visita de la virgen peregrina. folleto
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10:00 Acogida de la Imagen del Peregrina seguida del Rezo del Rosario
11:00 Conferencia sobre las Apariciones de Fátima
12:00 Santa Misa
***
Al término de la misa, la Iglesia permanecerá abierta para que los fieles puedan
venerar la imagen.
15:00 Exposición del Santísimo Sacramento, Rosario de la Divina Misericordia y
Charla sobre el Mensaje de Fátima.
***
18:00 I Vísperas de la Solemnidad de Nuestro Padre San Francisco
19:30 Rosario
19:00 Santa Misa
***
21:00 Vigilia Mariana de jóvenes
ACOGIDA DE LA IMAGEN El sacerdote, vestido de pluvial blanca, saldrá a recibir la imagen a la entrada del
monasterio, acompañado de los fieles que pueden llevar cirios encendidos.
Acompañarán la imagen en procesión hasta la iglesia conventual. A entrar en
ella, se la girará hacia la reja del coro alto, y la Madre Abadesa dirigirá esta
oración u otra similar:
Virgen María, Señora de Fátima, Reina de la paz,
Al acoger tu imagen peregrina en nuestro monasterio de tu sierva Clara
En esta ciudad de Santiago de Compostela,
Meta de peregrinación de tantos hombres y mujeres,
Queremos que tu presencia maternal se haga presenta en medio de nosotros.
Como aquel nuevo matrimonio de Caná de Galilea
que te invitó junto a Jesús y a sus discípulos
a participar de sus bodas,
queremos también darte nuestra acogida,
compartir contigo todo cuanto tenemos y somos,
ofrecerte nuestro homenaje de amor y de tierna devoción,
presentarte nuestras necesidades para que tú intercedas por nosotros.
Queremos escuchar tu voz bondadosa que nos dice:
Haced lo que mi Hijo os diga.
Como el Arcángel san Gabriel, te decimos:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Pues en ti contemplamos la belleza y la hermosura de Dios que viene a nosotros,
el poder de su gracia y misericordia
que es más fuerte que el pecado y más grande que nuestras pobreza.
Como tu prima santa Isabel, que salió a recibirte,
cuando presurosa acudiste a socorrerla, te saludamos:
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
Con tu visita, nos vienes sola. Eres Madre de Dios y nos das a tu Hijo.
Muestra que eres Madre y danos a Jesús, alimento de nuestras almas.
Tú, dispensadora de todas las gracias,
vienes llena de todo don y toda gracia para derramarlas sobre nosotros.
Con confianza acudimos a ti.
Haznos dóciles como tú a la acción del Espíritu Santo
para que el Señor realice en nosotros sus maravillas.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores.
Sí, ruega por nosotros, por la Iglesia Universal,
por el Papa, los obispos y sacerdotes;
por nuestra diócesis y nuestros obispos.
Intercede por nuestros hermanos perseguidos a causa de la fe
y por todos aquellos que son víctimas
del odio, de la injustica, de la pobreza y de la guerra.
Ruega, Santa María, por nosotros,
por esta comunidad de Damas Pobres de Santa Clara,
por nuestra orden y familia franciscana,
por cada una de nosotras y nuestras intenciones.
Danos vivir en plenitud y fidelidad
la regla de nuestros Santos Padres Francisco y Clara.
A Ti que eres Reina del Purgatorio,
Te pedimos por el eterno descanso de nuestras Hermanas
que nos precedieron en este monasterio,
por nuestro familiares y bienhechores difuntos.
Ruega, Santa María, por todos los fieles
que durante la estancia de tu imagen peregrina entre nosotras
vendrán a visitarte en esta iglesia conventual.
Míralos con amor de Madre, escucha sus plegarias, atiende sus clamores.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
Ruega por nosotros ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Redacción más breve:
Virgen María, Señora de Fátima, Reina de la paz,
Al acoger tu imagen peregrina en nuestro monasterio de tu sierva Clara
En esta ciudad de Santiago de Compostela,
Meta de peregrinación de tantos hombres y mujeres,
Queremos que tu presencia maternal se haga presenta en medio de nosotros.
Queremos darte nuestra acogida,
compartir contigo todo cuanto tenemos y somos,
ofrecerte nuestro homenaje de amor y de tierna devoción,
presentarte nuestras necesidades para que tú intercedas por nosotros.
Ruega, Santa María, por nosotros,
por esta comunidad de Damas Pobres de Santa Clara,
por nuestra orden y familia franciscana,
por cada una de nosotras y nuestras intenciones.
Danos vivir en plenitud y fidelidad
la regla de nuestros Santos Padres Francisco y Clara.
Ruega, Santa María, por todos los fieles
que durante la estancia de tu imagen peregrina entre nosotras
vendrán a visitarte en esta iglesia conventual.
Míranos con amor de Madre,
escucha nuestras plegarias,
atiende nuestros clamores.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Terminada la intervención de la Madre Abadesa, se continúa la procesión con la
imagen hasta el lugar destinado cerca del presbiterio con el canto del Ave de
Fátima.
1º El trece de mayo la Virgen Maria,
bajo de los cielos a Cova da Iria.
Ave, ave, ave María.
Ave, ave, ave María.
2º A tres pastorcitos la Madre de Dios
descubre el misterio de su corazón.
3º Haced penitencia, haced oración,
por los pecadores implorad perdón.
4º El Santo rosario constantes rezad
y la paz al mundo el Señor dará.
5º De vuestros hijitos, oh Madre, escuchad,
la tierna plegaria y dadnos la paz
Llegados al altar y colocada la imagen en su lugar, el sacerdote la inciensa y
concluye diciendo:
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oremos:
Señor Dios, que nos diste a la Madre de tu Hijo como Madre nuestra,
concédenos que, perseverando en la penitencia y la oración
por la salvación del mundo,
colaboremos siempre y eficazmente
en la extensión del Reino de Cristo.
El que vive y reina por los siglos de los siglos de los siglos. Amén.
Mientras el sacerdote sube a la sede y se disponen para la recitación del rosario,
se entona otro canto breve.
PRIMERA PARTE DEL ROSARIO Da comienzo inmediatamente el rezo del rosario con el
primer misterio. La estructura sería la siguiente:
1. Enunciación del misterio y breve reflexión.
2. Canto de la estrofa propia del misterio con el Ave de Fátima. En
el apéndice están las letras.
3. Padrenuestro rezado por el sacerdote.
4. 10 avemarías rezadas por un fiel
5. Gloria Patri cantado.
6. La oración del Oh Jesús mío.
7. Y la jaculatoria de costumbre: María Madre de gracia, Oh María sin pecado, Ave
María purísima.
8. Puede cantarse un canto entre cada misterio o esas jaculatorias breves de Fátima
“Salve Regina”, “Mater Ecclesiae”, “Laudate Mariam”.
9. Terminados los cinco misterios, se rezan las letanías y, el sacerdote, concluye con la
oración y el Padrenuestro por el Papa para lucrar las indulgencias.
*** En apéndice, he puesto los 20 misterios con una intención brevísima,
para que no quede simplemente un rezo “común” al de todos los días.
MISTERIOS GOZOSOS
PRIMER MISTERIO.
La encarnación del Hijo de Dios en la entrañas purísimas de la Virgen
La Virgen María respondió a las palabras del ángel Gabriel: He aquí la
sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra.
La Virgen en Fátima dijo a los niños: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar
todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados
con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? Ellos
contestaron: Sí, queremos. La Virgen entonces les dijo: Tendréis, pues, mucho
que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá.
SEGUNDO MISTERIO
La visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
La Virgen María, tras el anuncio del ángel, se puso en camino y se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de
gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo
Ante el anuncio de la Virgen en Fátima que llevaría pronto al cielo a los niños
Francisco y a Jacinta, Lucía apenada preguntó: ¿Me quedo aquí solita? A lo que
Nuestra Señora respondió: No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te
desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino
que te conducirá a Dios.
TERCER MISTERIO.
El nacimiento del niño Dios en el Portal de Belén.
Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de
aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores
les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en
su corazón.
