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    SEGUNDA PARTE

    FONOLOGA DEL ESPAOL

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    III

    PRELIMINAR

    90. En esta segunda parte vamos a intentar una descrip-

    cin fonolgica del espaol actual, atenindonos exclusiva-

    mente al sistema del lenguaje corriente libre de dialectalis-

    mos y vulgarismos, as como de afectaciones literarias y

    acadmicas. Se trata del mismo estilo de espaol estudiado

    fonticamente por Navarro Toms, y cuyos rasgos fonolgicos

    han sido ya apuntados en algunos estudios

    En esta descripcin fonolgica del espaol nos limitare-

    mos a la exposicin de la fonologa de la palabra: el estudio

    de-los fonemas y los prosodemas del espaol y de sus fun-

    ciones distintiva y demarcativa. Dejamos de intento aparte

    la fonologa oracional, o estudio de los elementos fnicos

    1

    Vase: G. L.

    TRAGER, The Phonemes of Castilian Spanish,

    en

    TCLP,

    8 ,

    p..

    21 7- 22 2; A . ALONSO,

    Una ley fonolgica del espaol, en Hisp.

    Rev.,

    13 (1945) ,

    p .

    91-101; R. L. PREDMORE,

    Notes on Spanish Consonant

    Phonemes, en Hisp. Rev.,

    14 (1946) ,

    p .

    169-172; A. ALONSO,

    Nota sobre

    una ley fonolgica del espaol, en Hisp. Rev., 15 (1947) , p . 306-307 ;

    T. NAVARRO, Estudios de fonologa espaola,

    Syracuse,

    19 46 ; H . LATJS-

    BERG.

    Vergleichende Charak teristik der Italienischen und Spanischen

    Schriftsprache, en Rom. Forsch,

    60 (1947) ,

    p.

    106-122,

    y del autor, El

    sistema fonolgico espao l, en RFE,

    33 (1949) ,

    p .

    265-296.

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    7

    Fonologa

    Espaol.

    distintivos y demarcativos de la frase que ya han sido magis-

    tralmente expuestos por Navarro

    2

    , y que, como ya dijimos,

    son relativamente marginales ( 70).

    En el ltimo captulo intentaremos una sntesis de la his-

    toria fonolgica del espaol, desde las modificaciones pri-

    meras del latn hasta la lengua de hoy

    3

    .

    2 TOMS NAVARRO,

    Manual de entonacin espaola, Nueva York, 1945.

    Vase tambin

    S. GIL GAYA,

    Fonologa del perodo asindtico, en Estu-

    dios dedicados a Menndez Pidal, I,

    p. 55-67, Madrid, 1950. Vase lti-

    mamente el importante estudio de

    R . P . STOCKWELL, J . DONALD BOWEN e

    I. SILVA-FUENZALIDA,

    Spartisti Juncture and Intonation, en Language,

    3 2

    (1956), p. 641-665, incluido tambin en Readings in Linguistics, ed.

    M .

    Joos, Was hin gt on, 1957, p . 406-41.8, y DELATTRE, n. 46 de Bibliografa

    general.

    3 En este campo es bsica, aunque todava incompleta, la obra

    pstuma del l lorado

    AMADO ALONSO, De la pronunciacin medieval a la

    moderna en espaol, 1955; tambin vanse otros trabajos suyos: Las

    correspondencias arbigo-espaolas en los sistemas de sibilantes, en

    RFH, 8 (1946), p. 12-76; Arabe st>esp. rabe ch, en PMLA,

    62 (1947), p. 325-338; Trueques de sibilantes, en NRFH, 1 (1947), p . 1-12;

    Examen de las noticias de Nebrija sobre antigua pronunciacin es-

    paola, en NRFH, 3 (1949), p . 1-82; Formacin del timbre ciceante en

    la c , z espaola, en NRFH, 5, p . 121-172 y 263-313; Historia del ceceo

    y del seseo espaoles,en Thesaurus, 7 (1951), p. 111-200; Cronologa de

    la igualacin

    c -z

    en espaol,

    en

    Hisp. Rev.,

    19 (1951), p. 37-58 y 143-164.

    Adems, nuestro Esbozo de una fonologa diacrnica del espaol

    (en

    Estudios dedicados a Menndez Pidal,

    II, p. 9-39) de 1948, aunque

    publicado en 1951; G.

    CONTINI, Sobre la desaparicin de la correlacin

    de sonoridad en castellano, en NRFH, 5 (1951), p . 173-182; B .

    POTTIEK,

    Les Langues Modernes, 1948, p . 146 sg., y espec ialm ente A .

    MARTINET,

    The Unvoicing of Old Spanish Sibilants, en Romance Philology, 5 (1951),

    p. 132-156, refundido en su libro

    Economie des changements phonti-

    ques,

    1955, p. 297-325, y F.

    JUNGEMANN, La teora del sustrato y los dia-

    lectos hispano-romances y gascones, 1955, P ar a la s m odifica cion es lati-

    nas, y con referencias al espaol, tambin la obra de

    HAUDRICOURT

    y

    JUILLAND, ya mencionada, y los dos libros de H . LDTKE, Die struktu-

    relle Entwicklung des romanischen Voka lismus,

    1956, y

    H. WEINRICH,

    Phonologische Studien zur romanischen Sprachgeschichte, 1958.

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    III

    LOS FONEMAS DEL ESPAOL: LAS VOCALES

    91.

    VOCALES Y CONSO NANTES .En

    espaol, como veremos

    ms adelante ( 132), son fonemas voclicos los fonemas que

    por s solos, aisladamente o combinados entre s, pueden

    formar palabras o slabas: a (preposicin), he (verbo), y, o,

    u (conjunciones), ah, o, hua. Los dems fonemas, incapa-

    ces de formar por s solos, sin el concurso de una vocal, pala-

    bras o slabas, son fonemas consonnticos. La divisin tradi-

    cional en vocales y consonantes concuerda en espaol con

    esta clasificacin funcional de los fonemas. Habr que estu-

    diarlos, para mayor claridad, por separado, y establecer un

    sistema voclico y otro consonntico. Mas no debe olvidarse

    que estn ntimamente relacionados y que tendremos oca-

    sin de ver cmo algunos fonemas voclicos estn tan em-

    parentados con otros consonnticos que llegan a neutrali-

    zar su contraste en algunas posiciones dentro de la palabra.

    92. VOCALES.El espaol utiliza fonolgicam ente dos de

    las propiedades...ailiculajtorias. y., acsticas que sirven para la

    distincin de los fonemas voclicos entre s: a), el grado de

    abertura, que condiciona la mayor o menor frecuencia del

    llamado primer formante de la vocal, y b)f.la configuracin

    de la cavidad bucal segn, la .posidn.de la jen gu a y los

    FON OLOG A . 10

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    9

    Fonologa Espaol.

    labios, re flejada en la m ayo r o menor frecuenc ia del,, segun-

    do formante de.la vocal (t imbre)

    El espaol distingue tres grados de abertura (densi-

    dad )

    :

    el de abertura mxima* o de

    ja

    (con su prim er fo r-

    mante situado en frecuencia de unos 700 ciclos por segun-

    do); el de abertura media) o de e, o/ (el primer formante a

    unos 500 ciclos), y el de abertura mnima, o de

    Ji, uf

    (cuyo

    primer formante no sobrepasa los 400 ciclos por segundo).

    Segn la forma y tamao de la cavidad bucal y su diferente

    timbre, tenemos dos fonemas graves (d e localizacin .poste;

    rior):(/u/ (con el segundo formante a unos 700 ciclos p. s.) y

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    Los-fonemas del espaol: las vocales

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    dolas, para cambiar el significado de la palabra:

    paso/peso/

    piso/poso/puso; baln/veln; sanar/sonar, dar/dir, alam-

    brada/alumbrada; siente/siento, avisar/abusar; regir/rugir,

    tomar/timar; remar/rimar, morillo/mu rillo.

    ESQUEMA DE LOS FORM ANTES E LA S VOCALES ESPAOLAS

    2oo

    osth

    2-

    FORMANTE

    800 _

    6oo

    1 FORMANTE

    too I I ^^^^^

    1 FORMANTE

    /u/ /o/ /a/ /e /i/

    93. La serie fe, i/, anterior y aguda, y la posterior y gra-

    ve /o, u/, son, por su articulacin, palatales sin labializar y

    velares con labializacin, respectivamente. Cabe plantearse

    el problem a de d ecidir cjil_ de las dos oposiciones (palatal/

    velar, no labializada/labializada) e fonolgicamente perti-

    nente^ Com o ninguna de estas dos caractersticas se mod ifica

    en contacto con otros sonidos, ambas contribuyen a la espe-

    cial impresin de las dos series. Nos encontramos aqu no

    ante oposiciones privativas del tipo palatal/no-palatal o la-

    bializada/no-labializada, sino ante ^p os icio nes equipolentes,

    en que cada. uno_ de los m iem bro s de la oposicin .es el mxi-

    mo de dos cualidades opuestas: 'agudo mximo/grave mxi-

    mo' en cada grado de abertura,

    e/o, i/u

    (i. e. desde el punto

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    11

    Fonologa Espaol.

    de vista articulatorio, 'anterior no labializada/posterior la

    bializada'). Aunque puede sospecharse que lo realmente dis

    tintivo es la posicin de la lengua. En efecto, se han sealado

    variantes labializadas de e en el diptongo ue; adems, eli

    hablante hispano interpreta las vocales francesas / /o/,

    haciendo caso omiso de su labialidad, como i e.

    94. Los cinco fonemas presentan variantes de articula-

    cin, segn su posicin en el decurso. El fonema /a/,reali-

    zado normalmente como [a] media, presenta bajo ciertas

    condiciones (Navarro, Pronunciacin espaola, en adelante

    citado Pron., 55, 56) la articulacin palatal [ g ] o velar

    [a]. No son ms que variantes combinatorias. En el espec-

    :

    trograma se observa que en esos casos lo que vara sobre todo

    es el segundo formante: en [a] sube en la escala de frecuen-

    cias, acercndose a la altura normal del fonema fe/; en [a ]

    disminuye su frecuencia, aproximndose a la del fonema /o/.

    Vase el grfico adjunto.

    VARIABILIDAD DEL 2* FO RM AN TE PE / /

    M

    2 000

    N

    M W M

    H

    (hacha) (rauda)

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    Los-fonemas del espaol: las vocales

    153

    El fonema /e tambin se realiza fonticamente como [e]

    abierta y como [e] cerrada (Pr on . 51, 52), segn los soni-

    dos con que est en contacto. Prueba de la inexistencia de

    dos fonemas diferenciados es la incapacidad del hablante

    espaol para realizar la distincin entre los dos fonemas

    franceses [g] y [e ] de

    chanterais

    y

    chanterai,

    que se confun-

    den en su sentimiento lings tico baj o una sola fo rm a :

    [satr]. En los espectrogramas, el segundo forman te de las

    variantes .abiertas de e j se acerca a la zona de frecuencia

    de /a/, y en las variantes cerradas a la zona de frecuencia

    de /i/; segundo formante de [e], a 1.700 c. p. s. (casi la fre-

    cuencia de las variantes palatales de /fi/); segundo formante

    de [ e ] , a 1.900 c. p. s. (casi la. frecuencia de /t/).

    Paralelamente, la realizacin fontica del fonema_/o/ pre-

    senta dos matices: [ o ] _abisria. y / p l cerrada {Pron. 58,

    59).Un espaol realiza como un solo fonema /o/ los dos fran-

    ceses /o/ y /o/:

    roglrauque

    no se distinguen para l. E l

    segundo formante de [o] se aproxima al del fonema a], y

    el de [o] a la frecuencia de //; segundo formante de [o], a

    1.100 c. p. s. (frecuencia de las variantes velares de /a/)] se-

    gundo fo rmante de [ o ] , a 800 c. p. s. (casi la. frecuencia

    dejf).

