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Viaje sin Distancia Robert Skutch www.liberatuser.es

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  • Viaje sin Distancia

    Robert Skutch

    www.liberatuser.es

  • Es sta la tan largamente esperada obra que relatacmo vio la luz UN CURSO DE MILAGROS, esevaliossimo material de autoestudio catalogadocomo la Biblia del Tercer Milenio y que alcanzaya su trigsimosegunda edicin, con ms de unmilln de ejemplares vendidos hasta la fecha.En Viaje sin distancia Robert Skutch, cofun-dador y director de la FOUNDATION FORINNER PEACE, fundacin editora del Curso,nos conduce por un viaje fascinante de ms desetenta aos de duracin en el que nos desvelael escenario donde se produjeron los aconteci-mientos y los desafos a los que se vieronenfrentados sus principales protagonistas: HelenSchucman, una respetada psicloga que seautodeclaraba atea y que, a travs de un largoproceso de inspiracin (siete aos), escuch unaVoz que le iba dictando su contenido; y WilliamN. Thetford, director del departamento dePsicologa en el que ella trabajaba y su principalcolaborador y apoyo en tan inusitado caso derevelacin.Es ste un libro que ser vidamente ledo nosolo por personas ya familiarizadas con elCurso, sino por todas aquellas a quienes fascineconocer historias extraordinarias acaecidas real-mente y que estn interesadas en su propiodesarrollo personal y espiritual.

    Neo Person

  • VIAJE SINDISTANCIA

    La historia detrs deUN CURSO DE MILAGROS:

    sus protagonistas, cmo ocurri larevelacin y el desarrollo de todo

    , el proceso

    Robert Skutch

  • El viaje hacia Dioses meramenteredespertar

    a la concienciade lo que siempre has sido,

    del lugar donde siempre ests.Es un viaje sin distancia

    hacia un destino quenunca ha cambiado.

    UN CURSO DE MILAGROS

  • En nombre de todos aquellos que han sacado provecho de estudiarUn curso de milagros, este libro est cariosamente dedicado a Helen,Ken y Judy.

  • Indice

    Pags.PRLOGO 9CAPITULO 1 13CAPITULO 2 23CAPITULO 3 41CAPITULO 4 66CAPITULO 5 84CAPITULO 6 90CAPITULO 7 101CAPITULO 8 120CAPITULO 9 135EPLOGO 141

  • PRLOGO

    HACE un par de aos coment de forma espontnea a una persona queme estaba entrevistando que el conjunto de libros titulados Un curso demilagros constituyen el escrito ms importante en lengua inglesa desde latraduccin de la Biblia. Continu explicndola mis razonamientos diciendoque aunque el Curso trata de los mismas verdades psicolgicas yespirituales que el Nuevo Testamento, las presenta de una forma que haceque sean ms difciles de evadir, porque es ms especfico y menos dado ainterpretaciones diversas, y tambin porque los ejercicios psicoespiritualesempleados son muy eficaces para ayudamos a eludir nuestras defensas ha-bituales contra el descubrimiento de nosotros mismos. No esperaba queaquella impulsiva afirmacin apareciera impresa, pero as ocurri; ymirando ahora hacia atrs puedo afirmar que aunque entonces fueespontnea, sigo mantenindola.Mi propia introduccin al Curso sucedi tras un cuarto de siglo debsqueda. Debido a que soy fsico e ingeniero elctrico de profesin, y aque siempre me ha impresionado el poder de la ciencia, dudaba de lamayora de los sistemas religiosos que encontraba porque parecannecesitar una dosis de saludable escepticismo cientfico. En 1954, a la edadde 36 aos, en medio de un curso, de dos semanas que estaba realizandotuve una experiencia definitiva, dando comienzo a partir de entonces auna bsqueda que hasta la edad de 59 aos me llev a entrar en contactocon diversas vas, desde el zen al sufismo, y desde el vedanta hasta elcristianismo mstico. Asimismo viv una serie de experiencias que meresultaron totalmente asombrosas ya que mi marco conceptual no tena conqu comparadas. Sent que aquellas experiencias eran vlidas y que lasfilosofas espirituales tenan el toque de la verdad; y sin embargo faltabaalgo. Adems, era vagamente consciente de que si las experiencias fuerantan reales como yo senta que eran y las filosofas fueran verdaderas, hu-bieran afectado mi vida ms de lo que lo hacan.

    En aquel momento haba pasado de trabajar en el anlisis de sistemas yla teora estadstica de las comunicaciones a encabezar

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  • un pequeo grupo de investigacin dentro del Instituto de Investigacin deStanford, en el que nos dedicbamos a estudiar los cambios sociales y laplanificacin orientada al futuro. Despus de investigar el futuro durante diezaos, publiqu un pequeo libro titulado Gua incompleta del futuro, cuyaexistencia ha sido uno de los secretos mejor guardados en la historia de laspublicaciones. Para entonces yo tena claro que los Estados Unidos, yevidentemente el mundo industrializado, haba entrado en un perodo detransicin de relevancia histrica, que implicaba cambios al nivel ms funda-mental. A saber: el de las premisas tcitas de base sobre la naturaleza de lavida y la realidad sobre las que descansa toda la estructura social en ltimotrmino. Pareca que mientras que hace medio siglo el avance de la cienciapositiva haca que las premisas religiosas y espirituales fueran cada vez menosplausibles, la situacin actual era muy diferente. Ya en 1977, y a partir deentonces cada vez ms, las investigaciones que tienen como objeto laconciencia humana, los procesos inconscientes, la intuicin, la creatividad,etc... estn haciendo cada vez ms manifiesta la espiritualidad esencial de laexistencia. Impresionado por la importancia que estaba adquiriendo esta formade desarrollarse los acontecimientos, acced a hacerme miembro de la juntarectora del Instituto de Ciencias Noticas que haba sido fundado unos aosantes por el astronauta del Apolo 14, Edgar Mitchell, quien haba llegado a lasmismas conclusiones que yo a travs de experiencias muy diferentes. Una demis compaeras en la junta era Judy Skutch.

    La primera vez que coincidimos estbamos esperando mesa en unrestaurante y pregunt a Judy la inevitable pregunta de presentacin: A qute dedicas?. Disfrut de mi asombro cuando me dijo: Un curso demilagros. Las dos horas siguientes me qued hechizado escuchndole contarla historia que se relata en este libro. Estaba ansioso por leer los libros queforman la triloga de Un curso de milagros.

    Tena mucho que aprender sobre la ambivalencia con la que nosotros, losseres humanos, nos orientamos hacia el conocimiento de nuestro ser profundo.Los ejercicios diarios del segundo volumen del libro, que afirman un nuevosistema de creencias, parecan simples y un poco intrigantes. En aquelmomento no entenda el efecto subterrneo que estaban teniendo. El Texto, elprimer volumen, pareca-difcil de entender, pero segu con l a fuerza devoluntad (eso crea). Seis meses despus me di cuenta de que a pesar de queabra el Texto cada da, no poda recordar uno solo que hubiera acabado deleer una pgina completa: me entraba sueo, mi mente vagaba sin propsito, orecordaba que haba dejado cosas por hacer y por

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  • tanto me levantaba para acabadas. Mi mente era muy ingeniosa a la hora deevitar lo que yo pensaba que quera, es decir, entender los contenidos delTexto.Con el tiempo, la atencin consciente le gan la partida a las resistenciasinconscientes. Mi conciencia de este hecho fue llegando poco a poco. Un dame daba cuenta de que una situacin que me hubiera provocado miedo uhostilidad ya no lo haca, y sin embargo no tena conciencia de los profundoscambios que estaban teniendo lugar. Encontr que mi confianza en la intuicinprofunda, una parte sabia y compasiva de m mismo, se haba fortalecidonotablemente, de nuevo sin que yo conscientemente me diera cuenta delcambio en mi inconsciente. La tensin y el dolor iban desapareciendo. Mi vidaera ms activa que en ningn otro perodo anterior, y esto estaba ocurriendosin esfuerzo; algo que no hubiera credo posible unos aos atrs. Habaaspectos de mi vida que se ponan en su lugar de forma misteriosa. Lo quems me impresionaba de la transformacin que senta era la absolutasimplicidad de lo nuevo. Una parte ms profunda de m mismo, un MaestroInterior, guiaba mi accin y apartaba los obstculos, y la mente consciente (elego-mente analtico y racional que antes supona mi asidero ms firme a algntipo de seguridad) se hizo de forma natural y confortable el servidor de esaparte ms profunda. Todo esto puede parecer una enorme simplificacin, perola conclusin profundamente sentida a la que llegu era que todos losproblemas que encontramos en nuestra vida son ilusorios. Slo hay unproblema: nuestra resistencia a ver las cosas como realmente son, o msprecisamente, a ver la totalidad tal como es.Un curso de milagros ya ha influenciado cientos de miles de vidas. Me sientoprivilegiado por haber conocido a Helen Shucman, a Bill Thetford, as como alos dems actores de esta obra. No llegu a conocer bien a algunos de estospero s lo suficiente para haber sentido una profunda sensacin de misterio noslo acerca de la eficacia del Curso mismo, sino tambin respecto a la formaen que vino a la existencia y su supuesto origen. Me acuerdo especialmente deun da en que estaba hablando sobre el Curso con Helen, la cual seguasintindose ambivalente al respecto y no pareca capaz de adaptar laspropuestas del Curso a su propia vida. Repentinamente pareci transformarseen otra persona, no fsicamente sino a nivel de su personalidad. Durante uno odos minutos, a lo largo de unas pocas frases, esta otra Helen habl delsignificado real del Curso con una autenticidad y profunda sabidura que medejaron pasmado. Entonces, como si hubiera ocurrido otro click en suinterruptor interno, volvi a ser de nuevo la Helen habitual.

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  • Helen casi nunca encarnaba el ideal del Curso, la paz interior. Encontrabamuchas cosas de las que quejarse y pareca soportar en su vida una dosis de dolormayor de lo normal. Una vez le pregunt cmo era que este notable documentodel que ella era responsable haba podido traer paz y sabidura a tanta gente y sinembargo pareca inoperante para ella. Nunca olvidar su respuesta: S que elCurso es verdad, Bill -dijo; y despus de una pausa aadi: Pero no creo enl.

    Cuando se confirm que el Curso se estaba extendiendo rpidamente, inclusoa otros pases, sent claramente la necesidad de que hubiera un relato precisosobre su origen para todos aquellos que iban a querer conocerlo. Pareca probableque circularan mitos y que Helen acabara siendo la herona de un culto personal.Presion para que se hiciera una relato preciso cuando an las memorias estabanrecientes, y que fuera hecho por alguien cercano a los hechos pero no demasiado.Sent que Bob Skutch era el candidato ideal: haba estado presente en eldesarrollo de la ltima parte de los acontecimientos, conoca personalmente atodos los personajes y los tena cerca para posibles entrevistas; de esta formapodra narrar la historia con fidelidad en lo relativo a las personas y los hechosimplicados. Adems, ya haba escrito a nivel profesional con anterioridad. Nohace falta decir que cuando se le propuso el trabajo, acept. Aunque nosiempre sehaya sentido agradecido por mi sugerencia, ha tenido la amabilidad de invitarmea escribir este prlogo.

