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William H. Clamurro Denison University EL AMANTE LIBERAL DE CERVANTES Y LAS FRONTERAS DE LA IDENTIDAD A diferencia de otras Novelas ejemplares de Cervantes, El amante liberal no ha despertado mucha atención de la crítica. 1 En términos de su género y argumento, se puede asociar con lo que Ruth El Saffar y otros han caracterizado como "romance"; se podría decir que El amante liberal es casi un Persiles en miniatura. 2 Carente de la ironía o riqueza simbólica de las novelas más estudiadas (por ejemplo, El coloquio de los perros, La gitanilla o El licenciado Vidriera), El amante liberal ha sido pasada por alto, relegada a la categoría de novelita bizantina cuyo asunto es el reiterado triángulo amoroso que arman y desarman sus personajes Ricardo, Leonisa y Cornelio. Ha habido lecturas más penetrantes que dan mayor atención a la temática psicológica que se manifiesta en la "concienciación" (por decirlo así) del protagonista Ricardo. De manera magnánima e iluminada Ricardo llega al final a darse cuenta de su propio egoísmo, de su falta de entendimiento de los verdaderos sentimientos de otros, principalmente los de Leonisa, y de su desmedido sentimiento de importancia personal. 3 Pero El amante liberal puede considerarse desde otras perspectivas. Sin dejar por completo de lado el tema de las confusiones amorosas, el de la frontera de la identidad merece especial atención, en parte porque la yuxtaposición y contienda de los mundos cristiano y turquesco- musulmán son de gran significado para la época cervantina. Así, el argumento del presente comentario se basa en la noción de que esta ubicación en un momento histórico y lugares culturalmente intermedios y fronterizos produce un rico trasfondo alusivo que realza el problema de la identidad, tanto personal (interior; la autoconciencia; la relación entre la voluntad y los actos) como colectiva, o sea, las nociones más convencionales de nacionalidad y de religión. Además, quisiera sugerir que hay una interconexión fundamental entre el ostensible argumento principal (el triángulo amoroso) y los asuntos supuestamente secundarios (e.g., la identidad de Mahamut, su situación de ser un renegado, y la vacilación de sentimientos y de fidelidad cultural de Halima, esposa del cadí).

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William H. ClamurroDenison University

EL AMANTE LIBERAL DE CERVANTES Y LAS FRONTERAS DELA IDENTIDAD

A diferencia de otras Novelas ejemplares de Cervantes, El amante liberalno ha despertado mucha atención de la crítica.1 En términos de sugénero y argumento, se puede asociar con lo que Ruth El Saffar y otroshan caracterizado como "romance"; se podría decir que El amante liberales casi un Persiles en miniatura.2 Carente de la ironía o riqueza simbólicade las novelas más estudiadas (por ejemplo, El coloquio de los perros, Lagitanilla o El licenciado Vidriera), El amante liberal ha sido pasada por alto,relegada a la categoría de novelita bizantina cuyo asunto es el reiteradotriángulo amoroso que arman y desarman sus personajes Ricardo,Leonisa y Cornelio. Ha habido lecturas más penetrantes que dan mayoratención a la temática psicológica que se manifiesta en la "concienciación"(por decirlo así) del protagonista Ricardo. De manera magnánima eiluminada Ricardo llega al final a darse cuenta de su propio egoísmo, desu falta de entendimiento de los verdaderos sentimientos de otros,principalmente los de Leonisa, y de su desmedido sentimiento deimportancia personal.3

Pero El amante liberal puede considerarse desde otras perspectivas. Sindejar por completo de lado el tema de las confusiones amorosas, el dela frontera de la identidad merece especial atención, en parte porque layuxtaposición y contienda de los mundos cristiano y turquesco-musulmán son de gran significado para la época cervantina. Así, elargumento del presente comentario se basa en la noción de que estaubicación en un momento histórico y lugares culturalmente intermediosy fronterizos produce un rico trasfondo alusivo que realza el problemade la identidad, tanto personal (interior; la autoconciencia; la relaciónentre la voluntad y los actos) como colectiva, o sea, las nociones másconvencionales de nacionalidad y de religión. Además, quisiera sugerirque hay una interconexión fundamental entre el ostensible argumentoprincipal (el triángulo amoroso) y los asuntos supuestamente secundarios(e.g., la identidad de Mahamut, su situación de ser un renegado, y lavacilación de sentimientos y de fidelidad cultural de Halima, esposa delcadí).

