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CUESTIONES POLÍTICAS Instituto de Esiudios PolIticos y Derecho Piblico de a Facultad de Ciencias JurIdicas y Politicos de Ia Universidad del Zulia N° 29Año 2002 Autoridades Rectorales CUESTIONES POLITICAS de La Universidad del Zulia ISSN 0798-1406 Domingo Bracho DIaz Directora Rector Edith Mabel Cuñarro Conde Teresita Alvarez de Fernández Comité Editor Vice-Rectora Académica Agustina Yadira Martinez (Derecho Püblico) Leonardo Atencio Finol Janeth Hernández Marquez Vice-Rector Administrativo (Cienca Politica) Maria Eugenia Soto Hernández Rosa Nava Rincón Secretaria Comité Asesor Ender Arenas, José Cerrada, Ricardo Combellas, Consejo de Desarrollo Cientifico y Humanistico (CONDES) J. M. Delgado Ocando, Angel Lombardi, Dieter Nohlen, Alfredo Ramos Jiménez, Goran Therborn, Friedrich Welsch Ana Julia Bozo de Carmona Coorclinadora - Secretaria Asistentes Administrativos Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas Isabel Rumay y Nilda Mann Andrés Quijada Ruiz Decano La revista CUESTIONES POLITICAS es una publicación auspiciada per el Instituto de Estudios Politicos y Derecho Püblico de Ia Facultad de Ciencias Instituto de EStiPdiOS Politicos y Derecho Püblico Juridicas y Politicas de La Universidad del Zulia. Mirim Alvarez B. de Bozo Entre sus objetivos figuran: contribuir con el progreso cientifico de las Cien Directora cias HumanasySociales, através de ladivulgaciOn de los resultados logrados per sus investigadores; estimular Ia investigacián en estas areas del saber; y propiciar pedro L. Bracho Grand Ia presentaciOn, discusión y confrontaciOn de las ideas y avances cientIficos. sScretario Coordinador Cuestiones Politicas aparece dos veces al año y publica trabajos originales Jo&é Gonzalez Gonzalez con avances a resultados de investigación, los cuales son sometidos ala conside Jef de a SecciOn de Derecho Püblico raciOndeárbitroscalificados,enlasáreasdeCienciaPolIticayDerechoPüblico. Maria Elena Romero RIos Jefe de a Seccion de Ciencia Politica Esta publicación aparece reseñada, entre otros indices, en: International Politi ca Science Abstracts, Revista Interamericana de Bibliografia, en el Centro Lati EdUV es Morales Villalobos

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CUESTIONES POLÍTICASInstituto de Esiudios PolIticos y Derecho Piblico de a Facultad de Ciencias JurIdicas y Politicos de Ia Universidad del Zulia

N° 29Año 2002 Autoridades Rectorales CUESTIONES POLITICAS de La Universidad del Zulia ISSN 0798-1406 Domingo Bracho DIaz Directora Rector Edith Mabel Cuñarro Conde Teresita Alvarez de Fernández Comité Editor Vice-Rectora Académica Agustina Yadira Martinez (Derecho Püblico) Leonardo Atencio Finol Janeth Hernández Marquez Vice-Rector Administrativo (Cienca Politica) Maria Eugenia Soto Hernández Rosa Nava Rincón Secretaria Comité Asesor Ender Arenas, José Cerrada, Ricardo Combellas, Consejo de Desarrollo Cientifico y Humanistico (CONDES) J. M. Delgado Ocando, Angel Lombardi, Dieter Nohlen, Alfredo Ramos Jiménez, Goran Therborn, Friedrich Welsch Ana Julia Bozo de Carmona Coorclinadora - Secretaria Asistentes Administrativos Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas Isabel Rumay y Nilda Mann Andrés Quijada Ruiz Decano La revista CUESTIONES POLITICAS es una publicación auspiciada per el Instituto de Estudios Politicos y Derecho Püblico de Ia Facultad de Ciencias Instituto de EStiPdiOS Politicos y Derecho Püblico Juridicas y Politicas de La Universidad del Zulia. Mirim Alvarez B. de Bozo Entre sus objetivos figuran: contribuir con el progreso cientifico de las Cien Directora cias HumanasySociales, através de ladivulgaciOn de los resultados logrados per sus investigadores; estimular Ia investigacián en estas areas del saber; y propiciar pedro L. Bracho Grand Ia presentaciOn, discusión y confrontaciOn de las ideas y avances cientIficos. sScretario Coordinador Cuestiones Politicas aparece dos veces al año y publica trabajos originales Jo&é Gonzalez Gonzalez con avances a resultados de investigación, los cuales son sometidos ala conside Jef de a SecciOn de Derecho Püblico raciOndeárbitroscalificados,enlasáreasdeCienciaPolIticayDerechoPüblico. Maria Elena Romero RIos Jefe de a Seccion de Ciencia Politica Esta publicación aparece reseñada, entre otros indices, en: International Politi ca Science Abstracts, Revista Interamericana de Bibliografia, en el Centro Lati EdUV es Morales Villalobos (E) noamericano para el Desarrollo (CLAD), en Bibliograf ía Socio Econámica de Jefe de a Sección d Estudios para Graduados y Extensián Venezuela de REDINSEyen International Bibliography of Political Science.

Publicapiófl subvencioriada por el Consejo de DesrrOllO Cientifico y HumanIstico (CONDES) de Ia Urliversidad del Zulia CUESTIONES POLITICAS PublicaciOn auspiciada por el Instituto de Estudios Politicos y Derecho Piblico

© Universidad del Zulia. 2002

ISSN 0798-1406

Depósito Legal pp198502ZU132

Dirección Instituto de Estudios Politicos y Derecho Püblico Facultad de Ciencias Juridicas y PolIticas Universidad del Zulia Apartado Postal 526 Tele-Fax 0261 -7596764-7596676 Maracaibo, Venezuela Impreso en Ediciones Astro Data, S.A. TeIf. 0261-7511905 —7831345 Maracaibo, Venezuela sta revista fue impresa en papel alcalino cumpliendo con los requerirriientos mInimos de Ia Estándar Nacional Americana para el Registro Permanente de Materiales para Publicaciones CientIficas, ANSI Z39.4é?- 1984. This publication was printed on acid-free paper that meets the minimum requirements of the American National Standard for In formation Sciences-Permanence for Paper for Printed Library Materials, ANSI Z39.4- 1984.

Cuestiones PolIticas ISSN 0798-1 406 — Depósito legal pp 198502ZU132 PublicaciOn auspiciada por el Instituto de Estudios Politicos y Derecho Püblico de Ia Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas de Ia Universidad del Zulia

No. 29 Julio-Diciembre 2002

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en América Latina, en tiempos de globalización. José Vicente Villalobos Antúnez*_______________________________5

Venezuela: Del populismo rentista al populismo neoliberal?____________________22

Nelly Arenas*__________________________________________________________22

Género y ciudadanía: alusiones al caso venezolano Lucrecia Morales García* Juan Carlos Morales Manzur**________________________________________________37

Experiencias novedosas en el ejercio de Ia ciudadanía activa: las comunidades wayuu de Nazareth y Kusí* Nila Leal González**___________________________________51

Más allá de la personalización de la política: Desalineamiento partidísta y realineamiento ideológico en Venezuela.____________________________________63

José Guillermo García*__________________________________________________63

Democracia y Desarrollo Social Miriam Rincon de Maldonado*_________________75

Libros y Revistas en Canje________________________________________________80

Indice Acumulado_______________________________________________________82

Presentación Las reflexiones que sometemos a Ia consideraciôn de nuestros lectores, giran esta vez, on tomb a Ia probiemática de Ia igualdad, ci bienestar, Ia ética pübllca y las multiples formas do ciudadanIa, con ía esperanza de que los temas tratados contribuyan a Ia pro fundizaciOn del anãlisis y a Ia proposiciOn de soluciones adecuadas a los intrincados problemas por los que atraviesa Ia sociedad global en general y nuestra region iberoamericana en particular. Analistas politicos, pensadores y estudiosos de las ciencias sociales y polIticas sostienen que uno de los rasgos que caracterizan a ía sociedad global es Ia internacionalizaciOn de los principios democráticos. En ci caso de quo dicha afirmaciOn no sea acertada, si podemos afirmar que es deseable, ya que nos encontramos a ía busqueda de salidas viables para que “podamos vivirjuntos’ Se abre esta ediciOn con laspreocupaciones en torno ala “Etica, Gobernabilidady Estado do Derecho en America Latina ( de José V. Vilalobos Antünez quien, luego de un documentado análisis sostiene que es fundamental instituirreglas juridicas de derecho publico con elpropósito de garantizar Ia preservaciOn del hombre sobre Ia tierra en un ámbito democrático, teniendo como referente fundamental ci fortalecimiento de Ia ética ciudadana. Siguiendo con los temas de actualidad se incluyen las reflexiones do Nelly Arenas sobre Ia situación politica nacional en ci trabajo “Venezuela: Del populismo rentista alpopulismo neoliberal” en una ret rospectiva histOrica, que sepresenta luego do adelantar, algunasprocisiones concoptuales sobre el populismo. Con tinuando con las inquietudes por Ia pro blemática de Ia democracia y Ia igualdad con “Género y CiudadanIa: alusionos al caso venezolano”, Lucre- cia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur afirman que, a pesar do que Ia Constitución Bolivariana de 1999 consagra Ia igualdad de género, Ia realidad contrasta con Ia norma constitucional, ya que Ia participación de ía mujer en ci procoso politico, permanoce, aUn hoy, restringida, a pesar de los avances normativos. En ci mismo tenor do conocer y divulgar las präcticas democräticas que se están desarrollando actualmente se incluye ci articulo do Ni/a Leal Gonzalez “Experiencias novedosas en el ejercicio de Ia ciudadanfa activa: las comunidades wayuu de Nazareth y Kusi” en ci que se sostiene que las experiencias analizadas revelan una articulaciOn quo abre espacios al reconocimiento do Ia identidad wayuu Ia cual so expresa a través do una ciudadania activa, caracterizada por Ia participación en dive rsas formas asociati

vas cogeslionarias. Se recomienda, finalmento, que se fortalezcan los canalos institucionales para viabilizar Ia participaciOn activa de las ciudadanias multiculturales emergentes. En “Más al/a de Ia porsonalizaciOn de Ia polItica: desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela” de José Guilermo Garcia so plantea Ia importancia de rescatarpara ol análisis politico los conceptos de izquierda y derecha, reconocléndoles nuevas significa clones que cobran sent!do a! calor de una crisis económica que ha generado el surgimiento de posiclones antagOnicas y diferenciadas entre los actores relevantes del sistema y ontre los propios ciudadanos, particularizadas por Ia práctica cotidiana do Irajinar por el sendero de Ia crisis. La escalada tecnológica que hoy parece vertiginosamente indeteniblo amenaza el destino del planeta y sus habitantes. La concontraciOn del capital, del poder y del bienestar, son rasgos del actual sistema que conlle van un inmenso potencial con flictivo frente a las demandas de los pobres y de los oxcluidos, por etnia, religion, genoro y otra infinitud de diferencias. Las tendencias hacia Ia con formaciOn do un nuevo modelo politico, el cualsea construido

de acuerdo abs valores democrãticos, senalan que, probablernente, elnue- Nümero dedicado a vo ordon sera muy distinto a! do los ultimos sigbos. La democracia a Ia que aspiramos debe, por tanto, multiplicar los espacios en los cuales las relaciones

De m oc rac i a y Ci u dad an ía do poder so encuentren abiertas a Ia deliberacion, con vistas a Ia creacion de las condiciones do un auténtico pluralismo. Deliborando también sobre dichos aspectos, se incluye el trabajo “Domocracia y Desarrollo Social” do Miriam RincOn do Maldonado, en el cual so analiza Ia polémica actual sobro los significados de este concopto polifacético, y se sostiene quo Ia Democracia, hoy en dIa, dobe procurarniveles aceptables do gobernabilidad, en el entendido que no basta, solamente, Ia real!zaciOn de ebeccionos libres, participaciOn ciudadana, equilibrio de poderes sino quo deben afianzarse también altos nivolos de satisfacciOn en las nocesidades básicas do Ia ciudadania, tales como educaciOn, salud, empleo y bienestar. A ostas corrientes en el mundo real do Ia sociedadposmodorna correspondo un nuevo estio do hacerpolitica y elplanteo do una porspoctiva que se base on el reconocimionto do Ia multiplicidad, al debate sobro las tareas do Ia construcciOn do una comunidad democrática, so dedica este nUmero do nuestra revista. Edith Mabel Cuñarro Conde

Cuestiones Poilticas No. 29, Diciembre de 2002, 11-44 IEPDP-Facultad de Ciencias Juridicas y Politicas - LUZ ISSN 0798 - 1406

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en América Latina, en tiempos de globalización.José Vicente Villalobos Antúnez*

Resumen La ética orienta las acciones del hombre y constituye en estos tiempos de posmodernidad Ia carla que hay que jugar para Ia preservación de Ia especie sobre el planeta. Por ello, con este trabajo nos ocupamos de temas como Ia ética, Ia economIa, Ia ecologla y las reglas que impone el Estado de derecho, todos enlazados por el concepto de globalización económica. Se entienden estas categorlas relacionadas por Ia obligaciOn de preservar a vida que tiene el ser humano, siendo el medlo ambiente el espaclo de despliegue de sus proyectos vitales, pues es necesario para Ia reproducción y preservaciOn de los valores que rnpregnan el discurrir social, cultural, econOmico yjurIdico del hombre en comunidad, los cuales se encuentran desarticulados del proceso de gobernabilidad ciudadana en el actual sistema de reproduccián social, debido a los graves problemas de exclusiOn del sistema democrático. Sostenemos que Ia globalizacion atenta contra el principio de reproducciOn de lo humano, produciendo además profunda crisis de gobierno en los paIses del Sur, por lo que es fundamental instituir reglas jurIdicas de derecho püblico con el propOsito de garantizar Ia preservaciOn del hombre sobre Ia Tierra, desde el ámbito del sistema de derechos püblico y dialágico. El análisis parte del concepto de racionalidad con arreglo a fines esgrimido por Max Weber para Ia comprensiOn de Ia ética moderna, al que agregamos como imperativo el tema del aprovechamiento econOmico del ecosistema desde una praxis legitimatoria, y concluye con el problema de Ia instau Departamento de Ciencias Humanas. Unidad Académica de Filosofla de Ia Ciencia. Facultad Experimental de Ciencias. La Universidad del Zulia. E-mail: josevicentevl @cantv.net Recibido: 15-04-02 • Aceptado: 26-07-02

12 José Vicente Villalobos Antünez raciOn de los derechos, por via de Ia consensualidad en ámbitos democráticos, como referente fundamental para una ética ciudadana y para el logro de Ia gobernabilidad perdida. Palabras dave: Etica Ecológica y Económica, Racionalidad con arreglo a fines, Gobernabilidad democrática, Estado de derecho, globalizaciOn.

Latin American Ethics, Governability and the State in Times of Globalization Abstract Ethics orient human actions and constitute in this postmodern era the key to preserving the human species on this planet. Forthis reason, in this paper we focus on themes such as ethics, economics, ecology and the rules imposed by a state of rights, all in reference to and connected with the concept of economic globalization. These related characteristics are understood in relation to the obligation to preserve human life, and the environment as the space in which its vital projects are developed. It is necessary for the reproduction and preservation of values that impregnate social cultural, economic, and judicial happenings in communal human existence. These are found to be disarticulated from the process of citizen government in the present system of social reproduction due to grave problems of exclusion in the democratic system. We affirm that globalization is contrary to the principle of human reproduction, producing governmental crisis in countries in the southern hemisphere, and for this reason it is necessary to institute public judicial rules for the purpose of guaranteeing human preservation on earth from the perspective of systems of public and rights and human discourse. The analysis begins with the concept of rationality with adjustments to certain ends suggested by Max Weber in order to understand modern ethics. We add to this as an indispensable theme, the economic use of the ecosystem from a perspective of practical legitimacy, and conclude with an analysis of the problem of the instauration of rights through consensus in democratic spaces. This is a fundamental reference for citizen ethics and for the recovery of lost govern-ability. Key words: Ecological and economic ethics, rationality as to ends, democratic govern-ability, state of rights, globalization.

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en America Latina, en tiempos de globalización 13 I. Premisas necesarias Primera Premisa: Los acontecimientos ocurridos en el orbe tanto en el ãmbito politico como económico, en especial los relativos a Ia conflictividad que traen consigo los foros mundiales para el desarrollo sustentable, precedidos de las rondas de reuniones de los delegados de Ia Organizacion Mundial del Comercio, han puesto a pensar seriamente no solo a los lIderes de los palses que conforman las instituciones del tratado Bretton-Woods, sino a toda Ia comunidad internacional, debido a las nefastas consecuencias que han comenzado a manifestarse derivadas de los planes económicos puestos en prãctica bajo Ia formula del neoliberalismo econOmico. Los habitantes del planeta, particularmente los ciudadanos que hacen vida en los palses periféricos —vale decir, los más empobrecidos del orbe1—, dentro de los cuales se encuentran las naciones latinoamericanas, considerados metodolOgicamente como orbitantes al centro productor del gran potencial econOmico y de Ia riqueza del mundo, yen cada vez más distantes sus esperanzas de vida buena debido al actual sistema económico de desarrollo global, el cual se encuentra produciendo exclusiOn a escala inedita; en los ültimos diez años Ia poblaciOn pobre del planeta ha crecido en sentido inverso al progreso, esto es, ha decrecido exponencialmente hasta niveles de separación social no pensados por Ia humanidad: 85% de Ia civilización se encuentra paradOjicamente deshumanizada, desmoralizada e imperativamente depauperada, cuya subjetividad se encuentra desmarcada por Ia decepcion y las pocas esperanzas de obtener una vida plena de goce y disfrute; es de considerar que el convivir humano necesariamente apunta hacia una forma de vida deseada y no hacia un estilo de vida impuesto por las coacciones que produce el hambre y Ia exclusiOn2. La vida pro- 1 Incluso, en los paIses del Ilamado primer mundo, se han acrecentado los sec tore de excluidos del proceso de globalizaciOn, extendiendo asI más acá de sus fronteras hasta ahora indestructibles e impenetrables, el proceso de deshumanizaciOn por exclusiOn de las grandes poblaciones del plantea. 2 Más que estilo de vida, en términos de exclusiOn debemos hablar de forma de supervivencia, pues Ia convivencia implica Ia vida buena, esto es, Ia vida compartida porque se sabe exitosa. La supervivencia apunta hacia el lado opuesto del problema: se come cuando se puede; Se trabaja cuando se puode; so vive SI se puede. Es un imperativo categOrico, siguiendo a Kant, erradicar el hambre y Ia miseria del planeta.

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José Vicente Villalobos Antünez

oposicion democrática. Pero si observamos el breve tiempo que ha transcurrido desde las luchas independentistas americanas hasta fluestros dias, podemos constatar que Ia experiencia democrática de corta tradiciOn en America Latina nos enseña que los ciudadanos arriesgan su porvenir al poner su futuro posible en manos de lideres politicos que propician el desequilibrio confesadamente por varias razones: o bien por su ineptitud politica de diseñar programas de acción que apunten a resolver esos problemas concretos, o bien, propician el desorden y desorganización administrativa con propOsitos no velados, provocando en consecuencia situaciones de emergencia polItica de tal magnitud que conducen a Ia ciudadanIa a circunstancias de angustia y desesperanza, produciendo en los estratos subjetivos Ia sensaciOn de haberse perdido todo “pues no hay nada que hacer”, agravando Ia percepciOn de crisis politica. Desde luego que Ia consecuencia de las acciones polIticas desacertadas, nos invitan a pensar, como ciudadano comün, que ha habido traición al principio de conservación de Ia vida en comunidad, que es el norte ético de toda acciOn del hombre politico5. Esos liderazgos de poca tradiciOn democrática Ia historia nos enseña que desviaron, desvian y no hay razones para pensar que no desviarán en el futuro inmediato, los principios que Ilevaron a los pueblos Iatinoamericanos a las guerras de independencia que lo liberaron del poder hegemOnico y por Ia libertad politica y econOmica; antes bien, 10 que no es menos lamentable, han fomentado un Estado totalmente desorientado del norte de bienestar de Ia sociedad que lo conforma, desvinculando el proceso educativo necesario para Ia instauraciOn de valores éticos y democráticos en nuestras sociedades latinoamericanas, fundamentalmente necesitados para Ia construcciOn de naciones fuertes en lo politico, en 10 econOmico yb que es más importante, en 10 cultural, moral y espiritual6.

5 Para Enrique Dussel, toda acción polltica y ética debe apuntar hacia el principio material de conservaciOn de Ia humanidad, ya que éste es un principio universal material, el cual debe ser complementado con el principio ético universal formal que esgrime Ia ética del discurso de J. Habermas y K.O. Apel. Cf r. Dussel, 1998; Habermas, 1998, Apel, 1993. 6 Esta perspectiva del pensamiento fuerte está en congruencia con Ia ética del maestro Arturo Roig, que Ia contrapone al pensiero debole de Ia posmodernidad europea y norteamericana. Cfr. El texto de Roig: Caminos do Ia filosofla Iatinoamericana, Ediluz, Maracaibo, 2001 Para una perspectiva del

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Por ello debemos encarar los problemas de Ia ingobernabilidad como derivados de Ia acciOn polItica desacertada del Estado, que no considera como prioritaria Ia dignidad del ser humano viviente en comunidad, y que ha colocado, por el contrario, los intereses de Ia clase hegemonica en el poder, con el propOsito de perpetuarse, sin que por ello importe esa dignidad del hombre ni mucho menos Ia creciente degradación del ecosistema; también Ia nociOn de ingobernabilidad está relacionada con Ia desatención a los problemas concretos del ciudadano comün, segün venimos exponiendo, yes en este sentido que será considerado en el presente trabajo. En ese orden de ideas, afirmamos que el ecosistema ha de ser conceptualizado como el espacio de libre participación del hombre en los asuntos de sus intereses tanto püblicos como privados7. Es por 10 que aquI hemos expresado, que debemos plantear y problematizar Ia relación interna que pueda y deba existir entre Ia ética y el cálculo racional propio de Ia sociedad capitalista avanzada y post-industrial, en el marco del desarrollo social inmerso en el proceso de globalizaciOn económica, yen el entorno de una ciencia que ha alcanzado niveles no sospechados de desarrollo en los palses del Norte. Esta relación epistemologica puede parecer caprichosa y desvinculada de condicionantes éticos, si deducimos juicios de valor sobre los objetivos que se propone toda actividad humana desde Ia perspectiva del liberalismo econOmico, al considerar precisamente Ia acción de los sujetos econOmicos desarticulada del nivel fáctico de sustentaciOn de Ia vida; pero debemos expresar, antes bien, que las acciones humanas deben propender ala conservación, producciOn y desarrolbo de Ia vida del hombre sobre el planeta, pensamiento débil, ver el texto de Gianni Vattimo y Pier Aldo Rovatti (eds.): El pensamiento débil, Editorial Cátedra, Madrid, 1995. 7 Véase mi ponencia “Los Derechos Fundamentales y el Espacio Geografico en el marco de Ia nueva Constitución venezolana”, presentada en las “Primeras jornadas de Geograf ía y Educacián hacia el Ill Milenio”, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad del Zulia, 31 de mayo all de junio de 2000; en ella discuto cOmo se conjugan los espacios de participacián ciudadana desde una perspectiva ética y politica. Asimismo, véase mi trabajo: “Discurso politico, espacio püblico y legitimidad del orden jurIdico. El dilema de los excluidos en America Latina”, en Cuestiones PolIticas, Revista del Instituto de Estudios Politicos y de Derecho Püblico, N° 27, La Universidad del Zulia, Maracaibo, 2001-.

18 José Vicente Villalobos Ar?tüflez pues es Ia ünica forma de garantizar Ia supervivencia de Ia espeGie en estos tiempos de crisis cientIfico-tecnolOgica en los que está seriailente en peligro Ia vida sobre eI planeta.

ii. Etica ecológica y económica Es precisamente el carácter económicode Ia acciOn del hombre, lo que nos permite pensar en un necesario nexo entre las exigencia mãs urgentes de Ia humanidad planetaria que se enfilan hacia Ia atenciön del hambre y de Ia pobreza en el orbe, como falla estructural y no coyUfltural, y Ia conservaciôn del medio en el cual desenvuelve Ia humaidad sus proyectos vitales como forma de preservar Ia condición de vida en el ecosistema mundial, ünico ámbito de actuaciOn del hombre y, desde luego, como manera de encarar los serios problemas de gobernabilidad en torno al control y soluciOn de Ta crisis de ciudadanla precedentenlente descrita. La perspectiva que se nos muestra es lade büsqueda desOluclones a los problemas de gobernabilidad en ámbitos de Ia democracia participativa8 vale decir, no es sino en Ia radicalizaciOn de Ia democracia y su fundamentaciOn como sistema politico procedimental9, como podremos diferenciar desde el punto de vista prãctico las solucion€S Validas para todos

los ciudadanos. La crisis econOmica es crisis ecologica, pues las soluciones a los problemas de hambre han Ilevado a a humanidad a producir una ciflcia eminentemente solipsista y monologica frente a Ia apertura de divrSos campos de acción de Ia tecnologIa moderna, propiciada en buena rfledida por el debilitamiento de ordenamientos juridicos que permiten Ia explotación desenfrenada del ecosistema, en franca y abierta desconsideración del futuro del planeta. En este sentido, el filósofo latinoameriDano Ellas Capriles, quien hace vida académica en Mérida, en forma alarmante afirma que 8 La tesis que esgrimen los palses del None, que controlan gran parte dl planeta, es lade Ia democracia indirecta 0 representativa, segün Ia cual, lpoder soberano reside en el pueblo, que elige a sus representantes, corsiderando esta eleccián como fOrmula principal de ejercicio del gobiern, negando Ia participación directa como fOrmula primordial y alternativa pai’a gobernar. 9 Cf r. El texto de Habermas: Facticidad y validez, especialmente el ca)Itulo VII: “PolItica deliberativa: Un concepto procedimental de democrcIa”, pp. 363-406, Trotta, Madrid, 1998.

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en America Latina, en tiempos de globalización 19 Enfrentamos una crisis ecolOgica tan grave que, si todo sigue como Va, Ia vida humana probablemente desaparecerá del planeta durante Ia primera mitad del prOximo siglo. Y, mientras esperamos nuestra extinciOn, estaremos condenados a vivir en condiciones tisiológicas y psicolOgicamente patológicas, que harán nuestra existencia cada vez más miserable e insoportable y a las cuales un nümero cada vez mayor de seres humanos será incapaz de adaptarse —como consecuencia de lo cual éstos desarrollarán altIsimos fiveles de stress, se harán adictos a sustancias qu Imicas nocivas, desarrollarán neurosis o psicosis, contraerán graves enfermedades o, en su desesperaciOn, recurrirán al suicidio—. Por ello se hace imperioso anticiparnos a estas graves predicciones si es que queremos perpetuarnos como civilizaciOn en el planeta, por lo qua debemos extender Ia crItica filosófica más allá de los contenidos tradicionales dentro de los cuales se ha desarrollado en el decurSo de Ia historia de Occidente; es neceSario enlazarla a los filántrópicos y urgentes propOsitos del hombre en comunidad: propiciar Ia vida buena —al decirde AristOteles11—, con el objetivo de detectar los problemas de ingobernabilidad que implica esta globalizacion económica, que pretende además el control del ecosistema planetario, para lo cual sus propulsores ejercen Ia vigilancia de los intereses que los afectan más aIlá de Ia estratOsfera. La vida buena del hombre como deber-derecho se transforma, a pesar de esta hegemOnica vision, en expectativa de vida, esto es, que el derecho a vivir dignamente sobre el planeta se transforma en el debar de cuidar y reproducir el ecosistema para las futuras generaciones, por 0 que este deber-derecho se compone de factores qua conllevan ala necesaria transformaciOn del sujeto y el aprovechamiento de los recursos naturales que el planeta proporciona, con Ia convicción de qua éstos estructuran el vital ambiente dentro del cual el ser humano despliega sus proyectos individuales y colectivos; esto, claro está, a los fines de Ia conservación, desarrollo y reproducción de Ia vida humana, al decir de Dussel (1998), como principios que permiten a esta humanidad asegurar y preservar Ia especie. 10 ElIas Capniles: Individuo, sociedady ecosistema. Ensayos sobre FilosofIa, PolItica y MIstica, Universidad de los Andes, Consejo de Publicaciones, 1994, Mérida, Venezuela. 11 Cf r. La PolItica y Etica a NicOmaco.

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Con relación a lo expresado, debemos recordar que el hombre de Ia sociedad capitalista moderna busca desde sus primeros intentos en el Renacimiento europeo, refundar Ia propia subjetividad perdida en los tiempos de las relaciones estamental-feudales, intento que realiza refundando el espacio privado de actuaciOn como forma de enfrentar las crecientes necesidades por demás insatisfechas por Ia autoridaci politica feudal, lo que nos da motivos para expresar, con los pensadores del fenOmeno p01 itico12 que Ia modernidad encuentra su caldo de cultivo en los problemas de deslegitimaciOn politica, es decir, de ingobernabilidad, en Ia medida en que se acentuO Ia falta de atenciOn a las exigencias polltico-econOmicas de Ia

sociedad emergente; ésta, a su vez, como nos lo enseña Ia historia reciente y no tan reciente, genera problemas de desfundamentaciOn del Estado reducibles metodologicamente a problemas de control politico, ya que las peticiones de derecho en muchos casos encontraron gran resistencia por parte del status quo, el cual sOlo cediO en situaciones limites, tal como ocurriO con Ia toma de Ia Bastilla o con las guerras por Ia independencia de los pueblos americanos. Si entendemos esta perspectiva en los términos expresados, podemos cornprender que los problemas de gobernabilidad13 surgen paralelos a las deficiencias de satisfacciOn ciudadana. Esa subjetividad que se proyecta en Ia modernidad desde el espacio privado de participaciOn del ciudadano, es catapultada hacia los espacios püblicos de intervención de Ia sociedad. Porello, Ia büsqueda de 12 Cfr. Sabine: 1994; Wilson: 1985; Habermas: 1989, 1998, 2000a, 2000b, etc. Cfr. con Victor MartIn Fiorino, 2000, quien plantea que el hombre debe vivir no en situaciOn de supervivencia, que supone condiciones de vida infrahumanas, sino e 6, 1998, 2000, etc. 13 La crisis actual de gobernabilidad generada en Venezuela se debe en mayor medida a los problemas de intolerancia que propicia una concepciôn p0- litica acerca del ejercicio del poder, a su vez fundado éste, segün nuestra perspectiva, en intenciones éticas como Ia de incluir en los espacios tradicionales de discusiOn püblica, a los tradicionalmente excluidos de los discursos de fundamentación y de aplicacion normativos, esto es, con el propOsito de incluir al pauper ante festen las acciones del Estado. Pero esto no es lo que está en discusiOn; antes bien, el problema debe encarase desde una perspectiva del ejercicio radical de Ia democracia, comenzando por enjuiciar a los agentes de Ia corrupciOn, que literalmente desaparecen como por arte de magia el dinero que le pertenece al desdichado Juan Bimba (es decir, al pueblo pobre, que es de Dios”, como dice el discurso populista).

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mayor participaciOn en los proyectos y programas individuales, orientan el accionar del hombre de Ia modernidad hacia Ia instauraciOn de 10 que Max Weber (1974) denomina racionalidad con arreglo a fines, entendida como las expectativas que el hombre espera en el comportamiento de los miembros de Ia sociedad, es decir, Ia racionalidad finalista o teleolOgica del sujeto con relaciOn no sOlo a Ia naturaleza de Ia cual forma parte, sino que también las del hombre con respecto a los sujetos que intervienen en Ia acciOn social; tales cuestiones implican en el actual desarrollo del orden politico, necesariamente problemas de gobierno, en ámbitos no sOlo del Estado liberal, sino del Estado conservador, y más aün, en el modelo del neoliberalismo politico y económico, por las razones que aqul se explican. Las expectativas de comportamiento, de acuerdo con Ia vision de Ia modernidad realizada por Weber, son utilizadas al mismo tiempo como vehiculos para el efectivo logro de los fines racionalmente calculados, descartando el sujeto capitalista toda acción realizada con fundamento en los fines emotivos o tradicionales; aunque debemos expresar que las actuales condiciones de sociabilidad, en el marco de una comunidad que pugna crecientemente por Ia participación, estos fines motivacionales o conservadores han venido siendo retomados por Ia acciOn del hombre politico con el propOsito de reinstaurar Ia armonla perdida en el fragor de las fragmentaciones provocadas por Ia acciOn inoperante e incompetente del Estado capitalista post-industrial—al menos para las grandes mayorIas excluidas de los beneficios que genera—, y principalmente de Ia desesperanza y de Ia pérdida de Ia confianza en Ia ciencia y Ia tecnologia, las cuales han sido controladas y man ipuladas en parte con propOsitos destructivos y hegemOnicos del conocimiento. Este ültimo es utilizado por Ia acciOn polItica oficial con fines eminentemente calculistas y racionales, aunque podarnos decir que a lo largo de Ia historia reciente y posterior ala segunda conflagraciOn mundial, Ia relación ciencia/politica se ha manifestado de diversas maneras, segün el grado de vinculaciOn que Ia acciOn polItica real haya realizado con relaciOn a Ia ciencia y a Ia tecnolog ía14. La ciencia y Ia tecnologIa contemporáneas 14 Habermas ha descrito esta relación y ha detectado tres niveles de vinculación entre ciencia y poder politico: Modelo decisionista, Modelo tecnocrátiCo y Modelo pragmatista. Ver al respecto su obra: Ciencia y técnica como ideologIa, Tecnos, Madrid, 1994. Ver también mi trabajo “Conocimiento

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han conducido a Ia humanidad por senderos de grave peligro para Ia conservaclOn de Ia especie, en el sentido de que son Ilevadas las prácticas cientIficas y tecnologicas hasta extremos riesgosos de pérdida del ecosistema15, trayendo consecuencias no esperadas de ese accionar sobre a naturaleza y Ia sociedad, sobre todo si consideramos los propOsitos del homo mercatoris de a globalizacion, por encima del homo societatis que reclama toda exigencia humana. Esta consideraciOn de Ia acciOn del hombre de estos tiempos de posmodernidad, es Ia que está bajo el examen del filOsofo de Frankfurt. En taP sentido nos dice Habermas (1994: 54) que: En a medida en que Ia ciencia y Pa técnica penetran en los ámbitos institucionales de Ia sociedad, transformando de este modo a las instituciones mismas, empiezan a desmoronarse las viejas legitimaciones. Las viejas legitimaciones a las cuales se refiere el exponente frankfurcktiano de Ia ética del discurso, son las que han permitido Ia instauraciOn de un Estado moderno bajo al paradigma del capitalismo ideado por Ia ética protestante, segün Weber, cuyas acciones condujeron a una concepciOn de Ia ciudadania en términos de participaciOn en los asuntos de interés privado con proyecciones al nivel pUblico y colectivo, necesarios para Ia afirmaciOn econOmica liberal. A partir de este momento de Ia ética protestante que promoviô Ia libertad del individuo en términos del paradigma del dejar hacer, dejarpasar, surge Ia propuesta del neolibecientIfico y decisiones polIticas”, de próxima aparición en los Cuadernos de EticayFilosofIa PolItica, N° 4, 2002, publicaciôn de Ia Maestria en Filosof ía, Universidad de los Andes. En este trabajo se discute crIticamente Ia propuesta del filOsofo de Frankfurt. 15 Citamos como ejemplo las prácticas nucleares clandestinas y no clandestinas realizadas por las grandes potencias militares, y por aquellos paIses que recién han adquirido el conocimiento nuclear aplicado a Ia industria belica. Esta ciencia y esta tecnologIa militares son las que tienen en peligro de destruccián al planeta. Hasta dOnde Ilegara Ia actual civilizaciOn con esta angustia, no lo sabemos. Lo que si sabemos es que se hace imperioso detener esta perspectiva de angustia existencial, pues asi lo exige el principio de conservaciOn de Ia vida de toda ética material. Para un enfoque de Ia angustia existencial en Occidente, véase a Heidegger: Sery tiempo, FCE, 1987, Madrid.

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ralismo económico16, que en los actuales momentos se enfrenta a una resistencia social mediante protestas en contra de sus dogmas por parte de Ia sociedad civil organizada, como son los casos de Ia masiva presencia de activistas antiglobalizaciOn en Paris, por Ia querella que siguiO Ia justicia francesa en contra del dirigente campesino José Bove, con motivo de las agresiones que sufriO una de las empresas estandarte de Ia globalizacion17, atribuidas al movimiento politico del agricultor francés; las acusaciones que antecedieron al mencionado juicio Ilevaron ala justicia parisina a condenarlo, pues Ia “agresiOn” fue vista por millones de personas en el mundo via TV. Del mismo modo, también se citan los casos de las protestas masivas en tomb alas rondas de reuniones de los delegados de Ia OrganizaciOn Mundial del Comercio, las cuales han cobrado cientos de victimas zaheridas por los agentes de seguridad del Estado de turno de cada una de esas reuniones (Canada, Estados Unidos, Italia, Tokio, etc.), dando lugar incluso a balances nefastos debido a Ia pérdida de vidas humanas. Weber expresa además, siguiendo el sentido de las ideas citadas arriba, que el otro aspecto de Ia racionalidad moderna es el desencantamiento de las cosmovisiones con Ia consiguiente pérdida de Ia orientaciOn de Ia acción del hombre, las cuales, agregamos, son factores indiscutibles de pérdida de Ia esperanza frente a Ia solución polItica de los problemas que Ia sociedad contemporãnea enfrenta. Vale decir, esta perspectiva es una manera de ver Ia forma como afloran los problemas de Ia acción polItica y, consiguientemente, de gobernabilidad, pues una sociedad desorientada desde Ia perspectiva polItica y econOmica18, no puede encontrar el camino que Ia conduzca al encuentro con Ia convivencia deseada. 16 Es necesario distinguir el liberalismo de Ia IustraciOn, del neoliberalismo como instrumento para Ia dominación de Ia actual praxis politica, segün se vera en próximo trabajo. El espIritu del

liberalismo de Ia ilustraciôn puede analizarse desde Ia obra de los franceses como Rousseau y Montesquieu, y desde a obra de Ia Aufklärung de Ia Alemania iluminista con Inmanuel Kant como principal exponente. Para una vision de conjunto, véase Ia obra de Habermas: El discurso filosôfico de Ia modernidad, Tecnos, Madrid, 1989. 17 La cadena de restaurantes McDonald.

18 Recordemos Ia crisis de los años treinta, época de suicidios y de resquebrajamiento de Ia economIa norteamericana.

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Es por ello que afirmamos, siguiendo a Habermas, Roig, Dussel y Victor Martin, que el hombre necesita de los espacios püblicos de participaciôn en el marco de sus relaciones sociales e intersubjetivas, cuyos fines son necesariamente vinculantes con los proyectos de vida colectivos, desde donde se establecen los vInculos con Ia comunidad polItica, mediante el uso püblico de Ia razón, segün Ia expresión kantiana, pues una visiOn futurista permite el surgimiento, incluso coactivamente, de soluciones concordantes con los problemas cfe deslegitimaciOn polItica yen consecuencia de ingobernabilidad, frente a los procesos de desfundamentaciOn politica del Estado de derecho moderno o capitalista. La ingobernabilidad es consecuencia directa de Ia desatenciOn de los problemas concretos del ciudadano, y en esta medida podemos definirla como Ia carencia a nivel operativo de Ia acciOn de gobierno que no soluciona problemas concretos y no establece o son insuficientes programas a corto, mediano y largo plazo. Generalmente los problemas de Ia ciudadanIa son medianamente atendidos a corto plazo, olvidándose el estamento politico estructurar soluciones a mediado y largo alcance; este sentido organizacional de Ia estructura social es profundamente atendido por los paIses del Norte, contrastando con las fallas estructurales de los paises del Sur, a lo cual no escapa ninguna de las naciones Iatinoamericanas 1 .

La no atención de los problemas coyunturales y estructurales de Ia economIa doméstica de las naciones subdesarrolladas o del Sur es Ia caracteristica que las diferencia de las naciones del Norte, señalándose eufemisticamente esta desatenciOn de los asuntos vitales, en consecuencia, como una desventaja competitiva con relación al concierto internacional, fundamentalmente en ámbitos de mercado y producciOn de bienes y servicios. Tal descripciOn socio-politica es a nuestro modo de ver una forma simple de explicar las fallas de estructuras que ancestralmente vienen padeciendo los palses del Sur, pues en buena medida a ello han contribuido las grandes deudas externas que los aquejan, de paso contratadas con los entes internacionales püblicos y privados en el pasado reciente en forma ilegal e ilegitima; el espacio del presente trabajo no nos permite discutir aqui éste espinoso asunto.