    Agradezco este honor porque creo que algn da Un curso de milagros serapreciado de forma mucho ms general, al igual que la historia de su notablegnesis.

    Willis W. HarmanRegent, Estado de CaliforniaNoviembre de 1983Standford, California

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  • CAPTULO 1EL manuscrito de Un curso de milagros se termin de escribir en

    1973, pero para entender como lleg a realizarse y porqu, debemosvolver a mediados de los aos sesenta y familiarizamos con dos doctoresen Psicologa: William N. Thetford, de cuarenta y dos aos, profesor dePsicologa Mdica en la Escuela de Mdicos y Cirujanos de laUniversidad de Columbia, Nueva York, y director del departamento dePsicologa del Hospital Presbiteriano, y Helen Schucman, de 56 aos,psicloga del mismo departamento. Aparentemente dos personas conpocas probabilidades de estar implicadas en el nacimiento de Un curso demilagros...

    En junio de 1965, Bill Thetford se sent en su despacho muy de-sanimado. Acababa de llegar de una reunin de directores de depar-tamentos convocada para discutir cmo llegar a un acuerdo sobre unasunto administrativo que haba estado causando problemas alprofesorado desde haca tres meses. La reunin comenz en un ambientetranquilo, pero a medida que se iban expresando los distintos puntos devista y se defendan los diferentes intereses, los nervios se fueroncrispando, las voces se hicieron cada vez ms altas, y lo que habacomenzado como un intento de encontrar puntos de encuentro, acab enuna serie de ataques personales y amargas recriminaciones.

    Para el doctor Thetford, no era la primera reunin de este tipo; dehecho, desde que era director de departamento haba tenido que tratarcon colegas que constantemente estaban batallando con los mismosproblemas bsicos de defender sus intereses contra lo que parecan serincursiones de la administracin, de sus compaeros de otrosdepartamentos e incluso de los asociados del suyo propio.

    Sin embargo, de alguna manera en esta ocasin las tensiones de lareunin le haban cargado ms que otras veces. No le importaba saberporqu, lo que le importaba era saber cmo haba acabado en este trabajocuando, en principio, nunca haba querido tener nada

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  • que ver con la universidad. Cmo haba llegado a esta situacin?, sepreguntaba....

    * * *

    Bill Thetford naci en Chicago. Era el menor de tres hermanos; elmayor haba muerto cuando era pequeo, pero le quedaba su hermanaque le llevaba dos aos. Su padre trabajaba de supervisor en la seccin deconstrucciones en la compaa telefnica de Illinois.

    La familia viva en un vecindario de clase media, en la zona sur de laciudad. La madre de Bill asista a la iglesia de la Ciencia Cristiana; supadre, cuando le preguntaban, responda que l tambin era "cientfico,aunque sus visitas a la iglesia eran muy irregulares. En cuanto a Bill, sueducacin religiosa fue interrumpida por una tragedia familiar.Bill tena siete aos, cuando su hermana contrajo una infeccin vrica, yaunque la familia solicit los servicios de diversos mdicos y curanderosde la Ciencia Cristiana, muri en dos semanas. Los padres de Bill sesintieron abrumados por el dolor; se quedaban en casa juntos cada noche,negndose a aceptar las invitaciones que les hacan sus amigos y vecinos.Renunciaron a su religin y jams volvieron a poner los pies en unaiglesia de la Ciencia Cristiana.

    An se encontraban muy abatidos cuando Bill enferm de una graveescarlatina, la cual le debilit mucho y propici que acabase por contraertambin fiebres reumticas. Mientras luchaba por recobrarse sufri uninfarto, por lo que los doctores no confiaban en que sobreviviera. Sinembargo, despus de varios meses de cuidados intensivos, se recuper losuficiente para salir del peligro inmediato, aunque tuvo que guardar camadurante los dos aos siguientes. Pasaba el tiempo leyendo con voracidad,lea de todo, desde Dickens hasta Dumas o Mark Twain, y entre libro ylibro su madre le enseaba aritmtica.

    Bill estuvo ausente de la escuela durante tres aos, antes de sentirse lobastante fuerte para volver. Al caer enfermo estaba en segundo grado ycuando volvi le colocaron en la clase de cuarto. Dos aos ms tardeacab octavo y continu en el Instituto, donde se gradu con honoressiendo aceptada su solicitud de ingreso en la Universidad de DePaw,Indiana. En su segundo ao universitario tuvo que elegir una especialidaden la que graduarse, y eligi la de Psicologa aunque sin saber muy bienporqu, pues ignoraba el trabajo que desarrollaban los psiclogos. No sequed muy convencido de su eleccin.

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  • Al fin se matricul tambin en el curso de estudios premdicos (s queconoca el cometido de los mdicos), y en su cuarto ao solicit laadmisin en la Escuela Mdica de la Universidad de Chicago, donde fueaceptado para comenzar el otoo siguiente. Al haber obtenido unaprrroga del servicio militar debido a su enfermedad infantil pudograduarse en la Universidad de DePauw en febrero de 1944. A pesar deque an tena dudas sobre la carrera profesional que seguira, haba algoque s estaba muy claro: necesitaba un trabajo para mantenerse, al menoshasta que empezara a estudiar medicina en otoo.

    Como haba sido aceptado en la Escuela de Medicina pens que lomejor sera solicitar un empleo en la Universidad. Pregunt en la oficinade empleo y me remitieron al Laboratorio Metalrgico de laUniversidad. No saba nada del tipo de trabajo que me podran ofrecerni si estaba cualificado para realizarlo, pero a lo largo de la entrevistaque me hicieron me enter de que en aquel centro se desarrollaba unprograma secreto de investigacin.

    Como el pas estaba en plena Segunda Guerra Mundial, exista unagran demanda de personal civil como yo en el mercado de trabajo. Asaunque furamos inexpertos y poco cualificados, estbamos muysolicitados y a menudo se nos ofrecan trabajos y responsabilidades quehubieran sido impensables en otras circunstancias. En mi caso, pocodespus de empezar a trabajar fui incluido en nmina como oficialadministrativo responsable de supervisar una serie de edificios queconstituan las reas de trabajo para lo que ms tarde sera lainvestigacin atmica. Entre ellos estaba el Laboratorio de Biologa, lazona del estadio de ftbol de West Stands y el nuevo edificio de Qumicadonde el Dr. Glenn Seaborg estaba desarrollando su originalinvestigacin que ms adelante le valdra el Premio Nobel. Una de mistareas era la de supervisar' un equipo especial de hombres quetrabajaban en diversas reas radioactivas con la intencin dedescontaminarlas. Se me pidi que llevara un contador Geiger desde elmomento en que llegaba por la maana hasta que me iba por la noche.Mirando hacia: atrs, una de las cosas ms curiosas era que estainvestigacin tena lugar debajo de un estadio de ftbol. Robert MaynardHutchens, Presidente de la Universidad, haba decidido prohibir la ligade ftbol porque interfera en la bsqueda de las grandes ideas y los

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  • grandes libros, y como consecuencia el estadio de ftbol haba sidopuesto a disposicin de la investigacin atmica. De esta forma laprimera reaccin en cadena de la historia del mundo tuvo lugar all endiciembre de 1942. El doctor Enrico Fermi que estaba al cargo de laoperacin, fue capaz de comenzar la reaccin y, lo que es msimportante, detenerla. Si no hubiera sido capaz de pararla quiz noshubiera ahorrado a todos los horribles problemas que introdujo la EraAtmica.

    Por aquel tiempo, el ambiente en nuestro departamento era de granactividad; reinaba una sensacin de urgencia absoluta y un sentido deprioridad nacional en relacin con el trabajo que desarrollbamos en elprograma atmico. La comunidad cientfica crea que los nazis estabanmuy avanzados en el desarrollo de la energa atmica, por lo quecompetamos contra ellos en una carrera a vida o muerte. De hecho, lasensacin general era que no desarrollar la energa atmica antes queellos podra suponer el final de la civilizacin occidental tal como laconocamos.

    A lo largo de este tiempo aument mi ambigedad respecto a misestudios mdicos y, en otoo de 1944, decid que el proyecto en queestaba participando era prioritario a la medicina. Inform, por tanto, ala Escuela de Mdicos de que no me matriculara aquel otoo y continuen mi puesto de trabajo dentro del programa de investigacin atmica.

    En agosto de 1945 se lanz sobre Hiroshima la primera bombaatmica. Creo que todos nos quedamos aterrados por la magnitud de ladestruccin que produjo y yo sent con claridad que mi participacin enel proyecto haba llegado a su fin. No senta ningn deber moral decontinuar y renunci aquel mismo mes.

    Pocas semanas despus el doctor Carl Rogers lleg al campusuniversitario. Era, incluso entonces, uno de los nombres ms eminentesen el campo de la Psicologa, y aunque no saba nada de l, mematricul en el primer curso de psicoterapia centrada en el cliente porrecomendacin expresa de algunos compaeros. El inters quedespertaba el trabajo de Rogers era tremendo y debieron ser ms de cienlos licenciados que se inscribieron en aquel primer curso. Por algunarazn desconocida para m tanto entonces como ahora, Rogers decidique yo era un estudiante aventajado y no slo me hizo instructor de sucurso sino que antes de

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  • acabar el semestre me propuso ser su ayudante en el centro teraputicoque acababa de crear. Aquello supuso para m un gran honor y unaoportunidad; yo no entenda porque me haba elegido, incluso trat dedecirle que no estaba capacitado, pero no hizo el menor caso y, concierto asombro, en breve me encontr investigando y practicando laterapia centrada en el cliente. Para m lo ms irnico era que laspremisas profesionales de Rogers estaban basadas en su teora de lavisin incondicionalmente positiva, o amor perfecto. El hecho de haberpasado de estar implicado en la aniquilacin total a una prcticaprofesional basada en el amor perfecto me pareci, por lo menos,irnico.

    Mi tesis doctoral estaba relacionada con un primer intento de algoparecido a la bioretroalimentacin. Me intrigaba la posibilidad de medirlas reacciones del sistema nervioso autnomo antes y despus de laterapia rogeriana. Supuse que si a la gente le serva la terapia, surecuperacin ante un estmulo estresante inducido experimentalmentesera ms rpida. as que form un grupo de control con personas queesperaban ser admitidas en el centro para recibir terapia y otro grupocon personas que estaban en tratamiento. De alguna manera, las medi-ciones que realic revelaron una diferencia significativa entre el grupoexperimental y el grupo de control en cuanto a la rapidez derecuperacin frente al estrs inducido. Rogers se sinti impresionadopor mi trabajo y yo me qued bastante sorprendido de haber obtenidoalgn resultado significativo.

    En marzo de 1944, para sorpresa ma, recib el ttulo de doctor enMedicina. Sin embargo, senta que an me faltaban muchosconocimientos no slo en el campo de la Psicologa sino en general;pareca faltarme algo pero no saba que. Aunque haba conocidopersonas eminentes a lo largo de mis estudios, autnticas autoridades ensus campos respectivos, nadie pareca tener conciencia de cmo estasreas especializadas del conocimiento podan sintetizarse. Comoconsecuencia, cuando recib el doctorado no me senta preparado parahacer nada, no saba que hacer con aquel ttulo.