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En El amante liberal, Cervantes ha dramatizado la cuestión de laidentidad dentro de un contexto de singular importancia histórica ycultural para cualquier español de la época y especialmente para un ex-cautivo y antiguo soldado veterano de Lepanto como lo fue él mismo.De todas las Novelas ejemplares cervantinas ninguna se sitúa con tantaprecisión en un determinado momento histórico (1570, poco después dela conquista de Chipre por los turcos, y así en vísperas de la batalla deLepanto).4 Tampoco se encuentra otra novela cervantina que preste tantaatención detallada a la vida y costumbres de los turcos. Pero curiosamen-te, rara vez se ha explorado este elemento del texto: la ubicación de lahistoria novelada dentro de escenarios fronterizos y en lugares, tantoculturales como geográficos, de conflicto e intercambio, de apostasías yconfusiones amorosas, religiosas y étnicas.5

El exotismo del escenario es bien obvio: gran parte de la acciónsucede en Chipre donde las estructuras sociales y administrativas delimperio otomano acaban de establecerse (1570-71), de manera que lospersonajes principales forman parte de esa cultura extraña y exótica a losojos de la mayoría cristiana y europea. Aún más, la yuxtaposición de locristiano y lo musulmán en esta novela refleja la paradójica situación deantagonismo profundo, por un lado, e intercambio y/o interaccióníntima, por otro, de las dos culturas, una situación que afecta a losmiembros de las sociedades respectivas cuando cruzan —por voluntadpropia o por fuerza— las fronteras de un mundo para entrar en el otro.

Un sentido de ambigüedad con respecto a la identidad surge desdeel comienzo y se enfatiza hasta cierto punto por medio del lenguaje y dela estructura narrativa, notable ésta por sus indirecciones y posterga-ciones de revelación. La novela misma empieza sin preludios, abrupta-mente, in medias res. El primer párrafo del texto es un lamento ("--¡Ohlamentables ruinas de la desdichada Nicosia ...") dicho por una personano identificada. De hecho, la alusión a la conquista reciente --"[las ruinas]apenas enjutas de la sangre de vuestros valerosos y mal afortunadosdefensores"-- nos indica con mucha claridad el lugar y el momentohistórico, aun cuando la voz misma queda sin "presentación." Sólo alprincipio del segundo párrafo se nos da una pista: "Estas razones decíaun cautivo cristiano" (137). Pero el efecto simbólico del primer pasaje esbastante obvio: el hombre que habla se compara a la condición arruinaday derrotada de la ciudad: "Si como carecéis de sentido, le tuviéradesahora, en esta soledad donde estamos, pudiéramos lamentar juntas

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nuestras desgracias, . . ."(137). Todavía no se sabe —más allá de lapatente situación de cautiverio— la otra gran desdicha a la que alude elhombre. Pero como se ve, tanto el lenguaje y retórica como la puesta enescena y la táctica narrativa sirven para vincular estrechamente unadesdicha muy personal (todavía no explicada) y una realidad histórica,la situación de cautiverio y enajenación, i.e., el estar en la isla de Chiprepoco después de su conquista.

La narración sigue con la entrada de una persona que tendrá unaimportancia central, tanto en su dimensión narrativa como en sudimensión simbólica. Este otro hombre es "un turco, mancebo de muybuena disposición y gallardía" (138). De acuerdo con la táctica derevelaciones parciales y paulatinas, este "turco" identifica al primerpersonaje ("Apostaría yo, Ricardo amigo . . ."), pero no se identifica a símismo inicialmente, sino un poco más adelante, cuando recibimos ladesconcertante información de que los dos hombres, el cautivo y el turco,son "entrambos de una misma patria, y habernos criado en nuestra niñezjuntos" (138-139). Así, pues, este "turco" no es turco. Desde el principiose subraya esta distinción de identidad, aunque curiosamente nunca senos revela su verdadero nombre: a lo largo de la novela se llama"Mahamut" y aun al final, con el regreso a su patria y su reconciliacióncon la Iglesia, no se indica su nombre "cristiano."6

