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Revista Cuenca Nazarena 2009 Edita la Junta de Cofradías de Cuenca.

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Queremos dar las gracias a todas las entidades y empresas que aparecen en esta publicación, ya que sin su colaboración hubiera sido prácticamente imposible que este ejemplar de la revista Cuenca Nazarena, verdadero testimonio del sentimiento nazareno conquense, se hubiese podido editar.

Comisión de Publicaciones de la Junta de Cofradías de Cuenca

Documentación

ZOOM-3000, S.L.Diseño y Maquetación

Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

Edita

A las Juntas de Diputación de las Vbles. Hdades. de Semana Santa

Agradecimientos

Graficas Martín y Mapa, S.L.Depósito Legal:

Imprime

Enrique Martínez GilFotografías Portada y Contraportada

7 Saludas

19 EntrevistasAl Pregonero: Miguel Romero por José Vicente Ávila 19Al Cartelista: Luis Muro por Javier Hevia25

15 Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2009

30 OpiniónSan Julián. Año Jubilar. por Gregorio Martínez y María Marco31

Una Semana Santa en “La Crisis” por Adrián López34

Semana de Nazareno por Carmen Herráiz Yébenes38

Cruz desnuda de Jerusalén por Leonor Culebras39

Santo Entierro por Santiago Cuerda Morcillo40

Asociación de Mujeres Cofrades por Enrique Buendía41

Fundación Museo de la Semana Santa de Cuencapor Antonio Abarca Contreras

43

La Luz de la Madre ilumina las calles de Cuencapor Antonio Carrasco Huertas

46

Anuario 2008-200948

Escuela Nazarena por María Marco Serna53

El Bordado: Encarnación Román por Carlos Julián Martínez Soria56

El mejor homenaje a Doña Encarnación por Aurora Garrote60

De la misa de la Madrugada de Resurrección del Siglo II a la misa de banceros del Resucitado del Siglo XXI por Manuel Romanos

62

Pasión y Muerte de Ntro. Señor Jesucristo por Antonio Carrasco64

Entrega de la Primera Medalla de Oro de la Junta de Cofradías a SS. AA. RR. los Príncipes de Asturias

66

Semana Santa Infantil por José Luis Coll68

José Adolfo Collada Muñoz. In Memoriam por Javier Viñuelas69

72 Hablan las HermandadesBreve reseña histórica de la Vble. Hdad. de la Amargura con San Juan Apóstol de Cuenca

73

Pregón Juvenil de la Vble. Hdad. de Nuestra Señora de la Soledad del Puente por Clara María Urango Mozo

80

Archicofradía de Paz y Caridad. Una antiquísima institución conquense en permanente evolución.

82

Grupo escultórico de Jesús Orando en el Huerto. Nueva exposición al culto.

84

Sonido de júbilo. Escolanía de Ntra. Sra. de la Soledad de San Agustín por Mª Aurora Garrote

78

El retablo neobarroco de María Santísima de la Esperanzapor Francisco Javier Moraleja Izquierdo

86

Camino del Calvario 2008. Una procesión para recordar.89

98 InvestigaciónJesús de Medinaceli. Una devoción universalpor Pedro Romero Sequí

99

Las imágenes conquenses atribuidas a Rabasa: Una teoría de conjunto. por Julián Recuenco Pérez

105

San Esteban “Protomartir”. Vitrales y Pasos por Ángel Horcajada

109

La Semana Santa de Cuenca en 1900 por Enrique Valero Moscardó

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Antonio Abarca ContrerasCoordinación

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SALUDA

Jorge Sánchez AlbendeaApagados ya los ecos de la Semana Santa del 2008,

nos preparamos para vivir una nueva Semana de Pasión.

Desde la Junta de Cofradías hemos trabajado con de-dicación y cariño para intentar, cuando menos, que todo transcurra por los mismos cauces de normalidad que el año anterior.

Todos los que participemos en los desfiles procesiona-les de este año tenemos por delante un gran reto.

Por un lado, debemos ser capaces de consolidar las medidas adoptadas en la procesión “Camino del Calva-rio”, que tan buen resultado obtuvieron. La ausencia total de incidentes no debe hacer que “bajemos la guardia” y que lo conseguido el año pasado se quede en “flor de un día”. Debemos continuar trabajando con la misma ener-gía tanto con la campaña de sensibilización, como con el compromiso de las fuerzas de seguridad de retirar a aquellos que impidan el normal desarrollo del desfile. Aquellos que no entienden, ni quieren aceptar el papel que tienen que asumir dentro del desfile, no pueden tener cabida en él.

Por otro lado, las novedades introducidas en alguno de nuestros cortejos procesionales, siempre a instancias de las Hermandades, tal y como marcan nuestros estatutos, deben contar siempre con nuestra máxima implicación para que se desarrollen tal y como han sido pensadas. De entre todas ellas, querría destacar el adelanto en la hora de salida de la “Procesión del Silencio”, que este año, de forma experimental, será a las 19 horas, hecho que no cuenta con ningún precedente en el Miércoles Santo. Por lo tanto no tenemos claro cómo puede influir en el con-junto del desfile.

Al margen de los desfiles, quiero resaltar el intenso año vivido en el seno de la Junta de Cofradías. Dentro de esta publicación oficial encontrarás un anuario que podrá darte una idea de la frenética actividad llevada a cabo.

Destacar la constitución, por fin, de la Fundación del Museo de la Semana Santa, que aporta la seguridad y el afianzamiento necesario a nuestro sueño nazareno de ver consolidado el funcionamiento del Museo de la Semana Santa de Cuenca.

La entrega de la Medalla de Oro a los Príncipes de As-turias en la recepción de que fue objeto la Junta de Diputa-ción de la Junta de Cofradías en el ayuntamiento, durante la visita que realizaron a nuestra ciudad, sirvió además para ganar dos nuevos y perfectos embajadores de nuestra

Presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa

causa, puesto que en las conversaciones que mantuvieron con nosotros estoy convencido de que fuimos capaces de transmitirles y hacerles partícipes de nuestra “pasión” por esta extraordinaria conmemoración nazarena.

Para finalizar, quisiera hacer referencia a la organiza-ción de la Procesión del Arca de San Julián, dentro de los actos conmemorativos que se han llevado a cabo en la ce-lebración del VIII Centenario de su muerte, organización que corrió a cargo de la Junta de Cofradías, por la que fuimos felicitados por el Obispo Don José María, y que es exponente claro de la implicación de esta institución con la Iglesia Diocesana de Cuenca.

Un recuerdo especial a la hermandad de San Juan Bautista, a la hermandad de la Santa Cena, a la herman-dad de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol y a la hermandad de la Virgen de las Angustias, por celebrar durante este año sus respectivas efemérides. Felicidades y es mi deseo que todo se desarrolle como lo habéis programado.

Todos estos actos juntos son los que refuerzan, conso-lidan y engrandecen la semana mas importante de nues-tra ciudad. Actos en los que todos debemos tener cabida, dando muestra de la unidad y cohesión que debe existir en el seno de la gran familia nazarena que es La Junta de Cofradías, verdadera piedra angular de la Semana Santa de Cuenca. Lejos deben quedar esos efímeros protago-nismos que lo único que hacen es poner en evidencia la institución y dar satisfacción a los numerosos críticos y detractores a nuestro objetivo final, que no es otro que el de servir de catequesis urbana de la Pasión, Muerte y Re-surrección del verdadero Protagonista de la Vida: Nuestro Señor Jesucristo.

Todos somos importantes, todos tenemos un come-tido, por eso querido nazareno PARTICIPA CON RES-PETO y recuerda que de tú comportamiento e imagen depende la Semana Santa que queremos dejar en legado.

Muchas gracias a todos los integrantes de las diferen-tes comisiones de trabajo y a tantos nazarenos anónimos que trabajan durante todo el año por y para que nuestra Semana Santa sea cada año un poco mejor.

A mis amigos de la Comisión Ejecutiva, pues todos los días aprendo algo nuevo de cada uno de vosotros, de vuestro trabajo e ilusión.

Y como no, gracias a Marta, Jesús y Jorge por seguir dejándome cumplir un sueño.

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SALUDA

Delegado Episcopal ante la Junta de Cofradías

José Javier Muñoz Pérez

SALUDA

Queridos hermanos miembros de la Comisión Ejecutiva, de la Junta de Diputación, de la Junta General de la Junta de Cofradías de la Semana Santa, hermanos nazarenos, queridos visitantes y turistas:

El pasado 28 de Junio el Papa Benedicto XVI inauguraba en Roma el Año Santo Jubilar Paulino con motivo de celebrarse el II Milenio del Na-cimiento del Apóstol San Pablo. La semana de pasión se celebrará dentro de este gran acontecimiento de la Iglesia. Me gustaría compartir con todos ustedes unas reflexiones sobre San Pablo, nuestra vida nazarena y la Sema-na Santa.

En torno al año 30 del siglo I, el Apóstol San Pablo vivió una experien-cia camino de Damasco que le cambió su vida totalmente, es lo que se ha llamado “su conversión”. A partir de este momento, consideró “pérdida” y “basura” todo aquello que antes constituía para él el máximo ideal, casi la razón de ser de su existencia.

Cuenca, Patrimonio de la Humanidad; su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional, es la meta de muchas personas que vienen con nosotros a vivir esta Semana de Pasión, unos con devoción, otros por curiosidad, aquellos por tradición... en fin, sea cual sea el motivo de su visi-ta, nosotros hombres y mujeres de túnica nazarena por dentro y por fuera, tenemos la obligación de manifestar públicamente nuestra fe en Jesucris-to, muerto y resucitado y de revivir aquellos momentos de la historia con la máxima dignidad posible. Porque para muchas personas, la ciudad de Cuenca y su Semana Santa puede ser su particular “camino de Damasco” y encontrarse con Dios por su “conversión”.

Cristo Resucitado se presentó ante Saulo (Pablo) como una luz espléndi-da y le habló, transformó su pensamiento y su vida misma.

¡Cuántas veces, bajo mi capuz, he visto llorar a la gente al pasar una imagen durante nuestros desfiles procesionales!, ¡cuántas oraciones de sú-plica, de intercesión, de acción de gracias se han elevado hacia el cielo al ver pasar por delante de su vida una imagen de Cristo, de la Virgen o de un santo! Hermanos nazarenos, con nuestro testimonio de austeridad y silen-cio ayudemos a la gente que participa en las procesiones desde las aceras a que vean la Luz de Cristo Resucitado, para que también Él les hable, les cambie el pensamiento y su vida entera.

Como consecuencia de ese encuentro con la Luz, Saulo se queda ciego, al fin y al cabo esto refleja su realidad interior: Saulo es ciego frente a la verdad de la Luz que es Cristo.

Nazarenos de Cuenca: ¡cuántos ciegos por dentro vienen a nuestra ciu-dad “a ver” nuestra Semana Santa!, ¡cuántos ciegos de corazón participamos en los desfiles procesionales!, ¡cuántos ciegos de fe estamos “apuntados” a

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nuestras hermandades, ciegos bajo el banzo, ciegos con guiones y estandartes, ciegos con tulipa...!, ¡cuántos bautizados siguen sin ver la Luz! Que nuestro testimonio de fe y de entrega ayude a que nuestros hermanos nazarenos reconozcan la auténtica Luz que ilumina el mundo y cambia nuestras vidas.

San Pablo no fue transformado por un pensamiento sino por un acontecimiento, por la presencia irresistible del Resuci-tado. Este hecho cambió su vida.

Dejémonos “tocar” por la mirada de Dios. Durante la Cua-resma, en la propia Semana Santa y todos los días, dejemos que la Luz de Cristo transforme nuestras vidas, nuestros pen-samientos para cada día ser más felices.

Después del encuentro personal de Jesucristo, Saulo pasó de perseguidor a ser ferviente Apóstol de Cristo.

¡Cuántas veces somos o hemos sido perseguidores (poco comprensivos) de nuestras hermandades!, ¡Cuántas veces he-mos sido o somos perseguidores (poco comprensivos) de una gran institución como es la Junta de Cofradías!, ¡cuántas ve-ces somos o hemos sido perseguidores (poco comprensivos) incluso de las misma Iglesia que nos acoge! Sólo la humildad, el dejarse tocar y sobre todo, ese encuentro personal con Je-sucristo, es lo que nos puede hacer pasar de perseguidor a ser un ferviente nazareno apoyando, rezando, colaborando con nuestra Hermandad o Cofradía, con nuestra Semana Santa y su Junta de Cofradías a pesar de los fallos humanos que ha habido, hay y habrá; pero precisamente por ese encuentro con Cristo que transforma nuestra vida iluminada por su Luz po-demos rezar: “Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor. Donde haya injurias, perdón. (...) Donde haya sombra, luz” como decía San Francisco de Asís.

Cristo Resucitado habló a San Pablo, lo llamó al apostola-do, hizo de él un verdadero Apóstol con el encargo de anun-ciar el Evangelio.

Dios sigue hoy hablando y llamando a las personas a cada una por su nombre. Hagamos de nuestras hermandades y co-fradías escuelas de oración donde podamos escuchar y hablar

con Dios y que sean auténticas canteras de vocaciones. Que nuestros niños y jóvenes nazarenos sientan la voz, la llamada de Dios y el envío a predicar la Palabra de Dios; ahí estará la labor de todos los nazarenos, especialmente del sacerdote que con entusiasmo y dedicación trabaja por y para la hermandad.

San Pablo aprendió que, a pesar de su relación personal con Cristo, debía entrar en comunión con la Iglesia, debía bautizar-se y así lo hizo.

Queridas hermandades y cofradías, a pesar de nuestro trato “personal” con nuestras imágenes o con el sacerdote de turno, no olvidemos nuestra comunión total con la Iglesia, con el Obispo y con el Papa; no olvidemos que somos “asociaciones públicas de fieles” que dependemos de la Iglesia a la que hemos de amar, colaborar con ella en sus necesidades y respetarla so-bre todo escuchando sus consejos por el bien del hombre.

Cuando Saulo vio la Luz, a raíz de este acontecimiento ensanchó su corazón, lo abrió a todos, dialogó con todos, fue capaz de hacerse todo a todos.

Querida ciudad de Cuenca: nuestra Patrona y Alcaldesa de Honor es Ntra. Sra. la Virgen de la Luz. Por lo tanto, ¡ya tene-mos la Luz en nuestra propia casa!, ahora nos toca a nosotros, con el ejemplo de San Pablo, ser abiertos a los demás, ser dialo-gantes, ser acogedores, que la gente que nos visita estos días se encuentren como en su propia casa. Que los hijos de Cuenca que viven en otras tierras, al regresar a sus hogares conquen-ses sientan el amor y el cariño de los suyos. Los inmigrantes son parte importante de nuestro paisaje humano. Cuenca ha de ser una ciudad abierta de par en par; igual que hace años salieron nuestros padres y abuelos buscando un futuro mejor, ahora la ciudad ha de tener sus puertas abiertas para que otros hermanos nuestros encuentren aquí lo que en sus países no tienen. Ellos al respetar nuestra fe, costumbres y tradiciones ingresarán con el tiempo en nuestras hermandades y cofradías, demos todo a todos.

Abiertos a la Luz de Cristo, viviendo con devoción y amor esos días de Pasión, Muerte y Resurrección se despide vuestro sacerdote amigo

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Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2009

Jesús, despues de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre

Queridos hermanos y hermanas:

Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tra-dición bíblica cristiana confiere un gran valor - la oración, el ayuno y la limosna - para disponernos a. celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, “ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos” (Pregón pascual).

En mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sen-tido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cua-renta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender. su misión pública. Leemos en el Evangelio: “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre” (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr. Ex 34, 8), o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. lR 19,8), Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

El ayuno en la Biblia

Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo se-ría bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una oca-sión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: “De cualquier árbol del jar-dín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gn 2, 16-17). Comentando la orden divina, San Basilio observa que “el ayuno ya existía en el paraíso”, y “la primera orden en este sentido fue dada a Adán”. Por lo tanto,

concluye: “El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia” (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98). Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar “para humillarnos - dijo - delante de nuestro Dios” (8,21). El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno di-ciendo: “A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos” (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que ob-servaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secre-to y te recompensará” (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda pa-labra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). El verdadero ayu-no, por consiguiente, tiene como finalidad comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

La práctica del ayuno está muy presente en la primera co-munidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de fre-nar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oí-

(Mt 4,2)

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libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para man-tener viva esta actitud de acogida y atención hacia “los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), Y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18). También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.

Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible ape-go desordenado a nosotros mismos. Privamos por vo-luntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado origi-nal, cuyos efectos negativos afectan a toda la personali-dad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúr-gico cuaresmal exhorta: “Uta mur ergo parcius} / verbis} cibis et potibus, /somno, iocis et arctius/perstemus in custodia - U sernas de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y perma-nezcamos vigilantes, con mayor atención”.

Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayu-no tiene como último fin ayudarnos a cada uno de noso-tros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. Veritatis Splendor, 21). Por .10 tanto, que en cada familia y comu-nidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical. Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Beata Virgen María, Causa nostrae lae-titiae, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convier-ta cada vez más en “tabernáculo viviente de Dios”. Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada cre-yente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 11 de diciembre de 2008

dos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332).

Su actual pérdida de valor

En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyen-tes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Paenitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no “vivir para sí mismo, sino para aquél que 10 amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos” (cfr. Cap. 1).

La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitu-ción apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que pue-de ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40).

La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinacio-nes negativas y las definía “retorcidísima y enredadísima complicación de nudos” (Confesiones, 11, 10.18), en su tratado La utilidad del ayuno} escribía: “Yo sufro, es ver-dad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura” (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708). Pri-varse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar con-ciencia de la situación en la que viven muchos de nues-tros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entra-ñas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. Deus caritas est, 15). Al escoger

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ENTREVISTA

“El de Semana Santa es el Pregón del Sentimiento”

Entrevista a Miguel Romero, Pregonero de la Semana Santa 2009

Por José Vicente Ávila Martínez

El profesor y escritor Miguel Romero Saiz ha sido elegido -por votación nazarena- para realizar el Pregón de la Semana Santa de Cuenca 2009. Nacido en las tierras de nuestra Sierra está vinculado a Cuenca capital desde su juventud, primero en sus estudios de Bachillerato, luego Magisterio y, por último, en el Doctorado en Historia, estudios que iniciase en el Colegio Universitario Gil de Albornoz y más tarde, como profesor y actualmente Director del Centro Universita-rio de la UNED de nuestra capital y provincia.Es un verdadero amante de nuestras tradiciones, realiza desde hace muchos años una intensa labor de gestión cultu-ral, coordinando y llevando a cabo proyectos individuales y colectivos, ha pregonado en más de cuarenta pueblos, participa asiduamente en conferencias por toda la extensa geografía nacional siendo uno de los exponentes y referentes más representativos de nuestra cultura y es, posiblemente en la actualidad, el escritor conquense más prolífico en títulos editados y en trabajos de investigación sacados a la luz.

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ENTREVISTA

Si una palabra define el rostro de Miguel Romero es la de la Ilusión, quizá porque nació en la víspera de los Reyes Magos del año 1952. Y esa ilusión de una noche de Reyes la mantiene en su denso quehacer cotidiano. Miguel fue presentado como pregonero por parte de la Junta de Cofradías, el pasado 27 de enero, junto al cartel anunciador de la Semana Santa 2009, obra de Luis Muro. Nos encontramos el día de San Antón en la tienda del alfarero Adrián Navarro y me pidió la entrevista para “Cuenca Nazarena”. Quedamos en el día de San Julián en el Casco Antiguo, en el hotel Convento del Giraldo. Minutos antes, la Corporación Municipal bajo mazas pasa a la Catedral, acompañada de la Banda de Música. Antonio Armero y Antonio Moreno lucen capas castellanas como manda la tradición del día. Nuestro pregonero, acompañado de un amigo, ha acudido temprano a “San Julián El Tranquilo”, disfrutando del paseo por la senda. Romero, en romería sanjulianera. Buen motivo para empezar la charla y conocer más a fondo al pregonero en su fuero interno nazareno. Un torrente conversador.

-Todo conquense, al margen de que la Semana Santa sea la fiesta del sentimiento por excelencia, es amante de sus tradiciones y de sus especiales rincones. Y uno de ellos es la ermita de San Julián “El Tranquilo”, por lo que supone la ermita en sí y San Julián como patrón, y por el Paseo que hay, bordeando la Hoz del Júcar, con una visión de la ciudad increíble. Si además, como hoy sucede, la niebla ocupa el espacio, el encanto de la ciudad desde el Júcar y desde la hoz es indescriptible y misterioso. El paseo ha sido súper gratificante.

-Si se sitúa el pregonero en el inicio de esa senda, bajo el Cerro de la Majestad cos sus cruces del Calvario, una tarde de Jueves Santo, ¿qué puede sentir?

-La verdad es que nunca lo había pensado José Vicente. Imagino el momento, situado allí debe llegar el eco de ese impresionante murmullo de la gente previo a la salida de “pasos; imagino esas preciosas imágenes cruzando el puente, con el discurrir del agua a su lado e imagino el precioso desfile de nuestros nazarenos... Desde la senda no se puede ver, pero sí escuchar los sonidos de las horquillas de cada uno de los “pasos”, de los tambores que acompañan y de las bandas de música que lanzan su musicalidad a la atmósfera. Es un momento, en que la imaginación debe hacer fluir la realidad con profundo sentimiento interior. Desde la senda, ves la parte alta, casi el singular barrio de San Antón en sÍ y sus constantes recovecos que le marcan esa singularidad y el sonido especial que el discurrir procesional genera.

ESTE ES EL PREGÓN CONQUENSE POR EXCELENCIA, y lo dice quién ha pregonado los tres pregones de la ciudad.

-Tu implicación en la vida conquense te han llevado a pregonar las fiestas más genuinas de Cuenca. Pregonar la Semana Santa parece el colofón a esa dedicación por las cosas de Cuenca.

-Sí, lo es. He tenido la suerte de poder ser uno de los pocos que vaya a dar los tres pregones. Cada pregón es un mensaje diferente. Uno es festivo para una feria en honor del patrón San Julián, que sirve de reencuentro entre la gente de Cuenca y la que viene; el otro, San Mateo, supone un mensaje de una fiesta histórica muy popular en la que el ambiente de las propias peñas le da todavía mayor excepcionalidad; y este, el de Semana Santa es el Pregón del Sentimiento. Es el pregón conquense por excelencia, porque ahí se refleja con intensidad la devoción, el respeto y la imagen de la propia ciudad; en él, confluye todo, porque es una ciudad hecha para ser visitada y para ser vivida a la vez, y en la Semana Santa, todos los conquenses vivimos más la ciudad que a lo largo del resto del año. Ver las imágenes de nuestros grandes imagineros, como Marco Pérez Martínez Bueno, Coullat, Marín, etc., incardinadas en ese paisaje urbano y excelso como es la Cuenca nuestra, hay que reflejarlo en el verbo, expresarlo con lirismo en el Pregó; en una palabra, declararlo. Ese es el mensaje que quiero dar. Para mí resulta fácil explicarlo. ¿Pero, dudo si

seré capaz de condensarlo en palabras y lanzar en profundidad ese mensaje que yo quiero trasladar? Por esa razón creo que es un pregón intenso, serio, si cabe humilde, con ese respeto y devoción que debe tener, pero también difícil de conjugar lo que tú pretendes con lo que la gente espera.

-Cerramos el Año Santo de San Julián en el que las Hermandades de Semana Santa han tenido un protagonismo especial con el Jubileo a la Catedral, en un auténtico júbilo nazareno.

-Cada hermandad ha aportado su granito de arena, todas consideraban que debían de estar, pues era el Año de San Julián, nuestro Patrón; incluso yo compartí el último acto nazareno, que fue el organizado por “La Borriquilla” en la Catedral y me sentí entusiasmado, pues no es habitual traer una Banda para que ofrezca un concierto en el Altar Mayor. Cada Hermandad ha aportado su granito de arena dándole su particular visión, para realzar todavía más ese Jubileo de San Julián.

PRIMEROS RECUERDOS NAZARENOS EN LA PROVINCIA

-¿Cuáles son tus primeros recuerdos nazarenos cuando llegas a Cuenca desde tu Cañete adoptivo y estudias en el Alfonso VIII y la Escuela de Magisterio. ¿Qué recuerdas de la niñez?

-Por circunstancias familiares la niñez no la viví en Cuenca ya que en el tiempo vacacional de verano o Semana Santa me iba donde estaban mis padres destinados. Recuerdo la Semana Santa de dos pueblos en los que viví: Carboneras de Guadazaón, sobria y sencilla, con cierta intensidad en lo que eran los actos ceremoniales de la propia iglesia, con Carlos de la Rica, que era el párroco, y del cual yo era monaguillo; y la otra en Mira, de la que tengo un recuerdo vivo por haberme llamado mucho la atención. La Semana Santa de Mira es intensa, con capuces, excelentes “pasos” que cuidan mucho desde hace mucho tiempo, con unas vivencias tremendas y una devoción especial hacia su Vera Cruz. A mí, la Semana Santa de Mira me impactó.

Aunque desde los trece años estuve en Cuenca, estudiando bachillerato, no sería hasta la edad de 18 años, al empezar la carrera de magisterio, cuando realmente empecé a sentir las tradiciones de esta ciudad, compartir sus fiestas y participar en la Semana Santa. Es, ese momento, cuando empieza a sorprenderme esta fiesta religiosa, pues no imaginaba que fuesen tantos “pasos” y nazarenos, además de cautivarme la propia ciudad. Empecé siendo hermano de San Juan Bautista, primero como cofrade de fila y después bancero a la edad de 30 años; después me inscribí en la Hermandad de Jesús “de las Seis”, en la que también me impliqué directamente como hermano y bancero e incluso, elaborando unas viñetas para el funcionamiento de las Turbas por encargo de la Hermandad. Unos años más tarde, como cofrade de la hermandad de San Agustín.

Desde los años ochenta, vivó todavía más intensamente neustra Semana Santa, participando en las Jornadas de información, Mesas Redondas de la Diputación Provincial, coordinando programas en diferentes medios y colaborando en gestión de actividades, concursos y conferencias por toda nuestra geografía provincial.

-El pregonero viste túnica de San Juan el Martes Santo tocando las trompetas heráldicas. Percusión ante el Precursor. ¿Cómo son esos sonidos en la noche del Perdón? ¿Hay momentos de escalofríos?

-Desde dentro de la procesión, tapados con el capuz, no lo percibimos de la misma manera que quien lo escucha; hemos recuperado esta costumbre que se había perdido; somos cuatro personas las que tocamos estas trompetas heráldicas, con las dificultades que ello conlleva de hacerlas sonar. Nos enganchamos en ello y ahora no somos capaces de desengancharnos, pues nos ha absorbido hasta el punto de que consideramos que todos los años tenemos que estar Es un sacrificio compensado. Que, ¿cómo es el sonido? Para nosotros, hasta cierto punto, es gratificante. Pero no somos capaces de captarlo desde el

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exterior, de detectar qué puede suponer para el público ese sonido de llamada; es un sonido corto, pero estridente y muy peculiar. Recuerdo que al cuarto o quinto año de hacerlo pudimos descansar a lo largo del tramo, pues en lugar de estar cuatro estábamos seis, y entonces sí que pude captar qué significa ese sonido y cómo suena. Y es escalofriante en el momento de inicio, sugestivo en su recorrido, clamoroso por su significado y por supuesto, gratificante a nivel personal.

LA PAZ INTERIOR DEL BANCERO

-Bancero. Bajo las andas se debe sentir un sentimiento especial. ¿Existe el orgullo del bancero, reflejado ya en la subasta cuando se consigue la puja?

-Sí, existe el orgullo de ser bancero. La Semana Santa de Cuenca, y lo voy a decir sin que sea una crítica mal escuchada, ha perdido un poco ese sentimiento de bancero que yo he vívido diez o quince años atrás. Ahora la gente joven no lo vive con esa misma intensidad, aunque sí con seriedad. En las pujas se observa y se detecta que casi siempre son las mismas personas las que intentan conseguir el banzo porque lo viven con esa intensidad que yo quiero significar; pero detectas en la juventud, excepto algunos muy significados quizás por herencia y convencimiento familiar, que aceptan el banzo, procuran llevarlo con la misma solemnidad que el bancero de siempre, pero les falta algo de convicción tal vez, compartiéndolo con dos, con tres y hasta con cuatro. Se lo toman de otra manera, y no digo todos, pero sí que hay un cierto desencanto hacia lo que ahora significa el bancero que solicita, que clama, que pide o que quiere. He vivido el ser bancero del San Juan Bautista y he disfrutado mucho; se vive con mucha pasión debajo de las andas, se sufre, pero a su vez se siente una gratificación; es decir estoy sufriendo por mi “paso”, por mi imagen, y eso al mismo tiempo me genera una paz interior. Cuando descansamos los banceros estamos compartiendo una alegría pese al dolor del hombro y, al tiempo, estamos deseando de volverlo a coger.

He llevado el banzo “del Jesús” y tiene otra vivencia diferente; la salida en la madrugada es espeluznante; en verdad es indescriptible, porque se conjuga en un todo, el silencio que nosotros tenemos en el interior, el sonido estremecedor de la gente que hay en la calle delante de la puerta de El Salvador esperando la ansiada salida y ese momento en el que se abren las puertas y el “paso” sale a la calle. No hay palabras. Es complejo describirlo. Otros momentos intensos y bellos son también, la llegada a la Plaza Mayor y el cruce bajo los arcos del Ayuntamiento y por último, el descenso al Salvador y su entrada. Cada imagen, cada procesión, tiene sus aspectos singulares que la distinguen.

UN FILÓN DE CREATIVIDAD

-Semana Santa y Literatura, magisterio de la palabra. Y Cuenca en el recorrido, con fervor y tradición. Un filón para poetas y escritores.

-Sin duda. A los que nos gusta la creatividad literaria, Cuenca de por sí como ciudad ya lo tiene; pero todas sus tradiciones y su historia le ayudan a que esa creatividad sea más fresca. La Semana Santa es un filón de creatividad. Yo he hablado en muchos foros este tema, por eso, a raíz de ser designado pregonero, mi gran preocupación era cómo iba a estructurar este pregón, cómo hacerlo, donde estaría el toque de originalidad, la creatividad propia; yo decía que todos los pregoneros han contado la misma historia, que es la Pasión de Cristo, pero todos le han dado su propio toque personal; porque esa historia, en el engranaje en el que se desarrolla en Cuenca, con sus calles, sus imágenes, su historia, su devoción y respeto, te permite hacer

mensajes diferentes; es decir, darle un toque de creatividad a la narración que pretendes trasladar diferente al pregonero anterior, siendo la misma historia la contada. Cuenca es una ciudad que ayuda a que el creador, sea pintor o sea escritor, pueda expresar con todo su pleno interior todo lo que quiera transmitir.

LA MUJER, PROTAGONISTA; LOS NIÑOS, EL FUTURO

-Hablar de la mujer en la Semana Santa era noticia hace algunos lustros. Hoy se puede hablar de reconocimiento a lo que ha aportado para engrandecer la Semana Santa.