Nuestra Señora, como Madre que protege a su Hijo, vino a Fátima a suplicar al
mundo, a todos los hombres, a nosotros representados en aquellos tres niños: “No
ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.”
CUARTO MISTERIO
La purificación de Nuestra Señora
y la presentación del niño Jesús en el templo.
José y María estaban admirados de lo que se decía del Niño. Simeón les
bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación
de muchos en Israel, y como signo de contradicción - ¡y a ti misma una
espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las
intenciones de muchos corazones.»
La Virgen María en Fátima pidió a los niños y también nos lo dice hoy a
nosotros: Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin
de la guerra.
QUINTO MISTERIO
El niño Jesús hallado y perdido en el templo
Al cabo de tres días, los padres de Jesús lo encontraron en el Templo
sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas.
Nuestra Señora no quiere que se pierda ninguno de sus hijos, por eso en Fátima
insistía a los niños: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores,
porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por
ellas.”
En apéndice están 4 modelos de letanías.
CONFERENCIA: LAS APARICIONES DE FÁTIMA
SANTA MISA Al ser primer sábado de mes, la misa del Inmaculado Corazón de María del libro
“Misas de la Virgen”.
EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA
El sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés la liturgia romana celebra,
con formulario propio, la memoria del Inmaculado Corazón de la Virgen María. En los
Propios de las Iglesias particulares y de los Institutos religiosos se hallan varias misas en
memoria del Corazón de la santísima Virgen, cada una de las cuales conmemora diversos
aspectos de este Corazón. El formulario que aquí se propone proviene, en gran parte, del
Proprium de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la
santísima Virgen (cf. Annales Congregationis 52 [1976], pp. 363-365).
La expresión «Corazón de la Virgen» se ha de interpretar en sentido bíblico: designa la
persona misma de santa María Virgen; su «ser» íntimo y único; el centro y la fuente de su
vida interior: del entendimiento, de la memoria, de la voluntad y del amor; la actitud indivisa
con que amó a Dios y a los hermanos y se entregó intensamente a la obra de salvación del
Hijo.
El formulario celebra la misericordia de Dios, que, habiendo ofrecido a la Iglesia el Corazón
de nuestro Señor Jesucristo como testimonio de su caridad, le ha dado también como objeto
de contemplación el Corazón de santa María Virgen, modelo del «nuevo corazón» del
hombre de la «nueva Alianza».
El Corazón de la santísima Virgen, que, llena de fe y de amor, recibió al Verbo de Dios es
llamado en primer lugar «mansión del Verbo» (cf. Oración colecta), y también «santuario del
Espíritu Santo» (Oración colecta, cf. LO 53) por la inhabitación continua en él del Espíritu
divino. Recibe los calificativos de inmaculado (Oración colecta), es decir, inmune de la
mancha del pecado; sabio (Prefacio), porque la santísima Virgen, comparando las profecías
con los hechos, conservaba en él el recuerdo de las palabras y de las cosas relacionadas con
el misterio de salvación (cf. Lc 2, 19. 51); dócil (Prefacio, cf. IR 3, 9), porque se sometió de
corazón a los preceptos del Señor (cf. Lc 1, 48); nuevo (Prefacio), según la profecía de
Ezequiel (cf. Ez 18, 31; 36,26), revestido de la novedad de la gracia merecida por Cristo (cf.
Ef 4, 23-24); humilde (Prefacio), a imitación del Corazón de Cristo, que nos advierte: «Ap
rended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29); sencillo (Prefacio), esto es,
libre de toda duplicidad e impregnado todo él del Espíritu de la verdad; limpio (Prefacio), o
sea, capaz de ver a Dios, según la bienaventuranza del Señor (cf. Mt 5, 8); firme (Prefacio)
en la aceptación de la voluntad de Dios, cuando, según la profecía de Simeón (cf. Lc 2, 35),
se desató la persecución contra el Hijo (cf. Mt 2, 13) o cuando llegó el momento de su
muerte (cf. Jn 19, 25); dispuesto (Prefacio), ya que, mientras Cristo dormía en el sepulcro, a
imitación del corazón de la esposa del Cantar de los cantares (cf. Ct 5, 2), estuvo en vela
esperando la resurrección de Cristo.
Antífona de entrada Si 24, 25
En mí está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de
fuerza.
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, que hiciste del inmaculado Corazón de María una mansión
para tu Hijo y un santuario del Espíritu Santo, danos un corazón limpio y dócil,
para que, sumisos siempre a tus mandatos, te amemos sobre todas las cosas y
ayudemos a los hermanos en sus necesidades. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Judit 13, 17-20; 15, 9
En aquellos días, todos se quedaron asombrados y, postrándose en adoración a
Dios, dijeron a una voz:
-«Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoya los enemigos de tu
pueblo.»
Y Ozías dijo a Judit:
-«Que el Altísimo te bendiga, hija, más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra, que enderezó tu golpe contra la
cabeza del general enemigo. Los que recuerden esta hazaña de Dios jamás
perderán la confianza que tú inspiras. Que el Señor te engrandezca siempre y te
dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida, ante la humillación de
nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina, procediendo con rectitud en
presencia de nuestro Dios.»
Todos aclamaron:
-« ¡Así sea, así sea!»
Cuando llegaron a su casa, todos a una voz la felicitaron:
-«Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres el honor de Israel, tú eres el orgullo de
nuestra raza.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Lc 1, 46-48a. 48b-49. 50-51. 52-53. 54-55 (R.: 49)
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. R.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo. R.
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón. R.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.
Aleluya
Dichosa eres, Virgen María, que llevaste al Hijo del eterno Padre.
EVANGELIO Dichoso el vientre que te llevó
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío
levantó la voz diciendo:
— ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! Pero él repuso:
— Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, los dones que te presentamos en la memoria de la bienaventurada
Virgen María, y concédenos guardar con fidelidad y meditar continuamente,
siguiendo su ejemplo, las riquezas de la gracia de tu Hijo. Que vive y reina por
los siglos de los siglos.
Prefacio
EL CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA, CORAZÓN DEL HOMBRE DE LA NUEVA LEY
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque diste a la Virgen María
un corazón sabio y dócil,
dispuesto siempre a agradarte;
un corazón nuevo y humilde,
para grabar en él la ley de la nueva Alianza;
un corazón sencillo y limpio,
que la hizo digna de concebir virginalmente a tu Hijo
y la capacitó para contemplarte eternamente;
un corazón firme y dispuesto
para soportar con fortaleza la espada de dolor
y esperar, llena de fe, la resurrección de su Hijo.
Por eso, unidos a los coros angélicos,
te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión Lc 2, 19
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Oración después de la comunión
Como partícipes de la redención eterna, te rogamos; Señor, que al celebrar la
memoria de la Madre de tu Hijo nos gocemos en la abundancia de tu gracia y
sintamos el aumento continuo de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
MATERIALES PARA LOS FIELES A continuación van unos materiales marianos para la meditación y oración
personales. Sería conveniente hacer fotocopias para que los fieles puedan
utilizarlos. Los preparé en hojas individuales.
ACTO DE REPARACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Corazón Inmaculado de María, atendiendo a tu súplica y la de tu Hijo a Sor
Lucía de Fátima en la ciudad de Pontevedra, vengo a tus plantas, para ofrecerte
este acto de reparación por las blasfemias e ingratitudes que hieren tu corazón.
No tengas en cuenta mis pecados y mi debilidad, sino el amor que me atrae hacia
ti y el deseo de consolarte y agradarte. Por tu poderosa intercesión, concédeme la
gracia de verme libre de pecado para no ofender más a Dios.
V/. En reparación por las ofensas contra tu Inmaculada Concepción:
R/. Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Avemaria y Gloria.
V/. En reparación por las ofensas contra tu Virginidad perpetua
R/ Oh María, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, siempre
Virgen Pura, ruega por nosotros pecadores. Avemaria y Gloria.
V/. En reparación por las ofensas contra tu maternidad divina, rehusando al
mismo tiempo recibirte como madre de los hombres
R/ Te saludamos María, Madre de Dios, Madre nuestra y Madre de la Iglesia. Avemaria y Gloria.
