alapÁs (ed. v, ¡aniversario!)

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5ta Edición Busca los testimonios sobre nuestros proyectos y artículos de interés. P. 5 El Dr. Martín Cruz Santos hace un recuento histórico con su artículo: 15 años y un preludio. P. 9 Celebrando los quince años de fundación de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social (ALAPÁS), Inc. P. 11

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Dedicamos esta edición a celebrar los quince años de existencia de ALAPÁS. Conoce nuestra trayectoria y nuestras metas...

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Page 1: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

5ta Edición

Busca los testimonios sobre nuestros proyectos

y artículos de interés. P. 5

El Dr. Martín Cruz Santos hace un recuento histórico

con su artículo: 15 años y un preludio.

P. 9

Celebrando los quince años de fundación de la Alianza Laura Aponte

por la Paz Social (ALAPÁS), Inc.

P. 11

Page 2: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

ALAPÁS: LA REVISTA

Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.

Edición: 5 Año: 2013

Directora Editorial Anuchka Ramos Ruiz

Twitter: @ramos_anu

Artista Gráfico Rosimar Fraticelli

Correctora

Myra Rivera

Coproductora de Contenido Rosimar Fraticelli

Colaboradores

Myra Rivera Torres

Herbert Rolando Rivera Castro

Dra. Dinorah Navarro

Amanda Fuentes

Dr. Rafael Lozano

Dr. Martín Cruz Santos

Yassel Ambert

JUNTA DE DIRECTORES

Myra Rivera Torres

Presidenta

Lcdo. Kevin Rivera-Medina

Vicepresidente

Margarita Aponte Rivera

Tesorera

Carmen Rodríguez

Secretaria

Miguel Ayala

Vocal

Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.

Calle Robles # 54, Of. 14

Río Piedras, PR 00925

1-888-631-5528

1

Page 3: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

A veces no hay adjetivos suficientes para describir ciertas emociones. No sé cómo empezar a escri-

bir estas líneas. Decir que celebro los 15 años de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social resulta

insuficiente: es más que celebrar. Es un retorcer de emociones diversas que van de la alegría a la

frustración. Se ha hecho tanto, pero queda tanto más por hacer. Vamos haciendo camino, sin duda.

Pero el otro lado del puente aún no lo conocemos y ojalá nunca lo conociéramos, si es que eso sig-

nificara que no habrá más víctimas ni más crimen... Empiezo, pues, con la misión editorial.

ALAPÁS cumple 15 años de servicio a las víctimas del crimen. En estas páginas se resume la histo-

ria de un proyecto que nació del dolor y que día a día avanza hacia la sanación. Rememoramos las

iniciativas que nos forman, pero no tan solo para imprimir memorias sino también para incitar a la

acción. Se encuentran en esta edición de aniversario las voces que han tejido antes y durante la

fundación y permanencia de ALAPÁS. Sus testimonios son prueba de la labor realizada y de la que

ha de realizarse por las nuevas voces que se van uniendo a lo largo del camino.

A los colaboradores de esta edición, gracias. También gracias a Rosimar Fraticelli quien ha tomado

la batuta en el diseño gráfico y a César Cáceres, quien fuera el artista gráfico en nuestros primeros

números. Por último, agradezco a Myra Rivera por encomendarme la gestión editorial de esta pu-

blicación. Soy aprendiz de esta causa y por ello es deber poner mis capacidades a su servicio. Conf-

ío en que vendrán más ediciones, que seguiremos creciendo y llegaremos a la paz por ALAPÁS.

Aquí le dejamos estas páginas útiles, que imprimen en palabras lo que primero es acción. Recuerde

que puede compartirlas a través de sus correos electrónicos o redes sociales. Más aún, puede unirse

a nosotros cuando quiera. No es una licencia de cordialidad decirle que le estamos esperando, por-

que es cierto, lo estamos.

Anuchka Ramos Ruíz

Editorial

alapas alapas

Búscanos en:

www.alapas.org

Centro de Ayuda ALAPAS

Alianza Laura Aponte

Page 4: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

Llegamos y seguimos

Por Myra Rivera Torres La celebración de los 15 años de fundación de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social es un evento significati-

vo para quienes nos hemos dado en cuerpo y alma a mantener la existencia misma de la organización.