-Por supuesto que sí. Soy uno de los firmes partidarios de darle cada vez un mayor papel a la mujer, que por supuesto lo tiene, y que está un poco más en la trastienda de la Semana Santa. Le ha costado mucho ser una directa protagonista más personal como el varón. Ayudé a que se haya creado la Asociación de Mujeres Cofrades, pues fui el que traje a las mujeres cofrades de Cartagena, que son pioneras en España, para unos Encuentros de la Provincia, y a su vez surgió el germen de la que tenemos en Cuenca. Es una manera de que la mujer se sienta más volcada e implicada con la Semana Santa. En mi Pregón voy a dar un detalle de que estoy a favor de que la mujer tenga el protagonismo que ella quiera, pues la Semana Santa es de todos.

-Los niños también tienen su papel nazareno. Lo sienten cuando echan a andar con una pequeña tulipa.

-A los niños hay que enseñarles lo que pretendes que de mayores asuman, entiendan y comprendan. En esa labor educativa está la semanasantera. Cuando veo la procesión del “Federico Muelas” con sus “pasos” y la singularidad que representan, a mí me emocionan; eso significa que empiezan a vivir realmente la Semana Santa y se van a implicar como cofrades para mejorar los aspectos de los desfiles. Cuando veo por ejemplo a otros niños con sus andas por la calle, hechas por ellos mismos, veo lo que yo no pude hacer de pequeño; ellos lo están viviendo y palpando; están jugando a la Semana Santa, pero en serio. Recuerdo la labor que hacía Muro enseñando a tocar y redoblar el tambor a los más pequeños en las turbas.

-Estamos en vísperas de representar la Pasión según Cuenca. El viernes de Dolores tiene el pregonero su cita en San Miguel para ofrecer su versión. ¿Qué se puede sentir ante ese momento?

-A pesar de que tengo ese bagaje de haber hecho 30 o 40 pregones diferentes siento una cierta preocupación por estar a la altura de las circunstancias. Tal preocupación no es que el pregón no guste, sino que sepa verbalizarlo y transmitirlo, tal cual yo lo he preparado, y que quien me esté escuchando sepa captar ese mensaje. Preocupación que se puede traducir cierta tensión o nerviosismo, en función de la experiencia. Por otro lado me voy a sentir muy orgulloso de poder hablar ante la asamblea nazarena, pues para cualquier conquense que vive sus tradiciones y cultura, así como su Semana Santa, el ser pregonero es un motivo de orgullo y satisfacción. Creo que con esto culmino mi larga experiencia pregonera, porque considero que es el Pregón más importante que voy a dar y que va a repercutir en mi persona.

-Una Semana Santa 2009 que desde el día de San Julián está en la calle con el cartel de Luis Muro.

-Está muy bien que quienes deciden sepan elegir a aquellos representantes de nuestro arte que han hecho una gran labor y que a veces no se les reconoce, pues Muro es un pintor consagrado desde hace muchos años y sus cuadros representan de alguna manera a Cuenca por todo el mundo, pues se trata de un pintor conquense aunque sea toledano. Para mí como pregonero es una tremenda satisfacción compartir con un gran artista como Luis Muro, esta parte artística y literaria de la Semana Santa de 2009.

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“La Semana Santa siempre me ha llamadopoderosamente la atención”

Tal y como establecen las actuales constituciones por las que se rige la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, en la Junta General ordinaria correspondiente al mes de septiembre, fue designado Luis Martínez Muro como la persona encargada de confeccionar el cartel anunciador de la Semana Santa de Cuenca para el año 2009.

Aunque nacido en Santa Cruz de la Zarza, a los cinco años se trasladó a vivir a de Cuenca, ciudad que le ha marcado profunda-mente de forma que ya nunca ha abandonado, y donde ha estableci-do su residencia y ha desarrollado su actividad como pintor.

Luis es un personaje especial, yo diría muy especial... Hombre profundamente sensible, declara abiertamente sentirse seducido e impresionado por nuestra ciudad -me comenta emocionado como el simple y cotidiano hecho de levantarse todos los días, es para él motivo de deleite y bienestar, cuando asomado a su ventana, con-templa los parajes de la hoz del Huécar.

Nunca ha participado activamente en la Semana Santa, sin em-bargo la vive con el sentimiento y la capacidad de observación pro-pios de un gran artista, no dejando escapar ni el más pequeño de los detalles, para luego llevarlo a la reflexión más íntima y profunda. Aunque creo, y esto sí que es una opinión totalmente personal, que hasta el momento en el que ha sido nombrado cartelista de la Sema-na Santa de Cuenca, nunca había llegado a calibrar la importancia y trascendencia que tiene la celebración de la Semana de Pasión para la villa de Cuenca.

Luis , cuéntanos lo primero que se te paso por la cabeza cuan-do recibiste la llamada comunicándote que habías sido elegido cartelista para anunciar la Semana Santa conquense del 2009.

La verdad es que fue una sorpresa, una grata sorpresa... No me lo es-peraba... Pero tras instante inicial, rápidamente reaccioné y acepté. La Se-mana Santa conquense siempre me ha llamado poderosamente la atención

Luis Muro, cartelista de la Semana Santa 2009

ENTREVISTA

Por Javier Hevia

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y son varios los trabajos que me ha inspirado. Inmediatamente me vinieron a la cabeza unos estudios que tengo realizados sobre la Cruz y pensé que podías ser una ocasión estupenda para adaptar uno de ellos para ser el cartel para 2009. Pero conforme me fui dando cuenta de la trascendencia que este hecho tenía para la gente de Cuenca, en vez de utilizar ese trabajo ,que quizá no hubiera llegado a la mayoría, opté por hacer un cartel más publi-citario; que llamase más la atención y que anunciase la Semana Santa de Cuenca como se merece. Que, por otra parte, es la principal labor que debe tener un buen cartel. El cartel, al igual que el pregón, tienen que ser capaces de transmitir y anunciar la Semana Santa de Cuenca, con la diferencia de que la interpretación plástica, una imagen, puede llegar a ser más realista de lo que puede ser un pregón. Desde ese punto de vista, la fotografía puede ser un excelente medio para lograrlo de manera fidedigna, siempre que vaya acompañada de una composición adecuada y una tipografía llamativa y en armonía con la imagen que se utilice. Pero yo no soy fotógrafo, soy pin-tor... y por lo tanto me decanté por esta técnica para realizar mi obra... Para mí era más fácil asimilar una pintura con una intención de cartelista.

¿Te costó mucho llegar a elegir este cartel?

Un reto es siempre lo que más puede estimular a un artista. Voy a ver si soy capaz...; Qué puedo aportar yo sobre este tema...; y sobre todo qué hacer para no defraudar a la cantidad de gente que habían depositado su confianza sobre mí...; Yo que he pasado años sin participar como nazare-no, era una magnífica ocasión para contribuir con mi pequeña y humilde aportación a algo tan importante para los conquenses, y lo podía hacer de la forma que más se identifica con mi persona: la pintura.

¿Qué intentas reflejar en el cartel?

Cuando decidí abandonar la primera idea de adaptar alguno de los trabajos que ya tenía realizados, enseguida me di cuenta que no iba a ser fácil. Tenía claro que en mi obra no podía estar ausente la religiosidad y por esta razón elegí la corona de espinas. Para mí, la corona de espinas sim-boliza el sufrimiento. Pero el sufrimiento en dos vertientes diferentes: una psíquica en la ofensa, la burla, la ignominia...; y otra física en el inmenso dolor que provocan las espinas. No obstante, he querido quitarle drama-tismo dándole luz, tal y como se hacía en las representaciones antiguas con metales y piedras preciosas, yo he elegido los colores..., los colores y la forma de los capuces. Lo verdaderamente son los tonos ocres con matices dorados, y que a pesar de eso no deja de representar una corona de espinas.

Después, la mirada... La mirada pensando en un rostro en el que se pre-tende disipar la atención con la barba, la nariz y el ojo... Pero mirada que implica sufrimiento. Sufrimiento transmitiendo un mensaje de redención. Es una mirada que no acusa pero sí implica, por eso pensé en un solo ojo, de esta forma hay menos posibilidades de distracción que si hubiera sido un rostro entero.

Prácticamente el cartel lo resumo en una corona y una mirada; luego intenté darle una atmósfera de tarde más que de noche; y de ahí al tono morado que domina el cartel.

En resumen, podría decir que mi intención ha sido elaborar algo que fuera lo suficientemente llamativo para que anunciara la Semana Santa de Cuenca, con todas las connotaciones que ésta conlleva.

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San Julián.Año Jubilar

Ya se ve lejano el 28 de enero de 2008, día en que fruto de la solicitud de nuestro obispo D. José María Yanguas al papa Benedic-to XVI, se dio apertura al Año Santo Jubilar en honor de nuestro segundo obispo y patrón de la ciudad de Cuenca, San Julián, con motivo de la conmemoración del VIII centenario de su muerte, y que ha concluido un año después con un pontifical en la Santa Igle-sia Catedral Basílica.

La Junta de Cofradías de Semana Santa no podía permanecer ajena a dicha celebración, y aceptó gustosa cuando la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, con César Fernández Cano a la cabeza, solicitó su apoyo para la organización de dos ac-tos de gran importancia y solemnidad, tales como el desarrollo del VIII Encuentro de las Hermandades y Cofradías de la Diócesis, y la celebración de una Magna Procesión con el Arca de San Julián, en la que se conservan los restos que quedaron tras su profanación duran-te la guerra civil. Ambos acontecimientos tuvieron lugar el día 13 de mayo de 2008, IV domingo de Pascua y festividad del Buen Pastor, una fecha muy acertada, ya que eso fue San Julián para Cuenca y su diócesis. Una vez creada la comisión de voluntarios de entre los representantes de la distintas hermandades, nos pusimos a trabajar con ilusión en orden a tener clara la idea de lo que iba a suponer para Cuenca esta fecha.

Comenzamos con la elección del lema para el encuentro de Her-mandades Y Cofradías: SAN JULIÁN: LUZ Y CAMINO PARA LAS HERMANDADES. Se celebró en el teatro-auditorio de nues-tra ciudad, y fueron invitadas las 296 hermandades y cofradías re-gistradas en nuestra diócesis a participar en el encuentro, con la asistencia de hermanos de una veintena de municipios de nuestra provincia.

En este Encuentro, tras el saludo de las diferentes autoridades que quisieron acompañarnos en tal acontecimiento, nos dirigió unas palabras nuestro obispo, D. José María Yanguas Sanz, y pu-dimos disfrutar de la conferencia Aproximación histórica a San Ju-lián de Cuenca, en la que D. Miguel Jiménez Monteserín, director del Archivo Provincial y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, nos acercó a la parte más humana de nuestro patrón, a la persona, Don Julián Ben Tauro.

Este encuentro de hermandades y cofradías nos ofrecía la oca-sión de reunirnos en torno a la figura de nuestro Santo Obispo Pa-trón como guía para nuestro trabajo, y de meditar sobre su mensaje y virtudes, sobre todo la caridad y la solidaridad desde la humildad y el esfuerzo, y su aplicación a nuestra vida, ya que este mensaje tiene plena vigencia en la sociedad actual, multicultural y consumista. Las hermandades fueron llamadas a responder a las preguntas de

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Po Gregorio Martínez de las Heras y María Marco Serna

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una catequesis, cuyas conclusiones fueron estudiadas también en el encuentro, y en las que se planteaba, además de la figura de San Julián, la renovación de nuestra fe y la autocrítica constructiva para una mejora de nuestras hermandades y nuestras parroquias.

No podemos quedarnos impasibles ante las necesidades de nues-tros hermanos, desde nuestros vecinos hasta los que viven en países lejanos. Este mensaje de solidaridad se traduce en este Año Santo en diferentes proyectos que partieron desde el Obispado, que con la ayuda económica que suponen los donativos entregados por los fieles se han propuesto la construcción de dos templos en la Iglesia particular de Kinkala, en el Congo, y poner en funcionamiento en Cáritas el denominado “Comedor de San Julián”. Asimismo se desea poner en marcha un Centro de Atención a la Familia en Cuenca.

El segundo de los actos conmemorativos de este día fue la so-lemne procesión que con los restos de nuestro patrón se inició en la Iglesia Parroquial de San Esteban. El Arca de San Julián permanecía en su interior desde el día anterior, venerada por gran número de conquenses que quisieron rendirle homenaje de admiración y res-peto al que es considerado el Padre de la fe de todos los conquenses. El Arca estaba ya bellamente engalanada con flores sobre las andas de la Borriquilla, cuya Hermandad agradeció el honor de poder ce-derlas para la procesión que la llevaría hasta la Catedral.

La procesión fue digna del evento que estábamos celebrando, la ciudad de Cuenca se echó a la calle para rendir tributo al Santo Patrón, acompañada por las gentes de nuestros pueblos que vinieron a estar presentes y participar en los actos programados al tal efecto. Portada por banceros de todas las hermandades de la ciudad, muy conscientes del honor que suponía su trabajo, el Arca iba precedida por las cruces parroquiales de la diócesis y por los guiones y estan-dartes de un gran número de hermandades de la provincia, encabe-

zados por el de la Archicofradía de San Julián. Dos joyas del Museo Diocesano pudieron ser admiradas en la procesión: El báculo de San Julián y el díptico bizantino. Además el Arca era acompañada por el Cabildo Catedralicio, clero de la Diócesis, seminaristas, represen-tantes de las hermandades de la ciudad y autoridades civiles.

Tal como requería la ocasión, fue ésta una procesión alegre y jubilosa, una lluvia de pétalos de rosa recibió el Arca a su entrada en la Plaza Mayor, y durante todo el recorrido estuvo acompañada por emotivos momentos musicales, con la participación de los coros del Conservatorio, Alonso Lobo y de Capilla de la Catedral, así como por los grupos de danzantes de Moya y Almonacid del Marquesado, que junto con la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Co-fradías y la Banda Municipal de Música de Cuenca contribuyeron a dar mayor esplendor a una procesión de por sí grandiosa por lo que suponía para los fieles. El buen tiempo nos acompañó casi hasta el final y momentos antes de entrar el Arca en el templo catedralicio hizo su aparición la lluvia, que ciertamente era, antes o después, esperada por todos.

La Misa Pontifical posterior, así como la misma procesión fue presidida por el cardenal D. Julián Herranz Casado, estrechamente ligado a esta provincia por lazos familiares, como él mismo nos re-cordó en su homilía.

Pero la participación de las hermandades no se ha limitado aquel 13 de mayo, ya histórico en nuestra ciudad. A lo largo de este Año Jubilar, la mayoría de ellas ha realizado su propia peregrinación a la Santa Iglesia Catedral Basílica, congregándose gran número de her-manos en estas celebraciones jubilares, en las que se ha venerado a San Julián y a nuestra madre, la Virgen María, ganando el beneficio otorgado la Penitenciaría Apostólica de la indulgencia para nuestros pecados.

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Día tras día leemos en los periódicos noticias poco halagüeñas acerca de esta crisis omnipresente que poco a poco se va comiendo a grandes bancos, constructoras y otras multinacionales de reconoci-do prestigio, amén de las pequeñas y medianas empresas que al final acaban por sucumbir al temporal. Somos testigos de las alarmantes cifras de paro, siempre en aumento, como la voracidad de este mons-truo bautizado como “La Crisis”; con mayúsculas, sí señor, porque ya se muestra como un personaje más de nuestras vidas, tan presente en nuestro día a día como el vecino al que nos encontramos cada mañana al salir de casa, o nuestros propios compañeros de trabajo. Agobiados por tanto pesimismo, aplastados por periódicos y tele-diarios críticos, volvemos los nazarenos de esta cumbre castellana, como los de otros lugares de la anchura toda de España y parte del extranjero, al tiempo siempre esperado y nunca suficientemente disfrutado de la Cuaresma. Y como no podría ser de otra forma, los tentáculos del oscuro gigante que amenaza, según algunos próceres de la economía mundial, con tumbar hasta las mismísimas bases del sistema establecido, no iban a dejar escapar al mundo cofrade. Será por eso que a orillas del Guadalquivir ya hay voces que han bautiza-do esta Semana Santa como “la de la crisis”.

Aquí, cerca de un río menos caudaloso y en una ciudad menos bulliciosa, no solo por su tamaño sino también por cuestiones de carácter, cabe preguntarse si este momento de carestía nos va a afec-tar o no. Porque, sobre todo, conviene recordar que los nazarenos y nazarenas de Cuenca llevamos ya bastante tiempo hablando de crisis, al menos en lo que a nuestra Semana Santa se refiere. Visionarios o no, lo cierto es que nos hemos adelantado, o quizás hemos sido, sim-plemente, más desafortunados, que también pudiera ser. La sombra lleva impuesta sobre nuestras cabezas un buen puñado de años, hasta tal punto que muchos como el que suscribe estas líneas, seguramente veinteañeros o todavía cercanos a esta dorada edad, no recordamos haber olido en el ambiente nazareno un optimismo generalizado. Eso sí, sabemos de oídas que en algún momento lo hubo, aunque no hayamos tenido la suerte de conocerlo más que como memoria de quienes tienen más años y experiencias que nosotros en este com-plicado mundo de la tulipa y el capuz. Los jóvenes, entre los que me incluyo, y seguramente también los adolescentes que acuden con mayor o menor entusiasmo a las puestas en andas y demás actos de Hermandad, estamos acostumbrados a ver pasos con sequía bajo el banzo, juntas generales con el graderío limpio o discusiones inter-minables de facciones cuya rivalidad parece, al menos desde fuera, que poco tiene que ver con los valores y el espíritu cristiano que debe impregnar nuestra vida como nazarenos. Eso, por no mencionar otros hechos lamentables que a todos los cofrades nos llenan de pesar y que presenciamos hace algún tiempo, o se dan con cierta asiduidad; para desgracia, como digo, de todos los que amamos la Semana Santa de Cuenca. Con todo y con ello, las procesiones siguen saliendo a la calle, que es lo más importante. Y me atrevo a decir que cada año mejorando lo presente, lo que es una excelente noticia, se mire como se mire, y se entienda como se entienda.

Una Semana Santa en “La Crisis”

Por Adrián López

Ahora bien, los nazarenos y nazarenas de Cuenca no vivimos ajenos al mundo que nos rodea, ni siquiera en esos ocho días de oro que cada año nos llevan un poco más cerca de Dios. Así que pode-mos aprender de las experiencias que la vida nos depara, como por lo demás debe hacer cada hijo de vecino. Y, en este sentido, habrá que extraer una lección positiva, provechosa y duradera, de cuanto está ocurriendo en este mundo en que moramos y en este tiempo tan acelerado, y a veces tan incomprensible, como es el que esta-mos viviendo. Ahora que los gigantes bursátiles tiemblan ante las gráficas descendentes que pueblan las secciones de negocios de los diarios, y que la caída de la economía mundial se ve como un hecho incuestionable; dicen los expertos que los síntomas ya estaban ahí desde hace cierto tiempo, por más que muy pocos hubieran repa-rado en ello o, mejor dicho, que muy pocos hiciesen caso de estos indicios. Se cuenta, pues, que ha sido un optimismo desmesurado, cuando no un apetito desatado, lo que nos ha llevado a todos, ricos y pobres, agentes de bolsa de Wall Street y cofrades de Cuenca, a la famosa crisis. Pues bien, me pregunto si no será lícito pretender que a nosotros, los que vivimos la Semana Santa cada año, y aún durante todo el año, no nos ocurra lo mismo en nuestra crisis particular. Trazando una pequeña comparación, creo que sería conveniente abordar, de una vez por todas, la solución a esos problemas que nos sugieren la posibilidad de que, más pronto que tarde, explote la burbuja de nuestra Semana Santa.

Cada cual tiene su opinión al respecto, y de hecho yo no hago más que plasmar en estas líneas la mía, personal e intransferible, como se suele decir, que no va más allá de ser una más. Pero sí es cierto que hay algunos temas recurrentes sobre los que volvemos una y otra vez. Terrenos pantanosos para los que no hemos encon-trado drenaje posible y que, por mucho que los queramos rodear, volverán a estar en nuestro camino si no les encontramos un vado seguro. Muchas de estas cuestiones solamente las mencionamos en privado, entre amigos, o en las frecuentes y agradables tertulias de café o de barra. Pero me pregunto por qué no nos atrevemos a hablar abiertamente de ello y a buscar una solución, en lugar de abundar en esa costumbre de hablar por hablar que nada aporta a nuestra Cuenca Nazarena, y que tanto daño hace a nuestra Semana Santa. No me gustaría tener que asumir que no atajamos los puntos negros del mundillo cofrade porque no queremos, de modo que partiré de una suposición posiblemente demasiado benévola: que cualquier nazareno de Cuenca, en el fondo o en la forma, está dispuesto a mejorar su Semana Santa.

Así pues, habrá que comenzar por el recurrente y preocupante tema del difícil relevo generacional, que tantas veces aflora en dife-rentes ámbitos y para el que se han dado pocas soluciones, aunque sin lugar a dudas bienvenidas. No basta con formar a una cantera cofrade con el fin de que se acerque a la vida de Hermandad y al espíritu cristiano que la impregna, por más que éste sea un mag-nífico comienzo. Y no es suficiente porque seguimos fallando en

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el siguiente eslabón de la cadena: la juventud, ese grupo de edad intermedio que se nos escapa y al que no conseguimos enganchar de ninguna manera, o cada vez con menos éxito. Podemos achacar este escollo a numerosos factores sociales y culturales, externos al fin y al cabo a la comunidad nazarena, que sin duda tienen un gran peso al respecto. Es evidente que en una sociedad eminentemente materialista como la del mundo occidental en que vivimos, atraer a la juventud hacia una tradición de fortísimo contenido espiritual como es la Semana Santa no resulta tarea sencilla. Es igualmente cierto que el sentido de las Hermandades y Cofradías está precisamente en una vida en grupo, en comunidad, en sociedad, del todo ajena a lo que la mayor parte de los adolescentes contemporáneos buscan, sobre todo en un ambiente en el que la tecnología es el vehículo para relacionarse mutuamente, y donde lo virtual está sustituyendo progresivamente a lo vivencial. Pero no es menos cierto que si nos desviamos hacia el derrotismo no lograremos invertir el posible influjo negativo que estos fenómenos sociales puedan estar teniendo sobre el común de los conquenses “semanasanteros”. Hay que buscar nuevas formas para acercarnos a aquellos nazarenos y nazarenas que dejan de implicarse en sus respectivas Hermandades cuando llega la adolescencia. Y debe-mos hacerlo fomentando cuantas iniciativas sean necesarias, incluso si éstas resultan absolutamente novedosas, o son ajenas a lo que viene siendo típico. Pues la tradición no es, como algunos piensan, un enor-me bloque inamovible de costumbres heredadas. Muy al contrario, se trata de un legado vivo, orgánico, que se reactualiza constantemen-te, regenerándose para adaptarse a los tiempos y mantenerse vital en cada nueva generación que lo mantiene. Cuanto más nos obceque-mos en mantener una Semana Santa pura, sin novedades ni inventos que empañen la imagen que nosotros tenemos de lo que debió ser un día esta celebración, más infieles estaremos siendo al espíritu de nues-tros padres y abuelos, quienes supieron tomar lo que sus ancestros habían dejado para ellos, y reconvertirlo en un regalo para nosotros, que somos sus hijos y nietos. De hecho, la Semana Santa de Cuenca ha sabido solventar grandes baches históricos como el de la Guerra Civil, reinventándose a sí misma y adquiriendo una estética y una personalidad muy diferente a la que tenía, por ejemplo, a principios del siglo XX. Y no por ello hemos perdido nuestra esencia.

Pero para lograr que haya continuidad, para que ciertas Herman-dades puedan dejar de sufrir porque sus banceros no son suficientes, y para que los relevos de las Juntas Directivas no sean una aventura, o peor, un auténtico calvario; para dar ese paso debemos desterrar ciertos usos nocivos que estamos manteniendo a toda costa y que no nos hacen ningún bien. Me refiero, sobre todo, a la tendencia al enfrentamiento que muchos nazarenos se afanan por avivar y que, lejos de fomentar el pluralismo de opiniones, el debate enriquecedor y la mejoría continua de la Semana Santa, suponen una corriente destructiva que está corrompiendo poco a poco lo que debería ser, al menos, una comunidad más o menos bien avenida de hermanos y hermanas que predican con el ejemplo, cumpliendo con los valo-res que Cristo nos legó. Por supuesto, las opiniones son dispares; y de hecho esto nos enriquece como personas y como sociedad. Pero convertir los pequeños desacuerdos en fronteras permanentes es ca-var una fosa en la que nos vamos hundiendo todos sin remisión. Volviendo al tema de la juventud; ¿quién en su sano juicio entraría a formar parte del grueso de directivos cofrades si desde niño escucha, o incluso ve, que en los círculos donde se toman decisiones impor-tantes para la Semana Santa suele haber encontronazos, rencillas y luchas sin sentido? Obviamente muy pocos se prestarán a entrar

en ese juego, más aún si tenemos en cuenta que se llega a ello por pura pasión. Y cuando la pasión se corrompe a base de este tipo de acontecimientos, lo que queda es, en el mejor de los casos, simple y frustrante apatía. Por otra parte, podríamos preguntarnos si es-tas disputas, existentes aunque casi nunca confesadas, benefician en algo a la Cuenca Nazarena o, por el contrario, suponen un des-prestigio para la misma, y por añadidura un demérito a la labor de quienes trabajan por ella. Y es que soy de los que piensan que la Se-mana Santa es, o al menos debe ser, mucho más que una celebración exclusivamente religiosa, aunque este sea su sentido principal. Debe ser también un legado histórico y cultural de la comunidad en la que se desarrolla, un patrimonio común y orgullosamente defendi-do por los habitantes de la ciudad por donde discurren sus desfiles. En definitiva, un acontecimiento espiritual, religioso y tradicional, pero también social y cultural, que implique de una u otra manera a toda una ciudad, a toda una población. No solamente nos debe-mos a nosotros mismos, sino también a quienes nos contemplan, e incluso a quienes viven en Cuenca y no participan en nuestro gran-dioso rito. Esto nos pone en contacto con otras sensibilidades, que ven en nosotros valores que también merecen ser cuidados, como el contenido artístico, la estética, la brillantez de un desfile, la calidad musical, etc. Por cierto, pese a lo que algunos puristas piensan, limar este tipo de aspectos no significa, en absoluto, deteriorar la esencia principal de la Pasión como hecho claramente religioso.

Sin embargo, la Semana Santa no puede reivindicarse, en ningu-na de sus facetas, con una comunidad desmembrada a sus espaldas. Retomando el hilo de este artículo, no cotizaremos a la alza hasta que no nos sintamos merecedores de ello. O lo que es lo mismo, si se me permite continuar con la pequeña metáfora que estoy desa-rrollando: para liderar un sector, hay que ser una compañía fuerte. Si algo sorprende al visitante de la Semana Santa conquense, es el hecho de que transmite una enorme cohesión, una gran unidad. Lo que muchas veces ignora el inicuo contemplador de nuestras mara-villosas imágenes, nuestros evocadores desfiles y nuestra profunda devoción, es que detrás del telón estamos acostumbrados a poner a prueba precisamente aquel punto concreto de nuestra naturaleza. Más brillante sería nuestro futuro, y creo que menos crítica sería nuestra situación como cofrades, si consiguiésemos, mediante un esfuerzo al parecer ímprobo, que todas las corporaciones nazarenas caminasen juntas y se mostrasen con una sola voz. En ese caso, nuestra Semana Santa tendría el relieve del que hablaba solamente unas líneas atrás. Una posición, por cierto, de la que no gozamos en-teramente en la actualidad, por mucho que nos encontremos cerca.

Sea tal unificación una utopía o una necesidad, lo que ocurre es que quizás para llegar a ella debemos acometer una reforma pro-funda de nuestras estructuras, cambiando costumbres asumidas por soluciones posiblemente nuevas, pero también seguramente más acordes con lo que hoy necesitamos. ¿Estamos dispuestos a ello? Sinceramente, lo dudo mucho. Lo cierto es que, afortunadamente, la Semana Santa crece mucho más veloz de lo que nosotros creemos, o acaso de lo que queremos ver. Somos nosotros los que nos entrete-nemos y descuidamos el hecho de que ante la comunidad nazarena se están presentando nuevas necesidades, nuevos problemas, para los que no son ya válidas las viejas soluciones. Y mientras respon-damos con circunloquios, debates bizantinos y enconadas querellas más o menos soterradas, estaremos desperdiciando la oportunidad de conquistar nuevas metas y logros más brillantes. Se hace evidente que necesitamos cambiar, actuar y hacernos más fuertes.

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De manera que, habiendo sido visionarios a la hora de entrar en “La Crisis”, se hace evidente que podemos ser pioneros en salir de ella. Mientras los constructores se ufanan por saber cómo solven-tarán esta época de apuros, y los grandes empresarios y teóricos de la economía buscan soluciones para atajar el vendaval, seamos los nazarenos y nazarenas de Cuenca los que encontremos solución a esta crisis propia de la que llevamos hablando años y a la que parece que no queremos desterrar al olvido. No nos hace falta tiempo, ni grandes esfuerzos titánicos que signifiquen para nosotros un sacri-ficio inasumible. La primera piedra es mucho más fácil de colocar, porque para comenzar esta labor solamente necesitamos algo que hacemos por el mero hecho de ser nazarenos: creer. Solo que esta vez tenemos que creer en nosotros, en nuestras posibilidades como comunidad. Y por supuesto, atrevernos. Atrevernos a muchas cosas, aunque nos resulte difícil acceder a ellas. Atrevernos, por ejemplo, a dejar entre bambalinas nuestras diferencias, y mostrarnos unidos y firmes de puertas afuera. O quizás a colaborar sin ver en las ini-ciativas ajenas una amenaza, tanto a nuestra labor como a la propia esencia de la Semana Santa. Puede que también necesitemos tener valor para innovar, crear y crecer, aunque esto signifique asumir que cometemos errores, y aprender de otros lugares, de otras experien-cias y de otras iniciativas distintas a la nuestra. Acaso sea necesario que nos atrevamos a dar entrada a jóvenes activos que quieren, que queremos aportar a la Semana Santa más dinamismo, más frescura y más actualidad. Y, al mismo tiempo, los jóvenes tendremos que aprender de quienes llevan largo tiempo con una horquilla, con una tulipa, o firmando las actas de una Junta General. Pero, para salir de esta crisis de la que tanto llevamos hablando, lo que seguro que necesitamos es mentalizarnos de que ésta no está en la sociedad, ni en la época, ni en la mismísima Semana Santa. “La Crisis” está en nosotros, y por eso mismo está en nuestras manos que dentro de poco sea solamente un mal recuerdo.