V/. En reparación por las ofensas de los que procuran públicamente infundir en
los niños y en los jóvenes la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia ti,
Virgen Inmaculada
R/ Madre de la infancia y de la juventud alabada seas por todos los siglos. Tuyo
es nuestro corazón. Avemaria y Gloria.
V/. En reparación por las ofensas y sacrilegios contra tus sagradas imágenes.
R/ Bendita sea tu pureza, oh Santa Madre de Dios Avemaria y Gloria.
Oh Inmaculado Corazón de María, aceptad este tributo de amor y veneración que
os ofrecemos, con la intención de consolaros y de reparar las blasfemias e
ingratitudes con que os hieren los pecadores. Amén
QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DEL CORAZÓN DE MARÍA.
I. Gracias, Corazón bondadosísimo. Vos sois manantial de las divinas
bendiciones; de Vos he recibido favores sin número. ¡Y cuántas veces, sin darme
cuenta de ello!
Cuando Jesús me redimía en el Calvario, allí estabais Vos, juntando vuestra
compasión a sus dolores, y vuestras lágrimas al torrente de su sangre redentora.
Tengo mis delicias junto al sagrario en la Santa Eucaristía; mas ese pan de
ángeles es fruto regalado de vuestra sangre y vuestro amor.
¡Oh Corazón dulcísimo de mi Madre!, Vos sois el canal señalado por Dios
mismo para distribuir todas sus gracias a los hombres. De Vos recibí aquella
inspiración..., aquella fuerza para vencer..., aquel consuelo en mi aflicción.
De vos me vino aquella luz que me mostró el abismo a que corría..., aquella
gracia que me movió a dolor de mis pecados... Aquel peligro conjurado...,
aquella salud recobrada.., me vinieron de Vos. ¡No tienen número vuestros
favores!. ¡Gracias, Corazón dulcísimo, gracias!
II. Y Vos, Corazón compasivo, ¿qué habéis recibido de mi? ¡Oh!, lo sabéis Vos,
y yo también lo sé, para confusión mía.
A vuestro amor y ternura he respondido con fría ingratitud. Esa espada que os
atraviesa de parte a parte, ¡oh Corazón de María!, os la he clavado yo, hijo
ingrato...; y no una, sino muchas veces.
Aquellas miradas..., aquellos sentimientos..., aquellas intenciones
inconfesables..., aquella soberbia oculta..., aquella sensualidad..., aquel
escándalo.. Que os hubiese ofendido otro menos favorecido de vuestro amor,
sería tolerable; pero que os haya disgustado yo, después de pruebas tan
elocuentes y repetidas de vuestro amor... ¡Oh Corazón Santísimo de María!, yo
me confundo y arrepiento; yo os pagaré amor con amor..., yo arrancaré la espada
cruel que os atormenta.
III. ¡Reparación, reparación! Si, os la quiero ofrecer siempre. ¡Os amo tanto!
¡Me duelen tan de veras la ingratitud y las continuas ofensas con que los hombres
corresponden a vuestro amor!
¡Oh Corazón dulcisímo de María!, la espada cruel que os atraviesa nos habla de
la pasión y muerte de Jesús y de los pecados de los hombres que os colman de
amargura; pero desde hoy yo he de consolaros. Bendecid mis resoluciones. Yo
amaré siempre a Jesús, para que no se pierda en mi el fruto de su sangre...; yo os
prometo morir antes que pecar, porque no quiero renovar vuestros dolores...; yo
pensaré en Vos, por los que os olvidan...; os alabaré por los que os blasfeman; yo
os amaré con todas las fuerzas de mi alma...
Por vuestro amor, ¡oh Corazón Inmaculado!, me apartaré de aquella ocasión...,
mortificaré mis sentidos...; haré que mis ojos, mis oídos, mi lengua, mis manos...,
imiten vuestros ejemplos de modestia, de caridad, de servicialidad...
¡Oh Corazón de mi Madre!, para reparar las injurias que los hombres os hacen,
me impondré entre día algunos pequeños sacrificios..., os ofreceré diariamente el
rezo del Santo Rosario..., os consagraré los primeros sábados de mes,
comulgando fervorosamente en honor vuestro...
IV. Y tengo que pediros nuevos favores, ¡oh Corazón dulcísimo! Os lo expongo
con plenísima confianza de obtenerlos, si convienen a mi eterna salvación. ¿No
dijo vuestro Jesús: "Pídeme por el Corazón de mi Madre, y alcanzarás cuanto
deseas"? Pues concededme que no vuelva a caer en el pecado...; que os ame en
todos los instantes de mi vida...; que al acabarse este destierro, me llevéis a gozar
de vuestras ternuras en el cielo...
Corazón dulcísimo de María, Vos me habéis de salvar...; yo recojo vuestra
regaladísima promesa de asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias
para salvarse a cuantos hayan comulgado cinco primeros sábados de mes
seguidos. Yo os daré ese consuelo, y confío en vuestra bondad y ternura.
Y ahora, ¡oh Corazón Inmaculado!, Vos conocéis mi debilidad...; dadme fuerza
para vencer aquella dificultad...; para cortar con tal ocasión... Alcanzadme esa
virtud que Jesús me pide hace tanto tiempo... Y el asunto que llevo entre manos..,
y la preocupación que conocéis..., arregladlo todo para mayor gloria de Dios.
Os pido por mis padres, hermanos, amigos (por aquel especialmente que anda
alejado de Dios)..., por la conversión de todos los pecadores, por la perseverancia
de los justos, por el alivio de mis queridos difuntos..., por los sacerdotes, para
que sean santos, por los misioneros...
Corazón bondadosísimo, dadme Vos mismo las gracias que sabéis serme
necesarias...
V. Despedida. ¡Qué dulce es, María, gozar de tu amor! ¡Qué hermoso y qué
tierno tu gran Corazón! ¡Y qué bien se está a vuestro lado! Pero tengo que irme:
me llaman mis obligaciones. ¡Corazón amantísimo de mi Madre! Me voy, pero
quiero dejar mi corazón aquí a vuestro lado, encerrado en vuestro seno
amoroso... A lo largo del día volverán a Vos mi recuerdo y los afectos de mi
alma... Cuanto antes pueda volveré con algún pequeño obsequio practicado en
vuestro honor, con algún pequeño sacrificio amorosamente aceptado en
reparación de las injurias que se os hacen.
¡Oh Corazón de mi tierna Madre, adiós! Haced que sienta durante el día vuestra
protección y vuestro amor. Ahora, recibid todo entero el del último de vuestros
hijos... ¡Adiós!
CONVERSACIÓN CON MARIA,
AUXILIO DE LOS CRISTIANOS
¡María! ¡María! ¡Dulcísima María, Madre querida y poderosa Auxiliadora mía!
Aquí me tienes; tu voz maternal ha dado nuevos bríos a mi alma y
anhelosa vengo a tu soberana presencia... Estréchame cariñosa entre tus brazos...
deja que yo recline mi cansada frente sobre tu pecho y que deposite en él mis
tristes gemidos y amargas cuitas, en íntima confidencia contigo, lejos del ruido y
bullicio del mundo, de ese mundo que sólo deja desengaños y pesares.
Mírame compasiva... estoy triste, Madre, bien lo sabes, nada me alegra ni me
distrae, me hallo enteramente turbada y llena de temor...
Abrumada bajo el peso de la aflicción, sobrecogida de espanto, busco un hueco
para ocultarme, como la tímida paloma perseguida por el cazador... y ese hueco,
ese asilo bendito, ese lugar de refugio es, ¡oh Madre Augusta! tu corazón.
A ti me acerco llena de confianza... no me deseches ni me niegues tus piedades.
Bien comprendo que no las merezco por mis muchas infidelidades; dignas de tus
bondades son las almas santas e inocentes que saben imitarte y a las cuales yo
tanto envidio sinceramente, mas Tú eres la esperanza y el consuelo, por eso
vengo sin temor.
