vega 2002. gente muy rebelde vol 2_ entre la evangelizacion y el etnocidio
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Gente muy rebeldeProtesta popular y
modernización capitalista en Colombia(reoe-te2e)
2. lndígenas, campesinos yprotestas agrarias
Renán Vega Cantor
Ediciones Pensamiento Crítico
*

A la memoria de Manuel Quintín Lame (1880-
1967), el indígena que nunca se humilló ante los
terratenientes y cuyo pensamiento marcó el
sendero de las luchas indígenas durante el siglo
XX.
Gente muy r€b€lde2. Indígenas, campesinos y protestas agrarias@ Renán Vega Cantor
Ediciones Pensamiento CríticoCorreo electrónico: pen [email protected] Aéreo No. 24621Bogotá, Colombia.
ISBN (Obra complera): 958-922447ISBN (Este volumen): 9589722+2-3
Seleccíón GráJica y Documental'. LuzAngelaNúñezRenán Vega Cantor.
Reproducción fotográfica. Ma¡k Bravo
Malerial Gráf.co: Biblioteca Nacional de ColombiaBiblioteca Luis Angel ArangoArchivo General de la NaciónA¡chivo CISF
Foto de portada: Quintín Lame. Fotografia de Floro Piedrahita. ArchivoCISF.
Diagramación y Edición: Ediciones Pensamiento Critico
Impreso en Panamericana Formas e lmpresos S.A.
Quien actúa sólo como impresor.
$

INDICE
PRESENIACION
ENTREL{EVANGELIZACIONYELETNOCIDIO 11
LAPOLITICAANTI-INDIGENADELESTADOCOLOMBIANO 18
LA SITUACION DE LOS INDIGENAS COLOMBIANOS .....,.,. 25
ESCLAVITUD Y ETNOCIDIO EN LAS CAUCIIERLASDEL AMAZONASLa Casa AranaEndeude ¡ esclavitud indi9enas...............LA RESISTFNCL{ NDTGEN4,,,,,.,.,.......MANUEL QU]NTIN LAME Y LA LUCHA POR LARECIJPERACION DE LAS TIERRAS INDIGENAS ENFI C AUCA Y EL TOLIM4........,....La lucha contra el terraje y por la recuperación de los
resguardos en los esguardos en el Cauca........Lucha indígena en el Tolima por recuperar las tierrasy reconstruir el Cabi1do ........................Cosmovisión e ideario de Quintin LameSentido y alcances del ideario de Quinttn Lame .....
l3
35
3842
s
62
61
87
l0ll1'7
2. LOSDERUANAYALPARGATATAMBIENPELEAN.,......... 123
CARACTERISTICAS DE LA ESTRUCTURA AGRARIAcoLoMBIANA ..... 124
Estructura de Ia tenencia de la tierra.... 125
LATRANSFORMACION DE LAAGRICULN-,8.ACOLOMBIANA...,. I39
CARACTERISTICAS DE LAS LUC}IAS AGRARIAS,,,,,,,,,,.,.. I4'7
La lucha en tomo a las tierras públicas (baldíos) ..... 148
Haciendas cafeteras en Cundinamarca y Tolima ....................... 16'7
Zonas de conflicto agrario en la década de 1920 ....................... 178
La región del Sumapaz.............. 178
Viotn y la región del Tcquendama......... 190
( tórtlohr..... 1gg

Renán Vego Cantor
REBELION E¡f I.AFRONIERA: I"A REPIJBLICAINDEPENDIENTEDEARAUCADE ENERO DE 1917GARZAS, RESES Y LTANEROSLA COMISARIA DE ARAUCA Y LAS INFLUENCIASVENEZOIANASLAHUMBERTERA
ANTOI,OGIADOCUMENTALL Carta de Quintin Lame a su hermano Nacianceno Lame,...........2. El derecho de la raza indígena en Colombia..............................,3. Informe sobre las quintinadas .......,.....................4. [¿ ¡ebel ión del ind io Lame ..............5. Arenga de Manuel Quintín Lame a las divisiones que tomaron
parte en debelar la sangrienta revolución indígena ...................Proclama de Quintín Lame ..................,..Trata y redención de indígenas ............Regiones amazónicas. Memo¡andumDenuncio criminal..Masacre de indígenas y campesinos durante la celeb¡acióndel primero de mayo de l9l I en CoyaimaMemorial de los indígenas de la Siena Nevada ,,,,.....................Ipforme que rinde a lahonorable Cámara la Comisiónehcargada de estudiar los sucesos ocurridos en Viotá.....-,,,,,,..lnforme de la Comisión que investigó los sucesos sangrientosde "Paquiló>Informe que presenta el señor Gobemador del DepartamentodelTolimaLa propaganda socialista en las riberas del Magdalena ............
FUENTESYRIRT TOGRAFIA
6.
7.
8.
9.
10.
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216
221
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Cuadro No- ICuadro No. 2
Cuadro No. 3
Cuad¡o No. 4
Mapa No. I
Mapa No. 2Mapa No. 3
Mapa No. 4Mapa No. 5
Aente nuy rehelde
INDICE DE CUADROS
Tipología de las haciendas cafeteras .....................
Distribucion de tienas baldías po¡ tamaño de
las adjudicaciones ( 1827- 193 I ) ..............
Grandes haciendas cafeteras de Cundinamarcay To1ima.................Haciendas cafeteras donde los ar¡endatariossolicitaban sembr¿r café ( 1925- l93l) .....
INDICE DE MAPAS
Campamenúos caucheros en la Amazonia Colombiana,l9t4 ........................Area de actividades de Manuel Quintin Lame .......
Regiones de produccidn en ColombiaRegiones de ocupación de haciendas (1928-1936) .
Sumapaz, región y área de influencia
t'71
t'74
963
ta149
1',79

I
ENTRE I-A EVANGELIZACION
YELETNOCIDIO
(Esas humildes gentes a qüienes se ha prohibido el uso de sus armasprimitivas son nobles, generosas y desinteresadas, no obstante el
hecho de que süs verdugos, con el fin de atenua¡ sus crímenes, losrepresentan como depravados y caníbalesr.
Rómulo Paredes (Juez Peruano encargado de investigar las atrocidadesde la Casa Arana, 1912), citado en El Librc Rojo del Pütunayo, Edtto-rial Planeta, Bogotá, 1995, p. 82
< (.. )Una de las princrpales razones que tienen los blancos para
mantenemos en la opresión económica en que vivimos más que eldeseo de adueña¡se de nuestro t¡abajo y de vivirdelsudor de nuestras
ftentes, es el temor de que algún díapodamos ser fuertes, capaces de
¡eclamar con la fue¡za nuestros derechos y de tomar nuevamenteposesión de las tienas de que fuimos despojados violentamente>
Manuel Quiniin Lame, (junio de 1916), lC-V, FMC, S. 1, T. 107, f. 94
En este capítulo se hace un recuento general sobre las formasque adoptó la protesta y la resistencia de los indígenas colombianosentre 1900 y 1930. Se considera, en primer lugar, la política indígenadel Estado colombiano, para comprender el contexto en el que se
desa¡rollaron las acciones de las poblaciones aborígenes de nuestropaís; en segundo lugar, se aborda la siruación de los indígenas; y en
las dos secciones siguientes, dada su importancia y la riqueza de in-formación existente, el análisis se concentrara en dos casos de opre-sión y resistencia de los indígenas a principios del siglo XX: el de las
caucherías en el sur del país y el de la lucha dirigida por Manuel
Quintín Lame en los DepaÍamentos del Cauca y Tolima e¡tre 1914 yr931.

I 8 Renán vega Cantor
LA POLÍTICA ANTI-INDíGENA DEL ESTADOCOLOMBIANO
Durante la segunda mitad del siglo XIX, luego de la independen-
cia, Ios diversos grupos indígenas que habitaban el actual tenitoriocolombiano tuvieron que soportar sucesivas oleadas de destrucción y
aculturación violenta por parte de hacendados, comerciantes, empre-
sarios y colonos. Los dos partidos políticos compartían una visión
similar sobre los indígenas colombianos -y esta visión era la misma de
las élites dominantes de América Latina- a los que veían como la
expresión de Ia barbarie, el salvajismo, el atraso y la ignorancia. Se
consideraba que la sola existencia de los indios era un obstáculo en el
camino de alcanzar el progreso y la civilización. Los gobiemos radi-
cales (1850-1885) en Colombia impulsaron, a partir de esta lógica, la
conversión de los indígenas hacia la modemidad, mediante la supre-
sión de los resguardos que habían existido desde la época colonial,
con la pretensión de convertirlos en ciudadanos, concediéndoles las
mismas prerrogativas y derechos del resto de los colombianos. Esto
produjo la apropiación de importantes tierras indígenas en el centro
del país, la repartición de muchos de los resguardos que habían exis-
tido durante varios siglos y Ja desaparicrón de culturas milenariasr.
El cambio político experimentado en el país en 1886, mediante el
cual se consolidó un régimen conservador y católico, no cambió la
política del Estado colombiano frente a los indigenas. El gobiemo de
la Regeneración fitmó un Concordato con el Vaticano en 1887, me-
diante el cual se le devolvían a la lglesia muchas de las prerrogativas
que había perdido durante el periodo radical. Entre los puntos esen-
ciales del Concordato, que interesa resaltar para nuestro propósito,
se deslacaban: El Estado se comprometía a proteger y hacer respe-
tar Ia iglesia católica (art. l); se exentuó del pago de impuestos a las
propiedades eclesiásticas (art.6); la educación pública lue organiza-
ba de acuerdo con los intereses de la religión católica y, en las Uni-versidades, el Estado se comprometió a in.rpedir la difusión de ideas
contrarias a dicha religión (ar1s. 12- l4); se supeditó el matrimonio al
régimen eclesiástico (arts. l7-19); el gobiemo se comprometió a asig-
i. Jorge Villcgas y Antonio Rcstrepo, ReEr/¿ ios de indígenas v redttctirin de salva-
ir:: ltt20 ltt90. ( lIi, Mcdcllí1. 1977, pp .]8-54 y 66-76.
Cente muy rebelde 1 9
nar una suma anual a perpetuidad como auxilio para el sostenimientode diócesis, seminarios, misiones, para la fabricación y reparación de
omamentos sagrados y para los emolumentos del coro y los honora-rios de los sacerdotes (art.25); se acordó que, en lo referente a las
misiones católicas, los convenios entre el Estado colombiano y el
Vaticano no requerían de la aprobación del Congreso2.Entre los privilegios que se desprendieron del Concordato estaba
el monopolio de la educación de los indígenas por parte de la Iglesiacatólica, con lo que se le dio vía libre para <civilizar a los salvajes>,quienes legalmente f-ueron considerados como ((menores de edad>.
La expedición de la ley 89 de 1890 pretendía regular todo lo atinentea los indígenas. En su primer artículo decía: <La legislación general
de la República no regirá entre los salvajes que vayan reduciéndose a
vida cotidiana por medro de misiones. En consecuencia, el gobierno
de acuerdo con la autoridad eclesiástica determinará la manera comoesas incipientes sociedades deben ser gobernadas>; y su segundoafículo señalaba: <Las comunidades de rndígenas reducidos a la vidacivil tampoco se regirán en asuntos de resguardos>r.
Por su parte, Ia ley 72 de 1892 concedió a los misioneros faculta-des extraordinarias para ejercer autoridad civil, penal y judicial sobre
los indígenas, suspendiendo la acción de las leyes nacionales sobre
ellos <hasta que saliendo de su estado salvaje, ajuicio del Poder Eje-cutivo, estén en capacidad de ser gobemados por esas leyes naciona-les>>4. De esta legislación del estado colombiano se desprendía que
los indígcnas <no civilizados> -los que no habían tenido contacto con
los <blancos> o no hubieran podido ser sometidos- quedarían en ma-
nos de la lglesia católica, para que ésta adelantara las labores de
<civilización>, y que los indios ya <civilizados> -esto es, aculturados-no tendrían ninguna protección por parte del Estado. Esto último in-plicaba en la práctica el reconocimiento del proceso de aculturación yde apropiación de tierras por pane de comerciantes y terratenientesy la extinción definitrva de resguardos en aquellos lugares donde su
fraccionamiento era un hecho evidente.
I Jorgc Villegas, Colonthi¿t enfrentamiento lglesia-Estado, I8I9-1887,Edtfori^lLaCarreta, Bogotá, 1981, pp. 181-184.
'. (Lcy li9 dc 1890r. e,r Adolfo Ttia']a, Legtlociót1 indígena nucional, Ed,rtoriall.atin¡. Ik)gotá, 1980. p. 122.
'<l.ey72rlu l892r.cnA. Iri¡n¡.o¡r lil,p l(16

2 0 l(rlriJr V(!ir ( i,It0l
La iglesia católica colro insttLución tenía una singular visión del<salvaje>, al c¡uc colsicleraba con'ro (un niño glandc, sl'r concienci¡de la propia responsab i lidad, mejor dicho con la conciencia ntoral atro-fiada>: Siendo ncnores de edad, incililizados e inconscicntes, Ios
indígenas necesitaban la protccci(rn de la Iglcsia que Ios condujcrapor cl rccto camino dcl bien. Para hacerlo posible, los rndigcnas pre-cisaban dcl conlacto con el blanco, porqLle en sLl ((conlulticaci(rn aprel-den sus ttsos y costLrn'rbrcs, que, por rlalas quc sean- son clc civiliza-dos, y pOr consiguicntc rnenos repugnantes)". Por supuesk), con talesconcepciorrcs era de csperarsc que la Iglesia i:riciara un proceso dcrcconquista es¡riritual con la flnalidad dc convertir, rápida v eficaz-mente, a los salvajes a la <vida crvilizada>.
La u¿tnera conro la iglcsia catri lica j uzgaba a los indígenas apare-ce registrada, cr'rtrc muchas, en la apreciaciirn dc Fray F idcl de Mon-tclar. Drrector de las M isiones del Putumayo-('aqueta:
No crco c¡ue a naclie (sc) lc ocurra coDtlLr a los rndro\ (lcl Caquetá y cl Pumrnal oerrtre los civillrados. pues aLrnquc la Mrsirin h¡ conseguido nluchísinro cn csc scntido.f¡lta toduví¿r nrucho po¡ lraccr: una razu sr lvrjc no sc civiliza eu alguutos ¡ños. clehentr¡nsclrrrir !i¡rias generacioncs para quc dcjcn sus h¿ibitos repugnanlcs y absurdastradiciones ]'abandoncr) su iDnata pc¡c/¡ dcdicánclosc sLrs indiriduos ill t¡¡b¿jo ),pcquerias industrias Elvostido-el lenguuic. los instint()s. las supcrsticiones. laaver-siirn a reuni¡se en pucblos. y otr¿s nlil circunstaltci¡s co vcnccn a cuitl(luiera clLr!
vrsitecsLoslrLgaresquclosrncliosclecstos¡rucblosnoson¡¡laviaciviliz¡dos'_
En contraposicirin, sc considcraban como civilizados a los indígc-r'ras que sc cnconlraban aculturizados y que habian adoptarlo las coslumbrcs dc los sectorcs domin¡ntcs. corno los indios cle P¡sto. Tu-quen'es y Obando:
Esros indios si pucdcn contarse cntrc los civili/¡dos. pucs dchido I la laborconsl¡nte (lc la iglcsi¿r Lluritnte muchrs goncracioncs. y cl continuo roce con lostrlancos en cl Lranscurso cic L)rstantes a¡os. conslituycn hov pucblos indítcnas en qucsus rndrr rchros ha¡ oh itlado las tradicio¡cs I supelslrcroncs ridiculus dc los antcl¿l-sados- pr¡clic¡n. con relut ir a plrcza. la rcliglóI] cnstran!. Do h¿blan otr¿t lcngua qnc cl
' Fray I)rcilico de Vill¡¡ora. Cuptrthitut.: (okldnL't Lu t,l sur tlt ('ol¡¡t¡thiu. Dt¡slornos. Llarcclo¡a- Inlprcnr¡ Myria. i9.1?. l-l.pp 176 lTlt crLado por Víctor l)¡niclBonilla. -\'¡¡,¡ ror de Dit¡s t ¿nr¡s de u¡rlr)\ El E\hkh t l¿ .\lisirit ( ¿l)ltllnd eü .lPutunnty¡¡. [.diIado porcl nItor.2" edrci(jn, Bogotá, I9(r9. p I3]' Fray tririol (lc Montc| \t. ItilórnE LL /r/ó.citadoporVD Bonilla.o¡ r.il-p 107' Fray li(lcl dc Montclar. ,1G'\¡. ,S ,9. I 11.1.361
t;t ttt, t)tt\ )tl,"ltl' 21
cirstcllrno, cultr\ irn lr Lrcr'ra eon rcgular csrncro. tr¡tarr con intimid¡tl con los Lrlancos.
conrcrci¡rr co¡ cllos y sc tlcclican a pcqLrcñls indusllils*
El ¡rismo capuchino Montclar resumía las concepciorlcs predo-rninantcs en el seno de ias misioncs lcligiosas y de la Iglesia Católicacn general, con la alir-r'llación de quc los (milcs de salvajes qLre \¡agan'por aqucllos parajcs ro le servían a la naciirr nlás que las ficras quc
rugen en sLrs cspesos bosques)". El evangelizador agrcgaba en tonotriunlirl t¡uc los <misioner os. por medro de las cscuelas, la agricultur-ay otras illdustrias, hcrros conseguido que los indios qLrc cran unos
seres poco ulenos quc inÍrtiles, sc hallan dispucslo notableÍncnte para
la civilización y sean clcnento provechoso a su patria)r0.
Estas lprcciacioncsr qLle resulncn de nlancra grálica cl etnocen-
trisnro ti¡rico de los urrsionelos, no sa)lo reprcscntaban stts concepcio-nes sino las dcl conjunto de las cl¡scs domrnanles y de las clites letra-das. Era Ia visión hcgcrrirnrca cn las clascs donrinantes, cn los políti-cos dc los dos partidos y en los ¡ntclcctuales rnás inlluycntes a co-mienzos del siglo XX. Rafael Uribc Uribe, connolado rcprcscntantedel Jibera lisno y una dc las primcras llersonas qLrc cn Colonlbia utilizópositivamerle la palabra socialisu'ro -así fuera para hablar dc (socia-
lismo tlc Estado>, corno s¡nónuro de capitalisuro dc estatio- cn 1907
considctaba que la cxislellcia dc <indios> erd una muestr¿l del atraso
del país y ¡rroponía acloptar corrcctivos urgcnlcs para civilizarlos: iln-pulsar la colonizacitin nrilital dc los lenitor.ios indígenas, Ibrnrar un
cuerpo de rnterprctcs y en\iar rnisioneros a cvangelrzal los pueblos
nalivos. L-¡ colonización militrl para garantrzar la seguridad en las
zonas indígenas antc la llegada dc los <blancos>, los misioneros, por-que era Lrn deber <si dc veras sonros crisLlanos), arrancar a los indios<de la barb¿rrie en quc viven para traerlos a la comuniirn dc la fé, dcltrabajo y de la socicdad>Lr.
Para Uribe Uribc era priotrlatio, sin cmbargo, el rápido aprendi-zaje dcl cspañol por pnrte dc los indigcnas, pLrcs a partir dc una extra-ño deterrlinisnro lingiiístico sc soslenia quc aqLrellos grupos que ha-
bian alclnzado la <cn ilización> lo habían logrado gracias al doninio
". Fray I-itlcl Mtlrrrclar- .rl./¡!l¡rlc.r tdt¡)l¡(i\ Ll"l Pttttt¡1d.1¡) L)octt¡1¡ctttt)\ tclotívt¡t lestd ('(,,ti\ot td. Imprcnl¡ \itcronal. Bogol¡i. l9l l. p 57
' /ón¿ p 58rRaf¡cl tintre Uribc. (rl{ctluccitin rle Sahajes), en O¡,.¡!.!./edd\. IirrrroI.Colee
ción Pensu(lorcs Politrcos (blombianos. Imprent¡r Nrcion¡1. Bogoth. 1979. p 310

t¿
a
Par¿ borrarla inlluencia nelasta,
que según la lglesiay las clitcs.
rcpresentaban los
indigenas para la
sociedad colombianase propusleron y
ensayaron Iaflosprocedimientos:
e\remlinio. reducc¡ón
en Dlrstones y cruccde lazas
Caspar de Pinell.E.\ct'.]¡ók dposlól¡cu
por los ríosPú nM\o, S¿¡tj
lliguelde S c Dlhio.( uhat'ent, Caqrctti.r'
a'¿rg¡l¿ri, lmpreutaNacional,
Bogotá, 1929.
p 216
33 =te3 ñP: ñg5q5=t.P+Hd ü=9ó-7=,22aí,.o ! = ^- i: N:
áE ry ,;a+f il r=irÉ:gEi $1i*'+i¡eÉ i3irI i.,, i sA; e .
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é:r ñ É -q ú -; ': - - = == !; c-;7 :-=): o¡=a^ .: .1 - ¡==q ¡. -,:--< 5<á!,71 F-t.r7_.'á= :E=i* =í"ti ¿ és - !.i=f,=íi=¡: ¡ ó-^ii
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24 [{en¿in Vcga C ¡rrtol
esLos irltimos desaparecieran) cn Colotnbia sc exLirlguirían las <razas
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Lim ilcmonos -concluia Uribo lil ibe- a nn xll(Irr fol I)rr{tclrPacrnnc\ ) rrlrrl cs el
clinras ciilrclosrn
Y con todo cl caráctcr racista y ctnocentrista, apoyado en el
danvintsuro social. cn la eugcnesta y cn el positivistno. quc stlbyace
eu la colcepción dc Ralael Urlbe Uribc. su postttra era <<tlltlderada>
con respcclo a l¡ dc la nayor Partc dc polítictls c intelectuales de l¿r
época. ptra quiencs la vtolcncia era la (tnica vía para terminar con los
<sah'ajcs> y despcjar cl callino de la <civilizacitin> y el <progreso>'
Pa¡a citar solo u'r caso, F. J Vergara y VeJasco, cl rrás otable geó-
gralo colombiano de principios del siglo XX. con referencia a los
Gtnjiros afirmaba:
gr¿do. ¿ cntrar en otr¡s \ ias
Si cso era lo c¡ue petlsaban los sectores más letrados dcl país, no
se podía bosqucjar tln flttrto muy cspcranzador para los miles de
indígenas quc liabrtab¡n el tcrritorio colombiano crl los prirle ros aitos
del siglo XX.
"' //,¡¿l lr 'li5 (suhriry¡do nucslro)
' l' .l Vcrg rrr y Vclasco. r\rrr'rtr ()aogralfu ,b (i)/r"¡l¡¡. lrrlprcntir (lc Vapor'
llogolri. 1(X)1. p 8itl
Gcnte n¡u¡ t,'halde 25
LA SITUACION DE LOS INDIGENASCOLOMB¡ANOS
A principros dcl siglo XX la población indígena se calcula[]a cn
300.000 personas. un 6 por.cienlo de la poblaci(rn totai del pais, distli-buidas de mancra desieual ¡rr el tcn itorio colorrbiano. El nircleo prin-cipal cstaba conccntrado cn los resgua¡-dos dcl nracizo ccntral (en clDepartamento del Cauca) y en zonrs alcd¡ñas, dondc los pacces
eran. y todavía son. el grupo étnico ¡nás numeroso. con unos 25.000habitantes. Los Motilor.rcs, localizatlos cu el noroccitlente dcl pais,
eran unos 15.0(X). En la Costa Caribc los gru¡ros más rcplesentativoseran Ios Guajiros con 20000 mienrbros ¡' los Arhuacos con 5000.
aprox inradamcnte. Ura diflcil precisar la cantid¡d dc inclígcnas de laAmazonía colourbiana, pcro podía llcgar a unos 150.000; rrientlasque cn la costa pací1ica, ios llanos orientales y otras zonas dcl país.
redondcando las crfias sc calculaba t¡ue podían enconll¿rrse unos75.000 aborigenes I.
Iin cl lerritorio colombiano exislía una uotable divcrsidad étnica.expresada en vartadas firlt¡as cle organización social ¡, difererrtcsnivelcs'de villcLrhción con la socicdrtl urestiz¡, tlenominada en lornragenér'ica c imprccisa conro <sociedatl blanca>. Desde cl siglo XlX.Jos glLrpos indígcnas habíun soportuclo. como uingún otr'() scclor so-cial, la pr-esión sobre la ticrra. puesto que Ia colonización de fiontcrase conviltió desdc cnloncss cn el mccanismo cn.rpleado por los terra-tenicntcs, y lcgitirnado por cl [stadt¡ colombiano, para l]o re¡rartir las
mejores tierras cn cl ceutrl) del pais y cn los lLrgales poblados, sinopara presionar a campesinos expropiados. antigrros escJavos negros.y colonos a desplazarse a los territorios baldíos o a las zonas irdígc-nas Po[ esta circunstancia. dcsde la scgunda nritad del siglo XIX losindígcnas sopoltaran una incesantc presión sobre sus [ierr¿rs, colr'ro
succdiir en Santander (Yaliguíes y Opones), en el Calatunrbo (Moti-lones), los ilauos orientalcs (Guahibos, Salivas, Achaguas. 'funebos
etc.). cn el Cauca (Paeces y Guanrbranos), Puturnayo (lngas y Si-bundoyes). en Ia tiontcra con Pauamá (Cunas), en la costa atlántica(Zenucs y Guajiros)re, etc.
s l-lslos c¿ilculos ¡l)¡rccen en R LJribe Uribc. r/) ¿.l/.. p 108 309.
" 4(;,\i. FllG S l. 1-617. l.s lll-11.1: l. (,111. li '11i7-41{8 y'17.1 ,175. T 7l0.fs177-l7l.i: 1 7lli. ls. 127-1211.'l liii¡i. lis.52-54i ll 93-'1. li .ltr,ll: l 75l.lit lll-212t'1 9.17, ls lll-ll(¡: 1 9X1. l\ ll.l l7N

26 Renán Vega Cartor
No solamente existía presión sobre las tierras indígenas, sino tam-
bién sobre su hLerza de lraba.jo, lo que conducía a fbrmas brutales yviolentas de sometimiento, entre las que descollaban la sen'idumbre yla esclavitud. Todavía a principios del siglo XX era frecuente la com-pra y venta de indígenas, como en la península de la Guajira donde se
compraban nativos en teniLorio colombiano para luego venderlos como
esclavos en las haciendas venezolanas. En 1920 se relató la lormacomo los indígenas guajiros eran engañados para subir a los barcos,
en donde eran encadenados y luego vendidos en Maracaibo (Vene-
zuela). Sobre el tráfico de indígenas en la frontera se reportaba que
continuamente se les engañaba:
Los emborrachaban )' les roban hasla los hi.jos o parientes, para venirlos a vendel
col¡o en los tie pos de la colonia, estableciéndosc desde hace nt¡chísir¡os años un
trállco criminal con cl comercio o tmta de indios, a quienes engañan falzanrente (sic)
y se les traen aquiy a escondidas los tra¡spofan para Las haciendas de caña. establc-
cidos en los distritos del londo de lago (de Maracaibo):o.
En aquellos lugares donde los indígenas no eran lácilmente doble-gados y resistían de múlliples formas la penetración de empresanos y
colonos, se procedía a exteminarlos. Eso fue liecuenle eu los sitios
donde se implantaron enclaves imperialistas (como se vio en el caso
de la Tropical Oil Company con los Yariguíes']', o con los Motilonesen el de la South Americon Gul/ Oil Conpany (SAGOC) y Ia Co-
lombmn Petroleum Company (COLPET) desde finales de la déca-
da de 1920") y también en las regiones de violenLa penetración colo-nizadora como en los llanos orienlales desde finales deJ siglo XIX']r.Ante la usurpación de sus lieras, y cultivos, la reacción de los indíge-
nas era la de delender sus ancestrales ternLorios, acudiendo al ataque
o emboscada contra los hacendados, cometciantes y colonos recién
1a ACN, FMG, S l, T.856, 1's. 125 126; Luis Cuervo Márqucz, (Apoftes de la
Memoria del Mjnistro dc Gobierno al Congreso Nacional de 1920>, en AGN, I|MG,S I, T. 973, fs. 144-147, 155 156, 162-ló4, 193-194 y 204 209; <Trata de escla-
vos>,1.a Epor:a, julio 25 de 1916.
'. Jacques Aprile-Gniset, (iénesis de Barranco, Ediciones Universidad de la Paz,
Ba(ancabenneja, I997
']r. Renán Vega y Mario Aguiler a, Colono.r, ¡.¡bretos | [fotilones I Ina llis loria \oci.] [tle lo Ctncesión Btu'co, FEDEPETROL, Bogotá, 1995rr Vcr al respecto: ALlgr,lsto Gómcz, lnd¡os, calonas .v conlliclo.\ [Jn.] htslornt cgtctnal dc lo: l,lanot Orienlalcs. S iglo XXl Ed itores-Univers idad Javcriana, Bogu-
rá. I9() I
Gente mut rehelde 27
llegados. Estos ataques, en algunas ocasiones mortales, eran inter-pretados como la expresión de la barbane y el carácter feroz e ired-imible de los <salvajes>. Los empresarios, hacendados, colonos y lasautoridades procedían, entonces, a <limpian las regiones de incómo-dos indígenas, persiguiéndolos hasta obligarlos a abandonar sus tier-ras o exteminándolos llsicamente.
En Arauca y en los Llanos Orientales, los indígenas, acosadospor la expansión ganadera que restringía su hábitat y sus espacios desubsistencia, se veían obligados a atacar a los hacendados y a robarreses para poder sobrevivir']r. Esla circunstancia era conside¡ada comoproducto de una fbma de organización social atrasada, pues se deciaque eran <tribus nómadas y errantes que odian el traba.jo y que paravivir tienen que enlregarse al pillaje más cínico y desvergonzado qucse pueda i;naginan2t. Para <pacificarlos>, según el Comisario delArauca, no quedaba otra salida que la de intemarlos en <ciertos pun-tos de la República templados y fríos, feraces e incultos todavía, y endonde el indio forzado por la necesidad y por el ejemplo, Lendría quevestirse, hacerse a una habitación, labrar la tierra y reducirse porúltimo a poblaciones civilizadas en donde acabe por educa¡se intelec-tual, moral y políticamenLeriz6.
En los Llanos Orientales ni siquiera existía la trata de indios o suesclavización, pues allí se desarolló una prác1ica todavía más crimi-nal, que se prolongaría durante todo el siglo XX: la <cacería de rn,dios>. Consistía en la persecución organizada de grupos de indígenaslrasta darles alcance para luego proceder a matarlos como animales,sin ningún tipo de consideración, porque <los 'civilizados' los diezmana balazos y los persiguen sin misericordia, donde quiera que los en-cuentran, porque tienen convicción íntima, y así lo dicen sin mbor decristianos, que pueden asesinar salvajes como si se tratara de matarlieras>2t.
La perdida de sus tieras -que conducía irremediablemente a lanruerte de sus culturas-, la persecución y el exteminio a que fueron
\. AGN, FMG S l, T. 617, fir. 33 37 Aqui aparece una denrjncia de los indígenaslnncbos contra los <blancos>
'<lnlbr-rncgeneralqueeldocto¡EduardoCa¡vajal,ComisarioEspecialdelTerito-rioN¡cionaldclAr¿uca,rindealgobiernosobrelosactosdcsuadministración1913-l<)14¡.lON. /--MC S I.11 133.fs.22,24. thi¿. l.21'| .4(;N ttAl(; S t. t 678. t.2l

28 I{crlin Vcga ( xnk)l-
LA CACERiA DE INDíGENAS EN LOS LLANOS
U na bntida de rndros el) cl Mcta sc organiza corl Ia nlayor tranqu ilidady descnlackr como si lucsc una batidir dc bác¡uiros. Marcha la banda
dc cazirdores de hor¡brcs ¿l morichal o bosque doudc saber for cl
hLrmo de sus lirgones o por cuaklLlier otro a\ iso q!¡e sc hclla acatrlpa
cla una Llibu dc Ualibos: y nlillch¡n a cxtcrmitrarlos porc¡ttc dizqtte les
cor¡icr-orr L¡na rlo\ illa o les nrataron t¡n tolo.l-os civilizados. tluchas vcces capitatreaclos ¡ror el cottrisatio o sea la
pr opil auLoÍid¡d dc la Ilcptrblica donclc sc organicc Ja balitla. cacn clc
inrproviso sobre los indios y siu más explicaciones lriaclar¿rtori¡s los
acnbillan a b¡lazos. salr'ándosc. a vcccs. solamcnle los ntás irgilcs
para la carrera y ¡rcrecietrclo cl rcsto en nr¡nos dc cstos bá.baros
climinales A furn lan:/¡ renrafan a Ias inliliccs ntrrjercs y a los ttiñitsque no pLrclieron hurr oportunanrenlc. Y dcspués de csfa salvnic hc-
crtonrbc lcglcsan I sus hogares satisléchos dc la cxcLrrsi(tn dcl dia y
de Inber lintpiudo la sabana y con Ia itnpuridad ascgttratla dc antc-
nrano pol la indil'clencia o la cotupliciclatl de los llamados a vellr pol-
la vida y la scguridad cle nucstnrs indios dcsalnparados.
lnfbn¡cdcl Ctinsul colonrbiano en CirLd¡d Bolí,r' r(Vcnezucla). l9ll.,1G,\/'1/úS I 1702.f.237 (subralecloe|clorigin¡l).(FlsLe¡)árralircor-rcspon-dc a Lrn liagncnto dcl libro. clue so anunciaba dc prcixtnrr aparición. con cl
ti¡Ltk¡ L'itfu Inli¿n¿ Llcl escriltrr r'cnezolano Marlin M¡tos Arcllrlo)
sometidos los indígcnas colombianos desde cl siglo XlX, sólo era Lrna
c¿rra del etnocidio, tal y cotro lo ha estudiatlo ntagistraltrente para cl
caso dc los Motilones cl antlopólogo liancds Robert Jaulinrs, pLresttt
que cst¿rba acoDlpañado y complemcntado por Ia accrón (paciflcaclo-
ra) de los misioneros católicos. Estos. como se ulerlcionó antes, debi-
do al tliunfir conservador en la guc'rra civil de I 8u5 y a la Constituciónde I886. recobraron sus antiguos privilegios. errtrc los cualcs estaba
cl rle la educación y reclucción dc salvajes, tarc¿t clue asumieron co¡'l
rcnovados bríos, contando con el rcspaldo incondrcronal del Estado
cokrnbrano O mejor a[rn, la política del ['-stado con rcspccto a los
intligcnas lire ccdida a los misioneros, Io clttc contribuy(t ell gratl lnc-tlirlr a otra li¡rnra clc etrlociclio, por la vía dc la evangelización y dcl
sonrclirlicrlo cspiritual dc los (salvajes).
It{'l(rr l,'1rlif. Itt t\E lil¿tu¿ tülbthk(¡ón ul cl t)c¡rlrt. Iilitori l l ierrpo Corr
L( rt¡in,,( (). lJr.ro\ ?\rrs. lirl l. p¡ 259-35-1
t it ttt, tn¡ t t l¡ l,h 2')
En la conc¡uista espiritual, los Misioncros ulilizaban todos losrnctlios quc cstaban a su alcance con el a\al qLre lcs daba el Esladocolol¡biano, lo cual en úrltima instancia signilicaba que los indigcnasno tenían ni el más mínimo respaldo dc las autoridadcs nacionales,qucdando a merced de los terralenientcs, crnpresarios y colonos de
una parle, y de Ia iglesia católica de otra.Los misioneros que llegaron a las cornunidades indigeuas o rel-or-
zaron su presencia donde ya se cncontrabal portaban las mistnasconcepcioncs etllocentr¡stas que caraclcrizaban la visi¿)n del mundode las élrtcs letradas, concepción en la que cra indiscutible la inlério-ridad dc los intlígcnas y la neccsidad ilnpcliosa dc corducirlos a lacivilización. Para lracerkr posible era legrtirro utilizar todos los medioscxisten[es, como el'cclivamcnte lo hicicron las cliversas rlisiones quctlesde la irltima década del siglo XIX se reprrticron los territoriosindígenas como quien parlc una torta en ulla liesta de cuntpleaños.Los Capuchinos se desplegarorr por la Sierra Nevada dt: Santa Mat tay por el valle dcl Sibundoy en cl Putumayo, los Lazaristas por Tielra-dentro en el Cauca. los Eudistas en algunas zonas de los llanos, Ios
Claretranos en cl Choco, Ias Carmclitas en Uraba. etc.r", pcro todos,sin tener en cucnta las difelcncias cLrltur¿lcs tlc los grupos indígenas.asumieron la labor dc cvangelizac iór.r y el (rescatc dc lirs almas pcr-didas> cor los mismos instrulnentos gcnocidas. Scñalcrros algunosde esos instrulnentos.
En algLuros lugarcs corro cn el r.alle dcl Sibundoy los Capuchr-nos ulilizaron a los indigenas, incluyendo a las mujercs, aucianos yniños, como flerza dc Lrabajo cautiva y gratuit¿. Un inlbrnre lo dcs-cribe así:
Contr¡ los más elcntenL¡les fl iucipios dc hurnanidad. obliga¡ a rris co¡1pilñeros.clesde quc cunrplcn la ctlad tle quince uños. a prestal obltgirtorr¡lnente el concurso tlehrazos. cn los trabajos en los c¡¡ninos ; de todas las derriis obras pLiblicas queadclantau aqucllos misionc|os Por virtu(l dc esos trabrrjos li)z¡dos ¡ los qLte iosrnisioncros cl¡n cl norrbrc dc trabiljo pcrsonirl subsitliario. todos mis contpañcros sotlobligados a trabajur de sol a sol. rlLrra¡tc ocho días consecutivos caclo año. sin quc forscrrlejante ser\'icio se lcs rcconozca rentLrrrer¡ción algtrna y. cn camtrio, si se lcsc¡sliguc cruclDrente. )a sc¡ porquc no concurran c¡t ol)ortunid¡d a las horas detrabajo. yt polquc su lnbol no rcprescnte Ltn eslr¡erzo heroico. o bicn porc¡lc il causa
i" Myriam Jinrcno y r\dolli) Trian¿. ¿l!¡¿r¡lr)_r'ntino¡ ía.t tttnitu¡ en (b/¿llónr. FtJN-C OL, Bogotir. I9¡i5. pp -li--'17
I
I