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en America Latina, en tiempos de globalizacion iii. Etica, ecologIa y estado de derecho. La globatización bajo examen ciudadano

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Las consideraciones anteriores nos sirven de fundamento para esbozar algunas ideas en tomb a lo que representa para Ia humanidad el aprovechamiento y Ia explotación racional del ecosistema, cuestiOn que plantea problemas en torno a Ia concepción ética y polItica del hombre en comunidad, las que podemos conectar con los problemas de gobernabilidad fundamentalmente en ámbitos de Ia democracia moderna, dadas las condiciones de supervivencia de Ia mayoria de Ia humanidad20, considerando que hay un nümero mayoritario de seres humanos cuyo sistema de gobierno no está configurado al estilo de las democracias occidentales. No obstante las malas condiciones de vida, los sistemas gubernamentales tienen teOricamente el propOsito de satisfacer las exigencias de una vida buena, pues es Ia via para evadir Ia visiOn premonitoria de desencantamiento considerada por Capriles. Es ese el punto crucial de toda ética y de todo proyecto politico: La orientación para Ia acciOn (Cortina, 1998)

que busca satisfacer las necesidades del hombre con elfin de preservar Ia humanidad, en resguardo del espacio para las generaciones futuras, las cuales tienen derecho a vivir en un ambiente sano, Iimpio, no contaminado y Otil. Por ello, Ia explotaciOn de los recursos naturales debe enmarcarse dentro de esas exigencias ético-racionales, para lo cual se hace necesario Ia instauraciOn de Iimitaciones jurIdicas y polIticas para el aprovechamiento del ambiente y de los medios que el hombre utiliza, con el propOsito de obtener los beneficios que a naturaleza ofrece sin que se menoscabe Ia libertad de acción y el derecho a Ia utilizaciOn de los productos de Ia naturaleza, pues son patrimonio de Ia humanidad. Estas restricciones institucionalizadas formalmente en forma de derechos, tienen el propOsito de regular las relaciones intersubjetivas en un escenario politica20 Cf r. Victor MartIn Fiorino, 2000, quien plantea que el hombre debe vivir no en situaciOn de supervivencia, que supone condiciones de vida infrahumanas, sino en situaciOn de convivencia, es decir, bajo el amparo de una vida plena y satisfactoria desde todo punto de vista, fundarnentalmente desde Ia perspectiva polItica—esto es, el hombre viviendo en corn unidad de vida—.

19 Las razones del desarrollo de los paIses del Norte no son discutidas aqui.

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mente legItimo, pues no deben implicar menoscabo de Ia racionalidad estrategica instaurada por el sujeto moderno, con elfin de lograr resultados satisfactorios tanto a los intereses particulares como a los del grupo social y polItico. La razOn estratégica debe entenderse como Ia previsiOn teOrica y práctica que realiza el hombre en el marco de su convivencia: hay necesariamente relaciOn directa entre lo que el hombre prevé y racionaliza como lo ütil y necesario para Ia vida, yb que obtiene de Ia naturaleza más allá de a satisfacciOn de las necesidades. 111.1. La racionalidad ecológica. El derecho como estructura El cálculo racional proyectado al medio ambiente y destinado a Ia expbotaciOn de los recursos naturales, trae consigo en ãmbitos de Ia gbbalización econômica y neoliberal, Ia destrucciOn del ecosistema producto de Ia razOn calculista y monoproductora21, pues podemos observarque los resultados del hecho econOmico son sOlo “provechosos” a un sector minoritario del planeta, que pugna por Ia acumulaciOn desenfrenada del capital que arriesga en el proceso. En esos términos no es posible ni ética ni juridicamente aceptar una calculabilidad racional desmedida, ilimitada, pues implica una subjetividad propiciante de Ia destrucciOn del hombre y su entorno, contrario al principio ético-material de preservaciOn de Ia vida humana en comunidad, que exige Ia preservaciOn del ecosistema en el marco de unas relaciones polIticas estables22, que puedan generar aciertos en las decisiones racionabes que atiendan los problemas concretos del ciudadano23, ganando asI gobernabilidad, 21 La noción de razán monoproductora estã vinculada con el desarrollo tecnolOgico que no toma en cuenta a protecciOn del ambiente, por bo que también pueden conceptualizarse Ia ciencia y Ia técnica racionales como monolOgicas y solipsistas, pues su accionar no apunta hacia Ia preservaciOn de Ia comunidad planetaria. 22 Aunque Ia aspiraciOn de los excluidos de participar en los discursos de fundamentación nose produce sin conflictos ni resistencia, como puede observarse de Ia violencia y conflictividad que deja tras de si a acciOn polItica del actual gobierno de Hugo Chavez: se observa claramente alas clases media yalta resistiéndose al papel protagOnico de los tradicionalmente excluldos, y éstos, se muestran violentos y sedientos de saldar Ia vieja deuda de centurias de exclusiOn.

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considerando que Ia sociedad exclulda gana crecientemente espacios de participaciOn, claro que no sin resistencia del poder politico, pues estas ganancias de espacios producen

coacciones en el ámbito politico para Ia toma de decisiones atinentes a Ia resoluciOn de los problemas y necesidades urgentes: pueden citarse como ejempbos, las manifestaciones ocurridas en tomb a las rondas de reuniones de Ia OMC mencionadas aI comienzo, realizadas en Seattle, Davos y otras ciudades del Norte, o las crecientes manifestaciones frente a las decisiones polIticoeconOmicas de Ia clase polItica en el poder, como son los casos de Argentina, Ecuador, PerO y más recientemente en Venezuela. La paradoja que aflora el discurso neoliberal es elocuente: El hombre econOmico que se proyecta en Ia actual etapa de Ia modernidad como sujeto desintegrador de toda actividad intersubjetiva, encuentra el medio apropiado para Ia radicalización del proyecto de “desarrollo sustentable” (más bien insostenible), como eufemIsticamente se le llama, en Ia globalización del mercado, conceptualizada como proyecto utOpico, ideada para hacer liderar eb proyecto económico sobre el resto de los proyectos sociales—cuestiOn que se contrapone al proceso de mundialización de las culturas como fOrmula alternativa para Ia humanidad y su progreso social, espiritual y econOmico—24. Esta entidad fenoménica —Ia globalización— se ha difundido e impuesto sobre bases falsas en todo el planeta25, como falaz justificación de los desafIos que eb hombre antesidades perentorias del ciudadano comün. Se necesitan actos que resuelvan problemas concretos, acciones eficaces de manera de producir Ia sensación ciudadana de ser tomados en cuenta por el orden establecido—pues es bo que cuenta—. 24 Cf r. Mi trabajo: “HipOtesis para una lOgica del concepto de derecho alternativo desde America Latina”, en UNICA, Revista de Aries y Humanidades de Ia Universidad Cecilio Acosta, Año 3, N° 5, Enero/Junio 2002, Maracaibo. 25 Se incurre en Ia Falacia do Ia generalización, esto es, el argumento válido aparentemente pero falso en su estructura racional pues viola las leyes del discurso tanto formal como material, en cuanto que el proceso de globalizaciOn satisface y propicia el desarrollo y sustentaciOn de Ia economia de los paises desarrollados, por Ic que concluyen sus mentores que si es bueno para este pals o para aquél otro, también lo será para aquellos paIses que tienen fallas estructurales en su economia, es decir, los subdesarrollados (es, desde el punto de vista lOgico, un dilema: cualquiera de las decisiones que presenta el neoliberalismo econOmico, nos Ileva por el camino del acrecentamiento de Ia brecha ya abismal entre ricos y pobres). No discutimos

23 Aunque en Ia práctica estas acciones de gobierno deslegitiman el ejerciclo del poder, pues no bastan buenas intenciones para Ia atenciOn de las nece

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pone a su devenir histOrico (el devenir humano es un aprioriantropologico, al decirde Ro1g26): esto es, Ia globalizacion mercantilista no considera Ia premisa de preservacion de los valores culturales que el proplo desarrollo humano produce y Ia universalizaciOn como imperativo categorico de las culturas, a través de Ia conceptual izaciOn de una comunidad econômica yculturalpiurales, asumiendo el principio de una ünica aldea de convivencia de a civilizaciOn como lo es nuestro planeta. La universalización cultural, debemos agregar, no debe estar reñida con el diálogo intercultural, segün expresa RaOl Fornet Betancourt, pues Ia convivencia entre culturas se erige como fOrmula contrapuesta a toda globaUzación monoculturalista que es fuente de erradicaciOn de tradiciones y de memoria histórica27. La aspiracion de globalizacion de las actividades del hombre noes nueva; ya en Ia antiguedad los griegos se plantearon Ia universalizaciOn de su cultura, cuya tradiciOn de expansion se extendiO a las ambiciones de universalizaciOn del lmperio Romano. No obstante, hay que decirque esta universalizacjOn cultural tiene actualmente otras caracteristicas, que si bien antes pudo haberlas tenido, noes sino en el presente cuando se plantea en términos verdaderamente hegemOnicos: a globalizacion cultural va más aIlá y se centra en una globalizacion económica neoliberal, esto es, que el discurso posmoderno noes en términos de universalizaciOn de las culturassino el de una cultura por demás con aspiraciones de dominio, a occidental; hablamos entonces de universal izaciOn-homogeneizacion como manera de ver al mundo solo a través de una categorla: el mercado, todo lo cual nos antepone en terrenos de los problemas politicos propios de Ia gobernabilidad, pues se establece Ia premisa segOn Ia cual, mediante esta mano in visible, puede ejercerse un mejor control de dominio sobre el ciudadano comOn, inserto en el proceso de

aqul las incongruencias del discurso de Ia globalizacion, pero debemos decir que su estructura IOgica se of rece evidentemente contradictoria. 26 Véase el texto citado. 27 Véase el texto de este filOsofo latinoamericano: FORNET-BETANCOURT R. (2000): Intercufturalidad y Globalizacjón. Ejercicios de crItica filosôfica intercultural en el contexto de ía globalizacion neoliberal, IKO Verlag-DEl, San José, Costa Rica.

Etica, gooernatiiiiciaa y estaao ae aerecno en i-imerici LiUrId, en tiempos de globalizacion

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globalizaciOn28, por 10 que los problemas concretos adquieren su soluciOn y satisfacciOn por Ia acciOn propia y particular del individuo, en un ambiente totalmente de desregulaciOn juridica del Estado, fundamentalmente mediante Ia flexibilizaciOn y anulaciOn de los fines tradicionales como Ia atenciOn ala salud, a Ia educaciOn, a Ia seguridad jurIdica, el derecho ciudadano a un empleo estable garantizado por medio de las prestaciones laborales, etc.; vale decir, se dejan las funciones de cumplimiento al libre mercado, en ausencia de reglasjuridicas que restrinjan su acciOn. Por ello hay que preguntarse hasta dOnde puede Ilegar Ia acciôn de un Estado desregulado, pues el supuesto metodolOgico de Ia globalización segün el cual se concibe Ia actuaciOn directa de agentes externos sobre los territorios de los paIses beneficiarios del proceso, causa paradOjicamente Ia más profunda enajenaciOn cultural y politica del hombre, ya que es causante de los más grandes males sociales al excluir del proceso econOmico cada dIa a un mayor nOmero de seres humanos, Ilevãndolos ala miseria y a Ta desesperanza, como quedO expresado en párrafos anteriores. Estos entran en Ia categorIa de desempleados (0 de arrojados), quienes no importan para las estadisticas financieras29. 28 Los excluidos deslegitiman el proceso econOmico de Ia globalizaciOn. La tesis segün Ia cual eI mercado regula las relaciones intersubjetivas se cae por su propio peso, pues desde Ia perspectiva neoliberal, Ia ética en Ia econom(a es cuestión de fábula, esto es, una ilusiOn en el actual marco de las relaclones humanas. La pregunta central es si se puede concebir un capitalismo solidario a loS intereses del hombre en sociedad: Ia ética en el mercado más que una obligación, es también Ia salida del oscuro tünel por el que atraviesa Ia humanidad. Asimismo, este es el sentido que nos of rece Adela Cortina en uno de sus textos recientes: Hasta unpueblo de demonios. Etica püblica ysociedad, Taurus, segunda ediciOn, 1998. Cf r. También el texto de Ia misma autora espanola Etica de ía empresa, Trotta, Madrid, Tercera edidan, 1994, y el reciente texto de Juliana Ferrer, Presencia del componente ético en sectores de Actividad Industrial, ediciOn de Ia autora, Maracaibo, 2001, pueden darnos una vision de amplitud de este problema de Ia ética en Ia acciOn econOmica. 29 La matematización del desempleado es una paradoja para Ia globalizaciOn (otra más), pues el neoliberalismo econOmico como fOrmula para Ia crisis del planeta, necesita de sujetos necesitantes solventes, para decirlo con palabras de Enrique Dussel, pero está produciendo desempleados en Se-

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Obviamente, estamos en presencia de un agudo problema de gobernabilidad planetario, que Ia sociedad organizada debe atender urgentemente si quiere implantar Ia maxima de Ia ética material ya mencionada de conservar, produciryreproducirla vida humana en comunidad. Es necesario enfrentar esta circunstancia con mejores argumentos que los de Ia globalizaciOn neoliberal, pues ante ésta se nos presentan evidencias contradictorjas a nivel teórico, los cuales en su dimension práctica, como se deja ver tras Ia oprobiosa experiencia, no han resuelto ni resolverán los males de hambruna de Ia humanidad. Es necesario contrarrestar las contradictorias hipótesis de Ia globalizaciOn segün Ia cual, mediante Ia radicalizaciOn de los mercados es como puede el ciudadano comün aspirar a un mejor estilo de vida, pero sobre todo mirar con cautela el poder de los palses globalizadores que en ejercicio de sus potencialidades, liegan a plantear mediante argumentos chantajistas que no es sino con su

auxilio económico y Ia expansion de su estilo de vida, como a sociedad del futuro puede arribar a condiciones de vida mejores o deseables; esta forma de encarar Ia crisis social del mundo, es materializada coercitivamente a pesar de ostentar los agentes del neoliberalismo las banderas de Ia libertad y Ia democracia. Podemos citar el caso de Argentina que ha sido sometida a Ia ignominia debido a los desbarajustes econOmicos por los que atraviesa su pueblo, asI como los casos de otros palses latinoamericanos; incluso son dudosos los auxilios que recientemente recibiO el Brasil para restablecer su equilibrio econOmico y financiero, pues su calda podria arrastrar a gran parte de Ia economla americana, enfrentando los entes financieros y el gobierno norteamericano las crIticas internas que de todas formas se produjeron, evidenciando que sus intereses como naciOn estan por encima de los males de un mundo que aspira a un mejor vivir30. Los intereses velados de estas manifestaciones de Ia democracia nodriza, son contrarios a una armonla econOmica global, por Ia cual muchos atacan al neoliberalismo econOmico y a Ia globalizacion neoliberal, 30 Advertimos que no objetamos el estilo de vida que Ileva Ia sociedad norteamericana; lo que objetamos es Ia contraposiciOn de sus intereses circunstanciales con los de los demás paises del orbe. Sobre todo si observamos el papel que jugO Estados Unidos en el pasado reciente: su intervencián activa y pasiva en os regimenes militares del continente suramericano.

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desde sus contradictorias raIces31, pues nuestra tesis, compartida con otros pensadores32, es que el proceso de globalizacian económica trae consigo serias contradicciones de orden ético, politico, econOmico y jurIdico 33. La esencia de este fenómeno humano se encuentra en Ia fundamenta lizaciOn, por parte de Occidente y del capitalismo financiero transnacional, de Ia actividad econOmica del hombre, esto es, sobre Ia base de Ia compra-venta de los excedentes de bienes de producciOn, fundamentalmente extraldos desde los palses periféricos hacia los centros de poder —no solo econOmicos sino politicos—, con Ia consiguiente miserización de los grandes conglomerados humanos de los paIses sometidos al proceso. Por ello dijimos al principio que es necesaria Ia orientaciOn para Ia acciOn que Ia ética proporciona, con elfin de redefinir y reorientar Ia crisis de gobernabilidad provocada por el desencantamiento de Ia globalizacion. En otro momenta hemos expresado34 que las relaciones de producción de Ia economIa capitalista post-industrial, propias del actual estado del capitalismo moderno, requiere de manera creciente de protecciones y garantlas institucionales a Ia propiedad privada con fines sociaes —el uso pOblico de Ia razOn kantiano—, contrario a Ia que sucede ac31 El fenOmeno que se presenta conjuntamente con Ia globalización, es que las corporaciones econOmicas transnacionales, extraen los pocos y precarios excedentes de los palses subdesarrollados o tercermundistas en donde instalan su infraestrucutra, produciendo no paradójicamente, sino imperativamente, más miseria y hambre, alejando a niveles inalcanzables las expectativas de una vida buena. Hay que agregar Ia profunda corrupción que viene con el proceso, que engulle cifras astronOmicas ilegalmente y en for- ma impune, acentuando Ia profunda crisis económica y politica de los paises más pobres del planeta, cuya globalización se pretende. Ver el texto de Martin Khor: La globalización desde el Sur. Estrafegias para el siglo XXI, carla, 2001. Asimismo ver a obra de José Luis Orozco: De teologos, pragmäticos y geopolIticos. Aproximación a! globalismo norteamericano, Gedisa, Barcelona, España, 2001, en el que se describe el proceso de globalización desde una perspectiva de Ia historia norteamericana. 32 Cf r. Roig, 2001, Jameson, 2000, Kohr, 2001. 33 Estos dos ültimos aspectos pueden verse detalladamente en el texto del pensador brasileño José Eduardo Farla: El derecho en Ia economla globalizada, Trotta, Madrid, 2001. 34 Ver Villalobos, 2000 a y 2000 b.

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tualmente en los palses subdesarrollados que incorporan y aplican las recetasdel Fondo Monetarjo lnternacionalydep Banco Mundial35, quellteralmente obligan a desregularizar las reglas minimas del Estado garantes del cumplimiento de los fines püblicos; esto, aunado a las garantIas legales de libre contrataciOn y al fomento de actividades sociales y econOmjcas con sentido social, propician y hacen necesario el surgimiento de protecciones estatales y de reglas de orden pUblico, para dare cumplimiento a tales actividades. El norte que inspira Ia instauraciOn de estas reglas mInimas no es otro que Ia obtención de altos niveles de convivencia para toda Ia poblaciOn del planeta, y no como en Ia actualidad globalizada, que proyecta eT bienestar para los centros de poder econOmico-polItjcos que producen los grandes capitales y su ilimitada y concentrada acumulaciOn36.

IV. El papel del derecho püblico

en Ia globalizacion Las ideas antecedentes estimulan Ia reflexiOn en el sentido de indagar acerca de saber cuál es el papel que debe cumplir Ia organizacion estatal en ámbitos del proceso de globalizacion. En tal sentido, debemos precisar que si hay alguna función elemental relativa al rol que debe cumplir el derecho en estos tiempos de crisis y de desfundamentaciOn del Estado, esto ültimo como estrategia del neoliberalismo, es Ia funciOn de regulaciOn institucional de las estructuras sociales, culturales, económicas y finalmente juridicas que debe conformar el derecho püblico en su dimension orgánica, que sea diseñado como programa consensualmente instaurado por los ciudadanos que se dan reglas de autovinculaciOn como garantla de sus autonomias pübiica y privada, precisamente porque Ia ingobernabilidad actual recibe su genesis de factores exOge35 Esto es, aplicando mediante coacciones poilticas y econOmicas, las disposiciones del tratado Bretton-Woods, que dio origen a las instituciones mencionadas, junto con otras. Para una perspectiva ética de las implicaciones al principio y derecho a Ia no intervenciOn de los acuerdos multilaterales con estas institucjones neoliberales, ver mi ponencia precitada: “La fábula del espejo y Ia ética ciudadana. Perspectiva crItico-filosôfjca acerca del Derecho a Ia AutodetermjnacjOn de los pueblos”, presentada en el marco del V Encuentro del Corredor de as ideas, celebrado en Rio Cuarto, Universjdad de Rio Cuarto, Argentina, Noviembre de 2002 b. 36 Cf r, El texto citado de José Eduardo Farla.

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nos a Ia democracia; Ia intromisiOn velada y aün abierta en los asuntos de interés pOblico en los palses beneficiarios de a globalizaciOn, no es enfrentada estructuralmente; muchas veces Ia propia organizaciOn estatal cae en profundas contradicciones en su lucha por preservar Ia soberanlafrente abs problemas de gobernabilidad suscitados por Ia insatisfacciOn de los problemas concretos de Ia sociedad37. Por ello el derecho pOblico tiene por finalidad proteger las actividades del hombre de las desregulaciones que propicia Ia globalizaciOn del mercado, que busca obtener un desempeño Optimo de los capitales financieros internacionales, cuestión que en si misma no es reprochable, pues toda empresa debe tener como principio Ia ganancia más allá de Ia inversiOn de tal manera que el rOdito sea satisfactorio a los efectos de Ia acumulación del capital y de propiciar el ascenso a mejores estratos de vida de los sujetos que en ella conviven; lo que se reprocha en todo caso es Ia intención perversa de aniquilar toda posibilidad de desarrollo y fomento de otros capitales, como los cooperativos o comanditarios, estos ültimos casi sin vida en el comercio mundial. La naturaleza de los capitales financieros de los dIas que corren es Ia de extractividad de los excedentes domésticos de los paises en vIas de desarrollo, que a su vez han puesto en práctica ensayos econOmico-legislativos apegados a las Iineas de mando de las Instituciones financieras multilaterales. Esta es Ia razón por Ia cual Ia ética contemporánea tiene mucho que aportar desde Ia fundamentaciOn de un orden econOmico capaz de enderezar los entuertos dejados por el paso

hoyador de Ia globalizaciOn y el derecho posmodernista que pregona. La privatización del orden jurIdico es el estandarte de los defensores de esta forma de very de construir el mundo de Ia modernidad tardia sobre todo en Latinoamérica, por 10 que las respuestas que debe dar Ia misma sociedad civil deben estar 37 Como por ejemplo los tratados bilaterales contra a doble tributaciOn, que benefician en forma leonina a los paIses desarrollados. Ver el Tratado contra Ia doble tributaciOn celebrado por Venezuela con Estados Unidos, a cuyo contenido el Senado norteamericano le hizo serios reparos luego de suscrito, mediante el uso de as denominadas Cláusulas de entendimiento, que modificaron sustancialmente dicho tratado sin que a cancillerla ni el gobierno venezolanos objetaran los reparos. Este tratado fue demandado de nulidad ante Ia Sala Constitucional, pero Ia pretension fue declarada improcedente por razones que no compartimos. Ver sentencia de Ia Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 07 de agosto de 2001.

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enmarcadas desde Ia contiguraciOn de normas de orden püblico que neutralicen los efectos nefastos del proceso globalizador38. Desde Ta versiOn habermasiana de Ia ética del discurso, el filósofo de frankfurt expresa que esos derechos püblicos, en todo caso subjetivos, reflejan Ia especificaciOn funcional del poder del Estado frente a una circulación econOmica autOnoma privada, por lo que el Derecho se transforma en pilar fundamental de Ia racionalidad sistémica de Ia modernidad. La perspectiva pUblica de los derechos permite Ta apertura ha- cia canales crecientemente en ampliaciOn de respuestas cOnsonas con las exigencias societales, y en este sentido, nos permite interpretar Ia realidad latinoamerjcana como caso particular de sociedades en las que los derechos subjetivos al haber sido prácticamente desdibujados del ámbito del ciudadano por las razones que hemos expresado en este trabajo, necesitan de mayor elaboraciOn frente al proceso avasallante de Ia globalizaciOn del Estado de derecho. Si entendemos esto ültimo como el conjunto de reglas que permiten Ia libre actuaciOn de los ciudadanos sin que Ia libertad represente un menoscabo de los derechos de los miembros de Ia sociedad, entonces Ia globalizaciOn y el libre mercado anulan Ia perspectiva de cumplimiento de los fines estatales regulados por las reglas que garantizan el orden püblico y el Estado de derecho, pues al dejar las soluciones juridicas en manos de los particulares, está el Estado renunciando a las posibilidades de desarrollo de aquellos miembros de Ia polis que han estado excluidos de su ámbito de actuaciOn y que por su debilidad jurIdica se encuentran aT margen de los beneficios que produce el accionar politico organizado. Un sentido propio del Estado de derecho, lo constituye Ia circulaciOn libre de reglas de derecho püblico con el propOsito de asegurar Ta estructuraciOn en sentido fuerte de los sistemas que lo componen. De 38 Nose trata de satanizar al orden juridico emergente de este proceso de gbbalización por el solo hecho de Ia ruptura epistemologica que produce su confrontaciOn al orden jurIdico püblico y publificado de Ta tradición moderna. Antes bien, apuntamos hacia a configuraciOn de un orden juridico pluralista pero protector de las garantlas de convivencia, como el que se encuentra en las tradiciones ocultas latinoamericanas. Cf r. Mi trabajo citado: “HipOtesis para una Iágica del concepto de derecho alternativo desde America Latina, op. cit.

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esta idea se ocupa Habermas siguiendo Ia teoria de sistemas de Luhman, de Ia cual no nos ocuparemos aqul; To que 51 nos interesa resaltar es el ámbito de producción del derecho püblico como garantia especIfica de configuraciOn de dicha estructura, que en situaciOn de crisis politica, se constituye en pilar para contener las necesidades de los ciudadanos que abogan por mayor atenciOn de parte de Ia organizaciOn estatal. Esta perspectiva del Estado de derecho, permite desde nuestras sociedades latinoamericanas, el acceso a mayores niveles de vida buena, y al mismo tiempo abona el terreno para el buen desempeño de Ia autoridad poiltica leg itima; a consecuencia previsible es que el ejercicio del uso püblico de Ia razón nos hace considerar que el derecho en su dimensiOn estabilizadora de expectativas —segün el

concepto habermasiano citado— institucionaliza mecanismos que se traducen en procesos óptimos de gobernabilidad, al entablarse armónicamente relaciones de convivencia entre ciudadanos y entre éstos y a autoridad polltica en el poder, pues Ta püblica discusiOn de los asuntos de interés propicia Ia rápida y pertinente atenciOn de los problemas concretos. SOlo Ta intolerancia y Ia violencia discursiva conducen a una situaciOn de ingobernabilidad desde esta vision paradigmatica39. Ahora bien, eI problema de Ia gobernabilidad en ámbitos de a gbbalización neoliberal, nos plantea teOricamente problemas de fundamentaciOn politica de las acciones del hombre de Estado, esto es, del ciudadano comün. Esta praxis debe ser guiada par Ia que Adela Cortina (1998) llama el saber ético, el cual se antepone coma a priori a Ia alternativa entre las buenas y las malas acciones de los sujetos; histOricamente han prevalecido en forma sistemática las primeras como principio rector de Ia social, aunque en muchos momentos histOricos de Ia humanidad, coma en Ia concepción hobbsiana del Estado, quedan de lado los princi39 Es exactamente To que ocurre en Venezuela con el discurso politico de Ia oposiciOn, que hace peticiones inaceptables para Ta autoridad polItica en el poder pues pide su renuncia como agenda para Ia negociación de Ia solución a Ia crisis de gobernabilidad, con el pretexto de que Ta situaciOn de hambre y desempleo se debe ala intolerancia politica y ala falta deplanes econOmicos coherentes. Pero esa autoridad poT Itica se afianza en los plazos constitucionales para negar a peticián de elecciones, y en las fallas estructurales de Ia sociedad, originadas de los “gobiernos corruptos” anteriores. Se evidencia entonces falta de interés para el diábogo y Ia negociación, cuestión contraria a toda democracia que se precie de ser participativa y procedimental.

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pios de preservaciOn de Ia vida40 tales son los casos do las dos grandos guerras sufridas por Ia humanidad producto de Ia intolerancia y las ambiciones de dominio de dirigentes y paIses enteros, a también los casos de las luchasfratrjcjdas Ilevadas a cabo en Contra y SurAmérica en las que sobresalon degradantemento los intereses de paises con gran poderlo military econOmjco41. En este sentido, debemos decir que Ia conducta do los hombres frente a las exigencias colectivas, deben cumplir con las mInimas condiciones de vida en comün, porque deben prayectarse hacia los máximos niveles do vida buena, en su afán par constituir el ospacia libre do participaciOn: es en esa perspectiva quo hablamos do calculabilidad racional, ontendida como Ia püblica y libre confrontación do las protonsiones do validez do los sujotos quo intervienen en las discusiones püblicas en tomb al ostablecimiento do los [mites que deben impanerso ante los interoses particularos. Par ello el problema central al quo alude Ia TeorIa del dorecho discursivo do Habormas (1998), so ubica on Ia fundamentaciOn del ospacio püblico en el cual so dosarrollan y concentran todas las fuerzas sociales para Ia configuracion do un modelo do vida auténtica, fundada en el derecho do poticiOn del cludadano, considorado teOricamente por Ia mayorIa do los pensadores contemporáneos coma 01 mäs elemental do los derechos42, el cual da fundamonto al Estado do derecho nocosario en ostos tiempos do globalizaciOn en America Latina y el mundo subdosarrollado. Este so erigo coma Ia plataforma quo catapulta los derechos do habla y do escucha, considerando quo el ser humano es par naturaleza ser-hablante43. 40 El hombre es aba del hombre, dice el filOsofo naturalista, afirmando que éste es malo por naturaleza y que tiende a Ia destrucciOn de sus referentes societales, esto es, de destrucciOn del hombre mismo, razOn par Ia cual surge el derecho con el propósita do establecer el balance y el equilibria quo naturalmente el ser humano nose puede dartemeroso de las guerras. Cf r. Su texto Leviatan o Ia materia, forma ypoder de una repüblica, eclesiástica yci vii, en especial, elcapItulo XIII, Primera Parte: ‘De Ia condiciOn del genera humano en Ic que concierne a su felicidad y miseria”, pp. 222-227, Editorial Nacional, Madrid, 1979. 41 Como expresiOn de ese Estado do Hobbes? 42 Cfr. GarzOn Valdés (1997), ElIas DIaz (1997), Enrique Dussel (1998), etc. 43 La racionalidad del ser humano se desarrolló gracias al habla con Ia cual fue capaz do conceptuar el munda circundante, con Ia que a su vez pudo desarrollar Ia ciencia y Ia tecnolagIa tal coma Ia conocemas hay dIa.

Etica, gobernabilidad y estado do derecho en America Latina, en tiempos de globalizacion

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Este desarrollo do Ia vida auténtica, al decir do Habermas, Os puosto en práctica par las energIas ilocucionarias do los sujetos, capaces de producir las referentes necesarios para una vida responsable y autacanciente del progreso humano on esta era de globalización y do discursividad pastmademnista44, esto es, en el actual mundo de vida. Este proceso do globalización es Ilevado a cabo baja las condiciones opistomologicas do una ciencia moderna quo funciona y ha funcionado desde una perspoctiva individualista y monologica, al considerar un tipo do verdad centrada en el desarrollo y progreso humano desarticulado dol prayecto colectivo de vida. Surge asI coma rospuesta el diálogo intercultural (Farnet-Betancourt, 1998), quo en condiciones do cientificidad, necosarias para Ia consideraciOn de un demecho no hegemonico, posibilita Ia canstituciOn do pmoyectos de vida enmarcadas en Ia consorvaciOn do Ia vida humana en camunidad, quo es ol desiderata do tada acciOn humana(Cfr. Dussel, 1998,411 ss.). Es precisamonte allIdondo descansa Ia dave para un ejercidio do Ia palItica acorde con las exigencias y reclamas de Ia humanidad organizada coma Estada. Par ella José Luis Amanguron plantea quo si Ia moral es individual y a Ia voz social, significa que Ia clásica concepciOn del Estado de Derocho dobe declinar ante Ia quo denamina Estado de Justicia, entendido coma Ia organizaciOn social quo prapende y hace efectivo el acceso do los ciudadanos a los bienes materiales praducidos par Ia saciedad, osto os, al b/en comün material, asI coma también entendido coma Ia organización jurIdica quo 44 Se trata de Ia pasición que hemas mantenido recientemente en el marco del Seminario do ExtensiOn: Modernidad y posmodernidad, dictado en abril2000 par el filósofo latinoamoricano Pablo Guadarrama (MaostrIa on FibsofIa-LUZ), segOn Ia cual ol discurso do Ia posmodernidad comporta posicianes hegemOnicas al desdeñar los grandes relatos e imponer los poquenos relatos coma discontinuidades discursivas. La historia de las ideas latinoamericanas reflejan una modernidad inconclusa, par Ia quo so impone Ia elaboraciOn de sus grandes relatos, camo respuesta a los grandes y no pequonas males do miseria y hambro on nuostro sub-continente, en el marco de Ia büsqueda y afianzamionto do nuostra unidad histOrica, ecanOmica y cultural, propicianto do Ia acción necesaria del Estada y que facilita par vias do cansocuencia, una gobornabilidad acordo con los retos y probbomas do nuestra especial forma do ontender Ia pal itica. Para una comprensiOn do los problemas del lenguaje frento ala acciOn social, ontendida esta como rolato y metarolato, ver FOUCAULT, 1996, 33-49.

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propicia Ia participaciOn en una democracia realy a Ia libertad plena del individuo; este Estado de Justicia, de acuerdo con el filOsofo ibérico, organiza a producciOn econOmica con el propOsito de que lleguen hasta los más desposeldos, los bienes necesarios para Ia convivencia, pero también tiene como desempeño organizar el acceso a Ia democracia participativa y a Ia libertad fundamental (Cfr. Aranguren, 1996, 182 y s.)45. En el ámbito del espacio püblico global, los sujetos privados tienden ala confrontaciOn de sus leg Itimas expectativas y pretensiones ten idas como válidas, precisamente para Ia conformaciOn del conjunto de reglas necesarias para Ia reestructuraciOn del sistema de derechos a imperar, desde luego sin que esas estructuras degeneren en ámbitos disonantes en el concierto de peticiones ciudadanas, pues quedarlan automáticamente deslegitimadas. Yes allIen ese momento histOrico deltráfico del derecho, cuando debe intervenir el gendarme —tal como se le llama al Estado liberal desde Ia modernidad— como garantla de arbitraje de los derechos a instaurar, asegurando asi Ia pervivencia del hombre sobre el planeta pues tales reglas deben proteger fundamentalmente al ecosistema como espacio de actuaciOn y despliegue del sujeto, y asegurar Ia aplicaciOn de Ia justicia en todos los ámbitos del quehacer humano como norte de toda acciOn social y de toda ética jurIdica organizacional estatal.

Por ello las estructuras jurIdicas revestidas del ropaje que le brinda el Estado de derecho, comprometen socialmente a los sujetos al respeto no solo del medio ambiente del cual depende para Ia sustentaciOn de Ia condiciOn humana, sino que al mismotiempo le asegura Ia justa distribución de las riquezas producidas por los sujetos de derecho en tanto que sujetos económicos, razOn por Ia cual Ia globalizaciOn económica debe ser resimbolizada bajo los parãmetros sociolOgico-jurIdicos descritos. AsI las cosas, debemos entender como consecuencia de estas consideraciones, que Ia racionalidad con arreglo a fines de Ia que nos hablan 45 Esta es Ia posiciOn de Habermas sostenida en su más reciente obra, al conceptualizar radicalmente a democracia como democracia procedimental, Ia cual garantiza el acceso a todos los ciudadanos del Estado, a las instancias de participaciOn y más aün, alas instancias de decision polItica. Cf r. Habermas, 1998, en especial el capItulo VII, que Ileva por tItulo: “Polftica deliberativa: Un concepto procedimental de democracia”, pp 363-406.

Etica, goDernaoiIiciacl y estaclo cie clerecflo en America Latina, en tiempos de globalización

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Weber y Habermas, queda redefinida pues Ia simbologia de Ia globalizadOn es necesariamente arropada por los criterios de justicia económica y justicia social. El libre mercado cede ante los avances de las peticiones ciudadanas de cumplimiento de los fines del Estado revestido de Estado de derecho. La explotación del ecosistema frente a las condiciones de actuacion del sujeto, reducen Ia noción de lo econOmico al ámbito subjetivo, por 10 que las actuaciones en ejercicio de Ia libertad individual, quedan socialmente comprometidas con las condiciones sociales del colectivo humano que aboga por eI respeto al medio ambiente pues es un deber preservarlo para las generaciones futuras. Estas ideas fueron tratadas en un anterior trabajo, pero debemos repetir aqu I que las actuaciones de los sujetos son calculadamente esperadas por los miembros de Ia sociedad organizada, por lo que, como quedO expresado en ese Iugar46, Ia idea de una vida colectiva autoconciente de los proyectos comunes, debe conducir al individuo de Ia modernidad globalizada, a pensar en un derecho que garantice Ia estabilización de las expectativas, previsibles desde Ia estructuraciOn del Estado como un Sistema de Derechos, que segün Habermas, solo puede ponerse en vigor gracias a Ia estructura como Estado de derecho, Ia que finalmente autoriza de su cumplimiento al ciudadano en el marco de las estructuras que le proveen los Organos del Estado, produciendo asi Ia vinculación de las decisiones con el resto de Ia ciudadanla a Ia que no le queda sino apegarse al elaborado sistema de derecho, propio de un regimen politico legItimo pues es Ia forma de su revestimiento Ia que lo autoriza. Es aIII donde descansa el verdadero principio por el que ha de regirse el fenOmeno de Ia globalizaciOn, que garantice altos niveles de eficacia gubernamental: La constituciOn de estructuras culturales y organizacionales protectoras de Ia condiciOn humana mediante el uso de reglas jurIdicas fundamentadas por Ia mis- ma colectividad en Ia que ha de regir. 46 Ver en CuestionespolIticas, N” 27, mi trabajo “Discurso politico, espacio püblico y legitimidad del orden jurIdico. El dilema de los excluidos en America Latina”, Revista del Instituto de Estudios Politicos y de Derecho Püblico, Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas, La Universidad del Zulia, Maracaibo, 2001.

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VI. Conclusion José Vicente Villalobos Antinez

Las ideas que anteceden nos hacen reflexionar acerca del Estado de derecho viable desde una perspectiva no globalizada, al menos desde a visiOn de Ia globalizaciOn que no tenga al homo mercatoris como esencialmente superior al homo societatis. Por ello, las formas en que se estabilicen las expectativas en el proceso de globalizaciOn mediante discursos de

fundamentaciôn y de aplicacion de normas, deben conducir al establecimiento del Estado de Derecho verdaderamente legItimo, 0 10 que es lo mismo, al Estado de Justicia, como lo expresa el maestro Aranguren ytal como es recogido por Ia nueva ConstituciOn venezolana47. Por ello en Ia concepciOn del Estado de derecho planteada por Habermas, Ia reclamada legitimaciOn del derecho se alcanza desde Ia legalidad que autoriza las reglas mInimas de participación ciudadana, que son las que están en Ia base de toda elaboraciOn jurIdico-estatal como premisa fundamental para Ia constituciOn de un Estado gobernable ética y polIticamente, con fundamento en lajusticia concreta de cada ciudadano y en Ia instauraciOn del regimen democrático como Estado de Justicia. Es en esta dimensiOn de 10 püblico donde juega papel trascendental Ia constituciOn del dialogo entre los miembros de una comunidad polltica como alternativa ante Ia globalizaciOn mercantilista y neoliberal (Fornet-Betancourt, 1998), y como fOrmula para el ejercicio de acciones legItimas de un gobierno eficaz; por esa razOn, para el filOsofo frankfurtiano, Ia comunidad es ideal en Ia medida en que su constituciOn no excluye a ningün afectado por las normas a fundamentar, exclusion a Ia que propende el proceso de globalizaciOn, el cual produce consiguientemente problemas internos y externos relativos a Ia gobernabilidad democrática, al romperse Ia conexidad necesaria entre las reglas del derecho legitimamente puesto, que garantiza el cumplimiento de las presta47 El principio del Estado de Justicia es recogido en el Preámbulo del Texto Constitucional venezolano, aprobado por votación popular y libre el 15 de diciembre de 1999, pero definido positivamente en el artIculo 2: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurIdico y de su actuación, Ia vida, Ia libertad, Ia justicia, Ia igualdad, Ia solidaridad, Ia democracia, Ia responsabilidad social y en general, Ia preeminencia de los derechos humanos, Ia ética y el pluralismo politico.”

Etica, gobernabilidad y estado de derecho en America Latina, en tiempos de globalizacion

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clones sociales, y Ia democracia participativa promovida fervorosamente por Ia sociedad civil. Por ello, el Estado debe garantizar Ia instauraciOn constitucional de las reglas que permitan una gobernabilidad legitima, afianzando su accionar en Ia estructura jurIdico-estatal en el sentido de Aranguren. Asi nos dice Habermas (1997, 25), que: Las normas jurIdicas deben quedar constituidas de tal forma que bajo distintos aspectos pueden ser consideradas a Ia vez como eyes coercitivas y leyes de Ia libertad. Este doble aspecto pertenece a nuestra comprensián del derecho moderno. Percibimos a validez de una norma legal como equivalente con Ia explicacián de que el Estado garantiza simultáneamente a vigencia fáctica del derecho y Ia legitimidad de las leyes... Por lo tanto, Ia dialogicidad en Ia conformaciOn de las reglas democráticas, deberá estar revestida por el carácter discursivo de las instituclones politicas, conectando asi interna y definitivamente las reglas de Derecho y los actos tendientes al establecimiento y rescate de Ia gobernabilidad como fOrmula que viabiliza Ia paz ciudadana y eI progreso social, espiritual y econOmico de Ia sociedad organizada como sistema. Esta ligazOn debe estar presente en Ia elaboraciOn del discurso de Ia globalizacion no neoliberal. El condicionante interno entre Derecho y poder politico es 10 que Habermas caracteriza como Estado de Derecho, eI cual tiene por finalidad garantizar las condiciones de Ia autonomia privada de los sujetosjuridicos y Ia igualdad entre los ciudadanos, todo 10 cual se traduce, en definitiva, en Ia instauráciOn del regimen de libertades individuales. Pero en el actual desarrollo de las sociedades altamente complejas hoy inmersas en el proceso de globalizaciOn, este mismo Estado de Derecho afortunadamente clarifica las relaciones intersubjetivas de los sujetos éticos, a pesar de Ia fuerte cortina de humo mercatorista que impide una clara y diferenciada descripciOn cientifica, en las cuales sus autonomias privada y pi1blica quedan conectadas por los condicionantes internos comunicacionales, que los autovincula en proyectos comunes en términos de estructura social y que permiten Ia elaboraciOn de programas acordes con las expectativas de Ia sociedad y con Ia acciOn polItica de los ciudadanos.

