alapÁs (ed. v, ¡aniversario!)
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Dedicamos esta edición a celebrar los quince años de existencia de ALAPÁS. Conoce nuestra trayectoria y nuestras metas...TRANSCRIPT
5ta Edición
Busca los testimonios sobre nuestros proyectos
y artículos de interés. P. 5
El Dr. Martín Cruz Santos hace un recuento histórico
con su artículo: 15 años y un preludio.
P. 9
Celebrando los quince años de fundación de la Alianza Laura Aponte
por la Paz Social (ALAPÁS), Inc.
P. 11
ALAPÁS: LA REVISTA
Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.
Edición: 5 Año: 2013
Directora Editorial Anuchka Ramos Ruiz
Twitter: @ramos_anu
Artista Gráfico Rosimar Fraticelli
Correctora
Myra Rivera
Coproductora de Contenido Rosimar Fraticelli
Colaboradores
Myra Rivera Torres
Herbert Rolando Rivera Castro
Dra. Dinorah Navarro
Amanda Fuentes
Dr. Rafael Lozano
Dr. Martín Cruz Santos
Yassel Ambert
JUNTA DE DIRECTORES
Myra Rivera Torres
Presidenta
Lcdo. Kevin Rivera-Medina
Vicepresidente
Margarita Aponte Rivera
Tesorera
Carmen Rodríguez
Secretaria
Miguel Ayala
Vocal
Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.
Calle Robles # 54, Of. 14
Río Piedras, PR 00925
1-888-631-5528
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A veces no hay adjetivos suficientes para describir ciertas emociones. No sé cómo empezar a escri-
bir estas líneas. Decir que celebro los 15 años de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social resulta
insuficiente: es más que celebrar. Es un retorcer de emociones diversas que van de la alegría a la
frustración. Se ha hecho tanto, pero queda tanto más por hacer. Vamos haciendo camino, sin duda.
Pero el otro lado del puente aún no lo conocemos y ojalá nunca lo conociéramos, si es que eso sig-
nificara que no habrá más víctimas ni más crimen... Empiezo, pues, con la misión editorial.
ALAPÁS cumple 15 años de servicio a las víctimas del crimen. En estas páginas se resume la histo-
ria de un proyecto que nació del dolor y que día a día avanza hacia la sanación. Rememoramos las
iniciativas que nos forman, pero no tan solo para imprimir memorias sino también para incitar a la
acción. Se encuentran en esta edición de aniversario las voces que han tejido antes y durante la
fundación y permanencia de ALAPÁS. Sus testimonios son prueba de la labor realizada y de la que
ha de realizarse por las nuevas voces que se van uniendo a lo largo del camino.
A los colaboradores de esta edición, gracias. También gracias a Rosimar Fraticelli quien ha tomado
la batuta en el diseño gráfico y a César Cáceres, quien fuera el artista gráfico en nuestros primeros
números. Por último, agradezco a Myra Rivera por encomendarme la gestión editorial de esta pu-
blicación. Soy aprendiz de esta causa y por ello es deber poner mis capacidades a su servicio. Conf-
ío en que vendrán más ediciones, que seguiremos creciendo y llegaremos a la paz por ALAPÁS.
Aquí le dejamos estas páginas útiles, que imprimen en palabras lo que primero es acción. Recuerde
que puede compartirlas a través de sus correos electrónicos o redes sociales. Más aún, puede unirse
a nosotros cuando quiera. No es una licencia de cordialidad decirle que le estamos esperando, por-
que es cierto, lo estamos.
Anuchka Ramos Ruíz
Editorial
alapas alapas
Búscanos en:
www.alapas.org
Centro de Ayuda ALAPAS
Alianza Laura Aponte
Llegamos y seguimos
Por Myra Rivera Torres La celebración de los 15 años de fundación de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social es un evento significati-
vo para quienes nos hemos dado en cuerpo y alma a mantener la existencia misma de la organización.
En el año 2011, cuando de súbito no nos renovaron las propuestas que permitían restringidamente cubrir los gas-tos operacionales básicos, estaba casi convencida
de que hasta ahí habíamos llegado, que los quince
no los veríamos. Sin embargo, la perseverancia triunfó.