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Tumulto morado que embellece las calles de Cuenca.Ecos de años, en los que algunos que ya no están con nosotros, nos contaban sus Semanas Santas.Momentos de preparativos e ilusiones sobre la primavera con-quense y sus cortejos procesionales...Y con este ambiente abro el arcón de la abuela donde reposan túnicas, capas, tulipas, madroños, rosarios y demás enseres y me transformo necesariamente en nazareno, con la instantaneidad que dan los recuerdos, las vivencias y el amor a todo lo que está ahí encerrado.Música de marchas. Un sonido que se acerca...pasos sutiles de hor-quillas en las piedras; ritmo que sube a golpes la calle empinada...al Calvario y allí, después, silencio majestuoso.Sentimiento. Creo en ese rostro dolorido del Medinaceli que mira derrochando paz y sosiego. Quiero sentirme cerca no sólo hoy sino siempre que voy a visitarte. Sin gente, sin guiones, ni estan-dartes, ni nazarenos en tus alrededores sino solo con mi corazón encendido por la llama de la fidelidad. Vengo a pedirte, rogarte y acompañarte tal como vengo haciendo desde aquel mi primer Martes Santo.Mientras los mayores tiemblan, los jóvenes se emocionan al oír el Himno en la puerta de San Felipe y yo me bajo el capuz y me resbalan las lágrimas. No sé si es miedo, ilusión o ambos a la vez, los sentimientos que se apoderan de mi alma, porque, ahora, soy un nazareno que reza y sigue su Paso.Admiro el sufrimiento de Este Hombre que se dejó crucificar por todos. Con espinas adornan su rostro y su sangre nos libera para siempre.Participo, también, en su Agonía, de lejos le sigo y en las filas acompaño su peregrinar. Debajo de la imagen escondo mi dolor junto al Suyo.Penitente anónimo que ayuda al Amarrao. Encuentro escondido y difuso entre los hermanos. Con pena y sufrimiento miro tu gesto y cada llaga de tu cuerpo ultrajado sacude una vez más mi frágil figura.Dolor. Un Hijo en brazos que las Angustias soportan. Dolor y más dolor que atraviesa el corazón de una Madre. Voy a tu lado, entre las filas, con mi pobre tulipa caminando al preciso destino.Yacente, sin vida. Oración con cruces de fondo. Plegarias, peticio-nes y lágrimas. Amor y anhelos en la Resurrección.Pero termina el camino y en su Calvario se descubre la esperanza y el amparo. Ahora, Tú has podido con la muerte y nos enseñas la Vida. Has resucitado y ya nuestros capuces se destapan, las túni-cas se retiran, el arcón se cierra, llegará, pronto, en Cuenca, otra Semana Santa.

Carmen Herráiz Yébenes

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Un pájaro de luz se ha posado en el último peldaño que nos lleva hacia ti... Abre sus alas para ver si se ilumina la Noche más obscura y cruel de Tu Agonía...

Se estremeció la roca que sustenta la casa, como dolmen ancla-do, donde el vigor es signo de grandeza.

El cuenco ya rebosa de tu lento martirio y el rostro de la muer-te se refleja en el fondo de tus dos ríos, con un velo de niebla aletargado... El silencio predice las distancias por las calles arriba y hay un olor a cera derramada, a madera de pino, a incienso des-vaído. Los cofrades van siguiendo la huella enfundados en túnicas distintas. Su pisada es tan breve, que recuerda la huella de la nieve, la corriente del agua, o el arpegio final del Miserere...

Cruz desnuda de JerusalénLas manos se entrelazan sobre los banzos hermanados, trans-

mitiendo al unísono, amor y ritmo, llanto y sentimiento y hasta un leve gemido... El Hermano Mayor da el toque en el costado y la horquilla se mece y se desborda en el viejo camino...

La luz de la tulipa intermitente, frena el vaivén del paso entre las filas y se aureola con fervor mariano.

Arriba, abre sus brazos esa Cruz Desnuda, despojada de toda floritura, de toda vanidad enardecida. Blanco el sudario, abande-rado al viento, nos indica que ha llegado la Hora señalada que el Viernes Santo ondea su dolor y nos detiene a todos...

Sólo el Paso confirma la alianza con nuestros corazón.Unos cardos, erguidos –como flores doradas- con sed de peni-

tencia, han brotado otra vez sobre las andas.

Leonor Culebras24 de enero de 2009

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Con los filos del viento y crudos hielos,las furias te desgarran sin demora,

dentellada del agua te devora,herido roquedal, templo sin velos.

Asombro y aflicción, muro de duelos,

escorzo de dolor que luna llora,angustia de Lucero, muerte y horabajo el oscuro manto de los cielos.

Silencio sepulcral en noche fría,

sólo el golpe desnudo de la horquillasobre tu piel rugosa y retorcida.

Sólo el temblor de lágrima vertida,

surcando gota a gota la mejillade la Madre de Dios, Santa María.

Santiago Cuerda Morcillo

SANTO ENTIERRO

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La aparición de la Asociación de Mujeres Cofrades en la sociedad conquense, se ha visto como un hecho natural y beneficioso para nuestra ciudad y Semana Santa, toda vez que bajo el título de “La Luz desde el capuz”, han querido acercar a los conquenses, desde el marco de nuestra Ciudad Patrimonio Humanidad, la visión y los sentimien-tos de otras Semanas Santas, de nuestra provincia, que son muy poco conocidas, y de otras ciudades de España , cuyas semanas mayores tienen cierto interés relevante en el mundo nazareno, al tiempo que se da a conocer a los que nos visitan en las jornadas programadas, cómo es y se vive la Semana Santa en esta ciudad, dando una visión más real que la que suelen dar las distintas publicaciones y medios de comunicación.

Cuando estéis leyendo esta revista ya habremos oído hablar de las Semanas Santas de Granada, Zamora, Cartagena y se acabará este año con la de Alicante, a parte de que estarán también en estas jorna-das nazarenas nuestros pueblos como Motilla del Palancar, Tarancón, Mota del Cuervo y San Clemente.

Viene ya de antiguo el hecho de que la mujer conquense, al acer-carse las fechas de la celebración de la Semana Santa, se quedaban en casa preparando todas las vestimentas necesarias para que los hom-bres de la casa acompañaran a sus correspondientes pasos, mientras ellas preparaban todas las viandas que en esas fechas se consumen en nuestras casas.

Hay que remontarse hasta los años 60, cuando nuestros desfi-les empezaron a sentir la ausencia de nazarenos que acompañaran a nuestras imágenes y nuestras mujeres decidieron dar el paso de ”incor-porarse a filas“, nunca mejor dicho, y arrimar el hombro para levantar nuestra Semana Santa. A partir de esa década, ha sido incesante su presencia en todo lo que rodea al hecho semanasantero, con la bendi-ción de muchos y el rechazo de los menos.

Es incontestable el hecho de que las mujeres conquenses están integradas totalmente en el entramado organizativo de nuestra Se-mana Mayor. Bueno es recordar que algunas de ellas forman parte de las Juntas de Diputación de algunas Hermandades, y como no podía ser menos representan a sus hermandades en la Junta de Cofradías, y es bueno y necesario y desde aquí animamos a que se presenten a los distintos cargos de sus hermandades, será positivo para todos y para nuestra Semana Santa.

La redacción de “Cuenca Nazarena“, ha querido que la Asocia-ción Mujeres Cofrades de Cuenca esté presente en esta revista que es expresión de la vida nazarena de nuestra ciudad. Para ello nos he-

Asociación de Mujeres Cofrades de Cuenca

mos reunido al lado de un sabroso café con Lucía de la Osa y Loli Llandres, presidenta y secretaria respectivamente de la recién creada Asociación Mujeres Cofrades de Cuenca para que nos expliquen qué es esta Asociación y cuáles serán sus actividades.

Preguntamos en primer lugar a su presidenta Lucia de la Osa:¿Cómo surge la idea de crear en Cuenca esta asociación?Tras coincidir algunas de nosotras en distintos foros, jornadas y

congresos, donde fuimos invitadas a participar sobre el tema “La mu-jer y la Semana Santa”, durante estos foros nos pusimos en contacto con varias asociaciones en distintas ciudades españolas, que fueron las que nos animaron a constituir la Asociación Mujeres Cofrades de Cuenca, hasta que pasada la Semana Santa del año anterior se hizo realidad.

¿Con qué ánimo nace la asociación?Hemos de dejar claro que no nace con carácter reivindicativo. Ha

sido creada por mujeres, pero en ella tenemos cabida tanto hombres como mujeres, que al fin y al cabo ambos formamos la sociedad y ambos llenamos las listas de nuestras hermandades y cofradías. Cier-to es que dentro de nuestras hermandades se están dando pasos a favor de la mujer y que las mujeres cada vez estamos más integradas en todo el engranaje de la Semana Santa, algunas ya formamos parte de las Juntas de Diputación, pero cierto es que solo tres forman parte de Junta de Diputación de la Junta de Cofradías, pero es la mujer la que debe animarse a implicarse más y ese es uno de nuestros objeti-vos. Queremos ser cauce para que muchas mujeres con fuertes raíces nazarenas puedan implicarse más y que con el tiempo la igualdad sea una realidad en nuestras hermandades, de forma que la implicación en unas actividades u otras dependa de nuestras posibilidades como persona y no de nuestra condición de hombre o mujer.

¿Cuales son vuestros objetivos y actividades?En primer lugar fomentar la valoración de la mujer en la Semana

Santa y su implicación plena en las hermandades. Organizar y/o apo-yar todo tipo de actividades encaminadas a favorecer la participación de la mujer en la Semana Santa, estableciendo espacios de reflexión que redunden en beneficio de nuestra Semana Santa. Crear espacios de intercambio de experiencias y trabajar con niños y jóvenes.

Partiendo de estos objetivos, las actividades para este primer año de existencia son principalmente la Escuela Nazarena –de la que ha-blaremos mas adelante– y “La luz desde el capuz”, las jornadas men-suales que todos conocéis y que tan buena acogida está teniendo.

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Por Enrique Buendía

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en torno a la Semana Santa debe estar impregnado del espíritu cris-tiano. La Semana Santa no es un acontecimiento cultural o social sin más y no se puede concebir al margen del aspecto religioso porque lo que celebramos en ella y recordamos con nuestros pasos es la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Si se pretendiese quitarle la parte religiosa, nuestras procesiones no serían tales, sino sacar a la calle y pasear unas obras artísticas para su contemplación. Por tanto creo necesario que toda actividad naza-rena se cuide el carácter religioso de la Semana Santa.

Bajo vuestro punto de vista, ¿creéis necesario que exista esta escuela de formación, a pesar de la tradición que existe en Cuenca el hecho de ser nazareno?

Por supuesto, porque es positivo acercar y concienciar a nuestros pequeños en las raíces de la Semana Santa, en su preparación, en su desarrollo; el permitirles sentirse protagonistas de momentos o situa-ciones propias de los adultos es para ellos ilusionante y motivador.

Además siempre hay aspectos que con la formación se pueden mejorar, por ejemplo: sentirse nazareno todos los días del año. Uno de los objetivos de nuestra asociación es trabajar con niños y jóvenes de nuestras hermandades para favorecer la igualdad entre hombres y mujeres. Esta igualdad necesaria en nuestra Semana Santa, no se consigue de la noche a la mañana hablando de igualdad; esto es un proceso largo en el que se debe trabajar a través de la formación y desde edades tempranas, porque cuando somos adultos, a veces es muy difícil modificar nuestros esquemas.

Por último ¿pensáis que con el devenir de los tiempos la es-cuela tendrá su continuación en los próximos años si cambia la composición de la Junta de Cofradías?

Su continuidad dependerá de que a la comunidad nazarena nos resulte ilusionante o no. Si la consideramos positiva para nuestros jóve-nes y pequeños podrá seguir funcionando, pero no podemos hacer pla-nes de futuro a largo plazo porque, en el caso que nos planteas, habría que tener en cuenta si la considerarían necesaria y si la apoyarían.

Desde aquí queremos dar las gracias a todos los participantes y padres de la Escuela, que sábado a sábado la hacen posible. Gracias al Grupo Joven de la Hermandad de la Santa Cena que además de par-ticipar como alumnos, asisten todos los sábados de los pequeños para ayudar porque “les gusta y les apetece”. ¡No es esto apasionante!

También queremos dar las gracias a todos los nazarenos, músicos, personal del Museo de la Semana Santa y demás personas que desin-teresadamente han colaborado y siguen haciéndolo en el desarrollo de la Escuela y que sin ellos no hubiese sido posible la misma.

También participar en Jornadas, Congresos y Encuentros, tanto de otras asociaciones como en las Asociaciones Cofrades a nivel na-cional, dando a conocer aun más el nombre de Cuenca y de nuestra Semana Santa.

Quiero aprovechar este espacio que me brinda Cuenca Nazarena, para darles las gracias a la Comisión de Publicaciones de la Junta de Cofradías por permitirnos haber dado conocimiento de nuestras inquietudes y poder invitar a todos los nazarenos y nazarenas de Cuenca a que se sumen a nuestra Asociación, para que entre todos trabajemos más y mejor por lo que más nos una a los conquenses, nuestra Semana Santa.

Conocida ya, cual va a ser su norma de actuación, es conveniente dar a conocer a los nazarenos y a toda la ciudadanía que la Escuela Nazarena, puesta ya en marcha era y es uno de los proyectos del ac-tual presidente de la Junta de Cofradías, Jorge Sánchez Albendea y de toda su junta ejecutiva.

Y como suelo decir, en las cosas de la Iglesia, y en lo que la rodea, el Espíritu Santo no descansa y no cesa en empujar a todos. Y la apa-rición de esta Asociación de Mujeres Cofrades nos ha venido como anillo al dedo para las pretensiones de la Junta de Cofradías, de tal modo que la recién creada asociación es la encargada de llevar a buen término la Escuela Nazarena , y para ello la secretaria de la Asocia-ción Loli Llandres, nos va explicar como es la escuela y la finalidad de la misma, que por otra parte y bajo mi criterio, ya era necesaria, viendo el cariz y derroteros que va tomando todo lo relacionado con la Semana Santa, en cuanto que se va derivando peligrosamente hacia el hecho cultural–teatrero, y no debemos olvidar que la Semana Santa es, ante todo, una celebración religiosa.

A Loli, nazarena del Jueves y Viernes Santo y miembro de la Junta de Diputación de Jesús Orando en el Huerto preguntamos:

¿En qué consiste la actividad de la Escuela?La actividad gira en torno a talleres prácticos y lúdico–teóricos,

teniendo previsto realizar una exposición con todos los trabajos que los niños van generando y que se abrirá al público en la Junta de Co-fradías al finalizar la Escuela, por lo que aprovecho esta oportunidad que nos brinda la revista Cuenca Nazarena para invitar a todos a visitarla en vísperas de la celebración de la Semana Santa.

¿Las enseñanzas a impartir están bajo el prisma cristiano?La escuela se inició con la inauguración por parte de Sr. Obispo,

D. Jose Ma Yanguas, como máximo responsable de nuestra Semana Santa. El primer tema fue “Las raíces cristiana de la Semana Santa ”, porque el ámbito religioso no es uno más, sino que todo lo que gira

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Hablar de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca es hablar de una de las instituciones sociales más importantes y significativas de Castilla-La Mancha.Constituida por treinta y dos hermandades, de ella forman parte la mayoría de los conquenses, tanto de nacimiento o de adopción, como por devoción o con-vicción. Sentirse conquense no se entiende sin sentirse nazareno. Para la mayoría de los conquenses no se concibe pasar los días de Semana Santa lejos de tu ciudad: son días de recogimiento y oración para la catequesis que supone en los católicos rememorar la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios...; días de en-

cuentro de familiares y amigos...; días para recordar a los que ya no están con nosotros y darles gracias por el maravilloso legado cultural que nos dejaron, y, que a la vez, nosotros tenemos el deber y la obligación de transmitir a nuestros descendientes;... de convivencia en una ciudad que recibe a miles de visitantes...

En los desfiles procesionales que cada año se suceden en la celebración de la Semana Santa de Cuenca –declarada de Interés Turístico Internacional-, la Junta de Cofradías “pone en la calle” a más de veinte mil nazarenos. Veinte mil nazarenos que son he-rederos-portadores y transmisores de los más profundos valores

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religiosos, culturales y tradicionales de Cuenca. En definitiva, de la esencia, el sentido y la identidad de todo un pueblo.

Muchos son los años que esta institución se encuentra al fren-te de esta importante labor... Y, por lo tanto, muchas han sido las personas que, con el transcurrir del tiempo, han ido pasando por esta Junta de Cofradías. Personas que, siempre de una forma altruista y en muchos casos hasta anónima, han dedicado su tiem-po, su trabajo y su esfuerzo a esta encomiable tarea. Y en todos ellos siempre figuraba como uno de los principales deseos, -como si de un sueño se tratara-, contar algún día con un museo donde poder mostrar y demostrar, fuera ya de los días de Semana Santa, el esplendor, la grandiosidad y la importancia de el porqué de ser conquense y sentirse nazareno.

Pues bien, en el año 2007, en el mes de mayo, ese sueño se hizo realidad. La Junta de Cofradías..., Cuenca, tenía ya su Museo de la Semana Santa. Desde el instante de su inauguración se ponía meta al camino recorrido de tantas y tantas personas a lo largo de tantos y tantos años. Y, somos nosotros..., los que estamos ahora, los que teníamos el privilegio de poder disfrutar al fin de esta anhelada ambición. Pero a la vez, recae en nosotros la enorme responsabilidad y obligación, de no perderlo, de mantenerlo vivo y hacerlo funcionar cumpliendo todas las expectativas que en él se habían depositado.

Actualmente el Museo de la Semana Santa de Cuenca se encuentra perfectamente consolidado dentro del panorama mu-seístico de la ciudad, viniendo a complementar y enriquecer, con su actividad, el variado y extenso patrimonio cultural de la ciu-dad de Cuenca. Patrimonio cultural que tiene que constituirse, sin duda alguna, en el principal referente de progreso y futuro para la ciudad de Cuenca. De la misma forma que las condiciones geográficas y morfológicas hacen que Cuenca no sea una ciudad con grandes perspectivas industriales, éstas sí la hacen merecedora para ser un perfecto referente cultural, no sólo a nivel regional, sino también nacional y mundial. Y la mayor asociación que tiene la ciudad, la Junta de Cofradías, no debe, ni puede, ni quiere quedarse al margen.

El Museo de la Semana Santa está concebido para ser un ente vivo y activo. Un ente donde la cultura fluya en todas sus dimen-siones. Cuenca lo necesita y los nazarenos conquenses tenemos el compromiso de contribuir a ello.

Con la constitución de la Fundación del Museo de la Semana Santa de Cuenca en el día 12 de noviembre de 2008, se dio un paso definitivo e importantísimo para la pervivencia por y para siempre de este Museo. Gracias a todos los patronos, instituciona-les y privados, que se embarcan con nosotros en este maravillosos proyecto, fruto, como ya se ha dicho antes, del anhelo, del esfuer-zo y el trabajo de todo un pueblo a lo largo de buena parte de su historia.

Presidente de Honor: D. José María Barreda FontesPresidente Ejecutivo: D. Jorge Sánchez Albendea Presidente de la JdCVicepresidente 1º: D. Francisco Javier Pulido Morillo Excmo. Ayuntamiento de Cuenca Vicepresidenta 2ª: Dª. Soledad Herrrero Sainz-Rozas JCCM Consejería de CulturaVicepresidente 3º: D. Juan Manuel Ávila Francés Excma. Diputación Provincial de Cuenca

• Antonio Abarca Contreras: Vicepresidente de la JdC • Blanca Benito Moreno: Secretaria de la JdC• Fco. Javier Hevia Ceva: Vicesecretario de la JdC• Rafael Pérez Caballero: Tesorero de la JdC• Ester Montón Hidalgo: Contadora de la JdC• José Javier Muñoz Pérez: Delegado Episcopal en la JdC• Construcciones Dalpa • Davecon • Construcciones Sarrión • Grupo de Empresas El Día

Antonio Abarca ContrerasVicepresidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

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La Luz de la Madre ilumina las calles de Cuenca

Después de 41 años y mirando al cielo porque amenazaba llu-via, la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz, Patrona de la ciu-dad y Alcaldesa de Honor, se disponía a que la Morenica cruzara el Puente de San Antón para que su figura Celestial vislumbrara las calles de su querida Cuenca, aunque ésta parecía que se hubiera olvidado de Ella.

Pero antes de llegar a este momento, la Hermandad tuvo un duro año de trabajo, aunque con la comunión existente entre la Junta Directiva y el Capellán Consiliario y Párroco de la Virgen de la Luz, D. Ángel García Benedicto, todo fue mucho más fácil. Teníamos la difícil tarea de hacerle unas Andas, ya que lamenta-blemente la Patrona carecía de ellas para salir en Procesión, y fue el boceto de los Hermanos Soria el que más nos llamó la atención, junto con la talla de Francisco Hernansanz, ;así que a ellos les encargamos que las confeccionaran y creo que con grandísimo acierto, ya que las Andas gozaron del beneplácito de todos los conquenses por el gran trabajo realizado, tanto por los Hermanos Soria como por el tallista Francisco Hernansanz, el último toque a estas Andas lo ponía Rafael Díaz Valencia con su extraordinario adorno floral.

Pero la Junta Directiva era más ambiciosa y, después de ver varios presupuestos, nos dirigimos a Madrid, “EL ANGEL” Arte Sacro, para encargar una Réplica de la Imagen de Nuestra Madre de unos 80 centímetros, para que saliera en Procesión el día 31 de Mayo en el “Rosario de la Aurora”, Procesión que cada año va a más. Un gran número de conquenses la acompañan y, aunque haya mucha fiesta y puente, los que quedamos aquí le rendimos a Nuestra Madre el Honor que se merece en su día grande. La Imagen llamó la atención por el gran parecido con la Titular, fue bendecida en la Santa Iglesia Catedral Basílica el 25 de mayo de 2008 día en el que la Parroquia Virgen de la Luz ganaba el Jubileo en la conmemoración de los 800 años de la muerte del segundo Obispo de Cuenca, San Julián, presidiendo junto al Arca con los restos de San Julián “Patrón y Patrona” la Misa del Jubileo.

Y llegamos al día 1 de junio del año 2008, diez de la mañana, amenazaba lluvia pero la Hermandad, con gran acierto, decidió que la Imagen de la Virgen saliera en Procesión después de esos 41 años. Fue así que, con gran emoción y respeto, y a los com-pases del Himno Nacional, la Morenica comenzó a vislumbrar su Cuenca; los que allí la esperábamos la llenamos de aplausos, algunos llenos de emoción, otros con lágrimas en los ojos, pero todos con el corazón compungido. La Majestuosidad de la Imagen cruzaba el Puente San Antón a hombros de esos 32 banceros con impecable uniformidad y elegancia en su vestir, y en su calzado se reflejaba la alegría de su cara, no era para menos, la ocasión lo requería, el recorrido fue corto y experimental, ya que el público de Cuenca en estas fechas llena las costas levantinas, pero los con-quenses que quedamos aquí agradecimos de corazón que nuestra Patrona saliera en Procesión, como todas las patronas de España.

Por Antonio Carrasco Huertas, Secretario de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Luz

De igual manera la Novena-Misión a Nuestra Madre fue es-pectacular, con gran afluencia de fieles e impartida sabiamente por los Rvdos. D. Salvador León y D. Juan Lozano, del Centro Misional de los Padres Claretianos de Madrid.

Tanto la confección de las Andas, como la réplica de la Ima-gen de la Virgen de la Luz, y la compra de una Corona de Plata con baño de Oro, tanto para nuestra Madre, como para el Niño y el Rostrillo de la Virgen, se han podido llevar a cabo gracias a los DONATIVOS que el Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, Parroquia Virgen de la Luz, Caja Castilla La Mancha, así como numerosos fieles, han depositado en la Parroquia o han ingresado en la cuenta de la Caja Castilla La Mancha. Además de nuestras más expresivas gracias, nuestra Oración a La Madre de la Luz para todos ellos.

La Hermandad seguirá intentando año tras año que la Imagen de Nuestra Señora la Virgen de la Luz vuelva a cruzar el Puente de San Antón para bendecir a todos sus hijos, que con Fe y lealtad la acompañarán o la estarán esperando en las calles conquenses. Con ese afán trabajaremos, y este hermano vuestro, hijo de María y Devoto de Nuestra Madre, quiere terminar con una Oración escrita gracias a la Luz que Ella le envió:

Santísima Virgen de la Luz, Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre mía, ante su sagrada imagen se postra éste vuestro hijo. Sabemos que tenéis las manos llenas de Gracias, para darnos la salud del alma y del cuerpo, alivio a nuestras penas y paz a nuestros corazones. ¡Madre de misericordia! Compadeceos de nosotros los que con fe te invocamos, y también de los que no te invocan porque no te conocen. Así como el navegante busca la luz del faro para llegar felizmente al puerto, también nosotros los que vivimos en esta Cuenca te buscamos Señora, para que nos ayudéis a llegar al puerto de la Gloria Celestial. Dirígense nuestras miradas a tu ermita del Puente buscando protección y misericordia. iOh Santísima Virgen de la Luz, sed luz y guía de nuestras almas! ¡Sed la salvación mía! Amen.

Hermanos, María nos espera en su Sagrada ermita del Puente, siempre está dispuesta a escuchar, tanto nuestras súplicas como nuestras oraciones, Ella es la Madre que nunca se cansa de esperar, Ella es la Madre entre todas las Madres, y así como tiene la Gloria de ser la Madre de Dios, tiene la sencillez de ser la Madre de todos los hombres.

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La Luz de la Madre ilumina las calles de Cuenca

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El año 2008 comenzaba con la aprobación del presupuesto de la Junta de Cofradías en la Junta General celebrada el día 15 de enero.

El día 26 de enero se celebra el primer acto multitudinario orga-nizado por la Junta de Cofradías en el Centro Cultural Aguirre. Esa tarde los conquenses pudieron contemplar el cartel de la Semana Santa 2008 realizado por el maestro alfarero Pedro Mercedes, que no pudo acudir al acto debido a la enfermedad que lo retenía en un hospital conquense, el comentario de su obra denominada “Trage-dia” lo realizó el hijo del artista Tomás Mercedes que fue desgranan-do las vicisitudes que dieron lugar a que el gran alfarero de Cuenca estuviera para siempre en la nómina de los cartelistas de nuestra Semana Santa. En el mismo acto intervino Javier Caruda de Juanas nuestro anterior Presidente de la Junta y emocionado pregonero de esta Semana Santa que adelantaba que su Pregón del Viernes de Dolores tendría como vertientes la Fe, las vivencias y la experiencia en la gestión de la Junta de Cofradías. En este acto se homenajeó a Doña Carmen Román, conocida cariñosamente por todos como “la sastra” que llevaba mas de ochenta años realizando túnicas y capu-ces para muchos de los nazarenos de Cuenca. Con este homenaje la Junta de Cofradías ha querido iniciar una serie de reconocimientos a aquellas personas que hacen una labor encomiable por nuestra Semana Santa y siempre dentro del anonimato. El acto de presenta-ción fue acompañado por la intervención del Coro del Conservato-rio de Cuenca, dirigido por Pedro Pablo Morante Calleja, que nos hizo vibrar con los sones del primer Miserere del año.

Miércoles de Ceniza, el 7 de febrero se celebró la tradicional Misa de Imposición de Ceniza en la iglesia del Convento de las Madres Concepcionistas de la Puerta de Valencia, que contó con la presencia de un gran número de nazarenos y fieles. Al día siguiente se celebró en la iglesia de la Virgen de la Luz la Misa por los Difun-tos de las hermandades conquenses.

El 9 de febrero tuvo lugar en el Auditorio de Cuenca el Concier-to Inicio de Cuaresma, que fue ofrecido por la Unidad de Música de la Jefatura de la Primera SUIGE. Con este brillante concierto se recuperaba la presencia de una Banda Militar en estos conciertos. Esa misma mañana se celebró en la sede de la Junta de Cofradías la primera Convivencia Diocesana de directivos nazarenos, organiza-da por la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, que contó con la presencia del Sr. Obispo de Cuenca. En esta conviven-cia participaron los miembros de la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías de Cuenca y miembros de las ejecutivas nazarenas de Casasimarro, Honrubia, Horcajo de Santiago, Mota del Cuervo, Motilla del Palancar, Las Pedroñeras, San Clemente, Sisante, Taran-con y Villanueva de la Jara.

Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

Por Ángel Rafael Pérez Caballero. Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías

Anuario 2008-2009En la Junta de Diputación del 13 de febrero se aprobó que el

guión de la Junta de Cofradías portase esta Semana Santa un cres-pón negro en homenaje al fallecido Pedro Mercedes, cartelista de la Semana Santa. También se ratificaron los tiempos de espera estable-cidos para los desfiles procesionales en caso de lluvia.

El 15 de febrero se inauguraba en el Museo de Semana Santa la exposición Visiones de Semana Santa que recogía obras de treinta artistas conquenses sobre los pasos de Semana Santa.

El 1 de marzo se presentaba la tradicional publicación Cuenca Nazarena, acto que contó con la presencia, además de la Ejecuti-va de la Junta de Cofradías con la del Vicerrector de la Universi-dad José Ignacio Albentosa. La publicación cuenta además con la edición del Programa Oficial del cual se editaron mil setecientos ejemplares, que recogía una colección de poemas de Javier Pelayo e incluía un dvd sobre la Semana Santa de 1999 realizado por Juan Ramón de Luz y una entrevista inédita a Pedro Mercedes, la edición del programa se lleva a cabo desde el año 2002 gracias a un conve-nio suscrito con la Universidad de Castilla –La Mancha. También se dieron a conocer las bases del I Premio de fotografía “Semana Santa de Cuenca” organizado por la Junta de Cofradías en colabo-ración con el Ayuntamiento y la Diputación.

El día 12 de marzo tuvo lugar la Junta General previa a la Se-mana Santa de este año, contando con la asistencia del Obispo de Cuenca Monseñor José Maria Yanguas y la del alcalde la ciudad Francisco Pulido.

En los días previos a la Semana Santa se pudo comprobar y ver la Campaña de Concienciación sobre la Procesión Camino del Cal-vario en forma de cuñas de radio, spots de televisión y anuncios en prensa que con el lema “Nazareno, Turbo, Conquense, Visitante, respetemos la tradición, hagamos historia” se lanzó por parte de la Junta de Cofradías, hermandades de dicha procesión y Grupo Turbas en colaboración con el Ayuntamiento de Cuenca.

La noche del Viernes de Dolores congregó a numerosos cofra-des y nazarenos en la antigua Iglesia de San Miguel para escuchar el Pregón de Semana Santa realizado por Javier Caruda de Juanas, que destacó por su carácter religioso y su gran sentimiento nazareno. Además fue acompañado por una puesta en escena magistral que tuvo olor a incienso, música e imágenes. El acto fue acompañado por las actuaciones del Coro del Conservatorio de Cuenca y la Ban-da de Música de Cuenca.

La Semana Santa se inició el Domingo de Ramos, tres golpes en la puerta de la iglesia de San Andrés hicieron de manera simbólica el llamamiento para abrir las puertas del templo de donde se inicia

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la Semana Santa. Como novedades se pueden citar la restauración realizada por Mar Brox en la talla de la Borriquilla y el estreno de vestiduras por parte de la Virgen de la Esperanza.

Las Siete palabras fueron escuchándose a lo largo de la Proce-sión de la Vera Cruz que tuvo lugar en la noche del Lunes Santo, destacando el “lignum crucis” de la iglesia de Vellisca y la participa-ción de los hermanos de la Vera Cruz de Mira.

