una carroza de oro (que no es de oro), la iglesia nueva...

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CEREMONIAL Y PROTOCOLO 2 CRISTINA AMALIA LOPEZ La realeza holandesa: Investidura del trono Así será la “coronación” de Guillermo y Máxima como Reyes de Holanda Por DARÍO SILVA D’ANDREA Una Carroza de Oro (que no es de oro), la Iglesia Nueva (que no es nueva), un manto de armiño (que no es legítimo) y una corona de hojalata serán las postales que darán la vuelta al mundo el próximo 30 de abril, cuando Máxima Zorreguieta, la argentina casada con el príncipe holandés Guillermo Alejandro, se convierta en Reina de Holanda. Como por arte de magia. CORONADOS NO, INVESTIDOS SÍ Pero la palabra “coronación” no se usa en Holanda a menos que sea en términos muy generalizados. En Inglaterra el rey es entronizado, ungido, coronado y proclamado en medio de

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CEREMONIAL Y PROTOCOLO 2 CRISTINA AMALIA LOPEZ

La realeza holandesa: Investidura del trono

Así será la “coronación” de Guillermo y Máxima como Reyes de Holanda

Por DARÍO SILVA D’ANDREA

Una Carroza de Oro (que no es de oro), la Iglesia Nueva (que no es nueva), un manto de armiño

(que no es legítimo) y una corona de hojalata serán las postales que darán la vuelta al mundo el

próximo 30 de abril, cuando Máxima Zorreguieta, la argentina casada con el príncipe holandés

Guillermo Alejandro, se convierta en Reina de Holanda. Como por arte de magia.

CORONADOS NO, INVESTIDOS SÍ

Pero la palabra “coronación” no se usa en Holanda a menos que sea en términos muy

generalizados. En Inglaterra el rey es entronizado, ungido, coronado y proclamado en medio de

una ceremonia grandiosísima en la abadía de Westminster. En España, el rey presta juramento y

luego asiste a un Te Deum donde se ruega por su reinado. En otras naciones, basta con que el

nuevo monarca dé una declaración oficial, un discurso, preste juramento de fidelidad a la

Constitución de su país.

En Holanda, el rey no es coronado, sino investido del poder real. La Constitución determina que,

al comenzar a ejercer la función, tiene que prestar juramento cuanto antes y ser investido en una

asamblea extraordinaria de los Estados Generales: el Congreso y el Senado, en una costumbre que

se remonta a la Edad Media, cuando los derechos principescos en los Países Bajos eran ejercidos

por condes, duques y obispos.

Al asumir su función, realizaban una extensa gira a lo largo de distintas poblaciones de sus

dominios y las autoridades de locales de estas ciudades investían al nuevo gobernante. El primer

Rey de Holanda, Guillermo I, se inspiró en aquellas viejas tradiciones para organizar lo que fue su

ceremonia de investidura, en la Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk) de Ámsterdam.

La razón histórica de que no sean coronados los reyes neerlandeses es, a un tiempo, sutil y muy

simple, y se inicia en 1815, cuando Bélgica fue incorporada al reino de los Orange-Nassau. Eran

dos comunidades claramente diferenciadas en el terreno religioso: Holanda, calvinista. Bélgica,

católica.

Lo tradicional entre los pueblos católicos era la coronación, oficiado por un ministro de la Iglesia

en representación del sumo pontifica, pero este tipo de consagración real resultaba de todo punto

inaceptable para los protestantes, por lo que, ante tal dilema, Guillermo I optó por un compromiso

que dejó contentos a unos y a otros: la coronación (Kroning) se convertiría en “inauguración” de

un reinado, y a partir de ese entonces la liturgia de ese solemne acontecimiento no ha cambiado

en Holanda.

El impresionante “Palacio del Dam”

La realeza holandesa es protestante, calvinista, desde siempre, pero en 1980, durante la

entronización de Beatriz, curiosamente mientras los miembros del Parlamento entraban en el

templo un coro cantó la “Misa de coronación” de Mozart, compuesta en 1779 para la coronación

canónica de una imagen de la Virgen María.

Ahora, a poco de cumplirse los 200 años de la instauración de la Casa de Orange, por primera vez

una mujer católica se sentará en el trono de un país que, a partir del siglo XVI, se vio envuelto en

terribles e inacabables guerras de religión sostenidas entre católicos y calvinistas.

