una comparación cuantitativa entre el sur y el norte...
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Arabismos en algunos dialectos españoles
Una comparación cuantitativa entre el sur y el norte de
España
Ingemar Lindqvist
Romanska och klassiska institutionen
Examensarbete 15 hp
Spanska
Spanska kandidatkurs (30 hp)
Vårterminen 2018
Handledare: Pekka Posio
Arabismos en algunos dialectos españoles
Una comparación cuantitativa entre el sur y el norte de España
Ingemar Lindqvist
Resumen
El propósito del presente estudio es averiguar si se percibe una diferencia en el grado de uso
de palabras con raíces árabes en el habla cotidiana en ambientes rurales de las comarcas que
formaban el reino árabehablante de Granada hasta fines del siglo XV comparado con las
provincias en el norte de la península ibérica que nunca fueron dominadas por los árabes;
aunque hay muchas descripciones de arabismos en el español y en algunos de sus dialectos,
no hemos encontrado ninguna comparación cuantitativa de este tipo. Partimos de teorías
lingüísticas y datos históricos que indican que, después de la caída del reino granadino, ha
existido un uso más frecuente de arabismos en el sur que en el norte, y formulamos la
hipótesis de que todavía es así, a pesar de la nivelación dialectal de nuestro tiempo que
muchos lingüistas afirman. Usamos un corpus (COSER) que consiste en transcripciones de
entrevistas semidirigidas de gente mayor de las regiones de interés, y mostramos que la
frecuencia de arabismos en las entrevistas del sur es más alta que la del norte. Analizamos los
arabismos encontrados para describir en más detalle las diferencias entre el sur y el norte, y
discutimos las causas de estas diferencias así como la validez y las limitaciones de nuestro
estudio.
Palabras clave
Arabismo, dialectos, hispanoárabe, Almería, Granada, Asturias, Cantabria
Índice general
Lista de abreviaturas ...................................................................................... 0
1. Introducción .......................................................................................... 1
2. Trasfondo histórico .................................................................................. 2
3. Marco teórico ......................................................................................... 4
3.1 Desarrollo dialectal .............................................................................................. 4
3.2 Nivelación dialectal ............................................................................................. 5
4. Preguntas de investigación e hipótesis ............................................................. 7
5. Estado de la cuestión ................................................................................. 7
6. Corpus ................................................................................................. 8
6.1 Temas tratados ................................................................................................... 9
7. Método .............................................................................................. 10
7.1 Reconociendo palabras hispanoárabes ........................................................................11
7.2 Medidas de frecuencia .........................................................................................12
7.3 Procedimiento ..................................................................................................14
8. Resultado ............................................................................................ 15
8.1 Las frecuencias .................................................................................................15
8.2 Comparación de frecuencias entre sur y norte ................................................................17
8.3 Las palabras encontradas .......................................................................................18
8.4 Variantes de las palabras .......................................................................................19
9. Análisis .............................................................................................. 20
9.1 Clases léxicas ...................................................................................................20
9.2 Campos semánticos ............................................................................................20
9.3 Arabismos con sinónimos ......................................................................................23
9.4 Arabismos frecuentes y raros ..................................................................................28
9.5 ¿Hablan de las mismas cosas? .................................................................................28
10. Discusión ......................................................................................... 30
11. Conclusión ....................................................................................... 32
Bibliografía ............................................................................................... 33
Apéndice 1: Datos de las entrevistas ................................................................... 35
Apéndice 2: Palabras buscadas pero no encontradas ................................................ 37
0
Lista de abreviaturas
ALEA Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía
ALPI Atlas Lingüístico de la Península Ibérica
COSER Corpus Oral y Sonoro del Español Rural
CREA Corpus de Referencia del Español Actual
CSIC Consejo Superior de Investigaciones Científicas
DRAE Diccionario en línea de la Real Academia Española
1
1. Introducción
Durante los siglos que siguieron a la invasión musulmana de la península ibérica en el año
711, una gran cantidad de palabras árabes fueron incorporadas en el emergente castellano, que
con el tiempo se convirtió en el idioma español de hoy. Garulo (1983:15) y Candau de
Cevallos (1985:91) coinciden en que al menos 4000 palabras del español estándar son de
origen árabe, topónimos excluídos. Muchos de los préstamos lexicales del árabe sucedieron
cuando Castilla y Al-Ándalus1 eran reinos vecinos y se deben, según nos explican Penny
(1991) y Millar Cerda (1998), a los nuevos fenómenos técnicos y culturales que introdujeron
los invasores en la península y al prestigio del que gozaba la cultura árabe en la Europa
medieval. Estas palabras forman parte de la lengua culta desde su ingreso en el castellano. Sin
embargo, con la reconquista de las comarcas musulmanas por los castellanos se produjo una
situación bilingüe (o trilingüe, si contamos el mozárabe2), especialmente en Andalucía, que
dio como resultado que nuevos arabismos se introdujeran en el habla de esta región (Penny,
1991:218) sin entrar en la lengua culta. Este bilingüismo castellano-árabe no se dio en el
norte, donde regiones como Cantabria y Asturias nunca fueron dominadas por los
musulmanes norteafricanos.
Podemos, por consiguiente, dar por sentado que existía una diferencia a comienzos del
siglo XVI, inmediatamente después de la reconquista, en el grado de uso de palabras con
raíces hispanoárabes entre el castellano del recién conquistado reino de Granada, el último
estado musulmán en la península ibérica, y el del norte de la península. Desde entonces han
pasado cinco siglos, y sabemos que existen mecanismos que favorecen la nivelación paulatina
entre los dialectos de una lengua. ¿Todavía podemos percibir esta diferencia 500 años más
tarde? Este es el tema de nuestro estudio.
1 El nombre árabe del reino musulmán que fue dominante en la península ibérica durante más de tres
siglos después de la invasión en 711. Fue dividido en varios estados menores, las taifas, en 1031, pero
resurgió a fines del siglo XI.
2 El habla romance de los cristianos que vivían bajo el dominio árabe en la península ibérica.
2
2. Trasfondo histórico
Los árabes y bereberes que llegaron a la península ibérica durante y después de la invasión en
el año 711 trajeron consigo nuevas tecnologías y nuevas costumbres. Novedades técnicas y
plantas hasta entonces desconocidas fueron introducidas en la agricultura, horticultura y
jardinería. Nuevas ideas, procedimientos y herramientas fueron usados en la administración,
la arquitectura, la cocina, la ciencia, las fuerzas armadas y el comercio. Muchas de estas
novedades también llegaron a los pequeños reinos cristianos, menos desarrollados que su
nuevo vecino musulmán, que habían sobrevivido o surgido en el norte de la península; como
consecuencia, llegó también el léxico correspondiente del árabe al castellano y a las otras
hablas romances que allí se usaban (Penny, 1991:218-220). Ejemplos de esta importación de
palabras del árabe son aceite y arroz (agricultura), berenjena y zanahoria (horticultura),
azucena (jardinería), aldea y arrabal (administración), azulejo y zaguán (arquitectura),
albóndiga y almíbar (cocina), álgebra y alcohol (ciencia), alférez y almirante (fuerzas
armadas), alquiler y arroba (comercio). En algunos casos, los préstamos del árabe más bien
sustituyeron palabras existentes en el castellano en vez de nombrar fenómenos nuevos, y se
debieron al prestigio del que gozaba la cultura de Al-Ándalus hasta el siglo XI.
En los siglos IX y X, los reinos norteños, primero el reino asturleonés y luego Castilla,
comenzaron a reconquistar tierras fronterizas que habían sido despobladas debido a las
frecuentes escaramuzas entre fuerzas cristianas y musulmanas. Para repoblar estas comarcas
abandonadas, los soberanos de los reinos atrajeron a mozárabes, es decir, cristianos que vivían
en la parte musulmana y hablaban variedades de romance con muchos arabismos (Candau de
Cevallos, 1985:73). Una segunda ola de inmigrantes mozárabes llegó a Castilla después de la
toma de poder de los almorávides3 en Al-Ándalus hacia el fin del siglo XI. La lengua
mozárabe influyó en el castellano, dando como resultado la creación de nuevas palabras
hispanoárabes; Garulo (1983:9) da varios ejemplos de arabismos que deben haber sido
transmitidos por migrantes mozárabes y que aparecen en documentos castellanos del siglo XI,
entre otros, barrio, mezquino y alcalde.
En la segunda mitad del siglo XIII reinaba Alfonso X, apodado el Sabio, en Castilla. Era
un monarca con ambiciones enciclopedistas que tomó la iniciativa para la creación de obras
científicas, jurídicas e históricas en lengua castellana, participando a veces en su creación.
Como el castellano carecía de ciertos términos en los campos de interés, encargó a la Escuela
3 Pueblo guerrero del norte de Africa.
3
de Traductores de Toledo, una institución creada en el siglo anterior, el remedio para estas
carencias. Los expertos de la escuela, que tenían profundos conocimientos del árabe y del
latín, escogieron palabras de estas lenguas y les dieron una pronunciación y ortografía
castellana (Candau de Cevallos, 1985:134; Penny, 2000:204), aumentando así el número de
arabismos en el léxico castellano. No pocos de estos expertos eran mozárabes; la población de
Toledo tenía en aquella época un componente mozárabe importante, que proveyó de palabras
hispanoárabes al dialecto local. Esta influencia era evidente aún en el siglo XVI, cuando un
escritor de Castilla y León acusó a los toledanos de usar “muchas palabras moriscas con los
que… ensucian y ofuscan la polideza y claridad de la lengua castellana” (Zamora Vicente,
1967:54).
Los préstamos hispanoárabes arriba descritos influyeron en el castellano en general, tanto
en las variedades coloquiales como en el estándar. La reconquista de la mayor parte de
Andalucía durante la primera mitad del siglo XIII, y del reino de Granada, el último bastión
musulmán, a finales del XV, inició dos procesos que afectaron principalmente a los dialectos
locales del castellano que surgieron en estas comarcas.