La Procesión del Perdón, en la noche del Martes Santo contó como novedades las tallas en las andas de San Juan Bautista reali-zadas por Tomas Bux y el nuevo traje que lucía la imagen de Maria Magdalena.

La festividad de San José coincidió este año con el Miércoles Santo, esa noche desfiló la Procesión del Silencio, las novedades fueron las imágenes restauradas recientemente de los pasos de El Beso de Judas y San Pedro Apóstol, restaurados ambos por Mar Brox y el Ecce Homo de San Miguel restaurado por Maribel Martí-nez. Este año la Hermandad de Ntra. Señora de la Amargura hizo estación en el Obispado.

La Procesión de Paz y Caridad discurrió por las calles de Cuen-ca en la tarde del Jueves Santo, destacó la presencia del restaurado Cristo de las Misericordias tras el destrozo sufrido en esta talla al inicio de la Cuaresma.

La Procesión Camino del Calvario iniciaba el día mas largo y nazareno de Cuenca muy temprano, en su transcurso no se pro-dujeron incidentes que reseñar y fue general la satisfacción por el cumplimiento de los horarios. Mención especial al trabajo desarro-llado por el grupo de seguridad contratado por la Junta de Cofra-días encabezado por Dionisio Valera para que la procesión saliera lo mejor posible.

La Procesión En el Calvario, bajo un cielo soleado lució su es-plendor en el Viernes Santo de Cuenca aunque el viento frío hizo acto de aparición en el desfile, como novedad destacó la restaura-ción del paso de la Lanzada, realizado por Maribel Martínez.

La Procesión del Santo Entierro estuvo marcada por el silencio y el acompañamiento de distintas autoridades, además de la Junta de Diputación de la Junta de Cofradías, destacando el gesto un año más de los distintos establecimientos comerciales que amortigua-ron sus luces al paso del desfile procesional.

El Domingo de Resurrección puso el broche final a la celebra-ción de los desfiles procesionales en Cuenca, a la procesión asistió numeroso publico que puso el calor en la fría mañana del Encuen-tro, incluso llegó a nevar en los últimos momentos del desfile. El acto más importante fue, como siempre el Encuentro entre las imá-genes de Jesús Resucitado y la Virgen del Amparo en la antigua plaza de Canovas.

La celebración de la Semana Santa de este año se pudo calificar de “ejemplar” quedando para el recuerdo la normalidad con que se desarrollaron los distintos desfiles procesionales. A todo esto se unió la gran participación que tuvieron todas las hermandades conquenses y la afluencia masiva de turistas sobre todo los días de jueves y viernes Santo. El tiempo meteorológico fue en general la gran preocupación durante esos días, reinando el frío en la gran parte de los desfiles nocturnos, así como la pequeña nevada del Domingo de Resurrección. El peor día fue el Sábado Santo, día sin procesiones.

En las calles destacaron también las gradas instaladas por el Ayuntamiento en las curvas de la Audiencia que posibilitaron la contemplación de los desfiles procesionales con una mayor como-didad.

Todo el desarrollo de los desfiles procesionales no podría ser posible sin la colaboración económica del Ayuntamiento de Cuen-ca, la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, la Excma. Diputación Provincial y Caja Castilla La Mancha. Fue de destacar la extraordinaria labor realizada por la Banda de Trompetas y Tam-bores de la Junta de Cofradías, que destacó por su perfecto orden en el desfile y la seriedad que imprimen sus jóvenes componentes.

El 9 de abril tuvo lugar la primera Junta General celebrada por la Junta de Cofradías tras la Semana Santa donde se emitieron los informes redactados por las presidencias ejecutivas de cada desfile procesional.

El día 13 de abril se celebró el VIII Encuentro Diocesano de Hermandades y Cofradías bajo el lema “San Julián, luz y camino para las hermandades” organizado conjuntamente por la Diócesis de Cuenca y la Junta de Cofradías. Este encuentro acogió a mas de cuatrocientas personas inscritas. Los actos se iniciaron durante la mañana en el Auditorio de Cuenca donde tuvieron lugar diversos actos como la conferencia sobre San Julián a cargo de Miguel Jimé-nez Monteserín. Por la tarde tuvo lugar la Procesión con el Arca de San Julián, que fue preparada de forma muy especial por la Junta de Cofradías y su comisión creada para este fin. La procesión tuvo carácter excepcional y el recorrido partió desde la iglesia de San Esteban hasta la Catedral. Fue abierta por la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías, y contó con la participación de guiones y estandartes de nuestras hermandades, además de nu-merosas hermandades de Cuenca y provincia. El arca de San Julián fue portada por miembros de las hermandades de la Semana Santa de Cuenca, finalizando la procesión con una Eucaristía en la Ca-tedral.

El 11 de mayo se conocieron los premiados del I Premio de fotografía “Semana Santa de Cuenca”. El primer premio fue para “Sentimiento Nazareno” obra de Juan Carlos García Benito, el se-gundo para Francisco Javier Santoyo Larroda y el tercero recayó en Cristina Díaz Chavarría.

El 26 de mayo se celebró la Procesión del Corpus Christi, que fue organizada por cuarto año por la Junta de Cofradías. Este año las andas de la custodia estrenaron revestimiento de plata y la no-vedad más destacable fue la instalación de diversos altares por parte de las hermandades del Bautismo, María Santísima de la Esperanza y de la Santa Cena.

En la Junta de Diputación de septiembre se eligió por votación entre los candidatos presentados por las distintas hermandades a Luís Martínez Muro como cartelista de la Semana Santa 2009.

Con motivo de la visita a Cuenca de SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias el 11 de septiembre, la Junta de Diputación de la Junta de Cofradías fue recibida por sus Altezas en el Ayuntamiento de Cuenca. Se les hizo entrega de la máxima distinción de la Junta, la Medalla de Oro y un obsequio consistente en las láminas diseñadas por Zapata para el Museo de Semana Santa.

Durante el mes de octubre se elige como pregonero de la Sema-na Santa del 2009 a Miguel Romero. A lo largo de este último tri-

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mestre las distintas comisiones de la Junta de Cofradías se pusieron en marcha para iniciar los trabajos que culminen en la celebración de la Semana Santa próxima.

El día 12 de noviembre se constituyó la Fundación del Museo de Semana Santa, órgano que regirá este espacio a partir de ese día. Con la firma de los patronos se puso en marcha el último y quizás más difícil peldaño en la construcción de lo que hoy es el Museo. Los patronos firmantes fueron, además de Jorge Sánchez Albendea como Presidente de la Junta de Cofradías, por parte de las instituciones don José Maria Barreda como Presidente de la Jun-ta de Comunidades de Castilla La Mancha, don Francisco Pulido como Alcalde de Cuenca, Don Juan Ávila como Presidente de la Diputación Provincial, doña Soledad Herrero como Consejera de Cultura. Los patronos privados son representantes de Dalpa, Dave-con, Construcciones Sarrion, Universidad de Castilla La Mancha y el Grupo de Empresas el Día de Cuenca.

El 22 de noviembre se inauguraba la Escuela Nazarena, con la asistencia del Sr. Obispo de Cuenca y puesta en marcha por la Aso-ciación de Mujeres Cofrades y la Junta de Cofradías. Esta escuela se inició con dos grupos de niños y niñas que cada sábado realizan ac-tividades, visitas, talleres, relacionados con nuestra Semana Santa.

El 17 de diciembre tuvo lugar la Junta General última celebrada en el año 2008. En la misma se trataron, entre otros asuntos la aprobación del Presupuesto de la Junta de Cofradías y el ejercicio económico.

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Escuela NazarenaPor María Marco Serna

Cuando la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías cono-ció a la directiva de la Asociación Mujeres Cofrades de Cuenca, vio de inmediato que esta asociación podía ser el pilar en el que apoyarse para sacar adelante, por fin, uno de sus proyectos más deseados desde tiempo atrás, y para el cual precisaban de ayuda: la “Escuela Nazarena”. Por parte de la asociación la idea fue acogida con gran interés, ya que uno de sus objetivos principales era traba-jar con niños, y en poco tiempo se firmó el convenio de colabo-ración que daba paso a una actividad frenética con la creación del proyecto, la adecuación del espacio a utilizar, la promoción entre hermandades y parroquias, las inscripciones y la preparación de todo lo necesario para poder comenzar.

La respuesta recibida cumplió con las expectativas creadas, y unos 40 niños y jóvenes con edades comprendidas entre los cinco y los quince años asisten a esta escuela, divididos en dos grupos por edades y con actividades pensadas especialmente para cada grupo, que se desarrollan habitualmente en una amplia sala del edificio de la Junta de Cofradías, en la calle Andrés de Cabrera.

La escuela nazarena comenzó a funcionar, por fin, el pasado 22 de noviembre, y para ese día tan especial, además del acto de apertura por Jorge Sánchez y Lucía de la Osa, presidentes de la Junta de Cofradías y de la Asociación Mujeres Cofrades respecti-vamente, se contó con la presencia del Sr. Obispo de la Diócesis, D. José María Yanguas Sanz, que se mostró muy cercano y cari-ñoso con los niños, y que inauguró la escuela animándoles a ser verdaderos nazarenos, de presencia y de espíritu.

Desde aquel día diversos son los temas que se han desarrolla-do y que están previstos en esta escuela, como las raíces cristianas de la Semana Santa, ser nazareno (diferente a vestirse de nazare-

no), la música en nuestra Semana Santa, visitas al Museo de la Semana Santa, a la Junta de Cofradías y a las Iglesias del Salvador y la Virgen de la Luz, y temas como el orden procesional y la uni-formidad en los desfiles. Todos estos contenidos se compaginan con juegos y manualidades para que el tiempo en la escuela sea lo más ameno posible, ya que se trata de que aprendan, pero también de que disfruten y sean capaces de alcanzar con sus compañeros un sentimiento de hermandad y compañerismo, compartiendo su fe y su interés por la representación de la Pasión de Jesucristo plas-mada en nuestras calles.

Pero esta escuela necesitaba de la ayuda y colaboración de muchas personas, haciéndose necesaria la presencia de monito-res, personas que ayudasen con las actividades, el cuidado de los pequeños, etc... así la Asociación Mujeres Cofrades se encarga de este trabajo, contando con la colaboración del Grupo Joven de la Santa Cena. Este grupo, desde su primer contacto con la Escuela Nazarena, no ha dejado de participar activamente, con alumnos y monitores, en todas las actividades planteadas, con ese ánimo que les caracteriza y que tanto es de agradecer.

No es ésta una escuela al uso en cuanto a profesorado (al no existir, afortunadamente, una titulación universitaria en Semana Santa) y las personas que vienen a trabajar para y con los niños son nazarenos y nazarenas que desinteresadamente y con la con-fianza de estar trabajando por el futuro de nuestra Semana Santa se han prestado para poner su granito de arena en este proyecto. La intención es ir depositando en sus manos la Semana Santa del futuro, creando una base que desde la religión, la vertiente artísti-ca y la tradición les lleve a creer firmemente en lo que representa, y a ser capaces de mantenerlo y transmitirlo, tal como se hace y se ha venido haciendo desde todas las generaciones anteriores.

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Esas personas que colaboran con la escuela provienen de dife-rentes ámbitos, y dan cada día un enfoque diferente al fin común que se persigue. D. José Antonio Fernández, sacerdote de Ntra. Sra. de la Paz explicó las raíces del cristianismo en la Semana Santa; Ser-gio Mateo, compositor y miembro de la Banda de Música de Cuenca trasladó a los niños con su música a una procesión; Tomás Bux, artista conquense especialmente vinculado a nuestra Semana Santa les enseñó a crear imágenes modelando el barro y representantes del Grupo Turbas, con una amena exposición y sus clarines y tambores, se hicieron con la atención de todos. La Banda de Trompetas y Tam-bores de la Junta de Cofradías sorprendió a los viandantes con un pequeño desfile en la plaza de San Andrés en el que participaron los propios niños, y que una mañana cualquiera del mes de diciembre resultaba chocante y por lo especial muy agradable; y no podemos olvidar al personal del Museo de la Semana Santa, que ofreció una visita muy interesante por las salas y que ha creado un juego didácti-co especialmente para la ocasión, además de poner su trabajo, cada sábado, a disposición de la escuela. También varios representantes de Hermandades de nuestra Semana Santa y nazarenos y nazarenas con muchos años de procesiones a sus espaldas, han compartido y siguen compartiendo sus experiencias y conocimientos con nuestros nazarenos del futuro. A todos ellos, desde estas líneas, muchas gra-cias por hacer posible este proyecto que con tanto cariño nació.

Pero toda la organización, preparación y trabajo sería en balde sin los verdaderos protagonistas, los jóvenes nazarenos que acu-

den cada sábado con entusiasmo y sobre todo, con mucha ilusión, ya que la Semana Santa, tal y como han aprendido de sus padres, les apasiona. Dar las gracias también a estos padres que confían a sus hijos a esta escuela y a todos los nazarenos abuelos, padres y tíos de nazarenos, ya que ellos son, desde el nacimiento de los niños, la verdadera escuela por la que hemos pasado todos los que vivimos esta celebración.

Lo bueno (y lo complicado) de trabajar con niños es que no ocultan sus sentimientos ni sus emociones, tienen sus pasos y her-mandades favoritas, y bastante competitividad, que les impulsa a mejorar y aprender día a día. Si se aburren se les nota, y si les gusta se les nota aún más, disfrutan cuando hablan de sus hermandades y de cómo participan con su familia, y se enorgullecen cuando aportan a la conversación datos que el de al lado no sabía. Su Semana Santa ideal es como la que conocen hasta ahora, para dis-frutarla en familia, y da gusto ver que ignoran esos sentimientos negativos que a veces crecen en el corazón de los nazarenos adul-tos y que nos desvían del verdadero sentido de la celebración.

El próximo, 4 de abril, Sábado de Pasión, se clausurará la I Es-cuela Nazarena y se comenzará a trabajar en una segunda, y con la esperanza de que estos niños se sientan más nazarenos que nunca, y disfruten de esta Semana Santa que ya tenemos encima, y que su inocencia y espontaneidad se nos contagie a los adultos, que tanto tenemos que aprender de ellos.

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El bordado: Arte sunturario aplicado a la Semana Santa de Cuenca con nombre propio:

El pasado año 2008 se llevó con él a Encarnación Román Che-ca y, junto a sus seres queridos, la gran familia que compone la Semana Santa de Cuenca también lloró su pérdida y se vistió de luto: nos dejaba una mujer que, con su trabajo constante, callado y ejemplar, había contribuido de manera decisiva e importante al engrandecimiento de los desfiles procesionales de la Semana Santa conquense. Y, ¿cómo lo hizo? Pues con el arte salido de su genio, de sus manos y de su carácter: el bordado.

Antes de continuar, quiero manifestar que no soy precisamen-te un especialista en el estudio de este tipo de manifestaciones artísticas: el bordado es un arte tan complejo, que requiere de tantos conocimientos y habilidades técnicas, en el que concurren tal cantidad de materiales y de formas de trabajar, que hay que ser un auténtico especialista para poder analizar con detalle el tipo de punto o puntos utilizados, la totalidad de materiales empleados y las distintas técnicas utilizadas, máxime tratándose de un arte tan enraizado en el saber y en la tradición popular, recogida en siglos de hacer y de transmitir conocimientos y formas de trabajar, de ge-neración en generación, y donde confluyen los gustos tradiciona-les de cada lugar y de cada persona que los realiza, en consonancia con sus propios gustos y con sus identidades particulares.

EL BORDADO COMO ARTE

De entre las denominadas artes suntuarias, es el bordado, qui-zás, una de las manifestaciones más antiguas y que mayor difusión y éxito han conocido, precisamente por tener su origen anclado en el vasto saber popular.

Para la ejecución del bordado los materiales a utilizar son pocos: el tejido (en toda su inmensa variedad, además de otros soportes como el cuero); las hebras (también en su riqueza posi-ble de materiales, añadiendo piedras preciosas o sus imitaciones −piedras, joyas, perlas, lentejuelas, etcétera) y la aguja (medio de ejecución por excelencia, utilizada a mano o a máquina).

Además en este tipo de realizaciones es habitual el empleo de los bastidores, bien circulares (de tambor), o bien cuadrados o rectangulares, en especial para trabajos de dimensiones consi-derables.

El bordado se puede realizar directamente sobre el tejido base, pero lo más habitual −en trabajos de importancia− es la ejecución de los diseños o dibujos previos o bien dibujados con tiza direc-tamente sobre el soporte, o bien dibujados sobre papel u otros materiales similares, desde donde son trasladados directamente sobre la prenda a bordar.

Los diseños o dibujos del bordado son tan variados como la imaginación pueda suponer, pues los motivos utilizados van desde la decoración geométrica a la vegetal, pasando por la figurativa o la caligráfica, y la mezcla de todas o cada una de ellas con alguna de las restantes: al gusto del comitente, y a gusto también del ejecutante.

Sobre las técnicas de bordado, ya se ha dicho antes, se conocen muchísimas: punto anudado, punto de cadena, punto de cuadros, punto de cruz, de media cruz, de cruz doble, punto de tallo, de bucleado, de damero, de por encima, de doble cara, de escalera, punto español, de espina de pez, de festón, de espiga..., y un lar-guísimo etcétera, que acompaña indistintamente los trabajos del bordado.

EL BORDADO, UN POCO DE SU HISTORIA

El origen de estas labores debe estar en el mismo nacimiento de las distintas civilizaciones, a partir de la necesidad primaria de cubrir y proteger nuestros cuerpos, y hacerlo con decoro y, con el devenir del tiempo, vistosidad. El bordado de tejidos pronto al-canzaría las distinciones sociales, y sería empleado en vestimentas singulares que, ya sólo por su empleo, serían de especial riqueza, significando así el especial origen o rango de la persona.

Por las manifestaciones artísticas que nos han llegado de las civilizaciones asiria, babilónica, egipcia y griega (bajorrelieves, pinturas, cerámicas...) se puede comprobar cómo las clases socia-les más pudientes gustaban de vestir lujosas prendas bellamente orladas con bordados.

Así pues, el uso del bordado es considerado como arte suntua-rio, y su empleo significará a las clases sociales más poderosas y a sus representantes más destacados: reyes, faraones, sumos sacerdo-tes, príncipes y, cómo no, sus deidades.

Y siendo así no es de extrañar, pues, que la religión cristiana (y antes que ella, la judía, pues la Biblia nos ofrece diversos testi-monios de prendas bordadas utilizadas en ceremonias religiosas) adoptase el arte del bordado en el enriquecimiento de su iconogra-fía y de su imaginería religiosa.

Los cristianos no sólo vestirán ricamente sus Iglesias (altares, cruces...), a los ministros de su Iglesia (cardenales, arzobispos, obispos... con casullas, capas pluviales, dalmáticas...) desde fecha muy temprana, sino que además gustarán de embellecer también las imágenes de su culto y mayor devoción: para el caso de Cuen-ca, sabemos que la venerada imagen de Nuestra Señora “de la Puente” (Virgen de la Luz) ya estaba ricamente vestida en su altar de la iglesia del hospital de san Antón a comienzos del siglo XVI, y otro tanto ocurría, por ejemplo, con la preciosa talla gótica de la Virgen de las Nieves, Patrona de Villanueva de la Jara (Cuenca) desde el año 1508. Pero será con la llegada de la estética y usos del Barroco, a partir del siglo XVII, cuando este gusto por vestir las imágenes sagradas llegue a su mayor punto de eclosión, máxime con la aparición de una renovada forma de representación escul-tórica: las imágenes denominadas “de candelero” o de vestir que, en bulto redondo, sólo presentarán gubiados el rostro (la cabeza), las manos y los pies, dejando el resto del cuerpo meramente ana-tomizado, sin otra labor de talla artística.

Por Carlos Julián Martínez Soria. Vble. Hdad. de Ntra. Sra. de la Soledad (de San Agustín)

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El bordado alcanzará entonces manifestaciones de la mayor ri-queza y expresividad, sobre los más ricos y variados soportes, con el empleo de suntuosos hilos y ricos materiales. Y por supuesto, llegará a todo tipo de prendas. Por ceñirnos sólo a las religiosas, aparte todo el ajuar litúrgico de los presbíteros (casullas, dalmáti-cas, capas pluviales, manípulos, cíngulos, collarines, albas, esto-las, mitras, etcétera), se realizarán ajuares de vestimenta para las sagradas imágenes: túnicas, sayas, briales, mantos, vestidos, cami-sas, blusas, ... Y en todos ellos el uso del bordado será el medio de dar mayor realce, vistosidad y riqueza a la prenda de vestir, y así, ornamentar con el mayor decoro las imágenes de culto.

Los pasos procesionales, como expresión popular de la fe y de la religiosidad tradicional, no podían estar ajenos a ello, y no sólo no podían, sino que serán vehículo de las manifestaciones artísticas más representativas de cada estilo y de cada forma de hacer bordados.

La imaginería procesional, que durante el año es venerada en sus respectivos altares, en el interior de los templos, lucirá sus me-jores galas en su anual desfile procesional, y nunca mejor expresa-do: “lucir sus mejores galas”. No sólo la talla, no sólo la orfebrería litúrgica y ornamental, no sólo las luces y la música, la cera y el incienso, los exornos florales y el acompañamiento penitencial: la imagen, sí, y sus ricas vestimentas. Y si algo hace rica la indu-mentaria, además de los tejidos empleados, es el arte del bordado que con sus materiales, dibujos y diseños, deslumbran y admiran al espectador, que embelesado contempla un entramado de moti-vos, sin saber exactamente dónde reposar su mirada, admirando la complejidad y la riqueza del trabajo decorativo bordado.

EL BORDADO EN CUENCA, CON NOMBRE PROPIO

Y saltándome un montón de siglos y tradiciones y de formas de trabajar, vuelvo a la figura de Encarnación Román Checa y a su arte creativo, heredero precisamente de la mejor forma de hacer y entender el bordado artístico castellano, tras cientos de años de la existencia de fórmulas y formas, técnicas y materiales, recreadas por su particular genio y forma de entender el bordado: virtuoso, humilde, elaborado y hermoso. Así mismo ella lo era, Encarnación Román.

De formación autodidacta, esta bordadora nació y murió en Cuenca (25/III/1920 – 14/V/2008), donde residió toda su vida. Es-tudió en la escuela de las Madres Josefinas, donde seguramente –en consonancia con la política educativa de aquellos años– aprendería los primeros rudimentos del cosido y del bordado; su naturaleza sensible y creadora, unida a unas cualidades innatas patentes en sus habilidades manuales, la condujeron por los caminos de la expre-sión artística que le resultaron más fáciles: el dibujo y el bordado. En su afán por aprender, llenó su casa de libros y revistas de Arte, en los que sin duda encontró la inspiración para sus dibujos y crea-ciones. En su trayectoria profesional, seguramente se vio respaldada al ser contratada como Ayudante de la Supervisora (Maestra bor-dadora) en el Taller de Bordado del Patronato Local de Protección a la Mujer, y sobretodo, al ganar el Primer Premio en el concurso público organizado por la cofradía conquense de la Virgen de las Angustias, para el diseño y ejecución del escudo de esta herman-dad, donde competía con nombres tan respetados en Cuenca como el de don Emilio Saiz. Tanto trabajo se vio recompensado con la obtención del Título Oficial de Artesana Textil expedido por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).

Las hermandades conquenses de Nuestra Señora de la Soledad “de san Agustín”, Nuestra Señora de la Soledad “del Puente”, de María Santísima de la Esperanza, de Nuestro Padre Jesús Nazare-no de Medinaceli, de San Juan Evangelista o del Santo Entierro con Nuestra Señora de la Soledad, entre otras, sabían bien de su arte, y gracias a ello hoy contamos con magníficas prendas de vestir, diseñadas y bordadas por Encarnación Román y, con ella, de todas aquellas personas que quisieron seguir su senda, con sus hijas a la cabeza.

Llegados a este punto, sería injusto no mencionar otras ma-nos, otros talleres, que han dejado −y lo siguen haciendo− su arte del bordado en nuestra Semana de Pasión: las Reverendas Madres Esclavas del Santísimo Sacramento y María Inmaculada (vulgo “las Blancas”), la escuela taller de bordado San Julián, las Cla-risas de Burgos, los diseños de Eduardo Ladrón de Guevara, de Carrasquilla, los talleres de Esperanza Elena Caro o de Patrocinio Soto Ferrer, son siempre ejemplo y testimonio del buen gusto que impera a la hora de elegir y realizar encargos para la Semana Santa de Cuenca.

Los diseños de Encarnación Román obedecen a esquemas si-métricos en torno a un eje central que reproduce “en espejo” el motivo ornamental a cada uno de sus lados. Este eje central suele guardar un esquema compositivo ascendente, más cargado en su base, aligerando el volumen en su progresión ascendente, lo que nos habla de otra de las cualidades de esta bordadora: su gusto por las composiciones equilibradas, por los elementos clásicos y por una extraordinaria utilización de los espacios vacíos y los espacios decorados, rehuyendo de lo sobrecargado, de lo muy abigarrado y de lo compositivamente pesado. Sus diseños se alejan de formas complejas y enrevesadas, consciente de que en el orden y lo sen-cillo está el equilibrio y, generalmente, el buen gusto... el gusto clásico.

Encarnación gustaba en sus diseños de los motivos vegetales: hojas de cardo, berro, pámpanos de vid, flores de pétalos sencillos (tipo margaritas) o de pétalos reunidos (tipo rosa), con zarcillos y tallos delgados ribeteados con pequeñas hojas. Los motivos ve-getales los irá entrelazando con movimientos geométricos: unas veces como sucesión de ochos entrelazados, otras como roleos encadenados en formas sucesivas de eses, siempre jugando con las formas ondulantes y sinuosas, en esos juegos visuales de pro-gresión y contenido retroceso.

Esta artista utilizó el bordado de realce y los festones de canutillo; los hilos de oro, plata y seda; la pedrería semipreciosa, la de imitación, las perlas... Lentejuelas y deshilados, sobre tejidos suntuosos (rasos, sedas, terciopelos, tules), racionalizando el uso del bordado sobre el espacio a ornamentar, conjugando el bor-dado con el espacio del tejido: el horror al vacío, tan propio de otras escuelas artísticas, no es empleado por nuestra bordadora, que hará del uso equilibrado y contenido del bordado su personal forma de expresión artística, en una búsqueda constante de la be-lleza y la armonía del conjunto.

Por comentar sólo alguna de las vestimentas que salieran de su genio creador, comentaré en primer lugar el mantolín que, a modo de capa, porta la imagen de san Juan Evangelista, de la hermandad homónima radicada en la iglesia parroquial de “El Salvador”, rea-lizada sobre un espectacular y precioso terciopelo verde.

La imagen, obra singular de Luis Marco Pérez, fue encargada ex profeso por la hermandad en sustitución de la que perdiera du-

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rante los hechos ocurridos en la guerra civil española. De aquella primitiva imagen la hermandad sólo pudo conservar la túnica ori-ginal, magníficamente bordada en oro sobre terciopelo carmesí. Tras la ejecución de la obra de Marco Pérez, la hermandad reque-ría de un mantolín a juego con la túnica original, y en el encargo recayó en Encarnación Román, quien supo entender magnífica-mente el encargo, realizando un diseño acorde con el trabajo bor-dado de la túnica, pero introduciendo en él dos elementos propios de la hermandad comitente: su escudo, y el empleo del motivo floral de las palmas, enlazadas en cadena de ochos, como singular guiño a ese elemento vegetal tan característico y representativo de este paso procesional: la palma natural que esta imagen porta en su desfile. Y todo el bordado, realizado con gran belleza formal, dejando lucir la luz propia del tejido soporte (el terciopelo verde), y sin desentonar en ningún caso con el bordado de la túnica del santo evangelista. Los motivos vegetales, de gran tamaño y grosor, son una constante en las creaciones de nuestra bordadora.

En el año 1957 la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad “de san Agustín” encargó la confección de un manto procesional, sobre terciopelo negro, bordado por Encarnación, quien se em-pleó durante todo ese mismo año a su diseño y ejecución, y que considero una de las mejores obras salidas de su mano: aquí, el di-seño del bordado sí que cubre prácticamente toda la superficie, no de modo invasor ni abigarrado, sino por la profusión del bordado en todo el espacio, pero considerando lo ya dicho: lejos del horror al vacío y del abigarramiento excesivo. El ornamento bordado se divide en dos partes iguales a partir del eje central que parte de la espalda, desde la base del manto hasta la cabeza de la imagen. Este gran eje crece en pirámide desde la parte inferior, repartiéndose a ambos lados los grandes motivos vegetales bordados a realce con hilos dorados con detalles de pedrería. Por los bordes laterales, hasta alcanzar los sendos flancos de la venerada imagen de la Vir-gen, los motivos florales se van entrelazando en grandes ochos, con un estilizado sentido ascendente, de gran belleza y armonía.

En los trabajos bordados es habitual la utilización de hilos de oro y de plata, así como de seda, mezclados con perlas y pedrería (original o de imitación, siendo esto lo más habitual), todos ellos elementos tradicionales en este tipo de arte desde su herencia del Barroco, donde los diseños se desenvuelven en juegos ascendentes y de retroceso, con la proliferación de formas geométricas a partir del empleo de figuras vegetales y roleos, pero donde el terciopelo de fondo respira y resplandece junto con el dorado de la hiladura, en un todo homogéneo que conjuga belleza y armonía, equilibrio y sobriedad, clasicismo y barroco.

Encarnación Román dejó muchas creaciones realizadas para otras hermandades: Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (túnica pro-cesional de la imagen); María Santísima de la Esperanza (manto procesional, hoy en desuso, realizado entre los años 1972-1973); Nuestra Señora de la Soledad “del Puente” (manto procesional, vestido, ...), San Juan Evangelista, Nuestra Señora de la Soledad “de san Agustín”, Nuestra Señora de la Soledad del Santo Entierro, y otras muchas, por lo que sería convenien-te realizar ya un catálogo del conjunto de sus creaciones así como una recopilación de sus diseños, para garantizar la transmisión y conservación de su legado a las generaciones futuras, y por lo que de escuela pudiera servir para el bordado cofrade, religioso e institucional, en Cuenca.

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En mayo de 2008, Doña Encarnación Román Checa falleció; deja en nuestra Semana Santa y, en especial, en la Vble. Hdad. de Nuestra Señora de la Soledad (de San Agustín) un legado artístico y que es motivo de orgullo para todos los hermanos que veneramos a nuestra Madre.

Doña Encarnación ha bordado casi la totalidad de los enseres de la Hermandad (guión, estandartes, fal-dones, gualdrapas, bambalinas...) y, sobre todo, los ropajes bordados en oro que viste Nuestra Señora de la Soledad.

La Hermandad encargó el manto con el que procesiona en el año 1957 y sufragado con la aportación de un am-plísimo número de hermanos. Años después, Doña Encarnación le regaló una saya bordada tras sufrir un pro-blema de salud de considerable grave-dad. Son suyos también los otros dos mantos más pequeños con los que la Virgen viste en su capilla.

Ella también bordó y regaló uno de los pañuelos que la Virgen lleva entre las manos, blanco y con un co-razón bordado.

