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46 OCTUBRE 2013 47 [Por Gabriela Malvasio] [Fotos Gabriel Adda] Virginia Brause encara con cintura los desafíos que implica una profesión cada vez más exigente sin descuidar la familia ABOGADA DE CERCANíA ENTREVISTA Virginia Brause DESCUBRÍ LOS CONTENIDOS EXTRA CON REALIDAD AUMENTADA

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[Por Gabriela Malvasio][Fotos Gabriel Adda]

Virginia Brause encara con cintura los desafíos que implica una profesión cada vez más exigente sin descuidar la familia

AbogAdA de

cercAníA

ENTREVISTA

Virginia Brause

Descubrí los conteniDos extra con realiDaD aumentaDa

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corría el año de 1980. La niña miraba la

televisión, cuando uno de sus familia-

res le pidió que fuera al living: había

un visitante importante. A la pequeña

de 8 años no le gustó la idea; quería

seguir viendo los dibujitos. El familiar

le mostró un casete y le dijo que quien

cantaba esas canciones estaba en la

sala. No muy convencida fue al salón para ver cómo un señor de

barba y campera verde militar tomaba una guitarra y empezaba

a cantar. “It’s not time to make a change (…) Look at me, i am

old but i’m happy”.

La niña era Virginia Brause, y el visitante era Cat Stevens, quien

fuera cliente de su abuelo.

Más de 30 años después, la socia de Jiménez de Aréchaga, Viana

& Brause (JAVB) me cuenta esta anécdota en una elegante sala

del edificio que el estudio jurídico tiene en la Ciudad Vieja. Lo

pone como ejemplo de lo que vivía como natural una nieta del

reconocido Eduardo Jiménez de Arechaga, de dilatada trayectoria

como profesor, abogado y juez, y que llegó a presidir la Corte

Internacional de La Haya.

Es ejemplo de esa cercanía natural que se tenía con los clientes,

y que para Virginia Brause es hoy uno de los grandes desafíos

en esta era de las telecomunicaciones.

Siempre supo que quería ser abogada. No lo dudó un instante.

En sus primeros años de Facultad de Derecho, acompañaba a su

abuelo en sus viajes a la Corte de La Haya. Aunque él le insistía en

que fuera a ver algún museo, a ella le fascinaba seguir los casos.

Empezó a trabajar en 1993, siendo todavía estudiante, en el

estudio fundado por su abuelo, y en el que también se destacaba

su padre, Alberto Brause. En el 2001 se realizó la fusión con el

estudio Viana.

¿Cómo ha cambiado la profesión desde ese entonces? Para Virginia

hoy la inmediatez juega un papel relevante. Pero a las consultas no

solo hay que responderlas de manera ágil sino también creativa.

Sin duda, la abogacía es hoy más exigente. Ella asegura que no

puede salir de su casa sin haber leído los diarios locales y regio-

nales. “Es más desafiante, lo que lo vuelve más divertido. A veces

uno idealiza el tiempo pasado, pero hoy es más estimulante y hay

que estar más en contacto con el cliente y a su disposición, para

que la respuesta y el servicio sean lo que el cliente precisa”. Agrega

que hoy la abogacía es preventiva, y hay que tener la capacidad de

entender el negocio: “Cada vez más el desafío es estar cerca del

cliente, y anticiparse a sus necesidades”.

LA necesAriA cinturADetrás de su hablar pausado y tranquilo, se adivina inmediata-

mente una mujer segura y firme, de grandes pasiones y convic-

ciones. Y también de una capacidad de organización envidiable.

Me asegura que no tiene un día que se parezca a otro. “Creo el

desafío más grande de una profesional hoy en día es tener cintu-

ra, estar lista para los cambios y los imprevistos. Es importante

ser organizado, y tratar de estar al día, es lo que va a permitir

que ante la necesidad de un cliente o un imprevisto, eso pueda

convertirse en la prioridad. La clave es delegar y tener confianza

en que el trabajo va a salir bien”.

El estudio, que cuenta hoy con 50 profesionales y es reconocido

por sus prácticas de vanguardia en materia de recursos humanos

–por ejemplo en el tratamiento de la maternidad de sus profesio-

nales mujeres–, está en una etapa de crecimiento. Y uno puede

perfectamente rememorar esas películas o series de abogados

despiadados, que se arrancan los ojos, y no tienen problema en

pasar por arriba de sus compañeros de bufete. Virginia ríe. Nada

más lejos de lo que pasa en JAVB. La competencia sí existe, pero,

asegura, es de puertas hacia fuera. El foco está puesto ahora en

organizar los recursos y planificar para que el crecimiento no

implique sacrificar la calidad del servicio.

Virginia Brause sabe que lo importante hoy en día son las alian-

zas que se puedan tejer en el exterior para aumentar el flujo

de clientes. Por eso me recuerda que hace dos años su estudio

forma parte de una red internacional de abogados que se llama

Global Law. Son más de 5.000 abogados de más de 80 países.

En marzo pasado tuvo la posibilidad de percibir de primera

mano la potencia de esta red, ya que la invitaron a exponer

en un encuentro en Panamá sobre las ventajas de Uruguay en

materia de negocios offshore. Lo que más les interesó a sus

colegas fue el hecho de que Uruguay fuera un país donde no

ha habido jamás cambio en las reglas de juego, en el que hay

certeza para los inversores, y que a lo largo de los últimos años,

independientemente del partido que gobernara, se han respetado

las reglas de juego. Les llamó la atención que Uruguay estuviera

tan bien ranqueado en aspectos como la calidad de vida y en los

bajos niveles de corrupción en el ámbito judicial.

