9 - delumeau-la leyenda de la edad media cristiana

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DELUMEAU-La Leyenda de la Edad Media Cristiana

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/i) Las insuficiencias del cuerpo pastoral pretridentino1. La moralidad del clero parroquial: el concubinato deLOS SACERDOTESEs imposible comprender ios fines y los mtodos de la Reforma catlica si no se intenta antes poner en claro lo que era -a nivel parroquial la vida religiosa del Occidente cristiano antes de las transformaciones de la poca tridentina. Con qu prrocos y vicarios haban tenido que relacionarse los fieles a lo largo de su vida? A principios del siglo xv, Nicols de Clamanges afirmaba que en numerosas dicesis vivan sacerdotes concuiinarios L Ger- son tema que no se pudiera deponer a los sacerdotes lujuriosos, debido a su gran abundancia. Fierre dilly declaraba en un snodo que numerosos eclesisticos passim et publice concubinas tenentn. En cuanto a Jean de Varennes de espritu exaltado y desequilibrado aseguraba que a lo largo de sus viajes haba encontrado infinidad de sacerdotes casados2. A estas lamentaciones formuladas por unos telogos en los aos 1400 responden, dos siglos ms tarde, pero antes de que la Reforma catlica haya podido triunfar plenamente, las quejas que se pueden leer en los pliegos de protesta presentados a los Estados generales de 1614 por los parroquianos del bailiazgo de Troyes3:Se plaignent aussi les dictz habitans (de Bouilly, generalidad de Chlons) contre les cures, vicaires et cliapelains qulz deserve en la dicte cure et aul- tres leurs circonvoisines de la mauvaise vie quil maine et xnauvais exemple quilzleurs monstre, iesquelz curez et vicaires tiennenl avec eulx des servantes et filies de joye desquelles les aueuns ont des enfans en petit et grand nombre portant grand estat, voire plus que les emmes des melieurs laboureurs et mar- eliands du pays, [...] tiennent leurs dictes servantes et leurs enants en presbi- taires et en leurs chambres et ue sen cache point, qui est ung grand scandale au public....La protesta contra las inalas costumbres del bajo clero encabezaba las quejas de los habitantes de La Loupierre (igualmente en el bailiazgo de Troyes)4: ...Premirement quil se commet plusieurs abuz par les gens desglise contre les sainctz decreiz et ordonnances tant en habitz dissoluz, jeux. tavernes, ports darmes, tant en chasse que aultrement en quoy lis emploient la plus -part de leur temps scandaleusement et ont emmes et filies en leurs maisocs soubz ombre de leurs Services, desquelles ilz ont enfants.Estas recriminaciones centra la moralidad del clero parroquial deben aceptarse con cierta reserva. En efecto, es muy difcil precisar la proporcin de sacerdotes concabinarios que poda haber en una dicesis o en parte de ella. El registro del consejo eclesistico de Crisy, en Normanda, que abarca ciertamente con algunos vacos cronolgicos el perodo 1315-1406, slo contiene quince acusaciones de inmoralidad contra igual nmero de sacerdotes. Ahora bien, la jurisdiccin de dicho consejo eclesistico se extenda sobre una decena de parroquias, donde eidero era mucho ms abundante que en nuestros das 5. En la dicesis de Grenoble, seis visitas pastorales escalonadas entre 1340 y 1414 slo revelan 27 casos de concubinato en varios centenares de parroquias inspeccionadas 6. Probablemente estas cifras son bajas. Los habitantes de muchos pueblos, al contrario que los de Bouilly y La Loupierre en 1614, deban de ser bastante indulgentes con su pastor, y no lo denunciaban al obispo ni al juez eclesistico. En todo caso, euando se poseen informes ms precisos de visitas pastorales dos del siglo xvi slo se consiguen proporciones de una cuarta parte (Pases Bajos} o un tercio (Renania, 1569) de curas concabinarios en el conjunto del clero parroquial de una dicesis7. Probablemente stos son los porcentajes verdaderos. Pero aun as es necesario aclarar que haba dos tipos de sacerdotes concubinarios: aquellos cuya vida privada era disoluta, y los que vivan maritalmente con una mujer a la que eran fieles (que eran los ms numerosos). Jean de Varennes declaraba haber encontrado muchos sacerdotes y mujeres que se haban hecho mutua promesa de fidelidad de la misma manera que hacen las personas casadas 8, y los registros eclesisticos de Crisy hablan de sacerdotes cuya concubina es como una esposa con la que tiene varios hijos9. Durante mucho tiempo los tribunales episcopales se limitaron a aplicar sanciones a los sacerdotes culpables, sin velar por la efectiva separacin de la concubina. Adems, el concubinato era casi inevitable en aquellos casos en que el sacerdote deba trabajar para poder vivir y precisaba de una mujer que cuidara de la casa. Ahora bien, la edad cannica de una sirvienta de sacerdote deba ser de sesenta aos, excepto si se trataba de una pariente prxima. Podemos imaginarnos en qu grado de desgaste deba de encontrarse una campesina a los sesenta aos en plena Edad Media, y qu nmero de personas alcanzaba esta edad! Seguramente estas personas se encontraran exclusivamente en los palacios .episcopales y-en los de los papas10. Los prrocos padres de. familia empleaban a sus hijos como monaguillos, a ptesar de las prohibiciones de los snodos diocesanos, y se esforzaban en ensearles los rudimentos de la lectura y escritura del latn, con la esperanza de poderles transmitir su beneficio o vicariado. En Roma, se pocha comprar con cierta facilidad la dispensa necesaria para permitir que un bastardo fuera ordenado sacerdote. As se formaron dinastas de prrocos que intentaban pasar un beneficio de padre a hijo. Ms que las faltas de la carne, benignas en aquel entonces a los ojos de la multitud, exactamente como sucede en nuestros das con la falta de delicadeza en las cuestiones monetariasn, lo que provocaba el escndalo local y suscitaba el rencor de los fieles de la dicesis era la amenaza de acaparamiento de un beneficio para los hijos del pastor, en detrimento de los nios legtimos de la parroquia, as corno el tren de vida de la mujer del prroco, por poco que destacase en relacin con el de las dems mujeres del pueblo. Esta situacin es la que se trasluce con toda claridad en las quejas emitidas pollos habitantes de Bouilly en 1614.2. El absentismo