El mejor homenaje a

Por Aurora Garrote Armero. Camarera de Ntra. Sra. de la Soledad (de San Agustín)

Doña EncarnaciónY este año, Doña Encarnación participará en nuestra pro-

cesión de la mañana. Gracias a la colaboración de sus hijas, se ha realizado una composición con los dibujos que ella misma

realizó para bordar una saya para la Soledad de San Agustín.

Será una saya de terciopelo ne-gro bordada en oro fino, cuyo mo-tivo central está formado por un avemaría coronado, acotado entre diferentes motivos vegetales y flora-les en forma de óvalo; su confección correrá a cargo del Taller de Borda-do en oro San Julián de Cuenca. Es-tará sufragado por un grupo de her-manos y devotos de Nuestra Señora de la Soledad.

Es el mejor homenaje que po-dríamos hacer a una mujer que trabajó para engrandecer nuestra Semana Santa y que tanta devoción tuvo a Nuestra Señora de la Soledad (de San Agustín); esta madrugada del Viernes Santo será Doña En-carnación quien le coloque el man-to tras el primer golpe de horquilla después de la salida de la Iglesia de El Salvador.

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De la Misa de la Madrugada de Resurrección del Siglo II a la Misa de Banceros del Resucitado del Siglo XXI

Por Manuel Romanos Genzor (Sacerdote). Aragonés por nacimiento, Conquense por adopción

Desde siempre, la espiritualidad cristiana ha girado en torno al se-guimiento de Cristo, un seguimiento que hay que renovarlo y hacerlo crecer todos los años. Cada Cuaresma, cada Pascua, son diferentes, abiertos a nuevas esperanzas y a una vida siempre nueva, resucitada y glorificada. Pasos siempre nuevos en el camino que asciende hacia Cristo, punto omega de la creación, plenitud de toda criatura, gloria definitiva de la humanidad y del cosmos. Cristo Resucitado es el cen-tro y el fin de la Historia.

Por ello no es de extrañar que la Resurrección de Cristo ocupara el centro de la vida de fe desde los primeros tiempos de la Iglesia, así lo hace ver el apóstol en la carta a los cristianos de Corinto:

“Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó.Y si no resucitó Cristo, vacía es Durante los do nuestra predica-

ción, vacía también vuestra fe.Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atesti-

guado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan.

Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vues-

tros pecados.” (1ª Cor. 15, 13-17).Por ello, desde los mismos orígenes de la Iglesia, la única fiesta que

se celebraba era la Pascua semanal, que se celebraba el “Día del Señor” (La “dominica dies”, de ahí el “Domingo”), así aparece ya esta expre-sión por primera vez en el libro del Apocalipsis (Ap. 1, 10).

Esta situación se mantuvo durante los dos primeros siglos del Cristianismo: sólo existía para los cristianos una fiesta: la Pascua se-manal, celebrada cada domingo. De la Pascual semanal se pasó luego a la Pascua anual, para conmemorar de una forma más especial la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, que se celebraba el domingo que llamamos de Pascua. Desde finales del siglo II la Pascua anual es la fiesta más importante de la Iglesia. De hecho, hubo en ese siglo, con respecto a la Pascua, dos corrientes que originaron una tensa contro-

versia. La corriente oriental defendía que la Pascua debía celebrarse el Viernes Santo, al atardecer, con una eucaristía. La corriente occidental pensaba que había de festejarse en las primeras horas del domingo siguiente a ese viernes. A finales del mencionado siglo, por decisión del papa Víctor, se impuso la tradición romana, y empezó a celebrarse la Pascua el Domingo de Resurrección. El concilio de Nicea del año 325 determinó que ese domingo fuera el siguiente a la luna llena del equinocio de primavera (entre el 22 de marzo y el 25 de abril), en esta fecha la seguimos celebrando hoy: En la primera luna llena de la primavera.

Desde entonces, la celebración de la Pascua anual en toda la Iglesia fue ruptura del ayuno previo mediante la comida fraternal y eucarís-tica; memorial de la pasión, es decir, de la muerte y resurrección del Señor o del triunfo de Cristo sobre la muerte y su retorno al Padre; vigilia nocturna con la comunidad despierta, a la espera del retorno del Señor. La celebración culminaba, pues, con la eucaristía de la ma-drugada del domingo, a la que pronto precedió el bautismo de los catecúmenos adultos.

La razón de la importancia cristiana de la Pascua es obvia: la fe cristiana es fe en la muerte y resurrección del Señor, o Pascua de Cris-to; por consiguiente, el misterio pascual es el centro del cristianismo, de la Iglesia, de la acción pastoral y de la vida espiritual cristiana. Por estas razones decimos que el bautismo es sacramento de la fe o de la Pascua, y la eucaristía memorial pascual.

Por todo esto vemos que la Resurrección ocupa el lugar central en la espiritualidad y la liturgia de la Iglesia. Esto viene ratificado por la representación del misterio que suponen las procesiones, aunque, evidentemente, no es el tipo de procesiones que conocemos, pues no existían en los primeros tiempos, sí que sabemos por el testimonio de la peregrina Egeria que durante la octava pascual había procesio-nes todos los días desde la “Basílica mayor” a cada una de las Iglesias jerosolimitanas. Aquí tenemos el primer antecedente de la procesión del Encuentro.

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Sin embargo, con el correr del tiempo, la centralidad de la Piedad y de la liturgia pasará de la Resurrección a la Cruz: El pueblo se ha identificado y se identifica a su modo con el Crucificado, más que con el Resucitado, quizá porque su historia es una historia de sufrimientos. La teología pascual de la resurrección no le hace mella; intuye en lo profundo una teología de la cruz. Pacientemente ha aceptado la inter-pretación teológica de la resignación o de la oblación de Cristo como víctima inocente que paga el rescate por todos los pecados. El pueblo venera a Cristo como «varón de dolores» sufriente y moribundo, con el que se identifica a través del llanto, como pueblo de oprimidos y desheredados. Por esta razón es el Viernes Santo, no la Pascua, la fiesta cristiana popular por antonomasia. La muerte de Cristo es símbolo de todo sufrimiento, tanto del natural como del provocado. Muy en segundo plano queda la cruz como imagen del «Rey de la gloria» o del Cristo resucitado. En ese Dios desamparado y cercano, no en el Todo-poderoso distante, encuentra alivio el pueblo al buscar la cura de sus sufrimientos por medio de un sufrimiento divino: el dolor y la muerte de Cristo, expoliado y crucificado por hacerse hermano y amigo de publicanos deshonestos, mujeres de mala vida, leprosos y extranjeros que no respetaban las leyes judías.

Este desplazamiento se nota de forma notable en las proce-siones: Desde la ciudad mas significada en la Semana Santa al pueblo más pequeño las procesiones mas significativas son las del Viernes Santo y concretamente, lo que se ha venido a llamar “la madrugá”. Esto generó el abuso de vivir una Semana Santa de dolor y muerte sin ningún atisbo de Resurrección y vida.

A partir del Concilio Vaticano II, la Resurrección vuelve a ocupar la centralidad de la espiritualidad de la Iglesia, pero costará que esto cale en el pueblo. Después de 57 años en nuestra Cuenca los nazarenos del Resucitado han conseguido una procesión con peso es-pecífico propio en una ciudad donde impera la “madrugá” del Viernes Santo, han sido muchos años de trabajo, de entrega en una historia no siempre justa, que plasma perfectamente el libro de Julián Recuenco “y altercar día...RESUCITÓ”, editado por la Hermandad del Resucita-do con ocasión de los 50 años de la procesión.

Y fue en este 50 aniversario donde solté algo que me ron-daba en la cabeza hacía unos años. Yo veía los progresos de la pro-cesión, la ilusión de los nazarenos... pero notaba que faltaba algo,... Me preguntaba ¿Cómo podemos ir siguiendo al Resucitado si no nos hemos encontrado con Él? Indudablemente no me refería al encuentro representado en las imágenes... Entonces recordando aquella misa de

la madrugada de Resurrección que constituía el centro de las celebra-ciones pascuales cuando la Pascua se comienza a celebrar anualmente, propuse, primero a la Junta de Diputación y luego en Junta general celebrar una misa de banceros en San Andrés previa a la procesión, lo que fue aprobado por unanimidad. En principio no teníamos muchas esperanzas respecto a la asistencia y cuál no fue nuestra sorpresa cuan-do en la mañana de Resurrección vemos todos los banceros sin faltar uno mas nazarenos... etc., en total más de cien personas. Os puedo decir que con profunda emoción celebré aquella primera Eucaristía en aquella Iglesia que olía a sepulcro vacío, a lienzos plegados... Para salir a continuación a celebrar gozosos el Encuentro del Hijo con la Madre.

Pero aquella misa la había propuesto solo con ocasión del 50 aniversario por lo que mi sorpresa fue grande cuando en la siguiente junta general fue un hermano el que propuso que la misa se per-petuase año tras año, propuesta que aprobada por unanimidad. Allí pude ver la grandeza del espíritu nazareno, la importancia del encuentro sacramental con el Resucitado para poder escenificarlo luego, para poder vivir de verdad lo que representamos en nuestras queridas procesiones.

No me queda más que ponernos a todos bajo el Amparo de María en la mañana de Resurrección, recordando una anécdota simpática: Allá por los años 60, el encargado de quitar el velo a la Virgen era D. Emilio Sáiz Díaz y un año los banceros no se dieron cuenta de que todavía estaba don Emilio subido en las andas y comenzaron a bailar la imagen, el pobre d. Emilio ante tal susto se abrazó a la imagen de la Virgen para no caer. Esto me dio que pensar que precisamente eso es lo que estábamos celebrando allí en la alegría de la Resurrección en plaza de Cánovas, que María unida a Cristo resucitado es Amparo y protección para todos los hijos de Cuenca, para que cuando se tamba-leen nuestras seguridades sepamos abrazarnos a ella, Pilar firme de fe que nos hará resurgir a una vida nueva en Cristo resucitado.

Termino recordándoos a todos nazarenos banceros... etc. Que un año más la Semana Santa nos invita a vivir santamente; a ser instru-mentos de santidad en el mundo profanado por el pecado; y a santi-ficar lo que aún permanece alejado de Dios. Hoy y siempre podemos repetir: «Seamos santos, porque Dios es santo”.

Y, en relación a alguna de las estupideces que hay que aguantar en este mundo que a veces parece volverse loco, deciros que Dios existe y está vivo y presente en medio de nosotros en su Hijo Resucitado y, precisamente por ello, podemos vivir una vida en plenitud.

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Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo

SEMANA SANTA, tiempo de recogimiento, oración y conversión, a esto es a lo que nos debe llevar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, viviendo su Resurrección.

El cristiano debe estar en continua Semana Santa, tiempo de sacrificio y ayuno, aunque como dice el Profeta Isaías 58,6-8, el ayuno que quiere el Señor es este :

Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia,

cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estomago del indigente,

brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.

Quisiera, con toda la humildad de quién sólo con la Iluminación del Espíritu Santo y la ayuda primordial y determinante de Nuestra Madre la Virgen de la Luz, escribir para algunos Pasos de nuestra Semana Santa,

estos pequeños versos, que quisiera dar a conocer a todos los conquenses.

Por Antonio Carrasco

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AL PASO DE NUESTRO PADRE JESUS ORANDO EN EL HUERTO. (DE SAN ANTÓN) :

¡ Padre hágase tu voluntad !y con sudores de sangre y rodilla en tierra hincada

Jesús en Getsemani oraba,y hasta el Huerto de los Olivos temblaba

porque Cristo como Hombre, también lloraba ...

A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO VULGO DEL PUENTE:

Tarde del Jueves Santo,tarde apacible y serenaes la Cuenca Nazarena

la que espera impacientela salida del penitente.

Y al vislumbras la silueta por la puesta de la Luzaparece el Nazareno...

el Nazareno, del Puente.

AL SANTISIMO CRISTO DE LA AGONIA: ¡Madre ahí tienes a tu hijo!¡Hijo ahí tienes a tu Madre!

y Jesús antes de expirara Maria por Madre nos da.

A NUESTRA MADRE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS.

Virgen de las Angustiasen tu regazo llevas el dolory en tu cara el resplandorde ser la Madre de Dios. Cuenca entera te venera

y con gran júbilo y consternación,espera desde las monjillas

el día de Viernes Santotu salida en Procesión.

Cuando aparece tu silueta por la puesta del Convento

Cuenca, compungida y manteniendo el alientocontempla un año más

tu Imagen con Cristo muerto.

A JESUS AMARRADO A LA COLUMNA Pilatos se lava la manosel pueblo lo crucificaba,y Jesús sin decir palabra

amarrado es a la columna,y allí sin piedad alguna

sus verdugos lo azotaban.

A NUESTRA MADRE LA SOLEDAD DEL PUENTE

Madre de la Soledadcuan dolor hay en tu rostro

viendo a tu Hijo Jesúsante la muerte solo.

Entre la gente lo buscabasy con lagrimas veías

al que vino a salvar al mundo,que el mundo lo crucificaba.

A NUESTRA MADRE DE LAS ANGUSTIAS

Madre de las Angustiasen tu Ermita junto al Júcar

siempre nos estás esperando,y en procesión los conquenses

el día de Viernes Santo,a ella siempre vamospara rezar junto a Ti,

al Hijo que sin piedadde tus brazos arrancaron. Queremos orar contigoa Jesús Sacramentado,

ya que con su infinito AmorEl ya nos ha perdonado.

“Padre perdónales porque nosaben lo que hacen”.

A NUESTRA MADRE DE LA LUZ Eres la Madre entre todas las Madres

y así como tienes la gloriade ser la Madre de Dios

tienes la sencillezde ser la Madre de todos los hombres.

En el Puente está tu Ermitay en el Río tu bendiciónpor ello los conquenses

te rezamos con devoción.

A NUESTRO PADRE JESUS CON LA CAÑA

Jesús decía ser Reypero ellos no lo entendían,

y burlándose de Éllo coronaron de espinas,

y una caña en la mano por cetro real tenía. La Madre lo contemplaba

y perpleja se quedabacuando vio que a su Hijo Jesúscomo a un criminal lo trataban.

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El día 11 de septiembre de 2008 quedará marcado para la pos-teridad como una de las fechas más destacadas en la historia de la Semana Santa conquense.

Ese día, los y las componentes de la Junta de Diputación de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, al completo, tuvieron el honor ser recibidos por sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, en audiencia privada, formalizada en el despacho del alcalde de la ciudad. Hecho que se produjo durante la visita que Don Felipe y Doña Letizia realizaban a Cuenca para ser nombra-dos alcaldes de honor de la villa y recibir las Llaves de Oro de la misma y de esta forma estrechar más aún los intensos lazos que les unen a nuestra ciudad.

El evento consistió en un sencillo acto donde los Príncipes, tras ser recibidos en el centro de la estancia por el Presidente de la Junta de Cofradías -Don Jorge Sánchez-, que se encontraba acom-pañado por el Obispo de la Diócesis -Don José María Llanguas-, pasaron a saludar, uno por uno, a los integrantes de la Junta de Diputación. A su término, el Presidente de la máxima institución nazarena conquense agradeció la distinción con la que había sido honrada y obsequiada la entidad que él dirigía y entregó a Don Felipe y Doña Letizia la Medalla de Oro de la Junta de Cofradías de Cuenca. Galardón que se otorgaba por primera vez en la his-

La Junta de Cofradías entrega su Primera Medalla de Oro a SS.AA.RR. los

Príncipes de Asturiastoria de esta institución nazarena, y que no podía tener mejores destinatarios.

A continuación, el Vicepresidente de la Junta de Cofradías -Don Antonio Abarca- paso a hacer entrega de una réplica de los dibujos de Don Miguel Zapata había realizado para el Museo de la Semana Santa de Cuenca, así como una copia del audiovisual “Mirada Íntima”.

Fue entonces cuando Don Felipe, saltándose el protocolo pre-visto, tomó la palabra y dirigiéndose a todos los presentes en un tono coloquial, manifestó ser un buen conocedor de la Semana Santa conquense y sabía de la importancia que esta Celebración supone para la ciudad, aunque se lamentaba por no haber tenido la oportunidad de poder asistir en directo a ninguno de nuestros desfiles procesionales. Circunstancia que no descartaba poder rea-lizar en un futuro no lejano, ya que tanto la Princesa como él, tenían un especial interés en conocerla en directo. Momento que fue aprovechado por Doña Letizia para, de manera totalmente espontánea y afable, expresar que ella ya conocía en persona la Semana Santa de Cuenca: “Fue en el año 2000. Y me gustó mucho,... muchísimo y espero poder volver a venir en más ocasiones. Lo que pasa es que, aunque muchos me veríais, nadie reparó en mí porque todavía no era conocida”.

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Un breve y sencillo acto, pero a la vez intenso y emocionante. Testigos del mismo fueron el Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha -Don José María Barreda- y el Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca -Don Francisco Javier Pulido-.

Emoción, solemnidad y afecto fueron los sentimientos que nos invadieron a todos los que tuvimos la suerte de vivir y com-partir ese acontecimiento. Acontecimiento que esta Comisión Ejecutiva tuvo particular interés en que pudieran disfrutarlo to-dos los componentes de la Junta de Diputación. El hecho, por su

importancia y singularidad, así lo merecía. Todos juntos, como la gran familia que formamos: La Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca.

Para finalizar manifestar que todos los que estuvimos allí pre-sentes nos quedó la impresión de que la Semana Santa de Cuenca cuenta con unos nuevos y magníficos mensajeros que, a buen se-guro, no dejaran escapar la mínima oportunidad que tengan, para glosar lo que acontece en esta noble y sencilla ciudad castellana cuando celebra su Semana de Pasión.

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Aún hay por calles de Cuenca lágrimas de cera sobre el as-falto. Todavía, cuando por la noche atravesamos cualquier calle de las que son itinerario en nuestras procesiones, un eco imagi-nativo de tambores y cornetas acude a nosotros. Revivimos la reciente Muerte. Sí, en el espíritu del conquense, se conserva el incienso de la Pasión, acaso más que en ninguna otra ciudad, porque Cuenca es un Gólgota perpetuo, un escenario peren-ne donde se cambia de obra, pero no de decoración. Por estos días era inevitable tropezarnos con algo que los adultos suelen mirar con una sonrisa complacida y divertida: las procesiones infantiles, donde una pequeña figura en forma de santidad, se tiene a duras penas sobre unas toscas e inocentes andas de ma-dera -un cajón y dos palos-, a hombros de cuatro párvulos, que marchan solemnes al compás de cinco latas de sardinas. Esto, a mí, también me hace sonreír. Pero -no os asustéis porque es cier-to- me causa, al tiempo, un tímido res peto al ver el respeto de los niños. Fijaos en los cuatro que llevan los “banzos”. Sus ros-tros permanecen serios, absolutamente serios, hasta pateticos.

Por José Luis Coll. Ofensiva, 30 de Abril de 1957

Semana Santa InfantilArdan casi sin doblar las rodillas, como compases humanos. Diríase que intentan enseñar un modo de hacer las cosas bien. Lo airoso de estas “hermandades” es que no hay penitentes pa-sivos, de relleno. Esto es: nazarenos. Todos han de hacer algo: llevar las andas (cuatro), tocar el tambor(once), portar signos de distinción autoritaria (nueve), etc..., etc... Los veréis varios días todavía. Yo los imagino impacientes en la escuela por la tarde, deseosos de que el maestro se canse de decirles que cuatro por cuatro son veinte, para correr a su “parroquia” -la casa del que puso el santo- y andar por las calles de Cuenca con su juego más serio, su cajón y sus pa-los, su figurilla diminuta delante de la que hay un cabo de vela sustraído a cualquier cocina propia. Y marchar solemnes, erguidos, al compás de cinco latas de sardi-nas. Seguramente el Niño Jesús, le gustaría bajar a jugar con ellos... y tocar el tambor.

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José Adolfo Collada Muñoz (Fofo)In Memoriam

Amigo Fofo: nos dejaste una nubosa mañana de Abril del año pasado... Trato de recordar nuestras andanzas en la Semana Santa y se agolpan los recuerdos en mi cabeza. Tratan de salir todos de golpe y no sé muy bien como ordenarlos.

El primer recuerdo que me viene siempre, es vernos de turbos... muy jóvenes..., muy cansados..., pero sin ganas de que acabara. Ro-deados de turbos de solera, escuchando el silencio de los tambores para oír los clarines, sin que hiciera falta empujar para avanzar y respetando a esos mayores que sólo con decirnos que nos moviéra-mos era suficiente.

El siguiente recuerdo no puede ser otro que el de banceros; tra-bajando hombro con hombro, hemos compartido banzo más veces de las que puedo recordar...

La primera vez, en nuestra querida “Borriquilla”. A ti te gustaba sentir el duro banzo directamente en el hombro... sin almohadilla; era el primer día de la Semana y estábamos locos por empezar, pero cuando llegábamos a la curva del Escardillo, a “la borrica” parecía que le habían dado de comer y se “dejaba caer”. Era curioso, sola-mente es ese trozo, porque al llegar a las curvas de la Audiencia nos recuperábamos, para llegar a la Plaza Mayor eufóricos y con ganas de darle un merecido “baile”, -todo esto después de haber escuchado a D. Camilo en la bendición de Palmas en Los Oblatos-.

Tú cambiaste el banzo de “La Borrica” por el noble arte de di-rigir el paso como capataz de banceros. Al salir de la iglesia de San Andrés, esperábamos que sonara ese primer redoble de tambor que hiela la sangre en esa mañana de Domingo. Tú estabas nervioso, concentrado en esas primeras escaleras que teníamos que bajar, di-rigiéndonos con cuidado, no fuésemos a tropezar. Pero en cuanto tomábamos la primera curva del Peso con Solera, los nervios te ha-bían desaparecido y lo que se te escuchaba era que “bailáramos “mas despacio, que se “baila con el hombro no con los pies”. Sé mejor que nadie el gran amor que sentiste por esta Hermandad.

También fuimos banceros en “El Resucitado”, porque fuimos los de “La Borrica” los que refundamos la Hermandad, pero salimos pocos años ya que no gustábamos de ir con la cara destapada y rápidamente hubo gente suficiente para salir sin que se notara nuestra ausencia.

Tú me llevaste a San Juan Bautista, al igual que a muchos otros, donde también compartimos algún año banzo, los menos, porque fuiste capataz muy joven y por más de veinte años, además de haber sido Secretario, Vocal y Hermano Mayor en tres ocasiones.

Por Javier Viñuelas Torres

Igualmente, los nervios te afloraban antes de salir, como un buen actor que aunque haya representado la obra cientos de veces, tiene mariposas en el estomago antes de salir a escena. Pero como buen ac-tor, una vez ha empezado la función todo macha rodado. Tu obsesión siempre fueron las curvas, había que tomarlas perfectas, y como buen capataz tratabas de tener puntales de confianza que enderezaran sólo con mirarlos y hacerles un gesto. Las curvas de la calle del Peso eran tu pesadilla, especialmente la segunda. A pesar del interés que ponías y de las innumerables órdenes, raro era el año que no rompíamos alguna tulipa y es que, físicamente, el paso no entraba y teníamos que empujar las tulipas contra los balcones o la pared, hasta que se hizo el sistema de meter los grupos dentro de las andas unos centímetros.

Hay un recuerdo imborrable en mi memoria del año que fui Her-mano Mayor junto con nuestro común amigo Julián. Ese año tuvimos algún problemilla en la salida y en la Plaza Mayor, nada importante a fin de cuentas. Pero tú tenías un interés especial en que ese año todo funcionara mejor que nunca, por tus dos amigos, y realmente así fue. Al terminar la procesión en El Salvador, nos miramos, nos dimos un inmenso abrazo, y como diría nuestro amigo Julián, “con los ojos llenos de llanto” nos felicitamos por lo bien que había salido todo.

San Juan fue tu debilidad, tu Hermandad, tu devoción..., la qui-siste como a ninguna otra..., nunca te separaste del “borrego”.

Fuiste hermano de muchas Hermandades. Otra de tus pasiones fue “El Jesús de las seis”; compartimos banzo en el Jesús, casi siempre ayudándote con el tuyo, porque yo siempre fui mas bancero de “La Caída” ó de “La Verónica”, como siempre nos gusto llamarla. Y tam-bién ayudaste algunos años a Nazo como capataz de “La Verónica”.

Otro de los momentos que tengo grabados fue cuando mis hijos debutaron como banceros: Javier en “La Verónica” en un banzo mío y Pablo otro año en “El Jesús”, en un banzo tuyo; tú sentiste la misma emoción que yo como padre. Como no tuviste hijos, dijimos que los míos serían nuestro relevo natural como banceros.

No sé si en el cielo habrá Semana Santa, pero si la hay seguro que tú estás de capataz. Y si es así, guárdame un puesto de bancero para cuando llegue.

Gracias Fofo por haber sido mi amigo. Pocas personas han tenido esa enorme suerte y yo he sido uno de los privilegiados. Espero haber estado a tu altura.

Adiós amigo... adiós hermano... adiós nazareno. Hasta siempre.

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Breve reseña histórica de la Vble. Hdad. de la Amargura con San Juan Apostol de Cuenca

El periódico “Las Noticias” de Cuenca, en su número 25 de 19 de Abril de 1905, recoge como el Excmo. Sr. Don José Cobo ad-quiere una preciosa imagen representando a San Juan, “adquirida expresamente por dicho señor para que figure en la nueva proce-sión titulada de “El Silencio”, que ha de verificarse esta noche.

Posteriormente el también periódico de Cuenca “El Progreso Conquense” en su número 4.372 de 11 de Abril de 1906, recoge la siguiente noticia:

“Don José Cobo, Senador por la provincia, ha regalado un magnifico candelabro, con destino al grupo de San Juan y la Vir-gen, que forma en la Procesión del Silencio, compuesto de vein-tiuna lámparas con tulipas y de un sencillo estilo”.

De ambas noticias se deduce que el “Paso”, solamente con la imagen de San Juan, ya desfiló en la procesión del Miércoles Santo de 1905, por otra parte, año de la creación de dicha Procesión; y posteriormente en la Semana Santa de 1906, se incorporó la Vir-gen, con lo que quedó completado el actual “Paso”.

En el año 1909, según consta en documentación que obra en poder de la Hermandad, y concretamente un programa de la Semana Santa de dicho año, aparece entre las distintas herman-dades que componen la Procesión del Silencio, la VENERABLE HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA AMARGURA CON SAN JUAN APÓSTOL.

También en el año 1909, según se desprende del número 799 de “El Correo Católico” de 10 de Abril, que dice: “hemos admi-rado las artísticas andas, con las que ha desfilado el grupo de San Juan y la Virgen, donadas por la virtuosa señora Doña Anselma Lledó, viuda de Espinosa”.

Por la V.H. de Nra. Sra. de la Amargura con San Juan Apóstol

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Hasta el año 1928 no queda constituida la Hermandad pro-piamente dicha, ya que hasta entonces se nos nombraba como “grupo” y no disponíamos de uniforme.

El Día de Cuenca, en su número del 16 de marzo de 1928, comunica a sus lectores, que” se ha constituido una nueva her-mandad de San Juan y la Soledad, de la procesión del Silencio. To-dos los cofrades que quieran inscribirse en ella, lo harán por sólo el pago de entrada de dos pesetas. La túnica será morada, capuz encarnado con una cruz verde sobre el pecho. El primer cofrade inscrito es el Excmo. Sr. Don José Cobo.”

El mismo diario en su número del día siguiente, 17 de marzo, publica que “Por la concordia establecida por las Hermandades que constituyen la procesión del Silencio del Miércoles Santo, se ha acordado, que los de la nueva cofradía de San Juan y la Soledad, vistan túnica azul, cinturón encarnado y capuz blanco.

El número 610 del diario “El Centro” de 4 de Abril de 1928, informa del uniforme definitivo que a partir de ese año y hasta el día de hoy lucirá la Hermandad.

En la Semana Santa de 1929, según consta en el número 46 de “La Opinión” de 21 de abril la Hermandad estrena “ unas ricas andas de plata, costeadas por algunos devotos”, y en el número 2224 de El Día de Cuenca, se publica:”Anoche tuvimos el gus-to de admirar unas artísticas andas de plata que, donadas por el Excmo. Sr. Don José Cobo para el paso de San Juan y la Virgen, se hallan expuestas en el comercio del industrial de esta plaza D. Calixto Benedicto.

El público en crecido número se congregó frente a la puerta del comercio elogiando tanto la obra artística como el generoso gesto del donante.”

Según noticias periodísticas de la época, sabemos que la Her-mandad en 1929, contaba con ciento veinte cofrades.

El periódico “La Voz de Cuenca”, en su número 405 de 21 de abril de 1930, recoge como “San Juan y la Virgen” lució un magnifico palio de plata meneses de traza gótica, donado por Don José Cobo.

Posteriormente, durante la Guerra Civil Española, fueron destruidas las imágenes, así como todos los enseres, incluidas las andas, y la totalidad de la documentación de que disponía la Her-mandad.

Transcurrida la Guerra Civil, en el año 1942, se incorpora nuevamente al desfile procesional con las actuales tallas, obra del laureado escultor conquense Don Luís Marco Pérez.

El capítulo General Extraordinario de la Hermandad de 3 de septiembre de 1950, da por constituida la “REAL, ILUSTRE Y VENERABLE COFRADIIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA AMARGURA Y DE NUESTRA SANTISIMA MADRE DE LAS ANGUSTIAS”.

El día 10 de abril de 1954, se da por extinguida la unión con la Hermandad de Nuestra Señora de Las Angustias, celebrando el día 26 de mayo de 1955 su primera junta, tras la separación, apro-bándose nuevas constituciones.

Desde esa fecha, año 1955, y hasta la década de los setenta, la Hermandad pasa, al igual que la mayoría de las hermandades de la Semana Santa de Cuenca, dados los escasos recursos económicos de los que se disponía, por una etapa bastante precaria en todos los sentidos.

A partir de los años ochenta y con la incorporación de la mujer a los desfiles procesionales, se inicia una etapa de auge y esplendor, desembocando en la actual Semana Santa de Cuenca declarada de Interés Turístico Internacional.

La principal característica de esta Hermandad, es la seriedad...

En el año 1983, la Asociación “Amigos de la Semana Santa de Cuenca”, le otorga el premio a la mejor hermandad de ese año.

En el año 1990 fue la Asociación “Don Cubata”, quien le otor-ga el mismo galardón.

En los años 1993 y 2006, fueron los propios conquenses quie-nes por votación popular promovida por el periódico local “El Día de Cuenca”, la distinguieron igualmente como mejor Her-mandad del año.

En el año 2008, es la Asociación “Hoces Nazarenas” quien la distingue como mejor Hermandad del año.

Como anécdota, reseñar que el insigne poeta granadino Fede-rico García Lorca, durante su estancia en Cuenca en el año 1932, acompañó a nuestro “Paso”, durante la procesión de ese año, “ con la boina en una mano y un cirio en la otra” dedicándole un poema a la Virgen, que obra en el archivo de la Hermandad.

Así se desprende del libro “EN ESPAÑA CON FEDERICO GARCIA LORCA” (Páginas de un Diario Íntimo, 1928-1936) del diplomático chileno Carlos Morla Lynch, editado en Méjico en 1952.

