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Universidad Distrital Francisco José de Caldas Facultad de Artes ASAB Artes Musicales UN ANÁLISIS COMPARATIVO PARA ENRIQUECER LA INTERPRETACIÓN: Elementos característicos de Sonatine de Maurice Ravel presentes en la obra para guitarra Sonata de Antonio José Santiago Moreno Ovalle Código: 20122098024 Instrumento Principal Guitarra Clásica Director de trabajo de grado: Guillermo Bocanegra Creación – Interpretación Bogotá, Colombia Octubre 2017

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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Artes ASAB

Artes Musicales

UN ANÁLISIS COMPARATIVO PARA ENRIQUECER LA INTERPRETACIÓN:

Elementos característicos de Sonatine de Maurice Ravel presentes en la obra para guitarra

Sonata de Antonio José

Santiago Moreno Ovalle

Código: 20122098024

Instrumento Principal Guitarra Clásica

Director de trabajo de grado:

Guillermo Bocanegra

Creación – Interpretación

Bogotá, Colombia

Octubre 2017

Agradecimientos

A mis padres que siempre me apoyaron, a mis hermanos por su paciencia, a Guillermo Bocanegra

por todas sus enseñanzas y a Alejandra Ramírez por su cariño e inmensa entrega.

Resumen

El presente trabajo busca ofrecer herramientas de tipo interpretativas para los guitarristas que

desean ejecutar la Sonata de Antonio José, a partir de elementos pertenecientes a la obra para

piano Sonatine, del compositor francés Maurice Ravel. Con el análisis como herramienta

metodológica principal, se quieren obtener elementos característicos de la obra de Ravel, con el

fin de evidenciar la influencia sobre la obra para guitarra, y así mismo, entender la proveniencia y

similitudes de muchos de los materiales musicales presentes.

Se trata entonces de un análisis comparativo que le permite al guitarrista ahondar en torno a

elementos formales, rítmicos, melódicos, armónicos, de fraseo, e indicaciones del compositor,

proponiendo enriquecer su interpretación debido al conocimiento técnico que esto le

proporciona. Otro factor importante a tratar es el contexto histórico como motor inicial en la

búsqueda de las concordancias entre las obras a analizar, con el fin de profundizar sobre: el

porqué de la influencia de Ravel sobre Antonio José, el momento histórico de la creación de la

Sonata y la renovada posición en el mundo académico de la guitarra en la primera mitad del siglo

XX.

Abstract

This work aims to provide interpretative tools to all of the guitarrists that want to approach to

Sonata from Antonio José, based on belonging elements to the piano piece Sonatine from French

composer Maurice Ravel. With analysis as the main methodological tool, it wants to obtain

characteristic elements from Ravel work, in order to evince the influence upon the guitar piece,

and in the same way, to understand the similarities among many of the elements within.

It is all about a comparative analysis that allows the guitar player to dig into such elements as

musical form, rhythm, melodies, harmony, and indications, to enrich it´s performance due to the

technical knowledge that it provides. Another important item is the historic context as a starting

engine in the pursuit of concordances among the musical pieces, with the purpose of knowing; the

cause of the Ravel-Antonio José influence, the historic moment of the Sonata´s creation and the

renew position of the first- half of the 20th century academic guitar world.

Conceptos clave:

Análisis comparativo - Interpretación musical - Contexto histórico - Música académica - Repertorio

para guitarra.

Contenido

Introducción Justificación Objetivo general Objetivos específicos Pregunta problémica Metodología 1. Capítulo I: Contextualización

1.1 La vida breve de Antonio José: primeros años 1.2 Viaje a Madrid y vuelta a Burgos 1.3 Estancia en Málaga 1.4 Regreso definitivo a Burgos 1.5 Guerra Civil Española y muerte de Antonio José 1.6 Sonata para guitarra 1.7 La guitarra en el siglo XIX 1.8 España en el siglo XIX 1.9 La guitarra de la primera mitad del siglo XX 1.10 Escuela de Tárrega: Miguel Llobet, Emilio Pujol, Regino Sainz de la Maza, Andrés Segovia 1.11 Compositores-no guitarristas: Joaquín Turina, Castelnuovo Tedesco, Manuel María Ponce

1.12 Claude Debussy 1.13 Maurice Ravel 2. Capítulo II: Análisis comparativo, elementos característicos

2.1 Primer movimiento: Allegro moderato- Sonata y Modéré- Sonatine 2.1.1 Forma 2.1.2 Ritmo 2.1.3 Elementos melódicos 2.1.4 Fraseo 2.1.5 Indicaciones 2.1.6 Elementos armónicos 2.2 Segundo movimiento: Minueto-Sonata y Mouvt de Menuet- Sonatine 2.2.1 Forma 2.2.2 Ritmo 2.2.3 Fraseo 2.2.4 Elementos melódicos 2.2.5 Elementos armónicos 2.3 Tercer movimiento: Sonata-Pavana triste 2.3.1 Forma 2.3.2 Ritmo 2.3.3 Fraseo e indicaciones 2.3.4 Elementos melódicos 2.3.5 Elementos armónicos 2.4 Tercer movimiento Animé-Sonatine y cuarto movimiento -Allegro con Brío-Sonata. 2.4.1 Forma

2.4.2 Ritmo 2.4.3 Elementos armónicos y melódicos

3. Conclusiones Bibliografía Anexos

Introducción

El intérprete es un sujeto que reconstruye un discurso musical que fue previamente codificado de

manera escrita o que se transmitió a través de medios como la oralidad, las grabaciones

tecnológicas, entre otros. Su papel, fundamental en la reproducción y difusión de la música, es afín

al de un investigador; su labor de indagación está relacionada al artificio musical, develando, a

través de procesos analíticos, lo que a su parecer debe ser una ejecución instrumental

comprometida. Es así como el intérprete se constituye como un recolector y procesador de

información que más adelante traducirá en sonidos, presentando a través de la ejecución pública

(performance), los resultados de su indagación. Es por eso que el trabajo investigativo no debe ser

tomado a la ligera por el intérprete, sino que de lo contrario, debe aprovechar al máximo la

información que pueda acumular a través de diversas maneras. Dentro de este proceso, se

encuentra un abanico de tipos y formas de análisis.

Estos diferentes procesos de análisis obedecen a los resultados que se quieran obtener, pero es

primordial saber cuáles son los que al intérprete convienen o quiere reconocer en la obra, para

poder reproducir de manera instrumental lo que cree adecuado. ¿Es posible que un intérprete

enriquezca su ejecución a través del conocimiento de sólo elementos contextuales, como el lugar

de origen del compositor o el año de publicación de la obra? Estos datos en concreto podrían

suponer aportes como el momento histórico del compositor y la relación con la música de su

tiempo, pero no son suficientes para generar un impacto real en la interpretación. Aun así, es

importante para el intérprete saber el contexto de las obras a ejecutar, de esta manera, por

ejemplo, sabrá que en una suite barroca un preludio no tiene el mismo carácter que una

Allemande o cualquier otra danza, conocimiento que no es fácil deducir directamente desde la

información que brinda la partitura.

Por otro lado, el análisis de los elementos musicales al interior de las piezas le permiten

profundizar su relación con la obra, así como proponer una interpretación musical coherente y

como se mencionó anteriormente, comprometida. De esta manera el complemento de

información analítico-musical e histórico-contextual, acrecienta las posibilidades que el intérprete

tiene para desarrollar su ejecución.

La Sonata para guitarra del compositor español Antonio José, escrita en 1933, es una obra

importante para la guitarra clásica en el siglo XX por varias razones: es una de las obras pioneras

en adoptar una gran ambición formal, hace parte de un momento de efervescencia en el mundo

de la guitarra, la exigencia técnica es bastante alta, (sorprende que haya sido escrita por un

compositor no-guitarrista); principalmente por su exploración del registro del instrumento, sus

pasajes melódicos rápidos, posiciones acórdicas complejas, entre otros factores. Su estilo refinado

y evocativo está emparentado con Ravel, quien es motivo de admiración para José.

La guitarra en el siglo XX tuvo su auge dentro del mundo de la música académica occidental,

debido a los esfuerzos de compositores e intérpretes que desde comienzos de dicha centuria,

alimentaron el repertorio del instrumento, situación que se dio principalmente desde España y se

extendió al resto del mundo. Compositores, como Joaquín Turina, Mario Castelnuovo Tedesco,

Manuel María Ponce, entre otros, que (como decía Castelnuovo Tedesco) no tocaban ni si quiera

las cuerdas al aire (Gilardino 1998), se dieron a la tarea de componer para guitarra y de esta

manera acrecentaron la literatura instrumental, llenando las salas de conciertos de un renovado

repertorio. La labor de intérpretes como Andrés Segovia, Regino Sainz de la Masa, Emilio Pujol,

Miguel Llobet, entre otros, fue muy importante debido al trabajo que realizaron en la promoción y

divulgación para el posicionamiento de la guitarra en el mundo académico. De esta manera, el

siglo XX es el momento histórico en que la guitarra se plantea como un instrumento de

trascendencia académica y cultural a nivel mundial, llegando a manos de compositores-

intérpretes y también no-guitarristas, que construyeron el novedoso mundo de la guitarra

moderna, a partir de un renovado repertorio basado, principalmente en formas neoclásicas y

románticas.

De esta forma, la Sonata de Antonio José hace parte de esta revolución del instrumento,

configurándose como una de las primeras obras de gran envergadura de dicho momento. Así que

la importancia de la obra radica no solo en su intrínseco valor técnico y estético, sino también en

su posición coyuntural, liderando una época de ferviente renovación.

Es así como el presente trabajo, teniendo en cuenta la importancia que tiene el análisis en la labor

del interprete, propone diferentes herramientas interpretativas que pueden enriquecer al

guitarrista entorno a la Sonata de Antonio José, proveyéndolo de elementos técnicos y

contextuales derivados del análisis comparativo con la Sonatine de Maurice Ravel.

Justificación

Este trabajo nace del acercamiento instrumental a la obra Sonata de Antonio José, por parte del

autor, quien eligió dicha obra alentado por los elementos técnicos y estéticos que esta contiene,

haciéndola una obra de gran riqueza musical.

En dicha aproximación, se evidenciaron sonoridades relacionadas con la obra del compositor

francés Maurice Ravel, por lo que surge el interés de ahondar respecto a la influencia del mismo

sobre la Sonata de Antonio José.

Con la intención de enriquecer la interpretación, se pretende analizar los valores musicales de la

obra de Ravel sobre la Sonata. Debido a que analizar la obra, entendida como una totalidad, de

Ravel supone un trabajo fuera de los tiempos establecidos, se propone una sola pieza en la que se

puedan evidenciar similitudes con la Sonata para guitarra. Es así como se escoge la obra para

piano Sonatine, por su carácter solista y su acercamiento a las formas clásicas. De esta manera se

buscan obtener elementos que permitan al guitarrista acrecentar sus posibilidades al acercarse

instrumentalmente a la Sonata, con respecto al análisis comparativo con Sonatine de Ravel.

Objetivo General

Proponer herramientas interpretativas para los guitarristas que deseen acercarse a la obra Sonata

de Antonio José, a través del análisis comparativo de elementos característicos derivados de la

obra para piano Sonatine de Maurice Ravel.

Objetivos Específicos:

● Analizar componentes formales, rítmicos, melódicos, armónicos, de fraseo, indicaciones y

texturas presentes en las obras para guitarra y para piano.

● Comparar las obras para guitarra y para piano.

● Identificar el papel del contexto histórico en la composición de las dos obras.

Pregunta problémica

Debido a la similitud sonora evidenciada previamente entre la Sonata de Antonio José, con

respecto a la obra del compositor Maurice Ravel, ¿qué herramientas se pueden proponer para la

mejora interpretativa, a partir del análisis de elementos convergentes entre la obra para piano

Sonatine de Ravel y la Sonata de Antonio José?

Metodología

Este trabajo sigue un tipo de investigación cualitativa, ya que se centra en el análisis comparativo

para la interpretación instrumental, permitiendo observar a través de elementos técnicos y

contextuales, similitudes entre repertorios de diferentes compositores. La investigación cualitativa

por sus características, permite que el ejercicio analítico comparativo del repertorio, enmarcado

en un contexto histórico y de análisis técnico de elementos compositivos, sea la base de la

búsqueda de elementos que enriquezcan la interpretación instrumental.

1. Primer capítulo: Contextualización

Antes que nada, es importante aclarar algunos puntos relacionados con el contenido contextual de

este trabajo. La mirada histórica que se realiza a continuación, no es una simple actividad narrativa

de un contexto determinado, sino que busca aclarar la pertinencia de elementos como el porqué

de la importancia de la Sonata, la vida y obra del compositor español Antonio José y la influencia

de Ravel sobre el mismo, así como el ambiente socio cultural de la guitarra en la primera mitad del

siglo XX. De esta manera, el análisis contextual está sujeto a las preguntas que surgen alrededor de

la relación de las dos obras presentes en este trabajo. También es importante aclarar que se hará

una pequeña detención en la figura de Antonio José, debido al poco conocimiento que hay sobre

él con respecto a compositores como Ravel, y por la actividad incitada desde Burgos hacia el resto

del mundo, cada vez con más ahínco, de recuperar la memoria histórica y artística del compositor

burgalés.

Se tomó de referencia lo realizado por Santiago Rodríguez Santerbas, literato y periodista

burgalés, quien realizó en 1971 una pequeña reconstrucción de la vida y obra de Antonio José a

través del artículo presentado en la revista española “Triunfo”, titulado En busca de un músico

perdido: Antonio José. Allí logra conseguir entrevistas con personalidades cercanas y el acceso a la

correspondencia de Antonio José, por lo que se citará constantemente las memorias del

compositor conforme se desarrolle el texto.

