los lienzos sagrados de xuÁ pozu gui · 2015-09-18 · para decidir asentarse en donde ahora...
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LOS LIENZOS SAGRADOS DE XUÁ POZU GUI Jorge Guevara Hernández
Centro INAH-Tlaxcala
1. INTRODUCCIÓN.
Xuá Pozu Gui o Juan Mixcoatl era oriundo de Ixtenco, Tlaxcala y fue juzgado en 1665 por
actos de idolatría por la Santa Inquisición con sede en Puebla. Durante el juicio declaró que
subía al volcán La Malinche donde había una cueva que estaba a un lado del nacimiento del
agua. Que a la entrada de dicha cueva encendía las candelas y que tendía unos lienzos
pintados (Gruzinski, 1988: 113):
Un lienzo tenía una india con indiezuelas adorándola.
Otro, una figura con su tilma y cara de indio con un báculo en la mano.
El tercer lienzo tenía cuatro culebras.
El cuarto lienzo una culebra grande.
Xuá fue juzgado culpable porque declaró que los dioses que se encontraban en el “monte y
Sierra de Tlaxcala”, eran quienes de verdad le proporcionaban a los habitantes de Ixtenco y
Huamantla “buena sementera y agua y los demás bienes que tenían”. Lo que muestra la
faceta de sacerdote del tiempo o granicero de Juan.
No proporcionó el nombre de los dioses pintados en los cuatro lienzos, sólo el de la india que
se veneraba, identificándola con el nombre de Soapile. Serge Gruzinski (1988) estudió el
caso y destaca que ese no era el nombre pues es una modificación de la palabra náhuatl
“cihualpilli”, que significa “señora”. Él consideró que podría tratarse de Chimalma (esposa de
Camaxtli y madre de Quetzalcóatl), Matlalcueye (esposa de Camaxtli), Xochiquetzal (esposa
de Mixcoatl) o la combinación de las tres diosas. El método es simple: conforme a los mitos
se le busca nombre a la diosa partiendo del hecho de que su esposo Mixcoatl-Camaxtli era
considerado el dios de los otomíes, en los relatos nahuas y otomíes del centro de México.
Debido a la omisión sobre los nombres de los demás personajes de los lienzos restantes se
procedió a identificarlos y a una revisión de la identidad de la diosa. La identificación se hizo
a partir del conocimiento de la cosmovisión yuhmu plasmada en códices, fuentes y en
recopilaciones etnográficas.
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2. DATOS ETNOGRÁFICOS.
Con la anotación puntual de los datos etnográficos se puede conformar la vigencia de un
culto anterior y distinto al catolicismo sobre la pareja divina. Este antiguo culto se sustenta en
la asociación que se establece entre una mujer, la montaña, el agua y la serpiente,
elementos fundamentales de la cosmogonía étnica.
2.1. La montaña.
Los yuhmu de Ixtenco se refieren al volcán como “la montaña” o “el monte”, ra toxo. Es
considerado el punto central de un territorio simbólico trazado por las peregrinaciones a los
santuarios de cristos: al norte el de Texocuixpan, al este el de Xalancingo, al sur el de
Tepalcingo y al oeste el de Chalma (Guevara,2004) . Como centro simbólico la montaña es
considerado la vivienda de la pareja primordial: el Señor y la Señora, del abuelo y la abuela.
Así lo representó el ayuntamiento de 2005-2008 en su papelería oficial mediante el glifo de la
montaña y la pareja divina departiendo el atole agrio, bebida ceremonial que se reparte en
todos los festejos de la decena de mayordomías con que cuenta el pueblo.
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(Foto 1. Emblema utilizado por el ayuntamiento de Ixtenco de 2005-2008, en el que se representan los dioses
del agua en su morada de la montaña de La Malinche. Proporcionado por el presidente municipal Cornelio
Hernández Rojas, agosto 2007).
