vigencia de bandung (alai)

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Vigencia de Bandung (ALAI)

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  • 504mayo 2015

    ao 39, 2 poca

    La actualidad de Bandung: Por una agenda estratgica de Amrica LatinaMonica Bruckmann y Theotonio Dos Santos

    El compromiso renovado de BandungMartin Khor

    60 aos de Bandung: un balance histricoBoris F. Martynov

    El espritu de Bandung y el nuevo rgimen de IndiaManoranjan Mohanty

    De Bandung-1955 a 2015:Viejos y nuevos desafos Samir Amin

    El Espritu de Bandung y la globalizacinGao Xian

    De Bandung a los BRICS: dos estilos, un objetivoBeatriz Bissio

    De Bandung a los BRICSProyectos anti-hegemnicos pero no anti-sistmicosFranois Houtart

    Ilustraciones portada:UNESCO Memory of the World Register,

    Agung Rajasa, Press TV y Gobierno de BoliviaDiseo editorial y Portada

    Vernica Len

    60 aos despusVigencia del espritu de Bandung

  • 1La actualidad de Bandung:

    Por una agenda estratgica de Amrica LatinaMonica Bruckmann y Theotonio Dos Santos

    Actualidad del espritu de Bandung

    La Conferencia de Bandung celebrada en abril de 1955 signific uno de los momentos ms im-portantes de afirmacin de los pases del Ter-cer Mundo y la emergencia del Movimiento de Pases No Alineados. Esta reunin, en la que participaron 23 pases asiticos y 5 africanos, se sustent en los principios de la lucha anti-colonial y antiimperialista, elaborando un am-plio llamado de autodeterminacin y desarrollo de los pueblos basado en la solidaridad, la coo-peracin econmica y cultural y la paz mun-dial. El movimiento de los No Alineados coloc como ncleo principal el fin de la Guerra Fra, las luchas nacionales por la independencia, la erradicacin de la pobreza y el desarrollo eco-nmico, a travs de organizaciones regionales y polticas econmicas de cooperacin entre los pases del Tercer Mundo.

    El espritu de Bandung permiti crear un am-plio consenso entre los principales lderes y los pueblos de Asia, frica y Amrica Lati-

    na1 en relacin a la afirmacin de la paz y los principios de coexistencia pacfica, en un mo-mento en que el mundo viva una situacin de extrema tensin, amenazas permanentes de guerra y la invasin y ocupacin militar como instrumentos de domincin econmica y pol-tica. Los cinco principios de coexistencia pa-cfica, elaborados por el primer Ministro chino Chou En-lai y ratificados por el Premier hind Jawaharlal Neru en 1954, fueron declarados por la Conferencia de Bandung como parte de los principios generales que ligaban la libertad a la soberana de los pueblos. Inspirada en ese espritu, en enero de 1958 se realiz en El Cai-ro la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia y frica y posteriormente se realizara, en Cuba, la Primera Conferencia de Solidaridad Tricontinental.

    Este legado histrico de las luchas del Tercer Mundo se revela de gran utilidad para una es-trategia contempornea de afirmacin de un sistema multipolar sustentado en procesos ci-vilizatorios que hoy impulsan una diversidad de pases, de Estados nacionales, de movi-mientos sociales y de una pluralidad de cultu-ras e identidades. Movimientos clandestinos bajo el fuego de poderosas potencias coloni-zadoras se convierten en victoriosos actores polticos que construyen nuevos Estados con creciente impacto econmico, poltico y cul-tural en el sistema mundial.

    Este es un cambio fundamental que desafa

    1 Entre los que se encontraban Nehru (India), U Nu (Birmania), Sukharno (Indonesia), Nasser (Egipto), Tito (Yugoslavia), Chu En-lai (China).

    Monica Bruckmann es sociloga, profe-sora de la Universidad Federal de Ro de Janeiro (UFRJ) y directora de investiga-cin de la Ctedra UNESCO sobre Economa Global y Desarrollo Sustentable, REGGEN.

    Theotonio Dos Santos es socilogo, presi-dente de la Ctedra UNESCO sobre Economa Global y Desarrollo Sustentable, REGGEN, pro-fesor de la Universidad del Estado de Ro de Janeiro (UERJ).

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    al pensamiento y a las fuerzas progresistas y obliga a romper con paradigmas y polticas volcadas principalmente hacia la denuncia, para asumir su responsabilidad histrica en la conduccin de sus pueblos y de los procesos de transformacin del mundo contemporneo, desde donde emerge, inexorablemente, un nuevo orden mundial.

    Desde los aos 50, estas naciones fueron blan-co de acciones neocoloniales, pero tuvieron la capacidad de desestructurar paulatinamente estas ofensivas. Es as como el Movimiento de los No Alineados pudo construir instituciones exitosas, a pesar de la resistencia que estas enfrentaron, como la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarro-llo), la OPEP (Organizacin de Pases Exporta-dores de Petrleo) y la Trilateral. La creacin de la Asociacin de Economistas del Tercer Mundo contribuy a este proceso con elemen-tos tericos y conceptuales fundamentales.

    En este contexto, se destaca particularmente el rol de China, que pudo construir una gigan-tesca economa superando el hambre y la mi-seria de su poblacin, afirmndose como una potencia industrial exportadora y avanzando hacia la vanguardia cientfica y tecnolgica del mundo. Otras naciones como India, Indo-nesia y Egipto desarrollan importantes proce-sos de afirmacin nacional reforzando el esp-ritu de unidad de los pueblos inspirado en la declaracin de Bandung.

    Los importantes avances en los procesos de in-tegracin latinoamericana, que encuentran en Brasil un actor fundamental, aunque vacilan-te; la victoria sobre el apartheid en Sudfrica2 y el avance que esto representa para la unidad africana; la recuperacin del liderazgo ruso en la rearticulacin del continente euroasitico en alianza con China y la creciente resistencia de los pases del Medio Oriente ante la estrate-

    2 El papel fundamental de Cuba en la defensa de Angola y la derrota del ejrcito racista sudafricano transformaron los ideales de la Tricontinental en una realidad histrica que fortaleci los principios de Bandung, convirtindose en una expresin concreta del sentimiento y los ideales de solidaridad.

    gia de dominacin y militarizacin de EE.UU., configuran una nueva situacin geopoltica mundial. Este conjunto de cambios destruye la hegemona del Atlntico Norte en el sistema mundial, como lo veremos ms adelante.

    La emergencia de China, la decadencia del atlantismo y el nuevo orden mundial

    Quien pretenda ver en la emergencia de China en la economa mundial apenas un fenmeno econmico reciente estar dejando de lado la posibilidad de comprender un fenmeno socio-cultural mucho ms complejo: la reelaboracin de un proceso civilizatorio asitico que encuen-tra en la China contempornea su centro ms dinmico de desarrollo econmico, cientfico y tecnolgico, financiero y cultural, capaz de poner en tensin las enormes fuerzas creado-ras de toda una regin. La ruta de la seda se articula nuevamente para dinamizar el sistema mundial del siglo XXI y re-orientar la economa mundial en direccin al continente asitico, como sucedi desde el siglo IX hasta el siglo XVII.

    El ciclo ocenico de la economa mundial ini-ciado con la expansin ibrica en el siglo XV, continuado por la hegemona holandesa e in-glesa y, posteriormente, norteamericana, pa-rece estar abriendo paso al regreso del conti-nente euroasitico, reestructurando, al mismo tiempo, las estrategias militares basadas en el poder naval en direccin a la recuperacin del papel de las grandes superficies continentales. Esto explica el hecho de que las potencias he-gemnicas de la economa mundial del siglo XXI estn apoyadas cada vez ms en grandes eco-nomas continentales, con un papel creciente de los procesos de integracin regionales.

    Un anlisis geopoltico razonablemente infor-mado no puede perder de vista un fenmeno nuevo en la dinmica global: la importancia creciente de las economas del Sur en la defini-cin de un nuevo orden econmico internacio-nal y en el establecimiento de nuevas formas de convivencia en el planeta. Esta tendencia no puede ser analizada apenas como un fen-

  • 3meno econmico sino como parte de un proce-so de afirmacin de los pueblos del Sur a partir de sus races civilizatorias que se convierten en instrumentos fundamentales de construc-cin identitaria para la elaboracin de formas propias de desarrollo econmico y social. La humanidad se rebela contra los intentos de he-gemonismo imperial y las concepciones exclu-yentes del proceso civilizatorio. La riqueza de experiencias culturales que conforman la his-toria de la humanidad deber ser uno de los principales instrumentos para la construccin de una civilizacin planetaria.

    El pensamiento econmico conservador no es capaz de comprender el impacto de una ex-pansin econmica permanente de cerca del 10% anual durante 30 aos. Los analistas oc-cidentales se cansaron de prever, ao a ao, el fracaso de China que, segn ellos, estara amenazada de peligrosos procesos inflaciona-rios. Sin embargo, el xito del desarrollo chino proyecta inexorablemente este pas hacia el centro de la economa mundial. Estos cambios fueron asumidos con modestia y moderacin por el gobierno chino, causando espanto en un mundo capitalista dominado por el marketing y la improvisacin. Sin embargo, el crecimiento cobra su precio.

    Durante los ltimos tres aos, el PIB medido por el poder de compra paritario (PPP) consagra el liderazgo de China en la economa mundial. Asimismo, atrae hacia este nuevo centro a sus aliados ms prximos. Segn el Banco Mundial, las principales economas en el mundo, medi-das por el poder de compra paritario, sern en 2015 las siguientes (en miles de millones de dlares): en primer lugar China (18.976); se-guida de EE.UU. (18,125); India (7.997); Japn (4.843); Alemania (3.815); Rusia (3,458); Brasil (3.259); Indonesia (2.840); Reino Unido (2.641) y Francia (2.634) en dcimo lugar3.

    En este nuevo contexto, la actuacin de China se hace ms audaz: en el plano financiero, Chi-na abre la perspectiva del Banco de los BRICS, con un capital de 100 mil millones de dlares

    3 EstoconfirmalasprevisionesdeOrlandoCaputoen sus estudios sobre la economa mundial.

    para inversiones y un capital similar destinado a fondos de contingencia. Al mismo tiempo, se crea el Banco Asitico que dispondr de un volumen an mayor de recursos y que ya abri la posibilidad de socios occidentales, adems de socios asiticos. Este proceso tuvo un xito inesperado al atraer 24 pases, casi todos con-siderados como parte de la esfera de influencia estadounidense.

    Poco eficaz fue la reaccin de EE.UU. y sus intentos por impedir esta estampida hacia el Oriente.

    Por otro lado, los pases de Oriente Medio, que disponen de una alta liquidez a travs de fon-dos soberanos, estn solicitando su ingreso a esta nueva arquitectura financiera mundial. Adems de los recursos ya mencionados, el go-bierno chino viene realizando nuevas inversio-nes directas a travs de sus empresas en varios pases del mundo. Es el caso de los 50 acuer-dos firmados entre China y Rusia y los recientes acuerdos con Brasil, que involucran un volumen de inversiones cercano a los 53 mil millones de dlares, a los que se suman alrededor de 10 mil millones de dlares de prstamo a la empresa brasilea Petrobras.