“Me sentí orgullosa, porque muchas veces vemos lo malo de

Uruguay. Las buenas noticias no venden tanto. Aunque también

es cierto que hay señales de alerta, aspectos donde habría que

prestar atención en materia de modificación en la legislación,

que para los inversores que ya están instalados en Uruguay o

que estarían interesados en invertir podría hacerles ruido, como

el proyecto sobre zonas francas. Las ventajas que tiene Uruguay

debería seguir manteniendolas”, reflexionó.

eL deporte es como LA vidA Virginia es una enamorada del tenis, y tuvo la oportunidad de

estar en el estadio central de Wimbledon cuando los ingleses

recibieron a Andy Murray, quien tenía la posibilidad de romper

una maldición de décadas. Hacía 77 años que un británico no

ganaba en Wimbledon, y Murray aplastó al serbio Novak Djokovic.

“En julio pasado, estuve de viaje en Inglaterra con mi marido,

caminando por Londres no podía dejar de comparar: gente por

ENTREVISTA

“Hay que poner límites con cariño. es la manera de que los hijos tengan armas para aceptar las frustraciones”

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“La clave es delegar y tener confianza en que el trabajo va a salir bien”

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ENTREVISTA

las calles a cualquier hora de la noche, sacando tranquilamente

dinero de cajeros automáticos, conduciendo con las carteras en

el asiento del acompañante, viviendo en casas sin cercos”.

Ese viaje fue fruto de un premio. Sí, se había ganado ese viaje

en un torneo de tenis en el que se enfrentaron 80 parejas. Según

ella tuvo la suerte de ganar. Pero quienes juegan con ella saben

que esa suerte no existe, que es una excelente jugadora y que

lleva el tenis en el ADN. Aseguran que con la misma tranquilidad

y delicadeza con la que se relaciona con las personas, en cual-

quier momento te mete un revés y te deja parado en la cancha.

“¿Así que sos muy buena jugando al tenis?”, pregunto, pero es

prácticamente una afirmación. Mueve la cabeza y lo niega con

humildad: “Es que competí junto a un excelente jugador, creo

que ganamos gracias a él”.

Asegura que “el deporte es como la vida”, por lo que le encanta

que lo practiquen sus hijos –es madre de tres varones, de 15, 12

y 9 años, que son “una bendición”–. “Es espectacular para ellos.

Es un sistema donde hay límites, hay reglas a las que atenerse,

perdés, ganás y después vas a perder de vuelta. Es una clase

para la vida”, asegura.

Su familia es, junto a la abogacía, su gran pasión. Es más, es una

inversión, ya que sostiene que cuanto más uno le dedica mejores

resultados se verán el día de mañana.

“La familia te exige, al igual que en un negocio, tener una pla-

nificación estratégica de cuáles son las prioridades, porque si la

descuidamos y le dedicamos 100% a otras actividades el daño

que se puede hacer es irreversible. Es un desafío tratar de estar

presente y a veces parar y ver qué se está haciendo bien, qué se

puede mejorar”.

Virginia llega a su casa y, a pesar de que se saca el “sombrero”

de abogada, sabe que, al igual que en su trabajo, hay que tener

cintura y ser capaz de ponerse en los zapatos del otro. Y funda-

mental: a pesar de los pesares, y de las rebeldías, nunca bajar los

brazos. “Somos los ídolos para nuestros hijos. Hay que tratar de

entender la necesidad de los chicos, y sobre todo tratar de poner

límites con cariño. Es la manera de que ellos tengan armas el día

de mañana para aceptar las frustraciones”, señala.

Le digo que el de los límites parece ser el tema del momento y

me responde que le encanta esta temática. Le gusta mucho la

psicóloga chilena Pilar Sordo. Ha ido a ver alguna de sus charlas:

“Te hace reír cuando te sentís identificada. Como en todo, hay

que tener mucha autocrítica, pero también mucha seguridad,

firmeza, y no tener miedo a una pataleta”.

Tras finalizar la charla, salgo del edificio del estudio y me quedo

unos minutos en la pequeña plaza que oficia de jardín del edificio

de JAVB. Pienso en la frialdad con la que generalmente se asocia

a los estudios de abogados y la calidez que encontré en esta mujer.

Una calidez que transmite en su lugar de trabajo, en la dedicación

a su familia y hasta en una simple entrevista.

AyudAndo A ronALdmcdonALd

Desde la oficina de Virginia Brause en el cuarto piso del edificio ubicado en Zabala y Cerrito, es interesante detener la mirada por un momento en los detalles del edificio de enfrente, la sede del Banco República y respirar ese encanto de la Ciudad Vieja.Muchos clientes extranjeros reparan en el detalle de que el edificio de JAVB está muy cerca de las variadas opciones gastro-nómicas del Mercado del Puerto. Virginia les recomienda ir y además pasear por la peatonal Sarandí. Para la socia de JAVB la Ciudad Vieja es estratégica, y la ubicación de la sede del estudio hace también a la cercanía, no solo con los tribunales, sino con sus clientes.

En estos últimos tiempos, Virginia Brause tiene otro motivo de gratificación. Se trata del vínculo con la Asociación Casa Ronald McDonald de Uruguay, y de su apoyo a la construcción de una casa para brindar alo-jamiento para los padres de los chicos que están internados en el CTI pediátrico del Pereira Rossell. “Los chicos se curan más rápido cuando están con sus padres. La idea es que acompañen a sus hijos y pue-dan aprender con algún curso rápido que les permita mejorar la vuelta a casa y su realidad”, explica. La casa estará terminada para el McDía feliz del 15 de noviembre.