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CULTURA CIUDADANA MARCO CONCEPTUAL Veeduría Distrital Equipo de Cultura Ciudadana

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CULTURA CIUDADANA

MARCO CONCEPTUAL

Veeduría Distrital

Equipo de Cultura Ciudadana

Contenido

Marco conceptual sobre transparencia, integridad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público desde el punto de vista de cultura ciudadana. ........................................................................................................................ 5

Transparencia, integridad, rechazo a la corrupción, valoración de lo público y control social. .............................................................................................................................. 5

- Entre lo público y lo privado ............................................................................. 12

Transparencia, probidad, rechazo a la corrupción, valoración de lo público y control social: un problema de la sociedad en su conjunto. ........................................ 15

- 3.2. Conceptos básicos de cultura ciudadana .................................................. 18

Motivaciones del comportamiento ...................................................................... 19

- Armonía y divorcio entre ley, moral y cultura. ..................................................... 23

- La cultura del atajo ............................................................................................... 25

- Tres tipos de impunidad ....................................................................................... 25

1. Diagnóstico sobre transparencia, integridad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público en Bogotá desde el punto de vista de cultura ciudadana. ......................................................................................................... 26

4.1. Cultura de la legalidad ............................................................................................ 27

4.2. Regulación, auto regulación y regulación mutua ................................................. 37

4.3. Cultura tributaria ..................................................................................................... 47

4.4. Participación en los asuntos públicos y control social ....................................... 50

4.5. Organización social ................................................................................................ 58

4.6. Confianza ................................................................................................................. 61

4.7. Acuerdos ................................................................................................................. 64

4.8. Tolerancia ................................................................................................................ 69

4.9. Identidad y sentido de pertenencia ....................................................................... 70

5. Diagnóstico sobre transparencia, probidad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público desde el punto de vista de cultura ciudadana entre niños, niñas, adolescentes y jóvenes de Bogotá. ........................... 72

5.1. Bogotá en el componente de competencias ciudadanas de las Pruebas Saber. 73

5.2. La Encuesta de Cultura Ciudadana. .............................................................. 76

5.3. Violencia y agresión escolar en Bogotá. ....................................................... 81

Marco conceptual sobre transparencia, integridad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público desde el punto

de vista de cultura ciudadana.

Transparencia, integridad, rechazo a la corrupción, valoración de lo público y control social. La transparencia y la integridad son pilares de la democracia y son esenciales para su

consolidación. No existe democracia donde no hay apertura y comunicación por parte del

sector público, o donde faltan la ética o la integridad públicas. Así mismo, para que la

democracia se consolide es indispensable que la sociedad defienda lo público, lo vigile

mediante el control social y rechace la corrupción.

En el uso de los conceptos de transparencia, integridad y corrupción suele existir la

tendencia a simplificarlos, reduciendo sus propósitos a un solo objeto: la lucha contra la

corrupción. La transparencia y la integridad se presentan, bien como sinónimos, o bien

como un mismo concepto cuyo contrario es la corrupción. Bajo esta óptica, ser

transparente o íntegro es no ser corrupto, y de manera correspondiente, la promoción de

la transparencia y la integridad sería una manera de luchar contra la corrupción. Sin

embargo, incluso allí donde no haya presencia de corrupción son indispensables la

transparencia, la integridad, la defensa de lo público y el control social como factores

esenciales de la democracia.

A continuación se presentan algunas aproximaciones que desde la Veeduría Distrital se

han hecho a los conceptos de transparencia, integridad, corrupción, defensa y valoración

de los asuntos públicos y control social:

TRANSPARENCIA: La transparencia es la entrega por parte de las entidades y los

servidores públicos de información veraz, pertinente y oportuna a la ciudadanía para que

esta pueda hacer un buen control social a lo público. Se trata de informar, comunicar y

hacer visibles tanto las decisiones como las actuaciones para gestionar e intervenir sobre

lo público. En resumen, es “hacer público lo público”. Compromete a la Administración, al

sector privado, a las organizaciones sociales y comunitarias, empresariales, sindicales,

culturales y académicas, entre otras. Es decir, compromete a toda la sociedad.

La transparencia también se presenta como un deber de los funcionarios públicos, tal

como lo hace el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de

México: “la transparencia es la obligación que tienen los servidores públicos para

proporcionar a toda persona interesada en los actos del gobierno, de manera clara y

expedita, la información que se deriva de las funciones que desempeñan”1. Por su parte,

la OECD (Organization for Economic Co-operation and Development) ofrece una noción

alternativa de gran simplicidad: “La transparencia puede definirse como la comunicación

exitosa de doble vía sobre la política pública. Los arreglos institucionales que la hacen

posible reflejan la cultura, la historia y los valores nacionales”2. Lo interesante de esta

definición para nuestros propósitos es que no restringe la transparencia al sector público,

sino que también el sector privado, incluida la ciudadanía, son sujetos dentro del

concepto de transparencia. Así mismo, vale la pena subrayar que la cultura y los valores

de una sociedad se encuentran en la base de la comunicación de doble vía entre el sector

público y el sector privado y de la idea de transparencia.

PROBIDAD E INTEGRIDAD: La probidad, llamada también “ética pública”, hace referencia

al ámbito de los principios morales, y con frecuencia se asocia exclusivamente con el

servicio público3. La integridad, a su vez, es la cualidad que caracteriza al comportamiento

coherente con los principios de rectitud y probidad. En el servicio público, la integridad es

la entrega del bien público ofrecido que la ciudadanía debe recibir de las entidades, con

eficiencia y calidad. Implica la adhesión de las personas y de las entidades distritales a los

sistemas regulatorios (normas y procedimientos, principios éticos y valores culturales) que

como veremos más adelante deben guiar el ejercicio de las funciones públicas.

La integridad se expresa en los juicios, decisiones y actuaciones que hacen confiables y

creíbles los bienes y servicios ofrecidos. La OECD define el término integridad como “la

1 Citado por Hilda Naessens, “Ética pública y transparencia”, en Congreso Internacional 1810-1910: 200

años de Iberoamérica, http://halshs.archives-ouvertes.fr/docs/00/53/15/32/PDF/AT15_Naessens.pdf, pp.

2121-2122. Ver también Paulo C. de León, “Hacia un concepto de transparencia: orígenes e importancia”,

http://ca-bi.com/blackbox/wp-content/uploads/downloads/2012/08/Transparencia1.pdf. 2 OECD, Public Sector Transparency and the International Investor, OECD, 2003, p. 7. Disponible en

http://www.oecd.org/investment/investmentpolicy/18546790.pdf 3 Ver Hilda Naessens, “Ética pública y transparencia”, en Congreso Internacional 1810-1910: 200 años de

Iberoamérica, http://halshs.archives-ouvertes.fr/docs/00/53/15/32/PDF/AT15_Naessens.pdf, pp. 2121-2122.

aplicación de valores, principios y normas en las operaciones cotidianas de las

organizaciones del sector público”4. Sobre la base del análisis de las medidas adoptadas

para construir una “infraestructura ética” en los países miembros de la OECD, las medidas

adoptadas “reflejan diferencias nacionales en cuanto a prioridades y en su cultura social,

administrativa y política”5. Nuevamente, la cultura, incluida la “cultura social”, que

nosotros llamaríamos “cultura ciudadana”, se encuentra en la base de las nociones de

probidad e integridad, así como de los estándares con los cuales se miden.

CORRUPCIÓN: Según Transparencia por Colombia, la corrupción se define como “el abuso

de posiciones de poder o de confianza, para beneficio particular en detrimento del interés

colectivo, realizada a través de ofrecer o solicitar, entregar o recibir, bienes en dinero o en

especie, en servicios o beneficios, a cambio de acciones, decisiones u omisiones”6.

El concepto de corrupción es sin duda uno de los más etéreos y difíciles de definir. Existen

distintas tipologías de definiciones, de las cuáles consignamos aquí dos particularmente

relevantes para nuestros propósitos. La primera, que se interpreta como una definición

“centrada en el concepto de servicio público”, la entiende como “el comportamiento que

se desvía de las funciones naturales del cargo público para atender intereses privados

(familia, círculo de amigos), obtener ganancias pecuniarias o posición social, o violar las

reglas y ejercer influencia privada”. La segunda, interpretada como una definición “a partir

del interés público”, observa que “hay corrupción siempre que un funcionario en un cargo

de poder y con responsabilidades sea remunerado con dinero u otros recursos no legales,

o sea inducido a tomar decisiones que favorezcan a quien suministra la remuneración; y

con ello afecte negativamente el interés público”7.

4 OECD, “Public Sector Integrity Reviews”. Disponible en:

http://www.oecd.org/gov/fightingcorruptioninthepublicsector/publicsectorintegrityreviews.htm#integrityfram

ework 5 OECD, Trust in Government. Ethics Measures in OECD Countries, París, OECD, 2000, p. 12. Disponible

en http://www.oecd.org/gov/fightingcorruptioninthepublicsector/48994450.pdf 6 Tomado del sitio web oficial de Transparencia por Colombia:

http://www.transparenciacolombia.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=106&Itemid=53

5 7 Elvira María Restrepo de Johnson, “Conceptualización de la corrupción política”, en Fernando Cepeda

Ulloa (compilador) La corrupción en Colombia, Bogotá, TM Editores, Fedesarrollo, Facultad de

Administración de la Universidad de los Andes, 1997, pp. 23-24.

El rechazo y la prevención de la corrupción son comportamientos íntegros, ya que la

corrupción es opuesta a la integridad. Entonces, cuando se habla de una actitud de

rechazo y de comportamientos de prevención de la corrupción, se hace referencia al

propósito d que los bogotanos y las bogotanas, de manera individual y colectiva, expresen

públicamente su repudio y ejerzan sanciones sociales sobre quienes cometen actos que

vulneren lo público y el interés general.

El economista norteamericano Robert Klitgaard, autor de un libro clásico sobre la

materia8, sintetiza la corrupción en una fórmula:

Diagrama 1. Corrupción según Robert Klitgaard

C = M + D - A

Corrupción

Monopolio

del poder

Amplio espacio

para la

Discrecionalidad

“Accountability”,

responsabilidad o

expectativa de

rendición de

cuentas

Fuente: R. Klitgaard (1988).

En dicha fórmula cabe una amplia diversidad de aspectos que configuran un sistema de

análisis de la corrupción. Entre dichos aspectos resaltan la ineficiencia (con frecuencia

considerada como la mayor causa de corrupción) y la ausencia de sanción social sobre los

corruptos9.

8 Robert Klitgaard, Controlling Corruption, Berkeley, University of California Press, 1988.

9 Equipo de investigación de Fedesarrollo, “Causas de la Corrupción”, en Fernando Cepeda Ulloa

(compilador) La corrupción en Colombia, Bogotá, TM Editores, Fedesarrollo, Facultad de Administración de

la Universidad de los Andes, 1997, pp. 49-57.

En alusión a la corrupción, se han hecho observaciones sobre la sociedad colombiana del

siguiente tenor:

“El rápido desarrollo de la sociedad colombiana en las últimas décadas y la sucesión de

‘bonanzas’ económicas de diferente origen le han dado un lugar de privilegio en la escala

social de valores al enriquecimiento lícito y también al ilícito. La tenencia de dinero genera

aprecio social, y su carencia lleva a la situación contraria. El atractivo del dinero es

suficientemente grande como para que se olviden los reparos respecto a la forma como

éste es obtenido; desde el punto de vista de la actividad social de una persona, en

Colombia probablemente causa una sanción social mayor no tener dinero que haberlo

obtenido a través de la corrupción.

Esto hace parte de un ambiente general en el cual el tráfico de influencias es mirado con

benevolencia y el uso de recursos públicos para fines privados es considerado como una

prerrogativa normal asociada al logro de altas posiciones de mando en el sector

público”.10

En sociedades en las cuales la corrupción es sistemática o tiene niveles elevados, no son

suficientes las medidas punitivas o legales para prevenirla. En tales sociedades la

prevención de la corrupción supone un cambio cultural hacia el rechazo del vivo, de las

justificaciones para violar la ley, de los atajos tramposos y la disminución de la indiferencia

social, de la tolerancia de la ilegalidad, de la falta de interés por lo público y de la ausencia

de control social sobre la gestión pública. En resumen, se trata de convertir la integridad

en norma social.

La corrupción ha sido calificada por la ciudadanía bogotana como uno de los mayores pro-

blemas que enfrenta la ciudad, a la par con la inseguridad y las deficiencias en la

movilidad. La percepción ciudadana es correcta, pues aparte de generar atraso, pobreza y

violencia, la corrupción, así como la falta de transparencia y de integridad y la ineficiencia

en la gestión pública, son formas de atentar contra el estado social de derecho, contra la

ciudadanía y contra aquello que pertenece a la colectividad, es decir, contra lo público.

10

Ibíd., p. 55.

El reto de recuperar la confianza en las instituciones del Distrito y promover la

transparencia, la integridad, el rechazo de la corrupción, la valoración de lo público y el

control social se refiere, ante todo, a la promoción de cambios culturales. En nuestra

cultura se hallan arraigadas diversas actitudes y percepciones asociadas con la corrupción.

Existen altos niveles de percepción de corrupción, tanto de los funcionarios públicos como

de la ciudadanía en general, desconfianza tanto de aquellos como de estos, una elevada

tendencia a justificar las infracciones de la ley y bajos niveles de participación ciudadana,

particularmente en instancias de control sobre la gestión pública.

La Veeduría Distrital ha posicionado la frase “No hay pequeñas corrupciones”, resaltando

que las “pequeñas” trampas o atajos que con alguna frecuencia cometen los ciudadanos y

los servidores públicos son también nocivas para los recursos públicos y pueden calificarse

como corrupción. Algunos ejemplos de “pequeñas corrupciones” entre ciudadanos son

comprar sin factura, manipular la información de la declaración de renta, ser o usar

tramitadores, pagar sobornos para evitar el corte de un servicio público o una sanción de

tránsito. Entre servidores públicos, ejemplos de “pequeñas corrupciones” pueden ser

imprimir en la oficina un trabajo para el colegio del hijo, conseguir falsas incapacidades,

malgastar el tiempo de trabajo (chats, redes sociales, juegos, lectura de revistas, etc.) o

utilizar o apropiarse de suministros de la oficina para uso personal.

DEFENSA Y VALORACIÓN DE LO PÚBLICO: La valoración, el cuidado y la defensa de lo

público son aspectos claros de corresponsabilidad, pues son responsabilidades conjuntas

de la ciudadanía y la administración pública, que es elegida por aquella precisamente para

cumplir con esos fines.

En su acepción más elemental –y generalizada-, lo público se entiende como lo opuesto a

lo privado. Norberto Bobbio recoge una célebre cita del Corpus iuris que define el derecho

público y el derecho privado: derecho público es “quod as statum rei romanae spectat” (lo

que se refiere a la condición del Estado romano), y derecho privado es “quod ad

singulorum utilitatem” (lo que atañe a la utilidad del individuo)11. En términos más

amplios, Bobbio señala: “la dicotomía clásica entre derecho privado y derecho público

11

Norberto Bobbio, “La gran dicotomía: Público/privado”, en Norberto Bobbio, Estado, Gobierno y

Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 11.

muestra la situación de un grupo social en el que se manifiesta ya la distinción entre lo

que pertenece al grupo en cuanto tal, a la colectividad, y lo que pertenece a los miembros

específicos, o más en general entre la sociedad global y grupos menores (como la familia),

o también entre un poder central superior y los poderes periféricos inferiores que con

respecto a él gozan de una autonomía relativa, cuando no dependen totalmente de él”12.