    Este enorme volumen de recursos, producto del mayor excedente monetario del planeta (las re-servas de China ascienden a cerca de 4.000 mil millones de dlares, es decir, 4 trillones en in-gls). Ciertamente, esta estrategia financiera mundial que despliega el gobierno chino pone en jaque al FMI y al Banco Mundial, principales instrumentos de la hegemona estadounidense desde la post Segunda Guerra Mundial.

    A partir de los ltimos aos, el Partido Comu-nista Chino ha asumido una actuacin ms osa-da en la dinmica mundial. Hasta hace tres aos, este pas busc reducir al mnimo su in-tervencin en la poltica y la economa mun-dial. Sin embargo, algunos factores obligaron a una revisin de esta postura. En primer lugar, la pretensin de EE.UU., de su gobierno y de gran parte de su opinin pblica de mantener el mismo nivel de intervencin que tuvieron, o aspiraron tener, desde el fin de la Segunda

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    Guerra Mundial. Esto ha venido provocando situaciones polticas y econmicas totalmente arbitrarias, con graves repercusiones a nivel mundial y un creciente proceso de militariza-cin a nivel planetario.

    En el plano econmico, debemos destacar la diferencia entre un EE.UU. que sale de la Se-gunda Guerra Mundial con 47% del PIB global y 70% del oro disponible internacionalmente y el EE.UU. actual, que representa apenas el 15% del PIB mundial y que detenta una parte nfima de las reservas internacionales de oro.

    En tercer lugar, en la post guerra EE.UU. emer-ge rodeado por una Europa destruida, Asia gra-vemente afectada por guerras locales y revo-luciones y luchas anticoloniales, junto a frica tambin en pie de lucha contra la dominacin colonial y Amrica Latina dispuesta a buscar caminos propios. En estas circunstancias, la mayor potencia del mundo, necesitaba crear un enemigo mundial que le permitiera con-solidar su influencia sobre la mayor parte del planeta. Es as que a partir de la Guerra Fra, EE.UU. entra en conflicto con su principal alia-do contra el nazi-fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.

    Estados Unidos se vio atrado por un proyecto de suceder a las potencias coloniales europeas frente al gran movimiento nacional democr-tico mundial, anticolonial y antiimperialista. Este proyecto fue parcialmente exitoso en el caso de la independencia de India y en la pri-mera fase del gobierno del Koumintang. Sin embargo, la poltica de Guerra Fra llev, casi de inmediato, a la ruptura del frente nacional instituido en China, permitiendo que el Ejr-cito Rojo asumiera el control de toda la China continental, mientras Chiang Kai-shek se refu-giaba en la isla de Formosa con el apoyo de Estados Unidos.

    Una vez ms, EE.UU. rompe con un aliado de la Segunda Guerra y logra que la pequea isla de Formosa represente a China como miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. De esta manera, la Guerra Fra lleva a Asia y a las luchas anticoloniales hacia una fuerte radi-

    calizacin que se expresa, sobre todo, en las guerras de Corea e Indochina, creando condi-ciones para la realizacin de la Conferencia de Bandung y el surgimiento del Movimiento de Pases No Alineados.

    Los BRICS y el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur

    En recientes declaraciones, el director ejecu-tivo del Comit Nacional Ruso para los BRICS, Goergy Toloraya, afirm que los BRICS confor-man una alianza de civilizaciones que nun-ca se convertir en un bloque militar, capaz de construir un proyecto intelectual orienta-do a formular nuevas reglas de co-existencia global4. Se trata, segn el analista, de un blo-que emergente que tiene como objetivo sal-vaguardar sus intereses comunes a partir de la cooperacin y el principio de no-intervencin en los asuntos internos de cada pas.

    Estas afirmaciones no constituyen una opinin aislada, sino un movimiento cada vez ms am-plio a nivel mundial que afirma la necesidad de una alianza estratgica entre los pases del Sur para promover nuevas formas de conviven-cia planetaria, basadas en el respeto mutuo, la tolerancia como principio fundamental, la diversidad cultural y civilizatoria como posibi-lidad de enriquecimiento y no de exclusin y la cooperacin Sur-Sur basada en el principio de los beneficios compartidos. Estamos viviendo un cambio profundo de paradigma: del cho-que de civilizaciones hacia un nuevo enfoque de alianza de civilizaciones.

    El Informe sobre Desarrollo Humano 2013 que lleva por ttulo El ascenso del Sur: Progre-so humano en un mundo diverso, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sostiene que el Sur ha surgido con una velocidad y una escala sin precedentes dando lugar a una mayor diver-sidad de opiniones en la escena mundial, lo que presenta una oportunidad para desarrollar instituciones de gobierno que representen ple-

    4 Cfr. BRICS experts back development bank, http://bit.ly/1AjN7pW

  • 5namente a todo el electorado y que podran utilizar esta diversidad para hallar soluciones a los problemas del mundo. Segn este enfoque, se trata de convertir la diversidad del Sur en un instrumento de solidaridad.

    Ciertamente, esto representa un cuestiona-miento radical a la visin eurocntrica como forma de ver el mundo y de entender la dinmi-ca global. La diversidad, entendida en su senti-do ms profundo como diversidad civilizatoria, nos coloca frente a la necesidad de construir un encuentro de civilizaciones como instrumento fundamental para desarrollar nuevas formas de coexistencia global.

    La creciente densidad diplomtica del Sur que marca el inicio del siglo XXI, coloca en la agen-da econmica y poltica asuntos de inters es-tratgico, como las inversiones compartidas en los sectores de infraestructura, energa y tele-comunicaciones; la creacin de nuevos meca-nismos de cooperacin entre los mercados de valores, en direccin al establecimiento de una plataforma unificada de comercio; la creacin de instrumentos de financiamiento comunes, como el Banco de Desarrollo de los BRICS, con el objetivo de promover financiamiento para el desarrollo. Esto no es casual, los datos mues-tran que el mayor volumen de reservas mo-netarias a nivel mundial se encuentra en las economas emergentes. Segn el Informe so-bre Desarrollo Humano 2013 del PNUD, para el ao 2011, 70% de las reservas oficales en divisa extranjera del mundo (US$ 10,18 millones de millones) estaba en las economas emergentes

    Construir una visin estratgica del Sur, pauta-da por la solidaridad y la cooperacin y orien-tada al desarrollo integral en beneficio de sus pueblos, es una de las tareas ms importantes de este siglo.

    Por una agenda estratgica de Amrica Latina y una alianza desde el Sur

    La coyuntura latinoamericana contempor-nea, que mostr grandes avances en los pro-yectos y procesos de integracin regional, a

    partir de un nuevo ciclo de acumulacin pol-tica de las fuerzas progresistas y de izquierda en la regin que se inicia con el siglo XXI, se muestra, hoy en da, como un amplio espacio de disputa entre dos proyectos antagnicos.

    De un lado, estn los intentos de reorganiza-cin de los intereses hegemnicos de EE.UU. en la regin, articulados a un creciente pro-ceso de militarizacin y a estrategias multi-dimensionales de desestabilizacin poltica de los gobiernos democrticos en la regin. Entre los principales instrumentos de esta es-trategia se utilizan las guerras psicolgicas y econmicas que cuentan con poderosos alia-dos locales, particularmente los medios de co-municacin monoplicos y las empresas trans-nacionales que operan globalmente a partir de una estrategia bien definida.

    Por otro lado, se encuentran los diferentes proyectos de integracin que, desde una visin soberana, estn desarrollando diversos meca-nismos de integracin poltica, econmica y cultural que, a pesar de los diferentes ritmos, han conseguido avanzar en la formulacin de una agenda latinoamericana. Sin embargo, esta agenda an adolece de una visin estra-tgica capaz de colocar en tensin todas las fuerzas y potencialidades de la regin que le permita ejercer un papel ms activo y de ma-yor impacto en los cambios profundos que se vienen desarrollando en el sistema mundial.

    A la dinmica compleja de integracin de los Estados y gobierno, acompaa tambin la in-tegracin de las naciones, de los pueblos y de los movimientos populares, que han mostrado un creciente poder de presin social y partici-pacin en la elaboracin de polticas pblicas, que refleja la creciente madurez del movi-miento democrtico.

    En este contexto, la diplomacia regional ad-quiere una densidad sin precedentes. Un conjunto de nuevas articulaciones se traduce en instituciones subregionales, regionales y continentales, que transforman el proceso de integracin en una compleja realidad donde estn involucrados los Estados y los gobiernos,

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    acompaados de un proceso, a veces para-lelo, a veces convergente, de integracin y unidad de los pueblos y de los movimientos sociales, incluyendo a los sindicatos y a los movimientos campesinos y estudiantiles que ya tenan una cierta tradicin de integracin en la regin. Forman parte de este nuevo cuadro la afirmacin de la identidad de los pueblos originarios que se convierte, al mis-mo tiempo, en inspiracin e instrumento de movilizacin poltica capaz de transformar los Estados y crear nuevos principios constitucio-nales. De esta forma se redefine la relacin con la naturaleza, confiriendo al movimiento ambientalista un sentido poltico y filosfico ms profundo.

    Un principio que adquiere cada vez mayor cen-tralidad es el de la soberana, como la capa-cidad de autodeterminacin de los Estados, las naciones, los pueblos y las comunidades. Esta soberana significa tambin la apropiacin de la gestin econmica, cientfica, social y medioambiental de los recursos naturales, que permita elaborar nuevas estrategias y modelos de desarrollo en beneficio de los pueblos.

    La aproximacin de Amrica Latina a China, a Rusia y a los BRICS en su conjunto, repre-senta una oportunidad de desarrollar alianzas estratgicas que dejen de reproducir el mo-delo primario exportador y se orienten hacia el desarrollo integral de sus pueblos. Se trata de acometer una profunda ruptura con la vi-sin extractivista y los devastadores efectos sociales, econmicos y ambientales que esta prctica acarrea y avanzar hacia un proceso de reapropiacin social de la naturaleza y de los recursos naturales como base para el desa-rrollo y bienestar de los pueblos.

    Se hace necesaria una poltica regional de in-dustrializacin de los recursos naturales. Esta poltica precisa apropiarse de la investigacin cientfica y tecnolgica, orientada al desarro-llo de tecnologas de extraccin que tengan el menor impacto ambiental posible, al conoci-miento profundo de los materiales y su aplica-cin industrial, a la innovacin tecnolgica y a los nuevos usos industriales. Estos objetivos

    exigen tambin la creacin de instrumentos de anlisis para una gestin ms eficiente de estos recursos.

