una aproximación a la historia del dia de los muertos en lima. siglos xix y xx

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Una Aproximación a La Historia Del Dia de Los Muertos en Lima. Siglos XIX y XX

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  • Jos Rivas y Juan Tito. Historia del Da de los Muertos en Lima

    Nueva cornica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 467-481

    Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos

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    UNA APROXIMACIN A LA HISTORIA DEL DA DE LOS MUERTOS EN LIMA. SIGLOS XIX Y XX

    Jos Rivas Huarcaya1 [email protected]

    y Juan Tito Melgar2 [email protected]

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos

    Recibido: 05/07/2013 Aprobado: 20/11/2013

    Resumen Este artculo es una aproximacin a la historia de una celebracin cultural con mucho arraigo en la sociedad limea: el Da de Todos los Santos, conocida popularmente como el Da de los Muertos. Nuestro objetivo es definir algunas caractersticas generales del panorama social y festivo de esta celebracin desde la creacin del Cementerio Presbtero Maestro, hasta la formacin de los grandes cementerios populares que existen en la actualidad. Se muestra el paso de una ceremonia caracterizada por las formalidades religiosas durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX, a una celebracin que se hace ms secular, festiva y diversa en correspondencia con las transformaciones sociales que ha tenido la ciudad en los ltimos 50 aos.

    Palabras clave: Lima, fiestas populares, siglos XIX y XX; Da de los Muertos; Cementerios

    1 Historiador. Bachiller en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha trabajado en el

    Consejo de Reparaciones de la Presidencia del Consejo de Ministros, en el Archivo Central de La Biblioteca Nacional del Per y al presente es profesor del curso de Historia en un colegio particular. Ha sido ponente en XXI Coloquio de Lima y en el XXII Coloquio de Historia de San Marcos, ambos realizados el presente ao. Actualmente prepara su tesis de licenciatura sobre los cambios institucionales en San Marcos durante la primera mitad del siglo XX. 2 Historiador. Bachiller en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha trabajado en el

    campo de la archivstica en el Ministerio de Educacin y en el Ministerio de Trabajo y actualmente en la Pontificia Universidad Catlica del Per. Desde el ao 2008 participa en el proyecto de recuperacin de la Confederacin Campesina del Per. Ha sido ponente en diversos eventos de carcter local, regional y nacional desde el ao 2010. Actualmente prepara su tesis de licenciatura sobre la sociedad altiplnica de inicios del siglo XX.

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    THE DAY OF THE DECEASED: NOTES ABOUT CELEBRATIONS IN LIMA, 19TH AND 20TH CENTURIES

    Abstract This article is an approach to the history of a cultural celebration rooted in Lima society: the Day of All Saints, popularly known as the Day of the Deceased. Our goal is to define some general characteristics of social and festive panorama of this celebration from the creation of the Cementerio Presbtero Maestro, until the formation of the great popular cemeteries that exist today. We notice the transformation from a religuous ceremony in the nineteenth and early twentieth centuries to a more secular, festive and diverse one in correspondence with the social transformations that had shown the city over the past 50 years.

    Key words: Lima, festivals, nineteenth and twentieth centuries, Day of the Deceaced; Cemeteries

  • Jos Rivas y Juan Tito. Historia del Da de los Muertos en Lima

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    Introduccin En el ltimo tiempo ha aparecido en la historiografa peruana una serie de investigaciones dedicadas al estudio de manifestaciones culturales como el deporte, los espectculos artsticos, las fiestas populares, las celebraciones religiosas, etc. (Muoz, 2001; Rojas, 2005). El valor de estas expresiones como objetos de anlisis histrico radica en que tanto las clases altas como las clases populares de Lima fueron partcipes de ellas. Este hecho nos permite conocer y entender cmo se desarroll la convivencia entre distintos grupos sociales en el pasado. A partir de esta propuesta, el objetivo de este trabajo3 es explicar algunos aspectos de la convivencia desarrollada por los limeos en torno a la celebracin del primero de noviembre, fecha conocida oficialmente como el Da de Todos los Santos4. A diferencia de la variedad de trabajos antropolgicos que existen sobre el tema, los estudios histricos referidos a esta celebracin son escasos. Por ello, el presente artculo busca ser un aporte al estudio de una festividad muy importante en lo que a expresiones sociales y culturales se refiere.

    Decidimos centrarnos en Lima ya que esta ciudad ha congregado en el tiempo las mltiples manifestaciones culturales existentes en el Per. El marco temporal abarca dos siglos de historia, lo que nos permite observar los cambios en la celebracin principalmente en el periodo republicano. En el siglo XIX destaca el Cementerio General (hoy conocido como el Cementerio Presbtero Maestro) por ser el nico cementerio oficial de la ciudad durante ms de un siglo. Luego, en el siglo XX aparecen nuevos cementerios ubicados en la periferia de la ciudad, muchos de ellos de origen informal o clandestino. Este es el caso del actual Cementerio Virgen de Lourdes ubicado en la zona de Nueva Esperanza del distrito de Villa Mara del Triunfo. Asimismo, traemos a colacin algunos aspectos de la celebracin en otra ciudad capital como Santiago de Chile a fin de compararla con el caso limeo.

