near y a jugar a la pelota en Antofagasta o Temuco.

De los dirigentes estudiantiles de esa época recuerdo a Alejandro Rojas, quien tras el golpe de Estado tuvo que irse a Europa. También conocí a Germán Quintana y Carolina Tohá, que vinieron a tomarse la Casa Central en una oportunidad pero fueron desalojados rápidamente.

Ahora he tenido más contacto con los estudiantes que el que teníamos antes del ‘73. A diferencia de esos tiempos, cuando se toman la Casa Central se acercan a conversar con nosotros, los estudiantes y también sus dirigentes como Gabriel Boric y Camila Vallejo. En los años ‘70 no conversábamos con los presidentes de la FECh, sólo los atendíamos en la rectoría cuando venían.

Yo creo que está bien que luchen los estudiantes. Actualmente trabajo como nochero de Casa Central, tengo un hijo de 18 años que quiere estudiar periodismo y me gustaría que estudie en la U. de Chile, pero cuando me jubile voy a ganar menos de la mitad de mi sueldo y no voy a poder costearle los estudios”.

“Entré a trabajar a la Universidad de Chile hace 44 años, en julio de 1968, gracias a un tío que traba-jaba en la rectoría, y el primer rector que cono-

cí fue don Eugenio González Rojas. Tenía 18 años recién cumplidos, era muy joven y la Universidad vivía un período intenso debido a la reforma universitaria. Mi labor era aten-der rectoría.

Al poco tiempo de haber llegado los estudiantes se toma-ron la Casa Central y el rector González renunció, siendo reemplazado por don Ruy Barbosa y luego de las eleccio-nes de 1969 por el rector Edgardo Boeninger.

En ese momento existía la Asociación de Profesores y Em-pleados de la Universidad de Chile (APEUCH) y había una alta participación de funcionarios en la vida interna de la Universidad. Esa fue la única vez que pude votar, y aunque nuestro voto no valía casi nada era algo importante para nosotros. Perder ese derecho y no haberlo recuperado en todos estos años fue algo muy triste para nosotros.

La Casa Central en esa época era un espacio lleno de actividad, los estudian-tes venían a manifestarse y se solían hacer reunio-nes de funcionarios. Pero los últimos meses del rector Boeninger fueron muy tensos ya que había diferencias importantes entre él y el Secretario General Ricardo Lagos, que era partidario de la Unidad Popular”.

“Perder el derecho

a voto y no haberlo

recuperado en todos

estos años fue algo muy

triste para nosotros”.

“No vimos venir el golpe de Estado ni sus consecuencias para la Universidad”Por Felipe Ramírez S. / Foto: Alejandra Fuenzalida B.

Hugo Morales, una vida en la Casa Central

19Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

El libro “Las telenovelas puertas adentro” (2003, LOM) surgió tras una investigación del académi-

co del Instituto de la Comunicación e Imagen Eduardo Santa Cruz, quien es-tudió este tipo de contenidos produci-dos en el país en la década de los noven-ta. Hoy, la televisión chilena transmite 28 telenovelas, equivalentes a 25 horas de programación a la semana.

Aficionado a las telenovelas –su favo-rita es “Romané”-, Santa Cruz explica que lo clave para definir el género es la estructura narrativa del melodrama, que “tiene una ligazón con otros pro-ductos culturales anteriores como el radioteatro y el folletín del siglo XIX”.

¿Por qué es relevante el estudio de las telenovelas?-La telenovela es el producto cultural de televisión más importante de Latinoa-mérica. Genera muchas ganancias eco-nómicas, por ello en países como Brasil se desarrolló una industria de la teleno-vela. En Chile ha sido menor, pero no ha dejado de estar de manera sistemá-tica: se vienen produciendo telenovelas desde el ’82. La telenovela es parte de la cultura de masas y popular latinoame-ricana. A partir de ellas puedes generar toda una lectura sobre la sociedad.