(;r,tt tlt /t ttl)(hh 1II0 l{rnrin VcAir ( rntor
de enl¡lnredades o dc ncccsidadcs especiales de larniha, no pucdcn aclrdir ¿ll pcrcnto
rio llanlemientcr qlrc sc les hacero-
Los indígenas dcbían trabajar en la iglesia, en los caminos, en Ia
constmcción de viviendas para la Misión, en el cuJtivo de las granjas
pertenecientes a los sacerdotes; todo sin recibir nr LLn peso a canbio,siendo que los Capuchinos disponían de un apreciable presupuesto
del que se cuidaban de ahona¡ 1o máximo posiblerr. Pelo, además,
colno en los ticmpos de la colon¡a, en el Valle dcl Sibundoy esta co-munidad religiosa utilizaba a los indígenas como bestias de carga para
trasladarse de un lugar a otro, porque era <indispensable acudir al
anliquísimo método de eslos lugares, de cabalgar sobre las espaldas
de los indios, por cuanto no había que pensar en bestlas, por ser ma-terialmente imposible usarlas en estos caminos>>rr.
Los Capuchinos lambién castigabar y torluraban a los tndígenas,
como lo denunció un miembro de la comunidad sibundoy: (Los casti-gos son teribles... La llagelación, el golpe contundente, el bárbarotormento del cepo y rnil mafiirios más emplean los misioneros para
castigar a mis hermanos, hasta hacerles verter sangre, en medio de
los dolores rnás atroces y de las quejas más dolorosas>rr.
Los indígenas tenian que abandonar sus anceslrales costumbres
y su vestimenla, olvidarse de sus ritos, celebraciones y creencias,
para adoptff las costumbres <civjlizadas>, consideradas como ((su-
periores>. Los misioneros capuchinos procedieron asi en la SierraNevada de Santa Marta donde obligaban a los niños a vestir a lausanza occidental, despojándolos de sus trajes tradicionales, les cor-taban el cabello, cuando entre los arhtncos es normal dejárselo cre-
cer, los obligaban a hablar el español y si no lo hacían les cobraban
una multa de l0 cenLavosra. En los inlbrmes de la Prefectura de laProvincia del Depafiamento del Magdalena se atimaba que a un
r0 'lbmas Jacan¿mej oy. (CarLa dirigida al prcsidcnte de la Repúblic¿ sobre los
excesos cometidos por la Mrsiórl Capuchina cn cl Putumayo)), ,'1C¡\¡ ¡,4'1G S I, T.
I043. ls 83-84r V D Bonilla, op ¿tl., pp 78 y 82r2 Fray Jacinto Maria de Q:oito, Mísceláned de mk lreintu )) cin.a dños de mi ¡it¡nerodel Cdquetá), Putu] d¡o, Editorial Aglrila, Bogolá, 1938. p 25, citado por V D.
Bonilla, ol7 .t/ , p 70rr T .Íacanamcjo],, d/) cl1. l. 84
'l Viccncio To¡rcs Márquez. Los indígenas arhuaco¡ v lu ttvida Lle ld cit¡l¡.dciónr,Editorial América Latira, tsogotá. 1978. p 8
9F9-a9APA-¿.-:+.E 3:: ! ¡:: P ! ^i+9S":=9.;aq4='!a'a:l= e sv ¿ 9 ; c- - ^;EsE .:'.:! :-
;i9€-;

-l I lr, ,,,i \, r',r ( Irltlr
rrilrl'\'rir irlll¡lrco sc le habia cortado el cabello y se le había hecho,,r, .trr rlL eivilizado), quedanalotransfon¡ado <sin la asquerosa ir.rdu-
nr( rlir rirr (lLrc usaba antcs y sc lc rcgalaron L¡nos veshdos para (queolr rrIur la vieja vrda cle absurdas supersticiones)r5. Si de las escue-
l¡rs tlc lr Misión se escapaba algún niño o joven indígena, inmediata-n)cnLc se ponía en el cepo a su lladrc para quc confcsara a donde se
hubír lugado sLr hijo: se prohibía el uso de planlas medicinales, se
obligaba a consurir lnedicanentos proccsados y sc impedía ejercera los médicos tradicionales16.
AILí dondc llcgaban los misroneros se plohibian las fies1¿rs ¿rnces-
lrales de los rndígenas y se irnpedía Ia utilización de sus propios instru-mentos rnusicaics, además se erosronab¿ln sus lormas de organiza-ción y cle gobiemo qne eran suslifi-ridos por una policía interna ejercr-da por los propros cuLls misronerosrT InclLrso en la lógica católica delcontrol de la moral y de las <bucnas costumbres> se generaban prohibicrones como las de leer docunrentos i{nemic¡osos" en conlra de
los inte¡cscs dc los crLras Misioneros. Nuevamente. en el Valle delSibundoy sus r-esidentes indígenas soportaron en I 914 la prohibrcrirndc lccr una hoja lrrnrada ¡.ror-el Ceneral Jcaquín Escandón, ClomisarioEspecial. en la qne se aseguraba quc la <Misión ha 1ormado... unapropiedad raíz de más de 2.000 hectáreas). Ante este <ataquc>, clObispo de Pasto cl 3 de 1'ebrero de l9l6 emilió el Decrelo EpiscopalNo. 16, cuyo único arlículo decía: <<Prohíbese bojo ¡:tenct de pecctdomr.,rlul lq lecfurct de la ho.1u firmada por Joaquín Escandón, dirigidaal Reverendo Padre Prelecto Apostóhco del Caquetá>rs.
Los misioneros compartían la vreja concepción pedagógica auto-rrtaria que sostiene qne <la lctra con sangre enh.a) De nrngún modoocullaban los castigos que infligían a los indígcnas sino que por el
contrario rcivindicaban su <utilidad educativa>, e incluso llegaban a
sostener que los castigos hacian parle de una <ley divina> y eran eJ
pasaporte necesario para que aquellos pobres infcliccs tuvicran ac-ceso a las puefias dc la salvación. Clon los castigos se les estaba
" <Cata de Nicolás Davila, (iobcrnedor dcl Mágd¿rlena ¿l Ministro de Cobier¡o¡.Sanl¿ M¿rra, septiernbrc l5 dc 1925, lC.'\ F,l/G S l. T 919, f! 310-332rr (Cart¿ denullcia dc algunos indigcnas dc San Sebastián c,:rntra los flapuchinos.difigida aL Presidenlc ¡e la Ilepirblicar Bogotá. abril I I dc 1921, APR, DSIP, C,t¿13.('aDcta I l. 1i 2il-256' VI) I3ontll.t" o¿r (i/,pp 90-91
'i ( il¡tiocrV I) Inrrrrllrr.ryr ill.p ll7 (sLrbr¡y¡¡o nucslrol
Gente t¡utr t ehelde 3 3
hacierdo uu gran fá,,,or a ias víctimas, factlltándoles el camtno al cic-Io, polclue sin latigazos no clisfiutarían de la vida ctcrna. ¡Los indíge-nas debían agraclecer el bene[icio que sc ]cs hacia a) golpcarlos, por.-t¡uc así comenzabrn a ascgurarsc un lugar de lr¡o en el más allá!
DARLE LATIGO A LOS INDIGENAS: LEY SAGRADAPARA SU SALVACION
Ayer domingo di al indio Maliano 7 látigos por dos 1áltas cluc comc-tió: 1. Por haber nornbrado síndicos sin nuestra aLrtorizacitin. lo cualstilo toca al cura y, 2 pol habel dc-jado en libertad a Lrn indio incLLurpli
clo Cuanfu.¡ r<ts loltc cl \ldt ¡.u1o o tualqtrier otro ind¡o, no lepertlono lo ciiuno ¡tctt tu:ón dc qtre es ut¡u lc),sugrada el ltitilloenh'c lo.t indro.t ),auin ¡tor cttrtdtrd para tlua ltor cse nodo se sulvcn
I'alahras dc ur 1i|ile cupuchrno (1905).,4(;\ F¡./aj S I I 501. U 29(submyado nLlestro)
Los lcsulLados firncstos del procedcr de los nrisioncros no se hi-cicron esperar: la reducción dc las trerras de los indígenas disninuyósrrs posibilrdades alillenticras ¡' generó rápidamenle una siturcirin de
lltmbt una, cotno ocurrici en cl Valle clel Sibundoy; ante esta situación.los indigenas se fugaban hacia ia sclr,a o se suicidaban, corro aconte-ei(r en csc rrismo lugar. cn donile se prcscnlaron cilias so¡rrcnclenlesrlc suicidios (más de 400 en 1907r"); plotcstas al princi¡rio pasiraspcro h:ego convcrlidas en verdadcr¿s sLrblevaciol.rcs, a medidr qLrc
rrtccraba la poJitica evangelizadora y de sonlctitniento cllltural dc lasM isiouesr".
La poca inlbrmación enconlrada, tanto cn plensa como cn archr-vo, cla cuenta por lo general dc los ataques ir.rdigenas, pero sin ras-lrcar las nrotivaciones de la protcsta La inlbrntación presenla unlono ehroccnh'ico y condenalolro de Ias acciones de krs indígcnas, sincorsidcr¿rr los móviles que los conducían a aL¿rcat a los colonos queirrvaclian sLrs territorios o a mut¡lar el ganado, como fbrma dc contra,rcstlr l¿t invasitilt de sus ecosistcnt¡rs. Esta práctica lue realizada envrlius purlcs dcl pais: por ejemplo. los Motilones eféctuabau excur-sioncs alrrratias cr¡yo ob-jctivo crl pcrseguir las reses de los colonos. aIrrs c¡rrc nrrrtillblrr, lrrcgo tlc Io cuul l;rs soltaban y ¡rroccdían a incen-
" V l) ln)rrllir.,f, ¡ //.1) S5

3 4 Rcnin Vcg¡ ('antor
diar los potteros y las casasa'. Por sLt parte. los Guajiros cn stls ata-
ques también lenían como objetivo el ganadotr' Este procedimict.tto
pretendía contranestar el impacto negativo que la llegada del ganado
tenía sobrc los ten itorios indígerras. lo clue leducía las trerras dedica-
das l sus crrltiri's de subsislcttcr;t.
Pero, desde luego, existieron acciones indígenas en las que se
alacaba directatrente a la población <blanca>. En l9 | 5 en cl corrcgi-
miento dc Quirey, cu la región dcl McLa:
Los irr¡los qLre habltan cn aquelllr r cgitill sc srtblcr aton colltra las ¡tltoridadcs alli
cstablecid¡s, hs cuales sc vic¡on obli{¡¡d¡s ¡ ll¡ccr'uso de la f'uerza l)itl¡ sonlcterlos
Los s¿ll\ ^jes
trabaron cspanbs¡ ltlch y¡lc¡btldealgrrnashorasloglaronapode_Iarsc cle las olicinas publicas- Annados con cscopctas ) flechas cnlcncnad¡s ataca-
ron cn sc{¡uid¡ ¡ lodos los habilantes blllncos que encontlaron v clicron uluene a
\alias pcrsonirs. cliyos nombres son dcscorlocrdos L.l Corrcgidol dcl l)obl¡do. ser_ror
Fmncisco All¡ro. dio orden a las l'anrilias hl¿tncas a clue se rctimratl ill (itr-egi¡¡icnto
de San Jos¿. micnLr¡s que los indios rcgrcsan ¡ sLls lllontañas Sc srbc Posiliv¡nlcntcque entrc los nrtrortos ltabiclos en Quiroy so cncuenll¡ eliovcn Carlos N4arliDe7 L 'Secrelario dcl ('oncgidor
Los indios quc eutraron a Quircy lirc(nr dcsaloj¡dos dcl poblaclo por los blan-
cos, qriencs los atacaron ¿ bala y machctc Sc inlbnna qllc mtlrió cl caciqtrc o capitán
de los indios. Quinc¡uiliba o Quiliba"
En esc t¡istlro año se registl¿) Lln encuentro allrlado cll la Guajira
entre vecinos (blancos) e indígertas, ocasiollado por el robo de ullas
bestias, quc dejo como saldo trcs muertos y cuatlo hetidosrr. En esa
misn.ra regi¿)n se legistraron a lo largo dc la década de 1920 cnfrenta-
mienlos continuos entre los indigenas y la población <blanca>. La
prensa tegistraba en 1930 uno dc csos cnfrentamietltos:
Cor¡unicaciones rccibidas hoy. dnn ctrcnlal dc qtte en Tucuracas sc vcrilicó ayer
un saugLrenkr corrtbalc cntre indios y blancos. quc revistió atroccs cill¿ctcrcs-
Dc csta luch¿. ¡totitada por un intcnl¡rcslivo ataclrre de los indios a la poblacion'
resulla¡on vnrios mucrtos y heri(los dc Ins dos partcs El co¡risario tl¡vo cluc lrasla_
darsc innlediNl¿nrente al lugar de los hcchos acompañado de un com¿ndanle de la
policía y rcst¿rblcccr la calma por mcdio dc cnérgicas medidas
( ) llav numcrosos detenidos y ¿l insLaDcias de los habitanlcs clc'l\lculacas sc
ha dejado alli un deslac¿rúento, ptlcs sc temc li¡ndadamcnte que cl ¡lllqtle de los
indios sc rcpita ''
tt. El Potvcnir. l'ebrero 26 de l9f7t' El Pt¡ttenir- nrar/o l5 de 1927
". El Dio ¡¡t lt' Cticutzr. .iulio 5 de l9l5
' Ll lit¡trt tult . ,rlloslo II (lc I()10
Cente nuy n:h¿llc
ESCLAVITUD Y ETNOCIDIO EN LASCAUCHERíAS DEL AMAZONAS
La incorporación de la selva amaz(rnicr al panorama econrir¡icoltrndlal fue nrolivad¿r por la existencia en su suelo de recursos natu-
lrrlcs indispensables pirra cl desanollo de los paíscs imperialistas. Desdc
lrrs Írltünas décadas del siglo XIX el caucho lue su produclo nrás
Il)ct{jcido, por habcrsc converlido en una ulrtcria prrma esencial pa|a
el rlesanollo dcl capitalisrno a raíz de la Scgunda Rcvolución Indus-Iliirl. El nac¡ente inrpelialisrno adoptó Ios vicjos métodos de dornina-citin colonial y de explotación de [erntonos habrtados por (sal\¿úes))
t¡uc debían ser <civilizados>. La retórica dc la expansión impcrialistarlcstilaba palabr-as dc <civilización> y (progreso) para encubrir sus
vcldaderos lrór,ilcs. Presentarse como abanderados de la civiliza-r.:itin les daba, a los paíscs imperialistas y a sus socios locales en c¿rda
uno de los paises pcriléricos, respetabrlidad y carta de presentaci(in
l) ra disimulal su vcrtlaclero objetivo dc obter]er recursos naturaics yrnaterias primas a bajo precro o regaladas.
Fue una gran dcsgracia para los habitantes nrilerlarios dc la sclvairnrazónica que alli sc cncontrara el caucho. cLryo nombre signilica<iirbolque lJora>. ALrnque los indígenas lo conocian no era un prodLrc-
Io esencial ni en su actividad cotidiana ni cn su economía. El caLrchir
cnpezó a ulilizarse dcsde comienzos c{el siglo XIX como materia pn-nla para la producciirn de algunos artíclrlos (couro botas, capas, man-gucras), pero su erlrplco cstaba limitado por las variaciones que cuno-cia debido a los canrbios de tclnperatura. S(rlo liasta el descr-rblinrien-kr de la r ulcanizaciór por Coodyear cn I ll39 -proceso que posibilita-ba que el caucho rrantuvrcla la elasticidad y siguier a siendo corrrpac-[o- se increlnentó el uso industria] de las gomas elásticas. En las últi-nras décadas dcl siglo XIX aumentó su empleo, tras la invención dc l¡rueda de caucho cluo crrpezó a utilizarse ell Llicicletas y maquinaria ydespués en la nacicnte indtLstria de autos.
La importancia qr¡c adqLririó el caucho para las economías dclAmazonas, espccialnlente para Brasil y Perú. se puede apreciar conalgr-rnas cifras. En cuanto a la extracción total del caucho en el urun-tlo (incluyendo a Aliica y Arnérica Centr¿rl y Sudamérica) se obser-\,¿r cl srguienle comport¿rriento: en 1825 sc producían 30 toneladas;
crr lll(r0,2(1701 cn 1890.23.0001 en 1900,50.(XX)ycn 1910, sealcan-
35

.16 l{.,rirr \r |,, ( i,,rr0r
zr'r lir cifia de 94 0(X)r" lJn lo quc rcs¡rccta al volunrcn de Ia cx¡rorta-
ci(rn clc c¿ucho proccdcnte de l¡ anrazonía brasilclrt. pliucipal pro-ductol nundial cLc cuucho, paso de 156 lonelad¿s cn 1830 a 879 cl1850, ¡ 5.691 en llJ70, a 15.3-5-5 cn lft90 y a 37. lTii cn l9l2r . [:ncuanlo al prccio intcrnacional, cl car¡cho se cotizlba en 1896 ¡ llibr¡s l¿r arroba, alcarzardo su mírrimo valor cntrc-jLrlio de 1909 y
encro tlc 1910, cLranclo se pagaba a l5 libras Ia arroba tlc l5 kilogra-mosri Después dc esa lecha su plccto nLlncit se lecL¡per¡ría y pocLrs
años clcspnés el crr¡cho perdcria cLulc¡uicr- impoúancr.l debido a llinrcnción de gonras sintéticas. y pnicllcamentc ccsar'ía la cxportlt-ciirn dc este proclucto dcl Ar.nazonas con dcstino a llr economia ¡run-dia i.
Aunque Colornbia no liLe un rnrportante produclor de caucho, st-t
explotación si incrclrLi en la r' tda dc la regiórr. plincipallrcltc el la zorrtdcl PLrtunralo, ¡rol sLr c{écto derustldor sobre los ccusistemas y las
poblacrones aborígcncs. Dcbido al irracional proccso tle extraccionqLrc inrpliclba dcrribar ia planta, los ri¡boles cle caucho lieron cles-
apalcciendo en el ('ac¡Lretá, lo qLLe obligó a los cauchcros a desplazar'-
se hacia el olientc. hasta cl lírnitc donrinldo por Ios cnucheros peluu-nos. principalrrentc dc la Casa Ar¿tnlt'".
I:l caucho era extraido por los irrcligenas rectruicntlo ¿r una técni-ca lurcestral y espontlrnea que cor'rsistia en haccr incisiones en el
árbol para que la lcchc cayera solrrc un reciprenlc, en el quc sc iba
acumulando caucho cluc horas clcspués era recogiclu por el indígcna.
Este sistcma era corrsirlelado por los,<blancos> couro rnuy lelto v por
eso proccdían a derribar la planta. t¡lr indiscriminada clLre produjo la
'" llohcflo Pine(l¿ C i iltcl\o- Et¡to11¡.tktid ¿t lt.r t¿utl¡¿rit.¡ J¿l l'tarr¡rr¡nu. lnfi¡-nrcl'inr l. liuntlacrón par a la pr omociór de la cicnclll y l¿ tccnologí¡. I] nco cle la Ilcpirbli-ca. l]ogo1á. 1933. copia l nilc¡uina, p lt))' lhiJ. p 10.'' lhil. p 2O
'" lrslc proccso ha sr(l(r csludiado por ( anrllo l)omjneLlcz v ]\urlr\t) (jórnez cn l.¡Ltot¡t¡n¡i¿ ttracti¿ ct¡ ltt ¿nt¿zoniu c¡l¡¡u¡hitt¡u, lU5l) l9-10. lilrciones Tropc¡r-bos-('orporación Arar¡curr1l. Bogotá, 1990.p 77; de estos nris¡ros autores,\i¡¿'l ¿r
I rlt¡¡LL\ Lt).t (anIi(h)\ tt'tt-¡tot¡ul?s cn ld /11)kt:ouLt 1750 /9j-1. I)isloque Editorcs.Bogoti\. l99.l.pp l77yss: I{obcrto Pincda ( ¡macho.la (ir.i¿ lntnu(l9D l9-lllL L n /ixtu.' eúahi:¡ki i. t) tful l)tocesoa\tttkti¡¡¡Jclcauchott¡tl l¡¡tt,ona.t C¡¡k¡Dt-
ón¡¡¡¡¡. lcsis dc (jrado !l¡.strí¡ en Histo¡i¡. Unirersidacl N¿rcion¡1. BogoLá- lq9Jt\1¡ri¡ ciel Pilar (;ónrcr llirrcón. ,lgentit/l <tttrr hcra: clcl ,llto ( n¡trta-Puttnnr0//,1-t// 19Jal/.'lesis dc (imdo en Histori¡. l,nr!crsidad Javeri¡n!. Uogotá. 1992. pp
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38 Re¡án Vega Cantor
reducción acelerada de arboles útiles en grandes áreas de la selva
amazónica. El geógrafo francés Eugéne Robouchon, que recorrió el
Amazonas a comienzos del siglo XX, describía con detalles el método
indígena de extracción del caucho:
Armados de machete, los indios recoIren etbosque dándole a cada árbol de goma
que encuentmn una serie de tajos en el tronco' hasta doDde les alca¡za el brazo
esti¡ado. La leche desfla i co¡re por el árbol hasta el suelo i se coagula al aire libre
ta; luego la effoll¿n en enormes chorizos-rabos, convirtiéndose en negro al contacto
con el ai¡e i la luzs.
Los estudios más recientes sobre la demografia regional afirman
quelapoblaci s 50.000 y 100.000 indígenas en la
zona d;l Bajo aunque sea muy dificil precisar la
cifra exacta, en razón del genocidio que se produjo en poco tiempo
Algunos cálculos indican que esapoblación se distribuía así: Huitotos,
30b00; Ocianas, 2.000; Nonuya-Huitotos, 1.000; Boras, 3'000; Mi-rañas, 15.000; Andoques, 10 000; Muinanes de la sabana, 10 000 y
Resigeros, 1.0005r.
La Casa Arana
Esta fue la más tristemente célebre empresa cauchera que exis-
tió en el Am^zonas, ocupando territorios del Peru y de Colombia Su
fundador fue Julio Cesar Arana, un comerciante peruano que llegó a
Iquitos en i880 como vendedor de sombreros. Comerció con diver-
sás mercancías y fue acumulando un pequeño capital En 1888 inició
el negocio de explotación del caucho, constituyendo una empresa fa-
miliar. Desde que Arana ingresó al negocio del caucho, amasó su
fortuna a partir del intercambio desigual: daba suministros (herra-
mientas, alimentos, bebidas) a los caucheros a cambio de que le en-
tregaran goma, pero siempre cotizándolo por debajo de su precio'
Vendía caro y compraba barato, lo que se expresaba en unas ganan-
el Pulumayo y sus afluenles, p 45'1, citado en Roberto
loria de los caucherias del Putunayo, p 9'l
'1. R. Pinc<lu Canracho.I'u Caso Árano'p 46
C(nra, uy rebelda 39
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40 RcriLn Vcga ( ankrr
cias netas del 400 por cicnto:t. Los caucheros blancos sc vinculabancon Arana mediallte el sisterna dc e¡rdeude. les sur] rin rstratra. comoadelanto por tles ¡reses, Ios clenlenlos indispensabJcs ¡:rara intenrarsccn la sclva, con el compromiso cluc. al cabo dc ese ticnrpo. aqLréllos
rcgrcsar0lr con cierta cantidad de caucho. Arana sabía que no lcpodrían cumplrr pero ascguraba sü objetrvo cle cndcudarlos.
La C'asa Arana propial'neute dicha lue lundada cn l90l con clnor¡bre de.l.C. Arrna y Ilcrmanos. En esc momento cr¡¡rtaba corr
unos 50 barr¡rcones distribuidos a lo largo de h rcgitin conrprcndidacntrc los ríos lgara-Pararra, Cl¡r'a-Parana y Pupuña, aflLrcntcs dcl PLr-
turnayo y dc esle río al rio Caquetá (tcr: Mapa I'a. 1). corr un tdaldc unas tlocc mii nillas cuatlrad¿s" Sus tcrritorios cstaban lir¡itadospor seis urandes líos de la regitin (<Estos son rris ríos>. soLía decir'.lulio Ccsar Alana)ia Cada barractin cla Lrna vcrdailera lirrL¿lez¿.protcgida por hornbres annados sicmplc terncrosos de Lrna subler¿r-
ción indígena. Mediantc diversos procedimiertos. llianzas, c¡-ílrercsy persecucioncs. la Casa Aran¡ sol'neti(i a los cauchcnrs colorrbil-nos. alc¡nzaudo tal podcr que en I 902 disponíu de 12.000 indígenasWiloto, Andoques y otros grupos étnicos, arrnque era nrayol el niurc-ro dc la población incorporada, puesto que cn la contabilidad no apa-
lecíltn las rlujeles c hrjos de los v¡roncs esclavizados".La ('asa Arana canbió su lazón soci¿l cn 1907. translirrrnándose
cn la Pt'rt¡victn ,lmuzon Crnt¡tuny- con scdc cn Lorrdres, dondc cxpr-dió accroncs por un valor tle un nrrlltin dc libras csterlinns, ¡rcnr clcontrol seguía cstando en rlauos tie Julio Ccs¡r Arana. cl <r'cy ilelcauchor). Esla alianza cra cl rcsullado de los nrLrtuos irtereses entlccl capital inglés, ávido rle cauclro, y sus socios tropicales. fos cualcsparir colocar la goma elástica en los pucrtos inglescs recurrían a torlotrpo de cdrnencs y féchorias contla la poblacrrin natrva del Anraro-n¡s Arana habí¡ cultivado sus relacinncs con los Europcos, cono-crcnclo la ir'nportancia clLre cl caucho estabr adt¡uiricndo ¡lrra la eco-
llolría capitalistaió.
': ( DotninqrjeT v A Gón1cz- Nd¿i¿i? l. .r/7i¿,\. p 178'' llrí¿, p 181'I Ilosclt('ifscrlcnL. I'ttttnrnv untht¡ t rtutgre Relucirit ul I\'ldnrcnkt Ingló://t///- Ir(licioncs AIIYA-Y^LA. Quito. Scguftla Eclición. 19813. p 19.
1{ I)rr((lir ( irrrir.ho. /:rr,//r.r/,r/¿¡ th l¡ Ltunheti¿.t rltlPtrrunntto.lt 9l' ( l)olrirl'uc/ \ \ (i(i'rrL./. l.tt)tt¡)ntittttlttkl¡\\r.p llr)
I :r lorrr¡rirñil ltnukr-¡rclttrnlr tuvo Lrrut existcncia clinrela, ya qttcrr lriz tlr. los csciincl¿rlos t¡rrc slcrrdtcrul a Iiuro¡ra. principalmcnte a
Itr¡IIrrIcrlrr. cr¡untlo sc rliclon a coltocer los lnlorntes de Roger Casc-rttlrrl v ile W. llaltlcntbtrrg sobrc los sislemas inhulnanos de cxtrac-r lirrr rlcl cltuclto cn la selva ar¡azónica. difcrentcs sectores de la so-r rlrl;rrl b¡itri¡rica sc ntorilizaron para (¡te sc ronrpicran los vincuioslon lrr ('lrs¿r Aral¡. lista pcrdiri su apoyo crediticro pLres cl BnncoI loyrl's. cl ntis ¡.rodcroso dc la City. Ie cluitri su respaldo A fincs r1e
I'r I I lirc liqL¡idutla la enrpresa, pcm Alana tle todas ibrmas continuúlr lrh rlrr¡ltkr u los indígenas del Putunrayo (Ciolorrbia) hasta 1920, cuan-rlo. rlcbi<lo :r la caída in.cr er-siblc dcl prccio. sc I io olrligado a tr.asla-rIusr'r¡ st¡ pais, donde siguiti sorreticndo a Ios nativos. pues en 1928lotlrvíir tcnía a srr scrvtcio unos l2 000. Incluso. Arana - de iclónticanr¡rrcrl qLlc cl collscnador Sergio A¡bolcda a mcdiados rlel siglo\ lX. qtricn tras Ia attoliciirn dc la csclavitLrd. Ilerri sus csclaros ¡lt r't irro Ircuarlol para venderlos- orgaltizti tr¡slatlos ltasilos de pobla-r rirrr indigena colonrbiana hacia territorio peruano en la década dc
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.
METODOS DE CONQUTSTA DE LOS CAUCHEROS
( uallrlo sc encuentl-a una tlibLt dc salvljes qLlc. o no sc colrocíiLnirrtcs. o no habian teritlo trato col los blancos. se dicc clLrc Ia hae()nquistr(lo cl indir icluo que Iogrc'cntlilr el ltegocios cun los i¡rdiosrlc cs¡ lrrbu ¡r conscgtril cluc lc trlbajen en c\tr¡cci(ill r1c carrcho yt¡Lrc lo hagan scntcntcfirs y casts! coll lo cual se clucda a vivir crr¡rcdio de cllos ( ) A canrbio dcl caLrcho quc cxtlaeu 1 dc¡ tt¡biúo enlirs huertas v como bogas, reciL¡en dcl conc¡uislador- lrenzo. hcrra-rnientas para cl tlubrrjo. espe.jos. chrqurr.as, agLrjas y otras bn¡erírsl)cro no es lo nrás fiecuentc cluc los sallajes perczosos de lit sLL1,o ygcntcs de rnírrirnas lteccsitl¿rdes. se r inclan a las artcs cle lu persuasitiny conveugan cn ttlbajnr para los blancos y vivir en conlilluo tnltocon cllos. EI solo hecho clc prctbar a pcrsuadirlos basta en n.tLlch s
rtcasiones para quc Ia tribLl sc ahu_v-'cnte y r aya a lijar su residencia aignotos y lejanos lugares. Asi. pucs. si antes sc presctrta algr¡namaneta dc solprenderLts con attiliclos y estr¿rtagent¿rs. ¡tara tpotie-r'¡rse de strs h¿rbitaciencs y tcncr en los ¡'lr irncrQs dias a sus mujercs ehijos (los tle los indios) co¡no reheltcs. dc scguro scr.h cse el r¡ecliocmplcado por el astuto conquistador'
loaqtrin Rocha. Mc ¡ot-¿n.hut ¿c IiLt¡c (Rcg¡r)n('\ amtEó ¡( ¿¡r./ C¡lsil E(jitorial EI Mercurio. BogoLá, 1905. p l0:

12 l(eniin Vcla ( errtor
1920''. Su paso por cl Antazolurs, tknde clulantc casi trcs clécaclas
lue el cn.tplcsario c¿ruchcro ntás exitoso. signilicri la lluertc de unos10.000 indí-qcnas\¡, constitLryéndosc cll un brLen c'jenrplo dc lo que la,<cir ilrz¿rcitin¡ Ic deparaba a krs <sairlics>
Hl porlcr econirmico de ia f'ls¿ Arana. alcanzado l sanirre ¡, lire-go. se exprcsaba en lu evolucirin soslenir:iil en la exlr¿rccicilt dc cau-cho cn la prinrela década clel si¡rlo XX: en 190l. 110.9ó0 liblas: en
1902, 275 5201 cn 190.1..{50.240; cn 1904. 7(rt1.520; en 1905. I .052.t100:y cn 1907. I 397 760i'. En Lrn Japso dc apenas 6 ¿tños la exlr'¡ccion tlcc¡ucho se nrultiplicir por clocc. lo cluc inclicaba la rcntabilidacl clel ne-gocro. dacla sll irlrportanci¡ para ci rlerclikr capitalista mLrnditl. yaclue sin srr tlemanda no sc hublcl¿r valolizaclo cl caucht¡ ¡ri hubiera siclonecesari¡r su e\tracci(in acclclarlt y r,iolenta
Endeude y esclavitud indígena
La lircrza de tr.ab¿Uo clc las caucltcrí¿rs prorcniu cn plincipio dezonas canr¡resiras del interiol anclino de ['olollL¡i¿. ¡rclo los ni-urln-tes, p()r no cstar ad¿lptaclos a las dillciles condiciones amLrientalcs yclirrilicas. ráprtlamcntc tlcslallccian o lnorian EsLos lrabajadorcs<bl¿rncos> r'ccibían hcllanricntas. vivctes. alir¡entos y r.ncrlicinas an-lcs dc rnicial la crplol¿ción tle caLrcho En plinci¡rio prlccia uu salari()cu cspccic rluc sc les daba por lrdellrrtado, ¡ canlbio tlcl cuLrcho clucse c(tnrpron'tctian a crtreglrr senl¿ltas o t-ncses clcspLtós. Estc trpo derclaciiin sc conoce coluo t'ndautlc, el paso plcvro I la depcndcneruloLal. l:.1 atulautla llc un llcc¿utislllo liecucntentcnlc r¡s¿rdo en ciircr-sas lugarcs de Allérict Latinr (corro cn dilcrcntes ti¡.ros rlc hacren-da). y cn esle cuso plctenrlía gir¿rnlirar pot pllttc dc li¡s r<cntprcsa-
¡iosr el ab¡ stec imic¡'r to pcnr¿ur!^nte l- gratuito dc li¡clza de lrlbajLr
¡rara la ertrrccriin del caucho Era un rlccanisn.lt) perl¡clatrcltte lllbl-trarro v blr¡tal dc sorlctirl icllto. pL¡cslo qLlc crelba r¡llu dcpendcnci;rpcrnilnclllc de los endcuclados u partir dc la arlLrllet¡ciirn dc lus ei-lias tlc los plcstanos rlue sc lcs haciln. apolántlosc cn ln rgnonrrrciir
' C I)onringrrcT) A firil¡cz. It1)nt)t¡¡í.1 t\ttu¡tittt. pp 197 l9i):A (i(intcrct¡ll .
(tnttl¡,titt.r¡r't¡t¡llltoL¡¡h¡n¡h¡¡t¡¿tt¡ tt¡Ttsttnton¡¡:l9t)1-l9.ll.DrrkX¡ueltlitLrrcs, Bogolri. 199-i. |r 61
'l ( l)(nnil!rrer \ ,\ (it'¡r¡rez. l.<¿t¡¡)ni¿ c\tt-t . tit¿ l.) l.)t)'' ,allrc Pc|lr! i¡n \|tilz{)| ( o.lIiIt\ l itnitc(i Prosl)c!tu\,. cn l tiItcisco.Ios¡ t ltuti¡. l,y,t,t,;tt,l, (,,l,,utl't't
'u lj,tl¡:t,¡ IrlcirrosLotlcl()ll.\¡.t) X\
rl irslrrtos tle corretcio dc canr¡rcsinos bltncos c intligcnasIin cuanlo a los indÍgenls sc rellcle. el sistclra dc enganchc cn
rrrr ¡rlinci¡rio 1uc <¡'rircificor. ya tluc ciertos cor'ttcrciillttcs, aprovecltando
lrr tlocilidatl de los natir os. inrpLrlsarort cl lrucqt¡c. Se lllterc¿llllbi¿lball
¡rlotltrctos (lesconocr(los pllra los incligenas (rnsttLltnentos ntctltlrcos.
lirblco. alcohol)iI canlbio dc productos sil\estres. Peto este trtlcque
rr0 cra ni mucho lreros ccluitativo. pues los colnelciantcs blancos
inrnrcntabln los prccros de sus ¡rt.oductos y clepreciabltn los entrcga-rlos ¡.ror los indigcnas Llra Lrn <intercambio tlcsigual> que pcfiLrdicaba
¡r csk)s últirlros. Estc intcrcambio eta. sill entbltgo, ¿rpelcciclo por
rrrrchos gnr¡ros indígcnas qLLe llpreciaban algtrnrls de las ¡'ltcrcancils
sunlinistradas, t¡les como las h¿chas r11etálicas y oLros inslltnncntosrlc trlbajo. así corno Ias armas dc tircqo. que sc tortt¿lron csenciales
¡lirlll ciertos grLrllos cn sus crllcntanricl'rlos inlcrétnicOSl'r .
I)cspr-rós se pasó ¿rl sistcrna tle encler¡de ctlltlo l'llctlio dc sonrctcrIrs indígenas. y¿l que cra nanc'iado cn lorma ur]ilaleral pot los cart-
(ilrclos quc 1cní¿llr a su favor el dcscollocinr icnto por lttrtc dc aqttÚllos
rlc Ios mecanisnros dc lirncion¡n'riertto de la ectlnollílt rrercantil. La
nr nipulación (lcl peso. canlidad y pteci0 sicnprc acluabr cn collherlel indígena, que cad¿r díu lesultaba nás cndcLtdado qtre antcs. El
t 0nrcrcianlc o crlprcsario rranipulaba los Iiblos a stt anlojtl, sitt qtle
Ios indígerras tLrrierxn oportr¡l1i(lad dc tcclarrar" EI sLrprtesto sentidtl
¡rrrcílico al clue recurrílt'r los cattcheros elt un ptittciiri(1. erlr ircotltpa-r\ldo de violenci¿, como sc ¿rprccra cn el tcslinronio de ult \ rajero que
r ccorrió ia sel\'¿r amr:/a)lrcil a comie nzos dcl siglo XX:
llcsolricrol. nues. lu conrlLrisla v se apcrcrbicron pllrrl ésl1r. ) cotno el ¡titncr|rrso rlcbía scr ocultursc l)irr¡r no scr \ is(os ert t'l dilr por krs irlclios a Iin (lc quc ¡stos
ro huycran ) podcllos sorprcnticr de noche cn sLt r¡oradlt. cscontlicrorl str canrr¡ los
r'rrLrehcros I cscorr(lié¡dosc cllos rnistlos etr ci nronlc ¡ gulr¡(lar lir\ hor¡s froPirrilS cl)
' ll l'rncd.r Canrircho . 1t Ct;tt lnutt.yt 7ii-li2; Jorgc\illegrs¡ Fernendo lloterti.,,1'ulurrr^yo. indigcn¡s, c¡uch(r y s¡ngrc). cn ( uutlL't tu¡v ( ¡tlt¡nthittu rrr. No ll. tDayo
rlt l()79. pp 517 519
' Sohrcel cndeLrtlcver:(anriloDonrirrgue/.<L.l crrdctrdocr)cl 1'ttoceso prodLrettro
rle lirAnra,,oniar. cn \rr¡ S dc ljncdnrxn ((ompiladora). l ict t t. Tt Lnln r)n t ¡xttltr¡ // ( i)/¡rr¡l¡/. Colcullur¡. [Jogolr'r. l976.pp ll] lll: R 1)trrcda(am¡cho.<l:l ctclo,l(l(irLrcho(lU5[)-19-]1)¡.e¡(¡¡lo¡nhtulntr¡:i¡nitt- Ulrivcrsidld Necional- I]ogotá.
li)87.p lt)-1r Il Prncde(¡nacho. l¡¡¡¡¡s¿./rarlLl.|l.lliJ Villcgas)I tsorcro./?
' // . l] 5lEi Auguslo Gonlcz. <,^nlazorrilr colrnrbr¡nir lornt¡s clc ¡ccesrr v dc collttolrl(lrlircr.,ir(lctrabrtloin(ligcn¡1870-1930".cn/?¡rrrz¡(,tbnthttrtulLlttttrt¡oLt
';r,r. Vo!Lrrn.n XXVI. l9ii(¡ l9ltlt p ll6
JI

-ll liir,rr \l ,r ( rLrir(l t, tt, ttit\ t' I 1'1, J5
LlrLtIr lrihu Lo(l¿l cslf\icsc lcco!id¡ cn srs hilblrilcronas A llr r¡¡rl¡rLr.:lrrll ¡lllLlzrlcrrrr¡ cs¡léndiru Lun¿l- lo|l¡ror Los [¡l¡rcos h ri.r quc 1-.¡r scr ¡ri]s lnchu tlcl¡il dcllcrerlosehc¿srrrlcsc¡(l¡"\ hirll¡ronesL¡¡forolLnLl¡l IJosLlccllos\ccoloc¡rorrl¡pucrLe cor sLrs ¡¡¡rs r cl ¡ Lróf con ()llos ¡os Dconcs iil-lltilLlo\ clttló ¡l rac|)t(rDcspicltrl5 Ios rrdrLrs. lodo lirc prr¡ éstos sorl)re:¡ \ (onslclnllcir¡l nr pt¡dr¡n lrLrrporquc los ccuLrrclas cc¡irblrn cl puso 1 r'erluLr¡n l¡ selicl¿ los blrneos rrlLLcl_t¡dos deli¡Lcrior I)rc¡on ¿L cntcrrTcr los c¡uchcros ¿l los indi!en¡s cn lcnglt¿t dc t¡bU ¡tafosclist¡nLc ( ) qüc no \ crilfr ¡ lr¡ccrles (hño ! qr c l)ctntiLicl ¿tn ¿l ¡lgL tos Ll. los \ lu onos(luc srllicr¡rr ¡ tr¡crlcs rircre¡ ) qre l¡s nrLtjcles. ¡ qUie¡.i ll srlidr lcs r¡ucthb¡fillurosrnrcnlcprohi[]id¡ prcf¡l¡ri¡r) los¡lln)c]lLo\ IosqLrcsltlicrontcglcs¡lonconlos rireres peditlos. rcg¡lilrorrlcs los bl¡nct¡¡ rrlqrrn¡s brLr.¡etius I lcs clicron licnzosh ch¡s r m¡chctcs. srgrrllcirdolcs.ll fropro trcrDpo que (lüLri¡n Ltitcrlcs cilucho ctlcrl¡L)io (lc cslos ¡r Liculos y quc cllos qúcdiLr iiLrr lLPotlc]ltrlrs rle ll cusit \ Llc l¡s tuiclcsy lo\ nllios el ticlrpo (lLlc Jos rrroncs crn¡lcascf cf trircr l¡ Lo|1¡'
EL ENDEUDE SEGUN JOSE EUSTACIO RIVERA
Nl Lrcho hu¡r cluc ilccir de las lelacio¡res ¡r)or ur¡ Ics dc los piltfoncs conlos llaLraj¡dores ( .) l-,1 ¡lrtnin los aclc¡uiclc adcl¡ntánclLrles C llL,( HLIll,\S ¡ cL¡ent¡ clc tlab¡jo l'uLur-o. con rccargos que a Icces pasau clcl
clLrinrc'ltos pol cicrlto. ) lucgo los obligen a tmbrijar doutlc Ie ptrrczcapiu-a rcs¡rcirsc dcl desenrbolso. coSil cluc no succdc ltUnc¿. l)Ltcssicmprc Lrcnen el cLriclarlo cltrc lc cstón clcbicnclo Otla lirlnra <1e adquisicirin de l)cls()nal consistc cn cl tlaspaso c¡rre Lrn enrpresltio hacc aollo dc sLrs t[rb¿!aalorcs rcniliénc],¡les las cLtent¡s dc ¡slos ilLlntcnt¡d¡s con Lln¡ llril¡ra nriis o lllcnos consiclcr'¡blc. v sin rlrrc los lrorrbr cs
ol¡eto de estc lriilico sc¡n siqLricrr conslrlt¡dos frcvianrcnlc ni co-nozc¡ l¡s nue\ s condicio¡cs cn Lllle las adqLLiere el l]Ltc\o ducñoCrrnro c'jcmplo dc cstos ¡busos, record¡lrLrs hirbcl risto cu Yilvitit l¡cucnta dc Lrn inclio colorrbiirno r qLlicr su patr(in lc h¡bir ciirglclo e
doce lesos ($ I 2) un tarro dc pól\ ora ncgra quc \ ¡lía en ciL¡dlcl Boli-!¡r cu¡reulir ccnla\os (S(J 40)
losé l-ustucio I{i\cr¡. "rnf¡rr¡c dc'l¡ Ct¡¡|:ir!n folontbi¡n¡ clc liln/tcs cotl\¡c!lúTLrcle ¡l \linrslcrio de l{clacio¡cs l_l\tcr Lorcsr. \'f¡r¡os ll rle jLrlio clc
l9ll. ld¡r. ,'VCl S l. I 3il. l.\ ,.+¡i0 -+t2.
'r Jorquin l{och¿r. /)r r ¿¡l¡,
Bosotii. 1905. pp 101 10.1
ll¿elit)n(\ in tliDiLtl\1, f¡sa Editorirl ['.1 l\{crcLrno-

(;' ¡tt, üt\ )1l|l,h 1'716 l{crtirn Ve¡L¡ Ca tor
En cl caso de los traba¡adclrcs bllttlcos. el erlcleude frrnciouaha
conro un sistetlu clicntel¡sta elltrc cl prestalllista y cl endeuclaclo. clttc
sc constituvri cn la basc clc ttua tclaciirlt social extclldidr ctl cl Ama-
zorlas. Irlltre los patrones y los ttabliadorcs se ettlpezaba dcsano-
llanclo urr sistcrua clc coln¡radlazgo. cn cl qLte allarentencnte alllbos
sc bcnellciaban: unos adelarrtantlo tneclios de trabajo y alitnentrciórl y
briudanclo proteccitir y los otros brindando su trabajo y str Ierltad al
patrtin"'. Srn curbllgo, rápidanlcnLe cl slstcllla clcgctlerri en ulla de-
pcndencta cuasi scrvil y csclava. a mctlida tlLrc los trabajadorcs blan-
cos no podiatt pagar sus cttentas y cada vez establn urás cndcLldados
qLre al principio. En cl caso de los itrdígenas el sistct¡ra lire airn rnás
perverso, ya c¡ue stilo eta cl ptinler plso hacia la csclavitucl l--l en-
clqr¡de cstaba insct-ilo en t¡rr colltcxto social cn el que no cxtstia iutet-
carlbio rlercantil. ni circLrlantc. sino qtle lanto Ia fuerza de trabr-i'r
couro los productos estaban inmersos cll tclacittncs petsonalcs"¡
Cu¡nclo el enclcLrde dcjaba clc ltlncionar colno nlecanismo coerci-
tivo se procetlía al Llso dcl tenor para sol.netcr a los nalivos La escla-
vitud dc indigcnas cn la arnazotría no surgi(i col el caucho -desdc
antes se había placticado la c¡pttrra y r entrt de' lntlígenrs" - fel st sc
gcneraliz(r y adquilró el c¿uáctcr dc ctnt¡ctdio Los incligetlas etan
lrccc'sarios corro filctza de traba¡o en la er¡llotaciirn del caucho y pot'
eso flcton corlverticlos cn escl¿vos, separados brutalnrcntc tlc stts
l'amilias y vcndidos en Ios caseríost"'
Los caucheros solíatt organtzar <cotrerí¿ls> pllla cazar a los rudí-
gcnas. cslo cs erpccliciones artrndas cn las clue seguían sus httellas
hasta <enco¡trarltls y sorprenderlos. ascsin¿illdolos r illanauente y
robáuiioles sLts mujeres y sus hiios para veutlcrlos clespttés o tlcjarlos
utorir dc hallrbre y de nlrscria: si se enfelnlan los clejan molit-sirr
aLrrilro alguno. a título dc que tlo sotr clistianos o dc quc lltl les entien-
tlen su clialectrt>n-. Airn clcsptrés de la crisis clel caLrcl.to. y del tlct-runl-
bc de l¡ Cas¡ Arana. sc scgttían ventliendo indigcnas como csclavtls
' R Pirrcda Crlrn¿ch(r. <El clclo dele¡Lrcht) D. p l9_+
" R Pincda ( 1rnr¿cho /,r (4\n '4t1tttt1.p Jl
"' Ralrcl Rcvcs. t/.r¡r,¡rr.¡s. 1-ondo(trltur¡l ( afetcro. BogoLri. 1936-p l'll" Ib . p¡t. 112 |
' N{¡nlrcl Eslrno ul:xpedicntesobrcl¿s corrcri¡s cleloscauchcrosprrlr escllrri
zur ir los indios tlcl I'ttltrlrr¡l\o \ el robo ¡ clcstrrrccirin e¡uc hltce¡ dc l¡s l¡br¡nzas tlc
l¡'' rraLir¡,s¡ l(,N / ¡(': S l. I ll- ll 165
cn cl Arnazonas. En l9l9 un tt.alicanlc color¡biano venclió 40 irclios tt
rrn colrerciantc jurlio qtrc era dricño ilc ul¿r finca cauchera'''
[il cnganche prs(r a ser brutal e r ndisct it.ninado. puesto c¡ue los
intligcnas cr'rlpezaron a hLrirle ¡l crrdcude o a sutcidarsc. Se etlpeza-ron a organizaL caccrías de inclígenas parl lirrzatlos a trabajlt en lns
c¡uchcrías. Y ya prisroneros cntn sornctidos a ttn régiltcn dc csclar i-Iud, tcrror y lruertc quc lite clcscrito cn sLr nrortlento fnt rlttttl(-ro\osobservadorcs'"'.
LAS CACERIAS DE INDIGENAS EN EL AMAZONAS
Conozco l¡s caccr'ías l-¡s hc r isto rn¿is rfe Lrna lez. Ura alclea inrlígcna localiz¡cla eu lrr selru Un núrnero de vcintc c¡r¡chelos la r-otlcan-
No hay lucha lis algo lsí como Llnl caceria de conejos. solanrcntcquc es miis liicil Todos los adultos son ascsinados y los niños rapta-
dos Este rnétodo de increnrcntar-los L¡r¿rzos dondc cscascan. sc ¡rr-iic-tica hoy clia. auo cuanclo los precios cslán sr¡bienclo. pucs los indios
disnrinuy.-rr Por Lrujorencito lirer-tc ),sauo de 16 años. sc paga hasta
50 libras.
J ll Woodroll¡ <l-¡ ¡goniu del Anrazorri¡s Lo quc hu risto un inslós". err
Car'1os l{cy dc firrstro, Lt¡: t'rctiutl¿lo¡ lel Ptl/r///¡¿llrr. lrrrpreula Vd¿ (lc Lüis'I'¡sso. B¿rrcclouil. l9l-1. p 30
Flxistía Lrna rclación cstr-ccha. cntol'lccs. enLrc endc'ude y tcntrlll terror intliscrinrinado pretcndía a¡¡abullar al indígena para clue ctt-lregara más caucho. pucs su lirerza de trabajo ela indis¡.rensable pata
lrr produccitin de la gorla eu un meclio donde escaseabu para rcspou-tlcr a las crccientcs ncccsidades dcl ncgocio'" Pero. a su vez. el
"* (l¡l¡rnledcl er rL|ninistlrdordc hsadtlurrasde l\re¡ttr ( tlnlobl tlirigrtlo al scñrrr
I'rcsidcntc Murco Fi(icl Suillczr..,1(;N ,/¡.V(i S l. I 825. l.s l0l 103
"' Vcr: R ('ascmcnt. ¿7., cir pp 20 I ss : \liceDtc ()lnrlc ( lnracho. l¿r,i r r r¡ry'¿l¿,/i'¡
,h lo; ptt'uunt: en el l)uhu¡tu\oIctt!lCdq|.ki.Ir1rprentaNlcion¡1.TcrccrirEdlcl('rr,llogotri. l9ll. pf 1-+0 ) ss
" Michacl IirLrssig. Slt¿u¡inttnt. (\¡lot¡idli:nt ¿nl tlp Ll'nl tllut¡. -lhe
Unr!ersrt) of'( hicrgoPress.pp 10,1 l0?f l:3-l:6 Uprimcrca¡Tinrloclccstelibrolirctr¡ducidorl cspirñol !tr: r,CultLrra dcl lcÍor ! esp¡e¡) dc la mucrlc (El inlbnnc C¡scntcnt\olrrc cl Putunr¡yo)). /levi¡tu Fahu; R¡¿,¡¡¿l¿rr. No l. octLrhrc dicicnbrc 1986. Nos
I l.tlicicmbrcl9ST-.luniol9E3:AlbcrtoDor)adÍo.1dg¡knod)nrl P¿¡¡i. Editori¡lI'lrIctr. llogotar. lc)95, p l5
I

.l ¡l l(.riln Vr.rlr ( irrlor
vivía por lodo lo o pensaban losittdíg o de un mag ellal cle gLrenir yde su los indigena rárl (tabaco) los
contpoftamiento de los taban cnlermos ile Ia irnagina_ción y veían por todas de los inilios, conjuraciJrres,trliciones, srLblcvacion salvarse de eslos cataclis[rosfbntásticos, para def'endersc y no sucrrrrbir, malaban y nataban sincompasión, indradas enleras- inocenles>r'].
una supuesta sLrperioridad en la quc se concebía quc Jos indios no sólocran inlbriores sino incluso Lluc no eratr scres huntanos y si los tndí_
Vos ¡r se fbrzaba a las ntujeres indias a casarsc con los <<blanc¡rs>
rr Clarlos Valcafcel. Á[ptoteso tlel Putttnta¡,o, I¡lprcnLa Contercial deHoracio Rosay (' pañia. Lina. I915, pp 8l-f32. citado en R pincda Canach¡:¡. Lo Cd.¡tt Art¡nu,pl
(;, ut, ttnt\ j, I't l,l, .19
ltnrr riorrclor rr sus flrnlilias v conlcltillls elt !LcIzt cle lrabajo cauti-vr Sc (lescslructrrlba¡r las lorntas cle organización social y latrrilialt[' los intlígcnus para sontclcllits más fácihlcntc; se apresaba a los
Ir,lrs ¡rrll leiftrcil a loclo un grllpo, v a mujeres y riños para obligar aIo', rlerris l cnttogarscTr, etc.
I os uctos de violcncia a que lue solnetida la población aborrgenrlll A¡rrlzonas hacen parte dc rLua de las páginas trás infamcs yIlrrr'lrrosus tic la hislolla colonrbiana y latinoamericana. La todura scr orrvirliti cn nn nrecanisno cotidiano para que los indígenas cntrcga-rrr t irrrcho. No sólo se maltrataba a los indros jóvenes en capacidadr[ ¡rrrrlLrcir-, sino c¡ue se csclavizaba a sus ntrietes, csposas e hrjosr'.lrr tsclavitud en lar época de las caucherías 1enía. sin embargo, cnr rrrr¡rrlación con la <csclavilud clásicD una gran dilérencia: no se
¡rr t sclvirbl a los esclavos corlo ia inversiól lrás costosa que 1euían
r lll( eoDscrvarse conro una maquina producLora duraule la mayor can-lrrlrrrl dc años posibles. razón por Ja cual el dueño de esclavos se
lr( rrg0ba dc asegurar su alimentación y de no explotarlos lnás allárlel lirrite que pusicra r:n peligro su existcncia; cn el Amazonas larrlrrirción cra por completo distinta, pueslo que al nativo ni siquicra se
l(' proporcionaba rllmcntación, incluso no sc lc daba ni tiempo ni es-
¡rircio para que proclujera su propio susLento y ¡ro se considcraba conorrrrir inversión, que no lo era! ya quc ela cazadit como un anirrral.
l)¿ra esclavizar a los indigenas los cauchcros insLaur¿Lon un ol-¡len clc lerol y de muefte. En prirlel lugar, aprovecJraron las contra-tlicciones existenLes entre dif'erentes grüpos. ED segulrdo htgar, crea-r on un grupo de indígenas, conocidt¡s cnlrro los (muchachos) - ado-lcscenles l.ruérfauos, generalnrente pcrtcnecientes a la etnia huiloto-irtlicstrados desde niños para rratar, a los que dotaban de armas delircgo y a los que enseñaban a petseguil sin conmiseración a los es-clltvos indios. Los <lnuchachos>) reprcscntaban una ventaja para loscltt¡cheros tanto pol'su desarrargo coLt.lo por su conocimiento de laslcnguas y costumbres nativ¿rs io quc lcs pennllia doblegar con máslircilrdad a iitelza de trabajo cautivar6. En terccr lugar, la práctica derrsolar por inanrción a Ios indigcnas se convrÍiir en un llecanismo dcso¡retimiento, pucsto que se plarrif-rcaba la dcstrucción de sus chagras
' ll Pincda C¡nlecho. <El ciclo del caucho D. p
" Ir J Urrutía. ol .¡t p? 1-8I' R Casement. ¡4) ¿lt, | 2l
l
I9s

1
50 Rcnán Vega Cantor
y Ia expropiación de sus cultivos'7 Al estal ocupados en la extrac-ción y recolección del caucho no tenían tiempo para realizar sus pro-pias tareas, agrícolas y de cacería, y, para cornpletar, los caucheros
les conliscaban Ias cerbatanas, su principal instnlmento dc caceríai$.
El sister.na esclavista en las caucherías se basaba en el terlo|generalizado. Los capataces y ernpleados de las empresas iban ar-
mados a las malocas a cazar indígenas: <allí el correr afhnoso, arma
el brazo, tras las indiasjóvenes que huyen; alli la fuerza y la violenc ia.
la seducción y la arnenaza, la agilidad de las manos en el hurto, la
aterrorizaciórr y el homicidio injusto y iuego la cesión al compañcroen muchos casos de la prcsa conquistada>7".
Con estos procedimientos lan criminales, era apenas elementalque los nativos vivieran aterrorizados:
Disemlúados cn clbosque, clTantcs, en el m0s lal)lcn¡able cslaLlo Llc bar-b¡rie. dc
desanrparo y nrseria, sobrecogidos siernpre dc temor. hu-vendo dci contaclo collgerte bl¡nca. de la que sólo Llenen idea dc rcprescnlar la tira¡ría y la opresi¿)n. sincontar con mcdio alguno que pcrmitan confiar en que puedan urcjorar su condiciónja ás Li¡ lrayor padc sc h0llan bajo cl (louriuio de trnficantes ponranos quo, irpoya-
dos por la lueza armada dc quc disponcn y con la cficaz pr otccción dc su gobierno.dorr¡inan el territorio colonrbrano y sus indi,qcnas..3'r
Adic io¡.ra lnrente. como el objetivo de los caucheros era extraer la
nrayor cantidad de goma en el menor tiernpo posible no pretendían
colonizar la tielra ni radicarse allí, sino arrasar con hombres nativos y
selvas con la finalidad de obtener una ganancia apreciable. Esta ha
sido una de las caracteristlcas mas nefastas de la economía extracti-va implenrcntada en los teritorios selváticos de la amazonía, por sus
electos destructivos sobre sociedades indigenas y ecosistemas. Laconsecuencia más visible era el despoblamiento forzado de porcionesenteras de selva, donde antes habitaban grupos étnicos8 .
Dado el carácter esclavista de las caucherias. la luerza de traba-jo estaba controlada en términos estlictamente miliLares. La compa-ñía disponía de un centenar de empleados, jel'es de sección y capata-
ces. Cada jel'e de sección mandaba sobre un grupo de indigenas c¡ue
M Espinosa, op c¡t , fs 264-265.I{ I'inediL ( anrircho, 1,a Cttra Arana.p 52
t(;N. FM(;. S. t. T 955. 11 6( iIr(io crr ( I)orrrirrqucT y A (;(inrcz. r\'¿r¿ ¡¿l? I .rr¿¡r. p 136-
(itu¡ nn¡ n hLhh 5l

32 ll€nór vcgs Can(or
era obligado a trabajar bajo la vigilancia de un capataz. Cada indígenadebía enhegar semanalmente la cantidad de caucho que se le habíaasignado previamentes2. Para cuida¡ a los indígenas la empresa vin-culó como guardianes a 400 <muchachos> y a 200 hombres de Bar-bados, empleados para cazar aborígenes8r. La función de los jefes desección era garantizar la entrega de caucho por parte de los nativos:
Al llegarse introducen en lacasa principal donde los indios deben estarreunidosconel fin de €ntrega¡ el caucho. A continuación llama por lista a cada indio afin de quese presente y ent¡egue la cantidad de caucho asignada, a veces sucede que dos o tresindios y sus familias no se presentan a esta asamblea porque no han podido reco-
EL SANGRIENTO PREC¡O DEL CAUCHO
Para un noventa y nueve por ciento de los indigenas, el látigo eraaplicado como un instrumento de tortura y de terror; no para conegiro castigar algún error, sino para hacer que el indígena llevará máscaucho o para que sintiera un continuo pánico ftente a los agenteslocales. Aquellos que ordenaron su aplicación hasta ese momentoeran agentes de una compañía mercantil que pagaba una comisiónsobre los resultados. Mientras mayor cantidad de caucho pudieranmandar a La Chor¡era, mayor sería su ingreso de dinero. (...)Algunos de estos agentes sacaron cerca de 1.000 libras esterlinas poraño de caucho que extraía¡ con estos medios y mediante obos méto-dos ilegales, aplicados a la población nativa del lugarAdemás de los azotes existían otras tortuIas como el semi-ahoga-miento de Velarde que consistía en quitar por un momento la vida alindividuo, inspirándole un agudo temor mental e infligiéndole casi laagonía fisica de la muerte. O de otra forma, hombres yjóvenes, queincumplieran con sus cargas de caucho, se les suspendía medianteuna cadena amarrada al suelo y sujeta a una de las vigas de la casa ode la tienda, algunas veces con los pies apenas tocando el suelo y lacadena tiesa, se les dejaba en esta posición serni-estrangulados has-ta que su vida casi se extinguía.
Roge¡ Casement, Pzlumayo. Caucho y songre. Relación al Parlamento In-glés (1911), Ediciones Abya-Yala, Quito, 1988, pp. 38-39.
u. Alf¡edo Villamil, <Regiones amazónicas. Memorándum sobre los problemas queconfronta¡á Colombia al iniciar la organización adminlst¡ativa y colonización deellasr>, AGN, FMG, S. I, T. 966, fs. 513-514; V- Olarte Camacho, op. cit. p. 159:.R.PinedaCamacho, (Elciclo del caucho>, p. 196.3r. C. Domlnguez y A. Gómez, Nación y ehias, p. 188.
Gente rnuy rebelde 53
el caucho exigido En este caso eljefe de la coffe a o¡dena a cuatro o cinco de
agentes a que junten l0 y 12 indios de una tribu que sea hostil a la de los
para que los persigan, usando como guia al capitán encadenado y que ha
previameote amenazado con una horripilante muefie en caso de no encontrarfugitivossn.
Las ganancias de los jefes de sección dependían de la cantidadpor los indígenas, lo que condujo a implantar un sistema de
en el que todo se castigaba: no entregar la cantidad de caucho
huir, abandonar todas las cargas impuestas, no resistir fisilas labores, etc. Como las ganancias de los jefes de sección
directamente proporcionales al caucho suministrado, cada, vez
más caucho a los indígenas al mismo tiempo que su cantidad
roducía dnísticamen¡e ante la superexplotación a que emn some-
los árboles. A los caucheros sólo les interesaba una determina-
cuota, sin importarles lo que eso significara para el indígena y sin
el agotamiento de la planta. Esto contribuía a diezmar lade trabajo nativa explotada hasta el límite de la resistencia
o simplemente deshuida mediante la violencia y el ¡error, Para
, los indígenas no sólo tenían que entregar una determinadade caucho a la sección, sino que ademiás dos o tres veces al
debían realizar unos agotadores viajes a la Chorrera, que dura-
varios días, cargando a sus espaldas pesados fardos de caucho.
re les suministraba ningún tipo de alimento, ni se les dejaba des-
soportaban el asedio de los <muchachos <y si desfallecían
azotados, mutilados o asesinados85.
Como la rentabilidad de la empresa radicaba exclusivamente en
de trabajo cautiva, no import¿ba la productividad decrecien-
do los siringales ni la calidad del producto. Todo el énfasis estaba
cl tÉbajo esclavo. Pero los indígenas además de ser utilizados en
lt<tacción del caucho eran empleados en labores domésticas, en el
de las chagras de los campamentos, además de que debían
por su propia alimentación, ya que ni eso se lo aseguraban en
caucherías. Los indígenas también construían y reparaban las ca-
de los caucheros,
t, W,E, llardemburg, 7l?e Putumayo the Devilb Paradise,Londtes, Adelphi Tenace,
l¡lP¡ic, pp, 208-209, citado en C. Domínguez y A. Gómez, Nación y ctnias. p. 190r, Rogcr C'oscmont, op. ( ¡t., pp. 32-34.