    Con el fin de estudiar las formas de convivencia en espacios comunes como los cementerios hemos utilizado el concepto de sociabilidad. Segn el historiador francs Maurice Agulhon, principal impulsor de este concepto en la investigacin histrica, la sociabilidad centra su inters en los mecanismos empleados por el ser humano para establecer vnculos con otros individuos que integran un colectivo social (Agulhon, 1992). Segn Agulhon, existe una sociabilidad de costumbre donde la tradicin tiene un peso sustancial en el desarrollo de la sociabilidad. Esta se da en lugares de reunin amplios y variados, formados en la costumbre, no supeditados a espacios predeterminados y susceptibles a cambios en el tiempo. En otras palabras, varios de estos vnculos son de carcter informal e inestable, y en consecuencia, forman asociaciones menos definidas debido a la espontaneidad con que se realizan. Siguiendo 3 El presente trabajo es una adaptacin de la ponencia realizada en el XXI Coloquio de Lima (2013).

    4 La celebracin del Da Todos Los Santos tiene una larga tradicin cristiana que data de los siglos III y

    IV. En sus orgenes tuvo como motivo rememorar a los mrtires y primeros santos cristianos. Tras varios cambios, la fiesta fue fijada en la fecha del primero de noviembre por el Papa Gregorio III. Posteriormente, con las reformas de los monjes de Cluny se incluy la fiesta a los fieles difuntos el da 2 de noviembre. La celebracin lleg a Espaa en el siglo XV y luego se extendi por toda Amrica. En la actualidad, la celebracin principal es la del primero de noviembre e incluso existen tradiciones que incluyen la vspera del 31 de octubre o implican la celebracin de todo el mes.

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    las ideas de Agulhon, consideramos que los cementerios vienen a ser lugares comunes porque congregan cada primero de noviembre a individuos de distintos grupos y donde se manifiestan diversos comportamientos sociales.

    Las fuentes revisadas para este artculo fueron principalmente crnicas de peridicos y revistas de Lima pues en ellas se detallan varios aspectos de la celebracin. Adems, hemos recurrido a relatos de escritores del siglo XIX que describen las costumbres de los limeos en esta fecha.

    Una celebracin religiosa y de solemnidad en el da de los difuntos

    Lima y el Cementerio General El trnsito de Lima de una ciudad colonial a una capital republicana se inici recin a mediados del siglo XIX durante el gobierno de Ramn Castilla, gracias al desarrollo econmico generado por el auge guanero. Algunos datos generales nos muestran que Lima experiment desde ese momento cambios muy graduales en territorio y poblacin. Por ejemplo, fue recin en 1870, durante el gobierno de Balta, cuando las murallas de la antigua capital del virreinato fueron derribadas. Igualmente, en 1858 la ciudad tena una extensin de 592.28 hectreas; medio siglo ms tarde, en 1908, Lima duplicaba su tamao a 1292 hectreas. En las primeras dcadas del siglo XX Lima se encontraba dividida an en cuarteles y estaba compuesta en total por diez distritos y 42 barrios. Por otro lado, no se dieron explosiones demogrficas en el siglo XIX. Los censos realizados en distintos aos registraron que el nmero de habitantes de Lima en 1876 era 120 994, en 1908, alcanzaban la cifra de 172 927 y en 1920 eran 223 807 habitantes (Muoz, 2001). Esta situacin no cambiara hasta la gran explosin demogrfica que se produce a partir de 1950.

    Durante todo este tiempo el nico panten oficial que exista en Lima era el Cementerio General. La aparicin de los cementerios modernos tiene su origen en el mundo en las ideas de salubridad pblica en boga durante la segunda mitad del siglo XVIII. Segn estas ideas, la costumbre de enterrar a los muertos debajo de iglesias y hospitales era totalmente perniciosa para la salud ya que provocaba la transmisin miasmtica de enfermedades. La creacin de un lugar exclusivo para el entierro de los muertos tambin cont con el apoyo de las autoridades seculares (Ramn Joffr, 2004; OPhelan, 1999). En el Per, las autoridades coloniales borbnicas asumieron estos postulados e impulsaron la construccin de un cementerio general ubicado a las afueras de Lima. El Cementerio General fue inaugurado en 1808 por el Virrey Fernando de Abascal. La construccin se le encarg al arquitecto Matas Maestro quien organiz el espacio segn la distribucin urbana de la sociedad limea.

    El flamante panten reproduca en su espacio las diferencias sociales del mundo real, al establecer zonas diferenciadas para el entierro segn la calidad social de las personas que fuesen inhumadas en sus instalaciones; as, el espacio ms prximo a la capilla estaba reservado para el alto clero y las autoridades civiles, luego existan zonas para los ttulos de castilla y personas de renombre; a continuacin estaban las zonas de entierro para las cofradas y hermandades y, finalmente, el rea del cementerio comn para el resto de la poblacin que no encajaba en estos rubros (Bocanegra, 2004: 30).