¿Por qué en los ‘90 encontramos te-máticas relacionadas a los imagina-rios nacionales?-Estábamos en la vuelta a la demo-cracia, donde se trataba de reconstruir una sociabilidad que fuera más o me-nos incluyente, que el conflicto social y político fuera temperado. Además estábamos en un contexto mayor de globalización, con una economía que tenía que situarse en los mercados mundiales. En esa época se discutía mucho hasta dónde la globalización iba a desperfilar el Estado – Nación y con ello las identidades nacionales. La verdad es que pasó al revés: mientras más globalización, más nacionalismo. Justamente toda la televisión chilena de la época empieza a construir un dis-curso que dice: “debemos estar abiertos al mundo, pero desde un perfil propio”

En las teleseries nacionales también se ha diversificado la oferta, como las que dan después de almuerzo en TVN- Son decisiones de mercado, de entrar a copar públicos distintos, franjas con productos más segmentados. Además, son producciones de mucho menor cos-to: una telenovela melodramática clási-ca la haces dentro de esta pieza. Algunos han dicho que esto estaría relacionado con un cierto declive del reality, que ha-brían llegado a un punto de saturación. Si eso es así, indica que la telenovela no satura. Es un producto que por algo lle-va 60 años, es una sandía calada.

En las teleseries nocturnas se repre-sentan clases sociales más acomoda-das. ¿Por qué?- Es muy difícil contestar por qué las telenovelas, sobre todo en las noches, muestran una clase alta en decadencia, donde no hay ningún héroe. Es gente muy degradada, eso es muy raro. ¿Será porque quieren decirnos, como aquella vieja telenovela, que “Los ricos tam-bién lloran”? Quizás es una suerte de compensación, de decir que mejor no ser rico, que más vale nuestra vida sen-cilla, porque nosotros somos honestos, somos personas decentes, que es una manera de decir: confórmate con lo que tienes, es súper buena tu vida.

“La telenovela es un producto que por algo lleva 60 años, es una

sandía calada”.

Fanático e investigador del género, el profesor revisa la diversidad de sus orígenes, los cambios en los contenidos y la segmentación para diferentes públicos.

“La telenovela es el producto cultural televisivo más importante de latinoamérica”

Por Francisca Palma A. / Foto: Alejandra Fuenzalida B.

Eduardo Santa Cruz:

(M$ 1.076.161.371)aumentó

¿CÓMO APORTA EL ESTADO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR?

DESTINÓ A

ESTUDIANTES

71,5%A FINANCIAMIENTO

DE BECAS Y CRÉDITOS(M$ 886.993.323)

4,2%DEL GASTO TOTAL REALIZADOPOR INSTITUCIONES Y SERVICIOS INCLUÍDOS EN LA LEY DE PRESUPUESTOS

DEL TOTAL DEL APORTE PARA FINANCIAR A LOS ESTUDIANTES

$

EN EL AÑO 2013EL ESTADO CHILENO

El 98% De este aporte estatal, proviene del MINEDUC

* Fuente: Informe 2013 sobre Financiamiento a la Educación Superior, Contraloría General de la República.

EL APORTE FISCAL REALIZADO DURANTE EL 2013 REPRESENTA

AL AÑOEN COMPARACIÓN

2012

INSTITUCIONES

28,5%FUE DIRECTAMENTE A LOS PLANTELES(M$ 352.002.714)

UNIVERSIDADES P

RIVA

DAS

31,7% DEL TOTAL A A

LUM

NOS

DE $54%

25%DE PL

ANTEL

ES ESTATALES

FUE A ALUMNOS DE INSTITUCIONES PRIVADAS(UNIVERSIDADES, INSTITUTOSPROFESIONALES, CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA)

LAS UNIVERSIDADES QUE RECIBEN MAYOR APORTE FISCAL

LA QUE MENOS RECIBE

INSTITUCIONES PRIVADAS DE LA EDUCACIÓN

RECIBIERON MÁS APORTES QUE 7 DE

LAS 16 UNIVERSIDADES ESTATALES

La Distribución del CAE, se encuentra principalmente en universidades privadas fuera del CRUCH

Los Centros de Formación Técnica son las entidades con mayor presencia en cuanto a la cantidad de estos establecimientos en el país.

La mayor cuota de mercado de las matrículas radica en las UniversidadesPrivadas, seguidas de cerca por los Intitutos Profesionales.

Matrículas: existe un aumento del 5,1% con respecto al año2012 (total matrículas 2012: 1.127.181).