Para ellos la montaña es un inmenso depósito de agua subterránea de la que brotan los
manantiales que abastecen al pueblo. Como es lugar de residencia de la diosa y a la vez la
diosa misma, a la que ellos llaman la Señora, es de todos sabido que ésta tiene el poder
sobre el agua de la montaña y la lluvia. Quienes se han encontrado con ella dicen que tiene
el pelo negro y largo, viste blusa de pepenado con una especie de falda de color blanco
sujeta con una faja. Se hace acompañar de perritos (Lastra, 1997:176-178) y según cuentan
vive en un palacio dentro de la montaña al que se accede mediante un portón que aparece y
desaparece, dejando una enorme piedra como señal de que ahí está la entrada. Otros dicen
que además del palacio se encuentra una ciudad y campos con abundancia de frutas
tropicales.
Aunque ahora no se le da culto abierto como una diosa, sin embargo, se le respeta y quiere.
Por ejemplo, dicen las tejedoras de las “blusas de pepenado” que la Señora es tan
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importante, como la dueña de la Malinche, los animales y la flora que ahí se encuentran, que
sirve de modelo en la inspiración de sus diseños textiles.
2.2. La serpiente.
Entre las cualidades que se le atribuyen es que se transforma en víbora (Lastra,1997:216-
218) para asustar a los que se aventuran o tratan de matar a los animales del monte sin su
permiso o para darse a conocer a determinadas personas. La serpiente es el animal
exclusivo de la Señora, es decir, sólo ella se puede transformar en ese animal. Lo que puede
recordarnos el papel de naguala de la Señora.
2.3. El agua.
El yuhmu puede considerarse como “el pueblo del agua” debido a la gran alusión al elemento
en sus mitos de origen. Es creencia común que sus ancestros anduvieron en continua
peregrinación y construyendo asentamientos temporales, se dice que “venían buscando el
agua” y que los guiaba una mujer que tenía cuatro nombres: Juana Ana Teresa Marina
(Lastra,2001:130). Esta mujer guía tenía cualidades que le permitían saber de la existencia
de veneros.
En una versión del mito de origen se dice que la mujer les ordenó excavar un pozo de agua
en un lugar conocido como santa Teresa, donde a la fecha se observan vestigios del citado
pozo, aunque sea evidente su origen poshispánico. Sin embargo, los yuhmu consideran que
los españoles solo lo reconstruyeron porque el pozo ya existía para entonces.
Este sitio de santa Teresa es importante por varias razones: en una versión del mito es el
lugar previo al asentamiento definitivo en el actual poblado. En otra narración se dice que de
aquí se separaron los yuhmu de Sunusi (Huamantla) de los de Ixtenco, aquellos comandados
por un tal Luis y los de Ixtenco por la citada mujer. En un mapa colonial forma la mojonera
municipal del oriente.
Para decidir asentarse en donde ahora están, el mito de origen narra que los ancestros
observaron que los pájaros volaban hacia la montaña (de La Malinche) todas las tardes. De
ahí sacaron la conclusión de que en la montaña existía agua. Subieron a ver y fue cuando
localizaron los manantiales que consideran suyos desde entonces.
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Otro mito asegura que el día del descubrimiento del agua fue el 24 de junio, fecha en que se
celebra al santo patrono, San Juan Bautista. En un mito registrado se dice que el santo tiene
el poder de controlar la lluvia: “mientras mantenga el dedito arriba”, dijo el informante,
“seguro que llueve, cuando lo baje vendrá una sequía que nos acabará a todos, humanos y
animales”. O sea, el santo tiene las atribuciones del dios de la lluvia.
La procesión de San Juan (Macxua) es nocturna y eso es indicativo de la cosmovisión yuhmu
del universo, porque la noche se relaciona con lo femenino, lo húmedo, el agua, el abajo, la
luna. Debido a la entrada del verano es frecuente que llueva durante el recorrido de la
procesión, pero esta lluvia es considerada una aprobación del santo hacía los fieles y un
reconocimiento al mayordomo del barrio encargado del festejo. Por lo que no les importa
mojarse, se protegen con paraguas o impermeables de plástico y continúan con el acto
religioso.
