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HISTORIA DEL ENLATADO

El hombre primitivo, que inició la recolección de frutos e insectos hace aproximadamente un millón de años, pronto se enfrentó a la preocupación de cómo disponer de alimentos en épocas en que la naturaleza hacia problemática la obtención de éstos. Sólo hasta la época greco-romana aprendió a desarrollar diferentes técnicas (ahumado, desecación, salado, etc.) para conservar los alimentos.

Pero fue hasta 1795 cuando Napoleón ofreció un premio de 12.000 francos, a quién le presentara un medio efectivo para conservar los alimentos, ya que el hecho constituía una necesidad para un adecuado aprovisionamiento a sus tropas, entre las que el escorbuto y el hambre, estaban causando más bajas que los combates.

Por otra parte, las tropas Napoleónicas se extendían ya por todo el Continente Europeo y se requería encontrar una solución al problema de traslado y conservación de alimentos hasta ellos.

Nicolás Appert, oscuro habitante de los suburbios de París, que había trabajado como confitero, chef, cervecero y vinatero, acogió la idea y el desafío. Dedicó 15 largos años a investigaciones y pruebas, hasta concretar la idea.

Finalmente, después de cocer parcialmente los alimentos, los envaso en frascos de vidrio taponados con corcho, que sometió finalmente a la acción de agua hirviendo.

Comprobó que si el alimento se sellaba dentro de un recipiente hermético y se lograba expulsar el aire, se conservaba durante mucho tiempo.

En 1790 Appert presentó sus productos a la “Sociedad para el Impulso de la Industria Francesa”. Envió muestras de vegetales, perdices y salsas y hasta 18 tipos diferentes de alimentos procesados y se comprobó que después de cuatro meses y 10 días: “todos habían retenido su frescura y ni uno había sufrido deterioro”.

Las primeras conservas de Appert se probaron en la armada francesa, ya que hasta entonces en los barcos de guerra sólo se tomaban alimentos secos, salados o excesivamente azucarados.

Los capitanes de esos barcos, informaron que las conservas mantenían bien a los alimentos pero que los frascos de vidrio eran demasiado frágiles y difíciles de manejar en el mar, solicitando se enviaran los alimentos conservados en recipientes de mayor resistencia.

Napoleón Bonaparte, le entregó personalmente los 12.000 francos del premio.

En 1810 Nicolás Appert, publicó un tratado sobre: “La acción de conservar toda clase de substancias animales o vegetales”.

Si los franceses tenían que trasladar y conservar los alimentos para sus tropas, no era menor la necesidad que los ingleses tenían. Es así que Peter Durand, se lanzó a mejorar el reciente descubrimiento francés. Observó que el vidrio que Appert utilizaba era frágil y se rompía en los traslados, así como que el cierre de corcho, no era muy confiable y fue entonces cuando como alternativa surgieron los envases de cerámica, estaño, hierro y otros diversos materiales.

Durand, desarrolló un envase cilíndrico, fabricado con hojalata (lámina delgada de acero, recubierta de estaño). Patentó la idea y dejó que otros la explotaran.

Bryan Donkin y John Hall, ingleses también utilizando la patente de Durand y después de un año de experimentos, instalaron una fábrica y para 1813 estaban ya enviando alimentos enlatados al Ejército y la Marina Inglesa.

En 1903, la compañía inglesa Cob Preserving, inició investigaciones para recubrir el interior de los envases metálicos con barnices que no sólo impidieran la corrosión, sino que evitaran la acción sobre determinadas frutas (fresas y cerezas) blanqueándolas.

En la actualidad, los envases se elaboran con hojalata electrolítica o lámina cromada y han surgido alrededor de 30 tipos de lacas diferentes que se aplican a las láminas metálicas con máquinas barnizadoras. Estos recubrimientos no afectan en manera alguna al sabor ni olor del producto. Constituyen un aislante entre el producto contenido y el envase metálico: son atóxicos y evitan la decoloración de los productos.

El sellado de la lata, se hace en la actualidad con una aleación plomo-estaño, con una soldadura plástica o con soldadura eléctrica que traslapa las láminas.

Es así, que los pobladores de los más remotos lugares y los diversos exploradores en todos los confines del mundo, cuentan ya con un nuevo auxiliar insustituible, así como hoy en día son miles de metros de estantería los que se llenan en los autoservicios, con una enorme variedad de productos.