Primero, un gran número de castellanos se establecieron en tierras confiscadas a los árabes
y bereberes y se mezclaron con los mozárabes que todavía permanecían en Andalucía. Esta
mezcla dio como resultado cambios locales en el castellano, cambios que normalmente no
influyeron en la lengua estándar ni en los dialectos castellanos del norte (Penny, 2000:118).
Segundo, al rendirse, el último rey de Granada consiguió la promesa de los victoriosos
Reyes Católicos de que la población árabehablante podría seguir viviendo en el territorio
granadino como mudéjares, es decir, musulmanes bajo dominio cristiano (Peinado Santaella,
2000:529). Aunque esta promesa fue debilitándose paulatinamente (los musulmanes perdieron
el derecho a mantener su religión después de unos pocos años), hubo árabehablantes en lo que
son hoy las provincias de Granada y Almería hasta la expulsión final de todos los
descendientes de los norteafricanos en el año 1609. Por consiguiente, hubo cierto grado de
convivencia entre hablantes de castellano y de árabe durante más de un siglo en esta región,
con la consiguiente influencia mutua en las variedades locales de ambas lenguas.
Lo arriba mencionado significa que podemos dar por seguro que había un mayor grado de
arabismos lexicales en el habla granadina del siglo XVI que en general en el castellano de
aquel entonces; ciertas palabras hispanoárabes eran usadas por cualquier hablante del
castellano, mientras que otras solo tenían una utilización local granadina.
La ubicación del reino de Granada y su relación con las provincias actuales de España se
ve en el mapa 1 abajo.
4
Mapa 1. Las provincias de la España moderna y el antiguo reino de Granada.
La frontera del reino granadino, marcada con una línea violeta gruesa, es una versión algo simplificada de la
frontera según Peinado Santaella (2000:461). Muestra la situación alrededor del año 1480, inmediatamente antes
de la guerra final entre Castilla y Granada. (El mapa de las provincias de España es copiado con permiso de la
Conserjería de Educación de la embajada de España en Italia.)
3. Marco teórico
3.1 Desarrollo dialectal
Basándose en teorías de lingüistas como Peter Trudgill y William Labov, Penny (2000)
discute detenidamente los factores que favorecen los cambios dialectales en general, y los
aplica a la historia de la lengua española. Los ejemplos discutidos son sobre todo fonéticos,
pero la argumentación abarca todos los fenómenos lingüísticos, el léxico incluido. El punto de
partida para la discusión es que estos cambios, en la mayoría de los casos, se extienden a
través de la interacción directa entre individuos. Los contextos donde la red social es débil son
más favorables a las innovaciones; una situación típica en la que se produce tal contexto es
5
cuando dos o más grupos distintos comienzan a vivir en un mismo lugar. Lo normal en esta
situación es que la recién creada comunidad adopte la lengua o el dialecto de uno de los
grupos, probablemente el del grupo con más prestigio y/o poder, pero con nuevos rasgos
dialectales debido a la influencia del habla de los otros grupos. Si la distancia a los centros de
prestigio y poder es grande, estos rasgos no van a ser introducidos en la lengua estándar
(Penny, 2000:35).
El grado de estabilidad social en el norte de la península ibérica fue muy distinto del de la
comarca granadina durante los siglos que siguieron a la caída del reino de Granada. Penny
(2000:49) menciona Cantabria y Asturias como regiones que han tenido redes sociales muy
fuertes, con mínima inmigración hasta fines del siglo XIX, mientras que la reconquista del
sur, como hemos visto en el capítulo 2, generó una nueva comunidad que tenía que construir
nuevos vínculos entre sus miembros, que llegaron de tres grupos distintos con lenguas
distintas. Además, los centros de prestigio, en un comienzo Toledo y más tarde Madrid, se
ubicaban bastante lejos de la comarca granadina (Penny, 2000:118). Por consiguiente, si la
teoría general es válida para la situación española, es de esperar que en el desarrollo de los
dialectos locales en el sur en la época después de la reconquista haya rasgos de las dos
lenguas que desaparecieron ―el árabe y el mozárabe―, rasgos que nunca entraron en la
lengua castellana estándar ni en los dialectos del norte. Si estos rasgos han sobrevivido hasta
nuestros días en el habla cotidiana es otro asunto, y es justamente lo que nos interesa saber en
este estudio, que se concentra en la situación en ambientes rurales.
3.2 Nivelación dialectal
Alvar (1996:256-258) nos asegura que todavía existe un gran número de arabismos locales en
el español de Andalucía, especialmente en la parte oriental, donde el territorio del antiguo
reino de Granada todavía forma una zona dialectal específica. Garulo (1983:20-21) menciona
almocafre y almajara entre los arabismos cuyo uso es específico para esta zona. Lo que no
sabemos es si estas palabras con raíces hispanoárabes son utilizadas en el habla cotidiana. Un
gran número de lingüistas coincide en que vivimos en una época de nivelación dialectal. Esta
nivelación, nos explica Auer (1998:1-2), tiene dos aspectos. El primer aspecto es la nivelación
vertical entre cada dialecto y la variedad estándar de una lengua: las diferencias entre dialecto
y estándar parecen desaparecer poco a poco. El segundo concierne a la nivelación horizontal
entre dialectos adyacentes: los rasgos verdaderamente locales desaparecen y dan lugar a
variedades regionales en vez de locales. Es el primero de estos aspectos el que más nos
6
interesa en este estudio. Penny (2000:220) afirma que los dialectos de hoy están en lucha
constante contra la lengua estándar. Según Auer (1998:1), tenemos evidencia abrumadora de
que las variedades estándares de al menos los idiomas europeos hoy día tienen un grado de
influencia en el desarrollo de los dialectos tradicionales que no han tenido antes. Esto se debe,
dice Auer (1998), a la modernización del modo de vivir, la creciente movilidad de los
europeos, la centralización de los estados, la difusión de los medios de comunicación
modernos y la educación, que ahora llega a cada ciudadano. Añade, sin embargo, que los
dialectos regionales todavía parecen poder sobrevivir en ciertos países, aunque a costa de las
variedades verdaderamente locales; España es mencionada como un ejemplo de esto (Auer
1998:2).
Un caso con cierta semejanza al nuestro es descrito en el artículo de Skevin (2016); se trata
de la situación dialectal de una aldea en una de las islas de la costa dalmática de Croacia. Allí,
como en otras partes de Dalmacia, se usan desde la Edad Media varias palabras con raíces
romances, sobre todo sustantivos, debido a la larga historia de contactos con lo que hoy es
Italia. Ahora muchas de estas palabras están desapareciendo. Esto se debe, según Skevin
(2016), a que los fenómenos que nombran ya no son relevantes en la sociedad moderna y, en
menor grado, al prestigio del que goza la variante estándar del idioma (serbo)croata. No
obstante, parece que ciertas palabras romances sobreviven a nivel regional como marcadores
de una identidad dalmática, incluso entre la gente joven.
La situación de Andalucía tiene semejanzas con la de Dalmacia. Ambas regiones son
comarcas importantes en sus respectivos países, con identidad propia. Están situadas a cierta
distancia del centro de poder y prestigio y, desde la Edad Media, tienen dialectos con
préstamos de otra lengua de una familia lingüística diferente: el predecesor del italiano en el
caso de Dalmacia, el árabe en Andalucía. Si las experiencias dalmáticas son válidas para
Andalucía, es de esperar que ciertas palabras hispanoárabes hayan sobrevivido como
marcadores de identidad en un dialecto regional que, por lo demás, se acerca a la lengua
estándar.
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4. Preguntas de investigación e hipótesis
La pregunta principal de nuestro estudio es la siguiente: si comparamos los dialectos rurales
actuales de las comarcas españolas que fueron controladas por los árabes hasta el año 1492
con los de las regiones del norte de la península que nunca fueron conquistadas por ellos, ¿hay
una diferencia en el grado de utilización de palabras de origen árabe hispánico en el lenguaje
cotidiano?
Partimos de la hipótesis de que sí: todavía se percibe una diferencia, con más uso de
arabismos en el antiguo reino granadino que en el norte, a pesar de que han pasado más de
500 años desde la caída de este reino, ya que, como es consabido, los cambios lingüísticos
normalmente son lentos.
Si la investigación confirma la hipótesis, vamos a tratar de contestar algunas preguntas
secundarias: ¿A qué se debe la tenacidad de la influencia árabe en el sur? ¿Se muestra esta
influencia más en ciertos campos semánticos que en otros?
5. Estado de la cuestión
En el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI), una base de datos dialectales bajo la
responsabilidad de la agencia estatal CSIC, se puede ver la distribución geográfica de distintas
palabras para el mismo fenómeno. También existen varios estudios que describen el dialecto
de una de las regiones que nos interesan en esta tesina; algunos ejemplos de estos estudios son
Carrasco Cantos y Torres Montes (2012), para Andalucía, y Diego Romero (2002), para
Cantabria. El Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA, véase Alvar (1961-1973)
en la bibliografía) es una obra ambiciosa de seis volúmenes con mapas que muestran la
extensión del uso de numerosas palabras dialectales. Otros estudios se concentran en una
comarca más limitada, como en el caso de Vallina Alonso (1985), que describe el habla de
una zona rural en la parte sureste de Asturias.
En cuanto a la influencia árabe, el estudio de Garulo (1983), que utiliza materiales del
ALEA, analiza más de 400 palabras con raíces árabes en los dialectos andaluces. Los libros de
historia de la lengua española a menudo tienen algún capítulo dedicado al papel del idioma
árabe, con palabras para ejemplificar la influencia de este idioma; Candau de Cevallos (1985),
Penny (1991) y Medina López (2003) son ejemplos de estos. Sin embargo, no parece existir
8
ninguna investigación del grado de penetración de arabismos en el lenguaje cotidiano de la
vida rural de diferentes regiones, o al menos nuestras búsquedas bibliográficas no han dado
ningún resultado. La única información que hemos encontrado sobre este tipo de diferencia
diatópica es un breve comentario en Candau de Cevallos (1985:90), quien nos dice (sin
referirse a estudios lingüísticos) que la influencia léxica del árabe “se nota más en las regiones
de Andalucía, Valencia, Murcia y Aragón” que en las otras regiones de España.
