Via LucisJUBILEO DE LA MISERICORDIA

Via LucisJUBILEO DE LA MISERICORDIA

Preparación:

Se escogerá el camino para el recorrido de las 14 estaciones.

En el lugar donde se convoca a los fieles se hace la oración inicial y, luego, se procede a comenzar el recorrido.

Se sugiere que se preparen carteles con las obras de misericordia para ser mostrados en cada estación y cirios o antorchas para encender la luz que corresponde.

La meditación en cada estación se hará de la siguiente manera: Anuncio de la estación: Primera estación… Nombre Jaculatoria

V./ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR./ Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado,

Señor Texto Bíblico Reflexión Se enciende la luz de la misericordia

Se concluye con la oración final

COMENTARIO INICIAL

Los acontecimientos del Via Crucis concluyen en un sepulcro, y dejan quizá en nuestro interior una imagen de fracaso. Pero ése no es el final. Jesús con su Resurrección triunfa sobre el pecado y sobre la muerte.

Y, resucitado, dedicará nada menos que cuarenta días en devolver la fe y la esperanza a los suyos. Después los dejará diez días de reflexión - a modo de jornadas de retiro y oración - en torno a María para que reciban la fuerza del Espíritu que les capacite para cumplir la misión que Él les ha confiado.

En los encuentros de Jesús con los suyos, llenos de intimidad y de esperanza, el Señor parece jugar con ellos: aparece de improviso, donde y como menos se esperan, les llena de alegría y fe, y desaparece dejándoles de nuevo esperando. Pero después de su presencia viene la confianza firme, la paz que ya nadie podrá arrebatarles. Todo se ilumina de una luz nueva.

El Via Lucis es el camino de la luz, del gozo y la alegría vividos con Cristo y gracias a Cristo resucitado. Vamos a vivir con los discípulos su alegría desbordante que sabe contagiar a todos. Vamos a dejarnos iluminar con la presencia y acción de Cristo resucitado que vive ya para siempre entre nosotros. Vamos a dejarnos llenar por el Espíritu Santo que vivifica el alma.

ORACIÓN PREPARATORIA

Señor Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y vives para siempre comunicándonos la vida, la alegría, la esperanza firme.

Tú que fortaleciste la fe de los apóstoles, de las mujeres y de tus discípulos enseñándolos a amar con obras, fortalece también nuestro espíritu vacilante, para que nos entreguemos de lleno a Ti.

Queremos compartir contigo y con tu Madre Santísima la alegría de tu Resurrección gloriosa.

Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que, iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.

Amén

PRIMERA ESTACIÓN¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Mateo (28, 1 – 7)Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un violento temblor: el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: «Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, pero vuelvan en seguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo.»

Palabra del Señor

Reflexión Cuando todo parece que está acabado, cuando la muerte parece haber dicho la última palabra, tenemos que proclamar lleno de gozo que Cristo vive, porque ha resucitado. Esa es la gran noticia que da consistencia a nuestra fe.

La luz de la Confianza (Se muestra la obra de misericordia: Visitar a los enfermos)No hay nada que temer. El Señor ha cumplido su promesa… A partir de ahora, tenemos un Amigo en el que confiar de lleno… ¡Él jamás nos fallará! El enfermo y el que sufre necesitan escuchar con nuestra vida estas palabras. En ellos el Señor nos enseña que pese a la Pasión y Cruz,

siempre hay victoria. Encendamos la luz de la confianza. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

SEGUNDA ESTACIÓNLOS DISCÍPULOS ENCUENTRAN EL SEPULCRO VACÍO

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (20, 3 – 10)"Salió Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Inclinándose ve las sábanas en el suelo, pero no entró. Llega, pues, Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Observa los lienzos en el suelo y el sudario que había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido lo escrito, que había de resucitar de la muerte. Los discípulos se volvieron a casa".

Palabra del Señor

Reflexión El lugar del Señor ya no está entre los muertos. No busquemos entre los muertos al que vive, no busquemos entre las sombras a la luz. El amor nos hace correr en su búsqueda, la fe hará que salgamos a su encuentro.

La luz de la Vida (Se muestra la obra de misericordia: Enseñar al que no sabe)Hay muchos que siguen buscando a un Cristo muerto. ¡Es hora de enseñar con nuestra vida la experiencia de un Cristo Resucitado! Él se sigue mostrando en cada espacio de nuestra vida, sólo debemos

abrir los ojos de la fe para poder reconocerlo. Encendamos la luz de la vida. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

TERCERA ESTACIÓNJESÚS SE APARECE A MARÍA MAGDALENA

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (20, 11 – 18)María se quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.» Jesús le dijo: «María». Ella se dio la vuelta y le dijo: «Rabboní», que quiere decir «Maestro». Jesús le dijo: «Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.» María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: «He visto al Señor y me ha dicho esto.»