La gran dicotomía entre el derecho público y el derecho privado, agrega Bobbio, “es

acompañada por la afirmación de la supremacía del primero sobre el segundo”13. Dentro

de esta dicotomía, la expresión “defensa de lo público” no supondría el desconocimiento

o rechazo de lo privado, sino precisamente el reconocimiento y la aceptación de la

supremacía de lo público. Por el contrario, la corrupción, la falta de transparencia y de

integridad y la ineficiencia en la gestión pública son formas de atentar contra el Estado

Social de Derecho, contra la ciudadanía y contra aquello que pertenece a la colectividad,

es decir, contra lo público.

CONTROL SOCIAL: Un especialista en participación, Fabio Velásquez, ofrece una definición

de control social que sintetiza las más comunes entre los medios de comunicación, el

sector público y las ONG: “El control social es una modalidad de participación a través de

la cual los(as) ciudadanos(as) y/o las organizaciones sociales ejercen una función crítica

sobre el comportamiento de los agentes públicos, estatales y no estatales, con el

propósito de incrementar la responsabilidad y la integridad en el manejo de los asuntos

públicos”14. Además, lo caracteriza como “un instrumento de regulación pública”, “un

interfaz socio-estatal” y “una forma de ejercicio de la ciudadanía”. El control social, añade,

es una de las cuatro formas principales de control sobre la calidad de la gestión pública.

Las tres restantes son el control político (ejercido por el Congreso, el Concejo, etc.), el

control institucional (ejercido por los organismos de control), y el control interno (ejercido

por las respectivas oficinas dentro de las entidades oficiales).

12

Ibíd., p. 13. 13

Ibíd., pp. 13-14. 14

Fabio Velásquez, “Participación y control social en Colombia. Antecedentes, marco normativo y alcances”,

Bogotá, agosto 1° de 2001 [2012]. Presentación en Power Point, disponible en

http://www.invias.gov.co/invias/hermesoft/portalIG/home_1/recursos/01_general/documentos/01082012/pres

entacion3.pdf

Un ejercicio de control social es una práctica ciudadana que visibiliza la ejecución de la

política pública en sus diversos momentos, desde la formulación hasta la culminación de

los procesos emprendidos. Se realiza sobre planes, programas o proyectos que emprende

la administración pública.

Entre lo público y lo privado

En gran parte de las definiciones aquí examinadas, así como en su uso generalizado, la

transparencia y la probidad serían dos características deseables específicas de los

servidores públicos. La corrupción, así mismo, sería un problema específicamente

asociado con los servidores públicos. Por otra parte, el rechazo a la corrupción, la

valoración de lo público y el control social constituirían actitudes y comportamientos

específicos de los ciudadanos.

Se trata nuevamente aquí de la dicotomía entre lo público y lo privado de la que hablaba

Bobbio. La representación de lo público y lo privado como dos esferas contrapuestas

semejantes a la guerra y la paz, la democracia y la autocracia, supone, siguiendo a Bobbio:

a) dividir un universo en dos esferas, conjuntamente exhaustivas, en el sentido de que todos

los entes de ese universo quedan incluidos en ellas sin excluir a ninguno, y recíprocamente

exclusivas, en el sentido de que un ente comprendido en la primera no puede ser al

mismo tiempo comprendido en la segunda;

b) establecer una división que al mismo tiempo es total, en cuanto todos los entes a los que

actual o potencialmente se refiere la disciplina deben entrar en ella, y principal, en cuanto

tiende a hacer coincidir en ella otras dicotomías que se vuelven secundarias con respecto

a ella”15.

Dentro de esta lógica, la sobreposición de la esfera privada sobre la esfera pública solo

podría tener un nombre: corrupción; a la inversa, la sobreposición de la esfera pública

sobre la privada solo puede ser totalitarismo y pérdida de las libertades individuales, tal

como se muestra en el siguiente gráfico.

15

Norberto Bobbio, “La gran dicotomía: Público/privado”, op. cit., pp. 11-12.

Diagrama 2. Sobreposición de las esferas de lo público y lo privado

Fuente: elaboración propia.

No obstante, tal separación dicotómica entre lo público y lo privado ha sido discutida y

problematizada en diversos círculos académicos. El propio Bobbio menciona como una de

las facetas del proceso de cambio de las sociedades industriales más avanzadas el proceso

de “publicitación de lo privado”, acompañado del “fenómeno inverso, que se puede

llamar ‘privatización de lo público’”, sin que por ello ponga en tela de juicio la dicotomía

entre las dos esferas16. Por el contrario, Jürgen Habermas y Hannah Arendt hablan de

“transformaciones estructurales” en la esfera de lo público, sucedidas con la modernidad,

que diluyen la antigua dicotomía entre aquella y la esfera de lo privado. Como explica un

autor colombiano analizando a Habermas, fenómenos como “el auge de los mass media

electrónicos, la relevancia de la propaganda constituida desde las lógicas del marketing

político y las public relations, la creciente fusión entre el entretenimiento y la información,

y la desintegración de la vida asociativa liberal y de las publicidades comunales”, han

hecho que “El ensamblamiento de la esfera pública y el ámbito privado, cuya tajante

separación y diferencia había propugnado un ideario burgués que históricamente tuvo

lugar en un breve período de tiempo, finalmente, emerge en lo que Habermas denomina

‘la dialéctica progresiva de la estatalización de la sociedad paralela a la socialización del

16

Norberto Bobbio, “La gran dicotomía: Público/privado”, op. cit., pp. 36-38.

ESFERA PÚBLICA

ESFERA PRIVADA

CORRUPCIÓN - TOTALITARISMO

ESFERA PRIVADA

estado’, con lo cual se presenta un paulatino cambio de funciones de la familia, el estado,

la empresa, la producción, el consumo, el ocio, el derecho, entre otras, y la constitución

de una ‘esfera social’ semi público privada, que resignifica y pone en vilo el antiguo

sentido liberal de las diferencias entre lo público y lo privado”17.

Los conceptos de transparencia, probidad, valoración de lo público y control social no son

nuevos, pero la insistencia en ellos en las últimas dos décadas por parte de organismos

internacionales, organizaciones no gubernamentales y los propios gobiernos, sin perder

de vista cambios constitucionales como el verificado en Colombia en 1991, han puesto en

otra perspectiva la relación entre lo público y lo privado. En la situación actual, aún

admitiendo que existan dos esferas separadas (la pública y la privada), el fenómeno que se

está produciendo es una creciente sobreposición de las dos esferas, configurándose

paulatinamente una única esfera, que podríamos llamar, con Habermas y Arendt, la

“esfera de lo social”. En ella se encuentran los elementos más disímiles. Por una parte,

como en la antigua dicotomía, pueden surgir –y aún fortalecerse- la corrupción, el

totalitarismo y la pérdida de libertades; pero también, se configura el espacio idóneo para

la transparencia, la probidad, el rechazo y la lucha contra la corrupción, la valoración de lo

público y el control social, como se muestra en el siguiente gráfico.

17

Ver Pío, Eduardo Sanmiguel A., “Algunos problemas sobre lo público. Los saberes, las esferas y las

relaciones, las estéticas de lo inadmisible”, en Alejandro Lozano Ayala editor, Hacia una definición de lo

público. Bogotá, Escuela Superior de Administración Pública, Universidad Nacional de Colombia, Facultad

de Ciencias Políticas y Sociales, 2005.

Diagrama 3. Sobreposición de las esferas de lo público y lo privado

Fuente: elaboración propia.

Transparencia, probidad, rechazo a la corrupción, valoración de lo público y

control social: un problema de la sociedad en su conjunto.

La disolución de fronteras estrictas entre lo público y lo privado permite, en primer

término, dar una nueva mirada a la asignación de los roles asociados con los conceptos

que aquí se examinan. Por una parte, la transparencia y la probidad dejan de ser

características deseables específicas de los servidores públicos y pasan a convertirse en lo

que siempre han sido: virtudes sociales ciudadanas. Solo de esta forma cobra pleno

sentido el concepto de la OECD, según el cual “la transparencia puede definirse como la

comunicación exitosa de doble vía sobre la política pública”, mencionado antes. Cabe

señalar que el contexto en que se encuentra esta definición de la OECD es el de los

impuestos. No solo el Estado debe ser transparente frente a los ciudadanos, sino que los

ciudadanos también deben ser transparentes frente al Estado. Así mismo, si existe una

“infraestructura ética” en el Estado, mediante la cual se mide su probidad, esta solo puede

Esfera pú

blica

Esfera privad

a

TRANSPARENCIA, PROBIDAD, RECHAZO Y LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN, VALORACIÓN DE LO PÚBLICO, CONTROL SOCIAL.

CORRUPCIÓN - TOTALITARISMO

estar fundamentada en una “infraestructura ética” de la sociedad, conformada por

valores, principios y normas. Así mismo, la corrupción deja de ser un delito de los

funcionarios públicos, o de contratistas privados al servicio del Estado, y se convierte en

un problema de la sociedad en general. No solo entran a considerarse corruptos

comportamientos ciudadanos como la evasión de impuestos, por cuanto atentan contra el

interés general y la riqueza pública, sino que se miran de otra forma las políticas contra la

corrupción. En un reciente artículo, Persson, Rothstein y Teorell se preguntan por qué, en

los países que adolecen de corrupción generalizada, o sistémica, fracasan las políticas

anticorrupción, y encuentran que el problema radica en que las reformas anticorrupción

en dichos países se basan en una “falsa caracterización teórica del problema de la

corrupción sistémica”. Esta falsa caracterización consiste en conceptualizar la corrupción

como un problema de “agente-principal”, cuando en realidad en esos países es “un

problema de acción colectiva”. “En la medida en que la corrupción sea el comportamiento

esperado en una sociedad particular –explican los autores-, debemos anticipar que los

instrumentos claves de la lucha contra la corrupción concordantes con el modelo agente-

principal, es decir, mecanismos de vigilancia y regímenes punitivos, serán en gran medida

ineficaces, pues no habrá actores que tengan los incentivos suficientes para aplicarlos”.

Enfocar la corrupción como un problema de acción colectiva supone un “nuevo juego”,

caracterizado “por la combinación de mecanismos tanto formales como informales de

control, bajo la forma, por un lado, de mecanismos formales de vigilancia y sanción y, por

el otro, de reciprocidad y confianza”. Así, las “nuevas reglas del juego” llegan mucho más

allá de la existencia de mecanismos formales de vigilancia y sanción, para incluir también

la expectativa compartida de que en realidad puede confiarse en la honradez de la

mayoría de las personas”18. Para los autores citados, aún está por responderse a la

pregunta de cómo cambiar el “modus operandi” básico de las instituciones de una

sociedad para que pasen del modelo de “particularismo-personalismo-parcialidad” al

modelo de “universalismo-impersonalismo-imparcialidad”, o en otras palabras, cómo

hacer que las sociedades puedan escapar de “trampas sociales” como la corrupción. Una

respuesta, como se verá, puede ofrecerla el enfoque de cultura ciudadana.

18

Persson, A., Rothstein, B. and Teorell, J. (2012), “Why Anticorruption Reforms Fail—Systemic Corruption as a

Collective Action Problem”, en Governance. doi: 10.1111/j.1468-0491.2012.01604.x. consultado en

http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1468-0491.2012.01604.x/full.

Por otra parte, al superarse la dicotomía estricta entre lo público y lo privado, es posible

dar a los conceptos de transparencia, probidad, rechazo a la corrupción, defensa de lo

público y control social una nueva caracterización, quizás más simple. La transparencia, la

probidad y la corrupción dejan de asociarse exclusivamente con la esfera de lo público

para comprender también la esfera de lo privado (o verse en una sola esfera, la social), y

la defensa de lo público y el control social pasan a asociarse a la esfera de lo público, así

como de lo privado. Así mismo, se definen como cualidades, actitudes y comportamientos

(o virtudes) deseables no solo entre los servidores públicos sino entre la ciudadanía en

general. Y finalmente, cobra pleno valor la afirmación, que ya se encuentra en análisis más

tradicionales, de que todos estos conceptos encierran conocimientos, creencias, normas

formales e informales y percepciones sociales que se traducen en comportamientos.

Diagrama 4. Características comunes de los conceptos.

Fuente: elaboración propia.

Esta visión, y en particular el supuesto de que las actitudes y los comportamientos

relacionados con estos conceptos tienen una base cultural, da pleno sustento a la idea de

que “mediante procesos de educación formal y procesos pedagógicos de formación

masiva en cultura ciudadana y cultura de la legalidad” es posible propiciar un cambio

CARACTERÍSTICAS COMUNES

TRANSPARENCIA, PROBIDAD, RECHAZO A LA CORRUPCIÓN, DEFENSA DE LO PÚBLICO, CONTROL SOCIAL

Son conceptos asociados con la esfera de lo público y se deben asociar

también con la esfera de lo privado

Son cualidades, actitudes y comportamientos deseables de las personas

para el bien común

Encierran conocimientos, creencias, normas formales e informales y

percepciones, que se traducen en comportamientos

cultural que favorezca y estimule la transparencia, la probidad y el rechazo a la

corrupción, tal como se lo propone el Plan de Desarrollo Bogotá Humana 2012-2016.

Conceptos básicos de cultura ciudadana

El concepto de cultura ciudadana fue introducido en la segunda mitad de la década de

1990 como estrategia de política pública dirigida a hacer frente al caos urbano que

entonces se presentaba en Bogotá en aspectos tan básicos de la convivencia como el

tránsito vehicular y peatonal, el espacio público y el medio ambiente. Además, la ciudad

aún presentaba las tasas de homicidio más altas de su historia, como secuela de las

guerras del narcotráfico. La primera definición del concepto de cultura ciudadana se

presentó en el Plan de Desarrollo de la primera administración de Antanas Mockus, cuyo

título, “Formar Ciudad”, puso énfasis desde un principio en su propósito pedagógico:

Cultura Ciudadana “es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas

que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto

del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos” 19.

La cultura ciudadana puede ser entendida de tres formas distintas pero complementarias:

Como enfoque, pues ofrece una conceptualización y un método de lectura,

comprensión y análisis de la realidad.

Como diagnóstico, por cuanto identifica y define tendencias alrededor de

conocimientos, actitudes y comportamientos que proporcionan líneas de base,

permiten cuantificar metas y definir y priorizar intervenciones.

Como estrategia, ya que se constituye en una guía para la acción que busca

intervenir sobre la cultura para cambiar percepciones, actitudes y

comportamientos específicos.

Como política pública, en la medida en que se trata también de un conjunto de

estrategias mediante las cuales los gobiernos y los colectivos ciudadanos

19

Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá D.C., Decreto 295 de junio 1 de 1995, por el cual se adopta el Plan

de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas para Santa Fe de Bogotá, D.C., 1995-1998 – Formar

Ciudad. Artículos 6° y 7°.

pueden influir sobre la cultura para transformar o consolidar determinados

comportamientos.

Explicando la idea subyacente en los programas de cultura ciudadana de sus dos

administraciones, el alcalde Antanas Mockus (1995-1997 y 2000-2003), introductor del

concepto, señaló lo siguiente: “La innovación clave de Cultura ciudadana como política

pública es asumir que un gobierno local puede, con el fin de cambiar o de consolidar

algunos comportamientos, intentar con éxito influir de manera puntual sobre la cultura y

la conciencia y no solamente sobre la ley y sus mecanismos de aplicación”20.

Tomando en cuenta la afirmación de que los comportamientos que constituyen virtudes

ciudadanas como la transparencia, la probidad, el rechazo de la corrupción, la defensa de

lo público y el control social encierran elementos eminentemente culturales –y por

consiguiente, construidos socialmente-, es posible deducir que la forma más eficaz de

combatir los comportamientos que las lesionan, o consolidar e impulsar aquellos que las

favorecen, es apelar al cambio cultural, no sólo como complemento, sino más bien como

alternativa a las medidas punitivas o legislativas.