    Al mismo tiempo, es necesario tener claridad sobre el crecimiento de la disputa por mine-rales como una de las tendencias dominantes en el plano mundial. Amrica Latina aparece como una de las grandes regiones en disputa. La diversidad de actores mundiales puede ser utilizada como instrumento positivo para ase-gurar la soberana y aumentar la capacidad de negociacin de la regin.

    La creciente aproximacin entre las potencias emergentes, BRICS, el estrechamiento de las relaciones entre China y Amrica Latina, la nue-va dinmica de la cooperacin Sur-Sur, abren un nuevo ciclo histrico de afirmacin del Sur, basado en los principios de cooperacin, au-todeterminacin y soberana que inspiraron la declaracin de la Conferencia de Bandung.

    Amrica Latina tiene una oportunidad histrica de desarrollar una cooperacin estratgica con los pases del Sur que le permita romper la re-lacin de dependencia que marc su insercin en el sistema mundial. Dejar de reproducir el modelo primario exportador significa poner en marcha estrategias de industrializacin regio-nal basadas en el desarrollo cientfico-tecno-lgico y en la produccin de conocimiento y de informacin orgnicas a este proceso. Para este fin, se hace necesario asegurar y profun-dizar los avances democrticos conducidos por las fuerzas populares. Esto significa la cons-truccin de una gran agenda estratgica que no se limite a administrar coyunturas impuestas por la dinmica mundial, sino que se proponga conducir el destino de la regin.

    Cabe a los pases de la regin aprovechar esta oportunidad o reproducir la lgica de la de-pendencia y la sumisin a los centros de poder del capitalismo mundial. La recuperacin del espritu de Bandung se convierte en una he-rramienta de transformaciones globales y re-presenta la principal amenaza para las estra-tegias imperiales en la compleja geopoltica mundial.

  • 7El compromiso renovado de Bandung

    Martin Khor

    El 60 aniversario de la histrica Conferencia de Bandung de 1955 estuvo marcado por una ceremonia breve pero significativa: el 24 de abril los principales lderes polticos de ms de 40 pases, encabezados por el presidente indonesio Joko Widodo y funcionarios de or-ganizaciones internacionales, caminaron des-de el Savoy Hotel hasta Merdeka, en Bandung, Indonesia. Entre los mandatarios presentes estaban los presidentes de China, Zimbabue y Myanmar, los Primeros Ministros de Malasia, Nepal y Egipto, y el rey de Suazilandia. Du-rante los dos das previos, ellos participaron en la Cumbre Asia-frica, en Yakarta, con el tema Cooperacin SurSur por la Paz y la Pros-peridad.

    Hace sesenta aos, en esta misma fecha, un pequeo pero poderoso grupo de hombres y mujeres hicieron la misma caminata y pusie-ron en marcha un movimiento que se multi-plic hasta conformar un movimiento unido anti- y post-colonial. Fue con ocasin de la Conferencia de Bandung, que congreg a diri-gentes de pases asiticos y africanos que ha-ban ganado poco antes su Independencia, o estaban a punto de conseguirla.

    Ese 24 de abril de 1955, Bandung vio reunirse a grandes figuras, como el anfitrin, el pre-sidente Sukarno de Indonesia, los Primeros Ministros Chou En Lai de China y Jawaharlal Nehru de la India, el presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto, U Nu de Birmania y algunos lderes de frica, para discutir la necesidad de los nuevos pases independientes de unirse y

    luchar por sus intereses comunes. Ellos adop-taron los principios de Bandung que incluan el respeto a la soberana nacional y la autodeter-minacin, la igualdad de todas las naciones y la abstencin del uso de la fuerza o de ejercer presin sobre los pases.

    Cooperacin multilateral Sur-Sur

    La Conferencia Asia-frica de Bandung de 1955 constituy el primer intento de establecer la cooperacin multilateral entre los pases en desarrollo sobre la base del inters mutuo y el respeto a la soberana nacional. Reu-ni a la generacin de liderazgos talentosos y valientes, asiticos y africanos, que haban ganado o estaban en proceso de ganar sus ba-tallas por la independencia. El comunicado final de Bandung en 1955 contena los 10 prin-cipios del Espritu de Bandung, destacando los principios bsicos para la cooperacin Sur-Sur en los esfuerzos para promover la paz y la cooperacin en el mundo. Estos principios siguen siendo tan vlidos como siempre en el mundo de hoy, acosado por una crisis econ-mica y poltica.

    La solidaridad que los participantes de la Con-ferencia de Bandung forjaron entonces dio lugar ms tarde al Movimiento de Pases No Alineados (MNOAL) y al Grupo de los 77, las dos grandes estructuras paraguas bajo las cua-les los pases en desarrollo han venido plan-teando posiciones conjuntas y participando en muchos foros internacionales en los que se en-frentan a sus antiguos amos coloniales, ahora conocidos como el Norte.

    La lgica de agrupar a los pases en desarrollo Martin Khor es Director Ejecutivo del South Centre. www.southcentre.int

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    sigue siendo tan relevante hoy como hace 60 aos. Todava hay algunos pases que estn lu-chando para nacer, como Palestina en su largo combate contra la ocupacin y el exterminio, como se ha puesto de manifiesto en la cum-bre Yakarta-Bandung de 2015, donde qued en evidencia que la continuacin de la ocupacin de las tierras palestinas y su lucha no satisfe-cha por un estado independiente, constituye una parte significativa de los asuntos pen-dientes de la Conferencia Asitico-Africana de Bandung de 1955.

    Si bien se han registrado algunos progresos en las economas de los pases en desarrollo, gran parte de este avance se registra en los ltimos 15 aos. Sin embargo, las tasas de crecimien-to ms altas en estos aos pueden verse como algo excepcional, debido a la alta demanda por parte de las economas avanzadas, ms el aumento de la demanda de algunas economas emergentes. Esto dio lugar a una gran deman-da y un alza de los precios de los commodities o productos bsicos, que es la principal razn por la que muchos pases en desarrollo, que siguen siendo dependientes de los productos bsicos, han podido disfrutar de un alto creci-miento econmico.

    Esta dependencia de los productos bsicos fue apenas percibida durante el boom de los com-modities a partir de 2000; pero los peligros y debilidades de depender de estos productos azotan de nuevo el mundo en desarrollo, aho-ra que los pases desarrollados sufren de una desaceleracin econmica. Por tanto, es im-prescindible abordar una vez ms el problema de los commodities, la demanda fluctuante y la necesidad de precios estables y decentes, como tambin la importancia de agregar valor a las materias primas para ascender en la es-cala de fabricacin, basada en primer lugar en los recursos naturales.

    Otro problema importante es la liberalizacin de los flujos de capital. En la era de Bretton Woods, el capital poda moverse slo si estaba relacionado con el comercio y los flujos de inversin extranjera directa. Pero con la libe-

    ralizacin financiera que se inici en los pases de la OCDE, para posteriormente extenderse a pases en desarrollo, se ha producido un enor-me aumento en los flujos de capital debido a los fondos en bsqueda de mayores rendi-mientos. As, muchos pases en desarrollo han sufrido la entrada masiva, y ahora la salida, de capitales de corto plazo y especulativos, con el resultado de fluctuaciones voltiles en los tipos de cambio, y la reduccin de sus reser-vas de divisas.

    La situacin de crisis actual revela que la tan mentada convergencia entre las economas en desarrollo y los pases desarrollados en rea-lidad no se est llevando a cabo, o al menos no con la suficiente rapidez. La mayora de los pases en desarrollo siguen dependiendo del desempeo de los pases desarrollados y sus instituciones y fondos.

    Mientras tanto, los pases desarrollados si-guen controlando las palancas de los sistemas financiero, monetario y econmico, especfi-camente sobre el FMI y el Banco Mundial, sin que las promesas de reformas en la gobernan-za (cambios en las cuotas) se hayan cumplido. Es ms, el liderazgo de estas dos institucio-nes an permanece en el mbito de EE.UU. y Europa. En otras palabras, las instituciones y estructuras econmicas globales siguen domi-nadas por los pases desarrollados, mientras que, por supuesto, el poder militar mundial reside en los mismos ex amos coloniales.

    Todava existe la necesidad de los pases en desarrollo de coordinarse entre s y cooperar en las reas del comercio, la inversin, las finanzas y la tecnologa, ya que todava de-penden de los grandes pases desarrollados; tienen an intereses comunes a defender y promover. Las formas de dependencia y so-metimiento pueden haber cambiado en algu-nos aspectos, pero la realidad sigue siendo la misma: si bien los pases en desarrollo gana-ron la independencia poltica, el objetivo de la descolonizacin an est pendiente.

    Para Asia y frica, as como para Amrica Lati-

  • 9na, las batallas que comenzaron hace 60 aos por la descolonizacin econmica siguen sien-do tan pertinentes y vlidas como nunca. Los sistemas financieros y econmicos del mundo se han vuelto ms complejos y sofisticados, incluyendo los nuevos instrumentos financie-ros que son difciles de entender, y an ms difciles de regular, y el mundo en desarrollo es receptor pasivo de sus operaciones. Para el Sur, las luchas que comenzaron en Bandung 1955 y ms tarde con el establecimiento del MNOAL y el G-77, hoy todava siguen vigentes entre sus sucesores.

    Un nuevo orden mundial

    El presidente de Indonesia, en su discurso de apertura de la Cumbre de 2015, constat que las desigualdades en los sistemas internacio-nales continan, e incluso han empeorado, y lanz un llamado por el establecimiento de un nuevo orden mundial en el que los pases en desarrollo tengan el mismo peso y disfruten de una cuota justa de los beneficios.

    Este nuevo y ms equitativo orden mundial permitira a los pases en desarrollo contribuir

    car que el tema de la Cumbre Asia-frica fue fortalecer la cooperacin Sur-Sur para pro-mover la paz y la prosperidad mundial.

    Una nueva tendencia, en las reuniones Sur-Sur como sta, es que la crtica de las formas oc-cidentales de dominacin sobre el Sur va de la mano con sealamientos respecto a las nue-vas modalidades con las cuales los pases en desarrollo se estn organizando para cooperar unos con otros, lo que incluye la creacin de nuevas instituciones.

    Bandung 1955 fue un punto de partida de muchos logros para los pases recientemente independizados. Bandung 2015 tambin po-dra llegar a ser otro punto de partida para catalizar nuevos avances positivos en la coo-peracin Sur-Sur. Habida cuenta de nuestro mejor desempeo en las relaciones multilate-rales, ello podra dar paso a la construccin del nuevo orden mundial que nuestra primera generacin de lderes so.

    (Este artculo se basa en el pronunciamiento que present el South Centre en la conferen-cia de Yakarta-Bandung).

