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UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MEXICO
FRANZ KAFKA O “EL PEREGRINO DEL ABSOLUTO”
El camino perdido. Una opción de sobrevivencia: Los esfuerzos por salvar su propia
existencia es enfrentarse a la muerte.
Presenta: P. José Alberto Pimentel Guzmán, mccj
DEDICATORIA
A mis papás: J. Refugio Pimentel Preciado y Teresa Guzmán Peralta.
Al Padre: José Luis López Marín, Misionero Comboniano; difusor incansable de
la fe católica en Centro África.
Y al Padre: Luis Alfonso Ramírez Aragón, sacerdote de Jesucristo por cuatro
meses, llamado al Padre el 25/01/1988.
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Tabla de Contenido
Ia Parte.- INTRODUCCION ............................................................................................. 3 CAPITULO I: Frank Kafka, el Hombre en Contraste .................................................. 6
1. VIDA Y OBRA DE FRANZ KAFKA [1883-1924] ........................................ 6 CATALOGO DE LAS OBRAS DE FRANZ KAFKA .............................. 8
2. LINEAMIENTOS DE LA COSMOVISION DE FRANZ KAFKA ................ 9 El Ser Humano ........................................................................................... 9
Autovaloración o Autoestima: .......................................................................... 9 El Mundo .................................................................................................. 11 Dios o Absoluto ........................................................................................ 11
CAPITULO II: FRANZ KAFKA O PEREGRINO DEL ABSOLUTO .................... 16 1. Obstáculos y Rebeldía .................................................................................... 16 2. Voluntad de Superación.................................................................................. 19 3. Infinita Añoranza ............................................................................................ 26 4. Angustia y Descontento .................................................................................. 31 5. Caminos de Salvación .................................................................................... 35
IIa Parte. – CONCLUSION CRÍTICA ........................................................................... 43 Franz Kafka, filósofo de la vida ordinaria ................................................ 43 Franz Kafka, filósofo en toda la extensión de la palabra ......................... 43 Franz Kafka, profeta de la trascendencia del espíritu humano ................. 43 Franz Kafka, hombre de profundo espíritu religioso ................................ 44 Franz Kafka, «Peregrino del Absoluto» y del «encuentro»...................... 44 Franz Kafka, Absoluto fuente de la Gracia .............................................. 45 Franz Kafka, vacío existencial o volver al “sujeto-persona”.................... 46
IIIa Parte. – BIBLIOGRAFIA ........................................................................................ 47
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Ia Parte.- INTRODUCCION
Escogí realizar ésta investigación en primer lugar porque el existencialismo
implica a toda la persona humana en su problema existencial de ser más profundo. Este
trabajo es una tentativa por encontrar el sentido de la existencia humana en base a las
preguntas que cada persona, al menos una vez en la vida se ha hecho; a saber: ¿Quién
soy?, ¿Por qué existo?, ¿para qué existo?, ¿por qué más bien no existo?, ¿por qué soy
‘alguien’ en lugar de ser ‘nada’?
Busqué ‘alguien’ que pudiera responderme éstas preguntas y me pareció el más
indicado, Franz Kafka, porque sus obras presentan el problema existencial que se
origina entre la interacción del ser humano con el Absoluto. El Absoluto entendido
como la tendencia natural y necesaria del actuar humano.
Además deseaba conocer los aspectos positivos que propone la filosofía
existencialista, especialmente en Franz Kafka. Para éste fin fue necesario hacer una
síntesis general de su pensamiento filosófico tal como viene presentado en sus escritos.
Por otra parte también hoy se habla mucho de ‘vació existencial’ y de los
problemas que éste ocasiona pues lo absoluto se ha relativizado tanto que por lo mismo
las personas de ésta época se guían más por el principio del ‘tener’ que por el de ‘ser’,
lo cual hace que las personas no indaguen en el conocimiento de sí mismos con la
consiguiente pérdida del sentido de la vida.
El método ‘científico-positivista’, el cual hoy se ha usado y abusado para
explicar la realidad tan compleja que nos circunda –como si todo pudiera ser
comprobado de una sola manera -, para Franz Kafka no tiene ningún sentido, siendo él
uno de los principales reaccionarios contra dicho método, haciendo hincapié en la vuelta
al sujeto, es decir a la búsqueda de lo que nos hace ser personas, seres humanos.
Así pues, la postura que sostendré en éste análisis del problema existencial
humano se centrará en el estudio de la misma existencia de Franz Kafka a través de sus
grandes obras, a fin de aclarar las relaciones fundamentales entre la persona o ser
humano con el mundo y en último término con Dios o el Absoluto.
Otro motivo por el cual he escogido éste personaje es mi inquietud personal por
indagar en otros modos de pensar, de explicar la realidad. Especialmente me
impresionan dos mentalidades: la alemana, por su sistematización de pensamiento y la
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judía, porque a mi juicio, es la cultura que más ha revolucionado el pensamiento
universal con sus planteamientos acerca de Dios y de lo divino.
Muchos han sido los judíos que han cambiado, o por lo menos influenciado el
curso de la historia con sus obras, lo cual provoca en mí la necesidad de conocer
críticamente sus aportaciones, con sus valores y anti valores. Franz Kafka, por su origen
y raíz cultural, es ambos judío y alemán.
En base a lo anteriormente expuesto me he propuesto algunos objetivos a fin de
realizar metodológicamente éste pequeño estudio sobre el pensamiento existencialista
de Franz Kafka, a saber:
1. Acercarme al pensamiento Kafkiano y hacer una síntesis crítica y personal de sus obras.
2. Entender los lineamientos de su cosmovisión tratando los grandes temas filosóficos: Ser humano, Mundo y Dios.
3. Centraré mi análisis en el problema del Absoluto en Franz Kafka. 4. Paralelamente estudiaré a Franz Kafka bajo la guía de un pensador cristiano,
Charles Moeller, con lo cual espero mostrar con claridad los aspectos principales del existencialismo Kafkiano.
5. Analizaré las diferentes interpretaciones que otros han hecho sobre la obra de Franz Kafka.
6. También quiero comparar el pensamiento de Franz Kafka con la respuesta de Nietzsche sobre el problema del Absoluto y establecer las ventajas de la actitud de Franz Kafka.
7. Mostraré a grandes rasgos las ventajas de la revelación cristiana con respecto al judaísmo que proyectan las obras de Franz Kafka.
8. Plantearé los posibles caminos de salvación que propone Franz Kafka con respecto al problema del nihilismo existencial ante lo ‘Absoluto’.
9. Esbozaré las formas en que Franz Kafka maneja el concepto de angustia, con respecto al Absoluto.
10. Elucidaré en qué consisten las aportaciones filosóficas de las obras principales de Franz Kafka. En base a los objetivos anteriores esquematizaré éste proyecto en dos grandes
capítulos principales. El primer capítulo es un acercamiento a la persona del autor,
Franz Kafka, a través de sus datos biográficos y la descripción de sus obras principales.
Además plantearé en éste primer capítulo los lineamientos de su cosmovisión: Ser
humano, mundo y Dios. En el segundo capítulo trataré ampliamente el problema del
Absoluto, el cual he subdividido para nuestro estudio en cinco apartados, a saber:
1. Obstáculos y Rebeldía 2. Voluntad de Superación
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3. Infinita Añoranza 4. Descontento y Angustia 5. Caminos de Salvación
Posteriormente daré una crítica personal a manera de conclusión a cerca de éste
insigne pensador checo, denotando sus ideas principales en confrontación con la
revelación cristiana.
Para la realización de éste proyecto he superado varias etapas. Primero busqué el
tema y el autor. Luego comencé a leer la obra que más identifica a Franz Kafka, ‘La
Metamorfosis’, de la cual saqué algunos datos que me sirvieron para elaborar un
esquema general de su pensamiento existencialista. Esta primera lectura me hizo ver la
necesidad de buscar mayor información acerca de mi autor como filósofo y no solo
como simple escritor en algunas enciclopedias e historias de la filosofía. Fue así que
busqué en la enciclopedia judía un artículo el cual traduje del inglés. Acto seguido fue
buscar algunas obras que trataran la vida y la obra de Franz Kafka desde una
perspectiva cristiana y escogí como mejor representante a Charles Moeller, ya que
resalta lo positivo de su pensamiento y su lucha existencial.
Para tener una visión más completa del pensamiento existencialista de Franz
Kafka conseguí las Obras Completas de Franz Kafka, las cuales leí comenzando por
‘Carta al Padre’ que me reveló algunos aspectos psicológicos presentes en la obra de
Franz Kafka. Luego leí ‘El Proceso’ cuyo contenido y mensaje se opone y complementa
con la obra llamada ‘El Castillo’. Además leí con atención las ‘Notas postliminares’ de
la edición en que me basé para entender las expresiones más difíciles de Franz Kafka,
las cuales explica magistralmente su amigo íntimo, Max Brod.
Posteriormente leí las ‘Consideraciones acerca del Pecado’ que son meditaciones
de Franz Kafka que tratan el problema de Dios como Absoluto y éste en relación al
cristianismo como lo entiende Franz Kafka.
Finalmente, ésta pequeña síntesis es el fruto de dos años de trabajo e
investigación con el único fin de poner en tus manos un libro digno de ser leído por ti.
P. José Alberto Pimentel Guzmán, mccj
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CAPITULO I: Frank Kafka, el Hombre en Contraste
1. VIDA Y OBRA DE FRANZ KAFKA [1883-1924]
Novelista checo-alemán, cuyo trabajo ha tenido un enorme impacto en el arte y en la
literatura occidental. Franz Kafka nació y creció en Praga. Estudió leyes en la
universidad alemana local. Trabajó en una oficina de derecho y después para una
compañía de seguros, escribiendo sólo en sus ratos libres.
La figura ‘tiránica’ de su padre lo afectó grandemente en su desarrollo psicológico.
Nunca se casó, pero dos mujeres jugaron en su vida una parte muy importante. Una de
ellas fue la periodista Milena Jesenska, esposa del intelectual judío Ernest Pollak; la otra
fue Dora Dymant, quien lo cuidó durante su última enfermedad.
Durante su vida, Franz Kafka publicó muchas colecciones de bosquejos e historias:
Betrachtung (1913), Das urteil (1916), Die Verwandlung (1916, The Metamorphosis
1937), In der strafkolonie (1919, The penal colony 1948), y Ein Landarzt (1919, The
country Doctor, 1945).
Franz Kafka sufrió durante toda su vida de migraña e insomnio por lo que su
enfermedad fue diagnosticada en 1917 también como tuberculosis pasando el resto de
su vida en un sanatorio.
Depositó sus escritos en manos del que sería su biógrafo y albacea testamentario,
Max Brod, a quien le pidió que al morir quemara toda su obra. Max Brod, sin embargo,
estuvo completamente consciente de la importancia tan grande de la obra de Franz
Kafka que tuvo éxito en conseguir que fueran publicadas.
Entre 1925 y 1937 Max Brod publicó la colección completa de las obras de Franz
Kafka junto con sus Tagebuecher und Briefe. Las novelas más famosas de Franz Kafka
son: El Procesos, El Castillo, y Amerika.
La acción en la mayoría de los libros de Franz Kafka está centrada en la búsqueda
incesante del héroe por su identidad. La naturaleza de ésta identidad nunca es revelada y
puede únicamente ser conjeturada desde los obstáculos encontrados en la trayectoria del
héroe y su fracaso por alcanzar su meta.
Pocos escritores son tan difíciles de interpretar como lo es Franz Kafka. Algunos
críticos ven en sus obras el reflejo de su propia vida; otros son psicoanalistas,
acentuando la relación que mantuvo con su padre Hermann. Hay quienes explican la
alienación de sus héroes desde su ambiente en términos del aislamiento del mundo judío
en la tierra.
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La mayoría de los intérpretes, sin embargo, sienten en sus obras una interpretación
simbólica de la situación religiosa de los seres humanos contemporáneos. Todavía sus
interpretaciones fluctúan desde un nihilismo existencial a una fe positiva en la salvación
divina. Ésta última opinión es la de Max Brod.
Sin embargo, Franz Kafka puede ser considerado principalmente como artista y no
como profeta. A través de la escritura imaginativa, él trató de elevar su propia situación
existencial dentro del reino que él mismo llamó: “lo verdadero, lo puro, lo
indestructible.”
Su prosa no es comúnmente lúcida, con un rango melancólico que la eleva hasta las
alturas de la poesía. Su narración está llena de sorpresas, repentinos cambios de
perspectiva y contradicciones, cuyo humor únicamente acentúa la crueldad de una
situación particular.1
“Es indudable que el carácter común de todas éstas interpretaciones, hasta las más opuestas, consiste en hacer de las obras de Franz Kafka «novelas en clave», buscando en ellas motivaciones religiosas, ontológicas, sociales y mitológicas.
Es innegable que en la obra de de Franz Kafka hay un condimento religioso, no cabe duda que su sentimiento de la existencia tiene ciertas analogías con el pensamiento de Kierkegaard; pero su obra no puede reducirse a estar en función de ésta u otras tesis. Una novela no es una idea abstracta obscurecida con metáforas, es un «mito revelador», que nos arroja una nueva visión del mundo.”2
Las novelas de Franz Kafka han sido traducidas a muchos idiomas, incluyendo el
hebreo. Ellas han sido adaptadas a obras, óperas y películas. El teatro del absurdo es
inconcebible sin Franz Kafka y el término «kafkaesque» se ha convertido en un vocablo
universal para describir la sensación del comienzo atrapado en una masa de sucesos
grotescos.