El primero de los escenarios será el bellísimo Palacio Real (Koninklijk Paleis), o Palacio del Dam,

construido a mediados del siglo XVII, concretamente en 1665, por el arquitecto Jacob van Campen,

en la plaza medieval del Dam, hoy en el corazón de Ámsterdam. Fue sede del ayuntamiento hasta

que Luis Bonaparte -hermano de Napoleón- se instaló allí como rey, en 1808, y muy pocos años

después se convirtió en la residencia oficial de la flamante Casa de Orange.

Ahora en el palacio no vive nadie, pero sirve como magnífico escenario de las mayores

celebraciones de la monarquía holandesa, banquetes de gala, recepciones oficiales, simposios

musicales, actividades culturales, y exposiciones; sirve además como residencia de los jefes de

Estado extranjeros que visitan Holanda, y en 2002 fue el marco perfecto de las galas que tuvieron

lugar con motivo de la boda del príncipe Guillermo Alejandro con Máxima.

LA FIRMA DE LAS ACTAS DE ABDICACIÓN

El día de la investidura, temprano en la mañana, la Reina Beatriz y los príncipes se dirigirán al Salón

de los Corregidores, del Palacio Real de Ámsterdam, ante una gran mesa en la que estarán

ubicados los miembros más preponderantes del Gobierno, y los presidentes de las dos cámaras

legislativas.

Ante todos ellos ejerciendo como notarios, la Reina Beatriz firmará el Acta de Abdicación en un

momento solemne que será transmitido por radio, televisión e Internet.Una hora más tarde, y

luego de que los testigos hubieran firmado las actas, Beatriz, Guillermo Alejandro y Máxima, con

sus hijas, saldrán al balcón principal del Palacio Real.

A través de unos micrófonos conectados a altoparlantes distribuidos en los alrededores del

palacio, la reina anunciará que ha abdicado al trono y presentará oficialmente a Guillermo

Alejandro como el nuevo Rey de los Países Bajos. Y, como es tradición, corresponderá luego a

Guillermo Alejandro dar las gracias a su madre y anunciar que acepta la misión. Desde ese instante

el príncipe y la princesa serán Guillermo IV, rey de Holanda, y la reina Máxima.

INVITADOS DE TODO EL MUNDO

La tradición establece que ningún rey o reina extranjero debe asistir a la ceremonia de

entronización del nuevo rey holandés, por lo que las casas reales del mundo deben estar

representadas por los príncipes herederos o, en su defecto, por los siguientes en orden de

jerarquía.

La ascensión al trono de Beatriz, en 1980, congregó a varios futuros monarcas, entre ellos Carlos

de Inglaterra, Alberto de Mónaco, Alberto de Bélgica, Hans Adam de Liechtenstein, Enrique de

Luxemburgo y Harald de Noruega.

Una o dos horas más tarde, todos los invitados comenzarán a congregarse ya en la Iglesia Nueva,

ubicada ante la fachada norte del Palacio Real. Los invitados de la realeza saldrán, junto a los

miembros de la familia real holandesa, por la puerta principal del palacio y, por un pasillo techado,

caminarán unos 100 metros hasta la entrada sur de la iglesia.

La Nieuwe Kerk, sitio de grandes solemnidades Hoy la Nieuwe Kerk es una iglesia en la que no se

celebran oficios religiosos, sirviendo especialmente como galería de arte y centro de exposiciones.

En las últimas décadas, solo fue testigo silencioso de la boda de Guillermo y Máxima. Situada en

una esquina de la Plaza del Dam, fue construida en el siglo XIV, antes de que los Países Bajos

alcanzaran el esplendor propio de la potencia mundial en que un día se convertirían.

De ahí que, a pesar de que se trata de un templo gótico, carezca de la clásica torre o aguja que

caracteriza este estilo arquitectónico, y no lo tiene porque en aquellos tiempos Ámsterdam era

una ciudad pequeña, y en un momento el presupuesto se acabó. Tres siglos más tarde se intentó

coronarla con una torre y un campanario diseñado por Jacob van Campen, arquitecto del vecino

palacio, pero las obras se derrumbaron antes de ser finalizadas, y así quedó la iglesia.

UNA CAPA REAL FALSA

La ceremonia de entronización no es muy extensa. Tras la llegada de la reina Beatriz a la iglesia, el

nuevo rey (del brazo de la nueva reina) saldrá del Palacio y caminará hasta la iglesia siguiendo el

mismo trayecto que hicieron los invitados de mayor rango.

Vistiendo uniforme militar de gala, luciendo todas sus medallas y condecoraciones, y la banda de

la Orden de Guillermo, el príncipe ya rey portará el Manto Real, una pieza infaltable en la

“coronación” holandesa, y sobre la que ronda una historia realmente increíble.