En el año 2011, cuando de súbito no nos renovaron las propuestas que permitían restringidamente cubrir los gas-tos operacionales básicos, estaba casi convencida

de que hasta ahí habíamos llegado, que los quince

no los veríamos. Sin embargo, la perseverancia triunfó.

Más aún, el logro fue el fruto del junte de volunta-

des y compromiso del equipo de ALAPÁS. De los que se aguantaron meses sin cobrar, de los que

dieron la milla extra, de los creen, de corazón, en

la misión del proyecto. Agradecidos también esta-mos de todos aquellos/as que, con desprendida

solidaridad, nos hicieron llegar donativos.

El recorrido no ha sido fácil. La limitación econó-

mica ha sido la cadena que ha restringido la evolu-

ción deseada y planificada de la organización, de

la cual nos tenemos que liberar dirigiéndonos hacia la sustentabilidad. Si bien la falta de recur-

sos fiscales nos ha desacelerado, no nos ha deteni-

do. De algún modo, casi por magia, siempre sali-mos a flote.

A mi parecer lo más difícil en estos 15 años ha

sido transferir el sueño a otros y a otras. Conven-cer a una población desesperanzada, asustada, lastimada y vulnerable de que otro país es posible pudiera resultar

un reto intimidante.

En una sociedad mal y desinformada, más religiosa que espiritual, subyugada y desalentada a la acción, supone

mucho respeto, amor y paciencia el mostrar otras visiones como: que nada justifica la violencia, que la pobreza

es en sí misma violencia, inaceptable y transformable; que puede alcanzarse una sociedad más equitativa, que la justicia en la tierra es necesaria, que las muertes violentas no son acciones divinas, sino humanas, que no tene-

mos que violar los derechos de los acusados para que se respeten los derechos de las víctimas, que los “malos”

también mueren y que no podemos resignarnos ante la injusticia, intolerancia e inequidad ni seguir contando

muertos.

Es válido indignarse, solo como un primer paso de toma de conciencia, porque la indignación sin acción organi-

zada no produce transformación. Tampoco las luchas desde el confort, cada día más facilitadas por los medios sociales. Tenemos que creer que podemos construir ese país que anhelamos y merecemos donde nuestros hijos e

hijas puedan salir sin miedo a ser asesinados. Se nos va la vida en ello, el futuro de la Patria. Además de que cre-

erlo, tenemos que trabajarlo, desde el colectivo, con fuerza de pueblo, urge sumarse a la acción concertada.

Con esa meta seguimos. Los planes futuros incluyen continuar defendiendo los derechos de las

víctimas de delito y atendiendo su sanación con los servicios psicosocioeducativos gratuitos,

propulsar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública Solidaria y lograr una Casa para ALAPÁS, desde donde podamos continuar creciendo y aportando cada vez más, porque, lo re-

3

Sala de espera del Centro de Ayuda ALAPÁS.

Page 5: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

4

¿Cuándo comenzó el proyecto y en qué consiste?

ALAPÁS Educa consiste en brindar talleres educa-

tivos en las comunidades en donde sus residentes

han experimentado incidentes de criminalidad y vio-

lencia o en dónde estos/as tienen el interés de capa-

citarse para manejar los efectos de los actos de vio-

lencia y criminalidad. También incluye talleres de

educación continua y adiestramientos para el perso-

nal de ALAPÁS.

¿Cuál ha sido su participación en el proyecto?

Mi participación en el proyecto ha sido trabajar en

ALAPÁS Educa desde marzo 2013, mediante la

promoción de actividades educativas y llevando a

cabo la coordinación de talleres a ofrecerse en las

comunidades. Mediante la coordinación de talleres

he facilitado el que los/as profesionales de ALAPÁS

junto con los/as voluntarios/as realicen talleres edu-

cativos en diferentes comunidades en Puerto Rico.

Los temas de los talleres celebrados han sido:

“Derechos de las víctimas” y “Manejo de duelo”.

