( ebook spa) michael s. neiberg - la gran guerra 1914-1918

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Michael S. NeibergLa Gran GuerraUna historia global (1914-1918)PAIDSBarcelona Buenos Aires MxicoTtulo original: Fighting the Great WarPublicado en ingls, en 2005, por Harvard University Press, Cambridge, Ma., EE.UU.Traduccin de Martn Rodrsniez-Courel GinzoCubierta de Joan BatallQuedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos. 2005 by the President and Fellows of Harvard College 2006 de la traduccin, Martn Rodrguez-Courel Ginzo 2006 de todas las ediciones en castellano,Ediciones Paids Ibrica, S. A.,Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelonahttp://www.paidos.comISBN: 84-493-1890-4 Depsito legal: B. 6.753/2006Impreso en A & M Grfic, S. L.08130 Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona)Impreso en Espaa - Printed in SpainA Dennis Showalter

SumarioAgradecimientos11Lista de abreviaturas 13Introduccin: un intercambio de telegramas15 1.Una desilusin cruel: la invasin alemana y el milagro del Marne2 5 2.Sueltos como fieras salvajes: la guerra en Europa oriental49 3.El territorio de la muerte: el estancamiento del frente occidental75 4.Enviados a la muerte: Gallpoli y los frentes orientales101 5.Los nudos gordianos: la neutralidad norteamericana y las guerraspor el imperio127 6.Francia desangrada: la agona de Verdn151 7.Una guerra contra la civilizacin: las ofensivas de Chantillyy el Somme175 8.La expulsin del demonio: el desmoronamiento del Este 199 9.Salvacin y sacrificio: la entrada de los norteamericanos,la cresta de Vimy y el Chemin des Dames223 10.Unos pocos kilmetros de barro lquido: la batalla de Passendale245 11.Una guerra como no conocamos: la amenaza de los U-booteny la guerra en frica269 12.El turno de Jerry: las ofensivas de Ludendorff293 13.A cien das de la victoria: de Amiens al Meuse-Argonne317Conclusin: un armisticio a cualquier precio 341Lista de ilustraciones349Cronologa de los principales acontecimientos353Personalidades357Fuentes principales 361ndice analtico y de nombres363

AgradecimientosEmpec la etapa de escritura de este libro poco despus de dos estimulantes experiencias intelectuales. En junio de 2003 asist a la II Conferencia Europea de Estudios sobre la Primera Guerra Mundial, celebrada en la Maison Fran-caise de Oxford. Pierre Purseigle organiz y dio cobijo a la conferencia ms estimulante, intelectualmente hablando, de cuantas haya asistido jams. Como l y Jenny Macleod haban hecho en Lyon en 2001, Pierre reuni a un increble elenco de eruditos de todas las disciplinas y nacionalidades. Tengo que agradecer a Pierre y a Jenny, y a todos los asistentes a esa conferencia incluidos Nicols Ginsburger, Adrin Gregory, Keith Grieves, Heather Jones, Jen-nifer Keen, Gary Sheffield, Dennis Showalter, Len Smith, Hew Strachan, Jeffrey Verhey y Vanda Wilcox, que compartieran sus ideas conmigo.Poco tiempo despus de la conferencia, Dennis Showalter y yo recorrimos en coche el frente occidental, empezando en Ypres y terminando en el cementerio norteamericano de Bony, en la Lnea Hindenburg. Desde que lo conoc en 1998, Dennis ha sido para m un maestro, un estudioso, un colega y un amigo ejemplar. Acept con generosidad leer este manuscrito y poner a mi disposicin su erudicin inigualable. Por todo lo que ha hecho por m y por toda una generacin de estudiantes de la Universidad de Colorado, de la Academia del Aire de Estados Unidos y de la Academia Militar de Estados Unidos, le dedico este libro con el mayor de los respetos.Hubo varios otros estudiosos de la Primera Guerra Mundial que me ayudaron a elaborar este libro, y, entre ellos, mis colegas John Abbatiello, Bill Astore y Mark Grotelueschen, con quienes he compartido el placer de ensear y trabajar. Robert Bruce y yo hace mucho tiempo que mantenemos correspondencia a travs del correo electrnico, gracias a lo cual he llegado a comprender mejor algunos matices sutiles de la guerra. William Philpott y Martin Alexander actuaron como magnficas cajas de resonancia mas durante nuestra estancia conjunta en Pars. Tambin he de hacer extensivo mi agradecimiento a Emmanuel Auzais, Virginie Peccavy y Hugues y Jolle de Sacy, del Ejrcito del Aire francs; a Bobby O. Bell de la American Battle Monuments Commis-sion; y a Laurent Henninger y a Andr Rakoto, por su amistad y generosa12 La Gran Guerrahospitalidad durante mis estancias en Francia. Entre otros amigos que me ayudaron a lo largo del camino estn Jeremy Black, Lisa Budreau, Jeannie Heidler, John Jennings, Michelle Moyd, Betsy Muenger y John Shy. Gracias tambin a Debbie Oliner, por su trabajo cartogrfico, y a la familia Rolfe por compartir una casa y un perro en Gran Bretaa y por proporcionarme algunas de las fotos.El personal del Liddell Hart Centre for Military Archives, del Imperial War Museum y del Service Historique de PArme de Terre de Vincennes fueron de una ayuda sin tacha, y agradezco profundamente el permiso de estas instituciones para citar su material. Me siento especialmente agradecido a Sabine Ebbols, del LHCMA, y a Stephen Walton y a Tony Richard, del IWM. Elwood White, John Beardsley y Marie Nelson me proporcionaron la misma ayuda maravillosa que siempre he recibido de la Biblioteca McDermott de la Academia del Aire. Este libro no habra sido posible sin el apoyo de Kathleen McDermott, de la Harvard University Press, y de mis colegas de la Academia del Aire de Estados Unidos, incluido el director de mi departamento, el coronel Mark Wells, y el subdirector, el teniente coronel Vanee Skarstedt. Holger Herwig y Edward M. Coffman son autores de eficaces informes que mejoraron el libro; si subsiste algn error, la responsabilidad es ma.Y como siempre, el mayor agradecimiento va para mi familia. A mi esposa, Barbara, y a mis dos hijas, Claire y Maya, que soportaron con alegra las visitas a los campos de batalla y a los archivos, aunque me parece que Pars fue slo un sacrificio menor. Mi familia, Larry, Phyllis y Elyssa Neiberg, y mi familia poltica, John, Sue, Brian Michele yjustin Lockley me han dado su apoyo incondicional en todos mis empeos. Gracias a todos.Lista de abreviaturasAbreviaturas utilizadas en las notas:IWM Imperial War Museum, Londres.LHCMA Liddell Hart Center for Military Archives, Kings College, Londres.SHAT Service Historique de l'Arme de Terre, Chteau de Vincennes.

IntroduccinUn intercambio de telegramasLl 29 de julio de 1914 el zar Nicols II de Rusia envi un telegrama a su primo, el kaiser Guillermo II de Alemania, pidindole ayuda:En este momento tan grave, apelo a ti para que me ayudes. Se ha declarado una guerra innoble a un pas dbil. La indignacin en Rusia, que comparto por completo, es inmensa. Preveo que muy pronto la presin a la que me veo sometido acabar abrumndome y me ver obligado a tomar medidas extremas que conducirn a la guerra. Con la nica intencin de evitar una calamidad de tal magnitud como sera una guerra europea, te suplico que, en nombre de nuestra antigua amistad, hagas cuanto est en tus manos para impedir que tus aliados vayan demasiado lejos.Este telegrama fue el primero de una serie de diez que los dos monarcas europeos se intercambiaron durante los tensos das entre el 29 de julio y el 1 de agosto. La crisis de la que hablaban los dos hombres no era consecuencia del asesinato en Sarajevo, el 28 de julio, del archiduque austrohngaro Francisco Fernando, sino del ultimtum lanzado por Austria-Hungra a Serbia el 23 de julio. En Europa fueron pocos los que pensaron en ese momento que el asesinato conducira a la guerra. Las ideas polticas del archiduque no eran bien vistas en la corte vienesa, y las monarquas europeas haban desairado con frecuencia a Francisco Fernando a causa de su matrimonio con una mujer de condicin social inferior. Aunque ella muri tambin a manos del mismo asesino y dejaba tres hijos de corta edad, la monarqua austraca se neg a colocar su cuerpo al lado del de su marido en la cripta de la familia real.Ninguno de los principales militares ni de las figuras polticas europeas consideraron que el asesinato fuera un acontecimiento lo bastante relevante para asistir al funeral o cancelar sus vacaciones estivales. Al principio, el Imperio austrohngaro minimiz su significado; el propio emperador ni siquiera asisti al funeral de su sobrino. El clima de indiferencia pareci hacerse patente en todo el continente. El general ruso Alexei Brusilov, a la sazn de vacaciones en Alemania, observ que la gente del balneario donde veraneaba16 La Gran Guerrase haba mostrado indiferente a los acontecimientos de Sarajevo.' Durante un tiempo, pareci que Europa podra sobrevivir a otra crisis ms; o que, si tena que estallar la guerra, sta podra constreirse a los Balcanes.Sin embargo, el ultimtum cambi la situacin en Europa de manera espectacular. La resolucin estableca unas condiciones de gran severidad contra Serbia, un pas que, segn crea la mayora de los austrohngaros, haba precipitado el asesinato. Entre ellas, se inclua la exigencia de que se permitiera participar a los oficiales austrohngaros en la investigacin serbia del asesinato. Las condiciones eran una bofetada en pleno rostro tanto para Serbia como para Rusia, la autoerigida protectora de aqulla. Con la esperanza de que Serbia rechazara las condiciones y, por tanto, les dara la excusa para la guerra, los austrohngaros haban empezado a movilizarse aun antes de que hubiera vencido el plazo fijado para que los serbios respondieran. Brusilov consider que el ultimtum haba cambiado lo suficiente la situacin para obligarle a poner fin a sus vacaciones antes de lo previsto y volver a su unidad. Al pasar por Berln, se encontr con manifestaciones multitudinarias que pedan la guerra contra Rusia.La tensin sigui en aumento cuando las multitudes serbias y bosnias quemaron banderas austrohngaras, y en Viena la muchedumbre hizo otro tanto con las serbias. En esta ltima ciudad, una turba cifrada en unas mil personas intent asaltar la legacin serbia. Como medida precautoria, la Royal Navy (Armada Britnica), que por casualidad realizaba unas prcticas programadas de movilizacin, se hizo a la mar el 29 de julio. La crisis internacional repercuti incluso en Nueva York. El 30 de julio la Bolsa registr su primer cierre no programado en cuarenta aos. El mismo da, Gran Bretaa interrumpi sus conexiones telegrficas con Alemania, y el gobierno alemn exigi a Rusia que expusiera sus intenciones antes de veinticuatro horas. La situacin ya haba alcanzado un punto de suficiente tensin para que los estadistas y militares de toda Europa cambiaran sus planes y volvieran al trabajo a toda prisa. Las tropas Rieron acuarteladas, se cancelaron los permisos, y se advirti a los reservistas que no se alejaran de sus hogares. Poda ocurrir cualquier cosa.El asesinato del archiduque Francisco Fernando y el subsiguiente ultimtum austrohngaro no tenan por qu haber provocado la guerra. La serenidad haba prevalecido durante dos incidentes acaecidos en Marruecos (1905 y 1911), en la anexin de Bosnia por Austria-Hungra en 1908, y en las dos guerras de los Balcanes (1912-1913). Cualquiera de estas crisis poda haber conducido a una guerra generalizada, pero todo haba discurrido pacficamente. En 1914, sin embargo, tanto alemanes como austrohngaros haban deci-1. Alexei Brusilov, A Soldia's Notebook, I914-191S (1930), Westport, Connecticut, Green->.-.>h Pri-ss, 1V7I, pg. 4.introduccin 17dido que la guerra convena ms a sus intereses que la paz. El ao anterior, el embajador francs en Alemania, Jules Cambon, haba advertido de un cambio en la actitud alemana. El diplomtico inform a su gobierno de que a Guillermo II se le ha convencido de que la guerra con Francia es inevitable, y que sta habr de llegar un da u otro... [El jefe del Estado Mayor] el general [Hel-muth von] Moltke se ha expresado en idnticos trminos que su soberano. Tambin ha declarado que la guerra es necesaria e inevitable.2En 1914 Alemania y Austria-Hungra tenan decidido que el momento de aquella guerra que consideraban inevitable ya haba llegado. Ambos pases teman la modernizacin en marcha del ejrcito ruso, cuya culminacin estaba prevista para 1917. Si se garantizaba el apoyo de Alemania, Austria-Hungra pensaba que la guerra poda incrementar su influencia en los Balcanes y terminar con la amenaza paneslava representada por Serbia. Por su parte, Alemania confiaba en reducir a uno de sus principales rivales continentales, con toda probabilidad Francia, a una condicin de mediocridad; pero esta ltima haba realizado tambin reformas militares recientes. La ms destacable, aprobada en 1913 en respuesta a la segunda crisis marroqu, ampliaba el perodo de prestacin del servicio militar obligatorio de dos a tres aos. Una vez aplicada en su totalidad, la ley de los tres aos prometa aumentar el nmero de soldados franceses en activo en casi un tercio.Por consiguiente, los oficiales alemanes ya haban dado todo su apoyo a sus aliados austrohngaros el 5 de julio, aun cuando semejante actitud implicaba la amenaza de guerra con Rusia. Incluso mientras los soberanos de Rusia y Alemania buscaban una forma de evitar la guerra a travs de su correspondencia telegrfica, los militares de sus pases se estaban preparando para el conflicto armado. El kaiser Guillermo se reuni con su general de mayor rango, Helmuth von Moltke, sobrino del legendario general que haba conducido los ejrcitos prusianos a brillantes victorias sobre Dinamarca, Austria y Francia entre 1864 y 1871. El kaiser pidi a Moltke que se preparara ante la contingencia de una guerra con Rusia. Moltke inform al kaiser de que no era posible una contienda slo con Rusia, toda vez que los planes de guerra alemanes exigan primero enfrentarse con Francia, a fin de eliminar al principal aliado de aqulla. El plan requera tambin un ataque a travs de Blgica para amenazar los flancos de las defensas francesas, lo que supondra una amenaza de guerra con Gran Bretaa, a la que preocupaba mantener limpio de barcos alemanes el litoral britnico del canal de la Mancha.Las aspiraciones globales de Alemania y la torpe diplomacia del kaiser haban colocado a Moltke y a sus predecesores en la difcil posicin de tener que2. Cambon, citado en Francis Halsey, The Literary Digest History ofthe World War, vol. 1, Nueva York, Funk and Wagnalls, 1919, pg. 101.18 La Gran Guerra