    Afortunadamente, un amigo me sugiri que me presentara a unpuesto en el hospital Michel Reese de Chicago, donde haba una vacanteen un puesto relacionado con el estudio de los rasgos de personalidad delos enfermos esquizofrnicos y el test de Rorschach.

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  • El estudio estaba dirigido por el doctor Samuel J. Beck, unaautoridad en el test Rorschach en el pas y autor de una serie de librospioneros en relacin con el test. Por una serie de razones que meparecan muy vlidas, me senta remiso a solicitar el puesto. La primeraera que no haba hecho ningn curso sobre el test Rorschach en toda mivida, no saba absolutamente nada de l; tampoco haba trabajado en undepartamento de Psiquiatra, y en particular, en uno en que el trabajoestuviera basado en el psicoanlisis, una filosofa totalmente contraria ala de Rogers y a mi propia formacin. Sin embargo me present, y eldoctor Beck que me entrevist pareci estar muy contento de miausencia de conocimientos previos: se mostr entusiasmado con el hechode que no supiera nada del Rorschach, de que no estuviera contaminadocon otras enseanzas. Adems, se qued muy impresionado por locientfico que sonaba el ttulo de mi tesis doctoral en la rama de lapsicologa fisiolgica: como l no saba nada de esa especialidad de lapsicologa, la consider muy cientfica; en consecuencia, yo constitua elcandidato perfecto. Fui contratado por el departamento de Psiquiatra ypermanec dos aos y medio en aquel hospital, durante los cualespubliqu algunos trabajos de investigacin incluyendo algunos de losque fui coautor con el Dr. Beck.

    Lo que senta de manera muy clara, tanto durante mi formacinuniversitaria como ms tarde en el hospital Michael Reese, era que noquera ser profesor universitario. Haba hecho conmigo mismo el votosecreto de hacer todo lo posible para evitar aceptar un puesto docente, yde hecho ya haba rechazado varias propuestas. Una de las principalesrazones era que senta que no tena nada que ensear, y quera evitaraceptar una posicin en que esto fuera evidente tambin para los dems.Tambin dudaba que pudiera adaptarme fcilmente a la vidauniversitaria.

    Cuando sent que era el momento de dejar el hospital, decid que mesera instructivo y de ayuda en mi formacin matricularme en la EscuelaPsiquitrica de Washigton, en Washigton D.C., cuya filosofa esencialera la de centrarse en las relaciones interpersonales ms que en losdiversos componentes psicodinmicos de la psicologa freudiana. Esteenfoque me atraa mucho por que haba cierta cualidad en elpsicoanlisis con la que no me poda identificar, aunque respetabamuchas de las percepciones de Freud y de algunos de sus seguidores.

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  • Cuando acab mis estudios en la Escuela de Washington, no sabamuy bien que hacer despus. Me senta atrado por la ciudad de NuevaYork desde haca mucho tiempo, y decid ir all y buscar trabajo. Eldirector del Servicio de Asignacin Psicolgica del Servicio de Empleodel estado de Nueva York, me dijo que tena un trabajo perfecto para my que no tena sentido que pensara en ninguna otra posibilidad. Tena enmente proponerme para la direccin del departamento de Psicologa delInstituto de la Vida en Hartford, Conneticut. Acud a una entrevista y fuicontratado.

    Despus de un ao en Hartford, recib una llamada del doctor HaroldG. Wolff, que era uno de los fundadores de la medicina psicosomtica,una autoridad en el rea de los desordenes nerviosos y, tambin poraquel tiempo, presidente del departamento de Neurologa de la EscuelaMdica de la Universidad de Cornwell en la ciudad de Nueva York. Eldoctor Wolff me ofreci el puesto de psiclogo jefe en un programa deestudios sobre ecologa humana que l diriga. Mi rechazo a implicarmeen un puesto universitario haba disminuido algo para entonces, y decidconsiderar la posibilidad de un puesto acadmico. Acab aceptando laoferta del doctor Wolff, y antes de que me diera cuenta ya era instructor,siendo promocionado un ao ms tarde al puesto de profesor ayudante.Un da de otoo de 1957, mientras asista a una conferencia anual depsicologa, un viejo amigo mo se me acerc en un descanso y despusde intercambiar saludos me pregunt si me interesara ir a la Escuela deMdicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia como director de unprograma educativo en psicologa clnica. Me coment que el comitencargado no haba dado an con la persona que pudiera enfrentar elenorme desafo que supona el puesto: a pesar de haber evaluado a mu-chos candidatos, todos haban sido vetados por uno u otro de losmiembros del comit, y el puesto segua vacante. Aadi que comoninguno de los miembros del comit me conoca lo suficiente para llegara resultarles desagradable, constitua el candidato ideal.

    Le contest a mi amigo que no me interesaba irme de Cornwell, yaque estaba fascinado con el trabajo que haca y el ambiente eraagradable. Pero l me apremi para que al menos hablara con elpresidente del departamento de Psiquiatra de Columbia; la oportunidadera demasiado importante para ignorarla.

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  • Habl con el presidente y con otros miembros del comit y en el cursode estas conversaciones me pareci que me ofrecan una posicin degran responsabilidad. Al darme cuenta de ello, les dije que no creaposible asumir las responsabilidades del puesto siendo slo profesorayudante y que tendra que ser ascendido a la categora de profesoradjunto. Al decirlo, estaba convencido de que de acuerdo a la jerarquamdica, que es muy lenta, era muy improbable que alguien como yo, quehaba sido instructor haca tan slo uno o dos aos, subiera de escalafntan rpidamente.

    Sin embargo, dos meses ms tarde recib una carta del presidente deldepartamento de Psiquiatra dicindome que haba podido conseguirque el Decanato aprobara mi ascenso. Me sent moralmente obligado aaceptar el puesto y fui a Columbia en febrero de 1958 como profesoradjunto de Psicologa Mdica en el departamento de Psiquiatra de laEscuela de Mdicos y Cirujanos.

    Bill Thetford esperaba el desafo que supona su nuevo puesto conmucho entusiasmo. Sinti que podra introducir una serie de ideasinnovadoras en el programa de educacin predoctoral del que serapresidente, y asumi su tarea lleno de expectativas sobre lo que podralograr en los prximos meses y aos.

    Sin embargo, pocos das despus de comenzar su labor, Bill se diocuenta de que su trabajo no sera tan fcil de poner en prctica como enun principio pens. Tuvo el primer indicio de ello al darse cuenta de quetodas las conversaciones con los miembros del comit no le habanpreparado para asumir la amplitud y la naturaleza de sus nuevasresponsabilidades. Aunque haba credo que dedicara la mayor parte desu tiempo a los cursos predoctorales, ahora descubra que el ttulo quese le haba asignado como mera formalidad cuando acept el puesto, elde director del departamento de Psicologa del Hospital Presbiteriano, leiba a suponer mucha ms dedicacin de lo que le haban hecho creer. ElHospital Presbiteriano era una parte esencial del centro mdico y Billpronto se dio cuenta de que con el ttulo venan un montn de problemasque no haban sido tratados durante aos.

    Mientras intentaba hacer su asignacin de prioridades, Bill fueavisado por el Decanato de que la universidad haba aceptado una gransuma de dinero del Instituto Nacional de Enfermedades Neurolgicaspara realizar un curso de estudio cooperativo sobre las carenciassensoriales en recin nacidos y nios pequeos. Este curso

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  • cooperativo tena un protocolo obligatorio por el que se requeran losservicios de un psiclogo investigador experimentado que hubierarecibido formacin especializada para trabajar con nios pequeos. Billera responsable de encontrar a la persona adecuada para este puesto y,adems, deba hacerlo con rapidez pues el Decanato haba dejado muyclaro que el proyecto haba de comenzar de forma inmediata.

    Al no tener experiencia en esta rea, Bill visit a un colega de unhospital cercano que era una autoridad en este materia, le describi lasituacin y le pidi ayuda para encontrar a una persona adecuada para elpuesto. Su colega le asegur que confiaba en poder encontrar a lapersona justa y que hara que sta se pusiera en contacto con l.

    Bill se sinti agradecido de quitarse un problema de encima, pues yalos tena en abundancia. As, comenz a formular planes y prepararprocedimientos que ayudaran a que el curso tuviera un comienzo rodado,confiando simplemente en que su amigo encontrara a la personaadecuada para ocupar el puesto clave.

    Dos semanas ms tarde, son el telfono de su oficina y, despus deasegurarse de que hablaba con el doctor Thetford, la voz al otro lado dela lnea dijo: Mi nombre es Helen Shucman, y se me ha dicho que lediga que soy la persona que est buscando, De esta forma se conocieronHelen y Bill, quienes ms tarde trabajaran juntos en la transcripcin delos singulares volmenes de Un curso de milagros.

    Bill concert una cita con Helen para verse a la maana siguiente enel centro mdico. A las diez, una mujer pequea pero dinmica sepresent en su oficina; deba tener ms de cuarenta y cinco aos. Helen,que apenas meda un metro y medio, iba elegantemente vestida con unafalda y una blusa bastante conservadoras, y su pelo corto, rizado y rubioestaba cuidadosamente arreglado. Sus rasgos eran ms bien afilados,tena una nariz pequea y recta, y en general mostraba una actitud de noandarse por las ramas que Bill inmediatamente valor de forma muypositiva y pens que le sera de gran ayuda en caso de que ocupara elpuesto que l intentaba cubrir. .

    En slo unos minutos Bill supo que era la persona adecuada paraaquel trabajo: su formacin profesional pareca estar hecha a la medidadel puesto que se le ofreca y s qued especialmente impresionado porsu rapidez mental y su habilidad intelectual. Al mismo tiempo mantenasus reservas en ofrecerle el puesto a ella o a cualquier otra personaporque el programa de trabajo estaba todava sin especificar en absoluto.An no se haba tomado ninguna de-

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  • cisin acerca de los medios de que dispondran ni respecto al espaciofsico que les sera asignado. Su sueldo tampoco estaba fijado y lasresponsabilidades del puesto no estaban claramente definidas. Todo ellohaca que Bill no pudiera ser muy concreto al discutir el programa conHelen, pero a pesar de todo y al hecho de que Bill no se lo presentara conmucha conviccin, Helen acept el puesto y se dispuso para comenzar ellunes siguiente.

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  • CAPTULO 2HELEN Schucman naci en 1909 y su nombre de soltera era Helen

    Cohn. Creci en Nueva York, donde su padre, qumico de gran xitoprofesional, pudo proporcionar a su familia una vida muy acomodada.Tenan a su servicio a una cocinera y una doncella que les ayudaban en elcuidado de su enorme piso de diez habitaciones; contrataron asimismo auna institutriz que se ocup de Relen hasta que tuvo seis aos de edad.

    La institutriz y Helen ocupaban un extremo del piso, dondecompartan habitacin, saln y aseo. En el otro extremo viva el resto dela familia, es decir su madre, su padre y un hermano catorce aos mayorque ella con el que tena muy poco en comn.

    Como el resto de la familia pareca hacer su vida, Helen pasaba casitodo el tiempo antes de ir al colegio, as como su tiempo libre una vezempez a asistir a clase, con su institutriz, una mujer inglesa de medianaedad a quien conoca simplemente como la seorita Richardson;aunque la relacin entre ellas era amistosa, no tena nada de ntima. Loque ms le gustaba a Helen de la seorita Richardson era su acentoingls.