TESTIMONIOS SOBRE NUESTROS PROYECTOS

ALAPÁS Educa Yassel Ambert

¿Cuán importante es esta iniciativa no tan solo pa-

ra Alapás, sino para la sociedad puertorriqueña?

La iniciativa de ALAPÁS Educa es muy significati-

va, ya que permite que la organización ALAPÁS lle-

gue a las comunidades para orientar y educar a las per-

sonas que han pasado por experiencias de vida difíci-

les. ALAPÁS Educa satisface la necesidad de acer-

carse a víctimas del crimen que no conocen sus dere-

chos y brinda la posibilidad de orientarle para que es-

tos/as comiencen un proceso de empoderamiento con

su nueva realidad de vida. Mediante los talleres se

educa y se fortalece a las personas para que manejen el

duelo ante la pérdida de un ser querido así como ad-

quieran conocimiento sobre sus derechos. Acercarse a

la comunidad con un componente educativo da la po-

sibilidad de promocionar los servicios de la organiza-

ción ALAPÁS, así como el orientar a las personas so-

bre los lugares en donde pueden recibir ayuda. Defini-

tivamente, la iniciativa de ALAPÁS Educa permite

aportar a la sociedad puertorriqueña satisfaciendo las

necesidades de la población de las víctimas del cri-

men, la cual carece de servicios.

Page 6: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

5

Page 7: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

¿Cuándo comenzó el proyecto y en

qué consiste?

El proyecto comenzó inicialmente en

2001 y se hicieron varias siembras. Sin

embargo, nunca se logró llegar a un

acuerdo formal con el Departamento

de Recursos Naturales para proceder

con este. Ahora, en 2013, se retoma el

proyecto con más ganas de lograr un

acuerdo formal con el Departamento y

ponerlo a marchar.

¿Cuál ha sido su participación en el

proyecto?

Mi participación consiste en ser coor-

dinadora del proyecto. Mis labores son

el hacer los arreglos necesarios para

las reuniones, actividades, entre otras

cosas.

¿Cuán importante es esta iniciativa

no tan solo para Alapás, sino para la

sociedad puertorriqueña?

El proyecto surgió como una alternati-

va de Alapás a terapia para los familia-

res de los fallecidos, pero el proyecto

es mucho más que eso. El enfoque del

Bosque los Siemprevivos es brindar

terapia y a la vez crear algo de ello.

Además de un recuerdo, se siembre es-

peranza y sobre todo se ayuda al medio

ambiente, por ejemplo creando hábitat

para especies y sembrando árboles

autóctonos o en peligro de extinción.

También, se está creando un espacio

donde se puedan ofrecer otras activida-

des recreativas para la comunidad.

BOSQUE DE LOS

SIEMPREVIVOS

Amanda Fuentes

6

Page 8: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

¿Cuántos años de servicio lleva en Alapás?

Llevó alrededor de 3 años brindando servicios psi-

cológicos en Alapás. Uno de estos años de labor ren-

dida fue como estudiante graduado realizando la

práctica de psicólogo. Los otros 2 años han sido rea-

lizando la labor de psicólogo licenciado, contratado a

tiempo parcial.

¿A qué población de participantes atiende?

La población que he visto en Alapás son mayormen-

te víctimas del crimen. Han sido niños, jóvenes,

adultos, padres, madres, abuelos y familias en gene-

ral. Familias que han vivido la lamentable situación

de perder un ser querido, como consecuencia directa

de un crimen vil, desmedido y abrupto, que les ha

cambiado de manera imprevista el curso de sus vi-

das.

¿Cómo define su experiencia en Alapás?

Mi experiencia en Alapás ha sido de transformación

y grandes retos. El ambiente que se respira es suma-

mente enriquecedor, trasciende la academia y el co-

nocimiento adquirido. El poder estar frente al dolor,

comprender la complejidad de una pérdida, te brinda

la oportunidad de reconocer tu capacidad de sensibi-

lidad y manejo ante cada ser humano que vive esta

angustiante experiencia. Cada caso es particular y su

atención requiere del compromiso y dedicación total

del profesional.

¿Cuál es su mayor satisfacción?