    Los fonemas /i/,JuJ son realizados fonticam ente como

    abiertos o cerrados, segn condiciones fijas debidas a los

    sonidos vecinos o su posicin en la slaba

    {Pron.

    45, 46,

    61, 62). Ninguno de los dos matices pasa de ser simple va-

    riante combinatoria de dos fon em as nicos /i/, /u/

    2

    .

    En las hablas dialectales que han perdido (o estn a pun-

    to de perder) la -s final, parece haber indicios de fonologi-

    zacin de estas variantes abiertas y cerradas de las vocals.

    Ya Navarro apunt que en el habla andaluza oriental los

    2 So bre los sonidos [/], [i ] , [ w ] , [y ], vase 96 y sigs.

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    FonologaEspaol.

    singulares se distinguan de los plurales, y las terceras de

    las segundas personas, mediante el diferente matiz voclico:

    [bka]/[bka] (pl . )

    ;

    [ba~] 'va'/[fea] 'vas'; l [b;en e]/t

    [b4n

    ?

    Y, l [d/d]/[d/ {5] 'Dios'; etc. >.

    Los cinco fonemas voclicos presentan adems una reali

    zacin fontica especial en posicin dbil, condicionada por

    el acento de la palabra. Esta variante relajada no tiene valor

    distintivo alguno, puesto que no sirve para la diferenciacin

    significativa de las palabras (Pr on . 47, 53, 57, 60, 63).

    95. Las cinco vocales aparecen en cualquier jju es to de

    la palabra. Hay slo algunas limitaciones en la slaba final

    no acentuada, donde es raro que aparezcan los fonemas ms

    cerrados i, uj. Slo se encuentran: en formas verbales (y

    nunca como ncleo de la slaba, sino en eLmargen silbico)

    como visteis, cantasteis

    4

    ; en cultismos, como lbum , espritu,

    tribu, crisis, tisis

    y los numerosos

    -itis

    de la medicina (

    apen-

    dicitis, bronquitis, conjuntivitis, otitis,

    etc.); en trminos

    hipocorsticos y otras expresiones familiares o vulgares

    como

    LUC, Pili, la m ili, las bicis,

    Asun(cin),

    Maru,

    etc. El

    fonema fuf parece menos aceptado que // en tales posicio-

    nes. Tenemos [i/ en prstamos, como tenis o leguis ( < in-

    gls

    leggings),

    pero /o/ en lugar de

    u : blocao.

    96. Los DIPTONGOS.Ms com ple ja es la situacin de los

    diptongos. Hay seis decrecientes: [ai ] , [ajt ] , [ f i ] , [et i ] ,

    [ f i l C o y ] , y ocho crecientes : [/a] , [je], [/o ], [ / ] , C w ar jw g ] ,

    3 Ms detalles en 163.

    * Un a pru eb a de esta repugnancia del sistema espaol a utilizar

    el fone m a // en sla ba final no acen tuada pued e ser el hecho de qu e

    en los siglos xvi y xvn, mientras se usaban normalmente dis, habis,

    se segua conservando la desinencia -des en los casos no acentuados

    dbades, habades.

    Vase

    Y . MALKIEL, The Contrast tomis-tomvades,

    queris-querades in Classical Spanish,en Hisp., Rev., 12 (1949), p . 159-165.

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    Los-fonemas del espaol: las vocales

    153

    [w t ] , [wo ]

    5

    ; por ejemplo en

    aire, causa, seis, reuma, sois,

    hacia, tierra, adis, viuda, cuarto, cuerda, cuita, mengu.

    Desde el punto de vista fonolgico, se plantean dos pro-

    blemas: 1., estos diptongos son monofonemticos, o bien

    combinaciones de. dos ^fonemas d iferen tes? , y 2., en el lti-

    mo supuesto, el elemento ms cerrado del diptongo, el lla-

    mado semiconsonante a semivocal, es un fonema indepen-

    diente o.

    :

    b i e n ^ s r a variante_de las vocales i, u/7 En otras

    palabras: es cada diptongo realizacin fontica de un solo

    fonem a?, tienen va lor distin tivo las semivocales y las. sent:

    consonantes,-

    JD

    se identifican como variantes de otros fo-

    nemas?

    Naturalmente, los diptongos son conmutables entre s:

    cauto/cueto/quieto/coito etc., com o lo son cualesquiera

    combinaciones de dos sonidos

    (pasa/pato).

    Hay que exami-

    nar si sus elementos, independientemente, tienen conmuta-

    cin. De las reglas prcticas que dio Trubetzkoy para deter-

    minar la naturaleza monofonemtica de dos sonidos sucesi-

    vos (Grundzge, p. 50-57), la primeraque tales sonidos, en

    ciertas circunstancias, no formen parte de dos slabas dis-

    tintasslo es cumplida por los ocho diptongos crecientes

    y por [au], [eu] y [ou ]. Los tres diptongos [a i ] , [ j n ] y

    [pi] quedan desprovistos de valor mono fonem tico, ya que,

    cuando van seguidos de vocal en la cadena

    hablada,

    sus ele-

    mtos pueden repartirse entre slabas sucesivas:

    ay,

    pero

    yes; rey,pero re-yes; hoy, pero hoy es tarde [o-yes-tr-de]

    6

    .

    Adems, si un fonema voclico se pone en contacto con otra

    s Bien es verdad que [/ ] y [w i] alternan en algunos hablantes con

    [iy] y [m]- Podra eliminarse [oy] que aparece, fuera de un par de

    trminos no castellanos, slo sealando lmite entre unidades mor-

    folgicas o lxicas: firm un cheque.

    6 Por el contrario, en alemn, el diptongo ei [a e ] no se disocia al

    aadrsele una slaba:

    Ei-er,

    prueba de su valor monofonemtico.

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    15

    FonologaEspaol.

    vocal en el decurso, su reunin se realiza con frecuencia como

    diptongo

    :

    si se unen en el decurso los dos signos compr y

    una casa,

    la com binacin de

    e

    +

    /u/

    se realiza [e u ];

    igualmente, la combinacin inmediata de /o/ + /i/ en las

    cinco y media se realiza [pi], y la de /i/ + /e/ en callan y

    escuchan,

    se realiza [;e]. En estos casos, por lo menos, los

    diptongos son evidentemente difonemticos. Segn la regla

    sexta de Trubetzkoy (Grundzge, p. 54)

    7

    , una combinacin

    desonidos potencialmente monpfonemtica_llp_debe valo-

    rarse como fonema nico cuando uno de aquellos sonidos

    no pueda considerarse variante combinatoria de ningn otro

    fonema. Es claro que los componentes [a ] , [ a ] , [ e ] , [e ] , [o ] ,

    [o], [t], [i] de los diptongos espaoles son realizaciones di-

    versas de los fonemas voclicos, pues no hay conmutacin

    entre [a] y [a], entre [g] y [e], etc. Por tanto, los diptongos

    carecen de valor monofonemtico y son combinaciones de

    los cinco fonemas vocales con otro elemento. Y queda el

    segundo problema: estos elementos [/], [ i ] , [w], [u] son fo-

    nemas independientes o bien variantes de otros ?

    97. Ante todo, hay que determ inar la relacin de estos

    sonidos entre s y con respecto a los fonemas voclicos /i/,

    //, cuya semejanza fontica es evidente. Segn la regla III

    de Trubetzkoy para la determinacin de fonemas, dos soni-

    dos_ emparentados articulatoria o acsticamente deben on-

    siderarse variantes combinatorias de un solo fonemaj:uando

    no aparecen nunca en un mismo contexto (Grundzge,p. 44).

    El sonido [;'] aparece slo como primer elemento de una

    comhinacin tautqsilbica de vocales, posicin en que nunca

    aparecen ni [i] ni [/]; el sonido [i] aparece slo como ele-

    mento final de una combinacin tautosilbica de vocales,

    7

    Cf . A.

    MARTINET, Un ou deux phonmes?,

    en

    Acta Lingistica, 1 ,

    p. 94-103.

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    14/150

    Los -fonema s del espaol: las vocales 153

    posicin en que nunca aparecen ni R l ni J j ]

    8

    . El sonido [ w ]

    aparece slo como elemento inicial de una combinacin tau-

    tosilbica de vocales, posicin en que nunca aparecen ni [u]

    ni [ ] ; el sonido [ ] aparece slo como elemento final de

    una combinacin tautosilbica de vocales, posicin en que

    no se presentan nunca ni [ w ] ni [ ] . Segn esto, [/l. f f ] , [ j ]

    no son ms que variantes mmbnatfldgs de un nico fone-

    ma //,v[w], [ Jj&L no son ms que variantes combina-

    torias ae un nico fo ne m a/ / . N o son sonidos que se oponen

    en el sistema, sino que slo contrastan en el decurso: [/]

    y [ w ] pertenecen a la clase de varjajates^t-prenucleares de la

    slaba, [ ( ] y fu l a la clase de yaria&tes, poslnucleares;

    mientras que [i] y [ti] son variantes que funcionan como n-

    cleo silbico. Tampoco cumplen estos sonidos la regla IV de

    Trubetzkoy

    9

    : nunca aparecen en combinacin..los unos con

    los otros; esto es, no existen los grupos * [ ; ' I ] , * [ t t ] ,

    * [

    W M

    ],

    *[uu], los cuales daran independencia fonolgica a las va-

    riantes marginales con respecto a los fonemas /i/, u.

    98. Ahora b ien, ocurre que hay un cierto parentesco en-

    tre los sonidos [/], [j] y el consonntico [y], y se podra pen-

    sar que los tres fueran variantes del fonema consonntico /y/,

    como creen algunos

    10

    .

    8 Recalco la expresin 'tautosilbica' para evitar que se crean fo-

    nemas distintos la vocal y la semivocal, por ejemplo, en o/hoy, donde

    lo distintivo no es la articulacin semivocal o vocal, sino el diferente

    lugar del acento de intensidad.

    ' Grundzge, p. 46: Zwei Laute, die sonst den Bedingungen der Re-

    gel III. entsprechen, drfen trotzdem nicht als Varianten desselben

    Phonems gewertet werden, wenn sie in der betreffenden Sprache ne-

    beneinander, d. i. als Glieder einer Lautverbindung stehen knnen,

    und zwar in solchen Stellungen, in denen auch einer von den beiden

    Lauten isoliert vorkommt.

    IO

    Especialmente,

    J. D. BOWEN

    y

    R . P . STOCKWELL, The phonemic In-

    terpretation of Sem ivowels in Spanish, en Language, 31 (1955), 236-240;

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    17

    Fonologa Espaol.

    Entre las variantes ms cerradas del fonema

    ly l

    (esto

    es, [)>]) y las ms abiertas del fonema /i/ (es decir; [i]) hay

    una diferencia fundamental, ms de funcin que de natura-

    leza articulatoria: la diferencia entre consonante y vocal.

    Ya hemos sealado que esta distincin, por ser funcional, no

    se observa mediante la conmutacip, porque vocal y conso-

    nante se excluyeji totalmente del mismo contexto en el de-

    curso: [i] puede formar por s solo slaba mientras que ello

    es imposible para 5>]," vocal

    y

    consonante no se oponen para-

    digmticamentg, sino que.,

    contrastan

    sintagmticamente. De

    modo que si todas las vocales se oponen a todas las conso-

    nantes, no es por sus determinados rasgos distintivos, sino

    por su diferente^funcin; por tanto, si [$] es consonante

    e [i] vocal y se excluyen, son necesariamente dos fonemas,

    cada uno perteMoente a uno de los grupos que llenamos

    vocales y consonantes.