EL ORIGEN DE LOS ALIMENTOS ENLATADOS

Carnes, vegetales, mariscos, frutas, casi todo lo que se pueda comer dispone de una “versión en lata”. Estamos acostumbrados a tener a mano una colección de alimentos en lata, listos para cuando queramos preparar alguna receta en particular. A pesar de si ubicuidad, no todos saben que se trata de un invento del francés Nicolas Appert, que puso a punto este mecanismo hace 200 años.

Forman parte de nuestra cultura. A pesar de que no pensamos en ello, casi todos los días consumimos algún alimento que ha sido procesado y guardado dentro de una lata antes de llegar a nuestra mesa. Se trata de un mecanismo seguro, que permite a los alimentos perdurar intactos durante años, aplicable a casi cualquier cosa que se pueda comer. El crédito de tan útil invento se atribuye a un investigador francés, llamado Nicolas Appert, quien entre los años 1795 y 1810 se embarcó en la búsqueda de un sistema que le permitiese a los militares de la época disponer de raciones más o menos dignas y seguras.

Por aquellos años Francia estaba en guerra, y a pesar de que desde el punto de vista militar se obtenían resultados (es decir, eran más eficientes matando gente que sus enemigos), lo cierto es que tanto la población civil como los soldados encargados de mantener en marcha la maquinaria de guerra morían como moscas, víctimas del hambre, el escorbuto y otras enfermedades asociadas con el consumo de alimentos en mal estado.

Carnes, vegetales, mariscos, casi todo alimento dispone de una “versión en lata”.En este escenario, se hacia indispensable buscar la forma de que la gente dispusiese de alimentos en condiciones, que reemplazan las porquerías en mal estado que se veían obligados a comer. El gobierno de ese país decidió tomar el toro por las astas, ofreciendo una recompensa -12.000 francos- a quien fuese capaz de proporcionarles un sistema efectivo para no solo conservar alimentos, sino que facilitase su transporte y distribución en el frente y en las poblaciones atacadas. Appert trabajó en el problema, y a pesar de que no tenia (ni el, ni nadie en esa época) absolutamente la menor idea de las causas que provocaban la descomposición de la carne asada o el pan, logró solucionar el problema. Durante sus experimentos notó que aquellos alimentos que eran calentados en el interior de un envase hermético, libres de la acción del aire, eran capaces de permanecer en buen estado durante meses. A pesar de desconocer la existencia de las bacterias responsables de la descomposición, fue capaz de deducir que la limpieza e higiene durante la preparación, al igual que sellado hermético de los recipientes, eran fundamentales para su correcta preservación.

Las latas comenzaron a ser utilizadas en 1813.Dado que fabricar un recipiente metálico hermético estaba más allá de sus posibilidades, Appert utilizó como envases botellas de vidrio selladas con corcho. Estos recipientes eran hervidos en tinajas, permitiendo que el calor -aunque el investigador no lo supiese- matase los gérmenes que se encontraban en su interior. Los alimentos así preparados fueron distribuidos en las filas de la armada francesa, y el mismísimo Napoleón Bonaparte apoyó públicamente el invento de Appert. Los 12.000 francos de premio le fueron entregados en 1809, y en 1810 publicó un libro llamado “El libro de todos los hogares. El arte de preservar sustancias vegetales y animales por muchos años”, en el que explicaba detalladamente su método. Como ocurre a menudo, algunos historiadores adjudican la invención del método de esterilización de alimentos mediante el calor a otra persona -Lázaro Spallanzani en este caso- pero este último efectúo sus trabajos medio siglo más tarde, en 1865. El libro de Appert se convirtió en un éxito, y como es sabido, su sistema comenzó a utilizarse masivamente en tiempos de paz. El mismo año en que su descubridor publicó el libro en el que explicaba cómo conservar unos 50 alimentos diferentes, un comerciante inglés llamado Peter Durand solicitó al Rey Jorge la patente para comercializar productos preparados de esta manera. Las latas comenzaron a ser utilizadas cuando Durand le transfirió (previo pago de una bonita suma de dinero) los derechos de su patente a Byan Donkin y John Hall, quienes poseían la fundición de hierro "Dartforl".

Estos ingleses fabricaban -entre otras cosas- latas de hierro cubiertas con estaño. En 1813 Dartforl enviaron las primeras latas de alimentos al ejército y a la marina de su país, quienes luego de “experimentar” con las tropas destacadas en las Guarniciones de Santa Elena y en las Islas Occidentales determinaron que eran perfectamente aptas para reemplazar los envases de vidrio, al tiempo que proporcionaban a su contenido un “envoltorio” más resistente. A partir de ese momento, cada expedición que partía a tierras lejanas -como el Ártico- iba provista de su correspondiente carga de alimentos enlatados. Hubo que esperar hasta 1860 para que la humanidad, gracias a los trabajos de Pasteur, supiese que el deterioro de los alimentos era producido por la acción de los microorganismos.