Los reservistas alemanes se dirigen al frente en 1914 entre las aclamaciones de la multitud. Los planes de guerra alemanes se apoyaban en la utilizacin de las reservas en las operaciones ofensivas, a fin de colocar el mayor nmero posible de hombres en Blgica y Francia durante las primeras semanas del conflicto. {National Archives)encarar una guerra de mltiples frentes en inferioridad numrica, tanto por tierra como por mar. Los enfrentamientos blicos previos de prusianos y alemanes se haban visto favorecidos por los objetivos limitados de sus generales y las rpidas victorias. Bajo el reinado de Guillermo II, Alemania se haba hecho poderosa, pero sus ambiciones haban sobrepasado su poder. La firma en 1907 de la Triple Entente (Rusia, Francia y Gran Bretaa) haba unido a los tres rivales ms poderosos de Alemania. Por tanto, Moltke daba por sentado que la guerra con uno significaba la guerra con todos. Por consiguiente, le dijo al kaiser que l no poda preparar una guerra slo con Rusia, ni siquiera poda desviar el grueso de las tropas germanas hacia el este para combatir con los rusos primero. Si Alemania iba a ir a la guerra, tendra que empezar por combatir en Blgica y en Francia. El kaiser le respondi, dicindole: Tu to me habra dado una respuesta diferente. La reprimenda llev a Moltke a confiar a su esposa que se haba sentido un hombre deshecho y he vertido lgrimas de desesperacin... Mi confianza e independencia han sido destruidos.1 Con3. Moltke, citado en Robert Asprey, Tbe First Battle oftbe Mame, Filadelfa, Lippincourt, 2,pg. 34.Introduccin 19

La situacin de Pars objetivo de las operaciones alemanas en 1914 la haca en buenamedida indefendible. Los estrategas franceses, confiando en asumir la ofensiva, habanpreparado la defensa de la capital de manera inadecuada. (United States Air Forc AcademyMcDermott Library. Colecciones especiales),fn ,\,semejante estado de nimo, Moltke parti hacia el campo de batalla al mandode los ejrcitos alemanes.En Rusia, el primo del kaiser se enfrentaba a un dilema parecido. El zar haba ordenado a sus generales que preparasen slo la movilizacin de los cuatro distritos militares que tenan frontera con el Imperio austrohngaro. Nicols II confiaba en que el optimismo que se desprenda de los telegramas del kaiser pudiera conducir a las negociaciones o, en el peor de los casos, a una guerra slo entre Austria-Hungra y Rusia. El ministro de la Guerra ruso, Alexander Sazonov, no tard en hacer aicos esas ilusiones. Advirti al zar de que una movilizacin parcial creara un peligroso estado de confusin. Rusia necesitaba tiempo para organizarse a lo largo y ancho de su enorme territorio y, en comparacin con Alemania, sus activos ferroviarios eran limitados. Si Rusia no ordenaba una accin total, no tardara en encontrar indefendibles sus fronteras con Alemania. El zar se avino a regaadientes, y el 30 de julio orden una movilizacin general.Aunque ninguno de los dos comprendi del todo las consecuencias de sus acciones, el zar y el kaiser haban dado los primeros pasos hacia su propia desaparicin. En contraste directo con su triunfal historia militar, Alemania es-20 La Gran Guerrataba a punto de embarcarse en una guerra general contra la fuerza conjunta de tres enemigos poderosos. Sus nicos aliados eran el tambaleante Imperio austrohngaro, que se abocaba a su extincin, y una nada fiable Italia, que no tard en cambiar de bando. El alto mando alemn saba que cuanto ms durase la contienda, ms se inclinaran las posibilidades de victoria del bando enemigo. Tendran que ganar la guerra en Blgica y Francia con rapidez o se arriesgaran a no ganar nada.En noviembre de 1918 tanto Nicols como Guillermo haban pagado cara la guerra que iniciaron. En marzo de 1917 la revolucin y la derrota militar condujeron a Nicols a abdicar del trono; los bolcheviques lo asesinaran, junto con su familia, en julio del 1918. El reinado de Guillermo se prolong slo algunos meses ms. El 10 de noviembre de 1918, pocas horas antes de que el nuevo gobierno alemn firmara el armisticio que pona fin a la guerra que l haba comenzado, Guillermo abdic del trono y parti al exilio en Holanda. Los monarcas de Austria-Hungra y del Imperio otomano correran suertes parecidas.Los vencedores de la Primera Guerra Mundial fueron los estados democrticos de Gran Bretaa, Francia y Estados Unidos. Estos pases, aunque aquejados de sus propias deficiencias estructurales, dependan menos de la autoridad de anticuados regmenes monrquicos. Fueron, por tanto, capaces de modificar o cambiar de gobierno cuando las situaciones lo exigieron, sin tener, al mismo tiempo, que desembarazarse de sistemas enteros. En consecuencia, no sufrieron revoluciones y pudieron formar gobiernos capaces de trabajar con los generales en aras de la victoria. Cuando fall un sistema de organizacin, crearon otro, hasta que terminaron por encontrar la frmula del xito.Por irnico que parezca, ninguno de los tres vencedores ms poderosos de la Primera Guerra Mundial haba buscado el conflicto en 1914. El gobierno francs, deseoso de evitar la guerra a menos que su territorio fuera amenazado, orden a sus unidades que se retiraran casi diez kilmetros de la frontera germana y que se quedaran all salvo que Alemania invadiera realmente Francia. Aunque algunos nacionalistas franceses crean que la guerra con Alemania poda vengar la derrota en la guerra franco-prusiana de 1870-1871 y recuperar las provincias que se le haban arrebatado a su pas tras aquel conflicto, lo cierto es que Francia haba descartado haca tiempo una guerra ofensiva para conseguir tales objetivos. Francia defendera sus fronteras, pero no iniciara ningn conflicto blico por su cuenta.Si la guerra iba a ser tan corta como predecan la mayora de los expertos, el activo militar ms importante de Gran Bretaa, su poderosa armada, tendra una participacin escasa. Su pequeo ejrcito profesional no estaba diseado para librar una gran guerra en el continente, y eso a pesar de la creacin en 1907 de una Fuerza Expedicionaria Britnica (BEF) para facilitar su rpidoIntroduccin 21

En agosto de 1914 los oficiales britnicos condujeron a su pequeo ejrcito contra elgrueso del avance alemn en Francia y Blgica; en la accin sufrieron un gran nmero debajas. En 1916 un periodista coment que el Ejrcito britnico de antes de la guerra noera ms que un recuerdo heroico. ( Corbis).despliegue. Los alemanes desdeaban al Ejrcito britnico y no hicieron ningn intento por hundir los transportes que trasladaron las tropas britnicas a Francia y a Blgica. Mejor era, crean Moltke y sus colegas, destruir la armada britnica una vez llegara al continente, si es que el gobierno britnico se atreva en realidad a enviarla.Ni Gran Bretaa ni Francia acabaron de comprender en 1914 cules eran sus objetivos blicos ni la forma de ejecutarlos. En ese mismo ao, Brusilov crea que Francia estaba muy lejos de estar preparada para la guerra.4 La descripcin que hace Douglas Porch del Ejrcito francs como incapaz de4. Brusilov, op. cit,, pg. 1.22 La Gran Guerra

