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1 Literatura 1 Secundaria
LITERATURA LECTURAS
1 SECUNDARIA 1ER. BIMESTRE
NDICE
Literatura 1 Sec I Bim
Captulo Pgina
I. Prometeo . 02 La caja de Pandora . 03
II. Narciso y Eco . 04 Lectura . 06
III. Hermes y el ganado de Apolo . 07 Melampo . 09
IV. Perseo y Andrmeda . 10 Perseo en el reino de Atlas . 13
V. Teseo y el Minotauro . 14 Los padres de Teseo . 16
VI. Los Argonautas . 17 Lectura . 20
VII. Dioniso, el dios del vino . 21 Dioniso . 22
VIII. Flora y Cfiro . 23
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2 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO I
Lectura: PROMETEO
El mito de Prometeo es la sntesis de la lucha hombre-divinidad. Representa una humanidad activa,
industriosa, inteligente y ambiciosa, que trata de igualarse a las potencias divinas. La siguiente es su historia:
Prometeo no es un dios olmpico: es un titn (hijo de Japeto y de la ninfa Climene). Su padre perteneca al
grupo de divinidades que haba sido desplazado para dar paso a una nueva generacin de Dioses encabezada
por Zeus y sus hermanos.
Prometeo ama y protege a la raza humana, de la que es artfice y creador. Y es, sin duda, ms amigo de
los hombres que de los Dioses. Pero estos hombres vagan como sonmbulos por el planeta; a tientas y sin
saber sacar partido de toda la riqueza que se les ofrece. Prometeo decide dar una conciencia a la bella y
trgica especie que creara. Pacientemente, comienza su trabajo de maestro.
Les ensea el funcionamiento de toda la naturaleza, los instruye en la cura de muchas enfermedades
fatales, les dice cmo interpretar los sueos. Y, para que puedan comprender sus destinos, el gran sabio, los
prepara para descifrar los orculos. Por ltimo, Prometeo les abre la Tierra y les ensea el medio preciso
para extraer metales. Ahora, los hombres tienen una conciencia, cinco sentidos, una voluntad y una fuerza
poderosa.
Pero los hombres temen a los dioses y les rinden sacrificios. Prometeo advierte que a su ser ms preciado
solo se le reserva las peores presas de los animales sacrificados en los templos, en tanto que a Zeus se le
ofrecen los trozos ms delicados y sabrosos. El rebelde idea un plan osado para burlarse del privilegiado dios
del Olimpo. Conduce un buey hasta el altar, lo sacrifica y separa las carnes y los huesos; mete las primeras
en un saco y los segundos en otro. Invoca a Zeus y lo invita a elegir el saco de su preferencia. El soberano
del Olimpo elige los huesos que haban sido envueltos en grasa perfectamente blanca y limpia, y al verse
burlado por el protector de los hombres, en el colmo de la ira, decide vengarse en estos no dndoles el don
del fuego que tanto podra servirles. Los hombres estaban obligados a comer los alimentos crudos y fros. No
podan dar forma a los metales que, conducidos por Prometeo, haban descubierto en el seno de la Tierra.
Tampoco podan fabricar vasos donde guardar el agua. Ni calentarse cuando la nieve cubra la faz de la
Tierra.
Prometeo se siente afligido, se considera culpable por haber provocado la clera a Zeus. Pero a la vez
descarga su rencor contra este, por haber castigado a los hombres por una burla insignificante.
Pero, Prometeo sabe que en el reino de los dioses hay una gruta sagrada, en ella arde un fuego perenne,
origen de todos los fuegos. Es la fragua de Hefestos, el dios del fuego. El Titn quiebra de un rbol, una
larga rama seca, va rpidamente hacia el cielo y la enciende. Con la llama encendida, alegra de los mortales,
vuelve a Tierra. Ahora, los hombres conocen el secreto del precioso elemento. Poco los diferencia de los
dioses.
Envidioso una vez ms de la suerte de los hombres, Zeus cae con toda su furia sobre Prometeo y lo
encadena primero a una columna y despus al monte Cucaso. La orden es cumplida por Hefestos. Despus,
enva un guila hambrienta a devorarle el hgado, que se reconstituye siempre.
Durante el da, el guila le arrancaba el hgado, haciendo que el creador de los hombres se retorciera entre
terribles dolores. Y por la noche el rgano se regeneraba para que la agona continuase la maana siguiente.
Fueron treinta aos de dolor. Pero Prometeo no pidi perdn, ni reneg de sus actos. El sufrimiento de
este despertaba compasin, pero nadie se atreva a aliviarlo. Un da, Hrcules, el hijo de Zeus, acierta a pasar
por all, flecha al guila y suelta los grilletes de Prometeo.
Zeus, orgulloso de su hijo, no protesta y se limita a sonrer complacido. Sin embargo, obliga Prometeo a
llevar siempre consigo una sortija hecha con el hierro de la cadena que le haba atenazado, en la que estaba
engarzada, un pedazo de roca de la que haba sido prisionero tanto tiempo.
Y as, durante mucho tiempo, el mito de Prometeo sera recordado por la humanidad, pues por amor a
esta, haba osado temerariamente desafiar la ira de los terribles dioses.
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3 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: La caja de Pandora
Zeus inventa la forma ms rpida de destruir el paraso de los hombres: la mujer. Llama a Hefesto, el
habilidoso dios artesano, y le pide que confeccione una imagen de bronce.
Deber parecerse al hombre, pero, en alguna cosa deber diferenciarse, de forma tal que lo encante y
conmueva, atrasndole el trabajo y trastornando su alma.
Y cada dios ofrece alguna cosa a esa criatura, que nace para desconcertar la vida de los mortales.
Atenea, que ya no se considera amiga de Prometeo, pues este ha desafiado a sus compaeros divinos,
entrega a la mujer, recin creada, un hermoso vestido bordado que cubre sus armoniosas formas.
Despus, coloca un velo sobre el rostro sereno y adorna la delicada cabeza con una guirnalda de flores de
colores.
Cuando la virgen est enteramente vestida, Venus (Afrodita) le ofrece la belleza infinita y los encantos
que sern fatales a los indefensos hombres.
Mercurio (Hermes) le confiere el don de la lengua. Apolo le regala una suavsima voz.
Y as, la bella Pandora ("todos los dones") est lista para cumplir su misin.
Los astros iluminan la hermosa figura que se prepara a descender a la Tierra.
Pero, antes de enviarla a los hombres, Zeus le entrega una caja cubierta con una tapa. En ella estn todos
los males y miserias destinados a asolar a los mortales: reumatismo, gota, dolores para debilitar el cuerpo
humano. Y envidia, despecho, venganza, para desesperarles el alma, antes pura y solidaria.
Cuando Pandora llega a este mundo, encuentra a Epimeteo ("el que reflexiona tarde"). En cuanto la ve,
este se encanta con ella y, conmovido, recibe de sus finas manos la peligrosa caja que ella le ofrece.
Es un presente de Zeus, declara Pandora. Epimeteo no sospecha ni por un instante que todo el sufrimiento
humano emerger de all. Todava desorientado por el deslumbramiento que le ha producido la bella figura,
olvida el juramento hecho a su hermano, Prometeo, de jams aceptar presente alguno de Zeus.
Agradecido, abre la tapa de la caja fatal. Inmediatamente, saltan de adentro todas las desgracias del
mundo.
Sin embargo, en el fondo del recipiente maldito permanece un tesoro. Un sentimiento precioso, que
podra arruinar toda la venganza de los dioses y destruir definitivamente cualquier plaga: la esperanza.
Zeus no quiere que los hombres esperen ms nada. A un gesto del dios, Pandora cierra la tapa, dejando la
esperanza en el fondo de la caja, escondida para siempre.
Y el hombre pierde su paraso.
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4 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO II:
Lectura: NARCISO Y ECO
Grecia es, en gran parte, un pas montaoso con pocos prados y campos frtiles. En primavera, cuando todo
se cubre de vegetacin, el hombre percibe el contraste entre esa explosin de belleza y la muerte del verdor
durante el invierno.
Es probable que esta sea la razn por la que hay tantas leyendas relacionadas con la primavera. Cada flor
era mirada como una creacin de los Dioses. Cada flor tena una historia. Esta, es la de Narciso.
Narciso fue el hijo de la ocenida Lirope y del dios del ro, Cfiso. Pese a ser un embarazo intranquilo,
penoso y agobiante, el rostro de Lirope se ilumin al ver que su nio era bello y gracioso y, por cierto que al
crecer, estaba segura sera amado por los dioses y las diosas, las ninfas y las mujeres mortales.