Hoy día, como decíamos al principio, podemos encontrar los alimentos más diversos preservados en una lata. Disponemos de ellos gracias al esfuerzo de Appert, que fue capaz de deducir -aún sin una sólida base científica que respaldara sus investigaciones- la forma de prepararlos.

ENLATADO DE PRODUCTOS HIDROBIOLOGICOS:

El pescado en conserva es una forma sana, segura y cómoda de disfrutar de este alimento, ya que podemos saborearlo siempre que nos apetezca, en cualquier momento y en cualquier lugar.

La conservación de los alimentos ha sido una de las obsesiones constantes en la Historia del hombre. Las duras épocas de carestía o las malas cosechas obligaban a las familias a mantener ciertas reservas alimenticias, una necesidad que requería primero encontrar un modo de que los productos perecederos resistiesen a la putrefacción durante periodos más prolongados de tiempo.

Proceso de conservaciónEspaña es uno de los países con mayor industria conservera. La mayoría de los ciudadanos ya están acostumbrados a almacenar en sus casas latas de pescado, tanto para sacar al cocinero de la casa de más de un apuro, como para disfrutarlas cada vez que apetezcan. Gracias a variados procedimientos térmicos, hoy podemos saborear en cualquier momento sardinas, mejillones, atún, navajas, berberechos y un largo etcétera de pescados y mariscos.

Cuando el pescado llega a la fábrica, lo primero que hay que hacer, antes de nada, es limpiarlo y vaciarlo de sus vísceras. A continuación se somete a un proceso de precocinado en el que se llevan a cabo procedimientos de cambio térmico, ya sean a través de vapor o aire caliente, en lata o en parrilla. Gracias a este sistema, el pescado pierde agua y reduce sus dimensiones: un cambio que, por ejemplo, en las sardinas es bastante evidente, ya que suelen perder hasta un 30% de su peso.

Posteriormente se añade, ya con el pescado en la lata, el aceite (de oliva, girasol u otros) o las salsas (escabeche, salsa americana, tomate, en su tinta, picante, salsa de vieira). Le sigue un proceso de esterilización, que deja estable el pescado; y el almacenamiento, en el que el producto madura completamente.

Ventajas nutritivasEl pescado fresco es muy nutritivo, pero la conserva de pescado también. El proceso industrial no altera la composición nutricional del alimento, por lo que mantiene todas sus vitaminas y minerales intactos. Al no darle la luz al contenido de la lata, los nutrientes fotosensibles (vitaminas A, K y ácidos fólicos) no se pierden con el paso del tiempo.

En el caso de los pescados azules, como las sardinas o el atún, a la acción beneficiosa que para el organismo suponen sus ácidos grasos, hay que añadir las propiedades también cardiosaludables que incorpora el ácido oleico del aceite que se usa de cobertura. Tanto el omega 3 del pescado azul como los ácidos grasos del aceite de oliva permiten prevenir las enfermedades cardiacas.

Por otro lado, los cambios de temperatura del cocinado tampoco afectan a las propiedades alimenticias del producto y hacen que los almidones y las proteínas se hidrolicen, lo que mejora la digestión del alimento.

Todo son ventajas para el consumo de latas de pescado: comodidad, seguridad, higiene, nutrición y sabor. Además, en la cocina, el pescado en conserva permite numerosas opciones gastronómicas: es ideal para elaborar rellenos, hacer ensaladas, acompañar la pasta y el arroz, y, cómo no, para degustarlo a solas, como entrante.

DESCRIPCIÓN DEL PRODUCTO

Las conservas de pescado, alimento especialmente nutritivo por su alto contenido proteico y de Omega 3, que ayudan a un buen desarrollo y crecimiento del tejido cerebral y de la vista en los niños, a regular la presión sanguínea y a eliminar la grasa saturada que se forma en la venas ( colesterol malo ) reduciendo de esta forma el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, trombosis e inflamaciones.

Comer 100 grs de pescado 2 o 3 veces a la semana cubre el requerimiento nutricional de las personas.

ESPECIES

Atún, Caballa, Sardinas, Jurel y Pota.

