una probada de literatura mexicana

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Una Probada de Literatura Mexicana CEEAC Diego Gil En ésta revista se puede apreciar un poco de la literatura mexicana al sencillo alcance de cualquier usuario informático.

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Literatura Mexicana

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Page 1: Una Probada de Literatura Mexicana

Una Probada de Literatura Mexicana

C E E A C

Diego Gil

En ésta revista se puede apreciar un poco de la

literatura mexicana al sencillo alcance de cualquier

usuario informático.

Page 2: Una Probada de Literatura Mexicana

Poesía Mexicana

Los Formales y el Frío por Mario Benedetti

Quién iba a prever que el amor, ese informal

se dedicara a ellos tan formales

mientras almorzaban por primera vez

ella muy lenta y él no tanto

y hablaban con sospechosa objetividad

de grandes temas en dos volúmenes

su sonrisa, la de ella,

era como un augurio o una fábula

su mirada, la de él, tomaba nota

de cómo eran sus ojos, los de ella,

pero sus palabras, las de él,

no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o como casi siempre

la política condujo a la cultura

así que por la noche concurrieron al teatro

sin tocarse una uña o un ojal

ni siquiera una hebilla o una manga

y como a la salida hacía bastante frío

y ella no tenía medias

sólo sandalias por las que asomaban

unos dedos muy blancos e indefensos

fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto

ellos optaron por la confidencia

extra seca y sin hielo por favor

cuando llegaron a su casa, la de ella,

ya el frío estaba en sus labios ,los de él,

de modo que ella fábula y augurio

le dio refugio y café instantáneos

él probó sólo falta que me quede a dormir

y ella probó por qué no te quedas

y él no me lo digas dos veces

y ella bueno por qué no te quedas

de manera que él se quedó en principio

a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,

después ella besó sus labios, los de él,

que a esa altura ya no estaban tan fríos

y sucesivamente así

mientras los grandes temas

dormían el sueño que ellos no durmieron.

Page 3: Una Probada de Literatura Mexicana

Deidad por Amado Nervo

Como duerme la chispa en el guijarro

y la estatua en el barro,

en ti duerme la divinidad.

Tan sólo en un dolor constante y fuerte

al choque, brota de la piedra inerte

el relámpago de la deidad.

No te quejes, por tanto, del destino,

pues lo que en tu interior hay de divino

sólo surge merced a él.

Soporta, si es posible, sonriendo,

la vida que el artista va esculpiendo,

el duro choque del cincel.

¿Qué importan para ti las horas malas,

si cada hora en tus nacientes alas

pone una pluma bella más?

Ya verás al cóndor en plena altura,

ya verás concluida la escultura,

ya verás, alma, ya verás...

Page 4: Una Probada de Literatura Mexicana

Resuelve la Cuestión por Sor Juana Inés de la Cruz

Que no me quiera Fabio al verse amado

es dolor sin igual, en mi sentido;

mas que me quiera Silvio aborrecido

es menor mal, mas no menor enfado.

¿Qué sufrimiento no estará cansado,

si siempre le resuenan al oído,

tras la vana arrogancia de un querido,

el cansado gemir de un desdeñado?

Si de Silvio me cansa el rendimiento,

a Fabio canso con estar rendida:

si de éste busco el agradecimiento,

a mí me busca el otro agradecida:

por activa y pasiva es mi tormento,

pues padezco en querer y ser querida.

Page 5: Una Probada de Literatura Mexicana

Alaba los Ojos Negros de Julia por Rubén Darío

¿Eva era rubia? No. Con negros ojos

vio la manzana del jardín: con labios

rojos probó su miel; con labios rojos

que saben hoy más ciencia que los sabios.

Venus tuvo el azur en sus pupilas,

pero su hijo no. Negros y fieros,

encienden a las tórtolas tranquilas

los dos ojos de Eros.

Los ojos de las reinas fabulosas,

de las reinas magníficas y fuertes,

tenían las pupilas tenebrosas

que daban los amores y las muertes.

Pentesilea, reina de amazonas;

Judith, espada y fuerza de Betulia;

Cleopatra, encantadora de coronas,

la luz tuvieron de tus ojos, Julia.

La negra, que es más luz que la luz blanca

del sol, y las azules de los cielos.

Luz que el más rojo resplandor arranca

al diamante terrible de los celos.

Luz negra, luz divina, luz que alegra

la luz meridional, luz de las niñas,

de las grandes ojeras, ¡oh luz negra

que hace cantar a Pan bajo las viñas!

Page 6: Una Probada de Literatura Mexicana

Ahora es Cuba por Pablo Neruda

Y luego fue la sangre y la ceniza.

Después quedaron las palmeras solas.