Una de las ninfas que cay rendida ante la belleza de Narciso fue Eco. Ella era hija de la Tierra y el Aire
y perteneca al squito de la diosa Hera. Cuntase que Zeus logr la complicidad de esta ninfa para
entretener con relatos y cuentos a su celosa esposa, mientras que el padre de todos los dioses se dedicaba a
sus amores prohibidos. Eco entretena a Hera contndole infinidad de historias de ninfas y mortales con
bellas y amenas palabras.
Un da, la diosa desconfi de que algo esconda la amable parlanchina. Al descubrir el ardid del que se
vala su esposo, gracias a Eco, maldijo a esta de la siguiente manera: "Esa lengua que fue para m
engaadora no tendr ms que un dbil poder y t hars de la palabra solo un uso limitado, pues solo
repetirn las frases pronunciadas por otros".
Despavorida por tan terrible castigo, Eco todava trat de decir algo, para cerciorarse de que la
maldicin de Hera no era realidad. Pero su garganta no emiti ningn sonido ante la diosa silenciosa. Y la
joven, sbitamente enmudecida, abandon el Olimpo y volvi a los bosques llorando su pena, con la
tremenda fortuna de no poder dirigir la palabra al apuesto Narciso, de quien estaba enamorada.
Muda y solitaria, Eco vaga por los campos, hasta que Narciso aparece y la arranca de sus pensamientos. Eco
mira el rostro de Narciso, observa rasgo por rasgo. Y Narciso la ve, pero huye; no quiere el amor de nadie ni
tener que amar a nadie.
Eco lo persigue. Muchas veces consigue acercarse al amado, pero le faltan las palabras para expresar su
afecto. Un da, Narciso se distancia de sus compaeros de cacera y, tratando de encontrarlos, grita: - Hay
alguien aqu?
Entre los arbustos, la pregunta se desdobla. Es la respuesta de Eco, tratando intilmente de decirle que
haba alguien all, y ese alguien era ella, llena de amor hacia l y capaz de hacerlo feliz.
El joven busca entre los arbustos, los rboles y las flores. Corre de un lado a otro desesperado: - Por qu
huyes de m?-. Y en el bosque, Eco responde : - Por qu huyes de m?
Desconcertado, Narciso grita: -Reunmonos! -Eco sale de su escondite repitiendo la invitacin y quiere
abrazarlo. Narciso se desprende de las afligidas manos, se yergue de un salto y se zambulle en la oscuridad
de las matas.
Avergonzada y desesperada, la ninfa se esconde en la vegetacin y cubre el rostro con las hojas para que
no se vean sus lgrimas. El dolor y el sufrimiento se ensaan en su cuerpo. Eco adelgaza cada vez ms. Se
arruga. Est triste.
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5 Literatura 1 Secundaria
Sus huesos toman la apariencia de las piedras y se transforma en una cueva. Solamente la voz de los
dems, reflejada en su invisible garganta, resuena en el aire.
Nmesis, la diosa de la venganza celeste, fue testigo de los hechos, y llena de clera e indignacin contra
Narciso exclam: - Qu l tambin ame un da y que jams pueda poseer el objeto de su amor! Qu se
enamore de la primera imagen o persona humana en quien pose sus ojos!
Cierto da, mientras Narciso calmaba su sed en una laguna de agua clara, el joven descubri su propia
imagen reflejada en el agua y qued fascinado.
Doblado junto a la fuente, sin poder apartarse de la sombra de s mismo, el hijo de Lirope deja de comer,
se olvida de saciar su propia sed y no puede descansar ms. Poco a poco desfallece hasta quedar inmvil,
hasta caer sin vida sobre la hierba: - Adis, mi vano amor!-. Son sus ltimas palabras.
En el lugar de su muerte, nace una aromtica flor amarilla y blanca, que renacer todos los aos en
primavera. Zeus transform a Narciso en la flor que lleva su nombre.
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6 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Lectura Todas las maanas la princesa Driope acompaaba a los pastores de su padre a los campos donde, junto
con ellos apacentaba a los rebaos de cabras. En esa diaria convivencia con los rudos trabajadores y los
mansos animales resida el mayor placer de la joven.
Un da, recin llegado del Olimpo, se reuni a los pastores el dios Mercurio (Hermes), que, por orden de
su padre Jpiter (Zeus), haba descendido a la tierra para ayudar a los hombres en los trabajos del campo.
vido de belleza y de aventuras, el dios no tard en notar a la bella Driope. Y comenz a cortejarla con
la impaciencia que siempre demostraba en asuntos de amor.
La moza resisti por algn tiempo el asedio de su admirador divino. Pero al fin cedi ante los insistentes
requerimientos de Mercurio.
Pasaron los meses. El dios volvi al palacio de los inmortales, y la princesa abandonada dio a luz el fruto
de la fugaz aventura: una criatura muy fea. El rostro pareca humano, pero la cabeza ostentaba cuernos. En
lugar de piernas tena patas iguales a las de las cabras, que estaban enteramente cubiertas de largos pelos
oscuros.
Asustada por el pavoroso aspecto del nio, Driope lo rechaz y huy.
Mercurio, que a veces vagaba por esa regin, encontr al pequeo abandonado, y compadecido de su
triste suerte, resolvi llevarlo consigo al Olimpo.
Todos los dioses se encariaron con aquel niito peludo, casi persona, casi animal, que haca graciosos
mohnes, saba cantar alegres melodas y hasta enseaba algunos pasos de danzas curiosas y saltarinas.
En esa divina compaa, el muchachito creci y desarroll sus habilidades de msico, bailarn y narrador
de historias.
Muchas veces descenda a la tierra y viajaba con Baco, el dios del vino, o pasaba das y das con las
Ninfas del bosque, ya entretenindolas con sus interesantes relatos, ya persiguindolas y requirindolas de
amores.
Una de esas Ninfas era Eco, quien al principio, hua del dios como sus compaeras. Pero un da sinti que
sus sentimientos correspondan a los de Pan. As tuvo una prolongada aventura con l, de la que naci un
nio: I inge.
Pero Eco fue feliz hasta que encontr a Narciso. Entonces abandon al dios para seguir al joven destinado
a no amarse ms que a s mismo.
Pan qued solo y amargado. Para vengarse persigui a la ninfa con rencor, aadiendo otros dolores a
los grandes sufrimientos de la pobre Eco. Pero nunca pudo olvidarla del todo.
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7 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO III
Lectura: HERMES Y EL GANADO DE APOLO
La noche cae sin prisa y pone silencio en la Arcadia. Maia, la ninfa de hermosos cabellos, la mayor de las
siete Plyades, y cuyo nombre puede significar, en griego, tanto partera como parturienta, se extiende en el
lecho; y pacientemente, espera el feliz instante de estrechar entre sus brazos al hijo que est por nacer.
Llegan los primeros dolores, con las primeras lgrimas y sensaciones extraas. Pasan momentos que parecen
eternidades. Y sbitamente, Maia da a luz el fruto de sus amores con Zeus.
El rostro de Maia se suaviz en una sonrisa silenciosa y sabia. Sin hacer ruido, rodea con sus brazos al
pequeo retoo y da gracias a los dioses. Hermes no llora. Lanza solamente algunos suspiros, cuando la
madre lo envuelve en tiras de tela. En seguida lo deposita en su cuna improvisada y el pequeo se calla y
duerme. Ella, tambin.
Apenas su madre se adormece, Hermes abre los ojos. No es ya un frgil beb el que despierta, sino un ser
dotado de extraordinaria precocidad. Permanece acostado algunos momentos todava, hasta asegurarse de
que Maia est sumida en un profundo sueo. Se levanta silenciosamente y se dirige a la puerta. Mira el cielo
estrellado y no puede contener una sonrisa maliciosa: su mente ha elaborado un plan, pero, quin puede
saber lo que se trae entre manos? y desaparece en medio de la oscuridad.
Su destino es Tesalia. En la ciudad de Feras, Apolo, su hermano, es el encargado de guardar los rebaos
del rey Admeto. Corriendo por los caminos polvorientos, superando gilmente todas las dificultades, sigue
su camino sin detenerse ante pretexto alguno. Y llega, finalmente, a donde descansa el ganado real. Observa.