54
Del cumplinriento en la entrega de la cantidad de caucho extgtda por la Casa Aran¡dependía la vida de los indígenas y sus familias Richard Collicr The R¡ver thet
Good Forgot. Collins Editions. Londres, 1968, p. I l3
t;t tlh t,ttt t!ltt¡\t 55
l,as durus col'r(licioncs dc tlabajo, la desnutrición e inanición, el
col|lilcto con nucvos v¡rus traídos por los (blancos)), originaron enfer-ncdodes que asolaron a los glupos étnicos de la región, tales comogripa, sarampión, tuberculosis y muchas otras, desconocidas antes
tlcl arribo del (progreso)) y la (civ ilización>3t'.
El tráfico de indígenas como esclavos, su explotación en las cau-
cherias, la persecución y crímenes cometidos por los empresarioscr¡ucheros, diezmaron la población indígena de la región y desestruc-
luraron sus sociedadessT. Entre 1900 y 1940 murieron unos 40.000lntlígenas, lo que es una verdadera catástrofe demográfica si se con-sidcra el total de población existente antes de la aparición de las cauche-
rlas. Algunos grupos, como los Andokes, f-ueron literalmente diezma-dos: de unos 10.000 existentes a fines del siglo XIX, solo sobrevivíanun centenar en 193083.
Desde luego, el tenible costo humano y social de la extraccióndcl caucho benefició a unos cuantos empresarios, empezando porJulio Cesar Arana, que en 1908, mostrándose muy orgulloso de su
<éxito civilizador>, afirmaba: <Me parece que se ha adeluntadohustonte consiguiendo en un decenio que los antropó.fagos nosa devoren enlre sí que como./i'ulo de su ingreso a Ia ct¡munidaddvilizada, conlriburan o Jórntur uno gran perte de kts rentqs de
I.orefo >8e .
Completamente distinta es la versión histórica de las víctinras,para quienes el (éxito civilizatorio> del que se ufanaba Arana fueproducto de su sangre y lagrimas. Por eso, en la versión huitota de lallegada de los <blancos> se señala que con ellos <entró la civilizacióno las tribus indígenas pero también entró la ruina y el exterminio de la
raza... El indio no conocía la ruina del trabajo cruel, sólo trabajaba en
sus desmontes para cultivar sus granos de alimento y sus fnrtas, (eran)gentes sanas, las enf'ermedades no prevalecían en ese tiempo)"r).
fr, R. Pined¿, Z¿¡ (i¡.sa Arana,p 147 .C. DominguezyA Cómez. Nac¡óú.t cu¡ds,pp. l3?-)47; ALrgrrsto Javier Gór¡ez cl al..,4mazonía colotnhiuna enferntelades yrliden4s Un aslu¿¡o ¿e h¡odnlropologia ltif¿li¿¿l. Prcmios Nacionales de Cultura.lbgotá. 2000. pp 459 y ss.¡¡. A. Gómez y C. Dorninguez.
'Vrclr)r l ctnr'zrs. p. 133.33. R Pineda, Lu ('uso Arana, p. 12.73". C. Valcarcel, ¿/). .// p J69, citaclo cn R Pined¿, /-¿¡ (i¡,r¿¿ ltana-p 140.
"" Aquileo To\at. Dcscubrimienlo clc los Cuilotos del [>ulunava, sf citac]o en C.
l)omínguez y A. Córnez, -rVoci¡j, t ctnius. p \40
IlcDrirr Vega ( i ttot

t5ll t,, tt, t¡t^ ), 1\ 1,t, 5'7
LA RESISTENCIA INDIGENA
Los cl-itlilltlcs nrélodos cle tlubujo. la persccLrci(in y la csclavltutlller ¡r'on a quc los rndi{enas clc l¡s cutLcher'Ías sc rcbclaran dc di\ cr\ir\ IriIrc[JS. f¡]¡ll\, s( :t¡ttlilil it .,.rDti uJ(ioll.
L Actos de resistenciu unuudu: Ltt existcnci¿r dc las caLrchc-tílls cstal¡a aconrpañada de clivcls¡s acciolles dc cstc tipo. C'ascntclttlcnislra clue en l90l un glrrpo tie indígenas clcl (rquetá alrrcti ¡torsol¡lresil a unos clrucl¡ctos qrte r crtíttn lt tttcorporallos a la ertraccit'nclc la gotna. Couto troleo de grrerrl \'ltr't {cnctl (\ctrnltcnt{' cntrcotlos c¿rL¡cheros. los intli-clcnas cxhibicron sus cabczus sobrc gntlt(lcstruntroles y srrs bluzos y pierrras litclilt conscrvuctrs en lgua" El
-gciigrafo fi-¡lcús l'.rrginc Rotrtrchou scñal¿rbr cn csc ltrisllto año r¡ue
cn lr ¡cgió¡r se r ir ia Lut aurbientc dc gircr.ra. por lu sLrbler aciril clc losintlios borrs y na\ulrs: ((clurtro bl¡ncos haL¡ían sitlo ascsin¿dos. I)()so lrcs superyivicntcs ¡.lutlicrorr cscilparse i sc hlbían refirgiaclo cclcaclcl ('¿lqLrelá. pclo ¡rlivados tlc conlLlnicación i silt vír,eres encoltlui-bunsc crpucstos ir rrorrr. yl cic hanrbre. va at¡cl(los por los intliuc-n¿rs>"r En 190i I90.{ lfé. un cacic¡Lrc Huitoto. sc suble\o con to(ioslos rnictlbros rlc sLr gmpo, sicnclo capturatlo. tolLLrr¿ldo ¡ ascsinailo
¡-lol los cnucheros"'Iln los 1.1-rnrclos años del siglo XX sc prcscntti Lln ¿rla(lltc ntuy
singLrlrr por-parte (lc ios indige'nrs Yucuna clel lVliliti-Paraná. l:stoslttllcnron ¿l Lll grLrpo dc cauchcros, nt¡tando ¿l ntuchos de ellos. lL¡ego
clc lo cual procctlicron a deslrLlrr lus herranrientirs v ntcrcancíus r¡Lrc
rc¡Lrcllos llevabal. Esto signilicrbu t¡ue esos rncligcnas estabxn dcs-trLrycndo llsrcanrcr(c a los instrltnlcltlos llatclillcs que se LrsaLrln
para cndcudarlos. cr'ilando qLrc cn cl lirturo pucliclan scr cntpJcados
llor olros callchcros con cl lnisnro Iln. ,,\tlenlis, cla ulta fbrnll de
cnflcntar a los clcr¡entos pottlclorcs dc cnf'enneclatics y clesulacias.yl que los rnclígcnas consideraLrall. con llL¡cht lazirn. c¡re allartc dcscrr'il pala csclaviz¡rkrs los clcstrtrillt cspiritulln'tcnte ¿rl unirkrs litr-zos¿lrrrcnte a la cconolnía ct¡mcrcial"r.
ll ( serrent. q) rtt.pl 20-21'' l: I{oLrLrchon. citrt[r cl R Pincd¡ ( urtrchL¡. L¿ ('u:tt .lt¿tLt. pp l0.l 105'" /l,itl.t t t-5
"L ^
I Ció e,,cl rl. l/)td:ohkr Lolt)/ttlr¡¿u¡t cn/t:rnttl¿,L¡ I (/r/¡lrrl¡¡\ pl] l9(!l9-l
I | .'.1 tlr' jrrrrrr tle lt)07 huh(J Lrn crtcuctttro ilnllltdo ctlllc 160 ir(lt
l,r'rir\ \r l()s crrrclrclos rlc l¡ cslrrcitin clc Abisrnia. quc tlcjri LIn saltlo dc
l¡(, Ir(lit,( rir\ elrutiros Viccnlc Olarle ('¿rnllicho. en u1] \¡lcroso liblorlr'(l( llurrrir tle la ei¡roclr. rlcscribjri las acciottes dantesc¡s i¡Lre sigttie-
r.n r ll (lrIlr¡lr dc los tcbcldes:
l ntrc cllo: lrirbia un c¡prllirl. a qtLtcn pusictrrtr cn eepo Lucgo c colt¡lorl los
1,r,r.,,,r. y rr¡tlcrintlolo de lci¡. el clc lo cmpu¡ti con ¡redio t¡rro (lc Ichóleo. lc
lr, r'lr1i lur!() )' qucfrri liro u cstc dcsgracru(l(r I rl rntLlcr dc cstc irrliliz. .r pcsal dc
,rr. Lr1'rrrrrirs lirc hol¡de ¡ l¡ h(igtLcr¡ con sus dos ltr¡os t tlttcnlatl,.rs trrtk¡s rrrtrs"_
I \istrcron otros jel¡s incligenas clLte sc sublerarttrt. tíllcs collla)
N,rlrrcnlir. Estc, c1r.re lctulba ¿ lo lalgo tlcl tio C al /i-l)it I llnít. lLLcllú
, orrtlr krs c¡uclreLos y trur[rién cot¡b¡tli(r a los indígenas tlLrc lcs cola-
l¡r¡¡rbi¡n. llnulrrcrrte nunri. Kateucre. incligcna bora cltrc hrbía sido
¡.,, lrrr izaclo ¡rol Jos cattchclos. se lirg(i \ ltlntaccrrit ltlgttnlrs ltnlas clc
lr( rio con lrts cLtales otg¡nizó Ia rcsistcrrcia contra los ¡-lct ttatros. Ca-
',t rrrcrrt dcscribe su rcsrs[cr1ci¿1. con nrucho dctalle:
l(illcncrc quccr¡lo\cn! lircrtc.\iliarioilrribirrlcl P¡nla I\rr lrcccsi¡led habirL
, r, 'crrtitlo cn tr¡cr cuucho r prrr irlgirn ticnrl)o lrirhrti(i \olultl0liil¡lcrrlc Irr¡ Nol_
rrrrrrrl. pcro cl nr¡l ¡-eto hizo qLrc il. rl rgLr.rl qLrc oltos- htr\erxrl \1iis tal¡e lrr!t ,rtfllrr(l() jrrrll() corr sLt cs¡rosit ¡ ltlgLrrrr de srt gcrttc r lirc cncarcr'lltdo cn 1os ccpo: tlclrlr',llltr) (lc i\hisinr¡ p¡lil sollo llrr cl pnrccso rlc lll¡¡nsanlrL'Illo Stt csposlL lue
\ rolir(llr untc sus ()los. pot uno rle los nrás altt¡s ilgcnlcs (lc la corlll)riiil AlLlcla(lo pol
rrrrrr jorerrirclia.K¡tcnclcesrirl)ó)¡(¡uelnjorcrrlcr,lrrrlrihrrgrstLpcriordcl ccpo
, r¡.rrrir n¡drc nrrirli¿r Pcro uo sri o sc lib¡ti dc csLrr sino qLre loen'r Lirr'tlc o tclrprllrlo, ,rlrtrrnrr ulgur¡is rflcs \Vinchestcr dc los "nttrch¡ehosu tlel drilrlto (lc '\hisinia ( o¡( 1tr, ilnr(; il ()tr(¡s dc su e l¡rl \ (1.\(lc arlto ces crrt¡rendiri urra vtter r ¡ ¡hicrt¡ crl contr ¡{1,. l(¡s bhucos y (lc to(los lor rrriliscrras clLrc le ir-v' Lr(l¡brn o trahl!rbitrr cl elrtrcho patlt
r,lIrs Iliriri ¡ rnás clo uno I ¡ pcs¡r dc ser.jorcrt su corr\irtii) crr tr¡ hontl¡rc m.is
¡rllr¡lrrrsoqLrc(hiuunrusi-crrttocidrrcorrorrrrrtitrtligcn¡tnu¡'nlalor> l'lttlr nlayotlc| ')(lr) rrrconlr(! ul horrbr c blnrrr:o qrLc lc habir o lcidrclo al obligarlo. iurrto a rrtr gnt¡ro
,1,' rxlir.:cn¡s. ir lil\¡rcle¡uch()crr Lrr lrroto.\ l(r rtt¡lri dc ult tiro l)c ¡hicn ¡dclalllcrr ronrirtirlcnunmou\odülcrrx)rconsl¿rrtcr sc orulrrizarotr cr¡ctlicroncs clesrlc
/\lJrsrni¡ y i\4(¡rcliir p.ua ¡lr¡l)ill o rn¡t¡r ¡ KnL,irtcre Iruc crt rrna tlc cstils colnisioncs., rr r:l vctrro tlc 1910. qLrc l_ilorncnc Vásqüc7 Y str grtrpo <habírn tlc¡ado cl carrrno
I rrrpior ( ltplLrraron e su csp(rsir y l¡ ller'¡rcn tlc rrtlc\'o a,\bisllrix ¡irrrr trtilizrrla dc..r'rluclo. \ lr quc sLrs capLores cstal.¡n segutt os clc tlLrc K¡tclrerc rcBrcsill ill ¡ bL¡scallN
I rcrtrrncnlc c¡to hrzo rlredetkr tlcl ¡rrncrpio ric urosto cle 1910. () llncs dcjulro- I'lu(prccr\¡nrünt.¡ricntrllsllrtplr¡bircl¡r¡.lLrca,\hisiniaqLIetilcIlclit|rcnl¡obscLlrr,lirtl polurroclclosjo\cucs,,rrruch¡ehos)clcl¡cst¡ci<in S!Lhcrnlilll(r(luc)¿e\tahir

5 8 Rcnin velra CrnLor
Prisir'rrrcto cn los cepos trirli) dc escirpar cslt noclle y litc ntuelLo llor r.lllo dc los
<rr¿rcronillcs¡ cle la esrucrórr Sc lauetrto prolirnditt¡e tc la ntttertc dc Katcnerc"'
Makapaamine. un capitlm dc los bor¿s. huérfano y criado por
los peruanos. tat¡bién se rebcló contra Ios cauchcros Logtti reunit
un lotc dc arn]as dc firego y contiIlLl¿ll]lcItte, cll acciones de gtlerrlllalos atacaba. Al plrecer sobrevi\ió dLtrante nrrtcho tiertt¡:rit, cotlba-ticndo la opresión de los <<blrncos> Se crec quc luc ascsinado por'
un cuñaclo"'.Pcro cl levanLanlicntt¡ anrado r.Itats sigl'tiflceti\o y clLrc nrás Iras-
ccndencrr histtirica ha tenido para los indígenas de la región I'ue cl dc
Yarocal'llena, presLrrliblctncnlc en l9l 7.
LEVANTAMIENTO INDIGENA EN EL AMAZONAS
En el ¡ño clc I 9l 7 hLrbo c¡ el lgat it Pat auá un lcr antarrlicnto de in(lios.
parte clc los sonretitlos- pürtc de Ios indónritos. quiencs ¡tllcarolr a la
agcncia principal dc esa regirin. Duntnte varios dí¡s hubo un ntttritlolircgo cntrc r-ebcldcs y blanco c indios tntlcles Los illsurrectos sc
atlinchcra¡-on e¡ una casr totle¿cla dc L¡ultos clc c¡ticho. en la qrte no
pcr)ett.lrban l¡s tral¡s Dc lquitos ¿rcLrdi(i unl cottrpariia dc solclados
con un¡ anrcttallacftrra. pero ni aún ¡si conslguicron clcsalrtiat de sLts
posiciones a lt¡s leran(iscos: scilo lo cortsi-quieron cttaudo logtatoninccndiar cl techo clc la casa donde sc gr.titrttccian. pot mctlio clc unrpclotr inrprcgnilcla (lc pcttólco. lLr cLral pretrcliclot't y lanzaron sobre la
casa. f:n cs¿r ocasirirt los [rl¡ttcos clcl lgaraparaná sc s¡l\aron por
h¡ber hccho tr-iricjiin dc algunos cle los ntisntos iuclios. clttiencs lcs
¡visalon con liempo lo clttc tranrab¡n. y asi pLtclierorr prcvcuirse y
repcler el taquc dc los pl-inreros ntomen{os
Frr¡ (irrspar (lc l'rncll. ¿-lr t rt4t'¡xu tl I'trtrttntto r €'l Írxl:r),rr,\. In)Prenl¿l
Naciooirl Bogotri. l9l,l. pp l()-,1(l
' l{ ( trscl¡trll. o/, (//. l)P -il-5_l' l{ I'llrr(lr ( rrlrrrLlr,, /,¡ ( ,t\ti 1t,|t't. l)t) l{)f) lr)6
G(ntc Dnr t (h(llle 5 9

(r l) lrrrL,Ur \c!,rr :Irl¡,r
Sobre esle hccho existen rnirltiples vcrsiones entre los grupos ét-
nicos de la regióneN Es srmbtilicamente revelador constatar.cl signifi-cado del nombre del líder indigena y sus iuplicaciones en cl iuragina-
r.io de los rebeldes;
El nonrbrc de Yarocameoa sipniflca (álbol de pledra de rayo> o rrárbol ctrarzorr
La yaroca. o <piedra de cuarzo, cre llcvada por lcrs capiratrcs cn tirrma cle collrr. 1 se
crnplcaba para lanzar rayos a los cnctnigos Asimismo se emplcaba pera plonoslicar
l¡ slrerte de un cor¡Lratc En cstc caso. ¡Lgu¡as picdras dc yaroca se l¡trzab¡rn sc¡hrc
hojas de plararrillo si chocabaD. se auguraba el l'r-acaso dc la gLrerra;con esLa picdra.
irrpregnada de achiotc. los gllcn eros se plnlaban el cttcrpo dc I r¡o, antes del cornb¿lLc
El nonrbre dc Yarocanrcna es un ¿pel¿Lrvo propio dc los capitaues que condLLccn
runa accicin grLerrera; rcprcscntan cl poder clel Tr-|tcno. dcl I{ayoAl líder huiloLo cstc nonrblc le pcrmite lograr un consenso sir¡bólico sobrc cl
serrLido de su acción cnlrc su gente y onos grupos. y dc esla lranera novilizer dc
r.,.,,. J.l.e/) lcqr.i,r.z,a.a¡,ul'lr. io'
Y¿rrocamena lie un indígena que tlabaló cn las caucherías. sren-
clo inlelmcdiario enlre su genle y los caucheros En el conLexttt gcttc-
ralizado de opresión, la noltlación ir'rmediata que lo llcvó a rebelarse
fue el asesinalo de sLr hrjo mayor. AlgLLnos capitallcs se unieron a le
rebelión pero otros no lo hicieron Los indigeras tendian celadas a los
caucheros, a algr¡nos dc Ios cuales Irotarun, parit:rptovi\iun¡rbc de
annas de fuego
Los sublevados se replegaron ell una naloca, protcgida con bul-tos de caucho, que lcllía un lírnel como posible vía de escape. Su
rel'uglo en una rnaloca estaba relacionado con la cosmovtslón propitlde los indígenas de la rcgión para los cuales aquella tcltía una protec
crón ctismica cspecial, que les posibrlitaba protegerse de las enlcrlr'lc-
dades, maleficros y les pennitía desplegar slrs Iilos chama icos Para
tt Roberto Pineda (lamacho ha electu¿do un¡ sistcmática rcconslrucción de esta
rebclión cn divelsos tlabiúos. en los quc ha rcunido una r¿riedad dc tcs¡imonios
huitotos. andoqucs. lnuruis. elc que lc pcrmitcn prcsenlal tL¡a versión global dc la
pclccpciri que sobre esle hecho trcncn los indigcnas al¡ctados lor la cxplotaciuncauchcra y quc cle una u oua lbÍrna filcron influidos por la rebelión dc Yarocanrena
Vcr: Rohcfto Pineda Carnacho y Bcnja in Ycpez. <L¿ r¿bia de Yarocamcna L.lrto
login histórica de una r-ebelión incligcna cn cl^rrlazonast. e¡ hlr,?d, No 2. 1985. pp
2ll-59; R Pineda Cam¡cho, Le¡ Ot¡.rt¡ Arant¡, pp 197 219: \,er tantrión. Danicl l{estrepo Conzále.z" (Recucrdos tristcs de la C¡s¿ Arana Mcmoria cle los soble!i\ien_tes)). anexo a R Casement, op r/1, pp 80 8i'" l{ Pirreda Camacl\o. l,,t(.16dAid d. pp 206-207
(;t ttlL t)¡u\ t(l)rltlt 6l
tlclcntlclse dc los blancos y de los caucherosr)') Como parle de sutlclcnsa los ocupantes dc la maloca realizalon dil'erentes actos dclrlrrjcría para r:¡titar poder a los <blancos> caucheros, pero sin éxlto¡rrrlclue, según explicaban los indígenas, se les agotó el ombil (taba-c()), (lue es un clcmenlo ritual importanle, o bien porque a (los blan-cos no les entraba la brulería porque huclcn a leo>r0r.
'l'ras varros días de asedio la maloca fue inccndiada por los cau-chcros, refbrzados por llopas del cjército peruano. AIIí mLLrió la ma-yor pafte de Los indígenas, aunquc otros al parecer huycron por ellúncl y se salvaron de morir quemados o por las balas. La reststenciahabia dejado muchos muedos, pcro algunos indigenas itseleran quecsc hecho miligó en pafte los rigores de la explotación en las cauche-r'íasro']. Desdc cl punto de vista de los caucheros pcruanos, la rebelióndc Yarocamena era un hecho pcligroso que podía difr-rnclirse por las
sccciones y baracones de la Casa Arana y por tal razón la r eprimie-lon con saña para borrar cualquier inlento de resistencia a la clomina-ción de los <biancos> y de cuestionatnicnto de la explotación a qLre
cran sone[idos Ios indígcnas.Entre los acluales sobrevivicntes indígenas al gcnocidro cauchero
la leyenda de Yarocarneua ha cobrado en los últimos liempos un sen-trdo Iibertario. Se drce que en el sitio que liene el mismo nombre fiLe
itscsinado y entenado el gran líder indígena. El principal estudioso delnrovimien[o considera quc <en la ambigiiedad de su proyecto reposala atracción de su movimiento Los c¿uninos '.f i-crcas ado,s ' no son,
¡ruro lo,s indios tlel lmozon¿t.t, rulus ttbondonctdtrs (le ntqnero(leJ¡n¡Í¡a Siempre Ttuetlen.ser reft¡matlus por olros,.v- no hovnuda que delengcr su cr¡ntinuiclu¿l \ éxílo .t¡ el que lu rcacfívo';uhe como hctcerlo>, porque <<Yarocttnenu puede hacet un trcin-tilo.lácil a Hérr¡e o Rebelde del rnundo mdígenu <t¡ntru ld domi-nqcirjn dc los blancos- y cle hecho cn mLlchos casos ya tienc csaconnotación>Loi
2. Atciones de no colaboración o resistencia p{rsiva.v (Cima-rronismo, no siempre 1'ue posible la resistencia amada a la escl¿rvr-
''.Ibid" 213- 21,1: D Restrepo González, op ¡ril, pp 8l-82r" Benjamir Yepcz y R Pineda Camacho. dp ln. pp 52-54.
"' R Pincd¿ Carnacho. Ld (.usd Ar.tnd,p 201 (lestitronio de Lrn ildigena rrurur)" lhitl. pp 211 y 213 219 (srLbraya(lo rluestfo).

ii62 Renán Vega clantor
tud cauchera, porque los blancos les an'ebataron lodas las armas a
los nativos, incluyendo sus llechas y cerbatanas indispensables para
cazar y polque el terror se había apoderado de muchos indígcnas,que veÍan como eran torturados, azotados o asesinados sus familiareso los miembros de su grupo é1nico.
Mediante la 1üerza bnrta ios esclavistas logr-aron doblegar la re-sistencia de los indígenas, pero no pudierou evitar en muchos casos la
resistencia pasiva, tan valerosa, dadas las circunstancias adversas,
colno las sublevaciones armadas. Entre las fbrmas de resistencia se
encontraban ausentarse del trabajo, o negarse a tlabajar cuando las
mujeres les cran arrebatadasr0r. Algunos grupos abandonaban sus
chagras y se relugiaban en la espesura de la selva para huir de los
caucheros.Los indígenas más intrépidos huían, con todos los r¡esgos que eso
impJicaba, pues eso cra considerado como ei peol de los delitosL"5.
lnnediatamente que se escapaba un indígena, los <muchachos> yotros hombres armados salian en su persecución. Si el tugitivo era
alcanzado tenía una muefte segura, antecedida de todo tipo de supli-cios. No todos los lugrtivos lueron alcanzados y algunos se refugia-ron en lugares de la selva donde se mezclaron con miet¡bros de olras
etnias. Esto produjo una reunificación multietnica de indígenas proce-
dentes de dil'erentes grupos y posibilitó que los sobrevivientes se re-
organizaran social y culturalmente, y qüe a pesar del asedio dc los
caucheros preservaran sus sociedades hasta cl dia de hoy"'0.
MANUEL QUINTÍN IAME Y LA LUCHA POR I-ARECUPERACIóN DE LAS TIERRAS INDiGENASEN EL CAUCA Y EL TOLIMA
En esta parte del capítulo se analizan las luchas de los indígenas
del Cauca y del Tolinra, resallando el papel de su figura cimera Ma-nuel Quintín Lame, el principal dirigente y pensador indígena colon-biano del siglo XX. (ver. Mapa No, 2).
r"1 R Casement, ¿)p ci.- p 56,,,. ,5¿i. p. l0"t l{ l'rne(llr ( rr¡rrrcho /-¡r (itwt,ltdntr, pp lU0-1132
(;eiile nu.t, t ebelde 63
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Manrrcl euinrin Lat¡c Iin tlelénsu tlc iBogorá, 19 ,

64 l{cnán Voga Ca¡tor
La lucha contra el terraje y por la recuperación delos resguardos en el Cauca
En la región de Tieradentro en el Cauca, donde nació Manuel
Quintín Lame Chantre, desde los tiempos de la colonia española los
indígenas paeces y guambianos sobrevivieron agrupados en resguar-dos. A comienzos del siglo XX la región de Tieradentro estaba habi-tada por unos <veinte mil indios esparcidos alrededor de diez y seis
pueblos, con dos distritos municipales lnzáy Páez,hay además otrosocho caseríos insignificantes>r07.
La división del Gran Cauca en 1905 significó un rudo golpe parala aristocracia payanesa, al perder las reselas auríferas del Choco ycon ello su principal fuente de capital. Este hecho llevo a que la clase
dominante incursionara en las tierras altas de Tienadentro, formandohaciendas ganaderas. Una de estas haciendas era la de San Isidro,donde eran terrazgueros los familiares de Quintín Lame. El principalpropietario de la región era Ignacio Muñoz, quien poseía más de 10.000
hectáreas en Puracé y San Isidro. Su desenfrenada expansión le re-portó un total de 30.000 hectáreas en todo el Cauca, trabajadas porindios terrazgueros, pero ahora con un cambio significativo: se res-
tringió el <enciero> proporcionado a los indígenas. Lo paradójico delcaso es que esto sucediera al misrno tiempo que, por la partición delGran Cauca, en el nuevo departamento del Cauca los indígenas fue-ran la mayoría absoluta de la población, constituyendo el 87 por cien-lo del total r08.
Que Quintín Lame fuera conservador y católico al mismo tiempoera casi excepcional en Tienadentro, si se tiene en cuenta que duran-te todo el siglo XIX esta región estuvo aislada del Cauca, las autori-dades civiles no tenían ninguna presencia, las misiones se diluyeron yse lortaleció la unidad política Páez encamada en jefaturas intemasde caciquesroe. Los indígenas paeces eran amigos de los liberales ynunca estuvieron de acuerdo con la iglesia católica, 1o que motivo que
no funcionara la Prefectura Apostólica y que los misioneros afima-
'4,. AGN, S. 1,-t t12,f 122.
'03. José Eduardo Rueda Encizo, (Quintin Lame y el movimiento indígena en elCauca>, en Vatios, Histor¡a del Gran Cauca Historia regional del suroccidenlecolombiano,Universidad delValle, Segunda Edición, Cali, 1996, pp. 190-191.ro'q J. E Rueda Encizo, op. cit.,p. 190.
(;cnh. tnn t ehLr¿c 6 5
nn que <los indios paeces y guanacas siguieron sin autoridad civil, sm
ftctto alguno, que moderara sus feroces instintos>rr0. Los paeces te-
nlon Lradición de aguerridos y rebeldes, como lo demostraron en la(Jucrra de los Mil Días, cuando constituyeron un ejercito que simpa-llznba con los liberales, fotmado por 3.500 indígenasrrr. Sin embargo,
hu[:la paeces que simpatizaban con los conservadores, entre los cua-
lc* cstaba Quintín Lame. Los conse¡¡adores, tras el fin de la Guerradc los Mil Días, se consolidaron en la región, y en 1905 entraron lospodrcs lazaristas a Tienadentrorr2.
Al lado de los resguardos indígenas, cuyas tienas se reducíancuda vez más por la expansión de las haciendas y de las pequeñaspropiedades de los colonos, existían grandes haciendas, trabajadaspor indígenas terrazgueros. En una de estas haciendas, en San Isidro,localizada en Silvia (Departamento del Cauca), el 3l de octubre de
lllltO nació Manuel Quintín Lame. Desde muy pequeño soporló el
dolol y el sufrimiento que Io acompañaria toda la vida: apenas con 5
¡ños de edad presenció la violación de su hermana. Durante sus pri-mcros años soportó el permanente desplazamiento de hacienda en
hocienda, trabajando junro a sus padres en las grandes propredades,
de donde eran expulsados cuando la tiena estaba lista. No recibióoscuela ni educación formal, aunque le rogó a su padre que lo enviarat cstudiar, a lo que éste le respondió que la verdadera escuela dellndio era el trabaj or rr.
Fue soldado en la Guera de los Mil Días, peleando al lado de las
hucstes conse¡¡adoras, en las que se alistó para vengar a su herma-no, que había sido asesinado en el Cauca por un grupo de liberales,opositores al gobiemo. Sin embargo, parece que no participó en nin-gfrn combate. En 1901 regresó a Popayán donde terminó de prestar
ol serwicio militar. Se casó y consiguió una parcela, contigua a la de su
padre, por la que tenía que pagar dos días de tetra.je a la semana, y elrcsto de tiempo trabajaba en su <enciero>>. Hastiado de pagar terrajequiso comprar su propia parcela pero el dueño no se la vendió. Por
llr', Miguel Antonio A¡royo, E/ Cauca es así, Universrdad del Cauca, Popayan,
1053, p. 22lll. Carlos Eduardo Jaramillo, Los guenilleros de[ novecientos, Edrtorial CEREC,llogotá, 1991, pp. 9I -9,1llr, M Jimeno y A 'friana, op. cit, p. 176.trr. Manuel Quintir Lame, ,'n de.fensa de mi raza, Comifé de Defensa del Indio,llogotá, 1971, p 8

l
I
l
ó 6 l{cnáo Vcga Cantor
este hecho, agravado por la muede de su primera esposa, abandonó
sus cultivos y llevo por algún tiempo una vida disolutaSiendo muy joven se interesó por el derecho y el estudio de las
leyes, las que aprendió leyendo Códigos y manuales para tinterillos,
suministrados por el abogado Francisco de Paula Pérez. Desde en-
tonces se hizo experlo en materia de leyes, siendo llamado por sus
amigos y conocidos como el <Doctor Quintino>, en alusión a su cono-
cimiento de la legislación colombiana, sobre todo en lo relacionado
con las leyes indígenas, 1o cual se compmeba con los cientos o quizá
miles de memoriales que escribió durante su vida.
En l9l0 se autoproclamó como defensor de los lndígenasrr¡. La
opresión y explotación a que eran sometidos los indígenas por parte
de los hacendados, realidad vivida en came propia por Quintín Lame,
lo llevó a adquirir conciencia sobre la necesidad de emprender unproyecto que implicaba luchar por defender los resguardos y por re-
cuperar las tierras perdidas por la acción de los terratenientes. Para
Quintín Lame los derechos de los indígenas sobre la tiera eran in-
cuestionables. Sus primeros años fueron de adoctrinamiento y de re-
sistencia pacífica, por eso no volvió a cultivar la tierra cuando esto
significaba pagar terraje, respondiendo con desdén a las ordenes de
los mayordomos de las haciendas. Quintín Lame desarrolló una in-
tensa campaña entre los indigenas en la que denunciaba el tefiazgo yIa perdida de tierras. Efectuaba <mingas adoctrinadoras> para con-
vencer a los indígenas de la injusticia de los hacendados, de la nece-
sidad de defender los resguardos y recuperar las tierras perdidas
Reivlndicaba el derecho de los indios a la tierra, porque les perlenecía
desde antes de la llegada de los españoles en 1492. Al principio fue
escuchado con desconfianza por los indígenas, pero pronto se con-
vencieron de sus prédicas y dejaron de pagar terraje. Quintín Lame
se convirtió en el vocero de los indígenas y estos lo nombraron <Jefe,
representante y defensor general>>. Se dotó de una especie de organi-
zación al designar secretarios en diversas parcialidades del Cauca.
Con eslos preparaba las <mingas adoctrinadoras>, cada vez más pre-
ocupantes para los grandes propietarios a medida que cobraba fuerza
el proyecto lamista.Los comuneros indios del Cauca que laboraban en las haciendas
debían pagar terraje a los hacendados, El tenaje era una renta que
ta- Ibid, p. 61.
(;¿utt,nuv rth¿llt, 61
puguban los indígenas en trabajo o en especie por el hecho de vivir en
un <cnoierro>, como se designaba a la porción de terreno que se les
concedía en la hacienda. Los terazgueros pagaban el terraje lraba-
Jnndo para el patrón durante varios días al mes o dando una parle de
tus productosLr5.
ELTERRAIE
A uno le cobraban hasta veinte días de terraje por sólo tener unarrendito, unas poquitas cabecitas de ganado en unos rastro¡os...Eso era mensual. Asi como algunos eran más considerados cobraban
tres días cada semana. Así era en todas las hacrendas; y decían lospatrones que el affendatario que no saliera cada semana a descontarese tenaje... pues que se vayal A unos les ponían la obligación de ira dejar a Popayán a la espalda un bulto de cinco arrobas de papa, sin
bestia, sino a cargueo a la espalda. Así tenian que llevarlo por cuenla
de desconta¡ a¡rendamiento. A los que estaban enfermos el terraje no
se lo perdonaban, sino que si había durao tres meses enfermo, pues
tenía que pagar arrendamiento de los meses que había estao enfelmo.Y si alguno se resistía, pues a picarle 1os cercos, a echarle ganado en
las sementeras, y hasta prenderle candela al rancho.
Victor Lame (sobrino de Quintín Lame), Enlrevista concedida el 1 6 de juliode 1971, rep¡oducida en Gonzalo Castillo Cátder,as, Teeology akd lhe In-dian Struggle.[or Surrival in lhe Colambian Andes. A Sludy of Manuel
Q ¡nhn Lame's Los Pensdmientos,Tesis de Docto¡ado, Columbia Unive¡-siry, 1984, p. 50.
Desde el punto de vista de la estructura de la tenencia de la tierray de las formas de explotación del trabajo indígena en las haciendas
(el tenaje), existieron condiciones materiales que explicaban y justifi-caban la protesta indígena que encabezaba Manuel Quintín Lame.Este comprendió, como ningún otro indígena de su tiempo, la necesi-
dad de organizar y movilizar a sus <hermanos de raza>, como él mis-
mo los solía llamar, para recuperar sus tierras y defender los resguar-
dos, aunque no pudo superar ni el caudillismo ni el legalismo típico de
la política colombiana, como veremos al final de este capítulo.
rrr, Ellas Sevilla Casas, <Lame y el Cauca indígeno), enN S de Friedman, op cil,pp.93-94

l
ii
1
1l
I
I
68 Renán Vega Cantor
Los primeros años de actividad de Quintín Lame son descritos en
un documento oficial de la gobemación del Cauca que data de l9l6:
ManuelQuintín Lame, indigena natuml de la hacienda de San lsidro, terrazguero
de don lgnacio Muñoz en un tiempo, abandonó por el año de l9l2 la vida agricola yse dedicó a recor¡cr todas las parcialidades de indigenas, aún las dc las altiplanicies de
Bogotá, promoviendo sigilosamente reuniones entre los de su raza con el fin de
excrta¡los a desconocer lns autoridades y aÍojar de sus tierras a los blarcos para
devolver a los aborígenes lo que él consideraba como tcrritorios ustrlpados en época
anterior, proclamándosc cacique generaly restaumdorde la raza rndigena yexigiéndo_
les contribuciones en dineto pam lle!ar a cabo su obra. En Bogotá l'ue aprendido por
la policia en I 9l 3 y como sospechoso permanec ió en el Panóptlco cerca de un año. aL
cabo del cual fue puesto en libertad y el Dl¡ector General de la Policia envió a la
gobernaciórr una liliación de Lame para que se le tuviera presenter'6.
Los terrazgueros empezaron a desobedecer a los hacendados,
muchos de ellos no volvieron a pagar terraje e incluso algunos mayor-
domos fueron amenazados y golpeados. Estas actitudes, desconoci-
das en el Cauca indígena, fueron inmediatamente contrarrestadas por
la acción represiva de la policía. Las amenazas de los grandes pro-
pietarios no desanimaron ni a Lame ni a los terrazgueros rebeldes. En
este contexto prepararon la toma de Paniquitá a mediados de l9 14, la
primera acción concreta que dirigió Quintín Lame. Este organizó a
unos 200 te[azgueros, a los que dividió en dos flancos para marchar
a Paniquitá, un pequeño poblado cercano a Popayán, capital del Cau-
ca. Quintin Lame enfró al pueblo y fue recibido con algarabía, música
de chirimias y abundante comida. En una improvisada tarima se diri-gió a los habitantes de la población y les dijo:
La independencia que nos dio Bolívar fue un cngaño Bolivar peleó coú los
indios y les ofreció que les devolvería las tierras que les habían quitado los españoles
Pero ¿qué pasó? Que Bolivar mintió y no les devolvió las tierras sino que las dejo en
manos de los otros conquistadores blalcos pagando terraje. No hay ql1e pag¿r lerra'je, potgue nosotros no hemos venido cono ptercos stn horquela a melernos et1 t!11
sembrado ajeno. Esla t¡erra es de nosolrostt;-
Estas palabras de Quintín Lame etan históricas, puesto que por
primera vez en Colombia un indígena ponía en cuestión, directa ypúblicamente, el poder de los terratenientes y rechazaba una de las
Lr6. <Conrunicación del Cobemador del Cauc¿ Miguel Arroyo Dicz ¿l Minislro dc
Cob¡erno)). Popayán, ltbrero l7 de 1916, AGN, FMG S 4. T. 107. f 79ll' Citado cn Diego (astflllón Aüolcda. t/ ¡n¿¡o Qu¡ntiD l¿¡¡¡¿. Terccr MundoIiiitorcs. IloSolii. 1973, ¡ 9ll. (subriryir(lo ¡trcslto)
Gente ntu¡ rebelcle 69
oi¡6?!!!oY¡-! ó; E; t ^ oc\¿ü*!!,:¿\-
)>LdL
oF !