En 1948, la entonces princesa heredera Juliana (abuela de Guillermo Alejandro) encargó al

carismático y atractivo modista suizo Erwin Dolder el diseño del traje de su coronación. Al parecer,

Dolder no consideró aceptable que su elegante vestido fuera completado con “un trozo de tela de

terciopelo viejo” y le fabricó un manto nuevo en terciopelo rojo al que cosió los 83 leones

bordados en oro procedentes del original.

Después de la ceremonia, el manto fue celosamente guardado sin que nadie se percatara del

trueque. El gran vividor que era Dolder tuvo que marcharse de Holanda en 1956, acosado por

grandes deudas y se cuenta que, en los años sesenta, poco antes de su muerte, se dejaba ver a

menudo envuelto en una flamante capa de terciopelo roja. Nadie sabe dónde ha ido a parar y en

su futura coronación Guillermo IV no lucirá más que una burda imitación.

ASÍ SERÁ LA CEREMONIA

Por unas horas, nada más, la cálida y simpática Holanda hará gala de sus pompas y ceremonias

más tradicionales. La emoción familiar tampoco faltará a la cita. Guillermo y Máxima ingresarán al

templo a los sones del himno nacional neerlandés, Het Wilhelmus, y se situarán en el mismo sitio

donde, en 2002, se realizó su homilía nupcial, pero ante ellos no estará el obispo, sino una mesita

pequeña donde habrán de ser colocadas las insignias de la Corona, los símbolos del poder y la

dignidad real: la Corona, el Cetro, la Orbe, la Espada y el Estandarte reales, todos mandados a

fabricar en 1840 por el rey Guillermo II.

La ceremonia dará comienzo con un discurso del rey Guillermo, pronunciado ante los miles de

asistentes en la iglesia, entre los cuales estarán el primer ministro holandés, miembros de la

realeza mundial, presidentes y primeros ministros extranjeros, miembros del Cuerpo Diplomático,

ministros, secretarios y el Parlamento holandés en pleno.

Acto seguido, ante un ejemplar de la Constitución, el rey deberá pronunciar el juramento

estipulado por la ley:

“Juro defender y guardar con todas mis fuerzas la independencia y el territorio del Estado,

proteger la libertad y los derechos generales y particulares de todos mis súbditos y emplear todos

los medios que las leyes pongan a mi alcance para el mantenimiento y fomento de la prosperidad

general y particular, tal y como viene obligado a hacer un buen rey. Que Dios me ayude”.

Terminado el juramento, los 225 miembros de las Cámaras Alta (Eerste kamer) y Baja (Tweede

Kamer) del Parlamento prestarán juramento de fidelidad al rey, según sus convicciones religiosas,

pronunciando la frase:

“Lo recibimos y le tributamos homenaje, en nombre del Pueblo Neerlandés y en virtud de la

Constitución, como Rey. Juramos mantener su inmunidad y los derechos de su Corona. Juramos

hacer todo lo que sea deber de unos buenos y leales Estados Generales. ¡Que Dios nos ayude!”.

A partir de ese entonces, Guillermo Alejandro de Orange será el cuarto “Rey de los Países Bajos”.

Su nombre será invocado en los documentos oficiales del país como “Guillermo Alejandro IV, por

la Gracia de Dios, Rey de los Países Bajos, Príncipe de Orange-Nassau, etc., etc., etc…”, etcéteras

que dan a entender que un sinnúmero de títulos utilizados antiguamente por los monarcas de la

Casa de Orange y reasumidos por primera vez con Guillermo I, en 1813.

Al término, el presidente de las Cámaras dará el tradicional grito “¡Viva el Rey!” que deberá ser

repetido tres veces por los parlamentarios y miembros del Gobierno. Repicando las campanas de

las iglesias de todo el reino, y retumbando los hurras y vítores en las gargantas de los holandeses,

el príncipe ya será el primer rey holandés desde 1890. Su esposa, la primera mujer sudamericana y

argentina en ser entronizada reina de una nación europea.

ÁMSTERDAM EN ALERTA

El dispositivo de seguridad que se montará en torno a la familia reinante y a las personalidades

extranjeras será, sin dudas, impresionante, como lo fue a principios de 2002 la boda de los futuros

reyes, a sólo meses de los atentados que bañaron en sangre a Nueva York y Washington, el 11 de

septiembre de 2001.

Aparte de la Guardia Real (“Marechausee”), la Caballería Real y la policía motorizada, tropas de

elite -helicópteros, francotiradores, agentes civiles y perros adiestrados- se entrenarán a fondo

para repeler cualquier intentona terrorista, así como cualquier acto de violencia o vandalismo

como los que se vivieron en 1980 en la entronización de Beatriz.