Frank Kafka es elogiado como maestro-estilista y un maestro de la historia corta, un
novelista que solo puede ser comparado con los más grandes y un inexorable modelo e
intérprete de nuestro tiempo.3
Finalmente, la filosofía no bíblica encontró posteriormente su expresión más densa
y más moderna en el «hasidismo» y no es sorprendente que filosofías del tipo de Franz
1 WELTSCH F. Encyclopaedia Judaica Jerusalem (Tomo X). Keter Publishing House Jerusalem Ltd. Jerusalem 1978, pp. 672-673. 2 KAFKA F. Obras Completas (Tomo I) Teorema, Barcelona 1983, p. 10. 3 WELTSCH F. Op. Cit. Pp. 673-674.
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Kafka, Buber o Rosenzweig hayan sido elaboradas a partir de una lectura simultánea del
libro de Job y del mensaje hasídico.4
CATALOGO DE LAS OBRAS DE FRANZ KAFKA
A continuación presento el catálogo de las obras completas de Franz Kafka
incluyendo la fecha de su composición.5
TOMO I PRIMERAS OBRAS
1. Descripción de una lucha (1904-1905) 2. Preparativos para una boda de campo (1907) 3. Los molinos de Brescia (1909) 4. Mucho ruido (1911) 5. Discurso sobre la lengua Yiddisch (1912) 6. La condena (1912)
TOMO II
OBRAS MAYORES 1. Amerika (1912-1913) 2. Metamorfosis (1912) 3. Contemplación (1913) 4. El proceso (1914) 5. En la colonia penitenciaria (1914) 6. El maestro del pueblo [El topo gigante] (1914)
TOMO III
7. Blumfeld, un solterón (1915) 8. El castillo (1922)
TOMO IV 9. Un médico rural (1919) 10. Carta al padre (1919) 11. Un artista del hambre (1924) 12. La muralla china (1917) 13. Cuadernos en octava (8) 14. Consideraciones acerca del pecado
4 ABBAGNANO N. Historia de la Filosofía III Montaner y Simón, Barcelona 19782, p. 177. 5 Cf. KAFKA F. Obras Completas (Tomo IV) Teorema, Barcelona 1983, pp. 1487-1491.
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2. LINEAMIENTOS DE LA COSMOVISION DE FRANZ KAFKA
El Ser Humano
En el análisis antropológico de las obras de Franz Kafka distinguimos en ellas al
‘prototipo’ del ser humano inalcanzable, en contraste con la figura del ser humano
ordinario. Éste ser humano es esencialmente un ‘peregrino’ en tierra extranjera según
nos lo presenta Franz Kafka en su obra ‘El Castillo’: “Estaba en el extranjero, en un
país donde incluso el aire no tenía los mismos elementos que el de su tierra natal.”6
Dicho de otro modo, los seres humanos somos ‘extranjeros errantes’ y peregrinos que
anhelamos volver a nuestra tierra natal de la misma manera en que San Agustín siente la
inquietud por alcanzar el reposo en Dios.7
La antropología de Franz Kafka presenta tres elementos distintivos muy
importantes los cuales debemos considerar en éste momento, a saber: autovaloración o
autoestima (psicología personal), el mundo y Dios. Su importancia radica en el hecho
que estos tres elementos antropológicos son la clave para entender el concepto de
Absoluto en Franz Kafka.
Autovaloración o Autoestima:
Debemos saber que la cultura Judía, de la cual Franz Kafka proviene, es decisiva
para la creación y valorización de la autoimagen personal que Franz Kafka tiene de sí
mismo. Al entender la manera en que Franz Kafka se ve a sí mismo, entenderemos
mejor su pensamiento y con esto podremos ofrecer una crítica más adecuada de su
cosmovisión. Sin embargo debemos también considerar otro factor y es que la
influencia que la cultura judía tuvo sobre Frank Kafka fue mediada por su padre como
él mismo lo expresa en sus obras: “Mi autovaloración dependía mucho más de ti que de
ninguna otra cosa, como de un éxito externo por ejemplo.”8 Es importante notar en ésta
expresión como el padre de Franz Kafka se convierte para él en la medida de todas las
cosas.
En ‘El Proceso’ descubrimos otro elemento de autovaloración muy importante para
la entender la concepción de lo que un ser humano debe ser según la cosmovisión
antropológica de Franz Kafka: “Por encima de todo, el hombre que está libre es
6 KAFKA F. El Castillo – Obras Completas (Tomo III) Teorema, Barcelona 1983, p. 830. 7 Cf. AGUSTIN S. Las Confesiones L. 1 C.1 8 KAFKA F. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo III), p. 1201
10
superior al que está atado a algo…”9 Esta frase refleja una concepción más positiva del
ser humano en tanto que una persona ‘es más’ porque es capaz de ‘llegar a ser más’
porque es ‘libre’, es decir sin ataduras.
Además, analizando la personalidad de Franz Kafka queda al descubierto su muy
marcado complejo de inferioridad, el cual lo llevará a reducirse a la ‘nada’. Tal
complejo puede tener su origen en el carácter fuerte de su padre el cual se ve
constantemente reflejado en las obras de Franz Kafka, especialmente en ‘El Castillo’
donde Franz Kafka se cuestiona existencialmente acerca del valor de sí mismo y su
verdadero ‘yo interno’: “Pero usted, ¿qué es usted? … No es del castillo, no es de la
aldea, no es nada, ¡ay! Usted sin embargo es, alguien, una de esas personas que están
siempre en todos los caminos… de quienes se ignoran sus intenciones.”10
El querer saber ¿quién soy?, ¿qué hago?, ¿a dónde voy?, me parece que sean
preguntas claves que cualquier espíritu inquieto, como lo fue Frank Kafka, anhela
responder para dar sentido a su vida. A éste respecto cabe mencionar que ‘El Proceso’
descubre dos facetas de la personalidad psicológica de Franz Kafka. En primer lugar, él
se manifiesta como ‘centrado’ en sí mismo, ‘independiente’ del exterior: “El resultado
de mi proceso me es completamente indiferente y no me preocupo de la condena que
pudieran aplicarme.”11 En segundo lugar, Franz Kafka se muestra ‘envuelto’ en un
círculo social que lo arrastra y determina comenzando por su propia familia. Esto parece
ser lo que provoca su rebeldía interior entre lo que él percibe que ‘debe ser’ y la
necesidad de ‘parecer otro’ como lo expresa él mismo en la siguiente frase: “Piensa en
ti, en tus parientes, en nuestro buen nombre. Tú has sido nuestro orgullo y no puedes
convertirte en nuestra vergüenza.”12
Finalmente, lo valioso del ser humano para Franz Kafka no radica en su ‘vanidad’.
Para él la vanidad es un signo de ‘pequeñez espiritual’. La vanidad se nutre de la
‘apariencia’ y debilita el ‘ser’ interior ya que la persona vanidosa invierte todas sus
energías en ocultar lo pequeño que es aparentando ser más grande que los demás como
lo vemos reflejado en el juez de ‘El Proceso’: “El retrato es de su juventud pero es
imposible que se le haya parecido nunca, pues el verdadero juez es extremadamente
9 KAFKA F. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 669 10 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 837 11 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 520 12 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 556
11
pequeño. Eso no le impide hacerse representar como si fuera inmenso, es
inmensamente «vanidoso», como todos aquí.”13
El Mundo
El existencialismo emanado de la obra literaria de Franz Kafka nos presenta al
mundo dividido en tres bloques sobrepuestos entre sí según lo describe en su obra
magistral, ‘Carta al Padre’:
“Por ello subdividí el mundo en tres partes, una, en la cual vivía
yo, el esclavo, bajo las leyes que sólo habían sido inventadas para mí
y a las que yo, por otra parte – sin saber por qué – nunca podía
cumplir satisfactoriamente; luego un segundo mundo infinitamente
lejos del mío, en el cual vivías tú, ocupado en gobernar, emitir las
órdenes y disgustarse a causa de su incumplimiento, finalmente un
tercer mundo, en el cual vivía el resto de la gente, feliz y sin órdenes
ni obediencia.”14
Dios o Absoluto
En Franz Kafka prefiero usar el término ‘Absoluto’ ya que leyendo sus obras, no
he encontrado explícitamente una referencia a ‘Dios’ como tal. Concluyo que sea solo a
partir de los ‘absolutos’ que sus obras nos presentan, que podamos con cierta seguridad
deducir la imagen que Franz Kafka tenía de Dios. En primer lugar sugiero que
analicemos su relación personal con su papá para que analógicamente podamos deducir
la concepción de absoluto que vivió Franz Kafka. Me atrevo a sugerir ésta relación con
su padre como vía válida para entender la imagen que Franz Kafka pudo haber tenido de
Dios porque es un hecho que la imagen paternal de Dios que como Cristianos vamos
descubriendo a lo largo de nuestra vida sin verlo, en buena parte la formamos de la
imagen que tenemos de nuestro progenitor, a quien sí vemos. Aún así, no olvidemos que
Franz Kafka no fue cristiano, sino judío. Todavía mantengo mi posición basado en lo
que el mismo Franz Kafka dice más llanamente de sí mismo con respecto a su padre:
13 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 570 14 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1175-1176
12
“Tal como soy [aparte claro está, de los fundamentos de la vida y su influencia], soy el
resultado de tu educación y de mi obediencia.”15
Podemos ver en la frase anterior como la figura de su padre va tomando un
tamaño desorbitado. Franz Kafka cuando confronta a su papá en ‘Carta al Padre’ nos
deja ver la imagen que tiene de su padre como un absoluto totalizante y excluyente:
“En ocasiones imagino el mapamundi extendido y tú, acostado de punta a punta. Y entonces me siento como si para mi vida apenas pudieran tomarse en cuenta aquellas zonas que, o bien no se hayan cubiertas por ti, o bien están fuera de tu alcance. Y de a cuerdo con la idea que tengo de tu tamaño no son muchas ni consoladoras las regiones que quedan y especialmente el matrimonio no se haya entre ellas.”16
Esta omnipresencia del padre de Franz Kafka en su vida constituye para él una
carga muy pesada. Su padre se convierte en un absoluto acaparador, sofocante, y egoísta
quien además es injusto porque impone sus leyes, o “mandamientos” como lo hizo el
Dios de los judíos, sólo que su padre no es capaz de cumplirlas:
“Siendo niño, todo lo que me decías era poco más o menos que una orden del cielo, que no podía olvidar nunca jamás, seguía siendo el medio más eficaz de juzgar el mundo, antes de juzgarte a ti en ese punto fracasabas completamente. Me deprimían únicamente por el hecho de que tú, el hombre que tan enormemente ha influido en mi vida, sin embargo no observabas los mandamientos que imponía.”17
Es obvia la insatisfacción que Franz Kafka sentía por la humanidad imperfecta
de su padre, la cual paradójicamente él había dado proporciones de absoluto y delegado
a ésta imagen la última palabra para regir su propia vida. Fue tal vez ésta decepción e
insatisfacción la que llevó a Franz Kafka a desear un Absoluto, más perfecto, capaz de
fundamentar las leyes de la existencia. Sin embargo, debo admitir que prevalece en su
obra un fuerte sentido de nulidad como punto diametralmente opuesto a su padre, el
absoluto imperfecto. Franz Kafka expresa más claramente su sentimiento de ‘nulidad’
con respecto a su padre cuando dice: “Esto fue entonces un leve principio, pero esa
sensación de nulidad que a menudo me domina, (una sensación en otro sentido también
noble y fértil por cierto), es un producto múltiple de tu influjo.”18
Tal influjo, habíamos ya establecido anteriormente, es el resultado de la
educación que recibió de su padre. Sin embargo, Franz Kafka también conoció el 15 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1178 16 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1210 17 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1175 18 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1171
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principio por el cual cada ser humano es diferente, único e insustituible. Este principio
es el origen de toda libertad personal, es decir, lo que da al ser humano el derecho de ser
“uno mismo” sin tener que atender a las expectativas egoístas de los demás, incluyendo
las de su padre. La manera en que fue educado por su padre es por decir lo menos, una
fuente de gran tensión en la vida de Franz Kafka por eso pueden entenderse expresiones
como cuando él reclama a su padre: “Sólo puedes criar a un niño como tú has sido
criado –Continúa Franz Kafka – con fuerza, alboroto e iracundia y esto te parecía lo
más adecuado aún para el caso, ya que querías hacer de mí un muchacho fuerte y
valiente.”19
Viendo tales expresiones el lector puede apreciar las razones por las cuales
Franz Kafka sufre un fuerte complejo de inferioridad con respecto a su padre. Su padre
ha tomado posesión de algunas áreas de su vida personal y esto lo arrastra
constantemente a compararse con él y por lo mismo a verse superado y derrotado por la
supremacía alienante de su padre. Tal superioridad abarcaba no solo el mundo exterior
de Franz Kafka, sino que había acaparado para sí su mundo espiritual, intelectual y
hasta su apariencia física.
Primero Franz Kafka se siente derrotado por su padre espiritualmente: “A todo
esto correspondía tu supremacía espiritual. Habías llegado alto por tu propio esfuerzo
y por eso tenías una confianza ilimitada en tu opinión,… desde tu sillón gobernabas el
mundo.”20 Sin embargo, podríamos aceptar hasta un cierto punto éste reclamo, pero no
de una persona adulta, una persona capaz de razonar y sostener sus opiniones. Un niño,
o incluso un adolescente podría culpar a los demás por su falta de carácter, pero no así
un adulto, excepto si su condición psicológica ha sido abusada a tal punto que lo
incapacite para tomar responsabilidad de sus propios actos y sus consecuencias. En el
caso de Franz Kafka podemos decir que ésta podría ser su situación. Lo que quiero
rescatar de éste punto es que aún cuando una persona madura da una opinión, no quiere
decir que ésa sea la última palabra sobre tal argumento, es a lo más una buena hipótesis
con un relativo valor de verdad el cual debe determinarse con respecto a los hechos u
otros argumentos. En el caso del padre de Franz Kafka me parece que fue la fuerza de
su expresión la que hizo que fuera percibida con un valor absoluto cuyas consecuencias
19 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1170 20 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), pp. 1172-1173
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las debía sufrir Franz Kafka: “En cierta forma, uno estaba castigado aún antes de saber
que había hecho algo malo.”21
El problema es que Franz Kafka también se siente oprimido intelectualmente por
su padre: “Te transformaste para mí en el más enigmático de los tiranos, cuyo derecho
se basa en su persona y no en el pensamiento. Así parecía al menos.”22 El absoluto que
representa su padre adquiere un nuevo adjetivo, es decir, tirano y por como Franz Kafka
juzga a su padre podemos darnos cuenta de la falta de comunicación que existía entre
ellos: “Siempre me resultó incomprensible tu total insensibilidad frente a la pena y
vergüenza que podías causarme con tus palabras y veredictos, era como si no te dieras
cuenta de tu poder en lo más mínimo.”23 Cuando falta la comunicación cualquier acción
puede ser interpretada injustamente, por lo que por mucho que un juicio tenga todas las
características de ser absolutamente cierto y bien fundado, puede en realidad ser falso.