Servir a aquellos seres que tanto lo necesitan. Es re-

conocer que cada vida tiene un propósito, incluyendo

la mía. Es poder brindar a cada ser, una gota de paz

con una dosis de serenidad. Es poder comprender por

qué después de la tormenta llega la calma. Es poder

observar de frente al dolor y sentirme capaz de atra-

vesarlo acompañando a la víctima.

¿Cuál continúa siendo su mayor reto?

Poder llegar a más vidas que tanto necesitan del ser-

vicio psicológico. Poder contribuir a una transforma-

ción de paz, en cada ser que así lo necesite.

7

Servicios

psicológicos Rafael A. Lozano López

Fotos de izquierda a derecha: sala de servicios del Centro de Ayuda ALAPÁS, entrada del Centro de Ayuda ALAPÁS.

Page 9: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

8

ALAPÁS Comunitario

Por: ALAPÁS, Inc.

Es el proyecto de

alcance comunitario mediante

alianzas con instituciones, enti-

dades y comunidades. Forma parte

de este proyecto Tacita de Café,

inspirado en el premio Solidaridad,

para crear espacios de diálogos con

organizaciones fraternas. Recoge

además el Acto de Recordación, que es

la actividad cumbre de la organización cada diciembre, ya

que provoca el reencuentro de participantes a lo largo de

la existencia de la organización. Esta celebración fue

oficialmente reconocida mediante la aprobación de la Ley

núm. 144 de 11 de junio de 2004, para establecer el

segundo domingo de diciembre, el “Día de Recordación

de los Hijos y Familiares Fallecidos en Actos de

Violencia”

Foto 1: Actividad con voluntarios de ALAPÁS en Piñones; Fotos 2 a 6: Acto de Recordación ALAPÁS 2013.

Page 10: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

9

Caminamos con la intensidad de

quien prefiere ir llegando antes de

tiempo. Apresurar la marcha y mirar

hacia atrás, como Alberto Juantore-

na, el velocista cubano; recorremos

la ruta sin perder de vista el tramo

recorrido. Hace quince años mirába-

mos de frente al siglo por venir, al

presente incierto y al pasado de un país

que cumplía un siglo de una invasión mi-

litar cuyas consecuencias históricas segui-

mos viendo. Entonces como hoy, la vida

sigue.

Tal vez el recuerdo es borroso, pero en

1998 diversos sectores del pueblo partici-

paron en una huelga contra la privatiza-

ción de la Telefónica de Puerto Rico. Pi-

quetes, marchas, enfrentamientos entre la

policía y los huelguistas, intolerancia y

violencia del Estado hacia los trabajado-

res, fueron las imágenes día a día. Al fi-

nal, números rojos. La Telefónica fue pri-

vatizada y el movimiento obrero recibió

un revés pese al apoyo masivo de la ciu-

dadanía. Ganamos en solidaridad y con-

ciencia; nos faltó organización y coheren-

cia en las estrategias sindicales.

Mientras tanto, el país continuaba en los

mismos debates políticos partidistas de

siempre. Sobrevivir económicamente tam-

bién era parte del panorama. Y en las ca-

lles, la violencia incrementaba su paso,

pero acortaba el de las familias víctimas

de crímenes violentos. Parecía que el fin

de la centuria amenazaba con heredarle al

nuevo milenio una bocanada de desilusio-

nes y desesperanzas. Pero, la historia pro-

cede de modo dialéctico. Una de cal y otra

de arena. La complejidad de aquellos años

confirma que la unidad de propósitos y la

voluntad ética y ciudadana son aspectos

imprescindibles del quehacer social. Por

ejemplo, la campaña por la liberación de

presos políticos puertorriqueños alcanzó

otro logro significativo: el 11 de agosto de

1999 el entonces presidente estadouniden-

se Bill Clinton conmutó las sentencias de

doce prisioneros políticos. Quedaron otros

tras las rejas, pero la lucha no cesó en ese

momento.

Meses antes, un suceso fatal se convirtió

en el detonante del salto cualitativo de

otra causa justa. Era la tarde del 19 de

abril de 1999 cuando una bomba arrojada

por un avión militar cayó sobre el Obser-

vation Point (OP), en el campamento de

la Marina de Guerra utilizado para prácti-

cas de tiro, donde trabajaba como guardia

de seguridad el viequense David Sanes

15 años y un preludio Por Dr. Martín Cruz Santos

“Mientras tanto, el país continuaba en

los mismos debates políticos partidistas

de siempre. Sobrevivir económicamente

también era parte del panorama”.