Aquel día, cientos de opositores al Gobierno y la Monarquía se habían propuesto boicotear la

ceremonia protestando ante la escasez de viviendas: “¡Más viviendas y no tantas coronaciones!”,

era el lema escogido, en tanto que las inscripciones aparecidas varios días antes de aquel 30 de

abril de 1980 rezaban: “Trix no es nadie en absoluto”, en referencia a la nueva reina.

Hubo bombas lacrimógenas, cuando Juliana apareció en el balcón del palacio, que hicieron llorar a

los militares provistos de cascos, helicópteros de la policía cuyo zumbido enmudecía a las

campanas de las iglesias, y humaredas negras provenientes de los automóviles incendiados que

impedían ver el paso de la Carroza de Oro.

LA CARROZA QUE INSPIRÓ A WALT DISNEY

Este carruaje, tirado por ocho caballos, en el que los flamantes reyes darán su primer viaje por

Ámsterdam (custodiada por soldados de los tres Ejércitos), es la gran joya de la corona, y remonta

su origen a septiembre de 1898, cuando la joven reina Guillermina (bisabuela de Guillermo) la

recibió, con motivo de su investidura, como regalo de parte de la nación, una idea surgida en un

grupo de vecinos de un barrio obrero de Ámsterdam que se hacían llamar “Los Amigos de la Casa

de Orange”, y que fue aceptada con entusiasmo por el resto de los ciudadanos, deseosos de

ofrecer a su soberana un obsequio el día de su coronación.

Aunque la princesa Guillermina había manifestado de antemano su negativa a aceptar presentes

por tal ocasión, los numerosos telegramas y cartas recibidos en los días precedentes le hicieron

cambiar finalmente de idea, y de esta forma, el día posterior al acto, el 7 de septiembre de 1898,

la ya Reina de los Países Bajos fue obsequiada con el espectacular carruaje.

A pesar de llamarse “Carroza de oro”, no es éste el material con el que se fabricó el majestuoso

coche, sino con madera de teca javanesa cubierta de hojuela de oro. El lino, cuero y marfil

empleados también en su construcción, llegaron de diversas partes del reino y de sus territorios de

ultramar.

El estilo del carruaje es puramente renacentista, rico en ornamentación y simbolismo. Las plantas,

animales y emblemas antiguos que decoran el vehículo son una representación alegórica de los

buenos deseos y bendiciones que deseaban las gentes holandesas a su reina.

Cada dibujo lleva consigo un mensaje. Así, los soles que adornan las ruedas hacen referencia a la

monarquía ilustre y benévola, los perros y búhos de las manijas y las bisagras significan lealtad y

vigilancia. La tapicería del interior de la carroza está bordada enteramente a mano. Quince

millones de puntadas se dieron para la elaboración de los tulipanes, jacintos, figuras y animales.

Llegados al palacio del Dam, y dispuestos a saludar desde el balcón a los holandeses reunidos en la

plaza, y a ser anfitriones de los invitados extranjeros, Guillermo IV y Máxima concluirán así un día

que sin duda será una jornada carga de emociones.

Para la Casa de Orange, para Holanda y para los miles que estaremos mirando por televisión y

siguiendo por Internet, los pormenores del acontecimiento. Y es que, a través de los siglos, la

celebración de una boda, una coronación o un funeral en el seno de una Familia Real siempre han

conseguido paralizar, sin excepción, y aunque sólo fuera por un instante, al mundo entero.

El Reino de los Países Bajos es una monarquía constitucional: el monarca se apoya en la

Constitución y la posición del soberano está determinada en dicha Constitución y en otras leyes

del país.

En Holanda se hace diferencia entre los conceptos de Familia Real y Casa Real. Esto se debe a que

no todos los miembros de la familia real de los Oranje-Nassau es miembro de la Casa Real. La

Familia Real está compuesta actualmente por: la princesa Juliana (la Reina Madre), su esposo el

príncipe Bernardo y todos sus hijos, nietos y consortes. La asociación a la Casa Real está

determinada por la ley. Sus miembros, son, además de la reina Beatriz, la ex-reina Juliana y todos

los miembros de la Familia Real, considerados herederos legítimos al trono. Los consortes de los

miembros de la Casa Real también pertenecen a la Casa Real.

La actual Casa Real holandesa está conformada por la reina Beatriz, su esposo el príncipe Claus,

sus hijos los príncipes Guillermo Alejandro, Johan Friso y Constantino; la antigua soberana: la

princesa Juliana y su esposo el príncipe Bernardo; la hermana menor de la reina Beatriz: la

princesa Margarita y su esposo Pieter van Vollenhoven, y sus cuatro hijos: los príncipes Mauricio,

Bernardo Jr., Pieter-Christiaan y Floris y las esposas de los príncipes Constantino, Mauricio y

Bernardo Jr., respectivamente las princesas Laurentien, Marilène y Annette.