Me parece pues que Franz Kafka concibe a su padre como una especie de “motor
inmóvil”, al estilo de Aristóteles (Física, Libro VIII, Cap. 10), solamente que el papá de
la literatura de Franz Kafka, como motor inmóvil, no mueve al mundo por amor, sino
por temor. Antes de concluir esta sección, debo decir que una educación que no prepara
al individuo a enfrentar la vida por sí mismo, con todos los retos que la vida trae día a
día, es inútil y enajenante hasta el punto de hacer del ser humano un trapo.
Finalmente, otro aspecto que oprime la existencia de Franz Kafka es la figura
física de su padre Hermann. El contraste de ambas lo hace sentirse una ‘nulidad’:
“Recuerdo, por ejemplo, cuando nos desnudábamos en una caseta de baño. Yo, flaco,
débil y angosto, tú, fuerte, grande y ancho. En esa caseta me sentía miserable y no sólo
frente a ti sino frente al mundo entero porque para mí eras la medida de todas las
cosas.”24 Podríamos solo decir que no hay punto de comparación entre un niño, Franz
Kafka, y su padre. Podríamos decir incluso que para ser como su padre debía
simplemente esperar a crecer. Sin embargo, por el hecho que para Franz Kafka su padre
sea en todo, incluso en su tamaño físico, la medida de todas las cosas, aún siendo ya
adulto, podemos concluir que su juicio práctico de verdad estaba alienado por la
aparente “inmensidad” de su padre. Creo sea esto lo que explica porqué en las obras de
Franz Kafka sus personajes principales nunca alcanzan sus objetivos. Por ejemplo en
‘El Proceso’ el personaje principal muere, en ‘El Castillo’ se queda afuera. Sin 21 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1179 22 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1173 23 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1174 24 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1172
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embargo, lo que prevalece en ambos casos es que el personaje principal es un ser en
camino, en búsqueda constante de la verdad, del sentido de su vida. Parece que el
mensaje central de las obras de Franz Kafka sea uno: el ser humano es en esta vida y a
lo largo de toda su existencia, un peregrino.
Leyendo entre líneas, veremos siempre a Franz Kafka aparecer como un
“peregrino”, un ser en búsqueda de sentido, de la verdad no absoluta, pero sí lo más
cercano a ella: “Se ha logrado aún así, en mi opinión, algo muy cercano a la verdad, a
tal punto que puede tranquilizarnos un poco a ambos y hacernos más fácil el vivir y el
morir.”25 Debe entenderse la expresión ‘cercano a la verdad’ en su sentido de
‘proximidad’ más que de plenitud, de proceso más que el goce de conquistar la meta.
Franz Kafka se conforma y consuela en ésta actitud de vida itinerante pues le da sentido
a su vivir y a su morir, pero, ¿para qué vivir?, ¿por qué debemos esperar tanto, padecer
tanto, superar tantas pruebas?, ¿existe en esta vida un motivo por el cual valga la pena
seguir caminando en esta vida?, ¿existe algo o alguien con características absolutas que
dé sentido a nuestra nulidad o todo es simplemente relativo?
Estas son las cuestiones que pretendo resolver bajo la tesis de que somos
peregrinos del Absoluto, como los judíos de la diáspora que anhelan volver a la casa
paterna, aunque sin cruzar el río Jordán como le sucedió a Moisés, como las obras de
Franz Kafka sugieren.
25 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1214
16
CAPITULO II: FRANZ KAFKA O PEREGRINO DEL ABSOLUTO
1. Obstáculos y Rebeldía
Es necesario aclarar los términos antes de continuar, por esto quiero resaltar que
Franz Kafka fue un hombre judío, que vivió en un país extraño, que habló una lengua
extraña por lo que no se sabe si su identidad sea principalmente “checa, alemana o
judía” ya que en Praga, su ciudad natal, confluían esas tres culturas las cuales, es por
demás decir, eran opuestas entre sí. La palabra “rebeldía” en los escritos de Franz Kafka
debe por tanto entenderse en este contexto y no el nuestro, como lo acostumbramos
entender. Debemos entender por “rebeldía” necesariamente “ruptura”.
También considero que el término “rebeldía” debe entenderse como sinónimo de
“reacción” al mundo de sus padres y no como un mero oponerse a toda ley como
anarquía u otro sentimiento contrario a la autoridad. Sobre todo rebeldía es una reacción
provocada por la dinámica de los mundos opuestos en los cuales Franz Kafka vivía y
contra los cuales debía luchar para vencer los obstáculos que tal ambiente le ofrecía
desde su nacimiento y que lo acompañaron a lo largo de su vida. En otras palabras, el
término “rebeldía” en Franz Kafka no es otra cosa que su afán de perfección y no sólo
una actitud enfermiza por contradecir continuamente el mundo social y cultural que lo
rodeaba.
Fueron varios los obstáculos los que influyeron en la formación de su cosmovisión o
manera particular de enfrentar la vida, su propia existencia. El primer obstáculo que
aparece en sus obras es el mundo social de Praga. Era un mundo fragmentario, de
“guetos”, de aislamiento y recelo al intercambio, muy propio de la cultura judía de ése
tiempo. Esto explica porqué para Franz Kafka existían dos mundos: el mundo de los
“otros” y el de su gueto. Charles Moeller lo explica así: “Está separado de ellos –los
otros – no solo por los prejuicios raciales que lo oponen, sino también por el gueto de
los muros invisibles en la burguesía judía donde se había recluido voluntariamente …
al cambiar de barrio, Kafka cambiaba de mundo.”26
Evidentemente que para tipos como Franz Kafka el gueto ofrecía sobre todo
seguridad, y no sólo la económica, sino también la cultural ya que así se preservaban
mejor las costumbres, pero se empobrecía al mismo tiempo la visión de universalidad y 26 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y el Cristianismo III Gredos, Madrid 1966, p. 231.
17
de pertenencia a un mundo más amplio. El gueto era por lo tanto un ‘egocentrismo
colectivo,’ por llamarlo de otra manera. En Franz Kafka el mundo social de Praga será
un obstáculo fundamental ya que representa la primera razón de su espíritu encarcelado
en sí mismo el cuál ansiaba salir de su “jaula de oro”, que si bien le proporcionaba
seguridad económica no deja de ser una prisión. Este sentimiento se ve más claramente
reflejado en su obra ‘La Muralla China’. En ésta obra Franz Kafka nos cuenta
metafóricamente como se construyeron los muros invisibles de su entorno social. Franz
Kafka cuenta en detalle cómo es que la gran muralla China fue construida, es decir, en
segmentos, los cuales no sabían cuándo ni cómo llegarían a unirse. Con una crítica sutil
Franz Kafka nos hace ver que en el momento en que se concluyó de construir la gran
muralla china, tal proyecto constituyó para los que sin darse cuanta se habían quedado
presos dentro de sus muros, en un triunfo de varios años de duro trabajo y en un atraso
de siglos. Hoy la historia nos ha revelado que cualquier muro que construimos para
alejarnos de los demás, tiene su precio y que solo nos daremos cuenta de su alcance
cuando caigan los muros que los dividen de los ‘otros’.
Quiero hacer notar que en todo grupo humano debe existir ante todo un objetivo
común al interno del mismo para que pueda existir cohesión entre sus miembros. Tal
objetivo común puede ser de comprensión, de ayuda, de colaboración, etc. Sin embargo,
el grupo debe también tener un objetivo orientado a su exterior a favor de los ‘otros’
siguiendo el principio que afirma que “el ser humano es social por naturaleza.” Si esto
es cierto, entonces no podemos más que aceptar que para ser feliz, toda persona es
necesaria para los otros como los otros lo son para ella misma.
En un mundo perfecto, esto debería de ser el caso, sin embargo en el mundo en que
Franz Kafka vivió, el conflicto cultural venía acentuándose hasta llegar al límite de
condicionar lo que Franz Kafka quería expresar ya que temía que el alemán por su
sofisticación, lo pudiera separar de todo lenguaje popular como el Bohemio o el
Yiddisch, es decir que pudiera corromperlo. Sin embargo, el ingenio de Franz Kafka le
facilitó a buscar alternativas literarias para expresarse usando otros medios de
comunicación, a veces inventando sus propios términos o revalorando el uso literario
del “mito” del mismo modo que Platón lo había hecho en su tiempo. Franz Kafka se
sirvió del mito para explicar la complejidad de su realidad con una visión más amplia de
lo que a simple vista nos aparece y que sólo el mito puede dar. Paradójicamente, de aquí
deriva la complejidad para interpretar los escritos de Franz Kafka.
18
Otro obstáculo mayor que ya hemos mencionado fue su padre quien había causado
en Franz Kafka un sentimiento de culpabilidad que aplastaba en él toda expectativa
personal ya que no correspondían a las expectativas de su padre: “El sentimiento de
culpabilidad estaba ligado a la incapacidad de vivir que él experimentaba ante el
veredicto paterno.”27 Podemos pues percatarnos del porqué Franz Kafka experimentaba
un constante sentimiento de nulidad frente a su padre ya que su padre era ‘todo’ y Franz
Kafka era ‘nada’. Así fue como lo confesó a su padre: “Años más tarde, aún me
perseguía la visión torturadora de ese hombre gigantesco, mi padre, que en última
instancia podía venir una noche y transportarme de la cama a la terraza: a tal punto
era yo una nulidad para él…”28 Este obstáculo fue el que lo exilió, lo expulsó de la casa
paterna, a la cual siempre querrá regresar. Franz Kafka siempre se sentirá juzgado y
condenado por su padre. Este será el drama principal de la vida y obra de Franz Kafka:
un padre que se obstina en aniquilarlo con su comportamiento intransigente.
La distancia que existe entre Franz Kafka y su padre se refleja en el ansia de amor y
comprensión de sus escritos. Al fin de cuentas, este sentimiento de nulidad fue el motor
de su lucha interior el cual intentó superar reclamándoselo a su padre en sus escritos:
“Mis escritos trataban de ti, no hacía más que depositar en ellos los lamentos que no
podía depositar en tu pecho.”29 Sin embargo, tal sentimiento no siempre es tan claro
como en la frase anterior. En otras ocasiones se esconde en el camuflaje de un juicio en
el que él personaje principal es acusado de un delito que desconoce pero que una ley
desconocida lo obliga a ocupar el banquillo de los acusados. Esta es la trama principal
de la obra de Franz Kafka, ‘El Proceso’ en la cual puede leerse el siguiente diálogo
entre Franz Kafka y un policía: “Lo deduzco del hecho de verme acusado sin que pueda
encontrar la falta que justifique una acusación …-contesta el policía – La verdad es que
está detenido y yo no sé más.”30
Para encontrar una respuesta satisfactoria hay que pasar por muchos intermediaros,
como lo muestran las obras de Franz Kafka. Los intermediarios solamente complicarán
el proceso y el deseo de obtener el fin cuando en realidad podrían agilizarse las cosas
sin hacer caso a tanta burocracia, así aparece al menos en otra obra magistral de Franz
Kafka, ‘El Castillo’: “Las decisiones de la administración son tímidas como gacelas.”31
27 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1171 28 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1199 29 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1199 30 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 482-483 31 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 956
19
Por eso Franz Kafka decide enfrentarse a su padre a otro nivel buscando la verdad del
Absoluto con sus propios medios. Esto es lo que analizaremos más adelante con mayor
profundidad.
2. Voluntad de Superación
Nos corresponde ahora analizar la postura de Franz Kafka ante los obstáculos que le
impiden alcanzar el Absoluto. Si bien, por una parte, un obstáculo puede representar un
“impedimento” para alcanzar la meta, por otra parte la férrea voluntad de superación
que caracteriza a Frank Kafka, puede ser vista más positivamente como un aliciente que
da sentido a su existencia, a su lucha. De hecho una persona ante un obstáculo puede
decidir tomar una actitud positiva viéndolo no como piedra de tropiezo sino como
escalón para llegar a su fin. Un obstáculo puede ser un nuevo punto de partida. Así de la
experiencia frustrante y bien asimilada de un fracaso, una persona puede adquirir más
seguridad y puede desarrollar creativamente nuevas herramientas y habilidades que le
permitan enfrentar la vida con sus contradicciones. Una sola es la condición, enfrentar y
vencer los obstáculos con libertad y valentía.
Ante los obstáculos de la vida Franz Kafka tuvo siempre que decidir si dejarse llevar
por la corriente o en definitiva tomar en sus manos la responsabilidad de su vida en
cuanto ser libre, inteligente y dotado de voluntad, capaz de asumir las consecuencias de
sus actos, de sus decisiones. Franz Kafka siempre lo supo y lo asumió, él sabía que
nadie podía tomar su lugar en la vida: “Esta sería una buena ocasión –se dijo -, dejarme
llevar por la desesperación, si me encontrase aquí por los efectos de la casualidad y no
por mi voluntad.”32 Por lo tanto podemos concluir de sus propias palabras que la
“casualidad” no define su existir pues carece de objetividad y finalidad. La “casualidad”
no tiene un por qué, ni persigue una meta, un fin, una razón. La casualidad no tiene una
tendencia de ser en el sujeto o cosa que lo padece.