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drid.

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Venezuela: Del populismo rentista al populismo neoliberal? Nelly Arenas*

El articulo presenta una retrospectiva histOrica del populismo en Venezue Mexico Ia a Ia luz de Ia condiciOn rentIstica que ha identificado al Estado venezolano planteando Ia idea de que sí en el pasado los regimenes populistas fueron con trario a las prácticas económicas del liberalismo, en el presente han tenido que transar con politicas de ese carte, coma creemos está ocurriendo con el gobier n del Comandante Hugo Chavez, a despecho de su discurso. Esta retrospecti v se presenta luego de adelantar algunas precisiones conceptuales sobre el populismo, asi como mostrar grosso modo, un conjunto de ideas con relaciOn al proceso de modernizaciOn latinoamericano, telón de fondo contra el cual emer giero tanto los populismos clásicos coma los de nuevo cuño, rotulados como neopopulismos, como el que encarna Chavez. Palabras dave: Populismo, liberalismo, Hugo Chavez, Venezuela.

Venezuela: From Revenue Populism to Neoliberal Populism Abstract This article presents a historical retrospection of populism in Venezuela from the optic of the financial revenue condition that has characterized the Vene Investigadora Adscrita al CENDES. Universidad Central de Venezuela. Recibido: 22-07-02 • Aceptado: 09-08-02

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Nelly Arenas

Venezuela: 6Del populismo rentista al populismo neoliberal? 47

zuela government, and proposes the idea that if the past populist regimes acted contrary to liberalist economic practices, in present times they have had to adopt this line of action, as we feel is occurring in the Hugo Chavez government, in spite of his rhetoric. This retrospection is made afterfirst presenting certain conceptual perception on populism, in order to generalize a set of ideas related to the process of Latin American modernization, which is the backdrop against which these classic populisms emerge as new concepts, proposed as neo-populist, such as in the case of Chavez.

Key words: Populism, liberalism, Hugo Chavez, Venezuela.

Introducción

El texto que sigue pretende mostrar en retrospectiva histOrica, Ia trayectoria del populismo en Venezuela en el marco de Ia condiciOn rentIstica que ha distinguido histOricamente al Estado venezolano. Para adelantar este objetivo, partimos de los tres primeros años de gobierno del partido AcciOn Democrática (1945-1948) -conocidos como el trienioorganizacion que llevO a cabo un programa de roformas sociales y pot iticas, de perfil populista, similar al quo en otros palses latinoamericanos se concretó. Este programa fue posible gracias a los ingentes recursos potroleros do los cuales disfrutô el Estado en ese perlodo y una clara voluntad politica del liderazgo de AD do distribuirlos, favoreciendo a los sectores populares. Esta experiencia, truncada por el golpe militar de noviembre do 1948, fue retomada en 1959 una vez derrocada Ia dictadura perejimenista en el contexto de 10 que se ha denominado “sistema p0- pulista de conciliación de elites”. A pesar do quo el programa social fue continuado y el sufragio restablecido de acuerdo a las reglas do juego de Ia democracia, el lenguaje agresivamento populista del trienio fue abandonado ante el temor de otra asonada militar. Este modelo tuvo una duraciôn de más de tres décadas y aseguró Ia estabilidad do Ia democracia en Venezuela. Pero desde finales de los 70, ésto comenzO a dar muestras inequivocas de agotamiento. Estas muestras so hicieron contundentes una década más tarde cuando dramáticos eventos como el ‘caracazo” y los intentos de golpe do 1992, revelaron a profunda crisis en quo estaba sumergida Ia sociedad vonozolana. La erosiOn do los actores politicos tradicionales, dejO 01 campo abierto para Ia emergencia do nuevos actores.

Con un acendrado longuaje populista, promotiendo redimir al pueblo pobre, Hugo Chavez Frias, el comandante que protagonizara Ia insurrocción del 4 do febrero do 1992, conquistó los espacios politicos de los cualos fuoron desalojados los antiguos lideros. Su triunfo en las elecciones do diciembre do 1998, despertO las más profundas osporanzas do reivindicaciOn y justicia social. A diferencia de las prime ras formas populistas que se armaron en el pals en el marco de un Estado regulador o intorventor, do acérrima ideologia econOmica antiliberal, el populismo quo porta 01 regimen do Chavez, a contrapelo do su discurso, abre importantes ospacios al juego del capital transnacional globalizado a partir del diseño do una arquitoctura juridica que lo viabiliza. El trabajo se inicia con algunas reflexiones toóricas alredodor del populismo las cuales apuntan básicamente hacia dos cosas: en primer lugar, precisar conceptualmonte osto fonOmeno y en segundo lugar, compronderlo a Ia luz del proceso do modernizaciOn que han experimentado los palses latinoamericanos desdo los años 40, marco en el cual se han desenvuelto tan- to los populismos histOricos como los do más reciente data. El populismo: algunas precisiones conceptuales Desde queen 1969, lonescu y Gellner plasmaron on un denso material reflexiones do un nutrido grupo de autores preocupados por el tema, el populismo como objoto do estudio universal so impuso con nit!dez. Ese estudio recorre tanto los casos de

Estados Unidos y Rusia, pasando por Europa Oriental y America Latina, hasta Ilogar a exprosiones menos conocidas como ol africano. Todos brindan ütil informaciOn empIrica quo pormite contrastar con buen pie las coordenadas concoptualos quo otro bloque do autoros of rece en Ia segunda parte del texto. Particularmente intorosantes en esto sentido nos parecen los trabajos do Stewart, Mac Rae, Minogue, Wiles y Worsley do cuyos plantoamientos os posible derivar una tipologla del fenOmeno quo si bien tione Ia dobilidad do todo ejercicio do esto tipo, coloca algunas piedras quo avanzan ol camino hacia una dolimitaciOn del mismo on 01 torreno intelectual. La flexibilidad quo oxhibe el concopto y por consiguionto su ambiguodad, es puesta a salvo con un razonamionto do Worsley quo nos paroce válido: Ia vaguodad del término populismo no es mayor que Ia do capitalismo o comunismo, y sin embargo -agregamos nosotros- estas han sido usadas por Ia academia sin mucha roserva.

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VnezueIa: ,DeI populismo rentista al populismo neoliberal? 49

Algunos rasgos del populismo pueden extraerse de los planteamientos de estos cinco autores: ideologIa vaga e imprecisa; contacto mistico entre el lider y las masas; rechazo de Ia lucha de clases en el sentido marxista; se establece sobre una divisiOn entre lo social yio politico intentando integrar ambas dimensiones por medio del Estado, bajo Ia figura de un lIder carismático; sacraliza el pasado al cual se le conecta con Ia tierra y las organizaciones comunales asociadas a ella; asimetrIa de principios civicos lo que puede traducirse en una exigencia a los demás de observar los más elevados principios morales al tiempo que se absuelve a si mismo de seguir esos mismos principios en virtud de que lo que se ataca es sagrado y está siempre amenazado por una conspiraciOn. Esta conspiraciOn atenta contra Ia unidad del pueblo el cual se identifica con Ia naciOn, confundiéndose ambos en el discurso. Finalmente, cada una de estas cualidades tiene sentido en el marco de Un fin sup remo: Ia reivindicación del pueblo a quien se le considera bueno por antonomasia y depositario de todas las virtudes. Roberts (1998), nos ofrece también un cuadro que recoge los atributos más importantes del fenOmeno el cual, a nuestro juicio, tiene Ia virtud de abarcar tanto las caracterIsticas de los populismos histOricos, como las de los liamados neopopulismos. Estas son: a) un patron personalista y paternalista, aunque no necesariamente carismático de Iiderazgo politico; b) una coaliciOn politica policlasista, heterogenea concentrada en sectores subalternos de Ia sociedad; c) un proceso de movilización poiltica de arriba hacia abajo, que pasa por alto las formas institucionales de mediaciOn o las subordina a vinculos más directos entre el lider y las masas; d) ideologia amorfa, caracterizada por un discurso que exalta los sectores subalternos o es antielitista; e) proyecto econOmico que utiliza métodos redistributivos o clientelistas ampliamente difundidos a fin de crear una base material para el apoyo del sector popular (pag.38). Populismo y modernización Los movimientos y regimenes populistas latinoamericanos emergieron en el lapso histOrico en que se quiebra el dominio oligárquico y el proceso de modernizaciOn en Ia region dibuja sus primeros trazos. El Vado politico que sobreviene a Ia pérdida del protagonismo de Ia oligarqula es Ilenado por nuevos actores politicos y sociales los cuales, alrededor de una figura generalmente carismãtica, inauguran una nueva

fase en las relaciones sociopol Iticas, marcada por Ia mayor presencia de las masas en Ia arena polItica. Esta nueva fase se encuentra histOricamente asociada a Ia industrializaciOn por sustituciOn de importaciones, proceso que implicO negociaciones

constantes a fin de asignar a los distintos actores en juego, el excedente econOmico generado por el sector agroexportador. El volumen del mismo, gracias a Ia fuerte demanda de materias primas y alimentos en Ia posguerra, posibilitaron una estrategia de conciliaciOn entre estos grupos, satisfaciéndose de este modo por un tiempo peticiones contradictorias, y dando amplio espacio a acciones de justicia social (Pecaut, 1987). Superadas estas condiciones históricas, Ia marca del populismo sobrevivirá en Ia cultura pal itica intentándosela desvanecer con el Onico instrumento posible: Ia violencia, como Señala este mismo autor. De alII Ia profusion de dictaduras militares que imperO en Ia regiOn en las décadas 60 y70 del pasado siglo. En su sentido social más amplio entonces, el populismo se vincula con el inicio de Ia modernizaciOn en el subcontinente. Ambos fenOmenos están inextricablemente unidos. Para Sergio Zermeño, este proceso produjo en las sociedades latinoamericanas un “desorden”, consecuencia de los efectos de Ia salida del orden tradicional y el notable crecimiento econOmico alcanzado durante las primeras décadas de industrializaciOn sustitutiva con su consiguiente explosion demográfica, urbanizaciOn caotizada, deterioro ecolOgico (Zermeño, 1989). El regreso de formas populistas en los Oltimos tiempos encarnadas en Ilderes mesiánicos y autoritarios, estarIa conectado, en Ia perspectiva de este autor, con otro “desorden”, esta vez producido par el estancamiento de ese proceso de modernizaciOn y las frustraciones sociales que ese hecho provoca. Neopopulismo, Ia respuesta a Ia frustraciOn Ha sido particularmente este resurgimiento de figuras carismáticas que ejercen el poder de manera profundamente personalista, Ia que ha renovado el interés por los análisis sabre el populismo en America Latina. Esto quizá sea el puente principal que conecta las nuevas formas populistas con las clãsicas, cuyos rasgos universales pudimos rastrear en el aparte anterior. En efecto, uno pudiera preguntarse: Que tienen de comün el regimen peronista con el de Menem? a, el de ROmulo Betancourt con el de Chavez? En ambos casos Ia presencia de un lider con amplia ascendencia sabre las masas. No obstante, los cantextas histOricos se han transformada sustancialmente, aunque sin duda perviva una

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cultura polItica que propicia Ia emergencia de ese tipo de figuras. De modo que pudiéramos pensar que si bien Ia fase del Estado tIpicamente populista se agotó en America Latina, esto no significa, como ha señalado Zermeño (1989), que Ia relaciOn populista de Ia sociedad con el Estado haya caducado. Antes bien, “. . . el desmantelamiento de los grandes faldones paternalistas, en lugar de modernizar Ia articulaciOn entre sociedad y Estado, ha venido a provocar un vaclo politico o de las intermediaciones.. en el medio excluido nose valora Ia dimensiOn representativa “liberal” de Ia democracia, sino su aspecto participativo, sustantivo, Ia relaciOn directa con quien tiene Ia capacidad ejecutiva” (pag. 132). Si bien es cierto que en las dos Oltimas décadas hemos presenciado el derrumbe del andamiaje del Estado populista, también es cierto que, a pesar de que las medidas econOmicas no son indispensables para a existencia de relaciones de autoridad populistas, en una region de excesivas asimetrias sociales y de amplia inseguridad econOmica, Ia mayor parte de las expresiones populistas intentarán establecer un sustrato material para granjearse el respaldo de las masas, tal como apunta Roberts (1998). De alli que los lideres emergentes diseñen politicas ha- cia los sectores más pobres de Ia poblaciOn a diferencia de los tradicionales, los cuales pudieron implementar medidas de corte universal, gracias a las mejores condiciones econOmicas de las cuales disfrutaron y una relativa simplicidad de las demandas de Ia poblaciOn recién incorporada al goce de los beneficios de Ia modernizaciOn1. Esta selectividad en Ia acciOn redistributiva de los ingresos del Estado, opera en un escenario marcado profundamente por el desgarramiento de los sujetos politicos que plenaron el territorio

de los viejos populismos. Sindicatos, partidos y organizaciones intermedias de todo genero, creadas por el Estado de modo de asegurar Ia integraciOn social, se desmoronaron a Ia luz de Ia intensificaciOn de Ia modernizaciOn y su correspondiente complejidad social, minando, como señala Lechner (1996)”... los principios universales y las creencias colectivas que servian de anclaje a las identidades colectivas” (pág. 105). AsI, frente a una dramática desarticulaciOn social, los nuevos liderazgos se asientan y legitiman interpelando a un mo1 Programas de compensaciOn social selectiva como el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) en Mexico o el Fondo Nacional de CompensaciOn y Desarrollo (FONCODES) EN Peru, han sido implementados con elfin de atender los requerimientos sociales de los sectores más vulnerables.

saico cuyos fragmentos portan intereses distintos lo cual favorece el control de Ia sociedad por parte del jefe populista. Si bien America Latina se ha caracterizado siempre por sus profundas desigualdades sociales, el modelo de Estado nacional- popular patrimonialista, en el marco del cual funcionaron los regImenes populistas histOricos, se sostenia sobre una malla asistencial Ia que, si no operaba con total simetrIa, provela un “imaginario de protecciOn” (Portantiero, 1999). Acá reside una de las claves del éxito de los nuevos liderazgos populistas en su esfuerzo por sintonizarse con las aspiraciones de las masas: se muestran ante éstas como recuperadores del imaginario redentorista, haciendo uso de un discurso fuertemente antipolitico2, que pesca en el rio revuelto del extrañamiento de las organizaciones partidistas con respecto a Ia sociedad. El mito de Ia inclusiOn se hace presente y una especie de “dignidad simbOlica” (de Ia Torre en Trocello) devuelye a los excluidos Ia ilusiOn de volver a ser, de volver a pertenecer. Pero he aquI una aparente contradicciOn que puede condensarse en Ia siguiente pregunta: cSi buena parte de Ia responsabilidad en Ia disoluciOn de los lazos comunitarios que ataban a los individuos se debe a Ia puesta en práctica de politicas de ajuste de corte neoliberal, como se explica que estos nuevos IIderes terminen concediendo espacios en su acciOn de gobierno a estetipo de politicas? La aparente contradicciOn se resuelve si entendemos que Ia vieja tensiOn entre populismo y Iiberalismo a partir de Ia cual se explicaba Ia desconfianza del Estado altamente interventor y regulador con respecto a las prácticas liberales, cediO el paso a formas de coexistencia entre el populismo redistribuidor y eI Iiberalismo econOmico3. De esta manera, siguiendo a Fernando Calderón 2 Antipolitico porque arremete contra las formas poilticas establecidas y sus representantes, sin embargo es éste un discurso también politico, solo que de se pretende y se vende como silas razones que lo mueven respondieran a una naturaleza distinta, ajena alas contaminadas formas politicas conoci das. 3 Dorbush y Edwards (1992) ataron Ia economia del populismo a un tipo de estrategia macroeconOmica Unica, signada por el control del Estado, Ia cual finalmente, condujo al colapso y a Ia adopciOn de medidas de ajuste.Sin embargo, autores como Knight (1998) y Roberts (1998) insisten en que no necesariamente el populismo está encadenado a un tipo exclusivo de politi c econOmica, ni siquiera en el pasado.Antes bien, como señala el ültimo de ellos, . . . los datos especificos de Ia politica macroeconómica son variables;

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(1997) “los neopulistas nacen, crecen, y se desarrollan impugnando determinados modelos politicos y econOmicos. Y si ilegan a administrar el poder, terminan administrando las mismas polIticas que impugnaron, tal vez con una cualidad distinta, porque las hacen viables” (pag.260).Y es que Ia puesta en ejercicio de polIticas neoliberales exige Ia presencia de liderazgos fuertes capaces de aplicar a amarga medicina bajo el encantamiento de un discurso que halaga a los pobres ,

prometiéndoles el nuevo paralso. En este sentido pudiéramos preguntarnos con Mayorga (2001): ,Representa a antipolItica el renacimiento del populismo bajo el manto del neoliberalismo personificado en varios lIderes populistas?

Venezuela rentista: del populismo radical al populismo atenuado La modernidad tuvo su anclaje en America Latina en las formas polUcas y socioculturales del populismo. En Venezuela, ala muerte de Gomez en 1935, se inaugura nuestro trãnsito hacia Ia modernidad y lo hace con claras ventajas sobre el resto de los paIses de Ia regiOn en virtud de los ingentes recursos rentIsticos petroleros capturados por el Estado. Este hecho facilitO a los Ilderes modern izantes Eleazar LOpez Contreras e lsaIas Medina Angarita, herederos del regimen gomecista, Ia puesta en obra de politicas destinadas a favorecer a Ia poblaciOn. Se inicia aqul a nuestro juicio, lo que Ilamamos populismo rentista en atenciOn a Ia fuerte dependencia que ha presentado Ia ejecuciOn de polIticas sociales de corte popular, con respecto a Ia renta petrolera percibida por el Estado. Pero estas polIticas sociales populares desarrolladas por los epIgonos del gomecismo, no impidieron que un segmento importante de las fuerzas armadas en combinación con un grupo de Ilderes del recién fundado partido AcciOn Democrática, derrocaran al gobierno de Medina Angarita mediante una asonada militar, obedeciendo a Ia finalidad suprepueden estar orientados por el mercado 0 el estado, pueden estar abiertos o cerrados a Ia competencia internacional, ser permisivos o disciplinados desde el punto de vista fiscal, y progresivos 0 regresivos en su efecto distributivo general.Esta flexibilidad permite que el concepto populista se mueva a través de diferentes estrategias de desarrollo, reconociendo que existen multiples y diversos instrumentos econOmicos para cultivar el apoyo de las clases bajas” (pag.382).

ma de reivindicar a Ia naciOn venezolana y a su institución armada (RamIrez, 1981). Se abre de este modo el juego a Ia fOrmula populista clásica de gobierno que dominO el escenario en Ia region entre los años 40 y 50, a Ia luz de los inicios de Ia modernización. “Populismo radical”: el trienio de Acción Democrática La toma por asalto del poder a partir de lo que se ha Ilamado Ia “Revolución de Octubre”, dio lugar a un perlodo de gobierno de tres años (1945-1948) liderado por el partido AcciOn Democrática y su máximo dirigente Rómulo Betancourt, que ha sido categorizado como populismo radical (ElIner, 1997). La inclusiOn polItica a partir del otorgamiento del voto directo y universal, ampliO el radio de participaciOn ciudadana abriendo las compuertas al ejercicio de Ia democracia, concretándose asI una de las más caras aspiraciones del nuevo Iiderazgo. Pero las reivindicaciones de Ia poblaciOn no se detuvieron allIy las medidas de corte social como vivienda, educación y salud, también se hicieron presentes 4. Una mirada más acuciosa, sin embargo, revela que el concepto de gasto social y sus justas proporciones ya eran del dominio de los gobernantes “gomecistas”. AsI, por ejemplo, el porcentaje de los gastos pagados del gobierno en millones de bolIvares durante el perlodo 1936-1945 en materia de educaciOn, alcanzó un promedio de 6,5%, mientras que en el trienio fue de 7%. En cuanto a gastos de sanidad y asistencia social, las diferencias tampoco son notorias: 5,3% en el lapso postgomecista; 6% en el trienio5. No obstante, aqul debemos tener presente los grandiosos recursos de los cuales dispusieron los Ilderes octubristas, gracias a Ia importante demanda mundial de los crudos que se produjo en Ia posguerra, lo cual explica que, aün cuando Ia proporciOn porcentual se mantuviera más o menos semejante, Ia gran disponibilidad de ingresos hizo posible Ia ampliaciOn de los gastos en este rubro. Pero esto noes suficiente para dar cuenta de esta decision por pane de los dirigentes de AD. Una clara voluntad polltica distributiva a favor de los sectores 4 Para un análisis pormenorizado de las acciones sociales desplegadas por el gobierno del trienlo, véase a Sabin Howard, Harrison (1976).

5 Cálculos propios con base a datos ofrecidos por Kornblith y Maingon (1985).

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54 populares debe tenerse en cuenta6. Esta voluntad se expresO cabalmente en Ia ConstituciOn de 1947, con Ia que se legitimara Ia RevoluciOn de Octubre. AsI, el derecho a a seguridad social “armonizó con el concepto de asistencia social, con un rasgo fundamental: Ia universalidad... Se tutelaron los riesgos de carácter social y las necesidades que se derivaran de ellos. . Al igual que con el derecho a Ia salud, Ia seguridad social fue consagrada con un carácter universal, dirigida a todos los habitantes de Ia Repüblica, independientemente de su condición social” (Delgado y GOmez, 2001 :82 y 83). De este modo se armô un imaginario de protección social, tal como lo señala Portantiero, el cual dotO a AD y sus hombres de un halo revolucionario que perpetuO por mucho tiempo en Ia poblaciOn Ia imagen bienhechora del partido y sus lideres. Destaquemos aquIque el Ilder histOrico de AD logrO construiracaso el más sOlido y duradero vInculo que haya existido entre Ilder venezolano alguno (no podemos afirmar todavIa si con prescindencia de Chavez) ylos sectores populares; vInculo fundado en su carisma yen su recurrente interpelaciOn al pueblo -que no a Ia clase social oprimida en el sentido marxista- como expresion de todas las virtudes y bondades, sustanciando asI una de las cualidades tIpicas del populismo, tal como se ha señalado en las primeras páginas de este artIculo. PopuIismo atenuado? En otro trabajo hemos hablado de populismo atenuado (GOmez y Arenas, 2001) para caracterizar los gobiernos populistas que se nstauraron en Venezuela, después de Ia caIda de Ia dictadura perejimenista. En efecto, el derrocamiento de Rómulo Gallegos, primer presidente electo por votaciOn directa y universal en 1948, sirviO como lecciOn al Iiderazgo acciOndemocratista del trienio para no repetir los errores del pasado 7. Atendiendo al planteamiento de Rey (1980), de Ia etapa de mo6 Esta voluntad distributivista responde a a formulaciOn de tin proyecto de “modernizaciôn populista”.AsI, como ha señalado Luis Pedro España (1989), aumentos salariales, incremento del empleo püblico, subsidios e importaciOn de alimentos, son formas en que se expresO, Ia distribuciOn popular de Ia renta. 7 El sectarismo, Ia confrontaciOn hasta el IImite (aunque más discursiva que efectiva), el alejamiento de os otrora aliados socios militares, han sido Seña lados como las principales razones que provocaron a calda del gobierno de Acción Democrática en noviembre de 1948. Arroyo Talavera (1988) ha

vilizaciOn” que distinguiO a este periodo, se pasO a lade” reconciliaciOn”. Este autor ha caracterizado esta ültima fase como “sistema populista de conciliación de elites” (1998) porque es gracias a los pactos entre grupos representativos de los distintos sectores sociales que el sistema logra armarse y mantenerse. Esta etapa de reconciliación significO, por otra parte, el abandono del discurso agresivo de Betancourt. Efectivamente, los aspectos demagOgicos no parecen estar presentes en Ia retórica del máximo lider de AD al reinicio de Ia democracia en 1958, de acuerdo a lo senalado por Urbaneja (1992). Esto se explica si tenemos presente Ia necesidad de construir hegemonia, de preservar el poder. El paroxIstico lenguaje populista del trienio no se repetirIa. Era necesario evitar que sectores como el empresariado renovaran su apreciaciOn del regimen como afecto al comunismo. En un contexto de guerra frIa y de plena revoluciOn cubana, Ia apelaciOn al pueblo debla contener grandes dosis de moderaciOn y asi se hizo. Cuando hablamos de populismo atenuado nos estamos refiriendo entonces al pIano exclusivamente discursivo: las agresivas formas del lenguaje populista del trienio cedieron el paso a un discurso sustancialmente morigerado. Empero, esto no significa que las reivindicaciones sociales planteadas o puestas en marcha en el trienlo se dejaran de ado. Antes bien, las proporciones del gasto social tanto en educación como en salud, experimentaron ligeros aumentos a pesar de Ia crisis econOmica que vivió el pals en los primeros años de Ia democracia, gracias a Ia calda de los precios petroleros en el mercado internacional. Además, se incrementaron los contratos colectivos de los trabajadores, casi todos suscritos por el Estado, en virtud de su gran capacidad empleadora. No fueron

ajenos puntualizado los elementos que hablan de Ia moderaciOn que predominO en Ia polItica, tanto interna como externa, del trienio. En el ámbito externo, Betancourt, otorgO una representaciOn importante a los hombres de negocios en el Consejo de EconomIa Nacional, a fin de estudiar los problemas econOmicos y adoptar planes para lidiarlos. Asimismo, aunque el discurso Ia enfilO contra los terratenientes, Ia reforma agraria que emprendiO fue timida descartando los métodos revolucionariOS de Ia exproplación. En el pIano internacional, no solo respetá los contratos suscritos por el gobierno de Medina, con las compañias petroleras, sino que además garantizó a éstas buen trato para sus inversiones. Esto nos permite afirmar que el nacionalismo que impregnO el discurso betancouriano desde finales de los años treinta, fue en verdad tan cauto como en el resto de los regimenes nacional populares de a regiOn.

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a estas prebendas los militares, quienes constituyeron parte fundamental del pacto populista. Estos vieron elevarse sus beneficios en materia social, sobre todo en lo que respecta a educación, mejoramiento profesional y dotaciOn de servicios. Como ha señalado España (1989), “Ia virtud de Ia modernizaciOn populista fue captar que de Ia distribuciOn popular de Ia renta se obtienen rendimientos politicos en forma de apoyos al sistema”. En Venezuela esto fue relativamente fácil, en virtud de que el trasvase de los recursos hacia los sectores populares no se hizo a costa de ningün sector de Ia sociedad en particular como si ocurriO en el resto de America Latina en donde, como hemos dicho, el populismo fue posible gracias a Ia redistribuciOn negociada de los recursos generados por el sector agroexportador. La renta capturada por eI Estado en el mercado petrolero internacional posibilitó a fundaciOn del pacto populista sin sacrificio de ningün actor en particular. Pero además, el Estado en consonancia con ese poder y con las directrices del desarrollismo latinoamericano, intervino en Ia economIa: fue productor directo cuando no estimulador de Ia actividad econOmica privada a través de variados mecanismos coma los subsidios, créditos blandos, exoneraciOn a Ia importaciOn de equipos, etc. Coma en el resto de los sistemas populistas en Ia regiOn, el Estado marchO a contracorriente del liberalismo econOmico, haciéndose omnipresente en Ta economia venezolana. El populismo se resquebraja El modelo de desarrotlo que se instaura al inicio de Ia democracia basado en Ia sustitución de importaciones dio sus primeras muestras de agotamiento a mediados de Ia década de los sesenta. Uno de los pilares econOmicos sobre el cual se habia asentado Ia esperanza de desplazar Ia dependencia del petrOleo -Ia industrializaciOn- comenzaba a revelar sus incompetencias. Asi las cosas, Ia sociedad venezolana segula atada al petrOleo. Los aumentos descomunales de los ingresos rentisticos a comienzos de los setenta, no hicieron 5mb apretar el nudo. A finales de esa década, sin embargo, Ia bonanza petrolera y Ia poI itica de creaciOn y fortalecimiento de las empresas bãsicas, como el hierro y et aluminio, mostró también sus debilidades. Para hacer posible esta politica, el gobierno de Carlos Andrés Perez, confiado en los fabulo505 precios petroleros, recurriO a préstamos en el mercado financiero internacional, con Ia cual se hipotecó no sOlo Ia renta presente, sino tam-

bién Ia futura. La crisis de Ia deuda externa que agobio al resto de los paIses latinoamericanos a comienzos de los ochenta y que marco una fractura en el ritmo de Ta modernizaciOn en éstos, también tuvo su expresiOn en Venezuela. Paralelamente, los precios del aceite registraron una disminuciOn y, obviamente, Ia capacidad del Estado para seguir sosteniendo el modelo se debilitó. Precios bajos y deuda externa se combinaron incubando las dificultades que pocos años más tarde abrumarian al sistema. Los correctivos de corte neoliberal que el

mismo Carlos Andrés Perez intentaria en 1989, durante su segundo periodo presidencial, se estrellarian contra una sociedad que no estaba dispuesta a cargar sobre sus espaldas el peso de Ia crisis. Los intentos del regimen de desmarcarse del populismo, resultaron fallidos. Pero Ia crisis no sOlo era de indole econOmica. También el sistema politico hacia aguas baja el peso de Ia incompetencia de los partidos tradicionales -AD y COPEI- para interpretar las demandas de una pobladon que resentla el distanciamiento de esas organizaciones con respecto a sus expectativas. Por añadidura, las instituciones del Estado colapsaron y Ia sensaciOn de que Ia corrupciOn era Ia madre de todas las desventuras, se sembrO en el imaginario colectivo. Juan Carlos Rey (1991), ha señalado tres factores que aseguraron por mucho tiempo Ia pervivencia del sistema populista de conciliaciOn de elites. En primer Iugar, Ia abundancia relativa de recursos econOmicos, con los cuales el Estado pudo dar respuesta a las demandas sociales; un nivel relativamente baja y simple de esos requerimientos y, finalmente, Ia capacidad de los partidos politicos y grupos de presiOn para agregar, canalizar y manejar esas demandas. A juicio de Rey, un cambio negativo en alguno de estos factores, colocaba en riesgo Ia estabilidad del sistema, aunque este peligro pudiera compensarse con el adecuado desenvolvimiento del resto. El caso es que las tres variables presentaron fallas Simultáneamente dando lugar a” una crisis que representa un lImite para eI sistema, pues no puede continuar funcionando satisfactoriamente” (pag.556). El “desorden” del que habla Zermeño, producto del estancamiento de Ia modernización, adquirIa fisonomia en Venezuela con Ia modificaciOn de estos vectores. Con ella se despejaba el espacio para formas más exacerbadas de acciOn populista coma las que personifica el actual presidente.

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Chavez: neopopulismo con rostro de cuartel Los sucesos del 27 de febrero de 1989, conocidos como ‘el caracazo”, asi como las dos sublevaciones militares de 1992, marcaron el punto de inflexiôn del sistema populista de conciliaciOn de elites. A partir de esos acontecimientos ya nada volveria a ser igual. La deslegitimaciOn del sistema politico enmarcada en una grave crisis social, derivada fundamentalmente del deterioro en Ia calidad de vida de buena parte de a población8, comenzaron a trazar el camino de a descomposición hecha presente con toda amplitud a finales de los noventa. 1998 puede ser señalado como crucial en ese curso. En ese año no hubo crecimiento económico, Ia inflaciOn siguio siendo alta y no se produjeron compensaciones salariales significativas (Proyecto Pobreza, 1999). Esas condiciones adversas tuvieron lugar en el marco de una dramática caida de los precios petroleros, al experimentar éstos su minimo histOrico de 7$ el barril. Una sociedad severamente fragmentada y huérfana de representación politica, volteó Ia mirada hacia Hugo Chavez quien habIa protagonizado las asonadas militares del 92 y recorrido palmo a palmo el pais como otrora lo habia hecho ROmulo Betancourt. Con un verbo encendido y confrontacional, similar también al que el lider máximo de AcciOn Democrática desplegara durante el trienio9, Chavez prometiO eliminar el flagelo de Ia corrupciOn mediante el desalojo del poder de las “Cupulas podridas” (asI es coma el comandante denomina a los representantes del viejo sistema politico), asicomo reivindicarala poblaciOn empobrecida. Todos los males de Ia naciOn le fueron achacados a los partidos AD y COPEI en un lenguaje antipolitico, semejante al de las figuras neopopulistas que han copado el poder en algunos paises latinoamericanos en los ültimos tiempos. 8 AsI, entre 1975y 1997 Ia franja de pobreza se ampliO considerablemente: si en el primero de estos años el 33% de los venezolanos contaba con ingresos inferiores a Ia linea de pobreza, en el segundo, este indicador ascendiO al 67,2% (Proyecto Pobreza, 1999). La clase media, considerada como una de as más sôlidas de America Latina, con estándares de vida semejantes a los de los palses del primer mundo, tampoco escapó a esta debacle social viendo mermados sus ingresos y sus expectativas de

futuro. 9 Para una comparación entre ambos discursos véase a Arenas y GOmez Calcano (2000).

Pero además el comandante arremetió duramente contra las pollticas neoliberales desarrolladas por los gobiernos anteriores. Junto con Ia corrupciOn, el neoliberalismo se convirtiO en el binomio indeseable al cual habia que defenestrar. A pesar de haber obtenido el poder en diciembre de 1998, Chavez no desactivO su agresivo discurso manteniéndolo incólume hasta el momento de escribir estas páginas. Amen de los partidos, Ia iglesia, los medios de comunicación, sectores organizados de Ia sociedad civil y empresarios, han sido blanco de sus feroces ataques. A diferencia de otros lideres populistas como Menem, quien logrO mutar el discurso antioligarquico tipico del populismo peronista una vez conquistado el poder10, Chavez ha persistido en él, al punto de que algunos de sus más cercanos colaboradores se hayan atrevido a Ilamar al dialogo y Ia concertaciOn, a fin de contrarrestar lo que cada vez más parece poner en riesgo Ia “revoluciOn bolivariana”. Del dicho at hecho.. 0 Chavez contra Chavez Alain Touraine ha señalado que “el mantenimiento de una retOricafuertemente nacionalista y revolucionaria es uno de los principales obstáculos con que tropieza el desarrollo en los paises latinoamericanos”, y agrega que constantemente se desarrolla con mucha fuerza un “nacionalismo epidérmico” que resulta necesario preguntarse si éste no es ‘el complemento retOrico de una dependencia rechazada coma principio y aceptada de hecho” (El Nacional, 25-7-1999:A-8). Aunque Touraine no menciona al Presidente venezolano en su artIculo, Ia pregunta que se formula tiene pertinencia para nuestro caso. Como en Ia fábula del doctor Jekill y Mister Hyde, en Chavez parecen convivir dos personalidades: una que rechaza el neoliberalismo y otra que se congracia con él. Esa rara ecuaciOn probablemente se despeje, si atendemos a las palabras que éste pronunciara con motivo de Ia visita del presidente de China a Venezuela en abril de 2001: “. . .Compartimos en Ia econOmico esa vision de un palsy dos sistemas, esa visiOn mixta del mundo. Decia Deng Xiaoping en una ocasiOn que no importa que el gato sea negro o blanco, lo quo importa es que sea gato (El Nacional 16-4-2001: A-12). La contradicciOn que puede apreciarse entre un Chavez antlimperialista y otro que se abre a lo

10 Un excelente trabajo en este sentido ha sido realizado por Novaro (1994).

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más representativo del capital mundial, nos permite reinterpretar lafrase del Ilder chino: cQué importanciatiene si el gato usa boina roja y se rinde ante Fidel Castro, si al fin al cabo es gato y caza ratones? En varias ocasiones el Presidente, intentando atenuar Ia confusion que genera su discurso, ha dicho que no miren lo que dice, sino lo que hace, como en Ia ocasiOn de su visita a Brasil, frente al Presidente Cardoso. Chavez: c,neoliberal? Algunos autores han hablado de populismo posmoderno (Picone, 1996) (Taguieff, 1996), para caracterizar las nuevas expresiones populistas que están emergiendo en el mundo a Ia luz de Ia bancarrota de Ia modernidad con todas las crisis fiscales de todos los regImenes miiitar-keynesianos (Picone: 89). La autodisoluciOn del estado social (Luhmann, 1997) o Ia crisis del Estado de Bienestar, como comünmente se conoce, sirve entonces como teiOn de fondo para dar cuenta de las razones histOricas que mueven el resurgimiento de los lenguajes o prácticas populistas en el mundo.

Lepen en Francia, Beriusconi en Italia y Ross Perot en Estados Unidos, son buenas muestras. Señala Taguieff que Ia ruptura exigida por los noveles populismos implica un nuevo consenso en torno de dos polos: el mercado y Ia “preferencia nacional”. No obstante, “en tanto Ia lOgica del liberalismo econômico es Ia globalizaciOn, Ia de Ia preferencia nacional es el proteccionismo. Esta tensiOn entre los dos proyectos del nacional-populismo autoritario se traduce torpe y hasta contradictoriamente en las posiciones programáticas. Nacionalismo o globalizaciOn: el dilema reaparece dentro del espacio doctrinal del fluevo populismo” (pag.60). En America Latina, tal como se señaiO en Ia primera parte, los populismos retornan con nuevos brios frente a Ia frustraciones de Ia modernización. Este regreso, sin embargo, no supone replica exacta de los movimientos populistas tradicionales, aunque muchos de sus rasgos estén presentes. Asi, las nuevas formas populistas rompen con las acciones estatales proteccionistas, reguladoras e interventoras, conciliando con el neoliberalismo, como hemos apuntado ya. En el caso del mandatario venezolano puede advertirse aquella tensiOn identificada por Taguieff11. De aill que sea posible toparnos con

un Chavez que intenta reivindicar los intereses nacionales y por tanto desconf ía de Ia globalizaciOn, y otro que se esfuerza por acomodarse a Ia misma. Lo que sigue procura mostrar al segundo de los Chavez, a partir de algunas acciones de su gobierno que encajan en los moldes tIpicos del liberalismo. Complementamos esta parte con Ia apreciaciOn que de éI se han hecho figuras importantes del capitalismo globalizado. Acercándose at liberalismo El Presidente venezolano ha clamado en Nueva York por inversiones frente a prominentes empresarios norteamericanos y ha destacado en Paris los esfuerzos desplegados por su gobierno para que los hornbres de negocio de todo el mundo participen en el desarrollo econOmico de Venezuela. Parece Iegitimo preguntarse: Acaso estos agentes del capital a los que ha demandado Chavez reniegan del liberalismo y son ajenos a Ia economIa globalizada?12. “El gobierno de Chavez es Ia continuaciOn de Ia Agenda Venezuela”, ha dicho uno de los lideres histOricos de Ia izquierda venezolana, Simon Sãez Mérida (El Nacional, 12-11-2000 D-1). Ciertamente, a pesar del discurso, muchas de las medidas econOmicas que ha desplegado el Presidente son de corte liberal al igual que las tomadas por Rafael Caldera en los Oltimos años de su administraciOn. En materia de privatización por ejemplo, eI gobierno ha conservado el ritmo del proceso iniciado por administraciones anteriores contra las expectativas de los sectores más radicales, quienes confiaron en que éste se revertirIa. La apertura petrolera, dernonizada hasta el cansancio por el Presidente y sus colaboradores ha seguido, no obstante, su curso sin problemas13. 12 La actitud de Chavez contrasta en este punto con Ia que ha mantenido con respecto al empresariado nacional el cual no pareciera constituir pieza ciaye de su estrategia econOmica. Su discurso nacionalista luce distante de este sector al que se enfrenta constantemente. En ocasiOn de Ia agresiva compra de Ia Electricidad de Caracas, empresa emblema del capitalismo venezolano, por parte del consorcio americano AES, Chavez señaló “... ye no tengo que meterme en eso, que es un negocio netamente privado ensaizando además las virtudes de los compradores. Para detalles ver El Nacional, 21-52000:D-1. 13 Un ejemplo de este proceso ha sido, entre otros, el proyecto para producir crudos livianos a partir de crudos pesados que Totalfina- Elf, una corporaciOn petrolera francesa ha firmado con Ia companIa petrolera estatal, PDVSA, controlando el 47% de las acciones. Su presidente Phillipe Ar-

11 De esta tensián hemos hablado en GOmez y Arenas (2000).

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Estas acciones han sido muy bien recibidas por representantes de esos capitales quienes han manifestado abiertamente su complacencia y despejado sus dudas acerca del regimen venezolano. “Chavez tiene un discurso muy radical, pero en sus relaciones de cada dia con las empresas marcha bien... Chavez es un sociolealyconfiable”, (El Nacional, 27-1-001: A-2) ha puntualizado Renaud Vignal, director para las Amencas de Ia cancillerIa francesa. De igual modo figuras polIticas del centro y Ia derecha francesas, han disminuido su aprensión con respecto al Presidente. El senador Xavier de Villepin, de Ia Union Centrista ha señalado que “. .

