una violenta censura contra paravicino: el anónimo antihortensio

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CRITICÓN, 109, 2010, pp. 95-144. Una violenta Censura contra Paravicino: el anónimo Antihortensio de 1625 Introducción, edición y notas Francis Cerdan LEMSO, Universidad de Toulouse-Le Mirail Para Maite Cacho y Blanca Periñán, con amistad y gratitud Tras una larga y acongojada agonía, el rey Felipe III falleció el 31 de marzo de 1621. Como lo disponía la etiqueta de la corte, se organizaron, ocho días después, solemnes honras en San Jerónimo el Real, predicando la oración fúnebre el jesuita Jerónimo Florencia, que había acompañado al soberano en el último trance. Para honrar la memoria de su difunto padre, el nuevo monarca mandó al conde de Arcos que pidiera un elogio fúnebre o epitafios a cada uno de los predicadores reales, para constituir un libro. Fray Hortensio respondió sin tardar a la solicitación del de Arcos, y escribió un elogio fúnebre de Felipe III así como un corto epitafio en latín. Sin esperar que se publicara el libro proyectado (que nunca llegó a imprimirse), Paravicino mandó a la imprenta sus dos piezas, que salieron en un opúsculo de 24 páginas en las prensas de Tomás Junti en mayo de 1621. A partir del año siguiente, conforme al gusto de la época, Felipe IV organizó cada año ceremonias de aniversario o parentaciones en memoria de su padre (y también de su madre). En 1625, Fray Hortensio fue escogido para el sermón fúnebre y lo predicó en la Capilla Real, en presencia del rey y de toda la Corte. Poco después, a instancia del monarca, el sermón fue impreso con título de Panegírico funeral por Teresa Junti, quien realizó también la reimpresión de los dos Epitafios de 1621. CRITICÓN. Núm. 109 (2010). Francis CERDAN. Una violenta Censura contra Paravicino: el anónimo Antihortensio de 1625.

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Page 1: Una violenta Censura contra Paravicino: el anónimo Antihortensio

CRITICÓN, 109, 2010, pp. 95-144.

Una violenta Censura contra Paravicino:el anónimo Antihortensio de 1625

Introducción, edición y notas

Francis CerdanLEMSO, Universidad de Toulouse-Le Mirail

Para Maite Cacho y Blanca Periñán,con amistad y gratitud

Tras una larga y acongojada agonía, el rey Felipe III falleció el 31 de marzo de 1621.Como lo disponía la etiqueta de la corte, se organizaron, ocho días después, solemneshonras en San Jerónimo el Real, predicando la oración fúnebre el jesuita JerónimoFlorencia, que había acompañado al soberano en el último trance. Para honrar lamemoria de su difunto padre, el nuevo monarca mandó al conde de Arcos que pidieraun elogio fúnebre o epitafios a cada uno de los predicadores reales, para constituir unlibro. Fray Hortensio respondió sin tardar a la solicitación del de Arcos, y escribió unelogio fúnebre de Felipe III así como un corto epitafio en latín. Sin esperar que sepublicara el libro proyectado (que nunca llegó a imprimirse), Paravicino mandó a laimprenta sus dos piezas, que salieron en un opúsculo de 24 páginas en las prensas deTomás Junti en mayo de 1621. A partir del año siguiente, conforme al gusto de la época,Felipe IV organizó cada año ceremonias de aniversario o parentaciones en memoria desu padre (y también de su madre). En 1625, Fray Hortensio fue escogido para el sermónfúnebre y lo predicó en la Capilla Real, en presencia del rey y de toda la Corte. Pocodespués, a instancia del monarca, el sermón fue impreso con título de Panegírico funeralpor Teresa Junti, quien realizó también la reimpresión de los dos Epitafios de 1621.

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Esta doble publicación no debió de gustarle a cierto ingenio de la Corte, que escribióentonces contra las dos obras de Paravicino una violenta Censura anónima, cuyasnumerosas copias manuscritas difundió en el mundillo literario de Madrid1. DichaCensura despertó gran interés, hasta tal punto que don Juan de Jáuregui, notableantigongorista, decidió redactar una réplica para rebatir sus argumentos y salir endefensa de Paravicino, amigo y epígono de Góngora. Esta réplica (con dedicatoria alconde-duque de Olivares) fue impresa sin tardar «a instancia de Pedro Pablo Bugía,mercader de libros y a su costa», en las prensas de Juan Delgado. El librito salió endiciembre de 1625 con el título de Apología por la verdad. En él Jáuregui hace unexamen lineal de la Censura y responde punto por punto, dirigiéndose directamente alanónimo Censor. Así era como, a través del texto de la Apología por la verdad y graciasa las citas textuales hechas por Jáuregui, se podía hasta hoy reconstituir en gran parte elcontenido de esta desaparecida Censura, de la que no se conocía ningún testimoniocompleto. Afortunadamente, hace poco tiempo, un ejemplar o copia manuscrita de laCensura reapareció en la Biblioteca Universitaria Estense de Módena. La ProfesoraMaría Teresa Cacho, de la Universidad de Zaragoza, investigando en las bibliotecas deItalia en busca de los manuscritos hispánicos conservados, tuvo conocimiento de unfondo de impresos y manuscritos españoles proveniente de la biblioteca privada de lafamilia Falcó, Príncipes Pío de Saboya, del Marquesado de Castel Rodrigo. En un códicede este fondo aparecían novedades importantes, tales como el texto completo de ladesaparecida Farsa de la Costança, de Cristóbal de Castillejo, o el Antihortensio (oCensura contra Paravicino), del que nos ocupamos aquí. La profesora María TeresaCacho me comunicó la noticia de sumo interés para mí. Poco después recibía yo de laprofesora Blanca Periñán, de la Universidad de Pisa, la fotocopia completa de este textoescrito contra Paravicino. Me es muy grato manifestar aquí mi más hondoagradecimiento a ambas colegas y amigas, que han hecho posible mi acercamiento a estereaparecido texto de la Censura contra Paravicino.

El manuscrito, que lleva el título de Antihortensio / o ejercicio de erudición / Alerudito Don N, está incluido en el códice Epsilon 32.3.4 (Estero 198). Se trata de unvolumen facticio, compuesto de 13 impresos y 19 manuscritos de los siglos xvi y xvii2.El Antihortensio ocupa los folios 281-289. En adelante citaré por esta foliaciónmoderna, a lápiz, aunque existe otra más antigua que dice 331-339. Se trata de unmanuscrito relativamente corto, que ocupa sólo nueve folios, con numerosas notasmarginales de la misma mano. Puede dividirse, después del prólogo, en dos partesdistintas: la Censura del Panegírico funeral de 1625, y luego, la Censura del Epitafio oElogio funeral escrito en 1621 (y reimpreso en 1625). En ambos casos el anónimoCensor emplea el mismo procedimiento que consiste en seguir linealmente, párrafo traspárrafo y plana tras plana, el texto que está censurando.

Antes de entrar en el examen del contenido de este Antihortensio, conviene hacer dosobservaciones. La primera, para señalar una evidente voluntad de anonimato, habitual,según parece, en semejantes casos3: el autor sólo deja entender que es un erudito —pues

1 Desarrollo aquí algunos puntos de mis trabajos anteriores: Cerdan, 1994, 2007, 2008.2 María Teresa Cacho ha dado una descripción completa de este códice. Véase Cacho, 2006.3 «…�entendemos que la difusión anónima representa una necesidad, un imperativo convencional de este

género de invectivas» (Rico García, 2002, p. xiii).

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subtitula su censura como «ejercicio de erudición»— y que se dirige a otro erudito(«don N.»); en ningún momento, después del título, aparece el nombre de Paravicino, loque bien podría delatar una postura demasiadamente personal, muy alejada de la serenaobjetividad de una censura. Y la segunda observación, para llamar la atención sobre laextremada disparidad de los argumentos y su esparcimiento en esta Censura. El Censorha querido valerse de todos los medios, y su motivación profunda parece haber sido unaenemistad personal hacia Paravicino, más que un desacuerdo de orden literario oideológico-religioso relativo al modus praedicandi (‘manera de predicar’) o al estiloempleado en el sermón. Ni siquiera en este último punto relativo a los problemas de laexpresión (la elocutio de la retórica tradicional), donde se podría encontrar un ataquecontra la “nueva predicación”, aparecen (menos en una rápida mención al final)palabras como “culto” o su sinónimo “crítico”, ni la menor alusión a la “secta” de los“oscuros” influidos por el estilo gongorino. Fuera de una constante voluntad dedenigrar y de dañar, difícil es encontrar una coherencia profunda de los criterios, o laorganización consecuente de su sistema de pensamiento.

Como no viene al caso seguir aquí la misma progresión lineal del texto, agruparemoslas principales acusaciones dirigidas por el anónimo Censor al predicador trinitario encinco puntos principales:

1. Acusación de plagio. La Censura subraya que Paravicino ha imitado, muchasveces «a la letra», a tres autores contemporáneos. Esos autores que, según elCensor, habían servido de modelo directo, son el Padre Maestro Márquez (en sutratado El Governador Christiano, publicado en Salamanca en 1612, connumerosas reediciones en 1614, 1615, etc.); el Padre Diego de Baeza (en susCommentaria moralia in Evangelicam Historiam publicadas por primera vez en1623 en Valladolid y reeditadas varias veces); y, en tercer lugar, el Provincialtrinitario de Portugal Frei Baltezar Páez (en su Sermão funeral nas honras delrey Philippe II de Portugal, publicado en Lisboa por Pedro Craesbeeck en1621).

2. Abuso en la denominación Panegírico para la oración fúnebre, o de Epitafiopara el elogio.

3. Defectos o inadecuación en la manera de dirigirse al rey.4. Interpretación errónea de la Escritura, en particular en cuanto a la Pascua de los

Hebreos5. Censuras relativas, si no al estilo propiamente dicho, por lo menos al texto

mismo del sermón o del Epitafio. Se consideran impropias y se censuran algunasexpresiones por incorrectas.

L a a c u s a c i ó n d e p l a g i o

Como se notará, esas censuras son bastante circunscritas y no acusan a Paravicino deser el jefe de una escuela o el adalid de un nuevo modo de predicar. Nunca el Censorachaca a Paravicino la dificultad intrínseca de su estilo (acusación a la que aludeParavicino de manera sistemática en las dedicatorias de sus sermones impresos), nitampoco aparece la crítica de un sistema de pensamiento basado en el concepto, frutodel ingenio (en el sentido que le dará Gracián y no sólo en el anodino «concepto

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predicable»). El Censor no entra en la coherencia de Fray Hortensio, ahí donde radicasu verdadera dificultad; se sitúa en el plano de la “imagen de marca” externa que da desí mismo el predicador, su posición casi “moral” se podría decir, o sea la notoriedad desu personalidad, usurpadora, según el Censor, de una fama falsa que merecía serdenunciada a la luz pública.

Esta Censura fue rebatida, pues, como dijimos, por don Juan de Jáuregui en suApología por la verdad. Esta obra consta de cuarenta y cuatro folios, o sea unaextensión muy superior al texto de la Censura. En su dedicatoria al conde-duque,Jáuregui puntualiza y repite que no conoce al autor anónimo de la Censura, y que siescribe esta Apología por la verdad no es para defender al predicador impugnado, sinoen nombre de la verdad y de la razón:

Yo no salgo aquí a la defensa del autor impugnado; no apruebo ni repruebo su obra; laCensura sola examino, en beneficio de algunos que por insuficiencia o pereza no averiguan susdesconveniencias, o están engañados en ellas. Algunas satisfacciones mías serán forzosamentemás largas que las acusaciones, porque el marañar en confuso es obra fácil y breve, cuantolargo y difícil el desenvolver la maraña (Preliminares).

De manera general Jáuregui adopta el mismo procedimiento lineal que el autor de laCensura y examina el texto siguiendo fielmente el desarrollo del ataque. Se dirigedirectamente al autor anónimo:

Al Censor del Panegírico. Llegó a mis manos un cuaderno de muchos que V. m. (sea quienfuere) ha divulgado estos días contra la Oración o Panegírico que se predicó a Su Majestad enhonras de su padre (Apología, f. 1).

Los folios 1-8 responden al Prólogo del opúsculo, mientras que, a partir del folio 8v.Jáuregui sigue la Censura plana por plana hasta el final del folio 37. Los folios 38-44versan sobre la segunda censura redactada contra el Epitafio o Elogio funeral. Elexamen realizado por Jáuregui no tiene un desarrollo uniforme: se demora o pasarápidamente según la importancia que merece, según él, la acusación expresada o, mejordicho, la importancia del error que quiere corregir. Desde el principio Jáuregui pone aldesnudo la posición del Censor, introduciendo, no sin una fina ironía, una primera citatextual que volverá a emplear también en la conclusión:

Entra V. m. en su Prólogo con misteriosas preñeces, lamentando el siglo presente, abominandode su ignorancia y afirmando de sí estas palabras: Los que tenemos obligación de saber algo,igualmente nos corre de examinar lo que se estima.

Y después:

Sirva esta censura el oficio de Luz, que es descubrir verdades que ocultan las tinieblas, etc. Sinleer lo interior del papel, desde este principio me llevó luego la curiosidad a ver también elremate, donde hallé estas aclamaciones: ¡Oh Verdad, hija del tiempo! ¡Oh Luz hermosa,cuanto más alta más divina! ¡Oh Sabiduría! ¡Oh Erudición! a ti sola venero, tus secretosadoro, todo vulgo profano aborrezco. Estas prefaciones magníficas y estas invocacionesmisteriosas y venerandas me persuadieron a esperar milagros, pues en una Corte española,

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donde forzosamente concurre la primera erudición del mundo, se ofrecía V. m. a desterrartinieblas como luz verdadera que alumbra todo hombre o, como autor del saber a cuyoconocimiento dice que se halla obligado, cuyas luces y misterios arcanos juzga por propios, tanexento de profanidades. Vide ergo (dice Cristo) ne lumen quod in te est tenebrae sint [Luc. 11].(Apología, f. 1).

En las dos páginas siguientes, sin dejar de burlarse del anónimo Censor, repite supropósito de situarse en el terreno de la verdad y de la razón. En esas páginas traspareceel verdadero propósito de Jáuregui, que es denunciar la maligna intención y lasmaniobras deshonestas del Censor a quien, muy probablemente, había identificado.

Cuando el Censor, después de reconocer la fama de Fray Hortensio Paravicino(llamado aquí «el Autor»), lo ataca directamente:

No puedo negar que el Autor es tenido por elocuente, pero también confieso que la profesiónque hace de singular y las querellas que publica de la infelicidad de su estado (es palabra suya)han movido los ingenios más sosegados a mostrarle que no toda infelicidad es ironía, ni laseguridad es acierto, en especial en este papel en quien consagra (tanto de él se satisface) sunombre a la inmortalidad, como si le escribiera con puntas de acero en hojas de diamante,siendo todo el empleo de él en dos libros vulgares, conocidos, manoseados. Manchas que nomerecen ser lavadas con agua del olvido… (Censura, f. 281 r),

lo que contesta Jáuregui es significativo de su estrategia. Ataca a su vez de manera muyrecia:

Esto no es más que furor colérico, muy aprisa manifestado. Son palabras solas que, nohabiendo después de probarse, ni con infinita distancia, sirven sólo de mostrar el ánimo y deque se vea en los umbrales la vehemente pasión de la Censura; y para mejor conocerlo importaaveriguar esta cláusula. (Apología, f. 2)

Y, un poco más lejos, sigue insistiendo:

Y cuando V. m., por su antojo, dice que imita planas el Autor, ya se ve que no es prueba en lospleitos el simple dicho de la parte. Presente papeles, léanse los autores que cita por imitados,que en ellos todo recto juez verá que apenas hay sombra de imitación, cuanto menos columnaso planas (Apología, f. 12v).

Pero hay que reconocer que Jáuregui pasa por alto las referencias que proporciona elCensor en sus notas marginales4, las cuales remiten a pasajes precisos de los autoressupuestamente plagiados por Paravicino. Impresionante es la erudición del Censor.Todos los puntos que aduce están perfectamente situados en las obras (de granextensión) de Márquez, de Baeza o del sermón de Páez. No sólo conoce —y utiliza— laEscritura, los Padres y los comentaristas, sino que se vale perfectamente de los exegetasmodernos. Tampoco olvida, al escribir su Censura, lo que se ha publicado en laactualidad más reciente, tanto en el dominio sagrado como en la literatura profana. Así,

4 Si Jáuregui insite tanto en decir que el Censor acusa y no da pruebas, bien podría ser que las copiasdifundidas por Madrid en 1625 no llevaran notas marginales y que sólo se añadieran después de lapublicación de la Apología por la verdad.

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por ejemplo, se acuerda de una palabra ( lilio) empleada por Góngora o de unos versosde poemas de Paravicino que sólo circulaban en copias manuscritas. Hay que decir que,del lado opuesto, no es menos impresionante la erudición de Jáuregui. Es perfecto eldominio que tenía el sevillano, aunque no era clérigo, de la Escritura (comparando,cuando es necesario, la traducción de los Setenta con la Vulgata de San Jerónimo), de laPatrística, de los comentaristas y de autores modernos. A menudo, en esta Apología porla verdad que rebate la anónima Censura, estamos en presencia de una verdadera“disputa” escolástica de perfecto desarrollo, que no vacila en entrar en los más mínimosdetalles. En ella, por fin, Jáuregui ensancha el problema, recordando que tanto el empleode referencias a episodios de la Escritura como las citas de los Padres, de Santos o deotros autores (lo que se llamaba entonces los “lugares”) para ilustrar y autorizar eldiscurso del orador, era cosa, más que corriente, totalmente obligada en la oratoriasagrada del Siglo de Oro:

Cuando Baeza o Páez acotan con Tertuliano, Salustio o San Cirilo y el Autor con los mismos,dice V. m. al momento que traslada a Páez y Baeza. Respondo lo que ahora decía del sagradoTexto que alegar unos mismos autores, no es imitarse aquellos que los alegan, es sólo unconcurso forzoso en valerse de antiguas doctrinas y acudir a las fuentes donde se hallan(Apología f. 29).

Estamos aquí en pleno debate sobre la licitud de la imitación. Varias veces en laApología Jáuregui desarrolla el concepto de imitatio5. Insiste en la distinción entreimitación, plagio y traslación. Una y otra vez hace el elogio de las virtudes de laimitación. Para él, imitar a los grandes autores es lícito, con tal que la imitación searecta y con miras al mayor bien de todos. Al defender a Paravicino, Jáuregui afirma:

Ahora vamos a que los libros [imitados] fuesen manoseados de la gente de estudio ¿quién dudaque sucede así a los mejores? y que no dejarse de la mano es su mayor calidad a que mira elprecepto de Horacio: Vos exemplaria Graeca nocturna versate manu, versate diurna. Losejemplares mejores, cierto es que de noche y de día se manosean, y los malos viven intactos.Cuando imitamos a Platón y Aristóteles, a Ambrosio, Agustino y Jerónimo ¿sería bienculparnos porque son conocidos sus libros y manoseados? (f. 2v-3r).

Y, un poco más lejos, subraya aun más lo dicho aquí:

… ya no quiero suponer la verdad: doy que lo sea mil veces haber imitado el Autor muchasgalas y adornos ajenos. Cuando esto fuera asi (pregunto) ¿quién hay que lo juzgue por culpa?Antes es forzoso alabarlo, viendo usar siempre lo mismo a los excelentes autores. Pues sicomentamos a alguno, apenas contiene sentencia o cláusula que no se halle semejante en otrosa quien pudo seguir, sin que esto se atribuya a defecto, sino a estudio y acierto muy grande(f. 12v-13r).

Nada extraño en esto. El mismo Baeza no procuraba escribir una obra de ingeniosaoriginalidad, sino que su abierta finalidad era proponer un libro útil para sus futuros

5 Véase a este propósito Rico García, 2001, pp. 98-99.

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lectores. En su interesante prólogo a esos lectores (Auctor lectori), el jesuita subrayaba laimportancia de recurrir a los comentarios antiguos de la Patrística, verdadero maná parael alimento espiritual, y declaraba que su libro era una reelaboración de muchoselementos de la exégesis tradicional. Después de recordar el cántico de Moisés en Deut.32, 2 (Caiga a gotas como la lluvia mi doctrina / Destile como el rocío mi discurso),terminaba confesando su deseo de brindar elementos aptos para nutrir y fecundarfuturas obras ajenas:

Yo, apartado hasta los confines de la tierra y despreciado, me beneficio de la potencia de Dios,el cual, desde los confines de la tierra, conduce las nubes para que mi doctrina se agolpe enlluvia y que mi discurso, dividido en pequeños párrafos, fluya como el rocío. Esto, como loespero, amable lector, no será infecundo para el mundo6.

Muy revelador de este ánimo generoso es el hecho de que en los apéndices de susobras, tanto sus Commentaria allegorica et moralia de Christo figurato in VeteriTestamento como sus Commentaria moralia in Evangelicam Historiam, figuren variastablas: en particular una tabla de cosas notables o lugares comunes (loci communes),cosa bastante frecuente en los sermonarios y libros de exégesis, y otra, cosa pocofrecuente, para el uso de los predicadores (Ad concionatorum usum) según el calendariolitúrgico. La erudición, tanto profana como religiosa, era el lote común de muchosingenios de entonces.

El caso del Padre Páez es algo distinto. Hay que notar que los dos trinitarios (ambosfueron provinciales de su orden, el uno en Portugal y el otro en Castilla) se conocíanperfectamente y entretenían estrechas relaciones. No por casualidad aparecen reunidossus dos retratos grabados (por Francisco Quesádez) en la portada de la Segunda Parte dela vida, muerte y honras del Venerable Padre Maestro fr. Simón de Rojas por FrayFrancisco de Arcos, Madrid, 1676. No se puede negar que algunas frases son muyparecidas o, a veces idénticas en el Epitafio o en el Panegírico de Paravicino y en elSermão funeral de Páez. El Censor se regocija al denunciar, con punzante ironía, los quellama «hurtos» de Fray Hortensio en su Epitafio. Pero conviene recordar la cronología.El rey Felipe III falleció el 31 de marzo de 1621. Paravicino redactó entonces susEpitafios o Elogios funerales así como el Epitaphium latino, y los dio a la imprenta casiinmediatamente. El opúsculo salió de las prensas de Tomás Junti a últimos de mayo (oprimeros días de junio) del mismo año. Por entonces, en Lisboa, «Em hum officio, queos Irmãos da Irmandade de todos os Sanctos dos Officiais e Criados de sua Magestadefizerão, conforme ao seu Compromisso», Frei Baltezar Páez predicó su oración fúnebre,que salió impresa, por Pedro Craesbeek, a finales del mes de julio (con imprimatur del22 de julio y licencia del 23), o sea, más de un mes después de la publicación delEpitafio o Elogio funeral de Paravicino. Como queda dicho, en ambas obras existenfrases enteras muy parecidas o casi iguales, lo que, de ningún modo puede considerarse

6 Traducción nuestra. El texto latino de Baeza dice: «Ego, in extremis terrae dimissus, ac despectus, aptorpotentia Dei, qui ab extremis terrae nubes educit ut concrescat in pluviam doctrina mea et minutissimisparagraphis distinctum fluat, ut ros, eloquium meum. Id orbi, optime lector, ut spero, non erit infoecundum»(Preliminares).