¡Madre mía! Permite que yo no toque, sino que abra de par en par la puerta de tu
corazón tan bueno y entre de lleno en él pues vengo cansada y sé que Tú no sabes
negarte al que afligido viene a postrarse a tus pies.
¡Virgen Madre! Tu trono se levanta precisamente donde hay dolores que calmar,
miserias que remediar, lágrimas que enjugar y tristezas que consolar... por eso,
levantándome del profundo caos de mis miserias en que me encuentro sumergida
imitando al Pródigo del Evangelio, digo también: "Me levantaré e iré a mi dulce
Madre y le diré: ¡Madre buena, aquí está tu hija que te busca! perdona si en algo
te he sido infiel, soy tu pobre hija que llora, aquí me tienes aunque indigna a tus
favores... te pertenezco y no me separaré de Ti, hasta no llevar en mi pecho el
suave bálsamo del consuelo y del perdón.
¿Me abandonarás dulce María? ¿No herirán tus oídos mis clamores? ¡Oh, no! tu
apacible rostro ensancha mi confianza, tus castos ojos me miran compasivamente
disipando las densas nubes de mi espíritu y de mi abatimiento y zozobra
desaparecen con tu materna sonrisa. Si majestuosa empuñas tu cetro en señal de
poder, como eres mi Madre, es tan sólo para manifestarme que eres la
dispensadora de las gracias y mercedes del cielo para derramarlas con
abundancia sobre esta tu pobre hija que sólo desea amarte y agradecerte.
¡Oh sí! Tú eres el Océano, Madre, y yo el imperceptible grano de arena arrojado
en él... Tú eres el rocío y yo la pobre flor mustia y marchita que necesita de Ti
para volver a la vida. Que nada me distraiga, que nadie me busque... Yo estoy
perdida en el mar inmenso de tu bondad, estoy escondida en el seno misterioso
de mi bendita Madre.
Reina mía, confiando en tu Auxilio bondadoso y tierno quiero hablarte con la
confianza del niño... quiero acariciarte, quiero llorar contigo... traer a mi
memoria dulces recuerdos... derramar mi alma en tu presencia para pedirte
gracias, arráncame, en una palabra el corazón para regalártelo en prenda de mi
amor.
Escucha pues, tierna María, mi dulce Auxiliadora, una a una todas mis palabras y
deja que cual bordo de fuego penetre en tu corazón, porque quiero conmoverte...
quiero rendirlo y quiero en fin que tu Jesús, que tan amable abre sus bracitos
sonriendo con dulzura, repita en mi favor nuevamente aquella consoladora
palabra que alienta al desvalido y hace temblar al demonio: "He aquí a tu Madre,
he aquí a tu hija". Sí, aquí estoy... aquí está tu pobre hija a quien has amado y
amas aún con predilección y que te pertenece por todos títulos... la que descansó
en tus brazos antes de reposar en el regazo maternal... la que probó tus caricias
mucho antes que los maternos besos... ¿lo recuerdas? Yo dormí en tu seno el
dulce sueño de la inocencia, viví tranquila bajo tu manto sin conocer ni
sospechas siquiera los escollos de la vida, amándote con ardor y gozando de tus
caricias con las que preparaste mi alma y corazón para los rudos ataques de mis
enemigos y sinsabores de la vida.
Tu mano salvadora no sólo me apartó del abismo en que tantas almas han
perecido sino que me regaló con gracias particularísimas y especiales dones, que
reserves tan sólo para tus amados. Todo... todo lo confieso para mayor gloria tuya y quisiera tener mil lenguas para
cantar tus alabanzas digna y elocuentemente en fervorosos y tiernos himnos de
santa gratitud. ¡Ah cuando me hallo cercada de tinieblas y sombras de muerte, sobrecogida de
angustioso quebranto... cuando mi corazón tiembla ante la presencia del dolor,
este pensamiento dulcísimo de tus tiernas muestras de predilección viene a ser el
rayo luminoso que hace surgir mi frente dándome alas para remontarme hasta lo
infinito... ¡Oh recuerdo consolador! ¡Bendito seas! Eres la escala por la cual subo
hasta el trono de la clemencia y del amor santo y verdadero. Mas ¡ay!... pronto pasaron de aquella alma los días de encanto... con la velocidad
del relámpago se disiparon mis goces infantiles y llegó para mí la hora del
desamparo... Madre, no puedo soportar su peso... siento quebrantar al mismo
tiempo todas mis fuerzas interiores y necesito que tu mano me sostenga para no
sucumbir en la lucha... Ansiosa te busco como el pobre náufrago busca su tabla
salvadora... Levanto a Ti mis ojos y mi pesada frente como el marino en busca de
la estrella que debe señalarle el puerto. Me siento como abandonada, semejante a
una nave sin piloto a merced del oleaje tempestuoso e incesante... ¡Tengo miedo!
mucho miedo de perecer, entre las turbias ondas del agitado mar del pecado...
Tengo miedo de la justicia divina a quien soy deudora de tantas y tan
especialísimas gracias... pero sobre todo tengo miedo... ¡Oh no quisiera ni
decirlo... tengo miedo de serte ingrata, abandonándote algún día y olvidando tus
ternuras, pagarlas con ingratitud! ¡Jamás lo permitas, Reina mía! Haz que viva siempre unida a Ti, como la débil
yedra vive asida fuertemente a la robusta encina defendiéndose del furioso
huracán... ¿Qué sería de ésta tu hija? ¡Oh Madre! ¿sin Ti? Mil enemigos me
acechan redoblando a cada paso sus infernales astucias... acosada me siento por
todas partes y si Tú no me amparas, ¿quién se dolerá de mí? No me alejes, por
piedad, sálvame... muestra que eres mi Madre Auxiliadora; olvida por piedad las
veces que te he contristado, reduce a polvo mis pecados, lávame con tus lágrimas
y límpiame más y más. Tus brazos son el trono de la misericordia, en ellos descansa tu Jesús... sujétame
entre ellos para que no haga uso de la justicia contra mí... dile que acepto el dolor
que redime si Tú me lo envías, que venga, si es preciso, el sufrimiento aun
cuando mi pobre carne tiemble ante él, con tal que mi alma se torne blanca como
la nieve.
Sí, dile a tu amado hijo que yo quiero desagraviar para alcanzar su clemencia,
dile que eche un velo sobre mis faltas y miserias y que olvide para siempre lo
mala que he sido... ¡María! de mi vida no resta más que la última etapa... mis
ensangrentadas huellas van marcando mis pasos en la senda escabrosa de la vida
que está por cortarse... mi cansado corazón late aún, sí, porque Tú les das vida y
aliento, pero derrama las últimas lágrimas que manan de él cual candente lava. Terminará mi existencia y ¿qué será de mí, si mi Auxiliadora no viene en ese
momento terrible? ¿A quién volveré mis ojos si te alejas en ese instante? La
gracia que te he pedido y tanto deseo para mi agonía, es grandísima y no la
merezco, pero la espero con plena confianza y tu sonrisa me alentará. Estoy
segura de que aun cuando el demonio ruja a mi derredor, preparando su último
asalto, tu mano maternal me acariciará y con sin par solicitud me prodigará los
últimos consuelos en mi despedida de este triste valle de lágrimas. Esto lo sé cierto, lo siento en mí y no fallará mi esperanza... ni un momento lo
dudo.
Los ángeles santos, al ver las ternuras de que seré objeto en el terrible trance
exclamarán también enternecidos: "Mirad cómo la ama nuestra Reina".
Esta es la gracia de las gracias, mi último anhelo, mi petición suprema.
Haz ¡oh Madre mía! que tu dulcísimo nombre, que fue la primera palabra que
supieron balbucir mis infantiles labios entre las caricias de mi buena madre, sea
también la última expresión que suavice y endulce mi sedienta boca al entregar
mi alma. ¡Madre!... que mi tránsito sea el postrer tributo de mi amor hacia Ti...
que sea la última nota de mis cantos que tantas veces se elevaron en tu loor y el
ósculo moribundo que te envíe sea el preludio de mi eterna e íntima unión con la
Majestad divina y contigo, ¡oh mi dulce, mi santa y tierna Madre Auxiliadora...!
