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[Por Gabriela Malvasio][Fotos Gabriel Adda]
Virginia Brause encara con cintura los desafíos que implica una profesión cada vez más exigente sin descuidar la familia
AbogAdA de
cercAníA
ENTREVISTA
Virginia Brause
Descubrí los conteniDos extra con realiDaD aumentaDa
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corría el año de 1980. La niña miraba la
televisión, cuando uno de sus familia-
res le pidió que fuera al living: había
un visitante importante. A la pequeña
de 8 años no le gustó la idea; quería
seguir viendo los dibujitos. El familiar
le mostró un casete y le dijo que quien
cantaba esas canciones estaba en la
sala. No muy convencida fue al salón para ver cómo un señor de
barba y campera verde militar tomaba una guitarra y empezaba
a cantar. “It’s not time to make a change (…) Look at me, i am
old but i’m happy”.
La niña era Virginia Brause, y el visitante era Cat Stevens, quien
fuera cliente de su abuelo.
Más de 30 años después, la socia de Jiménez de Aréchaga, Viana
& Brause (JAVB) me cuenta esta anécdota en una elegante sala
del edificio que el estudio jurídico tiene en la Ciudad Vieja. Lo
pone como ejemplo de lo que vivía como natural una nieta del
reconocido Eduardo Jiménez de Arechaga, de dilatada trayectoria
como profesor, abogado y juez, y que llegó a presidir la Corte
Internacional de La Haya.
Es ejemplo de esa cercanía natural que se tenía con los clientes,
y que para Virginia Brause es hoy uno de los grandes desafíos
en esta era de las telecomunicaciones.
Siempre supo que quería ser abogada. No lo dudó un instante.
En sus primeros años de Facultad de Derecho, acompañaba a su
abuelo en sus viajes a la Corte de La Haya. Aunque él le insistía en
que fuera a ver algún museo, a ella le fascinaba seguir los casos.
Empezó a trabajar en 1993, siendo todavía estudiante, en el
estudio fundado por su abuelo, y en el que también se destacaba
su padre, Alberto Brause. En el 2001 se realizó la fusión con el
estudio Viana.
¿Cómo ha cambiado la profesión desde ese entonces? Para Virginia
hoy la inmediatez juega un papel relevante. Pero a las consultas no
solo hay que responderlas de manera ágil sino también creativa.
Sin duda, la abogacía es hoy más exigente. Ella asegura que no
puede salir de su casa sin haber leído los diarios locales y regio-
nales. “Es más desafiante, lo que lo vuelve más divertido. A veces
uno idealiza el tiempo pasado, pero hoy es más estimulante y hay
que estar más en contacto con el cliente y a su disposición, para
que la respuesta y el servicio sean lo que el cliente precisa”. Agrega
que hoy la abogacía es preventiva, y hay que tener la capacidad de
entender el negocio: “Cada vez más el desafío es estar cerca del
cliente, y anticiparse a sus necesidades”.
LA necesAriA cinturADetrás de su hablar pausado y tranquilo, se adivina inmediata-
mente una mujer segura y firme, de grandes pasiones y convic-
ciones. Y también de una capacidad de organización envidiable.
Me asegura que no tiene un día que se parezca a otro. “Creo el
desafío más grande de una profesional hoy en día es tener cintu-
ra, estar lista para los cambios y los imprevistos. Es importante
ser organizado, y tratar de estar al día, es lo que va a permitir
que ante la necesidad de un cliente o un imprevisto, eso pueda
convertirse en la prioridad. La clave es delegar y tener confianza
en que el trabajo va a salir bien”.
El estudio, que cuenta hoy con 50 profesionales y es reconocido
por sus prácticas de vanguardia en materia de recursos humanos
–por ejemplo en el tratamiento de la maternidad de sus profesio-
nales mujeres–, está en una etapa de crecimiento. Y uno puede
perfectamente rememorar esas películas o series de abogados
despiadados, que se arrancan los ojos, y no tienen problema en
pasar por arriba de sus compañeros de bufete. Virginia ríe. Nada
más lejos de lo que pasa en JAVB. La competencia sí existe, pero,
asegura, es de puertas hacia fuera. El foco está puesto ahora en
organizar los recursos y planificar para que el crecimiento no
implique sacrificar la calidad del servicio.
Virginia Brause sabe que lo importante hoy en día son las alian-
zas que se puedan tejer en el exterior para aumentar el flujo
de clientes. Por eso me recuerda que hace dos años su estudio
forma parte de una red internacional de abogados que se llama
Global Law. Son más de 5.000 abogados de más de 80 países.
En marzo pasado tuvo la posibilidad de percibir de primera
mano la potencia de esta red, ya que la invitaron a exponer
en un encuentro en Panamá sobre las ventajas de Uruguay en
materia de negocios offshore. Lo que más les interesó a sus
colegas fue el hecho de que Uruguay fuera un país donde no
ha habido jamás cambio en las reglas de juego, en el que hay
certeza para los inversores, y que a lo largo de los últimos años,
independientemente del partido que gobernara, se han respetado
las reglas de juego. Les llamó la atención que Uruguay estuviera
tan bien ranqueado en aspectos como la calidad de vida y en los
bajos niveles de corrupción en el ámbito judicial.
