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V INCENTIANA Año 58 - N. 2 Abril-Junio 2014 Caminos en la Congregación y nuestro Carisma CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN CURIA GENERAL

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Page 1: VINCENTIANA - CMGlobal

VINCENTIANAAño 58 - N. 2 Abril-Junio 2014

Caminos en la Congregación y nuestro Carisma

CONGREGACIÓN DE LA MISIÓNCURIA GENERAL

VINCEN

TIAN

A —

 Año 58 - N

. 2 - Abril-Junio 2014

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Reflexionessobre

Evangelii

Gaudium

En la próximaedición...

VincentianaRevista publicada trimestralmente

Congregación de la MisiónCuria General - Roma - Italia

Año 58 - N. 2Abril-Junio 2014

DirectorJohn T. Maher, C.M.

Consejo de RedacciónJean Landousies, C.M.

Javier Álvarez Munguia, C.M.Jorge Luis Rodríguez, C.M.

Giuseppe Turati, C.M.

PublicaciónCuria General

de la Congregación de la MisiónVia dei Capasso, 3000164 Roma (Italia)

Tel. +39 06 66 13 061Fax +39 06 66 63 831

[email protected]

AutorizaciónTribunal de Roma

5 de diciembre de 1974 - N. 15706

Responsable LegalGiuseppe Carulli, C.M.

ImpresiónTipolitografía Ugo Detti

Via Girolamo Savonarola, 100195 Roma (Italia)

Tel./Fax +39 06 39 73 75 [email protected]

Suscripción para 2014e 55,00

Vincentiana se publicaen español, inglés y francés,gracias a la colaboración

de un equipo de traductores

Postada: Fabio Elias Lorada

Sumario

Introducción

113 Nota del Editor

De la Curia General

115 Momentos de Meditación sobre las Constituciones

122 Resumen del encuentro de Tempo Forte (Marzo, 2014)

128 Nuevos nombramientos

126 Estadísticas annuales 2013 de la Congregación de la Misión

134 Nueva Ordenanza Financiera

138 Materiales de la Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016138 Carta a los Visitadores de la Congregación de la Misión140 Una guía práctica para la Asamblea Provincial153 Un posible directorio para el funcionamiento de una Asamblea Provincial156 Preguntas para la reflexión en las asambleas domésticas y provincial161 Oración para el tiempo de asambleas162 Orientaciones para la presentación de Postulados a la Asamblea General

Del Superior General

165 Homilías recientes

Entrevista de Relieva

169 Entrevista con el Padre Wolfgang Pucher, C.M. Miembro de la Provincia de Austria P. John T. Maher, C.M., con P. Wolfgang Pucher, C.M.

Tema: Caminos en la Congregación y nuestro Carisma

177 Presente y Futuro Caminos en la Congregación – Javier Álvarez, C.M.

188 Beatificaciones en Proceso para la Familia Vicenciana Shijo Kanjirathamkunnel, C.M.

196 Aportes vicencianos a la Nueva Evangelización – Celestino Fernández, C.M.209 Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM presentes

en América Central y Panamá – Enrique Alagarda, C.M.222 « La audacia de la Caridad para un nuevo impulso misionero » desde el punto de

vista bíblico – Patrick J. Griffin, C.M.

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INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN

Nota del Editor

John T. Maher, C.M.

Este número de Vincentiana tiene como tema “senderos en nuestra Congregación y carisma”. Todos nosotros seguimos varios tipos de sendas, sean nuestras rutinas diarias, o a veces exploramos y trata-mos de alcanzar aventuras. Las sendas familiares nos ayudan a ir donde necesitamos ir. Sendas nuevas, no familiares, pueden abrir caminos frescos para ver y experimentar la vida, añadiendo riqueza a nuestro viaje.

En este número, encontramos algunos artículos parecidos a sendas familiares en la primera parte de Vincentiana. El Momento de Medita-ción, es una refl exión de uno de los miembros la Curia General sobre lo que nuestras Constituciones nos dicen acerca de la vida de comuni-dad. El Tempo Forte, ayuda a los misioneros a conocer sendas actuales y futuras que se planifi can para la Congregación. Una nueva sección, la Comisión Preparatoria de la Asamblea General de 2016, ayudará a los misioneros a comprender el signifi cado de esta reunión mayor, tan esencial para la vida de la Congregación. Finalmente, el censo sobre la Congregación, las estadísticas preparadas anualmente como un informe a la Santa Sede, nos ayudarán a seguir y comprender nuestras sendas en todo el mundo.

En lo que se refi ere a “nuevas” sendas nos centramos en los aspectos específi cos vicencianos de la evangelización, reconfi guración, caridad, y servicio a los pobres, pero con nuevos senderos. Los artículos demues-tran cómo es posible tomar nuevos caminos en estos temas familiares. El P. Celestino Fernández, C.M., de la Provincia de Madrid, refl exiona sobre cómo puede el carisma y la misión Vicenciana informar y trans-formar nuestros caminos de evangelización a la luz de las llamadas a una nueva evangelización.

El P. Enrique Alagarda, C.M. Visitador de Barcelona, habla de los aspectos positivos y negativos, y de los retos constantes que presenta la reconfi guración. Muestra que la consulta y el compromiso con un proceso puede seguir un largo camino, promoviendo buena voluntad entre los misioneros. El P. Pat Griffi n, anterior Director General de las Hijas de la Caridad, asume un tema familiar – caridad – y lo explora hábilmente desde un punto de vista bíblico, que puede servir para enriquecer nuestra oración, refl exión, y servicio a los pobres. Final-mente “Entrevista en Directo” con el misionero austríaco P. Wolfgang

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114 John T. Maher, C.M.

Pucher nos inspira con el viaje personal de un hombre cuyo comienzo casi accidental sirviendo a los pobres llegó a cristalizar en una pasión de toda la vida, que condujo al origen de “Vinzi-Werke”, una agencia con múltiples fi nes que alberga, alimenta, viste, presta cuidados sani-tarios, entrenamiento profesional y otros tipos de asistencia innova-dora para los pobres en Graz, Viena, y Salzburg, Austria.

Finalmente, ha habido algunos senderos “nuevos” para Vincentiana aquí, en la Curia General. El P. Juventino Castillero, nuestro misionero de la Región de Panamá, ha regresado a su “patria” después de un generoso servicio en la Ofi cina de Comunicaciones y la Ofi cina de la Familia Vicenciana. Juventino ayudó a elaborar Vincentiana; estuvo encargado completamente de Nuntia, e hizo un trabajo extenso con la Ofi cina de la Familia Vicencina, proporcionando programas y talleres para miembros de la Familia Vicenciana en varios países. Estoy agra-decido por el duro trabajo de Juventino, la ayuda generosa y el buen humor; le agradezco todo lo que hizo para ayudar a mejorar la Ofi cina de Comunicaciones.

Al marcharse Juventino se abrió otro “sendero” al llegar el P. Jorge Rodríguez, de la Provincia de Colombia, para acelerar donde Juventino despegó. Estoy contento de tener a Jorge con nosotros y tanto en sus estudios de comunicación en la Universidad Pontifi cia Salesiana, como el trabajo por el Consejo Episcopal Latinoamericano, Jorge ha conse-guido experiencia y técnicas en el campo de la comunicación. Él es una suma grata para nuestro trabajo y vida juntos, aquí en la Curia, y le doy la bienvenida, mientras agradezco al P. Juventino y le deseo todo bien (ahora ¡como un miembro de nuestra Provincia!).

Mientras escribo esto, estamos a la mitad de la temporada de Pascua de Resurrección, que nos muestra el mayor de los caminos: la vida, muerte, y resurrección de Jesús, el Señor de la vida. Que el Cristo Resucitado nos inspire a continuar buscando y encontrando nuevas sendas de santidad de corazón, presencia del uno al otro como herma-nos en San Vicente, y crecer en conciencia de nuestro papel como siervos de los pobres de Dios.

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DE LA CURIA GENERALDE LA CURIA GENERAL

Momentos de Meditación sobre las Constituciones

Vida de Comunidad: El Sueño de Vicente para la Congregación de la Misión

Consejo General de la Congregación de la Misión

Comenzamos con la refl exión sobre dos textos del Nuevo Testa-mento:

El primer texto es del evangelio de Juan (1,35-42): “Jesús se volvió y les dijo: ¿Qué buscáis?”. Le respondieron, Rabbí (que signifi ca maes-tro), ¿dónde vives? El les dijo: “Venid y lo veréis”. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; eran sobre las cuatro de la tarde, dice el evangelista. El momento no se iba a olvidar nunca, por-que fue el momento de la mirada bondadosa de Jesús sobre sus vidas, su historia y su ser. Los discípulos despertados y retados por la mirada bondadosa de Jesús, lo dejaron todo para seguir radicalmente a su Maestro. Fue la hora de su transformación. Y esa es la razón por la que mantuvieron vivo ese recuerdo.

El segundo texto es del evangelio de Marcos (3,31-35) Según el relato de Marcos, “La gente estaba sentada a su alrededor, y le dijeron: ¡Oye! Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan”. Jesús les respondió: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos y mis hermanas? Y mirando entonces a los que estaban sentados a su alrededor, añadió: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Jesús anunció el nacimiento de una nueva familia: una, basada solamente en la expe-riencia de la fe y no en vínculos de sangre. Es una nueva familia con-sagrada a escuchar la Palabra de Dios y cumplir la voluntad de Dios; una, donde todos pueden ser hermano, hermana, y madre. Gracias a su fe en la persona de Jesús y su decisión radical de seguirle, esta nueva familia se centró en Cristo. La primera misión de la fami-lia centrada en Cristo, antes que nada, tiene que ser como el Señor. Aprender de Cristo, para ser enviada a servir. Como san Pablo advierte (1 Cor 7,25-40), esta nueva identidad de los creyentes va más allá de las categorías de la vida consagrada y del laicado, porque el aspecto primero y más importante es pertenecer totalmente al Señor. ¡Nada importa más! Tanto los religiosos como los laicos están llamados a estar totalmente dedicados al Señor Jesucristo.

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116 Consejo General de la Congregación de la Misión

¿Por qué decimos estas cosas? La respuesta es sencilla: como los discípulos, de una forma u otra, también nosotros hemos sido conquis-tados por la mirada bondadosa de Jesús. También nosotros hemos tenido esta experiencia del encuentro con Jesús al dejar nuestras fami-lias naturales desde nuestra juventud. Nuestra historia y existencia en Dios nos motivó a entregar mucho de lo que conocíamos como lo nuestro: familia, amigos, y lugares familiares, para seguir y vivir con Jesús en una nueva familia, una comunidad centrada en Cristo. Nues-tra vida anterior, historia, compromiso y vida comunitaria tendrá sen-tido y signifi cado y nos aportará una felicidad permanente y una profunda alegría en la medida en que mantengamos viva la memoria de haber encontrado la persona de Jesús. Esta es la comunidad en la que la Divina Providencia nos ha puesto; pero sólo si podemos decir como dijo Pablo: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gal 2,20).

I. Las comunidades creadas por SV: una comunidad especial para la “misión”

“Porque queremos conocer cuál es nuestro estilo humilde de vida”, S. Vicente escribió el 14 de julio de 1639, “Aquí está, por tanto, mi honrada madre, lo que yo llamo nuestra pequeña compañía, estable-cida para ir de pueblo en pueblo a su propias expensas, para predicar, catequizar, y hacer una confesión general de las pobres gentes sobre toda su vida pasada; empeñándose ellos mismos para resolver disputas existentes, y hacer todo lo posible para que los pobres enfermos sean asistidos corporal y espiritualmente”.

En esta carta, S. Vicente expone con un lenguaje sencillo lo que tenía en la mente respecto de su nueva comunidad. La “Pequeña Compañía” tenía solamente 14 años de existencia cuando él escribió esta carta. Según el fundador ¿cuál es la naturaleza, el espíritu, carisma y misión de la joven compañía? ¿Quién es esta nueva congregación y cuál es su distintivo? Era la Congregación de la Misión.

Se llama “Imitatio Christi”, o la imitación de Cristo. Su verdadera esencia, naturaleza, identidad, misión y razón de ser, es imitar a Jesu-cristo, o, como indican nuestras Constituciones, “revestirse del espíritu de Jesucristo”. Algunos temen que la palabra imitación no exprese totalmente la identidad y el trabajo de la Congregación de la Misión. El problema no es la terminología. Debemos entender que el uso de la palabra “imitación” era común en el momento de nuestra fundación. Para S. Vicente, la compañía recientemente fundada, estaba ahí para imitar, continuar y extender el espíritu misionero de Jesús. Por lo tanto, es una compañía que sigue a Jesús haciendo las mismas cosas que el Hijo de Dios hizo mientras estuvo en la tierra. Según nuestro Fundador, la imitación de Cristo incluye ir de un lugar a otro, a nuestras propias expensas y tiempo, para predicar y formar a los clérigos y a los laicos.

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Momentos de Meditación sobre las Constituciones 117

Todo esto se realiza en obediencia absoluta a la Iglesia y a sus líderes, nuestros obispos.

Según nuestro Fundador, la Congregación de la Misión continúa la misión de Jesús en la historia. Para realizar eso, debemos revestirnos del espíritu de Cristo; de otra forma no podemos continuar Su misión. En el pensamiento vicenciano, para vivir su misión, la Congregación tiene la obligación de imitar las actitudes, intenciones y propósito de Jesús. Sabemos que Jesús fue un contemplativo en la acción. Estuvo muy a tono con la vida de oración y el ministerio; tanto el desierto de la soledad como el griterío de las multitudes. S. Vicente también soñó para su Pequeña Compañía, recientemente formada, ser contemplativa en la acción, una versión moderna de la santidad de los religiosos en conventos y monasterios, y la profecía de las órdenes mendicantes. Dicho en pocas palabras ¡apóstoles en el campo de misión y Cartujos en casa! La Congregación de la Misión, al imitar la persona de Jesu-cristo, es contemplativa en la acción. Esto es lo que nuestro Fundador soñó y proyectó.

Como Congregación, si valoramos nuestro carisma por medio de nuestro testimonio, somos verdaderamente afortunados. No somos monjes encerrados dentro de las cuatro paredes para abandonarnos a nuestra soledad. Tampoco somos “pájaros libres en los bosques de la Iglesia”. Tenemos una vida de comunidad que nos sustenta. Todo esto, no obstante, un don y una gran responsabilidad que requiere un buen equilibrio, que lleva tiempo y esfuerzos para conseguirlo. Solamente si logramos mantener un equilibrio saludable entre contemplación y acción podremos mantener un equilibrio. Como comunidad, podremos tener el mayor éxito cuando seamos capaces de mantener un saludable equilibrio entre contemplación y acción en fi delidad a nuestro carisma.

II. ¿Refl ejan las Constituciones (19-27) las ideas e intenciones de nuestro Santo Fundador sobre la vida comunitaria?

Sin lugar a duda, la respuesta es “sí”. ¿Qué dicen sobre la vida comunitaria? ¿Qué importantes son para nuestra vida y ministerio? ¿Y dónde está su importancia? Aquí tienen algunas refl exiones, basadas en estos nueve artículos de las Constituciones, para estimular su vida comunitaria.

Ante todo, no se ha dejado a nuestra propia interpretación arbitraria. Es una vocación, como nos dice claramente el artículo 21 de nuestras Constituciones: la vida comunitaria, desde el comienzo, fue por volun-tad expresa de San Vicente un rasgo de la Congregación y su forma ordinaria de vida. Así, para nuestro Santo Fundador, la vida comuni-taria no se intentó dejar al capricho del individuo. Desde nuestros comienzos, la vida comunitaria es, en el sentido positivo del término, “obligatoria” es decir, parte de nuestra esencia de lo que somos en la

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Iglesia. Por eso, no es correcto interpretarlo en términos de lo que me gusta o no me gusta, o de lo que quiero hacer o no. Es la vocación de la Congregación de la Misión, reconocida por la Iglesia con rasgos que implican prácticas para todos nosotros en nuestra vida diaria. Desde el día que emitimos nuestros votos en comunidad, hemos abrazado este estilo de vida con todas sus condiciones para vivir en la comunidad “como amigos que se quieren” (art. 25), y en estrecha asociación con otros (art. 19).

Sabiendo que incluso entre amigos también hay traiciones, disgustos y malentendidos, el gran camino es el perdón mutuo. Si deseamos mantener la relación saludable y la colaboración fraterna en comuni-dad, debemos asumir el consejo práctico de San Pablo: “Si os dejáis llevar de la ira, que no sea hasta el punto de pecar. Y no deis al diablo oportunidad alguna” (Ef 4,27-27). Como advierte el Papa Francisco: “Dios nunca se cansa de perdonar, aunque nosotros nos cansemos de pedirle su perdón” 1. La actitud fundamental para preservar la unidad, la comunión, y vivir como amigos en la comunidad, por consiguiente, es el perdón del uno al otro: “En esto conocerán todos que sois discí-pulos míos: si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). Pero, “si uste-des se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros” (Gal 5,15), nos dice San Pablo.

¿Es nuestra vida de comunidad una función de éxito ministerial o la de nuestra misión? Dado que nuestra vida de comunidad no puede ser un fi n en sí misma, al mismo tiempo, es más que “llevar a cabo” nuestra misión como la razón de ser de nuestra propia llamada. Jesús nos llama para estar con él (Mc 3,14). Estar con él, estar con el Señor. Es el primer aspecto y el más importante de nuestra llamada y nuestra identidad como seguidores de Cristo. Antes de predicar, anunciar la Buena Noticia, o expulsar demonios, debemos estar con él y aprender de él, y después ir. Porque nuestra vida de comunidad es “un signo de la nueva vida traída por el Evangelio (art. 24) para nuestros ministerios; esta vida debe caracterizarse por el “amor fraterno”, y estar alimentada por las “cinco virtudes vicencianas” a tenor del artículo 24. Esto signi-fi ca, según las enseñanzas de nuestro Fundador, que nuestra vida de comunidad no es vivida solamente por su misión, sino por la experien-cia del Señor Jesús, vivida y experimentada en comunidad. Esto nos capacita para “brillar como lumbreras en el mundo” (Fil 2,15) cuando vamos a misión para el ministerio. Este es el signifi cado de nuestra llamada como comunidad que tiene que ser “contemplativa en la acción” y tenemos que hacer un gran esfuerzo para mantener un equi-librio sano entre actividad ministerial y vida contemplativa.

1 EG, 2013, 3.

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Solo este equilibrio puede alimentar nuestra vida comunitaria como un signo visible de la presencia activa del Espíritu de Jesús para llegar a ser profetas creíbles en nuestro ministerio. Uno podría decir que la nuestra es una comunidad misionera que busca imitar a Jesucristo, el misionero por excelencia. En una conferencia citada antes, San Vicente dice claramente que la Congregación necesita “encontrarle en su con-ducta, en sus acciones y en sus propósitos”. El artículo 20 de nuestras Constituciones anima a los misioneros a vivir el icono de la Trinidad como un modelo de vida y ministerio en comunidad.

Siendo una “comunidad misionera en el icono de la Trinidad”, según el artículo 20, debe ser vivido en la práctica cada día y en las “comu-nidades locales” que son “las células vivas de toda la sociedad”. Esta expresión es excepcional por dos razones. Primero, refl eja bien la eclesiología de los Padres de la Iglesia que creían que la Iglesia existe en su totalidad como una parroquia para bien del mundo. (“La Iglesia es universal en lo particular y particular en su universalidad”.) Segundo, porque recuerda el concepto de salud en nuestro cuerpo; los doc-tores recuerdan hoy que el cáncer se produce por el mal funciona-miento de las células, que se convierten en tumores. Para prevenir los “tumores y los cánceres en las comunidades”, los misioneros deben prestar atención a las cosas que destruyen la vida comunitaria: descon-fi anza, crítica, insensibilidad y juicios devastadores, falta de honesti-dad y sinceridad, e incluso peor, falsedad e hipocresía de forma per-manente.

Todo esto, en principio, puede producir “noches oscuras” en los individuos y en las comunidades, dañando sus esperanzas y desviando sus sueños. Es desafortunado que haya muchas situaciones así en la Congregación de la Misión. ¿Por qué ocurre esto, especialmente entre nuestros misioneros más jóvenes? Debemos prestar atención no sólo a toda la Congregación, sino también a las comunidades locales, porque todo comienza ahí. Si queremos prevenir y curar la desesperación de los misioneros jóvenes para dejar la comunidad, o contener la ola de esos jóvenes que están ausentes de la comunidad, debemos tratar y prevenir este “cáncer” devastador.

¿Qué signifi ca “una comunidad misionera”? Y ¿dónde está el espíritu misionero de la Compañía? ¿Somos misioneros en la forma de hacer nuestros trabajos, o son nuestros trabajos los que nos hacen verdaderos misioneros? Esta es una pregunta abierta. Todos debemos responder esta pregunta: ¿Qué me hace a mi ser un verdadero misionero: las misiones que hago o el espíritu y la forma en la que yo llevo a cabo mis responsabilidades misioneras? ¿Qué dicen nuestras Constituciones sobre esto? Muy sabiamente, el primer artículo habla de la fi nalidad de la Congregación, dando prioridad absoluta a la imitación de Cristo “revistiéndose del espíritu de Cristo” (Cost. 1 & 1). La Congregación de la Misión, por consiguiente, y cada uno de sus miembros están

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llamados a revestirse del espíritu de Cristo para continuar la misión de Cristo en la historia.

Es más, el artículo 5 de nuestras Constituciones va más lejos: Jesu-cristo es la regla de la Misión y el centro de nuestra vida y de nuestro ministerio. Si Jesús es la “regla de la Compañía” que tiene como su misión continuar el trabajo de Cristo en la historia por medio de la Congregación de la Misión, ¿podemos comprometernos a tener el mismo camino interior de Cristo? ¿Cómo? Imitando su amor y respeto hacia el Padre, su amor compasivo por los pobres, y la docilidad activa a la Providencia de Dios (como se ve en el art. 6). Nuestra verdadera identidad misionera es la imitación de Cristo. Somos “misioneros” de nombre y de verdad cuando nos revestimos del espíritu de Cristo, evangelizando a los pobres, formando al clero y al laicado. Estas son las aplicaciones prácticas de nuestra identidad misionera en la Iglesia.

Ahora bien: ¿Qué hay sobre la importancia y retos presentados por los medios de comunicación hoy? Nuestras Constituciones afi rman, “...emplearemos con discreción y prudencia los medios de comunica-ción y, salvando las exigencias del apostolado, reservaremos una parte de la casa para la intimidad de la comunidad” (art. 24 & 4). Los medios digitales de hoy: internet, Facebook, Twitter, por nombrar unos pocos, han creado una nueva cultura, una revolución real. Se trata de usarlos con prudencia y discreción, como decimos en nuestras Constituciones. Por supuesto, se podría decir otro tanto, porque nuestra época es una época de intereses masivos en toda clase de medios electrónicos. No obstante, corren el riesgo de distorsionar nuestra opinión sobre las relaciones. Sería desafortunado usar estos medios digitales de comu-nicación para evitar encuentros humanos o para sustituirlos por las relaciones interpersonales.

III. Los retos de la vida de comunidad hoy, en general

Los retos más importantes hoy incluyen individualismo, relativismo, indiferencia y globalización: una vida espiritual superfi cial (es decir, falta de interiorización); una identidad Vicenciana poco clara; y una falta de compromiso con los retos de la vida comunitaria hoy. La fra-gilidad psicológica que casi siempre se expresa en el temor de arriesgar la propia vida por un bien mayor, y la falta de valor y perseverancia (temor al compromiso de larga duración); hoy estos son visibles por doquier. En medio de estas difi cultades, muchas personas no buscan hoy a Dios con paciencia, o con espíritu de sacrifi cio y mortifi cación, sino que huyen hacia pequeñas placeres y felicidades momentáneas. Por desgracia, esta es la corrupción espiritual de nuestro tiempo. Hoy, en nuestras comunidades, las relaciones humanas, desafortunada-mente, pueden tener una primacía más grande en lugar de la “llamada” de nuestra vocación. Esto puede llevar a la pérdida de un sentido de

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sacrifi cio como se ve en la virtud de la mortifi cación. Para muchos, hoy, puede parecer que estas virtudes han llegado a extinguirse.

¿Cuáles son las causas? El Papa Francisco dice que hoy hay “una preocupación exagerada por los espacios personales de autonomía y relajación, tomándolos para vivir fuera sus obligaciones como mero apéndice de la vida, como si eso fuese parte de su identidad”. En otras palabras, hay un “énfasis en el individualismo, una crisis de identidad, y un declive del fervor”, decía el Papa. Por lo tanto, la propia realización y el individualismo están en la raíz de esta mentalidad, dominada por nuestra ambición individualista. Parece que este espíritu está en el aire que respiramos, resultado de una secularización devastadora. El Papa Francisco ora para que el Señor envíe a la Iglesia sacerdotes y religio-sas “libres de los ídolos de la vanidad, el orgullo, el poder, y el dinero”. Además, es verdad que la Iglesia de Jesucristo, como nuestra “Pequeña Compañía”, no está libre de otras formas de “idolatría”: individualismo, arribismo, y la autoafi rmación a toda costa. Están ahí para retar el recorrido de la fe en cada uno de nosotros.

¿Dónde está el remedio? Reside en nuestra capacidad para la “reno-vación permanente” como sugiere el artículo 19 de nuestras Constitu-ciones. Promueven el signifi cado y la trascendencia de nuestra verdadera identidad misionera para vivir el amor de Cristo y proclamar este amor (20 & 1). Como comunidad, estamos llamados a estar unidos en minis-terio y comunión fraterna con otros. Dicho en pocas palabras, debe-mos emular la unidad que Jesús pidió para su Iglesia antes de morir: “Que todos sean uno como nosotros somos uno” (Jn 17,11). Este es un signo creíble de la presencia activa del Espíritu Santo en nuestra vida personal y comunitaria. Las cinco virtudes Vicencianas son una gran ayuda para nosotros al revestirnos del espíritu de Cristo en nuestras vidas. Sólo la integración de estas cinco virtudes nos ayudará a cons-truir verdaderamente una autentica vida de comunidad, evitando la doblez, el engaño y la hipocresía en nuestras vidas y en nuestras rela-ciones personales en comunidad. Así, continuaremos la misión de Cristo en la historia.

Consejo General de la Congregación de la Misión

Roma, marzo de 2014

Traducido del inglés por FÉLIX ÁLVAREZ SAGREDO, C.M.

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Resumen del encuentro de Tempo ForteMarzo, 2014

G. Gregory Gay, C.M.

Queridos Misioneros,

¡La gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo estén siempre en nuestros corazones!

Lo que sigue es un resumen de las actas de nuestro encuentro Tempo Forte de marzo. Comenzamos nuestro Tempo Forte con un día de refl exión sobre nuestras Constituciones, en concreto el capítulo tercero sobre la vida comunitaria. La refl exión y el diálogo estuvieron dirigidos por el P. Zeracristos, Asistente General. Terminamos la semana con un taller de informática práctica utilizando varios programas de orde-nadores.

ACTUALIZACIONES

Comenzamos con el encuentro de los miembros elegidos de la Comi-sión Preparatoria de la Asamblea General de 2016, para sus primeras sesiones de programación en la Curia. Les dimos una orientación del tema de la asamblea y de sus responsabilidades como Comisión Pre-paratoria. Pedimos también a la Comisión trabajar juntos para prepa-rar un artículo que ayude a los misioneros y a las provincias para tener una mejor comprensión de la fi nalidad y signifi cado de una Asamblea General. Esperamos que esto fomente un diálogo más amplio sobre la Asamblea General.

El siguiente asunto fue una evaluación del Encuentro de Nuevos Visitadores celebrado en Roma el pasado enero. Debatimos las distin-tas etapas del proceso de reconfi guración que están teniendo lugar en provincias de la Congregación. Cada Asistente General hablará sobre eso en las visitas a las distintas provincias, con el objetivo de una mayor comprensión de la necesidad de la reconfi guración como se articuló en la Asamblea General de 2010. Como Consejo, desarrollaremos estrate-gias para ayudar a las provincias a avanzar en este importante asunto.

Debatimos la posibilidad de organizar un encuentro de secretarios provinciales para un taller como medio de mejorar la calidad de la comunicación de las provincias con la Curia y dentro de las provincias. Sin embargo, después de la discusión, decidimos no convocar un encuentro. El Superior general publicará una ordenanza pidiendo a las provincias nombrar un secretario provincial, bien sea un misionero o un laico.

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Resumen del encuentro de Tempo Forte 123

Después hablamos de la necesidad de publicar nuevas copias de las Constituciones y Estatutos juntos ya que los Estatutos se revisaron en la Asamblea General de 2010. Anterior a eso, haremos una revisión en inglés, francés y español desde los textos originales en latín.

En términos de asuntos referentes a la Curia General, decidimos preparar una nueva serie de habitaciones para el siguiente administra-dor de la Curia que se unirá a nosotros, más tarde, este año. La reno-vación consistirá en preparar dos habitaciones y colocar un baño completo entre ambas.

Informes de los departamentos

Con relación a la ofi cina de comunicaciones, los Padres John Maher y Joe Agostino presentaron al Consejo General un nuevo plan estraté-gico para la página Web “Fam-Vin.org”. Esta sirve como la página Web ofi cial para la Familia Vicenciana. En nuestro encuentro de Tempo Forte de junio nombraremos nuevos miembros para el equipo de la página. El Consejo General decidió que los PP. Jorge Luis Rodríguez y John Maher de la Curia serán los coordinadores de la página Web “Fam-Vin.org”. Para ayudar al P. Jorge a concentrarse en la tarea de las comunicaciones, la Ofi cina de la Familia Vicenciana en la Curia evolucionará hacia un nuevo estilo.

Debatimos una propuesta para reorganizar el SIEV. Revisamos y actualizamos los estatutos del SIEV. Nombramos nuevos miem-bros para el equipo del SIEV, con la esperanza de que representen distintos contextos culturales y refl ejen la internacionalidad de la Con-gregación.

Revisamos las distintas presentaciones diseñadas por el programa del CIF en París. Son como siguen: Ministerio Intercultural, del 25 de abril al 18 de mayo, para presentarlo en inglés, español y francés. El CIF trabajará conjuntamente con el Programa de Acción Colabora-dora de la Familia Vicenciana (VFCAP) que se celebrará del 8 al 14 de junio y se presentará en inglés, español, francés, y portugués. Los que participan en este programa ya han sido elegidos. La sesión 29 del CIF del programa de formación permanente tendrá lugar en París del 5 al 31 de octubre, y se impartirá en inglés y español, y posiblemente en francés. Finalmente, del 19 al 21 de noviembre habrá un programa del CIF que se realizará en Cracovia para misioneros del Este Europeo. La provincia de Polonia será la responsable de hospedar y coordinar a los conferencistas para ese acontecimiento.

