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Año XXIV No. 1143 1a. Semana de Junio de 2020 Cooperación Voluntaria ¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

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Año XXIV No. 1143 1a. Semana de Junio de 2020 Cooperación Voluntaria

¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

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Nuestra DiócesisEditorial

Visita nuestra página de facebook:correodiocesano

VII OBISPO DE LA DIÓCESIS DE AGUASCALIENTES

Mons. José María de la Torre Martín

COORDINADOR DE MEDIOSDE COMUNICACIÓN

Pbro. Felipe Gutiérrez Rosales

SECRETARIO DE MEDIOSDE COMUNICACIÓN

Pbro. Salvador Franco Hernández

DIRECTOR DEL CORREO DIOCESANO

Pbro. Marco Antonio Esquivel Piña

COORDINACIÓN EDITORIAL María Gabriela Juárez Mares

DISEÑO GRÁFICO Pedro Cervantes Carlos

DISTRIBUCIÓNJuan Carlos Gaytán Vázquez

DISTRIBUCIÓN Y FOTOGRAFÍA Oscar Asiel Rodríguez Álvarez

ENCARGADOS DE SECCIÓN

f

Emiliano Zapata 202, CentroAguascalientes, Ags. Tel. 449 994-00-07

[email protected]@prodigy.net.mx

Rosa Martha Trujillo PradoJosé Antonio Vázquez Ibarra

Ma. del Rosario López ValdiviaPbro. Luis Mario Reyes Díaz

Diác. Francisco Javier Guzmán Salas Hno. Salvador Martínez Ramírez SSP

Christian Jonathan Salas Torres

an pasado ya 50 días desde la Pascua, días que no han sido fáciles de manera especial por la presencia de la Pandemia

ocasionada a causa del Covid 19. Este año podemos decir que hemos vivido una gran parte de la Cuaresma y toda la Pascua en el confinamiento en nuestras casas y han sido momentos difíciles en general, con un tiempo largo para confrontar y valorar muchas cosas de nuestra vida. Siempre hay elementos que descubrimos nuevos y que es necesario redimensionarlos en nosotros, el haber dejado las aulas para todos los estudiantes no ha sido siempre bien entendido, al inicio parecieron solo vacaciones, pero luego vino la tarea de implementar una educación virtual y dejarse y formar detrás de una computadora. El ir a la Iglesia y escuchar una homilía para formarse en la fe, también cambió al no estar en el templo, esto nos ha exigido iniciativas nuevas para seguir formándonos y vivir la fe desde nuestros hogares.

Uno de los elementos nuevos que resaltan para dimensionar con nuevos valores es la manera en que nos dejamos formar y educar, primero porque como

FORMAR Y EDUCAR

BAJO LA TUTELA DEL ESPIRITU SANTO

seres humanos nunca terminamos de formarnos, y seguidamente porque Dios nos sigue formando y educando, de manera especial por la acción del Espíritu Santo, sin duda que muchos hemos descubierto cosas nuevas en nosotros, ya sea de convivencia, como de aprender a conocernos en nuestra personalidad, descubrir y valorar cosas nuevas, sensaciones nuevas y formas nuevas de vernos en un lugar y un tiempo determinado. Ha sido una cuarentena en la que sin duda hemos pasado por varios estados de animo, por el enojo, el aburrimiento, el entusiasmo, la esperanza, la ansiedad, etc. y todas estas sensaciones debemos educarlas en nosotros para formarnos mejor como seres humanos.

El hombre nunca termina de formarse y siempre requiere de auxilios que le orienten a su desarrollo humano y espiritual. Dese la antigüedad los Padres de la Iglesia entendieron que la tarea del hombre era dejarse Educar por Dios, para así recobrar la forma perdida en el pecado original, el hombre debe dejarse Educar por el Maestro, (Cristo) como el gran Pedagogo, que nos conduce y educa con ejemplos de la Historia de la

Salvación para que lleguemos a la Santidad, pero es necesario que con nuestra libertad colaboremos en esa educación y así descubramos nuestra forma originaria, es decir, ser Imagen y Semejanza de Dios.

Y es en este contexto que ahora que celebramos Pentecostés es una gran oportunidad para descubrir el papel del Espíritu Santo, que nos educa y nos forma guiándonos, iluminándonos, aconsejándonos hacia la plenitud. Es el Espíritu Santo quien con su luz guía nuestra vida y la educa en ese camino a la santidad, pero es también la Gracia de Dios la que nos permite que libremente nos dejemos educar y activamente colaboremos en esa educación que nos forma para asimilarnos a Cristo Jesús, y en esta tarea el papel del Espíritu Santo es insustituible. Así pues, colaboremos en esta gran tarea de educarnos y formarnos para ser mejores personas y mejores cristianos bajo las mociones de la gracia y del Espíritu Santo que acompañan nuestra vida. Que sea la oportunidad de descubrir y mostrar lo mejor de cada uno de nosotros.

P. Lic. Felipe Gutiérrez Rosales

Parr. de Ntra. Señora de los Bosques

H

Acoge al Espíritu Santo. Guarda en ti la Palabra, vive en Cristo y, como María, canta su misericordia sin fin.

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Tema de la Semana

P. Martín González García

EDUCAR, FORMAR Y ENSEÑAR¿SINÓNIMOS O COMPLEMENTOS DEL FENÓMENO EDUCATIVO?

ducar, formar y enseñar no son sinónimos, en el ejercicio de la vida educativa en algunos momentos pueden entrelazarse pero representan acciones diferenciadas. Los actores igualmente se diferencían.

El ser humano de todos los tiempos tiene como principal preocupación continuar con su existir, generar lo que es a otras generaciones, su realidad se ve condicionada muchas veces por la ideología incluso hasta llegarla a confundir con la verdad, sin embargo, se encuentra vinculado a una cultura a una sociedad. Por lo que para lograrlo necesita educar y educarse y eso le garantiza la continuidad en el horizonte de su existir. Educar tiene como fundamento el latín ducere significa “guiar o conducir” en el conocimiento.