La literatura lingüística no parece, pues, ofrecernos estudios sobre si el mayor grado de
utilización de arabismos en los dialectos andaluces, especialmente en los de las provincias de
Granada y Almería, que debe haber existido hace cuatro siglos, todavía se percibe, a pesar de
los procesos de nivelación dialectal descritos arriba. El objetivo de esta investigación es dar
una idea de si la diferencia léxica entre el sur y el norte de la península en el uso de arabismos
aún es perceptible en un ambiente rural.
6. Corpus
Existe en España desde 1990 un proyecto, vinculado a la Universidad Autónoma de Madrid y
conocido bajo el acrónimo COSER, Corpus Oral y Sonoro del Español Rural, que realiza
entrevistas semidirigidas con personas mayores que viven en localidades rurales. Cada
entrevista comienza con algunos temas vinculados a la vida tradicional, según un patrón
común, para luego desarrollarse conforme al interés de los informantes. Las entrevistas son
efectuadas por distintos grupos de entrevistadores de algunas universidades españolas. Son
accesibles a través de la página web del proyecto y ofrecidas “libremente a los usuarios
siempre que estén destinados a fines docentes o de investigación” (Fernández-Ordóñez,
2005). El proyecto ha grabado entrevistas de más de 1 000 localidades en toda España.
Algunas de estas grabaciones han sido transcritas. De las regiones que nos interesan en este
estudio, existen siete transcripciones con informantes de pueblos en las actuales provincias de
Granada y Almería, y ocho de Cantabria y Asturias. Estas 15 entrevistas transcritas forman el
corpus para nuestro análisis. Son enumeradas en el apéndice 1, donde se ve, entre otras cosas,
la edad y el sexo de cada uno de los 22 informantes. Doce de ellos son mujeres y diez
hombres. La edad oscila entre los 63 y los 85 años, con la excepción de una mujer cántabra de
49 años, un hombre granadino de 57 y una mujer de Almería cuya edad no se conoce. La edad
9
media es de 76 años en el sur y 70 años en el norte. La duración de las entrevistas varía entre
41 minutos y 2 horas 11 minutos, con un promedio de 1 hora 19 minutos.
Cada transcripción tiene un encabezamiento donde se ven algunos datos generales de la
entrevista. Esta introducción incluye una enumeración de los temas que, según la clasificación
de los entrevistadores, son tratados. El apartado 6.1 muestra una lista de los 20 temas en el
patrón, indicando para cada entrevista los temas tratados. En algunas entrevistas se menciona
un tema llamado “otros” con el número 21. No incluimos este tema en la lista, ya que todas
las entrevistas contienen pequeñas partes que podrían ser clasificadas así.
6.1 Temas tratados
En las tablas 1 y 2 aquí abajo se ven los temas tratados en cada entrevista según la
clasificación de los encuestadores.
Tabla 1. Temas en las entrevistas de Almería y Granada
Tema Aul Bac Luc Ter Cal Tab Ven
Matanza del cerdo x x x x x x x
Alimentación x x x x x x
Animales domésticos x x x x x x
Labores del hogar x x x x x
Economía x
Agricultura x x x x x x x
Ganadería x x x
Industria básica x x x
Oficios (agricultor, pastor,
albañil, etc.)
x x x x
Vida religiosa x x x x x
Vida vecinal x x x x x x
Educación/Escuela x x x x x x x
Familia x x x x x x x
Bodas y noviazgos x x x x x x x
Fiestas populares x x x x x x x
Sanidad y salud x x x x x
Construcción/Casas x x x x
Ejército/Servicio Militar x x x x x x x
Costumbres/Tradiciones x x x x
Caza y pesca x x x x x x
Aul = Aulago (Almería); Bac = Bacares (Almería); Luc = Lucainena de las Torres (Almería); Ter = Terque
(Almería); Cal = La Calahorra (Granada); Tab = Los Tablones (Granada); Ven = Ventorros de San José
(Granada)
10
Tabla 2. Temas en las entrevistas de Asturias y Cantabria
Tema Cas Led Por Sil Veg Ale Fec Gru
Matanza del cerdo x x x x x x x x
Alimentación x x x x x x x x
Animales domésticos x x x
Labores del hogar x x x
Economía x
Agricultura x x x x x x x x
Ganadería x x x x
Industria básica x x x x x x
Oficios (agricultor, pastor,
albañil, etc.)
x x
Vida religiosa x
Vida vecinal x x x x x x x
Educación/Escuela x x x x x x
Familia x x x x x
Bodas y noviazgos x x x x x x
Fiestas populares x x x x
Sanidad y salud x x x
Construcción/Casas x x x x
Ejército/Servicio Militar x x
Costumbres/Tradiciones x x
Caza y pesca x x
Cas = Castrillo de Valdelomar (Cantabria); Led = Ledantes (Cantabria); Por = El Portillo (Cantabria); Sil = Silió
(Cantabria); Veg = Vega de Pas (Cantabria); Ale = Alea-Linares (Asturias); Fec = Fechaladrona-Villoria
(Asturias); Gru = Grullos (Asturias)
7. Método
Para poder comparar la frecuencia de arabismos entre las dos comarcas que nos interesan,
necesitamos una manera clara de identificar estos arabismos en las transcripciones de nuestro
corpus. El primer apartado de este capítulo describe cómo hemos procedido con esta
identificación. Va seguido por una discusión de diferentes posibilidades para calcular las
frecuencias y por una definición de las dos alternativas que hemos elegido para este estudio.
El apartado final resume el procedimiento que ha dado el resultado que presentamos en el
próximo capítulo.
11
7.1 Reconociendo palabras hispanoárabes
Como ya mencionamos en el apartado 3.1 (Desarrollo dialectal), lo que nos interesa en este
estudio es ver si todavía se percibe una mayor influencia léxica, debido a la larga época de
dominación árabe, en el antiguo reino de Granada si lo comparamos con comarcas donde los
árabehablantes nunca tuvieron el poder. Por consiguiente, buscamos el uso de palabras que
fueron introducidas del árabe en el castellano como consecuencia de la presencia
árabehablante en la península ibérica durante el periodo entre los años 711 y 1609, año en el
que los últimos musulmanes fueron expulsados de España. A estas palabras las llamamos
hispanoárabes4. Nuestra herramienta principal para juzgar si una palabra cumple con este
criterio es el DRAE, el Diccionario en línea de la Real Academia Española. Este diccionario
ofrece información sobre la etimología de cada palabra, si esta etimología es conocida por los
lexicógrafos de la Real Academia. Las palabras hispanoárabes son marcadas “Del ár. hisp.”
en la mayoría de los casos.
La gran mayoría de las palabras en el DRAE (o al menos de las palabras que hemos
encontrado en esta investigación) tiene este tipo de clasificación etimológica, pero hay
palabras cuya etimología no se conoce, marcadas “De or. inc.”, o que todavía son tema de
discusión, marcadas “Etim. disc.”. Un ejemplo de lo primero es gorra, de lo segundo boñiga.
Estas palabras son descartadas en el estudio; solo aceptamos palabras con raíz hispanoárabe
certificada. También hemos descartado palabras que han llegado del árabe a través de otros
idiomas, independientemente de la influencia árabe en la península ibérica durante la Edad
Media; un ejemplo de esto es café, palabra que pasó por el turco y el italiano antes de ser
introducida en el español.
En el caso de tabaco, el DRAE nos informa de que la palabra viene del árabe clásico, sin
detallar si ha llegado al español a través del árabe hispánico. El Diccionario médico-biológico,
histórico y etimológico en línea de la Universidad de Salamanca explica por qué una palabra
con raíces árabes podría usarse para una planta de las islas caribeñas: el efecto de esta planta
fue percibido como similar al de las plantas medicinales que ya eran conocidas bajo este
nombre en España. Este diccionario añade que “el nombre se extendió a otras lenguas
europeas a partir del español”, y que fue utilizado con el significado moderno ya en 1535. Por
consiguiente, hemos aceptado tabaco como palabra hispanoárabe.
4 Para crear un poco de variación léxica, cambiamos entre arabismo y palabra hispanoárabe cuando
hablamos de una palabra con raíces árabes que fue introducida en el castellano como consecuencia
directa o indirecta del dominio árabe en la península iberica después de la invasión en 711.
12
En unos pocos casos, el texto “Quizá del ár. hisp.” aparece en el DRAE como explicación
etimológica. Un ejemplo es tambor. Ya que otras fuentes afirman la procedencia árabe, hemos
aceptado estas palabras como hispanoárabes. En el caso de tambor, encontramos el
comentario etimológico bajo la entrada tamborete en Garulo (1983:275) y en una
enumeración de palabras hispanoárabes militares en Penny (1991:218).
Algunas palabras no existen en el DRAE, por lo menos no con la ortografía de las
transcripciones. En un par de casos parece claro que se debe a una pronunciación que difiere
del estándar, como azú, que hemos tratado como una variante de azul. En el caso de la palabra
majaraca, una consulta de Garulo (1983:187) revela que se trata de una forma de almajara,
palabra que tiene raíces hispanoárabes.
En un solo caso hemos aceptado una palabra en contra de la descripción en el DRAE.
Andamio es, según este diccionario, ‘deriv. de andar’. Sin embargo, otras fuentes proponen
una etimología hispanoárabe. Hemos aceptado la opinión de Cómez Ramos (2001:95), quien
trata la palabra en su obra sobre los constructores de la España medieval y afirma sus raíces
árabes, igual que Penny (1991:219).
No contamos los topónimos, tampoco los gentilicios (como andaluz). Si los nombres de
ciudades, pueblos, ríos y montañas fueran incluidos en la lista de palabras con raíces
hispanoárabes, el predominio de su uso en las provincias andaluces estaría asegurado de
antemano. Como Candau de Cevallos (1985:91-92) afirma, los topónimos hispanoárabes son
mucho más frecuentes en Andalucía que en el norte de España.
La palabra balde aparece en algunas de las transcripciones. En un caso forma parte del
adverbio de balde, con raíces hispanoárabes, en otros es usada en un contexto totalmente
diferente, como substantivo con el significado de ‘recipiente de forma y tamaño parecidos a
los del cubo’ (DRAE) y con raíces desconocidas. Por consiguiente, contamos el adverbio pero
no el substantivo.