El Consejo ha decidido suspender la creación de una fundación OSV para Europa; actuando sobre una recomendación del Ecónomo Gene-ral, una tal organización (mencionada como un ONLUS), no tiene los necesarios costes de benefi cios para hacerla viable para la Congrega-ción en este momento.

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124 G. Gregory Gay, C.M.

Hemos recobido un informe sobre la Fundación Franz de su Presi-dente, P. Robert Maloney. La Fundación está de acuerdo en continuar la ayuda a la Comisión para la Promoción del Cambio Sistémico, par-ticularmente en la formación de líderes regionales para presentar e implementar esta estrategia en obras de la Congregación y de la Fami-lia Vicenciana. Debatimos la posibilidad de un nuevo proyecto; es decir, ayudar a preparar Ecónomos Provinciales en la Congregación (y para otras Congregaciones) con ayuda del campus de la Universidad de San Juan en Roma. Este proyecto está actualmente en debate.

La Comisión para la Promoción del Cambio Sistémico ha sugerido el nombramiento de una persona con dedicación plena para promover el cambio sistémico. Este tema se debatió en conjunción con propues-tas similares hechas por el Programa de Acción Colaboradora de la Familia Vicenciana.

Hemos recibido un número de informes y llamadas de la Unión de Superiores Generales para su proyecto en el sur de Sudán. Todas las congregaciones religiosas implicadas en este proyecto de colaboración han renovado sus compromisos por cinco años adicionales. Hemos enviado al P. Manny Ginete, anterior delegado de la Ofi cina de la Familia Vicenciana y miembro de la Provincia de Filipinas, como nues-tro representante para servir en el sur de Sudán. Su ministerio es entrenar líderes para el ministerio pastoral en este proyecto que pro-mueve solidaridad con la Iglesia en el sur de Sudán.

Recibimos un informe de nuestro Procurador General, que está participando en la Comisión sobre Justicia, Paz, y la Integridad de la Creación, juntamente con otra comisión para combatir el hambre en el Mundo. Ambas están patrocinadas por la Unión de Superiores Generales.

Con relación a la Ratio Formationis, esperamos que el texto fi nal esté listo a principios del 2015. Comprenderá seis capítulos y se publicará en dos números separados de Vincentiana. Cada capítulo, incluida la introducción, estará acompañado por un artículo escrito por misione-ros de varias regiones de mundo, donde nos encontramos.

Recibimos también un informe del P. John Rybolt, que está escri-biendo un compendium para el 400 aniversario de la Congregación en 2017. Con suerte, estará publicado y listo para la Asamblea General de 2016. Como preparación, se pide a cada provincia de la Congregación enviar al Secretario General un mínimo de 2 o 3 cuadros signifi cativos que represente la provincia en la Congregación. Se enviará una carta formal de petición a cada Visitador sobre este asunto.

Asuntos Económicos

Hemos debatido cómo podríamos nosotros, como comunidad de la Curia hacer buen uso de la pequeña casa ubicada en la parte trasera de nuestra propiedad. Una posibilidad debatida fue permitir a “Caritas”

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Resumen del encuentro de Tempo Forte 125

utilizarla para proyectos especiales, con un contrato renovable mediante mutuo acuerdo. Mientras tanto, permanecemos abiertos a la posibili-dad de arriendo o venta de la casa.

Aprobamos un presupuesto para las Misiones Internacionales y peti-ciones especiales de CLAPVI Sur, MISEVI, y Juventudes Marianas Vicencianas. En un informe de la Ofi cina de Solidaridad Vicenciana, hemos recibido información detallada en respuesta a las recomenda-ciones hechas por el Consejo General a la OSV después del reciente informe sobre el servicio y actividades que presta a la Congregación. El Consejo aceptó la descripción entregada de ofi cios para el equipo de la OSV, y todavía está revisando el informe. Este informe ha dado al Consejo General una apreciación mayor del trabajo requerido para la búsqueda de concesión de donaciones para proyectos, juntamente con la tarea de nuevos procedimientos para recabar fondos.

Hasta hoy, hemos continuado recibiendo contribuciones adicionales a los Fondos Patrimoniales coordinando con la Ofi cina de Solidaridad Vicenciana. Además de los fondos recibidos y constatados en el informe del último Tempo Forte, hemos recibido también donaciones de las Provincias de Ecuador, Argentina, Madrid, India Sur, Filipinas y China. Estamos muy agradecidos a todos, a estas y a todas las provincias que han contribuido generosamente a constituir esta donación de Fondos Patrimoniales.

Misiones Internacionales

Hemos recibido un informe de la misión internacional en El Alto, Bolivia, pidiendo el envío de un cuarto misionero. Misioneros disponi-bles que puedan estar interesados en servir allí están siendo contacta-dos por el Superior General. Con relación a la misión internacional de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, el Superior general entregó un informe al Consejo de su visita canónica. La visita a Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón tuvo lugar en febrero 2014, seguida de un encuentro con la Conferencia de Visitadores Asía Pacífi co en Australia.

Como en el pasado, hay una necesidad grande de misioneros en ambos lugares, especialmente de personal cualifi cado para trabajar en seminarios, una tarea que hemos asumido en Papúa Nueva Guinea. Sería maravilloso tener más misioneros allí haciendo trabajo de for-mación y a otros misioneros que desearan hacer trabajo pastoral en Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea.

Hablamos de nuestra misión internacional en Angola y Túnez. Un misionero en Túnez terminará su servicio este año, así que necesi-tamos un misionero, en particular uno que tenga interés en trabajar en una zona de mayoría musulmana como agente pastoral para la Iglesia católica. Es una misión para dos cohermanos que trabajan con las Hijas de la Caridad de la Provincia de África Norte.

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126 G. Gregory Gay, C.M.

Recibimos un informe de nuestra misión internacional en el Chad que está bajo la responsabilidad de la Conferencia de Visitadores de África y Madagascar (COVIAM). La misión del Chad ha renovado su contrato con el Obispo local, y llegará un tercer misionero en el mes de marzo de la provincia de Nigeria. Estudiamos un informe sobre la misión de Benín entregado por el P. Stanislav Zontac, Asistente General después de su reciente visita en enero. En lo que se refi ere a nuestra misión en Punta Arenas, Chile, solo hay un misionero allí actualmente de la provincia de Chile. Hemos pedido ayuda a otros dos misioneros y estamos esperando sus respuestas. Por último, hemos revisado las peticiones de misioneros que se ofrecen voluntarios para las misiones, con posibles ubicaciones para nueve misioneros.

Familia Vicenciana

Hemos estudiado un informe sobre la Famiia Vicenciana entregado por el P. Eli Chaves, Asistente General, en particular el encuentro de enero del Comité Ejecutivo de la Familia Vicenciana. Después de este encuentro, se celebró un programa de formación permanente para líderes internacionales de las ramas de la Familia Vicenciana. Hubo más de cincuenta participantes de un buen número de congregaciones y asociaciones laicas. Estudiamos las posibilidades de establecer un Secretariado para la Familia Vicenciana. Este asunto se tratará más ampliamente en una sesión de formación permanente para ayudarnos a entender con mayor claridad nuestro papel como Congregación de la Misión con la Familia Vicenciana. La decisión sobre dónde estable-cer el Secretariado se tomará a comienzos de 2015.

El Superior General presentó un informe sobre el proceso de la Asamblea General de MISEVI celebrada en Costa Rica del 28 de febrero al 2 de marzo. Se eligió un nuevo equipo de misioneros laicos de México, Venezuela, España, Colombia y los Estados Unidos. Este equipo de líderes celebrarán encuentros virtuales cada mes para pre-parar la reunión anual en enero de 2015. El centro de atención del próximo encuentro de MISEVI será cómo atraer misioneros laicos para seguir en los lugares establecidos por MISEVI de España. También recibimos información sobre la reunión de Juventudes Vicencianas de 2016 anterior a la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Polonia del 22 al 24 de julio en una escuela superior patrocinada por la provincia de la CM de Polonia.

Conferencias de Visitadores

El Superior General compartió con el Consejo General actas del encuentro de la Conferencia de Visitadores de Asia Pacífi co a la que asistió en Sidney, Australia, en febrero. Eligieron un nuevo secretario

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Resumen del encuentro de Tempo Forte 127

de la Conferencia para un mandato de tres años. El próximo encuentro será en la Provincia de India Norte, coordinado por el Visitador de la Provincia.

Recibimos dos informes de CLAPVI: primero, una síntesis del encuentro inicial interprovincial de estudiantes de (CLAPVI Norte; y segundo, sobre un encuentro de formadores en Bogotá, que atrajo a más de cuarenta misioneros de diez provincias, juntamente con estu-diantes de la Provincia de Colombia.

Calendarios

Finalmente, al terminar nuestro Tempo Forte, revisamos nuestro calendario desde marzo hasta junio de 2014. El programa del Superior General es el siguiente: para el mes de abril, viajará a los Estados Uni-dos para hacer una visita canónica a la Provincia Este, y celebrar la Semana Santa y las liturgias de Pascua en una parroquia hispana en Macon, Georgia, llevada por Hijas de la Caridad. Desde la primera semana de mayo predicará una misión popular en la Escuela Superior Católica John Carroll donde se graduó, ya que celebra la escuela su cincuenta aniversario.

El 15 de mayo participará en una sesión de formación permanente para Hijas de la Caridad en París. Del 16 al 25 de mayo visitará a los misioneros de la Provincia de Alemania; a los misioneros indios que trabajan en Alemania; y después con los misioneros de Austria. El 26 de mayo viajará a Holanda para dar una charla y presidir la Eucaristía para el Capítulo General de los Hermanos de Nuestra Señora de la Misericordia, que forman parte de la Familia Vicenciana.

La primera parte de junio estará dedicada al encuentro de Tempo Forte. Del 10 al 15 de junio el Superior General irá a París para parti-cipar en el Programa de Acción Colaboradora de la Familia Vicenciana. Y del 17 al 24 de junio visitará la misión internacional de Angola.

Cuando escribo esta carta, nos encontramos a mitad de la Cuaresma. Que sea un tiempo de profundización en el discipulado con el Señor Jesús y de renovación de nuestra vocación Vicenciana. Pido que la gracia de Cristo y el ejemplo de nuestro santo Fundador conmue-van nuestros corazones para un mayor amor de Dios y servicio de los pobres.

Su hermano en san Vicente,

G. Gregory Gay, C.M.Superior General

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Nuevos nombramientosGeneral Curia

Se han anunciado dos nombramientos recientes de misioneros, uno por parte de la Curia General de la Congregación de la Misión, y el otro por parte de la Santa Sede.

P. Jorge Luis Rodriguez, C.M.

El P. Jorge Luis Rodríguez Baquero, de la Provin-cia de Colombia, ha sido nombrado por el Superior General administrador de la Ofi cina de la Familia Vicenciana y director asistente de la Ofi cina de Comunicaciones de la Curia en Roma. El P. Rodrí-guez entró en la Congregación el 29 de enero de 1989 y fue ordenado el 2 de octubre de 1994. Hizo sus

estudios de fi losofía en el Seminario Mayor La Milagrosa en Medellín, y completó sus estudios teológicos en el Seminario Villa Paúl en Funza. También estudió comunicaciones sociales en la Universidad Pontifi cia Salesiana de Roma.

El P. Rodríguez ha trabajado en la formación y en el área de las comunicaciones. Fue rector y formador en el Seminario San Pedro en Ecuador para la diócesis de Santo Domingo. Ha trabajado en medios de comunicación digitales y electrónicos, sirviendo como director de Radio Eucha, en la misión de Tierradentro en Cauca, Colombia. Fue también director del departamento de comunicaciones en la Con-ferencia de Obispos de Colombia, donde ayudó a elaborar un plan estratégico para comunicaciones. El P. Rodríguez en la V Conferencia General de Obispos de América Latina (CELAM) en Aparecida, Brasil, trabajo en la coordinación del equipo de comunicación. Impartió clases sobre comunicación social y producción de radio en el Instituto Pastoral Teológico para América Latina Itepal. El P. Rodríguez es oriundo de Bogotá, Colombia, donde reside su familia. Llegó a la Curia General en febrero del 2014 y sustituye al P. Juventino Castillero de la Provincia del Este, USA, que ha vuelto a Panamá.

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Nuevos nombramientos 129

P. Fernando Barbosa, C.M., Obispo Prelado de la Prelatura de teffe

Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, anunció el 20 de mayo de 2014 que el P. Fernando Barbosa dos Santos, C.M., de la Provincia de Fortaleza, había sido nombrado como obispo prelado de la Prelatura de Teffe, Brasil. El P. Barbosa nació en Sertania, Brasil, en 1967; hizo sus votos perpetuos en la Con-

gregación de la Misión el 25 de enero de 1993, y fue ordenado el 20 de enero de 1996. Estudió fi losofía y teología en el Instituto Regional de Pastoral en Olinda, y se especializó en la Universidad de Arcoverde, Pesqueira. Ha trabajado en varios ministerios de pastoral. Esto incluye vicario de la Parroquia San Antonio en Quixeramobim; formador en el seminario preparatorio Vicenciano en Fortaleza; formador en el seminario de Belem do Para; párroco en la parroquia San José en Tucurui; Ecónomo provincial y Visitador de la Provincia de Fortaleza. Actualmente el P. Barbosa trabaja como párroco en Nuestra Señora de los Remedios en Fortaleza.

El territorio de la Prelatura de Teffe es de 624.675 Km. Dividido en catorce parroquias, incluye las municipalidades de Alvaraes, Caruari, Fonte Boa, Foreign Ministry, Japura, Jurua, Marazion, Teffe, y Uarini. Situado en el centro-oeste del estado de Amazonas, limitando con Colombia. En 2007 la Prelatura tenía una población aproximada de 243.494 de los que el 75% eran católicos.

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Nueva Ordenanza FinancieraG. Gregory Gay, C.M.

ALGUNAS NORMAS PARA LA ADMINISTRACIÓN FINANCIERA DE LAS PROVINCIAS DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN

Nuestras Constituciones (Artículos 148-155) y Estatutos (Artículos 75-77 y 103-110) hablan ampliamente sobre la administración de los bienes de la Congregación. La Guía Práctica del Visitador habla tam-bién sobre este asunto en aspectos a tener en cuenta (250-257 y 321).

1. Nuestras Normas nos piden gran transparencia para rendir cuentas de las entradas y salidas de nuestras casas, provincias y la Congrega-ción como un todo, así como sobre el estado de nuestro patrimonio. A la luz de esto, para el bienestar futuro de la Congregación y también, por desgracia, porque han surgido abusos, me gustaría recordar las siguientes normas de la Congregación:

1.1. Los ecónomos de las casas deben dar cuenta de entradas y salidas de las casas, así como un informe sobre el estado del patri-monio de las casas, una vez al mes, al superior local. Una fi rma de aprobación debe adjuntarse a la cuenta, una vez demostrado que es correcta (Estatuto 106).

1.2. El ecónomo provincial debe presentar una relación de entradas y salidas de la provincia, así como un informe sobre el estado del patrimonio de la provincia, dos veces al año, al provincial con su consejo. Una fi rma de aprobación debe adjuntarse a la cuenta, una vez demostrado que es correcta (Estatuto 106 & 1).

1.3. Los misioneros que llevan la administración de obras especia-les, tanto de las Provincias como de las Casas, presentarán los libros de entradas y salidas a los superiores respectivos, en el tiempo y modo establecidos en las Normas Provinciales (Estatuto 6 & 3).

2. Para fomentar la administración adecuada de los bienes tempora-les y obtener un asesoramiento fi nanciero más amplio, el Canon 1280 exige que toda persona jurídica tenga un consejo fi nanciero.

2.1. En este espíritu, con el consentimiento de los miembros del Consejo General, a tenor del Artículo 107, 2º de nuestras Constitu-ciones, establezco una ordenanza general aplicable a todas las pro-vincias de la Congregación de la Misión. Dicha ordenanza es de la forma siguiente:En cada provincia de la Congregación de la Misión tiene que esta-blecerse un comité fi nanciero. Estará presidido por el superior pro-

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Nueva Ordenanza Financiera 135

vincial o su delegado. Estará formado por el ecónomo provincial y, al menos, otros tres miembros, conocedores de temas fi nancieros y partes relacionadas con el derecho civil, uno al menos debe ser un laico profesional competente y digno de confi anza en el campo de las fi nanzas. Tendrá un papel asesor, para ofrecer recomendaciones al provincial y miembros de su consejo. Los miembros del comité fi nanciero serán designados por el provincial para un periodo de tres años, que es renovable. Pido que esta ordenanza se lleve a la práctica dentro de un periodo de seis meses a partir de la fecha de este docu-mento; es decir, para el 1 de octubre de 2014.

2.2. Entre las competencias de este comité estarán las siguientes:2.2.1. Preparará anualmente un presupuesto de ingresos y sali-das de la provincia para el año siguiente.2.2.2. Al fi nal de cada año fi scal, revisará y presentará para la aprobación del superior provincial el libro de cuentas que el ecó-nomo provincial ha preparado para ingresos y salidas, así como el informe sobre el estado del patrimonio de la provincia, haciendo las recomendaciones adecuadas al superior provincial y ecónomo provincial a este respecto.2.2.3. Supervisará la conservación, crecimiento y administración de la provincia y hará las oportunas sugerencias al superior pro-vincial y al ecónomo provincial a este respecto.2.2.4. Servirá como cuerpo consultivo al superior provincial y ecónomo provincial con relación a cuestiones económicas signi-fi cativas respecto a inversiones, gastos, y conservación y disposi-ción del patrimonio de la provincia.2.2.5. Servirá, cuando se le pregunte, como un cuerpo consultivo del superior provincial y del ecónomo provincial con relación a otros asuntos económicos que puedan proponerse al comité.Algunas provincias ya tienen normas respecto de las materias descritas arriba. Tales normas permanecen en vigor, al menos que estén en contra de lo prescrito arriba. Si fuese necesario, tales normas deben ser revisadas para incluir los puntos contenidos en este documento.

3. Es aconsejable que, en cada provincia, al menos un misionero, quizás uno que pertenezca al comité de fi nanzas, sea instruido por el ecónomo provincial sobre el funcionamiento de la ofi cina del ecónomo, para que en caso de ausencia, enfermedad, o muerte repentina del ecónomo, alguien sea capaz de asumir el funcionamiento de la ofi cina.

4. Para ayudar a los consejos fi nancieros ya establecidos o que se vayan a establecer en la provincia, ofrezco las adjuntas muestras de directrices, que intentan ser ilustrativas y no normativas.

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136 G. Gregory Gay, C.M.

MUESTRA DE DIRECTRICES PARA LOS COMITÉS FINANCIEROS

DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN

Misión: El Comité Financiero ayudará al Ecónomo Provincial en el asesoramiento al Superior Provincial y su consejo en asuntos fi nancie-ros. La fi nalidad del Comité Financiero es promover la administración prudente de los recursos fi nancieros de la provincia, teniendo siempre en la mente, su misión a los pobres y el bienestar de los misioneros. El comité investiga y propone políticas sobre temas, a petición del Superior Provincial o del Ecónomo Provincial.

Nombramiento: Los Miembros del Comité de Finanzas son propuestos por el Ecónomo Provincial y nombrados por el Superior Provincial con su consejo. Los miembros son nombrados por un periodo de tres años renovables solo dos veces, al menos que por una razón grave y con la recomendación del Ecónomo Provincial, el Superior Provincial con su consejo considerase que sería oportuno un periodo más largo.

Composición: El Comité Financiero estará formado por no menos de cinco miembros, uno al menos debe ser un laico profesional competente y digno de confi anza en el campo de las fi nanzas. Los miembros tienen que ser seleccionados para que el comité manifi este habilidades en materias fi nancieras, legales, inmobiliarias y de planifi cación, así como sobre valores Vicencianos y religiosos.

Deberes: Los deberes del Comité Financiero incluyen, pero no se limi-tan a, los siguientes:

1. Ayudar al Ecónomo Provincial para:• establecer un presupuesto anual para la provincia;• desarrollar estrategias fi nancieras para apoyar los futuros pla-

nes de la provincia;• controlar las adquisiciones, la obtención de títulos legales ade-

cuados, la venta, renovación, construcción, o administración de la propiedad adquirida por las casas de la provincia o la provincia misma;

• elaborar el informe al fi nal del año de entradas y salidas de la provincia;

• revisar la administración de las inversiones;• interpretar la auditoría anual;• estudiar los presupuestos de las casas y ayudar a las casas en

la administración fi nanciera cuando se lo pidan por el Ecó-nomo Provincial;

• otras áreas asignadas.

2. Pedir el consejo de consultores cuando sea necesario.

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Nueva Ordenanza Financiera 137

Procedimientos: El Superior Provincial convoca reuniones al menos dos veces al año y, con el Ecónomo Provincial, establece la agenda para el Comité Financiero. El Superior Provincial actúa como su presidente. Invita también a consultores u observadores para que asistan a los encuentros cuando sea apropiado.

El Comité elegirá un secretario que guardará todos los registros y documentos del Comité. Las actas de cada encuentro deben registrarse y distribuirse a los miembros al menos una semana antes del siguiente encuentro del Comité. Estas actas, incluidas las políticas, documentos, y acciones del Comité, se incorporarán por el Ecónomo Provincial en sus informes y recomendaciones al Superior Provincial y su consejo.

Renovado y actualizado

G. Gregory Gay, C.M.

Superior General

1 de abril de 2014Roma, Italia

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Materiales de laComisión Preparatoria para la

Asamblea General 2016Miembros de la Comisión Preparatoria

CARTA A LOS VISITADORES DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN

“Adondequiera que yo te envíe irás”(Jer 1,7)

25 de marzo de 2014Estimados Visitadores,

Que la gracia del Señor nos acompañe siempre.

La 42ª Asamblea General de la Congregación de la Misión tendrá lugar en Chicago (IL), Estados Unidos, del 27 de junio al 15 de Julio de 2016, en DePaul University. El lema de dicha Asamblea es: “Dejé-monos renovar por la vitalidad misionera de nuestra vocación vicentina”. El Superior General y su Consejo, en carta del 23 de diciem-bre de 2013, anunciaron como tema de la Asamblea General el siguiente:

“La Congregación de la Misión:Cuatrocientos años de fi delidad a su carisma

y la Nueva Evangelización”.

Nosotros, como miembros de la Comisión Preparatoria, nos reuni-mos en Roma del 10 al 14 de marzo de 2014 para comenzar nuestro trabajo. Junto a esta carta se les envía el material necesario para las Asambleas Domésticas y para la Asamblea Provincial.

Hemos incluido también las Preguntas para la refl exión en las Asambleas Domésticas y Provincial para guiar a las comunidades locales y a la Provincia en su preparación para la AG 2016. Ud. Podrá ver que las preguntas evocan los orígenes del carisma vicentino, el trabajo de la anterior Asamblea General, así como los desafíos que estarán delante de nosotros durante los próximos seis años. Su res-puesta a estas preguntas ayudará a la CP a organizar el Instrumentum Laboris de la AG 2016.

Del mismo modo, hemos incluido unas indicaciones que podrán servirle durante las Asambleas Domésticas y Provincial. Junto a dichas indicaciones encontrará también una oración pidiendo a Dios su gracia durante este proceso de preparación. Por favor invite a los cohermanos de su Provincia a hacer uso de ella durante los próximos dos años.

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 139

Finalmente hemos incluido el artículo “Una guía práctica para las Asambleas provinciales” que esperamos les sea útil.

Materiales para ayudarles en esta tarea:

1. “Indicaciones para la presentación de Postulados para la Asam-blea General”. Cada Provincia y cada cohermano tiene derecho a presentar postulados a la Asamblea.

2. “Certifi cado de la elección de los delegados para la AG”. Cada Provincia elige los delegados conforme a C. 139 y E. 89 §2.

3. “Hoja de datos de los participantes en la AG 2016”. Les rogamos que llenen este formulario y que nos lo envíen con una fotografía de cada delegado.

Pedimos que su Provincia termine las Asambleas Domésticas y Pro-vincial para septiembre de 2015. Los materiales deben ser enviados al Secretario General, de modo que lleguen a la Curia no más tarde del 30 de septiembre de 2015. También les pedimos que dichos materia-les sean enviados por e-mail ([email protected]) en programa Word. Esto ayudará al trabajo de la CPAG/2016.

El año 2017 marca el 400 aniversario del comienzo del carisma vicentino. Animamos a cada Provincia a celebrar este acontecimiento en la comunidad local y en la Provincia. Usted encontrará en las Pre-guntas para la refl exión una ocasión para comenzar a pensar en ello.

Gracias por su cooperación. Que el Señor nos llene de su luz y de su fuerza de manera que podamos continuar siendo testigos suyos entre los más pobres. Que a través de la intercesión de San Vicente de Paúl nuestra vitalidad misionera sea renovada.

Sus hermanos en Cristo,

Joseph AgostinoCoordinador

Adam BorowskiSecretario

Orlando Escobar

Joaquín González Hernando

Fernando Mucavele

Robertus Wijanarko

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140 Miembros de la Comisión Preparatoria

UNA GUÍA PRÁCTICA PARA LA ASAMBLEA PROVINCIAL

Joseph V. Agostino, C.M.

Provincia del Este USA

A. Introducción

Cada tres años, aproximadamente, los misioneros se reúnen para Asambleas Provinciales (C. 144.1). Cuando están bien organizadas y funcionan, pueden ser momentos de gracia y de vida de una provincia, cumpliendo así su fi nalidad: velar por la espiritualidad y la vida apos-tólica de la provincia y, de esta forma, de la Congregación (cf. C. 135). Cuando se realizan pobremente, pueden ser contraproducentes para la misma vida comunitaria que tienen que acrecentar.

Una efi ciente Asamblea Provincial no acontece simplemente. Requiere meses de preparación, no solamente por parte del Visitador, sino también por parte de todos los misioneros de la provincia. Los misioneros en sus asambleas domésticas, así como todos los que asis-ten a la asamblea provincial, deberán participar plenamente en la tarea que se tiene entre manos. Y las decisiones tomadas en la asamblea, tanto como normas o como consejo al provincial, deberán observarse y ser respondidas como lo requiere el asunto (cf. E. 82).

Con estos tres temas (preparación, participación, y realización), propongo este formato como estructura para este artículo. A lo largo de todo el proceso de la Asamblea es importante mantener fi ja nuestra mirada en el corazón del motivo de nuestra reunión: discernir cómo continúa Dios llamándonos al servicio de los pobres como provincia y Congregación. Como Vicente de Paúl nos ha enseñado. “¡Tengamos coraje! Vayamos donde el Señor nos llama. Él será nuestro proveedor, no temamos nada” (Repetición de Oración, 22 de agosto de 1655).

B. Preparación

Nuestras Constituciones establecen cuál es la fi nalidad y el propósito de esta reunión: “La Asamblea Provincial, como una reunión de miem-bros que representan la provincia, tiene las siguientes funciones:

1. Dar Normas para el bien común de la Provincia dentro de los límites del derecho común y del propio. Estas Normas adquieren fuerza obligatoria tras la aprobación del Superior General con el consentimiento de su Consejo;

2. Tratar, como órgano consultivo del Visitador, de los asuntos que pueden servir al bien de la Provincia;

3. Tratar de las propuestas que, en nombre de la Provincia, se han de presentar a la Asamblea General;

4. Elegir los diputados para la Asamblea General, si hay que hacerlo;

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 141

5. Dar normas para las Asambleas Domésticas dentro de los límites del derecho común y del propio. Estas normas no necesitan la aprobación del Superior General” (C 143).

“El Visitador, a tenor de la norma de nuestro derecho propio, con-voca la Asamblea Provincial; la preside y la disuelve, con su consenti-miento. De igual modo, el Visitador, oído su Consejo, fi ja la fecha y designa el lugar donde se celebre la Asamblea Provincial” (C. 146; E. 95). De esta manera, el Visitador y el Consejo comparten una res-ponsabilidad primera para organizar y planifi car la asamblea provin-cial, y que pueda conseguir así el máximo benefi cio para resaltar la Misión y la misión y comunidad de vida de los misioneros.

El Visitador, oído su Consejo, establece también la Agenda de la Asamblea. Cuando se celebra una Asamblea Provincial como prepara-ción para una Asamblea General, su tema y la mayor parte de su agenda deberán venir del Superior General, el Consejo, y la Comisión Prepa-ratoria. La efi cacia del trabajo de la Asamblea General depende mayor-mente de la seriedad con que la provincia se compromete en los trabajos pedidos a ellos desde Roma.

Cuando una Asamblea Provincial es una asamblea intermedia, se dispone de mayor tiempo para el debate de aquellos asuntos importan-tes para la vitalidad futura. La Reconfi guración, la calidad de la vida comunitaria, trabajos apostólicos, vocaciones, y el carácter misionero de la Congregación, son algunos temas que una provincia podría elegir para explorar en una asamblea. Se debería dar amplia oportunidad para la formación permanente, enriquecimiento espiritual (que propor-ciona una oportunidad para una mayor conversión para la Misión), oración de calidad y celebraciones litúrgicas, así como aquellos momen-tos esenciales en que los misioneros son capaces de compartir entre sí sus esperanzas y sus esfuerzos para vivir nuestra vocación Vicenciana.

Temas tales como los arriba mencionados resaltan la importancia de tener una Asamblea cada tres años. Juntos, el Visitador y los misio-neros, son responsables de la vida y vitalidad de su provincia, y también de la Congregación en esa región. Juntos determinan las direcciones en que necesitan caminar para responder a los signos de los tiempos y las llamadas de la Iglesia (cf. C. 2). Lo que es más, nuestras Consti-tuciones nos recuerdan que “Hacemos esto a través de compartir mutuamente experiencias, diálogo abierto y responsable en el que se interrelacionan las diferencias de edad y perspectiva, para que afl ore y se desarrolle una dirección común, y lleve a tomar decisiones” (C. 37.1).

Algunos o muchos de estos temas son Líneas potenciales de Acción para un Plan Provincial de la Provincia. Cuando los misioneros traba-jan juntos, más allá de sus casas de comunidad local, pueden crecer en una mayor conciencia de los ministerios de unos y otros y los retos

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142 Miembros de la Comisión Preparatoria

que afronta una provincia como un todo. Cualquier proceso de plani-fi cación debería haber comenzado mucho antes del tiempo de la Asam-blea. Idealmente, la Asamblea llega a ser así el momento en que se presenta un borrador del Proyecto provincial, se hacen modifi caciones, y se aprueba el plan para guiar el trabajo de la provincia para los próximos años.

