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Trabajo Final de Grado
Monografía
Vigorexia:
“El día que Hércules perdió su Musculatura”
Estudiante:
Ignacio Rodríguez Vega
C.I.: 2.881.934-4
Tutora:
Patricia Domínguez
Montevideo - Uruguay - 2020
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RESUMEN
En nuestra sociedad hipermoderna se observa una marcada tendencia a la
jerarquización del cuerpo, ésta tendencia da lugar a demandas, en la población,
direccionadas al deseo de poseer un cuerpo musculoso con medidas proporcionadas. Esta
situación determina que el hombre construya un universo con elementos necesarios para la
satisfacción de dichas demandas, dentro de esos elementos, encontramos, investigación y
producción de conocimiento teórico acerca de cómo aumentar la masa muscular, cuyos
resultados se materializan en gimnasios con equipamiento especifico, protocolos de
prácticas y producción de sustancias químicas para tales efectos.
Éste fenómeno generó una población de personas dedicadas a usufructuar estos
elementos para lograr dichos objetivos, lo que a su vez determinó que muchos de ellos
desarrollaran tendencias patológicas a causa de ello, lo que determinó la aparición de
trastornos relacionados con estas prácticas. Ésta monografía pretende dar cuenta de uno de
estos trastornos, denominado vigorexia.
Palabras clave: Vigorexia, trastorno dismórfico corporal, dismorfia muscular,
hipermodernismo, deporte.
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ÍNDICE
Resumen
1. Introducción
2. Antecedentes
3. Factores predisponentes, síntomas, diagnóstico y tratamiento
3.1 Factores predisponentes
3.2 Síntomas
3.3 Diagnóstico
3.4 Pautas diagnósticas para vigorexia – escalas de medición
3.5 Trastornos psicológicos asociados a la vigorexia
3.5.1 Trastorno de la conducta alimentaria (TCA)
3.5.2 Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
3.6 Tratamiento
4. Investigaciones relacionadas a la vigorexia
5 Otra mirada: La vigorexia en la era hipermodernista
6 Consideraciones finales
Referencias bibliográficas
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1 INTRODUCCIÓN
Esta monografía tiene como propósito indagar los aspectos más importantes en
relación con el trastorno dismórfico corporal, subtipo muscular (TDCm) conocido
genéricamente como Vigorexia. A partir del análisis de la creciente producción científica se
aborda el tema desde los diferentes modelos etiológicos que comprenden, el trastorno de
conducta alimentaria (TCA), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno
dismórfico corporal (TDC). Actualmente el manual diagnóstico y estadísticos de los
trastornos mentales, DSM V incluye el trastorno dismórfico corporal (TDC) dentro del
capítulo de los trastornos obsesivo-compulsivos y los trastornos relacionados, jerarquizando
como elemento principal la preocupación extrema por uno o más defectos percibidos en su
apariencia física; en este trabajo nos enfocaremos principalmente en el subtipo dismórfico
muscular que se refiere a la percepción patológica de “ser demasiado pequeños o poco
musculosos”.
El trabajo monográfico se propone una identificación a partir del perfil psicológico del
vigoréxico, describiendo algunos instrumentos de evaluación, las variables de su
presentación clínica, diagnóstico y tratamiento, considerando éstos aspectos, quedará de
manifiesto la importancia de la percepción de la imagen corporal, los factores psicosociales
que influyen en nuestra era hipermodernista y sus alcances en la actualidad.
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2 ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La Vigorexia fue documentada por primera vez por el científico y médico Harrison G.
Pope junto a Jr. David L. Katz y James I. Hudson en 1993 en un trabajo que involucró a 108
culturistas masculinos, describiendo el Trastorno como "anorexia inversa", dado que se
caracterizaba principalmente por el aumento de la ingesta de proteínas en busca de
aumento de volumen muscular. Anteriormente, en 1987, Harrison Pope había considerado
este trastorno como una forma de psicosis. Posteriormente, a partir de un trabajo de campo
evaluando la insatisfacción de la imagen corporal en varones, realizado por José I. Baile
Ayensa y colaboradores en 2003 y 2005, comienza a jerarquizarse su clasificación dentro
del trastorno dismórfico acuñando el término popular de vigorexia, en el cual se identifican
características específicas para este trastorno, tales como:
● Alteración de la percepción de la imagen corporal. Conductas de verificación diaria de
medidas musculares, por lo general de mañana ante la idea de pérdida de masa muscular
durante la noche.
● Pensamientos obsesivos en relación con su aspecto; preocupación excesiva con dedicación
de más de una hora diaria.
● Ansiedad o depresión con sentimientos negativos;
● Baja autoestima, ideas de frustración, autopercepción de fracaso. Personalidad introvertida
e inmadura.
● Compulsión por el ejercicio físico con pesas, con grado de dependencia a la actividad
deportiva implicando prácticas diarias con duración promedio de 3 a 4 horas.