El hombre es el ser por excelencia de la creación y no puede agotarse en la concepción de su ser desde la mera educación, su dimensión se extiende a otras dimensiones más profundas como su aspecto ético moral. Un formador es aquel que apela primero a la instrucción de la actitud y la virtud de su educando, para después, incorporar el conocimiento intelectual en él. Es decir, un formador es quien se preocupa de conseguir que la persona receptora del conocimiento se prepare actitudinalmente para tener una mejor recepción de las habilidades intelectuales y académicas que le competen. Se preocupa por lograr el bienestar moral y ético de sus educandos, transmite valores y disciplina entendiendo de ante mano que su labor debe ser continua y que es una tarea inacabada. De ahí que muchos profesores puedan recibir también el título de formadores, cuando por sus cualidades y el interés por sus alumnos traspasa el nivel de la enseñanza y la educación, y se convierte más bien en una labor

I. EDUCAR

II. FORMAR

humanista-trascendente. Llama la atención, por ejemplo, personas que nacen dotados de muchos dones pero por su falta de entrega, por la ausencia de formadores en sus vidas no logran llegar a ser virtuosos, y lo que en su dimensión humana aparece de manera significativa se desvanece en el acontecer de su existir.

Bajo esta concepción también podríamos afirmar, que los primeros formadores deben encontrarse más bien en el núcleo familiar que en el escolar, eclesial o social. Aunque nuestra época, lamentablemente y debido a la multiplicidad de tareas laborales y falta de tiempo de los padres de familia, la figura del formador se ha visto deslindada a otros campos del entorno.

Enseñar entonces se traslada a un campo donde la persona que recibe la instrucción es novata o inexperta en el tema. Enseñar se traduciría como la acción de quien comunica conocimientos, ideas, habilidades, experiencias o hábitos a una persona que no los tiene.

No necesariamente estaríamos hablando de que la enseñanza solo se produce en los infantes. Cuidado con no confundir la tarea del profesor de preescolar con una tarea de enseñanza, ya que como es sabido, el ser humano desconoce muchas cosas a lo largo de su vida sin importar su edad biológica. Así que una persona, con el carácter de profesor o sin él, es capaz de enseñar cualquier cosa a otra que no la sepa.

Ahora bien, regresando a la idea del formador, al ser la más acabada y completa, podríamos afirmar que un buen formador, educa y enseña, puesto que su tarea es fomentar en los que apoya la sana curiosidad de ir descubriendo lo que se desconocen, así como conduciéndolo o educándolo en eso que le era desconocido.

Uno de los principales problemas que enfrenta el terreno educativo actual, es que cada vez más los profesionales de la educación despreciamos convertirnos en formadores, y nos resignamos a simples gestionadores educativos, poniendo una barrera entre nosotros y el formando, limitándonos a hacer el mínimo de lo que el manual organizacional de nuestras instituciones nos pide hacer. Es cada vez más difícil encontrar a un profesor, que además destine tiempo a formar la parte afectiva y moral de sus educandos, pues son tareas que conllevan enormes sacrificios en tiempo y recursos. SER FORMADOR ES MÁS BIEN UNA VOCACIÓN QUE UNA PROFESIÓN.

La propuesta educativa para nuestra realidad actual debe por fuerza concentrarse en la búsqueda de formadores, más que de profesores de asignatura, limitados por un horario e incapaces de dar más de sí mismos. Pero no es una labor sencilla, pues implica la erradicación de una idea incompatible con el humanismo: la educación como negocio.

III. ENSEÑAR

IV. NUESTRA REALIDAD CONTEMPORÁNEA

E

El don precioso que el Espíritu Santo trae a nuestro corazón es la confianza profunda en el amor y en la misericordia de Dios.

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Tema de la Semana

Se debe apelar a reencontrarse con el sentido de vocación y dejar atrás el sentido lucrativo de la actividad educativa para convertirla en formativa. Esta idea pudiera parecer demasiado romántica y poco compatible con el esquema actual que vemos, puesto que es producto del sistema en el que nos encontramos, sin embargo, no debemos olvidar, que a lo largo de la historia contemporánea es posible encontrar ejemplos de verdaderos formadores, a los que se les debe la existencia hombres y mujeres que han cambiado el curso mismo de la historia.

Una forma de regresar el sentido de la vocación al que enseña, es formarlo y educarlo con el apasionamiento por su profesión y erradicar la idea de que formar a un alumno, implica el incremento del trabajo burocrático del que enseña.

Finalmente, tenemos que ser conscientes de que un formador, no solo forma, sino que es capaz también de TRANSFORMAR. Los seres

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍAEducar para una nueva sociedad, Conferencia del Episcopado

Mexicano, México, 2012, 155 pp. CORTÉS SORIANO Javier. La escuela católica, PPC, México, 2016,

279 pp.GERVER Richard. Crear hoy la escuela del mañana, México, 2013, 176

pp.

humanos no somos tabulas rasas, tenemos en la medida que crecemos, hábitos que debemos erradicar, conductas que debemos dejar atrás. El formador verdadero es capaz de hacer un cambio significativo en estas conductas y actitudes. Es capaz de no darse por vencido a la primera, incluso de encontrar como motivación los casos más difíciles. En resumen, pues, para poder generar un verdadero proceso de transformación de

nuestra realidad, y lograr romper con los paradigmas que hoy develan una realidad poco prometedora para el humanismo, la educación debe contar con formadores, que no son otra cosa que agentes motivadores e inspiradores que llevan el arte de educar y enseñar a lo más profundo del ser humano.