El teniente Benjamn Foulois (izquierda) y un instructor de Wright Aviation guan el nico avin que posea el Ejrcito norteamericano en 1910. Al cabo de una dcada, estos modestos inicios haban dado paso a una nueva forma de hacer la guerra, y Foulois se haba convertido en el jefe del Servicio Areo de la Fuerza Expedicionaria Norteamericana. (United States Air Forc Academy McDermott Library. Colecciones especiales)

decidir en qu poca histrica viva, podra aplicarse tambin a Gran Bretaa. * Las unidades de lite del Ejrcito francs fueron a la guerra en 1914 luciendo uniformes de llamativos colores, ms propios de sus colonias africanas que de la moderna guerra de acero. Los britnicos, por su parte, seguan comandados por hroes coloniales con una escasa comprensin de las complejidades de la poltica del continente, como era el caso del secretario de Estado para la Guerra, Horario Kitchener, y de sir William Robertson, que hablaba seis dialectos hindis, pero ni francs ni alemn. El Ejrcito britnico no haba combatido en el continente desde la guerra de Crimea de 1854-1856. Tanto britnicos como franceses pagaron un precio muy alto por las elevadas curvas de aprendizaje que sufrieron desde 1914 a 1917.Hacia finales de 1917, sin embargo, aquella curva de aprendizaje casi se haba completado. Francia, Gran Bretaa y Estados Unidos haban desarrollado unas estructuras industriales, polticas y militares que les ayudaron a sobrellevar la crisis de 1918. La victoria fue fruto de la combinacin del perfecciona-5. Douglas Porch, Marcb to the Mame: 'i'be Frencb Army, ISH-1914, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 1981, pg. VII., Introduccin 23miento en la destreza militar y de la evolucin de un sistema de apoyo administrativo, econmico y social que condujo al xito en el campo de batalla. Se haba avanzado mucho desde agosto de 1914, cuando el general Henry Wilson hizo su comentario acerca de la reunin en la que la mxima autoridad britnica se haba decidido por la guerra. La describi como una reunin histrica de unos hombres que, en su mayora, ignoraban por completo lo que estaban tratando.6 En 1917-1918 su descripcin ya no encajaba con los mximos dirigentes civiles y militares de las potencias aliadas.7 Unos dirigentes que supervisaban unos enormes aparatos militares, con la infraestructura para mantenerlos. Como consecuencia de la creacin aliada de un sistema conjunto civil y militar, en noviembre de 1918 el mariscal francs Ferdinand Foch condujo a los representantes del nuevo gobierno alemn hasta un claro en el bosque cerca de Compigne. All, en un vagn de ferrocarril, el gobierno alemn se rindi, poniendo fin as a la guerra en cuyo desencadenamiento haba desempeado un papel tan significativo. 6.Wilson, citado en Asprey, op. cit., pg. 40. 7.La Triple Entente hace referencia al acuerdo diplomtico entre Gran Bretaa, Francia yRusia. En septiembre de 1914 estos pases firmaron el Pacto de Londres, en virtud del cual e ciea-ba la Alianza de la Entente. A partir de entonces, estas naciones y las que lucharon a su lado fueron conocidas como los aliados.- -.

Captulo 1Una desilusin cruel La invasin alemana y el milagro del MameEl soldado francs no ha perdido ninguna de las cualidades militares de su estirpe; conserva todo su valor y ardor atacante, pero estas mismas cualidades han de ser dirigidas con prudencia sobre el moderno campo de batalla o conducirn a un rpido desgaste de fuerzas.Boletn de operaciones francs del cuartel general del general Joffre a los jefes de las unidades, 21 de septiembre de 1914*Dado que los planes de guerra alemanes asuman que el enfrentamiento con uno de los miembros de la Triple Entente implicaba la guerra con todos ellos, las primeras operaciones de importancia que realizaron los alemanes se dirigieron hacia el oeste, contra Blgica y Francia, dos pases involucrados slo de manera indirecta en la crisis precipitada por el ultimtum austrohngaro. Para Alemania, el nico delito de Blgica era su desafortunada posicin geogrfica, y las condiciones de la Triple Entente obligaban a Francia a movilizarse slo en el caso de una movilizacin alemana, y a atacar si Alemania atacaba a Rusia. Francia no tena que haberse visto involucrada en absoluto en la crisis de julio. Aunque resulte irnico, el inicio de la guerra por parte de Rusia el principal problema diplomtico de los alemanes durante dicha crisis supuso nicamente una preocupacin secundaria para Alemania; mientras siete ejrcitos alemanes se dirigieron hacia el oeste, slo el octavo se encamin hacia el este.Combatir segn lo previstoLos planes de guerra alemanes siguen siendo objeto de una intensa controversia histrica, aunque los estudiosos han alcanzado un consenso general sobre tres puntos. Primero, que los alemanes asumieron la necesidad de derrotar a* El epgrafe est extrado del Boletn de Operaciones de 21 de septiembre de 1914 Opra-tions du 2 au 25 aot 1914, SHAT fondos BUAT 6N9, caja 8, exp. 5.26 La Gran GuerraFrancia antes que a Rusia porque suponan que aqulla se movilizara con ms rapidez que sta. Segundo, que Alemania asumi que tena que flanquear las fortificaciones francesas violando la neutralidad de Blgica siempre que fuera para derrotar a Francia con la suficiente rapidez para volver al este y enfrentarse a los rusos. Tercero, que Alemania supuso o que Gran Bretaa no luchara por la neutralidad belga (con la memorable alusin del kaiser al tratado de 1839 como un pedazo de papel), o que, si lo hiciera, los alemanes derrotaran a la pequea Fuerza Expedicionaria Britnica (BEF) en cualquier parte del continente. Para los estrategas alemanes, la posible intervencin del Ejrcito britnico no supona, por tanto, un desafo de importancia.Para conseguir este ataque relmpago sobre Blgica y Francia, el 2 de agosto los alemanes empezaron a desplegar siete de sus ocho ejrcitos hacia el oeste. Las unidades responsables del principal avance a travs de Blgica fueron el I y II Ejrcito, con 320.000 y 260.000 hombres, respectivamente. Dos ejrcitos ms, el III y el IV, prestaban su apoyo atravesando Luxemburgo y el sur de Blgica, mientras que al V, VI y VII se les encomend la defensa de Alsacia y Lorena. Moltke estableci su cuartel general en Luxemburgo, que result hallarse demasiado lejos de sus ejrcitos para ejercer un control real sobre ellos, y demasiado lejos de Berln para conservar una comprensin cabal de la situacin general.Aunque la accin violaba un tratado firmado por Alemania, un ataque a travs de la neutral Blgica ofreca diversas ventajas de importancia. La lnea ms poderosa de fortificaciones de Francia discurra a lo largo de la frontera alemana, desde Verdn a Toul y desde Epinal a Belfort. A excepcin de Mau-beuge, los fuertes existentes en el noroeste de Francia se hallaban en un estado de deterioro general, puesto que los franceses haban concentrado su gasto militar en armas ofensivas. Adems, las fuerzas francesas se concentraban a lo largo de la frontera con Alsacia y Lorena. Si los alemanes eran capaces de moverse con rapidez, los ejrcitos franceses podran estar demasiado lejos de Pars para evitar que los alemanes tomaran o rodearan la capital.Blgica pareca propicia para la ocupacin. Tena una fuerza militar pequea, que ascenda a 117.000 hombres, una cifra que no era ni la mitad de la del II Ejrcito alemn. Careca, adems, de muchas de las armas de guerra modernas, y la preparacin de su Estado Mayor y de sus servicios auxiliares se situaba muy por debajo de los niveles de sus vecinos ms poderosos. Celosa de su neutralidad, Blgica no haba mantenido negociaciones de importancia antes de la guerra ni con Francia ni con Gran Bretaa. Algunos alemanes haban esperado, incluso, que los belgas tal vez permitieran a los ejrcitos alemanes atravesar libremente su pas, en lugar de intentar resistirse.En contra de tales expectativas, y pese a la abrumadora desigualdad a la que se enfrentaban, los belgas se prepararon para resistir. Sus esperanzas resulta-Una desilusin cruel 27ron ser una serie de ciudades fortificadas que protegan los principales ros, carreteras y lneas ferroviarias del pas. Entre las ms fuertes se encontraba Lie-ja, con doce fuertes independientes, 400 piezas de artillera y capacidad para mantener a una guarnicin de 20.000 hombres. Namur, al sudoeste de Lieja, tena nueve fuertes que, segn crean los comandantes belgas, podran resistir durante nueve meses sin refuerzos. Tanto Lieja como Namur se levantaban en la lnea de avance del II Ejrcito alemn. La ms impresionante de todas las fortificaciones belgas se eriga ms al norte y protega a la ciudad portuaria de Amberes. Sus defensas estaban integradas por ms de 43 km de lneas exteriores, 17 fuertes independientes y casi 13 km de murallas interiores.Los alemanes no pretendan asediar las fortificaciones belgas; lo que planeaban era arrasarlas con artillera moderna fabricada con ese propsito. Los obuses de 280 mm alemanes podan disparar sus proyectiles hasta una distancia de casi 10 km, un alcance que sobrepasaba con creces la capacidad de respuesta de los caones de las fortalezas belgas. Los proyectiles de estos obuses pesaban 336 kg y viajaban a una velocidad de 345 m/s, produciendo una energa de choque de ms de seis mil toneladas. Una batera alemana experta poda disparar hasta veinte proyectiles por minuto.