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    A mediados del siglo XIX, el Cementerio General ampli sus terrenos y su infraestructura obteniendo la forma que subsiste hasta el presente (Casalino, 2004: 18). Rasgos distintivos como el lujo y la elegancia comenzaron a hacerse presentes en el Cementerio dejando ver el auge de una elite beneficiada econmicamente con la exportacin del guano. As lo reflejan las crnicas periodsticas de la poca.

    El Cementerio, merced los esfuerzos de la Sociedad de Beneficencia, se conserva en un estado que manifiesta suficientemente el celo y la inteligencia de los miembros que forman la Comision encargada de su vigilancia. Por todas partes se nota el aseo y la manera como estn distribuidas las flores, hace que ningn olor sea desagradable.

    Pero lo que ms llama la atencin en el Cementerio es, el hermoso altar de mrmol []. Con esta reforma la capilla del Panten, se ha convertido en un monumento lleno de grandeza. Tambin los particulares han colocado lindos mausoleos que contribuyen poderosamente embellecer la morada de los muertos [] (El Comercio, 3 de noviembre de 1863).

    Cabe sealar que el remozamiento del Cementerio se dio en un contexto de mejoras del espacio pblico. Adems del panten, entre 1850 y el inicio de la Guerra con Chile, se refaccionaron las Alamedas de Acho y de los Descalzos, la Plaza de Armas, la Plaza Bolvar y la Plazuela de Santa Ana, solo para citar algunos ejemplos. Segn Natalia Majluf, estos lugares creaban un espacio pblico delimitado y se constituan en puntos estratgicos para dominar la ciudad por medio de la presencia simblica del Estado en lugares de recreo y reunin (Majluf, 1994).

    Los cementerios como espacios de encuentro Como sealamos anteriormente, desde la segunda mitad del siglo XVIII se inici un paulatino proceso de exclusin de la muerte de la vida cotidiana de las ciudades, ellos a raz de la prdida de influencia social de la Iglesia frente a las ideas cientficas de salubridad pblica. La construccin de los cementerios extramuros, indicativo de ese proceso, modific las nociones de distancia y tiempo referentes al Da de los Muertos. Por ejemplo, antes de la construccin del Cementerio General, la costumbre cada 1 de noviembre era visitar las iglesias para encontrarse con el ser querido y rezar por el buen descanso de su alma. En otras palabras, vivos y muertos ocuparon el mismo espacio sagrado. Luego, la separacin fsica entre los lugares de oracin y reposo implic preparar la visita al cementerio como un acontecimiento particular. Es decir, se instituy la necesidad de establecer un contacto fsico con el difunto segregado a las afueras de la ciudad (Len, 1995: 170). El primero de noviembre, Da de Todos Los Santos, pas a ser el da central para realizar las romeras al cementerio, a pesar de ser el 2 de noviembre el autntico Da de los Muertos en el calendario catlico. No se conoce con exactitud el origen de esta costumbre. No obstante, los limeos utilizaron el 2 de noviembre para visitar las iglesias y rezar por sus seres queridos.

    Ayer el taido de las campanas nos anunciaba que era el da en que la Iglesia honra la memoria de sus hijos. Multitud fe personas se dirijan los templos con el piadoso fin de elevar sus splicas al Altsimo por el descanso de las personas que les fueron tan queridas. (El Comercio, 3 de noviembre de 1863.)

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    Segn Philippe Aris, junto a esta modificacin de tiempo y espacio se desarroll un culto al cuerpo que reemplaza de forma gradual la valorizacin del alma. As, la figura del extinto empez a cobrar mayor importancia tanto en el ritual funerario como en el recuerdo posterior de los familiares y amigos, quienes utilizaron simbolismos en las tumbas para recordar su imagen. Es as, que surge de una nueva sensibilidad hacia los muertos expresado a travs de un ritual de respeto y recuerdo en la visita al panten. La Iglesia Catlica apoy el nuevo rito que adquiri un impulso mayor cuando sectores laicos asociaron el cementerio con las ideas de gloria, inmortalidad de la imagen y perennidad de la memoria. Este proceso ha sido descrito por Philippe Aris para quien el cementerio ya no es solo un depsito de cuerpos sino que se va convirtiendo en un lugar de conmemoracin, de piedad y recogimiento (Len, 1995: 171). Esta combinacin le otorg una nueva connotacin a la celebracin, que junto al entierro en lugares ya no sagrados, la alejaron progresivamente de la liturgia religiosa. Las crnicas del siglo XIX muestran que la visita al cementerio fue una prctica que reuni elementos sagrados y solemnes como el luto o la presencia de sacerdotes que ofrecan oraciones a los difuntos, y rituales mundanos. As lo refleja una crnica de Manuel Atanasio Fuentes a mediados del siglo XIX.