    As, la cuestin que se plantea es determinar a cul d

    estos dos fonemas, /y/ consonntico e /i/ voclico, debemos

    adscribir las otras variantes menos cerradas y menos abier-

    tas [y], [/], [i]. Si el criterio para identificar un fonema es

    el valor distintivo de los sonidos, todas las variantes fnicas

    que correspondan a un mismo significado forzosamente han

    de interpretarse como realizaciones de un mismo fonema.

    El signo espaol ortografiado y admite muchas realizaciones,

    condicionadas por el contexto:

    [i] subes y bajas,

    [ i ]

    cielo y

    tierra, [;'] apagan y encienden , [y] calla y escuch a, [5>] y esto

    qu? En todos esos casos es posible tambin la variante nu-

    clea r [i ]. Si en Jos_casos como el del prim er ejem plo [.Q_es

    fd . A further note on Spanish Semivowels, en Language,

    32 (1956), 290-

    2 9 2 ; R . P . ST O CK W E LL , J . D . B O W E N e I . SILVA-FUENZALIDA, Spanish June-

    ture and Intonation, en Language,

    32 (1956) , 641-665 .

    En contra,

    SOL SA-

    PORTA, .4 Note on Spanish Semivowels, en Language, 32 (1956), 287-290,

    y tambin Ch.

    F . HOCKETT,

    A Manual of Phonology,

    2 2 - 1 1 3 ( 1 9 5 5 ) .

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    Los

    -fonemas

    del espaol: las vocales

    153

    exclusiva, y en los dems es posible, parece natural que vea-

    mos en todos esos sonidos meras realizaciones de [i/. En

    significantes que comienzan o terminan con /i/, observamos

    en el decurso, segn el contexto, cierta variabilidad entre

    [ i ] e [ i ] o [/ ] : me irrita [meirta]; nos irrita [nosirrta]; a

    m es que m e molesta [amjske...]; a m no es que me mo-

    leste [amno...]; si eres t [s/...] ; si vienes t [s&...]. A-

    dase la vacilacin entre hiato y sinalefa en ejemplos como:

    est riendo

    [ r iendo] ,

    riendo a todas horas [rjndo],

    que per-

    mite realizacin idntica [estbr jr ido ] para estaba riendo

    y est barriendo. Indudablemente, en todos estos casos [i]

    e [7] son realizacin de /i/.

    Por otra parte, en significantes como yerno, yodo, hielo,

    yugo, rayo, haya,etc., existe variabilidad (condicionada po r

    el contexto y por normas regionales) entre [5*], [y] e incluso

    [;']: el yern o [5)]; tu yerno [y]; con yodo [$]; de yodo [ y ] ;

    pon hielo [$]; quiero hielo

    [ y ] ;

    rayo

    [y] (dialectalmente tam-

    bin [5?] o [/] y hasta [$], [z], etc.). De todos modos, vemos

    totalmente excluidas de estos contextos las variantes [ i ]

    e [i]; por ello, aqu nos encontramos con realizaciones de

    Jv_ Y obsrvese que, en el juego de variantes, son precisa-

    mente [ i ] y [3?] las que suelen alternar. Ser, pues, fone-

    ma

    Jif

    toda realizacin que sea [ j j o que en tal contexto pue-

    dajt ern ar con ella; ser fQ neini

    w

    3^j0da.

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    Fonologa

    Espaol.

    99. Un problema anlogo se plantea con las variantes

    [ w ] y [ ] . No extraar que estas dos variantes, paralelas al

    [/'] e [], tengan el mismo comportamiento y sean agrupa-]

    bles entre las del fonema //. Sin embargo, debemos notar

    que todos los fonetistas estn de acuerdo en sealar un re-

    fuerz o consonntico de [ w ] en posicin inieial

    hueso [wso] ~ [gwso] ~ [gwso], refuerzo que obl iga en el

    decurso a constituir con [ w e ] una slaba distinta a la del fone-

    ma que preceda:

    los huesos

    [ loz-wsos] o [ loz-gwsos], pero

    no *[lo-swsos]. Tal situacin permite (bien por la articula-

    cin consonntica, bien por la presencia de una juncture,

    si aceptamos sta) diferenciar son^xjuevos [so-nwftos] de

    son huevos [soi)-wt5os] (o [soq-gwbos] e incluso [so-i)w-

    bos ] ) , haz zuecos [-0wkos] de haz huecos [z-wkos] (o [z-

    gwkos ] ) , la suela [ la-swla] de las huela [laz-wla] (o [laz-

    gwla] , etc.)

    variante de [y/, el sufijo sera siempre -yo, -yron/, con lo cual,

    se dice, ganara en sencillez la descripcin morfolgica. Nos parece

    que con la otra interpretacin tampoco se pierde sencillez: sufijos /-i,

    iron/, donde el fonema /i/ se realiza [/] o [y], segn el contexto, no

    resulta un anlisis ms complicado que postular /-y, -yron/ con las

    mismas variantes. Al contrario, con la ltima solucin seran de espe-

    rar las variantes [y] tras vocal, y [$] tras consonante; lo mismo que

    en de yodo [y ] y con yodo [ j> ] , tendr amos * [kom y ] y * [ko m yro n]

    pa ra comi y comieron. Tambin en morfologa hay casos de desapa-

    ricin del fonema

    /i /

    y del fonema

    /y/,

    que llamara mo s casos de la-

    tencia; /y/ queda latente, sin realizacin propia, cuando le sigue desi-

    nencia iniciada con /i / acentuado: huye pero huir, huimos que seran

    /uy-r/, /uy-mos/; /i/ queda latente en las desinencia tipo /-i/ cuan-

    do le precede

    /y / : huy, huyeron,

    que seran /uy-i/, /uy-ieron/. No

    de otro modo, cuando dos fonemas emparentados fonticamente que-

    dan en contacto, imo resulta latente: los soles [lo-sles], las ramas

    [ l a - f amas ] , la astucia [ latu0ja ] , etc.

    13 Puede argiiirse que lo q ue diferenc ia

    las hierbas

    de

    las siervas,

    son huevos de son 'nuevos, no es el elemento consonntico del llama-

    do d ipton go inicial, sino el alargam iento de /s/ y /n/ en las siervas,

    son nuevos. Pero en la conversacin ordinaria este alargamiento es

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    Los-fonemas del espaol: las vocales

    153

    Estas variantes reforzadas [gw], [gw] se asemejan en su

    distribucin a lasi vaciantes fuertes deJy), mientras [ w ] y

    [u] son en todo paralelas a [/] e [ i ] , y por ello

    fc

    debemos wn-

    siderarlas realizaciones de u. Para las variantes reforzadas,

    tendremos que postular un fonema consonnticaJndapf^n-

    /

    diente /w/, o bien se tratar de sonidos en relacin con algn

    otro fonema cctnsonntico? Lo veremos ms adelante ( 103).

    Aqu, slo unos ejemplos de la variabilidad de u en [w ] ,

    [ u ] , [ u ] :

    t desbarras

    [ u ] ,

    t ests loco

    [ w ] ,

    vengan ustedes

    [u ] , venga usted [u ] , son suizos [su ido s], son suizas esas

    vacas? [swflas], viudo [ j ] ~ [ u ] , le escrib una carta

    [ -u] ~ [ j] ~ [ u] , etc.

    100. En suma, los sonidos [ / L j x L Xw ], [ u ] de lo,s,dipton-

    gos son, en general, siqipl^JKaxi^a^S-. 4s los

    -

    fonemas //

    V //, respectivamente. Y puesto que los dos elementos que

    componen los diptongos, son variantes de dos fonem as dife-

    rentes, hay que reconocer que aqullos no son monofone-

    mticos en espaol, sino simplemente combinaciones tauto-

    silbicas de dos fonemas distintos. Creer que lo que distin-

    gue cielo de celo no es la presencia o ausencia de la semicon-

    sonante [;], sino la impresin de conjunto del diptongo, nos

    parece inadecuado. o es la impresin total de [ja] frente a

    [;'e] lo que distingue especia/especie, sino la diferencia a/e.

    Segn esta norma de distincin de los fonemas, podramos

    considerar fonema nico la combinacin [pl], por ejemp lo,

    diciendo que lo qe_ distingue pan de plan no es la ausencia

    o la presencia de [Z], sino la impresin de conjunt del gru-

    poTp). Adem s, la m isma conciencia lingstica considera

    los diptongos como combinaciones de fonemas; las rimas

    imperceptible: prueba de ello, las falsas separaciones de artculo, efec-

    tuadas por algunos extranjeros: las-suas, las-andalias.

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    160

    Fonologa Espaol.

    abundantes en toda la poesa espaola de

    i

    con

    ,

    con

    u,

    et-

    ctera (por ejemplo: velo: cielo-.suelo), demuestran que e

    diptongo no es sentido como un solo fonema, sino como dif-

    ;

    neintico.

    La respuesta a nuestra dob le pregunta ( 96) resulta la

    siguiente: l . os ^ diptongos no son realizacin fon tica'de -

    fonemas particulares nicos, sino de dos fonemas contiguos

    diferentes. 2. Las semivocales y semiconsonantes son slo

    variantes combinatorias de los fonemas vocales respectivos]

    /i/, /u. No son ms que las variantes producidas por no ser

    ^cIeajsUabicp', por.su,.posicin,.Jasilbica' dentro d la sla-

    ba

    :

    (Trubetzkoy,

    Grundzge,

    p. 168), ya antes, ya despus del;

    acento, esto es, en la tensin o en la distension silbica, fun-

    cionando, po r comoTos fS ie m as consonantes, inca-

    Las mismas consideraciones valen para los triptongos, o

    combinaciones de tres fonemas dentro de una misma slaba:

    en sentenciis [sen.ten0jis] el triptongo [ji] es la combi-

    nacin de los fonemas /t/, /a/, /i/.

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    III

    L O S F O N E M A S C O N S O N A N T I C O S

    101.

    SONIDOS Y FO NE MA S. El

    cuadro de los sonidos con-

    sonnticos espaoles es bien nutrido (Pron . 78):

    Oclusivas:

    [p ] , [b ] ; [ t ] ; [ t ] , [d ] ; [k ] , [g ] .

    Africadas : [6], [y].

    Fricativas: [b ] , [ f ] ; [6 ] , [ z ] , [d ] ; [ ] , [? ] ; [s ] , [ z ] ,

    M ; [ y ] ; M , EgL [w ] .

    Laterales: [1], [J], [1], [1].

    Vibrantes: [ r ] , [ r ] .

    Nasales: [m ] , [m] , [n ] , [9 ] , [n ] , [n ] , [ g ] .

    Fonolgicamente, bastantes de estos sonidos son meras

    variantes combinatorias de fonemas, como vamos a ver.

    Los sonidos [fe] y [B], uno oclusivo y otro fricativo, son

    realizacin fontica de un nico fonema [&]. La aparicin de

    cada una de estas vanantes est condicionada por reglas fi-

    ja s: slo se realiza [fe] ( y no [ 6 ] ) en inicial tras pausa, y tras

    nasal en interior de palabra Q.fraseIgualmente sucede con

    las parejas de sonidos [ d ] - [f ] y [ g ] - [g ], oclusivos los pri-

    i Pa ra la lengua med ieval, vase 157.

    f o n o l o g a . I I

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    162 Fonologa

    Espaol.

    meros y "fricativos los segundos de cada pareja, que no se

    presentan nunca en una misma posicin fnica, y que soj/1

    realizaciones de los fonemas /df y g/; [dl slo se presenta

    e|i in ic ia l absoluta, y tras /w/ y ///; [ g ] slo en inicial abso-

    ;

    luta y tras nasal; en Jos dems casos el representante de los

    fonemas df, g es el sonido fr icativo [] [g] ( Pron . 80,

    81; 99, 100; 126, 127). Ejemplos: pon vino"[bT,bebe vino [t5];

    sin duda [ d ] , la duda [ d ] ; con gusto [ g ] , a gusto [ g ] .