2. El absentismo

En todo caso, es necesario que nos persuadamos, en contra de lo que ha venido creyndose durante mucho tiempo, que no fue precisamente la mala conducta del clero, en especial la del bajo clero secular, que era el que con ms frecuencia se hallaba en contacto directo con los fieles, el motivo que hizo inclinarse una parte de Europa del lado de la Reforma protestante. La investigacin a este respecto debe orientarse en una direccin religiosa y no moral, y buscar los motivos por los que a menudo la Iglesia ha respondido deficientemente a las necesidades religiosas de las multitudes, ha distribuido mal los sacramentos, oficiado mal las misas y orado mal. Si los sacerdotes, a pesar de teirer esposa e hijos, hubieran celebrado la misa con devocin, hubieran sido confesores eficientes y, ante todo, hubieran enseado el catecismo, no hay duda de que la Reforma protestante difcilmente se hubiera producido.

Mucho ms grave que las desviaciones de conducta del clero en cuanto a sus repercusiones sobre la religiosidad de los fieles, era el absentismo de numerosos sacerdotes de parroquias, especial-'mente los de las situadas en el campo. Entre los siglos xiv y xvn, el nmero de parroquias que se vieron privadas de su pastor titular fue muy elevado, bien porque ste se hallara estudiando en la Universidad y en tal caso tena derecho a hacerse reemplazar por un perodo de siete aos, bien porque simplemente prefiriera vivir en la ciudad, aun sin haber obtenido la autorizacin para'ello, limitndose a recoger las rentas de su beneficio. En la dice-1am4a,*!*a***4I444444=4444