    No sabemos qu placer produzca la visita esa lgubre mansin, la que solo se puede ir tributar una lagrima un recuerdo la memoria del pariente y del amigo; pero lo cierto es que el sentimiento que mnos se pinta en el semblante de los concurrentes es el dolor, y la idea que mnos les domina es la de la eternidad. En el panteon, como en cualquier otro paseo, el elegante corre tras una conquista amorosa, y la bella casadera tras llamar la atencin con su hermosura (Fuentes, 1985: 165).

    No estamos en condiciones de afirmar que este cambio en la conmemoracin a los muertos haya estado presente en todos los grupos sociales que conformaban la sociedad limea de entonces. Sin embargo, es razonable pensar que la elite fuera ms proclive a incorporar estas ideas. Para la elite el Cementerio fue un lugar propicio donde poda mostrar aquellos rasgos sociales que consideraba representativos como la elegancia y el buen gusto. Si bien el Cementerio fue lugar concurrido por otros grupos sociales los cuales desarrollaron sus propias costumbres, la elite limea procur ejercer un predominio del espacio. A continuacin, dos citas nos muestran la visin sobre este aspecto del cementerio.

    Tanto los mausoleos como los nichos estaban adornados con coronas y ramilletes de flores, que manifiestan no solo el sentimiento, sino tambin el gusto delicado de nuestra sociedad (El Comercio, 3 de noviembre de 1863).

    Como no falta nunca algo de ridculo y de risible aun en los lugares ms solemnes, lo que causa risa al mismo tiempo que cierto desagrado, por el abuso que se comete de los actos religiosos, es la multitud de clrigos y monigotes canchadores` que se encuentran en ese da en el panten para decir `responso por el alma de los difuntos, hacindose uso otros la competencia que se pueden hacer dos vendedores de fsforos. Si el uno ofrece sus responsos real, otro los reza medio y otros tres por un real. Los indios indias, que creen sacar del purgatorio las almas de sus parientes, favor de muchos responsos, son los que tienen en activo movimiento las mandbulas y lengua de los `canchadores [] (Fuentes, 1985:166).

    El relato de Fuentes revela que para un sector de la sociedad limea ilustrada el comercio exagerado que se daba en el cementerio disenta de la solemnidad que deba

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    guardar la celebracin. Asimismo, muestra que el Cementerio General fue un espacio de encuentro (o lugar comn) durante el siglo XIX en el que cada grupo social (en este caso los indios que vivan en la ciudad) tena una manera propia de conmemorar a sus difuntos. Adems, prcticas como la conquista amorosa, la comercializacin de responsos o la presencia personas embriagadas en el cementerio (detalle que tambin se registra en las crnicas) nos hablan de un proceso de secularizacin de las costumbres en el cementerio en este siglo.

    No obstante, los datos que hemos obtenido sobre la secularizacin de la celebracin en Lima durante el siglo XIX contrastan con experiencias urbanas similares de otras latitudes. La conmemoracin popular en Santiago de Chile durante la primera mitad del siglo XIX es un caso muy interesante y ha sido estudiada por el historiador chileno Marco Antonio Len a travs de las crnicas y artculos periodsticos. La fiesta santiaguina del primero de noviembre fue descrita por las autoridades santiaguinas como verdaderas orgas debido a los excesos que ocurran en las fiestas que se realizaban en los exteriores del Cementerio General de Santiago desde la noche del 31 de octubre hasta las ltimas horas del 2 de noviembre y que muchas veces terminaban con heridos en los hospitales. Esta forma de celebracin va cambiando hacia el proceso de sentimentalizacin de la muerte durante la segunda mitad del siglo (Len, 1995-1996: 165). En el caso de la ciudad de Valparaso, las celebraciones del primero de noviembre estaban al mismo nivel de la celebracin de la independencia y de la Navidad (Ojeda, 2006: 138-151)5. El divertimento popular coincida ms con el cambio de las estaciones clidas que con el origen catlico de la festividad. Precisamente, la laicizacin de los cementerios fue un tema de gran debate a fines del siglo XIX6.

    Podemos afirmar que en el caso limeo como en el santiaguino, la cotidianidad de la fiesta haba dejado de lado el sentido propiamente religioso y que la exposicin del estatus social dentro de este espacio fue para el caso peruano y chileno un episodio comn. Sin embargo, el grado de expectativa y proyeccin en los medios periodsticos reflejan un nimo festivo de gran magnitud en el caso chileno a diferencia de la solemnidad que reflejan los medios limeos, al margen de las particularidades descritas.