Es por lo tanto muy importante notar que Franz Kafka opta por la voluntad, la cual
apetece un bien mayor, persigue un fin, tiende al ser. Para Franz Kafka dejarse guiar por
la voluntad es buscar el sentido final de la existencia para evitar la desesperación, es
decir el sin sentido, el absurdo. En líneas generales, el existencialismo de Franz Kafka
se deslinda del existencialismo pesimista que explica el movimiento del ser humano
hacia su fin como producto de su “natural insatisfacción” hacia las cosas finitas o 32 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p.802
20
limitadas. Para el existencialismo más optimista, el espíritu humano, incluyendo el de
Franz Kafka, solo puede encontrar satisfacción y reposo en el Absoluto, en lo infinito, o
sea, en el que es en sí mismo y es fundamento de las cosas.
Como la vida de Franz Kafka busca un sentido, por eso él define bien sus metas,
cuantifica sus recursos, valoriza y canaliza sus energías y habilidades para lograr ése
fin. Max Brod, el amigo íntimo de Franz Kafka, nos lo explica en las ‘Notas Post
liminales’: “Por poco que sea, tengo ya un hogar, una situación y un trabajo real, tengo
una novia que realiza mi trabajo cuando mis asuntos me llaman desde afuera. Me
casaré con ella y me convertiré en miembro de la comuna.”33
Si analizamos detenidamente el núcleo filosófico de la frase anterior descubriremos
en que consiste el proyecto de vida de Franz Kafka. Es un proyecto que parece muy
banal, sin embargo, es un proyecto con etapas muy bien calibradas y alcanzables. Así
cuando Franz Kafka dice ‘lo que tengo’, aún cuando eso sea muy poco, él tiene en
mente un camino para alcanzar su meta que es llegar a ser miembro de la comuna.
Como elemento principal de su poseer está la novia, es decir, la mujer sin la cual no
podrá jamás alcanzar su meta. La mujer es un medio para alcanzar su fin, no en el
sentido utilitarista sino a través de la cual pasará del “tener” al “ser alguien” como lo
expresa más vivamente en su obra ‘El Castillo’. En esa obra vemos como es solo por
medio de la mujer que él se introduce en el castillo, sin ella se hubiera quedado afuera.
Por ende debe entenderse la importancia que el matrimonio tuvo para Franz Kafka, lo
cual explica su repudio hacia la vida de solterón que desgraciadamente él tuvo que
soportar ya que nunca se casó.
Guardando la mirada en el valor que el matrimonio tenía en sí para Franz Kafka,
aunque inalcanzable, podemos ver que él fue consecuente con su deseo de contraer
matrimonio y a ése fin dedicó muchas de sus energías. Del mismo modo que alcanzar el
castillo fue siempre su deseo principal, su reto primordial en la vida fue el contraer
matrimonio con una mujer. Entrar en el castillo fue para Franz Kafka como lograr
penetrar el mundo de su padre lo cual representaba un reto como el de saltar un muro, y
al mismo tiempo era para él una motivación para superar a su padre aún a costa de
cualquier sacrificio: “Al saltar se golpeó la rodilla; volvió a casa con un fuerte dolor,
pero había trepado el muro. La sensación de la victoria le había dado en ese momento
una seguridad que guardaría toda su vida, lo que no era del todo absurdo.”34
33 BROD M. Notas Post liminares en FRANZ K. Obras Completas (Tomo IV), p. 1100 34 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 817
21
Lo que Franz Kafka nos quiso decir con eso es que es de sabios aceptar que la vida
tiene muchos obstáculos y que es absurdo pensar en lograr las metas al primer intento y
acorto plazo. Viendo más objetivamente y de manera más positivamente la vida como la
vio Franz Kafka, descubrimos que la vida no es una línea recta, sin problemas, y llena
de grandes satisfacciones. Por el contrario, nuestra historia personal y colectiva revela
que la vida está llena de retrocesos, fracasos, resquebrajamientos atroces, pero que aún
así, incluso en las situaciones más difíciles que llamamos ‘limite’, podemos saborear la
victoria. La miel viene mezclada con la hiel. El sabor del placer máximo no siempre
tiene mucho que ver con el grado de esfuerzo y constancia que hemos invertido; sin
embargo, a pesar de que el placer dura muy poco, o que a veces ni es tomado en cuenta
pues el dolor nos ha dejado adormecidos, en el pensamiento de Franz Kafka la
sensación del placer, de la victoria, o del triunfo puede darnos un impulso, un aliciente
para seguir luchando. Ellos pueden infundirnos el ánimo o deseo de querer superarnos,
ya que negarse a saltar el obstáculo sería como negarnos la oportunidad de llegar a ‘ser
alguien’ en la vida, a renunciar a vivir y a seguir creciendo. Para Franz Kafka, esto sí
que sería una vida ‘absurda’, sin sentido.
Charles Moeller compara el mundo de Franz Kafka con el “despertar” del llamado
“siglo de las luces” el cual era para el mundo occidental un “despertar” a una dimensión
antropológica nueva, distinta y con grandes perspectivas; mientras que para Franz Kafka
este “despertar” no era otra cosa que una “noche cósmica”; es decir, la completa
insatisfacción del método científico hasta entonces usado para explicar la realidad
existente. No, se trata de ir más allá de una simple “descripción fenomenológica” al
estilo de Husserl porque más allá están las relaciones fundamentales del ser y de la
existencia, aquello que puede ser llamado “lo más esencial” [wesentlicher], so pena de
ser arrojado fuera del camino [aus der räumen].
“Kafka vive la sentencia del filósofo: En el siglo de la noche cósmica, es preciso que el abismo del mundo sea explorado y arrastrado. Más, para esto, es menester que haya quienes lleguen al fondo del abismo: Im weltalter der weltnacht muss der Abgrund der aber ist nötig, das solcher sind, die in den Abgrund reichen.”35
La sentencia del filósofo a la que se refiere Moeller es clara: Hay que aceptar el reto,
meterse a descubrir las causas últimas del mundo para descubrir el por qué de las cosas
y del ser humano. Franz Kafka aceptó ese reto y por eso nunca negó la vida, la vio y la
concibió en su sentido último y fundamental. Así es como Charles Moeller entendió el
35 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III Gredos, Madrid 1966, p. 237
22
espíritu de Franz Kafka, como diametralmente opuesto al ‘positivismo’. El movimiento
positivista pretendía explicar todo, menos las últimas causas de las cosas, lo que las
hace ser lo que son:
“El expresionismo fue su trampolín… este movimiento artístico es una vuelta a lo espiritual, a lo irracional –mítico y visionario, descubierto por la inmersión en las profundidades de la consciencia metafísica y religiosa… Kafka está en contra del estrecho mundo de sus padres.”36
Por esta inmersión en la ‘consciencia metafísica y religiosa’, podemos entender el
por qué nos resultan las obras de Franz Kafka tan difíciles de comprender en una sola
lectura. Franz Kafka es difícil no tanto por lo mítico de sus escritos, sino por haber
penetrado en lo más profundo de la consciencia y del espíritu humano. Tal profundidad
las ciencias positivas a menudo pasan por alto, no se interesan por conocer lo esencial
porque ése no es su objeto formal y además porque la consciencia y el espíritu humano
están fuera de lo que puede verse, tocarse, medirse y pesarse. El Positivismo se alimenta
de un materialismo cientificista que provoca en el ánimo del ser humano una
insatisfacción existencial. Tal insatisfacción se debe a que la ciencia en sus
investigaciones acerca de la materia busca explicaciones que rebasan su alcance,
pretendiendo encontrar en lo material y finito un carácter espiritual y eterno. Por eso las
ciencias no podrán satisfacer todas las aspiraciones humanas, ni responder a todas sus
preguntas y anhelos más profundos.
Así al no encontrar lo propio del espíritu en lo material, el ser humano cae en los
vicios tales como el placer, el tener, las drogas, etc., los cuales procuran a sus ansias y
afanes una respuesta inmediata y placentera que lo lleva a evadir la realidad, calma sus
deseos de poseer, de tener algo que justifique sus luchas; sin embargo, su efecto dura
muy poco y lo deja en una soledad más profunda. Lo que resulta es una insatisfacción
cada vez más grande que conocemos como vacío existencial, sin sentido, desaliento o
frustración. Más aún los vicios provocan una fuerte dependencia cuando el ser humano
ingenuamente pretende inútilmente prolongar eternamente el efecto efímero que le
producen las experiencias ‘fuertes’ o ‘extremas’ o tomando dosis cada vez más fuertes.
Desafortunadamente para nuestra época contemporánea, esto es una experiencia de
todos los días ya que nuestra mentalidad consumista y materialista hace que sean pocos
los que se salven de sufrir sus efectos. De aquí que Franz Kafka tenga un mayor
36 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 236
23
significado hoy porque sus escritos nos invitan a volver al “ser humano” para descubrir
nuevamente en qué consiste esa unión substancial de Espíritu y Materia de la cual
hablan los clásicos de la Filosofía, ese ‘algo’ que constituye la esencia del ser humano.
Para Franz Kafka es urgente regresar a lo que es propio del ser humano, es una
“necesidad.” Es por esto que a mi juicio la mayor aportación que Franz Kafka hizo a la
filosofía fue la revaloración del mito con el fin de expresar con palabras humanas y
objetivas la realidad profunda y existencial del ser humano contemporáneo.
Max Brod relaciona la obra de Franz Kafka con la sentencia de Goethe que dice:
“Wer immer strebend sich bemüht, den dürfen Wir erlosen [porque no salvar lo que nos
ha costado tanto trabajo].”37 De hecho en el comentario que se encuentra al final de la
obra de Franz Kafka, ‘El Castillo’, Max Brod lo compara con el Fausto de Goethe
aclarando que:
“Evidentemente se trata de un Fausto que se presenta con vestido modesto, podría decirse incluso indigente, y con la diferencia esencial de que no es la sed de supremos secretos ni de fines superiores del hombre lo que empuja aquí al nuevo Fausto, sino la necesidad de una pertenencia, de un oficio, de un hogar, de una comunidad…, desde el momento en que siente cómo esas necesidades elementales están impregnadas del sentido religioso de Kafka, que ve en aquellas el elemento de la verdadera vida, el recto camino, el Tao.”38
Con lo antes dicho no quiero decir que Franz Kafka desconozca ciertas
necesidades humanas, sobre todo las de carácter primario y vital. Franz Kafka
únicamente las impregna de significado religioso haciéndolas trascender el mundo de lo
inmediato o antropomórfico dándoles un carácter metafísico. El humanismo de Franz
Kafka es una verdadera antropología basada en la persona humana, unión de Espíritu y
Materia, las cuales se complementan como puede apreciarse a lo largo de todas sus
obras.
Ahora quiero continuar éste estudio con respecto a la actitud de Franz Kafka
ante el obstáculo más grande de su vida que fue la relación con su padre. Su sentimiento
de nulidad ante su padre llegó a ser tal que lo hizo sentirse un incapaz: “Eres incapaz en
la vida, pero para poder arreglártelas cómodamente en ella, sin preocupaciones ni
remordimientos, demuestras que yo te he quitado toda tu capacidad vital guardándomela
en los bolsillos.”39
37 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p.1098 38 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 1098 39 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1213
24
En la frase anterior, Franz Kafka quiere reflexionar en lugar de su Padre, no
atacándolo directamente, sino auto-culpándose, adelantándose al juicio de su padre,
adelantándose a la defensa que pudiera su padre hacer de sí mismo. Podría decirse que
Franz Kafka esté buscando minimizar su culpa tratando de encontrar alguna
justificación ante la vida, ante su padre y sobre todo ante él mismo. Por lo tanto existe
en Franz Kafka una apertura hacia su padre en la manera que lo juzga, en su buena
voluntad la cual deja espacio para un posible acercamiento a su padre, espacio para
algún entendimiento de la conducta de su padre hacia él. Sin embargo, no podemos
dejar por un lado el ambiente cultural en que vivió Franz Kafka y que definitivamente lo
influenció y ayudó en gran medida a dar forma a su manera de reaccionar y relacionarse
con su padre. Desde el punto de vista de la influencia cultural sobre su familia en
sentido general, judío, podríamos decir que lo llevó a un conflicto interior, a una lucha
provocada por su padre, quien era judío y actuaba como tal, como miembro de un gueto
cerrado a la influencia de los valores del lugar. Esta lucha interior la vemos más
claramente en ‘El Castillo’:
“Creo que si alguien me observa y me juzga con menos severidad que otros tal vez reconozca que lucho lastimosamente; pero en interés de nuestra familia y que continúo los esfuerzos de mi padre. Si se ven las cosas desde éste ángulo, tal vez se me perdonará el que acepte dinero de los criados empleándolo para beneficio de nuestra familia.”40
Franz Kafka por el contrario buscó siempre de enriquecerse con los valores de
los demás, de los no judíos a quienes llama metafóricamente “criados”, o sea, las demás
culturas. Tales valores culturales son representados en la frase anterior con el término
“dinero.” Con ésta actitud de apretura Franz Kafka busca de romper los muros que lo
separan de los ‘otros’, o sea, de los que no pertenecen a su ‘familia’, a su ‘gueto’, de su
‘raza’ porque no son judíos como él. El mundo judío está fuera de su órbita ya que
Franz Kafka está fuera de Israel, en una tierra extraña y lo único que puede acompañarlo
son sus valores familiares. En sus obras, pero sobre todo en ‘El Proceso’ y el ‘El
Castillo’, Franz Kafka expresa su repudio al tratar con “intermediarios” ya que los
considera un obstáculo inútil, por eso prefiere ir él mismo hasta las cúpulas de poder
para convencerlos o al menos para que sea escuchada su propuesta. Esta actitud la
podemos encontrar en ‘El Castillo’ cuando K. va a entrevistarse con Klamm:
40 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 1002-1003
25
“Además, ¿es preciso, en el nombre del interés en el que se funda su esperanza, que Klamm lea el informe?,¿No ha declarado usted mismo que se daría por contento si al menos tuviera la ocasión de hablar con Klamm, cuando incluso ni lo escucharía?, ¿No obtendría por lo menos tal resultado por medio de este acto?, ¡Por lo menos! Tal vez consiguiese mucho más.”41
Sin embargo, para poder alcanzar ese “algo más” de que habla Franz Kafka en
‘El Castillo’ el personaje debe aceptar la ayuda de los intermediarios ya que él no tiene
la fuerza suficiente para alcanzar por sí mismo su propósito. A no ser que se decida a
aceptar la ayuda que le brindan los servidores del castillo, no podrá llegar a él. Franz
Kafka no escatima en frases para ilustrar su lucha interior, pero no cabe duda de que
esta lucha aunque es muy dolorosa, para Franz Kafka vale la pena. Esta actitud frente al
dolor constituye una diferencia fundamental con respecto a otros autores existencialistas
los cuales califican todo sufrimiento y dolor humano como “absurdo” y sin sentido.