Por: Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada

El Covid-19 no es sólo un problema sanitario, social y económico sino también un problema pastoral. Desde el brote de la pandemia, la fundación pontificia internacional 'Ayuda a la Iglesia Necesitada' ha recibido numerosas expresiones de solidaridad de sus colaboradores de todo el mundo, pero también ha tenido noticia de las crecientes necesidades y del heroico compromiso de sacerdotes y religiosos en la lucha contra la Covid-19. En respuesta, la fundación pontificia ha puesto en marcha un programa especial para reforzar este compromiso. Tobias Lehner ha hablado con la directora del departamento de proyectos de ACN, Regina Lynch, sobre las actuales ayudas y la implicación de la Iglesia en la crisis del coronavirus.

¿Cuáles son las mayores necesidades de nuestros socios de proyectos en estos tiempos de la pandemia del Covid-19?

Nuestros socios de proyectos de África, Asia, Iberoamérica y Europa Central y del Este no están hablándonos tanto de las necesidades médicas como de los efectos de las restricciones en la vida cotidiana de la Iglesia. En la mayoría de los países donde Ayuda a la Iglesia Necesitada

apoya a la Iglesia local los Gobiernos han aplicado las mismas restricciones que aquí, en nuestros países donantes. Eso significa que no hay misas públicas ni encuentros públicos, que las escuelas están cerradas y que cada vez más personas tienen dificultades para ganarse el sustento. Y esto ocurre también en países donde los cristianos son una minoría -a veces perseguida- y pertenecen a los estratos sociales más bajos En muchos de los países que se benefician de nuestros proyectos, la colecta en la misa dominical es lo que asegura la supervivencia de la parroquia. El dinero de la colecta -a menudo pueden ser en su lugar, pollos, verduras, arroz, etc.- garantiza que el sacerdote pueda comer, pagar a las religiosas que sirven a la parroquia, comprar gasolina para su motocicleta para visitar a los enfermos o incluso disponer de una pequeña cantidad para ayudar a los más pobres de sus feligreses. El hecho de no celebrar misas públicas u otros encuentros en la parroquia significa que sacerdotes y religiosas no pueden ejercer sus deberes más importantes: administrar los sacramentos, enseñar el Evangelio y consolar a los que necesitan más apoyo en estos tiempos inciertos.

¿En qué se centra la ayuda de ACN como reacción a la crisis del Covid-19?

Como institución benéfica pastoral, ACN quiere

Creatividad y confianza en Dios contra la crisisACN apoya el trabajo de la Iglesia en la pandemia del coronavirus

ayudar a la Iglesia local a llevar a cabo su misión primordial de llevar el amor y la Palabra de Dios al pueblo y asegurar que no se vea obstaculizada en esta misión por falta de medios económicos. Concretamente, estamos proporcionando ayudas a sacerdotes y religiosas, tanto activas como contemplativas. Continuamos apoyando a los seminarios ya que, en muchos casos, los futuros sacerdotes están confinados y el rector no tiene medios para atenderlos. Así por ejemplo, en el seminario mayor de Goma, Rep. Dem. Congo, el rector nos envió un SOS porque ya no podía contar con la población local a la hora de alimentar a sus seminaristas. También proporcionamos fondos para mascarillas y demás ropa protectora, por ejemplo en Chile o Ucrania, a sacerdotes religiosas y seminaristas que siguen visitando a sus feligreses, especialmente a los enfermos y moribundos. En otros sitios hemos financiado los equipos técnicos necesarios para llevar la santa misa y el mensaje del Evangelio a los hogares de los fieles a través de la televisión o la radio. Para los cristianos de Siria, que de por sí ya estaban luchando por sobrevivir tras nueve años de guerra, estamos lanzando un programa de ayuda que permita a cada familia comprar alimentos y alguna forma de protección contra la pandemia. En Pakistán, otro país en el que los cristianos sufren discriminación y a veces persecución por su fe, estamos trabajando en un programa de emergencia, pues hemos sabido por la Iglesia que la ayuda de emergencia del Gobierno no está llegando a los cristianos.

El Espíritu Santo es el Amor de las dos primeras Personas: Amor eterno que procede de la entrega mutua del Padre y del Hijo.

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Nuestra Iglesia

Los obispos vemos con gratitud a Dios que su pueblo valora la persona y el trabajo de los presbíteros. Son muchos los testimonios de quienes lejos de los

reflectores, viven de manera callada, discreta, generosa y fiel a su ministerio.

Históricamente en el caminar de nuestros pueblos los presbíteros han sido fundamentales para su progreso, muchos de ellos dejando y marcando de manera indeleble su vida en los diversos campos de la sociedad. Sin embargo, también tenemos que reconocer que los efectos de esta nueva época han llegado y dañado también la vida de muchos de ellos. Los abusos de poder, conciencia y sexual han traído dolor y tristeza a nuestra Iglesia, particularmente en las víctimas de estas conductas de algunos miembros consagrados. (Cf. PGP 70-71).

El PGP enfatiza que, uno de los desaf íos más importantes del ministerio episcopal es la especial atención a nuestros presbíteros, bajo un acompañamiento y una adecuada formación presbiteral. El Decreto Christus Dominus, nos recuerda que este acompañamiento debe ser con actitud de “padre y hermano que los quiere, escucha, acoge, corrige, conforta, pide su colaboración y hace todo lo posible por su bienestar humano, espiritual, ministerial y económico” (Cf. CD 16).

La vida de los presbíteros también gira entorno al resto del Pueblo de Dios, por ello es importante que los fieles puedan encontrar sacerdotes maduros y bien formados (RF 82): fuertes, santos, pero también amados, con corazón de pastores ante una nueva realidad que estamos por iniciar. Por ello exhorto a nuestros hermanos laicos a que en la caridad cristiana, correspondan con la oración, cercanía y apoyo para con sus sacerdotes.

Teniendo presente estas consideraciones, y en el deber de animar, acompañar, ayudar y custodiar a nuestros presbíteros, la Dimensión Episcopal del Clero, ha tenido la iniciativa de realizar en comunión, sinodalidad, transversalidad y conectividad la: “JORNADA NACIONAL DE ORACIÓN

POR LOS SACERDOTES MEXICANOS, que habrá de desarrollarse del 4 de junio “Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote” al 19 del mismo mes, “Solemnidad del Sagrado

Corazón de Jesús, Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los Sacerdotes”.