Palabra del Señor

Reflexión Cristo nos llama por nuestro nombre, personalmente, porque nos ama a cada uno. Y a veces se oculta bajo la apariencia del hortelano,

o de tantos hombres o mujeres que pasan, sin que nos demos cuenta, a nuestro lado.

La luz de la Alegría (Se muestra la obra de misericordia: Dar de comer al hambriento)La alegría que da el encuentro con Jesús resucitado produce inmensa alegría y nos empuja a ir a nuestros hermanos y contagiarles con la sonrisa del Resucitado. Recordemos que hay muchos que pasan hambre y necesitan de tus alegrías para seguir soportando sus tristezas. Encendamos la luz de la alegría.  (Se enciende el cirio designado para esta estación)

CUARTA ESTACIÓNEL RESUCITADO EN EL CAMINO DE EMAÚS

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Lucas (24, 25 – 29)¡Qué necios y torpes son para creer cuanto dijeron los profetas! Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explica lo que se refería a Él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, Él les hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron diciendo: «Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída.» Y entró para quedarse con ellos.

Palabra del Señor

Reflexión ¡Cuántas veces estamos de vuelta de todo y de todos… en bajada! ¡Tantas veces estamos decepcionados y tristes! Ayúdanos a descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de tu Palabra, en la celebración de la Eucaristía.

La luz de la Amistad (Se muestra la obra de misericordia: Dar un buen consejo al que lo necesita)Son tantas las maneras en que Dios camina a tu lado que es prácticamente imposible que no le reconozcamos. Dios nos brinda su amistad. Qué bueno recomendar con nuestro testimonio que en el atardecer de nuestras vidas ahí está Jesús, el encontradizo, nuestro compañero de viaje. El que siempre nos brinda su amistad, nos explica las Escrituras y quiere quedarse con nosotros. Encendamos la luz de la amistad. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

QUINTA ESTACIÓNEL RESUCITADO SE MANIFIESTA AL PARTIR EL PAN

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Lucas (24, 30 – 35)“Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció. Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: « ¡Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón! »Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan."

Palabra del Señor

Reflexión Ya el Señor no es un simple peregrino que encontramos en el camino; ahora, -al partir el pan- podemos descubrir Su presencia viva. ¡Es nuestra Eucaristía! Cada vez que celebramos la misa, podemos sentir esa experiencia.

La luz de la Eucaristía (Se muestra la obra de misericordia: Dar posada al peregrino)Jesús está vivo. ¡Es el Pan de vida bajado del cielo! Él ha querido permanecer junto a nosotros. ¡Reconozcámoslo! En cada hermano que busca nuestro apoyo y cariño; en el peregrino que necesita de nosotros… ¡Reconozcámoslo en la fracción del Pan! Encendamos la luz de la Eucaristía. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

SEXTA ESTACIÓNJESÚS SE APARECE VIVO ANTE LOS DISCÍPULOS

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (20, 19 – 21)Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.»

Palabra del Señor

Reflexión Sólo el Señor con su aliento de Paz puede desaparecer nuestros miedos y lanzarnos al mundo a anunciarle, a mostrar lo que hace cada día en nuestras vidas.

La luz de la Buena Noticia (Se muestra la obra de misericordia: Corregir al que se equivoca)Con la resurrección de Jesús, la Palabra de Dios cobra un sentido pleno. Ahora ya podemos convertir las pequeñas-grandes acciones de cada día en Evangelio vivo. La corrección fraterna dará muestra de este buen anuncio. Encendamos la luz de la Buena Noticia. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

SÉPTIMA ESTACIÓNEL RESUCITADO DA PODER PARA PERDONAR

PECADOS

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (20, 22 – 23)Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos.»

Palabra del Señor

Reflexión

Una nueva creación se inaugura con la resurrección del Señor. Él nos da en plenitud su Santo Espíritu, su aliento de nueva vida. Él nos trae su perdón y, por lo tanto, el acceso al Padre. Esa es la verdadera salvación: participar de la vida nueva en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. ¡Qué don tan grande!