1.1 La vida breve de Antonio José: primeros años

Es común pensar que la estrella que alumbra a los genios de la historia es la misma que los

sentencia a sus destinos, en muchas ocasiones, desafortunados. Así como es común pensar que

los artistas son seres atormentados debido a su hipersensibilidad de la realidad. Aunque puedan

ser simplemente vagas nociones populares, en algunos casos parece que la vida de ciertos artistas

es un conglomerado de situaciones difíciles y momentos de éxito. Este es el caso de Antonio José

Martínez Palacios, conocido como Antonio José, un músico español que vivió durante la primera

mitad del siglo XX (1902-1936). Tal vez no haya mejor título para describir la fugaz vida del

compositor que la que le otorgó en 1998 Angelo Gilardino, en las notas sobre la edición de la

Sonata para guitarra (1933), que preparó junto a Ricardo Iznaola: “la “vida breve” de Antonio

José”.

El 12 de Diciembre de 1902, mismo año en que se estrenaba Pélleas et Mélisande de Claude

Debussy, nacía Antonio José en la ciudad de Burgos, al norte de España, en el seno de una familia

de artesanos. A los siete años, según relata Santiago Rodríguez Santerbas (1971), ingresó a las

Escuelas de San Lorenzo y uno de los maestros catequistas llamado Julián García Blanco, de tan

solo 16 años, evidenció en el joven burgalés buenas facultades musicales, iniciándolo en el estudio

del solfeo, piano y canto, ingresando, por último, al coro estudiantil como tiple (soprano). García

Blanco (posterior director del conservatorio de Valladolid) menciona “…poseía un oído increíble,

una extraordinario intuición para la música” (Rodriguez Santerbas, 1971), prueba del talento del

joven compositor, quien a sus inocentes ocho años ya mostraba al maestro García, también

organista del seminario San Jerónimo, sus primeros acercamientos a la composición.

La tímida personalidad del joven José (incluso le horrorizaba la idea de estar en un escenario)

estaba ligada a su ineludible intelecto, por lo que no estuvo nunca conforme con la educación que

recibió en las Escuelas de San Lorenzo ni, posteriormente, con muchos aspectos de la vida

burgalesa. Antonio José seguiría sus estudios hasta los 15 años para después abandonar su ciudad,

pero antes cambia de maestro por el organista y compositor José María Beobide, quien lo instruye

en armonía y composición. Su primer obra “seria” es un himno que compone a la edad de 12 años

llamado Cazadores de Chiclana, y a partir de este momento y hasta su partida de Burgos alrededor

de los años 20, registra la cantidad de 75 obras, mostrando su gran capacidad de producción

artística, (Rodríguez Santerbas, 1971).

1.2 Viaje a Madrid y vuelta a Burgos

En 1920 decide embarcarse en un viaje a Madrid para completar sus estudios, auspiciado por la

Diputación provincial y el Ayuntamiento de Burgos. Es importante mencionar que Gilardino (1998)

enfatiza en este hecho ya que las becas no se otorgaban fácilmente y menos tratándose de

cuestiones artísticas, por lo que fue un gran mérito para el compositor conseguir este apoyo

estatal. Su estancia en Madrid está caracterizada por el ávido deseo de conocimiento, natural en

Antonio José, quien se encontraba en una etapa de abundancia intelectual; al respecto comenta el

mismo compositor “todas las materias me interesan. Siento una obsesionante y febril curiosidad

hacia el porqué de todas las cosas”, (Rodríguez Santerbas, 1971).

Sus intereses van desde el descubrimiento constante de librerías de lance, hasta su pasión por la

fotografía. Trabaja como director de orquesta de un teatro lírico y estudia con el maestro Emilio

Vega (Director de la Banda de Alabarderos), aunque es clara su conducta autodidacta. Coincide

con el gran guitarrista español Regino Sainz de la Maza, también natal de Burgos con quien

entrama gran amistad y gracias a él conoce al poeta y escritor español Federico García Lorca,

quien frecuentaba la casa del guitarrista. Sainz de la Masa sostiene “Antonio era extraordinario

como músico y como hombre. Si no hubiese muerto tan joven, quién sabe hasta dónde habría

podido llegar…” también se refiere a la Sonata para guitarra, dedicada a su nombre por Antonio

José “una pieza perfecta, insuperable…” (Rodríguez Santerbas, 1971).

A los 22 años, en 1924, Antonio José se ve obligado a regresar a su natal Burgos para prestar el

servicio militar. En algunos casos, debido a permisos especiales que se le otorgaba, lograba

transportarse a diferentes partes de España para presentarse a estrenos o concursos relacionados

con su trabajo compositivo. Obras como Sonata Castellana (1921), Poema de la juventud (1924) o

el quinteto Danza de Bufones (1924) son ejecutadas constantemente, lo que significó un momento

de mayor relevancia a nivel nacional gracias a la difusión de su obra. También hubo momentos de

“frivolidad artística” como lo reseña Rodríguez Santerbas (1971), en la que el compositor,

motivado por intereses económicos, puso su música a disposición de interludios cinematográficos

en los cuales se encuentran piezas como Rag-Time Chic o el foxtrot Kirikí.

En los veranos de 1925 y 1926, José es auspiciado de nuevo por el gobierno local para que viaje a

París, con lo que el músico logra nutrirse de las nuevas propuestas musicales que sucedían en la

capital francesa y por lo tanto en el resto de Europa. Su estancia lo acerca a diferentes

compositores del momento, pero tiene especial atención en el músico francés Maurice Ravel. Sus

ideas progresistas relacionadas con temas como: la independencia económica de la mujer como

factor liberador del género femenino, el rechazo a los nacientes grupos nacionalistas que

exacerbaron el chauvinismo, la oposición a las posturas púdicas transmitidas a través de la

educación en la sociedad tradicionalista en la que vivía y su mirada del futuro como el momento

de cambio y superación de la sociedad (Rodríguez Santerbas, 1971), lo emparentaron con una

generación de literatos que conmemoraba el natalicio del poeta español Luis de Góngora (1561-

1627) y que conformaban una perfecta síntesis entre vanguardia y tradición; una mirada al pasado

a poetas como Góngora, pero además una aceptación de diferentes estilos contemporáneos a su

época: la generación del 27.

1.3 Estancia en Málaga

Antonio José siempre se destacó como un gran personaje de su natal burgos, no solo por ser un

músico supremamente talentoso, sino por su gran pasión por el folklore de su pueblo, y aunque su

estudio y erudición sobre la música castellana podrían llevar a pensar que se trataba de un

compositor nacionalista, su obra “…desde ningún punto de vista sería posible atribuirle a una línea

nacionalista” (Gilardino 1998). Por ello no se encuentran referencias directas de música popular

española en la Sonata, aunque sí elementos evocativos de la misma manera que lo hacía Ravel o

Debussy: miradas al pasado con relación a la música modal.

Después de volver de Burgos, José María Beobide, quien fue su maestro antaño, le ofrece el

puesto de profesor de música en el colegio San Estanislao en Málaga, situación que parece normal

a primera vista pero que es objeto de una pequeña discusión que plantea Gilardino (1998). La

mayoría de biógrafos de José recalcan este hecho como positivo, ya que se encontraba en mejores

condiciones socioeconómicas que en Burgos, pero Gilardino advierte que a pesar de que esté en

un buen lugar cerca del mediterráneo, dentro de un colegio de prestigio, sus cuatro años de

estancia lo alejaron de un ambiente culturalmente rico, por lo que su genio, según Gilardino, se vio

estancado en un lugar sin muchas pretensiones. Diferente es la visión de Rodríguez Santerbas

(1971), pues piensa que fue una época prolífica para Antonio José, quien en su estancia en Málaga

compuso obras como Danzas Burgalesas (1925), Misa en re (1925), Elegía para tenor y órgano

(1926), Evocaciones para orquesta (1929) y la Sonata Gallega para piano (1929). Pero la verdad es

que el mismo Antonio José estaba incómodo con su situación socioeconómica, no solo porque

quería estar en mejores condiciones pecuniarias, sino porque, como él mismo dice, quería estar en

un mejor lugar “…por lo menos más amplio de espíritu” (Rodríguez Santerbas, 1971).

José fue un músico que desde varios puntos de vista quedó en deuda con la historia y no

precisamente por falta de esfuerzo o interés, sino porque estuvo involucrado en situaciones

complicadas que no permitieron la exposición de su talento de una manera más contundente.

Algunas veces no encontró el apoyo necesario, como lo sucedido durante el Concurso Nacional de

Composición de 1927, celebrado en Galicia, donde ganó un importante premio con su Sonata

Gallega. Alegría que no sería del todo completa ya que el jurado, animado por la desazón de que

el ganador no se encontrara dentro de los favoritos, logró boicotear la fecha de publicación dos

años después de lo previsto con la casa editorial Unión Musical Española, quienes ya tenían los

derechos de la obra de Antonio José. Este mismo año, el compositor empieza a trabajar en lo que

sería su obra más ambiciosa El mozo de mulas, ópera en tres actos que sería fruto del trabajo de

casi nueve años, interrumpida por su trágica muerte, (Gilardino, 1998).

1.4 Regreso definitivo a Burgos

Movido por intereses familiares y por una posible nostalgia hacia su tierra natal, Antonio José

decide aceptar el puesto que se le ofrece en Burgos como profesor de la escuela de música y

director del Orfeón Burgalés. En este modesto trabajo, se destaca por su gran labor pedagógica en

torno a la consolidación del coro de Burgos, conformado principalmente por campesinos

(Gilardino, 1998). El trabajo de José no se restringía a lo meramente vocal sino que también

aprovechaba los ensayos para enseñar acerca de historia de la música occidental o en algunos

casos, teoría, por lo que el nivel del orfeón se vio gratamente favorecido. La gente quería a

Antonio José de sobremanera, no solo por su personalidad carismática, sino porque representaba

la cúspide artística en Burgos alentada por su gran entrega a la docencia y a la composición.

Su pasión también se extendió al campo de la musicología, recopilando en constantes paseos en

las poblaciones campesinas castellanas, canciones populares, tonadas campesinas, romances y

baladas, realizando un trabajo de campo que más adelante le valdría varios reconocimientos,

como el Premio Nacional de Música en 1932, gracias a su extenso trabajo titulado Colección de

cantos populares burgaleses. Su estancia en Burgos está caracterizada por varios elementos; es

acogido por una población que lo ve como una figura importante y carismática, por lo que su

respuesta hacia la gente lo pone en una situación política cercana al pueblo, que él mismo

desconoce y que más tarde le acarrearía problemas mortales. Su vida social es activa, incluso creó

junto a sus amigos burgaleses una tertulia llamada Peña del Ciprés manteniendo, a pesar de su

fama en ascenso, una diáfana cordialidad rodeada por su sencillez innata.

A pesar de la acogida de su pueblo natal, siente un constante ahogo espiritual debido a lo poco

que le puede ofrecer Burgos a nivel intelectual, de hecho menciona en sus cartas que desea vivir

en Madrid o París, donde cree puede conseguir una plenitud artística; la tragedia también hará

parte de su estancia en Burgos, último lugar que habitó.

Su producción compositiva seguía siendo febril, presentando obras como el Himno a Castilla

(1929) y uno de los principales objetivos de este trabajo, la Sonata para guitarra (1933). Su vida

en Burgos sigue asfixiándolo en cuanto a las posibilidades que le ofrece, incluso le comenta a

través de correspondencia a su amigo, el escritor José Subirá “Me gustaría un ambiente mejor…

Aquí no hay más que cretinos y cavernícolas y pobretes miserables. Si pudiera yo vivir en Madrid…”

(Rodríguez Santerbas, 1971). Aun así mantuvo intentos por construir un ambiente cultural rico,

creando en 1935, junto con algunos intelectuales burgaleses, una revista llamada Burgos Gráfico,

con un contenido más allá de lo que la burguesía conservadora de Burgos comprendía. Un artículo

que salió en la revista, de firma anónima, comenta un penoso incidente en el que se involucraba

un sacerdote local y en el que el silencio gubernamental y social hizo presencia. Se le atribuyó de

alguna manera el artículo a Antonio José y parece esta ser una de las causas principales de la culpa

que mortalmente cayó sobre su cabeza un año después.

La aceptación y divulgación de la obra de Antonio José siguió en ascenso y en 1934 la Orquesta

Sinfónica de Madrid ejecuta por primera vez el díptico Preludio y danza popular, además la

editorial Max Eschig publica sus Tres cantigas de Alfonso X, dadas a conocer por la soprano

española Ángeles Ottein. La labor de varios intérpretes sobre la difusión de la música de Antonio

José es importante; el pianista ruso Sergei Tarnowsky interpreta constantemente parte del

catálogo de José, incluso el gran pianista Arthur Rubenstein hace parte de dicho grupo de

ejecutantes. Su éxito internacional tiene auge cuando es invitado al tercer congreso que celebra la

Sociedad Internacional de Musicología en Barcelona, en abril de 1936, cuya comisión organizada

está integrada por personalidades tan importantes como Manuel de Falla, Conrado del Campo,

Joaquín Turina, Francesc Pujol, entre otros. Es célebre la ponencia que realizó Antonio José el 23

de abril en dicho congreso sobre la canción popular burgalesa. Es de gran importancia el impacto

que generó el joven compositor dentro de los musicólogos asistentes al congreso, abriéndole

puertas hacia un camino de prosperidad artística e intelectual, pero que lamentablemente nunca

se llegaron a aprovechar por las circunstancias fortuitas de su muerte. Los elogios llegaron de

diferentes lugares, de compositores e intelectuales que vieron en José un diamante en bruto de la

música, al respecto opinan:

Regino Sainz de la Masa: “Creo firmemente que Antonio José estaba destinado a representar un

papel preponderante en el panorama musical. Era músico, libre con auténtica capacidad de

invención, manifiesta ya en sus obras juveniles. Pocas veces como en él se dio el caso -tan raro- de

valer tanto el artista como el hombre”. (Rodríguez Santerbas, 1971)

Joaquín Turina: “Joven, apasionado, codicioso de ideal, este músico terrible pasea sus locos

anhelos a orillas del Arianzón, llevando bajo la pirámide su melena de ébano luminosas

resonancias, que luchan por escaparse a través de sus miradas negras… Altivo, desprecia la

adulación para encumbrarse; ambicioso, se indigna ante los triunfos de la vulgaridad y de la

ramplonería”. (Rodríguez Santerbas, 1971)

Maurice Ravel: “Antonio José llegará a ser el gran músico español de nuestro siglo”. (Rodríguez

Santerbas, 1971)

De regreso de Barcelona, y tras un innegable éxito, la vida de Antonio José comienza un decible

social en Burgos. Su tía y madre mueren al poco tiempo y su incomodidad es asfixiante en el

momento en el que ya tiene terminado el primer y tercer acto de su ópera Mozo de Mulas, basado

en un pasaje del Quijote de Cervantes, por lo que contemplaba seriamente trasladarse a Madrid y

a París, aunque nunca lo llegó a materializar, en parte por el consejo de su amigo José de Subirá,

quien le recomendó permanecer en Burgos. En julio de 1936 se desata la Guerra Civil Española y

Burgos es una de las primeras ciudades en rendirse ante el levantamiento.