Más aún, el logro fue el fruto del junte de volunta-
des y compromiso del equipo de ALAPÁS. De los que se aguantaron meses sin cobrar, de los que
dieron la milla extra, de los creen, de corazón, en
la misión del proyecto. Agradecidos también esta-mos de todos aquellos/as que, con desprendida
solidaridad, nos hicieron llegar donativos.
El recorrido no ha sido fácil. La limitación econó-
mica ha sido la cadena que ha restringido la evolu-
ción deseada y planificada de la organización, de
la cual nos tenemos que liberar dirigiéndonos hacia la sustentabilidad. Si bien la falta de recur-
sos fiscales nos ha desacelerado, no nos ha deteni-
do. De algún modo, casi por magia, siempre sali-mos a flote.
A mi parecer lo más difícil en estos 15 años ha
sido transferir el sueño a otros y a otras. Conven-cer a una población desesperanzada, asustada, lastimada y vulnerable de que otro país es posible pudiera resultar
un reto intimidante.
En una sociedad mal y desinformada, más religiosa que espiritual, subyugada y desalentada a la acción, supone
mucho respeto, amor y paciencia el mostrar otras visiones como: que nada justifica la violencia, que la pobreza
es en sí misma violencia, inaceptable y transformable; que puede alcanzarse una sociedad más equitativa, que la justicia en la tierra es necesaria, que las muertes violentas no son acciones divinas, sino humanas, que no tene-
mos que violar los derechos de los acusados para que se respeten los derechos de las víctimas, que los “malos”
también mueren y que no podemos resignarnos ante la injusticia, intolerancia e inequidad ni seguir contando
muertos.
Es válido indignarse, solo como un primer paso de toma de conciencia, porque la indignación sin acción organi-
zada no produce transformación. Tampoco las luchas desde el confort, cada día más facilitadas por los medios sociales. Tenemos que creer que podemos construir ese país que anhelamos y merecemos donde nuestros hijos e
hijas puedan salir sin miedo a ser asesinados. Se nos va la vida en ello, el futuro de la Patria. Además de que cre-
erlo, tenemos que trabajarlo, desde el colectivo, con fuerza de pueblo, urge sumarse a la acción concertada.
Con esa meta seguimos. Los planes futuros incluyen continuar defendiendo los derechos de las
víctimas de delito y atendiendo su sanación con los servicios psicosocioeducativos gratuitos,
propulsar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública Solidaria y lograr una Casa para ALAPÁS, desde donde podamos continuar creciendo y aportando cada vez más, porque, lo re-
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Sala de espera del Centro de Ayuda ALAPÁS.
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¿Cuándo comenzó el proyecto y en qué consiste?
ALAPÁS Educa consiste en brindar talleres educa-
tivos en las comunidades en donde sus residentes
han experimentado incidentes de criminalidad y vio-
lencia o en dónde estos/as tienen el interés de capa-
citarse para manejar los efectos de los actos de vio-
lencia y criminalidad. También incluye talleres de
educación continua y adiestramientos para el perso-
nal de ALAPÁS.
¿Cuál ha sido su participación en el proyecto?
Mi participación en el proyecto ha sido trabajar en
ALAPÁS Educa desde marzo 2013, mediante la
promoción de actividades educativas y llevando a
cabo la coordinación de talleres a ofrecerse en las
comunidades. Mediante la coordinación de talleres
he facilitado el que los/as profesionales de ALAPÁS
junto con los/as voluntarios/as realicen talleres edu-
cativos en diferentes comunidades en Puerto Rico.
Los temas de los talleres celebrados han sido:
“Derechos de las víctimas” y “Manejo de duelo”.
TESTIMONIOS SOBRE NUESTROS PROYECTOS
ALAPÁS Educa Yassel Ambert
¿Cuán importante es esta iniciativa no tan solo pa-
ra Alapás, sino para la sociedad puertorriqueña?
