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137 MODELOS DE DESARROLLO PROFESIONAL DEL PROFESORADO UNIVERSITARIO Luis Miguel Villar Angulo UNIVERSIDAD DE GRANADA I) INTRODUCCIÓN En este capítulo uso la expresión modelos de desarrollo profesional para referirme a esquemas o pragmáticas que han orientado los procesos de perfeccionamiento del conocimiento, destrezas y actitudes del profesorado universitario. Por profesorado universitario entiendo el conjunto de personas que tienen nombramientos académicos a nivel de enseñanza universitaria. El adjetivo profesional utilizado, en general, hace referencia a una ocupación. En los términos en que lo voy a usar en este capítulo, profesional significa la ocupación universitaria que tiene como atributo la promoción del conocimiento. En parecidos términos Sparks y Loucks-Horsley (1990: 235) convinieron en utilizar el término modelo al conceptualizarlo como el diseño de un programa de perfeccionamiento del profesorado no universitario. De otra parte, el principio desarrollo del profesorado universitario ha sido definido, entre otras expresiones, por la siguiente: "...Teoría y práctica de la facilitación de la mejora en la actuación del profesorado en una variedad de dominios, incluidos el intelectual, el institucional, el personal, el social, y el pedagógico" (Menges y otros, 1988: 291). Los educadores que han sintetizado los modelos de desarrollo del profesorado universitario han convenido en clasificarlos atendiendo a variables claramente independientes entre sí. Una de las obras clásicas es la escrita por Gaff (1975) que ha establecido una triangulación del desarrollo, según se oriente al profesorado, la instrucción o la organización. Para este autor, el desarrollo del profesorado presta atención a los miembros, y se entiende que "...mejora los talentos, amplía los intereses, mejora la competencia, y facilita de otra parte el crecimiento profesional y personal de los miembros de la facultad, particularmente en su papel de instructores" (p. 14). En segundo lugar, el desarrollo instruccional tiene como meta los cursos y el curriculum, y se percibe como "...la aplicación sistemática y continua de principios de aprendizaje y de tecnología educativa para desarrollar las experiencias de aprendizaje más eficaces y eficientes para sus estudiantes" (p. 47). Finalmente, el desarrollo organizativo hace hincapié en la organización como un todo, o en alguna unidad menor, como es el departamento, y citando a otros autores, lo define como

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    MODELOS DE DESARROLLO PROFESIONAL DEL PROFESORADO UNIVERSITARIO

    Luis Miguel Villar Angulo

    UNIVERSIDAD DE GRANADA

    I) INTRODUCCIN En este captulo uso la expresin modelos de desarrollo profesional para referirme a esquemas o pragmticas que han orientado los procesos de perfeccionamiento del conocimiento, destrezas y actitudes del profesorado universitario. Por profesorado universitario entiendo el conjunto de personas que tienen nombramientos acadmicos a nivel de enseanza universitaria. El adjetivo profesional utilizado, en general, hace referencia a una ocupacin. En los trminos en que lo voy a usar en este captulo, profesional significa la ocupacin universitaria que tiene como atributo la promocin del conocimiento. En parecidos trminos Sparks y Loucks-Horsley (1990: 235) convinieron en utilizar el trmino modelo al conceptualizarlo como el diseo de un programa de perfeccionamiento del profesorado no universitario. De otra parte, el principio desarrollo del profesorado universitario ha sido definido, entre otras expresiones, por la siguiente: "...Teora y prctica de la facilitacin de la mejora en la actuacin del profesorado en

    una variedad de dominios, incluidos el intelectual, el institucional, el personal, el social, y el pedaggico" (Menges y otros, 1988: 291).

    Los educadores que han sintetizado los modelos de desarrollo del profesorado universitario han convenido en clasificarlos atendiendo a variables claramente independientes entre s. Una de las obras clsicas es la escrita por Gaff (1975) que ha establecido una triangulacin del desarrollo, segn se oriente al profesorado, la instruccin o la organizacin. Para este autor, el desarrollo del profesorado presta atencin a los miembros, y se entiende que "...mejora los talentos, ampla los intereses, mejora la competencia, y facilita de

    otra parte el crecimiento profesional y personal de los miembros de la facultad, particularmente en su papel de instructores" (p. 14).

    En segundo lugar, el desarrollo instruccional tiene como meta los cursos y el curriculum, y se percibe como "...la aplicacin sistemtica y continua de principios de aprendizaje y de

    tecnologa educativa para desarrollar las experiencias de aprendizaje ms eficaces y eficientes para sus estudiantes" (p. 47).

    Finalmente, el desarrollo organizativo hace hincapi en la organizacin como un todo, o en alguna unidad menor, como es el departamento, y citando a otros autores, lo define como

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    "...un esfuerzo por mejorar la solucin de problemas y el proceso de renovacin de una organizacin, particularmente a travs de una gestin eficaz y colaborativa de la cultura organizativa - con un nfasis especial en la cultura de los equipos de trabajo formales - con la asistencia de un agente de cambio, un catalizador, y el uso de la teora y tecnologa de la ciencia aplicada de la conducta" (p. 76).

    En la siguiente tabla reproducimos las concepciones alternativas de la mejora instruccional de Gaff (1975: 9), como ilustracin erudita de una aproximacin al entendimiento del desarrollo del profesorado universitario.

    DESARROLLO PROFESORADO

    DESARROLLO INSTRUCCIONAL

    DESARROLLO ORGANIZATIVO

    Enfoque: Miembros Cursos o curricula Organizacin

    Propsito: Promover crecimiento profesorado; ayudar a adquirir conocimiento, destrezas, sensibilidades, y tcnicas relacionadas con la enseanza y aprendizaje

    Mejorar aprendizaje del alumno; preparar materiales de aprendizaje; redisear cursos; hacer sistemtica la instruccin

    Crear ambiente eficaz para ensear y aprender; mejorar relaciones interpersonales; mejorar funcionamiento de equipo; crear polticas que soporten enseanza y aprendizaje eficaz

    Base intelectual: Psicologa clnica, de desarrollo y social; psiquiatra; socializacin

    Educacin, medios y tecnologa instruccional; teora de aprendizaje; teora de sistemas

    Teora organizativa; cambio organizativo; procesos de grupo

    Actividades tpicas:

    Seminarios, talleres, evaluacin

    Proyectos para producir nuevos materiales o redisear cursos; talleres para escribir objetivos, evaluacin

    Talleres para lderes de grupo o miembros de equipo, investigacin-accin con grupos de trabajo, grupos para revisar la poltica organizativa

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    Muy parecida a esta ha sido la clasificacin establecida por Bergquist y Phillips (1975a,b), que propusieron tres modalidades de desarrollo del profesorado: instruccional, organizativo y personal, segn que se mencionara la mejora de la enseanza de clase, la gestin de conflictos y toma de decisiones, o el desarrollo personal y la orientacin teraputica. No muy distante a las anteriores, desde el punto de vista epistemolgico, es la propuesta de Toombs (1975) de otro modelo tridimensional compuesto por las variables profesional, curricular e institucional. Estos modelos son heurstico-comprensivos en cuanto que contemplan al profesor como un profesional que trabaja individualmente en una organizacin. Nelsen y Siegel (1980) han editado un conjunto de ensayos sobre programas de desarrollo del profesorado organizados en torno a las siguientes cuatro categoras:

    1) Desarrollo profesional, es decir, el crecimiento continuo de un miembro de la universidad que contribuye a la comunidad intelectual tanto en el campus cuanto en la profesin.

    2) Desarrollo instruccional, que se refiere a los programas que estn diseados para

    compartir ideas de enseanza, considerar nuevas o viejas estrategias didcticas, y adquirir nuevas ideas pedaggicas.

    3) Cambio curricular que significa ofrecer oportunidades al profesor para renovarse por

    medio del curriculum.

    4) Cambio organizativo, tiene que ver con las modificaciones que ocurren en las comisiones y en los sistemas de evaluacin de la enseanza, y en los premios que sirven para motivar a los docentes.

    Los modelos tambin se han caracterizado por las pragmticas propias de los formadores, que han diseado secuencias y narrativas de acontecimientos formativos, y sobre los que poseen evidencias procedentes de la experiencia personal. Chait y Gueths (1981) han sugerido, de este modo, seis criterios a la hora de disear un programa de desarrollo del profesorado:

    1) El programa debe prestar atencin a los roles y actividades profesionales asociados con el estatus profesional de los docentes, en lugar de a sus necesidades individuales o institucionales.

    2) El programa debe tener una aproximacin al desarrollo y una construccin racional,

    en lugar de servir los propsitos prescriptivos de remediar los defectos del profesor.

    3) El programa debe ser central a la universidad y mantenido por un fuerte apoyo de gestin.

    4) Los programas deben estar centrados en el profesorado y no dirigidos

    administrativamente.

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    5) Se debe estructurar el programa en torno a la universidad o campus y no por departamentos.

    6) El sistema de refuerzo: Se deben buscar premios econmicos o no que satisfagan los

    deseos de los profesores. El diseo de un programa de desarrollo profesional es de una gran complejidad dada la serie de variables que se tienen que manipular en cada uno de los sectores o dimensiones enunciados hasta ahora. As lo expresaron McQuarrie, Wood y Thompson (1984) al calificar de laberinto el trazado de un modelo de perfeccionamiento del profesorado. Dentro de la amplia variedad de modelos existentes destacaron el diseado por Wood, Thompson y Russell (1981) para el profesorado de niveles no universitarios, que est formado por cinco fases: preparacin, planificacin, entrenamiento, implementacin y mantenimiento. El modelo se articula en torno a 38 prcticas y diez supuestos, organizados sistemticamente en estadios, y que han sido validados por los autores. Este es un ejemplo que muestra la dbil fundamentacin emprica que tienen, en general, los modelos de desarrollo del profesorado. La investigacin evaluativa de la eficacia de los modelos de desarrollo no abunda. Vase como muestra el esfuerzo de revisin de Abbott, Wulff y Szego (1989) que clasificaron la literatura de investigacin en la preparacin de profesores ayudantes. Las fuentes localizadas en las distintas bases de datos las sistematizaron en torno a las siguientes categoras: "(1) informes sobre componentes de programas de formacin de profesores

    ayudantes. (2) investigacin sobre las caractersticas de los profesores ayudantes

    correlacionadas con las evaluaciones de los estudiantes o con el rendimiento. (3) artculos que informan las relaciones entre las evaluaciones que hacen los

    profesores ayudantes de s mismos, del supervisor, y/o de los estudiantes" (p. 112).