HORA EUCARÍSTICA-MARIANA
En torno a la aparición del 13 de octubre
LECTURA DE LAS MEMORIAS DE SOR LUCÍA SOBRE LA ULTIMA
APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EL 13 DE OCTUBRE DE 1917:
“Salimos de casa bastante pronto, contando con las demoras del camino. Había
gente en masa (70.000 personas), bajo una lluvia torrencial. Mi madre, temiendo
que fuese aquel el último día de mi vida, con el corazón traspasado por la
incertidumbre de lo que podía ocurrir, quiso acompañarme. Por el camino, las
escenas del mes pasado, más numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los
caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humildad y suplicante.
También nosotros, ahora, venimos como aquellas gentes a los pies de nuestra
Señora. Humildes y suplicantes queremos adorar a su Hijo y lo hacemos
repitiendo aquella oración que unos meses antes el ángel les enseñó a los
pastorcitos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen,
no adoran, no esperan y nos os aman. (se recita tres veces)
***
Continuación de relato de sor Lucía:
Llegados a Cova de Iría, junto a la encina, llevada de un movimiento interior,
pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el rosario. Poco después
vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.
-¿Qué es lo que usted me quiere?
-Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del
Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra está
acabándose y los soldados volverán pronto a sus casas.
-Tenía muchas cosas que pedirle: si curaba a unos enfermos, si convertía a unos
pecadores, etc.
-Unos sí; otros, no. Es preciso que se enmienden; que pidan perdón por sus
pecados.
Arrepentidos de nuestros pecados y pidiendo la fuerza para enmendar nuestra
vida, presentamos por intercesión de la Virgen nuestras necesidades para que
ella interceda por nosotros ante su Hijo. Decimos:
Madre de la Iglesia, intercede por nosotros.
- Por el Papa, los obispos y sacerdotes, por los religiosos y consagrados;
por todos los bautizados. Oremos.
- Por la paz en el mundo, por aquellos que gobiernas las naciones, por los
que sufren las consecuencias de las guerras y las injusticias humanas.
Oremos
- Por la conversión de los pobres pecadores, de los que no conocen a Dios,
de aquellos que viven alejados e indiferentes. Oremos.
- Por los cristianos que son perseguidos a causa de su fe, por sus familias
y por sus Iglesias. Oremos.
- Por niños y los jóvenes para que busquen siempre a Dios, y si les llama a
la vida sacerdotal o consagrada respondan generosamente. Oremos.
- Por el eterno descanso de los difuntos, por las almas más necesitadas de
la misericordia de Dios. Oremos.
***
Continuación de relato de sor Lucía:
Y –la Virgen- tomando aspecto más triste dijo:
-Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.
Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol, y en cuanto se elevaba
continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol.
La Madre pide que no ofendan más a su Hijo. Atendamos a las palabras de la
Virgen: no ofendan más a Dios nuestro Señor y hagamos un acto de amor y
reparación; diciendo: Perdón, Señor, misericordia.
- Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanaciones de fiestas,
- que se comenten contra el nombre de Dios y sus templos.
- Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo.
- Por todos los que abandonan, lo que desprecian el Magisterio de los Papas
y por todos los falsos profetas.
- Por las presiones de los gobiernos, de esclavitud, de delincuencia; y todas
las injusticias laborales, familiares, sociales.
- Por toda inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en la política,
en las relaciones, en los espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas,
drogas.
- Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano, de inmoralidad y
de pornografía en el cine, en los periódicos, en la televisión.
- Por los pecados en contra de la santidad de la familia y contar la vida y el
amor fraterno.
- por los sacerdotes indignos, por los políticos prepotentes y mentirosos, por
todos los abusos de autoridad.
Terminamos con la oración enseñada por el Ángel a los niños en Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os
ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos
infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido
la conversión de los pobres pecadores.
CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA
ORACIONES INICIALES
or la señal.
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Credo apostólico.
ORACIONES
DE LAS DECENAS DE LA CORONILLA
En la cuenta del Padrenuestro:
adre Eterno, yo te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación por nuestros pecados
y los del mundo entero.
Después se dice 10 veces:
or su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
Al terminar cada decena o al final de la cinco:
anto Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
MEDITACIÓN. Espiritualidad del mensaje de Fátima
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
I VÍSPERAS DE LA SOLEMNIDAD DE NUESTRO PADRE SAN
FRANCISCO
P
P
P
S
SEGUNDA PARTE DEL ROSARIO Las intenciones breves se encuentran en el apéndice:
PRIMER MISTERIO
LA ORACIÓN EN EL HUERTO
Llegados al huerto de Getsemaní, Jesús dice a Pedro y a los
hijos del Zebedeo: «Mi alma está triste hasta el punto de
morir; quedaos aquí y velad conmigo.» ( Cfr. Mt 26,36-37)
El mensaje de Fátima es un llamado a la oración. "¡Orad. Orad mucho! -dijo el
ángel a los pastorcitos. ¿Para qué hemos de rezar? Para consolar a Dios, para
mostrarle nuestro amor, para salvar almas, para aplacar la justicia de Dios, para
pedir muchas gracias, para encontrar la paz.
SEGUNDO MISTERIO
LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR
Pilato preguntó a los judíos: ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad a vuestro
Rey?» Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Pilato
entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. (Cfr. Jn 18,39-19,1)
A lo largo de la historia, el grito de la turba se ha ido repitiendo y parece que en
nuestros días con más fuerza: “A ése, no”. La Virgen suplica en Fátima: “que no
ofendan más a Dios que ya está muy ofendido”. Y, ¿qué hemos de hacer para no
ofender más a Dios? Evitar el pecado, luchar contra las injusticias, perdonar a
quien nos ofende, hacer el bien a todos.
TERCER MISTERIO
LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le
vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Jesús, le decían: «Salve, Rey de
los judíos.» Y le daban bofetadas." ( Cfr. Jn 19, 2-3)
El niño Jesús se apareció junto con su Madre a la Hermana Lucía en la ciudad de
Pontevedra. Él le dijo: ‘Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que
está cubierto de espinas’. ¿Qué son estas espinas? Tus pecados, tu indiferencia,
tu poca fe, tu falta de valentía, tu poco afán apostólico.
CUARTO MISTERIO
NUESTRO SEÑOR CARGADO CON LA CRUZ CAMINO DEL
CALVARIO
Cuando llevaban a Jesús para crucificar, echaron mano de un cierto Simón
de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará
detrás de él." (Cfr. Lc 23, 26)
La Virgen en Fátima dijo a los niños: “Deseáis ofreceros a Dios, soportar todos
los sufrimientos que El se complazca en enviaros, como un acto de reparación
por los pecados por los cuales El es ofendido, y pedir por la conversión de los
pecadores?” ¡El Cielo reclama Cireneos! ¿Tú quieres ser cireneo de tu hermano
que sufre, que está enfermo, que está desnudo y hambriento?
QUINTO MISTERIO
LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE EN LA CRUZ Uno de los malhechores decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu
Reino.» Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
(Cfr. Lc 23, 42-43)
La Virgen no sólo se aparece para quejarse del pecado de los hombres y pedir
oración y penitencia. Tras mostrarles a los pastorcillos el infierno donde van las
almas de los pobres pecadores, les dice: Para salvarlos, Dios quiere establecer
en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. El Corazón de María se
convierte así en nueva arca de salvación. ¡Introdúcete en él!
SANTA MISA
VIGILIA MARIANA Se expone el Santísimo como de costumbre. Tras un breve momento de silencio
se lee el relato de la primera aparición del ángel:
Primera aparición del ángel en la primavera de 1916.
De las memorias de Sor Lucía.
“No puedo precisar las fechas con certeza. Me parece, sin embargo, que debía ser
en la primavera de 1916 que el Ángel nos apareció por primera vez, en nuestra
Loça de Cabezo (…) comenzamos viendo a cierta distancia, sobre los árboles que
se extendían en dirección al saliente, una luz más blanca que la nieve, en forma
de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del
sol. A medida que se aproximaba, íbamos distinguiéndole las facciones.