Un caso especial entre las palabras descartadas es almorzar, derivado de almuerzo, una
combinación del artículo árabe ‘al’ y la palabra latín ‘morsus’ (mordisco).
7.2 Medidas de frecuencia
La medida que necesitamos para cuantificar la frecuencia de utilización de palabras
hispanoárabes en cada entrevista debe ser una cuota entre un numerador que muestra la
cantidad de palabras hispanoárabes y un denominador que mide el tamaño de la entrevista.
Para el numerador existen (al menos) dos posibilidades: podemos contar el número de tipos, o
13
sea, de palabras distintas, o el número de ocurrencias, es decir, casos en las transcripciones
donde se usa una palabra hispanoárabe. Por ejemplo, si la palabra arroz fuera usada 8 veces y
no hubiera ninguna otra palabra hispanoárabe en una entrevista, esto daría como resultado 1
tipo con 8 ocurrencias.
En nuestro estudio usamos ambos numeradores y presentamos, como consecuencia, dos
medidas de frecuencia. La primera, la que utiliza el número de tipos, es considerada como la
medida principal, ya que las ocurrencias de unas pocas palabras reciben una importancia
exagerada en la segunda medida; por ejemplo, la palabra marrano tiene 28 ocurrencias en una
sola entrevista, constituyendo más del 50% del total de ocurrencias de esta palabra. Si
hubiéramos contado preposiciones, el predominio de hasta habría sido categórico, ya que esta
preposición es responsable de más del 25% de las ocurrencias hispanoárabes en nuestro
corpus.
Como denominador usamos el número total de palabras en los enunciados de los
informantes. “Palabra” significa aquí cada secuencia de letras rodeada de espacios en la
transcripción, con algunas excepciones. No contamos los artículos de substantivos, ni palabras
medias que fueron interrumpidas por el informante, tampoco resultados de tartamudeo obvio
(en de, de, de, de diferentes lugares, solo contamos un de). El resto, después de estas
sustracciones, lo llamamos “palabras neto” y lo presentamos en el resultado (véase Tabla 3)
junto a las frecuencias. En el cuadro 1 abajo se ve una muestra de una pequeña parte de la
versión original de la transcripción de una entrevista, seguida por las palabras neto del mismo
texto.
Además del denominador propuesto arriba, se podría considerar el número de temas
tratados en cada entrevista, según la clasificación de los entrevistadores. No presentamos una
medida de frecuencia basada en este denominador, ya que nos parece más subjetivo que el
número de palabras. Sin embargo, hemos controlado cómo sería el resultado si nos basáramos
en los temas, y diverge muy poco del de las frecuencias que usamos en esta tesina; el lector
interesado puede corroborar esto fácilmente con los datos que siguen aquí abajo.
14
Cuadro 1. Muestra de transcripción y sus palabras neto
Parte de la transcripción de la entrevista COSER-0404-1 de Bacares, Almería
I2: Sí, si íbamos dos y no podíamos echar el cántaro, pues entre dos echábamos el cántaro.
[HS:E [Asent]] Y así nos apañábamos.
E3: |T4|¿Y la ropa dónde la lavaban si no tenían agua en casa?
I2: Pos venía, entonces había más agua que ahora. Ahí por la acequia venía de contino. [TOS]
Íbamos a lavar, de rodillas, [P-Ssr: lavando].
Explicación de códigos
Los entrevistadores son identificados como ‘E1’, ‘E2’, etc.; Los informantes son marcados ‘I1’, ‘I2’, etc.; Cuando
dos de los informantes y entrevistadores hablan simultáneamente, el enunciado del que no tiene el turno es puesto
entre corchetes y precedido de ‘HS’ (habla simultánea); ‘P-Ssr’ significa pronunciación susurrada; ‘Asent’
significa asentimiento vocal, pero no en forma de palabra; ‘TOS’ marca que alguien está tosiendo. ‘|T4|’ marca el
lugar donde comienza el tratamiento del tema número 4, llamado ‘labores del hogar’, del patrón común.
Resultado en forma de palabras neto
Sí, si íbamos dos y no podíamos echar cántaro, pues entre dos echábamos cántaro. Y así nos
apañábamos. Pos venía, entonces había más agua que ahora. Ahí por acequia venía de contino.
Íbamos a lavar, de rodillas, lavando.
7.3 Procedimiento
El punto de partida de la investigación lo constituyeron las transcripciones de las entrevistas
en formato pdf. Estas transcripciones fueron copiadas en documentos del programa Word y
manipuladas según las necesidades del estudio: los enunciados de los entrevistadores fueron
eliminados, al igual que las anotaciones técnicas y las secuencias de letras que no cumplían
con la definición de “palabras neto” dada arriba.
Las entrevistas fueron leídas detenidamente en su forma neto y se creó una lista preliminar
con todas las palabras hispanoárabes encontradas. El buscador de Word fue usado para buscar
y contar todas las ocurrencias de las palabras de la lista en todas las entrevistas y para
controlar la posible existencia de ocurrencias de otras 84 palabras hispanoárabes, tomadas de
Lapesa (1981), Garulo (1983), Penny (1991) y Millar Cerda (1998). Estas palabras son
enumeradas en el apéndice 2. Luego, todas las palabras que comienzan con ‘al’ o ‘az’ fueron
controladas.
Se realizó una inspección final con ayuda de la aplicación informática AntConc (Anthony,
2018). Una de las funciones de esta herramienta es tomar un texto y transformarlo en una lista
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de todas las formas léxicas que lo constituyen, en orden de número de ocurrencias y con este
número especificado. Esta transformación se efectuó para cada una de las quince
transcripciones; las listas fueron escrutadas en busca de arabismos olvidados y se comparó el
número de ocurrencias con el resultado de las actividades arriba descritas. El resultado de este
control semiautomático fue la revisión del número de ocurrencias en un par de casos y la
añadidura de una palabra hispanoárabe a la lista.
8. Resultado
En el primer apartado de este capítulo presentamos las frecuencias de arabismos en cada
entrevista y los datos utilizados para calcular estas frecuencias. En el apartado que sigue
iluminamos la diferencia de frecuencias entre las entrevistas del sur y las del norte, y
presentamos una medida estadística que indica que esta diferencia no es el resultado del azar.
A continuación enumeramos todas las palabras hispanoárabes en las entrevistas. Finalmente
describimos algunos casos en los que un arabismo no ocurre en la forma estándar de los
diccionarios.
8.1 Las frecuencias
La palabra hispanoárabe más frecuente en las entrevistas es hasta. La encontramos en todas
las transcripciones y constituye más del 25% de las ocurrencias totales de arabismos (96
ocurrencias en el sur, 99 en el norte). Como ya hemos constatado arriba, la hemos excluido de
nuestra comparación por ser la única preposición, y por lo tanto una palabra gramatical más
que lexical, que además no se puede cambiar por otras expresiones lingüísticas de una manera
natural.
Las frecuencias de utilización de palabras hispanoárabes son presentadas en la tabla 3 aquí
abajo. Las entrevistas del sur preceden a las del norte; dentro de cada uno de estos dos grupos
son enumeradas en orden alfabético. Después de la tabla sigue una explicación de las
columnas.
16
Tabla 3. Frecuencias por entrevista
Entrevista Tipos Ocurr Pal neto Frec
tipos
Frec
ocurr
Aulago (Almería) 27 93 15.685 1,72 5,93
Bacares (Almería) 19 34 9.131 2,08 3,72
La Calahorra (Granada) 18 31 13.380 1,35 2,32
Los Tablones (Granada) 14 38 10.580 1,32 3,59
Lucainena de las Torres (Almería) 16 48 4.199 3,81 11,43
Terque (Almería) 19 86 10.483 1,81 8,20
Ventorros de San José (Granada) 15 65 7.342 2,04 8,85
Total, Almería y Granada 76 395 70.800 - -
Promedio, Almería y Granada - - - 2,02 6,29
Alea-Linares (Asturias) 5 10 7.376 0,68 1,36
Castrillo de Valdelomar (Cantabria) 10 43 10.050 1,00 4,28
El Portillo (Cantabria) 11 30 5.505 2,00 5,45
Fechaladrona-Villoria (Asturias) 9 13 8.671 1,04 1,50
Grullos (Asturias) 6 8 5.062 1,19 1,58
Ledantes (Cantabria) 11 15 4.947 1,41 3,03
Silió (Cantabria) 6 7 4.651 1,29 1,51
Vega de Pas (Cantabria) 11 35 7.195 1,52 4,86
Total, Asturias y Cantabria 33 161 53.457 - -
Promedio, Asturias y Cantabria - - - 1,27 2,95
Explicación de columnas
Tipos: Número de tipos, o sea, palabras distintas hispanoárabes, en cada entrevista.
Ocurr: Número de ocurrencias de palabras hispanoárabes.
Pal neto: Número de palabras neto según la descripción en el apartado 7.2 (Medidas de frecuencia) arriba.
Frec tipos: Frecuencia de tipos, es decir, número de tipos hispanoárabes dividido por número de palabras neto;
normalizada por 1.000 palabras. La frecuencia de tipos en la fila “Promedio, Almería y Granada” es el
promedio de las frecuencias de las siete entrevistas de estas provincias, o sea, (1,72 + 2,08 + 1,35 + 1,32 +
3,81 + 1,81 + 2,04) / 7. Asimismo, la frecuencia de tipos en “Promedio, Asturias y Cantabria” es el promedio
de las ocho entrevistas norteñas.
Frec ocurr: Frecuencia de ocurrencias, es decir, número de ocurrencias de palabras hispanoárabes dividido por
número de palabras neto; normalizada por 1.000 palabras. La frecuencia de ocurrencias en las dos filas
“Promedio…” es el promedio de las frecuencias de las respectivas entrevistas.