    En la categora "Componentes..." subdividieron la informacin, a su vez, en los siguientes epgrafes: Evaluaciones de los estudiantes con asesoramiento o interpretacin; Entrenamiento general combinado con grabacin en vdeo; Entrenamiento en disciplinas especficas; y Entrenamiento enfocado en aproximaciones especficas. En buena medida, los experimentos que researon en esta categora se incluyen en el Modelo de evaluacin para la mejora que proponemos ms adelante. I.1) Desarrollo conceptual y moral en el docente Los profesores universitarios que realizan procesos de cambio curricular e instruccional en las clases son personas que tienen distintas edades cronolgicas, biografas personales diferentes y que han pasado por distintos estadios y situaciones administrativas en sus carreras profesionales. Es ms, cada profesor tiene su propia percepcin sobre cul debe ser el procedimiento que habra que utilizar con l para que dominase aquellas estrategias didcticas que se requieren en la prctica (Hernndez, 1986).

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    La investigacin reciente sobre la personalidad de los profesores de los niveles no universitarios ha identificado y caracterizado las fases y estadios por los que transcurre un profesor en su vida profesional. El conocimiento de las caractersticas de los estadios de desarrollo docente (autoprotegido, conformista, autoconciencia, concienciacin, individualista y autnomo, Oja, 1989) facilita la comprensin del grado de aplicacin de ciertas innovaciones en los centros escolares. As, conocido que un claustro est compuesto por docentes en la fase de autoproteccin se deber proporcionar a ese claustro instrucciones y orientaciones para iniciar o aplicar principios de la prctica curricular, que podran incidir negativamente en otro claustro compuesto por docentes que se encuentren en la fase evolutiva caracterizada por la autonoma en la que se espera que sean ellos quienes proporcionen la construccin de los conocimientos curriculares. El cambio de los profesores - no importa de qu nivel educativo - es imprescindible si se quieren propiciar reformas curriculares y educativas. El cambio que se espera de los profesores para adoptar nuevas metforas que configuren un nuevo rol profesional ocurrir cuando se comprenda que aquel es un proceso vital, que afecta cuantitativa y cualitativamente a los profesores, que comprende las dimensiones biolgica, psicolgica y social, que est multideterminado por la interaccin de las dimensiones mencionadas anteriormente, y que adopta mltiples direcciones (Pintrich, 1990). En efecto, desde los trabajos de Sprinthall y Thies-Sprinthall (1983) hasta los de Leithwood (1990) se ha entendido que los profesores evolucionan psicolgicamente por estadios de pre-moralidad, en el que se debe equipar al docente de una visin positiva de s mismo para que su personalidad sea la adecuada a la funcin docente a desarrollar (Combs, 1987; Nias, 1989), a una final de marcado carcter autnomo e interdependiente, en la que el profesor ayuda a colegas y se siente partcipe en la toma de decisiones. No obstante lo dicho, Clark (1986) aduce otros socilogos que han cuestionado la aplicacin de las teoras del desarrollo del adulto y de la carrera profesional al profesorado universitario. En cualquier caso, se debe indagar la evolucin del profesorado en sus respectivas carreras profesionales, porque las necesidades de los docentes evolucionan conforme atraviesan distintos estadios de madurez. Por ejemplo, Lawrence y Blackburn (1985) realizaron una investigacin exploratoria de carcter etnogrfico para conocer cules eran las razones que advertan los profesores universitarios en relacin con la productividad, el grado de promocin, y las percepciones y valores que atribuan a la investigacin, la enseanza y los servicios cuando estas procedan de diversas fuentes, como la maduracin (edad), los efectos demogrficos (proceso de socializacin que se da en una cohorte de profesores cuando todos adquieren la estabilidad laboral o condicin de profesor permanente en un centro) o los histricos. A pesar de la limitacin metodolgica del estudio como consecuencia de la muestra estudiada (65 profesores de facultades de ciencias y artes de la Universidad de Michigan), destaco el aserto de los autores que "...no hay un solo modelo terico que pueda representar la diversidad de

    intereses y actividades profesionales que caracterizan el profesorado de una facultad o un segmento de la misma" (p. 152).

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    El desarrollo psicolgico del profesor es un dominio del conocimiento que habr que tener presente a la hora de configurar y tomar decisiones sobre los modelos de desarrollo del profesorado universitario.

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    I.2) Aproximaciones al estudio de los modelos de desarrollo del profesorado universitario: Propuestas Hemos sintetizado las propuestas de mejora en tres modelos de carcter individual, y uno de tipo organizativo. Cada modelo se apoya en supuestos tericos procedentes de diversas ciencias y en hallazgos de la investigacin. Asimismo, muestro los atributos y caractersticas de los modelos. Cuando procede, hago referencia a casos de universidades en las que se han aplicado programas concretos de perfeccionamiento docente. Finalmente, me referir a esquemas utilizados con profesores de reas cientficas particulares. En general, el desarrollo del profesorado se caracteriza por las notas de flexibilidad y discontinuidad en la oferta, orientacin prctica del conocimiento pedaggico y por el fomento de la preocupacin por el profesor como sujeto individual. Estas caractersticas parece que se pueden aplicar a modelos de distintos pases (Main, 1987: 796). Los modelos que he explicitado y especificado son los siguientes:

    1) modelo de proceso de perfeccionamiento individual, que representa la identificacin y resolucin de necesidades del profesor.

    2) modelo de evaluacin para la mejora de la enseanza, que ofrece al profesor la

    retroaccin proveniente de la evaluacin de la actuacin del profesor en el aula;

    3) modelo de indagacin, que asume para el profesor la metfora de investigador o cuando menos de profesional reflexivo de la prctica

    4) modelo organizativo, que significa que el profesor se perfecciona en un contexto, cultura

    o clima organizativo determinado por un departamento, facultad o universidad. Finalmente, propongo un plan de accin para la construccin de un modelo de desarrollo profesional del profesorado universitario basndome en los supuestos y caractersticas crticas que debe tener un programa de perfeccionamiento profesional, como han hecho otros autores (Wood, Thompson y Russell, 1981). II. DESCRIPCIN DE LOS MODELOS DE DESARROLLO II.1) Modelo de proceso de perfeccionamiento individual El supuesto de este modelo se apoya en un concepto de la enseanza entendida como profesin. El modelo asume que lo que es bueno y aconsejable para un profesor puede no ajustarse a las necesidades de otro profesor. En consecuencia, se debe propiciar un abanico de alternativas que den oportunidades al autodesarrollo profesional. Asimismo, entiende que la profesin docente tiene distintas necesidades siendo la investigacin el eje central del quehacer universitario, y que por medio de ella se busca la promocin del conocimiento. En consecuencia, este modelo de desarrollo profesional se podra definir como

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    "...una experiencia de aprendizaje significativo asumida como respuesta a necesidades identificadas" (Rostek y Kladivko, 1988),

    o bien, como un "...proceso institucional que busca modificar las actitudes, destrezas, y conducta de los

    miembros de una facultad hacia una competencia y eficacia mayor en la resolucin de las necesidades del estudiante, de sus propias necesidades, y de las necesidades de la institucin" (Francis, 1975: 720).

    Las necesidades pueden surgir como consecuencia de la discrepancia existente entre la estructura organizativa de la universidad y sus objetivos, y entre la universidad y sus profesores. El modelo plantea acciones para el desarrollo profesional encaminadas a resolver dichas discrepancias, promoviendo cambios personales e institucionales. Al armonizar la estructura organizativa de la universidad con la de la sociedad se producen cambios externos. Rice (1986) alude a las modificaciones que se producen en la profesin como consecuencia de cambios sociales. Por ejemplo, en la actualidad las universidades espaolas se encuentran en el debate de las titulaciones y reformas de los planes de estudio como consecuencia de la integracin de nuestro pas en un mercado nico europeo que exigen cambios econmicos y sociales y mayores exigencias cientficas para los estudiantes (Carabaa, 1990, 1991). La bsqueda de mayor competitividad exige que la universidad se prepare para soportar dichos cambios socioeconmicos. El ttulo de Pedagoga representa otro ejemplo de las tensiones producidas por el ambiente de reforma del sistema educativo, y por la necesidad de acomodar a ella las titulaciones y proyectos curriculares de educacin. En efecto, Lzaro (1990) ha analizado el desajuste formacin-profesin pedaggica para reclamar una revisin de los planes de estudio de Pedagoga y Rodrguez (1990: 147) ha concluido que la reforma de los planes de estudio que se haba propuesto "no tiene una relacin slida con la evolucin del mercado de trabajo". El diseo de los planes de estudio se podra entender como una innovacin educativa (Zabalza, 1991) - bajo esa perspectiva entiendo la propuesta de Fernndez (1990) de un modelo que arrancando de las necesidades sociales se concrete en un diseo curricular - y como tal facilitar el perfeccionamiento de los docentes. Los programas de desarrollo profesional previstos en este modelo deben equipar al profesor de todos los variados roles que deben desempear en esta compleja ocupacin (Young, 1987). Por ello, el modelo de desarrollo atiende no slo las necesidades de la enseanza, sino tambin las correspondientes a la investigacin y servicios que un profesor puede prestar a la comunidad universitaria. La vida acadmica del profesorado universitario est sometida al impacto de unas condiciones de trabajo, que implican el acceso y la permanencia en la institucin, as como un sistema de recompensas profesionales, tanto extrnseco (recurdense los problemas suscitados por el reconocimiento de los tramos del complemento de productividad en nuestro pas), cuanto intrnseco, como son la autonoma en los diseos de su plan de actuacin, la interaccin con los estudiantes, y la posibilidad de sindicacin para la defensa de intereses profesionales. (Esta tendencia de retribuir por la actuacin en la investigacin parece ser comn en las universidades australianas, Wood, 1990).