    Por la noche, la institutriz acababa oficialmente de trabajar una vezque acostaba a Helen y era libre de salir si lo deseaba, aunque la mayorade las veces se quedaba en la sala hasta la hora de acostarse. Cuando laseorita Richardson sala, Helen se quedaba despierta hasta que hubieravuelto, no slo para asegurarse de no estar sola, sino tambin porque lefascinaba el ritual que realizaba cada noche.

    Antes de acostarse, la seorita Richardson, se arrodillaba ysusurraba algo para s misma durante un rato. Desde mi primerrecuerdo, siempre haca lo mismo. Siempre quise preguntarle que haca,pero tard muchos aos en reunir el valor suficiente. La seoritaRichardson me explic que era catlica y que cada noche antes deacostarse rezaba el rosario. Le pregunt que era un rosario y me mostrel suyo. Estaba hecho de

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  • hermosas cuentas azules y me gust. Pens que estara bien tener uno,incluso podra tener algo de mgico. Le pregunt a la seoritaRichardson si poda tener uno pero me respondi que era slo paracatlicos. Le suger que quiz mi madre me podra comprar uno, peroella pens que sera mejor dejar el tema a un lado. De hecho, mepropuso que fuera nuestro secreto, y yo le promet no decir nada alrespecto.

    Tambin tenamos otro secreto, relacionado con el lugar al quebamos los domingos por la maana. En vez de ir al parque como losdems das, nos bamos al otro extremo de la ciudad donde nadiepudiera vemos. All llegbamos a uno de los lugares ms bellos que yohubiera visto nunca. La seorita Richardson me dijo que era una iglesiacatlica, pero como yo no era catlica, no poda entrar. Tena queprometerle que no me marchara muy lejos, y me quedaba en la entradahasta que ella volva a salir. Mientras esperaba poda ver las flores, lasvelas y las estatuas a travs de las rendijas de las grandes puertas que seabran hacia el interior de la iglesia. A veces escuchaba la msica y lavoz de un hombre diciendo cosas que no poda entender. Una vez mecol en una de las capillas laterales. Haba una estatua de una seoramuy hermosa con luz alrededor de la cabeza, y velas y flores dispuestasen un pequeo jardn a sus pies. Todo el mundo tena rosarios como elde la seorita Richardson y decid que de mayor sera catlica parapoder entrar y participar en lo que ella haca.

    Entre semana, cuando la seorita Richardson me llevaba al parque ajugar, siempre nos juntbamos con una amiga suya que tambin erainstitutriz y cuidaba a una nia de mi edad. Nosotras jugbamosmientras la seorita Richardson y su amiga se sentaban en un banco delparque y hablaban. Descubr que la nia era catlica y tena un rosarioy se sorprendi mucho cuando le dije que yo no lo tena y que no sabapara qu serva. Me explico con condescendencia que serva para rezara la madre de Dios. Le pregunt sobre Dios y se sorprendi mucho de miignorancia, ya que no saba casi nada de l. Me dijo que Dios es nuestropadre, que le podamos pedir cosas y l nos las conceda. Esto mepareci maravilloso y me pregunt porqu nadie me haba hablado antesde ello.

    Le pregunt a la nia donde estaba Dios, porque haba unas cuantascosas que quera, y me dijo que todo lo que haba que hacer para verle

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  • era cerrar los ojos. As lo hice, pero no vi nada. Ella lo entendi enseguida: yo no era catlica, as que qu poda esperar? Me sugiri queprobase con la Virgen que era muy bondadosa y escuchabaprcticamente a todo el mundo. Tambin me cont que llevaba unvestido azul y un velo blanco, y pens en esa preciosa estatua que habavisto en la iglesia de la seorita Richardson. Cerr los ojos de nuevo yesta vez pude ver algo ms, cre ver el velo blanco. La nia me dijo queestaba muy bien para una principiante y que deba seguir intentndolo.Despus de todo -me dijo-, a menos que lo hagas irs al infierno y tequemars durante toda la eternidad.

    Estaba tan contenta por haber visto el velo blanco que no hice casode su comentario hasta que me acost aquella noche. Entonces comenca gritar. La seorita Richardson me pregunt qu pasaba y le dije quetena miedo del infierno... que me quemara para siempre a menos quefuera catlica y tuviera un rosario. La seorita Richardson estaba muypreocupada pero no saba que decir. Me dijo por fin que era mejor quehablara de religin con mis padres, explicndome que la gente solatener la misma religin que sus padres y que probablemente ellospodran contarme cosas. Pero aadi que no debera tener miedo delinfierno porque ella rezara por m. Se lo agradec mucho prometindoleque no lo olvidara y decid preguntar a mis padres acerca de la religinde inmediato.

    Me deslic silenciosamente por el pasillo hasta el comedor donde seencontraba mi padre solo leyendo el peridico. Le observ desde lapuerta un buen rato antes de entrar; l levant la vista sorprendido.

    Qu pasa? -pregunt-. No est la seorita Richardson contigo?Cuando le dije que s, respondi: Ah, bien, tu madre no est y creo queno volver en un buen rato, retom el peridico y pareci pensar que laconversacin haba concluido. Yo me qued por all, no le conoca muybien y dudaba de cmo empezar pero saba que tena que averiguarcosas sobre mi religin. Por fin empec: Padre, t que eres? le pregunt. Creo que no te entiendo me contest muy perplejo.

    Te refieres a qu me dedico?Pens que quiz era eso, mi padre me dijo que era qumico y cuando

    le ped que me lo explicara no entend lo que deca pero supe que no erala respuesta que esperaba. Luego le pregunt si crea en Dios y si tena

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  • una religin, y me dijo que no crea en Dios y no estaba particularmenteinteresado en la religin. Le pregunt si eso significaba que yo tampocotena religin, y contest que la gente debe decidir eso por s misma.Volv a preguntar cual habla sido la decisin de mi madre y me contestque no estaba seguro de cual era su religin en aquel momento; estabamuy claro que no estaba particularmente interesado en el tema. A pesarde todo me qued por all. Por fin, cuando se dio cuenta de querealmente quera algo, dej el peridico, me pidi que me sentara yentonces tuvimos la nica conversacin real que hayamos tenido nunca.

    Comenc por decirle que quera ser catlica a causa del infierno y merespondi que l no crea en el infierno y que no deba preocuparme;incluso afirm que se puede ser religioso sin creer en el infierno, lo quesupuso un gran alivio para m. Dijo que l haba sido judo de nioporque su padre era judo, y aunque su madre no lo era, a ella no lehaba importado. Le pregunt esperanzada si eso haca que yo tambinfuera juda pero me contest que debera pensrmelo algo ms detiempo. Entonces le pregunt si conoca alguna plegaria juda y despusde pensar durante varios minutos, me recit una que haba aprendidocuando era nio. Comenzaba as: Seor Dios de Israel; me pareciimpresionante. Dijo algo ms de la plegaria pero eso fue todo lo quepude recordar.

    Le ped que me contara algo ms acerca de la religin de mi madrepero me dijo que l no poda creer en lo que ella crea y que habladejado de intentarlo haca mucho tiempo. Cuando le pregunt si elladecidira hacerse juda tambin, mi padre solt la mayor carcajada queyo le hubiera odo; me dijo que eso no era probable y despus volvi asu peridico.

    Yo volv a mi habitacin y le dije a la seorita Richardson que hablahablado con mi padre y haba averiguado que era juda. Ella no dijonada. Aquella noche, mientras rezaba su rosario yo repeta Seor Diosde Israel una y otra vez para m misma. Estaba contenta de ser juda,durante largo tiempo me habla faltado algo y ahora que saba que erajuda, estaba convencida de que todo ira bien. Sin embargo, nomencion nada a mi madre sobre el tema de la religin; de alguna formasenta que poda no gustarle.

    La seorita Richardson se fue un ao despus y mi madre decidi queya no necesitaba una institutriz. Yo ya habla estado yendo a la escuela

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  • durante un ao y mi madre me dijo que ella me llevara por las maanasy otra seora me recogera por la tarde para llevarme al parque, aunqueno se quedara a dormir conmigo.

    Por la noche me senta sola sin la seorita Richardson. Solatumbarme a oscuras y repeta mi oracin especial, pero no me era degran ayuda. Pens que funcionara mejor si la supiera entera pero noquera volver a preguntarle a mi padre: podra pensar que deberahaberla memorizado la primera vez despus de que le cost tantoacordarse de ella.

    Entonces el Seor de Israel me fall de una forma terrible. Tenamucho miedo de dormir sola, especialmente cuando salan mis padres, ycomo nunca se me ocurri ir a hablar con mi hermano, busqu la formade hacer que mi madre se quedara en casa. Si me daba cuenta de que seestaba preparando para salir, comenzaba a sentir un terrible dolor deestmago. La primera vez que ocurri era de verdad y as descubr quemi madre no sala cuando yo estaba enferma; naturalmente empec a te-ner muchos dolores de estmago.

    El nico problema era que mi madre me llev al mdico paraaveriguar lo que me ocurra. Despus de que el primer mdico noencontrara nada, prob con otro y luego con otro ms. A m no meimportaba porque as consegua pasar tiempo con ella. Pero un dacuando me llev a ver a otro mdico por lo de mi estmago me di cuentade que llevaba una pequea maleta. Cuando le pregunt para que era,me dijo que me iba a llevar a un hospital donde un doctor me podracurar de mis dolores. Tuve el presentimiento de que las cosas no ibancomo yo quera, pero como no estaba muy segura, me call.

    Despus de registramos en el hospital, Madre me dijo que pasara lanoche all y que ella se quedara conmigo. Esa es la parte que me gust.A la maana siguiente, Madre y el doctor comenzaron a explicarme loque me iban a hacer y tuve un ataque de pnico. Entre gritos, les dijeque nunca haba tenido realmente dolores de estmago, peroevidentemente pensaban que lo deca porque tena miedo de lo que nospudiera ocurrir a mi apndice y a m.

    Hicieron falta dos hombres vestidos de blanco para mantenermetumbada en la camilla mientras me llevaban a la sala de operacionesdonde otros tres hombres de blanco estaban esperando. Dos de ellos mesujetaron mientras un tercero me puso una mascarilla en la cara. Grit

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  • Seor Dios de Israel a la vez que intentaba no respirar.Cuando despert, me hallaba de nuevo en la habitacin del hospital y

    me senta terriblemente. Durante unos das tuve un dolor de estmagoreal pero poco despus me puse mejor y empec a disfrutar. Madre sequed conmigo todo el tiempo e incluso Padre vino a visitarme. Madre yyo hablamos de todo tipo de cosas mientras estuvimos juntas y la nocheantes de irnos del hospital le pregunt por su religin. Me dijo que habaprobado muchas religiones desde pequea, que ahora era tesofa peroque an continuaba buscando. Me sorprendi mucho que tambinhubiera sido juda porque los judos no parecan gustarle mucho. Mecont que su padre era rabino en Inglaterra pero que en todo caso erade muy buena familia. Tambin me dijo que tena algunos parientes queno eran judos, yeso pareca aliviarla.

    Entretanto, yo haba decidido no seguir siendo juda despus de loocurrido. Probablemente no haba un Seor Dios de Israel despus detodo y esa era la razn por la que mi padre haba dejado de creer en l.Nunca volv a creer en Dios aunque lo intent denodadamente durantelargo tiempo.