Para ellos, Dios, el más grande de los absurdos, no puede permitir el dolor del inocente,
por eso terminan aniquilándolo. Por ejemplo, Nietzsche escribió que Dios no existe y si
así fuera pregona en tal caso “la muerte de Dios”, para anunciar la nueva vida del ser
humano, libre de toda atadura moral y existencial que favorezca el surgimiento del
“super-hombre”; pero por interesante e ingeniosa que sea su la obra de Nietzsche, todos
sabemos que final tuvo su vida: desequilibrado psicológicamente.
Charles Moeller, por su parte, nos presenta la postura de Franz Kafka cuando
trata el tema del “absurdo”: “Para Kafka el absurdo consiste quizá en la pérdida del
sentido del pecado.”42 Habiendo leído las obras principales de Franz Kafka, yo al igual
que Charles Moeller, coincido que para Franz Kafka el absurdo sea la consecuencia
inmediata de la pérdida del sentido del pecado ya que no es posible que podamos echar
a la basura el valor más grande para todo ser humano, Dios, a causa de uno o varios
desquiciados mentales que con mayor o menor lucidez hayan logrado sistematizar su
visión negativa de los sin sabores de la existencia humana. No solo sería un pecado,
sino un sacrilegio. Más aún, ni las cosas ni las personas pueden ser explicadas por el
absurdo como su fundamento, resulta entonces simplemente contradictorio a la mente
humana el pretender dar un valor absoluto al absurdo. Sería tan contradictorio como
pretender buscar luz en la obscuridad, o razón en la locura.
41 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 901 42 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 357
26
En las obras de Franz Kafka no encontré ninguna afirmación que diga que el mundo
o que Dios sean absurdos. De hecho, si negamos a Dios en cuanto existente sería como
negar todo fundamento moral, aún de las leyes positivas que convencionalmente
aceptamos para guardar el orden y las relaciones de la convivencia humana. Por esto
Franz Kafka, como buen hombre de leyes, considera que la pérdida del sentido del
pecado lo hace romper con la armonía con alguien superior que le tome cuenta de sus
actos y lo distancia de sus semejantes. En la concepción cristiana el pecado es también
una ruptura con la armonía del ser humano con su entorno, su Dios, sus semejantes, el
universo y sobre todo, consigo mismo. Tal ruptura evidencia el comportamiento
itinerante del ser humano, de sus ansias desmedidas de poder, de placer, y de tener.
La pérdida del sentido del pecado se ve reflejada también en la creciente
relativización de las cosas y de los valores. Sin embargo, aún cuando las costumbres de
las personas cambien de lugar a lugar, siempre permanece algo que es común a todos,
que da sentido a nuestro ser y que condiciona nuestro obrar. Por lo tanto querer explicar
el fundamento moral y ontológico de la vida por el argumento del absurdo sería un
suicidio. Un suicidio colectivo como salida al sin sentido de la vida, como remedio a la
desesperación y la amargura. Sin embargo, para Franz Kafka el camino del suicidio no
tiene ningún significado, más bien se da cuenta de la dificultad de vivir bien, y la
enfrenta en una lucha a muerte pues más vale morir en la lucha que vivir en la
incertidumbre. Esto lo analizaremos más en profundidad en las siguientes páginas.
3. Infinita Añoranza
En los escritos de Franz Kafka se percibe la fuerte experiencia del judío en exilio,
del que anhela llegar a la tierra prometida donde está la “casa paterna”; por eso, decimos
que hay en él una infinita añoranza del Absoluto.
Dicho de otro modo, Franz Kafka representa la experiencia viva de la persona que a
causa de la insatisfacción que le provocan las cosas finitas pretende alcanzar lo infinito,
lo absoluto. Es decir, Franz Kafka siempre tendió hacia lo sublime, lo pleno, el “Todo”.
Charles Moeller define a Franz Kafka como ‘alguien’ que está en constante
“acercamiento”, aunque de por sí Franz Kafka no esté tan seguro de lograr su meta, sus
objetivos. Esto porque los obstáculos a los que Franz Kafka se enfrenta parecen
infranqueables y muy superiores a sus fuerzas. De hecho, Franz Kafka siempre fue
consciente de esta limitación, pero los obstáculos tienen ese ‘algo’ oculto que es capaz
27
de satisfacer toda aspiración genuina y humana. Este ‘algo’ será sólo para quien pueda
ganarlo; se trata pues de un reto que da sentido a la lucha. Es una lucha con sentido
porque se lucha por ‘algo’ no por la ‘nada’. Es un ‘algo’ que de ninguna manera es
simple, sino un ‘Algo Absoluto’. Al respecto Charles Moeller nos dice:
“La vida de Kafka fue ein lebenstängliches Ankommen, -afirmaba G. Anders- su vida fue un acercamiento que duró toda la vida, pues los obstáculos parecen profundamente infranqueables. Pero al otro lado hay algo y no la «nada».”43
La esperanza representa para Franz Kafka el motor principal que lo lleva a escalar
cumbres cada vez más altas, porque él sabe que al otro lado hay algo más valioso por el
cual vale la pena continuar en la carrera. En éste sentido, San Pablo exhortaba a los
cristianos a correr hacia la meta por el premio que los espera (ver Fil 3, 12-14). Es por
decirlo así un maratón que dura toda la vida, pero siempre con la esperanza firme de
recibir la corona destinada a los vencedores para poder habitar en la casa del Padre,
algún día y por toda la eternidad. Para Franz Kafka como para San Pablo, el objetivo
consiste en lo mismo: Alcanzar la casa paterna (ver 2 Cor 5, 1-10). Charles Moeller
dice: “Durante toda su vida se esforzó por nacer, por llegar a ser, un verdadero «hijo»
y fue en peregrinación a la mansión paterna.”44
El camino que todo mundo debe recorrer para llegar al padre es el mismo, puesto
que toda persona humana experimenta en lo más profundo de su ser una añoranza por
estar con su padre, no es digno desaparecer en la “nada”. Todo ser humano pretende en
la manera que lo concibe desde éste mundo estar junto a su padre Dios, el Absoluto. La
mayor dicha es saberse amados y conocidos por él. Sin embargo, Franz Kafka en su
vida terrena experimentó otra cosa muy distinta al común de los mortales, él se sintió
como “extraño” frente a su padre, “arrojado” como si fuera un aborto, como si fuera un
hijo no deseado, al menos esto es lo que Charles Moeller intuye: “Kafka revela a sí
mismo el «extrañamiento Ontológico» y la angustia del ser que se siente «arrojado» a
un universo que no le esperaba”.45
Yo más bien creo que ésta frase nos hable del origen de Franz Kafka, no de su
realidad final. Es un punto de salida y no el de llegada. El hecho es que ‘está aquí’ y
ahora debe empezar a vivir su propio “éxodo” dejando la tierra de esclavitud para
situarse en el desierto en busca de la tierra prometida lo cual lo constituye 43 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 352 44 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 243 45 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 241
28
existencialmente como un “peregrino”. Para nosotros los cristianos es una exigencia
alcanzar una fe madura, adulta, es decir que hagamos nuestra la experiencia del pueblo
elegido por Dios para revelarse al mundo, pasando por el árido desierto de la fe como
peregrinos y vencer la tentación de quedarnos en cualquier oasis y renunciar a la
promesa de una tierra propia que nos dé identidad y ciudadanía divinas.
El pueblo judío durante su éxodo del país de la esclavitud, Egipto, fue guiado por
una columna de fuego y por una nube (ver Ex 13, 21-22). Tal vez nadie sabía hacia
dónde por dónde debían caminar para llegar a la tierra prometida, al menos al salir de
Egipto, pero el deseo de llegar invadía a todos por igual. Charles Moeller afirma que
ésta también fue la experiencia de Franz Kafka a lo largo de su vida mortal:
“… En la búsqueda del Absoluto divino: Van a escandalizarse al ser invitados a abandonar esas cumbres para caminar pedestremente en pos de un hombre que sólo pretendió vivir aquí abajo. Precisamente porque la experiencia de Kafka se refiere a éste mundo –no digo que niegue el otro, sino tan solo que peregrina ante todo hacia el de aquí abajo -, es por lo que el escritor checo figura en este libro como consagrado a la esperanza humana.”46
Creo que lo que conviene subrayar de la opinión de Charles Moeller que Franz
Kafka es fundamentalmente un peregrino de la esperanza humana en éste mundo, pero
negarle una trascendencia sería como dejarlo en el desierto condenado a ver de lejos la
tierra prometida como le sucedió a Moisés por su falta de fe (ver Dt 34). Como a todo
ser humano, la principal preocupación de Franz Kafka como filósofo y escritor fue la de
librar bien la batalla diaria hasta la muerte, pero con una añoranza infinita. Es cierto que
Franz Kafka libró una batalla en la que pretendió llevar a plenitud las cosas ordinarias,
guardando la armonía básica con el universo que lo rodeaba; sin embargo, no debemos
olvidar que Franz Kafka fue checo, pero también fue judío y como tal se experimentó el
trauma del judío errante de la diáspora: la de sentirse extranjero en su propia tierra. Tal
sentimiento le provocó un desplazamiento espiritual y cultural. De hecho fue Charles
Moeller quien nos recuerda las palabras de Franz Kafka que dan razón de tal
sentimiento: “Unas palabras de Kafka resumen todo esto: El Judío ni es extranjero en
ningún sitio, ni en ningún sitio se haya asimilado.”47 Por esto mismo creo que en Franz
Kafka prevalece una necesidad constante de autodefinirse y encontrar su lugar en el
mundo; es decir, que en los escritos de Franz Kafka podemos leer entre líneas un
proceso de constante auto perfección. Ésta idea la tenemos mejor expresada en la ‘Carta 46 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 230 47 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 234
29
al Padre’: “Por todas partes solo se veía personas incansablemente excelentes, se tornó
en mi fuero interno en una desconfianza hacia mí mismo y en una continua angustia
hacia todo lo demás.”48
Aquí podemos notar como para Franz Kafka la perfección tiene otro sinónimo que
es “excelencia”. Vemos también que a pesar de su fuerte sentimiento de inferioridad que
lo angustia y provoca desconfianza, él admira la ‘excelencia’ de las personas. Tal
sentimiento puede compararse al nuestro como cristianos llamados a la perfección que
aunque sabemos es casi imposible, no por eso renunciamos a ella. El mandamiento que
dice “sean perfectos como vuestro padre celestial es perfecto” (ver Mt 5, 48),
permanece a pesar de nuestra limitación humana. La perfección cristiana no es sólo un
producto de la buena voluntad humana, sino que el ser humano para ser perfecto tiene
que ser “ayudado” por Quien es más Perfecto ya que los otros seres humanos son
limitados. Aún con la ayuda de otros seres limitados, no seríamos capaces de saltar las
murallas del castillo, de la casa paterna, al lugar de nuestros anhelos. Max Brod, el
amigo de Franz Kafka, nos explica precisamente la dinámica que impera en la obra del
Castillo y la su autor:
“¿Qué es, en efecto, ese ‘castillo’ con sus extraños uniformes, su inescrutable jerarquía de funcionarios, sus caprichos, sus astucias, su exigencia de un respeto absoluto, de una obediencia ciega? … Este ‘castillo’ donde Kafka no tiene el derecho a entrar y al cual tampoco puede aproximarse como es debido, es exactamente la «Gracia» en el sentido teológico, el gobierno de Dios que dirige los destinos humanos [la aldea], la virtud de las casualidades y deliberaciones misteriosas que planean por encima de nosotros.”49
En la opinión erudita de Max Brod la Gracia de Dios en todo su sentido teológico
más profundo y su acción sobre la naturaleza, en cuanto a su efecto perfeccionador, se
encuentra presente en el espíritu humano de Franz Kafka y su obra literaria. Lo que nos
queda por decir es que en sentido cristiano la gracia de Dios no suple la naturaleza, sino
que la supone y la perfecciona. La Gracia de Dios nunca va tampoco contra la libertad
humana, sino que Dios respeta al ser humano sin renunciar a seguir invitándolo hacia la
plenitud de todo su ser. Por otra parte, debemos también considerar que la religión judía
profesada tanto por Franz Kafka como su padre, representó para ambos un lugar de
«encuentro» y de «separación». Muy a pesar de Franz Kafka, quien había puesto sus
48 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 234 49 BROD M. Notas Post liminares en FRANZ K. Obras Completas (Tomo IV), p. 1099
30
esperanzas en el judaísmo para un posible encuentro con su padre que pudiera limar
asperezas, la religión fue también motivo de conflicto como lo dice él mismo:
“También me salvó de ti el judaísmo. De por sí en ese terreno la salvación hubiera sido más imaginable que ambos nos encontrásemos en el judaísmo, o que, más aún, a partir de él lográramos un acuerdo, ¡Pero qué tipo de judaísmo me diste! A lo largo de los años lo he visto de más o menos tres puntos diferentes.