    Este libro recoge tanto posicionamientos

    de coordinaciones y organizaciones sociales,

    como plataformas comunes y normativas legales que estn

    abriendo brecha para que esta conquista se haga realidad, junto con el reconocimiento

    pleno del Derecho a la Comunicacin.

    a las soluciones de las mltiples crisis de las finanzas globales y de la economa, de la seguridad alimentaria, del desarrollo social insatisfecho, de la energa y del cambio climtico. Los pases de-sarrollados estaran llamados a cambiar sus patrones insosteni-bles de produccin y consumo, y a ayudar a los pases en desarro-llo a travs de recursos financie-ros y la transferencia de tecnolo-gas para que puedan emprender nuevas vas de desarrollo susten-table.

    La cooperacin Sur-Sur, basa-da en la solidaridad y beneficio mutuo, jugar un papel cada vez ms importante. Hay mucho por hacer polticamente y concreta-mente en esta rea. Es de desta-

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    60 aos de Bandung: un balance histrico

    Boris F. Martynov

    A 60 aos de la Conferencia de Bandung, contamos con un espacio histrico para poder hacer el balance de lo positivo y negati-vo que sus decisiones introdujeron en el tejido de las relaciones internacionales y en el dere-cho internacional.

    Queda poca duda de que los pasos dados en Bandung, que posteriormente llevaron a la creacin del poderoso Movimiento no Alinea-do, lograron estabilizar la poltica interna-cional de entonces, que tenda a desgarrar el mundo entre las esferas de influencia de las dos superpotencias. Tampoco caben dudas de que sin este influyente intermediario, re-presentado por los ms destacados pases del llamado Tercer mundo, la paz mundial, aun-que amenazada muchas veces, podra haber terminado en una nueva guerra mundial.

    Cabe agregar, tambin, que lo que pas en Bandung fue un fenmeno completamente na-tural. La onda de democratizacin y libera-cin nacional que se extendi por el mundo despus de la Segunda Guerra Mundial (prime-ro China, despus Corea, Indonesia, Vietnam, Egipto, pases africanos etc. y, por ltimo, en 1959, Cuba) simplemente no poda dejar de crear su propia organizacin de consulta y anlisis comn. Despus de la formalizacin del Movimiento, este contribuy a que la onda liberadora contine su movimiento en Asia, frica y Amrica Latina, reforzndose con la liberacin de ms y ms pases coloniales o

    semi-coloniales del ms amplio espectro ideo-lgico (es decir, no atado a los intereses de las superpotencias).

    En este sentido, acaso puede haber algo ne-gativo en la herencia de Bandung? Desgracia-damente, muchos de nosotros nos hemos acos-tumbrado a los juicios unilaterales respecto a la poltica internacional, que, al ser llevados a la prctica, a menudo brindan resultados poco halagadores.

    Al hablar de lo negativo, a nuestro entender hay que mencionar el inmediatismo en el otorgamiento de la liberacin nacional, pres-crito en los documentos de Bandung. A su tur-no, ese inmediatismo se reflej en la famosa Declaracin sobre descolonizacin, adoptada por la ONU en 1960. Sin embargo, poca gen-te repar que el texto de dicho documento, que llama al otorgamiento inmediato de la soberana estatal a los pueblos de las restan-tes colonias europeas, de hecho contradice a la misma Carta de la ONU. Esta ltima, en sus Captulos XI, XII y XIII, establece el siste-ma de tutela bajo el cual el estado-tutor (ex-metrpolis) tena el deber de crear en sus ex-colonias (estados bajo tutela) y bajo la supervisin de la ONU todas las condiciones necesarias (econmicas, polticas, culturales etc.) para llevarlas a la independencia. No est por dems sealar que, despus de la De-claracin de 1960, esos captulos de la Carta quedaron sin vigencia. A mi modo de ver, eso ha tenido una repercusin negativa, cuando las ex-metrpolis de muchos pases que toda-va no pueden autogobernarse, reciben multi-tudes de personas que buscan bienestar. Por otra parte, la independencia precipitada otor-

    Dr. Boris F. Martynov es Vice-Director del Ins-tituto de Amrica Latina de la Academa de Ciencias de Rusia, Mosc.

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    gada a esos pases, crea a su vez problemas de carcter regional y global: desde conflictos armados e inestabilidad interna con vctimas humanas hasta problemas econmicos, ham-bre, enfermedades, etc.

    Si tomamos otro principio santificado en los documentos de Bandung y en la Declaracin de 1960 -el de la autodeterminacin de los pueblos-, su carcter precipitado se pone de relieve en los ltimos conflictos regionales (Kosovo, Osetia del Sur y Abjasia, Nagorno-Karabaj, Transnistria, Crimea y otros). Ellos se nutren de la evidente contradiccin entre los principios de la integridad territorial y el de la autodeterminacin de los pueblos y representan una factible amenaza a la paz y seguridad internacionales. De hecho, qu pueblo merece autodeterminacin (cri-terios?)? Qu cantidad (o cualidad?) de la poblacin de un Estado y segn qu normati-vas puede organizar su propio Estado separa-do? Esa situacin aqu y all da espacio a una grosera manipulacin poltica, cuando, por ejemplo, los 1.800 habitantes de las islas Mal-vinas (Falklands) pueden autodeterminarse porque as se le conviene a Occidente, y no los 2,2 millones de los habitantes de Crimea.

    Con todas esas fallas, las decisiones y princi-pios de Bandung en general todava han servi-do mucho, porque prepararon un fundamento para el ms importante e impostergable reto de hoy: la formacin del mundo multipolar. En este sentido, a nuestro parecer, mere-ce especial atencin el formato de los BRICS como continuador de la tarea principal del Movimiento No Alineado, que persigue la for-macin del mundo multicivilizacional: la ni-ca razonable garanta de la gobernabilidad del mundo en el presente siglo.

    En el documento oficial de su poltica exterior (El Concepto de la poltica exterior, junio 2008), Rusia atribuye una gran importancia a la (...) gobernabilidad del sistema internacio-nal, que demanda el liderazgo colectivo de los principales estados, representados segn el principio geogrfico y civilizacional y en este

    sentido intenta utilizar instrumentos infor-males, tales, como los BRIC. En la Estrate-gia de la seguridad nacional de Rusia hasta el ao 2020 (mayo 2009) el formato de los BRIC tambin se menciona como aquel, (junto con la ONU, G-20, RIC y otros), donde Rusia in-tenta intensificar la cooperacin multilateral.

    El vivo inters de la poblacin y la prensa rusa respecto a los BRICS es condicionado, en su mayor parte, no por las peripecias sobre la re-distribucin de los votos en el FMI o en otro organismo. Su tenor, abierto o encubierto, se sintetiza en las preguntas: podrn o no los pases emergentes, juntos o por separado, re-ordenar el sistema internacional (ahora anrquico), usando para ese fin el soft power, que ya han adquirido? Podrn o no ellos fu-sionar las principales culturas mundiales para crear bases de un fructfero dilogo de civi-lizaciones, escapando al monlogo unilateral del Occidente? Y, por ltimo, podrn ayudar a Rusia y otros pueblos del mundo a buscar sus propios modelos de desarrollo, a encontrarlos sin entregarse, como ha sido muchas veces antes, a los modelos de desarrollo y a polti-cas ajenas y no-adecuadas? Parece que, pre-cisamente, esa tarea estaba en frente de los participantes de Bandung, cuando vislumbra-ron una organizacin propia, no proclive a los intereses de ninguna de las superpotencias.

    En este punto, cabe referirse al libro del po-litlogo norteamericano Joseph Nye, donde, a pesar de mostrar poco entusiasmo respecto a los BRICS, ya reconoce el nuevo formato como una parte integral de la geometra variable del orden internacional, compuesto ahora tanto por los estados: EEUU, Japn y pases europeos, as como por las organizaciones in-ternacionales, entre ellos, los BRICS.1

    Pero igualmente hay otros que dicen: Con el fin de la poca del dominio de Occidente, la historia de la humanidad no se acaba. Como tambin quienes sostienen que la historia del

    1 Nye, Joseph. The Future of Power. N.Y., 2011, p. 213.

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    Occidente ha sido la historia de las guerras2, y tienen razn. Nuevos actores de la historia dice el politlogo ingls Niall Fergusson, son civilizaciones y culturas. No fue esa verdad la que estimul el espritu de los participantes del Bandung?

    Respecto a los errores cometidos, parece que en el mundo actual, caracterizado por la tran-sitoriedad y elementos de imprevisibilidad, donde hay signos tanto de retroceso hacia polticas neo-imperialistas, como ciertos indi-cios de cambio, ellos no encontrarn su reso-lucin adecuada si no se incluye en el proceso de toma de decisiones a esas nuevas fuerzas y culturas (inclusive culturas jurdicas), que antes no se las tom en cuenta.

    Por lo mismo, sin hablar de los BRICS directa-mente, a nuestro parecer, es posible hablar

    2 Niall Fergusson. Civilizao. O Ocidente e os Outros. Porto, 2011, p. 132.

    de la vigencia en el mundo actual del espritu inicial de la conferencia de Bandung y de las siguientes conferencias de los No Alineados. Una cierta dosis de escepticismo respecto a lo anteriormente dicho es totalmente comprensi-ble, pues nadie cede su primaca en cualquier asunto sin dar una batalla, y en la poltica in-ternacional, tanto ms. Ian Morris prev en ese sentido un perodo lleno de perturbacio-nes en las relaciones internacionales, como lo observamos actualmente.3 Algunos sienten pavor frente a la destruccin de la tradicin cultural europea4. Sin embargo, solo una orgnica fusin de las culturas y mtodos de resolucin de conflictos sobre una base verda-deramente multilateral puede conducir a un mundo ms seguro y estable.

    3 Ian Morris. Why the West Rules For Now. Lon-don, 2011, p. 115.

    4 Niall Fergusson, Op.cit, p. 220

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    El espritu de Bandung y el nuevo rgimen de India

    Manoranjan Mohanty

    El Primer Ministro de la India, Narendra Modi, decidi no asistir a la celebracin del Sexagsimo Aniversario de la Conferencia de Bandung de los pases asiticos y africanos, del 21 al 24 de abril, y en su lugar envi a la Sra Sushama Swaraj, Ministra de Asuntos Exte-riores. Este hecho es una seal del cambio de enfoque introducido por el nuevo rgimen de India, en el poder desde mayo de 2014, que conlleva a preguntarse si la lnea de poltica exterior adoptada se estara distanciando de las campaas anti-imperialistas y anti-racis-tas, iniciadas en el perodo de la post Segunda Guerra Mundial, que construyeron la solidari-dad entre los pases recin liberados de Asia, frica y Amrica Latina e iniciaron procesos dirigidos a democratizar la economa poltica mundial. La construccin de relaciones ms estrechas con Estados Unidos y sus aliados y el nfasis en invitar al capital extranjero para el crecimiento econmico de la India, parecen dominar el pensamiento del nuevo rgimen.