Estábamos sorprendidos y medio absortos. No decíamos palabra. Al llegar junto
a nosotros, dijo:
- ¡No temáis! Soy el Ángel de la paz. Orad conmigo.
Y arrodillándose a tierra dobló la frente hasta el suelo. Llevados por un
movimiento sobrenatural, le imitamos y repetimos las palabras que le oímos
pronunciar:
- Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen,
no adoran, no esperan y no te aman.
Después de repetir esto por tres veces, se levantó y dijo:
-¡Orad así! Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras
súplicas. Y desapareció”.
Tras un breve silencio, se canta la oración Dios mío yo creo por 3 veces.
TERCERA PARTE DEL ROSARIO
Cuando se considere oportuno, se da comienzo al Rosario.
MISTERIOS GLORIOSOS
PRIMER MISTERIO. LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Cuenta sor Lucía: “Fuimos bañados por una luz celestial que
parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró
nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz
era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella."
Cristo con su resurrección ilumina la vida de los hombres, dándonos la esperanza
de nuestra propia resurrección.
Renovemos nuestra fe y pidamos perdón por aquellos que no creen.
PRECES
Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.
Acudamos a la intercesión de Nuestra Señora y digámosle:
R/. Virgen María, renueva en nosotros la fe.
- Para que seamos testigos de la Resurrección
- Para que nuestras palabras, pensamientos, acciones sean coherentes con
nuestra fe.
- Para que el testimonio de nuestra vida sea la mejor evangelización.
SEGUNDO MISTERIO. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Lucía preguntó a la Virgen: "¿Nos llevarás al cielo?" Si, me llevaré a Jacinta y a
Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que
tú me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que establezcas la
devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
Con la mirada puesta en cielo, hemos de vivir en medio del mundo como testigos
de Jesucristo. “Seréis mis testigos hasta los confines del mundo”. La esperanza
de ir al cielo, ha de motivarnos a obrar el bien para nuestros prójimos practicando
las obras de misericordia.
Renovemos nuestra esperanza y pidamos perdón por aquellos que viven en la
desesperanza.
PRECES:
Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.
Acudamos a la Virgen María diciendo:
R. Nuestra Señora de la esperanza, óyenos.
- Ante la muerte, el sufrimiento y la enfermedad:
- Ante la guerra, el hambre, el desempleo.
- Ante la falta de sentido de la vida, la incomprensión y la soledad
TERCER MISTERIO. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE LOS
APÓSTOLES REUNIDOS EN TORNO A LA VIRGEN MARÍA
La Virgen dice a Lucía: “Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido,
especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por
la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra
el Inmaculado Corazón de María.”
El Espíritu Santo es el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Por
medio de él es como podemos amar a Dios mismo y al prójimo. Hemos de
multiplicar actos de amor a Nuestro Señor y a la Virgen María cada vez más
despreciados y olvidados por los hombres.
Renovemos nuestro amor a Dios y pidamos perdón por los que no ama.
PRECES
Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.
Acudamos a María para que renueve nuestro amor:
R. Madre del Amor hermoso, enséñanos a amar.
- A Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. A Jesús en el Eucaristía. A ti Madre
buena.
- A nuestros parientes, amigos y bienhechores. A aquellos a los que no
prestamos atención.
- A los pobres pecadores, a los que viven sin sentido, a las almas más
olvidadas.
CUARTO MISTERIO. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS
CIELOS EN CUERPO Y ALMA
Cuenta Lucía: Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz
maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en
Europa, de la que tenían poca ninguna noción. Digan el Rosario todos los
días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra. Después de esto ella
se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la
inmensa distancia.
La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su
Creador tres veces santo. Solo las almas humildes son capaces de abajarse, de
postrarse, de adorar. El cielo es para las almas humildes, para las almas que
quieren ser como María: esclava del Señor. Renovemos nuestra adoración a Dios
y pidamos perdón por los que no adoran.
PRECES
Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.
Acudamos a María y digámosle:
R. Virgen María, haznos de corazón humilde.
- Para adorar a Dios en espíritu y verdad.
- Para alejarnos de los falsos para dioses que nos deslumbran: dinero, fama,
poder.
- Para reconocer a todos los hombres como hermanos
QUINTO MISTERIO. LA CORANACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y
SEÑORA DE TODO LO CREADO
En sus Memorias, Lucía nos dice: La Señora vestía con un manto puramente
blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las
cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más
radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le
producía solo felicidad y un gozo confiado
Al subir al cielo, la Virgen Santísima no se aleja de la humanidad. Constituida
como Mediadora entre su Hijo y los hombres, la Virgen atiende a todos con el
amor propio de una Madre. El Rosario es el lazo que ella nos tiende: quién lo
reza puede estar convencido de que Ella escuchará su oración.
Con el Ángel de la Paz, con los Pastorcitos, con miles de almas que se han
asumido en sus vidas el mensaje de la Virgen de Fátima decimos:
PRECES
Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.
Con verdadero amor de hijos, elevemos nuestra oración a María y digámosle:
R. Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
- Reina del Cielo y de la tierra, primicia de la humanidad redimida.
- Abogada ante el Divino Juez y Auxilio en nuestras tribulaciones.
- Intercesora en nuestras necesidades y Camino que nos lleva al cielo.
Terminado el rezo del rosario, el sacerdote puede decir algunas breves palabras
por si queda un tiempo de adoración. A continuación de la bendición y reserva,
delante de la Virgen, se hace la consagración a su Inmaculado Corazón.
CONSAGRACIÓN
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a Vuestro Corazón
Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor.
Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a
Dios Padre.
Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que
Jesucristo es el enviado del Padre.
Con Él queremos llevar el amor y la Salvación hasta los confines del
mundo.
Bajo la maternal protección de Vuestro Corazón Inmaculado, seremos un
solo pueblo con Cristo. Seremos testigos de su Resurrección. Por Él seremos
llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos,
alabamos y bendecimos.
Amén.
Se puede terminar con el canto de la Salve Regina o con el Totus Tuus u otro
canto apropiado.
DOMINGO, 4 DE OCTUBRE DESPEDIDA DE LA VIRGEN
CUARTA PARTE DEL ROSARIO Se puede recitar la cuarta parte del Rosario con los misterios
luminosos.
MISTERIOS LUMINOSOS
PRIMER MISTERIO. EL BAUTISMO DE JESÚS EN
EL JORDÁN
Por el Bautismo, hemos sido hechos hijos de Dios, herederos
del cielo, se nos ha dado la fe y hecho miembros de la Iglesia. Con María,
agradezcamos este inmenso don.
SEGUNDO MISTERIO. LAS BODAS DE CANÁ
La Virgen María desde el cielo intercede como Madre por nosotros. Solamente
nos da una condición: Haced lo que él os diga.
TERCER MISTERIO. EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS INVITANDO
A LA CON-VERSIÓN
La Virgen en las apariciones de Fátima, nos llama a la conversión -a volvernos a
Dios de quien nos alejamos por el pecado- y a rezar por los pecadores.
CUARTO MISTERIO. LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
La gracia de Dios recibida en los sacramentos obra en nosotros una
transfiguración: haciéndonos hombres nuevos a imagen de Cristo. El cielo es
nuestra meta.
QUINTO MISTERIO . LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
La Virgen María recordó a los pastorcitos de Fátima la importancia de la
adoración a Jesús Eucaristía con la intención de reparar el corazón herido de
Cristo por los pecados. Hemos de ser verdaderos adoradores y reparadores.
Terminado el rezo del rosario, se puede cantar “Salve Madre” y antes de salir de
la Iglesia, detenida la imagen ante la reja del Coro, nuevamente la Madre
Abadesa dirige unas palabras de despedida a la Imagen de la Virgen. Se podría
entonar, el Adeús propio del Santuario de Fátima.
APÉNDICE
INTENCIONES PARA LOS MISTERIOS DEL ROSARIO
MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios
en las entrañas purísimas de la
Virgen María. Pidamos para que el
don de la vida sea respetado y valorado
desde su inicio hasta su fin natural.