    Las romeras por el Da de los Difuntos a inicios del siglo XX Lima segua siendo una ciudad pequea en espacio urbano y poblacin a inicios del siglo XX. Las costumbres limeas en los meses de octubre y noviembre al parecer tampoco sufrieron mayores cambios: culminada la ltima procesin del Seor de los Milagros, los limeos visitaban el Cementerio y acudan a las iglesias el Da de Todos los Santos y el Da de los Difuntos. El ritual de recuerdo consista esencialmente en pequeas oraciones, la puesta de flores y la visita a los mausoleos de los hroes o

    5 El estudio de la vida cultural y social en los cementerios de Valparaso de Ana Mara Ojeda motiv la

    creacin de una Red Chilena de Gestin y Valoracin de Cementerios que actualmente est afiliada a la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales de constante actividad sobre temas relacionados a la difusin cultural y la proteccin del patrimonio. Vase: redcementeriospatrimoniales.blogspot.com 6 El significado religioso que concentr el cementerio extramuros fue poco a poco vctima de la

    progresiva secularizacin de las costumbres y de la laicizacin de las instituciones que se hizo sentir con ms fuerza a partir de la dcada de 1870. El debate sobre la municipalizacin de los cementerios, y por ende su prdida de carcter sagrado, encontr un momento de calma durante el conflicto de la Guerra del Pacfico, pero una vez terminada la contienda, el Presidente de la Repblica, Domingo Santa Mara, se encarg de dictar, el 11 de agosto de 1883, el decreto que legalmente abra las puertas de los camposantos al entierro de disidentes o no creyentes en todo el pas (Len, 1995-1996: 172).

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    personajes ilustres de la ciudad como parte de un paseo breve. Son exiguas las informaciones que revelan una celebracin fuera de este patrn.

    La idea del cementerio entristece la perspectiva de estos grabados, pero la uniformidad con que todos recuerdan a sus parientes muertos, suaviza la pena y la transforma en un recuerdo y en una ofrenda al mito de los muertos (La Crnica, 3 de noviembre de 1932).

    Si bien las caractersticas principales de la celebracin no tuvieron grandes variaciones, algunos detalles del paisaje social llamaron la atencin y fueron destacados en las crnicas relativas a la fecha. En el ao de 1915, la presencia de muchos concurrentes asiticos en el cementerio gener la sorpresa de algunos reporteros grficos (La Romera al Cementerio en Variedades, Ao XI, 6 de Noviembre, 1915). En otro momento se hace notar las romeras de los obreros, bomberos y otros gremios (Variedades, 5 de noviembre de 1921).

    Esta fecha tambin fue propicia para conmemorar a los individuos que pertenecieron a determinadas instituciones. Un claro ejemplo es la romera al Cementerio General que realizaba todos los aos el Cuerpo de Bomberos de la Provincia de Lima con el fin de rendir tributo de recuerdo a los bomberos fallecidos durante el ao en curso (La Crnica, 2 de noviembre de 1931). En este caso, las ceremonias de tipo cvico-religioso como la romera, la misa o el discurso fueron tradiciones que actuaron como mecanismos de socializacin entre los miembros de un mismo cuerpo social, las cuales contribuyeron en la formacin de la identidad del cuerpo social y fortalecan su cohesin.

    Por otra parte, los cementerios clandestinos casi nunca fueron resaltados por la prensa local. Sin embargo, algunas imgenes de fosas y cruces con la imagen de los nichos del cementerio general nos dan muestras de su presencia. En una nota del semanario Mundial de 1928, Julio Aramburu seala lo siguiente respecto a estos cementerios:

    Aqu no hallamos las bvedas suntuosas ni los nichos numerados. Tampoco los monumentos de bronce ni las lpidas de mrmol. La igualdad de las sepulturas es absoluta. Todas son humildes, srdidas, terriblemente tristes. Montn de piedras blancas y toscas cruces de palo, decoracin de pastos y florecillas silvestres. La naturaleza cultiva su duelo en la vegetacin piadosa y el llanto del roco. Es el lugar de la melancola inmensa, de la evocacin callada y lastimera.

    A partir de la dcada de 1930 el panorama del primero de noviembre comienza a cambiar segn lo reflejan las crnicas periodsticas en de la poca. El hecho resaltante de aquel momento era el incremento de la concurrencia a los cementerios, indicio de una transformacin que empezaba a experimentar la ciudad, debido principalmente al crecimiento demogrfico.

    Desde las primeras horas de la maana, hasta las ltimas de la tarde, la afluencia de gente ha sido considerable. Las lneas de transporte de las proximidades del Cementerio tuvieron que aumentar la dotacin de sus vehculos para poder atender la demanda del servicio [].

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    Pero la afluencia de gente se hizo mayor despus del medioda. Las calles adyacentes a la de Maravillas se vean atestadas de gente de toda condicin social (La Crnica, 2 de noviembre de 1933).

    La nota periodstica hace referencia a las dificultades que empezaban a suscitarse en estas romeras; una de ellas fue el transporte pues casi toda la poblacin acostumbraba ir al Cementerio General durante estos das. La alta concurrencia de los limeos a los cementerios los das 1 y 2 de noviembre hizo que muchas personas vieran una oportunidad de negocio. En los alrededores del Cementerio General se ubicaban los vendedores de corona de papel y de flores naturales, los impresores de tarjetas y recordatorios, y en gran nmero las vivanderas y vendedores de frutas y refrescos. Este escenario tambin se observaba en el Cementerio Baqujano del Callao.