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como mera casualidad. Hubo, está claro, contacto directo. Dadas las frecuentesrelaciones entre los conventos trinitarios es muy posible que Frei Baltezar Páez recibieramuy rápidamente el Epitafio impreso. También se puede alegar que los manuscritoscirculaban con toda rapidez. Pero cabe señalar que entre la muerte de Felipe III (aúltimos de marzo) y la impresión del Epitafio apenas pasó más de un mes. Es pocoverosímil, pues, que Paravicino pudiera recibir en el entretanto el borrón manuscrito delsermón de su hermano de hábito. Pero que Frei Balthesar Páez recibiera el Epitafio deParavicino antes de predicar su sermón es mucho más plausible.

En cambio, las cosas son diferentes, y más complicadas, con las semejanzas entre elPanegírico funeral de Paravicino y el Sermão de Páez. Es verdad que el texto de Páez esindudablemente anterior al segundo texto de Paravicino (1625). Pero también es verdadque este último repite a veces en sus dos obras los mismos argumentos con las mismaspalabras y los mismos conceptos, como lo subraya detalladamente el mismo Censor. Demodo que uno puede hacerse la pregunta de quién imita a quién: si Paravicino a Páez osi Páez a Paravicino. En realidad las coincidencias se reducen a cuatro. Jáuregui, despuésde declarar: «Y porque no se piense tocamos en el crédito del padre maestro fr. BaltasarPáez, infiriendo que imitó al Autor», intenta minimizar el asunto advirtiendo «que lasmenudencias en que concuerdan, o son de lugares comunes o alegaciones de santos, omodos brevísimos de locución, que ni importa sean imitados, ni que dejen de serlo» (f.39v). Pero, al final, saca la conclusión siguiente:

En esta nota trae V. m. muchas cláusulas expresas del Autor y de Páez y también dice que todala plana a la letra es traslado del otro sermón, caso bien prodigioso para quien ha visto lo queya dijimos y sabe por las fechas notadas, quién pudo trasladar a quién, cuando algo fuese eltraslado (f. 42r).

L a s d e m á s a c u s a c i o n e s

Los títulos de Paravicino

Recordémoslos: Epitafio o Elogio funeral con el Epitaphium / Panegyrica inscriptioen 1621 y el Panegírico funeral para la Oración fúnebre de 1625. Como bien es sabido,la oración fúnebre tuvo siempre en la liturgia católica (y desde los primeros siglos) unamarcada importancia y, en España, durante el Siglo de Oro, cobró una resonancia socialconsiderable. Fray Hortensio, que se lució bastante en tal ejercicio, tenía conciencia dehaber favorecido el abandono (o por lo menos la disminución) de la dimensión litúrgicadel “sermón fúnebre” en pro del aspecto panegírico del discurso, con la exaltación de lasvirtudes y méritos del difunto. La acusación del Censor no es, pues, gratuita y va másallá del mero uso de las palabras y de su adecuación con la tradición de los clásicos. Poreso se vale, con certera erudición, de ejemplos escogidos en los grandes autores latinos(Horacio, Plinio, Cicerón, Quintiliano, Plutarco), eclesiásticos (San Jerónimo, SanBernardo, Tertuliano) y modernos (Celio Rodiginio, Justo Lipsio). A su vez aquíJáuregui le refuta, con extremada atención y precisa erudición, y justifica el empleo deesas palabras por Fray Hortensio, remontándose a veces hasta las palabras griegas. Depaso amonesta al Censor que había citado a Quintiliano a través de Celio Rodiginio («loque dijese Quintiliano, en él se ha de buscar y aprender, no en el moderno que lo cita»),antes de desarrollar su argumentación basada en numerosas autoridades (Dionisio

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Alicarnaceo, San Isidoro, Quintiliano, Escalígero, Plinio, Isócrates, Claudiano, Tibulo,Mario Nizolio, Nicetas y Plutarco). No se trata de hacer muestra gratuita de erudición,pero sí de valerse de argumentos adecuados y eficaces. Con lo cual queda patente queJáuregui tenía una amplia cultura, incluso en el dominio religioso, y que sabía valerse deesa cultura con la mayor soltura cuando lo necesitaba.

La ausencia de decoro

Se trata de los reproches que dirige el Censor a Paravicino en cuanto al uso de ciertaspalabras y expresiones que él juzga poco apropiadas o contrarias al decoro. Como, porejemplo, cuando fray Hortensio, después de dirigirse al rey con «Vuestra Majestad»prosigue con un «su padre». El Censor, no sin razón, preconiza «vuestro padre». Pocodespués censura el no haber añadido la fórmula «Señor nuestro» tras la mención de «laMajestad de Felipe IV» o la expresión «la iglesia a quien reina» que juzga peligrosa ypreconiza «para quien reina». Predicando en la Capilla Real, fray Hortensio habíadicho; «Yo digo delante de vasallos e hijos», cuando el decoro exigía el orden inverso«hijos y vasallos». A semejantes censuras, verdaderamente de poca importancia,Jáuregui responde las más veces con ironía.

El manejo de la Escritura

Hay también un grupo de censuras que reúne las que versan sobre puntos de fondorelativos a la Escritura. El Censor se demora largamente, comentando nimios detalles,como si ignorara el sentido general que quiere subrayar el predicador. Por ejemplo, seexplaya durante diez páginas censurando el que Paravicino haya fechado la salida de losHebreos fuera de Egipto al «día catorce», cuando el texto del Éxodo dice «el díaquince» para el tránsito del mar rubio y «el día catorce» para la Pascua o Fase, sinquerer ver que el predicador aludía a la globalidad de los acontecimientos.

La expresión

El último punto que examinaremos toca a la forma misma de la expresión o laelocutio de la retórica. Como queda dicho, no se trata de un ataque frontal contra la“nueva predicación” culta de la que Paravicino era el reconocido adalid, sino decensuras circunscritas que no llegan a formar un conjunto coherente, aun cuando senota que el anónimo autor del Antihortensio es adepto de la predicación más tradicionalde los años anteriores a la emergencia del culteranismo y del conceptismo. Véase elpasaje en el que el Censor reprehende el empleo de «asombrar» en el sentido de ‘hacersombra’ en la frase «Suelen las nubes del ocaso aún asombrar el sol antes que se ponga»(Panegírico p. 41). El Censor se extraña ante lo que hoy llamamos «un cultismo deacepción»: «Hasta ahora habíamos entendido que asombrar era de asombro y no desombra» (Censura f. 286v). En realidad, asombro viene también de sombra: tal es elcaso del caballo que se asusta de su propia sombra. Los últimos renglones delAntihortensio agrupan algunos «modos de hablar» de Fray Hortensio que censura elanónimo erudito:

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Por no ser crítico demasiadamente escrupuloso no reparé en algunas llanezas muy caserascomo de Moisés que se andaba por las zarzas de Su Majestad, que hizo los asientos del dinero,que no se halló mentira en su boca, no hizo mal a nadie , ni en otras cosas que no menosnecesitaban de examen, como llamar a la experiencia sabiduría, topar con la obediencia,cuando ella había de guiar a la ejecución. Y aquellas voces tan cultas ¿quién las sufrirá?:pasmosas, acabamiento, ruidoso, a las escuras, desacredito, espirituoso, largar, quizá,estruendoso, atinados y otros.

*

El Antihortensio se presenta, según indica el título, como un ejercicio de erudición, yla refutación de Jáuregui, en la Apología por la verdad, es a su vez un espléndidoejercicio de erudición donde se perfila mejor su personalidad, así como su estéticaliteraria y las características de su credo poético. Los dotes de polemista que semanifestaban ya en el Antídoto o en la Carta al Maestro Lisarte de la Llana. ElLicenciado Claros de la Plaza, su discípulo, hijo de Llanos de Castilla y Plaza se vuelvena encontrar en la Apología por la verdad, en la que Jáuregui maneja perfectamente elhumor y la ironía para triunfar mejor de su adversario. Ese adversario anónimo no hasido identificado, ni tampoco los diferentes «ingenios más sosegados» en nombre de loscuales parece expresarse. Quizá algún día sea posible saber quién era y entender así lasrazones de su enemistad. Lo seguro es que conocía perfectamente el mundo de lapredicación y particularmente a Fray Hortensio y su “circunstancia”. Había leído sussermones impresos y también su obra poética que sólo corría en copias manuscritas. Eracapaz de reconocer la influencia de Góngora e incluso citar versos aislados del vatecordobés, todavía no impresos en 1625.

Parece evidente que Jáuregui había identificado al anónimo Censor. El tonoempleado y las puyas que dirige al «desconocido» delatan una enemistad personal: conentera satisfacción Jáuregui se mofa del Censor para ridiculizalo, poniendo de relieve (aveces con mala fe) la inanidad de sus acusaciones. El erudito Censor, es cosa cierta, eraun enemigo de Paravicino, pero al mismo tiempo debió de ser un adversario del mismoJáuregui. A finales de 1625, éste se hallaba comprometido en una doble polémica y teníaque hacer frente a la vez a los gongoristas, que no le perdonaban su Antídoto, y a loslopistas, tras la publicación de su Orfeo y la del Orfeo en lengua castellana del seudoMontalbán. Fray Hortensio Paravicino, que sabía muy bien cultivar fieles amistades coningenios de la Villa y Corte, no sólo muy diferentes, sino a veces separados por agudarivalidad o profunda enemistad, conservó entrañables lazos a la vez con Góngora, conLope y con Jáuregui. Ya en 1617 había firmado una de la aprobaciones para las Rimasde Jáuregui, que a partir de 1619 iba a residir en Madrid, donde visitaría a Paravicinoen el convento de la calle de Atocha, tejiendo amistades, particularmente en 1620,cuando Lope de Vega organizó la Justa poética para la beatificación de San Isidro, ytambién en 1622 para las fiestas organizadas para la canonización del santo patrón deMadrid. A pesar de sus denegaciones, Jáuregui, con la Apología por la verdad, salía endefensa del trinitario impugnado, a la vez que le movía una fuerte enemistad para con elanónimo Censor. No obstante la constante amistad que unía a Lope de Vega yParavicino, la hipótesis más probable es que el anónimo Censor debía de ser uno de losamigos del Fénix, un ingenio de la Villa y Corte, implicado en la querella o discordia

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entre Lope de Vega, alias «licenciado don Luis de la Carrera», y Jáuregui, alias«licenciado Claros de la Plaza».

En todo caso el texto completo de este Antihortensio, recientemente descubierto,merecía ser publicado en su integralidad. La Apología por la verdad no ha recibido delos estudiosos de don Juan de Jáuregui todo el interés que merece y es de desear que serealice en breve una edición moderna que la haga accesible a todos cuantos se interesanpor las polémicas literarias del Siglo de Oro.

C r i t e r i o s d e e d i c i ó n

La presente edición consiste en la transcripción del manuscrito titulado Antihortensioincluido en el códice facticio Epsilon 32.3.4 (estero 198) de la Biblioteca UniversitariaEstense de Módena. De manera casi segura se puede afirmar que no se trata de unautógrafo, sino de una transcripción realizada por un copista o amanuense(probablemente retribuido), ya que sabemos, por Jáuregui, que se divulgaron, en elMadrid de 1625, «muchos traslados» o copias manuscritas. Se trata de un trabajo muylimpio, de buena grafía y de rigurosa y coherente presentación. A pesar de todo, elcopista cometió algunos errores: equivocaciones u omisiones de palabras, repeticiones enla transcripción, que indico en nota.

Tratándose de una copia, no se puede saber si la grafía es la del anónimo autor o sies de la responsabilidad del copista. Era pues de dudable interés realizar una ediciónrespetuosa de las grafías presentadas por el manuscrito de Módena. Se conservan loscasos de relevancia fonética: «conceto», «efeto», «perfeto», «agora», «merecello»,«coluna», «mesmo», etc., así como los casos de aglutinación de la preposición de. Seresuelven, por otra parte, todas las abreviaturas, mientras que la puntuación, tantocomo el empleo de las mayúsculas7, es de mi exclusiva responsabilidad.

Indico entre corchetes y en negritas (por ejemplo [281]) la numeración de los foliosdel manuscrito; también entre corchetes, incorporo al texto las numerosas notasmarginales del manuscrito. Para las obras de Paravicino, Márquez, Baeza y Páez, citopor las ediciones del siglo xvii, respetando estrictamente las grafías de los textosoriginales, como es el caso también para la transcripción de las notas marginales,muchas veces difícilmente legibles.

Antes de cerrar esta presentación quiero expresar aquí mi profundo agradecimiento atodos cuantos me han ayudado: Anheke Goovaerts, del Agustijns Historisch Instituut deBélgica; Henri Lamarque, perfecto conocedor de las obras latinas de Petrarca; AndréGallego, José Enrique Laplana Gil y Luis Gómez Canseco, que resolvieron variasdificultades; Francisco Henares y Jean Croizat-Viallet, que han traducido en parte elpésimo latín de Baeza. También manifiesto mi agradecimiento a los bibliotecarios delInstitut Catholique de Toulouse, que me atendieron con eficaz solicitud, cuando laUniversidad del Mirail estaba bloqueda.

La presente edición del Antihortensio es una de las (últimas) prolongaciones de mitesis doctoral, dirigida por Robert Jammes. A él quiero expresar mi inmensa gratitud.

7 En el manuscrito, se escriben (casi) sistemáticamente con mayúsculas las palabras siguientes: Cordobés,Cristiano, Don, Español(es), Gentes, Gitano, Hebreo, Majestad Católica, Padre Maestro, Panegirista, Príncipe,Redención, Religión, Rey (Reina), Señoría.

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Siempre sus consejos y sugerencias fueron, y siguen siendo en el caso presente, signos deuna amistosa cordialidad que no oculta una inconfundible erudición y una sabiduríaprodigadas con el estilo que sólo poseen los verdaderos maestros. Por fin, agradezco aMarc Vitse, redactor, con Odette Gorsse, de nuestra revista Criticón, a la que tantodebo, los numerosos consejos, correcciones y complementos que se imponían. Sumerecida fama de exigente y riguroso corrector es de gran notoriedad entre lossiglodoristas y merece, además de mi viva amistad, mi más sincera admiración.

Referencias bibliográficas

Antihortensio, O exercicio de erudicion. Al Erudito Don N, códice Epsilon 32.3.4 (Estero 198)�dela Biblioteca Estense Universitaria di Módena (Fondo Pío Falcó), f. 281r-289v (ex 331r-339v).

Baeza, Didadicus, sj, (Ponferradiensis societatis Iesu Theologi), Commentaria moralia inEvangelicam Historiam, Valladolid, Iohannem Baptistam Varesium, 1623-1630 (4 vols.).

Cacho, María Teresa, «El códice Epsilon 32.3.4 (Estero 198)�de la Biblioteca EstenseUniversitaria di Modena», Rivista di Filologia e Letterature Ispaniche, 9, 2006, pp. 19-28.

Cerdan, Francis, «La Pasión según fray Hortensio (Paravicino entre san Ignacio de Loyola y ElGreco)», Criticón, 5, 1978, pp.1-27.

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––––, «Fray Hortensio Paravicino atacado y defendido (1625): El anónimo Antihortensio y laApología por la verdad de Juan de Jáuregui», en Con gracia y agudeza. Studi offerti aGiuseppina Ledda, a cura di Antonina Paba, Roma, Aracne editrice, 2007, pp. 347-366.

––––, «La transmisión de la exégesis en la oratoria sagrada del siglo xvii (El caso del Panegíricofuneral del Rey Felipe III por Fray Hortensio Paravicino)», Criticón, 102, 2008, pp. 37-53.

Collard, Andrée, Nueva poesía, Conceptismo, culteranismo en la crítica española. Valencia,Castalia/Brandéis University, 1967.

Florencia, Jerónimo, sj, Sermón que predicó a la Majestad Católica del rey don Felipe Cuarto,Nuestro Señor, el Padre ––– […]�en las honras que su Majestad hizo al Rey Filipe III, su padre,y Nuestro Señor, que Dios tiene, en San Jerónimo el Real de Madrid a cuatro de mayo de1621, Sevilla, Alonso Rodríguez Gamarra, Año de mil y seiscientos veinte y uno.

Jammes , Robert, «L’Antidote de Jáuregui annoté par les amis de Góngora», Bulletin Hispanique,64, 3-4, 1962, pp. 193-215.

Jáuregui, Juan de, Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades, estudio y edición críticade José Manuel Rico García, Sevilla, Universidad de Sevilla, Secretariado de publicaciones,2002.

–––– , Apología por la verdad, Madrid, Juan Delgado, 1625.Márquez, Fray Juan, osa, El Governador christiano, deducido de las vidas de Moysén y Josué,

príncipes del Pueblo de Dios, Salamanca, Francisco de Cea Tesa, 1612.Paez, Frei Balthesar, osst, Sermão que fez o Doutor ––––, Provincial da 0rdem da Santíssima

Trindade no Convento da mesma Ordem desta cidade de Lisboa […] Pela MagestadeCathólica del Rey Dom Philippe II de Portugal, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1621.

Paravicino, Fray Hortensio, osst, Epitafios o Elogios funerales al Rey Don Felipe III, el Piadoso.En Madrid, Por D. Teresa Iunti, Impressora del Rey nuestro señor. Año 1625.

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––––, Panegírico funeral Del Maestro Fray Hortensio Félix Paravicino. En Madrid, Por D. TeresaIunti, Impressora del Rey nuestro señor. Año 1625.

Rico García, José Manuel, La perfecta idea de la altísima poesía. Las ideas estéticas de Juan deJáuregui, Sevilla, Diputación de Sevilla, 2001.

––––, «Presentación» de Juan de Jáuregui, Antídoto contra la pestilenta poesía de las Soledades,Sevilla, Universidad de Sevilla, Secretariado de publicaciones, 2002, pp. ix-cxlvii.

*

CERDAN, Francis. «Una violenta Censura contra Paravicino: el anónimo Antihortensio de1625». En Criticón (Toulouse), 109, 2010, pp. 95-144.

Resumen. En 1625, Paravicino predicó en la Capilla Real y ante el rey Felipe IV, una oración fúnebre para elcuarto aniversario de la muerte de FelipeIII. Poco después, se difundió en Madrid y en numerosas copiasmanuscritas una anónima censura de este sermón. Esta censura mereció una vehemente refutación de Juan deJáuregui que salió en defensa de Paravicino en un opúsculo que se imprimió y se publicó en el mismo año de1625 con el título de Apología por la verdad. El texto de la censura se perdió y ninguna de las grandesbibliotecas de España conservó una copia de este manuscrito. Inesperadamente, la profesora María TeresaCacho encontró en Italia un ejemplar de esta censura titulada Antihortensio. Aquí se presenta una edicióncrítica de esta violenta y eruditísima censura, con una introducción y numerosas notas.

Résumé. En 1625, Paravicino prêcha, devant le roi Philippe IV et dans la Chapelle Royale, une oraisonfunèbre pour le quatrième anniversaire de la mort de Philippe III. Peu après, de nombreuses copies manuscritesd’une censure anonyme de ce sermon circulèrent dans Madrid. Cette censure reçut une véhémente riposte deJuan de Jáuregui qui prit la défense de Paravicino dans un opuscule qui fut imprimé et publié en cette mêmeannée 1625 sous le titre de Apología por la verdad. Le texte de la censure était considéré comme perdu,aucune des grandes bibliothèques d’Espagne n’en ayant conservé d’exemplaire. Mais, contre toute attente, leprofesseur María Teresa Cacho vient de retrouver en Italie une copie manuscrite de cette censure intituléeAntihortensio. Une édition critique de cette violente et très érudite censure est présentée ici avec uneintroducction et de nombreuses notes.

Summary. In 1625, Paravicino preached in the Royal Chapel before Phillip IV, a funerary prayer tocommemorate the fourth anniversary of the death of Phillip III. Shortly thereafter an anonymous critique ofthe sermon circulated in Madrid in a number of manuscript copies. It was itself vehemently refuted by Juan deJáuregui who came out in defense of Paravicino in an opuscule printed and distributed that very same year of1625 under the following title: Apología por la verdad. The text of the anonymous critique was for a longtime lost and none of the major libraries has conserved a copy of it. Quite by chance, María Teresa Cachouncovered a manuscript copy in Italy, the Antihortensio. This article presents a critical edition with anintroduction and notes of this violent and extremely erudite piece.

Palabras clave. Erudición. Jáuregui, Juan de. Oratoria sagrada. Paravicino, fray Hortensio.

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ANTIHORTENSIO

O EJERCICIO DE ERUDICIÓN AL ERUDITO DON N.

Admirable es, señor mío, el siglo que alcanzamos a los que no conocieron lascostumbres de los pasados y no han visto en la erudición retratado con colores propioslo que en éste los suspende. En ninguno faltó quien lograse las ignorancias de los quedebían saber y las simplísimas orejas de los que no debían, fiando en sus aclamaciones laestimación de sus letras8. ¡Crédito mal seguro con todos y con los sabiosdesesperadamente falido9! Instituía10 Jerónimo, hermosa luz de la divina y humanasabiduría, un orador eclesiástico, y decíale con ardiente espíritu: «No te quierodeclamador ni locuaz, quiérote entendido en los misterios, y en los sacramentos de tuDios eruditísimo, que granjear la admiración del vulgo ignorante con la facilidad oartificio de la lengua siempre fue de indoctos hombres. Oh ¡qué fácil es de ver engañadode una lengua veloz o singular el oyente que no sabe, porque no debe, o la vilísima plebeque tanto admite lo que ignora!». Hasta aquí es de San Jerónimo [ep. ad Nepot.]11. Demanera12 que como esta suspensión nace de la seguridad o la ignorancia, a los quetenemos obligación de saber algo igualmente nos corre de examinar lo que se estima,cautelosos que el brillante resplandor o el afeite lisonjero nos venda por oro o porhermoso lo que no lo es, o que la gala de la corneja13 sea prestada, y en vez de quienhizo el beneficio usurpe los loores el que le recibe y disimula. Vi este día una Oraciónfúnebre (Panegírico la llama el autor) a la gloriosísima memoria del señor rey don FilipeIII, con dos Epitafios o Elogios (así también los llama) a su sepulcro. No puedo negarque el autor es tenido por elocuente; pero también confieso que la profesión que hace desingular y las querellas que publica de la infelicidad de su estilo (es palabra suya) hanmovido los ingenios más sosegados a mostrarle que no toda la infelicidad es ironía, ni laseguridad es acierto, en especial en este papel, en quien consagra (tanto dél se satisface)

8 Resumiendo estas primeras frases: ‘Admirable es nuestro siglo para los que no conocieron lascostumbres de los siglos pasados y no han podido ver pintada gracias a la erudición la verdadera realidad delobjeto de su admiración. En ningún siglo faltó quien supiera aprovecharse de las ignorancias de los que teníanque saber y seducir los oídos inocentes de los que no tenían que saber, fijando el criterio del valor de sus obrasen las aclamaciones de los mismos’.