Mahamut es un personaje de frontera. En efecto, quisiera insistir enque Mahamut, en mayor grado que el ostensible antagonista Cornelio,representa el tercer actor del triángulo central, junto con Leonisa yRicardo. La diferencia consiste en que, mientras la figura de Cornelioparece interponerse como obstáculo entre Leonisa y Ricardo, Mahamut encambio funciona como indispensable medio o intermedio que lesposibilita su reunión y promueve su libertad. Así, al reconocer aMahamut como el tercer vértice del triángulo, nos damos cuenta de queéste y los otros triángulos no tratan simplemente de amor, sino tambiénde identidad y de autorrealización. Pero, desde la perspectiva crítica quese ha planteado aquí, resulta más significativo el hecho de que Mahamutsea un renegado. Si nos acordamos de que Mahamut es un renegado yRicardo un cautivo, apreciaremos que se ha establecido un sutil paraleloentre los dos hombres principales de la novela, una relación desimultánea semejanza y diferencia: implícitamente, con la yuxtaposiciónde cautivo y renegado, tenemos las dos posibilidades (o los dos extremos)de transición o intercambio entre el mundo europeo y el mundo

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musulmán.7

La condición de Ricardo —el cautivo— es más o menos comprensibleen términos convencionales: él es una víctima; ha entrado en el mundoturco-musulmán involuntariamente. Pero la respectiva situación deMahamut nos puede parecer un poco más peculiar. Al menos para ellector de fines del siglo XX, su condición de renegado exige una aclara-ción. El texto mismo nos ofrece poca ayuda. En contraste con la extensanarración de Ricardo (142-154), Mahamut sólo hace alusiones breves,ambiguas y fragmentarias con respecto a cómo y por qué ha llegado aser renegado. Por ejemplo, se refiere a su condición así: "quizá para queyo te sirva ha traído la fortuna este rodeo de haberme hecho vestir destehábito, que aborrezco" (139; el subrayado es mío). Un poco más adelante,revela el "deseo encendido que tengo de no morir en este estado queparece que profeso, pues cuando más no pueda, tengo de confesar ypublicar a voces la fe de Jesucristo, de quien me apartó mi poca edad ymenos entendimiento" (139). La última frase sugiere con bastanteclaridad que el cambio de identidad religiosa —el cruzar de una fronterareligioso-cultural— que Mahamut ahora lamenta había sido una accióndeliberada y voluntaria.

Aunque Mahamut no explica en más detalle su motivación en elbreve pasaje citado arriba, esta motivación oculta nos lleva a considerarla deliberada y constante "integración" forzada de hombres y mujeres no-turcos en el imperio otomano.8 Según los historiadores, los otomanosfuncionaban como una sociedad guerrera, siempre expandiéndose ynutriéndose por medio de razzia o escaramuzas a lo largo de susfronteras y también por medio de "tributos" pagados por las nacionesy/o entidades políticas fronterizas que se encontraban bajo su hegemo-nía. Pero además del pago de tributo en forma material, el imperiodemandaba y se alimentaba de donaciones de personas, hombres ymujeres, normalmente niños o jóvenes, casi siempre personas nomusulmanas. Como política muy intencional, el imperio prefería utilizara los jóvenes cristianos —por lo general "reclutados" a la edad de más omenos 10 años— para ser formados y educados en las costumbres ylengua de los turcos; también serían convertidos al Islam. Estos turcosno-turcos eran en un sentido "esclavos" pero en otro sentido eran "genteprivilegiada" ya que muchos formarían parte del cuerpo militar másprestigioso: los jenízaros. Otros llegarían a ser visires o altos oficiales dela administración civil. En efecto, no sólo en el caso de los niños

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asimilados a la fuerza, sino también en el caso de los hombres y mujeresmás maduros que entraban voluntariamente en el imperio, estos ex-cristianos tenían en muchos casos una concreta posibilidad de "upwardmobility" en su vida material y personal. Así, dadas las curiosascostumbres otomanas, para mucha gente europea y cristiana el imperioturco representaba un lugar de grandes atractivos positivos.

Aquí debemos volver al caso, ya no tan misterioso, de Mahamut.Como la acción de la novela claramente nos muestra —en particular, lamovilidad de Mahamut y su gran influencia sobre el cadí, su amo— estejoven es uno de los esclavos favorecidos e influyentes, y así podrávalerse de su influencia para ayudar a Ricardo. Podemos ahora entreversu pasado, su no confesada motivación interior y su sentido de culpa yremordimiento: Mahamut es un hombre que ha cruzado la fronteracultural voluntariamente, viendo lo atractivo de las posibilidades demejoramiento personal y material que le ofrecía el mundo turco. Fueatraído a este mundo; pero quizá podemos ir más allá y decir que fueseducido. Fue objeto (mejor que "víctima") de una seducción socio-cultural que, ahora, nos parecerá bien comprensible y aun racional.Aunque hay aun menos información, podemos imaginar motivacionesanálogas en el caso de la renegada griega, Halima, esposa del cadí, conla cual Mahamut termina casándose.