Esta “JORNADA NACIONAL DE ORACIÓN POR LOS SACERDOTES MEXICANOS”, tiene como objeto: ORAR, ACOMPAÑAR Y AYUDAR a nuestros presbíteros, con el fin de tener sacerdotes, testigos mensajeros de esperanza, ante un nuevo comienzo que nos ha marcado la pandemia del COVID -19.

Invito respetuosamente a mis hermanos obispos, a los equipos diocesanos de la Pastoral Presbiteral / Formación Permanente, a los fieles laicos insertos en los diversos movimientos eclesiales y, demás fieles a delinear creativa y participativamente iniciativas, que fortalezcan la vida y ministerio de los presbíteros en

México. Y a todos los presbíteros los exhorto a estar preparados humana, espiritual y pastoralmente, para responder a esta nueva realidad.

Sumemos nuestra oración por esta especial intención, bajo la intercesión de Santa María de Guadalupe, Madre de Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios por quien se vive.

JORNADA NACIONAL DE ORACIÓN POR

LOS SACERDOTES MEXICANOS

4 de junio de 2020

+ Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, M.G.Obispo de Ecatepec y Responsable de

la Dimensión Episcopal del Clero

El Espíritu Santo, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él.

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El Pórtico de las Buenas Noticias

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Nuestro PresbiterioAniversarios / Mayo - Junio

Nacimiento Ordenación

La sombra de la rutina

En estos días de confinamiento debido a la pandemia, me he dado a la tarea de desempolvar algunos viejos libros. Entre ellos me encontré uno que leí en mis tiempos de

seminarista: El mundo, la carne y el Padre Smith, de Bruce Marshall. Es una novela llena de humor en la que se describen de una manera muy centrada los diferentes sentimientos que pueden ocupar el corazón de una persona. Casi al inicio del libro se narra cómo el Padre Smith va en su bicicleta a toda velocidad para alcanzar a llegar a decir la Misa. Ésta la celebra en un mercado rentado. En cuanto llega se da cuenta que en las paredes, en medio de muchas palabras obscenas, están dos nuevas ofensas: 'Al infierno con el Papa' y otra con una llamativa falta de ortografía, 'Avajo el papismo'. El sacristán le recibe con las siguientes palabras: “El horizonte está nublado, Padre. Airchie Tamson y su pandilla andan buscando jaleo”. A

lo que el sacerdote responde con unas palabras más que sabias, casi inspiradas por el Espíritu Santo: “Bueno, pues si tenemos jaleo nos servirá para que nuestra religión no se enmohezca. Esa es la gran ventaja de las persecuciones: que mantienen a uno en constante actividad y vigilancia. El mayor enemigo de la Iglesia de Dios no es el odio, sino la rutina”.

Estoy seguro que la situación que estamos viviendo en el mundo entero está desempolvando a la Iglesia de ese polvillo, a veces casi imperceptible, que llamamos rutina. Apenas si cesó el culto público, los sacerdotes buscamos miles de formas para llegar a los fieles, éstos están buscando mil maneras de acercarse a Dios, en los hogares se reza el Santo Rosario y se lee la Biblia en familia. Cuando el padre Smith dice que la rutina, y no el odio, es el mayor enemigo de la Iglesia, quiere decir que a veces nos acostumbramos a un estilo de vida monótono y aburrido. No miramos más allá de nuestras posibilidades y desaprovechamos cientos de oportunidades de lustrar a la Iglesia con nuestra creatividad apostólica. Dicho estilo de vida es una barrera para permitir que el Espíritu Santo, que sopla donde quiere, inspire en nosotros nuevos y distintos medios para construirnos como personas y para edificar la Iglesia.

Algo muy positivo que podemos sacar de este tiempo de confinamiento es la oportunidad que a todos se nos ofrece de espabilarnos de la sombra de la rutina.

AMDG

31 Pbro. Daniel Cuéllar Díaz31 Pbro. José Asención Guardado Muñoz31 Pbro. Lusi Antonio Cruz Reyes01 Pbro. Antonio Martínez Dávalos 01 Pbro. José de Jesús López Macías04 Pbro. Miguel Ángel Díaz Olvera

31 Pbro. Abel Cardona Lara31 Pbro. Benjamín Espino Ramírez

31 Pbro. José Antonio Rivera Torres31 Pbro. Juan Antonio Quezada Ávila

31 Pbro. Luis Alberto González Quezada 31 Pbro. Noé de Santos García

31 Pbro. Raudel Santana Loera31 Pbro. Samuel López Alferez

El Espíritu Santo no sólo nos da a conocer la voluntad de Dios, sino que nos hace capaces de cumplirla dándonos fuerzas y gracia.

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Liturgia de la Palabra Domingo de Pentecostés

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ORACIÓN COLECTA.

PRIMERA LECTURA

SALMO RESPONSORIAL (Sal 103)R.

R.

R.

R.

SEGUNDA LECTURA

Dios nuestro, que por el misterio de la festividad de Pentecostés que hoy celebramos santifica a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.

En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: “¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua”. Palabra de Dios.

Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor.

Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios

(1 Cor 12,3-7. 12-13)

Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús “Señor”, sino es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de

ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios.

Aleluya, aleluya.Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Aleluya, aleluya.

Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo:

Reciban el Espíritu Santo.Del santo Evangelio según san Juan (Jn 20,19-23)

l anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por medio a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los

discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el

Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”. Palabra del Señor.

Dios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales, consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIOR.

R.

EVANGELIO

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

A

El Espíritu Santo verdaderamente nos transforma y cuenta con nosotros para transformar el mundo en que vivimos.

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Palabra y Vida

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1. A puertas cerradas.