De esta manera, podemos ver que la legislación es sólo una de las múltiples facetas de esta joya comunitaria. Y a la luz de nuestra lla-mada para vivir en un estado de renovación permanente a través de la evaluación constante de nuestros trabajos y ministerios (cf. C. 2), es esencial para una provincia celebre una Asamblea al menos cada tres años, como es nuestra norma (cf. C. 144.1). Haciendo esto:

• Los misioneros tienen una dedicación personal mayor en la vida y obras de su provincia por el nivel de su consulta e implicación en las decisiones que afectan sus vidas;

• Los misioneros tienen una oportunidad mayor para construir sobre sus relaciones unos con otros, y no solamente con la comu-nidad local o el Visitador;

• El Visitador tiene una mayor oportunidad para comprender la mente y el corazón de los misioneros y entablar con ellos un proceso constructivo de diálogo. De esta manera él gobierna en colaboración con todos los misioneros de la provincia y no sola-mente su Consejo; y

• Existe una posibilidad mayor para un funcionamiento sereno cuando hay una oportunidad mayor para la consulta y el diálogo.

Además de convocar la Asamblea Provincial, el Visitador designa también una Comisión Preparatoria para ayudar en su preparación y en la realización de sus metas. El trabajo de este equipo es crucial para el funcionamiento adecuado de la asamblea. Y la calidad de su comu-nicación con los misioneros de la provincia, así como el Visitador, determina cómo estará preparado cada uno para participar plenamente en este acontecimiento. Nuestros Estatutos nos recuerdan que “antes de la Asamblea y durante ella se ha de fomentar la libre información acerca de los asuntos que se han de tratar y acerca de las cualidades de los candidatos” (S. 84).

1. La Agenda de la Comisión Preparatoria

Nadie desea dedicar una cantidad de tiempo inadecuada tratando de subrayar los mecanismos de una asamblea. Hacer esto ocupará un tiempo valioso del trabajo actual de los misioneros en asamblea. Puede originar también tensiones dentro de un grupo que no conducen a la creatividad. Si la Comisión Preparatoria ha hecho bien su trabajo, la

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 143

sesión de apertura de la Asamblea debe avanzar rápida y tranquila-mente. Entre las tareas a realizar al comienzo de la Asamblea:

a) La convocatoria de la Asamblea por el Visitador;b) La presentación de la Comisión Preparatoria;c) La presentación del moderador de la Asamblea (que ha sido pro-

puesto por la Comisión Preparatoria y designado por el Visitador) por el Coordinador de la Comisión Preparatoria. El moderador la mayoría de las veces es un miembro de la CM, bien de la provin-cia o de otra provincia. Este papel es esencial para el éxito de una Asamblea. Sin crear la descripción de lo que incluye las respon-sabilidades de un trabajo de moderador, pero que no están limi-tadas a:i. Explicar el proceso de la Asamblea a los delegados y cercio-

rarse de que se entiende el Directorio;ii. Preservar el ritmo y el fl uir de la Asamblea, manteniéndola en

camino, en el trabajo y en el horario;iii. Mantener el orden durante los encuentros con la asistencia del

facilitador y el cronometrador. El moderador garantiza que ningún grupo o persona domine el ámbito de la Asamblea y que todos tengan la oportunidad de hablar para que puedan oírse todas las voces;

iv. Saber dónde y cuándo: ampliar el tiempo dedicado a un tema que debe debatirse, presentar un debate a votación, o simple-mente pasar al siguiente tema; y sobre todo

v. Permanecer lo más imparcial posible (incluso neutral), pres-cindiendo de qué postulado se haya presentado o qué tema se esté discutiendo.

d) Un papel de llamada de los delegados por parte del moderador;e) El nombramiento y elección del secretario. En mi experiencia, es

mejor para la Comisión Preparatoria, piense y proponga un can-didato viable para este papel, un misionero que haya aceptado previamente asumir la tarea. Ese misionero es propuesto en la asamblea por un miembro de la Comisión Preparatoria. Dado que hay pocos individuos dispuestos a aceptar este trabajo, y capaces de hacerlo bien, la Asamblea acepta rápidamente a la persona. También es una buena práctica tener solamente un secretario para toda la Asamblea. Esto garantiza tanto la consistencia, como la calidad de las actas fi nales que deben someterse a votación.

f) La presentación del facilitador por el moderador (que también ha sido propuesto por la Comisión Preparatoria y designado por el Visitador). Tiene la tarea importante de ayudar al moderador de la Asamblea mediante un funcionamiento ágil de la reunión. En su papel, ayuda a los misioneros a seguir el Directorio que

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144 Miembros de la Comisión Preparatoria

deben aprobar, sabiendo cómo ser fl exible y al mismo tiempo directo, según indiquen las circunstancias.

g) La presentación del cronometrador por el moderador (que tam-bién fue propuesto por la Comisión Preparatoria y designado por el Visitador). También él ayuda al moderador y al facilitador en el transcurrir tranquilo de la Asamblea. Regulando las interven-ciones de los misioneros (normalmente no más de dos minutos y no una segunda intervención hasta que todos los que desean hablar hayan hablado), garantiza que se oirá la voz de todos.

h) La presentación de las Reglas propuestas y Procedimientos (el Directorio) para la Asamblea. Cuando estos se han redactado sencilla y claramente por la Comisión Preparatoria, y presentado a los delegados previamente, con frecuencia son más fácilmente aceptados por la Asamblea. Es obligatorio un voto de la Asamblea Provincial sobre el Directorio (E. 101). Hemos encontrado que una versión simplifi cada de las “Reglas de Orden” de Roberts ha funcionado bien para nosotros en la Provincia del Este, y permite tanto la disciplina como el debate libre en la sala, que constituye una exitosa reunión. He adjuntado (al fi nal de este artículo) el Directorio de una Asamblea de 2013, de una provincia, como un ejemplo de cómo se puede formular. No es por supuesto la única forma de escribir un Directorio.

La Comisión Preparatoria es también responsable del nombramiento y coordinación de otros misioneros que serán responsables de varios aspectos de una asamblea: los que cuentan los votos (normalmente los dos misioneros más jóvenes en la asamblea que trabajan con el secre-tario elegido), facilitadores de los pequeños grupos y secretario de mesa (si fuere necesario), presidentes y predicadores para las celebraciones eucarísticas, etc. Finalmente, la Comisión Preparatoria establece el horario y la Agenda para el trabajo de los misioneros en Asambleas Domésticas mientras se preparan para la Asamblea Provincial.

2. La Asamblea Doméstica

Las Constituciones, Artículo 147 establece: & 1. “El Superior de la casa, o el Asistente en plenas funciones de Superior, convoca la Asamblea Doméstica, que se celebra en orden a la Asamblea Provincial. &. 2 A la Asamblea Doméstica han de ser convocados todos los que tienen voz activa. & 3. Corresponde a la Asamblea Doméstica tratar de lo que la casa quiere proponer a la Asamblea Provincial, y de las pro-puestas presentadas a discusión por la Comisión Preparatoria y deli-berar sobre todo ello”.

Es en la comunidad local donde cada misionero tiene una oportu-nidad para implicarse en el proceso de la asamblea. Normalmente, se

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 145

necesitará más de una sesión para realizar el trabajo enviado por la Comisión Preparatoria. Por lo que es muy importante que la Asamblea Doméstica esté bien organizada:

– que el horario y la agenda para la asamblea se publique anticipa-damente,

– que los misioneros tengan los materiales para las sesiones con tiempo sufi ciente para que los preparen,

– que se designe un secretario local para escribir las actas que hay que enviar a la Comisión Preparatoria,

– que las sesiones se programen, lo más ampliamente posible, para que todos los misioneros de la casa puedan asistir.

Una revisión de las Normas provinciales con frecuencia es un tema de la agenda de estas asambleas. Es importante para que se oiga la voz de cada misionero tanto en la revisión de las Normas como en la pro-puesta de postulados para la Asamblea Provincial. Crear una atmósfera adecuada, en la que estos debates puedan tener lugar, es responsabili-dad tanto del superior local como de cada misionero de la casa.

Las Asambleas Domésticas proporcionan también una oportunidad para que los misioneros hablen de los asuntos que más impactan en sus vocaciones misioneras.

a) Mientras una provincia explora las peticiones de reconfi guración, estas asambleas locales son una oportunidad para expresar libre-mente sus esperanzas y sus temores, su apoyo o su resistencia a los cambios que se han propuesto. Es en el ámbito local donde los misioneros comienzan a entender cómo impactará la reconfi -guración en sus vidas personales y en sus ministerios. Es también aquí donde ellos comenzarán a experimentar la necesidad de eso y los benefi cios que se derivarán de una nueva entidad. Lo más importante, las Asambleas Domésticas pueden subrayar el hecho de que los misioneros están reunidos para ser más efi caces en su servicio a las pobres.

b) Con esperanza, la Asamblea Provincial asignará tiempo para la formación permanente sobre un tema de importancia para la vida de la provincia. Las Asambleas Domésticas capacitan a los misio-neros a extraer lo primordial para que la información dada en la Asamblea Provincial pueda tener el mayor impacto posible en la vida de la provincia.

Cuando se ejecuta bien, la Asamblea Doméstica establece las etapas para el trabajo de la Asamblea Provincial. La Comisión Preparatoria tiene la responsabilidad de comunicar los resultados de estas asam-bleas a los misioneros para que todos puedan benefi ciarse de la sabi-duría de cada comunidad local.

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146 Miembros de la Comisión Preparatoria

C. Participación

Tanto las Constituciones (146) como los Estatutos (97-100) hablan de nuestras reglas respecto de los delegados a la Asamblea Provincial. En cada caso, debe estimular el Visitador la participación del mayor número posible de misioneros en el trabajo de la Asamblea. A la luz de esta llamada de nuestras Constituciones, y dada la realidad del tamaño de la mayoría de nuestras provincias, no hay demasiadas razo-nes para que cada misionero de la provincia no deba ser invitado a asistir a una Asamblea.

Sin duda, el Artículo 146 habla de aquellos que deben participar por razón de ofi cio. Sin embargo, deja claramente en libertad a cada pro-vincia un espacio considerablemente discrecional para elegir delegados a una asamblea provincial. Al afrontar este tema, la Provincia del Este desarrolló la siguiente Norma 17 para garantizar incluir el mayor número posible de misioneros:

17. Miembros de la Asamblea Provincial:

a) Los miembros de la Asamblea Provincial se constituyen de la siguiente manera:1. Todos los miembros incorporados están invitados a asistir y

participar, con derecho a votar, siempre que hayan estado pre-sentes desde el comienzo y hayan permanecido durante toda la Asamblea.

2. El superior provincial, los consejeros provinciales, y el ecónomo provincial son por ofi cio miembros de la asamblea.

3. Cada casa debe asegurar que al menos un miembro de la casa asistirá a la asamblea. Si los miembros de la casa encuentran que esto no es factible, el superior puede pedir al provincial una excepción.

Además, cualquier misionero que desee participar en la Asamblea (incluso en el caso que no pueda estar durante toda la asamblea) será bienvenido. Aunque no tiene derecho de voto, será invitado a hablar en la asamblea si así lo desea.

Si una Norma tal no es factible en el contexto de una provincia particular, es importante que la provincia encuentre un medio para garantizar que todos sus miembros estén bien representados: los jóve-nes y los mayores, hermanos y sacerdotes, los ministerios de la provin-cia, etc.

Al menos un mes antes, todos los delegados deben recibir una copia de todos los materiales para la reunión. Esto puede incluir, pero no debe restringirse a:

• el programa para la asamblea,• una lista de delegados e invitados,

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 147

• las reglas propuestas de orden (el Directorio),• las Normas Provinciales, así como los Postulados propuestos,

Consejo al Provincial, comentarios de los misioneros, y• materiales necesarios para el trabajo de la asamblea y/o formación

permanente.

Muchas provincias tratan los postulados en todas sus asambleas. Un trabajo importante de la comisión preparatoria es la reunión y organización de los materiales. Una función necesaria de la Comisión Preparatoria es el tratamiento adecuado de lo que han entregado las casas. La aprobación de una comunidad local puede no garantizar que la recomendación de la casa entre propiamente en la categoría de “postulado” o “consejo al visitador”.

Al menos que se diga otra cosa, los postulados reunidos por la Comisión Preparatoria deben haber sido propuestos previamente por las casas. No requieren ser secundados en el aula de la Asamblea. La Comisión Preparatoria debe establecer claramente la preferencia que cada misionero da a su postulado a través de la comunidad local. Y si la casa vota no, dicho postulado no sigue adelante.

La Comisión Preparatoria designa los postulados bajo una de las siguientes categorías. Un delegado puede presentar a consideración el trabajo de la Comisión y proponer una nueva designación. Esta moción es discutible y requiere una mayoría simple.

NORMA: una norma es una regla general que llega a ser vinculante en la Provincia después de un voto positivo por la Asamblea y aprobada por el Superior General.

CONSEJO AL PROVINCIAL: Esto debe ser votado por la Asamblea.COMENTARIO: Los comentarios están impresos en la recopilación de

postulados para benefi cio del Provincial y de la Asamblea, pero ni se debaten ni se votan.

Esta distinción se hace siguiendo las prescripciones de nuestras Constituciones (143) y Estatutos (91).

Cada misionero tiene derecho a entregar Postulados en el ámbito de la Asamblea. El Moderador debe cerciorarse que está escrito de manera adecuada y presentado correctamente con los detalles necesarios. Pos-tulados propuestos por misioneros individuales necesitan ser secunda-dos antes de considerarse. No deben ser tratados antes de los Postulados o Consejos al Provincial que hayan llegado a través de las Asambleas Domésticas.

Algunas provincias han elegido aprovechar la ocasión de la Asamblea Provincial para tener la elección de un nuevo Visitador. Pueden esgri-mirse argumentos tanto a favor como en contra de tal procedimiento. A su favor, podrían decir que, dado que está presente toda la provincia en la Asamblea Provincial, resulta un momento oportuno para permi-

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148 Miembros de la Comisión Preparatoria

tir participar a todos en el proceso electoral. Una elección dignifi caría más la fi nalidad de una Asamblea y daría, incluso, más motivo para ser convocada.

No obstante, los que se oponen a tal movimiento argumentarían que el poder y la autoridad de una asamblea provincial son completamente diferentes de los de una Asamblea General. Hay peligro de que una elección durante la misma pueda degenerar en una competición de popularidad o una lucha por el poder entre facciones o grupos de una provincia. No hay sufi ciente tiempo para un adecuado discernimiento sobre las cualidades de los candidatos, que de nuevo suscitan el tema del culto a la personalidad. Y, una elección así, puede obstaculizar indebidamente al Superior General y su Consejo en la confi rmación y designación de un Visitador (cf. C 124; E. 68).

A la luz de estas preocupaciones, si una provincia decide elegir un visitador en su asamblea, necesitaría considerar detenidamente lo siguiente:

1. Que la elección tenga lugar al fi nal de la Asamblea, y sólo como conclusión a un proceso que comenzó meses antes del comienzo de la reunión.

2. Que la misma Asamblea permita tiempo sufi ciente para el discer-nimiento y la oración antes de proceder a la elección.

3. Que el proceso utilizado esté claramente esbozado en líneas gene-rales para el Consejo General antes de que comience; y

4. Que los misioneros tengan claro que un nuevo Visitador no ha sido nombrado hasta que no haya sido confi rmado por el Superior General y su Consejo.

Una provincia puede estar bien servida si la Comisión Preparatoria es la Comisión de Dirección de la Asamblea. Me gustaría dar unas cuantas razones para esta recomendación:

a) Surgen muchos detalles durante el proceso de planifi cación que necesitan ser llevados adelante en el curso de la Asamblea. Los miembros de esta Comisión son los mejor preparados para anti-cipar lo que se necesita para transcurrir sin problemas.

b) La Comisión permanece en el trasfondo de la Asamblea mientras está convocada. Es función del moderador, del facilitador, y del cronometrador dirigir el trabajo de la reunión;

c) Puede haber serios vacios en el proceso de la Asamblea cuando los que han construido su metodología no son capaces de ayudar con sus actuaciones;

d) Las reglas que pertenecen a una Asamblea Provincial no son las mismas reglas que pertenecen a una Asamblea General.

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Sin duda, habrá quienes argumenten contra tal cambio. Esas razo-nes incluirían:

a) Existe el peligro de poner demasiado control en las manos de unos pocos, permitiendo que la Asamblea tome un carácter que no desean lo misioneros;

b) Es bueno implicar a muchas personas en muchas partes del pro-ceso para que los misioneros se sientan responsables del trabajo de la provincia;

c) Existe el peligro de que un Visitador o un grupo de misioneros intenten manipular el trabajo de la Asamblea para que no sea verdaderamente representativa de la voluntad de toda la pro-vincia.

Si hay una duda, preguntar a la Comisión Preparatoria para que ayude en este doble papel; una posible solución sería para los misio-neros, en la apertura de la Asamblea, elegir uno o dos misioneros adicionales para ayudar en la comisión de dirección. Esta meta se podría conseguir, también, a través de una aprobación de la Asamblea de su facilitador y cronometrador, que serían, por ofi cio, parte de la administración de una asamblea. Lo que sigue ahora son un número de recomendaciones que la Comisión Preparatoria/Guía, así como el Visitador, necesitarían considerar en la dirección práctica de una asamblea.

1. Hacer el trabajo necesario para crear espacios adecuados para los misioneros durante una asamblea. Siempre que sea posible, luga-res para la oración, para el trabajo de pequeños y grande grupos, para las comidas, y para los recreos, deben ser diferentes y estar preparados de tal manera que creen el ambiente propio para lo que ocurrirá dentro de esos espacios.

2. Utilizar una variedad de métodos de debate durante el curso de la asamblea. La combinación adecuada de dinámicas de grupos grandes y pequeños, así como informes y otras presentaciones, responderán a las necesidades de la mayoría de los misioneros.

3. La Asamblea Provincial es asesora del Visitador. El provincial y su consejo deberían permitir a los delegados ofrecer libremente su consejo sin sentir la necesidad de dominar la sala de la Asam-blea. Este es un momento importante cuando los constituidos en autoridad provincial tienen una oportunidad de escuchar la voz de sus cohermanos.

4. Proporcionar tiempo sufi ciente en el horario para debatir en pro-fundidad las cuestiones de mayor importancia de una provincia. La Congregación no está bien servida cuando temas importantes como la reconfi guración o la actividad apostólica no están bien elaborados durante una asamblea. Estos diálogos deberían incor-

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150 Miembros de la Comisión Preparatoria

porar una multiplicidad de métodos que diesen como resultado algunas resoluciones concretas.

Cada seis años, la asamblea provincial elige delegados y sustitutos a la Asamblea General (C. 143, 4; E. 102) Estos misioneros son elegidos para un trabajo muy importante a favor de toda la Congregación. Por consiguiente, los miembros de la Asamblea Provincial necesitan discernir cuidadosamente las cualidades de las personas que van a elegir. Los delegados de la Asamblea General deben estar imbuidos del carácter misionero de la comunidad, capaces de ver más allá de las realidades de una provincia particular, la naturaleza internacional de la Congregación.

Son siervos de los pobres que tienen una clara conciencia de las necesidades de las personas que viven en la pobreza, en nuestro mundo actual. Los delegados elegidos deben ser colaboradores capaces y con deseos de trabajar durante la Asamblea General con sus cohermanos en un entorno multicultural y multi-lingüístico. Conocen y viven nues-tro carisma Vicenciano. Y necesitan resistencia para afrontar las exi-gencias de una Asamblea General. Ni que decir tiene, que esta elección no es ni un concurso de popularidad ni un premio por servicios ante-riores. Los delegados de la Asamblea General son las voces proféticas de la respuesta futura de la Congregación a la Misión que nos ha sido confi ada por S. Vicente y la Iglesia.

Por desgracia, demasiadas asambleas parecen haber transcurrido en un vacío. Raramente se toman en consideración durante la asamblea actual las decisiones tomadas en asambleas anteriores. Esto puede llevar a un sentimiento de fracaso por parte de muchos misioneros, pensando que las asambleas son una pérdida de tiempo y de dinero, sin resultados tangibles que puedan demostrarse. Existe un número de correctivos que pueden tener lugar para afrontar este sentimiento.

• Como primer orden de asuntos, el Visitador puede presentar las decisiones de la asamblea anterior y describir cómo han sido realizadas en el ínterin.

• Como último asunto del programa, a los misioneros se les debería pedir evaluar la asamblea para que se pueda construir sobre sus puntos fuertes y corregir sus debilidades. Esta evaluación es el último documento que la Comisión Preparatoria/Guía debería preparar para el Visitador y su Consejo, y el primer documento que la próxima Comisión Preparatoria debería recibir cuando comienza su mandato.

Con la aprobación de los delegados, el Visitador clausura la Asam-blea Provincial (C. 125, 7) y comienza la tarea de la promulgación de sus normas (C. 145).

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 151

D. Puesta en práctica

Al término de la asamblea, la Comisión de Dirección es la Comisión de Evaluación. Reúne los resultados de la evaluación de los delegados sobre la asamblea, y se los entrega al Visitador, juntamente con las Actas de la Asamblea del Secretario, los Postulados aprobados, y los consejos al Provincial.

Al término de la asamblea, el Visitador estudia con el Consejo el asesoramiento que haya recibido así como cualquier otra recomenda-ción que se haya podido hacer durante el curso de la reunión. El Visi-tador es responsable de informar a la Provincia sobre los resultados de este estudio.

El Visitador envía las normas de la asamblea al Superior General, que deberá comunicar una decisión dentro de dos meses de haberlas recibido (E. 96). La Guía Práctica para Visitadores recomienda: “Para facilitar la labor del Superior General conviene que el Visita-dor mande un escrito en el que exponga claramente el texto de la Norma anterior y al lado el texto totalmente nuevo o los cambios del texto anterior, aunque sean pequeños. Si, además de las Normas, se manda al Superior General todo lo que ha hecho la Asamblea como información, debe ponerse en un escrito aparte del de las Normas” (Párrafo 220).

Normas aprobadas por el Superior General obligan al Visitador, como están defi nidas en el derecho común y en el propio (cf. E. 94). Las Normas permanecen vigentes hasta que sean revocadas por una Asamblea Provincial posterior.

E. Conclusión

Las Asambleas, sean Domésticas, Provinciales, o Generales requie-ren mucho trabajo por parte de muchos misioneros. A través de sus esfuerzos de colaboración, en una atmósfera de intercambio libre y creativo, se fortalece y se renueva la vida de la Congregación.

El mayor fruto de una asamblea es reavivar el celo misionero de los cohermanos. “Así, pues, tengamos este deseo constante que el reino de Dios sea extendido, y el celo de trabajar con todas nuestras fuerzas en eso para que, habiendo alcanzado el reino de Dios en la tierra, podamos ir a gozarlo en los cielos. Guardemos encendida siempre esta lámpara en nuestros corazones” (S. Vicente en Buscando el Reino de Dios, 21 de febrero de 1659).

En estos momentos en que la reconfi guración es un tema importante para la mayor parte de la Congregación, una asamblea puede ser una herramienta potente para hacernos avanzar en respuesta a las necesi-dades apremiantes de los pobres y de la Iglesia hoy. Vicente de Paúl nos recuerda que estamos lejos de la “forma fi nal” que tomará nuestra Congregación. Reunidos juntos en oración, discernimiento, y diálogo,

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152 Miembros de la Comisión Preparatoria

los misioneros pueden oír y responder más fácilmente al Espíritu que siempre nos llama a una nueva creatividad en la proclamación del evangelio a los pobres. Que permanezcamos siempre auténticos a esa misión profética que nos ha sido confi ada por nuestro Fundador.

Mayo, 2014

Traducido del original inglés por FÉLIX ÁLVAREZ SAGREDO, C.M.

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 153

UN POSIBLE DIRECTORIO PARA EL FUNCIONAMIENTO DE UNA ASAMBLEA PROVINCIAL

NOTAS DE UNA ASAMBLEA PROVINCIAL RECIENTE

La Responsabilidad de un Delegado

1. Estar presente durante el curso de toda la Asamblea, desde la aper-tura _______________ hasta la clausura _______________;

2. Participar en todos los debates y procesos de la Asamblea; 3. Votar sobre todos los asuntos que se sometan a la consideración

de la Asamblea.

La Responsabilidad de un Participante

1. Estar presente lo más posible en la Asamblea; 2. Participar en todos los debates y procesos de la Asamblea; 3. Un participante no vota.

Para ser votado en la Asamblea

Reglas propuestas y Procedimientos

1. Cada misionero presente podrá hablar sobre las propuestas. Los Participantes no necesitan esperar hasta que todos los delegados hayan tenido la oportunidad de hablar antes que ellos pidan intervenir.

2. Habrá un tiempo límite de dos minutos cada vez que hable un misionero.

3. Nadie puede hablar dos veces antes que otros que desean hablar hayan tenido la oportunidad de hacerlo.

4. El Comité Guía debe establecer tiempos límites sobre el debate. Cualquier delegado puede pedir que se amplíe el debate. Se necesita secundar la petición. La moción no es discutible y requiere una mayoría simple.

5. La votación se realiza sólo por los delegados. Los delegados inclu-yen a los elegidos y a todos los miembros que ha notifi cado el Provincial que asistirán desde el comienzo y durante todo el tiempo de duración de la Asamblea;

6. La votación de los postulados tendrá lugar en el orden sugerido por la Comisión Preparatoria como fue aprobado o revisado por todos.

7. Si se propone una enmienda, todo el debate se dirigirá hacia la enmienda hasta que se resuelva.

8. La votación se hará a mano alzada. Si la decisión de la Asamblea es sobradamente clara por una alzada de manos, los votos no se contarán a no ser que lo pida un delegado.

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154 Miembros de la Comisión Preparatoria

9. Una “sencilla mayoría” signifi ca que más de la mitad de los votos dicen “si” o “no”. Los votos inválidos y las abstenciones no se cuen-tan. Si hay un número igual de votos “síes” y “noes”, la moción cae.

10. Una “mayoría de dos tercios” signifi ca dos tercios o más de los votos válidos que digan “si” o “no”. No se cuentan los votos invá-lidos y las abstenciones. Si hay exactamente dos tercios, la moción sigue adelante.

11. Una “mayoría absoluta” es más que la mitad de los votos válidos.

Tipos de Postulados

Al menos que se diga otra cosa, los postulados compilados por la Comisión Preparatoria habrán tenido que ser propuestos por las casas. No necesitan secundarse. Los postulados originariamente propuestos por los individuos requieren ser secundamos antes de la consideración.

La Comisión Preparatoria designa los postulados bajo una de las siguientes categorías. Un delegado puede pedir reconsiderar la acción de esta Comisión y proponer una nueva designación. Esta moción es discutible y requiere una mayoría simple.

NORMA: una norma es una regla general que llega a ser obligatoria en la Provincia después de un voto positivo por la Asamblea y la aprobación por el Superior General.

CONSEJO AL VISITADOR: Esto es votado por la Asamblea.COMENTARIO: Los comentarios se imprimen en la compilación de

postulados para ventaja del Provincial y la Asamblea, pero ni se debaten ni se votan.

La distinción se ha hecho siguiendo las prescripciones de nuestras Constituciones (143) y Estatutos (91). Las Normas son “reglas genera-les aplicables a todos los casos descritos en ellas”. La Asamblea es consultativa para el Provincial en asuntos reservados a él por derecho o “por su poder ejecutivo necesario para llevar a cabo su ofi cio”.

Reglas de Orden

Las reglas de debate, votación, y procedimiento se presentarán al comienzo de la Asamblea Provincial. Pueden ser discutidas y enmen-dadas. Se promulgarán por una mayoría simple. Una vez promulgadas, pueden ser suspendidas por una mayoría de dos tercios. Cuando se presentan mociones por una casa o comisión, no necesitan secundarse. Cuando se introducen por un solo misionero, sí necesitan. Postulados propuestos a la Comisión Preparatoria por un solo misionero son desig-nados como tales en los materiales de la Asamblea.

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Otras mociones, en orden de prioridad, son:

Moción ¿Discutible o no? ¿Cómo se hace?

Plantear un punto de orden – no discutible – la presidencia decideDividir la moción – no discutible – mayoría simpleSuspender las reglas – no discutible – mayoría dos terciosReconsiderar una acción tomada – discutible – mayoría simpleTomada de la mesa – no discutible – mayoría simpleTerminar debate – no discutible – mayoría dos terciosProlongar debate – no discutible – mayoría simpleReferida a la Comisión – discutible – mayoría simpleEnmienda – discutible – mayoría simple

Tipos de Legislación

NORMAS – La Asamblea Provincial puede “dar normas para el bien común de la Provincia dentro de los límites del derecho común y del propio. Estas Normas adquieren fuerza obligatoria tras la aprobación del Superior General con el consentimiento de su Con-sejo” (Const. 143.1). “Permanecen vigentes hasta que son revocadas por una Asamblea Provincial posterior o por el Superior General” (E. 94 ).

ORDENANZAS – Es una función del Provincial “dar ordenanzas en bien de la Provincia con el consentimiento de su Consejo” (Const. 125.2). “Las ordenanzas del Visitador continúan en vigor hasta la siguiente Asamblea Provincial, a no ser que el mismo Visi-tador o su sucesor determine otra cosa” (E. 71).

PROYECTO PROVINCIAL – “Corresponde al Visitador, “elaborar el proyecto provincial según las Normas Provinciales y con el consen-timiento de su Consejo (E. 69.1). Una acción de la Asamblea sobre esto es “asesoramiento al provincial”.

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156 Miembros de la Comisión Preparatoria

Asamblea General 2016

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN EN LAS ASAMBLEAS DOMÉSTICAS Y PROVINCIAL

La Congregación de la Misión: cuatrocientos años de fi delidad a su carisma

y la nueva evangelización

“Adondequiera que yo te envíe irás”

(Jer 1,7)

I. Los 400 años como Congregación nos permiten recordar nues-tra historia

“Es Dios el que nos ha llamado y el que desde toda la eternidad nos ha destinado para ser misioneros no habiéndonos hecho nacer ni cien años antes ni cien años después” (SV XI, 33; Conferencia del 29 de octubre de 1638).

“¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas” (Vita Consecrata, 110).

1. Comparta con los cohermanos su experiencia en la Congregación (orígenes de su vocación, momentos cruciales, alegrías, triste-zas, etc.).

2. La Congregación de la Misión es llamada a seguir a Cristo, evange-lizador de los pobres. Mirando nuestra vida como Vicentinos:2.1. A nivel local:

2.1.1. ¿Cómo expresamos nosotros el carisma?2.1.2. ¿Cómo no?