2.-La Visitación de Nuestra Señora a
su prima santa Isabel. Pidamos por
las personas que se encuentran en
necesidades materiales y espirituales
3.-El nacimiento del Niño Dios en el
portal de Belén. Pidamos por los niños
y los jóvenes; y por las personas más
indefensas y débiles.
4.-La purificación de Nuestra Señora
y presentación del Niño Jesús en el
templo. Pidamos por los sacerdotes y
todos los consagrados, por su
perseverancia y santidad.
5.- El niño Jesús perdido y hallado
en el templo. Pidamos por aquellos
que no creen o han perdido la fe o
viven con mediocridad su condición de
cristianos.
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto.
Pidamos por los enfermos y
agonizantes.
2. La flagelación de Jesús atado a la
columna. Pidamos por aquellos que
viven esclavos del pecado.
3. La coronación de espinas. Pidamos
por aquellos que viven afanados por la
gloria mundana.
4. Nuestro Señor con la cruz a
cuestas camino del Calvario. Pidamos
el verdadero dolor de nuestros pecados
y por nuestra propia conversión.
5. La crucifixión y muerte del Señor.
Pidamos por el eterno descanso de los
difuntos.
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor. Pidamos el don de la fe: Señor, creo;
pero aumenta mi fe.
2.- La Ascensión del Señor. Pidamos
el don de la esperanza: Señor, en ti
tengo puesta mi esperanza.
3.- La Venida del Espíritu Santo
sobre los Apóstoles reunidos en
torno a la Virgen María Pidamos el
don de la caridad: Señor, yo te amo,
enséñame a amar a mis hermanos.
4.- La Asunción de María Santísima
a los Cielos. Pidamos la verdadera
devoción a la Virgen: Señora, haznos
dignos de ser tus hijos.
5.- La Coronación De La Virgen
Como Reina Y Señora De Todo Lo
Creado. Pidamos la salvación eterna,
para nosotros y todos los nuestros.
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el
Jordán. Renovemos nuestro bautismo
y renunciamos a Santanás y al pecado.
2.-El Milagro de las Bodas de Cana.
Renovemos nuestra confianza en la
Virgen e imitemos sus virtudes.
3.- El anuncio del Reino invitando a
la conversión. Recordemos que
nuestra regla es el santo Evangelio.
4.-La Transfiguración del Señor.
Encendamos nuestro corazón en deseos
de contemplar a Dios.
5.- La institución de la Eucaristía.
Imitemos a Jesús Eucaristía en su
entrega y fidelidad total.
ORACIONES DEL ROSARIO
PADRENUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA
Dios te salve, María;
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
JACULATORIAS
¡Oh buen Jesús,
perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno,
y lleva al cielo a todas las almas
especialmente a las más necesitadas
de tu misericordia!
María, Madre de gracia,
Madre de misericordia,
defiéndenos del enemigo
y ampáranos ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén.
CANTOS LETRILLAS PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO
GOZOSOS LUMINOSOS 1º Llegó a María
del ángel la voz.
Serás tú, le dice,
la Madre de Dios.
2º María visita
a Santa Isabel,
colmando de gracias
a su prima fiel.
3º En pobre pesebre
Nació el Salvador.
Los ángeles cantan
la paz y el amor.
4º La Virgen su ofrenda
Al templo llevó,
y allí Jesús Niño
a Dios presentó.
5º Tres días perdido
estuvo Jesús
y dio a los doctores
raudales de luz.
1ºCuando es bautizado
allá en el Jordán,
en el mundo brilla
su divinidad.
2ºEl primer milagro
lo hace en Caná,
y así manifiesta
su inmensa bondad.
3º El Reino se acerca,
lo dice el Señor,
lo que Jesús quiere
es la conversión.
4ºHacia la montaña
camina Jesús,
y se transfigura,
radiante de luz.
5ºEn la Santa Cena
cual don celestial,
allá nos entrega
el Misterio Pascual.
DOLOROSOS GLORIOSOS 1º Orando en el Huerto
el Buen Redentor
vertió de su Sangre
copioso sudor.
2º Cuando en la columna
azotes sufrió
los pecados del mundo
Jesús reparó.
3º Corona de espinas su
frente rasgó,
por los pensamientos
que ofenden a Dios.
4º Al monte Calvario
camina Jesús
llevando en sus hombros
cargada la cruz.
1º Jesús del sepulcro
triunfante salió,
de muerte y pecado
feliz nos salvó.
2º Subiendo a los cielos
el Rey eternal,
nos abre la puertas
del gozo eternal.
3º En lenguas de fuego
el eterno Amor
a todos los suyos
sus gracias donó.
4º En cuerpo y alma
la Virgen se va,
al Cielo donde Ella
nos esperará.
5º En cruel agonía
murió el Salvador
dejando a María
por Madre de Amor.
5º Corona de gloria
adorna tu sien,
y cielos y tierras
están a tus pies.
MISTERIOS GOZOSOS 1. Cuando anuncia el ángel el magno misterio,
De gozo se llenan la tierra y el cielo. Ave…
2. María visita a Santa Isabel,
Visita, oh Virgen, nuestra alma también. Ave…
3. Jesús nace amante en pobre pesebre.
No améis las riquezas que a los hombres pierden. Ave…
4. La Virgen va al templo y ofrece a su Hijo.
Ofrece, cristiano, a Dios sacrificios. Ave…
5. ¿No ves a María buscando a su Hijo?
¡Ah! Búscale, hombre, cuando le has perdido. Ave…
MISTERIOS LUMINOSOS 1. Jesús se bautiza, el Padre se complace.
Para ser yo hijo el cielo me abre. Ave…
2. Obró por María el milagro en la boda.
Acude cristiano a tu mediadora. Ave…
3. El Reino está cerca, lo dice el Señor,
Miremos que urge nuestra conversión. Ave…
4. Cristo se nos muestra radiante de luz,
Adora cristiano, adora a Jesús. Ave…
5. Jesús nos entrega su Cuerpo y su Sangre,
con fervor recíbelo, igual que su Madre. Ave…
MISTERIOS DOLOROSOS 1. Jesús en el huerto ora y suda sangre.
Con el ángel vamos para consolarle. Ave…
2. Azotes terribles desgarran su cuerpo.
¿querrás con tus culpas herirle de nuevo?. Ave…
3. Corona de espinas le ciñe las sienes.
De tantos dolores la culpa tú tienes. Ave…
4. Con la cruz cargado sube hasta el Calvario.
Lleva la cruz tuya siempre sin desmayo. Ave…
5. Jesús muere en medio de grandes tormentos.
Por dar vida al hombre y llevarle al cielo. Ave…
MISTERIOS GLORIOSOS 1. Triunfante y glorioso levántate Cristo.
No quieras cristiano, vivir en tus vicios. Ave…
2. Jesús se despide y a los cielos vuela.
Miremos al cielo donde Él nos espera. Ave…
3. Espíritu Santo, encienda tu fuego
Nuestros corazones más fríos que el hielo. Ave…
4. Los Ángeles suben al cielo a María.
Tened confianza de verla algún día. Ave…
5. María fue Reina del cielo aclamada.
Que sea Señora también de tu alma. Ave…
EN LAS RAMAS
1.-En las ramas de una encina,
te apareces Virgen blanca
por salvar al mundo, Madre,
que en ti pone su esperanza.(BIS)
Ave, ave, ave, Madre Celestial;
Ave, ave, ave te canta el mortal.
2.-Descendiste de la altura
a hablar con los pastorcillos
que aceptaron generosos
ofrecerte sacrificios.(BIS)
3.-Penitencia y oración,
a todos nos aconsejas;
que, del hombre, los pecados
cesen ya sobre la tierra. (BIS)
SALVE REGINA Salve, Regina, Mater misericórdiae:
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, éxsules, filli Hevae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.
Eia ergo Advocata nostra,
illos túos misericordes óculos
ad nos converte.
Et Jesum, benedictum fructum
ventris tui,
nobis post hoc exsílium ostende.
O Clemens: O pía:
O dulcis Virgo María.
GLORIA
Gloria Patri et Filio, et Spiritui Santo.