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    Son menores los cambios internos producidos por la bsqueda de congruencia entre la estructura de la universidad y los objetivos que demandan los respectivos estatutos universitarios. Ni esa necesidad ni la que se deriva de ajustar profesores a la organizacin universitaria parecen ser suficientes para producir cambios. Sin embargo, la necesidad de maximizar el ajuste entre los profesores y sus aspiraciones facilitan cambios que tienen como caracterstica el ser autoiniciado por el profesor (tambin denominado renovacin o mejora personal), y que tiene como fin asumir mayores competencias acadmicas y profesionales en la institucin. Ese ajuste puede ser gradual, como sucedi en el programa de desarrollo de tres estadios (despertar conciencia, saber focalizado y saber subsidiario) diseado por Francis (1975), en el que los profesores pasaron por las fases de "descongelar" las actitudes, cambiar actitudes viejas por otras nuevas, y establecer actitudes y conductas nuevas. El modelo se desarrolla conforme a fases cuyas actividades comienzan identificando las necesidades y terminan comprobando si estas se han satisfecho. Jabker (1977) considera, en general, que a la hora de iniciar un programa de desarrollo del profesorado se debe tener una lista de tpicos que representen los aspectos conflictivos del mismo, como, por ejemplo, la identificacin de necesidades. Los programas se deben entender como si fueran un compromiso institucional para ayudar a aquellos profesores que quieren hacer algo sobre su propia enseanza. Junto a este aspecto seala otros conflictos, como son la propuesta de metas del programa; que estos se hallen refrendados por los profesores, y que tengan una organizacin. El autor da cuenta cmo se buscaba la participacin de los docentes en las actividades del programa descrito en el Estado de Illinois. Otros aspectos reseados de inters son el profesorado del programa o la bsqueda de un equipo de cualificados formadores profesionales; y, finalmente, que los profesores estn implicados en el gobierno del programa. Algunos autores han conceptualizado y clasificado las necesidades desde un punto de vista terico para dar soporte a las unidades universitarias de intervencin. Es el caso de Rostek y Kladivko (1988) que han propuesto un modelo tridimensional para clasificar las necesidades de los profesionales que trabajan en escuelas universitarias. Su modelo resume las necesidades que tienen los individuos de una institucin universitaria (acadmicos, no acadmicos y administrativos); el tipo de necesidades acadmicas previstas para el desarrollo (pedaggicas, tcnicas, de remedio y de desarrollo personal), y necesidades derivadas de las situaciones de cambio (nuevas contrataciones de profesionales; situaciones ocasionadas por los cambios tecnolgicos; causadas por promociones o transformaciones de categora profesional, y otras relacionadas con actividades autoiniciadas por los profesores). La identificacin de necesidades es, pues, la primera de las fases del modelo que analizo. Constituye para algunas universidades uno de los objetivos de sus proyectos de indagacin cuando el perfeccionamiento profesional constituye la meta de sus planes de investigacin. Las tcnicas de investigacin seguidas para la identificacin de las necesidades consisten en la utilizacin de entrevistas y cuestionarios. Hay modelos particulares que incluyen otros mtodos alternativos como es el estudio de las funciones normalizadas del personal docente, entre las que se encuentran las evaluaciones de la actuacin de la enseanza, las contrataciones, las promociones o transformaciones de categora acadmica o profesional de los docentes, y las recusaciones o agravios comparativos entre ellos. Harding y Sayer (1975) sealan cmo se han diseado cuestionarios para determinar las necesidades y problemas que

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    tienen los profesores cuando inician su enseanza. De esta forma se han podido conocer las ansiedades que tienen los docentes al enfrentarse a clases numerosas, o las demostraciones individuales en las clases prcticas, incluso las entrevistas en las tutoras. El modelo tiende a la resolucin de problemas individuales. Tanto es as que algunos programas estn hechos a la medida de cada cliente. Este es el caso del testimonio de Smith y Ovard (1979) que describen un programa propuesto por el Departamento de Administracin Educativa de la Brigham Young University en el que promovieron un programa individualizado que responda a las necesidades individuales de los profesores, apoyndose en los siguientes principios: "1) Cada miembro se debe implicar en algn tipo de programa para su mejora

    profesional. 2) Cada miembro debe ser libre para crear su propio programa. 3) Cada miembro debe someter su programa a la aprobacin del director de

    departamento y del decano y sentirse responsable. 4) El programa se debe basar en el ajuste y flexibilidad entre el profesor y el director de

    departamento. 5) Las actividades incluidas deben mejorar al profesor profesionalmente, y 6) El desarrollo profesional debe ser el ncleo central del programa" (p. 41). En base a estos principios, el programa describe una serie de actividades propuestas por el departamento aludido como indicativas de desarrollo instruccional. Como ilustracin de las mismas, un profesor remiti su propuesta al director de departamento en la que expresaba que en el siguiente curso acadmico "asistira a un congreso nacional". En el mismo sentido, Bender y Watts-Penny (1987) describen un modelo de diez bloques que sirven para desarrollar talleres de perfeccionamiento docente, y que se pueden combinar y ajustar de acuerdo con las necesidades del grupo:

    1. Revisin de las metas y agenda del taller. 2. Actividad para ir conocindose. 3. Visin general del proceso de desarrollo de la propuesta. 4. Identificacin de las fuentes apropiadas de financiacin. 5. Evaluacin de las orientaciones. 6. Presentacin de los componentes de la propuesta. 7. Ver las propuestas financiadas. 8. Sesin prctica. 9. Explicacin de los servicios disponibles en el campus. 10. Evaluacin. Los talleres del profesorado son de ocho horas y se realizan en un

    da de verano. Bradley (1983) mantiene el mismo punto de vista central a favor de la identificacin de las necesidades como una iniciativa que debe basarse en la preocupacin del individuo y no en la organizacin. Los profesores de su estudio manifestaron resentimiento porque las necesidades de la organizacin universitaria fueron ms importantes que las del individuo.

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    Las necesidades pueden estar localizadas por un experto que observa, entrevista a los protagonistas y en base a los resultados promueve planes especficos. Este es el caso de Elton y Manwaring (1981) que resumen el proceso seguido para el establecimiento de las propuestas configuradoras de un modelo de entrenamiento docente en universidades del sudeste asitico. Los expertos actuaron como observadores que captaron los problemas que tenan los profesores de los pases visitados. En consecuencia, el grupo de expertos fue quien deline las orientaciones para la resolucin de los problemas de los participantes. La estrategia comenzaba con la propuesta de algunos problemas y el anlisis de otros sugeridos por los participantes. La naturaleza de los problemas anotados era de carcter pedaggico. De manera similar puede obrar una comisin acadmica o de expertos, tal y como nos refieren Simpson y Jackson (1987) quienes indican el procedimiento empleado en la Universidad de Georgia para crear programas que sirven para resolver las necesidades personales y profesionales del claustro de profesores. Un comit de miembros de la universidad estableci la filosofa y las orientaciones que deban presidir su trabajo. Distribuy 30 tpicos al profesorado y cuando recibi las respuestas organiz una reunin basada en las necesidades del profesorado. Despus de ella se promovieron talleres avanzados, cursos especiales de entrenamiento, grupos de discusin, seminarios organizados, y artculos en publicaciones del campus. De otra parte, las unidades previstas para el desarrollo pueden distribuir cartas individuales a los profesores para seleccionar los tpicos de su inters. Annis (1989) nos refiere el procedimiento utilizado por el Centro de Enseanza y Aprendizaje de la Universidad Estatal de Ball en Indiana, y que es similar a procedimientos seguidos por algunos ICEs de universidades espaolas. El centro distribuye una carta con el propsito de anunciar actividades y materiales de perfeccionamiento del proceso de enseanza/aprendizaje. Adems, el centro prev la relacin entre expertos del programa que trabajan con profesores universitarios, quienes siguen posteriormente el proceso de la "Clinic to Improve University Teaching" (Melnik y Sheehan, 1974, 1976). Cules son las percepciones que tienen los profesores sobre los incentivos profesionales para mejorar su actuacin? A esta pregunta responde la investigacin de Cook, Kinnetz y Owens-Misner (1990) quienes exploraron las percepciones que tenan profesores de una universidad urbana del medio oeste de los premios personales (intrnsecos) e institucionales (extrnsecos) correspondientes a distintas reas de actividad, y as determinar cules seran los programas e incentivos que mejoraran sus esfuerzos docentes. Es llamativo el hallazgo relacionado con las percepciones sobre los programas e incentivos de desarrollo instruccional. Los tres programas e incentivos colocados en la ms alta consideracin fueron los siguientes: tiempo libre y sabtico dedicado al desarrollo instruccional (62 %); mejora de la retribucin por el mrito (57 %), y mayor atencin a la enseanza en trminos de la promocin, recolocacin, y procedimientos de contratacin permanente (57 %). Otras opciones eran realizar viajes para el desarrollo instruccional (48 %), ayudas para desarrollar cursos e investigar en la enseanza (41 %), y clases magistrales, seminarios, y talleres sobre destrezas docentes (38 %). El programa de la Universidad de Stanford, descrito por Menges y otros (1988), se puede considerar perteneciente a este modelo. Si bien no fueron diagnosticadas las necesidades por procedimiento alguno, s que lo fue el impacto de las ofertas de talleres y cursos -ninguno de

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    ellos de Pedagoga- que se hicieron ("Arte, Arquitectura", "Teora Moderna y Crtica", "Perspectivas feministas", etc.) por medio de un cuestionario. El resultado mostr que los profesores se encontraban satisfechos con el tipo de contenido de los talleres. La oferta de talleres sobre aspectos psicolgicos de la personalidad docente ha sido otra constante en este modelo. Deming (1984) describe la eficacia de un grupo de ayuda recproca como alternativa a la disminucin de la moral en la enseanza universitaria. El procedimiento utilizado para la seleccin del grupo y los tpicos a discutir se realiz por medio de cuestionarios. El resultado alcanzado ms llamativo fue que los miembros del grupo consiguieron una visin ms realista de ellos mismos. Los contenidos de los programas de desarrollo correspondientes a este modelo son variados y flexibles. En general, cuando adoptan la modalidad de cursos son de corta duracin y responden a necesidades instruccionales motivadas por problemas de carcter psicolgico (ansiedad) o pedaggico (en esta lnea se inscribe el estudio de Alabart y otros (1984) en la Universidad de Barcelona). Sin embargo, no se describen los componentes o variables de entrenamiento de los cursos. No obstante, suelen ser ms explcitos respecto de las alternativas que seran precisas para mejorar las condiciones profesionales. En definitiva, los programas que se inscriben en este modelo han indagado ms la identificacin de las necesidades que la eficacia en la satisfaccin de las mismas. II.2) Modelo de evaluacin para la mejora de la enseanza 2.2.1) Una pregunta clave: qu es una buena enseanza? Os (1990) lleg a establecer, como primera proposicin de este modelo, la siguiente declaracin: "El propsito de la evaluacin de la calidad debera ser la mejora de la calidad

    de la educacin superior" (p. 281). La pregunta previa a este modelo consiste en determinar qu es una buena enseanza o qu es calidad en la enseanza superior, como fundamento para establecer un proceso evaluativo encaminado a su mejora (Braskamp, Brandenburg y Ory, 1984; Ericksen, 1984; Ibez-Martn, 1990). De la misma opinin es Fox (1984) quien se hace una pregunta aun ms elemental: "qu es la enseanza?", como cuestin previa a cualquier intento de evaluarla. A tal fin, propone un modelo heurstico de la enseanza basado en cuatro procesos de aprendizaje, cinco tipos de actividades de enseanza y diez tipos de interacciones entre ellas. De esta forma genuina, el autor entiende que se puede facilitar el proceso de evaluacin de la enseanza al clasificar las actividades de cualquier estilo de enseanza universitaria. Otro ejemplo en esta lnea de indagacin est representado por el trabajo de Miron (1985) que realiz un estudio sobre las percepciones que tienen los profesores israeles del "buen profesor". Para seleccionar las caractersticas se ofreci a una muestra de profesores una lista de 15 rasgos, siendo la capacidad de desarrollar procesos de pensamiento y estimular la curiosidad intelectual al interaccionar con los estudiantes la nota que ms destacaron los docentes. Estos dos estudios manifiestan, de otra parte, cmo algunas investigaciones didcticas a nivel superior han tenido

