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CONTENIDO
CONTENIDO ..................................................... 2
¿Cuál es la Mejor Forma de Orar? ........ 3
La Fe Es un Llamado a la Oración; La
Oración Es un Llamado a La Fe .............. 5
La Promesa de las Escrituras ................ 7
Reencarnación—la Escalera de Caracol 9
La Ley del Karma—Esclavitud, o la
Liberación del Alma ............................... 11
¿Qué es fracasar, espiritualmente? .. 15
¿Cuál es la Mejor Forma de Orar?
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
Jesucristo y Sri Krishna, ambos, aconsejaron orar a Dios de un modo personal. Sin embargo ambos también enfatizaron que Dios está más allá de la forma, y que Él debe ser buscado, en última instancia, en el Infinito. Como dijo Jesús, “Dios es espíritu, y aquellos que lo adoran a Él deben adorarlo en espíritu y en verdad.”
Incluso habló constantemente de Dios como nuestro Padre Celestial. En lo que es conocido como el Padre Nuestro, propuso una oración muy humana al Padre Celestial, pidiendo cumplimiento para todas las necesidades espirituales.
El Bhagavad Gita explica que el hombre, viviendo como lo hace en un
cuerpo humano, encuentra difícil adorar al Infinito como si el ego y el cuerpo ni siquiera existiesen. Krishna dice que para los seres humanos es mucho mejor trabajar con la realidad como la conocemos, que afirmar una realidad de la cual la mente humana es incapaz de formarse alguna clara noción. Alentando al devoto en esta dirección, dice “¡Oh
Arjuna, sé tú un yogui!”- es decir, sé uno que trabaja con, no rechazando las energías del cuerpo y las tendencias naturales de la mente.
En el capítulo doce del Gita, Arjuna pregunta:
“Aquellos que, siempre resueltamente, te adoran a Tí como devotos [es decir, en una relación de “Tu” y “yo”], y aquellos que te contemplan a Tí como el Espíritu inmortal y no manifestado- ¿cuál grupo es el mejor versado en yoga?”
El bendito Señor respondió: “Aquellos que, fijando sus mentes en Mí, me adoran a Mí, siempre unidos a Mí a través de suprema devoción, son a mis ojos los perfectos conocedores del yoga…
“Aquellos cuyo estricto objetivo en la unión con el No Manifestado eligen un camino más difícil; el camino de la dedicación al Absoluto es arduo para los seres encarnados”- es decir, el camino de Gyana Yoga.
La Fe Es un Llamado a la Oración;
La Oración Es un Llamado a La Fe
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
En el Evangelio de San Mateo, en los Capítulos 7 y 21, leemos:
Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá…
Les aseguro que si tienen fe y no dudan… si le dicen a esta montaña, Quítate de ahí y arrójate al mar; así lo hará.
Y todo lo que pidan en oración con fe, lo recibirán.
Paramhansa Yoganada mostró con su propio ejemplo que la oración es un poder, siempre que creamos profundamente en ese poder. Cuando nuestros pensamientos y sentimientos están fuertemente enfocados y luego unidos en una creciente conciencia de la Presencia Divina en nuestro interior, pueden hacer que se cumplan incluso deseos aparentemente poco realistas.
Cuando Paramhansa Yoganada estaba a cargo de su escuela en Rancho, en India, ocasionalmente llevaba a los niños a excursiones en las campiñas de los alrededores. “No lejos de ahí había una cascada,” le dijo a Swami Kriyananda, “donde los llevaba algunas veces. Era peligroso cruzar por allí. Pero yo le gritaba a los niños, ‘¿Creen en Dios?’ ‘¡Sí!’, respondían gritando con entusiasmo. Y entonces siempre cruzábamos con seguridad.”
“Años más tarde, luego de que me había ido a América, uno de los maestros intentó hacer lo mismo, pero carecía de poder espiritual. Uno de los niños resbaló en una roca y se ahogó.”
De esta manera, explicó el Maestro, solo la fe no es suficiente. Debe estar unida a una conciencia enfocada en un solo punto, lo cual lleva a la Auto-realización. El Bhagavad Gita subraya en el sexto Capítulo la necesidad de tal concentración enfocada en un solo punto:
Siempre que la mente, inconstante e inquieta, se aleje de su concentración, que el yogui que medita la retraiga resueltamente, rechazando toda distracción (¡no importa cuán encantadora!), y la traiga de vuelta una y otra vez bajo el control del Ser.
La Promesa de las Escrituras
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
En el Evangelio de San Lucas, capítulo 15, leemos la Parábola del Hijo Pródigo. Jesús cuenta sobre el hombre que tomó la riqueza otorgada
por su padre, y la despilfarró en un país lejano, donde siguió el mal camino. Finalmente, regresó a la casa de su padre, arrepentido. Cuando su padre lo vio, (Jesús nos cuenta)
se compadeció, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. Y el hijo le dijo, “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus sirvientes, “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, y denle un anillo para su dedo y sandalias para sus pies; y traigan el cordero engordado y mátenlo, y comamos y festejemos; porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y fue encontrado.” Y comenzaron a festejar.