● Síndrome de abstinencia ante la imposibilidad de la práctica deportiva, manifestándose
sintomáticamente como cuadro de ansiedad y depresión. En ocasiones se mantiene el
programa de entrenamiento a pesar de la contraindicación médica, social y familiar.
● Rasgos obsesivos con relación a la dieta estricta autoimpuesta, caracterizada por el mínimo
consumo de grasas y aumento de la ingesta de glúcidos como fuente energética, así como
de proteína para ganar musculatura, para acelerar el proceso asociado al uso de complejos
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vitamínicos y minerales para minimizar el déficit consecuente de este programa nutricional
restrictivo.
● Aislamiento socio familiar;
● En ocasiones consumo de sustancias como anabolizantes y suplementos alimenticios.
En algunos casos la sintomatología que queda de manifiesto ante el exceso de ejercicio
revela patología mental subyacente, relacionada con trastornos de ansiedad, depresión y
trastornos obsesivos compulsivos.
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3 FACTORES PREDISPONENTES, SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
3.1FACTORES PREDISPONENTES DE LA VIGOREXIA
La etiología del trastorno se plantea desde el paradigma factorial biopsicosocial
identificando variables predisponentes, desencadenantes y mantenedoras de la patología,
estos factores pueden ser socioculturales, psicológicos y biológicos (Adams, y Kirby, 1998).
Actualmente las variables tecnológicas de la comunicación, en especial las redes
sociales, manifiestan una particular relevancia sobre aspectos visuales, físicos y estéticos,
que no configuran necesariamente una realidad, pero sí constituyen una influencia que
incide desde una temprana edad y se vuelve relevante en la etapa más crítica de la
adolescencia, cuando ciertos elementos del desarrollo de esa personalidad predisponen al
individuo a incrementar conductas que pueden incidir en el aumento de un trastorno
perceptivo de su imagen corporal.
Sin embargo, el deseo de tener un cuerpo perfecto no es una explicación suficiente,
porque no hace que todos los sujetos terminen siendo vigoréxicos, hay personas que hacen
mucho ejercicio o que toman suplementos proteicos, sin desarrollar este trastorno.
Otros autores han propuesto una vulnerabilidad genética o biológica que predispone
a este trastorno con patrón similar a las adicciones (Muñoz y Gómez, 2004). Se ha
identificado un bajo rendimiento del sistema serotoninérgico que acompañaría a este
trastorno (Alonso, 1996), pudiendo aparecer, un desequilibrio de otros neurotransmisores
cerebrales, como el gaba, encargado de la inhibición específica de comportamientos, o la
dopamina, cuyos niveles aumentan significativamente en la práctica excesiva de deporte,
igual que en otras adicciones, lo que biológicamente acercaría la vigorexia a la adicción.
Otra explicación biológica implica al sistema nervioso simpático y una dependencia
de los niveles aumentados de catecolaminas que acompañan a la práctica regular de
ejercicio (Martell, 2006). Otra línea de investigación, prometedora pero incipiente es la que
sugiere que este trastorno podría ser el resultado de un déficit de opioides endógenos,
estimulados por el ejercicio. Aunque en nuestra revisión se encontraron diversos estudios,
estos no son concluyentes, ya que, además de tratarse de estudios anecdóticos la mayoría
de las evidencias de la conexión entre endorfina y vigorexia se presentan como una teoría
asociativa más que como una evidencia causal.
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Los resultados no son concluyentes y no aclaran si las alteraciones en la
neurotransmisión son la causa o el resultado de la vigorexia. En cuanto a la influencia de
variables individuales se puede destacar la importancia de ciertos problemas psicológicos
(De la Paz, 2002; García, 2002). Los sujetos suelen presentar una historia de burlas sobre
su apariencia, fracasos, relaciones interpersonales negativas, de forma similar a lo que
sucede en la Anorexia. Los sujetos realizan cogniciones equivocadas sobre su propia
imagen y aparecen pensamientos obsesivos relacionados con experiencias previas. El
perfeccionismo, la baja autoestima, el miedo al ridículo y al fracaso y la opinión de los otros
sobre ellos juegan un importante papel (De la Serna, 2004).
3.2 SÍNTOMAS
Los síntomas de la vigorexia están directamente relacionados con la preocupación
persistente por uno o varios defectos o imperfecciones percibidos en la apariencia que son
imperceptibles o sólo ligeramente perceptibles para los demás.
De esta forma, en respuesta a su preocupación, los individuos que padecen
vigorexia, se involucran en comportamientos repetitivos y excesivos, que incluyen examinar
la apariencia o la gravedad del defecto o la imperfección percibidos, manifiestan intentos
excesivos de disimular el defecto percibido, o tienen una marcada evitación de situaciones
sociales que aumentan el malestar por el defecto o la imperfección percibidos. Los síntomas
son lo suficientemente graves como para provocar un malestar o deterioro significativos en
el ámbito, personal, familiar, social, educacional y ocupacional de los vigoréxicos.
Según el manual diagnóstico DSM V, el trastorno dismórfico corporal integra las
siguientes características:
A. Preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto
físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas.