.en Europa hay preocupaciOn sobre el nuevo gobierno de Venezuela, que es diferente, de democracia populista, pero se considera que Chavez no ha pasado Ia linea roja” (Idem). Esta desaprensión por parte de representantes del capital y Ia p011- tica europeas con respecto a Chavez, no se debe sOlo a su canisma. En un relativamente corto perIodo de tiempo, a contracorniente de Ia negligencia de Ia Asamblea Nacional para legislar, han sido aprobadas un conjunto de Ieyes destinadas a crear las mejores condiciones para los capitales, sobre todo internacionales. La ley de telecomunicaciones, Ta Ley que evita Ia doble tributaciOn, asi como lade promociOn y protección a las inversiones extranjeras, son muestra de ello. La primera de estas leyes -Ia de telecomunicaciones- ha sido considerada Ta más liberal de America Latina. La misma permite garantizar Ia promociOn de Ia “inversiOn nacional e internacional para Ia modernizaciOn y e desarrollo de las telecomunicaciones” (artic.2, objetivo nOmero 11). La segunda, por medio de Ia cual se elimina Ia doble tributaciOn, ha sido firmada entre el gobierno de Estados Unidos y el de Venezue’a, con elfin de exonerar del pago de impuestos a las empresas estadounidenses radicadas en el pals, bajo el supuesto de que éstas contribuyeron ya con el fisco de su pals. El caso es que el nOmero de empresas venezolanas establecidas en Estados Unidos es absolutamente irrisorio, con lo cual los beneficios de Ia medida se concentran en las compañias americanas, en detrimento del fisco nacional. La tercera de esas leyes -Ley Sobre PromociOn y ProtecciOn de inversiones- tiene por objeto regular”... To concerniente al mand, ha señalado que “. . .es un proyecto enorme, de más de cuatro millardos.. .que implica para nosotros creer en Venezuela.. .sin involucrarnos en los problemas locales” (El Nacional 27-1 -2001 :A-2).

fomento, promociOn y protección de nversiones, tanto nacionales como extranjeras, efectuadas y por realizarse en el pals en todos los sectores de Ia actividad econOmica. . .“ La Ley asegura a los inversionistas Ia libre transferencia sin necesidad de autorizaciOn, en divisas libremente convertibles, de Ia totalidad de sus capitales, de sus dividendos o sus utilidades netas comprobadas. Asimismo garantiza Ia no expropiación a las inversiones extranjeras, a menos que sea “por causa de utilidad püblica de acuerdo con Ia Ley y mediante pronta, justa y adecuada indemnización” (Gaceta Oficial Extraordinaria, nümero 5390 del 22-10-1999). Esta Ley fue dictada por el Presidente en el marco del articulo 1 de Ia Ley Organica, que autoriza al primer mandatario para dictar medidas extraordinarias. Este conjunto de fOrmulas juridicas, entre otras, es lo que le ha permitido a Aifredo Peña, el Alcalde Mayor de Ia Gran Caracas, otrora ficha fundamental del regimen, sostener que “. . .Aqui no ha habido revoIuciOn. . .(si se habla) de una revoluciOn similar a Ia bolchevique, china o cubana, . . .porque en esos modelos se estatiza Ia economia y aqul, en cambio, se han aprobado cinco Ieyes econOmicas liberales, una de ellas Ia más liberal del continente: Ia de telecomunicaciones” (El Universal, 27-5-2001:2-1). Otras medidas econOmicas han sido reconocidas también como Iiberales. Entre estas destacamos Ia politica antiinflacionania del gobierno Ia cual, a costa de una recesión económica considerable que se ha traducido en márgenes muy pequenos de crecimiento econOmico y disminución del consumo, se emparenta con las prácticas económicas de ese tipo. “Por Ia inflaciOn empiezan los neoliberales”, ha sentenciado Hector Silva Michelena, un reputado economista venezolano, agregando que “Ia politica econOmica no se desprende de Ia teonia polltica. . . un ejemplo es Venezuela donde eI discurso es uno y otra Ia praxis sociopolitica” (El Nacional, 11-3-2001 :D-1). En estnicto sentido, sin embargo, el gobierno de Chavez no puede sen calificado de neoliberal, pura y simplemente. Efectivamente, tal como hemos indicado, en este puede detectarse una tensiOn entre un romanticismo socialista -más parecido a Rousseau que a Marx por cierto- y Ia necesidad de inserciOn del pals en las corrientes globales de Ia economia. La recientemente aprobada Ley de Tierras, puede sen señalada como prueba del deseo de reivindican el control total del Estado sobre el sector agranio al someter a una planificación centralizada todo lo

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concerniente al proceso productivo en el campo14. En virtud de esto nos es Ilcito afirmar que el gobierno de Chavez es Un producto hIbrido en el que se mezclan sin pudor elementos neoliberales con rasgos de Ia mejor estirpe socialista estatizante, al tono cubano. El carácter ecléctico de los regImenes populistas advertido por los estudiosos del fenómeno tal como apuntamos en Ia primera parte del trabajo, encuentra en nuestro caso una ejemplar muestra. Populismo militar selectivo El gobierno de Chavez se inauguró en materia social, concentrando en el Ejecutivo los recursos destinados a desarrollar polIticas cornpensatorias hacia los sectores más pobres de Ia población. En esta perspectiva se creO el Fondo Unico Social (FUS), organismo encargado de administrar dichos recursos. Paralelamente se diseñó el Plan BolIvar cuyo fin es atender las necesidades más inmediatas de dichos sectores, a partir de un programa que contempla Ilevar a cabo en forma progresiva ese objetivo. Este plan fue confiado por el Presidente al estamento militar bajo Ia pauta ideologica de Ia salvadora union ejército-pueblo. Adicionalmente, se han creado una serie de organismos bancarios con objeto de fortalecer por medio de créditos otorgados por el Estado, a grupos selectos de población a partir de Ia creaciOn de microempresas. Esta pcI Itica, que noes nueva, ha sido magnificada por el Presidente, quien Ia presenta como Ia panacea para resolver los problemas de desequilibrio social. El Banco del Pueblo Soberano y el Banco de Ia Mujer, son los mejores exponentes de esta estrategia. El predominio de los militares en cada uno de estos programas, amen del BolIvar, ha sido casi absoluto con Ic cuaf el Comandante Chávez ha mostrado una gran desconfianza en los sectores civiles15. Asi 14 Ante las crIticas que se le hicieron al proyecto, precisamente por ese fuerte sesgo estatista y ante el temor de que Ia ley afectara al capital privado agrario, el Presidente señalO en su programa radial del 4-8-001, AIó Presidente que . . . Ia propiedad privada no es sagrada, sagrado es lo de Dios y lo del pueblo, ieso Si es sagrado! Mientras las inversiones extranjeras se protegen con Ia nueva Ley de inversiones, como viéramos, el Presidente amenaza a los propietarios locales. 15 Esta desconfianza se manifiesta, no sOlo hacia as capas de profesionales formadas en las tareas burocráticas, sino tambien en los gobernantes elegidos en los estados y alcaldIas, sobre todo los que no le son afectos, rega la cosas, los recursos se han dirigido preferiblemente a las guarniciones militares de los estados, obviando las instancias intermedias de gobierno en detrimento de Ia institucionalidad. Valga Ia pena recordar este fenOmeno como uno de los rasgos del populismo presentados por Roberts y recogido por nosotros en a precisiOn conceptual que hiciéramos del populismo. La relaciOn de Chavez con el segmento de Ia poblaciOn objeto de atenciOn de estos programas, sOlo con Ia mediación militar, nos informa de una nueva manera de expresarse el populismo en Venezuela, a diferencia de sus clásicas manifestaciones en las cuales las organizaciones intermedias, principalmente los partidos, fueron cruciales. Esta experiencia nos señala además que, al igual que Ia Argentina de Menem, o el Peru de Fujimori16, Venezuela está transitando estas nuevas sendas del populismo. SOlo se constata una diferencia: el sobredimensionado rol que juega el sector armado en nuestro caso. Estos vInculos que se están tejiendo entre los militares y los más pobres en el contexto de estos programas, están construyendo probablemente nuevas clientelas pollticas, como también ha ocurrido en otros paises. De acuerdo con Trocello (Internet, 2001, sin nOmero de paginas) . . . las polIticas focalizadas con beneficios más selectivos y direccionados hacia sectores especIficos son Otiles para Ia construcciOn de redes clientelares. Estas polIticas que no tienen el impacto fiscal de los modelos universales, Si 50fl funcionales para intercambiar apoyo politico.. Pero esta fuerte presencia militar corre el riesgo de deteriorar Ia imagen de este estamento. Al colocar a los uniformados en puestos de gran responsabilidad administrativa, éstos se exponen a peligros como eI de las prácticas de corrupciOn. De hecho esto ha venido sucediendo y varios escándalos de este tipo han comprometido Ia suprema condiciOn moral que les atribuye el Presidente, para dirigir las instancias pOblicas 17. Aparte, éstos han dado muestras de profunda incapacidad -con teándoles los recursos en nombre de salvaguardar a esas entidades de Ia corrupciOn

administrativa. 16 Para conocer el caso peruano véase eI excelente trabajo de Roberts, 1998. 17 Esto sin que el Presidente haya movido un mOscufo de su boca para censurar estas prácticas y menos para castigarlas con Ia ley. Antes bien ha seguido insistiendo en Ia moralidad de sus compañeros mientras sigue culpando

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muy pocas excepciones- para los cargos que les fueron encomendados 18. No se disponen de informes de evaluaciOn y seguimiento de los planes sociales. De alli que resulte sumamente dificultoso conocer los alcances de los mismos. La ausencia de acountability en este sentido, ha sido proverbial. Se sabe, sin embargo, que a pobreza sigue rampante, e incluso ha aumentado19. A pesar de esta adversa situaciOn, los pabres siguen teniendo -quizá cada vez menos- esperanzas en que Chávez cumpla sus promesas de redenciOn. Y es que éste ha actuado, Valiéndose de a magia de su verbo, como un verdadero shaman cuya mitologla no corresponde a Ia realidad objetiva, lo cual no parece interesar al paciente, en este caso el venezolano pobre: el enfermo cree en el mito y esto es suficiente, como ha señalado Levi-Strauss (en Laclau, 1987). La pervivencia del rentismo Como en el pasado, el populismo venezolano sigue dependiendo de Ia renta que provee el petrOleo, de modo pues que nos es posible Seguir hablando de populismo rentista. Los denodados esfuerzos que ha hecho el Presidente para mantener niveles de precios favorables, a partir de recortes peiroleros, no se distancian mucho de los desplegados por gobiernos anteriores. La verdad es que desde los inicios de su gobierno, Chavez se ha mostrado mas interesado en profundizar nuestra condiciOn de pals rentista que en activar Ia economla no petrolera. A pesar de las lecciones funestas del pasado, las cuales han mostrado bien las consecuencias de derivar casi absolutamente de Ia renta nuestros a los antiguos factores de poder de los padecimientos de Ia repüblica. Con ello se cumple Ia ‘asimetria de principios cIvicos” propia del populismo tipificada en Ia primera parte de este artIculo. 18 Tanto en el FUS, coma en el Plan BolIvar se han detectado graves casos de corrupción: sobrefacturaciOn, en las compras de materiales, financiamiento a organizaciones no gubernamentales fantasmas, despilfarro de recursos, entre otros.Con respecto a Ia incapacidad en el manejo de instituciones como el Banco del Pueblo, resulta ilustrativo que después de 15 meses de creado, este organismo apenas habla podido realizar eli ,6% de los recur- sos asignados (verTal Cual, 21-3-001:13). 19 Un reciente informe de Ia ONU ha mostrado los niveles alarmantes de pobreza en Venezuela en los ültimos años. 2,2 millones de hogares venezolanos viven con ingresos inferiores a dos salarios mInimos. Además el informe revela que las cifras de desempleo se han elevado en cinca puntos parcentuales por encima de 1999 (El Nacional, 17-5-2001.E-1).

medios de vida, Ia “tentaciOn rentista”, como ha señalada Arturo Sosa (Ultimas Noticias, 17-9-2000:10) sigue presente. Las ficciones de Ia riqueza petrolera y una secular cultura politica estatista, explican coma Ia novel ConstituciOn Bolivariana perpetUa el “Estado garantista” al asegurar una amplia gama de derechos sociales a los venezolanas. El Estado de bienestar se pretende armar por decreto, y “..

el avance más valorado por parte de los propulsores del texto constitucional (Ia amplitud de los derechos sociales) parece haber sido un falso espejismo, una falsa ilusión” (Aponte en

Maingon, 2000: 126). Pero, a contramarcha del discurso que promete una “Edad de Cr0”, Ia realidad muestra obstinada su contundencia. AsI las cosas, a sociedad venezolana parece estar amenazada de vivir las consecuencias fatIdicas de un populismo fallido. Si nuestra modernización se monto sabre una considerable brecha entre Ia capacidad productiva no petrolera y las expectativas de consumo de Ia poblaciOn a partir de Ia distribuciOn de Ia renta, tal coma ha señalado Salamanca (1997), las demandas de una saciedad que se ha vuelto más extensa y campleja y Ia impasibilidad de satisfacerlas a través de las mismas mecanismos, subrayan a crisis de nuestra modernizaciOn. Con ella el neopopulismo venezolano encarnada en Chavez, se reducirã a Ia que siempre fue: un manumenta retOrico formidable en homenaje a Ia redención social sin mãs. Conclusiones breves Si los populismos clásicas se desplegaran en America Latina en el cantexta del proceso de modernización, as que han emergido en las ültimos años denominados neapopulismas, tienen coma catalizador el estancamiento de ese proceso ylas desajustes sociales que esta trae consiga. Entre unos y atras sin embargo, se presenta una diferencia significativa: silos primeras estuvieran anclados en un madela ecanómica antiliberal, las segundos lucen dispuestos a soltar esas anclas para conciliar con prácticas liberales. Esta parabola, a nuestra juicia, está siendo descrita también par el populisma venezolana, el cual ha sido viabilizada históricamente par Ia amplia dispanibilidad de renta petralera en manos del Estada. Na abstante, Ia sofisticación y complejidad de las nuevas demandas sociales, no pueden ser resueltas sOlo con las recursos que genera el petrOlea. AsI las cosas, resulta abligada transar con esquemas econOmicas tradicionalmente rechazadas coma el liberalismo. La farta

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leza del Estado, sin embargo, asI como Ia presencia de una mitologla nacionalista y revolucionaria en los nuevos actores polIticos, dibuja una suerte de esquizofrenia entre un discurso radicalmente antiliberal y Ia asunciOn de posturas francamente emparentadas con esta práctica econOmica. Por otra parte, Ia amenaza de descenso de los precios del petrOleo que gravita constantemente sobre el pals, asi como Ia recesiOn econOmica y una gran ineficiencia en el gasto püblico, presagian Ia puesta en práctica de medidas de ajuste liberal. De ser asi, Ia frustraciOn serla total. El nuevo liderazgo “revolucionario” y “bolivariano”, encabezado por el comandante Chavez FrIas, vendiO demasiadas ilusiones, le fueron compradas demasiadas esperanzas. BibliografIa APONTE BLANK, Carlos. 2000. “Los derechos sociales y Ia Constitución de 1999: ,nuevas garantIas o espejismo?” en MaingOn Thais (coordinadora) La cuestión social en Ia Constitución Bolivariana de Venezuela. CENDES- UCV. Caracas. ARENAS, Nelly y GOMEZ CALCAIJO, Luis. 2000. El imaginario redentor: de Ia Revolución de Octubre a Ia quinta repUblica bolivariana. Temas para Ia discusiOn. Cendes-UCV. Caracas. ARROYO TALAVERA, Eduardo. 1988. Elecciones y negociaciones: los lImites de Ia democracia en Venezuela. Edic. Pomaire, Caracas. CALDERON, Fernando. 1997. Entrevista en Achard 0. y Flores, M. Gobernabilidad: un reportaje de America Latina. Fondo de Cultura EconOmica. Mexico. DELGADO, Andy y GOMEZ CALCA1JO, Luis. 2001. “Concepciones de a ciudadanIa social en las constituciones venezolanas de 1947, 1961 y 1999. Cuadernos del Cendes. UCV, Caracas.

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Cuestiones Poilticas No. 29, Diciembre de 2002, 73-93 IEPDP-Facultad de Ciencias Juridicas y Poilticas - LUZ ISSN 0798 - 1406

Género y ciudadanía: alusiones al caso venezolano Lucrecia Morales García* Juan Carlos Morales Manzur**

Resumen La ciudadanla implica el disfrute de os derechos en términos de igualdad politica. Esta igualdad, plasmada en ley, difiere de a práctica donde persisten restricciones al ejercicio pleno de Ia ciudadanlafemenina. En America Latina, a participación de Ia mujer ha estado limitada a determinados espacios politicos. En Venezuela, Ia Constituciôn consagra Ia gualdad entre el hombre y Ia mujer, no sOlo de manera enunciativa, sino semántica, al incorporar el uso del femenino hasta en palabras que anteriormente eran usadas en plural y, en masculino, para hacer menciOn a personas de ambos sexos. La realidad, sin embargo, contrasta con Ia norma constitucional, obstaculizándose asi Ia plena realizaciOn de Ia mujer en los procesos de carácter politico. Palabras dave: Ciudadanla, género, mujer, derechos polIticos, garantias constitucionales, participaciOn. * SecciOn do lntegracion Latinoamericana. Instituto de Filosof ía del Derecho. Facultad de Ciencias Juridicas y Politicas. La Universidad del Zulia. Email: lmmmg @yahoo.com ** SecciOn de lntegraciOn Latinoamericana. Instituto de Filosof ía del Derecho. Facultad de Ciencias Juridicas y PolIticas. La Universidad del Zulia. Email: [email protected] Recibido: 27-03-02 • Aceptado: 09-1 1-02

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Gender and Citizenship: Allusions to the

Venezuelan Case Abstract Citizenship implies the recognition of one’s rights in terms of political equity. This equity, established in Law, differs from reality where there still are restrictions to the complete performance of feminine citizenship. In Latin America, the political participation of women has been restricted to certain public spaces. In Venezuela, the Constitution has established male and female equity, not only as a statement, but semantically, when it incorporates feminine words, even in those previously used in plural to mention both men and women. Reality, however, contrasts the constitutional law, restricting the complete realization of women in the political processes. Key words: Citizenship, gender, woman, political rights, constitutional warranties, participation. Introducción La ciudadanla implica el ejercicio de los derechos ciudadanos, en términos de igualdad. Esto significa que tanto hombres como mujeres, deberlan estar facultados para el ejercicio pleno de Ia misma. No obstante, Ia realidad indica que existe una diferencia significativa entre Ia legal-constitucional y Ia práctica, puesto que una cosa es Ia Ilamada ciudadanIa formal y otra, Ia ciudadanla sustanfiva. En este sentido, Ia ciudadanla formal, que se refiere al reconocimiento de Ia igualdad jurldica para el ejercicio de los derechos de las personas, ha venido ratificando ese principio especialmente en los ültimos años. La ciudadan ía sustantiva, en contraste, indica que Ia mujer sigue siendo discriminada en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, Iimitándole su

participaciOn a escasos espacios püblicos; pocas veces de poder polItico. En America Latina, esta situaciOn ha sido más que comün pudiendose observar una pobre representaCiOn femenina en puestos de alta relevancia pot Itica. Asl, por ejemplo, sOlo cinco mujeres latinoamericanas han sido presidentas de su pals y sOlo dos por vatación popular;

mientras que al nivel parlamentario, Ia participación femenina sigue muy por debajo del treinta por ciento. En el caso venezolano, Ia ConstituciOn de 1999, IogrO un avance significativo en cuanto a Ia igualaciOn de Ia mujer con respecto a sus derechos en el orden interno; sin embargo, al igual que en America Latina, Ia realidad nuevamente nos dice que aün hay mucho por hacer para que a Ia mujer puedan serle reconocidas sus capacidades y actuar en los distintos ámbitos del acontecer nacional, sin discriminaciOn alguna denvada de su género. Por todo esto, este papel de trabajo pretende dejar constancia de Ia desigualdad que ha prevalecido hacia las mujeres para el ejercicio de su ciudadanla, a pesar de Ia legal-constitucional y de los esfuerzos que se han desplegado a lo largo de los años, para alcanzar espacios de participaciOn polltica en distintos estratos de poder püblico. 1. Consideraciones teóricas sobre el género y el ejerciclo de Ia ciudadanIa El desarrollo del Estado Social Democrático de Derecho en el Mundo, ha consagrado Ia importancia del ejercicio de los derechos ciudadanos con criteria de equidad, Ia cual significa su pleno disfrute por hombres y mujeres libres en un entorno caractenizada par el imperia de Ia ley y Ia existencia de una clara correspondencia entre las responsabilidades, tanto del Estado como de los ciudadanas, en Ia construcciOn de una Sociedad cada vez más justa. Al respecto, señala Ia UniOn Interparlamentaria, citada par Lazo (2001), que Ia democracia sOlo asumirã un significada real cuando las decisiones polIticas y las normas a eyes sean elaboradas par hombres y mujeres en canjunta, sabre Ia base de sus mutuos intereses y aptitudes. Siendo asI las cosas, parece pertinente el razonamiento de Coppedge (1993) cuando afirma que Ia ciudadanIa cansiste en el ejercicia de los derechas con base en Ia igualdad pal Itica de los ciudadanos. No abstante, serla ütil distinguir a objeta de este papel de trabaja entre Ia que es a ciudadanla formal, Ia ciudadanIa sustantiva e, incluso, Ia ciudadanla plena. En cuanto a Ia ciudadanla formal, ésta alude a aquellos derechos formalmente establecidas en el ardenamiento jurIdico de un Estado; Ia ciudadanla sustancia, par atra lada, es Ia que se refiere a los derechos que, efectivamente, pueda ejercer un ciudadana y;

76 Lucrecia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur

Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 77

Ia ciudadania plena, es aquella que no sOlo prevé Ia existencia de derechos sino que ellos son ejercidos activamente por los ciudadanos (GarcIa y Gomáriz, 1999). En este sentido, cuando se plantea el tema de Ia relaciOn entre el genero y el ejercicio de Ia ciudadania vale señalar que, en cuanto a Ia ciudadania formal, Ia brecha anteriormente existente entre hombres y mujeres ha disminuido visiblemente en Ia ültima mitad del siglo XX, Cayendo hasta su más bajo nivel. Esto se puede observaren Ia mayoria de los paises del Mundo, cuyos ordenamientos jurIdicos y bases constitucionales reflëjan una tendencia igualitaria en el tratamiento del género. Sin embargo, en to que a ciudadania sustantiva se refiere Ia situaciOn no es tan halagadora, ya que en Ia realidad Ia igualdad format establecida en Ic juridico-constitucional no es tal, demostrando ‘ con creces su The ficacia para contra rre star las discrimhaciones que se dan en Ia präctica a partir de las diferencias personales. . .y desigualdades sodales. . .

que de hecho existen y alimentan en ía Sociedad, sea occidentalono”(Lazo, 2001: 2). Yendo más allã, e independientemente de las consideraciones anteriores, entender cuáles son

las verdaderas capacidades simbOlicas de Ia mujer para el ojorcicio de su ciudadania sustantiva, exige comprender a transformaciOn que ha sufrido el perfil de Ia mujor en esos cuarenta años que, aproximadamente, han transcurrido desde finales de los años sesenta hasta a presente fecha. En este orden de ideas, Ia mujer de finales de Ia década de los Sesenta, no tenia un alto grado de preparaciOn academica; su acceso al mercado laboral era Infimo, Ia legislaciOn: altamente discriminatoria a favor de los hombres, su fecundidad promedio, elevada, y su esperanza de vida, baja. Hoy en dia, en contraste, Ia mujer posee un nivel de preparaciOn académica, incluso, superior al del hombre; su acceso al mercado laboral va en aumento (en Panama, por ejemplo, supera ya el 40% de Ia Población EconOmicamente Activa), Ia legislaciOn ha marcado un cambio fundamental en pro de Ia no discriminaciOn; su fecundidad promedio es baja y su esperanza de vida, alta, superando Ia masculina (Garcia y Gomáriz, 1999). Esto significa, en palabras simples, nuevas capacidades simbólicas de Ia mujer para el ejerciclo de Ia ciudadanla sustantiva puesto que ya no puede relegarsola ünicamente at ámbito de Ic doméstico, de to pri vado sino quo Ia mujer pasa a tener presencia activa en los ãmbitos social, econOmico, politico y cultural; aunque esto, sin embargo, parezca no ser aün suficiente para el logro de una mayor participaciOn femonina en los procesos de toma de decisiones. La afirmaciOn anterior puede corroborarse en los estudios roatizados por el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNIFEM), segün los cuales, Ia presencia femenina en los espacios do poder a nivel mundial es pobrisima (UNIFEM, 2000), pudiéndose poner como ejomplo el hecho que sOlo ocho palsos poseen más do un 30% do mujeres en sus parlamentos, vale decir: Alemania, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Islandia, Noruega, Suecia y Sudáfrica. Para ilustrar más especIficamento este aspecto, ver Cuadro 1.

Cuadro 1 Porcentajes de mujeres parlamentarias por region

Europa. Palses miembros de Ia OCDE, incluyendo palses nOrdicos Europa. Palses miembros de Ia OCDE, excluyendo palses nórdicos

Total estimado de parlamentarias en el Mundo 13,1% Fuente: UniOn Interparlamentaria (UIP) (2001). Ahora bien, aunque el estudio do las causas de Ia escasa participaciOn femenina en los escenarios de poder politico varlan do cultura en cultura, so puede afirmar que en America Latina Ia lucha do Ia mujer ostá oriontada hacia el reconocimiento do su igualdad plena ante Ia toy, en aras do compartir, en los mismos términos y con los mismos

Reqiones

Paises nórdicos

I A Americas Asia

38,8% 16,1% 15,3% 149% 13,9% 12,1% 11,5% 4,6%

13,4% 15,3% 15,7% 13,4% 12,8% 25,9% 2,7%

38,8% 15,6% 15,3% 15,0% 13,8% 12,1% 13,1% 4,3%

Africa subsahariana Oceania Estados Arabes

Cámara Baja Cámara Amba

s cámaras

o Asamblea Alta o Senado combinadas

78 Lucrecia Morales GarcIa y Juan Carlos Morales Manzur

Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 79

derechos y condiciones, espacios de poder politico con el hombre (Bareiro y Riquelme, 1998). Sin embargo, pese a esta lucha, siguen existiendo numerosas resistencias en el mundo masculino hacia Ta participaciOn do Ia mujer en los asuntos que guarden relaciOn con Ta toma de decisiones. De hecho, se piensa que los hombres, ante una realidad que está Caracterizada (a! menos en muchos paises de America Latina), por mujeres con cada vez mayores capacidades simbOlicas para ejercer su ciudadanIa sustantiva, simplemente actüan a Ta defensiva tratando de preservar Ia cultura de dominación masculina que aün persiste en nuestros pueblos. Esta cultura que se ha distinguido, no sOlo por Ia subordinaciOn femenina, sino por Ia infravaloraciOn de Ta diferencia sexual femenina con relaciOn a To masculino, es Ia que dio lugar ala divisiOn sexual del trabajo (Lazo, 2001). Asi, en opiniOn de Ia referida autora, Ia consecuencia más importante de esta situaciOn, es Ia consolidaciOn de los mecanismos de toma do decisiones püblicas, do las decisiones en si mismas asi como do sus ofoctos, desde una Optica eminentemente masculina, lo cual genera un cIrculo vicioso de sumisiOn do Ia mujer ante el hombre, todavIa no superado, en lIneas generaTes. 2. La participación poiltica de Ia mujer en America Latina Los antecedentes más importantes do Ia promociOn do Ia ciudadanIa femenina en el ãmbito politico, puodon oncontrarso on las diversas convonciones internacionales quo ha realizado Ia OrganizaciOn do las Nacionos Unidas (ON U) sobre Ia materia. Entre ellas, destaca Ia ConvenciOn sobre Ia eliminaciOn do todas las formas de discriminaciOn contra Ia Mujer, Ilevada a cabo en 1979, cuyo articulo 3 establece Ia obligaciOn do los Estados a tomar medidas en Ia pot itica, aun do carácter legislativo, para asogurarle a Ia mujor ol pleno goce do sus derechos y libertades on situaciOn do igualdad respecto al hombre, entre las quo so halla Ia instauraciOn do cuotas olectorales femeninas (Lazo, 2001)1. 1 Esta convención ha sido una de las más ratificadas en el Mundo por 165 palses, de los cuales 35 han ratificado, igualmente, su protocolo opcional.

Asimismo, en lo quo so refiere al ámbito latinoamericano propiamente dicho, puede mencionarse Ia Convonción Interamericana de los Derechos Politicos de Ia Mujer, realizada en 1948, cuyo artIculo 1 establoce Ia obligaciOn de los Estados firmantes de reconocer a toda persona su derocho al voto y a ser elegida para un cargo nacional, sin restriccionos quo guarden relaciOn con su género (ComisiOn Andina de Juristas, s/a). Para consolidar estas iniciativas, Ia Conferencia Mundial do Ia Mujer en Beijing, en 1995, parece marcar verdaderamente el comionzo de un amplio debate sobre Ia esencia real de Ia participaciOn femenina en los espacios do podor a nivol mundial quo logra extenderse a America Latina (DomInguoz, 1997). No obstanto todas ostas convonciones, esfuerzos y normas jurIdicas suscritos y suscritas por Ia mayorIa do los paIsos democráticos, Ia situación do desigualdad femenina en 01 ejercicio do sus derechos, es una realidad comprobablo Ofl 01 acontecer politico de casi todos estos paisos. Esto no sOlo ostá referido a las pocas oportunidades do participadOn polIticafemenina en los ámbitos de poder politico, sino quo a entender do algunos autores (Cazaos y Garcia, 1994), Ia situaciOn antos expuesta so agrava al oxistir factores condicionantes de Ia falta do interés femenino on tales asuntos do podor y toma do decisiones politicas, como Ta cultura, eminentemente patriarcal (en contraposidión con el sistema matriarcal quo rige en 10 social en muchos do nuostros paIses), Ia carencia do tiempo real para dedicarse a esas actividades politicas, mayores exigencias profesionales a las mujeres respecto a los hombres, ontre otras razones. Siendo asi las cosas, el balance latinoamericano que puede of recerse frente a los esfuerzos

por consolidar Ia plena igualdad politica do Ia mujer respecto al hombre, impulsada a través de todas las convonciones y reuniones referidas, señala quo al nivel parlamentario, sOlo once paises, por ejemplo, han introducido cambios concretos en sus legislaclones para asegurar cuotas electorales femeninas, asI como cuotas de carácter laboral (Lazo, 2001)2. 2 Los paIses latinoamericanos que han legislado para garantizarle a Ia mujer cuotas de participaciOn electoral son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Panama, Paraguay, Peru, Repüblica Dominicana y Venezuela.

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Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 81

En este orden de ideas, si continuamos revisando lo que ha sido Ia participaciOn politica de Ia mujer en America Latina, se tiene que en cuanto a Ia presidencia o primera magistratura, dicha participaciOn ha sido prácticamonte nula. AsI, sOlo cuatro mujeres en toda Ia Historia han ocupado ese altisimo cargo püblico, de las cuales sOlo dos de ellas, fueron olegidas por votaciOn popular (Htun, 2000) (Ver Cuadro 2).

Cuadro 2 Presidentas en America Latina

Perlodo

Isabel PerOn3 1974-1 976

1979-1980 Bolivia (sin votaciOn) 1990-1996 Nicaragua (elegida)

Mireya_Elisa Moscoso 2000-2005 - Panama (elegida) Fuente: Morales y Morales (2002). Elaboración propia. ParadOjicamente, el cuadro anterior señala que en los actuales momentos oxiste una mujer en ejercicio activo de Ia presidencia, en Ia Repüblica de Panama. Otras observaciones a lo largo de America Latina nos permiten señalar, que, por ejemplo, en Centroamérica (region de Ia cual se excluye Mexico), Ia participaciOn politica de a mujer en sus parlamentos nacionalos, se ubica de Ia siguiente manera: Costa Rica (19.3%, en las elecclones de 1998); Nicaragua (9.7%, en las elecciones de 1996); Panama (9.9%, en las elecciones de 1999); El Salvador (9.5%, en las elecciones de 2000), Honduras (9.4%, en las elecciones de 1997) y Guatemala (8.8%, en las elecciones de 1999). (Union Interparlamentaria, 2001). Por otro ado, realidades como Ia de Argentina, señalan que éste es ol pals latinoamericano que posee el más alto porcentaje de participación polItica femenina en su parlamento (26.5%) (Lazo, 2001). Asimismo, Ecuador ha legislado para establecer cuotas femeninas en el ámbito laboral. 3 Isabel Perón se convierte en Presidenta de su pals, a Ia muerte de su esposo, Juan Domingo PerOn, en 1974, siendo ella, para ese entonces, Vicepresidenta.

Como puede verse, lo que reflojan estas cifras, (con variaciones no significativas en conjunto), Os Ia escasa participaciOn de Ia mujer en los procesos politicos, de poder y de toma do decisiones en America Latina; to cual Os una realidad que debe irse modificando, no sOlo a través de mejores legislaciones, sino por intermedio de Ia Sociedad Civil organizada, quo debe exigir quo tanto hombros como mujeres, puedan compartir ospacios donde se desenvuelvan en un ambiente en el cual puedan verdaderamente disfrutar y ejercer igualitariamente, sus derechos ciudadanos. 3. CiudadanIa, derechos politicos y garantIas constitucionales de Ia mujer en Venezuela La Carta Magna do 1999, recoge los derechos politicos do los yenezolanos y venezotanas y, en este sentido, iguala, en génoro, a todos los ciudadanos y ciudadanas quo cumplan con los requisitos espocialos alli demandados.

Esta igualaciOn, no sOlo tiene un caráctor enunciativo, sino quo es plasmada sománticamente cuando se utiliza Ia monción expresa a Ia condiciOn femenina, en palabras quo, formadas en plural, antes eran utilizadas para referir ambos soxos. Asi, en osta ConstituciOn, por ojomplo, cuando so haco referenda a quienes poseemos Ia nacionalidad vonozolana, so utilizan las palabras: vonozolanos y vonozolanas, por mencionar solo algunos casos en especIfico. Esta igualaciOn tieno sus antecedentes en: a) La lucha interna quo distintas organ izaciones han venido realizando para tales efoctos; b) Las distintas resoluciones internacionales para ovitar ol uso soxista del longuaje on los textos oficiales, como las dictadas por Ia UNESCO; c) Los lineamientos-gula del Centro do Investigación para Ia AcciOn Femenina do Ropüblica Dominicana; d) Las rocomendaciones del Comité do Ministros del Consejo do Europa; e) Las propuestas del Instituto do Ia Mujer, do España, asi como;

Nombre

Lidia Guelier Violeta Chamorro

Pals

Argentina (sin votación)

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Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 83

f) Las propuestas del Manual de Estilo del lenguaje administrativo editado por el Ministerlo para las Administraciones Püblicas y Asuntos Sociales de España (Ferrara-Bardile, 2000). Por todo esto, parece contradictorio tener que señalar, a nivel local, el caso del Proyecto de a Nueva ConstituciOn del Zulia, cuya elaboraciOn fuera encargada a Ia ComisiOn Asesora para Ta RefundaciOn del Estado Zulia (CARE), ya mencionada, y su contenido ampliamente difundido entre casi todos los sectores que hacen vida regional. Dicho señalamiento obedece al uso sexista del lenguaje que se hace en su redacciOn, el cual no prevé las formas femeninas para Ia menciOn de cargos de representación y elecciOn populares. Asi, por ejemplo, en el TItulo V, -Del Poder Ejecutivo del Estado-, Capitulo I, -Del Gobierno y AdministraciOn del Estado-, en su articulo 1, puede leerse, ejusdem: “El ejerciclo del Gobierno y de Ia Administración del Estado Zulia, corresponde a! Gobernador del Estado y a los demás funcionarios que éste designe, en Ia forma y condiciones que determinen esta Constitucionylasleyes”(Villasmil, Sánchezy Marquez, 2002: 121). Como puede observarse, no se adjunta a Ta palabra: Gobernador del Estado, Ia palabra: Gobernadora del Estado, lo cual establece una discriminaciOn por medio del lenguaje que constituye una agresiOn ha- cia Ia mujer, al ignorarsele su capacidad para el ejerciclo de este alto cargo püblico regional e, incluso, su existencia, ya que lo que nose nombra, no existe. Asimismo, constituye un anacronismo, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista legal, pues ni reconoce los avances y logros alcanzados por Ia mujer hasta el momento para el disfrute de sus derechos politicos, ni modela Ia semántica reflejada en Ia ConstituciOn Nacional de 1999, que permite igualar, en género, los derechos de Ia mujer y el hombre, como ya se explicara.

Ahora bien, en cuanto a los derechos politicos establecidos en Ta Constitución de Ia Repüblica Bolivariana de Venezuela, que privan indistintamente para las venezolanas y venezolanos, se hallan los siguientes: El derecho a Ia participación: este derecho, está consagrado en el articulo 62° del texto constitucional y expresa, ejusdem, que “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar llbremente

en los asuntos püblicos, directamente o por medlo de sus representantes elegidos o elegidas” (Asamblea Nacional Constituyente, 1999). Asimismo, se fomenta Ia participaciOn de Ia Sociedad en el proceso de formaciOn, ejecuciOn y control de Ia gestión püblica, como medio de protagonismo popular en aras del desarrollo individual y colectivo de dicha Sociedad. En este sentido, se reconoce y hace visible el papel protagónico que las mujeres están Ilamadas a desempeñar en Ia vida nacional en general y, por ejemplo, a diferencia de Ia ConstituciOn de 1961, cuando cualquiera persona lea en el texto aprobado en diciembre de 1999, los requisitos para desempeñar ciertos cargos de Ia alta administración püblica, como los de presidente, vicepresidente, defensor del pueblo, procurador general de Ia Repüblica, entre otros, se encontrará, de inmediato, con su correspondiente palabra en femenino, pudiendo entonces leer: presidenta, vicepresidenta, defensora del pueblo o procuradora de Ia NaciOn (Ferrara-Bardile, 2000). Esto nos obliga a recordar las limitaciones que mujeres de nuestra historia como Lucila Palacios, tuvieron en su epoca, especialmente significativa en lo politico, por el inicio de Ia experiencia democrática que, en su caso particular, Ia marcaria y comprometerla con dicho proyecto, sin perder de vista su aguda conciencia de género que Ia llevó a denunciar Ia exclusion de Ta mujer del espacio püblico y su confinación al ámbito de lo doméstico (Codetta, 2000). El derecho al voto: este derecho, que se halla expresado en el articulo 63° de Ia ConstituciOn de Ia Repüblica Bolivariana de Venezuela, establece, ante todo, que el sufragio es un derecho y no más un deber, como era concebido en el texto de 1961 y su forma de ser ejercido será a través de elecciones “. . . Iibres, universales, directas y secretas” (Asamblea Nacional Constituyente, 1999). Ahora bien, lo más importante no es destacar que todos y todas en Venezuela, tengamos derecho a sufragar, sino que es necesario recordar que en el pasado, el vocablo “universal” entendido como el derecho al sufragio, no era utilizado pensando en las mujeres, sino exclusivamente en los hombres (Ferrara-Bardile, 2000); situación que cambia en esta Carta Magna, en a que se elimina a violencia y discriminaciOn que venia ejerciéndose contra las mujeres, a través del lenguaje jurIdico.

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Género y ciudadania: alusiones al caso venezolano 85

El derecho de asociación: del mismo modo, este derecho se aplica igualmente a venezolanos y venezolanas, quienes, segün el articulo 67°, tendrán, entre otras, a facultaci de “...asociarse con fines politicos, mediante métodos democráticos de organizacion, funcionamiento y direcciôn” (Asamblea Nacional Constituyente, 1999) El derecho de manifestación: este derecho está consagrado en el articulo 68° de Ia ConstituciOn de Ia Repüblica y expresa que todos los venezolanos y venezolanas tienen Ia facultad de manifestar de forma pacIfica y sin armas, con sujeciOn a Ia normativa juridica vigente. Como puede observarse, se trata de derechos que han sido consagrados para que puedan ser ejercidos sin discriminación, tanto por personas del sexo masculino como por las del sexo femenino. Sin embargo, por todos es bien conocido que Ia realidad no refleja Ia normativa plasmada en el texto constitucional, ya que existen obstácubs de diversa naturaleza: politicos, extrapolIticos, objetivos y subjetivos, que imposibilitan Ia intervención politica femenina. Entre estos impedimentos, pueden mencionarse los siguientes:

(Garcia, 1996) a) Las culturas polIticas discriminatorias que prevalecen en las estructuras del Poder formal. b) La existencia de estereotipos femeninos y masculinos, que tiende a favorecer a los hombres para el ejerciclo de Ia funciOn püblica y el poder. c) La doble funciOn que cumplen las mujeres dentro y fuera del hogar, lo cual limita su disponibilidad y competencia polItica; d) Las presiones que el Mundo masculino impone a las mujeres que aspiren ejercer cargos y roles politicos, estando entre ellas, el abuso sexual; e) La propia percepción de las mujeres sobre su rol en Ia Sociedad, que de por si, las auto excluye; f) Los paradigmas de subjetividad generica, que predispone alas mujeres a roles que no guarden relaciOn con el Iiderazgo o Ia asunciOn del poder. g) La desigual experiencia de las mujeres con respecto a los hombres, Ia cual, es menor que Ia de estos.

h) Las pautas sociales discriminatorias y excluyentes que favorecen el ejercicio de un rol pasivo por parte de las mujeres; i) Los complejos de culpa que acosan a muchas mujeres, quienes sienten ansiedad por dejar sus “obligaciones” domésticas por salir a ejercer roles más activos en Ia Sociedad; j) Los procesos de reclutamiento discriminatorios por los que tienen que pasar las mujeres para el logro de cargos, candidaturas y posiciones a nivel politico. k) Las mayores exigencias que se le plantean a las mujeres con respecto a las que se requieren de los hombres; I) La cuestión de Ia baja autoestima femenina sobre sus aptitudes para el ejercicio de posiciones de liderazgo o poder politico. En Venezuela, para ser más especIficos, Ia mayorIa de los cargos de representación popular, por ejemplo, han sido ocupados por hombres yes unatendencia que se mantiene aün en nuestros dIas y que ratifica Ia manera como los obstáculos anteriormente enunciados, pueden operar para subestimar o desestimar, Ia participación politica de Ia mujer en nuestro pals. 4. Marco politico e institucional de Ia participación poiltica de Ia mujer en Venezuela Antes de presentar evidencias concretas sobre lo que ha sido Ia participaciOn politica de Ia mujer en Venezuela, es necesario exponer algunos antecedentes de Ia misma que son los que Ia han marcado en los ültimos años. En este sentido, el informe conjunto entre el PNUD y AVESA (PNUD-AVESA, 1999), señala Ia evolución institucional que apoya Ia participación de Ia mujer en espacios de poder politico en Venezuela. Asi, debe decirse que para 1974 fue creada Ia Primera Comisión Femenina Asesora de Ia Presidencia de Ia Repüblica, a Ia cual le tocó Ia organización del Primer Congreso Venezolano de a Mujer. En 1979, es decir, cinco años después, el entonces Presidente Herrera Campins crea el Ministerio de Estado para Ia ParticipaciOn de Ia Mujer en el Desarrollo, el cual tuvo como finalidad, promover Ia presencia de Ia mujer en los distintos escenarios sociales, de manera activa, eliminando Ia situaciOn de desigualdad y abuso hacia las mujeres.

