7-la ansiedad por separacion

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Capítulo 7 Vidas separadas: la ansiedad por separación S ea el caso que sea con el que me enfrento, desde comportamientos obsesivos a perros que muerden, pasando por eneuresis (micción nocturna), siempre comienzo por el proceso de Vinculación Amichien. Sólo cuando ha sido eliminada la equivocada percepción que el perro tiene sobre su posición social, pueden, el perro y sus propietarios, empezar a llevar una vida más relajada y gratificante. Pero, por supues- to, no hay dos combinaciones de circunstancias iguales ni hay un solo problema idéntico a otro; de hecho, cada perro con el que he trabaja- do ha demostrado tener más de un problema, no sólo aquel que preo- cupaba a sus amos. Por consiguiente, he tenido que ir adaptando mi método para tratar con una gran variedad de perros y un abanico aún más amplio de problemas. Si algo resultó evidente en cuanto empecé con mi trabajo fue que no iba a volverme a aburrir en toda la vida. Ningún caso ilustra esto mejor que uno de los primeros perros que traté, el de Sally, una enfermera de zona7 que vivía en una preciosa casi- ta de campo en un pueblo si~ado a pocos kilómetros de mi casa. Sally me llamó una noche muy agitada. "He oído hablar del trabajo que has estado haciendo", me dijo. "¿Sería posible que te ocuparas de mi Bruce?" Bruce era un perro mestizo de cuatro años, muy bonito, con un aspecto que recordaba a un zorro. Sally se desvivía por él y él sen- tía por ella la misma adoración: el problema era precisamente que él la quefía algo más de lo debido. ¡Y simplemente no podía soportar que le separaran de ella! Cuando su ama estaba en casa, Bruce la seguía a todas partes. Estaba constantemente a sus pies. Pero sus problemas empezaban de verdad cuando ella se iba de casa. En cuanto Sally salía por la puerta, se arma- 7 District nurse: una enfermera del National Health Service (Servicio Nacional de Salud) que tiene asignada una zona en la que hace visitas a domicilio. (N. d. T.) 75

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Capítulo 7 del libro "Saber escuchar al perro"

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  • Captulo 7

    Vidas separadas:

    la ansiedad por separacin

    Sea el caso que sea con el que me enfrento, desde comportamientosobsesivos a perros que muerden, pasando por eneuresis (miccinnocturna), siempre comienzo por el proceso de Vinculacin Amichien.Slo cuando ha sido eliminada la equivocada percepcin que el perrotiene sobre su posicin social, pueden, el perro y sus propietarios,empezar a llevar una vida ms relajada y gratificante. Pero, por supues-to, no hay dos combinaciones de circunstancias iguales ni hay un soloproblema idntico a otro; de hecho, cada perro con el que he trabaja-do ha demostrado tener ms de un problema, no slo aquel que preo-cupaba a sus amos. Por consiguiente, he tenido que ir adaptando mimtodo para tratar con una gran variedad de perros y un abanico anms amplio de problemas. Si algo result evidente en cuanto empeccon mi trabajo fue que no iba a volverme a aburrir en toda la vida.

    Ningn caso ilustra esto mejor que uno de los primeros perros quetrat, el de Sally,una enfermera de zona7que viva en una preciosa casi-ta de campo en un pueblo si~ado a pocos kilmetros de mi casa. Sallyme llam una noche muy agitada. "He odo hablar del trabajo que hasestado haciendo", me dijo. "Sera posible que te ocuparas de miBruce?" Bruce era un perro mestizo de cuatro aos, muy bonito, conun aspecto que recordaba a un zorro. Sally se desviva por l y l sen-ta por ella la misma adoracin: el problema era precisamente que l laquefa algo ms de lo debido. Ysimplemente no poda soportar que lesepararan de ella!

    Cuando su ama estaba en casa,Bruce la segua a todas partes. Estabaconstantemente a sus pies. Pero sus problemas empezaban de verdadcuando ella se iba de casa. En cuanto Sally sala por la puerta, se arma-

    7 District nurse:una enfermera del National Health Service (Servicio Nacional de Salud) quetiene asignada una zona en la que hace visitas a domicilio. (N. d. T.)