B. En algún momento durante el curso del trastorno, el sujeto ha realizado
comportamientos o actos mentales repetitivos como respuesta a la preocupación por el
aspecto.
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C. La preocupación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Asimismo, a partir de su afán por lograr determinada forma en su cuerpo. Los sujetos
que padecen vigorexia, toman decisiones conscientes y llevan a cabo acciones
consecuentes con ellas,
Por otra parte, el levantamiento de pesas y el programa de entrenamiento
característico se orienta exclusivamente a satisfacer la preocupación incisiva por el
desarrollo muscular; consecuentemente, ésta conducta, que estimula la superación de los
límites saludables del ejercicio conlleva consecuencias, efectos negativos a nivel somático,
que resultan en lesiones que evolucionan paulatinamente al deterioro y/o malestar corporal
(Arbinaga y Caracuel 2007). Muchas veces, esto se constituye en el primer contacto con el
servicio de asistencia sanitaria, oportunidad en que la vigorexia pasa desapercibida,
motivado fundamentalmente por la ausencia de protocolos específicos para su
jerarquización y detección en estos casos particulares.
3.3 DIAGNÓSTICO
3.4 PAUTAS DIAGNÓSTICAS PARA VIGOREXIA - ESCALAS DE MEDICIÓN
Existen una variedad de escalas de medición que posibilitan identificar el trastorno.
Los instrumentos más concretos para establecer criterios objetivos sobre variables
mensurables son:
La Escala de Satisfacción Muscular (ESM; González-Martí, Fernández, Contreras y
Mayville, 2012). Este cuestionario corresponde a la traducción del Muscle Appearance
Satisfaction Scale (MASS; Mayville, Williamson, White, Netemeyer y Drab, 2002) en éste
cuestionario se evalúan 19 ítems que refieren a aspectos cognitivos, conductuales y
afectivos de las personas que padecen Vigorexia. Las variables más destacadas a evaluar
para la vigorexia se pueden sintetizar en: dependencia al fisicoculturismo, conductas de
verificación, uso de sustancias, grado de insatisfacción muscular.
El Cuestionario de autoconcepto Físico (CAF; Goñi, Ruíz de Azúa, y Liberal, 2004)
que surge a partir del modelo de Fox y Corbin (1989). Está diseñado para obtener una
aproximación sobre el autoconcepto físico a partir de cuatro dimensiones o escalas: 1.
atractivo físico, 2. habilidad física, 3. condición física y 4. fuerza, y dos dimensiones
generales: autoconcepto físico general y autoconcepto general.
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3.5 TRASTORNOS PSICOLÓGICOS ASOCIADOS A LA VIGOREXIA
A partir de la literatura, se observan derivaciones relacionadas al diagnóstico
diferencial que integran básicamente dos trastornos, que comparten ciertos elementos
característicos con la vigorexia. Vamos a referirnos a cada uno de ellos para conocer sus
características específicas.
3.5.1 Trastorno de la conducta alimentaria (TCA)
Dentro del TCA se identifican síntomas conductuales que comparten características
de la vigorexia, sin llegar a componer el cuadro clínico específicamente. La alteración de la
representación mental de la apariencia física, deriva causalmente en ciertas conductas de la
alimentación, que se relacionan a la percepción patológica de la imagen corporal, lo que
conlleva, por lo general, a conductas de riesgo en materia alimentaria, incluyendo trastornos
tales como, Anorexia y Bulimia.
La alteración de la imagen corporal presenta un desequilibrio en los aspectos que
definen la apariencia física, que integran fundamentalmente tres componentes: el
perceptivo, el cognitivo-afectivo y el conductual (Thompson, 1990).
Para los vigoréxicos el componente conductual y perceptivo, incluye manifestaciones
tales como el cumplimiento de un programa autoimpuesto de entrenamiento físico de
elevada exigencia a intensidades, frecuencias o condiciones que causan deterioro.
(Arbinaga y Caracuel, 2003),
El tiempo que dedican a esta actividad es una conducta que interfiere en la
adaptación social, laboral, familiar y de pareja (De la Serna, 2004). En el caso de la
vigorexia, la dieta se enfoca en el logro del aumento de la masa corporal, incluyendo un gran
consumo de proteína, a través de suplementos dietéticos, y otras fuentes.
3.5.2 Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Se estima que el 15% de las personas con vigorexia, asocia un trastorno obsesivo
compulsivo (TOC) (Frare, 2004). Actualmente, y tomando en cuenta la inclusión de este
trastorno en el DSM V, queda establecido como una entidad nosológica independiente al
TOC. La vigorexia se encuentra relacionada con la distorsión de la imagen corporal, más
específicamente con la conformación muscular, a diferencia de las manifestaciones típicas
de un trastorno obsesivo compulsivo que responde a factores psicológicos y socioculturales
asociados a las características de personalidad del individuo, asimismo, otro factor
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diferencial es que el TOC se presenta principalmente en la edad adulta, a diferencia de la
vigorexia, que se presenta en la adolescencia o la juventud.