    Helen no se inquiet por la religin ni se interes en ella durante lossiguientes cinco o seis aos. Lo que pareca intrigarle mucho ms eranlas imgenes mentales que visualizaba a menudo, unas veces con los ojoscerrados y otras con ojos abiertos. Podan ocurrir casi en cualquiermomento pero nunca interrumpan ni molestaban de forma alguna a susdems actividades. Simplemente era como si hubiera una actividadmental constante en el fondo de su mente que poda ser trada a lasuperficie si elega hacerlo. Las imgenes podan ser de cualquier cosa:una mujer con un perro, rboles bajo la lluvia, un escaparate lleno dezapatos, un pastel de cumpleaos repleto de velas... No tenanmovimiento y eran en blanco y negro. Se parecan mucho a una serie deinstantneas no relacionadas entre s. A veces las imgenes erancompletamente nuevas para ella, escenas irreconocibles, mientras queotras veces reconoca parte de los cuadros relacionndolos con cosasque haba visto realmente, aunque incluso en esos casos haba detallesque no recordaba haber visto originalmente.

    Helen haba tenido imgenes mentales de este tipo desde siempre,hasta donde le alcanzaba la memoria, y no se le ocurri que no todo elmundo poda disfrutar de esa misma experiencia. De hecho fue a la edadde once28

  • aos, al preguntar a una amiga por sus imgenes mentales, cuando se diocuenta de que sta no tena ni idea de lo que le estaba hablando. Helenpens que su amiga estaba de broma y no fue hasta que prob con otrascompaeras que aprendi que su habilidad era nica. Aunque sesorprendi mucho por ello, no pareci molestarle esta revelacin y siguidisfrutando las imgenes cuando aparecan.

    El inters que senta por Dios se reaviv a los doce aos. Sus padresplanearon pasar el verano en Europa y decidieron llevarla con ellos. Elviaje transcurri sin incidentes para Helen hasta la ltima visita de susvacaciones: Lourdes.

    La gruta le caus una profunda impresin as como la estatua de laVirgen y los montones de muletas y aparatos dejados all por quienes sehaban curado milagrosamente.

    Desde nuestra habitacin del hotel poda ver la estatua de la Virgen.Cada noche sala a mirar la figura, la roca sobre la que se levantaba yaquella agua especial que sala de un costado de la roca, el agua quecuraba a la gente. Pensaba en las sillas de ruedas y en las muletas y enlos miles de personas que haban venido aqu y haban credo. Podranestar todos equivocados?

    Repentinamente me acord de la seorita Richardson y de su rosario.Seguramente este era el mejor lugar del mundo para comprar un rosarioy probarlo.

    Cuando volv al hotel aquella noche encontr a mi padre solo en suhabitacin leyendo un libro. Me qued junto a l unos momentos, y comosegua leyendo, le dije que quera comprar un rosario. Se meti la manoen el bolsillo y me dio algo de dinero sin levantar siquiera la vista dellibro. Pens en preguntarle si le importaba pero simplemente le di lasgracias y sal de la habitacin.

    Al da siguiente por la maana ped a Madre que viniera conmigopara comprar el rosario; compr tambin una medallita de la Virgen yllevamos ambas cosas a que fueran bendecidas por un sacerdote. Nosquedamos en la gruta para asistir a misa y a la preciosa ceremoniareligiosa posterior. Era sbado, y haba incluso ms flores y procesionescon msica que en un da normal. La gente rezaba por todas partes, todoera muy, muy hermoso. Pregunt a mi madre si haba sido catlica y medijo que no, pero sent que haba comenzado a pensrselo.

    Aquella noche en mi habitacin, me qued despierta con el rosario enla mano y la medalla alrededor del cuello y pens en Dios, en la seorita

  • 29

  • Richardson y en la Virgen. De pronto tuve una idea: este era un lugarcon mucho poder y quiz si peda un milagro para m misma, loconseguira. Entonces creera en Dios y me hara catlica. Sal al balcny mir a la roca.Por favor, Dios dije en voz alta, no soy catlica pero si todo

    esto es verdad, me enviars un milagro para que pueda creer en ti?Ya haba decidido en que consistira el milagro. Cerrara los ojos y

    dira tres avemaras; si al abrirlos encontraba una estrella fugaz en elcielo, ese sera mi milagro. No esperaba realmente encontrarla perocerr los ojos y rec las tres avemaras de todos modos. Cuando los abr,el cielo estaba lleno de estrellas fugaces. Las mir en silencio,asombrada y entonces susurr: Es un milagro. Dios me lo ha enviadorealmente. Mira! mira! es un milagro.

    Me qued muy quieta hasta que las estrellas desaparecieron y el cielose oscureci de nuevo. Y entonces me acord: nuestro gua nos habadicho que en este momento del ao haba lluvias de meteoritos en estaparte del mundo y que apareceran con mucha frecuencia. En realidadno era milagro en absoluto, nunca antes haba visto una lluvia demeteoritos y por eso no la haba reconocido. Entonces tuve otropensamiento: No es un milagro que pensase en pedir ver un meteoritojusto cuando iba a haber una lluvia de ellos? Despus de todo, no podasaber que la lluvia iba a ocurrir en aquel preciso momento, quiz era unautntico milagro despus de todo. Pero ya no pude convencerme de ellorealmente, me senta muy suspicaz con todo aquel tema, incluso me

    enfad un poco.Quiz, pens para m misma, el agua y las curaciones y las muletas

    sean todos como la lluvia de meteoritos. La gente slo cree que sonmilagros, todo podra suceder simplemente as. Estaba a punto de dejarel tema zanjado en mi mente de esta forma cuando tuve otro pensamientoque me hizo sentirme muy incmoda: dije a Dios que si vea un meteoritocuando abriera los ojos, sera un milagro. Si haba un Dios, podra nogustarle mi forma de considerar su milagro. Si l se haba molestado enenviarme un milagro especial para m, podra no gustarle miescepticismo. Y si haba un Dios, tambin habra un infierno para lagente que no le reconoca y apreciaba.

    Por fin fui resolviendo aquella situacin con diferentes argumentosaunque me qued un poco incmoda al respecto. Me persuad de que

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  • si Dios se hubiera molestado en enviarme un milagro tendra elsuficiente sentido para hacerme creer en l. Como no crea realmente enste, no poda haber sido un milagro genuino. Decid que de todosmodos no tena que tomar una decisin definitiva en aquel mismomomento y que volvera sobre ello ms adelante, cuando no estuvieratan cansada.

    Un ao despus de volver de su viaje por Europa, el hermano deHelen se cas, y la familia se traslad a un piso ms pequeo. Idabel, lasirvienta que haba estado con la familia desde el nacimiento de Helen,sigui con ellos. Helen y ella eran buenas amigas desde haca aos, perola nueva situacin les ayud a intimar ms y pasaban mucho tiempohablando de cosas. Una de las cosas de las que hablaban era dereligin. Idabel era baptista y dijo a Helen que aunque su iglesia creyeraoficialmente en el infierno, ella senta que Dios era muy bondadoso ypreparaba las cosas para que al final todo saliera bien. Esto dio confianzaa Helen que empez a leer la Biblia cada noche con Idabel.

    Un domingo, Idabel pregunt a Helen si quera acompaada a suiglesia que estaba en las afueras, bastante lejos de donde vivan. A Helenle entusiasm la idea y cuando llegaron estaba ansiosa por que empezarala ceremonia religiosa.

    La gente de la iglesia de Idabel no slo tena un color de piel diferentedel de Helen, sino que tambin cantaban canciones muy diferentes decualquier otra que ella hubiera escuchado antes. Las cantaban una y otravez, empezando suave y poco a poco iban subiendo de tono. Cuando lagente comenz a dar palmadas y a seguir el ritmo con los pies, Helen sedio cuenta de lo bien que se sentan, pero lo que ms le impresion fue.la deduccin de que por la forma en que cantaban y se movan,obviamente tenan una relacin muy amistosa con Dios.

    Siempre me diriga a Dios formalmente, con mucho respeto, y nosaba como abordar este nuevo tipo de relacin con l, pero a medidaque las canciones se hacan ms emocionales, me encontr dandopalmadas y cantando con todos los dems.

    El pastor en su sermn habl de Dios, del cielo y de la salvacin, yrepeta una y otra vez que todo lo que necesitamos es fe. Despus delsermn volvimos a cantar y a la hora de irnos, el pastor nos esperabafuera para damos la mano. Al llegar mi turno me pregunt si me habagustado y cuando le respond, me dio unas palmaditas en el hombro y medijo que debera volver ms por all.31

  • Como haba recibido una invitacin especial del pastor mismo,comenc a ir a la iglesia con Idabel tan a menudo como poda. Dentrode la iglesia rezaba y cantaba con los dems, pero fuera, cuandointentaba hablar con Dios nunca estaba segura de que hubiera alguienall para escucharme. Me faltaba algo, y por fin un da descubr lo queera. Idabel me llev un domingo a un bautizo. Mi amigo el pastor dijo:A menos que os bauticis no podis ser puros de corazn y si no soispuros de corazn no podis ver a Dios. Eso es -pens-. Hay quebautizarse para poder ver a Dios, esto es lo que me faltaba.

    Le dije a Idabel que tena que ser bautizada y me respondi quehablara con el pastor cuando acabara la ceremonia. Fue muy amable,l tambin pensaba que deba bautizarme pero no tena claro quindebera hacerla. Al preguntarle porqu, me dijo que cuando un pastor tebautiza espera que te unas a su congregacin y l haba pensado quesera mejor para m bautizarme en otra iglesia ms cerca de mi casa. Nome haba dado cuenta de que afiliarse a una iglesia era parte del bautizoy cuando llegu a casa me lo estuve pensando mucho. Sent que uno debeal menos creer en Dios antes de dar un gran paso como ste de afiliarsea una iglesia. Cuando le cont todo esto a Idabel, me dijo que ellaconoca a un pastor que me bautizara sin necesidad de hacermemiembro de su iglesia, as que al domingo siguiente fuimos a ver a aquelpastor a quin Idabel llamaba un Evangelista del Seor. Me dijo que,desde luego, me bautizara, pero que debera preguntar antes a mispadres, sobre todo a mi padre que, al ser judo, podra no gustarlemucho la idea.

    No esperaba ninguna oposicin de mi madre y efectivamente le gustmucho la idea, prometindome el misal que haba estado pidiendo comoregalo especial para la ocasin. Me preocupaba ms mi padre, siempreera difcil averiguar lo que senta respecto a las cosas. Al verle en susilln leyendo el peridico despus de la cena, me deslic en lahabitacin e intent encontrar una buena forma de empezar. No se meocurra nada, as que simplemente dije: Padre, he decididobautizarme.

    Padre gir la cabeza y me mir sin bajar el peridico: Si eso es loque quieres hacer, hazlome dijo dndolo por hecho.Pero, no te importa? pregunt. A m? Por qu habra de importarme? respondi.

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  • An no estaba satisfecha:Ests seguro?Mi padre me confirm que estaba muy seguro de que no le importaba.