9 El Censor manifiesta un “elitismo” que se explicita a continuación en la cita de San Jerónimo.10 Instituir: «Vale también enseñar o instruir» (Auts.).11 El Censor traduce aquí, bastante correctamente, dos pasajes de la epístola Ad Nepotianum

Presbyterum, capítulo 8: «Nolo te declamatorem esse et rabulam garrulumque, sed mysterii peritum etsacramentorum Dei tui eruditissimum. Verba volvere et celeritate dicendi apud inperitum vulgus admirationemsui facere indoctorum hominum est. […] Nihil tam facile, quam vilem plebiculam et indoctam contionemlinguae volubilitate decipere, quae quidquid non intellegit plus miratur». En nuestra edición del texto, sólohemos sustituido «granjear la erudición del vulgo» por «granjear la admiración del vulgo», que es lo que diceSan Jerónimo. Debe de tratarse de un error del copista.

12 En el manuscrito, hay un y antes del que que sigue.13 Corneja: desde la fábula de Esopo, la corneja simboliza alguien que se luce con galas que no le

pertenecen. Se va insinuando aquí la acusación de plagio.

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su nombre a la inmortalidad, como si la escribiera con puntas de acero en hojas dediamante, siendo todo el empleo de él en dos libros vulgares14, conocidos, manoseados.Manchas que no merecen ser lavadas con agua del olvido, en quien nos vende lasnovedades de la África15 y contiende con Plauto sobre la len[281v]gua de las musas, ocon Homero sobre el principado de la sabiduría, pues no habrán llegado a tanto estremoque quieran ser como Pitágoras16, que baste haberlo dicho para que los no discípulos sesujeten. Ya parece que el autor previno estas tormentas llamando a su oración y elogioPanegíricos, género de decir casi poético dice Justo Lipsio [Lips. ad Panegy. Plinii inargum., lib. 3, ep. 13]17, y que no desdeña lector que, ocioso y delicado, se pague (comodijo Plinio el Menor, gentil artífice de estas oraciones) solamente de palabras. Con queeste autor se desempeñó de las cosas, tomándolas de quien tuvo más cerca (sea quienfuere), regalándose con la flor como poeta sin reparar en ingerir los fructos más ajenos,y aun (como he de hacer demonstración) no pocas frasis y palabras que, como si fuesenpropias, le deleitan. Sirva pues esta censura el oficio de la luz, que es descubrir verdadesque ocultan las nieblas de la vulgar estimación. Aunque, confieso, quedo con recelo quecosa recibida con tanto gusto haya ganado en los oídos lo que la fábula del amor deDido y Eneas, que fingió tan delicadamente el gran Poeta, cautivando con la hermosurade sus versos, hasta no querer oír los hombres la verdad por no perder —dice FranciscoPetrarca— la posesión ya prescripta de una tan dulce maraña. Verique locum (uso de laspalabras breves que me fían) dulcedine obtinuisse fingentis usque adeo ut iam hominestristes, qui inviti verum audiant, ac praescripta dulcis posesione mendacii spolientur18.Por eso deseo lector con quien sea más poderosa la verdad que la dulzura.

14 Los libros vulgares (en el sentido de «común, generalmente admitido, usado u sabido» según Auts.) sonEl Governador christiano de fray Juan Márquez, la extensa obra Commentaria moralia in EvangelicamHistoriam del padre Diego Baeza y el Sermão a la muerte de Felipe III, de frei Baltezar Páez, como indicamosen nuestra introducción y como detallará el mismo Censor a continuación.

15 Vender novedades de la África: El dicho no se ha podido registrar. Aquí, el Censor acusa a Paravicinode presentar lo que predica como novedades, cuando en realidad repite cosas conocidas.

16 La hermandad pitagórica fundada por Pitágoras estaba dividida en estudiantes y oyentes. Enseñabadirectamente el fundador que aplicaba el principio de autoridad, ilustrado en el aforismo «Magister dixit»cuya idea subyacente es que todo conocimiento sólo procede del maestro, que es infalible.

17 Se cita aquí la obra C. Plinii Secundi Panegyricus Trajano dictus, cum commentario Justi Lipsii, juxtaoptimam I. Moreti editionem, notulis et emendatione Tanaquilli Fabri, Salmurii, apud Ioannem Lesnerium,1671, de muy difícil localización hoy. Existe otra edición: C. Plinii Caecilii Secundi Panegyricus, quem imp.Nervae Trajano optimo Dixit sive scripsit: et ad eum Justi Lipsii commentarius p. p. Cum ejusdemdissertatiuncula apud principes Albertum et Isabellam, Trajecti ad Rhenum, typis Gisberti a Zijll, et Theodoriab Ackersdijck, 1652.

18 El texto latino que proporciona el Censor es incompleto y además está muy corrompido. Petrarca, enlas Cartas de la vejez (Rerum senilium, IV, 5, 39), dice así (inspirándose de Macrobio en Saturnalina, IV, 17,6): «Quis enim, nisi pars vulgi sit, quis usqueam, quaeso, tam indoctus ut nesciat Didonis et Enee fabulamesse conflictam, verique locum inter homines, non tam veri avidos quam decori, et venustate materie etdulcedine atque arte obtinuisse fingentis, usque adeo ut iam tristes et inviti verum audiant ac prescripta dulcispossessione mandacii spolientur?» [‘¿Quién, en efecto, a menos de ser del vulgo, quién, pues, dime, es lobastante ignorante como para no saber que la historia de Dido y Eneas es una invención, y que se ha elevadoal grado de verdad entre hombres menos adictos a lo verdadero que a lo bello, a causa de la delicadeza delasunto y también de la suavidad o del arte que puso el poeta, hasta tal punto que, ahora, escuchan la verdadsin alegría y de mala gana, y se estiman perjudicados si se les niega el placer de una dulce mentira?’].

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Los títulos son desta manera: Panegírico funeral o Oración fúnebre. Otro esEpitaphium, seu honorarii tumuli Potentissimi Regis Hisp. Philippi III. Panegyrica ins -criptio. Admira que se pueda llamar panegírico la oración fúnebre y, no menos, quepudiese venir a pensamiento de erudito panegírica inscripción. Uno y otro es lo deHoracio:

Humano capiti cervicem pictor equinamIungere si velit, risum teneatis, amici19.

Panegyris en su origen significa en Grecia (dice Celio Rodiginio) «todo lo que se agrega, o junta de varias cosas, y diferentes» [lib. 28 Antiq. Lect., cap. 12]20. De aquí sellamaron las ferias Panegyris, como otras juntas de gentes para celebridades o fiestas.

19 El Censor condensa aquí en dos versos los cinco primeros del Arte poética de Horacio:Humano capiti cervicem pictor equinamIungere si velit et varias inducere plumasUndique conlatis membris, ut turpiter atrumDesinat in piscem mulier formosa superneSpectatum admissi risum teneatis, amici?

[‘Si un pintor quisiera ajustar debajo de una cabeza de caballo y aplicar plumas de diversos colores sobremiembros tomados de diversos lados y cuyo conjunto acabaría en feísimo pez negro lo que por arriba era unahermosa mujer, ¿podríais, invitados a contemplar la obra, impediros de reír, amigos míos?’].

20 Ludovico Celio Rodiginio (1450-1525), humanista italiano que fue maestro de Julio César Escalígero, esrecordado sobre todo por sus Lectiones antiquae.

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Estendiose después la voz a las pláticas que se hacen en ellas en alabanza de dioses,reyes, capitanes. También en la oratoria se llama el tercer género panegírico, que loslatinos llaman demonstrativo, aunque Quintiliano —dice Celio— le da la forma desuasorio21. En Plutarco halla aquel autor Nugas panegyricas, niñerías [282r]panegíricas, y que es lo mismo ostentación vana y panegírica. Aun en Luculo22 llama auna noble ramera panegyricam elatam (‘hinchada y ambiciosa’). Pero los más eruditoslatinos llaman panegírico la oración laudatoria de algún príncipe hecha en su presencia,en ocasión de gozo y alegría, de cuyo estilo dijeron Justo Lipsio y Plinio lo que vimos.Así fue la de Plinio el Menor a Trajano [lib.8, ep. 10], que Sidonio Apolinar23 con galadijo «comparable a un príncipe incomparable» [in Elog. Plin.] —y engáñase muchoJusto Lipsio, que le enmienda y lee dos veces incomparable sin entendelle, vicio comúnde los críticos del tiempo—; la de Latino Pacato Francés24 a Theodosio en tanta gloriade España; las de los otros príncipes que publicó Beato Rhenano25, y otros. Y los poetasusurparon el nombre por la afinidad del estilo, como Tibulo a Mesala, Claudiano aHonorio, y otros26. Pero ¿cuándo se ha oído ni leído la oración fúnebre panegírico?¿Son fiesta acaso las exequias? ¿No nos enlutamos? ¿No son lágrimas? El mismo autorque así la intitula ¿no la llama «lúgubre ceremonia»? Púsose pues este títuloambiciosamente sin ejemplo, y si no, con el que se nos diere dejaremos gozosos laignorancia27.

No es menos notable decir panegírica inscripción. Porque panegírico ha de ser porfuerza dicho, no escrito solamente. Y si se gobernó el autor por el título que Lipsio pusoal de Plinio: sive dixit, sive scripsit28, debiera considerar lo que dijo aquel discretocónsul, que primero lo dijo, luego lo escribió [Plin., lib. 3, ep. 18: quod ego in senatucum ad rationem loci et temporis ex more fecissem bono civi convenienti primumcredidi eadem ipsa spaciosius et uberius volumine complecti]29. Y así lo que nació para

21 El género demostrativo o epidíctico se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que ya no tienecapacidad para influir sobre los hechos; en él se hace panegírico o denigración, y su fin es la alabanza o elvituperio. El género deliberativo o suasorio es el que intenta persuadir.

22 Lucius Licinius Luculus fue destacado político y militar que combatió a las órdenes de Sila. Fue amigode Cicerón. Acumuló grandes riquezas. Ya retirado, solía organizar suntuosas cenas que eran un derroche delujo y de refinamiento, con toda clase de convidados. Véase Plutarco, Vidas Paralelas, t. IV.

23 Caius Sollius Apolinaris Sidonius (San Sidonio Apolinar) nació en Lyon (Lugdunum) en 431, y fueobispo de Clermont, donde murió en 487. Sus escritos son una importante fuente histórica. Además escribiópoesías de temas paganos, hoy editadas y traducidas al castellano (Madrid, Gredos, 2005) así como unas 147cartas.

24 Latinus Pacatus Depranius fue un panegirista que floreció a finales del siglo iv. Es autor de unpanegírico leído en el senado de Roma en 389 en honor del emperador Teodosio el Grande, que había nacidoen España.

25 Beatus Rhenanus (llamado también Bild), destacado humanista alsaciano (1485-1547), fue amigo deErasmo. Escribió, entre otros trabajos, varios libros de comentarios sobre Tácito.

26 Albio Tibulo (55-19 a. C.) es tenido por uno de los mayores poetas del amor de todos los tiempos, porsus dos libros de elegías (véase en edición moderna Poemas, Elegías, Madrid, Gredos, 1993).

27 la ignorancia: los que están en la ignorancia, por falta de letras. Para el Censor, fray Hortensio desdeñaa los que lo escuchan o leen.

28 Estas palabras forman parte, efectivamente, del título de la edición del Panegírico a Trajano editado ycomentado por Justo Lipsio. Véase más arriba la nota 10.

29 Se trata de la epístola que escribió Plinio a Vibius Severus tratando del Panegírico a Trajano queredactó después de pronunciarlo oralmente [‘Después de hacerlo en el Senado según las exigencias del lugar y

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escrito —y nunca pudo ni podrá ser dicho, como una inscripción—, no se podrá llamarpanegírico. Quitemos de una vez la causa del error: no es lo mismo panegírico quealabanza; ha de ser en festividades o gozos, ha de ser dicha, no escrita, no esculpida enmármoles o en bronces con cincel o con buril. A estos peligros se pone quien afecta tanprodigiosamente ser vario hasta poner (como en el Arte dice Horacio) un jabalí entre lasondas, un delfín entre las selvas30.

En las hojas de los títulos: el maestro fray Hortensio, predicador del rey N. S., deorden de la Majestad Católica de Filipo IV lo dixo. Parece que, por huir el repetir,perdió el decoro. Philippo 4 ¿no más? No es ése el estilo del respeto: por esto, y porqueFilipo IV y el rey N. S. no parezcan dos como en estas palabras lo parecen, debieradecir: predicador de la Majestad Católica de Filippo IV N. S., de cuya orden lo dijo.Dirá que se pone a riesgo la ignorancia31 y que así lo diría yo; es verdad, porque quisieramás aventurar una letra que la decencia.

En la epístola a su Majestad: De los admirables méritos de su padre. No se dicedecentemente, hablando con los reyes, su Padre. Aquella autoridad venerable de VuestroPadre, observada con decoro y magníficos títulos, sirve mucho a la grandeza. Léase elPrólogo [282v] del padre Juan de Mariana en la Historia en romance a la mismaMajestad del señor rey Philippo III, Mariana autor justamente alabado del nuestro32.

En la misma epístola: la Iglesia a quien reina. No se sufre en materia tan sagradaequivocación ni obscuridad. Bien entendemos que significa para. Más, mucho másglorioso le es a su Majestad ser hijo de la Iglesia que dejar a los simples en inquietud losánimos de los que llamaron hado la disposición de las causas que ordenó la divinaProvidencia. Dijo el grande Augustino: Sententiam teneat, linguam corrigat33.

de la circunstancia y conforme a la costumbre, me ha parecido ser del deber de un buen ciudadano recoger lospensamientos expresados entonces en una obra más amplia y más rica’].

30 Horacio, Ars poetica, vv. 29-30: «qui variare cupit rem prodigialiter unam / delphinum silvis adpingit,fluctibus aprum» [‘el que quiere poner con detalles prodigiosos variedad en la unidad de su materia, pinta undelfín en los bosques, un jabalí en las ondas’].

31 Se pone a riesgo la ignorancia: el Censor acusa de nuevo al predicador real de correr conscientemente elriesgo de no ser entendido.

32 Después de publicar en latín su libro Historia de rebus Hispaniae (Toledo, 1592), el Padre Mariana hizouna traducción al castellano bajo el título de Historia general de España (Toledo, 1601). Paravicino elogia aMariana en la carta dedicatoria del Elogio: «… Mariana (varón que por causa de honra nombro)».

33 Paravicino terminaba su espístola dedicatoria al rey Felipe IV así: «Guarde Nuestro Señor la realpersona de Vuestra Majestad los siglos que ha menester la Iglesia a quien reina, y los reinos en quien impera».Explicita el Censor el sentido de las palabras a quien reina: ‘Bien se en entiende que quiere decir: «para quienreina»’ (o sea, que el monarca está al servicio de la Iglesia). Y exclama: ‘Más, mucho más glorioso es servir ala Iglesia que no confundir a los espíritus sencillos, dejándoles creer que tiene la razón los que llamaron hadolos decretos de la Providencia (que es la que instituye los reinos de los hombres) y que fustiga San Agustín conestas palabras: Sententiam teneat, linguam corrigat’. Esta frase de San Augustín, se halla en el De civitate Dei,5, 1, donde se lee: «Prorsus divina providentia regna constituuntur humana. Quae si propterea quisquam fatotribuit, quia ipsam Dei voluntatem vel potestatem fati nomine appellat, sententiam teneat, linguam corrigat»[‘Por cierto la divina providencia instituye los reinos de los hombres. Y si alguien los atribuye al destino,porque le da este nombre de destino a la voluntad o a la potencia de Dios, que guarde su opinión, pero quecorrija su lenguaje’]. También se podría puntuar de manera diferente la frase que empieza: «Más, mucho másglorioso…», leyendo: «Mas mucho más glorioso…».

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Dice pues nuestro panegirista Hállome no medroso… No falta a quien parezca frío elprincipio de acción tan levantada. A lo menos no nos dará ejemplo de quien no empe-zase con espíritu casi divino.

Plana 1: Y yo digo de él ante vasallos e hijos. Esto es vicio, porque diciendo delantede su Majestad y sus serenísimos hermanos la palabra hijos, está dudosa a su Majestady Altezas y a vasallos por haber precedido que su Majestad era rey y padre de los suyos.Y inclinando a lo que la real presencia pedía, fue indecoro decir primero vasallos luegohijos. Excusaba el peligro con trocarlos, guardando los grados: ése es el acierto, queporque los rescriptos34 de los príncipes se escriben con tanto, el orden de nombrar en elloslas personas da precedencia en el derecho [L. quoties ff. de vsufruct. l. Gratr. § Si quis… ff. de fideicom. libert.].

34 Rescripto: «Orden o mandato del príncipe, por motu proprio o en respuesta a la súplica o requerimien-to que se hace por escrito» (Auts.). La referencia en latín del final del párrafo es de muy difícil lectura en elmanuscrito: en ella se remite en particular al apartado De fidei commissariis libertatibus (D. 50, 5 del CorpusJuris Civilis del Codex Justinianus).

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Plana 2: Me tasa en la misma respiración el intento. ¿Qué quiso decir? ¿El aliento?O, si no, habrase de ver cómo se puede tasar el intento después de concibido, y si esto esmás que palabras.

Plana 2: Porque no ignoré aquel príncipe. Esta palabra, aquel príncipe , entiendo elque es sujeto de la oración; es muy impropria, porque suena persona ajena de la acción.Este príncipe, Nuestro príncipe diría yo, y léola repetida algunas veces. Porque noignoré aquel príncipe por beneficios y por injurias35… ¿Injurias? ¿Al panegirista se lashizo? ¿Cuándo o cómo? Decir que hizo injuria es vituperio indigno del panegírico, másindigno de tal príncipe. Yo, cuando empezó la distribución36 que se sigue (Pues él fue),en que refiere los beneficios, esperaba que nos dijese las injurias. Faltó a los preceptos, yhizo bien, que es menos malo ofender a Cicerón o Quintiliano que a tan soberanaMajestad. Y si, moralizando37, llamó injuria al beneficio, tan fuera del tiempo y ocasióny del rigor de la palabra, no está la copulativa en su lugar. Debiera decir o injurias. ¿Yqué? ¿Siempre se ha de hablar con Edipos38?

Plana 3: El gran político. Entiende el panegirista a Cornelio Tácito [Tácitus in VitaAgricola: Omnia superfuere honoribus pausioribus tamen lacrymis compositus es, deTácito39; Tertul. in Apolog., c. 16; ibi Pameliam., n. 235; Francis. Bald., Ad MinuciiOctavius; Sixtus Sen., lib. 2, Biblioth., verbo Maria stirps; Marq., lib.1 del Govern.Christ., c. 25]40. Los lugares le dan decente a los autores41. Hame maravillado que enpúlpito cristiano se nombre con título de tanta autoridad y respeto [283r] estehistoriador, fuente de los errores políticos del tiempo, «mentirosísimo» como leconvence Tertuliano y le reconoce Flavio Vopisco42, «vil adulador» como le llama PauloOrosio43, «blasfemo e imponedor de delictos a los primeros cristianos» como le nota

35 injurias: «Analógicamente se llama cualquiera cosa de que se sigue daño o que le causa» (Auts.).36 distribución: «Figura retórica que se comete cuando se ponen en el discurso muchas partes juntas, y

luego se les aplican otras tantas que les corresponden» (Auts.).37 moralizando: moralizar es «discurrir en orden a la enseñanza y documento de las buenas costumbres,

aplicando alguna materia o explicándola en orden a ellas» (Auts.).38 Edipos: Edipo, en la mitología griega, fue a consultar al Oráculo de Delfos para conocer lo que

ignoraba. Se toma aquí la palabra en el sentido de ‘adivinanza’.39 El texto completo de Tácito, Vita Agricola, cap. XLV, dice así: «Omnia sine dubio, optime parentum,

adsidente amantissima uxore superfuere honori tuo: paucioribus tamen lacrymis comploratus es, et novissimain luce desideravere aliquid oculi tui» [‘Sin duda alguna, oh el mejor de los padres, la presencia de la másamante de las esposas lo prodigó todo para honrarte; sin embargo, mayor número de lágrimas hubieranpodido llorarte, y al abrirse a la luz, tus ojos por última vez echaron de menos una ausencia’].

40 En la nota marginal, se citan, además de Tácito, a Tertuliano (Apologeticus, cap. 6, y Epístola aPamela); Francisco Balduino (François Baudouin, 1520-1575, autor de la Dissertatio de Minucio Felice); frayJuan Márquez (El Governador christiano); Sixto Senense (sabio dominico, 1520-1569, autor de la BibliothecaSancta ex praecipuis Catholicae Ecclesiae auctoribus collecta, en la que hace la crítica de los libros del AntiguoTestamento y da la manera de explicarlos).

41 La palabra lugares se toma en la acepción actual de ‘citas’. El Censor quiere afirmar que los autores(modernos) lo consideran como decente por las muchas citas que se han hecho de sus obras. Esta frase puedeinterpretarse como un rasgo de antitacitismo.

42 Flavio Vopisco (Flavius Vopiscus) fue un historiador romano del siglo III, nacido en Siracusa. Entre susobras, se puede señalar un escrito sobre Tácito.

43 Paulus Osorius (383-420) fue un sacerdote, historiador y teólogo hispanorromano. Visitó a San Agustíny, posiblemente, colaboró en la redacción de La ciudad de Dios. Entre sus obras, en las que se puede ver la

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Budeo44 y él da bastante testimonio. ¿Y con este hombre se autoriza una oracióncristiana y religiosa? Y que sea nombre de honor el gran político lo convence llamar elpanegirista milagro político haber su Majestad vencido los herejes de Alemania45.

Plana 3: Pues como por de Salustio dijo San Jerónimo. El padre maestro frayBalthazar Páez, de la orden de nuestro autor, predicó e imprimió en Lisboa un sermón alas honras mismas del señor rey don Filipe III. Deste sermón se trasladó en esta Oraciónbuena parte. Dice pues ahora [f.1, § 2]: E porque, como dice São Hierónimo citandoode Salustio: «Eorum qui fecere» etc.46.

Plana 4: Así lo sintió de otro grande rey el mayor voto. El padre Diego de Baeza, dela Compañía, imprimió el año de 23 un libro sobre los Evangelistas, que anda en lasmanos de los predicadores más noveles. Deste autor se trasladó otra parte no menor.¡Tanto le deleita estudiar en libros extraordinarios y antiguos! Ahora, desde esta palabrahasta el fin de la plana 5a (permitían a los labios), trasladó de Baeza pensamientos,lugares, ponderaciones, cláusulas y palabras [lib. 5, c.1, § 6]47.

influencia de San Agustín, destacan la Historiae Adversus Paganus y el Commonitorium y Liber Apologeticus .Paulo Osorio fue una figura harto influyente para los humanistas del Renacimiento.

44 Guillaume Budé (Guglielmus Budeaus, 1467-1540) fue un muy destacado helenista, jurista y humanistafrancés. Vertió al latín las Vidas paralelas de Plutarco. Sus obras completas fueron editadas en Basilea en1557. En su De philologia (1532) trazó una reforma de los estudios universitarios con base en los textosoriginales de los autores griegos y latinos.

45 El Censor alude a una frase de los Epitafios o Elogios funerales (de 1621, reimpresos en 1625) quehabla de las victorias sobre los herejes alemanes y que dice así: «Quede a la posteridad el encarecer estemilagro político que desatiende la estimación por lo visto». Véase, infra, el comentario a la plana 14 de losEpitafios, nota 124.