7 0 l{cnirr Vcg¡ c¿ntor t ,' nt' ttu\ t t l), ltl' 7 1
lrorrrrrrlczvrl.rrrkrr.ylrilnpronrcliLloscr llelr\ \ conslIrles cn ilvr(liürDc JJ cscuchur
, r'rr rIrr'rIrtLrri l¡rrr¡rrd¡dadcl.lclcSLrlcri(n-scgúrrrni rcsolucr(ir I
lrr su paso por Natagainla instalri Lrna .lurta y pretendia hacer Jo
rris¡ro cn el HuilaL"'. Artes clc los acontccinricntos de l9l6-1917 cn
cl ( u¡ca. Quintín habia cstablecido cor'rlacto con los indigenas de
ollos departarlcntos y y¡ los h¡bía visrt¡clo con l¿r pcrspecti\a de
( rcirr Lrna organización (lue los ¿lglullar¡ par¡ ltchar contr¿l los Lerra-
l('r)rclrtes y para ofgan¡zar tLlr lcvilnt¿rnrcrt() gcner¿lll1r.
Iln cl Cauca. tanto sLrs scctctiuios cn lus (listintas p¿rrcralidadcs
fonro sLls hermanos sc convirl¡ct(rn cn \L¡s \oucrr)\ otqirllizrtitos.(.)uin1ín Lame había escogiclo al ¡rucblo dc ('alrbio colno la Suprena('irpital deL Directorio Indigcna y a Pitay(i couro scgLlrda caprlal CloÍl
los rndígenas organizados, el líclcl indÍgcna pcrsrba que sc podía en
licntal la <injusticia de todos los grantlcs ttsLtqradoTes que se crccll
los dtLeños y a mano amrada le c¡uitan Ia vitla a lruchos arrendatat ios.
los ultrajan cLrando no se plguc cs(,s \c\cr'us inrpucstos sin lcrler
tlcrecho porque nosotros somos ios tlLtcños originrrios del stlclo co-Ionrbiano>rrr. Quintín Lanre se tliligía a los cabildos pala que dieran rconocer la nuer¿r cle qr¡c <cstiinros ¡rrc¡.nr.ados )' está preparacionscrír el más llno cincei para talaclral la chrcel de predra 1' salitnos a
llntar: ¡\ i\a nuestro derechol y.lcsuctisto Nucstro Scñor en su s¿rltto
lettrplo>rrr.[)urante algirn tienrpo. QLrirtir] l-anrc había eslado planeando Ltl
lcv¿urtarricuto genera), cuyl lccht estabu prcvista para el l:l dc ft-lrrcrr¡ de l9l5 A cornienzos clc cstc año. QL¡intín Lanre considetaballcgado cl morrento de (prcscrtrlr r'rLrostr'l llclllc vesticla cle holtradczpara defencler amplia y justanrcntc nucstros derechos>. Los indígc-lils no tenían porque acobardarsc y¿l (lLlc sc <<anuncia el clari¡ res-
¡rlandor quc rasgara el rrrrlo clc cslt noclrc más oscLLra y verclrlos
' Manucl QLrintin L¡mc. "(lrtu ¡ (ircgorio N¡ciitrrccno Laurc e lgnacio Lanrer.Ncir a. cncr o I I (lc l9l 5. FoLocoprlr lirseinrilur qrrc uparccc cn.,\linu López dc Rc¡. f/li,b t *t'tnt:u auintín I¿ntt l-rrr\crsi(l¡(l lurcri¡n¡. l¡cultadde(renci¡sSoeillcs. I)cpalt¿rmeuto de llrsona. Tcsis dc (iril(io. t]()!rolri. I990. p 65
' I) C¡str illón Arholcd¡. rr) ( /¡ . I l0t)
' lotoeoprl l¡scinrilal. ¡r) ¿// p a)(r
lblmas tlás oprobiosas tJc tlcpcndctrcia pcrsonnl cotr.to eta cl terrajc
Est poI supucsto, ¿tenil a los grrlltlcs tcrrltcutcnt Ytr
l¡s irridades del departauletlto litnpczalon a circ so-
bre las ptctensiones de Qututírl L¿tltlc' no obstante q an-
dol,ado cle uane.a pacitica. cotlo habil llegado' cl pueblo delaniqrLi-
tá. Los teffatcnientes quc captaror'l cl scntido dcl nrensaje de Lallrc'
cnrpezaron a organizat grttptts ¿tllll¿tdos' lirrnlados por ttlclígenas antl-
i"i'"i*ltt". pur-u irnp"ait la recttpelaciirtl de ticrras y la huida de l.s
terrazgtleros.'"" üi;;l; a"-. dcsclc esc mistrr. t'or,...c'rto combinó dos lonnas clc
fu.f.ri, iu *"ifirución, qtle ya hirbíir nrosllado etl Panrquitá' y la ac-
c n iuriclica legal, apoyándttse cn la Lcy ll9 clc ltl90' que conl'ittiii en
- i,Ji,,.iprL r"". ,1".á,,,b.t. leg'rl l)espLri's u: i'l',""*: d: ll"l-uuiit'' Ot'i"ti" Llme r ilji':r B"g.l¡i 11'¡1 l'r llrl¡lid¡d (lc recrbar tnlor
'1'r..iJ" t"fr* los titulos dc las colllt¡nidade lndÍgenas del Cauca y
con la pretensión de cntl'evlstarsc con las ittt ridades nacion¡les En
tlngutá íle derenido y penrr:ttrcct(r cn cl Parltiplico por algunos t.ne-
,-"rl ,,rtu.t-ranta por ser considclltlo conlo tllla Pcrsona sospcchosa
ir"-r"gr".o ul irr.o hizo uu rccotritlo por-lrs tienas indígenas del
Tolin-a, Htlrla y Tlerradentr'o en cl Cattca' estableciendo contactos
rure rcalizó tlna glan campaña or-
ganizativa: reci¡niti tos territorros dc lrts pirlcialidades indígenas' ¿{itó
i ¿.""".i0 la explotación a clue cran sourctiilos pol los grandes pro-
pl.r"rio, y nombló lugartclrentcs ctr pLteblos y resguardos
En enero tle l9l 5 eu rrna cal la cnviacla clcsclc Nciva a sus hct ma-
no, c."gorio Nacialrceno Latrlc c lgnacio Lalne aflrmaba:
Paso ¡ saltLdaros con cstc recordll(lo llnllclo (lc onilnos coll un cstfccho abrazo v
,r,r,Lr'rL'rerrLrtlerotlcrcellol)drqtlccstirlrcstlcll(¡stL¿lytrdannclbatirlabandc'11dc..'..,..''lrelrnrIrntlígerrlrsllcrn)s(lcxnhcloconlotanrbiúndeesperanz.rlt.rn
,, .,,1,, .Lr, ll.rilL,s. lrrrrr.olrrcitlo sLrr lrrlrios ) hln alrrnrirdo profirLrdamcnte llenor dc

7) li( rirr \ rlir ( irrr('r
brillar cl t.axr tlc la cs¡rclanzu. cl ihlo de uucstt()s (lclcelto:.))L ' I
plarr lirc devclatkr por ulgunos qoberna(lores iurlige'nas (luc ir'rli)rnirtotr al grtbicrno dcpartarncntal. l:l l9 dc cncro dc l9l-s lircrolt rlclr'rlclos QLIintín L¡rne. jLrnto con sl¡ hc|rnrr() N¿rciaDccrrr.r ) olros cir)( (,
ildigenas. sienrkr así conirlrado cl lcvrntmricnto : . [,'n inlirrnc ollcial dcscribir estos hechos:
l:ncl uriopnsatlr(1915). ¡s uutori(ludcs ¡c krs c1istrLtos Ic Irzil ¡'l)ircz(lrer rL
(lcnllo)rrr¡rrrl¡stilr(lr.luclllr)rcnrrrcnil/ithllrnccntlrur lapotrlctondcll/li.tcniir \tii.,¡luLrno: centerrarcs rlc indi!cr¡s r llcnr') tlc Ler r or u lo' h¡bit¡ltc: clc lrqr e llos pLLrl, ,,.lue cnlorrces Lrn ctrcll)o (1.'tropes. lo rcdL¡o lr prrsrti1l -r lo enlrc.¡(; ¡ lil ¡Ur() ril(ljurTtcill plru qLrc sc lc siguicru un 1tr cirr por el clcltro clc scrlieirin r'
P¡rl las autoridadcs Ir causa de es(ir l)rit.ltcnt fi-actsutla sLrblcrirciiin clc indÍgcnirs cn el ('¿lLLcá no cril otllr que csc <espiriLLr inqtrictrr-il\ cnlu rero. tur t)rrlcrto tlcl indio i\lanLrci QLrintin La ntc,i- r¡rrc lo llci r, .L
proclilnl rse corrr() <<cuciclrrc gencr¿rl) y u hacer ¡r|omcsls ¡ Ios inrii-gcnas clc sLLblcr alse (plll scll¿)rirsc dc Ios blaltcos 1.' r'ccoblat lorlltslus tict.ras llor cstos usllrllrd¿ls). Olr'a clr¡sl dc la sLlblcr¡cirin cr¡ ll(lclicicntc legislación ln(ligcuil (luc l'ar'olccía ¿r los g¿l'nont)ics, colnocalillc¡b¡n a Quintiu l,ane. Y la illlill¡ era i¿ iLnoranci¡ tle los ilriliosrr' No dc olrr lnrncll podiun penslr il(plellos rlLlc sictnptc cstu-vicLon lcos[LlmbrilcLos a la pasivi(ln{l y lcsignacitin de los corrulcros.ll los (lrc cl-cilrl inc¿rpuccs cle cl¡ctuat protcstils lt¡ra tlclclclel srrs
dcrec hos
QLrintin I.arrc fuc crcarcei¡rlo medillnle unu lianzu a fllrcs dcl 9 l 5 t.Ina r cz cn libcltatl. ((torn(i a la cor(lillert ccntr¡l \ se dc(lico ¡rccorlcl todas las ¡rarcialidrdcs tlc incligcnas cle licrradcnrlo 1' la plo-vincia tlc I'opnvlitt> f'on fjlmeza lcs scñ¿rl¡ba I los indílcnls clLrc <sLr
rlza. hunillada ¡rol los bllrncos 1 tlcsposcícla de sLrs lietl¡s. rlcbc clulr-biat sL¡ siluaciiin y apoderarsc rlc cllas ¡rlra clLrc sLLs t,clcladclos ¡lcgítinros dueños se con\leúun rle peones ¡ arrcrrtlatlrios cll ¿intos )scñores v para rluc los blancos ocrrpcn cl lrrg:tl c¡Lrc ellos licnen trho-la>. SLI rliscurso calaba honclo cntre los lcrrtrsucros. pLtcsto (lLlc.
r'\'lanLrcl Quintin I lrme. (( ilrL¡ ¿l!obclnador tlc llr parci¡lirlucldc Srlllerr, SiltriL.cnero2il¡c l9|5.copiallscrntilalrcprotlucidacnA Lópc/dcllcv./r) ¡11 .l) l)9rL <lclcsrunra". l(;\' F\t(;. S 1. I l0r. L liir' <(or¡runicacrrir tlcl Cobcrrr.rdor del (iruc¡:Ui,luel AtroloDicz l N{tntstl-() (lc
(iohrerno) Popayrin. lcbrcro l? clc 1916...16,\r /¡I/C, S 1. T 107- ll 79'" <Telugr¡rlr¡¡. Pol)ir)án. l¡brcro 6tlc l9lj..1(,\r f.l/(,. S -1. I l0i. l.l0
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t q l(cll¡lr vcgü ( n¡ll(n
como las autoridades constataban, (éstos y¿l sc resistcn a trabljar en
las haciendas>rr?,La labor de Quintín Lame, encaminada a que los indígenas dclc'rr
dieran sus derechos, generaba una inusitada agitación en los resguar'
dos y las conunidades, donde se realizaban asambleas y reunioncsen las que se pronunciaban palabras de libertad y justicia. Estos hc
chos desconocidos en el Cauca conservador y clerical, ateffaban ir
los teratenientes y a las autoridades departamentales, hasta el puntoque el 9 de febrero de 1916 el gobemador del Cauca pedía autorizir-ción al gobiemo nacional para conducir a Quintín Lame a Puerto Asiso a una colonia penal lejana para evitar nuevos problemasr28. AI mis-mo tiempo, los terratenientes organizaban grupos civiles armados para
defenderse deJ posible ataque de los indígenas en Tierradentror2e. El
l2 de febrero el Ministro de Gobiemo, Miguel Abadía Méndez, ad-vertía que, ante la sublevación indígena en curso, se debían alistar las
fuerzas de la policía y el ejército, evitando conformar grupos armadosparticulares por los riesgos que esto conllevaba y se debía evitar unagran represión porque eso generaría odios y sentimientos de vengan-za entre los indígenas, a quienes debería persuadirse del engaño a
que los tenía sometido Lamer30. Para las autoridades departamenta-les, <Lame es un alucinado y ha resuelto especular con sus ideasrestauradoras>rr |
.
El viernes 26 de mayo de 1916, Quintín Lame en una Junta conmiembros de las parcialidades pronunció un significativo discurso, con-
siderado como su programa, en el que subrayó, en primer lugar, que
los indígenas deberían participar en las elecciones con un candidatopropio y no apoyar las listas de los partidos tradrcionales. Seguida-mente, recalcó que los indígenas ((necesitamos una ley que reconoz-ca y defienda nuestros derechos), porque (somos los que trabaja-mos, los que con el sudor de nuestras frentes hacemos producir latierra (...), sin el trabajo de nosot¡os se morirían de hambre los blan-¿ o.s, y no obstante nada tenemos: ni siquiera un pedazo de tiera pro-
lrr. <Comunicación desde Popayán>, Iebrero l7 de 1916, AGN, F MG S 4, T. 107,
[.80.lr3. <Telegrama>, ,4 GN, FMG 5.4,T. 107,1.55:o <Telegramo, .4GN, FMG 5.4,f . 107, fs. 60-61nr AGN, FMG S.4, T. I07, fs. 66-68.
'1. <Cornunicación desde Popayán)), fbbrero l7 de 1916, AGN, FMG S. 4, T. 107,
f. 80.
QUINTIN I.AME, INDIGENA DISOCIADOR Y PELIGROSO
PARA I.AS AUTORIDADES DEL CAUCA
Hacc algún tiempo viene el Quintín L
propagancla quc creemos pel calculable
cla, R.ún" las parcialidades s (sic) a la
¡lc tierras. socava autoridad de los propietarios regulares y empeñase
¡hondar la división de razas. Su aclitud es francamente sediciosa'
EBta tarea de Lame es vieja (...) Trata de concertar un levantamiento
de Lame, de sus cómplices y secuaces principales, para no tener que
deplorar en breve lo que todos vemos claramente sucederá'
(Comunicación desde Popayánr' junio 5 de 1916, AGN FMG S 4'T't0't, f.87 .
(;r,tk'nut.t',?,h!ldL
pla reivindicaba al
ind hemos derriba
mo reros' hemos co
lo menos ayudado a construir todas esas casas de los blancos, y nada
dc cuanto ha recibido el ser de nuestras manos nos peftenece, ni
tiquiera nos es permitido el A pesar que
(por nuestro trabajo diario s vos" esuna
ración de hambre que ningu que nuestro
costumbres que

7 6 llc0rirl Vcgir ( rlltr)r
Nos ticnen rcducidos ir l¡ cordición (lc bcslius: sornos los csolilvos dcl salario. y
la auloridad, la aristocraci y la burguesía h n consignado en su clxligo c1 principio tlcque pa¡¿r nosotros no sc h¡ hccho civiliz¡ci(tn ni opulencia. nucslra suerte cs cr1 si
dctcst¡ble y los es ¡nil \ cccs mlls cuando sonros tcrrazgueros de algún blanco: euktr-ccs por penniso para construir una choza y ditiponer de un ped¡zo de loma Par¡pl¡nt¡¡ Lrna nratas. telrenros la obligación dc lmbajar para el palr(in tres días clt Ia
scnrana sin derecho a sali¡riol dc aqlLi qllc sca l)r overlrial la pobreli] de los terrazgtlclosdcl blanco, y de acluí tanrbión quc sca f'abuloso cl bienestar de los bluncos que ticncn
tcffazgucros Y esta escl¿rvitlrd. nril veccs rnÁs ignorniniosa que l¿l In1igua. está auk)_
riz¡d¡ y sancionada por tulos los gobiernos. por el rehgioso. por cl civil. por el Diosy cl dc S0tanás; dc aqui quc nosotros tengamos quc luchar conlra lodo y contm to(los
(aplousos)r'l
Pero, además, concluía Lame, para los indígenas no existía nil'l-gúln tipo de derecho ind ividual, mienlras los blancos podían perseguir-
los y cncarcelarlos cuírndo se les antojltrr:
Los blancos sc rcúnc¡ donde y cuando quiclen; hablan y cscribcn lo que Licnen
a bicn y nadie los lnolcs(¿¡:y no lnrento si(ligo quc en este nrolrcnto los s¡carios de liltirania ¿ la cabeza dc ur1 piquete de honlbrcs ¿tmados vic¡c¡r corllra ¡osotros con
ín lirlas cle káiser', a dispc¡ sarnos a balazos y ¡ llcvarros en oalidad clc prcsos a la cár'cel
dc Popayiin, establccirricnto hccho expresaDlcute para encefl¿l¡ a los dc ruanai clue en
cl orclc¡r cle cosas cxistcntcs son los irnicos quc pueden y debcn scr castrgadosr'l
Micntlas Quintirl Lame estaba reunido en ltrnra pacílica cor los
indígenas, el sábado 27 de mayo el Prefecto de la Provincia y el
Corrandante de la Policia Departallrcntal, con algunos de sus enr-
pleados subalternos y a la cabeza de un piqueLe de hombres armados,
salieron en su bú¡squeda y acarnparon en el pueblo de Calibío a las
siete dc la noche. Su llegada noctuma evitó el enfientamiento, pues a
esa hora ya había concluido la asamblca indígenarrt. Pero las autori-
dades eslaban atentas a todos sus lnov¡mientos y dispuestas a impe-
dir quc siguiera organizando a los ¡ndígenas y denuuciando el poder
terrateniente. El propio Gobernador del Departamento consideraba
que, ante la fuerza que adquiría Quintín Lame y el respaldo de los
indígenas, era imprescindible tomar medidas drásticas tanto para de-
tcnerlo como para proteger a los hacendados y por eso se nccesi[a-
ban nás tropasrrs.
It:. <Exposición dc Manucl Quintín Lame)).
r" (Exposición de Manucl Quintín Lanre,),)Y . AGN. FMG S 4. T I07, ls t38-139.
El Ca ü¡ Libctd. Junro 2 de l9l6
El Cauca liberal, junro 9 de l9l6
(irtttt tnuy rrhehlL T 7
Quintín Lamc pensaba creat ura (Repilblica chiquito, para locu¡rl dividió al Departamento en secciones, cada una con un secreta-rio gcncral al que debían obedecer todas las parcialidades que se
sumaran al movimiento. Este tlismo esquema organizativo lo preten-dln implementar en los departamentos del Valle, Nariño, Huila y Toli-rta. Pensado erl una estructura organizativa que desbordara el marcorogional, Quintín Lame aspiraba a que lo designaran como Jele Su-prclno de los Indígenas de Colombia para adelantar una lucha por laticrra, la libertad y el poderr16.
Qulntín Lame estaba planeando una insurrección pero esta vezpretendía actuar con más sigilo. Las autoridades del Cauca lo se-guian paso a paso, previendo nuevas acciones, A mediados de l9l6lun grupo de indígenas asaltó un estanco de aguardiente en Silvia,gritando vivas a Quintín Lame. Dos de los asaltantes fueron deteni-tlos y conf'esaron que se eslaba organizando un levantamiento a¡ma-do, que consistia en atacar sucesivamente los pueblos de la cordilleray las haciendas, emboscar al ejército y obligar a huir a los <blancos>para que abandonaran sus propiedadesrrr. Se Iibró orden de capturacontra Quintín Lame, pero éste, protegido por las comunidades indí-genas. se escondió durante algún tiempo.
El líder indígena fue detenido violentamente mientras escuchabamisa el domingo 8 de junio de l9l 6 en San Isidro. Los indígenas alconocer la noticia sobre la prisión y maltrato de su Jefe, intentaronliberarlo, pero una escuadra del ejército bien armada lo impidió, resLrl-
tando muer to un indígena, otro f'ue herido y quedaron dos soldadosheridos y a dos más les arrebataron las armas. La situación lue apro-vechada para detectar los lugares donde se encontraban los indíge-nas lamistas r3. Las autoridades consideraban gue el Cauca Liberulera un periódico (socialista y anarquista), que concita a la rebelión,pues publica escritos que pone en boca de Lamerr'), acusación muyreveladora del estado de ánimo de los terratenientes, incapaces porcuestión de clase de comprender los verdaderos móviles de las lu-chas indígenas y dispuestos a no conceder ni un ápice de su propie-dad y privilegios, En esta ocasión Quintín Lame se dirigió a las tropas
'16. Ibid. pp 128 y 132lrl D Castrillón Alboleda, op. cit.. p 126.ttN. Ibid, pp 131-142.l"'. <Telegrama>, AGN, FMG, S.4, T 107, I 92

7ll llur¡in V(.fu ( rrr{l
rlel e'jéreito colonrbrano, encargadas de solbcar su movimiento, aren-giintlolus tlc un rnancra irónica, puesto que no les hizo ningún llama-tlo a t¡uc (icllr.¡sierau las armas ni a que se unieran a los indígenasrctre ldcs Simplemente exaltó con sarcasmo el papel que cumplían alsclvicio del ordenrao.
LA PREDICA DE QUINTIN 1AME ASUSTAA LOS TERRATENIENTES
Hace tiempo que un indígena, de nombrc Manuel Quintín Larnc, deSan Isidro (a tres lcguas de Popayán), hombre libre, perfectamenter ago y ocioso. hijo de prdre quc es ya propietario y que por con.i-guiente no paga tnbuto a patrón alguno ni a ninguna parcialidad, porcuanto no se halla en el caso dc los quc ocupan terrenos comuneros,ha tomado a su cargo la misión de rescatar para los indios las tierrascultivadas que a tíhlo de usurpaclores ocupan los blancos, a c¡uienes
no debe seguirse reconociendo como dueños (segirn Lame) porqueha llegado el tiempo del resc¿rte que es preciso obtener de todosnrodos, aunque para ello sea necesario eliminar a los blancos, que
han mantenido y mantienen a la raza indígena en condición de tnbu-taria y obligada a ocupar determinadas porciones de tienas incultas,siendo así que los verdaderos dueños dc todo son los prirnitivospobladorcs de estas comarcas.Esta que ha sido y es la predicación constante del rndio Lame. que lapractica por medio de confereucias que dicta y a las c¡ue desde largasdistancias concurren entusjaslas y fervorosos las Parcialidarles queél mismo cita y que se han rmpuesto la obligación de obedecerlo yque -como debe suponerse- se sienten trastomados y seducidos conesa buena nueva que tanto acaricia los anhelos y los rnstlntos detodas las parcialidades de indigenas de estas provincias, ha venido a
crear una situación poco tranquilizadora y de constantes mortiñca-cioncs para el encargado de garantizar la ttanquilidad y 1a segLrridad
tlc los asociados.
. Al instigador Lamc.. le dan autoridad ciertos papeles obtenidos enlirgoili...y. soLrrc lodo. el ca¡ácter de Enviado y Restaumdor que hairsunriclo y sosticno írnlc los indígenas que lo apoyan matenalffentecon sus conslirntes contribucioncs y lo siguen ciegamente.
<(irrnunic¡crirn de A¡krrio Parcdcs ¡l Prcsidentc de la República)). Popayán22denovicmbrede 1916, AGN, l.MC, S 4,T. 108, 1!.310-312
rn El Cauca Liheul. junin -10 de I9l6
Gen¡e nt,n rebetde 79
La aristocracia payanesa temblaba de miedo al escuchar el nom-bre de Quintín Lame. En esos mornentos circulaban rumores infun-dados de que el rndio rebelde se preparaba a bombardear la aristo-crática ciudad. Pero, era imposible que Quintín Lame atacara la ciu-dad porque estaba preso y sencillamente <los indígenas habían pen-
sado venir al día siguienle a pedir en paz de Dios y como Io manda la
Santa Madre lglesia y las leyes de la República del Sagrado Corazónde Jesús, la libertad de su jefe>>rrr.
Luego de varias semanas de permanecer en la cárcel, Quintínfue liberado a fines de septiembre de l9l6r4. Pero como él no des-
cansaba en su labor de movilizar a los indígenas, innediatamente se
dirigió a Inzá y (advertidos los indios y secuaces de qLre debía llegara esa población, salieron a su encuentro a algunas leguas, en númerode trescientos, armados en su mayor parte de escopetas y peinillas).Allí se estableció con su séquito y (peÍnaneció como por tles dias
dando conferencias arrenazadoras contra los blancos vecinos de lapoblación y pretendiendo ejercer actos de autoridad constituida). Poco
después acamparon en las inmediaciones de Inzá, donde <el jefe ysus cómplices) se ocuparon de aurnentar el número de manifestantesy anunciaron para el domingo l2 del presente, nueva visita a lnzá>r¡.BI 4 de noviembre de 1916, Quintín Lame entró al pueblo de tnzá,
rcompañado de mil quinientos indígenas. En la plaza principal ento-naron el Himno Nacional, asistieron a misa y en una improvisadarurenga el líder indio ordenó a sus cabildos tomar posesión de esas
tierras, concedió diez días a los propietarios blancos para que aban-
donaran sus predios y demandó que los terrenos fueran entregados a
los indígenasraa. Ese día, Quintín Lame anunció que regresaría al do-rn¡ngo siguiente, es decir, el l2 de noviembre. Ese anunció aterró a
Ios grandes propietarios, quienes se dieron a la tarea de organizargrupos armados para enfrentar a Lame cuando regresara.
Como lo había anunciado, el l2 de noviembre Quintín Lame re-gresó en Inzá. Pío Collo, un indígena liberal declarado como su prin-cipal enemigo, lo denunció a las autoridades y parlicipó en la organi-
t't l)l (attuLtbentl. agosto5-6de 19l6:. Opiniones. agosto 5 de l9ló.tr O¡thtioua"^, septicrnbre 28 dc )916
'r'<(onrunic¡ciónrlcAntonioP¡redesal Presidente dc la Repilblica>, Popayán 22
rlc r¡rvicnrhrc dc 1916. ,1CN. l'MG S 1, l'. 10t3. fi :ll2-314lll .lorgc Villcgas. Josó Yunis..\r¡ r's¿rs r'¡.,/o nl,¡¡,'lo: 1900 /91./. ( lE. Un¡\,crsidad(lc Arlli(xlriir. N4c(lcllín. I 9?6. ¡t 1'71), ( )¡inirnc.:. n{JVicnrbr c 2() (lc l9I6

8 0 Renán Vega Cantor
zación de brigadas para atacarlo. Quintín Lame fue sorprendido, pues
no iba en plan de combate ya que tan sólo iba acompañado de 60indígenas y no de los mil quinientos con los que se había presentado a
Inzá escasos ocho días antesras. En el ataque a mansalva que sufrie-ron los lamistas fueron asesinados 5 indígenas y 14 quedaron heridos,puesto que se trató de una acción de amedrantamiento en la queparticiparon vecinos de la localidad de Inzá, fuerzas de voluntarios de
la población de Belalcázar comandados por Pío Collo y destacamen-tos del ejército y la policía departamenta|46. Aunque Quintín logróescapar, fue perseguido por el ejército y la policía de Popayán. Fue
en este momento cuando proclamó <<la reconquista completa de Tie-rradentro y la expulsión de los blancos>r47.
Las correrías contra Quintín Lame fueron organizadas por lasautoridades civiles y militares en anuencia con los terratenientes de laregión y en ella pafiiciparon indígenas armados al mando de militaresde carrera. Este hecho fue considerado tan exitoso que se decidiódejarles las armas por varios días, hasta terminar con la sublevación,es decir, hasta dominar por completo a Rosalino Yajimbo, lugarte-niente de Quintín Lame, quien fue detenido antes que sujefe 48.
Los violentos hechos de Inzá estaban relacionados con la actituddel gobierno central que en Bogotá había pedido mano dura contralas huestes indígenas de Qurntín Lame. Miguel Abadía Méndez, Mi-nistro de Gobiemo, recomendaba al gobemador del Cauca <escar-
mentar a los sediciosos> para recuperar la tranquilidad en la regiónrae.
Luego de la masacre de Inzá, el gobemador pensaba que el <escar-miento sufrido por indígenas y (el) oporluno auxilio llegado allí de lavecina población Belalcázar ha servido para evitar nuevo ataque aven-
turero, instigador Lame y secuaces>>r50.
Pero Quintín Lame aun no había sido derrotado, porque a partirde ese momento y hasta mayo de 191 7 prosiguió en su labor de aco-
sar a los grandes propietarios, organizando una especie de guerrillaindígena, cuya sola mención los hacia temblar. Al respecto, Enrique
tas Opiniones, noviembre 29 de 1916raó <Comunicación de Antonio Paredes al Presidente de la Repúblicar, fs 312 3 14.L' Alina Lópe/ de Re). op .l/.. p. 8q.
'" <Telegrama>,,1G,{ FMG S 4.T. 112,f.392Lr'q <Telegramo,lG1y', FMG S. 4,T. 107, f . 148150 <Telegrama Gobemación de Popayán>, AGN, FMG S.4, T 107, fs. 151-154.
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82 Rcnán vcga Clantor
Palacios, un funcionario de la gobemación del Cauca, sostenía quo cn
vista de la intranquilidad creada por los indígenas,
parece llegado el momento de prevenir todo conato subversivo, que sería hoymás grave que nunca. Si movimiento indigena de Tieradentro es aislado y de pocrimportancia, bastariamos para debelarlo elementos existentes; pero si generalizasc
como lo presumo, es preciso abrir se¡ia campaña para pacificar cordillera. Tal vezhaya llegado el momento de llamar al servicio parte de las reservas para llevar uncuerpo perf'ectamente organizado a la cordrllera .. con (el cual) en eltérmiúo de pocosdías podrían tomarse oportunamente buenas posiciones en la co¡dillera para evitar Lrl
levantamiento general de los indígenas qr.re scria dc fátales consecuencrasri
En el Cauca circulaba todo tipo de leyendas sobre Quintín Lame,como aquella que le daba el don de la ubicuidad y que Io situaba al
mismo tiempo en un ataque sobre lnzá en el Cauca y en otro enCampo Alegre, Huilar52. Era tal el pánico que despeftaban las hues-tes de Quintín Lame que en las veredas se construían trincheras,protegidas con personal civil pagado por los terratenientes para de-fenderse de posibles ataques. Los temores se veían confirmados porlas incursiones de Quintín Lame o alguno de sus seguidores:
Las constanles amenazas de los indígenas que siguen a Quintin Lame, empiezana realizarse con la ocupación que hicieron en la madrugada de hoy ( | 3 de abril), delindefenso pueblo de Belalcázar que dista seis leguas de lnzá Capitaneados porYajimbo y Pcdro Guayas .. con bandera roja y amarilla y al grito de <Viva el panidoliberalr, entraron al poblado en número de ochenta an¡ados de rifles mauser, grass,
carabinas reibrmadas, remington común y bien municionados Rompieron el estancoy la casa consrstonal y quemaron en la plaza los archivos, despedazaron dos cuadrasdel hilo telegráfico, y se retiÉ¡on al amanecer después de saquear varias casas pafi-cularesr5r
El l6 de abril los indios armados estaban organizados para atacarnuevamente a Belalcázar, y su alcalde solicitaba ayuda pues no teníaarmas para defenderser54. El 22 de abril los indígenas huían y el ejér-cito había aprehendido a muchos de ellosr55. Pero para los terrate-nientes y ¡as autoridades del Depaftamento del Cauca el peligro con-tinuaba porque Quintin Lame seguía libre.
'j' <Telegrama), AGN, FMG,s l, T. 784, f.
l5r. <Telegrama>, AGN, FMGl5o. <Telegrama>. AGN, FMGl¡'. <Telegmma>, AGN, FMG
s,4, T. r07, f. 187
t02S 4,T l0l,l's. l6l'162s 4. T. t07, 1. 190
s.4. T. t07, f. t99
I tt t¡It tt¡ t 11'nrItü,
l-o qLrc vcrdadcranrentc prcocupaba a las clases dominantes del('auca cra (luc Quintin Lame y Rosalino Yajimbo agitaran entre losc()rr'runcr'os la idea que esas tieras les pertenecían en calidad de res-guardos y era hora de recuperarlas, <fomentando las pasiones derazas), con las <barbaridades que han podido corneter en sus ataquescontra los que han alcanzado algún grado de civilización dado su pri-mitivo estado de salvajez (sic)>r56.
ROSALINO YAGIMBO, LEGENDARIO LUCHADORINDIGENAY LUGARTENIENTE DE QUINTIN I-AME
La figura de Yagimbo, hombre que goza de gran autoridad entre lossuyos, es poco conocida del publico a pesar de que ha tenido nodespreciable actuación en los desordenes de las tribus y en otros queacaecieron en tiempos de las guerras civiles. En la tribu donde mayorautoridad tiene Yagimbo es en la de los Páez. En la guerra del 76, enque militó en las filas liberales, se hizo famoso por sus crueldades enel Puente Bejuco, Durante la ultima contienda civil lue sindicado comoautor de la muerte de Lorenzo Medina, valiente Capitán del EjercitoLegitimista que combatió contra los indios. Como hubiese caído pri-sionero, alguno de los oficiales le preguntó: <¿Que será bueno hacercontigo?> El indio contesto; (Pues matarme porque ya estoy viejo).Efectivamente, cuenta cerca de noventa años. En otm ocasión se lepreguntó cuantas veces se había confesado y el contestó: dres via-jados>.
El Nuet,o Tiempo, junio I de 19l7
La acción de Quintín Lame se mantuvo por varios meses, duran-te los cuales con un grupo de unos cien indígenas realizó varias accio-nes armadas en distintos lugares del Cauca. <Viene Quintín, vienenlos indios> era el grito que aterraba a los <blancos>rs7. Solamente unacelada traidora tendida por políticos Iiberales, en mutuo acuerdo conlas autoridades civiles y militares del Departamento, logró capturar a
Quintín Lame el 9 de mayo de 1917¡58. Miembros del partido liberallo buscaron y le propusieron una reunión amistosa, ofreciéndole suinclusión como candidato a Diputado por Ia Asamblea Departamen-
t56. AGN, FMG, S 4,T. r29. U 139.L5?. D. C¿strillón AJboleda, op c¡t,p 161.t5t. Ibid, pp. 179-189; ,4ct{ FMG S. 1, t 129, fs. 139-143

ll4 llcnán VcE¡r t ¡rntrn'
tal. Apenas entró al sitio convenido, lo acoralaron y golpearon bru-talmente (como se observa en una foto de la época) y luego lo ama-
naron en forma cobarde.
El indígena fue acusado, a raíz de los sucesos de lnzi en 1916 ysus acciones posteriores, por los delitos de robo, organización de
motines y tumultos, formación de cuadrilla de malhechores, rapto yalteración de documentosrse.
Las acciones de Quintín Lame habían tocado tan hondamente al
poder local, que sus representantes rápidamente se apresuraron a
recomendar la modificación de la Ley 89 de 1890, en el punto refe-rente a los cabildos, pues <hoy en día cada cabildo es un foco de
insurrectos>> y que sus represenlantes fuesen nombrados por los al-caldes o los prefectosroo.
Luego de las Qurntiniadas de los años 1915, 1916 y 1917 los cír-culos dominantes del Cauca seguían pensando que en el futuro inme-diato se seguirían presentando hechos similares. Con tal perspectiva,negativa para sus intereses, aquellos propusieron dos medidas radi-cales: una económica, tendiente a facilitar la penetración de colonosy la apropiación de las tierras indígenas de los resguardos, teniendoen cuenta su potencial riqueza agrícola y mineral; otra política, ladivisión y venta de las tierras comunales para evitar fuhrros proble-
mas de orden públicor6r. Por otra parte, emprendieron el señalamien-to y la persecución de todos los indígenas que apoyaban o simpatiza-ban con Quintín Lame.
Después de la sublevación de l9l6 y l9l7 en el Cauca, en varioslugares de ese Departamento y de otros, cundió la alarma por losefectos que pudiera tener la prédica lamista. Por esto, como en Pura-cé, se conminaba a los indígenas a firmar cauciones en las que se
comprometían a no tratar a Quintín Lame y ni siquiera volverlo a
mencionarló2.Todavía enjunio de 1927 las autoridades regionales consideraban
que:
'". Copia de la sentencia aparece en AGN, FMG S. I, T 904, f's. 249-2ó3,
'ou. <Telegmma>, AGN. FMG S.4, T. 107, f: 158.
'u'. <Memonal del Pe¡sonero Municipalde lnzá al Ministro de Agricultura y Comer-cio). Inzá, octubre ll de 1923, AGN, FB, T 57, f.468r6'?. <Comunicación de Roge.io Elias Cometa al Supremo Consejo de Indias>, Mira-flores, noviembre 8 de 1922.AGN, FMG, S. l, T.8ó8, | 374.
( i'ttlt' t, tr. t (húh
Rosalino YaJimbó, lugartcnientc dc erintín Lame y veterano iuchador indígenadel Callca. El Nuevo Tienpo Junoldelgl7
{ts