Apolo no est, descuidando sus funciones, paseaba a lo lejos acompaado de una ninfa. Con pasos cortos
y precisos, Hemes se aproxima al ganado y separa cincuenta cabezas. Sonre, y emprende el viaje de vuelta
con el producto de su hurto.
Lejos de all, Maia dorma plcidamente. Malicioso y travieso, Hermes caminaba satisfecho de su
artimaa. Las vacas -ningn mugido, ningn ruido delator- seguan, como si estuvieran encantadas, al beb
que, sonriente, las conduca. Pero el nio sabe que pronto lo descubrirn, a no ser que tome precauciones.
Debe borrar todas las huellas de los animales robados. Se le ocurren tres ideas: hacer que las vacas
caminaran de espaldas, atarles ramas en las colas y calzarles las patas. Luego haba que borrar sus propias
huellas. Se confeccion en el acto unas enormes sandalias hechas con ramas de mirto y tamarindo. Y
continu su camino.
Para evitar ser ubicado guard a los animales en una caverna agrupndolos en doce grupos de cuatro
vacas cada uno y las dos restantes las sacrific a los dioses. Escondi a los animales en distintos lugares y
regres a la ciudad de Cilene.
Llegando a la puerta de su casa, vio una tortuga. Se qued encantado con el animalito. "De dnde has
salido t?" Pregunt. Observ su forma, los colores de su caparazn y la armona de sus extremidades. La
meti en su casa. Con un rpido corte le quit el caparazn, en que prendi horizontalmente trozos de caa
de diferentes tamaos que amarr con las tripas de los dos animales sacrificados. Acababa de inventar un
nuevo instrumento musical: La lira. Tranquilamente se dirigi a su cuna y se acost de la misma manera en
que lo haba dejado su madre y, enseguida, fingi dormir.
Cuando Apolo regresa por la maana, va a inspeccionar el ganado del rey Admeto. Grande sera su
sorpresa al comprobar que le faltaban cincuenta cabezas. Lleno de pesar y sintindose culpable, sale a
buscar las reses que faltan. Como Apolo tiene tambin dones profticos y adivinatorios, rpidamente
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8 Literatura 1 Secundaria
descubre quin es el culpable y se dirige a Cilene. Maia no puede creer lo que Apolo le dice y juntos van en
busca de Hermes. Lo encuentran en su cama, y al interrogarlo, la expresin de sorpresa y dignidad heridas
son admirables.
"Hijo de Leto -respondi el nio- cmo se te ocurre venir aqu a buscar las vacas de tu rebao?, yo
nunca las vi, ni s de ellas. Recin me entero por tu boca. Cmo podra yo, un recin nacido, haber robado
cincuenta cabezas de ganado? Mis pies son dbiles y la tierra es dura. Lo nico que quiero es dormir y estar
con mi mam, que me bae en agua tibia que me acueste y me arrope".
Apolo, no poda creer lo que escuchaba, se oa tan sincero, que se retir avergonzado y fue a ver a
Zeus para pedirle consejo. Le cont todo, aunque Zeus ya lo saba de antemano, y no pudo menos que rer
por la picarda del pequeo Hermes. Por eso, le mand devolver inmediatamente el ganado. Cuando Zeus se
retir, Hermes sigui alegando inocencia frente a Apolo y en el colmo de su astucia, le rob, ante sus
narices, la aljaba en donde guardaba sus flechas, mientras continuaba con sus protestas de inocencia. El dios
de la luz, entonces, re de la ocurrencia y le dice: "Astuto malhechor, bravo! ya se cul es tu maa. S, sers
el dios de los ladrones y comerciantes, de todos aquellos que transitan por los caminos y usan su ingenio y
sigilo para lograr su cometido". Hermes sonre, guia los ojos, toma su lira y empieza a taerla. Apolo queda
encantado con el instrumento y se le ocurre una idea: cambirsela por el ganado robado. Hermes reflexiona y
no le parece suficiente. Apolo le ofrece entonces el caduceo, la preciada varita mgica que guarda desde
nio. Hermes acepta en el acto. Y as ambos se reconcilian para siempre. De all en adelante Hermes y
Apolo forman un par de hermanos ntimamente unidos y protegidos por Zeus.
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9 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Melampo
Pareca que los pies de Melampo no le pertenecan. Cuando pequeo, su madre lo haba protegido a la
sombra de un rbol pero le haba dejado los pies expuestos al sol. Y tanto ardieron bajo el calor que se
pusieron negros. De ah su nombre (negro pie, en griego).
Pero no eran sus pies oscuros los que daban celebridad a Melampo, sino el don de la adivinacin. Cierta
vez haba encontrado una serpiente muerta y l, piadosamente, la sepult. Para agradecrselo, las cras del
reptil le purificaron los odos con su saliva, y as el joven pudo comprender el lenguaje de los animales y,
por medio de ste, develar los misterios pasados, presentes y futuros.
Con su oficio de adivino, Melampo vivi feliz hasta el da en que, por amor a su hermano Bas, decidi
cometer un crimen: robar el rebao del rey Flaco, condicin impuesta a los pretendientes de Pero, la joven
que Bas deseaba desposar.
Un ao vivi Melampo entre rejas, pagando por su robo. Haca ya largo tiempo que estaba en cautiverio
cuando el adivino oy, en su celda, a dos hormigas que hablaban. La noche era oscura, sin luna y sin
estrellas; las pequeas voces se oan claramente en la oscuridad. Estaban acarreando comida y, al trasponer
la viga maestra, una le dijo a la otra que convena terminar el trabajo porque el madero estaba corrodo. Al
da siguiente, segn afirmaba la hormiga en su conversacin, la construccin caera estruendosamente.
Melampo oy esas palabras y tuvo miedo. Llam a Flaco y le inform lo que estaba por ocurrir. El rey
sonri, incrdulo, pero orden que lo trasladaran a otra parte. En cuanto el adivino sali de su encierro la
crcel se desmoron.
Flaco qued sorprendido por el don adivinatorio de su prisionero. Y, movido por la simpata, le prometi
no solamente la libertad, sino tambin el rebao que l haba tratado de robar, si antes le conceda un favor:
curar la impotencia de su hijo Ificlo.
El adivino descubri que cuando nio Ificlo haba visto a su padre castrar a un chivo. Cuando el rey se
diriga a un rbol para enterrar momentneamente all el cuchillo, el nio se asust pensando que su padre se
encaminaba hacia l.
El arma continuaba en el mismo lugar, olvidada de todos. Slo Ificlo saba de ella y su presencia le
recordaba la escena sangrienta.
No sera difcil curarlo: bastaba retirar el cuchillo del rbol y limpiarlo. La herrumbre y la sangre del
chivo que all quedaran deban ser mezclados con agua y ofrecidos al joven. Todo fue hecho segn las
instrucciones, y poco despus Ificlo engendr un hijo.
Melampo recibi el rebao y se llev consigo la admiracin de todos. Bas ya poda casarse con su
amada Pero.
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10 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO IV
Lectura: PERSEO Y ANDRMEDA
Dnae, la bella princesa de Argos, est presa. Y en su amplia crcel de bronce no le queda sino el llanto y
el lamentarse durante maanas, tardes y noches hechas de soledad, amargura y desesperacin.
El causante de su sufrimiento es Acrisio, su padre. Preocupado por el problema de su sucesin, viaj de
Argos a Delfos para preguntar al orculo si un varn heredara sus dominios. Pero la respuesta lo dej
preocupado y triste: adems de no tener hijos, Acrisio deba morir a manos de su nieto.
El soberano, temeroso, decidi impedir que Dnae se casara y la encerr en la parte ms alta de una torre
que mand a construir. La princesa, solo puede llorar y lamentarse de su destino. Pero su dolor es visto por
Zeus, dios de todos los dioses, quien queda conmovido y a la vez enamorado de la bella Dnae.
Inspirndose en sus lgrimas decidi transformarse en algo que pudiera atravesar los barrotes de su
prisin, y se convirti en lluvia de oro, y as, pudo estar junto a su amada.
Algunos meses despus, en esta misma celda, naci Perseo. Acrisio se enfureci, no poda creer que
despus de todos las medidas de seguridad Dnae hubiese engendrado el nieto tan temido. Por no haber
vigilado bien a la princesa, mand estrangular a su ama. En furia creciente, no quiso or splicas ni
explicaciones. Fuera de s, hizo colocar a la joven madre y a su hijo en un arcn de madera. Y los arroj al
mar. Moriran de hambre y sed o, a merced de las olas, se estrellaran contra los peascos.