46 Comparemos los dos pasajes:Paravicino: Infelicidad de los Oradores sería, pues, como por de Salustio dixo en la Vida de San

Hilarión San Gerónimo, mucha parte del mérito de los Varones grandes (de la fama querría dezir) pendedel ingenio del que los aclama: caso en que humildes hombres han tenido dicha, y Reyes insignesdesgracia. (p. 3)

Páez: E porque (como disse São Hieronymo citandoo de Salustio: Eorum, qui fecere virtutes, tantahabentur merita, quantum eae verbis potuère attollere praeclara ingenia) em tanto se reputão e estimão asvirtudes do defunto em quanto he bom orador quem trata dellas (f. 1v).San Jerónimo, en su Vita Hilarionis, escribe en efecto, inspirándose de Salustio (Catilinaria, c. 8)�lo

siguiente: «Eorum enim qui fecere, virtus (ut ait Crispus) tanta habetur merita quantum, eam verbis potuereextollere praeclara ingenia». Esta cita de San Jerónimo, con la alusión a Salustio (Crispus era apodo deSalustio) es muy frecuente. Paravicino no necesitaba copiarla de Páez.

47 Es un caso en que Paravicino se inspiró directamente de Baeza:Paravicino: Entro, pues, como temerario de medroso, atreviéndome a nombrar por muerto un rey de

tantas vidas. Assí lo sintió de otro grande Rey el mayor voto de nuestra Fè, san Pedro, cuando desde otrolugar como éste dixo a los hebreos que les quería decir, aunque fuesse atrevimiento, que avía muertoDavid y le avían enterrado, y su sepulcro duraba hasta aquel día. Tan agena juzgó de la gloria Real lasombra de la muerte el Apóstol, tan lexos de la púrpura de la cortina los paños de su túmulo, que lepareció linage de temeridad hablar en que un Príncipe como David fuese muerto, y el vulto de la Magestadadorado se desuaneciesse entre las cenizas. Bien así refiere Agustino que adoraban a Apis los Gitanos envn sepulcro, pero delante de la imagen de Harpócrates, con el dedo en la boca, en muestras de silencio,para aduertir que entre las honras divinas de Apis nadie se atreviese à hablar de su muerte. Tan indignoaccidente calificauan de vn varón memorable la muerte dél. Así cogían horror à que la hidalguía humana,à quien sirve luces el Cielo, la emboluiese en sombras la tierra, que ni el amago de nombrar su fin lespermitían à los labios (p. 4).

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Baeza: Expende diligentius, unde sibi videatur audax Apostolorum Princeps, nimirum, quod apud gna-ros Dominicae Resurrectionis memoret Davidem in sepulchro degentem. Quis enim tantum dedecus Reginobilissimo inureret, quem non in paradiso, sed in sepulchro recumbere dicat? Author est D. August 18 DeCivitat. Cap. 5 quod Aegyptii colebant Apim in sepulchro conditum, cui assidebat Harpocratis idolum digi-to ori impresso silentium indicens ne quis auderet inter divinos honores Api exhibitos ejus sepulchrummeminisse. Infame enim et verecundum putabatur, quod homo omnium sublunarium facile princeps sepul-chrali clauderetur caligine, et inter cineres jaceret, cui famulantur omnia caeli lumina. [‘Considera atenta-mente cómo el audaz príncipe de los apóstoles, al comunicarles a los hebreos la resurrección del Señor,juzgó conveniente mentar a David yaciente en el sepulcro. ¿Quién, en efecto, hubiera achacado semejantedeshonor al muy noble rey, hasta decir que yacía no en el paraíso, sino en un sepulcro? El autor es SanAgustín (cap. 5 de la Civit., lib. 18) diciendo que los egipcios adoraban a Apis encerrado en un sepulcro ydelante una imagen de Harpócrates con un dedo puesto sobre la boca para pedir silencio y que así nadiese atreviera a mentar su sepultura entre los honores divinos tributados a Apis. En efecto, se reputaba indi-gno y vergonzoso el que un hombre, ciertamente el mayor de los más grandes, quedase sepultado en laoscuridad del sepulcro y que siguiera yaciendo en las cenizas aquel a quien se rendían todas las luces delcielo’]. Baeza no reproduce aquí el texto de San Agustín en La ciudad de Dios 5, 4, sino que lo parafrasea. San

Agustín no menta a Harpócrates (el dios del silencio) en el pasaje aludido, hablando sólo de «una estatua»: «Etquoniam fere in omnibus templis, ubi colebantur Isis et Serapis, erat etiam simulacrum, quod digito labiisinpresso admonere videretur, ut silentium fieret…» [‘Y que en todos los templos en los que se honraban a Isisy Serapis, se hallaba una estatua que, con el dedo puesto en los labios, pareciera ordenar el silencio…’]. Se veque Paravicino se inspiró directamente de Baeza sin remontarse a las palabras de San Agustín.

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Plana 5: Dulce y entendidísimo rey. «Dulce rey» en estilos heroicos es extremada ele-gancia y no lo es menos la junta de «dulce» y «entendidísimo». Reglas serán para lasotras edades.

Plana 5: Ofrecer pudiera sino hostias nuestro sacrificio, votos a lo menos nuestro cui -dado. El sacrificio no ofrece hostias, sino el sacerdote. Y ¿qué será el cuidado? Ofrecervotos: ¡qué palabra tan voluntaria!

Plana 6: Mas si de ver en el sepulcro los ángeles. A la letra, con el lugar de SanJerónimo, Baeza en el lugar referido [lib. 5, cap. 1, § 6]48.

Plana 6: Templada la armonía divina a consonancia humana. La armonía no se tem-pla, antes resulta del acorde templar del instrumento.

48 Las coincidencias son las siguientes:Paravicino: Mas si de ver en el sepulcro los Ángeles juzgó la boca Griega de oro que allí estaua enter-

rado Dios, pues assistían los Ángeles à aquel cielo, templada la armonía diuina a consonancia humana,cuando no sea deidad la tuya (si bien David a los Reyes y a los justos este nombre participado les da, y túfuiste justo y Rey)… (p. 6).

Baeza: Sed jam ex resurrectione Dominica nil gloriosius homini quam sepulchrum, non terrestris para-disus non regius thronus, non caelum ipsum. Ad haec D. Chrysost. In Psal 2 ponderat sepulchrum dignamet gloriosam sedem etiam Angelis dedisse in verbis: ut ostenderent angeli, Deum fuisse sepultum, ad sepul -chrum tanquam apud caelum manebant. [‘Pues desde la resurrección divina, nada, ni paraíso terrestre, nitrono real, ni el mismo cielo, nada más glorioso al hombre que el sepulcro. A este propósito el DivinoCrisósotomo (In 2 Sal.) juzga que el sepulcro fue dado como lugar digno y glorioso, incluso para losángeles, diciendo: «Para manifestar que Dios había sido sepultado los ángeles permanecían cerca del sepul-cro como si estuvieran en el cielo»’].

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Plana 6: Los verdaderos fieles. A la letra, con el lugar de de San Gregorio Niseno, elpadre Baeza [lib. 5, cap. 1, § 8]49.

Plana 7: Estrella que en perpetuas eternidades manche hermosamente de luz.�«Bañe »querrá decir el panegirista, o deberémosle el conocimiento de que la luz mancha, y deque hay más manchas hermosas que lunares.

Plana 9: En el día catorce, día en los anales divinos célebre por haber sucedido en élla redención hebrea, las divisiones pasmosas [283v] del Mar Bermejo y el naufragioescandaloso de Faraón en sus ondas… Bien se puede exornar con la verdad que esto escontra la Escritura50 tan expresamente que no admite jueces árbitros, y me admira quese predicase en púlpito y se publicase, dando a la estampa lo que es tan evidentementecontra el Texto. Lo primero erró en decir que la redención hebrea fue a catorce, porqueesta redención es la salida de Egipto, que fue a quince. Así dice el capítulo 33 de losNúmeros: Profecti igitur de Rhamesse in mense primo, in quinta decima die mensisprimi, altera die Phase…51. El Fase fue a catorce, que es la cena del agno típico, cuandosucedió la muerte de los primogénitos; un día después, la salida de Egipto, a quince. Yahora se cuenten los días festivos o no festivos de los hebreos desde la tarde a otra tarde(como quiere una opinión), ahora desde la mañana a la noche (como quiere la otra ymás común), siempre la salida se cuenta un día después de la cena, la cual cena fue acatorce. Y en correspondencia de esto, la cena de agno típico era a catorce, y el primer

49 Siguen las coincidencias:Paravicino: Los verdaderos fieles è hijos suyos (que son el Israel de Dios) le prometió su Magestad a

Abraham que serían como las arenas del mar, como las estrellas del cielo. El término de arenas propio nosle da en lo terreno y en lo pesado la vida; lo incorruptible y lo resplandeciente, nunca lo aueriguó el doctoNiseno hasta mirar con San Pablo el sepulcro de Iesu Christo y vèr que a bueltas del primogénito de Dios,Rey de los Reyes, se leuantauan también los Reyes de aquel Rey, como en pos del Sol las estrellas (p. 6).

Baeza: Sic quamdam Abrahamo Dominus pollicebatur dicens Genes. 22 Multiplicabo semen tuumsicut stellas caeli, ut velut arenam quae est in litore maris. Sicut arenam multiplicatos Abrahamides video;sed quando Abrahami semen stellas pariet? Unum sepulchrum stelliferum genus reponit Abrahamo. Idattigit D. Gregor. Nissen. I de Resurrect Domini, ubi resurrectionis Dominicae utilitates percurrens fatur:Quaeris Abrahae benedictionem? praesentia contemplare, et habebis id quod requiris caeli stellas nonvides? [‘Así el Señor prometía a Abraham diciendo (Gen 22): «Multiplicaré tu descendencia como lasestrellas del cielo, como la arena que está en la orilla del mar». Como la arena veo multiplicados los hijosde Abraham; pero ¿cuándo parirá estrellas la descendecia de Abraham? Un sepulcro de estrellas recuperapara Abraham su descendencia. De eso trata el Divino Gregorio Niseno (Sermo I de ResurrectioneDomini) cuando, explicando las bondades del Domingo de Resurrección, dice: «¿Buscas la bendición deAbraham? Examina las circunstancias del presente y tendrás lo que buscas ¿No ves las estrellas delcielo?»’].50 La Biblia relata la salida de Egipto y el paso de los hijos de Israel entre el Mar Rojo en el Éxodo (12, 37

hasta 14, 31) y también en los Números (33, 1-10, en particular el versículo 3 citado más abajo); y hay quereconocer que, a primera vista, el Censor lleva la razón cuando afirma que la salida de Egipto fue a quince.Pero es interesante ver cómo Jáuregui, convocando con mucha erudición el texto bíblico y los comentaristas(San Agustín, Flavio Josefo, Macrobio, El Tostado, Cornelius a Lapide, Fray Luis de León y Escalígero), seexplaya en más de quince páginas para refutar la Censura. Partiendo de la distinción que él hace entre laRedención y la salida de Egipto, Jáuregui establece que la verdadera redención hebrea se realizó con elTránsito de Jehová (de ahí se llama la Pasqua o Phase) y llega a la conclusión que el que tiene la razón esParavicino y no el Censor. Pero, a decir verdad, y leyendo detenidamente el texto del Panegírico (p. 196), se vemuy bien que fray Hortensio aúna todos los acontecimientos en el día catorce.

51 En Números 33, 3: «Partieron de Rameses el primer mes, el día quince del primer mes. Al día siguientea la Pascua».

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día de los ázimos a quince. Y en esto no hay ni hubo opinión, porque el texto está muyclaro [Esto consta a la letra del cap. 14 del Éxodo]. Lo segundo, erró en poner ladivisión del mar a catorce. Subieron los hebreos el catorce en Egipto, el quince salieronde Rhameses, la postrera ciudad de aquella provincia. Caminaron hasta el Mar Bermejo,donde hicieron la cuarta mansión desde la salida, de las cuarenta y dos que declara SanJerónimo a Fabiola52. Llegaron al mar a prima noche. Llegaron luego los gitanos, ydespués dividió Moisés las aguas del mar. Luego la división no fue a catorce. Y no serepara en que dice divisiones, por ser materia de opinión y hay una de los hebreos quedice fueron doce, aunque todos los latinos, sino es Genebrardo53, no admiten más deuna, por ser más conforme al texto, entendiendo en aquel verso de David qui divisitmare rubrum in divisiones,54 por divisiones, ‘partes’, que fueron los dos lados del marque sirvieron como muro al pueblo. Pero norabuena opinó como quiso, porque pudo.Lo tercero, erró en poner el naufragio de Faraón a catorce, porque el ejército gitanollegó a la orilla del Mar Bermejo después del hebreo. Dividió Moisés las aguas, y secoseel cauce hasta después de media noche; entraron por él los hebreos, siguiéronse despuéslos gitanos, y al amanecer —de facto vigilia matutina (dice el texto)55—, parte delejército destruyó el Ángel de la Columna, parte anegaron las aguas, extendiendo sobreellas Moisés (como Dios se lo mandó) la mano. Luego, no pudo ser el naufragio acatorce. Lo cuarto, erró en que su Majestad nació a los catorce en el mes y año del sol, ylos hebreos cuentan en el mes y año de la luna, que tiene forzosamente once días menosque el solar, y puede ser que muchos más. Y ansí, aunque todo hubiera [284r] sido acatorce, era inciertísima la cuenta. Faltar tanto a la doctrina quien es tan menudo en lassílabas parece que es lo que decía San Jerónimo: Assedit litera dominanti et putidarusticorum interpretatione se torsit [ep. ad Pamach.; ibi Marian. Victorin.]56.

Plana 9: Naufragio escandaloso de Faraón. ¿Para quién fue escandaloso57? A loshebreos fue admirable y singularísima causa de gozo; a las Gentes, de horror y congojamortal. ¿Para quién, pues, fue escandaloso? ¡Bien lograda pompa de palabras! Y lo quese sigue: Pronóstico legamente sagrado o ya sagradamente lego. Esta frasis la debemos alautor, en cuya imitación dijo cierto predicador: «Tenemos un Dios tan remontado o unremonte tan endiosado»58.

52 Epístola a Fabiola.53 Gilbertus Genebrardus (Gilbert Genebrard) fue religioso y teólogo (1535-1597). En 1584 publicó su

Nota Chronica, donde estudia la cronología de la historia hebrea.54 Efectivamente, es el texto del versículo 13 del Salmo 135: «Al que dividió en partes el Mar Rojo…»55 En Éxodo 14, 24: «A la vigilia matutina…».56 La frase citada de San Jerónimo está sacada de la Epístola Ad Pammachium de optimo genere

interpretandi (Epistola LVII, § 6). La clausula completa dice así: «Nec adsedit litterae dorminanti, et putidarusticorum interpretatione se torsit, sed quasi captivos sensus un suam lenguam victoris iure transposuit»[‘Lejos de adherirse a la soñolienta letra y de atormentarse con una afectada traducción como hacen los necios,pudo, para decirlo así, capturar unas ideas para trasladarlas a su propia lengua, por derecho de vencedor’].Marianus Victorinus editó las Epístolas de San Jerónimo en París (1608, 1624, 1643).

57 La palabra escandaloso recuerda las propias palabras de los egipcios cuando se quejaban aFaraón:�«¿Hasta cuándo sufriremos este escándalo?» (Éx. 10, 7).

58 Paravicino tuvo muchos imitadores, confesos o encubiertos. No se ha podido identificar al predicadoraludido aquí.

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Plana 10: Circunstancia la de la hermosura al Reino. Todos estos ejemplos dehermosura para el Reino, trasladó a la letra el panegirista del Maestro fray JuanMárquez; con fidelidad, no se lo negaremos, en no añadir ni una coma. [lib. del Gov.christ, c. 3, pl. 17, col. 2 y pl. 18]59.

Plana 11: El oro mismo de la corona sobre las melenas rubias, gran cabeza habíamenester para no torcerse. ¿Quién se había de torcer, el oro o la corona? Torcerse el oroes extremada elegancia y a propósito. ¿La cabeza? Bien, pero será menester que vengaPapiriano o Donato a construirlo60.

Plana 12: Pues toca al príncipe saber las historias proprias y ajenas. del maestro frayJuan Márquez [ibi., c. 4, pl. 23, col. 1]61.

Plana 12: Caminaba ya al fin del año el de 159862. Volvémosle las gracias alpanegirista por la frasis Caminaba ya al fin del año el año, al fin del mes el mes…

Plana 13: Pudiendo decir San Ambrosio lo que ya dijo de Teodosio, que de lascenizas del muerto Fénix. Trasladó bien a Páez: Vaise eterniçando a Fénix, sendo única,

59 Las similitudes son flagrantes pero, como se notará, Paravicino va más allá del texto de Márquez; no setrata, pues, de una imitación «a la letra».

Paravicino: Circunstancia la de la hermosura al Reyno que Dios mismo observó en David, San Basilioy Séneca en las abejas, que nuestro sabio Alfonso previno en sus Decendientes y que hasta los Etíopes,desobligados por el natural disfauor del Cielo à pleitar hermosuras, solicitan (en opinión de Aristóteles)para sus magistrados (p. 10).

Márquez: Aristóteles dize que en Etiopía se repartían los Magistrados a los de mejor cuerpo y rostro, ySéneca y San Basilio que entre las auejas la más hermosa y de mejor color tiene siempre el reino (pp. 17-18).60 Lucinius Papirianus, gramático latino del siglo ii, propuso una dotación de dinero (o de oro) para

socorrer a los niños pobres de la ciudad. Aelius Donatus, muy famoso gramático y retórico de siglo iv esconsiderado como el tutor de San Jerónimo.

61 Es evidente que aquí tampoco se trata de una copia servil; Paravicino, si toma en Márquez, tambiénañade, para ilustrar muy corrientes consejos.

Paravicino: Pues toca al Príncipe saber las historias propias y agenas, las costumbres de sus pueblos ylos extraños, de vnas y otras gentes a que los testimonios de Salomón, Liuio y Aristóteles, los exemplos deMoisés, Asuero y Alexandro, la ilustración de Gerónymo, Agustino y Gregorio (lumbreras mayoresnuestras) nos dieran saludable diuertimiento… (p. 12).

Márquez: Tengo por parte necessaria en vn Príncipe supremo que tenga conocidas las costumbres delas naciones estrangeras, siquiera por historias, y se aya exercitado años antes en estudios por lo menos devaria lección…[Alude después, en un largo desarrollo, a Tito Livio, a Salomón, a Moisés ] …Que conuienemucho que el Príncipe sepa siquiera por Historias las costumbres y inclinaciones de las nacionesextrangeras (como Moysén supo las de Egipto, con quien auía de tener tantas demandas y respuestas antesque pussiese el pueblo en libertad), porque necesariamente padecería grandes engaños y se vería a peligrode errar las materias de estado si no estuuiese muy sobre los estriuos en el conocimiento de la gente conquien ha de tratar [y más abajo alude al rey Asuero] (p. 23).Como nota Jáuregui:

Si buscamos assí concordancias de sentencias comunes, no sólo en Márquez, sino en qualquier librodel mundo, se hallarán infinitas. Vea V. m., por su vida, que el aconsejar a los Príncipes que sepanhistorias con los demás estudios es un preceto fácil de conocer, y así comúnmente se halla en quantosescriben política, y en otros muchos (f. 25v).Y a continuación Jáuregui cita a Francisco Patricio (en su De regno, lib 2, cap. 10), Justo Lipsio (libro 1,

capítulo 9 de sus Políticos) y Comines, señor de Argentón (en sus Memorias, lib. 2, cap. 6).62 Corrijo el manuscrito, que dice «al fin del año, la de 1598», sin duda por error del copista. Ya Jáuregui

había corregido.

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levantándose das sus cenizas; y allí se leerá el lugar de San Ambrosio al mismopropósito63 .

Plana 15: Las armas suyas, si no tremendas, respetables . Las poderosas armas de suMajestad ¿no son tremendas? Antes por eso han ganado respeto en el mundo, por eltemor que han puesto sus siempre victoriosos escuadrones a sus enemigos mássoberbios; de adonde nace el respeto en la guerra, como de las virtudes la paz; y de aquíla primera alabanza de las huestes ordenadas es ser terribles y espantosas.

Plana 16: Frías y descolladas las cervices. ¿Qué hace aquí frías? No lo adivinará niTiresias, porque no hay palabra en toda la claúsula que le corresponda. Y la junta defrías y descolladas tan elegante es como dulce y entendísimo. [284v]

Plana 17: Que sospechó la temeridad. ¡Qué mal! Éste no es hipérbole del brío yardiente coraje de los españoles en Flandes, sino depresión. Así porque la sospecha esopinión de mal que nace de algunos indicios [Suspicio est mali ex indiciis proveniensOp. D. Th., 2. 2, q. 20, ar. 364; Bart. in lege admonendi, n° 21 de iur. iur.; Menoch Depraes., lib 1, q. 7, n° 44] 65, como porque la temeridad no sospecha valentías sino lashace o las emprende, bien que excediendo en las circunstancias y en el modo, que lequita la gloria de la virtud.

Plana 17: Larache y Mamora, deseos, no efecto del corazón magnánimo de Carlos.Porque Páez dijo deseos no lo pudo excusar nuestro autor. Así dice aquel: que desejadosforãon do invicitisimo Carlo Quinto, avô de sua Magestade, Larache e Mamora [Páez, f.13, pl. 1] 66.

63 La Oración fúnebre de San Ambrosio después de la muerte del emperador Teodosio es un modelo muya menudo citado y muchas veces imitado en la oratoria sagrada del Siglo de Oro.

Paravicino: … pudiendo dezir San Ambrosio dél lo que ya dixo de Teodosio, que de las cenizas delmuerto fénix con fin natal y fecundo acabamiento, se leuantaría la misma Ave copiada en las virtudesflamantes de su hijo (p. 13).

Páez: Vaise eternizando a Phenix, sendo unica, levantandose das suas cinzas outra, que lhe suceda;porem maior felicidade he a de quem antes de morrer deixa intitulado e enthronizado quem lhe ha desuceder, não se extingue, não acaba por morte o Imperio do Rey, que deixa sucessor e a quem ficão filhos,que o representão vivo depois de sua morte, grande consolação he para o Rey defuncto e para os vassallosvivos como advertio S. Ambrosio na morte do Emperador Theodosio, quando disse: Tantus Imperatorrecessit a nobis, sed non totus recessit, reliquit enim nobis liberos suos, in quibus; eum debemus agnoscereet in quibus eum cernimus et tenemus (f. 22r-v).64 Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, Secunda Secundae, Quaestio 60, Art. 3: «Respondeo

dicendum quod, sicut Tullius dicit, suspicio importat opinionem mali quando ex levibus indiciis procedit»[‘Contesto diciendo, como dijo Tulio, que la suspición implica una opinión de lo malo cuando procede deindicios ligeros’]. Santo Tomás se refiere a las Tusculanae disputationes de Cicerón.

65 Bartolus o Bartolo da Sassoferato, In legem admonendi, ff. De jure jurando; Iacobus Menochius (1532-1607), autor de los De praesumptionibus, coniecturis, signis et indiciis commentaria, Venecia, 1587.