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    una consistencia terica baja al basarse en concepciones escasamente vlidas y sistemticas de la enseanza, adoptndose procesos de mejora que han simplificado la complejidad de la enseanza de clase. El captulo de Dunkin y Barnes (1986) ha constituido uno de los primeros intentos de sintetizar la investigacin sobre la enseanza superior siguiendo un esquema del paradigma proceso-producto, que a la fecha de edicin de la obra era la nica fuente disponible. Es ms, al revisar la investigacin sobre la evaluacin y mejora de la enseanza, se hicieron eco de estrategias de mejora que claramente respondan a una visin de la enseanza basada en competencias y destrezas, como es la microenseanza, aunque apuntaron la necesidad de realizar esfuerzos para conocer el papel de las creencias, valores y actitudes de los profesores en la enseanza (p. 774). No nos cabe la menor duda que una de los primeras dificultades que tiene este modelo es la localizacin de los indicadores de calidad a travs de los cuales se debe medir al docente, y a partir de ellos determinar el uso y sentido que debe tener en los procesos de perfeccionamiento. Las reducciones del concepto calidad a eficacia significan encerrar de nuevo la enseanza en el paradigma citado anteriormente. As ocurre con Crombag (1978) que ha llegado a conceptualizar la "calidad de la educacin" como "eficacia de la educacin". Esta idea significa para l la seleccin de aquellos mtodos que son ptimos para conseguir unos objetivos. En la actualidad hay autores que han ampliado sustancialmente el concepto de calidad hasta incluir criterios profesionales de investigacin y de servicios en el docente (Donald, 1984; Rutherford, 1987; Weert, 1990; Miguel, 1991; Rodrguez, 1991). Otra versin del problema existe cuando calificamos la enseanza de buena. Ballantine (1989) ha sondeado el concepto de "buena enseanza" en varios pases, y si bien no se ajusta a la realidad presente las noticias que dio de nuestro pas, s parece haber una preocupacin generalizada por la enseanza como objetivo fundamental de la universidad. A pesar de que no se conoce con exactitud qu es una buena enseanza a nivel superior, es ms fcil determinar qu aspectos impiden que la enseanza pueda llegar a ser buena. El camino que hay que recorrer hasta alcanzar la excelencia en la docencia tiene, no obstante, baches y lagunas que Hammons (1987) ha declarado en los siguientes argumentos: fallo a la hora de desarrollar medios adecuados para la evaluacin sistemtica de la actuacin; fallo al intentar evaluar peridica y sistemticamente los cursos y programas individuales, incluidas las ofertas de educacin general y las actividades de servicios comunitarios; fallo en la dedicacin de tiempo y recursos para el desarrollo continuado de su personal; falta de datos adecuados para adoptar decisiones; y falta de liderazgo en la enseanza. Desde el punto de vista del paradigma de eficacia docente, Tejedor (1985) ha analizado crticamente problemas en torno a la evaluacin de la eficacia de los profesores, siendo uno de ellos la dificultad de conceptualizar el rendimiento de los alumnos como medida de la competencia docente. El modelo de desarrollo del profesorado que ahora analizo se puede referir a todos los aspectos relacionados con la profesin o a detalles particulares, como es la retroaccin que dan los alumnos a componentes especficos de la docencia en las aulas. D'Onofrio y Rosenberg

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    (1987) nos dan cuenta de un cuestionario que disearon para identificar los objetivos del curso, el estilo de instruccin, los objetivos de la evaluacin del estudiante, y los mtodos de evaluacin del estudiante. Los resultados de este cuestionario fueron la base para establecer planes para la mejora instruccional. Ms concreto fue el caso de la investigacin de McConnell y Hodgson (1985) que propusieron la tcnica de la rejilla para que los estudiantes elaboraran los constructos y elementos de los estilos de profesores que dan clases magistrales, y a partir de ah elaborar cuestionarios para evaluar la enseanza. II.2.2) Algunas reflexiones previas sobre la evaluacin de la conducta docente universitaria McKeachie (1990) nos recuerda que la investigacin sobre la evaluacin de la enseanza comenz hacia los aos veinte en Estados Unidos, y que por el ao 1927 ya se publicaron los primeros informes que cuestionaban la validez y fiabilidad de las evaluaciones hechas a profesores. En el resumen que hizo de la investigacin sobre la enseanza universitaria no menciona, sin embargo, estudios relacionados con el desarrollo del profesorado, aseverando sin ms informacin lo siguiente: "Conocemos que el profesorado se puede mejorar por medio de asesoras;

    ganaremos una comprensin mejor de cmo la asesora, el entrenamiento, y la retroaccin se pueden combinar para conseguir una mayor eficacia" (p. 197).

    La evaluacin para el desarrollo ha sido definida por Pollitt (1988), tras clasificar los modelos de evaluacin, en: gestin, desarrollo profesional y de consumidor. Para el autor, el propsito primordial del desarrollo profesional es "...elevar las normas profesionales, diseminar conocimientos de buenas

    prcticas y mejorar la comunicacin entre los colegas de una institucin" (p. 9). Cules son los fines que se persiguen al introducir la prctica de la evaluacin del profesorado universitario? Como nos sealan Darling-Hammond, Wise y Pease (1983), la evaluacin sirve, al menos, para estos propsitos: mejora o desarrollo del profesorado (evalua-cin formativa) y rendimiento de cuentas (evaluacin sumativa). En este apartado considero bsico un proceso de desarrollo del profesorado universitario, que convierta a los profesores en profesionales que implementen reflexiones propias o diseadas por otros sujetos. Si aceptase los postulados de la evaluacin sumativa conseguira nicamente informacin subjetiva y externa de la actuacin de los profesores. No me cabe la menor duda que la seleccin de un modelo de evaluacin del profesorado universitario es una decisin importante y delicada porque seala los lmites y la forma de esa actividad. En este sentido, se podran proponer varios esquemas de evaluacin de la enseanza. Peterson (1984) indica que hay dos tipos de modelos de evaluacin de la enseanza: uno es el "discrepante", que consiste en una lista de caractersticas docentes que sirva de referencia para comparar o contrastar la actuacin de un profesor. En esta lnea se puede situar el modelo "Formacin del Profesorado basado en competencias" (en ingls, se conoce por las siglas

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    CBTE) y sus listas de conductas o competencias (Villar, 1983). Por el contrario, el modelo "emergente" atiende las caractersticas personales de cada sujeto, es decir, cmo en cada profesor emergen sucesos y hechos idiosincrsicos en trminos de sus propios resultados, procesos y potencialidades. El primero de los modelos citados se enmarca en una aproximacin tylerista de la evaluacin al sealar objetivos de actuacin. El segundo acepta el principio scriveniano de libertad de objetivos. Existen otros modelos que aceptan una combinacin de las teoras evaluativas previamente referidas. As, Barber y Klein (1983) han propuesto un modelo de autoevaluacin medida por el colega, que satisface las exigencias formales de la administracin y personales del profesorado. Pienso, incluso, que esta aproximacin se podra aplicar con aquellos profesores que acceden a la docencia por satisfacer requisitos institucionales y humanistas. Las fases de este modelo tienen como secuencia la aplicacin de un sistema de evaluacin ("la meta de la evaluacin es la mejora tanto de los procesos cuanto de las personas") o de "valoracin" ("la meta de la valoracin es proporcionar evidencias para juzgar bien a uno bien a otro") (Elton, 1984), y posteriormente de asesoramiento. Frente a este proceso simplificado algunos autores se inclinan por justificar ms etapas que son recomendables para aquellas unidades de desarrollo que quieran iniciar los procesos de perfeccionamiento profesional. As, pues, un sistema completo de evaluacin de la enseanza puede incluir hasta seis fases o tipos de actividades que para Natriello (1984) son:

    1. Asignacin de tareas. 2. Establecimiento de criterios. 3. Exhibicin de indicadores. 4. Evaluacin de la actuacin. 5. Comunicacin de los resultados. 6. Planificacin de la mejora.

    II.2.3) La evaluacin formativa como principio del perfeccionamiento El inters por la valoracin de la docencia universitaria ha ido en aumento en nuestro pas por razones de poltica universitaria. La LRU consagr el mandato que todos los estatutos universitarios han recogido de evaluar a los profesores por los estudiantes. La evaluacin se ha ido "politizando" de forma que cada vez se involucran ms personas y comisiones universitarias en la puesta a punto de los instrumentos de medicin, en el archivo y difusin de los datos o en las implicaciones de los resultados (Tejedor, 1991). Si bien se le quiere dar a ese tipo de evaluacin una dimensin sumativa para tomar decisiones de promocin profesional en los concursos de oposicin, e incluso econmicas - vase, por ejemplo, la aplicacin de la evaluacin para la promocin del profesorado en Helmstadter, Stahl y Stanley, 1986, y la insatisfaccin del profesorado cuando no se considera la enseanza para su promocin acadmica o profesional en Moses (1986b) -, la funcin que ahora destaco es la formativa, realizada para dar retroaccin descriptiva de la actuacin a los profesores, posicin en la que coinciden la mayora de los educadores de diversos mbitos culturales, como por ejemplo, Allen, Melnik y Peele (1975), Goldschmid (1978), Brock (1983), Os (1990) y Zabalza (1990).

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    Cuando la evaluacin se realiza para mejorar el complemento econmico de los profesores no se mejora el ambiente de la institucin, aunque se perfeccione el propio proceso evaluativo, sobre todo si ste se hace por medio de colegas (Jones y Foster, 1987). En el estudio de Magnusen (1987) se describe el proceso utilizado con el profesorado de una Facultad de Econmicas que relacionaba el sistema de evaluacin docente con la retribucin econmica. Los resultados indicaron que "...tiene muchas dificultades en la prctica la retribucin por planes de

    actuacin, se basen en la revisin del director o del colega, no importa lo razonables que resulten en un principio (...). Es ms los planes especficos de la retribucin por el mrito no conducen automticamente a la mejora de la actuacin organizativa" (p. 525).