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Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 87

Siendo Mercedes Pulido de Briceño su ministra, ésta no sOlo logrO discutir Ia reforma parcial del COdigo Civil sino que efectivamente dicha reforma fue sancionada en 1982,

con importantes aportes para Ia igualaciOn en el campo jurIdico y social de las mujeres respecto a los hombres. Entre 1984 y 1989, es eliminado tal ministerio y sus funciones son asumidas por a Oficina Nacional de Ia Mujer y Ia Familia, entonces dependientes del Ministerio de Ia Juventud. En 1986 desaparece Ia Oficina señalada, pero pasa a ser una dependencia de mayor jerarquIa (DirecciOn General Sectorial de PromociOn de Ia Mujer), adscrita al Ministerio de Ia Familia. Esta década de los ochenta, se considera muy productiva para los avances feministas, especialmente en materia de maltrato familiar y abuso sexual, entre otros aspectos. Asi, por ejemplo, uno de las experiencias más importantes, fue Ia conformación de Ia Ilamada Coordinadora de Organizaciones no Gubernamentales de Mujeres (CONG), vinculada al desarrollo y promoción de los derechos do Ia mujer, sentando los fundamentos hacia prácticas y relaciones interorganizacionales y de ejercicio politico amplio y pluralista. En 1989, se establece el Centro de InvestigaciOn Social, FormaciOn y Estudios de Ia Mujer (CISFEM), el cual, principalmente, promueve acciones para a concienciaciOn püblica del problema desde Ia perspectiva de genero. Este año, vuelve a Ia palestra püblica el Ministerio de Estado para Ta PromociOn de Ia Mujer (cambiando ligeramente su nombre), el cual comienza a funcionar a través de comisiones cuya estructura y conformaciOn pluralista, legitiman Ia actuación del nuevo ente gubernamental. En 1991, se lieva a cabo el Segundo Congreso Venezolano de Ia Mujer y durante esta epoca en particular, so crean las siguientes instancias: Ia ComisiOn Bicameral para los Derechos de Ia Mujer y Ia Oficina Parlamentaria para Asuntos de Ia Mujer del Partido Movimiento al Sodalismo (MAS), ambos en el Congreso de Ia Repüblica. También son creados el Centro de Estudios de Ia Mujer en Ia Universidad Central de Venezuela y Ia Oficina para Ia AtenciOn de los derechos de Ia mujer, adscrita a Ia FiscalIa General de Ia Repüblica. Finalmente, en 1992, el Ministerio de Estado para Ia PromociOn de Ia Mujer pasa a ser el Consejo Nacional de Ia Mujer (CONAMU), adscrita directamente a Ia SecretarIa de Ia Presidencia de Ia Repüblica.

En Ia actualidad, a nivel de Ia Asamblea Nacional, existe Ia comisión Permanente de Familia, Mujer y Servicios Püblicos (Asamblea Nacional, 2000). 4.1. Ciudadania y elecciones Ante todo, es importante retomar Ia idea de que Ia ciudadanIa ha sido entendida de variadas maneras, pero todas ellas relacionadas con el poder, con Ia participaciOn en Ia soluciOn de problemas comunitarios, con Ia capacidad para el ejercicio pleno de los derechos, asI como para Ia adquisiciOn do status politico y legal para el ejercicio do dicha partidipaciOn. No obstante, como To señala Rubio, citada por Aponte (2000: 57), “...sea Ia definición que adoptemos, en los años noventa del pasado sigb, las mujeres (en Venezuela) tuvimos, y seguimos teniendo hoy, Serios obstácubos para ejercer Ia ciudadanla democrãtica, para estarpresentes y ser reconocidas como elemento esencial en el procedimiento y en las instancias de decision”. A pesar do estos obstáculos mencionados, os necesario señalar algunos avances quo Ia participaciOn polItica femenina ha experimentado a partir de a acciOn organizada de las mujoros iniciada en 1975, después del Primer Congreso Venezolano do Mujores. A nivol del Ejecutivo Nacional, Ia primera mujer ministra fue nombrada en 1968, durante el perIodo del Presidente RaüI Leoni. Para 1990, es decir, veintidOs años después, Ia situación so prosentaba do Ia siguiente manera: un 12.5% de las mujeros, ocupaba cargos ministeriales y un 8.6% cargos a nivel do alcaldIas, como cabozas do gobierno local (Ver gráficos 1 y 2). Por otra parte, en el ámbito partidista, para 1992, Ia situaciOn de las mujeres en

cuanto ala conformaciOn do Ia directiva do estos partidos era Ia siguionte: en el Partido AcciOn Democrática, se contaba con un 21 .2%; en ol Partido Social Cristiano COPEI, se contaba con un 8.6% de mujoros en Ia directiva; miontras quo on Movimiento al Socialismo (MAS), se ten ía un 11 .8% do directivas mujeres (Vor gráfico 3).

88 Lucrecia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur

Género y ciudadanIa: alusiones a! caso venezolano 89

Grãfico 1 Participación de Ia mujer en cargos ministeriales

Fuente: CISFEM (1992).

DAD EICOPEI MAS

En cuanto a otros aspectas de Ia vida pal itica nacional, se tiene lo siguiente (MINISTERIC DE ASUNTOS SOCIALES-FLACSO, 1993): a) Entre 1958 y 1988, se incrementó en 8.2 puntos porcentuales Ia participación de Ia mujer en el Senado Venezolano; mientras que dicho aumento fue de 7.3 puntos porcentuales en Ia Cámara de Diputados. b) También, entre 1958 y 1988, Ia participaciOn de Ia mujer en asambleas legislativas, se incrementO en 9.6 puntos porcentuales. c) Para 1989, habIa un 12.8% de mujeres participando activamente en Concejas Municipales.

d) En Ia que respecta a las organizaciones sindicales, para 1990, Ia ConfederaciOn de Trabajadores de Venezuela (CTV), tenia un 5.9% de mujeres dentro de su directiva; Ia Confederación Unitaria de Trabajadores de Venezuela, (CUTV), tenia un 20% de mujeres directivas; Ia ConfederaciOn de Sindicatos Autónomas, CODESA, tenia un 9.1% de directivas del sexofemenino, mientras que Ia ConfederaciOn General de Trabajadores, CGT, ten ía un 8.3% de mujeres en cargos directivos. En los tiempos actuales, ha padido observarse que, par ejemplo, durante el Gobierno del Presidente Hugo Chavez, se nombra Ia primera mujer vicepresidenta Ejecutiva de Ia Repüblica (Ia Sra. Adina Bastidas) que, aunque es un cargo novIsimo e instaurado par el nuevo orden institucional, es considerado de alto nivel politico. De igual manera, el Gabinete Ministerial ha estado continuamente integrado par mujeres, siendo en estos momentos acupadas las sillas de los ministerios del Trabajo, lnformaciOn y Ambiente. No obstante, en otros aspectos, lejos de avanzar, hemos sufrido reveses: 9.6% de diputadas a Ia Asamblea Nacional, para el Periodo 2000-2005 (solo 16 escaños de 165 elegidas), (Asamblea Nacional, 2000), (Ver Cuadro 3 y Gráfico 4), Ia cual indica un descenso de 1 .4% respecto al anterior Congresa de Ia Repüblica, donde las mujeres tenían una presencia promedia de 11% entre ambas cámaras (Thun, 2000). Coma puede observarse en eI cuadro anterior, 12 estadas de Venezuela no eligieran diputadas a a Asamblea Nacional; solo el Zulia pa- see más de una parlamentaria (2 diputadas que representan el 12.5%), sin contar eI Dtto. Capital que posee 3 de las 16 electas para este periado (18.75%). Es de hacer notar que Ia Sra. NohelI Pocaterra fue elegida en representación de las comunidades indígenas, pero es zuliana, Ia cual permitirla afirmar que el Zulia no tiene dos, sina tres diputadas al Parlamento Nacional.

Desde atra perspectiva, Ia mayarIa absoluta de las diputadas electas para el perIado ya mencionado, fue del Sector oficialista, especIficamente del Movimiento Quinta Repüblica (62.5%), seguida del 31 .25% que representa los sectores apositores. La

Sra. Pacaterra, elegida par CONIVE, se considera del Sector Oficialista, aunque no se refleja en el porcentaje presentado.

Gráfico 2 Mujeres Alcaldesas

23 Alcaldesas

2 Mujeres Fuente: Unidad de Investigacion de Venezuela (1991).

246 Alcaldes

Fuente: Unidad de Investigación de Venezuela (1991).

Gráfico 3 Mujeres en Directivas de los Principales Partidos Politicos para 1992

50 0

4 30

DAD 7j 26

EJCOPEI 3 32

90 Lucrecia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur

Género y ciudadanIa: alusiones al caso venezolano 91

Amalia Sáez de Sanquiz Lara Benita Araujo de ChacIn Mérida

Dianela Parra de Avila Zulia

Haydée Machin Ferrer Miranda

Marelis Perez Marcano Monagas Maria Iris Varela Táchira Maria Milagros Santana Zulia Mans NoemI Eizaga FalcOn

Tania D’Amelio Cardiet Vargas

Gráfico 4 Composición de Ia Asamblea Nacional de Venezuela,_segun el genero 91% Horn bres Fuente: Morales y Morales (2002) ElaboraciOn propia.

Asimismo, sOlo una de las quince comisiones per-

manentes de Ia Asamblea Nacional se halla presidida por una mujer (Ia Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Ordenación Territorial), Ilamando Ia atenciOn que Ia Comisión Permanente de Familia, Mujer y Servicios POblicos, se encuentre presidida par un

En cuanto a Ia directiva de dicho órgano legislativo, ésta está cornpuesta por dos mujeres, de cinco integrantes en total, Ia que representa el 40% de Ia misma (esta cifra nos parece considerable aunque paco significativa en el contexto general que se plantea). Ahora bien, nuevamente al nivel local, un caso que puede dar cuenta de Ia escasa participaciOn pal itica de Ia mujer en los procesos de toma de decisiones piiblicos en America Latina, puede encontrarse en Ia recientemente nombrada ComisiOn Asesora para Ia RefundaciOn del estado Zulia (CARE), conformada par diez y siete personas, de las cuales sOlo dos son mujeres: una miembra y Ia otra, asistenta a Ia Secretarla Ejecutiva; es decir, el 11.76% de dicho Organo legislativo. Es de hacer ver, que de estas dos mujeres, sOlo una detenta un cargo de importancia dentro de Ia misma. Todas estas cifras nos permiten señalar, que Ia participaciOn polItica de Ia mujer es aün muy incipiente, no obstante los esfuerzos jurIdicos Ilevados a cabo, siendo Ia importante considerar que estos avances deben mantenerse, de tal manera que se orienten hacia un cada vez mayor nivel de participación femenina, para equilibrar Ia balanza que, hasta ahora, ha estado inclinada del ado de los hombres. Conclusiones A Ia mujer venezolana aün le queda un largo trecho que transitar para el verdadero distrute de condiciones de igualdad en el campo polItico. Obstáculos de carácter polItico, extrapolItico, objetiva y subjetivo Siguen interfiriendo en el despliegue de su plena capacidad productiva en el ámbito mencionado. Tales obstáculos suelen estar asociados a paradigmas sobre el rol de Ia mujer, estereotipos de roles adjudicados al genera masculino, auto percepciones de Ia mujer sabre su capacidad para sumir roles de manda y liderazgo, asI coma una baja autoestima en a mujer, entre otras razones. Na obstante, el haberse creado numerosas instituciones en las décadas de los ochenta-noventa, impulsadas por el desea de promover Ia igualdad de Ia mujer, y haberse dada algunos avances significativos, Ia situación para esas décadas todavIa no podia decirse que fuera muy prometedora, ya que los puestos de representación popular, seguian siendo ocupados masivamente par hombres.

Cuadro 3 Diputadas a Ia Asamblea Nacional de Venezuela Periodo 2000-2005, por Estado y partido

Nombre . ______ Estado _________—

Partido MVR AD

Eva Fanny ChacOn Anzaátegui

Isabel CalderOn Arnazonas Liliana Hernández Dtto. Capital

AD MVR MVR AD

Pnirnero Justicia MVR MVR MVR MVR CONIVE MVR Prayecto Venezu&a

Naheli Pocaterra Corn. Indigenas

Vestaka de Arayjp _____ Carababa Fuente: Morales y Morales (2002). ElaboraciOn propia.

r 0%

Mi

hambre.

Cilia Flares Dtto. Capital MVR

Desirée Santos Amaral

Dtto. Capital MVR

92 Lucrecia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur

Género y ciudadania: alusiones al caso venezolano 93

Afortunadamente, el texto constitucional de 1999, reivindica, desde el punto de vista semántico, Ia igualdad jurIdico-pol itica de Ia mujer, Io cual constituye un paso delante de gran relevancia que nos debe impulsara seguir trabajando por el pleno ejerciclo de los derechos femeninos en todos los ámbitos de a vida, dentro de los cuales, se hallan los de Carácter politico, ya que las mujeres poseen las mismas aptitudes y capacidades intelectuales para el desarrollo de cargos de naturaleza püblica. BibliografIa ASAMBLEA NACIONAL. 2000. OrganizaciOn y Funcionamiento, en: www.sail.gov.ve. ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. 1999. Constitución de Ia Repüblica Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Nümero 5.453 Extraordinario, Caracas, viernes 24 de marzo de 2000. CISFEM. 1992. Situación de Ia Mujer en Venezuela. Caracas. BAREIRO, L. y RIQUELME, J. 1998. “Las Voceras de Ia CiudadanIa Plena”. Centro de Documentación y Estudios (CDE), Documento de Trabajo No. 47. AsunciOn, Paraguay. CODDETTA, C. 2000. PercepciOn del espacio püblico y participación politica: una exploración a través de Ia autobiograf ía femenina, en: Temas de Conocimiento Alternativo. Más género, mãs libertad, más ciencia. Elida Aponte Sanchez, editora. Ediciones Astro Data, Maracaibo, Venezuela. COMISION ANDINA DE JURISTAS (s/a). TipologIa sobre las situaciones que con mayor frecuencia vulneran los derechos humanos de Ia mujer, en: www.cajpe.org. Fecha de consulta: 26-09-02. COPPEDGE, M. 1993. Institutions and Democratic Governance in Latin America. University of North Carolina, Carolina del Norte. DOMINGUEZ, E. 1997. Mujeres y Movimientos Urbanos: hacia un nuevo tipo de ciudadanIa y cultura politica en el Mexico de finales de siglo, en:

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Cuestiones Poilticas No. 29, Diciembre de 2002, 95-114 IEPDP-Facultad de Ciencias Juridicas y Poilticas - LUZ ISSN 0798 - 1406

Experiencias novedosas en el ejercio de Ia ciudadanía activa: las comunidades wayuu de Nazareth y Kusí* Nila Leal González**

Resumen El objetivo de este artIculo es reflexonar sobre a posibilidad, de que eI reconocimiento de las diversas identidades pueda contribuir al surgimiento de nuevas formas de ciudadanla, las cuales Ileguen a incidir en el desarrollo del proceso de democratizaciOn. Se combina en este estudio, el enfoque documental y etnogrãfico para analizar el proceso de constituciOn de diversas dentidades, concretamente el reconocimiento de Ia comunidad indigena wayüu venezolana y colombiana, a través, respectivamente, de as experiencias de Kusi y Nazareth. Se concluye que las experiencias analizadas revelan una articulaciOn que abre espacios al reconocimiento de Ia identidad wayüu Ia cual se expresa a trayes de una ciudadania activa, caracterizada por Ia participación en diversas formas asociativas cogestionarias (entidades püblicas no estatales). A pesar de estos avances Ia organización indIgena es aün muy débil asi como Ia influencia estatal, de donde se considera necesario que los canales institucionales se fortalezcan para viabilizar Ia participación activa de las ciudadanlas multiculturales * Este articulo constituye un avance del Programa de InvestigaciOn: HACIA UN NUEVO MODELO POLITICO EN AMERICA LATINA: FORTALECIMIENTO Y DEMOCRATIZACION DE LA GESTION PUBLICA, financiado por el Consejo cle Desarrollo CientIfico y Human istico de Ia Universidad del Zulia (CONDES) Maracaibo (Venezuela). ** Investigadora adscrita a Ia Unidad de Antropologia del Departamento de Ciencias Humanas de Ia FaCultad de Ciencias de Ia Universidad del Zulia. Maracaibo (Venezuela). Tele-Fax: 7598107. E-mail: [email protected] Recibido: 14-06-02 • Aceptado: 15-09-02

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Ni/a Lea! Gonzalez

emergentes que buscan consolidar su presencia en los nuevos espacios que el reconocimiento jurIdico-polItico les ha abierto en Ia comunidad global. Palabras dave: Ciudadanla activa, democracia, America Latina, etnia wayüu. entidades publicas no estatales, cogestiOn.

Novel Experiences in the Exercise of the Active Citizenship: The Wayuu Communities of Nazareth and KusI Abstract The objective of this article is to meditate on the possibility that the recognition of diverse identities can contribute to the emergence of new forms of citizenship which end up impacting the development of the democratization process. In this study combines, the documental focus and ethnography are used to analyze the constitution process of diverse identities, concretely the recognition of the indigenous wayüu communities of Venezuelan and Colombia, through the respective experiences of KusI and Nazareth. It concludes that the experiences analyzed reveal an articulation that opens an opportunity for the recognition of the wayüu identity which is expressed through active citizenship, characterized by the participation in diverse forms of associative co-management In spite of these advances indigenous organizations are still very weak as well as the influence of the state, which is why it is considered necessary that institutional channels become strengthened to make possible the active participation of the emergent multicultural citizenship that look to consolidate its presence in new spaces that judicial-political recognition has opened to them in the global community. Key words: Active Citizenship, democracy, Latin America, ethnos wayóu, non-governmental public entities, co-management. Introducción Las mUltiples experiencias de los conflictos interétnicos que so registran en el mundo, Ilevan a

señalar que estos deben ser situados en Ia arena politica, en los escenarios de una lucha por espacios de poder autónomos al Estado. En America Latina esta lucha forma parte de un proceso más amplio ligado a Ia instauraciOn de regImenes democráticos

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donde a tolerancia y el respeto a Ia diversidad constituye uno de los componentes centrales para defender a los grupos minoritarios de Ia creciente exclusion generada por Ia fase actual del capitalismo global. Las formas de identidad emergentes que aspiran al reconocimiento de a ciudadania multicultural son diversas. En este trabajo se hace referencia a Ia ciudadanla indigena puesto que esta atañe más directamente a las raices históricas latinoamericanas y ha alcanzado especial relevancia en los Ultimos años. Para los Estados modernos Ia beligerancia do los “pueblos originarios”, representa un cuestionamiento a los cimientos mismos de las formaciones estatales nacionales, en este contexto las alianzas intersectoriales y con amplias capas de Ia sociedad civil, asI como su vmnculo con el proceso democratizador es una de las particularidades de las disputas indias en America Latina, a través de las cuales se vinculan el auge de las diversas identidades con el desarrollo do a ciudadanla multicultural en los sinuosos senderos por los cuales so ha venido abriendo camino Ia profundización do Ia democracia. Los procesos de ocupación de territorios que ha venido impulsando crecientemente Ia globalizaciOn, fundamentalmente a partir de 1980, incorporan a Ia agenda de los diversos Estados Latinoamericanos, latemática de los derechos indigenas, del reconocimiento de Ia diversidad multicultural, asi como do Ia inscripciOn en el desarrollo socio-econOmico. En los intentos latinoamericanos de construir sociedades democráticas se enfrentan exigencias do diversos grupos cuya exclusiOn do Ia vida nacional ha venido dando lugar a una latente conflictividad, pues, a las condiciones do desconocimiento de Ia pluralidad cultural so añaden las condiciones de subordinaciOn en Ia que se encuentran los pueblos indIgenas de America quo son Ia causa principal de las luchas por el reconocimiento do Ia ciudadanla. En este contexto, lo quo so viene replanteando, particularmente en America Latina, es el modelo do Estado para quo se establezcan tipos de desarrollo más equitativos en términos econOmico-sociales, y además, se tiende a quo los sistemas jurIdico-polIticos incluyan el respeto ala diversidad y a Ia multiculturalidad como parte esencial de su funcionamiento. En America Latina Ia relaciOn entre globalizaciOn y Estado se hizo manifiesta durante Ia crisis de Ia deuda de los años ochenta. Como resultado do esta crisis, las economlas nacionales de Ia region pasaron a

98 Nila Leal Gonzalez ser prácticamente supervisadas por las instituciones del Ilamado “consenso de Washington”, a través de Ia liberalizaciOn de las economlas y su apertura al comercio internacional, Ia privatizaciOn y reducciOn del papel del Estado, y Ia desregulaciOn y el aumento del espacio para el capital extranjero. Estas polIticas gene raron una crisis de seguridad entre los sectores más pobres y vulnerables que se vieron afectados por Ia rápida caida de los salarios reales, el desempleo y el desmantelamiento de los servicios de seguridad, medidas que se hicieron evidentes durante Ia década de los años ochenta. El estudio de las politicas y estrategias que promueven Ia incorporaciOn nacional de los grupos indIgenas, requiere prestar atención especial al proceso de cambios institucionales y legales, que se inscriben en el ámbito de transformaciones institucionales destinadas a permitir a los grupos subordinados, yentre ellos particularmente a los indigenas, presionar por sus derechos econOmicos, sociales, politicos y culturales. Los procesos globales afectan Ia articulación de estrategias de inclusiOn social impulsadas “desde arriba”, sin embargo, las nuevas relaciones sociales domésticas generadas pueden también crear aperturas para el impulso de estrategias de integraciOn social “desde abajo” (democratizaciOn del poder local, surgimiento de una generaciOn de lIderes indigenas a nivel popular y otras formas asociativas como las organizaciones püblicas no estatales). 0 sea, que, a pesar del peso de las variables globales, se destaca el papel de los grupos indigenistas que, en este contexto de cambio de Ia articulación del Estado con Ia sociedad, tratan de impulsar algunas experiencias co-gestionarias.

En este trabajo se analiza el reconocimiento de Ia ciudadanIa multicultural en los procesos de democratizaciOn latinoamericanos en cuyo marco se están propiciando estrategias participativas cogestionarias, impulsadas por organizaciones püblicas no estatales que buscan abrir espacios a Ia ciudadanIa wayuu1, tales como las de Nazareth (en Ia Alta Guajira colombiana) y KusI (en Ia Alta Guajira venezolana). 1 El pueblo wayuu constituye una etnia ndigena, que habita Ia Peninsula de Ia Guajira en el area del Noreste de Colombia y el Noroeste de Venezuela. Los wayuu están conscientes de pertenecer a un determinado Estado nacional (Colombia o Venezuela), y también de que conforman un grupo étnico que mantiene fuertes lazos identitarios y su propia organización poiftica y cultural.

Experiencias novedosas en el ejerciclo de Ia ciudadania activa: las corn unidades wayuu de Nazareth y KusI 99 Ciudadanla multicultural y Democracia La ciudadanla multicultural implica el reconocimiento juridico de derechos politicos y sociales a poblaciones diferenciadas culturalmente en el contexto de los Estados nacionales que las contienen, y se traduce en modificaciones o adhesiones a las constituciones, lo que les otorga ciertos derechos como son Ia autonomia, los autogobiernos, los territorios, cuotas de representaciOn en el Parlamento asI como el establecimiento de politicas püblicas que hagan viable su ejercicio. La ciudadania multicultural involucra a transferencia de jurisdicciones para los pueblos originarios, que por Ia condición de subordinaciOn social que viven en los Estados nacionales son sujetos de dichos derechos, son asI mismo respuestas juridicas a antiguos reclamos mdigenas que van desde su derecho a una educaciOn bilingue e intercultural, el reconocimiento de sus formas tradicionales de impartirjusticia, el derecho a elegir a sus representantes, a Ia elaboración de proyectos socioeconOmicos basados en su tradiciOn, en su cosmovisiOn, sus recursos naturales y sus necesidades y el respeto de su identidad cultural, entre otros, es decir, se está reivindicando Ia implantación de una politica afirmativa que les garantice su reproducción como pueblos en condiciones de mayor equidad econOmica y socio-pol itica, asi como su participaciOn en las estructuras de Ia decisiOn nacional. Las etnias son colectividades sociales que comparten una cultura e identidad particular, cuya convivencia en los diferentes Estados nacionales es el resultado de procesos migratorios originados por diversas causas, Ia büsqueda de empleo, el deseo de encontrar mejores condiciones de vida o por Ia expulsion de sus territorios originarios lo que generalmente está vinculado a los procesos de guerra, represiOn o pobreza, entre otras, y son igualmente reclamantes de derechos especIficos en los diferentes Estados modernos. En las nuevas circunstancias que plantea Ia globalizaciOn Ia cuestiOn de Ia ciudadanIa indigena debe considerarse de manera distinta. Las ideas de derechos sociales, por ejemplo, ha de ser abordada en términos de derechos colectivos adscritos a comunidades especificas. Precisamente a través de su inscripción en relaciones sociales especIficas es como las comunidades indigenas, y en particular Ia etnia wayuu, tiene garantizados sus derechos.

I

I ioo Nila Leal Gonzalez La ciudadan ía multicultural se encuentra, por tanto, consfituida por Ia intersecciOn de una multiplicidad de identidades colectivas que constantemente se subvierten unas a otras. La ciudadanla constituye una identidad politica de personas que podrian estar comprometidas en muchas comunidades diferentes y que tienen diferentes concepciones y valores pero que aceptan Ia sumisión a determinadas reglas de juego. Este concepto de ciudadania es un principio de articulaciOn que afecta diferentes posiciones del agente social, aunque permite una pluralidad de lealtades especIficas y el respeto a Ia libertad individual. Una concepción de ciudadanIa que permita Ia multiplicidad de identidades a través de Ia inscripciOn en un conjunto de relaciones sociales, relaciones que generen un nuevo modelo de

organizaciOn de Ia sociedad, en el cual Ia participación como principio organizativo, constituya el mecanismo de articulaciOn de las relaciones sociales del Estado con las nuevas formas de ciudadania (Leal, 1996:73-74). Las nuevas circunstancias que apareja Ia globalizacion han viabilizado procesos de democratizaciOn que abren espacios al ejercicio de las diversas ciudadanias (entre ellas Ia ciudadanla wayuu), en los cuaes se hace posible implementar nuevas prácticas participativas (autogestionarias, co-gestionarias y otras). En Ia ciudadanía activa se inspiran las propuestas de democracia directa basada en los mecanismos constitucionales que hacen posible Ia creación de nuevos espacios püblicos (como las organizaciones ‘publicas no estatales”). Lo püblico no estatal es el espacio de Ia democracia participativa o directa, es decir, es relativo a Ia participaciOn ciudadana en los asuntos pUblicos. La expresiOn “publico no estatal” define con precisiOn lo siguiente: organizaciones o formas decontrol “pUblicas” porque están volcadas al interés general; y son ‘no estatales” porque no for- man parte del aparato del Estado, sea porque no utifizan servidores pUbllcos o porque no coinciden con los actores politicos tradicionales (Bresser y Cunill, 1998: 26). La renovación de Ia institucionalidad polItica comienza asI a engirse en un tema central planteado en una doble dimensiOn: Ia trasparencia de Ia gestiOn como demanda expresa sobre las instituciones p0- blicas; Ia ciudadanía como sujeto politico directo, más aIIá de su expresión a través del voto. Ambos asuntos recubren parte de las teorias acerca de Ia democracia en Ia década de los 90 y adquieren expresio Experiencia novedosas en el ejerciclo de Ia ciudadanIa activa: las comunidades wayuu de Nazareth y KusI 101 nes prácticas en las Ultimas reformas constitucionales, siendo el punto que ocupa Ia atenciOn: Ia “democracia participativa” en el nivel nacional e incluso internacional. Con todo ello crece Ia conciencia de que Ia transparencia efectiva de Ia cosa pUblica y de su gestiOn es Ia garantIa más completa de Ia democracia participativa.. Pero además aumenta Ia convicciOn de que junto con Ia transparencia, se requiere el control social para proteger los derechos sociales y culturales, para encargarse de hacer eficaz y efectivo el control social se estän constituyendo, cada vez con mãs frecuencia, asociaciones ciudadanas que asumen formas de autogestion y de cogestiOn participativa en los asuntos de interés colectivo. Por esta razón, Ia apertura de los canales politico-institucionales de representaciOn y participación ciudadana y a redefiniciOn del papel del Estado en Ia economia yen Ia sociedad emergen como los imperativos para resolver Ia crisis polItica y Ia exclusiOn social, las estrategias participativas que permiten ocupar los espacios abiertos por las nuevas condiciones politico sociales se articulan con Ia promoción de nuevos valores tales como Ia participación, Ia autogestiOn y Ia disciplina organizacional de las sociedades y el desarrollo de nuevas formas de ciudadania. Reconocimiento de Ia ciudadanIa wayuu en las Constituciones Colombiana y Venezolana Encuadrada en el proceso de rediseño del Estado, Ia década 1995-2005 fue proclamada por Ia ONU como el decenio internacional de los pueblos indigenas, 10 que contribuyO a una creciente actividad de los movimientos de los Ilamados “pueblos minoritarios” en todos los paises y continentes. Los Estados Latinoamericanos no son Ia excepciOn, sin embargo en Ia prensa internacional predomina Ia informaciOn sobre los problemas econOmicos, culturales y sociales de las etnias indo americanas tales como Ia maya, Ia quechua y Ia aymará, mientras que los movimientos de los grupos indigenas poco numerosos permanecen fuera de Ia atenciOn de los medios de comunicaciOn. Desde Ia década de los años 70 en America se generaliza un movimiento pan-indio sustentado en una ideologia etnicista que inicia de manera persistente reclamos alrededor de sus derechos colectivos. Es ante el panorama complejo del mundo contemporáneo, que se ha crea I

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do un cuerpo de legislaciones internacionales y nacionales encaminadas a Ia büsqueda de soluciones negociadas en el marco del respeto de los derechos humanos tanto individuales como colectivos, muchas de estas modificaciones constitucionales son funcionales a las reformas estructurales implementadas en el mundo para Ia época. Entre las legislaciones más importantes están el Convenio 169 de Ia QIT, el Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre pueblos indIgenas, Ia DeclaraciOn de Ia OEA, asi como Ia Declaración de a ONU de 1995 del “Decenio de los pueblos indIgenas” de acuerdo a Ia cual los Estados se comprometlan a realizar acciones polIticas a favor de los pueblos indIgenas. Además se cuenta con Ia existencia de por lo menos 17 constituciones latinoamericanas que han adicionado en sus textos constitucionales, su reconocimiento como naciones pluriculturales y por tanto otorgado derechos a sus poblaciones originarias (Valladares, 2001: 313). El reconocimiento de Ia diversidad étnica, como ciudadanla, se ha incorporado en las ültimas décadas a varias constituciones latinoamericanas: reconocimiento como sujetos de derecho en tanto pueblos mdigenas (Ecuador 1998, Brasil, 1988, Argentina 1994, Bolivia 1995, Colombia 1991), de sus territorios tradicionales (Colombia 1991), protección y reconocimiento de tierras mndigenas (Chile 1993, Argentina 1994) y reservas indigenas (Costa Rica 1977). Reformas agrarias que protegen terrenos indIgenas (Brasil 1998. Honduras 1993), reconocimiento de posesiOn colectiva de Ia tierra de etnias y comunidades indigenas (Venezuela 1983 y 1999), educaciOn bilingue intercultural (Peru 1993), reconocimiento de sistemas normativos indigenas (Bolivia 1995, Colombia 1991) regimenes autonOmicos (Nicaragua 1987, Panama 1953y 1983), cuotas de representaciOn en los Congresos Nacionales (Guatemala 1993, Ecuador 1999), reconocimiento de las lenguas indIgenas como oficiales (Paraguay 1992) respeto y preservaciOn de las lenguas indigenas (El Salvador) tipificaciOn del delito de discriminaciOn étnica (Guatemala 1993) entre los más relevantes. Como parte de este proceso de rearticulaciOn Estado-sociedad en el marco de Ia profundizaciOn de Ia democracia hacia el reconocimiento de a pluralidad, en las ültimos décadas, en Colombia y Venezuela, se ha dado una amplia discusión sobre losderechos indigenas y su reconocimiento constitucional y se ha acumulado una amplia y rica gama de pro-

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puestas y demandas que fueron expresadas en el escenario de ambos procesos constituyentes. Esta beligerancia de las demandas de los movimientos autóctonos se inscribe en el marco de dos procesos sociales, uno el de Reforma del Estado, impulsado para poner a tono las estructuras polIticas tradicionaes con las exigencias del mundo globalizado que impulsa una serie de cambios descentralizadores y desconcentradores privilegiando Ia participaciOn al lado de Ia representaciOn, otro, Ia emergencia de organizaciones indIgenas que exigen que en el marco de Ia democratización de Ia vida nacional se vaya hacia un reconocimiento cada vez más efectivo de Ia ciudadania multicultural. En Colombia y Venezuela Ia problemática indIgena es notablemente diferente de Ia del resto de America Latina, concretamente de aquellos paises con mayor nümero de población originaria, como Mexico, Guatemala, Nicaragua y PerU. El reconocimiento de las identidades y su incorporaciOn a las Constituciones (1991) Colombia y (1999) Venezuela, obedecen a Ia importancia que asume este tema en Ia palestra internacional. En Colombia y Venezuela a diferencia de Guatemala PerU y Bolivia, los pueblos autOctonos representan menos del 1% de Ia poblaciOn total, sin embargo durante Ia Ultima década su papel ha crecido notablemente. No obstante, es poco comUn, por ejemplo, oir hablar de los wayuu a nivel internacional. La recientes constituciones (de Colombia y Venezuela) establecieron un nuevo orden de convivencia poli’tica y social entre los diferentes grupos étnicos y el Estado nacional. La ampliación de Ia democracia participativa impulsada en el marco de un proceso de reforma polItica como modo de ejercicio del poder estatal, hizo posible reorganizar Ia relaciOn Estado-sociedad en ambas naciones, atendiendo con mayor eficiencia las especificidades socio-económicas de su poblacion origmnaria. En Colombia Ia ConstituciOn de 1991 asume como elemento definitorio del Estado Ia participaciOn ciudadana y comunitaria (art. 1) a partir de Ia incorporaciOn de Ia participaciOn como principio constitucional, es obligaciOn del Estado defenderla y promoverla en todas las actividades de Ia vida publica (art. 2). De esta manera se pretende gene rar un nuevo modelo de organizaciOn de Ia sociedad, para lograrlo se establecen tres maneras de modificar las relaciones Estado-sociedad a través

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de Ia participaciOn: de gestiOn directa de Ia administraciOn püblica, cogestiOn de los servicios püblicos (tales como el Hospital de Nazareth en Ia Alta Guajira colombiana) y de delegaciOn del control social sobre los ciudadanos. Además, se han promulgado Ia Ley de ParticipaciOn y Ia Ley de ModernizaciOn yfuncionamiento de los Municipios, quejunto con un conjunto de decretos normatizan el funcionamiento de las organizaciones comunitarias. En Ia ConstituciOn de Colombia, se introduce también, especificamente el concepto de entidad territorial indIgena otorgandole caracteristicas legales especificas en su propio reconocimiento: “Son entidades territoriales de Ia Repüblica los departamentos, los distritos, los municipios y los territorios indIgenas” (ConstituciOn de 1991 de Colombia, art. 386). En Ia ConstituciOn de 1999 de Venezuela2 se reconoce Ia existencia de los pueblos y comunidades indIgenas, “su organizaciOn social, polItica y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones asI como su habitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupaban que son necesarias para desarrolIar y garantizar sus formas de vida”, otorgándole caracterIsticas legales especificas en su propio reconocimiento (Constitución de 1999 de Venezuela, art. 119-126).

En efecto a raiz del proceso constituyente venezolano de 1999 se produjo una nueva ConstituciOn, que consagra también Ia esencia participativa del Estado, atendiendo entre otros, a los reclamos y planteamientos de los grupos indIgenas. En el Preámbulo se menciona expresamente que “con elfin supremode refundar Ia Republica para estabecer una sociedad democrática, participativa y protagOnica, multiétnica y pluricultural en un Estado de Justicia, federal y descentralizado” y en el artIculo 70 de Ia ConstituciOn se establecen como instancias de participaciOn en lo social y econOmico 2 Es necesarlo señalar que el texto constitucional venezolano (1999) a diferencia de Ia ConstituciOn Colombiana (1991) presenta una mayor progresividad en lo referente al reconocimiento de los derechos indIgenas. A tal efecto, en Ia Carla Magna venezolana se establece todo un capItulo en relaciOn con el reconocimiento de estos derechos que consta de ocho artIculos, y, en cambio, en a colombiana solo se refiere en el artIculo 386, que hace menciOn a los territorios indIgenas”.

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a Ia autogestion, Ia cogestiOn y otras formas asociativas (como las “organizaciones püblicas no estatales” constituidas por las Asociaciones de Vecinos de KusI en Ia Alta Guajira venezolana), guiadas por los valores de Ia mutua cooperacion y Ia solidaridad. En el CapItulo VIII (artIculos 119 al 126) se consagran el reconocimiento de esta ciudadanla, es decir, se reconoce su organizacion social, polItica y económica, sus culturas, usos, costumbres, idiomas y religiones, asI como su habitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan, una educaciOn propia y un regimen educativo de carácter intercultural y bilingüe, a representaciOn indIgena en Ia Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de as entidades federales y locales con poblaciOn indIgena. Es de destacar 10 que se estipula en el articulo 123 del mismo texto constitucional, en donde se establece que los pueblos indIgenas tienen derecho a mantener y promover sus propias prácticas económicas basadas en Ia reciprocidad, Ia solidaridad y el intercamblo, asI mismo tienen derecho a servicios de formaciOn profesional y a participar en Ia elaboraciOn, ejecuciOn y gestiOn de programas especIficos de capacitaciOn, servicios de asistencia técnica y financiera que fortalezcan sus actividades econOmicas en el marco del desarrollo local sustentable. Para los grupos minoritarios las reformas constitucionales tuvieron gran importancia puesto que le dieron rango constitucional a los derechos de Ia población indigena y porque en Ia esfera de Ia autonomla se avanzO significativamente en el reconocimiento de Ia capacidad jurisdiccional de las autoridades tradicionales (Espinel, 2001: 374). Dichas reformas pueden ser consideradas como una de las declaraciones más importantes que se han dado en estos palses en las ültimas décadas, cual es Ia admisiOn de Ia diversidad étnica de ambas sociedades, asI como el derecho de todos los grupos étnicos a su identidad cultural. Pero los nuevos ordenamientos constitucionales no solucionan los problemas de los habitantes autOctonos Ia que a su vez contribuye a un notable malestar en las organizaciones indigenas. En el seno del sistema tradicional de gobierno cada una de las etnias ha conformado organizaciones indIgenas que manejan Ia parte polItica, es decir, las relaciones de las comunidades con el gobierno y otras asociaciones civiles.