2.2. A nivel provincial:2.2.1. ¿Cómo expresamos nosotros el carisma?2.2.2. ¿Cómo no?

2.3. A nivel de la Congregación:2.3.1. ¿Cómo expresamos nosotros el carisma?2.3.2. ¿Cómo no?

3. Qué sugerencias hacen ustedes para la celebración de los 400 años del aniversario de nuestra fundación:3.1. Para la comunidad local3.2. Para la Provincia

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II. Los 400 años como Congregación nos invitan a renovar nuestra “vitalidad misionera”

“La comunidad vicentina está ordenada a preparar la actividad apos-tólica, fomentarla y ayudarla constantemente. Por eso, todos y cada uno de los miembros de la Congregación, constituídos en comunión fraterna, se esfuerzan por cumplir en renovación continua su misión común” (C. 19).

Comunidad y Misión

4. ¿De qué manera la vida comunitaria de su Provincia sostiene la vitalidad misionera de sus ministerios?4.1. ¿De qué manera no?

5. ¿De qué manera nuestros ministerios sostienen la vida comunitaria?5.1. ¿De qué manera no?

Líneas de Acción de la Asamblea General 2010

En 2010 la Asamblea General de la Congregación de la Misión nos propuso desarrollar las siguientes Líneas de Acción:

• La formación continua (inicial y permanente)• La reconfi guración• El diálogo con los pobres y con la Familia Vicentina• La creatividad en nuestros ministerios• La metodología del Cambio Sistémico

6. ¿De qué manera estas Líneas de Acción han ayudado a renovar el espíritu misionero en nuestra Provincia?

7. ¿Qué elementos de los mencionados en las Líneas de Acción nece-sitaríamos continuar desarrollando para el crecimiento de la Con-gregación en los próximos seis años?

III. Los 400 años como Congregación nos llevan a descubrir las posibilidades y desafíos de la Nueva Evangelización

“Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por los pobres. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza sal-vífi ca de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia” (Evangelii Gaudium, 198).

8. “Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cris-tiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide” (Evangelii Gaudium, 20). Hoy, después de 400 años, ¿cuál debería ser la contribución específi ca de la Congregación a la Nueva Evangelización? (señalen cinco aspectos)

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158 Miembros de la Comisión Preparatoria

9. El Papa Francisco nos invita a ser “Evangelizadores con Espíritu” (Evangelii Gaudium, 259).

9.1. ¿Qué aspectos de nuestra espiritualidad vicentina debemos reforzar hoy?

9.2. ¿Qué importancia tienen los ministerios de la predicación y de la reconciliación en nuestras vidas y en nuestros aposto-lados?

10. Cómo deberíamos nosotros ayudar en la formación:

10.1. Del clero

10.2. De los laicos

11. “El Padre bueno quiere escuchar el clamor de los pobres” (Evangelii Gaudium, 187). ¿Cómo resuenan en nosotros los “gritos de los pobres”?

12. “Todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Evangelii Gaudium, 20).

12.1. ¿Cuáles son las periferias donde la Provincia está trabajando?

12.2. ¿Cuáles son las periferias a las cuales la Provincia debería ir?

12.3. ¿Cuáles son las periferias a las cuales la Congregación debe-ría ir?

13. “La Congregación de la Misión... procurará abrir nuevos caminos y aplicar medios adaptados a las circunstancias de tiempo y lugar” (C. 2). Aún más, la Nueva Evangelización nos recuerda que, como Iglesia y como Congregación, somos una realidad internacional y multicultural llamada a trabajar con espíritu de colaboración y solidaridad.

13.1. En relación con la colaboración (de personas y en proyectos) y la solidaridad (con recursos económicos) en la Congre-gación:

13.1.1. ¿Qué está haciendo la comunidad local? 13.1.2. ¿Qué está haciendo la Provincia? 13.1.3. ¿Qué más podría hacer la Provincia?

13.2. En relación con su carácter internacional y multicultural: 13.2.1. ¿Cuáles son los desafíos para la comunidad local? 13.2.2. ¿Cuáles son los desafíos para la Provincia? 13.2.3. ¿Cuáles son los desafíos para la Congregación?

13.2.4. ¿El Superior General y su Consejo deben seguir apos-tando por las misiones internacionales como un camino para fortalecer nuestra vocación universal?

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14. ¿Qué otras sugerencias harían ustedes a la Provincia y a la Con-gregación para los próximos seis años?

Indicaciones para la refl exión en las Asambleas Domésticas y Pro-vincial

Antes de la Asamblea Doméstica

La CPAG/16 recomienda que las comunidades locales dediquen un tiempo de oración juntos antes de iniciar el trabajo. Les proponemos la siguiente guía para este momento de oración:

Exodo 3,7-10San Vicente, Conferencia del 29 de octubre de 1638 (XI, 33)Constituciones 2 y 19Vita Consecrata 110Evangelii Gaudium 20, 187, 198, 259

Pueden terminar este momento espiritual con la “Oracion para el tiempo de Asambleas”.

Las Asambleas domésticas

La CPAG/16 recomienda que cada comunidad local se reuna el tiempo que sea neceario para responder a las preguntas que han sido enviadas como preparacion para las Asambleas Provincial y General.

Todos los cohermanos deben llevar a las Asambleas Domésticas el Documento Final de la AG 2010 para responder a las preguntas 6 y 7. La pregunta 1 ha sido formulada sólo para el compartir de los coher-manos en las comunidades locales. Por eso no es necesario que envíen la respuesta a esta pregunta.

Pedimos que la síntesis de las respuestas de las Preguntas para la refl exión en las Asambleas Domésticas y Provincial sea enviada a la Comisión Preparatoria de cada Provincia de modo que sean tenidas en cuenta en la Asamblea Provincial. Cada comunidad local puede enviar también a la Comision Preparatoria de la Asamblea Provincial los postulados que tenga para la AG 2016, de modo que sean refl exio-nados en la Asamblea Provincial.

La Asamblea Provincial

La CPAG/16 pide que cada Provincia envíe a la Curia General en Roma la síntesis de las respuestas a las preguntas, excepto la res-puesta a la pregunta n. 3, la cual se ha formulado sólo para ser tenida en cuenta en cada Provincia. Pedimos que estas respuestas sean lo mas

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160 Miembros de la Comisión Preparatoria

concretas y prácticas que se pueda, de manera que ellas sirvan para ayudarnos a formular objetivos realizables para el futuro. Al mismo tiempo pedimos que cada Provincia envíe los postulados que ha apro-bado para la AG 2016.

Por favor envíe estas respuestas a la Curia General ([email protected]) antes del 30 de septiembre de 2015.

Traducido del original inglés por FÉLIX ÁLVAREZ SAGREDO, C.M.

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ORACIÓN PARA EL TIEMPO DE ASAMBLEAS

Dios, Padre misericordioso,que enviaste a tu Hijo como Salvador del mundo,

Tú nos has escogido para anunciar el Evangelio a los pobres,nuestros amos y señores.

Te damos gracias por habernos llamado a esta vocación misionera.

Estamos en camino hacia la 42ª Asamblea Generalde la Congregación de la Misión.

Te pedimos la luz de tu Espíritu para que ilumine nuestras mentes,fortalezca nuestras voluntades y nos haga dóciles a sus inspiraciones,

para estar atentos a las llamadas del Evangelioy de la Iglesia,

y saber discernir los signos de los tiempos.

Abre nuestros corazones a tu gracia divina.Que este tiempo sea ocasión de comunión y participación,

para que demos testimonio proféticode tu amor en el mundo entero, y así,

viviendo en estado de renovación continua,podamos seguir siendo fi eles al carisma de San Vicente,

en esta nueva etapa evangelizadora.

María, Virgen Milagrosa,ante el cuarto centenario del comienzo del carisma vicentino,

ayúdanos a llevar la alegría del Evangeliohasta los confi nes de la tierra,

de modo que ninguna periferia se prive de su luzy los pobres vuelvan a estar en el centro de la Iglesia

y de nuestra vidas.Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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162 Miembros de la Comisión Preparatoria

Congregación de la Misión / CPAG 2016

ORIENTACIONES PARA LA PRESENTACIÓN DE POSTULADOS A LA ASAMBLEA GENERAL

1. Todo misionero, comunidad, provincia o región de la Congregación de la Misión tiene derecho a enviar legítimamente a la Asamblea General sus deseos, sugerencias y peticiones (cf. CIC, canon 631, 3o).

2. No todo deseo, sugerencia o petición presentado a la Asamblea General es por sí mismo un postulado. Se entiende por postulado, propiamente dicho, toda petición, deseo o sugerencia enviado legí-timamente a la Asamblea General por una persona física o moral de la Congregación, con vistas al bien de toda la Congregación o de casi toda la Congregación, sea según las Constituciones y Estatutos, sea contra las Constituciones y Estatutos, sea al margen de las Cons-tituciones y Estatutos, y que debe tratar la Asamblea General.

En concreto se puede hacer un postulado:

– Pidiendo una modifi cación en las Constituciones (cf. C. 137, 4º) o en los Estatutos (cf. C. 137, 3º);

– Pidiendo que se promulgue un decreto (cf. C. 137, 3º);

– Pidiendo la interpretación auténtica de algún punto de los Esta-tutos (cf. C. 137, 5º);

– Pidiendo que se solicite de la Santa Sede la interpretación autén-tica de algún punto de las Constituciones (cf. C. 137, 5º);

– Pidiendo una declaración de tipo exhortativo o doctrinal;

– Pidiendo que la Asamblea General incluya algún tema particular en el Proyecto de la Congregación para los próximos seis años.

3. La Asamblea General, como autoridad suprema de la Congregación, tiene el derecho de determinar cuáles de los presentados como pos-tulados quiere tratar en la misma Asamblea y cuáles no, derivando éstos últimos si le parece a otros foros (Consejo General o Provincial, Visitador, Superior General, Asamblea Provincial, etc).

4. Antes de la Asamblea General, la Comisión Preparatoria estudiará los Postulados recibidos y hará las recomendaciones oportunas a la Asamblea sobre cómo se deben estudiar esos postulados, salvaguar-dando siempre el derecho de la Asamblea de discutirlos y estudiarlos como desee (cf. Directorio de la AG).

5. Los postulados son aprobados por mayoría absoluta de votos váli-dos. Se exceptúan los que supongan una enmienda de las Constitu-ciones (cf. Directorio de la AG), para las que se requiere una mayoría de las dos terceras partes.

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Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016 163

6. Para facilitar el trabajo de la Asamblea, conviene que los Postulados sean formulados atendiendo a estos criterios formales:

6.1. Cada Postulado debe limitarse a presentar un solo asunto.

6.2. El Postulado debe redactarse en sentido afi rmativo-declarativo, de modo que permita pronunciarse claramente sobre él, con un SI o un NO.

6.3 Cada Postulado debe estar motivado de manera clara y precisa, distinguiendo entre el Postulado propiamente dicho y su moti-vación.

6.4. No es conveniente prodigar la presentación de Postulados, ni proponer a la Asamblea General lo que puede ser resuelto teniendo en cuenta los principios de corresponsabilidad, unidad en la diversidad, subsidiariedad y descentralización.

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DEL SUPERIOR GENERALDEL SUPERIOR GENERAL

Homilías recientesG. Gregory Gay, C.M.

DÉCADAS DE DEDICACIÓN A LA MISIÓN: HIJAS DE LA CARIDAD DE VOTOS

Homilía de G. Gregory Gay, C.M., Superior General

París, 15 de mayo de 2014

Estoy muy agradecido por la oportunidad de estar con ustedes hoy y celebrar esta Eucaristía juntos. Sumergidos como estamos en este precioso tiempo de primavera y de la gloria de Pascua, parece acertado reunirse y refl exionar sobre la belleza y el misterio de su vocación de Hijas de la Caridad. Proceden ustedes de diferentes lugares, Provincias y grupos lingüísticos. Sus años de pertenencia a la Compañía varían en número y experiencia. Sin embargo, todas están aquí reunidas con el deseo profundo de entregarse a Dios en el servicio de los pobres. Y eso en sí mismo es un testimonio maravilloso que me llena el cora-zón de inmensa gratitud. Yo solo puedo repetir las palabras de Santa Luisa en una de sus cartas: “Hasta tal punto llega nuestra deuda de gratitud con usted que no puedo expresarle lo hondamente que lo siento” (C. 292, p. 288).

Como algunas de ustedes ya saben, mi primer destino como sacer-dote fue ser capellán de las Hijas de la Caridad en Emmitsburg, Maryland. En ese momento, la comunidad de esa Casa provincial tenía un gran número de Hermanas, tanto en activo, como jubiladas. Acom-pañado de un sacerdote Paúl mayor, nuestro servicio consistía en visi-tarlas, administrarles los sacramentos, celebrar con ellas la Eucaristía, consolarlas en la enfermedad y celebrar su nueva vida en Cristo cuando fallecían. Sin embargo, lo mejor de todo fue lo que aprendí de cada una de ellas. Este “aprendizaje” se produjo a dos niveles, por medio de la ‘palabra’ y por medio del ‘testimonio’.

En primer lugar por medio de la “palabra”. Como ustedes saben, cuando el Señor Jesús pone a una Hija de la Caridad en el camino de los pobres, encuentra numerosos desafíos y numerosos obstáculos. Pero, también se encuentra muchas experiencias ricas y bellas de la gracia de Dios que actúa en los pobres. Y lo admitamos o no, son ustedes grandes narradoras. A menudo me he quedado impresionado, asombrado y edifi cado cuando las Hermanas me contaban la historia de su vida: sus tareas, la extrema necesidad de las personas a las que ustedes sirven; los grandes esfuerzos realizados para asistirlos a nivel

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166 G. Gregory Gay, C.M.

humano y espiritual; las distintas experiencias apostólicas y de vida comunitaria; pero lo más importante, su voluntad de ir a donde se les envía.

San Vicente nos recuerda que las palabras solas no hacen la misión. Es el testimonio cotidiano de la propia vida entregada a Cristo en el servicio lo que prueba y purifi ca al discípulo. Como decía San Vicente, “De la abundancia del corazón habla la boca, de ordinario las acciones exteriores dan testimonio de lo interior, los que tienen verdadera caridad por dentro, la demuestran por fuera” (COSTE XI-4 conf. 30-05-1659, p. 556). Las palabras que ustedes hablan se iniciaron con un “sí” a Dios en sus votos, pronunciados y renovados anualmente y continúan de manera tácita a través de sus vidas como Hijas de la Caridad.

Fui testigo de primera mano de esta realidad durante el tiempo que pasé con las Hermanas en Emmitsburg. Vi su aceptación serena y pacífi ca de la vida, sobre todo por parte de las Hermanas mayores y enfermas. Ellas, junto con las Hermanas más jóvenes y todavía activas, parecían haber logrado lo que Nuestro Señor prometió compartir con nosotros: una “paz que el mundo no puede dar” (Jn 14,27). Pero no era solo lo que ellas me contaban sobre las diferentes misiones realizadas lo que me impresionaba, sino el ver su testimonio diario y comprobar que éste era la suma total de todas esas misiones. Lo que eran, resultaba más elocuente que cualquier palabra que dijeran.

En las lecturas bíblicas de hoy, los temas de la “palabra” y “testigo” recobran vida para nosotros en la experiencia de la Iglesia primitiva llena de fe Pascual. San Pablo, antes perseguidor de los cristianos, pronuncia un discurso elocuente a los judíos en Antioquía. En ese momento, esta antigua ciudad tenía una de las comunidades más grande y mejor formada de judíos fuera de Jerusalén. Al entrar en su sinagoga, Pablo oye a los jefes que dicen: “Hermanos, si queréis exhor-tar al pueblo, hablad” (Hch 13,15). Pablo, siempre preparado para ello, comienza a hablar, proporcionando un breve, pero completo, resumen de la historia de la salvación de Israel, comenzando con la experien-cia del Éxodo y continuando por su marcha hacia la Tierra Prometida, las advertencias de los profetas y la venida del Mesías narrada por San Juan.

Pero observen que la conmovedora recitación de Pablo de la historia del pueblo elegido de Dios no consiguió ningún cambio importante ni conversiones en el grupo. Después de este excelente exhortación, se nos dice: “Fueron invitados a hablar sobre estos temas el sábado siguiente” (Hch 13,42). ¿Fue acaso un signo de esperanza? Pero cuando Pablo regresó la semana siguiente, se encontró con una gran resistencia por parte de los mismos judíos que lo habían invitado a regresar. Debido a lo controvertidas que eran sus palabras, recibieron violentas amena-zas, por lo que él y sus compañeros salieron de Antioquía. La ciudad y las personas a las que esperaban convertir, ahora los despreciaban.

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Homilías recientes 167

Ninguna de las geniales ideas ni argumentos bien articulados de Pablo habían podido convencer a la gente que él esperaba haber convertido, aunque sí que consiguió que hubiera algunos conversos entre los gentiles.

Contrasten ahora estas palabras de Pablo con el testimonio de Jesús en el evangelio de hoy. Jesús está en la Cena Pascual, en la Última Cena, horas antes de sufrir una dolorosa crucifi xión y muerte. Y ¿qué hace Jesús? Lava los pies de todos sus discípulos, un gesto de baja categoría, incomprensible. Los discípulos eran hombres sencillos, poco instruidos, pero sabían que lavar los pies a alguien era el gesto más bajo realizado por los esclavos o por los prisioneros cuando eran castigados por algo. Lo que les sorprende es que Jesús, no solo lo hace voluntariamente y a cada uno de ellos, sino que lo une al ser-vicio de la autoridad y del discipulado. “El servidor no es más grande que su señor... ¡felices si sabiendo estas cosas las ponéis en práctica!” (Jn 13,16-17).

En otras palabras, Jesús no realiza esta humilde acción para dejar-los impresionados, ni tampoco como único gesto de despedida. Lavarse los pies unos a otros es la base para ser discípulo de Jesús. Es la acti-tud a la que todos sus seguidores deben aspirar. No es extraño que los discípulos se durmieran en el huerto, cuando se suponía que debían estar orando con Jesús. Estaban probablemente todavía bajó el shock que les supuso enterarse de que era el servicio humilde y no las gran-des proezas o los largos discursos lo que les identifi caría como segui-dores de Jesús. ¿Cómo podrían explicar esto a los demás?

Así pues, solo arriesgándose a seguir el ejemplo de Jesús y pidiéndole su fuerza para hacerlo, es como los discípulos podrían llegar a ser responsables que ejercen la autoridad como un servicio. Teniendo en cuenta las múltiples pruebas y tribulaciones que sufrieron en la predi-cación del Evangelio y que les condujeron a su inevitable martirio, tal vez un acto como el de lavar los pies era una manera más fácil de ser discípulo. Pero Jesús no sólo les muestra cómo se hace; él les dice por qué hay que hacerlo. “En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí y quien me recibe a mí, recibe al que me envió” (Jn 13,20). En otras palabras, el testimonio de servicio humilde de Jesús es el camino de Dios, y actuando así, damos testimonio a todos del poder del amor de Dios.

De modo que la pregunta permanece: ¿cómo hacemos coincidir nuestras palabras con nuestro testimonio para que éste sea coherente?

Las vidas de nuestros santos Fundadores son un testimonio de la congruencia de su palabra y testimonio. San Vicente y santa Luisa pasaron del pensamiento y la refl exión a la acción y al servicio y encon-traron la forma de involucrar a los demás a hacer lo mismo. Estuvieron dispuestos a escuchar y a aprender de las palabras de Jesús y a tradu-cirlas en un carisma que ha transformado vidas a lo largo de cuatro

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siglos. Como dijo Santa Luisa a sus Hermanas: “Ya ven, queridas Her-manas, si no es bueno perseverar en el amor y el servicio de Dios” (C. 698, p. 630). Esa gracia de la perseverancia es la que celebramos hoy al reunirnos para refl exionar sobre su compromiso en la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Ustedes son parte de un legado perdurable del amor de Dios y del servicio a los pobres. Sus votos son a la vez palabras que prometen y testimonio de su voluntad. Ambas cosas juntas son una fuerza para el bien como ninguna otra. Doy gracias a Dios Todopoderoso por el tes-timonio de muchas décadas de dedicación a la Misión que ustedes representan y rezo para que experimenten el poder y la presencia del Señor Jesús en su Palabra, en la Eucaristía, en la oración personal y comunitaria, en las unas y las otras y en las personas a las que sirven. Que gracias a este tiempo que han pasado aquí juntas, sus palabras y su testimonio no sean más que una misma realidad. Hermanas, en esto consiste la verdadera santidad: en el conocimiento intangible, pero innegable de una Presencia amorosa que llevamos dentro y que a su vez está más allá de nosotros, presencia que aporta luz, felicidad y paz para todos. Su “sí” al Señor, a unas y otras y a los pobres, es un eco perfecto del “fi at” en la fe de María. Como madre de la Compañía, María las guía e intercede por ustedes, como lo hizo con santa Luisa, santa Catalina y muchas otras. Ella les ayudará a cimentar su palabra y su testimonio con una fi delidad duradera.

San Vicente lo dijo mejor: “Aunque no digáis un sola palabra, si estáis muy llenos de Dios, tocaréis los corazones solo con vuestra presencia” (COSTE XI-3, conf. 8 de junio de 1658, p. 334). Que experimenten la presencia de un Dios amoroso que les fortalezca para dar testimonio de servicio humilde, para acompañarse unas a otras y a los pobres de Dios, hasta que todos lleguemos un día a nuestro hogar celestial.

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ENTREVISTA DE RELIEVEENTREVISTA DE RELIEVE

Entrevista con el Padre Wolfgang Pucher, C.M.Miembro de la Provincia de Austria

John T. Maher, C.M., con Wolfgang Pucher, C.M.

Nota del Editor

El Padre Wolfgang Pucher, C.M., de la Provincia de Austria, concedió, con mucho gusto, ser entrevistado para la revista Vicenciana. Muy conocido en Austria por la defensa y el servicio a los pobres, el padre Wolfgang tiene 75 años. Fue aceptado en la Congregación en 1958 y ordenado en 1963, ha prestado servicios en Austria y Estambul. Durante 23 años ha sido el fundador y la fuerza guía de “Vinzi-Works”, una organización que brinda una gran varie-dad de servicios a los pobres, específi camente a las personas sin hogar y enfermos mentales, grupos que con frecuencia no son atendidos. Desde un principio muy pequeño, “Vinzi-Works” ha crecido a ser una agencia de servicios múltiples, con extensiones en Graz, Viena y Salsburgo. Como San Vicente, padre Wolfgang se encontró atraído al servicio de los pobres debido a la rea-lidad presente, incluyendo una experiencia del pobre, y peticiones de los que querían ayudarlos. Su caminar para llegar a un entendimiento más profundo de vivir el carisma Vicentino y ayudar a otros a hacer lo mismo es verdaderamente inspirador y aleccionador.

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¿Nos puede hablar sobre su vida y como llegó a la Congregación?

Claro que si. Nací aquí en Graz (Austria) como el mayor de tres hijos. Mi familia era muy pobre. Yo nací y crecí durante la Segunda Guerra Mundial, un tiempo de mucho sufrimiento. Vivíamos en una casa sin electricidad ni servicio sanitario. Mi madre nos crió, realizó toda clase de trabajos para que las cosas estuvieran bien. Pero, éramos muy pobres, al punto que nos enviaba al bosque a buscar alimentos. Una vez a la semana, recibíamos ‘algo especial’ que como norma gene-ral era un pedazo de fruta. Algo que observé a temprana edad fue que tan pobre como éramos, cuando un mendigo llegaba a nuestra casa, mi madre siempre encontraba algo que compartir, una manzana o un pedazo de pan. Ella nunca despidió a alguien con las manos vacías. Eso me causó una gran impresión, y eso siempre ha estado conmigo. Creo que su generosidad tan virtuosa fue lo que me inspiró a poner las necesidades de los otros por delante de las mías.

Cuando tenía 10 años, mi madre me preguntó que quería ser cuando creciera, y le dije, “Un carpintero”. Me gustaba la idea de trabajar con mis manos y hacer cosas que la gente pudiera utilizar. Pero mi madre me dijo, “Puedes ser algo mejor”, así que lo pensé por un tiempo. Me encantaba ser monaguillo, así que decidí entrar en el seminario menor diocesano. ¡Eso fue un verdadero desastre! ¡Creo que fui su peor estudiante en todos los tiempos! A lo mejor es que era muy joven. Éramos más de 300 en ese lugar. Después que fracasé, me senté en la iglesia parroquial a llorar. Un sacerdote mayor se me acercó para pre-guntarme que me pasaba. Le dije lo que me había sucedido, y él me dice: “¿Por qué no intentas la Escuela Apostólica que dirigen los Laza-ristas allá en su parroquia?”. Así que lo hice. Me costaba mucho. Mi habilidad para memorizar nunca ha sido buena, pero fui capaz de graduarme. Eventualmente, fui recibido en el noviciado. ¡Así que fue por medio de este bondadoso sacerdote diocesano que llegué a la Con-gregación!

¿Cómo fueron tus años de formación en el seminario?

Bien, en realidad yo gocé mi noviciado, si, aunque suene raro. Fue allí donde realmente conocí a San Vicente y nuestro carisma. Al principio estaba confundido, ya que no podía ver la diferencia entre sacerdotes Lazaristas y diocesanos. Pero al leer el tercer tomo en una serie sobre religión, “La Llegada del Misticismo”, de Henri Bremond, entendí lo que escribió sobre San Vicente. Esto ha tenido en mi un efecto profundo. (Nota del Editor: El título real de la serie es “Historia Literaria del Pensamiento en Francia”. Padre Wolfgang todavía tiene en su poder una copia muy usada de este libro.) Todo esto me llevó a cam-biar mi vida, porque me dio el conocimiento fi losófi co e intelectual que

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necesitaba para entender y abrazar nuestro carisma. Henri Bremond fue en realidad mi primer maestro para entender a San Vicente de Paúl. 55 años más tarde, todavía regreso a este libro. Aún hoy, creo que todos nuestros seminaristas en formación debieran estudiar este libro. Des-pués del noviciado, terminé mi preparación en el seminario y pronun-cié los votos fi nales. El 7 de Julio de 1963 fui ordenado como sacerdote Vicentino. En términos generales, mi formación en el seminario fue tradicional, muy típica de esos tiempos.

Como fuiste ordenado en los tiempos del Concilio Vaticano II, ¿cómo fueron tus primeros nombramientos?

Bueno, ese fue un tiempo muy excitante, ya que el Concilio estaba en su apogeo. Cuando me ordenaron, el Papa Juan XXIII acababa de morir y Pablo VI había sido elegido, así que había mucha expectativa sobre el rumbo del Concilio. Mi primer nombramiento fue en Graz en nuestra parroquia que se ubicaba cerca de la Escuela Apostólica donde había iniciado mi viaje hacia la Congregación. Este fue un tiempo de mucho gozo, tal vez uno de mis momentos más felices. Los coherma-nos trabajaban juntos, y teníamos un buen grupo de gente joven que verdaderamente querían servir. Tuve la oportunidad de realizar activi-dades con ellos y teníamos más de 300 jovenes involucrados en la parroquia.

En 1969, fui a St. George, nuestra escuela en Estambul, donde per-manecí por cuatro años. Esta experiencia también cambió mi vida. Nunca había vivido fuera de mi país o de mi idioma, y allí estaba

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en Estambul, en medio de una minoría de mi fe, idioma y cultura. Pero, lo que también me llamó la atención que fue la primera vez que de verdad tuve la experiencia de otros grupos Cristianos fuera del Catolicismo, que es la fe prevalente en Austria. Aprendí sobre los Ortodoxos Griegos y la fe Protestante, y tuve la oportunidad de ex-pandir mis horizontes. Sin embargo, era un mundo diferente del que había conocido. Fuera de las murallas de St. George, había mucha pobreza y miseria en Estambul. Recuerdo que había 10,000 personas sin hogar, y esto fue a inicios de los 70 antes de que existiera una crisis habitacional. Todo esto fue un verdadero abrir de mis ojos durante este tiempo de mi vida. Uno de los cohermanos alemanes que vivían allí lo dijo muy bien, “¡Un año en Estambul es como dos años en Alemania!”.

Desde estas experiencias, ¿cómo llegó a involucrarse tan profunda-mente en el servicio de los pobres?

Fue muy sencillo. En 1973 regresé a Austria a la parroquia en Graz (Eggenberg), en un área de pobreza en crecimiento. Secciones enteras de la parroquia eran muy pobres. De hecho, un área de dos calles en un barrio pobre tenía tal mala reputación que si mencionabas el nom-bre de esa calle, la gente simplemente meneaba la cabeza y se apartaba. Muchos en la parroquia evitaban la gente que vivía en esa área. Así que un domingo al predicar, sostuve un mapa de esa área en mis manos y dije: “Cuando llegue al cielo, le preguntaré a Dios Padre por que le pusieron ese nombre a esta calle. Entonces le preguntaré si era su plan eterno que esos que vivían allí fuesen tan discriminados”.

Cuatro familias se presentaron y ofrecieron ayudar, así que nos acercamos al alcalde y al consejo del pueblo para pedir que el nombre de esa calle se cambiara y que se le diera un nombre nuevo. Tomó su tiempo, pero logramos que se hiciera. Algunos feligreses objetaron el cambio, decían que si se cambiaba el nombre de la calle sería imposi-ble saber quienes eran de allá. Les dije, “¡Esa es la idea!”. Creo que no les gusto mi respuesta, pero, mala suerte. También decidí que como la parroquia tenía una tradición navideña de presentar una dramatiza-ción al aire libre sobre la Navidad (con animales vivos, etc.) ese año, la realizaríamos en la barriada “recién nombrada” que todo mundo esquivaba. Se formó una tremenda algarabia por parte de algunos en la parroquia. Les dije “Cristo no está solo presente en esta hermosa iglesia; también vive en esta comunidad. Y si tuviera que nacer hoy en Austria, ¡no tengo la menor duda que María y José probablemente terminarían aquí!”. ¿Y sabes algo? Ya han pasado 40 años que esto comenzó y esa dramatización parroquial de la Navidad ¡se sigue rea-lizando allí todos los años!

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Entrevista con el Padre Wolfgang Pucher, C.M. 173

¿Cómo llegó a su apostolado actual “Vinzi-Works” y cómo se ha desarrollado?

Como tantas cosas en la vida, esto tuvo un comienzo accidental. Yo quería expandir la sociedad de San Vicente de Paúl en la parroquia invitando a un grupo de jóvenes a que se unieran a ella. La parroquia tenía organizaciones parroquiales tradicionales y devotas, pero sin ideas o prácticas nuevas. Cuando traté de ingresar jóvenes en la Socie-dad, los miembros mayores tenían sus objeciones. Entonces, los miem-bros jóvenes me dijeron que no querían ser parte de un grupo de “viejos repartiendo ropa vieja a viejos”. Era un poco duro, pero ¡era la descripción adecuada! Así que reuní un grupo de estos jóvenes y comencé una “conferencia juvenil” de la Sociedad en la parroquia. ¡Esto mantuvo contento a todos! Decidimos desarrollar dos tipos de servicio a los pobres: visitando a los prisioneros en la cárcel local y ayudando la población sin techo ni hogar en Graz. Cuando descubri-mos que estos no tenían nada que comer en las noches, decidimos darles una comida por la noche. Estaban regados por todo Graz, así que la familia de uno de los miembros del grupo nos prestó una camio-neta vieja. Le pusimos por nombre “Gasolinera de Calor Humano” y dimos vueltas repartiendo comida. 23 años después, nuestro primer “Vinzi-Bus” ¡todavía sigue prestando servicio!