    Los sonidos [f], [?]> [ff] son slo variantes interdentales de

    los fonemas

    /t/,

    ///, /n/, cuandoi esti^enjCQntacto_con con-

    sonante interdental, precedente para t, siguiente para ///

    y Inl (Pron. 97, 96, 95 ): hazte, alza, onza.

    Los sonidos [g], [ ;] , [ j ] , [y] son realizaciones fonticas de

    los fonemas /s/, l/, n/, en contacto con consonante dental

    siguiente {Pron. 105, 104, 103 ): costa, desde , caldo,cileto.

    El sonido [r/] es mera variante del fonema

    n,

    en con tao

    to con consonante velar siguiente (Pron. 130): cinco.

    El sonido [ m ] es slo variante del fonem a nasal ante,1a;

    bjodental siguiente (Pron. 89 ) : enfado, confuso.

    El sonido [ ? ] es la variante sonora, artfe_consonai te_SQ:

    ora, del fonemaJQ/: hazme [zme]. El sonido z] es la rea-

    lizacin ante consonante sonora^ del nico fonem a /s/: mis-

    mo [m zmo ] (Pron. 94, 107). Una oposicin com o rascar

    [raskr

    1/iasgar

    [razgr], podra hacer creer en la validez for

    nolgica de los dos sonidos [5] y [z]; pero lo que distingue

    las significaciones en esas dos palabras es la ausencia y la

    presencia de sonoridad en las velares /k/ y /g/.

    El sonido [ J ] es una variedad fricativa del fonema /r/

    en

    posicin intervoclica o final de palabra; las pronuncia-

    ciones [0ro], [0jo] se alternan en el habla corriente, y la

    conmutacin de los dos sonidos entre s no origina cam-

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    Los fonemas consonnticos

    163

    bio de significacin ni hace irreconocible la palabra

    cero

    (Pron.

    114)

    2

    .

    102. Los sonidos rjH

    Y

    [.vi, sonares

    cad y fricativo, respectivamente, son realizaciones fonticas

    de un m ismo y nico fonem a /y/. El^ africa do slo aga-

    rfiC__ax_4KslcijrL.jlcial y tras nasal dentro del decurso

    (Pron.

    119-120):

    cnyuge, hierba, yerro, yunque.

    Hemos visto tambin (98) que algunas variantes fon-

    ticas de este fonema coinciden con variantes del fonema

    voclico /i/. En total se encuentran las siguie nt es, variantes

    de ti/ y de /y/, repartidas de esta forma:

    [ i ] fonema /i/ : lisa /lisa/, entran y salen.

    /y/ + /*/ (morfonem ticamen te)

    :

    huir /uy-iR/ (/y/ la-

    tente).

    [ i ] fonema

    fi/: rey

    /Ri/,

    cielo y tierra, aire, no ir.

    fonema fe/: familiar trae, cae.

    [ ; ] fonema /i/: cielo /Silo/, cierran y abren, comi.

    [y ] fonema /i/: reyes /Ries/, calla y escucha.

    y + /i/ (morfonemticamente) : huy /uy-i/.

    fonema /y/: mayo /myo/, hoya /ya/, de yodo.

    [y ] fonema /y/: yodo /ydo/, yerno /yRno/, hierba /yR-

    ba/, inyeccin /iNyeGfliN/ deshielo /desylo/.

    103. El sonido transcrito [ w ] es, com o vimo s ( 99), una

    variante prenuclear (ante ncleo ensilaba) delforjema //.

    Pero, ajyeces, en posicin inicial de palabra, desarrolla un

    elemento generalmente fricativo [g]. Como, por otra parte,

    2

    Algun os autores (

    BOWEN, STOCKWELL, FUENZAUDA,

    Spanish Juncture

    and Intonation, en Langttage, 32, 641, y BOWEN, Sequences of Vowels

    in Spanish, en Bol. Fit., Chile, 9, 5-14), con sider an /f/ com o /r/ + /r/,

    lo cual parece inadecuado , pues [ f ] ap arece en inicial, dond e nunca

    hay consonantes dobles.

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    164

    Fonologa Espaol.

    e l fonema g entre una vocy^y_LsonidaJ^ puede rea l t

    zarse como cero fnico:ama.Tgwal. y [w a], igual [ i gwl ]

    [ iw l ] , lo guardo [logwrdo] y [lowrcto], resulta natural la"

    identificacin con estos grupos fgf + fu/, real izados [gwj-

    o [w], de las variantes citadas: con hueso [korj-gwso], de

    hueso [d ew so] . En consecuencia, el sonido J w ] puede ser, ,

    realizadrLfontiga^del fonema Ju/ en los casos de bueno,

    trueno, cuero, fuerza, etc.; pero jtambin puede ser realiza*

    cin, en. .alternancia con^ [g w ], _d e la combinacin de fone-,

    mas /g/Juf en posicin prenuclear: hueso /guso/[gwso] o

    [wso ] , hueste/guste/ [gw t e] o [w t e] , huerto /guRto/t

    [ gwr to ] o [wr to ] , guante /guNte/, guasa /guasa/, yegua

    /ygua/, lengua /lNgua/, antiguo /aNtguo/, etc. El hecho

    de que la grafa sea ante__el.fanrna /e/ hu-, mientras delante:,

    de_las_otras vocales suela encontrarse gu-, es una pura cues-

    tin ortogrfica: en los siglos clsicos abundan las grafas

    giieria

    r

    ~gevo,

    etc. Adems

    de huellas

    y

    degellas

    se realizan

    igual: [dewlas] o [degwlas] .

    El paralelismo con /v[ (98) ha llevado a algunos a conr

    siderar estas variantes [g w ] o [ w ] (distintas del fonem a / u )

    como refiijy;ar.innfts de un fonema independiente, simboli-

    zado Lwl x> Jg

    w

    l, y no,..como hacemos nosotros, d la com-

    binacin /g/ + //. Que las variantes.J,im,.[gvv] son difone-

    mticas, lo demuestra la identidad absoluta de [ g l c o n las

    . .,.,_* ' -Il.ll,, .. I MI

    correspondientes variantes_del fonema

    fg (con hueso, con

    guasa

    y

    con gasa

    presentan la misma f g l oclusiva), y la de

    [ w ] con las del fonem a fu f ^ Si se objetase que en hablas

    vulgares hay [fc w ] en lugar de [ g w ] :

    hueso

    [bwso], y que,

    por ende, no pueden identificarse con el fonema g f -f //,

    debe recordarse que en Jas mismas hablas vulgares se pre-

    senta la misma alternancia [& ] ~ [ g ] : [adxa] por [agxa],

    [agwlo

    ] por

    [abwlo],

    y, por tanto, la ob jecin no es vlida.

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    Los fonemas consonnticos

    165

    En la lengua normal, delante de \w] son distintivas /g/ ^

    /bJj_los de Huelva [ . . .degwlba] los devuelva [...ctebwlba],

    dijo que no huele [ . . .nogw le ]/dijo que no vuele [ . . .nobwle] .

    En fin, si las variantes [ g w ] se analizasen com o un solo fone-

    ma labiovelar /g

    w

    /, nos veramos obligados a aceptar toda

    una serie de consonantes labializadas */b

    w

    , p

    w

    , t

    w

    , d

    w

    , n

    w

    ,

    k

    w

    , l

    w

    ..J para los casos de vuelta, puesto, tuerto, duela, nue-

    vo, cuero, luego, etc. En suma, no hay un fonema especial

    w /

    o

    /g

    w

    f;

    la in terp reta cin d i f o n e m t i c . a .H - .

    fu/

    nos

    parece que tiene en cuenta todos los hechos.fontico s: l

    variab ilidad de /g/. desde f g l hasta_cero,|nico, la, junctu-

    re que forzosamente le precede y la sonorizacin de la con-

    sonante anterior cuando es sorda los huertos con [z], igual

    qu jen los

    j^algs_Qjos.muertos)

    2

    bi5

    .

    104-106. FON EM AS Y RASGOS

    PERTINENTES.El

    sistema fono-

    lgico de las consonantes espaolas nos ofrece, pues, estos fo-

    nemas: f p f , /b/, /t/, /d/, /k], &l,(t), /ff, /d/, /s, /x/,

    y , m /, /n/ , fnj,^ll,{llh / r / , (rj)

    La independencia fonolgica de estos fonemas se despren-

    de de los siguientes cotejos

    3

    :

    Ipl se distingue

    de /&/: pavr/babor, prisa/brisa, cepo/cebo, cuerpo/

    cuervo;

    de ///: pavor/favor, presa/fresa, copia/cofia, espera/es-

    fera;

    2

    bis Cf.

    B. MALMBERG, tudes sur la phontique de l'espagnol parl

    en Argentine,

    Lund 1950, p. 87-93. A. MARTINET,

    Economie,

    p . 83, acepta

    la existencia de

    /w/.

    Por el contrario, A. ALONSO,

    BDA

    6, 1940, p. 88

    nota 1, lo encuentra m uy ob jetab le.

    3

    Recurdese 21; para la prctica, nos basta con destacar las dife-

    rencias de cada fonema con los fonemas que tienen con l varias pro-

    piedades en comn.

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    166

    Fonologa

    Espaol.

    de_Jjn:

    poro/moro, capa/cama, arpa/arma;

    de / t f: pierna/tierna, probar/trovar, copo/coto, espera/

    estera, compra/contra;

    dej/: pino/chino, chopo/chocho, trompo/troncho;

    de /kf: paso/caso, presta/cresta, ropa/roca , arpa/arca.

    i

    M se distingue, como hemos visto, de /pf, y adems i ; e, > e , etc.). N o obstante

    la fusin total de largas y breves no se produjo en la mayor

    parte de la Romania. Al dejar de ser pertinente su cantidad,

    esto es, cuando cada una de las vocales clsicas presentaba

    dos variantes :

    _ ( ( _ (o , 6

    1. u i 2. u 3. o ) 4. 6J etc.,

    tt j 6

    se produjo una reaccin tendente a salvaguardar las distin-

    cion es: para evitar qu e las variantes de 1 y 2, o d e 3 y 4,

    confluyeran, las de 2 y las de 4 se abrieron en [ u ] y en [p ],

    respectivamente, as:

    - ( - ( - ( 5 . ( o

    1. u ; 2. \l . 3. o : 4. ; etc.,

    u u ' 16. 15

    Resultado

    :

    un sistema con Cinco grados de abertura, en el

    cual el margen de seguridad entre unc y o tro grado era esca-

    ssimo :

    u i

    i

    o e

    9 ?

    a

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    218

    FonologaEspaol-,

    De modo que las oposiciones cuantitativas clsicas

    [,

    ,5/d, etc., son sustituidas por oposiciones cualitativas, de gra-

    do de abertura, u/u, o/p, etc.