Page 11: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

10

Desde ese atardecer comenzaron las

protestas hasta hacer de Vieques un te-

rritorio de desobediencia civil donde

miles de personas manifestaron la in-

dignación nacional. Habían pasado más

de 60 años de injusticias: bombardeos,

contaminación ambiental, subdesarrollo

económico, desempleo y enfermedades

tales como el cáncer, cuya incidencia

en la Isla Nena es alarmante. El 1 de

mayo de 2003 finalizaron los días de la

Marina en Vieques, pero quedaba un

largo trecho, como lo hemos visto.

Por otro lado, otras formas de enfrentar

la realidad han estado presentes en las

escenas de estos quince años. Qué decir

de la ola migratoria que continúa cre-

ciendo. La migración de puertorrique-

ños a Estados Unidos no es novel, bien

lo sabemos, pero en la pasada década y

en la actual ha crecido debido a la crisis

económica y el desasosiego social que

aqueja al País. Esta vez la guagua aé-

rea ha tenido como consecuencia una

disminución poblacional. Estudios re-

cientes concluyen que aproximadamen-

te 576 mil compatriotas han emigrado

en la última década. En un solo año, el

2011, se fueron 76 mil personas. Algo

que no ocurría desde el éxodo de la

década de 1950 al 1960. Hoy tenemos

más puertorriqueños residentes en di-

versos estados que en Puerto Rico: 4.2

millones versus 4 millones. Exporta-

mos nuestro mejor recurso, el capital

humano, que se va en búsqueda de me-

jores condiciones de vida.

No pretendemos resumir ni agotar los

eventos acontecidos desde hace quince

años hasta el presente. Para muestra, un

botón basta. Vivimos en un país por

hacerse y es responsabilidad de todos

edificarlo. Unidad, diversidad, persis-

tencia y compromiso, he ahí el preludio

de todas las luchas fructíferas. Mujeres,

estudiantes universitarios, trabajadores,

ambientalis-

tas, hacedores

de paz y justi-

cia, en fin,

artífices de

modos de con-

vivencia más

justos y frater-

nos, somos los

protagonistas

de este mo-

mento históri-

co.

De 1998 a

hoy, conscien-

tes del pasado

y esperanza-

dos en el futuro, en vaivén, contra vien-

to y marea, organizaciones como la

Alianza Laura Aponte para la Paz So-

cial, advierten la presencia de otra so-

ciedad vivible. Sí, reitero, es un prelu-

dio, y componemos esta obra con gran

libertad y responsabilidad, conscientes

del reto, porque, parafraseando a quien

inspiró el nacimiento de ALAPAS,

nuestra querida Laura, nos merecemos

la vida.

“Habían pasado más

de 60 años de injusti-

cias: bombardeos,

contaminación am-

biental, subdesarro-

llo económico,

desempleo y enfer-

medades tales como

el cáncer, cuya inci-

dencia en la Isla Ne-

na es alarmante”.

Page 12: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

El Quinceañer

Por Dra. Dinorah Navarro

En realidad el quinceañero es un rito moderno con el que se marca la despedida de la niñez y se

acepta oficialmente la plena adolescencia. Todo esto se da en el caso de las féminas, los varones

pasan sin pena ni gloria, pierden su niñez, nadie les da la bienvenida ni celebra su adolescencia y

mucho menos festejarán su adultez, pero con las niñas es diferente.

Pues este año celebraremos un quinceañero muy particular. No habrá vestidos hermosos, ni damas,

ni desfiles, ni fiesta, porque no se trata de una jovencita, sino de una organización que vio la luz

rodeada de dolor y luto y se ha crecido ofreciendo sanación y apoyo. Se trata de la Alianza Laura

Aponte por la Paz Social, Inc., (mejor conocida

como ALAPÁS).