Pero el destino no lo quiso as. Fueron salvados por un pescador, Dictis, que los acogi, les procur
alimento y cobijo y los llev a la choza donde viva con su mujer. Dnae, agradecida, tom sobre s los
trabajos de limpieza y cocina; en cambio, reciba comida y ropa; adems, la posibilidad de educar a su hijo.
Perseo, su pequeo, tendra un hogar.
Mucho tiempo despus, Policdetes, hermano de Dictis y rey de Srifos, al pasar por la cabaa del
pescador y al ver la dulce belleza de Dnae, se enamor de ella y quiso tomarla por esposa. Solo temi que
Perseo, al incorporarse a la familia real, acabase codiciando el trono de la isla. Policdetes termin casndose
con Dnae y llev a Perseo a la corte, pero su mente segua tramando la forma de deshacerse de l. Y
encontr la solucin adecuada: organiz una expedicin. En ella, cada participante deba traerle "lo mejor
que encontrara". Era la clave del xito. Polidectes saba que el mismo Perseo se ofrecera como voluntario.
Y sucedi como lo pensaba. Perseo se adelant a todos los sbditos y prometi ingenuamente traer lo que
el rey pidiera. Y agreg: "aunque fuese la misma cabeza de la Gorgona". Policdetes, contento con su
artimaa, pidi la cabeza de la Medusa, la ms temida de las Gorgonas. Esta criatura era un ser mortfero del
cual nadie se haba salvado. De esta forma, el rey se librara de Perseo, sin necesidad de ensuciarse las
manos ni comprometer su nombre.
Antes de partir, Perseo invoc la proteccin de Atenea y Hermes, quienes le daran la fortaleza necesaria
y lo guiaran en su camino. Gracias a ellos, pudo dar con la direccin acertada. Y lleg a una regin sombra, nubosa, donde los rayos del sol nunca penetran. All vivan las tres Greas, terribles criaturas, que tenan el
cabello como de ancianas. Entre todas solo tenan un diente y un ojo, que usaban alternadamente.
Perseo, aprovechando el momento en que las hermanas cambiaban entre s diente y ojo, se apoder de
ellos. Ciegas e indefensas, no pudieron atacarlo y se limitaban a llorar y gritar desconsoladamente.
No pudieron tampoco negar al enemigo las informaciones que exiga, ya que, de no hacerlo no les hubiese
restituido el diente y ojo nicos.
Las greas soltaron el secreto. Perseo solo podra encontrar a la medusa siguiendo el largo camino a travs
del ancho ro Oceno, del que nadie haba regresado. Y solo podra derrotarla si le peda a Hermes su casco
mgico que haca invisible al que se lo colocaba. El hroe invoc al dios que en el acto le proporcion no
solo el casco invisible, sino tambin: una hoz, un par de sandalias aladas y un morral. Para completar su
atuendo, Atenea le dio un escudo. Con estas provisiones, el hijo de Dnae se puso en camino, cruz el gran
ro ocano y del otro lado, cerca de los lmites de la noche, encontr a Medusa, junto a sus hermanas, las
otras dos Gorgonas.
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11 Literatura 1 Secundaria
Estas criaturas eran horripilantes. En un pasado distante haban sido jvenes y hermosas, cortejadas por
muchos pretendientes. Sin embargo, Medusa, Esteno y Euriale -esos eran sus nombres- cometieron el
terrible error que ninguna diosa perdonara.
"-Todos los hombres nos aman! -dijeron- somos ms bellas que las diosas del Olimpo". Ante tamaa
muestra de vanidad, las divinidades decidieron castigarlas transformando sus cabellos en serpientes. Les
deformaron la boca y, en lugar de dientes, les pusieron colmillos de jabal. Por ltimo, les sustituyeron los
brazos y piernas por garras de bronce y pese a todo, las dotaron de un terrible poder: petrificar a quien las
contemplara. Solo verlas a travs de un espejo hara invulnerable a quien las mirase.
A pesar de las armas y de la valenta, Perseo caminaba con el alma pesada de angustia y preocupacin.
Slo quera que todo terminara y salir con vida de esta tarea y por supuesto, con la cabeza de Medusa.
Como saba que no poda mirarla a los ojos, caminaba con mucha precaucin, usando el escudo que
Atenea le entregara, tan brillante que le serva como espejo y con el cual observ a la monstruosa criatura
que dorma profundamente. Silencioso, se puso a andar en direccin a ella, pero de espaldas. Perseo levant
la hoz que Hermes le ofreciera, el cuello de la enemiga se reflejan el escudo. De un nico golpe, poderoso,
certero, Perseo corta la cabeza de Medusa. Las serpientes se estremecen. Del cuerpo mutilado brota la sangre
y de ella nace una hermosa criatura: Pegaso, el caballo con alas.
Rpidamente, el hroe encierra la cabeza de su vctima en el morral y escapa de las otras dos gorgonas
que ya se haban lanzado sobre el asesino; pero el hroe ya se haba puesto el casco que lo hace invisible y
los monstruos no pudieron verlo. Lo ms difcil ya haba pasado, Perseo vuelve a casa.
Cansado y hambriento, prosigue su camino y pasa por Etiopa, el reino de Cefeo. A la orilla del mar, el
hijo de Zeus, descansa mansamente. El reposo no fue prolongado, y Perseo contina caminando, ms rpido
esta vez, tena necesidad de comer, beber y dormir, deseaba que Cefeo lo recibiese y le proporcionara cobijo.
De repente, a pocos metros de distancia, avista a una bella joven. Estaba encadenada a una roca de la
costa y las olas del mar golpeaban sus pies. Perseo no comprende lo que sucede, as que se aproxima a ella
venciendo el obstculo de las olas y de las piedras. Entre sollozos, con voz angustiada, ella le cuenta su triste
historia. "Yo soy Andrmeda, mi madre es la reina Casiopea, una mujer de extraordinaria belleza, pero que
cometi el error de compararse con las mismas nereidas, ninfas del mar. El terrible Poseidn, molesto con
la ofensa mand un monstruo marino, a devastar las costas de Etiopa por mucho tiempo, mi pueblo estuvo
asolado por la destruccin de casas y sembros; los barcos naufragaban y las vidas humanas eran
exterminadas. Cuando se consult al orculo, este dijo que solo calmara a Poseidn el sacrificio de la hija
del Rey. Y es por eso que estoy aqu; pues solo as, mi pueblo se salvar!".
Al ver a la princesa encadenada, triste y resignada a su sacrificio, Perseo no pudo permanecer indiferente.
El relato que acababa de or lo emocion. La hermosura de la joven le conmovi el corazn. Hubiera
parecido una estatua, de no ser por las silenciosas lgrimas que caan de sus ojos.
Del mismo modo, el rey y todo el pueblo, no hacan sino lamentarse, pues todos amaban a la princesa,
pero nada podan hacer para salvarla. De repente, el mar se agita con mayor furor. Entre las olas, que se
elevan ms y ms, emerge primeramente la alarmante cola. Un gran dragn, horrendo y enorme. Sus
escamas puntiagudas relucen como lanzas. Sin vacilar, Perseo, con sus sandalias aladas, se eleva en el aire,
vuela rpidamente en direccin al monstruo y se arroja sobre l. Le clava la espada en el dorso. Pero apenas
consigue araarle, pues su piel es casi impenetrable. Irritado, el monstruo olvida a la presa fcil que yace
sobre la roca y se vuelve a su imprevisto enemigo. Perseo soporta la embestida del animal y est a punto de
caer. De pronto, recuerda la cabeza de Medusa. Desviando la mirada, saca el precioso trofeo y lo muestra al
adversario. En el mismo instante que la fiera iba a descargar su furia, ve la cabeza de la Gorgona y se
transforma en piedra, hundindose bajo las aguas.
Nuevamente, el sabor de la victoria. Perseo liber a Andrmeda, y con ella a todo su pueblo. El rey estaba
feliz y la vanidosa Casiopea aprendi la leccin. En el palacio del rey se celebra una gran fiesta por las bodas
de Perseo y Andrmeda.