    El aspecto que presentaba el Cementerio era pintoresco. Los diversos cuarteles de que consta la casa blanca se encontraban invadidos por numeroso gento. Las tumbas estaban cubiertas de ofrendas florales. El grito de los canillitas, ofrecindose a colocar las coronas y tarjetas; de los expendedores de recuerdos, en impresos, el ir y venir de la gente, todo, absolutamente todo formaba un ambiente de religioso respeto a la memoria de los muertos (La Crnica, 2 de noviembre de 1931).

    De esta manera, la celebracin del Da de los Muertos deja aquellas caractersticas de una fiesta solemne y se va alejando lentamente de la liturgia religiosa. Esto no quiere decir que no hubo elementos que divergan con el tono general de la fecha, sino que estas se irn generalizando y diversificando hasta ser caractersticas propias de una sociedad en transformacin social y cultural.

    La celebracin en la segunda mitad del siglo XX Nuevos cementerios en Lima Un elemento clave para entender cmo cambi la celebracin del Da de los Muertos en el siglo XX es la aparicin de nuevos cementerios en Lima. Este hecho est directamente relacionado con el crecimiento demogrfico que experimenta la capital desde los aos cincuenta producto de las migraciones que se dan desde el campo a la ciudad. En efecto, en 1950 Lima contaba con un milln de habitantes y una dcada ms tarde, segn el Censo de 1961, la cifra era de 2 031 051 residentes, de los cuales el 86.3% estaban en zonas urbanas (Per, 1964). Resultaba necesario ampliar servicios bsicos como vivienda, educacin y salud para esta nueva poblacin7. Tambin era ineludible la creacin de nuevos cementerios, puesto que a finales de los aos sesenta el Cementerio Presbtero y el Baqujano del Callao llegaron al lmite de su capacidad. Ante esta situacin, la Beneficencia de Lima dispuso la construccin de un cementerio de grandes dimensiones sobre en el terreno del fundo Ancieta. Las obras del Cementerio El ngel se iniciaron en 1956 y culminaron tres aos ms tarde (Sociedad de Beneficencia de Lima, 2013). Al poco tiempo de su estreno las autoridades de la Beneficencia observaron que el aumento constante de la demanda de nichos sobrepasara la capacidad del cementerio. Por tanto, se dispuso ampliar el panten mediante la construccin de 130 000 nichos nuevos, los cuales cubriran la demanda segn los clculos de las autoridades hasta 1974 (El Ojo, 2 de noviembre de 1972). 7 La necesidad de vivienda pas a ser un problema central para los migrantes. De ah el origen de las

    invasiones que luego se convertiran en barriadas. La primera fue la del Cerro San Cosme en 1946 (Matos, 1984).

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    Adems, la ciudad contaba con cementerios de menores dimensiones en las zonas perifricas. Por ejemplo, el Cementerio de Surquillo, en ese momento parte del distrito de Miraflores, se haba fundado el 7 de septiembre de 1936 sobre un terreno donado por el seor Salvador Gutirrez a la Hermandad del Sagrado Corazn de Jess. Cuando se cre en 1949 el actual distrito de Surquillo pas a ser administrado por esta municipalidad8.

    No obstante, acceder a un lugar en los cementerios resultaba cada vez ms difcil para los migrantes debido a la falta de espacio y al alto costo que implicaba enterrar a un familiar. De ah que la creacin de cementerios informales en las zonas perifricas de Lima represent una salida a este problema. Los tambin llamados cementerios clandestinos surgen a partir de 1960 cuando las personas provistas de pala y pico buscaron un terreno alejado y desierto para enterrar a sus parientes y amigos. El origen y funcionamiento de estos cementerios no fue regulado por las autoridades encargadas de la salud ambiental o municipal, aunque con el transcurrir de las dcadas, varios de ellos han sido reconocidos por los municipios de su jurisdiccin. Los entierros, en su mayora muy precarios, apenas tapados con arena y piedras, fueron acomodados de forma desorganizada y a poca profundidad. En otras palabras, no tienen una fecha exacta de creacin y tampoco fueron territorialmente delimitados.

    Algunos de los cementerios clandestinos que surgieron en aquella poca se ubican en los distritos de Comas, Puente Piedra, San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador y Villa Mara del Triunfo. En este ltimo se encuentra el Cementerio Virgen de Lourdes, considerado el segundo ms extenso del mundo9. En la actualidad es frecuentado por los habitantes de los distritos del sur de Lima (San Juan de Miraflores, Villa Mara del Triunfo, Villa el Salvador y Lurn). Su origen no es preciso. Segn la Relacin de Cementerios de Lima proporcionada por la pgina web de la Direccin General de Salud Ambiental (DIGESA) este cementerio se encuentra funcionamiento desde hace 76 aos. El dato es poco confiable si tenemos en cuenta que la zona de Nueva Esperanza donde se encuentra ubicado el cementerio empez a poblarse recin en la dcada de 1950 (Villanueva, Nio y Agreda, 2009: 15). Por tanto, podemos suponer que fue recin en la siguiente dcada cuando comienzan los primeros entierros en la zona. En esta etapa el cementerio tiene la condicin de informal pues no existe una fecha de fundacin ni tampoco una planificacin de su crecimiento. Los datos oficiales comienzan a aparecer a finales de 1960: en marzo de 1968 estaban registrados 73 entierros en el cementerio aunque, segn lo denunci el teniente alcalde Bernardino Tello Vsquez en la sesin de concejo del 9 de marzo, en una visita realizada das antes se haban descubierto muchos ms entierros de los consignados en los libros de registros. El cementerio se formaliz el 7 de diciembre de 1970 a travs de una resolucin del Ministerio de Salud autorizando el funcionamiento a cargo del Concejo de Villa Mara del Triunfo, cuyo alcalde en ejercicio era el doctor Pedro Valle Medina. Posteriormente, la Municipalidad de Villa Mara del Triunfo inform en 1973 a la Comuna Provincial de Lima la construccin de 400 nichos nuevos en el cementerio