PROCESO DE ELABORACIÓN

En los procesos de elaboración de nuestros productos, trabajamos cumpliendo con los mas altos estándares de calidad, para lo que estamos certificados por las siguientes instituciones reconocidas internacionalmente:

FDA, Estados Unidos de Norteamérica. EFSIS, Inglaterra. IFS, Alemania, Francia. ASDA/GEORGE, Europa. ISO 14,000 Gestión Ambiental. ISO 9,001 Gestión Gerencial de Calidad.

EMPAQUE

Presentaciones en diferentes cortes, tales como, Sólido, Filete, Grated, Enteros y envasados en envases de hojalata:

½ lb o tuna x 170 grs / x 185 grs Tall x 425 grs Austral Pack x 200 grs ¼ club x 90 grs / x 125 grs Dingley x 120g Envases institucionales de 500 grs / 1,000 grs

Las conservas de pescadoPara que una conserva sea catalogada apta para el consumo humano debe superar distintos parámetros de calidad así como exhaustivos controles técnicos de elaboración

La conserva es un procedimiento que consiste en envasar un producto en un recipiente hermético y someterlo posteriormente a tratamiento térmico. De esta manera se logra un producto estéril, de larga vida útil que no necesita refrigeración. Poner a disposición del consumidor las conservas pesqueras no es tarea fácil ya que su elaboración requiere estrictas normas de seguridad y su comercialización debe regirse por la calidad.

Por NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ 9 de enero de 2008

A la hora de elaborar las conservas existen tres normas básicas que deben tenerse en cuenta. En primer lugar el envase debe ser íntegro, sin malformaciones o rasguños y debe cerrar herméticamente para soportar los procesos de esterilización, manipulación, transporte y almacenamiento y evitar la contaminación patógena o la alteración del producto. El material del envase debe ser resistente para impedir su deformación o fundición durante el tratamiento a altas temperaturas.

En segundo lugar es importante llevar a cabo un correcto proceso de esterilización. Las enzimas y microorganismos que producen la alteración del pescado se destruyen o quedan inactivadas con facilidad mediante la acción del calor. De esta manera, debe someterse el producto a suficiente temperatura para destruir microorganismos, en especial 'Clostridium', o inactivar enzimas no deseadas. Finalmente, aunque no menos importante, es la higiene que se debe llevar a cabo durante todo el proceso de elaboración. En este caso deben tenerse en cuenta cuatro acciones:

Limpiar el recipiente antes y después de su envasado hermético, después del tratamiento térmico y siempre con agua clorada.

Proteger las latas vacías durante su almacenamiento e inspeccionarlas exhaustivamente antes de su manipulación.

Verificar la ausencia de defectos en las latas así como la integridad del envase y el correcto funcionamiento de los cierres herméticos.

Mantener en perfecto estado toda la maquinaria necesaria para la elaboración del producto. Cualquier imperfección puede llevar a la pérdida del producto.

La conserva de atúnEl atún es un pescado rojo que con la cocción para la elaboración de conserva se convierte en marrón

El consumo de atún en conserva representa, según los últimos datos presentados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el 50% del total de conservas que se consumen. Para su obtención, el pescado llega a la industria sin vísceras y ya congelado. Debe ser de tamaño grande, sin piel y sin espinas. El primer paso para la obtención de la conserva pasa por descongelar el pescado y limpiarlo en profundidad. Seguidamente se sumerge en un baño de hidróxido de sodio (NaOH) con un pH de 14 durante dos o tres minutos.

De esta manera se consigue la contracción de la piel del pescado y se facilita su separación del músculo. Con la ayuda del agua a presión se separará la piel.

Para neutralizar el efecto básico del hidróxido de sodio, se baña el producto con una solución ácida (pH = 1) durante un minuto. Posteriormente se lleva el producto a cocción, con una temperatura de 100ºC para lograr una pérdida de agua del 40% - 50%. Esta pérdida es importante realizarla en este momento ya que de no ser así se perdería durante la esterilización y se mezclaría con el líquido de gobierno, es decir, con los aceites. La cocción también elimina la grasa y coagula las proteínas dando lugar a una textura más firme y de fácil manipulación.

Seguidamente se disminuye la temperatura y se lleva el producto a refrigeración. De esta manera su corte es más fácil. Para cortar se hace por la mitad y en cada mitad se repite la operación. Finalmente se envasa con la forma deseada, ya sea en filetes, troncos o piezas más grandes y se envasa en latas. Se añade aceite como líquido de gobierno, se cierra herméticamente, se esteriliza a 115ºC -130ºC durante 15 o 30 minutos y se enfría. Para almacenar y adquirir el sabor del aceite, se deja la conserva a 30ºC durante dos semanas.