    Nueva postura del gobierno de India

    La aparente indiferencia hacia el legado de Bandung se enmarca en una serie de otros casos en los que el nuevo gobierno ha mos-trado una actitud distinta. Cuando se cele-br el Sexagsimo Aniversario de Panchasheel (Cinco Principios de Coexistencia Pacfica),

    en Beijing en junio 2014, Modi enva al vice-presidente Hamid Ansari mientras que el otro cofundador de la doctrina, Myanmar, se hace presente con su Presidente. Los Cinco Princi-pios (respeto de la soberana y la integridad territorial, la no injerencia, la no agresin, la igualdad y el beneficio mutuo y la coexis-tencia pacfica), primero contemplados en el Acuerdo de la India y China sobre el Tbet en 1954 y adoptados por Myanmar, fueron la base de los famosos diez principios que los 29 jefes de Estado y de gobierno concibieron en Bandung en 1955, conocidos como los Princi-pios de Bandung. Se convirtieron en la piedra angular de un modelo alternativo de asuntos internacionales durante la Guerra Fra y en el ncleo del Movimiento de Pases No Alineados (MNOAL). Por lo tanto, son los Cinco Principios que dan lugar al Espritu de Bandung en tanto perspectiva para poner fin al colonialismo y al neocolonialismo, abstenerse de la creacin de bloques militares, consolidar la independen-cia y trabajar hacia la creacin de un nuevo y ms equitativo orden poltico y econmico internacional.

    Cuando la Alianza Nacional Democrtica (NDA, por sus siglas en ingls, que llev al poder al actual gobierno) estuvo en el poder en India por primera vez (1998-2004) bajo el liderazgo del primer ministro Atal Behari Vajpayee, no haba tal ruptura con el legado de Panchas-heel y Bandung. Sin duda, un cambio estra-tgico para forjar relaciones ms estrechas con Estados Unidos haba comenzado en ese momento y ese proceso continu durante el mandato del gobierno de la Alianza Progresis-ta Unida UPA- (2004-2014). La histrica visita de Vajpayee a China, en junio de 2003, que dio un nuevo impulso a las relaciones India

    Manoranjan Mohanty, profesor jubilado de Ciencias Polticas de la Universidad de Delhi, es actualmente Profesor Distinguido en el Con-sejo para el Desarrollo Social de Nueva Delhi www.csdindia.org. Autor de Ideology Matters: China from Mao Zedong to Xi Jinping, entre otras obras.

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    China, se basa en el marco de Panchasheel y lo profundiza. Bajo el rgimen de la UPA, India estuvo representada en las celebraciones del Jubileo de Oro de la Conferencia de Bandung por el primer ministro Manmohan Singh, quien fue elegido para hablar en nombre de Asia. De hecho, Singh y el presidente chino, Hu Jintao, ubicados al lado del anfitrin, el entonces presidente indonesio Yudhoyono, encabezaron el desfile de los lderes de la Conferencia.

    Homenaje a los fundadores de Bandung

    La canciller Sushama Swaraj y su colega el ministro de Estado V.K. Singh evitaron cual-quier referencia al ex presidente Nehru en sus discursos durante la reunin del sexagsimo aniversario, salvo una referencia general a los lderes visionarios de Asia y frica. Esto llam la atencin de todo el mundo, pues mar-ca la decisin del nuevo gobierno de India de romper con el legado Nehru. Los delegados se extraaron bastante, porque Nehru fue uno de los principales organizadores de la con-ferencia de 1955, en tanto India fue uno de los cinco patrocinadores, junto con Myanmar, Indonesia, Pakistn y Sri Lanka. Es bien co-nocido que Nehru tom la iniciativa de abrir un dilogo entre el primer ministro chino Zhou Enlai y los lderes afro-asiticos, para que stos acepten a China no como miembro del bloque sovitico, sino como un pas asitico recin liberado.

    En contraste con las intervenciones de los de-legados de India, el presidente de China, Xi Jinping, (una de las estrellas destacadas de la conferencia del sexagsimo aniversario, sien-do que la principal fue el presidente indonesio Joko Widodo, quin ha tomado una serie de medidas para institucionalizar el Espritu de Bandung) record la contribucin del primer ministro Zhou Enlai a la Conferencia de Ban-dung y cmo China ha continuado acatando el Espritu de Bandung.

    La declaracin conjunta adoptada por 108 delegados, 29 observadores y 25 organizacio-

    nes internacionales, llamado el Mensaje de Bandung de 2015, incluy un prrafo entero dedicado a reconocer la contribucin de los fundadores originales de la Conferencia de Bandung. Los ministros de India se aprove-charon de la Plataforma de Bandung para pro-mocionar los planes del primer ministro Modi: Make in India e Digital India, aunque en trminos generales apoyaron la agenda princi-pal de la conferencia sobre Fortalecimiento de la Cooperacin Sur-Sur, para Promover la Paz Mundial y la Prosperidad.

    Reestructuracin global versus reequilibrio

    Compiten dos procesos en el mundo de hoy: uno de ellos es el proceso de reequilibrio global y otro es el proceso de reestructuracin glo-bal, este ltimo simbolizado por el Espritu de Bandung. Cuando las economas como las de China, India y Brasil toman impulso con altas tasas de crecimiento econmico, mientras que las economas occidentales entran en una crisis tras otra, los organismos mundiales dominados por el Banco Mundial hablaron de la necesidad de reequilibrar la economa y la poltica globa-les. Signific la incorporacin de los pases con crecimiento acelerado dentro del orden econ-mico y poltico internacional existente. Este proceso comenz con los pases industrializados del G-7, (durante un tiempo el G-8), que invita-ban a varias de las grandes economas de Asia, frica y Amrica Latina a un encuentro amplia-do cada vez que se reunan. A raz de la crisis financiera de los sub-prime del 2008 en Estados Unidos y luego a nivel mundial, este mecanismo asumi una nueva forma conceptual con la apa-ricin del G-20. Desde entonces, esta reunin de las veinte economas ms grandes del mun-do se ha realizado cada ao, para tratar temas de las finanzas y el comercio internacionales y otras cuestiones globales. La pregunta es si el G-20 est llevando al mundo en la direccin de los objetivos fijados por el G-77 el Grupo de ms de un centenar de pases en desarrollo que han estado tratando de cambiar el carcter de la economa poltica mundial existente, o si est siguiendo la agenda fijada por el G-7.

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    La Conferencia frica-Asia de Bandung 1955 defini una visin integral para transformar el orden poltico, econmico y cultural mundial. Esto fue reiterado con motivo de su Jubileo de Oro en 2005, cuando se adopt NAAS (Nueva Asociacin Africana Asitica). Esa visin tie-ne como objetivo la reestructuracin de la economa poltica mundial y apunta haca la conformacin de un mundo auto-gobernado, participativo, equitativo y descentralizado. El objetivo es reemplazar el sistema financiero de Bretton Woods y los bloques militares de la guerra fra, la poltica de alianzas y el orden cultural y educativo dominado por Occidente. La perspectiva de la reestructuracin global apunta a democratizar las relaciones de po-der en todos los niveles, nivel local, nacional y mundial para promover condiciones de igual-dad, dignidad y la realizacin de las aspiracio-nes materiales, culturales y polticas de todas las personas y todas las regiones. De otro lado, la perspectiva de reequilibrio global mantie-ne el patrn actual de las relaciones de poder, con la inclusin de algunas grandes potencias adicionales en la mesa principal de decisiones mundiales, o algunas potencias nuevas que ocupan los puestos de las declinantes.

    Lo paradjico es que, en el marco del proceso en curso de la globalizacin, ambos proce-sos estn vigentes. Las lites dominantes en India, China y la mayora de los pases emer-gentes comparten la perspectiva de reequili-brio mientras que hay movimientos populares dentro de esos pases, as como movimientos que actan en las cumbres de ONGs mundiales y algunos sectores del Foro Social Mundial que abogan por la reestructuracin. El Espritu de Bandung, sin duda, favorece la tendencia histrica de la reestructuracin global que responde a las crecientes aspiraciones de los pueblos en todo el mundo para hacer realidad la autodeterminacin. Ello vincula los lega-dos anticoloniales con la herencia civilizatoria de todos los pases de todas las regiones del mundo y con un futuro que se vislumbra en la Carta de las Naciones Unidas de 1945, pero que an est pendiente.

    Luchas futuras

    La celebracin del Sexagsimo Aniversario de Bandung ha reavivado la esperanza de la posi-bilidad de recuperar el impulso de la transfor-macin democrtica del orden global. Como dijo el presidente de Indonesia Joko Widodo, este renacimiento de la Voz Afro-Asitica no puede ser sustituido por nadie. Extender el marco de Bandung a Suramrica para que se convierta en un movimiento del Sur, o ASAFAS (Asia, frica y Amrica del Sur), y asumir el papel de ser la fuerza motriz para el futuro del planeta, representa un avance importan-te en la poca contempornea. El mensaje de Bandung adoptado en la Conferencia 2015 proyect una perspectiva integral de la trans-formacin mundial, colocando el cambio cli-mtico, la seguridad energtica, los derechos humanos, el empoderamiento de las mujeres, la seguridad alimentaria, la erradicacin de la pobreza y la gestin de desastres como el ncleo del programa de desarrollo. El hecho de focalizar el dilogo civilizatorio con la par-ticipacin de todas las culturas y regiones del mundo, en un marco de consolidacin de la paz y de respeto mutuo, constituye una respuesta oportuna a las consecuencias alienantes de la actual ola de globalizacin y la poltica de po-der impulsada por las fuerzas hegemnicas.

    La creacin de un Centro Bandung como se-cretara permanente y de coordinacin de estos programas, la puesta en marcha de mecanismos de coordinacin con diversas or-ganizaciones multilaterales, la construccin de una Red Universitaria Afro-Asitica y so-bre todo la declaracin del 24 de abril como el Da de Bandung a celebrarse cada ao en todo los pases de frica y Asia, tendrn sin duda alguna una importancia a largo plazo. El hecho de que la Conferencia de Bandung tuvo un programa especial para proteger los intereses de los pequeos pases insulares del Pacfico y otras regiones transmiti un mensa-je distinto. En 1955, muchos polticos de los EE.UU. y otros pases occidentales compartie-ron este punto de vista y se hicieron presentes en Bandung, mientras el Secretario de Estado

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    estadounidense, John Foster Dulles, asumi una posicin antagnica con los trminos de la Guerra Fra1. Hoy, hay muchas personas en EE.UU. que desean apoyar la perspectiva de Bandung, porque podra ayudar a su pas a reorientar su perspectiva hegemnica para ser un socio en el proceso de democratizacin mundial; mientras que, por su parte, sus lites dominantes todava afirman su papel de domi-nacin y liderazgo mundial. Esa postura da lu-gar a polticas hegemnicas similares en todas las regiones, para buscar equilibrarse entre s.

    1 NdE EE.UU. fue invitado a enviar un observa-dornooficialalareunin,perodeclinlainvita-cin, principalmente por presin de Dulles, uno de los principales mentores de la Guerra Fra, quien rechaz tajantemente que poda haber una posicin neutra frente al comunismo.