La iniciativa de ALAPÁS Educa es muy significati-
va, ya que permite que la organización ALAPÁS lle-
gue a las comunidades para orientar y educar a las per-
sonas que han pasado por experiencias de vida difíci-
les. ALAPÁS Educa satisface la necesidad de acer-
carse a víctimas del crimen que no conocen sus dere-
chos y brinda la posibilidad de orientarle para que es-
tos/as comiencen un proceso de empoderamiento con
su nueva realidad de vida. Mediante los talleres se
educa y se fortalece a las personas para que manejen el
duelo ante la pérdida de un ser querido así como ad-
quieran conocimiento sobre sus derechos. Acercarse a
la comunidad con un componente educativo da la po-
sibilidad de promocionar los servicios de la organiza-
ción ALAPÁS, así como el orientar a las personas so-
bre los lugares en donde pueden recibir ayuda. Defini-
tivamente, la iniciativa de ALAPÁS Educa permite
aportar a la sociedad puertorriqueña satisfaciendo las
necesidades de la población de las víctimas del cri-
men, la cual carece de servicios.
5
¿Cuándo comenzó el proyecto y en
qué consiste?
El proyecto comenzó inicialmente en
2001 y se hicieron varias siembras. Sin
embargo, nunca se logró llegar a un
acuerdo formal con el Departamento
de Recursos Naturales para proceder
con este. Ahora, en 2013, se retoma el
proyecto con más ganas de lograr un
acuerdo formal con el Departamento y
ponerlo a marchar.
¿Cuál ha sido su participación en el
proyecto?
Mi participación consiste en ser coor-
dinadora del proyecto. Mis labores son
el hacer los arreglos necesarios para
las reuniones, actividades, entre otras
cosas.
¿Cuán importante es esta iniciativa
no tan solo para Alapás, sino para la
sociedad puertorriqueña?
El proyecto surgió como una alternati-
va de Alapás a terapia para los familia-
res de los fallecidos, pero el proyecto
es mucho más que eso. El enfoque del
Bosque los Siemprevivos es brindar
terapia y a la vez crear algo de ello.
Además de un recuerdo, se siembre es-
peranza y sobre todo se ayuda al medio
ambiente, por ejemplo creando hábitat
para especies y sembrando árboles
autóctonos o en peligro de extinción.
También, se está creando un espacio
donde se puedan ofrecer otras activida-
des recreativas para la comunidad.
BOSQUE DE LOS
SIEMPREVIVOS
Amanda Fuentes
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¿Cuántos años de servicio lleva en Alapás?
Llevó alrededor de 3 años brindando servicios psi-
cológicos en Alapás. Uno de estos años de labor ren-
dida fue como estudiante graduado realizando la
práctica de psicólogo. Los otros 2 años han sido rea-
lizando la labor de psicólogo licenciado, contratado a
tiempo parcial.
¿A qué población de participantes atiende?
La población que he visto en Alapás son mayormen-
te víctimas del crimen. Han sido niños, jóvenes,
adultos, padres, madres, abuelos y familias en gene-
ral. Familias que han vivido la lamentable situación
de perder un ser querido, como consecuencia directa
de un crimen vil, desmedido y abrupto, que les ha
cambiado de manera imprevista el curso de sus vi-
das.
¿Cómo define su experiencia en Alapás?
Mi experiencia en Alapás ha sido de transformación
y grandes retos. El ambiente que se respira es suma-
mente enriquecedor, trasciende la academia y el co-
nocimiento adquirido. El poder estar frente al dolor,
comprender la complejidad de una pérdida, te brinda
la oportunidad de reconocer tu capacidad de sensibi-
lidad y manejo ante cada ser humano que vive esta
angustiante experiencia. Cada caso es particular y su
atención requiere del compromiso y dedicación total
del profesional.
¿Cuál es su mayor satisfacción?
Servir a aquellos seres que tanto lo necesitan. Es re-
conocer que cada vida tiene un propósito, incluyendo
la mía. Es poder brindar a cada ser, una gota de paz
con una dosis de serenidad. Es poder comprender por
qué después de la tormenta llega la calma. Es poder
observar de frente al dolor y sentirme capaz de atra-
vesarlo acompañando a la víctima.