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Experiencias novedosas de ejercicios de nuevas ciudadanIas: Nazareth y KusI Para analizar las experiencias novedosas de ejercicios de nuevas ciudadanIas se realizO un trabajo etnográfico en las comunidades wayüu de Nazareth (colombiana) y de Kusi (venezolana), y, a través de tres recorridos que se efectuaron en toda Ia Peninsula de Ia Guajira. La SelecciOn de estas poblaciones se hizo en base a que ellas, han desarrollado formas asociativas cogestionarias en exigencia del reconocimiento de su ciudadanIa. Tanto el Hospital de Nazareth como las Asociaciones de Vecinos de KusI, pueden ser definidas como “organizaciones püblicas no estatales”, cada cual con su propia especificidad, pero enfocadas ambas hacia Ia protecciOn de los derechos sociales, colectivos y difusos de las comunidades indigenas alli asentadas. El espacio püblico no estatal, como se concibe en este trabajo, es también el espacio de Ia democracia participativa, es decir, el ámbito de Ia participaciOn ciudadana en los asuntos püblicos. Como se ha explicado ya anteriormente, Ia expresión “püblico no- estatal” define con precisiOn a las organizaciones o forma de control volcadas al interés general y que no forman parte del aparato del Estado, por tanto, se consideran a las experiencias estudiadas comprendidas bajo esa misma denominaciOn. Se trata de explorar si dichas experiencias pueden ser indicativas de una ciudadanla activa ejercida por parte de las comunidades wayuu, que tiendan a Ia apertura y creación de nuevos espacios pOblicos. Para obtener Ia información que hiciera posible delinear el perfil particular de dichas experiencias, se realizaron diversas entrevistas3 tanto a especialistas en Ia temática como a funcionarios gubernamentales y principales lideres de las comunidades visitadas. Con elfin de indagar, hasfa que punto, Ia existencia de una nueva normativa, se refleja en Ia realidad cotidiana de los indIgenas, se dio una mirada exploratoria a las comunidades wayuu más pobladas, situadas en Ia Alta Guajira, Nazareth del lado colombiano y KusI del ado venezo3 Entre los entrevistados se pueden mencioflar: Alberto QuirOz. (medico), José Gonzalez (medico wayuu) y Pedro Valderrama (ingeniero) en Nazareth. Julio Fernández (lider y maestro), Eleodora Montiel (presidenta de Ia Asociaciôn de Vecinos de KusI) y Maria Palmar (Ilder) en Kusi.

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lano. Esta mirada exploratoria se dirige a establecer el alcance que tiene el reconocimiento de Ia identidad wayuu y si éste, está contribuyendo al surgimiento de una ciudadan ia activa que, a través del reforzamiento del tejido social, incida en el desarrollo del proceso democrático (en Colombia y Venezuela). En el entendido de que Ia sociedad será tanto más democrática cuanto las organizaciones de servicio püblico no estatales, de defensa de derechos, y prácticas de control social logren un mayor desarrollo, se estudian las estrategias participativas desarrolladas por entidades pCiblicas no estatales, tales como el Hospital de Nazareth y las Asociaciones de Vecinos de Kusi, a fin de establecer su contribuciOn a Ia densidad democrática del tejido social. La experiencia de Nazareth Nazareth es una poblaciOn que estã ubicada en Ia Alta Guajira colombiana, viven allI siete mil personas y el area de influencia alcanza a treintaidOs mil pobladores. El acceso a ella, es sumamente dificil, se liega a través de un camino de trilla donde solo algunos camiones y rüsticos pueden transitar. Las casas son de adobe y cemento,

pero no existen calles asfaltadas y las viviendas no obedecen a un patrOn de urbanización sino que se encuentran “ubicadas desordenadamente”, respondiendo aI patron de asentamiento indigena disperso. La experiencia que se analiza se refiere al proceso de cogestión lIevado a cabo en el Hospital de Nazareth. La pintura del lugar refleja su particularidad: colores intensos, amarillos, rojos yverdes con motivos indIgenas adornan sus pasillos. Se entrevistO al encargado, un medico bogotano residenciado en Nazareth desde hace 15 años. En el resto del personal hablan medicos venidos de otras partes de Colombia y también hab ia medicos wayuu, graduados en Universidades colombianas, pero especializados en el sitio. El personal de enfermerIa se encontraba constituido por gente de Ia comunidad que se habian entrenado en eI mismo hospital. En este centro, se atienden las enfermedades más comunes de Ia poblaciOn y ciruglas menores. Las cirugias mayores tienen otro tipo de atenciôn, se acumulan yen determinado momento, con especialistas venidos para esa ocasión, se operan los casos que asi lo ameritan, los que no pueden esperar se envIan a otros centros del pais y a Maracaibo en Venezuela. Llama Ia atenciOn Ia integraciOn entre Ia med icina occidental y Ia

wayuu:

108 Nila Lea! Gonzalez “Aqul no tenemos problemas con eso”, “algunos casos son nuestros y los wayuu Ic aceptan, otros no 10 sony nosotros se los remitimos a ellos, tampoco tenemos problemas de que los piaches atiendan aquellos casos que lo requieran en el hospital. Existe colaboraciOn entre ambas panes” (Entrevista a Alberto QuirOz, julio 2001). Las expresiones antedichas ponen de manifiesto como se integran dos creencias culturales, se aceptan y se respetan. Igualmente el reconocimiento de Ia ciudadanla wayuu se manifiesta a través de cOmo se ejercen sus derechos sociales. En efecto, esta organización püblica no estatal, como 10 es el Hospital de Nazareth, responde a una acciOn con- junta proveniente de Ia misma comunidad wayüu, y de una politica püblica del Estado colombiano. “En el Hospital hay pabellones quirürgicos y las enramadas4 son como las que tenemos en nuestras rancherIas, ahi pueden venir con los parientes “pa’ que nosotros lo atendamos en enfermedades como Ia tuberculosis para que nos ayuden a atender al enfermo” (Entrevista a José Gonzalez, julio 2001). El personal vestido a “Ia occidental” medicos y enfermeras, transitan por el lugar atendiendo las consultas normales del dIa. Con el médiCo se hablO de varios tópicos, no sOlo lo relacionado con Ia cura y prevenciOn de enfermedades. No podia faltar lo relacionado con el agua. También aqui era un recurso muy escaso como en el resto de Ia Guajira. Su opiniOn fue, que se requiere por parte del Estado, de una inversiOn considerable para poder solucionarlo. Los molinos de agua, proyecto que habia funcionado, fue abandonado desde hace varios años. Otro aspecto importante de destacar 10 expresa el ingeniero con Postgrado en Alemania: “El Hospital ha logrado desarrollar y mantener cierta tecnologIa que nos permite tener funcionando eficientemente el centro asistencial, como por ejemplo, una planta eléctrica que funciona con Ia luz solar y una planta para destilar el agua y proporcionar los requerimientos 4 La enramada wayuu es un techo precario inclinado en forma triangulary tejido con yotojoro, el corazOn seco del cactus y sostenido sobre seis postes elaborados con Ia madera de Ia zona, que los protege del sol y el viento. AllI se desarrollan las actividades cotidianas, se atienden las visitas, se realizan los negocios y se cuelgan las hamacas para dormir.

Experiencias novedosas en el ejercicio de ía ciudadanla activa: las comunidades wayuu de Nazareth y KusI 1(39 a aboratorios, pabellones y atender las necesidades básicas” (Entrevista a Pedro Valderrama, julio 2001). Tienen comunicaciOn telefónica, computadoras, internet y los servicios mismos que les permiten contacto con otras partes del mundo, Es una experiencia exitosa, Ilevada a cabo por un equipo de personas que está cohesionado alrededor de un proyecto, el mismo responde al impulso del equipo y de Ia comunidad que trabajan para beneficio de todos sus integrantes. De esta experiencia se destaca:

— es una experiencia cogestionaria de colaboraciOn entre el Estado y Ia comunidad wayüu organizada — el financiamiento del Estado cubre algunos rubros, (sueldos e insumos) pero el resto del trabajo es desarrollado por Ia comunidad — se respeta Ia especificidad cultural y Ia diversidad de perspectivas al incorporar Ia forma de curar wayüu y Ia medicina occidental — Ia forma de vida y el paisaje humano mantiene las caractenisticas culturales wayüu, sus colores, su pintura y laforma de estructu ran su habitat. — Se incorporan los beneficios de Ia globalizaciOn pero se mantiene Ia identidad de lo diverso. En esta experiencia se respetan los sImbolos propios que construyen sentido para Ia reproducciOn de Ia vida de Ia comunidad wayüu, y se ponen los instrumentos de Ia razOn instrumental occidental al servicio del colectivo, procesos socioculturales que al integrarse pueden significar un avance en sentido democrático. Existe una interacciOn entre Ia sociedad y el Estado que permite descubrir Ia conformación de una articulaciOn que abre espacios al reconocimiento de Ia identidad wayüu que se expresa a través de una ciudadania activa, caracterizada por Ia participaciOn en diversas formas asociativas, a pesar de estos avances se observa por una parte que Ia organización indIgena aün es débil y por otro, que el Estado debe fortalecer sus mecanismos institucionales que permitan Ia emergencia de esa ciudadanla activa.

110 Nila Lea! Gonzalez La experiencia de KusI KusI es una población que está ubicada en Ia Alta Guajira venezolana, viven allI aproximadamente mu personas y el area de influencia alcanza a diez mu habitantes. El acceso a ella, es sumamente riesgoso, no solo por las condiciones del medio geográfico semidesértico, con poca o ninguna existencia de agua potable para consumo humano, sino por el poco desarrollo de las vIas de comunicación terrestres y por Ia inexistencia de los demás medios de comunicaciOn y servicios. En esta poblaciOn, igualmente se observa, Ia mezcla de las casas tradicionales con otras de adobe y cemento. Las viviendas tradicionales tienen una estructura rectangular y los tejados son inclinados en forma triangular. Las paredes de estas viviendas están cubiertas unas veces con bahareque, otras veces de orgamasa y yotojoro. No existen calles asfaltadas y las viviendas no obedecen a un patrOn de urbanizaciOn sino que responden al patrOn de asentamiento indigena disperso, igual que Nazareth. La experiencia que se analiza se refiere al proceso de cogestion Ilevado a cabo en KusI a través de las Asociaciones de Vecinos para Ia provision de agua a los habitantes. Se entrevistaron varios lIderes de las Asociaciones de Vecinos, en relaciOn con las formas “organizativas no estatales” existentes en estas comunidades. Julio Fernández (Ilder) afirma: “Las Asociaciones de Vecinos son muy importantes porque permite que uno love sus peticiones a las autoridades. Es Ia ünica forma que nos atiendan. La comunidad se reüne a veces cuando Ia convoco por algo importante y vienen, pero hace falta que se organice”. (Entrevista Julio Fernández, jun10 2000). Eleodora Montiel (presidenta de una de las Asociaciones de Vecinos de Kusi) considera por su parte: “La Asociación do Vecinos es Ia uniOn do los vecinos, o sea, cualquier proyecto, cualquier obra quo so requiera hacer, tenemos quo hacer una reuniOn y de ahI pedir Ia ayuda. El alcalde quiere trabajar, pero le dicen, fulanito no voto por ti’. “La Asociación do Vecinos no ha resuelto ningOn problema. Nosotros nos estamos reuniendo todos los viernes ye hemos dicho a los

Experiencias novedosas en el ejercicio de Ia ciudadanIa activa: las comunidades wayuu de Nazareth y KusI 111 ropresentantes de Ia AlcaldIa quo vengan para quo sepan cuales son los problemas. Hemos pasado muchas cartas al alcalde, pero no hemos tenido respuestas.

Las necesidades serian los créditos para artesanIa y abasto. Eso Os lo quo queremos para no estarle pidiendo a otro” (Entrevista a EIeodora Montiel, junio 2001). Otra dirigente comunal se expresO de Ia siguiente manera: “Bueno el agua si, el agua, el alcalde tiene una comisionada, él dice quo es do Ia alcaldIa para Ia Alta Guajira: Maria Rodriguez. Surte cada 15 dIas los anillos do agua para las familias, o sea Ia cistorna no surte como os debido, donde votaron por él, por el Yayo echan agua. La primera obra do Chavez fueron las cistornas para Ia Alta Guajira. Por eso so lo agradozco” (Entrevista a Maria Palmar, jun10 2001). Estos testimonios evidencian, que se está consciente en Ia necesidad de organizarse en Asociaciones de Vecinos5, comités de agua y otros, para interrelacionarse con el Estado (Alcaidla) y poder exigir que se atiendan sus demandas. También se evidencia que estas comunidades tienen dificultades para organizarse, por cuanto esto implica conocimiento de mecanismos (formulaciOn de proyecto y planes para hacer solicitudes), 10 cual resultan trámites complicados y engorrosos para estas poblaciones, además de que aün se mantienen los mecanismos organizativos homogeneizantes. — De esta experiencia se destaca: — Es una experiencia cogestionaria de colaboración entre el Estado y Ia comunidad wayuu organizada, pero Ia forma de organización viene impuesta desde arriba por el Estado Venezolano. — El financiamiento del Estado cubre algunos rubros (créditos artesanales) pero Ia comunidad no está suficientemente organizada. — Aün nose está considerando Ia especificidad cultural y Ia diversidad de perspectivas. 5 SegOn informaciOn suministrada por Eleodora Montiel on entrevista do julio 2001, existen on a Guajira venezolana unas cionto cinco (105) Asociaciones de Vecinos.

112 Nila Lea! Gonzalez Esto permite afirmar, de que a pesar de que las nuevas leyes y reglamentos establecen el reconocimiento de Ia ciudadanla wayuu, se observa que, en Ia práctica, aün no se está considerando las particularidades de su organizacion sociocultural y poiltica (su tipo de asentamiento disperso, su poliresidencialidad, su dinámica cultural y las dificultades del idioma). Sin una democratizaciOn profunda de los principales instrumentos de interpretaciOn y creaciOn de sentido de Ia sociedad, son limitadas las posibilidades de avanzar en otros ámbitos de Ia vida colectiva hacia mayores grados de democratizaciOn, es necesario que esta mcipiente experiencia cogestionaria Ilevada a cabo por Ia comunidad wayuu contribuya para que a través del ejercicio de Ia ciudadanla activa, aquellos que hablan venido siendo sistemáticamente excluidos, sometidos como objetos de conocimiento, puedan actuar como sujetos sociales y politicos autOnomos, individual o colectivamente. Conclusion En el marco del proceso de globalizaciOn, lo que se ha venido replanteando, particularmente en America Latina, es Ia rearticulación de Estado y sociedad donde se establece el reconocimiento de nuevas ciudadanias que se expresan en los sistemas jurIdico-polIticos que consagran el respeto a Ia diversidad y a Ia multiculturalidad como parte esencial de su funcionamiento. La normativa internacional, sobre pueblos indIgenas se compromete a defender sus derechos socio-culturales y 17 constituciones latinoamericanas reconocen a sus sociedades respectivas como naciones pluriculturales y por tanto, les han otorgado derechos a sus poblaciones originarias. La recientes constituciones (de Colombia y Venezuela) establecieron un nuevo orden de convivencia politica y social entre los diferentes grupos étnicos y el Estado nacional. La ampliación de Ia democracia participativa impulsada en el marco de un proceso de reforma polItica como modo del poder estatal hizo posible reorganizar Ia relaciOn Estado-sociedad en ambas naciones, donde se abren posibilidades de espacios alternativos para el ejercicio de las nuevas ciudadanIas. Aunque las nuevas constituciones han introducido un nuevo concepto, que otorga una mayor autonomla a las comunidades indIgenas de las autoridades tradicionales, sin embargo, en Ia vida real las normas constitucionales no siempre se cumplen adecuadamente, de tal forma

izxperlenclas novedosas en el ejerciclo de Ia ciudadania activa: las comunidades wayuu de Nazareth y KusI 113

que los mecanismos de participación quedan en Ia letra del papel, siendo además sumamente complicados y de difIcil mplementación, de for- ma tal que no atienden a Ia especificidad socio-cultural de los pueblos afectados, en particular. Se constata que los procesos globales han impulsado Ia articulaciOn de estrategias de inclusiOn social “desde arriba”, sin embargo, las nuevas relaciones sociales generadas pueden tamblén crear aperturas para el impulso de estrategias de integraciOn social “desde abajo” (democratizaciOn del poder local, surgimiento de una generaciOn de lideres indigenas a nivel popular y otras formas asociativas como las organizaclones püblicas no estatales). A pesar del peso de las variables globales, se destaca el papel de los grupos indigenistas que, en este contexto de cambio de Ia articulación del Estado con Ia sociedad, Ilevan a cabo determinadas prácticas participativas como las experiencias co-gestionarias, que se han analizado en Nazareth y KusI. Las experiencias de Nazareth y Kusi, revelan una articulaciOn que abre espacios al reconocimiento de Ia identidad wayUu, Ia cual se expresa a través de una ciudadanIa activa, caracterizada por Ia participaciOn en diversas formas asociativas cogestionarias. A pesar de estos avances, Ia organizaciOn mndIgena es aün muy débil asI como Ia influencia estatal, de donde se concluye que los canales institucionales deben fortalecerse para viabilizar Ia participaciOn activa de las ciudadan [as multiculturales emergentes que buscan consolidar su presencia en los nuevos espacios que el reconocimientojurIdico-polItico les ha abierto en Ia comunidad global. Bibliografla BRESSER PEREIRA, L. Carlos y CUNILL GRAU, N. 1998. “Entre el Estado y el mercado: lo püblico no estatal”, en Bressery Cunill (editores) Lo PUbliCo flO estatal en Ia reforma del Estado, Ed. Latinoamericana, CLADPaidOs. Pp. 25-58. CLARAC DE BRICENO, J. 2001. “Análisis de las actitudes de politicos criollos e indIgenas en Venezuela” en BoletIn Antropologico. Año 20, Vol. Ill No. 53, Centro de Investigaciones EtnolOgicas. Museo Arqueologico Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela. Pp. 335-372. CONSTITUCION DE COLOMBIA DE 1991. Asamblea Constituyente. CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, 1999. Asamblea Constituyente.

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Cuestiones PolIticas No.29, Diciembre de2002, 115-138 IEPDP-Facultad de Ciencias Juridicas y Politicas - LUZ ISSN 0798- 1406

Más allá de la personalización de la política: Desalineamiento partidísta y realineamiento ideológico en Venezuela. José Guillermo García*

A raIz de Ia alta personalización politica en los escenarios electorales, ha ganado terreno Ia idea sobre Ia pérdida de referentes ideologicos en el sistema politico venezolano. Frente a lo extremista que resulta dicha percepcion, en este trabajo se intenta el desarrollo de ciertas hipOtesis que parten de considerar que en medio de Ia aversion mostrada por Ia ciudadanIa hacia los partidos tradicionales y de sus recurrentes cambios de preferencias hacia personajes no vinculados al ámbito partidista, el comportamiento del electorado en los ültimos años ha estado mediado por un proceso de desalineamiento partidista, seguido de un realineamiento ideolOgico, el cual se mueve dentro de los lImites del continuo izquierda-derecha. En base a ello, se plantea Ia importancia de rescatar para el análisis politico los conceptos izquierda y derecha, reconociéndoles de por Si nuevos contenidos y significaciones, los cuales cobran sentido al calor de una crisis econOmica que ha generado el surgimiento de posiciones antagOnicas y diferenciadas entre los actores relevantes del sistema y entre los propios ciudadanos, particularizadas por Ia experiencia cotidiana de estos en su trajinar por el sendero de dicha crisis. Palabras dave: Personalismo politico, continuo izquierda-derecha, comportamiento electoral, realineamiento ideolOgico. * Sociologo. Profesor de Ia Universidad Católica Cecilio Acosta. Jefe de Ia Unidad de Investigación de Ia Escuela de Gobierno del Estado Zulia (IZEPES). Director de a Revista “Ciencias de Gobierno”. Maracaibo-Venezuela. E-mail: [email protected]

Recibido: 07-05-02 • Aceptado: 06-09-02

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Beyond the Personalization of Politics: Party Dis-Alignment and Ideological Re-Alignment in Venezuela Abstract Due to the highly personalized character of politics in electoral scenarios, the idea of the loss of ideological reference has won adherence in the Venezuelan political system. Faced with this apparently extremist point of view, this paper attempts to develop certain hypotheses that begin with the consideration that in the face of the rejection shown by citizens towards traditional parties and their recurrent changes of preference as to individuals not aligned politically, the behavior of the electorate over the last few years has been mediated by a process of party dealignment, followed by an ideological re-alignment, which shifts back and forth on the left-right continuum. Based on this, the importance of recovering the concepts of left and right in political analysis is proposed, recognizing in them new contents and significances which become clear in the midst of the economic crisis generated by these antagonistic and differentiated positions held by relevant actors in the system and by common citizens as well, who have been affected by daily economic experiences which they suffer in the middle of this crisis. Key words: Personalized politics, left-right continuum, electoral behavior, ideological re-alignment. Introducción Desde comienzos de Ia democracia en 1958, y más especIficamente a partir de Ia década de los setenta se fueron construyendo identificaciones partidistas, mediante un proceso de socializaciOn polItica que tenia como principales sujetos promotores a AcciOn Democrática y CCPEI. Tal identificaciOn partidista, fue en cierta medida uno de los factores determinantes en el desarrollo y mantenimiento del bipartidismo que prevaleció en Venezuela hasta 1993.

Hoy en dIa, a raIz de un conjunto de factores tanto externos como internos, que van desde elfin de Ia bipolaridad mundial con Ia calda de Comunismo hasta Ia deformaciOn de los partidos tradicionales en maquinarias electorales, ha ganado terreno Ia idea sobre el desplazamiento a un segundo pIano de los principios ideolOgicos que hasta entonces orientaron Ia acción de los partidos politicos y de los electores, y que fueron motivo durante los primeros años de Ia democracia de fuertes antagonismos y confrontaciOn armada.

Más allá de Ia personalizacion do Ia politica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela

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Igualmente, Ia grave crisis de representatividad de los partidos tradicionales, reflejado en una erosiOn de las lealtades partidistas que gravitaban en tomb a los dos principales partidos ha generado una alta personalizaciOn de Ia poiltica y una volatilidad del voto, que se evidencia en Ia preferencia del electorado por una serie de figuras carismáticas ajenas al sistema de partidos, dando lugar con el triunfo de Chavez a 0 que Linz (1998) llama “Ia elecciOn de un extrañd’. Con el fenOmeno de Ia personalizaciOn polItica se ha incurrido en el error de creer que Ia misma al estar asociada a Ia crisis de los partidos está también soportada en una pérdida de referentes ideologicos dentro del sistema politico. Si bien es cierto que Ia alta desafección de Ia ciudadanIa por los partidos tradicionales ha cambiado Ia conducta del elector, el cual se inclina por figuras no vinculadas al ámbito partidista, dicho comportamiento ha mostrado en los ültimos años estar relacionado con Ia ubicaciOn del votante en el continuo izquierda-derecha (Molina y Pérez, 1994; Molina, 2000). El objetivo de este trabajo es desarrollar algunas hipOtesis iniciales que permitan introducir el estudio de Ia desafecciOn hacia los partidos politicos y del comportamiento electoral del venezolano como un proceso de desalineamiento partidista y realineamiento ideologico que se mueve dentro del continuo izquierda-derecha. La idea de partida reside en que frente a Ia grave crisis politica y econOmica que atraviesa el pais, el surgimiento de soluciones para conjurarlas ha significado Ia genesis en los actores relevantes y en el ciudadano comUn de posiciones diferenciadas y hasta antagOnicas que pueden ser ubicadas bajo algunos de los principios que encierran los conceptos de izquierda y derecha. Otro de los supuestos iniciales, es que frente a crisis de as ideologias universales, los conceptos de izquierda y derecha se han particularizado a partir de Ia experiencia cotidiana de los actores, con lo cual se han generado nuevos contenidos en torno a dichos conceptos; contenidos que algunas veces se agregan y combinan con los tradicionales temas y en otros aspectos los sustituyen. En pro de desarrollar tales hipótesis, el trabajo parte primero por exponer algunas evidencias que hacen manifiesta a vigencia del continuo izquierda-derecha como unidad de análisis del comportamiento p0- IItico, para después pasar en un segundo lugar a constatar Ia existencia en Venezuela de una literatura en Ciencia PolItica donde está presente

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hacia una repüblica del centro” (Mouffe, 1999: 17), con lo cual desaparece toda referencia a apuestas polIticas diferenciadas. En medio de Ia diada derecha-izquierda emerge un tercero: ‘el centro”, caracterizado por un matiz tolerante y moderado frente a los extremos, el cual puede concebirse de dos formas diferentes, o bien como un “espaclo intermedlo, que no es ni de derecha ni de izquierda, sino que justamente está en el medio de Ia una y Ia otra” (Bobbio, 1995: 54) y que implica rechazo y separaciOn de los polos, o como una sIntesis de Ia diada, “que se presenta habitualmente como un intento de una tercera via” (Bobbio, 1995:

58), donde el propOsito, como 0 plantea Giddens (1996) es ir más allã de a izquierda y Ia derecha alimentándose de ambas posiciones, lo que hace que Ia tercera via se yea “como una superaciOn contemporánea del uno y del otro y, por Jo tanto, como una simultánea aceptaciOn y supresiOn de éstos” (Bobbio, 1995: 58). El hecho que se conciba un centro o tercero, bien sea como negadOn a Ia tradicional dIada o como superaciOn de Ia misma, es Jo que paradOjicamente fundamenta su existencia y validez. La presencia de un tercero “no afecta en absoluto a Ia antitesis original, puesto que, al contrario, el centro, definiéndose no de derecha ni de izquierda y no pudiéndose definir de otra manera, Ia presupone y extrae de su existencia Ia propia razOn de su ser” (Bobblo, 1995: 55). Por extraño que parezca, Ia misma vigencia del continuo zquierda-derecha Ia encontramos de manera implIcita en muchos trabajos que manifiestan abiertamente su caducidad anal Itica y explicativa. No sorprende para nada conseguir en algunos autores cierta ambiguedad a Ia hora de sustentar sus razones sobre Ia tan enfática sugerencia de desechar el uso del esquema izquierda-derecha. Panebianco (1995; [1982]: 506), por ejemplo, quien sostiene su tesis sobre el surgimiento del “partido profesional-electoral”1 a partir de las crisis ideolOgicas de los parti1 Para Panebianco los actuales cambios que sufren los partidos politicos apuntan hacia el establecimiento de un esquema de organizaciOn dominado por profesionales con competencias especializadas para Ia obtenciOn de financiamiento püblico y desarrollo de campañas electorales con alto rnpacto publicitario, en donde se pone acento sobre las caracterIsticas personales de los candidatos, los cuales son escogidos por el partido debido al carisma y Ia simpatla que pueden despertar en Ia población, con elfin de captar el mayor nümero de electores.

Mäs allá do Ia personalización de Ia pout/ca: Desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela

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dos, Jo cual ha dado paso a comportamientos politicos no convencionales, señala al mismo tiempo de manera muy subrepticia, que “naturalmente no siempre existe una fractura neta entre comportamientos politicos convencionales (ligados a Ia dimensiOn derechalizquierda) y no convencionales. Muchos de los protagonistas y simpatizantes de los movimientos antipolIticostiene también sus puntos de referenda ideolOgicos en Ia derecha o en Ia izquierda entendidas al modo tradicional”. Un tono de menor radicalidad en cuanto a evitar el uso del continuo izquierda-derecha, pero con una gran dosis de ambivalencia, lo encontramos en Sartori (1980; [1976]: 108). Por encima de su reticencia de plantear “que Ia mejor forma de ocuparse del continuo izquierda-derecha sea ver primero hasta dOnde podemos Ilegar sin el’, este mismo autor encuentra enseguida dos razones que Jo obligan a tomar en cuenta dicha dimensiOn, siendo una el hecho que Ia identificaciOn izquierda-derecha “parece ser Ia forma mãs detectable y constante en que perciben Ia politica no sOlo los pOblicos de masas sinotambién las elites”; yla otra, reside en que “Ia toma de posiciOn de izquierda y derecha es Ia que menos violenta Ia identificaciOn de tendencias, de posiciones no alineadas y de contiguraciones atomizadas”. El recelo de Sartori hacia el continuo deolOgico, fundado en Ia critica que hace al modelo espacial de Downs, sin embargo, no le impidiO para nada comulgar con dicho continuo a Ia hora de reutilizarlo para apoyar su tesis sobre el espacio multidimensional que presentan algunos sistemas de partidos. Valiéndose de Ia estrategia de señalar a las etiquetas izquierda y derecha como cajas vacias que “... se descargan y recargan con facilidad, pues carecen de todo substrato Semántico... “, subraya que este hecho “... impulsa, el hacinamiento de una multiplicidad de ordenaciones (equivalente a una variedad de espacios de cuestiones) en una dimensiOn espacial que es Ia misma” (Sartori, 1980; [1976]: 392-397), donde el continuo deja de presentar una imagen espacial, orientada como mecanismo para reducir los costos de informaciOn y se transforma en un espacio ideolOgico, en el cual las palabras izquierda y derecha se convierten en epitetos laudatorios o derogatorios. Otro caso significativo es el de Inglehart (1998: 334), que si bien no señala descartar el uso de

Ia escala izquierda-derecha, si le antepone ‘un nuevo eje politico basado en Ia polarizaciOn entre valores posmodernos y valores tradicionales”, el cual se ha visto reflejado en el declive del

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voto de clase social, dejando a los sistemas politicos occidentales en una situaciOn de esquizofrenia. El surgimiento de dicho eje politico, sin embargo, no representa una especie de subordinación de este sobre el primero, ya que en el nuevo contexto “los posmaterialistas tienden a apoyar Ia posición convencional de Ia izquierda en Ia mayoria de las cuestiones” (Inglehart, 1998: 318). Entre dichas cuestiones, fenOmenos como el crecimiento sin empleo y Ia inmigraciOn desbordada en los paises avanzados, a los que se juntan el aumento desmedido de Ia pobreza y Ia criminalidad en las naciones no desarrolladas, han sido algunos de los aspectos criticos que han empujado de un tiempo para acá cierto resurgir de Ia politica. Mencionaba Werz (1996), con tono casi profético que, “el antipartidismo podrá perder importancia en Ia segunda parte de Ia década del noventa, ya que otros desafios ganan en importancia y exigirán una respuesta politica”. ParadOjicamente al abrumador argumento sobre Ia pérdida de identidad ideolOgica de los partidos y de Ia inclinaciOn del electorado a interesarse casi de manera exciusiva por asuntos posmateriales como Ia contaminación del ambiente y Ia discriminaciOn racial y sexual, asistimos en el mundo occidental, debido a los problemas que acarreado Ia globalizaciOn con su oleada neoliberal de las ültimas décadas, a situar Ia discusiOn en polItica sobre las nociones de izquierda y derecha, Ilevando inclusive al centro a rebautizarlo en estas nuevas circunstancias con el nombre de tercera via. Las posiciones que asumen los diversos partidos y lideres politicos frente a estos grandes desafios son reconocidas por el elector en algun punto de Ia escala ideologica izquierda-derecha, lo cual está relacionado a su vez con Ia capacidad de autoubicación en Ia escala que tenga el propio elector. A juicio de Montero (1995: 93), existen numerosas investigaciones donde se ha demostrado que “Ia propia posición del individuo colorea, en consecuencia, sus percepciones del mundo politico, incluyendo lade los partidos; una relaciOn que se deriva de los contenidos ideolOgicos asociados al continuo izquierda-derecha”.

A Més allá de Ia porsonalizacion do ía polItica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela

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Pese al surgimiento de partidos atrápalotodo2 y al auge del personalismo politico y nuevas significaciones de Ia izquierda y Ia derecha se hacen presentes hoy en dia en Ia politica, principalmente frente a Ia cuestiOn econOmica, ordenando no sOlo el sistema de partidos, sino también, en su momento, Ia propia competencia electoral. Debido a que Ia dimension socioeconOmica no ha perdido peso, sino que ahora se muestra acompañada por otras, “... Ia apariciOn de partidos personalizados o vinculados a temas muy concretos no contradice el modelo, ya que Ia idea de cleavage se vincula a Ia estructuración permanente y no a fenómenos efimeros” (Molina, 1998: 22). Junto a Ia divisiOn socio-econOmica como factor comOn de los sistemas politicos occidentales, se suman en muchos casos otro u otros clivajes que desembocan en un incremento del niimero de partidos, haciendo más grande el abanico de ofertas politicas. Frente a esta realidad, Ia

propia supervivencia y utilidad del continuo se justifica debido ‘al hecho que permite a los actores politicos simplificar el universo politico” (Sani y Montero, 1986:155) y resuelve el problema de los costos de información del votante, ya que las identificaciones ideolOgicas derecha/izquierda, conservador/liberal actOan como atajos informativos “que permitirlan a las personas con baja informaciOn previa y escaso interés por Ia polItica obtener Ia información suficiente para votar de forma acorde con sus propios intereses” (Paramlo, 2001: 14). En las actuales sociedades donde Ia genesis de un sinnOmero de intereses ha contribuido a una fragmentacion de los sistemas de partidos, el continuo izquierda-derecha permite Ia construcciOn de identidades a partir de las significaciones que le asignan los sujetos a cada lugar del continuo. Al situarse el sujeto en algOn punto de Ia escala, ese punto opera como centralidad en donde, y a partir criterios de identificaciOn y diferenciaciOn, construye su propia identidad, aI mismo tiempo que le otorga una al otro u otros. SegOn Sani y Montero (1986:155) “indicar que algo está Situado en uno u otro extremo del continuum, o en algUn lugar intermedio, 2 El termino refiere a Ia traducciOn del ingles de los denominados catch-all parties planteados por Kirchheirmer. Dicho tipo de partido, conocido también como partido-escoba, se caracteriza por una marcada desideologizadOn que abre las puertas a una amplia gama de electores, a partir de tener como principal objetivo el logro de mayor apoyo electoral (Molina, 1998).

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es tanto como dotar al objeto de una identidadpolIticay establecer relaciones de proximidad o distancia con otros elementos polIticos”. Muy por encima de Ia crisis de los partidos, es recurrente que Ia inclinación del elector hacia unafigura politica esté vinculada a cierta afinidad que sobrepasa Ia mera simpatia. De alli que, “en el orden del voto politico escogemos con Ia misma frecuencia candidatos que juzgamos capaces de defender nuestros intereses y aquellos que nos parecen apoyados por personas como nosotros o cuyos referentes histOricos e ideolOgicos son afines a los nuestros y, sobre todo, que se opongan a lo que nos parece el peligro más amenazador’ (Touraine, 1998: 24). Es lugar comün, muy por encima de los cuestionamientos hacia los conceptos izquierda y derecha, y por ende a Ia propia escala ideolOgica, su uso frecuente en Ia gramática de los estudios politicos como categorias con cierto valor explicativo de las realidades politicas contemporáneas. Particularmente en Venezuela, se puede constatar Ia existencia de una literatura donde está presente Ia aplicaciOn del continuo izquierda-derecha en los análisis sobre actitudes polIticas y comportamiento

electoral.

2. Los análisis sobre el continuo izquierda-derecha en Venezuela A pesar de tener Ia escala izquierda-derecha ya ciertas décadas de aplicaciOn en el campo de Ia Ciencia PolItica, en Venezuela noes hasta el estudio pionero de Baloyra y Martz (1979) sobre actitudes politicas y divisorias sociales, que se utNiza dicha escala como instrumento confiable para medir las preferencias ideologicas y polIticas de las personas, p0- niéndose de relieve Ia capacidad de un gran nümero de venezolanos de autoubicarse y de ubicar a otros actores a lo largo del continuo. Entre los resultados de dicha investigaciOn basada en encuestas, también se encontrO que en Venezuela durante los años setenta Ia dlvisoria politica significativa giraba en torno a una vision de Ia polItica en general. Ello representaba que Ia gran diferenciaciOn sociopolitica para los venezolanos estaba entre ser politico o apolitico, o sea entre pertenecer o no a algün partido. Segün Baloyra y Martz (1979), más allá de Ia posiciOn de clase, las caracteristicas sociodemográficas y urbano-regionales, Ia

distinciOn entre los ciudadanos Ia hacIa el participar o no en Ia actividad polItica dentro de los partidos.

1*1 Mas aila de Ia personalizaciOn de Ia poiltica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideológico en Venezuela

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El desarrollo de un proyecto.democrático con una amplia capacidad redistributiva de los recursos petroleros, donde los máximos intermediarios entre Ia sociedad y el Estado fueron los partidos politicos, logrO generar en los mismos un carácter integrador, con 10 cual “las viejas divisiones entre militares y civiles, entre las regiones del pals, entre catOIicos y no catOlicos, entre obreros y patronos, desaparecieron o se mitigaron significativamente a partirde 1958” (Alvarez, 1996: 132), logrando asi que actores histOricamente antagonicos pudieran convivir en una especie de “ilusiOn de armonia”, donde Ia presencia del conflicto abierto estaba alejado del escenarlo social (Nain y Pinango, 1985). A través de estructuras organizativas de amplias dimensiones que abarcaban toda Ia geografia nacional y mediante Ia ejecuciOn de proyectos populistas de gran inclusiOn social, los partidos politicos lograron permeabilizar las más diversas instituciones sociales, generando profundos vinculos afectivos con grandessectores de Ia poblaciOn. La notable presencia de enormes compromisos y fuertes lealtades ha- cia los partidos tue considerado por Baloyra y Martz (1979) bajo el término partidismo, donde el mismo venia a ser el factor con mayor poder explicativo de las actitudes politicas de los venezolanos durante Ia década de los setenta. La identificaciOn de los venezolanos con los partidos politicos se profundizO durante esos años en torno a AD y COPEI, contribuyendo en el establecimiento desde 1973 de un bipartidismo que se prolongO por dos décadas, donde Ia tendencia hacia una derechización de estos partidos era Ia prueba más evidente de Ia desapariciOn de conflictos ideolOgicos radicales en el sistema politico (Levine, 1973). Dicha tendencia tue aumentando con el avance del proyecto capitalista de modernizaciOn y movilidad social que acompanO el desarrollo de Ia democracia, consolidando una ideologia de centro y derecha, que se expresaba a partir del crecimiento de amplios sectores medios (Molina, 1992). A pesar del carácter policlasista de los partidos y de una marcada socializaciOn polItica hacia un partidismo desideologizado, Coddetta (1990), encontrO diferencias ideolOgicas entre los venezolanos durante Ia década de los 80, las cuales se manifestaban en un alto grado de coherencia en cuanto a Ia ubicaciOn de estos en el continuo izquierdaderecha y el sistema socioeconOmico de su preferencia. SegOn sus resultados, “en 1983, los derechistas hablan reafirmado su preferencia

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José Guillermo Garcia

por el capitalismo, y Ia preferencia por el socialismo era más frecuente entre los izquierdistas” (Coddetta, 1990:105). Por otro lado, esta autora también resalta, que a diferencia de los años 70, cuando Ia preferencia por el socialismo era mayor entre los yenezolanos, en los años 80 se observa “un claro desplazamiento de las simpatias por los sistemas econOmicos: del socialismo hacia el capitalismo” (Coddetta, 1990: 105), lo cual, combinado con una mayor concentradOn de derechistas en torno a los partidos AD y COPEI, que de izquierdistas en torno a los partidos de izquierda, siendo mas bien Ia inclinaciOn de estos ültimos a situarse más hacia el centro, indica que “paralelamente a Ia derechización de Ia sociedad venezolana, se ha detectado una tendencia constante de alejamiento de Ia izquierda” (Coddetta, 1990: 138). A comienzos de los noventa, ya con los primeros sintomas de crisis de los partidos

politicos tradicionales, Welch (1992), tomando como base las encuestas nacionales Baloyra-Martz 73, Batoba 83 y COPRE señalO en cambio, “que Ia posiciOn ideolOgica del venezolano no ha variado mucho entre las décadas del 70y 80, presentándose una distribuciOn bastante pareja en el continuum izquierda-derecha”, acompañada ahora por una cultura politica caracterizada por un elevado descrédito de los partidos y un creciente abstencionismo electoral. El profundo descontento de gran parte de Ia población por el estado de agravio social que acarrearon los programas de ajuste neoliberal de finales de los ochenta y el hecho püblico de una pujante corrupciOn administrativa en los altos niveles del gobierno, se expresO en una oleada de fuertes protestas sociales que desencadenO en un clima de gran conflictividad polItica, con un saldo de dos intentos de golpe de Estado y Ia salida del poder en 1992 del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Frente a estás circunstancias, los estudios sobre el continuo izquier3 Los estudios sobre Ia cultura politica en Venezuela basados en encuestas tienen una trayectoria histórica que se inicia en 1973 con Ia Encuesta Baloyra-Martz, Ilamada asI por Ilevar los apellidos de quienes fueran sus diseñadores: Enrique Baloyra y John Martz. La segunda encuesta de gran importancia fue Ia BATOBA, diseñada en 1983 por el propio Baloyra y ArIstides Torres. A partir de entonces se han desarrollado otras encuestas como Ia COPRE en 1990, diseñada para Ia ComisiOn Presidencial para Ia Reforma del Estado por ArIstides Torres. Estas encuestas se encuentran en el Banco de Datos de a Universidad SimOn Bollvar en Caracas, Venezuela.