Los IP son los que evidencian la mayor alza, con un 10,4% más que el año anterior

M$ 1.238.996.037

UNIVERSIDADDE CHILE

UNIVERSIDADDE CONCEPCIÓN

P. UNIVERSIDADCATÓLICA

UNIVERSIDADDE ATACAMA

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA METROPOLITANA

UNIVERSIDAD DE LA SERENA

UNIVERSIDAD ARTURO PRAT

UNIVERSIDAD METROPOLITANACIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS

UNIVERSIDAD DE MAGALLANES

UNIVERSIDAD DE ATACAMA

ANDRÉS BELLOSAN SEBASTIÁNSANTO TOMÁSAUTÓNOMADE LAS AMÉRICASMAYORDIEGO PORTALES

UNIVERSIDADES

DUOC UCAIEPIP CHILE

INSTITUTOS PROFESIONALES

INACAPSANTO TOMÁS

CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA

1

2

4

567

3

EDUCACIÓN

SUPERIOR

20

(M$ 1.076.161.371)aumentó

¿CÓMO APORTA EL ESTADO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR?

DESTINÓ A

ESTUDIANTES

71,5%A FINANCIAMIENTO

DE BECAS Y CRÉDITOS(M$ 886.993.323)

4,2%DEL GASTO TOTAL REALIZADOPOR INSTITUCIONES Y SERVICIOS INCLUÍDOS EN LA LEY DE PRESUPUESTOS

DEL TOTAL DEL APORTE PARA FINANCIAR A LOS ESTUDIANTES

$

EN EL AÑO 2013EL ESTADO CHILENO

El 98% De este aporte estatal, proviene del MINEDUC

* Fuente: Informe 2013 sobre Financiamiento a la Educación Superior, Contraloría General de la República.

EL APORTE FISCAL REALIZADO DURANTE EL 2013 REPRESENTA

AL AÑOEN COMPARACIÓN

2012

INSTITUCIONES

28,5%FUE DIRECTAMENTE A LOS PLANTELES(M$ 352.002.714)

UNIVERSIDADES P

RIVA

DAS

31,7% DEL TOTAL A A

LUM

NOS

DE $54%

25%DE PL

ANTEL

ES ESTATALES

FUE A ALUMNOS DE INSTITUCIONES PRIVADAS(UNIVERSIDADES, INSTITUTOSPROFESIONALES, CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA)

LAS UNIVERSIDADES QUE RECIBEN MAYOR APORTE FISCAL

LA QUE MENOS RECIBE

INSTITUCIONES PRIVADAS DE LA EDUCACIÓN

RECIBIERON MÁS APORTES QUE 7 DE

LAS 16 UNIVERSIDADES ESTATALES

La Distribución del CAE, se encuentra principalmente en universidades privadas fuera del CRUCH

Los Centros de Formación Técnica son las entidades con mayor presencia en cuanto a la cantidad de estos establecimientos en el país.

La mayor cuota de mercado de las matrículas radica en las UniversidadesPrivadas, seguidas de cerca por los Intitutos Profesionales.

Matrículas: existe un aumento del 5,1% con respecto al año2012 (total matrículas 2012: 1.127.181).

Los IP son los que evidencian la mayor alza, con un 10,4% más que el año anterior

M$ 1.238.996.037

UNIVERSIDADDE CHILE

UNIVERSIDADDE CONCEPCIÓN

P. UNIVERSIDADCATÓLICA

UNIVERSIDADDE ATACAMA

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA METROPOLITANA

UNIVERSIDAD DE LA SERENA

UNIVERSIDAD ARTURO PRAT

UNIVERSIDAD METROPOLITANACIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS

UNIVERSIDAD DE MAGALLANES

UNIVERSIDAD DE ATACAMA

ANDRÉS BELLOSAN SEBASTIÁNSANTO TOMÁSAUTÓNOMADE LAS AMÉRICASMAYORDIEGO PORTALES

UNIVERSIDADES

DUOC UCAIEPIP CHILE

INSTITUTOS PROFESIONALES

INACAPSANTO TOMÁS

CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA

1

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4

567

3

EDUCACIÓN

SUPERIOR

21Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

Mucho se ha dicho y otro tanto de mito se ha construido sobre este mineral, presente en grandes cantidades en el salar de Atacama. Actualmente, la discusión sobre qué haremos como país con este

recurso apunta a que los distintos actores –el Estado, los privados, las universidades- se enfoquen en una política de inversión en innovación y tecnología que cambie el foco de la riqueza, dejando de tener los ojos

en la tierra –y bajo ella- y cambiando la mirada hacia el potencial humano.