8 6 Renán Vcga Cantor
Mientras mcdidas coercitivas no obllgucn a La división dc los resguardos dc
indigenas, la rcgión dc Ticrradcntro, coDlo muchas otras comarcas de la cordillera
cenual habitadas por parcialidades. nrantcndrán latente cl conllic!o entre las autori-
dades y esas gentcs y eDtre éstas y los agricultores Los indígcnas se considcran
dueños ¿bsolutos de las tierras baldias, en lo gene¡al carecen de titulos y ¡cchaza¡
toda influencia para pemitú el trabajo en lás rnejores zonas agricolas El carácler
belicoso de los antiguos indios pijaos. guanacas y paeces no se ha dulcilicado y la
creencla gencral entre ellos de que su hostilidad ahzada por elementos perturbado-
res y aprovechada por cauditlos intcnsos y explotadorcs como Manuel QuintínLame, los hace esperar un triunfo ocasional que arrebate a Ios blancos de todo el pais
sus propiedades para señorearlas ellos col¡o amos y señoresr"t.
En 1928, los misioneros lazaristas llegaron a Tierradentro luego
de la .,quintiniada,,. Según sLr propia \ ersión:
A ellos se debe la conversión de muchos infieles; la adopción de costumbres
civillzad¿scn lugarelrégimen bárbaro que antes predonrinaba; la enseñanza religio-
sa y elemental; la producción agrícola que antes no existia; a ellos, linalmente. lo quc
muchos espíritus <Jiscolos y revoltosos no les pueden perdonar; haber conseguido
reducir a muchas tribus indígenas no sólo a la vtda social sino al al'ecto y el respettr
por las autoridades y el gobie¡noLa verdacl es que si el espíritu de revuelta ¡o ha hecho repetir en los illtimos años
las tenibles traged¡as que encabezaba Manuel Quintin Lame, a pesar de las sugestio-
ncs que los rndigenas reciben disimuladamente, quizá se debe cn muchisima parte a l^
acción ¡le los misioneros que son verdaderos atalayas de la segurldad nacional ED
Inzá. como en Belalcázar.. elcaciquismo de los caudillos y la indole de los guanacas
y los paeces. tan belicosos como los pijaos, se ha podrdo tr domando y modilica¡do
sustancialmenle lrujo la acción de los padlcs lazaristas, apoyados, naturalmente, lollos pocos ciudadanos dc ideas sanas que viven en constante pugna contra los nu,nc-
rosos enem¡gos de la libertad en el ordenrnl
Cuando Quintín Lame salió de la cárcel en 1921, tras pagar una
condena de más de 4 años, se encontró con una realidad muy distinta
a la de las (quintiniadas), ptles la mayor parte de sus anigos y segui-
dores habian huido a causa de la represión. El tnismo soportaba cl
asedio de los terratenientes, curas y autoridades civiles y mililares.
Por esta razón decidió trasladarse a vivir a las zonas indígenas del sur
del Tolima, desde donde proseguiría una lucha incansable durante el
resto de su larga vida y donde moriría a fines de 1967.
A pesar de que el líder indígena no podía ir al Cattca su inlluenci¡
si se hacia sentir. Asi. en abril de 1924 se informaba que en Jambal(i
los que se habían opuesto a la división de la tierra de resguardos eran
t¡,. ACN ¡MG S l. T 96t.r,t 1c!.tr'(.. S l. T 96,1.
fs. I l-.12lis 55.1-55,1
(;cntr ntN rehelde 87
los seguidores de Quintin Lame, porque aunque este estuviera ausen-te (contlnúa en su tarea revolucionaria y disociadora, fomentandoentre los indígenas el odio a la raza blanca>r6s.
En 1925, Quintín Lame intentó regresar a Inzá, llecho que causóalarma entre los propietarios y autoridades del Cauca que inmediata-menle se organizaron para impedirlo. El recuerdo de los sucesos del9l7 todavía estaba fiesco, por lo cual no pemritieron que dictaraconferencias en el pueblo y movilizaron a muchos indígenas para quese manifestaran en sLt contra. Lante intentó abrir una oficina en laparcialidad de La Laguna, en donde siempre era acompañado porunos 100 indígenas, contaba con seis secretarios y al tiente de lacasa donde se alojaba colocó una bandera blanca con el lema nSo¡,cl libertqdor tle los Indios. PazD. A.nte las presiones de las autori-dades Lame se vio obligado a abandonar Inzá y el Caucar66. Pocountes de su llegada a este Departa¡nento, desde Neiva se habíanroportado sus movimientos. Fue acusado de vagancia, por no tenerun oficio conocido, y las reuniones que intentaba realizar eran disuel-tns por la policía, bajo el pretexto que
desde hacc algr'rn ticmpo Manuel Quintin Lanre .r,iene scmbrando la intranc¡uili-rllrl cn esa comarca, pues cn casi todas las rcuniones ha es¡ado incitando a los indiosconlra los propictarios dc allí, a rnás quc a csas reunioncs les ha estado daudoúllinra¡nente un caráclcr politlco, iDstigado scgún parece, por algunos dir.igentes dccNtir población quc cstán dcsanollando una politica bolchcvir¡uc. Quintín L¿rne cslonocido en todo el país cor¡o un hombre v¡go. embaucador dc la pobrc raza indígctlrr, ha¡agándolos con prorncsas que uo pucclc cLrmplir, en una palab¡a. cs un malhc-chor 0fbrfunado. y quc sólo la lcnidad con que lo han tmtado las auloridades hace qucc¡lc indivrduo se pasc por las calles nruy triulquilanlenter,,
Lucha indígena en el Tol¡ma por recuperar lastlerras y reconstruir el Cabildo
Apenas recobró su libertad, Quintín Lame se trasladó al departa-trcnto del Huila. Los leüatenientes de ese departamento, preocupa-rkts ¡ror los el'ectos que sobre las comunidades indígenas pudiera te-ncr lil presencia del recién llegado, iniciaron su persecución y acoso,lil I 2 dc marzo de I 922 los Lerratenientes asesinaron en Los Limpios
/,r/(; s t. t'.90.1. t.241/,r/(i ii t. t- 9t9. Ii 9 l0/ ¡(; s t. I ()t9. f. llri

It lt llcnun V(gd Lanlor
(Huila) a hes indigenas y otros dos quedaron lreridos. Fueron incul-pados dc csta acción Quintín Lame y.losé Gonzalo Sánchez, aunque
los ascsinos peftenecieran a la guardia departarnental¡t'8. Lo raro del
caso es que en el rnomento de los acontecimientos Quintin Lame sc
encontraba en Bogotá, a pesar de lo cual l'ue encarcelado, durantcvarios meses en Neiva, acusado de los delitos de rebelión, sedición,asonada y olganización de cuadrilla de rnalhechoresr6".
1.A MASACRE DE LOS LIMPIOS (HUII.A) RELATADA POREL LIDER INDIGENAJOSE GONZALO SANCHEZ
Ricardo Perdomo.. de a caballo y con tevolvet cn mano a punto de
dispalar llegó y lras él venía un gran nirnrcro de caballetia compuestade particulares blancos todos arnados enfrc los cualcs cl comandan-
to dc la Gendarmería ( . ) eDseguida a todos los que estaban acosla-
dos en sus lechos los hiciclon levantal dáttdolcs l'utiosos <culata-
zosl con las arrras, puntapiés, plan dc peinilla y alrastrándolos porlos pics y dc donde los podian sacar los sacaron (...) pusreron presos
a todos les iudígcnas que ahí estaban y volvicron a eutrarlos . po-
niéndolos en un solo grupo er un riucórr. los gendanrcs se pusieron
con firsiles calzados con proyectil apuntando al grupo (...) al instante
c¡ue llegaron a casa de Garcia ronrpieron los lircgos y a la vez quc sc
oycron los penosos lamentos de los inclígcnas que se hallaban ahí
donridos quienes tireron cruelmcntc mlrcltos por las cncnrigas balas
que tiraron los hombres civilizados . al oírcsos la mentos glitó Ricar-clo Pcrdorno C cn alta voz (¡maten indios quc yo se los pagó al
gobiemo!> A la vcz contcstó también Julihn PcrdoÍno, uno de los
que lo acompañaban (si, quc malcn indiosl ... rro dcjcn ni uno... ni lacria>. ( ) Pafie de la caballer'ía de parlicularcs y los demás gcndarmes
quc cstaban en retaguardia al oír'el l'uego dc dispatos y los tremen-
dos lamentos de los indigenas... corricron al Iugar del climen y decían(corran que a eso es que nos han traído a matar indios).
José Gonzalo Sánchez. AGN, I-MC. S. l. T. l0li4. ls 520--525.
r"*. <Mc¡rroial de Manuel Quintin Lame al Ministrr¡ dc Gobierno>. Panóptico dtlbagué. Abril 21 dc 1928- AGN. FMG S 4, T 2511, f-. 128; (Memorial de Jo\rConzalo Sánchez al Ministro de Gobiernor,, CL¡¡mo, ¡gosto 21 de 1926, AG\t'MC, S t. T 941, f.264r'"'. <Mcrnorial de indígenas de Coyaima al Ministro de Cobiemo)), Coyaima. cli
cicmbre 27 de 1922, ACN. FMC, S l, T 890, fl 304
(;(t¡l(' uutt t tl)(l.l¿ 8 9
lin cl sur del Tolima, donde decidió residir Quintín Larne, sobrevi-v lnn indígcnas descendientes de Jos prjaos y panches, aunque ya bas-lnrtc acultulizados. En la época de ]a colonia se habia creado porpurtc de la corona española la <Gran conrunidad general de indígenasdc Oflcga y Chaparral)) que durante el Siglo XIX fue invadida porhuccndados y luego vendida por fracciones de tierra. Los indígenasrcs¡stieron este embate terrateniente hasta finales del siglo XIX impi-dicndo la expropiación de sus predios colectivos. Luego de la expedi-citin tie la ley 89 de 1890, los terratenientes cambraron de táctica.Optaron por ganarse a los indígenas colt mayor grado de mestizaje,tlfir¡cieron comprar las mejoras, impulsaron la suspensión de sien-brns por parle de los comuneros, reconocieron la existencia de la( itan Comunidad pero poniendo en cuestión su propiedad sobre lasliolrls en litigio. Se acercaron a los indígenas más proclives a nego-0iur y organizaron toda una campaña de terrol, persiguiendo y tortu-mn(lo coll el cepo a aquellos remisos a soÍueterse a Ios grandes pro-picfurios. El procedimiento dio algunos rcsultados pues ciertos indíge-nlrs ¡lcgociaron sus predios y uno de ellos se coltvirtió en mayordomodc uno de los hatos ganaderos y en intermediat io para presionar laVonl de otros predios comunalesrT".
lit las primeras décadas del siglo XX, el objetivo de los indígenas¡lgl lirlima era reorganizar el Cabildo col¡o suprema autoridad indÍ-
lcnu para reconstituir el resguartlo y def'ender las tierras. Esto no
F)dl ser tolerado por Ios hacendados, los cuales, dado el avance en
lu tlcscomposición de la propiedad colectiva, pensaban que aquellolrü un retroceso. Por eso, en consonancia con las autoridades depar-l¡tttontales, negaron el reconocimiento de los indígenas como lales yItlr rlcclararon civiles, lo cual tmplicaba que no tenían ningún recono-Clnt icnto j urídico especial y no podían ser amparados pot la Ley 89 de1990 r7r.
La ofensiva anticomunal que se desató a comierrzos del siglo XX.y quc se expresó en numerosas leyes que plctendían desconocer lahy Il9 para golpear más fácillnente a los indígenas y fortalecer a los
Fündcs propietarios- generó pronta resistencia en el sur del Tolima,
lr l)rtrkr liajardo, <Luchas ¡ndigenas por la tierra en cl Tolima)). Do(unent()s Polítiftr, No, 143, julio-agosro de 19a0, p.32lrlArlolli)TrianaAntorveza.<ElcasodelgranresguardodeOfegayChaparral>,en
lll (i,t,gft'so de Hístorid Colomb¡ond Meno¡ iLts, Medelli¡,1983, p 280

88 Renánvega Cantor
LA MASACRE DE LOS LIMPIOS (HUILA) RELATADAfOR
EL L]DER INDIGENAJOSE GONZALO SANCHEZ
José Gor¿alo Sánchea AGN, FMG S l' T 1084' fs 520-525'
anuel Quintin Lame al Ministro de ico de
Iba lgZ8, AGN, FMG S' 4'T 258' t ".J:'éé; Minist¡o de Gobiemo>, Cuamo' a AGN
FMC S. t, T.941, f.264.i'i.'"i'¿"."¡"f tle indígenas de Coyaima al Mtnistro de Gobiemo>' Coyaima' di-
cicmbrc 27 de 1922, AGN, FMG' S l' T 890' f 3M
Gente muy rehelde 8 9
En el sur del Tolima, donde decidió residir Quintín Lame, sobrevFvían indígenas descendientes de los pijaos y panches, aunque ya bas-
tante aculturizados. En la época de la colonia se había creado porparte de la corona española la <Gran comunidad general de indigenasde Ortega y Chaparrab) que durante el Siglo XIX fue invadida porhacendados y luego vendida por fracciones de tierra. Los indígenasresjstieron este embate terrateniente hasta finales del siglo XIX impi-diendo la expropiación de sus predios colectivos. Luego de la expedi-ción de la ley 89 de 1890, los terratenientes cambiaron de táctica.Optaron por ganarse a los indígenas con mayor grado de mestizaje,ofrecieron comprar las mejoras, impulsaron la suspensión de siem-bras por parte de los comuneros, reconocieron la existencia de laGran Comunidad pero poniendo en cuestión su propiedad sobre las
tienas en litigio. Se acercaron a los indígenas más proclives a nego-
ciar y organizaron toda una campaña de terror, persiguiendo y tortu-r¿ndo con el cepo a aquellos remisos a someterse a los grandes pro-pietarios. El procedimiento dio algunos resultados pues ciertos rndíge-nas negociaron sus predios y uno de ellos se convirtió en mayordomode uno de los hatos ganaderos y en intermediario para presionar laventa de otros predios comunalesrT0.
En las primeras décadas del siglo XX, el objetivo de los indígenas
del Tolima era reorganizar el Cabildo como suprema autoridad indí-gena para reconstituir el resguardo y defender las tierras. Esto nopodía ser tolerado por los hacendados, los cuales, dado e[ avance en
la descomposición de la propiedad colectiva, pensaban que aquello
icra un retroceso. Por eso, en consonancia con las autoridades depar-
negaron el reconocimiento de los indígenas como tales ylos declararon civiles, lo cual implicaba que no tenían ningún recono-
oimientojurídico especial y no podían ser amparados por la Ley 89 de
1990 r7r.
La ofensiva anticomunal que se desató a comienzos del siglo XX.y que se expresó en numerosas leyes que pretendían desconocer la
ley 89 para golpear más fácilmente a los indígenas y fortalecer a los
¡randes propietarios- generó pronta resistencia en el sur del Tolima,
lt0. Darío Fajardo, <Luchas indígenas por la tiena en el Tolimar, D ocumentos Políti-tor, No. 143, julio-agosto de 1980, p, 32.Itl, Adolfo Triana Antorveza, (Elcaso del gran resguardo de Ortega y Chaparral)), en
Ill Qngre.to de Historia Colombiana. Memorias, Medellin, 1983, p. 280

rr ll lii ri r r \i L'r ( .rirl,,r
\i¡ (luc cst S c(JrrrLrni(lil(lcs habílIr tcnitlo c()r]tirelo c{)I (.)rrrrlIr I rrLr,
y c()n ohos inclígcrlts dcl ( lLrcN y h¡Lríltn csl¡Llo irl lilrlo (lc los ( \, lltos (lr¡e sc des¡llollaror cn esc de¡arlanrcnto cntrc l()l-l I l'lConro rcsultado se lirndticl l6tle rnrrzodc l9l(re l('onsc'joSrr¡rrLrrr,,cle lntlias, bajo Ia concluccjtin dc.losé (;onzrlo Srinchcz. indigcrrr t rrlcano dc Totot i'r -,- conrpañeÍo de lLrchlts de Qutntitt Larttc. [: I SLr¡rr . rrr, '
Cionsejo tcnía como objctivo findi¡nrentai la dcl'ens¡ de <los lirL r,,
colecti\os tle los hoglles suelo tierr¡ Guananí (conro se llunlrllr rl
continenlc amclicano antcs dc la llcgada de los cspañolcs). etrrrr,,
absolutos dueños.v señolcs dc rueslros p¿,tdrcs aboriginalros i.r, I
rntcpasados. excLusrvalrer]tc con autolloDli¡ de la Le¡r 89 clc l3()0,, r
parlicLllarllentc en lr recLrperación dcl rcsguar(io dc Ortcga r ( lr,r
patral rr. Pcro los obictrlos de cse Consejo no cr¿ur solarrcntc icgionalcs. ya clLLe pretcn(lía (protegcr, an]parar y delcnclcr cn lodrs ¡rrItcs. los clcrcchos y propicdades territorialcs de l¿rs tlibLrs irclígcrr.exislentcs eu el lc itorio dc la nacirin>'-'.
I:r Ortega desdc principios de l9l7 sc h¡blaba de un Ie\irrlmierrto intlígenlt. en ¡crLetrlo cott rnclígerus de IIutla y ClltL¡ca' . I lC'haparral se Lunroraba Io ¡risnro, I los inclígenas afirnraban qrre- sol,,csperabar ll _jclé L-arrer" InclL¡so se llcgti a aiirnltr quc en Llnlconrunicación intern¡ de los iniligenus dc OftcgíI, inlcrceplada por cl
Alcaltle. sc anLrnciab¡ la plonla llegatla dcl <Ccnelal ManLrel Qrrintill) y se rgregirbr qLrc Ios indígcnas <sol lgresivos prrcs n'rrrciros clt
ellos siniclon cn la gLrerra pasucla>L ". La ¡rr-cnsa dc la época rcur.lraba ]os sucesos en cslos térnriros:
IIilcc rnuch(J\ lrlos quc los lndios dc YlguaJil sosocncn clu¡ cs(ls trenirs lrs
0crtcncccn y no cs lil pnnrrra \ e/ quc ¡lcntan conLlir l{)s LrIrocos ll clrLicrrcs cor.rtlrrau Llsürpa(lores de lus ticrrls dc lir coniIr]id¿rd iDdigcnr dc \'.lgll¡[i
ljn los (listrik)s Llc Olcga. ( hapaÍ ll. Nirrlgai¡llr v C or uin¡¡ cs nLr¡crosí:rrrr,cl clcrn.'rrto indiscrlrl Flkrs sc rlonrbr¡n pcrrr'rchcanrcnte urr gobcr¡ador. quc trcr.nra¡do cn tochs esus parcielidatlcs pcro cl rcrtluclcro.]elc dc csos rndíqe¡us t.I'aut¡lc(ir ( h¡gu¡lr l/quicrdo uno dc los d. \'lgu¡ri
: Ihtl. p 2.32
' ( itado cn (;o¡r/¡lo Cir\till() Cá¡tlcn¡s. u\lanLrcl Quinliu I ilmc: luch¡tlor c
inlelcetLral intligcnrrtlelsiqlo!crrrlc). I rrl ft)dLrcción .t l: n th lctt.tu Jt, in t itt:t1,t)/) Lt1
( t ut, tnt¡ r, h, l,l, 9 I
l\rri lr,rte itlg0| trellll)() se h¡blir cntlc csos inLligr ¡\ clc Lrn lct¡nLanicnro¡r rÍ r,rl ¡rrr:r rr'sirrtrl lustltn¡svrlc¡rrcnderlirr:goIlanotirri¡dc(hap¡lral,d(lnder.',t,Ir l,r,¡r(r t,lrl.r(li¡\ l(rs ti{Ltlos (lc propicdad dc los l¡l¡ncos sobrc las trcrras rlispu-llrhr¡ror cl cli ntcnto irrtligcna I:rrcnetodolprcsen¡eañorecibicronco¡runlcacirlnclcll tltr' Lirrte v etlrbrlrron algrrnrsjrrntas nlLl\ nurr]eros¡s eD los canrpos. pltrecc qucr r'rr r I lrr rle :rc¡r Llir sc (sic ) l)ar.l sccrü(l¡r el c¡Lldillo lldio tlcl Caucn en su proycctorl¡, r, rlrrrrirriórr ilttlilcna
I r nrctlio dc la Iucha, planteacla tarrto en térrrinosjurídicos colnor,rlrrrlcgulcs por partc tic los grandes propietarros contra los indíge-l¡r\, MirnLrcl Quintin Lame alribri a Or.tcga cl 2rJ rLelLrlio dc 1922 Sullt'¡lrttlrt cra cspcrada con enlusiasmo ¡ror los indígenas:
S( l)rcsctrró el indigcna cacic¡uc Maluel Quintín L¿rlrc fhalttrc. en cl sitio deI Irr() (;. nde lo espcrab¡n cl necivirricnLo (sic)dos nril personrs i díscu¡s de ¡ntLrosn'r \r)s (sic) sin(lién(lolc ( stc )honores ) oIncnacs (sic ) ll indíscra caLrcano: c.ruclillo derrolrlez¡s, gcnc¡osicl¡cles corno ¡ratlre dc ntiscticordia. oticcicndo su serlicio qLrc t,n,¡¡rtlereDcia nr nll¡stó púl)lical¡cnte a l¡ triLrri lndi{cnit dcl¡nder los i¡rlcrcscs dcllrflrrrhlc lair dcl llcsgua.(lo N¿cro0al dc lndigc0as dc OÍcg¡ \
l)csde cl r¡ortrento de su a¡ribo a Ia regicirr convirtró a la Ley 89¡k ll{90 en sLr princrpul instrumcnto dc lucha. dhndosc a la tare¡ derlilirnriirla cntre Ios indígenas par¿r que conocieran y rlcl'er.rdicran susr['rcchos. C'onlo rcsullatlo de su l¿rbor, cn 192.1 Qurntín Lantc y Jose( ionz¡lo Siinchez llcrln clesignatlos I cprescntal't lcs generalcs de lrslornr¡nrdades intliqenas dc Or.tegl y C'haparrllri',. [_os ¡rroccdirnicn-lrrs lcgalistas quc clrplc¿rlra Larlc se r¡toyaban en su curn iccrtin t¡Lre
los indígenrs habian sido ex¡rropirdos de sus dcrechos por Ios blun-r'os, dcrechos anlcriorcs a la llegarla de los blancos v. que por tanto.lcnían penr¿lnentc vigcncia. conro lo expresaba cn un Mellotial dcl()23:
Los indios hentos perdrclo Ducslro dcrccho por la lcY dc los ticutpos sin clarserllcnt¡r qUc llucsuo dcrccho rto ha prcsclrbrdo (sic) pot ninu!r¡x lcv. por-cltrc scrItrrsrrcnorcs dc ecllrd v nUcstro clcleclto cs ilnterior ¡ tod¡ lcgrs ación eir il I la eorLu(s|l¡ñolil n()s rccdtoció cotDo cosd. conto brul()s ) cotno los brllt()r Io cnlcnclctDo\r'l rlcrecho sino que sontcrs nlltcri¡ llerntc como l¿l nd(ut¡leza dc la picdrlr. a rrosotrosse rros nicga h.iusLrcrir por scr indircnas v u los blancos se Ics upo¡'¡ cl l¡al en torkr rlr¡rr¡ todo. pucs lo qrrc es a lirvor rlc nosotros los indíqcnas sc suspencle el todos li,\l)cspachos ) cn cualt¡urer I)esp¿chr) del tircuito en que curse t¡l NsL tto. ) si cs
.l Villcgas ¡ .l Yunis. r.,2 r'it. pp 2il1-2133¡'* Cltado en A Tri¡lr¡. <El caso tlcl gran lesguardo ) op ¡ //. pp liil-lS.l"' D FIjardo. <Luch¡r indigeDas r. p -14
P \\rlj ,t(;¡ ¡,r/(; s l. T 7ri9.' I(;t\'. t¡tl(;. S l- T 7?7.' i/,i,/ r\ 1tt-.11I
ll .l-i5; l 7u+. 1. 52
l.r .1ll--lll r -.111--115

92 ltcn¡ln Vcgo ('ontor
1
co¡tra por leve o levisimo que sea I hacengraveygravisnno'ysiesencontradclos
blancos y rnestizos dicen: <eso no s nada>'8o'
porque sucedía que
9de1923,AGN' FMC S I,T 888,f 474;.
"v"t".i¡ dc José Gonzalo Sánchez al M stro de Gobierno))' Natagaima'
mayo28de lg23, AGN FMG S l,T 890't3
Gente nuy rebelde 93
Cada vez que se desplazaba Lame necesitaba de un certificadooficial que lo respaldara, porque de no tenerlo era irremediablementedetenido. El cefificado era necesario para <poder andar tranquila-mente sin que me bayan (sic) a detener o a sorprender diciendo quetal vez boy (sic) huyendo...>¡85.
El 3 de abril de 1925, vecinos de Ortega, declarados enemigos delos indígenas, se dirigían a las autoridades del Municipio para queprohibiera las reuniones de Lame:
Manuel Quintin Lame... en vez de estar patrocinando a los indígenas, violandolas leyes y extorsionando a los vecinos, debiera pemanecer en las penitenciariaspugando los crlmenes que ha cometido y que prevalido de la benevolencia del gobier-lro, se han quedado impunes. Tampoco se oculta al gobiemo, especialmente al delDepaÍamento, que esta población por el incremento que ha tomado en riqueza y¡elaciones comerciales, está llamada a merecermejor suerte,y no la de esta¡amenaza-da por una turbamulta de bandoleros sin representación política ni social'36.
Lo que más preocupaba a los hacendados era la popularidad de
Quintin Lame y José Gonzalo Sánchez, quienes contaban con el apo-yo de la mayor parte de los indigenas del sur del Tolima, como se
registraba en numerosos memoriales dirigidos a las autoridades delgobiemo nacional y respaldados por miles de firmas. En Natagalma,por ejemplo, un grupo de comuneros en comunicación dirigida al Mi-nisterio de Gobiemo afirnaba:
El patriotismo de nuestros jefes es verdadero y jamás será humillado ni lobumillanán las potenc¡as de los hombres de la clase civilizada, aunque arnbos hanSufrido queles e injustas prisiones como actualmente esti sufriendo nuestro princi-paljefe Manuel Quintin Lame en la ctudad deNeiva,por lascalumnias, injurias y milfalsas acusaciones que le levantan... los nombrados civilizados de acue¡do con mu-chas auto¡idades en los departamentos del Cauca, Huila y en este del Tolinra: ellosBiempre con valor entero y por medio de la pluma manejada po¡ sus propios pulsos
cstán elevando por escrito a los despachos de esa capital las ¡eclamacioncs justas ylegales, de acuerdo con las leyes en defensa general de nuestras persogLridas y humi-lladas tribus indígenas'3'.
Como una muestra de la simpatía y afecto quc los indfgenas sen-
tlan por Quintín Lame, es interesante mencit¡nirr quo a finales de
r¡!, <Memorial de Manuel Quintín Lame al Minislr{) (l('( ¡oltlcmo), Bogot:i, rr¡,'rtrr
3 de 1925, AGN. FMG S t, T.92s,f.422ttr. AGN. FMG S. i,',t.918, f. lt0.l'7, <Memorial de indigenas de Natagaim clinl,rrl,, ¡rlMhlütso de c,'l'r, ¡,"'', ¡hi28 dc 1921. AGN. FMc S. r. T.888. i. 1'r,
J¡[l..taSF '

9;l ltú ri,rr \'trrir ( ,rr1or
mayo dc I928. en una de ias lantas ocasiones que cslLl\o prcso. ! l
líder f'ue Llevado para una diligencr¿ judicial el'r Ortega. Iil clíl r¡rr..
llegó al pueblo <más de sclscienlos sirbditos y admiradoÍcs dcl cr( l
.}le salieron a lccibirlo con miLsica de c[erdas y chirjurías, y no l lt0
tarrbión la danza de los Pijaos> 3t.
P¿rra contrarresLrr su influencia se acudrri a la rcprcsión. En Or
teg¿, Nalagxima. Coyaima y Chaparral sc destruíau las cementet¡¡de los indígenas: se arrasaba con sus escuelas: se cobraban turprtcs
tos de caLastro, prcdial y cle catninos. cuando estaban eximidos rlL'
cllos scgírn Ja legislaci(rn vigcnte: se pet-seguian y encercelaban silrazón a hombres, rlujcrcs y niños; se organLzabrt.t grupos ¿ln.l¿r(lo\
que periódicarrcnle jucursionaban cn los lcrritorios habitados por Lrs
aborígenes, nnrenazándoles con ¿lm¿ls de luego y se rcalizaba dcs
ahucios ilcgalcs sin que avrsaran oportrmalrente a los alecLaclosrf'
Tan telnerosos estaban los terratcnrenles ¡r las autoridadcs dc llsregiones a donde llcgabr QuintÍn Laue que liccuentemente interrunrpian Jas rcuniones iLrdígenas, amcdrentando a los patttci¡ranles. yamenazánclolos pot segurrlo. cor¡o sLtceclió en Ortega cl 26 dc rlo-
vienrble de 1923 ')0 No 1¿rllaba quiencs acusaran a Quintín Larre tlc
ejercer préclicas y práclrcas cotnunistas, conro lt¡ hacia EstanislloCaleño, uuo dc sns principales opositotcs cn Ortegar"r. l-o nlisr¡o sc
dccía dc José Gonzalo S¿inchcz. el cual <parecc haber asumrdo cl
cosmopolitismo político para ir de tielra en tien a, a notnbt c dc stt .1c1e
Larre, aconsejando a los inclígenas. y cs, a la postre, un agente del
bolchcviquislno de la peot chsorr"r.Debrdo a la continúa persecución y acoso a que era sometido por
los tefiatenientes y las autoridades, Quinlín Lane organizó un sen r-
cio de inleligencia inLcmo para c¡re le ¡rnunciara e l uolncnto en quc lo
" Ld I'tcits¿, rra¡o 26 de lL)2E
'' (\4emorial de .losó (;o zalo S¿¡rchcz ¿l l'residente dc la ( árrara clc Rcprcscnlllntes). Bogolá, septrenbrc 26 dc 1926. .4GN. F\,|G, S l. l- 9,+,r. fi 162 l6l:r<lelcgra¡ra),. narTo lTdc 1922. ¡1C,\ ,/r,l/G S l. T.96: t.2lli AGN, F: B. l
67. ti -11-_s-.1-16
'! <\lcnrorial dcManucl QuintinLarrleal tVinistro dc (lobicrno, tsogol¿i.JLrlio l5de 192.1, -l (;\'l F¡la; S I. T 902. 1. .126
" <Mcnrorirl Llc EstanisLao Caleñc¡ al Nlinistrr¡ dc (iobicrnor. s l'.. ,'1GI, L MC;
s t. T 9,10. I 15r'r <l!{cmorirl al lvlinistro (le lntluskies). PopayáI, marzo 30 de 192E.,1C,\ I Ir 63. ft 225,\
( it ¡tt' ¡¡t¡t¡ t,l¡,1,1, 95
rl'rrrr rr lrusc¡r "'. ¡rclo ni aúrr así pudo cvit¡rr la prisión. pucs corlo ól
rrr,,rrro lo scñll(r. años rlcspués, en el I'olirna fue encarcelado 108
I lrlr (lc t¿rlt¿ls ocasioncs sucedió en 1926. cuando 1'ue cletenido.
¡rr{o (or otros 37 indÍgenas, acusado dc scdición, asonlda y hornrci-,lr,r. y reclrriclo cu vuias cárceles del depaLlrrnento del Tolimar"'. Eltlrr ¡rrisiril cra sorlelido a vcjárlenes: no le claban alimentos v para, ,,rrsegrrirlos sc r' ro obligaclo a vender sus plopias ropas, r azón pol la, rrrrl sc i¡Lrejaba: <desnudcl l'nc cstoy clueclandorr y <no se me debe',orrclcr r l¿ torlura clel hanrbre>')¡. Tautbién sc dctenía a los indige-ttrrs tlttc iban a tcsljtic a lhvor de Larre r"-
lrr varias ocasiones el alcaidc tlc OrLega aprovechó l¿r reclusiolrL (.)rrinIil.l Larne para corlarle su larga cabalLera. pucs sc dccía quci r rl ¡rclo radicaba su poder y csa cra la laziin por la cu¿rl los indios lo,,( l,uiirr flcllncnterei EsLe aglario era realizado con la expliciLa fina-lrrlrrrl clc herirlo cn su alror propio ¡, ridicLrlizarlo anLe sus parlida-rrosi "' Esta nrisnra hurrillación la soporLó José (lonzalo Sánchez en
lr).17, cuando hre colgackr de Lrn nruñequero de tnadera y luego sc lc
'rliilo la cabeza:"". Pero eslc cra sólo un hecho más en la intermrna-lrlc cirrlena dc agla\ los quer con estoicisnro cjemplar, soportó QLrintillrrnrc. E.l viernes de La scmana santa de 1925, según sLrs propias
¡rrrlrrhlas, <eslaba yo atenclierrdo los cjcrcicios rcIigiosos en la sauta
r¡ll,. sia dc Ortcgal. cr-undo <me nranda ha (sic) lLanar'> cl alcaldc dc( )rlcga y a
gtrlpe de caja hizo rcrnir a todo ur cua¡tisirno (sic) nnmero de pcrsonas de,llllros scxos cn la plaza de dich,¡ lr gar, personas quc habian ido dc distintos lLrgrrcs
,r ¡s stir a las filncio cs dc la ser¡¿1¡¡ sanl¡. ) cn \ oz all¡ le (lio lcctura a la rcr.ocaciontrr rrrltutiva (sic) dc1 arLto sobrc re[¡ión y después de csLo Ie ordcnri al pucblo quc nrcr,I rr run de ahi: cl puchlo todo ar¡olin¡do gritánclomc, silvlindomc. (sic) insultándonrc
' 1.1 L:.tpe(tullar. diciembre 29 clc l93l)' Manucl (luinLir Larne. Ln delett.ru dc tm rttt^ p 35
" ¡rMemorial dc Íosó ConTalo S¿i¡chez al Vinistrc cle (iiobicrno>. tsogoth. sep
trtrrlrrc24dc 192(¡. .{G,\i FülG Sl, T 9411, 1.216"' (lvlemorial dc Manucl Quintír1 l.¡lne al Minislro cle Gobierno>. Cárcel clcl (lu¡rro, cnero 28 dc 1924. ,{d\, F¡.1C S l. T. 898. l.282'' <N,'ler1ror-ial dc.losé Gonzalo Sá chel ¿rl NliuisLro de Cobielno). Naragaimr.
,¡rrrlrrc29rie 1923. ,,lCN FM(;. S I. T 891. l.508' ¡1llC, Errero 26 cle ir926 El TientVt. dicieIrrbre 5 de 1923" lil Tienpo. tliciembre 5 de 192-l
"' M T Sárrche7. (Datos biosrá1icos dc losé Gonzelo Sinchcz¡. Drtttn¡u¡tt¡t /\¡///r/)r.No ll5. nlaüo-abril de 1979. p 7i!