Se colocan en las esquinas del recorrido de la procesión y en las calles que cruzan el templo
lo que se llaman enramadas, construcciones de madera a manera de un cuarto de 3x3x2.5
metros, que sirve de oratorio colectivo mientras la procesión hace un alto parcial en su
recorrido. Se cubren de ramas de pirul y se les coloca en los postes de la entrada, el lado
que recibe la procesión, plantas de maíz sin jilotear. De este modo el santo visita las milpas
de los cuatro rumbos llevando el agua necesaria para el cultivo de la planta del maíz y de
otras variedades de plantas.
Así que en la actualidad se da un culto abierto a un santo que se le vincula con el control de
la lluvia, con la veneración a una Señora que controla las aguas subterráneas, origen de la
lluvia. Este último personaje es la versión moderna de la cuatríada sagrada: mujer-montaña-
agua-serpiente, que aparece mencionada por Xuá Pozu Gui.
Existe una aparente discrepancia entre los yuhmu de la cueva en donde adoraba Juan
Mixcoatl, para Agustín Ranchero, un intelectual yuhmu, se trata de la oquedad que está en la
masa rocosa que alcanza la cima de la montaña, de la que mana agua y se aprovecha el
pueblo. En términos metafóricos, se dice que tal oquedad es parte de la vagina de la mujer-
montaña. Así, el agua brota de la vagina de la diosa para sostener a sus hijos los yuhmu. De
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acuerdo a Agustín junto a la oquedad se encuentra la figura de un cocodrilo formado en las
rocas y que se encarga de cuidar la salida del agua. Maximino, otro informante, considera
que el lugar se encuentra más adentro del monte y que se trata de una pequeña cueva junto
a un manantial de agua potable.
El agua no sólo es un componente de sus mitos y relatos, sino que forma parte de su política
comunitaria. Por el agua se han dado en los últimos cien años un pleito con sus vecinos de
Huamantla y Zitlaltepec, la posesión y usufructo de los manantiales y veneros de la Malinche
son el motivo de la disputa que muchas veces se ha dirimido a balazos, como a principios de
marzo de 2007. Este el reciente desencuentro de una cadena de luchas, que parecen no
tener fin.
En resumen, por lo narrado hasta ahora queda claro que para los yuhmu: 1) el agua es parte
importante de la vida, tanto la que se recibe a través de la lluvia como la que llega entubada
desde los manantiales. 2) En la mitología y las leyendas se recrean dos personajes que se
cree mantienen el control sobre la lluvia: la Señora y San Juan Bautista.
3. DATOS DE LAS FUENTES HISTÓRICAS.
Tomaremos el mismo camino que Gruzinki (1988) de buscar a la esposa en las diversas y
vastas fuentes históricas, luego de que se identifique la representación del “indio con báculo”
con la antigua deidad tutelar yuhmu.
3.1. El dios.
Se considera que la representación del segundo lienzo, en el orden en que los describió,
representa a Mixcoatl, del que se dice que con un bastón golpeó una roca y de ella salieron
los otomíes (Garibay, 1985: 36). Este Mixcoatl, se llamó primero Tezcatlipoca (Garibay, 1985:
33) que luego del diluvio, la caída del cielo y la levantada del mismo, se cambió de nombre.
Por último, se quitó el nombre de Mixcoatl y se puso Camaxtli (Garibay, 1985: 36) deidad que
se dice era la principal de los nahuas y los yuhmu de Tlaxcala. De las Casas (1979: 51)
recopila dos versiones sobre Camaxtle, en la primera dice tenía dos hermanos: Tezcatlipoca
y Huitzilopochtli y en la segunda que éste último dios era el padre de los otros dos. En el mito
recopilado por Tezozomoc (1975: 120) dice que Toci la diosa abuela, la madre de todos los
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dioses, tuvo a Camaxtle como hijo y que este era tenido por la deidad principal de la
provincia de Tlaxcala.
El “indio con báculo” está representado en el Códice de Huamantla en la parte donde inicia el
relato con la cueva de Chiapan, lugar mítico donde se origina el pueblo yuhmu (Acuña, 1987:
235), y que por tal motivo Carmen Aguilera (1985) lo identifica con Mixcoatl, el dios tutelar
otomí.
Este mismo dios parece ser el representado en el lienzo de la “culebra grande enroscada”.