    Los profesores consultados en ese estudio, sin embargo, no apoyaron particularmente las actividades para la construccin de destrezas instruccionales como si hubieran querido dar a entender que posean las habilidades necesarias para gestionar su propia enseanza. La diversidad evidenciada de intereses para el desarrollo profesional implica una recomendacin a las instituciones universitarias para que fomenten variadas formas de asistencia de cara a resolver las necesidades del profesor, como ya expresamos anteriormente en el Modelo de proceso de perfeccionamiento individual. El proceso evaluativo debe responder a unas premisas para que ste pueda tener xito. Stiggins y Bridgeford (1985) nos recuerdan que la evaluacin formativa debe realizarse de tal forma que se impliquen a los docentes en el proceso evaluativo; que se les den oportunidades para que tengan un entrenamiento adecuado; que los criterios seleccionados sean significativos, y que los resultados se ajusten a los postulados de la organizacin. Su propuesta se incluye en un marco conceptual que significa que la organizacin debe funcionar en un ambiente caracterizado por la ayuda mutua. A lo anteriormente dicho, Perlberg (1979) subrayaba el hecho que la evaluacin por los estudiantes debera ser voluntaria y encaminada a la mejora instruccional de los profesores universitarios. Uno de los problemas, no obstante, que estaban latentes en la evaluacin era si la retroaccin de los estudiantes sera potencialmente relevante para el cambio de los docentes. La retroaccin se entendera, de este modo, como un proceso de autoconfrontacin de los profesores con su prctica y los efectos de esta para el cambio personal consistiran en limitar otros factores que tambin contribuyen a explicar el cambio. En efecto, el estudio de Menges y Brinko (1986) indica que de los 30 estudios revisados sobre la eficacia de la retroaccin por va de las puntuaciones de los estudiantes slo se dio un efecto positivo aunque pequeo en las puntuaciones subsiguientes. Sin embargo, los efectos se ampliaban cuando las marcas iban acompaadas de consultas, de asesoramiento u otras modalidades de retroaccin. Stevens (1987) subraya que las evaluaciones de los profesores significan una medida de eficacia instruccional. Cules son los factores que pueden influir el proceso de mejora? Asumiendo un punto de vista cognoscitivo, el profesor se encuentra con influencias exteriores e internas que inciden en la posibilidad de que cambie en alguna de las siguientes dimensiones:

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    bien motivaciones, actitudes y creencias, bien conocimientos y destrezas. Esta posicin cientfica cercana al paradigma de pensamientos de los profesores significa que las puntuaciones de las evaluaciones por los estudiantes son por s mismas una tctica de recogida de informacin dentro de un sistema que identifica las necesidades psicolgicas o instruccionales, y a partir de ellas las resuelve e implementa. Este modelo de innovacin ha sido definido por Rutherford, Fleming y Mathias (1985) como personal, y tiene relaciones con el modelo de desarrollo que he descrito anteriormente. (Vase la representacin del proceso de Stevens en la figura siguiente). Evaluacin Identificacin Diseo Implementacin

    PROCESO IMPLICADO EN UN PROCESO INSTRUCCIONAL, SEGN STEVENS (1987: 36) Arubayi (1987) revisa la fiabilidad y validez de las evaluaciones de los estudiantes con el propsito de mejorar la instruccin y la eficacia docente. Su anlisis muestra cmo las evaluaciones por los estudiantes son consistentes, estables y vlidas. Es ms llega a declarar que tales evaluaciones "...conducen a la eficacia docente y a la mejora de la instruccin si se ofrece

    retroaccin adecuada y consejo de expertos a los profesores" (p. 274). En parecidos trminos se expresa Miller (1988) quien opina que dependiendo del tipo de cuestionario usado se estara en condiciones de sugerir formas para mejorar la enseanza. Por ejemplo, Wilson (1986) seleccion el cuestionario Descripcin de la Enseanza por los Estudiantes como un proceso de asesoramiento didctico que tenan los profesores para mejorar aquellos aspectos en los que haban obtenido bajas calificaciones por los estudiantes. Esta aproximacin es la que haba seguido con anterioridad Sheehan (1976) en un programa de perfeccionamiento del profesorado universitario (Melnik y Sheehan, 1974, 1976). Moses (1986a), sin embargo, es de la opinin que las evaluaciones de los estudiantes per se no inducen el cambio. Por el contrario, las autoevaluaciones y las discrepancias con las marcas obtenidas por los estudiantes pueden ser motivos suficientes para que el profesorado cambie. De ah que en esa universidad australiana (Queensland) se abogue por la autoevaluacin. El resultado del estudio evidenci la satisfaccin de los profesores por haber puesto en marcha cambios instruccionales como consecuencia de la evaluacin. Tambin en la Universidad de Tel-Aviv, Miron (1988) refiere otro estudio que compar las autoevaluaciones con las heteroevaluaciones por estudiantes utilizando un cuestionario como instrumento de medida. Los resultados mostraron discrepancias entre ambos conjuntos de puntuaciones si bien las de los profesores con menos experiencia se aproximaban ms a las de los estudiantes. Renner, Greenwood y Schott (1986) han hecho tambin hincapi en los problemas inherentes a la utilizacin de instrumentos por medio de los cuales se evala a los profesores, llamando la atencin de la posible invalidez cientfica que pueden tener las medidas obtenidas por tales sistemas para determinar la eficacia de los profesores. En consecuencia, proponen un instrumento que sea capaz de medir al menos las necesidades de los profesores, y que ofrezca retroaccin cualitativa a los docentes para su autoperfeccionamiento profesional. Cruse (1987)

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    ha subrayado el valor de los propsitos que se tienen a la hora de evaluar a los profesores sealando que los resultados de las evaluaciones cambian de acuerdo con un sinfn de variables que no se tienen presentes en los sistemas de evaluacin, como la personalidad del profesor (Jones, 1989). Es ms, lleg a declarar que pareca muy ingenua la idea que las evaluaciones de los profesores por sus estudiantes llegaran a producir por s mismas la promocin y mejora del proceso didctico, al punto que algunos educadores - recordaba el autor - opinan que las evaluaciones pueden generar ndices errneos de eficacia del profesorado. El problema de la utilizacin de cuestionarios es que cierra el universo de acciones docentes a un nmero finito de ellas que son las variables que se manipulan o reducen. Feldens y Duncan (1986), por ejemplo, aplicaron una escala de 72 tems a 392 alumnos de facultades pertenecientes al rea de la salud en Brasil para conocer e identificar las conductas y atributos ms altamente evaluadas por los alumnos. Los seis factores hallados fueron las bases para establecer cursos para la mejora de la enseanza universitaria, que posteriormente se resumieron en estos tres tipos de conglomerados: mejora de las relaciones interpersonales; mejora de la organizacin, gestin y evaluacin, y mejora del conocimiento y la comprensin. De la misma manera, Tejedor y Montero (1990) mostraron los distintos factores hallados en las sucesivas aplicaciones del cuestionario de la Universidad de Santiago, y sus concomitancias con dimensiones que caracterizan las acciones de profesores eficaces. Este modelo de desarrollo del profesorado basado en la evaluacin significa el establecimiento de lazos entre la recogida de datos y una fase de orientacin y consulta por un especialista o alguien que asuma el rol asesor (Brock, 1983). El proceso se diversifica en la medida que habra que formar a colegas o compaeros que hicieran esa funcin segn reas de conocimiento. El modelo se apoya consecuentemente en la prctica puesto que se trata de mejorar aquellas conductas o declaraciones integradas en los cuestionarios que se vean deficitarias. A tal fin, algunas estrategias como la supervisin clnica, la microenseanza, el anlisis de interaccin o de protocolos aplicadas a la enseanza superior constituyen procesos de entrenamiento que han permitido culminar este modelo (Melnik y Sheehan, 1974, 1976; Sheehan, 1976; Villar, 1983). En buena medida, se puede decir que el modelo se convierte en uno de entrenamiento que significa el dominio de conocimientos o destrezas racionalmente diseados para la demostracin de objetivos de actuacin en situaciones reales o simuladas (Megarry, 1981), (vase al respecto el diseo del taller de Brown, 1982). Los pioneros estudios de Perrott (1977) y de Miltz (1978) son un reflejo de esta tendencia (Cruickshank y Metcalf, 1990). De esta naturaleza es la experiencia descrita por Mahler y Benor (1984) quienes trataron de determinar la eficacia de un taller de entrenamiento a corto y a largo plazo que tena como objetivo desarrollar la actividad cognitiva del alumno. El taller se bas en las tcnicas de la microenseanza. Los resultados del taller de cuatro das parece ser que provocaron un cambio en la conducta instruccional de los profesores. De otra parte, la microenseanza y el anlisis de interaccin didctica en el aula han sido dos estrategias formativas que se han utilizado en algunas universidades espaolas en los aos setenta para el perfeccionamiento de su personal (Saras, 1981a,b).

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    Los profesores universitarios a menudo trabajan aislados unos de otros. Tal aislamiento les ha prevenido de la recepcin de una retroaccin valiosa de otros colegas que les podra ayudar en la resolucin de problemas compartidos. De ah que sea necesaria la existencia de mayores oportunidades para observar a otros profesores mientras trabajan. Consecuentemente, asumo que se podran aplicar con ellos estrategias formativas de bajo riesgo, como la preparacin ("coaching"). Binko y Neubert (1987) han realizado una experiencia de preparacin de compaeros como modelo para la mejora de la enseanza de clase a nivel universitario. La meta del proyecto consisti en incorporar una o ms destrezas instruccionales en la enseanza activa con la asistencia de un preparador o asesor. Asimismo, este modelo significa que la mejora se puede concebir en gradientes de desarrollo. Sullivan (1985) ha sealado tres tipos de mejora: remedio, facilitador, y optimizante, segn que se quieran subsanar errores, aplicar principios de rango medio o de grado superior en una escala previamente seleccionada, respectivamente. La mejora se puede referir tambin a una variedad de metas a alcanzar, como estableci Kenneke (1980) en su programa diseado para desarrollar actitudes, conocimiento del contenido de las destrezas bsicas de formacin profesional, y de la habilidad para trasladar la pedagoga al programa instruccional. Finalmente, el estudio de Neumann y Finaly-Neumann (1989) demostr que para mejorar la enseanza universitaria es preciso incluir componentes de entrenamiento en gestin organizativa y otros de carcter instruccional. II.3. Modelo de indagacin Concibe el rol del profesor universitario como un individuo que investiga y reflexiona sobre su prctica. En esta lnea recomienda Benedito (1991b,c) que se haga la formacin permanente de los profesores en los departamentos, y as lo ha suscrito el Ministerio de Educacin y Ciencia con la edicin de un reciente informe (1992c: 52). Existen bastantes testimonios cientficos sobre esta aproximacin didctica con profesores de los niveles no universitarios (Applegate, 1989; Villar, 1990a; Sparks-Langer y Colton, 1991) y en textos sobre poltica educativa de nuesto pas (MEC, 1989). La metfora que mejor lo define es la de profesor-investigador de su prctica, y asume la reflexividad cognitiva como caracterstica de la accin profesional del docente universitario: los profesores se comportan como si fueran observadores adiestrados de los procesos y estilos de aprendizaje de los alumnos en sus clases, al tiempo que promueven en ellos destrezas metacognitivas. A tal fin, algunas universidades han estimulado programas de perfeccionamiento docente en el pensamiento crtico (Gibbs y otros, 1988), con objeto de construir crticamente una enseanza universitaria (Fernndez, 1989). Esa reflexin sobre la prctica tiene como intencin el alumbramiento de las teoras implcitas que poseen los profesores y que gobiernan sus prcticas profesionales (Schn, 1983, 1987; Piantanida, 1988). Bajo esta filosofa, los profesores desarrollan un "sistema de apreciacin" de la pluralidad de contingencias y debates que tiene la enseanza universitaria. En el fondo, este modelo promueve la autorreflexin como principio de desarrollo profesional (Keiny y Dreyfus, 1989). Si bien se recomienda la promocin de modelos de desarrollo inspirados en el juicio crtico, la revisin de la literatura ofrece ms ejemplos de prescripciones que modelos en uso