Con fecha de 22 de Diciembre de 2.004, la Hermandad se dirige a la Casa Real, al objeto de solicitar para la misma el título de “Real”, aportando al efecto un extenso dossier y abundante documentación.

En Junta de Diputación celebrada el día 25 de Enero de 2.005, se tomó por unanimidad de todos sus miembros, el acuerdo de nombrar Camarera de Honor de la Hermandad a S.A.R. Doña Letizia Ortiz Rocasolano, Princesa de Asturias.

Después de abundante correspondencia entre la Casa Real y la Hermandad, mediante carta fechada en el Palacio de la Zarzuela el día 31 de Mayo de 2.005, se nos comunicó que S.A.R. la Princesa de Asturias, había aceptado el cargo de Camarera de Honor, para el que fue propuesta, adjuntando la correspondiente credencial.

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Días 19 de Febrero a 29 de Marzo, ambos inclusive, exposición monográfica de la Hermandad en la Sala de Exposiciones del Museo de la Semana Santa de Cuenca (Calle Andrés de Cabrera 13).

Día 20 de Febrero y en el transcurso de la Junta General Or-dinaria a celebrar ese día, homenaje a los diez hermanos más an-tiguos de la Hermandad (cinco hermanos y cinco hermanas) con entrega a los mismos de un recuerdo conmemorativo del Cente-nario

Días 5 y 6 de Marzo, en la Sala “Guerra Campos” del Museo de la Semana Santa de Cuenca, a las 20,00 horas, sendas confe-rencias a cargo de Don Julián Recuenco Pérez y El Excmo y Rvdo. Sr. Obispo de la Diócesis (éste por confirmar), sobre “Iconografía de San Juan y la Virgen” y “La Sagrada Conversación en el Cami-no de la Amargura”.

Días 11, 12 y 13 de Marzo a la 19,00 horas en la Parroquia del El Salvador, solemne Triduo en honor de las Sagradas Imágenes, a cargo del Ilmo. Sr. Don Santos Sáiz Gómez, Presidente del Ca-bildo Catedralicio, Deán de la S.I.C.B. de Cuenca y Consiliario de la Hermandad.

Durante estas celebraciones habrá diversas actuaciones musicales.

El día 13 de Marzo, y al final del Triduo de ese día (aproxi-madamente a las 20,00 horas), Procesión con las Sagradas Imá-genes desde la Parroquia de El Salvador hasta la Catedral, donde pernoctará el Paso.

Durante el recorrido, el Paso irá escoltado por la Guardia Civil.

La citada procesión estará presidida por el Ilmo.. Sr. Don San-tos Sáiz Gómez y varios sacerdotes más, contará con la asistencia de autoridades civiles y militares, Junta de Cofradías y Hermanda-des con guiones y cetros.

Día 14 de Marzo a las 12,00 horas, Misa Solemne en la Ca-tedral, oficiada por el Sr. Obispo de la Diócesis, y concelebrada entre otros por el Presidente del Cabildo Catedralicio citado y varios Sacerdotes más, todos ellos hermanos de la Hermandad, con actuación musical a cargo del Coro de la Catedral.

Día 27 de Marzo, en la Parroquia de San Esteban, y al finali-zar la última misa de esa tarde, y dentro del Concierto de Semana Santa que anualmente celebra la Hermandad de Jesús Orando en el Huerto (de San Esteban), estreno de la Marcha Procesional que con motivo del Centenario, han compuesto para nuestra Her-mandad los músicos y compositores conquenses Don Sergio-Jesús Mateo Salmerón y Don Oscar Contreras Lorente

Actos a celebrar por la Hermandad con motivo de su Centenario (1909-2009), bajo la Presidencia de Honor de S.A.R. la Princesa de Asturias

y la bendición apostólica de S.S. Benedicto XVI

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Escolanía de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín

La responsabilidad que una Hermandad debe guardar respec-to a sus hermanos más jóvenes es, en la Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín, la necesidad de hacerlos partícipes activos en el mester que motiva la devoción a nuestra Madre.

La Escolanía de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín es fundada en octubre del año 2005 tras la propuesta del hermano y representante ante la Junta de Cofradías Antonio F. López Ga-rrido en Junta de Diputación, intentando recobrar la aportación de los más jóvenes tuvieron, a nivel musical, en la Semana Santa de nuestra ciudad. La creación de una escolanía o coral de niños era un proyecto interesante para llevar a cabo en la Hermandad y se iniciaron las pruebas de selección de niños entre aquéllos que así lo deseasen, siendo hermanos.

RECUPERAR UNA CORAL DE NIÑOS

Fue la Masa Coral que dirigía D. Miguel Martínez Millán, entre los que se encontraban ya jóvenes hermanos de la Soledad

Por María Aurora Garrote Armero

de San Agustín, unas de las primeras corales en involucrarse en la Semana Santa, cantando el Miserere en los recorridos procesio-nales; después, aquél que el joven maestro de música D. Ramón Valiente Álvaro dirigía, preparado por D. Fortunato Sáiz de la Iglesia (al que tanto debe la Semana Santa de Cuenca) con los niños y jóvenes pertenecientes en su mayoría al grupo de Scouts “Tormo 207” en los años setenta o el coro de voces blancas, junto con cantores adultos, con su director D. Alberto Vera a partir del año 73, acompañando también en los desfiles y en otros actos litúrgicos; allí también había hermanos de la Soledad.

Y en el inicio del siglo XXI, surge la Escolanía buscando re-cuperar esa implicación. Se comienzan los ensayos en la sede de la Hermandad, en la Capilla de la Esperanza, la Esperancilla (que en tiempo atrás ocupara el hospital de peregrinos de Ntra. Señora de Todos los Santos) para, poco a poco, participar en diferentes liturgias.

Surge la Escolanía para fomentar el estudio e interpretación del canto coral en los hermanos más jóvenes de nuestra Herman-

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Sonido de júbilo

¿Qué quiere decir cantar con júbilo? Darse cuenta de que no podemos expresar con palabras lo que siente el corazón. (...)Es tan grande la alegría que nos invade que, al no poder expresarla con palabras,

prescindimos de ellas y acabamos en un simple sonido de júbilo.San Agustín. Comentarios a los Salmos. Salmo 32

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dad, formando a sus integrantes en la educación musical, en la uti-lización de la voz cantada, en la interpretación de la música coral, teniendo como colaboradores a músicos y cantantes profesionales que incentiven y motiven su aprendizaje. Serán composiciones cultas religiosas (aunque también tendrán cabida las profanas) de diferentes autores de la historia de la Música que la Escolanía in-terpretará en actos diversos y principalmente, en liturgias.

Así, han acompañado la Función y besamanos de la Virgen de la Soledad y de El Encuentro de Jesús con su Madre, celebraciones eucarísticas de la Parroquia de El Salvador en días de precepto (domingos, Navidad, Santa María) y en los cultos de otras her-mandades de nuestra Semana Santa.

Serán, en la actualidad, más de una treintena de niños con edades comprendidas entre los 6 y 14 años los que formen la Esco-lanía de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín, que unen sus voces, por amor a la música, ampliando su formación cultural y dedicando su tiempo a una afición que es didáctica y deleitable para ellos y para todos.

Poco a poco, la Escolanía se ha hecho un hueco en la vida social, cultural y creyente de la ciudad. En el seno de la Junta de Diputación comienza a considerarse la posibilidad de emprender otras actividades musicales relacionadas con el carácter religioso de la Hermandad, pero que se desligasen del acto litúrgico, para ampliar el alcance de la Escolanía.

ENCUENTRO DE MÚSICA SACRA ‘SOLEDAD DE SAN AGUSTÍN’

Aparecen, en este contexto, actuaciones diversas, como el re-cital en homenaje a los hermanos más antiguos de la Hermandad, la participación en el Concierto por el Año Santo de San Julián o los Conciertos de Navidad (de carácter benéfico; durante estas úl-timas fiestas navideñas en el Hospital de Santiago, se recaudaron fondos para regalos a sus residentes); pero, sin lugar a duda, fue el I Encuentro de Música Sacra ‘Soledad de San Agustín’ en marzo del año 2008, tras el besamanos a la nuestra Imagen Titular (que en riguroso luto presidió el acto), el reto más reconfortante que la Escolanía se pudo marcar. Dirigidos por Antonio López Garrido

y con colaboración de Carlos Lozano López, interpretaron obras de Mozart y Leo Delibes, y el motete Oh, Soledad (que se canta en la Herrería de la Puerta Valencia en la madrugada del Viernes Santo) junto con el Coro del Conservatorio, el Coro de la Cate-dral de Cuenca y la Capilla de El Salvador y Santiago que también participaron en el Encuentro, entonando como obra final todos los coros unidos en torno a Nuestra Madre de la Soledad el Stabat Mater de Giussepe Tartini.

Este año tendrá lugar el II Encuentro de Música Sacra ‘Sole-dad de San Agustín’ (Iglesia Parroquial de El Salvador, sábado 21 de marzo de 2009, 20 h.), en el que la Escolanía participará bajo la dirección de Carlos Lozano López, con la interpretación del Réquiem en Re menor, Op. 48 de Gabriel Fauré; es una de las más populares misas de réquiem. Considerada como una de las más hermosas, es interpretada habitualmente por coro y orquesta y se montará la versión original del compositor.

Y será también este año en un acto nazareno su puesta de largo en nuestra Semana Santa, ya que la Escolanía participará en la Iglesia de San Miguel en la tarde-noche del Viernes de Dolores antes de que se oigan las palabras que pregonarán nuestra fiesta con la interpretación de diversas composiciones de música sacra culta francesa, principalmente.

Cada actuación tiene y tendrá su hueco en las nuevas tecno-logías de la información en el blog creado para dar a conocer a la Escolanía ‘Ntra. Sra. de la Soledad de San Agustín’ (http://escola-niasoledadsanagustin.blogspot.com/) que, en definitiva, es dar a conocer a nuestra Hermandad y nuestra Semana Santa.

AMOR A LA MÚSICA, AMOR A LA MADRE

Y es la música la mejor oración, la que transforma las palabras en un sonido de júbilo, tal y como describe San Agustín la acción de cantar. Música que permite a unos jóvenes hermanos de la Sole-dad ser parte imperante en la vida de la Hermandad y es ésta quien busca en ellos el futuro más cercano del vínculo que implica ser hijos de María en su Soledad. Porque el amor a la música es amor a la Madre; y sus voces, sonido de júbilo.

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Pregón Juvenil de la Vble. Hdad. Ntra. Sra. de la Soledad del Puente

Cuenca es serrana y encantada. Es primavera, está amaneciendo de color azul frío y limpio, se cambia a anaranjado al atardecer, y en la noche oscura, el cielo se llena de estrellas con formas divertidas que poco a poco desaparecen y dejan paso a un nuevo amanecer.

El Huécar llega al Júcar, aquí, en San Antón, los chopos han creci-do y parece que se elevan con orgullo para acariciar el cielo.

Cuenca se conmueve en la Semana de Pasión, que comienza con el Hosanna, cuando Jesús entra en Jerusalén a lomos de una borriquilla y junto a su Madre, van subiendo por las estrechas y empinadas calles de la ciudad.

San Juan y Ma Magdalena también iban con él, y la Madre llena de Esperanza de que no se cumpla lo anunciado, y a la vez lo inevitable, continúan subiendo acompañados de incienso y cera.

Jesús estaba orando en el Huerto de los Olivos cuando sus amigos se durmieron. Pedro lo negó y Judas lo vendió con un beso; sin embar-go, San Juan siempre estuvo a su lado.

San Juan con la Madre con mucha Amargura, hablando estuvo de lo que a su hijo le iba a suceder.

Le amarraron a la columna, le pusieron capa y caña, y le coronaron con espinas en la tarde de Jueves Santo. También llevaba a hombros la cruz donde más tarde le crucificarían, con el lema de I.N.R.I. , Jesús Nazareno Rey de los Judíos.

Su Madre se quedó sola, con el dolor de la pasión y muerte de su hijo, como cuando a un niño le quitas su juguete más preciado; se siente solo.

Pero la Soledad no está sola, los conquenses la acompañamos con túnica y capuz; con las horquillas se ayudan los banceros y parece que la mecen con un suave y tranquilo balanceo que el palio casi no percibe.

Todas las calles están llenas de gente en silencio que respeta el dolor y Soledad de la Madre con corona y corazón de oro y lágrimas de cristal.

El camino es largo, la cruz pesa y se va clavando cada vez más en el hombro. El Cirineo le ayuda con la cruz, la Verónica le limpia el sudor y la sangre de la cara aliviándole el sufrimiento. Cuando anochece los pasos vuelven a su ermita, ya con las tulipas encendidas y en perfecto orden.

En la iglesia de San Felipe Neri, a Jesús le cantan el Miserere, y, a su Madre, el Stabat Mater.

Bombardinos, flautas, clarinetes, saxofones, tambores... todos de-jan sus bellas notas en el aire en armonía.

Alguna que otra lágrima se derrama cuando nuestra Soledad del Puente entra de espaldas a la iglesia de San Antón acompañada del himno nacional, donde espera durante un año a que sus nazarenos la acompañen en esos momentos de dolor.

Por Clara María Urango Mozo

Se oye un murmullo, la noche calla

Tambores y clarines amanecen desde muy temprano. Todos acom-pañan a Jesús hasta el Calvario. Ya es Viernes Santo. Los romanos lo crucificaron. Jesús con su último aliento dijo: “Padre, perdónalos por-que no saben lo que hacen”. Abajo, a los pies de la cruz estaban San Juan y Ma Magdalena. Cuando lo descienden, lo dejan en manos de su Madre. La Madre con su Hijo muerto en sus brazos: Angustia.

La Cruz quedó desnuda, a Jesús Yacente lo llevaron al sepulcro en-vuelto en un sudario y la Madre al pie de la cruz rezando en Soledad.

Al tercer día Jesús resucitó y con su madre se encontró. Los con-quenses muy contentos y emocionados de este encuentro, palomas blancas lanzamos al cielo.

Se oye un murmullo,la noche calla,

es el agua del río Júcarque tu iglesia baña.

Al lado hay chopos,todos bien callados,

para que tu sueño no desvelenni estropeen tu descanso.

Tu corazón está herido,con siete espadas ¡Qué dolor!

Toda Cuenca te quierey te acompaña con fervor.

Desde el puente te observamos,¡qué alegría, no hay tormento!

acompañas a tu Hijo,hasta el último momento.

Jueves Santo, es mediodía,todo está preparado,

sale el sol radiantepara iluminar tus mejillas.

Su color el morado,el tuyo, el negro,

todos te acompañamoscomo Tú al madero.

Coronada con oro,manto de terciopelo,

en las manos rosario y pañuelovelas y flores blancas,

tus hijos, los banceros, te llevan con anhelo.

Bajo palio, en el puente,sin tu Hijo estás sola...

Soledad, eres la más hermosa.

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Una antiquísima institución conquense en permanente evolución

Consciente y orgullosa de sus raíces, que se remontan al siglo XVI, centuria en la que habría sido fundado el Cabildo de la Vera Cruz, de la que es directísima heredera, la Archicofradía de Paz y Caridad mira al futuro con decidida voluntad de no sólo conser-var sino acrecentar el legado recibido de nuestros mayores, en la convicción de que no es posible la pervivencia sin evolución, sin adaptarse a los tiempos manteniendo la esencia inalterada.

Dos son las principales y piadosas funciones que el antaño Cabildo, hoy Archicofradía, han prestado a la sociedad e Igle-sia de Cuenca. El primero, asistir material y espiritualmente a los condenados a la pena de muerte en sus últimos días, y dar-les cristiana sepultura. Merece esto una reflexión, pues nuestra institución se dedicó a practicar la caridad, ese mandato que se sitúa en el centro del mensaje de Cristo, con los delincuen-

Archicofradía de Paz y Caridad

tes, aquellos que por causa de sus crímenes, horrendos en la mayoría de los casos, eran repudiados por toda la sociedad y ejecutados en castigo a su conducta. Abolida la pena capital en nuestra nación, ese papel de la Archicofradía ha quedado ya en los archivos y libros de Historia.

En segundo lugar, el Cabildo creó para Cuenca la procesión que aún hoy, ya Archicofradía, pone en la calle en la tarde de Jueves Santo. Es la manifestación pública de fe que constituye la principal razón de ser de la institución, junto con el culto en la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz que tributa al Santísimo Cristo de las Misericordias, su titular, llegado al templo ma-riano a principios del siglo XIX tras la ruina de su primigenio solar de San Roque, acompañado de las Hermandades con las que formaba entonces la procesión.

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Muchos han sido los cambios que la Archicofradía ha expe-rimentado a lo largo de su dilatada historia, realizados siempre con la intención de mejorar y adaptarse al entorno social y religioso con el que le ha ido tocando convivir, renunciando a anclarse en el romanticismo de lo inmutable, en un ejercicio de generosidad para con las generaciones que nos tendrán que suceder.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido hace apenas tres años, cuando nuestra institución tomó la iniciativa y ejecutó el cam-bio de sentido en el que se realiza la procesión de Paz y Caridad, después de un siglo ascendiendo por la calle Palafox hasta la Plaza Mayor y retornando a San Antón por Alonso de Ojeda y Carretería. Por encima de la memoria y de los recuerdos y que-rencias individuales, comunes a todos los nazarenos de la tarde de Jueves Santo, se puso el mejor cumplimiento de los fines de nuestra expresión pública de fe, y el legado de algo mejor que lo que hasta ahora teníamos a los que vendrán después.

Y 2008 ha sido un año en el que hemos seguido avanzando en nuestra callada y constante evolución, pues una vez supera-da la profunda tristeza de la agresión que sufrió la Imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias, se han redactado nuevos estatutos para el régimen y gobierno de la Archicofradía, que fueron aprobados por Decreto Episcopal de 28 de junio pasa-do, y que traen importantes novedades en algunos aspectos.

Así, se ha creado un órgano colegiado que hasta ahora no existía en nuestro seno, que es la Comisión Ejecutiva, formada por un miembro de cada una de las siete hermandades que componen la Archicofradía, a la cabeza de la cual se sitúa el presidente. También se ha reducido el número de miembros de la Junta de Diputación y de la Junta General de la institución, para flexibilizar y hacer más operativo su funcionamiento.

Hay que destacar asimismo que los estatutos elevan a norma lo que ya venía siendo una realidad, el derecho de nuestras her-manas a ser banceras del Santísimo Cristo de las Misericordias.

La entrada en vigor del nuevo texto regulador ha traído consigo la exigencia de renovar todos los puestos y cargos, es-trenando Comisión Ejecutiva con D. Julio Millas Romero al frente, como presidente de la Archicofradía.También en este año hemos querido realizar otro cambio con la preceptiva aprobación de la Junta de Cofradías, que responde a la volun-tad de la mayoría de nuestras hermandades, retomando el can-to del Miserere a nuestras Sagradas Imágenes a la bajada de la procesión.

Y es que en la noche, cuando el alma penitente queda sola ante el dolor de nuestro Señor, de nuestra Señora, el canto del pueblo que pide misericordia a su Dios resuena si cabe más rotundo, asciende vertical hacia lo alto donde Él nos espera siempre, y nos devuelve perdón y nuevos sueños.

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Nueva exposición al cultoLa Venerable Hermandad de Jesús orando en el Huerto de la

parroquia de san Esteban, cumple este año un anhelado deseo, pendiente de cumplir desde que, en el año 1936, fuera destruido el retablo que alojaba sus antiguas imágenes y que, según rezan los comentarios de la época, resultaba de singular belleza: recu-perar para el paso un sitio decoroso donde ser expuesto al culto público, como es natural en una imagen religiosa de Semana Santa de tanta veneración como calidad artística.

El templo actual se construyó a finales de los años sesenta, siendo inaugurado a principios de los setenta. Hasta su traslado definitivo al mismo, el paso se encontraba en el antiguo cuartel del Regimiento Provincial, hoy edificio ‘Vergel’, donde provisio-nalmente se instaló la parroquia. Una vez se traslada el paso a la nueva iglesia, éste se ubicó en el lugar que actualmente ocupa El Descendimiento, paso que, por entonces, se alojaba en la antigua iglesia de san Andrés. Tras la retirada de la pila bautismal que lo ocupaba, el conjunto escultórico de El Huerto pasó a ocupar el lugar en el que a día de hoy podemos seguir admirándolo.

A lo largo de este año han sido numerosas las reuniones mantenidas con el párroco y la Comisión Diocesana de Arte Sa-cro para embellecer el espacio en que se encuentra emplazado el grupo imaginero que nos ocupa, obra del genial Luis Marco Pérez, con miras a exponerlo de la mejor manera posible, y sin distorsionar la estética propia del resto del templo, pretendiendo crear un ambiente que representara, simbolizándolo, el contexto en el que se desarrollara el episodio evangélico de la agonía de Nuestro Señor Jesucristo momentos antes de ser traidicionado y entregado a su destino en el Huerto de los Olivos. El con-junto escultórico ya representa el instante y dramatismo de ese momento de la Pasión y lo que ahora se ha pretendido ha sido recrear las sensaciones de esa noche, a través de varias mejoras que incluyen: la colocación de vidriera de hormigón en el vano existente, así como realzar el grupo escultórico sobre una gran peana que simula una gran roca compuesta de paneles decora-tivos confeccionados en resinas sintéticas de textura broncínea. Todo se ha completado con el oportuno estudio para combinar juegos de luces artificiales con las que entraran de la vidriera para intensificar la sensación evocadora de la noche de Getsemaní. La retirada de la verja que dificultaba la contemplación sin obstácu-los visuales de las imágenes, ha supuesto el mejor colofón a las mejoras acometidas.

Diseño de la vidriera. En el espacio dónde se abría un peque-ño ventanal, condenado desde la edificación de esta iglesia, se ha colocado una sencilla y cuidada vidriera. Sus dimensiones son de 1,74 m. por 1,49 m. Los vidrios, soplados, son de estimable gro-sor y se encuentran montados sobre hormigón armado, al estilo del soberbio conjunto de vitrales que adornan el resto del tem-plo, obra del talento cordobés de Rafael Hidalgo de Caviedes, uno de los mejores exponentes del brutalismo tan característico del último tercio del pasado siglo. Los tonos elegidos han resul-tado los más característicos de nuestra hermandad: morados y blancos, salpicados de pigmentos azulados, amarillos y negros.

Grupo escultórico de Jesús Orando en el Huerto

Sobre idea primigenia de la hermandad, ha sido diseñada y elaborada por Juan José Ronco, en su taller artístico “Cervi” de Humanes de Madrid. En ella, se representa la noche estrellada sobre la que destaca la luna llena del Nissan judío. Como en toda vidriera, dependiendo del momento del día, la luz filtrada ofrece las más variadas gamas de tonos y colores que embelle-cen con sus distintos matices el grupo escultórico que la recibe. Este autor, es, igualmente, el autor de los vitrales de la techumbre de la parroquia de San Julián del barrio Fuen-te del Oro de la capital conquense.

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El retablo neobarroco de María Santísima de la EsperanzaUno de los acontecimientos que, a nivel patrimonial, debe

recordarse durante este año por su importancia dentro del mun-do de las Hermandades de Semana Santa, hay que buscarlo en la inauguración de la nueva capilla que la Venerable Hermandad de María Santísima de la Esperanza, ha dedicado a su Sagrada Imagen mariana bajo el coro de la Iglesia Conventual de las RR. MM. Justinianas (Petras). El 18 de diciembre, y coincidiendo con la festividad litúrgica de Ntra. Señora de la Esperanza, el Sr. Obispo de la Diócesis, Monseñor Yangüas Sanz, bendecía el recinto sacro antes de dar comienzo la celebración eucarística dedicada a la Stma. Virgen. La Sagrada Imagen ocupaba su de-finitivo espacio de culto diario, cuidadamente vestida y ornada para la ocasión.

La capilla para el culto a María Santísima de la Esperanza, originariamente dedicada a San Antonio de Padua, fue cedida para este menester por la Comunidad de RR. MM. Justinia-nas del Monasterio de San Pedro, allá por el año 1986. Desde la fundación de la Hermandad y su inicial erección canónica en la Parroquia de El Salvador, de la que dependía el Oratorio de Ntra. Señora de la Esperanza, la Stma. Virgen había sido ubicada en 1951 “en su primer altar, a la izquierda del Mayor” de la mencio-nada, recoleta e histórica ermita, de la que, además, se incorpo-raba al desfile procesional del Perdón en la tarde noche del Mar-tes Santo durante la celebración de la Semana Santa. Pero serios daños estructurales en el citado inmueble religioso, hacen que la Hermandad traslade su sede al lugar que ocupa actualmente.

LA IGLESIA Y EL CONVENTO

El monasterio de San Lorenzo Justiniano, puesto bajo la ad-vocación de San Pedro Apóstol fue fundado, en los albores del siglo XVI, por Alfonso Ruiz, canónigo de la Catedral conquen-se, siendo creado y aprobado canónicamente en el tercer año del pontificado del Papa León X (1513 – 1521). Dentro de la nómina de clausura consta el nombre de Juana y Aldonza de Arnedo como primeras fundadoras de la Comunidad conventual.

El convento y sus distintas dependencias, incluido el templo que ha llegado hasta nosotros, es obra doscientos años posterior. Aunque la fundación date del siglo XVI, la fábrica del monas-terio petrino sufrió numerosas reformas y restauraciones que culminan en el siglo XVIII cuando la comunidad de religiosas deciden levantar una nueva iglesia, para lo que contaron con la oportuna ayuda de José de Nebra, organista en la Capilla Real de Madrid y que anteriormente lo fue de la Catedral conquense. Los planos del recinto fueron realizados por el arquitecto de la Corte Alejandro González Velázquez, miembro de la Real Academia de San Fernando, de Madrid. Las trazas de González Velázquez responden al concepto de planta elíptica y pequeño vestíbulo rectangular a la entrada. Alrededor del cuerpo de la iglesia, se abren varias capillas de muy escasa profundidad, aproximándose más, en su filosofía, a la concepción de arcosolios separados

por pilastras cajeadas. La Capilla Mayor es de testero plano y de acusada profundidad. Los ventanales que dan luz al templo están adornados con guirnaldas y cabezas de ángeles. En la cons-trucción del edificio también intervino José Martín de Aldehue-la, maestro de obras del cabildo catedralicio conquense y gran arquitecto, como se demuestra en la ventana lubulada del exte-rior del recinto, muy propia del artista turolense. Se sabe que la iglesia de San Lorenzo Justiniano tuvo frescos de Luis González Velázquez, altares diseñados por Ventura Rodríguez y esculturas de José Ramírez. Pero todo desapareció en los incendios de 1936 y 1940. En la actualidad, tras una cuidada restauración y, a pesar de la desnudez de sus paramentos, nos es dado contemplar una buena muestra de la arquitectura barroca cortesana con sensibles apuntes del naciente neoclasicismo.

LA CAPILLA Y EL RETABLO DE MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA

El espacio que se ha dispuesto para dar culto a la Imagen, ha sido diseñado y ambientado en estilo barroco, siempre en sin-tonía con la elegante iglesia. Por eso, la filosofía que impregna toda la concepción y arquitectura de la obra habría que insertarla dentro de la más genuina tradición española, acrecentada a par-tir de la Contrarreforma y durante el Seiscientos, de la especial veneración a las imágenes, bien porque fueran consideradas mi-lagrosas, bien porque eran objeto de romerías y peregrinaciones o bien porque simplemente eran patronas de ciudades, gremios o cofradías. Como signo de distinción, dichas imágenes eran expuestas al culto cobijadas bajo un dosel o baldaquino de ma-dera ricamente tallada y policromada que venía a hacer las veces de retablo. El baldaquino fue, desde la más remota antigüedad, atributo de los emperadores, reyes y monarcas, de cuyo particular ceremonial ha sido transferido a otros usos, especialmente al ritual religioso que adecúa muy bien sus funcio-

Por Francisco Javier Moraleja IzquierdoFotografías: Archivo de la Hermandad

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nes. Así fue costumbre que los altares, donde se celebraba la Misa y se colocaba al Santísimo, estuviesen cubiertos con baldaquino desde el siglo IV en adelante. La famosísima obra construida por Bernini entre 1624 y 1633, no tiene otra misión que la de cobijar el altar donde celebra el Papa en la Basílica de San Pedro, y la de marcar el lugar físico de la tumba del primero de los Apóstoles. En España, el bal-daquino tomó carta de naturaleza más tarde, desde finales del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII; pero concebido no tanto para albergar el altar cuanto para hacerlo con una imagen sagrada de especial significación. Es entonces cuando nos es dado hablar de una nueva modalidad en la retablística española, la de retablo – baldaquino, de la que es buen ejemplo el de la Catedral compostelana. Común y habitual se fue haciendo este modelo para exponer las imágenes objeto de vene-ración popular, por lo que el retablo evolucionó al modo de camarín abierto en el centro y por detrás del retablo profusamente decorado, que la costumbre fue asentando en toda la geografía española, al igual que la de vestir con ricos ropajes a las imágenes de la Stma. Virgen, a pesar de la prohibición de tal tradición por las instrucciones y normas sinodales de las distintas diócesis. Así pues, el retablo camarín se halla subordinado enteramente a la presencia y esplendor de la imagen de devoción para la que se construye y se traza.

Teniendo presente esta filosofía y tradición tan española, el autor del retablo de María Santísima de la Esperanza, encargado por la corporación cofrade del mismo nombre, ha diseñado todo un conjunto arquitectónico y decorativo que está com-plementado con el retablo del modelo descrito anteriormente. Este trono retablo contiene una pieza central consistente en un baldaquino de base circular en torno al cual sobresalen ocho basamentos sobre los que se apoyan otras ocho columnas salomónicas profusamente decoradas en su fuste con pámpanos de uva. Las colum-nas están guarnecidas por pilatras con capitel y rematadas por un arquitrabe que responde al mismo trazado que el observado en la base. Sobre el frontal de la parte superior campea el escudo de la Hermandad de María Santísima de la Esperanza embellecido y ornado con motivos vegetales.

El otro complemento destacable del conjunto se corresponde con el retablo frontal, flanqueado por dos columnas del mismo estilo y que reposan sobre sendas ménsulas barrocas, que son acompañadas de enriquecidos intercolumnios. De este segundo espacio, bien integrado en el principal, destaca poderosamente el apro-vechamiento dado a la primitiva hornacina que ocupaba la Sagrada Imagen que, aparte de aportar profundidad al baldaquino que ahora alberga a la Titular de la Cofradía, se ha visto enriquecida por una decoración de motivos vegetales a base de grisalla.

Toda la arquitectura realizada en madera ha sido meticulosa y profusamente decorada con procedimientos propios de la época, con aplicación de estucos y marmoleados, donde destacan tres gamas de colores y la aplicación de oro fino que da categoría y prestancia noble a la obra. Todo el conjunto ha sido complementado con unas más que acertadas decoraciones pictóricas con motivos clásicos de amor-cillos que sostienen guirnaldas de flores, que descargan de barroquismo al conjunto y que recorren el recinto a modo de friso ricamente rematado tanto en los zócalos, como en los biseles de los techos con cartelas alusivas a la Virgen María. También se recogen en pequeños motivos en el cuerpo del baldaquino y en una imposta que circunvala la capilla y que, a su vez, se ve aprovechada para instalar la iluminación artificial concebida de forma indirecta. Destaca sobre el conjunto una pintura al óleo ubicada en el techo donde se representa el Nacimiento del Señor con el funda-dor de la Orden de las RR. MM. Justinianas a sus pies, como oferente.