Como niño, en coincidencia contigo, me recriminaba yo mismo el que no frecuentaba bastante el templo, el que no ayunara, etc…
Más adelante como adolescente, no entendía cómo podías reprocharme, con tu nada de judaísmo el que yo aunque fuera por ‘piedad’ como solías decir no me esforzaba por lograr una nada semejante.
Después, me fue confirmada mi opinión sobre tu judaísmo a partir de tu conducta de los últimos años, desde que te pareció que yo me ocupaba más de la cosas judías… , pues no se me ocurre, para nada, la presunción de decir que en este sentido soy de alguna manera mejor que tú.”50
El progreso de Franz Kafka en el judaísmo fue de menos a más ya que en el texto
anterior vemos que él vive y siente una profunda devoción por lo «sagrado». Al mismo
tiempo experimentó un rechazo al ‘tipo de judaísmo’ que heredó de su padre. A lo largo
de su vida experimentó una profunda añoranza por realizar plenamente su «ser
religioso», su ser judío. Sin presunción alguna pone entre dicho el judaísmo de su padre,
su religiosidad poco practicante, a tal punto que lo juzga ‘nada’ o sea ‘no-judío’. En éste
sentido Franz Kafka hubiera podido decir que ya había superado al menos en éste
campo a su padre, pero renuncia a hacerlo por humildad, tal vez.
En tal caso, el único riesgo consiste en caer en la «avaricia»; es decir, en pretender
poseer todo de golpe y sin luchar por obtenerlo como si una persona lo tuviera todo
“merecido” sin más mérito que por ser quien es. En contraste, Franz Kafka vivió con un
sentimiento de pena muy profundo a causa de su baja autoestima, su inseguridad, y por
su carencia de bienes propios: “La avaricia es sin duda una de las señales más
auténticas de una profunda pena; tan inseguro me sentía frente a todas las cosas, que
de hecho sólo poseía lo que ya tenía en las manos o en la boca.”51 De aquí me baso
para afirmar que la felicidad para Franz Kafka no consiste en el “tener” tal o cual cosa,
ni siquiera en el “poseer” el aprecio de las personas, sino en el “ser feliz”. Ésta ansia de
felicidad que siempre lo hizo vibrar en todo su ser le provocó una infinita añoranza que
pretendió satisfacer incluso con lo que el judaísmo podía ofrecerle. Para Franz Kafka, 50 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1194-1197 51 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1189
31
como para todo buen judío de su tiempo, la “ley” era lo más importante. Sin embargo,
para Franz Kafka lo era más todavía por su misma profesión, él era abogado por lo cual
creía que toda prescripción o precepto, o código de conducta debe necesariamente
cumplirse, incluso sin que el inculpado tenga conciencia de lo que la ley prescribe. A tal
punto podía esto crearle una obsesión que en su obra ‘El Proceso’ dice: “Estos libros
evidentemente códigos y el modo de ejercer la justicia que se tiene, exige que se
condene al inocente sin que se éste conozca la ley.”52
La ley a la que Franz Kafka se refiere en éste texto es lo que nosotros llamamos “ley
natural” y que sólo descubrimos cuando somos adultos y ante la cual somos impotentes
e incluso descubrimos que pudimos haberla quebrantado sin siquiera darnos cuenta, por
eso no somos del todo libres ante ella. Pero entonces, ¿es justo que se nos tome en
cuenta por esto?
4. Angustia y Descontento
Cuando estudiamos un autor de la corriente filosófica existencialista, el tema de la
“angustia” se impone por sí mismo para lograr entender mejor la concepción que un
autor existencialista tiene de la vida y sus vicisitudes. En el caso de Franz Kafka, es
importante además ver cómo él analiza las capacidades humanas ante el Absoluto.
Antes de abordar éste tema debemos aclarar que cada autor existencialista tiene su
manera de entender el término “angustia” aunque en general los existencialistas lo
definan como la expresión externa de una situación interna que oprime al ser humano,
ante la cual se siente impotente. O sea, angustia e impotencia serían términos
equivalentes. Cada persona, sin embargo, reacciona de manera diferente ante
circunstancias iguales; es decir, una misma situación puede ser causa de salvación para
algunos mientras que para otros sea causa de condenación. Lo que determina en última
instancia su efecto en las personas es la actitud con la cual un sujeto que padece una
situación la recibe y la enfrenta. Según Charles Moeller, Franz Kafka con su actitud
rompe ante el descontento y la angustia y todo “psicologismo”. Franz Kafka asume su
descontento y lo canaliza en la literatura, no se lo traga o lo padece impotentemente:
“¡Basta de psicología!, dirá Kafka. Éstas palabras significan ante todo que se ha cumplido la evolución que pasa del «realismo literario» a una visión del arte de escribir que implica una visión de la consciencia del lector por la «metafísica». Mucho antes Malraux,
52 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 516
32
Rilke y Kafka hicieron de la novela el vehículo de una «angustia existencial».”53
Así pues, la novela se convierte en un “vehículo literario” por el cual los autores del
existencialismo logran expresar de manera catártica su sentimiento de angustia y
descontento. Habiéndose traducido sus obras a un vasto número de lenguas, el alcance
de su pensamiento filosófico ha trascendido los límites de sus fronteras de origen
llegando a lectores que simpatizan con su pensamiento y posturas ante la vida. En el
caso de Franz Kafka esto no es una excepción, su pensamiento filosófico escondido en
las novelas y escritos de su autoría han logrado suscitar tal simpatía en varias partes del
mundo que al ser asimiladas sus ideas por los lectores, la cultura social ha cambiado por
su influencia existencialista.54
Habiendo dicho lo anterior, es tiempo de abordar la etapa práctica del pensamiento
filosófico de Franz Kafka y que consiste en plantear en qué consiste su anhelo
existencial que lo mueve por superar la angustia de la nada, de lo que lo hace sentirse
menos: “Lo que me derriba en forma decisiva es otra cuestión. Es la presión general de
la angustia, de la debilidad, del menosprecio de sí mismo.”55 Es por demás decir que en
tal expresión Franz Kafka refleja un fuerte nihilismo existencial que es la causa
principal de su angustia y descontento por la vida. Se trata pues de una causa interior
que emana del descontento de sí mismo, lo cual lo hace sentirse sin valor, despojado y
arrojado a un mundo extraño y antipático hacia su persona. Esta es la herida más fuerte
y profunda que lo lleva a encerrarse en sí mismo y no lo deja crecer y relacionarse
sanamente con todas las demás personas.
Al mismo tiempo, en las obras de Franz Kafka vemos que él nunca se conformó con
“ser nada”, ni con ser alguien que sufre sin saber porqué los efectos de su angustia y
descontento. El efecto de la angustia es para Franz Kafka una especie de incertidumbre
de tipo existencial. Franz Kafka luchó incansablemente contra esta sensación de
incertidumbre toda su vida como lo vemos en el siguiente texto:
“Es como cuando uno va a ser ahorcado. Si realmente lo ahorcan, se muere y se acabó; pero si se tiene que vivir todos los preparativos para su ajusticiamiento y sólo cuando el lazo ya cuelga ante sus ojos se entera de su indulto, puede quedar afectado para toda su vida.”56
53 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 238 54 Cfr. ABBAGNANO N. Historia de la Filosofía III Montaner y Simón, Barcelona 1978, p. 726 55 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1209 56 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1183
33
Hay en el texto anterior un sentido de trascendencia implícito, pues una persona ante
la muerte no tiene solamente angustia por el hecho de que debe morir, sino por lo que
pueda haber más allá de la muerte. En el caso de Franz Kafka parece ser el temor, o la
angustia ante un juicio de lo que fue de su vida, o por la esperanza de un indulto que
puede no llegar a tiempo. La muerte es inevitable para todos, pero también es común
entre los mortales el preguntarse a lo largo de nuestra vida algunas cuestiones
existenciales que encontrarán respuesta únicamente después de morir: ¿Qué sentido
tuvo mi vida?, ¿para qué viví?, ¿qué sentido tuvo todo lo que me pasó?, y cuando me
muera, ¿habrá algo más allá?, ¿estaré preparado para enfrentar ése momento?, ¿y, si no
hay nada, qué?, ¿valdría la pena haber padecido tanto, haber hecho los sacrificios que he
hecho?, etc. Es en éste momento crucial que nuestra angustia existencial cobra un
sentido real muy personal pues nadie puede morir en nuestro lugar. Lo mejor para
cualquier mortal es que exista algo después de la muerte. Después de haber vivido una
vida a duras penas, es bueno esperar una recompensa o al menos una promesa de estar
en un mejor lugar al morir. Es bueno que haya algo que de sentido a los padecimientos
sufridos, lo contrario sería un absurdo.
Tal vez, como lo escribe Franz Kafka, lo que anhelemos es un “indulto” final, una
palabra que nos libere de toda culpabilidad, lo cual ciertamente nos afectaría
eternamente, de un modo positivo. Este indulto del que habla Franz Kafka es lo que
conocemos como “gratuidad” o gracia de Dios. El problema para quienes leemos las
obras de Franz Kafka es que muy a menudo su sentimiento de angustia y nulidad lo
dejan sin salida ya que al sentirse condenado, él no se cree digno de clemencia como lo
escribió en ‘El Castillo’: “No había acabado de exponer mi proyecto y ya estaba
condenado.”57
Sin embargo, a un autor del talante de Franz Kafka no se le puede encasillar a
priori; se le debe dar la oportunidad de expresarse para evitar el peligro de juzgarlo con
prejuicio según lo que pensamos sea su forma de ser y de pensar. Por eso, considerando
la premisa anterior, dejemos que Franz Kafka emprenda su “éxodo” personal hacia la
tierra prometida. No es fácil para él escoger el camino que lo lleve a su destino sin
perderse. El riesgo aumenta porque la elección del camino se hace a “oscuras”, incluso
luego de haber caminado por ese camino el peregrino se dé cuenta de haberse
equivocado, de seguir el camino incorrecto, o que después de caminar por un largo
57 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 1209
34
trecho pierda de vista su objetivo en la vida cayendo en una situación ridícula y sin
sentido: “Solo digo que me divierte porque me ofrece en resumen, la ridícula confusión
que puede, en determinadas circunstancias decidir por la vida de un hombre.”58
Más aún debemos tener en cuenta que el emprender un camino determinado en la
vida pueda traer al ser humano insatisfacciones y angustia por el hecho de querer hacer
las cosas solo o por sí mismo -como si se pudiera vivir solo en este mundo-, sin ayuda
de los demás. Uno debe saber “escuchar” a los demás, preocuparse por los demás,
porque preocuparse por uno mismo y olvidarse o ignorar a los otros (no escucharlos),
nos convierte en extraños, en personas solitarias. Si nos negamos a escuchar el clamor
de las personas que nos rodean, tarde o temprano nos sentiremos ajenos al medio que
nos rodea y las personas se encargarán de devolvernos nuestra actitud de desinterés con
olvido, menosprecio y abandono. Franz Kafka ejemplifica éste peligro cuando habla de
un industrial que se preocupa solamente de sus negocios y de darse gusto a sí mismo: “-
Está bien-, exclamó el industrial, que era un hombre inquieto e incapaz de escuchar a
nadie hasta el final, cada cual carga su cruz.”59 Por eso, Franz Kafka no se hace sordo
ante el problema de la angustia y el descontento ignorando sus consecuencias tomando
el camino de la superficialidad mediocre:
“No, -dijo el sacerdote- no tienes la obligación de creer todo lo que se dice; sólo es indispensable que no lo olvides. Pobre opinión –dijo Kafka-, elevaría la mentira a la altura de la regla del mundo.”60
En ésta frase está planteada la concepción que Franz Kafka tiene de lo que llamamos
comúnmente como «vacío existencial»; es decir, la idea de que la vida sea vista por
muchos como algo sin sentido o incluso absurda, debido a que se ha relativizado y
carece de interioridad. Es por esto que Franz Kafka plantea como algo muy urgente el
volver a la consciencia metafísica del ser humano en cuanto existente. Pero también
debemos saber que Franz Kafka no considera la angustia existencial como un obstáculo,
sino como inmediata y directa del hecho de comenzar a ver las cosas como son. El
hecho de conocer las cosas tal cual son es un proceso que dura toda la vida, hasta que el
día menos pensado por fin pueda el ser humano divisar una luz, una esperanza tal como
lo escribe magistralmente en ‘El Proceso’:
“Como si de repente apareciera una luz, se abrieron de par en par las persianas de una ventana; un hombre –muy enjuto y débil-, a esa
58 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 851 59 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 593 60 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 670
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distancia se inclinara violentamente hacia fuera de la ventana y extendiera sus brazos… Es verdad que la lógica es inquebrantable, pero no resiste a un hombre que desea vivir. ¿Dónde estaba el juez que nunca había visto? ¿Dónde estaba el tribunal al cual nunca había llegado?”61
Podemos preguntarnos con toda justicia: ¿Quién es éste juez que a veces aparece
como todopoderoso y ahora Franz Kafka lo describe como ‘débil’? ¿Dónde te has
escondido mientras te buscaba incansablemente?, le preguntarán los que lo buscaron
con un corazón sincero. La respuesta la da el mismo Franz Kafka en su ‘Carta al Padre’:
“Ese proceso en el cual tú insistes en ser siempre el juez.”62 Con la identidad clara del
juez, sabemos quién es el que ahora ‘violentamente’ se desploma, no es otro que su
padre.
Seguros que la angustia y el descontento no son otra cosa que la expresión más clara
de una persona que ha comenzado a caminar por cuenta propia el éxodo espiritual en
busca de la casa paterna y de su identidad, podemos afirmar que Franz Kafka ha sido un
verdadero «peregrino del Absoluto».