El cambio cultural es uno de los procesos más complejos, lentos y difíciles en cualquier

sociedad. Las costumbres, los hábitos, las reglas de conducta, los conocimientos y todas

las demás manifestaciones de la cultura tienden a sedimentarse, institucionalizarse y

arraigarse en la conciencia de los individuos y en lo que podría llamarse “conciencia

colectiva”. Por eso son tan difíciles de cambiar. Sin embargo, la experiencia de Bogotá en

las últimas dos décadas es testimonio de cómo una sociedad no solo puede cambiar sus

costumbres, en algunos casos con extraordinaria rapidez, sino, en verdad, transformar

aspectos importantes de su cultura.

Motivaciones del comportamiento

20

Mockus, Antanas, “Marco conceptual de cultura ciudadana”, en Antanas Mockus, Paul Bromberg, Rocío

Londoño, Claudia Peñaranda, Carolina Castro, Efraín Sánchez, “Guía Práctica de Cultura Ciudadana”,

Convenio Universidad Nacional de Colombia, Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, PNUD,

Bogotá, junio de 2005, inédito.

El primer elemento implícito en la definición de cultura ciudadana es la idea de que cada

comportamiento individual es una respuesta a determinadas motivaciones. Tales

motivaciones responden a una o más de tres tipologías principales: intereses,

relacionados, por una parte, con la utilidad, la ganancia o el provecho que pueden

derivarse de un comportamiento, y por otro, con una inclinación particular de la persona

hacia un objeto, persona o idea. Ejemplos comunes de intereses son el lucro, el beneficio

material o inmaterial y la conveniencia, o bien la atracción, el aliciente o la seducción que

un objeto, persona o idea tengan para la persona. Otro tipo de motivaciones son las

razones, definidas en esencia como los argumentos o las consideraciones que se aducen

como motivos para los comportamientos. En el lenguaje de cultura ciudadana, las razones

suelen corresponder a las justificaciones de los comportamientos, por ejemplo: “ayudar a

la familia”, “responder a una ofensa al honor”, “es lo acostumbrado”, “la ley lo exige”. El

tercer tipo de motivaciones son aquellas relacionadas con las emociones, que en su

acepción más primaria se definen como impulsos o reacciones ante determinados

estímulos. Ejemplos de emociones son el miedo, caracterizado a veces como la emoción

más fuerte del ser humano, la alegría, la sorpresa, la tristeza, la aversión, el amor21.

En el siguiente gráfico se resumen las definiciones y ejemplos asociados a los tres tipos de

motivaciones del comportamiento:

Diagrama 5. Motivaciones del comportamiento.

21

La teoría sobre los interses, las razones y las emociones (o pasiones) como los tipos fundamentals de

motivaciones de la acción humana fue desarrollada por Jon Elster. Ver Elster, Jon, Explaining Social

Behavior. More Nuts and Bolts for the Social Ciences. Cambridge University Press, 2007, pp. 75 ss.

Fuente: elaboración propia.

Sistemas de regulación del comportamiento En la conceptualización de cultura ciudadana, los intereses, las razones y las emociones

que motivan a los individuos están mediatizados por sistemas de regulación que orientan,

ponen límites y dan sentido a los comportamientos. Los tres principales sistemas de

regulación de los comportamientos son:

- La ley, o cuerpo de disposiciones y preceptos formales que establecen lo que está

permitido y lo que no está permitido en una sociedad, y emanan de una

autoridad competente. En cultura ciudadana, dentro de la noción de ley están

comprendidas desde la Constitución hasta las normas de convivencia contenidas

en los códigos de ciudadanía o de policía, incluidas las normas de tránsito, espacio

público, medio ambiente y urbanismo, pasando por toda la compleja estructura

legal que rige a un país.

- La moral, o conciencia del individuo, desarrollada socialmente en un conjunto de

preceptos éticos.

- La cultura, más relacionada, como sistema regulador, con las costumbres o los

modelos usualmente aceptados en una sociedad o un grupo social22.

Existe una relativa independencia entre los tres sistemas reguladores del

comportamiento, pues cada uno tiene características específicas. La ley, incluso la ley

basada en la costumbre o consuetudinaria, tiene como rasgos propios que emana de una

autoridad competente –aún si se define como emanada del pueblo, siempre la establece

una autoridad-, es de obligatorio cumplimiento, aún si contradice la voluntad de los

individuos, y en general tiene un carácter formal. Las normas morales y las normas

culturales no tienen ese vínculo con una autoridad, no son de obligatorio cumplimiento

en el mismo sentido que la ley, y en general su carácter es informal, o al menos tienen

grados de formalidad muy distintos a los de la ley.

Cada sistema de regulación, a su vez, comporta un conjunto de castigos específicos por el

incumplimiento de sus normas: la privación de la libertad, multad y otras penas en el caso

de la ley, remordimiento e intranquilidad del individuo en el caso de la moral, y condena o

rechazo social en el de la cultura.

A continuación se resumen las definiciones de los tres principales sistemas de regulación

del comportamiento:

22

Sobre los tres sistemas de regulación ver, por ejemplo, Mockus, Antanas, “Anfibios culturales y divorcio

entre ley, moral y cultura”, en Análisis Político, Bogotá, No. 21, 1994.

Armonía y divorcio entre ley, moral y cultura.

La armonía, o su contrario, el divorcio, entre la moral y la cultura, por un lado, y la ley,

por otro, se encuentra en el núcleo central de la conceptualización de cultura ciudadana.

En una sociedad moderna compleja generalmente no existe completa armonía entre los

tres sistemas reguladores principales del comportamiento de las personas. Dicha

armonía solo existe, quizás, en una sociedad hipotética en estado cercano al de

naturaleza, y en verdad solo se presenta en las sociedades reales en relación con pocos

comportamientos. Un ejemplo es la acción de matar, cuya prohibición está

profundamente arraigada en la conciencia del individuo (moral), se acepta universalmente

como norma social (cultura) y está prescrita en todos los sistemas legales (ley). Es más

frecuente la ausencia de equivalencias entre los tres sistemas regulatorios y, mucho más

frecuente aún, el divorcio o la falta de armonía entre ellos. Del primer caso son ejemplos

las normas de etiqueta en la mesa o los modales prescritos por la urbanidad. Se trata de

normas sociales (cultura) que no tienen correspondencias en la ley y, salvo una

desmesurada influencia de las costumbres sobre la conciencia, tampoco en la moral. La

armonía entre ley, moral y cultura en la conceptualización de cultura ciudadana se

restringe a una sola faceta: “reducir la aprobación moral o cultural de la ilegalidad y

aumentar la aprobación moral y cultural de las obligaciones legales”23. Puesto de otro

modo, hacer que la sociedad y los individuos -en su intimidad moral- reprueben la

ilegalidad y aprueben la legalidad, y que igualmente rechacen toda justificación de las

infracciones de las normas formales o informales favorables a la convivencia y el imperio

de la ley. Tal es el sentido específico de la armonía entre ley, moral y cultura en el

contexto de la cultura ciudadana. Por determinadas razones, intereses o emociones, un

individuo o un grupo dentro de la sociedad puede tener por norma infringir ciertas

normas legales, y censurar a quienes las cumplen. Tal es el caso de la corrupción en

aquellas sociedades donde esta es generalizada o sistemática. Está prohibida por la ley y

se castiga, pero la norma social es ser corrupto (no está mal visto, pues todos lo hacen), y

en el fuero interno del individuo probablemente no habrá remordimientos de conciencia

al incurrir en un acto corrupto.

En el cálculo de costos y beneficios que hacen las personas, probablemente resulta más

costoso –socialmente y, desde luego, en términos económicos- no ser corrupto que serlo.

Pero si cambian las reglas del juego, como señalan Persson, Rothstein y Teorell, es decir, si

la expectativa dominante en la sociedad es la integridad y no la corrupción (cultura), y las

conciencias individuales están más dispuestas a rechazarla que a tolerarla (moral), los

costos ascenderán para quienes cometan actos de corrupción y por lo tanto habrá una

mayor probabilidad de que se mantengan dentro de la ley.

23

Antanas Mockus, “Cultura ciudadana, variaciones en el uso del concepto”. Presentación en Power Point,

indedita. Ver también Antanas Mockus, Jimmy Corzo, Andrea Ramírez Pisco, Diego Cancino, “Cultura

Ciudadana: en las antípodas de la violencia”, Capítulo X de Antípodas de la violencia, Washington, Banco

Interamericano de Desarrollo, Corpovisionarios, 2012.

La cultura del atajo

Una forma frecuente en que se manifiesta la falta de armonía o divorcio entre la ley, la

moral y la cultura es la “cultura del atajo”, por la cual las personas realizan acciones

buscando obtener resultados a corto plazo sin importar las consecuencias a largo plazo,

los riesgos en que incurran o las normas que lleguen a violar (“todo vale”) para lograr sus

fines.

Tres tipos de impunidad

Cuando no existe armonía entre la ley, la moral y la cultura, en la conceptualización de

cultura ciudadana se habla de impunidad moral y cultural. La aceptación de la corrupción

por parte de la sociedad y de los individuos en su intimidad es un ejemplo de estos dos

tipos de impunidades. Y cuando la ley o los encargados de aplicarla no consiguen

castigarla, o lo consiguen a medias, se suma a aquellas el tercer tipo de impunidad; la

impunidad legal. Contrarrestar la impunidad legal compete a la justicia, y reducir las

impunidades social y moral es uno de los cambios culturales y de comportamiento que

pueden impulsar los gobiernos mediante acciones de cultura ciudadana.

Diagnóstico sobre transparencia, integridad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público en

Bogotá desde el punto de vista de cultura ciudadana. A partir de la definición inicial de cultura ciudadana y de la experiencia en su aplicación

como estrategia de política pública en los últimos 20 años, se pueden distinguir diez

dimensiones básicas del concepto de cultura ciudadana relacionadas con los conceptos de

transparencia, probidad, rechazo de la corrupción, defensa de lo público y control social:

1. Cultura de la legalidad

2. Regulación, auto regulación y regulación mutua

3. Cultura tributaria

4. Participación en los asuntos públicos y control social

5. Organización social

6. Confianza

7. Acuerdos

8. Tolerancia

9. Identidad y sentido de pertenencia

10. Cultura política

11. Seguridad24

Teniendo en cuenta los contenidos del proyecto de cultura ciudadana de la Veeduría

Distrital, en el diagnóstico que se presenta a continuación examinamos las nueve primeras

de las once dimensiones señaladas. Aunque es obvio que la corrupción, la falta de

transparencia y la falta de integridad tienen implicaciones sobre la seguridad y sobre la

cultura política, nos concentramos en aquellas que tienen que ver más directamente con

estos aspectos.

24

Sobre las dimensiones de cultura ciudadana ver Antanas Mockus, “Cultura ciudadana, variaciones en el uso

del concepto”. Presentación en Power Point, indedita.

En seguida se presenta una descripción más extensa de cada una de estas dimensiones, tanto en términos de su definición y desarrollo conceptual como a través de los indicadores asociados a cada una de ellas para la ciudadanía de Bogotá. Si bien aquí se han incluido los datos más significativos para cada una de las dimensiones, los datos completos y su desarrollo por grupos demográficos puede consultarse en el documento de “Diagnóstico sobre transparencia, probidad, actitudes y comportamientos de rechazo a la corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la defensa de lo público desde el punto de vista de cultura ciudadana” de la Veeduría Distrital (2014). Para facilitar su interpretación, los datos asociados a cada una de las dimensiones de cultura ciudadana se presentan bajo dos grupos de preguntas:

- ¿Qué piensa la gente? ¿Qué pienso yo?

- ¿Qué hace la gente? ¿Qué hago yo? ¿Qué pienso yo que hace la gente?

Cultura de la legalidad

En esencia, la cultura de la legalidad comprende las costumbres, las creencias, las

suposiciones, las actitudes, las percepciones, los conocimientos, los comportamientos

y las normas sociales de las personas frente a las leyes y las normas codificadas. Estos

factores de la cultura se refieren, entre otros aspectos, a los siguientes:

A. Sentimiento positivo o negativo frente a la ley.

B. Percepción de la ley como acuerdo colectivo o como imposición.

C. Disposición a ayudar a impulsar o modificar una ley

D. Justificaciones para infringir la ley

E. Justificaciones para usar la violencia

F. Percepción del acatamiento de las normas de convivencia.

G. Percepción de la corrupción.

H. Regulación social frente a la corrupción.

Dentro de la perspectiva de cultura ciudadana como estrategia para el cambio

cultural, los propósitos centrales implícitos en la cultura de la legalidad pueden

sintetizarse la siguiente forma:

1. Promover el cumplimiento de las normas de convivencia entre los ciudadanos

(auto regulación).

2. Promover la regulación de los comportamientos entre desconocidos en el

espacio público (mutua regulación).

3. Fomentar la armonización entre la ley, la moral y la cultura y lograr la censura

cultural y moral de la “cultura del atajo”.

4. Fomentar la invalidación moral y cultural de las justificaciones para violar la

ley.

Estos principios pueden resumirse de la siguiente forma: disminuir la aprobación

moral y cultural de la ilegalidad y aumentar la aprobación moral y cultural del

cumplimiento de la ley. Cimentar estos propósitos entre la ciudadanía es sentar las

bases de una cultura de la legalidad.

Una persona puede tener una actitud general de respeto por la ley, aprobarla

moralmente, e incluso pertenecer a una sociedad o a un grupo social en el que exista

armonía entre aquella y las normas culturales. Sin embargo, de manera sistemática o

bajo determinadas circunstancias, puede quebrantar las normas de convivencia o

cualquier norma legal, buscando hacer plausible su comportamiento ante sí mismo o

ante los demás valiéndose de argumentos basados en determinados intereses, razones

o emociones.

Las encuestas de cultura ciudadana aplicadas en Colombia y varios países más de

América Latina han arrojado porcentajes elevados de personas que justifican

desobedecer la ley por intereses, razones y emociones como ayudar a la familia, luchar

contra un régimen injusto o vengar una ofensa al honor. Incluso en muchos sistemas

legales existía, como justificación del homicidio del cónyuge que solía conducir a la

absolución del culpable, la “ira e intenso dolor”. Pero es en situaciones mucho más

comunes y cotidianas donde se produce la mayoría de las infracciones, especialmente

de las normas básicas de tránsito o espacio público, sobre la base de todo tipo de

justificaciones. A este respecto, la intervención de un gobierno en cultura ciudadana se

concentra no solo en eliminar las justificaciones a nivel de la conciencia individual,

sino en tornarlas culturalmente inaceptables.

Es parte también de la cultura de la legalidad aquello que podría describirse como la

integridad ciudadana y pública, y en particular la percepción, las actitudes y los

comportamientos de las personas frente a la corrupción, en lo cual se incluyen su

propia capacidad de regulación y su capacidad de regular a los demás, así como su

percepción de la corrupción en su ciudad o localidad.

A continuación se presentan algunos de los rasgos de la cultura de la legalidad en

Bogotá, según los datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana aplicada por

Corpovisionarios en 2018, 2011 y 2013. Para facilitar su lectura e interpretación,

estos datos han sido divididos en ocho sub-dimensiones.

A. Sentimiento positivo o negativo frente a la ley

El sentimiento positivo frente a la ley muestra una tendencia ascendente desde 2008, cuando el 88% de la ciudadanía manifestó tener sentimientos positivos o muy positivos hacia esas palabras, porcentaje que ascendió al 90% en 2013.

Este porcentaje se sitúa cerca del promedio de las ciudades medidas por la Encuesta (88%), y aunque es visiblemente superior al de Ciudad de México (82%), se encuentra por debajo del de Medellín (92%) y Barranquilla (91%).

Gráfico 1. Sentimiento positivo o muy positivo frente a la ley, Bogotá 2001-2008

90%

89% 88%

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Porcentaje de personas a las que las palabras norma y regla les despiertan un sentimiento positivo o muy positivo

Fu

en

te:

En

cu

est

a d

e C

ult

ura

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

ion

ari

os.