1.5 Guerra Civil Española y muerte de Antonio José

Siglos después de que los reyes católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, unieran la

península española bajo una sola corona a finales del siglo XV y comienzos del XVI, la monarquía

estaba sufriendo una crisis con la llegada del siglo XX. Las organizaciones políticas que propendían

por el derecho ciudadano desde finales del siglo XIX, habían generado un estado de descontento

hacia el ente estatal. La dictadura fallida de 1923 a 1930, instaurada por el rey Alfonso XVIII y

dirigida por el general Primo de Rivera, dio paso a lo que para Giménez Micó (2011) es uno de los

sucesos más importantes de la historia de España moderna: el plebiscito de 1931. En dicho

momento, la coalición republicano-socialista, ganó las elecciones instaurando el periodo

denominado como la Segunda República, donde se emprendió un proceso de cambio socio-

económico en España basado en las ideas progresistas de la coalición y materializado en la

constitución de 1931. Tras diversas oposiciones que se formaron a lo largo de los primeros años

del gobierno republicano, venidas tanto de facciones tradicionalmente poderosas, (clero,

terratenientes, militares), como movimientos de izquierda, que veían aún un gobierno burgués en

el poder, se generó el golpe de estado de 1936. De esta manera se inicia la Guerra Civil Española,

con una duración de tres años, culminando en 1939 y dando paso a la dictadura de más de 30 años

de Francisco Franco.

Antonio José, quien se caracterizó en su natal Burgos por su servicio al pueblo a través de la

pedagogía musical, así como de la producción artística, se encuentra turbado por la noticia de la

muerte de García Lorca, el mismo año del estallido de la guerra civil. Su mal presentimiento se

vuelve realidad cuando ingresa a hacer parte de la lista negra de los rebeldes franquistas, y

aunque personas allegadas pertenecientes a la Falange (organización militar) le transmiten

confianza diciéndole que es poco probable que sea considerado un blanco militar, es apresado el

6 de agosto de 1936, mientras trabajaba en la orquestación de su ópera Mozo de Mulas. Muere

fusilado la madrugada del 9 de octubre en el monte estepar, cercano a Burgos, tras meses de

cautiverio. La noticia sorprende a todo el pueblo, que ve una total injusticia en el destino trágico

del compositor, sentenciado en un momento histórico complejo para toda España.

La muerte de García Lorca, dos meses antes que la de Antonio José, fue noticia mundial debido al

renombre que el escritor tenía en ese momento, por lo que incluso el régimen franquista trataría

de disculparse tiempo después. Pero la muerte de Antonio José, pasaría fácilmente al olvido por

un tiempo, hasta que desde el mismo Burgos se vio la importancia de transmitir la vida y obra del

compositor.

1.6 Sonata para guitarra

La Sonata fue terminada el 23 de agosto de 1933 y está dedica a Regino Sainz de la Masa. Antonio

José ya había escrito una versión para guitarra de una canción popular burgalesa llamada

Romancillo Infantil, también en honor a Sainz de la Masa, pero es la Sonata no solo una de sus

obras más importantes, sino uno de los paradigmas del repertorio guitarrístico del periodo

entreguerras, y así, del siglo XX. Su lenguaje es cercano a Ravel, en parte por la admiración y el

gran gusto que sentía por su música, incluso menciona “En música tengo gustos extrañamente

amplios. Un ejemplo Pacific 231 de Honegger me parece una obra maestra por la técnica de la

construcción, y sin embargo me es desagradable; la admiro pero no me gusta. En otras obras me

sucede lo contrario. Las que me han dejado recuerdo imborrable fueron L`aprés-midi dún faune de

Debussy y Dafnis y Cloe y el Cuarteto de Ravel” (Rodríguez Santerbas, 1971).

Al parecer, hay una pequeña confusión respecto al estreno de la obra, puesto que Gilardino

menciona que se estrenó el primer movimiento en Burgos, en 1934, por parte de Sainz de la Maza.

También parece haber testimonio de que se estrenó en el Palau de la Música de Barcelona, en

diciembre de 1934, estando como Sonatina en el programa. Lo cierto es que, menciona Gilardino

(1998), Unión Musical Española, editorial que poseía los derechos de Antonio José, la sacó del

catálogo de la colección de Regino Sainz de la Maza, en donde ya había sido anunciada.

Muchos de los materiales musicales que aparecen en la Sonata para guitarra (1933) están

relacionados con los que trabajó Ravel: uso constante de escalas pentatónicas, apariciones sutiles

de escalas por tonos enteros, acordes de dominante en paralelo, pasajes modales, ambigüedades

tonales, entre otros elementos que son parte del análisis comparativo de este trabajo. La

influencia de Ravel sobre esta Sonata es determinante para entender la procedencia de los

recursos musicales que empleó José para su construcción y que permiten al guitarrista entender

en frente de qué lenguaje se encuentra.

Antonio José, a través de su correspondencia y textos inéditos, opina lo siguiente acerca de sus

gustos musicales y así, deja ver su fascinación por Ravel: “Ante una página hermosa no pienso en

prejuicios de nombre, de escuela, ni de época. Y así, me asombra Bach; me encantan Corelli,

Scarlatti, Couperin, Rameau, Haydn y Mozart; me admiran casi siempre Beethoven y Wagner: me

sorprenden Schumann, Schubert y Chopin; me entusiasman Borodin, Rimsky-Korsakov (a veces) y

Mussorgsky, y más que ninguno Stravisnky; Falla y Scriabin me atraen, me inquietan, como los

abismos o las grandes alturas; hallo en Prokofiev delicioso infantilismo; y nadie me emociona más

que Ravel” (Rodríguez Santerbas, 1971). Es claro que su conocimiento siempre estuvo a la altura

de los acontecimientos de los grandes compositores de su época, y a pesar de venir de un lugar

pequeño de España, sus ideales estéticos eran los de una persona cercana a las grandes esferas

artísticas de la primera mitad del siglo XX, por eso no es extraño que se le relacione con la

generación del 27, no solo por su amistad con García Lorca, si no por compartir los ideales de

dicha generación.

La Sonata no tiene elementos nacionalistas, a pesar de que Antonio José es reconocido por su

trabajo musicológico alrededor de la música popular castellana. Incluso los rasgueos del cuarto y

último movimiento, no están relacionados directamente con el típico rasgueo español, sino que

mantiene, como dice Gilardino (1998), un constante carácter evocativo, una fascinación por lo

pretérito, tal vez con la misma idea que lo hacían los poetas de la generación del 27, mirando

hacia Luis de Góngora casi 300 años atrás, pero con ideas progresistas. La Sonata no solo está libre

de “españolismos”, sino que propone una elegante construcción musical que se emparenta con lo

grandioso de su magnitud y de su técnica, influenciada por Ravel y en alguna medida por Debussy,

tendenciosa hacia el neoclasicismo, se constituye en una obra paradigmática del repertorio para

guitarra existente.

1.7 La guitarra en el siglo XIX

Como comenta Roberto Díaz Soto (2010), la guitarra es un instrumento que estuvo, durante el

siglo XIX, relegada a la composición casi exclusiva de compositores-guitarristas. A excepción de

casos como Sonata para tezguitarre escrita por Beethoven, acercamientos de Schubert o

composiciones de Paganini (estos dos últimos sí tocaban el instrumento), no hubo en dicho siglo

compositores no-guitarristas interesados por la composición para guitarra; los grandes

compositores románticos veían en el piano, el instrumento solista por excelencia. Aun así, el siglo

XIX contiene a grandes virtuosos que trabajaron en pro del instrumento, y aunque hubo

extraordinarios exponentes a lo largo de Europa, los dos epicentros del crecimiento guitarrístico

en la primera mitad del siglo XIX son España e Italia.

Las figuras de los compositores Fernando Sor y Dionisio Aguado en España, representan un

pequeño auge del instrumento a principios del siglo XIX. Sus labores compositivas, pedagógicas,

concertistas, transcriptivas, entre otras, permitieron el crecimiento del trabajo interpretativo. La

labor de Sor en el campo de la composición (influenciada por Hadyn y Mozart) y el mundo

concertante, no solo le permitió gozar de fama en vida, sino que abrió las puertas a la guitarra a un

nuevo mundo sonoro, a partir de su tratamiento orquestal de la guitarra.

Por otro lado, Aguado desarrolló diversos métodos de guitarra que permitieron construir una

colección pedagógica con relación a la técnica de la época. Hicieron lo propio en Italia guitarristas

como Carcassi, Carulli, Legnani y Giuliani, quienes se caracterizaban por su exuberante

virtuosismo, así como otros venidos de diferentes lugares como Kaspar Mertz de Hungría o

Napoleón Coste de Francia, por mencionar algunos. El escenario cultural por excelencia para los

guitarristas de la época, es la Viena del siglo XIX y principios del siglo XX, ciudad que acogía la

escena de la música académica occidental y que fue epicentro de la cultura durante el siglo XIX,

acogiendo la exposición universal de 1873.

Uno de los personajes más importantes del siglo XIX para los guitarristas que harán parte de la

renovación de la guitarra del siguiente siglo, es el español Francisco Tárrega. Su trabajo como

concertista, compositor y transcriptor, permitió no solamente otro esfuerzo más por alimentar el

repertorio guitarrístico, sino que resultó en una escuela de intérpretes que serán los relacionados

con el resurgimiento de la guitarra en el siglo XX. Su obra, de poca ambición formal, se relaciona

con la música de salón de la época, presentando Valses y Mazurcas, pero también danzas antiguas

como Gavotas, Pavanas, entre otras. Sus alumnos, dentro de los que se encuentran Emilio Pujol,

Daniel Fortea y Miguel Llovet, dieron los primeros pasos dentro de la renovación guitarrística del

siglo XX, (Roberto Díaz Soto, 2010).

1.8 España en el siglo XIX

El siglo XIX para España había sido un momento de poco florecimiento cultural y económico. El

país se movía lentamente hacia el progreso, según iba entrando en el siglo XX, a través de la

modernización, llevada a cabo en toda Europa. Aun así, el comienzo de siglo estuvo marcado por

la derrota de España en la guerra de 1898, donde pierde, a manos de Estados Unidos, a Cuba, su

última colonia en América, y Filipinas y Guam, en el pacífico sur. A partir de este momento de

crisis, el gobierno decide impartir reformas educativas en pro de superar dichas dificultades. Como

consecuencia de la crisis producida por la pérdida de las colonias, se reconoce a un grupo de

literatos como la generación del 98, asociados, como menciona Juan Pablo Fusi (2007), con la

protesta moral, rebeldía, crítica social y renacimiento literario, grupo que se asociará a

compositores como Albéniz o Granados.

En el caso de la música, el siglo XIX se caracterizó por la influencia de la ópera italiana, el

wagnerismo y el desarrollo de la zarzuela. Juan Pablo Fusi (2007), menciona que las diferentes

versiones que existían de teatro musical representadas tanto en la zarzuela, el cuplé, la revista

musical, el sainete, junto a la canción española, muchas veces desprendida de la zarzuela y alejada

del refinado Lied alemán, era parte de lo que el autor considera “la verdadera música nacionalista

española”, debido a que el flamenco estaba relegado a escenarios más pequeños.

De esta manera, en el siglo XIX se produce un fenómeno al que se le conoce comúnmente como

“renacimiento de la música española”, ya que desde siglos atrás, la península parece estar

relegada con respecto a países como Francia, Italia o Alemania. Aunque autores como Beatriz

Montes (1997), no concuerdan del todo con dicho enfoque, lo cierto es que la segunda mitad del

siglo XIX vio el florecimiento de grandes maestros españoles. Compositores como Pedrell,

Granados, Albéniz y el mismo Manuel de Falla, conformaron una generación de artistas de talla

internacional, procedentes de la tradición académica occidental, pero con influencia del folklore

español. Dicha renovación se llevaría al siglo XX en diferentes generaciones de compositores como

el grupo de los ocho de Madrid (similar al grupo de los seis en Francia). Es así como este mismo

renacimiento converge con el auge de la guitarra, teniendo su precedente en la segunda mitad del

siglo XIX, pero viendo su apogeo en la primera mitad del siglo XX.

Varios son los factores que permitieron el auge de la guitarra en el siglo XX, siendo importante

destacar los centros educativos en los que los compositores y guitarristas involucrados se

desempeñaron como maestros o alumnos. Uno de ellos es el Real Conservatorio de Madrid,

fundado en 1830 bajo el auspicio de María Cristina de Nápoles, convirtiéndose en una institución,

que como menciona Beatriz Montes (1997) “... es a partir de 1830 la institución que centraliza y

oficializa la enseñanza musical del país”. Dentro de sus maestros se encontraban personalidades

como Conrado del Campo, Óscar Esplá, Joaquín Turina, Regino Sainz de la Maza, y estudiantes

como Manuel de Falla o Celedonio Romero.

El Conservatorio de Madrid estuvo influenciado de gran manera por el Real Colegio de Música de

Nápoles y por el Conservatorio de París, creado en 1795 a partir de la revolución. El Conservatorio

de Madrid siguió en gran medida los parámetros educativos del Conservatorio de París, mostrando

la relación de compositores españoles que constantemente viajaban a la capital francesa, como

muchos otros músicos de Europa, para estudiar en el Conservatorio o en la Scholla Cantorum,

desde su creación en 1896. De esta manera los compositores que harán parte de la revolución

guitarrística, estuvieron emparentados con París, y por tanto con muchas de las corrientes

estéticas que allí sucedieron.