Dice el Evangelio de hoy: “Al anochecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»” (Jn. 20, 19). En los últimos cuatro meses, para un buen número de la humanidad, llegó algo inesperado: el confinamiento por el covid19, muchas personas en cuarentena domiciliaria. Hasta para la Iglesia fue algo inaudito: en algunos países el cierre de los templos, en otros la suspensión de la participación de los fieles en la Eucaristía. Ha sido una Cuaresma-Pascua 2020 muy atípica, yo creo que como nunca en los 2000 años de historia de la Iglesia. Nada más, que hace 2000 años, los discípulos estaban a puerta cerrada por temor a los judíos y hoy estábamos a puerta cerrada por temor a un virus, a una enfermedad, a perder la vida terrena.

2. Y se abrieron las puertas…

Dice la primera lectura de hoy: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban” (Hch. 2, 1-2). Ese viento impetuoso, presencia del Espíritu Santo, abrió puertas y ventanas del cenáculo y trajo nuevos aires, nuevos bríos, un nuevo impulso y expulsó el aire enrarecido, el aire del temor, el aire del aislamiento. Y SE ABRIERON LAS PUERTAS… y salieron, valientes, a proclamar la Buena Nueva de la Salvación: que Jesús, murió y resucitó, y que está vivo y que Él es el único Señor y Salvador de la humanidad y de su historia. Y para nuestra Diócesis llegó también una buena nueva: “A partir de hoy la celebración Eucarística puede realizarse con asistencia de un grupo reducido de fieles y con las puertas de los Templos abiertas” (Sr. Obispo D. José Ma. de la Torre Martín, Circular 221, 18 de mayo de 2020). ¿Pudo haber otra fecha más significativa que ésta? No. Ya que este 18 de mayo de 2020 celebramos el Primer Centenario del nacimiento del Papa San Juan Pablo II, aquél que una y otra vez dijo a la Iglesia y al mundo: ¡NO TENGÁIS MIEDO, ABRAN DE PAR EN PAR LAS PUERTAS A CRISTO! Aquél Papa que el 8 de mayo pasado se cumplieron 30 años de su Visita Apostólica a nuestra Diócesis de Aguascalientes, en aquella inolvidable mañana asoleada, en el Aeropuerto de Aguascalientes. Aquél Papa que el 21 de mayo pasado

se cumplieron 20 años que canonizó a 27 mexicanos, entre ellos a San Julio Álvarez Mendoza, patrono del Presbiterio de Aguascalientes.

3. Viento y fuego para una misión.

Dice Jesús en el Evangelio de hoy: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo” (Jn. 20, 21-22). Fue con la fuerza y poder del Espíritu Santo que la Iglesia se manifestó públicamente y salió con fuego en el corazón para proclamar que JESÚS VIVE y que ÉL ES LA SOLUCIÓN DE TODO. Hoy, más que nunca, en la Iglesia necesitamos un nuevo Pentecostés , necesitamos ese viento y fuego del Espíritu Santo, para salir de esta cuarentena, salir de este confinamiento y abrir las puertas, salir y gritar con valentía al mundo, cada vez más apóstata y alejado de Dios y de sus Mandamientos, que JESÚS ESTÁ VIVO Y QUE ÉL ES EL ÚNICO CAMINO, VERDAD Y VIDA, QUE ÉL ES LA RESURRECCIÓN, QUE ÉL ES LA PUERTA PARA ENTRAR A LA VIDA ETERNA Y QUE ESPERAMOS SU RETORNO, CUANDO ÉL VENGA A SOMETER EL MAL Y AL MALIGNO BAJO SUS PIES.

GRITAR AL MUNDO Y A LA IGLESIA QUE LO MÁS IMPORTANTE NO ES LA SALUD FÍSICA, ¿QUÉ NO DIJO JESÚS: BUSQUEN PRIMERO EL REINO DE DIOS Y LO DEMÁS SE LES DARÁ POR AÑADIDURA? ¡ESPÍRITU SANTO RENUEVA NUESTRA FE EN LA EUCARISTÍA, RENUEVA A LA ESPOSA DE CRISTO Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA!

Dice la Secuencia de esta Solemnidad de Pentecostés:

P. David Alejandro Caballero Reynoso

Asesor Diocesano de Pastoral Profética

A.M.D.G.

En la vida de la Iglesia, es el Espíritu Santo el que nos mueve a nosotros a ser testigos de Cristo.

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En Familia

arece increíble lo que se escucha prácticamente a diario en las noticas: los índices delictivos aumentan, las tazas de suicidio suben, las afrentas al derecho a la vida, los abusos de autoridad y un largo etcétera. A la mayoría de las personas adultas les parecen inquietantes estos datos;

preocupan las conductas y actitudes agresivas, groseras, con falta de respeto a los demás.

Es posible que, ante este escenario, más de alguno piense, ¿cómo fue que esas personas –las que sistemáticamente ofenden, agreden, no respetan, mienten, engañan, simulan- llegaron a esta situación? Para contestar a esa pregunta vendría bien considerar la sentencia: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Seguramente, como lo hicieron los que estaban en aquella ocasión, también nosotros tendríamos que soltar la piedra y retirarnos, con la cabeza inclinada y avergonzados a nuestros hogares.

El punto es que hemos de evitar ser “acusadores” de las malas acciones de los demás y considerar en qué hemos de mejorar nosotros mismos. Esto no quiere decir que no debamos levantar la voz y señalar lo que con claridad y rectitud de conciencia vemos que está mal, porque daña a la persona que lo realiza y a los demás. No, sería un contra sentido pensar que, como no estamos libres de pecado, no podemos corregir al que se equivoca. Tenemos el derecho y el deber de ayudar y, por lo tanto, corregir al que se yerra. Para ello, hay que comenzar por la propia casa. ¿Quiénes han de ser los primeros beneficiados por nuestra guía, consejo y destino de nuestros afanes por enseñar y corregir? Nuestros seres más cercanos, nuestra familia, nuestros hijos.