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    ba la de San Quintn. Bruce corra como un loco por la casa, agarran-do desesperadamente todas las prendas de Sally que pudiera encontrar.A!volver a casa, muy a menudo vea que Bruce se haba hecho con ellasuna especie de cama en la que haba estado echado. Ni que decir tiene,la cuenta de la tintorera era astronmica. Muchos de sus vestidos favo-

    ritos haban quedado inservibles.Pero, con gran diferencia, el aspecto ms inquietante del compor-

    tamiento de Bruce era la forma en que haba empezado a atacar f-sicamente la puerta principal de la casa. Haba empezado por morderel marco. Sus ataques haban ido arrancando poco a poco la maderahasta dejar al descubierto la pared. Cuando Sally me llam, haba con-seguido atravesar, royendo, royendo, el papel pintado y la yesera, y sevean los ladrillos. La puerta tena un aspecto lamentable. Sally semora de ganas de llamar al carpintero, pero saba que tena poco sen-tido arreglar el marco hasta que Bruce no corrigiera su comporta-miento.

    En estos aos, he visto estos sntomas en innumerables ocasiones. Elcomportamiento de Bruce era un ejemplo clsico de uno de los pro-blemas ms comunes que trato: la ansiedad por separacin. No hayduda de que estar separado de su amo puede perturbar terriblemente aun perro. La angustia que el perro siente puede ser la causa de algunoscomportamientos muy destructivos. He visto perros que se comanmuebles y cortinas, ropa y peridicos. Recuerdo uno que se comi unacasete; tuvieron que operarle para sacarle la cinta que, como si fuera unespagueti, se haba desenrollado en el estmago. Huelga decir que losperros pueden matarse en estas situaciones.

    Sin embargo, la experiencia me ha demostrado que la causa de laansiedad del perro no es porque se sienta triste como un nio abando-nado, sino porque se considera un padre, y est angustiado porque nove a su hijo. No tard mucho en darme cuenta de que esto era preci-samente lo que crea Bruce, el perro. de Sally. Tambin qued claroenseguida que la vida que ambos llevaban juntos slo serva para en-conar ms esta situacin. Lo primero que not cuando visit a Sallyfue que Bruce corri hasta m dando brincos nada ms verme. Estabaclaro que Sally lo consideraba un comportamiento normal en un perro.Por tanto, l no tena ni nocin de lo que era el espacio personal. Pararematarlo, el perro la segua adondequiera que fuera, frecuentementecaminando junto a ella de habitacin en habitacin. Su compaerismo,

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    a primera vista, era bastante encantador, dado que, adems, Sally hacapoco que haba roto con su pareja. Pero yo saba que esto estaba exa-cerbando los problemas que se haban desarrollado.

    Cuando pregunt a Sally por su rutina, enseguida me qued claroque no tena prcticamente ninguna. Al ser enfermera de zona, la lla-maban a cualquier hora del da, sin seguir ningn patrn coherente.Normalmente sala por la maana, pero a veces se pasaba por casa paracomer; otras veces no volva hasta entrada la noche. Era evidente queesto le produca una cierta sensacin de culpabilidad. Por ejemplo, lacasa estaba llena de juguetes de todos los tipos concebib1es. Haba tam-bin un cubo lleno de galletas cerca de la puerta de entrada. Cuando lepregunt para qu serva, Sally me explic que era parte de la rutinaque segua al salir de casa: al irse por la maana daba unas pa1maditasa Bruce, le deca que le vera ms tarde y segn sala le daba una galle-ta. No guardaba las galletas, para que Bruce pudiera servirse mientrasella estaba fuera. No haba ninguna duda acerca del cario que ellaprofesaba a Bruce; pero ese cario estaba mal encauzado. Era necesa-rio que ella reorientara su afecto.

    No tard mucho en formular un diagnstico. Estaba segura deencontrarme ante un perro que se senta responsable de su ama. Brucesenta que Sally era su hija, y no al revs, de modo que cuando ella selevantaba para moverse por la casa l -como cualquier buen padre- lasegua para asegurarse de que no le pasara nada. Sus ataques al marcode la puerta eran expresiones de puro pnico por su parte. El rea enque l se concentraba era aquella en la que haba tenido lugar la sepa-racin. Morda la puerta en un intento de escapar de casa y recuperara su cra. Cuando expliqu a Sally 10 que ocurra, entendi la reaccinde Bruce perfectamente. No se volvera usted loco de preocupacin sisu beb se fuera de ese modo? Y, en cualquier caso, qu otra cosapoda hacer Bruce? (Se ha demostrado recientemente que los nivelesde endorfinas de los perros aumentan cuando mastican, atenuando eldolor como una descarga de adrenalina.)