    11

    . Per era difcil el manteni-

    - m iento de tantos g rados de abertura, y algunos ^confluyeron :

    las confluencias ms generalizadas fuero n las de u o, i = e,

    mediante las cuales se origin el sistema del llamado latn

    vulgar occidental :

    u i

    o e

    9

    ?

    a

    143. SISTEM A ROMANCE

    HISPANO.Este

    sistema vulgar de

    vocales se conserva bastante bien en Hispania. Es decir, los

    siete fonemas se siguen manteniendo diferenciados, de un

    modo u otro, en los romances peninsulares. En cataln y

    portugus, los siete persisten con valor diacrtico

    12

    . Pero en

    el rea actual del castellano, esto es, donde nacieron los

    dialectos leons, aragons, castellano y algunas variedades

    del mozrabe, se produjo una reduccin en el nmero 4

    e

    11

    Posiblemente la abertura de las breves se extendi por influjo

    del sustrato osco-umbro, segn

    LAUSBERG,

    Rom. Sprachwissenschaft,

    I ,

    pg. 96 ( 156).

    12

    Pa ra el sistema cataln, mis notas sobre

    El sistema fonemtico

    del cataln, en Archivum,

    I I I

    (1953), p. 135-146, Univ. de Oviedo, y La

    constitucin del vocalismo cataln, en Hom enaje a Dma so Alonso,

    I , p . 35-49. Para el portugus, HOLGER STEN, Les particularits de la

    langue portugaise, Copenh agu e, 1944, y especialm ente H .

    LDTKE

    , op.

    cit., p. 1% y sigs., y

    Fonemtica portuguesa: II. Vocalismo,

    en

    Boletim

    de Filologia, 14 (L isbo a, 1953), p . 197-217. N o qu ere mos dec ir que toda

    /e pl latina se conserve como cerrada y toda /g p/ como abierta en ca-

    taln y portugus, sino que en el sistema actual de estas lenguas per-

    siste la diferenciacin entre los dos grados intermedios de abertura.

    Vase nuestra

    Historia y estructura en los sistemas voclicos hispanos,

    en prensa en Estudis Romn ics.

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    Fonologa diacronica del espa ol

    2 9

    unidades del sistema, aunque en el decurso hablado persis-

    tieron diferentes los siete resultados de las vocales latinas.

    En lugar de los cuatro grados de abertura, el espaol slo

    distingue tres, como consecuencia de la elim inacin de los

    fonemas g, o/, cuyas realizaciones, por medio de la dipton-

    gacin, se han igualado con las de las combinaciones jie,

    te/

    13

    . Esta diptongacin presupone en los hablantes el de-

    seo de no confundir la articulacin de e, p/ con la de los

    fonemas ms cercanos /e, o/, intencin distinguidora que

    ya pudo darse en los ltimos tiempos del latn

    14

    . No puede

    achacarse simplemente al alargamiento de la vocal tnica,

    pues entonces todas las vocales tnicas se habran dipton-

    gado. Por qu el alargamiento habra originado slo la bi-

    matizacin de /e, o/, precisamente la d,e stos y no la de

    otros fonemas? Debemos rechazar, en e caso del espaol,

    el alargamiento de la tnica como causa de la diptongacin,

    y buscar su origen en otros motivos

    1S

    . Podemos suponer que

    13

    Aqu seguimos nuestras Quelques prcisions sur la diphtongai-

    son espagnole, en Omagiu lui I. Iordn, Bu cares t, 1958, p. 1-4.

    Com o piensa WEINRICH, op. cit., pg. 40 . Sobre la fecha de la

    diptongacin de /g p/, vase G.

    STRAKA, Observa tions sur la chrono-

    logie et les dates de quelques modifications phontiques en roman et

    en franais prlittraire, en Revue des langues romanes, 71 (1953), p. 247-

    307, esp. pgs . 268-269: L a diphto ngaiso n de a pu se prod uire... vers

    le dbut du IV

    e

    sicle, tandis que celle de doit remontez; encore plus

    haut dans le pass, sans doute jusqu'au milieu du III

    e

    sicle.

    15

    So n conoc idas las opiniones de F.

    SCHRR

    (ltimamente, vase:

    La diphtongaison romane, en Revue de Ling. rom., 20, 1956, pgs. 107-

    144 y 161-245, especia lmente, par a el espa ol, 201-215). Es tam os de

    acuerdo en separar tajantemente la diptongacin de /g p/ y la de las

    otras vocales en slaba libre, como en francs. En cambio, disentimos

    cuando afirma que el diptongo de /g p/ procede originariamente de la

    inflexin por vocal final o yod. Que en algunos casos sea as, no auto-

    riza a extenderlo a los dems; por lo menos en espaol, donde preci-

    samente no hay diptongo ante yod, no podemos aceptar tal idea.

    Pues es muy probable que ya existiera tempranamente en la Romania

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    220

    Fonologa Espaol-,

    en las regiones donde ms tarde se desarrollaran los dia-

    lectos con diptongacin, se hablaban lenguas cuyo sistema

    voclicocomo el vasco actualdistingua tres solos grados

    de abertura e ignoraba la cantidad voclica. En los primeros

    contactos con el antiguo sistema latino cuantitativo, los ind-

    genas identificaran sin ms las largas y las breves corres-

    pondientes (como ocurre en los vocablos latinos que pene-

    traron en vascuence)

    16

    . Cuando en el latn hablado se gene-

    raliza el sistema cualitativo con sus cuatro grados de aber-

    tura, los indgenas tenderan a igualar los dos grados inter-

    medios latinos con el nico suyo; pero tras siglos de roma-

    nizacin constante y ms o menos eficiente, llegaran a ad-

    vertir la distincin entre e/e y p/p, aunque sin conseguir su

    reproduccin exacta. Estos hablantes bilinges, que trataban

    de dominar el sistema latino y reproducir lo que era distin-

    tivo, se esforzaran por articular con especial cuidado las

    dos parejas de fonemas. Tal esfuerzo consciente prestara

    nfasis a la articulacin de /e, o/: los rganos adoptaran la

    posicin de las nicas vocales indgenas /e, o/, y en seguida,

    la realizacin diptongada de /g p/, por lo menos, al principio, como

    piensa

    WEINRTCH

    , op. cit. pg.

    40 ,

    en los casos de alargamiento (esto

    es, ante consonante simple), y luego en toda posicin. En espaol nos

    parece que l nivelacin de todas ls vocales en cuanto a su cantidad

    fue muy temprana, y por tanto la diptongacin aparecera originaria-

    mente en los dos tipos de slaba, libre y trabada. Consltese

    D. ALON-

    SO)

    Diptongacin castellana y diptongacin romnica, pgs.

    2 3 4 5 ,

    del

    Supl. a la ELH,

    I ,

    Madr id ,

    1962.

    Finalmente,

    A .

    M .

    BADIA,

    Nuevas pre-

    cisiones sobre la diptongac in espaola, en RLiR 26 (1962) , p . 1-12.

    16

    Cla ro que no son idnticas las circunstancias de penetracin del

    latn sobre los antecesores de tes que hoy hablan vasco y sobre los

    indgenas cuyos descendientes originaron el castellano. La primitiva

    penetraci n latift sob re el vasco, interrum pida pronto," presenta un

    estado arcaico en qu e /?/ y

    je/

    eran an diferentes. Cf.

    J . CARO BAROJA,

    Materiales para una hist. de la lengua vasca, Salamanca, 1S46, p. 39 y

    siguientes, y L.

    MICHELENA,

    Fontica histrica vasca, San Sebastin,

    1961, p. 51.

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    Fono loga diacronica del espaol

    221

    procurando conseguir la distincin respecto a /

    e.

    ,

    o/

    se co-

    rregira su posicin, con lo cual la vocal resultara de aber-

    tura variable en el curso de su emisin. Hemos indicado que

    posiblemente el modelo latino conoca ya estas variaciones

    de abertura, pero acaso slo en slaba libre, de modo que

    los indgenas oiran alternar realizaciones de /, >/ con y

    sin bimatizacin. Quiz en la futura extensin del castellano

    los indgenas imitaron una realizacin diptongada preexis-

    tente, pero el hecho de proseguir ese camino de la dipton-

    gacin y no otro se debe a motivos particulares hispnicos

    y no a los genrales a todas las variedades del latn vulgar.

    Esta imitacin imperfecta de /f, p/ sera en principio imper-

    ceptible 'eomo escisin fontica de la vocal para los hablan-

    tes aprendices del latn, y por ello, sera fluctuante y varia-

    ble en su realizacin. Generaciones despus, cuando la frag-

    mentacin poltica occidental impidi la llegada del influjo

    nivelador de los colonos latinos, la bimatizacin enftica inci-

    piente de /f, p/ sigui libremente su camino: la diversifi-

    cacin cada vez mayor entre los extremos de la vocal y la

    estabilizacin del timbre de cada uno de ellos. El castellano,

    entre los romances vecinos, fue, como en otros casos, el

    primero que consolid el diptongo, identificando sus elemen-

    tos 'con las otras vocales i,'U, ej y consumando as el pro-

    ceso de desfonematizacin de /g, p/.

    144. Se ha discutido largamente el proceso fon tico que

    lleva de '/f, p/ hasta /ie, uef. Menndez Pidal resume el esta-

    do de la quetin

    17

    , y en Contra de quienes consideran que

    desde el principio era acentuado el primer elemento (i, u)

    de los diptongos, piensa que tales diptongos son por natu-

    R . MENNDEZ PIDAL, Orgenes del espaol* , Ma dri d, 1950, p. 110

    y sigs. (22 y sigs.).

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    222

    FonologaEspaol-,

    raleza crecientes, con el acento, pues, en la vocal ms abierta

    e. Frente a las progresiones g>o>e>w y g>e>j,

    Menndez Pidal postula estas otras: o$>w>w>w y

    e>j>j, aunque adm ite vacilaciones acentuales en el mo-

    mento ms antiguo (pg. 124). Rechaza la acentuacin decre-

    ciente, porque jese elemento cerrado no debe ser el principal

    representante y continuador natural de la vocal abierta ori-

    ginaria (pg. 111). No parece convincente esta razn; por

    un lado, se dan casos de vocales cerradas procedentes de

    abiertas y, por tanto, sus continuadores naturales (como

    en cataln Je/ proveniente de // latina); por otro lado, si

    los dos elementos del diptongo proceden de la misma vocal,

    no se ve por qu el cnsiderado acentuado ha de ser ms

    continuador natural de la vocal que el considerado tono. Es

    cierto que la propensin fisiolgica tiende a acentuar el

    elemento ms abierto, pero en los casos alegados de cam-

    bio de acento, como

    fu, bul, rina,

    etc., se trata de hiatos

    de vocales resueltos en diptongo por la rapidez de la elocu-

    cin, mientras que la diptongacin de /g, p/ es otra cosa:

    un elemento acentuado, que se escinde en cuanto a su aber-

    tura, Por otra parte, si el segundo elemento es el continua-

    dor natural de la vocal, por qu presenta entonces esencial

    relajacin y cambio de timbre (pg. 126) como reflejan

    las variables grafas primitivas?