Un consumo al alza

La empresa nacional MERCASA, en colaboración con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), ha elaborado un estudio sobre el consumo de conservas pesqueras en los hogares españoles. De dicho estudio se han sacado dos claras conclusiones: la primera es la búsqueda de alimentos saludables por parte del consumidor, incidiendo en mayor medida en su calidad y seguridad; la segunda es que se ha detectado un creciente aumento en la demanda de alimentos rápidos de cocinar, aquellos que permiten un ahorro de tiempo y que, por tanto, son fáciles y cómodos de preparar.

El 54% del consumo de alimentos en los hogares españoles son productos frescos, y el 46% restante corresponde a alimentación ya preparada o facilitada para su consumo. La diferencia de consumo entre ambos es mínima ya que cada vez más se elaboran alimentos que permiten aumentar el tiempo entre el momento de su compra y el de su consumo.

Es aquí donde entran en juego las conservas, especialmente las de pescado y marisco. A las conservas de atún, que son las que más se consumen, les siguen las sardinas, con un 7%, y los mejillones, con un 6%.

Según la localización geográfica, la capacidad de los sistemas de distribución y las características de los consumidores la demanda de conservas pesqueras de las distintas comunidades autónomas es variable. Las grandes consumidoras de estos productos son Cataluña, Canarias y Navarra.

¿Qué es un alimento enlatado?

¿Qué es una lata o un envase de hojalata? ¿Por qué se enlatan los alimentos? ¿Los alimentos enlatados contienen aditivos? ¿Qué son las lacas sanitarias?

Es un alimento fresco, envasado en un recipiente de hojalata, herméticamente cerrado, el cual se somete a un proceso de calentamiento (esterilización o pasteurización), a unas condiciones de tiempo y temperatura determinadas, para conservarlo tan cerca como sea posible en su estado natural hasta el momento de consumirlo.

El calor es el único factor utilizado para conservar todas las características nutricionales, microbiológicas y organolépticas, propias del alimento, tales como: sabor, color, olor y textura entre otras.

¿Qué es una lata o un envase de hojalata?

Es un recipiente metálico, hermético y aséptico, apto para conservar alimentos frescos y naturales, cuya base es un acero recubierto de estaño y lacas protectoras de origen orgánico, compatible con los alimentos .

¿Por qué se enlatan los alimentos?

En el momento en que se recolecta cualquier producto o materia prima, este sufre pérdidas inevitables en cuanto a su frescura, calidad y nutrición. Todos estos cambios continúan naturalmente durante el transporte o almacenamiento prolongado en los supermercados hasta ser sometidos a la cocción final en el hogar.

El enlatado recoge y preserva lo bueno de las cosechas recién recogidas. Es una alternativa para tener un alimento tan natural como los alimentos frescos fuera de época de cosecha. Es fácil de transportar y permite el almacenamiento del producto por largo tiempo, conservando sus características.

Los alimentos enlatados ofrecen muchas ventajas, son nutritivos, duraderos y se pueden consumir fuera de temporada, además las latas que se utilizan permiten conservarlos sin ningún riesgo Los alimentos que consumimos se presentan en formas diferentes, naturales, procesados, enlatados, envasados, empaquetados, deshidratados o congelados. Lo importante es saber cuáles son los más nutritivos y cómo conservan sus características nutricionales, para poder elegir mejor.

Los alimentos enlatados, tienen muchas ventajas en la vida moderna, sin embargo, su aspecto nutricional ha sido subestimado por muchos años y contrariamente a lo que la mayoría de los consumidores piensan, conservan su valor nutricional sin alteraciones, además de tener muchas ventajas sobre los alimentos frescos, los que sin duda constituyen la mejor opción, si sus condiciones son las adecuadas.

Las frutas y verduras frescas deben ser consumidas en el menor tiempo posible posterior a la cosecha, ya que pierden vitaminas después de pocos días, incluso almacenados a temperatura recomendada en un refrigerador.

Esta pérdida de nutrimentos se acentúa cuando en casa, las frutas y verduras son sometidas a un proceso poco adecuado de preparación, por ejemplo, cuando son cortadas de forma muy fina, cuando son sometidas a procesos de cocción por largo tiempo, en recipientes destapados y con una cantidad de agua no apropiada.