1.9 La guitarra de la primera mitad del siglo XX

El siglo XX es un momento de profundo cambio en Europa y el resto del mundo. El viejo continente

se enfrenta a una crisis sin precedente con la llegada de la Primera Guerra Mundial en 1914,

dejando como réplicas, múltiples conflictos sociales en varios países. La tecnología avanza

exponencialmente permitiendo rápidos cambios socioculturales y la música académica occidental

experimenta el florecimiento de muchas corrientes estéticas que se superponen

cronológicamente, representando un momento único de fertilidad artística en la historia de la

denominada música clásica. La constante exacerbación del cromatismo, cultivada desde el siglo

XIX por varios compositores como Liszt, Mussorgsky, Wagner, entre otros, decantó en propuestas

artísticas que trabajaron sobre la flexibilización de la tonalidad a partir de búsquedas estéticas

particulares, muchas veces asociadas a corrientes pictóricas.

Expresionismo e impresionismo, por ejemplo, encontraron sus pares musicales en figuras como

Schoenberg o Debussy, respectivamente, mostrando una relación sonido-imagen. Así mismo

estilos compositivos y conceptuales como el futurismo italiano, el neoclasicismo, los nacionalismos

y otras corrientes se darán cita a lo largo de la primera mitad del siglo XX para alimentar el acervo

cultural de Europa y otras partes del mundo. La música popular, especialmente la norteamericana,

toma una fuerza que no tenía en el pasado, llegando muchas veces a manos de compositores de

tradición académica. Es en este ambiente inusitado, caracterizado por la febril fecundidad artística

pero también por las crisis y los cambios culturales, donde se gesta el florecimiento de la guitarra

como un instrumento de mayor relevancia artística y cultural, con respecto a siglos anteriores.

Después de que el siglo XIX presentó diferentes escuelas guitarrísticas que trabajaban a la sombra

de los grandes compositores de la época, el siglo XX llega con renovada actitud. La escuela de

Tárrega, del cual se desprendieron los intérpretes más importantes del siglo XX, será fundamental

para el desarrollo de un posicionamiento académico y cultural del instrumento. Los compositores

no guitarristas se empezarán a interesar por la guitarra, acrecentando el reducido repertorio del

instrumento. La figura del compositor-guitarrista no muere, sino que por el contrario, encuentra

en personajes como el paraguayo Agustín Barrios, ilustres representantes. Los esfuerzos por

enaltecer la guitarra salen de la esfera española y se trasladan tanto por el resto de Europa como

por Sudamérica. Esta renovación se materializa en la obra que según Díaz Soto (2010), introduce a

la guitarra al siglo XX: Homenaje a la tumba de Debussy (1920) de Manuel de Falla; única obra para

guitarra de Falla, que si bien no significaba la primer obra del siglo XX en dicho instrumento (ya

habían pasado 20 años desde el cambio de siglo) si es la obra que por su trascendencia académica

y cultural presenta a la guitarra a las grandes salas de concierto.

Muchos compositores aportaron con producciones de diversos tipos, tanto pedagógicas; Estudios

para guitarra (1929), de Heitor Villalobos, así como de gran envergadura formal; Sonata (1932)

Joaquín Turina, Sonata (1933) Antonio José, entre otras. También los compositores tendrán, a

excepción de algunos casos como el de Frank Martin, una estrecha relación con el neoclasicismo;

obras que resultaban de búsquedas particulares de cada compositor venidas de corrientes como el

impresionismo o el nacionalismo, basadas en las grandes formas clásicas. En la siguiente tabla se

observan algunas obras para guitarra a lo largo de la primera mitad del siglo XX.

Compositor Obra-año Nacionalidad

Manuel de Falla Homenaje a la tumba de Debussy

(1920)

España

Agustín Barrios La catedral (1921-1939)

Paraguay

Manuel María Ponce Sonata I - mexicana(1923) México

Federico Moreno Torroba Sonatina (1924) España

Albert Roussel Segovia (1924) - (dedicada a Segovia) Francia

Alexandre Tansman

Mazurka (1925) Polonia

Heitor Villalobos Doce Estudios (1929) Brasil

Mario Castelnuovo Tedesco Capricho en Re mayor Op. 99 (1939) Italia

Rafael Adame

Concierto para guitarra siete cuerdas

y orquesta (1930)

México

Joan Manén Fantasía Sonata (1930) España

Óscar Esplá Tempo di sonata (1930) España

Joaquín Turina Sonata (1932) España

Antonio José Sonata (1933) España

Frank Martin- Cuatro piezas para guitarra (1933)- Suiza

(dedicada a Segovia)

Mario Castelnuovo Tedesco Sonata omaggio a Boccherini (1934) Italia

Joaquín Rodrigo Concierto de Aranjuez (1939) España

Heitor Villalobos 5 preludios (1940) Brasil

Guido Santórsola Sonata (1944) Uruguay

Manuel Palau Concierto Levantino (1949) España

1.10 Escuela de Tárrega: Miguel Llobet, Emilio Pujol, Regino Sainz de la Maza, Andrés Segovia

Se mencionó con anterioridad que los intérpretes jugaron un papel importante en el

resurgimiento de la guitarra, sobre todo por los roles polivalentes que desempeñaron. De esta

manera el repertorio guitarrístico creció a partir no solo de composiciones inéditas, sino de

transcripciones de diferentes maestros de la música académica occidental. Los discípulos de

Tárrega, fueron la generación que no solo continuó el trabajo transcriptivo y compositivo, sino que

su relación con el mundo de la música académica a través de los diferentes espacios de formación

o de la vida cultural principalmente en Madrid, Barcelona y París, gestó una naciente generación

de compositores no-guitarristas. Como menciona Leopoldo Neri de Caso (2010), los intérpretes

nacidos en la segunda mitad del siglo XIX trabajaron en torno a “...los siguientes campos de

estudio: el concertístico, el pedagógico, el musicológico, el editorial, el ensayístico y el

compositivo.”

Escuela de Tárrega

Francisco Tárrega (1852-1909)

Emilio Pujol (1886-1980)

Miguel Llobet (1878-1938)

Daniel Fortea (1878-1953)

Andrés Segovia (1893-1987)

Regino Sainz de la Maza

(1896- 1981)

Miguel Llobet nació en Barcelona en 1878 y fue uno de los discípulos más destacados de Tárrega.

Su estancia en París, desde donde da su primer concierto fuera de España en 1904, está marcada

por su relación con el mundo artístico de la capital francesa, en especial con compositores como

Debussy, los españoles Manuel de Falla e Isaac Albéniz, e incluso el pianista Ricardo Viñes, gran

intérprete de la música de Debussy. De ahí que se le relacione con el impresionismo (término no

acogido por todos). Tuvo especial atención en los compositores de su tiempo y se dedicó a hacer

transcripciones de música de Granados, Albéniz o Falla, aun así, también compuso, aunque fue

poca su producción, influenciado primero por Tárrega y luego por Debussy. Dentro de su catálogo

se encuentran obras como Canciones populares catalanas, Variaciones sobre un tema de Sor

(1908), entre otras. Su cercanía a grandes compositores de su tiempo, le permitieron, por ejemplo,

el dedicatorio del Homenaje a la tumba de Claude Debussy de Manuel de Falla.

Otro gran discípulo de Tárrega fue Emilio Pujol, nacido en 1886, quien se destacó no solo por sus

labores interpretativas sino también, como menciona Díaz Soto (2010), por su trabajo en el campo

de la musicología y la investigación. Pujol se interesó, como lo haría Regino Sainz de la Masa, por la

vihuela y su olvidado repertorio, publicando trabajos sobre Luis de Narváez, Alfonso Mudarra,

Enríquez de Valderrábano, entre otros, a manera de transcripciones o ensayos. Su labor

pedagógica estuvo resumida en varios números, pero tal vez el más conocido es su Escuela

Razonada de la guitarra, obra que resume las enseñanzas de Tárrega, influenciado de alguna

manera por Aguado. También produjo composiciones como El abejorro (1955), su dueto para

guitarras Manola de Avapiés, entre otros. Su labor, desde 1925 hasta 1975, de transcripción de

música antigua, le valió un conglomerado de cerca de 270 obras que enriquecieron el repertorio

guitarrístico.

En la ardua labor de los intérpretes, intervinieron muchos agentes que permitieron el crecimiento

de la guitarra. Es el caso de editoriales y de compañías promotoras de conciertos. En este último

caso, y con respecto al momento de la guitarra en la primera mitad del siglo XX en España, fue de

gran ayuda para jóvenes guitarristas como Regino Sainz de la Maza o Andrés Segovia, la labor de la

empresa Conciertos Daniel, liderada por el empresario cubano Ernesto de Quesada. Gracias a la

representación artística de dicha empresa, los guitarristas españoles lograron realizar exitosas

giras por Sudamérica y Europa.

También, debido a la transcripción de música para vihuela o de adaptaciones de música de Bach u

otros autores que no escribieron para guitarra, nació, como comenta Díaz Soto (2010), la idea de

la edición revisada. Es decir, fueron partituras de música antigua o escrita por compositores no

guitarristas de la época como el mexicano Manuel M. Ponce, que estaban “alteradas” por los

revisores de la edición, casi siempre guitarristas, quienes tomaban decisiones respecto a

situaciones técnicas particulares, suprimiendo o añadiendo información que consideraban

pertinente. El problema, según Díaz Soto (2010), se presentaba porque no había referencia alguna

de cuáles eran los cambios efectuados por los revisores, de manera que para el lector era confuso

saber cuál es la verdadera influencia del editor, viéndolo solamente con el acercamiento a los

manuscritos de las obras.

Regino Sainz de la Maza, también burgalés como Antonio José, nació en 1896. Tuvo varios

maestros previos pero el más importante es Daniel Fortea, a su vez discípulo de Tárrega, con

quien recibe clases en Madrid. Allí coincide con ilustres como Federico García Lorca, entrañable

amigo suyo. Se radica en Barcelona y conoce a Miguel Llovet y a Andrés Segovia, y en 1921 realiza

una extensa gira por Sudamérica, promocionado por Conciertos Daniel. Aun así, su vida

concertística, como muchos de sus contemporáneos, estará ligada a los procesos políticos y

culturales del momento, como menciona Neri de Caso (2010) “de las numerosas y largas series de

recitales en el extranjero ofrecidas antes de la Guerra Civil, pasó a la autarquía concertística

nacional”. Sainz de la Masa trabajó transcribiendo y adaptando repertorio antiguo español de la

vihuela, siguiendo el trabajo de Pedrell. Su gusto ecléctico y su acercamiento con las vanguardias,

especialmente con el Grupo de los Ocho en España, sirvió para el desarrollo de repertorio inédito

para guitarra.

Aun así Sainz de la Maza contiene en su hoja de vida dos dedicatorias de obras muy importantes

en el repertorio guitarrístico: Sonata (1933) de Antonio José y el Concierto de Aranjuez (1939) de

Joaquín Rodrigo. A diferencia de la Sonata, el estreno del Concierto trajo fama sin precedente en

las vidas artísticas del compositor y el intérprete. La influencia artística de Sainz de la Maza,

permitió la creación de las dos obras; la amistad con Antonio José permitió las dos únicas obras

para guitarra del compositor burgalés; Romancillo y Sonata, y como menciona Joaquín Rodrigo, el

Concierto nace por sugerencia de Regino Sainz de la Maza. Lo cierto es que, dentro del renacer de

la guitarra, la forma concertante se hace presente, desde su primera aparición en el siglo XX con

Concierto para guitarra siete cuerdas y orquesta (1930) de Rafael Adame.

El guitarrista español Andrés Segovia, nacido en 1893, es tal vez la figura más importante dentro

del nuevo papel de la guitarra en el mundo académico. Su acercamiento a la técnica de Tárrega y a

la de Llovet, junto a un desarrollo instrumental particular, le permitieron ser un referente a lo

largo del siglo XX para el mundo de la guitarra. Su aporte al repertorio, está tanto en

transcripciones de música antigua, como en su acercamiento a compositores no-guitarristas,

quienes crearon obras a su nombre. Músicos como Manuel María Ponce o Castelnuovo Tedesco,

produjeron obras de gran importancia para el repertorio, a partir del trabajo cercano con Segovia.

En otros casos, Segovia nunca llegó a estrenar obras que tenían su dedicatoria. En todo caso, las

obras que fueron inspiradas por el guitarrista español, (casi en su totalidad lejanas a las

vanguardias europeas), de compositores como Joaquín Turina, Moreno Torroba, Albert Roussel,

Darius Milhaud, Joaquín Rodrigo, Heitor Villalobos, Federico Mompou, entre otros, construyeron

una significativa ampliación del repertorio, fundamental en la difusión de la guitarra alrededor del

mundo.

1.11 Compositores no-guitarristas: Joaquín Turina, Castelnuovo Tedesco, Manuel María Ponce

Como se mencionó anteriormente, los compositores ligados a la renovación guitarrística del siglo

XX están relacionados con el neoclasicismo. Mientras Schoenberg y la Segunda Escuela de Viena

trabajaban en un ideal renovador a partir del dodecafonismo, los compositores como Manuel

María Ponce, Joaquín Turina o Mario Castelnuovo Tedesco, conservaban una estética reaccionaria

que se situaba en diferentes momentos que se superponían rápidamente; impresionismo,

nacionalismo, etc. Dichos compositores cultivaron, mediante el diálogo con los intérpretes

mencionados anteriormente, un repertorio que estaba lleno de ambiciones formales; sonatas,

conciertos, tema y variaciones, colecciones de piezas, entre otros. El acercamiento a corrientes

como el impresionismo (algunos autores como Juan Carlos Paz, 1971, dudan de la correctitud del

término) evidentes en obras como la Sonata I de Ponce, o el nacionalismo español como

Fandanguillo (1926) de Turina, son casos frecuentes en los compositores no-guitarristas.