De recurso estratégico a país desarrollado

Por Ana Rodríguez y Simón Boric / Fotografía: Felipe PoGa

22 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

La historia empezó durante la Guerra Fría, cuando, en plena carrera nuclear, se pensaba que el litio servía para hacer bombas. Fue entonces que Estados Unidos im-pulsó al resto de los países del mundo a declarar al mi-

neral un recurso estratégico. Lo mismo sucedió con el uranio y otros elementos de importancia para el uso militar. Con el correr del tiempo se entendió que para la aplicación nuclear con fines bélicos el litio no tenía mayor relevancia y muchas naciones lo eliminaron de su categoría especial. En Chile, -nadie, ni en el ministerio de Minería saben bien por qué- continúa siéndolo hasta hoy.

Que sea un recurso estratégico implica que es un mineral no concesible, es decir, que sólo puede ser explotado por el Estado. Pero en la práctica esto funciona de manera indi-recta, ya que en la década de los setenta CORFO entregó los paños del Salar de Atacama, principal polo de extrac-ción del mineral, en concesión a las empresas SQM, filial de Soquimich y SCL Rockwood, antiguamente cono-cida como la Sociedad Chilena del Li-tio. CORFO cumple solo un rol como organismo receptor de los montos de impuestos y arriendo que pagan las empresas SQM y SCL Rockwood.

Mundialmente se estima que hay dis-ponibles entre 35 y 40 millones de toneladas de litio, de los que Chile tendría entre 8 y 12, correspondientes a un poco menos del 30 por ciento de las reservas planetarias. El mercado, proyectan en el ministerio de Minería, podría crecer de manera exponencial en los próximos años, llegando a 150

mil toneladas de litio anuales de producción a unos 300. El precio, además, se duplicó en los últimos diez años: de 2.500 a 5.000 dólares la tonelada.

El 11 de junio de este año, la presidenta Bachelet formó la Comisión Nacional del Litio, cuyo trabajo será determinar qué plan estratégico tendrá el litio para el país y si hay que mantener o no su carácter no concesible.

-Todo indica pensar que es un elemento fundamental, que se puede desarrollar una industria muy interesante para Chile. La pregunta del millón es si hay que mantener o no el carác-ter concesible del litio y esa es una respuesta que la comisión

está trabajando- explica el subsecretario de Minería, Ignacio Moreno.

El director del Centro de Innovación del Litio, Jaime Aleé, explica que el mineral tiene tres condiciones: es abun-dante, barato y clave para las baterías de litio. Y, aunque Chile tiene buenas reservas, es una falacia que tenemos las más grandes del mundo: el litio está en todo el planeta, dice Aleé.

-El litio es clave para la industria de las baterías, pero no lo es para Chile en términos industriales. Puede sacarse sin mucha tecnología, y existen reservas para por lo menos cinco siglos de de-manda, que es mucho más que lo que van a durar el cobre y el petróleo; no tiene sentido hacer un rollo de algo que es súper abundante- dice.

La producción anual de litio en Chile, explica Aleé, equivale en un año lo que

“Un país con un ingreso de

20 mil dólares per cápita

no puede seguir creciendo

basándose en producir

materias primas, tiene

que empezar a pensar que

el desarrollo de su país

depende de las personas que

viven ahí, no de sacar las

cosas debajo de la tierra”,

dice Jaime Aleé.

23Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

vende el cobre en diez días: anualmente se producen 150 millo-nes de dólares en litio y cerca de 50 mil millones de dólares en cobre. El subsecretario de Minería, Ignacio Moreno, no está de acuerdo. “La extracción no deja de ser rentable, la tonelada está a 5 mil dólares hoy día”, asegura. Pero para Aleé, la realidad del litio es una cuestión sin sentido.