Los seres humanos de poco corazón, identificados como lo están con sus pequeños egos, dan exagerada importancia a cualquier desaire que reciben de otros. Así, imaginan que Dios es como ellos, mezquino, que no perdona, y vengativo. Sin embargo, ante los ojos de Dios, cuando los seres humanos se van por mal camino no hay nada que perdonar. Todos
nosotros somos solamente aspectos de Su propio Ser. Aquel que nos hizo reside en nosotros. El no está lejos de nosotros en algún cielo remoto. Su llamado a nosotros es siempre para que volvamos a nuestro propio hogar, dentro nuestro.
La forma de regresar es descrita en al Bhagavad Gita, en el sexto Capítulo:
La suprema bendición es de aquel yogui que ha calmado completamente su mente, controlado las tendencias de su activo ego (rajas), y se ha purgado a sí mismo del deseo, obteniendo de ese modo la unidad con Brahma, el Espíritu Infinito.
Reencarnación—la Escalera de
Caracol
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
En el Libro del Apocalipsis, Capítulo 3, Jesucristo nos dice:
Al vencedor lo convertiré en una columna del templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí.
Hay una diferencia entre los dogmas de la Iglesia que están basados en deducciones razonadas de las declaraciones de las escrituras, y las declaraciones de la sabiduría, que están basadas en la realización interior de las verdades de las escrituras. La razón, como un tren, sólo puede seguir las vías ya existentes de la experiencia humana. La memoria humana, al ser corta, rara vez es capaz de cruzar de regreso sobre el umbral de la existencia actual de una persona. Las referencias Bíblicas a vidas anteriores en la tierra son pasadas por alto en el proceso deductivo, y por lo tanto las encontramos excluidas del cuerpo del dogma oficial. Sin embargo, tales referencias existen. La Biblia misma
las presenta—como lo hace Jesús en este pasaje—no como una enseñanza abstracta, sino como una percepción personal y directa de la verdad.
De la misma manera Krishna, en el Bhagavad Gita, acalla las dudas razonables de Arjuna sobre el tema, no con argumentos razonados, sino con la sincera declaración contenida en el cuarto Capítulo de esa gran escritura:
Arjuna, tú y yo hemos pasado por muchos nacimientos. Yo los conozco a todos, aunque tú, Oh castigador de enemigos, no los recuerdas.
La Ley del Karma—Esclavitud, o la
Liberación del Alma
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
La Epístola de San Pablo a los Gálatas contiene esta declaración, citada a menudo:
No se engañen: Dios no puede ser burlado; porque lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.
En Autobiografía de un Yogui
Paramhansa cuenta una historia de la vida del santo de Benares Swami Trailanga:
Cierta vez, un escéptico quiso poner
en evidencia a Trailanga como un
charlatán. Puso delante de él un gran
balde con una mezcla de cal de la que
se usa para blanquear las paredes.
El materialista dijo con reverencia
fingida, “Maestro, le he traído este
cubo de leche cuajada. Por favor
bébalo.”
Trailanga, sin titubear, se bebió
hasta la última gota del ardiente
contenido. En pocos minutos, el
malhechor cayó al suelo, sufriendo
terribles dolores.
“¡Ayúdeme, Swami, ayúdeme!”, gritó.
“¡Estoy ardiendo! ¡Perdone mi malvada
prueba!”
El gran yogui rompió su silencio
habitual y dijo, “¡Pícaro! ¿No te
diste cuenta, al ofrecerme el veneno,
que mi vida es una con la tuya
propia? Si no fuera por el
conocimiento que tengo de que Dios
está presente en mi estómago, así
como en cada átomo de la creación, la
cal me hubiera matado. Ahora que ya
conoces como opera la divina Ley del
Talión, nunca más hagas maldades a
los demás.”
El bien castigado pecador, curado
con las palabras de Trailanga, se
escurrió sumisa y calladamente.
Yogananda continúa diciendo:
La transmisión del dolor no se debió a ninguna volición del Maestro, sino
que se operó a través de la
aplicación de la infalible ley de
justicia que sostiene todas las cosas
de la creación.
Los hombres realizados en Dios, como
Trailanga, permiten que la ley divina
opere instantáneamente; han
desvanecido para siempre las
obstaculizantes corrientes del ego.
Los detalles del destino son comprendidos completamente no por la razón, sino por la Auto-realización. Su telaraña, aunque está amarrada eternamente al poste de la motivación del ego, es demasiado complicada como para ser percibida como una sola hebra. Sólo los grandes maestros pueden verla con claridad. Para ellos es visible en todos sus funcionamientos—no desde dentro de la maraña, sino desde arriba, en la superconciencia.
Como Sri Krishna dijo en el Cuarto Capítulo del Bhagavad Gita:
Aquel que contempla la inacción en la acción, y la acción en la inacción, es sabio entre los hombres; el es uno con el Espíritu; el ha alcanzado la verdadera meta de la acción (la libertad perfecta).
¿Qué es fracasar, espiritualmente?