66 Comparemos:Paravicino: Vínole estrecha Europa: estendió a la África el braço y le admitieron sus dos senos

abrasados, Larache y La Mamora. Deseos, no efeto, del coraçón magnánimo de Carlos, con que desmintióen parte tanto agüero africano como a la felicidad triunfante de aquel Máximo Emperador hizieron, si nozozobrar, correr entre tan recios vientos poco ayroso naufragio y frustar tan religiosos intentos en susorillas (p. 17).

Páez: que desejados foraõ do Invictissimo Emperador Carlos Quinto, Avô de sua Magestade, Larachee Mamora, que pretendidos pela prudencia del Rey seu Pay, e o que em tantos annos, naõ puderaõ armas,industrias e diligencias, effeituarão, com taõ felices sucessos, os breves annos de sua Magestade (f. 13r).

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Plana 17: Si no zozobrar, correr entre tan recios vientos poco airoso naufragio.¿Cuándo se ha visto entre tan recios vientos muy a[i]roso naufragio para que el delEmperador lo fuese poco? Bueno será en tan lastimosas congojas no perder la fortaleza yla constancia de que dio entonces el César ejemplos memorables. Y si por la gala deljugar del vocablo —entre vientos poco airoso— se puso este donaire, no es decente cosaregalarse cuando se anega lo mejor del mundo. Y no me diga nadie que es excusa ser elestilo tan poético. En el ingeniosísimo entre todos Ovidio, lo reprehende Séneca en casotan parecido al nuestro, que me he contentado de él con grande extremo. EscribíaOvidio el diluvio de Deucalión67 con palabras iguales a la grandeza del argumento:Omnia pontus erant; deerant quoque litora ponto… [lib. 1, Metamorphos.]68 y humilló—dice Séneca— todo aquel ímpetu del ingenio y la materia a los juguetes más pueriles,cuidando de si nadaba el lobo entre las ovejas, si se llevaba la agua los leones: Nat lupusinter oves fulvos vehit unda leones. Y añade el gran Cordobés: Non est res satis sobrialascivire devorato orbe terrarum. Magnifice dixerat si non curasset quid oves et lupifaciant. ¿Podrase acaso nadar en un diluvio con aquel arrebatamiento violentísimo?Natari autem in diluvio et in illa rapina potest? Concepisti imaginem quantam debebasobrutis omnibus terris, caelo ipso in terram ruente, perfer. Scies quid deceat sicogitaveris orbem terrarum natare. [lib. 3 Natur. Quaes., cap. 27] 69. Así dirádecentemente nuestro panegirista si pudiere aprehender padecer lastimosos naufragioscon donaire.

Pág[ina] 18: Mas ¿qué no haría su religión?. El lugar que cita de San Agustín y lavictoria de Abias, juntas las halló el panegirista en fray Juan Márquez [lib. 2 del Gov.Christ., c. 27, pl. 324, col. 2]70, y aunque hay otros vulgares ejemplos, fueron los quemás holgadamente pudo trasladar. Poca costa le va te[285r]niendo el Panegírico funeral.

67 En la mitología griega, Deucalión, hijo de Prometeo, era de Tesalía cuando ocurrió el diluvio. Deucalióny su esposa Pyrrha fueron los únicos que se salvaron, volviendo a poblar la tierra, tirando piedras que secambiaban en seres humanos de ambos sexos.

68 Ovidio, Metamorphoseon (Metamorfosis), libro 1, verso 292 [‘Todo era océano, el mismo océano ya notenía márgenes’].

69 Séneca, en las Naturales Quaestiones, libro 3, cap. 27, §13-14-15, escribe (citando irónicamente aOvidio):

Nat lupus inter oves, fulvos vehit unda leones. Non est res satis sobria lascivere devorato orbe terrarum. Dixit ingentia et tantae confusionis

imaginem cepit, cum dixit:Expatiata ruunt per apertos flumina campo,… pressaeque labant sub gurgite turres.

Magnifice haec, si non curaverit quid oves et lupi faciant. […] Natari autem in diluvio et in illa rapinapotest? aut non eodem impetu pecus omne quo raptum erat mersum est? Concepisti imaginem quantamdebebas, obrutis omnibus terris caelo ipso in terram ruente. Scies quid deceat, si cogitaveris orbemterrarum natare [‘«El lobo nada entre las ovejas y las ondas se llevan los rojizos leones». Hay que estarebrio para dárselas de ingenioso a propósito del orbe devorado por les aguas como cuando dijo: «Los ríosdesbordados se precipitan sin obstáculo a través de las llanuras y las torres se tambalean y se hunden en eloleaje». ¿Puédese nadar en un diluvio y en ese hundimiento universal? ¿No acaban tragados todos losanimales por la misma violencia que los había arrebatado antes? Te has representado correctamente latierra entera sumergida por las aguas y el cielo que se hundía sobre la tierra. Has de seguir el mismo tono,y sabrás lo que conviene decir, si consideras que la tierra es la que está nadando’].70 Aquí hay coincidencia, pero no imitación «a la letra»:

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Plana 18: Quien a primera luz mirare a Josué. Hasta la fin de la 19 (ajenos brazos),no dejó este autor de la mano al maestro Márquez [lib. 1, cap. 17, pl. 98, col. 1]. No esimitación, es traslado cuanto dice de Moisés y Josué y aquella frasis en que tanto sesatisface: Josué que pudo arrollar esa piel estrellada del cielo como si revolviera la capao man[t]o militar al brazo, y para permitir o prohibir la luz al mundo etc. Veamos si esde Márquez: «Tan poderosa llave es la oración para poder abrir y cerrar los cielos que aquien pudo arrollar esa piel estrellada como si revolviera el manto al brazo y tenido ensus manos poder dar o quitar la luz al mundo etc.»71 y hasta el fin de la plana. No meespantara tanto que lo dijera en el púlpito, con ser libro tan moderno y tan a la letra,pero darlo a la estampa en proprio nombre, con tanto aparato de elocuencia, merece lapena de la ley Flavia en los plagiarios.

Plana 20: Hablando del rey Enrico IV de Francia: Cuyos rayos de guerra amará laestimación siempre. ¿Ésta es filosofía? La estimación no ama, sino respeta. ¡Con quéfacilidad se concilian afectos tan distintos y que tienen causas y efectos tan diversos! Loque lleva al amor es la conveniencia del amado con el amante, lo que a la estimación laexcelencia de lo que tenemos por grande. De aquí es que solemos estimar a quien no seama y amar a quien ni tenemos respeto ni veneración alguna. ¿Para qué ejemplosantiguos, habiéndolos en los modernos celebradísimos? El duque de Alba, donFernando, fue estimado increíblemente de su príncipe, amado siempre poco. Pero sí losotros, que ganaron la gracia de los suyos con la conveniencia de costumbres, dulcesemejanza a quien ya otros sabrosos medios hallamos padres del amor, como a las

Paravicino: Mas ¿qué no haría su Religión? Su respeto al cielo, ¿qué no obraría? Si sabe del Sol mismode Dios su fénix amoroso Agustino que no le parte nunca en las batallas, antes bien entiende (como sipudiera dudarlo) à las armas más justas y religiosas, para entregarles con la luz la victoria, como loexperimentó Abías, con quarenta mil hombres menos que Jeroboán en su exército (p. 18).

Márquez: Y san Augustín solía dezir que quando dos campos batallan, Dios está con el ojo de vnpalmo para dar la victoria donde conoce la justicia. […]�Baste en lugar de mil el caso del Rey Abías que,estando en campo con quarenta mil hombres contra Ieroboán, que tenía ochenta mil, le desbarató y matócincuenta mil dellos, tomó sus ciudades, prendió sus hijas y mugeres y no le consintió alçar cabeza hastaque murió… (p. 324).Véase el relato de la guerra entre Abías, rey de Judá, y Jeroboam, rey de Israel en 2 Cró., 13, pasaje muy a

menudo utilizado en la tradición exegética.71 Una vez más, se puede ver que Paravicino no imita “a la letra” el texto de Márquez, sino que lo

desarrolla, añadiendo mucho de su propia cosecha.Paravicino: Quien a primera luz mirare à Iosué, por más valiente le tendrá que a Moysén, viéndole

siempre entre las armas de las victorias. Mas quien atento considerare que al ademán que Moysén leuantaen el monte los braços, él los juega allá en la campaña y que no vence el vno en el campo más que el otrodispone en el oratorio, verá que Moysén, si no es mayor soldado, mejor Rey y Gouernador es. Que el sol,para obrar en la tierra, no se arranca de su orbe: desde lo más alto de él, mientras más mesurado, está másactivo. Y a la verdad tan valientes son las manos del Príncipe que las levanta puras a Dios en las ocasionesde la guerra (óyganme los Príncipes todos), que quien lo era tanto como Josué (valiente digo), que pudoarrollar esta piel estrellada del cielo, como David dixo, como si revolviera la capa o el manto militar albrazo, y para permitirla o prohibírsela al mundo, fueron árbitros imperantes de la luz sus manos: parasacar felizmente la espada propia, le libró Dios, no sólo el tiempo, sino la destreza en agenos braços(pp. 18-19).

Márquez: Tan poderosa llaue es la oración para abrir y cerrar los cielos y tanto dependen della lossucessos de las guerras Cristianas, que a quien ha podido arrollar esta piel estrellada, como si reboluiera elmanto al braço y tenido en las manos poder dar y quitar la luz al mundo, para sacar a tiempo la espada, sele libró la destreza en brazos ajenos (p. 98).

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virtudes de la estimación. Y porque el honor exterior es efecto de la interior estimación,suelen los príncipes honrar más exteriormente a los varones por letras y armasadmirables, pero hácenles menores beneficios porque les aman menos, y el dar desdePlatón se sabe que es efecto inseparable del amor. Estimaremos pues siempre las armasde aquel príncipe, pero no las amaremos, por diferentes causas que no es ahoranecesario referir. Estilo es que admira en las oraciones de Cicerón y otros grandesautores que no hay palabra fuera de su lugar, que lo demás no es eligir ni disponer, sinomezclar, confundir y errarlo todo.

Plana 20: Quita Dios reino y vida al príncipe de Sichem. A la letra del maestro frayJuan Márquez [lib. 2, cap. 34, pl. 360, col. 1]72.

Plana 22: Saúl, mal misericordioso con Amalec, Acán mal codicioso con Jericó.Quien no supiere la historia pensaría que como [285v] Saúl perdonó a Amalec, Acáncodició a Jericó. Pues el caso fue que asolada Jericó hasta los cimientos, Acán escondióuna regla de oro, una capa de púrpura y un poco de plata, contra el bando de Josué.Estuvo la elegancia en aquel con Amalec , habíase de decir (aunque nunca fuese verdad)con Jericó.

Plana 25: Que no había de ser Germánico solo. ¿Y qué hiciéramos si el lugar deCornelio Tácito con la inscripción del trofeo no la hubiera escrito al mismo propósito deJosué el maestro fray Juan Márquez? [lib. 2, c. 11, pl. 246, col. 2]73. Sólo estuvo ladiferencia en que Márquez dijo: sobre un monte de armas y el panegirista montaña, conimpropriedad, que es singular argumento de lo que excede en la invención.

72 Aquí pasa lo contrario del ejemplo anterior, ya que Paravicino condensa en poco más de una línea, unpárrafo mucho más extenso de Márquez:

Paravicino: Quita Dios Reyno y vida al Príncipe de Sichén, por tomar Religión verdadera con atenciónsola a su materia de Estado (p. 20).

Márquez: Quán desgraciados fines se pueden pronosticar a los que esto hazen, dícelo la historia delPríncipe de Sichén que, entendiendo que su hijo heredero auía forçado a Dina, hija de Iacob y hermana delos doze Patriarchas, por aplacar la parentela que auía tomado con grande aspereza el agrauio, pidió quese la diessen por muger, offreciendo dotarla ricamente, y no bastando este medio para desenojar losofendidos, mudó e hizo mudar al pueblo de religión y se circuncidaron él y todos sus súbditos en vn día,pensando asegurar más las voluntades de Iacob y de sus hijos. Y sucedió que valiéndose Simeón y Leuí,hermanos de la donzella, de la misma circuncisión a que se auían sujetado por granjearlos, entraron laCiudad al tercero día, cuando las llagas estauan más enconadas, y la pasaron a cuchillo con su Príncipe yheredero, porque no uuo hombre en ella que con la vehemencia del dolor pudiesse tomar las armas. Taninfelices sucessos pueden esperar los Príncipes que mudan de religión por materia de estado, quandoescogiendo el de Sichén la verdadera, pagó de contado el intento con que se movió a seguirla… (p. 360).73 Otro caso de inspiración directa:

Paravicino: Que no auía de ser Germánico sólo el que sobre la montaña de armas de las nacionesdebeladas de Arimino, entre el Reno y el Albis leuantasse a Iúpiter, a Marte y Augusto monumentos(pp. 25-26).

Márquez: Este desengaño celebró la antigüedad en Germánico, porque hauiendo vencido a Ariminoentre los dos ríos Reno y Albis, sobre grandes dificultades y dilaciones, leuantó un monte de armas en lacampaña […]�consagró a Marte y a Júpiter estos despojos… (p. 246).En realidad, en los Anales (libro II, cap. xviii), Tácito, relatando la victoria de Germánico sobre Arimio,

no dice que éste consagró los despejos a Marte y Júpiter, sino que habla en general: «Miles in loco proeliiTiberium imperatorem salutavit struxitque aggerem et in modum trofaeorum arma subsciptis victarumgentium hominibus imponit» [‘En el campo de batalla los soldados saludaron a Tiberio Imperator, y elevaronun montón de tierra sobre el que se pusieron las armas como trofeo y debajo se grabaron los nombres de lasnaciones vencidas’]. Es evidente, pues, que Paravicino se inspiró directamente de Márquez y no de Tácito.

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Plana 26: Y de quien podrá Tertuliano decir por imitación. Páez: De quem podemosdizer o que Tertuliano dize de Deus: tam Pater nemo etc. [f. 5, pl. 2]74.

Plana 26: Los dedos de las manos quería Roboán hacer gruesos . Esto y lo que sesigue de los lugares de los Reyes y Job, a la letra el maestro Márquez [lib. 1, cap. 16, pl.94, col. 2]75.

Plana 27: El león voceó San Juan que vencía, etc. hasta en la 27 tiene garras de leónpara el enemigo y entrañas de cordero para el vasallo. Páez muy a la larga [f.14, pl. 1]76:

74 Comparemos la frase de los dos textos:Paravicino: de quien podrá Tertuliano dezir, por imitación, lo que de Dios dixo: que no sólo ninguno

más Rey, pero ninguno en rigor tan Padre… (p. 26).Páez: Muitas razões ha para sintirmos a morte deste grande Rey e grande Pai, de quem podemos dizer

o que Tertulliano disse de Deos: Tam pater nemo, tam pius nemo: nenhum taõ Rey e nenhum taõ Piedoso… (f. 5v).Este caso es muy interesante, ya que, repitémoslo, el sermón de Páez, de 1621, es anterior al Panegírico de

Paravicino (1625). Tertuliano califica a Dios de padre (pater) y de piadoso (pius). Páez, que no sigueexactamente a Tertuliano, traduce correctamente pius en piadoso, pero cambia pater en rey . Paravicino guardarey y padre, olvidándose de pius. Ambos predicadores se apartan pues de Tertuliano. Tan difícil es afirmar queaquí Paravicino imita a Páez, como que se remonta directamente a Tertuliano (autor que cita a menudo).Como notaba Jáuregui, a propósito de San Ambrosio, «¿Cómo se puede decir que imitan unos a otros y notodos al santo?» (f. 26r).

75 Puede verse aquí cómo Paravicino reelabora el texto de Márquez:Paravicino: Así, aunque entre tan públicos y particulares menesteres, no agrauó el peso a sus pueblos,

antes, con la afabilidad a lo menos se le aliuiaua. Los dedos de las manos quería Roboán hazer gruesoscomo las espaldas de Salomón su padre, auiendo Samuel, cuando le vngía a Saúl el Reyno, dexádole deindustria vna espalda de carnero por mejor plato y jurado Job, que si al afligido le dio de mano, se lecayese el braço del ombro: señales vna y otra que han de ayudar los Príncipes con el ombro de lacompassión al otro del servicio, y que deuen estimar amorosamente de sus vassallos el gusto con que seempeñan por ello; pues aun de Dios dixo Micheas que él mismo ponía el vn ombro adonde el otro loshombres (pp. 26-27).

Márquez: Y deue tener por cierto el Rey Christiano que los tributos que se juntan con grandesextorsiones se suelen mal lograr y lucir poco como escriuió san Gregorio a la Imperatriz Constancia y quequanto mayor y más absoluto señor fuere de su tierra, tanto más ha de huyr de fatigarla, conuirtiendosiempre la potestad en alivio y no en afflicción de los suyos, de que es reprehendido en la EscrituraRoboán, porque, pidiéndole el pueblo que le desahogasse de los tributos que auía cargado su padreSalomón, respondió que el dedo menor de su mano era más grueso que el ombro de su padre y que assí lespensaua agravar el yugo, deuiendo inferir lo contrario, porque quanto más fuertes son los ombros de losReyes, tanto mayor obligación tienen de compadecerse del Reino y ayudarle, porque es ley diuina ynatural que el Rey y el Reino se traigan a veces en ombros el Reino, lleuando en paciencia los tributosjustos, como hemos dicho de Isacar, y el Rey doliéndose de su desconsuelo quando lleua más de lo quepuede. Por lo cual el Profeta Samuel, en el banquete que hizo antes de vngir a Saúl por Rey de Israel, lemandó guardar de industria la espalda de carnero, para advertirle que sobre las espaldas de los Reyes hade cargar el desconsuelo de los vasallos. Y el santo Job dezía de sí: Si levavi super pupillum manum meametiam cum viderem me in porta superiorem, humerus meus a iunctura sua cadat et brachium meumconfringatur. Si di mangonada al afligido quando me vi Rey en mi trono, Dios me desprenda el ombro desu lugar como a quien deuía traer en él al súbdito fatigado y no lo hizo… [Y sigue con una alusión alemperador Valentiniano alabado por San Ambrosio] (p. 94).Como se ve muy bien aquí, Márquez pone la exégesis al servicio de la materia política, y podemos notar

que Paravicino abrevia o sintetiza, reelaborando los elementos tomados prestados con su genuino estilo, sinentregarse pues a una imitación servil.

76 Variaciones sobre el libro del Apocalipsis, 5 y 6:

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Ouvindo São João nomear a Cristo leão… de y allí mismo: este cordeiro manso para osseus é leão etc.

Plana 28: De sentir los pasos de un Dios muy severo, y luego Ya hecho hombre eseDios, e inmediatamente de la vecindad de la Majestad divina77. Cuando leo el respetodestas últimas palabras y el desdén de las primeras, parece que no es el mismo Señoromnipotente de quien se habla. Porque si hablara de Júpiter o Marte ¿cómo dijera, sinoun dios, ese dios? y del verdadero ¿cómo sino la Majestad divina?

Plana 28 : Jamás vieron los enemigos en Dios humanado acción lustrosa de aparato ygrandeza78. Menester habrá el panegirista templarse. ¿Y los milagros que dieronilustrísima noticia de la divinidad del Hijo de Dios? ¿Cómo, y no era acción de grandezaobedecerle los mares y los vientos? ¿Resucitar con una palabra un difunto? No es éste ellenguaje de los santos, pues aun en el oprobio (ahora tan glorioso) de la Cruz, lereconocieron por Dios sus enemigos: Vere filius Dei erat iste. Y el mismo panegirista ¿nolo dijo en una de sus coplas?:

A herirse el pecho comienzande daño tal los autores:«Verdaderamente Hijoera de Dios este hombre»79.

[286r]

Paravicino: El León vozeó San Iuan que vencía, y al fin, fue Cordero el que abrió los sellos del libro yal que con particular mysterio cantaron la gloria. Que el León de España no trae acaso el cordero deAustria en el pecho sino para mostar al mundo que tiene garras de León para el enemigo y entrañas deCordero para el vassallo (pp. 27-28).

Páez: Dignus est (aiunt seniores) agnus, qui occisus est, accipere fortitudinem, non mansuetudinemamittere, ut et agnus montat et leo sit. [Apocal. 5]. A fortaleza não encontra a mansidaõ, a crueldade sim equando a mansidaõ he forte e poderosa, não se presume della que possa ser pusillanimidade e fraqueza deanimo, senão virtude de quem sendo Leaõ forte para defender os seus, he Cordeiro para os não matar,antes morer por elles: Pro suis leo rugiet, non in suos. Este Cordeiro manso para os seus, he Leão para osdefender (f. 14r).Las ideas son evidentemente las mismas en ambos predicadores, pero Paravicino se vale de paranomasias:

el león es el que pertenece al blasón de España (Castilla y León) y el cordero del pecho es el Toisón de Oro dela Casa de Borgoña, pasado a la de Austria y después a la de España con Carlos v.

77 La frase de Paravicino dice así:Paravicino: De sentir los passos de vn Dios muy seuero huyó un hombre solo que auía en el Parayso, y

ya hecho hombre esse Dios, andauan mirándole a los semblantes los hombres (p. 28).78 El Censor reprehende aquí a Paravicino abultando los reproches y torciendo lo que dice el predicador:

Paravicino: Iamás vieron los enemigos en Dios humanado acción lustrosa de aparato o grandeza:todas fueron de piedad, curando enfermos, resucitando muertos, librando endemoniados (p. 28).Jáureguí, luciéndose como suele hacerlo, refuta la Censura en un largo desarrollo atestado de erudición y

seguros argumentos.79 Al final de la reprehensión, el Censor alude al romance La Pasión de Jesucristo Redentor Nuestro, de

Paravicino (que sólo circulaba en manuscrito) en el que los versos finales dicen:�¡Qué despechados se afligencuando obstinados no lloren!«Verdaderamente, Hijoera de Dios este hombre».

El censor cita una variante (del manuscrito 3795 de la BN de Madrid) con respecto a lo que dice elvolumen impreso Obras Póstumas, divinas y humanas de D. Félix de Arteaga, Madrid, Carlos Sánchez, 1641.Véase mi edición de este romance en Cerdan, 1978.

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Plana 29: Entre las luces y gloria de su transfiguración. Este pensamiento y lugar, conel de San Pedro Cluniacense y el de San Cirilo y el de la zarza de Moisés, a la letra conlas mismas ponderaciones y claúsulas en Baeza [lib.1, c. 2, § 4]80.

Plana 31: José cuando más mozo . A la letra, con el lugar de San Zenón que se sigue,de Baeza [lib.3, c. 6, § 5]81.