En 1991, después de la división de Yugoslavia, se dieron guerras civiles en varios países, y Graz estaba abarrotada con refugiados de Bosnia. Inició con la deserción de soldados Bosnios quienes acamparon en la estación local del ferrocarril, y pronto llegaron otros. Como venían de países que no estaban del todo establecidos, y rehusaban reconocer la soberanía de unos y otros, esta gente quedó atrapada en Graz. El gobierno Austriaco y el gobierno ciudadano de Graz no los querían pero no había donde enviarlos. Así que la población sin techo se incre-mentó dramáticamente en corto tiempo. Los jóvenes de nuestra Conferencia Juvenil de san Vicente de Paúl me dijeron, “!Tiene que hacer algo para ayudarlos¡”. Yo veía lo limitado que estaban nuestros fondos parroquiales, y dije, “¡No se que hacer, si es que hay algo que se pueda hacer!”. Pero ellos insistían y me volvían a decir, “¡Tiene que hacer algo!”.

Así que salí, compre nueve tiendas de campaña grandes y las armé en el campo de futbol parroquial. Invitamos a los refugiados a que se acercaran y les dimos de comer y les dimos un techo temporalmente. Feligreses ayudaron en las tareas de atención. Llegaron más refugiados, y nos inundaron con tanta gente desesperada por comida, techo y atención médica. Constantemente estábamos por encima de nuestra capacidad. Otra gente en la parroquia estaba molesta frente a esta “situación de refugiados”, e hicieron sentir sus sentimientos al respecto, tanto a los refugiados como a mí. El presidente de la Sociedad de San

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Vicente de Paúl de la parroquia dejó ese puesto en protesta. Entonces si que comenzaron los problemas de verdad. Las tiendas de campaña fueron vandalizadas cuando la gente dormía, los generadores eléctricos fueron destruidos y se escribieron graffi tis odiosos por todo el refugio. Los empresarios locales pusieron letreros en las ventanas de sus nego-cios: “No se Permiten Gente de las Tiendas de Campaña”. Feligreses escribieron al Superior Provincial y al Obispo para quejarse de los refugiados. Una carta que me tocó ver tenia un comentario muy inte-resante: “El Padre Pucher está destruyendo el trabajo pastoral de esta parroquia”.

Es así como comenzó “Vini-Works”, ¿en medio de todo este con-fl icto?

Si, creo que podrías decir eso. Perseveramos. Hablé con mi Superior Provincial y el Obispo. El Alcalde de Graz apoyaba. Fui a las tiendas con letreros “no aceptamos” en las ventanas de sus negocios y les dije, “Si ustedes excluyen a estos, los más pequeños de mis hermanos, a mi me excluyen, y jamás regresaré”. Un domingo durante la Misa hablé sobre todo lo que había pasado, y como se había dividido la parroquia sobre nuestra “ciudad tienda”. Les pregunté directamente, “¿Están con-migo o contra mi?”. Ese día recibí la ovación mas grande que haya recibido en esa iglesia. Esto fue tremendamente sorprendente y les dije “Si ustedes están dispuestos a arriesgarse, entonces serán capaces de hacer cosas grandes”. Gradualmente la gente vio esta situación por lo que realmente era: una oportunidad para servir a los más necesitados, Cristo en medio de nosotros.

En la medida en que el número de refugiados y los sin techo conti-nuaba creciendo, también crecía la necesidad de ayudarlos y brindar-les los servicios básicos. Ya teníamos el “Vinzi-Bus” para alimentar a los sin techo. Ahora comenzamos a establecer otras maneras para asistirlos, brindando servicios básicos para sacarlos de la pobreza y ayudar a los que no eran capaces de hacerlo. Con el tiempo, el número de gente “Ciudad Tienda” comenzó a bajar. Algunos se integraron en la comunidad, algunos fueron reubicados, y algunos regresaron a su tierra natal después de terminada la guerra. Aún, ¡había tantos pobres! Graz es la segunda ciudad más grande de Austria, así que teníamos una gran cantidad de gente necesitada. Decidí utilizar nuestro nombre para promover estos trabajos como una extensión del carisma Vicen-tino. Además del “Vinzi-Bus” teníamos el “Vinzi-Med” para brindar cuidados de salud; el “Vinzi-House” un albergue; el “Vinzi-Nest” un lugar para proteger a mujeres abusadas; el “Vinzi-Help” una guardería; el “Vinzi-Shop” una tienda de ropa a bajo costo; el “Vinzi-Market”, una tienda de alimentos con productos frescos y a bajo precio; el “Vinzi-Dorf”, una pequeña comunidad para personas sin hogar con problemas

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mentales, al igual que otros servicios. Todos estaban diseñados para ayudar a los pobres y brindarles el debido cuidado consistente con nuestro carisma. Muchos de los voluntarios y donantes eran de fuera de la parroquia, aún no católicos. Pero, encontraron en el carisma Vicentino una forma profunda para servir al pobre en medio de ellos y hacer la diferencia en la vida de la gente.

¿Cuál es la situación actual de “Vinzi-Works”?

Bueno, como ya dije antes, crecimos gracias a la Providencia de Dios y a la ayuda de tanta gente buena. Hoy, tenemos 12 lugares en Graz que brindan los servicios que acabo de mencionar: alimentación, alber-gue, tratamiento médico, cuidado y atención y todo lo demás. Nos hemos expandido hacia Viena, donde tenemos cuatro “Vinzi-Works” activos y hacia Salzburgo, donde abrimos un local nuevo. En el 2012, se nos concedió una donación signifi cativa por la Unión Europea (un millón de euros) para brindar un proyecto sostenible para los sin techo en Salzburgo. Estos fondos son una gran ayuda, pero estos solo sirven para recordarnos que todavía tenemos mucho por hacer. En términos generales, “Vinzi-Works” tiene unos 400 voluntarios y 15 trabajadores permanentes.

Desde tu rica e intensa vida de servicio a los pobres desde el carisma Vicentino, ¿Qué consejo le darías a tus cohermanos que desean servir al pobre?

Pienso que tienes que terminar esta entrevista haciéndome este tipo de pregunta, ¿es así? (Y suspira.) Sabes, hay algo que no he mencio-nado, pero tengo que decirlo. Aprendí que cuando se sirve al pobre, tienes que estar seguro de tomar en cuenta sus sentimientos y opinio-nes, aún cuando no quieres, o cuando lo complica todo. Cuando hablé anteriormente de cómo cambiamos el nombre de la calle del barrio pobre cerca de la parroquia, alguna oposición vino de la misma gente que vivía allí. Estaba sorprendido, porque pensaba que los estaba ayu-dando. Pero una familia dijo, “Bueno, ¿por qué no nos preguntaste primero?”. Desde ese momento, aprendí que trabajar con gente pobre, primero tienes que preguntarles que necesitan. No presupongas nada. Tal vez fue por eso que Vicente nos dijo que consideráramos a los pobres “nuestros Señores y Maestros”.

Otra cosa que aprendí es que se necesita la mente y el corazón de un místico (como San Vicente) para ver y amar de verdad al pobre como aquel que nos revela a Cristo. San Vicente nos dijo, “Si vas al pobre, te encuentras con Dios. Si vas a la cama del hospital o una celda en la cárcel, te encuentras con Dios”. Se necesita la mente de un mís-tico para creer y vivir eso, y Vicente era realmente “un místico de la

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caridad” tal como escribió Henri Bremond hace casi un siglo. En la medida en que refl exiono sobre la vida de San Vicente, creo que él era uno de las primeras personas que derrumbó las barreras entre la gente e instituciones de su tiempo. Ricos y pobres, casta real y pobres desamparados, clero y laico – Vicente encontró maneras de unirlos en Cristo para el bien común. Siempre le digo a mi gente, “No es importante, o aún posible tener una vida perfecta. Lo que es verda-deramente importante es que encuentres a Cristo en todas partes. Y para hacer eso, debes dedicarte a adquirir unicidad con Cristo en el pobre. La prueba para todo discipulado Cristiano lo encontramos en Mateo 25,40: “Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de estos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mi”.

Para saber más sobre “Vinzi-Works”, vaya a http://www.vinzi.at/

Cuando la ciudad de Graz trató de eliminar los pordioseros de las calles, el padre Wolfgang se hizo un pordiosero para recordarle a los ofi ciales de la ciudad que los problemas de pobreza y falta de techo no desaparecen haciendo a los pobres invisibles al público.

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TEMA:TEMA:Caminos en la Congregación

y nuestro Carisma

Presente y Futuro Caminos en la Congregación

Javier Álvarez, C.M.

Si siempre resulta difícil hablar del presente de alguien, ya sea per-sona o institución, las difi cultades se multiplican cuando se trata de prever el futuro. Las circunstancias y los imprevistos escapan a los análisis más agudos. Se dice, con razón, que el futuro está sólo en las manos de Dios. En el mejor de los casos, al ser humano le toca ver entre niebla cuando mira hacia delante. Y, sin embargo, mirar hacia el futuro resulta más que necesario cuando se refl exiona sobre una institución. Aún con riesgo de equivocarse, se debe hablar del futuro de la Congregación para hacer previsiones, para prepararse, para pro-gramar. No se puede improvisar. Pensando, pues, en el futuro de la Congregación, creo que se van a producir importantes cambios a corto y a medio plazo, con las consiguientes consecuencias. Los sintetizo en los siguientes.

I. La “geografía de la Congregación” está cambiando. Este cambio puede entrañar otros

En orden a desarrollar este punto, necesito presentar algunos datos estadísticos correspondientes a la Congregación hoy. Son muy pocos y aproximados, pero sufi cientes para ir sacando alguna conclusión. (Datos tomados de la estadística de 2012 publicada por el Secretario general, el P. Guiseppe Turati, CM, cf. “Vincentiana” (enero-marzo 2013), las dos últimas páginas, sin enumerar).

• Número total de Misioneros: actualmente está en torno a los 3,260, de los cuales 33 son Obispos, 78 diáconos, 142 Hermanos, 35 incorporados, y el resto sacerdotes, unos 2,968. Con respecto a años pasados (10 ó 20) se puede decir que la CM ha disminuido aunque no excesivamente. No como, por ejemplo, las Hijas de la Caridad.

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178 Javier Álvarez, C.M.

• Por Continentes, ¿cómo se reparten los misioneros? En Europa 1,172; América Latina 785; Asia 580; África 359; América del Norte 306. Con respecto a años pasados, hay que decir que aún el número de Europeos es el mayor (un 35 % del total de la Con-gregación), si bien es el continente con la edad media más alta, junto con EE.UU. Van creciendo Asia y África. América Latina se mantiene o crece muy ligeramente.

• Por el número de vocaciones se ven las Provincias que están cre-ciendo y las que están estancadas o disminuyen. Tengamos en cuenta el número de “admitidos” (desde el comienzo del Semina-rio Interno hasta la emisión de los votos). En la actualidad son 512 (y 500 los Aspirantes y Postulantes). De los “admitidos” solamente, 141 son africanos, 201 asiáticos, 92 latino-americanos, 57 de Europa del Este, 16 de Europa occidental y unos 11 de Estados Unidos.

Algunas consideraciones a partir de los datos expuestos:

1ª La CM está disminuyendo, pero no alarmantemente, sino ligera-mente. En 50 años se ha producido una disminución de mil quinientos misioneros, pero hay que contar con el fenómeno del Post-Concilio. En estos últimos 20 años, la disminución ha sido de unos 400 miem-bros. Si contrastamos el número de misioneros con el número de vocaciones, veremos que las pirámides se invierten completamente, es decir, el mayor número de vocaciones corresponde exactamente al número menor de misioneros y, además, con una edad media muy joven. Por el contrario, la crisis vocacional coincide con el mayor número de misioneros y con edad media más alta. Tomadas las cifras en su conjunto (417 “admitidos” y 684 aspirantes-postulantes) tenemos que concluir que la proporción entre miembros-vocaciones es muy aceptable.

2ª Se está desplazando el centro de la Congregación: de Europa y América del Norte hacia Asia y África. América Latina no parece que vaya a crecer demasiado, pero se puede mantener. Por las vocaciones, me parece que la Congregación será cada vez menos europea y más africana y asiática. Todo ello puede suponer consecuencias importan-tes relacionadas con la inculturación del carisma. Hasta ahora la refl exión sobre el carisma y nuestro estilo de vida se ha hecho funda-mentalmente en Europa y desde Europa para toda la Congregación. También, desde EE.UU. y Latino-América. En adelante pueden surgir nuevas refl exiones y nuevos estilos de encarnar el carisma vicenciano, como consecuencia de refl exiones hechas por otros misioneros pertene-cientes a otros continentes, con mentalidades y formaciones distintas.

3ª La Congregación está creciendo en aquellas partes del mundo donde las necesidades son más graves. Y está disminuyendo en las

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Presente y Futuro Caminos en la Congregación 179

sociedades de la vieja Cristiandad. A la luz de esta tercer conclusión, podemos plantearnos interrogantes como los siguientes: ¿Cómo afec-tará este fenómeno a la Congregación? ¿Signifi cará esto un cambio de mentalidad? ¿Cómo se refl ejará esta realidad nueva en el gobierno general de la Compañía? ¿Qué aspectos de la espiritualidad vicenciana se verán acentuados? ¿Qué otros se verán debilitados? Y tratando de ir aún más lejos, ¿qué tipo de Eclesiología se va a imponer? ¿Qué tipo de misionero?... Son éstas preguntas para las que no tenemos respues-tas de momento, pero irán llegando poco a poco.

4ª El mayor número de vocaciones coincide exactamente con las Provincias más jóvenes, es decir, con misioneros de menos experiencia. Esto puede plantear algunos problemas por lo que se refi ere a la for-mación inicial. Por ejemplo, ¿las Provincias con más candidatos cuen-tan con formadores sufi cientemente preparados para garantizar una buena formación en el espíritu y espiritualidad vicenciana? ¿Se puede pensar en alguna ayuda por parte de las Provincias con más experien-cia en este campo? En el 1996, el P. José Ignacio Fernández de Mendoza expresaba esta misma inquietud. Lo hacía de esta forma:

“La escasez de formadores se deja notar en Provincias en las que el número de aspirantes es creciente. Se trata de una carencia con con-secuencias negativas de largo alcance y de no fácil solución. Sería deseable que las Provincias arbitraran medios para ayudarse a base de un intercambio de formadores” (JOSÉ IGNACIO FERNÁNDEZ DE MENDOZA, La situación actual de la formación de los Nuestros a través del mundo, en “Vincentinana” 41 [1997], p. 95).

II. La reconfi guración aportará otros cambios

Para percibir cuáles pueden ser dichos cambios, nada mejor que presentar cómo está la reconfi guración en estos momentos. Pero antes hay que decir que esta Línea de Acción de la Asamblea general 2010 ha sido tomada en serio, primero por el Consejo general, y después por bastantes Provincias. Es necesario añadir que, en términos generales, se está planteando bien, es decir, la reconfi guración no es solamente un recurso técnico o de mera supervivencia, sino una ocasión o una forma de revitalizar nuestra identidad carismática en la Iglesia, revi-sando ministerios para que sean expresión de nuestro carisma y comu-nidades capaces de irradiar vida carismática. Cierto, no todo en este tema es positivo. Hay resistencias por parte de alguna Provincia y también por parte de algunos misioneros, pero entendemos que esto entra dentro de los normal.

¿Cómo está en estos momentos la reconfi guración en la Congre-gación?:

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180 Javier Álvarez, C.M.

• América del Norte: ya se ha realizado una primera reconfi guración. En Enero de 2010 se pasó de 5 a 3 Provincias.

• Francia, las dos Provincias de París y de Toulouse. Se inició hace ya varios años, pero aún no se ha llegado a ella. Aparentemente en las Asambleas provinciales de 2012 estaba ya todo a punto, pero a última hora, se quedaron sin dar el paso defi nitivo. ¿Miedo por parte de la Provincia de Toulouse? ¿Excesivas prisas por parte de la Pro-vincia de París? ¿Falta de diálogo sereno por ambas partes? Nueva-mente se han retomado las cosas. Aunque no hay fi jada una fecha para la unión de las dos Provincias, ésta no se ve lejana.

• Tres Provincias españolas (Barcelona, Madrid y Salamanca). El pro-ceso está en marcha con comisiones, calendario y fecha para el comienzo de la nueva Provincia (27 de septiembre de 2016).

• Las tres Provincias italianas. El proceso es muy similar al que siguen las Provincias españolas: comisiones, calendario y fecha aproximada para el inicio de la nueva Provincia (no antes de las Asambleas pro-vinciales de 2015 y no después de la Asamblea general de 2016).

• Centro-Europa (Provincias de Austria y Alemania). Hace unos meses comenzaron un acercamiento mutuo. Quieren llegar a establecer una sola Provincia con dos Regiones. Se está pensando en los comienzos del 2015.

• Provincia de Holanda. Debido a su alta edad media, ya no es con-veniente ni posible ninguna reconfi guración.

• Clapvi-Norte y el Caribe. Después de una larga refl exión, las Provin-cias de Puerto Rico, Venezuela y Cuba van a comenzar un proceso de acercamiento hasta fusionar en una las tres estructuras provin-ciales. El resto de las Provincias (Méjico, América Central y Vice-provincia de Costa Rica) se han comprometido a intensifi car la colaboración entre ellas. Por el momento, descartan otra forma de reconfi guración.

• Provincias brasileñas. Estas Provincias también han iniciado un proceso de reconfi guración. La conciben como llegar a adoptar algún proyecto en común con algunas estructuras comunes. Por ahora, no han llegado a nada más.

• El cono Sur latino-americano (Provincias de Ecuador, Perú, Chile y Argentina). En marzo de 2013 comenzaron a refl exionar sobre la reconfi guración. Por el momento se descartó la idea. Sin embargo, se acordó intensifi car la colaboración entre estas Provincias, además de continuar la colaboración en la formación inicial. Más concreta-mente, se ha llegado a establecer un equipo interprovincial itinerante de misiones populares. Está compuesto por cuatro misioneros, uno de cada Provincia, con el fi n de misionar en los cuatro países.

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Presente y Futuro Caminos en la Congregación 181

• Misión de Honduras, correspondiente a las Provincias de Barcelona, Eslovaquia y Zaragoza. En ella colabora, además, algún misionero de la Provincia de Colombia y de América Central. En diciembre de este mismo año se tendrá una primera revisión a fi n de simplifi car la complejidad estructural de la misión.

• Situación particular de algunas Provincias: Portugal, Irlanda, Zara-goza, Australia y Vice-provincia de Costa Rica. Son Provincias con escasas vocaciones y que, por ahora, no han demostrado interés por llegar a la unión con otras Provincias.

La reconfi guración es un proceso relativamente nuevo e imparable que está afectando a la vida consagrada de Europa y América princi-palmente. Por lo que se refi ere a la Congregación, la reconfi guración dará un nuevo rostro a algunas Provincias, a la vez que pondrá de manifi esto la agilidad de la Congregación para adaptarse a los nuevos tiempos.

III. Las estructuras y el estilo de vida en la Congregación están evolucionando

Veámoslo desde la perspectiva que nos da los últimos cambios. En múltiples ocasiones, el P. Flores ha repetido que hasta el Concilio Vaticano II la Congregación vivía una espiritualidad más centrada en lo común de la vida consagrada que en lo específi co de nuestra espiri-tualidad. La formación que se recibía era tradicional, rígida y un tanto “religiosizante”. El estilo de gobierno, centralista y con no mucho espacio para el diálogo. Nuestros ministerios principales eran las misio-nes populares y la formación del clero. Digamos que aquellos tiempos requerían que la Congregación tuviera aquellas estructuras y aquel estilo de vida.

Con el fenómeno del Vaticano II vino un cambio generalizado en la Iglesia: cambió la forma de hacer y de enseñar la teología, cam-biaron infi nidad de estructuras eclesiales, cambió el estilo de vida. La Congregación también se vio afectada por esta nueva realidad. Como consecuencia de la renovación de las Constituciones, de los nuevos planes de formación y del desarrollo de los estudios vicen-cianos, la espiritualidad se fue centrando en lo específi co. Las comu-nidades ganaron en fl exibilidad y la forma de gobierno fue abriéndose a la participación, al diálogo, a la corresponsabilidad y a la subsidia-riedad. El ejercicio de los ministerios se abrió a la colaboración con los laicos.

En el momento presente, la situación se está moviendo de nuevo, como consecuencia de una nueva cultura que nos envuelve. Tenemos, por ejemplo, la omnipresencia de los medios de comunicación, tan potentes, que está revolucionando la forma de comunicarse, así como

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las diferencias tan notables entre las personas que componen una misma comunidad. Sin duda, todo ello incide de lleno en nuestra realidad comunitaria. Por otra parte, hay realidades culturales actua-les, como por ejemplo, el valor de la libertad, la apertura al mundo por la potencia de los medios de comunicación, el gran pluralismo a todos los niveles, la apertura a otras tradiciones religiosas, y la multi-culturalidad. Hoy no se pueden ignorar todos estos valores. Más aún, reclaman y exigen por nuestra parte una mentalidad dialogante, abierta, despierta, capaz de abrazar otras realidades y brindarles la propia riqueza.

Desde esta sencilla descripción de algunos de nuestros valores, ense-guida surgen preguntas como éstas: ¿cómo ha de ser el ejercicio de nuestros ministerios en medio de esta cultura? Resulta sintomático que la última Asamblea general dedicara buena parte de su tiempo a refl exionar sobre la “creatividad en los Ministerios” ¿Y la vida comu-nitaria? ¿Cómo ha de ser el ejercicio del gobierno? Son preguntas éstas lógicas, que se desprenden del intento de vivir nuestra vocación en la cultura de hoy. Esto se llama inculturación. Lo contrario sería crista-lizarse en formas recibidas del pasado, dejando de ser signifi cativos en el nuevo mundo que ha nacido. Hay que recordar con toda claridad que únicamente somos deudores de Dios que nos llama y de los pobres a los que nos envía. Todo lo demás (forma concreta de comunidad, manera determinada de evangelizar y de trabajar en favor de los pobres, forma de gobierno) es muy relativo. Puede y debe cambiar, de acuerdo con la cultura y las circunstancias.

IV. Ante el futuro próximo de nuestra Congregación, con cambios inevitables, se abren algunos interrogantes

Cuando se sueña con “la Congregación del futuro o con el futuro de la Congregación”, como se dice en el documento de la Asamblea gene-ral 2010, se perciben también obstáculos que pueden impedir la evo-lución y el desarrollo de la misma Congregación. Dicho de otra manera: soñar no está en contradicción con ejercer una crítica constructiva. Garantizar un buen futuro a la Congregación signifi ca poner atención a algunas actitudes que se perciben en el presente. Resaltaré las que considero más importantes:

a) El interrogante del individualismo

El individualismo es un mal de nuestro tiempo que también está muy presente en el interior de nuestra Congregación, y que destruye todo lo que es sentido comunitario y misión común. He visto fracasar más de una obra comunitaria, porque cada uno pretendía centrarse

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en lo “suyo” de una forma independiente, sin darse cuenta (o sin que-rer darse cuenta) que el trabajo de uno tiene que conjuntarse con el del otro, cediendo cada uno en aras de la obra común. De lo contra-rio, las cosas no marchan. El individualismo no permite ninguna res-tricción a la autonomía de la persona. En la Congregación, con frecuencia, se vive el individualismo como adhesión parcial a la Congregación, a la Provincia o a la Comunidad. Entendemos por “adhesión parcial” la aceptación de ciertos aspectos de nuestra vida y vocación (generalmente los más fáciles y agradables) y el rechazo de otros (suelen coincidir con los más exigentes). En cualquier caso, el individualismo impide conjugar armónicamente el plano perso-nal y el comunitario, porque los planes personales pasan siempre por encima de los comunitarios y provinciales. Cuando ocurre esto, el misionero concibe la comunidad como una gasolinera o como un hotel. Algo de esto se apunta en el documento Autoridad y Obedien-cia, n. 3.

En ese mismo número se afi rma también que el infl ujo cultural es un factor que ha facilitado la aparición de esta mentalidad. La bús-queda de la realización personal y el bienestar personal, a costa de lo que sea, son otras manifestaciones que nos remiten a la misma reali-dad. Además, el individualismo hoy puede recibir nombres muy her-mosos, como por ejemplo, carisma particular, peculiaridad cultural o proceso personal. Con lo cual la confusión puede ser mayor. Y no se trata de negar la diversidad legítima, la responsabilidad personal y la necesaria creatividad personal. Pero una cosa es todo esto, y otra muy distinta el individualismo.

b) Interrogantes relacionados con un débil sentido de identidad y de pertenencia a la Congregación

En teoría, nadie niega la hermosura y la actualidad de nuestro carisma. El problema se plantea cuando nuestro carisma y nuestra espiritualidad no quedan sufi cientemente refl ejados en el estilo de vida y en el trabajo ministerial ¿Dónde puede estar la causa? Seguramente en que la asimilación del carisma no ha sido demasiado profunda. Y, en nuestro tiempo, lo que no está bien enraizado, se lo lleva el viento. De ahí la importancia de intensifi car la formación inicial y de no des-cuidar nunca la permanente.

La falta de identidad se manifi esta en todo: en el estilo de vida y en los ministerios. Por eso, con frecuencia, muchos misioneros se pregun-tan: ¿qué nos distingue a nosotros de un diocesano o de un religioso? Cuando hay identifi cación con el carisma (en lo profundo), fácilmente se encuentran los ministerios apropiados para expresar el carisma, o se trabaja en los que se tienen con un sentido vicenciano. Pasa lo que a la persona que experimenta hambre y sed: es seguro que termina

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encontrando comida y agua. A su vez, estos ministerios armonizados con el carisma, generan mayor identifi cación. Digamos que así se entra en el círculo positivo de identifi cación.

Por el contrario, cuando no se siente la fuerza, y la pasión por la vocación vicenciana, esto no se refl eja en los ministerios. Y, a su vez, éstos (poco en sintonía con el carisma) terminan generando mayor desidentifi cación. Así se entra en el círculo de la falta de identidad.

Junto a la identidad, hay que hablar también del sentido de perte-nencia porque los dos están muy entrelazados: cuando hay identidad vicenciana, el sentido de pertenencia a la Congregación está asegurado; pero cuando no hay identidad, la pertenencia puede sonar a música celestial. Así, pues, los dos temas, identidad y pertenencia, apuntan a una misma y única realidad: la identidad hace relación más bien al carisma; la pertenencia, a la institución. Son como las dos caras de una única moneda.

Obsérvese que, en la falta de identidad y pertenencia, podemos encontrar la raíz y la explicación a no pocos problemas y situaciones que aquejan hoy a la Congregación. Por ejemplo, ¿por qué hay misio-neros que, a los pocos años de haber sido ordenados, deciden alegre-mente incardinarse en una diócesis? ¿Tiene para ellos importancia el haber descubierto una vocación misionera y el pertenecer a una Con-gregación que les posibilita esa vivencia? ¿Por qué resulta tan difícil en las Provincias hacer que los ministerios evolucionen a fi n de armo-nizarse mejor con las exigencias de nuestro carisma y con las llamadas de la Iglesia hoy?

La escasez vocacional y el envejecimiento en la Congregación no explican todo, porque en aquellos lugares donde hay vocaciones y la edad media de los misioneros no es excesivamente alta, se constatan parecidas resistencias ¿No habrá que pensar, más bien, en un défi cit de identidad vicenciana que nos difi culta el ver, como natural a nues-tra vida, la parcela de los pobres, la orientación evangelizadora de todos nuestros ministerios, y la movilidad como instrumento permanente para re-enfocarnos continuamente en lo que es esencial a nuestra vocación?

c) Los interrogantes que provienen del cumplimiento de la misión en la Congregación

Nacida para evangelizar a los pobres, la Congregación sintoniza fácilmente con la urgencia evangelizadora que, desde Pablo VI con la Evangelii Nuntiandi, se viene presentando en la Iglesia. Y ahora se quiere dar un nuevo impulso con la Nueva Evangelización, a partir del Sínodo de los Obispos del 2012. Los últimos Papas se sitúan claramente en esta inquietud: el actual, Benedicto XVI, Juan Pablo II. En efecto, la evangelización parece urgente, dado que hoy, el mundo, está sumido

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en una crisis moral, existencial, y en una falta alarmante de valores humanos y cristianos.

Por otra parte, parece bastante evidente que la realidad de la pobreza crece en todas las sociedades. En países en vías de desarrollo, la pobreza clama al cielo. Se requieren proyectos para promocionar a los pobres. En este sentido, bienvenido sea el cambio sistémico si nos ayuda a poner en marcha proyectos de desarrollo y promoción. En los llamados países del primer mundo, las bolsas de pobreza crecen igualmente; y ahora con esta crisis persistente lo estamos viendo con más claridad que nunca. En esta situación, la Iglesia no deja de comprometerse, sobre todo, desde aquella “opción preferencial por los pobres”, en el ya lejano 1979.

En una situación así, nuestra vocación vicenciana resulta particu-larmente comprometida, dado que nuestra misión es evangelizar y nuestra herencia son los pobres ¿Puede haber en la Iglesia una vocación más actual que la nuestra? En el año 1985, Juan Pablo II nos regaló a toda la Familia Vicenciana esta perla: “Vuestro carisma es de una indis-cutible actualidad”. Ahora bien, esto que todo el mundo ve en teoría, ¿es la primera preocupación real de los misioneros y de las comunida-des? ¿Están los pobres en el centro de nuestros ministerios? ¿Han cambiado en algo las comunidades y los ministerios en función de la nueva situación a evangelizar?

Veamos, con un ojo un poco crítico, la distribución de los misione-ros por ministerios en la Congregación. Tomo estos datos de la esta-dística de 2012. Parroquias: 890 (29%). Retirados, enfermos, convale-cientes: 348 (11%). Parroquias misioneras o zonas misioneras: 232 (7%). Colegios (primaria, secundaria, superior, profesiones): 190 (6%). Formación de los nuestros: 168 (5%). Misiones ad gentes: 158 (5%). Administración: 152 (5%). Hijas de la Caridad (Directores, capellanes): 139 (4%). Seminarios y formación del clero: 133 (4%). Estudios especiales: 128 (4%). Otros: 128 (4%). Capellanes (militares, inmigran-tes, hospital, asociaciones): 121 (4%). Misiones populares: 91 (3%). Capellanes de grupos vicencianos: 77 (2%). Servicio directo a los pobres: 61 (2%). Peregrinaciones, santuarios: 48 (2%). Trabajo manual: 26 (1%). Comunicaciones sociales (publicaciones, radio, televisión): 24 (1%).