Esto mismo sucede con las carnes, pollo y pescados, que además al ser cocinados, refrigerados y vueltos a calentar pierden todavía más la cantidad de nutrimentos disponibles.

Por otra parte, es importante considerar tener una buena higiene en la preparación de los alimentos ya que se pueden contaminar con mucha facilidad y ocasionar enfermedades gastrointestinales. Todo esto conlleva a dedicar gran cantidad de tiempo en la adecuada selección, manejo y preparación de los alimentos que vamos a ofrecer a nuestra familia, tiempo que hoy en día casi no disponemos por las ocupaciones laborales o por las complicaciones que ofrecen ahora las grandes ciudades.

Los alimentos enlatados ofrecen una buena alternativa para consumir alimentos nutritivos, ya que son cultivados y elegidos minuciosamente cumpliendo con todas las especificaciones y estándares de calidad, además son almacenados bajo estrictas normas de higiene y son envasados sólo en el momento idóneo en el que el producto se encuentra en el grado de maduración y conteniendo la mayor cantidad de atributos nutrimentales.

En el enlatado, el tiempo entre la cosecha, el transporte y el procesamiento de los alimentos es relativamente corto y ésta es una de las principales razones por las que el alto valor nutritivo se mantiene, es un excelente medio para conservar los alimentos en forma estable ya que protege las vitaminas y minerales, porque son cocinados a la temperatura exacta y el tiempo adecuado.

Una vez que se ha enlatado el alimento, la pérdida de nutrimentos se detiene y se conservan debido a la ausencia del contacto con el medio ambiente y además es una manera fácil y segura de agregar vitaminas y minerales a la dieta. En algunos alimentos, como el puré de tomate, aumenta la disponibilidad de algunos nutrimentos como los licopenos, sustancias propias de este alimento y con cualidades benéficas que puede proteger contra el cáncer y por ser antioxidante también protege contra enfermedades cardiovasculares.

Los alimentos enlatados son alimentos frescos, que han sido cocinados y colocados en un envase con un recubrimiento interno de grado alimenticio que protege al alimento, es por ello que no existe ningún peligro al consumir un alimento contenido en una lata

que ha sufrido por alguna razón alguna abolladura, a menos que esté inflada, explote al abrirla o presente óxido.

Las latas son cerradas herméticamente y sometidas a un proceso de calentamiento uniforme, por lo tanto, no se necesitan aditivos y pueden consumirse de forma segura y confiable. Tienen una vida de almacenamiento más larga que cualquier empaque de otro material y no necesitan consumir grandes cantidades de energía durante la refrigeración. Los envases de acero no son tóxicos y no afectan el sabor ni la calidad del contenido. Las latas son impenetrables a la humedad, gases, luz y a los olores por lo que los alimentos enlatados son los que se conservan en óptimo estado por más tiempo.

Los alimentos enlatados no llevan conservadores químicos, porque son conservados gracias al cierre hermético y al proceso térmico a los que son sometidos. Las cantidades de sal y azúcar utilizadas son controladas cuidadosamente de acuerdo a las recomendaciones generales para consumo humano, lo que en muchas ocasiones no sucede en la casa cuando preparamos alimentos y no contamos con la medida exacta.

Muchos productos alimenticios enlatados están disponibles en presentaciones con poca sal y sin sal (muy convenientes para personas hipertensas). En cuanto a problemas de obesidad, es posible llevar una alimentación sana y balanceada con base en alimentos enlatados (atún, verduras, etc.).

En México los procesos de enlatado son regulados de manera obligatoria por la Norma Oficial Mexicana emitida por la Secretaría de Salud lo que garantiza que el alimento sea manipulado y preparado en óptimas condiciones de calidad e higiene.

En resumen, los alimentos enlatados:

Son completamente seguros. Sanos Con todas las propiedades nutritivas. Con posibilidad de identificar en todo momento el origen del producto. No necesitan refrigeración o congelación para su almacenamiento, lo que

supone un ahorro de energía. Con una duración óptima que se prolonga durante años. Con una amplísima gama de productos. Con un envase (la lata de acero) totalmente reciclable.

http://cocina.facilisimo.com/reportajes/ingredientes/pescado-y-marisco/conservas-de-pescado-salud-y-sabor_185145.html

http://www.austral.com.pe/pr_conservas.aspx

http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/tendencias/2008/01/09/173562.php

http://www.quiminet.com/articulos/que-es-un-alimento-enlatado-8305.htm

http://www.esmas.com/salud/home/recomendamos/731650.html