Gráfico 2. Sentimiento positivo o muy positivo frente a la ley. Ciudades medidas por la Encuesta de

Cultura Ciudadana

Para este indicador específico, el rango de edad en el que más personas afirmaron en 2013 tener sentimientos positivos o muy positivos hacia la ley fue el de 36 a 45 años (93%), mientras que los rangos en los que menos personas afirmaron esto fueron el de 14 a 18 años y el de más de 65 años (ambos con 86%). Por nivel educativo también se registran diferencias significativas, pues el sentimiento positivo o muy positivo hacia la ley se reduce a 79% de las personas con ningún nivel educativo, y asciende al 94% de las personas con nivel de técnico o tecnólogo.

B. Percepción de la ley como acuerdo colectivo o como imposición Parte muy importante de la cultura de la legalidad es la perepción que tienen las personas en cuanto al origen de la ley. La Encuesta de Cultura Ciudadana contempla dos aspectos: por una parte, la consideración de la ley como expresión de la voluntad colectiva; por otra, au consideración como obligación impuesta por unos pocos. El balance entre las dos opciones muestra en Bogotá una tendencia negativa entre los años 2008 y 2013 (con un estancamiento entre 2011 y 2013).

El porcentaje de personas que considera la ley como una obligación impuesta por unos pocos subió de 35% a 43% entre 2008 y 2013.

El porcentaje de personas que considera la ley como una expresión de voluntad colectiva bajó de 65% a 57% en el mismo período.

90%89%

92%

82%

88% 88%

Bogotá 2013 Cali 2010 Medellín 2011 México 2008 Belo Horizonte 2008 Promedio ciudadesmedidas

Porcentaje de personas a las que las palabras norma y regla les despiertan un sentimiento positivo o muy positivo

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

ion

ario

s.

Gráfico 3. Evaluación del origen de la ley. Bogotá 2008-2013.

A pesar de esto, los porcentajes en Bogotá aún muestran magnitudes positivas comparadas con otras ciudades. Por rangos de edad, el menor porcentaje de quienes consideran que la ley es una obligación impuesta por unos pocos, es el de 58 a 65 años (39%), mientras que el mayor es el de 19 a 25 años (51%). De forma inversa, estos son también los rangos con porcentajes más altos y bajos de personas que consideran que la ley es una expresión de voluntad colectiva. Con respecto al nivel educativo, mientras que un 52% de personas con nivel de técnico o tecnólogo considera que la ley es una expresión de voluntad colectiva, el porcentaje asciende a 70% de las personas con posgrado. En consecuencia, podría afirmarse que la visión negativa sobre el origen de la ley es inversamente proporcional a la edad y el nivel educativo.

C. Disposición a ayudar a impulsar o modificar una ley La disposición a participar en la creación o el cambio de las leyes es otro aspecto clave de la cultura de la legalidad.

El porcentaje de personas en Bogotá que afirman que ayudarían a impulsar o modificar una ley presentó un aumento considerable entre los años 2003 (76%) y 2008 (88%), para luego descender un poco en el año 2011 (83%) y volver a aumentar ligeramente en 2013 (86%).

43%

57%

43%

57%

35%

65%

Una obligación impuesta por unos pocos Una expresión de voluntad colectiva

Porcentaje de personas que manifiestan que una ley es:

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra C

iud

ad

an

a,

Co

rpo

vis

ion

ari

os.

Gráfico 4. Disposición a ayudar a construir la ley. Bogotá 2003-2013

En relación con este punto, existen diferencias significativas entre los distintos rangos de edad y los niveles socioeconómicos. Mientras que solamente un 78% de las personas entre 14 y 18 años, así como las de más de 64 años ayudarían a impulsar o modificar una ley, el porcentaje asciende a alrededor de 91% entre las de 26 a 55 años de edad. Así mismo, entre las personas de estratos bajos solamente un 83% prestaría su ayuda en estos aspectos, en comparación con el 92% de las de estratos altos.

D. Justificaciones para infringir la ley Los porcentajes de personas que usando diferentes razones justifican desobedecer la ley mostró mejorías en Bogotá entre 2008 y 2011, pero el panorama se estanca en la mayoría de casos entre este año y el 2013: la proporción de población disminuye en algunas justificaciones, en otras aumenta y en la mayoría se mantiene estable. Sin embargo, tomando en cuenta la evolución global de 2008 a 2013, para la gran mayoría de las justificaciones los porcentajes disminuyeron. Como sucede con otros indicadores, los porcentajes de personas que justifican la desobediencia de la ley por la gran mayoría de razones contempladas en la Encuesta de Cultura Ciudadana descienden a medida que aumenta la edad y también el aumentar el nivel socioeconómico.

La mayor justificación para infringir la ley en 2013 fue “para luchar públicamente contra una ley o un régimen injustos” (41%). Bajó de 51% en 2008 a 39% en 2011 y luego subió de nuevo a 41% en 2013 (justificación altruista).

86%

83%

88%

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Porcentaje de personas que manifiestan que ayudarían a impulsar o modificar una ley:

Fu

en

te

: E

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Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

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na

rio

s.

La segunda justificación es “cuando es la única manera de ayudar a la familia” (35%), más de la tercera parte de la población de la ciudad. Bajó de 46% en 2008 a 41% 2011 y a 35% en 2013.

La tercera justificación es menos altruista: “para defender propiedades o bienes”. Había aumentado de 35% en 2008 a 37% en 2011 y bajó a 28% en 2013.

Son bajas las proporciones de ciudadanos que justifican las infracciones de la ley “cuando alguien lo ha hecho y le ha ido bien” (10%) y “para pagar un favor” (9%).

Gráfico 5. Justificaciones para infringir la ley. Bogotá 2008 - 2013

E. Justificaciones para usar la violencia En términos generales, los porcentajes de personas que justifican usar la violencia por distintos motivos se mantuvieron en su mayoría estables en Bogotá entre 2008, 2011 y 2013.

La mayor justificación para usar la violencia es “cuando es en defensa propia” (49%). Bajó de 53% en 2008 a 48% en 2011 y aumentó un punto porcentual en 2013.

La segunda justificación es “para defender propiedades o bienes” (21%). Había aumentado de 22% a 27% entre 2008 y 2011, y volvió a bajar a 21% en 2013.

La tercera justificación es “cuando es la única manera de ayudar a la familia” (15%). Bajó de 23% entre 2008 y 2011 a 15% en 2013.

35%

41%

28%

10% 11%9%

41%39%

37%

9% 9% 10%

46%

51%

35%

15% 14%11%

Única manera de ayudar a lafamilia

Para luchar públicamentecontra una ley o régimen

injusto

Para defender propiedadeso bienes

Otros lo han hecho y les haido bien

Es lo acostumbrado Para pagar un favor

Porcentaje de personas que justifican infringir la ley cuando:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

ion

ario

s.

Gráfico 6. Justificaciones para usar la violencia. Bogotá 2008 - 2013

Los resultados por rango de edad muestran, en la mayoría de los casos, porcentajes que van disminuyendo a medida que aumenta la edad. Para la mayoría de las justificaciones, además, el rango de edad de los 14 a los 18 años muestra porcentajes significativamente más altos que cualquier otro rango de edad de personas que justifican usar la violencia, llegando incluso en ocasiones a duplicar dicho porcentaje.

F. Percepción del acatamiento de las normas básicas de convivencia25 La evolución de la percepción de los bogotanos sobre el cumplimiento de las normas

básicas de convivencia es disímil. Sin embargo, dicha percepción muestra una tendencia

interesante: mientras que en aquellas normas de convivencia que se basan más en

relaciones entre ciudadanos (normas de tránsito y ambientales, cuidado de espacios

públicos) la percepción de acatamiento aumentó significativamente, en aquellas que

tienen que ver más con la relación con el Estado (servicios públicos, impuestos y

corrupción) la percepción de acatamiento disminuyó. Por otra parte, la percepción de

buen comportamiento frente a las normas de convivencia en general registró una leve

caída, pasando de 16% en 2011 a 13% en 2012.

G. Percepción de la corrupción

25

Datos tomados de Bogotá Cómo Vamos, 2013.

15%13%

49%

21%23%

14%

48%

27%23%

17%

53%

22%

Ayudar a la familia Única forma de luchar públicamente contra una ley o régimen injusto

En defensa propia Defender propiedades o bienes

Porcentaje de personas que justifican utilizar la violencia cuando:

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

ion

ario

s.

Las actitudes, las percepciones y los comportamientos en torno al tema específico de la corrupción son aspectos significativos de la cultura de la legalidad por cuanto ponen de manifiesto facetas importantes de la relación de la ciudadanía con las leyes, por una parte, y por otra, con el concepto de lo público.

El porcentaje de personas que considera que más de la mitad de los funcionarios públicos son corruptos aumentó de 82% en 2008 a 87% en 2011 y luego se mantuvo estable en este mismo valor para 2013.

El porcentaje de personas que considera que más de la mitad de los ciudadanos son corruptos aumentó de 54% en 2008 a 56% en 2011, volviendo a descender a 54% en 2013.

Gráfico 7. Percepción de corrupción funcionarios públicos y ciudadanos. Bogotá 2008-2013

H. Regulación social frente a la corrupción La práctica de la regulación ciudadana ante hechos de corrupción constituye uno de los indicios más claros de la cultura de la legalidad en una sociedad. Una actitud poco activa o completamente pasiva frente a la corrupción suele estar acompañada, paradójicamente, por una elevada percepción de corrupción.

El porcentaje de personas que, si se enteraran de que una persona conocida ofreció dinero a un funcionario público para que le apruebe un contrato

Más de la mitad de funcionarios públicosson corruptos

Más de la mitad de ciudadanos soncorruptos

87%

54%

87%

56%

82%

54%

Personas que consideran que:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

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te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

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iud

ad

an

a,

Co

rpo

vis

ion

ari

os

informarían a la autoridad aumentó de 32% a 39% entre 2008 y 2011, para luego disminuir ligeramente a 36% en 2013.

El porcentaje de personas que no harían nada frente a esta situación porque eso es competencia de la autoridad bajó de 22% a 16% entre 2008 y 2011, pero subió de nuevo a 25% en 2013.

El porcentaje de personas que le llamarían la atención a esa persona conocida bajó de 19% a 17% entre 2008 y 2013.

El porcentaje de personas que no harían nada por temor aumentó de 20% en 2008 a 22% 2011 y descendió a 17% en 2013.

Gráfico 8. Reacción de los ciudadanos frente a la corrupción, persona conocida. Bogotá 2008-2013.

Con respecto a las reacciones de los ciudadanos cuando un funcionario público pide dinero para aprobar un contrato, el porcentaje de personas que informarían a la autoridad subió de 49% en 2008 a 52% en 2011, pero bajó de manera significativa para 2013, alcanzando 45%.

El porcentaje de personas que no harían nada porque eso es competencia de la autoridad bajó de 18% en 2008 a 14% en 2011 y luego subió de manera significativa a 25% en 2013.

El porcentaje de personas que no harían nada por temor se mantuvo relativamente estable entre 2008 y 2011 (alrededor de 20%), pero bajó a 17% en 2013.

Le llamaría laatención

Informaría a laautoridad

Informaría a otrosbuscando generar

rechazo social

No haría nadaporque eso es

competencia de laautoridad

No haría nada portemor

17%

36%

5%

25%17%19%

39%

3%

16%22%19%

32%

3%

22% 20%

Porcentaje de personas que al enterarse que una persona conocida ofreció dinero a un funcionario público para que le aprobara un contrato:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

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iud

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Co

rpo

vis

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ari

os

Gráfico 9. Reacción de los ciudadanos frente a la corrupción, funcionarios públicos. Bogotá 2008-2013.

Regulación, auto regulación y regulación mutua La forma como actúan los sistemas de regulación del comportamiento definidos anteriormente conforma una nueva dimensión de cultura ciudadana. Diferentes agentes y mecanismos cumplen el papel regulador de los sistemas de

regulación legal, cultural y moral. Corresponde a las autoridades competentes aplicar la

ley, para lo cuál utiliza procedimientos y mecanismos determinados de antemano. Como

agente regulador, la autoridad solamente tiene competencia sobre la ley, pero no sobre la

moral o la conciencia individual, ni sobre las normas sociales establecidas culturalmente.

Los individuos y las sociedades, por su parte, pueden asumir el papel de agentes de los

tres sistemas de regulación, así no tengan competencia formal en cuanto a la aplicación

de la ley.

Los individuos ejercen su papel regulador de dos maneras:

En primer término, como individuos sobre sí mismos, en lo que en cultura

ciudadana se llama auto regulación, entendida como el poder de la

persona de someter sus comportamientos a uno o más de los tres

sistemas de regulación. La persona puede orientar, poner límites y otorgar

Le llamaría laatención

Informaría a laautoridad

Informaría a otrosbuscando generar

rechazo social

No haría nadaporque eso es

competencia de laautoridad

No haría nada portemor

9%

45%

5%

25%16%

8%

52%

4%14%

19%9%

49%

4%

18% 20%

Porcentaje de personas que al enterarse que un funcionario público pidió dinero para aprobar un contrato:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

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esta

de

Cu

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iud

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a,

Co

rpo

vis

ion

ari

os

sentido a sus comportamientos en concordancia con su propia conciencia

(moral), pero también con lo que conoce y entiende de la ley, y/o con su

propia versión de las normas sociales (cultura). Desde luego, cada

individuo, en cada situación, decide por cuál de los tres sistemas

reguladores habrá de guiar su comportamiento.

En segundo término, como miembro de una sociedad, en su interacción

con los demás y con respecto a los comportamientos de los demás. Cuando

el individuo actúa como agente regulador de los demás, pone en juego

aquello que en cultura ciudadana se llama regulación mutua. Esta se da

cuando una persona corrige, censura o aplaude el comportamiento de otro

u otros, a partir de su concepción de la ley, la moral y la cultura. En este

caso, la persona actúa en su doble condición de agente individual y agente

social.

La regulación ejercida por las autoridades en cuanto a la ley, la que ejercen los

individuos sobre sí mismos (auto regulación) y sobre otros (regulación mutua),

constituyen las principales formas de control en una sociedad. Sin embargo, existe una

forma específica de regulación que se denomina control social, y es la que ejercen los

individuos sobre los demás miembros de la sociedad (regulación mutua) e incluso sobre

las autoridades, en su doble condición de agentes de sí mismos y de la sociedad. Frente

a los comportamientos de los demás miembros de su sociedad, el individuo puede ejercer

presión o intervenir de otra manera para que se aplique la ley, las normas morales o las

reglas sociales; frente a las actuaciones de las autoridades, el individuo puede intervenir,

como persona individual o como parte de un grupo, para que las autoridades cumplan con

la ley, cumplan sus promesas, o respondan al bien y a los intereses comunes. El control

social, así definido, es uno de los casos en que la conceptualización de cultura ciudadana

sobrepasa los límites de la dicotomía entre la esfera de lo público y la esfera de lo privado.

Como se vio, en la definición formal el control social es una forma de participación

mediante la cual los ciudadanos ejercen vigilancia sobre los agentes públicos. En cultura

ciudadana no se desconoce esta función del control social, pero se amplía su campo de

aplicación a la ciudadanía en general, trátese o no de servidores públicos.

En esta dimensión nos interesan especialmente los siguientes aspectos:

A. Facilidad de las personas para actuar de acuerdo con la ley o la conciencia B. Percepción de las personas sobre la coincidencia entre la ley, la moral y las normas

sociales C. Percepción de las personas en cuanto al sistema de regulación que más influye

sobre su comportamiento y el de los demás D. Percepción de las personas sobre el papel regulador de las autoridades E. Percepción de las personas sobre el papel regulador de los ciudadanos F. Disposición de las personas a regular a los demás G. Disposición de las personas a dejarse regular por los demás

Sobre la base de los datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana aplicada en Bogotá por Corpovisionarios, se ilustran en seguida estos aspectos de la regulación de los comportamientos:

A. Facilidad de las personas para actuar de acuerdo con la ley o la conciencia

Los indicadores que conforman esta segunda dimensión del diagnóstico revelan, en primer lugar, que la gran mayoría de personas en Bogotá (alrededor del 97%) consideran que siempre o casi siempre actúan de acuerdo con la ley y que les queda fácil actuar de acuerdo con esta y con su conciencia. Esto supone un aumento significativo desde 2008, cuando la proporción era de 91%. Los resultados por grupos demográficos muestras que, en general, los porcentajes tienden a ser más altos al aumentar la edad de las personas, y al aumentar su estrato y su nivel educativo, mientras que no hay diferencias significativas por género.