5. Caminos de Salvación
El problema está planteado, los obstáculos están frente a nosotros, ahora me
dedicaré a exponer las «alternativas de salvación» que propone la literatura
existencialista de Franz Kafka. Para ello es necesario plantear el método que él utilizó
en su obra ‘El Proceso’ la cual responde a la cuestión expuesta en el siguiente texto: -Es
que en medio de estas tinieblas no sé donde estoy-, dijo Kafka. Alcanza la pared del
lado izquierdo –dijo el sacerdote–, guíate a través de ella, encontrarás la salida.”63
Deducimos de éste texto que es necesario aferrarse a ‘algo’ sólido aunque al
entendimiento resulte obscuro para poder franquear el problema del sin sentido de la
vida, del vacío existencial, de la nada e incluso del absurdo. Esto que llamamos ‘algo’
es lo que nos puede conducir a la salida y consiste en valorizar el camino estrecho hecho
por nuestros antepasados en su búsqueda incesante de la verdad. La regla de oro
propuesta por Franz Kafka se encuentra escrita en su obra ‘El Proceso’: “No tengas
problemas por nadie – dijo el abogado – y actúa según lo que te parezca justo.”64 Es
61 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 676 62 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1191 63 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 671 64 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 647
36
decir, Franz Kafka nos propone que obremos según la justicia buscando de lo bueno, lo
mejor, dejándonos guiar por nuestra consciencia.
Ahora bien, vamos a concluir este pequeño estudio sobre las obras de Franz Kafka
guiados por la información privilegiada de Max Brod, el amigo Franz Kafka: “Kafka no
ha escrito ningún capítulo final. Pero me explicó una vez al preguntarle cómo acabaría
la novela. El agrimensor obtiene su premio, en parte al menos.”65 Digamos entonces
que es privilegio del lector el construir un final apropiado tomando en cuenta los
elementos que Franz Kafka ha expuesto a lo largo de sus escritos. Es decir, Franz Kafka
quiso que el lector con su subjetividad y consciencia crítica interpretara sus obras.
Por lo mismo encontramos que en todas las interpretaciones que se han hecho del
pensamiento de Franz Kafka existe una gran disparidad; sin embargo, Charles Moeller
nos plantea algunas alternativas de salvación, mismas que son completadas por Max
Brod, quien por haber sido un amigo íntimo de Franz Kafka tiene para nosotros una
gran autoridad interpretativa. Así, Charles Moeller considera dos caminos de salvación
en Franz Kafka, uno real, la mujer y otro irreal, la literatura:
“Hay en Kafka dos alternativas de salvación, es decir, de justificación: Una real, la mujer, la otra irreal, pero destinada a probar la imposibilidad de la salvación: la literatura. Buscar una mujer, en la paz del matrimonio, es intentar la primera, la que puede liberar del sentimiento de incapacidad culpable.
Escribir obras literarias es perseguir la segunda, es intentar probar ante el tribunal que la sentencia es injusta, que se es inocente, que la incapacidad de vivir no es una coartada… y concluye cuando se convierte en propio juez y verdugo.”66
Franz Kafka fue muy rígido consigo mismo, por eso la dura autocrítica que se
propinó dejó al descubierto su fuerte «necesidad de ser absuelto de ‘algo’», de alguna
falta como lo dice en el siguiente texto: “Mi única esperanza estriba en que se juzgara
según la intención que guiaba y borrase un poco la falta de nuestra familia; pero
ningún signo externo me demostraba que fuera así.”67 Tal afirmación deja al desnudo la
imperante necesidad que Franz Kafka sentía por ser reconciliado consigo mismo. Esta
reconciliación, sin embargo, debe partir del interior para que refleje en él un ‘signo
externo’ el cal sea tangible también a los ojos de Franz Kafka. Es un signo que
representa el perdón que lo reintegre a su ‘familia’, es decir su mundo interior. Necesita
un signo externo que le confirme que ha sido perdonado y con eso sentirse capacitado 65 BROD M. Notas Post liminares en FRANZ K. Obras Completas (Tomo IV), p. 1097 66 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 280 67 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), pp. 1004-1005
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para obrar con mayor libertad, una libertad que lo transforma o cambia en su verdadero
yo.
Este proceso de salvación implica una verdadera “metamorfosis” de la personalidad.
De hecho al final de la ‘Metamorfosis’, Franz Kafka demuestra que aquél «bicho
repugnante» que es él mismo, es de alguna manera el único culpable de todas las
desgracias actuales de su familia y solamente cuando muere, sus padres y su hermana
pueden comenzar a vivir de verdad olvidando y enterrando el triste recuerdo de aquel
bicho que los llenaba de vergüenza y malestares. Al respecto Charles Moeller opina:
“Parece evidente que Kafka condena radicalmente, en su obra literaria, su propia actitud ante la vida. Cada vez da razón al mundo… descubre la relación íntima que Kafka ve entre el sentimiento de culpabilidad que experimenta, la sentencia condenatoria que los demás dictan contra él y la tentación de metamorfosearse en alimaña o de vivir la vida de un animal en su madriguera.”68
El fuerte deseo de un cambio radical está presente también en ‘El Proceso’, sobre
todo cuando Kafka dice: “La gran organización fácilmente podía, atendiéndose a su
método, hallar una pieza de recambio y quedar como antes.”69 Si el ser humano fuera
una pieza de cambio, un objeto desechable, algo meramente accidental, podría ser
fácilmente substituido por otra «cosa», o incluso por otro semejante. No es así por
fortuna nuestra, y por eso decimos que cada persona es única e insustituible. Esto es
para Franz Kafka un “plan del Espíritu”, o como lo llama Charles Moeller una
«comunión entre los seres humanos»:
“Lo que le falta al mundo es la esperanza espiritual, una ley que llama Kafka «el plan del Espíritu», el de una verdadera comunión entre los hombres… ¿Cómo no citar aquí la sentencia evangélica: «De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma»? … -continúa- El hombre de éste siglo, debe ante todo no perderse a sí mismo, ser capaz de oír el lenguaje del interior.”70
El «plan del espíritu» de que Franz Kafka habla en sus obras es según Charles
Moeller un acercamiento hacia un Absoluto con los atributos de la Trinidad cristiana, ya
que Dios no es solitario, sino una comunidad de Amor, donde las riquezas espirituales
se acrecientan comunicándose entre las tres divinas personas. Es una tipo de amor que
los cristianos conocemos como «Ágape» o amor de oblación, de donación de sí mismo:
68 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 307 69 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 582 70 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 335
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“Las riquezas espirituales se enriquecen comunicándose y hacen más rico a cada uno de los que en ella viven. El Dios Trino había podido infundir su luz en el niño Kafka; en vez de un dios solitario, todopoderoso, enigmáticamente inclinado sobre él, al que veía en el rostro de su padre; habría encontrado en el intercambio de la vida la vida del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, la transparencia interior, el desarrollo de las personas en el don y el olvido de sí. En la Trinidad no hay más que una sola vida… pero ésta vida es por Amor, porque Dios es Amor.”71
En el pensamiento cristiano, la persona humana puede alcanzar el Absoluto por su
capacidad de amar y comunicar ese amor entre sus semejantes, incluso sus enemigos.
Un ejemplo eminente de lo que esto significa se encuentra en la obra de San Agustín
titulada ‘La Ciudad de Dios’. El egoísmo para el buen cristiano es el cáncer del amor
porque se opone diametralmente al don de sí, al amor desinteresado, cosa que se ve
evidente en la trama del ‘El Proceso’: “De todas maneras si pudiera ser útil en algo lo
haría naturalmente muy complacido, no sólo por el amor al prójimo, sino porque usted
podría ayudarme.”72 En el ágape cristiano el interés del prójimo toma precedencia al
personal. El amor cristiano no es egoísta, ni busca el provecho personal, o a costa de los
demás, es el don de sí, hasta el olvido de sí (ver 1 Cor 13, 4-7).
Por supuesto que no pretendo “cristianizar” a Franz Kafka haciéndole decir lo que
no escribió, ni salvarlo con planteamientos cristianos siendo él un judío; pero si quiero
mostrar las diferencias radicales entre ambos como lo hace Charles Moeller
hipotéticamente; es decir, condicionalmente. Al respecto consideraré como válidas las
opiniones que Franz Kafka tenía con respecto al cristianismo, en cuanto son su
concepción desde afuera de lo que él trató de vivir desde adentro del tipo de judaísmo
que profesó. Tales opiniones se encuentran en sus obras ‘Cuadernos en Octava’, ‘Notas’
y ‘Consideraciones acerca del Pecado’. En ellas Franz Kafka habla explícitamente de
Jesucristo, lo cual quiere decir que lo conoció, solo que no lo aceptó como sí lo hizo su
primo Alexander Kafka, ya que él mismo se convirtió al catolicismo.73 Con un
conocimiento más profundo de la vida y obra de Jesucristo estoy seguro que Franz
Kafka hubiera podido superar más fácilmente su complejo de inferioridad que sentía
con respecto al tipo de judaísmo que heredó de su padre. Si tan sólo hubiera conocido el
verdadero rostro del Padre que Jesucristo vino a revelar, hubiera sido más fácil para él
aceptar la verdadera naturaleza del Dios Trinitario que es comunidad de Amor. El 71 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 288 72 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 518 73 Cfr. WELTSCH F. Encyclopaedia Judaica Jerusalem (Tomo X). Keter Publishing House Jerusalem Ltd. Jerusalem 1978, p. 672
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Espíritu Santo nos enseña los secretos de Dios y nos da el sentido de pertenencia que
tanto añoró Franz Kafka toda su vida.
Es por esto que la esperanza cristiana supera en mucho la esperanza existencialista
de Franz Kafka. Sin embargo, Charles Moeller encuentra en el pensamiento filosófico
de Franz Kafka una virtud rara entre los existencialistas que es su fe en la Gracia:
“Hay una virtud rara, la del agnosticismo humilde… porque introduce en la literatura la dimensión de la Gracia, cuya humilde expectación no es pasividad indigna, sino atenta búsqueda de ésa verdad de la tierra mesiánica, que es roca sobre qué apoyarse, suelo en qué construir y promesa segura para el que espera con paciencia.”74
El existencialismo generalmente se caracteriza por presentar al ser humano como
inútil o incapaz ante los problemas de la vida, por lo que Franz Kafka siendo un judío
muy religioso no duda en aceptar la «ayuda» del que es «todopoderoso». Esta ayuda es
la «gracia», la cual justifica y sostiene toda lucha interior, es el indulto no merecido que
regresa toda esperanza. Es por esto que no presento a Franz Kafka como uno que hay
llegado al final del camino, sino como un «peregrino», como alguien que busca a Dios
de buena fe, con recta intención, pero que lo quiere lograr por su propio esfuerzo como
lo confesó a su padre:
“Lo que tú tuviste que lograr mediante tu esfuerzo, nosotros lo recibíamos de tu mano; pero la lucha por la vida independiente, que a ti te fue accesible de modo inmediato, y que desde luego nosotros tampoco eludimos, esa lucha tenemos que librar tardíamente, con fuerzas infantiles, cuando ya somos adultos.”75
Con todo, Charles Moeller encuentra una vía de salvación en los escritos de Franz
Kafka: “La única salida consistía en adelantarse de alguna manera al juicio,
castigándose, ocultándose, destruyéndose, etc. es el tema del «castigo propio» esencial
en la obra de Kafka.”76 Éste camino de salvación consiste en auto culparse por las faltas
de su padre. Lo cual no me parece sea una actitud madura, sino infantil. Sería tanto
como aceptar que un niño glotón actúa responsablemente como adulto cuando se auto
castiga yéndose a dormir sin cenar cuando ya se ha comido dos pizzas. No creo tampoco
que sea justo que paguen justos por pecadores. ¿Por qué debería Franz Kafka pagar por
los errores de su padre? No me parece sea digno para el ser humano el amonestarse para
aligerar la culpa o adelantarse al castigo para evitar el dolor o vergüenza de ser 74 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 361 75 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1185 76 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 280
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castigado por su padre. Podría ser el auto castigo no proporcional al delito. Aún así,
leyendo a Franz Kafka descubriremos que no es una salida fácil o del todo falsa como lo
veremos más adelante.
Con respecto a su padre, Franz Kafka hubiera podido –al menos en sus novelas-
matar su imagen tan dura, sin embargo, jamás lo intentó siquiera. No es que Franz
Kafka pretenda derrocar a su padre, más bien quiere ser como él, como buscando
mitigar la violencia que su padre provoca en su vida. Tampoco quiere romper con él ya
que se empeña en salvar la escasa relación que todavía mantiene con su padre. El
camino de salvación que Franz Kafka cree que le traería un poco de paz es el
matrimonio que lo convertiría en «padre» como su papá. El matrimonio es el único
camino de salvación contra el infierno que representa la soltería. La vida de solterón era
para Franz Kafka más amarga que la hiel. El solterón es un ser humano condenado a la
soledad más atroz, es ser condenado a la auto-aniquilación puesto que al no dejar
descendientes su semilla y su nombre se pierden irremediablemente. No casarse para
Franz Kafka significó el ser sacado a puntapiés del mundo de su padre, ser arrojado al
lugar donde toda esperanza termina. El drama es fuerte porque hay en los seres
humanos un deseo psicológico de poner su autorrealización en perpetuarse en los hijos,
en superarse en los logros de ellos, en redimir su pasado en el futuro prometedor que
puede ofrecerle a sus hijos. El ser padre para cualquier ser humano es garantía de
trascendencia terrena en el rostro de un pequeño. Es un consuelo inimaginable el ver
que hasta nuestros propios rasgos físicos renacen en quienes llevan nuestra propia
sangre.