Soldados alemanes en su avance a travs de Blgica. Las prisas excesivas y el miedo provocado por [as acciones de los partisanos pusieron nerviosos a los jvenes soldados alemanes, lo que llev a cometer atrocidades y represalias contra la poblacin civil belga.(Library ofCongress) "' .,.m \ ._/-,, ' ,-, j .\ryi\t\ wcas para protegerlas del fuego de artillera enemigo. El sistema de trincheras tpico adoptaba una disposicin en zigzag, tanto para evitar los ataques con fuego directo desde los flancos como para crear zonas de fuego entrelazadas mediante las cuales se pudiera cubrir cualquier punto dado por ms de una ametralladora, rifle o pieza de artillera. De esta manera, el terreno entre dos sistemas de trincheras, conocido como tierra de nadie, poda ser observado de manera permanente, y se poda batir cualquier punto por mltiples armas al mismo tiempo. Las defensas de primera lnea incluan a menudo hasta tres lneas paralelas de trincheras diferentes, conectadas por trincheras de comunicaciones que discurran, por lo general, en perpendicular al frente.La guerra de trincheras no fue una innovacin del frente occidental, ni la mayora de los europeos desconocan por completo de qu se trataba. Tanto la guerra civil norteamericana, en sus ltimas etapas, como la guerra ruso-japonesa haban sido testigos de extensos sistemas estticos de trincheras deEl territorio de ia muerte 77campaa. Este ltimo conflicto en especial hizo presa en las mentes de los oficiales ms clarividentes de la Gran Guerra, algunos de los cuales haban sido observadores de su desarrollo. La mayora de los mandos de alto rango, sin embargo, crean que la guerra de trincheras era una aberracin pasajera, y no la condicin normal del combate. Para los hombres, las trincheras a principios de 1915 no eran todava los lugares miserables, embarrados y llenos de ratas y piojos que llegaran a convertirse, con el tiempo, en smbolo de la guerra. En 1914 y a principios de 1915, las trincheras ofrecan una proteccin vital contra las ametralladoras, la artillera y los elementos. Un soldado alemn observaba en las primeras semanas de la guerra que la vida en las trincheras era ms agradable que una larga marcha; uno se acostumbra a esa existencia, siempre y cuando los cuerpos de los hombres y de los caballos no huelan demasiado mal.1 A comienzos de 1915 las trincheras no se asociaban an a la paralizacin indefinida. Incluso en la guerra ruso-japonesa, donde se impona a menudo la potencia de fuego defensiva, determinaron que la infantera tomara con frecuencia las trincheras y obras de campaa del enemigo, si bien es cierto que con grandes prdidas.Por lo tanto, en los primeros das de la guerra de trincheras en el frente occidental, muchos oficiales vieron stas como un problema por superar, aunque, sin duda, no como una dificultad insalvable. Una vez se hubieran neutralizado o evitado las trincheras del enemigo, esperaban volver de lleno a la guerra de maniobra. Durante todo el conflicto, los planes operacionales exigieron una y otra vez la concentracin de la caballera para explotar cualquier brecha que la artillera y la infantera abrieran en el sistema de trincheras del enemigo. Pero la realidad fue que en el frente occidental la caballera desempe slo un papel de persecucin significativo en muy contadas ocasiones, aunque la exigencia permanente de su preparacin da fe de la perseverancia en la creencia de que podan romperse los sistemas de trincheras.As pues, uno no debera criticar a los generales del frente occidental sin valorar primero en toda su extensin los problemas a los que se enfrentaban. Pocos generales aliados podan confiar en conservar sus puestos por mucho tiempo, si se empeaban en seguir como abogados inexorables de la guerra defensiva. Los ciudadanos y gobernantes de las naciones aliadas esperaban de sus mentes militares, a la mayora de las cuales seguan teniendo en gran estima, que encontraran una solucin a la paralizacin y liberaran las regiones ocupadas. La guerra de trincheras coloc a aquellos hombres en un terreno intelectual que cada vez les era menos familiar. Muchos no consiguieron efec-1. Fragmentos del diario de un soldado alemn, CLX Regimiento de Infantera, VIII Cuerpo, encontrado en una trinchera cerca de Souain, SHAT 19N159, caja 1, exp. 6, anotacin del 9 de septiembre de 1914.78 La Gran Guerratuar los cambios necesarios, y fueron numerosos los generales ineptos que mantuvieron sus puestos durante mucho ms tiempo del que deberan. Que siguieran al mando a pesar de sus defectos fue, a menudo, cuestin de que no hubiera nadie con mejores soluciones evidentes que ocupara sus puestos.En los ltimos tiempos, los historiadores se han esforzado en demoler el estereotipo tradicional del general insensible, a salvo detrs de las lneas, que ignoraba alegremente las cifras de bajas que se le presentaban.2 Como en cualquier conflicto blico, la Primera Guerra Mundial tuvo su cuota de generales eficaces y de generales ineptos. Aquellos que triunfaron tuvieron a menudo que volver a aprender todo lo que crean que saban sobre la guerra moderna. Los pocos cuyas experiencias formativas haban sido adquiridas en las guerras de la unificacin alemana (1864-1871) se encontraron tratando con tecnologas, doctrinas y escalas operacionales completamente nuevas. En cuanto a los que eran demasiado jvenes para haber combatido en aquellas guerras, muchos se haban hecho famosos en operaciones coloniales en frica o Asia, una preparacin apenas adecuada para el frente occidental. Varios haban alcanzado el rango de general sin haber odo siquiera un disparo en combate.El comandante francs Joseph Joffre era uno de aquellos generales cuyas experiencias en Madagascar e Indochina haban configurado su punto de vista. Su plan de librar una guerra de estratagemas en 1914 haba conducido a su ejrcito al callejn sin salida en el que se encontraba al finalizar el ao. Nada proclive a quedarse sentado ociosamente mientras el enemigo ocupaba una buena franja del territorio de su pas, Joffre busc un lugar en el frente en el que una ofensiva tuviera todas las posibilidades de cambiar la situacin a favor de Francia. El mayor peligro para su patria, crea Joffre, resida en el saliente gigante que, extendindose desde Arras a Craonne, sobresala hacia Com-pigne y llegaba, en su extremo ms septentrional, a 10 km escasos de Pars. El frente de este saliente se situaba entre las ciudades de Noyon, en el lado alemn de la lnea, y Soisson, en el lado aliado.La ofensiva de Champaa y Neuve ChapelleEl 20 de diciembre de 1914 Joffre orden una serie de ataques contra el saliente con la esperanza de lograr una penetracin. Los ataques por el norte se dirigieron contra Noyon, mientras que los del sur presionaron la lnea entre2. Vase especialmente Gary Sheffield, Porgotten Victory: The First Wold War, Myth and Reali-tics, Londres, Headline, 2001, y Brian Bond, The Unquiet Western Front, Cambridge, Cambridge University Press, 2002.El territorio de ia muerte 79

Un avin Spad II francs patrulla el frente occidental. Advirtase que el artillero apunta su ametralladora por detrs del avin. En 1916 los alemanes presentaron una ametralladora provista de un mecanismo que evitaba el disparo cuando la pala de la hlice estaba en la lnea de mira. Tal dispositivo permita a los pilotos disparar a travs del crculo descrito por la hlice, dando origen as al verdadero caza. (United States Air Forc Academy McDermott Library. Colecciones especiales)Reims y Verdn. Estos ataques, que no pasaron de ser unos avances mal coordinados contra unas posiciones fuertemente defendidas, recordaron ms a las frustraciones de la batalla de las Fronteras que a la fluidez de la del Marne. Su fracaso demostr que los asaltos frontales no slo ocasionaban unas bajas tremendas a las desprotegidas unidades de infantera, sino tambin que no tenan muchas posibilidades de abrir brecha alguna en las lneas enemigas.El 8 de enero los alemanes aprendieron una leccin parecida al intentar lograr su propia ruptura en una ofensiva lanzada contra Soissons. Aunque consiguieron hacerse con algunas pequeas cabezas de puente al sur del ro Aisne y conservar Soissons hasta septiembre, no lograron penetrar ms de lo que lo haban logrado los franceses. Una vez ms, el desventurado kaiser haba sido invitado por su Estado Mayor para que se acercara al frente y fuera testigo de la toma de un objetivo importante, esta vez la ciudad de Reims, en Champaa. De nuevo, tuvo que asistir al fracaso de las tropas alemanes para culminar su misin. Tanto en el ataque francs como el contraataque alemn80 La Gran Guerrala defensa haba mantenido la supremaca, subrayando la desventaja tctica en que las armas modernas colocaban a los atacantes.En la carta que un soldado francs escribi a un amigo en febrero de 1915, se pone de relieve el impacto que estaba teniendo la guerra sobre la naturaleza y los combatientes:Cuando llegamos aqu en el mes de noviembre, esta llanura era magnfica, sus campos rebosaban de remolacha hasta donde la vista alcanzaba, haba granjas prsperas diseminadas por doquier y abundaba el trigo. Ahora, es la tierra de la muerte. Todos sus campos estn reventados, pisoteados, las granjas han sido quemadas y arruinadas y es otro el cultivo que crece: pequeos montculos coronados por una cruz o tan slo por una botella puesta del revs, en la que alguien ha colocado los papeles del hombre que yace all. La muerte me ha rozado muchas veces con sus alas cuando me arrastro a toda prisa por las trincheras o los senderos para evitar la metralla de las granadas o las rfagas de las ametralladoras.3Quien escribi esto fue uno de los afortunados. Sobrevivi a la guerra.La ofensiva de Champaa demostr sin ningn gnero de duda las dificultades que planteaban los ataques. La existencia del frente sigue impidiendo realizar cualquier maniobra, conclua un estudio interno francs sobre la campaa. Slo siguen siendo posibles los ataques frontales. Prepararlos y llevarlos a cabo requiere un trabajo rudimentario. La potencia de fuego, sobre todo de las ametralladoras, converta casi cualquier avance en un suicidio. Mientras siga en accin una sola ametralladora [despus de la fase de artillera], finalizaba el mismo estudio, las bajas pueden ser considerables.4 Las grandes cargas napolenicas que los generales haban estudiado en clase, y que emulaban en los simulacros de combate, sencillamente no funcionaban en la era de las armas automticas. De ah en adelante, la guerra asistira a los enrgicos esfuerzos por todos los lados, en especial por el de los aliados, para neutralizar o eludir aquella potencia de fuego.Mientras este proceso de cambio doctrinal daba comienzo, otros reformaban los ejrcitos, que se convirtieron en instrumentos de experimentacin de los generales. En agosto de 1914 el secretario de Estado de la Guerra britnico, Horado Kitchener, haba hecho un llamamiento en peticin de voluntarios para los Nuevos Ejrcitos, los hombres que sustituiran a los soldados profesionales de la BEE Kitchener y el gobierno britnico confiaban en alis- 3.Jean-Pierre Guno e Yvcs Lapluine (comps.), Paroles de Poilus: Lettres et Carnets du Front,1914-1918, Pars, Librio y Radio Franco, !998, pg. 90. 4.Grand Quartier General [Cuartel General] Army of tlie East, The war of February toAngust, 1915, SHAT Fondos BUAT 6N9, pgs. 2 y 10.El territorio de a muerte 81tar a 100.000 hombres, pero, en su lugar, y en menos de cinco meses, en Gran Bretaa se incorporaron a filas 1.186.000 hombres. Al finalizar 1915, 2.466.719 britnicos se haban alistado en el servicio militar como voluntarios, a los cuales se unieron 458.000 ms procedentes de Canad y 332.000 australianos.5 Dado que Gran Bretaa no tena un servicio militar generalizado antes de la guerra, pocos de aquellos hombres conocan siquiera los detalles ms elementales de la vida militar; muchos no saban ni disparar un rifle.Lo que a estos hombres les faltaba de experiencia, les sobraba de fra determinacin. El periodista Philip Gibbs describi la actitud de aquellos soldados como de menos militar que resignada. Pocos de los hombres a los que entrevist Gibbs afirmaron comprender la concatenacin de acontecimientos diplomticos que haba conducido a Gran Bretaa a la guerra, y algunos mostraron casi tanta desconfianza hacia Francia como hacia los alemanes. Sin embargo, a un profundo nivel personal comprendan que su pas estaba en peligro y que los haba llamado a filas. La idea de que el Imperio britnico estaba en peligro fue, advirti Gibbs, el verdadero llamamiento que llev a aquellos hombres a alistarse. Gibbs resuma la actitud de stos con la frase: Detesto la idea, pero hay que hacerlo.6Aun cuando no combatieron mucho hasta el otoo, la mera creacin de los Nuevos Ejrcitos cambi de manera radical el sistema militar britnico. Las guerras de Gran Bretaa haban sido, por tradicin, responsabilidad de los profesionales voluntarios, que siempre se haban mantenido distanciados de la sociedad britnica. En ese momento, el ejrcito era una fuerza enorme de ciudadanos con ntimas conexiones con la sociedad en general. Como tal, la ciudadana exiga cambios en la naturaleza de las operaciones del ejrcito. En 1914 Kitchener haba conseguido mantener alejados del ejrcito a los periodistas, pero casi no haba un britnico que no tuviera un amigo o un pariente en los Nuevos Ejrcitos, y queran estar informados de las actividades de aquellos a los que amaban. En consecuencia, en marzo de 1915 el Ejrcito britnico acredit a regaadientes a sus primeros cinco corresponsales de guerra. Aunque Gibbs seal que en la consideracin del cuartel general britnico los periodistas apenas estaban por encima de los espas, los generales no tuvieron ms remedio que aceptar este vnculo entre el ejrcito y la sociedad que lo sustentaba.7Mientras los Nuevos Ejrcitos se entrenaban y preparaban, los profesionales lo intentaron una vez ms. Los britnicos cubrieron las bajas sufridas por la BEF en 1914 trasladando soldados desde la India, lo que proporcion 5.Sheffield, op.cit., pg. 43. 6.Philip Gibbs, Now It Can Be Told, Nueva York, Harper, 1920, pg. 69. 7.Ibid., pg. 13.82 La Gran Guerrapor un tiempo los refuerzos necesarios mientras los nuevos reclutas terminaban su entrenamiento. Con estos refuerzos, el I Ejrcito de Douglas Haig elabor un plan meticuloso para apoderarse de los alrededores de la ciudad de Neuve Chapelle. El Estado Mayor de Haig levant una detallada cartografa de la zona para que fuera estudiada por los oficiales y la complementaron con precisas fotografas areas de la topografa y de las defensas alemanas. Los preparativos britnicos impresionaron tanto a Joffre, que ste orden que el plan se trasladara y distribuyera entre los integrantes de su propio Estado Mayor como modelo para seguir. De hecho, la calidad de los preparativos britnicos debera arrumbar el repetido estereotipo de que los oficiales de la Primera Guerra Mundial eran de una incompetencia manifiesta.El plan de Haig prevea realizar una penetracin no por la fuerza bruta, como haba hecho Joffre en Champaa, sino mediante toda la astucia que permitan las operaciones militares en 1915. Haig planeaba hacer de la virtud necesidad, limitando su descarga de artillera previa al ataque a slo treinta y cinco minutos. Un bombardeo breve dara a los alemanes un tiempo limitado para reforzar el sector; en cualquier caso, la escasez de municin de artillera de alta potencia impeda que la descarga fuera mucho ms larga. A fin de ocultar sus verdaderas intenciones, Haig proyect varios ataques de diversin al norte y al sur de Neuve Chapelle. Por su parte, la aviacin britnica limpiara el cielo de pilotos enemigos, garantizando que los alemanes no pudieran observar los movimientos britnicos. El ataque principal se iba a producir en un estrecho frente de unos dos kilmetros y sera llevado a cabo por un gran contingente de 45,000 hombres con caballera de reserva. Al ocultar la verdadera intencin de su plan, Haig confiaba en concentrar sus fuerzas en una parte pequea del frente, algo que le permitira conseguir una superioridad numrica local en el punto de ataque. Una vez atravesaran Neuve Chapelle, sus hombres se dirigiran hacia el sudoeste, cruzando por la pared meridional de una elevacin del terreno conocida como la colina de Aubert.La fuerza de la operacin de Neuve Chapelle resida en sus objetivos. Haig no pretenda aplastar el frente del saliente con la intencin de matar todos los alemanes que pudiera, antes confiaba en que su penetracin amenazara y acabara cortando la lnea ferroviaria que discurra de norte a sur al este de Neuve Chapelle. Toda la posicin alemana en ese sector dependa de los suministros que llegaban por aquella lnea ferroviaria. Al cortar las comunicaciones alemanas con los centros de abastecimiento de Lille y Douai, Haig esperaba obligar a una retirada general de su enemigo sin sufrir grandes bajas.El plan funcion casi por completo, gracias, en buena medida, a que el I Ejrcito britnico segua teniendo una dotacin bastante nutrida de profesionales, los cuales podan entender semejante serie de preparativos cuidadosamente elaborados y, por tanto, complejos. Aunque limitada a slo treinta yEl territorio de la muerte 83