El porcentaje de personas que afirman que les queda fácil actuar de acuerdo con la ley aumentó de 90% en 2011 a 96% en 2013.

El porcentaje de personas que afirman que les queda fácil actuar de acuerdo con su conciencia aumentó de 93% en 2011 a 97% en 2013.

El porcentaje de personas que dicen actuar conforme a la ley aumentó de 92% en 2011 a 96% en 2013.

Gráfico 10. Facilidad para actuar de acuerdo con la ley/la conciencia y actuación de acuerdo con la ley.

Bogotá 2008-2013.

B. Percepción de las personas sobre la coincidencia entre la ley, la moral y las normas sociales

Es alto el porcentaje de personas que afirman que siempre o casi siempre lo

ordenado por la ley coincide con la costumbre o con la propia conciencia. Los

porcentajes muestran aumentos entre el 2011 y el 2013. Las personas en un rango de

edad mayor tienden a registrar porcentajes más altos, así como los que pertenecen a

estratos más altos. No se registran diferencias significativas por nivel educativo. Por

otro lado, más mujeres que hombres consideran que lo ordenado por la ley coincide

con la costumbre o con la conciencia.

El 82% de la ciudadanía de Bogotá considera que lo ordenado por la ley coincide con lo ordenado por la costumbre (normas sociales). El porcentaje viene en ascenso desde 2008 (73%) y 2011 (77%).

El 82% considera que lo ordenado por la ley coincide con lo ordenado por su conciencia. También ha ascendido desde 2008 (75%) a 78% en 2011 y a 82% en 2013.

Los resultados a este respecto supondrían un elevado grado de armonía entre la ley, la moral y la cultura.

Le queda fácil actuar deacuerdo con la ley

Le queda fácil actuar deacuerdo con la conciencia

Actúa conforme a la ley

96%97% 96%

90%93% 92%

91%

95%93%

Porcentaje de personas que consideran que, siempre o casi siempre:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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En

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a,

Co

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vis

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Gráfico 11. Ciudadanos que consideran que lo ordenado por la ley coincide con la costumbre/su

conciencia. Bogotá 2008 - 2013

C. Percepción de las personas en cuanto al sistema de regulación que más influye

sobre su comportamiento y el de los demás Cuando se le pregunta a las personas qué es lo que más influye sobre su comportamiento, la gran mayoría responde que se trata del placer por cumplir con la propia conciencia. Menores porcentajes registran la admiración por la ley, el temor a la multa o a la cárcel, el reconocimiento social y el temor a la culpa o a la censura y el rechazo social. Si bien para este indicador no se registran diferencias por rango de edad, sí se registran por nivel socio-económico: comparado con los demás estratos, un porcentaje mayor de personas de estrato bajo dicen que lo que más influye sobre su comportamiento es el temor a la cárcel o la admiración por la ley, mientras que un mayor porcentaje de personas de estrato alto que de los demás estratos considera que se trata del placer por cumplir con la propia conciencia (80%) El estrato medio registra un porcentaje mayor a los otros dos estratos en el temor a la culpa (4%). Por género, hay más mujeres que hombres que afirman que se trata del placer de cumplir con la propia conciencia. Sin embargo, cuando se le pregunta a las personas qué creen que influye más en el comportamiento de los demás los porcentajes cambian, como se verá enseguida.Para este indicador, aunque no se registran grandes tendencias por edad, género o nivel educativo, entre más bajo el estrato más personas afirman que lo que más influye en los

Lo ordenado por la leycoincide con la costumbre

Lo ordenado por la leycoincide con la conciencia

82% 82%

77% 78%

73% 75%

Porcentaje de personas que consideran que, siempre o casi siempre:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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En

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Co

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demás es la admiración por la ley (con porcentajes de 8% para el estrato bajo, 7% para el medio y 2% para el alto), mientras que entre más alto el estrato más personas consideran que se trata del placer por cumplir con la propia conciencia (con porcentajes de 43% para el alto, 37% para el medio y 33% para el bajo).

Estos resultados muestran que, en muchos casos, nos vemos a nosotros mismos

como sujetos morales que entienden por las buenas, mientras que muchas de

los demás personas son sujetos legales que entienden por las malas. Este

fenómeno está asociado a las atribuciones que hacemos de las motivaciones que

los demás tienen para actuar: con el esquema recién mencionado, es más fácil

asignar motivaciones negativas a los comportamientos de los demás, lo que

puede redundar, entre otros, en falta de confianza, reacciones violentas frente a

problemas de convivencia e incapacidad para llegar a acuerdos y mantenerlos.

Para el 63% de la ciudadanía bogotana lo que más influye sobre su comportamiento es el placer de cumplir con la propia conciencia (regulación positiva de la moral). El temor a la culpa (regulación negativa de la moral) solo influye para el 3% de los ciudadanos. Porcentajes mucho menores aceptan la ley (22% en sus formas de regulación positiva y negativa) y la cultura (12% en sus formas de regulación positiva y negativa) como los factores que más influyen sobre su comportamiento.

Cuando se trata de evaluar a los demás, el poder de la conciencia se reduce al 35% (4% el temor a la culpa), y aumenta el poder regulador del temor a la multa o a la cárcel (25%); asciende también la influencia del reconocimiento o la censura sociales (29%).

En otras palabras, hay incoherencia entre lo que las personas piensan de sí mismas (seres esencialmente morales que se regulan “por las buenas”) y lo que piensan de los demás (seres esencialmente prácticos que se regulan “por las malas”).

Gráfico 12. Sistema de regulación que más influye sobre su comportamiento. Bogotá 2008 - 2013

Gráfico 13. Sistema de regulación que más influye sobre el comportamiento de los demás. Bogotá 2008 -

2013

D. Percepción de las personas sobre el papel regulador de las autoridades La percepción de control que ejercen las autoridades en Bogotá sobre algunos comportamientos sufrió algunas modificaciones sensibles entre el 2008, el 2011 y el

Admiración por laley

Placer por cumplircon la propia

conciencia

Reconocimientosocial, Aceptación

Temor a la multa o ala cárcel

Temor a la culpa Temor a la censurasocial, al rechazo

11%

63%

9% 11%3% 3%

12%

62%

7%12%

3% 4%12%

59%

9%13%

4% 4%

Porcentaje de personas que manifiestan que lo que más influye sobre su comportamiento es:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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Admiración por la ley Placer por cumplircon la propia

conciencia

Reconocimientosocial, Aceptación

Temor a la multa o ala cárcel

Temor a la culpa Temor a la censurasocial, al rechazo

7%

35%

20%

25%

4%

9%10%

27%

16%

33%

6%9%9%

30%

19%

29%

5%8%

Porcentaje de personas que manifiestan que lo que más influye sobre el comportamiento de los demás es:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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2013, con porcentajes que en muchos casos aumentaron entre los dos primeros años y que volvieron a descender en el tercero.

De los comportamientos incluidos en la Encuesta de Cultura Ciudadana, aquellos en los que más personas consideran que siempre o casi siempre las autoridades ejercen control son no usar casco para andar en motocicleta o bicicleta, parquear en zonas prohibidas, vender mercancías en los andenes y poner equipos de sonido a volúmenes excesivos.

No usar casco en la moto o en la bicicleta había disminuido de 80% en 2008 a 19% en 2011 y aumentó de nuevo en 2013, ubicándose en 65%

Parquear vehículos en zonas prohibidas bajó de 52% a 41% entre 2008 y 2011 y luego volvió a subir ligeramente en 2013 hasta un 44%.

Vender mercancías en los andenes bajó de 62% en 2008 a 43% 2011 y a 39% en 2013.

La percepción de control por parte de las autoridades hacia poner música a volumen excesivo había aumentado de 42% a 71% entre el 2008 y el 2011, en el 2013 descendió a un nivel incluso más bajo, con 36%.

En general, la percepción del control por parte de las autoridades descendió entre 2011 y 2013 en aspectos cruciales del comportamiento ciudadano.

Gráfico 14. Percepción de la regulación por parte de las autoridades. Bogotá 2008 - 2013

E. Percepción de las personas sobre el papel regulador de los ciudadanos

44%20% 29% 36% 29%

39%

65%41%

28% 30%

71%

35% 43%19%

52%18% 29%

42%31%

62%80%

Parquean vehiculos enzonas prohibidas

Arrojan basura a la calle Dañan los basureros ocanecas

Ponen el equipo desonido con volumen

excesivo

Arrojan escombros omateriales en las vías

Venden mercancias enlos andenes

No usan casco para andaren moto o en bicicleta

Porcentaje de personas que consideran que los ciudadanos siempre o casi siempre son corregidos por las autoridades, cuando:

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Fu

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Ciu

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,

Co

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Los comportamientos en que más ejercerían un papel regulador los ciudadanos son poner equipos de sonido a volúmenes excesivos (39%), arrojar basura en la calle (36%) y arrojar escombros o materiales en las vías (32%). Le siguen dañar el mobiliario público con 29%, parquear vehículos en zonas prohibidas con 28%, no usar casco en la moto o bicicleta con 27% y vender mercancías en los andenes con 18%.

Entre 2008, 2011 y 2013, la percepción del control por parte de otros ciudadanos se mantuvo estable o disminuyó. Se mantuvo relativamente estable frente a arrojar basura en la calle (35% en 2011), arrojar escombros en la calle (31% en 2011), no usar casco para andar en moto o bicicleta (26% en 2011), pero disminuyó frente a dañar el mobiliario público (descendió de 51% en 2011 a 29% en 2013), vender mercancías en los andenes (pasó de 35% en 2011 a 18% en 2013) y poner música a volumen excesivo (pasó de 52% en 2008 a 28% en 2011 y 39% en 2013).

Gráfico 15. Percepción de la regulación por parte de otros ciudadanos. Bogotá 2008 - 2013

F. Disposición de las personas a regular a los demás

Los indicadores que componen la dimensión de regulación mutua muestran

que, de las incluidas en la encuesta, las situaciones conflictivas de la vida

cotidiana que más bogotanos afirman haber sufrido en el último año (datos del

2013) son la música a un volumen excesivo (un 43% afirma haberlo vivido en el

último año), borrachos peleando en los barrios (29%) y personas que no pagaron sus

28%

36%

29%

39%

32%

18%

27%

17%

35%

51%

28%31%

35%

26%30%

39%

33%

52%

34%

19%

25%

Parquean vehículos en zonasprohibidas

Arrojan basura a la calle Dañan los basureros ocanecas

Ponen el equipo de sonidocon volumen excesivo

Arrojan escombros omateriales en las vías

Venden mercancías en losandenes

No usan casco para andar enmoto o en bicicleta

Porcentaje de personas que consideran que los ciudadanos siempre o casi siempre son corregidos por otros ciudadanos, cuando:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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s.

deudas económicas (un 23% dijo haberlo vivido en el último año). Así mismo, el 10%

de los encuestados afirman que alguien no les pagó lo que les corresponde por su

trabajo, mientras que el 8% afirma que los hijos de los vecinos insultaron o agredieron

a los propios hijos o que otras personas se burlaron o los discriminaron por su

apariencia física.

Ante estas situaciones, la mayoría de personas decidió no hacer nada.

El 55 % de los ciudadanos estarían dispuestos a llamar la atención a otros si los ven incumpliendo alguna norma.

Sin embargo, el 40% no haría nada por distintas razones, especialmente por indiferencia (20%) o por temor a la reacción (12%).

Gráfico 16. Disposición de los ciudadanos a regular a los demás. Bogotá 2013

G. Disposición de las personas a dejarse regular por los demás

El 89% de la ciudadanía aceptaría el llamado de atención de otros cuando incumplen alguna norma

Le llamaría laatención

No haría nada porquele es indiferente

No haría nada portemor a la reacción

No haría nada porqueno le corresponde

corregir a los demás

Buscaría que otros lellamen la atención

No haría nada porqueusted hace lo mismo

55,34%

20,24%

12,04%

5,21% 5,18%2,15%

Porcentaje de personas que si ve a otra persona incumpliendo alguna norma - Bogotá 2013:

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20

13

Solo el 5% no aceptaría el llamado de atención de otros.

Gráfico 17. Disposición de los ciudadanos a dejarse regular por los demás. Bogotá 2013

Cultura tributaria La cultura tributaria, en varios sentidos, es un aspecto de la cultura de la legalidad, pero se

relaciona también con el sentido de pertenencia a una sociedad y con las actitudes frente

a lo público. El aspecto principal de la cultura tributaria es el reconocimiento, la

aceptación y el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas relacionadas con los

impuestos y, de manera complementaria, el reconocimiento, la aceptación y el

cumplimiento de la obligación ciudadana de pagar por la prestación de los servicios

públicos, aspecto también llamado Cultura del pago.

A continuación se presentan algunas de las estadísticas asociadas a la cultura tributaria en Bogotá, provenientes de la Encuesta de Cultura Ciudadana aplicada por Corpovisionarios en 2008, 2011 y 2013. Destacamos, en particular, los siguientes aspectos de la cultura tributaria:

A. Actitudes de la ciudadanía hacia el pago de impuestos B. Comportamientos ciudadanos relacionados con la evasión de impuestos

A. Actitudes de la ciudadanía hacia el pago de impuestos

89,06%

11,70%

2,97% 1,65%

Acepta el llamado de atención na No acepta porque le parece una faltainofensiva

No acepta el llamado de atenciónporque nadie debe decirle qué hacer

Disposición de las personas a aceptar/no aceptar el control por parte de otros ante el incumplimiento de normas - Bogotá 2013

Fuente: Corpovisionarios Encuesta de Cultura Ciudadana Bogotá 2013

Aunque una gran porcentaje de las personas encuestadas en Bogotá afirman conocer y cumplir sus obligaciones tributarias, la ciudad vivió una evolución negativa de los indicadores relacionados con este elemento en el 2011 que parece haber sido superada para el 2013.

En términos generales, los indicadores que componen la dimensión de cultura tributaria muestran que un gran porcentaje de las personas en Bogotá dicen conocer y cumplir sus obligaciones tributarias.

En 2013 el 92% de las personas en Bogotá estuvieron de acuerdo con la afirmación “pago los impuestos para que los habitantes de la ciudad tengan acceso a servicios públicos”.

El 93% de la ciudadanía estuvo de acuerdo con la afirmación “pago los impuestos porque es un deber ciudadano”.

Así mismo, la disposición a cumplir con el pago de impuestos como obligación legal se manifiesta en el alto porcentaje de personas que afirmaron pagar impuestos para evitarse multas y sanciones (95%).

El porcentaje de personas que consideran que “muchas personas no pagan impuestos y no les ha pasado nada” (impunidad) descendió de 23% a 19% entre 2008 y 2011 pero volvió a aumentar a 25% en 2013.

Gráfico 24. Actitud frente al pago de impuestos. Bogotá, 2008 - 2013

B. Comportamientos ciudadanos relacionados con la evasión de impuestos

95% 92% 93%

25%

71%

86% 85% 85%

19%

68%

94%90% 93%

23%

82%

Pago cumplidamente los impuestos paraevitarme multas

Pago los impuestos para que todos losciudadanos tengan acceso a los servicios

públicos

Pago los impuestos porque es un deberciudadano

Muchas personas no pagan impuestos yno les ha pasado nada

Pago lo mínimo de impuestos

Porcentaje de personas que están de acuerdo y completamente de acuerdo con la afirmación:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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Cerca de tres cuartas partes de la ciudadanía (72%) afirma rechazar el ofrecimiento de un menor precio si compran un artículo sin factura para evitar el pago del impuesto al valor agregado (IVA). Las razones incluyen la necesidad de la factura y el rechazo por principio ético. Esta actitud muestra una tendencia ascendente desde 2008 (de 36% en 2008 a 42% en 2013).