    Frente a esta poltica internacional basada en la teora neorrealista, Bandung representa la poltica global de la teora creativa, ubicada en la dinmica de la transformacin democr-tica que promueve la realizacin del potencial creativo de todos los individuos, grupos y re-giones en un marco de reciprocidad e interde-pendencia.

    A pesar de que el nuevo rgimen de India tom la decisin de subestimar la importancia de Bandung, el resto de los partidos polticos, los grupos de la sociedad civil, incluso muchas personas dentro del mismo partido gobernan-te, el BJP, s comparten los valores y aspiracio-nes de transformacin global encarnada en el Espritu de Bandung.

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    De Bandung-1955 a 2015:

    Viejos y nuevos desafos Samir Amin

    1. Bandung y el Movimiento de Pases No Alineados (MNOAL)

    La Conferencia de Bandung expres la voluntad de las naciones de Asia y frica para reconquistar su soberana y completar su independencia a travs de un proceso de autntico desarrollo coherente e indepen-diente para el beneficio de todas las clases trabajadoras. En 1955 la mayora de los pases de Asia y Oriente Medio haba reconquistado su soberana en las postrimeras de la Segunda Guerra Mundial, mientras que en otras partes, frica en particular, los movimientos de libera-cin estaban en lucha para lograr ese objetivo.

    Como recordaron los lderes de Bandung, la conferencia fue la primera reunin interna-cional de naciones no europeas (denominadas de color) cuyos derechos haban sido nega-dos por el colonialismo / imperialismo histri-co de Europa, EE.UU. y Japn. A pesar de las diferencias de tamao, del trasfondo cultural y religioso y de las trayectorias histricas, es-tas naciones rechazaron juntas el modelo de globalizacin colonial y semi-colonial que las potencias occidentales haban construido para exclusivo beneficio propio. Pero Bandung tambin manifest la voluntad de las naciones de Asia y frica de completar la reconquista de su soberana, al entrar en un proceso de autntica y acelerada bsqueda de desarrollo endgeno, que es la condicin para participar en la conformacin del sistema mundial en igualdad de condiciones con los Estados de los histricos centros imperialistas.

    Como dijo el presidente Sukarno en su dis-curso, la conferencia congreg a pases que haban optado por diferentes vas respecto a las formas y medios para alcanzar sus obje-tivos de desarrollo. Algunos (China, Vietnam del Norte, Corea del Norte) optaron por lo que llamaron el camino socialista, inspirado en el marxismo. Otros concibieron formas nacio-nales y populares especficas combinadas con reformas sociales progresistas (lo que podra ser identificado como proyectos nacionales / populares; los ejemplos incluyen a la Indone-sia de Sukarno, la India de Nehru, el Egipto de Nasser; y posteriormente, muchos otros pases). Todos estos pases dieron prioridad a la diversificacin e industrializacin de sus economas, para salir de su confinamiento a permanecer como productores / exportadores de productos agrcolas y mineros. Todos ellos consideraban que el Estado tena que asu-mir una mayor responsabilidad en el control del proceso. Tambin consideraron que sus objetivos (en particular, su ingreso a la era industrial) podan eventualmente entrar en conflicto con las lgicas dominantes del sis-tema mundial; pero que estaban en una po-sicin como para presionar al sistema global para que acoja sus demandas. Sin embargo, un buen nmero de pases que se adhirieron al MNOAL no adopt una posicin definida con respecto a ese planteamiento, y consider po-sible perseguir el desarrollo en el marco de la implementacin del sistema global.

    Lo que se debera recordar aqu es que todos los pases de Asia y frica se beneficiaron de la existencia misma de MNOAL, ms all de la va que haban escogido. La solidaridad polti-ca iniciada por Bandung era rentable, en tr-minos econmicos. Un pas como Gabn, por ejemplo, no habra sido capaz de beneficiarse

    Samir Amin es presidente del Foro Mundial de Alternativas; director del Foro del Tercer Mundo; economista egipcio y cientfico pol-tico; autor de numerosos libros.

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    de una buena parte de la renta petrolera, si no fuera por la OPEP y MNOAL, que lo hicieron posible. Por lo tanto, se puso nfasis en esa solidaridad poltica y los pases del MNOAL apo-yaron unnimemente las luchas (incluyendo la lucha arma a) de los pueblos de las colonias restantes (tal el caso de las portuguesas, Zim-babue), como tambin aquellas contra el apar-theid en Sudfrica y la ocupacin de Palestina.

    La historia del MNOAL hasta la dcada de 1980 ha sido la historia de las luchas polticas y sociales internas dentro de cada pas, precisamente en torno al eje como se defini anteriormente: qu es una eficiente estrategia alternativa para lograr un real desarrollo poltico, social y econmico? Estas luchas se combinaron con los conflictos que operaban en el mbito interna-cional, sobre todo el conflicto Este / Oeste. Sin embargo, en ningn caso se debe considerar las iniciativas adoptadas en Bandung y su des-pliegue por el MNOAL como una desventura de la Guerra Fra, segn lo presentan los medios de comunicacin occidentales, ayer y hoy. La Unin Sovitica se puso del lado de MNOAL y en diversos grados apoy las luchas llevadas a cabo en Asia y frica, en particular en respues-ta a la agresin econmica y a veces militar occidental. La razn de esto fue simplemente que la Unin Sovitica y China tambin fueron excluidas del eventual beneficio de participar en un patrn pluricntrico verdaderamente equilibrado del sistema global. En cambio, las potencias occidentales lucharon contra el MNOAL por todos los medios. Por lo tanto, la opinin expresada por los medios occidentales de que el MNOAL ha perdido su significado con el final de la guerra fra, la descomposicin de la Unin Sovitica en 1990 y el distanciamiento de China de la va maosta, carece de sentido: se mantienen los desafos que la globalizacin desigual representa. Bandung y el MNOAL fue-ron combatidos por los pases imperialistas. Las fuerzas reaccionarias locales organizaron golpes de Estado, con el apoyo de las interven-ciones extranjeras, que pusieron fin a una serie de sistemas estatales y experiencias populares nacionales, inspirados en Bandung (en Indone-sia, Egipto, Mal, Ghana y muchos otros pases). Las crecientes contradicciones internas pro-

    pias del concepto de los socialismos histricos sovitico y maosta, as como las contradic-ciones especficas en cada una de las diversas experiencias populares nacionales, prepararon el terreno para la contraofensiva de la trada imperialista.

    Los logros alcanzados durante la era de Bandung y MNOAL han sido enormes e histri-camente positivos, no obstante sus lmites y deficiencias. La opinin de que Bandung fall, como se expresa en los medios de co-municacin occidentales, es simplemente una tontera. Sin embargo, lo que se debe decir al respecto es que los sistemas de Bandung y el MNOAL, a pesar de sus logros, no fueron capaces de ir ms all de sus lmites y gradual-mente perdieron aliento, se fueron erosionan-do y, finalmente perdieron su contenido.

    2. Un mundo sin Bandung ni MNOAL (1980-2010)

    En Argel, en 1974, el MNOAL formul un pro-grama coherente y razonable (el Nuevo Orden Econmico Internacional) para que los pases del Norte asumieran los requerimientos de desarrollo en los pases del Sur. Estas pro-puestas fueron totalmente rechazadas por las potencias occidentales. Los objetivos de la contraofensiva de la trada imperialista se formularon en 1981 en la reunin del G-7 de Cancn, cuando Reagan declar que sabemos lo que necesitan mejor que ellos mismos. Se refera a los ajustes estructurales unila-terales, el desmantelamiento de los sistemas productivos nacionales, las privatizaciones y la apertura al saqueo financiero y el pillaje de los recursos naturales, es decir, el consenso de Washington.

    No hay necesidad de recordar las trgicas consecuencias asociadas al despliegue del nuevo orden mundial imperialista para las so-ciedades de los tres continentes: por un lado, la sper explotacin de mano de obra barata en las industrias deslocalizadas controladas por las multinacionales y la tercerizacin a travs de industrias y servicios de propiedad

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    local; por otro lado, el saqueo de los recursos naturales locales para el beneficio exclusivo de mantener la opulencia y el despilfarro en las sociedades del Norte. Estos recursos no consisten slo en petrleo, gas y minerales, sino que incluyen, cada vez ms, las tierras agrcolas (acaparamiento de tierras), el bosque, el agua, la atmsfera y el sol. En ese sentido, ahora ha pasado a primer plano la dimensin ecolgica del reto. Este patrn de desarrollo lumpen ha generado un dram-tico desastre social: aumento de la pobreza y la exclusin, la transferencia de la pobla-cin rural desposeda a barrios marginales y actividades de supervivencia informales, el desempleo, especialmente de la juventud, la opresin de las mujeres, etc. Los siste-mas productivos nacionales consistentes, que haban comenzado a construirse en la era de Bandung, se desmantelan de manera sistem-tica y se destruyen los embriones de los ser-vicios pblicos razonables (salud, educacin, vivienda, transporte).

    Protestar en contra de estas miserias no es suficiente. Se debe entender los procesos que han creado estas regresiones; y ninguna respuesta eficiente a este reto puede formu-larse sin un anlisis riguroso de las transforma-ciones del capitalismo en los centros del sis-tema, es decir, los procesos de concentracin del capital y la centralizacin de su control, de la financiarizacin. En tales circunstan-cias, los medios convencionales de medicin del desarrollo han perdido significado: una so-ciedad afectada por este patrn de desarrollo lumpen todava puede disfrutar, en algunos casos, de altas tasas de crecimiento, basado en el saqueo de los recursos, asociado a un efecto de goteo restringido al enriquecimiento de una pequea minora. Simultneamente, el control centralizado del sistema produc-tivo por el capital monoplico financiero ha dado lugar al control de la vida poltica por las oligarquas, aniquilando el significado de la democracia representativa.

    Sin embargo, en el marco de ese desastre glo-bal, algunas sociedades del Sur han sido capa-ces de aprovechar el nuevo orden mundial de la

    globalizacin ms profunda, e incluso parecen estar emergiendo en ese marco como expor-tadores exitosos de bienes manufacturados. Es-tos xitos alimentan a su vez la ilusin de que un proceso de este tipo, respetuoso de los fun-damentos de la acumulacin capitalista y los mercados globalizados, se puede mantener. Un anlisis de los crecientes conflictos entre es-tas economas emergentes exitosas y la trada imperialista (sobre el acceso a los recursos na-turales, en particular) debe tenerse en cuenta, as como un anlisis de los desequilibrios inter-nos asociados a estos procesos.

    El desastre social produce un desastre poltico no menos dramtico. El MNOAL haba tenido xito en el pasado en el mantenimiento de un grado de policentrismo en la gestin de la poltica internacional, que ha sido destruido por el neoliberalismo globalizado. La legiti-midad de la comunidad internacional repre-sentada por la ONU, MNOAL, G77 ms China, ha sido anulada por una autoproclamada co-munidad internacional, que se reduce al G-7 y un pequeo nmero de amigos selectos (en particular, Arabia Saudita y Qatar, que no son precisamente modelos de repblicas democrticas!) Las intervenciones financie-ras, econmicas y, finalmente, militares son orquestadas por esta as llamada comunidad internacional, negando de nuevo los dere-chos soberanos de todos los pueblos de Asia, frica y Amrica Latina.