Los globos de reconocimiento como ste podan controlar los movimientos de las unidades enemigas y al mismo tiempo corregir la precisin del fuego artillero. Pronto se convirtieron en objetivos de los cazas enemigos. {NationalArchives)cinco minutos, la descarga de la artiilera britnica fue intensa. En esa algo ms de media hora, los britnicos dispararon ms proyectiles de artillera que los que utilizaron en toda la guerra Ber, en una demostracin de hasta qu punto la guerra moderna haba llegado a depender de la industria. A las 7.30 de la maana del 10 de marzo de 1915, la infantera britnica empez a avanzar en la confianza de que la artillera hubiera destruido las alambradas de espino que los alemanes haban desplegado delante de ellos, e impedido los intentos de stos de reforzar el sector de Neuve Chapelle.li, Al principio todas las seales indicaban que Haig y su Estado Mayor haban elaborado una obra maestra. Tal y como Haig haba esperado, sus preparativos pillaron completamente por sorpresa a los defensores alemanes, obligndolos a una retirada precipitada. La ciudad de Neuve Chapelle cay en manos britnicas en slo treinta minutos, un logro notable para esta guerra desde cualquier punto de vista. En la parte oriental de la ciudad, las unidades alemanas, cogidas por sorpresa y en inferioridad numrica, se retiraron ms aprisa de lo que los britnicos podan perseguirlas.; Sin embargo, a pesar de este xito madrugador, la batalla degener enseguida. El refinamiento del plan para Neuve Chapelle no tard en volverse en su contra. La relativa escasez de proyectiles de artillera haba conducido a Haig y a su Estado Mayor a centralizar su utilizacin en el cuartel general del I Ejrcito, de manera que los comandantes locales no podan redirigir el fuego84 La Gran Guerrahacia donde lo necesitaban. Por otro lado, la carencia de radios de campaa oblig a disear un plan demasiado rgido, que fijaba unos objetivos para cada jefe de unidad, pero que no les dejaba ir ms all sin las instrucciones de los superiores del cuartel general. En muchos lugares las unidades britnicas avanzaron tan deprisa, que tuvieron que esperar a que cesaran sus descargas de artillera preestablecidas antes de seguir avanzando. En otras zonas no encontraron ninguna oposicin, pero no pudieron recibir la autorizacin de avanzar con la suficiente rapidez para explotar las oportunidades que se abran ante ellos.La demora britnica dio tiempo a los alemanes a reaccionar, y a las 17.30 de la tarde, despus de trasladar hombres, artillera y ametralladoras al sector de Neuve Chapelle, consiguieron detener el avance britnico a mitad de camino entre Neuve Chapelle y la colina de Aubert. En ese momento, las fuerzas britnicas quedaron expuestas en un rea sin trincheras, lo que las dej sin posibilidad de defensa contra los contraataques alemanes del 11 y el 12 de marzo. Tales ataques obligaron a los britnicos a retirarse hasta casi la lnea inicial de partida. A cambio de 13.000 bajas (de las cuales, aproximadamente 4.000 fueron hindes), los britnicos haban estado a punto de conseguir sus objetivos, pero, en lugar de ello, todas sus ganancias se redujeron a una franja insignificante de terreno de apenas 1 km de fondo y 3 km de largo. Las bajas de los alemanes, alrededor de 15.000, fueron ligeramente ms elevadas.Para los britnicos, Neuve Chapelle fue, por igual, una victoria gloriosa y un fiasco sangriento.8 La ofensiva haba demostrado lo que se poda lograr con unos preparativos cuidadosos, aunque tambin la rapidez con que un xito poda degenerar en fracaso. Neuve Chapelle ayud a acabar con la ilusin de que la guerra podra concluir tras una gran batalla como Sadowa, Sedn o Waterloo; la guerra, empezaron a creer muchos, no acabara pronto. Despus de la batalla, uno de los generales del Estado Mayor de Haig concluy que me temo que Gran Bretaa tendr que acostumbrarse a prdidas mucho mayores que las de Neuve Chapelle, antes de que consigamos aplastar al Ejrcito alemn.9 Por sutil que fuera el plan de Neuve Chapelle, no se haba traducido en la victoria que haba buscado Haig.No obstante, ste y su Estado Mayor llegaron a la conclusin, no sin justificacin, de que su plan no haba fracasado. Valoramos la operacin como un xito, recordaba uno de sus artfices, y estbamos convencidos de que habramos logrado nuestro objetivo de no haber sido por la mala suerte y unos 8.Francis Halsey, The Literary Digest History ofthe World War, vol. 2, Nueva York, Funk andWagnalls, 1919, pg. 283. 9.El general John Charteris citado en Martin Gilbert, The First World War: A Complete History, Nueva York, Henry Holt, 1994, pg. 133 (trad. cast.: La Primera Guerra Mundial, Madrid, LaEsfera de los Libros, 2004).