3. La responsabilidad del episcopadoEl abuso del absentismo o, por el contrario, el comportamiento poco pastoral del sacerdote residente alejado del control de la autoridad jerrquica, son hechos aparentemente opuestos que, sin embargo, plantean idntica acusacin contra un episcopado no demasiado atento a las necesidades espirituales del pueblo cristiano.Seguramente, los obispos anteriores a la Reforma catlica quiz no fueran tan malos como se ha dicho, especialmente en cuanto concierne a su vida privada. As pues, debemos guardarnos de generalizaciones prematuras acerca del episcopado pretridentino. Segn ha escrito R. Antenas, sin duda es tentador el intento de efectuar un juicio de conjunto sobre el alto clero de la poca; [...] pero no debe disimularse el hecho de que tamaa empresa sera (actualmente) algo menos que imposible, incluso en el caso de que se intentara a escala nacional [...] En efecto, el episcopado de finales del siglo xv y comienzos del xvi nos ofrece una gama extremadamente rica de personalidades que reproducen la infinita variedad de los tipos humanos, donde se codean lo mejor y lo peor22.Sin'embargo, cmo evitar la impresin de que el obispo del Renacimiento tena escassimo contacto tanto con su clero como con los fieles? Ciertamente, si l mismo hubiera nombrado a los sacerdotes de su dicesis, los habra tal vez? conocido mejor. A comienzos del siglo xvi, en el conjunto de la dicesis de Tour- nai, de un total de 506 parroquias 452 no haban sido provistas por el obispo23, y sta era la regla general para la mayor parte de las dicesis. En ningn momento los obispos fueron bastante conscientes de que se planteaban ante ellos grandes problemas religiosos, de que la mentalidad de las muchedumbres cristianas residentes en las ciudades evolucionaba, ni de que las necesidades de las almas no eran las mismas que dos o tres siglos antes. Eran demasiados los prelados que no residan en su dicesis y que se encontrabanfuertemente ligados a servicio del Estado. Por otra parte, en el caso de que residieran, no hay duda alguna de que conceban la direccin de su dicesis de un modo excesivamente rutinario y administrativo, y buena muestra de ello nos la proporciona el hecho de que raramente emprendan visitas pastorales, y de que no convocaban snodos con la regularidad recomendada y precisa. Los obispos crean que para estar en paz con ellos mismos 24 bastaba con conservar la sociedad cristiana en la inmovilidad y administrar correctamente o hacer administrar los aspectos temporales relativos" a sus obispados. Les faltaba la inquietud pastoral que, en lgica consecuencia, tena asimismo que ser escasa en el bajo clero.La sustitucin de los sacerdotes ahsenistas por prrocos mercenarios, pagados por los titulares de los beneficios, tuvo como resultado que se confiara la salud de gran parte del pueblo cristiano a un proletariado de vicarios temporales, designados muy a menudo despus de verdaderos regateos. Estos sustitutos, generalmente vagabundos y en cualquier caso ordenados sin ttulo, eran generalmente ignorantes y poco celosos de sus deberes. Por otra parte, para poder subsistir necesitaban compaginar su cargo con un trabajo manual, obligacin que se impona asimismo a los curas titulares de un beneficio demasiado modesto. Los estatutos sinodales alemanes prevean la lista de oficios autorizados. Un sacerdote poda trabajar como jardinero, almaciguero, pastor, vaquero, agricultor, pintor, escriba, librero, boticario y pescador. En Tournai tambin estaban autorizados a ejercer como barberos o sastres. Por el contrario, les estaba prohibido ejercer de bataneros, tejedores, bai- los, comerciantes, prestamistas, taberneros, matarifes, traficantes o abogados 25. As pues, el pastor de una parroquia se encontraba al mismo nivel que su grey, lo cual deba ser ocasin para convertirlo en personaje simptico. Pero el hecho de que no hubiera pasado por seminario alguno reportaba como consecuencia que su instruccin fuera aproximadamente similar a la de sus feligreses. Ser bueno recordar, llegados a este punto, de qu modo san Vicente de Pal tom consciencia de su vocacin. Se encontraba en 1617 en Folleville, Picarda, en las tierras de los Gondi, y descubri que el prroco del lugar desconoca incluso la frmula de la absolucin26. Instruido por esta primera experiencia, tuvo ocasin de constatar la mediocridad del clero rural, y se sinti impulsado a fundar lo ms pronto posible la congregacin de la Misin. Dicha mediocridad era un mal que, ya a comienzos del siglo XV, haba alarmado a Nicols de Clamanges:Casi todos los sacerdotes son apenas capaces de leer lentamente, slaba por s-laba, sin comprender ]as palabras ni su sentido. Qu fruto producirn en los dems, si lo que leen es para ellos mismo algo prcticamente incomprensible? Cmo podrn actuar de intercesores ante Dios y pedirle gracias para otros, si ellos mismos ofenden y deshonran