Sicut erat in principio et nunc et
semper,
et in saecula saeculorum. Amen.
MATER ECLESIAE
Mater Eclesiae, Regina Mundi,
Da nobis pacem, da nobis pacem.
LAUDATE
Laudate, Laudate, Laudate, Mariam!
Laudate , laudate, Laudate, Mariam!
TOTUS TUUS
Totus tuus, María Totus tuus, María.
Mater christi, Mater Ecclesiae. Totus
tuus, María.
SALVE REGINA
Salve, Regina. Salve, Regina.
Ora pro nobis, María.
“ADEUS” A NUESTRA SEÑORA
Oh Virgen del Rosario, de Fátima Señora; de todo el mundo reina, de hombres protectora. Oh Virgen del Rosario, de Fátima Señora, en este mundo, Madre, tu eres mediadora. Una oración final, al dejarte Madre mía, viva siempre en mi alma este grito inmortal: Oh Fatima, adiós. Virgen Madre, adiós. (BIS) 2. Escucha gran Señora, oh reina del Amor, las últimas palabras de este pecador, que a despedirse viene henchido de dolor; acoge, Buena Madre, mi gozo y mi clamor.
LETANÍAS
LETANÍAS LAURETANAS
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros. Dios, Hijo, Redentor del
mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un
solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las
Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina
gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de
veneración,
Virgen digna de
alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra
alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne
devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los
pecadores,
Consoladora de los
afligidos,
Auxilio de los
cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los
Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los
Santos,
Reina concebida sin
pecado original,
Reina asunta a los
Cielos,
Reina del Santísimo
Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del
mundo, perdónanos,
Señor. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del
mundo, escúchanos, Se
ñor. Cordero de Dios, que
quitas el pecado del
mundo, ten
misericordia de
nosotros. Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios.
Para que seamos
dignos de las promesas
de Cristo.
ORACIÓN. Te
rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud
de alma y cuerpo,
y por la gloriosa
intercesión
de la bienaventurada
siempre Virgen María,
vernos libres de las
tristezas de la vida
presente
y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
LETANÍA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Señor, ten piedad...
Cristo, ten piedad...
Señor, ten piedad...
Santa María, Corazón Inmaculado de María, R/. ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia
Corazón de María, vaso del amor más puro
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios
Corazón de María, preservado de todo pecado
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad
Corazón de María, medianero de todas las gracias
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica
Corazón de María, holocausto del amor divino
Corazón de María, abogado ante la justicia divina
Corazón de María, traspasado de una espada
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús
Corazón de María, fortaleza de los cristianos
Corazón de María, refugio de los perseguidos
Corazón de María, esperanza de los pecadores
Corazón de María, consuelo de los moribundos
Corazón de María, alivio de los que sufren
Corazón de María, lazo de unión con Cristo
Corazón de María, camino seguro al Cielo
Corazón de María, prenda de paz y santidad
Corazón de María, vencedora de las herejías
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia
Corazón de María, que por fin triunfarás
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Escuchanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Ten misericordia de
nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo
Oremos. Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una
digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre
conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro
Señor. Amen
LETANÍAS DEL RITUAL DE CORONOCIÓN DE LA VIRGEN
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Santa María
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Hija predilecta del Padre
Madre de Cristo Rey
Gloria del Espíritu Santo
Virgen Hija de Sión
Virgen pobre y humilde
Virgen sencilla y obediente
Esclava del Señor
Madre del Señor
Colaboradora del Redentor
Llena de gracia
Fuente de hermosura
Conjunto de todas las virtudes
Fruto escogido de la redención
Discípula perfecta de Cristo
Imagen purísima de la Iglesia
Mujer nueva
Mujer vestida de sol
Mujer coronada de estrellas
Señora llena de benignidad
Señora llena de clemencia
Señora nuestra
Alegría de Israel
Esplendor de la Iglesia
Honor del género humano
Abogada de la gracia
Dispensadora de la piedad
Auxiliadora del pueblo de Dios
Reina de la caridad
Reina de la misericordia
Reina de la paz
Reina de los ángeles
Reina de los patriarcas
Reina de los profetas
Reina de los apóstoles
Reina de los mártires
Reina de los confesores
Reina de las vírgenes
Reina de todos los Santos
Reina concebida sin pecado original
Reina asunta a los cielos
Reina del mundo
Reina del cielo
Reina del universo
Se concluyen como la lauretanas.
LETANÍAS A NUESTRA SEÑORA DOLORSA
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros
Santa María Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
Madre crucificada
Madre dolorosa
Madre lacrimosa
Madre afligida
Madre abandonada
Madre desolada
Madre privada de Hijo
Madre traspasada por la espada
Madre abrumada de dolores
Madre llena de angustias
Madre clavada a la cruz en su
corazón
Madre tristísima
Fuente de lágrimas
Cúmulo de sufrimientos
Espejo de paciencia
Roca de constancia
Ancora del que confía
Refugio de los abandonados
Escudo de los oprimidos
Derrota de los incrédulos
Consuelo de los míseros
Medicina de los enfermos
Fortaleza de los débiles
Puerto de los náufragos
Apaciguadora de las tormentas
Auxiliadora de los necesitados
Terror de los que incitan al mal
Tesoro de los fieles
Inspiración de los profetas
Sostén de los apóstoles
Corona de los mártires
Luz de los confesores
Flor de las vírgenes
Consuelo de las viudas
Alegría de todos los Santos
Cordero de Dios que quitas los
pecados del mundo, perdónanos
Señor
Cordero de Dios que quitas los
pecados del mundo, escúchanos
Señor
Cordero de Dios que quitas los
pecados del mundo, ten piedad de
nosotros
Oración. Oh Dios, en cuya Pasión
fue traspasada de dolor el alma
dulcísima de la gloriosa Virgen y
Madre María, según la profecía de
Simeón; concédenos propicio, que
cuantos veneramos sus dolores y
hacemos memoria de ellos,
consigamos el feliz efecto de tu
sagrada Pasión. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
Amén
PROFESIÓN DE FE MARIANA
“Lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de
Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo.”
Hagamos en este año de la fe una renovación de esas verdades sobre nuestra
Madre, la Virgen María; cantando:
CREO, CREO. AMÉN.
CREO, CREO. AMÉN.
¡María, Madre de Dios y Madre nuestra amabilísima! Confesamos con la
Iglesia guiada por el Espíritu Santo tu Maternidad divina, tu perpetua
Virginidad, tu Inmaculada Concepción, tu misión Corredentora junto a tu Hijo
Jesús.
Creemos en tu Asunción y glorificación celestial en cuerpo y alma porque eres
la Madre del Resucitado e imagen de la Iglesia que tendrá su cumplimiento en
el retorno glorioso de Cristo.
Creemos en tu Maternidad espiritual que, donando a Jesús, nos engendra a la
vida divina, en tu Maternidad eclesial, porque precedes y acompañas a la
Iglesia en el camino de la Fe y del Amor.
Creemos en tu Realeza universal, en tu misión de Medianera y dispensadora
de toda gracia y don que viene de Dios, en tu presencia de Amor, junto a cada
una de las criaturas como Madre, Auxiliadora, Consoladora y Abogada.
Creemos que te preocupas cuando nos ves sufrir, que te alegras cuando nos
arrepentimos de nuestros pecados, que no dejas de ayudarnos en nuestras
necesidades, que nos amas con amor de misericordia, y creemos que por tú
eres el camino más fácil, corto, perfecto y seguro para encontrar a Jesús y
unirnos con Él.
ORACIONES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS A LA VIRGEN.
I
Santa Virgen María,
no ha nacido en el mundo entre las mujeres ninguna semejante a ti,
hija y esclava del altísimo Rey sumo y Padre celestial,
madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo,
esposa del Espíritu Santo:
ruega por nosotros,
junto con el arcángel san Miguel y todas las virtudes del cielo
y con todos los santos,
ante tu santísimo Hijo amado, Señor y maestro. Amén.
SALUDO A LA VIRGEN MARÍA.
Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya.
Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya
y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas
por la gracia e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagáis fieles a Dios. Amén.
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