La imagen corporal como elemento central del trastorno se asocia a ciertos rasgos
psicopatológicos de personalidad, principalmente narcisismo y compulsividad con escasa
presentación de conductas obsesivas. La presencia de pensamientos y conductas
recurrentes pueden variar con tal de lograr la finalidad deseada y no conlleva
necesariamente a la ejecución de actividad física placentera.
En la vigorexia, existen pensamientos negativos, ante la idea de no ejercitarse lo
necesario, generando ansiedad, lo que conlleva a concretar una planificación de ejercicios
que contrarresta la idea de perder masa muscular en ausencia de actividad física.
En la vigorexia, no se compone necesariamente un ritual característico como en el
TOC, que se caracteriza por no tener un objetivo real concreto y por ser una conducta rígida,
estereotipada y poco flexible.
La ejecución de rutinas de alta intensidad asociadas a un componente alimentario que
presenta características diversas, de acuerdo al plan de musculación del individuo, varían de
acuerdo a la apreciación de cada individuo considerando variables tales como la simetría, el
volumen y la definición, del sector muscular a trabajar, para éstas personas el cuerpo se ha
convertido en el componente más importante de su identidad.
3.6 TRATAMIENTO
En primer lugar, cabe señalar, que como el trastorno dificulta la autopercepción y
conciencia de enfermedad en el individuo, resulta difícil acceder a la población que presenta
vigorexia. Generalmente las personas con este trastorno llegan al consultorio psicológico a
través de sus familiares, quienes pueden percibir los signos patológicos que presenta la
vigorexia, ya que los que padecen el trastorno no tienen conciencia de enfermedad, por lo
tanto no demandan asistencia psicológica.
Para que el tratamiento sea lo más eficaz posible, una persona con vigorexia deberá
ser asistida por un equipo sanitario multidisciplinario, constituido por: un nutricionista, para
regular los desórdenes alimenticios, un psiquiatra, que de ser necesario, recomendará
fármacos que controlarán los trastornos relacionados con la dependencia al ejercicio físico y
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un psicoterapeuta, para indagar cuales son las razones por las cuales se produce la
obsesión por el deporte
Con respecto al rol del psiquiatra dentro del grupo multidisciplinario, de ser necesario, se
basará en la incorporación de terapia farmacológica, la cual ha demostrado efectividad,
mediante el uso de antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(ISRS), los cuales actúan a nivel de la regulación y estabilización del humor, mejorando los
síntomas depresivos, además del control sintomático de los patrones de comportamiento
obsesivo-compulsivos de la vigorexia.
El rol del nutricionista dentro del grupo multidisciplinario, proporciona un contexto de
organización de una dieta equilibrada que incluya todos los grupos alimenticios, en
cantidades suficientes para la distribución de la jornada, con la introducción gradual de
alimentos que en el proceso patológico fueron excluidos arbitrariamente.
Con respecto al tratamiento psicológico, es pertinente realizar una psicoeducación,
como herramienta psicoterapéutica, en la cual se deberá hacer énfasis en los temas más
relevantes que constituyen al trastorno, tales como la conducta alimentaria, el ejercicio
mesurado, la toma de conciencia sobre el riesgo del uso de sustancias anabolizantes,
esteroideas, entre otros. (González, 2015).
Existen diversas orientaciones psicoterapéuticas que ofrecen herramientas efectivas
en el abordaje psicológico, una de ellas es la terapia cognitivo conductual. La terapia
cognitivo conductual, se caracteriza por promover comportamientos tendientes al cambio de
los patrones de pensamiento distorsionados, a partir de la identificación de conductas
anómalas. De esta forma, se inicia un análisis de su situación, organizando la información
para que el paciente pueda tomar contacto con la dimensión del problema, jerarquizando
datos concretos sobre su condición. A partir de la modificación de las conductas patológicas
se inicia un proceso de recuperación que proporciona al individuo una percepción realista de
su cuerpo, y como consecuencia el individuo adquiere conciencia del exceso, en este caso
del ejercicio y de los programas nutricionales, que dentro del régimen vigoréxico se
constituyen como objetivos irreales y perjudiciales para su salud.
Una estrategia útil en esta etapa puede desarrollarse en torno a la comparación con
otros individuos que no tengan vigorexia y que posean proporciones musculares similares,
con el objetivo de que puedan flexibilizar su autopercepción como primer paso en el camino
de la toma de conciencia del trastorno.
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Una vez logrado el objetivo de la flexibilidad en la autopercepción de su cuerpo, se
comenzará a trabajar con el procesamiento de pensamientos positivos acerca de su cuerpo,
incidiendo en su autoestima y las características que conforman su individualidad. El
proceso de aceptación e identificación de cualidades personales destacadas, promueve la
identificación de proyectos de desarrollo personal, que a largo plazo reemplazarán a los
patrones de conducta anómalos que derivaron en la vigorexia.
Una herramienta psicoterapéutica eficaz a utilizar, podría incluir el procesamiento de
los sentimientos negativos sobre el propio cuerpo, que muchas veces se encuentra
relacionado con la objetivación de experiencias traumáticas de su historia de vida, violencia
doméstica, acoso escolar, entre otros.