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    (Ross, 1989; Roth, 1989). La exploracin de la reflexin debera llegar incluso a los lderes educativos (Barnett, 1987) que vayan a ejercer la funcin formativa del profesorado universitario. La reflexin es una meta y a la vez un estadio en algunos modelos cclicos de investigacin cooperativa. As entendido, la investigacin-accin se ha constituido en la estrategia que ha dado forma a este modelo de perfeccionamiento profesional, y que podemos observar en dos ejemplos. El primero se debe al austriaco Schratz (1990) que ha diseado un programa de entrenamiento del profesorado universitario ("Investigar mientras se ensea") que se basa en la investigacin-accin, y el segundo, realizado con profesores de la Universidad de Barcelona, en el que Bartolom y Anguera (1987) describen el proceso de una investigacin colaborativa. Este modelo de desarrollo se ajustara, en definitiva, al proceso de cuatro fases de los equipos de investigacin colaborativa:

    (a) Identificacin de un problema. (b) Decisin respecto de las cuestiones a investigar y la metodologa a usar. (c) Realizacin del diseo previsto. (d) Utilizacin de la investigacin para disear una intervencin en clase.

    La relacin, no obstante, entre investigacin y prctica de clase es discutible. Shore, Pinker y Bates (1990) han demostrado en estudios de carcter experimental que hay "...poca evidencia de que los procesos de investigacin que siguen los profesores en sus

    disciplinas informen los mtodos que luego seleccionan para ensear a sus alumnos" (p. 33).

    Sin embargo, la enseanza - continan los autores - parece ser la fuente de inspiracin de la investigacin propia. Los profesores que participan en este modelo de desarrollo se han implicado en la realizacin de proyectos de innovacin curricular en clase. Responden a la estrategia de innovacin conocida por emprica / racional que significa una especial dedicacin a la investigacin, al anlisis cuantitativo, y a la presentacin cuidadosa de los recursos. Easterby-Smith (1987) indica sobre qu puede versar el tipo de innovacin en la enseanza universitaria: contenido de las disciplinas; procesos educativos a travs de los cuales se comunican las asignaturas; y en un nivel ms general, las estructuras y sistemas institucionales en las que aquella tiene lugar. El autor se inclina por la estrategia corporativa como una "buena" aproximacin cientfica a la innovacin, en la que se dan los siguientes elementos: anlisis de la relacin entre la organizacin y el ambiente; bases para la eleccin entre distintas alternativas, y medidas que aseguren la implementacin de la estrategia seleccionada. Aun reconociendo que esta estrategia entiende la organizacin como un sistema de gestin al margen de la cultura del centro, s llama la atencin sobre el ambiente poltico de los centros, y este aspecto es de considerable importancia dada la estructura de nuestras universidades. La reflexin sobre los procesos de enseanza-aprendizaje en clase constituye el fundamento y el elemento crtico de los procesos de investigacin del impacto de la accin docente en los alumnos de clase (Richardson, Eysenck y Piper, 1987). Los profesores que investigan y realizan innovaciones didcticas se esfuerzan en la comunicacin de los materiales en la forma de apuntes bien elaborados, enseanzas grabadas en medios audiovisuales, paquetes de aprendizaje grabados incluso en diskettes de ordenador, etc. (Rutherford, 1982). De esta

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    naturaleza son los distintos ejemplos de investigacin que reflejan determinados autores (Goldschmid y Goldschmid, 1973, 1976; Collier, 1980; Squires, 1980; Melton, 1981; Magin, 1984; Collier y Clarke, 1986; Eijl, 1986; Zuber-Skerritt, 1987; Mines y otros, 1990). Las clases se convierten, consecuentemente, en laboratorios donde el profesor estudia, procesa la informacin y toma decisiones sobre las relaciones didcticas en el aula pertinentes a las distintas disciplinas (ICE, 1986). Finalmente, Savenije y Rosmalen (1988) consideran que, al menos en las universidades holandesas, para que se produzcan innovaciones (aditivas o sustitutivas de viejas prcticas) relacionadas con las propuestas de programas la administracin tiene que incentivar los proyectos de innovacin, y esta parece ser tambin una lnea de poltica educativa que estn ultimando algunas administraciones educativas de nuestro pas. II.4. Modelo organizativo El esquema de socializacin de una institucin, su "clima organizativo", o sea, el contexto social y organizativo en el que los profesores realizan su actividad y productividad es una clave necesaria para interpretar las normas tcitas que gobiernan la universidad y que influyen en la capacidad que ella tiene para ofrecer una actuacin acadmica y social relevante (Gallagher y otros, 1986). Asimismo, el anlisis de la socializacin de las organizaciones y del clima psicosocial percibido por los agentes implicados en la realizacin de los procesos es una actividad que permite identificar cules son los factores que pueden explicar los resultados de la institucin en trminos de algunas dimensiones como normas de accin, actuacin de los protagonistas, y premios o ayudas institucionales, as como las limitaciones que afectan una innovacin en la enseanza superior. Savenije y Rosmalen (1988) asumen que la universidad se caracteriza por ser una burocracia profesional, en la que coexisten diversas culturas, constituyendo las de profesores y estudiantes las que mejor definen la razn de ser de la institucin universitaria. La cultura organizativa de los centros de nivel superior - es decir, las normas que desarrollan sus miembros y que se reflejan en textos como los estatutos universitarios y los reglamentos elaborados por los consejos de departamento; la filosofa y los valores que definen la poltica de la institucin y que se reflejan en las directrices de las juntas de gobierno para regular la vida acadmica como consecuencia del programa poltico del rector nombrado en las ltimas elecciones - influye en la conducta y en las relaciones de sus miembros. En este sentido, Bassis (1986) indica que la organizacin social de las universidades es un impedimento para el desarrollo de una cultura organizativa. Si se examina la composicin de los claustros de las universidades (integrada por los tres sectores de profesores, alumnos y personal de la administracin y servicios), y el papel atribuido a los consejos sociales como va para la participacin y control de la sociedad en los fondos de la universidad, se comprender la complejidad de relaciones y dinmicas organizativas de la institucin universitaria, donde proliferan mltiples y difusas metas, cuya estructura est segmentada en titulaciones y clasificaciones curriculares altamente diferenciadas y dedicaciones administrativas variadas y jerarquizadas en su profesorado. Estas diferencias en el profesorado se acentan adems cuando nos referimos al estatus profesional que lo caracteriza: docente e

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    investigador (Mauksch, 1986). Se desconoce el efecto que puede tener que existan profesores universitarios que no gozan de la condicin de investigador porque no tienen el ttulo de doctor y en consecuencia no pueden ejercer la funcin decente de ensear a investigar en su campo propio del conocimiento a otros individuos para obtener el grado de doctor. Para estos profesionales la enseanza no es ms que una forma burocrtica de ejercitar su funcin profesional, puesto que el sistema de estmulos a la produccin cientfica queda muy limitado. Es ms, la organizacin universitaria se ha burocratizado an ms dado que los motivadores utilizados - tramos de cinco aos para la docencia y de seis para la investigacin - se aplican escasa y tardamente. En consecuencia, sera aconsejable investigar bien cules son las normas implcitas que gobiernan la enseanza, como ha investigado Weis (1985) en una escuela universitaria en la Universidad Estatal de Nueva York en Bfalo siguiendo un procedimiento etnogrfico, bien la satisfaccin de su profesorado como se est haciendo en la Universidad de Granada por va de un cuestionario (Lorenzo y otros, 1991). II.4.1. Clima institucional y de clase Smylie (1988) ha destacado el valor y potencial que tienen los contextos interactivos de los centros no universitarios en la conducta y el cambio de los profesores. A nivel superior, declaro que las distintas relaciones interpersonales entre los profesores; la influencia que puede ejercer el director de departamento; la apertura de expresin en los consejos de departamento, juntas de gobierno y comisiones; la toma de decisiones en los distintos rganos colegiados de la universidad; el estmulo a la experimentacin; el equipamiento como infraestructura material para la docencia y la investigacin; la interaccin entre los colegas para establecer la docencia y organizar los planes anuales de enseanza, etc., son aspectos del clima organizativo de las universidades a los que se deben aadir al ambiente especfico de clases compuestas por ratios diferentes, con alumnos que han sido o no seleccionados para entrar en la carrera, y que pueden y de hecho tienen una clara heterogeneidad en cuanto a intereses. Ambas direcciones del clima presumiblemente afectan la conducta y certidumbre con la que un profesor se enfrenta a su prctica docente. Es el modelo de innovacin llamado social por Rutherford, Fleming y Mathias (1985). Bajo el epgrafe que ahora estudio el ambiente - uso de las percepciones de los estudiantes para comparar ambientes o para relacionar el ambiente con otro fennemo - primero conviene reflexionar sobre el conocimiento que de un buen ambiente tienen los estudiantes. Por ello, en algunos estudios se considera la satisfaccin del estudiante como criterio para medir la eficacia de un ambiente (Menges y Kulieke, 1984). De manera que en el paradigma de ajuste persona-ambiente, los estudios indican, de acuerdo con la revisin del alemn Winteler (1981), que aquellos estudiantes que son congruentes con su ambiente expresan ms satisfaccin con su experiencia acadmica en la universidad que quienes no muestran tal congruencia. Su conclusin no puede ser ms explcita: "Ms an, la satisfaccin del estudiante y el rendimiento acadmico

    estn fuertemente afectados por los dos ltimos determinantes" (p. 34). Los determinantes a los que hace alusin son las relaciones estudiante-profesorado, e inters del profesorado por los estudiantes y la enseanza. La satisfaccin, de otra parte, se