¿Qué signifi can estas cifras? Que hay que hacer muchos equilibrios para llamarnos una Congregación misionera al servicio de los pobres, cuando muchos más de la mitad de los miembros nos dedicamos a ministerios de carácter estable, tendentes a la conservación de la fe y centrados en los sacramentos. Siendo tan pocos (alrededor del 15%) los comprometidos en ministerios claramente misioneros o creativos (cf. S. AZCÁRATE, La Congregación de la Misión ante el tercer milenio: caminos de futuro, en La Familia Vicenciana ante el tercer milenio, Ed. CEME, Salamanca 1999, p. 325).

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En aras de la verdad, hay que decir también que en la Congregación hay ejemplos admirables de creatividad en los ministerios. El número 5 de la Síntesis de la Asamblea General 2010 apunta algunos: nue-vas formas de misión popular como misión itinerante y como misión a los pueblos indígenas; formación del clero y del laicado para el servicio de la Iglesia (sobre todo, en Colombia, Islas Salomón, Gui-nea Nueva Papúa, así como en algunos países asiáticos y africanos); servicios a clérigos más allá del apostolado del Seminario; diálogo con la cultura en el mundo de hoy; compromiso con el ecumenismo y trabajo por la justicia y la paz... En los vídeos que se proyectaron todos los días en la Asamblea general, pudimos ver algunos ministerios renovados.

Con todo, queda el interrogante que nos ofrecen los grandes núme-ros en la Compañía: la mayor parte de los miembros de la CM trabajan en ministerios dedicados a la conservación de la fe y a la administra-ción de los sacramentos. Son muy pocos los ministerios encaminados directamente a la misión.

d) El interrogante acerca de la renovación personal

La Iglesia está convocada a una Nueva Evangelización. Olvidémonos si se pretende llevarla a cabo con “hombres viejos”, hablando en ter-minología paulina. Un adagio sufi cientemente profundo en Teología nos asegura que el evangelizador evangelizará en la medida que haya recibido él personalmente la luz transformante del Evangelio. Nadie da lo que no tiene. Aplicado todo esto a la Congregación, tendremos que afi rmar que sólo los misioneros nuevos, en el sentido de tocados personalmente por la gracia de Dios y convencidos de su vocación, podrán construir una Congregación y una misión renovadas.

En la Congregación la vocación de muchos surgió en el contexto de una fe heredada y de un cristianismo sociológico. Pienso, sobre todo, en países de la Vieja Cristiandad, donde hasta hace unos cuantos años se favorecía este tipo de opciones en la Iglesia. Si los que hicieron-hicimos la opción en aquel contexto de cristiandad no han-hemos personalizado y purifi cado después su-nuestra vocación, se corre el peligro de asumirla y vivirla como una mera profesión, o de sobrelle-varla como una carga. En los países de Iglesias más jóvenes puede ocurrir que algunas vocaciones hayan nacido, más del deseo de ayudar a tantas personas necesitadas (porque esto gratifi ca mucho y uno se puede sentir realizado) o del deseo de luchar contra la injusticia, que de una vivencia de fe que, evidentemente, tiene que terminar en un compromiso social. Es decir, que la vocación se conecte más con un estilo de vida acorde con las características de la persona, que con una respuesta a Jesucristo que llama a su seguimiento para darse y evan-gelizar a los pobres (cf. S. AZCÁRATE, a.c., pp. 327-328).

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En cualquiera de los casos se requiere purifi car las motivaciones (¿por qué o por quién hago las cosas?), profundizar en el conocimiento de Dios, buscarlo en la oración (que tiene que ser profunda si queremos que nos mueva a algo), experimentarlo en la comunión, alentar los oídos de su llamada, re-ilusionarse con la evangelización, aunque se tengan años. Sólo desde ahí, será posible la confi guración de una per-sonalidad auténticamente creyente y la conformación de una comuni-dad de fe, capaz de evangelizar. No se puede olvidar la consigna de Vicente a sus misioneros: “Es necesario la vida interior, hay que bus-carla, pues si falta eso, falta todo”.

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Beatifi caciones en Proceso para la Familia Vicenciana

Shijo Kanjirathamkunnel, C.M.Postulador General

En el Nuevo Testamento, la palabra “santo” signifi ca literalmente “santo”, referido a todos los que creen en Jesucristo y siguen sus ense-ñanzas (e.g., Ef. 1,1 y 2 Cor. 1,1). Sin embargo, desde el mismo comienzo de la historia de la cristiandad, al extenderse a lo largo y a lo ancho, este término se aplicaba a los cristianos que vivían de manera extraor-dinaria, practicando las virtudes teologales y cardinales, juntamente con otros que luchaban por vivir los valores del evangelio. Con el tiempo, la palabra “santo” se fue aplicando más estrictamente a tales personas que son veneradas después de su muerte por medio de una proclamación ofi cial del Romano Pontífi ce, después de completar el proceso prescrito de canonización en la Congregación para las Causas de los Santos. La Beatifi cación es un Acto Pontifi cal por el que el Romano Pontífi ce permite un culto limitado al Beato. La Canonización es un Acto Pontifi cal Infalible por el que el Romano Pontífi ce ordena el culto universal al santo. No obstante, tiene que haber una decisión separada para añadir la fi esta del Santo al calendario universal de la Iglesia.

Necesitamos santos que han mostrado ejemplos a través de su camino particular de santidad y su testimonio particular a Cristo y el Evangelio. Necesitamos nuestros propios santos que vivieron el carisma Vicenciano mediante su vida heroica de virtud o martirio como ejem-plos a imitar. Dios ha bendecido nuestra Familia Vicenciana con nume-rosos Santos y Bienaventurados que, viviendo los valores del evangelio, siguieron las huellas de San Vicente de Paúl. Aquí presento una infor-mación actualizada de las beatifi caciones en proceso para la Familia Vicenciana.

Les animo a propagar la devoción a nuestros Santos e intercesiones a través de nuestros Beatos, Venerables y Siervos de Dios en nuestros respectivos ámbitos ministeriales, e informarme si hay noticia de algún presunto milagro por medio de su intercesión. Los Visitadores y Visi-tadores, por favor, tomen nota y si en alguna de nuestras provincias canónicas hay un miembro que es conocido por su vida o martirio extraordinario de virtud heroica, con una reputación de santidad exten-

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dida entre las gentes, al menos donde él o ella sirvieron, comuníquense con el Postulador General para iniciar el proceso. Una causa para canonización puede iniciarse después de cinco años transcurridos desde la muerte de la persona propuesta para la canonización, aunque el Santo Padre puede modifi car este tiempo por algo que él juzgue razones pastorales. Si es después de treinta años, deben justifi carse las razones para el retraso.

1. Venerable Rev. Janez Francisek Gnidovec, CM (1873-1939)

Nació en Veliki Lipovec (Ljubljana, Eslovenia) el 29 de septiembre de 1873, murió en Ljubljana el 3 de febrero de 1939. La Positio super Virtutibus se entregó a la Congregación para las Causas de los Santos en el año 2000. Un milagro atribuido a la intercesión de Gnidovec se presentó a la Congregación en 2007. Dos médicos expertos nombrados ofi cialmente por

la Congregación para las Causas de los Santos dieron votos negati-vos sobre la absoluta incapacidad de explicación de la curación pre-sentada. Necesitamos mayores pruebas para que su causa pueda seguir adelante.

2. Venerable P. Salvatore Micalizzi, CM (1856-1937)

Nació en Nápoles, Italia, el 5 de noviembre de 1856, murió en Nápoles el 14 de octubre de 1937. El pro-ceso diocesano sobre “Virtud y la Reputación de San-tidad” se concluyó en 1964. El 16 de diciembre de 2006, el Papa Benedicto XVI autorizó la promulga-ción del decreto de virtud heroica. Un milagro atri-buido a la intercesión del P. Salvatore Micalizzi fue

presentado a la Congregación el año 2000. Se pidió una tercera consulta de un equipo médico el 27 de octubre de 2010 con relación al milagro. La curación se presentó con nuevo análisis y explicaciones con el tes-timonio del Profesor Andrea Tessitore de la Universidad de Nápoles, porque la curación presentada como milagro fue juzgada extraordina-ria, excepcional, repentina e irreversible, pero no completa y absoluta-mente inexplicable.

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3. Siervo de Dios P. Giovanni Battista Manzella, CM. (1855-1937)

Nació en Soncino, Italia, el 21 de enero de 1855, y murió el 28 de octubre de 1937, rodeado de una gran reputación de santidad que ha durado incluso hasta hoy. Cuando el Papa Juan Pablo II visitó Cerdeña, llamó al P. Giovanni Battista como Apóstol de Cer-deña. La investigación diocesana sobre la “Virtud y Reputación de Santidad” se completó y se entregó a

la Congregación para las Causas de los Santos en 1964. Esta causa está bloqueada debido a algunas objeciones a los documentos presentados y estamos intentando resolverlo.

4. Siervo de Dios Muy Rev. Antonio Ferreira Vicoso, CM (1787-1875)

Nació en Peniche, Leira (Portugal) el 13 de mayo de 1787, murió en Mariana (Brasil) el 7 de julio de 1875. La Positio super Virtutibus se presentó a la Con-gregación para las Causas de los Santos en 2002. El 5 de marzo de 2013, los Consultores Teólogos dieron un voto positivo.

5. Siervo de Dios P. José María Fernández Sán-chez, CM y XXXVIII Compañeros

Nació en Oviedo, España, el 19 de enero de 1875, fue martirizado en Vallecas el 23 de octubre de 1936 durante la Guerra Civil española, juntamente con otros 38 compañeros. La investigación de Madrid se entregó a la Congregación en 2006. La Positio super Martyrio se entregó en 2009. Este asunto está ante los Consultores Teólogos esperando un voto. De los

39 mártires, 17 eran sacerdotes, 16 hermanos, y 6 eran miembros de la Asociación Medalla Milagrosa.

6. Siervo de Dios P. Vicente Queralt Lloret, CM y XX Compañeros

Nació en Barcelona, España, el 17 de noviembre de 1894, fue martirizado en Barcelona el 30 de no-viembre de 1936, durante la Guerra Civil española, juntamente con otros 30 mártires. La investiga-ción diocesana se entregó en 2006. La Positio super

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Martyrio se entregó en 2009. Entre los 20 compañeros asesinados se incluyen hermanos, Hijas de la Caridad y colaboradores laicos Vi-cencianos.

7. Sierva de Dios Sor Justa Domínguez de Vidau-rreta e Idoy, HC (1875-1958

Nació en Azpeitia (España) el 2 de noviembre de 1875, murió en Madrid el 18 de diciembre de 1958. La Positio super Virtutibus fue presentada a la Con-gregación para las Causas de los Santos en 2001. Actualmente está esperando un voto de los Consul-tores Teólogos. Se presentó un milagro atribuido a la intercesión de Sor Justa en 2003, y el equipo

médico dio un voto positivo, en vistas a futuros informes médicos (7 doctores) que tendrá lugar después que se publique el Decreto sobre las virtudes heroicas.

8. Siervo de Dios Santiago Masarnau Fernández (1805-1882)

Nació en Madrid el 10 de diciembre de 1805, mu-rió en Madrid el 14 de diciembre de 1882. Fue el fundador de la Conferencia de San Vicente de Paúl en España. La investigación diocesana se concluyó en el 2000. La Positio se entregó en el 2006 y los Consultores Históricos votaron positivamente en 2007. Actualmente está esperando el voto de los Consultores Teólogos.

9. Siervo de Dios Muy Rev. Bonaventura Codina y Augerolas, CM (1785-1857)

Nació en Hostarlic, España, el 13 de julio de 1785, murió en Las Palmas de Canarias el 18 de noviembre de 1857. La investigación diocesana comenzó en 1995 y fue presentada a la Congregación para las Causas de los Santos en 2001. Después de obtener la validez del proceso diocesano el 1 de febrero de 2002, la redacción de la Positio está en curso.

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10. Siervo de Dios Muy Rev. Emilio Lissón Cha-ves, CM (1872-1961)

Nació en Arequipa (Perú) el 24 de mayo de 1872, murió en Valencia, España, el 24 de diciembre de 1961. La investigación diocesana sobre la fama de santidad y virtud comenzó el 20 de septiembre de 2003 y se entregó a la Congregación para las Cau-sas de los Santos en 2008. Después de obtener la validez el 2 de julio de 2010, el trabajo de la Positio está en proceso.

11. Sierva de Dios Sor Gabriella Borgarino, HC (1880-1949)

Nació en Boves, Italia, el 2 de septiembre de 1880, murió en Lucerne el 1 de enero de 1949. La investi-gación diocesana fue presentada a la Congregación para las Causas de los Santos en 2004, y el decreto de validez se dio en 2005. Se presentó un milagro atribuido a la sierva de Dios el 5 de diciembre de 2012 y espera ser validado.

12. Sierva de Dios Sor Anna Cantalupo, HC (1888-1983)

Nació en Nápoles, Italia, el 3 de septiembre de 1888, murió en Catania el 17 de marzo de 1983. La inves-tigación diocesana se abrió en 1997, concluyó en 2008, y fue aprobada por la Congregación para las Causas de los Santos el 18 de octubre de 2009.

13. Sierva de Dios Sor Francesca Benicia de Oli-veira, HC (1896-1966)

Nació en Redencao (Brasil) el 23 de agosto de 1896, murió en Baturité (Brasil) el 6 de julio de 1966. La investigación diocesana comenzó en 1995 y se entregó a la Congregación para las Causas de los Santos en 2001. Fue aprobada el 16 de marzo de 2012.

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14. Sierva de Dios Sor Cecilia Charrin, HC (1890-1973)

Nació en Saint Etienne-des-Oulliers (Rhone, en Fran-cia) el 17 de febrero de 1890, murió en Guatemala el 13 de julio de 1973. En 2006 comenzó la investi-gación diocesana, y se entregó a la Congregación para las Causas de los Santos en septiembre de 2013. La verifi cación de los documentos entregados comen-zará el 3 de marzo de 2014.

15. Siervo de Dios Muy Rev. Frans Schraven CM y Compañeros (Mártires en China)

Nació en Lottum Limburg el 13 de octubre de 1873, murió el 9 de octubre de 1937. La investigación dio-cesana se completó en Holanda y se envió a la Con-gregación para las Causas de los Santos el 10 de febrero de 2014.

16. Sierva de Dios Sor Barbara Samulowska, HC (1865-1950)

Nació en Woryty, cerca de Gietrzwald (norte de Polo-nia) en 1865, y murió en la ciudad de Guatemala el 6 de diciembre de 1950. La investigación diocesana se abrió el 2 de febrero de 2005.

17. El Siervo de Dios P. Józef Florko, CM y X Compañeros polacos mártires)

Nació el 8 de mayo de 1915 en Winnikach (Leopoli), y fue martirizado en el campo de concentración de KL Bergen-Behlsen en Baja Sajonia, el 25 de fe-brero de 1945 bajo la persecución nazi. El proceso diocesano comenzó en Cracovia el 17 de septiembre de 2003.

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Otras causas que están en la fase inicial

18. 19. Czeslaw Levandowski CM Jan Havlik CM 1864-1934 (Polonia 2005) 1927-1965 (Eslovaquia 2010)

20. 21. Jules Garrigues Claude Chevrier, Vincentius Ou y compañeros y 10 compañeras HC (mártires en China) (mártires en China)

Glosario de términos:

Positio Super Martyrio or Positio super Virtutibus: Este es un estudio hecho sobre la vida y virtudes de un siervo de Dios, que contiene información esencial, historia de la causa, fuentes y criterios del estudio, una biografía breve, detalles sobre la reputación de santidad, virtudes y poder de intercesión. Se hace para verifi car la certeza moral con relación el supuesto martirio sufrido por el siervo de Dios, o el presunto heroísmo de las virtudes practicadas por el siervo de Dios que han de examinar los consultores del dicasterio.

Proceso diocesano: Es un proceso instruido por el Obispo competente para reunir las pruebas pro y contra para la beatifi cación y canonización de un siervo de Dios que ha muerto en concepto de santidad. La fase de investigación diocesana del proceso se divide en dos áreas separadas de

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investigación: la investigación de las virtudes heroicas o martirio; y la investigación de los “signos” o milagros atribuidos a la intercesión del candidato.

Los Consultores teólogos e históricos: La Positio se estudia por dos equipos de Consultores de la Congregación para las Causas de los Santos, es decir, los Consultores teólogos y los Consultores históricos que emiten entonces un voto. Después pasa a la Congregación de Cardenales y Obispos. Si el voto es afi rmativo, se envía al Santo Padre la recomen-dación de un Decreto de virtudes, cuyo juicio es defi nitivo. Una vez que las Virtudes Heroicas han sido reconocidas por el Papa, un Siervo de Dios será llamado venerable.

La Positio se entrega a los Consultores Históricos cuando una causa necesita un apoyo histórico excepcional para juzgar la validez de los hechos, (e.g., cuando se inicia una causa después de muchos años de la muerte del Siervo de Dios, o cuando los testigos son menos u homogéneos para el proceso Diocesano.

Roma, mayo, 2014

Traducido del inglés por FÉLIX ÁLVAREZ SAGREDO, C.M.

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Aportes vicencianos a la Nueva Evangelización

Celestino Fernández, C.M.

Introducción

Desde hace bastante tiempo, estamos oyendo, en la Congregación de la Misión y en muchos círculos de la Familia Vicenciana, dos cues-tiones referentes al “ser” y al “quehacer” vicencianos. Por un lado, todos estamos plenamente de acuerdo en que el carisma, el “ser”, la identi-dad, el sello característico de los vicencianos ha estado, está y estará de plena y total actualidad. Por otro lado, no está tan clara nuestra forma de vivir y de transmitir ese “ser” vicenciano. En defi nitiva, se trata de la confrontación entre nuestra identidad y nuestra signifi ca-tividad.

También, con frecuencia, nos quejamos, en reuniones, asambleas y conversaciones privadas, de que, en nuestros ministerios, apenas nos distinguimos de los sacerdotes diocesanos, que hacemos prácticamente lo mismo que ellos, que nuestra misión no llega a tener una impronta vicenciana, que nuestro “quehacer” no transmite nada o casi nada específi camente vicenciano.

El P. Eli Chaves dos Santos, Consejero General de la Congregación de la Misión, decía en la reunión de Visitadores de todo el mundo, tenida a principios del pasado mes de julio en New York: “Se siente hoy una inquietud entre muchos cohermanos que se preguntan: ¿Los obispos, el clero y la gente nos identifi can como verdaderamente misio-neros? ¿Por qué hay una gran ausencia de la Congregación en las iniciativas y en los organismos misioneros y caritativos de la Iglesia?... Tenemos el riesgo de centrar casi todas las energías en lo que se llama ‘pastoral ordinaria’. Una pastoral ligada al territorio (parroquia), cen-trada sobre todo en la liturgia, la catequesis y los servicios parroquia-les. Una pastoral que absorbe las mejores energías de los cohermanos y que puede convertirse en obstáculo para el impulso de una evange-lización más decidida y misionera”. Y esto, dicho sobre la Congrega-ción de la Misión, es igualmente aplicable a toda la amplia Familia Vicenciana.

No es este el momento ni el lugar de valorar o de discutir estas quejas o estas interpelaciones. Es el momento de refl exionar sobre una serie de cuestiones fundamentales de nuestro presente y de nuestro futuro: ¿podemos aportar algo los vicencianos a la nueva y urgente evangelización? ¿somos capaces los vicencianos de hacer fructifi car

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nuestro carisma, nuestra espiritualidad, nuestro ser en la tarea de la nueva evangelización? ¿cuáles son las claves vicencianas que pueden contribuir a hacer efi caz y operativo este proyecto planetario de la nueva evangelización? ¿en qué campo evangelizador debemos mover-nos hoy los vicencianos?...

La evangelización, tarea de todos los cristianos

Queda claro que se trata de ver si los vicencianos (cuando hablo de “vicenciano”, me refi ero a la Familia Vicenciana) tenemos algo que decir en el campo universal de la evangelización. Evidentemente, la evangelización es urgencia, ministerio y mandato universal para toda la Iglesia. El Papa Pablo VI, en la Exhortación apostólica “Evangelii nuntiandi”, nos dice: “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (Evangelii nuntiandi, n. 14).

De suyo, no podemos hablar de una “evangelización vicenciana”, en cuanto tal, ni de una evangelización ignaciana o franciscana o domi-nicana. Porque el vasto campo de la evangelización es de todos los cristianos y para todos los cristianos. Es la tarea de toda la Iglesia. No es una tarea más entre muchas. Es la tarea fundamental y la razón de ser de la Iglesia. Hay que poner el énfasis en el artículo “la”.

El arcoíris es un conjunto de variados colores, de ahí su belleza. Es un conjunto de colores que no es de ningún color concreto y espe-cífi co, sino de todos los colores por igual. Y así, cada color contribuye a embellecer el conjunto. Podríamos decir que de lo que se trata es de encontrar ese color netamente vicenciano que contribuye a embellecer el arcoíris de la evangelización. O sea, qué puede aportar a la evange-lización universal el carisma vicenciano.

Algunas aclaraciones sobre la Nueva Evangelización

En el título de esta conferencia se habla de la “nueva evangelización”. Es el vocablo que solemos usar con más frecuencia en los últimos años, desde que el Papa Juan Pablo II, en una visita pastoral a Polonia en 1979, hablase de “una evangelización nueva en su ardor, en su método y en su expresión”. El Papa anterior, Benedicto XVI, hizo de la nueva evangelización el tema medular de su Papado e instituyó el “Consejo Pontifi cio para la promoción de la nueva evangelización”. El último Sínodo de los obispos ha tratado sobre la nueva evangelización. Y el Papa Francisco tiene la nueva evangelización como punto fundamen-tal. Es decir, hoy al hablar de evangelización, siempre se emplea el adjetivo califi cativo “nueva”.

No voy a entrar en disquisiciones sobre el empleo del vocablo evan-gelización “sin adjetivo” o evangelización “con adjetivo”. Pienso que,

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en defi nitiva, es lo mismo, que lo verdaderamente importante es el “sustantivo”, es decir la “evangelización”. Pero es necesario tener en cuenta lo siguiente:

La nueva evangelización signifi ca dos cosas. Obviamente, y en pri-mer lugar, signifi ca que de nuevo hay que volver a evangelizar, puesto que la secularización se está decantando en occidente como una galopante descristianización. Los valores del evangelio, tales como el amor, la fraternidad, la igualdad, la solidaridad... han cedido estrepi-tosamente ante el empuje de nuevos valores “seculares” como el pro-greso, la efi cacia, el éxito, el consumo... Pues aunque los valores cristianos siguen en la boca, hace tiempo que ya no están en el corazón. No son los que nos mueven cada día, sino los que dejamos que sola-mente nos conmuevan en días señalados y contados con los dedos de una mano.

Pero la nueva evangelización signifi ca también, y sobre todo, que hay que evangelizar de nuevo, de una manera nueva, con nuevos méto-dos, nuevas metas y nuevas estrategias, para no incurrir en los errores del pasado. La nueva meta no puede ser el formar otra cristiandad, sino la construcción del reino de Dios. Y eso nada tiene que ver con la ocupación conquistadora del mundo, sino con la presencia testimonial en el mundo. No se trata de bautizar una cultura o un territorio, sino de bautizar al que crea, es decir, al que quiera asumir y compartir el mensaje de Jesús de Nazaret.

Tampoco hay que olvidar lo que el Papa Francisco viene repitiendo con insistencia en todas sus alocuciones y, más concretamente, en su reciente Exhortación apostólica “Evangelii gaudium”: que la evangeli-zación (o la nueva evangelización) tiene que poner a la Iglesia, a toda la Iglesia, en “estado de misión” y tiene que moverse en las “periferias” de la vida, periferias materiales, morales, geográfi cas, existenciales, espirituales...; y que esta evangelización tiene que ser diálogo, sana-ción, esperanza y alegría (cf. Evangelii gaudium, nn. 20, 30, 46, 191). Lo mismo que dijo, el 13 de octubre del pasado año, a los miembros del Pontifi cio Consejo para la nueva evangelización: “La Iglesia es la casa en la cual las puertas están siempre abiertas no sólo para que cada uno pueda encontrar allí acogida y respirar amor y esperanza, sino también para que nosotros podamos salir a llevar este amor y esta esperanza. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nuestro recinto y nos guía hasta las periferias de la humanidad”.

Por eso, después de todo lo dicho, me atrevo a trazar unas claves o líneas específi camente vicencianas que nos aproximen a lo que pudiera ser hoy nuestra contribución genuina a la nueva y urgente evangelización.

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Marco general de la misión vicenciana

Tendríamos que partir de un telón de fondo o marco general vicen-ciano. El mismo San Vicente de Paúl nos lo proporciona, el 6 de diciembre de 1658, en una conferencia a los misioneros que, precisa-mente, trata sobre “la fi nalidad de la Congregación de la Misión”: “(Nuestra misión es): dar a conocer a Dios a los pobres, anunciarles a Jesucristo, decirles que está cerca el reino de los cielos y que ese reino es para los pobres” (SVP, XI, 387, en la edición española). Es curioso que esta frase clave y fundamental de San Vicente apenas la hemos citado o empleado los sacerdotes de la Misión. Sin embargo, las Hijas de la Caridad la han recogido en sus Constituciones, tanto en las ante-riores como en las actuales renovadas.

Esta frase, para mí, constituye el mejor resumen de lo que debe ser el sello vicenciano de la evangelización. Y nos lleva a las grandes reso-nancias de la “Evangelii nuntiandi” de Pablo VI, el documento más completo sobre la evangelización en el mundo actual.

Desde este marco general deben inspirarse, orientarse y articularse todas nuestras acciones evangelizadoras, y también hacia este marco general deben confl uir todas nuestras actitudes y disposiciones.

Este marco general nos presenta lo nuclear de la inspiración vicen-ciana: Dios, Jesucristo y los pobres. Son también las tres columnas que sustentan la espiritualidad y la praxis de Vicente de Paúl y de sus seguidores:

• La primacía de Dios: Dios es lo primero, es el absoluto. Nosotros somos cauces de la bondad y de la misericordia de Dios. Pero el Dios que tiene que anunciar un vicenciano es el Dios “protector de los pobres”, como diría Vicente de Paúl (SVP, IX, 1057), el Dios del amor, de la misericordia. Dios es el primero que opta por los pobres. Por tanto, la causa de los pobres es la causa de Dios y la cuestión de los pobres es la cuestión de Dios. Por eso, podemos decir que la opción por los pobres, antes que un mandamiento o un compromiso, es una realidad de fe y una verdad teológica.

• La centralidad de Cristo: toda la vida de Vicente de Paúl es cristo-céntrica y la cristología de Vicente de Paúl no es teórica, sino viva y existencial. Obviamente, la identi dad vicenciana es cristocén-trica y, por tanto, su opción por los pobres sólo se en tiende porque la causa de los pobres es la causa de Cristo, y sigue y anuncia a “Jesucristo, evangelizador y servidor de los pobres”, como tam-bién subraya Vicente de Paúl. Además, el vicenciano tiene que fi jar su mirada en el capítulo 4, versículos 18 y 19 del evan gelio de San Lucas “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres...”. Ahí encuentra el punto clave de su opción por los pobres, de su vocación y de su misión en la Iglesia y en la sociedad.

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• La pasión por los pobres: no se trata solamente de preocupación por los pobres o de cercanía a los pobres, sino de algo más. Se trata de vivir aquello que expresaba Vicente de Paúl: “Los pobres, que no saben qué hacer ni a dónde ir, que se multiplican todos los días, constituyen mi peso y mi dolor” (Carta de Vicente de Paúl al P. Almerás, el 8 de octubre de 1649. Cf. P. COLLET, La vie de Saint Vincent de Paul, vol. I, p. 479). Se trata de que los pobres sean nuestra pasión dominante, y ante una pasión así, todo lo demás queda en un segundo plano. Vicente de Paúl, movido por esa pasión por los pobres, llega a decir: “Tendríamos que vender-nos a nosotros mismos para sacar a nuestros hermanos de la miseria” (SVP, IX, 451).

Hilo conductor de la misión vicenciana

Ese “marco general vicenciano” está vertebrado por una especie de “hilo conductor” que da unidad y coherencia a la misión vicenciana. Porque el peligro que tenemos es que la espiritualidad vicenciana pro-pia y específi ca se diluya y pierda fuerza y calor entre tantos grupos y espiritualidades eclesiales. Por eso, es bueno y necesario tener en cuenta este “hilo conductor” que teje y entreteje la misión o la evange-lización desde el ámbito vicenciano.

Y ese hilo conductor es la “estructura diacónica” del carisma vicen-ciano. Con esta expresión me estoy refi riendo a la “ca ridad”, al “servi-cio de la caridad”, a la “misión de la caridad”, a la “diaconía” en su sen tido etimológico de amor servicial. Porque en la “diaconía” habitan en una perfecta unión la caridad, la comunión, el servicio, la misión, la entrega total.

Todas las acciones, pensamientos e intuiciones de Vicente de Paúl y de Luisa de Marillac tienen la motiva ción, la urgencia y el enfoque de la caridad como misión y de la misión como caridad. Y su estilo de vida, que encarecidamente re comiendan a sus hijos e hijas, es vivir en “estado de caridad”. Aún más, la perfección cristiana a la que deben aspirar sus seguidores y seguidoras es la “perfec ción de la caridad”.

Vicente de Paúl une – y recomienda unir – el amor afectivo y el amor efectivo como dos realidades que tienen que formar un solo cuerpo, como la unión inse parable entre caridad y misión (cf. SVP, IX, 534, 536, 539, 540). Y advierte que el amor afectivo sin compromiso evangelizador – o sea, la caridad sin la misión – es, por lo menos, sos-pechoso:

“Amemos a Dios, hermanos míos, amenos a Dios, pero que sea a costa de nuestros brazos, que sea con el sudor de nuestra frente. Pues muchas veces los actos de amor de Dios, de com placencia, de benevolencia, y otros semejantes afectos y prácticas interiores de un corazón amante, aunque muy buenos y deseables, resultan sin

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embargo muy sospechosos, cuando no se llega a la práctica del amor efectivo... Hemos de tener mucho cuidado en esto; porque hay muchos que, preocupados de tener un aspecto externo de compos-tura y el interior lleno de grandes sentimientos de Dios, se detienen en esto; y cuando se llega a los hechos y se presentan ocasiones de obrar, se quedan cortos. Se muestran satisfe chos de su imaginación calenturienta, contentos con los dulces coloquios que tienen con Dios en la oración, hablan casi como los ángeles; pero luego, cuando se trata de trabajar por Dios, de sufrir, de mortifi carse, de instruir a los pobres, de ir a buscar a la oveja descarriada..., ¡ay!, todo se viene abajo y les fallan los ánimos. No, no nos engañemos: Totum opus nostrum in operatione consistit” (SVP, XI, 733).