17
8.2 Comparación de frecuencias entre sur y norte
Como vemos en la tabla 3, encontramos un mayor grado de utilización de palabras
hispanoárabes en las entrevistas de Granada y Almería que en las de Asturias y Cantabria,
aunque existen algunas entrevistas del norte que tienen mayor frecuencia que las entrevistas
con las frecuencias más bajas del sur. Las tres entrevistas con las frecuencias más altas son
todas del sur, las cinco con las frecuencias más bajas son todas del norte. El promedio de las
frecuencias de tipos es considerablemente superior para el sur, 2,02, comparado con 1,27 para
el norte. Si vemos las siete transcripciones de Almería y Granada como un solo texto y las
ocho de Asturias y Cantabria como otro, entonces la frecuencia de tipos en el sur es 1,07
mientras que la misma frecuencia en el norte es 0,62; la relación entre el sur y el norte es más
o menos la misma independientemente de si utilizamos el promedio o “las entrevistas como
un solo texto” como medida.
Un cálculo, en forma de una prueba “t” bilateral, de la probabilidad p de que la diferencia
en frecuencias entre el sur y el norte sea resultado del azar dio el valor p = 0,0265. Las
premisas para el cálculo eran que las frecuencias en el sur y en el norte siguieran la
distribución normal con la misma varianza y que la selección de informantes en ambas
regiones pudiera ser vista como una muestra al azar dentro del grupo “personas mayores que
viven en un ambiente rural”. Según Silva-Corvalán (2001:76), en estudios lingüísticos se
exige normalmente un valor de p igual que o inferior a 0,05 para constatar que una diferencia
en frecuencias no es aleatoria; nuestro resultado cumple esta condición. Por tanto, es
razonable afirmar que la diferencia entre el sur y el norte no se debe al azar.
Por consiguiente, podemos formular una respuesta preliminar de la pregunta principal de
nuestro estudio: si nuestras entrevistas son representativas de sus respectivas regiones, se
puede constatar que, en cuanto al grado de utilización de palabras de origen hipanoárabe en el
lenguaje cotidiano, existe una diferencia entre las comarcas del viejo reino granadino y las
provincias norteñas estudiadas, al menos entre gente mayor en un ambiente rural. Los
arabismos en el léxico son más frecuentes en el sur que en el norte. Vamos a discutir la
5 Una descripción más formal: La probabilidad de obtener un resultado al menos tan extremo como el de
nuestro estudio si la hipótesis nula es cierta es de 0,026. La hipótesis nula es, en nuestro caso, la
hipótesis de que no exista ninguna relación entre la frecuencia de arabismos y la pertenencia de un
informante a una de las dos regiones del estudio. “Prueba bilateral” significa en este caso que no damos
por sentado de antemano una frecuencia mediana en el sur que es mayor que, o igual a, la del norte. Si
partimos de una frecuencia sureña mayor o igual, podemos usar una prueba unilateral, lo que en
nuestro caso da un valor de p aún menor: 0,013. Presuponiendo varianzas desiguales entre en el sur y
el norte, una prueba “t” bilateral dará el resultado p = 0,041. Los valores de p fueron calculados por Erik
Lindqvist, Profesor Titular de la Stockholm School of Economics (Handelshögskolan i Stockholm) e hijo
del autor.
18
validez de esta respuesta y posibles respuestas a las preguntas de investigación secundarias en
el capítulo 10 (Discusión) abajo.
8.3 Las palabras encontradas
En nuestra investigación, hemos encontrado 90 palabras distintas (los “tipos” de la tabla de
frecuencia), además de la preposición hasta. Están enumeradas en la tabla 4 abajo, con el
número de entrevistas del sur (la columna “S”) y del norte (la columna “N”) en las que
ocurren.
Tabla 4. Palabras hispanoárabes en las entrevistas
Palabra S N Palabra S N Palabra S N
abulaga 1 aceite 7 6 aceituna 4
acequia 3 agarrar 2 1 ahorrar 1 4
ajuar 1 alacrán 2 alardear 1
albañil 1 albarraz 1 alcalde 3 3
alcaldía 1 alcohol 2 1 aldea 1
alfalfa 3 alfiler 1 alfombra 1
algodón 1 almacén 3 3 almacenar 1
almacenista 2 almazara 2 almocafre 1
almohada 1 alquilar 2 1 alquiler 1 1
alubia 3 andamio 1 arroba 2 2
arroz 1 6 atún 1 azotea 1
azúcar 4 4 azul 2 2 badana 1
badén 1 balate 2 de balde 1
baldío 1 bancal 1 barrio 1 2
candil 2 carmen 1 cieca 1
cifra 1 faca 1 fanega 3
fideo 1 fulano 2 garra 2
gazpacho 1 guitarra 2 jabalí 4 4
jarabe 1 jarro 2 laúd 1
limón 1 1 loco 3 1 locura 1
majaraca 1 mandil(ón) 1 maquila 5
19
marranera 1 marranería 1 marrano 5
matalahúva 3 matarife 3 melena 1
naranja 2 naranjo 1 noria 1
ojalá 1 rehala 1 retama 1
rincón 2 sandía 1 serón 1
tabaco 1 talega 2 1 tambor 3
taquilla 1 tarea 2 taza 1 2
zafa 1 zagal 1 zanahoria 1
zaranda 1 zorzal 1 zumo 1 1
Como se ve arriba, hay algunos casos en los que dos o tres palabras tienen la misma raíz.
Un ejemplo es alquil-, que aquí está representada por el verbo alquilar y el sustantivo
alquiler. Cabe decir que muy poco cambiaría en la comparación entre las frecuencias de las
provincias del sur y las del norte si contáramos raíces (aceit-, alquil-, marran-, etc.) en vez de
palabras.
8.4 Variantes de las palabras
Algunas palabras de la lista ocurren en formas diminutivas o aumentativas además de, o en
vez de, en sus formas estándar. Ejemplos de las formas diminutivas son garrilla (de garra),
jarrillo (de jarro), loquita (de loco), taleguilla (de talega) y zumillo (de zumo). Las únicas
formas aumentativas son tazón (de taza) y, posiblemente, mandilón (de mandil, con el
significado ‘delantal’; no queda claro en el contexto en el que ocurre si es usada como
aumentativo o como palabra con sentido específico). Alcalde tiene en algunos casos su forma
femenina, alcaldesa, mientras que talega se presenta en una entrevista en su forma masculina,
talego.
Otras palabras ocurren en las entrevistas en formas que se distinguen de las del DRAE.
Acequia ocurre en una ocasión como cequia. En la misma entrevista, hasta en el mismo
enunciado, vemos también la variante estándar. Almocafre, ‘instrumento que sirve para
escardar y limpiar la tierra de malas hierbas’ (DRAE), tiene la forma amocafre en la única
entrevista donde es usada. Balate tiene la forma albalate en una de las dos entrevistas donde
ocurre. Carmen, palabra que significa ‘quinta’, ‘granja’ y es típica de la provincia de Granada
según el DRAE, tiene en la transcripción la forma carma. Majaraca es, como ya hemos
mencionado en el apartado 7.1, otra forma de almajara, ‘terreno abonado con estiércol
20
reciente’ (DRAE). Marrano tiene la forma marraco en una sola de las muchas ocasiones en
las que ocurre. El contexto muestra que es, sin duda, la misma palabra. Sandía ocurre sin
excepción en la forma sandría en la única transcripción donde es mencionada. El contexto no
deja lugar a dudas de que se trata de la sabrosa fruta.
9. Análisis
En los dos primeros apartados de este capítulo presentamos una clasificación de los arabismos
de nuestro corpus según sus clases léxicas y campos semánticos, respectivamente. Luego
sigue un análisis de las diferencias entre los informantes del sur y los del norte en casos en los
que pueden elegir entre un arabismo y uno o varios sinónimos con otras raíces. En el cuarto
apartado discutimos cuáles de los arabismos de nuestro cuerpo que debemos ver como
dialectales y comparamos el grado de uso de estos entre nuestros dos grupos de informantes.
Finalmente, analizamos si la diferencia en el uso de arabismos entre el sur y el norte puede ser
explicada por una mayor tendencia en el sur a discutir temas con muchas palabras
hispanoárabes en la lengua estándar, y concluimos que no es así.
9.1 Clases léxicas
Entre los arabismos encontrados (véase tabla 4 arriba), hay cinco clases léxicas representadas,
a saber: sustantivos (81 ocurrencias), verbos (5 ocurrencias), adjetivos (azul y loco; la palabra
naranja se refiere en la tabla 4 a la fruta, no al color), adverbios (solo uno: de balde) e
interjecciones (también una: ojalá). A estas se puede añadir la preposición hasta, que no
contamos en este estudio, como ya hemos aclarado. El predominio de los sustantivos no
sorprende; Penny (1991:218) explica que esta clase léxica suele dominar en préstamos de una
lengua a otra, y que este hecho es aún más evidente en el caso de las palabras hispanoárabes
en el castellano.
9.2 Campos semánticos
En el capítulo 2 (Trasfondo histórico) enumeramos algunos campos semánticos, es decir,
áreas de conocimiento humano, en los que vemos muchos ejemplos de palabras de raíces
hispanoárabes. Aquí abajo aparecen los arabismos que hemos encontrado en nuestro corpus,
clasificados por campo semántico; todos los campos del trasfondo histórico están
21
representados en las entrevistas, con la excepción de la jardinería y las fuerzas armadas.
Hemos tenido que añadir algunos campos para tener un lugar natural para cada arabismo.
Distinguimos las palabras que solo se encuentran en las entrevistas sureñas (“Sur”) de las que
solo vemos en las norteñas (“Norte”) y las que podemos ver en entrevistas del sur igual que
del norte (“Ambas”).