Por cosas del destino me tocó estar desde antes

del principio. El último día de uno de los talleres

de poesía terapia una de las participantes me pide

que vea unos poemas que encontró una amiga en

el cuarto de la recién asesinada hija. Conocía del

caso por los medios de comunicación, probable-

mente usted también escuchó, hace quince años,

la desgracia de esta joven universitaria que perdió

la vida en una disco-

teca en el Viejo San Juan, por el impacto de una bala perdida. El rape-

ro de moda, El Mexicano, se encontraba allí y auxilió a la jovencita y

más tarde le escribió la canción “Un alma inocente”.

A vuelo de pájaro vi la obra de esta joven poeta y me di cuenta de sus

dotes y recuerdo que le dije: “di a tu amiga que no entregue esos origi-

nales a nadie, ella es una gran poeta y si quiere hablar conmigo que

me llame”, y le di la consabida tarjetita de presentación.

11

“Conocía del caso por los

medios de comunicación,

probablemente usted tam-

bién escuchó”...

“Tuve ante mí todo el

dolor, las dudas, la

impotencia, el coraje

de una madre a la que

el crimen le había

arrebatado su joven

hija menor”.

Page 13: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

Pues, para mi sorpresa, la mamá me llamó. La

cité y comenzamos una sesión de desahogo lar-

ga. Tuve ante mí todo el dolor, las dudas, la im-

potencia, el coraje de una madre a la que el cri-

men le había arrebatado su joven hija menor.

Hablamos de Laura de su obra y le pedí que nos

reuniéramos con otros miembros de su familia y

con sus allegados. Así conocí a su hermana,

Margarita, a sus abuelos maternos y a un grupo

de sus talentosos amigos. Eran sesiones largas e

intensas, yo trataba de ofrecerles la mayor in-

formación objetiva y digerida sobre el duelo y

releíamos la obra de Laura. Hacer esto, sobar y

resobar sus metáforas se convirtió en unas espe-

ciales sesiones de poesía terapia.

Decidimos recopilar la obra y publicar un poe-

mario póstumo. Tuve el honor de ser la editora

del libro y gracias a la generosidad de la Aso-

ciación de Psiquiatras de Niños y Adolescentes,

el Municipio de Caguas y amigos y familiares

pudimos publicar el poemario Me merezco la

vida. Más tarde también vino a la mesa la crea-

ción de una organización que, además de perpe-

tuar su obra y figura, aportara un refugio en me-

dio de la ola criminal que comenzaba a arropar-

nos.

Su madre diligente y su familia organizaron la

Alianza Laura Aponte por la Paz Social. Inc.,

para lidiar con el grave problema de la crimina-

lidad, que nos arrebata a tantos jóvenes de nues-

tra sociedad, y con las consecuencias que sufren

las familias afectadas. Le comuniqué a su ma-

dre lo bueno que sería que organizáramos unas

reuniones con otros padres y que así ellos tam-

bién pudieran manejar su duelo. Ofrecí mi ofici-

na y muchos sábados nos quedábamos esperan-

do. Myra, la madre, se desilusionaba y yo le

decía que no era fácil cambiar la mentalidad de

la gente y que optaran por venir a hablar de su

dolor en lugar de anestesiarse en un centro co-

mercial.

Perseveramos y así nació el primer grupo de

apoyo en Puerto Rico para manejar el dolor de

los padres. Ese grupo en forma ininterrumpida

se ha reunido los primeros sábados de mes y se

ha abierto a otros deudos. Vienen viudos y viu-

das, huérfanos, hermanos, viene cualquiera que

haya perdido a un ser querido.

12

Page 14: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

La madre

incansable

piensa que

hace falta

más, se

mueve con

una pro-

puesta al

Departa-

mento de

Justicia; la

misma fue

aprobada y

así se crea

en el año

2006 el

Centro de

Ayuda

ALAPÁS. Ahí se ofrece un catálogo de servicios

profesionales, excelentes y gratuitos. Tuve la

suerte de colaborar en su diseño programático y

operacional y ser su primera coordinadora. Ciencia

y empatía han sido parte del éxito.

Pero antes vino el Jardín de los Siemprevivos, el

Bosque que lleva el mismo nombre, esfuerzos

todos encaminados a dar sentido al dolor a través

de diferentes medios: sesiones de desahogo,

terapias psicológicas o la siembra de un árbol.