Cuba, mi amor, te amarraron al potro,

te cortaron la cara,

te apartaron las piernas de oro pálido,

te rompieron el sexo de granada,

te atravesaron con cuchillos,

te dividieron, te quemaron.

Por los valles de la dulzura

bajaron los exterminadores,

y en los altos mogotes la cimera

de tus hijos se perdió en la niebla,

pero allí fueron alcanzados

uno a uno hasta morir,

despedazados en el tormento

sin su tierra tibia de flores

que huía bajo sus plantas.

Cuba, mi amor, qué escalofrío

te sacudió de espuma la espuma,

hasta que te hiciste pureza,

soledad, silencio, espesura,

y los huesitos de tus hijos

se disputaron los cangrejos.

Page 7: Una Probada de Literatura Mexicana

Refranes Mexicanos

A continuación, hacemos referencia a cinco refranes mexicanos de uso cotidiano:

1. A caballo regalado no se le ve colmillo

2. A chillidos de puerco, oídos de carnicero

3. A falta de pan, tortillas

4. A palabras necias, oídos de mercader

5. Agua que no haz de beber, déjala correr

Page 8: Una Probada de Literatura Mexicana

Leyendas Mexicanas

El señor que vivió con una bruja

Había una vez un señor que se enamoro de una muchacha muy bonita, pero cierto dia

el señor se fue a tomar cervezas con sus compadres y le dijeron que su novia era una bruja

y que en la noche se convertía en cualquier animal. También le aconsejaron que en la

noche la espiara para comprobar que era cierto.

El señor la espió en la noche pero el sueño lo vencía y se quedaba dormido. Entonces el

señor fue a ver a una señora que era bruja. Ella le dijo que para ver a su novia se pusiera

un escapulario y que cuando la muchacha se quitara su cuero de mujer, que al cuero le

echara sal.

En la noche el señor se puso un escapulario y cuando la muchacha se levanto la siguió hasta un árbol de aguacate. Ahí la muchacha se quito el cuero de mujer y se convirtió en lechuza. El señor espero a que se alejara. Y cuando se fue el animal, el señor le echó sal al cuero de mujer.

Cuando la muchacha regreso y se puso el cuero de mujer, ésta se revolcó y lloró del dolor.

Se cuenta que cuando la gente pasa por ese lugar, aún se pueden escuchar los gritos de dolor de la bruja.

Page 9: Una Probada de Literatura Mexicana

La Leyenda del Kakuy

En épocas muy remota, dicen las tradiciones indígenas, Kakuy una pareja de hermanos habitaba su rancho.

Vivían solos desde la muerte de sus padres. El era bueno; ella era cruel; el muchacho amaba a su hermana,

pero ella acibaraba sus días con recalcitrante perversidad. Desesperado, abandonaba en ocasiones la choza,

internándose en las marañas del monte.

Vagando él triste por las umbrías, pensaba en ella; las algarrobas más gordas, los mistoles más dulces, las

más sazonadas tunas, llevaba al rancho para alimentar a su hermana. También llevaba sábalos pescados en

el remanso del río o tal vez un quirquincho de la barranca próxima.

Palmo a palmo conocía su monte, y siendo cazador de tigres, además, protegía la morada. Insigne buscador

de mieles, nadie tenía más despiertos ojos para seguir la abeja voladora que llevara a su colmena. Todo esto

le costaba trabajo y pequeños dolores; pero su hermana, en cambio, se mostraba indiferente, como

gozándose de sus penas.

Volvió una tarde sediento, herido y fatigado. Pidió entonces a su hermana un poco de agua para beber y

limpiarse las heridas. Ella, malvada, la dejó caer en el suelo. El hombre, una vez más, ahogó su desventura.

Al siguiente día le hizo lo mismo con la comida.

Cansado de tantos desprecios, la invitó a acompañarlo a un sitio distante, donde había descubierto miel;

pero su invitación encubría designios de venganza.

Cuando llegaron allí la hizo subir al árbol más alto. Cuando ella se hubo instalado allá, el empezó a

descender por el tronco, desgajándolo a hachazos. Una vez en tierra, huyó sigilosamente.

Presa quedó en lo alto la infeliz. Transcurrieron instantes de silencio. Ella habló. Nadie le respondía.

Abandonada a semejante altura, sobre un tronco liso y largo sin otras ramas que aquellas a las que se

aferraban sus manos, espiaba para ver si el hermano reaparecía por ahí. La acometían deseos de arrojarse,

pero la brusquedad del golpe la amilanaba.

Mientras tanto, la noche iba descendiendo. La garganta le había quedado muda y la lengua se le pegaba en

la boca con sequedad de arcilla. Tiritaba de frío y sentía el alma mordida por implacables remordimientos.