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
El primer pasaje es del Evangelio de San Mateo, Capítulo 25. Jesús cuenta la Parábola de las Diez Vírgenes, cinco de ellas prudentes y cinco necias. Ellas esperan a su esposo, la Conciencia Crística. Las vírgenes prudentes conservan el aceite de sus lámparas, símbolo de su devoción, encendidas durante la noche. Las vírgenes necias no pusieron aceite en sus lámparas. Ellas son como el devoto promedio, que hace los gestos externos del ritual pero no mantiene el fuego del amor ardiendo en el corazón.
Cuando anunciaron la llegada del Novio, las vírgenes necias se dan cuenta de su error y se apresuran en salir a comprar aceite. Durante su ausencia, la Conciencia Crística
llega y abraza a aquellas que lo habían estado esperando con devoción. Las necias no son aceptadas por él debido a su opaca devoción. “Estén preparados,” dijo Jesús a sus oyentes, “porque no saben ni la hora ni el día en que vendrá el Hijo del hombre.”
En Autobiografía de un Yogui,
Paramhansa Yogananda describe la conciencia de “virgen necia” que encontró en la ermita de Mahamandal, en la que estuvo siendo joven, en Benarés. “Estaba contento”, escribió, de que mi nuevo hogar contara con un
ático, en donde me arreglé para pasar
los amaneceres y la últimas horas de
la tarde. Los miembros del ashram,
conociendo poco acerca de las
prácticas de meditación, creían que
yo debía emplear todo mi tiempo en
labores de organización. Ellos me
elogiaban por el trabajo que hacía en
la oficina por las tardes.
“¡No trates de atrapara a Dios tan
pronto!” Esta burla acompañó una de
mis tempranas partidas hacia el
ático… [Luego, mientras meditaba] me
sentí como corporalmente elevado
hacia una esfera ilimitada.
“¡Tu Maestro vendrá hoy!” Una divina
voz femenina llegó de todas partes y
de ninguna.
Esta suprema experiencia fue rota
por un grito de un lugar definido. Un
joven clérigo apodado Habu me estaba
llamando desde la cocina.
“¡Mukunda, ya basta de meditación!
Se te necesita para un mandado.”
Las palabras de la Madre Divina no fueron pronunciadas en beneficio de ese clérigo—la “virgen necia”, sino para Mukunda, la “virgen sabia”. Porque ese fue el día que su guru, Sri Yukteswar, llegó a él.
No sufran, amigos, si sienten que han sido necios. Ningún error es para siempre. Si ahora mantienen su lámpara encendida, algún día llegara su oportunidad. En el Bhagavad Gita, en el sexto Capítulo, Krishna le promete a todo devoto:
Arjuna, ¡ninguno que trabaje para la auto-redención se encontrará con un destino malo!
Viviendo en la presencia de Dios
La verdad es una y eterna. Date cuenta de tu unidad con ella en tu Ser inmortal, dentro tuyo.
El siguiente comentario está basado en las enseñanzas de Paramhansa Yogananda.
En el Evangelio de San Mateo, Capítulo 25, leemos sobre un Rey—lo cual se puede aprovechar, porque se hace referencia a Dios—quien da la bienvenida a ciertos devotos a la conciencia divina diciendo, “tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en prisión, y me vinieron a ver.”
Los elegidos le preguntan cuando fue que lo habían servido a Él de esa manera, y el Rey respondió, “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.”
Ver a Dios residiendo en todo ser humano, como Él de hecho lo hace, es
abrirse uno mismo a ilimitadas oportunidades para servirle. Paramhansa Yogananda, en Autobiografía de un Yogui, describió a un santo que vivía en esta conciencia como “el hombre de humildad más grande que he conocido”. Describió un encuentro aparentemente fortuito con este santo:
Otro día, me encontraba caminando
solo cerca de la estación del
ferrocarril de Howrah. Me detuve por
un instante delante de un templo,
criticando silenciosamente a un
pequeño grupo de hombres que, con
tambores y címbalos, recitaban
violentamente un canto.
“¡En qué forma tan poco devota usan
el nombre divino del Señor, en una
repetición mecánica!”, pensé yo. Mi
mirada fue sorprendida por la rápida
aparición del Maestro Mahasaya.
“Señor, ¿cómo ha venido aquí?”
El santo, haciendo caso omiso a mi
pregunta, contestó a mi pensamiento.
“¿No es cierto, señorito, que el
nombre del Amado suena siempre dulce
en todos los labios, ya se trate de
gente ignorante o sabia?” Pasó su
brazo a mi alrededor cariñosamente.
Yo me sentía transportado como en una
alfombra mágica a su Presencia
Misericordiosa.
Si quieres ver a Dios, trata de verlo a Él en todos lados. Si quieres escuchar Su voz, escúchala en todos los sonidos y en los silencios que los comprenden. Si quieres conocer a Dios, busca Su sabiduría más allá del mero conocimiento humano.
El Bhagavad Gita, en el sexto Capítulo declara:
El que contempla Mi presencia en todos lados,
Y a todas las cosas morando por igual en Mí,
El nunca Me pierde de vista amorosamente,
Ni Yo a él, en toda la eternidad.