Asimismo, resulta relevante realizar un abordaje sobre las conductas compulsivas
relativas a la modificación corporal, que emplea el sujeto estratégicamente para ocultar el
defecto imaginado acudiendo compulsivamente al gimnasio, estas conductas pueden
modificarse a partir de un diseño que contrarreste los mecanismos de recompensa que
genera la práctica en el gimnasio.
Cabe destacar que existen otras alternativas psicoterapéuticas para el abordaje de la
vigorexia, como el psicoanálisis, la psicoterapia psicodinámica, entre otras, en este sentido
es pertinente especificar que al momento de dar cuenta acerca del tratamiento de la
vigorexia, mi interés al respecto, consistió en enfocarme en el tratamiento cognitivo
conductual.
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4 INVESTIGACIONES RELACIONADAS A LA VIGOREXIA
En la búsqueda realizada no se encontraron trabajos específicos sobre estudios de
campo para determinar prevalencia de este trastorno en Uruguay, pero podemos extrapolar
algunos hallazgos registrados en otros países:
El Doctor Harrison G. Pope en el 2002 evaluó que aproximadamente un 10% de los
usuarios habituales de gimnasios padecían este trastorno, confirmando la apreciación que
efectuó en 1993 con un grupo de colaboradores, en el estudio sobre el uso de esteroides
anabolizantes en varones de la ciudad de Boston, identificado en esa época como anorexia
reversa.
En España se estima una población de vigoréxicos de entre 20.000 y 30.000
(Alonso, 2002). En Europa se establece que el 6% los usuarios de gimnasios pueden
presentar este problema (Méndez, 2002):
“El perfil de los potenciales afectados identificados por la Consejería
de Sanidad de la Xunta de Galicia en 2010 es el de un hombre joven, de
entre 15 y 35 años, con rasgos en su personalidad que incluyen introversión,
inseguridad y baja autoestima...”.
A continuación se enumeran las siguientes investigaciones:
1. En este trabajo se confirma la presencia de síntomas de dismorfia muscular entre
asistentes a gimnasios que entrenan levantando pesas sistemáticamente, lo que debiera ser
pesquisado tempranamente para evitar las consecuencias negativas de estas conductas
extremas sobre la salud. (Dismorfia muscular, imagen corporal y conductas alimentarias en
dos poblaciones masculinas. Behar R., Molinari D. Revista Médica de Chile 2010; 138:
1386-1394).
2. En ésta investigación se realiza un trabajo científico que concluye que la prevalencia
de posibles casos de Dismorfia Muscular se asemeja a la tasa total de Trastornos
Alimentarios en mujeres. También se discuten las características asociadas con Trastornos
Alimentarios y Dismorfia Muscular en hombres. (Two-Stage Epidemiological Study of Eating
Disorders and Muscle Dysmorphia in Male University Students in Buenos Aires. Compte E.J,
Sepulveda A.R, Torrente F. A. Int. J. Eat Disord. 2015; 48: 1092-1101).
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3. Este estudio, consiste en la realización de un trabajo que concluye que los
estudiantes de la Universidad Autónoma de Chile investigados, presentan Vigorexia de
preocupación leve y moderada, lo que no afecta su quehacer diario, al respecto se aprecia
que las carreras con mayor presencia de Vigorexia de nivel leve, corresponden a las
relacionadas con la actividad física y la salud, alcanzando entre ellas un 43% de la muestra;
en relación a la presencia de Vigorexia de preocupación moderada, la carrera con mayor
prevalencia corresponde a Pedagogía en Educación Física, la que obtuvo un total de 48
casos de Vigorexia. (Prevalencia de vigorexia en estudiantes universitarios de Temuco.
Valdés y colaboradores. Revista Ciencias de la Actividad Física UCM. N° 14(2), 7-13, 2013).
4. En éste trabajo se desarrolla el trastorno dismórfico corporal y más específicamente la
dismorfia muscular, ambas constituyen un reto con respecto a su diagnóstico y tratamiento.
Estos trastornos con frecuencia se asocian al abuso de esteroides que suelen traer
consecuencias sistémicas que requieren la intervención multidisciplinaria. Los esteroides
generan dependencia y síndrome de abstinencia y los pacientes que abusan de esteroides
deben manejarse igual que los pacientes que abusan de otras sustancias. La población de
mayor riesgo está constituida por los jóvenes que asisten con regularidad a gimnasios o que
son atletas de alto rendimiento. (Rev. Colombiana de Psiquiatría. 2007; 36(1): 154-164, los
autores, Pérez Restrepo V, Nelly Valencia M, Rodríguez G. M., Gempeler R, J,).