    3. Hacia un renacimiento del espritu de Bandung

    La primera ola de renacimiento de los Estados y las naciones de Asia y frica, que dio forma a grandes cambios en la historia de la humani-dad, se organiz en el espritu de Bandung en el marco de los pases No Alineados de cara al colonialismo y al neocolonialismo, el patrn de la globalizacin en ese momento. Ahora, las mismas naciones, as como las de Am-rica Latina y el Caribe, enfrentan el reto de la globalizacin neoliberal, cuya naturaleza es igualmente desequilibrada. Por lo tanto, deben unirse para enfrentar el reto con xi-to como lo hicieron en el pasado. Con esa

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    perspectiva, ellos alimentarn una nueva ola de resurgimiento y progreso de los tres conti-nentes.

    El MNOAL uni a las naciones de Asia y frica solamente. Los Estados de Amrica Latina, con la excepcin de Cuba, se abstuvieron de unirse a la organizacin. Las razones de ese fracaso se han registrado: 1) los pases latinoameri-canos fueron formalmente independientes desde principios del siglo 19 y no compartan las luchas de las naciones de Asia y frica para reconquistar su soberana; 2) la domina-cin estadounidense del continente a travs de la doctrina Monroe no fue impugnada por los gobiernos de ningn pas (excepto Cuba); la Organizacin de los Estados Americanos in-cluy al amo (EE.UU.) y por esa razn Cuba la calific como el Ministerio de colonias de los EE.UU.; 3) las clases dominantes, de extrac-cin Europea, miraron a Europa y los EE.UU. como modelos a imitar. Por estas razones el intento de construir una Tricontinental no tuvo xito: se unieron solamente movimientos en lucha (lucha armada, a menudo), pero fue rechazada por todos los gobiernos en el conti-nente en ese momento.

    Eso ha cambiado: 1) los pases de Amrica La-tina y el Caribe han establecido recientemente su propia organizacin (CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), con ex-clusin de EE.UU. y Canad, y por lo tanto han rechazado formalmente la doctrina Monroe; 2) los nuevos movimientos populares han creado una conciencia respecto al carcter plurinacio-nal de sus sociedades (amerindios, de extrac-cin europea, antepasados africanos); 3) estos movimientos tambin han puesto en marcha estrategias de liberacin del yugo del neolibe-ralismo, con cierto xito que podra superar, en algunos aspectos, lo que se ha logrado en otros lugares del Sur. Por lo tanto, la reactivacin de la MNOAL ahora debe incluirlos y llegar a ser un frente Tricontinental.

    El eje en torno al cual los Estados y naciones de los tres continentes deberan organizar su solidaridad en la lucha puede formularse como la construccin de un frente comn contra la

    globalizacin imperialista neoliberal desequi-librada.

    Hemos visto que los Estados que se reunieron en Bandung mantuvieron diferentes puntos de vista con respecto a las formas y los medios para derrotar la dominacin imperialista y avanzar en la construccin de sus sociedades; sin embargo, fueron capaces de superar esas diferencias para hacer frente satisfactoria-mente el reto comn. Hoy es igual. Los go-biernos en los tres continentes, as como los movimientos populares en lucha, mantienen grandes diferencias en sus formas y medios para enfrentar el mismo desafo renovado.

    En algunos pases se desarrollan proyectos soberanos, que asocian polticas estatales activas destinadas a construir metdicamente un sistema industrial productivo moderno y consistente, apoyado en una capacidad expor-tadora agresiva. Los puntos de vista con res-pecto al grado, el formato y la eventual regu-lacin de la apertura al capital extranjero y los flujos financieros de todo tipo (inversiones extranjeras directas, inversiones de cartera, inversiones financieras especulativas) difieren de un pas a otro y segn los momentos. Las polticas implementadas en relacin con el ac-ceso a la tierra y otros recursos naturales tam-bin ofrecen una amplia gama de diferentes opciones y prioridades.

    Encontramos diferencias similares en los pro-gramas y acciones de los movimientos popu-lares en lucha contra los sistemas de poder vigentes. Las prioridades cubren un amplio espectro: derechos democrticos, derechos sociales, cuidado ecolgico, asuntos de g-nero, polticas econmicas, el acceso de los campesinos a la tierra, etc. En unos pocos casos, se intenta reunir las diferentes deman-das en un plan estratgico de accin comn. En la mayora de los casos poco se ha logrado en esa perspectiva.

    Una variedad tan amplia de situaciones y acti-tudes ciertamente genera problemas para to-dos; y puede incluso generar conflictos entre los Estados y / o entre compaeros de ruta.

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    El Espritu de Bandung y la globalizacin

    Gao Xian

    La Conferencia de Bandung (Indonesia 1955), que cumple ahora los 60 aos, fue patroci-nada, organizada y ejecutada en su totalidad por pases de Asia y frica. Constituy la pri-mera accin conjunta del Tercer Mundo en el perodo posterior a la 2da guerra mundial, in-dependiente de los bloques polarizados entre Oriente y Occidente. La Conferencia da paso al reconocimiento del Tercer Mundo, el inicio de la cooperacin Sur-Sur y la apertura de un proceso multipolar en el orden mundial.

    El logro excepcional de la Conferencia de Ban-dung fue la adopcin por unanimidad de los Diez Principios para abordar las relaciones in-ternacionales, que encarnaban la idea comn de la unidad del Tercer Mundo y la coopera-cin para la independencia nacional y la paz mundial. Por lo tanto, representa el Espritu de Bandung. Los puntos destacados en los diez principios incluyen: el respeto de los derechos humanos fundamentales y de la Carta de la ONU; respeto a la soberana e integridad terri-torial de todas las naciones; la no interferencia en los asuntos internos de otros pases; la igual-dad de todas las razas y de todas las naciones grandes y pequeas; el respeto por el derecho a la autodefensa de todas las naciones; la no presin sobre otros pases; el no uso de amena-zas de agresin ni el uso de la fuerza contra la independencia poltica de cualquier pas; la so-lucin de todas las controversias internaciona-les por medios pacficos; el respeto por la justi-cia y la obligacin internacional; la promocin

    de los intereses mutuos y la cooperacin. Esos principios trazaron un camino para el estable-cimiento de un nuevo orden poltico y econmi-co internacional, razonable y justo. De hecho, el Espritu de Bandung no slo enfatiz en un mundo de cooperacin e integracin, sino que tambin hizo hincapi en las normas universa-les sobre la soberana, la justicia, la democra-cia y el derecho internacional. Ayud a promo-ver la cooperacin Sur-Sur, as como a mejorar las relaciones Norte-Sur. Reflejaba una visin comn por la paz, el desarrollo, la cooperacin y el beneficio mutuo.

    Aunque han pasado 60 aos desde entonces, creemos que el Espritu de Bandung no est obsoleto. Varios cambios han tenido lugar en el cuadro general del mundo, nuevas oportu-nidades y nuevos retos aparecen aqu y all. Especialmente, cuando la globalizacin se con-virti cada vez ms en la forma de vida en las reas econmicas, polticas, sociales y cultura-les de todo el mundo, algunas personas tienden a pensar que muchos de los puntos en los Diez Principios ya no tienen validez y viabilidad. Pero la realidad habla de manera diferente.

    La globalizacin es un proceso inevitable de la sociedad humana. Como resultado de este proceso, aumenta la interrelacin global, la integracin mundial se fortalece, la interde-pendencia entre los pases se refuerza y una conciencia mundial comienza a emerger. Con-secuentemente, se han producido enormes flujos de capital, materias primas, servicios, productos y personas, a travs de las fronteras nacionales en muchas partes del mundo. Este es, sin duda, un proceso complicado, ya que la globalizacin actual est dominada por Esta-dos Unidos y las potencias occidentales, mien-

    Gao Xian (1928) es profesor en la Academia China de Ciencias Sociales (CASS). Fue Secre-tario General del Centro de Estudios del Ter-cer Mundo, CASS; y profesor en universidades de EE.UU.

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    tras que los pases del Tercer Mundo son meros participantes pasivos. El panorama general es que: la economa de mercado funciona como la fuerza motriz de la globalizacin, las empre-sas multinacionales actan como pioneras de la globalizacin, la alta tecnologa sirve para pro-mocionar la globalizacin, y la teora subyacen-te es el neoliberalismo, que se apega al conser-vadurismo poltico, se opone a la intervencin del Estado en la economa y hace hincapi en el orden competitivo. Bajo tal situacin, la ac-tual globalizacin est caracterizada tanto por ventajas como desventajas. Si bien puede pro-porcionar a los pases del Tercer Mundo opor-tunidades de desarrollo, el proceso est lleno de diferencias, competitividad y conflictos de inters. Esto se refleja en hechos tales como: la creciente brecha entre el Norte y el Sur, en-tre pases ricos y pobres, entre los que tienen y los que no tienen; la homogeneidad cultural, uniformidad y estandarizacin que anulan la di-versidad y la pluralidad cultural; la explotacin de los recursos en los pases en desarrollo por los pases desarrollados; el choque de civiliza-ciones y valores; etctera.

    Es cierto que muchos de los problemas impor-tantes del mundo no se pueden resolver ade-cuadamente desde los distintos pases de ma-nera individual, y que slo podrn ser tratados adecuadamente como cuestiones mundiales en el plano global. Problemas tales como la proliferacin de las armas nucleares, las enfer-medades epidmicas generalizadas, desastres ambientales, el cambio climtico, el desarrollo sostenible, las crisis econmicas y financieras mundiales, etc., en la era de la globalizacin, pueden abordarse de manera ms eficaz me-diante un esfuerzo global conjunto. Pero ello slo se puede lograr exitosamente sobre la base de una buena cooperacin y el apoyo activo de las naciones relacionadas. La accin global y el esfuerzo transfronterizo no niegan la soberana de las naciones. Por no mencionar los casos de violacin o agresin contra un pas con la excusa de salvaguardar los derechos humanos o a nombre de castigar a dictadores y tiranos, etc. Sin lugar a dudas, los objetivos de oponer-se a la hegemona, a la agresin, salvaguardar la paz mundial y buscar la democratizacin de

    las relaciones internacionales, siguen siendo la tarea primordial del mundo de hoy. Muchos de los nudos del mundo actual, como el problema del Oriente Medio, el conflicto en torno a Ca-chemira, las disputas del Mar del Sur, as como las controversias fronterizas en diferentes par-tes del mundo, tienen sus races en el legado perverso del colonialismo y el imperialismo. La solucin gradual de todos estos problemas est estrechamente conectada con la urgencia de reformular y mejorar el cdigo actual de las relaciones internacionales en estos tiempos de globalizacin. Las potencias estadounidense y occidentales son las que han patrocinado y promovido la globalizacin, y en tal sentido las que han formulado las reglas de juego existen-tes de las relaciones internacionales del mun-do actual y siempre actan como juez y parte. Contra la situacin de la globalizacin antes mencionada, podemos ver que los diez princi-pios de la Conferencia de Bandung, o el Espritu de Bandung, de ninguna manera estn fuera de tiempo y bien podran encarnar un nuevo signi-ficado hoy.