A pesar de que es una época, (sin precedente), de resultados particularmente personales, dichos

compositores configuran un repertorio neoclásico para la guitarra, basados en el tratamiento de

las grandes formas clásicas, el virtuoso desarrollo del instrumento y sus afinidades estéticas, muy

ligadas al clasicismo y al romanticismo. El trabajo de Ponce; Tema variación y final (1926), 24

preludios (1929), Variaciones sobre la folia de España y Fuga (1929) Sonatina meridional (1932) o

Concierto del sur (1941), de Tedesco; Capricho Diabólico (1935), Conciertos para guitarra y

orquesta (1939 y 1953), Serenata (1943), o de Turina; Sonata (1932) Homenaje a Tárrega (1932), y

de muchos otros compositores, relacionados con París y Madrid, ejes de formación académica y

epicentros de la vida artística y cultural, se convirtió en la revolución de la guitarra del siglo XX,

permitiendo procesos ulteriores que crearon el mundo de la guitarra moderna.

1.12 Claude Debussy

Claude Debussy (1862-1918), compositor francés, es una de las figuras centrales del mundo de la

música occidental a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Su importancia radica en la manera en

que renovó algunos de los valores tradicionales del romanticismo, cimentados principalmente en

la herencia de Wagner. Sus búsquedas particulares, que parecen haberse exacerbado en la

exposición universal de 1889 a partir del contacto con músicas asiáticas, permitieron una

renovación en el ámbito armónico y formal. Es particular el uso en Debussy de escalas

pentatónicas, escalas por tonos enteros, acordes aumentados, acordes sin relación tonal,

dominantes paralelas, tensiones, entre otros. Su concepción formal, en la que se difuminan las

partes y se funden el inicio y final de cada sección, lo emparentó con una corriente pictórica

llamada impresionismo, quienes retrataban la luz en primera instancia, dando paso a borrosas

figuras. El termino impresionismo es controversial, pero denota un grupo de compositores que

trabajaban alrededor de elementos desarrollado por Debussy. En realidad muchos de esos

compositores van a producir su propio lenguaje revestidos de diferentes estéticas y corrientes. En

todo caso, Debussy marcó un hito a partir de un renovado arte musical que se amparaba en los

viejos cimientos de la tonalidad, pero que por medio del escapismo de sus materiales armónicos y

formales, sirvió de caldo de cultivo para las vanguardias del siglo XX, (Juan Carlos Paz, 1971).

1.13 Maurice Ravel

París es uno de los centros socioeconómicos más importantes en la segunda mitad del siglo XIX y

comienzos del XX. Francia se va a adentrar en la denominada guerra franco-prusiana cinco años

antes del natalicio de uno de los compositores más influyentes del siglo XX; Maurice Ravel. El 7 de

marzo de 1875, nació en Ciboure, Francia, un niño que sería parte importante de los aportes del

país galo a la música académica occidental. Hijo de un padre franco-suizo y una madre vasca, el

pequeño Ravel nació durante la Belle Époque, época de gran desarrollo cultural y económico.

Pronto la familia se muda a París, donde Ravel va a comenzar su formación académica, aunque

siempre conservará, a lo largo de su vida, un acercamiento a la música del país vasco y a España en

general, debido a la influencia de su madre, originaria de dicha región, aportando al reconocido

eclecticismo con el que el compositor trabajó a lo largo de sus años (Terrance L. Lewis, 2008).

Comienza sus estudios de piano a los seis años y en 1891, entra al Conservatorio de París, donde

tiene varios maestros, dentro de los que se encuentra Gabriel Fauré. Su fascinación por diversas

áreas, conforman en él un estilo que se decanta por lo variado de sus fuentes, pero que encuentra

en el balance y equilibrio de la forma clásica, un estructurado orden. Se presenta en diversas

ocasiones al Grand Prix de Roma, famoso concurso de composición, en donde se ve envuelto en

diferentes escándalos que terminan por darle a conocer en el mundo académico. De esta época

datan obras como Pavane pour une infante défunte (1899), Sonatina (1905), Rapsodie espagnole

(1908), Valses noble et senti-mental (1911). Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, Ravel se

va ubicar en un periodo de disminución de su producción, aunque durante y después de la guerra,

aparecen obras como Le Tombeau de Couperin (1917), Chansons Madécasses (1922) Bolero

(1928). Obtendrá gran reconocimiento en los años 20 y 30, especialmente en su gira

norteamericana. Su salud estuvo atormentándolo sus últimos años, y a causa de una operación

por posible tumor cerebral, que no se encontró en dicho procedimiento, murió nueve días

después, el 28 de diciembre de 1937 en París (Terrance L. Lewis, 2008).

Se suele emparentar a Ravel con Debussy, tanto por la pretensión de la ubicación de una escuela

impresionista, como por sus relaciones de tipo armónicas. Aunque a simple vista parezca un hecho

factible, el lenguaje de Ravel se aleja del de Debussy en varios puntos que son de gran

trascendencia; “Ravel fue un músico racionalista, así como Debussy era un músico instintivo” (Juan

Carlos Paz, 1971). Se trata entonces de una diferencia que radica en la forma y su tratamiento, de

manera que mientras para Debussy la forma se volvía difusa, Ravel mantiene y cultiva las formas

clásicas, que lo acercan tanto a Mozart, y que lo destacan como un gran organizador formal. Su

acercamiento al neoclasicismo, radica tanto en una posición coyuntural como en una afinidad

estilística por un pasado casi inmediato, en el que la forma es supremamente importante (Juan

Carlos Paz, 1971).

Aun así es cierto que Ravel admiraba a Debussy y que de alguna manera el desarrollo armónico “…

fue recreado o ampliado, o retrogradado por Ravel al someterlo a su propio rigor clasicista” (Juan

Carlos Paz, 1971). Fue entonces dicha influencia punto de partida para su construcción discursiva,

aunque no la totalidad de su lenguaje. Ravel encontró, ciertamente, en el eclecticismo de diversas

influencias, fuentes de inspiración para su propio trabajo, después de todo es “…un lenguaje

poliglota que emplea giros españoles, hebraicos, de Madagascar, del Cercano Oriente, del jazz, de

la edad media” (Juan Carlos Paz, 1971). Acordes de séptima, tensiones de novena, once y trece,

escalas pentatónicas, modos eclesiásticos, son parte del lenguaje armónico de Ravel. Incluso,

según Paz (1971) dista de Debussy al no tener en primer plano elementos como la escala por

tonos enteros y los acordes aumentados. Aun así, el constante desarrollo de los elementos

adquiridos de Debussy, condujeron a un cultivo de la politonalidad siempre encausada hacia un

discurso lineal, de bastante movimiento (Juan Carlos Paz, 1971).

2. Segundo capítulo: Análisis comparativo, elementos característicos

La búsqueda que se emprende en este trabajo a partir del análisis comparativo, pretende,

parcialmente, evidenciar la influencia del trabajo de Ravel sobre la Sonata de Antonio José. Debido

a que es complejo resumir la obra entera de un compositor en pocas palabras, no se pretende

asumir la totalidad de la producción de Ravel como punto de partida para el análisis, sino que se

escogió una obra que, en cierta medida, ejemplifique algo del tratamiento compositivo del músico

francés. En este caso, se eligió la Sonatine para piano de Ravel por dos elementos principales; su

naturaleza como obra para instrumento solista y su cercanía a las formas clásicas.

El objetivo de este análisis es evidenciar cuáles son esas similitudes musicales y para ello se ha

propuesto una división de elementos del contenido de las obras, a saber: forma, ritmo, elementos

armónicos, indicaciones (agógicas, dinámicas, fraseo, carácter) elementos melódicos y fraseo. A

continuación se presenta la comparación entre ambas obras.

La primera relación entre las obras, por demás evidente, es su acercamiento a la forma sonata,

tendencia presente en muchas obras para guitarra de compositores no-guitarristas de la primera

mitad del siglo XX. Usualmente situado tanto en el impresionismo como en el neoclasicismo,

Ravel, como muchos otros, seguía cultivando las formas trabajadas en el siglo XVIII, alejándose del

revolucionario Preludio a la siesta de un fauno (1893) de Claude Debussy, obra que para muchos

teóricos representa la inauguración del siglo XX, principalmente por su ambigüedad formal. Si bien

es evidente una diferencia en cuanto a las dimensiones de cada obra, existen coincidencias

formales relacionadas con la forma sonata. Éste fenómeno no es influencia directa de Ravel sobre

Antonio José, sino más bien es una idea estética neoclasicista, algo que ambos compositores

comparten.

Sonatine para piano (1905) – Maurice Ravel

I. Modéré (moderato)

II. Mouvt de menuet (tiempo de minueto)

III. Animé (animado-vivace)

Sonata para guitarra (1933) –Antonio José

I. Allegro Moderato

II. Minueto

III. Pavana Triste

IV. Allegro con brío

Se recomiendo al lector acompañar el desarrollo del análisis junto a las partituras de los anexos.

2.1 Primer movimiento: Allegro moderato- Sonata y Modéré- Sonatine

2.1.1 Forma

La sonata es un género que se basa en un orden específico de sucesos musicales. En el barroco se

le denominaba, en un sentido pragmático, sonata a las obras instrumentales, para diferenciarle de

obras para canto, cantatas, pero es en el periodo clásico, donde se desarrolla como una obra en

cuatro movimientos. Este arquetipo de cuatro partes, se extendió a tríos, cuartetos, quintetos,

sextetos y sinfonías, que no son más que sonatas para diferentes formatos.

En dicho periodo, el primer movimiento se configuró a partir de la forma sonata. Esta forma, se

basa en una presentación de un tema, conocido como sección A, un desarrollo o contraste B y una

recapitulación o re-exposición de A. Uno de los elementos que define la forma sonata, es el

desarrollo motívico, es decir el planteamiento de una melodía que muta a través de un discurso de

contraste y repetición, decantándose en la ampliamente conocida fórmula exposición, desarrollo y

re-exposición.

Ravel:

Modéré tiene una estructura de forma sonata. Contiene tres secciones, exposición (A), desarrollo

(B) y re-exposición(A). No posee introducción, pero si presenta una pequeña coda al final. En el

gráfico 1, se presenta la división formal de Modéré, mostrando secciones, grupos temáticos (G) y

sus respectivos compases a los extremos de los recuadros.

Gráfico 1-Esquema formal Modéré.

Antonio José:

Allegro Moderato tiene estructura de forma sonata. El compositor presenta una extensa sección

(A), una sección contraste (B), y por último la re-exposición (A´), que solo es literal los seis

1 A 28

Exposición

29 B 58

Desarrollo

59 A` 87

Re-exposición

1 G1 12 13 G2 28 29 G1 42 43 G2 58

59 G1 70 71 G2 83 84 Coda 8 7

primeros compases, para después desarrollar, a través de la variación, elementos de A.

Finalmente la pieza termina con una coda corta, proveniente de materiales de A.

Gráfico 2-Esquema formal Allegro Moderato.

2.1.2 Ritmo

Ravel José

Métrica 2/4 2/4

Ravel:

Los materiales rítmicos con los que trabaja el compositor en este primer movimiento, nacen a

partir de las siguientes células rítmicas:

Gráfico 3-Células rítmicas de Modéré.

1 A 76

Exposición

77 B 127

Contraste

128 A` 210

Re-exposición

1 G1 40 41 G2 75

77 G1 111 112 G2 126

128 G1 170 170 G2 210 211 Coda 229

Como se observa en el gráfico anterior, se han discriminado las células rítmicas que conforman los

motivos melódicos de las que componen los acompañamientos armónicos.

Antonio José:

Gráfico 4-Células rítmicas de Allegro Moderato.

Las células rítmicas que se presentan en el Allegro Moderato, discriminadas de la misma manera

que en Ravel, coinciden con las de Modéré; de esta manera se observa una cercanía rítmica entre

las dos piezas, enmarcadas en una métrica invariable de 2/4.

Ravel:

El ritmo, además de otros elementos, es un marcador formal a lo largo de Modéré. Por ejemplo, el

compositor presenta la sección A con un acompañamiento en fusas, dando la sensación de

velocidad.

Gráfico 5-Acompañamiento en fusas-Modéré, compás 1 y 2.

El acompañamiento, como se especifica en la imagen anterior, está compuesto por grupos de

cuatro fusas, repartidas en los dos pentagramas. Este tipo de acompañamiento se extiende hasta

el final del grupo 1, (gráfico 1), y desaparece al inicio del grupo 2, para, a través de la aumentación

rítmica, generar un nuevo acompañamiento con figuras de corchea.

Gráfico 6-Acompañamiento en corcheas- Modéré Gráfico 7-Acompañamiento en corcheas- Allegro Moderato

Compases 13 y 14. Compases 2 y 3.

De esta manera se produce un cambio formal, no solo por los nuevos materiales melódicos que

aparecen, sino porque la rítmica del nuevo acompañamiento genera una sensación de

ralentización sobre la pieza. Esta percepción se acrecienta, y termina en el clímax de la sección A.

Gráfico 8-Punto climático Sección A-Modéré, compases 20 y 21.

Antonio José:

Para José, también el ritmo es un marcador formal en Allegro Moderato. La parte climática de la

sección A, está marcada por un cambio rítmico importante, puesto que el desarrollo anterior está

compuesto por subdivisiones binarias, la aparición del tresillo produce un cambio discursivo.

Gráfico 9-Punto climático sección A-tresillo-Allegro Moderato, compás 44.

Ravel:

Al comienzo de la sección B, Ravel realiza un desplazamiento rítmico a partir del uso de síncopa

externa, dando un carácter de transición que conecta con la reaparición y desarrollo de uno de los

Un peu retenu (un poco retenido) y trés

expressuf (muy expresivo), suponen

cambios en el tempo y el carácter, sumado

al ppp, que aparece por primera vez.

La aparición del tresillo, el pianissimo (pp) y

la indicación dejando vibrar, elementos que

aparecen por primera vez, crean un

cambio en el discurso de la pieza.

materiales motívicos de A.

Gráfico 10-Desplazamiento rítmico-Modéré-compases 29 a 33.

Antonio José:

También José propone para el Allegro Moderato, un desplazamiento rítmico finalizando la sección

A, como transición a la sección B.

Gráfico 11-Desplazamiento rítmico-Allegro Moderato-compases 64 a 72.

2.1.3 Elementos melódicos

Ravel:

El compositor presenta dos motivos melódicos que van a darle forma al movimiento entero, a

través de diferentes procesos de variación ritmo-melódica.