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El frente occidental, 1915.pocos errores.1" La culpa de no haber conseguido ms en Neuve Chapelle, adujeron muchos oficiales del Estado Mayor, se haba debido al suministro inadecuado de proyectiles de artillera. Semejante anlisis ignoraba la centra--lizacin de su artillera por parte de Haig una vez iniciada la fase de infantera, pero haca hincapi en un problema de abastecimiento. En scSlo tres das, los britnicos haban disparado a lo largo de un frente estrecho una sexta parte de sus reservas totales de municin artillera. A principios de mayo, la industria britnica haba suministrado nicamente dos millones de proyectiles de los seis millones prometidos para reemplazar a los utilizados en los primeros meses de la guerra. Sir John French manifest a Charles Repington, el influyente corresponsal de guerra del londinense Times, su frustracin hacia los polticos britnicos, a quienes culpaba de la escasez y baja calidad de los proyectiles que haba recibido la BEE Repington public las acusaciones, acuando la expresin crisis de proyectiles, la cual contribuy a generar una crisis de confianza en el gobierno britnico.10. General sir Henry de Beauvoir de Lisie, My Narrative ot" the Great Germn War, 1910, LHCMA, Coleccin de Lisie, Parte I, pg. 59.86 La Gran GuerraEl estancamiento y el comienzo de la guerra qumicaMs al norte, en Flandes, los britnicos estaban convencidos de que tenan la situacin bien dominada. Lo acontecido en 1915 hasta ese momento pareca demostrar que los alemanes seguiran a la defensiva en todo el frente occidental. Los britnicos aprovecharon esta aparente inactividad para mejorar su posicin y, a tal fin, triplicaron el nmero de soldados que tenan en el rea de Ypres y tomaron el cercano Cerro 60 (llamado as porque se elevaba hasta sesenta metros de altura), una de las escasas elevaciones del terreno de Flandes.Estos preparativos fortalecieron el saliente de Ypres, aunque Horace Smith-Dorrien sigui considerando una imprudencia basar all las defensas britnicas. El saliente se proyectaba hacia el interior de las lneas alemanes formando una C invertida especialmente bien definida, lo que, en consecuencia, la expona a los ataques desde el norte, el este y el sur. Smith-Dorrien propuso retirarse hasta detrs del canal de Ypres, que discurra por la retaguardia del II Ejrcito britnico, y enderezar as la lnea para dar a los alemanes menos opciones de ataque. Sir John, que segua enfadado con Smith-Dorrien por su desobediencia en Le Cateau el verano anterior, se neg a considerar la idea.En la creencia de que los alemanes seguiran a la defensiva en Flandes, Foch invirti buena parte de marzo y principios de abril en planificar un ataque contra la cresta de Vimy, una cadena de colinas situada en el norte de Arras, desde la que los alemanes podan observar todos los movimientos de los aliados en la zona. Las fuerzas alemanas haban utilizado tambin esas montaas para bombardear Arras, lo que se sald con la prctica destruccin de las dos magnficas plazas de la poblacin. Si los aliados eran capaces de aliviar la presin sobre la ciudad, podran utilizarla como una base fiable de comunicaciones y abastecimiento para las operaciones contra el este. Foch lleg a obsesionarse con tomar la cresta de Vimy y la cercana cadena montaosa de Notre Dame de Lorette; esta pretensin hizo que ignorara las amenazas existentes en otros sectores.La concentracin de los aliados en Arras se revel costosa. Pronto empezaron a recibirse pruebas de que quiz los alemanes no fueran a quedarse de brazos cruzados en Flandes. Durante una incursin a pequea escala a las trincheras alemanas, los soldados franceses haban capturado a un soldado enemigo que llevaba una mscara antigs rudimentaria. Otros prisioneros haban informado a los interrogadores franceses que las mscaras estaban pensadas para proteger a las fuerzas alemanas de los gases venenosos que stas haban estado concentrando en la zona de Ypres. En un asalto a las trincheras realizado por ios britnicos se descubrieron incluso unos cilindros que los alemanes planea-El territorio de la muerte 87ban utilizar para lanzar el gas. Pese a todo, los cuarteles generales britnico y francs emitieron slo vagas advertencias de la posibilidad de que se utilizaran armas qumicas en el sector de Ypres.Es probable que los mandos aliados interpretaran la informacin considerando que lo del gas era una aagaza. Las armas qumicas contravenan las leyes internacionales sobre la guerra, y aunque todas las grandes potencias tenan algunos arsenales qumicos, los britnicos y los franceses no haban planeado utilizarlas y es probable que dieran por sentado que los alemanes no utilizaran las suyas por humanidad. Desde un punto de vista operacional, el nico sistema de liberar el gas implicaba soltarlo de los cilindros dentro de sus propias lneas y confiar en un viento favorable que lo transportara. Los alemanes tenan la desventaja de estar en el este, lo que les situaba de cara a los vientos, generalmente predominantes, del oeste.11 Por la razn que fuera, los aliados se equivocaron de manera estrepitosa al juzgar las intenciones de los alemanes respecto a las nuevas armas. Su error les cost miles de bajas y a punto estuvo de costarles tambin todo el sector de Ypres.El comandante alemn Erich von Falkenhayn tena tres objetivos en su ofensiva. En primer lugar, esperaba reducir la penetracin del saliente de Ypres en sus lneas, que representaba un obstculo para sus vas de comunicacin. Adems, pretenda alejar la atencin del traslado al este de cuatro de sus cuerpos para unirse a la gran ofensiva oriental alemana en Gorlice-Tarnw. Y, por ltimo, quera infligir un gran nmero de bajas al Ejrcito britnico que defenda Ypres. Falkenhayn, al igual que muchos miembros de la lite alemana, consideraba a los britnicos como el enemigo ms implacable de Alemania en la lid imperialista y del comercio internacional. En palabras del canciller Bernhard von Blow, Falkenhayn acusaba a los britnicos de negarle a Alemania una posicin destacada en el mundo.Al igual que el plan de Haig para Neuve Chapelle, los preparativos de Falkenhayn para lo que acabara conocindose como la segunda batalla de Ypres pusieron de relieve cierta destreza, pero tambin tuvieron algunos defectos. Falkenhayn decidi alcanzar el decisivo elemento sorpresa no acumulando grandes reservas en el sector de Ypres. En consecuencia, los aviones de reconocimiento britnicos y franceses que sobrevolaban las lneas enemigas no advirtieron ninguna actividad inusitada. El general alemn esperaba utilizar el gas de manera coordinada con un intenso bombardeo de artillera, a fin de abrir brechas en las lneas enemigas. Cuanta mayor conmocin y pnico provocara la novedad de la guerra qumica, ms posibilidades tendran los alemanes de desguarnecer y explotar la posicin del enemigo.11. Por lo general, la situacin de los alemanes en el levante se revel como una gran ventaja: los ataques aliados al amanecer avanzaban en lnea recta hacia el resplandor de la salida del sol.88 La Gran GuerraEl ataque se inici con una descarga convencional de fuego artillero el 22 de abril de 1915. Ms tarde ese mismo da, cuando los vientos empezaron a soplar del este, los soldados alemanes abrieron 5.000 botes de gas cloro. La nube verde provoc que una unidad territorial africana francesa se dejara llevar por el pnico y abriera una brecha de ms de 6 km en las lneas aliadas al norte de Ypres. Los alemanes avanzaron con prudencia, ya que no queran meterse en la nube de gas y porque teman que un cambio en la direccin del viento hiciera retroceder el gas sobre ellos. Aun as, al cabo de veinticuatro horas haban tomado el tercio septentrional del saliente y se establecan slo a unos 5 km de la propia Ypres.El plan de Falkenhayn, al igual que el de Haig, albergaba la simiente de su propio fracaso. La decisin alemana de no acumular reservas en el sector de Ypres haba conseguido la sorpresa buscada; la falta de ellas, sin embargo, limit la fuerza de Falkenhayn para aprovecharse de la brecha provocada por el ga>. Los soldados britnicos aprendieron enseguida a improvisar mscaras antigs provisionales, empapando trozos de tela en cualquier lquido que tuvieran a mano. La I Divisin canadiense, que contaba entre sus generales de brigada con el vendedor de pisos fracasado Arthur Currie, se despleg por el norte de Ypres y retras el avance alemn. Currie fue nombrado jefe del Cuerpo canadienses en junio de 1917 y logr conducirlo a victorias espectaculares. Bajo su mando, el Cuerpo de canadienses se convirti, a juicio de Dennis Sho-walter, en la gran unidad de combate ms perfecta de la historia moderna, en relacin a sus circunstancias.12Foch y sir John ordenaron contraataques que se saldaron con un gran nmero de bajas, si bien consiguieron disminuir el mpetu de los ataques alemanes. Nuevos ataques en mayo permitieron a los alemanes apoderarse del tercio oriental del saliente, aunque la ciudad permaneci en manos aliadas. La segunda batalla de Ypres fue una victoria para los aliados slo en la medida en que lograron mantener su posicin, pero haba sido un combate cruento (aproximadamente 15.000 bajas por cada bando), y el lamentable fracaso de los aliados en prepararse para la nube de gas requera una cabeza de turco. Como era lgico, sir John ofreci la de Smith-Dorrien, al que se le inform de su destitucin por telegrama.Para ocupar su puesto, sir John, cuyos propios das estaban contados, ascendi a Herbert Plumer. A pesar de su corpulencia y un aspecto a todas luces nada militar, Plumer tena una mente astuta y era un estratega. Desde entonces, casi todos los observadores del Ejrcito britnico se han deshecho en elo-12. Dennis Showalter, Mastering the Western Front: Germn, British and French Approa-ches, comunicacin presentada en la II ('(inferencia Europea sobre los estudios de la Primera Guerra Mundial, Universidad de Oxford, Inglaterra, 23 de junio de 2003.E! territorio de la muerte 89

Los ataques con gas, como ste observado desde el aire, dependan de que las condiciones climatolgicas fueran favorables. La imprevisibilidad de los vientos limitaba la utilidad y letalidad del gas, pese a lo cual sigui provocando tremendos sufrimientos. (NationalArchives)gios hacia l y Tim Harrington, su talentoso jefe del Estado Mayor. Incluso Philip Gibbs, que se pas gran parte de la guerra como periodista observando y criticando el funcionamiento interno del generalato britnico, consideraba que formaban un equipo magnfico. El ascenso de Plumer compens en parte la injusticia cometida con Smith-Dorrien.Ni Plumer ni la mayora de los oficiales britnicos percibieron la trgica irona implcita en el casi xito de Neuve Chapelle: la de que la accin haba sido lo bastante satisfactoria para conducir a ms ataques frontales contra posiciones enemigas preparadas. Esta leccin planteaba el menor de los retos para el pensamiento militar tradicional y, por lo tanto, se convirti en la interpretacin habitual entre los generales aliados de mayor rango. Los ms agresivos entre ellos queran repetir el plan operacional de Neuve Chapelle, con algunas modificaciones en cuanto a la envergadura de la preparacin artillera, en otro punto de la lnea. Terminada la segunda batalla de Ypres, Foch volvi a centrar su punto de mira sobre la cresta de Vimy.Como en Neuve Chapelle, los Estados Mayores aliados pretendan interrumpir las lneas laterales de abastecimiento alemanas que discurran parale-90 La Gran Guerralas al frente occidental. Sin esas lneas de suministros, confiaban los aliados, tal vez los alemanes se vieran obligados a retirarse a campo abierto, donde la caballera poda perseguirlos. En esta ocasin, britnicos y franceses planificaron coordinar dos ofensivas ms o menos simultneas y aproximadamente en la misma rea general, con la intencin de impedir la capacidad de los alemanes para concentrar los refuerzos. Mientras Foch y los franceses atacaban las colinas de Vimy, los britnicos atacaran de nuevo en las cercanas de Neuve Chapelle, esta vez frente a la ciudad de Festubert.Los britnicos introdujeron otra modificacin en su doctrina. Despus de haber comprobado la dificultad que entraaban las acciones ofensivas, desarrollaron el concepto de los ataques de morder y resistir. La idea implicaba apoderarse de un trozo de terreno de fcil defensa e incitar entonces al enemigo al contraataque; si ste morda el anzuelo, tan ingeniosa tctica le traspasaba la carga del ataque. Aunque fueron muchos los oficiales que trabajaron en la idea, es al general Henry Rawlinson a quien hay que reconocerle su paternidad. Rawlinson, otro de los generales a los que despreciaba sir John, haba mandado uno de los cuerpos que intervinieron en Neuve Chapelle. De esta manera, Festubert supuso una oportunidad para que los britnicos empezaran a cambiar su doctrina militar.En Festubert, Rawlinson comand un cuerpo bajo el mando global de Haig. Aunque los dos hombres mantenan desacuerdos, ambos compartan hasta ese momento el mismo desdn por las dotes de mando de sir John, lo que les haba acercado profesionalmente. Tras concluir que el revs de Neuve Chapelle haba sido consecuencia de la deficiente artillera, Haig y Rawlinson no estaban dispuestos a cometer dos veces el mismo error. Sin embargo, siguieron enfrentados al mismo problema de la escasez de proyectiles, sobre todo de los de alto explosivo, necesarios para daar las trincheras y alambradas alemanas. En su lugar, los britnicos disponan de una cantidad desproporcionada de granadas de metralla, efectivas para matar a los hombres a la intemperie, pero intiles para hacerlo en las trincheras y en los refugios subterrneos. Para el ataque de Festubert, los britnicos contaron nada ms que con 71 caones de ms de 120 mm de calibre; y el 92 % de los proyectiles que dispararon fueron granadas de metralla.13 La escasez de municin limit la preparacin artillera del ataque a slo cuarenta minutos, apenas una mejora respecto al que haban utilizado en Neuve Chapelle.El 9 de mayo de 1915 asisti al avance de los ejrcitos francs y britnico contra sus respectivos objetivos. (Casualmente fue tambin el da en que13. C. R. M. F. Truttwell, A History ofthe Great War, 1914-1918, Oxford, Clarendon Press, 1934, pg. 158. Otras fuentes sitan el porcentaje de proyectiles con metralla en el 75 %, pero la dea general ..le la excesiva dependencia de los britnicos en la metralla sigue siendo cierta.El territorio de la muerte 91los primeros hombres de los Nuevos Ejrcitos embarcaron hacia Francia.) Los britnicos no tardaron demasiado en descubrir que sus escasas reservas de proyectiles eran nada ms que una parte del problema. Muchas de las piezas de artillera haban disparado ms proyectiles en los primeros meses de la guerra que lo que estaban diseadas para disparar a lo largo de su vida til; en consecuencia, los tubos de muchas de ellas estaban combados y disparaban los proyectiles sin ninguna precisin. A esto vino a sumarse que mucha municin no estall porque era defectuosa. Un informe de la poca asegur que los soldados haban visto muchos proyectiles llenos de serrn, y no de explosivos, aunque es posible que esta historia fuera slo un rumor de campo de batalla, alentado para desviar las culpas por las derrotas de 1915 hacia los saboteadores o los que especulaban con la guerra.Como consecuencia de la mala calidad del apoyo artillero, el avance de la infantera fue incapaz de repetir el xito inicial de Neuve Chapelle. Adems, los alemanes, que haban aprendido de su experiencia, se haban atrincherado a ms profundidad para protegerse de la artillera enemiga. Los britnicos y los soldados hindes avanzaron en una formacin tan apretada, que los mandos alemanes dieron la orden de disparar hasta que los caones [de las ametralladoras] revienten. Durante la batalla, Rawlinson pregunt al jefe de una brigada la razn de que sus hombres no avanzaran. El general contest: Porque yacen fuera de combate en tierra de nadie, seor, y la mayora no volver a levantarse. Los informes del reconocimiento areo, que informaron de que los alemanes estaban reforzando el sector, indujeron a Haig a suspender la batalla. El Ejrcito britnico sufri casi 12.000 bajas en un da. Y los beneficios que compensaran aquel sacrificio eran nulos.14Ms al sur, cerca de Arras, a los franceses les haba ido an peor, a pesar de disponer de unas reservas ms abundantes de municin artillera. Tras renunciar al elemento sorpresa, Foch orden un bombardeo artillero de seis das, durante los cuales los artilleros franceses dispararon ms de 300.000 proyectiles contra las posiciones alemanas. Foch predijo con seguridad que la artillera cortara las alambradas alemanas, permitiendo as que la infantera rompiera las lneas enemigas. Tambin le dijo a Joffre que el xito de su operacin de la cresta de Vimy acabara con la guerra en el frente occidental en tres meses.Los franceses hicieron algunos avances, tomando temporalmente una de las tres colinas principales de la cadena de Vimy y consiguiendo ascender por la ladera de otra cercana. El 15 de mayo las fuerzas de Foch haban movido la lnea casi 5 km, pero el coste humano fue tremendo. El fracaso britnico en Festubert permiti a los alemanes trasladar refuerzos hasta las colinas de14. El general de brigada Oxley, citado en Gilbert, op. cit., pg. 160.92 La Gran Guerra