Pero la felicidad de Perseo no era completa, pues le faltaba la presencia de Dnae, su madre cariosa. As,
acompaado de Andrmeda, el hroe tom el camino a Srifos. Pero al llegar a su casa, la encontr vaca y
tuvo un mal presentimiento. Indagando por su madre, le dijeron que haba huido de Policdetes, su cruel
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12 Literatura 1 Secundaria
esposo, quien lo crea muerto, y ahora este se regocijaba en su palacio celebrando grandes festines. Esa
misma noche, fue y lo sorprendi en plena celebracin. Al verlo, Policdetes intent reaccionar, pero no tuvo
tiempo. La simple visin de la cabeza de la Gorgona lo petrific, a l y a todos los que lo rodeaban. El
pueblo se sinti al fin liberado de tan cruel gobernante y proclam rey a Dictis, el hermano de Policdetes y
padre adoptivo de Perseo. Dnae al poco tiempo se reuni con su hijo.
Perseo era ahora un hombre feliz, as que decidi retornar a Argos e intentar reconciliarse con su
abuelo, Acrisio. Pero este huy antes de la llegada del hroe. Un da, mientras Perseo participaba en una
competencia de disco, la trayectoria del objeto fue desviada por un viento repentino y golpe la cabeza de
uno de los presentes en el concurso, matndolo. Era Acrisio, que se hallaba escondido y observaba de lejos.
La prediccin del orculo se cumpli y Perseo fue nombrado rey de Argos. As, finalmente, pudo vivir con
su madre y Andrmeda, una vida plena de felicidad.
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13 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Perseo en el reino de Atlas
Finalmente, al terminar el da, Perseo se detiene en la curva occidental del mundo en Hesperia, el reino de
Atlas. Quiere descansar un poco hasta la hora en que Lucifer despierte los fuegos de la Aurora y Aurora
despierte a los corceles del da.
Cargando la cabeza de Medusa, cansado de la lucha y del viaje, hambriento y sediento, Perseo anda en
busca de reposo y alimento. Necesita reparar sus fuerzas para llevar a trmino la misin que se propusiera.
Al hallar el palacio real a pocos metros, se llena de esperanza. Tal vez junto a Atlas, el soberano del lugar,
encuentre la hospitalidad que tanto necesita. Confiado, se encamina hacia el edificio.
Se presenta al monarca como hijo de Jpiter. Le pide alimento y posada.
Pero Atlas desconfa del extranjero. Tiempo atrs consult a un orculo, quien le predijo que un hijo de
Jpiter robara las manzanas de oro que el soberano cultivaba orgullosamente en el jardn.
Receloso, Atlas niega a Perseo la hospitalidad y decide expulsarlo de su reino.
Al orlo, el hroe siente el impulso de embestir contra l. Pero se contiene. Con los ojos mide la figura del
rey, de pies a cabeza. Es un hombre desmesuradamente alto y fuerte. Si intentase desafiarlo a combate sera
vencido fcilmente.
Entonces, humildemente, Perseo le ofrece un presente, a cambio de la comida. Atlas, envanecido, acepta
la oferta. Y mientras se aproxima para recibirla, Perseo, mirando hacia el lado opuesto, abre el morral donde
guarda la cabeza de Medusa. La falta de hospitalidad del soberano mereca el castigo.
Curioso de lo que el extranjero quera darle, el monarca mira al interior del morral y ve la cabeza del
monstruo. En un instante, "de arriba abajo, el enorme Atlas se metamorfose en montaa".
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14 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO V
Lectura: TESEO Y EL MINOTAURO
En Atenas se celebraron las olimpiadas y Androgeo, el hijo del rey Minos de Creta, haba salido victorioso
en todas las competencias. El celo y la envidia de los atenienses lleg a su lmite, el prncipe fue asesinado y,
con ello, la paz entre los pueblos fue rota.
Creta, poderosa nacin, asedi la ciudad de Atenas y logr obtener de esta la respuesta a sus condiciones.
Minos, el rey, pronunci: "Cada ao, durante nueve aos consecutivos, siete jvenes y siete doncellas
debern ir a Creta para ser arrojados al laberinto como alimento para el Minotauro". Este ser, era un
monstruo enorme, de fuerza descomunal, cuyo cuerpo de hombre terminaba en una cabeza de toro. Fue el
resultado de una pasin prohibida que el Dios Poseidn confiri a Pasifae, la esposa de Minos. Era, pues, un
ser aborrecido a los ojos del rey, pero necesario para su venganza. Haba sido colocado en un laberinto
diseado por el sabio arquitecto Ddalo, discpulo de Hermes. De este lugar, no se poda escapar una vez
adentro. Sus oscuros pasadizos hacan resonar con mayor amplitud los resoplidos
del Minotauro y las vctimas eran atrapadas antes por el miedo que por la furia del temible monstruo.
As entonces, cada ao eran enviados a Creta, los jvenes que pagaran el tributo, en medio del dolor de
sus familias y el pesar del rey Egeo. Teseo, su hijo, que haba llegado a vivir con l, luego de pasar una
temporada con su madre en Trezena, no pudo soportar la crueldad que mostraba el monarca Cretense y
pregunt airado: "Es este el trato que debemos pagar cada ao? Acaso no hay nadie que vaya decidido a
terminar con este tormento? Bueno, entonces ir yo".
Cuando Egeo oy la sentencia de su hijo, se sinti desfallecer. Ninguno de los jvenes arrojados al
laberinto se haba salvado de la muerte segura, y por esto, trat de disuadirlo. Pero Teseo estaba decidido,
partira dentro del grupo de jvenes como uno ms. El rey, viendo que no podra cambiar su actitud cay
sobre su trono, cansado, abatido, su ser ms querido parta, y de seguro, para no volver.
Pese a todo, hubo una luz de esperanza en este viaje y el rey Egeo le entreg a Teseo dos velas. "Si sales
bien librado -le dijo- pon las velas blancas en la nave para yo saber que regresas sano y salvo; pero, si
acaso no pudieses salir con vida, las velas negras indicarn el resultado. Y estar esperndote todos los
das viendo el mar desde lo alto del peasco. Que los dioses te protejan, hijo mo!"
Y Teseo parti, sus ojos seguan confiados, las miradas que desde tierra lo sostenan en su determinacin
de matar al monstruo de Creta y liberar a los atenienses de la siniestra ofrenda.
Teseo lleg a Creta, y fue llevado a la presencia del rey para verificar la comitiva que sera sacrificada.
Cuando se disponan a hacerlos ingresar, Teseo pidi hacerlo en primer lugar, para poder acabar con el
monstruo, y evitar la muerte de sus compaeros. La sentencia se llevara a cabo al anochecer. Antes de
entrar al laberinto, Teseo sinti la presencia de unos ojos que lo miraban tiernamente. Se volvi, y vio tras de
s a una hermosa joven que lo miraba con piedad infinita. Era Ariadna, la hija del rey, quien solo con ver a
Teseo y escuchar su determinacin, se haba enamorado de l. Lentamente, se acerc al joven y le susurr al
odo: "Yo s cmo puedes acabar con l". Teseo la mir y no vio engao en sus ojos. "Dime lo que tengo
que hacer" -le dijo-. La princesa volvi al instante y le entreg a Teseo un ovillo de hilo para poder recorrer
el laberinto sin perderse y un cuchillo para acabar con la bestia. "Promteme -le dijo- que cuando acabes, me
llevars contigo". Conmovido ante tanta gentileza, afecto y bondad, Teseo contest "Princesa, juro que si
logro salir con vida, no solo te llevar conmigo, sino que sers mi esposa aceptas?" . Ariadna se senta
complacida: "S, lo acepto". Y lo dej para acabar con su misin.
Teseo ingres al laberinto, cuyos caminos eran oscuros y tortuosos. A cada instante tema por su vida. En
sus manos llevaba el ovillo que iba desenrrollando poco a poco, para reconocer el camino de retorno a la
salida. En un rincn oscuro, una sombra amenazadora se movi. Vio prximo a l los ojos de fuego y sinti
que le quemaba el rostro el calor de las narices jadeantes. El Minotauro, sediento de sangre, lo embesta. Los
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15 Literatura 1 Secundaria
cuerpos forcejeaban. De pronto, un alarido atraves la noche. El Minotauro, herido por el pual de Teseo, se
retorca de dolor, y poco a poco en l, la vida se fue extinguiendo.
Esa misma noche, una embarcacin regresa a Atenas, lleva consigo a los catorce jvenes y a alguien ms.
Ariadna fue recogida y llevada junto con el hroe a su reino. En medio de la noche, desembarcaron en Naxos
con el pretexto de descansar. Antes de acostarse, Ariadna not que Teseo iba callado, casi no le haba
dirigido la palabra en todo el viaje y en sus ojos, no pudo distinguir absolutamente nada. Cuando Ariadna
despert, despus de muchas horas de pesado sueo, vio que en la isla donde haban desembarcado no haba
nadie. El ingrato Teseo, la haba abandonado. Levant los ojos al cielo, y llorando implor: "Qu los dioses
venguen esta ofensa y t Teseo, seas el hombre ms infeliz de la tierra!".