5. Este estudio científico concluye que los síntomas de Dismorfia Muscular estuvieron
presentes en un número importante de usuarios varones de gimnasios. La composición
corporal tanto de los varones con síntomas como de los varones sin síntomas fue normal y
en ambos grupos se observó que tienden a incrementar el consumo de proteínas, siendo
mayor en los varones con síntomas que en los varones sin síntomas. Este hecho debe
tomarse en cuenta debido a que aun cuando ha habido un gran desarrollo científico en el
área de la nutrición deportiva, algunos deportistas y entrenadores, desconocen o ignoran el
impacto real que la dieta tiene sobre el rendimiento físico y el estado nutricional, e
implementan acciones que comprometen su salud, tanto física como emocional. (Estado
nutricional y sintomatología de dismorfia muscular en varones usuarios de gimnasio. Zepeda
P.E, Franco P.K, Valdés M.E. Rev. Chil. Nutr. 2011; 38(3): 260-267).
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5 OTRA MIRADA: LA VIGOREXIA EN LA ERA HIPERMODERNISTA
Este capítulo tiene como objetivo dar cuenta sobre la relación que existe entre el
universo hipermoderno y la vigorexia, según la elección de los autores y las temáticas que
parecen más relevantes.
Dentro de estas temáticas, daremos cuenta de, la producción de subjetividad, la era
del vacío y la filosofía, que tienen la característica de estar enmarcados dentro del ámbito de
los contenidos teóricos que comprenden a la psicología en general y que resultan
imprescindibles para dar cuenta de ésta relación.
Se inicia por dar cuenta del concepto de producción de subjetividad, como elemento
tomado de la psicología social, para luego aplicarlo al ámbito de la vigorexia. La producción
de subjetividad, hace referencia a la incidencia de un comportamiento social de los
miembros de una sociedad, que luego es vaciado de su contenido simbólico, para luego
convertirse en una práctica naturalizada pasible de cuestionamiento reflexivo. Siendo esta
subjetividad la reproducción e inter-influencia de las prácticas culturales de la cultura
dominante, entre todos los actores sociales. De esta manera se genera una dialéctica
psicosocial, donde el sujeto constituirá la tesis del paradigma, el objeto la antítesis para
finalmente concluir en la síntesis del mismo sujeto (Fernández, 2002).
A manera de ejemplo, podemos visibilizar que en el caso de los niños, las temáticas
relacionadas en torno a la belleza, como constructo humano y como objetivo a alcanzar, no
tienen un peso importante dentro de los contenidos intelectuales que los caracterizan, en
esta etapa, los niños son objeto de producción de subjetividad. A medida que los niños
crecen, son influenciados por el impacto de los estímulos ambientales y comienzan a
desarrollar las mismas demandas que los estímulos le generaron. Es decir que cuando los
niños crecen, son influenciados por los mensajes de los medios de comunicación que
jerarquizan al cuerpo sobre el intelecto, comienzan a ser sujeto de producción de
subjetividad y como consecuencia de ello, actúan en función de lo que el mensaje
dictamina, y finalmente influencian a otros como ellos y así sucesivamente (Deleuze, 1984).
Con respecto a los contenidos pertinentes a la era del vacío, diremos que se refieren a
las características del comportamiento de los integrantes de la sociedad occidental dentro
de hipermodernismo. En este caso la frivolidad y la ausencia de pensamiento crítico, marcan
el pulso de la era del vacío.
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De esta forma, el hipermodernismo tiene las características de esta era, en la cual se
exacerban los discursos y las prácticas que refieren a temas inherentes al vacío y a lo
efímero, como una forma de vida, un posicionamiento de las personas en la sociedad, tanto
en su posición como hombres dentro de su comunidad, que se antepone con otras épocas
en las cuales lo exacerbado era el pensamiento y las ideas.
Asimismo, la indiferencia frente al dolor y al sufrimiento, también son elementos
constitutivos de la era del vacío, que determinan las características del hipermodernismo.
Esto determina que exista una necesidad de ocultar la muerte y el sufrimiento, lo cual
provoca un profundo vacío en la vida espiritual de los sujetos sociales. Dentro de este
universo vacío y efímero nacen prácticas que están relacionadas a cultivar el cuerpo,
considerando los cánones de belleza impuestos por la sociedad.
La evitación del dolor que caracteriza al hombre hipermoderno trae aparejada la falta
de un mundo interno y un mundo reflexivo, podría decirse que el hombre de hoy es la
antítesis del hombre moderno, quien tenía una postura ante la vida que estaba directamente
relacionada a querer saber sobre las cosas, a querer pensar sobre las cosas y a tener
ideales. De esta forma la vigorexia como fenómeno social, está en consonancia con los
valores hipermodernos, ya que se presenta como un vacío de reflexión y una exacerbación
del cuerpo (Lipovetski, 2006).
Por otra parte, como mencionamos anteriormente, utilizaremos contenidos que
pertenecen al ámbito filosófico como herramienta para analizar los fenómenos del culto al
cuerpo en el universo del hipermodernismo.
El culto al cuerpo presenta un nuevo paradigma político donde el cuerpo es el
epicentro, en la modernidad el músculo era concebido como un instrumento para la fuerza y
actualmente es concebido como un elemento vinculado a la estética.