Sin embargo, al no contraer matrimonio Franz Kafka se auto negó esta vía de
salvación. El matrimonio es una vía de salvación muy al alcance de cualquier persona.
Franz Kafka se limitó a conservar para sí el deseo de un día contraer matrimonio
acompañándose siempre de mujeres inalcanzables a quienes profesó un profundo
respeto porque las consideró como la mejor carta para salir adelante ante su padre. En
éste punto fue firme en contra de la opinión de su padre. Por ejemplo, en una ocasión
contradice a su padre de modo violento porque él habló mal de la mujer con la que
Franz Kafka deseaba contraer matrimonio. No escatimó en palabras y fue al punto como
lo vemos en el siguiente texto:
“Tú me dijiste más o menos: Probablemente ella se ha puesto alguna blusa llamativa como saben hacerlo las judías de Praga, y tú de inmediato, como es natural, te has decidido casar con ella… -A lo cual Franz Kafka responde- Nada sabías de mis intentos de salvación,
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en otros sentidos, por lo tanto nada podías saber tampoco de las ideas que me habían llevado a este intento de matrimonio.”77
Como podemos ver en el texto precedente, la mujer representó para Franz Kafka un
importante camino de salvación ya que representaba una manera de entrar y poseer algo
de lo mucho que acaparaba su padre. El matrimonio era una virtud que poseía su padre
y por lo tanto lo consideraba un Absoluto que poseía la plenitud, porque él tenía una
familia, una mujer e hijos. El Matrimonio se convirtió en Franz Kafka en un antídoto o
remedio para la soledad y el celibato, entendido no solo como continencia genital, sino
como ausencia de compañía femenina.
Una consecuencia del matrimonio era la «paternidad» la cual acortaría la distancia
que existía entre él y su padre. Franz Kafka creyó que al convertirse en padre, sería
como su padre, es decir tan absoluto como su padre y por lógica uno excluiría al otro en
el mismo terreno donde dos absolutos no pueden coexistir. Le parecía una idea “justa”
que al convertirse en papá, entraría en un terreno de igualdad. Desgraciadamente, este
camino se quedó a nivel de idea y por tanto no logró concretarse: “Pertenezco a la
justicia –dijo el sacerdote- ¿Cómo puedo entonces necesitarte?, la justicia no quiere
saber nada de ti. Te acoge cuando vienes y te deja cuando te marchas.”78
Sin embargo, Franz Kafka nunca se casó porque no quiso ligar a su destino a quién
él amaba por encima de todo. En las ocasiones que pudo casarse renunció a la mujer por
amor y respeto a ella, contentándose con la segunda vía de salvación que le ofrecía la
literatura. Ahí fue donde él se sentía más libre de impugnar a su padre su fracaso: “En
realidad, aún así, las tentativas de matrimonio llegaron a ser el intento de salvación
más importante, más lleno de esperanza, si bien después fue igualmente importante
también su fracaso.”79
Charles Moeller es más optimista sobre ésta vía de salvación dejando abierta la
posibilidad teológica donde Franz Kafka puede conocer a Dios como el Padre que lo
ama como Hijo, el cual a su vez le corresponde con el mismo Amor uniéndose a su
Padre en un vínculo de amor oblativo que es el Espíritu Santo. Del mismo modo que
sucede en las personas del Dios Trinitario se aman y conocen en un «Amor Absoluto» y
Divino.
77 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1207 78 FRANZ K. El Proceso – Obras Completas (Tomo II), p. 672 79 FRANZ K. Carta al Padre – Obras Completas (Tomo IV), p. 1203
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Por su parte Max Brod nos presenta a Franz Kafka como el hijo pródigo que
siempre buscó el perdón de su padre, intentando ser feliz en éste mundo y que al no
poder logar la paternidad supo canalizar sus problemas existenciales en la literatura
como ya lo hemos ampliamente explicado en las páginas anteriores.
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IIa Parte. – CONCLUSION CRÍTICA
Como resultado de éste pequeño estudio sobre la obra literaria de Franz Kafka
puedo decir con seguridad que: “Creyó en el amor, a pesar de sus amarguras, creyó
para los otros mientras que él mismo se veía excluido.”80
Franz Kafka, filósofo de la vida ordinaria
Habiendo leído y analizado las obras de Franz Kafka y comparado las diferentes
interpretaciones ofrecidas por autores tales como Charles Moeller y Max Brod, puedo
darme cuenta del gran legado literario y filosófico de éste autor existencialista. Franz
Kafka es más que un simple literato, novelista o contador de historias. Franz Kafka ha
es un filósofo de la vida ordinaria que logró penetrar con su pluma las entrañas más
profundas del sentir y del ser humano contemporáneo. Es un ser humano valiente
porque en sus obras nos habla de sí, de sus dudas, sus aspiraciones, sus luchas, sus
traumas y sus deseos de superación dejando entrever un trasfondo filosófico abierto a la
salvación divina.
Franz Kafka, filósofo en toda la extensión de la palabra
Me doy también cuenta del grado de dificultad que los críticos de la obra de
Franz Kafka encuentran al tratar de interpretarla. Sin embargo, esto no es excusa para
considerarlo únicamente como un literato obscuro. Si bien es cierto que su estilo
literario, mítico y autobiográfico es complejo, no por eso se debe negar que Franz Kafka
sea en toda la extensión de la palabra un filósofo, y por ende una pieza clave para
entender la filosofía existencialista cuya forma de expresión y divulgación es ante todo
la literatura. Recordemos que el existencialismo se caracteriza por su exposición viva y
cruda de la existencia humana y sus complicaciones por medio de la literatura.
Franz Kafka, profeta de la trascendencia del espíritu humano
Hoy sé que existen opiniones encontradas sobre Franz Kafka y su obra. Sé
también que existen algunos que lo consideran únicamente un profeta de éste mundo,
sin abrirlo a la trascendencia. Pero me conforta saber que también existen otros críticos
más optimistas como Charles Moeller que piensan que Franz Kafka refleja en sus obras
80 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 348
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su conversión más que su pensamiento filosófico o político. La obra de Franz Kafka es
un testimonio de una opción más fundamental: la elección de una esperanza que vuelve
a ser humilde y prefiere acusarse así mismo antes que poner en tela de juicio al mundo y
maldecir al universo por su desventura; es el sí que Jesucristo fue ante la voluntad de su
Padre. En esta variedad de opiniones e interpretaciones consiste la dificultad, la
originalidad, la diferencia y la verdadera virtud de Franz Kafka con respecto a otros
autores existencialistas como Nietzsche: “Kafka es también un comienzo, porque a
diferencia de Nietzsche, ignora la rebeldía. La generación nietzscheana no vaciló en
practicar el «asesinato del Padre» y vivir como si no tuviera ni padre ni madre.”81
Franz Kafka, hombre de profundo espíritu religioso
Del conflicto que Franz Kafka mantiene con su padre y de su profundo espíritu
religioso podemos deducir la concepción de “Absoluto” que Franz Kafka se ha formado
y que a través del mito, analógicamente ilumina el conflicto que el ser humano sostiene
contra el mundo que lo rechaza como un cuerpo extraño. Franz Kafka nos presenta su
vida con todas sus contrariedades y frustraciones llevadas al extremo, por lo mismo las
soluciones que de su obra emanan, o que de ellas podamos conjeturar como lectores,
son igualmente extremas rayando en la fantasía. Es por eso que el lector debe formarse
críticamente una opinión para ayudar al autor a dar un final, el cual no lo escribe sino
que lo deja abierto.
Franz Kafka, «Peregrino del Absoluto» y del «encuentro»
Franz Kafka como «Peregrino del Absoluto» y no como alguien que haya
alcanzado la salvación o justificación en el Absoluto. Al no concluir sus obras, nos deja
tan solo vislumbrar la meta desde el camino. Decide quedarse en el umbral del castillo,
negándose a entrar en él o muriendo al final del proceso como aparece en sus dos obras
principales, ‘El Proceso’ y ‘El Castillo’.
Al igual que Charles Moeller también sostengo que la salvación existencial debe
ser «personal», es decir, un «encuentro» con el Absoluto: “Es preciso liberarse, no para
una libertad absurda e impersonal, sino para un «encuentro»”82 Estoy también en
contra del absurdo como explicación del sentido fundamental de nuestra existencia.
Sería absurdo luchar tanto en la vida por nada. Sería tanto como luchar contra molinos
81 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 344 82 MOELLER Ch. Literatura del S. XX y Cristianismo III, p. 363
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de viento creyendo que son fantasmas o monstruos al estilo del gran Quijote de la
Mancha. El “absurdo” según Franz Kafka no es otra cosa que la pérdida del sentido del
pecado. Y como ya hemos visto, Franz Kafka, no acepta la realidad como un absurdo,
sería negarse a explicar el sentido de las cosas y de las personas renunciando a la
responsabilidad que la inteligencia nos ofrece cuando profundizamos en las causas
últimas que fundamentan nuestra existencia.
Franz Kafka, el Absoluto como fuente de Gracia
Las obras de Dostoievski y de Franz Kafka son dos manifestaciones más
significativas del existencialismo.83 Sin embargo, la actitud que asume Franz Kafka ante
su padre y ante la vida auto culpándose en lugar de auto compadecerse marca la
diferencia principal con respecto a otros autores existencialistas. Franz Kafka descubre
en el Absoluto la fuente de la Gracia, aunque no la llame con éste nombre: “El Proceso
y El Castillo, nos presentan, pues, las dos formas –Justicia y Gracia- bajo las
cuales…la divinidad se ofrece.”84 Por lo mismo considero que el problema de relación
que mantuvo con su padre deba ser tratado a la par con el problema del Absoluto.
Ambos temas están unidos intrínsecamente. La psicología puede hoy aportar mucho
para esclarecer éste problema, pero dado el trasfondo religioso que empapa la obra de
Franz Kafka creo que sea la visión cristiana la que pueda ofrecerle una posibilidad de
salvación y redención más digna que la que pudiera ofrecerle el tipo de judaísmo que
heredó de su padre. La visión cristiana revela un Dios Padre amoroso, no un dios
castigador que es más propio del Antiguo Testamento. Dios es un Padre justo, e
infinitamente misericordioso, que da lo mejor de sí a la humanidad, su propio Hijo. Si
Franz Kafka hubiera aceptado la visión católica del mensaje cristiano, hubiera podido
superar más fácilmente el problema con su padre y recibido una imagen más positiva
del Absoluto. En éste sentido el cristianismo es la «ayuda» que el existencialismo pide a
gritos.
La concepción de un Dios Trinitario que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, que
ante el ser humano aparece como Absoluto inmensamente trascendental, pero también
igualmente inmanente o cercano al ser humano nos muestra un Dios que camina al paso
del ser humano en sus glorias y fracasos, alegrías y tristezas. Es un Dios que gobierna
con mano firme, pero también misericordiosa. A diferencia del padre de Franz Kafka,
83 Cfr. ABBAGNANO N. Historia de la Filosofía III p. 726 84 FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p. 1099
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Dios es un Padre sin defectos, pero que sorprendentemente Dios es un Padre que mueve
a sus hijos por amor y no por temor.
Franz Kafka, la alternativa consiste en caer en el vacío existencial o
volver al “sujeto-persona”
Finalmente, Franz Kafka es para mí un judío que intentó explicar las vicisitudes
de la vida humana en un intento por encontrar el sentido existencial de su ser en el
mundo y ante Dios o Absoluto. Es decir, Franz Kafka buscó explicar en sus obras del
modo más inteligente la finalidad existencial que cada persona realiza en el mundo bajo
el principio que Goethe enuncia de la siguiente manera: “¿Por qué no salvar lo que tanto
trabajo nos ha costado?”85 El fuerte deseo de superación y de lucha presente en las
obras de Franz Kafka me hace admirarlo y verlo como la encarnación de la lucha
humana por alcanzar el Absoluto, su justicia y su Gracia.
Franz Kafka es la persona que vive en carne propia su lucha contra el vacío
existencial, proponiendo en su obra una apertura a la metafísica para volver al “sujeto-
persona” que sea capaz de tomar en sus manos con responsabilidad el valor de su propia
existencia. Es por esto que recomiendo la lectura de sus obras a quienes se sientan
movidos por el reto de indagar por sí mismo en las hermosas profundidades mitológicas
del pensamiento de Franz Kafka. El no es un literato obscuro y difícil el cual todavía
puede seguir aportando mucho a la visión filosófica del ser humano y su existencia.
P. José Alberto Pimentel Guzmán, (Misionero Comboniano)
Cairo, Noviembre 3, 2008
85 Wer immer strebend sich bemüht, den dürfen Wir erlosen . FRANZ K. El Castillo – Obras Completas (Tomo III), p.1098
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IIIa Parte. – BIBLIOGRAFIA
1. A.A.V.V. Gran Enciclopedia RIALP (GER, Tomo XIII) Herder, Barcelona
1988.
2. ABBAGNANO N. Historia de la Filosofía III Montaner y Simón, Barcelona
19782
3. BELAVAL Y. Las Filosofías Nacionales, s.s. XIX y XX Siglo XXI, México
19812
4. CENTRO DE ESTUDIOS FILOSOFICOS GALLARTE Diccionario de
Filósofos Ediciones Rioduero, Madrid 1986
5. KAFKA FRANZ. Carta al Padre Concepto, México DF 1968.
6. KAFKA FRANZ. La Metamorfosis Editores Mexicanos Unidos, México 19899
7. KAFKA FRANZ. Obras Completas (Visión Libros IV Tomos) Teorema,
Barcelona 1983.
8. MOELLER CHARLES. Literatura del Siglo XX y Cristianismo III Gredos,
Madrid 19644
9. REALE G. Historia del Pensamiento Filosófico y Científico III Herder,
Barcelona 1988
10. WELTSCH F. Enciclopaedia Judaica Jerusalem (Tomo X) Keter Pub. House
Jerusalem Ltd., Jerusalem 1978.