¿Qué relación de significación simbólica, entonces, existe entreMahamut y Ricardo? A mi parecer, el comportamiento impulsivo deRicardo refleja un nivel de inmadurez en cuanto a un entendimiento desí mismo y de los otros. Para rearticular la cuestión en términos delproblema de la identidad, se podría decir que Ricardo es un cautivo desus propias equivocaciones de entendimiento, lo cual simboliza unestado incompleto de autorealización. De igual forma, su primera acciónliberal y magnánima, al final, de renunciar a sus pretensiones (en cuantoa Leonisa) a favor de las de Cornelio, y su segunda acción —másmagnánima— de darse cuenta de la autonomía fundamental de Leonisay así de lo imposible de "dársela" a cualquier otro hombre, representanun cambio profundo, una realización de una identidad masculina máscompleta, iluminada y por decirlo así, liberada. Ricardo no sólo haalcanzado un nivel más alto de madurez y sabiduría, sino que se hadescubierto a sí mismo de una manera más profunda. Desde estaperspectiva, se podría decir que las equivocaciones y la inmadurez deRicardo son comparables a la gran equivocación de Mahamut: su

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apostasía y renegación impulsivas.La identidad auténtica y al principio incompleta de Ricardo y la

identidad perdida y recuperada de Mahamut trazan, así, un cuadro másamplio de la realización y concretización de la identidad masculina.Como en tantos otros casos en las Novelas ejemplares, Ricardo y Mahamutdesde cierta perspectiva no son dos personajes totalmente separados ydistintos, sino que representan una amplificación o desdoblamiento delprincipal personaje o del concepto masculino. Los dos hombres soncomplementarios, y a un nivel más profundo dramatizan las tribulacio-nes y el éxito final de la búsqueda de la auténtica identidad. Así, no esmera coincidencia temporal el hecho de que la vuelta de Mahamut a sutierra coincida con el momento de iluminación epifánica de Ricardo.

Según el argumento de esta novela, y enfocándose en el caso deRicardo, en las aventuras de identidad y autoconocimiento, existe unproceso complejo y dinámico entre el individuo y las varias fronterasque existen y que uno tiene que cruzar. Para Ricardo y Mahamut, elcautiverio y la apostasía son destinos (o desviaciones) que se intersectany se iluminan entre sí: el apóstata brinda los medios para que el cautivoalcance la libertad y, al mismo tiempo, el cautivo le ofrece al apóstata laoportunidad para que éste vuelva al camino recto y deseado. La acciónde la novela deslinda un proceso por el cual Ricardo llega a sermerecedor de Leonisa y también llega a tener una conciencia máscompleta de sí mismo. Se podría esquematizar el proceso así: en laprimera etapa, Ricardo (en el jardín) se encuentra "fuera" de sus sentidos,o sea, enajenado de su auténtico ser y de una autoconciencia adecuada;en la segunda etapa, como cautivo en Chipre, está "fuera de su cultura,"y en esta parte de la acción sufre y pasa por un proceso de purificación.La tercera etapa corresponde al regreso a Sicilia, o realmente a partir desu "liberación" del cautiverio, y aquí Ricardo ha vuelto más o menos alpunto inicial, con la adición de cierta sabiduría. Pero el proceso total sólose completa con la cuarta etapa en la cual Ricardo ha alcanzado unailuminación más profunda y se da cuenta de lo que es la verdaderalibertad y liberalidad: es decir, la conciencia de la autonomía y librealbedrío del "otro," en este caso específico, de Leonisa. Así, como Ricardodescubre, la única manera de conocerse a sí mismo y de poder amar ala mujer deseada es por medio de un proceso de autodescubrimiento ysufrimiento, un proceso actualizado dentro de un mundo de fronterasconflictivas.