Los porcentajes de personas que aceptan comprar sin factura para evitar el pago del IVA por distintas razones descendió del 38% en 2008 al 27% en 2013.

Gráfico 25. Actitud frente a la evasión de impuestos. Bogotá, 2008 - 2013

El porcentaje de personas que estuvieron de acuerdo y completamente de acuerdo con

las afirmaciones “pago los impuestos porque es un deber ciudadano” y “pago

cumplidamente los impuestos para evitarme multas y sanciones” bajaron de 94% en

2001 a 85% y 86% respectivamente en 2011, para ubicarse en 93% y 95% en 2013

27%

72%

34%

66%

38%

62%

Aceptan No aceptan

Porcentaje de personas que si les ofrecen un menor precio por comprar sin factura:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

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os.

4.2. Participación en los asuntos públicos y control social

La participación ciudadana es un mecanismo de ejercicio democrático de la ciudadanía

que implica una actuación concreta en el escenario público. Esta faculta e impone a las

personas el derecho y el deber que tienen de integrarse activamente en los procesos de

toma de decisiones colectivas e incentiva la movilización para la resolución de los

problemas que afectan el bien común.

La cultura ciudadana, como concepto y como política pública, está concebida dentro del

marco de un sistema democrático. La democracia y la cultura democrática hacen posible

la construcción y modificación de leyes como acuerdos colectivos, permiten dirimir

conflictos de manera concertada, generan expectativas recíprocas de respeto por normas

compartidas, cimentando así la confianza, y potencian la capacidad de las personas de

construir nexos de solidaridad y sentido de pertenencia. Como quedó expresado en el

Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (2002), dedicado al

fortalecimiento de la democracia, “La libertad política y la posibilidad de participar en la

vida de la comunidad son capacidades tan importantes para el desarrollo humano como la

capacidad de leer y escribir o tener buena salud. Las personas sin libertad política –como

la posibilidad de pertenecer a una asociación y formarse y expresar opiniones- tienen

muchas menos opciones en la vida. Y la capacidad de participar en la vida de la comunidad

–con el respeto de los demás y la posibilidad de tomar parte en las decisiones comunales-

es fundamental para la existencia humana”26. La participación en los asuntos públicos es

pilar de la cultura democrática. En el contexto de la cultura ciudadana es particularmente

importante la participación en actividades colectivas relacionadas con los asuntos

públicos, incluidos el control y la vigilancia sobre la gestión pública. Se incluye, así mismo,

la importancia que asignan las personas a los asuntos públicos.

En torno a esta dimensión nos interesa destacar los siguientes aspectos:

26

UNDP, Human Development Report 2002. Deepening democracy in a fragmented world, New York,

UNDP, 2002, p. 52. Traducción nuestra.

A. Actitudes frente a lo público

B. Motivos para participar

C. Participación en actividades colectivas relacionadas con los asuntos públicos

D. Participación en espacios de control sobre la gestión pública

E. Percepciones ciudadanas sobre participación

F. Conocimiento de los mecanismos de participación

A. Actitudes frente a lo público27

De las personas encuestadas en Bogotá en 2013, alrededor del 48% consideró que los asuntos públicos son importantes o muy importantes.

El 20% consideró que son poco o muy poco importantes.

Comparando 2008, 2011 y 2013, el porcentaje de personas que considera que los asuntos públicos son muy importantes aumentó de 45% a 50% entre los dos primeros años y bajó a 48% para el tercero.

En general, entre menor sea el estrato y el nivel educativo, es menor el porcentaje de personas que considera que los asuntos públicos son importantes o muy importantes, mientras que para quienes consideran que son poco o muy poco importantes se registra la tendencia contraria. Por su parte, un porcentaje ligeramente menor de mujeres considera que son importantes en comparación con los hombres.

Gráfico 18. Importancia de los asuntos públicos. Bogotá 2008 - 2013

27

Datos tomados de la ECC 2008, 2011 y 2013.

48%

50%

45%

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Porcentaje de personas que consideran los asuntos públicos como importantes o muy importantes:

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Frente a la pregunta de qué es más grave: robarle al vecino o robarle al Estado, el porcentaje de personas que consideran que es igual de grave se mantuvo en 2013 alrededor de los porcentajes correspondientes a 2011 y 2008 (69%)

El porcentaje de personas que consideran que es más grave robarle al vecino (donde hay una afectación del patrimonio privado) aumentó de 19% a 21% entre 2008 y 2011, pero luego volvió a disminuir a 19% en 2013.

Aquellos que consideraron que es más grave robarle al Estado (donde hay una afectación del patrimonio público) bajó de 12% a 10% entre 2008 y 2011 y volvió a subir ligeramente a 11% en 2013.

Gráfico 19. Valoración y cuidado de los bienes públicos. Bogotá 2008 - 2013

B. Motivos para participar

La disposición a participar como deber ciudadano y porque “es interesante y genera satisfacción” descendió del 68% en 2012 al 51% en 2013.

La percepción de la incapacidad del Estado para solucionar los problemas como motivación para participar aumentó de 29% en 2012 a 44% en 2013.

Tanto en 2012 como en 2013, porcentajes muy bajos de personas, iguales o inferiores al 5%, tuvieron como motivación para participar el recibir beneficios personales o reconocimiento.

19%

70%

11%

21%

69%

10%

19%

69%

12%

Es más grave robarle al vecino Es igual de grave robarle al vecino querobarle al estado

Es más grave robarle al estado

Porcentaje de personas que consideran que:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra C

iud

ad

an

a,

Co

rpo

vis

ion

ari

os.

Gráfico 20. Motivos para participar. Bogotá 2012 – 2013

C. Participación en actividades colectivas relacionadas con asuntos públicos

Los resultados de los indicadores que preguntan sobre la participación reportada en

actividades colectivas relacionadas con asuntos públicos muestran que para todos los

tipos de actividades propuestas en la Encuesta de Cultura Ciudadana el porcentaje de

personas que dice haber participado en ellas bajó considerablemente entre el 2008 y el

2011, y luego se mantuvo estable con respecto a este último año para el 2013.

Los porcentajes de participación en Bogotá se redujeron considerablemente entre 2008 y 2013.

La actividad en la que mayor porcentaje de ciudadanos manifiesta haber participado en el último año es la organización de eventos culturales, recreativos y deportivos (31%).

Se destaca, por su bajo porcentaje, la participación en grupos o partidos políticos (5% en 2013).

Como ciudadano es un deberparticipar, es interesante y genera

satisfacción

El estado no ha servido parasolucionar problemas por lo tanto

es necesario participar

Para recibir beneficios personaleso reconocimiento

51%44%

5%

68%

29%

3%

La principal razón que lo motiva a participar es:

Bogotá 2013

Bogotá 2012

Fu

en

te:

Bo

go

tá C

óm

oV

am

os 2

01

3

Gráfico 21. Participación en actividades colectivas relacionadas con los Asuntos Públicos. Bogotá 2008 -

2013

De forma similar, el Barómetro de Capital Social (BARCAS) muestra disminuciones

significativas en las variables de participación cívica (pertenencia a organizaciones

voluntarias seculares, actividades locales, actividades en los medios y trabajo

voluntario. La variable sobre actividades cívicas, por otro lado, presentó una disminución,

pero no tan significativa comparativamente) 28.

Con respecto al conocimiento de los espacios de participación ciudadana en el conjunto

de Colombia, la Encuesta de Cultura Política realizada por el DANE para 2013 indica que

entre las personas de más de 18 años alrededor del 74% sí conocen o han escuchado

hablar de dichos espacios. De ellos, alrededor del 38% conocen o han oído hablar de las

veedurías ciudadanas, el 33% de las audiencias y consultas públicas, el 32% de los comités

de participación de desarrollo y control social en salud y servicios públicos, el 31% de

participación comunitaria en salud, el 27% de Consejos Departamentales y Municipales de

Juventud, el 27% de Consejos Municipales de Cultura y/o Medio Ambiente, el 24% de

Consejos Territoriales de Planeación, el 22% de Consejos y/o Comités Municipales para el

Desarrollo y el 23% de las Juntas de Educación. Con respecto a los mecanismos de

participación ciudadana, alrededor del 60% conocen el referendo aprobatorio o

derogatorio, el 56% la revocatoria del mandato (porcentaje que aumentó de 44% en

28

Datos tomados del Barómetro de Capital Social (BARCAS), 2011.

Actividades colectivas(marchas,

manifestaciones)

Organización de eventosculturales, recreativos y

deportivos

Actividades comunitariaspara mejorar la seguridad

Actividades para mejoraro construir obras

comunales y mantenerespacios públicos

Participación en grupos opartidos políticos

Participación en espaciosde gestión o controlpúblico en asuntos

públicos

Participación enorganizaciones

voluntarias

30%

41%

25%

18%

8% 8%

21%

14%

33%

17%

11%

6% 5%

13%14%

31%

17%

12%

5% 6%

13%

Porcentaje de personas que en el último año han participado en:

Bogotá 2008

Bogotá 2011

Bogotá 2013

Fuente: Encuesta de Cultura Ciudadana,

Corpovisionarios

2011), el 49% la consulta popular, el 33% el cabildo abierto, el 34% el plebiscito y el 28% la

iniciativa popular legislativa o normativa29.

Ahora bien, con respecto al porcentaje de personas que en el último año reportan haber

tomado parte en espacios de participación donde se toman decisiones sobre sus entornos

cercanos, las actividades con mayores porcentajes fueron inscribirse para votar en las

últimas elecciones (31%), asistir a una reunión política de la localidad (13%), asistir a una

manifestación política, un discurso o una protesta (11.5%) y firmar peticiones colectivas

(10%)30.

D. Participación en espacios de control social sobre la gestión pública31

El bajo interés de la ciudadanía bogotana en el control social sobre la gestión pública se manifiesta en el bajo porcentaje de personas que manifiestan haber participado en espacios para este efecto, que se redujo a 6% y muestra una tendencia descendente desde 2008 (8%).

E. Percepciones ciudadanas sobre participación

Entre los resultados de la participación incluidos en la encuesta Bogotá Cómo Vamos, el

porcentaje más alto corresponde a las personas que estuvieron de acuerdo con que la

participación en Bogotá ha servido para fortalecer el poder de los políticos (45%) y ha sido

manipulada por la politiquería y la corrupción (39%). Aún así, el 35% considera que ha

creado mayor interés de la gente, el 34% que ha fortalecido las organizaciones sociales, el

33% que ha permitido a organizaciones y líderes hablar de igual a igual con las autoridades

locales, el 31% que ha ayudado a resolver los problemas de la gente y el 29% que le ha

permitido a la gente influir en las decisiones de las autoridades locales. Porcentajes

menores de personas consideran que ha logrado reducir el clientelismo (23%) y la

29

Datos tomados de la Encuesta de Cultura Política 2013 (DANE). 30

Datos tomados de la Encuesta Bienal de Culturas. 31

Datos tomados del BARCAS 2011.

corrupción (22%). Todos los factores han visto reducciones significativas de entre 5 y 15

puntos porcentuales entre el 2009 y el 201132.

Por otro lado, de las razones a las cuales las personas atribuyen la falta de participación

por parte de los demás prevalecen el desconocimiento de los espacios de participación

(27%) y la idea de que participar no vale la pena porque no sirve para nada (16%)33.

En cuanto al conjunto de Colombia, la Encuesta de Cultura Política 2013 (DANE) muestra

que el 56% de las personas están de acuerdo con la afirmación de que los ciudadanos

participan siempre y cuando tengan un beneficio particular (contra el 15% que está en

desacuerdo), el 29% están de acuerdo con que a través de los mecanismos y espacios de

participación las minorías étnicas y sociales han logrado reivindicar sus derechos (contra el

27% que está en desacuerdo), el 22% está de acuerdo con que participar no aporta nada a

la solución de los problemas de la comunidad (contra el 42% en desacuerdo), el 21% está

de acuerdo con que los mecanismos y espacios de participación benefician por igual a

todos los ciudadanos (contra el 41% en desacuerdo) y solamente el 11% está de acuerdo

con que la comunidad conoce suficientemente los mecanismos y espacios de participación

(contra el 60% en desacuerdo)34.

F. Conocimiento de los mecanismos de participación35

Los porcentajes de personas en Bogotá que conocen los distintos mecanismos de

participación varía mucho para cada uno de ellos. Los mecanismos que registran mayores

porcentajes de personas que conocen o han oído mencionar, o bien que saben de alguien

que los haya usado son la tutela (36% y 31% respectivamente, o un 67% en total), el

derecho de petición (31% y 27%, un 58% en total), el referendo (30% y 19%, un 49% en

total) y los mecanismos de participación en educación (24% y 16%, un 40% en total). Por

otra parte, los mecanismos con menos conocimiento son los presupuestos participativos

32

Datos tomados de Bogotá Cómo Vamos 2013. 33

Datos tomados de Encuesta Bienal de Cultura. 34

Datos tomados de la Encuesta de Cultura Política 2013 (DANE). 35

Datos tomados del BARCAS 2011.

(90% de las personas no lo conoce), los consejos de desarrollo rural (83%), los acuerdos

para la prosperidad (83%) y los consejos territoriales de planeación (80%).

4.3. Organización social

La organización social se traduce específicamente en la pertenencia activa a

organizaciones voluntarias, partidos o grupos políticos. Como elemento fundamental del

capital social, es una de las dimensiones de la cultura ciudadana y, bajo este enfoque,

comprende no solo la pertenencia activa a organizaciones sino las actitudes y las

percepciones de los ciudadanos frente a tales organizaciones y su disposición a

organizarse para trabajar por diferentes causas.

En la dimensión de organización social destacamos los siguientes aspectos:

A. Pertenencia a organizaciones voluntarias seculares B. Percepción del impacto de la pertenencia a organizaciones voluntarias/partidos

políticos C. Disposición de los ciudadanos a organizarse para trabajar por diferentes causas

A. Pertenencia a organizaciones voluntarias seculares36

Según el Barómetro de Capital Social (BARCAS) los niveles de organización social en Bogotá son bajos y han descendido desde 2005.

El tipo de organizaciones en las cuales los ciudadanos afirman haber participado en mayor porcentaje son las deportivas (15% en 2011).

En todos los demás tipos de organizaciones los niveles de participación son inferiores al 10%.

La pertenencia declarada a partidos políticos solo alcanza al 4%.

36

Datos tomados de BARCAS y de la Encuesta de Cultura Política 2013 (DANE).

Gráfico 22. Pertenencia a organizaciones voluntarias seculares. Bogotá, 2011

La Encuesta de Cultura Política realizada por el DANE en 2013, que registra datos de

pertenencia a organizaciones voluntarias en Colombia, indica que el 28% de las personas

forman o han formado parte de dichas organizaciones en el último año. El 19% afirma

haber pertenecido a organizaciones o grupos religiosos, el 5% a asociaciones, grupos,

clubes y/o colectivos recreativos, deportivos, artísticos y/o culturales, y el 5% a juntas de

acción comunal. Las organizaciones que menos pertenencia registran son los sindicatos y

los grupos que promueven los derechos de las minorías étnicas o culturales, con 1,5% en

cada caso.

B. Percepción del impacto de la pertenencia a organizaciones voluntarias/partidos

políticos37

Una pregunta del Latinobarómetro formulada únicamente en 1998 muestra que, en

general, las personas en Colombia consideran que las organizaciones en las que la

participación hace más la diferencia son las organizaciones comunales y las religiosas (con

37

Datos tomados del Latinobarómetro.