Toda la ejecución de la obra ha corrido a cargo de D. Jaime López Molina, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla La Mancha que ha com-pletado con su formación pictórica en la ciudad de Florencia. Ejecución que, a buen seguro, habrá sido del agrado de los hermanos de tan querida imagen, y que debe hacerlos sentir orgullosos de haber culminado esta magnífica y definitiva obra de arte que expone al culto, de forma definitiva, a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de la Esperanza que Leonardo Martínez Bueno gubiara con destino a la Procesión del Perdón en el año 1951.

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Camino del Calvario 2008Una procesión para recordar

Camino del Calvario 2008 es una procesión que no vamos a olvidar los que la vivimos. Fue como las de hace muchos años, donde se produjo una unión entre turba y hermandad. Algunos dicen que será la procesión de Palafox, por la explosión de senti-miento que entre turba y hermanos del Jesús allí se vivió.

Pero creemos que esa explosión comenzó con la mecha que se encendió hace tiempo. El trabajo que se ha venido realizando para normalizar la procesión: campañas de sensibilización, in-numerables reuniones, escritos, notas de prensa, contactos con

las autoridades, asambleas, Juntas,...muchos se han quedado en el camino, pero su aportación ha sido fundamental. Y creemos que principalmente las ganas de recuperar la procesión que todos queremos ver, ha sido determiniante. Cuando recibimos el encar-go de escribir sobre la Procesión Camino del Calvario 2008, no sabíamos como expresarlo, así creímos que lo mejor era que un turbo y un hermano del Jesús expresaran lo que sintieron esa ma-drugada. A continuación os dejamos sus vivencias que creemos reflejan lo que muchos sentimos.

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Esa madrugada vimos ese caminar “del Jesús” entre la turba, al ritmo del toque de tambor y clarín, cabizbajo, asumiendo su inexora-ble destino. Casi escuchar su respirar con el frío de la mañana... Van quedando lejos los silbidos, insultos, aplausos, saltos..., todos fuera de tono en este sublime cortejo, donde el cirineo es el espectador princi-pal, el que con su mirada manda parar para tomar aire, y luego seguir caminando un poco más, con mucho esfuerzo.

Camina “el Jesús” hoy majestuoso, por donde en otros momen-tos sólo encontró caos, insultos, provocación, agresiones, tumulto y pena. Mucha pena que conducía a un llanto por algo que parecía perdido. Hoy es diferente, no está todo perdido, el guión acaricia la turba, firme y delicado en su trato a las filas de clarines.

El banzo puede acariciarlo y seguir mostrando su paso enérgico al avanzar, sin prisa, sin nervios, con paso firme, dejando sitio, .... parece un sueño. Algo irreal. Y así hasta Palafox.

Qué difícil es contar lo que allí pasó. Duró tanto y tan poco al mismo tiempo, que narrarlo es casi imposible. Sólo quedó sentimien-to Nazareno puro.

Allí se vio la luz de nuevo: el llanto ahora es de alegría, es rego-cijo de comunión entre Turba y Jesús, entre Nazareno y Turbo, entre clarín y tambor, entre desfile procesional y público... Esa luz nos dejó apreciar una mueca de aprobación en el semblante del Nazareno, San Juan lo confirma detrás, haciendo gala de ese paso alegre suyo tan característico que a nadie deja indiferente, y la Madre, no puede por menos, que sentirse orgullosa de tanta brillantez, ausente desde hace años en nuestro desfile.

Lejos ha quedado la amargura, el escándalo, el bullicio, los em-pujones, la bronca,...ahora ya no se oye más que tambor, clarín y horquilla. Lo que siempre debió oírse. ¿tan difícil es?

Qué fácil resulta cambiar el rencor por el abrazo emocionado. Qué fácil es cambiar rencor por compromiso. Qué paz se siente al cambiar la rabia contenida por el llanto de alegría. Qué grande es el sentimiento Nazareno, es por lo que estamos aquí, por lo que quere-mos seguir siendo Nazarenos de Cuenca. Qué orgullo se manifiesta cuando se comprueba el resultado del trabajo bien hecho, de tantas horas robadas al descanso y al sueño.

Cómo alegra sentir el corazón del Nazareno que escribe y descri-be sus sentimientos bajo el banzo. Cómo reconforta llorar de emo-ción al leer lo que relata alguien que creíamos enfrentado a nosotros y que sin embargo demuestra estar a nuestro lado.

¡¡ Desde el banzo sienten lo mismo que nosotros!! ¡¡ El clarín, el tambor y la horquilla sienten igual !!

¡¡ Qué maravilla!! ¡¡ Qué magia!! Qué difícil será olvidar tanto sentimiento puro, tanta lágrima sincera, tanto abrazo fraternal, tanta emoción junta... Un momento único e irrepetible.

Le pese a quién le pese éste es el auténtico SENTIR NAZARE-NO, sincero, sin hipocresía, sin miedo al “qué dirán”. Puro como el aire, sentimiento natural. Ahora queremos que no sea luz que ciegue, luz fugaz, destello pasajero. Queremos que sea luz que ilumina, que conduce, que guía, que deja ver, que ilusiona, que resplandece, que genera confianza, que ahuyenta las malas tentaciones y quema los malos sentimientos.

Es lo que todos queremos, es por lo que todos trabajamos, es por lo que todos apostamos y por lo que algunos hemos pujado muy fuerte.

Un Turbo

Ya se había puesto el sol, Paz y Caridad caminaba hacia su final y ya notaba en mí ese “no sé qué”, que delata los nervios y la inquietud por lo que se avecina y no puedes controlar. Durante es duermevela interminable da tiempo a repasar muchos Vier-nes Santos; procesiones inacabadas, desordenes generalizados, desencuentros, penosos momentos tan sólo superados por ese compromiso y amor a nuestra Semana Santa y al Jesús Nazareno, quien impulsa incesantemente el motor de mi vida.

Pero el año 2008 sería otra historia. Desde el primer mo-mento, en la salida, el ambiente era diferente, salimos con faci-lidad, avanzamos hacia la puerta de Valencia con un ritmo ágil y notábamos y agradecíamos el esfuerzo no sólo de la compañía de seguridad sino de un buen número de integrantes del grupo turbas que con su sola presencia delante del guión facilitaban el normal desarrollo de la procesión.

No había marcha atrás. El Jesús caminaba hacia su destino cuando se produjo el primero de los tres momentos que a mí personalmente me hicieron emocionarme y me trasladaron más de treinta años atrás, cuando me enamoré de esta madrugada y de esta Procesión.

El Jesús estaba en la Diputación, de repente un gran número de clarines, de todas las edades, ocuparon la posición que les corresponde, que es suya, y que no se por qué narices han ido perdiendo en las últimas décadas.

¡A la que se mueva! Clarinás de las que ya ni nos acordábamos y a dejar andar al Jesús. Pasamos Carretería en la misma sintonía, clariná y paso atrás ¡Qué delicia! De fondo los tambores algunos descompasados, pero en su gran mayoría con el “ta ta cata ta cata”, perfectamente audible que nos reconfortaba y nos daba fuerzas para continuar.

Se acercaba el segundo de los momentos que pasarán a la historia de esta procesión y que nadie que allí estuviera olvidará nunca; El Jesús llegó a Palafox, le esperaban los clarines donde siempre, casi instintivamente el Jesús giró hacia ellos.... Y esta-lló la emoción; clarinás que salían desde el fondo mismo de las entrañas; se adivinaban lágrimas bajo algún capúz y desde allí hasta la Plaza Mayor el Jesús avanzaba entrando en la turba, como dejándose acariciar, las sensaciones eran magníficas y todo parecía tan fácil...

Viernes Santo, ya amanecido, era tan limpia, tan clara, tan bella la mañana que parecía hablar de lo inefable y describir lo indescriptible que aún quedaba. Reconozco que llegar a la An-teplaza es para mí un momento muy especial siempre, pero en 2008 afloraron en mí todo tipo de sensaciones, cuando acom-pañando al Jesús coronando la calle Alfonso VIII, toda Cuenca recibió al Nazareno con un enorme estruendo, entonces me giré a Él y puse nuevamente en sus manos mis anhelos, ilusiones y también mis miserias; Hágase tu voluntad.

Al final de la procesión los abrazos eran intensos. Intensos de amor, de satisfacción de fraternidad ¡Ojalá el próximo año sea igual!, era lo más escuchado mientras abandonábamos el templo y la Virgen de la Soledad hacía su entrada.

Pero esta madrugada que nos emociona, que nos embelesa, que nos hace meditar, que nos enfervoriza, esta madrugada en la que el Nazareno recorre Cruz a cuestas las calles de Cuenca, no puede acabar en el Salvador con la recogida de la procesión. Esta madrugada tiene que ser estímulo y modelo para otras muchas.

Jesús Millán de las Heras.Hermano de Ntro. Padre Jesús Nazareno de “El Salvador”

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Esperamos que estos sentimien-tos trasladados a palabras, con sus limitaciones y grandezas hayan re-flejado qué fue esa Madrugada.

Tenemos claro que todavía que-dan cosas por hacer, detalles que pulir, pero esperamos que este desfi-le de 2008 sea un punto de partida, que no se convierta en un espejis-mo, sino que sea algo habitual, y se hable de las turbas por sus tambores y clarines, por sus silencios, por su explosiones de emoción... En fin, por el sentimiento que somos capa-ces de trasladar a todos los que es-tamos en el incomparable marco de Cuenca en la Madrugada de Viernes Santo.

En ese Viernes Santo que todo conquense y visitante que lo ha vi-vido, lleva dentro, que nos empapa y que nos hace que esa Madrugada nos invadan sentimientos que el tambor y el clarín envuelven y acre-cientan.

Trabajemos todos para disfrutar de un Camino del Calvario sin inci-dentes, donde se oiga sólo el tambor y el clarín y donde veamos al Jesús caminar junto a nosotros. Que 2008 sea un inicio y no un espejismo.

Gracias a todos los que hicisteis posible Camino del Calvario 2008.

Junta Regidora de Turbas

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En este de 2009, se cumplen sesenta años de la instauración en Cuenca de la Esclavitud de Jesús Nazareno de Medinaceli. Supone esta acotación en las efemérides buena ocasión para glosar, siquiera brevemente, una semblanza fugaz de lo que ha supuesto y sigue supo-niendo esta devoción africana en su origen, madrileña en su arraigo, conquense en su adopción, y universal como pocas en su extensión.

Llegada a nuestra ciudad sin relación alguna con la Semana Santa, pronto, y por ironías de la vida, se incorporará a las procesiones de ésta, llegando a ser una de las cofradías de mayor aceptación y par-ticipación populares. Pero antes, debemos acercarnos a sus orígenes seculares, al tiempo que aludimos a un curioso antecedente semejante a esta devoción y desarrollado en nuestra ciudad en los siglos XVIII y XIX. Veamos.

LA IMAGEN. Sus orígenes y primeros avatares.

Conocemos con muchos detalles la historia del Cristo de Medi-naceli gracias principalmente a las recopilaciones históricas del capu-chino P. Buenaventura de Carrocera, fallecido en 1999.

Venerada durante siglos como Jesús del Rescate, se trata de una escultura de talla completa de mediados del siglo XVII de altura más que regular (1,73 cm.) labrada por imaginero sevillano cuyo nombre se desconoce. El también capuchino P. Ángel García de la Pesquera nos la describe así:

“En pie, vestida de terciopelo; su cabeza erguida y valiente, fue hecha para llevar corona de espinas; sus cabellos, también al natural, aunque más cortos que la larga cabellera que viene ostentando desde los primeros años d su estancia en Madrid; la tez aparece morena y un tanto ennegrecida , más por la pátina del tiempo que por obra del escultor; la cara es de facciones duras y severas; tiene la boca un tanto entreabierta; la barbilla bastante corta; los párpados, medio cerrados y en actitud de dirigir al suelo; los ojos, recatados y sumisos. Los brazos, entrecruzados y maniatados como los de un vulgar facinero-so, mientras del cuello pende una gruesa y nudosa cuerda; los pies, desnudos, descansan sobre sencilla peana... El porte, augusto y majes-tuoso; no obstante, su mirada se dirige al suelo en actitud humilde, apareciendo sereno y, al mismo tiempo, consciente de lo que es: reo en apariencia, pero rey muy verdadero en realidad.”

Por Pedro Romero Sequí

Jesús de Medinaceli.Una devoción universal

INVESTIGACIÓN

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Se desconoce el nombre del autor de la Imagen que, aunque vestida, es de talla completa, desnuda, cubierta con paño de pu-reza también labrado. Por las hechuras de su labra, los exegetas sugieren como posibles autores a Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. Otros, por rasgos coincidentes con el Jesús del Gran Po-der y el Cristo del Amor, así como por la técnica y materiales de su encarnadura –que ha sufrido similar oxidación-, se inclinan por Juan de Mesa, y, en último término por un discípulo aventajado de éste. Está constatado que fue hecha a instancias de los Padres Ca-puchinos de Sevilla, en cuyo convento recibió sus primeros culto y veneración en el siglo XVII.

A mediados de esa centuria, esta orden encomienda a los frai-les de la provincia de Andalucía el cuidado espiritual de las pla-zas españolas en el norte de África: Melilla, Peñón de Vélez de la Gomera y Mámora de Mehedía. A esta última, rebautizada por el Vble. Severo de Lucena como San Miguel de Ultramar, irá a parar la Imagen de Jesús, procedente del convento sevillano. Por las cartas a distintas autoridades del momento de otro franciscano, Fr. Francisco Guerra, Obispo de Cádiz, sabemos de las penurias y dificultades sin cuento de los moradores de estas plazas milita-res expuestas al continuo acecho del moro. Debió ser hacia 1665, siendo Padre Provincial Alejandro de Granada, cuando tras breve lapso de veneración en la de Melilla, fue llevada nuestra talla a Má-mora. La plaza sería tomada por las fuerzas del rey de Fez, Muley Ismael, en 1681. Y a partir de aquí los trasiegos de la sagrada talla y sus avatares resultarán incontables y novelescos y, obligadamente, han de resumirse.

Los prisioneros –sabemos su número exacto: 327- fueron con-siderados esclavos, y otro tanto ocurrió con las imágenes religiosas entre las que destacaba la de Jesús Nazareno, que, además de ser arrastrada atrozmente por los suelos, fue objeto de vilipendios y escarnios sin cuento. Enterado el virtuoso fray Pedro de los Án-

geles, trinitario que se encontraba en Mequínez, “se fue a arro-jar –nos narra un testigo en carta de ese año- a los pies del rey bárbaro pidiéndole no continuaran tan viles acciones” ofreciendo rescate por las imágenes. “Fuele concedido, entregándoselas con calidad que ha de ser quemado vivo si no cumple lo prometido”. Los cautivos fueron rescatados poco después por mediación de un capuchino, Andrés de La Rubia, y de los trinitarios que entregaron “ochenta y siete mil ochocientos veinte reales de plata que Su Ma-jestad fue servido de librar” al efecto. Sobre el rescate de la Imagen a puro peso de plata, existe una legendaria y hermosa versión que se ha representado en incontables cuadros.

Liberada de su cautiverio, fue transportada por los trinitarios de Mequinez a Tetuán y de aquí a Ceuta, luego a Gibraltar para lle-gar, previo paso por Sevilla, a Madrid, villa y corte del rey Carlos II, en 1682. Allí se instaló en la hermosa iglesia que los trinitarios descalzos tenían en la actual plaza de Jesús, siendo recibida la Ima-gen con “finas colgaduras y toda coronada de plata su cornisa” y desfilando bajo palio en solemnísima procesión. Desde entonces ha llevado la Imagen el escapulario trinitario que es símbolo de sus esclavos y devotos. Tornándose extraordinaria la devoción del pueblo madrileño, los duques de Medinaceli conceden de limosna “un sitio /.../ para hacer una capilla de la milagrosa imagen de Jesús del Rescate”, aplicándola al patronato de los cedentes que desde entonces serán sus protectores. Entretanto crecía su devo-ción por todo el reino. A comienzos del siglo XVIII ya se había extendido por España, Austria, Polonia, Hungría e Italia al tiempo que lo hacía por toda América.

A la fama de milagrosa en toda suerte de contratiempos, sumó la de “trocar corazones y convertir con su vista a los pecadores más endurecidos en sus vicios”, que aún hoy sigue siendo el mayor milagro que se le atribuye.

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MÁS AVATARES. Reencuentro con los Capuchinos.

En torno a la Imagen, y desde 1710, se forma una congregación o cofradía –realmente fueron dos, pero no viene ahora al caso- que, evolucionando y adoptando distintos títulos, es la que perdura y re-sulta madre de todas las que se fueron fundando y agregando a ella: la Esclavitud de Jesús Nazareno.

Durante el siglo XIX, por dos veces fueron arrojados los trinita-rios descalzos de su convento que todo Madrid designaba como ‘de Jesús Nazareno.’ Fue en 1809 y 1835 como consecuencia de la Guerra de Independencia y de la exclaustración, respectivamente. Tras ‘se-gundo rescate’ de las autoridades napoleónicas, la Imagen se traslada al templo de los P.P. Basilios –parroquia de san Martín- en el primer caso, y emprende su peregrinaje por las iglesias de Montserrat y san Sebastián, en el segundo. Devuelta la sagrada talla a su sitio, allí se-guirá sin más traslados, mientras al convento extinguido de trinitarios vendrán las concepcionistas de Caballero de Gracia, primero, y las agustinas de la Magdalena y las carmelitas de santa Ana, después. En 1890 el convento es derribado, a excepción de la capilla de Jesús gra-cias a su adquisición por la duquesa de Santo Mauro, madre del XVII de Medinaceli entonces menor de edad. Poco después, cedía la capilla junto con unas propiedades colindantes –y a ruegos del P. Joaquín de Llavaneras- a los capuchinos, cuyo convento –el cercano de san Antonio del Prado- se había arruinado unos años antes.

LA DEVOCIÓN SE EXTIENDE

Tras el reencuentro de los capuchinos con su Imagen, la devoción prospera día a día, de la mano de la que ya se denomina en 1896 como ‘Real e Ilustre Esclavitud de Jesús’, añadiendo el pueblo el título ‘Medinaceli’ de la familia ducal benefactora. “Crece el número de confesiones, sube el de las comuniones, aumenta la concurrencia a

todas las funciones/.../y la tierna devoción/.../vémosla reanimarse y rejuvenecerse.” Sigue la adoración de los viernes, debiendo aumentar-se las horas de la misma y afianzándose la del primero de marzo. En 1900, ante las largas colas, ya se debía abrir la iglesia antes de las seis de la mañana, y en 1907 se calculaba que habían besado el pie de la Imagen más de veinte mil personas. Pero no se quedaron ahí las cifras que siguieron multiplicándose de manera vertiginosa. La capilla es derribada en 1922 para construir la actual iglesia, según proyecto del arquitecto municipal Jesús Carrasco-Muñoz, que, aunque de estética dudosa, resulta cómoda y capaz. Se inaugura en 1930 y entre tanto, la Imagen recibe culto en un segundo piso del convento. La esclavitud sobrepasa los 2.200 miembros.

En 1931 se libra milagrosamente del incendio ya acordado en las reuniones del Círculo de Bellas Artes, y en mayo de 1936 de otro a la vuelta del entierro de un obrero en el que se exaltaron los ánimos, gra-cias a la actitud de siete jóvenes milicianos que, pistola en mano, obli-gan a la turba a decantarse por otros templos cercanos. Así las cosas, los Capuchinos abandonan convento e Iglesia que pasan a ser sede del Batallón Margarita Nelken y garaje de camiones, respectivamente. Por orden del general Miaja, la Imagen de Jesús Nazareno se traslada en secreto a Valencia, al museo instalado por la Junta del Tesoro en la iglesia del Patriarca. En 1938 se transporta a Figueras y de aquí a Ginebra para formar parte de la gran exposición allí proyectada.

Al término de la Guerra Civil y una vez aclaradas las confusiones sobre su paradero, el P. Laureano de Las Muñecas se traslada a Gine-bra para, tras las gestiones oportunas, hacerse cargo de la Imagen. En tren directo y especial, llega a Pozuelo de Alarcón el 13 de mayo 1939. Al día siguiente, en medio de un recibimiento apoteósico y triunfal es recibido Jesús Nazareno, en su ‘tercer rescate’, rodeado de frailes capuchinos y arropado por el pueblo madrileño que, en loor de mul-titud, se echa a las calles agitando palmas expresamente traídas de Elche para la ocasión.

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La piedad resurgió notablemente, renovándose el fervor y devo-ción. Crecieron las colas, al tiempo que lo hacía la administración de los sacramentos. Se instituyó la procesión de Viernes Santo y el nú-mero de esclavos pasó a más de 8.000. El XVII duque de Medinaceli colma con sus favores a la Esclavitud y a la iglesia, a la que traslada su panteón familiar. La devoción, instalada y constante en Madrid, se desparrama por ciudades y pueblos de toda España e incluso de Europa y sobre todo de América. Se popularizan las estampas y repro-ducciones de la imagen por templos y hogares, al tiempo que se erige la Esclavitud canónicamente por todo el país y allende sus fronteras: Valladolid, Santander, La Habana... a las que siguen Cádiz, Ciudad Real, Cieza, Palencia, Zaragoza, Bilbao, Ávila, Villarrobledo, Guada-lajara... y Cuenca como veremos después.

Es tanta la relevancia adquirida por el templo madrileño que, en 1966, se erige en parroquia y, en 1973 y por Breve pontificio, en Ba-sílica, con todas las prerrogativas, indulgencias y gracias que se derra-man sobre los templos que alcanzan esa condición. Las estadísticas de 1988 siguen apabullando: 650.000 comuniones. Las confesiones, por su parte, se suceden desde que despunta el día hasta el anochecer. Todo comentario se hace innecesario al respecto. Además, y en las últimas décadas, la devoción por Jesús de Medinaceli llega a Nortea-mérica, Extremo Oriente, y, con gran sorpresa de todos, a los países escandinavos.

LA ESCLAVITUD EN CUENCA. Un curioso antecedente.

A modo de antecedente –digámoslo así- nos tomaremos la licen-cia de abundar en que semejante devoción a la que nos ocupa, se desarrolló en Cuenca durante los siglos XVIII y XIX y, curiosamen-te, también de la mano de los franciscanos –esta vez en su rama de conventuales. Lo sabemos por Dimas Pérez Ramírez que localizó en el Archivo Diocesano el “Libro de la Santa Vera Cruz”, pergamino encuadernado que comienza en 1750 y se refiere a la hermandad ho-mónima que ya debía existir anteriormente, por ser advocación propia del siglo XVI. Poseía esta cofradía una imagen de “Jesús Nazareno con las manos atadas” a la que se tributaba culto en el “Convento de Nuestro Padre san Francisco” y que sacaba en procesión el día de su festividad, 3 de mayo, hasta la “Vera Cruz” de madera que se erigía, albergando un ‘lignum crucis’, tras el convento y frente a los “Por-tales Largos” –actual plaza de la Hispanidad, más o menos- dónde permanecía expuesta “en medio de tafetanes y luces” a la veneración de los conquenses durante todo el día. En la víspera, la Hermandad se encargaba de encender doce hogueras en otros tantos barrios de la ciudad y gastando unos cuantos ducados en ello. La Hermandad se extinguió en el siglo XIX a petición propia, persistiendo hoy en día la costumbre de las hogueras, aunque quienes las siguen encendiendo no sepan muy bien por qué.

Ya en el siglo XX, y esta vez sí, relacionada directamente con la advocación de ‘Medinaceli’, un reducido grupo de conquenses fundará en 1949 la Esclavitud de Cuenca, en torno a una imagen de yeso –pro-bablemente de los talleres de Olot- que reproduce a la de Madrid y que había sido traída a Cuenca por los PP. Oblatos de María Inmaculada a su oratorio de san Felipe Neri. Ese mismo año erigía el Obispo Ino-cencio Rodríguez la Esclavitud conquense que poco después -15 de abril de 1953- se agregaría a la Archicofradía Primaria de la Esclavitud madrileña. Nacía aquí con fines piadosos entre los que no figuraba ni de lejos su incorporación a las procesiones de Semana Santa.

En la primera reunión recogida en acta, asisten cinco hermanos que designan como primer Secretario a uno no presente que conocía bien la devoción madrileña desde su infancia: Constancio Auñón Se-quí. Eligen también al resto de cargos que quedan como sigue: Pedro Cañas, como Hermano Mayor; Antonio Coronado, como Tesorero; Nicolás Pérez Collado, tampoco presente, como Contador; y Juan An-tonio Benítez, José Gil Muñoz, Luis Fernández Rodríguez y Antonio Basanta Santacruz –también ausente-, como Vocales.

La nueva Esclavitud inicia su andadura organizando diversos cul-tos y ejercicios de piedad entre los que destacaba, además de la Euca-ristía, la procesión con el Santísimo por el interior del templo, ajena en todo momento a que en 1951 y con motivo de la creación por la Junta de Cofradías de la procesión del Martes Santo, se incorporaría, previa intervención del Obispo en tal sentido, a ésta. Con este motivo se susti-tuyó la talla de yeso por una de madera labrada encargada a Luis Marco Pérez que, pasados los años, sería vuelta a sustituir -1971- por otra de más bella factura realizada por el mismo autor y que es las de mayor calidad artística de cuantas desfilan por nuestra geografía.

En pocas décadas, el resultado de participación popular ha resulta-do estremecedor y de todos los conquenses conocido: filas intermina-bles de esclavos arropando al divino Nazareno, al que sigue una amal-gama multicolor de incontables penitentes con velas encendidas, pies descalzos y ojos cargados por la emoción.

Los detalles acerca de estos sesenta años de devoción en nuestra ciudad, vienen recogidos con precisión por diversos autores en el libro de colaboraciones “Cincuentenario de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno (vulgo Medinaceli)” al que por su re-ciente publicación y divulgación remito al lector interesado que no lo haya hecho ya; permitiéndome, eso sí, cerrar esta semblanza con la más tierna estrofa del himno que compusiera el P. Mauricio de Begoña, y con la que sus devotos cierran las ceremonias que se tributan a Jesús en su advocación más universal:

Nosotros, Jesús amado, mientras las tierra pisemos, Esclavos tuyos seremos y Tú, Señor, nuestro rey.

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Desde un tiempo a esta parte, mucho es lo que se ha adelanta-do respecto a todo lo relacionado con el conocimiento histórico de nuestra Semana Santa. Sin embargo, la escasez de archivos y documentos más allá del paréntesis trágico que supuso la Guerra Civil, hace que todavía sea mucho más lo que aún desconocemos, y no sólo por lo que respecta a aquellas épocas que ya se pueden considerar como un poco alejadas de nuestro tiempo, sino también a otras mucho más recientes. Hay que decir que ni siquiera está ya todo dicho respecto a la autoría de algunos de nuestros pasos proce-sionales, a pesar de que prácticamente ninguno de ellos, excepto el hermoso Cristo de Marfil, se remonta más allá del propio conflicto bélico, como lo demuestra el controvertido tema de las imágenes que, relacionadas directamente con nuestra Semana Mayor, han venido siendo atribuidas erróneamente a José Rabasa, cuando este valenciano, tal y como ya se ha demostrado, nunca fue escultor.

En efecto, se trata de un tema que no es nuevo, y a pesar de ello todavía puede leerse en algunas publicaciones más o menos oficiales que tanto la talla de María Magdalena como la de la Vir-gen del Amparo fueron realizadas por este valenciano, cuando en realidad se debería afirmar, simplemente, que fueron adquiridas en el taller de su propiedad. A este respecto, se nos ocurren algunas preguntas: ¿Quién fue en realidad esta persona, que tiene a lo largo y a lo ancho de toda la geografía nacional multitud de atribuciones de tallas, imágenes procesionales algunas de ellas y otras realizadas para ser contempladas dentro de altares y hornacinas, cuando en realidad nunca llegó a sujetar con su mano una gubia con el fin de intentar dar forma a la madera? Si no fue Rabasa el autor de estas tallas, ¿cuál es la personalidad artística verdadera que se oculta tras ese nombre equivocado, más allá de la firma que aparece en los respectivos contratos de adquisición de las piezas?

Como digo, no se trata de un asunto en absoluto nuevo, pero siempre se ha tratado de forma independiente, nunca hasta ahora

Las imágenes conquenses atribuidas a Rabasa:Una teoría de conjunto

se ha intentado elaborar una teoría de conjunto que afecte a las diferentes obras afectadas por el tema. Así, mi intención a la hora de realizar esta comunicación ha sido la de, en primer lugar, dejar por sentado de nuevo, de una vez por todas, cuál fue la verdadera personalidad de este valenciano, para después dentro de las dificul-tades que presenta el hecho de la falta de documentación, intentar establecer quién o quiénes fueron los autores de las dos esculturas citadas más arriba, así como también la de la Virgen de las An-gustias, la de la ermita, también atribuida recientemente al propio Rabasa, que si bien no se puede considerar como una verdadera imagen procesional, a nadie se nos escapa la importante relación que mantiene con la Semana Santa de Cuenca.

Por Julián Recuenco Pérez

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José Rabasa fue en realidad un marchante, funcionario del Es-tado en los años de la posguerra, que una vez acabado el conflicto bélico se dio cuenta de que la guerra había vaciado multitud de hornacinas y templos, y que esos templos debían llenarse entonces con nuevas esculturas, de modo que se hizo representante legal de muchos imagineros valencianos, a los que les obligaba a que no firmaran sus obras para que de esta forma pudieran ser atribuidas directamente a él. Conocía el mundo artístico gracias a que su cu-ñado, Antonio Rollo Miralles, socio suyo además en el taller de arte religioso que había establecido con tal motivo en la ciudad del Turia, había sido jefe de decoradores en el taller del escultor Pío Mollar. Sobre la pista de esta impostura nos puso a los conquenses por primera vez José Javier Ortí Robles, un conquense afincado en Valencia que está casado, además, con una nieta de Enrique Galar-za, uno de los artistas “representados” por el propio José Rabasa.

Dicho esto, ¿quién fue de verdad el autor de las tallas conquen-ses? En realidad hay que hablar de autores, pues no puede decirse, en el estado actual de los conocimientos, que se pueda hablar de un mismo autor para las tres obras. Empezaré para ello por la Virgen del Amparo, a la que dediqué un capítulo en mi monografía sobre la hermandad de Jesús Resucitado en la que desmontaba algunas atribuciones erróneas que algunos cronistas han venido haciendo a lo largo del tiempo, como la del conquense Leonardo Martínez Bueno o la de un desconocido Antonio Bello, que no figura en nin-guna relación de imagineros y que en realidad podría deberse a un error de trascripción y hacer referencia al ya citado Antonio Rollo, socio como ya he dicho de José Rabasa y el único de los dos que estaba relacionado con la imaginería. En aquel momento cargué demasiado las tintas conscientemente sobre la posible autoría por parte de Enrique Galarza, aún sabiendo que no existía documenta-ción alguna que lo avalara, con el único fin de intentar demostrar la no autoría del propio Rabasa, pero lo cierto es que sólo se puede afirmar que el autor, sea éste quien sea, se haya muy influido por toda la escuela murciana de imaginería, que arranca del siglo XVIII con la figura de Francisco Salzillo, pero que se extiende por toda la provincia del Segura a lo largo de las dos centurias siguientes. No hay más que comparar la expresión del rostro de la talla y la posi-ción de sus manos, con todas las dolorosas que, siguiente a Salzillo en casi todos sus detalles, pueblan las procesiones de Semana Santa de Murcia y su comarca.