Cuando Teseo retorn al hogar paterno, sus pensamientos y satisfacciones le hicieron olvidar la promesa
hecha a su padre. Por esto, cuando se acercaban a Atenas, no cambi las velas negras por las blancas y el rey
Egeo, que todos los das se sentaba en el precipicio esperando a su hijo, se sinti presa de la desesperacin al
ver la vela negra. "Mi hijo ha muerto", -grit- "Ha sido devorado por el Minotauro !" y desesperado, se
arroj desde lo alto del peasco al mar que a partir de entonces lleva su nombre: Egeo. Fue as, como Teseo pag su ingratitud y soberbia. Aunque tuvo muchas aventuras, realmente nunca
lleg a ser plenamente feliz en los muchos aos que vivi. Ariadna, en cambio, a punto de morir sola y de la
desesperacin, fue rescatada por el dios Dionisio y todo su cortejo, y llevada al Olimpo, donde la hizo su
esposa, y fue dichosa hasta el fin de sus das.
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16 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Los padres de Teseo
El tiempo troc los juegos infantiles por las armas y las luchas. Etra resolvi entonces contar a su hijo el
secreto que rodeaba su nacimiento.
Teseo era fuerte y prudente. Si bien su rostro no evidenciaba brillo divino, su valor era digno de un dios;
su alegra, la misma que cuando nio, y esta se duplic cuando supo de su padre distante, que dejara como
seal de su existencia una espada y un par de sandalias.
Ante la inmensa piedra que debera remover, Teseo no se acobard. Sus brazos no temblaron, bajo la piel,
los msculos se pusieron tensos por el esfuerzo. El joven guard los objetos de su padre y se prepar para la
partida.
Con el rostro hmedo por los besos maternos y sabindose protegido por Poseidn se encamin a Atenas.
Cada sombra del camino era un enemigo oculto. Cada sorpresa en una curva representaba una aventura
peligrosa. Pero Teseo consigui vencerlo todo.
La fama de su fuerza y valenta lleg al Atica antes que l. Y cuando se acerc a la regin lo recibieron
como un hroe. El merecido reposo fue apenas un instante de gloria en las nuevas tierras. Enseguida Teseo
reanud el camino hacia la casa paterna.
En Atenas, cubrindose de humildad, no se hizo anunciar. Pero compareci en el banquete que se
realizaba en el templo de Apolo, mezclndose con los alegres participantes.
El rey Egeo solo not en el extranjero la apostura extraordinaria y la pureza de la sonrisa. De repente, sus
ojos sorprendieron la espada y el par de sandalias que guardara en tierras distantes. Tard en creer lo que
vea. Pero por fin reconoci a su hijo.
La fiesta aument su alegra. Rodeadas por la risa fcil, pero ausentes de ella, dos miradas se
cruzaban, perdidas en el encuentro: las de los unidos por la sangre, padre e hijo.
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17 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO VI
Lectura: LOS ARGONAUTAS
Esta historia consta de tres etapas bien marcadas. La primera es una introduccin necesaria para
comprender las otras dos, que suceden en forma cronolgica.
El Vellocino de Oro
La diosa Nefele haba sido repudiada por su esposo, el rey Atamante. Lejos del antiguo hogar, saba del
sufrimiento de sus hijos bajo la tutela de la madrastra. El dolor hace presa de su corazn, y decide ir a
salvarlos. Para ello, lleva consigo un carnero de lana de oro, regalo de Hermes (Mercurio). Al llegar, coloca
a Frixo y Hele -sus hijos- en el lomo del animal, al que enva por los cielos para que puedan escapar, pues
ella no puede ir con ellos. Sin embargo, algo inesperado sucede en pleno vuelo. Hele, debilitada, se siente
desfallecer y como un ave herida, cae al mar sin dejar rastro alguno. El lugar donde cayera recibi el nombre
de Helesponto. Su hermano, Frixo, tuvo ms suerte y alcanz la tierra de Ea, en la Clquida, donde sacrific
a Zeus (Jpiter) el cordero sagrado. Luego, el velln de oro qued en el bosque consagrado a Ares (Marte),
bajo la incesante vigilancia de un dragn cuyos ojos jams se cerraban al sueo, y otorgando dicha y
prosperidad a esas tierras.
Jasn y los Argonautas
Jasn, el hroe de nuestra historia, era hijo de Esn, el rey de Iolcos, pero su padre fue destronado nada
menos que por su propio hermano, Pelias. Por esta razn, nuestro hroe tuvo que ser separado de sus padres
y fue llevado a vivir con un ser totalmente fuera de lo comn: un centauro. Los centauros tenan el cuerpo y
las patas de caballo y el torso de humano. El centauro de nuestra historia se llama Quirn, y pese a su
extrao aspecto, fue conocido y estimado por muchos reyes y dioses que le confiaban la educacin de sus
hijos. Quirn fue maestro de Hrcules, de Aquiles, el hroe de Troya, y de Esculapio, el que fuera
considerado un gran mdico.
Jasn viva con l porque de pequeo sus padres tuvieron que fingir su muerte para salvarlo del tirano
Pelias, quien haba consultado al orculo y este la haba dicho:
-"Un hijo de Esn, derribar del trono al usurpador Pelias". Pero Jasn no lo pas mal, aprendi muchas
cosas: cmo tocar el arpa, manejar con destreza una espada, la cura bsica de las enfermedades, y en fin,
muchas cosas sobre la vida.
Pero lleg el momento decisivo en la vida de Jasn. Cuando cumpli veinte aos, decidi que era hora de
salir al mundo y arrebatarle a Pelias el trono, que este le haba quitado a su padre, Esn. Jasn llevaba una hermosa piel de leopardo, recuerdo de su mejor cacera, y un par de sandalias que
tenan los cordones de oro, recuerdo nico de su padre. Su apariencia era imponente, joven, apuesto,
despertaba la admiracin de cuantos lo vean pasar. En una ocasin, tuvo que atravesar un ancho y caudaloso
ro, pero por no resbalar, y apunto de desfallecer, perdi una de sus sandalias. Estuvo caminando sin ella,
hasta que lleg a Iolcos, donde Pelias daba un estupendo banquete. En medio de toda esa bulla que se
esparca por las calles, Jasn caminaba observando atentamente a la multitud. Fue entonces que alguien
grit: -"Ese hombre, ese hombre trae una sandalia!"
Jasn quedo desconcertado, no crea que traer una sandalia fuera motivo de escndalo as que sigui
su camino. Pero la gente empezaba a murmurar y se iban apartando de l conforme avanzaba. Cuando lleg
al frontis del palacio, el rey Pelias haba salido a ver el desarrollo de la celebracin, y se qued pasmado, al
ver acercarse un hombre con un pie descalzo. Un recuerdo se apoder de l: haca tiempo el orculo tambin
le haba prevenido contra un extranjero con un pie descalzo. Por eso en Iolcos, estaba prohibido caminar si
no era con las sandalias bien amarradas. La sospecha de Pelias se confirma cuando Jasn, en un gesto de
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18 Literatura 1 Secundaria
osada y coraje se separa de todos y dice: "Soy hijo de tu hermano mayor Esn y vengo a exigirte que me
entregues el trono que por derecho me pertenece!"
El astuto y malvado Pelias saba que este da llegara tarde o temprano y no tuvo ms remedio que
enfrentarlo. Pero estaba dispuesto a vender cara su derrota: le pedira a Jasn la empresa de la que ningn
hombre poda salir vivo.
"-No niego lo que dices y acepto tu mandato, pero has de saber que solo podrs tener el trono,
cuando, delante de todo el reino, demuestres tu valor y suficiencia! Debers traer a Iolcos el Vellocino de
oro! Cuando lo hayas hecho, abandonar el trono". Jasn acept de inmediato, pues la seduccin de tanta
gloria era lo que su espritu ambicioso y emprendedor estaban buscando. Rene entonces a los hombres ms
intrpidos del pas, entre los que se encontraban: Hrcules; los gemelos Castor y Polux, hermanos de Helena;
Teseo, el hroe que venci al Minotauro; Orfeo, que tocaba el arpa y la lira majestuosamente; Atalanta, una
joven hermosa criada por un oso de las montaas. En fin, la comitiva estuvo integrada por un total de
cincuenta personas que iban en la nave Argos, nombrada as, en honor al maestro constructor que la hizo;
por eso estos expedicionarios fueron llamados: los ARGONAUTAS.