A las personas que tienden a comportarse “mal” -de las que hacía referencia más arriba-, todas ellas, sin excepción, tienen o tuvieron padres. Todas ellas son hijos. Entonces la pregunta podría ser: ¿Les faltó algo a sus padres en la educación de esos hijos? ¿Cómo

es que han llegado a comportarse así? ¿Estuvieron los padres de estas personas involucrados con ellas, cercanos, dándoles –como los buenos padres lo saben hacer- mucho cariño? ¿Los corregían de forma oportuna, comprensiva y a la vez firme?

No se trata de apuntar el dedo a los padres, porque hay que recordar que los hijos son libres y, llegada la madurez, toman sus propias decisiones. Sin embargo, conviene insistir en la consideración de que, cuando los padres están cerca de los hijos, los quieren con hechos concretos, les exigen y educan, es más probable que, ya de adultos,

los hijos no caigan en conductas delictivas, de excesos o abusos. Y es que la situación en la que nos encontramos, está directamente relacionada con la educación que han recibido las personas en nuestra sociedad. Por ello, es de suma importancia recordar y tener presente que los primeros responsables, los protagonistas de la educación, son los padres. La escuela hará, en menor o mayor medida, sus propios esfuerzos, pero la diferencia –en definitiva- la hacen los padres. Es cierto que hay estupendos maestros, que dejan huella en las vidas, pero los auténticos responsables (que tienen la responsabilidad de…) en llevar el proceso educativo de los hijos son -somos- los padres.

Es lógico, pues, que preocupe la situación de la sociedad; que nos inquiete el relativismo que impera en amplios sectores, de la carencia de valores o de la tergiversación de los mismos. Sin embargo, es ilógico la queja sin acciones que tiendan a mejorar la realidad. Es triste observar padres que desisten o renuncian a su responsabilidad, a la tarea más delicada y entusiasmante de todas: la educación de sus hijos; educación que ha de ser profunda, no “por encimita”. Si los padres no lo hacen, los hijos quedan a la deriva, a merced de compañeros o conocidos, en el mejor de los casos, que les enseñan lo poco o lo mal que saben. En los casos más difíciles, quedan en manos de bribones o personas abusivas que los manipulan.

Hemos de asumir –los que somos padres- el rol, la responsabilidad, la oportunidad y el regalo que tenemos de formar a los hijos. Hay que tenerlo presente, recordarlo diariamente, de nosotros depende –en gran medida- la felicidad de los hijos; lo serán en la medida en que los eduquemos para que sepan elegir, cuando llegue el momento, y comprometerse con lo que les hace verdaderamente felices.

Andrés Flores Roldán

Psicólogo

PADRES, PRIMEROS EDUCADORES

P

El Espíritu Santo concede el don del amor divino a quienes se unen en el don mutuo del matrimonio.

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Saboreando la Biblia

n estos últimos meses nos ha tocado vivir, de una forma sorprendente, un fenómeno que nos ha desequilibrado en nuestra vida ordinaria, de un momento a

otro ha cambiado nuestra vida, nuestra manera de relacionarnos con nuestra familia, amigos, vecinos y con la naturaleza, tuvimos que aislarnos para poder contener esta pandemia que ha puesto al mundo entero de "cabeza"; sin embargo, tenemos que esforzarnos por seguir luchando para lograr recuperarnos, aunque de manera nueva y diferente nuestro cotidiano vivir. Tenemos que enseñarnos a vivir con esta situación teniendo en cuenta las prescripciones que nos ofrecen nuestras autoridades sanitarias.

Sin embargo, para nosotros los creyentes, tenemos otro recurso que nos favorece a superar de una manera segura y satisfactoria esta contingencia, contamos con las virtudes de la fe y esperanza que nos dan la certeza de creer y esperar en un Dios que nunca nos ha dejado solos que nos acompaña siempre en nuestro caminar por la historia.

Una forma concreta y sencilla para retomar nuestra vida, es pedir la luz al Espíritu Santo, pedir sus siete grados dones que fortalecen la vida espiritual y por ende nos da valentía para enfrentar los acontecimientos cotidianos.

Veamos primero en el libro de los Hechos de los Apóstoles la actividad del Espíritu Santo en la Iglesia naciente cómo la anima y la guía. Se le ha considerado muchas veces, el evangelio del Espíritu Santo. Desde la primera pagina el Espíritu S a n t o s e m a n i f i e s t a d e f o r m a sorprendente, incluso extraña, pues sus intervenciones son no solo numerosas, sino inesperadas. Visiblemente, El es quien pone en juego y anima tanto a los apóstoles como a la comunidad de fieles.

¿Cómo pedir la luz del Espíritu Santo para tomar una decisión importante

para nuestra vida?

Interviene en los detalles de la vida cotidiana de la Iglesia y de su expansión por el mundo. Dirige a los apóstoles a donde ir, a quien predicar, bautizar, en que pueblo entrar o no ir.

· Él es quien santifica, perfecciona a los cristianos. Su gran misión es la de santificar el alma, haciéndola a imagen de Cristo, con sus mismos sentimientos, palabras, acciones.· Él es quien alienta y dicta las palabras que es necesario decir ante la autoridad, como también en la predicación diaria.· Inspira las audacias apostólicas: El Espíritu Santo dijo a Felipe: acércate y ponte junto a ese carro y por su predicación se bautizó un nuevo creyente.· Es la fuerza de los mártires: que los anima a dar testimonio de Cristo ante las adversidades tal como lo hizo Esteban (Hechos 8).· Conduce a realizar el bien hacia los demás para alentarlos en las persecuciones y en los momentos difíciles de la vida.· Escogió a los nuevos apóstoles, a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los había llamado.· Es la alegría de los perseguidos y su seguridad: "Pablo y Bernabé perseguidos se llenan de gozo y del Espíritu Santo".· Preside las decisiones sobre el porvenir de la Iglesia naciente: "El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponeros otras cargas" (Hecho 15)· Traza la ruta de los apóstoles, los guía, los mueve y los detiene;" El Espíritu Santo les había impedido predicar la palabra en Asia". (Hecho 16).· Dirige la acción misionera de Pablo: "solo sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones".