15

%

9%

9%

6%

6%

6%

5%

4%

4%

4%

4%

3%

3%

3%

3%

2%

2%

Porcentaje de personas que pertenecen a organizaciones voluntarias seculares: Bogotá 2011

Fu

en

te:

Ba

me

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Ca

pit

al

So

cia

l B

og

otá

, 2

01

1

alrededor de 30% en cada caso). Por otro lado, los porcentajes más bajos los obtuvieron

las organizaciones gremiales y las artísticas (con alrededor de 8% en cada caso).

C. Disposición de los ciudadanos a organizarse para trabajar por diferentes causas

Según la encuesta Bogotá Cómo Vamos, más de la mitad de la ciudadanía estaría dispuesta a formar parte de organizaciones dedicadas a: una causa comunitaria (62%), una causa ecológica o animalista (62%), una causa social (59%), una causa cultural (59%), una causa cívica (53%).

La disposición a formar parte de organizaciones dedicadas a una causa política se reduce al 28% de la ciudadanía.

Gráfica 23. Disposición a organizarse para trabajar por una causa común. Bogotá, 2013

Una causacomunitaria

Una causaecológica/animalista

Una causa social Una causa cultural Una causa cívica Una causa política

62% 62%59% 59%

53%

28%

Disposición de los ciudadanos a organizarse por:

Bogotá 2013

Fu

en

te

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otá

mo

Va

mo

s 2

01

3

4.4. Confianza

La confianza se define en la conceptualización de cultura ciudadana como “la

expectativa de que el otro actúe de conformidad con reglas o costumbres comunes. La

confianza posibilita la capacidad de actuar a partir de hipótesis no pesimistas sobre los

demás; ser capaz de suponer en las otras personas altruismo y disposición a cumplir

voluntariamente las normas, conduce a la derrota de las estrategias asociadas al

pesimismo, y algunas veces al temor sobre el comportamiento del otro”. (Antanas

Mockus). La confianza implica un reconocimiento de las capacidades propias, ajenas y del

contexto, y se encuentra en la base de la capacidad de concertar, cumplir y reparar

acuerdos.

En el análisis de la confianza como parte de la cultura ciudadana tomamos en

consideración las siguientes subdimensiones principales:

A. Confianza interpersonal, y en especial la confianza que se tiene en los

demás en general y la confianza en las personas cercanas.

B. Confianza en las instituciones, particularmente en la Iglesia, la alcaldía,

la gobernación, el gobierno nacional, la prensa, los sacerdotes, los

pastores, el Congreso, los funcionarios públicos, los jueces, los órganos

judiciales, los políticos, la radio, los sindicatos, las organizaciones

religiosas y la televisión.

A. Confianza interpersonal38

Confianza en los demás en general

38

Datos tomados de la ECC 2008, 2011 y 2013.

El nivel de confianza de los bogotanos en los demás en general (la mayoría de la gente) descendió de 40% en 2008 a 35% en 2011, para recuperarse ligeramente en 2013 (38%).

Estos valores sitúan la confianza de los demás en general en un nivel cercano al de

Barranquilla (38%), pero inferior al de Medellín (49%), Cali (48%) y México (46%), así como

al promedio de ciudades medidas en la Encuesta de Cultura Ciudadana (42%). Una

tendencia parecida aparece en el Barómetro de Capital Social 2011, esta vez relacionada

con la percepción de corrupción, que por lo general tiende a disminuir cuando aumenta la

confianza interpersonal. Tanto Bogotá como Colombia aumentaron su confianza

interpersonal y disminuyeron su percepción de corrupción entre 1997 y 2005, pero

presentaron la tendencia contraria entre 2005 y el 2011 (disminución de la confianza

interpersonal y aumento de la percepción de corrupción, tendencia mucho más marcada

en Bogotá).

Gráfico 26. Confianza en los demás en general. Bogotá, 2003 - 2013

Confianza en personas cercanas

El mayor nivel de confianza en personas cercanas lo reciben los parientes (85%). Este elevado porcentaje no ha tenido variaciones considerables desde 2008.

El nivel de confianza en los vecinos tampoco ha presentado variaciones desde 2008, sólo un aumento porcentual de 2 puntos en 2013 (61%).

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

38%35%

40%

Porcentaje de personas que afirman que se puede confiar en la mayoría de la gente:

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

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ari

os

La confianza en los amigos, aunque alta, es visiblemente menor que la confianza en los parientes. Muestra un pequeño descenso de 61% en 2008 a 59% en 2013.

El menor nivel de confianza lo tienen los compañeros de trabajo y estudio, aunque continúa siendo alto (54%).

Gráfico 27. Confianza en las personas cercanas. Bogotá, 2008 – 2013

Los resultados de las encuestas muestran el siguiente cuadro general de la confianza en Bogotá:

A mayor vulnerabilidad social, menor confianza.

Los estratos bajos confían menos que los estratos altos.

Las mujeres confían menos que los hombres.

La menor proporción de confiados está en el grupo de 14 a 19 años de edad.

La mayor proporción de confiados está en el grupo de 40 a 44 años.

Finalmente, la confianza aumenta a medida que el otro se aproxima a la persona en sus círculos de cercanía.

B. Confianza en las instituciones39

Los mayores niveles de confianza ciudadana lo tienen los maestros (64%), seguidos por la Iglesia (56%) y el Ejército (49%).

39

Datos tomados de la ECC 2008, 2011 y 2013.

Vecinos Amigos Parientes Compañeros deestudio o trabajo

61% 59%

85%

54%59% 60%

83%

55%59% 61%

85%

58%

Porcentaje de personas que confian en:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

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a,

Co

rpo

vis

ion

ari

os

Los menores niveles de confianza lo tienen los políticos (4%), seguidos por el Congreso (9%) y los funcionarios públicos (10%, habiendo descendido desde el 13% en 2011).

En la Alcaldía solo tiene mucha o muchísima confianza la cuarta parte de la ciudadanía (25%). El porcentaje tuvo una caída considerable desde 2008, cuando se encontraba en 40%

Por otra parte, con respecto al conjunto de Colombia, la Encuesta de Cultura

Política 2013 (DANE) muestra que entre las personas mayores de 18 años el 48%

confía mucho en la Registraduría Nacional, el 47% en las Fuerzas Militares, el 40%

en la Defensoría del Pueblo y el 40% en la Presidencia 40.

Gráfico 28. Confianza en las instituciones. Bogotá, 2013

4.5. Acuerdos

La capacidad de concertar, cumplir y reparar acuerdos es uno de los fundamentos de la

conceptualización de cultura ciudadana, pues se encuentra en la esencia de la armonía

entre ley, moral y cultura. Como señalan Mockus y Corzo, “La convivencia se puede

caracterizar… por una combinación de una alta capacidad reguladora de ley, moral y

cultura sobre los individuos, con la capacidad de los individuos de celebrar y cumplir

40

Datos tomados de la Encuesta de Cultura Política 2013 (DANE).

Iglesia Ejército Maestros Alcaldía Congreso FuncionariosPúblicos

Políticos

56%49%

64%

25%

9% 10%4%

55%50%

58%

25%

13% 11%6%

58% 59% 63%

40%

15% 13% 9%

Porcentaje de personas que tienen mucha y muchísima confianza en:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

ltu

ra

Ciu

da

da

na

, C

orp

ovis

ion

ario

s

acuerdos. Esta combinación produce confianza y se fortalece con ella”41. Además, es el

fundamento de la confianza entre las personas y entre éstas y las instituciones, y se

constituye en el vínculo fundamental entre la cultura de la legalidad y la cultura

democrática.

Puede desglosarse en las siguientes subdimensiones:

A. Disposición a hacer acuerdos

B. Percepción del cumplimiento de acuerdos

C. Actitudes ante el incumplimiento de acuerdos por parte de los demás

D. Actitudes ante el propio incumplimiento de acuerdos

La Encuesta de Cultura Ciudadana ofrece la siguiente perspectiva de estos aspectos de los acuerdos:

A. Disposición a hacer acuerdos

Los datos muestran una alta disposición a realizar acuerdos entre los bogotanos. El porcentaje de personas que prefieren hacer acuerdos por sobre otros métodos para lograr algún objetivo o resolver una diferencia alcanzó al 77% de la ciudadanía en 2013, en ascenso desde 2011 (74%). La cifra de 2013 para Bogotá es más baja que la de otras ciudades colombianas (como Barranquilla, con 92%, Cali, con 84% o Medellín con 80%, datos del 2011), pero está al mismo nivel del promedio de ciudades medidas en la Encuesta de Cultura Ciudadana.

41

Mockus, Antanas; Corzo, Jimmy, Cumplir para convivir, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,

2003, p. 14

Gráfico 29. Disposición a hacer Acuerdos. Bogotá, 2008 - 2013

La disposición a realizar acuerdos con distintos tipos de personas, en general, está relacionada con la confianza que se tenga en ellas.

El grupo con el cual se muestra una menor disposición a realizar acuerdos es el de los desconocidos (12% en 2013)

El grupo con el cual existe una mayor disposición a realizar acuerdos son los parientes (90%).

Con los compañeros de trabajo y estudio existe también una alta disposición a efectuar acuerdos (79%, aunque en descenso desde 2008, cuando se registró un 86%). Esto contrasta con el nivel de confianza que la ciudadanía manifestó tener en ellos (54%).

Aunque entre los años 2008, 2011 y 2013 la mayoría de variables disminuyeron para la

pregunta sobre con quién estaría dispuesto a hacer acuerdos, la disminución más sensible

fue la de la confianza en el Estado, que disminuyó de 65% en 2008 a 54% en 2011, aunque

se mantuvo relativamente estable en 2013 registrando 55% (cuando las demás

disminuyeron en un par de puntos porcentuales solamente entre 2008 y 2011 y se

mantuvieron estables con respecto a este último año para 2013).

77%

74%

79%

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Porcentaje de personas que siempre y casi siempre prefieren hacer acuerdos

Fu

en

te:

En

cu

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a d

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Ciu

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na

, C

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ovis

ion

ari

os.

Gráfico 30. Disposición a hacer Acuerdos con personas cercanas/desconocidos. Bogotá, 2008 - 2013

B. Percepción del cumplimiento de acuerdos

El 24% de las personas de Bogotá considera que las demás personas siempre o casi siempre cumplen sus acuerdos (2013). Este porcentaje había disminuido entre el 2008 y el 2011 de 27% a 23%. Por rango de edad, puede observarse que un porcentaje mayor de personas de entre 18 y 25 años consideran que los demás siempre o casi siempre cumplen acuerdos (entre 27% y 31%) que los demás rangos de edad de la encuesta (entre 19% y 24%). Así mismo, un porcentaje mayor de personas de estrato alto, de hombres y de personas con nivel educativo universitario o de posgrado están dispuestas a concertar acuerdos.

82

% 90

%

79

%

12

%

55

%

81

% 89

%

80

%

12

%

54

%

84

% 91

%

86

%

14

%

65

%

Vecinos Parientes Compañeros detrabajo y estudio

Desconocidos Estado

Porcentaje de personas que haría acuerdos con las siguientes personas o instituciones:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

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de

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iud

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a,

Co

rpo

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ion

ari

os.

Gráfico 31. Percepción del cumplimiento de acuerdos. Bogotá, 2008 - 2013

C. Actitudes ante el incumplimiento de acuerdos por parte de los demás

Cuando alguien no les cumple un acuerdo, las reacciones más comunes que los bogotanos afirman tener (disposición hipotética) son invitar al incumplido a dialogar (con 85%), pedir explicaciones de por qué no le cumplieron (84%) y llegar a un nuevo acuerdo (84%).

Las reacciones menos frecuentes serían, en orden descendente, hacer sentir al otro culpable (24%), eludir a la otra persona (17%) y buscar avergonzar al otro frente a los demás (11%).

Gráfico 32. Actitudes ante el incumplimiento de Acuerdos por parte de los demás. Bogotá, 2008 - 2013

24%

23%

27%

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Porcentaje de personas que piensa que la gente siempre y casi siempre cumple los acuerdos que hace

Fu

en

te:

En

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Ciu

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da

na

, C

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ion

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os.

85

%

84

%

17

%

24

%

11

%

84

%

87

%

85

%

19

%

27

%

16

%

85

%

89

%

89

%

20

%

28

%

14

%

87

%

Invitan al incumplido a dialogar Piden explicaciones de por qué no lescumplieron

Eluden a la otra persona Hacen sentir al otro culpable Buscar avergonzar al otro Llegan a un nuevo acuerdo

Porcentaje de personas que cuando les incumplen un acuerdo, siempre y casi siempre:

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Fu

en

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En

cu

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de

Cu

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ra

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, C

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s

D. Actitudes ante el propio incumplimiento de acuerdos

Cuando la propia persona no cumple un acuerdo, las reacciones hipotéticas más comunes que los bogotanos afirman tener son: llegar a un nuevo acuerdo (91%), explicar por qué no pudieron cumplir (87%), sienten pena (78%), intentar remediar o compensar los perjuicios (75%).

Las reacciones menos frecuentes serían: esperar comprensión y no hacer nada (37%), inventar una disculpa para justificarse ante sí mismo (23%) y eludir a la otra persona (15%).

Gráfico 33. Actitudes ante el propio incumplimiento de Acuerdos. Bogotá, 2008 – 2013

4.6. Tolerancia

La tolerancia es uno de los elementos principales de la convivencia, y se define en el

contexto de cultura ciudadana como la interacción cotidiana de las personas, conocidas

o desconocidas y especialmente en el espacio público, dentro del respeto por las normas

formales e informales y los derechos ciudadanos. La tolerancia se entiende, en su

aspecto positivo, como la aceptación de la diversidad social, y en su aspecto negativo

como la actitud permisiva, o incluso de aprobación, hacia la infracción y los infractores de

las normas y de la ley.

Para medir la tolerancia, en la Encuesta de Cultura Ciudadana le pregunta a los encuestados por distintos tipos de personas a las cuales no les gustaría tener como vecinos. Los resultados más destacables son los siguientes:

15

%

23

%

37

%

75

%

87

%

91

%

78

%

18

%

30

%

49

%

81

%

88

%

90

%

75

%

19

%

31

%

46

%

81

%

92

%

92

%

81

%

Eluden a la otra persona Inventan una disculpa parajustificarse ante si mismos

Esperan comprensión y nohacen nada

Intentan remediar ocompensar los perjuicios

Explican por qué no pudieroncumplir

Llegan a un nuevo acuerdo Sienten pena

Porcentaje de personas que frente al propio incumplimiento de acuerdos, siempre y casi siempre:

Bogotá 2013 Bogotá 2011 Bogotá 2008

Fu

en

te:

En

cu

esta

de

Cu

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Co

rpo

vis

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os

El tipo de personas con el mayor nivel de rechazo social son los drogadictos (80% de rechazo). A su vez, los narcotraficantes obtienen un 63% de rechazo.

Los miembros de grupos armados al margen de la ley tienen también elevados niveles de rechazo, así: guerrilleros (70%), paramilitares (69%).

Los homosexuales son rechazados por el 41% de la ciudadanía

La raza y la nacionalidad son motivos de rechazo para porcentajes muy bajos de la ciudadanía, inferiores al 3%.

Los indicadores de esta dimensión muestran que, en general, hay niveles bajos de tolerancia negativa y niveles altos de tolerancia positiva.