    Adems, Sally estaba haciendo muchas cosas que slo empeoraban lasituacin. Para empezar, le seal que la forma que tena de salir decasa agitaba a Bruce. El ritual que segua antes de irse por la maanareforzaba la posicin del perro como lder de su pequea manada. Amedida que l haba empezado a entender el ritual, poda anticipar 10que iba a ocurrir. El perro senta que era el responsable y no quera que

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  • Saber escuchar al perro

    ella saliera a un mundo que a l le pareca que ella no comprenda bien:un Alfa, dada su posicin social, sabe, por definicin, qu es lo que con-viene hacer. .

    Su ansiedad aumentaba al ver el humor que ella traa al volver.Siempre que volva y se encontraba el habitual desorden, regaaba aBruce. Desde el punto de vista de Bruce, esto deba relacionarse conalgo que ella se haba encontrado mientras estaba ausente "por ahfuera". As que el perro estaba ansioso cuando ella se iba y ansiosocuando regresaba por lo que le hubiera podido suceder. Por si todoesto fuera poco, la costumbre de Sally de dejarle las galletas en la puer-ta agravaba an ms la situacin."Es el lder quien suministra la comi-da; por tanto, si puedes conseguir comida a cualquier hora, es quedebes ser el lder.

    Siempre que me encuentro un caso as, me acuerdo de aquella esce-na de Peter Pan en la que Wendy y los nios se echan a volar con elhada Campanilla. Al partir, un poco del polvo mgico de Campanillacae sobre la perra de los nios, Nana,s que flota con ellos. Cuando lacadena a la que sigue atada le impide seguir volando, su rostro se cubrede una mezcla de tristeza y de terror. Est preocupada por el destino alque se dirige su familia y desesperada porque ella no puede acompa-arlos para protegerlos. Me daba mucha pena aquella perra y sentauna compasin similar por Bruce. Como tantos perros con los que mecruzo, crea que era responsable de su ama. Dado que sus orgenesse encontraban en una sociedad en la que la clave era la conservacinde la manada, su separacin de su hija le desesperaba. Mi tarea consis-ta en intercambiar sus roles: haba que cambiar la descripcin del tra-bajo de cada uno.

    Cada propietario con el que trato tiene que empezar de la mismamanera. Lo primero que Sally tena que hacer era seguir el proceso deVinculacin Amichien. Slo siguiendo las cuatro partes poda reequili-brarla relacin para que Bruce fuera relevado de la responsabilidadque estaba causndole tanto estrs. La intimidad de Sally con Bruce eratal que al principio ella se senta terriblemente culpable por ignorarle.Como tanta gente, se preguntaba si esto no apenara al perro. Todavahoy, las personas que empiezan el proceso me dicen: "Estoy seguro de

    8 Nana es una perra de raza Terranova que acta en la obra como niera de los hijos del matri-monio Gentle. (N. d. T.)

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  • Vidas separadas: la ansiedad por separacin

    que mi perro cree que ya no le quiero". A esto respondo que, una vezms, estamos obsesionados por una idea humana del mundo, en con-creto por nuestra idea del amor. Si realmente amamos a alguien o apre-ciamos algo, nuestra nica motivacin debera ser desearles 10 mejor.En circunstancias como stas, pido a los amos que piensen menos en 10que ellos necesitan y ms en las necesidades del animal. Y adems, unavez que se haya completado el proceso de vinculacin, se es libre decolmar al perro co~ tantas atenciones como se quiera: es afecto en unadistinta direccin.

    Bruce tena cuatro aos, y llevaba mucho tiempo haciendo esto, asque definitivamente se trataba de 10 que llamo un perro "de rehabilita-cin". Para afrontar el problema concreto de salir de casa, yo necesita-ba profundizar el proceso. Lo primero que hice fue conseguir que Sallydejara de dirigirse al perro al salir. Quera que ella se comportara comouna lder y se moviese como quisiera. Tambin le ped que realizarauna transformacin menos drstica en el ambiente de la casa cuandosaliera. Mientras ella estaba all sonaban la radio o la televisin a todo

    volumen y ella hablaba con Bruce o por telfono. En cuanto sala porla puerta, todo aquel ruido desapareca. Bruce se quedaba all sopor-tando el silencio. La casa se transformaba de un lugar en el que habaruido y actividad en otro en el que nada ocurra. Para el perro era obvioque ella estaba a punto de salir.