¿Cuál continúa siendo su mayor reto?
Poder llegar a más vidas que tanto necesitan del ser-
vicio psicológico. Poder contribuir a una transforma-
ción de paz, en cada ser que así lo necesite.
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Servicios
psicológicos Rafael A. Lozano López
Fotos de izquierda a derecha: sala de servicios del Centro de Ayuda ALAPÁS, entrada del Centro de Ayuda ALAPÁS.
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ALAPÁS Comunitario
Por: ALAPÁS, Inc.
Es el proyecto de
alcance comunitario mediante
alianzas con instituciones, enti-
dades y comunidades. Forma parte
de este proyecto Tacita de Café,
inspirado en el premio Solidaridad,
para crear espacios de diálogos con
organizaciones fraternas. Recoge
además el Acto de Recordación, que es
la actividad cumbre de la organización cada diciembre, ya
que provoca el reencuentro de participantes a lo largo de
la existencia de la organización. Esta celebración fue
oficialmente reconocida mediante la aprobación de la Ley
núm. 144 de 11 de junio de 2004, para establecer el
segundo domingo de diciembre, el “Día de Recordación
de los Hijos y Familiares Fallecidos en Actos de
Violencia”
Foto 1: Actividad con voluntarios de ALAPÁS en Piñones; Fotos 2 a 6: Acto de Recordación ALAPÁS 2013.
9
Caminamos con la intensidad de
quien prefiere ir llegando antes de
tiempo. Apresurar la marcha y mirar
hacia atrás, como Alberto Juantore-
na, el velocista cubano; recorremos
la ruta sin perder de vista el tramo
recorrido. Hace quince años mirába-
mos de frente al siglo por venir, al
presente incierto y al pasado de un país
que cumplía un siglo de una invasión mi-
litar cuyas consecuencias históricas segui-
mos viendo. Entonces como hoy, la vida
sigue.
Tal vez el recuerdo es borroso, pero en
1998 diversos sectores del pueblo partici-
paron en una huelga contra la privatiza-
ción de la Telefónica de Puerto Rico. Pi-
quetes, marchas, enfrentamientos entre la
policía y los huelguistas, intolerancia y
violencia del Estado hacia los trabajado-
res, fueron las imágenes día a día. Al fi-
nal, números rojos. La Telefónica fue pri-
vatizada y el movimiento obrero recibió
un revés pese al apoyo masivo de la ciu-
dadanía. Ganamos en solidaridad y con-
ciencia; nos faltó organización y coheren-
cia en las estrategias sindicales.
Mientras tanto, el país continuaba en los
mismos debates políticos partidistas de
siempre. Sobrevivir económicamente tam-
bién era parte del panorama. Y en las ca-
lles, la violencia incrementaba su paso,
pero acortaba el de las familias víctimas
de crímenes violentos. Parecía que el fin
de la centuria amenazaba con heredarle al
nuevo milenio una bocanada de desilusio-
nes y desesperanzas. Pero, la historia pro-
cede de modo dialéctico. Una de cal y otra
de arena. La complejidad de aquellos años
confirma que la unidad de propósitos y la
voluntad ética y ciudadana son aspectos
imprescindibles del quehacer social. Por
ejemplo, la campaña por la liberación de
presos políticos puertorriqueños alcanzó
otro logro significativo: el 11 de agosto de
1999 el entonces presidente estadouniden-
se Bill Clinton conmutó las sentencias de
doce prisioneros políticos. Quedaron otros
tras las rejas, pero la lucha no cesó en ese
momento.
Meses antes, un suceso fatal se convirtió
en el detonante del salto cualitativo de
otra causa justa. Era la tarde del 19 de
abril de 1999 cuando una bomba arrojada
por un avión militar cayó sobre el Obser-
vation Point (OP), en el campamento de
la Marina de Guerra utilizado para prácti-
cas de tiro, donde trabajaba como guardia
de seguridad el viequense David Sanes
15 años y un preludio Por Dr. Martín Cruz Santos
“Mientras tanto, el país continuaba en
los mismos debates políticos partidistas
de siempre. Sobrevivir económicamente
también era parte del panorama”.