    Si bien el panorama actual de la globalizacin tiene sus debilidades, sin embargo, como ya he-mos dicho, es un proceso mundial objetivo, in-dependiente de la voluntad del ser humano. Sa-bemos que ningn pas puede lograr el desarrollo y el despegue del crecimiento bajo una poltica de autarqua, detrs de una puerta cerrada al mundo. La participacin en la globalizacin es un camino indispensable para el desarrollo de los pases. Deben ser capaces de aprovechar las oportunidades de la globalizacin, capitalizar las ventajas que puede tener el recin llegado, y as acelerar su desarrollo. La tendencia de mantenerse alejado de la globalizacin y seguir el camino del nacionalismo no conducir a nin-guna parte. Una poltica de autarqua nunca po-dr evitar el atraso. Por lo tanto, un mundo de apertura, de inclusin, de cooperacin, interde-pendencia, complementariedad y de beneficio mutuo, as como la bsqueda de un terreno co-mn sin negar las diferencias, es la meta que an-helamos y que nos esforzamos por alcanzar. La sociedad humana definitivamente necesita una globalizacin de ganar-ganar, de la igualdad, de la convivencia.

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    De Bandung a los BRICS: dos estilos, un objetivo

    Beatriz Bissio

    Estaban reunidos los despreciados, los insultados, los dolientes, los despose-dos, en breve, los avasallados de la raza humana. All se encontraba la concien-cia clasista, la racial y la religiosa en una escala global. Quin haba pensa-do en organizar una reunin como esa? Y qu tenan esas naciones en comn? Nada, a m me pareca, salvo su rela-cin pasada con el mundo occidental los haba hecho sentir. Esta reunin de los denegados era en s misma una especie de juicio sobre el mundo occidental!

    Richard Wright - The Color Cur-tain: a Report on the Bandung Conference. The World Publis-hing Company, Cleveland and New York, 1956

    La Conferencia realizada en Bandung, Indone-sia, del 18 al 24 de abril de 1955 reuni a l-deres de unos 30 estados asiticos y africanos, responsables por el destino de 1.350 millones de seres humanos. En 2015, sesenta aos des-pus, muchos de los problemas que fueron ob-jeto de anlisis y debates en aquella conferen-cia pionera continan desafiando a un enorme segmento de la Humanidad. Esa constatacin ya justifica una reflexin sobre el sentido y las proyecciones de Bandung y nos invita a pensar hasta qu punto mantienen vigencia algunos

    de los diagnsticos y de las propuestas de ese evento, que constituy un hito en la historia de las relaciones internacionales del siglo XX.

    Al consagrar la emergencia del Movimiento de Pases No Alineados y del propio concepto de Tercer Mundo, la reunin de Bandung repre-sent, simblicamente, el momento en que un significativo sector de la Humanidad tomaba consciencia de su papel y haca or su voz. El espritu de Bandung marc el proceso de li-beracin del mundo colonial y defini el cami-no para la insercin internacional de los pases que se organizaron en el Movimiento No Ali-neado, con una condena explcita al racismo, al colonialismo y al imperialismo.

    Guiado por el ideal de crear un espacio propio una comunidad imaginada? - en el mundo bipolar de la poca, ese conglomerado de na-ciones defini diez principios que orientaran su actuacin a favor de la promocin de la coexistencia pacfica. En el explosivo esce-nario de la Guerra Fra, los diez principios de Bandung definan el rechazo a la participacin en cualquier tipo de pacto militar y la defensa de la no intervencin y de la no interferencia en los asuntos internos de los dems pases, a partir del respeto a la soberana e integridad territorial de todas las naciones, colocando en primersimo lugar el respeto a los dere-chos humanos fundamentales. Se reconoca la igualdad de todas las razas, el derecho de toda nacin a defenderse individual o colecti-vamente, en el marco de las definiciones de la Carta de la ONU; se rechazaban los acuer-dos de defensa colectiva, entendiendo que los mismos estaban destinados a servir a los intereses particulares de las Grandes Poten-

    Beatriz Bissio, uruguaya-brasilea, es pro-fesora Adjunta y Jefe del Departamento de Ciencia Poltica, Universidad Federal de Ro de Janeiro. Coordinadora del Ncleo Interdis-ciplinario de Estudios sobre frica, Asia y las relaciones Sur-Sur (NIEAAS).

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    cias, y se defenda la solucin de todos los conflictos por medios pacficos, con respeto a la justicia y a las obligaciones internacionales.

    En los aos setenta, en el auge de su actua-cin, los No Alineados adoptan dos nuevas banderas de lucha: la implementacin de un Nuevo Orden Econmico Mundial (NOEM) y de un Nuevo Orden Mundial de la Informacin y la Comunicacin (NOMIC). Esta ltima reivindi-cacin fue incorporada por la UNESCO, que en 1977 nombr una comisin internacional para estudiar los problemas de los flujos informati-vos. Tres aos despus, esa comisin lanz el documento conocido como Informe MacBride (Sean MacBride era el presidente de la comi-sin) con propuestas concretas tendientes a equilibrar la produccin y el acceso a la infor-macin entre los pases desarrollados y el Ter-cer Mundo, a partir de una condena a los gran-des monopolios informativos internacionales. La reaccin de Estados Unidos y de Inglaterra fue drstica: ambos pases abandonaron la UNESCO y retiraron los fondos que aportaban a esa agencia de la ONU, que enfrent aos de crisis y acab forzada a dejar de lado la discusin del tema.

    En directa relacin con la propuesta de un cambio profundo en las reglas de juego de la economa y de la produccin y distribucin de informaciones a nivel mundial, los No Alinea-dos cuestionaban la divisin del mundo segn la lgica de la Guerra fra, una lgica apoya-da en opciones ideolgicas, y proponan como verdadera la divisin que determinaba una desigual capacidad de las naciones de dispo-ner de sus propias riquezas naturales. O sea, la divisin real no sera entre el Este y el Oes-te, sino entre el Norte y el Sur. Por esa razn, para los Pases No Alineados, la economa y las comunicaciones eran los sectores estratgicos para viabilizar la meta ms determinante de su actuacin: el desarrollo pleno de todos los pases. Slo metas ambiciosas de desarrollo podran llevar a la erradicacin definitiva de todo tipo de explotacin y de dominacin.

    Aunque el diagnstico del Movimiento No Ali-

    neado era correcto, la correlacin de fuerzas en aquel momento histrico no permiti la implementacin de ese tipo de alternativa, ni en el plano econmico ni en el terreno de las comunicaciones. El propio movimiento se fue debilitando, ante los impases polticos y eco-nmicos y perdi protagonismo en el escena-rio internacional.

    Sin embargo, en las primeras dcadas del siglo XXI, en un mundo marcado por la glo-balizacin, bien diferente, por lo tanto, del escenario de las dcadas de 50 a 90 del siglo pasado, se fue delineando una nueva realidad. Algunos pases del que fuera llamado Tercer Mundo una designacin que fue progresiva-mente sustituida por otra, el Sur Global - pa-saron a ser identificados como lderes de sus respectivas regiones, en funcin de avances relativos conquistados en los aos recientes que los transformaban en potencias de media-no porte. Comenzaron a ser llamados pases emergentes en los medios de comunicacin y ellos, a su vez, pasaron a identificar inte-reses comunes en su actuacin internacional.

    El proceso que deriv de esa convergencia es conocido: en setiembre de 2006 los cancille-res de Brasil, Rusia, India y China se reunieron durante la realizacin de la 61 Asamblea Ge-neral de las Naciones Unidas y definieron una agenda propia, que aspiraba a ser ampliada y consolidada en los aos siguientes. En 2011 Sudfrica se incorpor formalmente a ese me-canismo de concertacin, que pas a ser cono-cido como BRICS.

    Los BRICS renen a las cinco mayores econo-mas emergentes con grandes disparidades entre s, evidentemente, si consideramos que la economa china ostenta el segundo PIB del mundo (aproximndose rpidamente a Esta-dos Unidos) y la India el tercero y que Bra-sil y Sudfrica aparecen bien distanciados - y representan el 40% de la poblacin mundial, aproximadamente 3 mil millones de personas. Por mucho tiempo mantenido en la informa-lidad, ese mecanismo previsto inicialmente para propiciar la cooperacin en sectores es-

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    pecficos viene consolidndose durante cada una de las reuniones y ha dado pasos impor-tantes tendientes a su institucionalizacin.

    La IV reunin de nivel presidencial, realizada en julio de 2014 en la ciudad brasilea de For-taleza, ratific un importante acuerdo econ-mico cuyo principal resultado fue la fundacin de un nuevo Banco de Desarrollo, cuya sede ser en Shanghi y cuya presidencia le corres-ponde a la India. El capital inicial autorizado para el banco es de 100 mil millones de dla-res y se crear un Fondo de Garantas Mutuas, tambin con 100 mil millones de dlares. El objetivo del nuevo banco es transformarse en una fuente de financiamiento para las econo-mas emergentes y en desarrollo y entre sus metas se incluye la creacin de condiciones que permitan acabar con la actual dependen-cia del dlar como principal reserva de divisas global (est previsto el impulso de la conver-tibilidad entre el real brasileo, el rublo ruso, la rupia india, el renminbi chino y el rand su-dafricano).

    Estos proyectos del grupo BRICS permiten tra-zar un paralelo con las metas frustradas del Movimiento No Alineado. La propuesta de los aos 70 de un Nuevo Orden Econmico Mun-dial dependa, en gran medida, de consensos que pudiesen ser construidos con algunas de las potencias del mundo desarrollado, ya que los pases del Tercer Mundo no tenan la fuerza poltica para imponer cambios en el funciona-miento de la economa mundial por s mismos. La nica excepcin talvez fue la existencia de la Organizacin de Pases Exportadores de Pe-trleo, OPEP, que en 1973, pocos das despus de la Conferencia de los No Alineados de Argel y de la Guerra de Yom Kippur, determin el aumento de hasta 300% en el precio del crudo y la imposicin de embargos de venta para los pases occidentales aliados de Israel, dando origen al llamado choque del petrleo.

    Hoy en da, los BRICS comienzan a modificar las reglas de juego de la macroeconoma mun-dial simplemente haciendo uso de sus propios recursos y actuando con voluntad poltica cla-

    ra. Por no contar con espacio apropiado de dilogo ni de negociacin en las estructuras de Brett