40 y tantos
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ILas 8:30 de la maana, como cada lunes, como cada semana, cada mes de los ltimos 20 aos y sigue siendo tan difcil la rutina, y no termina de acostumbrarse; podran pasar otros 20 ms y seguir siendo el peor martirio del mundo moderno.Comienza el da, de a poquito, a sorbetes cortos del caf caliente que sirve para despertar; que rpido se pasa la vida, y que rpido pasa uno por la vida, que de pronto te descubres a nada de cumplir 40. Y a diferencia de otros aos, preferiras que ese da no llegara, que se perdiera por ah, con la misma facilidad con que se desprende una hoja del calendario. Cundo fue la ltima vez que celebraste un cumpleaos?, pero celebrarlo en serio, no esas noches en vela jugando pker, bebido cereza y hablando de tus viejas glorias con tus amigos, como si entre esa pequea atmosfera de humo y alcohol el tiempo volviera atrs, a esos aos en que la vida era ms sencilla, o por lo menos, menos complicada. Para David, eso fue hace 5 aos, esa fue su ltima gran celebracin, aquella, una noche memorable, y aun la recuerda como si no hubiera sido hace 5 largos aos. Que de largos no tuvieron nada, decir que parece que fue ayer no es mera coincidencia. La maana siguiente a ese da todo fue distinto, como si despus de apagar las velas del pastel de frutas que Sofa le haba llevado, una otra se hubiera consumido en su interior. Se miraba en el espejo y vea con desagrado como todos los aos se venan reflejando en su rostro, realmente pareca un seor de 35 aos y no aquel joven que siempre fue.
De pronto, sbitamente arrepentido, de lo que fue su vida, de que no haba sido. Los sueos postergados pesaban tanto, llevarlos como muertos en la espalda, acumulando cada ao unos cuantos ms. Y hoy a punto de cumplir 40, se dio cuenta que ya no era el mismo, que dejo de serlo hace mucho, mucho ms de lo que puede siquiera acordarse.
IISali temprano a su trabajo, retrasado, para no perder las buenas costumbres y aun as dando pequeos pasos para no llegar a su destino, ya vea venir la ficcin de festejo en la oficina, las caras hipcritas desendole ms das de estos; cada vez eran menos los abrazos sinceros, las felicitaciones elaboradas y ni hablar del pastel que al paso de los aos iba perdiendo sabor en su boca. A veces recordaba borrosamente algunos aos atrs en su infancia, las velas, la mordida, la embarrada de pastel que le provocaban sus amigos, pero sobre todo a su familia. Acomodado (por as decirlo) en el pequeo asiento del metro, de repente se acord de aquellas fiestas que su mam le organizaba hace ms de 30 aos, las que organizaba con sus primos y amigos hace 20, las que le organizaban sus novias no menos de 15, las que le organizaba Sofa, su esposa desde hace 10.Todas parecan tan lejanas, el mismo se senta extrao en sus propios recuerdos, ajeno a toda esa alegra que desbordaba, a la sorpresa, al desenfado de vivir la vida y aprovechar cualquier motivo para festejarla. Pero ahora era distinto, con 40 aos encima no puedes darte el lujo de festejarte nada, de sorprenderte por nada, solo haba una idea que en l tena cabida; aunque ahora no tena bien claro cul era esa idea, lleva buscndola desde hace aos. Lo que sabe es que divertirse es signo de debilidad y en un mundo como este no puedes darte permiso de ser dbil.