Viendo esta realidad, con la certeza que nos da la Palabra de Dios, pidamos una

Conduce el gran proyecto apostólico.

nueva efusión de su Espíritu para que en estos momentos que nos disponemos a reintegrarnos a la vida "ordinaria", nos de su luz, para distinguir cómo debemos proceder, fortaleza para enfrentar los desafíos y valentía para vivirlos con responsabilidad.

Hagámoslo con esta sencilla oración del Papa Francisco:

"Señor mira a tu pueblo que espera el Espíritu Santo, mira a los jóvenes, a las familias, a los niños, a los enfermos, a los sacerdotes, a los consagrados, a los

obispos, mira a todos.Concédenos la santa ebriedad del

Espíritu, la que hace hablar todos los idiomas, de la caridad, siempre cerca de

los hermanos y hermanas que tienen necesidad de nosotros.

Enséñanos a no luchar entre nosotros para tener un poco más de poder, a amar más a la Iglesia que es nuestro partido, enséñanos a tener el corazón abierto

para recibir el Espíritu.Envía tu Espíritu sobre nosotros. Amén."

Pbro. Manuel Aranda Soto

Parroquia del Espíritu Santo

E

La identificación plena con Cristo, que en eso consiste la santidad, se atribuye de modo especial al Espíritu Santo.

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De Interés

l Espíritu Santo lo hace todo, pero no se le ve. Se pueden ver sus efectos, pero se necesita un corazón abierto. Es E

humilde, Amor oculto, es Dios. Habla todos los días, en silencio, en medio de nuestro ruido. Necesitamos hacer silencio para escucharlo. ¿Pero quién es y qué nos dice el Espíritu?

Sin el Espíritu Santo no somos cristianosEs "el desconocido de nuestra fe" dice el Papa Francisco (Homilía en Santa Marta, 13 de mayo de 2013): sin embargo, sin Él no somos cristianos, no existe la Iglesia ni su misión. Sin Él vivimos una doble vida: cristianos en palabras, "mundanos" en hechos.

El Espíritu nos hace vivir como resucitadosEl Espíritu "no es una cosa abstracta", es una Persona que nos cambia la vida: como les sucedió a los apóstoles, todavía temerosos y encerrados en el Cenáculo, a pesar de haber visto a Jesús resucitado, y después de Pentecostés "impacientes por llegar a límites desconocidos" para anunciar el Evangelio, sin miedo a dar la vida. "Su historia nos dice que incluso ver al Resucitado no es suficiente si no lo acogemos en nuestros corazones. No sirve saber que el Resucitado está vivo si no se vive como un resucitado. Y es el Espíritu que hace que Jesús viva y reviva en nosotros, que nos resucita" (Homilía de Pentecostés, 9 de junio de 2019).

Nos convertimos en hijos de Dios y hermanos entre nosotros gracias al EspírituLa nueva vida, la verdadera vida de resucitados, es "restablecer nuestra relación con el Padre, arruinada por el pecado". Esta es la misión de Jesús: "sacarnos de la condición de huérfanos y devolvernos a la de hijos" amados por Dios. "La paternidad de Dios se reactiva en nosotros gracias a la obra redentora de Cristo y al don del Espíritu Santo". Es gracias a esta relación con el Padre y con el Hijo que "el Espíritu Santo nos hace entrar en una nueva dinámica de fraternidad. A través del Hermano universal, que es Jesús, podemos relacionarnos con los demás de una manera nueva, ya no como huérfanos, sino como hijos del mismo Padre bueno y misericordioso. ¡Y esto cambia todo! Podemos vernos como hermanos". (Homilía de Pentecostés, 15 de mayo de 2016).

El Espíritu crea unidad en la diversidadLa división entre los cristianos es uno de los grandes escándalos que nos aleja de la fe. El diablo divide, mientras que "el Espíritu hace que los discípulos sean un pueblo nuevo", porque "crea un corazón nuevo". “A cada uno da un don y a todos reúne en unidad. En otras

palabras, el mismo Espíritu crea la diversidad y la unidad", " la unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia". Es necesario resistir "dos tentaciones frecuentes". La primera es buscar la diversidad sin unidad. Esto ocurre cuando buscamos destacarnos, cuando formamos bandos y partidos, cuando nos endurecemos en nuestros planteamientos excluyentes… quizás considerándonos mejores… nos convertimos en unos «seguidores» partidistas en lugar de hermanos y hermanas en el mismo Espíritu; cristianos de «derechas o de izquierdas» antes que de Jesús; guardianes inflexibles del pasado o vanguardistas del futuro antes que hijos humildes y agradecidos de la Iglesia. Así se produce una diversidad sin unidad. En cambio, la tentación contraria es la de buscar la unidad sin diversidad" y todo se convierte en “uniformidad, en la obligación de hacer todo juntos y todo igual, pensando todos de la misma manera”. En cambio, el Espíritu "crea

la diversidad" y luego "realiza la unidad: conecta, reúne, recompone la armonía" (Homilía de Pentecostés, 4 de junio de 2017).

Dios nos habla todavía hoyEl Espíritu de verdad nunca deja de hablar, nos hace entrar cada vez más plenamente en el significado de las palabras de Jesús. Es la novedad del Evangelio, de una Palabra siempre viva, porque el cristianismo, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, no es una "religión del Libro", "una palabra escrita y muda", sino de la Palabra de Dios, es decir, el Verbo encarnado y vivo. "La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad… trasforma y pide confianza total en Él" (Homilía de Pentecostés, 19 de mayo de 2013).