Por su parte, la imagen de María Magdalena fue adquirida al taller de José Rabasa por la hermandad del Cristo de la Luz en 1951 con el fin de incorporarla a la nueva procesión del Martes Santo, a instancias del hermano Emilio Saiz Díaz, después de que la her-mandad hubiera encargado su paso de la Lanzada al escultor Leo-nardo Martínez Bueno, tras un concurso en el que también había participado el propio Rabasa. Respecto al verdadero autor de esta obra, una vez se menciona en el acta correspondiente que un gru-po de hermanos había visitado el taller del señor Navarro, así, sin mencionar más que un apellido, con el fin de ver como iba la obra de la nueva imagen. ¿De qué escultor real podría tratarse? Es difícil decirlo, pero sería presuponer demasiado, como otros lo han hecho, que pudiera tratarse del escultor conquense José Navarro Gabaldón, natural de Motilla del Palancar, autor entre otras de la escultura de

San Pedro de Alcántara que se encuentra en el pueblo abulense de Arenas de San Pedro. No creemos que pueda tratarse del mismo ar-tista, pues hay que tener en cuenta en este sentido que este escultor en los años cincuenta tenía establecido su taller en Madrid, y Raba-sa, como se sabe, ejercía su influencia en la zona levantina.

Y dejamos para el final la imagen de la Virgen de las Angustias, la única de la que nos atrevemos a dar un nombre como posible autor de la misma a pesar de que para este caso también hay una completa falta de datos al respecto; por ello, es por lo que sólo nos atrevemos a apuntar el nombre de un escultor, sin querer decir con ello que podamos tener razón absoluta en esta atrevida atribución, me estoy refiriendo a Enrique Galarza Moreno. Se trata de una atri-bución que ya realizó en su momento el ya citado José Javier Ortí Robles, y también han apuntado ya de manera oral algunos cono-cedores de la obra de este escultor valenciano, después de comparar la imagen del Cristo conquense con la talla que preside uno de sus conjuntos más conocidos: la Santa Cena de Orihuela (Alicante).

Se sabe que Enrique Galarza fue uno de los escultores que un momento de su vida trabajaron para José Rabasa, y que lo hizo precisamente en la misma época en la que fue encargada la talla de la Virgen de las Angustias: la primera mitad de la década de los años cuarenta. A este respecto contamos con las declaraciones del propio escultor al diario Información de Alcoy, una vez que, en 1991, se hubiera descubierto por fin quién había sido el verdadero autor de sendas imágenes veneradas en esta ciudad alicantina, la de San Jorge y la propia patrona, la Virgen de los Lirios, que durante todo este tiempo habían sido atribuidas al propio José Rabasa. Dice así el escultor aludido: “Un buen día se presentó en mi casa Rabasa, al que nosotros llamábamos rabosa –raposa, zorra-, ya que simple-mente era un marchante que además nos pedía que no firmáramos nuestras obras. Me encargó que hiciese una imagen de San Jorge y otra de la Virgen de los Lirios, y la verdad es que en principio no lo tuve demasiado claro. Hay que tener en cuenta que todavía nos en-contrábamos en guerra, y que por esta zona las imágenes de santos no estaban bien vistas.”

Pero, ¿quién era Enrique Galarza? Había nacido en el pueblo valenciano de El Grao en 1895, y en 1912 se matriculó en la asigna-tura de Perspectiva en la Real Academia de San Fernando. Fue des-pués alumno de diversos escultores de reconocido prestigio, como Pío Mollar y el propio Mariano Benlliure. En cuanto a su obra pro-cesional, muy abundante, destacan dos grupos realizados para la Semana Santa de Orihuela, los de la Santa Cena y el Cristo de la Flagelación. También realizó en 1951 el apostolado completo de la Santa Cena de Huelva, que de esta forma completaba en un paso de misterio el Cristo del Amor, obra del onubense Antonio León Orte-ga, así como tres pasos para la provincia de Valencia: la Oración del Huerto de La Albaida; el Cristo de la Fe de Alcácer; y el Jesús Na-zareno de Fuente La Higuera. También es autor de otras imágenes de carácter religioso, realizadas para diversas iglesias valencianas y alicantinas, así como también algunas esculturas de carácter civil, entre ellas el monumento dedicado en una plaza pública de Lima a la figura del conquistador del país, Francisco Pizarro. Sin embargo, una buena parte de su obra se encuentra en Picassent, localidad en donde vivió y falleció, en el año 2000.

INVESTIGACIÓN

BIBLIOGRAFÍA

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• Buendía Algarra, Mariano. Lo nuestro. Real e Ilustre Congregación de Escla-vos de Nuestra Señora de las Angustias .Cuenca, Diputación Provincial, 2007.

• Espí Valdés. Adrián. “Acercamiento artístico-descriptivo a las andas-trono de la Mare de Deu”. En Varios autores. Enrique Galarza Moreno, imaginero valencia-no (1895-2000). Alicante. Pía Unión de la Virgen del Milagro, 2001.

• Navarro García, Antonio. Lugares y personas para la historia de Motilla del Palancar. Cuenca, Diputación Provincial, 1982.

• Recuenco Pérez, Julián. Y al tercer día... resucitó. Historia de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima del Amparo de Cuenca .Cuenca, edición de la hermandad, 2003.

• Recuenco Pérez, Julián. “La hermandad del Cristo de la Luz (de los Espejos) y la Semana Santa de Cuenca”. Comunicación presentada en el Primer Congreso Nacional de Advocaciones de la Luz “Lux Mundi”. Director: Valeriano Sánchez Ramos. Dalias y El Fondón (Almería), 21 y 22 de octubre de 2006.

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PorÁngel Horcajada

San Esteban “Protomártir”Vitrales y Pasos

Es cierto que las grandes religiones tienen templos, espacios reser-vados al encuentro y el culto, la celebración y la plegaria, y donde la comunidad, en nombre de Dios, se reúne, ya que, ese Dios -el único-, del cual todo hombre está invadido y comprometido, se le comunica en lugares, tiempo, modos y formas a su alcance.

CUENCA, desde el siglo XII, ha sido escenario de religiones si-multáneas monoteístas, y ha tenido “Mezquita, Sinagoga, Catedral, Parroquias, Conventos de Religiosos y Religiosas, Ermitas...”.

Los cristianos del siglo XXI constatamos que los templos, con-ventos, monasterios y ermitas de antaño han desaparecido, y otros, los han reemplazado o restaurado. La Parroquia “San Esteban Pro-tomartir”, no es el mismo templo que hemos conocido los mayores. Tiene su historia: Esta edificada en el mismo lugar donde, desde 1313 a 1500 estuvieron Los Menores Conventuales, y los Franciscanos Observantes, desde 1500 a 1835. Por eso, a este extenso paraje se le ha llamado “Campo de San Francisco” - “Iglesia de San Francisco”, Aquellas catorce Parroquias -que ya comenzaron su edificación desde la Reconquista de Cuenca, entre ellas, la de San Esteban Protomártir- comenzaron a reestructurarse, debida al escaso número de feligreses por parroquia, ya en tiempos del Obispo Ramón Falcón y Salcedo, 1803-1826, y de don Fermín Sánchez Artesero, 1849-1855. El Archivo Parroquial nos aporta la siguiente nota: “En el día 22 de noviembre de 1852, se celebró la primera misa en la Iglesia de San Francisco, como Parroquia de San Esteban”, (/0 escribe el que era Cura propio, Vicente

Busquet). Y sigue la nota: “Se trasladó, por deterioro de la Iglesia ante-rior de San Esteban Protomártir, situada dentro de la muralla (frente a la Ermita del Stmo, Cristo del Amparo y de Sta. Catalina del Monte Sinaí), en la calle de Santa Lucía, y tuvo como motivo, el crecimiento de la ciudad y la belleza del Convento de los Franciscanos” (Libro XV de Bautismos, número 9)”

Esta iglesia de San Francisco, templo Parroquial de “San Esteban Protomártir”, tan cargada de vivencias y religiosidad cultural, se res-quebraja y deteriora tanto, que en la década de los sesenta del siglo pasado, siendo Párroco D. Augusto Parra, y Obispo, D. Inocencio Ro-dríguez Díez, se comenzaron la demolición y construcción de la ac-tual Iglesia, siguiendo los planos y dirección del Arquitecto Camuñas. Diez años de obras..., y, el Domingo de Ramos de 1970, el Obispo Diocesano, consagra el nuevo Templo, de líneas agresivas y angulares, siendo Cura Ecónomo, D. Manuel Cañas Soria.

VITRALESSu autor D. Rafael H. de Caviedes, en cuatrocientos metros cua-

drados, plasma la jerarquización religiosa de “divinidad, transmisión, hombre”, en zonas altas a zonas bajas, y de presbiterio -”Altar-Dios”- a naves de los fieles -”Humanidad”-. Esto corresponde a una idea de reciprocidad del movimiento religioso espiritual (“Oración”), y la respuesta formal de la entrega del Amor Divino, en forma de luz y color. La temática figurativa eminentemente tradicional, conjugando

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luz y color, serán la preocupación del autor, para que los fieles, en los actos de culto, encuentren, mediante unas formas sugerentes, el clima religioso y favorecedor del diálogo “Hombre-Dios”. Ha tenido en cuenta, el autor, el diseño arquitectónico del templo, y ha emplea-do “formas curvas” para suavizar la rigidez constructiva y así poder conseguir el ambiente espiritual idóneo. En toda la obra resalta: “El círculo” como idea geométrica asociada desde antiguo a la idea de la divinidad absoluta.”La curva” cóncava, expresiva de la actitud huma-na, de ruego, oración y ofrenda. “El color”, atendiendo a dos condi-cionantes esenciales: su misión tamizadora de la luz y la transmisora de la ideografía de cada vitral. Ha tenido en cuenta la clara luz de la ciudad de Cuenca, por eso, ha dado a los vitrales una entonación de gamas frías...

ARCO TRIUNFALCombina la representación de la divinidad en sus tres Personas:

El Espíritu Santo, en la parte superior, irradiando luz sobre todo el universo. La figura del Padre, iconografiado en “Pantocrator”. “El Hijo”, más cercano a nosotros, como intermediario, figura bañada en rojos. A la diestra, “los elegidos” en actitud de gozo, con colores lim-pios y transparentes. En el ángulo opuesto, “las almas de los condena-dos”, destacando sus siluetas en negro, colores violentos, sugiriendo elementos dantescos, tridentes, ruedas. En el centro, como nexo de unión, “las almas del purgatorio”, color más sereno y ordenado, pero, sin elevar sus brazos, y en silencio, aguardan el día de su liberación. En la parte inferior del Vitral, unas formas arquitectónicas sugieren la idea de Cuenca acogida al Amparo de Cristo.

Gabletes laterales (izquierda): símbolos tradicionales del “Corde-ro Místico”, “La Eucaristía”, “La Iglesia”, “El Memorah”. Idea Trinita-ria abstractizada en forma de “tres círculos” en íntima conexión.

Gabletes laterales (derecha): “los símbolos de los cuatro evange-listas”, apareciendo en cada uno de ellos, uno de los libros del Nuevo Testamento.

Vitrales en nave principal y batisterio: “Árbol genealógico de la Virgen”, al que, con el paso del tiempo, se dio el nombre de “árbol de la vida”. “La higuera estéril”, “los peces y los panes”, “cántaros de vino de la Bodas de Caná”, “los lirios y las aves”... Escena del “Bautismo de Cristo”. “Los Apóstoles”, ratificando su condición de hombres, por-tando los símbolos característicos o los instrumentos de su martirio.

En el año 1974, se instalaron, siendo Obispo Don. José Guerra Campos, y Párroco Don Feliciano Torremocha Ajenjo, así como los Vitrales de la Cripta, imbuidos todos ellos del cálido mensaje de San Francisco.

Los pasos de las cuatro hermandades, que toman parte en las desfiles procesionales de “El Silencio” y “En el Calvario”, tanto los antiguos como los actuales, han tenido íntima relación con estos es-pacios sagrados de diferentes advocaciones “Iglesia-Convento de San Francisco” y “San Esteban Protomártir”, y con novedosa construcción y estilo, desde 1970. Muy lejos quedan los escultores de los “primiti-vos Pasos” -Enrique Arévalo, Mariano Moreno Sastre, José Quixal y J. Queralt-, para dar entrada a los nuevos pasos del escultor Luis Marco Pérez, allá por los años, 1942-1944, 1951 y 1953...

Estos CUATRO PASOS, en la actualidad, reciben veneración y culto en la Iglesia Parroquial “San Esteban Protomártir”. Cada uno de ellos tiene sus notas y referencias históricas:

V. H. JESÚS ORANDO EN EL HUERTOSe constituye esta Hermandad el año 1923 en la Iglesia del Pro-

tomártir San Esteban, día 2 de diciembre, y aprobadas sus Constitu-ciones, el 17 de Junio, año 1924, por el Lectoral Dr. J. Crisóstomo Escribano, previo informe de D. Trifón Beltrán, Fiscal Diocesano. Debido al estado ruinoso en que se encontraba la Iglesia de San Es-teban, la Hermandad, en 1957, se traslada a la Iglesia de San Andrés (siete años) y a un local de la Calle Yesares, retornando a su ubicación habitual, el año 1971. Celebra la Función Religiosa el primer Domin-

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ENTREVISTA

go de Cuaresma” Su Consiliario es el Párroco de San Esteban, D. José Antonio Gómez Serrano. Desde 1991, organiza el Concierto de Marchas Procesionales, el viernesdel cuarto domingo de Cuaresma, en la Iglesia Parroquial de San Esteban Protomártir.

V. H. DEL PRENDIMIENTO DE JESÚS (Beso de Judas)Su magnífico grupo escultórico, provisionalmente, está en la ca-

pilla de la Orden Tercera de la Parroquial de San Esteban, año 1905, hasta el año 1944 que se estrena el nuevo altar de mármol. El 5 de enero de 1941, en la sacristía de San Esteban, veinticuatro Hermanos comienzan a reorganizar la Hermandad, que desapareció en 1936, con todos sus bienes. La solemnidad de su Fiesta es el quinto domingo de Cuaresma. Desde el 3 de mayo de 2004, ejerce como Consiliario, el Canónigo de la S.C.I.B. de Cuenca, D. Ángel Horcajada Garrido. La Banda de Música de Horcajo de Santiago “Hermano Mayor Hono-rífico”, desde el 24 de marzo de 1985, por su actuación gratuita en la función religiosa para conmemorar el ochenta aniversario de la fun-dación de la Cofradía -toma parte en la Misa anual de su Patronazgo”, el domingo quinto de Cuaresma.

V. H. SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDON (La Exaltación)La vida de esta Cofradía comenzó en el año 1902, y tuvo Paso, a

partir de 1906, pues ya quedó definitivamente instituida en la Iglesia de San Esteban. Tras la destrucción del Paso, en 1936, reaparece en el año 1950. En 1960, por imposición de la Junta de Cofradías se inicia la Procesión “en el Calvario”, desde la Parroquia de San Esteban”, pero se conserva su Paso en la Iglesia de San Andrés. Desde 1989, recupera su tradicional sede en San Esteban. El 14 de septiembre, de 1980, ce-lebra la función religiosa a su Santo Titular, precediéndole un Triduo, aunque también, el sábado de la cuarta semana de Cuaresma, celebra Misa solemne. Consiliario: D. Arturo Candela Rodríguez, Párroco de Almonacid del Marquesado.

V. H. SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD (El Descendimiento)Ya desde finales del siglo XVII se tiene conocimiento de la Capilla

del Santísimo Cristo de la Salud, en la Parroquia antigua de San Este-ban. La fecha de su constitución como Hermandad es el 29 de agosto de 1886, y rindió culto, en un principio a la imagen del “Cristo de las Tres Manos” -llamado así porque en el costado aparecían las falanges de cuatro dedos de una mano izquierda-, en el Convento de San Fran-cisco. Desde 1961, Y como consecuencia de las obras en su parroquia de San Esteban, se guarda el Paso en la Iglesia de San Andrés; desde aquí, se incorpora a la Procesión, retorna a la Parroquial de S. Esteban en el año 1975. La función religiosa solemne se realiza el Domingo Quinto de Cuaresma. Su Consiliario es D. Anselmo de la Cruz Cas-tro, Canónigo de la Catedral de Cuenca. (Los datos históricos de estas cuatro Hermandades, los he tomado de “A Través de mi capuz”, de Antonio Pérez Valero).

Después de este largo recorrido de siglos que avalan la fe de nues-tros antepasados, deduzco, que para ellos y nosotros, Dios sí existe y es la fuente de la felicidad, porque, “en Él vivimos, nos movemos y existimos”. (Hechos 17,28)”. La humanidad -que también viaja en autobús- lleva impreso el rostro de Dios, que existe, que nos ama, nos visita y alienta en nuestras preocupaciones, y que quiere que seamos felices aquí en la tierra, como prenda y anticipo de la plena felicidad eterna.

He recordado con gratitud el pasado, para vivir con pasión nues-tro presente y abrirnos al futuro con confianza, porque “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre)” (Hb 13,8).

Semana Santa 2009: Tenemos la oportunidad -dentro de este mundo desesperanzado-, de testimoniar y celebrar la Presencia de Dios con nosotros. Los pasos procesionales representan escenas his-tóricas del Hecho salvífico de Cristo Redentor. Que sea ésta, la Buena Noticia, transparente en nuestra vida, donde Dios sale a nuestro en-cuentro, como Señor de la Historia.

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Por Enrique Valero MoscardóColaboración y Agradecimiento: Biblioteca Pública Fermín Caballero de Cuenca, Archivo Histórico Nacional, Ignacio y Miguel Ángel Ruiz Rubio, A. Martín.

Textos: Prensa local y nacional de la época, diario Ofensiva y E. Valero.

La Semana Santa de Cuenca en 1900

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Imponente panorámica de la ciudad de Cuenca hacia el año 1900. En ella podemos apreciar la falta de la torre del Salvador, la parroquia de

Sto. Domingo, una desconocida Mangana sin campana ni esfera del reloj, así como las zonas de huertas y casas que se extendían por el arrabal y lo

que hoy es el parque de San Julián.

Colección E. Valero

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La primera Semana Santa del siglo XX se celebró en Cuenca de acuerdo a sus antiguas costumbres, con el fervor y las tradiciones heredadas. Había concluido una de las cen-turias más catastróficas para la población; escenario de gue-rras, invasiones, desordenes políticos y epidemias. En el siglo XIX, asimismo, la ciudad había perdido la puerta de Huete, la de Valencia, el famoso Puente de San Pablo, varios tem-plos, zonas amuralladas, algunos barrios históricos, etc...

Pero, por suerte, las hermandades y cofradías habían continuado con sus imágenes titulares haciendo “la Carre-ra”, por otras calles, desde nuevas iglesias y a otras horas; la tradición estaba todavía viva y con ella las inquietudes de revitalizarla en su forma exterior.

Por ello, y gracias al apoyo de algunos influyentes ciuda-danos, será desde 1902 cuando ocurran unos años impor-tantísimos para la Semana Santa de Cuenca: más herman-dades y pasos en la Procesión del Calvario (1902), en la de Camino del Calvario (1904), creación de la Procesión del Silencio (1905), etc...

Es muy significativo poder hoy volver a dicha época, inmediatamente anterior a ese gran revivir semanasantero, que acaeció al comienzo del siglo XX, máxime cuando dis-ponemos de algunos datos, imágenes y noticias que precisan ser leídos y contrastados.

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Santísimo Cristo de la AgoníaFotografía del Cristo de Marfil a principios del siglo XX. Cliché: A. Ciarán

Paz y Caridad amplía su recorridoParece cosa decidida que la procesión de Jueves Santo pase este

año por la Carretería. Aún no se conocen los detalles del proyecto pero es probable que salga la procesión de San Esteban y vuelva a la misma por las calles del Peso y las Torres.

El Rosario“La Procesión del Rosario recorrió el jueves las calles de Agui-

rre, Torres, Alonso de Ojeda, San Vicente, plazuela del Salvador y de las Escuelas, regresando a la iglesia por las mismas calles reco-rridas; el viernes fue por la Ventilla, acera derecha de D. Fermín Caballero, acera izquierda de la misma, D. Mariano Catalina, Cal-derón de la Barca, Trinidad, San Juan, Andrés de Cabrera, Alfon-so VIII, Caballeros, la Higuera y Torres. Este día fue conducida a hombros una gran Cruz hasta la plazuela del Carmen, en donde se colocó en recuerdo de las Misiones. Mañana, a las tres, saldrá la procesión de San Francisco, llevando la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. La procesión irá por Carretería, la Trinidad, Palafox y Alfonso VIII hasta la Catedral. Asistirán las dos bandas de música de la capital”.

Esta información viene a completar la aparecida en el Libro Oficial del Cristo de la Agonía sobre el Rosario (1998). En aquel, se explica cómo la autoridad municipal quiso prohibir esta Proce-sión en 1860 y la contestación que obtuvo de la misma Cofradía.

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“...La Imagen del Santísimo Cristo de la Agonía, de Marfil, es con impresionante diferencia la que más veces ha salido en Procesión por las calles de Cuenca en toda la historia de la ciu-dad: todas las noches de Cuaresma, son muchísimas cada año y la cifra se multiplica extraordinariamente al considerar la gran cantidad de años en que se venían ya realizando tales desfiles con el Rezo del Rosario....”

Libro del Cristo de la Agonía

El Sermón de PasiónLa noche de Jueves Santo, a la entrada de la procesión en

San Antonio Abad predicará en esta iglesia, el sermón de Pa-sión, nuestro apreciable amigo el Presbítero D. Pablo Martinez Gallego, Capellán de las Siervas de San José de esta ciudad y Oficial de la Habilitación de este Obispado.

Viernes de DoloresEl último día de la novena de los Dolores celebrada en las

Angustias, asistió una concurrencia tan numerosa, que ocupo la iglesia, el atrio y parte de la plaza. Predicó el Sr. Magistral D. Eusebio Hernández Zazo con la elocuencia de siempre.

Cuenca, Cuaresma de 1900Noticias de las gacetas, hojas y papel informativo que circularon por la ciudad

en Marzo y Abril de 1900.

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INVESTIGACIÓN

Domingo de RamosEn la Catedral se hará la bendición de las palmas, y

predicará el Sr. Lectoral D.Juan García Ortega. En las de-más parroquias é iglesias de religiosas habrá también ben-dición de palmas. En San Felipe misa cantada y bendición de palmas a las siete. En la Merced predicará por la tarde el M. Iltre. Vicario Capitular.

Jueves SantoEn la Catedral se hará el Lavatorio a las dos de la tarde.

Los Oficios propios del día se efectuarán en la Catedral y parroquias a horas acostumbradas. En San Felipe habrá misa cantada a las seis y media.

La procesión general de la tarde saldrá de San Antón a las cuatro, y así lo acuerda la Cofradía de Paz y Caridad, que hará el regreso por las calles del Peso, Salvador, Puerta de Valencia y Carretería hasta la iglesia de procedencia.

Viernes SantoEn la Catedral y parroquias se harán los ejercicios del

día á las horas de costumbre. En San Felipe empezarán a las seis de la mañana.

De la iglesia del Salvador saldrá a las seis de la mañana el Paso de Jesús, y a las diez el del Santísimo Cristo. Por la tarde, á las cinco, saldrá de la misma iglesia la procesión del Santo Sepulcro.

Sábado SantoOficios del día en la Catedral y demás iglesias, en San

Felipe a las seis de la mañana. En la ermita del Perpetuo Socorro será el ejercicio sabatino a las cinco y media.

Aunque en el programa encontrado no se especificaron todas las hermandades, evidentemente estas serían: Las de La Oración del Huerto, Jesús Amarrado a la Columna, Ecce Homo de San Andrés, Ntro. Padre Jesús del Puente, Cristo de las Misericordias y Virgen de la Soledad el Jueves Santo, las de Ntro Padre Jesús

del Salvador, San Juan y Virgen de la Soledad el Viernes Santo de madrugada, solamente el Cristo de la Luz al Medio día (Proce-sión del Cristo), y por la tarde el Cristo Yacente, la Virgen de la Soledad, los caballeros, etc... En 1900 desfilaron por las calles de Cuenca un total de 12 pasos durante la Semana Santa.

El AnónimoEl sábado último se recibió en esta población una hoja clandesti-

na firmada por “Un Monaguillo”. El escrito en que no se expresa el nombre del autor y va desposeído de personalidad que responda de él, resulta antipático y despreciativo para la opinión. El hombre que se esconde entre las sombras de un documento de esta naturaleza

está juzgado por su maldad y perversidad. Es malo por ser ignoto para él el sentimiento de dignidad, caballerosidad, moral y por con-secuencia el aprecio y estima en que debe tener a sus semejantes, y es malo porque carece en absoluto del valor de sus actos, puesto que apela a los medios reprobados por hombres honrados.

El Nuevo Obispo de CuencaYa es un hecho la designación

del Sr. Sangüesa para la mitra va-cante de Cuenca.

“La reina Regente ha firmado el nombramiento del Obispo de Cuenca á favor de D. Wenceslao Sangüesa, Deán de Toledo, ha-biendo sido igualmente preconiza-do por el Stmo. Padre Papa León XIII”.

Reciba, pues, el sucesor de San Julián nuestra cordial enhorabuena y la expresión sincera de nuestro profundo respeto.

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Jesús atado a la ColumnaPrimera y antigua talla del paso “Jesús Amarrado a la Columna”

venerado en la iglesia de Sto. Domingo y que desfiló con la Hermandad

desde su creación hasta 1915, cuando la imagen fue substituída

por la donada de D. José Cobo y que más tarde sería destruida en la guerra civil.

Cliché: Campos

Las ProcesionesAl tiempo crudo y desapacible de días pasados sucedió desde el miércoles

otro verdaderamente primaveral, el cual ha contribuido al lucimiento de las procesiones de Semana Santa en nuestra querida población, con gran afluen-cia de forasteros, que va en aumento de año en año, acudiendo á presenciar el desfile de las cofradías.

Lástima grande que éstas no se decidan de una vez á transformar por com-pleto la manera y forma de llevar en procesión los lastimosos Pasos, ya que para bien de la Ciudad han entrado de lleno en el camino del progreso.

Desde que la hermandad del Ecce Homo de San Gil tuvo la buena idea de lucir sus elegantes túnicas y llevar cubierto el rostro en la procesión, parece que se ha iniciado un verdadero movimiento progresivo en todas las cofra-días, las que en la medida de sus fuerzas contribuyen á dar más esplendor y brillantez á las ya admirables procesiones.

Casi todas las hermandades van ya con el capuz cubierto y cubierto el rostro, lo que da un tono de seriedad y recogimiento á la procesión que le faltaba antes.

La procesión del Jueves Santo fue muy lucida, salió, como de costumbre de la ermita de San Antón, incorporándose á ella al final de la calle de Palafox los Pasos de Jesús atado a la Columna y del Ecce Homo, luciendo las cofradías de ambas elegantes túnicas.

Organizada ya definitivamente la procesión salió hasta la Catedral, su-friendo en el itinerario del regreso alguna variación, pues en vez de bajar di-rectamente á San Antón, siguió por la calle del Peso, Solera, San Vicente, Alo-nso de Ojeda, Quince de Julio, Aguirre, Plaza de San Francisco, Carretería, Plaza de Cánovas, Calderón de la Barca, Fuensanta, en donde se separaron las Cofradías de la Columna y Ecce Homo que subieron a la iglesia de Santo Domingo, continuando el resto de la procesión hasta San Antón donde llegó poco después de las nueve de la noche.

El alumbrado de los Pasos se ha hecho en su mayor parte, por medio de velas colocadas en tulipas, lo que a parte de ser más elegante y cómodo resulta también más económico.

El Viernes Santo también se lucieron las tres procesiones, las de la Soledad y del Cristo, en la madrugada y mañana, muy ordenadas, sobresaliendo la del Entierro de Cristo por la tarde, que llegó al Salvador a las ocho de la noche. En ella fueron varias niñas y niños vestidos de hebreos y nazarenos, llevando los atributos de la pasión como en años anteriores.

En las andas de la Soledad se colocaron unos artísticos aparatos de luces, regalo de Doña Rosario Parada de Pajarón.

El Sr. Castillo, párroco de Palomares del Campo, predicó en Sto. Domin-go al regreso de la procesión del Jueves un elocuente sermón que fue escu-chado con gran recogimiento y agrado por la numerosa concurrencia de fieles; el Sr. Zarco el Viernes en el Salvador estuvo también elocuentísimo, habiendo también otras notables oraciones sagradas en la Catedral y demás templos, no citando los nombres de todos los oradores por no hacer demasiado extensa esta reseña.

Las bandas de música provincial y municipal, rayaron a gran altura.

En resumen, que la Semana Santa de Cuenca es digna de citarse como una de las que con más esplendor se celebran en España.

Cuenca, abril de 1900

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San Juan y su Hermandad al comienzo del siglo XXMagnífico cliché de San Juan y la Virgen de la Soledad con sus hermandades en la procesión Camino del Calvario. La extraordinaria visión nos acerca a un momento congelado hace más de cien años, en el cual podemos también apreciar a los hermanos que desfilaban con cordones y rosario.

Cliché: Ignacio y Miguel Angel Ruiz Rubio.

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Cuando terminaban las procesiones el Viernes Santo por la noche, también se celebraba entonces la peregrinación a la Virgen de las Angustias, si-guiéndose la tradición, cada año con más fervor.

En mis tiempos los nazarenos en vez de llevar tulipas como ahora, llevaban unos cirios naturales, que iban goteando la cera, marcando el recorrido que hacía la procesión. Los chiquillos la íbamos recogiendo, formando una gran bola que luego vendíamos.

El sábado, a la hora que las campanas anuncia-ban la Resurrección se armaba un ruido infernal. Todo el que tenía un arma de fuego la disparaba, haciéndolo en símbolo de su alegría. Hasta los chi-cos disparábamos petardos y cachorrillos, o sea, los artefactos con los que se podía hacer una deto-nación; el caso era armar ruido. Esto, por suerte, ha desaparecido, pues lo prohibió la autoridad hará unos cuarenta años.

Recuerdos de la Semana SantaDon Pascual Herráiz (78 años). Cuenca, Abril 1947

Calles de Alfonso VIII y Mosén Diego de ValeraLa fotografía (estereoscópica) fue tomada en una limpia y soleada mañana de invierno a principios del siglo

XX.

Colección: Alberto Martín

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