    Supongo que me debera haber sentido contenta, haba conseguido loque quera, pero no poda entender porque me senta tan desgraciada.Padre obviamente no tena nada que aadir y me fui enseguida porqueno quera que se diera cuenta de mis lgrimas. Al da siguiente volv y ledije al pastor que mis padres no se oponan a que me bautizara ypropuso incluirme en la ceremonia bautismal programada para eldomingo siguiente. Me dijo que deba rezar entretanto y le contest quelo hara lo mejor que pudiera. Eso es todo lo que hace faltarespondi.

    ldabel asisti a mi bautismo como testigo y como amiga, ayudndomea preparar la tnica blanca y a ponrmela. Estaba muy contenta y merepeta que iba a ser la mejor experiencia de mi vida. Yo tena laesperanza de que as fuera. Despus de la ceremonia, fui a la oficina delpastor para recoger mi certificado de bautismo mientras ldabel recogami ropa mojada y la pona en una bolsa que habamos llevado. Cuandoel pastor me pidi que deletreara mi apellido, deletre el apellido de mimadre. Sent el rubor en mi rostro y no poda entender lo ocurrido peroestaba demasiado avergonzada para corregir el error. Al recibir elcertificado, lo guard en mi bolso y volv junto a ldabel. Nunca se loense a nadie.

    Cuando llegu a casa me senta triste. Haba sido bautizada peronada haba cambiado, an no poda ver a Dios, nada era distinto.

    Continu yendo a la iglesia con ldabel algn tiempo ms, por si acasomi bautismo no haba tenido tiempo de surtir efecto. Ms adelantecomenc a ir con menos frecuencia hasta que lo dej del todo. Dije aldabel que simplemente no tena fe y me respondi que posiblemente erauna obra del diablo y prometi rezar por m. Se lo agradec y ya no volva pensar ms en el bautismo.

    No habiendo encontrado la fe necesaria para creer en Dios, Helendecidi que la nica verdad en la que poda creer era la racional, lalgica, y por tanto decidi convertirse en una intelectual y comenz aleer todo lo que se publicaba. Dispona de mucho tiempo para elloporque haba engordado mucho en su preadolescencia y los muchachosde su clase no parecan estar particularmente interesados en llamarla parasalir.

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  • Al ingresar en la Universidad de Nueva York, Helen ya haba perdido suexceso de peso, pero haba pasado por el instituto sin apenas contactossociales con sus compaeros, por lo que se senta particularmente fuerade sitio en las reuniones sociales y pareca tener poco que decirse con susconocidos a nivel acadmico.

    Por otro lado, sus profesores encontraron en ella una estudianteexcepcionalmente dotada. Era raro encontrar una estudiante que hubieraledo tanto o que pudiera discutir sobre un abanico tan amplio de temasacadmicos de forma tan inteligente.

    En la universidad. Helen se gradu en ingls lo que agrad mucho asu madre, especialmente ante su anuncio de que se hara profesora deingls como lo haba sido ella antes de casarse. Sin embargo, suambicin real, que slo ella conoca, era la de convertirse en escritora derenombre, ms especficamente en una novelista de fama internacional.

    Este pareca ser un objetivo muy peculiar para Helen, pues escribir leresultaba muy dificultoso, y adems se senta tan vulnerable respecto a loque escriba que, an cuando lograba poner algo sobre el papel, era muyprobable que lo escondiera y se negase a enserselo a nadie, ni siquieraa su profesor de escritura creativa.

    Entretanto continu leyendo mucho sobre diversos temas de filosofay literatura penetrando en los sistemas de pensamiento, en las leyes delrazonamiento y en particular de la lgica. Al asunto de vivir le prestabala menor atencin posible.

    En su segundo ao universitario conoci a un joven, Louis Schucman,que trabajaba en la biblioteca universitaria. Tambin l era un intelectual,y pronto comenzaron a discutir extensamente sobre libros y filosofa.Louis era tan slo unos pocos centmetros ms alto que el metro y mediode Helen y siempre se haba sentido incmodo con las mujeres, por loque estaba encantado de haber encontrado a alguien que no le hicierasentirse incmodo. Louis y Helen comenzaron a comer juntos todos losdas y en tres meses Louis le pidi que se casara con l. Era la nicaproposicin que ella haba recibido y tambin la nica que l habahecho.

    La madre de Helen, aunque algo indecisa porque Louis era judo,estaba encantada con la idea de que su hija contrajera matrimonio. Supadre, por otro lado, manifest que apenas conoca al muchacho y porello no poda forjar una opinin.

    Para contentar a los padres de Louis, acordaron celebrar la ceremoniaen una sinagoga. Helen estaba demasiado nerviosa para querer un ritualmuy elaborado y pidi al rabino que hiciera una ceremonia breve.34

  • La boda se celebr en diez minutos y al acabar Helen y Louis sefueron cada uno a su casa para seguir preparando lo exmenes finales.

    En un principio, el hecho de casarse no tuvo mucho efecto en la vidade Helen. Le quedaban an dos aos de universidad y cuando Louis segradu, a las dos semanas de la boda, se mud a vivir con Helen y suspadres. No tena dinero suficiente para mantener una esposa y un pisoporque lo haba invertido todo en una librera que haba abierto en elcentro de Manhattan.

    Aquella situacin funcion bien para Helen; su marido estabaocupado con el negocio de los libros, y ella lo estaba con sus estudios.Las comidas que Idabel preparaba estaban siempre a su hora y su padrejugaba al ajedrez con Louis por las noches.

    Helen probablemente hubiera estado encantada de seguir as in-definidamente pero poco despus de graduarse en la universidad,ella y Louis tuvieron que alquilar un pequeo apartamento propioporque su madre enferm y el mdico le prescribi que evitara losesfuerzos propios del ama de casa.

    Los padres de Helen fueron a vivir a un hotel por lo que ya nonecesitaban los servicios de Idabel, pero como haba estado con ellosveinte aos se sentan responsables de ella. Decidieron seguircontratndola para que cuidara del apartamento de Helen y sta, queliteralmente no saba ni frer un huevo, estaba encantada de lagenerosidad de sus padres.

    Despus de la graduacin, Helen intent trabajar en la librera peroal cabo de slo una semana se hizo evidente que el trabajo de librera erapara ella particularmente desagradable, carente de alicientes y agotador.Sin embargo sigui yendo a la librera durante casi un ao hasta que sevio aquejada por una grave enfermedad y el mdico le dijo que debaser operada. Se asust tanto que comenz a sufrir pesadillas en las quese vea sujetada por la fuerza a una mesa mientras le ponan unamascarilla en la cara.

    Estuvo resistindose a la operacin hasta que se sinti tan enfermaque no pudo posponerlo ms. Volvi entonces a hablar con el mdicoque le asegur que era una operacin sencilla y que en una semanaestara plenamente recuperada. Haba llegado al punto de estar tanenferma que no poda ponerse ms excusas e hizo los preparativos paraingresar en el hospital al da siguiente.

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  • Aquella noche me sent sola e intent organizarme. Sera mucho msfcil, pens, si creyera que Dios me iba a cuidar. Haba una que yocreyera en l no haca ms probable que existiera o dejara de hacerla.En cualquier caso no me causara ningn dao el tratar de llegar a unacuerdo razonable. Pona la operacin en manos de Dios por si acasoexista, y si todo sala bien podra incluso volver a creer en l. No tenanada que perder. Rec el Padre Nuestro, puse mi operacin enmanos de Dios y fui al hospital al da siguiente con la medalla de laVirgen colgada alrededor del cuello.

    Todo sali mal. Estuve mucho tiempo inconsciente y no pudeabandonar el hospital hasta varios meses despus. Una de lasenfermeras que me cuidaban era una catlica ferviente. Al ver mimedalla, pens que yo tambin lo era; me coment que habla rezadocada da por m y que habla ofrecido una misa en accin de graciascuando recuper la conciencia. Me dijo que Dios habla sido muy buenoconmigo y que era un milagro que hubiera superado aquel trance. Yono lo vela as, estaba muy enfadada por como habla ocurrido todo ysegu enfadada durante aos: si sta era la manera que tenia Dios dehacer que todo saliera bien, pens, tenia un psimo sentido del humor.La enfermera no aprob mi actitud y me dijo, bastante secamente, queseguira rezando por m de todos modos. Le contest que yo no podadetener sus rezos, pero aad que le agradecera que no pidiera a Diosotro milagro hasta que hubiera salido de ste. De hecho, estabadispuesta a esperar el siguiente milagro todo el tiempo que hicierafalta y le suger que le dijera a Dios que no tena prisa. Lo querealmente necesitaba era salir del hospital y sentirme mejor, y no mepareca probable que las plegarias me ayudaran a lograrlo.

    Durante toda mi estancia en el hospital me encontraba ansiosa porsalir, pero cuando por fin fui a casa no me sent muy entusiasmada. Mesenta ms bien abandonada por el Cielo y por la Tierra. Segusintindome enferma durante mucho tiempo y finalmente me vi forzadaa reconocer que estaba mejor fsicamente y declar una moratoriasobre mi invalidez; una decisin que el mdico pensaba que deblahaber tomado hada mucho tiempo. Sin embargo, esta decisin mepona en una posicin difcil: la enfermedad habla supuesto unasvacaciones de mis problemas, pero stos seguan all y sentirmeenfadada no me ayudaba a resolverlos.

  • 36Por fin se me ocurri la posibilidad de que hubiera estado mirando

    las cosas desde un ngulo equivocado. Despus de admitirlo, comenca revisar mi vida hasta entonces y entre otras cosas volv sobre milarga y errtica bsqueda de Dios. Estaba claro que no haba hechoprogresos en ese tema. Admita que la culpa poda ser ma; quiz,como deca la enfermera del hospital, no apreciaba todo lo que Dioshaba hecho por m.

    Record la dificultad que haba tenido para aceptar aquel milagroanterior en mi infancia. A pesar de todo, pens, lo nico que la gentepuede hacer es preparar su proyecto lo mejor posible, y yo, a mimanera, senta que lo haba hecho. No tena sentido especular sobrecual hubiera sido el resultado de la bsqueda si la hubiera emprendidode forma diferente. Si Dios exista, lo que yo pona en duda, l mismopodra resolver la cuestin de la religin; si no exista, bueno, las cosaseran simplemente as. Para m haba acabado la bsqueda.

    Me di cuenta de que adems de la cuestin de Dios, haba otrosasuntos que haba pospuesto tomar en consideracin. En primer lugarel asunto de mi marido; despus de todo estaba casada y ya era horade que empezase a pensar en l. l podra ser muy amable, decid. Noera Dios, por supuesto, pero teniendo todo en cuenta, casi era mejoras. Pens que era el tipo de persona con la que se puede desarrollaruna buena relacin. Naturalmente tomara tiempo, y a veces sera muydifcil, pero reconoc que ya era hora de que empezara con ello. Sabaque ste era tan slo uno de los pasos a dar, ya que empezaba adarmecuenta de que necesitaba encontrar una buena forma de pasar el restode mi vida en la Tierra. Tena claro que podra resultarme difcilporque an saba muy poco del mundo, y tambin saba que sernicamente una esposa no era la respuesta para m, especialmenteporque Idabel se encargaba de la casa y no tenamos nios que meocuparan el tiempo. Al principio volv a hacer un intento en el negociode los libros. Mi marido, que haba pasado la mayor parte de sus aosescolares haciendo novillos para ir a la biblioteca pblica a leer, habareunido una excelente coleccin pero bajo mi punto de vista segua msinteresado en comprar y leer libros que en venderlos. A pesar de todo ya base de luchar, fuimos saliendoadelante y el dinero no constitua un problema serio; generalmente, mipadre estaba dispuesto a ayudamos si realmente necesitbamos37

  • algo.Aunque el negocio de los libros era claramente el lugar adecuado

    para mi marido, estaba tambin muy claro que no lo era para m. Iba ala librera cada vez con menos frecuencia y cuando lo haca,generalmente discuta con l. Parecamos incompatibles en losnegocios y empec a sentirme atrapada en una situacin crtica, sintener una idea clara de cmo salir de ella.