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La misma perspectiva crítica que se ha ensayado aquí se podríaaplicar a una reconsideración detallada del caso de Leonisa y de lo queéste sugiere en cuanto a la problemática de la "determinación" (o comodiría El Saffar, la "recuperación") de lo femenino.9 Mas para concluir,quisiera reiterar la noción central de que El amante liberal merece másestudio y atención por razón de su naturaleza como la ficción cervantinamás alusivamente rica en su articulación del problema de la identidadpersonal dramatizado dentro —y por medio simbólico— de culturas yreligiones conflictivas pero interpenetrantes y relacionadas. En El amanteliberal las aventuras y peligros experimentados en el mundo turco, asícomo este mundo mismo como otro modelo de posibilidades (tantoseductoras como repelentes), son presentados por Cervantes de maneraque cuestionan, a un tiempo, el concepto de identidad, poniéndolo entela de juicio y finalmente sugiriendo lo necesario de cierto desafío ysufrimiento, y la sutil y quizás infinita ambigüedad de las basesculturales y psicológicas de cualquier identidad.

Notas

1 El texto de El amante liberal que se ha empleado en el presente comentario esla edición preparada por Harry Sieber (Madrid: Ediciones Cátedra, 1984; vol.I); las citas se identifican en el texto por el número de página en paréntesis.Mi análisis de la novela se ha aprovechado de las observaciones de Sieber ensu introducción (22-25).

2 Véase Ruth S. El Saffar, Novel to Romance: A Study of Cervantes's Novelasejemplares (Baltimore: The Johns Hopkins Univ. Press, 1974), y en particularel capítulo VI (139-149). En cuanto a la estructura de esta novela, véaseJoaquín Casalduero, Sentido y forma de las Novelas ejemplares (Madrid:Gredos, 1974) 78-98.

3 Al respecto, R. S. El Saffar ha observado que:

Ricardo discovers, through a nightmare of bizarre adventures, that uniónwith the other is possible only if claims over the other are renounced.Like other late characters, Ricardo moves from an initial position ofabsolute alienation to a final position of integration, bringing with himinto a final reconciliation not only Leonisa, whom he marries, but therenegades Mahmut, Halima, and her family. (Novel to Romance 149)

4 Véanse Paul Coles, The Ottoman Impact on Europe (London: Harcourt, Brace& World, 1968) y en particular pp. 88-105; y Halil Inalcik, The Ottoman

Empire: The Classical Age 1300-1600 (New York: Praeger, 1973) 35-40.

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5 Además de los estudios mencionados en la nota previa, véase tambiénHichem Djait, Europe and Islam (Berkeley: U. of California Press, 1985); R. W.Southern, Western Views of Islam in the Middle Ages (Cambridge, MA: HarvardUniv. Press, 1962); y Benjamín Z. Kedar, Crusade and Mission: EuropeanApproaches toward the Muslims (Princeton: Princeton U. Press, 1984).

6 Hasta cierto punto, la implicación de esta presentación que procede pormedio de una cadena de indirecciones e indicios fragmentarios es lasugerencia de que, en los espacios fronterizos, son los otros los queidentifican al sujeto.

7 Véase Ellen G. Friedman, Spanish Captives in North África in the Early ModernAge (Madison: Univ. of Wisconsin Press, 1983); en cuanto a la costumbreotomana de "reclutar" a personas no-musulmanas, véase Paul Coles, TheOttoman Impact on Europe, en particular pp. 33-76, y también Halil Inalcik, TheOttoman Empire (80-88).

8 Véase H. Inalcik, en particular el cap. XI, "The Palace" (76-88).9 Véase R. S. El Saffar, Beyond Fiction: The Recoven/ of the Feminine in the Novéis

of Cervantes (Berkeley: Univ. of California Press, 1984).

Bibliografía

Casalduero, Joaquín. Sentido y forma de las Novelas ejemplares. Madrid: Gredos,1974.

Cervantes, Miguel. Novelas ejemplares. Ed. Harry Sieber. Vol. I. Madrid:Ediciones Cátedra, 1984.

Coles, Paul. The Ottoman Impact on Europe. London: Harcourt, Brace & World,1968.

Djait, Hichem. Europe and Islam. Berkeley: U. of California Press, 1985.El Saffar, Ruth. Beyond Fiction: The Recoven/ of the Feminine in the Novéis of

Cervantes. Berkeley: U. of California Press, 1984.—. Novel to Romance: A Study of Cervantes's Novelas ejemplares. Baltimore: The

Johns Hopkins Univ. Press, 1974.Friedman, Ellen G. Spanish Captives in North África in the Early Modern Age.

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Praeger, 1973.Kedar, Benjamín Z. Crusade and Mission: European Approaches toward the Muslims.

Princeton: Princeton Univ. Press, 1984.Southern, R. W. Western Views of Islam in the Middle Ages. Cambridge, MA:

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