96 Renán vega Cantor
de paLabra, y a empellones me saca¡on de la población porque así lo habia ordenado
la primera autoridad del municipio'?o'.
mientos con los indígenas, en unos casos porque la represión y el
hostigamiento ll muneros a
parajustificar el a Por Parte
o de las autorid les Y dePa
sublevaciones y Protestas.Este último recurso fue empleado de manera frecuente, con la
finalidad d la represión con para encar-
celar a Qu , como sucedió l925'?oa En
marzo d;l Ya había circul a en la cual
se anunciaba que los <indios la cárcel y
pusieron en libertad a Quintin ido por sus
movimientos sediciosos. La po ios e hirió a
muchisimos>205. Resultaba fantasioso inculpar a los indígenas de Tie-
rradentro que se encontraban en el Cauca a cientos de kilómetros de
distancia de Ortega. Lo único real en este tipo de noticias eran los
muefoSe lar algunos entre los indígenas
del sur las autorida de 1923 mil indige-
rr- (Memorial de Manuel Quintíri Lame al Ministro de Gobiemo)), Bogotá' ab¡il 2l
t925, AGN, FMG, S. l, T.920, ll !31(Memorial de Manuel Quintín Lame al Ministro de Gobieúio)), Cárcel deL Gua-
mo 1926 l, T 944, f 145
ade AGN' FMG S l, T 939' f 468'?¡,.r. > del , ACN, FMG, S. l, T.920, fs.965 y 966
1t'1. ABC, marzo 7 de 1925tttt'. t1:l T¡empo,lulio 28 de 1923.
Gente muy rebelde 97
Ortega para disolver sus reuniones2o?. En enero de 1926 los indíge-nas de Ortega trataron de liberar de la cárcel a uno de los suyos y enla refiiega quedaron varios indigenas heridos2o8. En agosto de 1930,el Secretario de Gobiemo del Departamento del Tolima informabaque
una partida de indios, de los que capitanea Quintin Lame, instigados por vanoscomunistas, at¿caron la población, en número conside¡able y con el propósito de
apoderarse de ella.I-os vecinos resistieron varias hor¿s, mientras llegaban auxilios. Laguardia depa¡tamental coadyrjvó enérgicamente al restablecit¡iento del orden y los
¿saltantes fueron ¡echazados. De ambos lados hubo algunos heridos pero no de
gravedad... Hasta el momento han sido capturados 35 concitadores, directamenterpsponsables de los sucesos2@.
Estos son algunos de los casos en que durante la década de 1920los indígenas se enfrentaron a las autoridades o a los terratenientes,lo cual era una expresión de la resistencia agraria que en esos años
cobraba fuerza en todo el departamento del Tolima y en otras zonas
del país. También en esas acciones indígenas se observaba no sólo lalnfluencia directa del trabajo educativo de Quintín Lame y José Gon-lalo Sánchez sino los efectos lejanos de la agitación social y políticaque estremeció a la Colombia clerical y conservadora de la década
de l9202to.En 1931, se presentaron dos sucesos sangrientos en el departa-
mento del Tolima. El primero ocunió durante la celebración del díahüemacional del trabajo, cuando los indígenas influidospor José Gon-talo Sánchez que militaba en el recién fundado Pafido Comunista,
lccidieron organizar esa efemérides con el fin de participar en <los
Foümientos obreros de todo el mundo>2'r. Para el efecto organiza-
lon un desfile hacia la cabecera municipal de Coyaina. Al llegar a lapoblación se dirigieron a la alcaldía para informar de sus intencionespo efectuar una marcha pacífica por las calles de la localidad. ElAlcalde les manifestó que quería conocer a los dos oradores centra-
F--V, El fn^po, diciembre l6 de 1923.
Sucesos ./9J4 Centro de Investigaciones Eco-addeA 1990,p. 119.
agostoffo. Dario Fajardo, I4o leneia y desatollo,Fondo Editorial Suramerica, Bogotá, 1979,
lP. s2-s5.lff. Piedad Lucia Tello Lozzno, l4da y luchas de Manuel Quíntin Lame, Trabajo de
ofado en Antropología, Universidad de los Andes, Bogotá, I 982, p 15ó.

98 Itenán Veg¿ Cantor
José Gonzalo Sánchez, luchado¡ Indígena, p¡imerojr¡nto a Quintín Lamey posteriormente desde las filas del Partido Socialista Revolucton¿rio y el pa¡tldo
Comunista Docanentos Políticos No 135, marzo - ab¡tl l9'19,p '15
(iente nuv rebelJc I I
les, y cuando éstos se le presentaron los arestó de inmediato. Mien-tras tanto, guardias ubicados estratégicamente disparaban contra losindígenas que se encontraban afuera de la Alcaldía. EI resultado fueuna verdadera masacre: l8 indígenas mue.rtos entre hombres, muje-res y niños. Miembros del parlido liberal de Coyaima le prendieronfuego a algunas casas del pueblo y culparon a los indígenas. Fueronhechos prisioneros muchos indígenas y campesinos y fueron someti-dos a un proceso absolutamenle ilegal y arbitrario. En los círculosoficiales se difundió la versión que el pueblo había sido saqueado e
incendiado por revoltosos comunistas, cuando lo que se estaba efec-tuando era una pacífica demostración de indígenas y campesinos que
fueron atacados en el momento del desfile2r':.
LOS RESPONSABLES DE LA MASACRE DE INDIGENASDURANTE LA CELEBRACION DEL PRIMERO
DE MAYO EN COYAIMA
Los muefios hasta hoy. . pasan de dieciocho y los heridos de treinta,ultimados bajo las balas asesinas de los latifundistas y gendarmesdel Tohma; y los heridos que se hallan en las cárceles padecen la másinfame de las torturas, cual es el no pemitirles que sus compañeros o
familias les hagan llegar recursos. Los únicos responsables de estossucesos desgraciados y vandálicos son el seño¡ Gobemador del To-lima .. y el liberalismo de esa región, quienes han querido monopolizarcomo un patrimonio exclusivo de ellos, la libertad de prensa y delpensamiento y negar a los labriegos insatisfechos con el régimen ysus procederes, esos de¡echos consagrados en la letra muerta de laconstitución.
Carta de un abogado del Socono Rojo alProcurador General de la Nación,AGN.FMG S 4, T. 310, fs 86bis-87
El segundo hecho se presentó en vísperas de las elecciones, cuando
Quintín Lame programó una reunión en Llano Grande. Estando losindígenas reunidos fueron atacados a mansalva con aÍnas de fuego,como resultado de lo cual quedaron 17 muertos y 37 heridos. El ata-que fue organizado por miembros del Partido Conservador. En segui-da quemaron la casa de Quintín Lame quien quedó en la completa
'¡'z D. Fajardo, (Luchas indígenas...)), p.34; El Espectador,P L Tello Lozano, op cit., pp.156-157
mayo 2 de l93l;

I00 l(L nrn \ir:r ( rrrror
rriseria. Como acto dc prolcsta lOs indígcnas organizilr-on r.lr¡ nlllrcha de¡ srlencio er la plaza principal de Ortcga pero lircron r iolcnt¡rnente rellrim¡dos y Quintín Lanre l'ue detcrido y a¡r¿lrado de cLrcllo
y de manos, dejándolo sin comcr durante trcs días con¡o escam'ricnlo
a los indios. Estas acciones cran el toquc de alanna de una nLrcru
ol'ensiva tenatenienlc para expropiar a los indígenas, porque al mis-mo liempo en Chaparral se prcparaba el desalojo dc los comuucrosde YagLrrrárrr.
Este hecho no tlcsanimar ia a Qurntin Larne, quien continuaría en
la lucha, ahora fundamentalu'rcnte de tipo legalista, hasta que en 1939
logró el lcconocilricnto del resguardo de Ortega con la autor-iz¿ción
del Ministro de (iobierno, lo clLre asombrri a Ios f,rncionarios y hacen-dados dcpartamentales. Este hccho era cl reconocim¡cnto a unir l¿tr
ga lucha dc más dc 25 años cn las quc QLrintín Lan're soport(i Lrl
sinnÍrnrcro de detenciones, calLrmnias y suliimientos En su libro 6nDefenstt clc r?¡ / ¿¿:¿r. lermrn¿rdo prec¡sar]rcnte en ese r.nisn'ro rño.Quintin l-ame alirmir con r egoc ijo:
Mircconquistap.incipitjcncl r¡csdeabrildc l922ytcnrin(iclStdcdicicnrbrcdc l9lll y culré como uoLrern¿dor a clclc¡tier mis douriDios conqLrist¿rdos en cl rño dc
1939 unickr con el cabildo que lue conrpuesro de docc hombres indígcnas. tr iuDI¡ qr¡c
hice con nri pluma v nri actilud. pensuntlo cn lodo qr¡c eu ia clemolr est¡ba el pcligroy asi orclcnc a esos docc horrbres. c¡uc su buen gohicrno clior-a cjcmplo de gobicr no
para el rrariana'r
Quintír Lamc lire, como rcza un ep¡talio en su tumba, un indioque nu¡rcil sc humilló y que delcndió con cntcreza los valores clc lospueblos indígenas dc Color¡bi¡. Abel 'fic¡ue, comprñcro de luchas,caractenzó así la vicla del gran lr-rchador indigena:
l-as trcs vidudes e¡cuntadas en cl palacio del tlcsicno: cuando cl indiccilo Ma-nucl Quintín Lame Chantrc. perdiclo cntrc las f'rontr¡r¡s mo¡tif¡ s dc las uronlaiJslas cnconLrrj. sc sonrieron con él v di]er'on: dcntro dc un lnomcnto sc abrirá cL portrindc las nratlcs schas por(lLrc cstá clcntro dc cllas el tcnrplo. tcsoro clc krs hunrililcs. rse oirán sus c¿nlos inlcrminables, inconprensiblcs cn l¡ casa dc l ir ienda, pagoda clt'l
lesoro dc los hunildcs ( uando cl indiecito lcs dijo adiós, dijo la primera: sc va el
luchadolr ciijo la segurrd0: se va cL vrlicnle; dijo la tcrcela: sc v¿ cl humilcle : '
rrr A Tri¡nu.<El casodcl gran resquardo. )),p.21i,1rLr Marucl Quintin LrInrc. En Delc¡t:¿ lc nti r¿:r. pp 39 40'''
^bcl 'tique. Apunt\ p¿sonul(.\. scl. citado cn A 'lrian¡. <lll caso dcl grrn
rcsgurlclo r. p 194 (subr¡\'ado Ducstro)
( ', ut, tut¡ t, l¡, I'h I 0 I
l.lr Irrchu por la tecupetaci(ttr de las lict-las de resgr-tardo v la tlc-
lcnsir tlc los indígcnas signillcó tanto para Lalllc cotllo para.losé( iorzalo Sltnchez Ia persecucitin más ellconada pol parte de tcrtltc-rricrrlcs y ltutoridaclcs. Los dos scgtttrian dcspués dc 1926 vías dité-
rrr)lcs. Sánchez. JUnto con otlos ittdigenas como litrtiquio Timoté. y
lrrcobo l'rias Alapc se acercarillrr al socialislt.ro re\'oltlcionario a lil'les
rlc l¡ dócada de 1920 y luego cttgrosarían al llacicllte Parlido Conlu-rrisl¡ c¡r 1930. del c¡Lrc Timoté scría slr c¿llclidato prssidcncial y cn cl
r¡rrc Josú Gonzalo Srnchez ocupnria un alto Ptrcsto cl't str Comité C cntral
trirsla ct lrromento tle su asesinato er 1952]rn. Como lbrma dc lLtcha
irrpulsariau la lbruracróu dc Iigas aglarias en las ql¡c se disolvcríltn
lrrs indígcnas. abantlortando stLs cspecifidadcs culturalcs Qttitltítl Lanel posar dc que estLt\,o en la Mesa Directiva durante la inauguración
tlcl Segundo Conglcso C)brero dc Colonlbia, realizado cn Bogotá en
irgosto dc 1925, nunca se Yincul(i ni al Partido Socialisla Revoltlciorla-
riocn 192ó ni lucqoal Paflido ( orrunist¡, ronlpielldo con José (lon-
z¡lo Sánchez por-clue le parecía que el colllunismo no sc avcnil coll
los valores nacron¿1lcs. Esto no cra de exlrañar en el caso de QuintinLarne, ya que cra un ltn,icnte calólico c ideológican.rcnLe se ellcon-
ttirba muy inlluido por el paltitlo consen ador, aunquc en el curso dc
su vida continuan'rcntc haya rcllcxion¡do críllcamcnle sobre el clec-
lo negativo de los prltidos políttcos tradicionales sol]rc la vid¿i dc Ios
irrtligeuas. Sin embatgo, pese a ese distanciantiento ¡rolítico. sigr-riclou
sicÍldo amrgos y dccrdicrott resPetarse Ínuluamentc y toler¿r lo qtle
eada uno tle ellos hrcia en los lcspectivos lugares dondc se encolltra-
b a n'lt.
Cosmovisión e ideario de Quintín Lame
Quirtín Lanrc sobresale en la histttria cle los rndígcnas en ('olonl-
bia no sólo por habcr librado una prololgada y pcrtinaz lucha. que
rutr.avicsa la princra mitad dcl siglo XX, sino que adcuás es el primcr
pcnsador indígena dc este país. Aunquc nunca [uvo lcccso a la cs
cuela lblrnal sr se preocupti por dotarse dc unos contlcitlientos intlis-
'" A Trirn¡. ilr .r/. p 281. D lrrjarclo, fulr)¡ttd \ L!(tdrrolll). P 5\ '
Sarnchcz. r),D ¿ll . p 7li'' P L lcllo Lozano. op ( í! . I Il{9. note 9
l\t l

I02 llcrrirr Vcgu t antor
pc¡rsables.lLrc le pcmriticlon adquirlr los rudimcnt()s cle la lcctL¡r'a r.rlclir cscritura, llgo casi inrpcrrsable para rrn indígenu colonrbiuno u co-mienzos dcl siglo XX. Al calor de 1a lucha y ct¡uro resLrllaclo dc srrs
cxpenencias. el Iider intlígena escribiti algunos tcxtos: ¡niles dc lrc-nrorialcs, cn los qLre abuntlan los rcclamos y las argurrertacioncs
-jLrrídicas, eÍr illglrnos dc Ios cualcs sc crcuenlfan lellexioncs interc-s¿rntcsi un libro en el que condensa y sinteLiza su expe|iencia tlc lLrch|y quc fue rcdactado en urr lapso de l5 años (entrc 191,1 I' l9-19). cl
cLral se constituye en la li¡cnte nrás prcciosa de srr pcnsamiento y su
cosmov¡sión; rnas clrant¿ls entrevistrs publicaclas cn periirclicos dcIlogotá: y. por Írltinro. algLrnas ho-jas volantes. discursos y proclanras
Por obvias llrones, los cstudiosos dcl pensamiento de Quintin Lamcse han conccntrado en sLr Iibro Los l)(tlsonicnlo: clel indto c¡ttt, ttaducó en lu.s ¡clwts tolonbiono¡ o dc liaglncutos del mrsrro publicado en distintos monreu[os, pero cl rcsto de nlrtcr.ialcs. ¡rrincipal-rncnte los írllirnos que scñalamos (vol¿utes. discursos y proclrnras).poco han srclo considerarkrs. Basántlonos cn lodo cstc rico ¡raterirlintentaremos cn la parLe llnal de este capítulo prcscntrr Llna recons-lrucción globalde la cosrrovisión dc Quintín l-arrc
En csos tcxtos QLrrrtin Lame plasmó los scDtimientos y lalor-e.qr¡c gniaban sLls luchas. Io cuai lc conllere un inlp[esronantc scntidotcstimonial r csos docLlr)1crtos. Entrc los elemcntos cle su cosuror r
sión destacalcmos aqucllos que consiclcramos rlhs srgnilrcltivos en
cl intento dc dclinear las características centrales dc su pensanriento
l. Nolur ismo: En cl discurso dc Quintín L¿llre se crclrcntraLrna pelmancntc alusjón a l¿r naturalcz¡. lo que, sin duda. cs Lrna ex-presión dc Ias cosmovisiones indisen¡s Para ól la n¡turaleza cs lanradrc de to(los nucstros conocrrnicntos polquc <ahi en el bosquesolitario se cncucntra el libro de la lllosotia; poltlLre ahí está la rercl¡r-dera poesia, la verd¿dera Illosofi¡r, la vcrdadera lilcratura). Lil (natLl-
r'¡lcza tiene un coro de c¿u'rlos qnc son rntemrinlbles. un cor-t¡ de fiki-solirs quc todos Ios dÍas cambian tic pcnsanientos pero nurrca saltanlirs murallas tlonde csti colocado cl nrrsterio dc las leyes sagradas cle
ll n¡luralcza hullana>. f',xistc. entonccs. un oldcn tlc la naturaleza cn
cl ctr¿l sc rnscribe la naltrraleza hurrrana. que dclrc ser eltcndido vrcsl)ctl(lo ¡'csto sólo lo ¡ruede realizar el espíritu rndigena portlue <,el
coro tlc lronrbrcs no indígcnas que han corido a conocer los grandcstlrrrstros tlc c¡)señanz¿r . no han pclclido ni podr'án conlercncrar col
( i, t¡t, tt¡ t,l',1,1' lll.l
t'sc liblo tlc lu pocsiu. con csc ltl¡ro cle la fllosolla..>rr* Stilo cl iutli,r
¡ructlc lecr cl libro clc la natLlnllcza, pues esa naturaleza (con sus
rrrlortosos can{osri ¡-tropor-cioltt cnseñanzts tlrrc irnicatlcnte puedeu
scr lrsi¡nilutl¿s <a los clLrc rienen cducados ¡ror generacioncs> (nre-rliirntc ln tladición y la cxperiercilt)v no (por nllcstros conro ha aprcn-
rlido r lccr y a esclibir el blanco. cnerrigo ricl intlio>r1".('onro todos sus ¿rllccesores inrlios no acL¡ltLrrados li cva¡rgeliza-
rIrs. QLriltin Lanc rcnrite su conocrnrrenlo l la lirente plinrolrlial qLrc
es ll n¿ltlrralcza. Las sclvas fuelon su esctLela. porque <lu r¿rturalez¿r
rrrc h¡ cducado, conro ccluc(r las aves del bostlr.re solitrtio. clue allícnlonan sr¡s melodiosos cantos y se prcll¿r¿ln para constrrrir sabia-
nrcntc slrs casnchitas- sin r.naeslro>¡ Y la nalr¡r¿ricza tanrbién le brrrr-rirrba protecci(rn y sctuliclad, <rnc iicalrciaba y nre regrba con flores.lrolas y golas de nrcio, cuando lccjbia el l¡cso rnatelrul cle ni nra-
rllc-.. > ll"
Para los grupos indígcnas c\islc una relacitjn cstrecha con la rnlur¿1leza, compartitla pol Quintin Larle. ¡ cle csa rel¿rcrrin sc clesprcn-rlcn l¡zos cle solidrridud entre los scres hr¡nl¿rrns y la nalutaleza: cllaes llcntc r'ilal y dc trabajo, pro¡rorciona alinlcnlo ),abligo. muestrar¡rra lblnu cle rrtla cr la qLre stilo se debc lonrnr lo nccesnio y no
rrcurrulur ni despillinar. pcro tanrbión propolciona e-jenrplos de los
vieios y tlcl'cctos (prc poscen los scres hurnanos: en cll¿t se pucdctt
er)contrll lus clue traba¡an cou csnrelo y dctltcrción (las abc'jas. los
¡lljur.os. las llorcs) pclo tanrbién los deplerladorcs clue rircn colroziirganus a expensas clc los Otlos (sclpientcs y tigres). Los ¡rr'imcrosrcprcserltlrl a los inrligcnas, nricnlras Los scgunclos corlcsponden a
Ios blancos y a krs nrcstizosrrL
2. Influcrtcitts religiostts: Qurntín Larle lirc dcsde un cornienzorrn indígcnr acultur'¿rtlo. si pol lal sc cntierclc rlLre nacrri ¡' r rr ió en un
rrctlio cn cl qrLe los valores clc lu rcligicin caliilrca habiart l.rcnctradrrIronclan'rcnte y en cl r¡Lre ¡,a sc haLriln pcrdido las lcnguas vcrnáculas
" M¿luLrcl Quiutin Lilnrc. (l-os persirnricnLos del intlio que se edLrcLi cn l¡s sclrus, olonrbiaursr,. r'n l-¿r ltn lut,ltl rnht qtr lt,tlr) ic ltr notttLtñtt ul wtllt tl, ltt.ti¡ili:,t' r¡jr¡¡. Publiclcioncs tlc lir Ilosca. Bogolri. l9'l.p ll' tl¡kl. t\ 1)' M Quintin Lant. l.tt Jtlt,nrd rlL't,,/ /1/:(/. p l0
/¡/¡¿ p| 6E 69

| 0.1 l{cn¡i¡r \trir ( ¡ll¡r¡
y muchas de sus expresioncs cultut.aleslr. Esta no era la cutilclcns
cstLtvo I partrdo conservilclol.. \,ocero dc las cxpr.csiorpolÍtica ciürar¡as cn Ia hislona colombiana. ..¡.,..i"1n,.,cn cl p tcrior a ltj86. por esla circunstancia. cra casi
conserr adoras durante su juventud. pero l.tosteliorrlcn tc. a raiz dc lossucesos de 1914-19l7.las abantlonó. aul.tquc no en lirrnra dellnitira.pucsto que los sucesos s¿rngtientos de l9J I estuvieron r-clacion¿tloscon su apoyo e¡cctoral alpar-tido orrscrl.ador. lo que lire .atlrpor los libcralcs corno Lrn peligr plr¡ sus iltcrcscs par por.cso. los libcralcs organizaron la I aslcr.e el mismo tlía tlc cto_
Peto sr Quintin L lc sc deccpcionó cic los conserr.adures. nLrrrcaabandonó sLls creenc s católicas. aunqtre las hubier¡ ¡nczclado con
tradiciírn católi nados con lirrntas y síntbolos de relrgionesindígenas. El tc ciones profirndarnente místicas. comoia c¡Lrese recoge en el texlo:
''' t) (' strill(jn Arbolcd¡. (\4anlrcl euintir Lanc. ¡. p. rrri
(,'ttt, t¡¡ttt t, l', lJ lll5
r
,5'li
QuinLin Lanre sicrnprc se consi(lcró v frcsenró a si rrrsnto como unr figuradcsrinlda ¡ haccl _ju\ticia cn bcneficio dc los iDdigcnas (lcl p¡is
Foro Archivo CISI

I 0(r l{crrin Vcgrr ( untor
cs|csura anuncia tempeslad lo mismo que pupilas de im, aquella voz ma¡cstuosu rIlos rayos v truenos que ¿nuncia abrazarnos con su bralura: desccrrdcri un hur¡ciirr r'rasgará aquella cspesura y dejará embellecido cl aTul del cielo y los rayos dcl ¡sLro rc]abrLgará11 nuestros labios y pronumpir-emos en voccs y en conceptos y hablarc¡to:como sabios de lcrg aje castizo y estudiadorl
Pero aunque Quintín Lamc tuera un lervjente católico, no por eso
dejaba de criticar a cierlos sectores del clero, a aquellos que, porejemplo, se habían declarado a lavor de los grandes propretarios ellas quintiniadas de I 9l 5- I 9 I 7, que lo habían perseguido con saña )'que habían asegurado que no era probleLna matar a los rndios que nofueran cristianosrr5. Para Quintín Lame no podían ser consideradoscomo verdaderos catóhcos todos aquellos que oprimen a la raza irdi-gena, les roban sus tierras, los persiguen y los matanló. Todo esto scpodía legitimar a nombre del catolicismo porque <el pueblo colombr¡no está hundido en Ia polvareda del engaño y de las amenazas por loscatólicos, y sin poder tildar sus hechos y pretensiones>22r.
En Quintín Lame existe una clisociación entre srL discurso religio-so y su discurso social. En cuanto al primero r.ro lo cuestionaba cle
ninguna fbrma ni en ningún momento, aunque seguramente para loscuras católicos oúodoxos sus llrixturas religiosas no rcsultaran ntLry
agradables (por ejemplo sus evocaciones a la naturaleza, a los pá_jJ
ros, a los astros mezcladas con la tradición católica) Pero cuandol¡acia refcrencias a la realidad social de los indígenas, si señaló en
vanas opofiunidades la responsabilidacl de sacerdotes y misionerosen el exlerminio y somctimiento de los Paeces en particular!3.
3. Mesianismo: Quintín Lame siempre estuvo convencido qucsu aparición prefiguraba un nuevo tiempo, en el que para la mayoríade los indígenas desaparecerían Ia pobreza y la injusticia y en sLl lLrgarla minorí¿r, los ricos y poderosos, comenzaría a padecerlas. Ese nue-vo tiempo sería una época de luz y resplandor que terntiuaría con Ia
rrr Manuel QLrintir Lamc, (Cart¿ a Cregorio Nacianccno Lane e lgnacio Larnor.Nciv¡. enero II de l915. tbLocopi¿ 1¡scimilar, rcproducrda en A Lópezdc Rc¡.ot) cit ,p 51::' El E.tpecladat, julio l2 de 1924I¡' M Quintín Larnc, (El derecho de la r-aza indiecna en Colollrbi¿ antc todo lllrnistcrio de la natur¿Leza cduca al saLvaje indigena en cl dcsicno), Ill Cualro- enero l2dc 1927.lC,\ Fl,tG, S- I, T 952. l 116
11r D Espcctadot. juho l2 de 192.1
( itt¡tt ttt¡t t¿h¿ttl¿ I ll'l
oscuridad y las Linieblas. No por casualidad str primer escrito conocl-
do llcva el Lilolo Luz indigenct en Colombia, en el que afirmaba:
Hoy día he levantado l¡i frente como a modo de genio, con e1 frn de sembr¿r l¡
scmilla dc la flor de la esperanza, en ncdio de la oscuridad, y no dcjar que la laza
ramas se csconcle para enven enar el corazó n de La ignoranciay sepultarla en el gabine
rc de la cuev¡r:n
En un lr:xto escrito en la cárcel en 1919, reafinnaba el carácter
mesiánlco que é1 mismo se atribuía y que guiaba slrs acciones en
defensa de los indigenas:
NrLestros nietos buscaralr l¿ historia de aqucl indigen¿l llanado Manucl Qüinti¡Lame, hombre dc triste flgura y de inmcnso valor y cle anlor constante Por medio de
decir. dentro de élt donde está oculto el santtlario dc mi corazón rr"
En su paso por Bogotá en 1922, en una entrevisla corcedida a
EI Espectaclor, era todavia más explícito sobre su papel de predes-
tinado:
podido divisar elvalle de lajusticia, y antes de que lleguc al ternino de lni vida' he
sLrs culpas, y dé a cada cllaL los dcrechos quc le concspondenl -
Desde la cárcel del Gnamo, en 1927 reiteraba ese caráctet me-
siánico:
rnis labios y el nrlnisterjo de lni L¡entc. en esos solitarios bosqucs ctrbiertos pot
rre Manuel Qurntín Lanre. <Luz indigela cn Colombia))' en '4CN -FM6 S 4''r 107. I 83¡i'. M QLrintín Lañe. Cala¡nbid Cirt ulat Ntimero Prr,zer-r'', Popayán' Julro il':
1919, Imprenta de El Cauca Liberal-''t . El Especl.tdor, encro 23 de I922.