El amor de Medea y la victoria de Jasn
El viaje de los argonautas fue nutrido de aventuras y peligros que entre todos supieron sortear, y por fin
llegaron a las costas de Clquida, donde se hallaba el Vellocino de Oro.
En ese reino viva el Rey Aetes, quien apenas se enter de la presencia de Jasn en su reino, supo a qu
haba venido, pues no era el primero que intentaba la misma empresa.
Jasn se present ante el rey y con el aire majestuoso que lo caracterizaba dijo:
- Seor, he venido desde Tesalia con mis compaeros para conquistar el vellocino de oro custodiado en
el Monte Sagrado. Deja que mis amigos y yo intentemos llevar a cabo tan ardua tarea.
El rey Aetes, se sinti presa de una furia total, pues no quera que el tesoro ms preciado de su reino se
fuera, y con l, la opulencia y felicidad que haba trado a su pueblo.
-Sabes -pregunt el rey Aetes- cules son las condiciones que debes cumplir, para poder llevar a cabo
esta tarea?
-S -dijo Jasn, y su esperanza renaca-, s que est muy bien custodiado por un temible dragn que
devora todo lo que se acerca.
-Por supuesto -dijo el rey, y una mueca de disgusto asom en su rostro- pero antes de intentar esto, debes
superar una prueba. Si lo haces significar que ests apto para poder competir por el vellocino de oro.
Lo que el rey peda, dej a Jasn sumido en la preocupacin. Deba domesticar dos enormes toros que
soltaban fuego por las narices y abran el suelo con pesadas patas de bronce. Con ellos, tena que arar el
campo de Ares y en la tierra blanda sembrar los dientes de un dragn: de la extraa siembra naceran
gigantes armados que el hroe deba matar apenas se levantaran. Y lo mejor de todo: esta tarea deba ser
llevada a cabo en un solo da.
Jasn saba que era imposible. Lo que l no saba era que haba alguien que lo haba estado observando
desde hace mucho tiempo; antes, incluso, que su barco desembarcara, alguien capaz de todo por el ser
amado: Medea.
Medea era una de las dos hijas del rey Aetes, que se enamor de Jasn aun antes de conocerlo. Era una
hechicera. Ella conoce las intenciones de su padre, y sabe que sin ella, Jasn est perdido. Pero teme la
traicin, ayudarlo significara ir en contra del rey. Vence el poder de su corazn, se acerca a Jasn y le dice:
-Eres joven, Jasn, mereces vivir, yo puedo ayudarte, si confas en m.
El hroe, quien se senta ya perdido, no puede creer lo que escucha. Medea lo mira intensamente, y
aunque sus ojos lucen un destello indefinible, confa en ella.
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19 Literatura 1 Secundaria
-Toma este ungento maravilloso, y unge con l tu cuerpo, de este modo, sers invulnerable y las llamas
no te harn nada.
Jasn hace lo que Medea le dice y con el aceite mgico enfrenta a las bestias. Tuvo miedo, eso s, pues al
principio no estaba muy seguro del resultado pero cuando los toros bramaron y resoplaron con fuerza, y al
ver que las llamas slo eran ligeramente percibidas, se llen de coraje, y agarrndolos a uno de los cuernos y
al otro de la cola, logr domarlos rpidamente.
El pueblo aclama al hroe, quien lleva las bestias al campo y labra la tierra, esparciendo los dientes de
dragn que al tocar tierra, producen en el suelo, no plantas, sino gigantes enfurecidos. Rpidamente, Jasn
lanza una piedra que cae sobre la cabeza de uno y rebota en la de otro. Los gigantes empezaron a pelear entre
s y terminaron destrozndose el cuerpo a machetazos.
Pese a todas estas victorias, Aetes no cede el vellocino de oro y planea matar a Jasn de madrugada. Pero
Medea, que ya se haba adelantado, acude en ayuda del hroe y lo lleva esa misma noche al bosque donde
est la piel codiciada.
A lo lejos pueden observar cmo el dragn devora un ciervo que desafortunadamente acert a pasar por
ah. El miedo se apodera de los espectadores.
-Yo lo dormir -dice Medea, y otra vez su mirada indescifrable-, t asegrate de coger bien el vellocino
de oro y cuando lo tengas, no olvides a quien te ayud.
Mientras Jasn parte en busca de su tesoro, Medea embruja al dragn, quien de un coletazo, estuvo a
punto de derribar al hroe, pero luego de resoplar y lanzar un escalofriante grito, cay pesadamente a tierra.
Jasn descolg el vellocino del rbol y se apresur a salir del bosque junto con Medea y sus compaeros.
Los cuarenta y nueve hroes lanzaron un grito poderoso y Orfeo, tocando su arpa, enton un canto triunfal.
Y as, amparada por la sombra de la noche, la gloriosa Argos se puso rumbo a Iolcos, llevando a bordo dos
tesoros: el vellocino de oro y Medea, la hermosa hija del rey de la Clquida.
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20 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Lectura
En Tracia reinaba Fineo. Un soberano cruel que qued ciego por castigo de los dioses. Pero Fineo tena el
don proftico y por eso Jasn lo visit: quera saber cmo conquistar el precioso vellocino de oro.
El rey lo recibi y prometi ayudarlo. Pero, en compensacin, le formul tambin un pedido: quera la
ayuda de los Argonautas para librarse de las Harpas, criaturas perversas, mezcla horrenda de mujer y ave.
Ellas le perseguan y le robaban su alimento. Y adems ensuciaban con sus excrementos lo que no podan
llevarse. Fineo viva atormentado, comiendo a escondidas, como si fuese un ladrn.
Entre los Argonautas se contaban Calais y Zetes los alados hijos de Breas, el viento Norte; y ellos
prometieron expulsar a las Harpas del reino de Fineo. Con tal intencin, mandaron preparar un magnfico
banquete, con manjares de todas clases.
Atradas por el olor de la comida, llegaron las Harpas, ruidosas y golosas. Pero encontraron un obstculo:
los hijos del viento. Con sus espadas, Calais y Zetes cortan el aire. El suelo se cubre de plumas. Las Harpas
huyen, queriendo librarse de las armas fatales. Desaparecen en el cielo infinito, sin haber podido comer
nada.
Fineo est contento y agradecido. Cuenta a los argonautas todo lo que sabe de los hechos futuros. Habla
del pueblo que los recibir en las islas y del destino que los espera hasta Clquida. Sus palabras llenan de
estusiasmo los corazones. Pero su ltima frase, dirigida a Jasn, es incomprensible para todos: al llegar a
Clquida, el hroe deber confiar en Venus.
El extrao aviso penetra hondo en el corazn del jefe de los argonautas. Parte preocupado, sin
encontrarle sentido. Pero a medida que se aleja de Tracia se va olvidando de las palabras de Fineo. El tiempo
es claro y el Argo navega rpido en direccin a la Clquida.
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21 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO VII
Lectura: DIONISO, EL DIOS DEL VINO
Dioniso encuentra la uva.
Este alegre y agradable dios encontr en una ocasin una planta que le cay en gracia, pues era muy
pequea, frgil y solo tena unos pujantes brotes verdes.
Para protegerla, al dios del vino no se le ocurri mejor cosa que introducirla en un hueso de pjaro, donde
el dbil tallo, abrigado y satisfecho, no tard en crecer de tal modo que el dios, viendo que el lecho que le
haba deparado era insuficiente, la meti en otro mayor, siendo esta vez un hueso de len. Sin embargo,
como Dioniso viese que su protegida segua creciendo frondosa, acab por acondicionarla en un fmur de
acmila, donde la planta lleg a la adultez y dio por fin su fruto: la uva.
Dioniso, vivamente interesado por su hallazgo, no tard en descubrir el modo de transformar aquel fruto
en vino. Lo asombroso era que aquel maravilloso licor conserv las cualidades de los seres a los que haba
correspondido criar la planta: alegra, fuerza y estupidez. Por ello todo el que bebe adquiere las dos primeras
cualidades: disfruta, momentneamente, de una alegra de pjaro y de una audacia y fuerza de len. Pero si
abusa, lo aguarda inevitablemente, el embrutecimiento del asno.
Una diosa lo persigue, otra lo salva.