Agricultura, horticultura
Sur: aceituna, acequia, alfalfa, algodón, almazara, almocafre, balate, baldío, bancal, carmen,
cieca, faca, fanega, majaraca, maquila, marranera, marranería, marrano, matalahúva,
matarife, naranja, naranjo, noria, rehala, sandía, serón, tabaco, zaranda
Norte: alubia, badana, zanahoria
Ambas: aceite, arroz, azúcar, limón
Administración
Sur: alcaldía, tarea
Norte: aldea
Ambas: alcalde, barrio
Arquitectura
Sur: andamio, azotea, badén, rincón
Norte: albañil
Cocina
Sur: fideo (en nuestro corpus usado en el sentido figurado de ‘persona delgada’), gazpacho,
jarro
Norte: jarabe
Ambas: taza, zumo
Ciencia
Sur: cifra
Ambas: alcohol
Comercio
Sur: taquilla
22
Norte: almacenar, almacenista
Ambas: ahorrar, almacén, alquilar, alquiler, arroba
Naturaleza
Sur: abulaga, alacrán, albarraz, atún, retama, zorzal
Ambas: jabalí
Música
Sur: guitarra, laúd
Norte: tambor
Hogar
Sur: alfombra, almohada, zafa
Norte: ajuar, candil
Otros campos
Sur: alardear, alfiler, de balde, fulano, garra, locura, zagal
Norte: mandil(ón), melena, ojalá
Ambas: agarrar, azul, loco, talega
Comentarios
Agricultura y horticultura es, sin duda, el campo semántico con mayor representación en
nuestra lista de arabismos; forma casi el 40% del total. La mitad de las 35 palabras que
encontramos en esta área concierne a la tecnología agrícola. Se trata de nombres de
construcciones, como acequia y almazara, nombres de herramientas, como almocafre y
zaranda, palabras que describen la tierra y métodos para labrarla, como bancal y majaraca, y
algunos arabismos más. Ninguna de estas palabras es usada en las entrevistas de Asturias y
Cantabria.
La otra mitad está constituida por nombres de plantas (alfalfa, alubia, etc.) y animales
domésticos (solo marrano y las formas derivadas de esta palabra), y de los productos de estos
(azúcar, aceite, etc.). La mayoría de los arabismos de este grupo solo se utiliza en las
entrevistas del sur, pero también hay tres que se usan únicamente en las norteñas y cuatro que
encontramos en ambas regiones.
23
El predominio de términos de la agricultura en nuestro material no es sorprendente. Las
entrevistas fueron realizadas con informantes que en la mayoría de los casos han vivido toda
su vida en un ambiente rural, y la agricultura es mencionada por los lingüistas como uno de
los campos semánticos con más préstamos hispanoárabes. Un ejemplo de lo último es Candau
de Cevallos (1985:91), que presenta una lista de 47 arabismos en el español de los que 21 son
términos agrícolas.
La naturaleza es otro campo lingüístico en el que casi todos los arabismos solo se
encuentran en las entrevistas de Almería y Granada. Por lo menos cuatro de las seis palabras
hispanoárabes que únicamente se usan en el sur tienen sinónimos naturales que no son
mencionados en nuestro corpus, a saber: alacrán, albarraz, zorzal (véase el apartado 9.3,
Arabismos con sinónimos) y retama.6
Los demás campos contienen demasiado pocas palabras para que podamos sacar
conclusiones específicas. Todos salvo uno, el comercio, siguen la tendencia general de
nuestro corpus, con más voces hispanoárabes en el sur.
9.3 Arabismos con sinónimos
En este apartado vamos a discutir el uso en nuestro corpus de algunos arabismos que tienen
sinónimos con otras raíces. Este uso es interesante para nuestro estudio, ya que ilustra la
diferencia en preferencias entre informantes del sur y del norte a la hora de elegir entre
palabras hispanoárabes y otras alternativas. El acrónimo CREA, que ocurre en el texto, se
refiere aquí a la lista de frecuencias del Corpus de Referencia del Español Actual, una base
extensa de textos y transcripciones de todos los países hispanohablantes administrada por la
Real Academia Española. Esta lista enumera más de 600 000 formas léxicas en orden de
frecuencia, dando también una medida de esta frecuencia para cada entrada. La forma del
singular y la del plural de un sustantivo son entradas diferentes, igual que todas las formas de
un verbo. En las comparaciones aquí abajo, que todas conciernen a sustantivos, hemos usado
la suma de las frecuencias del singular y del plural en el CREA para cada palabra de interés.
6 El sinónimo ginesta es menos común según el CREA (el acrónimo es explicado en el apartado 9.3), con 22
ocurrencias, comparado con 115 para retama.
24
9.3.1 Arabismos del sur con sinónimos no hispanoárabes en el norte
Marrano vs cerdo
Solo dos temas del patrón de los entrevistadores son tratados en todas las entrevistas; uno de
estos es la matanza del cerdo. Por consiguiente, es natural que cada entrevista contenga por lo
menos un nombre para el ‘mamífero artidáctilo… de cuerpo grueso, cabeza y orejas grandes,
hocico estrecho y patas cortas’ (DRAE). Encontramos seis nombres distintos en nuestro
corpus. Marrano, el único nombre con raíces hispanoárabes, solo se usa en el sur; aparece en
cinco de las siete entrevistas sureñas y predomina en tres de estas. Nunca se menciona en las
transcripciones del norte. En una entrevista, la de Los Tablones en Granada, la única donde no
se utiliza cerdo, solo se usa marrano para el animal en cuestión. Cerdo, palabra que, según el
CREA, es 23 veces más frecuente que marrano en español (3544 casos en el CREA
comparado con 157 para marrano), es mencionada en todas las entrevistas salvo la de Los
Tablones y predomina en todas las entrevistas del norte y en dos entrevistas del sur. En una, la
de Terque en Almería, cerdo y marrano ocurren con la misma frecuencia, mientras que
guarro es el nombre más usado en la entrevista del pueblo granadino de Ventorros. Este
último nombre también es encontrado en otra entrevista sureña, esta vez en la forma guarrina
con el significado de ‘cochinillo’. Gocho es usado en dos de las transcripciones de Asturias,
cochino en la tercera de las entrevistas asturianas, y chon, palabra que no se encuentra en el
DRAE, en tres de Cantabria (la palabra lechón tiene, según el DRAE, también el significado
‘cerdo macho de cualquier tiempo’). Es notable que puerco, según el CREA cuatro veces más
común que marrano (630 comparado con 157), no sea usado en ninguna entrevista.
Aceituna vs oliva
La palabra aceituna, el sustantivo hispanoárabe para nombrar la fruta del olivo, es usada en
cuatro de las siete entrevistas del sur, mientras que no ocurre en las del norte. Oliva, la
alternativa que es casi tres veces más frecuente que aceituna según el CREA (2946 casos
contra 1102), la podemos ver en una de las entrevistas cantábricas, igual que en una de las
sureñas7.
Acequia vs zanja y reguera
7 En otra entrevista del sur ocurre (una vez) en la expresión aceite de oliva. Es posible que gran parte de
las ocurrencias de oliva en el CREA sea como componente de esta expresión; el plural de aceituna es
mucho más frecuente que el de oliva (853 comparado con 146).
25
En seis de nuestras entrevistas, cuatro del sur y dos del norte, los informantes mencionan
canales construidos para la distribución del agua, necesaria para regar campos y huertas y
abrevar al ganado. En tres de las sureñas, estos canales se llaman acequias, palabra con raíces
hispanoárabes. En la cuarta encontramos el nombre cieca, palabra con la misma raíz que
acequia según Garulo (1983:136), quien explica que “en las provincias de Granada y Almería
es completamente general” encontrar formas con esta raíz. En cambio, en las dos entrevistas
norteñas, ambas de Asturias, se usan los sustantivos zanja, reguera y riega en vez de acequia.
Almocafre vs azada
En dos de las entrevistas de Cantabria se discute el uso de una azada, palabra que viene del
latín, para escardar la tierra. Lo mismo ocurre en una entrevista granadina, con la diferencia
de que allí se utiliza la palabra hispanoárabe almocafre (transcrita amocafre), sinónimo
mucho menos común según el CREA (un solo caso contra 87 para azada) para la misma
herramienta.
Azotea vs terraza
Una informante almeriense nos explica, utilizando una palabra hispanoárabe, que seca
pimientos en la azotea, una parte llana en el tejado de la casa, más o menos abierta al sol y al
viento. La informante de Alea-Linares en Asturias usa un sinónimo con raíces del latín
cuando dice que suele sentarse a comer en la terraza, una parte semejante de su casa (aunque
no sabemos del contexto si está situada en el tejado o no), si hace buen tiempo.
Matalahúva vs anís
En una de las recetas tradicionales que es explicada por un informante del pueblo cantábrico
de Castrillo de Valdelomar se prescribe el uso del anís. Lo mismo vale para recetas
mencionadas en tres de las entrevistas de Granada y Almería, pero aquí el mismo condimento
se llama matalahúva, denominación hispanoárabe casi cien veces menos común que anís en el
CREA (8 casos, si sumamos todas las variantes ortográficas de matalahúva, contra 725 para
anís). Cabe mencionar que anís se usa tanto para la planta y sus granos como para el licor en
el que este condimento es utilizado.
Rehala vs rebaño
En una de las entrevistas de Almería se describe un método de caza de jabalíes en el que los
perros de los cazadores reúnen a los jabalíes en un grupo denso, llamado rehala por su
26
semejanza con una manada de ovejas; este es el significado normal de la palabra
hispanoárabe. En tres entrevistas norteñas, pero en ninguna del sur, hablan de manadas de
ovejas reales, utilizando la palabra rebaño (en uno de estos casos en la forma rabaño), 70
veces más frecuente que rehala según el CREA (999 casos contra 14).
Fanega vs otras medidas
El arabismo fanega es utilizado como medida de volumen para productos secos de la
agricultura, como frutas y cereales. Una fanega equivale a alrededor de 50 litros, variando un
poco según la región, explica el DRAE. En seis de las entrevistas del sur y en dos del norte
encontramos situaciones en las que los informantes hablan de la cantidad que producen o
producían de este tipo de productos. En tres de las sureñas, hablando de aceitunas, cereales y
harina, se usa fanega. En otras tres, conversando sobre aceitunas, trigo y uvas, utilizan kilo,
medida que también es usada en ambas entrevistas del norte, donde los productos de interés
son harina y ciruelas.
Serón vs cesta
Un serón es, explica DRAE, una cesta fabricada de esparto, hecha para ser puesta sobre un
caballo o burro. La palabra, con raíces hispanoárabes, es utilizada en una de las entrevistas de
la provincia de Granada. Cestas son mencionadas en otras dos entrevistas, una del norte y otra
del sur, allí en la forma cesto. No es posible saber si cesta y cesto en este caso realmente son
sinónimos de serón.