A Mas aila de Ia personalizacion do Ia politica: Desalineamiento partidisfa y realineamiento ideologico en Venezuela

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da-derecha en Venezuela dieron un giro hacia el análisis de Ia legitimidad de Ia democracia como forma de gobierno y del papel que deberIa jugar el Estado en Ia sociedad. En esta direcciOn apuntan los trabajos de Carrasquero (1994) y de Arteaga y Carrasquero (2000). El primero de ellos, estuvo orientado a analizar, entre otros factores, el papel que juega Ia ideologIa del venezolano, enfocada bajo el esquema izquierda-derecha, en Ia legitimidad y apoyo al sistema politico democrático vigente desde 1958. En base a encuestas, este autor destaca que, ‘las personas que se ubican en Ia izquierda son más inclinadas que el resto de las personas a apoyar un golpe” (Carrasquero, 1994:158). En torno a Ia organizaciOn econOmica de Ia sociedad, sigue predominando el capitalismo como mejor forma de ordenación social. En este aspecto, el trabajo señala, que eI 48% de los encuestados se calificó como capitalista, un 24% en una posiciOn media y un 28% se declararon socialistas. El estudio también demuestra el alcance en Venezuela de Ia cultura neoliberal a pocos años de los primeros ajustes econOmicos. En este sentido, una gran mayoria de los encuestados afirmO no estar de acuerdo con que el Estado se involucre en Ia economia, pero que si es necesario que este mismo Estado proporcione los medios que le permitan a Ia personas satisfacer sus necesidades esenciales (Carrasquero, 1994: 149-152). El segundo trabajo, basado en un estudio cualitativo sobre grupos focales, muestra Ia inexistencia de elementos ideolOgicos en torno a las asonadas militares, siendo por el

contrario argumentos de carácter ético, utilitarlo y reinvidicativo los que prevalecen en las justificaciones acerca de Ia simpatIa o rechazo a los intentos de golpes de 1992. Segün Artega y Carrasquero (2000: 111), “unajustificación recurrente en el discurso de los entrevistados, es que las intentonas sirvieron como advertencia a Ia clase gobernante, para que disminuyera Ia severidad de sus polIticas econOmicas”. Otra de las conclusiones relevantes de dicho estudio es que, Ia autoidentificaciOn de los entrevistados como de izquierda no representO estrictamente que todos mostraran una simpatla por los intentos de golpe de Estado ocurridos en 1992, más bien entre los que se identificaron en dicha posiciOn se registraron posturas tanto de simpatia como de rechazo, ambas vacias, sin embargo, de contenido ideolOgico. “La

128 José Guillerrno Garcia simpatla hacia éstos, cuando se manifestO, se justificO no en virtud de elementos ideolOgicos, sino como reflejo del descontento con Ia situación por Ia que atraviesa el pals y como rechazo al gobierno y al sector politico. Como contraparte, los argumentos de rechazo a las intentonas apuntaron en su mayoria a lo emotivo o Ia moral” (Arteaga y Carrasquero,2000: 111). Pese a estas conclusiones, dichos autores también resaltan algunos aspectos que en dave ideolOgica están presentes en Ia memoria colectiva de los entrevistados. En este sentido, el estudio igualmente plantea, que Ia tendencia de los entrevistados a asociar los movimientos golpistas con Ia izquierda, está relacionado con Ia tradicional postura de oposiciOn al sistema y Ia inclinaciOn por un cambio rápido del sistema politico, con lo cual se ha reconocido históricamente ala izquierda, siendo ello también lo que explica en cierta medida Ia disposiciOn de algunos izquierdistas a simpatizar con las intentonas golpistas de 1992. Frente al pésimo desempeño de los gobiernos electos democráticamente y de las primeras medidas para enrumbar al pals hacia una economla de mercado, lo cual se hizo de una manera radical e inconsulta, se llegO a considerar que Ia democracia venezolana atravesaba una profunda crisis, expresada en Ia poblaciOn por una gran apatla polltica, una enorme abstenciOn en Ia urnas y una supuesta inclinaciOn por salidas dictatoriales. En esta dirección, Salamanca (1 997) haseñalado que, Ia crisis de Ia democracia ha sido una “crisis sistémica”, donde Ia dinámica de funcionamiento del sistema politico ha hecho que el asunto de Ia evaluaciOn subjetiva de Ia democracia, en términos de su efectividad para lograr consenso y bienestar social, haya puesto en discusiOn el concepto mismo de democracia, generando enormes tensiones en Ia subjetividad democrática del venezolano. Segun este autor, Ia alta valoraciOn del ideal democrätico que se registra en los venezolanos y que puede constituirse en una suerte de “cinturOn de seguridad subjetivo” de Ia democracia no debe ser sobreestimada, ya que el desarrollo por muchos años de una cultura polItica en el venezolano, donde Ia democracia está más ligada a Ia obtenciOn de utilidades concretas, hace “... posible que el venezolano promedio se encuentre más bien en una suerte de limbo ideolOgico, en el cual, se refleja por una parte, su apoyo a Ia simbologIa democrática, pero al mismo tiempo estarfa ganado’ para apoyar cualquier fntento de transformaciOn sübita o radical, por tratar de ver silas cosas cambian en algo, o por ex Má allá de Ia personalizacion de Ia polItica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela 129 presar el rencor colectivo derivado de varios años de deprivaciOn sicosocial” (Salamanca, 1997: 209). El crecimiento de Ia pobreza y desigualdad social ha generado que Ia formalidad democrática, a pesar de reconocérsele su valor, sea cuestionada en base a su funcionamiento, debido a que el mismo es regentado por unas elites pollticas, que impiden Ia satisfacciOn de los intereses sociales. En este sentido, Carrasquero y Welsch (2000: 177) sostienen “que los venezolanos no han perdido Ia fe en Ia democracia como sistema, aunque manifiestan cada vez mayor frustraciOn sobre Ia manera en que sucesivas administraciones han gerenciado el pals”. A diferencia de Salamanca, estos autores afirman que el regimen democrático es valorado en si mismo por los venezolanos, constituyéndose esto quizas en el fundamento más sOlido del regimen, el cual no depende en grado significativo del rendimiento de sus gobiernos a trayes del tiempo. Ello se explica, debido a Ia existencia de una “divergencia entre los niveles ideolOgico y pragmático de Ia cultura polItica venezolana... [donde eli ... pleno apoyo a Ia democracia como forma de gobierno aunada al rechazo de su esquema institucional especIfico y eficacia han estado presentes a través del tiempo, sin mayores cambios” (Carrasquero y Welsch, 2000:180).

El bajo rendimiento de los gobiernos democráticos también ha deteriorado Ia credibilidad de los partidos tradicionales y del propio sistema politico para mediar en Ia satisfacciOn de las necesidades sociales de Ia poblaciOn, menoscabando Ia identificaciOn partidista que se constituyO en torno a AD y COPEI por más de dos décadas, y que fuera factor esendial en Ia estabilidad del voto en Venezuela. El desplazamiento progresivo de los partidos porviejas o nuevas figuras politicas representO en el escenario electoral el desarrollo de un personalismo politico que se hizo manifiesto con eltriunfo de Rafael Caldera en 1993, momento en el que Ilega a su fin el bipartidismo que habIa consolidado Ia democracia. La actual desafecciOn hacia los partidos, expresada en una pérdida de lealtades yen un prof undo rechazo hacia estas organizaciones ha ocasionado que el votante ala hora de tomar su decision, centre su atenciOn en evaluar las caracteristicas personales de los candidatos y el rendimiento de Ia gestion de gobierno, cambiando asI profundamente los factores que por mucho tiempo fueron determinantes en el conducta del elector, y originando una constante variaciOn de sus preferencias a partir

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José Guilermo Garcia

de las diversas opciones de candidatos y las respectivas orientaciones programaticas que se presentan entre unas elecciones y otras, Ia cual ha generado una enorme volatilidad electoral4.

Hasta entonces, Ia identificaciOn partidista junto con el tipo de sistema electoral y Ia condiciOn de pals subdesarrollado eran los factores estructurales que determinaban el comportamiento del voto en Venezuela (Molina y Perez, l996y 1999), siendo los mismos instrumentos de gran utilidad para predecir Ia orientaciOn del voto en las elecciones periOdicas que se realizaban para elegir al Presidente y Cuerpos Legislativos. Con base en diversas encuestas, estos autores señalaron que para 1998 Ia erosiOn de las lealtades partidistas habIa alcanzado un 32% con respecto a 1973, siendo ello determinante en el incremento de Ia volatilidad electoral durante Ia década de los noventa (Molina y Perez, 1999). El giro hacia factores coyunturales, decisivos en Ia conducta del elector, da cuenta de un estado de crisis de los partidos, que ha Ilevado a dudar de su posible recuperaciOn y hasta del surgimiento de nuevas organizaciones fuertes, sino sOlo de plataformas proselitistas, pareciendo quedar Ia competencia interpartidista reducida a un mero pragmatismo en Ia gestiOn de estrategias y alianzas electorales, yen donde el votante elige en funciOn a los rasgos personales de los candidatos y de los temas —pobreza, corrupciOn administrativa, desempleo o inseguridad—, que dichos candidatos hacen suyos en el discurso electoral. A pesar del notable personalismo politico presente en el escenario electoral, algunos autores (Pereira, 2000 y2001; Carrasquero y Welsch, 2000; Molina, 2000 y2001), han resaltado el desarrollo de un multipartidismo polarizado en torno ala escala izquierda-derecha, donde Ia volatilidad electoral parece moverse dentro de dicho marco ideologico, producto de Ia toma de posiciOn que asumen los partidos politicos —viejos y nuevos— ylos electores frente a los posibles cursos de acciOn para encarar Ia grave crisis econOmica, polltica e institucional que atraviesa el pals, lo cual ha generado nuevas alineaciones partidistas, fundamentadas más en preferencias que en sOlidas lealtades, pero que pueden con el tiempo convertirse en un factor para Ia estabilidad del voto. 4 Es un indicador de usa frecuente en el análisis del comportamiento electoral, que muestra el nivel de transferencias de votos que realizan los electores de un partido hacia a otro entre dos elecciones sucesivas.

Más aIIá de Ia personalización de Ia politica: DesalineamIento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela

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Dichos autores, de alguna manera han coincida en que Ia situaciOn de estancamiento y deterioro social ha propiciado una realidad, donde Ia necesidad de instrumentar cambios para salir de Ia crisis, sitüa a los diversos actores politicos y sociales en un debate sabre las distintas alternativas de acción, Ia que lleva, a partir de Ia opciOn por Ia que toman partido, a calificarlos y situarlos en algün punto del continüo, con Ia cual

Ia escala izquierda-derecha cobra hoy en dia más validez como unidad de análisis del comportamiento politico. 3. Del desalineamiento partidista al realineamiento ideológico De entrada, puede que parezca extraño referirse a desalineamientoy realineamiento ideológico, cuando generalmente Ia teoria sabre estos procesos ha sido concebida en base a explicar los cambios en los apoyos electorales hacia los partidos a partir del nivel de identificaciOn partidista que presentan los ciudadanos con respecta alguna de las distintas organizaciones que companen un determinado sistema de partidos (Vaivads, 1999), cuestiOn par Ia cual siempre se hablado más bien de realineamiento y desalineamiento electoral a partidista. La razOn del cambio hacia el adjetivo ideolôgico, obedece a que Ia teorla de los ciclos electorales: realineamiento, alineamiento y desalineamiento (Delgado, 1993), sOlo ha sido efectiva para explicar el curso que ha seguido el sistema politico venezolana hasta el advenimienta del personalismo politico en las elecciones de 1993, momenta en que consolida una etapa de desalineamienta electoral. La posibilidad de analizar ahora, -tal como Ia señala el carácter clclico de Ia teoria- una latente fase de realineamiento a partir de Ia construcción de nuevas identificaciones partidistas es muy Iimitada, si se toma en cuenta el estado de desinstitucionalizaciOn del sistema de partidos y el escasa capacidad de socialización polltica que ella representa. Al parecer, el realineamiento suscitado en las eleccianes de 1998, más que ser partidista es ideolOgico, ya que mismas a pesar de haber canfirmado Ia volatilidad del voto coma uno de los nuevos rasgas del comportamiento electoral venezolano, también identificaron el progresiva papel que está jugando Ia ubicaciOn ideologica de un significativa nümero de electores en el espectro izquierda-derecha coma tin factor que incide en Ia elecciOn de un candidato que asume representar algunas de estas dimensiones, aunque ella no significa

i..

132 José Guillermo Garcia que entre una elecciOn y otra se de una continuidad del voto hacia el mismo partido (Molina, 2000). Una posible causa de dicho fenOmeno está en el profundo deterlorode las condiciones de vida de Ia poblaciOn, to cual ha significado a desapariciOn de amplios sectores medios y Ia reconfiguracion del tejido social bajo a dicotomla ricos y pobres, donde cobran sentido el desarrollo de polarizaciones en as actitudes politicas de los ciudadanos, volcadas a Ia büsqueda de alternativas electorales a partir de sus carencias sociales o también de Ia defensa y mantenimiento de beneficios que fueron adquiridos en el pasado, y que las condiciones de crisis actuales atentan contra su continuidad y permanencia. No es aislado el hecho que, en medio de una profunda crisis econOmica y social sin precedentes en Ia historia democrática del pals, el establecimiento —en cierta medida definitivo— del personalismo politico en Ia arena electoral, se diera simultáneamente con Ia ruptura de un bipartidismo situado en un imaginario ideolOgico de centro-derecha. La movilidad social derivada de Ia redistribución de Ia bonanza petrolera, que hasta los años ochentahabla permitido el desarrollo de una derechizaciOn de Ia poblaciOn en base a los dos principales partidos, comenzO a estancarse trayendo consigo el surgimiento de una gran polarizaciOn social, Ia cual cobra expresiOn en el ámbito politico, a partir de unas figuras y personajes carismáticos que sustituyen a unos partidos, vistos como incapaces de gestionar los grandes problemas que han acumulado hasta entonces los gobiernos de turno. SegUn algunos autores, mas que una resurrecciOn del autoritarismo a partir de Ia figura de Chavez, y de una inclinaciOn de las preferencias del elector hacia personajes carismãticos, basadas en Ia antipolitiCa, las elecciones de 1998 reflejaron “más bien un realineamiento en Ia dimension ideolOgica que tiende a oponer los extremos de izquierda y derecha” (Carrasquero y Welsch, 2000: 189). A juicio de estos, eI hecho que en dichas elecciones se planteara Ia nociOn de un cambio radical en términos de fundar una nueva repOblica a partir de Ia redacción de una nueva Constitución, mediante Ia instauraciOn de una Asamblea

Constituyente, ha Ilevado al surgirniento de diferencias de carácter ideolOgico, que ültimo caso pueden dificultar el consenso sobre Ia visiOn de pals que es necesarjo construir.

Más allá de Ia personalizacián do Ia polItica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideológico en Venezuela 133 Vemos asI, como paradOjicamente at comportamiento pragmático de los partidos politicos, que en su afán por ganar las elecciones apoyan a un candidato determinado estableciendo alianzas que no responden a coordenadas ideolOgicas, asistimos en Venezuela a un comportamiento del elector en donde su voto, o en todo caso su preferencia polItica por un personaje carismático en Ia coyuntura electoral está motivado en cierta medida por Ia representaciOn que guarda dicho personaje con Ia ubicaciOn que tiene el elector en el espectro izquierda-derecha. La importancia que adquiere Ia ubicaciOn ideolOgica frente al actual panorama venezolano de alta volatilidad electoral reside en que dicha ubicación pudiera representar un marco estabilizador del voto dentro de los IImites del continuo izquierda-derecha que hasta ahora solo ha generando una polarizaciOn entre los principales candidatos, pero que a larga pudiera sentar las bases de nuevas identificaciones partidistas en torno a estas dimensiones ideolOgicas y Ilevar de nuevo a un bipartidismo sustentado sobre partidos modernos que representen tales tendencias. Aceptar está presunciOn, sin embargo implica reconocer que Ia crisis estructural del modelo de modernizaciOn y desarrollo social centrado en Ia protección del Estado introduce variaciones en tomb a las creencias sociales, pot Iticas e ideologicas que hasta entonces eran manejadas porla poblaciOn, Ia cual puede estar representando para los venezolanos que se declaran de izquierda, centro o de derecha, cambios en 0 que entienden por tales dimensiones ideolOgicas, yen donde las nuevas significaciones pueden estar más vinculadas al mundo de Ia vida cotidiana de las personas. En un contexto donde los partidos politicos han desdibujado sus perfiles ideologicos y cada dia gana más terreno el personalismo de las preferencias polIticas, Ia merma en las condiciones de bienestar de grandes sectores de Ia sociedad ha venido produciendo nuevos alineamientos ideolOgicos en torno a temas relacionados con Ia igualdad social (Pereira, 2000), influenciados por experiencias locales y personaes de los individuos, en donde puede cobrar sentido una nueva forma de coherencia ideolOgica distinta al tipo izquierda- socialismo, derecha-capitalismo, introduciendo otras significaciones con las cuales los electores identifiquen y diferencien en Ia coyuntura electoral a los candidatos que se asumen por su discurso e imagen de tales tendencias ideolOgicas.

134 José Guillermo Garcia El surgimiento de nuevos temas sociales y Ia agudizaciOn de un gran nümero problemas ya tradfcionales han originado nuevas fuentes de diferenciación ideolOgica, las cuales además de estar cambiado los contenidos de lo que hasta hace pcxos años era considerado de izquierda, centro o de derecha, están incidiendo profundamente en el comportamiento politico de los venezolanos. Asuntos tales como Ia privati2aciOn de empresas püblicas, Ia descentralizaciOn politico-territorial, Ia lucha contra Ia pobreza, el desempleo y Ia inseguridad püblica, entre otros, son materias, por un lado, de infinita discusión y polémica por parte de dirigentes y lideres politicos, y por otro, de profundo impacto en lacotidianidad del venezolano comUn, donde en ambos niveles implica el stabIecimiento de posiciones pollticas a favor o en contra de algunos temas y también acerca de los medios para encararlos. Conclusiones La identificaciOn partidista jun10 con eltipo de sistema electoraly Ia condiciOn de pals subdesarrollado han sido considerados por algunos autores como factores estructurales que determinaron hasta los comicios de 1993 el comportamiento del elector venezolano (Molina y Perez, 1996y 1999). Dichas elecciones hicieron patente Ia profunda erosiOn de as lealtades partidistas tradicionales, donde el triunfo de Rafael Caldera estuvo marcado por un fuerte contenido personalista, dada Ia imagen de honestidad y credibilidad que irradiaba su figura. La desafecciOn de Ia ciudadanIa por los partidos politicos ha ocasionado que las dos ültimas elecciones presidenciales hayan estado caracterizadas, de un lado, por un incremento sostenido de Ia abstenciOn electoral, y del otro, por marcado personalismo politico, que parecieran desvanecer cualquier tipo de matiz ideolOgico en el comportamiento del voto de aquellos que si acudieron a las urnas. No obstante, más aIIá del pesc que pudieron tener ciertos factores coyunturales, tales como Ia

personalidad de los candidatos y los temas ventilados en las campanas, se hizc evidente Ia posibilidad de ubicar Ia conducta del electorado en algun Iuçar del continuo izquierda-derecha a partir de las propuestas de los aspirantes presidenciales, Ic cual puede estar representando Ia presencia de un factor que puede reducir los niveles de volatilidad electoral.

Más allã de Ia personalización de Ia politica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideologico en Venezuela 135 Frente a dicha circunstancia, Ia identificación de los anclajes ideoIOgicos que subyacen en las nociones de izquierda, centro y derecha, viene a convertirse en quizás el mejor recurso para conocer con arreglo a qué valores los venezolanos estructuran sus actitudes polIticas, cuestiOn fundamental en momentos en que Ia erosiOn de las identidades pollticas formadas a partir de los partidos politicos tradicionales no permite establecer un patron de coherencia ideológica claro que ayude a predecir acerca del comportamiento del ciudadano en las urnas electorales. Se hace fundamental rescatar para el análisis politico y muy especialmente para estudio del comportamiento electoral Ia figura del continuo derecha-izquierda, el cual frente al conocido argumento sobre el desuso del mismo, pareciera mas bien que en momentos en que el máximo referente politico tradicional: el partidos de masas, pierde legitimidad, se hace pragmático y adicionalmente a ello, Ia politica se personaliza, dicho continuo sobresaltara como bitácora que asume el ciudadano elector para ubicar sus preferencias politicas, a partir de los nuevos temas y problemas, muy independientemente de las figuras p01 Iticas que surgen en Ia coyuntura especIfica. Ahondar sobre los nuevos contenidos y significaciones que frente a los recientes temas y problemas sociales le está dando el venezolano a Ia izquierda, el centro o Ia derecha, es de vital importancia a los fines de identificar valores que puedan constituirse en poderosos referentes para una socialización politica que impulse con el tiempo Ia constituciOn nuevamente de partidos politicos con identificación en dicho continuo, 10 cual aminore de esta forma Ia alta volatilidad electoral y conduzca a una estabilidad del sistema de partidos. Bibliografla ALVAREZ, Angel. 1996. “La crisis de hegemonla de los partidos politicos venezolanos”. En Alvarez, Angel (Coord.). El sistema politico venezolano: Crisis y transformaciones. Universidad Central de Venezuela. pp. 131 -154. ARTEAGA, Carmen y CARRASQUERO, José. 2000. lzquierda y golpe de Estado. En Politeia. No. 25. Instituto de Estudios Politicos. Universidad Central de Venezuela. pp. 101-122. BALOYRA, Enrique y MARTZ, Jhon. 1979. Political attitudes in Venezuela. Societal cleaveges and political opinion. University of Texas Press. Austin. Texas.

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Más al!á de Ia personalizaciôn de Ia politica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideológico en Venezuela

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Cuestiones Poilticas No. 29, Djcjembre de 2002, 139-1 47 1EPDP-Facultad de Ciencias Juridicas En Cuestiones PolIticas.

Democracia y Desarrollo Social Miriam Rincon de Maldonado*

Resumen La democracia como forma de Gobierno dejo de ser una herramienta sim plemente formal para institucionalizar procesos de consenso para Ia organiza cion del Estado sino que mas alla de eso Ia Democracia debe procurar un mini mo de bienestar social para Ia poblaciOn La Democracia se debate hoy en dia en que ella debe procurar niveles aceptables de gobernabilidad, en el entendido que no solamente basta elecciones libres, participación ciudadana, equilibrio de poderes mas que por el contrario debe igualmente afianzar altos niveles de sa tisfaccion ciudadana en sus necesidades basicas tales coma educacion salud empleo y bienestar económico. El media al cual más recurren actualmente las Democracias para lograr ese objetivo es el Estado de Bienestar teniendo coma principio lajusticia social y distributiva, sin el cual serIa imposible Ia existencia de los Estados Modernos En el presente trabajo se analiza Ia importancia que tiene para Ia gobernabilidad el crear altos niveles de satisfacciOn ciudadana amparada en Ia politica social y economica del Estado de Bienestar Paiabras dave: Democracia, Estado de Bienestar, Gobernabilidad. * Abogada, Magister en Ciencia Politica, Doctora en Derecho. Universidad del Zulia. Facultad de Ciencias JurIdicas y Politicas. Instituto de Filosof ía del Derecho Dr. José Manuel Delgado Ocando”. Jefa de Ia SecciOn de Teoría del Derecho. E-mail: [email protected] Recibido: 25-05-02 • Aceptado: 29-09-02

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Miriam Rincón de Maldonado I Democracia y Desarrollo Social

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Democracy and Social Development Abstract Democracy as a form of government is no longer only a formal tool to institutionalize the process of consensus for state organization, but is much more. Democracy should guarantee a minimum of well-being for the population. Democracy nowadays faces the challenge that it should provide a minimum of social well-being for the population. Democracy debates if and how to achieve acceptable levels of govern-ability, in the understanding that free election is not enough. Citizen participation and balance of power must also guarantee high levels of citizen satisfaction in relation to their basic needs such as education, health, employment and economic well-being. The means of achieving this objective in democracies is through the welfare state, based on the principle of social and distributive justice, without which it would be impossible for the modern state to exist. In this paper we analyze the importance of creating high levels of citizen satisfaction based on social and economic policy in the welfare state in order to achieve govern-ability.

Key words: Democracy, welfare state, govern-ability.

Introducciôn

La Democracia actualmente constituye en principio el arte de ejecutar bien las poilticas de gobierno ganadas con el consenso. Este principio se refleja en que no bastan los principios formales democráticos para que el gobierno tenga legitimidad, sino que deben lograrse el progreso social y económico de Ia sociedad para Ia cual se gobierna. El Estado de bienestar nace para darle una nueva visiOn legitimadora de los gobiernos democráticos, en donde Ia misma no clepende de las urnas, sino de Ia capacidad de los gobernantes de rendir ciertos servicios püblicos, asI como de servir de uno u otro modo a Ia ciudadanla en general, y en especial, aquellos sectores de Ia poblaciOn más necesitados de asistencia. En consecuencia, sin educaciOn universal püblica, tributos progresivos, subsidios de desempleoyjubilaciOn, más otras

prestaciones o medidas de aplicaciOn general no se justifica un gobierno moderno que se pretenda civilizado (Giner y Sarasa, 1997:9). Los análisis indican que el éxito de Ia Democracia y su perdurabilidad depende en gran medida del mantenimiento del aparato asistencial püblico, pero en los ültimos decenios del 51gb pasado se levantan ad-

vertencias de Ia crisis del Estado de bienestar, y que Ia misma genera ingobernabilidad en las democracias contemporáneas, to cual lleva consigo una presiOn fiscal intolerable por parte de las naciones democráticas que hacen imposible su sostenimiento, lo cual ha planteado un debate académico y politico sobre su redimensionamiento. Ante tal situaciOn politicos y académicos se han lanzado at análisis del tema sumando las tendencias de izquierda y derecha en crIticas conjuntas sobre Ia intervenciOn del Estado en materia del bienestar püblico, asumiendo tanto los teOricos del liberalismo o neo liberalismo (Bell, Lipset, y otros), como los del marxismo o neomarxismo (O’Connor, Habermas, Offe y otros) en coincidir en Ia ineficiente, ineficaz, centralista, burocrätica, paternalista por citar algunas , de las deficiencias del Estado de Bienestar, aunado a su congénita crisis financiera para sostenerse, Ia cual limita seriamente su actuaciOn. AsI las cosas, el presente trabajo analiza Ia situadOn actual del Estado de bienestar, y su importancia para el sostenimiento y gobernabilidad de las democracias, entendida ésta no como un conjunto de reglas formales que solamente buscan organizar a Ia mayorIa sino que intrInsecamente buscan elevar el nivel de vida de Ia poblaciOn y Ia satisfacciOn de sus necesidades básicas. 1. Situación actual del Estado de Bienestar Los motivos por los cual naciO el Estado de Bienestar “Welfare State”, se remontan a Ia segunda guerra mundial para lograr mediante un modelo institucionalizado Ia expansiOn de los derechos sociales o materializaciOn de los derechos politicos democráticos, y el cual se consolidO en los años 1930 a 1940. Posteriormente el Estado de Bienestar entro en una fase de expansiOn hasta 1960. Garcia Pelayo, citado por Ochando (1999:30) resalta que el Estado de Bienestar fue una necesidad histOrica para lograr Ia correcciOn de los efectos disfuncionales de Ia sociedad industrial competitiva (liberalismo), señalando igualmente que Ia función que ejerce el Estado de bienestar no es ni socialista, ni capitalista en el sentido clásico del concepto, sino que se corresponde con Ia eta- pa del neocapitalismo, para resolver problemas agobiantes e irresolubles dentro del marco de Ia estructura del Estado liberal. El primer ensayo para Ia implementación del Estado de Bienestar se desarrollO en Gran Bretaña y permaneciO mäs o menos intacto hasta mediados de los años setenta. El auge del movimiento obrero hacIa impostergable el desarrollo de una legislacion social encaminada a garantizar condiciones

142 Miriam Rincón de Maldonado mInimas de vida para a clase trabajadora, asumiendo el Estado de Bienestar un pacto en Ia reforma social de Ia economlas capitalistas. El Estado de Bienestar fue Ia respuesta alas nuevas relaciones sociales surgidas a partir de Ia revoluciOn industrial, ante Ia incapacidad manifiesta del Estado Liberal para solucionar los nuevos problemas generados por Ia transformaciOn capitalistas. La formaciOn del Estado de Bienestar fue el intento de adaptar el Estado tradicional liberal burgues a Ia nueva sociedad industrial, y posteriormente postindustrial. En tal sentido Ia evoluciOn de Ia comprensiOn de Ia pobreza no como un problema moral, sino como un problema politico deja al Estado legitimado para intervenir en el proceso de distribuciOn de Ia riqueza, dando una politica social mas activa, para darpaso del Estado Liberal al Estado de Bienestar como una necesidad histOrica. Mishra citado por Ochando (1999:53) destaca tres objetivos del Estado de Bienestar: a) Ia intervenciOn estatal en Ia economla para mantener el pleno empleo; b) Ia provision püblica de una serie de servicios universales, y c) Ia responsabilidad estatal en un nivel minimo de vida, entendido como derecho un derecho social, y no como Ia caridad püblica para una minoria.

A pesar del costo para el erario püblico del Estado de Bienestar, nadie quiere asumir su desmantelamiento, ya que para que esto pueda darse es necesario abolir Ia democracia y los sindicatos, asi como un cambio en el sistema de partidos, tal tesis sostenida por C.Offe en su obra ‘Contradicciones en el Estado de Bienesta?’ (1990) se reconoce Ia validez del argumento de Ia ideologIa conservadora de cOmo el Estado de Bienestar contribuye de manera fehaciente en Ia crisis económica y erosiona los incentivos para el trabajo, pero sin embargo el mismo autor, señala que tampoco se aporta una polItica alternativa para el desarrollo social de cOmo puede funcionar el Estado de economia capitalista sin el Estado de Bienestar. Podemos afianzar Ia tesis que el Estado de Bienestar es una necesidad intrInseca para Ia Democracia, ya que Ia Democracia Social forma parte de las agendas politicas y econOmicas de los gobernantes para Ia tutela de Ia pobreza y reducciOn de las desigualdades sociales. La legitimaciOn de los gobernantes gira enormemente en estas variables y solo asI podrá mantenerse Ia estabilidad y confianza del sistema democrático.

Democracia y Desarrollo Social 143 Aün y a pesar de Ia crisis fiscal que genera el Estado de Bienestar se procura un aumento de Ia eficiencia de los recursos para su manutencion, pero no existe una tendencia para su desmantelamiento total, se concibe entonces actualmente para las democracias modernas una alta vinculaciOn entre los niveles de vida de Ia poblaciOn y el buen desempeno democrático. 2. Democracia Social y Gobernabilidad Actualmente las Constituciones Modernas tiene a concepción del Estado como Estado Social de Derecho y de Justicia. Si bien en principlo, el Estado de Derecho es Ia IimitaciOn del poder ala Ley, lo cual resalta Ia doctrina liberal; en a acuñación de Ia frase “Estado Social” se deja claro que además del sometimiento pleno a Ia ley y al derecho por parte del Estado también existirá por Ia via del derecho positivo en el ordenamiento del Estado unas garantIas sociales mmnimas. En consecuencia Ia modernización del Estado apareja consigo Ia modernizaciOn del Estado de Bienestar. El Estado se ye hoy en dia agobiado por demandas societales para Ia prestaciOn de servicios asistenciales, educativos, de salud, que rebasan su capacidad para enfrentar y solucionar con eficiencia dichos reclamos, produciéndose un desequilibrio entre el cümulo de demandas y Ia capacidad de respuesta. AsI Ia ingobernabilidad surge como una consecuencia de Ia incapacidad institucional del Estado para dar respuesta efectiva a los reclamos de Ia mayorIa de Ia poblaciOn. Los principales trabajos de investigaciOn que dieron Ia alarma sobre Ia crisis de ingobernabilidad, que en algunos casos se traduce en una crisis de Ia democracia, fue el celebre informe de Ia trilateral (Huntington, Crozier y Watanuki). Posteriormente fueron varios los estudios que se dedicaron al tema los cuales su auge concluyó en los años 80. En un interesante trabajo sobre Ia Gobernabilidad Gianfranco Pasquino “Gobernabilidady Calidad de Ia Democracia” (1997:35) destaca las deficiencias teOricas que hasta ahora han aportado los estudios sobre Ia gobernabilidad de Ia democracia, aün cuando el aporte de Ia bibliograf ía sobre el tema en los años 70y8O fue enorme en cuanto a Ia definiciOn y redefiniciOn del sistema politico democrático. Pasquino orienta que “En elpasado reciente, Ia crisis de Ia gobernabilidad consist ía en Ia supuesta incapacidad de los gobiernos occidentales para controlar y guiar a sus supuestamente indisciplinados ciudadanos y Ia rapacidad de sus asociaciones. Exceptuada Ia inflación internacional, el juego de ía poiItica se

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jugaba dentro de las fronteras nacionales. Los nuevos marcos de análisis nos revelan que los virus de Ia ingobernabilidad son mundiales. Se encuentran circulando en

libertad en el medlo internacional. Solo si se redefine Ia polItica, se pueden curar o derrotar, o ambas cosas a Ia vez, dicho virus. La crisis de gobernabilidad, si existe y en los casos en que existe, no es tanto Ia crisis de Ia democracia cuanto crisis de Ia polItica. Siempre que Ia polItica no ocupa una posiciOn relativamente dominante es comprensible que agentes no politicos ypor lo general no democráticos ocupen su lugar. Esa evolución es tan inevitable como amenazadora. De modo que Ia crisis de Ia Politica se transformará peligrosamente en una crisis de Ia democracia. La ingobernabilidad se convertirá peligrosamente en una amenaza no sOlo para los gobiernos democráticos, sino también para los regimenes democráticos”. El fenómeno de Ia globalizaciOn y Ia mundializaciOn de las economias surge segün el autor citado como los sIntomas que inquietarán a Ia democracia en el nuevo milenio, por Ic cual se propone una redefiniciOn incluso hasta del mismo ejercicio de (a politica. La preocupaciOn actual de los gobiernos democráticos esta orientada a combatir Ia pobreza e impulsar sus economlas, pero en el caso de Latinoamérica (a escalada de Ia pobreza es alarmante por Ic cual Ia ingobernabilidad será un factor desestabilizador de las democracias (Veáse el caso de Argentina y Brasil por ejem). Para este milenio Ia democracia se encuentra en una encrucijada, en (a cuales resaltan Ia politica social, Ia gobernabilidad y Ia conflictividad social, aunada a una nueva concepciOn del Estado en donde el redimensionamiento del Estado de Bienestarjugara un papel preponderante. De hecho el Estado de Bienestar ha sido el factor principal de legitimaciOn de (a Democracia en los paises occidentales de economia capitalista, ya que en ella el Estado debe alcanzar y mantener condiciones estables para Ia acumulaciOn de capital rentable y a su vez mantener relaciones de armonia social para detener el conflicto social (Alcántara, 1995:16 1). La crisis del Estado de Bienestar se orienta segün Mishra citado por Alcántara (1995:170) en cinco indicadores: 1) el comienzo de una situación conjunta de estancamiento y de inflaciOn que supone el final del crecimiento econOmico, Ic que supone Ia escasez de recursos para lIe- var adelante el gasto social, y por otra parte, que ante Ia crisis econOmica es el propio estado de bienestar el impedimento para Ia reactivaciOn

econOmica; 2) Se registra elfin del pleno empleo y eI inicio del desempleo a gran escala; 3) La crisis fiscal del Estado que hacen que los gobiernos tuvieran que superar (a brecha creciente entre los recursos necesarios para financiar el gasto püblico ylos ingresos recaudados; 4) La disminuciOn de los recursos para desarrollar planes sociales, asumiendo un recorte de los mismos; por ültimo 5) Se genera asI una desconfianza generalizada en el Estado de Bienestar, de manera que se duda sobre si el mismo es compatible con un sistema de economia mixta (Libre mercado con intervenciOn estatal). La democracia social y su viabilidad se encuentra seriamente comprometida, y se trata de sustituir el modelo de Iegitimación de (a democracia sostenido por el Estado de Bienestar por otro, pero sin el desmantelamiento total de éste para lograr el minimo indispensable de servicios sociales para Ia ciudadania. Lo que si es claro es que el planteamiento inicial para Ia redimensiOn del Estado de Bienestar, es Ia reducciOn del tamaño del aparato estatal ya que éste tiene Ia carga sobre un sOlo aparato politico administrativo del gasto social. La reforma al Estado de Bienestar debe acometer igualmente una reestructuración de Ia sociedad civil para lograr asI Ic que llama Ia “gestiOn colectiva de con flicto social’, en el cual gobierno y sociedad mediante acuerdos bilaterales c multilaterales entre los diversos grupos de interés buscan lograr un minimo de gobernabilidad en Ia transiciOn y reforma del Estado. Otros dos escenarios que se avecinan el contexto de Ia reformulaciOn del Estado de Bienestar, (a encontramos en dos tesis abiertamente discutidas en foros académicos debido al coste de (a gestion publica asistencial; Ia primera se inclinan en pensar en que nos aproximamos a una privatización del Estado de Bienestar en donde se gestionara (a asistencia social de forma privada, y el Estado asumirá aque(Ias que subsistan y de grado minimo. Es decir Ia remercantilización de los derechos sociales; (a segunda tesis señala que debe asumirse de manera pactada y en Ia reparticiciOn de los sacrificios entre las entidades corporatk as (integracion de intereses) de Ia sociedad, Ia asistencia social prestada per el Estado, en donde

el mismo seguirã siendo un problema politico vinculado a Ia racionalidad eccnómica, pero los lineamientos del Estado de Bienestar seguirán en manes del sector pUblico (Rodriguez, 1997:130).

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Entre estos dos escenarios descansa el futuro del Estado de Bienestar, y por ende de Ia Democracia Social, con lo cual se busca frenar Ia crisis de ingobernabilidad que sufren las democracias, en el entendido que las demandas ciudaclanas deben ser atendidas para equilibrar las desigualdades del mercado. Conclusiones Resulta innegable que Ia Democracia como forma de gobierno, además de garantizar las libertades pUblicas y ciudadanas, debe igualmente procurar el bienestar de Ia población, aunque sea a manera de un amparo mInimo asistencial en salud, educación, y trabajo. Actualmente el esquema pactado del Estado de Bienestar, se encuentra seriamente cuestionado en virtud de su alto coste para el erario püblico. A pesar de ello no se puede negar el aporte de éste en Ia gobernabilidad de las democracias occidentales, pero que en Ia actualidad por el aumento de las demanda sociales se hace prácticamente imposible para el Estado sostenerla por Ia precariedad de sus ingresos. A medida que Ia sociedad se moderniza y se agrupa en una nueva estructura social de carácter corporativo las presiones de intereses se hacen más evidentes sobre el Estado, y debe asumirse de manera seria que Ia organización gubernamental no puede seguir manteniendo dicho esquema asistencialista. A pesar de ello el Estado de Bienestar en Ia práctica resulta irrenunciable para Ia sociedad, y debe asumirse Ia cogestiOn y coparticipaciOn en su coste, para lograr asI una expansiOn de los derechos sociales de manera concertada. La gobernabilidad asI se vera garantizada con Ia cogestiOn del conflicto social manteniendo Ia estabilidad de Ia democracia y aumentará su legitimación en Ia sociedad como forma de gobierno que garantiza servicios asistenciales mInimos para Ia poblaciOn. Es decir además del planteamiento actual de Ia reforma del Estado de Bienestar, debe procurarse una nueva viabilidad de las decisiones colectivas con un nuevo entramado en las relaciones sociales del Estaclo y Ia Sociedad.

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Libros y Revistas en Canje Libros y Re vistas en Canje

UNICA

Contenido • Presentación. Antonio Perez-Es-

tévez

Investigaciones

• Curriculum y formación docente como reto del siglo XXI. Enrique Perez Luna. • Hipótesis para una logica del concepto de derecho alternativo desde America Latina. José Vicente Vilalobos Antünez. • Una propuesta de desarrollo de lo local para Ia re-creaciOn del espacio urbano y ambiental en las so-

ciedades sustentables. Alvaro B. Márquez-Fernandez y Lublo Le ni Cardozo-Parra. • Literatura Regional: Un problema conceptual. Jesus David Medina. • Actividades emprendidas por Fer nand Miyares y el Marques de Someruelos para defender militar ment Ia provincia de Maracaibo durante el conflicto emancipador (1810-1811). F?eyber Parra Con trera y Tern Istocles Cabezas Mo rales. • El juego de azar como nuevo pa radigm en los niños y niñas vene zolanos Alexander Hernández, Dobrila Djukich, Jose Francisco Ortiz y Monica Marchesi. • La imagen pictOrica religiosa colo nia venezolana como expresiOn del derecho misional en Francisco de Vitoria. Lucrecia Maria Arbelá e Gonzalez. • Conferencias y Ensayos Notas politicas. Angel Lombardi. Rimbaud, confesiones de un de sesperado Lilia Boscán de Lorn bardi. • Las palabras de Ia ficciOn o los errores de Ia historia: Vigencia del pensamiento de Mario Briceño-l ragorry Jorge Luis Mena. Del individuo al ciudadano. Anto ni Pórez-Estévez. Texto para Ia historia • Venezuela, Ia pobre. Arturo Uslar Pietri. • Actividades

Revista de Artes y Hurnanidades de Ia Universidad CatOlica Cecillo Acosta Enero-Junio-2002. Año 3, No. 5

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Libros y Revistas en Canje

Utopia y Praxis Latinoamericana

PresentaciOn Alvaro B. Marquez-Fernanc lez.

• Antonin Artaud: ,Tratamento cruel ou cirugia ontolOgica? Wilson Coêlho Pinto • La conciencja auténtica en Mario Briceño lrragoryolamixtura utópica en Mensaje sin destino. Luis Javier Hernández Carmona Ensayo Una visiOn Iberoamericana de Ia crisis presente. Alberto Wagner de Reyna • Notas y Debates de Actualidad • El marxismo critico de Adolfo Sanchez Vásquez. Nestorkohan

Documentacjón

Sociedad civil: ,Un espacio democrático de los movimientos sociales y del movimiento popular? Edgardo Lander

Entrevista Con..

• Las revueltas populares en Ecua dor Jaime Breith, Arturo Campa ñ y Francisco Hidalgo • Librarius: AA.VV. Alberto Wagner de Reyna y sus amigos. Sociedad Argentina de FilosofIa-Comunicar.. te, COrdoba, Argentina, 2001. Qtfried Höffe: Derecho Intercultural. Gedisa, España, 2000. Juan Antonio Rodriguez Tous: El lugar de Ia filosof ía. Formas de razOn contemporánea. Tusquets, España, 2001. AA.VV: Pensando en Ia Universidad. Centro de Investigaciones en Sisternologia Interpretativa. PANAPO/ULA, Mérida, s/f. • Indice General de Autores y ArtIculos (1 996-2002: n9. 1-18)

• •

• •

Revista Internacional de Fiosofla Iberoamericana y Teorla Social. Año 7, No. 18, septiembre — 2002.