De acuerdo a los mitos de creación que divulgó Garibay (1985:33) a Mixcoatl “lo pintaban
como culebra”. Así que se puede decir que quizá este dios otomí estaba pintado en dos de
los cuatro lienzos de Xuá de dos maneras comunes de hacerlo: como animal o como una
persona con báculo. Sin embargo, la culebra puede identificarse también con otro dios, como
se verá más adelante, por lo que Mixcoatl sólo se pintaría en un lienzo.
3.2. La diosa.
En torno a los matrimonios de Tezcatlipoca-Mixcoatl-Camaxtli existen varias versiones que
distintos cronistas del siglo XVI recopilaron. Provienen de tradiciones nahua y otomí, que son
tan parecidas por la aculturación de los primeros luego que llegaron al Altiplano Central.
3.2.1. Matlalcueye.
De las Casas (1979:51) dice que era esposo de Matlalcueye, diosa que se le conocía en
otras latitudes como Chalchiutlicue, que había sido esposa de Tlaloc en primeras nupcias.
También afirma que “fingen los tlaxcaltecas” cuando dicen que tal diosa se convirtió en la
sierra donde “está fundada la ciudad de Tlaxcala”. Sobre todo habla de una diosa que se
convierte en culebra, que O'Gorman (De las Casas,1979:50-51) identifica con Chicomecóatl y
ésta con Xochiquetzal. Al respecto Duran (1967:131) dice que a Chicomecóatl la llamaban
por otro nombre Chalchiuhcíhuatl. “la mujer maravillosa”.
En apoyo al nombre de Matlacueye-Xochiquetzal se tiene la representación en el documento
pictográfico-manuscrito conocido como Historia Tolteca-Chichimeca, de 1547, de la provincia
nahua de Cuautinchan, Puebla, en la foja 36, manuscrito 46-50, de la página 29, se
representa de forma iconográfica el símbolo de montaña nevada con una flor dentro, que
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Kirchhof, Odena y Reyes (1976) traducen como Matlalcueye, haciendo referencia al volcán
de Tlaxcala-Puebla.
También se cuenta con la mención de Torquemada (1975,Tomo 2:46,202) que dice que
adoraban a los montes y los tlaxcaltecas por lo tanto adoraban a una diosa del monte con
dos nombres “Matlalcueye o Chalchiutlilicue”. La primera junto con Tlaloc y Xuchiquetzal los
considera los dioses del agua (Torquemada,1975,Tomo 2:76). La misma afirmación había
hecho antes López de Gómara(1985:325).
3.2.2. Ilancue
Motolinía (1975) en el mito complemento del de Chicomoztoc dice que Iztac Mixcoatl estaba
casado con Ilancue, que tuvieron seis hijos de los que derivaron los grupos étnicos que
estaban en el valle de México: Xelhua, Tenoch, Ulmecatl, Xicalancatl, Mixtecatl, Otomitl.
Sahagún (1979:141) dice que Mixcoatl se casó con la diosa Coatlicue, la madre de
Huitzilopochtli que tuvo que huir de la amenaza de sus hijos que la querían matar
(Sahagún,1979:191).
3.2.3. Xochiquetzal.
Lo del nombre de Xochiquetzal se toma del cronista local Muñoz Camargo que registra un
mito que dice que Tezcatlipoca se casó con ella, en segundas nupcias. Su primer marido de
la “diosa de las flores” fue Tlaloc, el dios de la lluvia quien se casó con Matlacueye, en
segunda nupcias. Ésta era considerada la diosa del agua (Muñoz Camargo,1984:203).
Un dato importante para su identificación proviene de la lámina 25 de la obra de Durán
(1967:152) ya que la Xochiquetzal está en la misma postura con que pintan a la Soapilli en
los documentos coloniales de la región otomí de Tlaxcala. La citada diosa aparece en varias
ocasiones en el Mapa de Cuauhtinchan 2, lo que permite vislumbrar una región de culto y
sacrificio en torno a esta Señora que ha sido identificada como la “mujer voladora”.