Dentro de los contenidos de este nuevo paradigma hipermodernista, encontramos que
la forma se sitúa por sobre la función y lo visual por sobre lo intangible, asimismo el dolor se
convierte en placer y existe una creación de símbolos que generan prácticas y políticas que
se manifiestan en el plano psicosocial; entre ellas una analogía entre el fisicoculturismo y el
nazismo italiano, donde existe la figura de un héroe político-social que va a pelear por la
nación, a diferencia de la figura del fisicoculturista como un héroe musculoso que no tiene
un sentido reivindicativo ni una causa por la que luchar, ni revolucionaria ni religiosa.
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A partir de éste paradigma, se conceptualiza que según la forma del cuerpo será el
valor del sujeto, es decir que la forma del cuerpo representa un medidor socio-político del
sujeto social, que a su vez proporciona confianza y autoestima. Asimismo, se concibe una
subcultura con prácticas propias, como la alimentación, los instrumentos y el conocimiento
necesario para generar el cambio en la forma del cuerpo, que son consideradas como las
tecnologías de esta práctica.
Por otra parte, como elemento relevante de este paradigma se concibe al dolor como
el medio para lograr el objetivo mediante la disciplina deportiva hipertrofiante y a través de
un cuerpo disciplinado y adoctrinado mediante prácticas recurrentes se logra un resultado
final, que se traduce como un objeto modelado para el desempeño social, una obra de arte
tecnológica concebida a través del dolor.
Se puede plantear un paralelismo entre la danza y el culturismo para intentar explicar
fenómenos inherentes al lugar que ocupa el cuerpo del culturista en el espacio y dentro del
simbolismo escénico, en este sentido, se afirma que la danza tiene un valor artístico en sí
mismo, no necesita ser perpetuada en el tiempo ya que su valor artístico hace que su valor
efímero sea parte de ello, como contrapartida, en el culturismo no sucede así, ya que el
culturismo no es una forma de arte en sí misma y a diferencia de la danza necesita ser
perpetuada en el tiempo a través de la fotografía. El movimiento del cuerpo ocupa un lugar
en el espacio y el espacio es el contingente que determina la forma que el culturismo
necesita para contextualizar su práctica.
Por otra parte los cuerpos de los fisicoculturistas están al servicio del movimiento, pero
no tienen una historia o una representación, como en el caso del actor. Desde el punto de
vista ontológico, el cuerpo constituye relaciones con el universo y la escena constituye el
epicentro donde el cuerpo es el protagonista. Por naturaleza el culturismo tiene su propia
cultura, con sus propias características, prácticas y políticas psico-sociales. En la
posmodernidad era concebido como una subcultura y como toda subcultura se define por
antagonismo de la cultura dominante, en el caso de la hipermodernidad esta subcultura ha
tomado prestigio y se ha convertido en parte de la cultura dominante.
Asimismo, resulta relevante dar cuenta que como consecuencia de la revolución
industrial, se genera un rechazo del hombre como ser natural, de esta manera se produce la
construcción social de un hombre – máquina, la cual a su vez entre otras cosas da origen al
concepto de cyborg, una entidad mitad hombre y mitad máquina. En la constitución de un
cyborg existen partes hombre y partes máquina, dentro de la parte hombre está la carne, el
sustrato blando, la que posee el defecto y la parte máquina en sí misma, que no tiene los
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defectos de la carne; a diferencia del cyborg, el hombre posee espíritu, lo que determina que
el hombre tenga un universo teológicamente simbólico.
Por otra parte, cabe destacar la posibilidad de realizar un paralelismo entre el héroe
musculoso del hipermodernismo, representado en los medios de comunicación masivos por la
figura de Rambo y los fisicoculturistas. La caricatura de la película de Rambo como héroe
musculoso y revolucionario e ideológico en el contexto de la guerra de Vietnam, se contrasta con la
figura simbólica de los fisicoculturistas, son dos figuras antagónicas ya que Rambo sustenta
símbolos y características revolucionarias que los fisicoculturistas no poseen, ya que no necesitan
una ideología para aumentar su masa muscular, sino que la necesidad surge internamente, a partir
del deseo de transformación corporal autoimpuesta, sustentada en el modelo de belleza de su
contexto psicosocial, en este caso el hipermodernismo (Sánchez Rodríguez, 2018).
Cabe mencionar que los superhéroes contemporáneos de las sociedades hipermodernas
tienen su origen en las circunstancias culturales en las cuales existe una necesidad de
supervivencia y de reivindicación sobre todo en la época industrializada del siglo XIX. De esta
forma en el contexto de los sucesos que acontecían en la modernidad surgen los primeros relatos
que son antecesores a los superhéroes clásicos, uno de los primeros representantes de los
superhéroes contemporáneos es “Tarzán”, el cual es un representante de la raza blanca, y de
cómo la raza blanca se impone sobre la naturaleza y sobre las otras razas, a este superhéroe le
sigue “Conan El Bárbaro” el cual también está representado por la raza blanca, tiene
connotaciones morales por lo tanto es un defensor del bien. Luego le sigue la figura de Popeye
como paradigma de hombre fuerte y posteriormente la del Zorro como un héroe con doble
identidad, característica icónica de muchos de los superhéroes de la actualidad, y finalmente
surgirían Superman y Batman, todos estos ejemplos tienen una influencia ontológica representada
por el símbolo de la figura de Charles Atlas, quien se podría describir como una persona tímida que
a partir del modelado de su cuerpo se convierte en un hombre valiente y poderoso, de esta forma
sus vivencias serían plasmadas posteriormente en sus personajes. Superman es un ejemplo
paradigmático de ello, tiene una doble identidad, la cual una de ellas está caracterizada por la
timidez y la otra por el poder.