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Desde ese atardecer comenzaron las
protestas hasta hacer de Vieques un te-
rritorio de desobediencia civil donde
miles de personas manifestaron la in-
dignación nacional. Habían pasado más
de 60 años de injusticias: bombardeos,
contaminación ambiental, subdesarrollo
económico, desempleo y enfermedades
tales como el cáncer, cuya incidencia
en la Isla Nena es alarmante. El 1 de
mayo de 2003 finalizaron los días de la
Marina en Vieques, pero quedaba un
largo trecho, como lo hemos visto.
Por otro lado, otras formas de enfrentar
la realidad han estado presentes en las
escenas de estos quince años. Qué decir
de la ola migratoria que continúa cre-
ciendo. La migración de puertorrique-
ños a Estados Unidos no es novel, bien
lo sabemos, pero en la pasada década y
en la actual ha crecido debido a la crisis
económica y el desasosiego social que
aqueja al País. Esta vez la guagua aé-
rea ha tenido como consecuencia una
disminución poblacional. Estudios re-
cientes concluyen que aproximadamen-
te 576 mil compatriotas han emigrado
en la última década. En un solo año, el
2011, se fueron 76 mil personas. Algo
que no ocurría desde el éxodo de la
década de 1950 al 1960. Hoy tenemos
más puertorriqueños residentes en di-
versos estados que en Puerto Rico: 4.2
millones versus 4 millones. Exporta-
mos nuestro mejor recurso, el capital
humano, que se va en búsqueda de me-
jores condiciones de vida.
No pretendemos resumir ni agotar los
eventos acontecidos desde hace quince
años hasta el presente. Para muestra, un
botón basta. Vivimos en un país por
hacerse y es responsabilidad de todos
edificarlo. Unidad, diversidad, persis-
tencia y compromiso, he ahí el preludio
de todas las luchas fructíferas. Mujeres,
estudiantes universitarios, trabajadores,
ambientalis-
tas, hacedores
de paz y justi-
cia, en fin,
artífices de
modos de con-
vivencia más
justos y frater-
nos, somos los
protagonistas
de este mo-
mento históri-
co.
De 1998 a
hoy, conscien-
tes del pasado
y esperanza-
dos en el futuro, en vaivén, contra vien-
to y marea, organizaciones como la
Alianza Laura Aponte para la Paz So-
cial, advierten la presencia de otra so-
ciedad vivible. Sí, reitero, es un prelu-
dio, y componemos esta obra con gran
libertad y responsabilidad, conscientes
del reto, porque, parafraseando a quien
inspiró el nacimiento de ALAPAS,
nuestra querida Laura, nos merecemos
la vida.
“Habían pasado más
de 60 años de injusti-
cias: bombardeos,
contaminación am-
biental, subdesarro-
llo económico,
desempleo y enfer-
medades tales como
el cáncer, cuya inci-
dencia en la Isla Ne-
na es alarmante”.
El Quinceañer
Por Dra. Dinorah Navarro
En realidad el quinceañero es un rito moderno con el que se marca la despedida de la niñez y se
acepta oficialmente la plena adolescencia. Todo esto se da en el caso de las féminas, los varones
pasan sin pena ni gloria, pierden su niñez, nadie les da la bienvenida ni celebra su adolescencia y
mucho menos festejarán su adultez, pero con las niñas es diferente.
Pues este año celebraremos un quinceañero muy particular. No habrá vestidos hermosos, ni damas,
ni desfiles, ni fiesta, porque no se trata de una jovencita, sino de una organización que vio la luz
rodeada de dolor y luto y se ha crecido ofreciendo sanación y apoyo. Se trata de la Alianza Laura
Aponte por la Paz Social, Inc., (mejor conocida
como ALAPÁS).