80 Indudablemente Paravicino se inspira del texto de Baeza, pero tampoco aquí hace una copia servil:Paravicino: Entre las luzes y gloria de su Transfiguración puso Iesu Christo Redentor nuestro a

Moysén y Elías (suavíssimo ministro el uno, pero rigurosíssimo el otro) a sus dos manos, él, paratemplarlos, en medio. Mas a la mano derecha, y primero, como notó San Pedro Cluniacense, la suauidadde Moisés, y a la siniestra, el rigor de Elías: que las excelencias supremas, como Cyrilo le representó aTeodosio, han de ser serenas y fáciles. Que ya sabe el Cielo embiar fuego sobre tan crespo y corridovassallo como una çarça, y contentarse con alumbrarle sólo, sin que le permitiese quemar. En casa deAbrahán, que se hazían mercedes, se apareció el Hijo entre las dos personas Padre y Espíritu. Y en lospueblos infames que castigaua, el que se desapareció fue él, à las sospechas pías de San Ambrosio, quecomo humano y prudente Gouernador, desde que se empeñaua con ser hombre, dando por su mano lospremios, no executó por sí los castigos. Toca al Príncipe encargar que se haga justicia, mas instar a surigor, no (pp. 29-30).

Baeza: Regi omnium creaturarum et gubernatori maximo Iesu apud Thabor duo laterones adfueruntMoyses et Elias; ita enim habes Math. 17 Et ecce apparuerunt illis Moysis et Elias cum eo loquentes,quibus perfectissimi iudicis ostentabantur insignia. Sed illud notandum quod Moyses mansuetudine clarusponitur primus, ut dicat, quae virtus initiet optimum gubernatorem et principem. Id acute notavit D.Petrus Cluniacensis serm. de Transfiguratio ubi inquit. Duo ergo illi patres alter mitissimus, alterimmitissimus apparent cum Domino. Quare? quia misericors et miserator Dominus, quia justus Dominuset justicias dilexit. Misericors ergo misericordem justus justum, desiquant. Unde et congruens scripturanon prius Eliam, et postea Moysem; sed antea Moysem et postmodum Eliam ponit. Sic inclytus Josephcum esset justus prius Moysem agit, volens uxorem traduxere, deinde de Eliae severitate voluit illamocculte dimittere, justitiae duritiem mansuetudine praemissa perfundens juxta nobilissimi etpraestantissimi gubernatoris indolem. Etenim D. Cyrill. Alexandr. Apol. ad Theodosium, sic Principisanimum ad parcendum reis flectit, dum suggerit haec. Decet supraemas excellentias, ut serenae sint etplacido animo, ne irarum agitentur furiis, sed inter furorem et severitatem, mansuetudinem beneficiorumcumulatricem exhibeant [‘Moisés y Elías estuvieron en el monte Tabor como los dos acompañantes delmáximo rey de todas las criaturas y guía. Así tienes en Mateo 17: Y he aquí que se les aparecieron Moisésy Elías hablando con ellos, a los cuales se mostraban los distintivos del perfectísimo juez. Pero es de notar,sin embargo, que Moisés es puesto el primero, destacado por su mansedumbre, como queriendo significarcual ha de ser la virtud principal para un óptimo gobernador y príncipe. Esto señaló agudamente SanPedro Cluniasense (Sermo de Tranfiguratio), cuando dijo: aquellos dos Patriarchas, uno suavísimo, el otromuy riguroso, aparecen con el Señor. ¿Por qué? Porque el Señor es compasivo y misericordioso y porque elSeñor es justo y ama la justicia. Consecuentemente el compasivo alude al compasivo, el justo al justo. Deahí que, con razón, la Escritura no ponga primero a Elías y luego a Moisés, sino que pone antes a Moisésy después a Elías. Por eso el glorioso José, queriendo repudiar a su mujer, siendo justo, actúa comoMoisés, y luego, con la severidad de Elías, quiso repudiarla secretamente, aplicando después de lamansedumbre la severidad de la justicia, como conviene a la índole de un nobilísimo y eminentísimogobernador. Por eso San Cirilo de Alejandría (Apologia ad Theodosium), inclina así el ánimo del príncipea perdonar a los reos, cuando sugiere lo siguiente: las autoridades supremas deben mostrarse serenas yapacibles, para que no las turben las furias de la ira, sino que entre el furor y la severidad manifiesten lamansedumbre que acumule los beneficios’].81 De larga tradición exegética es acudir al ejemplo de José con sus hermanos. Una vez más Paravicino se

limita a lo esencial y no copia «a la letra» a Baeza, a diferencia de lo que afirma el Censor:Paravicino: Ioseph, quando más moço, acusó luego a sus hermanos; ya hombre experimentado, y en

vna cárcel, no habló ni en el testimonio insolente porque padecía, porque le prevenía Dios al Reyno. Ycuando, ya dueño, se vio con los hermanos, aun en la venta envidiosa no habló. Que como nos enseñó

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Plana 32: Priesa fue en su misericordia. Esto, hasta el final del castigo de Sila, queestá al medio de la plana 33, del Maestro fray Juan Márquez [lib. 1, c. 23 del Gov.Christ., pl. 136, col. 2]82. Y esta doctrina de perdonar y permitir, para los reyes, no se

santamente Político San Zenón, vio que si auiendo de ser, por la profecía, Rey de sus hermanos, elacusarlos lo boluió sueño, el disimular con ellos lo haría verdad (pp. 31-32).

Baeza: Huic etiam excogitationi lucem addit magnus ille Joseph qui puer virtutis zelo fratrum sceleraminime patitur, sed ea confestim revelat patri. Sic enim ait textus sacer Genes. 37 Accusavit fratres suosapud patrem crimine pessimo. Sed ex tunc fraternum in se odium concitavit, qui illius regnum exhorrentesillum vendiderunt Ismaelitis, a quibus in Aegyptum asportatur, ubi secundo venditus tandem ob adulteriifalsam accusationem truditur in carcerem. Ibi tacitus sibi vacans ad aliorum crimina didicit non respicere,quo se in regnum maxime praeparavit. Etenim posset facile ex Aegypto fratres suos apud patrem etiamaccusaret de venditionis scelere, sed tacuit ait Honcala: Ne patrem certiorem faceret a fratribus suis sefuisse crudeliter distractum et ut exitum somniorum expectaret. Se ad regni culmen ascensurum puersomniaverat et dum fratrum mores et scelera carpit, miseram inde servitutem venatur. Iam servitutepressus didicit se inspicere, non alios, didicit sibi vacare, non fratrum accusationem agere, ut exitumsomniorum, nimirum regiam dignitatem expectaret: quasi didicerit, quod non is, qui fratrum momorditerrores, sed is qui sibi vacat et tacens aliorum scelera obliviscitur, regno suscipiendo aptatur. Non exaccusatione fratrum, sed ex patientia et tolerantia defectuum aliorum subitur regni clavus. Id quod videturattigisse D. Zenon serm de Pat. cum ait:� Ioseph patiens invenitur, cum a fratribus rapitur, patiens, cum inputeum dimittitur, patiens, dura cum hasta distrahitur, patiens in carcere et patentior in regno. Quasi idemfuisset in viro sancto patientiae culmen attigisse tacendo de injuriis et sceleribus fratrum et promissi regniculmen intrare. [‘Este pensamiento lo ilustra el gran José que, siendo niño celoso de la virtud, no sufre enabsoluto los crímenes de sus hermanos y los revela en seguida a su padre, como lo dicen las Escrituras,Genes. 37: Acusó ante su padre a sus hermanos de un crimen excecrable. Desde entonces José fue víctimadel odio de sus hermanos que, aborreciendo su futuro reino, lo vendieron a los Ismaelitas; éstos lo llevarona Egipto donde, vendido por segunda vez fue acusado falsamente de adulterio y encarcelado. En la cárcelse quedó callado, mirando por sí mismo, y aprendió a no mirar por los crímenes ajenos, poniendo todo suempeño en prepararse para reinar. A pesar de que le hubiera sido fácil denunciar a sus hermanos ante supadre por haberle vendido, no dijo nada. Escribe Honcala: «José actuó así para que su padre no seenterara de que había sido cruelmente raptado y para esperar la realización del sueño que había tenido».Siendo niño había soñado que llegaría a la cúspide del reino y mientras, van desapareciendo de su mentelos crímenes y el proceder de sus hermanos; se ve gratificado con una esclavitud miserable. Bajo el yugo dela servidumbre aprendió a ocuparse de sí mismo, no de los demás, a no acusar a sus hermanos y a desearla realización de su sueño, a saber la dignidad regia. Es como si hubiera aprendido que el hombre aptopara reinar no es el que critica los errores de sus hermanos, sino el que dispone de sí mismo y olvida con elsilencio los crímenes ajenos. El que se hace cargo del reino lo hace, no acusando a sus hermanos, sino conla paciencia y la aceptación tolerante de los defectos ajenos. Es ciertamente lo que había entendido eldivino Zenón en su sermón de la pa[ciencia] cuando escribe: «Es paciente José cuando es raptado por sushermanos, paciente cuando lo bajan en el pozo, paciente cuando lo venden en subasta pública, paciente enla cárcel y más paciente aún cuando reina». Es como si fuera una misma cosa para este varón santo elhaber conseguido el más alto grado de la paciencia callando los atropellos y crímenes de sus hermanos o elhaber conseguido entrar en la posesión del reino prometido’]. Antonio de Honcala (1484-1565) fueeminente biblista. Escribió en 1555 un comentario al Génesis.82 En este ejemplo puede notarse, una vez más, que Paravicino se inspira de Márquez, pero añade mucho:

Paravicino: Priesa fue en su misericordia el aguardar cien años a los hombres para vna dura sentencia;pues aun veynte más les auía señalado su justicia: y para execución de la vltima, en que ha de trocar à loscastigos las manos y servirse de fuego por más presto y ruidoso ministro, si no más violento que la agua,atiende siglos enteros. Y ¿qué juez ay tan recto a quien no esté dando espera Dios por sus culpas, cuandoél fulmina más las agenas? ¡O, que esto ocasiona delitos! Así lo conoce Dios; hasta desconocerle loca másque blasfemamente los Ateístas, perdiendo (como dixo el grande Africano tres veces Tulio) entre lassombras de sufrimiento el Sol de la verdad, si no es aquella mentira de sus intentos. Y con todo esso, devna vez que castigó tanto, juró (como de escarmentado) no hazerlo más, que es tan natural el errar en los

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ha de atar tanto a la imitación de Dios como este autor lo hace, con demasiadaigualdad. Porque aunque es parte de todas providencias permitir, Dios es infinitamentesuperior y así puede Dios (dice Santo Tomás) [1p., q. 22, ar. 2, ad. 2]83 por causas altaspermitir más que los gobernadores inferiores a él, cuales son los reyes. Y llégase queDios no tiene ley ni obligación de estorbar esto o aquello como los reyes en particularesmaterias. Y aún después de tanto esperar y permitir, tiene Dios para los finalmenteincorregibles aquel lugar de horror y pena eterna. Y así, con tal templanza se ha deenseñar esta doctrina, que se guarde el rostro y el decoro a lo que se debe.

Plana 36: Bien entendido y bien hablado. A las virtudes de los príncipes hase de darsiempre el grado heroico, dicen Aristóteles [Arist., lib. 1 Polit., c. 10]84, Séneca [Sen., ep.20] y otros 85. Son éstas muy humildes alabanzas. Y el gran Nacianceno a quien cita,para quien Dios se precia de entendido, nunca tal dice, sino de sabio y que lo ve todo,derivando el nombre griego Theos de ver, aunque otros le dan otras etimologías.

Plana 37: El gran discípulo de Tertuliano. Cuando yo no supiera de San Jerónimoque era San Cipriano, [Hiero. de script. eccl. in Tertul.]86, el Padre Baeza [lib. 1, c. 7, §10] le cita por su nombre, de quien toda esta plana se trasladó: el lugar de San Cipriano,

hombres, ya después de su ser estragado, que no tendrá vassallos si no perdona ofensas. Pues aun el miedode Syla, tan sanguinolento como tyrano, advirtió el otro cuerdo (referido de San Agustín) que dexassesiquiera viuir algunos, para tener a quien imperasse después (pp. 32-33).

Márquez: Se dio cierto documento a los Reyes del modo que han de tener en castigar los sediciosos.Algunos ha auido tan vengativos que han intentado desquitar igualmente la desobediencia sin perdonar vnculpado tan sólo. De estos fue Sila, de quien dize Séneca que, acabando de triunfar de las partes de Mario,no se cansó de degollar enemigos, hasta que uino a faltarle la sangre que derramar […] en tanto grado quefue menester aduertirle que iba agotando el Imperio y que era necessario dexar algunos con vida paratener a quien mandar después (p. 136).Jáuregui rebate al Censor, valiéndose, como sabe hacerlo, de bastantes citas bíblicas y de Padres de la

Iglesia.83 Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, Prima pars, Quaestio 22, Articulus 3, Ad. 2: «Cum igitur

Deus sit universalis provisor totius entis, ad ipsius providentiam pertinet ut permittat quosdam defectus esse inparticularibus rebus, ne impediatur bonum universi perfectum» [‘Aunque Dios sea el provisor universal decuanto es, a su providencia le corresponde permitir algunos fallos en cosas particulares, para no impedir elbien perfecto del conjunto’].

84 No se ha podido aclarar esta nota marginal, porque ni en el lugar citado ni en toda la Política deAristóteles se habla de «tono heroico».

85 Aquí también el Censor juzga las alabanzas que hace Paravicino de Felipe III «muy humildes» yaconseja el grado heroico para comentar las virtudes de los príncipes. Pero tampoco la nota que cita a Sénecaes exacta, porque en la epístola 20 a Lucilio, sólo se trata de asuntos domésticos. De manera general todas lasepístolas a Lucilio versan sobre temas de filosofía moral y reglas de conducta. En la epístola 100 se alude alestilo de Lucilio como acorde a su carácter.

Paravicino: Digan los que más le trataron, hablen los que recibieron de él órdenes o papeles, si másbien entendido, más bien hablado, que escriuiesse mejor, ha habido, no digo Príncipe, sino hombreparticular en España (pp. 35-36).Jáuregui discrepa y juzga estas alabanzas de esta manera: «Yo las tengo por mayores». Se explaya después

en dos folios enteros (f. 35v-36v) sobre los comentarios de San Gregorio Nacianceno.86 San Jerónimo, De viris illustribus vel proprie De scriptoribus ecclesiasticis, caput LIV: Tertullianus

presbyter.

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el de los Cantares, el caso de Dalida y el lugar de San Isidro Pelusiota87. ¡Oh, felizerudición!

Plana 38: Ni para tomarle la sangre toleró el otro príncipe atarse una venda [Bern. tt.de passione Dni. c. 4: cum percussus humana sagitta peteretur ut se ligare permitteret,

87 Notaremos que el pasaje de Paravicino es mucho más corto que el de Baeza, lo que supone una elecciónactiva y no una copia servil. Jáuregui no comenta.

Paravicino: Y si de Ioseph dixo San Ambrosio que coronó la cárcel su resistencia, el gran discípulo deTertuliano añadió que a la eminencia de su castidad se le deuió la cumbre del Reyno. A los cabellos opensamientos de la alma llamó Salomón, por castos y puros, púrpura Real. De donde, no acaso Dalidaintentó los de Sansón tantas vezes. Porque como dixo delgadamente el Pelusiota, a cortar la greña casta yReal que al león hace Rey y al hombre Rey y león, tira la belleza y ha de temerse el cuidado. Perpetuabatalla de la vida, adonde tantos Sansones, no sólo han perdido el cabello, sino la cabeça también (p. 37).

Baeza: Expende illud Deo iudice; ut sic videas, quam jure debitus pudicitiae fructus regius splendor. Idsatis noverat Ioseph ipse, quum lascivae herae respondit Genes. 39: Nec quidquam est, quod non in measit potestate, vel non tradiderit mihi, praeter te, quae uxor eius [domina mea] es. Cur non domina a servodicitur praecipue cum et ab ingenuis quaevis foemina domina vocatur? Stat Pro Ioseph Ambros. Lib 5 sicaiens, ille noluit et dixit uxori domini sui, recte uxor domini et non ipsa domina dicitur: quomododomina, quae dominandi non habet officium? quae disciplinam dominae non tenebat? Ille dominus, quiamantis non excipit faces. Equidem uni virgini adnatus est principatus, solum virgo ad clavum, adimperium vocatur […] Cur solius infractae castitatis memorat causam? Sane praesagus illius animusfestinantem regiam dignitatem olfaciebat, et ideo solam memorat castitatis causam et cui soli debereturregnum. Ita D. Isidor. Pelus. Lib 4 epist. 79 Satus Erubuit Josph ea comerremorare quae sibi acciderunt necoronam castitati debitam sibi ipsi imponere videatur quae sibi acciderunt, ne coronam castitati debitamsibi ipsi imponere videatur. Etenim unum castitatis coronatur opus, ut pote regnum�, adeo, ut regalispurpura, cant 7 unis castissimis sponsae tribuatur mentibus, ait enim Comae capitis tui purpura regis . Ibienim residet regius decor, ubi casta cogitatio crinium denotata nomine quiescit. Hinc lasciva Dalidaemanus adversus Samsonis armatur comas, Iud 16, cujus templo D. Isid Pel lib 2 ep. 284 monet nos, utfugiamus luxuriantem manum: Ne velut horrendum quendam et elatum leonem nacta, comam quidem,quae leonem verem leonem efficit, regiamque dignitatem ipsi conservat amputet. Coma ergo, nimirumcasta cogitatio sedes purpurae est, regiique splendoris, que sola regali nonobilitatur nomine et stemmate.[‘Examínalo, teniendo a Dios como juez, para que veas así justamente el regio esplendor del fruto de lacastidad. Bien sabía esto el mismo José, cuando a su lasciva ama respondió (Génesis, 39): Y no hay nadaen esta casa nadie superior a mí, sin haberse reservado él nada, fuera de ti, por ser su mujer. ¿Por qué noes llamada señora por el siervo, cuando es llamada esta mujer señora por cualquier de los hombres libres?Consta en San Ambrosio, Pro Joseph , libro 5, que dice así: «Él no aceptó y se dirigió a ella, llamándolaseñora de su señor; con razón la llama esposa de su señor y no es llamada ella misma señora. ¿Cómo lediría señora, si ella no tiene la autoridad para mandar? ¿Si ella no tenía el arte de señora? Aquel es señor,el que no acoge las pasiones de la amante». Ciertamente que la preeminencia está vinculada a lavirginidad. Únicamente el hombre virgen es llamado al mando, al imperio.[…] ¿Por qué recuerda sólo elmotivo de la sola virginidad intacta? Con razón el ánimo profético (de José) adivinaba la dignidad regiaque se acerca de prisa, y por eso recuerda el único motivo de la castidad, al que se debería el mando. Así elDivino Isidoro Pelusiota, lib. 4, epíst. 79: «José se avergonzó mucho al recordar aquellas cosas que lesucedieron para que no pareciese que se otorgaba a sí mimo la corona debida». En efecto, una sola obrade castidad es coronada, como un reino, hasta tal punto que la púrpura real le es otorgada a lospensamientos castísimos de la esposa (Cantares, 7) pues dice: «La cabellera de tu cabeza es como púrpurareal». En efecto, la dignidad regia, y la castidad recibe el nombre de cabellera. Por consiguiente, la manolasciva de Dalida se arma contra la cabellera de Sansón (Iud, 16), con cuyo templo el Divino IsidoroPelusiota, lib. 2, ep. 284, nos advierte para que huyamos de la mano lujuriosa: «Para que no corte lacabellera conseguida como cualquier horrendo y altanero león, sin duda una cabellera que hace auténticoal león, y conserva para sí la dignidad». Cabellera es, por tanto, un pensamiento casto, es en efecto sede depúrpura, de esplendor regio que ennoblece con guirnalda y nombre real’].

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donec excediretur, non decet (inquit) vincere Regem]88. No fue el querer atarle paratomarle la sangre, sino para sacarle una saeta, y así lazos eran más fuertes los que aquelpríncipe rehusó, que no sufrir una venda. Más digno era de risa que de ponderación. Laspalabras de San Bernardo dícenlo muy claro. Esto prueba que no se leyeron: en algúnarroyuelo se debió de beber agua tan turbia.

Plana 39: Cuánto mejor, Filipo, pudo decir de ti Plinio. El lugar de Plinio y el de Jobcon las ruinas de David, y el de Tertuliano, los trasladó el panegirista de fray JuanMárquez [lib. 1, c. 7, pl. 37, col. 2 desde el fin]89 tan a la letra [286v] que admira.

Plana 41: El llanto que si le derrama el sentimiento se le bebe con gozo el decoro avista de las prendas. Beberse el decoro el llanto con gozo es trocarle en alegría yconsumirle: pues ¿cómo en otra parte es beber temor las aguas el tenerle?90 De maneraque sirve esta voz beber , aun usada en imitación de una metáfora latina, asignificaciones contrarias, como amar y aborrecer. Ya que es peregrina, no se había dedestruir a sí misma. Por aquí empezaron a hacerse bárbaras las lenguas más cultas, y demayores primores.

Plana 41: Montones de trigo saber coronar también Dios. Que sean lo mismo loslirios azules de Francia con las blancas azucenas de los Cantares91, sufrámoslo por el

88 La cita de San Bernardo viene de la obra Vitis mystica seu tractatus de passione Domini: super «Egosum vitis vera», IV, 12: «Bene quidam rex, cum percussus humana sagitta peteretur ut se ligari permitteret,donec excideretur, quia levissimo motu mortem posset incurrere: “Non decet, inquit, vinciri regem”». Se tratade un tratado atribuido a San Bernardo.

89 Es evidente que hay muchas similitudes, pero el Censor exagera mucho cuando dice «tan a la letra».Paravicino: ¡Cuánto mejor, Filipo (que me arrebató el dolor), pudo dezir de ti Plinio que de Trajano,

en la buelta o cerco que diste a Reynos tuyos, que ni maridos ni padres te temieron! Porque la Castidad,en los demás es afectada, en ti fue natural. ¡Oh, qué instante exemplo dio à los señores del mundo Job,quando concertó con sus ojos el no pensar hermosuras tiernas, (que se ha llegado ya en muchos afectoshasta los ojos el corazón) y, como tales, de vistas soberanas se pueden aojar fácilmente! ¡Cuántas ruinas teenseñan en Bersabé�! Dellas deuió de aduertir tan pura Tertuliano como sutilmente, que en viendo Rebecala primera vez a Isaac con quien auía de casarse, se cubrió el rostro, que era el traje de las casadas. Porquecon sólo ver que la auía mirado su esposo, sentenció contra su entereza y trasladó la senzillez de su estadoa los recatos del matrimonio. Tan a riesgo del crédito, si no de la culpa, está una belleza grande, mirada deigual autoridad, o mayor (pp. 39-40).

Márquez: Baste para prueua de este punto lo que dixo Plinio el menor a Trajano: Nec vero ego inlaudibus tuis ponam quod adventum tuum non pater quisquam, non maritus expavit, affectata aliiscastitas, tibi ingenita et innata, interque ea quae imputare non possis.. […] se han perdido más príncipespor deshonestos que por crueles […]�Desde su solana echó David ojos a Bersabé, y se perdiódolorosamente. […] Y Tertuliano consideró que uiendo Rebeca a Isaac (con quien se venía a casar) desdeel Camello se cubrió el rostro, que fue trocar el hábito de donzella en el de matrona, porque con sola lavista del esposo dio por acabada la prerrogativa de la entereza y se tuuo por constituyda en otro estado.Así que guardará con gran cuidado el Príncipe Christiano los ojos, y no dará lugar a que la compostura yseueridad naturalmente respetada en los Reyes peligre por su poco recato (pp. 37-38).90 El sermón de Paravicino dice: “No renouemos el llanto que si le derrama con ternura el sentimiento

sobre la piedad del que se ausentó, se le beue con gozo el decoro a vista de las prendas que nos ha dexado”.Pero más lejos, en las planas 47-48, Paravicino, al hablar de Elías y Eliseo, dice: “y apartándose a vn lado y aotro las ondas, quanto beuieron de temor al manto del Maestro, tanta arena enxugaron al passo del sucessor”.Véase, infra, nota 106.