Los pies, en el esfuerzo anómalo con que ceñían su rama de apoyo, fueron desfigurándose en garras de

búho; la nariz y las uñas se encorvaron y los dos brazos abiertos en agónica distensión, emplumecieron

desde los hombros a las manos. Se vio de pronto convertida en ave nocturna.

Así nació el Kakuy. La pena que se rompió en su garganta llamando a aquel hermano justiciero es el grito

que aún resuena en la noche por el monte santiagueño, gritando: ¡Hermano!... ¡Hermano!... ¡Hermano!...

Page 10: Una Probada de Literatura Mexicana

La Enfermera Fallecida

Cuenta la leyenda que una mujer llega a rondar por las noches y muy pocas veces en la tarde. Todo comienza cerca de la década del 50 venia una avioneta sobrevolando muy bajo y se estrelló, todos murieron. En esos tiempos ese lugar era solo monte no había nada de fábricas, solo monte. No encontraron su cuerpo nunca, la mujer llega a aparecerse por el área de las cajas de basura como buscando algo.

Una noche estaba la mujer que limpia los baños de fuera y los que están afuera de la fábrica. Estaban trabajando como a las tres de la mañana. Pasa un trabajador que ya se iba y le habla a la señora para ver que sucedía, la señora le dice que quien es esa mujer, la mujer estaba completamente en blanco y con una cara destrozada, el hombre gritó y el espíritu de la mujer comenzó a desvanecerse poco a poco, mientras el hombre gritaba, hasta que la mujer desapareció totalmente.

Page 11: Una Probada de Literatura Mexicana

La Mestiza, el Bebé y el Perro

Cuenta la leyenda que hace muchos años en un lugar cercano a la ciudad de Mérida, Yucatán vivía una

mestiza con un bebe y una perra.

La mujer como pobre que era no tenia agua, así que todos los días se encaminaba a un lejano pozo con sus

cantaros para llenarlos de agua.

Un día el bebe lloraba desesperadamente y la mujer tenia que ir al pozo por el agua... como no podía llevar al

niño ni callarlo empezó a soltar maldiciones a su perra.

Le gritaba: Maldita perra! Lo único que haces es estar echada si tan solo me ayudaras a dormir al niño! pero ni

para eso sirves.

La mestiza salió enojada de la casa... llegando al pozo... a lo lejos empezó a escuchar una hermosa voz

cuando regresaba a su casa pudo notar que de ahí provenía la voz angelical.

Al llegar cual fue su sorpresa al ver que era la perra cantando y meciendo al bebe en la hamaca, arrullándolo

para que no llorara, la mestiza del susto tiró los cantaros de agua y extrañamente cayeron los demás que

tenia reunidos, inundándose así el lugar y ahora es un ojo de agua. Muchos han querido investigar, pero los

que se han metido han muerto ahogados; solo una persona jura que al meterse vio a la mujer al niño y a la

perra en el fondo del agua y milagrosamente logro salir de ahí.

Page 12: Una Probada de Literatura Mexicana

El Diablo en Pañales

Cierta vez, ya muy entrada la noche, circulaba en las callejuelas retorcidas y mal formadas de la ciudad un

hombre en evidente estado de ebriedad, las calles eran alumbradas apenas con unos pequeños candiles que al

reflejar las sombras formaban tétricas figuras fantasmagóricas, a lo cual el borrachín no daba muestra de

sobresalto. Andando unos pasos más, escuchó levemente el llanto de un bebé, era un llanto ahogado. Se

detuvo tambaleante pero ya no escuchó nada más que el aullar de los perros en la lejanía.

Andando unos metros más de nuevo escuchó ese llanto inconfundible, ahora si era claro era el llanto de un

bebé que se escuchaba más fuerte, el hombre buscó en los rincones, y justo debajo del puente que cruzaba se

hallaba la infortunada criatura rosada y regordeta que solo estaba cubierta por una pequeña manta. El hombre

levantó al bebé sin antes maldecir a la desnaturalizada madre. Aún tambaleándose el hombre siguió su camino

aún murmurando pestes contra la infame que dejó a su pequeño crío en semejante situación. No había llegado

ni al siguiente faro y empezó a tener la impresión de que el niño pesaba un poco más. Avanzó 4 calles más y

evidentemente se percató de que en chiquillo era más grande y más pesado, ya no podía con él, parecía que

en lugar de niño llevaba un cerdito cargando, y se acercó a la luz del siguiente faro para ver bien al niño,

levantó la manta y cual fue su sorpresa al comprobar que efectivamente era un cerdo lo que llevaba cargando,

el cuál lo miró con los ojos encendidos, chasqueó los colmillos produciéndole el terror más profundo que se

pueda sentir, lanzado al animal por los aires y exclamando un "Ave María Purísima" se echó a correr por las

retorcidas calles empedradas, hasta la borrachera se le quitó.