-Desde el punto de explotación de la materia prima es irrele-vante, no es importante económicamente, y mantenerla res-tringida no tiene ningún sentido, es una locura. Aparte que Chile se la entregó para que sea explotada por empresas extranjeras, es ridículo- re-mata Aleé.

Leopoldo Soto, Dr. En Física, Investigador en Física de Plas-mas y Fusión Nuclear y Secre-tario de la Sociedad Chilena de Física, cree que las poten-cialidades del litio como com-bustible para generar energía –sumada a otras aplicaciones actuales o potenciales del mi-neral- debieran implicar que la propiedad se mantenga en el Estado de Chile, encargando su explotación a través de Co-delco o alguna nueva entidad estatal con estos fines.

-Hay personas que opinan que el Litio debe liberalizarse al sector privado y que el Estado debe invertir en investigación y desarrollo para agregarle valor y poder sacarle mayor precio en el más corto plazo posible. ¿Qué sentido tendría agregarle valor a algo que no sería nuestro? La idea de que el Estado invierta en investigación y desarrollo sólo tiene sentido si el Estado sigue siendo su dueño- asegura Soto.Las ideas de Soto coinciden con las de la senadora Isabel Allende, integrante de la Comisión Minería y Energía del Se-nado, quien viene asegurando hace tiempo que sería un gran error si el mineral dejara de ser estratégico.

-Hoy en día existen una serie de usos que no eran imaginables hace 15 años atrás, imagínate cuántos serán en diez años más. Creo que Chile debiera asociarse, si es que el Estado no quiere hacerlo únicamente, con privados, pero de manera asociada, no

privilegiada. Es el Estado el que debe tener un rol exclusivo frente al litio, donde tenga una parte mayoritaria- asegura.

CREERSE EL CUENTO

En el corto plazo, la industria de la batería es el uso fundamental que tiene el litio. El 25 por ciento de lo que se produce en el mun-do actualmente se utiliza con ese fin. Al mismo tiempo, comien-za a surgir un nuevo potencial: el de los vehículos eléctricos, “un mercado que se supone que va a explotar en los próximos años”,

explica Ignacio Moreno.

A largo plazo, dice el subse-cretario de Minería, resul-ta difícil estimar lo que va a pasar. “Para ser honestos, hace treinta años atrás no teníamos idea del uso que iba a tener el litio hoy día. El tema de las baterías para vehículos era absolutamente desconocido. Hace 30 años era ciencia ficción. Es un metal que puede tener mu-chas aplicaciones que no co-nocemos”, explica.

Para Moreno, un asunto rele-vante en la discusión es cómo lograr consolidar una indus-tria en torno al Litio que per-mita a Chile “generar enca-denamientos productivos que sean positivos, empleo, inves-tigación, capital especializado, exportación de tecnología. Es

un desafío de política industrial más que de extracción minera”.

Juan Carlos Zuleta es un analista de la economía del litio boli-viano que también participa de la Comisión Nacional del Litio. En su opinión, Chile tiene desafíos que en primer lugar impli-can examinar el rol del desarrollo tecnológico en los métodos que se aplican actualmente para explotar el litio en salmueras, “teniendo en cuenta la necesidad de mantener un equilibrio hi-drogeológico en la zona de operación”, dice.

Además, dice Zuleta, está el apostar por dar valor agrega-do al producto, “a través de un trabajo concertado entre el gobierno, la empresa privada y las universidades. En este

24 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

sentido, se podría buscar, por ejem-plo, la producción de componentes de baterías recargables de iones de litio”.

La senadora Allende advierte que Chile es un país que invierte poco en innovación, tecnología, investigación y desarrollo, ámbitos de los que re-queriría hacerse cargo a la hora de invertir en valorizar el litio.

-Deberíamos ser más proactivos. Es absurdo que hoy día lo exportemos como carbonato de litio sin agre-garle nada. Para eso necesitamos un Estado que esté más relacionado con sus universidades para que nos pue-dan aportar y ayudar en el desarrollo investigativo- explica.

A comienzos de año, el presidente de Bolivia, país con grandes reservas del mineral en el salar de Uyuni, inau-guró una planta piloto de baterías de litio a cargo de una empresa china. La iniciativa es consecuencia de un plan sobre el litio que Evo Morales viene gestando desde el 2008.