91 Aludiendo a Felipe IV (el león joven) casado con Isabel de Borbón, cuyo blasón ostentaba tres lisesblancas, Paravicino�en un pasaje algo gongorino decía:

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decoro de la Reina Nuestra Señora, de quien se habla. Y que lo sea también coronar eltrigo de azucenas y dorar las azucenas con el trigo, por los votos de la sucesión de SuMajestad que deseamos. Y ¿qué pena le diera que el trigo en las Indias produjera espigasy no macollas? Es gran cosa una palabra de la otra parte del Océano.

Plana 41: Transplantarla. Es cosa admirable ver el cuidado que pone este autor en elrigor de unas palabras, aunque duras, y la remisión que guarda en otras. En tanto alardede cultura, nadie negará que es desaliño. Transplantar dice, olvidado de la eufonía, quepor ablandar el rigor y fuerza de la pronunciación, remite alguna letra o altera el acentode una lengua en otra. Así decimos translación y no transladar, philosophia en latín yfilosofía en romance, como en Grecia. Mas si tanto le deleita la propriedad ¿por qué nodice Flandres y no Flandes que Flandria se llama? ¿Valtelina y no Valtolina, Verceli y noVarceli, como en la plana 15, Betsabé y no Bersabé, Dalila y no Dalida, Jerichó y noHiericó, lilios blancos y no lirios, que en la agricultura española ni reconocemos liriosblancos ni lilios, sino azucenas, y a lo menos, un grande amigo suyo lilios dijo: La albaentre lilios cándidos deshoja92. Será menester que se convengan en cuál de los dos dijomejor y, si se hubiese de pecar, a mí lilios me contenta.

Plana 42: Para asombrar el sol. Hasta ahora habíamos entendido que asombrar erade asombro y no de sombra. Querrá afectar la licencia de Tertuliano en fingir voces ousurpar en nuevas significaciones las antiguas: pero ha de ser con decencia y no con esterigor, que por eso es reprehendido de Lactancio Firmiano [Lactant., lib 5, diu. inst.]93 y

Paravicino: Pues próuido padre, no sólo a la inmediata, sino a la más distante posteridad coronó delirios hermosos, por su casamiento el León jouen en quien sustitía los rayos de su diadema por lasucessión. Montones de trigo suele coronar también Dios dessos lirios blancos, dessa nieve vegetable de lasaçucenas, para lograr con la fecundidad la pureza. ¡O, lléguese a dorar ya (quiérelo, Señor así), ¡o, lléguesea dorar ya de macollas rubias de trigo açucena tan cándida a quien, no sólo no se atreuieron, perorespetaron tantas espinas, hasta transplantarla a tan religioso como culto jardín (p. 41).Lo que equivale aquí a la esperanza de ver asegurada la descendencia dinástica. Y tiene razón el Censor

cuando alude a los Cantares, capítulo 7, versículo 2, que dice: «Venter tuus sicut acervus tritici vallatus liliis»[‘Tu vientre, acervo de trigo rodeado de azucenas’].

92 Como purista y antigongorino, el Censor rechaza la palabra lilios, y se refiere, implícitamente, a losCantares, donde se lee, en el capítulo 2, versículos 1-2, «Ego flos campi, Et lilium convalium / Sicut lilium interspinas, Sic amica mea inter filia» [‘Yo soy narciso de Sarón, un lirio de los valles. / Como lirio entre los cardoses mi amada entre las doncellas’]. Acertadamente el Censor cita un verso de Góngora. En la Fábula dePolifemo y Galatea, versos 105-106, se lee: «Purpúreas rosas sobre Galatea / la alba entre lilios cándidosdeshoja».�Cabe recalcar que en 1625 el Polifemo todavía no había sido impreso, pero que circulaba, desdehacía muchos años, en copias manuscritas.

93 Como se ha notado ya, el Censor finge extrañarse ante lo que hoy se llama un «cultismo de acepción».Porque también «asombrar» viene de «sombra» como lo dice el caso del caballo que se asusta de su propiasombra. Plutarco en sus Vidas paralelas, XXXIII, 6, 5, cuenta como Alejandro Magno, siendo aun muy joven,logró domar el caballo Bucéfalo, hasta ahí muy repropio, poniéndole la cabeza frente al sol para que no vierasu propia sombra de la que se asustaba.

Lucio Cecilio Firmiano Lactancio (245?-325?), escritor latino y apologista cristiano, nació en el norte deÁfrica. Su obra Institutiones divinae (Instituciones divinas ) es tratado de gran envergadura que defiende ladoctrina cristiana como un sistema armonioso y lógico.

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de San Jerónimo [Hier. in ep. ad Paulin.]94, padres, después del siglo de Cicerón, de lalengua latina. [287r]

Plana 42: Y ¿qué diremos de aquella aseada cláusula: En una puerta baja —dice SanBernardo— inclinar mucho la cabeza, nunca puede ser peligro; levantarla dos dedosmás, pudo ser gran riesgo. Al morir, estar muy humilde, nunca fue riesgo; acabarpresuntuoso, siempre es peligro95?

Plana 43: Quien vive bien, no teme porque desconfía, sino porque espera. ¡Quéafectada filosofía! Bien que mientras se vive en esta mortalidad, se navega por las ondasdel temor con el soplo de la esperanza, pero esperar por temer, delgadeza es que ignorala filosofía de Platón, Aristóteles, San Agustín, Niseno96 o Nemesio97 y Santo Tomás.Son pasiones de la irascible98 el temor y la esperanza. Ésta se alienta para el bien, contrala dificultad que se la ofrece; aquella se congoja con la cercanía99 del mal que leamenaza. ¿Cómo, pues, se causará la una a la otra y temerá el alma porque espera? Y enteología (que es la materia en que habla el autor) es muy más claro: teme el alma por laincertidumbre de su remedio, que nace de causas diferentes; espera por la misericordiade Dios, que ni falta ni desfallece. ¿Cómo, pues, será causado el temor de la esperanza,siendo los motivos contrarios? Yo sé bien que los teólogos no lo dirán de esta manera, nilo que este autor escribe prueba más que se teme y se espera juntamente, pero que notienen entre sí orden de causa a efecto, como dice esta paradoja.

Plana 43: Que los desconfiados, porque no esperan, no temen. Tampoco es así: elloslo estimarían por no padecer la congoja en que el temor les pone. Ninguno tandesconfiado como el que desespera, y ninguno tan temeroso porque, como no se erige100

el alma al bien que la convida, ríndese el espíritu miserable al mal que en su juicioinevitablemente le amenaza y en el que se pone infamemente las manos; se convence,

94 En la Epístola LIII Ad Paulinum presbyterum, párrafo 10, San Jerónimo dice: «et in una eademquesententia aliter doctus, aliter audiret indoctus» [‘y en una sola frase, el sabio y el indocto hallarán sentidosdiferentes’].

95 Jáuregui se mofa del Censor: «Aquí se ríe de una cláusula, la mejor por ventura i más cuerda delPanegírico, i no dice porque la refuta» (f. 37r.). No ha sido posible encontrar ese dicho en las obras de SanBernardo, pero se lee en Cristóbal Suárez de Figueroa, Pusílipo. Ratos de conversación en los que dura elpaseo (1629), ed. Enrique Suárez Figaredo, p. 182: «En una puerta baja, dice San Bernardo, inclinar mucho lacabeza, nunca pudo ser peligro; levantarla dos dedos más, puede ser gran riesgo». Como se podrá notar, lasimilitud es total. Suárez de Figueroa, que escribe cuatro años después de Paravicino, era conocido por serplagiario. Sin duda que aquí habrá copiado a Paravicino “a la letra”.

96 San Gregorio Niseno (siglo iv), obispo de Nisa y Padre de la Iglesia fue distinguido teólogo especulativoy el escritor más feraz y profundo de los tres capadocios. Escribió un gran discurso catequítico que fue unmanual de Teología muy difundido. Escribió además obras exegéticas y homelíticas. Por eso se le cita amenudo en los sermones.

97 No se trata aquí del santo mártir Nemesio de Alejandría, sino de Nemesio (siglo iv) obispo de Emesa,en Siria, filósofo influenciado por Aristóteles y Galeno. Escribió una obra titulada De Natura Hominis asícomo un tratado sobre la Providencia Divina.

98 irascible: Los antiguos filósofos, al analizar el alma humana, admitían tres facultades: la concupiscible,la irascible y la razonable. En la Escolástica, la tendencia del alma a la irascible podía manifestarse en cincopasiones: la esperanza y la desesperanza, la audacia, el temor y la ira. El Censor se muestra aquí perfectoescolástico.

99 Con la cercanía: estas palabras se repiten erróneamente en el manuscrito.100 Erige: ‘eleva’.

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porque, desconfiado de poder huir lo que teme, se dispone a evitar con otro mayorpeligro el que le oprime.

Plana 44: Ejemplo hiciera a esta verdad. El ejemplo de Isaac con la advertencia deCayetano (que es el autor a quien señala) y otro lugar de San Zenón (a quien llamailustre pluma) lo trasladó a la letra de Baeza [lib. 1, cap. 2, § 20]101.

Plana 44: Que ya vecino, dice San Juan, a su muerte… hasta el fin de la plana 45,trasladado a la letra de Baeza [lib. 3, c. 6, § 8]102.

101 Una vez más Fray Hortensio se muestra más conciso que Baeza, de quien se inspira, sin trasladarlo portanto «a la letra».

Paravicino: Exemplo hiciera a esta verdad, si tal temiera della, con el cuidado que Abrahán tuvo en suhijo Isaac, quando vio en él más gusto de consagrarse al cuchillo, o por escusar la turbación de las arascon algún estremecimiento del sacrificio, como ponderó un grande Autor, o por preuenir la impaciencia aque podía obligar el dolor a una víctima racional y gallarda, como sintió Agustino, o porque, comoilustres plumas notaron, juzgó que le era a vn gran dolor algún exceso lícito, mientras no ofendiese ni laobediencia ni el ánimo (p. 44).

Baeza: Do singulare huius sanctissimi timoris exemplum in viro religione et pietate insigni Abraham;qui filium ut Domino liberaret et si libenti et invicto animo se devoventem, nihilominus fortiter, cautequeligavit. Nil notius patri, quam filii sui alacris et devota voluntas, qua se morti tradebat. Nil patentius,quam ejusdem constans et invictus animus: credibilius hebetandam ignis et gladii aciem, quam Isaacanimum fugiturum et tamen filium ligat. Nec mirum. Ratio enim ligandi (ait Caietanus) non fecit timor, neIsaac sugeret aut ne Isaac exiliret ab altari; sed ne involuntarii motus, ut pote naturales in actu iugulationisexistentes ordinatum, compositumque situm exturbarent in nonnullam indecemtiam sacrificii. SicCaietanus, et recte. Illustrius adhuc D. Zeno. Securus pater optimus timuit, ne dolori aliquid liceret inmorte. Saepe invicti animi, imo et maenia aenea medio in ariete, vel rimulas faciunt, et durus lapis crebagutta cavatur. [‘Doy un ejemplo de este santo temor en la persona de Abraham, hombre de religiosoescrúpulo y de insigne piedad, quien, para sacrificar su hijo al Señor, incluso cuando éste se ofrecíadevotamente y sin que él tuviese que hacerle violencia, no deja de atarlo estrechamente y con cautela.Nada era más conocido del padre que la devota y celosa voluntad con la que el hijo se entregaba a lamuerte. Nada era más evidente que su firmeza de espíritu y su adhesión. Más fácil hubiera sido embotar lapunta de un arma por el hierro o por el fuego que doblegar el ánimo de Isaac y no obstante Abrahamsujeta a su hijo. Y no es extraño. «En efecto —nos dice Cayetano— la razón de sujetarle no fue el temorde que Isaac se levantase y saltase del altar, sino que se manifestasen involuntarios movimientos como esnatural que se produzcan en una degollación y que viniesen así a turbar indecentemente la buenaordenación del sacrificio». Así lo dice Cayetano y acertadamente. Más próximo aún y más próximo, elDivino Zenón: «A pesar de su calma, este excelente padre tuvo temor de que algunas señales de dolorfueran lícitas a la hora de la muerte». Así ocurre a menudo a los corazones animosos, que hasta lasmurallas de bronce, con los golpes del ariete, se abren en pequeñas fisuras y así también la goterapersistente cava la piedra dura’].102 Se puede repetir lo dicho en la nota anterior:

Paravicino: Que ya vezino, dice San Iuan, a su muerte se vio como obligado en la mesa a hablar enIudas y en su perdición; se turbó y estremeció al protestar que desdichado auía de ser aquel hombre. Pues¿de qué se turba la serenidad de Dios? La tranquilidad del Padre ¿en qué se estremece? ¿A qué hondopensar nos empeña el Hijo? De oírse a sí mismo, dixo en la misma ocasión San Cirilo Alejandrino, la vozen qué Iudas se condenaba. Tan dura cosa es la condenación de vn alma, tan espantable, si no espantoso,es hablar en el infierno de vn hombre, que hablando Iesu Christo en la condenación e infierno de Iudas, nopudo (dize San Cirilo) su carne sacrosanta dexar de mostrar algún horror (no cogerle) a su misma voz(pp. 44-45; no cogerle puede interpretarse aquí como ‘no sorprenderle’, RAE).

Baeza: Quid plura? Ipsissima Dei hominis caro exhorruit ubi Christi Domini voce manifestata fuitproditoris damnatio. Sic Ioannes 13 ait: cum haec dixisset Iesu, turbatus est spiritu: et protestatus est, etdixit: Amen, amen dico vobis: Quia unus ex vobis tradet me. Expende illud quod dicturus proditionem,proditorem manifestaturus, turbatus est spiritu. Cur turbatur Christisera caro? An quia incipit manifesta

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Plana 46: El caso es que quiso Dios, como en su Hijo que viésemos, que es un lugarde Isaías103, y luego Vencer sabía aun antes de nacer Jacob… trasladado a la letra deBaeza [lib. 1, c. 27, § 43]104; sólo puso proprio el mudar los lugares, poniendo en primerlugar el que está en Baeza en el segundo.

Plana 47: Como en un purgatorio breve. Gracias al Padre Florencia que llamópurgatorio a la muerte de Su Majestad en el primer sermón que se predicó a susexequias105. [287v]

voce proditorem damnare? Ita prorsus D. Cyrill Alex liber 9 in Ioann. Vero simile mihi videtur, nonpotuisse carnem Christi metum, quo jam expressius atque manifestius discipulos proditionis odiumofferebatur, ita sufferre, ut aliquantum per non exhorruerit. Quando ergo ipsa Dei caro non potuit sinehorrore sufferrre vocem hominis damnati manifestativam, quomodo sufferet damnationem in se districtamdamnatus? Hinc aestimare licet damnatorum pene immensam calamitatem, tremendam Dei damnatisvocem, cujus vel halitum Christifera caro exhorret et lamentatur. [‘¿Qué más? La mismísima carne delDios hombre se horrorizó cuando por la nítida voz de Jesucristo se manifestó la condena del traidor. AsíJuan, 13 dice: «Dicho esto, se turbó Jesús en su espíritu, y demonstrándolo, dijo: En verdad, en verdad osdigo que uno de vosotros me entregará». Examina esto, que en el momento en que iba a anunciar latraición y manifestar al traidor, se turbó su espíritu. ¿Por qué se turba la carne de Cristo? ¿Acaso porqueempieza a condenar con voz clara al traidor? Así lo comenta San Cirilo de Alejandría, lib. 9 in Ioann.:«Me parece más verosímil que la carne de Cristo no pudiera sufrir así porque ya antes había mostrado demanera expresa y manifiesta a los discípulos el aborrecimiento de la traición al horrorizarse por algúntiempo». Por tanto, si la misma carne de Dios no pudo soportar sin horror la voz clara que proclamaba lacondena de aquel hombre, ¿de qué modo este mismo condenado podría soportar la severa condena contrasí mismo? Por consiguiente es lícito considerar que si es inmensa la pena de los condenados, tremenda hade ser para los condenados la voz de Dios, de cuyo aliento se horroriza y lamenta la carne de Cristo’].103 Al decir «que es un lugar de Isaías», el Censor no precisa cuál es y no remite a un pasaje de Baeza.

Confieso que no me ha sido posible situar este lugar. Fray Alonso Cano, al realizar en 1766 la edición magnade los sermones de Paravicino, apuntaba, en nota a pie de página, para la primera parte de esta frase, Isaías, 6,1:�«Vi al Señor sentado sobre su trono alto y sublime…» y, para la secunda, ibid., 36, lo que es evidenteerrata. Me inclinaría yo por Isaías, 53, 3, en el que se presentan los sufrimientos del siervo de Dios, diciendoen plural «sin que le tengamos en cuenta».

Paravicino: El caso es que quiso Dios, como en su Hijo, que viéssemos todos sus agonías: sus glorias yfavores él solo las vió. Vi su gloria, dixo en singular Esaías, y vimos sus congoxas, dijo en común (p. 46).104 Aquí debe de haber también un desliz del Censor (en general muy exacto) o del copista. Paravicino dice

así:Paravicino: Vencer sabía, antes de nacer, Iacob a Esaú, como pensó la sutileza florida de Chrysólogo,

y le llegó a temer después, quando se halló hombre y poderoso (p. 46).La referencia a la obra de Baeza que da la nota marginal (1, 27, 43) es errónea, porque ahí no se habla de

Jacob y Esaú. En cambio, donde Baeza alude al capítulo 25 del Génesis (cuyo título en la Vulgata es«Contentio Esau et Iacob iam ab utero matris» [‘Contienda de Esau y Jacob ya en el seno de la madre’] es enel libro 1, c. 8, § 14, donde escribe:

Baeza: Iacobi et Esau insensum bellum etiam pueri ab utero signabant, Genes. 25, de quibus diciturait Collidebantur in utero. Ubi Symmachus, in superficiem ferebantur et apertius Scholiastus aitColluctabantur…[‘Jacob y Esaú pugnaban ya en el seno de la madre (Génes. 25), de los cuales dice sechocaban en el seno. Donde Symmachus luchaban hacia la salida, y más claramente dice el Escoliastaluchaban cuerpo a cuerpo’].Alude después a San Ambrosio, San Agustín, San Clemente de Alejandría y San Juan Crisóstomo, pero no

a San Pedro Crisólogo. En el libro 1, c. 4, § 11, Baeza remite también al capítulo 25 de Génesis y escribe:Igitur de Iacob fratrem in utero supplantate, ait Gen. 25 [‘Luego, dice Génesis 25, a proposito de Jacob,suplantando a su hermano’] . Pero tampoco aquí menta a San Pedro Crisólogo.

105 En el Sermón que predicó a la Majestad Católica del rey don Felipe Cuarto, Nuestro Señor, el PadreJerónimo de Florencia […] en las honras que su Majestad hizo al rey Filipe III, su padre, y Nuestro Señor, que

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Plana 48: Y apartándose a un lado y a otro las ondas, cuanto bebieron de temor almanto del Maestro, tanta arena enjugaron al paso del sucesor . ¡Así que las ondasenjugan! Destas y otras cláusulas de tan frondoso Panegírico, ¿no se reía Persio, cuandodijo: Torva Mimalontis implerunt cornua bombis106? Y, reprehendido en un poeta, ¿quéhiciera si lo oyera a un orador?

Plana 49: pues como dijo Plinio. Si no tuviéramos tanto ejemplo, creyéramos que lohabía leído en el original, pero es muy cierto que lo copió de Márquez [lib. 2, c. 1, col.2]107.

Hasta aquí del Panegírico. Tantos testigos bien convencerán que por la brevedad nose refieren semblantes fuentes tan ocultas de lo que queda, si es algo, con tan extraña y

Dios tiene, en San Jerónimo el Real de Madrid a cuatro de mayo de 1621 (Sevilla, Alonso Rodríguez Gamarra,Año de mil y seiscientos veinte y uno), el jesuita decía, recordando el caso de un monje de la Edad Media(f. 19r-v):

Florencia: ¡Oh! si quisiese Dios que este temor tan grande del rey Nuestro Señor, como fue útil a suMajestad, que era nuestra cabeza, nos aprovechase a los miembros, que somos sus vasallos; digo que fuemuy útil para nuestro santo rey porque se le dio Dios por purgatorio en esta vida, que estilo es ése muyordinario que Nuestro Señor usar con los muy santos, darles en el trance de la muerte unos vehementesmiedos con que aquí purguen sus pecados para más presto llevarlos consigo a la gloria…106 Paravicino dice: «Con que segunda vez tocando con la capa las aguas, halló la obediencia que deseaua

en ellas: y apartándose a vn lado y a otro las ondas, quanto beuieron de temor al manto del Maestro, tantaarena enxugaron al passo del sucessor» (pp. 47-48). Podría verse aquí el eco de los versos 34-36 de la Soledadprimera de Góngora: «Desnudo el joven, cuanto ya el vestido / Océano ha bebido / restituir le hace a lasarenas».

Persio, en la Sátira I, verso 99, escribe: «Torva Mimaloneis implerunt cornua bombis/ Et raptum vitulocaput superbo / Bassaris et lyncem Maenas flexura corymbi / Euhion ingeminat; reparabilis adsonat echo»[‘Han llenado las ariscas trompas con los ronquidos de las Mimalonas y la Basáride, que se llevó la cabezaarrancada al hermoso becerro, la Menada que dirigiera el lince con guirnaldas de yedra, repiten Euhión; el ecosonoro les responde’]. Persio habla aquí de unas bacanales o fiestas de Baco en las que participaban sussacerdotizas las bacantes (llamadas también menadas, mimalonas, o basárides) cuyo grito de alegría era“euhoe” (de Euhius, apodo de Baco). De este grito deriva la forma Euhion del verso 102. Se puede encontrarla misma forma en el Ars amandi, I, 561, donde Ovidio, contando una acción de Baco (Sileno) con Ariana,escribe: «Pars “Hymeneae” canunt, pars clamant “Euhion, euohe”» [‘Algunos cantan «Himeneo»», otrosgritan «Euhión, euohé»’].

107 Una vez más, Paravicino se inspira de Márquez, pero no copia «a la letra» sino que condensa mucho.Paravicino: Pues (como dixo Plinio a Trajano), con nada acredita la gloria del padre el hijo, como con

viuir como él. Pues no ay en el Antecessor prueua de diuinidad más ilustre que sucederle vn buen Príncipe(p. 49).