su ministerio con su ignorancia y la indignidad de su vida?27.Si el clero parroquial era ignorante hasta tal punto y en las parroquias rurales ello deba de ser cierto no slo entre los sustitutos sino tambin entre los curas residentes, como poda aportar una alimentacin religiosa sustancial? J. Toussaert ha demostrado magistralmente esta hiptesis en el caso concreto de Flan- des 2S, observando que durante los siglos XIV y xv se enseaba poco y mal el catecismo a los fieles. En los sermones de la poca que han llegado hasta nosotros, dogmas y sacramentos slo ocupan un lugar accesorio. Asimismo, se ha podido observar con estupefaccin los pocos libros de horas que contenan textos de las Escrituras. El examen (sumario) para acceder al sacerdocio antepona Pedro Lomhardo a san Pablo y el derecho cannico a los Padres de la Iglesia. Subrayemos, pues, con J. Toussaert, este aspecto esqueltico de la forma de comprender la religin, caracterstico de un conocimiento orientado hacia una prctica puramente moral, legal y externa, sin armazn dogmtica, sin luz que permita profundizar sobre la frecuentacin de los sacramentos, sin espiritualizacin, incluso en quienes posean un nivel de instruccin y cultura que les haca ms maleables. Sobre qu podan fundar su vida religiosa? En este contexto, es perfectamente comprensible el asalto protestante que colocaba la religin bsicamente en el terreno de la fe y de un comercio ntimo con Dios 29.4. Una nueva problemticaNos encontramos a punto de llegar a una conclusin que a muchos an les parece revolucionaria30: acaso no sera simplemente una leyenda la edad de oro del cristianismo medieval? No se ha confundido la religin de la masa de los habitantes de Occidente con la de una lite de clrigos? Partiendo del postulado de que el cristianismo alcanz un notabilsimo nivel durante los siglos xn y xiii, se ha credo en la existencia de una decadencia posterior, contra la que se habra alzado la Reforma protestante, y a continuacin la Reforma catlica. Pero, acaso es vlido el postulado inicial?Observando el comportamiento de los pastores se descubren hechos de signo contrario al postulado expuesto. Cierto que, entre los siglos xiv y XVI, ni el papado ni el alto clero dieron siempre ejemplos demasiado edificantes. Pero J. Janssen, que ha reunido una impresionante documentacin sobre la Alemania preluterana, cita numerosos testimonios sobre la existencia de buenos superiores, prelados cumplidores y obispos piadosos de los que se beneficiaba la Iglesia del Imperio31. Tambin es cierto que a partir de Juan XXII los papas concedieron con demasiada facilidad dispensas de no residencia a los obispos, quienes por su parte siguieron la, misma tnica en lo que respecta al bajo clero. Pero acaso el cuerpo clerical en conjunto era peor en 1500 que cuando, en 1074, durante el papado de Gregorio VII, el concilio de Roma conden la simona, el trfico de beneficios, y el matrimonio y la disolucin de las costumbres de los eclesisticos? Cuando es posible efectuar un sondeo profundo sobre la situacin en el siglo xm la poca de las catedrales, por ejemplo gracias a los registros de visitas pastorales de Eudes Rigaud, arzobispo de Kun, se descubre que el clero de la poca no era superior en ningn aspecto al del perodo siguiente32. Inversamente, J. Toussaert, en su investigacin sobre Flandes en los siglos XV y XVI, saca la impresin de que el clero de esta regin, desde el doble punto de vista de las costumbres y la residencia, haba realizado algunos progresos entre 1450 y 1520.Si consideramos ahora en conjunto la vida religiosa occidental durante los siglos xiv y XV, qu constataremos? Se observar que las, iglesias se multiplicaban a un ritmo creciente en Francia, Alemania e Inglaterra; que se desarrollaba una religin ms personal entre las lites, gracias especialmente a los Hermanos de la Vida Comn y a la comente creada por la Devotio moderna; y la apertura aunque ciertamente en un clima de anarqua de nuevas y populares formas de piedad. Todo parece presentarse como si, al menos en las ciudades, las masas estuvieran ms despiertas y no que se hubieran despertado al sentimiento cristiano. Acaso no constituyen irrecusables testimonios sobre la sed religiosa de las muchedumbres la eclosin de los Via Crucis, los desfiles de flagelantes, las procesiones tras el Corpus Domini, las representaciones de la Pasin, y el extraordinario xito de predi* cadores tales como Vicente Ferrer, Bernardino de Siena, Olivier Maillard o Savonarola?

Frente a estas acrecentadas necesidades espirituales, el clero parroquial, sobre todo en las zonas rurales, segua siendo poco instruido. Ello nos permite afirmar que el drama de la Iglesia era la inconsistencia teolgica de la mayor parte de sus pastores, que, en consecuencia, se hallaban incapacitados para responder a la nueva demanda religiosa de sus fieles. En estas condiciones, se compren-