    8 En la actualidad, el cementerio tiene un rea de 5 mil metros cuadrados y hay enterradas unas 7000

    personas, en su mayora vecinos de Surquillo (Orrego, 2013). 9 Los lmites de este cementerio no estn definidos pues continuamente las personas cavan nuevas fosas

    en las faldas de los cerros, ampliando su extensin. En la actualidad comprende aproximadamente 60 hectreas (Villanueva, Nio & Agreda, 2009).

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    distrital, confirmando que el primer crecimiento del cementerio ocurre al comenzar la dcada de 1970 junto a la urbanizacin de la zona de Nueva Esperanza10.

    Nuevas formas de celebrar el Da de los Muertos La presencia en Lima de miles de provincianos en busca de nuevas oportunidades aument vertiginosamente a partir de 1960. La composicin social de la ciudad se encontraba en pleno proceso de cambio y las celebraciones populares como el 1 de noviembre mostraban el nuevo rostro de la ciudad. Las crnicas describen las romeras como verdaderos mares de gente de toda condicin social y procedente de muchos lugares del Per dirigindose a los cementerios de la ciudad. Los clculos que realizaba la prensa en 1961 indicaban que alrededor de 500 000 personas convergieron slo al Cementerio General y al Baqujano entre las 7 de la maana y 6:30 de la tarde. El comercio ambulante, cuyo incremento se not claramente en estas celebraciones, logr desbordar los lmites perifricos de los cementerios formales y se convirti en un rasgo distintivo de la fecha. Las autoridades realizaron esfuerzos por ordenar las actividades, tratando de resolver, por ejemplo, el problema del trnsito.

    Las oportunas disposiciones dictadas por la Direccin de Trnsito, as como el plantel de Policas destacados a los largo de las calles que desembocaron en el Cementerio, hicieron posible que no hubiera embotellamiento de peatones y vehculos.

    Este hecho, sumado a la ampliacin del Cementerio General, con la reciente inauguracin del Cementerio El ngel, hizo posible ayer un desplazamiento sin contratiempos de los millares de carros de que se vali el pblico para visitar a sus difuntos (La Crnica, 2 de noviembre de 1960).

    Otra dificultad que las autoridades tuvieron que afrontar fue el robo de flores y lpidas en los camposantos. Ambos fueron eventos tpicos en esta fecha debido a la especulacin que hacan los comerciantes de estos artculos (especialmente con las flores) y provocaban los altos precios. Ante tal situacin la Beneficencia Pblica de Lima cre en 1969 un cuerpo de polica encargado de resguardar el orden al interior de los cementerios. Poco sabemos de la permanencia o actividad de este cuerpo policial que recorra el cementerio y sus afueras tratando de mantener el orden en los das de visita masiva.

    La creciente actividad de los responseros es un hecho que nos revela la transformacin cultural de la celebracin a partir de las migraciones. Recordemos que ya en el siglo XIX Manuel Atanasio Fuentes constata la presencia de responseros o canchadores en el Cementerio General. Segn Fuentes, estos personajes (generalmente sacerdotes) eran contratados por los indios para ofrecer oraciones y responsos a los difuntos a cambio de unas monedas y de esta manera puedan descansar en paz. Pero es a partir de 1960 que las crnicas dan cuenta del aumento notable de esta actividad en los panteones. Hasta entonces esta actividad no haba generado ninguna oposicin oficial de las autoridades eclesisticas. De hecho el servicio era brindado por los mismos sacerdotes, aunque deban guardar cierta discrecin.

    10

    Archivo Histrico de la Municipalidad de Lima. Oficio N 340-A/73-ST Alcalde de Villa Mara del Triunfo al Alcalde Provincial de Lima. Sobre la construccin de 400 nichos en el cementerio municipal.

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    Contratando a un responso de a diez soles. Esta fue la nota tpicamente provinciana en los cementerios de Lima []. En ngulos discretos de ambos cementerios, sacerdotes pronunciaron responsos por el eterno descanso de los muertos (La Crnica, 2 de noviembre de 1960).