    Durante algn tiempo pareca como si mi bsqueda terrenal fuera aacabar igual que la celestial, y sin embargo, a pesar de mi depresin,me daba cuenta de que era muy libre de hacer lo que quisiera. Mimarido me apoy activamente, animndome a que planificara micarrera profesional independiente y mi padre me indic que correracon los gastos que supusiera mi formacin. Mi problema pareca serque no poda tomar una decisin sobre lo que quera hacer. Eraevidente que no iba a ser la gran novelista que de joven habavisualizado. Segu considerando una serie de caminos profesionales,principalmente en mi fantasa y sin tomar en serio la posibilidad deemprender una formacin realista. De hecho, en aquellos momentos,haca ya diez aos que haba dejado la universidad y me daba muchomiedo volver. La verdad es que le tena pnico al fracaso.

    Mi marido hizo gala de una paciencia excepcional a lo largo denuestras largas y frecuentes discusiones acerca de mi posible actividadprofesional, pero estaba tan indecisa que tard diez aos en tomar unadecisin. Incluso despus de decidirme a hacerme psicloga, misesfuerzos se limitaban a discutir con m marido, solicitar programas decursos, y hablar sobre posibilidades de formacin con consejerosuniversitarios. Realmente no saba de que iba la psicologa, tena slouna vaga nocin de que contendra algunas de las respuestas que yonecesitaba. Por fin me decid a superar mis miedos e ingresar en laescuela para graduados pagando el precio de no tener una perspectivaclara sobre aquella iniciativa. Volv a estudiar decidida a sacar lasmejores notas. Despus de haber fracasado en la bsqueda del Cieloestaba absolutamente determinada a triunfar en la Tierra.Aunque Helen consideraba concluida su bsqueda de Dios, el tema de

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  • la religin segua siendo importante en su vida. A medida que se fueimplicando ms en sus estudios de psicologa, se fue armando dehechos y herramientas cientficas que resultaron ser losargumentos que necesitaba para superar los ltimos restos desupersticin que le quedaban. Senta que ahora poda encarar las cosasde forma muy realista. Estos mismos hechos fueron la base sobre la quefue cambiando, lenta y progresivamente, su sistema de creenciaspasando de un agnosticismo desimplicado a un atesmo iracundo. Dehecho, incluso antes de obtener el doctorado, estaba no slo preparada,sino ansiosa de pelearse con cualquiera que tuviera pensamientos queestuvieran, aunque slo fuera remotamente, teidos de ideas religiosas.

    A pesar de, o quizs debido a su actitud, comenzaron a ocurrirle unaserie de sucesos sorprendentes. El primero de ellos ocurri una fratarde de invierno cuando Louis y ella iban en metro a visitar a unosamigos. Helen detestaba el metro, y el hecho de tener que esperar altren durante un cuarto de hora en medio del intenso fro no le hacasentirse muy animada. Cuando por fin lleg, estaba abarrotado de gentey no haba sitio donde sentarse. Una vez que consiguieron asiento, sesinti particularmente enfadada y victimizada porque Louis se sumergien su peridico, olvidndose por completo de su sufrimiento. Cuandomir a su alrededor, todo lo que vea era gente sucia y andrajosa; al otrolado del pasillo, un nio con una barra de caramelo en la mano pringabala cara de su madre, dejndole la mejilla manchada de chocolate. Otronio, unos lugares ms adelante, recoga un chicle del suelo y se lometa en la boca, mientras que al final del vagn un grupo de ancianosmedio borrachos discutan en voz alta. Helen cerr los ojos asqueada ysintiendo dolor de estmago.

    Entonces ocurri algo sorprendente.Una luz cegadora pareci encenderse detrs de sus ojos y llenar

    completamente su mente. Sin abrir los ojos le pareci ver una figura,que supo que era ella misma, entrar en la luz. La figura pareca sabercon exactitud lo que haca; se par y se arrodill tocando el suelo conlos codos, las muecas y la frente en lo que pareca ser una expresinoriental de profunda adoracin. Ms tarde, la figura se levant, se pusoa un lado y se arrodill de nuevo, haciendo esta vez descansar su cabezacomo si la apoyase en una rodilla gigante. Pareci ser rodeada

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  • por el perfil de un enorme brazo y desapareci. La luz se hizo an msbrillante y Helen sinti que el amor ms intenso flua a travs de ella,era un sentimiento tan poderoso que se qued boquiabierta y abri losojos.

    Vio la luz tan slo un segundo ms en el que sinti aquella mismaintensidad de amor por todos los pasajeros. Despus, la luz desapareciy Helen volvi a la vieja realidad fea y sucia. El contraste leconmocion y tard varios minutos en recuperar la compostura.Despus cogi dubitativamente la mano de Louis.

    No se como explicarlo dijo con voz temblorosa, es muy difcilde describir... pero, bueno. Dud un momento sin saber qu decir.Bien ... he visto una gran luz y muchas olas de amor que salan deella, y al abrir los ojos senta amor por todos. Despus desaparecitodo... el sentimiento, todo. No entiendo lo que me ha pasado.

    Louis que haba estado en contacto con escritos msticos duranteaos no pareci sorprenderse mucho. No te preocupes -le dijo re-confortante-. Es una experiencia mstica muy comn, no vuelvas apensar en ella, y volvi a su peridico.

    Helen sigui su consejo pero sin conseguirlo del todo. Aunque novolvi a pensar en ello seriamente durante aos, la experiencia per-maneci en algn lugar de su mente, esperando captar su atencincuando le volviera a pasar algo parecido. Entretanto continu con susestudios y su atesmo permaneci inalterable.

    Helen recibi el doctorado en 1957 y fue elegida como miembrohonorario por Sigma XI, la Sociedad Cientfica Nacional. Inmediata-mente le fueron ofrecidas una serie de oportunidades sin haberlasbuscado. La universidad remiti una solicitud de beca para ella basadaen su tesis doctoral, y su financiacin fue aprobada. El proyectofuncion y el director del departamento le propuso un puesto de pro-fesora. Entonces ella volvi a remitir nuevas propuestas con lo que susuerte cambi, y al ser rechazadas se encontr sin trabajo.

    Helen saba que con los excelentes contactos de que dispona, no lecostara mucho que le ofrecieran otro puesto. Sin embargo estuvo variassemanas sin hacer nada recriminndose amargamente su mala suerte ysintindose cada vez ms miserable entre tanto. Finalmente reconocique no estaba manteniendo una posicin muy razonable y cogi eltelfono para llamar a uno de aquellos amigos que pensaba

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  • que podran ayudarle. ste inmediatamente le proporcion una lista deposibilidades prometedoras. Helen iba a intentar contactar con el primernombre de la lista cuando su amigo volvi a llamar:

    Olvdate de la lista que te di -dijo enfticamente-. Conoces a BillThetford?

    Nunca he odo hablar de l contest Helen.Llmale ahora mismo continu su amigo; es el director del

    departamento de Psicologa del Hospital Presbiteriano.Este es su nmero, y cuando hables con l, dile que eres la persona queestaba buscando.

    Helen no tena ningn deseo especial de trabajar en un entornomdico y lo que le haban dicho acerca del trabajo no era muy atra-yente. A pesar de todo, cogi el telfono y llam a Bill Thetford.A la maana siguiente, a las diez, se present en el hospital para asistira la entrevista que haba concertado con Bill, y cuando entr en sudespacho, la primera vez que lo vio, hizo para s misma un comentariosilencioso que no pudo comprender: Ah est -se dijo-. Ese es elhombre al que tengo que ayudar.

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  • CAPTULO 3EL siguiente lunes, cuando Helen lleg al hospital para comenzar a

    trabajar, Bill no saba muy bien qu hacer con ella. El programa an notena asignado un espacio de trabajo y l ni siquiera saba cmo ponerloen funcionamiento.

    Logr encargar un escritorio para ella y colocarlo en una esquinadentro de un espacio libre que haba junto a su oficina. Este sera elcuartel general de Helen durante los dos meses siguientes.

    Si Bill no dispona de espacio adicional para Helen y el resto delpersonal contratado, no era porque no lo hubiera solicitado; lo habaintentado por todos los medios pero simplemente no consegua que,desde el Decanato hacia abajo, nadie tomase una decisin. Si hubierasabido que esa forma de pasarse la pelota "unos a otros era tpica de loque iba a encontrarse en casi todos los aspectos de su trabajo en elCentro Mdico, probablemente hubiera dimitido de inmediato. Sinembargo, no saba que este tipo de comportamiento era el habitual, asque decidi abrirse camino hasta encontrar a alguien con la autoridadnecesaria para aprobar al menos uno de los dos planes que habadiseado.

    Una de las razones por las que Bill se encontraba con tantosproblemas frustrantes era la de que era responsable ante cinco di-rectores especficos diferentes: el presidente del departamento dePsiquiatra, el presidente del Hospital, el vicepresidente encargado deasuntos profesionales, el decano del Colegio de Mdicos y Cirujanos yel presidente de la Universidad de Columbia, as como ante otros variosvicepresidentes de servicios especiales. Como resultado de estasituacin era casi imposible terminar los trabajos, por no hablar deconcluirlos de forma expeditiva. Sin embargo, uno de sus trabajos eraprecisamente el de hacer los cambios necesarios para resolver muchosde los problemas que se haban ido multiplicando a lo largo de los aos.A cada paso que daba, sin importar lo que tratara de conseguir,encontraba una enorme oposicin de los profesionales mdicos y delpersonal administrativo que siempre estaban luchando por preservar yampliar sus propios dominios.

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  • Adems, el departamento de Psicologa, una seccin del de Psiquiatra,era uno de los que menos prioridad tena en todo el hospital ya que era undepartamento que despertaba muy poco inters antes de la llegada de Billy los salarios del personal profesional de aquel departamento era menoresque los de las secretarias. Aunque Bill sinti que sera importantereemplazar a diversas personas que no tenan la formacin adecuada, eravirtualmente imposible encontrar personal cualificado que los reemplazaracon el nivel salarial que el hospital ofreca.

    Estos eran algunos de los problemas que Bill tena cuando Helen entren el departamento, y en poco tiempo se hizo una idea precisa de cual erasituacin. Pasaron dos meses antes de que al proyecto le fuera fijado unespacio de trabajo y para entonces, Helen, que an segua en el rincn queBillle haba asignado temporalmente el primer da, estaba a punto dedimitir. Sin embargo, en vista de cmo se desarrollaron posteriormente losacontecimientos parece que la eleccin no le corresponda tomarla a ella;este era el lugar donde deba permanecer.