Ni el disfraz de ropas femeninas que la bondadosa Ino le compuso, pudo engaar la furia de Hera (Juno).
A cada paso, la esposa de Zeus tenda emboscadas a Dioniso. Pero el joven dios consegua escapar de todas
ellas. Hasta que un da, cansada de perseguirlo, Hera decidi utilizar su recurso ms poderoso, y enloqueci
al hijo de Semele, su rival, hacindolo errar por gran parte del mundo. Dioniso err durante largo tiempo por
las tierras de Asia y de frica, acompaado de las Mnades y los Stiros.
Como primera direccin, elegida al acaso, fue a dar en Egipto, donde el rey Proteo lo acogi gentilmente
en su palacio. En agradecimiento por la hospitalidad real, el dios ense a Proteo a cultivar la vid y fabricar
el vino.
Ms tarde, cuando hubo visto que el discpulo haba aprendido sus lecciones, parti de nuevo rumbo al
Este, hacia la India. A la orilla del ro Eufrates, el soberano de Damasco intent detener su partida. Pero
Dioniso, empleando la hiedra y ramas de vid, construy un puente y cruz las aguas.
Un da, tal vez fatigado de tan extensas peregrinaciones, decidi volver a Grecia. Compadecida de su
locura y de los desbordes de su nieto en tierras lejanas, su abuela Rea lo purific y le devolvi la sensatez.
Despus de esto Dioniso volvi a partir, pero esta vez para instaurar su culto en las tierras griegas.
Grandes dificultades lo esperaban. Al penetrar en Tracia, el rey Licurgo prendi fuego a todo el alegre
cortejo. El dios logr escapar y se fue a refugiar en el fondo del mar, en la gruta donde moraba Tetis, la bella
nereida.
Desde lejos, Rea asista a todo y resolvi castigar con la locura la actitud de Licurgo. Completamente
trastornado, el soberano orden a sus soldados que cortasen todas las parras de Tracia; l mismo tom un
hacha y, presa de furia incontrolable, sali a herir las plantas. As mat a su propio hijo, Dras, que sus ojos
enloquecidos tomaron por una vid.
Horrorizadas por el crimen, las tierras de Tracia se tornaron estriles. La poblacin despavorida suplic
piedad al Olimpo. En ese momento, Dioniso dej su refugio marino y se apareci ante la multitud,
explicndole que la infertilidad del suelo durara hasta que Licurgo fuese muerto y l mismo adorado en todo
el pas. Apresado por el pueblo, el rey encontr la muerte en forma violenta, bajo las patas y entre los dientes
de los caballos salvajes, y Tracia entonces se salv.
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22 Literatura 1 Secundaria
Tarea Domiciliaria: Dioniso
Vagaba Dioniso solitario por una playa distante, cuando lo avist un bajel pirata. Sus ocupantes pensaron
que tan bello joven sera seguramente el hijo de un rey, y entonces planearon raptar al mozo, llevarlo a alta
mar y exigir de su padre un elevado rescate.
Del proyecto a la accin transcurri apenas el tiempo necesario para llegar a la playa y capturar a Dioniso.
Mansamente, el dios se dej apresar y con irnica sonrisa ofreci sus manos para que las atasen. Pero las
cuerdas se rehusaron a atarlas y cayeron al suelo.
Al fin de intiles tentativas, el capitn decidi partir de cualquier modo. Dio orden de que levantaran los
remos y prepararan las velas, y as se hizo. Pero de nada sirvi el preparativo, pues, aunque lista para zarpar
y a pesar de los vientos favorables, la embarcacin no se movi.
Los piratas estaban intentando descifrar ese misterio, cuando sintieron, repentinamente, un agradable
perfume que invada el combs, vieron al mstil brotar y cargarse de racimos maduros. En el centro de la
nave, coronado de hojas de vid, Dioniso empuaba una lanza, en cuya asta se enroscaba otra vid. Y a sus
pies descansaban tigres, linces y panteras en actitud expectante.
En un segundo, el dios transform a los remeros en serpientes y se metamorfose en len.
Completamente despavoridos ante tal visin, los restantes marineros se lanzaron al mar y al tocar las aguas
con sus cuerpos se transformaron en delfines.
Dioniso parti entonces rumbo a la isla de Naxos, lugar de apacibles bosques y cristalinos arroyuelos,
donde acostumbraba realizar grandes fiestas y descansar bajo los rboles. Pero esta vez algo ms lo esperaba
en la isla: un gran amor.
En Naxos la princesa Ariadna viva el triste eplogo de una desgraciada aventura sentimental que tuvo
principio en Creta. Fue all donde Teseo, el ateniense, se vio encerrado en el laberinto del Minotauro.
Gracias a la ayuda de la princesa, el joven consigui escapar del lugar. Prometi casamiento a la doncella y
la indujo a partir con l, pero, al llegar a Naxos, mud de parecer y all, mientras estaba dormida, la
abandon. Al despertar de su sueo, en vano busc Ariadna al amado entre las rocas y a lo largo de las
playas. Solo el eco responda a sus llamados. Por fin, Ariadna rompi a llorar desesperadamente.
Afrodita, que desde el Olimpo vio su desconsuelo, se compadeci del infortunio de la princesa y parti
para Naxos. Enjug sus lgrimas tiernamente y le prometi un esposo inmortal. Ya saba la bella diosa que
Dioniso se diriga hacia esas playas, y estaba dispuesta a que se enamorara de la muchacha.
En efecto, tan pronto como el dios desembarc en su isla predilecta, vio a Ariadna y se enamor de ella.
Entre las primeras palabras que le dijo, expres el deseo de desposarla. Y la joven consinti, feliz al ver
cumplido la promesa de Afrodita. Como regalo de bodas recibi de su divino marido una corona de oro
incrustada de piedras preciosas, tan envidiable por su belleza como por su valor.
Sin embargo, el matrimonio con un dios no le concedi la inmortalidad. Y un da Ariadna, envejecida y
cansada, parti para el reino de las sombras. Entonces Dioniso, inconsolable, tom su corona de oro y la
arroj hacia el cielo. A medida que la joya ganaba altura, las piedras se tornaban ms y ms brillantes, hasta
que se transformaron en estrellas. Fijada para siempre en lo alto del firmamento bajo la forma de una
centelleante constelacin, la corona de Ariadna testimoniara para siempre, ante mortales e inmortales, el
inmenso amor de Dioniso hacia la hermosa princesa cretense.
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23 Literatura 1 Secundaria
CAPTULO VIII
Lectura: Flora y Cfiro
Para Cfiro, el viento Oeste, el nico placer de la vida se reduca a destruir los frutos del trabajo humano.
Con su soplo furioso arrancaba los rboles de cuajo. Segaba las plantaciones. Levantaba tanto polvo que
desenterraba las simientes y las arrojaba sobre las arenas y las piedras estriles. Provocaba naufragios en alta
mar.
Para Flora, la reina de la primavera, la felicidad consista en derramar belleza sobre el mundo de los
hombres. Con sus pasos leves, casi areos transitaba por los campos protegiendo las flores y estimulando los
ordenados esfuerzos de los vegetales que se preparaban para estallar en colores y perfumes.
Un da se encuentran Flora y Cfiro frente a frente. La seora de las flores retrocede, amedrentada, y con
gesto maternal extiende sus manos sobre las plantas para defenderlas del mpetu devastador del viento Oeste.
Ante la luminosa belleza de Flora, el viento contiene su soplo. Se enternece. Se enamora. Por entre las
flores, convierte su soplido en dulce murmullo para cortejar a la reina de la primavera. Los ptalos apenas si
tiemblan bajo sus suspiros apasionados.
Ahora, en los campos y en los mares la vida de los hombres y las plantas transcurre tranquila: el viento
Oeste ya no se empea en destruir la vida que su amada tan celosamente se esfuerza en proteger.
En el reino de la primavera florece el amor. Para Flora, un sentimiento suave, que eleva el espritu. Para
Cfiro, una fuerza impetuosa que conduce al placer de los sentidos.
Aunque enamorada, Flora rechaza con tristeza la corte de Cfiro. No puede unirse a un temperamento en
todo contrario al suyo.
Para no perderla, Cfiro se somete. Le promete aprender la calma disciplina de las flores. El equilibrio de
la naturaleza. La paciencia del mundo vegetal. La pureza de su reina. Entonces Flora consiente en desposarlo. Y, en una fiesta de colores y perfumes, se une al viento Oeste
que, desde entonces, se convierte en la dulce brisa amiga de los enamorados.