Gráfico 12-Primer motivo-Modéré.

Gráfico 13-Segundo motivo-Modéré.

4ª Grados conjuntos 3ª

Grados conjuntos

3ª 3ª 2ª 2ª 3ª

Por tratarse de una Sonatina, Ravel expone rápidamente los materiales principales de la obra, por

lo que los motivos 1 y 2 aparecen consecutivamente. El primer motivo, que contiene un carácter

modal, específicamente en C# frigio, se yuxtapone a un tratamiento armónico diatónico, que da

una sensación de estabilidad tonal. Usualmente en el desarrollo clásico de la sonata, se exponía el

segundo motivo transpuesto sobre la dominante, antes de dar rienda suelta al desarrollo. En este

caso, el cambio hacia la dominante para Ravel, no va a ser precisamente el quinto grado, sino un

lugar de tensión presentado a partir de acordes dominantes paralelos, tema que se tratará más

adelante. El motivo 2 sigue emparentado con el modo frigio, aunque rodeado de la tensión

mencionada anteriormente.

Un ejemplo del desarrollo motívico que presenta Ravel se ve al final del grupo 1 y comienzo del

grupo 2 en la sección A (gráfico 1). Como se ve en el gráfico 14, se desarrolla la segunda parte del

motivo (2) a manera de espejo durante el primer y segundo compás de la imagen, aunque con una

variación rítmica ( ) con respecto al original. La cadencia, primera de la pieza, se enfatiza gracias

al forte (f), a los acentos en el primer tiempo y a la indicación de arpegiando, conteniendo la

repetición incisiva de , generando un ambiente de tensión, claro marcador formal. En el grupo

2, que inicia en el quinto compás del gráfico 14, se presenta el motivo (2) con una inversión en la

dirección melódica.

Gráfico 14-Desarrollo motívico sección A- Modéré. Compases 6 a 11.

Lo mismo sucede en el clímax de la sección A, donde se repite de manera consecutiva. Gráfico 15-compases 20 y 21.

Cadencia

Melodía sobre arpegio descendente de La Mayor

con séptima mayor.

Gráfico 16-compases 41 y 42.

De esta manera, el compositor, a partir de los motivos 1 y 2, genera el discurso melódico de la

pieza, en las que aparecen otras melodías características de cada sección.

Gráfico 17-compases 23 a 26.

Antonio José:

El Allegro Moderato es particular en su desarrollo melódico. Mientras Ravel confecciona un

discurso a partir de dos motivos en Modéré, con variaciones de diversas categorías, Antonio José

presenta, en su primer movimiento, una amplia sección de desarrollo y contrastes a partir de cinco

células rítmicas.

Gráfico 18-Células rítmicas-melodías-Allegro Moderato.

Así como Ravel, Antonio José trabaja sobre el desarrollo y contraste de sus motivos, aunque de

Melodía corta basada en 4s justas descendentes

características del inicio del motivo 1.

Melodía sobre el inicio del motivo 1, partiendo

desde alturas diferentes y explorando diferentes

registros.

manera más impredecible. El motivo de apertura de la obra, primeros dos compases, se encuentra

cuatro veces a través del primer movimiento: dos veces literalmente, una transpuesta en La

menor y por último una variación en la coda.

Gráfico 19-Motivo de apertura-Allegro Moderato.

Aunque el motivo anterior es característico y le permite obtener al compositor una sensación de

recapitulación en la sección A`, en realidad la mayoría del desarrollo melódico obedece al diverso

uso de las células rítmicas b, c, d y e (gráfico 18).

Gráfico 20-Célula rítmica b ascendente-Allegro Moderato-compases 21 y 22.

Gráfico 21-Célula rítmica b descendente-Allegro Moderato-compases 125 a 127.

Debido a la naturaleza de la disposición del acompañamiento que se une al motivo b, es

importante que el guitarrista separe muy bien los dos planos, para una correcta dicción de ambas

voces.

La célula rítmica c (gráfico 18), es abundante en el discurso melódico del Allegro Moderato.

La presentación y desarrollo de la

célula rítmica b es, casi siempre, de

manera ascendente.

Siendo este ejemplo el único de

constante dirección descendente del

motivo b, además del conector de la

sección B con la recapitulación A`, el

guitarrista debe acentuar el canto,

junto a las indicaciones de Cresc… e

acell. Poco...

b

b

Gráfico 22-Célula rítmica c ascendente-Allegro Moderato-compases 32 y 33.

Gráfico 23 -Célula rítmica c descendente-Allegro Moderato-compases 121 a 123.

Gráfico 24-Célula rítmica c -Allegro Moderato-compases 47 a 49.

Gráfico 25-Célula rítmica c -Allegro Moderato-compases 59 a 63.

Otra célula rítmica que es de gran importancia es d (gráfico 18). El compositor crea diferentes

transiciones entre los desarrollos de los diversos usos de las células b y c, a partir de la célula d,

expresadas en frases que recorren el diapasón, creando amplias zonas de desarrollo.

c c

2ª menor ascendente.

Intervalos de 6ª y 5ª

descendentes.

c

c c Variación sobre c, en la

que aparece, en medio

de las dos figuras

rítmicas, un silencio.

c c

2ª menor descendente.

c c

Gráfico 26-Célula rítmica d -Allegro Moderato-compases 15 a 18.

Como se observa anteriormente, las transiciones, hilvanadas desde la célula rítmica d, contienen

diferente tratamiento de escalas, donde el compositor se caracteriza por su contraste entre

modos eclesiásticos, escalas pentatónicas y cromatismo al interior de los modos.

Gráfico 27-escalas-Allegro Moderato-compases 34 y 35. Gráfico 28-escalas- Allegro Moderato-compases 38 y 39.

Escala Mi Menor

Cromatismos: #7 y #4 Escala modal Mi Lidio.

Cromatismos: b3, #5 y #6.

Escala pentatónica mayor

en sol.

Escala pentatónica mayor en sol:

Cromatismo b6

Escala modal mi mixolidio:

Cromatismo: b9 b13

La célula rítmica e (gráfico 18), es contrastante debido a su naturaleza ternaria.

Gráfico 29-Célula e-Allegro Moderato-compases 150 a 153.

Ravel:

El tratamiento de las alturas está determinado por lo modal y lo diatónico a lo largo dela pieza, así

como melodías que contienen grados conjuntos y principalmente los intervalos de 3ª y 4ª.

Existen también pasajes cromáticos en voces intermedias, como se muestra a continuación:

Gráfico 30-cromatismos-Modéré-compases 17 y 18. Gráfico 31-cromatismo-Modére-compás 85.

Antonio José:

Como Ravel, José propone pasajes cromáticos en voces intermedias.

Gráfico 32-Allegro Moderato-compás 29. Gráfico 33-Allegro Moderato-compases 42 y 43.

Dichos movimientos cromáticos deben ser expuestos por el guitarrista, no solo por su intrínseco

valor, sino porque debido a que se encuentran junto a otras voces, es fácil que se pierda si no se es

consciente de ello.

Bordadura cromática inferior.

2.1.4 Fraseo

Ravel:

Ravel suele combinar apariciones de frases simétricas y asimétricas. Es así como encontramos

frases de 3 compases:

Gráfico 34-Modéré-compases 43 a 45.

Frases simétricas de 2 compases, que son las más comunes, y de 4 compases que aparecen dos

veces, están presentes en la pieza:

Gráfico 35-Modéré-compases 6 y 7. Gráfico 36-Modéré- compases 13 a 16.

Son comunes las frases que Ravel repite dos o tres veces consecutivamente: ostinatos.

Gráfico 37-Modéré-compases 9 a 11. Gráfico 38-Modéré-compases 23 a 26.

Ostinato que es la antesala de la primera

cadencia de la pieza.

Este ostinato hace parte del contrastante

final de A.

Gráfico 39-Modéré-compases 55 y 56. Gráfico 40-Modéré-compases 55 y 56.

Ravel presenta combinaciones de frases en las cuales se encuentran; ostinatos, frases simétricas

de dos compases juntas, combinaciones de simétricas y asimétricas, frases de cuatro compases

seguidas de una de tres, frases de tres seguidas de una de dos, como se ve en el ejemplo:

Gráfico 41-frases-Modéré-compases 43 a 53.

Antonio José:

El carácter secuencial es un recurso constante en el Allegro Moderato. Las frases adyacentes están

caracterizadas por la relación antecedente-consecuente, entendida como una interacción de

frases que se unen a través del discurso iniciativo y conclusivo que tienen respectivamente. Se

trata entonces de un comportamiento melódico que obedece a la relación entre las frases

Este ostinato lleva al final de B. Ostinato, que se encuentra dos veces en la

pieza, constituye dos de los momentos

climáticos de A y A´.

Combinación frase asimétrica

y simétrica (3+2).

Combinación frase simétricas

(2+2+2).

contiguas, generando en primera instancia, una frase de apertura en la que se presenta un motivo

melódico particular (antecedente) y finalmente, una frase conclusiva que es estructuralmente

similar a la primera, pero con una intención de cierre (consecuente), (Eduardo Fernández, 2003).

Muchas veces se presentan dichas apariciones de fraseo con relaciones directas de transposición,

de esta manera, el consecuente repite el dibujo melódico del antecedente, (intervalos y dirección

de alturas), a partir de una nota diferente. En otros casos se presenta un desarrollo con respecto al

antecedente.

También es común al lenguaje de la Sonata el recurso del ostinato, también empleado con

recurrencia por Ravel. Su intrínseco carácter incisivo, permite emplear al intérprete guitarrista

diferentes maneras de acercarse a este través de la variación tímbrica, dinámica o agógica. Es

entonces el ostinato, un valor importante dentro del discurso, no solo en el primer movimiento,

sino a lo largo de la obra, por lo que el guitarrista debe tomar decisiones relacionadas con el

tratamiento de dicho elemento.

Gráfico 42-Frases-Allegro Moderato- compases 19 a 43.

Antecedente

Consecuente

Ostinato

Ostinato

Ostinato

Antecedente

Consecuente

Antecedente

Consecuente

En el gráfico 42, se observan los dos fenómenos descritos con anterioridad. En el antecedente-

consecuente del primer sistema, se observa cómo el consecuente esta transpuesto una 5ª

ascendente con respecto al antecedente, conservando su misma estructura melódica interna.

Sucede lo propio en el último sistema, aunque el consecuente se presenta una 8ª ascendente.

Los ostinatos no poseen ningún tipo de indicación por parte del compositor, por lo que su

interpretación está supeditada al guitarrista. Al ser, como se menciona anteriormente, una

herramienta significativa, el ostinato debe representar una parte importante del acercamiento

instrumental a la pieza. Es claro que el valor inherente del ostinato es su carácter incisivo, por lo

que en principio su sola aparición produce una escisión con respecto a elementos previos de

desarrollo motívico. Aun así, es labor del intérprete suscitar diferentes aproximaciones del

ostinato, permitiendo una renovación constante en sus apariciones. Puesto que lo anterior

suponga una conducta frecuente, puede llegarse a atiborrar el discurso a partir de la exacerbación

de la variación, por eso es importante ser cuidadoso con las decisiones a tomar.

Antonio José, al igual que Ravel en la Sonatine, plantea dos tipos de ostinatos: el primero se puede

denominar como falso desarrollo, ya que obedece a una ruptura entre frases en las que se

ralentiza su desenvolvimiento a partir de la repetición de uno de sus componentes.

Gráfico 43 ostinato falso-Allegro Moderato- compases 25 a 36.

Es importante que el intérprete enfatice dicha interrupción del desarrollo. En este caso, debe

considerarse que no se trata de un cambio formal, pero tampoco es un elemento que pase

desapercibido, así que la alteración que recibe dicho segmento debe ser cautelosa en cuanto a su

vigor. Se propone, como se observa en el gráfico 43, un ligero ritardando, acentuando de esta

manera el corte que el ostinato en sí mismo propone. El segundo compás del ostinato, que

Antecedente

Consecuente Falso desarrollo

Transición

Ostinato Ligero rit…

estructuralmente hace parte del consecuente, debe estar conectado a la transición de manera que

no haya una interrupción en la dirección ascendente que se produce.

En los casos similares de ostinato de falso desarrollo, para generar variación, se puede hacer uso

de diferentes cambios relacionados con la agógica (rit, accel, rall, etc), la dinámica (p, mf, f, etc) y

la tímbrica (tasto, ponticelo, etc).

Esta misma sensación es representada por Ravel en Modéré, en la que a partir de la inversión, el

compositor plantea un ostinato que irrumpe el desarrollo, retrasando la llegada a la primera

cadencia de la pieza.

Gráfico 44-Ostinato falso-Modéré-compases 6 a 11.

Antonio José utiliza el mismo recurso que Ravel para generar un discurso elongado a partir de la

irrupción de dichos ostinatos. De nuevo, es pertinente aclarar que la manera en que se acentúa

dicha situación, a través de elementos ya mencionados, debe ser sutil, en tanto el compositor no

planteó ninguna indicación particular y la saturación pueda entorpecer la interpretación.

El segundo caso de ostinato, es el que aparece en momentos formalmente importantes sin que

signifique rupturas entre frases y se puede denominar como ostinato formal. En este caso, debido

a situaciones formales particulares, Ravel y Antonio José usan el ostinato para definir un momento

incisivo dentro de la obra.

Antecedente Consecuente

Ostinato

Falso desarrollo Cadencia

Gráfico 45-Ostinato formal-Allegro Moderato-compases 44 a 63.

Antonio José plantea una primera ruptura en A, a partir de varios elementos. Después de un

desarrollo de las células b y c (gráfico 18), de frases antecedente-consecuente, de transiciones

entre motivos, de movimientos escalísticos que recorren el diapasón, el compositor propone un

cambio a partir de tres elementos: ritmo, siendo la primera aparición del tresillo de corchea;

dinámica, con la aparición del primer pianissimo (pp) en la obra; de resonancia, en donde a través

de la indicación dejando vibrar, se produce una expansión de la resonancia a partir del arpegio.

Dicha resonancia se produce a partir del acorde de Bb mayor que se extiende a través de los tres

primeros compases del gráfico 45. Por medio del ostinato formal, que es en sí una herramienta

discursiva que permite la prolongación de una sonoridad particular, se acentúa una situación

formal determinada.