    Creemos que la realidad se encuentra en otras afirmacio-

    nes de Menndez Pidal: 1) el diptongo procede de exage-

    racin articulatoria y no a pereza de los rganos (pg. 124,

    nota 2); 2) conviene hablar de abertura o timbre ms que

    de acento, porque es impropio decir que tal o cual elemento

    de un diptongo lleva exclusivamente el acento (pg. 126),

    con lo cual huelga la batallona cuestin acentual; 3) la in-

    consciencia del diptongo, que sabemos se da tanto en el que

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    Fonologa diacronica del espa ol

    223

    habla como en el que escribe (pg. 131), y 4) hay que acep-

    tar y comprend er una esencial interna- variabilidad articu-

    latoria del fonema en su poca primitiva. Ya hemos aludido

    a los puntos 1 y 3). Co nform e a los puntos 2 ) y 4), las zonas

    ms arcaizantes del dialecto asturiano nos conservan hoy

    el estadq primitivo de la diptongacin: [pwrta], [pworta],

    [pwrta],,' [porta], [prta], [puer ta ], etc., son variantes

    que conviven y que el dialectlogo forneo reconoce ya como

    diptongos, ya como vocales n hiato, vacilando a menudo so-

    bre dnde situar el acento

    18

    . Con ayuda de aparatos, como

    el espectrgrafo, se puede ver que la diferencia entre esas

    variantes no es la distribucin de la intensidad espiratoria,

    sino la duracin relativa del timbre propio de cada elemento.

    Pues bien/esta fluctuacin del diptongo, reflejada en la difi-

    cultad del dialectlogo para transcribir exactamente sus ele-

    mentos, caracterizara tambin el estado primitivo del caste-

    llano. De ah las grafas inhbiles e imperfectas como

    timpo,

    cilo, pusto, pudet

    I9

    , o las aparentemente latinas como celo,

    18

    Cf . , por ejemplo,

    L . RODRGUEZ-CASTELLANO,

    Aspectos del bable

    occidental, Oviedo, 1954, pp. 69 y sigs. Vanse en P.

    MENZERATH,

    Der

    Diphthong, Bo nn -Be rln , 1941, pp . 38-39, casos anlog os en que la s

    condiciones del sistema propio del investigador obligan a ste a inter-

    pretar como hiato lo que los indgenas consideran diptongo.

    1

    9

    Ante estas grafas se piensa en que i, u llevaran el acento (in-

    sistimos en que es indiferente: la intensidad de la slaba abarca las

    dos vocales); Menndez Pidal (pg. 4647), aludiendo a ellas, seala

    que la impericia de los escribas al transcribir el diptongo les haca

    fijarse sobre todo en el elemento diferencial y ms enrgicamente

    articulado w o i. De acuerdo, si la energa se refiere a la duracin.

    Hace poco para apoyar esta mayor atencin hacia el primer elemento

    del diptongo al transcribirlo, aunque no est acentuado, y argu-

    mentar en contra de una primitiva acentuacin decreciente,

    G. SAL-

    VADOR,

    La diptongacin de 0 2 latinas y las cartas de un semianal-

    fabeto, en RFE, 41 (1957), p. 418425, ap ort a las gr af as d e un sem ianal-

    fabeto andaluz, que escribe los diptongos slo con su elemento primero

    t ono :

    cuva, bine, cuta, pidra

    p o r

    cueva, vienes, cuesta, piedra.

    Pero

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    224

    e.J y

    Fonologa Espaola

    corpo,

    etc., y la variabilidad entre

    o, e, a

    para el segundo

    elemento

    20

    .

    Este estado primitivo (es decir

    [id]

    ms o menos varia

    ble) explicara varios fenmenos. Uno es la reduccin del

    diptongo en la terminacin -iello (y otros casos semejantes)

    a

    -illo

    21

    , consumada tempranamente en castellano (ya en

    textos del s. x)

    22

    . Si el estado precedente hubiera sido -illo,

    con /e/ claramente diferenciada y tnica, sera sorprendente

    la prdida de una vocal acentuada

    23

    , mientras gue partiendo

    de [ta ], l a r educcin es bien comprensible

    24

    , pues el segundo

    elemento, de timbre variable, habra sido asimilado por el

    los escr ibas medievales

    no

    eran analfabetos. Y e l que el moderno se

    fije en

    u,

    etc., es igual que las faltas de nios que, incluso copiando,

    o lvidan la segunda vocal de un diptongo o la consonante f inal de una

    s laba, porque escr iben sin ver lo que escr iben: cato p o r canto, quin

    p o r quien, coto p o r corto, etc. Son meros o lvidos y torpezas y no

    indican nada respecto al d iptongo ant iguo.

    20

    CH . E . KANY, Rounded Vowel e in the Spanish Diphthong ne ,

    en

    Univ. of California P ubi, in Mod. Philology,

    21, p . 257-276, en vi st a

    de e l lo , p ropon e un grado [w o ] intermedio entre [w o ] y [w e ] ; y com o

    n un mismo documento hay alternancia grf ica (

    uo, ue, ua),

    p iensa

    que el segundo elemento ser a una vocal mixta, indef inida, s in graf a

    tradicional , y postula e l sonido [o ] .

    21 Ta m bi n se reduc e

    ue a e

    en vecindad con sonido labial (

    f rente ,

    fleco, culebra);

    per o los dos fenm enos no son pa re jo s: en el caso de

    ue ,

    la vocal ms abierta permanece, y es una simple disimilacin de

    lo labial , mientras que en

    ie

    es la vocal ms cerrada la que se con-

    serva. Lo parale lo a

    ue > e

    ser an los casos como

    mugier > muger.

    22

    C f .

    Orgenes,

    p g. 152 (2 7).

    23

    E n este sentido decam os en ediciones preced entes d e este libro,

    p. 187 de la 2.*, que la vocal tnica es m s resistente a m odificac io-

    nes , aserto mal interpretado, a l sacar lo de su contexto, por D. CATA-

    LN y A. GALMS,

    La diptongacin en leons,

    en

    Archivum,

    4 ( 1 9 5 4 ) , p -

    g inas 145-147.

    24

    As opina tamb in A.

    MARTINET

    , resea de

    Orgenes

    en

    Word,

    8

    (1952), p. 183-184, donde se completan los argumentos que empleamos

    ya en

    Esbozo de Una fonologa diacrnica del espaol, en Estud. de-

    dic. a Mz. Pidal,

    2, 1951, p. 9-39.

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    Fonologa diacronica d el espaol 225

    carcter palatal de sj^coiitexto. Otro caso sera la atraccin

    hacia /ue/ de otros diptongos de procedencia diversa: agoi-

    ro > agero, Zalduondo > Zalduendo, fe > fu; esta atrac-

    cin no sera fcilmente explicable si /p/, en su camino ha-

    cia ue, no hubiera tenido variantes como [di, e, ui] etc.

    145. Fonolgicam ente, pues, los.Qnejxias /f , gj, aunque

    realizados ya como diptongos, funcionaron ato largo tiempo

    cOTio__.unLda.4s fpoemticas. Slo cuando sobre todas las va-

    riantes de realizacincondicionadas unas por el entorno

    fnico, otras por

    /el

    tempo elocutivo, otras por el medio so-

    cialse comienza a fijar como norma una sola, y se identi-

    fican los dos elementos del diptongo con otros fonemas, en-

    tonces ersTstema pierde los fonemas pf. aunque sus reali-

    zaciones siguenjoaantenindose diferentes en el decurso ha-

    blad o: lat. vul. ossu (< rsu) y pssu persisten distintos como

    osso/uesso. La estabilizacin de los elementos del diptongo

    se obtiene generalizando una de sus variantes, apoyada sin

    duda, como seala Menndez Pidal (Orgenes, pg. 122), por

    un decidido cultivo literario de la lengua. En Castilla, iden-

    tificados sus elementos con otros fonemas./i, e, u[, los dip-

    tongos i j j ie. uej dejaron de ser

    pendientes y quedaron como realizaciones de la combinacin

    dej|Qs,fpnftinas.

    sucesivpg:/i/ + /e/ y // + /e/. Con lo cual

    qued establecido, el actual sistema castellano:

    u i

    o e

    a

    ^.p.osidn,.tojiaxonfluyemn siempxe e/e y p/o, y vacilaron

    sus resultados /e/, /o/ con los fonemas /i/, fuf. En posicin

    final, esta vacilacin termin tempranamente con la fusin

    FONOLOGA. 1 5

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    226

    Fonologa Espaol-,

    de las vocales palatales en

    [e

    y de las velares en

    /o/,

    aun-

    que el sistema actual admitagracias a cultimos, etc. ( 95)

    tambin /i, u/ finales

    25

    .

    145 bis. Conviene examinar rpidam ente un aspecto del

    vocalismo tnico: el comportamiento de las vocales en con-

    texto con yod (cf. M. Pidal, Manual, 8 bis). El resultado

    general (con muchas excepciones) parece ser que la vocal se

    25

    N o podem os detenernos aqu en supuestas perduraciones de un

    sistema voclico latino anterior al de siete vocales, donde / / habr a

    confluido con / / (L dtk e, op. cit., pg s. 175 sigs .): los casos ver bale s

    se deben todos a analogas y reajustes de la conjugacin; palabras

    como

    junco, junto, nunca

    conservan // por influjo de la nasal velar,

    pulpa, cruz, curvo ( frente a corvo), son cultos o tardos. Cf.

    D . ALONSO,

    ELH, I, Supl., pg s. 5-21. U n hecho impo rtan te del vocalism o, aun que

    dialectal, es la conservacin de la diferencia /u/-/o/ en final: en el as-

    turiano central, la // ha producido metafona de la vocal tnica, mien-

    tras /o/, no; tal inflexin cierra la tnica: lltibu p lural llobos, pilu pl.

    pelos, pelu p l. palos (en otras zonas, polu p l. patos); como tambin in-

    fluye sobre las e de los diptongos /ie/, /ue/, y sobre la e procedente de

    /ai/ y la o de /au/ (viyu, p l. vieyos, giyo p l. geyos, caldiru p l. calde-

    ros, utru

    p l.

    otros),

    parece que tal metafona es relativamente recien-

    te; pero puede muy bien ser antigua, como supone

    D. ALONSO

    , y ha-

    berse luego extendido a los diptongos y a sus resultados. Es decir,

    podemos suponer: 1) lupu/lopos; pilu/pelos; palu/palos; velu/vflos;

    plu/plos; 2) lubu/llobos; pilu/pelos; pelu (~ polu)/palos; vellu/viellos;

    ollu/uellos;

    3) como a

    pelos

    corresponde

    pilu,

    a

    negra nigru,

    a

    llobos

    llubu, etc., a viellos, viella corresponder viillu (de donde hoy viyu) y a

    uellos uillo (de donde hoy giyu); y de igual mo do, cuando ai > ei> e,

    y au> ou> o, a otros y calderos corresponden utru y caldiru. Por el

    contrario, cuando hay (o hubo) /o/ final, no hay inflexin: formas

    verbales, adjetivos neutros y adverbios y, como ha estudiado especial-

    mente

    D . ALONSO,

    Metafona y neutro de materia en Espaa (e n Zeit-

    schrift f. Rom. Phil., 74, 1958, p. 1-24, = ELH, I, Su pl ., p . 105-154), sus-

    tantivos de materia, herederos del neutro, como cueru, yelsu, fierru,

    etctera; comprese:

    un pilu

    'un pelo' frente al colectivo

    el pelu.

    N o

    puede aceptarse la explicacin totalmente opuesta que da Schrr, art.

    cit., Rev. Ling. Rom., 20, p. 212 sigs. Va se nuestra s Remarques sur la

    mtaphonie asturienne, en los Mlanges E, Petrovici, p. 19-30.