    En los aos sesenta la demanda de responsos se increment considerablemente, de modo que los sacerdotes ya no podan cumplir con la peticin de los familiares. En consecuencia, se empez a contratar los servicios de personas no religiosas para realizar esta labor.

    Un hecho que llam la atencin de muchos fue que en el barrio pobre del cementerio, el Campo Santo, los sacerdotes que tradicionalmente decan los responsos, por el eterno descanso de las almas, han sido remplazados, casi en sus totalidad, por responseros laicos o cantores como se les llama en los pueblos de la sierra []. (Expreso, 2 de noviembre de 1962).

    El trabajo de los responseros pas a ser una forma ms de negocio que surgen en la fecha al igual que los limpiadores de nichos, los vendedores de flores, los transportistas, las vivanderas, aguadores, etc. El comercio de responsos realizado por laicos si fue visto por las autoridades eclesisticas como una actividad que alteraba la espiritualidad que deba tener la celebracin. Por ello, el Arzobispado de Lima expres una posicin contraria a este servicio y lo prohibi, aunque no pudo hacer efectiva su medida. Los limeos no provincianos continuaron sin embargo prefiriendo a los sacerdotes para este servicio (Expreso, 2 de noviembre de 1972).

    La celebracin provinciana, a diferencia de la tradicional limea, no parece estar ligada al proceso de sentimentalizacin de la muerte antes descrito. Por el contrario, el culto a los muertos provinciano relaciona el recuerdo de los seres queridos con la fiesta ms que con la melancola, lo cual queda ilustrado en el consumo de bebidas alcohlicas, los almuerzos rodeando las tumbas, el consumo de tanta wawas, el comercio ambulante, de los msicos, etc.

    A elevadas horas de la tarde, grupos de provincianos, recordando quiz viejas costumbres, sentidos sobre la tumba de sus familiares, celebraban el da conversando animadamente con sus paisanos, mientras agotaban botellas de pisco que se las iban pasando formando ruedos (Expreso, 2 de noviembre de 1962).

    La cita anterior da una idea de lo difcil que fue para los migrantes practicar el culto a los muertos en un espacio compartido con sectores de la sociedad limea que tenan maneras ms tradicionales de recordar a sus muertos. El comercio de artculos en el cementerio y sus alrededores y la irrupcin de las costumbres provincianas significaron un cambio drstico con respecto a la celebracin solemne de comienzos de siglo. Es as que se entienden las opiniones de rechazo que expresaron grupos conservadores sobre las nuevas formas de celebracin.

    La constante caravana de deudos que iban a depositar ofrendas florales y musitar una oracin en la ltima morada de sus desaparecidos seres queridos, se vio en cierto modo desnaturalizada frente a un ejrcito de vendedores ambulantes. Trocse as el respetuoso recogimiento de antao en lo que ms pareca ser una alegre comparsa de gente en afn de divertirse (El Comercio, 2 de noviembre de 1967).

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    Precisamente durante estos aos aparecen los primeros cementerios clandestinos, que como mencinanos antes son espacios donde las autoridades no ejercen control y en los cuales los migrantes pudieron desplegaran todas sus costumbres con mayor libertad. Es as que la celebracin del Da de los Muertos adquiere su forma actual. En muchas zonas de Lima donde surgi un cementerio informal se puede observar an esa variedad de costumbres en el recuerdo de los difuntos.

    Consideraciones finales Este recuento histrico del Da de Todos los Santos en Lima nos ha permitido observar los grandes cambios que se han dado en esta fecha en el marco temporal de dos siglos. Durante el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX podemos observar que el desenvolvimiento de la fiesta tuvo como espacio central el Cementerio General, llamado hoy Cementerio Presbtero Maestro. La celebracin tiene un carcter homogneo en el mantenimiento de ropas de luto, las expresiones de melancola, la intencin de mantener la formalidad solemne de la fecha. Adems de todo esto, la ciudad y el cementerio se encontraban distanciados fsica y simblicamente. A partir de 1960 la celebracin cambia, pues los migrantes traen costumbres de todo el pas y le dan una diversidad a la fiesta que difiere con la sentimentalizacin y uniformidad de antes. La fecha era propicia para que los cuerpos sociales que conformaban Lima desplieguen de sus valores y costumbres, a la vez que construan o reafirmaban su propia imagen social como la de los otros.

    En base a lo expuesto debemos agregar que la celebracin del Da de los Muertos en otras localidades del pas presenta diferencias que son necesarias estudiar. Hemos mencionado brevemente el caso de Santiago en el siglo XIX, cuyas celebraciones diferan de la costumbre limea. Valdra hacer una exploracin ms exhaustiva sobre la celebracin de esta fecha en la Lima decimonnica.

    Para finalizar, debemos resaltar que estudiar el desarrollo histrico de estas celebraciones contribuye a una mejor comprensin de la convivencia y sociabilidad en la urbe.

    Peridicos

    El Comercio, 1863, 1967

    La Crnica, 1931-1933, 1960

    Expreso, 1962, 1972

    El Ojo, 1972

    Revista Mundial, 1928

    Revista Mundial, 1921

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