Por eso, se puede decir que el carisma vicenciano está habitado por un fuego in extinguible y abrasador: el fuego de la caridad que nos cohesiona, nos urge y nos quema en la misión. Si no entramos en esta estructura diacónica del carisma vicenciano, en esta unión indisoluble de caridad y misión, correremos el peligro de caer en espiritualismos nada recomenda bles para un cristiano y para un vicenciano.

El agente de la misión vicenciana

Cuando hablamos de “evangelización” o de “nueva evangelización”, damos por supuesto que, para que haya evangelización, tiene que haber evangelizadores. Y para que haya un “aporte vicenciano a la nueva evangelización”, tiene que haber evangelizadores específi camente vicencianos, agentes de la misión imbuidos del carisma vicenciano e impulsados por la espiritualidad vicenciana. Por eso, es conveniente trazar una especie de imagen o retrato breve del “evangelizador vicen-ciano”, resaltando las líneas más importantes y fundamentales de ese retrato:

a) Persona con profunda experiencia de Dios. Que signifi ca mucho más que ser simplemente piadoso.

b) Persona identifi cada con Cristo, evangelizador de los pobres. De tal forma que San Vicente de Paúl dice a los sacerdotes de la Misión: “¡Qué dicha, padres, hacer siempre y en todas las cosas la voluntad de Dios! ¿No es esto hacer lo que el Hijo de Dios vino a hacer en la tierra, como ya hemos dicho? El Hijo de Dios vino a evangelizar a los pobres; y nosotros, padres, ¿no hemos sido enviados a lo mismo? Sí, los misioneros han sido enviados a evangelizar a los pobres. ¡Qué dicha hacer en la tierra lo mismo que hizo nuestro Señor, que es enseñar el camino del cielo a los pobres!” (SVP, XI, 209-210). Son innumerables los textos que encontramos en las conferencias de San Vicente de Paúl con el mismo o muy parecido contenido.

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c) Persona con fi rme y convencido sentido de pertenencia a esta vocación específi ca vicenciana. Y que se alimenta de la espiri-tualidad vicenciana y tiene muy clara en su vida la espirituali-dad vicenciana. Vicente de Paúl insistía a los sacerdotes de la Misión: “Somos los sacerdotes de los pobres. Dios nos ha elegido para ellos. Esto es capital para noso tros, el resto es accesorio” (P. COLLET, La vie de Saint Vincent de Paul, vol. I, p. 168).

d) Persona que se esfuerza por leer la voluntad de Dios en los “signos de los tiempos”, y que se esfuerza en leer estos “signos de los tiempos” en referencia a las necesidades y acontecimientos que tienen que ver con los pobres, los desvalidos, los marginados, los excluidos...

e) Persona llena de celo (virtud vicenciana), con todo lo que conlleva de tensión por la evangelización, de audacia y creatividad para abrir nuevos caminos de evangelización.

f) Persona que siente la obligación y la urgencia de formarse per-manente y continuamente. Y que está convencido de que la “for-mación para la evangelización” es una cuestión de justicia para los pobres a quienes hay que evangelizar. No basta con la buena voluntad ni con la repetida frase de “siempre se ha hecho así”.

El destinatario de la misión vicenciana

El Sínodo sobre la nueva evangelización dedicó la “Propuesta 50” a la Vida Consagrada y dijo: “La vida consagrada, plenamente evangé-lica y evangelizadora, en profunda comunión con los pastores de la Iglesia y con la colaboración de los laicos, fi eles a sus respectivos carismas, proporcionará una contribución signifi cativa a la nueva evan-gelización. El Sínodo pide a las órdenes y congregaciones que estén totalmente disponibles para ir a las fronteras geográfi cas, sociales y culturales de la evangelización. El Sínodo invita a los consagrados a acercarse a los nuevos areópagos de la misión”.

También, en el “Instrumentum laboris” del Sínodo sobre la nueva evangelización se dio mucha importancia a una serie de “escenarios” – o “nuevos areópagos” – donde hoy es más apremiante y necesaria la evangelización. Y se habló de escenarios como la cultura, el fenómeno migratorio, los medios de comunicación social, la economía global, los avances científi cos y tecnológicos, el mundo de la política... (Instru-mentum laboris, nn. 52-60).

Por otra parte, es ya sabida y repetida la afi rmación de que los con-sagrados deben estar en la vanguardia de la misión: en la periferia, con los más pobres y excluidos, allí donde las llamadas de los pobres son más urgentes; en la frontera, donde la Iglesia enfrenta los nuevos y difíciles problemas y desafíos misioneros presentes en los nuevos areó-

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pagos; y en el desierto, donde el evangelio es poco conocido, allí donde la Iglesia es pobre, es una minoría o está dando sus primeros pasos.

Evidentemente, lo que acabo de citar referente a los “consagrados”, vale igualmente, en nuestro caso, para toda la Familia Vicenciana, para todas las ramas de esta gran familia. Y así, aplicando todo esto al evangelizador vicenciano, surgen inmediatamente unas cuantas pre-guntas: ¿con quién estamos los vicencianos? ¿dónde estamos? ¿cómo evangelizamos? ¿dónde ponemos el énfasis evangelizador? ¿qué esce-narios o areópagos de la nueva evangelización entran en nuestras preocupaciones e inquietudes evangelizadoras? ¿desde dónde impulsa-mos la evangelización? ¿estamos en la vanguardia de la misión o nos hemos acostumbrado a una pastoral sacramentalista y de conserva-ción? ¿estamos donde debemos estar según nuestro carisma y nuestra espiritualidad?...

Fácilmente se puede observar que las anteriores preguntas tienen que ver con lo que llamaríamos “los destinatarios” de la evangelización, es decir, aquellos a quienes se dirige o debe dirigirse nuestra misión vicenciana. Y, si queremos concretar un poco quiénes son o deben ser esos “destinatarios” para el evangelizador vicenciano, podríamos dibu-jar una serie de líneas:

a) Los pobres, en toda la extensión de la palabra “pobre” y en toda la extensión de la realidad de la pobreza: desde la pobreza econó-mica hasta la pobreza cultural, moral, psicológica y social. Desde los pobres de siempre hasta los nuevos pobres que están siendo fabricados por los “mecanismos perversos” y las “estructuras de pecado”, como dice Juan Pablo II en su encíclica “Sollicitudo rei socialis”. Desde las víctimas de un sistema mundial y global intrín-secamente inhumano e injusto hasta los colectivos empobrecidos y cada vez más vulnerables, fruto de la crisis económica, social y de valores que estamos padeciendo.

b) Los necesitados de formación cristiana y de atención espiritual que, además, son pobres y que, por esa necesidad, son todavía más pobres. El Papa Francisco dice en la Exhotación apostó-lica “Evangelii gaudium”, en el n. 200: “La peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmen-sa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe”. Aunque hay que tener mucho cuidado con el empleo inadecuado de lo que se suele catalogar como “pobres espi-rituales”.

c) Los pobres a los que nadie llega y nadie quiere atender. Es decir, los que ya no cuentan ni siquiera en las estadísticas de la pobreza,

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de la miseria y de la marginación social. Los que han perdido hasta la visibilidad o a nadie interesa que se hagan visibles. En defi nitiva, aquellos a los que se refería Santa Luisa de Marillac cuando hablaba del servicio de la Compañía de las Hijas de la Caridad: “¡Qué dicha si la Compañía no tuviera que ocuparse más que de los pobres desprovistos de todo!” (SL, E. 108, n. 286, en la edición española).

El mensaje vicenciano (algunas insistencias desde el carisma vicenciano)

La evangelización o la nueva evangelización lleva consigo un “men-saje”, un “anuncio”, una “buena noticia de salvación”. En realidad, el mensaje evangelizador nuclear y fundamental es el mensaje de Jesucristo, es anunciar, con palabras y obras, lo que llamamos el “kerygma”: “Si profesas con tus labios que Jesús es el Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo” (Rom 10,9).

Pero en este mensaje universal puede haber insistencias específi cas. Y los vicencianos podemos aportar algunas de estas insistencias deri-vadas de nuestro carisma y de nuestra espiritualidad propia. Voy a señalar cuatro insistencias vicencianas dentro del mensaje universal de la evangelización:

a) El Dios vivo y verdadero revelado por Jesucristo. Y si vamos al evangelio, vemos que se trata del “Buen Dios”. Es decir, Dios como Padre, como Amor, como misericordia, como perdón gra-tuito, como protector y defensor de los pobres. Mons. Oscar Arnulfo Romero, comentando una frase de San Ireneo de Lyon, decía: “Gloria Dei pauper vivens” (“La gloria de Dios es que el pobre viva”).

b) Jesucristo salvador y liberador. Jesucristo encarnado, que se hace el último, el siervo, que nos sirve su vida, su muerte y su resu-rrección. Jesucristo que se presenta como el Mesías ungido por el Espíritu para liberar a los cautivos, romper los cepos, liberar a los pobres... Jesucristo que nos trae el Reino y ese Reino es, prin-cipalmente, para los pobres.

c) La caridad, como eje fundamental de nuestra existencia creyente. El amor afectivo y efectivo como centro neurálgico del creyente y como prueba verdadera de la fe: “La fe actúa por el amor”, dice San Pablo a los Gálatas (Gal 5,6).

d) El pobre como “sacramento de Cristo” (Mt 25,31-46) y como “señor y maestro”. Esto es lo más específi camente vicenciano. Y para que no lo olvidemos, Vicente de Paúl nos lo dijo de mil formas y maneras, por ejemplo, cuando les dice a las señoras

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de las Cofradías de la Caridad (actualmente la AIC): “El mismo Cristo quiso nacer pobre, recibir en su compañía a los pobres, servir a los pobres, po nerse en lugar de los pobres, hasta decir que el bien y el mal que hacemos a los pobres los considerará como hechos a su divina persona... ¿Y qué amor podemos tenerle noso tros a Él, si no amamos lo que Él amó? No hay ninguna diferencia, señoras, entre amarle a Él y amar a los po bres de ese modo; servirles bien a los pobres, es servirle a Él...” (SVP, X, 954-955).

Una actitud fundamental y unos criterios vicencianos

La Exhortación apostólica “Evangelii nuntiandi” nos dice:

“La evidente importancia del contenido no debe hacer olvidar la importancia de los métodos y medios de la evangelización. Este problema de cómo evangelizar es siempre actual, porque las mane-ras de evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura; por eso plantean casi un desafío a nuestra capacidad de descubrir y adaptar” (Evangelii nuntiandi, n. 40).

Por eso, voy a tratar de descubrir cuáles serían los criterios que un miembro de la Familia Vicenciana debería tener en cuenta para evan-gelizar desde su ser y quehacer vicencianos. O dicho con otras palabras, cuáles serían sus “maneras” de colaborar a la evangelización de toda la Iglesia.

Voy a describir una actitud fundamental desde la que hay que partir en nuestra tarea evangelizadora, y una serie de criterios con los que hay que contar para llevar a cabo esa evangelización. Actitud y criterios plenamente vicencianos.

a) La “misionariedad”, como actitud básica

En varias ocasiones, el Papa Francisco ha citado una palabra poco habitual en nuestro lenguaje pastoral. Me refi ero al vocablo “misiona-riedad” (cf. Discurso al Comité de Coordinación del CELAM, Río de Janeiro, 28 de julio de 2013). Se refi ere a una actitud misionera que impregne toda nuestra vida, que llene de sentido nuestro ser cris-tiano y eclesial, y que oriente todas nuestras acciones evangelizadoras. Una actitud que va mucho más allá de simples “actos o de programas misioneros”.

Esta actitud está inserta en el carisma, en la espiritualidad y en la mejor tradición vicenciana. Como alguien ha dicho: “El testigo misio-nero innovador de San Vicente nos llama a priorizar y profundizar el trabajo misionero entre los pobres y nos invita a estar en la vanguardia de la misión”.

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b) Criterios vicencianos para la evangelización

Voy a fi jarme en unos cuantos criterios vicencianos que pueden aportar un gran servicio a la nueva evangelización. Y los llamo “crite-rios vicencianos” porque están en la misma entraña del carisma vicen-ciano y porque traducen y actualizan hoy el carisma que nos legó Vicente de Paúl. Evidentemente, sólo subrayo unos cuantos criterios, aunque habría algunos más. Como suele decirse, no están todos los que son, pero sí son todos los que están:

• Preferencia clara y expresa por el apostolado entre los pobres. O lo que es lo mismo, opción convencida y convincente por la evangelización de los pobres. Si no se da este criterio, sobra todo lo demás.

• Acercamiento y atención a la realidad humana, sobre todo, a la realidad sufriente de las víctimas del sistema. El comienzo del compromiso misionero está en la experiencia, y la implicación brota del impacto producido por la realidad.

• Recuperar una espiritualidad de “encarnación”. Corremos el peli-gro de pensar que se puede tener un compromiso “a distancia”. Por eso, podemos establecer una de regla de oro: no puede darse misión sin en carnación; no puede darse misión sin inculturación en el mundo de los pobres.

• Comunión con los pobres. Lo cual implica verdadero conoci-miento de los problemas y necesi da des de los pobres, auténtico encuentro con ellos, acogida profunda, participación real en sus avatares, sensibilidad respecto de sus derechos, docili dad servicial ante sus exigencias, escucha y diálogo para descubrir sus valores y ayudar les a tomar conciencia de su potencial liberador.

• Evangelización “integral”, de palabra y de obra. Decía Vicente de Paúl: “Si hay alguno entre vosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás... Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que Nuestro Señor practicó...” (SVP, XI, 393).

• Promover, impulsar, acompañar, formar al laicado, especialmente en todo lo que concierne al carisma, a la espiritualidad y a la misión vicenciana.

• Formar y ser formados en la Doctrina Social de la Iglesia, como traducción viva y actual del espíritu vicenciano. Decía, hace unos años, el entonces Superior General de la Congregación de la Misión, P. Robert Maloney: “Sugiero que todos los programas de formación vicenciana del siglo XXI debieran impartir una consi-

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derable dosis de esta doctrina. Y espero que, en el siglo XXI, algunos laicos vicencianos sean expertos en la Doctrina Social de la Iglesia”.

• Impulsar lo que hoy se conoce como “misión compartida” en y con la Familia Vicenciana.

• Privilegiar con audacia, con creatividad, con nueva imaginación, con entusiasmo la “misión popular”. Es una de las señas de iden-tidad evangelizadora de los vicencianos.

• Organizar la caridad de tal forma que sea el distintivo de nuestros centros evangelizadores. Es otra herencia vicenciana que no pode-mos perder. Vicente de Paúl recomendaba erigir una Cofradía de la Caridad allí donde se había llevado a cabo una misión popular. Era el fruto visible de la acción evangelizadora.

• Aplicar la metodología del “cambio sistémico”. Hace bastantes años, escribía Pablo VI:

“Entre evangelización y promoción humana (desarrollo, libera-ción) existen efectivamente lazos muy fuertes. Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Lazos de orden teológico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a la que hay que comba-tir y de justicia que hay que restaurar. Vínculos de orden eminen-temente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la jus-ticia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (Evangelii nuntiandi, n. 31).

Y el Papa Francisco, como una prolongación de las palabras de Pablo VI, escribe:

“Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que nece-sariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evan-gelizadora” (Evangelii gaudium, n. 178).

Todo esto signifi ca que la Familia Vicenciana tiene, en el “cambio sistémico”, un criterio evangelizador en el pleno y actual sentido de lo que signifi ca y conlleva la evangelización.

Conclusión

Evangelizar desde el compromiso con los pobres, desde el servicio caritativo es lo más genuino de las claves vicencianas de la evangeliza-ción, es lo que más y mejor podemos aportar los vicencianos a la nueva evangelización. Desde la perspectiva vicenciana, la opción por los

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pobres se convierte en el eje y en el centro fundamental de la nueva evangelización.

Y desde los pobres, los vicencianos tenemos que evaluar nuestro compromiso vital y evangelizador. Por eso, sería bueno terminar esta conferencia como la empezamos, con unas preguntas: ¿son los pobres quienes determinan nuestros servicios y nuestros ministe rios? ¿son los pobres quienes conforman nuestra mentalidad y nuestros criterios? ¿están adecuadas nuestras estructuras al servicio evangelizador de los pobres? ¿Nos apremia de verdad el amor de Cristo y nos acercamos a los pobres desde ese amor?

De la respuesta que demos a estos interrogantes dependerá nuestro verdadero aporte a la nueva evangelización.

Nota del editor:

Conferencia dada en el encuentro de Formación para los Dirigentes de las ramas de la Familia Vicenciana (París, 18 de enero de 2014).

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CMpresentes en América Central y Panamá

Enrique Alagarda, C.M.Visitador Provincia de Barcelona

Era un tiempo caluroso, pero a pesar de ello nosotros sentíamos un aire fresco muy agradable, a veces casi un poco de frío, en el interior del Salón Marillac de la Universidad de San Juan, en Nueva York. Allí nos encontrábamos todos los Visitadores de la Congregación de la Misión; aunque teníamos un programa apretado para tratar los temas que afectaban al conjunto de la Congregación en el mundo, siempre había algunos huecos que aprovechábamos para conversar entre pasi-llos o para las reuniones regionales. Uno de estos encuentros fue el que realizamos los responsables de las provincias presentes en América Central y Panamá.

La preocupación principal de los allí presentes de esta región Cen-troamericana era la de dar continuidad a los compromisos adquiridos en la reunión mantenida en Santo Domingo en Junio del 2013; la cuál contó con la presencia del Vicario General, P. Javier Álvarez. En esta reunión se acordó trabajar sobre el tema de la Reconfi guración en CLAPVI-NORTE, haciendo dos grupos de provincias: Un grupo que abarcara América Central y Panamá; otro grupo para el caribe, inte-grado por: las provincias de Puerto Rico, Venezuela y Cuba. La con-clusión central de este encuentro para nuestra zona de América Central y Panamá, la podríamos defi nir así:

• Se concluyó con la necesidad pues de elaborar un Proyecto Misionero Común, para Panamá, Costa Rica, América Central y Honduras. En las áreas: Familia Vicentina; Misiones Popu-lares; Formación Inicial y Pastoral Vocacional; y Pastoral Social.

• Que cada Consejo Regional o Provincial, trate este Proyecto Misio-nero Común, llevarlo adelante.

• Panamá, está hablando de un teologado común, sería una buena idea hacerlo en común en un país.

En el diálogo mantenido vimos la necesidad de avanzar en este punto y concretar estas conclusiones para nuestra región. Para ello, acorda-

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mos trabajar especialmente sobre las posibilidades de un plan pastoral común para nuestras provincias, y aprovechar la visita ya programada del Superior General a Honduras, con motivo de la bendición de la nueva casa de la Provincia de Eslovaquia en Sangrelaya (Honduras), para invitarle a esta reunión. Tanto el P. Gregory como el P. Stanislav Zontak, Asistente General, aceptaron nuestra invitación y la reunión quedó fi jada para día 11 de diciembre de 2013, en San Pedro Sula (Honduras). El Visitador de Barcelona, como anfi trión, quedó respon-sable de la convocatoria y la preparación de la agenda de trabajo.

El primer paso en la preparación de esta reunión fue solicitar el apoyo del P. Joseph Agostino, CM como facilitador en este proceso; el cuál aceptó colaborar en la preparación del mismo, junto al P. Enrique Alagarda, Visitador de Barcelona, pero por problemas de agenda no le era posible participar en la reunión. Contando con la ayuda del P. Agostino, se preparó el siguiente paso, realizar una encuesta entre un grupo pequeño de misioneros, de todas las provincias involucradas, como un muestreo para conocer sus opiniones sobre algunas preguntas claves para dar nuevos pasos. Fueron quince los misioneros seleccio-nados por sus propios visitadores, vice-visitador o Superior Regional, de América Central, Vice-Provincia de Costa Rica, Casa Regional de Panamá (Prov. de Filadelfi a) y Misión de Honduras de las Provincias de Barcelona, Zaragoza y Eslovaquia. Los resultados de esta encuesta los ofrecemos en un material anexo a este artículo, lo recomendamos por la riqueza de ideas y opiniones que en él se exponen.

Llegada la fecha de la reunión, 11 de diciembre de 2013, la partici-pación fue la siguiente:

P. Gregory Gay; Superior GeneralP. Stanislav Zontak; Asistente GeneralP. Alcibiades Guerra; Superior Regional de Panamá (Prov. Filadelfi a)P. Edilberto Lazo; Visitador Prov. América CentralP. Pedro Aguilar López; Misionero Prov. América CentralP. Jozef Noga; Visitador Prov. de EslovaquiaP. Stanilav Bindas; Misionero en Honduras – Prov. de EslovaquiaP. José María Ibero; Misionero en Honduras – Prov. de ZaragozaP. Enrique Alagarda; Visitador Prov. de BarcelonaP. Jesús Palau; Misionero en Honduras – Prov. de Barcelona

Excusaron su participación los padres:

Oscar Mata, Vice-visitador de Costa Rica, ya que tenían Asamblea Electiva en la Vice-Provincia en estos días.

P. David Carmona, Visitador de Zaragoza, por otros asuntos pro-vinciales.

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Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM 211

Después de un largo diálogo sobre todo lo expuesto en la síntesis de las encuestas, al fi nal del día se llegó a las siguientes conclusiones:

1. Todos los presentes apoyaron impulsar la creación de un teolo-gado interprovincial; nuestra propuesta es que este se ubique en Mexico, dadas las condiciones de la casa y las facilidades para el estudio de la teología allí hay. Se trasladará esta propuesta a las demás provincias involucradas en este proyecto, de CLAPVI Norte.

2. Sobre el Seminario Interno Interpovincial que ya funciona en esta zona, se vio la necesidad de defi nir el lugar y formadores del próximo curso cuanto antes. La propuesta de los presentes es que el Seminario Interno continúe en Guatemala, al fi nalizar este curso en Santo Domingo.

3. Sobre el Plan de Pastoral y el proceso de reconfi guración en esta zona, entendemos que la palabra clave es: Integración. Para llegar a ella nos marcamos un triple objetivo: Conocernos unos a otros; Compartir la formación; Planifi car y trabajar juntos

4. Para la concreción de este triple objetivo nos proponemos:a) Elaborar una propuesta de “proceso” que defi na los pasos a dar

hasta llegar a un plan común y una visión de futuro compartida, para la región de América Central y Panamá. El P. Enrique Alagarda y el P. Joseph Agostino, elaborarán esta propuesta a partir de los anteriores objetivos y de las otras ideas recogidas en el acta de esta reunión.

b) Se elige un coordinador, P. Edilberto Lazo, y un secretario, P. Alcibiades Guerra, para coordinar los siguientes pasos a dar y las futuras reuniones.

c) La próxima reunión para continuar este proceso será en Panamá, los días 9-12 de Mayo, donde además de la reunión se participará en un encuentro juvenil vicentino organizado por la Casa Regional de Panamá (Prov. de Filadelfi a), conociendo así diversas casas y misioneros de esta región.

d) El P. Elí Chavez, Asistente General, será el encargado por parte de la Curia de animar y dar seguimiento a este proceso.

Terminada la reunión, casi todos los participantes tuvimos la opor-tunidad de asistir, junto al Superior General, a la bendición de la nueva casa y centro de formación, de la Comunidad de los padres vicentinos de la Provincia de Eslovaquia en la Misión de Sangrelaya (Honduras). Damos las gracias a todos los que trabajaron en la preparación de esta reunión, y pedimos al Señor que siga auxiliándonos con la ayuda del Espiritu Santo, para que sea Él quien ilumine los caminos de la Con-gregación en América Central y Panamá.

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Reunión en San Pedro Sula – 11 de diciembre de 2013Encuesta preparatoria

(Presentamos en siguiente documento como un complemento a la infor-mación anterior, donde podemos apreciar la diversidad y riqueza de las respuestas de los cohermanos de las distintas provincias).

1. ¿Cuál es según su opinión la situación del trabajo pastoral que realiza su Provincia en las siguientes áreas?

Familia Vicentina

Honduras:

• la animación de HONDUFAVI/estructurando los Consejos Regio-nales de este grupo

• el seguimiento del plan estratégico que surgió del congreso nacio-nal para el congreso centroamericano de la familia vicentina

• se hace un notable esfuerzo por animar, acompañar, y formar a la Familia Vicentina

• colaborando en el proyecto de HONDUFAVI de una escuela de formación “Margarita Nasseau” para la Familia Vicentina

• formación sobre el cambio sistémico

Guatemala:

• esfuerzos para atender en cada país a la familia vicentina• el proyecto va teniendo una mayor consolidación• muchos de ellos andan mal en lo administrativo

Costa Rica:

• se trabaja a nivel de Consejo Nacional de la Familia Vicentina. Contamos con 10 ramas de la FAVI y un consejo nacional con Estatutos aprobados.

• a tiempo completo hay un Asesor que es el encargado de dar seguimiento a los grupos y de procurar su formación vicentina y conciencia social

• se ve como urgencia una promoción vocacional en todas las ramas de la FAVI

Panamá:

• la iniciación de una nueva experiencia con una laica como coor-dinadora nacional de la familia y un cohermano como asesor

• la colaboración entre las ramas de la familia ha quedado en la celebración, y ha sido difícil entrar un modelo de colaboración en el trabajo, servicio, etc.

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Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM 213

Misiones Populares

Honduras:

• misiones populares (con un equipo formado con miembros de la familia vicentina) de carácter diocesano y de carácter parroquial

Guatemala:

• en los miembros se tiene vivo el espíritu misionero, aunque a nivel provincial no se tiene ese auge

• en la mayoría de nuestras obras se han estado impulsando esta experiencia

Costa Rica:

• MISEVI se desplaza dos o tres veces al año a dar misiones en diferentes partes del país

Panamá:

• las misiones populares son muy comunes en las parroquias vicen-tinas misioneras JMV tiene ya la práctica de hacer una misión en las comunidades de varias parroquias vicentinas después de su encuentro nacional de formación en enero

Pastoral Vocacional

Honduras:

• animación de la pastoral vocacional con convivios vocacionales en tres lugares del país

• una persona dedicada prioritariamente a formación inicial y vo-cacional

• hay una oración vocacional todos los meses coordinada por la pastoral vocacional y en la que participan diversos grupos de la parroquia

Guatemala:

• se está elaborando el plan pastoral vocacional: se han tenido coordinación con algunas regiones, donde se han nombrado algún o algunos encargados de animar

• estamos organizados en cuatro regiones y en cada una de ella, está funcionando un equipo

Costa Rica:

• hay un promotor a tiempo completo• está en un proceso de consolidación, la lleva a cabo un cohermano

y los seminaristas

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Panamá:

• la pastoral vocacional está organizada por regiones, con coher-manos encargados del discernimiento

• una “residencia” donde jóvenes, que ya están en un discernimiento serio, pasan una experiencia de un año (vida comunitaria, ora-ción, apostolado, etc.)

Formación Inicial

Honduras:

• Seminario San Vicente de Paúl en la Parroquia Medalla Milagrosa con siete miembros

• acompañamiento de los aspirantes en Puerto Cortés• participación en el programa de la provincia de Centroamérica

Guatemala:

• se está haciendo el esfuerzo para volver a retomar el camino del Plan de Formación

• lo que ha faltado es formación de formadores

Costa Rica:

• tenemos una casa de formación que alberga los posibles misione-ros para la Congregación

• falta más profundización de la espiritualidad vicentina• es escaso el número del equipo de formadores

Panamá:

• tenemos la fi losofía en Medellín, el seminario interno interprovin-cial (Santo Domingo los últimos años) y la teología en la Cuidad de México

Pastoral Social

Honduras:

• existen programas sociales en Honduras muy vinculados a la Congregación (en las tres provincias presentes en el país), pero con una personería jurídica diferente, bien sea la de la diócesis (por ejemplo en Puerto Cortés: Hogar de Ancianos San Martín, Hogar de niños San Ramón, Centro Técnico Vocacional Fede-rico Ozanam) o bien, otros que tienen una personería propia (p.e: OSOVI)

• como comunidad vicentina de Barcelona amparamos, acompaña-mos y sostenemos tres programas sociales muy punteros en sus

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Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM 215

campos: Amigos Para Siempre (prevención infantil); Puerto Abierta (personas viviendo con VIH); Residencia de Ancia-nos Margarita Naseau; estos están bajo la personería de la Con-gregación

Guatemala:

• en esta área, diría que estamos en pañales• nos regimos por el plan pastoral diocesano

Costa Rica:

• este tema va incluido en el trabajo que cada grupo realiza• a veces se notan tensiones entre los párrocos y el carisma vicen-

tino... lo malo es que quieran diluir el carisma vicentino y perder su identidad

• falta creatividad y obras de impacto capaces de modelar

Panamá:

• las parroquias vicentinas tienen grupos de pastoral social estable-cidos, además de grupos de AIC y la Sociedad de San Vicente

• un cohermano fue recién nombrado el coordinador de Pastoral Social de la Diócesis de Colon

• acompañamiento en las luchas sociales y formación en los dere-chos de los pueblos indígena, recursos naturales, etc.

2. Mirando hacia su propio trabajo pastoral, ¿cómo está involu-crado en estas 5 áreas de nuestros ministerios vicentinos?

Los cohermanos que respondieron a esta encuesta están involucra-dos en una amplia variedad de ministerios en las áreas identifi cadas en la pregunta 1. Éstos incluyen, pero no se limitan a:

• Párrocos• Animadores de la pastoral vocacional• Formadores/acompañamiento de los seminaristas• Coordinadores y/o participantes en los esfuerzos sociales• Formadores de los laicos• Coordinadores y/o participantes en las misiones populares• El acompañamiento (en varias capacidades) de los grupos de la

Familia Vicentina, etc.

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3. ¿Cómo podrían los misioneros de Panamá, Costa Rica, Guate-mala, Nicaragua, Honduras y El Salvador comenzar a trabajar juntos en cada una de estas áreas? Dé sugerencias concretas

En sus respuestas a esta pregunta, algunos cohermanos hablaron en primer lugar acerca de los procesos que deberían darse antes que cual-quier otra cosa.

El paso primero es conocerse unos a los otros:

• quienes son los cohermanos;• la maneras en que estamos trabajando en nuestras misiones y

provincias; y• compartir las experiencias haciendo intercambio de visitas pla-

neadas y bien programadas.