El derecho al trono lo comparten los miembros de la Casa Real que sean familia, hasta en tercer

grado, del soberano gobernante. Al iniciarse el reinado de un nuevo soberano algunos de los

miembros de la Casa Real pierden su derecho al trono y su afiliación a la Casa Real. Igualmente, en

el caso de que un miembro de la Casa Real contraiga nupcias sin la debida autorización del

gobierno nacional, pierde también su derecho al trono. Fue así como las hermanas de la actual

soberana, la reina Beatriz, las princesas Irene y Cristina, perdieron su derecho al trono

respectivamente en 1964 y 1975, al casarse sin la debida autorización del parlamento holandés.

De acuerdo a la ley Afiliación a la Casa Real, vigente desde 1985, el derecho al trono también se

pierde cuando uno de los miembros de la Casa Real pierda la nacionalidad holandesa o cuando

renuncie a su afiliación por medio de un Decreto Real.

La Constitución holandesa determina que en el caso de defunción o renuncia a la corona por parte

del soberano gobernante, el trono pasa al heredero principal. En el caso de la sucesión de la reina

Beatriz, el heredero principal es su hijo mayor, el príncipe Guillermo Alejandro, seguido

respectivamente por los príncipes Johan Friso y Constantino. La hermana de la reina Beatriz, la

princesa Margarita y sus cuatro hijos, son los herederos subsiguientes al trono holandés.

La reina forma junto con los ministros del gabinete, el gobierno holandés. Desde 1848 la

Constitución determina que los ministros son responsables por las acciones y pronunciamientos

del soberano. Por lo tanto ninguna legislación es posible si no cuenta con la responsabilidad de un

ministro ante el parlamento.

La reina desempeña un importante papel en la formación de cada gabinete ministerial. Una vez

celebradas las elecciones parlamentarias, la soberana recibe consejo del vice-presidente de la

Asamblea Nacional, de los presidentes de las dos cámaras del parlamento, de los presidentes de

las fracciones parlamentarias de los partidos políticos y en algunas ocasiones de los Ministros de

Estado, para nombrar a un formador o informador, figura encargada de formar una nueva

coalición gubernamental en base al resultado de los comicios. Una vez los diferentes partidos

políticos llegan a un acuerdo de coalición y a un nuevo programa de gobierno, la reina nombra e

instala a cada uno de los nuevos ministros y vice-ministros en sus respectivas carteras

ministeriales.

Cada año, en el tercer martes de septiembre, día de la inauguración del nuevo año parlamentario,

la reina pronuncia su Discurso del Trono en la Ridderzaal, la sala de ceremonias del parlamento, en

presencia de todos los miembros de ambas cámaras. El Discurso del Trono es una enunciación de

las medidas que desea implementar el gobierno en los doce meses siguientes. El carácter

ceremonial de este día tan especial llamado Prinsjesdag (el día de los Príncipes), durante el cual la

reina desfila en la carroza real por las calles de La Haya, atrae a numerosos visitantes a esa ciudad,

ansiosos de ver el desfile real.

El estado holandés ha puesto a disposición de la reina tres palacios: los de Noordeinde y Huis ten

Bosch en La Haya y el Palacio Real de Amsterdam. La antigua soberana o reina madre, y su esposo:

la princesa Juliana y el príncipe Bernardo han recibido del estado para su residencia el Palacio de

Soestdijk. Todos esos palacios son propiedad del estado holandés.

COSTUMBRES

Por su educación, los holandeses no son muy dados a mostrar emociones o efusiones en público,

por eso los abrazos y los besos quedan reservados a círculos de amistad e intimidad. Aunque muy

educados, son bastante reservados para sus cuestiones personales.

Hay ciertas expresiones visuales curiosas. Tocar con el dedo índice su frente reiteradamente

significa que la persona esta algo tocada o ida. Si se toca la oreja con el dedo índice, quiere decir

que le llaman por teléfono o bien puede indicarle que tiene una llamada para usted.

Fuentes para consultas:

http://es.wikipedia.org/wiki/Casa_de_Orange-Nassau

http://www.rnw.nl/espanol/article/la-monarqu%C3%AD-en-holanda

http://sobreholanda.com/2008/07/25/amsterdam-y-el-palacio-real/

http://comerviajaramar.wordpress.com/20 ... omment-573