Gráfico 34. Disposición a aceptar la diversidad social (Tolerancia). Bogotá, 2013

4.7. Identidad y sentido de pertenencia

En el contexto de cultura ciudadana se entiende como sentido de pertenencia el

reconocimiento de los vínculos sociales y afectivos por parte de una persona, un grupo o

una comunidad en contextos específicos (circunstancias espacio-temporales), y el actuar

en concordancia con las reglas formales e informales de cada contexto. La identidad y el

Alcohólicos Drogadictos Homosexuales Gente de unareligión distinta

a la suya

Gente denacionalidad

distinta a la suya

Narcotraficantes Gente de colorde piel distinto

al suyo

Paramilitares Guerrilleros

64%

80%

41%

4% 2%

63%

2%

69% 70%80%

91%

62%

6% 4%

84%

3%

88% 89%80%

90%

56%

7% 3%

82%

3%

85%90%

Porcentaje de personas que no les gustaría tener como vecinos a:

Bogotá 2013

Bogotá 2011

Bogotá 2008

Fuente: Encuesta de Cultura Ciudadana, Corpovisionarios

sentido de pertenencia crean un contexto significativo para que la persona reconozca y

cumpla las normas de convivencia, participe en los asuntos públicos y refuerce la armonía

entre la ley, la moral y la cultura. La identidad colectiva de un grupo o comunidad permite

su autorreconocimiento y el reconocimiento de los otros como diferentes. En el sentido y

el sentimiento de pertenencia inciden factores tales como el tiempo y la estabilidad de los

vínculos adquiridos, así como el grado de satisfacción de los intereses del grupo o de cada

uno de sus miembros. Tener sentido de pertenencia hacia una ciudad, por ejemplo, es

reconocer sus diferentes contextos y en cada contexto respetar las reglas

correspondientes42.

El orgullo que sienten las personas por la ciudad, pregunta incluida en la Encuesta de

Cultura Ciudadana, presenta una primera aproximación ofrece una idea del sentido de

pertenencia en Bogotá. El 71% de los bogotanos se siente orgulloso o muy orgulloso de su

ciudad, frente a 28% que se sienten poco o nada orgullosos.

42

Antanas Mockus, Paul Bromberg, Rocío Londoño, Claudia Peñaranda, Carolina Castro, Efraín Sánchez,

“Guía Práctica de Cultura Ciudadana”, Bogotá, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2004.

Documento inédito.

5. Diagnóstico sobre transparencia, probidad, actitudes y

comportamientos de rechazo a la corrupción, y la

promoción del control social y de la conciencia, el

respeto, el valor y la defensa de lo público desde el

punto de vista de cultura ciudadana entre niños, niñas,

adolescentes y jóvenes de Bogotá.

El diagnóstico sobre transparencia, probidad, actitudes y comportamientos de rechazo a la

corrupción, y la promoción del control social y de la conciencia, el respeto, el valor y la

defensa de lo público desde el punto de vista de cultura ciudadana para niños, niñas,

adolescentes y jóvenes de Bogotá ha sido elaborado por la Veeduría Distrital en el marco

del Plan Pedagógico de Ciudadanías Tempranas. Este Plan surge en el año 2013 de la

necesidad planteada por la Veeduría Distrital y la Secretaría Distrital de Cultura,

Recreación y Deporte de un cambio cultural para que la sociedad rechace la corrupción de

manera sistémica y se identifique con una cultura proclive a la legalidad fomentando

comportamientos éticos. A través de esta tranformación cultural el objetivo es acercarce a

la esencia del control preventivo, promoviendo y afianzando en los niños, niñas,

adolescentes y jóvenes los conceptos básicos de cultura ciudadana y democrática.

A continuación se presenta el diagnóstico, que está dividido en tres secciones:

1. Bogotá en el componente de competencias ciudadanas de las Pruebas Saber.

2. La Encuesta de Cultura Ciudadana.

3. Violencia y agresión escolar en Bogotá.

5.1. Bogotá en el componente de competencias ciudadanas de las Pruebas Saber.

Como parte de su proceso de aseguramiento de calidad de la educación, el Ministerio

de Educación Nacional aplica cada año las pruebas Saber a los estudiantes de

educación básica de los grados 3°, 5° y 9°. Mientras que la prueba para el grado 3°

incluye solamente los componentes de lenguaje y matemáticas, para los estudiantes

de los grados 5° (entre 9 y 11 años de edad) y 9° (entre 13 y 15 años) se incluyen

también los módulos de ciencias naturales y competencias ciudadanas. Estas últimas

son definidas como las “habilidades necesarias que cada ciudadano debe tener para

actuar de manera constructiva en una sociedad democrática, y así ayudar a construir

las relaciones pacíficas, la participación democrática, la responsabilidad y el

reconocimiento de las diferencias”43.

El componente de competencias ciudadanas de las pruebas Saber que se aplica a los

estudiantes de grados 5° y 9° a nivel nacional evalúa dos aspectos, a saber,

pensamiento ciudadano y acciones y actitudes ciudadanas, en 3 ámbitos de

ciudadanía: convivencia y paz, participación y responsabilidad democrática y

pluralidad, identidad y valoración de las diferencias.

En Bogotá, los resultados generales del componente de competencias ciudadanas de la

prueba muestran resultados favorables, especialmente si se compara con el resto de

Colombia (aunque también muestran una enorme desigualdad por niveles socio

económicos). Los porcentajes de estudiantes tanto de grado 5° como de 9° que no

aprobaron este componente es de casi el doble en Colombia con respecto a Bogotá (en

2012, mientras que en Bogotá el 15% de los estudiantes de grado 5° y el 6% de los

estudiantes de grado 9° no aprobó el componente, en Colombia estos porcentajes

alcanzaron el 28% y 13% respectivamente).

En Bogotá alrededor del 57% de los estudiantes de grado 5° y el 69% de los

estudiantes de grado 9° obtuvieron resultados clasificados como “satisfactorios” o

43

Ministerio de Educación Nacional (2013). Presentación “Resultados de las Pruebas Saber 3°, 5° y 9° 2012”.

“avanzados”. La siguiente tabla muestra los datos agrupados de Bogotá para las

pruebas de 2012 por resultado obtenido en la prueba:

Tabla 2. Resultados de los estudiantes de Bogotá en el componente de competencias ciudadanas de las pruebas Saber 5° y 9° (2012).

RESULTADO

GRADO Insuficiente Mínimo Satisfactorio Avanzado

5° 15% 29% 36% 21%

9° 6% 25% 53% 16%

Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio de Educación Nacional.

Sin embargo, a pesar de los resultados globales relativamente buenos, hay que

resaltar también que existe una gran desigualdad a este respecto en términos de nivel

socio económico. La siguiente gráfica muestra los datos de Bogotá para las pruebas de

2012 por resultado obtenido en la prueba y por nivel socio económico:

Gráfica 1. Resultados de los estudiantes de Bogotá en el componente de competencias

ciudadanas de las pruebas Saber 5° (2012), por nivel socio económico (NSE).

Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio de Educación Nacional.

Gráfica 2. Resultados de los estudiantes de Bogotá en el componente de competencias

ciudadanas de las pruebas Saber 9° (2012), por nivel socio económico (NSE).

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

NSE 1 NSE 2 NSE 3 NSE 4

Insuficiente

Mínimo

Satisfactorio

Avanzado

Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio de Educación Nacional.

5.2. La Encuesta de Cultura Ciudadana.

La Encuesta de Cultura Ciudadana (ECC), que ya ha sido referenciada en este

documento, proporciona algunas claves para las personas entre 14 y 18 años. Su

última actualización es del año 2013 y cuenta con resultados específicos para la

ciudad de Bogotá44.

Con respecto a las actitudes, percepciones y comportamientos frente a la ley, la ECC

muestra que alrededor del 86% de las personas entre 14 y 18 años en Bogotá dicen

tener sentimientos positivos y muy positivos hacia la ley. Estos porcentajes son más

bajos que los de las personas de 19 a 55 años pero comparables los de las personas de

más de 55 años. Los porcentajes de quienes afirman que siempre o casi siempre

actúan conforme a la ley son de 89% para las personas de 14 a 18 años. Así mismo,

según el 59% de los encuestados de entre 14 y 18 años, la ley es una expresión de

44

Corpovisionarios (2013). Datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana 2013.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

NSE 1 NSE 2 NSE 3 NSE 4

Insuficiente

Mínimo

Satisfactorio

Avanzado

voluntad colectiva y no una obligación impuesta por unos pocos, porcentaje que está a

un nivel similar al de los demás rangos de edad de la encuesta.

Algo más de la mitad de personas de 14 a 18 años de Bogotá consideraron que lo que

más influye en su comportamiento es el placer por cumplir con la propia conciencia

(54%), mientras que el 76% considera que lo ordenado por la conciencia siempre o

casi siempre coincide con lo ordenado por la ley (porcentaje este último que sin

embargo es bastante bajo comprado con los demás rangos de edad, que alcanzan

valores cercanos al 90%). Sin embargo, los resultados también muestran que un

porcentaje mayor de personas entre 14 y 18 años justifican desobedecer la ley ante

distintas situaciones comparados con los demás rangos de edad incluidos en la

encuesta. Los porcentajes de personas entre 14 y 18 años en Bogotá que justifican

desobedecer la ley siguiendo distintas justificaciones son:

Gráfica 3. Porcentajes de personas entre los 14 y los 18 años en Bogotá que justifican

desobedecer la ley siguiendo distintas justificaciones (2013).

Fuente: elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana 2013

De manera similar, un porcentaje mayor de personas entre 14 y 18 años justifican

usar la violencia ante distintas situaciones comparados con los demás rangos de edad

incluidos en la encuesta. Los porcentajes de personas entre 14 y 18 años en Bogotá

que justifican usar la violencia siguiendo distintas justificaciones son:

Gráfica 4. Porcentajes de personas entre los 14 y los 18 años en Bogotá que justifican usar la

violencia siguiendo distintas justificaciones (2013).

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

15 a 18 años

Fuente: elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana 2013

Con respecto a las actitudes, percepciones y comportamientos asociados a la

confianza y los acuerdos, la Encuesta muestra que solamente el 32% de las personas

entre 14 y 18 años consideran que, en general, se puede confiar en la gente. Estos

porcentajes son los más bajos de todos los rangos de edad incluidos en la encuesta

(los demás están entre 3 y 10 puntos porcentuales por encima). Los porcentajes de

personas entre 14 y 18 que consideran que pueden confiar en sus vecinos, amigos,

parientes y compañeros de trabajo o estudio muestran, en general, que las personas

en este rango de edad confían más en los parientes (el 89% dice confiar en ellos) y los

amigos (69%) pero menos en los vecinos (47%) y de forma comparable en los

compañeros de estudio o trabajo (55%) en comparación con los demás rangos de

edad. Con respecto a las instituciones, los maestros, la Iglesia y el Ejército son aquellas

en las que las personas de 14 a 18 años más confían (con porcentajes de personas que

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

15 a 18 años

afirman que confían en ellas de 59%, 48% y 40% respectivamente), lo que no difiere

de manera sustancial con lo expresado por otros grupos de edad.

Gráfica 5. Porcentajes de personas entre los 14 y los 18 años en Bogotá que afirman confiar en

una de las siguientes instituciones (2013).

Fuente: elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Cultura Ciudadana 2013

Por otra parte, los porcentajes de personas entre los 14 y los 18 que consideran que

pueden hacer acuerdos con sus vecinos, parientes, compañeros de trabajo o estudio,

desconocidos y el Estado muestran, en general, que las personas en este rango de

edad están más dispuestos a hacer acuerdos con sus compañeros de estudio y trabajo

(81%) que los demás rangos de edad, pero menos con desconocidos (7%), con vecinos

(77%) y con el Estado (40%), y de manera comparable con sus parientes (90%).

Con respecto a las actitudes, percepciones y comportamientos frente a la

participación, los resultados de la encuesta muestran que, en una escala del 1 a 10,

donde 1 es poco importante y 10 es muy importante, el 80% de las personas de entre

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

14 a 18 años

14 y 18 años le asignaron 5 o más en nivel de importancia a los asuntos públicos. La

actividad en la que este rango de edad más afirma que participa es en la organización

de eventos culturales, recreativos y deportivos (con 51%), seguido por las actividades

colectivas como marchas y manifestaciones (con 27%). Las personas de entre 14 y 18

años participan comparativamente más en estas dos actividades y en organizaciones

voluntarias (16%) que los demás rangos de edad, pero menos en actividades

comunitarias para mejorar la seguridad (13%), para mejorar o construir obras

comunales y espacios públicos (11%) o espacios de gestión y control de políticas y

asuntos públicos (2%). Sin embargo, participan de manera comparable a los demás

rangos de edad en grupos o partidos políticos (4%). Finalmente, el 78% de las

personas en este rango de edad afirman que ayudarían a impulsar o modificar una ley

(porcentaje que sin embargo es bajo comparado con los demás rangos de edad, que

están entre 3 y 13 puntos porcentuales por encima con excepción de las personas de

más de 65 años, que muestran un porcentaje equivalente).

5.3. Violencia y agresión escolar en Bogotá.

En un estudio entre 87.000 estudiantes de colegio en Bogotá realizado en 2008, Chaux

y Velásquez45 encontraron datos preocupantes sobre agresión y violencia: alrededor

de la mitad de los estudiantes reportaron haber sufrido insultos de sus compañeros en

la última semana, un tercio dijo haber sufrido una agresión física en el último mes y un

tercio confesó haber agredido a otros en el último mes.

Para 2011 y con una muestra similar46, los porcentajes de estudiantes que afirmaron

haber sufrido robos, agresiones verbales y agresiones físicas en el último año fueron

de 62%, 41% y 35% respectivamente. Así mismo, alrededor del 25% de los

estudiantes reportaron que en el último año algún compañero los excluyó, el 22%

45

Ver Chaux, E. y Velásquez, A.M. (2008). Violencia en los colegios de Bogotá: Contraste internacional y algunas recomendaciones. Revista Colombiana de Educación, 55.

46 au . 2012 . ole a es olar e o ot o traste 200 -2011. oro o e a es olar

e o ot lt les d a st os y u a ro uesta del ob er o d str tal. Se retar a str tal de du a . o ot .

sufrieron actitudes homofóbicas y el 18% fue víctima de bullying. Entre 2006 y 2011,

9 de 12 comportamientos que los estudiantes reportaron haber sufrido en el último

año aumentaron. Mientras que el bullying, la actitud homofóbica y la agresión por

profesores disminuyeron en 20%, 17% y 2% respectivamente, comportamientos

como el consumo de drogas, el porte de armas blancas dentro del colegio y la

pertenencia a pandillas aumentaron en 90%, 30% y 20% respectivamente en esos

cinco años.

La siguiente gráfica muestra los porcentajes comparados de 2006 y 2011 de

estudiantes de Bogotá que reportaron haber sufrido uno de los siguientes

comportamientos:

Gráfica 6. Porcentaje de estudiantes de colegio en Bogotá que reportan haber sufrido uno de

estos comportamientos en el último año (contraste 2006-2011).

Fuente: elaboración propia con base en datos de -

Los resultados de las secciones anteriores muestran que, más allá de las diferencias

por género y nivel socio económico, el aprendizaje de competencias ciudadanas está

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

2006

2011

funcionando más en la teoría que en la práctica: como Chaux47 afirma, la mayoría de

los niños y niñas conocen muy bien las reglas de conducta, saben qué está bien y qué

está mal, pero por una u otra razón escogen no seguirlas. Como muestran dichos

resultados, aunque la gran mayoría de personas entre los 14 y los 25 años en Bogotá

dice comportarse de acuerdo con la ley (alrededor del 90%) y la mayoría estudiantes

en Bogotá obtiene buenos resultados en las pruebas de competencias ciudadanas

(alrededor de dos tercios), muchos también reportaron haber sufrido robos (más del

70%) y agresiones físicas (35%) y verbales (40%) durante el año anterior a la

aplicación de la encuesta. Según esto, no es suficiente con conocer las competencias

ciudadanas o considerarnos buenos ciudadanos que obedecen la ley en teoría. Es

necesario también que esos conocimientos y representaciones se traduzcan en la

práctica, en los comportamientos cotidianos.

47

Elaborado con base en Chaux, E. (2012). Educación, convivencia y agresión escolar. Bogotá: Ediciones Uniandes.