Por cosas del destino me tocó estar desde antes
del principio. El último día de uno de los talleres
de poesía terapia una de las participantes me pide
que vea unos poemas que encontró una amiga en
el cuarto de la recién asesinada hija. Conocía del
caso por los medios de comunicación, probable-
mente usted también escuchó, hace quince años,
la desgracia de esta joven universitaria que perdió
la vida en una disco-
teca en el Viejo San Juan, por el impacto de una bala perdida. El rape-
ro de moda, El Mexicano, se encontraba allí y auxilió a la jovencita y
más tarde le escribió la canción “Un alma inocente”.
A vuelo de pájaro vi la obra de esta joven poeta y me di cuenta de sus
dotes y recuerdo que le dije: “di a tu amiga que no entregue esos origi-
nales a nadie, ella es una gran poeta y si quiere hablar conmigo que
me llame”, y le di la consabida tarjetita de presentación.
11
“Conocía del caso por los
medios de comunicación,
probablemente usted tam-
bién escuchó”...
“Tuve ante mí todo el
dolor, las dudas, la
impotencia, el coraje
de una madre a la que
el crimen le había
arrebatado su joven
hija menor”.
Pues, para mi sorpresa, la mamá me llamó. La
cité y comenzamos una sesión de desahogo lar-
ga. Tuve ante mí todo el dolor, las dudas, la im-
potencia, el coraje de una madre a la que el cri-
men le había arrebatado su joven hija menor.
Hablamos de Laura de su obra y le pedí que nos
reuniéramos con otros miembros de su familia y
con sus allegados. Así conocí a su hermana,
Margarita, a sus abuelos maternos y a un grupo
de sus talentosos amigos. Eran sesiones largas e
intensas, yo trataba de ofrecerles la mayor in-
formación objetiva y digerida sobre el duelo y
releíamos la obra de Laura. Hacer esto, sobar y
resobar sus metáforas se convirtió en unas espe-
ciales sesiones de poesía terapia.
Decidimos recopilar la obra y publicar un poe-
mario póstumo. Tuve el honor de ser la editora
del libro y gracias a la generosidad de la Aso-
ciación de Psiquiatras de Niños y Adolescentes,
el Municipio de Caguas y amigos y familiares
pudimos publicar el poemario Me merezco la
vida. Más tarde también vino a la mesa la crea-
ción de una organización que, además de perpe-
tuar su obra y figura, aportara un refugio en me-
dio de la ola criminal que comenzaba a arropar-
nos.
Su madre diligente y su familia organizaron la
Alianza Laura Aponte por la Paz Social. Inc.,
para lidiar con el grave problema de la crimina-
lidad, que nos arrebata a tantos jóvenes de nues-
tra sociedad, y con las consecuencias que sufren
las familias afectadas. Le comuniqué a su ma-
dre lo bueno que sería que organizáramos unas
reuniones con otros padres y que así ellos tam-
bién pudieran manejar su duelo. Ofrecí mi ofici-
na y muchos sábados nos quedábamos esperan-
do. Myra, la madre, se desilusionaba y yo le
decía que no era fácil cambiar la mentalidad de
la gente y que optaran por venir a hablar de su
dolor en lugar de anestesiarse en un centro co-
mercial.
Perseveramos y así nació el primer grupo de
apoyo en Puerto Rico para manejar el dolor de
los padres. Ese grupo en forma ininterrumpida
se ha reunido los primeros sábados de mes y se
ha abierto a otros deudos. Vienen viudos y viu-
das, huérfanos, hermanos, viene cualquiera que
haya perdido a un ser querido.
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La madre
incansable
piensa que
hace falta
más, se
mueve con
una pro-
puesta al
Departa-
mento de
Justicia; la
misma fue
aprobada y
así se crea
en el año
2006 el
Centro de
Ayuda
ALAPÁS. Ahí se ofrece un catálogo de servicios
profesionales, excelentes y gratuitos. Tuve la
suerte de colaborar en su diseño programático y
operacional y ser su primera coordinadora. Ciencia
y empatía han sido parte del éxito.
Pero antes vino el Jardín de los Siemprevivos, el
Bosque que lleva el mismo nombre, esfuerzos
todos encaminados a dar sentido al dolor a través
de diferentes medios: sesiones de desahogo,
terapias psicológicas o la siembra de un árbol.