La luz del Perdón (Se muestra la obra de misericordia: Perdonar al que nos ofende)Un verdadero encuentro con Jesucristo Resucitado implica una vida llena de su paz. Una vida que se goza en el perdón a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Encendamos la luz del Perdón. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

OCTAVA ESTACIÓNEL RESUCITADO CONFIRMA LA FE DE TOMÁS

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (20, 24 – 29)Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor. » Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. »A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a ustedes» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. » Contestó Tomás: « ¡Señor mío y Dios mío!»Jesús le dijo: « ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. »

Palabra del Señor

Reflexión Tomás no estaba el primer domingo. Faltaba en la comunidad, como tantos y tantos otros hoy. No cree en la resurrección; tampoco da crédito a sus hermanos. Aún hay muchos que no dan crédito a esta realidad gozosa, necesitan ver y tocar, y sólo lo harán a través de los que sí creemos.

La luz de la Fe (Se muestra la obra de misericordia: Vestir al desnudo)Cuando las dudas aleteen sobre nuestro corazón, pongamos nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestra vida en las dificultades y debilidades de nuestros hermanos más necesitados. ¡Jesús se hará presente al instante! Cubramos con el amor de Cristo resucitado a aquellos que necesitan ser cobijados y revestidos con su paz. Encendamos la luz de la fe. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

NOVENA ESTACIÓNEL RESUCITADO SE ENCUENTRA CON LOS SUYOS EN EL

LAGO DE TIBERÍADES

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (21, 1 – 6)Después de esto, nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberíades. Y se hizo presente como sigue: Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos del Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.» Contestaron: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?» Le contestaron: «Nada.» Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha y encontrarán pesca.» Echaron la red, y no tenían fuerzas para recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo de Jesús al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.»

Palabra del Señor

Reflexión Nuestra tarea en la misión de la Iglesia muchas veces se torna difícil y complicada; triste e ineficaz: Una pesca sin recompensa. Por ello, necesitamos la Presencia del Señor, pues Él es el único que puede cambiar nuestra existencia y volver fructuosas nuestras acciones.

La luz de la Fidelidad (Se muestra la obra de misericordia: Sufrir con paciencia los defectos del prójimo)

A pesar de que ya lo hemos intentado un montón de veces, a pesar de que el tiempo no sea favorable, no podemos desfallecer. ¡Echemos las redes, cumplamos la voluntad de Dios! Aprendamos a ver en el otro, más que defectos, lo que es capaz de aportar también en esa misión y, así, podremos recoger los frutos a manos y a corazón lleno. ¡Hagamos la prueba! Encendamos la luz de la fidelidad. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

DÉCIMA ESTACIÓNEL RESUCITADO LE CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Juan (21, 15 – 19)Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»Le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas.»Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras.» Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios. Y añadió: «Sígueme.».

Palabra del Señor

Reflexión Es el amor el que termina curando las heridas de las negaciones y del pecado. Es el amor el que nos impulsa a hacer lo que el Señor nos

hace seguirle y servirle. Es el amor el que nos lleva a cumplir su voluntad.

La luz del Amor (Se muestra la obra de misericordia: Visitar a los presos)No podemos perder ninguna ocasión para responder a la pregunta de Jesús: “¿Me amas?” Hace más de dos mil años el Señor escogió a Pedro para levantar su Iglesia. Hoy, pese a nuestros errores, nos llama a nosotros para continuar con su edificación. Hoy nos pide que con nuestra constante compañía, muchos vean que es Él quien los puede liberar de todas sus esclavitudes. Encendamos la luz del amor. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

DÉCIMO PRIMERA ESTACIÓNEL RESUCITADO LE CONFÍA A LOS DISCÍPULOS LA

MISIÓN UNIVERSAL

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del Evangelio según San Mateo (28, 16 – 20)Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él, aunque algunos todavía dudaban. Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.»

Palabra del Señor

Reflexión La verdad del Evangelio no nos la podemos guardar para unos y otros no: es un patrimonio para toda la humanidad. Con el conocimiento del Evangelio y con el Bautismo somos hechos herederos de Su Reino, hermanos suyos, y lugar para las proezas del Espíritu Santo.

La luz de la Promesa Cumplida (Se muestra la obra de misericordia: Consolar al triste)Jesús ha prometido quedarse con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. También nosotros somos sus discípulos misioneros. Permitamos que nuestro corazón se dilaten y crezca el deseo de llevar al mundo, a cada hombre la alegría de la Resurrección Señor, para que así el mundo crea, encuentre consuelo y, creyendo, sea transformado. Encendamos la luz de la Promesa Cumplida. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

DÉCIMO SEGUNDA ESTACIÓNEL RESUCITADO SUBE A LOS CIELOS

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 9 – 11)Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista. Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este Jesús que les han llevado volverá de la misma manera que ustedes lo han visto ir al cielo.»