3.2.4. Coatlicue.
En otra parte de su relato, quizá de otro informante, Muñoz Camargo (1984: 147) dice que el
dios Mixcoatl-Camaxtle estaba casado con Coatlicue y que ambos fueron padres de
Quetzalcóatl. Además, el cronista habla de una diosa de nombre Xochitecacíhuatl que se
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casó con Quiyahuiztecatl. Es decir, deidades relacionadas con lo femenino, la lluvia y el
agua.
3.2.5. Cihuacoatl.
Torquemada (1975, Tomo 2: 149) insinúa que quizá Mixcoatl y Cihuacoatl (la mujer culebra)
eran esposos ya que estaban en el mismo templo. A la diosa dice que le llamaban “la mujer
culebra” o Quilaztli y que, según sus mitos, era la primera mujer que parió y que tuvo
gemelos. Durán (1967:131) dice que Cihuacoatl era la diosa principal del valle de México y
se le consideraba hermana de Huitzilopochtli y que en el templo mayor se encontraba el suyo
al lado del de su hermano, el gran dios de los mexicas. También dice que pare un navajón de
pedernal que servía para los sacrificios y que se le conocía como el hijo de la diosa (Durán,
1967: 130).
Por parir el navajón de pedernal se le puede comparar con el mito cosmogónico recopilado
por Torquemada (1975, Tomo 2: 76-77) de que: “en el cielo había un dios, llamado
Citlalatonac, y una diosa, llamada Citlalicue; y que la diosa parió un navajón, o pedernal, que
en su lengua llaman tecpatl; del cual admirados, y estando los otros sus hijos, acordaron de
echar del cielo al dicho navajón, [...] y que cayó en cierta parte de la tierra, donde decía
Chicomoztoc, que quiere decir siete cuevas. Dicen salieron de él mil seiscientos dioses y
diosas”.
De acuerdo con el dominico se festejaba a Cihuacoatl como la diosa principal a quien se le
veneraba por diversos motivos: “y allá, en aquella cueva o cerro, les sacrificaban y les
ofrecían sus ordinarios sacrificios y ofrendas, invocando aquel cerro que les fuese favorable
en lo que tenían necesidad, o por falta de agua, o por pestilencia, o por hambre, o para
auxilio de guerra futura” (Durán, 1967: 125-126). Esto describe lo que hacía y los motivos
que declaró Xuá Pozu Gui.
3.2.6. Chimalma.
En apoyo al nombre de Chimalma, que dice Gruzinski (1984), está el documento del siglo
XVI conocido como Historia de los mexicanos por sus pinturas, en que se dice que Camaxtli
era esposo de Chimalma y padre de Quetzalcóatl (Garibay, 1985: 112). Ésta es una versión
de los nahuas, no de los otomíes que crearon a los lienzos, pero el mito lo tomaron de los
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últimos y los transformaron. Por eso en la misma historia se dicen muchas variantes de
matrimonios e hijos. En uno de estos casos se dice que Quetzalcóatl y Huitzilopochtli crearon
a los primeros humanos (Uxumuco-Cicpatonal), a los dioses del infierno y a los del agua
(Tlaltecutli-Chalchiuhtlicue). O que Camaxtle estaba casado con una parienta de
Tezcatlipoca de la que nació Quetzalcóatl o Ce Acatl.
Así que, en principio, se puede tratar de una sola diosa con varios nombres: Matlalcueye-
Xochiquetzal-Chicomecóatl-Coatlicue-Chalchiuhtlicue-Cihuacoatl-Chimalma. A pesar de
nombres tan variados la atribución de poderes descubre a la diosa madre y del agua, su
residencia en la montaña confirma la sospecha. En otras palabras era la madre de los
otomíes y responsable de sus sustentos.
3.3. El dios y las diosas del monte.
Queda por identificar a los personajes del tercer y cuarto lienzo, el que tienen pintado a una
“culebra grande enroscada” y a “cuatro serpientes”, cada uno. Considero que si los dos
lienzos con representaciones humanas hacen referencia a la pareja divina de los otomíes, los
que tienen pintado a las serpientes se refieren los dioses del monte que mencionan tanto
Sahagún como Torquemada.