En el caso de Ravel, sucede lo mismo, aunque en dimensiones menores debido a la naturaleza

Ostinato formal

Ostinato formal Ostinato formal

Ostinato formal

Ostinato formal

formalmente más corta de la Sonatine.

Gráfico 46-Ostinato formal-Modéré-compases 17 a 26.

Este momento álgido de la sección A, del primer movimiento de la Sonatine, comparte similitudes

con el descrito previamente en el primer movimiento de la Sonata (gráfico 45). Se observa cómo el

ostinato formal aparece acompañado del primer ppp que aparece en la pieza junto a un très

expressif (muy expresivo) y Un peu retenu (un poco retenido), precedido de un rit. Incluso existe

gran similitud entre dos de los ostinatos:

Gráfico 47-Allegro Moderato-compases 47 y 48. Gráfico 48-Modéré-compases 20 y 21.

En la casilla “traslado de valores”, se pretende introducir a la interpretación del pasaje de la

Sonata (gráfico 45) dos indicaciones que no se encuentran escritas. Dicho préstamo de la Sonatine,

Tenuto

Acordes no

diatónicos Bb aum (#5) F#m (13)

Traslado de

Valores

obedece a la coincidencia de ambos pasajes, por lo que es una propuesta plausible.

El fraseo del Allegro Moderato se expone en varias etapas. La primera desde el comienzo hasta el

compás 26, donde se trabajan frases simétricas de dos y cuatro compases. A partir del compás 27

hasta la re-exposición, se intercalan frases simétricas con asimétricas, alcanzando un punto

climático en el compás 92.

Gráfico 49-Allegro Moderato-compases 91 a 111.

Como se ve en el gráfico 49, este punto del primer movimiento es climático, no solo por el pedal

en el que se mantiene a lo largo de 20 compases, sino por las apariciones asimétricas de bloques

de acordes plaqué. Desde este lugar y hasta el final, el compositor vuelve a combinar frases

simétricas y asimétricas.

2.1.5 Indicaciones

Ravel:

A pesar del carácter evocativo que posee la Sonatine de Ravel, las indicaciones del compositor

para el intérprete pianista no pretenden acotar metáforas extra-musicales referidas al ensueño o a

la fantasía más allá de las ampliamente usadas: dulce, expresivo, apasionado o agitado. Ravel no

emplea palabras que evoquen sensaciones o sentimientos abstractos, (aunque posea obras de

carácter programático), como sí lo hizo Debussy en sus Pagodes, que hacen parte del tríptico

pianístico Estampes (1903), con indicaciones como dans une sonorité plus claire (en una sonoridad

más clara). Harán lo propio más adelante compositores como Alfredo del Mónaco, en su dueto

para guitarra Visiones del caminante (1995) donde sus indicaciones son tales como contemplativo

o misterioso.

En el gráfico 50, que hace parte del clímax de la parte B, se observa cómo Ravel acompaña un

momento formalmente importante dentro del discurso del primer movimiento con un

contundente Animé (animado). De esta manera enfatiza el carácter álgido de dicho pasaje, junto a

un forte, que tres compases después se transformará en un passioné (apasionado) en fortísimo

culminando la parte intermedia del primer movimiento para iniciar la re-exposición.

Gráfico 50-indicaciones-Modéré-compases 49 a 58.

Es constante, por ejemplo, el uso de la indicación en dehors (resaltar), buscando que el intérprete

ponga en primer plano ciertas melodías. Las indicaciones agógicas, están entrelazadas a las

cadencias de la obra, en las que durante la tensión (acordes de dominante) se proponen

ritardandos y rallentandos, usándolos como marcadores formales durante la pieza. Así mismo,

como se ha mencionado anteriormente, las indicaciones dinámicas son otro marcador formal,

permitiendo al intérprete conocer los puntos de tensión- relajación.

Antonio José:

Así como Ravel, las indicaciones de Antonio José están relacionadas con problemas técnicos

directamente. El compositor español no plantea referencias extra-musicales sino que se enfoca en

la indicación de elementos agógicos, dinámicos y de expresión. En este sentido, y en muchos

otros, mantiene su relación con el neoclasicismo, con el cual está emparentado también Ravel,

perpetuando algunas características de la tradición decimonónica.

Existen coincidencias entre los dos compositores, así como con tantos más, en cuanto al uso de

indicaciones tradicionales. Ravel y Antonio José usan con recurrencia las indicaciones agógicas y

dinámicas; Ritardando, rallentado, expresivo, apasionado. Términos como apasionado, en dehors

(destacar) o muy expresivo, aparecen en ambas obras resaltando melodías o lugares de evidente

lirismo. Aunque en últimas Ravel emplea mayor número de indicaciones que José, los dos

comparten una estética que se relaciona con la tradición, principalmente, del siglo XVIII, dejando

al intérprete términos que lo remiten más a lo técnico que a lo metafórico. No vale la pena

introducir vanamente situaciones extra-musicales en las dos obras, (aunque Pavana triste sea el

único ejemplo evocativo), pues el intérprete no tiene referencias a fuentes externas que elaboren

imaginarios representativos. Es el caso contrario, por ejemplo, de Debussy con su obra para piano

Estampes (estampas-1903). En ella, sus tres movimientos hacen referencias particulares a entes

culturales; 1. Pagodes (pagodas): el primer movimiento representa la construcción asiática de

varios niveles, conocida como Pagodas, en el que se ve una clara referencia de la música javanesa

por medio del tratamiento pentatónico; 2. La Soirée dans Grenade (tarde en Granada), representa

un paisaje de España usando ritmos como la habanera1 y elementos de la música española; 3.

Jardins sous la pluie (jardines bajo la lluvia), en este último movimiento Debussy retrata una tarde

parisina de juego de niños.

Hay una evidente intención de Antonio José por explorar el registro de la guitarra, además de un

interés por la resonancia del instrumento. De esta manera se observan indicaciones como dejar

vibrar o dejando siempre vibrar, acercándose a uno de los grandes problemas técnicos de la

guitarra que es la prolongación de las duraciones.

2.1.6 Elementos armónicos

Ravel:

El compositor se encarga de construir un lenguaje armónico que está basado en el uso de

tensiones sobre acordes dominantes (9ª y 13ª), mixturas, acordes de dominante en paralelo,

secuencias y modulaciones. Las dominantes paralelas se pueden definir como una secuencia de

acordes mayores con séptima menor, que pueden o no tener relaciones tonales entre sí.

Gráfico 51-dominantes paralelo-Modéré-compases 69 y 70.

1 La habanera, aunque concebida en Cuba, se considera española debido a que dicha isla del caribe fue

colonia de España hasta 1898.

Acordes de dominante

en paralelo.

Tensiones de 9ª y 13ª.

E7 (9-13)

B7 (9-13)

G#7 (9-13)

C#7 (9-13)

Gráfico 52-mixtura-Modéré-compases 85 a 87.

Existen tres modulaciones a lo largo de la pieza. Se expone el primer motivo diatónicamente en La

mayor, y como se mencionó anteriormente, la presentación del segundo motivo se hace

acompañada de una sección de acordes de dominante paralelos.

Gráfico 53-dominantes-Modéré-compases 6 a 11.

Como se observa en la imagen, se genera toda una sección de tensión a partir del enlace de

acordes de dominante sin relación tonal. Las flechas indican novenas mayores sobre cada

dominante.

Mixtura bIII

menor.

biii

I

biii

I

F#7 E7

B7 D7

F#7

E7 B7

D7 E7 B7 D7 E7

También aparecen secuencias y mixturas a lo largo de la pieza.

Gráfico 54-secuencia-Modéré-compases 43 a 53.

Antonio José:

Antonio José comparte varios elementos en común con Ravel. La secuencia es frecuente a lo largo

del primer movimiento.

Gráfico 55-secuencia-Allegro Moderato-compases 2 y 3.

Gráfico 56-secuencia-Allegro Moderato-compases 11 a 14.

Em G Am C Dm

Gm Dm Gm

El recurso de las dominantes paralelas en el Allegro Moderato:

Gráfico 57-dominantes-Allegro Moderato-compases 31 y 32.

El tratamiento de las alturas por parte del compositor lo mantienen en un constante dialogo entre

el diatonismo y la modalidad. El modo lidio como una de las principales herramientas, haciendo

uso constante del cuarto grado sostenido (#4) de manera armónica y melódica. También el

cromatismo, a manera de escalas ocatatónicas, son constantes a la largo del desarrollo motívico,

así como las transiciones sobre escalas pentatónicas mayores. El compositor propone sonoridades

basadas en la suspensión de acordes de diferente naturaleza:

Gráfico 58-suspensiones-Allegro Moderato-compases 21 a 24.

Así mismo se presentan acordes mixtos, resultados de la combinación de cuartales y tríadicos, así

como superposición de quintas y triadas. Dichos acordes, que también se suelen denominar como

poliacordes, son idiomáticamente cercanos a la guitarra, aumentando la proyección sonora del

instrumento a través del uso de cuerdas al aire.

Acorde Mayor 6-4:

Suspensión #4-5

Acorde menor:

Suspensión 9-fundamental

Acorde meno:r

Suspensión 7-fundamental

E7 (b5) Bb9 (#5) Las dominantes

paralelas resuelven

en un G lidio.

Gráfico 59-suspensiones-Allegro Moderato-compases 1, 17 y 19.

Las relaciones de algunos acordes contiguos no son de tipo diatónicas, sino que obedecen a

mixturas o búsquedas sonoras particulares.

Gráfico 60-mixturas-Allegro Moderato-compases 54 a 56.

2.2 Segundo movimiento: Minueto-Sonata y Mouvt de Menuet- Sonatine

Una de las pocas danzas sobrevivientes del barroco en el siglo XIX es el minueto. Sus apariciones,

antaño integradas a la suite barroca, empezaron a hacer parte de la forma sonata, y por tanto de

tríos, cuartetos y sinfonías. Es una danza ternaria de carácter elegante, que se transforma en las

manos de Ravel y Antonio José debido a sus búsquedas sonoras particulares. Los compositores

conservan su métrica ternaria y, en lugares específicos, su carácter pintoresco y refinado. Aun así,

el desarrollo armónico y melódico que comparten los compositores, ofrece una versión novedosa

del minueto, cercano al denominado “impresionismo”.

2.2.1 Forma

Antonio José:

El Minueto tiene la forma A-B-A, donde hay una presentación temática particular con repetición

(A) un desarrollo (B) y una recapitulación literal (A). El compositor presenta una extensa sección de

desarrollo, contrastante a la poca extensión de A, en donde se encuentran tres momentos

denominados B1, B2, B3.

em

A cuartal

E

Superposición de

5ªs Justas

G Maj7

A cuartal

Bb E7

Bb

Gm7 (b5) D

Gráfico 61-forma-Minueto.

Ravel:

En el caso de Mouvt de menuet (Tempo de minueto), Ravel expone una estructura formal similar a

la de José: una sección de apertura con repetición (A), un desarrollo (B) una re-exposición con

variaciones (A`) y una pequeña Coda.

Gráfico 61-forma-Mouvt de menuet.

2.2.2 Ritmo

Rítmicamente José y Ravel comparten materiales similares.

Gráfico 62-esquema rítmico.

A

A

B

B1 B2 B3

A

A`

B

Coda

En el gráfico anterior se observan las similitudes entre los materiales más usados dentro de cada

movimiento junto a sus respectivas variaciones.

Antonio José Maurice Ravel

Métrica ¾ 3/8

2.2.3 Fraseo

El fraseo en estos dos movimientos es mucho más distante con respecto al primer movimiento,

aunque se encuentran puntos en común como el siguiente:

Gráfica 63-fraseo- Mouvt de menuet-compases 73 a 75.

Gráfico 64-fraseo-Minueto-compases 71 a 74.

Como se observa en los gráficos anteriores, existe una concordancia a través, de nuevo, del

ostinato. En este caso específico, realizando las equivalencias rítmicas respecto a cada métrica, se

presenta un caso de correspondencia debido al uso de motivos rítmicos iguales.

2.2.4 Elementos melódicos

Las melodías son bastante diatónicas en el caso de los dos compositores y están relacionadas

armónicamente con tensiones de 9ª y 13ª. Es importante resaltar los lugares en los que se

producen arpegios sobre las melodías, usualmente sobre acordes de dominante.

Ravel:

Grafico 65-Mouvt de menuet- compases 26 a 32.

Antonio José:

Grafico 66 compás 4. Grafico 67 compás 8. Grafico 68 compás 12.

Los arpegios descendentes, que estructuralmente tienen carácter de cierre en el Minueto de

Antonio José, coinciden con el tratamiento de Ravel, quien en su segundo movimiento, los emplea

en la voz inferior. De esta manera, también Antonio José reparte el arpegio, emergente del final de

la melodía, en la voz inferior. El guitarrista entonces, puede procurar mantener la resonancia del

arpegio, separándolo de la nota inicial que hace parte de la melodía, y dando a cada caso un

timbre diferente como se observa en los gráficos anteriores.

El uso de escalas pentatónicas está relacionado, en el caso de Antonio José, a momentos de

elongación del registro de la guitarra. De esta manera, se generan curvas melódicas que recorren

el diapasón.

Arpegio acorde m7

ascendente.

Arpegio acorde

dominante 7

descendente.

E7 (b9) G9 D7 (b5-9)

Tasto normale Ponticello

Gráfico 69-Minueto-compases 47 a 50.

En este caso, el acercamiento de Antonio José está más relacionado con Debussy, por el

movimiento ondulatorio de las escalas a lo largo del registro, sin alteraciones cromáticas.

Gráfico 70- Claude Debussy-Estampes-Pagodes.

Dicho tratamiento de las escalas pentatónicas, les otorga un papel especial dentro de sus

momentos de aparición, principalmente por su relación con la amplitud del registro que recorre y

por la prolongación de su duración.

Gráfico 71-Minueto- compases 63 a 70.