9.3.2 Arabismos del norte con sinónimos no hispanoárabes en el sur
En dos casos encontramos un posible sinónimo en el sur de una palabra hispanoárabe que solo
se encuentra en una o más de las entrevistas norteñas. El primer caso es alubia, usada en tres
entrevistas de Asturias y Cantabria. Esta legumbre (según el DRAE debe ser la misma) es
nombrada judía en la única transcripción del sur donde es mencionada. El segundo caso
concierne aldea, que ocurre en una entrevista asturiana. En todas las entrevistas, incluso la
mencionada de Asturias, se habla de pueblos. El DRAE define aldea como ‘pueblo de escaso
vecindario y, por lo común, sin jurisdicción propia’. Quizás sea discutible si aldea y pueblo
son sinónimos.
27
9.3.3 Algunos arabismos del sur cuyos sinónimos no son usados en el
corpus
Existen algunos casos en los que una palabra hispanoárabe es utilizada en entrevistas de
Granada y Almería a pesar de que existen sinónimos no hispanoárabes que son más
frecuentes, o de aproximadamente igual frecuencia, pero donde estos sinónimos no son
usados en ninguna entrevista norteña, ya que los fenómenos que describen no se discuten allí,
y tampoco en las sureñas. Estos casos siguen aquí abajo.
Alacrán vs escorpión
Este animal poco amado, cuya cola termina ‘en un aguijón curvo y venenoso’ (DRAE), solo
se menciona en dos de las entrevistas, ambas en el sur y con el nombre hispanoárabe alacrán.
El sinónimo escorpión es algo más común en el español, como podemos ver en el CREA (366
casos contra 304 para alacrán), pero no aparece en nuestro corpus.
Albarraz vs estafisagria
Albarraz tiene, según el DRAE, dos significados: un tipo de enfermedad y una planta
medicinal con el nombre científico de delphinium staphisagria. Es con el segundo de estos
significados que se usa en una entrevista almeriense. En el español existe también el sinónimo
estafisagria para la planta. Ninguna de las palabras aparece en el CREA; una búsqueda en la
red indica que las dos palabras tienen aproximadamente la misma frecuencia en la lengua
escrita.
Fideo vs persona delgada
Según el DRAE, el significado principal del arabismo fideo es ‘pasta alimenticia de harina en
forma de cuerda delgada’. Como podemos leer en este diccionario y en Garulo (1983:224), la
palabra, que ha llegado a través del mozárabe, es usada también en sentido figurado para una
persona o cosa delgada, y es con el significado ‘persona delgada’ que es usada en una
entrevista almeriense. Cabe constatar que el sustantivo fideo en singular es mucho menos
frecuente, según el CREA, que los adjetivos delgado, magro, esbelto y flaco, todos sin raíces
hispanoárabes, que podrían haber sido utilizados para expresar la misma cosa.
28
Zorzal vs tordo
Existen dos sinónimos para el grupo de aves al que pertenece el mirlo: el arabismo zorzal,
mencionado en una entrevista granadina, y tordo, nombre que viene del latín y que no es
usado en nuestro corpus. Ocurren con aproximadamente la misma frecuencia en el CREA:
130 menciones de zorzal y 156 de tordo.
9.4 Arabismos frecuentes y raros
De los 90 arabismos encontrados, 57 solo se usan en las entrevistas del sur, mientras que 14
ocurren únicamente en el norte. De estas 90 palabras ¿cuáles debemos ver como dialectales y
cuáles como elementos del español estándar? No es fácil trazar un límite claro, pero podemos
suponer que las palabras dialectales, es decir, con uso solo en una región delimitada, en
general tienen una frecuencia más baja en el CREA, ya que este corpus contiene textos de
todas partes de España y de todos los demás países hispanohablantes. Para dar una impresión
del uso de arabismos dialectales, hemos escogido las formas que no aparecen entre las 50.000
más frecuentes en el CREA. Son 28 en total, 25 que únicamente se usan en las entrevistas del
sur y solo dos, almacenista y badana, que son exclusivas para las del norte. De estas dos,
almacenista es derivada de almacén, palabra frecuente según la lista de frecuencia. Una sola
palabra hispanoárabe de las que son usadas en ambas regiones, talega, pertenece a las poco
comunes según el criterio arriba. Dicho de otro modo, podemos constatar que casi todos los
arabismos infrecuentes en nuestro corpus son usados únicamente en el sur.
La situación es muy distinta para los arabismos frecuentes, los que debemos ver como
palabras comunes en la lengua estándar. Dieciséis palabras de nuestra lista figuran entre las
5.000 más comunes según el CREA, a saber: aceite, alcalde, alcohol, arroz, azúcar, azul,
barrio, cifra, limón, loco, locura, naranja, rincón, tabaco, tarea y taza. Todas se usan en
entrevistas del sur, diez en el norte. Si tomamos en cuenta que las entrevistas granadinas y
almerienses son algo más largas en total que las de Asturias y Cantabria, vemos que hay una
situación mucho más equilibrada entre el sur y el norte en el uso de arabismos comunes
comparado con el de arabismos menos frecuentes.
9.5 ¿Hablan de las mismas cosas?
Una posible explicación de la diferencia que vemos en el uso de arabismos entre el sur y el
norte podría ser que los granadinos y almerienses de nuestro estudio hablan de fenómenos
29
cuyos nombres preferidos sean hispanoárabes, mientras que los asturianos y cántabros no lo
hacen, o lo hacen en menor grado. ¿Es este el caso?
Debemos recordar que los temas de las entrevistas son tomados del mismo patrón. Los
veinte temas de este patrón son tratados en por lo menos una entrevista en cada región (el sur
y el norte), todos los temas salvo dos en por lo menos dos entrevistas por región. Es decir, a
grandes rasgos, las entrevistas se ocupan de los mismos campos semánticos.
Si nos trasladamos a un nivel más detallado, encontramos varios casos en los que un
mismo fenómeno es designado con una palabra hispanoárabe en entrevistas del sur y con
palabras con otras raíces en el norte. El apartado 9.2 (Arabismos con sinónimos) contiene
ejemplos de esto. En otros casos se discuten situaciones similares en entrevistas sureñas y
norteñas, pero con construcciones lingüísticas diferentes. Un ejemplo: en dos entrevistas de
Cantabria se menciona el abono de los campos, pero no se utiliza el arabismo majaraca, como
se hace en la entrevista de Aulago en Almería, ni otra denominación, para nombrar el
resultado.
Naturalmente, a veces encontramos fenómenos en las entrevistas del sur que tienen poca
relevancia en el norte, y al revés. No debemos, por ejemplo, esperar la mención de almazaras,
molinos de aceite, en entrevistas de Asturias y Cantabria, provincias donde el cultivo de
olivas es insignificante. No nos sorprende, pues, que las almazaras solo sean mencionadas en
dos entrevistas almerienses. Tampoco son sorprendentes las descripciones de la producción de
sidra en entrevistas de Asturias, donde existe una fuerte tradición de esta fabricación, ni la
ausencia de tales descripciones en las entrevistas del sur. Lo que se destaca, sin embargo, es
que los fenómenos típicos de Granada y Almería a menudo son nombrados con arabismos,
mientras que se usan palabras con otras raíces para los que son típicos de Asturias y
Cantabria. Así encontramos, por ejemplo, las siguientes palabras, de las que ninguna se
encuentra entre las 50.000 más frecuentes en el CREA, en la entrevista de Alea-Linares en
Asturias: escanciar (servir sidra u otra bebida; del gótico), borona (un tipo de pan; del celta) y
rueño (rodete para llevar pesos sobre la cabeza, derivado de rueda; del latín).
En conclusión, el mayor grado de uso de arabismos en Granada y Almería se debe sobre
todo a dos hechos: en nuestras entrevistas, los granadinos y almerienses utilizan palabras
hispanoárabes en varios casos en los que los cántabros y asturianos escogen sinónimos o
expresiones lingüísticas con otras raíces, y los fenómenos locales que se mencionan tienen a
menudo nombres hispanoárabes en el sur, pero casi nunca en el norte.
30
10. Discusión
Primero, hay que subrayar que no debemos generalizar el resultado demasiado. El estudio no
da ninguna información sobre la situación lingüística en las ciudades8 o entre gente joven. El
número de informantes es limitado; diez informantes del sur y doce del norte. Por otro lado,
los informantes son de la misma edad en el sur que en el norte y la representación de los sexos
es igual en ambos casos. Su dispersión geográfica dentro de cada provincia también es
satisfactoria. Además, como ya hemos detallado en el apartado 9.5, los temas discutidos en las
entrevistas son tomados del mismo patrón. Las entrevistas norteñas son en su mayoría algo
más viejas que las del sur; fueron hechas en 1993 y 2005, mientras que las de Granada y
Almería son de 2013. Sin embargo, parece muy poco probable que el uso de arabismos en el
norte pudiera haber aumentado durante los años intermedios, así que la diferencia de edad de
las entrevistas no afecta el grado de certeza para la respuesta de nuestra pregunta principal.
Por consiguiente, parece lícito afirmar que el lenguaje en las entrevistas es representativo
de la gente mayor en ambientes rurales en las respectivas provincias. Si descartamos el azar,
el único factor que vemos que podría causar la diferencia en el uso de arabismos entre los dos
grupos geográficos del estudio es el diatópico; se percibe todavía, según esta investigación,
una mayor utilización de palabras hispanoárabes en el antiguo reino granadino que en
Asturias y Cantabria.