El primero dice que a la Sierra de Tlaxcala, como a otros volcanes, “los tenían por dioses e
iban cada año a ofrecer sacrificios sobre ellos a los dioses del agua, y esto aún no ha
cesado” (Sahagún, 1979: 64). Abunda al respecto cuando dice que en la fiesta de Tepeilhuitl
“se mataban algunas mujeres a honra de los montes o de los dioses de los montes. A una de
ellas llamaban Tepexoch, la segunda Matlalcue, y a la tercera Xochitécatl, y a la cuarta
Mayáuel que era “imagen de los magueyes”. El quinto era hombre y llamábanle Milnauatl,
(campo de cuatro aguas) este hombre era “imagen de las culebras” (Sahagún, 1979: 138).
Torquemada (1967, Tomo 2: 279) dice lo mismo con idénticos nombres. Entonces cabe la
alta posibilidad que los lienzos con pinturas de crótalos se traten de los dioses del monte.
En otros mitos a los dioses les dan otros nombres como es el caso de los llamados Mapas de
Cuauhtinchan (Yoneda, 1991), en los que de manera ideográfica se representa a la montaña
sagrada de yuhmu y nahuas de Tlaxcala. En especial el Mapa 2 servirá para identificar a los
personajes de los lienzos. En general, el mapa se refiere a la peregrinación que el caudillo de
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los de Cuauhtinchan hace por el valle de Tlaxcala-Puebla y el valle de Huamantla antes de
asentarse y fundar el citado pueblo. Se menciona que durante el recorrido realizó ofrendas
en determinadas cuevas dispuestas en todo el territorio, y en todas colocó dádivas que son
idénticas.
(Foto 2. La representación de la Malinche en el Mapa de Cuauhtinchan 2. Tomada de la obra de Keiko Yoneda,
1991).
La silueta de la montaña La Malinche es la que se ve desde el límite estatal cuando se viene
de Cuauhtinchan a Ixtenco. Así que confirma que allá se hizo. En ella se representa lo que
después pintaría en los lienzos de Xuá. Se puede identificar al dios del agua (Camaxtli) en la
parte superior de la montaña a la que se le conecta con una línea. La diosa del agua
(Matlalcueye) se encuentra en la parte inferior derecha. En ambos casos el glifo del agua nos
revela su identidad.
Frente a la diosa y al centro de la montaña se encuentra la cueva sagrada, el lugar donde se
puede entrar en contacto físico con ella. Para llegar a ella se pintó una vereda que comunica
la cueva con los dos lados de la montaña, es decir, con los pueblos nahuas y yuhmu de
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Tlaxcala. Dentro de la cueva se encuentra la ofrenda, que consiste en dos recipientes y una
especie de itacate que contiene una especie de lo que parece ser un plumón rematado en
una flor. La ofrenda haría referencia a la diosa Matlacueyec. Mientras que la silueta de la
montaña indicaría a la Tepexoch (cerro de flores), que podría leerse como Tepexochiquetzal
(el cerro de Xochiquetzal).
Arriba de la cueva están representadas las diosas Mayahuel, identificada por el maguey, y
Cihuacoatl, por el navajón de pedernal antropomorfo. El dios de monte aparece como una
serpiente bajo las piedras que se localizan en el exterior de la cueva, al extremo inferior
derecho del dibujo de la montaña.
Así que los nahuas de Cuauhtinchan pintan a la montaña de la Malinche empleando la
cosmovisión yuhmu al respecto. Y esa misma cosmovisión no ha variado en lo substancial
sino en la forma.
4. CONCLUSIONES.
Queda claro que la incógnita sobre la identidad de los personajes pintados en los cuatro
lienzos que empleaba el sacerdote del tiempo Xuá Pozu Gui, eran representaciones de la
cosmovisión yuhmu. Se trataba de los dioses del agua: Matlacueye (una india con indizuelas
adorándole) y Mixcoatl-Camaxtle (indio con báculo). Y las cuatro diosas del monte:
Xochiquetzal, Mayahuel, Cihuacoatl, Matlacueyec (cuatro serpientes pequeñas) y el dios del
monte llamado Milnauatl (una serpiente grande).
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