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    Fonologa diacronica del espa ol

    227

    cerr un grado en presencia de algunas yod. La reconsidera-

    cin de los ejemplos disponibles (vase\nuestra comunicacin

    al Congreso de Lingstica Romnica de Estrasburgo, 1962)

    lleva a desgajar tres situaciones diferentes: a) Cuando una

    yod primitiva, como en los grupos Jtj, kj/, queda absorbida

    en la consonante contigua palatalizada, se trata de un hecho

    que queda fuera del asunto: es como si nunca hubiese existi-

    do yod ( lien zo , pereza, fuerza, pozo), b) Situacin opuesta es

    la de los casos en que la yod ha persistido hasta hoy en la

    slaba postnica. La inflexin es clara: [e , o] representan a

    las antiguas vocales abiertas /, p/; [i, M], a las antiguas

    cerradas /e,o/ (premia, soberb ia; novio, Segovia; vendim ia,

    vidrio; lluvia, turbio), c) La situacin ms com pleja se pro-

    dujo cuando la yod se puso en contacto con la vocal tnica,

    de manera que ambas constituyeron un diptongo. La yod

    pudo ejercer su accin cerradora sobre la vocal; pero la

    evolucin ulterior de ambos elementos inmediatamente suce-

    sivos es consecuencia, a veces, de analogas con diptongos de

    otros orgenes. Los diptongos resultantes en principio del

    contacto de vocal y yod fueron:

    1) /a i/, de evolucin clara (lego, hecho, eje, etc.).

    2) e i/. Si la yod hubiese actuado, se esperara [i]; sin

    excepcin se redujo a [e] (oveja, deseo, techo, cerveza, abs).

    3)

    je i/.

    Coincide en muchos casos con el anterior

    (ven-

    go, sea, lecno, cereza).

    Pero

    peine, seis

    no se reducen (en

    contra de abs).

    4) /o i/. Cuando la yod se fun di pronto en la consonan-

    te siguiente, se redujo a [ o l (hinojo); cuando perdur ms

    tiempo se cerr (reducindose o no:

    mu cho, conducho, buitre),

    o bien pudo ser atrado por los resultados de la diptongacin

    de /p/ (cigea , agero, Bueso).

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    Fonologa

    Espaol-,

    5)

    /{? i/

    parece presentar el mismo desarrollo: reduc-

    cin temprana (ojo, hoja, poyo ) y atraccin por ue (sueo,

    luee, cuero). Pero ocho, noche.

    Se observa, en suma, que en la mayora de los casos las

    distinciones g/e y p/o ante yod inmediata desaparecieron

    (produjeron los mismos resultados: [e] y [o ~ ue]). Slo se

    comportaron las abiertas de forma diferente a las cerradas

    ante /i 1/ (viejo frente a consejo) y ante /i t/ (ocho frente

    a

    conducho).

    Igualmente las dos vocales de cada grado de

    abertura siguen caminos opuestos (ojo frente a viejo; con-

    ducho frente a estrecho).

    146 . DE L CONSONANTISMO LA T INO AL ROMANCE.Si la evolu-

    cin del sistema voclico es relativamente sencilla, las modi-

    ficaciones y reajustes del sistema de consonantes ofrecen,

    gran complicacin. .

    El repertorio de fonemas consonnticos del latn clsico,

    presenta las siguientes series: 1) oclusivas sordas: p, t, k/

    (y si se acepta su valor mono fonemtico); 2) oclusivas

    sonoras: /b, d, g/ (y /g

    w

    si lo consideramos fonema nico);,

    3) fricativas (de realizacin sorda): //,s/;4) nasales: /m, n/;

    5) l quidas: l, r; y estos rdenes de localizacin: 1) orden

    labial: /p, b,/, m/; 2) orden dental: /t, d, s, n, l, r; 3) orden

    dorsal: /k, g, y acaso 4) orden labiovelar /q

    w

    , g"/. Tambin

    existi una aspiracin

    [h/,

    que desapareci tempranamen-

    te. Las semivocales [/ ] [ w ] (i, u en posicin asilbica) no

    pueden considerarse fonemas en la lengua clsica

    26

    . Asimis-

    2 6

    JURET, op. cit., p. 3 0 : C'est seulement au plus tt vers la fin du

    pre m ier sicle imp rial q ue / et v ont com men c se transfo rm er e n

    vrais spirantes. BRANDENSTEIN, op. cit., considera j v como fonemas

    independientes, y hace tambin cuenta de h, que aqu no nos interesa,

    aunque en un principio tuviera carcter fonemtico. Tampoco consi-

    dera fonemas a [/ ] [w ] , S. MARINER, Caracterizacin funcional de tos

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    Fonologa diacronica del espa ol

    229

    mo cabe duda acerca del valor monofonemtico de las labio-

    velares lq

    w

    , g

    w

    ]

    27

    .

    En este sistema, que, descartando las labiovelares, sera

    triangular, se encontraban estos rasgos pertinentes: aXlas

    tres localizaciones: labial, dental y dorsal (que, segn el bina-

    rismo,resultaran opuestas por los rasgos denso/difuso y

    grav e/a gu do ); ft^Tanasalidad y su ausencia; c) la oposi-

    cin coritmua/interrupta, que opona las dos fricativas //, s/

    a las ocTsws correspondientes, y a las dos lquidas l, r/

    entre s; d) la diferencia sonora/sorda, distintiva slo dentro

    de las oclusivas; y e) la distincin de las lquidas respecto

    a los dems fonemas consonnticos.

    He aqu, en resumen, encerrando entre parntesis los fo-

    nemas dudosos o descartados, el sistema latino

    24

    :

    fonemas del latn clsico, en Emrita, 26, p . 227-233, y a hora en Fon.

    lat., p. 256.

    27

    En efecto, el elemento labial de

    qu

    y

    gu,

    si era -diferente de las

    realizaciones de /u/, slo aparece tras q y g y ante fonema vocal; en

    las dems posiciones aparecan otras variantes de /

    H

    /, bien voclicas,

    bien consonnticas. Y las posibles variantes [g] [g], elemento velar

    de los supuestos fonemas labiovelares, slo aparecen precisamente

    delante de /

    M

    /; en los dems casos tenaimos [fc] [g ], o bien [& ' ] [g ' ] .

    -Parece, pues, que [qw] y [gu>] no eran ms que realizaciones de las

    combinaciones asilbicas /ku/ y / g u

    /. BRANDENSTEIN

    , loe. cit., considera

    estas .labiovelares com o fone m as independientes, basn dose en las re-

    glas de Trubetzkoy; pero ya seala que [i?w] nunca forma slaba y

    s [k\ (acu-ere ); la diferencia, pues , entre [w] y [fcw] no se deb e

    a ser el primero un fonema especial, sino a la distinta situacin sil-

    b ica de ambos grupos . Lo mismo para [gw] .

    MARINER

    , art. cit., y en

    Fon., p . 257 nota 15 , los considera tambin monofonemticos. A. A.

    HILL, Intr. to Ling. Structures,

    p .

    441

    sigs., no reconoce estado fone-

    mtico a las semivocales ni a [gw], pero s a [rjl (variante nasal de

    /g/ para nosotros).

    28

    Pa ra la com binacin de los fonem as latinos, vase E.

    BENVENISTB,

    Rpartition des consonnes et phonologie du mot, en TCLP, 8, p. 27-35,

    y para su clasificacin distribucional,

    S. MARINER

    , art. cit. en Emerita,

    26, p . 227-233, y Fonem., p. 264 sigs. Respecto a detalles d e la realizacin

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    Fonologa Espaol-,

    dorsal

    labial dental j

    n

    lab. labializado l quidas

    Serie oclus. sorda . . .

    P

    t

    k

    (q

    w

    )

    Serie oclus. sonora. . .

    b

    d

    8

    (g

    w

    )

    Serie fricativa

    f

    s (h)

    Serie nasal

    m

    n

    En el latn hablado, este sistema comienza muy pronto a

    presentar modificaciones en cuanto a su realizacin fon-

    tica. Estos fenmenos, estrictamente fnicos, llegan con el

    tiempo a producir perturbaciones de ndole fonemtica. Se

    puede sealar con cierta exactitud la fecha en que se gene-

    ralizan estos cambios fonticos, pero es imposible saber cul

    fue el sistema fonolgico del latn vulgar y cundo sustituy

    al clsico. Es imposible, porque las distintas mudanzas que

    sufri no ocurrieron simultneamente; unas se consolidaron

    pronto y se extendieron por toda la Romania, otras no cobra-

    ron vigencia fonolgica hasta la poca romance, y no en

    todas las regiones. As, lo que aqu expondremos es el siste-

    ma a que tenda el latn vulgar, el punto a donde se encami-

    naban los distintos cambios fonolgicos producidos o ini-

    ciados, aunque tal sistema no lleg a cuajar plenamente en

    ninguna regin del imperio por la intervencin de diversos

    factores.

    fontica de estos .fonemas, cf. po r e jem plo,

    R. G. KENT,

    The ounds of

    Latn, Baltimore, 1945.

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    Fonologa diacronica del espa ol

    231

    147. En primer lugar, las semivocales ( o vocales con fun-

    cin consonntica) [/] [ w ] alcanzan en latn vulgar una reali-

    zacin estrecha, que las convierte en articulaciones fricati-

    vas ms o menos fuertes y plenamente distintas de las voca-

    les /i, uj. Po r lo m enos a fines del siglo I d. C. parece que

    se articulaban como verdaderas consonantes. Lo sealan los

    gramticos (por ejemplo, Pompeyo, en el siglo v), y las gra

    fas, desde los siglos xi y ni, lo confirman mediante confu-

    siones con otros sonidos. As,

    ZA N U A R I O

    por

    Jnuario,

    ZERVX

    por Hierax, SUSTUS por Jstus, CODIVGI por coniug, etc., de-

    muestran el carcter fricativo (o africado) alcanzado por [/].

    Igualmen te, Ve lio Longo (a principios del siglo n ) dice que

    [ w ] sonat cum aliqua asp iratione, y las inscripciones, ya

    desde el siglo i, nos ofrecen trueques entre las grafas u y b:

    B A L I A T por ualeat, IW EN TE , LEBARE, IVBENTUTIS , B ICTO RINO ,

    V E N E por bene, etc.

    29

    .

    En estas confusiones se reflejan dos fenmenos: 1) la

    aparicin de consonantes fricativas sonoras, una palatal y

    otra labial; sta se integra^ fcilmente en el sistema com o

    correlato sonoro del fonema sordo ///; 2) el antiguo fone-

    ma /&/ se debilita en ocasiones, puesto que se confunde en

    la escritura con el nuevo /y/. No obstante, como veremos, no

    hay total confluencia de ambos, pues en algunos romances se

    conserva en posicin inicial la d istincin entre /&/ y /v/

    (por ejemplo: francs

    boire

    frente a

    vivre).

    Por un lado pue-

    den verse aqu los primeros pasos para la creacin de una

    serie fricativa sonora y de un orden palatal, y por otro, los

    prim eros indicios de ungucon fluenda /&/ = ./v/: se supone

    que /v/ se realiz [&], y que /bf se articul oclusivo [&] tras

    M JURET, op. cit., p. 30, 34, 156; DEVOTO, op. cit., p. 291; MEILLET, op.

    cit., p. 251-252; SOMMER, Handbuch der lat. Laut- u . Formenlehre, 1948,

    p. 156, 163, 198; KENT, op. cit., 60, 44, 61.

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    232 FonologaEspaol-,

    pausa y consonante, y fricativo [S] tras vocal; en este ltimo

    contexto, la distincin /b/-/v/ era imposible. Si /&/ se debi-

    lit en [8], es probable qu los otros fonemas de su serie,

    /d/y lg, sufrieran en los m ismos contextos intervoclicos

    anlogo debilitamiento y se articularan [ # ] y [ g ]

    M

    .

    148. En el latn clsico, las vocales en hiato se reducan

    ocasionalmente a diptongo: larua (Horacio) , sluos (Ctulo),

    deinde, eorum (bislab os), etc., casos todos de slaba tona

    30bis

    .