Al contrario que sus homlogos de la metrpoli, que lucan brillantes colores, los soldadosafricanos del Ejrcito francs fueron a la guerra ataviados con uniformes caqui. Concebidapara la guerra de frica, esta indumentaria demostr ser muy adecuada para el fenteoccidental. ( Bettmann/Corbis),.,...,Vimy, lo que fortaleci enormemente la lnea. De todos modos, Foch crey que la lnea alemana estaba a punto de romperse y orden otro ataque. El general francs sigui con la ofensiva hasta junio, aunque cada vez con menos ganas. En total, Francia sufri unas espantosas 102. bajas, mientras que las que infligi a su enemigo no llegaron ni a la mitad de esa cifra.Con todas las partes escasas de municin y de reservas humanas, el verano transcurri en una tranquilidad relativa. Ambos bandos necesitaban rea-provisionarse de municin y de repuestos ferroviarios, aunque tambin de ideas. Aunque los planes para 1915 representaron avances significativos respecto a los enfoques ms que rudimentarios de 1914, no haban conseguido los resultados prometidos. Los generales aliados, que hasta ese momento haban conseguido librarse de que se los cuestionara en serio por la manera de dirigir la guerra, empezaron a ser objeto de un examen cada vez ms minucioso. Tanto sir John como Joffre y Foch perdieron el halo de competencia que los haba acompaado durante los primeros desastres. Por su parte, los generales culpaban de todo a la insuficiente artillera. En otoo de 1915 la produccin diaria de proyectiles en Gran Bretaa era nicamente de 22.000 unidades; los alemanes estaban produciendo ms de diez veces esa canti-El territorio de la muerte 93dad.13 La crisis de los proyectiles se convirti con rapidez en el tema de conversacin ms importante de los Estados Mayores de los cuarteles generales aliados y de sus capitales.Los problemas de los proyectiles y de la artillera afectaron tambin a Francia. El puntal del Ejrcito francs haba sido su pieza de artillera de campaa de 75 mm, un arma gil y precisa de tiro rpido, que se ajustaba a la perfeccin a la doctrina ofensiva francesa previa a la guerra. Sus proyectiles de trayectoria rasante de 75 mm, sin embargo, no podan daar las defensas profundas de las lneas alemanas. En enero de 1915 Francia tena slo diecisiete caones que disparasen proyectiles de ms de 155 mm. Joffre y sus generales echaron las culpas de sus primeros fracasos en 1915 a la falta de caones de gran calibre, aunque los polticos sealaron con acierto que el mismo Joffre haba apoyado la dependencia de Francia del can de 75 mm en los aos anteriores a la contienda. El reiterado argumento de Joffre de que la falta de municiones le haba impedido ganar la guerra con rapidez se torn poco convincente. El primer ministro francs, Rene Viviani, coment al presidente Raymond Poincar que Joffre quiere hacernos creer que el fracaso de su ofensiva es culpa nuestra. Cuando empez la ofensiva [de Champaa] conoca a la perfeccin las municiones de las que disponamos. Lo que quiere es culpar al gobierno de los errores que l mismo ha cometido.16El estado de tensin que se suscit a raz de la crisis de los proyectiles contribuy a la remodelacin de los gobiernos de Francia y Gran Bretaa. El 9 de mayo los britnicos formaron un gobierno de coalicin, y un mes ms tarde se cre un Ministerio de Municiones. Al frente de ste se coloc al ministro de Economa, David Lloyd George, antiguo opositor a la guerra Ber. Como medida provisional, el dinmico Lloyd George aument de manera espectacular los encargos de proyectiles a las fbricas de Estados Unidos, y empez a reorganizar la industria del pas, para lo cual se apoy en la mano de obra femenina a fin de sustituir a los hombres que haban partido para el frente.Al iniciarse la guerra, prcticamente todos los rganos legislativos electos dieron muestras pblicas de solidaridad para ayudar a sus gobiernos a actuar con ms dinamismo. Las treguas no slo eliminaron los debates partidistas, sino que retiraron de hecho a los parlamentos de los procesos decisorios durante los primeros aos de la guerra. La autoridad de los ejecutivos empez tambin a disminuir, en buena medida a causa de que eran pocos los respon-15.Albert Palazzo, Seeking Victory on the Western Vrant: The British Army and Chemical Warfarein World War I, Lincoln, University ofNebraska Press, 2000, pg. 55. Los franceses estaban produciendo 100.000 por da.16.Citado en Pierre Miquel, Les Poiliis: La Frunce Sacrfie, Pars, Plon, 2000, p%s 20-21ft.94 La Gran Guerra

La marcha al frente de los trabajadores fabriles, junto con la cada vez mayor necesidad de municiones, provoc profundos cambios en la poblacin activa durante la guerra. Todos los bandos pasaron a confiar en la mano de obra femenina para la fabricacin de municin, como muestra esta factora britnica. (National Archives)sables polticos que entendieran el intrincado funcionamiento del ejrcito. Ni el primer ministro britnico, Herbert Asquith (primer ministro de 1908 a 1916), ni el presidente francs, Raymond Poncar, llegaron a comprender a fondo los cambios econmicos, sociales y polticos que se estaban produciendo a su alrededor. El primer ministro, Rene Viviani, apenas si desempe algn papel en la toma de decisiones de alto nivel y acab dimitiendo a favor del ministro de Asuntos Exteriores, Aristide Briand, en octubre de 1915.Los estados monrquicos sufrieron aun con mayor intensidad el creciente vaco de autoridad. El kaiser Guillermo II crea que saba mucho ms sobre el ejrcito de lo que en realidad alcanzaban sus conocimientos. La costumbre del Estado Mayor General en los aos anteriores a la guerra de amaar los simulacros de combate, de manera que ganara siempre el bando del kaiser, no ayud a que el monarca entendiera el ejrcito tal cual era, que en nada se pareca a lo que l deseaba que fuera. Ya desde el proceso de movilizacin, los limitados conocimientos del kaiser condujeron a su creciente marginacin. Una vez que el propio Reichstag [cmara baja del Parlamento] dej patente su propia rrelevancia, el ejrcito tom cartas en el asunto. En consecuencia, a medida que la guerra se fue alargando, el ejrcito empez, por fuerza, a asumir ms y ms responsabilidades en la direccin poltica y econmica de la guerra.El territorio de la muerte 95Las batallas de Artois y LoosEn los primeros das de otoo los aliados creyeron que estaban listos para volver a atacar. Su plan requera llevar a cabo la mayor operacin realizada hasta el momento. El ataque principal se lanzara contra el saliente de Noyon, en Champaa, e intervendran 35 divisiones de infantera francesas, que sumaban un total de 500.000 hombres. A modo de maniobra de diversin, Foch reanudara sus ataques en las cercanas de la cresta de Vimy, mientras que los britnicos atacaran justo al norte, cerca de la trascendental ciudad minera de Lens. Los aliados confiaban en que sus ataques contra este sector hicieran creer a los alemanes que el rea de la cresta de Vimy-Lens volva a ser el objetivo principal y, de esta manera, tal vez podran dejar la regin de Champaa con una defensa menos slida.Haig y varios generales ms de la Fuerza Expedicionaria Britnica se opusieron al plan, arguyendo que, si los ataques de esa naturaleza haban fracasado en la misma regin durante la primavera, slo podan volver a fracasar, y que esto redundara en el fortalecimiento de las posiciones alemanas y en la disminucin de las reservas artilleras de los aliados. Muchas de sus bateras artilleras contaban slo con la mitad de las asignaciones de proyectiles autorizadas, y los britnicos seguan dependiendo en exceso de las granadas de metralla. No obstante, Joffre insisti en que los britnicos lanzaran su ofensiva para apoyar la suya en Champaa y, de paso, aliviar un tanto a los rusos, que se encontraban entonces en una situacin desesperada. No sera la ltima vez en la guerra que un ejrcito lanzaba una ofensiva que no haba escogido con el fin de ayudar a un aliado en apuros.Pese a sus reservas, sir John y sus generales decidieron que no les quedaba ms remedio que atacar. Lanzar la ofensiva con la artillera que disponan, sin embargo, sera dejar a la infantera sin el adecuado apoyo de fuegos, lo que condenara a su ejrcito a una carnicera segura. Asimismo, la ofensiva vera la primera aparicin a gran escala en combate de los Nuevos Ejrcitos. Los britnicos no esperaban demasiada sofisticacin tctica de estos hombres, razn de ms para que un apoyo adecuado adquiriese una trascendencia mayor. A fin de hacer lo imposible y de vengarse de la segunda batalla de Ypres, los britnicos recurrieron a un gas asfixiante; la sorpresa del gas, confiaban, proporcionara a la infantera la cobertura que la deficiente artillera no poda darle.Las ofensivas coordinadas de los aliados empezaron el 25 de septiembre. En la batalla de Loos, los britnicos utilizaron por primera vez gas venenoso. Tal y como haban hecho los alemanes en Ypres, la mayor parte del gas que lanzaron los britnicos iba contenido en botellas de gas a presin. All donde las condiciones fueron favorables, el gas oblig a los alemanes a abandonar sus posiciones; los cambios del viento y las dificultades tcnicas, sin embargo,96 La Gran Guerra