-Si tenemos la reserva más grande de litio en Bolivia, ¿por qué no tener la industria más grande de litio en Bolivia? Esa debe ser nuestra meta y está en nuestras manos- dijo ese día.Sin embargo, y pese a todo el bombo que le ha dado Morales a la posibili-dad de desarrollar una industria del litio en su país, para Juan Carlos Zu-leta la experiencia boliviana no pare-ce ser un ejemplo a seguir.

-El proyecto piloto de litio arrancó en mayo de 2008 y luego de más de seis años de trabajo no ha logrado resultados tangibles y efectivos. Pa-ralelamente ha contratado -“llave en mano”- a una firma china para la instalación de una planta experi-mental de baterías de iones de litio

“Hay personas que opinan que el Litio debe liberalizarse

al sector privado y que el Estado debe invertir en

investigación y desarrollo para agregarle valor y poder

sacarle mayor precio en el más corto plazo posible.

¿Qué sentido tendría agregarle valor a algo que no sería

nuestro?”, se pregunta el Dr. En Física Leopoldo Soto.

que hasta la fecha utiliza todos sus insumos importados. La planta ex-perimental de baterías no constitu-ye más que un costoso proyecto de capacitación (sin rumbo definido) a un reducido número de técnicos bo-livianos no seleccionados en base a méritos- asevera.

Jaime Aleé coincide con Zuleta y llega incluso a tildar la iniciativa de Morales como “una locura muy latinoamericana”. Esto, porque la inversión para pasar de la extracción a la producción de baterías implica cientos de millones de dólares.

-Hoy esas fábricas están en China y ellos no necesitan producir litio, se lo compran a Chile. El que Chile pro-duzca la materia prima no significa que tenga ventajas para producir baterías. No hay una relación directa entre tener la materia prima y ser dueño del valor agregado- asegura Aleé.

El problema, dice el experto, es que Chile se mantiene en un pensamiento primitivo en términos de pensar que

el futuro depende de lo que está de-bajo de la tierra. Tener un ministerio de Agricultura y uno de Minería, y no contar con un ministerio de Ciencia y Tecnología, es, dice Aleé, reflejo de nuestra conciencia.

- Un país con un ingreso de 20 mil dólares per cápita no puede seguir creciendo basándose en producir materias primas, tiene que empezar a pensar que el desarrollo de su país depende de las personas que viven ahí, no de sacar las cosas debajo de la tierra. Cuando los países se hacen cargo de esto es que comienzan a con-vertirse en países desarrollados: basan su futuro en el conocimiento y en el valor que las personas que están en él desarrollan- sentencia.

Para eso, explica Aleé, resulta necesario que las universidades empiecen a “creerse el cuento” y generar políticas en ese sen-tido. “Meter cursos de emprendimiento, relación con las empresas. Cambiar el currículum y crear un camino que valide ese conocimiento”, explica.

25Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

Se levantan, se arreglan, se sumergen en el tráfico, viajan.

Rafael, David y Matías se dirigen al mismo destino: la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Los tres estamentos de la Casa de Bello -el académico, el funcionario y el estudiante- nos muestran aquí cuál es su ruta.

26 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

12 años de viajes a

la Facultad

Me despierto diez para las seis

de la mañana.

Despierto a mi hija, empezamos a

movernos; el desayuno, la ducha, arreglar algunas cosas

básicas, y salir.

Me puedo demorar una hora en llegar

al trabajo en auto.

Atravieso una, dos, tres, cuatro, cinco comunas en el viaje. La Florida,

La Granja, La Cisterna, San Miguel, Santiago,

Independencia.

Lo que me gusta del viaje es mirar a la gente en los

semáforos cuando estoy detenido.

Lo que no me gusta de venir es la distancia. Pero creo que no me gustaría

vivir tan cerca tampoco.

En el viaje escucho noticias, hablo por teléfono. Escucho

la Radio de La Chile, la Bio-Bio, Cooperativa, de repente hasta la

Agricultura. También pongo radios AM, escucho a Germán

Gamonal en Radio Portales.

Matías Libuy, estudiante de

Medicina.

7 años de viajes a

la Facultad

Me despierto a las seis de la mañana.