    Probablemente con el incremento del acento de intensidad

    31

    ,

    toda vocal en hiato se hizo semivocal, de articulacin muy

    reducida, que pudo desaparecer (casos de paete > prete,

    quietus > quetus, quattuor > quattor,

    etc.). En algn caso,

    por el contrario, esta semivocal nueva lleg a consonanti-

    zarse, siguiendo la suerte de las antiguas semivocales (por

    e j emplo :

    man ule > mangu al,

    frente a

    manuaria > mane-

    ra )

    32

    . Dejem os los casos del nuevo [ w ] nacido de los hiatos,

    y atengmonos al nuevo [/] procedente de

    /e, i

    en hiato.

    Parece que este [/] comenz infectar la consonante prece-

    dente-, conduciendo a varios resultados: uno, la total coales-

    cencia de [/'] con la consonante precedente ya palatalizada;

    otro, la transposicin del elemento palatal delante de la con-

    sonante. Es decir, en esquema

    33

    :

    30 Vase KOCH,

    Zur Theorie des Lautwandels,

    p . 160, 190 sigs.

    M MS SOMMER

    , op. cit., p.

    118, 131

    sigs.

    3 1

    MARTINET,

    Economie,

    5 . 23 ; MEILLER, op. cit., p. 250; SOMMER,

    op. cit., p.

    111 : vinias

    p o r

    uineas, casium, ariam, iamus

    p o r

    emus.

    Cf .

    KOCH, p . 169 sigs.

    32

    C f. J . G . C . HERCULANO DE CARVALHO,

    Coisas e palavras,

    Co imbra ,

    1 9 5 3 , p gs . 146 sigs.

    33

    C f r .

    MARTINT, Economie, 6 . 1 9 .

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    Fonologa diacronica del espa ol 233

    En el caso [1], la yod desaparece, reducida a un rasgo ms

    (la palatalidad) de la consonante que le preceda. En el caso

    [2], por el contrario, la yod, aunque no puede actuar sobre

    la consonante, ejerce sobre todo influencia sobre la vocal, con

    la que queda en contacto, lo que ocurri, en general, cuando

    la consonante, por su punto de articulacin, era poco suscep-

    fBle de palatalizacin. No puede admitirs'e que en el latn

    vulgar (de cundo?) existiese toda una serie de consonantes

    palatalizadas opuesta a las antiguas consonantes, puesto que

    las palatalizaciones se han producido slo en algunas conso-

    nantes y no en todos los romances

    34

    . Ahora bien, es evidente

    que el latn hablado tenda a crear un orden de consonantes

    palatales, iniciado con la consonantizacin de la antigua /i/

    en funcin asilbica, pero no aparecieron fonolgicamente

    a la vez todas ellas. Durante largo tiempo las realizaciones

    palatales no perturbaron el sistema, siendo simples varian-

    tes combinatorias y habiendo un gran margen de seguridad

    entre los rdenes dental y velar

    35

    .

    La ms antigua de estas palatalizaciones es la del gru-

    po ///. Ejemplos de ello nos ofrecen las grafas como el

    perdido CRESCENTSIANUS (140 d. C . ) , y muchas del siglo iv en

    adelante, como P R E T Z I O S A , V I C E N T Z A , T E R E N S V S , T E R S I O , M A R -

    SAL S

    (por Martialis), etc., coincidentes todos con el testimo-

    nio de los gramticos, por ejemplo, Papiriano, que dice:

    Iustitia cum scribitur, tertia syllaba sic sonat quasi constet

    34

    Rechazamos la correlacin palatal propuesta por

    A. BURGER,

    Phonmatique et diachronie, en CFS, 13 (1955), p. 22 sig. V as e tam -

    bin, E. PETROVICI, Le roumai a-t-il hrit du romart comm un la corr-

    lation palatale des consonnes?, en Revue de Linguistique, 3 (1958), p-

    ginas 5-11. Cf.

    W. KOCH

    , op. cit., p. 232 sig.

    35 Par a las palatalizacione s, ade m s de lo citado en nota prece-

    dente, vase

    HAUDRICQURT-JUILLAND

    , op. cit.,

    79

    sigs.; y

    MARTINET, Occlu-

    sives and Affricates with reference to some problems of Roman ce

    Phonology, en Word, 5

    ( 1 9 4 9 ) ,

    p .

    116

    -122. Cf.

    KOCH

    , op. cit., p.

    219

    sigs.

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    234 Fonologa Espaol-,

    ex tribus litteris

    t z i,

    y Pompeyo, que escribe: Quotiens-

    cumque post

    ti

    uel

    di

    syllabam sequitur uocalis, illud

    ti

    uel

    di in sibilum uertendum est

    36

    . Estos testimonios indican ;

    que, una vez infectada la [] por el [;] siguiente, se origin

    un sonido ms o menos sibilante, reflejado por la s y

    z

    de

    las grafas y por la alusin al sibilum de Pompeyo. Slo

    cuando el /// queda em beb ido en la consonante preceden te,

    puede hablarse de una nueva consonante palatalizada, pero

    no necesariamente palatal. Porque si bien hay trueques gr-

    ficos de / t j/ con el grupo ms tardamente palatalizado /kj/,

    como

    M UN D I C I E I ( 1 3 6

    d.

    C . ) , FAT IO , NUNCIAR E, DEFENIC IONES,

    IVST IC IA , etc., no se puede afirmar la total confluencia de

    ambos, ya que en algunos romances sus resultados se man-

    tienen distintos

    37

    . Es decir, cundo

    /tj/

    constituan una sola

    consonante, todava /kj/, aunque palatalizado, conservara

    su valor difonemtico; por otra parte, la realizacin de tj/

    no pasara ms atrs de la regin prepalatal, sera algo como

    una africada alveolar [

    5

    ], mientras /kj/ sera ms retrasada,

    una africada plenamente palatal, algo como [{*], cuyo apn-

    dice fricativo sera ms tipo ich-Laut que siseante.

    Paralelamente a /tj/ y /kj/, debieron palatalizarse los gru-

    pos sonoros correspondientes fdjf y [gj/. Como hemos di-

    cho, es probable que d/ y /g/ se articulasen, igual que el

    fonem a /&/, ms dbiles, fricativos [ ] y [g ]. Careciendo

    de oclusin [d;] y [g/], es natural que la infeccin palatal

    asimilase totalmente el primer elemento al segundo, resul-

    tando realizaciones geminadas [>y], anlogas a las de la anti-

    36

    Citados segn JURET, op. cit., p. 161. Vase SOMMER, op. cit., p. 218,

    219; R. G. KENT

    , op. cit.,

    4 7 .

    I I ;

    JURET

    , p.

    34, 160-161; DEVOTO

    , op. cit.,

    p. 301, seala el origen rstico de la palatalizacin.

    37

    Ya lo indica. SOMMER, p. 218 y 219: /kj/ blieb noch palatales

    k + i,

    ais

    ti

    sich bereits assibiliert hatte... Erst sehr spt ist der ber-

    gang zum Zischlaut zu belegen.

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    Fonologa diacronica de l espa ol

    235

    gua

    /i/

    consonante, y que pudieron alternar (como hace su-

    poner el resultado de algunos romances) con realizaciones

    africadas tipo [d d

    y

    ] o LS91-La palatalizacin com pleta de

    /dj/ y Igjl queda atestiguada por su identificacin grfica

    con la antigua /i/ : A IECTUS (por adiectus), I V S U M (por deor-

    sum), A ZU T O R I B U S (por adiutoribus), G I O V E (por Iove), M A -

    GIAS (por maias), Z A N U A R I O (por anuario), O Z E (por hodie),

    etctera

    38

    .

    Al mismo proceso, infeccin de consonante por yod (que

    eventualmente queda embebida y desaparece), pertenece la

    palatalizacin de los grupos como /lj/ y /nff, que, a la larga,

    fonematizan las consonantes palatales [Z] y [ n ] (po r ejem-

    plo

    :

    en filiu, uinea), no sin antes pasar por grados variables

    en que se mantenan dos elementos sucesivos ms o menos

    palatales, entre los cuales se establecera el lmite silbico

    (por e jemplo : [1$ ~ y ~ yS>], [ 3 )~ W ~ n^i]).

    Cuando estas palatalizaciones estaban ya extendidas por

    toda la Romana (claro que con diferentes realizaciones),

    ocurre un segundo proceso de palatalizacin: las vocales

    /e, i/ actan sobre las consonantes precedentes /k, g/ y des-

    plazan su punto de articulacin hacia el paladar, hacia la

    misma localizacin de /kj/ y g]. Per o ste y el prim er pro-

    ceso palatalizante son totalmente distintos: por su crono-

    loga y por su naturaleza. La palatalizacin total de /kj/ y

    gj/ se pr od u jo po r la coalescencia de ambos elemen tos com-

    ponentes del grupo en un solo sonido palatal; ahora, la pala-

    talizacin de Jk( y /g/ ante vocales an teriores no conlleva

    la desaparicin del elemento inductor /e, i/, que se mantiene.

    Es, adems, fenmeno tardo; las grafas lo atestiguan slo

    desde el siglo v: INTCITAMENTO, D ISSES IT (por discessit), Sus-

    3 8

    JURET, p. 160-161; DEVOTO, p . 301; KENT, 46, 48, 60; SoMMBp, p-

    ginas 156, 219 y 220.

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    Fonologa diacronica del espaol 237

    mtico para que triunfen y se generalicen

    :

    no haba fonemas

    fricativos sonoros ni fonemas palatales. Por tanto, /ti/, en

    pos icin asilbica, poda incrementar su cerrazn~S5cT peli-

    gro de confusin y modificarse en vf; y c iertas tr ia n te s

    d las dorsales y las dentales podan cambiar su localizacin

    hcia l orden palatal sin temor a confluir con fonemas pre-

    existentes. Haba, pues, unas casillas vacas, una tierra de

    nadie hacia la que ciertos^ fonem as

    *'poffia anciplia;

    su campo

    de dispersin sin cruzar el margen de seguridad que los sepa-

    raba de otros. He aqu, para el orden palatal, el esquema de

    estos procesos:

    VELARES PALATA LES DENTALES SEMIVOCALES

    ( [ * ] [ > ] J u t

    / k / h f f l -< un I ' '

    [A

    .e.-

    // L g j ] V ^ [d/]

    , a /

    ( [ g " ]

    >- * [/ ]

    Si no se hubiera procurado conservar las distinciones,/kj/,

    /tj/ y luegoJk*/, de una parte, y de otra, /gj/, /dj/, /// y

    luego /g

    e

    'V, hubieran confluido en sendos fonemas palata-

    les, pues todas las realizaciones se encaminaban al 'mismo

    punto de articulacin. En un principio se conservaron dis-

    tintos

    /kj/ y /tj/

    entre s y respecto de/k>

    1

    /, pero no siem-

    pre se consigui mantener el forzosamente escaso margen de

    seguridad que separara los unos de los otros. En la prime-

    ra fase, tendramos para/JjJj,

    /kjj y k'-

    1

    /

    las siguientes rea-

    lizaciones :

    [?*] u

    ?

    ] m

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    238 Fonologa Espaol-,

    Cuando avanza el punto de articulacin de

    /k'-'f

    hacia la

    zona de /kj/, pudo ocurrir que ste avanzase tambin y ame-

    nazase confluir con /tj/, com o ocurri, por ejem plo, en ruma-

    no, donde /tj/ = /kj/ realizados generalmente [*] (grafa f) ,

    mientras/k

    e

    -

    1

    / se realiza [

    J

    ] ( = [ ] ). Pe ro antes de tal con-

    fluencia se procur evitarla en ciertas zonas: primero median;

    te la geminacin indu