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    entiende como las relaciones entre profesores y alumnos. La insatisfaccin, por el contrario, como la competitividad del estudiante y las relaciones con sus compaeros. En este sentido, la investigacin de Manger y Eikeland (1990) es bien ilustrativa. Han estudiado las intenciones que tienen los profesores de las universidades noruegas para abandonar la universidad. Entre los factores que predicen el abandono figuran las relaciones entre los colegas. Asimismo, evidenciaron que los profesores que consideraban su trabajo menos satisfactorio tenan mayores intenciones de abandonar. Por ello el clima relacional entre colegas es un factor ms poderoso que el econmico para trabajar en la universidad. No obstante, los incentivos o recompensas son mviles justificados para la incorporacin de innovaciones de carcter tecnolgico. Beaufait y Harris (1989) llaman la atencin sobre el fenmeno curioso que los ingenieros apenas utilizan nuevas tecnologas en la enseanza como consecuencia de no encontrar recompensas en la consecucin de una buena enseanza. La relacin ms intensamente buscada y de la que se conocen escasos resultados es el rendimiento de los estudiantes y las caractersticas ambientales. De hecho, Winteler (1981) slo cita cuatro estudios sobre el rendimiento, distantes entre s en el tiempo y en la problemtica, resaltando como hallazgos aquellos que hablan a favor de una adaptacin e integracin del estudiante para obtener xito acadmico o cmo los estudiantes constantemente relacionan las variables contextuales con su aprendizaje. Cindonos ms a este ltimo comentario, el estudio de Gaff, Crombag y Chang (1976) responde precisamente a la cuestin de si los departamentos tenan distintos ambientes psicosociales. En particular, si los departamentos de Qumica, Derecho, Medicina y Psicologa tenan climas distintivos o diferan entre s. Los hallazgos mostraron diferencias a lo largo de 115 tems que agrupados por un anlisis de conglomerados permiti identificar a los autores diez escalas diferenciadoras del ambiente en los departamentos, que por su inters enumeramos:

    1) Tiempo exigido a los estudiantes. 2) Comprensin de los estudiantes. 3) Espacio para los intereses de los alumnos. 4) Relevancia de la asignatura. 5) Atencin personal a los estudiantes. 6) Compromiso esperado de los estudiantes. 7) Diferencia del sistema de enseanzas medias. 8) Respeto a los estudiantes. 9) Disponibilidad de la informacin. 10) Prescripcin del programa.

    El clima psicosocial de clase en las instituciones formativas tiene una repercusin mayor en el aprendizaje de los estudiantes que el ambiente de clase de otros centros universitarios, y ello por la razn fundamental que los futuros profesores sern agentes que intervendrn en la creacin de sistemas psicosociales positivos adaptados a los contextos educativos en donde trabajen. Es por ello que el ambiente de clase universitaria debe propiciar el desarrollo de actitudes favorecedoras del autodesarrollo, as como del cuidado permanente de las relaciones con los otros sujetos.

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    La versin del cuestionario "Inventario de Ambiente de Clase Universitaria" (IACU), que he diseado y validado para medir el clima psicosocial de clase en EE. UU. del Profesorado de EGB, se compone de 49 elementos y siete dimensiones, que son las siguientes:

    a) Cohesin. b) Satisfaccin. c) Personalizacin. d) Orientacin a la tarea. e) Innovacin. f) Evaluacin y Gestin de clase.

    En esta lnea se han diseado instrumentos para medir el clima tanto a nivel institucional (Lysons y Ryder, 1989) cuanto de clase (Fraser y otros, 1986; Entwistle y Tait, 1990). La finalidad prioritaria que doy al uso de instrumentos para evaluar el ambiente de aprendizaje de clase es claramente formativa. Los sistemas utilizados para la evaluacin diagnstica son perfiles o "climagramas" de clase que admiten una fcil lectura e interpretacin por los miembros que la componen. Siendo esto as, cabe propiciarse diversas estrategias de autoperfeccionamiento, dado que se conocen las metas de un buen ambiente, que en trminos generales, podra ser un perfil con altos ndices o elevados picos correspondientes a las dimen-siones correlacionadas positiva y significativamente con el rendimiento o satisfaccin de los estudiantes, y valores inferiores o profundas simas de aquellas subescalas asociadas negativa y significativamente con medidas de aprendizaje de los alumnos. Este enfoque es aparentemente ms til que el preconizado, por ejemplo, en la comunicacin de Anderson, Kameen y Kegley (1986) en donde la codificacin de eventos era secuencial y se apoyaba en registros observacionales (presencia / ausencia) de fenmenos. Es ms til la metodologa de perfeccionamiento docente siguiendo instrumentos como el IACU porque no requiere observadores externos, sino internos - los propios alumnos -, y, por consiguiente, estima que los sujetos de una clase tienen unas percepciones ms fidedignas y estables sobre los sucesos que los jueces que hacen una o dos visitas ocasionales a la clase. La divergencia en cuanto al procedimiento de obtencin de datos marca ya una distincin en el sentido que puedan tener los programas de desarrollo del profesorado (Levinson-Rose y Menges, 1981). Las estrategias formativas tambin sirven para metas diferenciadas. Fraser (1986, 168-181) seala un proceso que se apoya bsicamente en un ciclo test-reflexin-retest, como unidad bsica para la comparacin de ambientes (congruencia dentro de clase o entre clases). Esta perspectiva la hemos desarrollado en otro lugar (Villar, 1986b), si bien ahora quisiera describir un modelo de decisiones activas sobre el ambiente de aprendizaje de clase. El modelo formativo que propongo puede ser una variacin del sugerido por Harris (1986), en el sentido que sugiero un perfeccionamiento didico o colegial, en donde pares de colegas se renen para dar - recibir retroaccin sobre los perfiles del clima de aprendizaje de aula obtenidos por la misma / diferente clase de alumnos. Las conferencias o entrevistas didicas actan como verdaderos encuentros de supervisin clnica o, si se prefiere, de investigacin-accin, en donde los colegas adoptan decisiones a la luz de sus datos respectivos. De esta forma

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    ayudo a desarrollar en el docente un sentido de "colegialidad" que es uno de los fundamentos para el incremento de la productividad y del desarrollo de la motivacin (McLaughlin, 1988). Este modelo de desarrollo lo he puesto a prueba con formadores de maestros para describir sus prcticas de clase en Escuelas del Profesorado de EGB (Villar, 1990b). II.4.2) Unidades para el desarrollo del profesorado La promocin del desarrollo profesional del docente universitario tiene mayores probabilidades de xito cuando se gestiona desde unidades creadas ad hoc. Tanto Mathias y Rutherford (1985) cuanto Rutherford, Fleming y Mathias (1985) al sintetizar modelos de procesos de innovacin en la enseanza superior han destacado el poder que tienen las unidades bsicas de desarrollo para mantener e instituir por las vas normativa los valores de la innovacin (dndoles a los docentes el sentimiento de propiedad y compromiso con su experiencia innovadora) y operativa al facilitar la ejecucin de la experiencia con incentivos intrnsecos (satisfaccin personal) y recompensas extrnsecas (publicacin de la experiencia; ayudas para la presentacin de comunicaciones en congresos). Las unidades para el desarrollo pueden ser centros o secretaras dependientes de las juntas de gobierno de la universidad o ajenas a la comunidad universitaria. Albright (1986) describe el papel que pueden desempear los centros de medios para la mejora instruccional, que incluyen consultas, produccin de materiales, televisin instruccional y radio, publicaciones, servicios de museos, etc. En parecidos trminos se expresa Elton (1987) al describir su modelo EDU (Unidad de Desarrollo Educativo), en el que se otorgan diplomas despus de realizar cuatro mdulos obligatorios y uno optativo en temas del tipo "Mtodos de enseanza y aprendizaje", "Diseo del curso", "Evaluacin", etc., y en donde se archivan y procesan las evidencias procedentes de la evaluacin y valoracin de los docentes (Elton, 1984). Las unidades pueden dar cursos variados: introductorios sobre el significado de las universidades en la sociedad, el desarrollo humano y la carrera acadmica (Woodside, 1986), o especializados sobre el conocimiento curricular de las distintas disciplinas o pedaggico. Moses (1985) enumera las actividades de un Instituto de Educacin Terciaria de la Universidad australiana de Queensland que sirve para aconsejar, asesorar, asistir e informar a los profesores en los aspectos del desarrollo personal y profesional, proporcionndoles la difusin de informacin, investigacin educativa, consultas individuales, actividades de desarrollo basadas en el grupo, evaluacin de la enseanza y de las asignaturas, participacin, por invitacin, en estudios de evaluacin y en proyectos de desarrollo, etc. El consenso establecido entre los profesores y los formadores del centro consisti en declarar que la evaluacin y el desarrollo estn conectados estrechamente. Un principio de dicha institucin sostiene que no puede haber desarrollo del profesorado sin que exista una evaluacin precedente (en la mayora de los casos autoevaluacin), y que no debera haber evaluacin sin que existan oportunidades para el desarrollo del profesorado. Posteriormente, Moses (1987) ha revisado la composicin y funciones de estas unidades en otros pases como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Suecia, mostrando el entusiasmo con que trabajan los formadores en tales instituciones. Los consejos de departamento son las unidades menores en las que se puede realizar la renovacin pedaggica de sus miembros, al tiempo que pueden ser un factor de riesgo de stress docente (Gmelch, Wilke y Lovrich, 1986). Como tales unidades encargadas de la docencia, la