    En un principio, incluso en el nuevo espacio, Helen encontr el trabajohorrible. La situaron en un edificio diferente al de Bill, con quiencolaboraba muy estrechamente, y encima el trabajo era aburridsimo y sesenta en la peor situacin de su vida. Adems de lo rutinario del trabajo,Helen sinti enseguida a su alrededor una atmsfera de sospecha yambicin a la que no se haba enfrentado anteriormente.

    Adems, Helen y Bill tenan un problema an ms serio: aunque serespetaban profundamente, cada uno de ellos provocaba lo peor del otro.Esto se hizo ms evidente a medida que fueron pasando los meses y nohizo sino aadir ms tensin a sus vidas respectivas. Pareca que hicieranlo que hicieran, trabajar juntos en la propuesta de una beca o decidir dondeir a comer, no haba manera de llegar a alcanzar acuerdos fcilmente.

    A pesar de ello, o quizs debido a ello, ambos saban que necesitaban laayuda y el apoyo del otro para arreglrselas con la multitud de problemasque juntos deban enfrentar en el campo profesional. Era evidente para losdos que deban intentar hacer algo para cambiar los sentimientos dehostilidad y resentimiento que parecan estar grabados en toda la gente conla que tenan que tratar. Si no hubieran tenido la esperanza de cambiar elentorno, ambos hubieran buscado otro lugar de trabajo ms pacfico.Acordaron intentar resolver juntos los problemas del departamento. En unprincipio dedicaron sus esfuerzos a hacer propuestas de concesin debecas para intentar atraer recursos financieros a muchas de las reas queesta42

  • ban bajo la responsabilidad de su departamento, pero el resultado fuedescorazonador. Aunque no ponan en duda su objetivo comn, pareca queBill no poda escribir un prrafo que Helen no quisiera cambiar ni Helenpoda hacer una sugerencia sin que Bill la cuestionase con determinacin.

    El trabajo mismo era agotador y sus actitudes conflictivas lo hacan anms extenuante. Trabajaban por la noche y los fines de semana, y cuando noestaban juntos, discutan por telfono. A medida que pasaba el tiempo,pareca que los avances producidos por sus esfuerzos eran muy pequeos;seguan discrepando respecto a la poltica a seguir y su relacin personal nomejoraba.

    El volumen de personal era enorme, con lo que Bill estaba sometido auna tremenda presin tan slo para que las cosas no funcionaran peor queantes. A pesar de sus concentrados esfuerzos por trabajar en pro de unobjetivo comn, su relacin personal reflejaba la tensin a que se hallabansometidos. Para empezar tenan poco en comn: Bill, catorce aos msjoven que Helen, era bsicamente una persona optimista que a pesar de losformidables obstculos que enfrentaba, mantena la creencia subyacente deque exista una salida ante cualquier situacin difcil y que conperseverancia siempre se poda hallar. Por otro lado, Helen era una personaansiosa casi hasta el paroxismo y aunque intentaba mantener una fachada dealegra, su pesimismo subyacente y su inseguridad siempre acababan poraflorar. Adems, ambos trataban sus problemas interpersonales de formadiferente: Bill tenda ms a retirarse cuando perciba que una situacin sevolva absorbente o forzada, mientras que Helen tenda a implicarsetotalmente y como resultado acababa sintindose atrapada, resentida yobligada. De esta forma, a medida que su interdependencia haba ido enaumento, tambin cada uno de ellos tena ms ira contenida hacia el otroporque ninguno de ellos ceda en su actitud y los genuinos intentos decooperacin que a veces surgan por parte de uno o de otro, erandificultados por el rencor mutuo que sentan.

    A pesar de que sus sentimientos personales fueran de este tipo,compartan una sensacin de compromiso comn que impeda la renunciade Helen e impulsaba a Bill a proteger su futuro. Cuando al proyectooriginal por el que Helen pudo ser contratada se le retir la prioridad,reducindose su volumen, Bill asign a Helen el nico puesto vacante queestaba bajo su control directo, asegurndole de esta forma la continuidadlaboral.

    En 1963, el presidente del departamento design a Bill para el comit deplanificacin de las investigaciones, un grupo cuya responsabilidad era laasignacin del espacio en el nuevo edificio de investigacin que iba a ser43

  • construido. Este fue un honor especial para Bill, algo que no se le habaofrecido nunca con anterioridad ni se le volvera a ofrecer. Al tener porprimera vez la oportunidad de crear espacio de oficinas para su propio uso,Bill planific la creacin de dos despachos y una secretara en una remotaseccin del edificio, lejos de las zonas de mayor trnsito. En un principio, nosupo porque haba ordenado crear dos despachos pues no haba razn paraello. Como dira aos despus: No me daba cuenta de lo necesario que eraque Helen y yo estuviramos juntos.

    En verano de 1965 se termin de construir el nuevo edificio y estaba listopara ser ocupado. En medio de las luchas personales y profesionales, Bill selas arregl para trasladarse al nuevo edificio e hizo que Helen se trasladara aldespacho contiguo al suyo. Aunque sus dificultades a nivel psicolgico semantenan, los obstculos fsicos a su trabajo en comn haban sidoeliminados.

    Una tarde, justo antes de la reunin semanal del equipo de investigacin ala que ninguno de ellos quera asistir debido a la competencia salvaje quesola aflorar en aquellas reuniones, ocurri algo: Bill entr en el despacho deHelen, y obviamente quera decir algo que le costaba expresar. Al fin respirprofundo, se ruboriz ligeramente, y solt su discurso. Ms adelante admitique sus palabras sonaban triviales y sentimentales y que no esperaba una res-puesta favorable de Helen, pero a pesar de todo dijo lo que senta que tenaque decir: haba estado dando vueltas a las cosas y haba llegado a laconclusin de que sus actitudes estaban equivocadas. Y continu: Debehaber otra forma de hacer las cosas. Nuestras actitudes son tan negativas queno podemos resolver ningn problema, y concluy diciendo que habadecidido intentar mirar las cosas desde otro punto de vista.

    Muy en concreto propuso intentar mostrar una actitud diferente aquelmismo da en la reunin. l no se enfadara, y estaba determinado acontemplar al lado constructivo de lo que la gente deca y haca. Estabadeterminado a cooperar en vez de competir y aadi que obviamente habanestado llevando una direccin equivocada y que era el momento de encontraruna nueva. Fue un discurso largo y adems se expres con una vehemenciafuera de lo comn. Al acabar, esper con cierta incomodidad la respuesta deHelen pero sta no fue la que esperaba: se puso de pie de un salto diciendo aBill con conviccin que tena razn y que ella tambin intentara mostrar unaactitud diferente.

    A cierto nivel, esta unidad de propsito representaba un compromiso realsin precedentes en su relacin, y pareci ser la seal de una serie de sucesosdestacables que ocurrieron durante el verano de 1965.

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  • La reunin del personal en la que Bill comenz con su nueva estrategiaempez de forma parecida a otras docenas de reuniones similares a las quehaban asistido a lo largo de los aos, pero a medida que los distintos puntosde vista eran defendidos o atacados, algunos de los participantes sintieron unasutil diferencia en el ambiente general de la sala. All donde Bill antes sehubiera defendido, ahora simplemente escuchaba y propona tomado enconsideracin. Cuando algunos miembros del personal se justificaban por nohaber finalizado su trabajo, se aceptaban sus excusas con la esperanza de queen un futuro el individuo en cuestin no estuviera tan sobrecargado detrabajo. De forma sorprendente para Bill, sus respuestas parecan generarrepuestas similares en los dems participantes.

    Aunque no se lograran innovaciones significativas en las relacionespersonales a lo largo de las primeras semanas de su bsqueda de una formamejor de hacer las cosas, Bill Y Helen notaron un ambiente claramentemenos agresivo en las reuniones a las que asistan, y para el final del verano,la atmsfera en cuanto a relaciones personales en todo el departamento habacambiado casi completamente. Las tensiones disminuan, los antagonismosdesaparecan. Muchos de los miembros del personal que no tenan laformacin adecuada se fueron del departamento (de forma amistosa) yentretanto gente mucho ms competente se presentaba para reemplazada deforma casi inmediata. Los esfuerzos de Bill y de Helen no siempre eranconsistentes, incluso a veces no los hacan con mucha conviccin, pero elcompromiso de fondo permaneca inamovible y no cabe duda de que susesfuerzos ayudaron a producir algunos resultados importantes. En el espaciode tres meses, el departamento dio seales de funcionar de forma ms suave,y la moral empez a mejorar hasta el punto que Bill se dio cuenta de que lagente se sonrea de vez en cuando.

    Sin embargo sus primeros esfuerzos por mejorar su relacin mutua notuvieron xito. Aunque intentaban ser comprensivos y compasivos, a menudolos obstculos psicolgicos que enfrentaban eran demasiado grandes parapoder superarlos. As, mientras las relaciones con los miembros deldepartamento y de otros departamentos siguieron mejorando drsticamente,entre ellos mismos an experimentaban estallidos de total antagonismo. Yaunque luego llegasen a reconocer que ste era infundado, saban con muchaclaridad que an les quedaba mucho trabajo por hacer si haban de superaraquellas respuestas casi paulovianas a las que se haban acostumbrado.Mientras intentaban asiduamente poner las cosas al derecho entre ellos, Helencomenz a notar cambios en sus imgenes mentales,45

  • esas imgenes que haba estado viendo de vez en cuando durante toda suvida. Las fotografas en blanco y negro comenzaron a aparecrsele encolor y en movimiento y adems en secuencias significativas. Sus sueoscomenzaron a tener las mismas caractersticas y a menudo continuabancon el tema comenzado antes de dormir.

    Entre junio, cuando Bill y yo hicimos el compromiso de cambiar deactitud, y octubre, tres lneas ms o menos claras de secuencias defantasa y sueos alcanzaron mi atemorizada conciencia. Aunque sesuperponan hasta cierto punto, las describir por separado esperandoque as se comprendan ms claramente. No se si eran representacionessimblicas, como las imgenes onricas, o si de alguna manera estabanasociadas a hechos reales.

    Las observaba como si fueran pelculas y me senta ms como unaespectadora de ellas que como partcipe, incluso cuando contemplaba unafigura que saba que era yo misma.

    La primera de las tres series fue introducida por una imagen femeninadesconocida, totalmente envuelta en su vestimenta, arrodillada y con lacabeza inclinada hacia adelante; llevaba las muecas y los tobillos atadoscon pesadas cadenas. Junto a ella, en un trpode, haba un gran braserometlico del que sala un fuego que se elevaba por enncima de su cabeza.Pareca ser algn tipo de sacerdotisa y el fuego pareca estar conectadocon algn tipo de antiguo rito religioso. Esta figura se me aparecirecurrentemente, cada da durante varias semanas, aunque cada vezpoda distinguir en ella algn cambio. Se le fueron cayendo las cadenas yfue levantando la cabeza. Muy lentamente se fue poniendo de pie y slo lequedaba un trozo de cadena muy corto atado a su mueca izquierda. Elfuego refulga con un brillo desacostumbrado a medida que se levantaba.Yo no estaba preparada para las profundas emociones que las imgenesdespertaban en m y tampoco las entenda.

    Cuando la figura de la sacerdotisa levant los ojos y me mir, me sentmuy atemoriza