Es por eso que en el pasaje del gráfico anterior, punto climático del minueto en donde se

presentan varios ostinatos sobre la escala pentatónica mayor de E en forte, se deben tomar

decisiones respecto al fraseo. En la gráfica se propone tasto y mp, sobre el último ostinato debido

a su cambio de registro, contrastando con los incisivos ostinatos anteriores.

Pentatónica mayor A Pentatónica mayor E

Pentatónica de C# tipo D

Tasto y

mp

Aunque en Ravel es constante el uso de pentatónicas, estas se incrustan dentro de su discurso

melódico y se mezclan con otros elementos. También sucede lo mismo con Debussy, pero dentro

de la Sonatine no hay lugares enteramente pentatónicos como los que abundan en Pagodes.

Gráfico 72- Mouvt de menuet- compases 23 a 28.

Ravel presenta la escala pentatónica menor de Bb en una voz intermedia, este mismo caso se

replica en Antonio José.

Gráfico 73-Minueto- compases 9 y 10.

2.2.5 Elementos armónicos

El elemento en el que más hay convergencias en las dos piezas es el uso de dominantes paralelas.

Es este recurso, característico del lenguaje armónico de Ravel, el que se incrusta en el Minueto de

Antonio José, creando regiones de dominante en el que se encuentran acordes de dominante

encadenados, que pueden tener o no relaciones tonales entre sí.

A continuación, se observa cómo a partir de un ejemplo de Ravel, se desprenden tres situaciones

del minueto de Antonio José.

Escala pentatónica menor Bb

Escala pentatónica mayor C

Ravel

Gráfico 74-Mouvt de menuet- compases 13 a 25.

En la imagen anterior, Ravel encadena acordes de dominantes con 9ª sin relación tonal entre sí,

conduciendo hacia un ostinato, de nuevo parte importante del discurso.

Gb7

F7 (b9)

Ostinato

Ostinato

Bb7

Fm

Cb

Maj7

Bb7

Ebm 9

Acordes dominantes en

paralelo.

Antonio José:

Gráfico 75-Minueto- compases 11 a 13.

.

En Antonio José como en Ravel, es constante el uso de agregaciones de 9ª, así como la enarmonía

para encadenar las dominantes.

Gráfico 76-Minueto- compases 41 a 45.

Ab7 D7 (b5) C/G

Dominantes

paralelas

9ªs

A7 F7

Enarmonía

B7 E cuartal

Dominantes

paralelas

Enarmonía

Gráfico 77- compás 51 a 53.

Es entonces labor del guitarrista tomar estos puntos del minueto y realzarlos de manera que los

enlaces de acordes de dominante paralelos tengan mayor sensación de tensión sobre el resto del

discurso armónico. Dicha acentuación se puede efectuar con valores dinámicos como forte, que

por su incremento en la intensidad sonora permite una mayor audición del pasaje. Además

ejecutar dichos acordes en ponticelo permite que la tensión que se acumula cerca al puente de la

guitarra, proyecto con mayor claridad las dominantes a resaltar.

2.3 Tercer movimiento, Sonata-Pavana triste.

El tercer movimiento de la Sonata de Antonio José, Pavana triste, es el más solemne de la obra.

Contiene elementos similares a los de los dos movimientos predecesores.

2.3.1 Forma

Su forma ternaria, es similar al Minueto, aunque contiene la misma falsa re-exposición del Allegro

Moderato.

Gráfico 78 Forma-Pavana triste.

2.3.2 Ritmo

Pavana triste

Métrica 3/2

El discurso rítmico de la Pavana triste, se desprende de los siguientes motivos rítmicos:

C7 D7 Em

Dominantes

paralelas

9ªs

1 A 15

Exposición

16 B 36

Desarrollo

37 A` 50

Re-exposición

Gráfico 79- Ritmo-Pavana triste.

Debido al tempo lento de la Pavana, es importante que el guitarrista esté consciente

constantemente de la rítmica, evitando confundir el ritmo. Las figuras con puntillo, con la

intención de dar un aire refinado, se deben extender un poco más de su duración.

2.3.3 Fraseo e indicaciones

La aparición de frases simétricas y asimétricas, es constante, junto a indicaciones agógicas como

despacio, un poco más movido, y de intensidad, que proponen una sensación de balanceo, por el

contrastante cambio de tempo e intensidad. Aun así la Pavana triste es una pieza lenta, de

carácter galante. Antonio José sigue trabajando con los ostinatos, y en la sección B, propone

gestos basados en pausas pequeñas de respiración.

Gráfico 80- Pavana triste-compases 16 a 23.

Se propone trabajar los ostinatos de la misma manera que en los movimientos precedentes;

alterando el timbre. En el gráfico 80 se observa una posibilidad de trabajo tímbrico sobre dicho

pasaje, dando contraste a cada ostinato formal.

También se proponen otros tipos de acercamientos al ostinato como en el gráfico 81:

Normale Tasto

Ponticello Normale

Gráfico 81- Pavana triste-compases 25 a 27.

En el gráfico anterior, se propone abordar los ostinatos a partir del cambio progresivo entre

timbres e intensidades. De esta manera, la flecha indica el cambio hacia donde se deben dar

dichos elementos.

2.3.4 Elementos melódicos

Pavana triste es una pieza que se configura dentro de dos lenguajes; modal (desde sus melodías) e

impresionista (desde su armonía). Su discurso melódico, se basa principalmente en el tratamiento

de las escalas eólica, lidia y jónica.

Gráfico 82- Pavana triste-compases 1 a 4.

Como se puede observar en el gráfico 81, hay un contrapunto a tres voces; una voz superior, que

contiene el motivo rítmico a (gráfico79), gravita sobre mi menor natural (eólico); otra voz

intermedia basada en el motivo rítmico de acompañamiento b (gráfico79) que tiene diversos

acercamientos cromáticos sobre la escala de mi menor y una voz inferior que se mantiene

estática, como una nota pedal. De esta manera, Antonio José presenta un tratamiento

emparentado con la antigüedad, preferiblemente al renacimiento. Aun cuando este es el discurso

imperante, Antonio José irrumpe con algunos pasajes cromáticos.

Normale Tasto

mf p

Normale Ponticello

Gráfico 83- Pavana triste-compases 5 a 11.

En la gráfica anterior se observa una irrupción, en el discurso modal, de elementos melódicos del

primer (círculo rojo) y segundo movimiento (círculo negro). Aun así, Antonio José sigue

presentando lugares de predominancia modal, como el siguiente pasaje:

Gráfico 84- Pavana triste-compases 12 a 15.

2.3.5 Elementos armónicos

Los acordes que presenta Antonio José en su tercer movimiento están relacionados con elementos

tanto de Ravel como de Debussy.

Acordes con tensiones:

Gráfico 85-Pavana triste-compases 10 y 11.

Acorde de mi menor con 7ª y 9ª Acorde sin tercera desde la, con 7ª, 9ª y 11ª.

Acordes sin relaciones tónicas entre sí, cercanos a la búsqueda de color de Debussy y Ravel.

Gráfico 86-Pavana triste-compases 25 a 27.

Insinuaciones de la escala por tonos enteros y el acorde aumentado.

Gráfico 86-Pavana triste-compases 16 y 17.

Dominantes paralelas:

Grafico 87-Pavana triste-compases 42 y 43.

Bm7 (b5) Bb7 B7/A

Acorde ambiguo: F

mayor/aumentado

E7 F7 A7 G7 F7

2.4 Tercer movimiento Animé-Sonatine, cuarto movimiento -Allegro con Brío-Sonata

2.4.1 Forma

Antonio José:

Es el cuarto movimiento de la Sonata el más enérgico de la obra. A pesar de que contiene la

mayoría de materiales del primer movimiento, su fuerza se sostiene sobre la rápida figuración

rítmica, que junto a un tempo veloz, propone un virtuoso movimiento escalar sobre el modo

locrio. Su forma Rondó, le permite contrastar entre una briosa sección A y partes de desarrollo

provenientes del primer movimiento.

Gráfico 88-forma rondó-Allegro con brío.

De esta manera, las secciones B, C y D, que son contrastantes con A, contienen materiales

retomados literalmente del Allegro Moderato. La sección A es entonces el eje del Allegro con Brio.

El tercer movimiento de la Sonatine de Ravel, Animé, tiene relaciones con el Allegro con Brio, pero

estas no se encuentran en el ámbito de lo formal. Ravel propone para su tercer movimiento un

amplio desarrollo cromático de veloces pasajes, retomando en pequeñas ocasiones temas del

primer movimiento. Es entonces Animé una gran sección de desarrollo virtuoso, alrededor de

sonoridades basadas en el constante uso de cromatismos.

Como se mencionó anteriormente, las secciones B, C y D al ser extraídas del primer movimiento,

no se analizarán a continuación, debido a que ya se ha efectuado dicho proceso en el estudio del

primer movimiento, por tanto, el análisis se remitirá exclusivamente a las apariciones de la sección

A.

2.4.2 Ritmo

Antonio José propone grupos de cuatro semicorcheas como la base rítmica del desarrollo de A,

añadiéndole una variación en la que suprime, a través de la ligadura de duración, el primer tiempo

de grupos de semicorcheas.

A B A C A D A

Gráfico 89-ritmo-Allegro con brío.

Aun así, en la primera aparición de A, después de toda una sección en la que se aprecia una sola

línea melódica continua, solamente interrumpida por rasgueos de cuatro semicorcheas,

conformada por la rítmica del gráfico anterior, aparece en el compás 29 una apertura a dos voces,

planteándose dos rítmicas diferentes.

Gráfico 90-Allegro con brío-compases 26 a 35.

Lo mismo sucede en Ravel, quien a partir de una célula rítmica desprende dos voces que se

mueven en direcciones cercanas.

Gráfico 91-Animé- compases 24 a 32.

Gráfico 92 ritmo Ravel-Antonio José.

El tratamiento de dicha rítmica a dos voces debe ser tratada con cuidado por el guitarrista, quien

debe discriminar las dos líneas para percibir cada melodía.

2.4.3 Melodía y armonía

Antonio José

La actitud briosa de la sección A del cuarto movimiento no solo se debe a su tempo veloz y su

rítmica mecánica, sino también a sus alturas. Antonio José presenta un movimiento escalar que

está basado en la escala locria, pero que presenta diferentes cromatismo en su interior.

Gráfico 93-Allegro con brio-escalas, compases 1 a 10.

En el gráfico anterior, se marcan las notas cromáticas que aparecen dentro de la escala de mi

locrio.

Antonio José, al final de la primera aparición de A, propone un pasaje cromático que es similar a

los que trabaja Ravel en Animé.

Acorde em7 (b5)

Acorde superposición

de quinta y cuarta

Gráfico 94-Animé-pasaje cromático, compases 12 a 19.

Gráfico 95-Allegro con brio-pasaje cromático, compases 31 a 40.

3. Conclusiones

Ravel se aleja de la idea de lo extra musical en Sonatine, no deja espacios para la injerencia de

elementos externos; no se encuentran alusiones a la naturaleza, héroes, lugares o situaciones que

puedan crear un imaginario al intérprete e incluso al público. Se trata de un discurso meramente

musical, emparentado con el uso clásico de la forma, en el que se ve más de cerca un Ravel

neoclásico; incluso el nombre de la pieza no sugiere más que un esquema formal.

Ravel organiza la forma de manera que mantiene los preceptos de desarrollo motívico,

desplegando un discurso basado en su particular búsqueda armónica, que se relaciona con

Debussy, pero que encuentra en sí misma un lenguaje particular. En Sonatine, el uso de la escala

hexatónica y del acorde aumentado, tan característicos en Debussy, es casi nulo. Sus melodías,

acusan un mundo pintoresco que se mueve entre el diatonismo, los modos eclesiásticos y las

escalas pentatónicas. Sus armonías, en las que es evidente el uso constante de tensiones,

principalmente de 9ª y 13ª, dominan con sutileza el factor sorpresa, alejando y acercando al

oyente a la tonalidad. Incluso en el tercer movimiento de la obra, Animé, Ravel logra acercarse

por medio del incisivo uso del cromatismo, a la politonalidad.

Por otro lado, Antonio José es un gran recolector de mucho de los materiales de Ravel. Aunque

Antonio José no sea un continuador de la obra del compositor francés, si posee en su Sonata

muchos de los elementos evidenciados en Sonatine. Es claro que Antonio José no intenta

parafrasear a Ravel, ni tampoco alejarse del mismo; se trata de la condensación teórico-estética

por parte del compositor español de la influencia de Ravel y también de otros compositores

franceses como Debussy, Fauré o Poulanc; en todo caso un imaginario francés de finales del siglo

XIX y comienzos del XX. De esta manera compone una obra para guitarra de gran destreza técnica.

Si se quiere adscribir a la Sonata a una corriente o estilo, sería al neoclasicismo donde

posiblemente pertenezca, debido, principalmente, a su tratamiento formal.

Gracias al análisis comparativo, se pudo evidenciar la influencia de Ravel sobre Antonio José en

varios elementos; forma, ritmo, melodías, armonía, fraseo e indicaciones. Tal influencia se vio

materializada en diversos ejemplos, en los que se observaba el parentesco entre las obras

analizadas, permitiendo al guitarrista que se acerca al presente trabajo, conocer algunos

materiales principales de la obra y su posible origen.

El análisis contextual, permite conocer el porqué de muchos elementos que coinciden entre

Antonio José y Ravel. A través del estudio de personajes, instituciones y situaciones, se posee

mayor conocimiento sobre la Sonata, con la intención de enriquecer la interpretación.

A partir del análisis y de la exposición de situaciones técnicas particulares al interior de la obra y

sus cuatro movimientos con respecto a la Sonatine de Ravel, se propusieron, a lo largo del

desarrollo del segundo capítulo, algunas herramientas que enriquecen al intérprete guitarrista con

elementos evidenciados en la obra de Ravel. Las convergencias de elementos compositivos se

refieren a técnicas en común, desarrolladas en un lenguaje individual por parte de Antonio José,

por lo que los ejemplos presentados se sitúan en lugares específicos de las obras y no en una idea

total de las piezas. De esta manera es evidente que Antonio José tomó como punto de partida

para su Sonata elementos compositivos usados por Ravel y otros compositores franceses, para

realizar una de las obras paradigmáticas del siglo XX.

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