Podríamos ofrecer a los cohermanos tanto los encuentros informales como reuniones anuales para el enriquecimiento mutuo en un lugar accesible para todos. Por eso, es posible unifi car criterios, para que todos vayamos hacia una misma dirección y por un mismo proyecto. Desde este proceso, plantearnos propuestas concretas de actuación que sean sobre todo realistas.

Habría que tomar en cuenta la escasez de recursos económicos para realizar estas actividades, a no ser que la Curia General destinara un fondo que lo subvencione. Muchos cohermanos hablaron de maneras en que podamos trabajar en conjunto.

a) Familia vicentina

Estrategias incluyen:

• se reavive y se fortalezca el consejo de FAVICA,• fortalecer la Familia Vicentina de Centroamérica,• compartir calendarios de eventos y material de formación de las

varias ramas,• implementar la escuela de formación vicentina en Guatemala,

Nicaragua, el Salvador, Panamá y Costa Rica, con sus realidades de cada país

b) Misiones populares

Muchos cohermanos recomendaron la creación de un equipo inter-provincial para trabajar en las misiones populares. Siguiendo estas líneas, otras ideas fueron:

• este equipo puede trabajar con equipos locales de la familia vicen-tina y con la participación de los padres misioneros de varios países; y

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Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM 217

• este equipo puede trabajar al nivel centroamericano con la posi-bilidad de ofrecer misiones populares para realidades sociales difíciles que requiere una logística supra-provincial.

c) Pastoral Vocacional

Los animadores en CA deben compartir sus experiencias; esto podría desembocar en la formulación de una Pastoral Vocacional Unifi cada e integrada a las realidades de las regiones de CA. También, ellos pueden participar en los cursos de Formación para Formadores de CLAPVI, donde poder tener una formación continua y también crear un espacio y tiempo en donde se pueda mostrar las inquietudes y los retos de la pastoral vocacional en la Región de CA.

d) Formación inicial

Sugerencias sobre el proceso de formación:

• unifi car defi nitivamente la etapa de teologado a nivel centroame-ricano

• continuar el Seminario Interno juntos, motivando y reforzando el Seminario Interno Interprovincial

• poner fechas para unir la fi losofía• la etapa inicial en diferentes provincias, pero teniendo criterios

en común en sus proyectos formativos

e) Otras ideas

• tener un encuentro una vez al año de todos los teólogos de la Región para un convivir y conocerse entre ellos y también apro-vechar dicho encuentro para la formación

• compartir las experiencias de formación en las diferentes provin-cias-regiones

• intercambiar las experiencias de los diferentes niveles de for-mación sin olvidar la pluriculturalidad de la región Centro- americana

Pastoral social: Pensamientos sobre este tema:

• Formular estrategias de cambio sistémico en realidades sociales que afectan a toda Centroamérica y que están globalizadas (en el congreso centroamericano se habló, por ejemplo, de algunas rea-lidades en común: la migración, la violencia, etc.)

• Conocer los trabajos concretos de cada región, como se están desarrollando. Que se tengan algunos intercambios de infor-maciones.

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• Tener un encuentro una vez al año para compartir experiencias de lo que se hace a nivel de Pastoral Social y para la formación vicentina en temas afi nes a la Caridad.

• Crear un fondo Regional de Solidaridad.

Y, fi nalmente, un cohermano expreso parte de la difi cultad con reconfi guración en este sentido:

No creo mucho que podamos trabajar juntos. Por ejemplo, noso-tros que estamos trabajando “solo” con 30 comunidades tenemos difi cultades para visitar a todas comunidades porque somos pocos. En otras campos si podemos hacer algo; esto puede ser: una o dos veces al año, por ejemplo, organizando misiones populares o algunos sacerdotes pueden dar alguna formación por la familia vicentina.

4. Cuáles son sus esperanzas y tus temores:

a) Con relación a la elaboración de un “Plan Misionero Común para América Central y Panamá” que involucraría a la Provincia de America Central, la Vice-Provincia de Costa Rica, la Región de Panamá (Prov. de Filadelfi a), Misiones de Honduras de las Provincias de Barcelona, Zaragoza y Eslovaquia

Esperanzas

Los cohermanos pueden identifi car muchas esperanzas para este trabajo común.

…para el bien de la comunidad

Sentirnos miembros de verdad de la Congregación de la Misión; trabajando como equipo, de acuerdo al carisma vicentino. Daría a los cohermanos mejores experiencias misioneras. Tendría un impacto positivo para nuestras obras, dándonos más apoyo humano, econó-mico, y pastoral. Si se hace un plan para América Central podemos desarrollar más misiones populares.

Nos daría la oportunidad de conocernos mejor; podemos aprender unos de otros y darnos mutua animación. Saber trabajar con diferen-tes pensamientos y ver de otra manera la misión. Un plan común dará esperanza de unidad a los pueblos centroamericanos, que buscan de una manera también unirse. Estamos edifi cando sobre una estructura ya comenzada: hay una Directiva Regional de la Familia Vicentina, un Seminario Interno Interprovincial, ya existe una Formación Perma-nente a nivel de CLAPVI para la Pastoral Vocacional, así como la colaboración entre padres de distintas provincias, etc.

Un plan común facilitaría una transición; diseñando unas estrate-gias, que a manera de proceso, nos lleven a ese trabajo común en estas áreas y que pueda ir llevándonos, o no, en un futuro a la unidad. Un plan dará nuevos aires para la región.

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Temores

De igual manera, los cohermanos expresaron sus temores de este movimiento hacia un plan

…en cuanto a la dinámica de la congregación

Mirando a nuestras instituciones, es posible que se dé el sentimen-talismo sobre algunas de nuestras obras. Igualmente, el miedo no nos deja cambiar la mentalidad de programas provinciales y no nos empa-pamos del espíritu de Aparecida que nos invita a un estado permanente de misión. La consecuencia de esto sería:

• que no haya disponibilidad para elaborar ese plan misionero común;

• que haya individualismo por parte de algunos padres o superiores provinciales;

• que no haya participación y/o motivación por parte de algunas Provincias para llevar a cabo el Plan Misionero Común para Amé-rica Central y Panamá;

• que haya falta de motivación, sería algo pequeño pero que ayu-daría a avanzar;

• que haya poca apertura e interés.

Otro temor está en relación con el cumplimiento del plan: que no se realice el Plan Misionero Común, o que se quede sólo en papel escrito sin poder ejecutarlo (sea por falta de consenso o de conversión perso-nal a nivel de cada Provincia). La inseguridad que da tener “miras” hacía un horizonte más amplio, cuando a nivel de la propia Provincia ya no se da “abasto” por la cantidad de trabajo y ministerios que se realizan. Entonces todo se queda solo en teorías, debido a la falta per-sonal. También que se ponga como excusa que no hay fondos econó-micos para reuniones de planeamiento de dicho plan. Mirando a los cohermanos, somos diferentes todos desde latinos hasta europeos...nuestros caracteres son diversos... muchas experiencias dicen que puede haber roces y divisiones.

…en relación a la condición humana/política

Es muy claro que cualquier actividad o plan tiene que luchar con las diferencias entre los cohermanos. Diferencias basadas en:

• el nacionalismo, que conlleva diferencias culturales por los dife-rentes idiomas o sus tendencias y costumbres;

• las ideologías que se han vivido o las tendencias políticas (parti-distas); y

• los intereses económicos.

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220 Enrique Alagarda, C.M.

El forzar alianzas sin medir los alcances y diferencias sociocultura-les seria un desastre. Se cree que en el área de América Central estamos cerca, pero en realidad no es tanta la cercanía.

…sobre un proceso

Algunos cohermanos dijeron que su temor es que no seamos respe-tuosos con este proceso, impidiendo su avance por un lado, o acortando el proceso por sentirlo lento. Además, las condiciones económicas de los países no están para hacer muchos viajes. Y también, ¿quién man-tendrá ese proyectos misionero económicamente y en su necesidad de personal?

Habría que pensar muy bien la cuestión administrativa de los países y de las provincias. Además: ¿estarán los cohermanos capacitados para este proyecto? ¿realmente es necesario?

b) En relación al proceso de reconfi guración de la Congregación de la Misión en esta región

Esperanzas:

Los cohermanos identifi caron muchas esperanzas para el proceso de reconfi guración. Hay sueños que vamos a realizar una nueva visión para Centroamerica con:

• un mayor disponibilidad de los misioneros,• un mayor crecimiento vocacional,• más unión entre los cohermanos del área,• más apoyo en las diferentes obras de la Congregación en la región,• más apoyo en el proceso de formación de los futuros misioneros

de la región,• una mayor visión de la universalidad de la Congregación evitando

los regionalismos cerrados, y• mayor impacto de la CM en la región.

Esa nueva experiencia, solamente sería posible si hay un cambio de actitudes para fomentar más la ayuda mutua. De hecho ya empezado el proceso: ya se ha tratado el tema, ya se han dado una serie de reu-niones, ya empieza a socializarse y a oírse el tema de la reconfi guración.

Temores:

Hay muchas inquietudes alrededor el proceso (si no el fi n) de la reconfi guración:

• que pretendamos ir demasiado deprisa sin respetar los procesos y la diversidad;

• que los misioneros no quieran tener la disponibilidad de inte-grarse a otras realidades diferentes a las de su país de origen;

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Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM 221

• que se ponga como excusa las diferentes culturas de los misione-ros de la región;

• cualquier proceso debe tener muy presente las diferencias que existen de origen, mentalidad, etc.; y

• la necesidad de una mayor comprensión del tema y un mayor consenso tanto desde la base de los cohermanos como desde los superiores locales y consejos provinciales de la Región.

También, hay incertidumbre sobre “la forma” de una nueva realidad:

• cómo se gobernará la región (¿Visitador de que país? ¿Consejo Interprovincial? etc.),

• el manejo de los fondos económicos,• casa para misioneros mayores,• la formación de los nuestros, y• los contratos con las diócesis.

Cuando miramos a las realidades de los cohermanos hemos de re-conocer:

• que no nos conocemos bien o conocemos de los otros cosas que no nos gustan;

• la brecha generacional entre los misioneros;• el provincialismo; y• una resistencia a la movilidad.

Si se pretende fusionar provincias, es un riesgo ante las diferencias étnicas, económicas, políticas, culturales y otras; tanto en interior de cada provincia como de cada uno de los países. Hay preguntas sobre las implicaciones de los procesos de reconfi guración en otros lugares:

• no sé cómo afectará la reconfi guración de España respecto a esta nueva reconfi guración de CA;

• puede haber un choque con las provincias que han estado traba-jando y que siguen trabajando en estos territorios; y

• que no se va a querer dar el liderazgo del proceso a las provin-cias históricas de la región, es decir América Central, Panamá y Costa Rica.

Actuar sin preveer las difi cultades prácticas que surgirán sería un fracaso anticipado.

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Vincentiana, Abril-Junio 2014

« La audacia de la Caridad para un nuevo impulso misionero »

desde el punto de vista bíblico

Patrick J. Griffi n, C.M.

Para profundizar el tema de “la audacia de la caridad” encontramos numerosas referencias en la Biblia. La naturaleza de la caridad sugiere una audacia y un impulso que nos lanzan a entrar en nuevas maneras de pensar y de actuar. En esta intervención, me limitaré a cuatro rela-tos: el buen Samaritano, el joven rico, el juicio fi nal y la mujer peca-dora. En cada uno de estos relatos, podemos hacernos una pregunta, se ofrece una elección de respuestas a las situaciones así como una respuesta audaz.

I. El buen samaritano: « ¿Quién es mi prójimo? »

Probablemente es una de las dos parábolas que mejor conocemos del Nuevo Testamento. Jesús la cuenta respondiendo a una pregunta concreta realizada por un doctor de la ley sobre la caridad:

Pero [el maestro de la ley], queriendo justifi carse, dijo a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo? ». Respondió Jesús diciendo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, mon-tándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: ‘Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva’. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”. Él dijo: “El que practicó la misericordia con él”. Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10,29-37).

Numerosos elementos de este relato pueden aclarar nuestra refl exión porque la cuestión principal es: “¿Quién es mi prójimo?”

Por el camino las personas pasan, ignorándolo, junto a un hombre herido que yace medio muerto. Estas dos fi guras de sacerdotes ven a

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« La audacia de la Caridad para un nuevo impulso misionero » 223

la víctima, reconocen sus difi cultades pero pasan de largo, quieren evitar estar implicados en esta situación crítica: he ahí una manera de actuar que es posible frente a las necesidades de los pobres. Nosotros siervos de los más desfavorecidos, experimentaríamos una atracción particular por este hombre herido que necesita atención y socorro. Podemos también señalar la actitud del Samaritano y los cuidados completos que le va a prodigar: emplea su tiempo, su dinero y su talento; se ocupa personalmente de sus necesidades pone vino y aceite en sus heridas, venda sus heridas, lo monta en su propia cabalgadura, lo lleva a una posada y cuida de él. ¡Así pasa la noche! Cuando no puede seguir directamente este nivel de cuidados, provee de otra manera a las necesidades de la victima: busca la ayuda del posadero y le procura una ayuda económica asegurándole que más tarde le reem-bolsará los gastos suplementarios.

El relato pone en evidencia la caridad del Samaritano, una caridad audaz que exige tiempo, esfuerzos, organización y entrega. Podemos imaginar la alegría y la atención con las que Jesús realizó este relato y todos sus detalles. Los cuidados procura a los afl igidos requieren esta misma entrega total. No son solamente las necesidades materiales de los pobres las que deben suscitar nuestro compromiso, sino también sus necesidades sociales y espirituales. No puede responder a todas las necesidades de los pobres, debe invitar a otras personas a ayudarles y a cuidarles. Las necesidades de los pobres no se gestionan como nues-tros propios horarios y calendarios.

Por el relato de la parábola, Jesús cambia la cuestión del doctor de la ley haciéndole la pregunta de otro modo. Es verdaderamente impor-tante reparar en la diferencia.

Al comienzo, el doctor de la ley pregunta a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?”. Al fi nal, Jesús pregunta al doctor de la ley: “¿Quién ha sido el prójimo de la victima de los bandidos?”.

La pregunta tal como está planteada por el doctor de la ley se sitúa en una posición de poder: “¿Quién es el prójimo de una persona infl u-yente que está dispuesta a ser generosa?”. la cuestión, tal como la presenta Jesús es “¿quién es el prójimo del pobre que necesita ayuda?”. Son preguntas profundamente diferentes. La respuesta a la cuestión de Jesús es: cualquiera que sea está en la medida de ofrecer atención a los pobres – cualquiera que sea su raza, su religión, etc. – es el pró-jimo de estos. Jesús ha cambiado la cuestión del doctor de la ley y así es como ha cambiado profundamente la respuesta.

Nuestro prójimo no es solamente la persona a la que queremos servir, sino la persona que necesita nuestra ayuda. El poder no reside en nosotros, sino en la persona necesitada. La audacia de la caridad no reside en mi poder de elegir, sino que se encuentra en la persona que cuenta conmigo para ayudarla. El Padre Dodin tiene una frase maravillosa en su libro sobre Vincent de Paul y la Caridad. Dice: « Noso-

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224 Patrick J. Griffi n, C.M.

tros no elegimos a los pobres, son ellos quienes nos eligen » (p. 31). Esto es lo que signifi ca que ellos son « nuestros Señores y Maestros ». Determinan a quién servimos y de qué manera, porque son sus nece-sidades las que nos llaman a la acción y deben ser tratados con respeto y confi anza.

Al fi nal de la parábola, Jesús vuelve a la pregunta del doctor de la ley. Para Jesús, la respuesta a las preguntas – sobre todo a las de la caridad – nunca pueden ser teóricas. Escuchemos cómo Jesús concluye su conversación:

[Jesús preguntó]: « ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido pró-jimo del que cayó en manos de los bandidos? ». Él dijo: “El que practicó la misericordia con él”. Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10,36-37).

La respuesta al doctor de la ley supone siempre un “hacer” y cum-plirlo “con compasión”. Es un medio propuesto por Jesús para el doctor de la ley (y para nosotros) alcanzar la vida eterna.

II. El joven rico: « ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? »

Numerosas personas vienen a ver a Jesús para preguntarle por la vida eterna y por el mandamiento más importante. El comienza su diálogo con Jesús sobre este tema. El joven rico que se acerca a Jesús, hace la misma pregunta que el doctor de la ley en la parábola del Buen Samaritano.

Se acercó uno a Jesús y le preguntó: « Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? ». Jesús le contestó: “¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Él le preguntó: “¿Cuáles?”. Jesús le contestó: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo”. El joven le dijo: “Todo eso lo he cum-plido. ¿Qué me falta?”. Jesús le contestó: “Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dienro a los pobres – así tendrás un tesoro en el cielo – y luego ven y sígueme”. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (Mt 19,16-24).

El hombre quiere saber « ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? » Nosotros también, queremos conocer la respuesta a esta pre-gunta. Jesús toma la pregunta en serio y da la respuesta que podría esperarse de un rabino. En resumen le dice: “Observa los mandamien-tos”. El hombre responde que los observa desde su infancia y Jesús comienza a mostrar un especial interés, desea que este hombre elija

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seguirle con audacia. Puedo imaginar a Jesús mirandole fi jamente a los ojos diciéndole:

« Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres – así tendrás un tesoro en el cielo – y luego ven y sígueme » (Mt 19,21).

Jesús va al centro del problema, percibe lo que puede impedirle dejar a Dios ser el centro de su vida, de lo que posee. Jesús le invita a apartarse de su riqueza en provecho de los pobres, y luego seguirle. Así ofrece al hombre la oportunidad de ser su discípulo. ¡Que pri-vilegio!

Jesús ha puesto precisamente el dedo en lo que va a plantear pro-blema a este hombre. El relato lo dice brevemente: « Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico » (Mt 19,22). El apresuramiento del hombre por hacer el bien desaparece inmediatamente, quería que Jesús le hablase de realizar un hecho, de practicar una virtud particular, pero no estaba dispuesto para la propuesta de Jesús. Se sentía a gusto y seguro con su riqueza. La sugerencia de Jesús de abandonar todo esto para seguirle, le sobrepasa. Se va triste. Podemos imaginar que Jesús también está un poco entristecido y se vuelve hacia sus discípulos para ofrecerles una lección sobre el hecho de depender demasiado de los bienes materiales y sobre tomar decisiones audaces.

Cuando este hombre dice que observa los mandamientos, Jesús lo cree. Cuando Jesús le invita a profundizar su ser de discípulo, podemos creer que este hombre lo quiere también, pero no está preparado para abandonar lo que en ese momento es más importante en su vida: la seguridad que procede de lo que posee. ¿Tal vez lo volverá a pensar más tarde con un poco de tiempo y de refl exión?

¿No nos pide Jesús hacer la misma elección? Nosotros observamos los mandamientos, pero Jesús puede invitarnos a abandonar algo (no forzosamente posesiones materiales) para seguirle y hacer que sea verdaderamente el centro de nuestra vida. ¿Estamos dispuestas a iden-tifi car esto de lo que podríamos deshacernos para que Jesús sea since-ramente el centro de nuestra vida? ¿abandonar la necesidad de tener siempre la buena respuesta? ¿conceder el perdón a las personas que nos han herido? ¿tener necesidad de pedir perdón?

Aun así, Jesús nos mira con amor, pero nosotros, nosotros nos vamos muy tristes porque es lo único que no estamos dispuestos a abandonar. Este relato nos recuerda lo que debemos hacer para dejar a Jesús ser el centro de nuestra vida a través de actos de caridad. Jesús nos llama a seguirle, nos invita a examinar nuestra vocación, a prestar atención a las exigencias de nuestro carisma. Se nos pide que reconozcamos nuestra “necesidad” particular y estar preparados para renuciar a la misma para permitirle ser el centro de nuestra vida. Se nos pide que « nos enraicemos más en Jesucristo » (DIA, p. 9).

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Como miró con amor al hombre rico, Jesús nos mira y nos invita a profundizar en nuestro ser de discípulos. Necesitamos la gracia para poder responder con todo nuestro ser a esta invitación.

Una de las lecciones interesante de este relato sobre la audacia de la caridad, es que no estamos en competición con la opinión de los demás y sus maneras de vivir. A veces, necesitamos hacer un examen interior más profundo de nuestra vida. Cuando nos sentimos llamados a vivir con mayor fi delidad nuestro carisma, incluso en nuestra vida ordinaria, podemos descubrir un modo de actuar como Hija de la Caridad que entonces nos parece nuevo. Actuar con audacia puede llevar consigo nuevas vías que alterarán los caminos preferidos en los que nos sentimos a gusto.

La pregunta que nos hacemos no es: « ¿Qué debo hacer? » o “¿Cómo permanezco en el marco que nos fi jan nuestras Reglas?”. La pregunta se convierte en: “Señor, ¿qué quieres que haga? ¿qué me falta? ¿A dónde me conduce la audacia de la caridad?”.

3. El juicio fi nal: « ¿cuándo te vimos con hambre?»

Este relato del Evangelio de Mateo era uno de los preferidos de san Vicente. Está presentado como una descripción de lo que viviremos al fi nal de los tiempos. Esto puede particularmente llamar nuestra aten-ción sobre su audacia.

« Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquerda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinis-teis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospe-dasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. El les replicará: “En verdad os digo:

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lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna » (Mt 25,31-46).

Señalemos el aspecto repetitivo del relato. Nos dice hasta en cuatro ocasiones, que al Señor se le sirve de la manera más sencilla – alimento, vestido, alojamiento, visita. Está repetido para que al fi nal no podamos decir: “No sabía lo que debía hacer”. Es sencillo: dar de comer a los hambrientos, vestir al desnudo, visitar a los enfermos, ayudar a los presos. Es así como debe servirse al Señor. No es complicado y eso signifi ca la vida eterna. Ninguna de estas tareas es extraña a nuestra misión.

Tanto los que estan a la derecha del Rey como los que están a su izquierda, hacen la misma pregunta: ¿Cuándo te hemos visto ham-briento o sediento, desnudo, enfermo o en la carcel? Para los que son rechazados, si hubieran reconocido al Señor, habrían respondido posi-tivamente a sus necesidades. Y sin embargo, los salvados y acogidos en el Reino del Señor preguntan lo mismo: “¿Cuándo te vimos ham-briento o sediento, desnudo, enfermo o en la carcel?”. No reconocieron al Señor en su servicio pero, aun así, realizaron su servicio. Recorda-mos cómo San Vicente nos urgía a “volver la medalla”. Jesús no está visible en el pobre, pero está presente en él. Estamos llamados a res-ponderle tal y como ha escogido estar presente.

El servicio no se realiza según nuestro empleo de tiempo – cuando estamos dispuestos a actuar –. El Señor debe ser servido cuando las necesidades son evidentes: cuando está hambriento, cuando está sediento, desnudo, en la carcel, y así sucesivamente. Las ovejas y las cabras se preguntan: ¿“Cuándo” han hecho esto o cuando no lo han hecho? El Señor dice que esto ha ocurrido cada vez que han servido a uno de estos pequeños. Esta solicitud por actuar inmediatamente defi ne a los pobres como “nuestros Amos y Señores”.

Como la parábola del buen Samaritano y el encuentro con el joven rico y otros tantos relatos, este del juicio fi nal nos indica lo que es necesario para llegar a la vida eterna – todo. La audacia de la caridad que se nos sugiere en este relato, puede tener varias formas. En primer lugar, hay un compromiso para actuar respondiendo a las necesidades de los pobres cuando hay urgencia. Hay una insi-stencia sobre el Cristo presente y servido en los pobres. El tipo de servicio al que cada uno está llamado es un servicio sencillo y di-recto de las necesidades más urgentes. Dar muestras de audacia en todas estas difrentes maneras sugiere la dirección de nuestro impulso misionero.

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4. La mujer pecadora a los pies de Jesús: « ¿Cómo acojo al señor? »

El relato de la mujer pecadora pública y que viene a lavar los pies de Jesús me fascina. Dice mucho sobre la audacia de la caridad.

Un fariseo le rogaba que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume... Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella en cambio me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con per-fume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco” (Lc 7,36-38, 44-47).

La mujer va a servir a Jesús de manera personal. Otro habría ofre-cido su hospitalidad mediante un gesto mas sencillo: un poco de agua y una toalla para lavarse, un poco de perfume sobre la frente, un beso en la mejilla como señal de bienvenida...

Esta mujer ella misma lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los seca con sus cabellos. Podemos preguntarnos por la procedencia y la razón de sus lágrimas, pero seguraente expresan su ser más profundo y sus sentimientos. Sus lágrimas suministran “el agua”, sus cabellos proporcionan “la toalla”. Está entregada totalmente en su gesto de acogida y sus besos en los pies de Jesús: “Desde que entró, no ha dejado de besarme los pies” (Lc 17,45), esta mujer tiene el deseo de acoger bien a Jesús. Sintiendose indigna de acercarse a la cabeza de Jesús con el aceite y ofrecerle su perfume sobre su cabeza “me unges la cabeza con perfume” (Ps 22,5), prosigue sus atentos cuidados a sus pies. Esta mujer vierte estos aceites perfumados en los pies de Jesús. Examinando la audacia de este gesto de acogida hacia Jesús, podemos preguntarnos sobre la lección que nos ofrece. La respuesta de Jesús contrasta con la de Simón, el Fariseo, del que es el huesped ofi cial.

¿Qué nos enseña esta mujer sobre la manera de realizar nuestro servicio caritativo? Estamos invitados a realizar nuestro servicio con humildad. La posición a los pies de Jesús subraya esta verdad. Nuestro servicio debe tambien ser una entrega de todo nuestro ser: de nuestros sentimientos y de nuestra persona, como lo sugieren la lágrimas y los cabellos. Nos entregamos totalmente para el servicio de

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las personas necesitadas. Y lo hacemos con gestos de respeto y de amor. Los besos son para nosotros un signo de este afecto. Y por último, nos dedicamos a los pobres. Consagramos todos nuestros recursos en el apoyo y la atención que dedicamos a las personas. Hacemos todo lo que podemos para que su vida sea más humana. Damos todo nuestro ser y recursos, como esta mujer nos da el ejemplo en este relato del Evangelio.

Este relato de la mujer pecadora nos enseña la audacia de la caridad. Se introduce en un entorno en el que visiblemente no era bienvenida para buscar a Jesús y servirle. Ella lo hace sin vacilar y sin apuro, en un don total de ella misma. Nos enseña el coraje de vivir según nuestro carisma.

CONCLUSION

La « audacia de la caridad » es una maravillosa expresión. Atrae nuestra atención sobre el carácter dinámico de nuestro servicio. Suscita también el impulso misionero que nos envía en misión al servicio de Cristo crucifi cado. La Biblia ofrece un punto de partida importante para la refl exión. Cada uno de estos relatos trata una acción caritativa y nos sugiere un enfoque para nuestro estímulo y enriquecimiento. Cada uno de los relatos y cada una de las presentaciones pueden per-mitirnos entrar más en una contemplación y una llamada a actuar más profundamente. Hemos notado de qué manera los relatos nos permiten hacernos algunas preguntas:

1. ¿A quién debo servir?

2. ¿Con qué espíritu voy a servirles?

3. ¿Cuándo tendrá lugar mi servicio?

4. ¿Qué voy a hacer?

En cierta manera, estas cuestiones son artifi ciales porque podemos enfocar estos relatos de diferentes maneras, pero pueden servirnos como punto de partida para nuestras refl exiones y como ejemplos para profundizar el tema de “la audacia de la caridad” en otros relatos evangélicos:

• Lázaro y el hombre rico (Lc 16,19-31)

• El óbolo de la viuda (Lc 21,1-4)

• La parábola del rico insensato (Lc 12,13-21)

• El himno al amor de Pablo (1 Co 13)

• La enseñanza de Jesús: « Hay más dicha en dar que en recibir » (Hechos 20,35)

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• La enseñanza de Pablo sobre el hecho de que « Dios ama a quien se da con alegría » (2 Co 9,7)

• Recibir de los ángeles (He 13,2)

• La carta de Pablo a Filemón

• La multiplicación de los panes y los peces (Mc 6,30-44)

• La práctica de la caridad de la primera comunidad cristiana en los Hechos de los Apóstoles (4,32-37)

• Jesús encuentra la inspiración para su ministerio en la divisa: Evangelizare pauperibus misit me (Lc 4,16-30)

• La curación del ciego Bartimeo (Mc 10,46-52)

• La viuda que insiste para conseguir justicia (Lc 18,1-8)

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Reflexionessobre

Evangelii

Gaudium

En la próximaedición...

VincentianaRevista publicada trimestralmente

Congregación de la MisiónCuria General - Roma - Italia

Año 58 - N. 2Abril-Junio 2014

DirectorJohn T. Maher, C.M.

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Suscripción para 2014e 55,00

Vincentiana se publicaen español, inglés y francés,gracias a la colaboración

de un equipo de traductores

Postada: Fabio Elias Lorada

Sumario

Introducción

113 Nota del Editor

De la Curia General

115 Momentos de Meditación sobre las Constituciones

122 Resumen del encuentro de Tempo Forte (Marzo, 2014)

128 Nuevos nombramientos

126 Estadísticas annuales 2013 de la Congregación de la Misión

134 Nueva Ordenanza Financiera

138 Materiales de la Comisión Preparatoria para la Asamblea General 2016138 Carta a los Visitadores de la Congregación de la Misión140 Una guía práctica para la Asamblea Provincial153 Un posible directorio para el funcionamiento de una Asamblea Provincial156 Preguntas para la reflexión en las asambleas domésticas y provincial161 Oración para el tiempo de asambleas162 Orientaciones para la presentación de Postulados a la Asamblea General

Del Superior General

165 Homilías recientes

Entrevista de Relieva

169 Entrevista con el Padre Wolfgang Pucher, C.M. Miembro de la Provincia de Austria P. John T. Maher, C.M., con P. Wolfgang Pucher, C.M.

Tema: Caminos en la Congregación y nuestro Carisma

177 Presente y Futuro Caminos en la Congregación – Javier Álvarez, C.M.

188 Beatificaciones en Proceso para la Familia Vicenciana Shijo Kanjirathamkunnel, C.M.

196 Aportes vicencianos a la Nueva Evangelización – Celestino Fernández, C.M.209 Resumen del encuentro de los responsables de las Provincias de la CM presentes

en América Central y Panamá – Enrique Alagarda, C.M.222 « La audacia de la Caridad para un nuevo impulso misionero » desde el punto de

vista bíblico – Patrick J. Griffin, C.M.

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VINCENTIANAAño 58 - N. 2 Abril-Junio 2014

Caminos en la Congregación y nuestro Carisma

CONGREGACIÓN DE LA MISIÓNCURIA GENERAL

VINCEN

TIAN

A —

 Año 58 - N

. 2 - Abril-Junio 2014