Contenido

Indice Acumulado • Estudio • La ascensiOn del totalitarisrno en Ia sociedad postindustrial. Jesus DIaz Labarca: Herbert Marcuse. • ArtIculos • Conceptos para Ia libertad. Stella Accorinti: Matthew Lipman y Pau l Freire • Urna teoria da justiça para urn rnundo globalizado. Luiz Paulo Rouanet

Indice Acumulado

N9 1,1985 Editor: Pedro L. Bracho Grand El Centro de Investigaciones y Estudios Politicos y Administrativos de Ia Facultad de Derecho, José Enrique Molina Vega. Filosofia y revolución en los escritos de Mariátegui, José Sazbon. De Ia revoluciOn a Ia democracia: el debate intelectual en America del Sur, Norbert Lechner. La cuestiOn del poder politico en Ia sociedad capitalista contemporánea: Un estudio comparativo de las perspectivas pluralistas, elitistas y marxistas, René Salgado. Aproximaciôn teOrica al problema de Ia centralizaciôn y descentralización del Estado en Venezuela, Ender Arenas. cKarl Marx retorna en ci estado de bienestar? TeorIas neomarxistas, pluralistas, corporativistas, estatistas y el estado de bienestar, Gäran Therborn. Democracia representativa y participaciOn polItica en Venezuela, José Enrique Molina. Consideraciones teorico-metodológicas acerca del concepto de participaciOn. Una aproximaciOn en el ámbito venezolano, Nelson Barrios González. Las implicaciones polIticas en Ia crisis: Los conflictos CTV-Fedecámaras, Welkys Borges. Movimientos sociales y poder municipal, Nelson Prato Barboza. N92, 1986 Editor: Pedro L. Bracho Grand La ciencia politica en Venezuela. Balance y perspectivas, Ricardo Cornbellas. El movimiento vecinal. i,Un movimiento social de nuevo tipo?, Nelson Barrios Gonzalez. La difIcil funciOn presidencial, Enrique Neira. El proceso politico contemporáneo en el Zulia yen Venezuela, AngelLombardi. Dictadura y modelo petrolero en Venezuela, Valia Pereira de Vásquez. De Ia planeaciOn tributaria y del abuso de derecho, Leon Cortiñas Peláez. De Ia creación y organización de los municipios, Iris Parra de Garcia. Dictámenes sobre asuntos municipales, José Enrique Molina. CorrecciOn de errores materiales en pianos de mensura, Iris Parra de Garcia. Areas comunes en las urbanizaciones y su posible administraciOn por los vecinos, Alberto Gonzalez. Las fundaciones municipales: Vias para su disoluciOn, Fernando Ramirez D’Andreis. lncidencia de Ia ley organica para Ia ordenaciOn del territorio sobre el regimen municipal actual, Alberto Gonzãlez. Suministro de energIa eléctrica competencia municipal, José E. Molina y Miriam Alvarez. Consideraciones acerca de a creación del mercado mayorista para Ia ciudad de Maracaibo, José E. Molina, Nelson Barrios y Miriam Alvarez. El transente como sujeto pasivo de Ia obligación tributaria municipal sobre patente de industria y comercio, Fernando Ramirez D’Andreis. Los concejos municipales, Ia inexistencia do actos producidos por Ia administraciOn municipal y su revocatoria, Humberto J. La Roche.

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N23, 1987 Editor: Pedro L. Bracho Grand LacienciapolIticaen los Estados Unidos. Pasadoypresente, David Easton. ParticipaciOn de los ciudadanos en el funcionamiento del Estado Venezolano, José Enrique Molina y Henry Vaivads. La adaptaciOn de un sistema distributista consensual frente a Ia crisis: el caso venezolano, Luis Gómez Calcaño. Ideas sobre Ia democracia en Ia Venezuela gomecista, Antonio Casella. Proyecto de “Ordenanza sobre el consumo de trabajo en los locales abiertos al püblico”, MiriamAlvarezde BozoyJosé enrique Molina. Proyecto de “Ordenanza sobre el mercado mayorista de alimentos “, Miriam Alvarez de Bozo y Nelson Barrios. Anteproyecto de modelo de patente de industria y comercio de FUNDACOMUN: Algunas observaciones. Dictamen “competencia del Poder Nacional en materia de transporte terrestre de pasajeros”, Alberto Gonzalez Fuenmayor.

N2 4

Editor: Pedro L. Bracho Grand

Una revision de Ia ciencia polItica latinoamericana, Aifredo Ramos JimOnez. Ciencia polItica y texto literario, Pedro Bracho Grand. La participación electoral en Venezuela, José Enrique Mo/ma. Las elecciones nacionales de 1988. Ruptura de algunos mitos, respaldo a liderazgos regionales y debilitamiento del bipartidismo, José Enrique Molina. Modelo puro y formaciOn impura. La Alemania del 48 en los escritos de Max y Engels, José Sazbon. Algunas consideraciones en torno al concepto de crisis, Henry Vaivads. Reflexiones sobre los derechos humanos y Ia paz, Simon Rosales Albano. Observaciones al proyecto do Ley Organica de Regimen Municipal, Miriam Alvarez de Bozo y Ferrnando RamIrez D’Andreis.

N2 5

Editor: Pedro L. Bracho Grand

La ciencia polItica en Venezuela, Nelson Barrios. El Iluminismo, Montesquieu y Ia teoria politica moderna. Pedro Bracho Grand. Los orIgenes de Acción Democrática en el estado Zulia, Kiáaira Marquez. ConcertaciOn social: Un anhelo muy escurridizo, Hernán Pardo. Dilemas y perspectivas de a concertacián social: Contexto politico y pacto corporativo (año 89), Welkis BorgesArcila. ExposiciOn de motivos del proyecto de Ordenanza sobre Catastro, Alberto Gonzalez Fuenmayor. ExposiciOn de motivos del proyecto de Ordenanza sobre Mensura de Terrenos, Alberto Gonzalez Fuenmayor. Consideraciones acerca del cobro de impuesto por Patente de lndustria y Comercio ala empresa de distribuciOn de energIa eléctrica en el distrito Maracaibo y Ia compensaciOn con el precio de Ia energIa consumida por Ia municipalidad de Maracaibo, Fernando RamIrez D’Andreisy Miriam Alvarez de Bozo. En torno a Ia reforma parcial de a Ordenanza del Cuerpo de Bomberos del distrito Maracaibo, Miriam Alvarez de Bozo.

A

N2 6 Editor: Pedro L. Bracho Grand AristOteles: La politica: Formas de gobierno, Mercedes Pons de Aponte. Apuntes preliminares para Ia historia del movimiento obrero y del sindicalismo, Carmen Zuleta de Merchãn. Elementos para el análisis de Ia relaciOn Estadopartido-sindicato, Pedro Bracho Grand. La clase trabajadora venezolana: su evoluciOn y variables que condicionaron su organización, Edith Cuñarro Condo. Las elecciones estatales y municipales de 1980 en Venezuela, José Enrique Molina. La Reforma Tributaria: instrumento de Ia autonomIa de los estados, Rafael Romero Pirela. Dictamen sobre Ia Ordenanza de Ejidos, José Gonzalez Gonzalez. Anteproyecto de Ordenanza sobre Terrenos Ejidos y Terrenos propios del municipio Maracaibo, José Gonzalez.

N27, 1991

Editor: Pedro L. Bracho Grand

El V Simposio Nacional do Ciencia Poiltica, José Enrique Mo/ma. Problemas ideolOgicos en los partidos politicos venezolanos: el caso de AcciOn Democrática, Gonzalo Barrios Ferrer. El discurso nacionalista en Venezuela. El caso de ROmulo Betancourt, Luis Rica rdo Dávlla. El reto ideolOgico de los partidos politicos venezolanos, Ricardo Combellas. Los partidos polIticos en Ia democratizaciOn del Estado, Aifredo RamosJiménez. Algunas notas en torno ala cuestiOn de los partidos politicos, Henry Vaivads. El partido politico y Ia estabilidad de Ia democracia en Venezuela, Leoncio Pinto. El PCV. El comunismo internacional y Ia polItica exterior soviética, Car/os Romero. HipOtesis para una aprehensiOn teOrica de Ia Perestroika, Brigitte Bernard. La orientación ideologica de las reformas econOmicas y sociales propuestas por Ia COPRE, Gustavo Sarmiento. Una reflexiOn socio-politica: La crisis del sector salud, Isabel Rodriguez. La epoca do los gobernadores designados (1959-1 989). Regularidades observadas e hipOtesis explicativas, Humberto Njaim. La presidencia de Ia Repüblica: Ideas en torno a una polemica, Jesus E. Mazzei. Partidos politicos y asociaciones de vecinos, José Cerrada Cristia. RenegociaciOn social y papel del movimiento obrero, Luis Salamanca. Estado, polItica y democracia. Notas para una lectura de los acontecimientos del 27 de febrero, EnderArenas. Notas sobre eI concepto de revoluciOn y Ia violencia politica colectiva, Eladio Hernândez Muñoz RazOn juridica: Legalidad y legitimidad, José Manuel Delgado Ocando. HegemonIa y tuerzas sociales en el sistema de dominación burguesa, Nelson Prato Barboza. N98 Editor: Pedro L. Bracho Grand El sistema electoral municipal do 1989: ,Exito o fracaso?, José Enrique Molina. El impacto de Ia identificaciOn partidista en Ia propensiOn a votar: El caso de las elecciones de 1988 en el area metropolitana de Caracas, Damarys Cana

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che. Propuesta metodolOgica para solucionar el problema de Ia compatibilidad de Ia elección nominal con Ia representaciOn proporcional, Pedro Gonzalez Heredia. Perfiles socioeconómicos y reforma electoral, Francisco Durán. Las alianzas electorales en las elecciones de alcaldes (1989), José CortésyJackeline Mosquera. La abstenciOn electoral en campana, Maria Auxiliadora RondOn y Belkis Benarroch. El referendum. Estudio de un caso: Cagua, Jackeline Mosquera. Las elecciones regionales y municipales de 1989, José V. Carrasqueroy Friedrich Welsh. La abstención y Ia inflaciOn con el comportamiento electoral del venezolano, EfraIm Rincôn. FragmentaciOn del electorado venezolano (1946- 1989), Simon Rosales. Elecciones de 1990 en Colombia lecciones para Venezuela. Los militares en un democracia subsidiada, Rita Giacalone y Rexene Hanes. Una vision prescriptiva del papel de las Fuerzas Armadas ante Ia crisis del sistema politico venezolano, Pedro Guevara. Venezuela-E.E.U.U., 1939-45: La coyuntura decisiva, las relaciones politicas y militares entre Venezuela ylos Estados Unidos durante Ia Segunda Guerra Mundial, Freddy Vivas Gallardo. Análisis de Ia polItica de adquisiciones para a defensa de Venezuela. 1952-1 984, Maria Araujo. N29, 1992 Editor: Pedro L. Bracho Grand El presidencialismo plebiscitario y Ia inestabilidad de las democracias. J.A. Gullhon Alburquerque. Para una teorIa del quehacer politico de los partidos. Morelba Brito. LegitimaciOn y socializaciOn politica en Venezuela, Valia Pereira Almao. HipOtesis del elector flotante en el caso del Distrito Sucre, Estado Miranda, Carmen Perez Baralt. El proceso de consolidaciOn de a hegemonia en Venezuela y sus consecuencias politicas, José Enrique Molina. El modelo politico venezolano: los fundamentos del consenso y Ia realidad actual, Welkis Borges. Rebeliones sociales o rebeliOn del coro. Análisis de un caso concreto: Maracaibo 1968, Pedro Bracho Grand. La reforma del Estado y las juntas parroquiales en el nuevo modelo de descentralizaciOn. Las juntas parroquiales. tUn reto a Ia descentralizaciOn?, Miriam Alvarez de Bozo, Edith Cuñarro Conde, José Gonzálezy Eduviges Morales. El

centralismo y su expresiOn sociopolitica a nivel de Ia regiOn zuliana, Henry Vaivads. N2 10, 1993 Editor: Pedro L. Bracho Grand La idea do Estado de Derecho en Ia obra de M. Garcia Pelayo, Ricardo Combellas. El sistema mayoritario en circunscripciones electorales, José Enrique Molina yJaneth Hernández. America Latina: crisis y democratizaciOn, Aiberto Alvarez. America Latina. Büsqueda de un modelo sociopolitico, Mabel CuñarroyNila Leal. Democraciay resistencia al ajuste, Welkis Borges. La politica social: fines y medios, Luz Maria MartInez. Apuntes metodolOgicos para el análisis

de Ia viabilidad sociopol Itica de los proyectos de desarrollo, Valia Pereira y Maria E. Romero. Los servicios pibIicos y su forma de prestaciOn en Venezuela, Iris Parra de Garcia. Sed fiscal o justicia tributaria y social, Eduviges Morales. N2 11, 1993 Editor: Pedro L. Bracho Grand Análisis del concepto de justicia en PlatOn y Karl Popper, Orlando Chinnos. Consideraciones en tomb al fenOmeno de Ia tecnocracia, Haydée Ochoa. La Iglesia venezolana: i,Nuevo actor sociopolitico?, Carmen Vallarino Bracho. Notas sobre Ia evoluciOn del Estado moderno en Venezuela, Henry Vaivads. Votar en crisis. Las elecciones de 1992, José Ennique Molina y Carmen Perez Baralt. El problema de a salud en su dimensiOn politica, Isabel Rodriguez. La promociOn de Ia inversion y el desarrollo local, Valia Pereira Almao. La iniciativa Bush para las Americas, Luisa Montenegro. Comunidad y gestiôn local. Las juntas administradoras locales en Colombia y Venezuela, Edith Cuñarro Conde. La reforma del Estado en Venezuela, Iris Parra de Garcia. ParticipaciOn de Ia comunidad en Ia prestaciOn de los servicios püblicos, Miriam Alvarez do Bozo yEduviges Morales. N2 12, 1994 Editor: Pedro L. Bracho Grand Polarización electoral, economia del voto y voto castigo en Venezuela: 1958-1988, Juan Carlos Rey. La proporcionalidad en el sistema electoral municipal. Elecciones 1992, José Enrique Molina yJaneth Hernández. Obstáculos a Ia eficiencia en Ia planificaciOn regional zuliana, Valia Pereira Almao y Maria Elena Romero. DistribuciOn de las competencias tributarias en Venezuela, Eduviges Morales y Rafael Romero Pirela. N2 13, 1994 Editor: Pedro L. Bracho Grand El principe maquiavélico, Antonio Velasco Castro. Legitimidad como soIecciOn imaginaria: notas sobre eI caso venezolano, Luis GOmez Calcaño. Una aproximación a los problemas del consenso y Ia hegemonia en Ia democracia venezolana de los noventa, Valia Pereira Almao. Venezuela: ,Un nuevo sistema do partidos? Las elecciones de 1993, José Enrique Molina y Carmen Perez Ba- raft. Las elecciones de 1993 y sus efectos sobre los partidos politicos y el sistema de partidos, Henry Vaivads. DescentralizaciOn de a salud (Venezuela-Estado Zulia), Agustina Yadira Martinez. N2 14, 1995 Editor: Pedro L. Bracho Grand Cambios en el sistema de partidos venezolanos, como especial referencia a Ia Causa Radical, Gonzalo Barrios Ferrer. Desafios de reforma institucional en

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Venezuela, ThaIs Maingon. Una aproximación al análisis del entomb como categorIa explicativa de Ia obsolescencia gubernamental, Francisco Duarte Oropeza. La actividad empresarial del Estado venezolano. Auge, contracción y vigencia actual, Haydée Ochoa. Estado social de Derecho y acceso a a justicia: La polItica de asistencia jurIdica ala familia y al menor, Trina Tudares de Gonzalez. Perspectivas de a descentralizaciOn municipal en el marco de Ia Reforma Constitucional del Estado Zulia, Miram Alvarez, Susana Garrillo, José Gonzalez y Eduviges Morales. Relaciones de los institutos autOnomos con Ia administraciOn central, Maria

Milagros Matheus. N2 15, 1995 Editor: Carmen Perez de Vasaitis ContribuciOn del análisis de politicas ala gestiOn pblica, Adriana Delgado G. Consideraciones sobre modificaciones presupuestarias. Relación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo de los estados y los municipios en esta materia, Eduviges Morales, MaryMoralesyRafaelRomero. Efectos politicos del sistema de representaciôn proporcional personalizada en a elección de diputados al Congreso Nacional, Janeth Hernández. El sistema politico venezolano. Principales ejes de discusiOn, Nelly Arenas. ParticipaciOn laboral en empresas püblicas, Teresa Gamboa, Blanca ValecillosyJoséAndrade. Tesis sindicales de partidos politicos y grupos de independientes. Sector petrolero, Nancy Rodriguez Villalba. La tutela del derecho a Ia salud en Venezuela y en el ámbito internacional, Yadira Martinez. N9 16, 1996 Editor: Carmen Perez de Vasaitis El problema de Ia legitimidad en Venezuela, DanielLevine, Brian F. Crispy Juan Carlos Rey. ,Desconsolidaciôn de Ia democracia en Venezuela? Rendimiento y legitimidad normativa, Friedrich Welsch y José Vicente Carrasquero. Elecciones regionales do 1995: Ia consolidaciOn de Ia abstenciOn, el personalismo y Ia desalineación, José Enrique Molina y Carmen Perez Baralt. Las elecciones locales y regionales de 1995: tendencias polIticas, ThaIs Maingon y ThanalI Patruyo. La politolog ía: de Ia ciencia ala ingenieria pol Itica, Alfredo Ramos Jiménez. Autonomla municipal vs. inmunidad tributaria, Iris Parra de Garcia. Una visiOn normativa de Ia descentralizaciOn en Venezuela, Maria Milagros Matheus. N2 17, 1996 Editor: Carmen Perez de Vasaitis cExisten nuevos liderazgos en Ia sociedad civil venezolana?, Luis Gómez Calcaño. El comportamiento electoral en Venezuela (1946-1993). Factores explicativos, José Enrique Molina y Carmen Perez Baralt. Descentralización, participaciOn y democratizaciOn: El marco politico para el fortalecimiento de los siste m locales de salud, Isabel Rodriguez y Jorge Ernesto Perez. El discurso en America Latina: su visualizaciOn en dos proyectos politicos, Freddy Mudarra. Liderazgos personales y crisis de los partidos politicos en Ia actualidad latinoamericana: Carlos Menem y Rafael Caldera, Valia Pereira Almao. lnstitucionalización del financiamiento de los partidos politicos en Colombia y Venezuela, Elys Gilbrando Mora AD y APRA ante Ia coyuntura de crisis, Henry Vaivads. N2 18, 1997 Editor: Carmen Perez de Vasaitis Vigencia de los derechos humanos, Estado y gobernabilidad democrática en Venezuela, MagalyPérez Campos. Salud: un análisis de su evolución juridicay conceptual, Agustina Yadira MartInez. Ley de Polltica Habitacional y participaciOn social, Madeleine Richery Maira Montilva. La privatizaciOn de Ia polltica dentro de las transformaciones de Ia democracia, Luis Madueño. Puentes, tuneles y barreras en las decisiones de polltica exterior, Seivando Alvarez. Criterios jurisprudenciales venezolanos sobre el contrato administrativo y su relaciOn con el contencioso administrativo, Maria Eugenia Soto Hernández. N2 19, 1997 Editor: Carmen Perez de Vasaitis Organismos electorales, transparencia y legitimidad democrática, José Enrique Molina. Una aproximaciOn aI estudio de Ia estructura de decisiOn en políticas pOblicas: el caso de Ia Agenda Venezuela, Thais Maingon y ThanaliPatruyo. Reflexiones sobre Ia identidad, Carolina Coddetta. El silencio administrativo, Salvador Leal Wilhelm. El Sindico Procurador como defensor do los intereses patrimoniales del municipio en Venezuela, Miriam Alvarez de Bozo, José González y Eduviges Morales. N2 20, 1998 Editor: Pedro L. Bracho Grand Observaciones criticas sobre el concepto de poder en Hannah Arendt, Pedro Guevara. El ‘Confidence Gap’: un insumo psico-politico para Ia estabilidad del sistema democrático, Angel Oropeza. Violencia polItica y participaciOn no convencional, José Vicente Carrasquero e Inés Guardia Rolando. El sentido de Ia reforma polltica en Colombia y Venezuela. Mabel Cuñarro, Nila LealyEduviges Morales. La descentralizaciOn del sector portuario en Venezuela: una aproximaciOn comparada, Edgar Córdova Jaimes. La comunidad andina y el Mercosur: Ia integraciOn posible, Juan Carlos Morales.

162 Indice Acumulado N2 21, 1998 Editor: Pedro L. Bracho Grand El sistema electoral venezolano y las relaciones entre los poderes gubernamentales, Brian F. Crisp. Regiones en Venezuela: camino a Ia descentralizaciOn y al pluralismo, Mar/a Elena Romero RIos. Organizacion electoral y credibilidad. Caso Venezuela, Janeth Hernández M. Sobre armas y urnas: pactos y acuerdos entre los gobiernos y las guerrillas colombianas contemporáneas, Sandra Angeleri y Maria Eugenia Vil!a!ôn. El secreto de Estado y su control, Salvador Lea! W. N2 22, 1999 Editor: Pedro L. Bracho Grand PolItica y antipolItica: Un debate entre viejas y nuevas formas de hacer politica, José Antonio Rivas Leone. Reflexiones en torno a Ia DespolitizaciOn de America Latina, Freddy Mudarra. Percepción de a elite politica sobre Ia gobernabilidad de Ia democracia venezolana, Angel Eduardo Alvarez. La democracia venezolana en una encrucijada: Las elecciones nacionales y regionales de 1998, José Enrique Molina V. y Carmen Perez Baralt. Triunfos en tiempos de transiciOn. Actores de vocaciOn popular en las elecciones venezolanas de 1998, Margarita Lopez Maya y Luis E. Lander. La teorla de realineamiento partidista. Una aproximaciOn explicativa para el caso venezolano, Henry Vaivads. La organización del sistema electoral como garantia de fidelidad y pureza en el ejerciclo del sufragio, Janeth Hernández Mdrquez.

N2 23, 1999

Editor: Pedro L. Bracho Grand

El Proyecto de Ley del Serviclo Exterior Venezolano bajo el Análisis de Politicas Püblicas, Ronald ChacIn Fuenmayor. La Reforma del Sector Püblico AgrIcola y Ia Descentralización (1989-1996), Luis LlambL La participación vecinal en el proceso legislativo local: La Iniciativa Popular Una participación efectiva?, Miriam Alvarez B. de Bozo. Alcance del objeto en el amparo constitucional, Maria Milagros Matheus. La suspensiOn judicial de los efectos del acto administrativo segün Ia doctrina jurisprudencial venezolana, Lorena Rincón Eizaga. El ongen del liberalismo en Venezuela: El Acta del Cabildo Extraordinario realizado en Ia ciudad de Caracas, el 19 de abril de 1810, Edith Mabel Cuñarro Conde. N2 24, 2000 Editor: Pedro L. Bracho Grand La popularidad de Chavez: Base para un proyecto popular, Margarita Lopez Maya y Luis E. Lander. La batalla por una nueva ConstituciOn para Venezuela, Thais Maingon, Carmen Perez de Baralt, Heinz R. Sonntag. La gobernabilidad democrática liberal como ficciOn, Jesus Peña Cedillo.

Indice Acumulado 163 GlobalizaciOn en America Latina: Ajustes, desajustes y perspectivas, Ana Irene Mendezy WilmerMorales M.. Justicia constitucional de los derechos sociales en Venezuela, Agustina Yadira MartInez. Análisis econOmico de los pnincipios que regulan Ia actividad administrativa, Salvador Lea! W. N2 25, 2000 Editor: Pedro L Bracho Grand Cambios en Ia participaciOn electoral venezolana: 1998-2000, Carmen Perez Baralt. Comportamiento electoral en Venezuela 1998-2000 cambio y continuidad, José E. Molina V. Género y Elecciones de 1998, Janeth Hernández M. AcciOn Democrática y su evoluciOn histOrica, Henry Vaivads. El nuevo ordenamiento jurIdico politico en Venezuela: La ConstituciOn de 1999, Nila Lea!, Eduviges Morales, Edith Cuñarro. El control popular del poder politico: el referendum revocatorio del mandato del Alcalde, Miriam Alvarez B. de Bozo. DescentralizaciOn: El futuro de los parlamentos regionales, Pedro Bracho Grand. Bases teOricas sobre Ia conformaciOn del Estado moderno, Agustina Yadira MartInez. Los Servicios AutOnomos sin personalidad jurIdica a Ia Iuz de a Ley Orgánica de Ia AdministraciOn Central de 1999, Maria M. Matheus Inciarte. El daño antijuridico en Venezuela, Colombia y Espana, Maria Eugenia Soto Hernández.

N2 26, 2001 Editora: Edith Mabel Cuñarro America Latina: La construcciOn de nuevas alternativas democráticas, Nila Lea!. RearticulaciOn del nacionalismo ante Ia globalización (El movimiento chicano en lafrontera sur de California), Sandra Angeleri. Representaciones sodales de los discursos politico-educativos de Venezuela y Cuba (Periodo 1993- 1996), Luz Maria Martinez. ModernizaciOn autoritaria o actualizaciOn del populismo? LatransiciOn polItica en Venezuela, Luis GomezyNe!lyArenaS. La PlanificaciOn Familiar: polItica demográfica del Estado o ejercicio de un derecho civil?, Nelly Garcia, More!va Leal y Diia F!ores. N2 27, 2001 Editora: Agustina Yadira Martinez Discurso politico, espadio püblico y legitimidad del orden juridico: el dilema de los excluidos en America Latina, José Vicente Vil!a!obos Antünez. El Ministerio de Relaciones Exteriores frente a Ia actuaciOn internacional de los estados y municipios venezolanos, Eudis F. Fermin T. La sociedad civil en Ia praxeologIa de los derechos humanos, F!or Maria Avila Hernández. Democracia, comunicaciOn y ciudadanIa (Un estudio de opiniOn pOblica), Elda Morales yAna Irene Méndez. La crisis y desdibujamento de los partidos politicos y el surgimiento de tendencias antipoliticas, José Antonio Rivas Leone.

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N2 28, 2002 Editora: Edith Mabel CuñarrO

Ciudadanla y representaCiôn en el pensamientO polItico de Hannah Arendt, Carmen Vallarino-Bracho. La doctrina contempOránea sobre el elemento politico de Ia lnterpretaCiOn ConstitUCiOflal ReferenciaS a Ia ConstitUCiófl yenezolana vigente de 1999, Ronald de Jesus ChacIn FuenmayOr. lnconstitUciOnalidad por omisiOfl Salvador Leal W. Transición politica, democraCia y espacio pblico en Venezuela (1998-2001), Juan E. RomeroJiméfleZYJOSé R. Larez Rubio. PercepciOn del venezolano sobre a puicritud de las elecciofleS. FactoreS mdividuales, Janeth HernándeZ Márquez. N2 29, 2002 Editora: Edith Mabel Culiarro Etica, gobernabilidad y Estado de Derecho en America Latina, en tiempos de globalizaCiáfl, José Vicente Villalobos Antunez. Venezuela: ,Del populismO rentista al populismO neoliberal?, Nelly Arenas. Género y ciudadania alusiofleS al caso venezolaflO, Lucrecia Morales Garcia y Juan Carlos Morales Manzur. ExperienCiaS novedosas en el ejerciCio de Ia ciudadanIa activa: las comunidades wayuu de Nazareth y KusI, Nila Leal Gonzalez. Más allá de Ia personalizaciOn de Ia polItica: Desalmfleamiento partidista y realmneamiento ideológicO en Venezuela, José Guillermo Garcia. DemocraciaY Desarrollo Social, Miriam F?incón de Maldonado.

Normas para los autores 1. Los trabajos tendrán una extension maxima de 25 cuartillas, escritas a doble espacio y con un margen izquierdo de, al menos, cuatro centImetros. La numeraciOn deberá ser consecutiva y en nümeros aräbigos. 2. El titulo debe ser explicativo y contener Ia esencia del trabajo, de ser posible el titulo no debe exceder de ocho palabras. 3. Incluir un Resumen del Trabajo, con una extensiOn maxima de quince (15) lIneas y cuatro (4) palabras dave, necesarias estas para su inclusiOn en los indices internacionales. Las palabras dave deben reflejar el contenido del artIculo y estar presentes en el resumen, incluir Ia traducciOn al Ingles del resumen y las palabras dave. 4. Escribir nombres y apellidos completos del o los autores, sin titulos profesionales. Indicar Ia adscripciOn institucional señalando el organismo, Ia instituciOn, centro,

institutoo dependencia, asi como sus direcciones en pie de Ia pãgina del resumen del trabajo. 5. La Bibliografla se debe disponer en orden alfabético, atendiendo al primer apellido del autor citado. Si se hace referencia a mas de un trabajo del mismo autor, pero publicados en años diferentes, se ordenará Ia lista cronolOgicamente comenzando por el año de Ia primera obra de las obras publicadas. Se deben seguir las normas del sistema Harvard, las citas de Internet deben contener el apellido y nombre del autor, página web; dia, mes y año en que efectuO Ia consulta. 6. Enviar original debidamente identificado, mas tres (3) copias sin identificaciOn alguna, y un disquete de 3 1/2 contentivo del trabajo y transcrito en procesador de palabras Word. El disquete debe estar etmquetado identificando al (los) autor (es), y el tItulo del trabajo. 7. En pie de página del Resumen se debe indicar con asterisco el titulo si el trabajo ha sido utilizado para otros fines (Ponencias, etc.) yb forma parte de un trabajo de investigacion.

8. El trabajo se debe enviar con una comunicación al Director (a) de Ia Revista solicitando Ia publicación del trabajo firmada por todos los autores, y se debe indicar al autor con su direcciOn y teléfono (s) a quien se dirigira cualquier correspondencia. 9. Los trabajos serán considerados por el Comité Editorial de Ia Re- vista y serán sometidos a una experticia por parte de un comité de árbitros seleccionados a fin de mantener un elevado nivel académico y cientifico. La evaluación será realizada de acuerdo a los siguientes criterios: ldentificaciOn del articulo, se examina Ia correspondencia del tItulo con el contenido del artIculo, asI como Ia correcta sintaxis de lo mismo; Ia importancia del tema estudiado, esto es su pertinencia social académica cientifica; originalidad y relevancia de Ia discusiOn, medida del impacto de los planteamientos en el trabajo; Diseño y Metodologla, valoraciOn de Ia arquitectura del articulo conforme a los criterios de presentaciOn tanto formal como metodolOgica; organizaciOn interna, claridad y coherencia del discurso que facilite su lectura; Cal idad del Resumen, debe dar cuenta de manera sintética del contenido del mismo. Actualidad y relevancia de las fuentes bibliograficas. Realizada Ia evaluaciOn por los Arbitros designados, se informará al autor sobre Ia decision correspondiente. La Revista no está obligada a explicar a sus colaboradores las razones del rechazo de sus manuscritos, ni a suministrar copias de los arbitrajes dado el carácter confidencial que ellos poseen.

Notas sobre el arbitraje de artIculos para Cuestiones PolIticas La Revista Cuestiones PolIticas es una publicaciOn arbitradafinanciada por el Consejo de Desarrollo CientIfico y HumanIstico de Ia Universidad del Zulia. Los árbitros son seleccionados de acuerdo a su calificaciOn en Ia temática sobre Ia cual versa el artIculo. Una selecciOn respecto a Ia pertinencia del tema conforme a Ia orientaciOn especializada de Ia Revista es realizada por los editores. Los árbitros deben pronunciarse en un formato suministrado por Ia Revista sobre los aspectos siguientes: 1. ldentificaciOn del artIculo: se examina Ia correspondencia del tItulo con el contenido del artIculo, asI como Ia correcta sintaxis del mismo. 2. Sobre Ia importancia del tema estudiado, esto es su pertenencia social y académica-cientifica. 3. La originalidad de Ia discusión, si el artIculo constituye un aporte, por los datos que maneja, sus enfoques metodolOgicos y argumentaciOn teOrica. 4. Relevancia de Ia discusiOn, medida del impacto de los planteamientos del artIculo dentro de Ia comunidad cientIfica en término de su contribución. 5. Diseño y metodologia: valoraciOn de Ia arquitectura del artIculo conforme a los criterios razonables de presentaciOn tanto formal como metodológica.

6. OrganizaciOn Interna: el artIculo debe ser presentado con un nivel de coherencia que facilitando su lectura pueda contribuir a fomentar su discusión. 7. Calidad del resumen: debe el artIculo poseer un resumen y suministrar palabras dave que puedan dar cuenta de una manera sintética del contenido del mismo conforme a las indicaciones para los colaboradores. 8. BibliografIa y fuentes: deben ser suministradas con claridad. El evaluador tomará en cuenta su pertinencia, actualidad y coherencia con el tema desarrollado.

OBJETIVOS DE DESARROLLO • Consolidar una plataforma de investigacion en L UZ que ofrezca a! pals y a Ia cornunidad dentifica avances y resultados de investigaciôn cientIfica innovadores y comprornetidos con el entorno social. • Generar y desarrollar conocirniento corn petitivo y de alto valor social. • Formar pro fesionales capaces de generar soluciones alternativas e innovadoras a los problernas del contexto venezolano y mundial a partir de una investigacidn cientIfica rigurosa y exigente. • Difundir los resultados y avances de ía investigaciôn cientifica que se curnple en LUZa travds de diversas estrategias (publicaciones, eventos cientlficos, intercarnbios, ruedas de negociacion, etc.) • Lograr que todos los docentes a dedicaciôn exclusiva y a tiernpo completo de LUZpartidipen activarnente en actividades de investigaciôn. • Generar vlnculos y alianzas entre las unidades y grupos de investigacian de LUZ y sus hornologos en las otras universidades y centros de producdión de conocirniento de Venezuela y el rnundo. • lntegrar Ia invest/ga cidn cientIfica y el postgrado en LUZ

Comisiones CONDES

Para Ilevar a cabo sus funciones, el CONDES cuenta con Ia Corn/s/on de Desarrollo CientIfico y Ia CornisiOn de Estudios Hurnanlsticos y Soc/a-

les, las cuales estän con forrnadas por un delegado representante de cada Facultadyun delegado representante del Consejo Universitario. Coordinación Secretaria La Coordinación Secretarla preside arnbas comisiones, las cuales forman un equipo y curnplen con las actividades planteadas para Ia aprobaciOn y ejecuciOn de cada uno de los prograrnas de apoyo que este organisrno financia, además de fijar linearnientos de poilticas de investigaciOn para el desarrollo y fornento de dichas actividades.

Departamento de Planificacidn, Gestión y Control

Se encarga de:

1. Plan/f/car y gestionar adecuada y oportunamente las solicitudes de financiarniento de prograrnas del CONDES, a fin de verificar el curnplirniento de los aspectos de carácter acaddrnico, asi como Ia distribuciôn presupuestaria de los recursos sol/citados, previo a Ia evaluac/On de las Corn/s/ones Técnicas del CON- DES. 2. Asesorar de forrna acertada a los delegados de las Corn/s/ones y a Ia cornunidad cientlfica intra y extrauniversitaria respecto a los trOrn/tes ypolIticas del CONDES para el otorgarn/ento de subvenciones asl corno de brindar in forrnación sobre las decisiones tornadas. Este Departarnento cuenta con el apoyo de Ia SecciOn Evaluac/On de Pro yectos el cual tiene bajo su responsabilidad Ia evaluac/On acadérnico-adrninistrativa de los diferentes prograrnas que f/nancia el CONDES.

La evaluaciOn de cada uno de esos criterios se hará en una escala que va desde excelente hasta deficiente. El árbitro concluirá con una Evaluación de acuerdo at instrumento: como publicable, publicable con ligeras modificaciones, publicable con sustanciales modificaciones y no publicable. Los árbitros deberán explicar cuáles son las modificaciones sugeridas de una manera expilcita y razonada cuando este fuera el caso. La revista no está obligada a explicar a los colaboradores las razones del rechazo de sus manuscritos, ni a suministrar copias de los arbitrajes dado el carácter confidencial que ellos poseen.

CON DES Cons3jo de Desorrolle Cnt1ko y Hurnonstico Vrrectoodo Acodrnko UniverscJod dci ZuI/o (11)1) 1cpib[ko Bohvoriona de Vcczu&o Aliado firme del investigador

ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL

Departamento de Administraciôn Tiene a su cargo planificar y ejecutar los desembolsos financieros, para lograr Ia entrega oportuna de los requerimientos contemplados en las partidas a ejecutarpor el investigador; cuenta con el apoyo de Ia Secciôn de Compras. SecciOn de Compras: Verifica, procesa y garantiza Ia adquisicidn de equipos y materiales de apoyo a Ia investigacion.

Departamento de Divulgacidn y Relaciones Pübllcas

Es el responsable de:

1. Difundir los resultados de las investigaciones financiadas por el CONDES. 2. Organizar coordinar y supeivisar los eventos institucionales del CONDES. 3. Diagramar los disenos de divulgacion relativos a Ia actividad cientIfica generada en Iuz a fin de mantener informada a Ia comunidad universitaria. 4. Difundir informaciôn sobre poilticas de investigación CONDES y de otros organismos promotores de Ia actividad cientIfica a nivel naclonal e internacional. Departamento de lnformática Responde del Sistema Automatizado de lnformadon sobre Ia InvestigadiOn en LUZ(SAINVELUZ) y de Ia presentaciOn y actualizaciOn del sitio web: Asimismo, se encarga de velar por el funcionamiento de los equipos de computaciOn utilizados en los departamentos del CONDES y de proveer a todos los usuarios de herramientas tecnolOgicas para el cumplimientos de sus funciones. Además de brindar asesorIa necesaria a los usuarios del CONDES como a los investigadores, en términos de manejo y aplicaciOn de software y hardware. Departamento de Archivo Clasifica, codifica y almacena toda Ia documentación que se recibe y se genera en el CONDES, a fin de poder suministrar Ia informadiOn solicitada por las Comisiones, el personal administrativo y Ia comunidad cientffica en general.

FINANCIAMIENTOS Programas y Pro yectos de InvestigaciOn: Contribuye con el desarrollo de Ia investigacion cientIfica y humanIstica a travOs del financiamiento de los programas y proyectos de los miembros del personal Docente y de InvestigaciOn en LUZ Asistencia a Eventos Nacionales e Internacionales: Promueve y apoya a Ia comunidad cientffica de investigadores a participar en diferentes eventos nacionales e internacionales con elfin de enriquecerla formaciOn acadOmica a travds delintercambio entre pares integrados. Organizacidn de Eventos Cientfficos: Este financiamiento es asignado a las diferentes facultades, siempre y cuando los mismos, estén enmarcados en el desarrollo de las actividades de investigaciOn. Publicaciones de Revistas Arbitradas: Para cumplir sus funciones de divulgaciOn cientIfica, el CONDES asigna fondos para Ia ediciOn de revistas arbitradas, siempre y cuando cumplan con Ia rigurosidad cientIfica exigida a nivel nacional e internacional. Apoyo ala lnvestigación CientIfica Estudiantil: El CONDES estimula y asesora Ia con formaciOn de sociedades cientificas estudiantiles. Financia Ia participaciOn de estudiantes de pregrado en los programas/proyectos en condiciOn de colaboradores y subvenciona Ia asistencia de los mismos a eventos cientIficos nacionales. DIRECCIÔN: Av. 4 BeIla Vista con Calle 74, Edificio FUNDALUZ, Pisos by 4. Maracaibo, Estado Zulia. Venezuela. Codigo Postal: 4002. TeIf. -fax: (0261) 7596860, 7926307, 7926308. E-mail: [email protected] Website: condesZtjzor.ve

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Cuestiones Poilticas No. 29, del Instituto de Estudios PolIticos y Derecho Püblico Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas, de Ia Universidad del Zulia. Se terminO de imprimir en diciembre de 2002, en los Talleres de Ediciones Astro Data, S.A., y su tiraje fue de 750 ejemplares. Maracaibo - Venezuela

Cuestiones PolIticas ISSN 0798-1406 - Deposito legal PP 198502ZU132 Publicación auspiciada por el Instituto de Estudios Politicos y Derecho Püblico de Ia Facultad de Ciencias JurIdicas y PolIticas de Ia Universidad del Zulia No. 29 Julio-Diciembre 2002 Contenido Presentación. Edith Mabel Cuñarro Conde Nümero dedicado a Democracia y Ciudadanla Etica, gobernabilidad y Estado de Derecho en America Latina, en tiempos de globalizaciOn José Vicente Villalobos Antünez 11 Venezuela: i,DeI populismo rentista al populismo neoliberal? Nelly Arenas 45 Género y ciudadanha: alusiones al caso venezolano Lucrecia Morales Garcia y Juan Car/os Morales Manzur 73 Experiencias novedosas en el ejercicio de a ciudadanIa activa: las comunidades wayuu de Nazareth y Kush Nila Leal Gonzalez 95 Más allá de Ia personalizaciOn de Ia polItica: Desalineamiento partidista y realineamiento ideolOgico en Venezuela José Gui//ermo Garcia 115 Democracia y Desarrollo Social Miriam Rincón de Maldonado 139 Libros y Revistas en Canje 151 Indice Acumulado 155