Palabra del Señor

Reflexión La ascensión del Señor al cielo proclama la gloria futura que ha destinado para los que le aman. Él se abajó por nosotros, muriendo en la cruz y ahora, después de la resurrección vuelve al Padre, con la promesa de permanecer junto a nosotros. ¡Y lo ha cumplido! Está presente en nuestros hermanos, cuando nos reunimos en su nombre,

en la Palabra, cuando oramos, cuando celebramos los sacramentos, especialmente la Eucaristía.

La luz del Compromiso (Se muestra la obra de misericordia: Dar de beber al sediento)No nos podemos quedar mirando al cielo. Nuestra mirada debe estar dirigida a las realidades que están presentes en el mundo: en los pobres, en nuestros hermanos, en la Iglesia, en todos aquellos que tienen sed de justicia. Que la esperanza del cielo nos anime a trabajar sin descanso y que haga de nuestra vida una siembra continua de paz y alegría. Encendamos la luz del compromiso. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

DÉCIMO TERCERA ESTACIÓNCON MARÍA, A LA ESPERA DEL ESPÍRITU SANTO

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 12 – 14)Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista de la ciudad como media hora de camino. Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Palabra del Señor

Reflexión

María es esa mujer, esa madre, donde el Espíritu Santo ha hecho maravillas desde su misma concepción, la que estuvo siempre al lado del Señor, la que vivió, gozo y sufrió con Él y ahora la que también acompaña a los apóstoles. Con razón la llamamos Madre de la Iglesia. En ella tenemos un modelo de creyente, de mujer, de firmeza, de oración, de esperanza, de alegría, de amor.

La luz de la Oración (Se muestra la obra de misericordia: Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.)Con María, dediquemos tiempo para rezar: Por aquellos que siguen junto a nosotros y los que ya partieron; dediquémonos a amar, pues nada sabe de amor el que no ora y nada sabe de orar el que no ama. Encendamos la luz de la oración. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

DÉCIMO CUARTA ESTACIÓNEL RESUCITADO ENVÍA A LOS DISCÍPULOS EL ESPÍRITU

SANTO PROMETIDO

V. / Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimosR. / Que por tu gloriosa resurrección nos has justificado, Señor

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1 – 4)Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.

Palabra del Señor

Reflexión El don del Espíritu Santo es el mayor de los regalos que el Señor nos ha dado. Hoy cumple Su promesa y Su Espíritu irrumpe para renovar, embellecer…recrear. Los discípulos desde ese momento tienen una misión y una fuerza muy especial que los capacita para ser testigos de la resurrección en el mundo. Ese mismo Espíritu nos hace libres: Él sopla donde quiere y como quiere; cuando nos dejamos llevar por Él, y sólo por Él, la libertad, la vida, la alegría toman otro color. Con Pentecostés comienza el tiempo de la Iglesia, nuestro tiempo, en el que llenos y fortalecidos como los apóstoles, somos enviados a anunciar al Señor con nuestras propias vidas.

La luz del Espíritu Santo (Se muestra la obra de misericordia: Enterrar a los difuntos)¡Es momento de dejar que el Espíritu de Dios ilumine nuestra vida! La fragilidad se convertirá en fortaleza, los temores en confianza, la tristeza en alegría, tula muerte en vida. ¡Es momento de enterrar el pasado que no nos edifica y dejar que el Espíritu obre en nosotros!: ¡Oh, Señor, envía tu Espíritu y seremos creados y renovarás la faz de

la tierra! Encendamos la luz del Espíritu Santo. (Se enciende el cirio designado para esta estación)

ORACIÓN FINAL

Señor y Dios nuestro,fuente de alegría y de esperanza,

hemos vivido con tu Hijo los acontecimientos de su Resurreccióny Ascensión hasta la venida del Espíritu Santo;

haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu graciay nos capacite para dar testimonio de Jesucristo

en medio del mundo.

Te pedimos por tu Santa Iglesia:que sea fiel reflejo

de las huellas de Cristo en la historia y que,llena del Espíritu Santo,

manifieste al mundo los tesoros de tu amor,santifique a tus fieles con los sacramentos

y haga partícipes a todos los hombresde la resurrección eterna.

Por Jesucristo nuestro Señor.