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    investigacin y la administracin de los recursos materiales y humanos, significan, adems, un avance en el proceso de descentralizacin del desarrollo docente. Por esta razn son los unidades universitarias que deberan gozar de mayores cotas de autonoma y flexibilidad. Un ejemplo de flexibilidad organizativa a nivel de departamento aparece en el testimonio de Gray y Hoy (1989) quienes consideran que la mejor situacin para el perfeccionamiento del profesorado universitario es una de innovacin y cambio. Si el papel del profesor se articula en torno a la docencia y a la investigacin, entonces se pueden esquematizar tres tipos de modelos de innovacin departamental: el primero que indica que el profesor debe ocuparse de la investigacin mientras ensea. Ello implica la realizacin de la actividad docente-investigadora en una base individual. El segundo esquema significa que ciertos miembros se concentran en la enseanza y otros en la investigacin y publicacin. Finalmente, el tercero de los esquemas consiste en que miembros del departamento trabajan juntos para establecer alguna concentracin en la investigacin y en la obtencin de proyectos. Mientras tanto, los dems profesores se dedican bien a la enseanza bien a la investigacin individual. Cualquiera de los esquemas que seleccione el departamento dar origen a nuevas adaptaciones organizativas y de desarrollo del profesorado. Ello implica un nuevo modelo dinmico de organizacin del departamento que se conoce por gestin (siendo las metas de este modelo la facilitacin y motivacin de sus miembros). II.4.2.1) Roles del formador La primera cuestin que nos planteamos en este apartado es quin ejerce el papel de formador. Dependiendo de la ubicacin de la unidad de desarrollo as se podr hablar de un tipo u otro de formador. Si comienzo por el departamento, es evidente que tendr que hablar del rol del director de departamento como lder de las innovaciones y promotor del desarrollo. Como ha puesto de manifiesto Weinberg (1984), el papel del director de departamento no ha recibido suficiente atencin entre los investigadores. En su estudio realizado en un departamento se evidenci la necesidad de investigar las funciones de este profesional que tiene la ardua misin de crear el clima propiciatorio para que se promuevan actividades de desarrollo instruccional y profesional. La delimitacin del perfil de director de departamento fue el objeto del estudio de Kremer-Hayon y Avi-Itzhak (1986) que factorizaron las percepciones de 90 decanos y directores de departamento de universidades israelitas para determinar cules eran los componentes de rol de director de departamento. Entre otros aparecieron actividades de curriculum e instruccin; iniciacin; desarrollo del profesorado; estilo de liderazgo democrtico y estatuto departamental. Sin embargo, la opinin de Knight y Holen (1985) es contraria. Para ellos la figura del director de departamento ha ido creciendo en inters entre los universitarios, no entre los investigadores. A pesar de ello, el estudio mostr que las competencias ms eficaces del director de departamento eran las que mantenan altos niveles de consideracin y estructura. Caskey y Cochran (1989) son ms explcitos al sealar que el papel de lder debe ser encarnado en la figura del decano quien tiene que preparar especficamente a los profesores ayudantes de la universidad. Cryer (1981) ha estudiado los elementos constitutivos del rol formador de profesores universitarios en Gran Bretaa. Utilizando un cuestionario, los resultados mostraron que un 64 % de los formadores pertenecientes a las universidades politcnicas pertenecan a unidades

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    especialmente creadas para la promocin de la enseanza y aprendizaje, mientras que slo el 37 % de los formadores pertenecan a la universidad. Bradley (1983) ha reconocido que esa figura debera estar contratada a tiempo completo en la universidad, y que se deberan delinear la naturaleza y amplitud de sus obligaciones. En este sentido, Rutherford (1982) ha diseado cuatro posibles filosofas para el establecimiento de relaciones entre el formador y el docente universitario:

    1) Modelo orientado al producto (relacionado con el primero de los modelos propuestos en este captulo: el profesor tienen una necesidad que cuenta al formador para que se la satisfaga);

    2) Modelo orientado a la prescripcin (el profesor experimenta que "algo le va mal" y

    acude al formador para establecer un diagnstico y un remedio, funcionando como supervisor clnico o preparador del modelo de evaluacin para la mejora descrito anteriormente);

    3) Modelo orientado al proceso (el formador ayuda a mejorar destrezas de diagnstico en

    relacin con procesos que necesitan mejora, poniendo el acento en la comprensin de las relaciones y acciones humanas), y

    4) Modelo orientado al problema (tanto profesor como formador trabajan juntos en una

    empresa conjunta para diagnosticar y solucionar problemas; en principio, parece ms un modelo perteneciente al tipo de indagacin referido en este captulo, dado que en la relacin que se establece estn implcitos principios de la investigacin-accin).

    Baldwin (1990) ha estudiado el concepto de vitalidad docente como caracterstica que se podra aplicar a los lderes universitarios o a los profesores estimulantes. La vitalidad puede variar en funcin del momento del proceso de desarrollo biogrfico, como indico en la Introduccin, o el efecto de la socializacin de los individuos de una carrera (Corcoran y Clark, 1984). Si bien el concepto es difcil de operativizar, el estudio de naturaleza cualitativa que comento permiti comparar lo que hacan los as llamados profesores vitales con los representativos de la poblacin. Las respuestas que ambas submuestras dieron a las actividades realizadas en los cinco ltimos aos revel que los profesores vitales eran ms activos y ms productivos (presentaciones en reuniones profesionales; asesores; publicaron y solicitaron ayudas econmicas para proyectos especiales; escribieron ms libros; adems, colaboraron a veces con colegas en actividades de enseanza en equipo; realizaron investigacin cooperativa, y trabajos conjuntos; tambin se implicaron en actividades profesionales innovadoras como el establecimiento de nuevos programas, la experimentacin de nuevas estrategias docentes, y se movieron en campos interdisciplinares; tuvieron tiempo para la realizacin de actividades de desarrollo profesional, etc.). Aunque el autor culmina su artculo reclamando el papel de formadores para los decanos y directores de departamento, me parece que el hallazgo del perfil de profesor vital sugerido en este trabajo ofrece la oportunidad de utilizar a los profesores vitales como dinamizadores del ambiente en las unidades previstas para el desarrollo profesional de los profesores. Finalmente, este rol no dista del que otros autores han conceptualizado como profesor mentor (Alleman y

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    otros, 1984; Merriam, Thomas y Zeph, 1987), y que Marcelo (1991) desarrolla en su ponencia de "El perfil del profesor universitario y su formacin inicial". III) A MANERA DE CONCLUSIN: PLAN DE ACCIN PARA LA CONSTRUCCIN DE UN MODELO DE DESARROLLO PROFESIONAL DEL PROFESOR UNIVERSITARIO Asumiendo los supuestos que la universidad es la unidad para el cambio de la profesin docente; que la mejora profesional transcurre a lo largo del tiempo y que es un proceso de implicacin de los miembros de la universidad; que los profesores aprenden competencias profesionales en situaciones variadas de aprendizaje; que los programas de desarrollo disponen recursos cuando existe un clima saludable en la universidad; que el liderazgo es compartido por los miembros de los rganos colegiados de la universidad; que las ofertas de desarrollo se fundamentan en la teora, investigacin y en el consenso de los sectores sociales implicados, el modelo que proponga dispondr de una "lgica del diseo" cuyos aspectos formales sern los siguientes: preparacin, planificacin, entrenamiento, implementacin y mantenimiento (Wood, Thompson y Russell, 1981), a los que he aadido la evaluacin, por medio de los cuales se espera conseguir que tal conjunto de acciones transformen una realidad dada a otra que genere ms satisfaccin en los usuarios. En definitiva, lo que propongo son atributos que han caracterizado aquellos cursos y talleres que han tenido xito (Jabker, 1977; Loucks-Horsley y otros, 1987). En sntesis, el plan contemplar la siguiente sucesin de acciones:

    1) PREPARACIN. Se debe crear un clima institucional que facilite el desarrollo del profesorado para dar sentido a la evaluacin de su docencia. Se deben aunar partidas econmicas en los presupuestos anuales de las universidades y en las administraciones central y autnomicas para invertirlas en la capitalizacin de la promocin y desarrollo acadmico y profesional del profesorado. Se deben identificar y preparar lderes / asesores en unidades centralizadas / descentralizadas de desarrollo docente;

    2) PLANIFICACIN. Se debe cuidar la negociacin y consenso de las metas de los

    programas anuales de entrenamiento. La identificacin de las necesidades y expectativas profesionales, junto al diagnstico de las debilidades actitudinales, instruccionales o de conocimiento, son estadios en procesos encaminados a la satisfaccin o resolucin de los problemas. El profesor debe conocer la versatilidad de metforas que se atribuyen al rol del profesor universitario y descubrir sus propias creencias personales sobre lo que es una buena enseanza. La prctica de clase debe ser un objetivo loable en la investigacin curricular universitaria. Se debe enfatizar la utilizacin de premios que motiven a los docentes;

    3) ENTRENAMIENTO. Las ofertas de perfeccionamiento deben ser variadas y de

    duracin flexible. El cambio es un proceso longitudinal que sucede por la concurrencia de diversos factores. Cada profesor debe tener oportunidad a seleccionar la alternativa metodolgica que mejor se adapte a su esquema conceptual. Los profesores deben intervenir en la construccin de sus propias pragmticas de perfeccionamiento (Brown y Hanger, 1975). Las estrategias de intervencin deben prever la incorporacin de

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    tecnologas y recursos validados empricamente. Los profesores pueden aprender de compaeros (Ferren y White, 1977). La retroaccin es un principio a tener presente en cualquier estrategia formativa. El profesor debe tener tiempo para reflexionar sobre su prctica;

    4) EVALUACIN. Se debe constatar la eficacia de los programas con medidas variadas

    de resultados (Aleamoni, 1990; Escudero, 1991), evitndose la linealidad del proceso desarrollo profesional, enseanza del profesor y actuacin del alumno (Rallis y Bucci, 1981). Se debe incluir una concepcin simblica de la investigacin que indague las percepciones y creencias de los profesores para determinar la eficacia de los programas;

    5) IMPLEMENTACIN. El ambiente institucional debe proveer espacio para la

    incorporacin de la innovacin. Se debe incentivar la difusin de las innovaciones por medio de revistas, publicaciones, ayudas para asistencias a reuniones cientficas, y tiempo libre para la investigacin. Los profesores deben hallar oportunidades de preparar colegas. Se deben modificar las resistencias del profesor con un sistema se socializacin profesional que retribuya sus expectativas de enseanza (Eash y Lane, 1985), y

    6) MANTENIMIENTO. Se debe hacer un seguimiento de los efectos de los programas,

    para adoptar decisiones sobre el valor de los mismos. La supervisin de colegas debe permitir una revisin continua de la incorporacin de la innovacin a la prctica. Se debe formentar la cooperacin entre colegas para la revisin y redefinicin de las metas de los programas.

    IV) REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS Abbott, R. D., Wulff, D. H. y Szego, C. K. (1989). Review of Research on TA Training. En Nyquist, J. D., Abbott, R. D. y Wulff, D. H. (eds.). Teaching Assistant Training in the 1990s. New Directions for Teaching and Learning, no. 39. San Francisco: Jossey-Bass, 11-123. Alabart, A. y otros (1984). Problemtica y preocupacin pedaggica del profesorado de la Universidad de Barcelona. Revista de Educacin, 273, 101-127. Albright, M. J. (1986). The Instructional Improvement Function: An Approaching Imperative in Higher Education. Media Management Journal, 5 (32), 21-26. Aleamoni, L. M. (Ed.) (1987). Techniques for Evaluating and Improving Instruction. San Francisco: Jossey-Bass Inc., Publishers. Aleamoni, L. M. (1990). Faculty Development Research in Colleg