Este soldado, en una fotografa a todas luces preparada, posa con una mscara antigs mientras pela patatas. En un letal juego del ratn y el gato, los ejrcitos compitieron en el desarrollo de mejores mscaras antigs, al tiempo que sacaban nuevos gases capaces de penetrar las mscaras del enemigo. {National Archives)El territorio ci ia muerte 97condujeron a un considerable nmero de bajas propias. La consecuencia de que los britnicos hubieran utilizado el gas en lugar de los ataques artilleros a gran escala, fue que los sistemas de alambradas y trincheras de los alemanes apenas resultaron daados. Los britnicos sufrieron ms de 60.000 bajas en Loos, ms del doble de las que infligieron.Los britnicos no volvieron a utilizar botellas de gas a presin. Los dos bandos se dieron cuenta del efecto devastador que el gas venenoso produca en aquellos que se exponan a l; adems, los hombres que no moran por el gas, se dejaban llevar a menudo por el pnico y salan huyendo. As que ambos lados empezaron a investigar en la guerra qumica, desarrollando lanzagases capaces de enviar el gas a largas distancias que redujeran el riesgo de exponer a las propias tropas a sus efectos. Tambin empezaron un mortfero juego del ratn y el gato, en una carrera por producir gases que fueran capaces de penetrar las mscaras antigs existentes. Cuando un bando mejoraba sus mscaras antigs para hacer frente al desafo, el juego volva a empezar.La ofensiva de Joffre en Champaa no dependi tanto del gas embotellado a presin como la de Loos, pero tambin fracas. El Ejrcito francs haba preparado el terreno con lo que, en ese momento, constituy la mayor concentracin de fuego artillero de la historia. Al eximir del servicio militar a los trabajadores fabriles, la industria francesa haba aumentado la produccin de caones pesados e incrementado la de proyectiles, pasando de las 3.000 unidades diarias de municin pesada en diciembre de 1914 a 52.000 unidades diarias un ao despus. En consecuencia, Joffre dispuso de abundantes reservas para las ms de 900 piezas de artillera pesada y los 1.600 caones de campaa que batieron las lneas del frente alemn. En un alarde de confianza, Joffre congreg a sus divisiones de caballera para aprovechar las brechas que esperaba abrira la artillera. Los alemanes reaccionaron retrocediendo hasta su segunda y tercera lnea de trincheras, unos 10 km hacia su retaguardia. De hecho, entregaron su primera lnea, pero, al retirarse, convirtieron gran parte del bombardeo francs en algo verdaderamente intil. Cuando las tropas francesas avanzaron, vieron un cartel en la abandonada primera lnea de trincheras alemanas que rezaba as (en francs): Terreno en venta, pero a un alto precio.17Los franceses consiguieron abrir brechas en algunos puntos de las lneas alemanas, pero la abundante lluvia dificult que tanto la infantera como la artillera se movieran con rapidez. De este modo, las fuerzas francesas tuvieron que avanzar sobre un terreno que su propio bombardeo haba contribuido a embarrar y a accidentar. En conclusin, las ofensivas de septiembre, entre ellas el segundo intento fallido de Foch en la cresta de Vimy, haban resultado17. Cruttwell, op. t., pg. 167.98 La Gran Guerraun desastre. El nmero total de bajas ascendi a 100.000 franceses, 60.000 britnicos y 65.000 alemanes.Las repercusiones de estas bajas fueron de gran calado, y la de mayor rango acab siendo la de sir John French. Uno de sus subordinados, Haig, haba estado intrigando desde haca tiempo para que destituyeran al que otrora fuera su amigo. Lady Haig tena una estrecha amistad con la familia real, y el propio Haig haba mantenido, por invitacin regia, una correspondencia personal con el rey Jorge V. En diversas cartas dirigidas a ste, al primer ministro Asquith y a Kitchener, Haig se haba quejado de la manera de French de dirigir la guerra. Por otro lado, las crticas pblicas de sir John sobre la incapacidad del gobierno para proporcionarle la cantidad y calidad adecuadas de proyectiles no contribuyeron a afianzarle en su posicin, y tampoco le ayud el que Joffre y el gobierno francs ya no confiaran en l. En consecuencia, el 17 de diciembre el gobierno le quit el mando de la Fuerza Expedicionaria Britnica y lo nombr comandante en jefe de las fuerzas del Reino Unido. En mayo de 1918, despus de que estallara la guerra civil que asolaba la isla, recibi el nada envidiable nombramiento de virrey de Irlanda.Para sustituirlo, el gobierno nombr a Haig, la misma persona cuyas intrigas haban provocado en parte la destitucin de sir John. Graduado con las mximas calificaciones en Sandhurst [Real Academia Militar] e hijo de un rico destilador escocs, Haig era un militar en el sentido ms amplio de la palabra. Figura controvertida entonces, sigue sindolo todava en la actualidad. Pocos generales han inspirado alguna vez tanta lealtad de los que los rodeaban y tanta repulsa de periodistas, polticos y muchos historiadores. Haig se cohiba tanto en presencia de los polticos britnicos, que Lloyd George lleg a pensar que era un burro. Atento y creativo en ocasiones, Haig poda ser tambin fro, distante y arrogante. Sus virtudes ms destacadas en diciembre de 1915 fueron su mayor capacidad (comparado con sir John) para trabajar con Joffre y su fe absoluta en la eventualidad de una victoria britnica.Joffre sobrevivi a 1915, pero no sin ciertas dificultades. Pese a las enormes bajas y a los mnimos beneficios del ao, segua gozando de la aceptacin de los hombres del Ejrcito francs. Por supuesto, y como suceda en todos los ejrcitos, pocos eran los soldados que vean alguna vez a su comandante. Joffre pasaba la mayor parte del tiempo en el suntuoso castillo de Chantilly, disfrutando de los manjares y de las artistas del cercano Pars. De todas maneras, sus hombres seguan refirindose a l como pap y, en la medida en que pensaran en l, en lneas generales crean que era un comandante todo lo bueno que podan esperar.El mayor problema de Joffre tena que ver con sus malas relaciones con los polticos franceses. El crea que la guerra era una competencia exclusiva de los militares y reaccionaba con enojo ante la mera sugerencia de que el minis-E territorio de ia muerte 99tro de la Guerra, el primer ministro, la Asamblea Legislativa o, incluso, el presidente, tuvieran autoridad para cuestionar sus criterios. Durante el exilio de cuatro meses del gobierno francs en Burdeos, Joffre haba creado una Zona de los ejrcitos en el nordeste de Francia, que diriga de forma dictatorial. Prohibi la entrada en la zona a muchos polticos influyentes y, en una ocasin, amenaz al presidente Poincar con encarcelarlo si se apartaba del orden del da que Joffre y su Estado Mayor haban fijado para l. Y tambin intent destituir al genera] Maurice Sarrail, favorito de la mayor parte de los polticos izquierdistas de Francia. En venganza, en octubre de 1915, el Parlamento oblig a dimitir a Alexandre Millerand, un firme partidario de Joffre, como ministro de la Guerra, sustituyndolo por el ancestral enemigo de ste, Joseph Gallieni, el hroe del Marne. Las derrotas en el campo de batalla de Joffre y sus intentos de situarse por encima del gobierno francs debilitaron su posicin, pero su popularidad entre los soldados y en el frente interior le libr del destino de sir John durante otro ao.No obstante, los das de Joffre tambin estaban contados. Durante el invierno de 1915 a 1916 se amontonaron las pruebas de que se estaba produciendo una importante concentracin de fuerzas alemanas cerca de Verdn, Joffre desech la posibilidad de un ataque alemn all y reaccion con furia ante las acusaciones de que no estaba prestando la suficiente atencin a la zona. Su especial susceptibilidad a estas acusaciones provena del hecho de haber despojado de su artillera pesada al anillo de poderosas fortalezas de Verdn, a fin de proporcionar una mayor potencia de fuego a su fracasada ofensiva de Champaa. Sin embargo, los detractores de Joffre tenan razn: los alemanes estaban planeando una ofensiva en Verdn para 1916. Y sta se convertira en la ms larga, sangrienta e importante de la guerra.

Captulo 4Enviados a la muerteGallpoli y los frentes orientalesQu diablos hemos venido a hacer aqu?Un soldado francs en Salnica, 1915*Las frustraciones del frente oriental obligaron a los generales y a los polticos a buscar otros lugares para forzar un desenlace. Los acontecimientos de 1915 haban convertido el frente de ms de 700 km de Francia y Blgica en una lnea de fortalezas subterrneas prcticamente inexpugnable. Incluso los planes ms cuidadosos, como los elaborados para Neuve Chapelle, no haban producido ms que xitos efmeros. Sin embargo, la mayora de los generales del frente occidental seguan insistiendo en que la guerra se ganara o perdera slo en Francia. Los polticos aliados, muchos de los cuales se sentan cada vez ms frustrados con lo que consideraban fracasos de sus oficiales de mayor graduacin, no estaban de acuerdo y empezaron a mirar a otros lugares.Como era lgico, la mayora de los polticos y generales franceses insistieron en que el frente occidental siguiera siendo el principal centro de atencin aliado. De todos modos, incluso muchos franceses llegaron a reconocer el valor de buscar una accin decisiva en otro emplazamiento. Por su parte, cuanta menor era la amenaza directa sobre los britnicos, ms impacientes se mostraban stos por experimentar. Su ejrcito se iba haciendo cada vez ms fuerte, a medida que los Nuevos Ejrcitos se entrenaban y aprendan a combatir, mientras que su activo militar ms importante, la dominante Royal Navy, esperaba ms o menos inactivo. Aunque la marina britnica tena encomendado el bloqueo a Alemania y la proteccin de las rutas de navegacin, muchos de sus jefes de mayor rango se mostraban anhelantes por hacer mucho ms.En consecuencia, el gran plan britnico para una operacin en el este en 1915 provino del Almirantazgo, y no del ejrcito. El primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, crea que la Royal Navy poda lograr un gran xito* El epgrafe est extrado de una cita en Dennis Showalter, Salnika, en Robert Cowley (comp.), The Great Wiir: Perspectivas on the First World War, Nueva York, Random House, 2003, pg. 235.102 La Gran Guerracontra el Imperio otomano a un coste limitado. El plan, en el que tena depositadas grandes esperanzas, consista en hacer cruzar a toda prisa el estrecho de los Dardanelos a un escuadrn de la Marina y amenazar Constantinopla. Churchill confiaba en que la presencia de la Royal Navy pudiera dar pie a un gran nmero de transformaciones: eliminando las amenazas otomanas contra el canal de Suez; abriendo una ruta directa de navegacin en aguas calientes hacia Rusia; incitando a Bulgaria, Rumania y/o Grecia a unirse a los aliados; provocando una revuelta entre las minoras griega, kurda, armenia y rabe del Imperio otomano y, presionando, en fin, a un gobierno turco que Churchill co