En el apartado 3.2 discutimos la nivelación dialectal, un proceso que, según Penny (2000)
y Auer (1998), disminuye paulatinamente la diferencia entre los dialectos, y entre cada
dialecto y la variedad estándar, en la sociedad moderna europea. Nuestra investigación indica
que esta nivelación todavía no ha eliminado la diferencia en el uso de arabismos entre los
dialectos rurales de las comarcas del estudio, al menos no en el habla de la gente mayor. Si
estudiamos los factores que, según escribe Auer (1998), trabajan a favor de tal nivelación, y
los comparamos con lo que aprendemos de las entrevistas sobre la historia vital de los
informantes del estudio, no parece extraño que ciertas diferencias hayan sobrevivido. La
modernización del modo de vivir es algo que recién ha llegado a sus pueblos, y en muchos
casos aún de una manera limitada. La movilidad personal ha sido muy restringida para la
mayoría de los informantes; tres han trabajado un par de años en otros países europeos, un
hombre hizo su servicio militar cerca de Madrid, pero los demás se han quedado toda su vida 8 Podemos hipotetizar una diferencia menos evidente entre las ciudades del sur y las del norte en
comparación con la que observamos en ambientes rurales, ya que los campos lingüísticos con mayor
diferencia en el uso de arabismos, según nuestro estudio, son la agricultura y la naturaleza.
31
en la vecindad de su lugar de nacimiento, a veces con la excepción de excursiones breves,
como un viaje de luna de miel durante tres o cuatro días a Sevilla para una granadina y a
Oviedo para un asturiano. La educación ha sido escasa, en los casos típicos tres o cuatro años
de escuela primaria; varios de los informantes afirman que no saben escribir, y un hombre del
pueblo de Ventorros en Granada se caracteriza como “un analfabeto a fondo”. La televisión
tiene cierta presencia en sus vidas; algunos de ellos ven telenovelas con regularidad. Nadie
dice que lee periódicos, nadie parece utilizar Internet. A pesar de la supuesta centralización
del estado, Madrid les parece lejana a los informantes.
Si hiciéramos el mismo tipo de estudio dentro de 50 años, ¿deberíamos esperar el mismo
resultado? Vemos en las transcripciones de nuestro corpus que los factores que, según Auer
(1998:1-2), favorecen la nivelación dialectal están más presentes en las vidas de los niños y
nietos de los informantes que en las de los informantes mismos. Tienen mejor educación,
aunque normalmente no a nivel universitario. Son más móviles, aunque la gran mayoría se ha
quedado dentro de su provincia natal y algunos incluso en su pueblo de infancia. En los
bastantes pocos casos en los que recibimos descripciones detalladas de sus vidas, estas vidas
parecen más modernas, con coches y otras herramientas para aumentar la movilidad y
disminuir la labor manual.
Otro factor, mencionado por Skevin (2016) y referido en el apartado 3.2 arriba, que puede
conducir a una nivelación dialectal es la desaparición o pérdida de importancia en la sociedad
moderna de fenómenos u objetos que tienen nombres dialectales. Si escrutamos nuestra lista
de arabismos, hay unos pocos que podrían desaparecer por esta razón. La maquila como
método para pagar al molinero es un ejemplo. Otros podrían volverse menos interesantes para
las nuevas generaciones; si el interés por plantas medicinales desapareciera, el conocimiento
del uso de la albarraz, y quizás del nombre de esta planta, podría desvanecerse. Para la
mayoría de los arabismos, sin embargo, esta pérdida de interés por los propios fenómenos
parece menos probable.
Quedan los factores ideológicos, que también discutimos en el apartado 3.2: por una parte,
tenemos el prestigio de la variedad estándar de la lengua, mencionado por Penny (2000) y
Skevin (2016), por otra, el deseo de mostrar una identidad regional. Es bien conocido que hay
un movimiento regionalista visible y audible en España igual que en varios otros países
europeos.
Si resumimos lo arriba discutido, parece probable que las diferencias entre las variedades
rurales del viejo reino granadino y las provincias norteñas vayan a disminuir, pero que todavía
32
podamos percibir cierta diferencia entre estas variedades, y en su uso de arabismos, en 50
años.
11. Conclusión
Nuestra investigación demuestra que todavía se percibe un mayor grado de utilización de
palabras hispanoárabes en el habla de gente mayor en ambientes rurales del viejo reino
granadino en comparación con el de personas del mismo tipo en Asturias y Cantabria. Por lo
que sabemos, esto no ha sido demostrado antes en estudios cuantitativos. Por lo tanto,
podemos confirmar, en lo que concierne a las regiones de nuestro estudio, el comentario
general de Candau de Cevallos (1985:90), citada en el apartado 5, de que se nota más la
influencia léxica árabe en el sur que en otras regiones de España. La diferencia entre nuestros
dos grupos de informantes es especialmente obvia en los campos lingüísticos de la agricultura
y la naturaleza. Es la consecuencia de dos rasgos lingüísticos que distinguen a los granadinos
y almerienses de los asturianos y cántabros: los del sur usan arabismos en casos en los que los
norteños escogen sinónimos o expresiones con palabras que no vienen del árabe, y los
fenómenos típicos de Granada y Almería son a menudo nombrados con palabras
hispanoárabes, mientras que los típicos del norte se nombran con palabras con otras raíces.
33
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35
Apéndice 1: Datos de las entrevistas
Todas las transcripciones son tomadas de Fernández-Ordóñez (2005-).
‘Palabras bruto’ = el número total de palabras que contiene la transcripción.
‘Palabras neto’ = las palabras de la transcripción que vienen de las bocas de los informantes, o
sea, palabras bruto menos los enunciados de los encuestadores, los artículos de substantivos y
todas las anotaciones técnicas (p. ej., ‘[Asent.]’ para asentimiento vocal, pero no en forma de
palabra).
En algunas de las transcripciones aparecen personas que pasan por el lugar de la entrevista
por casualidad y solo hacen unos pocos enunciados, del tipo “¡Hola! ¿Qué pasa aquí?”. Estos
informantes han sido descartados en la tabla y sus enunciados no forman parte del estudio.
Localidad Identidad
COSER
Fecha Informantes Extensión
Aulago (Almería) 0403-01 12 de junio de 2013 I1: Varón, 82 años
I2: Mujer, 73 años
2 horas 5 minutos
Palabras bruto 20 054
Palabras neto 15 685
Bacares (Almería) 0404-01 15 de junio de 2013 I1: Mujer, 78 años
I2: Mujer, edad
desconocida
1 hora 51 minutos
Palabras bruto 11 595
Palabras neto 9 157
Lucainena de las
Torres (Almería)
0418-01 12 de junio de 2013 I1: Mujer, 85 años 54 minutos
Palabras bruto 5 414
Palabras neto 4 199
Terque (Almería) 0425-01 12 de junio de 2013 I1: Varón, 65 años 1 hora 16 minutos
Palabras bruto 13 102
Palabras neto 10 483
La Calahorra
(Granada)
1823-01 17 de junio de 2013 I1: Varón, 57 años 1 hora 27 minutos
Palabras bruto 16 243
Palabras neto 13 380
Los Tablones,
Orgiva (Granada)
1834-03 11 de junio de 2013 I1: Mujer, 82 años
I2: Varón, 80 años
2 horas 11 minutos
Palabras bruto 13 716
Palabras neto 10 580
Ventorros de San
José, Loja
(Granada)
1838-01 18 de junio de 2013 I1: Varón, 84 años 1 hora 29 minutos
Palabras bruto 9 522
Palabras neto 7 380
Castrillo de
Valdelomar
(Cantabria)
1205-01 25 de marzo de
1994
I1: Mujer, 65 años
I2: Varón, 64 años
1 hora 24 minutos
Palabras bruto 12 007
Palabras neto 10 050
Ledantes, Vega
de Liébana
(Cantabria)
1212 8 de julio de 1993 I1: Mujer, 81 años
I2: Mujer, 68 años
44 minutos
Palabras bruto 5 937
Palabras neto 4 947
El Portillo,
Solórzano
(Cantabria)
1219-01 6 de julio de 1993 I1: Mujer, 49 años
I2: Mujer, 77 años
1 hora 0 minutos
Palabras bruto 7 053
Palabras neto 5 505
Silió, Molledo
(Cantabria)
1228-01 7 de julio de 1993 I1: Varón, 80 años 41 minutos
Palabras bruto 6 063
36
Palabras neto 4 651
Vega de Pas
(Cantabria)
1232-01 5 de julio de 1993 I1: Varón, 63 años
I2: Varón, 64 años
1 hora 7 minutos
Palabras bruto 8 559
Palabras neto 7 195
Alea-Linares,
Ribadesella
(Asturias)
0506-01 29 de junio de 2005 I1: Mujer, 74 años 1 hora 6 minutos
Palabras bruto 9 007
Palabras neto 7 376
Fechaladrona-
Villoria, Laviana
(Asturias)
0509-01 28 de junio de 2005 I1: Mujer, 78 años 1 hora 28 minutos
Palabras bruto 9 918
Palabras neto 8 671
Grullos, Candamo
(Asturias)
0528-01 26 de octubre de
2013
I1: Varón, 75 años 56 minutos
Palabras bruto 6 417
Palabras neto 5 062
37
Apéndice 2: Palabras buscadas pero no
encontradas
Las siguientes palabras, tomadas de Lapesa (1981), Garulo (1983), Penny (1991) y Millar
Cerda (1998), fueron explícitamente buscadas con ayuda del buscador, pero no aparecieron en
ninguna de las entrevistas. Las palabras fueron elegidas por el investigador según su opinión
subjetiva sobre la probabilidad de uso; una lista total de las palabras con raíces hispanoárabes
mencionadas en los cuatro libros contendría más de 500 palabras.
acelga aceña adarga adobe
aduana ajedrez alacena alambique
albahaca albarán albóndiga albornoz
alboroto alborozo albricias alcachofa
alcoba alfarero alfeñique alférez
alfil algarada algaroba álgebra
algoritmo alguacil alhaca aliaga
aljibe aljófar almíbar almirante
almizcle almojarife alquimia alquitrán
añil arancel arrabál arrayán
asesino atalaya ataúd aulaga
avería azafata azafrán azahar
azogue azucena azuda azufre
azulejo azumbre baladí barbacana
bellota berenjena cahiz carmezí
cenit chirivia escabeche espinaca
gabán gandul hazaña jazmín
jinete jofaina joroba marfil
mazapán mazorca mezquino mezquita
ola quilate quintal recamar
rehén tarifa zaga zaguán