Dar sentido al dolor es un acto de resiliencia, no

olvidaremos pero sanaremos. Han sido cientos los

voluntari@s que han ofrecido vida a esta organiza-

ción. Ha sido difícil la búsqueda de fondos que per-

mita seguir ofreciendo semejantes servicios en for-

ma gratuita, pero ahí la tenemos: de pie, crecida,

fuerte, con sus quince años. ¡¡¡¡Gracias, ALAPÁS,

felicidades!!!!

Y que cumplas muchos más…

13

Poema por Laura Aponte Rivera

Afiche en celebración de los 15 años de ALAPÁS, creado por Harold Jessurum.

Page 15: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

En este artículo pretendo hablar acerca de mi expe-

riencia en la Alianza, pero creo que no es justo hablar

de mi experiencia sin antes hablar del deseo de mi

persona por asistir a las víctimas del crimen. Casi re-

cientemente me gradué con honores de la Universidad

del Sagrado Corazón. En la actualidad me encuentro

con un título universitario, grado bachillerato en siste-

mas de justicia y, hasta ahora, admito con toda hones-

tidad, que al escoger dicha carrera yo no tenía ni la

más mínima idea a qué era lo que iba. Fue una carrera

que escogí casi al azar, pero que con el paso del tiem-

po aprendí a aferrarme a ella e inclusive a cogerle ca-

riño.

Puedo describir la carrera de sistemas de justicia co-

mo una carrera compleja, ya que para entender la mis-

ma hay que ampliar los límites de lo que comúnmente

definimos como moralidad, tener una mente muy

abierta y tener un pensamiento crítico altamente

desarrollado. Durante el trayecto de tan compleja ca-

rrera se hablaba mucho sobre la defensa criminal, las

posibles causas de la criminalidad y la manera erró-

nea en que el Estado está tratando el problema de la

criminalidad, y no fue hasta que tomé una clase de

victimología que me di cuenta que estábamos igno-

rando en todas esas clases a la persona más impactada

en la dinámica criminal: la víctima.

Sin embargo, a pesar de mi recién adquirido interés

por las víctimas del crimen, mi persona sabía que no

era suficiente tomar una clase de victimología o peno-

logía para tratar el problema de la victimización: era

hora de actuar. La oportunidad de dar mi aportación a

esta noble causa se me presentó cuando fue la hora de

realizar mi práctica universitaria, y entre todas las en-

tidades en donde podía hacer la misma, escogí

ALAPÁS. No era la primera vez que escuchaba de tal

organización, ya que durante el desarrollo de mi ca-

rrera, en mi clase de problemas sociales mi profesor

me había afamado la Alianza.

Comencé mi labor de voluntario en la Alianza y tengo

tres palabras para describirlo: sobredosis de realidad.

Mencionando mi trayecto de estudiante universitario

todo lo que sabía sobre víctimas de crimen lo había

leído en libros, artículos o casos. No es lo mismo leer

sobre un padre o madre de familia a quien brutalmen-

te le asesinaron a su hijo frente a sus ojos que tener a

susodichos padres delante de ti llorando y contándote

la historia, y también darse cuenta que el trato de los

agentes de orden público y otras agencias del sistema

de justicia puertorriqueño hacia estos es indiferente en

un momento de arduo dolor.

Confieso que mi reacción ante dichas situaciones fue

casi deprimente, pero de nuevo cito las tres palabras

que mencioné anteriormente: “sobredosis de reali-

dad”. No dejé que esta sobredosis me desanimara en

ningún momento, ya que si le daba la espalda a la

causa nadie iba a velar por esta gente que es vista de

menos ante los ojos de la justicia, y en muchos casos,

olvidada. Es aquí donde entiendo entonces que mi

labor en ALAPÁS es orientar e interceder por estas

personas a las que la justicia les ha

dado la espalda y a través de ello es

que yo doy mi contribución a la causa.

Sobredosis de Realidad

Por Herbert Rolando Rivera Castro

14

Page 16: ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

Derechos Reservados©

Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.

Septiembre 2013