I 08 ltcrrhn Vr:ga Cantor
corpulentas selvas y adorados po¡ aLtaneros cedros del Libano, donde nace¡ los
aires puros, los que refresca¡on con su rocío el miste¡to de mi m¡rnte - rr:-
En sus concepciones mesiánicas jugaba un papel primordial su
creencia en la ley de la compensación, 'porque los ricos
será 0 despedidos con nada, los humildes a las altu¡as nos elevaremos para cono-
ce¡ estapalma de azulfollaje que la vemos allá en esa protrnda campiña iOh! Palma
i¡mo¡tal, todos los necesitados del rebaño qLre ¡os encontramos hambrientos, desn -
dos, faltos de abigo, se llegará ese díaque paseemos en medio de ese viejo coloso dclRebaño y todas las creaciones titri cas de los hombres. las encontraremos confundi-das, en medio del polvo allá en el desierto']rr
En 1921 , nuevamente anuncia su creencia en esa ley de la com-pensación al señalar que los hombres ricos (mañana tendrán que
alquilarse por un mendrugo de pan, y los que sufrimos hambre nos
hallaremos en harturas (sic). Dios mata y vivifica, lleva al sepulcro ysaca del sepulcro, y empobrece al rico y effiquece al pobre y humillaal soberblo. Ahí está hoy Ia poderosa Alemania que viste el alpargata
y las arandelas de la mendicidad>'zr4.
4. Reinterpretación de lu historia: Quintín Lame tenían unavisión de la historia en la que el diempo se unía con la verdad> y en laque el pasado, el presente y el futuro no estaban disociados. Esa
continuidad temporal en su pensamiento evocaba la conquista a que
fueron sometidos por los españoles los indígenas que poblaban Gua-nani. La destrucción de los hombres, su sometimiento y su esclavitud
estaba vinculada con la situación presente, de dolor y humillación,que viven los indígenas. Pero este pasado y presente desolador ali-mentaba la esperanza en un futuro en el que se irradiara la luz, 1o que
se prefiguraba ya con la existencia de Quinlín Lame, y se aplicara laLey de la Compensación2r5. Por eso, él estaba predestinado a bajar
de la montaña al valle a defende¡ al pueblo indígena maltratado yhumillado para que las generaciones fuhrras vivieran mejor2r6. Sus
referencias a la historia tomaban como punto de pafiida el 12 de
octubre de 1492 cuando los conquistadores españoles, que no eran
sino una cuadrilla de asaltantes salidos de las cárceles de España,
Ir M. Quintín Lame, (El derecho de la Éza indigena )), f.316rrr. M. Quintín Lame, Colombia:ra. M Qulntín Lame, <El derecho de la raza indígena.- >, f. 316:r5. J Rappaport, op cit, p 123rr". M Quntín Lame, En defensa de ni rcza, pp 6-7
Centc ntuv r¿hcltl¿ 1ll9
llegaron a Guananí y destruyeron las culluras indígenas, trayendoconsigo todas las infamias que desde entonces asolan al continente.Pero esto no significaba que antes de esa fecha no existieran proble-n'las en Guananí, pues se presentaban conflictos, guerras y disputas
entre distintos jefes indios237. A pesar de esto, consideraba que las
diversas comunidades indígenas dejaron aportes culturales impere-cederos, como hilados de oro, esculturas de piedra, estatuas de hom-bres y animales y cerámicas de barro238. Por el respeto a la tradición,memoria y aportes de los antepasados indígenas, Quintín Lame seña-
laba en 1926 desde la cárcel del Guamo: <Hace 434 años que fuimosconquistados por una de las naciones de Europa, porque nosotrossomos los dueños de Ia prehistoria en este país y (soy) descendiente
de la generación de Manco Capac y Monte Suma (sic)>'?re.
Los herederos de los codiciosos españoles son todos los jueces ylegisladores que como la Corte Suprema de Justicia están <<haciendo
parte de los conquistadores rateros, salteadores, ladrones, incendia-rios, denegadores de la verdad y de lajusticia a la Raza Indígena de laTierra Guananí, hoy Colombioza0. En este país, su exterminio ha sidomayor que en cualquier otro país hermano, por eso aquí no se ((en-
cuentra una estatua de un Atahualpa o un Bochica), porque <Colom-bia ha sido y es la mansión del odio y la envidia contra el indígeno2or.
La interprelación histórica que efectúa Quintín Lame partía del
reconocimiento de la herencia indígena de (Nuestros primeros pa-
dres> (pasado y memoria) que se manifiesta en la existencia de los
indígenas actuales (presente), el eslabón hacia un nuevo tiempo (fu-turo) en el que terminarán <todas las infamias de los que llegaron ell2 de octubre de 1492 a nuestra <'tiera Guananí', porque Dios tarda
pero no olvida>242 y (una columna formada de indígenas se levantaráel día de mañana para reivindicar sus derechos, como reivindicó Diosla humanidad, es decir, la rescató de la tiranía del demonio...>24r. Y
?r? M Quintín Lame, <Los pensamientos. )), p 76
'13s lbid, p 76.
B'. <Memorial de Manuel Quintín Lame a la Cámara de Representantes), Cárcel del
Guamo, Agosto 23 de 1926. AGN, FMG S. I, T. 944, f. 159.240 M Quintín Lame, <La bola que rodó en eldesierto)), En¿ar /r.has ¿el in¿b..,p.4'7?a . M- Quintin Lame, (Los pensamientos )), p. 76
'?4'? M Quintin Lame, (Labolaquerodó...r, p 47?ar. M. Quútín Lane, (Los pens¿mle¡tos. ), p 85

I 10 Renán Vega Cantor
las intenciones de Quintín Lame <son de todo corazón proteger al
futuro que duerme todavía en la ignorancia y que mañana le sirvaesta obra de microscopio para hacerle frente al enemigo de nosotros
los indígenas y que conozcamos la pradera de nuestros grandes des-
tinos..,>2aa. La obra y la vida de Quintín Lame son un microscopio, através del cual se avizora un futuro mejor para los indígenas de Co-
lombia, una memoria viva de sus luchas. Esto era lo que anunciaba el
indomable líder indígena con sus propias palabras.
5. Jusfficación de la lucha indígena: La resistencia indígenatiene, en primer lugar, unajustificación histórica basada en la reivindi-cación de los derechos negados desde 1492. De ahí que <este estado
bárba¡o en que nos mantienen los blancos, es la herencia que los
galeones españoles legaron a sus descendientes>24s. Por medio de la
fuerza y la violencia los conquistadores se apropiaron de (nuestras
comarcas) y <nos declararon salvajes y desde luego fuera de la hu-
manidad>. En nombre de la civilización, (contra todajusticia y contra
toda ley - sin más razón que la de ser más fuertes - nos despojaron de
las tierras que habíamos poseído siglos tras siglos sin intermpciónalguno. Pero la conquista brutal de los españoles generó resistenciapor pat1e de (Nuestros padres>, los que <defendieron con heroísmo
sus dominios>. Por eso, <no hay selva americana que no esté regada
con su sangre y Ios huesos de sus antepasados>, los que <desde el
mar caribe hasta la tierra del fuego, piden y esperan venganza>>246.
La resistencia indígena tiene unajustificación actual, apoyada en
combatir <la opresión económica en que vivimos>. A pesar de esto,
<más que el deseo de adueñarse de nuestro trabajo y del vivir del
sudor de nuestras frentes, es el temor de que algún día podamos ser
fuertes, capaces de reclamar con la fuerza nuestros derechos y de
tomar nuevamente posesión de las tierras de que fuimos despojados
violentamente>>. La lucha fundamental de los indígenas consiste en
recuperar sus tierras, porque (nuestro derecho a la tierra no prescri-
be, porque el derecho no prescribe cuando hay fuerza mayor de pormedio>. <El despojo de nuestra rica y hermosa tiena,... se efectuópara saciar la codicia de los blancos y para retocar con oro y esme-
raldas el desteñido manto de la monarquía>247.
zaa lbid, p 86.r4s. (Exposición de Manuel Quintín Lame), El Cauca Liberal, junio 9 de 1916.u6. Ibid
Genfe tnLt), rebelde | | |
Pero de Ia apropiación de las tierras indígenas no sólo se benefi-cian los blancos, sino también los curas, cuyo <instinto de conse¡¡a-ción los coloca en el campo contrario pues... los blancos y ellos re-presentan la misma causa y es quizás mayor su interés que el de losblancos el conservar nuesta actual posición social ya que el Diezmoy la primicia sólo lo pagamos los campesinos>2a8.
En Io que respecta al caso del Cauca, euintín Lame efectuó unacrílica radical al terraje, mecanismo mediante el cual los indígenaseran incotporados a las haciendas, que se extendían a cosla de latiena comunal de los indíge asrae. Reivindicó la igualdatl (porque enel mundo no hay un hombre uperior a otro, porque la constitución delhombre es una misma>250. Según Quintín Lame, los terratenientes<tienen las uñas largas para coger como las abes (sic) de rapiña lospredios de los pobres indígenas inorantes (sic) que los civilizados abu-san de la ignorancia del pobre indígena de acuerdo con los dictadoresalcaldes quienes eslán ligados con intereses comunesr>251.
Como portavoz de los indígenas, citando a San pablo, señalaba:<'No le temo a el hambre, a la desnudez, al riesgo, al cuchillo, al frio,absolutamente a nada' porque mi amor es una esencia que desciendede la esencia Soberana, donde mañana el bien nos dimana en consLre-lo>252. Este principio, con el cual Quintín Lame fue consecuente, puesa pesar de las torturas, sufiimientos y persecuciones jamás se arre-dró, se desprendía de su orgullo de reconocerse como inclígena2sr.Este orgullo se manifestaba en su proyecto de vida de defencler yluchar por el mejoramiento de las condiciones de exislencia de losindígenas colombianos. Por eso, trabajó a favor de la causa indígena<desde que tuve uso de razón... es decir, desde que empece a usarpantalones>2ia.
6. Su visión de la política: Para euintín Lame la política erasinónimo de la existencia y accionar de los parlidos liberal y conser-
Iaq. M QuintÍn Lame, <Luz indigena en Colombia>
2¡r. <Memo¡ialdc Manuel Quintín Lame al Ministro de Gobierno), Guamo, abnl26de 1926. AGN, FMG S, 1,'t.940, 1 t69.1!2. M Qotntin Lame, Colombio.

I I2 tlcnir \tgl ( rrtor
vador, los cualcs cn Colombia habían monopolizado cl control dcl lo-dcr. Para ó1. csos dos partidos sor.r
los c¡uc han rrruinaclo en rodas sus partes l¡s prc¡pietlldcs tcn-itorrrlcs y cultrlosde los indigcnls n¡lurales (le Colo¡rbia. y no sólo en ColonrbiLr. sino cn cl Pcrú. el
Ecuador. ( hilc. ctc; pcro hov en nrcdio de nuestra rirzir rcncitla y proscritl nacc urr
pabcllón. dc la clbczr de un hombrc quc su cscLldo es el sol: cs nrás blanco c¡rc la nrcr c
1 las uubcs c¡uc cruzan el iullnito Dicho pabellón \ a p()r cncinrir clc tocl¡s las acusa-
ciones y orurrllosonrcntc flota Ias sienes dc los aires y. es cl signo ll¡tulirl quc llc\ ¡ Ll
sociedad ¡ndígcn¡ 'r"A partr dc cstas consideraciones, Quintín Lante recon¡endab¡'
<qucridos hcfl'nanos y cornpañeros irrdígenas: despidámonos de esos
dos viejos partidos pero sin darlcs la mano, sin dcciries adiós. silvolverles Llna r'r'rirada; separémonos de dichos políticos y digámoslespara sienrprc acfiós urnas)r)".
Esta conccpciirn dc la politica no sólo cra l¿r dc Qr¡irtín Lame sinoque muchos dc strs seguidores lo erpresaron cn vunrs oclsionc\ El25 de agosto clc l9l9 en un memorjal dirigido al presidente dc hRepública cientos dc indigenas del Cauca atinnaban que solían serllamados pol los políticos a participar en eicccroncs (con cl lln dcque en n¿inada dc corderos, Ilegáramos a las untls electorales a
r'otar por aqucllos que \ au con el ob_jelo de drctar lcycs cn contra de
nosotros los Pobrcs y desgraciados indios que hacc mucl'ros siglosquc hcuros dormido cl sueño de la iglorancia>. En vista de tal cjr-cunsta[c¡a. rrranil'estaron que cn las próximas cleccioncs votarianpor Quinlín Larrc cn <qLLien tenemos dcspuós dc Dios toda nucstraconfianza, porquc no es político sino un mensajcro a l¡vor del pLre-
blo>. EI apoyo a una ca¡didatura de su jcl'c se basaba en el hechoque cn la politica caucana no había excepción cn cl conrportam¡en-to antiíndigcna de los dos partidos. puesto qrLe los <indios conserva-dores luirnos dcspqados por nuestros patrones conservldures crucl-mente: lo nrisnro tlLre los indios liberales por los ¡ratrones liberalestuirros despojados>ri'.
"' M Qrrintin L¿¡tc. (bkrühid
'' <Mcnror tal qttc los in(ligenas de las parcialrd¿des. corrcginricnlos. agr-cgaciorrcs y¡l(lcus (lcl ¡)cp¡11¡rncnto dcl L'auca, clirigen al Scñor Prosidcntc Lie Iu Iicpúblicnl,('irlrhío. rrgosto 2-5 dc 1919...1(¡,\l ¡,11G S,1. I 129. f! ( -70
(iotL tttt¡' ¡l,, hlt l l3
Y Quinlin Lame, en eféclo, coll'lo parte dc su conccpciiin legalis-
lrr ctt r.ttr tlctcn'ninado lrromcl'llo pcttsti qtte Ios indígenas debían tetlcr
su l)ropia reprcsentación legal en krtlas las instancias admlnistlativas
tlcl país y dcl Departamento, porcltlc csle es (el mcdio más apropiado
quc dcbc tener nuestra raza proscrita y abandonada por la civiliza-
cirir colourbiana>r-'s. En I 9 16, cn un inlprovisado discurso pronuncia-
(lo ante cientos tie indígenas del Cauca, consrderaba llecesario que
<trabajcmos en las próximas cleccioncs por un candidato illdígerla
cr.lyo triunlo será completo)), porqtlc (soll'tos Ia lucrza como somos el
núnero y cuando hay que pelear sornos valor personificado) Seña-
llba su oposición incstricta a los candidalos de los partidos, reco-
nrendando no (votar por llingúrn candidato blanco, porque los blancos
son nueslros peores encmigos>r. Los candiclatos de los parlidos uo
¿rpoyaban en las lnslituciones reprcscntallvas las necesidades dc ltls
indigenas, razón por la cual (ncccsilalllos un representante quc hablc
pol nosotros, que defienda ntleslros intereses) Para representar leal-
incnte a los indígenas no illlporta (qLlc l'lo tengamos un doctor indíge-
na, pues para ser representante stilo se necesita sacar el tlayor nit-
nrcro de \'otos en las umas)). Adcmás' concluÍa Quintín Lame, los
rcpresentantes legales dc los partidos tampoco se caracterizaban por
ser nruy educados. pues cuando estu\o erl Bogotá pudo comprobar
quc (de los no\'ellta y dos reprcscntantcs' las dos terceras paltes
apcnas sabían leer y escribir y cso coll r'nuy mala letra y sin ortogra-
f'ía>r5''.
La influencia dc Quintín Lalllc sobte los indígenas del Tolima se
lranil'cslaba en que éstos, sigtlrcr](lo sus sugerencias, se abstuvieron
cn repetidas ocaslones clc parlicipar en las elecciones En 1923, por
cjemplo, manilestaron su desco dc abstcnerse de votar por los caudi-
ciatos liberales o collsen'adores cll las elecciones para escoger diptl-
lados a las asambleas tlepalamcnlalesr('r) Esta postura electoraL dc
los indígcnas tlel Tolima ro suponia la abstención completa' pues ell
ocasiones Quintin Lame al pareccr nlanilcstó su intención de parlici-
par en clecciones corno candidato Así. en 1930 se anunciaba quc
<Quintin Lame, cacique indígena dc Ortcga, tiene intenciones de plo-
r'* M. Quintí¡ Lane. [n Jeli'nsa tlc nt¡ rdzIt-P 16)'') El Culttu Libetal. }rnio 2 dc l9l(r',,,) (Mcmorial dc José Conzalo Sánchc/ ¡l Prcsidcntcde la Repirblicat. NüLrtgirirrrrr.
lincro 17 de 1923 .4(;N, FMG S l. T 872. ll 26.

I l4 Rcniin Vega (iantor
Qurntin Lame, una vid¡ dedicada a la lucha por la recuperación de las tienasy Ia reconstitución de los resguardos indigenas. eurntín Lalne
Lu.t ltttho.s clel inclh t:ue hajó rle [a montañu dl vaue dc ld ft.¡vilizdckjn,Ddiciones La Rosca, Bogotá. 1973, p. 9
(;u¡t( ütr ¡ rhrhh' Il5
vocar un rrovinr¡ento para hacerse elegir Cobernador y dice quc lorcspaldan más de ocho mil indígenas>26r.
Pesc a su fbrma de concebir las elecciones, Quintín Lame alir-nraba que él no tenia opiniones políticas, ya que (ningún indígenapuede tenerlas ahora; la bandera de raza indígena no es roja ni azul;cs blanca, como debe ser la justicia y como es la paz... Mañana pue-
de que nos ampare..,)26r-
Sólo en una ocasión Quintírr Lame hizo alusión a la necesidad de
una unión entre indígenas y no indígenas, puesto que en la mayor parte
de las ocasiones hace una crítica abierta a todos los <blancos>. a losque considera como enemigos de los indígenas. En esta oportunidad enuna misma hoja en la que el Partido Socialista Revolucionario invitabaa una huelga electoral publicó un afículo titulado E/ derecho de Iaraza indigena en Colombia ante todo, en el que afimnba:
La mujer del ob¡ero debe ir unida fraternalmente con la mujer del agricultorindígena con una represeitación, flor dcl trabajo y llor de la agricultu.a, y que ambasnos ayuden con su astucra a nivelar la reivindicación socialy que no sea solanlenle en
Colombia, s¡no en las Repúblicas hermanas, porque Ia unión fratemal es la podcrosafLerza del espiritu de nuestra campaña.
Yo conrojefe de 197 pueblos entre Resguardos, tribus, yagregacrones de indíge-nas, en los l4 departamentos que constituyen el nombre de Colombia, y a todos losobreros que se encuentran en esos departamentos, es decir, en las ciudades y lospueblos que Ios constituyen, les envio un fraternal saludo y también lo sahldan todosmis compañeros indígenas que sulrcn plisiór1 sin justicia y sin carrdad, desampara-dosrúr
6. EI culto a las leles: Desde muy joven Quintín Lame tuvo unaparticular inclinación hacia el estudio de las leyes, llegándose a con-vertir mediante el estudio de los códigos en un abogado empírico. Envirhrd de la pericia adquirida en el manejo de las leyes se hizo famosoentre sus partidarios, convirtiéndose en el defensor de los indígenasen todos los pleitos y problemas legales que estos enfrentaban, sobretodo en lo atinente a la apropiación de las tierras de los resguardospor parte de los terratenientes.
Su apego a la ley y la necesidad de que los indígenas conocieransus derechos se basaba en constatar la diferencia existente entre lalorma como el derecho operaba enhe los blancos y entre los indígenas:
26) Colombia, junio 26 de 1930.
'z6'z El Espectodor, Julio 24 de 1924.16r. Manuel Quintín Lame, (El derecho de la raza indígena en ColoNbia )). fl I I6

I I ó l{cnín VcgLr Carrtor
Teóricamente la ley garantiza los de¡echos de todos: ricos y pobres, blancos c
indios; pero práctrcamente no: alblanco y al burgués, para practioar alguna diligencirjudicial, se Le cita con orden escrita de autoidad competente como lo manda la ley, al
pobre y al indigena se nos cita de cualquier manera y por cualquier conducta cuandoelblanco y el bürgués son süspendidos ( . ) nunca se tiene rncomu¡rcados pormás dc24 horas como lo mand¿ la ley, nosotros cua¡do nos sindrcan reos de algún delito si
nos detiene el jueves, por ejemplo, permanecemos rncomunlcados hasta el iunesnoventa hoÉs264
A partir de este diferente rasero con el que operaban las leyespara blancos e indígenas, era elemental que siempre salieran favore-cidos los primeros, pues mientras (el blanco y el burgués pueden
resistir los mandatos de la autoridad y si les es necesarjo hacer uso de
la fterza, están autorizados para hacerlo, que eso en ellos se llamalegítima defensa, y aún se les felicita>, cuando <<nosotros protestamosde los abusos de la autorjdad, de sus iniquidades o injusticias nos
denominan rebeldes, malhechores y nos enjuician y condenan porsedición, rebelión, asalto en cuadrilla de malhechores y por todo lodemás que reza el código penal en sus diez millones de artículos para
indios y pobres>>26s.
Existía, en consecuencia, una aplicación de la ley en contra de losindígenas, y eso entre otras cosas porque éstos ignoraban sus dere-
chos y no conocían las leyes que los protegían. En tomo a este presu-puesto, Quintín Lame interpretaba positivamente la ley 89 de 1890, a
la que convirtió en el eje de su lucha y a la que reverenció hasta elextremo. Además, para él se trataba de rescatar las leyes de indiasque habían protegido a los nativos desde la época de la colonia. Poresta razón, se dio a la tarea de rastrear el origen de los títulos depropiedad de las parcialidades, desempolvando las envejecidas Cé-dulas Reales, mediante las cuales los reyes de España habían adjudi-cado las tieÍas de resguardo. Mediante este procedimiento se pre-tendía demostrar que las apropiaciones de los hacendados y teÍate-nientes eran una violación de los derechos que los indígenas tenían
desde hacia varios siglos. Este tipo de evocación históricoJegalistajustihcaba, por consiguiente, la resistencia a las apropiaciones ilega-les cle los <blancos>. Este proceder no fue caracteristico sólo de Quin-tín Lame, puesto que, por ejemplo, en el Ecuador se presentaron re-beliones indígenas como una de 1907 cuya motivación fundamental
'164. El Cattca Liberul, junio 16 de 1916
(it'nt¿ nt¡, r¿l¡,llr ll7
era la de recuperar sus tienas ocupadas por vecinos esgrimiendo el
argumento que dichas tienas les habían sido regaladas por el Rey de
España varios siglos atrás266.
Para Quintín Lame el culto a las leyes se basaba en el supuesto
de que éstas en sí mismas eran posilivas, pero existía una dilerenciaentre la forma como se aplicaban por las autoridades centrales de la
República y por los poderes tegionales. En las regiones, las leyes
habían sido desnaturalizadas por los intereses de los políticos, terrate-
nientes y autoridades locales, pero en el centro del país se respetaban
de manera irrestricta y existía muy buena voluntad para favorecer a
los indígenas. Por esta circunstancia, Quintín Lame recunió al proce-
dimiento de desconocer en sus peticiones y alegatos a las autoridadeslocales y regionales y de dirrgirse al Presidente de la República o al
Senado o al Ministro de Gobierno. En un memorial escrito desde la
cárcel, expresó la manera como sentía que las autoridades regionalesviolaban las leyes:
Hace más de 5 meses que me encuentro detenido en varias cárceles delTolima ylos que deben estarcomo autores, auxiliadores, cómpJices, e encubridores de graves y
gravrsimos hechos gozando su libertad paseándose e insultando a La justicia y lamoral, cargados dc vejámenes, sobomos, supercherias, promesas, hacel apa¡ece¡ a
los inocentes como responsables y a los responsables como inocentes, Io que diga lapalabra de un indigena . es mirado con mdif'e¡encia ante el señor gobemador, jueces
del cl¡cuito,Jueces municipales, alcaldes e inspectores. '16r.
Su creencia en las leyes colombianas se puso de presente en
medio de la sublevación indígena de Tierradentro en 1916, cuando
Quintín Lame manifestaba que él no era el (revolucionario feroz que
va inundar en sangre y fuego todo un continente: yo soy un genio
esencialmente civil))268.
Sentido y alcances del ideario de Quintín Lame
Quintín Lame <reinventó> la tradición al revivir algunas de las
milenarias tradiciones indígenas de las zonas de resguardo, que poco
2ó6 Oswaldo Albornoz, Las luchas indigenas en el Ecuador, s.e, Guayaquil, 1976,
p.64.267. <Memorial de Manuel Quintín Lame a la Cálnara de Representa¡tes), Cárccl del
Guamo, Agosto 23 de 1926, AGN, FMG S. 1, T. 944, l 158263 El Cauca Lrberal, junio 23 de 1916

118 Renán vega Cantor
a poco se habían ido diluyendo y junto con ellas iban muriendo las
comunidades indígenas. Entre las tradiciones redescubieftas se en-
contraban: el rescate del resguardo, no en términos formales sino
reales, es deci¡ como una comunidad con un territorio que se debía
prese¡,/ar contra el embate de hacendados y ganaderos; y la recupe-
ración del cabildo en el Tolima como forma organizativa propia de los
indígenas que también estaba en vía de desaparición ante el acelera-
do proceso de descomposición de los resguardos.
Reconstituir los Cabildos se convirtió para Quintín Lame en una
de sus principales prioridades en el sur del Tolima. En esa lucha que
lo enfrentaría con los grandes propietarios, ganaderos y autoridades
depaftamentales él sabía que estaba en juego la sobrevivencia de los
gmpos indígenas con renovada autonomía. De ahí la tenacidad con
que, contra viento y marea, emprendió la lucha por el reconocimientodel Cabildo del gran Resguardo de Ortega y Chapanal, el que for-malmente alcanzó en 1939.
La tradición del Cabildo se mantenía como una pauta cultural de
organización política de muchos indígenas que vivían en resguardos,
pero en otros estaba en vías de extinción, y en algunos definitivamen-te había desaparecido. En aquellos en que se logró <reinventan latradición, la defensa de los resguardos y la constitución de cabildos se
constituyeron en instrumentos idóneos de resistencia indígena. Quin-tín Lame, mediante un tesonero trabajo de muchos años, convenció a
miles de indígenas de la impodancia de recuperar los resguardos ylos cabildos. La innovación no estaba en que él hubiera descubiertosu importancia para los indígenas <civilizados> sino en que hubieraconvencido a muchos de ellos, que ya se habían resignado a perder-
los, a luchar por revivirlos.Los pensamientos del Indio que bajo de la montaña al valle
de la civilización, recogidos en un manuscrito que circulaba de manoen mano en Ortega, el lugar donde vivió Quintín Lame casi la mitadde su vida, es un cumulo de enseñanzas que revive la tradición: allí se
habla de los derechos de los indígenas, de la lucha conha todos aque-
llos que los oprimen y explotan, de la disciplina intema en la comuni-dad, etc.26e. <Pero mis palabras... se cumplirán, como a modo de una
profecía >214, afimaba con absoluta convicción.
r6'q Gonzalo Castillo Cárdenas, Teeolog) dnd the Indian Struggle .p.r7o M Quintín Lame, Colombía
l
Gentc ntuv rebeldc I lr)
El pensamiento de Quintín Lame expresa bien la <economía mo-
rab>27r: critica la acumulación y el deseo de tener en lugar de ser; se
basa en el sentido común y en el respeto de las leyes nahrales; sabe
soportar las carencias y adversidades, adaptándose al medio, mien-
tras que el blanco <reniega, maldice su misma suerte); reivindica la
vida y el trabajo comunitario en contra del individualismo agresivo y
depredador; defiende el acceso indígena a la tierra como forma de
existencia; y pregona el respeto a las leyes de la naturaleza para
preservarla y aprovecharla en beneficio de los seres humanos272.
Las limitaciones del pensamiento y de la lucha de Quintín Lame
estribaron en sus férreas concepciones legalistas y caudillistas. Este
culto a la ley le impidió comprender el verdadero carácter y sentido
de la política antiindigenista del Estado colombiano y del conjunto de
las clases dominanfes del país, lo que en ciertos momentos trajo con-
secuencias negativas y desmovilizadoras para algunos sectores indí-
genas que confiaton ciegamente en que las leyes los favorecían y
llegaron a pensar de mane¡a ilusoria que los gobernantes centrales
del país estaban de su lado. Además, Quintín Lame no logró despren-
derse de cierto espíritu caudillista, lo que le impidió ahondar más am-
pliamente en la organización y lucha de los indígenas y ligarlas con las
de otros sectores pobres (obreros, campesinos, estudiantes) de la
población colombiana, manteniendo la acción indígena aislada y cir-
cunscrita a la lucha puramente legalista.
Su visión política reforzaba el caudillismo, limitando las posibilida-
des de expresión de los indígenas y no propiciaba duraderas formas
organizativas de tipo colectivo"r. Quintín Lame actuó de maneta sl-
milar a los caudillos del siglo XIX. El era un cacique sin cacicazgo, es
1?1. El tén¡ino (economía moral>t, acuñado Por Edward Thompson ha sido desano
llado en diversos estudtos sobre comunidades indígenas y campeslnas En nuestro
caso, además del clásico afícuLo de Edwa¡d Thompson (<La economía 'mo¡al' de la
multilud en la lnglaterra del sigio XVIII)), ampliado con (La economia moral revisa-
do, ambos pr-tbltcados en su último libro Coslumhtes en común, Edttorial Crittca'
Barcelona, 1995, pp. 2 I 3-394) nos hemos apoyado en Brooke Larson, (Explotación
y economía moral en los Andes del Suo, en Segundo Moreno y Frank Salomon
(CompiLadores),,Reproducción y transfarmació delas sociedades andinas, Srglos
XVI-XX, Ediciones ABYA-YALA, Quito, 1991, Tomo 2, pp 441-4'792?2. Gonzalo Castillo Cárdenas, <Manuel Qutntín Laúe >l, p xiv.
':rr Victor Daniel Bontlla., flistoria política de /ospaecar, Ediciones Colombia Nues-
tra, Bogotá, 1982, p 33, Ignacio Toires Giraldo. ¿rz c¿le.!1tLtn indígena en Coktmbia
Publicaciones de la Rosca, Bogotá, l9'7 5, pp. 96-97.

I 20 l{cniin Vega Cantur
decir, sin teritorio. Su flnalidad era conquistar ese territorio y centra-lizarlo, en 1o cual no se diferenciaba para nada de los caudillos deei-
monónicos, porque quería forjar una unidad política donde legalmen(cno existía. Pero en lo que si se apartaba de los caudillos partidistasradicaba en que sus demandas no tenían la finalidad de beneficiarlo a
él de manera directa sino a los indígenas en su conjunto2rr.
Aunque Quintín Lame no utilizó el término caudillo y parece quc
tampoco el de Cacique si se encalgó de alimentar la idca de que él
era un Jefe escogido y un héroe y sus seguidores acogieron esas
suposiciones. Para los indígenas del Cauca y del Tolima en la prácti-ca Quintín asumió el papel de héroe, por sus sufrimientos, su encar'-
celamiento, los maltratos que soponó y por haber sobrevivido a mÍrl-tiples atentados o a ataques en combate y fuera de él a lo largo de
va¡ias décadas. Para sus seguidores, Quintín Lame se volvía invisiblcy escapaba de las manos de sus enemigos y se transformaba gracirsa sus poderes mágicos. Incluso Ia misma imagen fisica de QuintínLame, que era un poco más alto y atlético que el promedio de los
indígenas de Tierradentro, con su larga y frondosa caballera daba laimpresión de ser el <indio ideal>r75. Por eso, en repetidas ocasionescuando lue encarcelado, los funcionarios oficiales procedían a cor-tarle el cabello pues circulaba el rumor que ahí radicaba su fuerza ypoder. Al parecer esta creencia también era compartida por sus sc-
guidores que al verlo desprovisto de su larga caballera, no lo recono-cían o quedaban seriamente impactados cuardo lo visitaban en la
cárcelr7".Pero tal vez la principal limitación de Quintín Lame radicó en no
haber desarrollado una lucha por la defensa de las culturas indígenas
en el sentido estricto del término, tema en tomo al cual ha existidobastante conl'usión entre las personas que han escrito sobre el líderindígena. En l97l Gonzalo Castillo Cárdenas, en la introducción al
\bro En defensa de mi raza presentó un listado de los aportes de
Quintín Lame a la lucha indigena desarrollada en el Cauca en la dé-
cada de 1910. Ese listado comprende: L Defensa de los resguardos yoposición a que fueran divididos y vendidos; 2. Consolidacrón del ca-bildo indígena; 3. Recuperación de tierras anebatadas por terate-
r'i]. J. Rappaport, op. c¡t., p. 133.11' lbid, pp. 171-135.
'116. ABC, enero 26 dc 1926: El Tiempo, diciembre5del92l
Ocnu: nn¡ rt'l¡cltlL' l2l
nientes; 4 Liberación de los terrazgueros y rechazo al pago del tena-je 5 <AJirmación de valores tulturales indígenas, ), rechazo de
la discriminatión racial y culfural o que son someÍidos los ¡ndí-
genas colombianos¡rrr7. Efectivamente el programa de Quintín Lame
comprendía, sin duda alguna, los primeros cuafro puntos y parte del
quinto, en especial su rechazo a la discriminación racial de los indíge-
nas, pero esto no quería decir que aquél tuviera una conciencia neta
de luchar por la defensa de las culturas indígenas, en cuanto a larecuperación y preservación de sus valores específicos conro grupos
étnicos. Desde cuando Castillo Cárdenas publicó ese libro, la casl
totalidad de los autores posteriores se han limitado a reproducir esas
cinco características del programa de Quintín Lame pero sin entrar a
discutir la validez de la última.Desde luego que se puede pensar, como lo han hecho algunos
autores, que Ia lucha por la defensa de los resguardos, la recupera-
ción de la tierra y la reconstitución de los Cabildos tiene elementos
culturales inrplícitosr78. Pero no es a este tipo de reivindicación de la
cultura indígena que nos referimos, sino al rescate, defensa, preser-
vación y difusión de la memoria, lengua, historia y tradiciones de las
diversas etnias que habitan en el tenitorio colombiano. En este senti-
do, la labor de Quintín Lame t'ue prácticamente inexistente, en razón
a su carácter de indio acultLrrado y desligado de una tradición indíge-
na propia, hasta el punto que incluso su idioma era el español, la len-
gua dominan[e en el país. Este hecho le permitió dialogar con la cul-
tura nacional hasta llegar a asimilarse a importantes valores de la
misma. tales como el Himno Nacional, la delensa de las fionteras
':?7. Gonzalo Castillo Cátdenas. (ManuelQu¡ntln Latne,, )), p xvlri (subrayAdo nues-
tro).r73. Entre algunos de los autores que rcproducen la supucsta defensa de la cultura que
hace Quintín Lame a partir de las indicaciones de Gonzalo Castillo Cárdenas están:
Lurs Alfonso Fajardo et al, Manuel Quintín Lanrc y hx guerreros de Jutn Tamo
Multtc ulturoli.¡mo, nag¡a y res¡slencia,Nossa y Jara Edrtores, Madrid, 1999, p 82
(Este libro es absolutamente descuidado tanto desde el punto de vista documental
como an¿lítico. Mezclasintollnisondiferentesmomentosype¡iodosdelalulchadelCauca indigena y, entre líneas, se instnúa, nada menos, que Qüintín Lame era anar-
quista): A. López de Rey, op. cil , p. 83; J. Rappaport, o/, cil, p. I 14 Dos exccPcio-
nes a este tipo de análisis dominante son: José Eduardo Rueda Enciso, op <lr-. pp.
194 195 (aunque solo menciona el hecho que Lame no hubiera reivind icado la lucha
cultural, sin desarrollarlo) y Víctor Daniel Bonilla, HrJlorio polílicd de k)s Pae(cs,
pp. 32-33.

I 22 Renán Vega Cantu
territoriales del país, su catolicismo acendrado, su creencia en las
leyes colombianas, etc. Pero esto, a su vez, le irnpidió entendel ltimportancia de la defensa de las culturas indígenas, como parte con-sustancial de otras formas de ver el mundo, distintas a la cultura do-minante en Colombia, cuya expansión tenía un carácter destructivopara los pueblos indios existentes en este país al comenzar el sigloXX.
2
LOS DE RUANAYALPARGATATAMBIEN PELEAN
(El señor Julio Navarro T fue a esos pueblos a dictar conferencrassocialstas, del más subido caÉcter bolchevique (...) manifestó a lospeones y arrendatarios (...) que las tierras eran de ellos, que las traba-jan, y no de los patrones holgazanes, y que debían imponer a éstos su
reclamoen forma categó.ica, mientras llegaba la hora de coñpletar la
reivindicación total de las tieras. (...) A la antigua cordialidad yrespeto ha sucedido la actifud de imposición violenta. Yo fui llamadode urgencia por mi adminrstrador, a quienalarmaba lo que sucedia en'Las lslas', y para enterarme de lo que ocrlrria, hice llamar a uno de
los principales anendata¡ios. Se demoro vaaias horas en acudir, y alfin llegó con diez y ocho a¡rendalarios más, aquienes no habia llama-do, todos con sus machetes y garrotes, en actitud agresiva y luclendounas insignias socialistas que se les han repa¡tido.( ..) Gracias a la propaganda socialsta, los anendatarios exigen aho-ra, en plena baja del café, la miel y los víveres, cincuenta centavosdiarios, extinción completade la obligación de trabajar para lahacien-da, pero conseruación de las estancias lo mismo que antes (...) Esto lopresentan como imposición; si no se les acepta, seguirán en las estan-cias como dueños, y no las dejarán sino cuando la hacienda les paguelos cultrvos en Lo que ellos exijan. A los propietarios no se les dejaot¡o derecho que el de someterse. Y lo peor, por ahora, no son las
exlgencias que se inician, sino elespír¡tu que va desarrollándose)).
Cesareo Pardo, rico terrateniente de Cundinamarca, <Agitacrón socialista en las riberas del MagdalenaD, H nenpo, agosto 2l de 1920, p. l.
En este capítulo se analizan las características generales de lasprincipales luchas agrarias presentadas en Colombia en la década de1920. Para entenderlas es indispensable situarlas en el contexto ge-
neral de la estruchra agraria del país y de las transformaciones ex-perimentadas por la agricultura colombiana después de la PrimeraGuerra Mundial. Este tema es abordado en la pafe inicial del capítu-