Asimismo, los superhéroes de hoy en día nacen en lo que se denomina la literatura Pulp o
literatura de la cultura americana. A su vez, muchos de los primeros relatos de los superhéroes
fueron creados por escritores judíos, debido a que en ese periodo sucedió la emigración de los
judíos a Estados Unidos, impregnando a sus personajes características de la cultura judeo-
cristiana, como los ideales, la redención y la pertenencia de un código moral. Asimismo,
encontramos características icónicas de los superhéroes que deben adaptarse para ser aceptados
en la sociedad, tienen un propósito para hacer el bien y ese propósito está determinado por una
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razón que le da sentido a su lucha, como ejemplo gráfico, podemos mencionar a Batman y a
Superman cuya razón y propósito de su lucha está basado en el asesinato de sus padres.
La influencia de la vestimenta de los superhéroes se imprime en la población fisicoculturista,
ya que al igual que ellos, se visten con ropa ajustada, sienten que son poderosos y se ven igual a
ellos, esto sucede debido a que los fisicoculturistas fueron creados a su semejanza. Por otra parte,
es relevante mencionar que se realizó un estudio en EEUU que consistía en comparar el biotipo de
los muñecos de acción con los que jugaban los niños en la década del setenta para contrastarlo
con los biotipos de los muñecos de la década del ochenta; el resultado arrojó información relevante
relacionada al modelo de belleza de época, en la década de los setenta estos juguetes
representaban personajes con un cuerpo delgado sin embargo, en la década del ochenta, los
muñecos de acción pasaron a ser personajes musculados. Los modelos de belleza de cada época
se manifiestan en todos los discursos y las prácticas específicas de sus culturas, en este caso los
niños incorporan estos modelos, toman contacto con los objetos que la cultura produce, como los
juguetes. Desde muy temprana edad los niños están expuestos a diversos estímulos culturales,
específicamente relacionados con personajes musculados que ellos consumen en los comics,
dibujos animados y finalmente se materializan en juguetes. Es así que los niños pueden tocar a los
personajes con los que ellos se sienten representados, pasando del plano de la vista al plano del
tacto teniendo una experiencia mucho más estimulante e interactiva donde el deseo por poseer
esos cuerpos se intensifica (García, 2011).
Todos estos fenómenos dan lugar a reflexionar sobre el rol decisivo que juega el
hipermodernismo en fomentar ideales de belleza en la humanidad, con su consecuente
potencial de determinar que los hombres que la constituyen sean más vulnerables a
padecer vigorexia.
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6 CONSIDERACIONES FINALES
La inclusión de la Dismorfia muscular en el DSM-5 incorporando los criterios
identificados por Pope en 1993, aporta un avance importante en la comprensión de este
trastorno, que actualmente presenta una incidencia mayor en varones cuyos modelos de
belleza masculinos promueven la imagen corporal musculada. La psicopatología
desencadenada en los individuos vulnerables se presenta en forma silente y no
necesariamente jerarquizada dada sus características nosológicas y la escasa o inexistente
percepción de enfermedad del individuo.
Por otra parte cabe destacar que estamos frente a una patología compleja que está
dentro de la trama del universo humano donde “la belleza” tiene una importancia dramática
desde el inicio de la humanidad, a su vez, este hecho contribuye con que el diagnóstico y el
tratamiento de la vigorexia sea difícil de realizar. Asimismo, es pertinente preguntarse cuál
será el lugar que ocupe la belleza en el universo humano en el futuro, ya que de eso
dependerá la existencia y la forma de existir de este trastorno dentro de la humanidad.
Para finalizar cabe resaltar que a pesar de que existen muchas personas que se
encuentran incómodas según la forma de sus cuerpos, determinado por los paradigmas
contemporáneos de belleza, cada vez surgen más grietas y fisuras en dichos paradigmas
que permiten que las personas puedan percibir al universo humano de otra manera,
jerarquizando a las personas por su potencialidad de hacer y de ser. Los niños traen
consigo el germen del “hombre nuevo”, uno que tal vez pueda percibirse a sí mismo y a los
demás como una obra acabada y no como un conjunto de piezas separadas, ellos
mantienen viva la esperanza de que pronto los hombres puedan ser jerarquizados, unos a
otros, según sus diversos talentos y no solamente por la forma de sus cuerpos.
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