Lo primero que hago en las mañanas es apagar la alarma y seguir durmiendo

un rato más.

Trato de aprovechar

el viaje para leer

algún apunte o

libro.

Me motiva la posibilidad de estudiar. Soy agradecido

de tener la opción de convertirme en un médico.

Me demoro como 45 minutos

en llegar.

Viajo todos los días en Metro.

Paso por Maipú, Pudahuel,

Independencia.

Por Francisca Escobar S. / Fotos: Felipe PoGa

27Es muy interesante estar inserto

en una Universidad donde se hacen cosas tan diversas.

El trabajo acá puede ser infinitamente entretenido.

Rafael Jara, médico Geriatra, Profesor Asistente de la Universidad de Chile

David Garrido, fotógrafo de la facultad de Medicina.

10 años de viajes a

la Facultad

Me despierto a las siete de la mañana.

Lo primero que hago cuando me levanto es dar gracias a dios por

estar con vida y con salud.

Salgo de mi casa veinte para las ocho con mi

hija y mi nieta y viajo en auto.

Paso a dejar a mi nieta al colegio y

de ahí me demoro unos veinte

minutos más en llegar a la Facultad.

Me voy escuchando la radio, las noticias, la Cooperativa o radios en

que estén hablando de deportes.

Recorro dos comunas para llegar: Renca e

Independencia.

Lo que menos me gusta del viaje son

los tacos.

A mí me encanta venir a trabajar. Me motiva lo que hago,

lo mío, la fotografía.

28 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

Su aparición en 1975 fue tan rupturista y de vanguardia que su im-pacto la redujo a un solo número. La revista Manuscritos, creada al alero del Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, reunió el trabajo de Ronald Kay, Enrique Lihn, Nicanor Parra, Alejandro Jodorowsky, Jorge Guzmán y Cristián Huneeus, entre otros intelectuales y artistas de la época.

En sus páginas rescataron el “Quebrantahuesos”, trabajo que Lihn, Parra y Jodorowsky realizaban en murales, y también fue publicado por primera vez Raúl Zurita.

Manuscritos nunca terminó su distribución y se convirtió en una pieza de culto. Para celebrar los 100 años de vida de Nicanor Parra, Revista Paracaídas presenta una selección de las páginas que reu-nieron una colección de los manuscritos abandonados o rechazados por Parra, NEWS FROM NOWHERE: “restos, excesos, desacier-tos, actos gratuitos, pre-textos, o también material de reserva”.

- E S P E C I A L C E N T E N A R I O -

30 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

Rescatando vestigios de la educación chilena

LA BATALLA DE LOS CASCOSTres containers repletos de restos arqueológicos descansan en el patio del Archivo Andrés Bello de la Universidad. Los vestigios corresponderían a una escuela de niñas del siglo XIX encontrados durante la construcción de la Línea 3 del Metro en Independencia. Si la batalla por rescatarlos no fue fácil, lo que viene ahora no es un reto menor: modificar el proyecto inicial de la nueva estación y volver las piezas a su lugar. Un proyecto museográfico inédito en el país.

Por Francisca Escobar S. / Fotos: Felipe PoGa / Archivo Andrés Bello

En agosto de 2013 la Universidad de Chile informó que en terrenos de la Facultad de Medicina, lugar donde se construye la futura Estación Hospitales de la línea 3 del Metro, se encontraron un número importante de restos arqueológicos. Cerámicas, lozas y

pisos. Trozos de materialidades comunes y corrientes.

Recién en octubre de ese año la Universidad logró firmar con Metro un protocolo de acuerdo que permitió el rescate total de los restos, la reali-zación de una investigación historiográfica para desentrañar el origen del hallazgo y la contratación –por parte de Metro– de la Consultora Ámbito, recomendada por la Universidad por su experiencia en patrimonio con énfasis en arquitectura y arqueología urbana, para continuar los trabajos en el pique.