“Me sentí orgullosa, porque muchas veces vemos lo malo de
Uruguay. Las buenas noticias no venden tanto. Aunque también
es cierto que hay señales de alerta, aspectos donde habría que
prestar atención en materia de modificación en la legislación,
que para los inversores que ya están instalados en Uruguay o
que estarían interesados en invertir podría hacerles ruido, como
el proyecto sobre zonas francas. Las ventajas que tiene Uruguay
debería seguir manteniendolas”, reflexionó.
eL deporte es como LA vidA Virginia es una enamorada del tenis, y tuvo la oportunidad de
estar en el estadio central de Wimbledon cuando los ingleses
recibieron a Andy Murray, quien tenía la posibilidad de romper
una maldición de décadas. Hacía 77 años que un británico no
ganaba en Wimbledon, y Murray aplastó al serbio Novak Djokovic.
“En julio pasado, estuve de viaje en Inglaterra con mi marido,
caminando por Londres no podía dejar de comparar: gente por
ENTREVISTA
“Hay que poner límites con cariño. es la manera de que los hijos tengan armas para aceptar las frustraciones”
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“La clave es delegar y tener confianza en que el trabajo va a salir bien”
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ENTREVISTA
las calles a cualquier hora de la noche, sacando tranquilamente
dinero de cajeros automáticos, conduciendo con las carteras en
el asiento del acompañante, viviendo en casas sin cercos”.
Ese viaje fue fruto de un premio. Sí, se había ganado ese viaje
en un torneo de tenis en el que se enfrentaron 80 parejas. Según
ella tuvo la suerte de ganar. Pero quienes juegan con ella saben
que esa suerte no existe, que es una excelente jugadora y que
lleva el tenis en el ADN. Aseguran que con la misma tranquilidad
y delicadeza con la que se relaciona con las personas, en cual-
quier momento te mete un revés y te deja parado en la cancha.
“¿Así que sos muy buena jugando al tenis?”, pregunto, pero es
prácticamente una afirmación. Mueve la cabeza y lo niega con
humildad: “Es que competí junto a un excelente jugador, creo
que ganamos gracias a él”.
Asegura que “el deporte es como la vida”, por lo que le encanta
que lo practiquen sus hijos –es madre de tres varones, de 15, 12
y 9 años, que son “una bendición”–. “Es espectacular para ellos.
Es un sistema donde hay límites, hay reglas a las que atenerse,
perdés, ganás y después vas a perder de vuelta. Es una clase
para la vida”, asegura.
Su familia es, junto a la abogacía, su gran pasión. Es más, es una
inversión, ya que sostiene que cuanto más uno le dedica mejores
resultados se verán el día de mañana.
“La familia te exige, al igual que en un negocio, tener una pla-
nificación estratégica de cuáles son las prioridades, porque si la
descuidamos y le dedicamos 100% a otras actividades el daño
que se puede hacer es irreversible. Es un desafío tratar de estar
presente y a veces parar y ver qué se está haciendo bien, qué se
puede mejorar”.
Virginia llega a su casa y, a pesar de que se saca el “sombrero”
de abogada, sabe que, al igual que en su trabajo, hay que tener
cintura y ser capaz de ponerse en los zapatos del otro. Y funda-
mental: a pesar de los pesares, y de las rebeldías, nunca bajar los
brazos. “Somos los ídolos para nuestros hijos. Hay que tratar de
entender la necesidad de los chicos, y sobre todo tratar de poner
límites con cariño. Es la manera de que ellos tengan armas el día
de mañana para aceptar las frustraciones”, señala.
Le digo que el de los límites parece ser el tema del momento y
me responde que le encanta esta temática. Le gusta mucho la
psicóloga chilena Pilar Sordo. Ha ido a ver alguna de sus charlas:
“Te hace reír cuando te sentís identificada. Como en todo, hay
que tener mucha autocrítica, pero también mucha seguridad,
firmeza, y no tener miedo a una pataleta”.
Tras finalizar la charla, salgo del edificio del estudio y me quedo
unos minutos en la pequeña plaza que oficia de jardín del edificio
de JAVB. Pienso en la frialdad con la que generalmente se asocia
a los estudios de abogados y la calidez que encontré en esta mujer.
Una calidez que transmite en su lugar de trabajo, en la dedicación
a su familia y hasta en una simple entrevista.
AyudAndo A ronALdmcdonALd
Desde la oficina de Virginia Brause en el cuarto piso del edificio ubicado en Zabala y Cerrito, es interesante detener la mirada por un momento en los detalles del edificio de enfrente, la sede del Banco República y respirar ese encanto de la Ciudad Vieja.Muchos clientes extranjeros reparan en el detalle de que el edificio de JAVB está muy cerca de las variadas opciones gastro-nómicas del Mercado del Puerto. Virginia les recomienda ir y además pasear por la peatonal Sarandí. Para la socia de JAVB la Ciudad Vieja es estratégica, y la ubicación de la sede del estudio hace también a la cercanía, no solo con los tribunales, sino con sus clientes.
En estos últimos tiempos, Virginia Brause tiene otro motivo de gratificación. Se trata del vínculo con la Asociación Casa Ronald McDonald de Uruguay, y de su apoyo a la construcción de una casa para brindar alo-jamiento para los padres de los chicos que están internados en el CTI pediátrico del Pereira Rossell. “Los chicos se curan más rápido cuando están con sus padres. La idea es que acompañen a sus hijos y pue-dan aprender con algún curso rápido que les permita mejorar la vuelta a casa y su realidad”, explica. La casa estará terminada para el McDía feliz del 15 de noviembre.