Márquez: Hablando Plinio el Menor de las consagraciones que los emperadores romanos hacían a susantecesores y lisonjeando a Trajano de la que hacía a Nerva que le dejó por sucesor, dice estas palabras[…]: «Por más que te desveles en levantar altares a tu antecesor y mandar que el mundo le cuente entre losdioses, con nada muestras mejor que lo es que con vivir como vives, porque la más cierta prueba dedivinidad en el antecesor es sucederle un buen príncipe (pp. 203-204).En el Panegírico a Trajano (cap. 12, § 3), escribe Plinio:« Minus hoc est cum fit ab his qui et sese deos

putant. Sed licet illum aris, pulvinaribus, flamine colas, non alio tamen magis deum et facis et probas quamquod ipse talis es. In principe enim, qui electo successore fato concessit, una eademque certissima divinitatisfides est bonus successor» [‘Menor es el honor cuando procede de emperadores que se creen a sí mismosdioses. Pero, aunque hayas levantado para su culto altares y suntuosos lechos, creado un flamen, haces de élun dios y das la prueba que es un dios, sobre todo por tus virtudes. En un príncipe que, después de elegir a susucesor, ha pagado su tributo al destino, no hay más que una prueba, pero una prueba infalible de divinidad,que son las cualidades de su sucesor’].

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miserable mendiguez. Portentosa ociosidad en una oración breve, en tan superioresobligaciones, en sujetos tan aplaudidos. ¡Oh, verdad hija del tiempo! ¡Oh, luz hermosa,cuanto más alta más divina! ¡Oh, sabiduría! ¡Oh, erudición! A ti sola venero, tussecretos adoro, todo vulgo profano aborrezco108.

DEL ELOGIO

Epitafio o Elogio funeral. También este título se extraña justamente. Epitafio, en rigor,son los versos que se inscriben en el sepulcro, como epicedium los que cantan aun noenterrado el cadáver. Extendiose la significación y llamose epitafio lo que se escribe ensu alabanza. Nobles ejemplos son cuatro del sapientísimo Jerónimo: de Nepociano, deMarcela, de Paula, de Fabiola. Gran diferencia halló Jerónimo de su epitafio a elogio,porque en el de Paula, después del epitafio, dice que le cortó un elogio a su sepulcro:Elogium incidi sepulcro tuo que es de cuatro versos y empieza Scipio, quam genuit, etc.Y así Cicerón confundió epitafio con elogio. Llamó epitafio lo que se escribe brevementeen el sepulcro, o en una piedra. Pero Jerónimo, que le hizo largo, reconócele por muydiferente que el elogio. Y así me admiró cómo se valió de su autoridad nuestro autor,especialmente en la epístola al Excelentísimo Señor Conde de Olivares, príncipe tanculto en todas letras y segunda admiración, después de su padre, a esta corona (no mepongo al peligro de Clito, por alabar al padre de Alejandro)109, que tan fácilmente podíadescubrir el engaño. El panegírico era el epitafio, siendo escrito, y lo que se llamaepitafio, muy poco alterado el estilo, pudiera ser oración fúnebre y el elogio sería ellatino, que es algo más proprio, que aunque se pudiera reparar en algo, déjase por geniode este autor. Y cuánto se parezcan el Panegírico y el [288r] Elogio, convéncelo que enuno y en otro se leen repetidos los mismos discursos y alabanzas de Su Majestad. Lascausas dellas súfranse. Y esto aun con episodios y adornos los mismos en éste que aquél[Lugares donde está esto repetido: el primer número es del Elogio, el 2 del Panegírico: lafigura de Moisés es la oración (pl. 7 // pl. 28); reprehensión de las opiniones políticas enla expulsión de los moriscos (pl. 9 // pl. 22); la figura del anatema en sus haciendas (pl. 9// pl. 22); la disimulación de Dios en los ateístas (pl. 12 // pl. 32); las congojas deJesucristo en sudar sangre comparadas a las de Su Majestad (pl. 15 // pl. 42); el llamar ala muerte purgatorio (pl. 16 // pl. 47)]110; y otras cosas. Seguridad fuera predicarlohabiéndolo escrito, pero imprimirlo junto (y aun los Elogios dos veces son yapublicados, el año de 21 y éste) es rara y peregrina confianza, que en el cielo de las letrasno se temen peregrinas impresiones.

108 Suena aquí como un eco de la Oda III, 1, 1 de Horacio: «Odi profanum vulgus et arceo» [‘Odio alvulgo profano y lo tengo alejado’].

109 Clito (llamado Clito el negro), general de Alejandro Magno, le había salvado la vida en el pasaje delGránico. Arriano, en la Anábasis, IV, 8, cuenta detalladamente cómo, en una cena orgíaca, Clito se opuso alos comensales ebrios que halagaban demasiado a Alejandro y acabó satirizando su actuación y haciendo elelogio de su padre el rey Felipe II de Macedonia. Muy irritado, Alejandro, cegado por el furor, mató a Clitocon una jabalina. Véase también Quinto Curcio, Historia de Alejandro Magno, libro VIII, 1 , así comoPlutarco, Vidas paralelas.

110 Las llamadas a las notas marginales se hacen en el manuscrito con las letras a, b, c, d, e y f.

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Plana 1: D. Felipe, 3 en el nombre, primero en la virtud, segundo en nada. Bien dijoHoracio111 que se suele a un girón de púrpura coser otro del paño más basto, que esnada.

Plana 2: El presto amanecer de su hijo con adelantados rayos y valientes deactividad. El maestro Páez, aquel año de 21, en que este Elogio se hizo: El Rey nossoSenhor que com a luz e resplandores de sua prudencia de actividade [Páez, f. 1, pl. 2]112.

Plana 2: Consuelo, sino usura. Páez: e converteu a succesaon en usura [Páez, f. 1, pl.2]113.

Plana 2: Merecedor de más largo período, si no le desatara de humanas violencias(así llamo la vida). Encontrose en la alabanza. Si la vida es violencia ¿cómo es merecedorde violencias más dilatadas? Ése no era premio, sino castigo. Y supuesto que período noes palabra castellana, ¿por qué no ha de ser larga, y no largo?114

Plana 3: Acciones todas de su felicidad, de su grandeza y de su religión. Tener SuMajestad la soberana succesión que gozamos, no es acción de la grandeza de lospríncipes, que es extraña impropriedad, ni es tampoco acción de la religión, sino premio,y cúmulo de la felicidad. Y ¡qué mal dio el mismo efecto a la felicidad y a la grandeza!Bien dijo Salustio: «Las cosas prósperas hacen los hombres dichosos, las adversashácenlos grandes»115. Y así, ni por las causas ni por los efectos se pueden defender estaspalabras. Las acciones que había referido eran casarse con la señora reina, que Diostiene, y tener los serenísimos hijos que veneramos.

Plana 3: Una porfiada y dulce memoria. Una dulce memoria, si dura siempre, no esporfiada, sino perpetua, que lo que porfía da molestia. Y engañose si pensó que era lomismo en castellano porfiado que en latín prolixus.

111 El texto exacto de Horacio, en su Ars poetica (versos 14-16), dice así: «Inceptis gravibus plerumque etmagna professis / Purpureus, late qui splendeat, unus et alter / Adsuitur pannus…» [‘Muchas veces, a unprincipio imponente y que prometía grandes cosas, van cosidos uno o dos pingajos de púrpura, para queresplandezcan desde lejos’].

112 Nuevas coincidencias:Paravicino: el presto amanecer de su hijo con adelantados rayos y valientes de actividad, quanto

sazonados de prudente atención, los recompensa en esperanças que desde el Oriente mismo nacieronpossessiones (p. 2).

Páez: na maior falta em que deixou seus Reinos, lhes acodio com a succesão da Magestade del ReyNosso senhor, que Deos guarde por largos annos, que com a luz e resplandores de sua prudencia eactividade (f. 1r).113 Sigue:

Paravicino: Consuelo, si no usura, y menos no bastará a tal muerte, a tal pérdida (p. 2).Páez: desterrou as trevas de nossos sentimentos, se anticipou a nossos desejos, satisfez nossas

esperanças e converteo a successão em usura, melhoramento e ganho (f. 1r).Recordemos, como ya lo hacía Jáuregui, que el Epitafio de Paravicino se publicó dos meses antes de que el

Sermão de Páez saliera de las prensas. Cabe preguntarse, si hay imitación, quién imita a quién.Usura se emplea en el sentido de ‘beneficio’. El advenimiento de Felipe IV puede ser consuelo, pero no

compensa el daño y perjuicio que constituye la muerte de Felipe III.114 La palabra periodus es palabra femenina en latín.115 Baeza, modifica bastante el texto de Salustio (o del Seudo Salustio), Ad Caesarem senem de Republica

(Ep. II, cap. X, § 5), que dice así: «Quanto in secundis rebus florentior fuit, tanto in adversis asperiusmagisque anxie agitat» [‘Cuanto más florecieron en la prosperidad, tanto más quedan atormentados por laspreocupaciones y la congoja en la adversidad’].

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Plana 4: Viéndole con herederos (loable fin de indecorosos afectos). [288v] Noentiendo al orador el [el]ogio: o los afectos son del matrimonio y ésos, ya ve si los puedellamar indecorosos, pues son, observando lo que deben, santos; si son fuera de él, no lesreconozco fin loable, que el mal medio lo destruye todo. Poner a peligro la doctrina poruna palabra, siempre me pareció comprar muy caro.

Plana 4: Natural sobre toda imaginación modesto. ¡Qué mal! La modestia es virtud,y así no la alcanza a conocer la imaginación, que es potencia común a los brutos, yaunque en el hombre está más perfecta, no tanto que salga de sus límites. Y aun aquítodas se comprehenden, debiera decir: sobre toda ponderación modesto, que lasvirtudes, como solo el entendimiento las conoce, él solo las alaba y las pondera, que laimaginación no fabrica modestias, como si fueran montes116. El aseo117 del autor noshace ser tan delicados.

Plana 4: Con no poder hacer Dios cosa ajena de sí, se ve que lo puede todo . Esta cosaajena de sí, con estilo bien levantado dice nuestro autor que es cosa mala. ¿Qué dirándesta doctrina los teólogos? Que no es verdadera y aun merecía otro nombre. Dios nopuede pecar en rigor, porque no tiene ley ni superior, que supone forzosamente elpecado. No puede hacer cosa fea, porque es infinitamente bueno, y su divina voluntadinfinitamente recta, conforme con su divino entendimiento infinitamente sabio en susjuicios especulativos y en sus dictámenes prácticos. Es omnipotente, no porque es bueno(que es una bisoñería insufrible) sino porque puede hacer y hará, si quisiere, todo lo quees tan imposible como ser y no ser hombre juntamente, que en una palabra decimos,porque puede todo lo que no implica contradicción.

Plana 5: Guardó secreto y fe, deuda natural mal vista a la Majestad y prisión grande.A nuestros reyes (gracias a Dios y a sus Majestades) no les es, ni ha sido mal vistoguardar su fe y palabra, como a los tiranos y herejes políticos del tiempo. Ni ésta les haparecido prisión, sino amable libertad en su grandeza. Porque no hay mayor esclavitudque la culpa, y no se ha de poner nombre odioso de prisión a la razón natural común apríncipes y a los que no lo son. Porque voz es digna —dice el Emperador— de lamajestad tanto más libre cuanto más buena, profesarse sujeto a las leyes, no sólonaturales, sino proprias [lege 4, cap. De leg. de Institu.: «Digna vox est maiestateregnantis, se legibus profiteri obligatum»]118.

116 Para comprender el alcance de la censura dirigida a las planas 3-4, hay que leer todo el párrafo en elque Paravicino alaba la castidad de Felipe III después de enviudar.

Paravicino: Nueve años viuió después viudo. Si quien ató tan constante como triste à una porfiada ydulce memoria una blanda y fiel voluntad, pudo merecer esse nombre. Ni viuió viudo sólo, sino negado alas sospechas mismas de otra mudança o empleo. Porque la singular pureza de su vida, que antes no lepermitió ni a los ojos hermosura agena, le prohibió después viéndole con herederos (loable fin deindecorosos afectos) aun los segundos lazos santos del matrimonio. Tanta fue en él esta virtud laureada, apesar de su salud, verdugo robusto en el martirio de la honestidad, y que a su natural sobre todaimaginación modesto y corregido, siruió agrados, solicitó lisonjas de la misma valentía de la batalla,donde los vencidos descubren confusiones y los que pelean, entre raras victorias, pena y tormentos (pp. 3-4).Paravicino emplea pureza, honestidad y modesto (modestia) como sinónimos de castidad, y enaltece las

victorias sobre todas las tentaciones de la carne.117 Aseo: en el sentido de ‘adorno, compostura’ o�‘esmero, cuidado’ (RAE).118 La frase de Paravicino dice así:

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Plana 5: Deidades se sienten todos los reyes. Los buenos reyes y cristianos nunca talsintieron, pues aun Alejandro se reía de semejante adulación, viendo su sangre. Yholgaría de ver algún ejemplo de príncipe que se haya hecho llamar deidad humana, queeso piden para ser verdaderas las palabras que se siguen: cuando no todos se hayan[289r] hecho llamar así.

Plana 6: Las causas soberanas a las más inferiores encomiendan sus efectos. Y luego:Y aunque la virtud del sol llega a inquietar mudamente las entrañas de la tierra (inmoblebasa de la máquina que vemos). Y después ¿Quién le obligó a la inteligencia que mueveel cielo. Toda esta plana a la letra del sermón del maestro Páez [f. [1]0, pl. 2]119: E Deus,a quem os Reys devem imitar, sirvese das causas segundas etc.; y ainda que o sol, comsua virtude, está nas entrañas da terra producindo o ouro e prata, naon pasan seusrayos…; y o anjo que com seu impulso aballa o ceo nao he o que influe para seproducirem os effeitos na terra. ¿No le fue concedido pródigamente a nuestro autor eldon ingenioso de la invención? ¡Cosa admirable trasladar tan a la letra de un sermónpredicado e impreso aquel año al mismo intento! Sólo añadió de su casa llamar la tierrainmoble basa de la máquina que vemos120, como si esos cielos estribaran en ella, o no larodearan toda, dando luz desde el cuarto —el mayor— planeta a entrambos mundos.

Plana 7: ¿Cuántos aparatos de guerra desbarató su oración? Y luego: a las manossolas de este Moisés cristiano levantadas en un oratorio desvanecieron intentos, armas.Páez [f. 19, pl. 1]121: Com suas maons levantadas a Deus, como otro Moisés, desbaratou

Paravicino: Guardó secreto y fe, aun en priuadas confidencias, a menores vassallos, deuda natural entodos, mal vista a la Magestad por lo que huye qualquier sombra de prisión la Soberanía y la de lasobligaciones de la naturaleza lo es grande (p. 5).

El Emperador aludido por el Censor en su apretada reprehensión es Justiniano, que reinó en Bizancio (527-565). Bajo su largo reino se realizó una importante obra de compilación que empezó por el dominio legislativo(Codex y las nuevas leyes de Justiniano) y después, el doctrinal (Digeste o Pandecte) para terminar por eldominio pedagógico (Institutiones). El conjunto se designa bajo el nombre de Corpus Juris Civilis. El Censorse refiere aquí a las Institutiones.

119 Comparemos:Paravicino: Las causas soberanas à las más inferiores encomiendan los efetos. Y aunque la virtud del

Sol llega a inquietar mudamente las entrañas de la tierra (inmoble basa de la máquina que vemos) parahazer las oficinas de los metales, no passan de la faz de ella los resplandores. ¿Quién le obligó a la muchainteligencia que mueve el cielo a aplicar forçosamente los dedos a la formación mecánica del gusano?(p. 6).

Páez: e ainda que o sol, com sua virtud está nas entranhas da terra produzindo ouro e prata, nãopassam os seus raios da superficie exterior da terra (f. 10v).120 En su Romance a la Pasión de Jesucristo Redentor nuestro , Paravicino escribía, para presentar el

terremoto que acompañó la muerte de Cristo en la Cruz:¡Válgame Dios�! ¡Qué estrudendo!Parece que el primer moblese viene al suelo arrastrandola turba desotros orbes.

Y emplea poco después, para plasmar la violencia que se abatió sobre el universo, otras expresionesparecidas a la que menta aquí el Censor.

121 Una vez más las coincidencias son patentes:Paravicino: ¿Quántos aparatos de guerra y de común horror y suspensión al mundo en otros

Monarcas, zelosos de excedidos, desbarató su oración? Y si bien, no sin vno y otro Iosué ministros suyos,a las manos solas deste Moysén Christiano (manso de condición sobre los hombres todos) leuantadas envn oratorio, desuanecieron intentos, armas (p. 7).

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e deixou frustradas grandes máquinas que se levantaraon, grandes poderes que searmaraon.

Plana 9: Y aquí largó un príncipe cuatrocientos mil súbditos naturales cargados, etc.Páez [f. 18, pl. 1]122: levou quatrocentos mill vasallos carregados de riqueças semreparar em proveitos porque a la fe ficase en seu ponto e pureza.

Plana 9: Destos bastardos hijos del bautismo . Ingratos y apóstatas sí, bastardos no,que todos los legítimamente bautizados (cuales eran los moriscos) hijos son legítimos dela Iglesia, como lo fueron adoptivos de Dios por la gracia, al reengendrarse por elbautismo; y he extrañado mucho este lenguaje.

Plana 10: Padre enojado, no verdugo piadoso. Que pudiese un hombre llamarverdugo a tan gran rey para vasallos traidores, aunque fuese adornado de mil figurasretóricas ¿no es cosa rara?

Plana 11: Esta fragosa y alentada plaga. Mucho holgara de ver ejemplo de modernoo antiguo que llamase fragosa plaga a España, como si fuera región entre los Alpes, yfragosa y alentada nos es como fría y descollada, dulce y entendidísimo.

Plana 11: Quitóle Pelayo a Filipo el ser el primero, Filipo a Pelayo el ser solo. Estoque se dijo de Cicerón y Demóstenes123 no sé si viene muy [289v] a propósito después dehaber ganado toda España los sucesores de Pelayo, antecesor es de Filipo. Gloria es desu Majestad la de sus ínclitos abuelos.

Plana 12: No huyó el nombre de treguas al desaire. ¿Qué es aquí desaire? No loentiendo, ni me parece que hay en ello cosa inteligible.

Plana 14: Milagro político. No quiero que tal sea, sino cristiano, punir y desterrar losherejes de Alemania, vanos afectadores del Imperio124.

Plana 14: No tomaron sus armas, abrigaron sus banderas el valle de la Valtelina. Asífue que no se peleó, pues como dice en el elogio latino: Nupero Baltholinam a fereinopinato marte debellatam125.

Páez: erão suas palavras e suas orações tão poderosas com o ceo, que com ellas e con as suas mãoslevantadas a Deus, como outro Moysés, desbaratou e deixou frustradas grandes máquinas que selevantaram, grandes poderes que se armaraõ e ameaçavão grandes ruinas (f. 18v-19r).122 Comparemos:

Paravicino: y aquí largó vn Príncipe, con pródiga y útil dispensación, quatrocientos mil súbditosnaturales, cargados de tanta magnificencia de su señor como tesoro de su solicitud (p. 9).

Páez: e purificou Hespanha, levando della a impureza para África. E sendo a corrente tão branda, foitão eficaz que levou quatrocentos mil vassallos carregados de riquezas, desarraigandoos das fazendas epropiedades, sem reparar em proveitos, porque a Fe ficasse em seu ponto e pureza (f. 18r).123 Conyers Middleton, en su Vida de Cicerón traducida al castellano por José Nicolás de Azara (Madrid,

Imprenta Real, 1790), cita el elogio de Cicerón que San Jerónimo encontraba «hermosísimo»: «Si Demósteneste quitó la gloria de ser el primer orador, tú le privaste de la de ser el único» (cap. xii).

124 Paravicino aplica milagro político a las victorias sobre los herejes alemanes:Paravicino: Recobró lo diuertido o lo turbado. Y pagaron con la pérdida y la huyda los conspiradores

contra la Corona Imperial la fe rompida, los derechos augustos y sagrados ofendidos duramente. Quede a laposteridad el encarecer este milagro politico que desatiende la estimación por uisto (p. 14).

El Censor había censurado ya este adjetivo al comentar la plana 3 del Panegírico. Véase, supra, nota 45.Vanos afectadores: o sea «fingidos» de afectar, en el sentido de «fingir» (RAE).

125 En su Epitaphium seu honorarii tumuli Potentissimi Regis Hispaniarum Philippi Tertii, PanegyricaInscriptio, Paravicino escribe en efecto, al detallar las operaciones del teatro de política exterior: «rebellesBatavos inducias flagitantes, Clementiam annuentem: nupero Valtholinam, et fere in opinato Martedebellatam, protectam» (p. 21).

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126 Se toma aquí la palabra explicación en el sentido de «exposición de cualquier materia o doctrina, paraque se haga más comprensible» (RAE).

127 Al aludir a esas llanezas muy caseras, el Censor coincide con un reproche que hacía Jáuregui a lasSoledades, en su Antídoto (1614), cuando escribía: «… en medio de sus temeridades, se dejan caer infinitasveces con unos modos no sólo ordinarios y humildes, pero muy viles y bajos, y con versos inconstantes, y detorpe y desmayado sonido, en cuyo conocimiento no puede haber engaño. De bien casero estilo son todoséstos…» [los que apunta a continuación en una larga lista]. Cito por la edición de José Manuel Rico García(Rico García, 2002), pp. 24-25.

128 Por supuesto, el Censor emplea la expresión voces tan cultas de modo irónico, ya que se trata de pala-bras bastante familiares, y no de verdaderos «cultismos». Recordemos que Andrée Collard (Collard, 1967, p. 15, nota 8) atribuyó la invención del vocablo peyorativo culteranismo (forjado sobre luteranismo) a JiménezPatón, retórico bastante contrario a la predicación culta de Paravicino. Lope de Vega lo recuerda en los preliminares de la Circe. El adjetivo culto, culta («Por abuso se aplica al estilo afectado y a la persona que usade voces peregrinas y poco inteligibles huyendo de la pureza que debe tener un buen estilo» según reza elDiccionario de Autoridades) era ya muy corriente en 1625 como lo prueba el título de Quevedo, La culta latiniparla.

Plana 15: No temió tanto morir este príncipe como lo temió su Dios. No quisiera oírhablar con semejantes durezas de Jesucristo nuestro Dios. El temor fue dispensación a laporción inferior, muy diferente de las congojas que poseen todo un hombre. Tráigasepara consuelo de la humanidad, pero con respeto. Ni aun la verdad se ha de decir en tansagrada materia sin veneración, que será lo que pide explicación126 tanta.

Aquí llegó esta censura, sin más fin que dar a cada uno lo que es suyo. Por no ser crí-tico demasiadamente escrupuloso, no reparé en algunas llanezas muy caseras127, como deMoisés que se andaba por las zarzas, de su Majestad, que hizo los asientos del dinero,que no se halló mentira en su boca, no hizo mal a nadie, ni en otras cosas que no menosnecesitaban de examen, como llamar a la experiencia sabiduría, topar con la obediencia,cuando ella había de guiar a la ejecución. Y aquellas voces tan cultas128 ¿quién lassufrirá?: pasmosas, acabamiento, ruidoso, a las escuras, desacredito, espirituoso, largar,quizá, estruendoso, atinados y otros. Sólo de lo notado conocerá Vuestra Merced quetanto en el ingenio se aventaja, lo que se debe a los verdadera o aparentemente elo-cuentes.

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