Llegar a este punto de acuerdo no fue sencillo. “Yo le puse a todo este episodio ‘la guerra de los cascos’, porque era convencer a todos los ingenieros y arquitec-tos que esto era relevante. La discusión se entrampó. Hay toda una cultura na-cional que no valora su propia historia y hay una jerarquía de lo valioso que es muy elitista, o sea, ‘¿Qué pretenden encontrar? ¿Las ruinas de Tutankamon?’, les preguntaba yo”, cuenta Alejandra Araya, directora del Archivo, sobre ese

31Nº 1 septiembre 2014 / El Paracaídas

período de idas y venidas que concluyó finalmente en acuerdo.

La batalla de los cascos –primera par-te– la ganó la Universidad de Chile. La presunta escuela de niñas del pique Hospitales no se perdió entre los es-combros del Metro. Los tres containers con aquel pedazo de la de la educación pública de Chile llegaron victoriosa-mente colgando de unas grúas al patio del Archivo Central.

ESCUELA EN LA CHIMBA

Restos de pizarras, zapatos de niños, muñecas, y otros vestigios de la vida cotidiana, fueron apareciendo en el pi-que Hospitales, al tiempo que un pla-no Ansart –meticulosa cartografía de Santiago realizada por Ernesto Ansart en 1875- encontrado en el transcur-so de la investigación historiográfica, señalaba la existencia de una escuela

primaria en esta esquina del entonces mítico barrio La Chimba.

Aquí se dio un hecho inédito: era una casa, que después fue ocupada como escuela primaria, que después fue de-rribada y que finalmente se dejó como área verde”, dice Álvaro Briceño, ar-quitecto y master en Restauración de Monumentos Arquitectónicos de la Consultora Ámbito.

Haber encontrado la escuela en un momento donde se revisaban los pila-res de la educación pública de Chile, no hizo más que sumar para su inmi-nente puesta en valor.

El acuerdo entre la Universidad de Chile y Metro en 2013 consideró una recuperación de los hallazgos en la mis-ma estación. No obstante, con el pasar de los meses y los sucesivos cambios de autoridades en todas las instituciones

involucradas, las conversaciones aún no se han retomado.

Por ahora lo que hay es una propuesta. Claudia González, arquitecta y socia de Consultora Ámbito, la explica:-Tiene que ver con colocar partes de los restos de la edificación, de los pisos y los cimientos en superficie nueva-mente, y de vitrinas y paneles, en los que se explique lo que se está mostran-do, dentro de la estación, en la parte de las boleterías y en la superficie.

El tema de la educación sería un eje central del proyecto museográfico que se plantea, al tiempo en que también se considera poner en contexto la ocupación previa del lugar. “Queremos mostrar que en el área había poblaciones cuando llegaron los españoles, que la calle Independencia era el Camino del Inca, que luego se concretó una urbanización un poco más sólida

“Hay toda una cultura nacional que no valora su propia historia y hay una jerarquía de lo valioso

que es muy elitista”, dice Alejandra Araya, directora del Archivo.

32 El Paracaídas / Nº 1 septiembre 2014

en el siglo XIX, y que finalmente se instalan grandes equipamientos como el Cementerio General, el Hospital, la Facultad de Medicina”, detalla González al respecto.

La construcción del Metro estará en desarrollo hasta 2018, fecha en que de-bería estar en pie la nueva estación. Y pese a los acuerdos celebrados, aún fal-ta poner todas las cartas sobre la mesa y ver qué resolverán los actores compro-metidos en este inédito hallazgo.

-Necesitamos conocer el proyecto de la estación, y trabajar en conjunto con Metro sobre cómo eso se va a ir incorporando todo esto dentro del proyecto- dice Claudio Rozas, arquitecto, arqueólogo y también socio de la Consultora Ámbito.

Pese a que, consultadas por Revista El Paracaídas, las voces oficiales de Metro no se pronunciaron sobre el tema, todo indica que el trabajo en marcha no ha sido en vano.

-Creo que luego de lo que pasó aquí, el escenario para Metro cambió. Aquí hay un cambio de paradigma respec-to a la valorización de los hallazgos, y eso de alguna forma es lo que le dijo la Universidad a Metro, ‘cambiemos el paradigma, tratemos de trabajar con los criterios que se están aplicando en el siglo XXI y no treinta años atrás’- remata Álvaro Briceño.

La primera piedra está lanzada. La se-gunda parte de la batalla comienza ahora.

Vestigios del Pique Hospitales conservados en el Archivo Central Andrés Bello.