    Tambin le ped que no le dejase comida. La seal que estaba trans-mitiendo era completamente errnea. Reforzaba la sensacin que elperro tena de ser el lder. Adems, era un prctica completamente sinsentido. El perro no se coma las galletas. Qu padre va a sentarse acomer cuando no sabe dnde est su hija? En cambio, consegu queSally diese ella misma de comer al perro, simulando que coma paradestacar su 1iderazgo. Le ped que continuase as durante las siguientesdos semanas.

    ~in embargo, desde mi punto de vista, la clave era que Sally tenaque quitarle dramatismo a la salida y la llegada, para que parecieransucesos normales. Para ayudar a Bruce a comprender que las idas yvenidas de Sally eran normales, le ped que probase una tcnica quellamo "salida simulada". Debo admitir que Sally me mir de formaextraa la primera vez que le expliqu 10 que quera que hiciera, pero,a pesar de todo, sigui adelante. Quera que saliera sin que Bruce seagitase. No poda salir por la puerta por obvias razones: era donde

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  • Saber escuchar al perro

    se concentraban todas las ansiedades de Bruce. Desafortunadamente

    la casita no tena ms puertas, as que le ped que utilizara otra salida: laventana del saln.

    Antes de hacerlo, le ped que se pusiera los zapatos y el abrigo a lavista de Bruce. Tambin le ped que dejara la radio puesta para que nose produjera un cambio apreciable en el ambiente. Luego ella se subia la ventana y sali al exterior, dio la vuelta a la casa y volvi a entrarpor la pu~rta principal. Al reaparecer, me asegur de que ignorasecompletamente a Bruce. El mensaje que estaba transmitiendo era queella era la lder y que, por tanto, ira y vendra como le pareciera. Nonecesitaba pedirle permiso a Bruce para salir de casa.

    Sally pensaba que las reacciones retardadas que se reflejaban en elrostro de Bruce eran maravillosas. No poda entender lo que estabapasando. Pero lo ms importante es que tampoco le asustaba. Animadapor ello, le ped que repitiera el proceso, pero esta vez quedndosefuera cinco minutos. Nuevamente, al volver ignor a Bruce. Y denuevo l se mostr relajado ante la perspectiva de que Sally hubierasalido y volviera a entrar a la casa. En esta ocasin, como en la prime-ra, al regresar, Sally se encontr la puerta intacta.

    A menudo me preguntan por qu es necesario reforzar elliderazgocada vez que te renes con tu perro. Hay varias razones. .En el nivelms bsico, la respuesta, una vez ms, se sita en la vida salvaje. Lacomposicin de las manadas cambia constantemente. Cuando ungrupo de lobos sale de caza, no hay ninguna garanta de que todos vuel-van vivos. Siempre existe la posibilidad de que la pareja Alfa o sussubordinados puedan morir o acabar heridos, y no vuelvan. Por eso,despus de cada separacin, se restablece la jerarqua, la manada vuel-ve a definir su estructUra de poder de modo que en todo momento sesepa quin manda, quin defender a la manada y en qu orden tienenque cumplirse los roles. Para el perro se trata de una accin instintivay se aplica igualmente a la situacin dorvstica. Siempre que el amodeja de estar a la vista del perro, ste no tiene forma de saber ni decomprender adnde ha ido su amo ni cunto tiempo estar ausente. Asque siempre que vuelve a aparecer, sin importar el tiempo que hayaestado ausente, el perro necesitar saber quin est desempeando elpapel de lder. Es la nica forma de poder mantener el statu quo.

    Teniendo esto presente, era imprescindible que Sally siguieraactuando as durante un perodo prolongado. Empezamos a trabajar

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  • Vidas separadas: la ansiedad por separacin

    durante el fin de semana. Le ped que se quedara fuera cinco minutosms cada vez que saliera. Al cabo del fin de semana, Bruce estaba apre-ciablemente ms relajado y haba dejado la puerta en paz. No s lo quepensaran los vecinos de aquella mujer que sala continuamente por laventana, pero, francamente, ni a Sally ni a m nos preocupaba lo msmnimo.

    Sally sigui haciendo lo mismo siempre que se iba a trabajar. Pocotiempo despus, en vez de echar a correr hasta ella cuando reaparecapor la tarde, Bruce se quedaba all de pie tranquilo meneando la cola.Ambos se profesaban an ms cario que antes. Y por fin Sally pudollamar al carpintero.

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