Las resistencias al Espíritu Santo: la tentación de domesticarlo"Pues siempre tenemos la tentación de poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la

Pentecostés: sugerencias del Espíritu para los cristianos de hoySergio Centofanti

Las palabras del Papa Francisco sobre el Espíritu Santo, "el desconocido de nuestra fe".

El Espíritu Santo nos hace ver de modo nuevo a los demás, como hermanos y hermanas en Jesús, a los que hemos de respetar y amar.

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Visión Joven

Iglesia a seguir adelante. Y siempre es más fácil y cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas e inamovibles. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo. Y también la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo cuando deja de lado la tentación de mirarse a sí misma. Y nosotros, los cristianos, nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu. Él es frescura, fantasía… que no llena tanto la mente de ideas, sino que hace arder el corazón… y nos lleva a un servicio de amor, un lenguaje que todos pueden entender" (Homilía en Estambul, 29 de noviembre de 2014).

La misión es llevar al mundo la alegría del EspírituSin el Espíritu Santo no hay misión. De hecho, la misión no es nuestro trabajo, es un don. La Iglesia tiene necesidad de evangelizadores que se abran "sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el

Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresia), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente" (Evangelii gaudium, 259). Se trata de evangelizadores conscientes de que "la misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo" (EG 268). Jesús quiere que "toquemos la carne sufriente de los demás" (EG 270). "En nuestra relación con el mundo estamos invitados a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan con el dedo y condenan" (EG 271). "Sólo pueden ser misioneros los que se sienten bien buscando el bien de los demás, los que desean la felicidad de los demás" (EG 272): "si puedo ayudar a una persona a vivir mejor, esto ya basta para justificar el don de mi vida" (EG 274). La alegría, la paz, el amor, son frutos del Espíritu.

Hola amigos de Correo Diocesano, como siempre es un gusto saludarlos. Hoy tengo la oportunidad de tocar con ustedes un tema que, nos jala a la realidad, a

veces, de una manera muy estrepitosa.

Usualmente, damos por sentado que nuestro entorno e incluso la vida misma, de alguna manera, los tenemos garantizados; estamos ciertos de que al día siguiente despertaremos y continuaremos disfrutando de nuestra acostumbrada realidad, de la familia, los amigos, la escuela…

Sin embargo, tal y cómo lo hemos experimentado durante los últimos meses, todo puede cambiar de un momento a otro. Así, a veces, este camino nos sorprende con la enfermedad de algún miembro de nuestra familia o ser querido, la que, pudiera por su gravedad o trascendencia, ponernos en una disyuntiva que provoca un cambio profundo de nuestra realidad.

Al momento de escuchar una noticia así, podemos paralizarnos ante la incertidumbre de perder o no, a nuestro ser querido en la batalla que está a punto de enfrentar. Pero nuestra actitud debe de estar inspirada y sostenida en el amor de Dios. Esto es, en primer lugar, tener la certeza que Él en su infinita sabiduría habrá de guiar el camino de la enfermedad que se ha de transitar; y en segundo lugar saber que nosotros, somos el medio del que Él se valdrá para llevar valor, fuerza y esperanza al enfermo.

Estén seguros amigos que la oración es la herramienta más fuerte que tenemos para enfrentar las más grandes adversidades que se presenten, es fuente de paz y consuelo. Cómo adelantaba en líneas anteriores, ustedes los jóvenes son la fuerza vital que convierte en obras la fe, los que

¿CÓMO AYUDAR A UN ENFERMO EN LA FAMILIA?

transforman y mueven al mundo. Los que ante la enfermedad llevan vida y esperanza, al no dejar solo al enfermo; cuidando no únicamente del cuerpo sino también de su espíritu; llevando alegría que sana y que da esperanza.

Una enfermedad en la familia es un llamado a tomar un rol guiado por el compromiso de ayudar no sólo a quien la padece directamente sino a todos los que conforman el núcleo familiar. A pesar de todo lo malo que conlleva una situación de esa naturaleza, la misma despierta un impulso para que nuestras relaciones se profundicen y exista mayor empatía. No tengan duda de que saldrán fortalecidos.

Pentecostés nos habla de lenguas, de expansión, de salir de nosotros. Pero también nos anima a buscar la unidad afectiva y efectiva entre todos los hijos de la Iglesia.

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10 certezas, ideas o verdades que siempre debes recordarpara ser ¡un católico bueno y fiel hasta el día de tu muerte!

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9. SOLO SI PERMANEZCO UNIDO A LA VID. T ENDRÉ FRUT O

- Ser fecundo, dar frutos, dar buenos resultados en mi vida, yo sólo, es casi imposible porque soy un ser humano imperfecto, que cae una y otra vez. Sin embargo, si permanezco unido a Jesús no hay nada imposible, porque Él me ayudará en todo.

- ¿Cómo puedo mantenerme siempre cerca de Jesús? Platicando en mi interior con Él muchas veces en el día, leyendo la Biblia, aprendiendo el Catecismo, asistiendo a Misa, recibiendo a Jesús en la comunión como alimento d e m i a l m a , confesándome cuando le ofendo y me alejo de Él, y sobretodo, amando y perdonando a mi prójimo.

10. LA CRUZ ES LA COMPAÑERA DEL CAT ÓLICO Y SIGNO DE FECUNDIDAD.

- En la vida de todo católico fiel, siempre habrá dificultades, obstáculos, problemas, penas, dolores. Cristo nos dijo claramente: "El que quiera venir en pos de mí que tome su cruz y me siga". No tendré miedo de la cruz pues Jesús estará siempre a mi lado. ¡Un católico fiel ama hasta que duela!

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* Juan Pablo Martínez Macías

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* Pedro Emmanuel García Quiroz

cumple 11 años el 1 de Junio

* René Emiliano Macías Terán

cumple 15 años el 2 de Junio

* María Paulina Ávila Suárez

cumple 3 años el 4 de Junio

Todos nosotros, una vez recibido, el único y mismo Espíritu, a saber, el Espíritu Santo, nos fundimos entre nosotros y con Dios.

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