Dar sentido al dolor es un acto de resiliencia, no
olvidaremos pero sanaremos. Han sido cientos los
voluntari@s que han ofrecido vida a esta organiza-
ción. Ha sido difícil la búsqueda de fondos que per-
mita seguir ofreciendo semejantes servicios en for-
ma gratuita, pero ahí la tenemos: de pie, crecida,
fuerte, con sus quince años. ¡¡¡¡Gracias, ALAPÁS,
felicidades!!!!
Y que cumplas muchos más…
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Poema por Laura Aponte Rivera
Afiche en celebración de los 15 años de ALAPÁS, creado por Harold Jessurum.
En este artículo pretendo hablar acerca de mi expe-
riencia en la Alianza, pero creo que no es justo hablar
de mi experiencia sin antes hablar del deseo de mi
persona por asistir a las víctimas del crimen. Casi re-
cientemente me gradué con honores de la Universidad
del Sagrado Corazón. En la actualidad me encuentro
con un título universitario, grado bachillerato en siste-
mas de justicia y, hasta ahora, admito con toda hones-
tidad, que al escoger dicha carrera yo no tenía ni la
más mínima idea a qué era lo que iba. Fue una carrera
que escogí casi al azar, pero que con el paso del tiem-
po aprendí a aferrarme a ella e inclusive a cogerle ca-
riño.
Puedo describir la carrera de sistemas de justicia co-
mo una carrera compleja, ya que para entender la mis-
ma hay que ampliar los límites de lo que comúnmente
definimos como moralidad, tener una mente muy
abierta y tener un pensamiento crítico altamente
desarrollado. Durante el trayecto de tan compleja ca-
rrera se hablaba mucho sobre la defensa criminal, las
posibles causas de la criminalidad y la manera erró-
nea en que el Estado está tratando el problema de la
criminalidad, y no fue hasta que tomé una clase de
victimología que me di cuenta que estábamos igno-
rando en todas esas clases a la persona más impactada
en la dinámica criminal: la víctima.
Sin embargo, a pesar de mi recién adquirido interés
por las víctimas del crimen, mi persona sabía que no
era suficiente tomar una clase de victimología o peno-
logía para tratar el problema de la victimización: era
hora de actuar. La oportunidad de dar mi aportación a
esta noble causa se me presentó cuando fue la hora de
realizar mi práctica universitaria, y entre todas las en-
tidades en donde podía hacer la misma, escogí
ALAPÁS. No era la primera vez que escuchaba de tal
organización, ya que durante el desarrollo de mi ca-
rrera, en mi clase de problemas sociales mi profesor
me había afamado la Alianza.
Comencé mi labor de voluntario en la Alianza y tengo
tres palabras para describirlo: sobredosis de realidad.
Mencionando mi trayecto de estudiante universitario
todo lo que sabía sobre víctimas de crimen lo había
leído en libros, artículos o casos. No es lo mismo leer
sobre un padre o madre de familia a quien brutalmen-
te le asesinaron a su hijo frente a sus ojos que tener a
susodichos padres delante de ti llorando y contándote
la historia, y también darse cuenta que el trato de los
agentes de orden público y otras agencias del sistema
de justicia puertorriqueño hacia estos es indiferente en
un momento de arduo dolor.
Confieso que mi reacción ante dichas situaciones fue
casi deprimente, pero de nuevo cito las tres palabras
que mencioné anteriormente: “sobredosis de reali-
dad”. No dejé que esta sobredosis me desanimara en
ningún momento, ya que si le daba la espalda a la
causa nadie iba a velar por esta gente que es vista de
menos ante los ojos de la justicia, y en muchos casos,
olvidada. Es aquí donde entiendo entonces que mi
labor en ALAPÁS es orientar e interceder por estas
personas a las que la justicia les ha
dado la espalda y a través de ello es
que yo doy mi contribución a la causa.
Sobredosis de Realidad
Por Herbert Rolando Rivera Castro
14
Derechos Reservados©
Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc.
Septiembre 2013